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Examen de Filosofia de Lenguaje II
Examen de Filosofia de Lenguaje II
El segundo Wittgenstein, plantea una nueva teoría de significación, que tiene una
visión instrumental o utilitaria. Es decir, “el lenguaje es como una caja de
herramientas” y mantiene aspectos comunes aunque está en desacuerdo con su
primer planteamiento en el “Tractatus.” Que sostenía que existe un solo lenguaje
que es el de la ciencia. Dicho de otra manera, para el primer Wittgenstein existen
límites en las expresiones del pensamiento, o sea en las palabras, porque no todo
puede ser expresado a través de ellas. .
Por otro lado, está la postura de Austin que pertenece a una tradición de
pensamiento iniciada tempranamente por John Cook Wilson (1849-1915) a
comienzos del siglo XX, la que había sido luego continuada por H.A. Richard
(1871-1947), quién fuera maestro de Austin. A través de ella se destacaba la
importancia del lenguaje ordinario por sobre el “lenguaje de la reflexión” y se
sostenía, en palabras de Austin que el lenguaje ordinario, si bien no es la última
palabra, pues “puede ser complementado, mejorado y superado”, sin embargo, “es la
primera palabra” y de él debe ser el punto de partida de la indagación filosófica.
En tercer lugar, se puede afirmar que Austin está de acuerdo en otro sentido,
con este fragmento del Tractatus, por el hecho de que él afirmaba que el lenguaje
presentado por el primer, Wittgenstein era poco ordinario, exclusivamente
descriptivo y un limitado números de personas lo entendían, aspecto que claramente
el mismo Wittgenstein afirma en el fragmento cuando dice “Mis preposiciones son
esclarecedora de este modo; quien me comprende acaba por reconocer que
carecen de sentido, siempre que el que me comprenda haya salido a través de
ellas” y delante de esta afirmación, Austin opina exactamente lo mismo que se
resume en esas líneas y por tal motivo, nos presenta un leguaje más ordinario que va
ligado a la experiencia y a los actos de habla. Y que pueda ser comprendido no solo
por el que lo elabora. Si no por todo el que lo escuche.
Porque según Austin todo enunciado debe llevar consigo una “fuerza
ilocutiva” es decir, que indica el modo en el que debe ser interpretado dicho
enunciado. Característica que no tenía el enunciado presentado en el Tractatus y que
marca de alguna manera la diferencia y el desacuerdo entre ambos autores.
Sustento esta opinión en la frase del fragmento que dice “Y siempre que
alguien quiera decir algo de carácter metafísico, demostrarle que no ha dado
significado a cierto signos en sus preposiciones” es decir, si el hablante da
significado a ciertos signos en sus preposiciones, este va a producir un efecto,
haciendo que el oyente reconozca su intensión de producir ese mensaje y el
significado final que este tiene.
Por lo tanto, se podría afirmar que Searle está de acuerdo, por el hecho de
que él también piensa que es necesario dar y demostrar ciertos signos en las
preposiciones para que pueda ser comprendido el lenguaje. Y por este motivo
plantea los actos de habla y los clasifica en:
Estos signos podemos decir, que pueden ser, la Perlocución que es el efecto
que causa la preposición en otro y la ilocución que es donde se establece el
significado.
En conclusión, el acierto indudable de Searle reposa en el hecho de acentuar
la importancia del elemento intencional en la comprensión del significado. Es cierto
que el significado depende en parte de nuestras intensiones, pero no por completo.