Está en la página 1de 15

La notificación por correo electrónico según la ley 14.

142
Por Toribio Enrique Sosa (pub. en Doctrina Judicial Procesal, La Ley marzo 2011)

1- “Mail constituido”
Según el art. 40 CPCC reformado por el art. 1 de la ley 14142 [1] [2] [3]:
a- los obligados a constituir domicilio, en las mismas ocasiones en que deben hacerlo,
deben constituir también casilla de correo electrónico;
b- la casilla constituida de correo electrónico será la asignada oficialmente al abogado
apoderado o patrocinante y allí se cursarán las notificaciones por cédula que no requieran
soporte papel y la intervención del oficial notificador.
La expresión “casilla constituida de correo electrónico” es demasiado incómoda para su uso
cotidiano.
La sincopada expresión “casilla constituida” es demasiado ambigua, pues puede referirse
también al casillero elegido –v.gr. en los colegios de abogados, en oficinas compartidas
por varios letrados- para allí recibir cédulas.
“Domicilio electrónico constituido” es la formulación correcta, aunque parece
grandilocuente, pues nadie asocia su dirección de correo electrónico con la idea de
domicilio, máxime que para manejar la correspondencia electrónica se puede utilizar
cualquier computadora en cualquier lugar del mundo conectado a Internet [4].
Lo más práctico parece que será “mail constituido”.
Primero, la voz inglesa mail es usada pacíficamente entre nosotros como sinónimo de
correo electrónico [5]. Cuando hoy se le pide a alquien que envíe un correo electrónico se
le dice que “mande un mail”. El significado de la voz “mail” es entre nosotros, aquí, en
plena era informática, un hecho notorio.
Segundo, “mail constituido”, aunque frase en sí misma imprecisa o hasta incorrecta, se
desliza como breve y compacta, y tiene la ventaja de remitir a conceptos que forman parte
de la jerga procesal y de una mínima cultura informática en la actualidad, que así,
juntos, no requieren mayor explicación y que la mayoría fácil e intuitivamente entiende o
puede entender.
En fin, no es cuestión de conocimiento ni de adivinación, la costumbre y la comodidad de
expresión -que están en la base de toda jerga para facilitar la comunicación- tendrán la
última palabra y ya pronto podrá verse qué expresión terminará por imponerse.

2- ¿Cuándo puede notificarse por correo electrónico?


Según el art. 143 CPCC texto según ley 14142, cada vez que según la ley deba notificarse
por cédula, también podrá notificarse a través de correo electrónico, salvo en los supuestos
de notificaciones previstas en los incisos 1, 10 y 12 del artículo 135 CPCC.
Es decir que, siempre según el nuevo art. 143 CPCC, salvo el traslado de la demanda, de la
reconvención y de la documentación anexada a ellas, la citación de terceros y las sentencias
definitivas o interlocutorias con fuerza de tales, todas las demás resoluciones judiciales que
deben ser notificadas por cédula pueden ser notificadas por correo electrónico.
No obstante, la regla es menos amplia de lo que parece, si se considera que, tal como ha
sido prevista en la ley 14142, la notificación por correo electrónico en la casilla constituida
hace las veces y puede reemplazar a la notificación por cédula en el domicilio constituido,
pero no a la notificación por cédula en el domicilio real.
Si la notificación por correo electrónico va dirigida a una casilla constituida, sólo puede
reemplazar a la notificación por cédula dirigida a un domicilio constituido, es decir que no
pueden notificarse por correo electrónico a la casilla constituida las resoluciones judiciales
que deben ser notificadas por cédula en el domicilio real.
En verdad, las notificaciones por cédula al domicilio real son entonces “las notificaciones
por cédula que requieran soporte papel y la intervención del oficial notificador” según reza
el art. 40 CPCC texto según ley 14142.
La ley 14142 no dice que todas las personas deban denunciar una casilla de correo
personal -diferente de la asignada a su abogado apoderado o patrocinante que servirá como
casilla constituida- para recibir allí las notificaciones que deban ser cursadas por cédula al
domicilio real; menos podría decir que las personas, por el sólo hecho de estar en juicio en
la provincia de Buenos Aires, deban tener una casilla de correo personal que haga las
veces de domicilio real electrónico, porque ello sería resorte del legislador nacional (arts.
75 inc. 12 y 126 Const.Nac.) y, en tanto éste no se expida, de momento, nadie está obligado
a contar con una casilla de correo electrónico personal si la ley civil no lo ordena (art. 19
Const.Nac.).

Además, la notificación por cédula en el domicilio real plantea una serie de alternativas
(denuncia por la contraparte, identificación y localización del domicilio, si atiende o no el
destinatario, si nadie atiende, si los vecinos informan que vive o no vive allí, fijación en la
puerta de acceso, en algunos supuestos dejar aviso previo si no atiende en persona el
destinatario, etc. [6]), que de suyo habría que repensar si se propiciase alguna clase de
notificación electrónica que pudiera aspirar a remplazar a la notificación por cédula en el
domicilio real.
Por ejemplo, no hay modo de citar por correo electrónico al demandado para que haga
reconocimiento de firma conforme el art. 524 CPCC (preparación de vía ejecutiva), no sólo
porque aún no ha tenido chance de constituir casilla de correo electrónico, sino porque
encima en caso de no ser encontrado en su domicilio real hay que dejarle el aviso del art.
338 CPCC, trámite que, tal como es concebido en la actualidad, no parece posible que
sea mutatis mutandiscumplimentado electrónicamente.
En suma, si la notificación por correo electrónico en la casilla constituida sólo puede
reemplazar a la notificación por cédula en el domicilio constituido, además de las
situaciones aprehendidas en los incisos 1, 10 y 12 del art. 135 CPCC tampoco pueden ser
notificadas por correo electrónico las resoluciones que deban ser notificadas por cédula en
el domicilio real, pues para éstas se requiere soporte papel y la intervención del oficial
notificador (arg. art. 40 1er. párrafo in fine CPCC texto según ley 14142).
De modo que la respuesta a la pregunta del acápite no sólo se extrae del art. 143, sino
también del art. 40 CPCC, ambos con texto según ley 14142.

