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Elecciones 2019: la Argentina que viene

junio 25, 2019 Luis Lafferriere http://contrahegemoniaweb.com.ar/elecciones-2019-la-argentina-que-


viene/

Apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular

Por Luis Lafferriere (*)

Especial para ANÁLISIS

La sociedad argentina ha ingresado a una nueva etapa de campaña electoral, para decidir quién será su
presidente desde diciembre de 2019. Si bien no se percibe ninguna euforia en la mayoría de los
compatriotas, pareciera existir sí una gran expectativa para que el cambio de presidente se realice lo más
rápido posible, y que dicho cambio modifique el rumbo destructivo y suicida que lleva adelante la
actual gestión.

Decantado el panorama de las alianzas y de las principales ‘ofertas’ políticas en marcha a las PASO, se
observa un pelotón reducido de posibles opciones ganadoras, que garantizarían la continuidad esencial
del modelo económico vigente; y otro pelotón muy alejado de la intención del voto mayoritario, algunos
con propuestas que implican discursos de cambios de fondo y críticas radicales al proyecto dominante
(pero con casi nulas perspectivas de triunfo electoral).

En uno de los territorios más ricos y privilegiados del planeta, con una población relativamente reducida
de menos de 45 millones de personas, frente a los más de 7 mil 600 millones de seres humanos que
vivimos en la Tierra, nuestro único hogar, en el marco del capitalismo dependiente de la Argentina se
desplegó un nuevo modelo económico social a lo largo del siglo XXI. Este modelo tiene como
características más destacadas una estructura neocolonial, extractivista y depredadora de los bienes
comunes, concentrada y extranjerizada, que excluye de las posibilidades de una vida digna a una parte
importante de sus habitantes, condenados a sobrevivir de manera miserable y sin perspectivas futuras de
mejora.

Lejos estamos de la Argentina de otros tiempos, de la industrialización por sustitución de importaciones,


de la movilidad social ascendente y generalizada, de la clase media más extendida de la región, con
índices de pobreza y desempleo en cifras ínfimas, con un sistema educativo ejemplar que distinguió
favorablemente a nuestra sociedad de la mayoría de las naciones del continente, con un avanzado
sistema científico tecnológico, que llegó hasta los años ’70 del siglo pasado.

Luego de un prolongado período de deterioro, hoy tenemos cerca del 40% de la población viviendo por
debajo de la línea de pobreza, con más de la mitad de los menores en esa lamentable situación, con
millones de desocupados y muchos millones más de trabajadores precarios y con escasos derechos, con
millones de jóvenes que no perciben ningún futuro en sus vidas, con la gran mayoría de los jubilados
recibiendo haberes que no cubren ni un tercio de la canasta básica de la tercera edad, con miles de
mipymes que han cerrado en los últimos años (y siguen cerrando), con un proceso que está destruyendo
el ya dañado tejido industrial que supimos tener.

Y frente a ese cuadro dantesco, un reducido número de grandes corporaciones, un puñado de parásitos
que acumulan riquezas y las fugan al exterior, beneficiados por políticas que transfieren renta de manera
obscena desde los sectores mayoritarios hacia los privilegiados del modelo, especuladores que sin
trabajar y muchas veces ni siquiera poniendo dinero propio reciben inmensas fortunas, a costa del
esfuerzo de los trabajadores y del saqueo del patrimonio de los argentinos.

Qué puede pasar con un eventual nuevo gobierno

Existen dos fuerzas políticas que, según todas las encuestas, pueden llegar al triunfo en las próximas
elecciones. Por un lado, aunque con un desgaste fenomenal por los desastrosos resultados de estos tres
años y medio de gobierno, la fórmula del actual Presidente acompañado por un Vice que fue la cabeza
parlamentaria de la oposición peronista en el senado. Por otro lado, con claras señales de posible triunfo
en la primera vuelta, la fórmula opositora de Fernández-Fernández, con una gestión anterior que puede
mostrar una situación más favorable para el conjunto de la sociedad en contraste con la gestión
macrista, que sólo generó más dolor y sacrificio para la gran mayoría de los argentinos.

