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Hansel y Gretel o La Casita de Dulce

Autora de esta adaptación: Isabel Tapiador

(La escena está flanqueada por unos árboles, estamos en el bosque. Entra Hansel
corriendo)

HANSEL.-

-¡Corre, Gretel, a ver si me alcanzas!

GRETEL.-

(En off)

-¡Espera, no corras tanto!

(En el centro de la escena, Hansel tropieza y se cae, entra Gretel)

GRETEL.-

-¡Ya te veo!

(Viene tan lanzada, que tropieza con él, se levanta y da saltitos de contenta)

GRETEL.-

-¡Te alcance, te alcancé!

HANSEL.-

-¡Ay, qué coscorrón!

-¡Vamos a jugar al escondite, tú te la ligas, tienes que contar hasta diez!

(Sale pitando a esconderse)

GRETEL.-

-¡Jo, siempre me la ligo yo!

(Mira a su alrededor. En voz alta, a su hermano Hansel:)

-¡Nos estamos alejando mucho, nos vamos a perder!

HANSEL.-
(Off)

-¡Cobardica!

GRETEL.-

-¡Ahora verás!

(Se tapa la cara con las manos y cuenta)

Uno, dos, tres,… y diez. -¡Hansel!

HANSEL.-

(Off)

-¡Gretel!

(Gretel sale por la izquierda, se asoma por la derecha)

GRETEL.-

-¡Hansel!

(Sale)

HANSEL.-

(Se asoma por la izquierda)

-¡Gretel!

(Sale)

(Vuelven a asomarse y a llamarse, cada uno por el lado contrario al de la vez


anterior)

(Se hace de noche, una luna surca el cielo, los árboles desaparecen y otros,
tenebrosos y misteriosos, ocupan su lugar.

Por cada lado de la escena entra uno de los niños, asustados, caminan
sigilosamente hacia atrás, se chocan en el centro)

HANSEL/GRETEL.-

-¡Aaay!

GRETEL.-
-¡Qué susto!

HANSEL.-

-¡Y tú!

GRETEL.-

-¿Dónde estamos?

HANSEL.-

No lo sé.

(Breve pausa, se miran, se ponen de espaldas uno contra otro y giran despacio
para poder vigilar a su alrededor, se oyen sonidos del bosque)

GRETEL.-

Hace frío.

HASEL.-

Y hambre.

GRETEL.-

Aquí no nos podemos quedar.

HANSEL.-

Dame la manita.

GRETEL.-

Toma la manita.

(Salen de escena caminando sigilosamente, mirando a todos lados)

(Vuelven a entrar, van recorriendo la escena)

GRETEL.-

-¡Qué sueño tengo!

HANSEL.-

Cada vez nos perdemos más.


(Se oye un ulular, los hermanos se abrazan)

GRETEL.-

-¿Qué es eso?

HANSEL.-

-¡No sé!

(De repente, un búho enorme pasa aleteando, en vuelo rasante, sobre sus
cabezas, les mira y se va)

HANSEL/GRETEL.-

-¡Aaaay!

GRETEL.-

-¡Qué susto!

HANSEL.-

-¡Bah, sólo era un búho!

GRETEL.-

-¡Pero tú también te has asustado!

HANSEL.-

-¡Bah!

GRETEL.-

-¡Bah!

HANSEL.-

-¡Mira, allí veo una luz, seguro que es una casa!

GRETEL.-

-¡Qué bien, vamos para allá!

(Mientras salen de escena)

HANSEL.-
-¿Nos darán de cenar?

GRETEL.-

-¡Me comería un bizcocho entero!

HANSEL.-

-¡Y yo ciento quince galletas!

(Desaparecen los árboles, llegamos a un claro del bosque donde está la casa de
la bruja. Es toda de dulce, chocolate, galleta, turrón, nata, azúcar…

Llegan Hansel y Gretel)

HANSEL.-

-¡Aquí está!

(Se quedan paralizados mirando la casita)

GRETEL.-

-¡Chocolate!

HANSEL.-

-¡Galleta!

GRETEL.-

-¡Mazapán!

HANSEL.-

-¡Bizcocho!
HANSEL/GRETEL.-

-¡Uoh, uoh, uoooohh!

(Se lanzan a chupetear y comer trozos de la casita. Por una ventana asoma la
bruja, los niños no la ven)

BRUJA.-

-¡Ji, ji, ji, ji, ji!

