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Pablo Oyarzún y MI y Thayer / editores

Editorial Cuarto Propio


PATRICIO MARCHANT

ESCRITURA
Y
TEMBLOR

TEXTOS EDITADOS POR


PABLO OYARZÚN
Y
WILLY THAYER

EDITORIAL CUARTO PROPIO


Índice

Pablo Oyarzún y Willy Thayer. Presentación:


Perdidas palabras, prestados nombres 9
Nota biográfica 14
Sobre la presente compilación 14

La cópula centenaria o la verdadera ejecución


de la sinfonía de amor absoluto (1979) 21
Discurso contra los ingleses (1980) 27
Casa hay una sola o las amargas reflexiones de un
guardavallas vencido (1981) 33
La guardia de la ciudad (1982) 55
La novena sinfonía de Gustav Mahler (1982) 59
ESCRITURA Y TEMBLOR
Sobre el uso de ciertas palabras (1983) 65
Textos editados por Pablo Oyarzún y Willy Thayer
Amor de Errázuriz fotógrafo (1983) 81
Patricio Marchant
Inscripción N° 116.501 Jesu meine Freude: bajo obstinado del "J.S. Bach"
I.S.B.N. 956-260-200-1 de Juan Downey (1987) 89
Editorial Cuarto Propio
Manuel Montt 682, local 4, Providencia, Santiago II
Fono-fax: (56-2) 235 2531 95
E-mail: cuartopropio@cuartopropio.c1
Amor de la foto (1982)
Portada: Pe Marchant 2000, Nury González.
III
Composición: Producciones E.M.T.
Impresión: RIL Ediciones El árbol como madre arcaica en la poesía de
Gabriela Mistral (1982) 111
IMPRESO EN CHILE/ PRINTED IN CHILE Jorge Guzmán: ¿Diferencias latinoamericanas? (1985) 127
la edición, octubre del 2000
Jorge Guzmán: "Filósofo", "Sicoanalista", "Detective"
Se prohíbe la reproducción de este libro en Chile 137
y en el exterior sin autorización previa de la Editorial. (1986)
Respuesta a José Miguel Vicuña (1986) 173 PRESENTACIÓN: PERDIDAS PALABRAS,
A M-mi amor (1985)
179 PRESTADOS NOMBRES
Aban-donar (1986) 189
¿Qué puede hacer un pobre hombre frente a una
mujer genial? (1988) Pablo Oyarzún y Willy Thayer
199
Desolación. Cuestión del nombre de Salvador Allende
(1989/90)
2 13
En diversos tonos y contextos Patricio Marchant se refería a
la situación experiencial provocada por el golpe de Estado de
IV 1973 como la de una pérdida de la palabra. Con esto no aludía
Cuestiones de difuntos. Sobre la teoría de la escritura. únicamente a la violenta interdicción que pesó durante tantos
Sobre la poesía de Nicanor. Parra (1983) años sobre toda emisión siquiera microscópicamente pública
237 de contenidos o símbolos ideológicos identificables con la "cul-
Sobre la necesidad de fundar un Departamento de
tura de izquierda", que en los sesenta y a comienzos de los
Filosofía en (la Universidad de) Chile (1985) 269 setenta había alcanzado visos de hegemonía. Se trataba, ante
La operación de una tarjeta postal (1985) 283 todo, de la relación entre el pueblo y los nombres, nombres de
Consideraciones sobre el ballet de los valets (1989) 289 su habitar histórico o, en todo caso, de la posibilidad histórica
¿En qué lengua se habla Hispanoamérica? (1987) de tal habitar.
307
El hondero entusiasta (1986) El carácter que tenía esta experiencia para Marchant era
319 primaria, primordial, no determinable por conceptos, no redu-
Pierre Menard como escena (1987) 335 cible a explicaciones, no articulable en ningún esfuerzo de com-
Suelo y letra. Sobre la España nacional y la prensión. Desbordando ilimitadamente los argumentos y rela-
España judía (1987) tos de identidad de los sujetos, la pérdida de la palabra se
357
"Atópicos", "etc." e "indios espirituales (1989) ahondaba como la orfandad irrescatable de la lengua con la
371
cual y en la cual delimitar lo que —literalmente— no tiene nom-
Apéndice bre y que, en esa misma medida, da que pensar; don, cierta-
Situación de la filosofia y situación de la filosofía mente, al cual se debe quien, a pesar suyo, lo recibe. Esta deu-
en Chi/ (1972) da, por el lado de su estricta negatividad, fue sufrida en carne
417
Fundamentación de un proyecto de investigación (1988) 435 propia por Marchant como aterimiento: entre 1973 y 1979 no
escribe ni publica. A partir de ese último año, comienza sus
Indice de autores indagaciones sobre la poesía chilena y, especialmente, la de
441
Gabriela Mistral, en cuya obra reconoce un planteo absoluta-
mente decisivo de aquella relación de pueblo y nombres.
La mencionada experiencia era, pues, no un tema de ins-
pección teórica, sino un padecimiento, una magulladura indele-
PATRICIO MARCHANT PRESENTACIÓN: PERDIDAS PALABRAS, PRESTADOS NOMBRES 11
10

ble en el cuerpo biográfico de los individuos, y así era asumida ¿cómo explicar, cómo, ante todo, comprender, a partir de qué
por Marchant. Vale la pena recordar que la "pérdida de la pala- antecedentes, el quiebre ocurrido? ¿Qué revisiones de la histo-
bra" es en verdad un dato nuclear para entender la eclosión de ria nacional, qué hipótesis sobre su estructura y su curso se
un grupo muy diverso de intelectuales y artistas chilenos, cuyos hacían precisas para dar cuenta de lo imprevisto? Esta perpleji-
trabajos, entre la segunda mitad de los setenta y la primera de dad, en el contexto de los sujetos determinados por el discurso
los ochenta, enseñaban el trazo común de buscar hacerse desde de las ciencias sociales y de la organización política, no fue
esa experiencia. En todos ellos, la biografía cobró la valencia de sufrida como una trizadura de la propia identidad, sino más
un sensor esencial, de un espacio extrañado de exploración de bien como una reacción de defensa ante esa amenaza. Tal reac-
sentidos. Para decirlo con una expresión de Marchant, la bio- ción (auto)protectiva selló la praxis política de los sectores de
grafía —la escritura de la propia vida— es la "zona temblor" de la la izquierda organizada, que, en el mejor de los casos, empren-
historia. Se la asumió y trabajó como la única instancia deposi- dió un proceso —ciertamente también protectivo— de autocrítica.
taria de una garantía minúscula y estéril, una certeza sólo com- Pero la diversidad profunda de experiencia a que aludimos
parable a la del estado físico del dolor, allí donde la historia, no suponía, en Marchant, abstinencia política en favor de la
reventada la unidad del sentido que se le atribuía, se ha hecho especulación sobre los signos ambiguos de la facticidad. Es la
astillas. O, mejor dicho, la biografía —la remisión a la desventura misma relación de pueblo y nombres la que da la medida para
individual— fue experimentada corno esquirla de una historia la comprensión que Marchant llegó a tener de la política, esto
estallada, y así, como único lugar en que todavía era posible es, de la política de izquierdas. Desde una definición primaria-
establecer, inventar una relación con lo histórico. En la mayoría mente afectiva de su adhesión a la izquierda —bastante caracte-
de los casos, la escritura biográfica tuvo un sesgo experimental, rística, por lo demás, de la tradición de los intelectuales huma-
que caracterizó a las manifestaciones neo-vanguardistas del pe- nistas y de los artistas en Chile—, desde una definición que no
riodo mencionado. En el caso de Marchant, había una prepon- era, por lo tanto, ideológica (fundada en postulados científicos
derancia del aspecto patético, una constante exposición a la o en la disciplina militante), sino que permanecía abierta en la
fuerza irresistible de la experiencia misma'. Esto, precisamente, fragilidad conceptual de la ferviente responsabilidad por el cam-
determinaba el temblor corno la persistente disponibilidad, la bio histórico, Marchant avanzó cada vez más decididamente hacia
rendida entrega al poder excesivo del acontecimiento, de lo una inteligencia mesiánica de la política de izquierda, hacia lo
irruptivo e interruptivo. que podría llamarse una radicalización mesiánica de la política.
Por cierto, el carácter de esta experiencia la distinguía acu- La relación entre el pueblo y los nombres de su posible habitar
sadarnente de aquella que fue típica de los intelectuales forma- —que no tiene que ser entendida corno residencia garantizada,
dos en la aprehensión, interpretación y proyección político-so- que puede ser errancia también, y sobre todo— se teje como
cial de la historia. Esta última tuvo la índole de la perplejidad: promesa, suspendida débilmente en el instante fugaz de un atis-
bo, como aquél que quedó acuñado en la palabra "compañero".
La pérdida de la palabra no indicaba, pues, el fenómeno de
Desde aquí, quizás, se debería considerar lo que Patricio Marchant una privación de algo que alguna vez había sido posesión o
llamaba el "Matías-Buch", "Amor de la foto", como el punctum de pertenencia efectiva, de una supuesta habla originaria, por ejem-
este libro, un poema en el alto sentido del término. Se lo debería plo, ni menos de una simple sustracción coyuntural o transito-
entender, tal vez, como el temblor que mantiene en permanente y
rítmica oscilación todo lo escrito aquí. ria, como tantas veces se quiso insistir (y en cierto modo hasta
PATRICIO MARCHANT PRESENTACIÓN: PERDIDAS PALABRAS, PRESTADOS NOMBRES 13
12

hoy mismo) al querer ver en la dictadura un "paréntesis" dentro Pero la falta de palabra no es un dato, no es —no podría ser,
de la tradición democrática de Chile2. Se trata de una pérdida en ningún sentido, por dialéctica o irónicamente que se lo pen-
desde siempre acontecida. No consiste, pues, en que una pala- sara— un "haber". Como lugar, la falta es el lugar que insistente-
bra, presuntamente poseída en un hipotético presente, haya sido mente ha de ser producido, abierto por la escritura que resiste,
inhibida o destrozada, o borrada, que haya ido a pérdida. Con- en múltiples direcciones, a la posibilidad de sucumbir, de aco-
siste en que la nuestra es palabra perdida, nuestra palabra es modarse imperceptiblemente en los contextos de la presencia,
palabra perdida, nos ocurre como palabra perdida. Que nuestra en el régimen general de la imposición que se despliega como
posibilidad de hablar, de escribir (y aquí esto quiere decir sobre actualidad. Si la falta remite a la pérdida, ésta no tiene sólo el
todo: de insistir históricamente) estriba en experimentar la pér- carácter del padecimiento, sino que también, y esencialmente,
dida corno la esencia de nuestra palabra (posible): hablar y es- es activa: un discernimiento brusco en el seno de la palabra,
cribir (con) perdidas palabras y prestados nombres3. que, por una parte, desprende la palabra impuesta y, por otra,
La falta de palabra, no sería, sin embargo, una cuestión se abre —sin garantía— en la lengua a la relación de la lengua
asegurada, un punto de partida expedito desde el cual la escri- con la palabra perdida, una relación que, precisamente, consti-
tura irrumpe espaciosamente y con holgura. La falta de palabra, tuye a la poesía. En este sentido, la tarea —y aquí este término
como lugar de la escritura, sería, antes que nada, lo que no recibe una modulación benjaminiana, en que resuena el sentido
tiene lugar. Un no-lugar que permanentemente se nos roba en de la renuncia—, la tarea que define Marchant es la del rescate
el todo de la palabra puesta, es decir, de la palabra instituida del poema desde esa condición de secuestro. La forma más evi-
(social, política, culturalmente) que nos hace, que nos impone dente de esta condición —pero de ninguna manera la única—, y
decir. Palabra instituida que secuestra, pues, lo escrito: la exis- aquella, también, contra la cual se dirige más notoriamente el
tencia histórica, y, ante todo, lo primeramente escrito de lo es- "rescate" marchantiano es la administración del poema por la
crito: la poesía, la "gran poesía chilena'. institución académica.
Ninguna plenitud, ninguna presencia, ningún origen o iden-
tidad pueden ser obra de ese rescate, ni la confianza de ningún
2 El debate ritual sobre este asunto podrá proseguir hasta su extenua-
"ser" en que pudiese ser fijada la temblorosa estancia histórica
ción y su olvido (que ya mayormente acaeció). Las ciencias sociales de nuestros pueblos: ningún Nombre mayúsculo en el cual re
podrán completar su evolución hasta entender cabalmente la dicta- posar. La relación entre el pueblo y los nombres, determinada
dura como desembocadura de la democracia histórica chilena, sin por la experiencia radical de la pérdida de la palabra, fue acu-
jamás haberse propuesto pensar el secreto de esa relación; la me-
moria pública podrá terminar de tranquilizarse componiendo el con-
ñada por Marchant, al fin, en la noción del préstamo; el habitar,
tinuuin de un único curso histórico. En clave marchantiana, sin em- pensado como exilio. Esa misma noción —esa palabra que nom-
bargo, el único verdadero paréntesis (si todavía le asignamos eficacia bra la experiencia de la pérdida— fue la apuesta de Marchant; en
de sentido a esta palabra) habrán sido los tres años de "fiesta" de la ella confluyen las dos vertientes esenciales de su pensamiento:
Unidad Popular.
3 Esta experiencia de la pérdida "esencial" está ligada, para Patricio Heidegger (el "estar" como traducción del Dasein) y el pensa-
Marchant, inseparablemente con lo "grande" de "Chile": la "gran poe- miento judío del exilio.
sía chilena". Se la debe vincular, a su vez, al "estar": palabra perdi-
da-desolación-derrota; se debe enfatizar que la reflexión de PM con-
cierne a la "estancia histórica" del pueblo chileno.
PATRICIO MARCHANT PABLO OYARZÚN R. Y WILLY THAYER M. PRESENTACIÓN:... 15
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más abajo. Asimismo han sido omitidos un proyecto de "Semi-


Nota biográfica
nario de Filosofía" propuesto por Marchant (a nombre suyo, de
Patricio Marchant Castro nació en Santiago, en 1939. Entre Gonzalo Catalán y de estos editores) al Instituto Chileno-Fran-
1957 y 1961 cursó el programa de licenciatura de filosofía en la cés de Filosofía, en 1986, del cual se realizó la primera fase; y el
Universidad de Chile. Durante los dos años siguientes visitó la texto de fundación de la "Sociedad de Estudios Filosóficos de
Universidad de Montreal, donde trabajó bajo la dirección del Chile", también de 1986, suscrito por Felipe Alliende, Francisco
neotomista Louis-Bertrand Geiger. De vuelta a Chile, se integró Brugnoli, Rodrigo Cánovas, José Grossi, el mismo Marchant, estos
al Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile, editores y Raúl Zurita; esta efímera asociación sirvió de base
fundado, entre otros, por Roberto Torretti; allí se desempeñó para el Colegio Autónomo de Filosofía, que se mantuvo en fun
como profesor e investigador hasta su muerte. En 1968 viajó a ciones entre 1987 y 1989. En cambio, se incluye, el "Projet de
París, para estudiar con Paul Ricoeur; prontamente, sin embar- recherche" ("Fundamentación de un proyecto de investigación")
go, prefirió la enseñanza de Jacques Derrida. Tres estadías en la presentado por Marchant al Collége International de Philosophie
École Normale Superieure (1968-70, 1973 y 1977-79) afianzaron en 1988, debido a que refleja adecuadamente el tipo y arco de
y enriquecieron su relación con las corrientes más vivas de la intereses teóricos que lo animaba a la sazón.
filosofía francesa. El 29 de junio de 1990 Marchant murió de un Hemos distribuido los textos en cuatro secciones. La prime-
paro cardíaco, al cabo de una breve enfermedad. ra de ellas reúne trabajos que atestiguan la vívida relación que
sostuvo Marchant con la producción artística chilena contempo-
ránea. La segunda contiene el inédito "Amor de la foto", que
íntimamente llamaba Marchant "Matías-Buch", a nombre del
Sobre la presente compilación
menor de sus hijos. La tercera documenta las primicias, debates
Los textos que reunimos aquí cubren una docena de arios, y secuelas de su labor en torno a la poesía de Gabriela Mistral.
entre 1979 y comienzos de 1990. Inicialmente pensamos en re- La cuarta, en fin, registra las reflexiones ulteriores sobre la cues-
coger la totalidad de los textos escritos por Marchant desde 1964, tión de filosofía, lengua, escritura y poema con que Marchant
pero la magnitud de la cesura estílistica, temática y conceptual buscaba desplegar y problematizar en nuevas zonas lo ya pen-
que se evidencia entre el último de los ensayos del primer pe- sado; Nicanor Parra figura como ocupación más antigua, y la
riodo (1972) y aquél que inicia el segundo ciclo productivo nos obra de Neruda ocupa un lugar preferente, de acuerdo con el
decidió a favorecer, más que la exhaustividad, la coherencia de proyecto mayor de diálogo con la poesía chilena iniciado con la
interpretación de Gabriela Mistral.
intenciones. Este mismo criterio, así como algunas considera-
ciones de contenido, nos llevaron a excluir cuatro textos breves Dos indicaciones finales: el lector de Sobre Árboles y Ma-
dres está enterado del uso de los subrayados en la escritura de
previamente publicados: "Cartagena-Carta ajena", escrito para
una exposición de fotografías, en 1984; "El diálogo continúa", Marchant. Subrayados que, si destacan, no lo hacen pára llamar
que es un homenaje al historiador Mario Góngora, fallecido en la atención sobre la importancia fundamental de un término, un
1985; "'Objetos ordinarios' hechos pedazos", con ocasión de giro o un enunciado, que no obedecen, pues, a una lógica de
una muestra de dibujos de Patricia Vargas, en 1986; y "Respues- los conceptos, sino a una patética de los afectos: "subrayar es
ta al señor Torretti", publicado también en 1986. Las indicacio- quemar la madre", subrayaba Marchant. En el libro que mencio-
nes puntuales pueden encontrarse en la nómina reproducida namos, tales operaciones quedaron establecidos por el autor, y
PATRICIO MARCHANT PABLO OYARZÚN R. Y WILLY THAYER M. PRESENTACIÓN:... 17

celosamente diferenciadas de las cursivas. En los originales 13. "La novena sinfonía de Gustav Mahler". En La separata, 4 (1982),
p. 6.
mecanografiados que sirvieron de base para esta edición no
14. "El árbol como madre arcaica en la poesía de Gabriela Mistral".
contarnos con la seguridad de esa diferencia. Optamos, pues,
En Acta Literaria, 7 (1982), pp. 63-73.
por acudir a las cursivas en toda ocasión: cumpla al lector pon- 15. "Amor de la foto. 25 fotos de amor". (1982).
derar los casos. La segunda indicación: en los mismos originales 16. "On the use of certain words". En Art & Text, 9 (Autumn 1983),
hay llamadas de notas para las que no se encuentra el texto pp. 72-83.
correspondiente; en lugar de suprimir dichas llamadas, hemos 17. "Amor de Errázuriz fotógrafo". En Cuadernos de fotografía chile-
preferido conservarlas señalando a pie de página la laguna. na, 3 (1983).
La lista completa de los trabajos de Marchant, publicados e 18. "Cuestiones de difuntos. Sobre la teoría de la escritura. Sobre la
inéditos, comprende los siguientes títulos y señas: poesía de Nicanor Parra" (1983).
19. Sobre árboles y madres. Santiago: Ediciones Gato Murr, 1984.
20. "Cartagena-Carta ajena" (1984). En el affiche-catálogo de la ex-
1. "El estudio de la metafísica y la unidad de su historia". En Diálo-
posición de fotografías de Felipe Riobó.
gos, 2 (diciembre, 1964), pp. 87-114.
21. Jorge Guzmán: ¿Diferencias latinoamericanas? En Estudios Públi-
2. "Sustancia y sustantividad". En Atenea, Año XLI, Tomo CLIII,
cos, 18 (otoño, 1985), pp. 301-308.
N° 403 (enero-abril, 1964), pp. 45-69.
22. "Sobre la necesidad de fundar un Departamento de Filosofía en
3. "Esencia y existencia en la ontología de Nicolás Hartmann". En Ma-
(la Universidad de) Chile" (1985). Ponencia en el Seminario "Fi-
pocho, Tomo V, N° 1 (1966), pp. 112-130.
losofía: ¿Producción o Reproducción?", organizado por los alum-
4. "La conciencia histórica y el problema de la realidad en la filoso-
nos del Instituto de Filosofía de la Universidad Católica de Chile.
fía contemporánea". En Revista del Pacífico, Año III, N° 3 (1966),
23. "El diálogo continúa". En Estudios Públicos, 20 (primavera, 1985),
pp. 124-147.
pp. 395-396.
5. "Situación de la filosofía y situación de la filosofía en 3:11i, ". En
24. "A M-mi amor" (1985).
Nueva Atenea, 424 (1970), pp. 51-58.
25. "La operación de una tarjeta postal" (1985). Ponencia en el semi-
6. Jacques Derrida, Tiempo y presencia. Traducción de Ousía et
nario "La Filosofía Francesa Actual", Instituto Chileno-Francés de
Grammé, precedida de una introducción. Santiago: Editorial Uni-
Cultura.
versitaria, 1971, 121 pp.
26. "'Objetos ordinarios' hechos pedazos". En el catálogo de la ex-
"Presencia y escritura", introducción al libro anterior, pp. 10-37.
posición de dibujos de Patricia Vargas, en Galería Visuala, de
"Sócrates o Sade. Una apuesta filosófica". En Diálogos, 22 (1972),
Santiago (1986).
pp. 107-137.
27. "Sociedad de Estudios Filosóficos de Chile" (1986).
9. "La cópula centenaria o la verdadera ejecución de la sinfonía de
28. "Seminario de Filosofía" (1986), presentado al Instituto Chileno-
amor absoluto". En Enrique Lihn, Derechos de Autor. Santiago:
Francés de Cultura.
Yo-editores, 1981.
29. "Respuesta a José Miguel Vicuña". En El Espíritu del Valle, 2 (1986),
10. "Discurso contra los ingleses". Texto leído en galería Sur, de San- pp. 119-120.
tiago (octubre, 1980), 10 pp. mimeografiadas, publicadas póstu-
30. "Jorge Guzmán: 'Filósofo', `Sicoanalista', 'Detective-. En Estudios
mamente en Revista de Crítica Cultural.
Públicos, 23 (invierno, 1986), pp. 291-316.
11. "Casa hay una sola o las amargas reflexiones de un guardavallas
31. "Respuesta al señor Torretti". En Estudios Públicos, 24 (primave-
vencido" (1981).
ra, 1986), p. 349.
12. "La guardia de la ciudad". En La separata, 3 (1982), p. 6. 32. "Aban-donar" (1986).
18 PATRICIO MARCHANT

33. "El hondero entusiasta" (1986). Ponencia en el Cuarto Seminario


de la Sociedad Chilena de Estudios Literarios.
34. "Jesu meine Freude: bajo obstinado del 'J. S. Bach de Juan Dow-
ney" (1983). En VV. AA., Juan Downey. Video porque Te Ve. San-
tiago: Visuala Ediciones,1987, pp. 9-10 y 13-16. Reproducido bajo
responsabilidad de estos editores en el libro-catálogo Juan Dow-
ney (Santiago, 1995, pp. 68-70) de la exposición retrospectiva de
instalaciones, dibujos y videos del artista en Museo Nacional de
Bellas Artes.
35. "Pierre Menard corno escena" (1987).
36. "Traducir: Latinoamérica" (1987). Ponencia en el Seminario "Mo-
dernidad-Posmodernismo: Un debate en curso", CENECA, Cole-
gio Autónomo de Filosofía, Instituto Chileno-Francés de Cultura
y Taller de Artes Visuales. •
37. "¿En qué lengua se habla Hispanoamérica?" (1987). Ponencia en
el Primer Encuentro Chileno-Francés de Filosofía. Publicada con
la aprobación de estos editores en Anales de la Universidad de
Chile (Sexta Serie, N° 3, septiembre de 1996: 103-122).
38. "Suelo y letra. Sobre la España nacional y la España judía" (1987).
39 "Fondamentation d'un projet de recherche" (1988). Presentado al
Collége International de Philosophie (no fue respaldado).
40. "La pensée politique de G. Mistral et P. Neruda" (1988). Confe-
rencia en el Collége International de Philosophie.
41. "Consideraciones sobre el ballet de los valets. De Fanfan la Tu-
lipe a La Carmagnole y a Le Temps des Cerisses y más allá" (1989).
Conferencia pronunciada en el Instituto Chileno-Francés de Cul-
tura, con ocasión del Bicentenario de la Revolución Francesa.
42. "Vitopiques', 'etc.' e Indiens spirituels'" (1989). Escrito para su
publicación en Exercices de la patience, que no se produjo. -
43. "¿Qué puede hacer un pobre hombre frente a una mujer genial?
(Las opciones críticas corno determinaciones transferenciales en
la crítica mistraliana)" (1988). Primer proyecto de ponencia para
el Congreso que se menciona en el siguiente punto.
44. "Desolación. Cuestión del nombre de Salvador Allende" (1989).
Ponencia en el Congreso sobre Gabriela Mistral, con ocasión del
centenario de su nacimiento, Casa de la Mujer La Morada. Publi-
cada con la aprobación de estos editores en la segunda edición
de Una palabra cómplice. Encuentro con Gabriela Mistral. Ra-
quel Olea y Soledad Fariña, eds. Santiago: La Morada / Cuarto
Propio / Isis Internacional, 1997, pp. 55-73. Texto revisado para
esta edición.
21

LA CÓPULA CENTENARIA O LA VERDADERA


EJECUCIÓN DE LA SINFONÍA DE AMOR
ABSOLUTO (1979)

Seca tus lágrimas, cher Pompier, seca tus lágrimas; serénate


y, bombero de ti mismo, apaga el íntimo incendio que te consu-
me.
¡Fútiles tus quejas, vanos tus lamentos, nulos tus conoci-
mientos!
Ya lo sé, ya lo sé, repetirás: "Faltando un solo día, un día
solo faltando, en la víspera del acontecimiento, tan esperado
cuanto magno, del centenario de nuestro tres cher ami Henri
Lihn, éste, inesperadamente, sin aviso previo se declaró en huelga
eterna y, pese a los remedios, sin remedio, nos dejó solos para
siempre. ¡Ay que fatal acontecimiento! ¡Ay que acto más entera-
mente fallido! ¡Desdichado él, desventurados nosotros!
Pero, ¿cómo puedes decir tales cosas, fiel Pompier? Nada
has entendido, nada entiendes. Toma asiento, reposa tu alma
dormida, arrima el seso y piensa.
Te pregunto: ¿recuerdas el aire grave con que participé —si a
eso se puede llamar participar— en el cincuentenario del pobre
Lihn, ese aire grave que contradijo, seamos sinceros, que refutó,
que hizo pedazos el jolgorio vulgar de sus amigotes?
Pues bien, querido Pompier, recuerda lo que dije en esa
ocasión.
Cincuenta años nada engendran —dije— sólo un centenario
es fecundo. Verdades son éstas que permiten respirar tranquilo.
Sólo el centenario confiere valor y honra a un hecho o a un
hombre. En el cuadro de honor de los grandes hombres, la gran-
deza y el honor no lo ponen los hombres sino los cuadros. Un
cuadro cuadra a un hombre; un hombre sin cuadro se descua-
dra. Y nada cuadra tanto como el cuadro de un centenario.
22 PATRICIO MARCHANT LA CÓPULA CENTENARIA O LA VERDADERA EJECUCIÓN... 23

Debiste haber entendido, Pompier, que esa celebración de cierto sentido, en esos momentos, más muertos que nunca.
los cincuenta años fue un rendez-vous manqué, un exceso de Por cierto que un sabio chino —en estos tiempos todos los
premura, una ejaculatio praecox, un autogol amoroso o un gol sabios son chinos y todos los chinos son sabios, seguramente tú
olímpico, como tú quieras. ignoras que, por error de traducción, por haber confundido
Pero tú, Pompier, no comprendiste ni jota. Resentido excla- comunismo con consumismo, los chinos son ahora los amos del
maste: "Ya no hay incendios en la historia universal". Te alejaste mundo— un sabio chino, digo, declaró que en largos pasajes de
de la Historia y ella, cruel venganza, te respondió olvidándote: mi gran obra yo había vilmente plagiado al finado Hermann.
la Historia es mujer y no ama a los bomberos sin agua. Factus non negando, due quaestiones juris. Quaestio juris pri-
Nunca supiste lo que pasó después. Te lo contaré. Nada ma: ¿plagiar es acaso un delito? Quaestio juris secunda: ¿se puede
supiste de qué modo, en qué medida —infinita, por cierto— se plagiar, en verdad, a la verdad? De ninguna manera! Dicho de
hizo célebre mi célebre obra: "Introducción a la Madre" (llama- otro modo: ¿quién le reprocha a Platón haber plagiado a Sócra-
da popularmente: "Apología del sostén"). Ahí se exponían, con tes, díganme quién? ¿Por qué se me reprocha a mí plagiar y se
claridad deslumbrante, conceptos de oro: —el origen como falta callan los plagios de Platón? ¿Es que acaso alguien intenta esta-
de origen, como origen que falta, del animal llamado hombre se blecer una distinción —odiosa como todas las distinciones— en-
encuentra en el instinto arcaico, pero inhibido, del "agarrarse tre Platón y yo? Y, finalmente, ¿acaso plagiándolo no mejoró
a". Madre es todo aquello a lo que el hombre se agarra. La Platón a Sócrates? Y si no fuera por mí ¿quién se acordaría de
llamada madre real es sólo el primer y más constante agarre del Hermann?
hombre, pero madres son: senos, cuerpos, alimentos, manos, No tengo tiempo ahora, Pompier, para hablarte del éxito
sexos, cosas, ideas —especialmente éstas, las ideas. fulminante de mi segunda obra fundamental: "La Patada Póstu-
—Pero, la consistencia de este agarrarse es meramente ilu- ma", es decir, acerca de mis meditaciones sobre los efectos cu-
soria. Jamás el hombre logra realmente agarrarse. La madre es riosos que causa la muerte del padre. Pero te sé impaciente y sé
una ideología foránea, una invención del hijo. Precisamente que te preguntarás —tú, el gran marginado de la historia— qué
porque el hombre, con un saber abominable, sabe que no tiene repercusiones tuvieron mis obras.
madre, precisamente por eso afirma que sí la tiene. El hombre Te diré simplemente: acontecimientos acontecieron, la hu-
vigila la ausencia de la madre. Y si la madre es para el hombre manidad comprendió que la muerte no es nada y los funerales
como una casa, esa casa, en tanto vacía, es, entonces, tumba. El interiores todo. Los funerales póstumos, por inútiles, perdieron
hombre se convierte así en guardián de lo que nunca fue, en todo su atractivo: los muertos fueron dejados en las casas, echa-
guardián de la tumba materna. Guardianes somos todos: del dos a la basura o regalados a los pobres. Los funerales interiores
Peleida Aquiles al arquero de Regional-Antofagasta. alcanzaron inusitado brillo.
—De este modo, la muerte no es, literalmente, nada. Los Acontecimientos acontecieron, nombres cambiaron de nom-
verdaderos, los únicos muertos son los vivos. Todas nuestras bres.
obras, todos nuestros actos son ritos fúnebres, funerales interio- —el primer llanto de un niño fue llamado su último suspiro.
res. Negro y negro: la ruleta de la vida se juega a un solo color. —las maternidades pasaron a llamarse Funerarias.
—Sin embargo, los muertos nos sirven para las grandes oca- —la más alta prueba de amor de una mujer consistió en
siones, para las grandes celebraciones, para los centenarios. Ahí, portar en su seno, durante nueve meses completitos, un hijo
vivos festejando su mortalidad se encuentran con muertos, en muerto.
24 PATRICIO MARCHANT LA CÓPULA CENTENARIA O LA VERDADERA EJECUCIÓN...

—en las concentraciones económicas surgió un nuevo grito: completa noche de amor. El abrazo con su centenario, la cópula
¡Compañero Pérez, Ausente, ahora y siempre! centenaria, ¿no constituye acaso la verdadera ejecución de la
—las naciones unidas declararon: todos los hombres tienen sinfonía Amor Absoluto? ¡Maravilloso cumplimiento de deseos:
derecho a su centenario. más vale muerto que nunca!
—se respetaron escrupulosamente las distancias temporales
entre los muertos: no es lo mismo tener varios centenarios en el
cuerpo que uno solo: no es lo mismo Platón que Valentín Lete- En el Año Mutualidad del Yo,
lier, Homero que el doctor Oroz. 20 de noviembre 1979.
Un famoso técnico médico, burócrata de almas, tuvo que
reconocer que fue bajo la imperiosa presión de su madre que
había sostenido que el complejo de Edipo era la ilusión de nuestra
época.
—en la 304 edición del libro de Hozven se analizó con pro-
fundidad estructuralista la nueva metáfora que hacía furor: "re-
pugnante como la sonrisa de un niño".
Etc. etc. etc. Pero, ¿para qué seguir con la lista de mis éxi-
tos? Lo importante, cher disciple, es que saques las consecuen-
cias que se imponen a partir de la situación histórica que te
describo. No puedes seguir una vez más fracasando. Fracasaste
en tus amores por no seguir mis sabios consejos. Recuerda que
en la víspera de tu matrimonio te dije: "ama a tu mujer, desea a
tu mujer como si fuera tu propia madre". No me hiciste caso y
preferiste el trillado camino de la moralidad a la inédita tarea de
ser adulto. No te equivoques ahora. Durante muchos años has
pensado, lo sé, que, colonia mental del pobre Lihn, nunca al-
canzarías la independencia. Pero esto era cuestión de tiempo,
cher ami, de tiempo y de coraje.
¡Ahora Lihn ha muerto, viva Pompier!
Así, la muerte del pobre Lihn te era absolutamente necesa-
ria y debes aceptarla con sana, con deportiva alegría. Lihn mu-
rió zur rechten Zeit; un día más y su centenario, su verdadero
centenario, habría fracasado: a los centenarios de los vivos, así
como a los vivos centenarios ya no los aguanta nadie. Su muer-
te te sirve a ti y nos sirve a nosotros para poder celebrarlo y le
servirá muy especialmente a él que contará ya a su haber con
su primer centenario, vale decir, con su primera, verdadera y
27

DISCURSO CONTRA LOS INGLESES (1980)

Se me ha pedido que hable en una presentación. Cumplo


con fidelidad. En una presentación he elegido hablar de la
presentación. Y de la presentación he elegido hablar de aquello
que es impresentable en una presentación. Lo impresentable en
una presentación.
Lo impresentable de una presentación no es —como podría
creerse— aquello que no conviene presentar; lo que va contra
las buenas costumbres, ofende a la moral, molesta el buen gus-
to. En estos tiempos, se dirá, resulta difícil escandalizar. De acuer-
do, pues todo pasa como si el escándalo tuviera que ver, se
pareciese más bien a otra cosa, a esto: al silencio. Por otra par-
te, lo impresentable no es algo que se olvida generalmente pre-
sentar, algo que el ingenio de quien nada tiene que decir, en-
cuentra para decir algo.
No. Estoy hablando de lo rigurosamente impresentable. Lo
rigurosamente impresentable es algo que ni yo, ni Uds., ni na-
die puede presentar. Lo impresentable. Aquello que no se pue-
de traer a presentación, que no depende de una voluntad de
presentación, que nadie puede decidir presentar. Lo impresen-
table es lo que se presenta sin presentaciones. Impresentable
porque si se presenta, él —o eso — se presenta, cuando, como él
quiere —si quiere. Está o no está, sin presentación. Y si está, está
de otra manera corno está una presentación. Lo impresentable
nada sabe de invitaciones, venias, conjuros.
Seguramente después de haber partido, al parecer, con tan
buen paso, defraudaré si digo: lo impresentable es el cuerpo.
Pues todos esperan que, en referencia a los trabajos que aquí se
exponen, se haga alusión al cuerpo. ¡Qué más fácil decir: el
cuerpo es lo que no se muestra —lo impresentable—, lo que se
oculta con vestidos, palabras, lo que se cubre con el espíritu!
¡Qué más fácil decir: lo impresentable del cuerpo es lo produc-
PATRICIO MARCHANT DISCURSO SOBRE LOS INGLESES (1980) 29
28

tivo del cuerpo, los órganos generadores del cuerpo o los pen- cuerpo de las cosas; separarse de las cosas para examinar los
samientos íntimos —la historia— de un cuerpo! instrumentos —sensaciones, conceptos—, con que se trata, a lo
Pero hemos hecho voto de rigor. El cuerpo parece fácil de lejos, con las cosas. Ser inglés es vender ideas, apoderarse del
mostrar, de presentar. Es cuestión de comenzar —por aquí o por mundo entero, convertir a las cosas en objetos —de comercio.
allá. Pero en esta presentación el cuerpo puede quedar fuera. Ser inglés es tener ideas, dinero, pero no cosas. Ser inglés es
Nada asegura que al presentar un cuerpo, sea un cuerpo lo que una cosa muy fea. Sólo hay algo más feo que un inglés: un
se presenta; nada más arropado que un humanista desnudo. inglés en Sudamérica.
Definamos, entonces, lo que entendernos por cuerpo. Cuer- Lo opuesto al inglés es el místico. El místico se entrega, se
po hay ahí donde una terrible, imperiosa, inaguantable necesi- abandona enteramente a las cosas. Su virtud suprema es la obe-
dad se impone, se presenta —ella—. Cuerpo es necesidad; no diencia. El místico renuncia a su voluntad, se entrega a la vo-
todo cuerpo es necesario, pero todo lo necesario es cuerpo. luntad de Dios; llama voluntad de Dios a esa entrega a las co-
Cuerpo hay ahí donde el desciframiento de una serie de sas. Abgeschiedenheit — Desnudez del alma. El místico sabe del
síntomas revela, de pronto, la conexión profunda que secreta- cuerpo y llama "espíritu" al método que permite que el cuerpo
mente ha guiado toda una vida. sea cuerpo, es decir, percepción. Quien ama la necesidad, quien
Cuerpo hay ahí donde un deseo, que se oculta para que se consagra su cuerpo, es místico de las cosas.
lo descubra, tiembla ser descubierto, tiembla no ser descubierto. El inglés vende los libros y las obras de arte de los místicos,
Cuerpo hay ahí donde hay percepción. En 1870, prófugo convirtiendo así el trabajo de éstos en objeto de consumo. El
de una guerra, Cézanne se exilia en su patria —atención: se exilia inglés, que no entiende la necesidad, de cuerpo, pero sí de
en su patria— para cumplir el más riguroso de los deberes: pin- ideas,vive en la ideología, en el discurso sobre las cosas, en las
tar el monte Santa Victoria de modo tal, que lo reproducido no leyes formales, en los derechos aplicables. Discursea sobre el
fuese tal percepción, en tal momento, tal día, ni la percepción cuerpo. Aburre, pero domina. El inglés es utilitario, humanista'.
de todos los días, ni la percepción que otros hombres distintos El inglés es muy feo.
que él, Cézanne, pudiesen tener, sino el monte Santa Victoria ¿Qué quiero decir con esto?
antes que toda percepción, como origen de toda percepción. Leppe, Dittborn, Kay, Richard exponen, exponen sus cuer-
Cuerpo es goce: visión de Combray: "un gozo parecido a pos. Lo exponen en variadas formas: con pintura, corno acción
una certeza y capaz, sin otras pruebas, de hacerme la muerte corporal, como escritura. Quisiera detenerme un instante en esta
indiferente". exposición corporal como escritura. El cuerpo escribe, se inscri-
Cuerpo es pensamiento necesario. Descubrir corno está cons- be. Marca sus pulsiones secretas —o las oculta. Exhibicionismo o
truida, qué fuerzas están en juego, en la necesidad implacable.
Respecto a ésta, la necesidad lógica, formal aparece apenas como más de ser pintorescos son cambiantes, y alguien puede no saber de
simple curiosidad. qué hablo, aclaro que hablo del análisis empirista de la facultad de
conocer: de Locke, Berkeley, Hume, de la Economía Política ingle-
Cuerpo es, en resumen, lo que un inglés no entiende. ¿Qué
sa, del utilitarismo y de todos los otros instrumentos teóricos de la
es un inglés, qué es ser inglés? Ser inglés es analizar las ideas de marina mercante —y de la otra— de Su Majestad.
las cosas'. Enfrentarse no a las cosas sino a las ideas. Separar el 2
Segunda Nota fundamental, tan fundamental como la primera. ¿Qué
es un humanista? Un humanista es un hombre que habla en nombre
Primera nota fundamental. Como los programas de filosofías, ade- de todos los hombres: ¡Time is inoney!
30 PATRICIO MARCHANT DISCURSO SOBRE LOS INGLESES (1980) 31

necesidad. Muerte del Padre —asunto fácil; Muerte de la Madre corporales; somos incapaces de un sufrimiento creador. La va-
—cuestión de grandeza— o simulacros de muertes. Ahora bien, loración ideológica es la forma sublime que toma nuestra co-
en este Discurso contra los ingleses quiero señalar cuál es el bardía. Renegamos de los chilenos con cuerpo; repárese en esto:
único criterio válido para juzgar esos cuerpos expuestos: si, no se ha publicado ningún estudio serio sobre nuestros grandes
como, por qué hasta qué punto o no esos cuerpos son poetas'. Concursos, premios, conmemoraciones, sí, y muchas.
impresentables, es decir, necesarios. ¿No resulta, entonces, evidente que es hora de acabar con
Necesario: necesidad de un cuerpo individual, necesidad los ingleses? Lo digo lentamente para que se oiga con toda cla-
de un cuerpo social, necesidad también de un movimiento de ridad: ¡Abajo los ingleses, abajo la canalla humanista, abajo los
textos. Como el movimiento de textos que en los textos de Kay derechos humanos —de los ingleses!; ¡respetados sean los dere-
y Richard acepta exponerse en la historia (que no asume la chos de las cosas—, por ejemplo de esa cosa a la cual, como
historia, como dice el divertido lenguaje idealista, sino que se deseo, me abandoné, una mujer que quise!
expone a ella), movimiento que ha mostrado al menos —y eso Ancl that is all. Thank you very much fir your valuable time.
es ya historia— esta capacidad: que de sus textos (entendemos
por texto todo lo inscrito) se hayan engendrado otros textos.
Al mismo tiempo en este Discurso contra los ingleses se
condena toda forma de juzgar que no juzgue por la necesidad
corporal. Pues toda otra forma de juzgar, que juzgue a partir de
ideas, de ideologías y de sentimientos es cuestión de ingleses,
está al servicio de los ingleses, de los ingleses de allá, no de los
ingleses de acá.
Lamento humanista: ¡los ingleses de acá estamos desampa-
rados; para qué nos piden más, compadézcanse de nosotros!
Pero los ingleses de acá no estamos necesaria, corporalmente
desamparados. Estamos, al contrario, sumamente amparados.
Tenemos ideas —no ideas que producen dinero, como los ingle-
ses de allá—, pero sí ideas valiosas: ideas sociales, humanitarias.
Con esas ideas valoramos los cuerpos. Los valoramos, es decir
los ignoramos. Nada sabemos de la paciente entrega solitaria de
las cosas, nada sabemos del trabajo con las cosas, de la percep-
ción de las cosas3. Nos substraemos a nuestras necesidades

Tercera Nota fundamental, tan fundamental como las otras dos. Un mos como naturales. Salir del espacio de las preguntas y de las respues-
aspirante a inglés, preguntará para qué, qué interés tiene percibir tas ideológicas; pasar del espacio de allá al espacio de acá, intentar un
de otra manera. Para esto: para, percibiendo de otra manera, ser de cambio de cuerpo.
otra manera, preguntar de otra manera. Preguntando de otra mane- Cuarta Nota, no tan fundamental como interrogativa. "Nuestros grandes
ra, anularemos las falsas respuestas que se nos imponen, que acepta- poetas": ¿De quiénes?
33

CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS


REFLEXIONES DE UN GUARDAVALLAS
VENCIDO (1981)

La precisa condicionalidad de nuestro modo de hablar na-


tural, naturalmente se nos escapa. Hablamos como es debido,
como hace falta. Pero que en ese hacer falta cometemos una
falta, es una falta que no pensamos cometer. Nuestra conciencia
queda tranquila —tautología, por cierto, pues la conciencia no
es otra cosa sino la tranquilidad, nuestro órgano de seguridad.
El inconsciente, por su parte, trabaja para atajar la falta que
comete, tapa una falta manteniendo viva la falta. Su trabajo es
su descanso. Negando la falta la reitera. El inconsciente guarda
la falta. Guarda, es decir, preserva y vigila. Previene para man-
tener, mantiene para prevenir. Así el guardián se resguarda de
su propia tentación tentando a los otros y defendiéndolos, al
mismo tiempo, de su (propia) tentación. En el fondo, con un
saber del cual nada quiere saber, el guardián sabe que nada le
aguarda, que no guarda nada. Salvo su propia guardia. Guardia
de su guardia.
¿Culpable o inocente? El Dasein, dice Heidegger —esa rela-
ción al ser en y por la cual nosotros somos— es esencialmente
culpable. Risa de Nietzsche: inocencia del devenir. Risa, a su
vez, de Heidegger: la inocencia supone el ser culpable. Nueva
risa de Nietzsche: si la culpa es originaria, no hay culpables.
Etc. Pero no se trata por cierto de decidir o decidirse por la
inocencia o la culpabilidad. Inocencia y culpabilidad se enlazan
en una cópula que es más que sus componentes, algo otro que
sus componentes. Algo otro con lo que la filosofía no sabría
qué hacer.
34 PATRICIO MARCHANT CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS REFLEXIONES... 35

