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ÉTICA Y POLITICA: ALGUNOS PRINCIPIOS

PARA EL BUEN GOBIERNO


ETHICS AND POLITICS: SOME PRINCIPLES FOR GOOD
GOVERNMENT
Isabel Victoria Lucena Cid
Universidad Pablo de Olavide
miluccid@upo.es
Recibido: Septiembre de 2017
Aceptado: Octubre de 2017

Palabras claves: Estado, autoridad, derecho, gobierno, democracia, ética.


Keywords: State, authority, law, government, democracy, ethic.

Resumen: Este artículo pretende reflexionar sobre la ética y la política como


dos nociones irremediablemente relacionadas y sometidas a una constante
tensión, sin solución de continuidad, en la historia de la filosofía. Las contro-
versias y debates sobre ambas esferas y la pertinencia de un equilibro entre
la ética y la política para la salud de la vida pública, no están aún resueltas.
Esto nos lleva a examinar la posibilidad de establecer criterios éticos para
la práctica política. Principios como el de receptibilidad, de publicidad y de
transparencia en la gestión pública, la primacía del interés general frente al
particular (o de partido político), y el principio de responsabilidad, no agotan
las posibilidades en esta discusión; no obstante, representan algunos de los
presupuestos que la ciudadanía y otros sectores sociales están exigiendo
en nuestros días para regenerar la política y las instituciones democráticas.

Abstract: This article aims to reflect on the ethics and politics as two notions
related inevitably and subjected to a constant voltage, without interruption,
in the history of philosophy. Controversies and debates on both spheres
and relevance of a balance between ethics and politics for a healthily
public life, are not yet resolved. This leads us to examine the possibility
of establishing ethical standards for the practice of politics. Principles like
receptivity, publicity and transparency in governance, the primacy of the
general interest against an individual interest (or political party interest),
and the principle of responsibility do not exhaust the possibilities in this
discussion, however, represent some assumptions that the citizenship and
others social sectors are demanding these days to regenerate the political
and democratic institutions.

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¿Te imaginas que se puede gobernar han centrado en dirimir “la tensión en-
inocentemente? tre el elitismo y el igualitarismo (Platón);
Las manos sucias, Jean-Paul Sartre1 el diseño del mejor sistema de gobierno
(Aristóteles); los conflictos entre el bien
individual y el bien común (santo To-
1. Introducción más); la obligación de obedecer a la au-
toridad (Hobbes); la defensa de los dere-
La filosofía política y moral se ha preocu- chos naturales desde el poder (Locke);
pado, tradicionalmente, de construir una los límites de la representación política
teoría de la mejor forma de gobierno, (Rousseau); la libertad individual contra
cuyo diseño se ha proyectado hacia el el poder político-social (Stuart Mill); la
deber ser del Estado (en el sentido mo- base moral de la democracia (Tocquevi-
ral del deber ser); ha buscado en su re- lle) y la responsabilidad de los políticos
flexión la justificación o legitimación del (Weber)”2. En todo caso, se aprecia que
poder, crear mecanismos ficticios como la ética política ha intentado proporcio-
el contrato social o la supremacía de la nar razones para actuar independiente-
racionalidad humana, etc. Del mismo mente de los deseos humanos y justificar
modo, se ha recurrido a la filosofía políti- la necesidad de un enfoque prescriptivo
ca para describir, diseñar o teorizar acer- que oriente las acciones de los sujetos
ca del buen gobierno (la república ópti- implicados en las tomas de decisiones y
ma) o la construcción de un modelo ideal en las prácticas políticas.
de Estado fundado en postulados éticos Así, las cosas, dependiendo del marco
últimos. En otro orden de ideas, se ha teórico en el que nos situemos, se ha
considerado la filosofía política como un concebido la filosofía política como me-
instrumento de búsqueda del fundamen- taciencia, es decir, “como un estudio de
to o justificación última del poder, capaz la política a un segundo nivel, que no es
de responder a preguntas tales como ¿a el nivel directo de la investigación cien-
quién debo obedecer? y ¿por qué?, am- tífica entendida como estudio empírico
bas relacionadas con el conocido pro- de los comportamientos políticos, sino el
blema de la naturaleza y función de la indirecto de la crítica de la legitimación
obligación política. Irremediablemente, de los procedimientos por medio de los
la reflexión ética sobre la política se ha cuales se lleva a cabo la investigación en
enfrentado a la cuestión y resolución del el primer nivel”3. A pesar del interés de
problema de la legitimidad última del po- esta vertiente de la filosofía política, no
der, o la determinación de los criterios nos vamos a situar en esta dimensión
que lo legitiman. Otras discusiones se sino en otro terreno epistemológico, aquél
1. Sartre, Jean-Paul (1947), Las manos sucias, lugar más común donde se identifica lo
Madrid, Alianza Editorial, 1981 (traducción de político y la política con la maquinaria del
Aurora Bernárdez). Walzer, Michael, “Political gobierno (machinery of government) junto
action: The problem of dirt)’ hands”, en Marshall
Cohen, Thomas Nagel)’ Thomas Scanlon (edi- 2. Bonete Perales, E., Ética Política, http://mer-
tores), War and Moral Responsibility, Princeton, caba.org/DicPC/E/etica_politica.htm (consulta-
Princeton University Press, 1974 (publicado do el 12 de abril de 2013)
originalmente en Philosophy & Public Affairs, 3. Bobbio, Norberto, Teoría general de la políti-
vol. 2, No.2, invierno de 1973, pp. 160 a 180). ca, Madrid: Trotta, 2003, pág. 79,

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al sistema de partidos políticos, sociedad último; no obstante, ¿qué mecanismos o
civil, grupos de interés, etc., y, por lo tan- de qué manera prevalece el Estado como
to, en la dimensión moral de las prácticas un sistema de funciones de estatus su-
y comportamientos políticos. perior a cualquier otra función de estatus
dentro de la sociedad? ¿Existe otra ma-
Indiscutiblemente existen diferencias
nera de entender la organización de los
sustanciales entre los distintos modelos
Estados y las estructuras institucionales
de gobiernos, ya sean democracias libe-
que la legitiman? ¿Sigue siendo la de-
rales o estados totalitarios, aun así, un
mocracia el modelo de gobierno menos
rasgo común en todos ellos es el poder
desacreditado para la toma de decisio-
atribuido de regular otras estructuras
nes políticas? ¿Es necesario introducir
institucionales como la familia, la educa-
criterios morales que guíen y orienten la
ción, el dinero, la economía en general,
acción política? ¿Es esencial un funda-
la propiedad privada e incluso las igle-
mento racional de la ética política? Exis-
sias4. Junto a estas facultades, el Estado
te una abundante literatura que recoge
y su gobierno tienden a ser el mayor sis-
distintas respuestas a estas cuestiones.
tema de funciones de estatus que goza
Para el objeto de este trabajo, restringi-
(formalmente al menos), de la acepta-
remos nuestra reflexión a una pequeña
ción colectiva, cuya estructura lógica se
porción de terreno entre la filosofía y la
puede expresar de la siguiente manera
filosofía ética de la política, entre la ética
X (estado de naturaleza) cuenta como
y la política, como lo llamaría Aranguren.
Y (emergencia del Estado mediante el
Para ello, examinaremos de manera ge-
acuerdo colectivo) en el Contexto C5. Se-
neralizada el concepto de política que
gún esta formulación, el Estado y su go-
nos ha venido ofreciendo la filosofía y nos
bierno representan el sistema de estatus
preguntaremos si es viable algún tipo de
4. Searle, John R. “Ontologia sociale e potere po- relación entre la ética y la política en el
litico” en DI LUCIA, Paolo, Ontologia sociale. ejercicio del servicio público. De ahí, y
Potere deontico e regole costitutive. Macerata: en vista del permanente debate en el que
Quodlibert, 2003, pág. 37 ambas esferas se encuentran sometidas,
5. Véase el interesante artículo de Zaibert, Leo dilucidaremos si es necesario y posible
“Toward meta-Politics” en The Quarterly Jour- imbuir de criterios éticos la práctica po-
nal of Australian Economics, The Quarterly lítica y, en último término, apuntaremos
Journal of Australian Economics, Vol. 7, nº 4,
algunos principios como exigencias míni-
2004. La explicación de la esfera política es una
explicación de la mano invisible a través de la mas para rehabilitar y renovar el espacio
cual Nozick pretende mostrar como el estado po- público.
dría haber surgido sin ningún sujeto consciente
en su proceso de creación. Sin que nadie se plan-
tease la necesidad de crear un estado. No existe, 2. De la Filosofía Política en
por tanto, para Nozick en general un marco o
diseño “en mente” que de lugar al fenómeno del
general
estado. El fenómeno del estado no necesita estar
precedido o acompañado del “diseño intencional La filosofía política occidental, al menos
de nadie”. La metáfora de la “mano invisible” de desde Platón hasta Hegel, ha reducido el
Nozick pretende capturar los mecanismos cau- campo de lo político a la esfera del Es-
sales o funcionales o lógicos internos en los pro-
tado, tanto en su vertiente interna (las
cesos de constitución política. pp. 118-119.