3- ¿Cuándo debe notificarse por correo electrónico? ¿Audiencia preliminar?


Según el nuevo art. 143 CPCC, el juzgado o tribunal no sólo puede sino que debe notificar
de oficio por medio de correo electrónico (aunque también cumpliría con su deber
procediendo por cédula dirigida al domicilio constituido) las siguientes resoluciones: la que
abre la causa a prueba y la que provee la ofrecida, la que declara la causa como de puro
derecho, las que se dictan entre el llamamiento de autos y la sentencia, las que se dicten
como consecuencia de un acto procesal realizado con anterioridad al plazo que la ley señala
para su cumplimiento y la providencia que cita a “audiencia preliminar”.
Lo curioso es que el CPCC bonaerense no contiene norma que formalmente prevea
una audiencia preliminar (para procurar conciliación, fijar hechos, pruebas y hasta
pretensiones, ordenar la producción de prueba, etc.) como en vez sí lo hacen el CPCC
Nación (art. 360 y concs.) o el CPCC La Pampa (art. 345 y concs.), de modo que el deber
de notificar por correo electrónico la audiencia preliminar puede ser con buena voluntad
interpretado como un inadvertido espaldarazo del legislador para los jueces bonaerenses
que, aplicando otros preceptos del ritual [7], la quieran en buena hora implementar en
actitud de reingeniería procesal [8].

4- ¿Cuándo se tiene por producida la notificación?


4.1. Relevancia
El dato es relevante, habida cuenta que, como es sabido, a partir del día siguiente al de la
notificación comienzan a correr los plazos procesales [9].
Obviamente debe haber certidumbre en torno a la fecha de notificación, pues mal puede
funcionar adecuadamente un sistema que notifique pero sin saberse cuándo.

4.2. Para el destinatario.


Acierta la ley [10] en cuanto a que el momento de la notificación, para el destinatario, no es
el del envío del correo electrónico por el impulsor del anoticiamiento, ni el de la recepción
del mismo en la casilla constituida por el destinatario, sino el día de nota inmediato
posterior [11].
¿Inmediato posterior a qué?
No es claro el texto de la ley, pero tal parece que se hace referencia al día posterior al de la
recepción del correo electrónico por su destinatario.

4.3. Para el emisor.


El último párrafo del art. 143 bis (agregado al CPCC por el art. 3 de la ley 14142),
establece que “El envío de un correo electrónico importará la notificación de la parte que
lo emita.”, pero no aclara cuándo queda producida la notificación para el emisor.
Tal parece que si el solo envío del correo electrónico provoca la notificación del emisor, la
fecha del envío ha de ser la de la notificación.

4.4. Fechas de envío y recepción.


La oficina de notificaciones a cargo del sistema de comunicaciones que ha de organizar y
reglamentar la Suprema Corte bonaerense [12], cada vez que el órgano judicial o el
abogado envíen un correo electrónico a un domicilio electrónico constituido,
producirá avisos o constancias tanto de la fecha de emisión –que servirá como fecha de
notificación para el emisor- como de la fecha de recepción del correo electrónico por su
destinatario, y remitirá esos avisos o constancias a las casillas de correo electrónico de las
partes y del Tribunal o Juzgado, considerándose producida la notificación para el
destinatario el día de nota inmediato posterior a la fecha así avisada de recepción del
correo electrónico.

5- Intranet y aptitud reglamentaria de la Suprema Corte bonaerense.


La ley 14142 incorpora un artículo 143 bis al CPCC, el cual anuncia la implementación de
un sistema de comunicaciones electrónicas del Poder Judicial, regenteado por la oficina de
notificaciones y que deberá ser utilizado por los órganos jurisdiccionales, por los abogados
y por los auxiliares de justicia para el envío de correos electrónicos.
Es decir que la notificación por correo electrónico no funcionará al parecer a través
de Internet, sino por medio de una Intranet oficial organizada por la Suprema Corte
bonaerense conforme la reglamentación que ha sido facultada a emitir [13].
Esa autorización para reglamentar concedida a la Suprema Corte no es nueva, pues ya
figura en el art. 834 del Código Procesal Civil y Comercial [14] [15], precepto aplicable
en el fuero de familia en virtud del art. 853 CPCC [16], en el contenciosoadministrativo por
el art. 77 de la ley 12.008 [17] y en el laboral en función del art. 63 de la ley
11.653 [18]; y, además, que se sepa, ha funcionado satisfactoria y pacíficamente en
materia de notificaciones hasta el momento (v.gr. ver Ac. 1814/78 y hoy Ac. 3397/08 [19]).
Pero ¿qué es una Intranet?
Internet y las Intranets tienen en común muchas características, y se basan en idénticas
tecnologías.
La principal diferencia es que Internet es de acceso público, mientras que un ente público o
privado es dueño de su Intranet y el acceso a ésta generalmente está controlado por un
esquema de seguridad que lo restringue a los usuarios habilitados.
La estructura de una Intranet es similar a la de Internet: ambas usan un esquema
servidor/cliente y ambas redes transfieren información usando los mismos protocolos. De
hecho, a menudo se hace referencia a una Intranet como una “Internet privada”.
Sin embargo, ellas fundamentalmente difieren debido a la gran diferencia en la escala y la
complejidad de la red de computadoras. Con millones de computadoras compartiendo y
transfiriendo datos entre sí, la administración de Internet es por lejos más compleja. En el
otro extremo, una Intranet por estar restringida a unas pocas computadoras es mucho más
fácil de administrar. Mientras que una Intranet es controlada por un sólo servidor que
generalmente basta para entregar adecuadamente todas las prestaciones, en cambio Internet
es operada por millares de servidores en todo el mundo ligados entre sí [20].

