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Mitos y leyendas

de America

Eddie Josué Ruelas


Saraza
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Mitos y
leyendas de
América
Eddie Josué Ruelas Saraza

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MITOS Y LEYENDAS DE AMERICA DEL NORTE
ESTADOS UNIDOS
Mito de Pie Grande
Sasquatch. Ese es el nombre dado a una criatura legendaria que, según la
creencia, viviría en Canadá y en los
Estados Unidos. El Sasquatch sería un
primate humanoide próximo al Yéti.
También es apodado Bigfoot, debido al
gran tamaño de sus pies (como
supuestamente se ha podido comprobar a
través de unas gigantescas huellas
dejadas a su paso). Según la leyenda, éste
está repartido principalmente por las
grandes cordilleras de Adirondacks, de las
Rocosas y de los Apalaches, aunque
también en regiones muy arboladas y
débilmente pobladas.

Por el momento, la existencia del


Sasquatch no está demostrada por ninguna prueba científica fiable: ningún
cadáver ha sido encontrado ni ninguna muestra capturada. La búsqueda de la
existencia del Sasquatch es materia de la criptozoología. Todos los rastros
encontrados hasta ahora (excrementos, cadáveres de animales matados de una
manera que no corresponde a la de sus depredadores naturales o enormes
huellas de pasos marcadas en tierra), no se han revelado concluyentes tras su
análisis.

De todas maneras, son diversos los testimonios que sostienen la existencia del
Bigfoot. El primero que encontramos data del año 1840. Éste está hecho por el
reverendo Elkanah Walker. Éste misionero protestante, informa que los mitos
concernientes a gigantes peludos son numerosos entre los amerindios de
Spokane, en el Estado de Washington, en Estados Unidos. Éstos afirmaban que
estos gigantes robaban salmón y que desprendían un fuerte olor.

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Este rasgo del olor es algo en lo que coinciden muchos testimonios. Todos ellos
destacan el desagradable y fuerte olor que trasmiten estos seres. Repasando los
testimonios y las descripciones de éstos, llegamos a una descripción general del
Sasquatch. Así, el Bigfoot es un ser bípedo, de un tamaño entre dos y tres metros
de altura, y una estructura robusta. De cabeza pequeña y puntiaguda, se ha
llegado a afirmar que posee una cresta en la parte superior de la cabeza.
También se afirma que posee una fina capa de pelo cubriendo su cuerpo,
generalmente de color negro o marrón.

Su nombre se debe a las gigantescas huellas halladas. Éstas miden entre 38 a


45 centímetros de largo. Supuestamente, estos pies tienen cinco dedos, un arco
poco pronunciado y una se han producido de noche.

Los partidarios de la autenticidad del Bigfoot afirman anchura de cerca de 20


centímetros. Se cree que se trata de una criatura nocturna, ya que la mayoría de
los avistamientos que un área geográfica tan vasta como la que se baraja no es
necesariamente contradictoria con su existencia. Algunos zoólogos y
criptozoólogos afirman que una tierra tan vasta como América del Norte, con sus
inmensas zonas de tierras casi impracticables, hace altamente posible que una
especie de antropoide todavía desconocido exista, con millares de
representantes de su especie, sobre todo si este puede huir sin dificultad del
hombre.

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Leyenda de la joven fantasma
Una de las más famosas leyendas urbanas americanas es la de una atractiva
joven que espera a un lado de la carretera a que algún auto se detenga. El motivo
es que necesita llegar a tiempo a su destino y no tiene cómo hacerlo.

Es entonces cuando un amable hombre que conduce solo un auto, accede a


llevarla y compartir el viaje con la hermosa señorita. A pesar de que trata de
entablar una conversación con ella, la chica es tímida y la única manera de que
responda es con evasivas o monosílabos.

Después de un tiempo, la joven por fin le indica al conductor que desea bajarse,
aunque hay versiones en las que solo desaparece. Sin embargo, olvida en el
auto una prenda o un objeto que el conductor siente la necesidad de devolver.
Es por esto que va a la casa en donde la joven se ha bajado, pero allí le informan
que la joven murió hace varios años.

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CANADÁ

Mito de Achiyalabopa

El mito de Achiyalabopa es una de las creencias fundamentales de la cultura de


los antiguos indios Pueblo, los cuales vivieron en la parte alta de Norteamérica,
principalmente en territorio actualmente perteneciente a Canadá y Estados
Unidos.

La creencia popular que alimentaba al mito del Achiyalabopa era que este ser
divino poseía en realidad el aspecto un ave de magnitudes gigantescas, poseía
un largo y hermoso plumaje pintado con todos los colores del arcoíris, sus
plumas eran realmente duras como el acero y filosas como una navaja, con ellas
atacaba a todo aquel que no le mostrara el respeto que se merecía, el mito
asegura que se trata de un ser inmortal al cual se le atribuye la creación de todo,
del cielo, la tierra y todo lo que en ellos hay. Es por esta razón que los indígenas
que contaban su historia también lo adoraban como al dios del cielo, asimismo
aseguraban que esta ave vivía en el arcoíris y desde allí controlaba todo lo que
ocurría en la tierra. Los registros escritos de los pueblos originarios que adoraban
al Achiyalabopa son más bien escasos, pues estas tribus transmitían sus
creencias de boca en boca y se pasaba el conocimiento de generación en
generación, por tal motivo no se conocen más datos en la actualidad
relacionados a esta ave legendaria, aunque muchos informes le atribuyen
similitudes con otras aves mitológicas tales como el ave Fénix, tanto en aspecto
como en habilidades, entre otras criaturas similares e igualmente notables de
diversas mitologías alrededor del mundo.

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Leyenda del Ogopogo de Canadá

Las aguas del lago Okanagan en la


provincia de Columbia Británica,
Canadá, son hogar de un críptido
acuático conocido como Ogopogo o
Naitaka; y cuyo nombre significa
"demonio del lago". Supuestamente
ha sido visto desde el siglo XIX por
miembros de las naciones nativo-
americanas, y es descrito como una
serpiente marina de entre 10 a 15 metros de largo.

Las historias de las naciones nativo-americanas lo definen no como un monstruo


marino, si no como un espíritu o demonio acuático de gran poder; y que habita
los ríos y lagos de la cuenca del valle Okanagan; por lo cual debían llevar pollos
y pavos como tributo al espíritu cada que se acercaban o debían cruzar el agua
en sus canoas para pescar.

El Ogopogo es usualmente descrito como un gran animal serpentino con varias


"jorobas" y cubierto por piel de un verde grisáceo. Su cabeza es alargada y
termina en un hocico puntiagudo como el cráneo de un caimán, una serpiente o
un caballo. Algunos testigos dicen que tiene orejas y cuernos, mientras que otros
más lo describen como un "tronco" viviente.

