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Marcos Buraschi
Claro está que esta sensación es algo que nadie sería capaz de “tomar y
manipular” con tanta ligereza, dado la naturaleza compleja y cultural de la experiencia
de la escucha musical. Sin embargo, basándonos en teorías como la de Cristopher Hasty
(respaldado y/o antecedido por Cooper/Meyer, y Lerdahl/Jackendoff entre otrxs), sí se
podría pensar en la posibilidad de componer pensando de antemano en algunos
resultados que probablemente se perciban en la escucha. Sturton Attas (2011) se refiere
a Hasty:
“Para conceptualizar el metro como un proceso, Hasty señala que una duración
particular, una vez que es escuchada como completa y se tiene un largo
definitivo, “provee una duración definitiva potencial” para un evento
subsecuente. La actividad mental por la cual los oyentes esperan que una
duración recién completada se reproduzca inmediatamente es llamada
proyección. (…) Incluso si el potencial proyectado no es concretado con la
duración del segundo sonido duplicando al primero, Hasty postula que hay aún
un sentido en el cual los oyentes comparan las dos duraciones, que es que la
primer duración es relevante para nuestra experiencia del segundo (a pesar de
que luego puede volverse irrelevante” (p.7-8).
Pueden leerse estos términos analíticos lejanos una palabra tan cercana a la calle
y al ambiente popular como lo es groove, y a la simple experiencia de bailar la música.
Sin embargo son dos elementos estrechamente relacionados: el groove es aquel
elemento de la música que da “ganas de bailar”. Es el elemento que genera sensación de
movimiento; y ésta es más o menos cíclica y repetitiva; planteando así que la forma de
percibir el metro musical que tenemos según Hasty es en parte el groove: un tejido de
proyecciones y predicciones que se llevan a cabo en distintos estratos de la textura
musical. El groove es un fenómeno dentro de ese metro que precisa de repeticiones,
justamente para que estas repeticiones no se oigan cien por ciento textuales, para que el
paso sea natural. “El uso de la improvisación y cambios micro-temporales en repetidos
riffs significan que por más que los grooves puedan ser oídos como entidades repetidas,
al mismo tiempo cada repetición del groove presenta una experiencia distinta,
relacionada a algunas anteriores pero siendo también algo nuevo (Attas, 2011, p.16)”.
Estas células y sus micro-variaciones internas generando así un tejido de proyecciones
entre las mismas, entre sus partes internas, y entre las secciones que generan sucedidas y
agrupadas (según elementos texturales, tímbricos, y hasta armónico/temáticos).
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Bases conceptuales para la composición
Hay dos ejes que no podemos obviar a la hora de hablar de groove: la percusión
y el movimiento.
En la percusión están claros los acentos de cada evento, atomizados como puntos
claros en el tiempo, entonces es sencillo para el oído discernir las duraciones de las
proyecciones de cada sonido. Sobre ello Hasty (1997) plantea: “Para hacer una
distinción entre acentuado y no acentuado, podemos decir que el comienzo de cada
sonido es acentuado y el resto del sonido no está acentuado. Claramente, si el comienzo
es observado como un instante dentro de la duración total del sonido, esta postura va a
tener poco sentido —si el comienzo es algo que puede ser distinguido del sonido y
separado de la duración del sonido, el acento en este caso no puede ser percibido como
un atributo psicoacústico. Una solución a esto, es escuchar el acento como el comienzo,
pero no separarlo del comienzo del evento comenzado. Podemos concordar con
Hauptmann en que el acento métrico es el acento del comienzo, que su energía es un
potencial activo y creativo para la duración (p.103)”.
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Decir “movimiento” es tan abstracto como decir dirección, intensidad, o
cualquier concepto que se pueda aplicar en términos de armonía, material temático,
ritmo; al fin y al cabo todos los elementos transcurren en el tiempo y, por ende, son
rítmicos. Cualquier material que pueda presentar variaciones en su transcurrir temporal
presenta direccionamientos que se pueden interpretar como movimiento. En su estudio,
Witek et al. (2014) señalan con respecto a la sensación de movimiento en términos
médicos: “En general, los resultados de nuestro estudio apoyan la hipótesis de que hay
una relación de U invertida entre el grado de síncopa1 y la voluntad de movimiento y
sentimientos de placer”. Es decir, la complejidad interna de la micro-variación del
groove produce ganas de mover el cuerpo y placer, hasta cierto punto en el que es
ininteligible.
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Les autores se refieren a síncopa como todo aquel estímulo que se corre de la anticipación del oyente.
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Como forma de metodizar estos conceptos, me interesa introducir en este trabajo
el concepto de “sistema de pulsos heterogéneos dinámicos”.
Las configuraciones métricas están compuestas por pulsos, es decir que los
eventos que conforman las métricas resultantes tienen naturaleza repetitiva y más o
menos regular, en todas las jerarquías de la textura del groove.