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relaciones de mando y obediencia entre dad también, con su élite gobernante7. En
gobernantes y gobernados), como en su este sentido se manifiesta Schmitt cuan-
vertiente externa (las relaciones de alian- do sostiene que: “el concepto del Estado
za y conflicto con otros Estados). En los supone el de lo político. De acuerdo con
clásicos griegos, en la escolástica medie- el uso actual del término, el Estado es el
val, así como en la obra de los ilustrados status político de un pueblo organizado en
modernos, el ámbito de lo político es de- el interior de unas fronteras territoriales”8.
limitado por contraposición con espacios Esta concepción de la política se ha man-
sociales diferentes. El paso del modelo tenido incluso después de la gran síntesis
político aristotélico (la oposición polis-oi- teórica de Hegel y ha continuado presente
kos) al modelo agustiniano (la oposición en la obra de sociólogos y filósofos políti-
civitas homines-civitas Dei), y de éste al cos como Durkheim, Weber, Parsons, Lu-
modelo hobbesiano (la oposición estado hmann, Rawls, Habermas, etc.
de naturaleza-estado de derecho), se co-
Pero volviendo a la teoría clásica, según
rresponde con el tránsito histórico de los
la caracterización aristotélica de los seres
viejos Estados estamentales (el esclavista
humanos como zoon politikon, éstos son
y el feudal) al moderno Estado capitalista.
animales sociales y políticos. Esta peculia-
Ya estemos hablando de un significado
ridad del ser humano como “animal polí-
clásico o moderno de la política6, entre
tico” se traduce, no solo, en que convive
las diferentes concepciones se mantie-
con sus semejantes, sino que se basa, a
ne una profunda continuidad histórica
su vez, en un lenguaje compartido y unas
y teórica en la que permanece práctica-
normas comunes. Este carácter especí-
mente inalterado un presupuesto común:
ficamente “político”, fundado en el len-
la identificación de la comunidad política
guaje y en el derecho, es lo que distingue
con el Estado y, sobre todo, en la actuali-
al ser humano del resto de los animales
sociales o gregarios. En este sentido, si
bien existen ciertos grupos de animales
6. La definición clásica de política nos remite a que muestran rasgos de organización so-
Aristóteles y su obra Política, considerado como
cial, sólo los seres humanos son anima-
el primer tratado sobre la naturaleza, funciones
y partes del Estado, y sobre las distintas formas les políticos. Sin embargo, como Hannah
de gobierno. A juicio de Bobbio, fruto de esta Arendt precisa, el propio Aristóteles utiliza
tradición aristotélica, durante siglos, el término el término politeia para designar una for-
política se ha utilizado principalmente para ha- ma de gobierno que él considera distintiva
cer referencia a las obras dedicadas al estudio y exclusiva de las ciudades helenas, con
de aquella esfera de la actividad humana que, de lo cual no comprendía que todos los seres
alguna forma, se refiere a las cosas del Estado.
humanos fuesen políticos, o que allí don-
En la concepción moderna, el término política ha
perdido su significado, habiendo sido sustituido
progresivamente por expresiones como ‘ciencia 7. A pesar del protagonismo que mantienen aún
del estado’, ‘doctrina del estado’, ‘ciencia polí- los Estados nacionales, el imparable proceso de
tica’ ‘filosofía política’. Actualmente se emplea mundialización hace que se cuestione el sentido
para referirse a la actividad o conjunto de activi- tradicional de Estado-nación y se traslade el dis-
dades que, de alguna forma, tienen como punto curso en los ámbitos filosóficos hacia una con-
de referencia a la polis, es decir al Estado. Vid. cepción de Estado-global.
BOBBIO, Norberto, Teoría general de la políti- 8. Schmitt, Carl, El concepto de lo político. Ma-
ca, op. cit. pág. 175 y ss. drid: Alianza.1998, pág. 49

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de hubiese un grupo humano existiese la fundamental y su propuesta tenía como
política. Como es bien sabido, en su con- finalidad dar razones en virtud de las cua-
cepción de polis no solo quedaban exclui- les el Estado existe, o debe existir para la
dos diversos colectivos sociales como los salvación de los hombres. En todos estos
esclavos, sino otros pueblos del mundo autores, lo que se pretende justificar es la
conocido en la época y que consideraba obligación política, la obediencia al Estado
bárbaros. Aristóteles se refería a la peculia- basada en el pacto social, esto es, “cedo
ridad humana de poder vivir en una polis y mi derecho a gobernarme a este hombre
que “la organización de ésta representa la o a esta asamblea, con la condición de
suprema forma humana de convivencia y que tú cedas igualmente el tuyo… Así,
es, por tanto, humana en el sentido espe- concluye, la multitud se convierte en una
cífico, igualmente alejado de lo divino, que sola persona que llamamos ciudad o re-
puede mantenerse por sí sólo en plena li- pública. Tal es el origen de ese Leviatán o
bertad y autonomía, y de lo animal, en que dios terrenal, al que debemos toda paz y
la convivencia –si se da – es una forma de toda seguridad”11.
vida marcada por la necesitad”9. En suma,
Esta primera aproximación al concepto
la definición aristotélica de “animal políti-
de pacto o contrato social encontró un
co” acaba reduciéndose a aquellos hom-
campo mucho más amplio en una noción
bres que son a un tiempo ciudadanos de
de la política menos restringida y que fue
una polis, dueños de una hacienda y jefes
desarrollada por Rousseau. Según este
de una familia.
autor, “para que el cuerpo del gobierno
En este mismo orden de ideas, si acu- tenga existencia, vida real que le distinga
dimos a otros teóricos políticos nos en- del cuerpo del Estado; para que todos sus
contramos con distintas preocupaciones miembros puedan actuar concertados y
sobre lo político, como, por ejemplo, cuál respondan al fin para el cual ha sido crea-
sería el mejor modelo de Estado y su justi- do, precisa de un yo particular, de una
ficación. Es lo que pretendía Thomas Moro sensibilidad común a sus miembros, una
con su obra Utopía. El principal objetivo
de Moro era luchar contra la corrupción hecho, en los orígenes de la modernidad, no sólo,
y las injusticias y proponer un modelo de o no principalmente, en términos elitistas, en be-
Estado perfecto. Por su parte, El Príncipe neficio del Príncipe, sino en favor de los de abajo.
de Maquiavelo nos remite a una concep- De ahí su republicanismo. La pregunta es: ¿supo-
ción de la política entendida como una ne esta distinción un desprecio o una anulación
de la ética, como se dice a veces? La respuesta de
actividad desvinculada de la moral y la
Gramsci es: no. Esa derivación es consecuencia
religión10. Para Hobbes, la preocupación de una mala lectura de Maquiavelo favorecida
por los competidores históricos del maquiave-
9. En opinión de Hannah Arendt, para Aristóteles lismo, empezando por los jesuitas, “que fueron
“la palabra politikon era un adjetivo para la orga- en la práctica sus mejores discípulos”. Fernández
nización de la polis y no una caracterización arbi- Buey, F. “La política como ética de lo colecti-
traria de la convivencia humana” Cfr. ARENDT, vo”, en F. Álvarez Uría (Comp.), Neoliberalismo
Hannah, ¿Qué es la política?, Barcelona: Paidós, versus democracia, Las Ediciones de La Piqueta,
1997, pág. 68 Madrid, 1988, pp. 26-40
10. “La gran contribución de Maquiavelo habría 11. Hobbes, Th., Leviatán, Madrid: Editora Na-
consistido, para Gramsci, en haber distinguido cional, (Trad. y ed. cast. de C. Moya y A. Esco-
analíticamente la política de la ética. Y en haberlo hotado), 2ª Parte, cap. XVII, 1983,

