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Vladimir Putin y La Reconstrucción de La Rusia
Vladimir Putin y La Reconstrucción de La Rusia
Rusia "soviética"
De desconocido ...
Ese individuo era un exagente de la agencia de inteligencia KGB,
Vladimir Putin, y ha estado a cargo del país más extenso del
mundo, como presidente o primer ministro, desde entonces.
Pocos se dieron cuenta en ese momento, porque pocos estaban
escuchando, pero ese discurso esbozaba el esquema de casi todo
lo que ha hecho, de cómo reformularía un país que estaba al borde
de un colapso catastrófico.
Hacía apenas 364 días que Rusia había entrado en cesación de
pagos de su deuda. Los salarios de empleados del sector público y
las pensiones se pagaban, con suerte, con meses de atraso. La
infraestructura básica se desmoronaba. Los bienes más preciados
de la nación estaban en manos de un manojo de "oligarcas" bien
conectados que manejaban el país como un feudo privado.
.... a omnipresente
"Rusia ha sido una gran potencia durante siglos y aún lo sigue
siendo. Siempre ha tenido y tendrá zonas de interés legítimo...No
deberíamos bajar la guardia en este aspecto ni permitir que
nuestra opinión sea ignorada", dijo.
Camino a la cumbre
... y domésticas
La ideología
La Rusia de su infancia
Lecciones importantes
Efectivamente, la experiencia le enseñó a Putin lecciones que no
ha olvidado, le dio ideas para su modelo de sociedad y fortaleció
sus ambiciones de riqueza personal y una poderosa red de
contactos.
Un documento
censurado de la Stasi que menciona a Putin .
El
cuartel de la KGB en Dresde que Putin ayudó a proteger.
El edificio
de apartamentos donde vivía la familia Putin.
Los Putin vivían en un edificio de apartamentos especial, en el
que tenían por vecinos a otros agentes de la KGB o de la Stasi.
"Pero a juzgar por cómo vivían, los agentes de la RDA tenían
salarios más altos que nuestros muchachos. Nosotros tratábamos
de ahorrar, para poder comprar un auto", recuerda Ludmila.
Y no sólo los estándares más altos de vida diferenciaban a
Alemania del Este de la URSS: la RDA también permitía la
existencia de varios partidos políticos, a pesar de que funcionaba
como un régimen comunista.
"Para Putin era como un pequeño paraíso y lo disfrutaba mucho",
dice Boris Reitschuster. "Reconstruyó una especie de RDA en la
Rusia de hoy".
Momento de cambio
En el otoño de 1989, sin embargo, el paraíso empezó a convertirse
en una especie de infierno para la KGB.
Y en las calles de Dresden Putin empezó a ver a la gente
comportarse de formas incomprensibles e inaceptables para él.
El
contacto de la Stasi al que Putin le dirigió esta carta se suicidó a
inicios de 1990.
A inicios de Octubre, por ejemplo, a cientos de ciudadanos
alemanes orientales que habían solicitado asilo político en la
embajada de la República Federal de Alemania en Praga se les
permitió viajar a la RFA por tren.
Los trenes estaban sellados, pero al pasar por Dresde una
muchedumbre trató de romper los cordones de seguridad para
abordarlos y poder escapar.
Infancia y juventud
Vladímir Vladímirovich Putin nació en Leningrado
(actualmente San Petersburgo), el siete de octubre de 1952,
en el seno de una familia sencilla de trabajadores. Aunque
fue el tercero de tres hermanos, creció como hijo único: el
primero de los hermanos falleció pocos meses después de
nacer y el segundo no sobrevivió a las penurias del bloqueo
de Leningrado impuesto por las tropas alemanas nazis en la
Gran Guerra Patria. Durante la invasión nazi de la URSS, su
padre, Vladímir Spiridónovich Putin, tomó parte activa en el
conflicto como soldado de comando especial y resultó
gravemente herido. Después de la guerra trabajó en la
fábrica de construcción de vagones de metro en Leningrado.
La madre de Vladímir Putin, María Ivánovna Shelómova,
trabajaba en la misma fábrica. Su abuelo paterno fue
cocinero de los líderes soviéticos Vladímir Lenin e Iósif
Stalin.