Decíamos que hablamos como hace falta. Una pequeña Se podría, tal vez, decir: el Discurso Filosófico, el Discurso
experiencia lo muestra. Exponemos a nuestros alumnos la teo- Oficial es sólo un agregado, un adorno, un conjunto de Lugares
ría freudiana de los lapsus, les exigimos que lean La Psicopato- Comunes. De acuerdo, con tal que se nos explique de qué lugar
logía de la vida cotidiana, les pedimos que nos traigan ejem- común se trata. Por nuestra parte sostenemos: el Lugar Común
plos de lapsus, propios o ajenos; leemos sus trabajos. Extraños —que en este caso en esta Bienal es el inexplicado e inexplica-
lapsus sobre los lapsus: los alumnos redactan sus lapsus con un ble pseudo-concepto de hombre, de lo humano— está ahí para
estilo que es calcado del que Freud emplea en la Psicopatología ocultar otro Lugar Común. ¿Cuál Lugar Común? El Lugar Común
(por lo demás en ese mismo están redactados los lapsus envia- de la arquitectura, la fosa común, la arquitectura como arte se-
dos por discípulos corresponsales que Freud cita en las sucesi- pulcral. Tratemos de demostrarlo.
vas ediciones posteriores de su obra). Por qué se utiliza este
estilo, se comprende fácilmente. Contando un lapsus se trata de
no cometer otro lapsus. Por ello el estilo grandilocuente y afec- II
tado de gran señor, que se cuida de señalar pequeños detalles,
como diciendo: "yo cometí un lapsus, pero sólo uno". Estamos Ahora bien, los análisis por medio de los cuales intentare-
en condiciones de afirmar —pero no podríamos demostrarlo aquí— mos cumplir esta demostración se presentan y esperan ser reci-
que la teoría freudiana de los lapsus es o implica un lapsus. bidos, pese a las necesarias apariencias contrarias, no como
Así, tenemos a nuestra disposición o somos discursos de análisis filosóficos sino corno un trabajo sobre textos, trabajo
distinta forma, de jerarquías distintas. El discurso supremo es, que sigue ciertos hilos de un texto —textos escritos o textos
¿quién podría dudarlo?, el discurso filosófico, las grandes pala- psíquicos. Si, como se puede probar, la filosofía consiste en un
bras de la filosofía; discurso elevado y sublime que conviene a modo de escuchar, trataremos, por nuestra parte, de obligarnos
las grandes ocasiones, entre otras a una Bienal. Corno ésta. Dis- a escuchar de otro modo. Escuchar es un gesto, implica un mo-
vimiento del cuerpo y constituye una escena. Y precisamente lo
curso oficial que inaugura, que abre al público, sólo por un
que la filosofía no puede pensar son gestos, cuerpos y escenas.
momento, lo privado. ¿Qué grandes, qué hermosas palabras
Sin poder insistir aquí sobre todo esto, mostremos muy rápida-
contiene el discurso oficial? Por ejemplo, el terna de esta Bienal
es hacer ciudad. Hacer ciudad. ¿Para quién? Para los hombres. mente cómo pregunta la filosofía y cómo intentamos trabajar
nosotros el preguntar.
¿Con qué fin? Para que los hombres habiten humanamente. ¿Con
Supongamos que la filosofía se proponga examinar el pen-
qué medios? Atendiendo a los aspectos humanos del hombre
samiento, el texto hegeliano. Concentrará entonces su atención
¿De qué hombres? De todos los hombres.
en lo que ella llama las grandes ideas de Hegel: la noción de
El hombre, el humanismo reina en el discurso oficial. ¡Los
Espíritu, de Espíritu Absoluto, la dialéctica, el desarrollo lógico
humanistas unidos jamás serán vencidos!
de la historia, etc. Por nuestra parte, al contrario, nos interesará
Pero, ¿con qué fin se utiliza el discurso oficial? Detengámo-
aquello que se oculta entre los vericuetos de esos conceptos,
nos en la estructura de todo Congreso, Simposio o Bienal. No
aquello que esos conceptos escenifican, ciertos pasos y movi-
es difícil reconocer que en todos estos casos no se trata sino de
un retiro espiritual. ¡Espectáculo edificante! Buenos muchachos mientos para los cuales la filosofía no puede sino permanecer
ciega. Un solo ejemplo: la aparición en ciertos y determinados
cuentan sus hazañas a otros buenos muchachos. Predicadores
momentos del texto hegeliano del gato. No del concepto de
de otros barrios son a veces invitados.
PATRICIO MARCHANT CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS REFLEXIONES... 37
36

gato ni tampoco en el gato como símbolo (Hegel al hablar del haber podido dar una cierta imagen, vaga, de nuestro modo de
arte y de la historia egipcias se refiere efectivamente al gato). Lo proceder, respecto a la cual importa también señalar que cuan-
que retendrá nuestra atención será la aparición, la referencia, do utilizamos "conceptos" como, por ejemplo, gato, no se trata
en determinados momentos, como por azar, al gato, a esa con- de puros conceptos, así como tampoco de puras palabras, sino
centración de fuerzas a las que se alude cuando se alude, como de algo otro que conceptos y/o palabras, significados y/o signi-
por azar, al gato. "Así la solterona con su gato": frase de Hegel. ficantes, algo otro de lo cual, como efectos, derivan conceptos
(Y cuando Hegel habla del gato en Egipto alude también a esa y/o palabras, significados y/o significantes.
fuerza: gato). Detectando la presencia del gato perseguimos Ahora bien, este trabajo sobre textos podría ser considera-
—dejando a los estudiosos de la filosofía entretenerse con las do por algunos como ejemplo de lo que Freud llamó psicoaná-
grandes nociones— las emergencias del gato en otros textos, fi- lisis aplicado, como un psicoanálisis de la filosofía, en todo
losóficos o no. Así, por ejemplo, en su ensayo Para introducir caso como algo análogo al psicoanálisis. No es, tan simplemen
el concepto de narcisismo, Freud, al referirse al narcisismo de la te, así. En el psicoanálisis freudiano se cumple, sin duda, por
mujer joven y hermosa, con constelaciones psicológicas intere- una parte, una subversión violenta del pensamiento filosófico,
santes (como tiene cuidado de agregar) la compara, como por pero, por otra parte, no es posible negar que subsisten en el
azar, con el gato. (Igualmente: Precaución de Freud antes de texto de Freud ciertos gestos filosóficos y ciertos conceptos di-
mencionar el hábito, "tan chocante", dice él, de la fellatio: rectamente heredados de la filosofía. El trabajo sobre textos que
J'appelle un chat un chat —en francés, cortesía obliga, y no en nos interesa prosigue la subversión, insiste en la radicalización
alemán). Prosiguiendo nuestra investigación fácilmente nos en- de la subversión freudiana. Esta radicalización —digamos en for-
contramos con múltiples apariciones, en distintas escenas, como ma más realista, el esfuerzo hacia esa radicalización— pone en
por azar, con el gato, de modo tal que no resulta difícil com- cuestión conceptos fundamentales del Psicoanálisis y para lo-
probar que el gato moviliza muchas más fuerzas que, por ejem- grarlo debe acudir al trabajo (o más exactamente, trabajar el
plo (pero en todo ejemplo, como dice Hegel, se juega lo esen- trabajo) de ciertos pensadores que, en ciertos momentos, hete-
cial), la noción hegeliana del Espíritu, la cual, sea dicho de paso rogéneamente respecto a la totalidad de su obra o texto, por la
(suponiendo, lo que no es cierto, que sabemos cómo opera un radicalidad de su preguntar logran exceder, en la medida y en
paso, del pensamiento u otro) depende de un paso del juego el sentido en que aquello es posible, la clausura filosófica. Como
del gato. Nietzsche y como Heidegger. Nietzsche y la suspensión de la
Interrupción. Aprovechamos este momento para saludarte verdad que se cumple en sus textos. Y Heidegger, cuyo pensar
a ti, ¡oh gran Gato Murr!; a ti, cuya sola existencia muestra que que en aquella medida en la que a la filosofía le resulta posible,
incluso en la Alemania de Kant y de Hegel había gente intere- pero sólo en esa medida, ya no está más referida al cristianis-
sante y simpática con la cual un hombre honrado hubiera podi- mo, y que, en tanto destrucción de la historia de la metafísica,
do conversar. Fin de la interrupción. Ronroneos de satisfacción pone en cuestión a la filosofía misma como jamás antes en la
se escuchan, a lo lejos. historia de la metafísica ello fue posible, aunque, como es sabi-
Por cierto que estamos conscientes que la brevedad de do, esa destrucción heideggeriana está unida al intento —filosó-
nuestras consideraciones apenas nos ha permitido darnos a en- fico, metafísico— por recoger y recogerse en la voz oculta por,
tender y que a nadie, salvo si hubiera aquí, corno por azar, un es decir, en la historia de la metafísica, voz de los albores, voz
gato, podremos convencer con lo dicho. Con todo esperamos de los pensadores griegos anteriores a la llamada por Heideg-
PATRICIO MARCHANT CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS REFLEXIONES... 39
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ger con razón!— decadencia socrático-platónica. Sea como pre entre la atmósfera general de un sueño y los símbolos y
sea, la meditación final heideggeriana sobre la donación del contenidos que en esa atsmósféra emergen y que en ella se
don —donación anterior a toda metafísica, teología o teleología— sostienen, y nos obliga a buscar, a preguntar, en primer lugar
es un don sin duda demasiado grande como para pensar que, por esa atmósfera antes de dirigirnos a los símbolos y conteni-
por ejemplo, los filósofos puedan tener la radical generosidad dos, cuya significación es ya más concreta. Ahora bien, si es
necesaria para poder aceptarlo; y esa donación se conecta, de cierto que la casa aparece en los sueños con esos significados
una manera que habría que trabajar, lenta y cuidadosamente, que Freud le da y que hemos mencionado, la atmósfera de to-
con la subversión freudiana y con el trabajo de lo que constitu- dos los sueños —directamente o en el fondo— es una atmósfera
ye la Escuela Psicoanalítica Húngara, esto es, los herederos le- maternal, una atmósfera de casa materna. De este modo, pode-
gítimos de Freud, si aceptamos, por diversión o por falta de mos decir que la atmósfera maternal es la casa del sueño, que el
vocabulario, jugar todavía con los groseros conceptos de heren- sueño está en la casa como en casa. Pero, en tanto la atmósfera
cia y legitimidad. Se sabrá tal vez que este trabajo sobre Heide- es la casa del sueño, entonces la casa en el inconsciente, simbo-
gger y sobre Freud es la fiesta que se propone y nos propone la liza, más exactamente, funciona como cuerpo en general, de
modo tal que los símbolos que emergen en la atmósfera (los
obra de J. Derrida.
contenidos no entran aquí diretamente en consideración), es
decir, la casa corno símbolo del cuerpo masculino o del cuerpo
femenino o del órgano femenino, son entonces modalizaciones
III
del cuerpo en general.
Comencemos nuestro análisis preguntándonos por la signi- Para poder cumplir esta demostración estarnos obligados a
ficación de la casa para el inconsciente. pasar del psicoanálisis freudiano a las teorías de Imre Hermann.
Al recorrer los textos freudianos nos encontrarnos que la Para Hermann, el origen —como origen que falta, como fal-
casa simboliza en o para el Inconsciente, por una parte, el cuer- ta de origen— del animal llamado hombre se encuentra en el
po en general —la casa lisa, el cuerpo masculino, la casa con instinto arcaico, pero inhibido, del "agarrarse a", es decir, en el
balcones, el cuerpo femenino; por otra parte, simboliza a la archi-acontecimiento traumático de la separación, de la caída
mujer o al órgano sexual femenino. Puertas y ventanas simboli- —experimentada como sostén que falta o como falta de sostén—,
zan las diferentes entradas del cuerpo. Agreguemos que cons- del ser arrancado a la madre. Perdida —siempre ya— la "unidad
trucciones como catedrales, iglesias, fortalezas y castillos repre- dual" —esa relación de mutua complementariedad entre la ma-
sentan también a la mujer. Pese a las relaciones inmediatamente dre y el hijo—, perdida su "unidad", su "identidad", su "yo" (¡que
observables la unidad, el punto de concentración de esta diver- es dual!), el animal llamado hombre tiende a agarrarse a todo lo
sidad o, simplemente, la ley de su dispersión no aparece clara- que pueda suplir a la madre. Madre es, entonces, todo aquello a
mente. ¿Por qué la casa que la mayoría de las veces simboliza a lo que el hombre se agarra. La llamada madre real ¿s sólo el
la mujer —en su totalidad o en su particularidad más específica— primer y más constante agarre del hombre, pero madre son:
puede simbolizar también al cuerpo masculino y, sobre todo senos, cuerpos, alimentos, manos, pies, sexos, cosas, ideas, es-
esto, al cuerpo en general? Para contestar a esta pregunta resul- pecialmente éstas últimas, las ideas. Ahora bien, la consistencia
ta necesario acudir a una distinción que la práctica analítica de este agarrarse es meramente ilusoria. Jamás el hombre logra
impone. El análisis de los sueños nos obliga a distinguir siem- realmente agarrarse. La madre es una idealización del hijo, un
PATRICIO MARCHANT CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS REFLEXIONES... 41
40

producto, una invención del hijo. A su vez, la madre proyecta deseo de la suplencia. Tumba, es decir, imposibilidad, muerte,
en su hijo su propia ausencia de madre, de esa, su madre, que pero, al mismo tiempo, posibilidad, recuerdo imborrablemente
no fue la suya; se compadece a sí misma, rememora en sí mis- querido. Sabiendo con un saber abominable que no tiene ma-
ma su orfandad. El amor materno, entonces, no es sino instinto dre, que no tiene casa, el hombre se agarra desesperadamente a
filial: la madre ama en el hijo el hijo deseoso de madre que ella su última posibilidad: que hubo madre, que hubo casa, que en
fue. Pero, pese a todos sus deseos, la madre no puede llenar el la tumba está sepultado el recuerdo de la madre, el recuerdo de
deseo de madre del hijo; para el hijo, la madre es esencialmente la casa. La tumba dice el secreto (no hay madre) y niega el
infiel. Infidelidad de las madres, orfandad radical, sin remedio, secreto (pretende que hubo madre). El hombre se convierte de
del hombre. este modo en el guardián de la tumba materna, se instala como
Infidelidad de la madre, vale decir, infidelidad de todo cuer- guardián de la tumba materna, quiere guardar, digamos más
po. De esta manera se habría demostrado, creernos, apoyándo- bien: quiere ser él guardado por el recuerdo, por un pasado que
nos, utilizando la doctrina de Hermann que el fondo de todo nunca fue presente. De este modo, contra todas las perversio-
sueño, el fondo inconciente del hombre, es la ausencia del cuerpo nes, es decir, las versiones deformadas y deformadoras de la
en general —de un cuerpo al cual uno se pueda agarrar— y que religión y de la filosofía, el hombre no es una criatura divina,
esa ausencia, esa relación a la ausencia está representada en el un animal racional, conciencia de sí, representante de la Idea
inconciente por la casa. La casa, como símbolo o función, dice de la Humanidad o Trabajador, sino que —otra cosa que el ser y
aquello que los filósofos llaman la "condición humana". La casa el no ser— el llamado hombre o sujeto (ciertamente que en el
llamada real saca su sentido y fuerza de la casa tal como ésta sentido de "sujeto a") se instala como afirmación de la negación
aparece para el inconciente. de la ausencia de la madre; por ello mismo, se instala como
Se podría preguntar por qué la casa y no otro objeto cum- guardián del inconfesable secreto de la traición materna. El hom-
ple tal función. La pregunta es tan fundada como es simple la bre es la instalación, frenética y deseperada de lo indefendible
respuesta. Sólo la casa puede cumplir la función y la simboliza- siempre ya perdido, de manera tal que todo construir, partiendo
ción indicadas porque en y por la casa se cumple la distinción de la construcción de la casa se realiza a partir, por y en vista de
entre los así llamados animales en general y el animal así llama- la vacilación tentadora y aterrorizante ante el abismo materno.
do hombre (Aclaremos: el hombre, el animal así llamado hom- Toda edificación, esto es, toda prolongación de la casa: edifi-
bre: nombrándolo de este modo queremos subrayar que el "hom- cios públicos, columnas, monumentos, puentes, ciudades se
bre" es el animal así llamado hombre porque acude al llamado, erigen para corporizar (en el sentido psicoanalítico del término)
responde a la apelación, complementa a su nombre. Desplaza- la falta de madre. En su precariedad necesitan conmemorar
miento del Gerufsein heideggeriano; teoría sobre el nombre por —toda edificación es conmemoración— lo que el sujeto conside-
construir). De este modo la casa no pertenece al ámbito natural ra su triunfo, es decir la salvación de su madre. La arquitectura
ni al ámbito cultural. La casa excede la distinción, la oposición por tanto no hace sino corporizar el origen como falta de origen
entre la naturaleza y la cultura y en esa excedencia la funda. La del hombre.
casa es fundación del hombre. Ahora bien, como se dijo, la casa Señalemos al pasar que la filosofía contemporánea se ha
suple la ausencia de la madre, pero la ausencia puede ser supli- detenido a su modo, es decir, como inversión o en el desplaza-
da, pero no borrada. En tanto la madre siempre falta, la casa es, miento, en las nociones de casa y de guardia. Meditación heide-
entonces, tumba. Tumba de la suplencia de la madre, tumba del ggeriana sobre el habitar y el construir, sobre el lenguaje como
42 PATRICIO MARCHANT CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS REFLEXIONES... 43

casa del ser, meditación sobre la comprensión bíblica de la casa hacia nada. La casa, supuestamente nueva, encontrada en la
en Lévinas; en Heidegger, nuevamente, determinación de los calle, es ya siempre del Otro, por ejemplo del arquitecto, de ese
filósofos y poetas como guardianes del ser; y antes, en el maes- poderoso agente cómplice, pero víctima también del Complot
tro de ambos, Husserl, definición del filósofo como funcionario Materno.
y guardián de la Idea de la Humanidad, en los escritos últimos Señalemos que Sandor Ferenczi ha estudiado el simbolis
del filósofo, dramáticos por lo que anunciaban o denunciaban mo insconciente del puente. El puente simboliza, por una parte
—la barbarie nazi— y porque a esa barbarie el filósofo sólo podía —dice— el miembro viril, en particular, el poderoso miembro
oponerle la vaciedad de un concepto filosófico. paterno que une dos regiones (figurando así la cópula de los
Ahora bien, si las estrategias arquitectónicas del hombre se padres) y que sobremonta una extensión de agua, vasta y peli-
originan y son modos de la casa, uno de esos movimientos es- grosa, donde brota toda vida y a la que el hombre desea retor-
tratégicos consiste en el intento —necesariamente vano— de salir nar (y retorna en instantes eternos en la cópula, por medio de
de la casa, la búsqueda de la nueva casa. El movimiento de una la cual, según la que debiera ser conocida teoría de Ferenczi, el
casa a otra casa se constituye corno puente. Es decir, lo que hombre, por intermedio de su representante, el falo, vuelve a la
llamamos comúnmente puente es la construcción en la que se madre, a la madre individual, corno a la originaria, el mar). Por
puede leer, que revela con más claridad la función "puente" de otra parte, el puente simboliza también, escribe Ferenczi, en
toda construcción otra que la casa materna. Así, el puente tiene, cuanto es un pasar, el paso del vientre materno a la vida, así
en el uso corriente de la palabra, un sentido unívoco, pero el como el paso de esta vida a la otra y simboliza finalmente, todo
verdadero sentido o función del puente lo podernos, lo debe- paso o cambio de vida. Agrega nuestro autor que quienes sue-
mos obtener, de su significación insconciente. Y tal función ñan comúnmente con puentes padecen de impotencia; indique-
impregna tanto a los llamados corrientemente puentes como a mos que, por nuestra parte, pensamos que esa impotencia sexual
las otras construcciones. Si el hombre es casa materna siempre individual deriva o explicita la impotencia general, la impoten-
perdida en búsqueda de una nueva casa, siempre ilusoria, es en cia para escapar del círculo maternal, la impotencia general que
la calle, en las otras construcciones que el sujeto busca la nueva sólo puede ser superada por la poesía. Añadamos que sería
casa. El hombre puede creer haber encontrado otra casa; en esa muy interesante e instructivo comparar lo que dice Ferenczi
medida puede creer que el puente es sólo puente y las otras con la conocida meditación heideggeriana sobre el puente (en
construcciones otras cosas que puentes. Pero el sentido origina- Bauen, Wohnen, Denken). Mostraría esa comparación la gran-
rio, constituyente, del puente aparece cuando, ajenos a la ilu- deza a la vez que los límites de la destrucción heideggeriana de
sión, en nuestro pasar por calles, puentes, construcciones hace- la metafísica y nos confirmaría en nuestra idea de que no se
mos de ellos puentes y ellas nos hacen "como pasando por un sale filosóficamente de la filosofía.
puente". Contra lo que dice la psicología de la superficie (esa Ahora bien, en este detenernos en las construcciones origi-
rama de la actividad económica), el hombre no realiza simbóli- narias, en los resultados de los movimientos arquitectónicos
camente su búsqueda desesperada, su huida de la angustia re- originarios, debemos decir algo sobre la columna. Evidentemente,
corriendo largas calles nocturnas; cabe más bien decir que el la columna se erige para suplir el hueco maternal. Pero, contra
paso, rápido o lento, por la nocturna calle desierta, que necesa- lo que alguien podría pensar, la columna no funciona, para el
riamente conduce al mismo punto de partida, erige a la calle inconsciente, únicamente como símbolo fálico. Tendríamos que
como monumento fallido, corno puente. El puente no conduce decir, más bien, que la columna no es símbolo de falo, sino el
CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS REFLEXIONES... 45
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falo símbolo de la columna, pero símbolo en el sentido griego y su condicionalidad histórica, ya sea que todo hombre tiene
casa, ya sea que algunos hombres tienen casa o, en último caso,
del symballein, esto es, del ir juntos, de encontrarse juntos, de
estar arrojados juntos. La erección fálica, como la erección ar- que sólo él tiene casa. El sujeto se sostiene (y se entenderá
quitectónica, cumplen el mismo papel, ocultar, llenándolo, el alguna vez que el "es" sostiene sólo una modalidad del "soste-
hueco materno. Es decir, son puentes (que la columna griega ner") en la vigilancia de su secreto, como guardián de lo que se
sea también otra cosa, se verá al final de esta exposición). dijo no quiere saber que sabe, su falta de secreto. El así llamado
Por todo lo dicho estará claro, pensamos, que así como la hombre se instala como repetición de figuras ejemplares de la
casa, el puente, como intento por salir de la casa, así como las guardia —figuras ejemplares no porque esclarezcan el error fun-
construcciones que derivan del puente, es también tumba. Tumba damental sino porque, respondiendo a una necesidad profun-
la casa materna y tumba la casa buscada. Por todo ello la arqui- da, histórica, pueden ser, buena o malamente, imitadas. Shakes-
tectura debe ser definida como arte sepulcral y en tanto la tum- peare (lanza cortada, como se me señaló) insiste en la historia,
ba es tumba de la madre y toda madre, porque falta es sagrada, no sólo en la historia literaria sino en la historia universal, por-
la arquitectura es arte sagrado. Estará claro también que al señalar que nadie antes o después de él creó, mejor dicho, configuró
estos aspectos originarios de la arquitectura hemos mostrado guardianes ejemplares. Entre tantas otras: guardia verdadera,
solamente el esquema original y originante de la arquitectura. por tanto, falsa del amor, de la muerte de, del amor: Romeo y
Julieta; del poder como poder del resentimiento: Ricardo II; de
Pero entiéndase bien: todo lo que archi-analíticamente y archi-
la vejez no resignada que enseña, al espectador (¡Freud!), a re-
lógicamente no pueda deducirse rigurosamente de la complica-
signarse a la resignación: King Lear; del hijo que obstinadamen-
ción de este esquema es algo que sólo tiene cabida en la false-
te falta: el grito sublime y condenatorio de la condenación ab
dad del discurso oficial.
soluta de Mac Duff en Macbeth: "he has no children", y la figura
(Señalemos al pasar que ciertos cambios arquitectónicos
pueden, al acabar con una inadecuación entre la significación ejemplar más conocida, Hamlet. Nos interesa deternernos aun-
inconsciente y una situación real, provocar admirativos aplau- que sea brevemente en esta figura de guardián, cuyo descifra-
sos, producto de la resolución de una tensión. Así sucedió y miento se debe, primero a Freud, luego a Jones —quien en ver-
sucede cuando, gracias a recientes y valientes iniciativas, el centro dad no hace sino comentar, larga y excelentemente, a Freud— y,
de Santiago se transformó de pretendido centro de una preten- hace muy pocos años, a Nicolas Abraham. Hamlet vigila la tum-
dida capital (con la significación inconsciente que implica una ba materna, la fidelidad conyugal y filial maternas, pero, al mis-
mo tiempo vigila el secreto feroz porque materno en tanto se-
capital) en un hermoso y simpático centro provincial.
creto, de su padre. El fantasma paterno, las palabras, es decir,
las mentiras paternas —todo fantasma tiene vocación de mentira,
como establece Abraham— obliga a Hamlet a buscar a ciegas,
extraviado por palabras y palabras, entre las cuales circulan, sin
Pero insistamos ahora en aquella guardia que el sujeto cum- poder ser detenidos o denunciados, elementos de falsedad y de
ple delante de la tumba materna. Acosado por lo que considera verdad. Vacila al actuar, resolviéndose finalmente por acatar la
su defecto personal —sólo grandes melancólicos han compren- mentira paterna y para ello mata y se deja matar. The rest is
dido el secreto común— el sujeto sostiene, como su derecho silence, esto es: el secreto se calla, o en forma directa pero apoé-
inalienable y contra todos los hechos y según su temperamento tica: el muerto se aquieta. Es decir, yo Hamlet, identificado a mi
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música y, a lo más, a la historia de la poesía alemana, pero no a


padre, habiendo dado muerte ya al centro invisible del poder, a
la historia política alemana y mundial. Pero, entendiendo los
Polonio —ese Polonio a quien los directores por otros motivos
términos a la alemana y no conceptualizando como latinos, sin
que los verdaderos, pero, con todo, adivinando oscuramente
duda que Wagner puede o debe ser considerado como el fun-
esos motivos, convierten en bufón: transformación de quien ríe
dador del moderno Imperio Alemán. Imperio Alemán, Imperio
en quien hace reír—, habiendo ya dado muerte a Polonio, muero
del Centro, cien años de catástrofes mundiales.
yo ahora, yo Hamlet, a punto de saber la verdad, para que na-
En su obra El origen de la obra de arte distingue cinco mo-
die, y menos que nadie yo mismo, logre descubrir el secreto
dos según los cuales la verdad se instala (instituye) en el ente
paterno. En el grito de Hamlet, como en los de los otros gran-
por ella abierto: el ponerse en obra de la verdad misma, el
des personajes shakespereanos, dentro de un sueño como cua-
gesto que funda un estado, la proximidad al ente que es el ente
dro o en el cuadro de un sueño (que, como todo cuadro, es por
supremo, el sacrificio esencial y el cuestionamiento del pensar
esencia imposible de delimitar) reconocemos la atmósfera de
que piensa el ser del ente. Por cierto que, pese al efecto que
ciertos discursos que nosotros mismos, todos nosotros, si pu-
puede producir una enumeración citada sin su contexto, no hay
diéramos hablar, si nos fuera concedida la palabra, podríamos
una total separación entre estos modos. En todo caso el gesto
decir. Frases interrumpidas, gritos en la escena general del si-
fundador de un estado requiere de los otros y es el producto de
lencio o de silencio. Cortas frases que, como ruinas de un dis-
todos los otros. Ahora bien, en Wagner encontramos esos mo-
curso que nunca fue —no hay dioses que iluminen la escena—
dos de la verdad. En su obra artística, en la instalación de un
nos dicen que Hamlet, corno todos, murió por error de cálculo.
nuevo dios (Parsifal), en la fiesta o sacificío esencial (el festival
En la época moderna, época de la ratio, del cálculo, la época
sagrado de Bayreuth), en la determinación del ser del ente como
(como muestra Heidegger) que determina al ente a partir de la
voluntad. Y Wagner propone a Parsifal como forma y contenido
demanda de una razón, del principio de razón, se muere sin
de la educación del pueblo alemán, como instauración del nue-
razón. Shakespeare vive ya en un tiempo en que los dioses ni
vo Imperio Alemán, del Imperio Alemán Moderno. Musicalmen-
siquiera se esfuerzan en parecer que salvan. Hamlet —superan-
te, los dos movimientos que se pueden distinguir en su obra
do infinitamente a Descartes— no tiene ninguna certeza, sabe
buscan su unidad y terminan unificándose. Por una parte, des-
muy bien que el nombre de la verdad es fragilidad. Y cuando la
de El Holandés Errante a Tristán e Isolda, pasando por Tann-
verdad no se pone en escena no cabe sino hacer lo que hizo
bausery Lohengrin: la imposibilidad del amor, al menos en esta
Ana O., esa gran intérprete de Hamlet —esto último no lo sospe-
vida, la oposición entre el amor y la vida, la transformación del
chó Breuer ni, al parecer, tampoco Freud— escuchar detrás de
amor en resignación del amor; por otra parte: la glorificación de
puertas y cortinas.
los mitos y del pasado germánico: la Tetralogía. Entre ambos
Antes de abordar la figura contemporánea del guardián
movimientos, en Los maestros Cantores (donde también está
—entendido que en estos momentos estas figuras nos importan
presente la resignación al amor, Hans Sachs ante Eva) se glorifi-
para entender el trabajo de la arquitectura— nos interesa decir
ca el arte alemán, el sagrado arte alemán, origen siempre pre-
algunas pocas palabras de otro tipo de guardián que, en la apa-
sente del pueblo alemán, que puede, por tanto, sobrevivir a
rente reserva, ha jugado, sin embargo, un rol histórico capital y
todo fracaso pasajero. Coro final de Los Maestros Cantores: "Si
que, sin embargo, o por eso, los historiadores se han dado el
se disuelve en polvo / el Sagrado Imperio Alemán / permanece
lujo de pasar por alto. Nos referimos a Parsifal de Richard Wag-
rá todavía para nosotros / el Sagrado Arte Alemán" (die heilige
ner. Wagner, se dice habitualmente, pertenece a la historia de la
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48 PATRICIO MARCHANT

Deutsche Kunst). Es decir, mientras persista el arte alemán —esto Debemos examinar ahora la figura del guardián en la épo-
es, aquello que para la conceptualidad latina de un Marx es ca contemporánea tal como ésta se presenta en los momentos,
sólo una supraestructura: Wagner tenía razón entonces contra en los respiros, de paz que esta época ha permitido. Nos referi-
el seudo-concepto de supraestructura— el pueblo alemán persis- mos a la figura del guardavallas en el fútbol moderno. Nuestra
tirá como potencia, potencia que buscará el dominio total. Los época juega al fútbol porque supo y sabe que otras fuerzas han
dos momentos del desarrollo musical de Wagner que hemos jugado y jugarán con nosotros en forma inevitable y sin que
señalado se unen, grandiosamente, desde el punto de vista podamos oponerles nada. El fútbol ha calmado las angustias
musical, miserablemente desde el punto de vista político, en premonitorias de los pueblos en una forma que nadie podría
Parsifal. Parsifal, divinizado por la pureza de un amor puro y desconocer (ha calmado las angustias; no decimos: ha sublima-
por su resignación absoluta, es el nuevo dios que Wagner pro- do los impulsos bélicos; sostener esto último sería desconocer
pone, no a sus conciudadanos, porque en la alta y sagrada Ale- por entero el papel desempeñado por el fútbol). Si resulta ne-
mania no había ciudadanos sino a sus "compañeros alemanes cesario distinguir dos épocas en la historia del fútbol (la llama-
de destino": el destino, dicen los alemanes, es lo enviado, que da prehistoria del fútbol no pertenece al futbol), la primera,
sólo ellos, los alemanes, pueden recibir. Destinación del desti- aquella en que imperó la habilidad y la virtuosidad rioplatense
no alemán: de Lutero a Hitler. Con Parsifal se cumple, piensa y ésta, la segunda, la de la decadencia, que se inició con el
Wagner, la reforma de la reforma luterana, la solución final. fútbol tecnificado de los brasileños y que culminará con el triunfo
Que Hitler admirara a Wagner no constituye una mera anécdota definitivo y decisivo del fútbol yanqui, debemos decir que en
ni fue cuestión de psicología individual. Final de Parsifal: "Mi- aquella primera época el fútbol se jugó en la apasionada exalta-
lagro de la Gracia sagrada, Redención del Redentor." ción de la desesperación, en una suerte de euforia desesperada.
Y si cuando Heidegger se pregunta cómo se encuentran o La brevedad del tiempo que disponemos o, más bien, lo
se nos presentan las obras de arte entre las otras cosas y nos mucho que hemos hablado, nos impide extendernos largamen-
dice, por ejemplo, como por azar, que los himnos de Hblderlin te, como hubiéramos querido poder hacerlo, sobre esa repre-
estaban embalados en los sacos del soldado alemán, de la pri- sentación escénica que constituye el fútbol. Nada diremos por
mera guerra mundial, así podemos afirmar también que, en la lo tanto de la significación general del deporte ni sobre las con-
segunda guerra mundial, la mayor parte de los soldados alema- diciones históricas que posibilitaron el gran fútbol sudamerica-
nes luchaban, sabiéndolo o no, por la divinización de Parsifal. no (el potrero, el sitio eriazo). Contentémonos con examinar su
Por cierto, que no podemos describir aquí la figura, la configu- estructura básica en su primera época. En el fútbol, el cual su-
ración de la guardia que Parsifal proponía. De todos modos, pone necesariamente espectadores reales o, como en una vul-
resultará evidente que Parsifal, el más triste de los dioses, guar- gar "pichanga" de espectadores imaginarios (los jugadores mis-
daba la tumba materna, no con la desesperada grandeza de otro mos) se representa una escena en torno a la función materna, a
tipo de guardianes sino que bajo el manto de lo sagrado y la la tumba materna. Figuras esenciales son o; más bi'en, eran,
resignación, con una despiadada decisión que sólo se encontró además de las tres parcas que marcan la hora —toda hora es
posteriormente en el fanático nacional-socialista. La más gran- siempre hora de la muerte, o dice relación a la hora de la muerte—:
de, probablemente, obra musical de todos los tiempos fue en- el centro-half quien, al mismo tiempo que defender a la madre,
carnada, corporizada, de este modo, en el tipo del agente de la en tanto representante del padre idealizado o del dios,
policía secreta alemana: ¡sublime lección del espíritu! reparte pelotas, es decir, enseña y da oportunidades; el centro-
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50 PATRICIO MARCHANT

delantero (los otros delanteros son variaciones, modalizaciones nos derrote, que destruya nuestro encadenamiento a la madre.
de éste), el cual es el representante de nuestro yo y con el cual El guardavallas juega este doble juego, rol atroz que nadie, na-
nos identificamos ("ganamos el partido", como decimos) y la turalmente, desea. Se es guardavallas por imposición, por elec-
figura dramática principal, el guardavallas. El juego consiste en ción maldita (de la madre): el guardavallas es el judío del equi-
derrotar a la madre, el gol orgasmo, al cual se oponía (y se po. Como dijimos y ahora repetirnos, en el fútbol no hay goles.
opone ahora de otro modo) el guardavallas. Nosotros los es- El gol se anula apenas el guardavallas se levanta o el juego se
pectadores somos, al mismo tiempo, centro-halfs, centro-delan- reanuda. El fútbol es la comedia del gol. El guardavallas está ahí
para decirnos filosóficamente: el gol marcado fue apariencia y
teros y guardavallas.
No se puede dejar de señalar que esta significación esen- no realidad. Y el guardavallas quiere poder desear que al me-
cial ha sido comprendida siempre en forma precisa porque in- nos una vez en la vida le marquen un gol, desea querer desear
consciente, por los comentaristas deportivos. Las expresiones poder ser vencido, desea querer poder querer decirle adiós a la
corrientemente utilizadas, así como lo que podemos llamar si- tumba que guarda. Esa invencibilidad del arquero estaba ex-
tuaciones dramáticas del guardavallas, lo demuestran. Entre las traordinariamente bien expresada por un grito, famoso hace al-
expresiones, podemos citar, entre muchas, éstas: el "virtuoso" gún tiempo en las canchas chilenas, en el momento de mayor
delantero argentino (es decir, el seductor, la seducción del pase peligro para el arquero: "Tranquilo Escuti". Esto es: no, nunca
habrá gol.
bien hecho), el "perfume de gol", la pelota que "infla la red", el
"pata bendita", el mismo grito de "gol", etc. De las situaciones De este modo en realidad el arquero vencido no es el ar-
dramáticas del guardavallas, señalemos tres: "el gol fulminan- quero derrotado sino el arquero que con sólo levantarse anula
te", que deja al arquero "mirando pajaritos" (no pajarito, sino el gol. Ciertamente que no siempre, pero, por ahí en un mo-
pajaritos, en plural: regla de la interpretación analítica: multipli- mento el arquero aspira a ser vencido, aún cuando termina re-
cidad de símbolos fálicos significa siempre castración); el mo- signándose a su invencibilidad. El guardavallas quiso ser delan-
mento en que como se dice o escribe "el arquero, impotente, tero, así como todos los delanteros se saben guardavallas. En el
mira como la pelota se introduce lentamente en la red"; final- fútbol más allá del aparente triunfo —y contra la opinión inge-
mente, el momento sublime del penal (sin embargo, aquí —per- nua— se trata siempre de perder. Por esto las amargas reflexio-
dón Herzog— la angustia no es del arquero sino del delantero). nes de un guardavallas vencido son las amargas reflexiones de
Pero, atención, éste es el momento en que si no se pone un guardavallas invencible; se originan ellas al constatar éste su
cuidado, podemos mal interpretar completamente la significa- absoluta invencibilidad, su completa virginidad, esto es, su im-
ción del fútbol. Pues, contra todo lo que pueda pensarse y por posibilidad de escapar a su rol de guardián de la tumba 'miel-7
más extraño que parezca, en el fútbol nunca ha habido ni habrá na. El arquero desea el gol, pues sabe que éste constituye su
goles. Para entender esta situación debemos considerar el do- salvación, pero las invisibles manos maternas están siempre ahí,
ble papel del guarvallas. Por una parte, el guardavallas repre- listas para levantar sus brazos y su cuerpo y realizar la gran
senta, como guardián de la tumba materna, todo lo que nos atajada o para anular el gol aparentemente logrado. Por eso, no
encadena a un paso insuperable, deseado —porque mandado— constituye ninguna casualidad que el primer gran guardavallas
como insuperable. Pero por otra parte, el guardavallas (y todos haya sido el "divino" Zamora y el último grande la "Araña Ne-
nosotros en y con el guardavallas), por más débilmente que gra", la madre fálica (Yashin). Pero, al igual que el centro-half,
sea, deseamos liberarnos de la guardia, deseamos un gol que el antiguo guardavallas está en vías de desaparecer; aparece
CASA HAY UNA SOLA O LAS AMARGAS REFLEXIONES... 53
52 PATRICIO MARCHANT

en un hacer del hombre, del hombre y para el hombre. Otra


ahora el guardavallas acorazado, guardián absoluto sin quiebre
alguno de la tumba materna (por ejemplo, Meier). El antiguo cosa se juega en ella. Por una parte, la arquitectura no es un
arte —el concepto de arte, constituido en y por la oposición de
guardavallas tristemente se retira con su valla invicta.
arte y naturaleza, es demasiado pobre para poder marcar lo
Si se ha entendido bien lo dicho se comprenderá que el
pertinente— y, por otra parte refiriéndonos a la absurda (o, lo
fútbol no pertenece a un mundo aparte del llamado mundo
que es lo mismo, demasiado llena de sentido) subordinación de
oficial. Por un proceso de causalidad recíproca, hay guardava-
toda actividad del así llamado hombre a la filosofía, dijimos que
llas en el fútbol, hay fútbol, porque actuamos como guardava-
era hora de que la arquitectura dejara de creer en las mentiras
llas en nuestra vida cotidiana; a su vez, la popularidad del fút-
de los filósofos. Por lo tanto, el arquitecto no debe pedir la
bol influye en nuestro modo de ser guardavallas. Recorremos
palabra ni concederla, no debe dejar que la palabra hable de la
las calles desarrollando nuestra angustia o nos sentamos a me-
arquitectura. Pues, ¿qué puede decir la Palabra frente a una co-
ditar, espiritualmente agazapados, como guardavallas que espe-
lumna —griega, se entiende? La columna no necesita de palabras
ra y teme al gol que podrá derrotarlo. Guardavallas invictos,
ni de comentarios. En su tranquila y perfecta soledad, prescin-
vencidos porque invencibles, nos retiramos con nuestra gorra
de de los hombres, cuanto más sola, cuanto más brilla. La co-
amargamente apretada en nuestras manos y maldecimos las fe-
lumna griega es bella y allí donde hay belleza no hay madres.
licitaciones de los espectadores, felices éstos de ver representa-
En un momento determinado de su trabajo, Nietzsche pone la
do en otro su propio drama. En vano soñamos con realizar el
verdad entre comillas (poner entre comillas, cuando el acto se
más deliciosamente perverso de nuestros actos: un autogol de
efectúa efectivamente, consiste, es análogo a "levantar el vesti-
arquero, lo que sería casi un verdadero gol. No nos atrevemos,
do") y dice que la verdad es mujerzuela. Debiera haber dicho:
siempre es tarde, el partido ya ha finalizado. El fútbol es una
madre. Y la belleza manda al diablo a la verdad de la madre y a
pasión inútil.
la madre de la verdad. Para los griegos, durante un siglo, hubo
dioses y no tumbas maternas. Es necesario, por tanto, compren-
der que nos hemos equivocado de Cementerios. Los cemente-
rios llamados imaginarios son los únicos reales; los llamados
Para terminar, recojámosnos un instante al borde de la tum- cementerios reales son sólo imaginarios. No debemos ya más,
ba. Si hemos titulado nuestra conferencia "Casa hay una sola o tristes imitadores de Hamlet, continuar obedeciendo las órde-
Las amargas reflexiones de un guardavallas vencido" ha sido, nes de aquellos que, debiendo estar muertos, están vivos a cau-
en lo que respecta a la primera parte del título, no porque en sa de nuestra extrema debilidad. Por ningún motivo debemos
realidad exista, para cada uno de nosotros, una sola madre, hacer ciudad para los hombres. Debemos construir ciudades
sino porque nuestras múltiples madres son una, para cada uno para el olvido, debemos olvidar las tumbas, tumbar las tumbas,
de nosotros, porque su dureza y crueldad es única, y en lo que tumbar las madres y actuar de tal modo que, sin ninguna su-
respecta a la segunda parte del título, porque sólo compren- plencia, las columnas ocupen su lugar. La arquitectura, porque
diendo que somos guardianes invencibles tenemos la posibili- arte (para hablar según la terminología corriente) sepulcral,
dad o podemos esperar ser vencidos algún día. Nos hemos pre- puede ser arte terapéutico. Terapeutas, verdaderos sepulture-
guntado, siguiendo una metodología sumariamente expuesta, ros, y no filósofos es lo que nos falta. La falta que faltará a la
por el esquema originario de la arquitectura. Esta no consiste falta; la falta sin falta si no se la falta. "Quien ha pensado lo más
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profundo, ama lo más vivo", dice Hólderlin en un verso amado LA GUARDIA DE LA CIUDAD (1982)
y comentado por Heidegger. Pero más allá de la vida, más allá
incluso de la "verdadera vida" —es decir del gato, pues el gato
marca la ausencia de la vida plena— la arquitectura debe cons-
truir verdaderas tumbas, efectivas tumbas. El resto es locura, es Importa comprender por qué las calles vacías pueden ser y
decir, realidad cotidiana. han sido objetos privilegiados de la fotografía como arte. Las
Pero: no nos entusiasmemos con vanos discursos; dejemos calles vacías, es decir, una ciudad vacía, es decir, una ciudad, la
de hacer lo que estamos haciendo en este momento, dejémos- ciudad. ¿Por qué una ciudad puede aparecer desde una calle
nos de filosofar. Ya es tarde, el tiempo apremia y, sin terminar, vacía? ¿Qué es aquello fotografiado en una calle vacía que hace
debo terminar. Ya es tarde, es de noche. Apresurémonos a re- que lo fotografiado en ella haga aparecer una ciudad (tal ciudad
tornar a nuestro triste papel de guardianes de la tumba materna. o la ciudad como tal)? Digámoslo inmediatamente: lo fotogra-
No vaya a ser cosa que se nos ocurra liberarnos. Retornemos a fiado en una ciudad vacía es la guardia de una ciudad, la ciudad
nuestros puestos, retornemos. Tal vez uno de ustedes, pobre como guardia. Ahora bien, la guardia que una ciudad cumple
insensato, intentará esta noche buscar una mujer, es decir, otra no es un elemento o un momento que se agrega a su constitu-
madre. Perderá su tiempo. Dirigirá sus pasos a lugares que los ción sino, al contrario, ella es lo que en ella es primeramente
arquitectos han diseñado y señalado de antemano, con una mano real; pues, desde la ciudad, por ella, sus habitantes —habría que
suplementaria. Como dicen las voces de nuestras madres: nada decir, más bien, los habitados por ella— primeramente y ante
por nada siempre da nada. Todo es vano y feo, como una casa, todo pueden ser —son hechos por la ciudad. Por otra parte, es
como una ciudad, corno el nombre del así llamado hombre. necesario distinguir la guardia de la ciudad y la guardia de la
Quisiera terminar expresando mi deseo que se consideren guardia de la ciudad. Distinción necesaria entre dos guardias;
estas palabras no sólo como una contribución a esta Bienal de sin embargo, puede suceder que esas dos guardias coincidan;
Arquitectura sino también como mi adhesión al Año Internacio- así aconteció en la ciudad griega, y tal coincidir fue su esplen-
nal del Niño, esto es, como todos sabemos muy bien, al Año dor deslumbrante. La polis griega era desde el templo; desde el
Internacional del Perverso Polimorfo. templo sus habitados recibían su sostenerse, pero, al mismo
tiempo, el templo, como obra de arte, guardaba, mostraba, la
guardia de la polis.
Esta coincidencia se rompió, por motivos históricos nece-
sarios, en épocas posteriores. Tomemos por ejemplo a Toledo.
Toledo ya no es más en el esplendor de su sostenerse histórico.
Toledo es ahora,una ciudad "histórica',una,"ciudad-muse9", es
decir, un objeto del terrorismo turístico. Pero cuando era en su
esplendor, Toledo, como ciudad de las religiones fundadas en
la Lectura del Libro, se sostenía desde esa Lectura y no desde la
obra de arte —pese a su riqueza arquitectónica, pese a la profu-
sión de obras de arte en sus iglesias. Toledo es, ahora, "históri-
PATRICIO MARCHANT LA GUARDIA DE LA CIUDAD (1982) 57
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ca" porque la Lectura del Libro ya no es más y, ahora, su arqui- caso de otro modo que en el día. Las calles vacías o nocturnas
tectura y sus obras de arte son quienes dicen, indican —sólo dicen lo mismo: la suspensión de la ley del día y que en ausen-
eso— su pasado esplendor como pasado. Sin embargo, con todo, cia del día, la noche se revela como condición de posibilidad
existe la Vista de Toledo de El Greco. ¿Qué es lo "representado" del día. Pues así como una mujer explica en la noche, al capaz
en Vista de Toledo? Manifiestamente el pintor no quiso "repre- de entender, en el movimiento sin concepto de su cuerpo su
sentar" la ciudad, dejar de ella una "imagen". En Vista de Toledo sostenerse de día: sus ideas, sus afectos, su alegría o su estupi-
no es la ciudad lo que se sostiene ante nuestra vista sino la dez, así, del mismo modo, una ciudad de noche vacía, como
guardia de esa ciudad, la guardia de Toledo. El Greco, desde forma pura, explica lo que ella sostiene de día —el recuerdo del
una obra de arte, guarda la guardia de Toledo y nos hace con- sonido de mis pasos por la vacías calles nocturnas de París es
temporáneos de esa guardia (de este modo, el sostener de la mi amor de París. De noche, la ciudad es su sostener puro, es
obra de arte resulta ser más "fuerte" que el sostener de la Lectu- bella —pues la necesidad de las relaciones supralógicas es siem-
pre bella, artística. De este modo, volviendo al comienzo de
ra del Libro).
Respecto a la gran ciudad moderna, a París, Baudelaire se este texto, las calles vacías como guardia de la guardia de la
propuso precisamente escribir su guardia (que Baudelaire des- ciudad son posibilidad inmediata de belleza y por ello fueron,
cribiera preferentemente la miseria de la ciudad nos permite son y serán objeto privilegiado de la fotografía como arte. Y la
señalar, sin poder precisar más aquí, que guardar no consiste en medida del talento del artista se reconocerá por su capacidad
recoger o decir momentos o cosas amables sino que consiste en de fotografiar de día una calle como si estuviera de noche, es
responder, en sentido griego, a lo destinado: percibir como ver decir, vacía en el extremo de su ser vacío y de su soledad.
y cuidado de ver). En la obra de Baudelaire, los habitados son Lo anterior, para decir que lo que amo en los cuerpos foto-
vistos desde la ciudad; escritura como marcha por la ciudad: "A grafiados por Julia Toro es su densidad; por su densidad esos
lo largo del viejo faubourg.../ Voy a ejercitarme solo en mi fan- cuerpos dejan de ser cuerpos individuales; son posibilidades,
tástica esgrima.../ Tropezando con las palabras como con los condición de posibilidad de cuerpos reales. Son partes, mo-
mentos, adoquines (con los cuales se puede tropezar) de calles
adoquines" (Le soleil); ideal de una "prosa poética, musical sin
ritmo y sin rima", ideal que nace del habitar en grandes ciuda- vacías —son, de día, el erotismo de la ley de la noche. Pues si la
noche revela lo que aparece de día, aquí, de día, se revela la
des (dedicatoria de Le Spleen de París); ejercicio de la "santa
prostitución del alma que se entrega toda entera, poesía y cari- realidad de la noche.
dad, a lo imprevisto que se muestra, al desconocido que pasa"
(Les foules, Le Spleen).
Ahora bien, la guardia de la ciudad no es cosa qu-e sólo
atañe al artista, algo que sólo la obra de arte puede cumplir.
Cada uno de nosotros puede sentir la guardia de una ciudad y
guardar, en su cuerpo, esa guardia. Para ello es necesario poner
en suspenso la ley del día que rige lo aparente (lo que aparece)
en la ciudad: las relaciones normalizadas del trabajo y el amor.
Pasar de la ley del día a la ley de la noche, recorrer la ciudad de
noche, recorrer sus calles vacías —o semi vacías o llenas en todo
59