(Desaparece de la ventana, entra en escena)

BRUJA.-

-¡Hola, pequeñuelos!

HANSEL/GRETEL.-

-¡Qué susto!

BRUJA.-

-¿Qué hacéis comiéndoos mi casita? -¿Mmm?

GRETEL.-

Perdone, señora.

HANSEL.-

Es que nos hemos perdido en el bosque y tenemos mucha, mucha hambre.

BRUJA.-

Bueno pequeñuelos, entrad, entrad. Estaréis calentitos y comeremos, digo


comeréis tranquilitos.

(Los niños no se fían mucho, esta señora es muy rara)

BRUJA.-

-¡Adentro he dicho!

GRETEL.-

Sí, señora.

HANSEL.-
No se enfade.

(Entran los tres en la casita, ésta desaparece de escena y aparecen elementos del
interior, tenemos una gran jaula, un enorme horno de ladrillo, al lado un todavía
más enorme montón de leña y diversos muebles y enseres)

(Los niños entran a empujones de la Bruja)

BRUJA.-

-¡Vamos, pasad, pasad, pasad. Se me está helando la nariz! -¿A que os gusta mi
casita?

(Silencio)

BRUJA.-

-¡A que sí!

HANSEL/GRETEL.-

-¡Sí señora, sí señora!

HANSEL.-

-¡Qué jaula tan grande!

BRUJA.-

(Se acerca a la jaula y abre la puerta)

No te asustes, es una jaula mágica, desde dentro se ve todo más bonito.

HANSEL.-

-¿Ah siii?

BRUJA.-

Se ve de colores, primero verde, luego rojo, luego azul…

HANSEL.-

-¿A ver?

GRETEL.-

-¡Hansel!
(Hansel asoma la cabeza)

BRUJA.-

-¡Entra, entra y verás!

(Le da un empujón, Hansel cae dentro de la jaula y la Bruja cierra la puerta con
llave)

BRUJA.-

-¡Será bobo!

GRETEL.-

-¡Hansel!

HANSEL.-

-¡Mala, mala!

BRUJA.-

-¡Come y calla!

(Le va echando por entre los barrotes trozos de pan y mazapán)

-¡Pan y mazapán, pan y mazapán para que puedas engordar, engordar, engordar!

Y cuando estés bien gordito…-¡Te comerééé! -¡Jiiii, ji, ji, ji, ji!

GRETEL.-

-¡Hansel!

BRUJA.-

-¡Y tú, pesada, a barrer!

(Una escoba aparece y llega hasta las manos de Gretel, que no sabe qué hacer)

BRUJA.-

-¡Un, dos, un, dos!

(Gretel comienza a barrer)

BRUJA.-
-¡Eso es, a barrer, fregar, cocinar y todo lo demás! Yo me voy a echar un ratito.

(Bosteza, sale)

(Gretel suelta la escoba y va hacia la jaula)

GRETEL.-

-¿Qué vamos a hacer?

BRUJA.-

(Asoma la cabeza)

-¡Os estoy vigilando, tú, a barrer y tú, a comer!

(Los niños obedecen, desaparece la bruja)

(Los personajes paran sus movimientos, queda la imagen “congelada”•. Aparece


un gran cartel en medio de la escena en el que podemos leer “Una semana
después”, desaparece hacia abajo)

(Gretel está sentada al lado de la jaula de Hansel)

GRETEL.-

Tenemos que escapar.

HANSEL.-

-¡Tengo una idea! Hay muchísima leña, si la echamos toda a la vez en el horno,
saldrán unas llamas tan grandes que…

GRETEL.-

Que la casita, como es de dulce, se derretirá.

HANSEL.-

-¡Eso es! -¡Y la bruja, sin su casa, perderá su poder!

GRETEL.-

-¡Bieeen, bieeeen!

BRUJA.-

(Entra)
-¿Qué son estas voces? -¡Me habéis despertado! Tú, holgazana, -¿quieres que te
ponga la escoba de peineta?

(Gretel se pone a barrer. La bruja abre la jaula)

A ver tú, sal de ahí que te vea bien.

(Hansel sale de la jaula, la bruja le toquetea aquí y allá, como cacheándole)

Bah, este niño no engorda. -¡No espero más, hoy mismo le asaré en el horno! -
¡Venga a la jaula, a la jaula!

