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Hasta el siglo XX se sabía o se tenía una idea con respecto a lo que era el arte. El arte
tenía una definición, la que se ha ido perdiendo por la violenta ruptura del paradigma
estético tradicional operada por Marcel Duchamp y multiplicada en la década de 1960.
Entonces nos encontramos con este arte posmoderno indefinido o como lo llama
Elena Oliveras: des-definido.
En 1912, Benedetto Croce en su Breviario de Estética, decía que el arte es aquello
que todos saben lo que es. Y todo lo contrario opinaba Theodor Adorno a fines de la
década de 1960 en su Teoría Estética diciendo que lo único evidente del arte es la
pérdida de su evidencia.
Según José Jiménez en Teoría del arte ha entendido por “arte” cosas muy diversas:
¿Qué cosas son obras de arte y cuáles no? Aunque es habitual creer que sabemos lo
que es arte, a lo largo de la historia de nuestra cultura, su significado es sumamente
cambiante. Cada época, cada situación específica de cultura, ha entendido como
“arte” cosas muy diversas.
Jean François Millet (1841-1875), hijo de campesinos pobres, fue uno de los máximos
representantes de la Escuela de Barbizón. Se distinguió como paisajista, pero en sus
paisajes no olvida nunca a los campesinos, humildes, cabizbajos, pesimistas y
redimidos por el trabajo. Es el mejor intérprete de la vida campesina y del hambre y la
miseria que éste trae consigo. Contempló de cerca la situación en la que vivía, pero no
la denunció en sus pinturas, sino que la representó tal y como era, plasmó la realidad.
Sus obras más características son Los Gavilladores, El Ángelus, Los canteros, La
costurera, La colada y Las espigadoras.
En esta última, muestra el trabajo rural, pero haciendo hincapié en lo social. Tres
campesinas ataviadas con la vestimenta típica normanda recogen inclinadas los restos
de la cosecha, el trabajo más duro y menos reconocido entre las tareas
rurales. Susposturas reflejan la fatiga que provoca su labor. Los personajes se sitúan
en primer plano elevándolos a la categoría de héroes y la iluminación infiere
dramatismo a toda la escena.
Esta es una de las pinturas más conocidas de Millet, Las espigadoras (1857).
Caminando por los campos alrededor de Barbizón apareció un tema recurrente en el
lápiz y pincel de Millet durante siete años—el espigueo—el derecho secular de las
mujeres pobres y de los niños de llevarse el grano abandonado en los campos,
después de la cosecha. Encontró que era un tema eterno, unido a historias del Antiguo
Testamento. En 1857, presentó la pintura Las espigadoras en el Salón, con un público
poco entusiasta, incluso hostil.
(Versiones más tempranas incluyen una composición vertical pintada en 1854, un
aguafuerte de 1855-56 que directamente presagiaba el formato horizontal de la pintura
que actualmente se encuentra en el Museo de Orsay)
Una cálida luz dorada sugiere algo sagrado y eterno en esta escena cotidiana en la
que se desarrolla la lucha por la supervivencia. Durante sus años de estudios
preparatorios Millet sopesó cómo transmitir mejor el sentido de repetición y fatiga en
las vidas diarias de los campesinos. Las líneas trazadas sobre la espalda de cada
mujer llevan al suelo y luego se repiten en movimiento idéntico a su labor interminable
y agotadora. A lo largo del horizonte, el ocaso perfila la granja con sus abundantes
montones de grano, en contraste conlas largas figuras sombrías en el primer plano.
Los vestidos sencillos y oscuros de las espigadoras cortan robustas formas contra el
campo dorado, lo que da a cada mujer una fuerza noble y monumental.
El rasgo distintivo del arte es la creación de formas: Aristóteles afirma que: “nada debe
exigirse a las obras de arte excepto que tengan forma”.
Tatarkewicz dice que de todas las definiciones, esta es la más “moderna”.
Henri Focillon sostendrá que “la obra de arte sólo existe como forma”.
El rasgo distintivo del arte es la expresión: pone el acento en el creador, principal
defensor de esta definición: Benedetto Croce. Kandinsky también la defendió. El
problema sería que con ella todo el arte racionalista y conceptual quedaría afuera.