En 1926, un gran número de personas dijeron haber visto a una gran criatura
nadando en las aguas frente a la playa de Okanagan Mission. En 1968, Folden
filmó lo que parece ser un gran pez o animal marino que se mueve dejando
grandes olas en el agua; y varias décadas después un análisis computarizado
del video mostró que efectivamente se trataba de un objeto tridimensional.

Para criptozoólogos como John Kirk, los videos e imágenes del Ogopogo son
mucho más numerosos que los del monstruo del Lago y muchos de ellos no han
podido ser desmentidos, lo que indica que las aguas del lago Okanagan podrían
esconder un misterio que revolucione el campo de la zoología.

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MÉXICO
La leyenda del águila y el nopal
Es uno de los relatos más valiosos y mejor conocidos por los mexicanos, pues
se trata nada más y nada menos que del mito sobre la fundación de la que hoy
es la Ciudad de México, la gran Tenochtitlan, y a partir de la cual prosperaría el
imperio que maravillaría a los conquistadores dos siglos más tarde.

Cuenta la leyenda que de Aztlán, sitio mítico que se cree está situado en el actual
Nayarit o en alguna parte del norte de México, partieron siete tribus por órdenes
de Huitzilopochtli,“el colibrí a la izquierda”, deidad nahua del Sol, quien les
indicó que debían dirigirse hacia el oriente, en dirección contraria al atardecer,
ya que ahí los aguardaba una tierra rica y fecunda en la cual hallarían su nuevo
hogar. Entre las tribus se encontraban los tepanecas, que al llegar al Valle de
Anáhuac fundarían la ciudad de Azcapotzalco; los culhuas elegirían la ribera
oriente del gran lago de Texcoco y aún más lejos en la misma dirección se
establecerían los chalas; los xochimilcas se instalarían en la ribera sur, y más
abajo del cerro del Tepozteco habitarían los tlahuicas; por su parte, los
tlaxcaltecas se decantarían por construir sus ciudades al otro lado de los
volcanes.

Pero de todos ellos, el pueblo preferido por Huitzilopochtli era el de los mexicas.
Fue por eso que a ellos habló personalmente, eligiendo a dos de sus guardianes,
Cuaucóhuatl y Axolohua. Los hizo llamar poco antes de enviar a las demás tribus
a su largo peregrinaje, y a ellos dijo: “En donde la tierra aparezca rodeada de
agua, entre cañas y juncias, ahí estaré de pie, ahí reinaré”. Sin dudarlo, con fe
ciega en que Huitzilopochtli guiaría su caminar, los mexicas partieron mucho
antes del amanecer.

Durante su andar hallaron oyameles, pirules y cañaverales, así como algunos


bichos, ranas y peces, todos teñidos de un blanco resplandor; emocionados, los
mexicas comprendieron que su camino estaba siendo bendecido por la deidad
del Sol, quien regalaba a sus ojos tan espléndido milagro de la naturaleza. Pero
eso no era todo. Algunas noches después del blanco paraje, Huitzilopochtli
visitó nuevamente a los mexicas, llamó a Cuaucóhuatl y a Axolohua, y así les
habló:

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Acto seguido, Huitzilopochtli se desvaneció con la brisa. Cuaucóhuatl y
Axolohua reunieron a todos los mexicas, ancianos, niños y jóvenes, y sin
contener la alegría anunciaron las palabras exactas que acababan de escuchar
de labios del propio Sol. Sin dudarlo un instante más, los mexicas apresuraron
el paso, siguiendo el rastro blanco y la resolana del amanecer. El rumbo del
oriente sonreía a los recién llegados de Aztlán: como si el dador de vida hubiese
extraído del más hermoso de sus sueños la imagen que con tanto ardor anhelaba
encontrar el pueblo mexica, ahí, frente a ellos, sobre un islote bañado por las
aguas de Texcoco, crecía un nopal, y sobre el nopal se alzaba poderosa un
águila que cortando con garras y pico la piel de una culebra, comía de su carne.

Ésta, ante el asombro de los mexicas, inclinó su cabeza en gesto reverencial,


como quien da la bienvenida, como quien reconoce la victoria. El águila continuó
devorando al áspid mientras Huitzilopochtli hacía una última aparición y
anunciaba con su potente voz: “¡Mexicas, aquí ha de ser, aquí será! ¡Admiren su
nueva patria, su nuevo hogar! ¡Aquí han de construir la gran Tenochtitlan!”.

Así fue como, guiados desde Aztlán por Huitzilopochtli, los mexicas hallaron en
un islote en pleno corazón del gran lago de Texcoco el águila que devorando
a una serpiente sobre un nopal indicaba el sitio sobre el que habrían de erigir
su nuevo hogar, la gran Tenochtitlan.

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El Mito de Quetzalcóatl
Según cuentan, Quetzalcóatl (que quiere decir "serpiente emplumada" o
"serpiente de plumaje hermoso") era un Dios muy bondadoso y puro que regía
por sobre los demás dioses de la mitología mesoamericana antigua.

Un día el hermano de Quetzalcóatl (quien gustaba de la guerra y la violencia)


decidió engañarlo ya que no toleraba su manera de ser pacífica. Para eso tramó
un cuento que humilló en gran manera al Quetzalcóatl. Muy "indignado", éste
decidió dejar de vivir quemándose entero.
Tras esto, solo quedó cenizas de Quetzalcóatl, pero luego se descubrió la
verdad, y era, que Quetzalcóatl estaba tramando un plan para poder ir hasta los
infiernos donde una vez allí, robó una astilla de hueso de los primeros Humanos
y luego al cuarto día cuando resucitó, creó a los humanos a partir del hueso
regado con su propia sangre.

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AMÉRICA DEL CENTRO

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MITOS Y LEYENDAS DE AMERICA DEL CENTRO

Belice (Belice).

REPÚBLICA DE COSTA RICA


La negrita”, mito fundante de costa rica
El mito fundante de Costa Rica, Nuestra Señora de los Ángeles, posee un
basamento histórico indiscutible. El hallazgo ocurrido alrededor de 1635 originó
pronto la construcción de una ermita, la fundación de una cofradía regida por los
negros donde también participaban blancos -caso insólito-, como también lo fue
la distribución de tierras a favor de los pardos y las peregrinaciones anuales el 2
de agosto. Si bien todo lo anterior ha sido comprobado y analizado por acuciosos
investigadores, la leyenda que acompaña al hallazgo es inverosímil y, sin
embargo, más importante. Sin esa leyenda el hallazgo habría sido olvidado y la
imagen desaparecido. La leyenda, de innegable sabor mítico, dice que una joven
mestiza o mulata, mientras buscaba leña, encontró una imagen de la Virgen
María con un niño de brazos. La llevó a su casa, pero la imagen regresó de modo
inexplicable al sitio donde fue hallada. Como el asunto se repitiera, la muchacha
lo contó al presbítero de Cartago, el cual puso la imagen en un armario, pero
como de nuevo retornó a la piedra, la colocó en el sagrario, de donde otra vez
se fugó al lugar inicial.