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fuerza, una voluntad propia que tienda a pertenece a una tradición contemporánea
su conservación. Esta existencia particu- descrita como idealista y cuyos represen-
lar supone asambleas, consejos, poder tantes más relevantes son Arendt, Wolin,
para deliberar, para resolver, derechos, Voegelin o Strauss. Desde esta perspecti-
títulos, privilegios que pertenecen exclusi- va, lo político implica la acción colectiva,
vamente al príncipe”12. Rousseau presen- acción por parte de un ‘nosotros’ antes
ta un modelo político basado en la obli- que por parte del ‘yo’. A esta idea se ad-
gación como internalización de las reglas hiere Pitkin cuando dice que “el concepto
inspirado en la idea de una sociedad libre, de lo político incluye la idea de lo público,
producto de un contrato social13. De este de la colectividad, y de la idea de acción,
modo, para Rousseau el término contrato de la intervención activa”15.
expresa la visión de una sociedad capaz de
Esta visión de la política coexiste con otra
transformar al hombre natural, cambiando
corriente contemporánea denominada
no solo sus obligaciones, sino también
‘realista’, basada en la jerarquía, la orga-
sus deseos, intereses y necesidades. La
nización y las élites políticas, considerada
visión de la comunidad política rousseria-
incapaz de cuestionar las instituciones
na ofrece un modelo ideal de pertenencia
tradicionales y cuyo énfasis reside en el
a la comunidad en la que cada individuo
poder y el conflicto de intereses más que
es verdaderamente un miembro unido a
en el espíritu público. Robert Dahl o Da-
sus compañeros, ligado por las normas del
vid Easton16 son algunos de los autores
grupo, pero sin perder su libertad. Liber-
que defienden esta posición. Frente a la
tad que consiste en obedecer las normas,
primera concepción ideal de lo político,
entendidas no como medidas de coacción
entendida como una noción fundamental
sino como poderes14.
de participación sobre la base de la igual-
La noción democrática, participativa e dad esencial de la asociación política, de
igualitaria de la política, concebida como la ciudadanía, se impone el realismo del
una dimensión presente en todas las rela- científico político que observa la realidad
ciones sociales, llena de espíritu público, de la política y la describe como un es-
que trata a los demás como personas, en pacio donde no existe el esfuerzo colecti-
términos de sus intereses y obligaciones, vo por alcanzar el bien común, sino más
bien “un relato de dominación y poder
12. Rousseau, Jean-Jacques, 1997, El contrato en el que las instituciones políticas sirven
social, Libro III, capítulo II, Madrid: Espasa-
para proteger los intereses y la propiedad
Calpe
de algunos hombres contra el resto, o un
13. “La regla puede ser adquirida por el niño a
partir del comportamiento de los adultos que le
relato de acomodación mutua entre gru-
rodean, a quienes el niño imita porque desea ser pos e individuos privados esencialmente
como ellos, o puede ser deliberadamente enseña- distintos, cada uno con sus propias ne-
da e impuesta con recompensas y castigos. Cuan-
do es internalizada con éxito, de nuevo se con- 15. Pitkin, F. H., Wittgenstein: El lenguaje, la po-
vierten descripción más que en regla: un hecho lítica y la justicia, Madrid: Centro de Estudios
de lo que la persona hace, de quien es” PITKIN, Constitucionales, pág. 313
F. H. Wittgenstein: El lenguaje, la política y la 16. Dahl, R. Modern political analysis, Engle-
justicia, op. cit. pág. 292 wood Cliffs N. J: Prentice Hall; EASTON, Da-
14. Rousseau, Jean-Jacques, El contrato social, vid, 1963, Modern political Analysis, Englewood
op. cit. pág. 190 Cliff, N. J.: Prenticel-Hall, 1963,

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cesidades e intereses, con sus propias Estos tres pilares de lo político han sido
explicaciones en contra de los demás”17. señalados por sendos filósofos políticos
del siglo XX: Carl Schmitt, Hannah Arendt
Si bien en esta última concepción se ad-
y John Rawls. Es obvio que ninguno de
mite un elemento de generalidad de lo
ellos ha presentado una visión completa
político18, prevalece la idea de la política
de la realidad política, sino que se han
como ‘cualquier modelo persistente de
dedicado a privilegiar un elemento en
relación humana que implique en grado
detrimento de los otros dos. Igualmente,
significativo poder, gobierno o autoridad’19.
estos autores han mantenido una visión
Según este enfoque clásico, se identifica
restrictiva del ámbito político, reduciéndo-
la política con el gobierno del Estado, defi-
la a un espacio diferenciado y privilegiado
nido por Weber como el “monopolio de la
alejado y por encima de las otras esferas
coacción física legítima”20 que una peque-
de la vida humana. Sobre la base de los
ña élite dominante ejerce “con éxito” sobre
argumentos que esgrimen estos autores
una población y un territorio determinados.
y relacionando sus principales contribu-
En este sentido, ‘política’ significa “la aspi-
ciones al pensamiento político, podría-
ración a participar en el poder o a influir en
mos proponer que un grupo humano se
la distribución de poder entre los distintos
constituye como una comunidad política
Estados o, dentro de un Estado, entre los
cuando se dan de forma simultánea e in-
distintos grupos humanos que éste com-
separablemente estas tres condiciones:
prende” (…). “Quien hace política, aspira
“el conflicto que instaura la diferencia
al poder. Al poder como medio al servicio
entre “nosotros” y “los otros” y estable-
de otros fines (egoístas o idealistas) o al
ce el criterio político “amigo” “enemigo”
poder ‘por sí mismo’, para gozar del senti-
(Schmitt); el acuerdo que permite al “no-
miento de prestigio que el poder da”21.
sotros” hablar y actuar concertadamente
Ya en nuestros días, aunque con matices, en el espacio público (Arendt); y las reglas
prevalece una idea general según la cual que instituyen un orden común, obligato-
la constitución y preservación de cual- rio y duradero, en cuyo marco se desen-
quier sistema político descansa sobre tres vuelve de forma más o menos segura y
aspectos esenciales relacionados entre sí. rutinaria la vida de los distintos miembros
de ese “nosotros” (Rawls)”22.
17. Pitkin, F. H. Wittgenstein: El lenguaje, la po-
lítica y la justicia, op. cit. pág. 308 Cada una de estas condiciones, si las to-
18. Por un ámbito generalizado de lo político en- mamos por separado, no es una condición
tendemos la participación igualitaria por parte de suficiente para justificar la constitución de
los ciudadanos en un espacio común, donde se una agrupación política. En caso de que
da, precisamente, un esfuerzo colectivo por al- se diera exclusivamente “el conflicto vio-
canzar el bienestar de toda la comunidad. lento, es decir, una relación amigo-enemi-
19. Vid. Dahl, R. Modern political analysis, op. go, el “nosotros” sería una mera agrupa-
cit. pág. 6
20. Weber, Max, Economía y sociedad. México: 22. Campillo, A., “El concepto de lo político en
Fondo de Cultura Económica la sociedad global”. Ponencia presentada en el
21. Weber, M., La ciencia como profesión. La Encuentro internacional Propuestas de nuevos
política como profesión, Madrid: Espasa, 2001, modelos de vida personal y comunitaria, en el
pág. 95. Véase también Weber, M., Economía y Instituto Internacional de Sociología Jurídica,
sociedad, op. cit. Oñati (Gipuzkoa) 2004.