LA NOVENA SINFONÍA DE
GUSTAV MAHLER (1982)

Primer movimiento

Escribo este texto, te escribo hoy, en el espacio que me


deja esa curiosidad: no viniste. Texto sobre una visión, desde la
pintura y como pintura, de la escritura, del acto de escribir,
momento del trabajo de Roser Bru. Texto que escribo escuchan-
do por segunda vez consecutiva la Novena Sinfonía —la impor-
tante, la de Mahler (esas palabras de Schonberg: la Novena sólo
pudo escribirla un hombre próximo a su fin).
Visión de Roser Bru: escritores en Unidad Dual con su ju-
ventud o con esa parte de ellos mismos que ellos llaman sus
amores, que ellos sienten como sus temores. Escritores en Uni-
dad Dual con su pasado, con su muerte, marcando en esa rela-
ción la relación entre tener que escribir y tener que morir. ¡Ma-
ravilla del trabajo inconsciente! Gabriela Mistral: un díptico es,
sin duda alguna, el Arbol Muerto. Gabriela como árbol-Cristo
(como madre originaria, por tanto) "da al pasajero su atroz blas-
femia y su visión amarga": la pérdida del reino de los bosques,
del reino de las madres. Otro díptico es, sin duda alguna tam-
poco, los Sonetos de la Muerte y el Ultimo Arbol. En unidad:
Gabriela cuando joven, vocación de madre-muerte que recibe
al amado, y Gabriela, al final, como árbol-Goethe, en la cruz de
Goethe, cruz que como madre recibe, ella, a los hijos que en
ella mueren y se transforman: Stirb uncí Werd. Así, del árbol-
Cristo al árbol-Goethe, de árbol a árbol, de madre 'a madre,
Gabriela Mistral, su poema Ultimo Arbol, repitiendo como ver-
dad final de su vida a Goethe, pareciera disponer de la verdad
de la escritura en la visión de la escritura de Roser Bru.
¿Goethe, la verdad? ¿Esto es lo que nos enseña la visión de
Roser Bru? Así, al parecer. Pero, sin embargo, ¿qué pasa con
60 PATRICIO MARCHANT LA NOVENA SINFONÍA DE GUSTAV MAHLER (1982) 61

Kafla en lós dípticos de Roser Bru —Kafla que rompe la Unidad Tercer movimiento
Dual con Milena a que esos dípticos quisieran forzarlo? ¿Dice
acaso Kafla otra relación de la escritura con la muerte que la Constituido como una serie estratificada de símbolos, el hom-
relación establecida por Goethe y, con él, el humanismo clásico bre es todo entero símbolo. Pero para entender ésta su constitu-
occidental-cristiano? ¿Cuál es la relación de Kafla con la muer- ción es necesario rechazar la concepción cosista del símbolo:
te? por ejemplo, una cosa, la serpiente, simboliza otra cosa, el sexo
Termino esta frase y termina el Primer Movimiento. Respiro masculino. En realidad, el símbolo opera, es un nuevo funcio-
casi con alivio. La muerte estaba casi demasiado presente; pero namiento que se establece superando situaciones inconciliables.
aquí en Mahler, se trata sólo de un momento, de un movimien- "La operación simbólica, substitutiva de dos funcionamientos
to, en la estructura de una sinfonía. Al contrario, la búsqueda de igualmente imposibles, engendra un tercer funcionamiento, sim-
un presente absolutamente presente o, lo que es lo mismo, de bólico en relación a los dos primeros y resolutorio del conflic-
una ausencia pura, es el duro destino que se ha impuesto a sí to" (N. Abraham). Así, la serpiente es el objeto del deseo prohi-
mismo el hombre. ¿Renunciaremos alguna vez a buscar el senti- bido, su afirmación y, al mismo tiempo, como molestia o temor,
do, la presencia o la ausencia? ¿Qué puede ser aquello que no la aceptación de la prohibición. De modo tal que simbolizar no
es ni presencia ni ausencia? es un modo particular de funcionamiento, sino, al contrario,
todo funcionamiento es producto de un simbolizar. Pero, preci-
samente porque lo simbolizado es símbolo de algo simbolizado
Segundo movimiento antes, debe existir un símbolo primero, un archi-símbolo en
relación a un archi-acontecimiento: como tal se puede postular
Comienza, e inmediatamente pienso en tu cuerpo, no pue- el abandono, el ser huérfano, la angustia originaria (Hermann,
do dejar de hacerlo. Te lo he dicho, terminé por entender: tu Abraham). Pero, si somos símbolos, el exceso de angustia lleva
cuerpo es absolutamente in-significante. Tú te arreglas para a un exceso de simbolización, lleva a buscar símbolos absolu-
desarmar todo orden simbólico; eres esto o aquello, como tú tos: un Ser Supremo, la Humanidad, el ser persona, los valores
quieres, cuando quieres; rompes toda previsión, esperanza o eternos del espíritu o, más modestamente, "alguien por quien
seguridad. Y cuando tu cuerpo se tiende, se extiende, ni angus- vivir" —la angustia no tiene fin. Pero, sin fin, la angustia puede
tia ni emoción, nada que simbolizar; ajena al significado, ajena tener un colmo, el colmo del simbolizar, lo que colma al simbo-
al sentido, no te entregas ni rehusas entregarte; sin dominación, lizar. Dos formas de este colmo. Una, dejar de sobre-simbolizar,
ni activa ni pasiva —funcionas. Y también lo sabes: no te conoz- retroceder con el cuerpo en las simbolizaciones: el cuerpo in-
co, no sé quien eres, no me preocupa conocerte. Porque sin significante; la otra, la escritura como descripción de las simbo-
pasado y sin futuro, eres sin presente; nunca presente, nunca lizaciones ya efectuadas (por ejemplo, Gabriela Mistral descri-
ausente, simplemente: vienes o no vienes. Acontecimiento abso- biendo las simbolizaciones más arcaicas: árboles, fuegos,
luto porque nada lo prepara, nunca te ofenderé con esa palabra abandonos) o la escritura como escritura de los actos de simbo-
que obliga: "te quiero". Y si escribo tu nombre aquí, Poli, es lizar (ejemplo supremo, Kafka).
porque no te llamas así.
62 PATRICIO MARCHANT LA NOVENA SINFONÍA DE GUSTAV MAHLER (1982) 63

Cuarto movimiento también mi fábula sobre la visón de la escritura de Roser Bru.


Pienso en Kafka y pienso en tu cuerpo extendido, y pienso que
Insistamos: ¿Goethe la verdad de la visión de la escritura de es lo mismo leer el uno o recorrer el otro, su común in-signifi-
Roser Bru? Pero, como dijimos, Kafka rompe, escapa, sobre todo cancia. Supongo, espero, haber comprendido la fractura de la
en un cuadro que todos reconocerán, a la Unidad Dual con visión de Roser Bru. En todo caso, con absoluta seguridad, ma-
Milena, a esa imposición feminista, humanista, de Roser Bru, ñana, algo, un acontecimiento, sucederá: tú vendrás o no ven-
Celestina aquí de esa Unidad Dual que no fue. ¿Qué significa drás.
esta fractura de la visión de la escritura y la muerte, fractura
inscrita en esa misma visión —pues Roser Bru sabe muy bien, lo
sabe su pintura, que la unión de Kafka con Milena no sólo no
fue o no pudo ser, sino que debía no ser para que Kafka escri-
biera? ¿Qué nos enseña esa fractura? Escapando a esa imposi-
ción, la autenticidad de su precoz vocación de cadáver en su
foto de 1923-4, Kafka marca con su escritura, como su escritura
—una escritura sin comienzo ni fin, sin presencia ni ausencia,
como puro venir o no venir—, que la verdad no es y que la
relación entre la escritura y la muerte es otra cosa que la esta-
blecida por la tradición humanista. Pues si obviamente sin la
muerte no se escribiría, sin embargo, no se escribe para asumir
la muerte, para vencerla, para darle un sentido o para dejar a
los otros hombres un testimonio, una huella, de una personali-
dad o de una época, de una lucha o de un sufrimiento. (Se
entenderá: una personalidad, un hecho histórico, un dolor, las
luchas históricas están, pueden estar, en una escritura, pero ja-
más estarán como presencia): Pensada como testimonio, la es-
critura es cosa de aficionados o error sobre sí mismo, sólo la
ideología, de un creador auténtico. Porque la muerte existe, se
escribe sólo para escribir, se escribe porque el lenguaje existe.
"Toda obra —escribe Lévinas comentando a Blanchot— es tanto
más perfectamente obra cuanto su autor sólo cuenta como sir-
viendo a un orden anónimo". Así, Kafka no es Franz Kafka, sino
K. y "Je disais quelque fois á Stéphane Mallarmé...", tal vez la
frase más perfecta del idioma francés, es la muerte de esa sin-
gularidad para nosotros, que no lo conocimos, insignificante,
P au I Va léry.
Termina en este momento la Novena Sinfonía y termina
65

SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983)

"Y fue castigado Moisés


por culpa de ellos.
Porque agriaron su espíritu
y sus labios hablaron
demasiado rápido."
Salmo 106

Termino la Primera Versión de mi texto; lo lees y me dices:

Tu discurso—just that

El argumento es correcto, lo que escribes es verdadero


—sólo eso. Tu escritura tiene una escena, es una escena; lo apren-
diste, lo sabes teóricamente —sólo eso. Sin embargo, de la ver-
dadera escena de tu escritura apenas si sabes algo —recuerda
eso. Recuerda eso: por qué, cómo, comencé a amarte. Me qui-
siste acariciar. Te dije: "Dame tiempo" —sólo eso. Al día siguien-
te me preguntaste que quise decir con esa frase. Te expliqué
con franqueza, fui sincero. Me dijiste: "Sé que estás diciendo la
verdad, pero ayer cuando me decías "dame tiempo", otro era el
acto, otro era tu gesto, otra era la escena. Agregaste: "A ese
acto, a tu gesto, a esa escena, le doy todo el tiempo, todo el
espacio, todas las experiencias que quieras". Palabras, pensé
—sólo eso. Pues, "tiempo" era el nombre que me dabas, el nom-
bre de tu verdad, tu esperanza.
Comprendiste. Amargura era tu voz cuando me decías: "To-
dos somos iguales, todos actuamos igual; toda palabra, todo
nombre es un Significado Trascendental, el uso de una cierta
palabra, el deseo perdido de una verdad —sólo eso". Pero ha-
bías encontrado la manera de criticarte. "Sólo escribo cartas de
amor", reconocías —comencé a amarte. "Por eso te digo: reescri-
PATRICIO MARCHANT SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983) 67
66

be ahora tranquilo tu texto. Unico criterio: que me guste a mí su originarse en la escena. Lo que resulta más fácil cuando de
—sólo eso". un discurso, como es el caso de este discurso, de este texto, la
posibilidad de su formulación, anterior a su formulación real,
estaba inscrita con toda claridad en la escena, era un momento
Segunda Versión de ella. Situación que, por cierto, debemos explicar. Y señalar,
en primer lugar, que si bien este discurso se origina en la esce-
Dificultad de hablar de esta escena: Santiago de Chile, 28 na del 28 de mayo, eso no quiere decir que esa escena en la
de mayo de 1982, video de Juan Dávila', un discurso al interior que se origina sea su escena. Ahora bien, para insertarnos en
de una acción de arte de Carlos Leppe precediendo al video, la aquella escena comenzaremos por preguntarnos qué nos pue-
participación —silencio, molestia en algunos pocos, expectación den enseñar ciertos momentos de ella, qué nos enseña, por
en la mayoría— de unas cuarenta personas. Dificultad empírica, ejemplo, esa escena sobre el origen y el sentido del discurso,
por una parte: el video de Dávila tal vez es conocido por los esto es, sobre la relación entre la Palabra y la Imagen, sobre el
lectores de Art & Text, el texto de Leppe podría ser traducido; uso de la Palabra, sobre el uso de la Palabra como uso de cier-
con eso, se estaría todavía, sin embargo, lejos de la escena. tas palabras de ciertos significantes que significan Significados
Pero dificultad más radical: hablar sobre la escena, sobre cual- Trascendentales.
quier escena, abandonando la pretensión, que ha sido consubs- Problema que estudiaremos siguiendo una cuestión plan-
tancial al discurso occidental, de referir, de contar, la escena; teada por Jean Joseph Goux3. Goux se ha preguntado por el
abandonando, sobre todo, la pretensión de un discurso exterior alcance de la prohibición mosaica de formarse imágenes de la
a esa escena, a toda escena —clausura de esa noción insensata: divinidad, alcance que Freud, debido a la posición subjetiva
la verdad de una escena, es decir, al mismo tiempo, clausura de que ocupaba respecto de ella —su origen judío— no midió qui-
la noción de una verdad trascendental2 . Pues todo discurso es zás, piensa Goux, en todo su peso. Como fundamento de la
el mismo parte de una escena; incluso, es decir, con mayor prohibición, Goux ve la prohibición del incesto con la madre.
razón cuando tiene lugar como esa escena, esa comedia: la "re- Es decir, Moisés habría comprendido que detrás de toda imagen
flexión interior", la "vida espiritual". ¿Cómo hablar, entonces, de está el amor a la madre, el deseo, la tentación por la madre. La
una escena sin pretender dominarla, ni contándola ni diciendo ley de Dios —de un Dios irrepresentable— no sería sino la Ley
su verdad, sin ninguna pretensión de exterioridad respecto a del Padre que, obligado a renunciar a los instintos, abre, al
ella? Sin duda, trabajándola, dejándose trabajar por ella. Pero mismo tiempo, el camino a la espiritualidad, a la razón abstrac-
esto quiere decir: la inserción del propio discurso en la escena, ta. A partir de este núcleo mínimo del ensayo de Goux —pero
ajenos a la sistemática en la que Goux inserta su trabajo— nos
interesa trabajar la figura de Moisés. "Moisés" como figura, como
Nelly Richard, Carlos Leppe, Juan Dávila, Martin Munz, video-performance. un modo de actuar, de resolver una situación determinada, en
Instituto Chileno-Francés de Cultura, Santiago, Chile, 1982. El mismo video una palabra, como una estrategia (Necesidad de elaboración de
"La Biblia" presentado en la IV Bienal de Sydney, 1982, en el Festival de una teoría general de sistemas de conceptos que constituyen
video, State Film Centre, Melbourne, Dic.,1982 y en Tolarno Galleries, Mel-
bourne, Match, 1983.
3 Jean-Joseph Goux: "Moise, Freud: La prescription iconoclaste", en Les icono-
2 Demostración de Jacques Derrida en La voix et le pbénomene, Presses
clastes, Seuil, París, 1978.
Universitaires de France, 1967.
PATRICIO MARCHANT SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983) 69
68

una figura que puede o debe recibir un nombre a partir de una ción ante una escena, ante una imagen, ante un "Moisés" no
figura histórica determinada). Así, en nuestro uso, Moisés desig- judío superior en el gesto de esa escena, al Moisés histórico
na el nombre de una estrategia, el nombre de una figura estra- —Freud lo declara expresamente. Ahora bien, el discurso filosó-
tégica que establece una determinada relación entre la Palabra fico y lo que aquí llamaremos el discurso oficial, llaman a "Moi-
y la Imagen; el intento de oponer la Palabra, en tanto ésta cons- sés", a "Moisés" con su escena —pero escena que no es entendi-
tituiría la verdad, lo sublime, la ética o la norma, a la Imagen, da como origen del concepto— de este modo: "Edipo". "Edipo"
entendida como lo engañoso, lo ilusorio, lo que debe ser prohi- es "Moisés" con escena, con cierta escena. Pero si la figura de
bido. Tensión entre la Palabra y la Imagen porque la Imagen es "Moisés" se presenta, para la conciencia inmediata, primeramente
deseada; Palabra que intenta alejar a los otros de la Imagen, como la Ley, la Norma, es decir, si la primera figura de la Ley es
para guardar la Imagen para sí, o, más bien, para guardar su Moisés, no fue Leppe el único "Moisés", la única palabra nor-
recuerdo. "Moisés" entonces, corno figura que puede utilizar mativa presente en la escena del 28 de mayo. Otro "Moisés"
—cualquiera de nosotros— en forma más o menos continua o estuvo presente; más exactamente, el deseo de Dávila (de Lep-
sistemática, así como la figura —grandiosa y trágica— que el ju- pe también, pero de otro modo) que otro "Moisés" estuviera
daísmo ha utilizado históricamente, no sin repetidas claudica- presente. Deseo de un tercer "Moisés", de un tercer especial
ciones (esas bellas claudicaciones, necesarias también a la energía "Moisés" que, para Dávila (sólo para Dávila), fuera, en realidad,
que mantiene alejada a la Imagen). Pero "Moisés" designa tam- un "Edipo", en el sentido de "Edipo" que acabamos de explicar.
bién como tensión, cuidado del futuro, una segunda figura es- "Edipo" que, sin negar la imagen cuando la imagen se presenta
tratégica, una distinta acentuación o entonación de la primera: sin palabras (o con palabras enteramente subordinadas), dijera
la tensión entre la Palabra y la Pérdida; advertencia por la Pala- en un texto en sí sin imágenes (o sólo "ilustrado" con imágenes;
bra, como Palabra, de la posibilidad de la pérdida de lo amado, no con imágenes constituyendo ellas una escena) la verdad ex-
de lo deseado, de la Imagen. terior a la imagen, a la escena. Deseo, entonces, de Dávila que
¿La figura de "Moisés" estuvo presente en la escena de San- quien escribe este texto actuara como "Edipo". Deseo de Dávi-
tiago? Al parecer se debe responder inmediatamente en forma la, y renuncia de quien escribe a cumplir ese deseo. Por esta
afirmativa: el discurso de Leppe habría sido el discurso de un razón: por no aceptar la oposición así establecida entre Palabra
"Moisés", de un "Moisés" como tensión entre la Palabra y la e Imagen, es decir por no aceptar la escena (sin "verdadera"
posibilidad de la Pérdida. Pero no se olvidará, corno señalamos, escena) de "Edipo" y mucho menos la escena (la "verdadera"
que ese discurso constituía un momento de la performance de escena) de "Moisés". Pero, al mismo tiempo, aceptación de la
Leppe, de su presentación como imagen. En tanto momento de posibilidad, de la oportunidad, de escribir sobre la imposibili-
una performance, corno imagen, como escena, el discurso de dad de una verdad sin escena, sobre la imposibilidad de una
Leppe era, entonces, el discurso de un falso "Moisés", de un verdad trascendental, sobre la necesaria inscripción de la ver-
"Moisés" fingido; o, más bien, en realidad, de un Moisés real, dad en una escena, es decir, de cualquiera Palabra en una esce-
verdadero, pues la figura clásica de Moisés tiene una escena, es na, sobre la necesidad de confesar, es decir, de afirmar, lo que
en una escena o es una escena, aparentemente, sólo eso, invisi- se puede captar de la escena del propio texto (Tu Discurso y los
ble. Pues con su escena, con sus escenas, Moisés ha sido repre- fragmentos de una carta, al final).
sentado por o en obras de arte. Y no se pasará por alto que la Hechas estas aclaraciones examinemos el discurso de Lep-
fascinación de Freud ante el "Moisés" de Miguel Angel, fascina- pe. En un lenguaje sentimental, violento y tierno, al mismo tiem-
70 PATRICIO MARCHANT SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983) 71

po que lenguaje procaz, de burdel, Leppe lee su discurso. Como ese discurso no sea capaz teóricamente de decir una verdad
discurso, esto es, como Padre, como temor, esto es, como Ma- que no convenga, peligrosa, sino que discurso que, por amor,
dre de Dávila, Leppe le habla, aconseja a Dávila. Le ruega, le no dirá una verdad que los cuestione, no dirá por ejemplo, su
suplica, es decir, le ordena. Qué le ordenaba fue difícil precisar- debilidad. Discurso que no es primeramente discurso, sino una
lo en la escena: la violencia del lenguaje, del gesto, la precipita- persona amada, mujer que en el último caso, por ser mujer
ción de la lectura, hizo que el signo mayor de la escena consis- (Dávila diría: por limitarse a ser crítico de arte) callará la debili-
tiera precisamente en la acumulación de signos —esa violencia dad de sus casi-iguales, discurso que, en una palabra, Leppe
de la pasión en la que las ideas se asomaban para desaparecer puede controlar (Dávila diría conversar, convencer). Discurso
rápidamente, en la que la orden era primeramente gritos y no que "de una mujer aunque te duela, la rucia mía y tuya de hace
contenidos concretos. Con lo cual, Leppe, en tanto "Moisés", no ya tantos años", pues: "sin su ser mujer no seguimos adelante"5.
cometía ningún error. Al contrario, su mérito era hacer patente Así "nunca es tarde para volver a la madre", aquí, a Chile, y a
que la Ley de "Moisés" articulada en preceptos es sólo la crista- ese discurso que nos es familiar, que nos ocultará lo que tene-
lización abusiva de la ira corno realidad profunda. Pero, de to- mos que ocultar, esa debilidad que tú y yo sabernos, pero que
dos modos, con el texto del discurso en la mano, podernos no podemos aceptar que se diga, que tampoco podemos acep-
articular aquí la dirección de la ira. Leppe le recuerda a Dávila tar que no se diga, que querernos que un Padre la vea y no la
su patria, Chile y no Australia, la falsedad de la vida en el arte diga, es decir, que diga que no la ve, es decir, que diga que la
(falsedad que se dice desde la no falsedad del burdel) pero, ve para que diga que no la ve. Así, ¡por Dios Dávila!, la contra-
sobre todo, su discurso se erige como un discurso contra otros dicción, el error de tus deseos, ¡qué hiciste!, vuélvete al discur-
discursos; primero, contra un discurso que traicionó como amor, so de "la muy de mi vida, la rucia tuya y mía".
pero sobre todo, inmediatamente, contra otro discurso, más Hasta aquí el contenido manifiesto del discurso de Leppe.
peligroso porque discurso deseado como discurso de la verdad, Debemos examinar ahora la energía que ese discurso pone en
del Padre. Discurso que ciertamente Leppe desea, pero que —tal movimiento. Inmediatamente: violencia del contenido latente:
como Leppe interpreta ese deseo—, ve corno deseo que se en- "¡atención, Dávila!, el discurso, el texto teórico, no lo hace otro
trega demasiado en Dávila, sin los peligros que él, Leppe, de- ni lo hace la Nelly, lo hago yo, ya lo hice, lo acabo de hacer". Y
seando ese discurso, sin embargo ve y teme; discurso tanto más violencia de su inserción en la escena común con el video de
inquietante porque imposible de controlar, discurso en el que Dávila. Pues, si como dijimos, Leppe se presenta como Palabra,
Dávila —el candor oficial de su cara de niño que acaba de ma-
mar más verdadero que el desenfreno de su video— cayó. Leppe 4
Persona y discurso de Nelly Richard, autora de un libro sobre Lep-
envidia y maldice esa caída. "Pero hay otro lacho freudiano pe: Cuerpo Correccional, Santiago, 1980. En la escena, durante la
rondando el ambiente, María, persiguiendo a mi madre como si performance de Leppe y el video de Dávila, Nelly Richard yacía en
le gustara, para comerme la color; para qué te digo su nombre, los brazos de Dávila, imagen de la Pietá que comentaremos inme-
diatamente.
María, si tú también caíste, agárrate María, si bien sabes, ese de 5
Al leer este pasaje, Leppe cometió un lapsus significativo. Leyó pri-
siempre..." (subrayado por mí). Contra el deseo y el peligro de mero, rectificándose de inmediato: "Sin ser mujer..." Leppe, en tanto
ese discurso —el discurso de quien escribe este texto— Leppe le Moisés, tartamudeó como Moisés. La tartamudez del Moisés bíblico,
recuerda a Dávila otro discurso, discurso que Dávila y Leppe como confesión, constituye una prueba que el Moisés histórico era
conocen muy bien, discurso al que no deben temer no porque un Moisés.
PATRICIO MARCHANT SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983) 73
72

como advertencia, contra la Pérdida, segunda figura estratégica sés" con toda su escena contra la figura oficial de un Edipo y su
de "Moisés", su discurso en tanto inserto en la escena común, pequeña escena, escena de un "Moisés" que no oculta su deseo,
con la escena común, se erige con ella, como la primera figura que hace la escena de su deseo, que sostiene que su deseo es la
estratégica de "Moisés" es decir, como Ley, como Verdad, como verdad, que, pone en escena la escena de una lección sobre la
Verdad, digámoslo en general, contra los otros. Pero si el discur- verdad, lección sobre el amor de la verdad o la verdad del amor,
so de Leppe se inserta en la escena común, si se erige con ella, autopresentación como deseo de la verdad que se desea, paso
es para apoderarse de ella, para hacerla suya, pretendiendo hacer de "Moisés" de la Palabra a la Imagen —o "Moisés" como modelo
callar al video de Dávila. Necesidad, entonces de preguntarse de la obra de arte gay. Escena admirable que no constituye tan-
por el significado del silencio de Dávila, silencio como figura to una obra gay como la puesta en escena de la escena general
de la Pietá (con Nelly Richard como se dijo en la nota 4), silen- del arte gay o de lo gay corno presencia de arte, es decir, preci-
cio estratégico que hay que entender. Ahora bien, por otra par- samente, una presentación inaugural. En esa escena, un "Moi-
te, es importante distinguir entre el trabajo de arte realizado por sés" transformado, "Moisés" que se pasa al campo de la Imagen
un artista gay que se presenta como artista sin más y la presen- se enfrenta al "Moisés" es decir, al "Edipo" del discurso oficial
tación del trabajo artístico gay como tal, esto es, su presenta- representado por los otros capaces de entender. Ahora bien, el
ción inaugural, tal como aconteció en la escena de Santiago. "Moisés" de la escena, la escena como "Moisés", como figura de
En esta presentación inaugural —concepto que marca no una "Moisés", como figura elegida —todo lo inconscientemente que
relación cronológica, sino la producción de un acontecimiento— se quiera— no podía dejar de funcionar como "Moisés". Cues-
el trabajo artístico gay, su escena, debía presentarse, enfrentar- tión teológica: la escena como "Moisés" debe decretar que la
se a los otros. ¿Quienes eran los otros? Los otros eran, por una naturaleza de la verdad es otra que la verdad creada por el
parte, quienes vieron en la escena una simple escena de amor, discurso oficial; el "Moisés" corno ira debe decretar que la natu-
escena íntima, un acto de amor, de amor gay, abierto a otros raleza de la verdad es homosexual, que la verdad, que "Moi-
espectadores —desafío y exhibicionismo; es decir, aquellos que sés", que los Significado Trascendentales son homosexuales.
identificados con los deseos gay se sintieron afirmados por la Entonces, dos posibilidades se abren, fúnebres ambas. Si al
escena y aquellos, la mayoría, que se sintieron voyeuristas de Moisés gay se le enfrenta un "Edipo" griego que defiende la
una escena sexual a la cual eran ajenos; en una palabra, quie- verdad del discurso oficial, el resultado debe ser necesariamen-
nes no vieron la presentación inaugural, esto es, la cuestión te la muerte del "Moisés" gay: el "Edipo" debe triunfar siempre
sobre la verdad puesta en escena por la presentación inaugural. (así, ejemplo esencial, Freud, porque ve la escena de Edipo,
Por otra parte, los otros eran también aquellos capaces de ver la escena todo lo reducida que se quiera por el discurso filosófico
cuestión sobre la verdad puesta en escena, los capaces de de- —decimos esto contra Goux— habla de "complejo de Edipo" y no
fender la verdad del discurso oficial y cuestionar la escena en de "complejo de Moisés"). Triunfo que, por cierto, se apoya en
su pretensión más profunda. Pues, luchando por su existencia, la represión contra las minorías —pero no se olvidará 'que "Edi-
el trabajo artístico gay se presenta en esta presentación inaugu- po" no sólo reprime el discurso gay; reprime igualmente el dis-
ral como lucha contra la verdad oficial, como ira, ira "mosaica", curso de la mujer y es, en sí mismo, él mismo, la represión de
contra una verdad que —debe afirmar— no es sino falsedad, ver- sus portavoces— dicho de modo general, todo discurso es, como
dad oficial que es Imagen falsa de la verdad. La escena, enton- discurso que quiere ser verdadero, opresión. Pero si al "Moisés"
ces, como un discurso de un "Moisés" sin disfraz, de un "Moi- gay no se le enfrenta un Edipo que defienda el discurso oficial,
74 PATRICIO MARCHANT SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983) 75

ya sea porque el "Edipo" queda reducido a un (momentáneo) se originan a partir de ella. Por una parte, posibilidad, necesi-
silencio (así en la escena de Santiago), ya sea porque el "Edipo" dad de otra escena que la de "Moisés", que la de la presenta-
elegido presentó inmediatamente la renuncia a su elección —no ción inaugural, escena preparada por el silencio estratégico de
a su escritura— el "Moisés" corno escena gay aparentemente triun- Dávila en su escena de la Meta. Silencio que obligará a Leppe a
fante solo, triunfante, precisamente porque solo, triunfante, debe completar la escena de Moisés, es decir a escenificar, como con-
morir. Morir y morir de su muerte. De esta manera: sin alcanzar tinuación de esta escena, la muerte de Moisés al lado, en la
a penetrar en la Tierra Prometida. Muerte de "Moisés", muerte cercanía, de la Tierra Prometida'. Silencio de la escena de la
inscrita en la figura de Moisés, momento fundamental de la fi- Pietd que es ya otro camino, otra escena que Dávila debe, de-
gura de Moisés. Pues, ¿qué es la Tierra Prometida a la cual "Moi- berá seguir.
sés" le está vedado entrar? ¿Por qué "Moisés" no puede entrar Para explicar el error en la relación con la madre es necesa-
en ella (pecado de Moisés cuya naturaleza la Biblia no explica rio distinguir, siguiendo a Nicolás Abrahams entre el contenido
claramente pero que deja entrever que tiene que ver con la manifiesto y el contenido latente en el Complejo de Edipo. El
testarudez y la infidelidad)? La Tierra Prometida es, por cierto, contenido manifiesto corresponde a la interpretación freudiana.
la madre, el Inconsciente. Creando la ley, "Moisés" debe morir Como fundamento del contenido latente aparece, al contrario,
sin poseer la madre, es decir, debe morir porque no posee, la necesidad del niño, una vez que ha introyectado a la madre,
porque no goza, a la madre. Miseria de su vida, "Moisés" el más cuando su madre es su inconsciente, de nuevas, de otras intro-
triste de los guardianes de la madre, "Moisés" vida para la muer- yecciones. Necesidad que el niño se representa como traición a
te. Así, si sólo su muerte completa la figura de Moisés, su muer- la madre; sintiéndose traidor, el niño necesita, entonces, expre-
te es vivida como anticipación de la Muerte, como muerte en sar el amor por la madre de manera más fuerte e insistente y
vida, lo que es lo mismo que decir: preparación, vocación, para necesita entonces inventar justificaciones para sus nuevos de-
el martirio. Error de la escena, error necesario. "Todo instinto seos; se inventa así el fantasma de Edipo, el miedo a la castra-
busca la dominación y como tal busca filosofar", escribe Nietzs- ción, etc. Ahora bien, por otra parte, el hombre sólo puede
che. La pretensión a la verdad es la primera afirmación de un actuar creadoramente en la medida en que, separándose de la
deseo, la pretensión a la verdad, a la verdad absoluta, es la madre, no se separe de la creatividad de la madre, que en tanto
presentación en sociedad, ante una sociedad que lo niega, de su inconsciente —teoría de I. Hermann y N. Abraham— ella le
un deseo. Presentando su deseo corno la verdad, la escena de trasmite. Torpe ilusión: el hombre sabe que debe separarse de
Santiago buscó la forma clásica de ciar testimonio de la verdad: la madre y cree que el puede separarse de la madre. No sabe
presentarse como martirio por la verdad. Vocación de martirio, que, en realidad, la separación es la obra, el don, un envío, de
escena sin duda admirable, escena que fuerza a la admiración. la madre misma. La madre buena, escenificada en el Retablo de
Fuerza la admiración: ni (puro) amor ni pura crítica, pero esce- Isseitheim como María Magdalena, la madre buena porque
na que es parte, que se origina, en un error respecto a la madre,
al inconsciente, error que necesita ser aclarado para entender
Al escribir estas líneas no sabíamos del contenido de la performan-
las posibilidades que lógicamente, implacablemente se abren, ce en la Bienal (octubre 1982) de París, confirmación de nuestra
hipótesis.
Nicolás Abraham, "L'écorce et le noyau", en Anasémies II, Aubier
Flammarion, París. 1978.
PATRICIO MARCHANT SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983)
76 77

pecadora, en su prostituirse se escenifica su separarse del hijo, yando en esta lucha, que en Dávila pareciera haberse cumplido
se separa, ella de su hijo y permanece, entonces, sola, sola de por un acto mágico, los momentos más brutales, es decir, los
su soledad, a diferencia de María que recibe un nuevo hijo, menos elegantes de esa lucha. Elegancia de Dávila, es decir,
Juan (Juan Dávila —La Biblia de María Dávila, no se pasará por separación de Dávila. Traduzcamos: incorporación de Dávila a
alto). Necesidad de la separación que puede expresarse y se ha un movimiento organizado; lucha de Leppe personal, solitaria,
expresado a través de múltiples escenas y, entre ellas, de ésta: "latinoamericana". Ahora bien, esta relación con la madre mal
"el asesinato de la madre". No tenemos espacio para detener- comprendida por Dávila y Leppe se inserta en la escena como
nos aquí en ejemplos clásicos de ella. Señalemos sólo que en su violación brutal de la maternidad. Violación realizada por la
insistencia en el video y en la escena, de la imagen de la Pietá
admirable Sala de espera (Santiago, octubre de 1980), Leppe
escenificó impecable e implacablemente (inconscientemente (y violación de Violeta Parra, su voz, la voz más importante
también, sin darse cuenta de lo que hacía), la muerte, el asesi- artística y políticamente de Chile, transformada en madre pros-
tituta)... La Pietá en vez de representar a la madre que recibe el
nato de su madre; muerte y asesinato ocultos por el recurso
más exquisito: el exceso de claridad, de iluminación —ningún cuerpo del hijo o, en general, a la madre que recibe el dolor del
cadáver más oculto que el que no se oculta. Pero así como es hijo, aparece en el video como Virgen prostituta y en la escena
necesario distinguir un contenido manifiesto y un contenido la- como hombre-madre que recibe el cuerpo de una mujer. Pro-
tente en el Edipo, es necesario distinguir también esos dos con- fundo acierto, profundo trabajo de Dávila. Groddeck ha señala-
tenidos en la escena del "asesinato de la madre". El contenido do, contra la interpretación corriente, que la madre en la Pieta
manifiesto está claro: la necesidad de la separación; en cambio, —su juventud, su resignación— es la mujer que como madre de
el contenido latente lo constituye la afirmación del poder crea- su amante retiene junto a ella el sexo del amado después del
dor de la madre como inconsciente, la separación como don de acto sexual, mujer-madre que sabe del resurgimiento del ama-
la madre (poder creador que la madre otorga en ciertos domi- do. Transformada la interpretación corriente de la Pietá en rela-
nios y que puede ir unido, sin duda, a la castración del hijo en ción homosexual o con inversión de los roles, la transgresión
otros dominios). Comparemos ahora el asesinato de su madre de la maternidad aparece cumplida en forma, al parecer, brutal.
realizado por Leppe en Sala de Espera con la simple substitu- Pero el desprecio por la maternidad, por la madre, puede ser
desprecio por la madre del otro; en todo caso, es amor por la
ción, como lo que aparece como simple substitución de la ma-
dre en la teoría y práctica del uso del video por Dávila. En su propia madre e incapacidad de separación; es decir, separación
video, las cosas y personas son vistas en el reflejo del ojo o por como creación artística, no separación en otros dominios, reco-
el ojo/ano de una madre, de una madre no sometida a la Ley nocimiento inconsciente de la separación como don, rechazo
del Padre. Dávila es la madre purificada, su madre, la madre y, del don corno don de la madre (Pregunta: ¿el rechazo —y no la
simple ignorancia— del don corno don de la madre no tes el ele-
sobre todo, como su intención precisa, la madre latinoamerica-
na negada como madre oscura, afirmada —trabajo de liberación— mento constitutivo de la homosexualidad?). Entonces, despre-
como madre sin Ley del Padre. Como madre: es decir, como cio a la maternidad —a la maternidad de las madres, aclaremos—
cuerpo sin Ley del Padre. Substitución elegante, trabajo elegan- amor a la madre e insistimos en ello, desprecio a la madre por
te, comparado con el trabajo de Leppe, quien ha luchado con la parte de separación no dada. Imagen de la Pietá que en sus
su madre, cuerpo a cuerpo, para ir, paso a paso, de performan- tres tiempos es la misma escena, al parecer, que la imagen de
ce en performance, ocupando los lugares de su madre, subra- "Moisés" en sus dos tiempos: Ley contra (el deseo a) la madre y
PATRICIO MARCHANT SOBRE EL USO DE CIERTAS PALABRAS (1983) 79
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desesperanza de la Tierra Prometida, no reconciliación, sino discurso europeo, en un Dios Padre (si es así en realidad, no
corno muerte, con el inconsciente, vocación de martirio. Pero podemos discutirlo aquí), sino directamente en una Diosa Ma-
ambas escenas son lo mismo sólo al parecer. Pues se notará: la dre. Pues, por su marginalidad y exterioridad, el movimiento
interpretación común hace de la Pietá una madre buena, siendo gay está en una situación privilegiada para ver la fractura, la
en realidad, la madre sexual; ahora bien, en el video, la Pietá falsedad del discurso oficial, para ver que el discurso oficial se
aparece como relación homosexual, pero en la escena, como ve obligado a inventar ciertos Significados Trascendentales que
inversión de los roles del hombre y la mujer, la Pietá aparece sirvan, como un tapón, para cerrar un discurso que se cae por
como madre buena en el sentido corriente. Pero si es así, Dávila todas partes. Pero, una vez delante de la visión de esa fractura,
se escenifica como madre buena porque madre pecadora; Dávi- de esa falsedad, el movimiento gay se precipita a llenar ese
la es entonces como María Magdalena, es María Magdalena...9 vacío, declarando, lo hemos dicho, que el discurso oficial está
Lógica implacable del inconsciente: la escena de la Pietá en la quebrado porque no ha reconocido el carácter homosexual de
escena de Santiago es el homenaje de Dávila a la madre —y la verdad, el carácter homosexual del arte, precipitación que se
razón tenía, por tanto Leppe de tratar de apoderarse de toda la expresa en los Significantes Trascendentales elegidos. Pero en
escena. De este modo, en la escena común, en la presentación estos Significantes Trascendentales no sólo se expresa la nece-
inaugural en la oposición entre el "Moisés" de Leppe y la Pietá sidad de cerrar con un tapón homosexual el discurso; eso y
estaba inscrito el fin de la escena común, de la presentación algo más. Pues el discurso oficial —cuya estructura, su estructura
inaugural, cada escena como su destino, debe seguir su destino en este momento histórico no hemos analizado, por razones de
inscrito. La escena de la Pietá puede discutir directamente con espacio, que estarnos obligados a darlo por "evidente"— tiene, al
el discurso oficial e insertarse en otro discurso que el discurso menos, este mérito: es politeísta. Existen ciertos nombres parti-
oficial, un trabajo desconstructor. Y, por su parte, la escena de culares y una cantidad variable de nombres trascendentales: Dios,
"Moisés" debe morir en la aceptación de su destino: hacer ca- la Humanidad, los Supremos Valores, etc. En cambio un Signifi-
cante Trascendental homosexual es monoteísta y tiene una con-
llar el discurso oficial (esos silencios después de las performan-
ces de Leppe...) y hacer "envíos" al trabajo desconstructor. notación apocalíptica: "la Verdad me ha sido revelada, te diré el
Finalmente es necesario explicar el uso en el trabajo de nombre de la Verdad, ven, sígueme", tal es el movimiento de un
Dávila y Leppe de ciertos Significantes Trascendentales. ¿Cuál artista gay, movimiento que entra inmediatamente en compe-
es el sentido, qué significa la necesidad que lleva a Dávila a tencia, en conflicto con el discurso, con el movimiento, de otro
artista gay: "la Verdad es otra, yo te diré su nombre, ven, sígue-
tomar el nombre de "Reina de Chile", a Leppe a tomar el nom-
me". Posibilidad inscrita de una violenta lucha emocional, tanto
bre de Muñeca del continente? ¿Qué significa "Reina de Chile"?
Por cierto una transgresión violenta del discurso —por ende de más emocional cuanto teológica, es decir, cuanto sabida como
la realidad— latinoamericana, discurso que culmina, no como el falsa teología, como inventada teología: lucha impuesta por una
sociedad que niega sus deseos. Ahora bien, se puede preguntar,
dado lo anterior, cómo es posible que, como sucedió en la es-
9 Se objetará: si María de la Pietá es en realidad María Magdalena, y si cena de Santiago, dos Significantes Trascendentales coexistan.
María Magdalena se define por su separación de Cristo, por el con-
tacto entre los cuerpos de Dávila y Nelly Richard, Dávila no era
María Magdalena. Señalemos que el contacto era sólo leve reposo y
que, en todo caso, la inversión de los roles marcaba la separación.
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AMOR DE ERRÁZURIZ FOTÓGRAFO (1983)