(La Bruja bosteza)

-¡Qué sueño tengo!

(Hansel entra en la jaula, la bruja cierra de un portazo, pero con el sueño, se


despista y no echa la llave)

Tú niña, ve encendiendo el horno, cuando esté calentito avísame. Me voy a echar


un ratito, -¡qué sueño!

(Sale)

(Los hermanos hablan bajito)

GRETEL.-

-¡No ha echado la llave!

(Hansel empuja la puerta y ésta se abre, se abrazan en silencio)

HANSEL.-

Vamos a encender el horno.

(Ponen un poco de leña en el horno, “prenden un fósforo”• y lo echan dentro. Los


hermanos esperan abrazados, enseguida unas llamas se ven dentro del horno)

HANSEL/GRETEL.-

(Bajito)

-¡Bieeeen!

(Empiezan a echar más y más leña, las llamas, cada vez más grandes, salen por
la puerta del horno, hasta que prenden fuera y la casa comienza a arder por
dentro)
HANSEL.-

-¡Lo hemos conseguido!

GRETEL.-

-¡Vámonos, deprisa!

(Salen de escena, seguimos viendo llamas que se multiplican aquí y allá, cada vez
más grandes, todos los elementos empiezan a desaparecer hacia abajo,
cambiamos al exterior de la casa. Vemos como ésta se “derrite”• entre las llamas,
Hansel y Gretel aparecen en escena desde el interior de la casa)

GRETEL.-

-¡Mira, Hansel, se está derritiendo enterita!

HANSEL.-

-¡Huele a chocolate caliente!

(La casa desaparece entre la llamas, de las que surge la bruja, volando en su
escoba)

BRUJA.-

-¡Niños, qué habéis hecho, sin mi casa he perdido todo mi poder!

HANSEL.-

-¡Te hemos ganado, bruja mala!

BRUJA.-

-¡De eso nada, volveré!

HANSEL.-

-¡No te atreverás y si te atreves..!

GRETEL.-

-¡…Te volveremos a ganar!

BRUJA.-

-¡Ay! Se me está quemando la escoba. -¡Socorroooo!

(Se va volando)
HANSEL/GRETEL.-

-¡Bieeeen, lo hemos conseguido!

GRETEL.-

-¡Vámonos a casa!

HANSEL.-

-¡Dame la manita!

GRETEL.-

-¡Toma la manita!

(Al público)

HANSEL.-

No tengáis miedo de la bruja.

GRETEL.-

Juntos la podéis vencer.

HANSEL.-

Si sois valientes.

GRETEL.-

Sabréis lo que hacer.

HANSEL/GRETEL.-

-¡Adiós a todos, hasta la próxima!

(Salen de escena de la mano, repitiendo “no tengáis miedo de la bruja…”)

FIN
Fruta fresca

Autor: José Luis García

(Se abren las cortinas. Estamos en un restaurante. Sólo una de sus mesas está
ocupada por un cliente: es Leopoldo, que acaba de terminar de comer).

(Desde una puerta del fondo entra el Camarero y se acerca hasta Leopoldo).

CAMARERO.-

-¿Ha comido bien el señor?

LEO.-

En el restaurante de enfrente he comido mejor.

CAMARERO.-

No sabe cuánto le envidio. -¿Quiere algo de postre?

LEO.-

Una manzana fresca, no como el besugo de antes.

CAMARERO.-

No se preocupe, señor, le traeré una manzana y no un besugo.

(Sale).

LEO.-

Ahora entiendo porqué el otro restaurante está siempre lleno y éste vacío.

(Entra el Camarero. Trae un plato con una manzana, un cuchillo y un tenedor; lo


deja todo en la mesa de Leopoldo).

CAMARERO.-

La manzana más fresca del universo.

(Sale).

LEO.-

(Mientras coge el cuchillo y el tenedor).


Ya veremos si es fresca.

(Intenta clavar el tenedor en la manzana, pero ésta abre una boca inmensa -para
ser una manzana-, grita y sale corriendo del lugar con sus minúsculas piernas, que
apenas soportan su manzanal cuerpo).

(Entra el Camarero y ve a Leopoldo inmóvil, con el tenedor y el cuchillo aferrados


a sus manos).

CAMARERO.-

-¿Ha llamado el señor?

LEO.-

La manzana ha salido corriendo.

CAMARERO.-

-¿Perdón, señor?