Los pulsos que conforman estos sistemas son heterogéneos en varios aspectos;
generalmente están separados en registro, timbre, pero sobre todo ocupan una “posición
métrica” particular: generalmente aparecen en el mismo tiempo dentro de la repetición
de cada groove y, de no ser así, seguro aparece en el mismo tipo de tiempo (fuerte,
débil, semi-fuerte, etc. con respecto al pulso acentuado jerárquicamente superior).
La llave que abre la puerta de la intención de este trabajo es el hecho de que los
pulsos que conforman este sistema heterogéneo son dinámicos: generalmente los
registros más graves suelen ocupar puntos jerárquicamente más altos dentro del groove,
y esto va disminuyendo con frecuencias más altas; e incluso suelen marcar cambios de
groove, métrica o subdivisión. Sin embargo, hay más de un factor que conforma la
jerarquía de un pulso dentro de cada groove; por ejemplo su relevancia armónica,
textural, las ya mencionadas tímbrica y dinámica, etc. Gracias a este dinamismo es
posible que la relevancia métrica de cada pulso cambie si se logra una nueva
interpretación de su ordenamiento dentro del groove. Es decir, el mismo evento que se
entiende como un pulso débil o una subdivisión en un groove, puede percibirse como un
pulso fuerte o jerárquicamente alto si se le da el suficiente acento relativo.
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¿Metro ES ritmo, o metro Y ritmo?
El título de este párrafo, homónimo en parte del escrito de C. Hasty (1997) hace
referencia al concepto y/o conclusión del autor de que las diferencias entre metro y
ritmo son dos enfoques de la misma cosa. Hasty concluye que cada evento tiene su
propio potencial proyectivo y que la suma y combinación de estos hace que la música
sea mesurable, es decir, que tenga un metro. “Propongo que la proyección no es otra
cosa que metro; que proyección y metro son uno” (p.92).
Utilizaré entonces estos términos de ritmo y sobre todo de metro: ya que como
unidad estable y cíclica permite ser separada, desmembrada, analizada, reinterpretada y
trabajada como cualquier potencial expresivo compositivo.
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Procedimientos compositivos básicos
Fig. 1
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Schenker, Hasty, Forte y muchxs otrxs utilizan el término “oyente entrenado” para referirse a personas
con educación formal en música académica, muchas veces incluso educación formal en términos
exclusivos de las escuelas europeas. En el caso del groove, el entrenamiento parte de otras prácticas y por
lo tanto tiene otras lógicas. Este trabajo tratará de recopilar ambos entrenamientos musicales y ponerlos
en contacto.
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compases siguientes). d. es donde confluirían ambos acentos (en caso de percibir aún el
compás de cuatro inicial y los acentos como contratiempos).
Fig. 2
Fig. 3
Analicemos ahora qué pasa cuando sumamos más parámetros bajo las mismas
premisas. En la Figura 3 se suman dos nuevos parámetros a nuestro ejemplo: el timbre y
la armonía. Con este simple ejemplo puede comprenderse el funcionamiento del
sistema de pulsos heterogéneos dinámicos. En las figuras 1 y 2 observamos como un
acento no rige necesariamente sobre otro por simplemente ser precedente, y que
tampoco rige sobre las dinámicas (ni viceversa en ambos casos). Sumémosle a esto un
ritmo y funcionamiento tonal y/o distinciones tímbricas, y trazando relaciones de
relevancia jerárquica entre cada uno de estos parámetros en cada momento. En un
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ejemplo tan simple veremos la cantidad enorme de niveles jerárquicos que
comprendemos y asimilamos al percibir uno o más grooves.
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Análisis de Surcos
La obra compuesta para este trabajo final de licenciatura fue realizada y pensada
conjuntamente con todas las lógicas hasta aquí descritas, experimentando sobre grooves
y poniendo en diálogo tanto los elementos que los componen como aquellos que
provienen de otros universos sonoros y literarios. El análisis constará de ejemplo en los
que se pondrán en evidencia distintas operaciones sobre los grooves trabajados. Cabe
aclarar que con motivos de no hacer este escrito excesivamente tedioso, mostraré en este
capítulo elementos que permitirán ayudar al enfoque no solo técnico de cada pieza, sino
a la concepción de la morfología general de la obra.
Capítulo I:
Fig. 4
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Durante toda la obra veremos situaciones como esta, donde los grooves se
desintegran en sus partes y éstas toman diferentes caminos. Tal vez en este primer
momento, donde los grooves aparecen como en un caldo de cultivo, es donde sea
interesante analizarlos. El patrón de 3 corcheas del redoblante se repite en el tiempo
fuerte del 7/8 cada 3 compases. En el compás 15 (primer compás de la Figura 5) el
ritmo de vidala en 7 se amalgama a la batería apareciendo en el bombo, y es allí donde
la percusión se despega en un ritmo de rumba claro que se corre del pulso hasta confluir
en B, donde se configura el groove que se plasmará en el solo de guitarra (segundo
compás de la Figura 5).
