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Hobbes y Rousseau
14/11/2019
Introducción
“La transición del estado natural al estado civil produce en el hombre un cambio
muy notable, sustituyendo en su conducta la justicia al instinto y dando a sus
acciones la moralidad de que antes carecían” (Rousseau, 1992:11)
Para Hobbes y Rousseau el hombre mantiene una transición que pasa desde el
estado natural, al contrato y por ultimo estado civil, donde en el estado natural el
hombre nace en plena libertad y con la capacidad de preservar sus derechos, pero
por el miedo a las situaciones de incertidumbre para conservar su propia vida, los
hombres se plantean relaciones entre ellos para la creación de contratos, estos a
su vez son creados para la conservación del hombre y de su libertad en sociedad,
al mismo tiempo el contrato es un momento dentro del estado para formar el
diálogo que construye la soberanía para el ejercicio de la voluntad general de la
ciudadanía por el bien del pueblo o mejor llamado estado civil.
A partir de ahí prevalece en los hombres una desconfianza mutua impulsada por el
miedo de perder sus recursos, es por ello que podemos mencionar que según
para Hobbes el hombre es considerado egoísta por naturaleza, por la siempre
constante lucha por los recursos naturales y por la preservación de su propia vida.
Hobbes al fijar que existen conflictos entre los hombres en su estado natural
establecería que “la condición del hombre es una condición de guerra de todos
contra todos” (Hobbes, 1984:106), en el cual cada hombre estaría moviéndose por
su propia razón y derechos, incluso sobre los derechos y los cuerpos de los
demás, de esta manera no se puede garantizar la seguridad para nadie.
Por otro lado, para Hobbes el miedo es un factor que genera que el hombre se
mueva para crear contratos, para Rousseau es diferente, ya que el hombre se
mueve por fuerza y por derecho, por ejemplo, por un lado menciona que “el más
fuerte no lo es jamás bastante para hacer siempre el amo o señor, si no
transforma su fuerza en derecho y obediencia” (Rousseau, 1992:5), eso lo dice
con referencia a la fuerza, ya que la fuerza no bastaría para mantener los
derechos del hombre, porque sería un sometimiento de uno hacia otro, impulsado
por la necesidad y no por la voluntad.
Otro punto de diferencia entre ambos autores es la visión acerca del hombre y
cómo lo tenían contemplado, para Hobbes el hombre era egoísta por naturaleza y
se mantenía desde la lucha por los recursos, por el contrario, para Rousseau el
hombre solamente se movía desde la libertad y contemplaba al hombre desde un
punto más positivo.
Con esto Rousseau nos sumergirá al punto sobre el pacto, pero ¿cómo se daría el
pacto y para qué? mientras que para Hobbes el pacto está dirigido para limitar la
libertad natural del hombre debido a que transfiere sus derechos, para Rousseau
centra su idea hacia la conservación del hombre, para conservar su libertad y para
atravesar los obstáculos que ponen en peligro su vida ya que según menciona
“Los hombres llegados al punto en que los obstáculos que impiden su
conservación en el estado natural, superan las fuerzas que cada individuo puede
emplear para mantenerse en él. Entonces este estado primitivo no puede subsistir,
y el género humano perecería si no cambia su manera de ser” (Rousseau,
1992:9), en esencia todo lo que se diga en el pacto es para garantizar y conservar
la libertad natural.
Hobbes Rousseau
Los hombres luchan por los Los hombres luchan por los recursos
recursos que se encuentran que se encuentran limitados
limitados
Por otro lado, para Rousseau la esencia principal del contrato es la creación de
una persona pública o una entidad pública (también llamado soberano), que como
menciona es “una asociación que convierte al instante la persona particular de
cada contratante, en un cuerpo normal y colectivo, compuesto de tantos miembros
como votos tiene la asamblea” (Rousseau, 1992:10), además de que este
soberano representaría, organizaría y orientaría a la comunidad con los valores
que ella representa, y sería la persona moral que constituye al Estado como un
ente de razón.
Pero ¿por qué el hombre en estado natural con toda su libertad natural y derechos
desearía trascender al estado civil?
Para Hobbes el fin de que el hombre trascienda del estado natural al estado civil
se encuentra asociado con su conservación y su supervivencia, que lo conlleva al
introducir restricciones sobre sí mismos para mantener la paz, el mismo menciona
“La causa final, fin o designio de los hombres al introducir esta restricción sobre sí
mismo (en la que los vemos vivir formando estados) es el cuidado de su propia
conservación y, por añadidura, el logro de una vida más armónica” (Hobbes,
1984:137).
Además de que cree que es la única manera de elegir un poder común que sea
capaz de defenderlos contra otras invasiones extranjeras o peligros que los
rodean, también tiene presente que es la manera más efectiva de poder mantener
segura la propiedad privada de cada persona, ya que menciona “El único camino
para erigir semejante el poder común, capaz de defenderlos contra la invasión de
los extranjeros y contra las injurias ajenas, asegurándoles de tal suerte que por su
propia actividad y por los frutos de la tierra pueda nutrirse a sí mismo y vivir
satisfechos, es conferir todo su poder y fortaleza a un hombre o a una asamblea
de hombres; todos los cuales, por pluralidad de votos, puedan reducir sus
voluntades a una voluntad” (Hobbes, 1984:140).
Con ello Hobbes mostraría un concepto nuevo que es “el soberano”, donde el
hombre y el estado civil creado por él mismo recaen todos los derechos y
facultades, además de que en el poder del soberano estaría solo regido por el
consentimiento del pueblo reunido.
Por el contrario, para Rousseau la transición del estado natural al estado civil
conduciría al hombre a un cambio muy drástico, el cual estaría sustituyendo su
conducta y sus acciones, por ejemplo, el instinto lo cambiaría por la justicia, con
ello dando a sus acciones una moralidad, donde los hombres según Rousseau “Se
verían obligados a obrar basados en distintos principios, consultando a la razón
antes de prestar oído a sus inclinaciones” (Rousseau, 1992:11)
Por medio de la razón el hombre podría sustituir su rasgo de instinto que lo llevan
a obtener un beneficio individual por un rasgo diferente que estaría en conjunto
con la voluntad general y está a su vez estaría reflejado por los intereses del
público o de la ciudadanía.
Rousseau, Juan Jacobo. (1992). El contrato social. Madrid, Ed. Aguilar, 1973, 148
pp. Libro I, Libro II. Libro III, caps. 1-2, caps. 10-14