I. Rigor del exacto distinguir: de la poesía, de la gran poe-


sía, no debe ser dicho jamás que ella pueda ser conocida. Por-
que resolución, simbolización, de conflictos ejemplares, ante
todo, en ella nuestros deseos e ilusiones, luchas y trabajos, nues-
tras esperanzas y derrotas se reconocen, se leen —que eso so-
mos, poemas que otros escribieron. Así, sería necesario hablar
de este modo: ese poema fui yo antes, allí, entonces, cuando,
en ese tiempo; este poema —poemas ya estas formas de hablar—
estoy siendo, aquel poema quisiera ser, sueño serlo. Y si alguna
vez, algún día, dignos de nuestro destino, lograremos ser capa-
ces de reconocer la poesía de Gabriela Mistral, con asombro
veremos cómo, a cada instante —ése, su descomunal manejo del
inconsciente— sus poemas éramos, poemas de Gabriela Mistral
nosotros y poemas suyos, también otras obras de arte. Pues,
¿qué, como su intuición, esto es, su cuidado, fotografió Paz Errá-
zuriz al fotografiar a tres ancianas decrépitas sino fotografiar,
del poema Tres Árboles, su contenido latente?
II. De Paz sólo quiero intentar decir algo de su nombre. No
más, pero no menos; tocando su nombre, habré dicho todo lo
que, en estas líneas, puedo decir corno ella; que, regla que me
he impuesto, dejo a los otros, aquí y en cualquier parte, que
ellos, los otros, pretendan, insensatos, escribir algo distinto de
lo único que, obligándose a escribir, se deja escribir, se escribe
siempre, vano es su ocultamiento: nombres. Paz es ahora, mi
nombre.
III. ¿Por qué —deber que se reconoció tarde a sí mismo— Paz
se obliga a acercarse a seres, al parecer, tan ajenos a ella: ancia-
nas moribundas, locos, gente perdida, enanos, artistas de circo,
travestidos, esa otra forma de travestidos —problema moral, esta
vez—, los tontos elegantes y, ahora, finalmente, desnudos? Nin-
guna duda es posible, cuestión de nombres, de esa pobre gente,
PATRICIO MARCHANT AMOR DE ERRÁZURIZ FOTÓGRAFO (1983) 83
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Paz fotografía sus nombres —"sé como se llaman", me decía; "la —limitándose, esa ternura, así como nombre, no me ahoga, de-
que tú llamas Gestas o Judas, se llama Moraima"— (por cierto solación. Desahogado en un nombre, nombre que, por defini-
que de los tontos elegantes Paz fotografía sólo su común nom- ción, puede morir, el otro, como su nombre muere: lo puedo
bre: tontos elegantes). olvidar, se puede ir, puede morir físicamente —yo soy y me creo,
IV.¿Qué pasa con el nombre propio? Por cierto, nadie salvo por la muerte implícita del nombre del otro, libre, que la liber-
Dios sabe de su Verdadero Nombre, nadie salvo Dios, tiene un tad es siempre la experiencia de la muerte, del asesinato, del
Nombre Propio; ser Su Nombre es la definición misma de Dios. otro. Contrato por el cual como su prestado nombre, el otro
Total propiedad, soledad, desolación, Dios muere en el instante puede saber de su "propio" nombre en la forma como los otros
mismo en que El mismo se nombra a Sí mismo, divino fatal dicen, indican, señalan, aman, odian, etc., su préstamo. Y si
todo es así, indigno es el que no quiere saber del contrato, del
instante —nulidad de su falta, otro que no le falta. Pues todo
nombre no "es", opera. Opera como contrato, como cálculo eco-
cálculo económico. Indigno es aquel que no quiere aceptar su
nómico, corno préstamo: archi-contrato, archi-economía-pres- muerte inscrita en el deseo del otro y, ante todo, aquel que no
tados nombres, Paz me presta su nombre. acepta ser amado, que no se encuentra digno de ser amado.
V. El siglo XX tiene, pese a todo, sus gracias. En filosofía, Indigno que traicionará, su traición siguiendo las vías abiertas
ésta: reconocimiento que, único problema, origen de la filoso- por el amor, y traicionará de este modo: el indigno no dirá las
fía, de las religiones, de la literatura, de las luchas políticas, palabras que al otro le faltan, esas palabras que él quiere, nece-
etc., problema a todo anterior, cuestión de la propiedad del sita oír, palabras que el indigno, su amor, las conoce; el indigno
nombre: Husserl, Heidegger, Lévinas y Derrida. Así, todas las tiene en el puño de su miseria el nombre del otro.
"ciencias del lenguaje", la semiótica, el trabajo de los estructu- VIII. Un día, logré, al fin, entender lo que me pasaba: o
ralistas, para nada decir de esos ridículos, los sociólogos o los escribía un prestado nombre o silencio total, es decir, locura.
cientistas políticos, o, para casi todo decir de la maldad de la Escrito —quinientas páginas me demoró escribirlo—, el tu presta-
canalla humanista, son el esforzado intento por ocultar: ce qui
do nombre del caso, nada dijo de mi esfuerzo. ¿Su indignidad,
m'obligue d'écrire, j'imagine, est la crainte de devenir fou, es- me preguntaba? Paz me trató de convencer que otras explica-
critura como escritura que saca su fuerza del deseo de lo pro- ciones eran plausibles. Suaves y bellas, sus palabras no fueron,
sin embargo, ellas, no fue Paz, fue el nombre de Paz escribién-
pio.
VI. Capaz que alguien entienda la conexión fundamental: dose en la foto que llamó "Cristo escuchando el discurso de
sólo como amor se pueden escribir nombres propios. Entonces, Judas" quien me convenció que tu prestado nombre no era in-
si escribiendo el nombre de Paz estoy escribiendo mi amor por digno; que el tu prestado nombre del caso prefería callar y ha-
ella, completo mi declaración de amor: lo que ante todo, amo cer perder, a los otros, otras cosas en su nombre, bufandas, por
ejemplo.
en Paz es su ausencia de indignidad, Paz dice sí, acepta ser
amada, quiere ser amada. Te imagino ya, Cecilia, jugando con el matamoscas, con el
VIL Pues el otro no es un ser, una persona, un objeto o un Mata-indignos, que te regalaré para Navidad.
IX. Algún rufián semiótico o un canalla humanista (perfecta
sujeto o —Heidegger— un Gegenüber, estar al frente, al cual como
Entsprechung respuesta, respondo; el otro su nombre, que me Unidad Dual: canalla y humanista), dirá que he hablado de Paz,
presta, para que yo sea y él sea, contrato. Contrato por el cual, que nada he dicho de Errázuriz-fotógrafo. Respondo, que
por ejemplo, mi ternura se apoya, se limita, a un nombre; incluso a los tontos conviene, a veces, responder. Damos por
PATRICIO MARCHANT AMOR DE ERRÁZURIZ FOTÓGRAFO (1983) 85
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evidente años de lucha —"Bárbara me hubiera gustado llamar- Tres árboles


me", me decía, y suponemos que varias barbaridades, pese a su
cara de inocencia, habrá cometido Paz— sin embargo, ¿por qué, Tres árboles caídos
de pronto, obedeciendo a qué secreta ley, esto es, a qué secreto quedaron a la orilla del sendero.
deseo del otro Paz se obligó a fotografiar, a escribir su nombre El leñador los olvidó, y conversan
en mundos para ella, para su nombre, extraños, a fin de impo- apretados de amor, corno tres ciegos.
ner su nombre, para reconocer en esos mundos, su nombre
—alegría nuestra de ver el nombre de Paz fotografiado? Pues, El sol del ocaso pone
evidencia misma, si el nombre propio escribiéndose no necesita su sangre viva en los hendidos leños
para nada coincidir con el nombre personal —policial— de uno, y se llevan los vientos la fragancia
sin embargo, cualquier entendido, cualquier amante de los nom- de su costado abierto!
bres propios, con sólo ver las obras de Errázuriz-fotógrafo, sa-
bría desde el primer instante, que ese fotógrafo se llama, corno Uno, torcido, tiende
su nombre, Paz. su brazo inmenso y de follaje trémulo
— pero, para mí, entre nosotros dos, para nosotros dos, para hacia otro, y sus heridas
siempre, tu inventado nombre: Errázuriz-fotógrafo. como dos ojos son, llenas de ruego.
— si Judas fue acusado de robar dinero, de besar por dinero,
si Judas fue robo y traición, prostituto fue Judas. Prostituto, El leñador los olvidó. La noche
podernos saber lo que Judas traicionaba, lo que Judas robaba, vendrá, estará con ellos.
se dejan oír esas sus palabras en la Ultima Cena: si no hay Dios, Recibiré en mi corazón sus mansas
si no hay madres, si Cristo no es Dios, todos los nombres son resinas. Me serán como de fuego.
prestados nombres —así hablaba, su discurso, Judas. Y, aunque ¡Y mudos y ceñidos,
indigno, sin embargo, enormemente respetable, era Judas, cuan- nos halle el día en un montón de duelo!
do apartándose tragaba sus amargas, sus amarguísimas lágri-
mas. Gabriela Mistral
—luego, serenándose, Judas reflexionó. No entenderán, se
dijo, a lo más, creerán —o los utilizarán como tales— que sus
prestados nombres son sus verdaderos nombres, esos nombres Primera estrofa
que ignoraban. Su resolución estaba tornada: Judas nunca supo
que esa mujer, María Magdalena, siempre se hizo —se hace— Madres son, para el poeta, los árboles. Madres abandona-
llamar María Magdalena. das, su culpa, su traición —de ellas— por sus hijos. Y ¿de qué
pueden conversar tres abandonadas madres, de qué sino del
perdido reino de los árboles, del perdido reino de las madres?
Entonces, a orilla del sendero, sendero por donde pasan
los hijos, esperando su paso, esperando que al menos uno de
ellos, repare en ellos, los tres árboles conversan "apretados de
PATRICIO MARCHANT AMOR DE ERRÁZURIZ FOTÓGRAFO (1983) 87
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amor y ciegos". Interpretación de la interpretación cristiana de árboles muertos está visible el dolor verdadero, verdadero do-
la Cruza Cristo no sufrió sólo un momento, unos días, en la lor que es lo único que importa. Entonces, el Dios Padre que
Cruz; Cristo está todavía en la Cruz, muere de abandono, sin declina se inclina ante los árboles muertos, ante su "costado
terminar de morir, dolor absoluto es Cristo. Pero, en todo caso, abierto"; "costado abierto": corazón de Cristo crucificado que
en su dolor, Cristo no está solo. Con El sufren Dimas y Gestas. sangra, y de él: su "fragancia", metáfora, otra más, esencial.
¿Sufren del mismo dolor, su dolor es el mismo en calidad, en
magnitud, que el dolor de Cristo? Nos detendremos en esta pre-
gunta. De todas maneras Cristo, Dimas, el buen ladrón que se Tercera estrofa
convierte y Gestas, el ladrón que pierde la oportunidad de sal-
varse, según la tradición, en el último momento, los tres, los Un árbol torcido tiende su brazo inmenso, tanto más in-
tres árboles, conversan un mismo dolor. El fin del reino del menso cuanto sin hojas, temblando por las hojas que no tiene y
bosque, de los árboles, la pérdida de los hijos que estaban con temblando por las hojas de los otros árboles, que no son tam-
ellos en el bosque. Resuena el grito del salmo 22 (V.21): "EU, poco esas hojas: "de follaje trémulo"; tiende su brazo, decía-
EU, lamina sabachthani". ¿Resuena sin ser oído, sin esperanza mos, hacia otro árbol, rogándole de sus ojos. ¿Quién ruega a
de ser oído, sin esperanza de una respuesta? No, al final del quién? ¿Dimas, porque reconoce a Cristo como Cristo, ruega a
poema, alguien, que no es Dios, responde ahí donde antes au- Cristo? ¿Cristo, porque su dolor, su sufrimiento es mayor, ruega
sencia de respuesta: el poeta del poema responde al grito de los a Dimas? En este segundo caso un Dios que no solo sufre, sino
árboles. que ruega a un hombre, a una creatura humana, es algo difícil-
"El leñador los olvidó" —el poema repite dos veces la mis- mente concebible, pues si se puede aceptar que Cristo ruega a
ma frase; en su insistencia, el punctum, la herida, del poema. El un hombre que se arrepiente, es decir que le ruega que lo deje
leñador los derribó, pero no se los llevó. ¿Los perdonó acaso? de hacer sufrir con su pecado, sin embargo aquí el árbol, Cristo,
No; el leñador, hombre de hacha —hacha fálica—, el hijo lascivo dirige sus ojos, su ruego a otro árbol, a otra madre, no a un hijo,
que abandona a la madre por otra mujer, cometió el /apsus de Cristo pide consuelo para él, Cristo que ya no es, El, el Consue-
olvidarlos. Con este olvido marcó inconscientemente una hue- lo; y si, el primer caso, que Dimas ruege a Cristo sería algo
lla. Huella de amor, esa huella de amor es la esperanza de los ortodoxo, de acuerdo a los Evangelios, pero esto es lo grave,
árboles, a esa huella los árboles llaman su esperanza. Huella de Cristo, en este poema, a diferencia de otros poemas, los Evange-
un hijo, huella de todos los hijos, los árboles, las madres, espe- lios, no hace nada, no dice nada —ninguna promesa— salvo su-
ran —saben de la magnitud de su amor— que algún día sus hijos frir con él. Entonces, ¿movimiento de Cristo a Dimas o de Dimas
ese amor, puro dolor, lo comprendan, lo reconozcan, lo amen. a Cristo? ¿O movimiento alternativo? Como quiera que sea, lo
importante es que en este movimiento Gestas queda excluido,
si bien los tres árboles están apretados de amor e iPalmente
Segunda estrofa ciegos. Pero si Gestas queda excluido, su abandono es mayor,
mayor es su dolor. Abandonado no sólo por los hijos, abando-
El sol del ocaso —el Dios herido, el Dios Padre, hace visible nado por los otros árboles, abandonado como árbol a quien se
la sangre de los leños, ese hacer visible, ese mostrar, piensa ese suplica, como árbol capaz de ayudar, esto es, como árbol capaz
Dios, es su triunfo. Triunfo, sin embargo, que es derrota: en los de sufrir, así Gestas. Pero, entonces, si Gestas es el más abando-
88 PATRICIO MARCHANT 89

nado, si Gestas sufre más que los otros árboles, ¿qué conclusión JESU MEINE FREUDE: BAJO OBSTINADO DEL
se impone? A partir del hecho de la positiva indeterminación de
Cristo, ya sea como franca exageración, herejía o conclusión
"J. S. BACH" DE JUAN DOWNEY (1987)
lógica implacable, ¿Gestas no podría ser, Gestas no es Cristo? O
acaso el poema sólo está marcando un movimiento de dolor,
una intensidad, cada vez mayor, de dolor? Si fuera así, en este De pronto como la violencia de
movimiento de dolor, sólo es el dolor lo que importa, no los un látigo, se escucha, Jesu
nombres particulares en que se encarna: así los tres árboles Freude, imposible no reco-
serían, como dolor, un movimiento de dolor cuyo nombre, sólo nocerte, Juan, tratando de iden-
eso, es Cristo. ¿Qué significa, en realidad, esta marca del poe- tificarte con uno de esos niños
ma? Mantengamos las dos hipótesis que hemos señalado: lo esen- o muchachos de la Escuela de
cial es que en la Cuarta Estrofa el poeta abraza a los tres árboles. Santo Tomás de Leipzig —reite-
radamente, obstinadamente.

Cuarta estrofa
Ciertamente, alguien dirá: nunca se podrá saber lo que hu-
Insistencia en el verso: "El leñador los olvidó"; ¿Cómo pa- biera sido el "Bach" de Juan si su creación no hubiera coincidi-
sarlo por alto: esa huella, esa esperanza, ese verso, es el poema do con la muerte de su madre. Sin embargo, de una manera
de los árboles. Y vendrá la noche: la hora de mayor sufrimiento precisa pienso que constituye una superficialidad hablar de azar
y no de necesidad. Un poderoso sentimiento de muerte pesa en
y ya no, como en Arbol Muerto, la hora de los árboles muertos
acompañados por la luna. Callando sobre la luna, ausencia de el inconsciente y la conocida afirmación de Freud de que el
la luna en la hora de mayor dolor, entonces, el poeta, que es inconsciente no conoce la muerte, no vale para el Ello como.
mujer: que es madre por su canto —ese poema es su canto— Groddeck lo concibe —Ello que se sitúa más atrás que el ello
recibirá en sus brazos el corazón de los árboles muertos. Y como freudiano, posibilidad que el mismo Freud reconoció. El hom-
fuego de amor después del fuego del dolor, el día los verá "mu- bre muere cuando él quiere morir; de Groddeck, su saber y
dos y ceñidos", como una derrota, pero, también "mudos y ce- pasión fundamentales. Y, sin duda, existe una extraña pasión
ñidos" como un puño en alto: señal que es de lucha, que la ante la muerte; para el hombre, cuando el paso del tiempo,
siempre es una jeune filie en fleur quien, con o como uno mis-
marca del inmenso duelo de los árboles y del poeta, ese su
inmenso duelo, es también su inmenso, su total, desafío. mo, se aleja, se muere; y un inconsciente seguro saber existe
sobre la significación de la muerte de seres como el Padre o la
Madre. Sobre la muerte de esta última y la posibilidad de un
"nombre propio", conexión es ésta ya no para ser discutida.
"Nombre propio" o prestado nombre, otra cosa que una "subje-
tividad" o un "yo"; una cierta "identidad" aunque esa "identi-
dad" se reciba, prestada de los otros.
Muerte de la madre, contradicción en los términos para
90 PATRICIO MARCHANT JESU MEINE FREUDE: BAJO OBSTINADO DEL...
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quien tenga algo que ver con el pensar. Si la madre está siem- nosotros. Obra que dice la otra lógica del otro tiempo, Ello
pre ahí para recoger el cadáver del hijo, lógica de la execuencia groddeckeano que se presenta, El mismo, como música e ima-
corno en Glas (Derrida) se la llama, ¿cómo puede morir la ma- gen —necesidad de ver y escuchar reiteradamente, obstinada-
dre? Pues, sabemos, así muere el hombre: la madre se las arre- mente, su obra.
gla para estar siempre junto a su hijo, recogiendo su cadáver. Y, Jesu meine Freude, Jesús mi alegría, Jesús mi muerte; bajo
por ello, la muerte de la madre no puede dejar de producir un obstinado del "Bach" de Juan, mi total admiración por su ex-
sentimiento de tranquilidad o de inmortalidad, un extraño gozo traordinaria meditación, su juego, sobre la vida: sobre la muerte.
o alegría: Jesu meine Freude; necesidad de que Juan haya filma-
do, recogido y puesto en su lugar preciso, propio, como insis-
tente, obstinado lugar, que lo haya dicho en su obra, que Jesús
era, ahí, entonces, en ese momento, su alegría.
Por tanto, si el "Bach" de Juan constituye un Requiem para
su madre, constituye también un cierto Requieni del Requiem,
un Te Deum; Requiem del Requiem, Te Deum, que abre la posi-
bilidad, que obliga, más bien, a la autobiografía: Juan cuenta su
vida en su obra; de su vida cuenta esto, lo esencial: que vive...
todavía —único contenido de toda autobiografía posible. Muerte
diferida, porque quien le prestó el ser y lo condenó a la muerte,
ha muerto. Pero, si Juan puede de un cierto modo alegrarse,
esto es, tranquilizarse, su verdadero, profundo dolor se revela
en detalles particulares: esas particularmente sin importancia
anécdotas que recoge del otro Juan (igualmente: Leonardo con-
tando los pesos que tuvo que sacrificar entonces cuando el fu-
neral de su madre, Segismundo describiendo clínicamente la
muerte de su padre;, a otro nivel, pero igualmente: un alumno
que me vino a comunicar que su compañera no daría la prueba
fijada para ese día porque había muerto en un accidente el día
anterior). Por todo lo cual, otro sentido de Jesu meine Freude,
el "Bach" de Juan insiste en la presencia de la muerte, de la
"poderosa muerte", concepto de Neruda, muerte de Juan. Así,
el Requiem, el Te Deum, se transforma necesariamente en auto-
Requiem y la autobiografía pasa a ser, necesariamente —salva-
ción, testamento—, autothanatografía; esto es, arte. Auto-Re-
quiem, autothanatografía; con su "Bach", Juan vive su diferida
muerte, cópula con Bach, su madre, haciendo, en el momento
de contemplar su obra, de Bach, madre, Unidad Dual, de todos
II
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AMOR DE LA FOTO (1982)1

La perfección excesiva de tu mentira me abrió los ojos y no


pudiste engañarme ni siquiera un segundo. Calculaste todo, pero
no contaste con mi dolor, con mi astucia.

Me explicaste largamente las reglas de tu proyecto; me hablaste


de mi libertad y de mis obligaciones; del honor que me hacías
al invitarme a escribir junto a gente tan selecta. Pero todo eso
sólo estaba destinado a distraerme, a dilatar, sistemáticamente,
malignamente, el momento en que pensabas gozar tu triunfo.

Pero te traicionaron
tus ojos que brillaban de lujuria,
tus pequeños gustos de sastre.

"Ahora torna la foto, una foto que tengo por casualidad, una
foto como cualquiera otra. Toma la foto, mira la , foto, entrégate
a la foto, escribe sobre la foto. Solos en el mundo, tú y la foto".
Así hablaste.

Pero no me engañaste

Este era tu plan:

querías que, alucinado por el contenido de la foto, pasara por


alto el funcionamiento de la foto, querías que no viera que me
estabas dando la foto, la donación de la foto; querías que no

El pretexto de este escrito —poema, preferimos llamarlo— fue una fotografía


que el artista Eugenio Dittborn compró en el Mercado Persa de Santiago: el
retrato de un grupo familiar vagamente anómalo, a cuyos miembros se
hace alusión en determinados pasajes del texto. Hacia 1982 u 83, la foto
fue propuesta por Dittborn a diversos escritores e intelectuales —Marchant
entre ellos— para que elaborasen, en un formato prefijado, sendos textos a
partir de la imagen. (N. de los E.).
96 PATRICIO MARCHANT AMOR DE LA FOTO (1982) 97

viera la circulación de la foto —que otra foto está siempre detrás (La cosa en realidad es al revés: de su cuerpo procede su deseo
de toda foto; querías que no viera la operación de Ent-fernung de "verdad").
de la foto. No lo lograste.
Saludarnos aquí a Marcela Serrano, la más absurda, pero la úni-
Para mí no existe lo obvio. ca consecuente, de las humanistas chilenas.
No hablaré de la entrega de la falo-llave según Lacan (de sus
errores en su Seminario sobre La Lettre volée). Al anti-humanismo sólo se llega por el alto camino del matricidio.

No relataré ningún partido de fútbol. Sólo Carlos Leppe y yo no somos humanistas en Chile. Leppe
No. Diré tu mentira, contaré tus farsas. Llora tu derrota. con crueldad hace transpirar a su madre, yo hago dibujos con
las cenizas de la mía.
Explico algunas cosas
Mi madre —en un gesto que la honra— murió cuando yo tenía
Como el nombre de Dios estaba en decadencia, fue necesario dos meses. Por sólo dos meses me ganó Jean-Jacques Rousseau.
inventar otro nombre, igualmente efectivo, igualmente secreto. Lamento anunciarlo: no habrá reforma educacional, no habrá
La fotografía fue la invención genial de los humanistas. Revolución Francesa en Chile.

Los humanistas son los príncipes de la nostalgia. Foto en mano, Los humanistas olvidan la donación de la foto. Pero por sobre
guardan la historia. Los humanistas leen el contenido de las todo olvidan su circulación —secreta.
fotos. Descubren su mensaje, su texto y su contexto, estudian Las fotos circulan y su circulación secreta produce efectos. Las
su significado y su significante. Los humanistas dan sentido fotos y no los hombres hacen la historia.
—dicen ellos— a las cosas. No saben que, detrás del sentido, una
máquina, una foto, funciona —sola. Yo soy una foto que escribe.
Al escribir, mando, envío, doy una foto. Pero yo doy una foto
Los humanistas no se quedan en chicas. Los humanistas son sólo porque otra foto en mí decide que yo dé esa foto. Lo que
apocalípticos. el otro recibe, no depende de mí ni de él. Depende de un juego
de fotos. Depende de la Central Internacional de Fotografías,
La palabra griega "apocalipsis" fue utilizada por los Setenta para del Comité Central de los Fotógrafos Unidos del Mundo.
traducir el verbo hebreo "gala"-y sus derivados. "Gala" significa
descubrir, primeramente los órganos sexuales: "No descubrirás Por eso:
la desnudez de la mujer de tu hermano; es la desnudez de tu
hermano" (Levítico, 18, 16). Yo amo las fotos de carabineros dirigiendo el tránsito, desfallez-
co por una foto de un cartero repartiendo fotos.
Los humanistas son apocalípticos. La búsqueda de la verdad los Y, por si acaso, pongo esta foto en circulación.
conduce a mostrar su verdad; finalmente, dado que el asunto es
espinudo, a mostrar su cuerpo, su sexo. Tú me entregas una foto tuya, en la pose que tú elegiste o tal
PATRICIO MARCHANT AMOR DE LA FOTO (1982) 99
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como aceptaste ser fotografiada. Tú me entregas tu inmodifi- Sólo una vez Martín Freud habló por teléfono con su padre.
cable pose y me dices: "te doy mi foto para estar cerca tuyo, Martín Freud nos dice por qué su padre odiaba el teléfono:
para aproximarme a ti". hablando por él no podía ver los ojos de su interlocutor y no
podía, así, controlar la "exacta" "verdad" de lo que aquél le
Pero yo no puedo hacer nada con tu pose, no puedo modificar- decía. Freud no quería oír esas voces que, con sólo oírlas, dicen
la. Tú te impones a mí, y tu foto tiene como efecto alejarme de la verdad, dan paz, dan seguridad. Freud no quería oír voces
que le recordasen a su madre.
ti. Te aproximas a mí para hacerme sentir que estás alejada de
mí y para mantenerme, así, cerca de ti.
b) Música. Por eso mismo, Freud tampoco amaba la música.
Una foto se mueve, entonces, en la lógica diabólica de la Ent-
c) Fotos y Cartas. Freud, sin embargo, enviaba hermosas fotos
fernung: a-lejamiento del alejamiento que no termina de ser a-
lejamiento; aproximación corno separación, separación como suyas junto a imperativas cartas suyas a sus discípulos. Freud
aproximación. quería ser padre y madre de sus discípulos.

Kafka y Proust practicaban con frenesí ese tipo especial de fo- d) Mujeres. Según parece, poco después de los 40 años, Freud
tos, las cartas, para no aproximarse nunca al ser deseado sólo dejó de hacer el amor. Interesaría conocer la opinión de su
mujer al respecto.
en la distancia.

Yo te escribo una carta y te digo lo mucho que te quiero. En Carta de Groddeck a Freud (27 de mayo de 1917).
a) mis ideas son mías, las encontré yo solo.
una carta de amor, expongo mi verdad, la verdad. Escribo como
déspota de la verdad, pero no soy sino un niño que pide cariño. b) mis ideas son sus ideas y yo soy su devoto discípulo.
c) extiéndame un certificado afirmando que yo no soy su dis-
Con toda facilidad lees mi pose, mi estrategia. Me rechazas por
burdo. Estoy demasiado cerca de ti para poder seducirte. cípulo: mis ideas son mías y tengo, además, otras ideas que
las suyas y que Ud. no conoce.
Yo hablo, ante ti y otros, de ternas generales. Estoy lejos de ti,
estoy diciendo verdades teóricas, generales, universales. Tú sien- Carta de Freud a Groddeck (5 de junio de 1917).
a) sus ideas siempre fueron mis ideas: Ud. es mi discípulo, fue
tes mi distancia. Lógica de la Entfernung: sientes próxima mi
distancia; tú, y no yo, te acercas. Yo aparto, alejo, el alejamiento siempre mi discípulo.
b) lo que Ud. llama sus otras ideas, yo también las tengo y las
manteniendo la distancia: te seduzco.
tuve antes. Ud. será siempre mi discípulo.
No se entrega una foto cuando no interesa mantener al otro
Por todo esto y mucho más:
lejos. No se entrega una foto cuando no se quiere alejar al otro.
me encanta el fútbol; nada encuentro más interesante que las
Freud y los medios de comunicación carreras de caballos; y, por sobre todo, amo a mis bellas alum-
nas.
a) Teléfono. Freud, cuenta su hijo Martín, odiaba el teléfono.
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No hay verdad, Matías; No llegaste por donde te esperaba; llegaste por una puerta late-
sólo hay efectos. ral, junto con otros niñitos que, como tú, viajaban solos. Me to-
maste de la mano y me dijiste simplemente:
Un texto se junta con otro texto (un lector) como un hombre se "Hola papá".
junta con una mujer. Nadie puede predecir con certeza lo que
ocurrirá. Alguien entenderá, alguien no entenderá. Se entende- No puedo explicar realmente lo que pasó. Durante más de una
rá esto, se pasará por alto esto otro. hora el Aeropuerto Charles de Gaulle no existió. Supongo que
se suspendieron los vuelos; en todo caso, desaparecieron pasa-
Un texto es efectivo si genera movimientos: cólera, risa, satis- jeros, empleados, curiosos.
facción, rechazo.
Sólo existíamos tú y yo, y mi voz que no se cansaba de repetir-
te:
No hay verdad, Matías;
en el mejor de los casos, temblores. "Mi amor, mi amor querido".

Recorro las fotos de las mujeres que verdaderamente he amado ¡Nunca pensé, querido Matías, que me iba a resultar tan fácil
en mi vida. Busco el rasgo común, la razón de la serie. cumplir con mi antiguo deseo: dejarte, como recuerdo mío, una
foto que te impresionara!
Todas ellas tienen en común esto: sus ojos reflejaban, eran, los
ojos de mi amor absoluto, de mi vida, los ojos, puros corno la Papá:
muerte, de Matías.
Te envío esta foto para responderte de una manera gráfica a tu
Me pregunto por qué amo los ojos de Matías. Años y años me exaltado amor paterno.
costó poder entenderlo. Los ojos de Matías reflejan, son, los
ojos tristes de una foto, la única que conocí, de mi madre. Te cuento cómo obtuve los ingredientes:
La china y la madre de la china me las prestaron en la Vicaría. El
Una foto ha guido toda mi vida, se ha reído de mi vida y se reirá aborigen fue un favor de unos gringos; el tipo de anteojos es
de mi muerte. cientista-político. La pobreza es absolutamente natural. La llave
es del avión del tío Hugo. La corbata me la prestó un acompleja-
Peor aún: do. Los calcetines de choro se los saqué —no me preguntes cómo
Mi madre era rubia, y yo la creía morena. ni cuándo— al pololo de la Claudia. Los zapatos no son tuyos;
éstos están limpios.
La foto me engañó incluso en eso.
Me grafico de centro-delantero. De arquero, no. No quiero ser
Aeropuerto Charles de Gaulle. ni un Valente ni un Arteche. Propio de la juventud es aspirar a
Septiembre 1978. Desde hacía un año, Matías, no te veía. la juventud.
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No olvides de reajustar mi mesada en agosto. Tu hijo que te Sonreí cuando vi a Miguel con su máquina en el acto de Leppe.
estima, Me puse al lado de Irene Domínguez, de la mujer de Morales,
Matías del Mago Vera, justo detrás de la Claudia Marchant —y el flash se
iluminó con mi sonrisa.
Amor de la foto
No necesito preocuparme del destino de la foto. Inevitable, in-
Angélica: eludiblemente, él la recibirá. Pensará que Dios o el destino se la
envía. Nunca sabrá que yo se la envié; se la envié simplemente
Te entrego el pasado que nunca fue nuestro presente. con sólo dejarme fotografiar.

Te entrego la foto de mi juventud. Está ya, estará siempre, en deuda conmigo. Deudor eterno de
mi foto.
Ahí estoy yo, tal como tú me hubieras querido, como me hubie-
ras querido siempre: pobre pero joven. Desde ella sonríe; soy feliz.
Angélica
Desde muy chica tuve un sueño, mejor dicho una pesadilla, que
se repetía siempre. Sueño con una taza de café chica (la reco- No cantes triunfo, Angélica, tan rápidamente. Consulté con mi
nozco, es la taza que toma la mamá después de almuerzo). La profesor de filosofía. Me lo dijo sin reservas. Todo depende de
taza gira y mientras gira sube y baja. Mientras sube aumenta un esto: será tuyo, será tu deudor, sólo si él no logra entregarte, á,
poco de tamaño. Junto con eso siento un ruido, como canto de su vez, una foto suya.
pájaros, pero que para mí es muy desagradable. En este sueño
casi no hay imagen fuera de la taza y el café; pero yo tengo En guardia, querida amiga. No recibas nada de él; no respires
muchas sensaciones. Siempre que sueño estoy aterrada, pero nada que él haya respirado.
no por algo que viene de afuera sino por esta obsesión de la Cuidado, sobre todo, con sus cartas —las cartas son las más pe-
taza que da vueltas. Siento que tengo mucho miedo y lo único ligrosas de las fotos. Si lo lees, serás de él. El habrá pagado su
que espero es que alguien me hable, alguna persona que me deuda y tú deberás pagar doble deuda: la suya y la tuya.
saque de ahí.
Angélica Espero que esta carta —esta foto mía— te llegue a tiempo, y te
salves.
Ya es mío, ya es mío, lo conseguí —para siempre. Dueña impe-
riosa de su alma soy (pero tú sabes muy bien que no lo quemo) O que te pierdas. Tú sabes que ya no creo en el Purgatorio. O
(sic). Cielo o Infierno; o todo o nada, pero mejor todo. ¡Cómo envi-
dio tu incendio, tu infierno; tus celos, tu cielo! Gr.
Para encadenarlo a mí, me bastó con entregarle mi foto. ¿Cómo Desarrollaré ahora el teorema de la madre que falta.
lo hice? Todo fue muy fácil, amiga.
Si una madre falta (no está), falta (moralmente) como madre.
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Si una madre falta (moralmente), falta (no está) como madre. El caso fue que en realidad me hablaste casi exclusivamente de
lo que para ti significaba la presencia de Cristo. Recordarás que
Una falta no se puede distinguir de la otra falta: una es siempre te dije: "No me cabe ninguna duda que Ud. nunca ha sido ama-
la otra. da con amor adulto", pero para mis adentros pensaba, "me está
hablando de la ausencia de otra presencia". Me cayó la chaucha
(La inocencia de la madre —si es inocente— no viene al caso; las y te pregunté, entonces, por tu madre. Ese día comenzó el diá-
culpas inconscientes son las peores.) logo entre la foto de tu madre y la foto de mi madre.
Ahora bien, de la falta de la madre siempre es culpable el hijo.
El hijo se hace responsable de la falta de la madre. Los hijos Meses después, leyendo a la Gabriela (Mistral, por si acaso) me
heredan la madre que falta. Problema de herencia, de la voz di cuenta que también para ella Cristo era, no Dios-hombre o
que habla desde una cripta: Hamlet al fin descifrado. un hombre-Dios, sino simplemente esto: el nombre de la madre
buena, total. A ti, Angélica, te debo esta lectura: Cristo es madre.
Y ahora contaré la triste historia de Angélica y de su falta de
amor. Pero sigamos con el problema de Heidegger y el cristianismo.

Tú (cor)respondiste a la orden materna y, para controlar el trá- Luego empezaron la serie de tus lapsus. El primero fue de clara
fico de voces, de nada sirvió tu buena voluntad. influencia agustiniana. Olvidaste tu cuaderno. "Tóma(me) y
lée(me)".
Trataste de ser como tu madre, de ser culpable corno ella. Te "Léeme, no mi cuerpo; lee mi dolor, lee esto, no tengo madre.
decías: "si soy como ella, ella me querrá". Pero mientras más Por favor, ayúdame". Pero no eras tú quien hablaba. La foto de
eras como ella, ella menos te quería: con tu existencia tú tu madre le hablaba a la foto de mi madre.
) de-
mostrabas su culpabilidad.
Después me ofreciste un anillo de una amiga tuya como garan-
A su vez, tu madre te exigía ser como ella, para ser ella mejor tía de un libro que yo le prestaba a ella. Cierto es que te ofre-
que tú. Pero si eras como ella, tú eras para ti —y para otra voz de cías. Pero cierto era también que era tu madre quien te ofrecía.
ella también, maldita complicación— corno no debías ser. La foto de tu madre me empezó a hablar, empezó a intentar
seducirme. Por mi intermedio, ella quería que tú fueras para
Todo lo que hacías entraba en cortocircuito. Sólo había una siempre culpable y ella para siempre inocente.
sola posibilidad: hacer otra cosa en el circuito, cometer una
falta en el circuito. Lo hiciste. Al fin, necesariamente, el milagro.
Entonces, te hicieron faltar a tu falta.
Juntos una tarde desciframos el misterio de la antigua foto cam-
El asunto comenzó teniendo como pretexto el problema de pesina.
Heidegger y el cristianismo. De eso me quisiste hablar en mi
oficina (tú siempre dijiste que nuestro amor comenzó en mis Juntos, amándonos, una tarde fuimos abriendo criptas, hicimos
dominios). aullar a los muertos.
106 PATRICIO MARCHANT AMOR DE LA FOTO (1982) 107

La circulación fotográfica produjo su obra maestra, y la foto de días. Falta tu falta, mujer. Que la voz de Oriana remezca de
tu madre fue desvelada. Cierto es que, primeramente, tú me nuevo tu ser, que la voz de Oriana sea tu voz.
amaste por orden suya. Pero un cambio de voz se produjo, esa
tarde misma: tu voz dejó de ser la voz de tu madre. Eras, tú Oriana que te repite lo que yo te repetía:
quien me decía: "quiero un hijo tuyo". Eras tú también quien
decía: "ahora mi madre es inocente, yo la hice inocente". Son- "Nuestra hija se llamará Oriana. Y si ese nombre no te gusta,
reías y pensabas en tu hijo, en nuestro hijo —Oriana, yo le decía. ése será su nombre secreto.

Pero a la voz de tu madre —y a otras voces— les faltó generosi- Pero si se convierte en su nombre secreto, un secreto existirá
dad para aceptar tu perdón. entre ella y yo que tú no compartirás.

Malas voces hablaron —voces de una mujer también sin madre. Por eso, aunque sea sólo por celos, tú también la llamarás Oria-
(Pues esta historia es una historia únicamente de hijos sin ma- na".
dre —esa raza especial). "Yo quiero a Angélica cuando sufre",
decía esa voz. "Si Angélica está feliz es porque es mala", expli-
caba. "Los hijos sin madre no tienen derecho a la felicidad".

Schuldig: culpable; schuldig: deudora, te repetían.


La envidia, la lujuria de la envidia triunfó (alrededor tuyo, sólo
una persona te quiere sin pausa, sin cambio de voz —pero sin
método).

Con lógica implacable aplicaron la lógica. Empezaron a hablar


—y tú también— de tu falta.

"Aquí todos somos buenos, aquí no ha pasado nada", te decían.


Te llevaron a control vocálico. Perdiste la voz. Ya no hablas.

Fotos que se dan y se reciben; fotos que circulan; acciones de


Entfernung fotográfica: tu historia —el destino.
Envidiosos hay en tu historia; envidiosos porque sufren mucho;
gente incapaz de aceptar un don; sin inteligencia, sin generosi-
dad.