Se debe recordar que en numerosas narraciones de imágenes milagrosas de la


Virgen, a lo largo y ancho de Latinoamérica, esta se hace la encontradiza en un
sitio al que vuelve de modo prodigioso, porque lo ha escogido para que se le
edifique un templo. Ahora bien, lo singular de la leyenda de La Negrita radica en
que el cura de Cartago coloca la imagen en el sagrario, lugar reservado y
exclusivo para las hostias consagradas. Eso ningún sacerdote lo hubiera hecho.
Pero ese proceder inverosímil encierra el significado profundo de la devoción. La
imagen negra y confeccionada por los negros, animada por un poder
sobrenatural, no se dignó aposentarse en el sagrario de la parroquia de Cartago,
sino que prefirió la vecindad de los negros. Estos ocupaban un puesto inferior en
aquella sociedad dividida en castas socio-raciales, pero la Virgen los tuvo por
hijos predilectos y se fue a vivir con ellos. Así los enalteció. María cumple sus
palabras evangélicas: “Dispersó a los soberbios de corazón/derribó a los
poderosos de su trono/ y elevó a los humildes” (Lucas 1, 52).

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Bien se puede afirmar que cuando Baltazar de Grado promovió el culto a la
Virgen en La Puebla, inventó a Costa Rica como una sociedad donde las clases
sociales cooperan entre sí. Nuestro mito fundante.

La leyenda de la cegua

La cegua, segua o tzegua es un espectro popular que se aparece a los hombres


que viajan en solitario por veblueas desiertas, en la forma de una mujer muy
bella.

Particularmente, el varón debe ir en un medio de transporte, un caballo,


comúnmente, aunque en relatos modernos se puede dar también en
automóviles. Luego de que la víctima acepta llevar a la mujer, la cara de esta se
transforma en una calavera de caballo con la carne podrida, ojos fulgurantes,
enormes dientes averiados y aliento con hedor a descomposición.

Lo que le ocurre a la víctima varia según las versiones. Se dice, por ejemplo, que
ella los mata con un beso, o bien que estos mueren de terror, que escapan y
quedan raquíticos, o que ella les muerde la mejilla para marcarlos como
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adúlteros o lujuriosos. De cualquier manera, en la costa rica de antaño se
consideraba a la cegua uno de los espantos más aterradores con el que podían
encontrarse los trasnochadores.

Sobre el origen del personaje, se creía que la cegua era una joven libertina que
había sido maldecida por su madre cuando la chica había intentado pegarle, al
negarle esta el permiso para ir a una fiesta.

Existen, también, un par de versiones del cuento de la cegua donde este


personaje toma la forma de un niño que llora por las veblueas y, una vez que los
jinetes lo han recogido y subido al caballo, se convierte en el monstruo de cabeza
de caballo.

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GUATEMALA
Leyenda de El Sombrerón

Cuenta la leyenda que el Sombrerón es un personaje de corta estatura que


siempre viste de negro, utiliza un cincho grueso y brillante y un par de botas
que dejan un ruido estruendoso a su paso. En la cabeza lleva un sombrero
de grandes proporciones, el cual esconde su mirada y sus intenciones y al
hombro una guitarra con la que canta para enamorar a las bellas mujeres de
pelo largo de Guatemala.

El Sombrerón es una de las leyendas más populares de Guatemala. Se trata


de un personaje legendario de la tradición oral guatemalteca también
conocido como el Tzitzimite, el Tzipitío o el Duende. Se lo describe como un
enano o un hombrecito de muy corta estatura (aproximadamente medio
metro de alto) que lleva un enorme sombrero con el que esconde la mirada y
sus sucias intenciones. En el hombro lleva una guitarra endemoniada con la
que da serenata y enamora a las mujeres bellas de ojos grandes y pelo largo
que tienen la mala suerte de llamar su atención.

Se dice que este ser concreta su hechizo al amarrar las cuatro mulas frente
a la casa de la joven de la cual se ha enamorado. Las jóvenes al notar la
presencia de El Sombrerón, quedan embrujadas e hipnotizadas por él, quien
luego las persigue, les trenza el cabello, no las deja comer ni dormir.

Una forma de saber si el Sombrerón está visitando la casa o la finca es


colocar una silla y una mesa de pino cerca de un balcón de la casa o cerca
de la entrada al establo. En la silla debe dejarse una guitarra y en la mesa
una botella de aguardiente. En noches de luna llena, todo mundo debe
acostarse temprano y permanecer en silencio. Si se escucha la guitarra y el
canto del Sombrerón, córtele el cabello a las jóvenes y las greñas de las
bestias del establo.

El final para quienes caen en el hechizo de El Sombrerón es la muerte.

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PANAMÁ

Mito de los duendes Panameños:

Mucho se oye hablar de los duendes, se dice que ellos se llevan a los niños
sin bautizar en un abrir y cerrar de ojos. Según la creencia de la gente en los
pueblos y comarcas, los duendes son malos espíritus, son unos enanos que
tienen los pies al revés, andan vestidos de rojo y caminan en fila india,
siempre en grupos de cinco. Se les describe como seres traviesos, astutos,
de agilidad prodigiosa, burlones y de inteligencia superior. Aparentemente,
con sus actos y hechos sencillos, son inofensivos. Pero una cosa es oír
relatar las travesuras y jugarretas de los duendes y otra, es ser víctima o
blanco de su puntería, tema o tirria.

Su hora de salida es entre las ocho y nueve de la mañana de cualquier día.


Se dice que los duendes son invisibles para los ojos de los adultos, sólo los
niños pequeños y los mudos los ven y del miedo se ponen a llorar. Por eso
las personas advierten nunca dejar a un niño solo porque los duendes se lo
roban, se lo llevan a la montaña y lo convierten en duende si no ha sido
bautizado, aunque también se piensa que los duendes se llevan a los niños
ya bautizados para perderlos en las montañas.

Físicamente los duendes son como del tamaño de un niño de cinco años,
pero con cara de viejos. Son morenos, “aindiados”, de pelo corto y liso. A
ellos también les gustan las muchachas jóvenes sin casarse a quienes
incluso las invitan a que se queden a vivir con ellos.

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HONDURAS

Leyenda del Cristo de Santa Lucia

Es una leyenda muy popular entre los vecinos de este pintoresco pueblo de
Honduras y sus habitantes lo han venido transmitiendo de generación en
generación de tal manera que ahora es muy conocido por muchos a nivel
nacional.

