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Vladimir Putin y la reconstrucción de la

Rusia "soviética"

El mundo se estremeció cuando Rusia se anexionó Crimea.


Pero, ¿por qué tanta sorpresa? El escritor y periodista Oliver
Bullough sostiene que el presidente Vladimir Putin nunca
ocultó su intención de recuperar el poder ruso. Lo que aun
queda por verse, dice, es cuánto más puede sostenerse este
ascenso.
El 16 de agosto de 1999, los miembros del Parlamento de Rusia -
la Duma Estatal- se reunieron para aprobar la candidatura de un
primer ministro. Escucharon el discurso del candidato, le hicieron
unas preguntas y debidamente lo confirmaron en el cargo.
Era la sexta persona en ocupar el puesto en los 16 meses de la
presidencia de Boris Yeltsin y un alto miembro del partido se
confundió con el nombre. Expresó que apoyaría la candidatura del
Stepashin -el apellido del recién destituido primer ministro- en
lugar de su desconocido remplazo, antes de rectificar el
embarazoso error.
Si los altos diputados de la Duma ni siquiera podían recordar el
nombre del nuevo primer ministro, tampoco se podía esperar que
el resto del mundo prestara mucha atención a su discurso. Era
poco probable que fuera líder del gobierno ruso por más de unos
meses así que, ¿para qué tomarse la molestia?

De desconocido ...
Ese individuo era un exagente de la agencia de inteligencia KGB,
Vladimir Putin, y ha estado a cargo del país más extenso del
mundo, como presidente o primer ministro, desde entonces.
Pocos se dieron cuenta en ese momento, porque pocos estaban
escuchando, pero ese discurso esbozaba el esquema de casi todo
lo que ha hecho, de cómo reformularía un país que estaba al borde
de un colapso catastrófico.
Hacía apenas 364 días que Rusia había entrado en cesación de
pagos de su deuda. Los salarios de empleados del sector público y
las pensiones se pagaban, con suerte, con meses de atraso. La
infraestructura básica se desmoronaba. Los bienes más preciados
de la nación estaban en manos de un manojo de "oligarcas" bien
conectados que manejaban el país como un feudo privado.

El otrora poderoso ejército ruso había perdido la guerra en


Chechenia, un lugar con menos habitantes que el número de
soldados rusos.
Ademas, tres antiguos aliados del Pacto de Varsovia se habían
afiliado a la OTAN, llevando la alianza de Occidente hasta las
fronteras de Rusia.
Discurso de Putin en agosto de 1999

 Necesitamos terminar con las revoluciones que se organizan de


forma que nadie pueda ser rico pero lo que necesita el país en
este momento son reformas para que nadie pueda ser pobre. No
obstante, eso desafortunadamente se está volviendo más
complicado cada día. No existe eso de un Estado próspero con
una población empobrecida.
 El instrumento más importante y la mayor prioridad del
gobierno es la seguridad alimentaria. Nosotros proveeremos
asistencia al sector agrario y en el análisis final para millones
de campesinos que tienen sólo una preocupación: alimentar al
país con productos rusos de calidad.
 La integridad territorial de Rusia no está sujeta a negociación.
Ni, especialmente, al chantaje. Seremos duros con cualquiera
que viole nuestra soberanía con todas las vías legales de las que
disponemos.
 Rusia ha sido una potencia durante siglos y sigue siéndolo.
Siempre ha tenido y sigue teniendo legítimas áreas de interés
fuera, tanto en los países exsoviéticos como más allá. No
vamos a bajar la guardia a este respecto ni vamos a permitir que
se ignore nuestra opinión.
Fuente: BBC Monitoring

Entretanto, el país era conducido por Yeltsin, un borracho


irascible en frágil estado de salud. La situación era apremiante,
pero Putin tenía un plan.
"No puedo abarcar todas las tareas que enfrenta el gobierno en
este discurso. Pero de una cosa estoy seguro: ninguna de esas
tareas pueden realizarse sin la imposición de un orden y disciplina
básicos en este país, sin el fortalecimiento de la cadena vertical",
manifestó a los parlamentarios congregados.
Nacido en Leningrado, en 1952, Putin se crió en los años de oro
de la Unión Soviética, el período después del espectacular triunfo
de la URSS en la Segunda Guerra Mundial.

Sputnik, la bomba de hidrógeno, la perra Laika y Yuri Gagarin


eran testimonio del ingenio soviético. Las apabullantes
intervenciones en Hungría, en 1956, y Checoslovaquia, en 1968,
fueron una muestra de su determinación.
Los ciudadanos soviéticos gozaban de un período de paz y
prosperidad. La vida era estable. La gente recibía su salario. Cada
quien estaba en su puesto. El mundo los repetaba.
Cuando Putin habló ante la Duma, su patria era otro lugar, caído
en desgracia ante el resto. Hablaba como un hombre que añoraba
las épocas cuando Moscú era tomada en serio. No lo mencionó de
manera explícita pero claramente estaba golpeado por la
inhabilidad rusa de evitar que la OTAN explusara las fuerzas de
su aliado, Serbia, de Kosovo hacía unos pocos meses.

.... a omnipresente
"Rusia ha sido una gran potencia durante siglos y aún lo sigue
siendo. Siempre ha tenido y tendrá zonas de interés legítimo...No
deberíamos bajar la guardia en este aspecto ni permitir que
nuestra opinión sea ignorada", dijo.
Camino a la cumbre

 Nació en 1952 en Leningrado, la actual San Petesburgo.


 Estudió Derecho y Economía antes de entrar al KGB.

 Sirvió como agente del KGB en Alemania Oriental entre 1985


y 1990.

 Trabajó en la Alcaldía de San Petesburgo entre 1990 y 1996.

 Ocupa el cargo de primer ministro en 1999. Al año siguiente es


elegido presidente.

 Habla alemán e inglés.


Su política interna era restaurar la estabilidad, frenar lo que llamó
las "revoluciones" que habían hundido a Rusia. Su política
exterior era recuperar el lugar de Rusia en los asuntos mundiales.
Esos dos objetivos fundamentales han dirigido todo lo que ha
hecho desde entonces. Si lo hubieran escuchado, ninguna de sus
medidas los hubiera tomado por sorpresa.
Desde entonces, se ha aferrado de cuanta oportunidad le ha
brindado la historia -desde los ataques del 11 de septiembre de
2001 hasta la revolución en Ucrania de 2013- para concretar sus
metas. Ha sido tácticamente astuto y despiadadamente
oportunista.
Tanto en el interior como en el exterior, quiere que Rusia
recupere el prestigio que tenía cuando crecía.
El lugar obvio para iniciar esta campaña fue Chechenia, el
símbolo del colapso de Rusia. Los chechenos derrotaron la
campaña de Yeltsin de aplastar su independencia autodeclarada,
pero resultó ser una victoria amarga. La guerra devastó el pueblo,
la economía y la infraestructura de Chechenia. El territorio se
convirtió en un antro de secuestros, violencia y crimen sin que
nadie -hasta que llegó Putin- hiciera algo al respecto.
Finalmente, para los acongojados rusos patrióticos, aquí tenían a
un hombre no solamente capaz de pagar sus pensiones, sino
preparado para ensuciarse las manos defendiendo a la patria. Al
cambio del milenio, cuando Yeltsin abandonó la presidencia y
designó a Putin como su sucesor, los ínidices de aprobación del
desconocido primer ministro superaban el 70%, un nivel que ha
bajado poco desde entonces.
Campañas internacionales...
Grupos de los derechos humanos y algunos gobiernos de
Occidente acusaron a Putin de violar la ley rusa e internacional en
la cacería de sus opositores chechenos. (El Tribunal Europeo de
Derechos Humanos ha fallado contra Rusia en 232 casos de
"derecho a la vida", efectivamente señalando a Rusia de
asesinatos continuos durante la campaña chechena). Pero eso no
ha mermado la popularidad de Putin.
En Chechenia, murieron cientos de soldados y miles de civiles.
Centenares de miles de chechenos huyeron buscando asilo fuera
de Rusia, pero la integridad territorial se conservó y Putin inició
su tarea de recuperar el prestigio ruso.
Después del 11 de septiembre de 2001, Putin reformuló su
campaña en Chechenia como parte de la guerra global contra el
terrorismo, acallando así a la crítica internacional por la conducta
de sus tropas.
Se acercó brevemente al presidente estadounidense George W.
Bush -quien inclusive afirmó haber avistado el alma de Putin-
hasta que la guerra en Irak los volvió a apartar.

En Irak, Putin insistió en el cumplimiento de la ley internacional;


ninguna invasión podría realizarse sin la aprobación del Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas y esa aprobación no estaba a la
mano.

... y domésticas

Internamente, aplastó a los oligarcas más poderosos, primero


aquellos que controlaban los medios, doblegando así la animada
escena televisiva y, luego, en 2003, arrestó a Mijáil
Khodorkovsky, el hombre mas rico del país.

Su compañia petrolera fue desmenuzada y comprada por una


empresa estatal. Jorokovsky fue encarcelado en un proceso tan
indignantemente predeterminado que Amnistía Internacional lo
declaró un prisionero de consciencia.
"Creo que quedó absolutamente claro, cuando arrestaron a
Khodorkovsky, que Putin no iba detrás de los oligarcas para
reafirmar el poder de la sociedad democrática civil sobre esos
titanes. Él lo hacía como parte del plan para construir un régimen
autoritario", opina Chrystia Freeland, que era editora en jefe de la
oficina en Moscú del diario Financial Times cuando Putin llegó al
poder y ahora es diputada liberal en el Parlamento de Canadá.

Freeland también es una de los 13 canadienses a quienes se les


prohibió la entrada a Rusia por la respuesta de Canada a la
imposición de sanciones contra funcionarios rusos.
Putin mantuvo un férreo control sobre las elecciones
parlamentarias a finales de 2003 y sus aliados obtuvieron dos
terceras partes de la Duma. Elogió el proceso como un paso hacia
el "fortalecimiento de la democracia", un proceso al que los
observadores de la Organización de Seguridad y Cooperación
Europea tildaron de "abrumadoramente distorsionado".
En apenas cuatro años, Putin había aplastado a Chechenia,
dominado los medios libres y a los oligarcas, ganado una mayoría
parlamentaria que le permitía hacer lo que quisiera y demostrado
que Rusia tenía una voz fuerte en asuntos internacionales.
"Él dice lo que piensa y hace lo que dice -por lo menos con mayor
frecuencia que ninguno de los otros políticos o estadistas
contemporáneos. Los analistas y políticos de Occidente siempre
tratan de encontrar un fondo falso a sus declaraciones y
frecuentemente no lo encuentran. Eso se puede aplicar a muchos
otros líderes soviéticos, incluyendo Stalin -por lo menos antes y
durante la Segunda Guerra Mundial", sostiene Dmitry Linnik, jefe
de la oficina en Londres de la emisora La Voz de Rusia.

La ideología

"Él es un nacionalista -en el sentido del país ruso, no de la etnia


rusa. Esa es su mayor fuerza conductora, creo yo, no una sed de
poder ni ambición personal".
Pero Freeland no está de acuerdo.