6- ¿Y las copias en traslado?


Según el nuevo art. 143 CPCC se tendrá por cumplimentada la entrega de copias si se
transcribe su contenido.
Y en caso que la transcripción resulte imposible o inconveniente las copias quedarán a
disposición del notificado en el juzgado, lo que así se le hará saber, sin que ello altere la
fecha en que se tiene por producida la notificación, según surge del párrafo que
textualmente dice: “Esta última fecha se tomará en cuenta en los supuestos que la
notificación fuera por medio de correo electrónico, independientemente que se transcriba o
no el contenido de las copias en traslado.” (la aludida última fecha es la correspondiente
al día de nota inmediato posterior, que es mencionada en el párrafo anterior al transcripto).
Las mismas soluciones se prevén ahora para el procedimiento laboral bonaerense, en el art.
16 de la ley 11653 texto según art. 6 de la ley 14142.
Lo cierto es que, mediante la técnica de escaneo[21], parece reducido el espacio de
imposibilidad o inconveniencia mentado por la norma para transmitir electrónicamente
copias , aunque el archivo digital resultante del escaneo no sea “transcripto” sino “anexado”
al correo electrónico (arg. art. 169 3er. párrafo CPCC).
De todas formas, tratándose de la notificación electrónica de un traslado, si las copias
respectivas como quiera que fuese no estuvieran accesibles informáticamente, habría sido
preferible establecer que la parte hubiera podido retirar dichas copias en cierto plazo
contado desde operada la notificación electrónica, y a su vez que el plazo del traslado
hubiera comenzado a computarse a partir del vencimiento del plazo fijado para el retiro de
las copias, según el esquema abrazado en el art. 16 último párrafo de la ley 11653 de
procedimiento laboral bonaerense antes [22] de ser reformado también por la ley 14142
(ver art. 6 de ésta).

7- ¿Notificación electrónica en los procesos concursales?


Edicta el art. 7 de la ley 14142: “El uso de los medios alternativos a la notificación por
cédula establecidos en la presente Ley serán también de aplicación a los procesos
previstos en la Ley de Concurso y Quiebras, Ley Nº 24522 y sus modificatorias.”
Y bien, es principio recibido que las normas de la ley concursal –que se incorpora al
derecho positivo como libro IV del Código de Comercio , art. 293 ley 24522-, no solo son
sustanciales sino también formales, desplazando éstas a las normas adjetivas locales (arts.
75 inc.12, 126 y 31 Const. Nac.), las cuales sólo se aplican con carácter supletorio y en
tanto y en cuanto sean compatibles con la economía y celeridad del proceso concursal [23].
Desde ese enfoque, si la notificación por correo electrónico ha de aplicarse a los procesos
concursales en jurisdicción bonaerense no será porque así lo disponga el art. 7 de la ley
14142, sino por así lo manda el art. 278 de la ley 24522, dado que, incorporada esa vía de
notificación a la ley procesal local, sin ninguna duda no sólo es compatible con la
economía y celeridad del proceso concursal, sino que mejora la chance de concreción de
estos valores/principios procesales.
Veamos: en el sistema de trabajo escriturario tradicional, la confección y firma de la cédula
(por regla, en original y dos copias) corre por cuenta del abogado (incluso, en la práctica,
frecuentemente el abogado hace hasta las cédulas que debieran ser confeccionadas
de oficio por el juzgado, por ejemplo la de notificación de la sentencia definitiva, ver art.
483 CPCC Pcia. Bs.As.). En tales supuestos, que son mayoría, el juzgado no controla la
exacta correlación entre el contenido de la cédula y la resolución a notificarse a través de
dicha cédula: el sistema funciona bajo la responsabilidad del abogado, pero es engorroso y
consume mucho tiempo porque, sintéticamente, hay que confeccionar la cédula, llevarla al
juzgado, el juzgado debe enviarla a la oficina de notificaciones, todas las cédulas allí
confluyentes son clasificadas, más tarde tiene que salir a la calle el oficial notificador,
realizar la diligencia, confeccionar la constancia de diligenciamiento, regresar las copias a
la oficina de notificaciones, allí deben nuevamente clasificarse las cédulas para su
devolución a los distintos órganos jurisdiccionales, deben ser devueltas a los mismos, una
vez recibidas en cada organismo deben ser localizados los expedientes y deben ser
agregadas a ellos, etc.. Bueno, todo ese trajín usual hoy en día ¿será más económico y
rápido que algunos pocos clicks del mouse de algunas computadoras? ¿Cabe alguna duda
sobre la respuesta? [24].

8- Uso de firma digital.