En el Municipio de Santa Lucia existen 2 leyendas religiosas muy conocidas, sin


embargo en esta ocasión hablaremos de la leyenda de El Cristo de Santa Lucia.

Para muchos son historias verídicas de sucesos milagrosos vividos por antiguos
aldeanos. Para otros es solamente una leyenda urbana nacida del ingenio de la
gente.

Sin embargo, aunque no crean en las historias no dejan de gustarles y


transmitirlas a las nuevas generaciones sin tergiversar los relatos que alguna vez
escucharon de sus antepasados.

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América del
sur
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MITOS Y LEYENDAS DE AMERICA DEL SUR

PERU

Leyenda del bufeo colorado

Al delfín rosado del Amazonas la gente lo llama, simplemente, bufeo colorado y


así lo distinguen de sus otros hermanos que son de color gris. La leyenda de que
el bufeo, como ser o duende “encantado” que es, puede transformarse en un
hombre “gringo” al que le gustan las mujeres jóvenes y bonitas. Así, con esa
apariencia, suele presentarse a la fiesta en la que participa la chica elegida.
Como viajero de paso, baila y enamora a la muchacha, invita a beber a todos los
participantes y así se gana la simpatía general. Pero él no come ni menos bebe
licor, porque si se emborracha, se rompería el encantamiento y se descubriría
quién es.

Cuando la muchacha ya es la enamorada del bufeo, él la colma de regalos y


atenciones. La visita siempre por las noches y se marcha antes del amanecer.
Así poco tiempo, la mujer enamorada empieza a mostrar una conducta extraña,
porque quiere permanecer todo el tiempo junto al río y si ésta situación no es
notada a tiempo por sus familiares y no la mandan a curar a un buen chaman,
puede terminar desapareciendo, ya que en su deseo de estar siempre junto a su
gringo “bufeo” enamorado, terminará arrojándose al río para no salir jamás.

De la misma manera se cuenta que los bufeos usan lo que parece dinero de
noche, pero al llegar el día son sólo hojas. También se cuenta sobre bufeos
hembras y barcos enteros con bufeos en forma humana que surcan los ríos
navegables de la selva durante la noche.

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Mito del Muqui
Es quizás el mito más famoso de nuestra sierra peruana. Este ser es un pequeño
duende que vive al interior de las minas. Muchos dicen que entorpece el trabajo
de los mineros, ya que le atribuyen la responsabilidad de extraños ruidos,
pérdidas de herramientas y la aparición y desaparición de diversos minerales.
No llega a medir más de un metro, es de estatura pequeña y fornida ; su cabeza
está unida a su tronco.
Su nombre varía dependiendo del lugar. En Arequipa se le llama “Chinchilico”;
en Puno, “Anchancho; en Pasco y la región andina de Bolivia, “Muqui” y en
Cajamarca, “Jusshi”.

Cuenta la leyenda que una vez un minero que se encontraba solo en una mina,
escuchó unos ruidos y preguntó "¿Quién anda por allí?". Con voz muy fuerte le
contestaron "Yo soy el Muqui. Soy el dueño del mineral".

Entonces el minero vio un hombrecito muy pequeño con una lámpara y un casco
de oro. Tiene dos cuernos que sobresalen del casco. Es barbudo y sus ojos son
rojos. Como hacía mucho frío usaba un poncho de vicuña.

El Muqui le dijo al minero "Si deseas tener riquezas y minerales, debes traerme
ropa, comida y regalos, ¿aceptas?" El minero le contestó "Es un trato". Y el
Muqui con sus cuernos golpeó la roca y le mostró una veta de oro.

Por eso los mineros que excavan las minas, siempre colocan en un rincón de la
mina un plato con comida. Una vez al año le dejan regalos y ropas para que el
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Muqui los use y el mineral no se acabe. Si el Muqui está contento, con sus
cuernos golpeará la roca nuevamente para descubrir una nueva veta de mineral.

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Chile El bufeo colorado

Leyenda La Añañuca

En caso de que no lo sepas, la Añañuca es un tipo de flor que crece


principalmente en la región norte de Chile. (Algo así como la Nochebuena, flor
originaria de México).

Retomando la leyenda que nos atañe, vale la pena mencionar que la zona en
donde la Añañuca crece de manera natural, es en Coquimbo.

Verdaderamente son pocas las personas que conocen que el nombre de esa
flor, procede de una linda historia de amor que con el correr de los años, se
convirtió en leyenda.

El relato que estoy a punto de contarles procede de una época anterior a la


conquista del territorio chileno. En aquellos tiempos, vivía una bellísima joven de
nombre Añañuca, quien se enamoró de un muchacho que pasó por el pueblo,
pues éste iba en busca de un tesoro que supuestamente se encontraba
enterrado en un lugar cercano.

Fue amor a primera vista. El hombre dejó olvidados planes y se casó de


inmediato con la chica. Fueron muy felices por mucho tiempo, hasta que una
noche, el sujeto se despertó sobresaltado, al tener un sueño en donde
supuestamente se le revelaba la ubicación exacta del tesoro.

A primera hora de la mañana, el hombre alistó sus cosas y le dijo a su mujer que
volvería en poco tiempo, acompañado de costales repletos de oro.
Paulatinamente los días se transformaron en años y su esposo de nunca volvió
al pueblo.

Algunos dijeron en su momento, que lo que le ocurrió al hombre fue que uno de
los espejismos que de vez en cuando aparecen en las pampas, se lo trago.
Cualquiera que sea el caso, cabe mencionar que la mujer murió de tristeza.

La tarde en la que fue sepultada, las nubes negras cubrieron el cielo por
completo. Después de eso cayó una fuerte lluvia. Al día siguiente, la gente no

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daba crédito a lo que veía y es que, sobre la tumba de la muchacha, habían
crecido unas hermosísimas flores de color rojo.

Se piensa que esto ocurrió debido a que el corazón de Añañuca se transformó


en pétalos, a fin de poder observar si alguna vez, su amado regresaba junto a
ella.

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Mito El alicanto

Este mito proviene de la zona Norte de Chile y cuenta que el Alicanto es un ave
extraordinaria que posee cuello de cisne; patas con forma de garras, y unas alas
que brillan cuando vuela. De sus ojos emana un extraño fulgor.

Se alimenta de oro y plata, por lo que es perseguido por los mineros que desean
generar una fortuna. El Alicanto puede llevar a los mineros hacia los yacimientos
de oro y plata de los cuales se alimenta, pero para ello, no debe ser visto por el
ave. Si por algún motivo, los divisa, los enceguece con el brillo de sus ojos y sus
plumas, impidiéndoles encontrar el camino de regreso a sus hogares. Otras
veces, los guía hacia precipicios, donde les provoca la muerte.