"Creo que ha tomado una serie de decisiones, de manera muy


racional desde su estrecho punto de vista, que le dan en este tipo
de régimen autocrático la mayor cantidad de poder y riqueza
personal", argumenta.
Pero faltaba algo para que el mundo de su infancia fuera
completo: la ideología.
Putin restauró los símbolos soviéticos: el himno nacional y los
emblemas y elogió el triunfo soviético en la Segunda Guerra
Mundial. Pero también adoptó algunos objetivos de la era
presoviética.
Se acercó a la Iglesia Rusa Ortodoxa y mencionó a filósofos
antisoviéticos como Ivan Ilyin, cuyos restos repatrió a Rusia y
enterró con honores.
Esa tendencia hacia una forma exclusiva de conservadurismo de
Rusia se aceleró después de la ola de protestas contra el fraude
electoral que estalló en Moscú entre 2011 y 2012 y que enemistó
a Putin con los liberales rusos.

Contradicciones en su círculo cercano

Entre sus ideólogos favoritos está Vladimir Yakunin, un viejo


amigo y compañero de la KGB, creyente ortodoxo, y que ahora es
el jefe del sistema de ferrocarriles rusos, una de las compañías
más estratégicas y significativas.
"Rusia no está entre Europa y Asia. Europa y Asia están a la
izquierda y a la derecha de Rusia. No somos un puente entre ellos,
sino un espacio de civilización separado, donde Rusia une las
comunidades del este y el oeste", dijo Yakunin en una entrevista
reciente con la agencia rusa Itar-Tass.
La semana pasada, supo que su nombre estaba en la lista "de los
miembros más cercanos al círculo de liderazgo de Rusia" que
Estados Unidos elaboró para aplicar sanciones tras la anexión de
Crimea.
La idea de que Rusia esté separada pero no equiparada a
occidente le conviene, puesto que le permite al Kremlin rechazar
las críticas de Occidente de que sus elecciones, sus sentencias
judiciales y su política exterior son parcializadas e irrelevantes.
Muchos de los amigos de Putin, pese a ser críticos con las
políticas, los valores, las estructuras y la economía occidental,
están muy apegados a sus comodidades. Los dos hijos de Yakunin
viven en Europa occidental, uno en Londres y el otro en Suiza, y
sus nietos están siendo educados allí.
Según el activista contra la corrupción Alexei Navalny, el propio
Yakunin se ha construido un palacio a las afueras de Moscú con
piedra caliza y materiales llevados de Alemania, algo extraño en
un hombre que se supone que aboga por crear una economía rusa
independiente de Occidente.

Los principios de Putin

Putin también abrazó algunos principios que después dejó de lado


cuando vio que no le valían.
En 2003 en Irak, hizo una defensa pública del derecho
internacional en la que se oponía a una eventual invasión sin el
visto bueno de Naciones Unidas.
En Georgia, en 2008 envió tropas sin ni siquiera tratar de
consultarlo en el Consejo de Seguridad.
El año pasado no se planteaba la intervención en Siria. Y este año,
justifica la intervención en Ucrania y la considera indudablemente
legítima.
Debe ser que los principios nunca han sido un problema y que el
objetivo de Putin ha sido siempre maximizar el poder de Rusia y
desafiar los intentos de Occidente de controlar su país.
"Tenemos todas las razones para asumir que la infame política de
contención llevada a cabo en los siglos XVIII, XIX y XX sigue
vigente hoy. Tratan continuamente de acorralarnos porque
tenemos una posición independiente", afirmó Putin en un discurso
este mes, al anunciar la anexión de Crimea.
En esa alocución repitió los puntos de 1999, pero con 15 años de
resentimiento adicionales.
"Si comprimes el muelle hasta su límite, regresará a su posición
incial de manera violenta. Recuérdalo siempre".

Grupo clave de colaboradores


No es fácil rediseñar un país por tu cuenta y Putin necesitó la
ayuda de un grupo clave de la sociedad rusa. Mientras que aplicó
mano dura contra periodistas independientes, hombres de
negocios y políticos, se apoyó en autoridades estatales para
asegurarse de que sus ideas se implementan.
Al final, el dinero se acabará y entonces se encontrará en la
misma posición que los líderes soviéticos a finales de 1980,
cuando se vieron obligados a enfrentar la crisis política y
económica mientras trataban de mantener unido su país.
Ahora parece fuerte, pero su Kremlin está construido en algo
que Rusia no puede controlar: el precio del petróleoBen
Judah, autor de Imperio Frágil, un estudio de la Rusia de
Putin
Y han sido muy bien recompensados por su ayuda. Los salarios
para los más altos funcionarios aumentaron el año pasado en un
20%, una cifra que se cuadruplicó en los presupuestos generales.
El atracón de gastos de Putin significa que, para conseguir el
equilibrio presupuestario, el crudo Brent ahora debe rozar los
US$117 por barril, más de cinco veces el nivel de 2006, según el
análisis de Deutsche Bank.

Pero ni siquiera eso es suficiente para los más altos funcionarios.


El ministro del Interior, Vladimir Kolokontsev, dijo la semana
pasada que en 2013 el precio del soborno medio en el país se
duplicó a los US$4.000.
El año pasado, Transparencia Internacional situó a Rusia en el
número 127 del Índice de Percepción de Corrupción, un lugar que
le pone a la altura de países como Paquistán, Mali y Madagascar.
"Putin se ha descalificado a sí mismo al destruir todas las fuertes
independientes del poder en Rusia. Ahora sólo puede confiar en la
burocracia y debe seguir aumentando sus fondos para asegurarse
las lealtades", asegura Ben Judah, el autor británico del libro El
Imperio Frágil, un estudio de la Rusia de Putin.

"Al final, el dinero se acabará y entonces se encontrará en la


misma posición que los líderes soviéticos a finales de 1980,
cuando se vieron obligados a enfrentar la crisis política y
económica mientras trataban de mantener unido su país. Ahora
parece fuerte, pero su Kremlin está construido en algo que Rusia
no puede controlar: el precio del petróleo", afirma Judah.

La Rusia de su infancia

Putin ha conseguido construir una versión del país de su infancia


que puede actuar de forma independiente en el mundo y en el que
la disidencia se controla y el poder del Kremlin no lo desafía
nadie. Pero es una espada de doble filo porque la Unión Soviética
se desmoronó por un motivo y una Rusia creada a su imagen y
semejanza se arriesga a compartir ese destino.
Según Vladimir Bukovsky, un disidente que pasó una década en
prisión en la era soviética antes de exiliarse en Occidente en 1976,
Putin es totalmente sincero cuando dice que la desintegración de
la Unión Soviética fue una "catástrofe geopolítica".
"No entiende que el colapso soviético fue predeterminado, por lo
tanto, cree que su misión es restaurar el sistema soviético lo antes
posible", dice.
Bukovsky considera que, como oficial de rango intermedio de la
KGB que amaba la Unión Soviética, Putin careció de la
perspectiva de los del alto mando, que sabían perfectamente que
el desplome vino dado por el peso de su propia ineficiencia en
lugar de por un complot occidental.
"Eso lo lleva exactamente a… repetir los mismos errores. Quiere
que todo su país sea controlado por una persona del Kremlin, lo
que lo va a llevar al desastre", dice.
La decisión de Putin de invadir Crimea fue tomada de forma
rápida e impulsiva por un pequeño grupo de sus favoritos en el
alto mando.

Eso significa que Putin no tiene a nadie que le advierta de las


consecuencias de sus acciones a largo plazo y hasta que se dé
cuenta por sí mismo, seguirá con este rumbo, lo que implica que
la relación con Occidente seguirá siendo incómoda, especialmente
en áreas que considera ser su "zona de legítimo interés".

Pero no podemos decir que no estaba advertido.


*Oliver Bullogh es editor para el Cáucaso del Instituto de
Información de Guerra y Paz (IWPR, en inglés). Su último libro,
"El último hombre en Rusia", detalla el declive demográfico ruso.

La experiencia alemana que cambió la vida de Putin


Para comprender a Vladimir Putin hay que conocer una
historia acaecida en Alemania Oriental en una dramática
noche de hace ya un cuarto de siglo.
Corría el 5 de diciembre de 1989 y a pocos días de la caída del
muro de Berlín el comunismo alemán agonizaba y la población
enardecida parecía estar dotada de una fuerza irresistible
En la ciudad de Dresde una muchedumbre asaltó el cuartel de la
Stasi, la temida policía secreta y luego un pequeño grupo de
manifestantes se dirigió a los cuarteles del servicio secreto
soviético: la KGB.

"El guardia que estaba en la puerta inmediatamente se retiró hasta


la casa", recuerda uno de los miembros del grupo, Siegfried
Dannath.
.
Pero, poco después, "apareció un oficial, bastante pequeño,
agitado", cuenta.
"Nos dijo: 'No intenten entrar a la fuerza. Mis camaradas están
armados y tienen autorización para usar sus armas en caso de
emergencia'", recuerda Dannath.
Y eso bastó para que el grupo se retirara.
El oficial de la KGB, sin embargo, sabía que el peligro no había
pasado.
Y más tarde contaría que llamó al cuartel general de una unidad
de tanques del Ejército Rojo destacada en la zona para pedir
protección.

"Moscú está callado"


La respuesta que recibió le produjo un choque devastador que le
cambió la vida.
"No podemos hacer nada sin órdenes de Moscú", dijo una voz al
otro lado de la línea.
"Y Moscú está callado".
Desde entonces la frase "Moscú está callado" ha perseguido a ese
hombre, desafiante pero impotente en 1989 y ahora convertido en
"Moscú": el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

"Creo que se trata de un hecho clave para entender a Putin", dice


su biógrafo alemán, Boris Reitschuster.
"Sin el tiempo que pasó en Alemania del Este tendríamos otro
Putin y otra Rusia", afirma.

Lecciones importantes
Efectivamente, la experiencia le enseñó a Putin lecciones que no
ha olvidado, le dio ideas para su modelo de sociedad y fortaleció
sus ambiciones de riqueza personal y una poderosa red de
contactos.

Y, sobre todo, le generó una gran ansiedad por la fragilidad de las


élites políticas y la facilidad con las que el pueblo puede
derrocarlas.

Un documento
censurado de la Stasi que menciona a Putin .

Putin había llegado a Dresde a mediados de la década de 1980


para su primer puesto en el extranjero como agente de la KGB.

La República Democrática Alemana (RDA), un estado comunista


ubicado en la zona de influencia soviética luego de la derrota de
la Alemania nazi, era muy importante para Moscú y estaba llena
de espías y militares.
Y desde su juventud Putin siempre había querido ser parte de la
KGB, inspirado por historias heroicas en las que, como recordaría
luego, "el esfuerzo de un hombre podía conseguir lo que no
lograban ejércitos, y un espía podía decidir el destino de miles de
personas".
Mucho del trabajo de espionaje que tenía que hacer en Dresde no
era particularmente excitante, pero al menos él y su joven familia
podían disfrutar de la buena vida de Alemania Oriental, muy
diferente a la de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS).
"Las calles estaban limpias. Las ventanas se lavaban una vez a la
semana", recuerda su esposa de entonces, Ludmila, en una
entrevista publicada en el año 2000 como parte del libro "Primera
Persona", una compilación de entrevistas con el entonces poco
conocido mandatario ruso.

