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RECOMENDACIONES PARA CONTINUAR CON EL NUEVO AÑO ESCOLAR

Las aulas de clase, hace unos años, se llenaron de pizarras digitales y ordenadores. Las
transparencias y diapositivas fueron barridas por presentaciones y audiovisuales
multimedia que permitían un mayor grado de interacción de los usuarios con los
materiales didácticos. No obstante, en el fondo, la tecnologización de la enseñanza
consistió en un cambio de medios, no de métodos, ya que los fundamentos de nuestro
sistema de educación presencial seguían siendo los mismos. En el aprendizaje de una
lengua, por ejemplo, el clásico método de gramática y traducción no deja de serlo por
utilizar un diccionario digital en lugar de uno de papel.

La enseñanza ha seguido siendo, metodológicamente hablando, principalmente


deductiva, con algunas trazas inductivas y pequeñas pinceladas de transversalidad
descritas en el aprendizaje basado en competencias. Sin embargo, nuestros estudiantes sí
han cambiado su modo de aprender. El acto de aprender, como el de lavarse, sigue siendo
en esencia el mismo, pero pretender que los nativos digitales aprendan por medio del
estudio de libros de texto, de la memoria y de la repetición es casi como pedirles que
saquen el agua de un pozo para lavarse.

La enseñanza online favorece el acceso a los contenidos y las comunicaciones, facilita el


aprendizaje cooperativo y el intercambio, y al mismo tiempo permite la individualización
de la enseñanza-aprendizaje.

Adoptar un modelo de educación online, aun a causa de una pandemia, es una


oportunidad de acercarse más a nosotros como estudiantes adaptando la didáctica. Ahora
bien, aunque la didáctica en ambientes áulicos es bastante distinta de la que se aplica en
ambientes virtuales, en ambos medios el educador, el conocedor de la materia y el
experto en realizar la transposición didáctica, es el docente. El éxito de la modalidad
online depende de cómo estén ambos involucrados, pero también de los materiales
didácticos, y de un buen modelo pedagógico.

El paso del aprendizaje en las aulas al online durante el confinamiento no supone el paso
del modelo presencial al virtual. Una crisis como la que estamos viviendo a causa de la
pandemia de COVID-19 desde que se produjo el cierre de los colegios sin que hubiera, por
parte de las autoridades educativas, tiempo suficiente para poder establecer directrices o
elaborar un mínimo plan de acción, nos confronta precisamente con aquello que no es
esencial para poder realizar acciones tan elementales como lavarse o aprender. Yendo,
pues, a lo esencial, en cualquiera de sus modalidades el proceso de enseñanza-
aprendizaje consiste en un intercambio de información y habilidades entre personas.

Muchos profesores lo planificaron así en las dos primeras semanas de confinamiento.


Pero al ampliarse el periodo de alarma se vio la necesidad de avanzar contenidos y
evaluarlos. En una situación de confinamiento, los materiales en soportes físicos no
resultan de utilidad para ello, porque no permiten la interacción.

Lo propio, pues, era buscar un canal y un espacio para esa interacción. Fijar el espacio de
reunión que sustituya al aula, es decir, crear una comunidad virtual que permita mantener
la cohesión de los grupos, la participación de todo el alumnado y un cierto ambiente de
seguridad y, en lo posible, de normalidad.

Para continuar con este nuevo año escolar, es necesario reflexionar sobre algunos tópicos
que incidieron drásticamente en el anterior año escolar y que seguramente se continuaran
con ellos en este nuevo periodo.

1. Examinar el estado de preparación y escoger los instrumentos más pertinentes.


3. Garantizar el carácter inclusivo de los programas de aprendizaje a distancia.
4. Aplicar soluciones a los problemas psicosociales antes de impartir la enseñanza,
6. Planificar el desarrollo de los programas de aprendizaje a distancia, Organizar los
calendarios teniendo en cuenta la situación de la zona afectada, el nivel de
enseñanza, las necesidades de los alumnos y la disponibilidad de los padres.
7. Proporcionar a los docentes y alumnos asistencia en cuanto a la utilización de las
herramientas digitales. 
8. Combinar los enfoques adecuados y limitar la cantidad de aplicaciones y de
plataformas.  
9. Establecer las reglas para el aprendizaje a distancia y dar seguimiento al proceso
de aprendizaje de los alumnos.
9. Definir el tiempo de duración de las unidades de aprendizaje a distancia en función
de las aptitudes de autorregulación de los alumnos.
10. Crear comunidades y favorecer los vínculos sociales.
11. Recordatorios y comunicación enviada a casa por correo (electrónico o en físico)
pueden proveer oportunidades para que las familias sean parte del aprendizaje.
12. Si estudiantes y familias no tienen una conexión confiable al internet, puede que el
aprender mediante panfletos sea la mejor opción.
13. Si estudiantes y sus familias no responden a llamadas telefónicas, visitas al hogar
(mientras se mantenga el distanciamiento social) pueden ser una solución.

No obstante, existe otro punto de suma importancia en este tema, y es el la “elaboración


de horarios y utilización del tiempo de manera eficaz” a lo cual elevo algunos expuestos:

1. Hacer un diagnóstico reflexivo del año anterior. El objetivo es encontrar las


fortalezas y debilidades académicas que lo marcaron, y analizar sus causas. Es
clave buscar varias explicaciones -no quedarse con una sola o con lo obvio- y,
juntos, definir medidas para superarlas.
2. Revisar junto a los niños cuáles son sus expectativas de aprendizaje: qué les
gustaría aprender este año y en qué les gustaría profundizar.
3. Es necesario fijar metas, jerarquizarlas y diseñar estrategias para el cumplimiento.
Esto puede incluir un cronograma, en el que se establezca un ritmo de trabajo a fin
de no dejar todo para última hora.
4. Fijar los horarios de descanso, estudio y alimentación. Los tiempos de trabajo no
deberían extenderse, en lo posible, por más de dos horas continuas. Dado el caso,
hay que hacer una pausa y luego retomar.
5. Retomar horarios de dormir, acordes con la época de estudios. Es más fácil lidiar
con el cambio de rutina y asegurar el máximo rendimiento desde los primeros días
de clases.
6. Organizar los materiales académicos utilizados el año anterior (bolsos, maletas,
textos y útiles), para saber cuáles están en buen estado y se pueden seguir usando.
7. Repasar los temas en los cuales hubo mayor dificultad el año anterior. La idea es
no llegar rezagados al nuevo período escolar y puedan avanzar al ritmo de las
presentes asignaturas.
8. Desde un comienzo hay que abrir los canales de comunicación con el colegio y con
los docentes. Sería ideal conocer las expectativas de los profesores, su estilo de
enseñanza y qué quieren que sus estudiantes aprendan.
9. Llevar un listado con los temas vistos y el Plan de Estudio, que incluya fechas
entrega de tareas y asignaciones, y entrega de boletines.

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