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ECUADOR

Mito La doncella de Pumapungo

Pumapungo, localizado en Cuenca, era el destino de descanso preferido por los


emperadores incas. Este lugar estaba impresionantemente decorado y hoy en
día es posible visitar sus ruinas. El lugar contaba con una fuente sagrada que
era usada exclusivamente por el emperador.

También se encontraba atendido por unas doncellas conocidas como las


Vírgenes del Sol. Estas mujeres eran criadas desde pequeñas en distintas artes
y habilidades que usaban para entretener a los emperadores.

Nina era una de las Vírgenes del Sol residentes en Pumapungo y aunque estaba
prohibido, se enamoró de uno de los sacerdotes del templo. Este par solía
reunirse en las noches de luna llena en los jardines del lugar.

Cuando el Emperador se enteró de este hecho mandó a matar al sacerdote, pero


prohibió que se informara a Nina de esto.

La doncella al ver que su amante no acudía a sus encuentros finalmente murió


de pena moral. Se dice que hoy en día en las mismas noches de luna llena se
puede oír su lamento entre las ruinas del lugar.

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Leyenda del chuzalongo

Cuenta la leyenda, que en la costa de Ecuador, un agricultor tenía sus ganados


en lo alto del monte.
Una noche cayó una tormenta muy fuerte, preocupado por su ganado, mandó a
sus dos hijas a que guardasen el ganado en el granero.

Las hijas, muy obedientes, fueron a hacer lo que su padre les ordenó, cuando
terminaron de guardar todo el ganado, cerraron la puerta y al darse vuelta se
dieron con la sorpresa de que un pequeño ser, de rostro blanco, labios gruesos
y morados, nariz chata, orejas grandes, ojos verdes pequeños con un punto
negro de fuego en el centro.

Este ser tenía un pelo corto, ralo y tieso, con el cuerpo cubierto de escamas de
pescado, las estaba esperando tras la puerta. Ellas gritaron con todas sus
fuerzas, pero nadie las escuchó.

Después de muchas horas, y al ver que sus hijas no regresaban, el hombre tomó
su escopeta y fue hacia la cabaña, encontrando una escena terrible, sus hijas
estaban descuartizadas y a lo lejos vio como una pequeña criatura huía.

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COLOMBIA
Mito del Nacimiento de la Luna y el Sol
Este es uno de los muchos mitos de la cultura arhuaca, un pueblo indígena
localizado en la Sierra Nevada de Santa Marta.

La historia indica que en medio de la oscuridad, nacieron dos niños de una


hermosa indígena arhuaca, desprendiendo luz por todo su cuerpo. La mujer, con
temor de que se los quisieran robar, decidió esconderlos en una cueva. Pero su
gran resplandor se filtró por entre las hendijas de la puerta y logró ser visto por
todos. Curiosos, los nativos se dirigieron a la cueva con el fin de conocer lo que
había en su interior.

Con tambores, caracoles y flautas, llegaron hasta allí y comenzaron a tocar


hermosas piezas musicales que fueron escuchadas por los pequeños. El varón,
que se llamaba Yuí, quiso salir para poder escuchar mejor la hermosa melodía
que venía de afuera.

Al verlo, los indígenas intentaron atraparlo. Asustado, Yuí comenzó a volar y


llegó hasta lo alto del cielo, convirtiéndose en el sol. Se dice que quienes lo
siguieron con la mirada, quedaron paralizados y se convirtieron en piedra.

A pesar de lo sucedido, quienes aún permanecían en la entrada de la cueva,


notaron que la luminosidad en su interior continuaba. Entonces, decidieron volver
a tocar sus instrumentos de una manera aún más hermosa, logrando así que
Tima, la hembra, saliera a escuchar su música.

Una vez afuera, los indígenas le arrojaron cenizas a su rostro, la cual cegó sus
ojos. Intentaron capturarla, pero no lo lograron, pues ella también emprendió el
vuelo hacia el cielo, situándose muy cerca de Yuí.

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Como su cara había quedado cubierta de ceniza, Tima no volvió a tener el mismo
resplandor que su hermano; fue así como se convirtió en la luna y sale cada
noche para vigilar los verdes prados de quienes una vez quisieron poseerla.

Leyenda La Mula Herrada

Es una leyenda popular de la Bogotá colonial. Cuenta la historia que en las


noches se podía encontrar a la mula herrada, que andaba sola por las calles de
la ciudad, haciendo chispear el piso. Se dice que la mula le pertenecía a un
hombre de nombre de Álvaro Sánchez, que era un señor que salia todas las
noches con su mula para ir a un salón de juegos de Juan de Guevara.
Caminando mandaba a su mula a la casa a media noche, pues la mula ya
conocía el camino. Álvaro murió un día, y su mula pocos días después lo siguió.

No obstante muchos aseguraban haber oído el galopar del espíritu del híbrido
en las noches. Quienes vivían en inmediaciones de la Ermita de Belén dijeron
haber encontrado un cadáver en una enramada, perteneciente a una bruja en
cuyas manos y pies había herraduras clavadas. Algunos comenzaron a decir
desde entonces que la hechicera era la misma mula, transformada.

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ARGENTINA
La leyenda de la Dama Vestida de Negro
En la localidad de San Gregorio, a pocos kilómetros de la ciudad de Venado
Tuerto, en la Provincia de Santa Fe, existe una historia no menos sorprendente.
Sus pobladores relatan que una mañana de cerrada llovizna, un abastecedor del
frigorífico Maru de Rufino encontró en la ruta 14 a una mujer vestida de negro
que se encontraba haciendo «dedo» para que alguien la llevara.

El hombre, la llevó hasta la ciudad y cuando la dama se bajó, tras agradecerle


por haberla acercado hasta escasa media cuadra de su casa, le dijo su nombre:
Nancy Núñez. Poco después, el hombre se enteró de que Nancy Núñez había
fallecido un año y medio atrás en un extraño accidente, cuando la avioneta que
piloteaba su marido había perdido una de sus ruedas impactando en el auto que
ella conducía, lo que le había causado la muerte instantáneamente.