La alternativa de continuidad del mismo presidente anticipa una profundización de la orientación de las
políticas aplicadas desde diciembre de 2015. Así lo ha ratificado el propio Macri ante los medios, al
afirmar que si gana haría lo mismo pero más rápido. Sin ofrecer mayores aclaraciones ni disculpas por
tanto daño, sin demostrar una mínima cuota de humanismo, avanzaría con menos restricciones con sus
planes perversos.

Eso quiere decir, más ajuste hacia los que menos tienen, más entrega y depredación, más transferencia
de riquezas a las grandes corporaciones, a los grupos concentrados, al capital especulativo, a la peste
financiera. En paralelo, y como contrapartida, eso implica daños mayores a la castigada clase media,
menos salarios a los trabajadores y reforma laboral que les quitará derechos históricos, despidos
masivos en el sector público y privado, más cierres de PYMES, ajuste previsional que incluye
achicamiento de los haberes y prolongación de la edad jubilatoria, cambios tributarios que harán más
regresivo el sistema, de manera de garantizar superganancias para muy pocos, que terminarán
finalmente en el exterior.

La otra alternativa, la opositora fórmula de Fernández-Fernández, con grandes posibilidades de triunfar,


anticipa cambio de matices que difícilmente lleguen a generar mejoras evidentes y sostenidas para la
golpeada mayoría de los argentinos. Una herencia de recesión, inflación, pobreza y endeudamiento, será
el justificativo ideal para tratar de explicar por qué con las medidas que se adopten, ni siquiera se podrá
recuperar el terreno perdido durante esta gestión. Los principales referentes de esa oposición se han
ocupado de aclarar que no tocarán los intereses de los más poderosos, beneficiados durantes las últimas
décadas por el modelo económico social y por las diversas políticas aplicadas.

Así, sostienen la continuidad del modelo neocolonial extractivista (y de sus sectores claves como los
agronegocios, la megaminería, el fracking); el respeto de las obligaciones con los acreedores de toda
laya y de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (que implica aceptar sus ‘sugerencias’ en
reformas jubilatorias, laborales y tributarias); y la necesidad de priorizar primero las inversiones para
alcanzar el crecimiento (‘congelando’ la actual distribución del ingreso), esperando que luego vendría la
necesaria recuperación de los ingresos de los eternos perdedores.

Se puede expresar de manera resumida la disyuntiva que enfrenta la sociedad argentina y sus sectores
mayoritarios ante la nueva elección presidencial: o se elige más y peor de lo mismo (con una mentalidad
suicida o de masoquismo extremo), y corremos el riesgo de una destrucción inédita de la sociedad y de
toda la Nación; o se elige lo menos peor de las dos alternativas, con la posibilidad de frenar la brutal
caída al abismo si la resistencia al proyecto dominante se mantiene a pesar de los seguros intentos de
‘continuidad flexibilizada’ del modelo neocolonial vigente.

En última instancia, el camino del cambio social profundo no llegará ‘desde arriba’, de la mano de los
eternos defensores de la estabilidad del sistema. La solución a los graves problemas actuales sólo será
factible en la medida que se tome plena conciencia de que sólo veremos un nuevo mundo si nos
involucramos de manera activa y amplia, para modificar el rumbo suicida que hoy llevamos. En la
medida que entendamos que la democracia actual se ha entregado y adaptado a los intereses de los más
poderosos, donde los políticos del sistema partidocrático operan sólo como capataces de quienes
deciden el rumbo del país, traicionando el sentido de la representatividad popular y de los intereses de
quienes los votan.

Por eso, ganen quien gane, la lucha continúa. Por nosotros, por los millones y millones de excluidos, y
por las futuras generaciones a quienes les debemos las mismas posibilidades que nos legaron a nosotros
las generaciones anteriores. Porque seguir con el actual modelo no es alternativa. Porque otro mundo es
necesario y posible.

(*) Luis Lafferriere – Docente universitario de economía – Director del programa de extensión “Por
una nueva economía, humana y :sustentable” (Cs. Educación – UNER).

Fuente: http://analisisdigital.com.ar/opinion/2019/06/21/elecciones-2019-la-argentina-que-viene

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