El
cuartel de la KGB en Dresde que Putin ayudó a proteger.
El edificio
de apartamentos donde vivía la familia Putin.
Los Putin vivían en un edificio de apartamentos especial, en el
que tenían por vecinos a otros agentes de la KGB o de la Stasi.
"Pero a juzgar por cómo vivían, los agentes de la RDA tenían
salarios más altos que nuestros muchachos. Nosotros tratábamos
de ahorrar, para poder comprar un auto", recuerda Ludmila.
Y no sólo los estándares más altos de vida diferenciaban a
Alemania del Este de la URSS: la RDA también permitía la
existencia de varios partidos políticos, a pesar de que funcionaba
como un régimen comunista.
"Para Putin era como un pequeño paraíso y lo disfrutaba mucho",
dice Boris Reitschuster. "Reconstruyó una especie de RDA en la
Rusia de hoy".

Momento de cambio
En el otoño de 1989, sin embargo, el paraíso empezó a convertirse
en una especie de infierno para la KGB.
Y en las calles de Dresden Putin empezó a ver a la gente
comportarse de formas incomprensibles e inaceptables para él.
El
contacto de la Stasi al que Putin le dirigió esta carta se suicidó a
inicios de 1990.
A inicios de Octubre, por ejemplo, a cientos de ciudadanos
alemanes orientales que habían solicitado asilo político en la
embajada de la República Federal de Alemania en Praga se les
permitió viajar a la RFA por tren.
Los trenes estaban sellados, pero al pasar por Dresde una
muchedumbre trató de romper los cordones de seguridad para
abordarlos y poder escapar.

Según el alcalde comunista de la época, Wolfgang Berghofer, en


la ciudad reinaba el caos y muchos asumieron que la violencia era
inevitable.
"Había un batallón de tanques soviéticos estacionado en la
ciudad", recuerda. "Y sus generales me habían dicho claramente:
'Si Moscú da la orden, los tanques saldrán'".
Y Vladimir Putin seguramente estaba convencido de que los
oficiales soviéticos –a los que conocía y había tratado– no iban a
dudar en entrar en acción.
Pero no: Moscú, bajo Mijaíl Gorbachov, "estaba callado". Los
tanques del Ejército Rojo nunca salieron a la calle. Nadie protegió
a los agentes de la KGB.
Putin y sus colegas trabajaron frenéticamente para quemar
cualquier evidencia de su trabajo de inteligencia.
"Yo personalmente quemé muchísimo material", recordaría luego
Putin en "Primera Persona". "Quemamos tantas cosas que el
horno explotó", cuenta.

Una nueva vida


La implosión de Alemania Oriental en los siguientes meses tuvo
un enorme impacto sobre él y sobre su familia.
"Teníamos la horrible sensación de que el país que casi se había
vuelto nuestra casa estaba dejando de existir", recuerda su esposa,
Ludmila.
De
1990 a 1996 Putin trabajó para el alcalde de San Petersburgo.
Luego se mudó a Moscú y empezó su meteórica ascención.
"Mi vecino, que era también mi amigo, lloró por una semana.
Estaba colapsando todo lo que tenían: sus carreras, sus vidas",
cuenta.
Y uno de los contactos claves de Putin en la Stasi, el Mayor
General Horst Boehm, fue humillado por los manifestantes y
terminó suicidándose poco después.

Putin pudo reflexionar sobre lo que puede ocurrir cuando el poder


popular se vuelve dominante durante su largo regreso a casa.

"Sus amigos alemanes le regalaron una lavadora vieja y con ella


condujeron de regreso a Leningrado", cuenta la biógrafa y crítica
de Putin Masha Gessen.
"Se fue sintiendo que había estado sirviendo a su país y no tenía
nada para mostrar", agrega.
Y también regresó a un país que también estaba al borde del
colapso y había cambiado radicalmente bajo Mijaíl Gorbachov.
En palabras de Gessen: "Se encontró con un país que había
cambiado en formas que no comprendía y que no quería aceptar".
Contactos y miedos
¿Qué podía hacer Putin en su vieja ciudad, ahora rebautizada
como San Petersburgo?
Manejar un taxi fue una posibilidad que se consideró fugazmente.
Pero pronto Putin se dio cuenta que de Alemania se había traído
algo más que una lavadora vieja.

Putin es el segundo de izquierda a derecha en la cuarta fila.


En Dresde había sido parte de una red de individuos que ahora
estaban muy bien ubicados para prosperar política y
económicamente en la nueva Rusia.
Y según la profesora de la Universidad de Miami, Karen
Dawisha, autora del libro "La cleptocracia de Putin: ¿Quiénes son
los dueños de Rusia?", mucha de la gente que conoció en Dresde
ahora son parte de su círculo íntimo.
La lista incluye a Sergei Chemezov, quien por años manejó la
agencia de exportación de armas de Rusia, y Nikolai Tokarev,
quien encabeza la compañía estatal Transneft.
Y la lista no solo incluye rusos: Matthias Warnig – un antiguo
oficial de la Stasi, que se cree estuvo en Dresde en la misma
época que Putin – es actualmente el gerente general de
Nordstream, el gasoducto que lleva gas ruso a Alemania a través
del mar Báltico.
Sin el tiempo que pasó en Alemania del Este tendríamos otro
Putin y otra RusiaBoris Reitschuster, biógrafo de Putin
Por lo demás, muchos analistas creen que eventos como el
levantamiento popular de la plaza Maidan en Ucrania han
revivido los malos recuerdos de Putin y especialmente los de
aquella noche de diciembre de 1989 en Dresde.
"Yo creo que cuando ve a las muchedumbres en Kiev en 2014, en
Moscú en 2011 o en Kiev en 2013, se acuerda de su tiempo en
Dresde. Y todos sus viejos miedos resucitan", dice Reitschuster.
Y dentro suyo tal vez también está el recuerdo de como el cambio
puede ser moldeado no solo por la fuerza o la debilidad, sino
también por la emoción.
En 1989 Vladimir Putin fue testigo de cómo el sentimiento
patriótico, combinado con los anhelos de democracia, resultaron
mucho más poderosos que la ideología comunista.
Y por eso al preguntarse qué es lo que Putin podría hacer después
bien vale la pena recordar lo que ya ha vivido.
Y una cosa es segura: mientras Vladimir Putin tenga las llaves del
Kremlin, es poco probable que Moscú vuelva a quedarse callado.