Pero yo creo en ti y te digo:


vuelve a ti, mujer, vuelve a ti a recuperar esa voz, la voz de esos
III
111

EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN


LA POESÍA DE GABRIELA MISTRAL (1982)

Nota general

La ponencia presentada al Primer Seminario Nacional de


Estudios Literarios —que reproduzco aquí, con ligeras modifica-
ciones, pero con notas aclaratorias importantes y, corno se dice
en la nota final, con exclusión de su última parte— expone el
argumento esencial que desarrollaré en un libro sobre la poesía
de Gabriela Mistral (Sobre Árboles y Madres), primera parte de
un estudio filosófico sobre la poesía chilena. El primer proble-
ma que precisa ser resuelto es por qué surge en Chile, sin que
nada lo prepare, al parecer, una gran poesía, una rápida suce-
sión de grandes poetas. Explicaciones que hagan intervenir la
"espontaneidad" del "genio creador" o explicaciones de carác-
ter sociológico (las segundas al menos dicen algo, las primeras
constituyen meros modos de hablar) deben ser dejadas de lado.
Lo único que resulta posible (es decir, más bien, necesario) es
postular la presencia, la acción —sin poder explicar su surgi-
miento— de una Forma Inconsciente Generante que determina
un "contenido latente", estructurado en forma articulada y un
muy diferente "contenido manifiesto" de esa poesía; una forma
lógica que llama ser recibida y que predetermina lógicamente
lugares precisos, modos precisos de poetizar. Ahora bien, el tra-
bajo sobre la Forma Inconsciente Generante debe partir por el
estudio del árbol-Cristo mistraliano, objeto muy resumido de
esta ponencia, y de su relación lógica inconsciente don la es-
tructura inconsciente actuante en la obra de los otros grandes
poetas chilenos. Hemos llevado a cabo estudios —los hemos
expuesto en conferencias, no en textos publicados— sobre Ga-
briela Mistral, Nicanor Parra y Altazor de Huidobro. La estructu-
ra lógica de la poesía de Neruda, por su parte, nos parece, con
112 PATRICIO MARCHANT EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE... 113

cierta certeza, corresponder (insistimos: a nivel de estructura llagas", en otras versiones decía: "un árbol Cristo, un árbol /roto
inconsciente), pero no adelantemos más por el momento, con y lleno de llagas" o "un árbol Cristo, solo /y mordido de llagas"
la estructura del discurso hegeliano sobre Egipto'. o "un árbol-Cristo, roto /y mordido de llagas". Escribe Scarpa:
"...la relación árbol-Cristo... sólo se perderá cuando reemplace
el nexo religioso que plásticamente se le imponía por la imagen
de su cuerpo roto y llagado; pero que negaba su autenticidad
por aquella adjetivación de seco y blasfemo..."3. Es decir, según
A Roque Esteban Scarpa se le debe, como es sabido, la Scarpa, a Cristo no le conviene, en comparación con el árbol
publicación de los poemas que Gabriela Mistral escribió en poetizado, lo de seco y de blasfemo y sí le conviene lo de roto
Magallanes y que permanecían inéditos. De esos poemas nos y llagado; debernos pensar, siguiendo la lógica implícita de su
interesan aquí aquellos —y son numerosos— que tienen como pensamiento, que le conviene por los adjetivos solos y no por
tema el árbol. Para Scarpa se trataría de variaciones de un tema lo de un árbol roto y llagado. Para Scarpa no podría existir una
único: "la impiedad utilitaria del hombre frente a la vida hermo- relación intrínseca auténtica entre el árbol como tal y Cristo, y
sa de la naturaleza, y sus consecuencias, la mutilación de lo jamás, en ningún caso, por ejemplo, una identidad'. Pero, como
existente con su dolor que este hombre no entiende, en lo que es evidente, negar una relación intrínseca entre el árbol y Cristo
al árbol se refiere"2 . Particularmente importantes son las distin- supone, al menos, saber dos cosas: qué sea el árbol, qué repre-
tas versiones que Scarpa publica del poema que en su forma senta el árbol en la estructura de la psique y saber de qué modo,
final, tal como aparece en Desolación, se llamó Arbol muerto. como qué, Cristo afecta el alma del creyente o del hombre que
En dos de esas versiones primeras el poema se llamaba Arbol- - pertenece a la tradición cristiana. Pero, ¿quién sabe del árbol,
Cristo, en una, y Un árbol-Cristo, en la otra. Y el verso, que en quién sabe de Cristo? Supongamos que podemos demostrar esta
la estrofa definitiva dice: "...un árbol blanco roto /y mordido de proposición: que la poesía de Gabriela Mistral poetizó incansa-
blemente y de modo originario, tal como nunca había sido pen-
Agradezco muy especialmente al Departamento de Lingüística y Li- sado antes, las nociones de árbol y de Cristo y la relación entre
teratura de la Universidad de Concepción su invitación al Semina- ambas. Esto significaría que no se puede intentar comprender
rio, pese o porque no soy profesor de Literatura. Como el tema de la su poesía con conceptos que suponen conocido aquello que
ponencia desarrollaba temas delicados, por decirlo así, para una
conciencia cristiana, agradezco a Hugo Montes la recepción que hizo esa poesía poetizó, que pensó, inconscientemente, por primera
a mi discurso. Como el contenido de esta ponencia fue discutido vez, y de manera absolutamente radical. Proposición, suposi-
posteriormente con el profesor de Literatura Española y Latinoame- ción, que no es en principio tan extraña o imposible si pensa-
ricana contemporáneas de la Universidad de Bari (Italia), ensayista,
traductor de Neruda y poeta él mismo, Ignazio Delogu (discusión mos que la poesía de Gabriela Mistral no fue comprendida —a
sobre Neruda y la Mistral en el Taller de Artes Visuales de Santiago, nivel consciente, no decimos a nivel inconsciente— por sus con-
noviembre de 1981), aprovecho la oportunidad de agradecerle el temporáneos, por sus lectores, por sus críticos; tampoco por su
interés que prestó a las ideas aquí expuestas. Finalmente debo de-
clarar que sin la lectura del texto magistral sobre Gabriela Mistral:
creadora misma. Y si pensamos, además, que esa incompren-
Por hambre de su carne de Jorge Guzmán (en prensa, en Dispositio,
Universidad de Michigan), esta ponencia, que tanto se opone, sin embar-
3
/b.,p.272.
go, a la tesis de Guzmán, no habría sido de ninguna manera posible. A Scarpa se le pasa por alto incluso —aquí al menos— el hecho que la
2
Roque Esteban Scarpa, La Desterrada en su Patria, Nascimiento, San- tradición cristiana vincula directamente a Cristo con el árbol, que el
tiago, 1977, Tomo I, p.269. árbol es metáfora de Cristo.
114 PATRICIO MARCHANT EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE... 115

Sión no fue un accidente fortuito que le ocurrió a su poesía, forma accidental sólo al parecer. La empresa de Hermann con-
accidente que pudo no ocurrirle; en realidad, esa incompren- siste, en términos de Derrida, en proponer "una deducción arti-
sión fue una condición de posibilidad de su producción: de culada, diferencial, concreta, de todos los conceptos psicoanalí-
haber sido comprendida esa poesía, porque inaguantable, no ticos (al mismo tiempo reelaborados) a partir de una teoría del
hubiera sido posible. Veamos si es posible demostrar la proposi- agarrarse a (cramponneinent), del instinto de agarrarse a y de
ción anterior. Preguntémonos por la poesía, a partir de la poesía un archi-acontecimiento traumático de des-agarrarse, que cons-
de Gabriela Mistral, no qué sea un árbol, no qué sea Cristo —estas truye la tópica humana, una tópica que no conoce inicialmente
preguntas, formuladas en términos de lo que algo sea, de lo que ninguna "triangulación" (es decir, no conoce el Edipo)6. Aque-
algo es, adelantan su respuesta, una respuesta metafísicamente llo que es propio del hombre, según Hermann, es poseer un
determinada por la esencia— sino preguntémonos cómo insiste instinto primario en estado inhibido, el cual, precisamente por
en su poesía el árbol, cómo insiste Cristo. "Insistir": es decir, "man- su inhibición y los efectos que esta inhibición produce —instinto
tenerse algo firme en", "aferrarse a". insatisfecho que busca de todas maneras su satisfacción—, se
Ahora bien, si queremos trabajar la insistencia del árbol y convierte en el instinto fundamental del hombre. El hombre, a
de Cristo en la poesía de la Mistral debemos buscar primero, de diferencia de los animales que le anteceden, no tiene una ma-
todos modos, otros apoyos. Intentemos ir a las raíces del árbol. dre a la cual puede agarrarse de modo de constituir —otro con-
¿Qué nos puede decir, por ejemplo, el psicoanálisis sobre lo cepto fundamental de Hermann— una Unidad Dual con ella: un
que el árbol representa, sobre el árbol como símbolo? El árbol ser que es único sólo cuando es dos, que está completo corno
para Freud es símbolo fálico y como, ciertamente, el árbol que uno, sólo cuando es dos. El hombre sufre, entonces, de pérdida
insiste en la poesía de Gabriela Mistral no es un símbolo fálico, .- de madre; madre, en esta teoría, es una noción absolutamente
resulta evidente que el psicoanálisis sensu stricto freudiano no precisa a la vez que enteramente nueva. En la serie de las for-
nos presta ninguna ayuda en este punto. Pero lo que el psicoa- mas de madre que el Psicoanálisis distingue (las tres formas
nálisis puede decir sobre el árbol no se agota en lo poco y distinguidas por Freud: la madre-productora, la madre-amante
limitado que Freud expuso —lo que a su nivel, por lo demás, es y la madre-muerte que recoge al hijo muerto; la noción de ma-
decir como símbolo correspondiente a la etapa fálica del desa dre de Groddeck, como madre incestuosa —su interpretación de
rrollo de la libido, es ciertamente efectivo. Pero, en la continua Siegfried—, distinta de la madre corno virgen y de la madre como
ción rigurosa de Freud, en la serie de grandes psicoanalistas amante que recoge el sexo del hombre después del acto de
húngaros, en la obra capital, de 1943, de Imre Hermann Los amor —su interpretación de la Pietá—, aquello que Hermann en-
instintos arcaicos del hombre (traducida al francés en 1972 con tiende por madre es el sentido primario, más elemental, arcaico
el título de L'Instinct filial) podernos leer, aparentemente en por consiguiente, y que permanece, produciendo sus efectos
forma accidental al hablar sobre el origen del fuego en relación específicos, en todas las otras nociones de madre. Huérfano de
al síndrome del "agarrarse a", lo siguiente: "En los sueños de los madre, el hombre busca y crea objetos substitutivos —su propia
enfermos, el árbol representa a menudo a la madre; la etnolo- madre llamada madre real es ya un substituto— que sean para él
gía, por su parte, suministra numerosos materiales que permi- madre: objetos a los cuales se pueda agarrar, así la historia hu-
ten interpretar al árbol como el substituto de la madre"5. En
Derrida, Entre crochets, Entretiens avec Jacques Derrida, Digraphe
5 Hermann, L'Instinct filial, Denoél, París, 1972, p.189. (Traducción y
subrayado del autor). N°8, Flammarion, París, abril 1976, p.98.
PATRICIO MARCHANT EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE... 117
116

mana consiste en la constitución de símbolos que intentan res- anormal y que pueden decir lo que saben en textos más allá o
taurar esa Unidad Dual perfecta que nunca fue. El inconsciente más acá de la calificación de textos locos. Como los de Gabriela
humano en su estrato más arcaico sabe de la pérdida de la ma- Mistral. Ahora bien, aunque Herrmann diga que su método es
dre, el abandono de la madre; el inconsciente es la huella del eminentemente comparativo, que "coordina los hechos obteni-
abandono. Y tal abandono lo sabe y lo dice de un modo preci- dos por la experiencia analítica, por una parte, y los hechos
so, referido a un momento preciso de los múltiples momentos sacados de la zoología de los primates"9, pensamos, sin embar-
del abandono. Ese momento, ese abandono preciso, lo consti- go, siguiendo a Nicolás Abraham —a este psicoanalista húngaro-
tuye la pérdida del bosque, bosque que se había convertido en francés se le debe el redescubrimiento de la verdadera impor-
substituto de la madre. Cito a Hermann: "... la vida en el bos- tancia de Hermann— que otra cosa está en juego en la teoría de
que, en la selva, tuvo un fin traumático; ahora bien, ese trauma- Hermann. Escribe Abraham (no tal vez sin cierta exageración):
tismo golpeó no al individuo solo sino a la especie entera: el "Se ve claramente que, una vez descubierta, tal teoría tiene muy
bosque se quemó (por el frío, agreguemos, no se olvide que el pocas relaciones con la observación de los monos antropoides
árbol, el bosque, se queman, ya sea por el frío como por el o del recién nacido humano, que ella no se inspira en los "da-
fuego: magnífica, porque fundada, ambigüedad del lenguaje) y tos" paleontológicos ni se apoya en la neurofisiología, así como
el hombre tuvo que descender del árbol'. Luego, separado del tampoco deriva de la observación de las costumbres y los hábi-
bosque, el hombre quemó los árboles como repetición del trau- tos..."10 . El problema sería, en realidad, otro. Problema de pecu-
matismo; la madre infiel fue, entonces, destruida: venganza de liaridad del lenguaje psicoanalítico, lenguaje anasémico en la
los hijos y superación simbólica del trauma; al mismo tiempo, terminología de Abraham, que alude a aquello "sin lo cual nin-
resultado inesperado: el calor como substituto de la madre, como - guna significación habitual —ni en sentido propio ni en sentido
efecto-de-madre, como madre, por lo tanto. Tema de la muerte metafórico— podría advenir", lenguaje de lo anterior que es ori-
por el fuego de la madre —el fuego como abandono y castigo gen de modos de hablar que pueden, ellos, ser formalizados,
por el abandono, como símbolo de la liberación forzada del así, un solo ejemplo, "hay" una relación Periferia-Núcleo que es
hijo, o de su no querer liberarse; relación entre el origen del anterior y que hace posible todas las aplicaciones particulares
hombre propiamente tal y el descubrimiento del fuego, el ori- (y precisas en su ámbito) de "periferia-núcleo". Psicoanálisis
gen del lenguaje, el origen del trabajo organizado y el origen de como archianálisis, lenguaje primero de todas las ciencias, como
la sociedad: todos estos temas van juntos, simbolizan juntos, se archiciencia. De este modo el discurso de Hermann sobre el
simbolizan (símbolo, en griego, es, como es sabido, lo que va surgimiento del hombre, como historia del abandono y pérdida
junto, lo que está arrojado junto). Este saber del abandono y de de la madre, como historia del fuego y de los árboles no estaría
la madre constituye el estrato más arcaico, lo repetimos, del reconstituyendo un primer pasado histórico del hombre sino
inconsciente. Estrato al cual, por ejemplo, no llegó Freud (com- constituiría más bien, el poema del inconsciente sobre el origen
párese su interpretación, que es fálica, del origen del fuego)3, del hombre, poema que sería el origen de todo posible hablar
estrato al cual llegan los enfermos mentales, pero también aqué- sobre el origen del hombre. Descubrimiento de ese poema que
llos cuya capacidad de penetrar el insconciente es enteramente Hermann, op. cit., p. 64.
I" N. Abraham, Pour introduire "L'instinct filial", en L'écorce et le no-
7 yau. Anasénzies II, Aubier-Flammarion, París, 1978, p.349, (Traduc-
Hermann, op.cit., p.189.
8 ción del autor).
Freud, Sobre la conquista del fuego, 1932.
PATRICIO MARCHANT EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE... 119
118

sería más importante —por su "presencia" actual en el incons- llamar al árbol de Altazor, como árbol-jeune filie enfleur' 3, otras
ciente de cada hombre— que la descripción histórica concreta veces como árbol-Jesús, árbol de Navidad", o como árbol-Eras-
del origen del hombre -si esta descripción tiene algún sentido. mo, árbol de la cultura (en Hijo Árbol) o como árbol del senti-
Ahora bien, si para Abraham el hombre, cada hombre, es "su" do, árbol-maestra (en La Maestra Rural), otras veces como leño
poema —que no es "suyo"— y si cada hombre vive el poema que que arde corno símbolo del hijo, pero sobre todo y fundamen-
se cuenta, por su parte, la obra de arte es un poema mayor y talmente en Desolación y en los poemas escritos en Magallanes
por ello —esto es esencial para comprender el sentido de nues- que permanecían inéditos, como árbol-madre-arcaica objeto del
tra tarea de interpretación de la poesía de Gabriela Mistral— psi- instinto inhibido del "agarrarse a", soporte, complemento, Uni-
coanalizar una obra de arte, un poema, no consiste en llevar al dad Dual con el Hijo. De modo tal que la insistencia en este
diván al creador, al poeta, sino como Abraham lo subraya con árbol-madre-arcaica define la primera poesía de la Mistral y al
fuerza, de lo que se trata es analizar la obra de arte misma para mismo tiempo define su poesía sin más, pues las otras formas
comprender lo que esa obra produce, trae a luz, como produc- de árboles se derivan o deducen del árbol-madre-arcaica, como
ción mayor, nueva (es decir, como otra posibilidad, otra salida, es el caso también de la última forma del árbol a la cual llegan
otra alternativa)". Pero hecha esta aclaración fundamental, de- los textos de Gabriela Mistral: el árbol-Goethe''. Arbol-madre-
jemos descansar, soñar, a Hermann a la sombra de su árbol y a arcaica que será poetizado como muerta, como abandonada,
Abraham soñando la suerte, la condición del poeta, del hombre destruida, quemada. Gabriela Mistral trabaja, entonces, con los
mismos elementos de lo que, comentando a Abraham comen-
como poeta.
tando Hermann, llamamos el poema del origen del hombre; es
decir, pero entiéndase bien lo que esto significa, Gabriela Mis-
tral pensó por su cuenta, independientemente del psicoanálisis,
II
relaciones inconscientes arcaicas (esto es, relaciones referidas a
Examinemos ahora qué pasa con el árbol en la poesía de la etapa primera del desarrollo del individuo y de la especie).
Gabriela Mistral. Sin duda, ningún objeto o terna, para llamarlo Así, de una manera no seria, riéndonos de la cronología, lo que
de algún modo, cualitativa y cuantitativamente más importante
que el árbol en esta poesía. Cualquier lector de la poetisa lo coanálisis: Transformaciones y símbolos de la libido) y lo sabían antes
sabe, debiera saberlo, en todo caso lo puede comprobar; lo que y por su cuenta los historiadores de la religión. Pero enteramente
otra que la madre productora o reproductora, constituyendo una
importa es la recta interpretación de su sentido. Ahora bien, los problemática enteramente otra, es la madre como objeto del instinto
sentidos del árbol en la poesía de la Mistral son muchos y dife- de "agarrarse a".
13
rentes. Si como símbolo fálico tal vez no aparece nunca sino Altazor. Fin del Canto Primero: "Silencio/Se oye el pulso del mundo
como nunca pálido / La tierra acaba de alumbrar un árbol". Comien-
implícitamente (en Extasis de Desolación), sí aparece varias ve- zo del Canto Segundo: "Mujer el mundo está amueblado por tus ojos
ces como madre productora'', otras veces, como se le puede / Se hace más alto el cielo en tu presencia/ La tierra se prolonga de
rosa en rosa / Y el aire se prolonga de paloma en paloma".
14
En su poesía, "Jesús" es el hijo perfecto, esto es, el hijo que no
11 Así Abraham ha comentado el Libro de folias del poeta húngaro Mi-
abandona a la madre. Véase la ronda llamada precisamente Jesús de
chael Babits, en Jonas (Anasémies III), Aubier-Flammarion, París, Ternura.
1981. 15
Recado Terrestre, que comienza así: "Padre Goethe que estás sobre
12 Que el árbol es símbolo de la madre productora o reproductora lo
sabía Jung (por ejemplo, en la obra con la que se separa del Psi- los cielos" y, sobre todo, el Ultimo Arbol (Lagar).
PATRICIO MARCHANT EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE... 121
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no es grave, pero sí con conceptos que aunque parecen serios del Hijo. Igualmente, si como Hermann señala, los árboles que-
no son rigurosos, lo que sí ya es grave, se podría decir que la mados producen calor, es decir, en terminología nuestra, un
poesía de Gabriela Mistral "ilustra" Los Instintos Arcaicos del efecto-de-madre, el leño que arde como hijo produce un efec-
Hombre o que Los Instintos Arcaicos del Hombre "comentan" la to-de-hijo: el dolor que le causa a la madre, dolor que la hace
poesía de la Mistral. Pero en su poema sobre el origen, Gabriela ser madre.
Mistral da una interpretación diferente de Hermann del abando-
no, de quien abandona. Para ella, quien abandona no es la madre
sino el hijo. El árbol-madre es quemado por los hombres, por III
los hijos o derribado por los leñadores de "lascivas hachas" —el
hacha es obviamente símbolo fálico—, por los hijos que abando- Veamos ahora qué pasa con Cristo en la poesía de Gabriela
nan a sus madres por otras mujeres. Así, los elementos del poe- Mistral. Nos referimos aquí sólo a dos poemas de Desolación: El
ma del origen son los mismos que los señalados por Hermann; Dios triste y La Cruz de Bistolfi. Detengámonos en lo que estos
lo que cambia es sólo la interpretación: quién es el que aban- poemas nos dicen sobre la existencia o, mejor dicho, la presen-
dona, quién es el bueno, quién es el malo del poema. Esta dife- cia o ausencia de los dioses, de Dios. En esta poesía la ausencia
rente interpretación confirma, por lo demás, la crítica ya men- o la presencia de un Dios se demuestra —bastante heideggeria-
cionada de Abraham a Hermann: que la archi-lógica de Los namente, pero antes de Heidegger, por supuesto'— por la capa-
Instintos Arcaicos del Hombre no describe hechos históricos sino cidad de un Dios de determinar un modo de existencia huma-
constituye un poema (nos permitimos imaginar la sorpresa, la no. Tres nombres de dioses se nombran en estos poemas.
alegría, con que Hermann y Abraham hubieran recibido la poe- -- Primero, el Dios de David ("Aquel tremendo y fuerte señor"),
sía de la Mistral de haberla conocido. Nos aterra —nos referimos Dios que no existe ahora, en este tiempo, pero que existió an-
a ello al final de esta ponencia— que la grandeza conceptual de tes, cuando existían hombres que medían su existencia por su
la poesía de Gabriela Mistral no haya sido ni siquiera sospecha- nombre (y Dios que fue presente para la hablante en su juven-
da. Alguien pensó en Chile; silencio: nadie se ha dado cuenta). tud). El segundo Dios que se nombra es el Dios triste, el Dios-
Señalamos sólo de paso, aunque es decisivo, que con los ele- Padre de los cristianos; Dios inmenso por la inmensa cantidad
mentos del poema del origen y conociendo lo que llamamos la de hombres que se determinen por él, existente ahora, pero
interpretación del poema, se pueden realizar deducciones a priori ahora implícitamente también, siempre, Dios ontológicamente
que pueden ser comprobadas luego en su cumplimiento fácti- triste, débil, herido, sin aliento y, defecto capital, Dios sin can-
co. Si los árboles quemados o destruidos simbolizan a las ma- to, es decir, Dios que no es origen del canto. Tercero, finalmen-
te, en La Cruz de Bistolfi, el nombre de Dios oculto, la Cruz.
dres injustamente quemadas o destruidas en la poesía mistralia-
na (Hermann dirá: las madres quemadas o destruidas con Cruz que para sentirla no necesitamos saber que la sentimos,
justicia), se abre otra posibilidad: que, visto desde la madre, un que es cierta, como ancha montaña, cuyos brazos nos' mecen y
leño que arde (y, por sus dimensiones, sólo un leño; no un su sombra nos baña. Cruz que es nuestro único amor real: los
árbol y en ningún caso una selva) simbolice al hijo que abando- 16
Nuevamente Gabriela Mistral piensa por su cuenta originariamente
na a la madre. Ahora bien, el leño como hijo que arde se en- y, para quienes les importan las cuestiones no importantes de prio-
cuentra en los poemas magallánicos A la Nieve y La Escarcha, ridad, primero, así, "antes" que Freud o Hermann, "antes" que Hei-
degger.
así como en la segunda estrofa de la Segunda Parte del Poema
PATRICIO MARCHANT EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE... 123
122

otros amores son suplencias; Cruz que perdona, Cruz que do- ces, la madre en el hijo; Cristo corno el inconsciente reconocido
mina toda dirección en el tiempo y en el espacio. Cruz a la cual en la plenitud del amor, es lo que vive la experiencia mística.
hemos estado prendidos, desde el nacer (esto es, como madre Aclaremos, una vez más de paso, rápidamente, que la Virgen
que nos produce) al morir (esto es corno madre que nos acoge María, en su significación corriente, no es la madre arcaica sino
como madre-muerte), pero Cruz que es, ante todo, otra cosa, que corresponde a la madre en la época de la declinación del
que es anterior, a la madre productora y a la madre-muerte. complejo de Edipo (para dar cuenta de estas dos formas de
Cruz a la cual hemos estado prendidos, dice el poema, "como el madre habría que trabajar, además, la notable distinción entre
hijo a la madre". Como el hijo a la madre. Que los ingenios, el contenido manifiesto y el contenido latente en el complejo
aquellos que creen en la libertad de las metáforas o aquellos, de Edipo que propone Abraham en L'écorce et le noyau); de
los metafísicos, que creen que una distinción es posible o es este modo, entonces, todas las interpretaciones filosóficas, por
finalmente posible entre concepto y metáfora, digan que se tra- ejemplo, la interpretación fundamental propuesta por L. Feuer-
bach en La Esencia del Cristianismo y las interpretaciones psi-
ta de una simple metáfora'. Para quien sabe leer, el poema, al
decir que la Cruz es como madre, dice sin más que la Cruz es coanalíticas de la función de la Virgen María (así Ilse Barande
en Le Maternel Singulier y Sarah Kofman en Nerval. Le Charme
madre.
Ahora bien, si la Cruz es madre y si la Cruz es un árbol y de la Répétition), en tanto ven únicamente la maternidad de la
todo árbol, que es madre, es Cruz; si Cristo está en la Cruz, si la Virgen María y pasan por alto la maternidad de Cristo, resultan
Cruz es Cristo (una Cruz desnuda de Cristo, como la Cruz de ser radicalmente insuficientes y deben ser reinterpretadas a par-
Bistolfi, es Cristo), entonces, siendo Cruz, siendo árbol, Cristo tir de las teorías de Hermann y de la poesía de la Mistral.
es madre. Cristo opera en el estrato más profundo del incons- Hagamos ahora, aunque sea brevemente, pero se trata de
ciente no como figura masculina, como Dios-hombre o como algo esencial, dos observaciones. Primero que el sacrificio de
un hombre-Dios sino que opera, está inscrito, produce efectos- Cristo no basta, en esta poesía, para obtener la redención. Cris-
de-madre, opera como madre. Por cierto que para una impor- to en la Cruz es la madre abandonada, pero Cristo está todavía,
tante cantidad de cristianos, Cristo es primeramente una figura sigue todavía, en la Cruz —lo dice el poema Viernes Santo. La
masculina: como Padre —o sea, el Dios triste, o Hermano— para acción redentora se consumirá sólo cuando una voz diga y una
la llamada "teología de la liberación". Pero en su estrato más voz enseñe la verdad —la verdad del reino de las madres que
fundamental, en su significación más arcaica —y, como ya diji- fue destruido y que debe ser restaurado. La poetisa y la maestra
mos, la significación más arcaica está ocultamente presente en serán las figuras femeninas, las verdaderas madres encargadas
las significaciones superpuestas, es decir, más superficiales, que de terminar la acción que Cristo en la Cruz, permaneciendo en
se derivan de la significación arcaica —Cristo es madre. Cristo es la Cruz no puede terminar's. Pues en esto consiste el proyecto
la Voz que responde, que corresponde enteramente, bondad
18
única, el grito del hijo abandonado o que se abandona; o Cristo Por cierto, que Cristo necesite ser salvado no sólo es contrario a la
en tanto madre, y como la madre, según la teoría de Hermann y teología cristiana oficial sino que —lo único que nos importa aquí—
contradictorio con su carácter de madre absoluta, salvación total del
Abraham da al hijo el inconsciente, el inconsciente es, enton- hijo. Pero al nivel del poema del origen, del poema de las mujeres y
para las mujeres —pero ¿cómo insiste "la" mujer?; ¿se leerá alguna
vez en Chile o en cuántas décadas más Éperons de Jacques Derri-
17 Jacques Derrida, La Mythologie Blanche in Marges — de la philoso-
da?— no hay contradicción alguna: la madre que salva a Cristo y
phie, Minuit, París, 1972.
PATRICIO MARCHANT EL ÁRBOL COMO MADRE ARCAICA EN LA POESÍA DE... 125
124

fundamental de Gabriela Mistral: subtituir al falogocentrismo, maternal de Cristo, lo más profundo que se haya dicho sobre Cris-
constitutivo de la tradición occidental —el término, como es sa- to22, todo esto fue pensado, pensado todo lo inconscientemente
bido, pertenece a Jacques Derrida"—, un hysterocentrismo: la que se quiera, pero fue pensado por una profesora primaria
divinidad como madre, el sentido de las cosas como sentido chilena. Que los contemporáneos de la Mistral no lo hayan sa-
maternal". Por cierto, este proyecto de restauración del sentido bido no tiene nada que asombrar o avergonzar; dijimos que
maternal de las cosas es enteramente "loco", tanto como el pro- condición de posibilidad de su poesía fue la incomprensión de
yecto contrario, el falogocentrismo, del cual representa su sim- su significado: si Gabriela Mistral hubiera sabido lo que estaba
ple inversión, es decir, su crítica, pero, al mismo tiempo, su diciendo seguramente lo hubiera callado o se le hubiera abierto
reafirmación. Segundo, que si para Gabriela Mistral lo que po- el camino de la locura. Y además, inconscientemente, su pensa-
demos llamar el conjunto de las representaciones cristianas son miento, el árbol-Cristo de Gabriela fue entendido y su acción
verdaderas, si para ella el cristianismo oficial es sólo una inter- fue fecunda. La gran poesía chilena —nos lo proponernos de-
pretación, una errada interpretación de esas representaciones, mostrar en un trabajo en preparación— se atiene al árbol-Cristo
y si lo que su poesía intenta es dar la interpretación adecuada, de la Mistral. Así, los poetas chilenos respondieron, correspon-
su poesía debe necesariamente, entonces, entroncarse —no por dieron, al destino, a lo a ellos destinado.
la altura de su valor poético, ciertamente; sí por el contenido de Hasta aquí todo está bien y normal. Lo que no es normal
su pensamiento— con la grandiosa reinterpretación del cristia- —o tal vez es demasiado normal— es que aquellos que dicen
nismo oficial propuesta por Goethe, en la Segunda Parte de pensar, los Departamentos de Filosofía de las Universidades chi-
lenas, no sepan nada, sigan sin saber nada, del árbol-Cristo mis-
Fausto, en su escena final".
Ahora bien, esta feroz "herejía": Cristo es madre como ob- traliano. Arbol-Cristo que debiera haber puesto en movimiento
jeto del instinto, del deseo, de la pasión fundamental del hom- no sólo, como lo hizo, la poesía chilena, sino también, en tanto
bre (la poetisa y la maestra deben, si se quiere entender recta- don asignado (Heidegger) o envíos (Derrida), debiera haber
mente el sacrificio de Cristo, consumar la acción redentora), generado un pensamiento filosófico chileno. Pues no sólo por
el tema, que hunde sus raíces en toda tradición y por ello en la
este exceso de pensamiento y, en lo que concierne al carácter
tradición occidental, sino también, al mismo tiempo, por esto:
salva a las madres, mediante su canto o por su acción como maes-
para entender lo poetizado por Gabriela Mistral es necesario
tra, creando, de ese modo, hijos absolutos (Poema del hijo); esa 22
madre se salva a sí misma. Pues Hermann entendió lo que representa el árbol pero nada dijo
19 Por ejemplo en Ecarts. Quattre essais á propos de Jacques Derrida, sobre Cristo. Por otra parte las interpretaciones psicoanalíticas de
Fayard, París, 1973, Anexe II. Cristo, de Freud a Reik (Mito y Culpabilidad) pasando por Reich (La
20 "Dame el ser más madre que las madres", dice La oración de la maes- Muerte de Cristo) resultan ser, frente a lo pensado por Gabriela Mis-
tra y "Voy conociendo el sentido maternal de las cosas", el Poema de tral, enteramente insuficientes. En realidad, Gabriela Mistral pensó,
las madres de Desolación. descubrió la "superioridad psíquica" (si se aceptan estos, términos),
21 es decir la "verdad" del cristianismo. Por cierto, las referencias cons-
La Madre del Fausto es la Virgen María, no la madre arcaica. Pero en
el "comentario" más importante del Fausto, en la medida que este cientes, ideológicas, de la poetisa sobre Cristo o el cristianismo o
comentario es musical, la Virgen María se transforma en madre ar- sobre otras religiones expuestas en sus propios textos en prosa y
caica; nos estamos refiriendo, como se habrá adivinado, a la Octava estudiadas en el libro, tan rico en informaciones como pobre concep-
tualmente, Sensibilidad Religiosa de Gabriela Mistral de Martin C.
Sinfonía de Gustav Mahler. Debemos señalar, además que, de acuerdo
Taylor (traducción española en Editorial Gredos), no pueden ser reci-
al Dios-Naturaleza de Goethe, Groddeck interpretó a la Cruz como
bidas directamente y deben ser trabajadas en forma sistemática.
la madre en la que el hijo muere y se transforma: Stirb und werde.
126 PATRICIO MARCHANT 127

poner en movimiento lo más importante del pensamiento con- JORGE GUZMÁN: ¿DIFERENCIAS
temporáneo: el pensamiento del don (y lo que ello implica: la
LATINOAMERICANAS? (1985)
Ereignis, la guardia y la lógica de la Ent-fernung) y la medita-
ción sobre la presencia o ausencia de los dioses de Heidegger;
el psicoanálisis de Freud a Hermann y a Nicolás Abraham y el
pensamiento de Jacques Derrida. Incapaces de comprender que
la filosofía sólo surge frente a necesidades (dones, envíos), ig-
norando que el pensamiento poético pre-pensando abre la ne-
cesidad de la filosofía, que la filosofía es pensar necesario, lo —Sobre un libro, preguntar únicamente por su nombre. Y
contrario, por tanto de la autorreferencia de estudios sobre es- entre las tantas y variadas operaciones de un nombre, preguntar
tudios; ajenos a la generosidad esencial —que consiste no en dar por lo que un nombre no nombra, calla, oculta. Así, entonces,
sino en saber recibir—, estos Departamentos de Filosofía merecen pregunta: ¿qué calla Diferencias Latinoamericanas' (D.L.)?
ser, deben ser, cerrados, o abiertos, inaugurados, para comenzar Pregunta que no esconde su descendencia nietzscheana2:
por el principio, en el nombre, sobre el nombre, con el nombre todos los conceptos de la metafísica pertenecen a una misma
clausura. Lo que, por eso mismo, posibilitó, obligó, a la inmen-
del árbol-Cristo23.
sa discusión sobre los grandes conceptos en que la metafísica
consistía, consiste; por ejemplo, precisamente —¿o sobre todo?—
la discusión sobre los conceptos de "diferencia", de "alteridad",
23 Entendamos: la filosofía puede surgir sólo cuando una necesidad
obliga a pensar. Sin esta necesidad, los estudios filosóficos se con- de lo "otro". ¿Por qué, entonces, en D.L. sólo una débil seña
vierten en juegos académicos. Que la filosofía en Chile debiera ha- sobre la noción de "diferencia" ("la determinación de una dife-
ber comenzado por el trabajo sobre el árbol-Cristo no implica que rencia, es decir, de una parcial conjunción y una parcial disyun-
su contenido hubiera debido reducirse, o debiera reducirse, a este
tema —tema, por lo demás, en sí, inmenso (y no pasemos por alto el ción", pág. 131)? ¿Por qué ninguna discusión sobre la noción de
hecho que los cristianos se han lavado las manos ante el pensa- lo "otro"? ¿Por qué, sino porque D.L. oculta, primer momento ya
miento poético de la Mistral). Originada por una necesidad, esa filo- al menos, lo que en 1929 Heidegger había determinado? Texto
sofía hubiera sido necesaria, hubiera alcanzado este nivel: necesi-
célebre:
dad —esto es únicamente lo que estamos afirmando. Señalemos
finalmente que la ponencia finalizó con una breve exposición oral
sobre la búsqueda de una escena que pusiera en escena la escena del
psicoanálisis. Tal escena la encontramos en El Retablo de Issenheim
de Mathias Grünewald. Todas las posiciones, los lugares lógicos del Jorge Guzmán, Diferencias Latinoamericanas, Santiago; Ed. del Cen-
psicoanálisis se encuentran ahí dramatizados (un sólo ejemplo: le tro de Estudios Humanísticos, 1984.
Nom du Pire de Lacan en Juan Bautista). Nos interesaba la figura de 2
Prejuicio, se dirá. En todo caso, primero: necesidad que sentimos
María Magdalena. La interpretamos así: María Magdalena es la madre aquí de discutir posiciones fundamentales y no momentos parciales
que da al hijo no sólo, como toda madre, el inconsciente, sino también —y de un texto. Y por esta razón: todo pasa como si en el mundo llama-
en ello no se ha reparado— la madre que da al hijo, además, el don de la do Occidental existiesen de manera efectiva sólo dos formas de filo-
separación, que le envía la separación. El hijo cree haber abandonado él a sofía: aquella que, de un modo u otro, deriva del Ilóren (escuchar)
la madre; pero, sola de su soledad, María Magdalena, en silencio, da ella al nietzscheano ("Más allá del bien y del mal", pág. 246) y el positivis-
hijo la separación -la libertad que el hijo dice "tener" él. Problema que se mo lógico. Necesidad nuestra, entonces, de afirmar aquí una posi-
debe conectar con el árbol mistraliano —lectura de Gabriela Mistral como
ción nietzscheana.
envíos — plural necesario— de María Magdalena.
128 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: ¿DIFERENCIAS LATINOAMERICANAS? (1985) 129

Los dominios de las ciencias están largamente separados. El persión del saber —esto es, en su anulación como Wissenschaf-
modo de tratamiento de sus objetos es fundamentalmente ten— sino Universidad que se habría constituido desde el ruego
diverso. Esta dispersa multiplicidad de disciplinas mantiene de un pedir (fragen) esencial, es decir, dice Heidegger, simple.
una unión de sentido sólo gracias a la organización técnica Así, y nos referimos a ello para señalar la necesaria violencia
de las Universidades y Facultades y por los fines determina del pedir de esa Universidad, aquellos cuyo deber debería con-
dos por las especialidades. En cambio, el enraizamiento de sistir en pensar lo simple —y no los especialistas de la Facultad
las ciencias en su fundamento esencial está muerto. (Was ist de Medicina— deberían ser quienes determinaran nada menos
metaphysik?) que esto: lo que sea Locura, Enfermedad, Muerte; así como ellos
—la filosofía— y no la Facultad de Literatura, serían quienes escu-
Constatación de la transformación de la Universidad en una charían el hablar del lenguaje, quienes determinarían los debe-
Universidad técnica —"la interpretación técnica del pensar"— que, res de la Facultad de Filosofía, etc.
se objetará, se introdujo, fue parte esencial del políticamente Ahora bien, por su parte, D.L. se mantiene enteramente
desastroso "Discurso Rectoral" de 1933: el pensamiento de Hei- ajeno a la discusión sobre la Universidad, o sobre la clausura
degger en alianza —pasajera— con el fascismo. "Desgracia" —seu- del saber' así como se mantiene enteramente ajeno a la gran
do concepto, evidentemente— que, sin embargo, no descalifica discusión clásica (de Platón, y ya desde antes, hasta Hegel) o
la argumentación teórica de Heidegger sobre la dispersión del contemporánea (Nietzsche) o en una cercanía más inmediata
saber y la organización técnica de la Universidad. Y, por lo de- (Heidegger, Lévinas y Derrida) sobre la "diferencia" y lo "otro".
más, y es importante señalarlo, "Discurso Rectoral" que, aunque Igualmente —y parece o puede parecer extraño— D.L. no discu-
inscrito todavía en la determinación moderna de la Universi- te, incluso al interior de las "disciplinas de la significación" con
dad3 pensó —o soñó, como sería más adecuado decir— otra Uni- las que trabaja, esos conceptos. ¿Cómo explicar estas omisio-
versidad: una Universidad que no estuviese al servicio de la nes? ¿La no discusión filosófica sobre los conceptos clásicos se
formación profesional, cuyas Facultades no vivirían en la dis- aclara acaso por la pertenencia de D.L. a "la interpretación téc-
nica del pensar"? Tal vez, pero de todos modos, pensamos que
otra cosa se juega en D.L. Esto: que D.L., lejos de pertenecer
3 La Universidad debe ser "privada", la Universidad pertenece a la
"comunidad", la Universidad constituye una responsabilidad funda- simplemente al pensar analítico, por constituir un atento, perspi-
mental del "Estado". Discusiones a la orden del día en nuestro país. caz —notable sería la palabra adecuada— manejo del contenido
Ausencia de discusión, sin embargo, de lo esencial: sobre la funda- manifiesto de los textos que lee, puede preparar, sin proponérse-
ción —su función precisa— de la Universidad Moderna y de los dis-
lo, un escuchar nietzscheano. ¿Curiosa situación? No, en la medi-
cursos que "acompañaron" esa fundación: Hegel y Cousin. Del mis-
mo modo, ninguna discusión seria sobre los discursos que, más que da en que el manejo del contenido manifiesto —que no se con-
meros discursos (discusiones de detalle), fueron o son partes esen- fundirá con el contenido "inmediato", extendemos aquí,
ciales de la realidad chilena. ¿Quiénes, salvo dos o tres personas,
conocen el pensamiento filosófico católico, quién lee a Comte? Y si, 4
Texto de Heidegger sobre la obra de W. v. Humboldt Uber die Ver-
prohibición de enseñar el marxismo, complacencia, salvo excepcio-
schiedenheit des Menschlichen Sprachbaues... "Desde entonces de-
nes, en que se "prediquen" tonterías contra "el enemigo del Occi-
termina este tratado. a favor, en contra, nombrado o ignorado, la
dente, esa creación, precisamente, de Occidente". Y si, finalmente,
totalidad de la posterior ciencia del lenguaje y de la lingüística has-
los supuestos teóricos que el positivismo lógico expresa, dominan
la organización de las Universidades chilenas, ¿por qué no se reco- ta nuestros días". Texto esencial, sin duda, texto discutible, sin duda
noce el hecho y se enseñan directamente y en serio esos supuestos? (Unterwegs .zzir Sprache (p. 246).
130 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: ¿DIFERENCIAS LATINOAMERICANAS? (1985) 131

ciertamente, el uso freudiano del concepto de manifiesto— está obras según los intereses teóricos de comunidades que son
lejos del alcance de cualquiera. verdaderamente otras. No hay objetividades universales en
¿Podemos probar lo que estamos afirmando? Transcribimos, ciencias humanas, como no sean inanidades" (p. 8).
primero, algunos párrafos de la Nota Previa de D.L.
Pero, ¿es esto lo que D.L. realiza realmente o no, más bien,
"Este libro es, pues, producto de una conversión teórica. como decíamos, prepara otra lectura? Imposibilidad de probar
Sólo se ocupa de un autor chileno (Gabriela Mistral), a pe- en pocas líneas nuestra tesis, deberemos sólo sugerirla exami-
sar de que la conversión se debió a la historia de los últi- nando uno de los cuatro ensayos de que se compone D.L., el
mos quince años y, mayormente, a la suspensión que el ensayo sobre Cien Años de Soledad (CAS), dejando de lado el
golpe militar de 1973 operó en nuestra vida democrática. ensayo que pensamos que es el más importante, la lectura de la
Se dice que el asombro es el motor del conocimiento, y Mistral'.
nada asombra más que las desilusiones. Nada, tampoco,
hace madurar más rápidamente... A un latinoamericano le
hace sentir lo inquietante de la palabra "mestizaje", le hace II
más perceptible el gusto amargo de la dependencia, le
empieza a extender la frontera desde el Pacífico al Atlánti- Dominio del contenido manifiesto, D.L. define al "lado au-
co y desde el Río Bravo al Cabo de Hornos..." torial del contar al conjunto de las decisiones del narrador y del
Toca, entonces, el momento de volverse extraños y apasio- autor implícito que el lector no puede menos de construir como
nantes a esos objetos que parecían conocidos y dominados tales narrador y autor a medida que lee" (p. 83); distingue, lue-
(por extensión) por pertenecer a géneros bien descritos o go, el lado autorial de la epopeya pagana (coincidencia de "los
ser dominables mediante modelos universales: las obras li- límites de la 'realidad' con los del poema y con los de la reli-
terarias... Porque de pronto la desilusión sugiere que qui- gión" (p. 85), el de la epopeya cristiana ("la religión es, también
zás esos métodos fueron elaborados por desilusionados de aquí, el elemento constriñente que regula el funcionamiento de
otras realidades para responder a enigmas que a ellos les la máquina narrativa y el de la "realidad" (p. 86), el de la novela
habían cerrado el paso desde el concreto movimiento his- de caballerías (esa "drástica reducción (que) les cae a los dio-
tórico de sus comunidades... Es mi opinión que la tarea es ses" (p. 87) y el de la novela moderna ("puede decirse que la
encarable, sin más, reorientando los riquísimos hallazgos novela es el género que ha adoptado la convención restrictiva
que las disciplinas interesadas en la significación han he- (le que toda ley que se entienda regir en el mundo real, se
cho en los últimos años y aplicarlos con el expreso propó- entiende válida también en el mundo narrado" (p. 90), poder de
sito de responder por lo que de específicamente regional un narrador omnisciente que sabe más de lo que un hombre
haya en las obras literarias latinoamericanas; si no sirven a Puede saber, pero, contenido de su saber que es idéntico al que
la tarea, si fuerzan una sosa universalidad sobre nuestros todos los hombres pueden tener sobre la realidad (p. 97), para
textos, entonces, redondamente, no sirven" (pp. 7 y 8). Fin, concluir que, al contrario "la voz que cuenta CAS, en cambio es
entonces, de "la larga tradición de trabajos sobre textos li-
terarios realizados con métodos orientados a configurar las Además del problema de espac,io, debemos señalar que esa prueba
creemos haberla cumplido en nuestro libro Sobre Árboles y Madres.
PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: ¿DIFERENCIAS LATINOAMERICANAS? (1985) 133
132

de nuevo como la homérica; no es personal; es coextensiva con Al contrario, los "sentidos" de las escenas de los diferentes es-
el mundo narrado y con el acto de narrar; no tiene ningún otro tratos del contenido latente son necesariamente múltiples y to-
contexto" (p. 97); es decir, se convierte en realidad literaria real das las escenas son transformaciones de una escena infantil fun-
todo lo que lingüísticamente se dice, así: "hechos reales (que) damental: la extraña y "logocéntrica" interpretación que D. L.
son ocurrencias lingüísticas que elaboradas y desarrolladas como propone de Freud es inaceptable, pero enteramente coherente,
rebus sobre la base de la ambigüedad del lenguaje, producen sin embargo, con su inmutable permanecer en el contenido
imágenes asombrosas" (p. 102). manifiesto de los textos.
Distinciones, sin duda, justas. Pero, dos observaciones: ¿la Pues si es patente que "los dichos de las gentes conservan
transformación de las frases hechas en imágenes —en escenas, una atadura indestructible con la realidad" (p. 102), si es igual-
en realidad— no constituye una constatación "evidente" para todo mente cierto que "es completamente imposible distinguir las
lector atento de CAS (lo que representa, como es obvio, sólo cosas que la gente dice de las verdaderas vidas de esa misma
una objeción a la novedad de la lectura propuesta)? Y la segun- gente" (p. 103), sin embargo, son enteramente diferentes, las
da, esencial: ¿todas las imágenes, todas las escenas, de CAS par- escenas —contenido latente— que se construyeron y se recons-
ticipan de una misma operación? Leamos este pasaje y en él la truyen de múltiples modos en, por ejemplo, una soledad de
sintomática equivocación de D.L. sobre la teoría freudiana de cien años, en el personaje, en la canción (parte de la realidad
los sueños. "Podría decirse que CAS está construido de un modo no sólo de los niños de Latinoamérica sino también —o ante
semejante a como se elaboran los sueños en la teoría de Freud, todo— de Europa...) de Mambrú, en la lógica implacable de "sus
porque se limita a tomar, como los sueños, frases "reales" de la órdenes se cumplían antes de ser impartidas, aun antes de que
gente y comprenderlas en su radical ambigüedad, de donde él las concibiera", etc. Pues todo símbolo, toda palabra, explica
luego se selecciona un solo sentido, que se desarrolla en una N. Abraham, contra la interpretación "cosista" de los símbolos
imagen" (p. 102). Recordemos la exacta teoría freudiana. Freud de la teoría freudiana —igualmente, entonces, una frase hecha—,
oculta una escena, constituye, en su terminología, un poema.
distingue (Traumdeutung, Gesammelte Werke, Band II, pp. 421-
422) entre las frases hechas, los discursos percibidos como tales Por todo ello, corregida en su "logocentrismo" el análisis de los
y las frases hechas que sabernos que hemos oído o pronuncia- "dichos de las gentes" en que consiste el lado autorial de CAS
do. Las primeras no constituyen sino fragmentos, mezclas des- piden, exigen que, como escenas, sean entendidos en su nivel
contextualizadas de frases que fueron realmente oídas y que, latente, escuchados nietzscheanamente.
como momentos de las escenas, reciben un sentido enteramen- Y, por ello mismo, por la ausencia del examen del conteni-
te distinto de su sentido original; las segundas, en cambio, son do latente, aquí en el estudio de CAS y en todo el libro, situa-
momentos esenciales de las escenas (y, repetimos, no simples ción sin salida respecto de las "diferencias latinoamericanas".
"imágenes") del sueño. ¿A cuáles frases se refiere D.L.? Pese a Pues si D.L. escribe: "es completamente imposible distinguir las
que en la página 119 podemos nuevamente leer: "Tal como el cosas que la gente dice de las verdaderas vidas de esa misma
sueño, la lengua produce imágenes que vienen de comprender gente. Todos los tropos, todas las mentiras, todos los cuentos
literalmente las palabras", supongamos que por "frase hecha" que forman la cultura de una región están enmarcados por las
D.L. entiende, las segundas de las frases: con ello, sin embargo, objetividades geopolíticas, biológicas, económicas, en suma,
se está todavía lejos de la teoría de Freud. Pues jamás en un históricas, de la gente" (p. 103), ¿dónde se encuentra la diferen-
sueño existe "un solo sentido que se desarrolla en una imagen". cia con lo que ocurre en todas partes del mundo, en cada parte
134 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: ¿DIFERENCIAS LATINOAMERICANAS? (1985) 135

