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Alison Cudris
Felipe Vaughan
Literatura de la Generación del 98 y 27
22 de noviembre de 2016

Federico García Lorca, el oxímoron que unió tradición y modernidad

En un principio, Federico, al ver a su hogar, España, en una epilepsia de corrientes, de


tendencias extranjeras y ajenas, quiso retornar a lo clásico y tradicional, permanecer en la esencia
arábigo-andaluza de las rondas infantiles de su infancia1; tal como se evidencia en las pistas que
esbozan algunas de sus primeras composiciones, cargadas de refranes populares y de versos
prestados de los romances arrabaleros y cíngaros, medievales y renacentistas—prestados porque
más adelante, Federico, le devolvería a la Poesía novedosos cantos y sentencias, que a pesar de
su actualidad, se convertirían en tradicionales con el tiempo2—. Este retorno fue instigado por la
melancolía que sentía al ver que el mundo de afuera, regido ahora por las nuevas ciencias, las
nuevas artes y la nuevas ciencias de las artes que nunca habían tenido regla, le estaba usurpando
a su pueblo hispano el soplo casi bendito de la juglería y la clerecía que fundó su nación y fue
inspiración para otras. Como ejemplo de su añoranza, uno de los “compadres” inscritos en
Romance sonámbulo de Romancero Gitano anuncia lo siguiente:

“Pero yo ya no soy yo,


Ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
Decentemente en mi cama”.3

Es imposible no ver el desahogo de García Lorca expresado bajo la voz gitana del
compadre que grita su anhelo por la identidad primigenia de su tierra, que, al igual que expone el

1
El tema de la relación entre las rondas infantiles y la obra de García Lorca se explora con mayor detalle en Da niel
Devoto, Notas sobre el elemento tradicional en la obra de García Lorca (Buenos Aires: Filología, 1950) vol. II,
núm. 3. Sacado de El escritor y la crítica p. 25-38.
2
Daniel Devoto, Notas sobre el elemento tradicional en la obra de García Lorca, p. 48.
3 Federico García Lorca, Romancero Gitano. “Romance sonámbulo”. (Madrid: Austral, 2000)
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mismo poema, es asimismo su identidad. El compadre, el gitano, la luna, el caballo, lo verde, la


mar, las puertas, en fin, toda la simbología4 usada por el poeta granadino, representa la propia
España y al mismo García Lorca que gimen al unísono por los crímenes contra el folclor y la
oralidad, y al mismo tiempo piden sangre.

Sin embargo, aquella nostalgia por el folclor español no solo se examina en sus obras
iniciales, en trabajos de su periodo surrealista como Poeta en Nueva York también se puede
entrever la melancolía por su tierra natal y sus costumbres ancestrales, como se evidenciará a
continuación en unos versos escondidos del poema 1910, versos que compuso mientras se
hospedaba en la ciudad más estrepitosa y versátil de la época, Nueva York:

“Aquellos ojos míos de mil novecientos diez


no vieron enterrar a los muertos,
ni la feria de ceniza del que llora por la madrugada,
ni el corazón que tiembla arrinconado como un caballito de mar.”5

Federico no solo quiere regresar a España, sino quiere regresar a la España de antaño,
aquella Andalucía de verdes barandas, verdes ramas, verde viento, donde pareciese que la
modernidad no había llegado ni llegaría nunca y donde los aviones solo eran otros pájaros más
que se confundían entre las gallaretas y los milanos.

Aunque hay que hacer énfasis en que la canonicidad del poeta no radica simplemente en
la reminiscencia de lo clásico en pleno auge de las vanguardias, su universalidad se encuentra en
la forma de nombrar, desnombrar y trasnombrar la tragedia griega, la comedia dantesca, los
cantos bíblicos y las jarchas hispanoárabes6, y conferirles el matiz lorquiano de las metáforas

4
La simbología completa de García Lorca está inscrita enJ. M. Aguirre , “El sonambulismo de Federico García
Lorca”, Bulletin of Hispanique Studies, 1967. Sacado de El escritor y la crítica, p. 97-119.
5 Federico García Lorca, Poeta en Nueva York. ( Madrid: Cátedra, 2014) p. 106
6
Guillermo de Torre, “Federico García Lorca”, Nos., núm. 88, Julio de 1943, p. 5.
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oníricas, los paréntesis solilóquicos7, la luz de luna que esclarece el drama y ese olor a sangre
que siempre se cuela en el verso de Lorca.