Infancia y juventud
Vladímir Vladímirovich Putin nació en Leningrado
(actualmente San Petersburgo), el siete de octubre de 1952,
en el seno de una familia sencilla de trabajadores. Aunque
fue el tercero de tres hermanos, creció como hijo único: el
primero de los hermanos falleció pocos meses después de
nacer y el segundo no sobrevivió a las penurias del bloqueo
de Leningrado impuesto por las tropas alemanas nazis en la
Gran Guerra Patria. Durante la invasión nazi de la URSS, su
padre, Vladímir Spiridónovich Putin, tomó parte activa en el
conflicto como soldado de comando especial y resultó
gravemente herido. Después de la guerra trabajó en la
fábrica de construcción de vagones de metro en Leningrado.
La madre de Vladímir Putin, María Ivánovna Shelómova,
trabajaba en la misma fábrica. Su abuelo paterno fue
cocinero de los líderes soviéticos Vladímir Lenin e Iósif
Stalin.
A los once años Vladímir Putin comenzó a practicar sambo y
más tarde yudo. En su libro autobiográfico Ot pérvogo
litsá(‘En primera persona’), publicado en abril de 2000 en
formato de entrevista, Putin explica su predilección por el
yudo: “No es solo un deporte, sino una filosofía, es el respeto
hacia la gente de edad mayor, hacia el adversario. En yudo
no hay flojos”. En 1976 Vladímir Putin fue campeón de
Leningrado y sigue siendo yudoca con cinturón negro hoy
día.
Al finalizar la escuela secundaria, en 1970, Putin ingresó en
la facultad de Derecho de la Universidad Estatal de
Leningrado, donde conoció al profesor Anatoli Sobchak, y el
hombre que habría de influir decisivamente en su destino.
En aquel libro-entrevista del año 2000 Putin enfatizó que su
biografía podía resumirse de forma muy sencilla, tan visible
“como la palma de la mano”: “Acabé la escuela, fui a la
universidad. Me gradué en la universidad, y pasé al KGB.
Terminé en el KGB e ingresé de nuevo a la universidad. De
la universidad, fui a trabajar con Sobchak. Después de
trabajar con Sobchak llegué a Moscú, a la cancillería
presidencial. Después pasé a la Administración
Presidencial. Y de allí al FSB. Después me nombraron
primer ministro. Y ahora soy presidente interino. Eso es
todo”.
Diecisiéis años en los servicios de inteligencia
En la época soviética todos los licenciados de los institutos
superiores y universidades tenía asegurado el empleo.
Debían ocupar la plaza laboral asignada por el Estado y no
cambiarla durante tres años, al margen de que les gustara o
no el trabajo. En el caso de Vladímir Putin, sus aspiraciones
y las del Estado coincidieron: él quería ser oficial de los
servicios especiales y el KGB también lo acogió con mucho
gusto porque desde hacía años un inspector del
departamento de personal de la universidad seguía de cerca
los estudios y el comportamiento personal del posible
candidato Putin. Así, en 1975 comenzó su formación en una
escuela del KGB, en Leningrado. Sus primeras misiones
fueron de contraespionaje. Tras un año de capacitación en
el centro preparatorio de Moscú fue transferido al
departamento de Inteligencia Exterior de San Petersburgo.
En 1980 conoció a Liudmila Shkrébneva, una azafata de
líneas aéreas. El primer encuentro tuvo lugar en compañía
de varios amigos en un teatro de Leningrado. Vladímir y
Liudmila fueron novios durante más de tres años y se
casaron en 1983. Del matrimonio nació en 1985 la primera
hija, María, y en 1986 la hija menor, Yekaterina. En junio de
2013 la pareja anunció su divorcio pero puntualizó que
seguirían siendo amigos. Los familiares de Putin no son
personas públicas.
En 1985 la carrera de Putin en el KGB dio un paso al frente:
fue enviado a la ciudad de Dresde, en Alemania Oriental. En
su autobiografía Putin asegura que allí estuvo realizando
labores de Inteligencia política “de rutina”. La misión principal
era la de recopilar y analizar la información sobre la OTAN,
enemigo número uno de la Unión Soviética y del bloque del
Pacto de Varsovia. En Dresde Putin permaneció junto con
su familia hasta enero de 1990. Ya de regreso en Leningrado
trabajó en la universidad, preparando su tesis de candidato
a doctor en ciencias económicas.
Rumbo hacia la primera línea política
Pero a Putin le interesaba también el ámbito político y
administrativo, y se unió al político demócrata y liberal
Anatoli Sobchak, su antiguo profesor universitario, que el
doce de junio de 1991 ganó los comicios a la alcaldía de
Leningrado. El veintiocho de junio del mismo año Putin fue
nombrado presidente del comité de relaciones exteriores de
la alcaldía deSan Petersburgo.
El diecinueve de agosto de 1991 tuvo lugar el fallido intento
de derrocar al presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov.
Vladímir Putin, valorando negativamente el papel que jugó
el KGB en el golpe de agosto, renunció al servicio secreto
soviético.
En la alcaldía de San Petersburgo Putin estuvo a cargo de
la promoción de las relaciones internacionales e inversiones
extranjeras, así como del registro de las empresas
extranjeras en San Petersburgo.
Siguió desarrollando esta labor hasta 1996, cuando el
alcalde Anatoli Sobchak perdió los comicios urbanos. Junto
con todo su equipo, Putin renunció a su cargo en la alcaldía,
pero su talento organizador no habría de quedar por mucho
tiempo en el olvido, ya que pronto fue llamado a Moscú para
trabajar en la Administración del primer presidente de la
Federación de Rusia, Borís Yeltsin. Durante dos años
seguidos fue subjefe de la Administración presidencial
ocupándose de asuntos jurídicos y de las propiedades
estatales rusas en el exterior.
En 1998, dos años después de entrar en el equipo del
presidente Yeltsin, Putin fue nombrado director del FSB
(Servicio Federal de Seguridad), la agencia que sucedió al
KGB. En agosto de 1999 Yeltsin lo nombró primer ministro.
Pocos esperaban que Putin, en aquel entonces
prácticamente un desconocido para el público en general, se
mantendría en el cargo más tiempo que sus predecesores.
Además, en esa época el país atravesaba tiempos difíciles
debido al estallido de una nueva crisis en el Cáucaso Norte
de Rusia.
El desafío
El siete de agosto de 1999 extremistas comandados por
Shamíl Basáyev penetraron en el territorio de la república
caucásica rusa de Daguestán. Su objetivo pasaba por
separar a todo el Cáucaso de Rusia y proseguir su invasión
por las demás repúblicas caucásicas del país. En su libro
autobiográfico Vladímir Putin opina que la invasión de
Daguestán creaba un ambiente propicio para acabar con
Rusia: “Había que pararlo inmediatamente… Yo tenía que
hacerlo pagando el precio de mi carrera política”.
Entonces fue cuando se tomó la decisión, apoyada por el
presidente Borís Yeltsin, de emprender acciones de
combate a gran escala contra los extremistas. En un mes
fueron derrotados en Daguestán, y a finales de septiembre
de 1999 el ejército federal inició la operación antiterrorista en
territorio checheno. En diciembre comenzó el asalto a la
capital de la república rusa de Chechenia, Grozny, que cayó
a principios de febrero de 2000. El gobierno ruso, con
Vladímir Putin al frente, declinó todas las propuestas de
tregua. Las autoridades rusas no quedaron intimidadas por
los actos terroristas con decenas de víctimas fruto de las
explosiones de bloques de viviendas en Buinaksk, Moscú y
en Volgodonsk (septiembre de 1999). A finales del marzo de
2000 concluyó la fase activa de los combates y los
extremistas pasaron a la táctica de guerrilla. La mano dura
de Vladímir Putin en el Cáucaso Norte le granjeó el apoyo
de los ciudadanos del país y, en especial, durante las
elecciones presidenciales.
Misión clave: cuidar de Rusia
El treinta y uno de diciembre de 1999 el presidente Borís
Yeltsin citó al primer ministro al Kremlin a las 9.30 de la
mañana. En el transcurso de la reunión el mandatario ruso
nombró a Vladímir Putin presidente interino del país y le
entregó uno de los mayores símbolos del poder, el ‘maletín
atómico’, enlace portátil con el mando de las fuerzas
estratégicas misilísticas. “Cuide de Rusia”, le dijo Yeltsin a
Putin.
A mediodía el primer presidente ruso anunció su renuncia en
una alocución televisada. Le faltaban aún seis meses para
concluir su mandato, y Yeltsin se expresó de esta manera en
relación a su sucesor: “El país dispone de un hombre fuerte,
digno de ser presidente, con el que prácticamente cada ruso
vincula sus esperanzas de futuro. No voy a molestar, no
hace falta esperar medio año más”.
La fiesta del Año Nuevo 2000 fue toda una sorpresa para los
regimientos del ejército federal acantonados en la ciudad
chechena de Gudermés, ya que para felicitarles arribó el
presidente interino, que voló desde Moscú.
Vladímir Putin viajó a la república rusa de Chechenia
acompañado por su esposa Liudmila. Ella recuerda que los
helicópteros que partieron desde la capital de la república
rusa de Daguestán, Majachkalá, no pudieron aterrizar en
Gudermés a causa de la neblina y los pilotos decidieron
regresar. En pleno vuelo a bordo del helicóptero Liudmila
Pútina, Vladímir Putin y su comitiva brindaron con champaña
por la fiesta. A su regreso a Majachkalá Putin insistió en
viajar nuevamente a la república rusa de Chechenia en
automóvil. En la madrugada del uno de enero de 2000 las
tropas formadas en la plaza central de Gudermés saludaron
al futuro presidente y comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas de Rusia.
Primer mandato presidencial
Tres meses más tarde, en marzo de 2000, Putin ganó las
elecciones presidenciales en primera vuelta con un 52,94 %
de los votos.
La primera ley promulgada por el nuevo jefe del Estado fue
la que garantizaba la inmunidad del ex presidente Borís
Yeltsin y de los miembros de su familia. Les fue garantizada
residencia oficial, transporte, protección y otras facilidades.
Durante el primer mandato de Vladímir Putin la situación
económica en el mundo y, en especial, el alza de los precios
de las materias primas, favoreció a Rusia y facilitó una
mejora económica del país, que había sufrido una profunda
crisis en 1998. El presidente emprendió la reforma bancaria
y de las pensiones, promulgó el nuevo código de tierras que
formalizó el derecho a la propiedad y estableció el
mecanismo para la compra y venta de tierras agrícolas.
Putin realizó cambios importantes en la estructura del poder,
acabando con los anhelos extremistas y reforzando la
llamada ‘vertical del poder’. Para ello introdujo medidas
como el nombramiento de representantes plenipotenciarios
del presidente en siete distritos federales -la nueva forma de
división administrativa introducida por Putin- o la creación del
Consejo del Estado. En muy poco tiempo quedó limitada la
influencia de los magnates financieros e industriales -
oligarcas- que trataron de hacerse con las riendas del poder
durante la época del presidente Yeltsin. Esas medidas
fueron bien recibidas por el pueblo ruso, que culpaba a los
empresarios millonarios de la severa crisis económica de
1998. El nivel de pobreza disminuyó del 29 % en 2000 al 18
% en 2004.
En política exterior Putin llevó a cabo un giro estratégico,
iniciando un acercamiento a Occidente. En particular, Rusia
se solidarizó con Estados Unidos tras el ataque terrorista del
once de septiembre de 2001.
Los desafíos extremistas en el Cáucaso Norte seguían
estando a la orden del día y cobraron la forma de atentados
a gran escala. En octubre de 2002 fueron tomados como
rehenes más de mil espectadores y artistas en la sala de
conciertos Dubrovka de Moscú. En la operación de rescate
murieron 130 rehenes. Rusia quedó estremecida en
septiembre de 2004 por otro secuestro masivo, en este caso
de alumnos y profesores en la escuela secundaria en la
ciudad de Beslán, república de Osetia del Norte. Perecieron
más de 300 niños y adultos. A cada uno de los atentados el
gobierno del presidente Putin respondía con duros golpes
contra los terroristas y con el recrudecimiento de las medidas
de seguridad en todo el territorio nacional.
En 2000 el submarino atómico Kursk se fue a pique tras una
explosión. En la catástrofe perecieron 118 marineros,
después de lo cual Putin dijo: “Ha sido un golpe moral duro
para las Fuerzas Armadas, para el país y para mí también.
Resultó imposible hacer algo para salvar a la tripulación,
porque los constructores del submarino en los años 80 no
diseñaron ni pensaron medios de salvamento para una
catástrofe de tales dimensiones”.
Segundo mandato presidencial
En 2004 Putin fue reelegido para un segundo mandato
ganando en primera vuelta con el 71 % de los votos.
El mandatario continuó con las reformas estructurales del
poder. Fueron suspendidas, en particular, las elecciones de
gobernadores provinciales. Durante el primer mandato Putin
separó a los gobernadores de la cámara alta del parlamento
(el Consejo de la Federación) que pasó a quedar formada
por representantes provinciales que, a diferencia de los
gobernadores, ya estaban trabajando permanentemente en
Moscú. Las elecciones a la Duma, la cámara baja del
parlamento, comenzaron a celebrarse en base a listas de
candidatos que presentaban los partidos. Según las
encuestas de opinión, Putin restauró la estabilidad -algo que
el país apenas había vivido durante el siglo pasado- así
como una sensación de orgullo en una población cansada
ya de tantas crisis. El presidente mantuvo su costumbre de
celebrar conferencias televisivas anuales con los
ciudadanos que duraban varias horas y tocaban todo tipo de
cuestiones.
Durante gran parte de su segundo mandato, el país creció
económicamente y se reinventó como superpotencia energética. El
nivel de vida aumentó y ambiciosos programas sociales
vieron la luz. Se introdujo una reforma fiscal que incluyó
diferentes medidas como la introducción del Impuesto sobre
la Renta de Personas Físicas de un 13 %, y una bajada del
24 % del impuesto sobre la propiedad, así como el recorte
de otros impuestos y tasas (en conjunto una disminución de
un 33 % en la cantidad de impuestos). Esta reforma
contribuyó a la mayor recaudación de tributos y estimuló el
crecimiento económico. Los expertos valoraron los cambios
tributarios como uno de los éxitos más serios del presidente
Putin.
Las inversiones extranjeras aumentaron considerablemente:
en el año 2000 el índice fue de 11 000 millones de dólares,
mientras que en 2007 ya alcanzó los 120 000 millones de
dólares.
Los expertos, en particular el rotativo ‘The Wall Street
Journal’, destacaron que Rusia no solo recuperó sus
posiciones perdidas en los años 90, sino que creó el sector
de servicios, que prácticamente no había existido en una
escala considerable en el país. Las reservas de oro y divisas
pasaron a ser las terceras por su volumen en el mundo
después de China y Japón. El Banco Mundial resumió que
se podía considerar a Rusia como uno de los islotes de
estabilidad económica en el mundo, lo que se reflejaba en la
calidad de la política macroeconómica, el crecimiento de la
demanda interna, las reservas de oro y de divisas ahorradas,
así como en la recaudación del fondo de estabilización,
creado a partir de los beneficios de los altos precios del
crudo ruso.
En política exterior tuvo lugar un enfriamiento de las
relaciones entre la Federación de Rusia y algunos países de
la Comunidad de Estados Independientes, como Ucrania y
Georgia, y del mismo modo con Estados Unidos. Putin fue
muy crítico con la política exterior de EE. UU. y, en especial,
con el programa de emplazamiento de cohetes y radares
antimisiles en Europa del Este. En 2007 el presidente ruso
pronunció un discurso memorable durante una conferencia
sobre seguridad en Múnich, donde arremetió contra los
intentos de EE. UU. de gobernar todo el planeta e hizo un
llamamiento para crear un mundo democrático y multipolar.
En su segundo mandato Vladímir Putin se enfrentó
nuevamente a los desafíos terroristas. En mayo de 2004 una
bomba colocada bajo de las tribunas de un estadio en
Grozny mató a Ajmat Kadyrov, líder de la república rusa de
Chechenia. El veinticuatro de agosto de 2004 dos terroristas
suicidas destruyeron en pleno vuelo dos aviones que
despegaron del aeropuerto moscovita de Domodédovo.
Estos y otros atentados explican la postura intransigente del
mandatario ruso frente a las críticas en relación al
endurecimiento, a la centralización del poder estatal y a otras
medidas que tuvo que emprender Putin para proteger a los
ciudadanos rusos.
Sin embargo, a lo largo de sus ocho años de mandato,
aproximadamente el 70 % (y en ocasiones hasta más del 80
%) de los rusos ha apoyado a Putin.
Primer ministro
Según la Constitución rusa, en 2008 Putin no tenía derecho
a presentarse a un tercer mandato presidencial consecutivo.
En los comicios parlamentarios de diciembre de 2007, el jefe
de Estado saliente encabezó la lista electoral del
partidoRusia Unida, agrupación que obtuvo el 64,3 % de los
votos, que se tradujeron en 315 escaños en la Duma estatal.
A finales de 2007, a unos meses de las elecciones
presidenciales, Vladímir Putin anunció que apoyaría la
candidatura del primer viceprimer ministro, Dmitri Medvédev,
al cargo de presidente. Por su parte, Medvédev, aseguró
que, de ganar las elecciones, nombraría a Putin primer
ministro. Medvédev se impuso claramente en la primera
vuelta electoral con el 70,28 % de los sufragios.
El ocho de mayo de 2008, Vladímir Putin encabezó por
segunda vez el gabinete de ministros de Rusia. Bajo su
cargo, el poder ejecutivo mantuvo un rumbo encaminado al
desarrollo estable. El jefe del Gobierno se centró en
desarrollar proyectos nacionales prioritarios relacionados
con la sanidad, la educación, la vivienda y la agricultura,
además del programa de subsidios a las familias con varios
hijos. De este modo, Putin continuó con el curso trazado
durante sus primeros mandatos presidenciales.
En 2008 Rusia se vio involucrada en la crisis financiera
mundial. Sin embargo, en menos de un año la situación en
la zona quedó estabilizada.
En el país se emprendieron grandes proyectos para
asegurar la primacía mundial del sector energético ruso. En
noviembre de 2011 entró en funcionamiento el gasoducto
Nord Stream, que atraviesa el mar Báltico y garantiza el
suministro de combustible ruso directamente a Alemania y
de allí a otros países de Europa Occidental. Un proyecto
similar, South Stream, será lanzado en el sur de Europa en
diciembre de 2012.
Rusia aceleró también los preparativos para los Juegos
Olímpicos de Invierno de 2014, que se celebrarán en la
ciudad de Sochi, a orillas del mar Negro, donde ya se han
construido numerosas instalaciones necesarias para la
práctica de los deportes de invierno. En particular, fue
abierta la pista de esquí de Krásnaya Poliana, población
cercana a Sochi. Vladímir Putin tiene predilección por estos
deportes. A menudo el jefe de Estado se deja ver
practicando esquí junto con el presidente anterior y actual
jefe de Gobierno, Dmitri Medvédev.
El veinticuatro de septiembre de 2011, en el congreso del
partido Rusia Unida, Dmitri Medvédev, tal como había
asegurado anteriormente, propuso a Vladímir Putin para la
carrera presidencial que culminó en los comicios del cuatro
de marzo de 2012 con la victoria contundente de Putin en la
primera ronda.
Tercer mandato presidencial
En los comicios 2012 la mayoría de los ciudadanos rusos de
nuevo demostraron su confianza y apoyo a Putin, que fue
reelegido para la presidencia tras obtener el 63,6 % de los
votos.
De acuerdo con las enmiendas constitucionales aprobadas
en 2008 que amplían el mandato presidencial a seis años, el
presidente electo ocupará el puesto de jefe de Estado hasta
el año 2018. Putin tomó posesión del cargo al expirar el
mandato de su predecesor, Dmitri Medvédev, el siete de
mayo de 2012.
Según comentó posteriormente el vencedor de los comicios,
las elecciones de 2012 no solo fueron un paso necesario
para elegir al siguiente jefe de Estado, sino que fueron
también “una prueba muy importante para comprobar el nivel
de la madurez política e independencia” del pueblo ruso.
Sobre los objetivos para el futuro próximo, Vladímir Putin
prometió seguir trabajando en provecho del Estado y cumplir
con todos los planes recogidos en su programa electoral.
Estos comprenden el desarrollo de la economía y la creación
de nuevos puestos de trabajo, la mejora de la calidad de vida
en el país, una política social efectiva, la lucha contra la
corrupción y el refuerzo de la posición de Rusia en el
panorama internacional.