a su modo? Por ello, el lector —o D.L. él mismo— vacila a cada la..."), si escribió con fuerza en el Colofón de Ternura: "Una vez
instante en afirmar si se trata de "diferencias latinoamericanas" más yo cargo aquí, a sabiendas, con las tareas del mestizaje
o de situaciones universales. Piénsese, por ejemplo, en la evo- verbal... me cuento entre los hijos de esa cosa torcida que se
cación proustiana de la Ofelia de Carpentier de un manjar de su llama una experiencia racial, mejor dicho, una violencia racial
tierra (p. 250) o en la "diferencia corporal" de los emigrados del (texto que D.L. cita, pág. 70), si los defectos del mestizo —frente
mismo Carpentier: la necesidad de comer lo "propio" (p. 254): al blanco europeo y frente al indio, que tanto amaba— en nada
¿diferencia latinoamericana o, nuevamente, situación universal? se le escaparon, sabía, sin embargo, que el mestizo era quien
Problema que D.L. no logra resolver. hablaba, quien iba a hablar verdaderamente en Latinoamérica
(su claro saber: "Cuatro siglos cuentan por nada en una opera-
ción étnica", artículo sobre Subercaseaux). Así, sonriendo ante
III ciertas pretensiones de "blanco" de Neruda, escribe: "Porque el
mestizaje, que tiene varios aspectos de tragedia pura, tal vez
¿Qué oculta, qué calla, preguntábamos, al comienzo, el sólo en las artes entraña una ventaja y da una seguridad de
nombre D.L.? Mostrando la oposición "blanco"/"negro" en Bo- enriquecimiento" ("Recado sobre Pablo Neruda"). ¿Qué puede
quitas Pintadas, leemos sobre el mestizaje latinoamericano "el significar esa ventaja, qué significa la operación de la constitu-
cual, con origen en la constitución de los estratos étnicos y ción del mestizo como voz, como escritura. Escuchemos: la voz,
sociales de la población a partir de la conquista española, ha la escritura es para el poeta la raza al fin constituyéndose como
venido a consistir en una división, una esquizofrenia inevitable tal. Lo dice con toda claridad para el que sepa escuchar: "La
que nos escinde a todos los hombres de la región en dos mita- Universidad para mí carga a cuenta del negocio espiritual ente-
des que se aman y se odian, se valoran y se desprecian al mis- ro de una raza" ("La Universidad y la cultura"), es decir, hay
mo tiempo" (p. 165). raza cuando hay escritura; texto de 1931 que dice lo mismo
Constatación de esta esquizofrenia, ¿D.L. plantea una solu- que dirá sobre la "existencia espiritual", en el sentido que a ese
ción posible? Resulta esencial darse cuenta que D.L. no pregun- concepto se le da, el "Discurso Rectoral" de Heidegger, dos años
ta por la operación que significa el surgimiento en Latinoaméri- después (la primacía temporal en nada importa; lo que nos in-
ca de una gran literatura. Y es precisamente en Gabriela Mistral, teresa señalar es el diálogo del poeta con Heidegger). E inme-
en sus textos en prosa que D.L. decide no examinar (p. 14), diatamente, si conciencia, si escritura, conciencia de la lucha
donde encontramos —cosa de saber leer— una respuesta o la política contra el otro, contra el invasor ("La cacería de Sandi-
respuesta. Poeta que sabía, para principiar , que no había "dife- no", Sandino "héroe racial")6. Se objetará: el mestizaje latino-
rencias latinoamericanas" como "exclusividades latinoamerica- americano se constituye como escritura cuando todo está ya
nas": ese su hablar sobre nuestros hermanos de la orilla oscura decidido, perdido, para Latinoamérica: tal vez, a diferencia de
del Mediterráneo, de esos pueblos orientales y norafricanos que
"nacieron igualmente de una confluencia doble o triple de san-
6
Necesidad de lucha política contra el invasor de los pueblos de "san-
gre", lo que no les ha impedido "ser" desde su voz ("Benjamín
gre indígena / que aún rezan a Jesucristo y aún hablan español" que
Subercaseaux"). Y si el poeta señaló la violencia del mestizaje no constituye, por cierto, el único juicio de la más grande inteligen-
verbal, la "lengua estropeada de los pueblos que porque fueron cia que ha producido la raza sobre lo que EE.UU era, es, como su
colonias usan un habla prestada" ("Don Carlos Silva Vildóso- grandeza.
PATRICIO MARCHANT 137
136

los países europeos cuando su unirse nacionalmente, Latino- JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO",
américa habló demasiado tarde. Esta constituiría, quizás, enton-
"SICOANALISTA", "DETECTIVE" (1986)
ces, la verdadera diferencia —pero no exclusividad— latinoameri-
cana. Tal vez: quizás.
La extrema delicadeza y finura de la crítica literaria y filosó-
fica chilena a nada se parece tanto como a la inexistencia. Por
"La responsabilidad (vale decir, la conciencia de lo que se dice y
ello, no nos extrañaría que alguien pensara que en estas líneas
cómo se dice) constituye la esencia del lenguaje" (adulto).
hemos "atacado" D.L. Digamos, entonces, con absoluta claridad
E. Lévinas comentando el texto 85a-85b del tratado Yonia.
lo que, de D.L., pensamos. Extremo don de un texto, D. L. obli-
ga a pensar. A pensar, incluso, cuando la solución a los proble-
mas que plantea deba encontrarse en otra parte. Así, D. L. ocul-
ta —es decir, hace patente para quien lo lee bien— la pregunta "Todo sicoanalista se en- Como una de sus formas, así: dé-
por ese problema esencial, amor de los ideólogos: qué sea raza, cuentra, un día u otro, con bil, mezquina, enferma, aparece, a
qué sea nuestro mestizaje. Y ello, obligando a releer a la Mistral pacientes que encierran veces, la vida —decepción. Cuando
para encontrar en el poeta la respuesta. De este modo, D.L. entre sus fantasmas in- supe que Jorge Guzmán prepara-
cumple la misión de todo el arte de saber leer lo que llamamos conscientes, éste, a través ba una reseña crítica sobre mi li-
el contenido manifiesto de un texto. ¿Se leerá D.L. o la "crítica" del cual el sujeto se iden- bro*, me alegré no (sólo) por la
se lo "saltará", como lo ha hecho hasta el momento? tifica curiosamente con vanidosa razón que otra crítica más
Dios". Ernest Jones: The se venía a agregar a las ya apareci-
God-Complex. The belief das y a otras que están a punto de
that one is God and the aparecer, sino porque suponía que
resulting character traits la crítica sería cuidadosamente ne-
(primera edición, en ale- gativa. Lo suponía: Guzmán había
mán: Der Gottmenschen- dejado de saludarme, no cuando
Komplex; der Glaube, Gott apareció mi libro, sino cuando,
su sein, und die daraus meses después, apareció mi rese-
folgenden Charaktersmer- ña sobre su libro. Quitarme el sa-
kmale, publicado en 1913 ludo: confesión ingenua de que mis

Utilizo las siguientes abreviaciones.


1 J. Guzmán: Diferencias Latinoamericanas; (CEH, 1984): D.L.
2 J. Guzmán: P. Marchant: "Sobre Árboles y Madres", Estudios Públicos
N° 22: G.: SAM.
3 P. Marchant: Sobre Árboles y Madres, Ed. Gato Murr, 1984: SAM.
4 P. Marchant: Jorge Guzmán: "¿Diferencias Latinoamericanas?", Estu-
dios Públicos N° 18: M.: ¿D.L.?
138 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 139

en la Internationale Zeits- consideraciones críticas, filosóficas tarjeta postal enviada a mi hija...


crift für psychoanalyse). y sicoanalíticas, sobre su libro, (Y es evidente que yo no soy el
pese a todo mi reconocimiento res- autor del dibujo de las tapas; éstas
pecto de su trabajo sobre el con- pertenecen a Rodrigo Cabezas, con
tenido manifiesto, acababan con el quien, evidentemente, conversé
"proyecto teórico de su vida", se- sobre el contenido del libro; Ca-
Prueba de ello: una cosa gún su propia, anterior, confesión. bezas, me pidió fotos mías y fotos
son las notas normales, Por lo tanto, punto decisivo para con mi hija; él, y no yo, las eligió).
objetivas de un texto; entender el sentido, la operación, Recuerdo la discusión con En realidad, lo que Guzmán hace
otras, las que se agregan de su reseña: ésta no está dirigida Arturo Fontaine sobre mi en su reseña es amontonar, mez-
a un texto para señalar, in- primeramente contra mi libro: su libro; su brillante com- clar, frases de distinta proceden-
conscientemente, puntos crítica constituye una reacción fun- prensión de lo que se ju- cia, de distintos discursos con di-
débiles, vacilaciones, ante damentalmente contra mi reseña gaba en la determinación ferentes estilos, etc., pero que
todo, confesiones. Ahora sobre su libro, una desesperada re de quien escribía, simbó- constituyen un todo orgánico, para
bien, todas las notas de acción emocional. licamente, la tarjeta. Des- construir —inventar sería la palabra
G.: SAM tienen este se- La leo y debo decir adiós a mis pués de tratar ese punto exacta— una relación de los conte-
gundo carácter. Incluso ilusiones de encontrarme con una y hacer otras considera- nidos y motivaciones de mi libro;
algunas contienen serias crítica de los contenidos manifies- ciones, críticas o no, cri- construir un "centón" —policial,
erratas —me informé, Guz- tos de mi libro, lo que, sin duda, ticó mi libro en la parte encima— como él mismo declara (p.
mán revisó cuidadosa- me hubiera ayudado a preparar un referida al discurso uni- 308 y siguientes), en las que na-
mente su texto, no pue- mejor segundo volumen de mi li-__ versitario chileno. No die, con honestidad intelectual, si
de, entonces, tratarse de bro, mi actual tarea. Todo parece para indignarse como se procede a un cotejo textual, podría
erratas tipográficas—. Así señalar que, después de haber leí- indigna Guzmán (G encontrar una relación seria con lo
escribe, nota 9, p. 311: do con atención mi crítica a su li- SAM, p. 304), sino por en- escrito por mí. Guzmán no puede
"Las inepcias que dice bro, Guzmán no se encontrase ni contrar esa crítica dema- aceptar que se le reconozca un
(yo, P.M.) sobre la existen- siquiera en condiciones, para ha- siado débil: el discurso manejo del contenido manifiesto si
cia de diferencias latinoa- cer una reseña, de leer o releer al universitario chileno, filo- se le niegan, al mismo tiempo, cua-
mericanas..."; es obvio nivel más superficial cualquier tex- sófico y general exige, lidades de filósofo, sicoanalista... y
que debió haber escrito: to mío. O si no, ¿cómo explicarse, según él, un peor trato... detective. Acumula insultos tras
"sobre la inexistencia de entre tantos otros, la larga serie de (existe grabación del de- insultos; desgraciadamente para él
diferencias latinoamerica- desatinos sobre las tapas del libro bate). Lo que a Guzmán —como sucede siempre cuando se
nas..."; confesión que, in- que, según Guzmán, el "autor le le resulta imposible de insulta a ese nivel—, con eso no
conscientemente, dejó de envía a Jaques (sic) Derrida", "esa entender es que después hace sino describirse a sí mismo, y
creer en el valor de su menoscabada tarjeta postal" (p. de ese intercambio de a la perfección. Lo demostraremos.
propia teoría. 309)? Cualquier lector del libro se ideas opuestas, pudiéra- Un párrafo de la reseña de Guz-
habrá dado cuenta, habrá leído (p. mos seguir con Fontaine mán aclara de un modo particular-
309 de SAM) que se trata de una tan amigos —o más— que mente ejemplar el espíritu con que
140 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 141

antes. Pues Guzmán, al ésta fue escrita. Se puede encon- reacciones que ellas han mente el mejor en su materia en-
parecer, sólo entiende de trar en él: un ocultamiento de un provocado" (idem). tre los académicos de los EE.UU."
luchas a muerte; segura- referente de su texto, una interpre- (p. 305-306).
mente ha oído hablar sólo tación equivocada de una situación Se entiende, entonces, Primero, "... cuando a propósito de
de un momento de La Fe- (la que resulta ser ofensiva para un que Guzmán escriba: "el nada, hablando de su propia vin-
nomenología del Espíritu. destacado profesor chileno), una poder fecundante de mis culación con la historia de Chile".
difamación contra mi persona (me apocadas producciones" En buena lógica, si lo segundo, no
atribuye disimular referentes, es (si fecundantes, ¿por qué se trata a "propósito de nada". Pero
"Existe, sin embargo, una decir, como siempre, me atribuye apocadas?) (G. SAM, p. quien lea el párrafo en cuestión
categoría de hombres en sus prácticas), insultos gratuitos y 304), "mi ensayito" (p. (SAM, págs. 308 y 309) —la reseña
los cuales este fantasma es groseros: una dolida "envidia" y, 306). Pero lo que verda- de Guzmán está escrita para quien
más violento que en la finalmente, lo que podríamos lla- deramente quiere creer o no haya leído mi libro y para que
mayoría, de modo que mar —no está tan lejos el Campeo- hacer creer es que mi li- no se le lea (lamento señalarle a
constituye una parte cons- nato Mundial— un espectacular au- bro "...viene a coincidir Guzmán que la primera edición de
tante e integral de su in- togol que Guzmán se infiere: enteramente con mi (su) mi libro está casi agotada, vendi-
consciente" (Jones). Transcribo el párrafo: ensayo" (idem, p. 310). da, salvo excepciones, y no rega-
"A veces, la gratuita violencia vie- Cuestión de paternidad, lada, corno D.L.—, quien haya leí-
"...una excesiva modestia ne disimulada, porque se deja anó- diremos más adelante, do o lea ese párrafo, digo, se dará
se encuentra más a menu- nimo, en pura alusión taimada, al que domina toda su rese- cuenta que esa "nada" es...Raúl
do que una marcada va- referente. Así ocurre, por ejemplo, ña; por ello, igualmente Zurita. ¡El resentimiento de Guz-
nidad. La razón de esto cuando a propósito de nada, ha-_ esta delicia: "...la atenta lec- mán contra la gente joven en ge-
reside en que la fuerza blando de su propia vinculación tura que de mi ensayo... neral y los talentos literarios excep-
extraordinaria de las ten- con la historia de Chile, dice: "Así, había hecho el autor y su cionales es tan colosal, o casi tan
dencias primitivas ha he- y dejando a un lado ese concepto absorbente preocupación, colosal, como su narcisismo!
cho surgir una serie ex- tan limitado de generación, ausen- casi obsesión, por cuanto Segundo. Es efectivo que en ese
traordinariamente fuerte cia de pensamiento, pues es nece- en él se dice..." (p. 304, des- párrafo se critica la noción de "ge-
de reacciones, y éstas son sario hablar aquí con rigor, la rea- taco yo). Atenta lectura sí, neración", a la que se contrapone
las que se manifiestan más lidad produjo una nueva escena de obsesión también pero... la de "escena de escritura", como
directamente, siendo más escritura" (P. 308, subraya el au- por Gabriela Mistral. sucede igualmente en la nota de la
superficiales en la con- tor). Con lo cual, disimuladamen- página 309 y en la pág. 316. Si bien
ciencia y más en armonía te, alude a Cedomil Goic, quien ha esa crítica va dirigida fundamen-
con los sentimientos so- introducido rigurosamente el con- "Según mi experiencia, la talmente contra los autores que
ciales. De hecho, se pue- cepto de generación al estudio de fuente principal del com- crean "generaciones" para, juntos,
de a menudo deducir la la Literatura Hispanoamericana. plejo debe ser buscada en poder ser —o hacer creer— que son
fuerza de las impulsiones Todo especialista sabe que, para un narcisismo colosal, y algo, sin duda que toca también al
profundas con sólo notar dolor y envidia de algunos ama- esto es lo que considero uso por parte de críticos de la no-
qué intensidad tienen las teurs, Goic es considerado actual- como el rasgo más típico ción de "generación". "Ataque", por
142 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 143

de las personalidades en tanto, según la terminología que con que invariablemente


cuestión" (Jones). utiliza Guzmán, al profesor Cedo- lo menciona" (yo, P.M., su
mil Goic. Pero, como esos proble- ensayo; el primer parén-
mas de "ataque" no se presentan tesis pertenece a Guzmán)
"Extremo don de un tex- para mí, le envié a Goic un ejem- (G.: SAM, pág. 304). ¿Qué
to, D.L. obliga a pensar. plar, dedicado, de mi libro por in esperaba Guzmán? ¿Que
A pensar, incluso, cuando termedio —¡qué horror!— de Zurita. encontrara su texto genial,
la solución a los proble- Lo supe no hace mucho, con oca- filosófico, sicoanalítico o
mas que plantea deba en- sión de la venida del profesor Goic como constituyendo la
contrarse en otra parte" a Chile: Goic hizo leer a sus alum- gran novela —policial, sin
(M. ¿D.L.?, pp. 307 y 308). nos de su Seminario de Doctorado duda— que todavía no ha
Y "...por constituir un en la Universidad de Michigan mi escrito o publicado, él que
atento —notable sería la interpretación de la poesía mistra- asegura ser "el mejor no-
palabra— manejo del con- liana y declaró ante Felipe Allien- velista de su generación"?
tenido manifiesto de los de (digo el nombre para que Guz-
textos que lee, prepara, mán no me acuse de ocultar mis La posición de C. Goic
sin proponérselo, un es- referentes) y ante mí que mi inter- respecto del sentido y los
cuchar nietzscheano" (M. pretación "cambiaba el status de los límites de la crítica litera-
¿D.L.?, p. 303). Sobre la in- estudios mistralianos" (D.L., inclui- ria, es, sin duda, ejemplar.
terpretación de Guzmán do por cierto). ¿Quién es, enton- Entre tantos motivos, se-
de la poesía mistraliana, ces, el amateur adolorido y envi- ñalo éste: impide los ama-
escribí "...la única inter- dioso, al que Guzmán se refiere? teurismos; por ejemplo,
pretación global, seria e La excelente recepción de mi libro extraer conclusiones "filo-
importante de esos poe- en algunas universidades de sóficas" y "sicoanalíticas"
mas" (SAM, pág. 75); y EE.UU., ¡por Dios cómo lo tiene de textos estudiados sólo
"...el texto de Guzmán descompuesto! Y es divertida la en su contenido manifies-
obliga a pensar. ¿De cuán- explicación que Guzmán da para to, como sucede, precisa-
tos ensayos universitarios lo que él cree mi "dolor" y "envi mente, en D.L. Sobre la
en las "ciencias" poéticas dia" frente al ciertamente mereci- relación entre la crítica li-
se podría decir lo mismo? do reconocimiento de Goic en teraria y una "lectura des-
(idem, pág. 75). Desde EE.UU. (pág. 306); intenta esa ex- constructiva", problema
dónde, entonces, sino plicación apoyándose en una se- que discutiré con exten-
desde otro lugar, fácil de rie, que no cita, de críticas contra sión en el segundo volu-
determinar, puede Guz- quienes, como Scarpa y Taylór, men de mi obra, publica-
mán escribir sobre "...la hablan de "Gabriela". "Si viviera en ré próximamente un
manifiesta mala voluntad Chile, me dirían la Gaby", palabras artículo breve (Pierre Me-
(casi escribo "inquina") mistralianas. nard como escena).
144 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 145

Sobre el Manuel Kant de Igualmente delata ese espíritu, la los supuestos filosóficos
Torretti se publicaron, "novelita" que Guzmán inventa de su interpretación de
cuando su aparición en sobre mis relaciones con Roberto Kant. Esos mismos su-
1967, dos reseñas: una Torretti. En mi proceder "judicial" puestos los expongo en
buena y laudatoria de —la vida, para Guzmán, parece no mi obra: el "progresivo
J.M. Ibáñez L. y una in- consistir sino en juzgar y, sobre autoconocimiento del es-
sensatez en la antigua re- todo, en castigar (problema por píritu", "la vida del espí-
vista P.E.C. Escribí un ar- determinar: a quién castigar)—, "...el ritu" ("me aclara a mí mis-
tículo sobre su libro. lector no llega a advertir qué moti- mo", me dijo, en nuestro
Torretti me pidió que no va el ataque" —también la vida para antiguo local, piso nove-
lo "perdiera" aquí en Chi- Guzmán parece no consistir sino no del Pabellón Central de
le y lo publicara en el ex- en ataques, en guerras—. Y "...no la Escuela de Ingeniería);
tranjero; una precisa vía muestra que Torreti (sic) haya in- en lo único que he cam-
se abría por la vinculación cidido para nada, temáticamente, biado en estos años es en
de C. Huneeus con la re- en la materia del libro de Mar- el valor que a esos su-
vista Mundo Nuevo de chant". Sí que incidió por motivos puestos concedo ahora y
París, adonde mi artículo que se expresan en el Capítulo en la equivocación que,
fue enviado y aceptado. Cuestiones de estilo, motivos con pienso, consiste en traba-
Por, por esos días, se los que Guzmán hasta hace tan jar la "historia de la filo-
pudo probar definitiva- pocos años coincidía conmigo: que sofía" y no la realidad. No
mente-que Mundo Nuevo Torretti debiera haber dedicado su_ sé si Federico Schopf se
estaba financiado por la inmensa capacidad teórica a pen- acordará de ello; pero
CIA, por lo cual la revista sar los problemas filosóficos de su hace más de 15 años me
desapareció y mi artículo patria y no a escribir exposiciones contó que para su profe-
no fue publicado. No sé neokantianas de Kant; otra sería, sor-guía en Alemania, es-
si entre 1968-1970 hubo, sin duda, la escena teórica chilena cribir trabajos históricos
en Chile, otras reseñas de si Torretti hubiera tomado ese ca- sobre Kant en Chile era un
la obra de Torretti. En mino. "Sabio y pensador", "la se- "disparate". De opinión
todo caso, en 1970, ya en riedad de su vida", así habla Guz idéntica, con otros ejem-
Puerto Rico, Torretti me la mán de Torretti; seguramente por plos, era mi maestro en
pidió para publicarla allá: eso, porque tiene esos atributos, Canadá, L.-B. Geiger
le pedí las copias a Hu- Torretti concede tan poco valor a (SAM, p. 98). Sobre las
neeus, quien las había las producciones teóricas de Guz- obras publicadas en Puer-
perdido, así como yo ha- mán, como me consta, sin poder, to Rico por Torretti, que
bía perdido las mías, To- ahora, probarlo (una carta a C. ciertamente no tratan so-
rretti apreciaba en mi ar- Huneeus. (Véase nota 1). bre las realidades "latinoa-
tículo la interpretación de mericanas", al menos
PATRICIO 1VIARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 147
146

aquellas de las que tengo terminados por las espe- nota 9, en una nota, evidentemen-
noticias, por su conteni- cialidades. En cambio, el te: él utilizaría la concepción estruc-
do no tengo posibilidad enraizarniento de las cien- tural de diferencia. Guzmán es osa-
alguna de juzgarlas; por lo cias en su fundamento do: llama a su "definición" de
demás, ello no viene al esencial está muerto". diccionario, "definición estructural".
caso (se trataba del traba- Heidegger: Was ist Meta- Osado y desconocedor del modo
jo de Torretti en Chile). physik? cómo las nociones estructurales de-
Guzmán, en sus desaciertos, habla penden de nociones metafísicas:
Está muy bien ser "discí- que fui "discípulo" y "subordina- Heidegger y en su huella, Derrida;
pulo", pero, ¿por qué do" de Torretti. Falso. En realidad, Derrida y en su huella, Sarah Kof-
Guzmán une "los concep- fui profesor-ayudante en un curso man, Lacoue-Labarthe, Jean-Luc
tos de "discípulo" y "su- suyo en Concepción en 1963 ("Jefe Nancy y otros. Adiós, entonces, a
bordinado"? ¿Concepción de trabajos" era el título), no discí- una discusión seria sobre la "dife-
"sádica" de la enseñanza? pulo. "Subordinado" lo fui durante rencia" y el "otro".
varios años en Concepción y San- b) Demostración de sus errores
tiago, como todo aquel que depen- sobre el sicoanálisis: su confundir,
Por si alguien tiene duda, de de un superior académico y a propósito del sueño, la noción
que lea la nota 9 de G.: administrativo. Ahora bien, si como de "imagen" con la absolutamente
SAM. señalé, la reseña de Guzmán está distinta concepción fundamental de
dirigida fundamentalmente contra Freud de escena (idem, p. 305).
Una de las causas de las mi reseña de su libro, debo recor- c) Señalarle que no lograba mos-
desgracias teóricas de dar, muy brevemente, qué le re- El sabor y el contenido trar ninguna diferencia propiamen-
Guzmán, la situación de prochaba a Guzmán en mi reseña: del couscous argelino es te latinoamericana. (El crítico fran-
las universidades contem- a) No definir, salvo a un nivel mí- completamente diferente, cés Jacques Leenhardt, en un
nimo, a un nivel casi de un mal como es obvio, del sabor coloquio realizado en 1984, en
poráneas:
"Los dominios de las cien- diccionario, la noción de diferen- y contenido de las empa- Chile, después de oír una breve
cia ("una parcial conjunción y una nadas. Sin embargo, el exposición de Guzmán de sus te-
cias están largamente se-
parcial disyunción"). Escribí: "...se deseo y la necesidad de sis, le indicó que lo que él llamaba
parados. El modo de tra-
tamiento de sus objetos es mantiene enteramente ajeno a la un argelino que vive en "diferencias latinoamericanas" se
fundamentalmente diver- gran discusión clásica (desde Pla- París por comer un cous- encontraban en Francia en la rela-
so. Esta dispersa multipli- tón, y ya desde antes, hasta He= cous es idéntico al deseo ción de los no-parisinos respecto
cidad de disciplinas man- gel) o contemporánea (Nietzsche) y la necesidad por comer de París, relación, por lo demás,
tiene una unión de o en una cercanía más inmediata empanadas, que siente un evidente para quien haya vivido en
sentido sólo gracias a la (Heidegger, Lévinas, Derrida) so- chileno que vive en el ex- Francia).
bre la "diferencia" y lo "otro" (M.: tranjero, sobre todo si se d) Señalarle con textos de la Mis-
organización técnica de
las universidades y facul- ¿D.L.? pág. 303). Guzmán preten- trata de exiliados (exilio: tral que ésta se complacía en mos-
tades y por los fines de- de contestarme a mi crítica en la. situación comparable con trar nuestras identidades con otros
148 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 149

la situación laboral de los pueblos no-latinoamericanos; su mismo tiempo, refutar su- voco conceptual: la situación de
argelinos en Francia). hablar sobre nuestros medios her- puestas refutaciones. Pues 1973 produjo en Guzmán no una
"La idea de castración manos de la orilla oscura del Medi- ¿cómo se puede contestar conversión teórica sino una con-
juega siempre en perso- terráneo (por ejemplo, su artículo a éstas sino diciendo la versión en sus objetos de estudio:
nas de este tipo un rol de sobre B. Subercaseaux). Igualmen- verdad, mostrando, otro su modo de trabajar los textos lati-
gran importancia, bajo la te, mostrarle que la Mistral com- camino no queda, las "in- noamericanos en nada difiere del
forma de deseos de cas- prendió que la constitución de una exactitudes" y desconoci- modo como trabajaba textos espa-
tración contra el padre (o raza mestiza única necesitaba de mientos del "crítico"? Con- ñoles, así su estudio de 1975 so-
autoridades) y bajo la for- una escritura "propia" a la raza: sin tra la violencia gratuita, el bre la Soledad Primera' y eso pese
ma de miedo de castra- escritura no hay unidad racial, la rigor conceptual exige la a estas declaraciones que pueden
ción (talión) por parte de escritura —sentido general de "es- "violencia conceptual". Si leer en el resto de la Nota: "Es mi
la generación más joven. critura"— es la raza (La Universidad se lee mi libro, si se lee opinión que la tarea es encarable,
El miedo a la castración y la cultura). Esto sea dicho, ade- mi reseña sobre D.L., na- sin más, reorientando los riquísi-
es, en regla general, lo más contra el punto 2 de la nota 9 die podrá encontrar vio- mos hallazgos que las disciplinas
más pronunciado y con- de Guzmán. lencia gratuita alguna con- interesadas enla significación han
duce naturalmente a un Ahora bien, el proyecto teórico de tra Guzmán; hallará más hecho en los últimos años y apli-
miedo y a la envidia con- pensar lo latinoamericano —"las rea- bien agradecimientos, carlos con el expreso propósito de
tra rivales más jóvenes, a lidades latinoamericanas", como
veces ese sentimiento lle- debiera decirse, para no caer de J. Guzmán: Soledad 1: Ordenación y Notas, revista Manuscritos, N°1,
ga a ser notablemente un extremo, de países con identi- Santiago, 1975, págs. 33 a 57. Escribe Guzmán al comienzo de su texto:
dades propias, absolutas, en el otro "La ordenación es constitutiva del signo. Córrectamente entendida, una
fuerte" (Dones). reordenación se limita a proponer un contexto nuevo, propicio al desci-
Violencia de un debate, extremo: una identidad de los pue- framiento" (p. 33). Ahora bien, la ordenación es sintáctica, lo que equi-
¿inútil violencia? Dificul- blos latinoamericanos— correspon- vale a decir que sólo trabaja el contenido manifiesto y no cuestiona las
tad de contestar a una re- de, evidentemente, a una tarea, ne nociones de metafísica de las que la sintaxis depende. Me parece intere-
sante demostrar cómo Guzmán sólo se detiene en los contenidos mani-
seña dirigida, en princi- cesaria y urgente, de la cual tantos fiestos. Después de ordenar sintácticamente los versos 1-14 de la Sole-
pio, a quienes no han de nosotros tomamos conciencia dad Primera, escribe: "Estos versos iniciales que prescriben el poema
leído mi libro y que pue- en 1973. Guzmán lo expresa con son, a nuestro entender, esenciales para la cabal comprensión. No ha de
perderse jamás de vista la igualdad expresa y total de "pasos" del pere-
den tomar en serio lo que aparente claridad en la Nota Pre-
grino y "versos" del poema" (p. 35, destaco yo).
Guzmán dice: no es difí- via de su libro: "Este libro es, pues, De este modo, Guzmán sabe, cree saber, lo que son "los pasos de un
cil inventar una pequeña producto de una conversión teóri- peregrino" y "los versos de un poema". Es decir, pasa por alto el proble-
"historia" como pura vio- ca... la conversión se debió a la ma que Góngora se plantea: qué sea o, más bien, cómo operan los
"pasos" y los "versos" o "poemas" (cuál es su relación, si uno determina
lencia, violencia sin con- suspensión que el golpe militar de
al otro, si ambos se determinan mutuamente, si dependen de algo otro,
cepto, si esa "historia" no 1973 operó en nuestra vida demo- etc.). Le pasé este texto de Guzmán a mi amigo el hispanista francés
tiene relación alguna con crática". Por tanto, continúa la Bernard Graciet. Al devolvérmelo, me dijo, "¡A eso se dedican los hispa-
nistas en Chile!" Y éste era el texto que Torretti, desde España, en carta
la realidad. Dificultad, al Nota, descubrimiento de lo latino-
a C. Huneeus, le comentaba que los hispanistas españoles y él mismo
contrario, de hablar lo mí- americano como algo extraño y consideraban "inútil" (carta felicitándolo por la aparición de Manuscri-
nimun de un libro y, al desconocido. Eliminemos un equí- tos, con la excepción de dos artículos).
150 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 151

junto a una crítica seria responder por lo que de específi- del "nombre", corno su
pero respetuosa de sus su- camente regional haya en las obras foto, de su madre muer-
puestos y conclusiones. literarias latinoamericanas; si no sir- ta: La ('hambre Claire;
Guzmán, en su reseña, ven a la tarea, si fuerzan una sosa descubrimiento que lo
eligió el cómodo camino universalidad sobre nuestros tex- hizo abandonar los méto-
de obligarme a decir lo tos, entonces, redondamente, no dos que antes —en verdad,
que digo: eso es parte de sirven". Luego abierta confesión: libremente— utilizaba y lo
su "compulsión a confe- "No se me oculta que la vaguedad condujo a una muerte de-
sar" —otra "violencia con- de la proposición deja abierto el seada y ciertamente pre-
ceptual", pensará quien camino a toda clase de premuras parada. Muerte de la ma-
no haya entendido la si- ideológicas a menudo asociadas dre y "nombre propio",
tuación en la que la rese- con la cruda ignorancia..."; pero ese otro "suicidio", orgá-
ña de Guzmán me obliga con una excusa: "...pero el peligro nico esta vez, de Merleau-
a ubicarme—. Obligarme a es inevitable cuando se quiere em- Ponty: cumplimiento no-
la "violencia", a que la pezar a pensar objetos que sólo por simbólico, si se puede
"violencia conceptual" excepción han sido intentados llamar así, de la "logíque
parezca violencia pura, como lo que originariamente son. de la obséquence" (Glas)
en eso consiste el juego Finalmente: "Mucho más grave me (Léanse las confidencias
de lo que Guzmán escri- parece continuar con la larga tra- de Merleau a Sartre sobre
be. dición de trabajos sobre textos li- su madre y a S. de Beau-
terarios realizados con métodos voir entonces cuando la
orientados a configurar las obras muerte de ella en Sartre:
La incapacidad de Jorge según los intereses teóricos de co- Situations IV, págs. 262-
Guzmán para entender munidades que son verdaderamen- 263).
problemas filosóficos se te otras". No hay objetividades uni- En cambio, Guzmán escri-
deja ver en su reducción versales en ciencias humanas, be: "Más cerca de nues-
a un problema sociológi- como no sean inanidades" (pág. 8). tros intereses está el aná-
co menor, de la importan- Conclusión intelectualmente terro- lisis de Barthes, que tiene
cia que tuvo para R. Bar- rista: si así fuera, uno tendría que que ver con la foto fami-
thes el descubrimiento de pensar que las consideraciones,",si- liar; pero las ideas que
la cuestión del "nombre coanalíticas" que presenta en;su encuentra están orienta-
propio" —cuestión central reseña son "inanidades" (y no lo das por el deseo de com
de toda la filosofía, la re- son, son confesiones, y no cuales- prender cómo funciona la
ligión y la literatura, en quieras). foto de alguien amado y
especial, precisamente, de desaparecido ante los ojos
la filosofía y la literatura del que lo sigue amando.
contemporáneas— a partir Las fotos del muerto, si
PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 153
152

satisfacen el ansia amoro- miración más bien que de tenía por delante —preocupación de
amor" (idem). Guzmán por la muerte que tiene
sa que lleva a contemplar-
las es porque tienen una Angustia por la muerte, otro origen que el que Guzmán
relación especial tanto angustia —anticipada— por cree: una causa universal y una par-
con el modelo como con la restricción de la vida ticular, una cripta, sobre la cual
el observador, lo que les sexual: Freud (Traumdeu- volveré— Guzmán no pudo acep-
confiere características tung). tar que, con razones fundadas y
Por mi parte, la situación del 73 Cripta y heterocripta, con- medidas, se le redujese en mi re-
materiales específicas" (D.
me llevó primero a trabajar la es- ceptos de Nicolás Abra- seña, al manejo del contenido ma-
L., pág. 152).
critura española clásica. Correspon- ham y María Torok, y no nifiesto. Movimiento, entonces, de
dió ese período, en el plano teóri- de Karl Abraham, como su reseña, tratar de demostrar lo
"El resentimiento con el co, a una bella etapa de trabajo. me discutió, un día, al- imposible: que sabe realmente de
cual esos hombres obser- Guzmán puso a mi disposición sus guien malamente aficio- aquello de lo que nunca ha sabi-
van la importancia cre- conocimientos sobre aquello que nado al sicoanálisis. Ne- do, filosofía y sicoanálisis y que
ciente de sus rivales más me interesaba, prodigó su ayuda. cesidad, entonces, de lo puede trabajar escenas. Esto es,
jóvenes forma un contras- Luego, escribió su ensayo sobre la que Guzmán, llama "rui- entrega incondicional, apresurado
te curioso con otro rasgo poesía mistraliana, poesía que yo, dos informativos" (G.: abandono de su campo propio,
(des)formado por un Departamen- SAM, p.303). paso al campo en el que yo había
de su carácter, a saber su
deseo de proteger. Aman to de Historia de la Filosofía "Es así que (el detective) construido una —y sólo una— lectu-
ayudar, actuar como tutor neokantiana, vergonzosamente Dupin, desde el lugar ra de la poesía mistraliana. Situa-
desconocía. Su artículo me abrió donde él se encuentra, no ción de entrega, que cualquier lec-
o defensor, etc. Esto, sin
embargo, con la condi- los ojos sobre la poesía chilena, si puede defenderse ante tor puede advertir —"feminización",
ción de que la persona bien, desde un principio me pare- quien lo interroga así, lo llaman algunos sicoanalistas.
protegida reconozca su cieron inaceptables su metodolo- sino experimentando una
apoyo y acudan a ellos gía y sus conclusiones. (Recuerdo rabia de naturaleza mani-
como el débil acude de el asombro que me produjo cuan- fiestamente femenina". Deja, entonces, Guzmán la lectura
do le pregunté por qué no .había Lacan: La letre volée, págs. de los contenidos manifiestos y se
ayuda al fuerte; a menu-
do esa llamada de ayuda utilizado El tema de los tres cofres, 39-40. Sobre este texto, convierte en "filósofo" y "sicoana-
les resulta irresistible" (Io- o los artículos de Groddeck sobre Derrida: Le facteur de la lista" y lo esencial, como veremos,
el mismo terna, cuando analizó Los vérité. en detective, una clase muy espe-
nes).
"Uno de ellos (de sus ras- Sonetos de la Muerte. Me confers-ó-- "Uno de los rasgos carac- cial de detective. Ahora bien, uno
ignorar el primero y los segundos). terísticos más penosos del de los momentos más penosos de
gos primordiales) es un
Así, entonces, convencido Guzmán tipo de personaje que es- la reseña de Guzmán —"filósofo",
deseo exagerado de ser
de que había encontrado la tarea tudiamos es la actitud de se produce cuando, cree él, se re-
amado. Este no se expre-
sa directamente o, mejor o proyecto teórico de su vida, repugnancia respecto a fiere a la filosofía de Jacques (y no
como ya dije, lamentando los años una proposición de un Jaques; dos veces se come la "c")
dicho, se trata de un de-
perdidos, contando los años que conocimiento nuevo. Re- Derrida, autor del cual ha tratado
seo de alabanza y de ad-
PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 155
154

de leer uno que otro libro, sin que, de una importancia vital... Derrida; pero sostener que en
sultado enteramente lógi-
como le pasa siempre cuando se La segunda forma, ligada EE.UU. lo han "apatriado al punto
co que se desprende de
trata de filósofos, logre entender estrechamente a la prime- de considerarlo perteneciente a la
la idea de omnisciencia,
algo: ra y a menudo combina- llamada Escuela de Yale" equivale
pues alguien que conoce
a) Recuérdese que en su libro sos- da con ella, consiste en a decir nada menos que esto: que
ya todo, no puede apren-
tiene que La Dissénzination cons- devaluar la nueva idea Derrida es discípulo de sus discí-
der, naturalmente, nada
tituye un ensayo o libro sobre Ma- por una descripción que pulos. Remito refiriéndome a la si-
nuevo; menos aún puede
l'armé (!) (D.L., p. 9 SAM, pág. 72). pone el acento sobre sus tuación de Derrida en EE.UU. al
admitir que hay una lagu-
b) En la nota 6 de su reseña ataca relaciones con ideas más volumen colectivo: Desconstruc-
na en su saber...
mi afirmación sobre que es insen- antiguas, haciendo pasar tion and criticisnz, a las obras de
Al comienzo los hombres
sato suponer que se puede leer a un segundo plano todo Culler, Norris, Leitch, Paul de Man,
de este tipo hablan más
bien a Glas (SAM, pág. 48). Es de- lo que es esencialmente Ulmer, Krupnick. Igualmente, cual-
que los otros sobre su ca-
cir, nada ha entendido de la "no- nuevo en ella y finalmen- quier conocedor de la obra de
pacidad de asimilar las
ción" de diseminación. Cita un pá- te afirmando que la idea Derrida se dará cuenta que en esta
ideas nuevas y algunas
les era familiar desde nota Guzmán se equivoca al sos-
veces prodigan su admi- rrafo de Glas (p. 76), nuevamente
sin entender nada y olvidando, al siempre" (Iones). tener que, en Glas, Derrida expo-
ración abstracta por la
novedad. Pero confronta- mismo tiempo, que al comienzo de ne el concepto hegeliano de la fa-
dos, mediante un test, a esa misma página Derrida escribe: milia. Derrida trata de la escena de
"Pero ustedes no se podrán intere- Duele aceptar que lo que la familia hegeliana, lo que es en-
la idea nueva que no vie-
sar en lo que yo hago aquí, sino no me pueden "perdonar" teramente otra cosa.
ne de ellos, manifiestan
en la medida en que tengan una en Chile es que, además Ahora bien, al comienzo de estas
una intratable-resistencia
razón al creer que -en alguna par- de haber sido varios años líneas afirmé que Guzmán no es-
a ésta... Las manifestacio-
discípulo de Derrida, taba en condiciones emocionales
nes más interesantes son te- yo no sé lo que hago".
mantenga con él una re- para leer ningún texto mío. Pero
los modos de aceptación, c) Escribe Guzmán en la nota 7:
"Suponemos que el padre escritu- lación de amistad perso- como pasaron varios meses entre
cuando esto sucede real-
ral y ficticio de Marchant se limita nal. Así, "mi padre" (ter- la aparición de mi libro y la apari-
mente. Existen dos formas
al "allá" europeo y excluye el he- minología de Guzmán) ción de mi reseña sobre su libro,
típicas. La primera consis-
cho de que el mayor triunfo de las "lejano" (véase más ade- es posible que antes lo haya ho-
te en modificar la idea
ideas de Derrida, el filósofo, se ha lante lo que significa para jeado o leído algunos capítulos, tal
nueva, re-exponerla en
dado de hecho en los EE.UU. don- Gii2nián "lejano") consi- vez el libro entero. (Pero, ¿cómo
sus propios términos y,
de lo han apatriado al punto de dera "admirable" el libro entender, entonces, que piense,
luego, presentarla como
considerarlo perteneciente a la lla- que considera "desagrada- como ya lo señalé, que, Como tar-
constituyendo algo ente-
mada "Escuela de Yale". ble" quien insiste en tra- jeta postal, el libro había sido en-
ramente de su propiedad;
Por cierto, Guzmán olvida; es de- tar de demostrar que él es viado a Derrida y no a mi hija?)
ellos sostienen, natural-
cir, pasa por alto, el éxito en Euro- "mi padre" en Chile (pues Otra posibilidad se abre: si le re-
mente, que las diferencias
pa y otros continentes, el "triun- esa pretendida demostra- conozco, y con gusto, su capaci-
entre su descripción y la
fo", como dice él, de las ideas de ción constituye el conte- dad de leer contenidos manifies-
del inventor de la idea son
PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"...
156 157