8.1. Firma digital vs. firma ológrafa.
A las constancias fidedignas de remisión y recepción de los correos electrónicos
(ver supra 4.4.), debe sumarse la implementación de algún método que asegure la
autenticidad, integridad e inalterabilidad de las resoluciones judiciales notificadas.
Ese método se llama “firma digital”, recibido en nuestro país a través de la ley 25.506.
Para que el intercambio de documentos digitales sea efectivo, deben asegurarse al menos
dos valores: autenticidad (para contrarrestar el repudio del documento por su autor) e
integridad de la información (para hacer frente a su modificación in itínere, entre su envío
y su recepción); eventualmente ha de contemplarse un tercer factor: la confidencialidad de
la información (para evitar su consulta por terceros no interesados).
La firma ológrafa posibilita simultáneamente identificar a su autor así como imputarle la
autoría del texto que precede a la misma. Por ello, el mecanismo de firma digital a ser
utilizado debe cumplir al menos con esos requisitos básicos de, simultáneamente identificar
al autor, y asegurar la integridad del contenido. Sin equiparar la firma digital a la firma
ológrafa, son imposibles las iniciativas de modernización tecnológica, informatización y
despapelización del Estado [25].
La firma digital basada en criptografía asimétrica (también denominada de clave pública)
permite asegurar esos valores, mejor que la firma ológrafa.
La firma digital no debe ser confundida con la impresión digital, ni con la firma ológrafa
escaneada, ni con ningún mecanismo de identificación antropométrica.
El fundamento de la firma digital es la criptografía.
La criptografía es una incumbencia de la matemática que persigue asegurar la
confidencialidad de textos, como así también la integridad de los datos y la identidad de
los participantes en un intercambio de información.
A través de un algoritmo se cifra un texto, esto es, se transforma un texto inteligible para
todos en un texto cifrado o ininteligible para todos excepto para su destinatario.
Se distinguen dos métodos generales de cifrado:
• Cifrado simétrico: cuando se emplea la misma clave en las operaciones de cifrado y
descifrado, se dice que el criptosistema es simétrico o de clave secreta.
• Cifrado asimétrico: cuando se utiliza una pareja de claves para separar los procesos de
cifrado y descifrado, se dice que el criptosistema es asimétrico o de clave pública. Una
clave, la privada, se mantiene secreta, mientras que la segunda clave, la pública, es
conocida por todos. Cada clave efectúa una transformación unívoca sobre los datos y es
función inversa de la otra clave: sólo una clave puede deshacer lo que su par ha hecho. El
poseedor de una clave pública la da a conocer, manteniendo secreta su clave privada.
En principio, bastaría con cifrar un documento con la clave privada asignada a su autor
para obtener una firma digital segura, puesto que nadie excepto el poseedor de la clave
privada puede hacerlo. Posteriormente, cualquier persona podría descifrarlo aplicando
la clave pública del autor del documento (el autor del documento fue quien le aplicó su
clave privada), demostrándose así la identidad del firmante.
El esquema es: documento + clave privada del autor = autenticidad + integridad (firma
digital)
Pero además, para enviar un mensaje confidencial, el autor lo puede encriptar con la clave
pública del destinatario. El mensaje encriptado de esa manera sólo puede ser decodificado
(desencriptado) con la clave privada del receptor. Desde que la clave privada del receptor
sólo está en poder de éste, nadie más que éste va a poder leer el mensaje.
El esquema es: documento + clave pública del destinatario = confidencialidad
(encriptación).
Que quede claro que para el usuario “inyectar” su clave privada a un documento digital
(para asegurar autenticidad e integralidad) debe ser tan simple como apretar una tecla o
hacer click con el mouse, lo mismo que para “inocular” la clave pública del destinatario
(para garantizar confidencialidad); y así de simple debiera ser para el destinatario aplicar la
clave pública del autor del documento (para poderlo leer y tener asegurado que no fue
adulterado entre la emisión y la recepción) y eventualmente su clave privada (para que
sólo él pueda leerlo).

8.2. ¿Cómo se hace para usar la firma digital?


Se usa un software (programa de computación) especial.
Una vez que se redacta el documento a enviar (archivo de texto: escrito a presentar al
juzgado o resolución para notificar), se elige la opción adecuada según lo prevea el
programa (en Outlook Express: Herramientas à Firmar digitalmente) y simplemente se hace
clic con el mouse.
¿Qué sucede cuando se hace clic con el mouse?
Dos cosas que el usuario no ve, pero que el software hace:
a- El documento (repito, escrito a presentar al juzgado o resolución para notificar), que
obviamente contiene palabras y eventualmente números, es procesado por medio de un
algoritmo y convertido en un resumen numérico (función de hash). Es prácticamente
imposible o computacionalmente no factible encontrar otro documento que, algoritmo de
hash mediante, genere el mismo resumen numérico; se dice que un cálculo matemático es
“computacionalmente no factible” cuando para ser llevado a cabo se requeriría un tiempo y
recursos informáticos que superan ampliamente a los disponibles en la actualidad.
b- a ese resumen numérico obtenido por medio de la función de hash, se le aplica la clave
privada del autor del documento.
El resultado de ese proceso es la firma digital.
La firma digital es el resultado de la transformación de un documento digital (archivo de
texto), empleando una función de hash y la clave privada de su autor, de forma tal que el
destinatario al que se le envíe el documento digital firmado –por un lado— y el documento
digital inicial y la clave pública del firmante –por otro lado-- pueda determinar con certeza:
a- si la transformación se llevó a cabo utilizando la clave privada que corresponde a la
clave pública del firmante;
b- si el documento digital inicial ha sido modificado desde que se efectuó la
transformación.
La firma digital no es algo que se agrega al documento, como la firma ológrafa que se
inserta al pié del papel. La firma digital es el documento digital una vez procesado a
través de la función de hash y una vez que se le ha aplicado luego la clave privada de
su autor. Decir firma digital es decir documento digital cifrado mediante clave
privada.
A continuación, el autor del documento (ya firmado digitalmente) debe enviarlo a su
destinatario, para lo cual debe hacer un nuevo click con el mouse (en Outlook Express,
sobre el ícono Enviar).
¿Qué es lo que se envía?
El documento + el resumen numérico del documento firmado digitalmente (también se
envía el certificado digital, ver infra 8.4.).

¿Qué sucede cuando el destinatario recibe todo eso que se le envió?