15 años de Putin en el poder: ¿Cómo cambió Rusia?


Publicado: 7 may 2015
El 9 de agosto de 1999, Borís Yeltsin anunció el
nombramiento del entonces poco conocido director del
Servicio Federal de Seguridad de la Federación Rusa (FSB),
Vladímir Putin, como primer ministro de Rusia.

"Ahora he decidido nombrar a la persona que, en mi


opinión, es capaz de consolidar nuestra sociedad, garantizar
la continuación de las reformas en Rusia con el apoyo de las
más amplias fuerzas políticas. Él será capaz de ponerse al
frente de los que en el nuevo siglo XXI tendrán que renovar
nuestra gran Rusia".

En 2000 Putin fue nombrado como presidente interino


de Rusia. En marzo del mismo año fue elegido presidente
en la primera vuelta con un 52,94% de los votos y cuatro
años después fue reelegido también en primera vuelta con
el 71% de los votos. En el período entre 2008 y 2012
desempeñó el cargo de primer ministro y en marzo de 2012
volvió a ganar las elecciones presidenciales tras obtener el
63,6% de los votos.
Ahora, 15 años después, Vladímir Putin ejerce su tercer
mandato presidencial y su nombre ya es inseparable de la
historia de su país. Les invitamos a repasar cómo ha
cambiado Rusia y el mundo entero en estos 15 años.
El mandatario ruso siempre ha defendido el derecho de
Rusia a una postura y una opinión independiente en las
relaciones internacionales, y ha criticado los intentos de
algunos países de imponer a Moscú su voluntad. Asimismo,
en reiteradas ocasiones Putin ha criticado las ambiciones
imperialistas de EE.UU. y las decisiones de Washington
que agravan el desequilibrio de poder en el mundo, desde
la expansión de la OTAN hasta la crisis en Ucrania.
Desde su famoso discurso en la Conferencia de Seguridad
de Múnich en 2007, el mandatario sostiene que la política
de Washington y sus aliados occidentales contra Rusia y
otros países "socava la estabilidad internacional".

En 2014 reiteró su postura en un discurso en el Club


Internacional de Debates Valdai, durante el cual
también culpó a Occidente de haber "tratado de manejar,
controlar y usar los conflictos regionales para diseñar
'revoluciones de colores' en su propio interés", en referencia
al papel de EE.UU. y sus aliados occidentales en la situación
en Ucrania.
Putin ha advertido en repetidas ocasiones que Rusia
tiene una posición propia y no va a ceder ante las
amenazas occidentales. "Algunos políticos occidentales ya
nos están amenazando no solo con sanciones, sino también
con la perspectiva del aumento de graves problemas en el
interior. Me gustaría saber qué es lo que tienen en mente
exactamente: ¿la acción de una quinta columna —diferentes
tipos de 'traidores nacionales'— o están esperando
ponernos en una situación social y económica cada vez
peor con el fin de provocar el descontento público?
Consideramos estas declaraciones irresponsables y
claramente agresivas en su tono, y les daremos una
respuesta acorde", declaró el presidente ruso durante su
histórico discurso sobre Crimea.

"Putin está actuando como cualquier dirigente


político debería actuar, tratando de preservar y
proteger a su país. Puede que no sea una buena
persona, pero desde luego no se corresponde con
la imagen de un diablo que hemos creado de él"
Reese Schonfeld, uno de los fundadores de la CNN

"Tenemos una gran cantidad de componentes que nos


permiten considerarnos un país que realmente lleva a cabo
una política independiente y soberana en el ámbito
internacional y realiza las políticas internas tal como
requiere nuestro pueblo. Y en este sentido, nosotros somos
un socio muy fiable, porque no nos adaptamos al son que
tocan otros", declaró en abril el jefe de Estado ruso, en el
marco de una entrevista concedida al canal Rossía24.
"No podrán con nosotros"
Para presionar a Rusia, Occidente está utilizando todo el
arsenal de herramientas, pero "no podrán con
nosotros", declaró Putin. "Para la así llamada contención de
Rusia, se utiliza todo el conjunto de herramientas, desde los
intentos de aislamiento político hasta la guerra mediática a
gran escala y las herramientas de los servicios especiales",
afirmó el mandatario ruso en la reciente reunión con la
junta directiva del Servicio Federal de Seguridad de la
Federación Rusa (FSB).
"Hace poco, se ha dicho abiertamente que a los que no
estén de acuerdo les torcerán el brazo de vez en cuando,
pero con Rusia estas artimañas no funcionarán", agregó.

"La OTAN está desarrollando una fuerza de reacción rápida


y ampliando su infraestructura cerca de nuestras
estructuras; también hay intentos de romper la paridad
nuclear y de forzar la creación del segmento de defensa
antimisiles europeo y del Asia-Pacífico", afirmó el jefe de
Estado.

Hacia un mundo multipolar


Vladímir Putin se ha mostrado como un firme opositor
del mundo unipolar, que ha insistido en muchas ocasiones
en que este modelo de orden mundial es inadmisible y
peligroso, y no tiene nada que ver con la democracia.
En este sentido, cabe recordar otra vez el histórico discurso
de Putin pronunciado el 10 de febrero 2007 en la
Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania).

