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teorema

Vol. XXXV/2, 2016, pp. 197-208


ISSN: 0210-1602
[BIBLID 0210-1602 (2016) 35:2; pp. 197-208]

Metafísica naturalizada: géneros naturales en


consonancia con la práctica científica

Alba Amilburu y Cristian Saborido

Natural Categories and Human Kinds. Classification in the Natural and Social Sciences,
DE MUHAMMAD ALI KHALIDI., CAMBRIDGE, CAMBRIDGE UNIVERSITY
PRESS, 2013, 264 pp., ₤18.99.

I. LOS GÉNEROS NATURALES Y LA PRÁCTICA CIENTÍFICA

De un modo u otro, la práctica científica implica la categorización


de los objetos del mundo y la clasificación de los sujetos de estudio en
diferentes agrupaciones. La tabla periódica de los elementos, la taxono-
mía linneana o el DSM-5 son ejemplos de clasificaciones científicas que
buscan ordenar, de una forma más o menos ajustada, los fenómenos que
abordan distintas disciplinas científicas. Tradicionalmente, se considera
que los géneros o clases que resultan de estas clasificaciones científicas
responden a propiedades distintivas que existen en la realidad, es decir,
se afirma que las agrupaciones de objetos que propone la ciencia constitu-
yen clases o géneros naturales. Así, los géneros naturales serían agrupacio-
nes de cosas (entidades, eventos, procesos, etc.) que reflejan divisiones
reales en la naturaleza. Consecuentemente, una clasificación científica que
contenga géneros naturales es una clasificación que refleja en última ins-
tancia la estructura profunda del mundo.
Es indiscutible por tanto el rol central que el concepto de género
natural desempeña en filosofía para reflexionar sobre nuestras prácticas
clasificatorias. Los géneros naturales han sido ampliamente estudiados
por parte de los filósofos del lenguaje, lo que ha llevado a que en muchas
ocasiones se hayan primado los aspectos semánticos sobre los estricta-
mente ontológicos y epistémicos. Sin embargo, la reflexión acerca de la
naturaleza de los criterios para la categorización científica ha tenido nu-

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merosos desarrollos y variantes y ha sido central en la conformación de


la filosofía de la ciencia contemporánea, lo que es particularmente visible
en el debate acerca del realismo científico.
De hecho, la noción misma de género natural proyecta una imagen
particular acerca de la relación entre nosotros y la realidad. Tradicional-
mente, y de acuerdo con la perspectiva de corte esencialista [véase, por
ejemplo, Ellis (2001), (2009); Bird (2010a), (2010b); Devitt (2008)] se
aprecia una separación dicotómica entre una idea de naturaleza activa y
una práctica clasificatoria exclusivamente pasiva [cfr. Borghini y Casetta
(2012)]: la naturaleza sería la encargada de proveer los datos al clasifi-
cador y éste no habría de hacer nada más (y nada menos) que intentar
recogerlos con precisión y fijarlos en una teoría que permita, tal y como
evocaba la célebre sentencia platónica, “cortar el mundo por sus juntu-
ras”. Es decir, nuestras clasificaciones “correctas” son aquellas que
agrupan adecuadamente las entidades particulares atendiendo a sus
propiedades últimas objetivas y reales, sus “esencias”. Por otro lado, en
contraposición a esta interpretación esencialista, autores como Good-
man [1978] se inclinan por entender la metáfora platónica de un modo
distinto: esto es, la naturaleza es principalmente pasiva y es nuestra acti-
vidad clasificatoria la que categoriza y delimita los objetos de acuerdo
con motivaciones y convenciones humanas, es decir, el observador corta
efectivamente la naturaleza por sus junturas, pero entendiendo aquí el
“sus” como “del observador”. En consecuencia, se entiende que toda cla-
sificación es en gran parte fruto de alguna convención o proceso cognitivo.
La primera lectura estaría asociada con una posición realista, mientras que
la segunda está ligada a una postura más bien convencionalista.
Esta discusión entre las posturas realistas y las convencionalistas se
ha visto revitalizada por un imponente resurgimiento de la literatura filo-
sófica acerca de los géneros naturales. Son muchas las publicaciones y
congresos dedicados a la discusión acerca de la idea de género natural y
de la contribución de este concepto filosófico a la comprensión de los
modos apropiados de categorización. A los recientes trabajos sobre este
tema escritos por Richard Boyd (1991), Ian Hacking (1991), John Dupré
(1993), Brian Ellis (2001) y P. D. Magnus (2012), entre otros, se les suma
ahora este libro monográfico del profesor de la Universidad de York en
Toronto, Muhammad Ali Khalidi, en donde, además de presentarnos un
cuidadoso examen de las implicaciones metafísicas y epistemológicas de
los modos de clasificar en ciencia, encontramos su visión particular sobre
cómo deben entenderse los géneros naturales.
Metafísica naturalizada: géneros naturales en consonancia… 199