Entra a funcionar su propio software, el cual:
a- genera un nuevo resumen numérico del documento recibido, usando la misma función
de hash;
b- después descifra, con la clave pública del autor del documento (ya conocida por el
destinatario del documento o contenida en el certificado de firma digital que también envía
el autor del documento, ver infra 8.4.) el resumen numérico firmado digitalmente;
c- si el resumen numérico firmado digitalmente coincide con el resumen que se ha
generado por el destinatario, la firma digital es válida: el mensaje no ha sido alterado.

De esta forma se ofrecen conjuntamente los servicios de no repudio, ya que nadie excepto
el titular de la clave privada podría haber firmado el documento (si no la clave pública
utilizada no lo podría haber descifrado), y de autenticación, ya que si el documento viene
firmado por el titular de la clave privada, podemos estar seguros de su identidad, dado que
sólo él ha podido firmarlo. En último lugar, mediante la firma digital se garantiza asimismo
la integridad del documento, ya que en caso de ser modificado en el trayecto que va desde
su envío hasta su recepción, resultaría imposible hacerlo de forma tal que se generase la
misma función de resumen que había sido firmada.

8.3. Certificados digitales.


A la vista de este esquema de funcionamiento, surgen varios interrogantes: ¿cómo tener
certeza de que la clave pública de un usuario corresponde realmente a ese individuo y no ha
sido falsificada por otro?, ¿por qué fiarse de esa clave pública antes de confiarle algún
secreto?, ¿quién verifica la identidad del poseedor de la clave pública?
Todas estas preguntas encuentran su respuesta en la figura de los certificados digitales,
especie de DNI virtuales o documentos electrónicos que garantizan la identidad del autor
del documento, vinculando a la persona del autor con su clave pública.
La misión fundamental de los certificados es permitir la comprobación de que la clave
pública de un usuario, cuyo conocimiento es imprescindible para asegurar su firma digital,
pertenece realmente a ese usuario, ya que así lo hace constar en el certificado una autoridad
que da fe de ello.
Los certificados tienen un tiempo de vida limitado y claramente especificado en sus datos,
al final el cual dejan de ser válidos. Esta situación no ocasiona mayores dificultades, y el
usuario simplemente deberá solicitar su renovación a la autoridad certificante que se lo
emitió.
Representan además una forma conveniente de hacer llegar la clave pública a otros
usuarios que deseen verificar sus firmas. Normalmente, cuando se envía un documento
firmado digitalmente, éste siempre se acompaña del certificado del signatario, con el fin de
que el destinatario pueda verificar la firma electrónica adjunta, sin que éste necesite
localizar dicha clave pública en un repositorio de claves públicas. El certificado de clave
pública (que contiene la clave pública) es firmado por alguien confiable: una autoridad
certificante, que da fe de la identidad del poseedor de la clave pública.

8.4. Autoridad certificante.


La autoridad certificante de claves públicas certifica la correspondencia entre una clave
pública y la persona física o jurídica titular de la misma, mediante la emisión de un
certificado de clave pública. Este certificado permite identificar inequívocamente al
firmante del documento digital, evitando así la posibilidad de repudio.
El certificado digital incorpora información sobre el usuario (entre otros datos su clave
pública), información que debe ser contrastada por algún tipo de autoridad competente, que
dota así de validez al documento acreditativo. En el contexto electrónico, la función básica
de una autoridad de certificación reside en verificar fehacientemente la identidad de los
solicitantes de certificados, crear y emitir a los solicitantes dichos certificados y publicar
listas de revocación cuando éstos son inutilizados. Entre las principales funciones de la
autoridad de certificación se encuentran:
• La comprobación de la identidad de los solicitantes de los certificados, ya que si esta
verificación no se realiza rigurosamente, toda la estructura de certificados y firmas digitales
pierde por entero su validez.
• No almacenar las claves privadas de los usuarios, para preservar su privacidad y evitar la
posibilidad de que sean suplantados, ya que hasta cierto punto puede decirse que la
identidad digital de un usuario reside en su clave privada.
• Mantener un registro de todos los certificados emitidos y de su estado de validez.
• Indicar la fecha y la hora en las que se expidió o se dejó sin efecto un certificado.
• Conservar registrada toda la información y documentación relativa a un certificado
reconocido, con el fin de garantizar que los certificados puedan ser aportados como prueba
en los procesos judiciales que pudieran surgir en relación con el uso de la firma.

El certificado de clave pública es válido únicamente si ha sido emitido por una autoridad
certificante, no ha sido revocado y no ha expirado.
En el esquema de la ley 14142 se vislumbra que la función de autoridad certificante será
realizada por el mismo Poder Judicial bonaerense.

9- Balance preliminar
9.1. Lo positivo.
a- Menor ineficiencia del servicio
Desde la cédula como medio sucedáneo de la notificación personal que debía dejarse sólo
si el funcionario notificador no encontraba personalmente al destinatario de la resolución
judicial para leérsela (arts. 2 a 4 de la ley 973, sancionada el 9-8-1875 [26]), pasando por la
cédula no sólo diligenciada sino también previamente confeccionada por la oficina de
notificaciones (ley 5662, sancionada el 13-9-1951 [27]), se llegó a la cédula que se conoce
en nuestros días como medio de notificación que saturó la capacidad operativa de los
oficiales notificadores bonaerenses y que se ha comprobado dilata enormemente el
desenlace de los juicios.
La sóla relevante reducción del catálogo de resoluciones judiciales notificables por cédula
que producirá la puesta en práctica de la notificación electrónica, podrá devolver al sistema
judicial una porción significativa de la eficiencia cuya falta con toda razón se le ha
endilgado [28].

b- Evolución, no revolución cultural.