"¿Pero qué es un mundo unipolar? Por mucho que se


intente adornar ese término, en la práctica ello tiene sólo
una significación: la existencia de un solo centro del poder,
de un solo centro de fuerza y un solo centro de toma de
decisiones. Es un mundo en el que hay un solo dueño, un
solo soberano. Al fin y al cabo, ello resulta pernicioso no
sólo para aquellos que se encuentran dentro de los marcos
de tal sistema, sino también para el propio soberano, pues
ese sistema lo destruye desde dentro. Además, tal estado
de cosas no tiene nada que ver con la democracia.
Porque la democracia, como es sabido, es el poder de la
mayoría, en el que se consideran los intereses y las
opiniones de la minoría", dijo entonces el mandatario ruso.
"En mi opinión, el modelo unipolar no sólo es
inadmisible para el mundo contemporáneo, sino que es
imposible. Y no solamente porque a un líder único en el
mundo contemporáneo – precisamente en el
contemporáneo – no le van a alcanzar los recursos militar-
políticos ni económicos. Sino porque – y ello es aún más
importante – se trata de un modelo que no puede funcionar
por carecer de la base moral propia de nuestra civilización",
agregó.
BRICS, el mejor ejemplo de la construcción de
multipolaridad
Como paso clave en esa transformación del mundo unipolar
nació el grupo BRICS, organismo consultivo permanente
formado por Rusia, China, la India, Brasil y Sudáfrica. Son
las economías emergentes más importantes del mundo.
En vísperas de la cumbre de los BRICS en Durban, Sudáfrica,
en marzo de 2013 Putin dijo que hay intención de
otorgar a los países BRICS "un papel clave en un mundo
multipolar".
"El BRICS es un elemento clave del creciente mundo
multipolar. El grupo de cinco países reafirmó en varias
ocasiones su compromiso de respetar los principios
fundamentales del derecho internacional y de fortalecer el
papel central de las Naciones Unidas. Tenemos un enfoque
común a los problemas internacionales más acuciantes,
como la crisis en Siria, el problema de Irán y el arreglo de la
situación en Oriente Medio", enfatizó entonces Putin.
Desde el nacimiento del BRICS hasta hoy el organismo ha
comprobado que es una gran fuerza económica y
política que ha convertido su crecimiento económico en la
influencia política que, a su vez, ha conducido a la pérdida
de la posición de liderazgo de la élite económica occidental.
Giro asiático: Rusia y China se acercan
En noviembre pasado Vladímir
Putin señaló que la cooperación entre Moscú y Pekín es
importante para mantener la paz en el marco del derecho
internacional afianzándolo. "La colaboración de Rusia
y China es extremadamente importante para mantener la
paz en el marco del derecho internacional haciéndolo más
estable", afirmó el presidente ruso.
"Rusia y China están promocionando activamente la idea
de formar una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo
estable en Asia-Pacífico. Debe fundamentarse en los
principios de la igualdad, el respeto del derecho
internacional, la indivisibilidad de la seguridad y el rechazo
a usar la fuerza o a amenazar con ella. A día de hoy esta
tarea cada vez es más urgente", dijo en una de las
entrevistas.
Hoy en día la dinámica asociación entre Rusia y China, que
ya ha alcanzado un nivel estratégico, no abarca solamente
los ámbitos de defensa o energía, como los grandes
proyectos de petróleo o gas, sino también las inversiones,
las finanzas y la alta tecnología.
Rusia y Latinoamérica, ahora más cerca que nunca

Una de las políticas indispensables del gobierno de Vladímir


Putin es el acercamiento de Rusia con América Latina. En
estos 15 años y sobre todo últimamente, todo el mundo
testimonia una nueva era de relaciones entre Rusia y ese
potente continente.
"Estamos interesados en una América Latina unida,
fuerte, económicamente sostenible y políticamente
independiente, que se convierta en una parte importante
del mundo policéntrico y emergente", afirmó Putin en
vísperas de su gira en julio pasado por varios países
latinoamericanos.
Según el presidente ruso, en la región latinoamericana "son
fuertes las tradiciones del respeto a la libertad, el respeto a
otros pueblos y otras culturas y, normalmente, son casi
nulas las contradicciones entre los Estados; tampoco hay
ganas de seguir el juego de 'divide y vencerás'. Al revés,
están dispuestos a trabajar conjuntamente para defender su
casa latinoamericana común".

Putin aseguró que actualmente la cooperación con los


Estados de América Latina es una de las direcciones
claves y muy prometedoras de la política exterior de
Rusia. "El multilateralismo en los asuntos mundiales, el
respeto al derecho internacional, el fortalecimiento del
papel central de la ONU y el desarrollo sostenible son los
principios que nos unen", enfatizó el presidente.

"Es crucialmente importante para nosotros que en las


relaciones entre Rusia y América del Sur se mantenga una
continuidad que refleje los intereses fundamentales y
nacionales, independientemente de la formación política
que lidere en uno u otro país de la región en este
momento", afirmó.

"La historia nunca acaba, la historia siempre sigue,


cambia, y ¡menos mal que cambia! Y cambia con
nuevos protagonistas, nuevas historias y nuevas
realidades, y yo creo que Rusia es un actor a nivel
global, a nivel mundial, bueno, insoslayable, y no veo por qué
no podemos tener relaciones con él"
Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina, en
entrevista exclusiva con RT

Argentina
Durante su gira por América Latina, Putin se reunió con su
homóloga argentina, Cristina Fernández de
Kirchner. Durante esa visita se firmaron varios acuerdos
importantes. Además, Putin firmó el convenio sobre el inicio
de transmisión en abierto de la señal de RT en español en el
país.
La visita de Cristina Fernández de Kirchner a Moscú en
abril consolidó las relaciones estratégicas entre Rusia y
Argentina, que cumplen 130 años. Ambas partes firmaron
más de una veintena de acuerdos en sectores clave. En uno
de estos convenios, Putin se comprometió a proporcionar a
la nación sudamericana la tecnología nuclear de punta
necesaria. Por su parte, la presidenta argentina agradeció su
apoyo en los casos de las Islas Malvinas y los fondos buitre.
Versión completa de la histórica entrevista que Cristina
Fernández de Kirchner concedió a RT
Cuba
Las relaciones ruso-cubanas se basan en una larga tradición
de amistad inquebrantable y en la gran experiencia de una
cooperación fructífera que es única en muchos aspectos.
"En los años noventa del siglo XX los ritmos de nuestra
cooperación bilateral se redujeron un poco y los socios
extranjeros de otros países nos dejaron atrás en varias
áreas", confesó Putin. Sin embargo, el presidente
ruso aseguróque los dos países están dispuestos a
recuperar las posibilidades perdidas.

"Hoy Cuba es uno de los principales socios de Rusia en


la región. Nuestra cooperación es de carácter estratégico y
está orientada a largo plazo. Tenemos una coordinación
estrecha en el campo de la política exterior y en el marco de
las organizaciones multilaterales. Nuestras posturas
respecto a muchos temas globales y regionales coinciden",
afirmó.
Venezuela
Putin aseguró que Venezuela es un amigo cercano de
Rusia, así como uno de sus socios principales en el
continente latinoamericano. Los últimos años Caracas y
Moscú cooperan de manera eficaz en el ámbito técnico-
militar. Durante su gran gira a principios de 2015, el
presidente bolivariano, Nicolás Maduro, visitó Moscú donde
se reunió con Putin. Maduro elogió a Rusia, país que –dijo-
"tiene un gran pueblo y un gran líder".
Brasil
"Nuestra cooperación bilateral tiene un carácter estratégico.
Esto se debe a que Brasil es un miembro responsable de la
comunidad internacional, su peso político aumenta
constantemente", según Putin. Como prueba de eso, Rusia
y Brasil cerraron durante la gira de Putin una serie de
acuerdos fructíferos en el ámbito comercial, gasífero y de
defensa, entre otros.
Nicaragua
Putin destacó que las relaciones con Nicaragua se basan en
una amistad sólida, que ha superado la prueba del tiempo,
y en la simpatía mutua. "Esto se refuerza por un rico diálogo
político, posiciones similares sobre importantes asuntos
internacionales", destacó el líder ruso.
En febrero Managua y Moscú firmaron varios acuerdos
importantes, entre ellos, sobre el ingreso simplificado de
buques de guerra de la Armada rusa en los puertos de
Nicaragua, y una serie de documentos en el ámbito de la
cooperación técnico-militar.
Perú
Putin ve a Perú como un socio prometedor de Rusia en
la región. Según el jefe de Estado ruso, la visita oficial a
Rusia en noviembre pasado de su homólogo peruano,
Ollanta Humala —la primera en 140 años de contactos y 45
años de relaciones diplomáticas— "ha dado un importante
impulso para fomentar la cooperación, especialmente en el
ámbito de la economía, el comercio, la inversión y el área
técnico-militar".
Lucha contra el terrorismo
Cuando Putin llegó al poder enfrentó una serie de desafíos
domésticos que requerían una resolución decisiva y
urgente. Uno de estos fue acabar con el terror
internacional en la república rusa Chechena. El terrorismo
en el Cáucaso del Norte en 1999 puso a Rusia al borde del
colapso, por lo que la lucha contra eso exigió una acción
decisiva, según explicó Putin.
"He decidido por mí mismo: no había otra opción, hacía
falta ir hasta el final", dijo el jefe de Estado ruso en una
reciente entrevista para la película 'El Presidente',
transmitida por el canal Rossiya 1. "No se podía hacer otra
cosa que suprimir el terrorismo", afirmó y añadió que "fue
imposible llegar a un acuerdo [con los terroristas]".
En este contexto el mandatario ruso reveló que tuvo
acceso a informes de inteligencia donde figuraban
intercepciones a mensajes de terroristas internacionales que
creían que aquel momento era una oportunidad histórica
única de "arrancar el Cáucaso a Rusia", dijo. "Así que para
nosotros estaba claro que o bien resistíamos o nunca
tendríamos la posibilidad de salvar al país", señaló.
Lucha contra oligarcas
Por otra parte, desde los primeros días de su
mandato Putin se mostró firme en poner fin al poder de
los oligarcas que en aquella época eran dueños del país. En
la era de Yeltsin, oligarcas rusos ejercían una presión
considerable sobre las autoridades, influyendo así en la
toma de decisiones económicas y políticas. Putin dio a
entender claramente que no permitiría las prácticas de
intervención de los representantes de grandes negocios en
la toma de decisiones del gobierno.

"Vladímir Putin cambió por completo la política


rusa del siglo XXI, obligando a los oligarcas a
retirarse de la política, quitando sin piedad la
fortuna a quienes la habían ganado por medios
deshonestos, y devolviendo esas empresas y sociedades al
control estatal"
Ladislav Kašuka, periodista checo

"Algunos de ellos [oligarcas] llegaron a mi oficina en la Casa


Blanca cuando Yeltsin dijo que yo iba a presentar mi
candidatura y me dijeron "Sabe usted que aquí nunca será
presidente? Yo dije, ¡ya veremos!", recuerda Putin, que
confesó haber conseguido controlar a los oligarcas "de
maneras diferentes".

Uno por uno, los oligarcas cayeron como un castillo de


naipes. El vacío en el presupuesto empezó a llenarse por
primera vez en mucho tiempo, revitalizando poco a poco el
Estado.
Tragedias nacionales y problemas interiores

Ello no significa que todo haya ido como la seda. Solo


meses después de que Putin asumiera el cargo de
presidente se produjo la catástrofe del mar de Barents.
Las dos potentes explosiones que se registraron en el
submarino Kursk provocaron su hundimiento. La tragedia se
cobró la vida de los 118 marineros que iban a bordo de la
nave.

Después de cuatro años con Vladímir Putin al frente, Rusia


ya era otra, aunque todavía quedaba mucho por hacer. En
aquel momento, el 1 de septiembre de 2004, se produjo
uno de los atentados terroristas más cruentos de la
historia rusa, conocido como la masacre de Beslán. En la
ciudad de Beslán, en Osetia del Norte, un grupo de
terroristas chechenos, más de 30 de hombres y mujeres,
irrumpieron en la escuela #1 de la localidad. Los atacantes
se apoderaron del edificio, tomando como rehenes a 1.181
personas, la mayoría de ellos menores –alumnos de entre 7
y 18 años– y los retuvieron durante tres días, sin agua y
comida, hasta el asalto del edificio. El día 3 de septiembre
se produjo un tiroteo entre los secuestradores y las fuerzas
de seguridad y la explosión de dos bombas en la sala
deportiva donde se encontraban los rehenes, dejando 370
muertos (172 de ellos, niños) y cientos de heridos.