II. KHALIDI SOBRE LOS GÉNEROS NATURALES


En Natural Categories and Human Kinds, Khalidi propone una formu-
lación teórica de la noción de género natural, alternativa a las caracteriza-
ciones clásicas ligadas al esencialismo y su asunción de que toda
clasificación del mundo que se presente como “natural” debe aspirar a
ser única y exhaustiva. Así, Khalidi analiza en profundidad esta concep-
ción esencialista de la noción de género natural, identificando los aspec-
tos que la caracterizan y mostrando sus virtudes y puntos débiles. En
concreto, Khalidi busca demostrar que el enfoque esencialista no se ajus-
ta a los criterios que se aplican en la actividad clasificatoria real de los
científicos. Esto le sirve como punto de partida sobre el que desarrollar
los aspectos que considera relevantes para una formulación teórica ade-
cuada de la noción de género natural en consonancia con la práctica
científica. A la par que desarrolla su propuesta, Khalidi aborda en este
trabajo diversas cuestiones relacionadas con el debate sobre los géneros
naturales tales como el realismo, la causalidad o la diferencia entre tipos
de géneros dentro de las distintas disciplinas científicas. Todo ello va-
liéndose de ejemplos que van de la química a la psiquiatría y que sirven
para apoyar e ilustrar las ideas defendidas en este trabajo.
Natural Categories and Human Kinds está estructurado en seis capítu-
los. En el primero de ellos se analiza la noción clásica de género natural
ligada al esencialismo y se examinan con detalle las características que
más comúnmente se asocian a esta noción, como que la clasificación en
géneros naturales se basa en la identificación de un conjunto de condi-
ciones de membresía necesarias y suficientes, que estas condiciones
muestran una necesidad modal, un carácter intrínseco y reflejan en ma-
yor o menor medida la micro-estructura de los objetos que categoriza-
mos y que, de alguna forma, es “descubierta” por la práctica científica.
En opinión de Khalidi, esta concepción esencialista resulta proble-
mática como base para establecer criterios acerca de la “naturalidad” de
los géneros, pues resultan demasiado exigentes en el contexto científico
real. Muchas de las categorizaciones científicas no se ajustan a esta no-
ción esencialista de género y, de hecho, la misma teoría científica con-
temporánea considera como ejemplos paradigmáticos de género natural
casos en los que estas características no están presentes, lo cual es espe-
cialmente visible en ámbitos como la biología o las ciencias sociales. Así,
afirma Khalidi, tenemos motivos fundados para dudar acerca de la vali-
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dez de la visión esencialista de la noción de género natural y tratar de