El acierto consiste en haber acoplado la notificación electrónica del destinatario a la
notificación ministerio legis.
¿Qué significa ese acoplamiento?
Que la carga procesal de concurrir los “días de nota” a la mesa de entradas y consultar las
actuaciones quedaría virtualmente reemplazada –al menos para quienes confíen en la
información disponible cibernéticamente; los que no, deberán como de costumbre concurrir
y consultar en el órgano judicial- por la carga procesal de encender la computadora y
consultar telemáticamente la información existente en el órgano judicial [29] o consultar
la remitida por éste o por la contraparte a través de correo electrónico.
La idea es que, si el acceso a las resoluciones judiciales producidas por el juzgado se
facilita a través de los ingenios informáticos, no se justifica ya el mecanismo de la cédula
para procurar el conocimiento de las mismas pudiendo ser dejado de lado a través del
empleo de la notificación informática reforzada, hoy por hoy, con la notificación
automática o ministerio legis.
¿Y por qué es un acierto ese acoplamiento?
Aunque más no sea para evitar un innecesario cambio revolucionario de la cultura de litigar
actual, que pudiera ser contraproducente y alentar posturas reaccionarias, o cuanto menos
causar malestar .
¿Para qué infartar a un lego pidiéndole prestada a la tecnología una indicación
mágicamente precisa, con hora, minutos y segundos, del momento en que ha quedado
notificado sin tan siquiera encender su computadora, porque el “sistema” registra
infaliblemente el momento de salida o de ingreso del correo electrónico del o en el servidor
tal o cual, o del o en la computadora tal o cual?.
Cuánto más sofisticado tecnológicamente, más misterioso para el lego, menos confianza
depositará en un “sistema” cuyo funcionamiento intrínseco ignora pero que lo rige
implacablemente, y menos todavía si esa tajante precisión tecnológica se usa para
“arrebatarle” el vital oxígeno del tiempo con que antes contaba especulando [30] con la
confección/recepción de la cédula mientras o en tanto ya tenía conocimiento real de la
resolución judicial aunque sin notificación formal.
La utilización de tecnologías demasiado por encima del nivel cultural de los operadores
jurídicos conducirá o al sub-uso de las mismas [31] o podría llevar a la
resistencia obstaculizando,retardando o cuando no malogrando (“quemando”) su
asimilación. De cara a los cambios el exceso de entusiasmo puede ser más nocivo que su
falta [32].
Superado un tiempo prudencial de transición cultural, afiatada la notificación electrónica
primero implementada con paracaídas y sobre la red de contención de la
notificación ministerio legis, podrá tal vez accederse a otra etapa en que incluso tenga
cabida no sólo la notificación electrónica, sino de punta a punta el expediente
electrónico [33].

9.2. Lo negativo.
Mejor implementado el sistema de notificaciones electrónicas, podría haber permitido la
reconversión en tiempo vivo y útil del tiempo muerto para el proceso que antes ganaban los
abogados especulando [34] con la confección/recepción de la cédula mientras o en tanto ya
tenían conocimiento real de la resolución judicial aunque sin notificación formal.
O bien podría lisa y llanamente haberse ampliado el plazo para producir la actividad
procesal siguiente a la notificación electrónica, para “devolver” a los abogados por lo
menos parte del mayor plazo que con el sistema tradicional “ganaban” (mientras lo
“perdía” la efectividad de la justicia, en tiempo difamatorio para su imagen social y en
esfuerzo ingente de sus oficiales notificadores), o bien sin necesidad de modificar los
plazos actuales, podría haberse pautado que la notificación electrónica se iba a considerar
producida no el día de nota inmediatamente posterior, sino recién v.gr. el día viernes de la
semana siguiente a la semana en que se hubiera producido la recepción del correo
electrónico por el destinatario de tal modo que los plazos habrían comenzado a correr a
partir del lunes siguiente a ese viernes.
Además, el incremento de los plazos podría haber contribuido a responder más
tranquilizadoramente a otros cuestionamientos [35], como la falta de conocimiento
informático de algunos abogados y los posibles desperfectos técnicos en cualquier tramo de
la red cibernética[36]; precisamente, con más tiempo esos posibles inconvenientes serían
más manejables, puesto que requerir el auxilio de expertos o idóneos insume, como
mínimo, eso … más tiempo.
En suma, se pudo haber mejorado el servicio de justicia no sólo descongestionando la
labor de las oficinas de notificaciones, sino además cambiando el tiempo especulativo -que
antes se filtraba entre el “notifíquese” y el diligenciamiento de la cédula- por más tiempo
útil en poder de los abogados para optimizar su performance.

[1] La ley 14142 también regula otros métodos alternativos a la cédula: acta notarial,
telegrama colacionado con copia certificada y aviso de entrega y carta documento con aviso
de entrega; como así también métodos sucedáneos a la notificación por
edictos: radiodifusión o televisión. Pero todo ello no será tratado en este trabajo, que se
ciñe a la notificación electrónica.

[2] Que entrará en vigencia a los 270 días –corridos, art. 28 CCiv- contados desde su
promulgación, sucedida el 8/7/2010 por medio del decreto Nº1065/10, o sea que, s.e. u o.,
entrará en vigencia el 4/4/2011 según cálculo hecho con el programa Lex Doctor.
[3] El texto íntegro de la ley 14.142 puede ser consultado vía internet
en www.gob.gba.gov.ar/dijl/.
[4] Para algunos, Internet es un acrónimo de INTERconected NETworks (redes
interconectadas); para otros, Internet es un acrónimo del inglés INTERnational NET, que
traducido al español sería red mundial. Lo cierto es que Internet es una "red de redes", es
decir, una red que no sólo interconecta computadoras, sino que interconecta redes de
computadoras entre sí.

[5] El vocablo mail significa correo como sustantivo y enviar por correo como verbo. En
todo caso la formulación más ajustada sería “e-mail” (que se pronuncia “i meil”) , apócope
de “electrónic mail” (correo electrónico).
[6] Ver SOSA, Toribio Enrique “El nuevo régimen de notificación por cédula" LLBA
2009 (junio), 469.
[7] CPCC: arts. 34.5 proemio, 34.5.a, 34.5.b, 34.5.c, 34.5.d, 34.5.e, 36.1, 36.2, 36.4, 125,
335, 413, 436, etc.