De igual modo, es necesario recalcar que la poesía de Lorca no se acentúa únicamente en


la tarea de retomar el clasicismo y los mitos fundacionales de España, toda su poesía está
salpicada de la modernidad de la que no hizo sino resaltar con su temática agorera, imprimiendo
en el lector de su trayectoria su influencia notoria con Poe, Dostoievski, Mallarmé, Lautreamont,
Baudelaire y Wilde8. También el influjo de variedad de filósofos hace presencia en García Lorca,
pues se descubre cierto sinsabor existencial al leer las obras dramáticas de Yerma y Bodas de
Sangre, y, la huida de la realidad propuesta por Schopenhauer, prácticamente está inscrita en
todas sus obras. Incluso, su dramaturgia y poesía pueden ser consideradas como un presagio del
Heidegger maduro, puesto que al examinar los versos lorquianos más oscuros y a la vez más
puros, se sospecha que García Lorca entendió antes que nadie el concepto del hombre como
dasein, un ser arrojado en el mundo9, solo que el poeta utilizó el calificativo de duende10 para
referirse a este fenómeno, tal vez no para caracterizar la conciencia de asumir una existencia que
no se ha elegido, pero una vez dada, se convierte en un proyecto que es necesario realizar, Mas,
en efecto, el duende sí se relaciona con el concepto heideggeriano en tanto que el duende sería
entonces aquel daimon que hace tomar la decisión más trágica; la entidad que conduce a la
perdición, pero a la perdición más hermosa y poética; lleva a la muerte, aunque a la muerte con
gloria. De esta forma, el duende que se desdobla, inclusive, desde la primera publicación de
Federico, se podría considerar la forma artística del ser para la muerte que más tarde se plasmaría
en Ser y tiempo11.

En otras palabras, García Lorca fue el puente de la modernidad—tanto en el arte como en


la ideología—y la tradición española. Comenzó con él y su generación la transición frágil de lo
regional a lo global. En el poeta andaluz más que en cualquier otro artista se ve reflejada la frase

7
Los paréntesis en la obra lorquiana se trata a fondo en Roberto Yahni, “ Algunos rasgos formales en la lírica de
García Lorca”. Bulletin Hispanique, LXVI, 1964. Sacado de El escritor y la crítica, p. 218-219.
8
“Para ver más sobre la trayectoria de García Lorca, consúltese: Federico García Lorca” Fundación Wikimedia,
Inc., última modificación 11 de Mayo del 2015 http://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Garc%C3%ADa_Lorca.
9
Martin Heidegger, Ser y tiempo. (Madrid: Trotta, 2003).
10
Para una mayor profundización de este término, búsquese Federico García Lorca “Teoría y juego del duende”.
Discurso presentado en Buenos Aires, Argentina: 1933.
11
Heidegger, Ser y tiempo.
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de Octavio Paz que declara que: “La búsqueda de la modernidad es un descenso a los
orígenes”12. Aunque su proeza se halla en que aquel descenso no fue una contrarreación a la
corriente predecesora, no hubo demonización respecto a los realistas y parnasianos, García Lorca
logró que la innovación estilística se fundiera con el contenido milenario como si de una sola
línea evolutiva se tratara; pero no a través de un juego dialéctico, nunca se ve en sus escritos una
lucha sobre cuál tendencia se terminaría asentando. Su obra es un todo artístico en el que sus
partes—clasicismo y contemporaneidad—, en vez de anularse, se dan y se potencian al mismo
tiempo. Una muestra de la unidad de ambas fuerzas es el controvertido poema Oda al rey de
Harlem contenido en Poeta en Nueva York, en donde las estructuras surrealistas13 van de la mano
con los elementos y símbolos usados desde siempre:

“Un viento sur de madera, oblicuo en el negro fango,


escupe a las barcas rotas y se clava puntillas en los hombros;
un viento sur que lleva
colmillos, girasoles, alfabetos
y una pila de Volta con avispas ahogadas.”14

Se puede notar la unión del elemento clásico, inscrito en los primeros versos, y el
moderno, mediante la alusión a las pilas de Volta. No obstante el texto destila una cierta
descontextualización debido a la turbiedad de las metáforas. Pues que objete el lector al que no le
parezca que los íconos y la descripción junto a ellos, a los que apela García Lorca, como los
vientos, las barcas, el negro fango, los pudo haber escrito cualquier poeta grecorromano hace
más de dos mil años. Esa es la destemporalización y desubicación a la que nos somete el poeta
para extrañar al lector y para convertir su lírica en imperecedera; y, a pesar de que los versos
finales si pueden hacer situar al leyente en un entorno cronológico reciente, no por ello se
invalida la acronía anterior. Es como si en el instante poético de Federico todos los momentos
ocurrieran al mismo tiempo, como si con su pluma creara un lugar en donde las pilas de Volta y
los trirremes antiguos conviviesen juntos. Precisamente, la atemporalidad en la creación