El sorprendido abastecedor descubrió también que el lugar en donde había


parado para levantar a la mujer, entre Cristophersen y San Gregorio, era
exactamente el sitio donde había ocurrido la tragedia que poco antes había
conmocionado a la localidad.
Otros testimonios dan cuenta de la misma aparición, en la misma ruta, a la altura
del lugar del accidente

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Mito del Kakuy
Cuenta la historia que dos hermanos vivían en el monte. La hermana era mala y
el hermano era bueno. Él le traía frutos silvestres y regalos, pero ella le
correspondía con desaires y maldades. Un día él regresó de la selva cansado y
hambriento, y pidió a su hermana que le alcanzara un poco de hidromiel. La mala
hermana trajo el fresco líquido, pero antes de dárselo lo derramó en su
presencia. Lo mismo hizo al siguiente día con la comida. El hermano decidió
castigar su maldad. La invitó una tarde a recoger miel de un árbol que estaba en
la selva. Fueron allí y el hermano logró que ella trepara a lo más alto de la copa
de un quebracho enorme (para algunos era un mistol, para otros un algarrobo).
El, que subió por detrás, descendió desgajando el árbol de modo tal que su
hermana no pudiera bajar. El muchacho se alejó. Allí quedó la joven, en lo alto,
llena de miedo. Cuando llegó la noche, su miedo se convirtió en terror. A medida
que pasaban las horas, comenzó a ver, horrorizada, que sus pies se
transformaban en garras, sus manos en alas y su cuerpo todo se cubría de
plumas. Desde entonces, un pájaro de vuelo aplumado, que sólo sale de noche,
estraga el silencio con su grito desgarrador -¡"Turay", "Turay”!- : ¡"Hermano",
"Hermano”!.

El nombre kakuy ha sufrido varias evoluciones, así cacuy, kacuy, etc., nosotros
hemos adoptado la utilizada por Bernardo Canal Feijóo en su trabajo Mitos
perdidos (1938).

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BOLIVIA

La leyenda del maíz

La leyenda del maíz es originaria de Bolivia. Se dice que en la región de Kollana


existieron dos comunidades formadas por el ayllu chayanta y el ayllu charca,
quienes vivían enfrentados por motivos de relativa importancia. Estas tribus
Lpodían dirimir sus diferencias en la antigua costumbre de los torneos pugilatos,
luchas y guerrillas llamadas champamackanacus o tincus; en las cuales cada
año los guerreros de los ayllus podían enfrentarse.

Según la creencia indígena, cuando había víctimas en el champamackanacus


era señal de un buen año de cosecha. Por el contrario, cuando los guerreros
rivales resultaban sin heridas, se presagiaba un año difícil para la siembra.

Uno de esos años participó en la competencia un joven llamado Huyru, que


pertenecía al ayllu chayanta. El joven estaba casado con una hermosa indiecita
del ayllu charca llamada Sara Chojllu. Se cuenta que Sara le rogó a su esposo
que no fuera a combatir contra su gente. Pero el joven con mucho orgullo le
contestó que no podía hacerlo porque parecería un cobarde. Haciendo a un lado
a su mujer se dirigió al campo de batalla.

Con malos presentimientos, la muchacha siguió a su esposo hasta el lugar del


combate. Cuando comenzó la lucha, ella ayudaba al joven dándole las piedras
que Huyru utilizaba como proyectil al lanzarla con su honda. Así fue
transcurriendo el champamackanacus.

Al caer la noche, ya en el ocaso de la competencia, el padre de Sara Chojllu


lanzó una flecha que se clavó en el corazón de la infeliz muchacha. Esta cayó al
suelo pálida y sonriente. Huyru lloró mucho al lado del cadáver de su esposa.
Entre él y sus compañeros de combate sepultaron a la joven en ese mismo lugar.
Poco a poco todos se fueron y Huyru fue el único que permaneció llorando junto
a la tumba de su amada Sara. Se cuenta que con su inconsolable llanto regó
tanto la tierra, que a la mañana siguiente brotó una planta desconocida.

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La nueva planta creció fuerte bañada con el llanto del infortunado muchacho.
Enseñaba su tallo erguido, esbelto y arrogante. Estaba cubierta con traje de los
mismos colores que usaba Sara Chojllu, enaguas de color verde claro y
pollerines superpuestos. Cuando logró su completo desarrollo, la planta devolvió
a la tierra los cabellos de la indiecita, los cuales se hicieron rubios con los rayos
de sol.

La leyenda del maíz dice que en el fruto se formaron los dientes de la hermosa
joven. También su rostro pálido pero sonriente, igual que el fatídico día de su
muerte. La bella muchacha salió del seno de la tierra con todos sus atributos en
forma de planta. Creció sostenida por la flecha de bambú que salió del arco de
su padre con dirección a su corazón. Por eso la planta de maíz tiene forma de
flecha. Las cañas cercanas a la cabeza del choclo (elote) conservan las lágrimas
de Huyru. Por lo que son al mismo tiempo dulces por la dulzura del amor y un
poco saladas por la amargura del infortunio de Huyru.

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Mito del Jichi
Para explicar lo que es el jichi conviene ante todo tomar el sendero que conduce
a los tiempos de hace ñaupas y entrar en la cuenta, para este caso parcial, de
cómo vivían los antepasados de la estirpe terrícola, antiguos pobladores de la
llanura. Gente de parvos menesteres y no mayores alcances, la comarca que les
servía de morada no les era muy generosa, ni les brindaba fácilmente todos los
bienes necesarios para su subsistencia.

Para hablar del principal de los elementos de vida; el agua no abundaba en la


región. En la estación seca se reducía y se presentaban días en que era
dificultoso conseguirla. Así en los campos de Grigotá, en la sierra de Chiquitos y
en las dilatadas vegas circundantes de ésta.

De ahí que aquellos primitivos aborígenes pusieron delicada atención en


conservarla, considerándola como un don de los poderes divinos, y hayan
supuesto la existencia de un ser sobrenatural encargado de su guarda. Este ser
era el Jichi.

Es mito compartido por mojos, chanés y chiquitos que este genius aquae paisano
vivía más que todo en los depósitos naturales del líquido elemento. Para tenerle
satisfecho y bien aquerenciado había que rendirle culto y tributarle ciertas
ofrendas.

Los españoles del reciente aposentamiento en la tierra recogieron la versión y


consintieron en el mito, con poco o ningún reparo. Con mayor razón sus
descendientes los criollos, tan consustanciados con la tierra madre como los
propios aborígenes, y máxime si tienen en las venas algunas gotas de la sangre
de éstos.

Como todo ser mítico zoomorfo, el jichi no pertenece a ninguna de las clases y
especies conocidas de animales terrestres o acuáticos. Medio culebra y medio
saurio, según sostienen los que se precian de entendidos, tiene el cuerpo
delgado y oblongo y chato, de apariencia gomosa y color hialino que le hace
confundirse con las aguas en cuyo seno mora. Tiene una larga, estrecha y
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flexible cola que ayuda los ágiles movimientos y cortas y regordetas
extremidades terminadas en uñas unidas por membranas.

Como vive en el fondo de lagunas, charcos y madrejones, es muy rara la vez


que se deja ver, y eso muy rápidamente y sólo desde que baja el crepúsculo.

No hay que hacer mal uso de las aguas, ni gastarlas en demasía, porque el jichi
se resiente y puede desaparecer. No se debe arrancar las plantas acuáticas que
crecen en su morada, de tarope para arriba, ni apartar los granículos de pochi
que cubren su superficie. Cuando esto se ha hecho, pese a las prohibiciones
tradicionales, el líquido empieza a mermar, y no para hasta agotarse. Ello
significa que el jichi se ha marchado.”