A los once años Vladímir Putin comenzó a practicar sambo y
más tarde yudo. En su libro autobiográfico Ot pérvogo
litsá(‘En primera persona’), publicado en abril de 2000 en
formato de entrevista, Putin explica su predilección por el
yudo: “No es solo un deporte, sino una filosofía, es el respeto
hacia la gente de edad mayor, hacia el adversario. En yudo
no hay flojos”. En 1976 Vladímir Putin fue campeón de
Leningrado y sigue siendo yudoca con cinturón negro hoy
día.
Al finalizar la escuela secundaria, en 1970, Putin ingresó en
la facultad de Derecho de la Universidad Estatal de
Leningrado, donde conoció al profesor Anatoli Sobchak, y el
hombre que habría de influir decisivamente en su destino.
En aquel libro-entrevista del año 2000 Putin enfatizó que su
biografía podía resumirse de forma muy sencilla, tan visible
“como la palma de la mano”: “Acabé la escuela, fui a la
universidad. Me gradué en la universidad, y pasé al KGB.
Terminé en el KGB e ingresé de nuevo a la universidad. De
la universidad, fui a trabajar con Sobchak. Después de
trabajar con Sobchak llegué a Moscú, a la cancillería
presidencial. Después pasé a la Administración
Presidencial. Y de allí al FSB. Después me nombraron
primer ministro. Y ahora soy presidente interino. Eso es
todo”.
Diecisiéis años en los servicios de inteligencia
En la época soviética todos los licenciados de los institutos
superiores y universidades tenía asegurado el empleo.
Debían ocupar la plaza laboral asignada por el Estado y no
cambiarla durante tres años, al margen de que les gustara o
no el trabajo. En el caso de Vladímir Putin, sus aspiraciones
y las del Estado coincidieron: él quería ser oficial de los
servicios especiales y el KGB también lo acogió con mucho
gusto porque desde hacía años un inspector del
departamento de personal de la universidad seguía de cerca
los estudios y el comportamiento personal del posible
candidato Putin. Así, en 1975 comenzó su formación en una
escuela del KGB, en Leningrado. Sus primeras misiones
fueron de contraespionaje. Tras un año de capacitación en
el centro preparatorio de Moscú fue transferido al
departamento de Inteligencia Exterior de San Petersburgo.
En 1980 conoció a Liudmila Shkrébneva, una azafata de
líneas aéreas. El primer encuentro tuvo lugar en compañía
de varios amigos en un teatro de Leningrado. Vladímir y
Liudmila fueron novios durante más de tres años y se
casaron en 1983. Del matrimonio nació en 1985 la primera
hija, María, y en 1986 la hija menor, Yekaterina. En junio de
2013 la pareja anunció su divorcio pero puntualizó que
seguirían siendo amigos. Los familiares de Putin no son
personas públicas.
En 1985 la carrera de Putin en el KGB dio un paso al frente:
fue enviado a la ciudad de Dresde, en Alemania Oriental. En
su autobiografía Putin asegura que allí estuvo realizando
labores de Inteligencia política “de rutina”. La misión principal
era la de recopilar y analizar la información sobre la OTAN,
enemigo número uno de la Unión Soviética y del bloque del
Pacto de Varsovia. En Dresde Putin permaneció junto con
su familia hasta enero de 1990. Ya de regreso en Leningrado
trabajó en la universidad, preparando su tesis de candidato
a doctor en ciencias económicas.
Rumbo hacia la primera línea política
Pero a Putin le interesaba también el ámbito político y
administrativo, y se unió al político demócrata y liberal
Anatoli Sobchak, su antiguo profesor universitario, que el
doce de junio de 1991 ganó los comicios a la alcaldía de
Leningrado. El veintiocho de junio del mismo año Putin fue
nombrado presidente del comité de relaciones exteriores de
la alcaldía deSan Petersburgo.
El diecinueve de agosto de 1991 tuvo lugar el fallido intento
de derrocar al presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov.
Vladímir Putin, valorando negativamente el papel que jugó
el KGB en el golpe de agosto, renunció al servicio secreto
soviético.
En la alcaldía de San Petersburgo Putin estuvo a cargo de
la promoción de las relaciones internacionales e inversiones
extranjeras, así como del registro de las empresas
extranjeras en San Petersburgo.