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ción para la guerra y se disolvería una vez Para una corriente de pensamiento con-
que ésta concluyera. Si, por el contrario, temporáneo, estas tres dimensiones de
se diera el acuerdo pacífico, el “nosotros” lo político y la política son insuficientes
sería una especie de fraternidad armóni- en nuestros días: conflicto, acuerdo y re-
ca e indiferenciada, sin ningún aspecto glas necesitan ser cohesionados por un
relevante ni de creatividad pública. Por cuarto elemento, la ética o principios de
último, si la asociación política se basase inspiración ética, esto es: se trata de unir
solamente sobre las reglas fundacionales la política como dominio del poder puro
y su aplicación rutinaria, el “nosotros” se gobernado por normas de prudencia y la
convertiría en una organización funcional ética como dominio de principios puros,
y automática, administrada técnicamente regidos por imperativos morales24.
por los expertos más cualificados. Por lo
tanto, la constitución y el mantenimiento
estable de una comunidad política nece- 3. ¿Nulla politica sine ethica?
sitan del equilibrio entre estas condicio- Una discusión inconclusa
nes para su subsistencia. Representan
tres criterios de lo político: el acuerdo, las
Acompañando a la filosofía en su larga
reglas y el conflicto”23.
historia, la reflexión ética no ha podido in-
23. La relación dialéctica entre estos tres criterios hibirse de la política y, no obstante, toda-
de lo político funciona de manera dinámica y al- vía no hemos sido capaces de establecer
terna “1. El paso del conflicto al acuerdo abre el con “nitidez la frontera entre la ética y la
campo de lo político, al permitir la constitución o
política” o si es posible una coexistencia
ampliación del “nosotros”, mientras que el paso
del acuerdo a la instauración de reglas comunes armoniosa entre ambas. Según Bonete
tiende a despolitizar aquellos ámbitos de la vida Perales, en nuestros días, la teoría ética
humana que han quedado ordenados por esas re- “se ha ido construyendo con una aguda
glas mayoritariamente aceptadas. 2. La puesta en permeabilidad, tanto a los presupuestos
cuestión de las reglas comunes por parte de una socio-políticos del pensar moral, como de
fracción del “nosotros” abre también el campo sus implicaciones para una revisión críti-
de lo político, al requerir un nuevo proceso de-
ca del sistema democrático” deteriorado
liberativo. El conflicto así suscitado supone una
repolitización de aquellos ámbitos que estaban severamente por un prolongado contexto
sometidos a dichas reglas y, como tales, despo-
litizados. 3. Los procesos de deliberación y de
acuerdo se encuentran en el punto medio entre humana y su sustitución por una organización
el conflicto violento, que enfrenta mortalmente funcional de autómatas. 6. Una generalización
a los contendientes, y la aplicación rutinaria de absoluta de lo político, esto es, la puesta en cues-
reglas comunes, que les permite convivir pacífi- tión o en conflicto de todos los campos de la vida
camente e incluso delegar ciertas decisiones en humana, sería también la muerte de la conviven-
representantes autorizados. 4. El espacio de lo cia humana y su sustitución por una “guerra de
político se restringe allí donde disminuyen los todos contra todos”- Campillo, A., “El concepto
motivos de conflicto y aumentan las esferas de de lo político en la sociedad global”, op. cit.
acción regidas por reglas; en cambio, se amplía 24. Thompson, D.F., La ética política y el ejer-
o se generaliza allí donde las reglas vigentes se cicio de cargos públicos, Gedisa Ed. Barcelona,
problematizan y los conflictos se intensifican. 5. 1998, pág. 11. El debate histórico sobre esta ne-
Una restricción absoluta de lo político, esto es, cesidad se lleva a cabo entre las distintas teorías
una completa despolitización y regularización de éticas y sus continuas refutaciones, por lo que las
la vida social, sería la muerte de la convivencia discusiones permanecen abiertas o inconclusas.

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de crisis política y económica25. Dworkin, Asimismo, no es posible responder a la
Rawls, Habermas, Apel, Rorty o MacIn- cuestión kantiana de ¿qué debo hacer?
tyre, entre otros autores, han reflejado sin contemplar los condicionamientos y
en sus obras no solo una preocupación las exigencias sociales de la conciencia
sobre cuestiones estrictamente políticas, del deber, ya que Kant no distingue entre
sino que han derivado en una crítica ética el debo singular y el debemos plural28. En
sobre el quehacer democrático26. este sentido se podría entender que “la
empresa moral es, por esencia, social,
La comprensión de la relación entre la éti-
colectiva. Estamos obligados a convivir y
ca y la política, o como dice Aranguren “la
a entendernos si queremos vivir bien”29.
realización de la posibilidad de moraliza-
Sin embargo, la dificultad de este presu-
ción de la política ha de ser dramática”; es
puesto kantiano reside, según Camps, en
ardua, siempre cuestionable y problemá-
que no es tan obvio el paso del yo moral
tica ya que se funda en una “tensión de
al nosotros moral. Así lo pone de mani-
carácter más general: la de la vida moral
fiesto Heller, y lo recoge Camps, cuando
como lucha moral, como tarea inacaba-
dice que “Kant ‘disuelve’ al individuo en
ble y no como instalación, de una vez por
la especie, construyendo así “la única éti-
todas, en un status de perfección”27. El
ca democrática consecuente posible en
esfuerzo por superar los obstáculos para
un mundo que efectivamente está regido
establecer la posible y efectiva relación
por intereses”. En el sistema kantiano, “la
entre la ética y la política han propiciado
moral ha de vincularse inexcusablemente
múltiples modelos teóricos sobre las di-
con todos, ha de ser comprensible para
versas maneras en las que se establece el
todos; para acceder a la moral no se ne-
vínculo entre ambas. La articulación en-
cesita ni inclinaciones ni una sabiduría
tre la ética personal y una ética social se
fuera de lo común”30.
produce una vez entendemos que es im-
posible lograr el bien particular sin tener Este argumento nos servirá para vincu-
presente el bien colectivo. Como subraya lar la ética individual-privada con la ética
Bonete, no podemos plantear el proble- política-pública asociada a las “institucio-
ma moral de la libertad sin referirnos a nes supraindividuales”. Decimos vincular
las implicaciones que ésta tiene con las y no contraponer porque, como dice Mu-
garantías de las libertades políticas; o la guerza, “la ética pública ha de hundir sus
importancia de los procesos racionales en raíces en la ética individual o personal,
la toma de decisiones políticas y los valo- prestando atención a lo que se ha deno-
res que las inspiran y que compiten en las minado el individuo en relación, el indi-
sociedades democráticas pluralistas. viduo en comunidad o comunidades, co-
munidades integradas a su vez por otros
Apelar a la virtud política es asumir deter-
individuos interrelacionados. En definitiva,
minadas reglas de comportamiento que
los “individuos o ‘sujetos morales’ se con-
respondan a las promesas y compromisos
políticos adquiridos con los ciudadanos. 28. Ver Bonete Perales, E., Ética Política, op. cit.
29. Camps, V., Ética, retórica y política, Alianza
25. Bonete Perales, E., Ética Política, op. cit. Ed., Madrid, 2005, pág. 92
26. Bonete Perales, E., Ética Política, op. cit. 30. Ibid., pág. 93. Véase al respecto Heller, A.,
27. Aranguren, J. L., Ética y Política, Ed. Orbis, Crítica de la Ilustración, Península, Barcelona,
Madrid, 1985, pág. 97 1984, pp. 36-37