LEO.-

Cuando iba a comérmela, la manzana ha gritado y se ha marchado.

CAMARERO.-

Ya le dije que era muy fresca. -¿Le traigo un café?

LEO.-

Quiero mi postre.

CAMARERO.-

Usted ha dicho que se ha ido.

LEO.-

-¡Quiero una pera!

CAMARERO.-

No hay problema. Traeré una pera, si eso es lo que usted espera.

(Sale).

(Leo se levanta de su silla y con mucho sigilo se acerca al lugar por el que marchó
la manzana).
(Entra el Camarero, con un plato con una pera).

CAMARERO.-

-¿No estará usted pensando en marcharse sin pagar?

LEO.-

-¿Qué dice?, soy un hombre honesto.

CAMARERO.-

Eso dijo el Presidente, antes de engañar a todo el país.

(Deja el plato con la pera en la mesa).

CAMARERO.-

Aquí le dejo la pera, que le espera.

(Leo se acerca a su mesa y se sienta en su silla. El Camarero sale. Como


ocurriera antes con la manzana, la pera abre una boca gloriosa, grita y sale a todo
correr al verse amenazada por el tenedor y el cuchillo de Leo).
El cerdito glotón

(Un espacio vacío. Entra Juancho, que trae un recipiente de comida para
animales, y lo deja en el suelo).

JUANCHO.-

-¡Fifí!, -¿dónde estás? Aquí tienes tu comida.

(Sale y deja el recipiente a la vista).

(Entra Fifí, un gato, que se acerca hasta la comida y pronto se pone a comer, con
parsimonia).

GLOTÓN.-

(En off).

Miau, miau.

FIFÍ.-

Vaya, un colega.

(Entra Glotón, un cerdito).

GLOTÓN.-

Miau, miau.

FIFÍ.-

Eres raro para ser un gato.

GLOTÓN.-

Eso es porque hace tiempo que no como nada. Y tengo mucha hambre… Miau.

FIFÍ.-

Si comparto mi comida contigo, los dos nos quedaremos con hambre.

GLOTÓN.-

Hace días que no como. Miau.

FIFÍ.-
De acuerdo. Dicen que hay que ser generosos.

(Glotón se acerca hasta la comida y pronto, entre los dos, acaban con el manjar).

GLOTÓN.-

-¡Qué pronto se ha acabado! Gracias, amigo gato. No te olvidaré. Miau.

(Sale).

FIFÍ.-

Yo tampoco te olvidaré. -¡Menudo tragón!

(Sale también).

(Entra Juancho con otro recipiente de comida para animales. Lo deja en el suelo y
recoge el que está vacío).

JUANCHO.-

-¡Tobi!, aquí tienes tu comida.

(Sale con el plato vacío de Fifí).

(Entra Tobi, un perro, que se acerca rápido hasta el plato).

TOBI.-

(Desde que entra).

Comida, comida; -¡oh! Comida, comida; -¡oh!

GLOTÓN.-

(En off).

Guau, guau.

TOBI.-

Vaya, un compadre.

GLOTÓN.-

(Que entra).

Guau, guau.
TOBI.-

(Que deja de comer).

-¿Qué clase de perro eres?

GLOTÓN.-

Soy un perro de lodos.

TOBI.-

Conocí a un perro de aguas.

GLOTÓN.-

Yo soy un perro de lodos. Te extrañas de mi aspecto por el hambre que paso.


Guau.

TOBI.-

-¡Hambre! Eso es malo, compadre. Malo, malo, malo.

GLOTÓN.-

Si compartieras tu comida con un compadre… Guau.

TOBI.-

-¿Compartir, compartir? De acuerdo, compadre. No es bueno pasar hambre.

(Glotón ser acerca hasta la comida y en un visto y no visto, entre los dos, dejan
vacío el plato).

GLOTÓN.-

Ya está vacío.

TOBI.-

Ya te digo… Eres más rápido que mi amigo Bobi.

GLOTÓN.-

Saludos, amigo perro. Debo seguir mi camino. Guau.

(Sale).

TOBI.-
No le dije nada, pobre; pero es el perro más feo que jamás conocí.

LISTO.-

(En off).

Adiós, cerdo.

(Entra Listo, un conejo).

TOBI.-

-¿Por qué has llamado cerdo a mi compadre?

LISTO.-

Porque es un cerdo.