buscar una propuesta alternativa.
Esta alternativa a la concepción esencialista de género natural se
comienza a esbozar en el segundo capítulo, en donde Khalidi desarrolla
su propuesta original. En su opinión, el único aspecto rescatable de la ca-
racterización esencialista es su asunción de que los géneros naturales han
de ser susceptibles de descubrimiento científico. Tal y como también ha-
ce P. D. Magnus en un reciente libro sobre el mismo tema [Magnus
(2012)], Khalidi da por hecho que la ciencia “descubre” aspectos de la
naturaleza que permiten clasificar el mundo de un modo adecuado a sus
intereses y propósitos. Khalidi parte de este carácter “a posteriori” de las
clasificaciones en ciencia para tratar la “naturalidad” de estos géneros.
Así, Khalidi considera que, en tanto en cuanto que categorizaciones sus-
ceptibles de descubrimiento científico, los géneros naturales son revisa-
bles y se corrigen a la luz de las nuevas evidencias empíricas. Como
productos de la actividad científica, las clasificaciones son revisables por
la misma ciencia: siempre es posible que un nuevo descubrimiento haga
que replanteemos la “naturalidad” de nuestras clasificaciones actuales. Es
la práctica científica de cada momento y contexto la que decide qué tipo
de entidades constituye un género natural.
Otro aspecto interesante de la propuesta teórica de Khalidi es que
afirma que los géneros naturales pueden solaparse, es decir, un particular
puede pertenecer a distintos géneros. Por regla general, los géneros de
nuestras clasificaciones científicas son géneros politéticos (se definen en fun-
ción de más de una variable) y tienen límites difusos. Khalidi sostiene
que los géneros naturales son además proyectables, esto es, fértiles desde el
punto de vista explicativo y predictivo y por tanto sirven para alcanzar
propósitos epistémicos. Según el autor, el éxito explicativo y predictivo
de los géneros naturales tiene una explicación causal: “[…] la proyectabi-
lidad es el marcador epistémico para las relaciones metafísicas de causali-
dad” [p. 41]. Esto permite, en opinión de Khalidi, solventar muchos
casos problemáticos para los enfoques esencialistas y ofrece un marco
capaz de ajustarse mejor a las practicas clasificatorias en ciencia, sin
abandonar un marco realista.
Para Khalidi, la proyectabilidad y la fiabilidad predictiva de los gé-
neros naturales reflejan la acomodación de estos géneros a estructuras
causales, tal y como sostiene Richard Boyd (1991), p. 147. De hecho, la
propuesta de Khalidi podría enmarcarse en la misma línea que el enfoque
de Boyd. Sin embargo, Khalidi afirma que los roles de los géneros natu-
rales y las relaciones causales presentes en estos géneros son más diver-
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sos de lo contemplado por la propuesta teórica géneros naturales como


agrupaciones homeostáticas de propiedades de Boyd y aboga por establecer cri-
terios más abarcadores. Khalidi se decanta por adoptar lo que Craver
(2009) denomina una “teoría causal simple”, según la cual un género na-
tural está asociado a un conjunto de propiedades cuyo surgimiento causa
la aparición de otras propiedades. Para Khalidi, la dimensión causal de
los géneros naturales no se ajusta a un único patrón à la Boyd, sino que
es muy compleja y presenta notables diferencias entre géneros naturales
dependiendo de cada una de las distintas disciplinas. Lo necesario para
determinar que una agrupación es un género natural es que esta agrupa-
ción se base de alguna forma en una red de relaciones causales subyacen-
te a los ítems que agrupa, es decir, que exista un tipo de mecanismo
común, según su célebre caracterización [Machamer, Darden y Craver
(2000)]. Independientemente de que la presencia de este mecanismo sea
lo que explique la presencia de unos determinados objetos y no otros
dentro de un mismo género, este mecanismo nos permite describir de
forma realista la naturaleza de estos objetos. En palabras de Craver:

Los géneros naturales aparecen en generalizaciones que describen correc-


tamente estructuras causales del mundo más allá del hecho de que un me-
canismo pueda explicar la agrupación de propiedades que define al género
[Craver (2009), p. 579].

Este enfoque resulta por lo tanto menos restrictivo que el de Boyd, aun-
que mantiene una ambición realista con respecto a los criterios para clasi-
ficar en ciencia.
Una significativa consecuencia de adoptar este tipo de estrategia es
que Khalidi –en consonancia con la “teoría causal simple” de Craver– pue-
de sostener que la “naturalidad” de los géneros puede ser considerada
como una “cuestión de grado”. Ya no hay únicamente una distinción en-
tre géneros naturales y géneros no naturales, sino que una agrupación
puede ser “más o menos natural” que otra en tanto en cuanto el meca-
nismo subyacente a los objetos que agrupa es más o menos explicitado y
tiene mayor capacidad explicativa. Así, por ejemplo, la tabla periódica se-
ría una clasificación “más natural” que el listado de afecciones mentales
que presenta el DSM-5. De este modo, aunque la propuesta se muestra
flexible a la hora de atribuir naturalidad a un género, se deja la puerta
abierta al establecimiento de criterios para distinguir una mayor o menor
“acomodación” de los géneros con la estructura real del mundo.
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Una vez expuesta su propia propuesta teórica, el tercer y cuarto ca-