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vierten en los protagonistas de la vida mo- autor atribuye a la corriente ilustrada el
ral o la moralidad en el espacio público”31. esfuerzo por moralizar el Estado a partir
Y esto ha de ser así porque la ética indi- de los individuos y la sociedad, pero, en
vidual no es suficiente, como tendremos su opinión, la ética de la alteridad, como
ocasión de ver, para la construcción de ética pública, no satisface plenamente las
un orden social justo. El individuo no solo exigencias de un ordenamiento colectivo
responde a ¿qué debo hacer? sino que, justo y desemboca necesariamente en
al estar incluso en grupos sociales, tam- una ética de la aliedad.
bién se pregunta ¿qué debemos hacer?, lo
La ética de la aliedad nos sitúa en el plano
que lo sitúa en el ámbito de la ética social.
de la sociedad política. Como lo expresa
A este respecto, Aranguren precisa que
Muguerza, “el grado más alto de genera-
“por ética social puede y deben entender-
lización del otro concebible nos saca de
se dos cosas diferentes: bien la relación
la sociedad civil para introducirnos en la
interpersonal de cada hombre con el alter
sociedad política”34. Representa el paso
o alter ego, con el otro hombre, persona
de la ética social a la ética política. Ética,
moral como yo; o bien la relación interper-
que, siendo pública también, se refiere a
sonal, que fundamentalmente transcurre
“la regulación de las relaciones sociales
en el plano político-social, hoy cada vez
institucionalizadas, esto es, relaciones
más técnico-económico, pero que debe
entre los ciudadanos que discurren en
estar penetrada de sentido ético, como
el plano de las instituciones estatales”35.
un conjunto de alii”32. De aquí sigue su
Aranguren se preguntaba en su libro
caracterización de la ética de la alteridad
Ética y Política si se podría ‘organizar’ o
y la ética de la aliedad.
institucionalizar’ la moral. Su respuesta
La ética de la alteridad se corresponde con es afirmativa, pero esas estructuras polí-
las relaciones interpersonales y pretende tico-sociales objetivas exigen una eticidad
la moralidad de la política desde la ética positiva y no exclusivamente restrictiva o
personal y su compromiso social, anclada negativa por parte del Estado36. En pala-
ésta en el sentido social de los individuos. bras de Muguerza sería: “el Estado podría
Aranguren se refiere a las relaciones entre entonces servir (…) como vehículo para
un ego y un alter, entendiendo esto últi- la moralización de la colectividad por una
mo como un “otro concreto” (particulares doble vía, una vía negativa o ‘de autoli-
cercanos) o un “otro generalizado” (dis- mitación del poder estatal’ a través de la
tintos colectivos, menos concretos pero democracia como institución (lo que con-
reconocibles en el espacio público que vertiría al Estado en un ‘Estado Democrá-
representa la sociedad civil33). Nuestro tico de Derecho’) y una vía positiva o de

31. Muguerza, J., “Ciudadanía, Individuo y co- Toscano Méndez, M., Retos pendiente en ética y
munidad” en Rubio-Carracedo, J., Rosales, J. M., política, Editorial Trota, Madrid, 2002, pág. 20
Toscano Méndez, M., Retos pendiente en ética y 34. Ibíd., pág. 21
política, Editorial Trota, Madrid, 2002, pág. 20 35. Muguerza, J., “Ciudadanía, Individuo y co-
32. Aranguren, J. L., 1985. Ética y Política, Ed. munidad” en Rubio-Carracedo, J., Rosales, J. M.,
Orbis, Madrid, pág. 113 (Alii es una locución la- Toscano Méndez, M., Retos pendiente en ética y
tina que significa literalmente «y otros»). política, Editorial Trota, Madrid, 2002, pág. 20
33. Muguerza, J., “Ciudadanía, Individuo y co- 36. Aranguren, J. L., 1985. Ética y Política, op.
munidad” en Rubio-Carracedo, J., Rosales, J. M., cit. pág. 222

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aproximación a la ‘realización de la justi- mediante leyes o valores, la separación
cia social’ (lo que implicaría profundizar institucional de poderes, de fórmulas de
en la democratización sustantiva y no solo reparto o control del poder o, incluso, por
formal de la sociedad, convirtiendo al Es- medio de mecanismos de transparencia
tado finalmente en un ‘Estado democráti- en el ejercicio de los poderes atribuidos a
co social de Derecho’”37. las personas e instituciones políticas.
Al final de su libro Ética y Política, Arangu- Entonces, ¿a qué nos referimos cuando
ren declaraba que “si la moral tiene que hablamos de la ética en la política? ¿a
ser, a la vez personal y social, eso signi- los valores constitucionales? ¿al respeto
fica que el viejo Estado de Derecho, sin escrupuloso de la legalidad vigente?40 ¿a
dejar de serlo, tendrá que constituirse en los supuestos códigos deontológicos de
Estado de Justicia”38. ¿Qué significa esto? los partidos políticos? ¿a los instrumen-
En su opinión, se trata de hacer posible tos jurídicos de control de las institucio-
el acceso de todos los ciudadanos al bien nes políticas? ¿debemos institucionalizar
común material, a la democracia real y principios morales que inspiren la prác-
a la libertad. El fin último del Estado de tica política? ¿quién decide acerca de la
Justicia será alcanzar el bienestar de to- validez de los comportamientos morales
dos los ciudadanos, pero no en el sentido históricamente condicionados?41, ¿qué
neoliberal del Welfare State, cuyo mante- principios y valores han de influir en la
nimiento depende excesivamente de una política, cuyo objeto es el poder?, etc. En-
economía de plena producción y pleno tendemos las dificultades que entrañan
empleo. Por el contrario, frente al interés estas cuestiones y la controversia que
capitalista, cuyo objetivo es el fomento han generado en el pensamiento político
de los bienes de consumo para lograr el de todas las épocas. En nuestros días, la
bienestar material de todos, debe de im- necesidad de reflexionar sobre el papel de
ponerse una organización inspirada en la ética o de principios en la política es
una auténtica voluntad de justicia, capaz prioritaria por varias razones: la crisis de
de dar a cada uno lo suyo y de promo- credibilidad de la política y sus represen-
ver la democratización económico-social. tantes; la opacidad y el ocultamiento de la
Para ello, es necesario el intervencio- información; la falta de inmediatez política
nismo del Estado fundado en principios escenificada por el distanciamiento de los
éticos que inspiren la práctica política y gobernantes y los políticos de la ciudada-
las relaciones que transcurren en el es- nía; la masiva irrupción de los casos de
pacio público institucionalizado39. A este corrupción política, etc. Compartimos con
respecto, la experiencia nos demuestra
lo difícil que puede ser establecer límites 40. Como expone Apel a este respecto: “incluso
institucionales al poder político: ya sea las normas legalmente válidas pueden no ser mo-
ralmente legítimas, de lo cual resultaría que no
37. Muguerza, J., “Ciudadanía, Individuo y co- pudieran ser socialmente implementadas” Apel,
munidad” en Rubio-Carracedo, J., Rosales, J. M., K. O., “Ética normativa y racionalidad estratégi-
Toscano Méndez, M., Retos pendiente en ética y ca. El problema filosófico de una ética política”,
política, Editorial Trota, Madrid, 2002, pág. 20 op. cit. pág. 10.
38. Aranguren, J. L., 1985. Ética y Política, op. 41. Fernández Buey, F. “La política como ética
cit. pág. 251 de lo colectivo”, en F. Álvarez Uría (Comp.),
39. Ibíd. Neoliberalismo vs Democracia, op. cit.