TOBI.-

No es muy cochino para ser perro.

LISTO.-

No es un perro, es un cerdo.

TOBI.-

Pero si me saludó, y me dijo: -¡guau!

LISTO.-

Yo también puedo decir guau, y sigo siendo un conejo.

TOBI.-

Pues ese cerdo me ha engañado y se ha comido la mitad de mi comida.

FIFÍ.-
(Que entra).

-¿De quién habláis?

LISTO.-

(Que ríe).

No te lo vas a creer, pero a éste lo han engañado y se han zampado la mitad de


su comida.

TOBI.-

Con esa nariz chata, me pareció raro para ser perro.

FIFÍ.-

-¿Nariz chata?

(Ríe).

No era un perro, era un gato.

LISTO.-

(Que ríe de buena gana).

-¿No me digas que también se ha comido la mitad de tu comida?

(Ríe).

FIFÍ.-

Me dijo que era un poco raro por el hambre que pasaba.

TOBI.-

Soy un perro tonto.

FIFÍ.-

Y yo un tonto gato.

LISTO.-

No os preocupéis. Menos los dientes de mi primo Piños, todo tiene solución. Venid
conmigo.

TOBI.-
-¿Tienes un plan?

FIFÍ.-

-¡Me encantan los planes!

(Salen los tres).

(Entra Juancho, con otro plato de comida, que deja en el suelo, y recoge el plato
vacío).

JUANCHO.-

-¡Glotón!, -¡tu comida!

(Sale).

GLOTÓN.-

(Que entra).

-¡Comida, comilona!

(Se acerca hasta el plato y da vueltas alrededor de él).

-¡Comida, comilona!

TOBI y FIFÍ.-

(En off).

-¡Oink, oink!

GLOTÓN.-

-¿Eh?

TOBI y FIFÍ.-

(Que entran y se abalanzan sobre el plato de comida).

Oink, oink.

GLOTÓN.-

Vosotros no sois cerdos.

FIFÍ.-
-¿Por qué no? Si tu puedes gato.

TOBI.-

Y también perro.

FIFÍ.-

Bien podemos ser nosotros unos cerditos.

(Y antes de que Glotón pueda reaccionar, entre perro y gato hacen desaparecer
toda la comida).

FIFÍ.-

Adiós, colega… Oink.

TOBI.-

Hasta pronto, compadre… Oink.

(Salen ambos y entra Listo).

GLOTÓN.-

Esto es injusto. Yo comí la mitad del plato de cada uno. Y ellos han dejado el mío
vacío.

LISTO.-

Tú has comido dos mitades, que hacen un plato entero. Y ellos también han
comido dos medios platos. Así que estáis en paz.

GLOTÓN.-

Los conejos sois unos liantes.

(Sale).

LISTO.-

Ya lo decía mi abuelo.

TOBI.-

(Que entra).

-¿Y que decía, qué decía?


LISTO.-

Que quien se cree más listo que los demás, se engaña primero a sí mismo.

TOBI.-

Vaya. Mi abuelo sólo decía: guau.

LISTO.-

-¿Nos vamos a jugar?

TOBI.-

-¡Claro!, un buen perro siempre quiere jugar.

LISTO.-

Vamos allá.

TOBI.-

-¡Guau!

LISTO.-

Bien dicho. -¡Guau!

(Salen ambos).

FIN
La memoria de la zanahoria

Autor: José Luis García

(Estamos en el salón de una casa de postín. Entre los muebles destaca un


escritorio, de esos que se cierran con tapa. Y sobre él, un florero con flores).

(Entra Dalagón, el dueño de la casa. Va bien vestido y se adorna con bigote y


perilla).

DALAGÓN.-

(Que se acerca al escritorio y manosea las flores).

Por las narices de mil pregoneros errantes. -¿Dónde está el kilo de turrón de
Alicante? Lo dejé aquí para llevárselo a la dama de mis sueños.

(Entra Pancorbo, uno de sus criados).

PANCORBO.-

Amo. Si tiene sueño, lo mejor es que duerma.

DALAGÓN.-

-¿Qué dices, palurdo?

PANCORBO.-

Se confunde señor, no soy Palurdo sino Pancorbo.

DALAGÓN.-

-¿Osas contradecirme?

PANCORBO.-

-¿Osas contradecirme? No las conozco señor. Tal vez si me habla de osas


pardas, osas polares…

DALAGÓN.-

Ha desaparecido mi kilo de turrones.