El rasgo distintivo del arte es que produce la experiencia estética: pone el acento en el
receptor de la obra. El espectro de respuestas posibles es muy amplio, desde la
contemplación a la actividad teorética (saber, entender), como es requerido por gran
parte del arte actual.
El rasgo distintivo del arte es que produce un choque: esta definición también tiene en
cuenta al espectador, concretamente al efecto que las obras contemporáneas
producen en él. Es la más reciente de todas, si bien fue enunciada tempranamente por
Valery.
7) En el desarrollo histórico del arte, HEGEL distingue tres formas esenciales: el arte
simbólico, el arte clásico y el arte romántico.
El arte simbólico. En él la idea es aún indeterminada, abstracta, por consiguiente su
manifestación en el arte es también imperfecta, es más bien una búsqueda de
representación. En la materia se busca la forma adecuada para la idea, en algunos
sucesos naturales se intenta interpretar la presencia de la idea. En esta fase no hay
aún adecuación válida entre la idea y la realidad.
La idea está en un estado de inquietud, se busca a sí misma. A esta búsqueda
corresponde el intento de exagerar las manifestaciones sensibles, la falta de medida
caracteriza las formas artísticas del arte simbólico porque con esta falta de medida se
intenta expresar la incertidumbre de la idea. La diversidad, más exactamente la
dispersión, la exageración y el fasto son lo típico de esta forma de arte.
Las formas de la naturaleza son determinadas, la idea es aúnindeterminada, por esto
no puede haber adecuación, la idea no encuentra una expresión de identidad entre el
contenido y la forma.
El arte clásico. En él se realiza la concordancia entre la idea y la forma.
La idea ya no es abstracta, por tanto indeterminada, sino comprendida de un modo
concreto. El contenido de este arte es el espíritu en tanto que espíritu interiorizado. La
forma correspondiente a esta manifestación de la idea es la persona humana. El
cuerpo humano es la aparición sensible adecuada a esta idea. Por ambas partes, por
parte del espíritu y por parte de la sensibilidad hay una convergencia que posibilita
esta realización ideal.
El cuerpo no está considerado como algo del mundo sensible sino como una "forma
natural del espíritu-Naturgestalt des Geistes-y el espíritu en esta fase es de tal suerte
que puede entrar completamente en esta manifestación natural.
Claro está que el espíritu que puede manifestarse de este modo no es el espíritu
llegado al estadio último de su desarrollo, el espíritu en tanto que absoluto, sino el
espíritu particular. El arte clásico representa para HEGEL la culminación del arte en
general. Porque sólo en esta fase del desarrollo del espíritu es posible una
coincidencia entre el interior y el exterior, entre la significación y la estructura artística
(forma). Naturalmente esta idea no ha llegado aún a su término absoluto; es
precisamente por esto por lo que hay una concordancia entresu plasmación real y su
contenido espiritual. Únicamente el espíritu particular puede encontrar su realización
perfecta en lo sensible.
El arte romántico. El arte romántico corresponde al espíritu llegado a su término
absoluto, al espíritu "libre para sí mismo". Para este espíritu, que ha sobrepasado
radicalmente toda particularidad, ya no es posible una perfecta realización sensible
porque lo sensible está ligado a la particularidad.
En el arte romántico forma y contenido están separados. La forma pierde en
importancia frente al contenido. Podríamos decir que en el arte simbólico se busca la
coincidencia entre la forma y el contenido, en el arte clásico se alcanza esta
coincidencia y en el arte romántico se supera. HEGEL explica la transición del arte
clásico al arte romántico de la siguiente manera. En el arte clásico la unidad entre la
naturaleza humana y la naturaleza divina es objeto de experiencia inmediata, no de
saber explícito. En el arte romántico esta unidad realizada en sí se lleva a cabo en el
saber. En otros términos: lo que el arte clásico realizó sin planteárselo temáticamente
como objeto de conocimiento, queda ahora en el arte romántico trasladado al plano del
conocimiento. La realización sensible pierde ahora su significación. La exteriorización
del espíritu ya no nos interesa si no podemos aprehender directamente su naturaleza
interior. El arte romántico se funda en la interioridad consciente.
creativa.