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Gramsci “que no puede haber actividad y las reivindicaciones de la ciudadanía
política permanente que no se sostenga durante los últimos años, muestran un
en determinados principios éticos com- mayor grado de conciencia sobre las con-
partidos por los miembros individuales de secuencias de las decisiones políticas,
la asociación correspondiente. Son estos o de las consecuencias de la indecisión
principios éticos los que dan compacidad ante situaciones que comprometen seria-
interna y homogeneidad para alcanzar el mente derechos fundamentales.
fin”42. Tal vez no podamos lograr un con-
Este entorno de desencanto y despresti-
senso generalizado sobre qué teoría ética
gio de la política y de las instituciones de-
sería la más adecuada para contribuir a
mocráticas, promueve la creatividad y la
la revitalización de la democracia y recu-
participación de los ciudadanos mediante
perar la credibilidad de sus instituciones
múltiples organizaciones de la sociedad
y sus representantes, pero sí podemos
civil. Consideramos que dos de los erro-
entrever algunos principios de inspiración
res más comunes de los representantes
ética capaces de someter el descrédito de
políticos, que se manifiestan de manera
la política, a los políticos y a las institucio-
clara en nuestros días, son, por un lado,
nes democráticas a un proceso de higiene
la falta de cercanía a los ciudadanos y la
pública.
falta de receptividad de las críticas, que-
jas y exigencias que éstos les formulan.
4. Algunos principios Como señala Innerarity, necesitamos
agentes políticos que “escuchen real-
constitutivos de la buena mente a todos: a las voces más ruidosas
gobernanza y la gestión de lo y a los murmullos más profundos, que
público atiendan las urgencias del momento, pero
no descuiden la anticipación del futuro,
que equilibren adecuadamente el corto y
Según sostiene Daniel Innerarity, la actual el largo plazo”44. Bonete Perales, en esta
crisis se debe fundamentalmente a la in- misma línea de pensamiento, considera
capacidad de innovación de la política, al el rechazo a escuchar a los ciudadanos
contrario de lo que sucede con otros siste- como un comportamiento político de du-
mas sociales más dinámicos. De esta in- dosa validez moral y ante ello contrapone
competencia se derivan decisiones erró- el principio de receptividad45.
neas o, incluso, falta de decisiones. En su
opinión, “esta torpeza del sistema político En este orden de exigencias, nunca antes
coincide con otro desajuste: la sociedad se ha hablado tanto de la transparencia
ha aumentado sus exigencias de control como una necesidad e “instrumento de
y participación, mientras que el sistema combate” contra los desmanes de la clase
político continúa con un estilo de gobierno política. La transparencia se ha converti-
jerárquico y opaco”43. Las movilizaciones do en un valor democrático indiscutible e
imprescindible para poder promover ins-
42. Ibíd. trumentos de control de la actividad de
43. Innerarity, D., “Un decálogo para la reno- los representantes electos y tener acceso
vación política”, Revista Perseo, UNAM, nº
4 junio de 2013 http://www.pudh.unam.mx/ 44. Ibíd.
perseo/?cat=45 45. Bonete Perales, E. Ética política, op. cit.

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a los procedimientos de decisión en mate- transparencia, debate y control”, se trata,
rias de interés general. Como diría Innera- en la terminología que utiliza Innerarity, la
rity, la transparencia es un mecanismo de “sociedad de la observación”, esto es, “la
democratización del poder. Tiene su ori- imparable irrupción de las sociedades en
gen en aquel principio ilustrado según el la escena política”48. Por todo ello, defen-
cual la vida democrática debería desarro- demos el Principio de transparencia o de
llarse, en expresión de Rousseau, “bajo publicidad como un factor rector de las
los ojos del público”46. Lejos quedan estas relaciones democráticas sobre las deci-
voces, pero no su trasfondo. Aunque cier- siones y actuaciones de los responsables
tamente, las sociedades han evoluciona- políticos y gestores de lo público en ge-
do y se han vuelto mucho más complejas neral. Es en lo que insiste Bonete cuando
las demandas de transparencia y ‘publi- señala que, “constituye una obligación
cidad’ de los procedimientos de toma de moral de todo político decir siempre la
decisión no han desaparecido. Podemos verdad a la ciudadanía, no ocultar, tras
decir, incluso, que han aumentado duran- mensajes ambiguos, eufemismos o inten-
te el último lustro. ciones inconfesables públicamente”49. O
según la lectura kantiana de Apel50, “el
En el actual contexto, no existe impedi-
“político moral” no debe usar el meca-
mento alguno para ofrecer respuestas a
nismo empírico de las motivaciones del
las demandas de los ciudadanos en las
egoísmo humano ni siquiera para alcan-
democracias contemporáneas. Y esto es
zar el mejor de los fines, sino que debe
así porque el masivo desarrollo de las tec-
seguir siempre el imperativo categórico, al
nologías de la comunicación y la informa-
tratar a los otros sobre principios de justi-
ción proporciona herramientas más que
cia”. Ese criterio de justicia en el ámbito
suficientes para que los gobernantes fa-
político Kant lo expone como el principio
ciliten explicaciones a los gobernados so-
“trascendental” de la “publicidad”, en vir-
bre los asuntos de interés público, sobre
tud del cual “todas las acciones relacio-
todo por la trascendencia que las políticas
nadas con el derecho de otras personas
adoptadas podrían tener en sus vidas co-
cuyas máximas no son compatibles con
tidianas. Por lo tanto, no hay excusa, los
la publicidad, son injustas”51.
medios de información y comunicación
han evolucionado de tal manera que,
48. Innerarity, D., “Un decálogo para la renova-
como diría Giddens, “los viejos mecanis- ción política” Revista Perseo, op. cit.
mos del poder no funcionan en una socie-
49. Bonete Perales, E. Ética política, op. cit.
dad en la que los ciudadanos viven en el
50. Apel, K. O., “Ética normativa y racionalidad
mismo entorno informativo que aquellos estratégica. El problema filosófico de una ética
que los gobiernan”47. Nuestras socieda- política” en Revista de Filosofía y Teoría Políti-
des democráticas contemporáneas han ca, 1985, nº 25, pp. 1-30, pág. 16.
reinventado y recreado una nueva esfera 51. Cf. cita de Kant (26) en Apel, K. O., “Éti-
pública “donde rigen unas nuevas lógicas ca normativa y racionalidad estratégica. El pro-
de observación, vigilancia, voluntad de blema filosófico de una ética política”, pág, 16,
Ver también Apel, K. O., “Kant, Hegel und das
46. Rousseau, J. J., 1969, pp. 970- 971 aktulle Problem der normativen Grundlagen von
47. Giddens, A., 2000, Un mundo desbocado. Moral und Recht”, ¿en Kant oder Hegel? Akten
Los efectos de la globalización en nuestras vidas, des Hegel Kongresses Stuttgart 1981: Klett-Cotta
Madrid: Taurus, pág. 88 1983, 597-624;