pítulo están dedicados a responder a los argumentos que se han presen-
tado en la literatura filosófica en contra de la consideración de que los
géneros de las ciencias sean géneros naturales. En el tercer capítulo se
defiende que las ciencias buscan identificar propiedades y clases en fun-
ción de relaciones causales detectadas en sus ámbitos concretos. A lo lar-
go de este capítulo, Khalidi aborda estas relaciones causales entre
géneros de diferentes ciencias, revisando cuestiones clásicas en filosofía
de la ciencia como la realizabilidad múltiple, la distinción entre generali-
zaciones y leyes científicas o la causalidad entre niveles. En opinión de
Khalidi, los criterios que han de determinar la naturalidad de un género
son relativos a las características de los ámbitos en los que estos géneros
se aplican. Así, tanto los géneros de las ciencias más básicas como la físi-
ca o la química y los de las ciencias especiales, como la sociología o la
biomedicina, son naturales pues se basan en patrones causales distintos
pero que, en todo caso, son reflejo de las propiedades de los fenómenos
y susceptibles del descubrimiento científico. Esto queda ilustrado con el
ejemplo de la dinámica de fluidos y, ya en el cuarto capítulo, con el análi-
sis que hace Khalidi de varios ejemplos de géneros de las ciencias bioló-
gicas y sociales. Para Khalidi, aunque estos géneros pueden ser de muy
diversa índole (etiológicos, históricos, interactivos, dependientes de lo
mental, etc.) todos ellos son géneros proyectables y pueden ser definidos
y abordados desde una “teoría causal simple”. En otras palabras, Khalidi
trata de mostrar cómo los géneros tanto de las ciencias generales como
de las especiales se ajustan perfectamente a su noción de género natural.
Siguiendo esta línea, en el quinto capítulo Khalidi se centra en el es-
tudio de géneros concretos que considera especialmente problemáticos
para su propia teoría y analiza cómo estos géneros son interpretados y
utilizados en la práctica científica. Khalidi analiza los casos de los géneros
“litio”, “polímero”, “virus”, “cáncer y célula cancerígena” y “desorden
del déficit de atención” y llega a la conclusión de que en todos estos ca-
sos la investigación científica actual sugiere que son efectivamente géne-
ros naturales acordes a la teoría propuesta por él mismo. El autor admite
que la investigación científica puede modificar o incluso rechazar estas
categorías en el futuro (o en el presente, tal y como ocurre con alguno de
estos ejemplos) pero, dado el carácter corregible de las teorías científicas
y sus géneros, es posible que no se tenga una respuesta definitiva acerca
del estatus como género natural de cualquier categoría científica, al me-
nos hasta que se pueda contar con lo que Khalidi denomina una “teoría
final”, suponiendo que esta sea posible. No obstante, el interés de estas
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categorías no reside en su “veracidad”, sino en su papel con respecto a