nido manifiesto de la re- tos, pero sólo eso, es posible que pruebas de la solidez de Denis Kamboucher, entre otros y,
seña de Guzmán; por cier- —todo molestia— Guzmán lea, aquí mi interpretación de la a veces, aparecían desde Estrasbur-
to, muy distinto es su con- en su reseña, intencionalmente, poesía mistraliana? Textos go, Lacoue-Labarthe y Nancy. El
tenido latente, como lo mal esos contenidos, cuestión de que desconocía y que tema de esos años era "La mujer y
demostraré al final de este la violencia señalada más arriba. confirman mis interpreta- el discurso filosófico". No son po-
texto). Esta explicación se aplicaría a toda ciones. Así, el poema Al cos los libros o ensayos que sur-
la reseña, pero en forma especial Padre (véase mi interpre- gieron de ese seminario. En 1976
Aclaración: si el envío de a lo que él llama el centro de gra- tación de los Sonetos de se publicó el primer tomo de las
una "tarjeta postal" deter- vedad de mi ensayo (pág. 306). Y la muerte, en el capítulo Anasémies de Nicolas Abraham y
mina la escritura de aquél éste constituiría el ridículo conte- El Padre de la Segunda María Torok; en 1978, apareció el
a quien se la envía (ver nido de mi libro, es decir, la ridí- Parte, poema aparecido absolutamente fundamental segun-
más adelante), es imposi- cula lectura que Guzmán les pre- en la revista La Silueta, do volumen. Por los libros de Abra-
ble que yo le haya envia- senta a sus lectores: "Las madres, Santiago, marzo de 1917. ham supe de Imre Hermann. Her-
do una "tarjeta postal" a pues, son flores a la orilla de los (Gentileza de Felipe mann había publicado en plena
Derrida. Los motivos para senderos, es decir, prostitutas; ésta Alliende). guerra, en 1941, y en húngaro, Los
que se la enviara a mi hija sería la comprensión que la pro- Igualmente: en mi inter- Instintos arcaicos del hombre. En
dicen, ante todo, relación pia Mistral habría tenido de sí mis- pretación de Extasis, se- 1972 fue traducido al francés (con
con la cuestión (no, por ma y estaría manifiesta en 'La flor ñalé que, lejos de tratarse el título de L'instinct Filial), pre-
cierto, completamente in- de cuatro pétalos- (pág.306). de un poema de éxtasis cedido de la notable Introduction
dependiente de la rela- espiritual, pero sin que a Hermann, de Abraham. En vida
ción anterior) del nombre. Nada-que-co-mentar tampoco pudiera reducir- —murió en 1975—, Abraham se ha-
se a ello, una escena de bía mantenido alejado de toda es-
"... la gran mayoría de Resumo brevemente el origen de incesto o violación se in- tridente publicidad. Incluso un
esos síntomas neuróticos mi libro. Entre 1977 y 1979 trabajé troducía (SAM, pp.169- amigo de él, como Derrida, no ha-
pueden ser considerados en París con Derrida —quien me 175). Ahora bien, en la bía leído el libro de Hermann ni,
como confesiones incons- honraba con su amistad desde nueva versión del libro de por tanto, la introducción de Abra-
cientes y tienen por obje- 1969— en L'Ecole Normale Supé- Matilde Ladrón de Gueva- ham (Derrida, en una entrevista en
to atenuar la presión del rieure, tanto en su seminario ofi- ra: Gabriela Mistral. La Digraphe N° 7 se lamenta amarga-
sentimiento de culpabili- cial, como en el seminario más res- rebelde magnífica, publi- mente de no haber leído a Hermann
dad" (Theodor Reik: The tringido del GREPH (Groupe de cada y distribuida por la antes de escribir Glas). ¿Cuál es la
Compulsion to Confess, Recherche sur l'Enseignement phi- revista Hoy, en el segun- tesis fundamental de Hermann? En
1958). (Cuatro ensayos de losophique, uno de los orígenes del do tomito (El Secreto) la palabras de Abraham: "Admitir que
Reik publicados primera- actual Collége International de Phi- autora cuenta cómo la todos somos mutilados de madre y
mente en alemán entre losophie) al que asistían Sylviane Mistral le reveló haber eso independientemente de nues-
1926 y 1928). Agacinski, Elisabeth de Fontenay, sido violada cuando niña. tra historia personal y por efecto y
¿Posibilidad de pruebas Catherine Chalier, Sarah Kofman, La autora señala que naturaleza de la filogénesis". Es
"externas" a mi texto, Bernard Graciet, Didier Cahem, Neruda le exigió que, pa- decir, el hombre, a diferencia de los
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sado tiempo necesario, animales que le preceden, posee un En 1982 se celebró el Co- Por ello, resultaron decisivos los
contara el hecho (págs. instinto que sólo puede ser a me- loquio de Cerisy-la-Salle pasos siguientes que la situación
29-30). dias colmado por sustitutos insatis- sobre Lyotard. Ph. del problema me obligó a dar. Pri-
factorios, el instinto de "agarrarse Lacoue-Labarthe presentó mero: advertir —señalo más adelan-
Ejemplo de liviandad teó- a"; insatisfactoria, por tanto, Uni- un artículo (CM en étions- te, desde dónde, es decir, desde
rica de Guzmán: "... la dad Dual. nous?) en el que discute quién, como regalo, pude advertir-
madre que falta —a su jui- Al pasar, Hermann señala que el críticamente las tesis cen- lo— que, porque judío, Hermann
cio (el mío)— en los poe- árbol es como símbolo arcaico, trales del pensamiento de nada decía del árbol por excelen-
mas de la Mistral" (pág. símbolo de la madre. Ya no al pa- Lyotard. ¿Dejó Lyotard de cia para la cultura cristiana: la cruz
313). Un universitario se- sar, sino por todas partes en su li- saludar a Lacoue-Labar- (igualmente, porque judíos, los si-
rio debería, primero, dis- bro, Hermann señala lo que signi- the? Pregunta que dejo coanalistas, con algunas excepcio-
cutir la tesis de Hermann. ficó para el pre-hombre la pérdida abierta. nes y esa fenomenal excepción que
(Véase el punto h) en el de los árboles. Ahora bien, al leer es Groddeck, precisamente porque
texto, más adelante). a la Mistral después de leer el en- no era judío, callan sobre la cruci-
Aquí, Guzmán casi acier- sayo de Guzmán y al leer casi toda fixión).
ta: "...los árboles a un ni- su obra, me di cuenta de que toda En cambio, la poesía de Gabriela
vel quizá menos profun- esta historia —o poema, como dice Mistral unió la acción, en el incons-
do, pero tan inconsciente Abraham— estaba presente en su ciente, del "árbol", de la cruz y de
como el de Hermann, son poesía, así como el uso de los sím- Cristo; así, en puntos tan decisivos,
también e inevitablemen- bolos arcaicos y los símbolos freu- su poesía llegó más lejos que el
te símbolos fálicos" (pág. dianos. Se daba, entonces, este gran sicoanalista húngaro. Segun-
313). Casi acierta: no ine- hecho inaudito: Gabriela Mistral do: aplicar a la teoría mistraliana
vitablemente, por ejem- había descubierto por su cuenta lo la teoría de los conceptos anasé-
plo, no en G. Mistral. (Los que Hermann descubriría mucho micos de N. Abraham. Con eso,
libertadores son cantados después (como había descubierto ponía fin a la ingenua teoría de
también por su cuenta la simbolo- D.L. págs. 76 y 77. Guzmán sobre la ausencia del "cen-
corno árboles fálicos en el
Canto General, sea dicho gía freudiana). En términos que tro masculino", del "padre" en La-
esto de paso). teóricamente no son aceptables, tinoamérica y a su reafirmación del
pero que pueden dar a entender machismo burdo con que conclu-
"Leer casi toda su obra". la situación y pese a la inversión Por eso Guzmán falta gra- ye su ensayo sobre la Mistral, al
Esto contra lo que digo en cronológica en la primera formu- vemente a la verdad, mismo tiempo que podía entender
la pág. 266 de mi libro, lación, se podría decir que la poe- cuando, sin referirse a la lo que realmente el poeta (en el
para reírme ahí del lector sía mistraliana "ilustra" la teoría de teoría de los conceptos sentido de Abraharn) establecía:
y de mí mismo: acabar con Hermann o que Hermann "comen- anasémicos, escribe que distinción entre el padre real y el
la obsesión de las "obras ta" a la poetisa chilena. Pero, con la "única prueba" que "padre" como anasemia, el padre
todo, faltaba algo esencial. ofrezco contra su "gran" y el nombre del padre o el padre
completas".
descubrimiento del centro como nombre —"río", así lo llama
160 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"...
161

masculino que postularía, la Mistral. El nombre del padre (no tra-síquica) aquello sin lo
en sí, la lengua española se confundirá, espero, este concep- cual no comprenderíamos
es esta frase: "Pues todo, to con el "Nom du Pére" de Lacan) ningún fenómeno intensi-
en el joven poeta es elo- aparece corno sustitución de la vo; economía (intra-síqui-
gio del padre". (Nota 8 de madre que falta. Tercero: darme ca) aquello mismo que
su reseña). cuenta de qué modo en la gran hace posible toda apre-
poesía chilena se desarrolla la teo- hensión axiológica, todo
Entiéndase correctamente: ría expuesta por Derrida en La proyecto, etc. Estos térmi-
todo "centro" constituye Carte Postale sobre los "testamen- nos que intentan lo impo-
una formación destinada tos impositivos" (legs): "envíos" sible; captar por el len-
a "tapar" y sustituir el cen- que determinan lo que se tiene que guaje la fuente misma
tro que falta, en cualquier escribir, lo que se escribirá, de donde el lenguaje emana
idioma, en cualquier par- modo que, de una manera preci- y que lo permite —en tan-
te del mundo. sa, los textos de autores posterio- to que ellos no significan
res pertenecen al interior del do- nada sino que ese remon-
minio de "envío" "primero" (el cual tar hacia la fuente de la
Tesis fundamental de no es nunca "primero"; complica- significancia—les hemos
Abraham: los conceptos ciones, no contradicciones, de un llamado anasemias" (tex-
del sicoanálisis: "...no sig- texto tan difícil como La Carte Pos- to citado en SAM, pág.
nifican sino el remontar a tale); textos, entonces, que perte- 127).
la fuente del sentido ha- necen al "envío" "primero"; por ello
bitual de los conceptos. A al ser firmados repiten la firma del Necesidad de "tiempo, la
ese remontar a esa fuente otro. Cuestión de: "mi firma=tu fir- paciencia, y la energía";
fundamental, al "origen", ma", que Guzmán intenta ridiculi- así (pág. 303), Guzmán se
a aquella no-presencia, zar (p. 307), precisamente porque reprocha, mediante su in-
esa alusión "a aquello sin no ha leído La Carte Postale; agre- versión de atribución, lo
lo cual ninguna significa- guemos que Guzmán se salta tam- que le pasó con D.L.
ción —en sentido propio o bién, en esa fórmula, cuestiones de
en sentido figurado— po- "economía tópica", que me atreví a
dría advenir", es decir, exponer claramente (SAM, págs.
entendérsela, lo llama 220-221) y no, entonces, a confesar
Abraham anasemia. Así: en el nivel del contenido latente,
"Se llamará lugar (intra- como le ocurre a mi "crítico".
síquico) la condición, en
nosotros, de que poda-
mos hablar de cualquier
lugar que sea; fuerza (in-
162 PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE".:. 163

Paso ahora a responder a ciertas observaciones "críticas" Homo. Señalo en orden alfabético: Bataille, Deleuze, Derri-
—ninguna de ellas serias, corno se verá— de la reseña de Guzmán. da, Klossowski, Lacoue-Labarthe. Guzmán considera corno
una afirmación subjetiva, gratuita, lo que no es sino la cons-
a Guzmán señala una frase de un párrafo mío en el que afir- tatación de la situación objetiva de la problemática actual
mo lo que llamo: "mi necesaria irresponsabilidad" (p. 304). —seria, se entiende— en torno a Nietzsche.
"Mañosamente", para utilizar el término con que Guzmán d Escribe (pág. 305): "...los resultados de la labor marchantia-
califica esa afirmación, mi "crítico" no se da cuenta del sen- na son tan definitivos que en algún momento puede, por
tido entero del párrafo y no se da por aludido cuando me ejemplo, zanjar de una vez para siempre toda discusión
refiero a los "innecesariamente irresponsables" que jamás que pudiera suscitarse sobre "el carácter de historia secreta
se han detenido en el objeto más importante de meditación de Dios y los Dioses" que tiene la poesía de la Mistral,
de la poesía mistraliana: "el árbol". (En la página 308 de mi pronunciando que 'toda otra historia, toda otra interpreta-
libro escribí: "Y, los pobres, ¿podrán distinguir ción, toda otra teoría, cuentos son de hijos aterrorizados,
—qué ilusión— entre un "argumento", una "interpretación", su callar la mirada llameante del padre, su avergonzada
un poema, una "intensidad", un "nombre"? ¿Cuál es el sta- vida". Si Guzmán hubiera leído Pour introduire L'Instinct
tus de esa afirmación? Guzmán, de eso no se puede dudar, filial, el lector de su reseña habría podido ahorrarse varias
no podría distinguir siquiera entre las distintas posibilida- líneas. (Pero, a otro nivel, que Guzmán cite este pasaje se
des). conecta con la cuestión de su padre "lejano"; ver más ade-
b En la página 304, Guzmán escribe: "Un hablante que quiere lante).
que le crean que se cree absoluto y pretende persuadir a e En la página 305 escribe: "...algún poema de la Mistral tuvo
sus lectores de que posee los últimos sentidos de (casi) que esperar desde 1919 a que lo aclarara Marchant". Otra
todos los textos que lee, advierte: 'O se entiende lo anterior "inepcia": fue necesario que se aplicara el saber de Her-
o nada se ha entendido sobre el amor, sobre la generosi- mann al saber de los poemas mistralianos; lo expliqué an-
dad, sobre el bien". Es triste ver cómo Guzmán no alcanza tes y vuelvo a insistir sobre esta situación en la letra h) de
a darse cuenta que esa conclusión se desprende de El In- esta serie.
digno de Borges, Borges que daba a entender más de lo f En la nota 1 de su reseña, Guzmán informa a sus lectores
que dejaba escrito. Y conclusión que coincide con la expe- que ha leído dos ensayos de Freud (además, debemos se-
riencia humana general del amor, de la generosidad y del ñalar, de Análisis terminable e interminable, ensayo que
bien, con la experiencia de éstas por una experiencia cris- parece haberlo fascinado, por la simple razón que ese en-
tiana auténtica y con la experiencia sicoanalítica. Sobre todo sayo explica parte de su propio problema). Su información:
esto, Guzmán calla. "Se subraya que el inconsciente "se deja leer" como esce-
c En la página 304 continúa: "Alguna vez enseña a los profe- nas. Pero si el lector recurre a un par de ensayos del propio
sionales de la filosofía y pronuncia el 'fin de tantos escritos Freud sobre el terna (El inconsciente, del período 1915-17 y
supuestamente referidos a Nietzsche; necesidad de apren- El "yo" y el "ello", de 1920-24), encontrará que la lectura
der a leer a Nietzsche, por ejemplo, o sobre todo, Ecce que Marchant considera piedra de toque para insultar a los
Homo". Es verdaderamente una lástima que Guzmán no lectores de Freud, no aparece allí para nada". Por cierto
tenga a nadie a su lado que le señale cómo, ya desde Hei- que no aparece: esa "noción" de escena —no de escena del
degger, el trabajo actual sobre Nietzsche se centra en Ecce sueño—, tal corno aparece en mi libro, corresponde al "des-
PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 165
164

encogimiento" del sicoanálisis, según la expresión de Abra- Hermann con la Mistral. Con esa nota de mi libro quería,
ham y trabajar escenas constituye el "gesto" fundamental quiero, marcar el agradecimiento a quien me hizo posible la
de la filosofía de Derrida. El sicoanálisis no es una doctrina conexión entre Hermann y la Mistral. Ahora bien, que Guz-
religiosa, como tal, pretendidamente inmutable. Carácter re- mán se atribuya (pág. 311) esta relación, no al nivel del con-
ligioso —en sentido peyorativo— que Guzmán me atribuye tenido manifiesto de la poesía de la Mistral, sino tal como la
al final de la nota. (Y quienes cotejen el texto al cual se presento en mi libro en relación con Hermann, autor que
refiere la nota, podrán ver que no "insulto" a "los lectores Guzmán no ha leído, me deja atónito.
de Freud"; me refiero a un conocido siquiatra que dice haber Guzmán me difama al decir que oculto mis fuentes. Se cita
leído a Freud, lo que no le impide hablar de "subconscien- a sí mismo: "Ya dijimos que eso se nota en la tesis central
te" freudiano: SAM, p 132). del ensayo de Guzmán utilizada por el autor héroe como
Sobre la noción de poema empleada en mi texto, escribe en matriz para inventar su propia relación con el padre lejano.
la nota 5: "Por cierto que el autor recurre a otro concepto Pero en el otro extremo, en los detalles, pasa lo mismo"
de poema, que lo relaciona con una postulada raíz incons- (pág. 311). Me detengo ahora sólo en la segunda frase. ¿Era
ciente donde se generaría todo sentido lingüístico. Pero, necesario dar tales referencias? Me parece que es como decir:
entonces, su declaración es una pura petición de principio: "el Quijote, que es de Cervantes, como lo han dicho, Juan,
si ya en el concepto de poema está el inconsciente, sobra Pedro, Diego, etc.". En el otro ejemplo que señala está
la machacona insistencia en que éste también lo está". Guz- marcada en nota la referencia a Scarpa; sin los poemas in-
mán no conoce la noción de poema. Esta fue introducida éditos mistralianos publicados por Scarpa mi ensayo habría
por N. Abraham después de volver al sentido primero y sido del todo imposible. Por ese motivo —y constituye una
olvidado, por los mismos sicoanalistas, de la noción freu- marca de reconocimiento—, mi libro está lleno de indicacio-
diana de símbolo (diría que también Abraham pone bastan- nes de textos sacados de Una mujer nada de tonta y, espe-
te de su parte). Ahora bien, los símbolos se unen, forman- cialmente de La desterrada en su patria.
do poemas, de diferente o parecido contenido según los El sabio detective me reprocha ocultar el origen del con-
sujetos, poemas que, a su vez, dejan lugar a otros poemas o cepto de hermana: "...sólo en la página siguiente cita la
se integran a otros poemas más universales. fuente textual del concepto, el libro Glas, pero ni lo reco-
h Escribe en la página 311: "Dice haber advertido que para la noce abiertamente como tal fuente ni nombra al autor del
Mistral "Cristo era no un Dios-Hombre o un hombre-Dios, libro" (pág. 312). ¡Un detective que juega a ser analfabeto!
sino simplemente esto: el hombre de la madre buena, total" Explico con claridad la situación (SAM, págs. 303-305), a la
(pág. 259, n. 18). Tan hábilmente está señalado el aconteci- vez que señalo que no puedo estar seguro que ambos con-
miento, que lo marca con una ligera contradicción: dice ceptos coincidan. Guzmán parece estarlo. En Glas, la her-
que él mismo leyendo a la Mistral advirtió eso y en la línea mana, Antígona, es Cibeles, la madre-muerta. Igualmente
siguiente agradece esa interpretación a una amiga suya". es la madre-muerte y no la hermana quien aparece cerran-
Incapacidad de leer: a) descubrimiento que una amiga, es- do el libro de Derrida de 1984: Otobiographies.
pecialmente querida, utilizaba, para hablar de Cristo, con-
ceptos que corresponderían a una madre absoluta; b) ese
modo de hablar me hizo pensar en la falta de madre según
Hermann; c) ese mismo uso me hizo relacionar la teoría de
166 PATRICIO MARCHANT 167

Para todos resultará evi- Llegamos ahora al punto central de modo, en lo que dice aquí más allá de sus lecturas de los con-
la reseña de Guzmán, al único pun- Guzmán, no se encuentra tenidos manifiestos, como ocurre
dente que todas las deter-
to que a Guzmán le importa ver- referencia alguna al "pa- siempre, por lo demás, en toda crí-
minaciones que hemos
daderamente y al punto que, por dre" como concepto ana- tica "objetiva" (Remito a mi ensa-
extraído del ensayo de
otros motivos que señalaré inme- sérnico). Y si lamento por- yo por publicar: Pierre Menard
Jones (o del de Reik) se
diatamente, constituye también el que no les reconozco (a como escena). De ahí su preocu-
encuentran presentes en
punto que principalmente me im- Torretti y a Guzmán) pación, su deseo, que se le reco-
la reseña de Guzmán. De
este modo, mi texto le porta a mí. Guzmán quiere expli- "...sino menguadas pre- nozca como el único "padre" de
car la escena de mi interpretación eminencias. Pero jamás todo discurso teórico en su campo
pertenece a él, Guzmán
de la filosofía mistraliana. Pero, de las suficientes para llegar que se produzca en Chile, que a
continúa siendo mi "pa-
dre". Escribe: "...no pare- escenas, Guzmán conoce sólo una a ser padres" (pág. 310), cada rato deja leer en su reseña.
ce haberse podido librar- escena, esa que ha dominado toda nuevamente, su hablar, Sin duda, Guzmán acepta padres
se de algunas determina- su vida y todos sus escritos litera- corno siempre de él cuan- "lejanos", pero no por el motivo
ciones de mi ensayito, rios y, ahora, su escrito sobre las do habla de mí: "Sólo de obvio que fuera de Chile existen
que se le volvieron matri- diferencias latinoamericanas. Esce- mujeres o de varones, "padres" reconocidamente superio-
ces de lectura..." (pág. na que Guzmán cree absolutamen- puestos en situación que res. Lo importante es que se trate
306); así mi libro "...vie- te universal, y escena que es una él pueda creer filial... se de "padres", más bien, de un pa-
ne a coincidir enteramen- triste escena. Escena que está es- permite aceptar dones..." dre "lejano" en un sentido espe-
te con mi ensayo" (pág. crita, es decir, escena con la que (pág. 312) (y eso, con li- cial, terrible, de la palabra; "padre"
311). Igualmente: "Ya di- escribe su interpretación del Poe-
pués fijarse en el surgimiento eruptivo de un "concepto" antes impensa-
jimos que eso se nota en ma del Hijo (SAM, págs. 64-76, es= do o suprimido, pero que anima el "deseo" del que vive el texto que lo
la tesis central de Guzmán pecialmente pág. 75). Escena de re- censura. El trabajo desconstructivo se dirige a descubrir los vestigios de
utilizada como matriz proche a su madre por la perdida. lo impensado o reprimido en los textos que ostentan un significado,
vestigios que se muestran, no tanto en el contenido de dichos textos,
para inventar su propia Unidad Dual, su odio a su padre
sino en su manera de discurrir (es decir: en la "cadena de los significan-
relación con el padre le- que no le permitió salir de un Edi- tes"), en su "cuerpo" marcado por la diferencia sexual (pues el discurso
jano" (subrayo yo: "ma- po particularmente descomunal, occidental es predominantemente falocéntrico). Así, por la paciente es-
imposibilitándolo para llevar una pera de la "negación diferida", el deconstructor da con las inesperadas
triz" y "lejano"; su impor- reservas de un texto que, sin querer, revela la "escena" inconsciente que
tancia se revelará inme- vida universitaria más fecunda. le dio origen" (M. Kerkhoff, Reseña sobre obras desconstructivistas nor-
diatamente, del mismo Todo eso está en su texto': un paso teamericanas, en Diálogos, Puerto Rico N° 47, enero de 1986, pág. 185).
Ahora bien, si como se dijo antes, ciertas notas constituyen confesiones
inconscientes, en forma consciente señalo en esta nota que, entre críti-
2 En su texto: no me estoy refiriendo a la vida personal de Jorge Guzmán;
cos, amigos y lectores, la crítica a mi texto a partir de una escena que le
me refiero a su vida universitaria tal como se expresa en sus textos, me
falta se la debo a una alumna de la Escuela de Ingeniería: Ledya Spen-
limito a la textura de sus textos. Como la estrategia desconstructivista
es (casi) desconocida en Chile, me permito insistir en lo dicho, en la cer. Crítica nada menos que sobre el sentido. del Dios-Goethe en la
poesía mistraliana, que recogí en un texto leído en un círculo restringi-
página 75 de SAM y transcribo estas líneas de Manfred Kerkhoff_(a pro- do, pero no publicado todavía: Aban-Donar. Y, por cierto, necesaria-
pósito del "triunfo" de las ideas desconstructivistas en EE.UU.): "En for-
mente, mi texto debe estar lleno de escenas mal trabajadas o escenas
ma semejante, la estrategia doble que se desarrolla mediante la des;
que le faltan. Una alumna pudo darse cuenta de lo que el profesor
construcción practicada por la lectura/escritura desplazante tiende a
Guzmán no pudo entrever.
invertir las jerarquías que dominan los textos "interpretados", para des,-
PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 169
168

"lejano" como su padre como Lejanía muerte, ambiente porado en la cripta del yo) o hete-
mitaciones). En todo esto,
muerto-vivo en la cripta. La pala- de muerte, atmósfera de rocripta (corno formación del in-
reiteración de su cuestión
bra "lejano" le sirve de puente y toda su reseña. Guzmán consciente que pasa, inconsciente-
obsesiva por el padre del
de ocultamiento de la relación, se- lo expresa: "Como tam- mente, del inconsciente de un
discurso teórico chileno:
gún el modo que N. Abraharn ha bién hay muertos, viene padre al inconsciente de un hijo) —
"El hablante básico ha di-
precisado como modo del funcio- a resultar que se trata de cuál de las dos, su texto no lo deja
cho mediante su texto y
namiento de una cripta. un centón novela policial. determinar con claridad. En todo
lo ha reforzado en el di-
Guzmán no conoce otras escenas Como siempre, el miste- caso, de ahí viene su insistencia en
seño de las tapas, que él
e intenta a la fuerza, y en vano, rio que ha de descifrarse su labor detectivesca. Léase el en-
es el único padre que hay
introducirse en ella. Momentos fun- es la verdadera identidad sayo La Topique réalitaire de N.
en el acá (Chile) del uni-
damentales de mis escenas, incom- del asesino" (pág. 309). 0 Abraham y M. Torok, en especial
verso del discurso" (pág.
pletos evidentemente —nadie, sólo a través de la insistencia estas líneas y el comentario de
312): preocupación obse-
Dios podría conocer su única es- sobre las palabras "indig- Derrida a ellas: "(El Yo) está ahí
siva de Guzmán, y la so-
cena, relación entre una supuesta no" e "indignidad" (pala- plantado para vigilar las idas y ve-
lución que, en su ingenui-
escena única y el God-Complex, o, bras y no conceptos, por- nidas de los familiares cercanos que
dad, cree haber encontra-
más bien, Dios no tiene escena que los conceptos no los pretenden —con títulos diversos—
do, aplicando a los otros,
—están presentes por todas partes entendió, lo que no le tener acceso a la tumba. Si consien-
lo que debiera aplicar a
en mi libro. Por suerte para mí, mis quita el sentido sicoana- te en introducir a los curiosos, a
sí mismo: "Pero todo ello
escenas corren por otro lado que lítico a su insistencia en los que se debe indemnizar, a los
era solamente para repe-
esas palabras). Sobre la detectives será para proporcionar-
tir el viejo dicho de Freud: la escena única —supuestamente
única— por Guzmán y en Guzmán._ función detectivesca, se- les pistas falsas, tumbas ficticias...
puestos en situación filial,
Por ello, desmintiendo todo lo que ñalaremos su sentido in- la vida del guardián de la tumba —
lo varones ven cualquier
Guzmán dice, puedo aceptar "pa- mediatamente. por tener que arreglárselas con esa
regalo como una amena-
za de castración" (p. 313). dres" chilenos, puedo aceptar do- multitud diversa—, debe estar hecha
Castración, ya sabemos: nes de esos "padres". Lo expresé de malicia, de astucia y diploma-
en mi Homenaje a Mario Góngora: Claude Girard, en su ex- cia". O corno escribe Derrida co-
God-Complex.
Góngora sabía del respeto por el celente libro sobre Jones mentando este texto de Abraham:
(Ernest Jones, 1972), al "(El) Yo: guardián del cementerio.
Una voz amiga me dijo otro y del origen de las ideas en o
como el respeto o la violencia al describir la personalidad La cripta está enclaustrada en él,
que habría bastado repro-
otro (Estudios Públicos, N° 20, de éste, muestra que Jo- pero como un lugar extraño, pro-
ducir lo allí expresado
págs. 396-396). Por suerte, "mi" in- nes, en su juventud, po- hibido, excluido. El no es el pro-
para refutar a Guzmán.
consciente no identifica "cercano" seía el God-Complex (por pietario de aquello de lo tjue tiene
Me pareció demasiado im-
o "discípulo" a "subordinado" eso pudo describirlo con la guardia. Hace la vuelta del pro-
plícito frente a las "dema-
(como le sucede a Guzmán) ni "le- tanta exactitud), pero, al pietario, pero solamente la vuelta.
sías" de mi "crítico".
jano" al poder de la muerte. Así,_ mismo tiempo, que el si- Vigila alrededor y, sobre todo,
entonces, padre "lejano" como. coanálisis lo libró de él. emplea sus conocimientos de los
cripta (un otro, un extraño, incor- lugares para despistar a los visitan-
PATRICIO MARCHANT JORGE GUZMÁN: "FILÓSOFO", "SICOANALISTA", "DETECTIVE"... 171
170

increíblemente publicado eso, si escribí en mi libro: "Del


tes". (Pasaje citado en SAM, págs.
en Estudios Públicos N° Discurso Universitario, de la Uni-
193-194)
20 —Quandoque bonus versidad, trabajar sus márgenes, de
Así, todo está claro: cuando Guz-
mán habla, es decir, más bien grita dormitat Arthurus. este modo: todo el rigor del Dis-
En la nota 2 de su reseña,
como "padre", no es su voz la que curso Universitario al servicio de
Guzmán escribe: "Es incó-
habla, la que grita: es la voz de la interpretación de un texto; in-
modo hablar de sí mismo
ultratumba. Y las consecuencias cluso, cuando ese rigor no existe,
en cualquier contexto, y
universitarias que de esto se des- Que Cedomil Goic consi- caso de las universidades chilenas
mayormente en uno como
prenden —consecuencias que son dere esa tarea cumplida, en el trabajo del contenido latente
éste, pero no tengo más me llena de satisfacción.
lo único que me interesa aquí— son de una poesía o cuando ese rigor
remedio". Incluso en eso
graves. Escribe Guzmán, refirién- dejó de existir, sólo existió un se-
se equivoca. "No tengo
dose a mí, es decir, confesándose: gundo, caso del trabajo filosófico
más remedio": es la voz Sobre la identificación de
"Si me he decidido a dársela (una en Chile, sostener, como imposi-
en la cripta que lo obliga un individuo con la auto-
contestación a mi libro) es, mayor- ción de su rigor, el Discurso Uni-
a hablar, a gritar. ridad y el totalitarismo:
mente, porque el libro manifiesta versitario, para, luego, como gesto
Reich: Die Massenpsycho- y totalidad, producir una escritura
"Tes ruego, recuerden mis muchas de las que son las peores
logie des Faschismus, que sea intratable, inaguantable,
debilidades. Debéis per- características de la actividad hu-
1933 (Cap. 2, No. 3)3. para ese Discurso, para la Univer-
donarme, aunque sólo sea manística local. Y lo más triste es
que uno sospecha que pudo ha- sidad —abrir, de ese modo la Uni-
porque estoy hecho así.
berlas evitado" (pág. 305). Acusa a versidad a la realidad; pues, sólo
Castíguenme, pero perdó-
mi discurso de totalitario y, enci-__ entonces, como realidad, se podrá
nenme'. La confesión se
ma, de terrorista (pág. 306). Terro- entender, amar, la poesía de Ga-
transforma, de este modo,
rista en pequeño es Guzmán con briela Mistral, la poesía chilena".
en una petición elocuen-
sus colegas, por algún motivo aca- (SAM, pág. 261). La intención era
te de absolución" (Reik).
démico, "subordinados". Pero to- clara: criticar el discurso universi-
talitario lo es, y en grande. De ahí tario chileno por su alejamiento
su confesión sobre las "peores ca- completo de la realidad y contri-
racterísticas de las actividad huma- buir, de algún modo, a una reno-
nística local". Cuando lee los, con- vada, futura, Universidad democrá-
tenidos manifiestos, Guzmán tica. Desgraciadamente, las voces
enseña; cuando "filosofa" es como de ultratumba jamás podrán ser
si, sabiéndose culpable contra el voces democráticas. Por eso, y sólo
saber, se "desarticulara". Entonces, por eso, era necesario contestar al
Así, el increíble artículo sólo ingenuidades, frivolidades
de S. Münnich: "Nietzs- —dependencias— podrán salir de las Nota obvia: La identificación con las autoridades generales no se con-
che, Latinoamérica y la manos de quienes no escapen de trapone, necesariamente, con el deseo de castración de las autoridades,
su situación de "subordinados". Por o de quienes son más jóvenes, en el campo de trabajo propio.
Afirmación de lo Propio",
PATRICIO MARCHANT 173
172

odio de tal "reseña". El "ataque" RESPUESTA A JOSÉ MIGUEL VICUÑA (1986)1


de Guzmán a la antigua tradición
de la Universidad de Chile no per-
mitía "pasarla piadosamente en si-
lencio" (G.: SAM, pág. 304). Habent sua Jata libelli, adagio latino. O como en el lengua-
je de la tribu me señalaba hace poco Nicanor Parra, no antes de
diez años se puede saber sobre el valor o falta de valor de un
libro. Con todo, de un libro que, en el momento de su apari-
ción, no se vende ni se critica —salvo la crítica aislada de un
amigo o de un enemigo personal, salvo también, caso de genia-
lidad— se puede apostar, como ha sucedido sin excepción con
los libros de "filosofía pura", es decir, "historias de la filosofía"
publicados en Chile, que se trata de un libro que nació muerto.
En este sentido, de un libro corno Sobre Árboles y Madres que
tuvo que vencer toda clase de obstáculos —políticos, académi-
cos, económicos— para su publicación —así el formidable dou-
ble bind de la carta de rechazo de la Editorial Andrés Bello,
documento que guardo celosamente como el mayor elogio que
ha recibido—, libro cuya aparición no fue señalada ni comenta-
da en diarios (salvo en El Sur de Concepción) ni en revistas
nacionales (ni siquiera en revistas de oposición, salvo la pertur-
bada excepción que señalaré más adelante), que ese libro haya
podido venderse en un año en casi su totalidad y que haya
recibido varias críticas en revistas literarias (otras críticas están
por aparecer) y que haya sido objeto de ponencia en el extran-
jero, de él se puede decir, sin duda, al menos, que no nació
muerto, aunque no se puede anticipar que en diez años más
estará vivo todavía.
Por cierto, críticas y críticas. La crítica de mi amigo Miguel
Vicuña Navarro en el primer número de El Espíritu del Valle me
sorprendió y, debo confesarlo, me dolió. Me sorprendió por su
aparición en una revista cuyos intereses teóricos difieren noto-
riamente de los míos y por su extensión (más del 10% del total
de la revista). Me dolió por el simple hecho que siempre pensé

El Espíritu del. Valle, N° 2, 1986.


PATRICIO MARCHANT RESPUESTA A JOSÉ MIGUEL VICUÑA (1986) 175
174

que Vicuña —sus estudios en Europa— era una de las personas (no dejé, luego, de darme cuenta de los motivos inconscientes
capacitadas en Chile para entender la operación que Sobre Ár- que también actuaron en la elección de esas referencias2). Aho-
ra bien, a partir de ellas, Vicuña cree poder sostener que en
boles y Madres intentaba realizar, y ello independientemente de
su éxito o su fracaso. Su artículo, en el cual, en realidad, no Sobre Árboles y Madres se trataría de una autobiografía fantás-
tica, como lo dice, entre signos de interrogaciones, el título y el
logro reconocer a mi libro en lo que él es o pretende ser, se
limita a señalar una larga lista de supuestos errores teóricos total de su crítica (que posteriormente introduzca matices sobre
míos, que, salvo dos o tres casos (mi ignorancia, en el momento el título, sin embargo, no saca al libro del cerco de la autobio-
de escribirlo, de la importante obra de J. L. Martínez y algunas grafía). Pero, con ello, Vicuña no hace sino revelar su descono-
cimiento de la operación de Hoffmann en su obra. Debe recor-
cuestiones de ortografía o de usos idiomáticos discutibles), me
resulta imposible aceptar como tales. Al contrario, su artículo darse que ésta está compuesta de tres partes: la autobiografía
bajo la apariencia de un claro saber, no sólo pasa por alto ente- de Murr, la biografía de Kreisler y las decisivas notas del Editor
(la frase sobre las erratas corresponde a palabras del Editora).
ramente de qué trata Sobre Árboles y Madres, sino que revela,
En realidad, el libro de Hoffmann es una crítica despiadada de
por su parte, errores teóricos casi inconcebibles o divertidos
(las confusiones sobre Torretti). Al mismo tiempo, sin embargo, toda autobiografía o biografía, fantásticas, mentirosas, todas ellas.
puesto que se trata de un texto literariamente escrito en forma Es decir, de las referencias a Hoffmann, Vicuña debió haber
inteligente, aparece, para quienes ignoran el pensamiento filo- obtenido una "clave", según su terminología, enteramente opues-
sófico contemporáneo, como una crítica enteramente destruc- ta: la negación de toda intención autobiográfica, supuesto que
tora de mi trabajo. Durante algunos meses me pregunté por el no se confundirá referencias, vía nombres', a "escenas tópicas"
con la absurda pretensión de un "sujeto autónomo" de contar la
sentido de la operación de Vicuña, quien siempre insistió, en
conversaciones personales, en su buena fe. Corno las obras dan "verdad" de su vida. Sobre Hoffman, Vicuña debería haberse
-informado en las obras de Sarah Kofman, especialmente en su
razón de las palabras, su ofrecimiento de espacio en El Espíritu
Autobiogriffures.
del Valle para una respuesta a su crítica, lo digo claramente, la
reiteración de la seguridad de la realidad de ese ofrecimiento, Segundo ejemplo. Vicuña escribe: "Inmediatamente surge
me convenció, que pese a no haber entendido mi libro y a su la pregunta acerca de cómo se organiza esta miscelánea, qué
mal cálculo del aprovechamiento posible de una operación crí- clase de libro es éste, a qué género literario pertenece. Pregun-
tica, su buena fe no debía ser puesta en duda. ta inquietante que el propio libro se encarga de provocar para
He aquí entonces mi respuesta; por cierto, por razones de enseguida suprimir su respuesta" (pág. 70). Cabe preguntar: ¿dón-
espacios no se puede contestar a todas sus críticas: me limitaré
a señalar dos ejemplos que muestra la total incomprensión de Igualmente cometí una errata, no un lapsus, intencional en la nota de
Vicuña de lo intentado en Sobre Árboles y Madres y haré, luego, la página 41, parte de los gestos liídicos constantemente presentes en la
algunas breves consideraciones. Primer ejemplo. Vicuña pre- construcción del libro, gestos que, entre mis críticos, sólo Sergio Verga-
ra ha señalado.
tende encontrar en la marca Ediciones Gato Murr y en la frase: Que en la nota de la pág. 41 la frase sobre las erratas —ampliada en su
célebre de Hoffmann sobre el papel de las erratas en las génesis alcance— se atribuya al Gato Murr, lo puede entender quien entienda la
de las grandes ideas una "clave" para entender mi libro. Esas nota.
referencias a Hoffmann las incluí, en realidad, pensando en las: Sobre la cuestión del nombre y por tanto, de la escritura general no
puedo aquí sino remitir a la (gran) Filosofía Contemporánea.
erratas que sabía que el libro iba a tener, y tiene en abundancia
176 PATRICIO MARCHANT RESPUESTA A JOSÉ MIGUEL VICUÑA (1986)
177

de está el cuidado crítico del crítico? En sus tres partes (págs. -Zurita tan presente en mi libro- le hizo perder, una vez más la
42, 309, 318) se dice que se trata de una tarjeta postal, y como serenidad.
tarjeta postal se presenta su portada. Tarjeta postal en referen- Con todo, nada es tan grave. Diez años demoraron las uni-
cia directa a la Carte Postale de Derrida y, por ello, a los su- versidades norteamericanas en entender y ser capaces de escri-
puestos que una tarjeta postal pone en juego, aplicados preci- bir (desde 1983 en adelante) obras desconstructivas (consúltese
samente a la gran poesía chilena: el "testamento impositivo" al respecto el excelente artículo de M. Kerkhoff en Diálogos
(legs) de Gabriela Mistral que determina la unidad del conteni- N°47, Puerto Rico, Ener o de 1986). Un ensayo desconstructivo
do latente de aquéllas; de ahí su imposición del Dios-Goethe debe despertar en todas partes, especialmente en Chile, resis-
corno escritura, sobre todo lo cual, lo más importante del libro, tencias conscientes y, sobre todo, inconscientes, profundas. Es-
Vicuña nada dice. ¿Habrá leído -o entendido-, en realidad, Vi- peremos los diez años -pasarán, por desgracia, demasiado rápi-
cuña la Carte Postale? no lo creo. ¿Habrá leído -o entendido-, a do- que aconseja la sabiduría de Parra.
Hermann y Abraham? Tampoco lo creo (su afirmación sobre mi
crítica a J. Guzmán, pág. 74).
Pienso que estos dos ejemplos bastan para demostrar la
incomprensión radical, por parte de Vicuña, del propósito de
Sobre Árboles y Madres. El resto de sus críticas provienen de no
haberse detenido en serio en la advertencia: "primer momento
de una lectura de la poesía chilena" (pág. 43); esto es, que
muchos puntos, conceptos (o no-conceptos, corno las escenas)
se explicitarán en los volúmenes siguientes de la obra. Agré-
guese a ello, críticas torpes: Vicuña cree todavía, después de
Nietzsche, Heidegger y el sicoanálisis, en la necesidad -antes
que eso, en la posibilidad- de una traducción fiel, exacta (pág.
78) y no se da cuenta (pág. 77) que neokantianos del Departa-
mento de Historia de la Filosofía, como los de las Universidades
chilenas, jamás podrían haber pensado ni podrán pensar elpoe-
tizar como habitar (para el neokantismo, la poesía es sólo una
"expresión del espíritu" o un "valor cultural"). Etc., etc.
Insistimos: Vicuña no supo qué clase de "objeto" tenía en-
tre sus manos y no calculó los efectos de una crítica que preten-
dió no tradicional. Con ello, permitió incomprensiones y la ex-
presión de compulsiones personales. Así, E. Lihn púdo escribir
en Cauce N° 60, "como el mismo Vicuña lo dice (el libro) poco
o nada tiene que ver con la poesía chilena". Vicuña jamás dice
eso; dice, precisamente, lo contrario. Lihn cayó en una, por:'
decirlo suavemente, inexactitud: su resentimiento contra Zurita
179

A M-MI AMOR (1985)1

Trato de alterarme. De desalterarme, trato de ser distinto.