La pieza plantea dos arcos discontinuos con una pausa central. No hay un
direccionamiento de las tensiones sino una presentación de recursos, un glosario previo
a los movimientos centrales. Si bien esta es la única pieza en que no aparece el motivo
de Surcos (ver Capítulo II), la lógica discursiva es clara por su simpleza en lo
morfológico general y su complejidad en lo micro. La primera sección presenta la
problemática previamente analizada, y luego de la pausa intermedia (c. 43 a 57) es
simplemente un dúo de riffs en las percusiones el que lleva la a todos los demás
materiales hacia la coda.
Fig. 5
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Capítulo II:
Fig. 6
Se introducen aquí otros dos factores que se exacerbarán tanto en esta como en
las siguientes secciones: la rotura de la corchea y el Tema de Surcos. En esta pieza
se plantean dos negras, es decir, dos formas de medir independientes de la otra, y de allí
la elección de la escritura en cuatrillos de compás entero (Fig. 6). El estatismo rítmico y
armónico en el resto del orgánico hace que la fluctuación entre estas dos
configuraciones rítmicas se acentúe aún más; incluso en los compases anteriores al
inicio de B (c. 0 a 19), donde la guitarra queda en un ostinato más relacionable con el
3/4.
Fig. 7
Fig. 8
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Capítulo III:
Si bien la obra entera se trata de patrones que entran a irrumpir en el groove que
está sucediendo, en este movimiento las células transformadoras aparecen en las
transiciones y en un primer plano, tanto por su dinámica como por su relevancia contra
el marco que ha sido establecido. En las siguientes figuras observaremos el
comportamiento de estos quintillos:
Fig. 9
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La Figura 9 corresponde a la entrada del primer quintillo (el de negra) y por lo
tanto conforma el primer groove. Este Candombe rengo se configura inmediatamente
se escucha el quintillo en el Hi-hat, pero lo que realmente le da el paso estable pero
irregular de un groove es la respuesta del resto del orgánico. Los instrumentos
armónicos se configuran en patrones que, como se observa en el c. 37, no solo se
combinan sino se complementan y le dan al groove su movimiento interno.
Fig. 10
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Fig. 11
Esta tercera división del pulso reafirma, como este movimiento en general, la
hipótesis que plantea este trabajo. El groove se afirma como una unidad con carácter tan
fuerte y reconocible que, mediante su repetición, por más complejos que sean sus
patrones internos, “rechazan” a los que no se acoplen a su lógica. Luego de volver a
aparecer el 4/4 en la transición previa a la Figura 11, el quintillo de semicorcheas se
encuentra ya muy lejos de las corcheas que plantearon la Guajira, aunque incluso estas
estén aún presentes, y más lejos aún se encuentran del quintillo de negras del
Candombe rengo. La llave para la configuración del tercer groove está en el acento
métrico y armónico que realizan el bajo y la guitarra: vuelven a marcar ambos el 4/4.
Volviendo al esquema de la Figura 3, vemos ahora como la negra toma prioridad sobre
los quintillos gracias al énfasis dinámico de todo el orgánico. El quintillo de
semicorcheas se convierte en una subdivisión de la negra, marcando el swing, pero un
swing que no es de tresillo sino de quintillo (2+3); lo que Jacob Collier (2017) llama
“rodar como un huevo”3.
3
El compositor hace referencia precisamente a su arreglo de “Close to you” de Carpenters, sencillo de
2014.
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El capítulo III, como señalé anteriormente, es un collage de grooves; dentro de
toda la obra es el momento más intenso, pero a diferencia de los movimientos de la
música clásica y romántica esta intensidad es simple, es complicado pero no complejo.
Los grooves se suceden con violencia como punto adolescente de la obra, donde las
cosas simplemente suceden prestándose materiales entre sí, pero sin comprometerse en
algún tipo de desarrollo o modulación. El Tema de Surcos aparece aquí como canción,
con letra en mapudungún de mi autoría, y es el único momento cantado de la obra, otra
de los tantos elementos que aparecen esporádicamente en esta pieza.
Capítulo IV
Fig. 12
Capítulo V
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Fig. 13
Fig. 14
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Algunas conclusiones del Análisis
Surcos es una obra que plantea una experiencia particular al espectador. El groove
tradicionalmente se concibe como un elemento muchas veces presente en la música pero
pocas veces como protagonista. La obra intenta expandir y experimentar las distintas
concepciones de groove, desde su manejo como objeto casi siempre protagonista del
discurso hasta concepciones más horizontales y a largo plazo de sus posibilidades
expresivas; y de allí precisamente nace su forma y su estructura.
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BIBLIOGRAFÍA ORIENTATIVA:
BUTLER, M.J. (2006). Unlocking the Groove: Rhythm, Meter and Musical
Design in Electronic Dance Music. Indiana: Indiana University Press.
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OBRAS REFERENCIALES:
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