Siguió desarrollando esta labor hasta 1996, cuando el
alcalde Anatoli Sobchak perdió los comicios urbanos. Junto
con todo su equipo, Putin renunció a su cargo en la alcaldía,
pero su talento organizador no habría de quedar por mucho
tiempo en el olvido, ya que pronto fue llamado a Moscú para
trabajar en la Administración del primer presidente de la
Federación de Rusia, Borís Yeltsin. Durante dos años
seguidos fue subjefe de la Administración presidencial
ocupándose de asuntos jurídicos y de las propiedades
estatales rusas en el exterior.
En 1998, dos años después de entrar en el equipo del
presidente Yeltsin, Putin fue nombrado director del FSB
(Servicio Federal de Seguridad), la agencia que sucedió al
KGB. En agosto de 1999 Yeltsin lo nombró primer ministro.
Pocos esperaban que Putin, en aquel entonces
prácticamente un desconocido para el público en general, se
mantendría en el cargo más tiempo que sus predecesores.
Además, en esa época el país atravesaba tiempos difíciles
debido al estallido de una nueva crisis en el Cáucaso Norte
de Rusia.
El desafío
El siete de agosto de 1999 extremistas comandados por
Shamíl Basáyev penetraron en el territorio de la república
caucásica rusa de Daguestán. Su objetivo pasaba por
separar a todo el Cáucaso de Rusia y proseguir su invasión
por las demás repúblicas caucásicas del país. En su libro
autobiográfico Vladímir Putin opina que la invasión de
Daguestán creaba un ambiente propicio para acabar con
Rusia: “Había que pararlo inmediatamente… Yo tenía que
hacerlo pagando el precio de mi carrera política”.
Entonces fue cuando se tomó la decisión, apoyada por el
presidente Borís Yeltsin, de emprender acciones de
combate a gran escala contra los extremistas. En un mes
fueron derrotados en Daguestán, y a finales de septiembre
de 1999 el ejército federal inició la operación antiterrorista en
territorio checheno. En diciembre comenzó el asalto a la
capital de la república rusa de Chechenia, Grozny, que cayó
a principios de febrero de 2000. El gobierno ruso, con
Vladímir Putin al frente, declinó todas las propuestas de
tregua. Las autoridades rusas no quedaron intimidadas por
los actos terroristas con decenas de víctimas fruto de las
explosiones de bloques de viviendas en Buinaksk, Moscú y
en Volgodonsk (septiembre de 1999). A finales del marzo de
2000 concluyó la fase activa de los combates y los
extremistas pasaron a la táctica de guerrilla. La mano dura
de Vladímir Putin en el Cáucaso Norte le granjeó el apoyo
de los ciudadanos del país y, en especial, durante las
elecciones presidenciales.
Misión clave: cuidar de Rusia
El treinta y uno de diciembre de 1999 el presidente Borís
Yeltsin citó al primer ministro al Kremlin a las 9.30 de la
mañana. En el transcurso de la reunión el mandatario ruso
nombró a Vladímir Putin presidente interino del país y le
entregó uno de los mayores símbolos del poder, el ‘maletín
atómico’, enlace portátil con el mando de las fuerzas
estratégicas misilísticas. “Cuide de Rusia”, le dijo Yeltsin a
Putin.
A mediodía el primer presidente ruso anunció su renuncia en
una alocución televisada. Le faltaban aún seis meses para
concluir su mandato, y Yeltsin se expresó de esta manera en
relación a su sucesor: “El país dispone de un hombre fuerte,
digno de ser presidente, con el que prácticamente cada ruso
vincula sus esperanzas de futuro. No voy a molestar, no
hace falta esperar medio año más”.
La fiesta del Año Nuevo 2000 fue toda una sorpresa para los
regimientos del ejército federal acantonados en la ciudad
chechena de Gudermés, ya que para felicitarles arribó el
presidente interino, que voló desde Moscú.
Vladímir Putin viajó a la república rusa de Chechenia
acompañado por su esposa Liudmila. Ella recuerda que los
helicópteros que partieron desde la capital de la república
rusa de Daguestán, Majachkalá, no pudieron aterrizar en
Gudermés a causa de la neblina y los pilotos decidieron
regresar. En pleno vuelo a bordo del helicóptero Liudmila
Pútina, Vladímir Putin y su comitiva brindaron con champaña
por la fiesta. A su regreso a Majachkalá Putin insistió en
viajar nuevamente a la república rusa de Chechenia en
automóvil. En la madrugada del uno de enero de 2000 las
tropas formadas en la plaza central de Gudermés saludaron
al futuro presidente y comandante en jefe de las Fuerzas
Armadas de Rusia.