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BRASIL

Leyenda de las cataratas de Iguazú

Existen también numerosas leyendas que nos hablan de la historia del


surgimiento de diferentes accidentes geográficos de Brasil. Una de ellas es la
leyenda de las cataratas de Iguazú.

Cuenta la leyenda guaraní que hace muchos años, vivía en el río Iguazú una
gran serpiente llamada Boi .que habitaba en el río Iguazú. Una vez al año, los
indígenas guaraníes debían ofrecer a la serpiente una bella doncella, arrojándola
al río.

A este ritual acudían todas las tribus de la zona y cierto año, el jefe de una de
esas tribus fue Tarobá, este, al conocer a la muchacha a la que se debía
sacrificar, se enamoró de ella. Tarobá intentó convencer a los ancianos de la
tribu para que no sacrificaran a Naipí, como se llamaba la joven, pero no
consiguió su cometido; Naipí sería sacrificada.

Pero Tarobá no se rindió, y la noche antes del sacrificio, raptó a Naipí. Juntos se
subieron a una canoa y navegaron por el río Iguazú. La gran serpiente enterada
de lo sucedido, furiosa, partió con su cuerpo el río dividiéndolo en dos, de tal
modo que Tarobá y Naipí fueron atrapados y creando junto con ellos las
cataratas de Iguazú.

Las aguas que caen de ellas son el cabello de la joven, mientras que Tarobá
terminaría siendo convertido en un árbol justo encima de las cataratas y la caída
de éstas estaba formada por la cabellera de Naipí.

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La gran serpiente los vigila desde el fondo, pero cuando en las cataratas se forma
el arcoiris ambos jóvenes se reencuentran.

MITO DE Victoria-Régia
Victoria regia es una flor acuática que sólo existe en Amazonas. Su belleza la
distingue de las demás plantas típicas de la selva, con otra peculiaridad, la flor
sólo se abre durante las noches. ¿De dónde viene esta flor?

Cuenta la leyenda brasileña, muy conocida en todo el país (sobre todo en el


norte), que existía una india de origen tupi-guarani que se llamaba Naiá. Los
indios consideraban a la luna un dios, masculino. La luna enamoraba a las
jóvenes indias y cada día cuando se escondía se llevaba una consigo para
después convertirla en una estrella del cielo.

Naiá estaba locamente enamorada por la luna, y tal llegó su pasión que comenzó
a obsesionarse con ella. Por las noches subía a lo alto de las montañas para que
la luna se la llevara, sin suerte, y así repetía todos los días. Una noche que
proseguía con su búsqueda de la luna, reparó en ella en un río. Creyendo que
su reflejo en el agua era la propia luna se tiró sin pensárselo a por ella, tal fue su
desilusión al desvanecerse su silueta que no se dio cuenta en que la corriente la
estaba llevando río abajo. La india Naiá murió ahogada.

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La luna cuando se enteró de la historia de Naiá se sintió impactada y quiso
recompensar el sacrificio de la india convirtiéndola en una “estrella del rio”, de tal
forma que la convirtió en flor, sólo pudiendo abrir sus pétalos a la luz de la luna.

Así es como los indios explican el origen de Vitória-Régia, planta típica del
Amazonas cuya flor con agradable perfume sólo se abre al caer la noche.

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PARAGUAY

Mito del Kurupi

Por cierto, el Kurupi es el dueño de las lluvias y los montes; merced a él crecen
vigorosamente los árboles, todas las plantas fructifican y bien germina cuanto se
siembra. Dicen que por donde pasa, las semillas brotan, espléndidas; todo lo que
fue flor se vuelve fruto, todo lo que fue pequeño, si no se yergue se expande,
cubriéndolo todo de verdor. Si es que toca el vientre de una vaca preñada, con
seguridad esta tendrá mellizos o trillizos, y desde que nace, el ternero sale a
retozar por los campos, casi sin pisar la tierra de tan sano.

Dicen que el Kurupi se parece a un indígena: retacón, ojos casi desorbitados,


piel áspera y enteramente cubierto de pelos. Dicen que su verga es enorme, tan
larga que la enrolla en su cintura, tal vez para que no se le traben las pantorrillas
con ella. Dicen que es difícil descubrir sus huellas, puesto que parece que cada
pie tiene dos talones opuestos. Por eso, cuando está en busca de mujeres, no
sabemos si está yendo o viniendo. Y esto es lo que desea: no hay mujer que no
le guste, sea cual sea, doncella, joven, anciana, casada, soltera. Por esta razón
no es conveniente que una mujer salga sola, especialmente en las siestas: si la
descubre el Kurupi Lasdoce, sin falta la enlazará con su largo miembro viril y la
llevará para montarla. Una vez que la poseyó, la deja muerta o demente. Dicen
que la mujer, para salvarse del Kurupi, debe cortarle el miembro con un cuchillo
o subir a la copa de un árbol frutal. Únicamente así se contiene al lujurioso
Kurupi.

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Leyenda de Ñanduti
Esta leyenda paraguaya cuenta los sucesos que vivió Samimbi, una muchacha
muy hermosa e inteligente, de quien estaban enamorados dos fuertes y bravos
guerreros guaraníes.

Uno de ellos respondía al nombre de Yasyñemoñare (cuyo significado en


castellano podría interpretarse como «Hijo de la luna»). Mientras que el otro se
llamaba Ñanduguazú, aunque casi todos le decían Ñandú.

Una noche de luna llena en la que Yasyñemoñare se hallaba rezando al pie de


un árbol, suplicándole el auxilio divino a Tupã, a fin de que éste lo ayudara a
entrar en el corazón de Samimbi, observó que en la copa del arbusto se movía
algo muy hermoso parecido a un encaje de color de plata.

De inmediato, el guerrero comenzó a trepar con la intención de tomarlo y


después obsequiarse lo su amada. En ese instante, paso por el mismo lugar
Ñanduguazú quien al notar que su contrincante, se llevaría ese precioso trofeo
quedó invadido por los celos y le disparó una flecha, haciendo que éste cayera
y muriera como consecuencia del golpe.

Ñandú movió el cuerpo del otro guerrero un poco y comenzó a trepar el árbol
para llevarse el encaje. A pesar de esto, en el momento en el que sus manos
pudieron tocar ese extraño lienzo, se percató de que aquello no era más que una
telaraña.

El desasosiego que le provocó haber acabado con su rival de una manera tan vil
(recordemos que lo asesinó por la espalda) no lo dejaba vivir en paz. Pasaba los
días y las noches hundido en el remordimiento, hasta que finalmente se lo
confesó a su madre.