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Apelando a la cualidad ética normativa de no deberían ser necesarias; no obstante,
la idea de democracia, Apel considera que pretenden ser respuestas probatorias a
esta idea es la realización de una norma las continuas interpelaciones sobre los
fundamental de la comunicación consen- casos de corrupción política cada vez más
sual como “mediación en la fundamenta- evidentes. No es una patología, extraña o
ción o legitimación de las normas o leyes a ajena, de los sistemas de gobiernos, ni de
través de un procedimiento de formación la democracia en nuestro caso, la mani-
de consenso. Por supuesto, los individuos festación febril de aquellos que viven de
afectados están sólo representados, (en la política más que vivir para la política,
el parlamento) y las discusiones están como distinguía Weber. Así lo explica Bo-
regidas por procedimientos de decisión, nete cunado asevera que “los primeros se
por ejemplo, por mayoría de votos. Estas introducen en la vida pública y anhelan
restricciones pragmáticas se pueden mo- los cargos políticos como medios para
dificar una y otra vez sin reducir, por ello, acrecentar sus arcas particulares; mien-
la idea de democracia a un mero proce- tras que los últimos son quienes se en-
dimiento de decisión”52; muy al contrario, tregan a la vida política como servidores
para hacerlos accesibles, participativos y de una causa, ven en el acceso al poder
transparentes a la ciudadanía. un medio para servir a la ciudadanía, no
muestran apego sospechoso al cargo,
Los escándalos de corrupción política en
y expresan con hechos una concepción
el ejercicio de la función pública se han
transitoria de la actividad política”54. El
elevado al segundo lugar de las preocupa-
principio del interés general, ha de primar
ciones de los ciudadanos según el último
sobre el interés particular, individual o de
barómetro del CIS53. La opaca línea que
un colectivo determinado en el ejercicio
separa el interés particular (ya sea indi-
de la política.
vidual o de grupo –partido político-) del
interés general, deriva en una práctica po- En último término, pero no terminante en
lítica justificada y basada en principios y el tema que nos ocupa, encontramos el
decisiones que favorecen a un sector de- controvertido principio de responsabili-
terminado sacrificando a la mayoría. Esas dad. De manera reiterativa en el discurso
decisiones, aunque sean legales pueden sobre la relación entre la ética y la política,
ser inmorales, sobre todo, si, además, se se ha reducido la ética política a la ética in-
presentan a la ciudadanía disfrazadas o dividual de los gobernantes o ciudadanos.
envueltas en eufemismos que le aporten En defensa de esta postura se argumenta
un aparente interés general. Manifesta- que para el ejercicio ético de la política
ciones como las que se escuchan por do- son solo necesarias las virtudes individua-
quier: “no he venido a la política para ha- les, como la justicia, la sabiduría, la gene-
cerme rico”, sino a servir a la ciudadanía rosidad, el rigor y el desprendimiento de
la codicia, entre otros valores personales.
52. Apel, K. O., “Ética normativa y racionalidad Se supone que, si los líderes políticos son
estratégica. El problema filosófico de una ética honestos, justos y respetuosos, los esta-
política”, op. cit. pág. 18 dos estarán administrados con honesti-
53. Encuesta del Centro de Investigaciones So- dad, justicia y con el debido respeto por la
ciológicas (CIS), Julio de 2013. http://www.cis. democracia. Pero, por otro lado, sin em-
es/cis/export/sites/default/-arhivos/Indicadores/
Informes/2013/InformeIndicadoresJulio2013.pdf 54. Bonete Perales, E. Ética política, op. cit.

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bargo, las estructuras de representación sethik), por su parte, actúa sopesando en
política, las leyes, las instituciones, etc., la práctica las consecuencias políticas y
parecen ser inmunes al escrutinio ético. sociales de las decisiones adoptadas.
Girardin señala que la política, interpreta-
Aunque, generalmente, ambas se han
da en términos individuales, se basa en
visto como dos tipos de éticas divergen-
motivaciones personales, en las buenas
tes, Weber defendía que “la ética de la
intenciones y en las promesas, mientras
responsabilidad y la ética de la convicción
que el mérito de la ética en el contexto
no son términos absolutamente opuestos,
socio-político se mide principalmente por
sino elementos complementarios que han
las consecuencias y resultados asociados
de concurrir para formar al hombre au-
siempre al principio de responsabilidad
téntico, al hombre que puede tener ‘vo-
pública. En términos éticos, el poder po-
cación política’”58. Weber entiende que
lítico es más una responsabilidad que un
la ética en la política debe conectar con-
privilegio. Se debe limitar cuando la digni-
vicción y responsabilidad ya que la res-
dad humana esté en riesgo55.
ponsabilidad en el contexto político tiene
Esta línea de ideas defiende que los prin- que ver tanto con los motivos como con
cipales criterios para evaluar las políticas las consecuencias. Desde esta perspec-
son la eficiencia y la eficacia como frutos tiva, la responsabilidad es el distintivo
de la aplicación de una racionalidad es- de la función de la ética en la política, y
tratégica. Así, la política se orienta hacia aunque, en ocasiones, la política pueda
los resultados, tiene que ver con ellos y ser el reino de la incertidumbre, los repre-
las consecuencias derivadas de las deci- sentantes políticos no pueden obviar las
siones en materia de sus competencias56. posibles consecuencias de sus decisiones
Por lo tanto, para muchos autores, los ni cómo deberían gestionar esas conse-
agentes políticos están obligados a actuar cuencias inesperadas.
de acuerdo con la ética de la responsabili-
A pesar de la influencia de esta visión, am-
dad, es decir, de modo consecuencialista,
bas concepciones presentan dificultades
entre otras cosas porque así lo requiere
que han sido discutidas abundantemente
la agregación de preferencias propia de
en los ámbitos filosóficos y de las ciencias
la democracia57. Este debate no es nue-
sociales, pero mantienen, aún, su vigor
vo, se inició con la distinción weberiana
en la actualidad. Un ejemplo de ello es
entre la ética de la convicción y la ética
la crisis financiera y económica que esta-
de la responsabilidad. En relación con la
lló en 2008 y cuyo origen se encontraba
primera, (Gesinnungsethik), todo político
diez años atrás59. Está comprobado que
puede obrar conforme a principios y valo-
res absolutos adoptados con antelación al 58. Weber, M., 1984, El político y el científico.
momento de la acción concreta. La ética Madrid: Alianza, pág. 176
de la responsabilidad, (Verantwortung- 59. Entre otros, Sotelo, I., “Moralidad, legali-
dad y legitimidad: reflexiones sobre la ética de
55. Girardin, B., Ethics in Politics. Why it mat-
la responsabilidad”, en Isegoría, 2 (1990), pp.
ters more than ever and how it can make a differ-
29-44; Cortina, A., 1988, Razón comunicativa y
ence, op. cit. pág. 47
responsabilidad solidaria, Salamanca: Sígueme;
56. Ibíd. Villacañas, J. L., ¿Dos éticas? La relación entre
57. Thompson, D.F., La ética política y el ejerci- la ética de la responsabilidad y la ética de la con-
cio de cargos públicos, op. cit., pág. 12 vicción”, en Claves de Razón Práctica, 1994, 41,

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esta crisis es la consecuencia de las polí- a asumir responsabilidades de los indivi-
ticas hipotecarias que pretendían facilitar duos que actúan marcan la diferencia en
el acceso a la vivienda para familias de el curso de los acontecimientos61”.
bajos ingresos en los EE.UU., incluso más
En nuestra opinión, aunque la ética perso-
allá de riesgo de amortización razonable.
nal es importante, no agota las necesida-
Este riesgo se minimizó. Los resultados
des de la ética política. Por lo tanto, la res-
fueron desastrosos para muchas familias
ponsabilidad política del servidor público
de bajos ingresos que perdieron sus ho-
no es solo una cuestión de virtud personal
gares. Los políticos que cosecharon los
o buena voluntad62. No olvidemos que en
beneficios de sus decisiones apresuradas
muchos casos la racionalidad individual
no aceptaron la culpa ni asumieron total-
puede terminar en la estupidez colectiva.
mente su responsabilidad.
Aplicada esta máxima al ámbito político
Estos hechos representan una muestra, “pegar y cortar” la ética personal al ejer-
entre tantas, de una falta de responsabili-
dad frente a los ciudadanos. Etimológica- 61. Habermas, J. “Cuando las élites fracasan” en
mente, el término “responsabilidad” viene El País, 20/08/2013 (Consultado el 20/08/2013)
de respondere verbo latino, que es ligera- 62. Según Apel “en relación con la ética norma-
mente diferente de “responder”. Respon- tiva en sentido estricto, Kant no puede concebir
dere significa garantizar, responder por la responsabilidad del hombre en relación con los
algo, ser responsable o asumir la culpa efectos directos o indirectos de sus acciones ya
de algo, reconociendo los propios actos que supone que dichos efectos están determina-
dos con independencia de la intervención inten-
y decisiones. Los políticos son plenamen-
cional humana; de este modo, la diferencia entre
te responsables de las consecuencias de acciones morales e inmorales no se descubre en
las políticas, las leyes, las decisiones que el mundo de la experiencia. Esta es una de las
suscriben, incluyendo todo lo que pueda razones por las cuales Kant define al bien mo-
constituir ese eufemismo de “daño cola- ral solamente por la “forma de la voluntad”, es
teral”. Además, no se puede disociar la decir, haciendo abstracción explícita de la con-
responsabilidad de la culpa, por lo que sideración de las consecuencias de las acciones.
Otra razón para ello es el hecho de que Kant
consecuentemente, la asunción de la res-
asume, por así decirlo, una perspectiva cuasi
ponsabilidad de las malas decisiones polí- china para juzgar la buena o mala voluntad del
ticas ha de ir acompañada de actos ejem- hombre, en lugar de tomar la perspectiva de un
plares y de la renuncia en su caso60. A hombre que, teniendo buena voluntad, se plan-
este propósito se une Habermas cuando tea la pregunta de qué acción sería buena, y con
señala que “…existen situaciones extraor- esto se refiere tanto a la acción inicial como a
dinarias en las que la capacidad percep- sus consecuencias y subconsecuencias. Al menos
en su Fundamentación Kant no piensa siquiera
tiva y la fantasía, el valor y la disposición
en las consecuencias que tiene las acciones para
otras personas respecto de las cuales el agente
pp. 22-34; Reyes Mate, M., 1992, La razón de debería asumir su responsabilidad, sólo piensa
los vencidos, Barcelona: Anthropos, Laporta, F. en las buenas o malas consecuencias que pueden
J., “Ética y Política. Algunas claves básicas” en tener para el mismo agente, consecuencias que
Claves de Razón Práctica, mayo, 1990, 2, pp. como Kant argumenta, no deberían ser tomadas
15-21 en consideración por un agente de buena volun-
60. Girardin, B., Ethics in Politics. Why it mat- tad. Apel, K. O., “Ética normativa y racionalidad
ters more than ever and how it can make a differ- estratégica. El problema filosófico de una ética
ence, op. cit. pág. 52 política”, op. cit. pág. 20