En 2008, año en que Putin dejó el puesto de presidente a


Dmitri Medvédev y ocupó entonces el sillón de primer
ministro, las tropas georgianas atacaron la república de
Osetia del Sur. Una base de pacificadores rusos fue uno los
primeros objetivos del fuego de artillería georgiano. En un
intento por defender a los habitantes de la república
colindante, Rusia envió sus unidades a Osetia del Sur y
expulsó a las tropas georgianas llegando casi a la capital.
Según las autoridades osetias, la ofensiva, que duró cinco
días, dejó entre 1.500 y 2.000 civiles muertos.

Aquel año se inició una gran crisis económica que marcaría


al conjunto del planeta. Rusia, como economía ya estable,
logró evitar grandes daños. Sin embargo, con el
surgimiento de la clase media y la sociedad civil aparecieron
críticas al gobierno de Putin. Entre 2011 y 2013 se
celebraron una serie de manifestaciones en el país, que
comenzaron tras las elecciones parlamentarias del 4 de
diciembre de 2011 como protesta contra los resultados de
los comicios.
Logros socioeconómicos
Desde que Vladímir Putin empezó su primer mandato
presidencial en 2000, el país ha registrado una serie de
mejoras económicas y sociales. Ya en 2010, Rusia se
convirtió en uno de los líderes económicos mundiales, y
el nivel de vida mejoró notablemente.
- Durante el gobierno de Putin, Rusia se ha convertido en
la sexta economía del mundo en términos de paridad
del poder adquisitivo del producto interior bruto, según
datos del Banco Mundial.

- Desde que Putin asumió la presidencia del país, la


inflación en Rusia se ha ralentizado. Así, en 2000, los
precios al consumidor subieron un 20,1%, y al final de 2013
la cifra fue de tan solo un 6,45%, según el portal Uroven
Inflatsii, que mide las tasa de inflación en Rusia.
- El cambio de la situación demográfica en Rusia ha sido
una de las prioridades de la política social de Vladímir Putin.
Desde 1992 la tasa de mortalidad en Rusia había sido
superior a la tasa de natalidad, pero en 2013 se logró
invertir esa tendencia. Además, entre 2006 y 2012 la tasa de
fertilidad rusa creció un 30,8%, según informó el ministro
de Trabajo y Protección Social de la Federación de Rusia,
Maxim Topilin, citado por el sitio web RBC.

- La mejora de la situación de la economía rusa y su rápida


expansión provocaron el crecimiento de la inversión
extranjera. Si a principios de 2000 Rusia ni siquiera estaba
entre los diez primeros países en términos de atracción de
la inversión, a finales de 2013 ocupaba el tercer lugar, según
datos del informe preparado por la Conferencia de
Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
- Uno de los puntos clave de la política económica de Putin
fue la máxima reducción posible de la deuda nacional.
En 1999, la deuda externa de Rusia se situaba en 138.000
millones de dólares, un 78% del producto interior bruto.
Para enero de 2015, la deuda pública externa del país se
había reducido hasta unos 41.500 millones de dólares,
según la valoración del Banco Central de la Federación de
Rusia.

- Los ingresos reales de la población en términos


anuales mostraron un aumento constante desde el
comienzo del siglo. Asimismo, debido al rápido crecimiento
del nivel de vida, para finales de la década de 2000, en
Rusia se había formado una clase media bastante
amplia. "Hemos llegado a una trayectoria sostenible de
crecimiento de la clase media", declaró el pasado mes de
enero Ígor Koval, director del Departamento de Política de
Inversión del Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia,
según la web del Ministerio.
Los Juegos Olímpicos de Sochi, un sueño que se hizo
realidad

"Tan solo unos años atrás los Juegos Olímpicos de


Sochi parecían un sueño inalcanzable. Y ese sueño no se
limitó a hacerse realidad: no solamente preparamos y
acogimos los mejores juegos olímpicos de invierno de la
historia, sino que también los ganamos. El mérito de esta
victoria es de todos los ciudadanos de nuestro país: tanto
de los atletas olímpicos, como de los que los
apoyaron", señaló el mandatario ruso en su mensaje
televisivo al pueblo minutos antes de la llegada del año
2015.
Los Juegos Olímpicos de Invierno, que tuvo lugar en la
ciudad rusa de Sochi en febrero de 2014, entraron en la
historia como uno de los eventos más importantes y
espectaculares en la historia deportiva
contemporánea. Según Putin, en Sochi se presentó una
Rusia "nueva y polifacética", mientras que el pueblo ruso
acogió con mucho cariño y orgullo ese evento deportivo.

Crisis en Ucrania y la histórica reunificación de Crimea

La crisis en Ucrania, que empezó en 2013 como una


protesta contra la suspensión del Acuerdo de Asociación
entre Kiev y la UE, acabó convertida en una de las peores
páginas de la historia del país: una guerra civil que ha
dividido a Ucrania en dos, destruido sus ciudades e
infraestructura, la alejó de su vecina Rusia y, en fin, ha
causado miles de pérdidas humanas y el exilio de
centenares de miles de personas.
El 22 de febrero la oposición alejó del poder al
presidente legítimo de Ucrania, convocó elecciones
anticipadas, disolvió el Tribunal Constitucional y revocó la
ley que estipulaba el estatus oficial de la lengua rusa en
Crimea y otras regiones.
Varias áreas del este y el sur de Ucrania, entre ellas
Crimea, no reconocieron la legitimidad del Gobierno
autoproclamado de Kiev y reivindicaron la federalización del
país con protestas multitudinarias.
El 16 de marzo, Crimea votó en referéndum a favor de la
reunificación de la península con Rusia. Un 96,7% de los
votantes se pronunció a favor de la reunificación en una
consulta que contó con una participación del 83,1%. El
acuerdo correspondiente fue firmadoel 18 de marzo,
después de lo cual fue sometido a votación en la Duma y en
el Consejo de la Federación. Asimismo, fue aprobada la ley
constitucional federal para la formación de los dos nuevos
sujetos de la Federación de Rusia, la República de Crimea y
la ciudad federal de Sebastopol.
Sin embargo, la Unión Europea y EE.UU. se negaron a
reconocer el acuerdo de reunificación y aprobaron una
serie de sanciones económicas contra Rusia.
El discurso de Putin sobre Crimea ante la Asamblea Federal,
en el que el presidente anunció la firma del tratado de la
reintegración de Crimea y Sebastopol a la Federación de
Rusia, fue calificado por los historiadores como uno de los
más fundamentales de la era postsoviética.

"Para mí, hoy el nombre de Putin está relacionado


con la vuelta de la dignidad a nuestro país y para
mí personalmente"
Nikita Mijalkov, director de cine ruso
Durante aquel discurso, el mandatario recordó que al
convocar el referéndum del 16 de marzo, el Consejo
Supremo de Crimea hizo referencia a la Carta de Naciones
Unidas, es más, Ucrania hizo prácticamente lo mismo en
1991.

"¿Ucrania sí pudo beneficiarse de esta posibilidad, pero a


Crimea se la niegan? Las autoridades de Crimea se
apoyaron también en el precedente de Kosovo. En una
situación similar a la de Crimea reconocieron la secesión de
Kosovo de Serbia como legítima", subrayó el presidente y
recordó sobre la decisión del Tribunal de la ONU que "el
derecho internacional no prohíbe la declaración de
independencia".
"Seguimos escuchando desde EE.UU. y Europa Occidental
que Kosovo es un caso especial. ¿Qué lo hace tan especial a
los ojos de nuestros compañeros? Resulta que es el hecho
de que el conflicto de Kosovo provocó numerosas víctimas
humanas. ¿Es este un argumento legal?", se preguntó el
mandatario ruso y respondió: "El decreto de la Corte
Internacional no dice nada acerca de esto. Esto ni siquiera
es un doble estándar, es un cinismo increíble, primitivo y
contundente. Uno no debe tratar tan crudamente para que
todo se adapte a sus intereses, llamando a la misma cosa
blanca hoy y negra mañana. De acuerdo con esta lógica,
tenemos que asegurarnos de que cada conflicto conduce a
pérdidas humanas".

Cabe recordar también que, a pesar de las acusaciones y la


retórica agresiva de Ucrania hacia Rusia, Moscú fue una de las
partes clave para lograr la resolución del conflicto. El 12 de
febrero, durante un encuentro de más de 16 horas en Minsk, los
líderes de Rusia, Alemania, Francia y Ucrania, que se reunieron
en 'formato de Normandía', acordaron un documento sobre
Ucrania que incluye la retirada del armamento pesado y el
completo alto el fuego.

Respaldo popular sin precedentes


Vladímir Putin es uno de los líderes mundiales con mayor tasa de
popularidad entre la población. La encuesta de la Fundación de
la Opinión Pública realizada el febrero de 2015 mostró que un
85% de los ciudadanos rusos confían en Putin, mientras que un
74% mostró su disposición a votarlo si las elecciones
presidenciales hubieran sido celebradas el mismo mes.

De acuerdo con la encuesta realizada por el mismo organismo


pero ya en abril, un 76% de los ciudadanos rusos votarían por
Putin en las elecciones presidenciales.

