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Es fácil justificar el embrujo mundial hacia los biocombustibles, al final del día que
país no desea contar con combustibles renovables que “supuestamente mitigan
emisiones de los gases de efecto invernadero, y que podrían disminuir la
importación de energéticos importados. De acuerdo a Gabriel Quadri1, la revista
Science en un artículo del 7 de febrero de este año (Searchinger et al.) nos sitúa
en una realidad completamente diferente al afirmar que:
a) Incrementos en la población.
c) Disponibilidad de agua.
Es decir, tiene que ver con la propia política de liberalización de los mercados, una
insuficiente y decreciente inversión en todo el sector agrícola y el abandono de la
búsqueda de la autosuficiencia alimentaria. En el marco del TLCAN —que entró
en operación en 1994—, en específico el caso del maíz, se incorporó un programa
de 15 años para la liberalización plena del comercio del maíz y otros granos
productores agropecuarios sensibles. Se acordó un régimen de cuota libre de
arancel, que empezaría en 215% y se reduciría a 0% para el final de 2008. Este
acuerdo de libre comercio expresa, efectivamente, la libre entrada y salida de
producción entre los países firmantes (Estados Unidos, Canadá y México), aunque
también el adquirir este tipo de productos en el exterior, coloca a nuestro país en
una situación de vulnerabilidad, ya que al tratarse del maíz, el consumo interno
está sujeto a la crisis de producción y fluctuación de los precios internacionales de
productos básicos, lo cual vulnera la economía y consecuentemente reduce la
seguridad alimentaria.
Otro factor que agrava la situación del suministro de maíz en México y su impacto
en el consumidor es el manejo del abasto, este caso se ha presentado en el
estado de Sinaloa. En el 2006, esta entidad cambió el destino de su producción,
es decir, ya no sólo abastecería al mercado interno —cuatro millones de
toneladas— sino que reorientaría sus ventas hacia el exterior, solicitando a
ASERCA un permiso para exportar 500 mil toneladas de esa cosecha.
Ante este contexto, los productores maiceros que en el caso de México habían
sido desvalorizados porque era más rentable comprar el grano en el exterior y se
consideraba que el mercado internacional prefería cultivos no tradicionales, se
convierten ahora en el centro de atención de la política económica por producir
una de las materias primas fundamentales de los biocombustibles.
El GNV está compuesto entre 90% y 95% de metano y el biogas que producimos
tiene 60% de metano, eso se podría purificar y ser convertido sin mayor dificultad
en GNV. [P2, Perú, 31/03/2007].
Bio metano:
Bioetanol:
Los biocumbustibles más conocidos son de dos tipos: el etanol, que se obtiene
principalmente de la caña de azúcar y del maíz, y el biodiésel, que se produce a
partir de la canola y otros granos oleaginosos. [El Comercio, Perú, 04/08/2007].
Situación mundial
Situación en México
Biocombustibles gaseosos
Situación mundial
Las mayores aplicaciones del biogás se han dado en China, India y Europa.
China desarrolló un programa que inició en los años setenta con un resultado de
más de 7 millones de digestores, aunque sufrió de varias fallas (Boyle et al.,
2004). Una iniciativa posterior con mejor tecnología e infraestructura logró la
instalación y operación exitosa de 5 millones de biodigestores domésticos hasta
mediados de los años noventa. En India se instalaron 2.8 millones de
biodigestores y se identificó un potencial para instalar 12 millones más (Boyle et
al., 2004). En Europa en 2010 se tenía una capacidad instalada de 2,300 MWel en
plantas de biogás, mismo que se espera aumente en 1,700 MWel en los próximos
cinco años (Ecoprog/Fraunhofer UMSICHT, 2010).
Situación en México
Alrededor del 68% del consumo lo realiza el sector residencial en forma muy
esporádica, para la cocción de alimentos asados. El otro sector consumidor es el
de venta de alimentos preparados, con 32% de la demanda estimada (tabla 8). Se
calcula que alrededor del 70% de las familias urbanas (11 millones de familias)
usan carbón. Este energético también se usa en pequeñas industrias, pero su
consumo no ha sido cuantificado. El consumo de carbón tendrá un incremento en
México debido a que la población urbana sigue creciendo. Se estima que en el
año 2024 el consumo anual será de 792,000 t (Masera et al., 2010). La
exportación de carbón llega a sólo 29,100 t/a (SEMARNAT, 2006)
Tecnologías y aspectos de sustentabilidad El carbón vegetal se produce
fundamentalmente en hornos tradicionales de tierra, que tienen eficiencia del 12 al
20% del peso seco de la leña en la transformación de ésta a carbón. Para
cubrirlos, se usa hojarasca de vegetación natural, que al quemarse reduce el
aporte de nutrientes y materia orgánica a los suelos. Además, se provocan daños
a la salud de los productores, por inhalación de gases tóxicos y exposición a altas
temperaturas.
Se estima que las emisiones de CO2e por la producción de carbón en México son
de 5.7 Mt/a, sobre la base de que toda la leña proviene de aprovechamiento no
renovable. Sin embargo, este valor deberá precisarse con información del origen
de la leña con que se produce el carbón. Sobre la base de que el 80% de la leña
se extrae de bosques y selvas bajo un esquema de no renovabilidad, las
emisiones netas de la producción y uso de carbón serían de 4.6 Mt de CO2e/a.
Los usos finales más difundidos de la leña dentro del sector residencial son la
cocción, la calefacción y el calentamiento de agua. En los países en desarrollo
estos usos se satisfacen normalmente mediante fogones abiertos, que aunque
versátiles y accesibles a todos los consumidores, tienen una eficiencia energética
muy baja y se traducen en altos consumos del recurso. Asimismo, los fogones
abiertos causan altos niveles de contaminación en interiores de las viviendas y
también emisiones considerables de gases de efecto invernadero. La leña
proviene normalmente de árboles y arbustos localizados tanto en bosques
naturales como en áreas agrícolas aledañas a los poblados. Adicionalmente a la
leña, es común la utilización de residuos agrícolas (como los olotes) e incluso el
estiércol. En muchos países industrializados el uso de leña también es muy
amplio, particularmente para la calefacción de los hogares; en estos casos se
utilizan calentadores y estufas más sofisticadas que cuentan con control de
emisiones y otros aditamentos para minimizar la contaminación de interiores. Más
adelante se hará el análisis del uso tradicional de la leña, ya que es el más
relevante para el caso de México.
Situación en México
Situación en México
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Rivera M.G, "El sector maicero y la política agrícola de México durante los
noventa", en María del Carmen del Valle (coord.) El desarrollo agrícola y rural del
tercer mundo en el contexto de la mundialización, UNAM/Plaza y Valdés Editores,
México, 2004.