12
Véase Octavio Paz, La búsqueda del presente, edit., Fundación Común Presencia (Bogotá D.C.: Colección Los
Conjurados, 2003), p. 20.
13
Para profundizar el surrealismo en García Lorca, véase: Virginia Higginbotham, “Reflejos de Lautreamont en
Poeta en Nueva York”, Hispanofilia, Septiembre de 1972. Núm. 46. Sacado de El escritor y la crítica, p. 299-310.
14 García Lorca, Poeta en Nueva York, p. 117-124
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lorquiana 15 es la que le confiere al poeta ese carácter de mediador entre antigüedad y


modernidad, es la razón de su universalidad. En García Lorca nunca hallamos blanco o negro,
siempre es un gris en el que el blanco y el negro todavía se distinguen. Su profunda ambigüedad
estilística permite que sus poemas y dramas puedan ser tildados en cualquier época, como si la
intención real o ideal de Federico hubiese sido desorientar al lector que intensase contextualizar
su obra y conferirle una odiosa exégesis histórica, para que descifrase su poesía solo desde su
poesía. Y es que solo con otros símbolos se puede entender su simbología, solo con más
aforismos se entienden sus primeros refranes, solo leyendo El poema del cante jondo, se
comprende Romancero gitano. Pareciera entonces que el dramaturgo ideó un lenguaje lleno de
aliteraciones y elipsis, un idioma exclusivo y, no obstante, general para los receptores de sus
letras y los amantes de su crónica.

Aquella jerga concebida consciente o inconscientemente por García Lorca es, al igual que
la tierra que lo engendró, antitética y paradójica. Su obra es la condensación de los tiempos
violentos que enfrentó, sus sonetos y monólogos, como se anunció anteriormente, constituyen a
la España “oximorónica” en sí misma. De este modo, sus versos son una unidad apática y
simpática, donde los antónimos se reúnen como hermanos, hijos de la misma madre: La poesía.,
Sus composiciones son, al mismo tiempo, regionales y universales, conservadoras y novedosas,
celestiales y mundanas; hechas para el pueblo llano y para la élite más selecta16; enajenan y a la
vez identifican al lector; le lloran a la vida y le cantan a la muerte; elevan al público al mundo
más idealizado y luego lo aterrizan a la realidad más crítica; poetizan el teatro, dramatizan la
lírica; les pertenecen a todas las sociedades, naciones y generaciones, y únicamente al duende de
Federico.

Libros Citados

Aguirre, J.M. , “El sonambulismo de Federico García Lorca”, Bulletin of Hispanique Studies,
1967. Sacado de El escritor y la crítica, p. 97-119.

15
Cítese Juan Cano Ballesta “Una veta reveladora en la poesía de García Lorca, Romanische Forschingen, LXXVII,
1965. Sacado de El escritor y la crítica, p. 134.
16
Juan Cano Ballesta “Una veta reveladora en la poesía de García Lorca”. p. 123-124.
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Cano Ballesta, Juan. “Una veta reveladora en la poesía de García Lorca, Romanische
Forschingen, LXXVII, 1965. Sacado de El escritor y la crítica, p. 134.
De Torre, Guillermo.“Federico García Lorca”, Nos., núm. 88, Julio de 1943, p. 5.
Devoto, Daniel. Notas sobre el elemento tradicional en la obra de García Lorca (Buenos Aires:
Filología, 1950) vol. II, núm. 3. Sacado de El escritor y la crítica p. 25-38.
Fundación Wikimedia, Inc., “Federico García Lorca”. Última modificación 11 de Mayo del 2015
http://es.wikipedia.org/wiki/Federico_Garc%C3%ADa_Lorca.
García Lorca, Federico. Romancero Gitano. (Madrid: Austral, 2000).
García Lorca, Federico. Poeta en Nueva York. (Madrid: Cátedra, 2014)
García Lorca, Federico. “Teoría y juego del duende”. Discurso presentado en Buenos Aires,
Argentina: 1933.
Heidegger, Martin, Ser y tiempo. (Madrid: Trotta, 2003).
Higginbotham, Virginia. “Reflejos de Lautreamont en Poeta en Nueva York”, Hispanofilia,
Septiembre de 1972. Núm. 46. Sacado de El escritor y la crítica, p. 299-310.
Paz, Octavio. La búsqueda del presente. Editado por Fundación Común Presencia (Bogotá D.C.:
Colección Los Conjurados, 2003), p. 20.
Vidal, Cesar y Federico Jiménez Losantos, Historia de España III (Barcelona: Planeta, 2013).
Yahni, Roberto. “ Algunos rasgos formales en la lírica de García Lorca”. Bulletin Hispanique,
LXVI, 1964. Sacado de El escritor y la crítica, p. 218-219.

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