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cicio de la política puede llevarnos a una actos y lo supedita a posibles sanciones.
tragedia colectiva. La sensibilidad con las Es conveniente distinguir, en este punto,
expectativas de la comunidad y la respon- entre la responsabilidad moral, la política
sabilidad con los electores es una cuestión y la penal, para delimitar los ámbitos don-
de compromiso político y de cultura políti- de se han dirimir las responsabilidades y
ca, independientemente de las personas. las rendiciones de cuentas. Así, de mane-
Desde esta visión, la ética política se con- ra simplificada, como lo expone Bonete,
solida en un espacio de convergencia en- la responsabilidad penal la delimitan los
tre los gobernantes, las asociaciones de la jueces, la política los parlamentarios o
sociedad civil y la ciudadanía: tres esferas partidos, y la moral, la ciudadanía y los
(ética política, ética social y ética personal) medios de opinión64.
que difieren por su naturaleza, aunque no
Como consecuencia, colegimos tres as-
podemos negar que influyen, inevitable-
pectos básicos de la responsabilidad po-
mente, las unas en las otras63.
lítica. En primer lugar, responder ante los
En vista de todo ello, defendemos aquí ciudadanos y sus representantes, a través
un principio de responsabilidad que in- de las instituciones democráticas, de todo
cluye un plus presente en la locución an- aquello de lo que se solicite explicación
glosajona accountability y que hace más o justificación; en segundo lugar, asumir
comprensible su necesaria introducción como propios los comportamientos ilega-
en la vida política, esto es, la rendición les o gravemente inmorales de los altos
de cuentas. No se trata solo de asumir cargos subordinados, sin delegar en otros
la responsabilidad sino la obligación de o excusarse en la traición de los hombres
ofrecer explicaciones a la ciudadanía so- de confianza, y finalmente, tomar deci-
bre los asuntos de interés general y las siones calculando siempre sus conse-
decisiones adoptadas en base a los com- cuencias previsibles para una comunidad
promisos políticos adquiridos con la ciu- o nación65. Además de estos, que es lo
dadanía. La rendición de cuentas es un mínimo que se espera de los que ejercen
ejercicio de salud pública que pretende la función pública, como decíamos, son
prevenir y corregir abusos de poder, que necesarios otros mecanismos que garan-
obliga al poder a someterse al control pú- ticen, no solo estas prácticas, sino que
blico, lo fuerza a explicar y justificar sus sancionen efectiva y eficazmente las con-
trarias. Así, las leyes de publicidad y trans-
63. Girardin, B., Ethics in Politics. Why it mat- parencia de la gestión pública ha de estar
ters more than ever and how it can make a dif- acompañada de sistemas de información
ference, op. cit. pág. 56 Es interesante en este institucionalizados y accesibles, con ca-
punto la visión de Gramsci: “La búsqueda de un
pacidad de presentar informes periódica-
equilibrio entre ética privada y ética pública (o
sea, entre ética y política como ética de lo colec-
mente sobre asuntos de interés general.
tivo) se lleva a cabo en Gramsci a través de una Igualmente, deben crearse procedimien-
crítica paralela del maquiavelismo corriente y del tos de evaluación y seguimiento sobre el
marxismo vulgar. En ambos casos la degradación cumplimiento de los compromisos electo-
del punto de vista original, de Maquiavelo y de rales adquiridos con la ciudadanía. Como
Marx, consiste, por así decirlo, en la confusión
de la moral política con la moral privada, de la
política con la ética” en Fernández Buey, F. “La 64. Bonete Perales, E. Ética política, op. cit.
política como ética de lo colectivo”, op. cit. 65. Ibíd.

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decíamos anteriormente, el desarrollo de lución de este conflicto. No obstante, la
las nuevas tecnologías de la información presente crisis financiera y económica ha
y la comunicación hace posible articular puesto de relieve, a su vez, una profun-
dispositivos y aplicaciones de participa- da crisis política que invita a reflexionar
ción y consulta. Este es uno de los aspec- detenidamente sobre el actual modelo de
tos esenciales para promover canales de gobierno democrático y sus instituciones,
intervención y colaboración ciudadana, y la necesidad (entre otras cuestiones que
fundamental para la rendición de cuenta. sobrepasan este trabajo), de principios o
Otro factor esencial sería establecer ins- criterios éticos capaces de atribuir conte-
trumentos de autocontrol de las prácticas nidos procedimentales de control y super-
políticas mediante códigos de conducta, visión del ejercicio político, de promover la
guías de buenas prácticas, etc., así como transparencia y la rendición de cuentas y
auditorías externas imparciales realizadas de exigir la asunción de la responsabilidad
por agencias especializadas y otros siste- (junto a sus consecuencias) en el ejerci-
mas de controles sociales y ciudadanos. cio de la actividad política. A propósito de
En definitiva, se trataría de aplicar todo un la situación económica y política y sobre
catálogo de iniciativas que ya funcionan en las medidas adoptadas para remediarla,
algunos ámbitos bajo la noción de Open- concluimos estas páginas con la afirma-
Goverment o Gobierno Abierto. ción de Tony Judt: “si nos limitamos a los
aspectos de la eficiencia y la productivi-
dad económica, ignorando las conside-
5. A modo de conclusión raciones éticas y toda referencia a unos
objetivos sociales más amplios, la política
Entendemos que el Principio de receptibi- dejaría de ser útil…si queremos transfor-
lidad, de publicidad y de transparencia en mar la sociedad desde la política”66.
la gestión pública, la primacía del interés
general frente al particular (de partido o
individual), y el principio de responsabili-
dad son algunos de los presupuestos que
se vienen discutiendo en nuestros días
para regenerar la política y las institucio-
nes democráticas, pero ¿se pueden con-
siderar criterios éticos o pertenecen a una
forma de racionalización del ejercicio polí-
tico en las democracias contemporáneas?
Como anticipábamos al inicio de este
trabajo, las respuestas permanecen in-
conclusas. El debate sobre la ética en la
política o una política ética sigue abierto
por las controversias entre distintas posi-
ciones filosóficas al respecto. Esto hace
que las relaciones entre ética y política se
mantengan en una constante tensión y no
se divise en un futuro cercano una reso- 66. Judt, T., 2010, Algo va mal, Madrid: Taurus

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