Primer mandato presidencial
Tres meses más tarde, en marzo de 2000, Putin ganó las
elecciones presidenciales en primera vuelta con un 52,94 %
de los votos.
La primera ley promulgada por el nuevo jefe del Estado fue
la que garantizaba la inmunidad del ex presidente Borís
Yeltsin y de los miembros de su familia. Les fue garantizada
residencia oficial, transporte, protección y otras facilidades.
Durante el primer mandato de Vladímir Putin la situación
económica en el mundo y, en especial, el alza de los precios
de las materias primas, favoreció a Rusia y facilitó una
mejora económica del país, que había sufrido una profunda
crisis en 1998. El presidente emprendió la reforma bancaria
y de las pensiones, promulgó el nuevo código de tierras que
formalizó el derecho a la propiedad y estableció el
mecanismo para la compra y venta de tierras agrícolas.
Putin realizó cambios importantes en la estructura del poder,
acabando con los anhelos extremistas y reforzando la
llamada ‘vertical del poder’. Para ello introdujo medidas
como el nombramiento de representantes plenipotenciarios
del presidente en siete distritos federales -la nueva forma de
división administrativa introducida por Putin- o la creación del
Consejo del Estado. En muy poco tiempo quedó limitada la
influencia de los magnates financieros e industriales -
oligarcas- que trataron de hacerse con las riendas del poder
durante la época del presidente Yeltsin. Esas medidas
fueron bien recibidas por el pueblo ruso, que culpaba a los
empresarios millonarios de la severa crisis económica de
1998. El nivel de pobreza disminuyó del 29 % en 2000 al 18
% en 2004.
En política exterior Putin llevó a cabo un giro estratégico,
iniciando un acercamiento a Occidente. En particular, Rusia
se solidarizó con Estados Unidos tras el ataque terrorista del
once de septiembre de 2001.
Los desafíos extremistas en el Cáucaso Norte seguían
estando a la orden del día y cobraron la forma de atentados
a gran escala. En octubre de 2002 fueron tomados como
rehenes más de mil espectadores y artistas en la sala de
conciertos Dubrovka de Moscú. En la operación de rescate
murieron 130 rehenes. Rusia quedó estremecida en
septiembre de 2004 por otro secuestro masivo, en este caso
de alumnos y profesores en la escuela secundaria en la
ciudad de Beslán, república de Osetia del Norte. Perecieron
más de 300 niños y adultos. A cada uno de los atentados el
gobierno del presidente Putin respondía con duros golpes
contra los terroristas y con el recrudecimiento de las medidas
de seguridad en todo el territorio nacional.
En 2000 el submarino atómico Kursk se fue a pique tras una
explosión. En la catástrofe perecieron 118 marineros,
después de lo cual Putin dijo: “Ha sido un golpe moral duro
para las Fuerzas Armadas, para el país y para mí también.
Resultó imposible hacer algo para salvar a la tripulación,
porque los constructores del submarino en los años 80 no
diseñaron ni pensaron medios de salvamento para una
catástrofe de tales dimensiones”.
Segundo mandato presidencial
En 2004 Putin fue reelegido para un segundo mandato
ganando en primera vuelta con el 71 % de los votos.
El mandatario continuó con las reformas estructurales del
poder. Fueron suspendidas, en particular, las elecciones de
gobernadores provinciales. Durante el primer mandato Putin
separó a los gobernadores de la cámara alta del parlamento
(el Consejo de la Federación) que pasó a quedar formada
por representantes provinciales que, a diferencia de los
gobernadores, ya estaban trabajando permanentemente en
Moscú. Las elecciones a la Duma, la cámara baja del
parlamento, comenzaron a celebrarse en base a listas de
candidatos que presentaban los partidos. Según las
encuestas de opinión, Putin restauró la estabilidad -algo que
el país apenas había vivido durante el siglo pasado- así
como una sensación de orgullo en una población cansada
ya de tantas crisis. El presidente mantuvo su costumbre de
celebrar conferencias televisivas anuales con los
ciudadanos que duraban varias horas y tocaban todo tipo de
cuestiones.