las prácticas de taxonomía y clasificación en ciencia. Según Khalidi, lo
que la taxonomía y la clasificación científica nos muestran es que los gé-
neros naturales son nodos en una red de relaciones causales. Lo que de-
termina que algo pertenezca a un determinado género natural no es el
hecho de poseer un número determinado de propiedades, sino el partici-
par en las mismas relaciones causales, lo que es puesto de manifiesto en
todos los casos abordados en este capítulo del libro. Así, en opinión del
autor, los géneros de las ciencias biológicas y sociales que son analizados
en este capítulo se ajustan a su idea de “naturalidad” y son la prueba de
que su noción de género natural es aplicable también en estos casos.
Las conclusiones de este libro se recogen en el sexto y último capí-
tulo, en donde Khalidi defiende que su propuesta de género natural ba-
sada en la “teoría causal simple” es lo suficientemente amplia como para
ser aplicable a los géneros de las clasificaciones tanto de las ciencias más
elementales como de las más concretas, incluyendo los casos más polé-
micos de éstas. Sin embargo, Khalidi resalta también el carácter realista
de su propuesta al decir que su definición de género científico es lo bas-
tante restrictiva como para conservar el adjetivo “natural”, pues permite
discriminar entre géneros dependiendo de su correspondencia con la es-
tructura real del mundo, es decir, su “naturalidad”. Aun cuando desde un
enfoque esencialista la definición de género natural de Khalidi no podría
nunca llamarse natural por ser demasiado liberal y desde un enfoque ri-
gurosamente convencionalista esta definición presume una correspon-
dencia de nuestras clasificaciones con la realidad difícil de probar, lo que
esta definición parece ofrecer es una herramienta teórica capaz de dis-
criminar entre categorías científicas válidas y agrupaciones arbitrarias de
objetos.

III. ¿POR QUÉ SEGUIR HABLANDO DE GÉNEROS “NATURALES”?

Después de describir el contenido del libro exponemos sucintamen-


te a continuación algunos comentarios críticos.
Tal y como señala en repetidas ocasiones a lo largo del texto, el
principal propósito del autor en esta obra es articular una teoría integra-
dora de la noción de género natural en consonancia con la práctica cien-
tífica y alternativa a la propuesta esencialista. Esta obra comienza
criticando la concepción esencialista de la noción de género natural por
ser demasiado limitada para dar cuenta de géneros como los de la biolo-
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gía y las ciencias sociales pues, siguiendo al esencialismo, los géneros na-
turales deberían reunir requisitos que difícilmente pueden ser satisfechos
por los géneros de muchas ciencias. Por ello, Khalidi defiende que para
que un género pueda ser considerado “natural” sería suficiente con que
se le pudieran asociar relaciones de tipo causal entre propiedades e ins-
tancias, es decir ha de ser un género proyectable y susceptible de ser
abordado desde una “teoría causal simple”.
Recordemos que Khalidi asume que la “susceptibilidad al descu-
brimiento científico” no es una condición problemática para una defini-
ción de género natural. Sin embargo, este es un aspecto que tiene,
además de relevantes implicaciones metafísicas, profundas consecuencias
epistémicas y está lejos de quedar fuera de discusión. Es más, existe una
extensa literatura en la que se desarrollan posturas enfrentadas sobre si los
géneros en ciencia realmente se descubren o se estipulan [véase, LaPorte
(2004) y (2010), Bird (2010a) y (2010b)].
De hecho, la misma “revisabilidad” de los géneros naturales es un
claro motivo de disputa en el debate. Si se asume un enfoque realista, tal y
como hacen la mayor parte de los teóricos, se debe determinar hasta qué
punto hay margen para hacer revisiones de géneros que se presuponen
“naturales” y que, por tanto, “cortan la naturaleza por sus junturas” y refle-
jan divisiones reales del mundo. ¿Qué significa realmente eso de que un
género pueda ser “más o menos natural”? ¿Es acaso posible una graduali-
dad en la actividad de “cortar la naturaleza por sus junturas”? Y ¿cuándo
un género natural que es revisado, esto es, que cambia su configuración
(extensión, referencia, límites o criterio de membresía) se convierte en un
género natural distinto o se concluye que no es ya un género natural?
Para poder responder a preguntas como estas habría que especificar
con qué criterio adicional contamos para establecer categorizaciones
científicas, ya que apelar a las relaciones causales, la proyectabilidad y la
“teoría causal simple” no parece ser suficiente para determinar hasta qué
punto hay margen de revisión en el caso de géneros naturales. Toda teo-
ría de género natural debería ser capaz de discriminar en términos de
“naturalidad” unos géneros de otros y la propuesta teórica de Khalidi es
poco efectiva en esta tarea porque el criterio de “naturalidad” que deter-
mina el autor es demasiado liberal: para Khalidi prácticamente todo gé-
nero proyectable al que se le pueda asociar una dimensión causal (en un
sentido amplio) es un género natural. Por tanto, en la concepción de
Khalidi la idea de “causalidad” asume casi todo el peso a la hora de de-
terminar el criterio identificador de géneros naturales, teniendo en cuenta
Metafísica naturalizada: géneros naturales en consonancia… 205