[8] SOSA, Toribio E. "Dos Códigos Procesales en uno (o la reingeniería judicial del
proceso a través de su 'inmunización' contra las nulidades procesales)", en rev.
Jurisprudencia Argentina del 14/7/99; SOSA, Torib io E. "La Reingeniería procesal", en
Revista del Colegio de Abogados de La Plata, año XXXIX, nro. 60, enero/diciembrede
1999 y en www.lex-doctor.com 11/8/99; SOSA, Toribio E. "Reingeniería procesal", Ed.
Platense, La Plata, 2005; SOSA, Toribio E. “Reingeniería procesal: la garantía del debido
proceso y la norma de habilitación”, en Doctrina Judicial del 16-2-2005.
[9] CPCC, art. 156.

[10] Ver infra 9.1.b.

[11] CPCC, art. 143 texto según ley 14142, el párrafo que dice “Esta última fecha se
tomará en cuenta en los supuestos que la notificación fuera por medio de correo
electrónico, independientemente que se transcriba o no el contenido de las copias en
traslado.”. La aludida última fecha es la indicada en el párrafo anterior: “el día de nota
inmediato posterior”.

[12] Ver arts. 3 y 8 de la ley 14142.


[13] Art. 8 de la ley 14142: “La Suprema Corte de Justicia reglamentará el uso del correo
Electrónico como medio de notificación y uso obligatorio para litigantes y auxiliares de la
justicia.”
[14] CPCC, art. 834: Medidas reglamentarias. La Suprema Corte de Justicia queda
facultada para dictar las medidas reglamentarias que aseguren el mejor cumplimiento de las
normas de este cuerpo legal.

[15] Se conserva para el art. 834 la numeración introducida por el Decreto-Ley 7861/72,
desde que no ha sido modificada por la Ley 11.453 que incorporó el Libro VIII con los
artículos 827 al 853.

[16] CPCC, art. 853: Normas supletorias. Las demás disposiciones de este Código regirán
supletoriamente, en cuanto fueren compatibles.
[17] Ley 12.008, art. 77, ap.1.1.: Serán de aplicación al trámite de los procesos
administrativos, en cuanto no sean incompatibles con las prescripciones del presente
Código, las normas previstas en el Código Procesal Civil y Comercial.

[18] Ley 11653, art. 63: Las normas del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia
de Buenos Aires se aplicarán supletoriamente en cuanto concuerden con el sistema de la
presente ley.
[19] El texto íntegro del Ac. 3397/08 SCBA puede ser consultado vía internet
en www.scba.gov.ar.

[20] Sobre “Internet” e “Intranet”, hallar información en Internet con cualquier buscador
disponible (Google, Yahoo, Live Search, AOL, Lycos, Altavista, Excite, Terra, Hispavista,
etc.), utilizando precisamente esas voces.
[21] Escanear es pasar por el escáner, dispositivo complementario de la computadora que
sirve para digitalizar documentos soportados en papel.
[22] Decía: “Cuando la notificación de un traslado se efectuare mediante acta notarial, carta
documento o telegrama, la parte podrá retirar las copias respectivas en el plazo no superior
de cinco (5) días que se establezca, por si misma, por apoderado o por persona simplemente
autorizada por escrito, dejándose constancia de ello en los autos, con indicación de la fecha
de la entrega y la identidad personal de quien las recibe. El término del traslado comenzará
a partir del vencimiento del plazo fijado para el retiro de las copias.”

[23] Art. 278 ley 24522. “Leyes procesales locales. En cuanto no esté expresamente
dispuesto por esta ley se aplican las normas procesales de la ley del lugar del juicio que
sean compatibles con la rapidez y economía del trámite concursal.”

[24] Y si eso no alcanzara para convencer, la lectura de la nota 28, a la que remito, debería
resultar lapidaria.
[25] Es muy simple: para que lo nuevo reemplace a la viejo debe vencer una inercia y ello
es posible si lo nuevo demuestra ser mejor
[26]“ Art. 2.° — LAS NOTIFICACIONES DEBERÁN HAEERSÉ LEYENDO AL IN-
TERESADO LA PROVIDENCIA ÍNTEGRA Y ASENTÁNDOSE DILIGENCIA EN EL
EXPEDIENTE FIRMADO POR EL ESCRIBANO Y LA PARTE A QUIEN SE
NOTIFIQUE. SI ÉSTA NO SUPIESE O NO PUDIESE FIRMAR, LO HARÁ OTRA
PERSONA A SU RUEGO, Y SI NO QUISIERE SE REQUERIRÁN DOS PERSONAS
QUE FIRMEN LA DILIGENCIA, NO PUDIENDO SERVIRSE NUNCA PARA ELLO
DE LOS DEPENDIENTES DE LA OFICINA.
Art. 3.° — CUANDO NO SE ENCONTRARE EN SU DOMICILIO LA PERSONA A
QUIEN SE HAYA DE NOTIFICAR, EL ACTUARIO OCURRIRÁ EN EL DÍA SI-
GUIENTE QUE NO FUESE FERIADO, Y EN CASO DE NO HALLARLO DEJARÁ
UNA CÉDULA CON COPIA ÍNTEGRA DE LA PROVIDENCIA A SU MUJER, A SUS
HIJOS, A SUS SIRVIENTES, O A CUALQUIERA OTRO DE LA CASA, HACIENDO
QUE LA PERSONA A QUIEN LA ENTREGUE FIRME, PREVIA LECTURA, OTRA
DE IGUAL TENOR QUE SE AGREGARÁ AL-EXPEDIENTE.
SI ÉSTA NO SUPIESE, NO PUDIESE O NO QUISIESE FIRMAR, SE PROCEDERÁ
COMO LO PRESCRIBE EL ARTÍCULO 2°.
ART. 4.° — SI LA NOTIFICACIÓN NO PUDIERE HACERSE DE ESTA MANERA, EL
ESCRIBANO FIJARÁ LA CÉDULA EN LA PUERTA DEL DOMICILIO DEL
INTERESADO Y PONDRÁ EN LOS AUTOS LA DILIGENCIA RESPECTIVA,
FIRMÁNDOLA CON DOS VECINOS.”