Durante gran parte de su segundo mandato, el país creció
económicamente y se reinventó como superpotencia energética. El
nivel de vida aumentó y ambiciosos programas sociales
vieron la luz. Se introdujo una reforma fiscal que incluyó
diferentes medidas como la introducción del Impuesto sobre
la Renta de Personas Físicas de un 13 %, y una bajada del
24 % del impuesto sobre la propiedad, así como el recorte
de otros impuestos y tasas (en conjunto una disminución de
un 33 % en la cantidad de impuestos). Esta reforma
contribuyó a la mayor recaudación de tributos y estimuló el
crecimiento económico. Los expertos valoraron los cambios
tributarios como uno de los éxitos más serios del presidente
Putin.
Las inversiones extranjeras aumentaron considerablemente:
en el año 2000 el índice fue de 11 000 millones de dólares,
mientras que en 2007 ya alcanzó los 120 000 millones de
dólares.
Los expertos, en particular el rotativo ‘The Wall Street
Journal’, destacaron que Rusia no solo recuperó sus
posiciones perdidas en los años 90, sino que creó el sector
de servicios, que prácticamente no había existido en una
escala considerable en el país. Las reservas de oro y divisas
pasaron a ser las terceras por su volumen en el mundo
después de China y Japón. El Banco Mundial resumió que
se podía considerar a Rusia como uno de los islotes de
estabilidad económica en el mundo, lo que se reflejaba en la
calidad de la política macroeconómica, el crecimiento de la
demanda interna, las reservas de oro y de divisas ahorradas,
así como en la recaudación del fondo de estabilización,
creado a partir de los beneficios de los altos precios del
crudo ruso.
En política exterior tuvo lugar un enfriamiento de las
relaciones entre la Federación de Rusia y algunos países de
la Comunidad de Estados Independientes, como Ucrania y
Georgia, y del mismo modo con Estados Unidos. Putin fue
muy crítico con la política exterior de EE. UU. y, en especial,
con el programa de emplazamiento de cohetes y radares
antimisiles en Europa del Este. En 2007 el presidente ruso
pronunció un discurso memorable durante una conferencia
sobre seguridad en Múnich, donde arremetió contra los
intentos de EE. UU. de gobernar todo el planeta e hizo un
llamamiento para crear un mundo democrático y multipolar.
En su segundo mandato Vladímir Putin se enfrentó
nuevamente a los desafíos terroristas. En mayo de 2004 una
bomba colocada bajo de las tribunas de un estadio en
Grozny mató a Ajmat Kadyrov, líder de la república rusa de
Chechenia. El veinticuatro de agosto de 2004 dos terroristas
suicidas destruyeron en pleno vuelo dos aviones que
despegaron del aeropuerto moscovita de Domodédovo.
Estos y otros atentados explican la postura intransigente del
mandatario ruso frente a las críticas en relación al
endurecimiento, a la centralización del poder estatal y a otras
medidas que tuvo que emprender Putin para proteger a los
ciudadanos rusos.
Sin embargo, a lo largo de sus ocho años de mandato,
aproximadamente el 70 % (y en ocasiones hasta más del 80
%) de los rusos ha apoyado a Putin.
Primer ministro
Según la Constitución rusa, en 2008 Putin no tenía derecho
a presentarse a un tercer mandato presidencial consecutivo.
En los comicios parlamentarios de diciembre de 2007, el jefe
de Estado saliente encabezó la lista electoral del
partidoRusia Unida, agrupación que obtuvo el 64,3 % de los
votos, que se tradujeron en 315 escaños en la Duma estatal.
A finales de 2007, a unos meses de las elecciones
presidenciales, Vladímir Putin anunció que apoyaría la
candidatura del primer viceprimer ministro, Dmitri Medvédev,
al cargo de presidente. Por su parte, Medvédev, aseguró
que, de ganar las elecciones, nombraría a Putin primer
ministro. Medvédev se impuso claramente en la primera
vuelta electoral con el 70,28 % de los sufragios.
El ocho de mayo de 2008, Vladímir Putin encabezó por
segunda vez el gabinete de ministros de Rusia. Bajo su
cargo, el poder ejecutivo mantuvo un rumbo encaminado al
desarrollo estable. El jefe del Gobierno se centró en
desarrollar proyectos nacionales prioritarios relacionados
con la sanidad, la educación, la vivienda y la agricultura,
además del programa de subsidios a las familias con varios
hijos. De este modo, Putin continuó con el curso trazado
durante sus primeros mandatos presidenciales.