que su interpretación de esta idea es más flexible que la de autores cerca-


nos a su enfoque, como Boyd.
No obstante, imaginemos por ejemplo casos de conceptos teóricos
que han quedado desechados por la ciencia contemporánea, tales como
el célebre “flogisto” o la extravagante afección mental denominada “dra-
petomanía”. Estos términos se corresponden con categorizaciones cien-
tíficas de una determinada época que demostraron tener capacidad
proyectiva y a las cuales puede aplicarse una “teoría causal simple”. Si-
guiendo a Khalidi, es perfectamente posible justificar la agrupación de
ciertos fenómenos en estos géneros, y lo que no queda claro es si estos
géneros pueden ser considerados “naturales” ahora que no los conside-
ramos como categorizaciones científicamente válidas. ¿Son naturales solo
en el contexto de la época en la que se creía que reflejaban aspectos de la
estructura del mundo? Si se sostiene eso, podría decirse que la susceptibi-
lidad al descubrimiento de los géneros hace que estos hayan sido reem-
plazados por otros, pero al no dejar de ser géneros proyectables que se
ajustan a la “teoría causal simple” no se ve por qué deberían perder el es-
tatus de “género natural”. ¿Son naturales pero solamente en un grado
muy mínimo en comparación con los géneros de la ciencia actual, más
asentados? En tal caso, habría que introducir nuevos criterios, más rígi-
dos, para decir cuándo un género se corresponde mejor con la estructura
del mundo y, por tanto, es “más natural” que otro.
De hecho, Khalidi se propone ofrecer criterios que permitan distin-
guir entre géneros que son más o menos “naturales”. Esto puede enten-
derse de varias maneras: los géneros con mayor fiabilidad predictiva, esto
es, con menor número de excepciones son más naturales que los géneros
que resultan más problemáticos en este sentido; los géneros que partici-
pan o aparecen en redes causales densas (cuando forman parte de cate-
gorizaciones de distintas ciencias) también lo son; la capacidad de un
género para manifestar sus propiedades en diferentes regiones del uni-
verso es un rasgo de mayor naturalidad. Esto implicaría que, de acuerdo
con Khalidi, el género litio es más natural que virus o perro. De ahí se ob-
serva que Khalidi, de manera muy parecida a lo defendido por los parti-
darios de la perspectiva esencialista, entiende que los géneros que son
(más) naturales y por tanto privilegiados sobre el resto son aquellos que
no tienen excepciones (o tienen menos que el resto), que aparecen en
muchas teorías científicas y que pueden encontrarse en muchos puntos
del universo lo que ocurre únicamente en muy pocos casos, como los
elementos químicos. Gran parte de los géneros científicos no muestran
estas características, aunque, según la interpretación de Khalidi, son tam-
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bién “naturales”. Esto no es quizá algo inalcanzable desde la propuesta