La mujer al principio se molestó, pero luego le pidió a Ñanduguazú que la


condujera hasta el árbol en donde todo aquello había ocurrido. Cuando arribaron
al sitio, ambos quedaron extrañados, pues vieron azorados que en una de las
ramas colgaba un encaje exactamente igual al descrito por el muchacho

Después la octogenaria y el guerrero regresaron a su casa. No obstante, la


anciana quedó tan maravillada al ver el diseño de esa telaraña, que pensó que,

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quizás obsequiándole un encaje igual a su hijo, éste recuperaría la tranquilidad
perdida.

La señora quien dicho sea de paso era una experta tejedora, se cortó su larga
trenza de cabellos de plata y la hiló delicadamente hasta que la transformó en
una madeja de «estambre».

Luego se puso a tejer copiando los intrincados patrones elaborados por las
arañas hasta que fabricó una tela idéntica a la vista en aquel lugar.

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URUGUAY

Leyenda del Yerba Mate


Una de las más antiguas leyendas uruguayas, cuenta el origen del Mate como
bebida ancestral.

Una mañana Yací que era la luna bajó a la tierra, acompañada por la nube Araí.
Convertidas en muchachas, caminaron por los senderos apartados de la aldea,
entre el laberinto de sauces, lapachos, cedros y palmeras. Y entonces, de
improviso, se presentó un jaguar que se dispuso a atacarlas. Pero una flecha
atravesó como la luz el corazón de la bestia. Yací y Araí no acababan de
entender lo sucedido cuando vieron a un viejo cazador que desde el otro extremo
de la selva las saludaba con un gesto amistoso. El hombre dio media vuelta y se
retiró en silencio.
Aquella noche, mientras dormía en su hamaca bajo la luz de la luna, el viejo
cazador tuvo un sueño revelador. Volvió a ver el yaguareté agazapado y la
fragilidad de las dos jóvenes que había salvado aquella tarde, aunque esta vez
le hablaron:
─Somos Yací y Araí, y queremos recompensarte por lo que has hecho. Mañana
cuando despiertes encontrarás en la puerta de tu casa una planta nueva. Su
nombre es Caá, y tiene la propiedad de acercar los corazones de los hombres.
Para ello, debes tostar y moler sus hojas. Prepara una infusión y compártela con
tu gente: es el premio por la amistad que demostraste esta tarde a dos
desconocidas.
En efecto, a la mañana siguiente el hombre halló la planta y siguió las
instrucciones que en sueños se le habían dado. Colocó la infusión en una
calabaza hueca y con una caña fina probó la bebida. Y la compartió. Aquel día
los hombres, entre mate y mate, conocieron las horas compartidas y nunca más
quisieron volver a estar solos.

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Mito de los Últimos Charrúas: La Honorable Tribu Guerrera de Uruguay
Se dice que Uruguay es el único país latinoamericano sin población indígena.
Sin embargo, una temible tribu de guerreros habitó el país durante miles de años.
Considerada como la última o quizás la única cultura indígena auténticamente
uruguaya, los Charrúas habitaban Uruguay y algunas regiones vecinas de
Argentina y Brasil desde hace unos 4000 años. El genocidio de los Charrúas
comenzó en 1833 de mano del primer presidente de Uruguay, que envió a cuatro
de ellos cautivos a Francia como si fueran una atracción de feria. Recientemente
ha resurgido el debate sobre la posible existencia de descendientes de pura
sangre de esta tribu indígena que se creía extinta a día de hoy.
Los Orígenes de la Cultura Charrúa
Aún no se han descubierto documentos relacionados con los Charrúas de
Uruguay anteriores a la llegada de los españoles. De este modo, la historia y los
orígenes de la cultura Charrúa antes de la época colonial siguen siendo inciertos.
Sin embargo, pruebas arqueológicas demuestran que la cultura Charrúa ya
estaba presente en Uruguay hace unos 4000 años, cuando quizás fueron
empujados hacia el sur por la tribu Guaraní.
Los Charrúas eran cazadores-recolectores seminómadas que habitaron todo
Uruguay así como el nordeste de Argentina y el sur de Brasil. Se sabe que eran
expertos en el uso del arco y la flecha, y cuando llegaron los caballos, se
amoldaron perfectamente a la caza de reses salvajes.
Los historiadores afirman que la cultura Charrúa surgió del mestizaje entre
grupos de caingangs y patagones. Se cree que su lengua está relacionada con
la familia mataco-guaicurú. Los orígenes del nombre 'Charrúa' son muy
discutidos puesto que algunos historiadores sugieren raíces indígenas mientras
que otros defienden el origen gallego del término.

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VENEZUELA

Leyenda del silbón


El silbón es una de las leyendas más populares del folklore venezolano,
ambientada en los llanos. Ha sido tema de numerosas creaciones musicales muy
difundidas en el país. Se origina con la historia de un joven toñeco (malcriado)
que insistía a su padre para que cazara a un venado, ya que quería comer sus
vísceras.

Así, un día el padre salió de cacería, pero al tardar demasiado, el joven salió en
su búsqueda. Al encontrarlo, y darse cuenta que no había cazado nada, lo mató
y lo destripó, llevando sus vísceras a la casa.

Entregó las tripas a su madre y ésta las puso a cocer. Al pasar las horas y notar
que no se ablandaban, empezó a sospechar. Al interrogar a su hijo, éste confesó
el asesinato. La madre lo maldijo, su hermano lo mandó a azotar y le arrojó
picante en las heridas.

Se dice que recordar y narrar su sufrimiento libra al oyente de su aparición. Este


espíritu errante se aparece en las noches oscuras de mayo a los caminantes que
van de fiesta en el llano con ropas rasgadas y silbando unas notas musicales las
cuales.

Al aparecerse, golpea a sus víctimas y las aterroriza, a veces hasta la muerte.


Una de las versiones más populares es la de Juan Hilario, la cual puede contarse
como una leyenda más del folklore.

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Mito la bola de fuego

Es una de las creencias más populares del llano y podría decirse que no existe
un llanero que no haya escuchado hablar de ella. Algunos habitantes y
caminantes que se han tropezado con la bola de fuego tantas veces que ya no
le tienen miedo. La bola de fuego es una luz que se desplaza a lo largo de la
sabana, dando vueltas como si fuera una rueda. Cuando se ve cerca, fácilmente
pueden distinguirse los ojos, la boca y otras partes del cuerpo como si fuera un
esqueleto humano.

Dicen que cuando aparece es necesario decirle groserías para que se aleje, de
lo contrato se viene encima y quema. Diversas versiones se tejen sobre el origen
de la bola de fuego. Unos dicen que se trata de un obispo que por haber pecado
anda en pena, otros que fueron dos madres que se pelearon y se lanzaron
maldiciones, o el espíritu de una mujer que fue mala hija, o simplemente se trata
de espíritus errantes que deambulan en el llano.

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