PANCORBO.-

Tal vez haya sido alguna de las osas. Es sabido que gustan del dulce.
DALAGÓN.-

-¡Mendrugo, recibirás tu merecido!

PANCORBO.-

Muy generoso mi señor, mendrugo para mí, y turrón para las osas.

DALAGÓN.-

Has sido tú.

PANCORBO.-

-¿Yo?

DALAGÓN.-

Te has comido mi turrón.

PANCORBO.-

-¿No habíamos quedado que fueron las osas?

(Dalagón se agacha y coge una estaca del suelo).

DALAGÓN.-

Tendrás tu merecido.

PANCORBO.-

Deje el señor la estaca, que prefiero el mendrugo de antes.

(Dalagón persigue a Pancorbo por toda la estancia, estaca en mano. Da


mandobles a diestro y siniestro, pero sin acertar a su sirviente, que corre como un
gamo).

PANCORBO.-

(Cuando se ve acorralado entre la estaca y la pared).

-¡Fue Periquillo!

DALAGÓN.-

-¿Periquillo?

PANCORBO.-
Periquillo.

DALAGÓN.-

(Que llama).

-¡Periquillo!

(Entra Periquillo casi de inmediato).

PERIQUILLO.-

-¿Llamaba el señor o sólo se expresaba?

DALAGÓN.-

Te has comido mi kilo de turrón.

PERIQUILLO.-

-¿Perdón?, -¿qué turrón?

PANCORBO.-

Si no has sido tú, han sido las osas.

DALAGÓN.-

-¡Confiesa!

PERIQUILLO.-

Me confesaría, mi señor, pero a esta hora el cura duerme su siesta.

(Dalagón se abalanza con su estaca sobre Periquillo, pero éste huye hacia
Pancorbo y ambos se alejan cuanto pueden de la estaca, que recorre sin
descanso toda la estancia, arriba y abajo, sin dar con los dos criados).
PERIQUILLO.-

(Cuando está acorralado por el amo, junto al infeliz Pancorbo).

-¡Ha sido Guillermillo!

DALAGÓN.-

(Que llama).

-¡Guillermillo!

PANCORBO.-

-¡Más alto, señor!, que Guillermillo es sordo como un monaguillo.

DALAGÓN.-

-¡Guillermillo!

(Entra Guillermillo).

DALAGÓN.-

Mi turrón…

GUILERMILLO.-

Y usted, mi bocata de panceta…

DALAGÓN.-

-¡Ahhh!

(Dalagón se abalanza con su estaca sobre Guillermillo, que se aleja. Y así, los tres
criados esquivan los estacazos de Dalagón).

GUILLERMILLO.-

(Cuando está acorralado, junto a Pancorbo y Periquillo).

-¡El escritorio!

DALAGÓN.-

(Que llama. Fuera de sí).

-¡Escritorio!
PANCORBO.-

Más alto, señor; que es como un tronco.

DALAGÓN.-

-¡Escritorio!

GUILLERMILLO.-

-¿Y no sería más fácil que vaya usted y lo abra?, porque si hemos de esperar aquí
a que el escritorio de sus primeros pasos…

DALAGÓN.-

Me confundes.

GUILLERMILLO.-

Digo, que el señor guardó su turrón alicantino dentro del escritorio.

DALAGÓN.-

Pensé que lo había dejado encima.

GUILLERMILLO.-

Lo guardó dentro, y no encima.

(Dalagón se acerca al escritorio, lo abre y dentro vemos el famoso turrón de


Alicante).

DALAGÓN.-

-¡Mi turrón!

(Deja caer la estaca).

PANCORBO.-

(Mientras coge la estaca del suelo).

Es hora, señor, que pague usted lo que es justo.

DALAGÓN.-

-¿No iréis a utilizar la violencia?

PERIQUILLO.-
-¡A por él!

(Los tres sirvientes persiguen a Dalagón por la estancia, mientras el amo corre
como el mejor de entre ellos y los otros no le dan alcance. Salen los cuatro,
perseguido y perseguidores).

(Entra Gasconcillo, otro criado).

GASCONCILLO.-

Y así termina esta farsa. Pues ya lo dice el refrán: Si el que acusa no tiene
memoria, es como hablar con una zanahoria.

(Vase).

FIN

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