de Khalidi, pero señala una importante limitación de la formulación ac-
tual, la cual exige la introducción de nuevos criterios para hacer que su
definición de género natural permita dirimir la validez y adecuación (la
“naturalidad”) de los géneros que se utilizan en las ciencias.
De esta forma, una interpretación tan amplia e inclusiva de la idea
de “naturalidad” como la que propone Khalidi puede dar cuenta de casos
que escapaban a la concepción esencialista clásica, pero apenas conserva
la capacidad discriminatoria requerida por toda teoría de género natural
porque, como puede observarse, la misma noción de género natural es
aplicable a un gran número de géneros de distinto tipo. Con esta nueva
propuesta teórica, Khalidi pretende igualar los géneros de las distintas
ciencias (biología, química, física, ciencias sociales) defendiendo que to-
dos poseen el mismo estatus de “género natural”. Sin embargo, puede
decirse que la concepción de género natural de Khalidi es aplicable a los
géneros de las distintas ciencias, pero también a géneros que son ajenos a
las ciencias o a géneros científicos que han sido descartados o que serán
descartados en un futuro. En consecuencia, no queda claro por qué de-
beríamos adoptar la categoría de “género natural” tal y como la interpre-
ta Khalidi para diferenciar y valorar los géneros.
Es probable que una estrategia más prometedora pase por la renun-
cia explícita al uso del término “género natural” para calificar a las cate-
gorizaciones y clasificaciones en ciencia, en la línea de Hacking (2007), o
por adoptar una posición pluralista más amplia sobre los modos adecua-
dos de clasificar, como la apuntada por Dupré (1993). En nuestra opi-
nión, los problemas de la formulación de Khalidi que hemos señalado
son consecuencia de la carga metafísica de la noción de “naturalidad”
que Khalidi se empeña en conservar. Tal y como ha señalado Ereshefsky,
suscribir esta nueva forma de esencialismo, dentro de la cual podemos
incluir las propuestas de Boyd y la de Khalidi, implica numerosos costes
y ningún beneficio [Ereshefsky (2010), p. 684]. Si sustituimos el proyecto
de una “metafísica naturalizada” de Khalidi por un “naturalismo meto-
dológico” como el planteado por Brigandt (2011) podemos reemplazar
los “géneros naturales” por “géneros para la investigación” o “géneros
científicos” [cfr. Ereshefsky & Reydon (2015)], lo que sirve para enfatizar
el carácter pragmático de las categorizaciones científicas. Al igual que
Goodman (1978), nos inclinamos por sustituir el adjetivo “natural” por
“relevante”, lo cual evitaría las inevitables consecuencias metafísicas de
utilizar un concepto que da por asumida una perspectiva realista. Ade-
más, esto permite que emerja la cuestión: ¿es un género relevante para
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qué?, lo que evidencia un aspecto fundamental asociado con las clasifica-


ciones y géneros que el adjetivo “natural” reduce, elimina o esconde.
“Relevante” recoge más adecuadamente el carácter instrumental de la ta-
rea clasificatoria, un aspecto imprescindible a tener en cuenta para com-
prender adecuadamente la variedad de las prácticas científicas.
A modo de conclusión, hemos de señalar que esta obra, aún a pesar
de presentar las dificultades que hemos señalado, resulta de indiscutible in-
terés para los teóricos y filósofos de la ciencia, pues analiza de forma rigu-
rosa y clarificadora muchas ideas implícitas en la noción de género natural
(sobre todo en relación con la perspectiva esencialista) y aborda con pro-
fundidad aspectos complejos relacionados con la dimensión causal co-
múnmente asociada con los géneros naturales. Además, este trabajo de
Muhammad Ali Khalidi supone una relevante aportación a la discusión en
torno a un tema fundamental en la filosofía de la ciencia contemporánea.

Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia


Universidad del País Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea
Avenida de Tolosa 70, 20080 Donostia – San Sebastián
E-mail: alba.amilburu@ehu.es

Departamento de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia


UNED
Paseo de la Senda del Rey 7, 28040 Madrid
E-mail: cristian.saborido@fsof.uned.es

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ABSTRACT
In this critical notice we analyse Natural Categories and Human Kinds. Classification in
the Natural and Social Sciences (2013) by Muhammad Ali Khalidi. This book defends a non-
essentialist account of natural kinds that is faithful to current scientific practices. Khalidi
addresses different questions related to the debate about natural kinds such as realism,
causality and the differences between types of kinds within scientific disciplines.
KEYWORDS: Natural Kinds, Causality, Metaphysics, Realism, Epistemology, Scientific Practices.

RESUMEN
En este trabajo exponemos de manera crítica la obra de Muhammad Ali Khalidi
Natural Categories and Human Kinds. Classification in the Natural and Social Sciences (2013). En
este libro se propone una formulación teórica de la noción de género natural alternativa a
las formulaciones clásicas ligadas al esencialismo y en consonancia con la práctica cientí-
fica. Khalidi también aborda diversas cuestiones relacionadas con el debate sobre los gé-
neros naturales tales como el realismo, la causalidad o la diferencia entre tipos de géneros
dentro de las distintas disciplinas científicas.
PALABRAS CLAVE: género natural, causalidad, metafísica, realismo, epistemología, prácticas científicas.

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