En 2008 Rusia se vio involucrada en la crisis financiera
mundial. Sin embargo, en menos de un año la situación en
la zona quedó estabilizada.
En el país se emprendieron grandes proyectos para
asegurar la primacía mundial del sector energético ruso. En
noviembre de 2011 entró en funcionamiento el gasoducto
Nord Stream, que atraviesa el mar Báltico y garantiza el
suministro de combustible ruso directamente a Alemania y
de allí a otros países de Europa Occidental. Un proyecto
similar, South Stream, será lanzado en el sur de Europa en
diciembre de 2012.
Rusia aceleró también los preparativos para los Juegos
Olímpicos de Invierno de 2014, que se celebrarán en la
ciudad de Sochi, a orillas del mar Negro, donde ya se han
construido numerosas instalaciones necesarias para la
práctica de los deportes de invierno. En particular, fue
abierta la pista de esquí de Krásnaya Poliana, población
cercana a Sochi. Vladímir Putin tiene predilección por estos
deportes. A menudo el jefe de Estado se deja ver
practicando esquí junto con el presidente anterior y actual
jefe de Gobierno, Dmitri Medvédev.
El veinticuatro de septiembre de 2011, en el congreso del
partido Rusia Unida, Dmitri Medvédev, tal como había
asegurado anteriormente, propuso a Vladímir Putin para la
carrera presidencial que culminó en los comicios del cuatro
de marzo de 2012 con la victoria contundente de Putin en la
primera ronda.
Tercer mandato presidencial
En los comicios 2012 la mayoría de los ciudadanos rusos de
nuevo demostraron su confianza y apoyo a Putin, que fue
reelegido para la presidencia tras obtener el 63,6 % de los
votos.
De acuerdo con las enmiendas constitucionales aprobadas
en 2008 que amplían el mandato presidencial a seis años, el
presidente electo ocupará el puesto de jefe de Estado hasta
el año 2018. Putin tomó posesión del cargo al expirar el
mandato de su predecesor, Dmitri Medvédev, el siete de
mayo de 2012.
Según comentó posteriormente el vencedor de los comicios,
las elecciones de 2012 no solo fueron un paso necesario
para elegir al siguiente jefe de Estado, sino que fueron
también “una prueba muy importante para comprobar el nivel
de la madurez política e independencia” del pueblo ruso.
Sobre los objetivos para el futuro próximo, Vladímir Putin
prometió seguir trabajando en provecho del Estado y cumplir
con todos los planes recogidos en su programa electoral.
Estos comprenden el desarrollo de la economía y la creación
de nuevos puestos de trabajo, la mejora de la calidad de vida
en el país, una política social efectiva, la lucha contra la
corrupción y el refuerzo de la posición de Rusia en el
panorama internacional.
Argentina
Durante su gira por América Latina, Putin se reunió con su
homóloga argentina, Cristina Fernández de
Kirchner. Durante esa visita se firmaron varios acuerdos
importantes. Además, Putin firmó el convenio sobre el inicio
de transmisión en abierto de la señal de RT en español en el
país.
La visita de Cristina Fernández de Kirchner a Moscú en
abril consolidó las relaciones estratégicas entre Rusia y
Argentina, que cumplen 130 años. Ambas partes firmaron
más de una veintena de acuerdos en sectores clave. En uno
de estos convenios, Putin se comprometió a proporcionar a
la nación sudamericana la tecnología nuclear de punta
necesaria. Por su parte, la presidenta argentina agradeció su
apoyo en los casos de las Islas Malvinas y los fondos buitre.
Versión completa de la histórica entrevista que Cristina
Fernández de Kirchner concedió a RT
Cuba
Las relaciones ruso-cubanas se basan en una larga tradición
de amistad inquebrantable y en la gran experiencia de una
cooperación fructífera que es única en muchos aspectos.
"En los años noventa del siglo XX los ritmos de nuestra
cooperación bilateral se redujeron un poco y los socios
extranjeros de otros países nos dejaron atrás en varias
áreas", confesó Putin. Sin embargo, el presidente
ruso aseguróque los dos países están dispuestos a
recuperar las posibilidades perdidas.