[27] “Art. Io créase, en cada departamento judicial de la provincia una oficina para el
diligenciamiento de notificaciones y mandamientos judiciales que deban realizarse por.
Orden de la suprema corte de justicia, de las cámaras de apelación y de los juzgados de-
primera instancia. La oficina del departamento de la capital, ocupará el local que le asigne
la suprema corte y las de los restantes departamentos, ocuparán los lo cales que designen
las respectivas cámaras departamentales. Funcionarán durante las horas en que funcionen
los tribunales en cada departamento.
Art. 2° la oficina de notificaciones del departamento de la capital, funcionará bajo la
jefatura del actual ujier de la suprema corte y las de los restantes ¡departamentos bajo la del
ujier más antiguo de las respectivas cámaras departamentales. Pasarán a depender
directamente de esas jefaturas, los respectivos ujieres y oficiales de justicia de segunda y
primera instancia y los empleados de esas oficinas, en cada departamento judicial, hasta
tanto no se efectúe la reorganización definitiva de las mismas sobre las bases que informe
la suprema corte, en cuanto a las necesidades efectivas de éstas.
Art. 3o los secretarios de la suprema corte y de todas las cámaras y juzgados de primera
instancia de la provincia, deberán enviar el expediente a la oficina notifica-dora, dentro de
las veinticuatro horas de ordenada una cédula o mandamiento.
Art. 4° al entregarse en la oficina el expediente, su jefe o encargado procederá por riguroso
orden a anotar el día y la hora de entrada: ordenará la confección de la cédula o
mandamiento y designará al empleado que deba realizar el diligenciamien-to, dejando
constancia de todo ello con su firma. …”

[28] A través de un minucioso análisis, los doctores Augusto Mario MORELLO y Mario
KAMINKER llegaron a la siguiente conclusión: en un juicio que recorra todas las
instancias, hasta la Corte Suprema Nacional, se consumen dos años y once días... en
trámites de notificación (autores cits., “Las notificaciones y la duración de procesos -
Replanteos y modernización en la política procesal-“, ED T 158 página 1074).
[29] Como la M.E.V. (mesa de entradas virtual) de la Suprema Corte bonaerense.
[30] “Se especula” porque, como es sabido, desde el día siguiente al de la notificación
comienza a correr el plazo para desplegar la actividad procesal correspondiente, y nadie
quiere "reducirse" a sí mismo los tiempos adoptando la iniciativa de notificarse. Desde
luego, la mayor parte de las veces el abogado tiene el conocimiento real de la resolución,
pero esquiva su formalización a través de la notificación personal. El abogado conoce
realmente la resolución, pero no está formalmente notificado, máxime en los lugares en los
que es costumbre la elaboración de "listas de despacho" en las que se incluyen los datos de
todos los expedientes en los que alguna clase de movimiento ha habido en el día hasta
conteniendo una breve síntesis de su contenido: la lista permite que un abogado, sin recibir
cédula, prácticamente no pueda ignorar ni siquiera el dictado sentencia en las causas que
atiende. Puede resultar curioso que “sí se sepa” pero que simultáneamente “no se
sepa” sólo porque nadie puede demostrar que se sabe ni desde cuándo se sabe: esa es una
realidad de la praxis de nuestros tribunales y, si existe así, es porque refleja nuestra
naturaleza humana y nuestra cultura social, en función de las cuales, estando en juicio y
no precisamente haciendo filosofía, lo que es… no es lo que es, sino lo que se demuestra
que es aunque no sea, y lo que no es… no es lo que no es sino lo que no se demuestra
que es aunque sea.

[31] Que es lo que puede estar sucediendo hoy allí donde se estén utilizando las
computadoras para ninguna otra función que no sea la de máquinas de escribir electrónicas.

[32] Pueden ser tan enemigos de un cambio los que lo resisten como los que lo impulsan
arrebatadamente: éstos pueden arruinarlo “desde adentro” proporcionando argumentación
adversa ad hóminem.

[33] El intercambio electrónico de documentos permitirá prescindir de la mesa de entradas


como membrana de comunicación entre tribunales y estudios jurídicos, como así también
del sistema de notificaciones por cédula que tantas demoras acarrea. Los estudios jurídicos
enviarían sus escritos a los tribunales por correo electrónico y éstos notificarían sus
resoluciones por la misma vía, quedando todos los escritos y las resoluciones también
disponibles para su consulta por vía telemática: el expediente digital reemplazaría al actual
expediente en soporte papel.

[34] Ver nota 30.

[35] Ver CHIAPPINI, Julio “La reforma por ley 14.142 al CPC de la Provincia de Buenos
Aires”, en Anales de Legislación Argentina, año LXX,nro. 24, 20/9/2010, tomo LXX-E,
pág. III.

[36] Si el desperfecto que impidiera o perturbara la regularidad de la notificación


electrónica fuera responsabilidad del Poder Judicial, las alternativas serían la
inhabilitación general de días por la SCBA (art. 152 CPCC) o la interrupción o suspensión
de plazos por fuerza mayor o causa grave en cada causa por los jueces competentes (art.
157 CPCC).

También podría gustarte