Los índices de aprobación del mandatario ruso alcanzaron su


punto álgido el año 2014, cuando en diciembre la mayoría
aplastante de los ciudadanos calificó a Putin como "el hombre
del año". La calificación electoral del jefe de Estado ruso y el
nivel de apoyo a sus políticas entre la población ha alcanzado
récord desde el inicio del año pasado.
"Nuestro presidente es muy potente y es un testimonio de tanto
apoyo que tiene entre los rusos"
Serguéi Mironov, político ruso
Muchos expertos atribuyen esto al éxito de Rusia en los Juegos
Olímpicos de Sochi y a la reunificación histórica con Crimea. Sin
embargo, también existe la opinión según la cual el amplio
respaldo por parte del pueblo se debe al hecho de que
cualesquiera que sean las condiciones en la política social y
económica, el presidente Putin no sacrifica el bienestar social de
los rusos.
Los parlamentarios rusos, por su parte, señalan que el resultado
de los últimos 15 años de gobierno de Putin es la formación de
una tendencia estable hacia la consolidación de la sociedad, y
sugieren que la calificación del presidente podría permanecer
alta durante mucho tiempo.
¿Sabía que...?
-En 2010 el entonces primer ministro Vladímir Putin participó en
una acción de beneficencia a fin de recaudar dinero para la lucha
contra enfermedades oncológicas, donde tocó una composición
en piano e interpretó la canción 'Blueberry Hill'.
La vida privada de Putin, un secreto que fascina a millones de
rusos
El Kremlin cuida al detalle su imagen y poco se conoce sobre su
salud, sus romances, su familia y su infancia
MOSCÚ.- Vladimir Putin inquieta, intriga, preocupa, seduce e
incluso da miedo. ¿Qué se esconde detrás de esa cara lisa, esa
frente despejada, esa mirada azul transparente sin expresión?
¿Qué oculta su actitud, mezcla de arrogancia y timidez, de
brutalidad y cortesía forzada? Tras 15 años al frente de esa
todavía considerable potencia nuclear, el presidente ruso sigue
fascinando.
Sorprendente contradicción. El hombre fuerte del Kremlin vive
su vida bajo la mirada permanente del mundo. Cuando trabaja o
cuando está de vacaciones, Vladimir Vladimirovich se mueve
rodeado por un pool de periodistas acreditados por el régimen,
cámaras de televisión y fotógrafos.
Sin embargo, en todos estos años, Putin consiguió rodear su vida
privada de un secreto casi total: "De Putin sólo se sabe lo que él
quiere que se sepa", afirma la periodista Fiona Hill, una de sus
biógrafas.
Fuerte y deportista, el Putin que el Kremlin quiere que el mundo
vea
Fuerte y deportista, el Putin que el Kremlin quiere que el mundo
vea.
Como sucedía en la época de la Unión Soviética, en este caso
también los putinólogos están divididos. Para algunos sería un
alma herida por una terrible infancia. Para otros, un frío
calculador, expansionista, un ávido de poder dispuesto a recrear
la dominación rusa en los antiguos territorios de la Unión
Soviética.
Probablemente, Putin sea todo eso a la vez, sumado a un
realista: "Aquel que no lamenta la Unión Soviética no tiene
corazón. Aquel que sueña con su restauración no tiene cabeza",
suele decir.
También los psicólogos están intrigados por la compleja
personalidad de ese hombre de 62 años, de 1,70 metros de
altura, que pesa unos 80 kilos y se entrena varias horas por día.
No sólo cumple con ese protocolo, sino que lo hace saber a
través de sus servicios de prensa, mostrándose cada vez que
puede con el torso desnudo y en situaciones extremas:
montando un oso siberiano, blandiendo un fusil, conduciendo
una imponente moto Harley-Davidson o a los comandos de un
bombardero nuclear Antonov AN26.
En un país donde machismo y virilidad significan lo mismo, esas
demostraciones de potencia física producen un excelente efecto.
El problema es la persistencia de esos comportamientos, como si
el hombre que dirige el destino de 144 millones de rusos y es
capaz de mantener en vilo al resto del planeta necesitara
convencerlos de algo que no es verdad.
Para el politólogo Stanislav Belkowski, esas exhibiciones
machistas "son una expresión de su homosexualidad reprimida".
Fundador y director del Instituto Nacional de Estrategia, en su
libro Putin, Belkowski afirma que la clave para comprender a
Putin sería la ausencia de amor familiar durante su infancia.
Enviado por sus padres biológicos a una pareja de San
Petersburgo, que se convirtieron en sus padres oficiales, el actual
presidente habría pasado toda su vida buscando una familia de
sustitución. Frente a esa necesidad permanente de afecto, el ex
presidente Boris Yeltsin habría asumido el papel de padre,
mientras que el oligarca Roman Abramovich, dueño del club de
fútbol inglés Chelsea y también huérfano, habría asumido el rol
de hermano.
Los traumas infantiles serían tan profundos que, con los años,
Putin se transformó en un solitario que fue prácticamente
obligado a asumir la presidencia y que se siente cómodo sólo en
compañía de los animales. "Los únicos amigos de Vladimir Putin
son su labrador Conny y el ovejero búlgaro Buffy", anota
Belkowski.
Además de su carácter o de su supuesta fortuna superior a los
1000 millones de dólares, otro de los mitos que ese especialista
ruso como las agencias de inteligencia occidentales procuran
desmontar es la supuesta vida sexual del jefe del Kremlin,
presentada como digna de un moderno Don Giovanni.
El publicitado romance con la ex gimnasta rusa Alina Kabaeva, de
32 años, solo habría sido una invención de su equipo de
comunicación. El relato, orquestado por el Kremlin, afirma que
Putin se habría separado de su esposa, Ludmila, en abril de 2014,
para vivir con la atractiva campeona olímpica con quien ya
tendría tres hijos. El supuesto nacimiento del último hijo, en
Suiza, fue uno de los argumentos que circularon para explicar su
reciente desaparición pública durante diez días.
La verdad es que "el sexo y la vida sexual le son totalmente
ajenos", afirma Erich Schmidt-Eenboom, autor de numerosos
trabajos sobre los servicios de inteligencia de Alemania oriental.
Putin, agrega, sometió a su ex mujer a permanente violencia
doméstica en los años 80, mientras trabajaba en Dresden como
espía de la KGB.
En todo caso, Ludmila desapareció de la vida pública desde el
anunciado divorcio. Putin tampoco ve a las dos hijas del
matrimonio, Mariya, de 30 años, y Ekaterina, de 29.
Otro de los secretos mejor guardados de su vida privada es su
salud. En 2011, un periódico ruso osó interrogarse sobre el
cambio visible de fisonomía del líder del Kremlin: desaparición de
bolsas debajo de los ojos, mejillas más llenas, otra nariz? "La
redacción entera terminó en la calle", recuerda un periodista de
The Moscow Times. "Pero es cierto que recurre con frecuencia a
las inyecciones de Botox. No soporta los signos del tiempo que
pasa", confirma.
En todo caso, Putin padecería desde hace tiempo de problemas
de espalda. Hace una semana, cuando desapareció, muchos lo
daban recluido en su residencia de Novo Ogarevo, nuevamente
víctima "de ese viejo traumatismo producto de un
entrenamiento". Aunque incluso hubo quienes resucitaron
versiones de un posible "sarcoma en la columna vertebral".
"Todos fantasmas", dicen sus colaboradores. Ninguno de ellos
deja de evocar una reciente entrevista, donde el hombre fuerte
del Kremlin no excluyó volver a presentarse en 2018 para un
cuarto mandato, que le permitiría dirigir el país hasta 2024. Para
entonces, tendrá 72 años.
Febrero 26, 2015
Putinmanía
La espigada y rubia cantante Mashany usa un vestido con los
colores de la bandera rusa, es verano, está en un soleado y
frondoso bosque como los que rodean las dachas rusas y canta
"Mi Putin". Se contonea al ritmo de una tonadilla pop dedicada
al presidente ruso Vladímir Putin, en la que elogia su sex appeal,
la fortaleza de su carácter para remover obstáculos y librar
batallas "en todos los frentes", recuperar Crimea, revivir la Unión
y andar en moto.
Eres mi Putin, mi querido Putin, llévame contigo, quiero estar
contigo, canta en su pegajoso estribillo. En otra escena, la rusa se
lamenta contra las paredes de un callejón sin salida vestida con
los colores de la bandera Ucraniana. Y en otra, espera a un
misterioso motociclista (se supone que es Putin) mientras dibuja
y mira un álbum de fotos del presidente.
El video de la hasta ahora desconocida cantante de Novosibirsk
fue subido a YouTube a finales de enero y está por alcanzar los
dos millones y medio de visitas. Es la última manifestación
"espontánea" de un fenómeno surrealista de la actual política
rusa: la Putinmanía. Un aparato de propaganda creado por el
mismo Putin para dar a Rusia, y al mundo, la certeza de que
nuevamente hay orden. El mundo tiene un nuevo líder.
Vladímir Valdímirovich Putin es un hombre pequeño. Su metro
sesenta y cinco de estatura ya no es un secreto de Estado, pues
está convencido de que su grandeza se medirá en otras escalas.
En marzo de 2012 se convirtió por tercera vez en el presidente
de la nación más grande del mundo –gracias a una reforma
Constitucional promovida por Medvédev en 2008, su mandato
será de 6 años y no de cuatro– y las manifestaciones en su contra
fueron violentamente acalladas.
La estrategia de Putin para contrarrestar las protestas masivas de
la nueva clase media rusa inconforme por vivir al día, en
ciudades caras, con bajos salarios y sin posibilidad de expresarse
libremente ha sido alimentar sistemáticamente un culto a su
personalidad. Jóvenes periodistas se desnudan en calendarios y
lavan autos para promoverlo, las abuelas de regiones remotas le
cantan canciones de amor, los cantantes de moda le dedican sus
hits de discotek, los clubes de motociclistas más rudos lo invitan
a rodar por las carreteras. Aparece en los medios pescando,
durmiendo tigres y osos polares, montando caballos con el torso
desnudo, buceando para rescatar joyas arqueológicas, como
personaje del año y hasta en las tiendas de souvenires.

En la televisión es el peleador judoca cinta negra que combate


con los mejores de las especialidad; el que confronta a sus
subalternos y exige respuestas expeditas; el que amenaza a los
terroristas chechenos con exterminarlos de las faz de la tierra
"aún si los encuentra en el baño". Actores como Gerard de
Pardieu, Sharon Stone, Steven Seagal y Micky Rourke lo admiran,
usan camisetas con su imagen y aplauden desaforados cuando
canta en inglés cursis canciones para eventos filantrópicos.
Y lo más sorprendente: millones de rusos se han rendido ante su
personalidad autoritaria y arrogante, a su discurso bélico y
supremacista y a sus ansias de gloria. ¿Por qué?
Tal vez todo se deba a la nostalgia de la atormentada alma rusa,
acostumbrada a sobrevivir en rudas condiciones. Si uno no apela
a ese abandono existencial no se entendería cómo, en tan solo
20 años, el despertar democrático se transformó en una
pesadilla de absoluto poder presidencialista.
El único presidente elegido democráticamente en su historia,
Boris Yeltsin, los dejó en la orfandad económica, sin ahorros, sin
confianza en las instituciones y sin futuro. Y el único que les ha
garantizado cierta estabilidad y rumbo les demanda cada vez
mas sumisión. Los que atestiguaron el sorprendente ascenso de
Vladímir Putin al poder no pueden más que calificarlo de
surrealista y perverso. El "hombrecillo gris" y mediocre espía de
la KGB se ha convertido en un político agresivo, macho y
codicioso que ha acallado sin piedad a sus opositores, amasado
una fortuna incuantificable y reposicionado a Rusia en la palestra
mundial aunque sea solo por sus iracundas, amenazadoras y
homófobas declaraciones. "Ha logrado en tres gobiernos llevar a
Rusia de vuelta a la URSS", dice Masha Gessen, la periodista
estadounidense de origen ruso en su libro "El hombre sin rosto".
El blogger anticorrupción Alexei Navalny que exhibe
documentos, cheques y correos de las corruptelas de los amigos
de Putin, está acusado interminablemente en los juzgados.
Periodistas que han documentado la consolidación de un Estado
mafioso que hace negocios con dinero público, encumbra a una
clase oligarca corrupta e inescrupulosa y se vale de una poderosa
policía secreta para sembrar el miedo y la sumisión, viven a salto
de mata.
A estas alturas muchos rusos ya tienen claro que son "soldados
de la patria" y que el nuevo sistema económico "socializa las
pérdidas y privatiza las ganancias", pero es mejor eso que la
desmoralización y la depresión de los 90. Para los que creen que
se pueden hacer las cosas de otra manera la única opción es el
destierro.
Detrás de la Putinmanía está el delirio de un hombre que ha
logrado dirigir las miradas de los rusos hacia el espejismo del
pasado, esa gloria dudosa de una postal que se sostiene por los
alfileres de la nostalgia.

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