Trato de escribir algo distinto. No puedo. Escribo, como siem-
pre, una carta: "I only write love-letters". Corno siempre, y corno
todos. Pues, todos, siempre, sólo escribimos, sólo eso se puede
escribir, love-letters. Cartas de amor son la Metafísica de Aristó-
teles, Las Lanzas y la Constitución Política de 1980: hay mu-
chas formas de amar. Cartas que, demostración de "Le Facteur
de la vérité" contra Lacan pueden —por definición, por no po-
seer un trayecto propio— no llegar a su destino, a su destinatario
o destinataria (ver nota final).
Yo sé —ése es mi destino— que los carteros, con un odio que
no comprendo, desvían mis cartas de amor; conozco también
sus excusas: que escribo mal las direcciones, que por eso no
saben a quién se las dirijo, a quién entregárselas. Pues, esta
carta: A M -"Mi amor", ¿a quién está dirigida? ¿A una M, a Maga-
li, por ejemplo, o a tantas otras Ms? ¿O a una A. M., a Ana María,
por ejemplo, o a otras As Ms? ¿O acaso a una A y a una M, a Ana
y Magali, por ejemplo, entre tantas otras As y Ms? Pero, error de
los carteros y no justificación de mi reproche: toda carta, dise-
minante, está dirigida siempre a múltiples direcciones, a múlti-
ples personas.
Tres afirmaciones, tres destinatarias, y luego dos destinacio-
nes más. Afirmo, primero que A III —"Mi amor" es Alma Mahler.
Sé muy bien que Alma Mahler está muerta y amar a una muerta,
que encima no se conoció, no tiene, por decir lo menos, futuro.
Pero en lo que "era" —como decían, antes, los filósofos— Alma
Mahler no está muerta. Espléndida brilla, ella, en el Segundo
Movimiento de la Sexta Sinfonía, su Sinfonía. "Mientras se escu-
che en el mundo la Sexta Sinfonía, el mundo sabrá cuánto te

En los manuscritos de Marchant, este texto figura en una carpeta con la


rúbrica "Mathias-Buch II".
180 PATRICIO MARCHANT A M MI AMOR (1985) 181

amé" palabras de Gustav Mahler. Entendamos: se sabrá no que ("es de Picasso, un pintor, muy importante, me explicó") y un
te amé, sino cómo "era" mi amor. "Mi amor": ¿en la Sexta está anillo de cobre, regalo, de antes de partir, de su ("mi") amor sueco.
dicho, en el "mi amor" de las palabras de Mahler, su amor o el Tercera afirmación o dirección. A M — "mi amor" nombra,
amor de Alma Mahler? ¿Cuál es el sentido del "amor de" o de rebautiza, dice el nombre del nombre de esta exposición: Frá-
"mi amor"? Tendré que volver sobre la cuestión; en todo caso, gil. Lo frágil: fragilidad del amor, de la mujer. Pero, diferencia
no hace mucho supe con certeza, certeza absoluta, que en el fundamental —al parecer, fundamental— entre poner en escena
mundo sólo existen dos clases de personas: los que entienden la fragilidad, esas fragilidades y exponer la fragilidad de toda
el Segundo Movimiento de la Sexta Sinfonía y los insignifican- escena. Pues, aclaremos, una cosa es el descubrimiento del in-
tes, los otros. consciente, su insistir representándose en las dos tópicas y en el
Afirmo, ahora, en segundo lugar que A M amor" es movimiento entre el predominio de la ley paterna (Freud, La-
Alejandra M. Pues hubiera querido, lo confieso, contar esta his- can) y el predominio del habitar materno (Groddeck y la escue-
toria de amor: Alejandra M y su amor sueco. Sé que nunca po- la llamada "húngara"), otra cosa, la constatación que el incons-
dré olvidar la gravedad —como un sacerdote en el momento de ciente se estructura representándose en escenas. Grandes
la elevación— con que Alejandra me habló, sus palabras de "mi escenas, sin duda; con todo escenas fragmentadas. Escenas, ante
amor" sueco. Aclaremos que Alejandra es una dirigente pobla- todo, podemos pensar que por regresión son "pictóricas", pero
cional, especialista en carabineros, Vicaría, abogados, disputas también escenas literarias o musicales (la música más puramen-
de vecinos y, amor de los niños, profesora sin estudios, ense- te musical: Mahler o Mozart, no sólo ellos, pero, ante todo,
ñando a leer. Alejandra trabaja todo el día en su población, ellos). Escenas fragmentadas, dijimos, esto es, fracturadas, vio-
como dirigente y cuidando sus cuatro hijos ( me dijo: "cuando ladas. Pues si un artista será tanto más grande cuanto esté do-
nació el cuarto, no sé quién es su padre —jamás pensé en abor- minado por una escena que se repita a sí mismo, su apoderarse
tar, soy mujer— al ver que era hombre, a diferencia de mis otras de ella, de él (Leonardo y la sonrisa de la Mona Lisa, de Juan
tres chicas, grité loca de alegría: ¡"Es hombre, es hombre, no Bautista, etc.). Dios, al contrario, de existir, consistiría en una
será carne de buitre"! Alejandra trabaja, decíamos, sin dejar de escena única o lo que es lo mismo, "sería" la ausencia de esce-
pensar, salvo desfallecimientos de segundos, en su ("mi") amor na. Así, "somos" esas escenas —fragmentadas, mezcladas, yuxta-
sueco. Amor que, hace ya seis años partió exiliado a Suecia, puestas, violadas— y por ellas nos comunicamos con los otros,
prometiéndole volver a mandarla a buscar. nos excluimos, los unos de los otros, cópulas y disyunciones;
Imposible, inútil, sería decirle a Alejandra que su ("mi") desde ellas, vemos, leemos, interpretamos: ellas nos "viven",
amor sueco, con toda seguridad, debe haber, por su parte, en- nos "son". Por ello, exponer la fragilidad de toda escena no
contrado un, su ("mi") amor sueco. Y si por sus múltiples activi- consiste en mostrar un sucederse de escenas; nuestras "verdade-
dades, no es fácil encontrar a Alejandra en su población, en un ras" escenas son, en realidad, pocas (varias escenas pueden
lugar fijo, sin embargo, si alguien quiere conocerla —conocer la corresponder a una sola); su fragilidad consiste, insistimos, en
inmensa dignidad de una mujer chilena— ello no es difícil. su fragmentación, en su violación (violación, en el sentido de
Necesidad de alimentar a sus hijos, tarde en la tarde, en la los conceptos que Abraham llama anasémicos).
noche, en la esquina de una conocida calle santiaguina, Alejandra Repetimos la pregunta: rebautizada Frágil como A M —"mi
cumple su trabajo. Se la reconocerá inmediatamente: morena, her- amor", ¿A M — "mi amor" nombra lo frágil corno escena, pone
mosa, más hermosa cuanto en su cuello brilla la Paloma de la Paz en escena la fragilidad o, al contrario, nombra, dice, muestra y
182 PATRICIO MARCHANT A M MI AMOR (1985) 183

demuestra que toda escena es frágil? Sin duda lo primero, pero otro, a su alteridad. Palabras en uno y en otro sentido que Ana
sin duda, también: imposibilidad de poner en escena la fragili- María y nosotros (al obligar a elegir y a elegimos, su trabajo nos
dad sin poner en escena la posibilidad de toda escena. impugna éticamente) no quiere, no queremos, oír, es decir, que
—Sigamos el calculado movimiento de Ana María Fernán- no quiere, que no queremos, que se sepa que quiere, que que-
dez. De la plenitud de la mujer en tanto Unidad Dual como remos, oír, estas palabras, por ejemplo: A M "mi amor".
cópula, movimiento que pasa a la violencia erótica del acto de —Amor de Magali por dos libros de Roland Barthes. Barthes
desnudarse, a la violencia de la relación amorosa y llega, como por Roland Barthes y los Fragments d' un discours arnoureux.
supuesto término, a la mujer como objeto, como se dice, de Comparto su admiración por el primero, no por el segundo. Y
consumo: bailarinas o prostitutas. ¿Podría la línea del movimiento conversación, hace unos pocos días en el Tavelli: aquellos au-
interpretarse como una línea de sentido, de destino? De ningu- tores que, al leerlos, nos hacen leer lo que ya sabíamos, lo que
na manera: "Estaciones" podríamos decir, más bien, de la mujer. habíamos ya sentido, como si nosotros mismos, esos sentimien-
¿Y fragilidad? Todo parece más bien como si se quisiera mostrar tos, los hubiéramos podido haber escrito, como si nosotros de-
la violencia de la mujer, la violencia del ser-mujer, la violencia biéramos haberlos escrito; es decir, lo que estaba escrito en
del deseo (el propio deseo de la violencia de desnudarse, el nuestro inconsciente, sentimientos universales que la pasión y
propio deseo del mostrarse en las bailarinas semi-desnudas o "el deber moral de un artista" (Proust) pone, para nosotros, por
en las prostitutas: esos anteojos oscuros que velan —ocultan y escrito. Barthes para la Maga, Proust para mí (aclaro, el. Proust
cuidan— el yo). Pero toda esa violencia es la respuesta a una del Narrador de Le Temps Retrouvé, no Swann, no el joven na-
fragilidad. ¿Dónde está, entonces, la fragilidad de Ana María, de rrador tan cerca del amante de Barthes (pág 20), juego de pala-
la mujer en Ana María? Amo en sus trabajos, en el efecto de sus bras, pequeña acusación a la Maga, no sólo a ella).
trabajos, en especial, esta especial delicadeza. Ana María obliga Pienso en dos momentos en los que M.M. llama el "des-
a elegir —ese asentimiento progresivo, como decía Barthes- pués inmediato y solitario" o la Tele(no)vela, la reflexión que
más bien, obliga a elegirse en dónde reside su fragilidad —y sigue al encuentro, los reproches por lo que se dijo o se dejó de
nuestra fragilidad—. ¿Fragilidad común, cópula de escenas, que decir o hacer. Pienso en sus dos escenas, escenas tan distintas:
se encuentran en tal o cual acuarela, fragilidad común que es The Indian Song y la Maja Desnuda. Ciertamente, esas dos es-
su exposición como conjunto o —hipótesis por la cual me incli- cenas deben ser importantes, fundamentales, para M.M. Pero
no— fragilidad que no se encuentra como un trabajo "presente" ¿cuál es su relación: diferencia, oposición, complementación,
en esta exposición, "presente" por el efecto de su ausencia? Si etc.? ¿O una de ellas —o las dos— dependen de otra escena, más
me inclino por esta última hipótesis, debo señalar que ese tra- fundamental, más arcaica? En todo caso pienso, es decir, pensé
bajo puede estar no sólo no-presente, se puede tratar también lo indicativo que sería —no indicativo de un futuro, sino de una
de un trabajo aún no realizado; incluso puede consistir todavía comprensión, dejo la ambigüedad del término— el regalar, por
—ese respeto con que Ana María al "exponer" a la mujer, la parte de M.M. una reproducción de una de las dos escenas. (Sé,
oculta— en palabras, palabras anteriores a su realización pictóri- lo supe después, a quién M.M. le regaló una serigrafía de la
ca. Estas palabras: "las palabras que me faltan", en el doble Maja Desnuda). Pues frente al sueño de The Indian Song, esto
sentido, que he explicado en otra ocasión, de ese faltar: las se deja leer en la Ma-j/g-a desnuda: la desnudez de un ven.
imprevisibles palabras del otro que me faltan, las propias pala- Ven, en el sentido de Blanchot y Derrida. Le pas-au delá:
bras que me acusan, que nos acusan, porque falta de respeto al "Ven, vengan, ustedes y tú, ven qué no sabe de orden, ruego o
184 PATRICIO MARCHANT A M MI AMOR (1985) 185

espera". D'un ton apocalyptique adopté naguére en philosophie: c) te digo a ti mi amor por ti, ese amor por ti que existe sin
"en ese tono afirmativo, "ven", no marca en sí un deseo ni una ti, es decir, que es, primero en mí y desde mí se concentra en ti
orden, ni un ruego, ni una petición". Simplemente, total desnu- y, al mismo tiempo te digo que tú eres el objeto de mi amor.
dez, de decir: "ven": llamada sin llamado, que le dice al otro que, Esto es, ¿qué relación se establece entre "yo como mi amor"
de venir será recibido como otro, en el respeto de su alteridad de o "el amor en mí" y el otro al que llamo "mi amor", "mi amor"
una ausencia inagotable. su nombre. ¿Cuándo, por qué, con qué razón o derecho, qué
Pienso finalmente en la actuación de M.M. –y di Girolamo y ley rige –ante todo, permite– que a X pueda decirle, pueda
otros– en el Fotoromance y sobre todo en la Foto(no)ve/a: la llamarlo: "mi amor"? Sobre todo, ¿quién me autoriza, pues, de
retención corno exterioridad de lo "íntimo" de la pasión o del hecho me sé autorizado para hablar de "mi amor" –y la parado-
sentimiento. Pues más allá de fragilidades técnicas –¡cuánto im- ja de la situación se complica y se explica mejor si se trabaja
porta el dinero! – esos momentos retenidos constituyen el único una situación extrema, extrema pero en absoluto banal– cuan-
trabajo o comienzo de trabajo artaudiano que he visto en Chile. do "mi amor" en nada corresponde a mi amor? ¿Simple inma-
Ahora bien, desde el título mismo y como reiteración, insis- nencia, asunto privado, locura amorosa o, más bien, al contra-
tencia en esa, llamémosla así por ahora, proposición: "mi amor". rio, al llamar X "mi amor" marco necesariamente una
Entonces, cuarta afirmación, cuarto destino: A M "ini amor" tra- trascendencia? Pero, nuevamente, ¿cómo es posible esa trascen-
baja, está destinada, a la "proposición": "mi amor". Traduzco dencia si el otro –otro status que lo que es mío, mis cosas, por
uno de los primeros envíos que constituyen la Carte Postale y ejemplo– no comparte mi amor? ¿Es absurdo, constituye lo in-
sobre cuya belleza y profundidad fue precisamente M.M. quien tratable (Barthes) del amante decir: X es "mi amor" –"llenaría
me llamó la atención. Envío del 3 de junio de 1977: toda mi vida", "sería toda mi vida"– si ese amor no me corres-
"y cuando te llamo mi amor, mi amor, ¿es a ti que llamo o ponde? ese X, esa X que amo, ¿no debería, acaso, decir? Digo,
llamo a mi amor? Tú, mi amor, ¿es a ti que nombro de ese modo,— sin embargo, e insistimos en que una razón, una ley me lo per-
a ti que me dirijo? No sé si la pregunta está bien formulada, ella mite decir: "mi amor".
me produce miedo. Pero estoy seguro que la respuesta, si ella Y, por cierto, no debe confundirse la "proposición": "mi
me llega un día, me llegará de ti. Tú solamente, mi amor, tú sólo amor" con la figura: Je t'aime (Fragments, págs 175-183). Como
la habrás sabido. "proferir repetido del grito de amor" je t'aime, señala Barthes,
Nos hemos exigido lo imposible como lo imposible, ambos escapa a la pertinencia, a la sintaxis, no tiene empleo fijo, per-
dos. formativo sin matices, sin continuación, que no alcanza a cons-
"Todo ángel es desolante", bienamada. tituir ni siquiera una frase (no tramita ni almacena sentidos); es
Cuando te llamo mi amor, ¿acaso te llamo, a ti, o acaso te algo arrojado (jeté), no es un síntoma, es una acción, acción de
digo mi amor?; y cuando te digo "mi amor", acaso te declaro mi una fuerza contra otras fuerzas. Je t'aime: repetición incansable.
amor o tal vez yo te digo, a ti, "mi amor", y que tú eres mi amor. "Mi amor" escapa igualmente, como el "te amo", como afirma-
Quisiera decirte tantas cosas (La Carte Postale, págs 12-13). ción pura, a la gramática y a la lógica. Pero al decir "mi amor"
Esto es, resumen, si te llamo "mi amor", posibilidades: está presente la intención (por más que no se repare en ello,
a) te llamo a ti o llamo (sólo o primeramente) a mi amor por más que necesariamente, en menor o mayor grado, se la
por ti. infrinja) de, a partir, a través, de "mi amor en mí", saliendo de
b) te llamo a ti o te declaro mi amor. mí, de trascender, de decir algo, esto es, de tocar: tratando de
186 PATRICIO MARCHANT A M MI AMOR (1985) 187

no tocar, la alteridad del otro, el temblor de su inagotable au- algunas ideas— me indicó que podían leerse como: a Marchant.
sencia, de su pérdida siempre ya ahí. "Mi amor" (la persona que Ciertamente. Ello, sin embargo, es la pregunta, que yo no
amo, mis hijos, extendiendo el uso de "amor", "mis amigos") puedo por definición contestar, si A M "mi amor" —su fragili-
constituye, marcando el mi, la paradoja de tratar de salir de mí; dad— se extraviará (jamás totalmente) o volverá (ojalá que no
o dicho de otra manera, aparentemente opuesta, en realidad lo totalmente) a mis manos.
mismo: constituye el intento por llenar mi "mí" de lo que el otro Imposibilidad de saber si he escrito algo que salga de mí,
es —supuesto que ajeno a la locura ontológica, sé que el "mí", la escritura —esa incesante repetición— constituye el intento por
sin el otro, como el otro sin "mí", nada "somos". "Mi amor" escribir: "mi amor". Palabras de Blanchot en Pas au-delá: "En
constituye, entonces, el intento de ser yo, a partir de lo único los bordes de la escritura, desde siempre obligado a vivir sin ti".
que puede "hacerme" corno un yo: el otro; constituye, así, el
intento por corresponder a lo enviado por el otro —eso enviado (Nota Final)
que sin mi corresponder no sería. Egoísmo de ser que se anula
(en principio) como egoísmo, "mi amor" —préstamo del nombre Simple análisis del significado, desconocimiento de la pro-
lo llamamos en otra parte— es la condición de posibilidad de ser blemática real —las condiciones trascendentales de la verdad—
"yo" un "real" yo; violación, intento de violación de mis apro de la Letre volee, argumentará un lacaniano. Ningún análisis de
piantes escenas, su caer ante la desesperación por respetar al la diseminación que trabaja Le Facteur de la verité, argumentará
otro en su alteridad, "egoísmo" que intenta liquidarse como un derridariano —y ambos con razón. Explicación: condición
generosidad. "Mi amor" es siempre frágil y desde "mí" —"mí" particular de este breve texto, que lo acerca más al status de los
que todavía no es, que será si alcanza a serlo— hace frágil mis Fragmentos que a una discusión sobre la verdad o sobre la ins-
escenas: mi autoviolación (anasémica). Si nada más lejano que cripción de la verdad. Tómesele, entonces, como un simple
el Je t'aime a "mi amor", amor en la afirmación o proposición: momento de un trabajo por cumplir sobre el "status" del présta-
«mi amor". mo del nombre o de "mi amor". O como un escuchar la Sexta
Y por todo lo anterior, quinta destinación posible y necesa- Sinfonía para responder a esta exposición.
ria de un modo especial, de A M "mi amor". Dijimos, contra la
metafísica falogocéntrica de Lacan, demostración de Le Facteur
de la verité, toda carta puede no llegar a su destino. Agregue-
mos finalmente: pudiendo por definición no llegar a su destino,
una carta —todas de amor— carente de un verdadero "mi amor",
llegará, con todo, necesariamente a un destino: de vuelta a quien
la envió. Al contrario, una verdadera carta de amor, por defini-
ción, pero sólo en parte, se extraviará, se extraviará en la alteri-
dad del otro; no será, en parte, devuelta; no tendrá, en parte,
respuesta, no debería admitir respuesta (consúltese, sensu con
trario, el "no hay respuesta" como el rechazo total del je t'aime,
tal como Barthes lo analiza). Aparente perversidad —o ingenio-
M.M conversando sobre las iniciales A M —le había señalado
189

ABAN-DONAR (1986)

—"Enredada un poco por este "dios de


hombres"' (débiles) (a los cuales las
mujeres buscan debilidades) (como
siempre)".

Como siempre —continuamente, obsesivamente. Leo, trans-


cribo, lo que me has entregado, tu don, tu lectura de esa escena
—no puede ser la única— que en "mi" libro falta. Escenas. En los
dos cursos que me has seguido (dejo su curso al juego abusivo
de la frase), Lady Spencer —así te he llamado siempre desde la
primera vez que no pude descifrar tu nombre de pila en una
prueba— siempre te has sentado, tu posición en la escena, en
una punta, en primera fila y siempre has tomado notas de todo
lo que digo, sin parar, incluso cuando callo, continuamente,
obsesivamente. He repetido y subrayado continuamente, obse-
sivamente, la palabra, siempre, como si —y así— escribiera tu
siempre (como siempre) contra otro siempre, tú sabes dónde
ubicarlo. Lo sabes también: hago mis clases siempre sin mirarte
pero, de soslayo, observo, continuamente, obsesivamente, tu
continuo escribir, seguridad que me das. Me gustaría leer lo que
escribes, seguro que no sólo anotas lo que hablo, sino también
—o ante todo— observaciones personales, críticas, aprobaciones,
preguntas. ¿Me dejarías tu cuaderno —don de lo escrito?
Mis amigos no te quieren, Lady Spencer. Te envidian —ima-
ginación, invención mía— porque habiendo leído tan pocas par-
tes de "mi" libro, al igual que tú, no hayan sido capaces, ellos
de encontrarme en falta, capaces de señalar una escena que
falta. Por ello, estarían felices si les dijera que sólo aquí, en el
papel, te tu leo —dejo el lapsus— te tuteo. En realidad, sólo soy
El Dios Triste.
190 PATRICIO MARCHANT ABAN-DONAR (1986) 191

su profesor, Eme Ele Spencer —pura casualidad, por cierto, por caso, Ud., Lady Spencer, "levó anclas" (Pero, ¿por qué es tan
suerte, esa coincidencia: Eme Ele. Pero sólo a Ud. —que yo sepa— importante la firma del otro, así mi autoanálisis y la firma de
se le ocurrió leer de este modo: "leer sólo los subrayados de Margueritte Derrida).
esta página. "Que toma la palabra, por eso, el poema, el poema, Preguntas: ¿Es posible leer las escenas que faltan sin trans-
se aferra, por eso, pasa a ser, es decir, imponer, es decir, ofrecer ferencia? ¿Que papel juega la "economía libidinal", la relación
y dar, una mujer como madre, fuerza, fuerza, madre". personal, en tal lectura? Si la transferencia trabaja, sin duda, la
Como siempre. Si Ud. Lady Spencer busca siempre, conti- lectura de las faltas, problema de la lectura de las escenas de
nuamente, obsesivamente debilidades en los hombres, la mayo- quienes no se conoce o de quienes, cuestión de tiempo, de
ría de las mujeres, al contrario, y Ud. lo sabe, continuamente, muerte por medio, personalmente es imposible conocer. Se verá:
obsesivamente quieren siempre, debilidades: hombres-niños. lo que está en juego en la lectura de escenas que faltan es, más,
—"No saber del no-abandono, de la cruz. ¿Por qué habrá mucho más, que la transferencia (sicoanalítica), otra transferen-
puesto guión entre el "no" y el "abandono"? (A lo mejor es cia: una transferencia postal, testamentaria. O, al mismo tiem-
como eso del a-lejamiento)". po, como un casi lo mismo, la cuestión de las cuestiones, la
En el curso anterior —sobre la fotografía— trabajamos bas- cuestión del nombre propio —de uno mismo y del otro.
tante la noción de a-lejamiento, Ent-fernung. Vi a Lady Spencer III. "El profe dice que ella' iba a abandonar a muchos dio-
—fue hace tres años— una cierta, leve transferencia hacia mi per- ses. Abandono, aban-donar, (aban)donar (?)".
sona, su manera de escribir y entender. (Otra Transferencia, fun- Axioma I. (Sobre el concepto de axioma Der Satz von Grund,
damental esa vez —Eme Ele— la descubrí, años antes, también capítulo tercero). Todo escrito es una carta (más exactamente,
primeramente en su modo de todo anotar y de todo entender). una divisible tarjeta postal: La Carte Postale; toda carta es una
Freud: "Ya desde mucho tiempo veníamos advirtiendo en la orden o la respuesta a una orden.
sujeto, los signos de una transferencia positiva hacia el médicc5,-- Axioma II. Una orden que, desconocida conscientemente
y pudimos atribuir, desde luego, a esta actitud suya, su docili- en su existencia, se la ha, sin embargo, aceptado, se la puede
dad, su aceptación de las explicaciones que le dábamos en el desobedecer, se llega a desobedecerla, sólo si, inconsciente-
curso de análisis, su excelente comprensión y la claridad de mente, se la cumple, se la obedece. Lógica de la hetero-cripta:
inteligencia que, en todo, ella demostraba" (Observaciones so- obedeciendo se desobedece, se desobedece entonces cuando
bre el "amor de transferencia") la cumplida obediencia.
La cité a mi oficina —lo hago siempre en casos parecidos— IV."¿Por qué no habrá inflado (subrayado) esa palabra aban-
para hablarle de su transferencia y disolverla. Analizar. Análisis donar? Dar un dios, él justo subrayó que no se trata de imponer
designa, para Sófocles, liberar, la resolución de un problema un dios, pero, ¿y si fuera así?".
para Aristóteles y para Plutarco, y para Flavio Josefo "levar an- "No, los Dioses jamás se inventan, los Dioses son un modo
clas" (René Mayor). Su aceptación: "No me lo hubiera imagina- de habitar" (p. 157) Esto es, cuando son la gloria, o simplemen-
do jamás". Freud, Die Verneinung. Su problema mayor, por suer- te, la forma de un habitar —los Dioses no se imponen. Así el
te, quise decir, por cierto, era otro: se trataba que le firmara su Dios Triste de los cristianos, de los chilenos en particular. Pero,
decisión de la defunción —de un otro (¿Quería hablar conmigo, tal vez, acaso lo que sucede es que no se ve la imposición ya,
sin atreverse a hacerlo o aprovechó la ocasión que le di para
sacarme la firma? ¿Nos hicimos la trampa mutuamente?) En todo G. Mistral.
192 PATRICIO MARCHANT ABAN-DONAR (1986) 193

antes, mucho antes, ya efectuada. ¿Efectuada por quién? "Al- ces, su nombre corno saber, es decir, como "religión"; poema la "teo-
guien" o las "determinaciones históricas". ría" del seno bueno y del seno malo; el nombre a-propiado como
¿Por qué Hermann, Nicolas Abraham se dicen, continúan saber y como técnica análitica, altamente operante, por lo demás.
diciéndose freudianos si de hecho están tan lejos de Freud? ¿Por El sicoanálisis: ese poema donde, como la decadencia de la
qué guardan el nombre de Freud? ¿Por qué —viejo temor de filosofía otra cosa, el pensar y la religión, se refugia y ataca la
Freud— no fundaron otra escuela, con otro nombre, con sus cuestión del nombre. Lévinas y Derrida, Abraham y Torok ahí
nombres? Freud a propósito de El traumatismo de el nacimien- donde se destaca la cuestión del nombre, superioridad del pen-
to de Rank: "Cualquiera otro se hubiera aprovechado del descu- sar. Por tanto, una vez descubierto el secreto de Freud (Freud:
brimiento para declararse independiente" (Iones). alegre; Fraid, mujer, en yiddisch), su deseo de ser su nombre,
Ingenuidad de tantos años, mi respuesta. Ajeno a deseos o de desarrollar una "ciencia" es lo que todo lo por descubrir
intereses personales, continuidad en el trabajo, en el "objetiva- estuviera de antemano descubierto, cubierto por su nombre,
mente" fundamental descubrimiento de Freud (el "continente por su firma —todos los "verdaderos sicoanalistas, sus hijos—, es
sicoanalítico" como lo llamó ese otro ingenuo, Althusser). Rea- ahí, entonces, cuando Abraham y Torok pueden seguir llamán-
lidad: Freud se pensó a sí mismo, como es sabido —su poema— dose freudianos; es decir, no necesitan llamarse por sus nom-
como "científico"; el lenguaje del sicoanálisis corno lenguaje bres, pueden llamarse de cualquiera manera, incluso —¿burla
provisorio que ya encontraría su sólido fundamento ("su roca inconsciente?— "freudianos" —de repente también a uno se le
viva", es decir, su madre, Análisis terminable e interminable ocurren cosas. (El libro de Francois Roustang Un destin si lunes-
—Freud, ¡pon atención a lo que escribes!) en la biología, en la te, insiste en la cuestión de la transferencia como fundamental
física en definitiva. Igualmente, "científico" se piensa, se cree en la relación entre los sicoanalistas; se refiere igualmente cons-
—su poema— de Hermann. El Instinto Filial: "Nuestro método es tantemente a la cuestión de la "deuda" y a la del nombre, pero
eminentemente comparativo. Coordina los hechos obtenidos por' se le escapa ese todo que se juega en el nombrar el nombre.
experiencia sicoanalítica, por una parte, y los hechos sacados V. "Vuelvo a leer todo a ver si hay huellas de "donar". Pero
de la zoología de los primates, por otra". Es Abraham, quien si fuera esto, si la cosa fuera por aquí, el texto tendrá subrayado
poetiza el poema del poema, es Abraham y María Torok quienes pedazos de palabras. Parece que él nunca subraya pedazos de
poetizan las nociones de cripta, de hetero-cripta (o "fantasma"). palabras. Busco. Sí, unas páginas más allá ha subrayado muchas
Y es en el cruce de Abraham y Torok con Derrida que el sicoaná- veces el principio de una palabra (pene)3. Entonces, yo también
lisis radicalmente "se desencoge" como poética general del nombre. puedo subrayar el final de otra. Donar. Eso suena bonito... Se-
Así, resumen mínimo, indicación del trabajo de María To- guro que no me atrevo a preguntarle al profe, pero estoy segura
rok y Barbro Sywan sobre el nombre corno su teoría o su teoría que el debió subrayar la palabra aban-donar."
como su nombre, de Melanie Klein. Melanie Reizes, su "verda- Lady Spencer me respeta y se respeta, su lógica: si yo lo he
dero" nombre, es decir, "nave oscura de la excitación, de la hecho, ella también puede hacerlo. Lady Spencer se pone enér-
masturbación" y hetero-cripta del fuego de los antepasados Rei- gica: "debió subrayar".
zes —se comprende por qué Melanie Klein conservó el nombre Lady Spencer me entrega más materiales. Gracias a ellos
de su ex esposo. Y Mel de Melanie (o de Mellita, su hija, o de comprendo qué energía —más allá de una leve transferencia
Die Melon nombre de la obra escrita por el hermano menor, el
hermano Klein) ese "Mel", que en húngaro suena: seno. Enton- Penetrar.
194 PATRICIO MARCHANT ABAN-DONAR (1986)
195

(recíproca)— hizo posible su descubrimiento de una falta de —la cruz es aquello que nunca abandonamos
una escena. Si antes, lo dije, le firmé una defunción, nuevamen- (la madre es aquello que nunca damos)
te cuestión de firma. Su vacilación respecto al pasaje del libro, —la cruz es aquello que nunca nos abandona, ella.
en que quiere que se lo firme. Eligió primero un pasaje, luego (la madre es aquello que nunca se da, ella)"
otro. No se da cuenta de la relación entre ambos. Firmo al lado (¿Qué dice, Lady Spencer? Le subrayo: la madre nunca se
de "representation of the excesive need for narres, through whi- da, ella.)
ch named ceased to signify" (Lady Spencer modifica con otra "Se dice con simplicidad: "Existe una ley". Y cuando se
entrega, otro envío, otro don el final del texto en inglés: "To dice una ley, eso no quiere decir que esta ley esté definida y
know, in a word, that all words are only the use of certain words que baste conformarse a ella, pues, precisamente, existe una
-ever more" Ever more y no just that. Lady Spencer no ama a ley, pero no se sabe lo que dice esa ley" (Lyotard). Double bind
just that, eso es evidente, siempre, continuamente, obsesiva- de la ley, según Derrida: "tú debes, luego no puedes". Y Derri-
mente). Ese firmar: deseo que los nombres no signifiquen por- da lo muestra en Vor dem Gesetz, El Proceso, la Segunda Crítica,
que significan mucho, significar o no significar, secreto que yo, el esbozo freudiano de 1875 y Totem y Tabú: los mismos con-
pére sévere: perséve (Lacan) guardo, no será divulgado. ceptos, las mismas metáforas, los mismos gestos (la sublima-
Su temor —nuestro temor, el temor que debiera ser el de ción, por ejemplo), el mismo resultado. Conceptualmemte, los
todos: una hetero-cripta en nosotros, un muerto en guardia, su campos son distintos: "literatura", "filosofía", "sicoanálisis", sin
constante vigilia, vivo porque muerto, que obliga nuestros pa- embargo, la escena es la misma. Escenas y escenas. En parte
sos. Como si ese acudir, cuando me quedaba paralizado en el alguna —salvo en el deseo— un todo, una realidad, un ente, un
avance del texto al Requiem haya constituido un a-lejamiento dato simple. Simplificado pero no simplificando un momento
—Ent-fernung de un muerto, el Requiem la apropiada música. esencial: entre Tomás de Aquino y Lord Bertrand Russell, nin-
Escribir, entonces, tal vez, seguramente, para vencer a un mue-f-- guna diferencia: necesidad de creer que algo es". Impresionan-
to. Grünewald, bosque, selva verde, (me lo señaló un alumno); te demostración de Hermann, confirmación anticipada de la pos-
escribir para romper mi guardia, para salir en marchant. terior teoría de la anasemia de N. Abraham: desde el inconsciente
Y como agregado: hoy, 11 de noviembre pasa por mi ofici- "bajan" conceptos que hacen posible descubrimientos (y erro-
na, pura casualidad, por cierto, una bella ex-alumna, a saludar- res) científicos. Si paralelismo, por ejemplo, entre la teoría de
me, su cortesía. Me cuenta que perdió clases por culpa del sa- los conjuntos y los procesos del inconsciente, paralelismo en-
rampión. Le insisto en que toda enfermedad es siempre cuestión tonces también, debemos deducir, entre la teoría "normal"
del nombre de un otro, en una determinada, precisa relación; (euclidiana) del espacio y la estructura del aparato psíquico. Des-
que seguramente se enfermó para tomarse un tiempo para una viaciones patológicas, fuente de descubrimiento (y errores) científi-
decisión o una culpa. Me confiesa que decidió —durante su en- cos, pero también fuente de necesarios poemas —defensas-- en la
fermedad— terminar una relación. Le firmo —a eso venía— su forma de teorías filosóficas y religiosas. Bochar, Fechner, Darwin,
decisión: amo la felicidad de las "jeunes filles en fleurs". Pura Brouwer, Hilbert, Cantor y Rusell, estudiados por Hermann en "Pa-
casualidad, también, por supuesto, que se llame Claudia S. ralelismo". El compadre Cantor —le señala Hermann— sosteniendo
—"Leo donar donde diga abandonar. bajo el seudónimo de Leo Gadde, en 1904, que María Magdalena
—no saber del no abandono de la cruz era la madre de Cristo (¿donde se podrá conseguir Oriente Lux?).
(no saber del no-dono de la madre (?)) Escenas: honestidad, contar lo que se sabe —si se sabe algo
PATRICIO MARCHANT ABAN-DONAR (1986) 197
196

y el saberlo puede tomar una vida ("tomar una vida": casi un para saber cuál Dios era el Dios del habitar chileno o latino-
nombre casi propio— de sus "propias escenas"). Y si de lo que americano. Así recorrido, entonces, de los múltiples Dioses, cuyas
se trata es de exceder —cuanto posible— la clausura metafísica, debilidades se le van rápidamente revelando, ella botándolos.
sólo es posible señalando las escenas que faltan. Faltar necesa- Finalmente, después de una seria falta (pág 183), mi vacilación,
otra falta, escribir que el poeta reconoce, descubre al Dios-
rio de las escenas (sólo Dios tiene o es un nombre propio —o un
nombre sin nombre; sólo Dios es una escena —o es lo sin esce- Goethe, la escritura. Pues, entonces, corno si todos los Dioses
na. Imposibilidad, por tanto, que Dios "sea": Autrement qu'étre —incluido el Dios-Goethe— estuviesen allí como realidades, su
si autrement). Así, al mostrar las escenas que faltan, a un texto mayor o menor fuerza (ante todo el Dios Padre, Dios Triste y
que sostiene el poema general de las escenas que faltan, seña- Cristo en la cruz, oculto por el gesto de Judas). Los dios Dioses
lando esa falta, refutando, si se quiere decirlo así, un momento están allí, pero el poeta no mide a un Dios-escritura, que "in-
del texto, se produce la confirmación de la teoría general: en un siste" en Chile, en Latinoamérica. No lo mide, lo da, no como
mismo gesto, refutar y confirmar. regalo, como imposición, al contrario. Esa orden, esa imposi-
Por cierto, ciertos discursos se pretenden como discursos ción, ese parto —la poeta fecundada por Dios, nombre anásemi-
sin escenas: el discurso universitario, ante todo. Obedeciendo co del padre como nombre, del nombre del padre— Lady Spen-
sin ver lo que se obedece —otra cosa, entonces que un "verda- cer lo sintió, lo captó perfectamente. Y necesidad de esa
dero", "efectivo" obedecer— se puede leer sin darse cuenta que imposición: el poeta sabía que para que la raza mestiza se cons-
se está leyendo —en el modo de callarlo— la escena del discurso tituyera como tal y dominara era necesario que escribiera: sólo
universitario. Y ningún discurso universitario más "perdido" ("per- hay raza cuando hay escritura (en sentido general) y una vez
dido" sin "perderse" efectivamente, sin aparente autonomía) que la raza se constituye podrá, deberá, luchar contra el invasor
discurso sin —negativamente— claro status, que el discurso filo- (Estudios Públicos, N° 18).
sófico o sus compadres, el discurso sobre literatura y el discurso Don de Dioses (importancia, callada, del apellido Donoso
sociológico-político (se entenderá: una escritura no falogocén- en el texto, trabajándolo) orden, imposición a los chilenos en
trica, sin distinción de génesis no puede tener status, no signifi- particular, a los latinoamericanos, en general, que el poeta da.
ca —Be-deuten— nada. Don, consciencia del don y, por tanto, reconocimiento de la
VII. (La escena que falta) cuestión del testamento. ¿Hasta qué punto el poeta imitó el ges-
—"Inventar uno, imponer uno como Dios, hay que darlo, to de Freud (Freud, por su parte, obedeció el gesto de Platón,
entregarlo hecho y obligar a que vean que él es el dios, ese dios La Carte Postale), en su orden y como su orden, todo lo que se
es el que ella quiere, un dios para hacerla madre, madre de los escribiera después de ella como de ella. Esa afirmación en Con-
hijos que escriben (ahí está), hay que darlo, darlo; por eso dejó cepción (1982). "Lo único que resulta posible (es decir, más
a todos los otros, para poderlo dar, dar con la fuerza de las bien, necesario) es postular la presencia, la acción —sin poder
letras, pero a través de él poder tener hijos, muchos hijos, a todos explicar su surgimiento— de una Forma Inconsciente Generante
los hijos que escriban y que escriban su mensaje, su mensaje". (esa "fórmula" era una palabra vacía para un problema real ahí,
Dejando a un lado la mala imitación de mi estilo, aquí la ese año) que determina un "contenido latente"-, estructurado en
escena que me falta. forma articulada y un muy diferente "contenido manifiesto" de
Mi insistencia, más pronunciadamente que en el libro, en esa poesía: una forma lógica que llama ser recibida y predeter-
explicaciones sobre el libro: la Mistral quiso medir los Dioses mina lógicamente lugares precisos, modos precisos de poetizar.
198 PATRICIO MARCHANT 199

Así, entonces, paso del árbol arcaico al árbol fálico, por ejem- ¿QUÉ PUEDE HACER UN POBRE HOMBRE
plo, en el Canto General: el río (mismo sentido anásemico que
en la Mistral) árboles fálicos Los Libertadores? ¿Toda la poesía FRENTE A UNA MUJER GENIAL? (1988)
chilena, bajo la firma de la Mistral? ¿O parte de ella? No lo sabe-
mos. En todo caso, odediencia nuestra, nuestra obediencia, en
"Dos Veces Cecilia". Estas frases "mi firma-tu firma", la misma (Las opciones críticas como determinaciones
economía de la escritura del poeta y la escritura del texto, la transferenciales)
Mistral erigiéndose como Padre, Madre, Palabra de todos noso-
tros. ¿Obediencia, entonces, fielmente cumplida, de tal modo
fiel —con un suplemento de ayuda, Lady Spencer— que me libe-
ra, nos libera al escribir? ¿Me o nos libera al escribir sobre la
Mistral, me o nos libera al escribir sobre la poesía chilena o, Especial dificultad, imposibilidad de varias semanas, de es-
simplemente, me libera de la Mistral —de una forma de escribir? cribir esta ponencia cuyas tesis centrales, en forma oral, como
"La película se llamaba "Reto al destino". Lo recordé leyen- lo hice, por ejemplo, en escenas de conversación, podría expo-
do "Desolación 5", un poco molesta con Ud. por haber buscado ner con facilidad. Pero, necesidad, al escribirla, de no ocultar su
el vacío de tumba de C. M, sus sueños en Pére Lachaise y nom- origen, sentido y alcance, esto es, necesidad de repetir el ritmo
brarse a Ud. mismo como padre muerto. (Antes no había en- de las asociaciones que me condujeron a dichas tesis, cuyo con-
contrado tan triste esta parte). tenido, su "contenido objetivo", como diría un aficionado, sólo
¿Era necesario terminar así, con un epitafio?" esto son: desechos de ese ritmo. Con el ritmo en el oído, texto
Querida Lady Spencer, María Ledya Spencer. ¿Su último en- que fue escrito en una mañana.
vío? Antes, en uno de sus envíos, aunque no le gustaba el título— De la fundamental teoría sicoanalítica de la transferencia,
Desolación (pero creo haber explicado con claridad en el libro atención, aquí, sólo a este momento: la vida amorosa del indivi-
los dos momentos que la "desolación" contiene), no encontraba duo, sujeta a un cliché (cliché, término de Freud), compuesto
triste la serie de cinco Desolaciones, al contrario, las veía como de dos estratos; de deseos que llegan a ser conscientes para el
afirmación de vida. ¿Por qué ahora habla de "epitafio", al igual individuo y de deseos cuyo desarrollo fue reprimido y así, re-
que lo han hecho Acta Literaria o El Sur ("Epitafio" al parecer primidos, perduran, insatisfacción fundamental, en el incons-
en su sentido corriente, no, corno lo es, como escritura, todo ciente —infantiles, por cierto, ambas clases de deseos. Si infanti-
escrito). No lo olvide: Grünewald: verde selva, lo escrito se eri- les, aquellas situaciones o "escenas" que repiten la escena in-
ge, ataca y defiende, hermafrodita, como el paraguas de Niet- fantil fundamental son particularmente aptas para revivir los
zsche (y de Heidegger, Éperons, de Derrida). Pues ¿quién po- deseos primarios. Estas "escenas", ejemplos clásicos: analista-
dría determinar, detener, el juego económico que se juega en analizado, analizada; confesor-penitente; profesor-alumno, alum-
P.M. = Padre Muerto-diseminación? Me limito a repetir, comple- na; esto es, relación niño-imago del padre, de la madre, del
to esta vez, el comienzo de Don Giovanni: Voglio fare il gentil: hermano o de la hermana. La tarea del sicoanalista consiste en
uomo et non voglio pilt servir. Y le agradezco que "palabras que utilizar la transferencia para, primero, traer a luz esos deseos
me faltaban", esas "imprevisibles palabras" que están en uno de inconscientes, y luego, para gracias a esa toma de conciencia
sus envíos, no le diré cuál. del analizado o de la analizada, "liquidar" la transferencia, un
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grado de "libertad" que gana el sujeto en la elección de sus ra Madre" queriendo decir eso que el inconsciente sabe imposi-
objetos amorosos. (Por cierto: no se trata ni mucho menos de ble, y precisamente porque lo sabe imposible, Madre fiel, pura
aceptar sin más el sicoanálisis cuyos contenidos pertenecen al porque fiel, Madre-Virgen, Madre buena. Fidelidad, parezca, ser
Discurso Metafísico occidental en momentos fundamentales, "Madre-buena" de la Madre que al inconsciente no engaña; esto
cuestión, que nadie podrá negar con seriedad, después de Ni- es, infidelidad esencial, constitutiva de las Madres que Freud,
colás Abraham o Derrida –y en la lógica de la crítica de Derrida, pero sobre todo Imre Hermann, Nicolás Abraham y la propia
los ensayos de Sarah Kofman, por ejemplo, sobre la utilización Mistral lo demostraron, demostración sobre la que volveremos.
del término cliché por Freud: La camera oscura. De l'ideologie–, "Verdadero hijo" de la Mistral lo será entonces aquel crítico (o
así como nadie podrá desconocer tampoco los efectos que la aquel sub-conjunto de críticos afines) que sea el más fiel intér-
transferencia provoca en la formación de los sicoanalistas, re- prete, el más fiel defensor, el más fiel profeta de la Madre-Mis-
mitimos a La Carte Postale y a los libros de Francois Roustang, tral. Fidelidad del hijo corno grito desesperado, que es grito que
tan conocido este último, como es obvio, en Chile, como Abra- solicita una Madre fiel, hijo que intenta que su esforzada fideli-
ham y Derrida; pero en todo caso, en este caso, sobre los efec- dad se convierta, realice este milagro, que esto suceda: que su
tos de la transferencia en las "escenas" clásicas ya citadas, cues- fidelidad sea la fidelidad de la Madre.
tión que no admite dudas). Pregunta: ¿por qué no agregar, ade- Que esta relación de transferencia positiva –examinaremos
más, a esa lista de "escenas clásicas" la relación: crítico-crea- un caso de transferencia negativa hacia la Mistral–, domina la
dor?. En general, esto es, como teoría general del deseo crítico, crítica mistraliana (chilena), situación que difícilmente alguien
teoría indispensable en estos tiempos de fin de la crítica litera- intentará negar con seriedad. Relación que explica ese peculiar
ria; crítica literaria, esa invención de la época del Sujeto, cues- lugar aparte que ocupa la crítica de los "mistralianos"
tión, es obvio, otra vez, del libro famoso de Lacoue-Labarthe y –"hijos de la Mistral"– en el conjunto de la crítica literaria chile-
Nancy: L'absolu litteraire, famoso y conocido en Chile con igual— na. Atmósfera de una especial pasividad que no se contrapone
profundidad, por ejemplo, que Signéponge o el conjunto de los a una determinada –pero con límites fijos, insuperables– activi-
volúmenes publicados de la Gesamtausgabe; en general, decía- dad: demostrar por medio de trabajos y esfuerzos que se es el
mos, como en particular, referida al conjunto de la crítica de hijo "verdadero". Pasividad, atmósfera de "gaycriticism", real o
una obra importante. Y, en cuanto a Chile, ¿por qué no pregun- ideal; de todos modos, el término "pasividad" resulta ser el
tar por el deseo crítico, por las relaciones de transferencias, en- más adecuado. Y pasividad que permite comprender por qué
tre esos deseos, hay otros deseos –políticos, por ejemplo–, en la Mistral ha sido elevada a la categoría, casi al lado de la
primer lugar o fundamentalmente respecto a la Mistral, si en la Virgen María, de Madre de Chile, ya no sólo por los "mistralia-
mitología chilena la Mistral aparece, como es patente, como la nos" en situación de transferencia, sino también por quienes
Madre por excelencia de los chilenos. Entendamos: Madre por han oído hablar, pero nada han leído, de su obra. Pues, evi-
excelencia porque Madre sin hijos. Si existencia de una Madre dencia, pasividad ante la Madre sin falta, la Madre buena, la
por excelencia, posibilidad que se abre, entonces, si el lugar del madre por éxcelencia que sirve para expresar la pasividad fun-
"verdadero hijo" aparece como vacío, de postularse como el damental que caracteriza al carácter del "chilenito", noción
"verdadero hijo" de la Mistral, resurgimiento –relación de trans- sicoanalítica de "carácter", noción argentina de "chilenito".
ferencia– del deseo infantil de ser el "verdadero hijo" –el hijo Evidencia en el sentido contrario: a Violeta Parra, se le puede
"único", el hijo más amado– de la "verdadera" Madre; "verdade- decir, y se le dice, sin pasividad, Violeta. La Violeta jamás
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podrá ser la Madre de Chile —por suerte. mujeres que, satisfechas de éxtasis sexual, no necesitarían de
Transferencia, deseo de ser el "verdadero hijo" o la verda- ese substituto de solteronas, el éxtasis poético, el éxtasis de
dera hija". Pues la transferencia igualmente de la crítica femeni- creación en general, ¿Cómo se explica, entonces, que cierta crí-
na mistraliana, no se negará con argumentos serios. Es cierto, el tica femenina o feminista encuentre "iluminador", "ejemplar",
movimiento feminista chileno —la realización de este Coloquio la ferocidad del ataque de Guzmán a la mujer chilena y latinoa-
lo demuestra— se ha propuesto desmitificar la imagen "transfe- mericana? (Nos remitimos al suplemento literario de La Epoca
rencial" de la Mistral. Proposición que hasta ahora sobre la Mistral). Ninguna otra explicación cabe sino ésta: muje-
—no se pasará por alto que escribimos esta ponencia antes del res, madres que escuchan el grito desesperado del hijo edípico
Coloquio— no ha ido más allá de las buenas intenciones; preci- y se presentan, se ofrecen, teóricamente, corno madres buenas;
samente de este Coloquio se espera la irrupción no sólo de crítica femenina o feminista que cree, entonces, también en el
aquellas buenas intenciones, sino, igualmente, los buenos frutos. mito de la fidelidad de la madre (lo que la tesis de Guzmán
Prometimos un ejemplo de transferencia negativa hacia la presenta como buen análisis del contenido manifiesto —sólo eso
Mistral como Madre, transferencia negativa, expresión igualmente y eso no es poco— de algunos poemas mistralianos, es incorpo-
de deseos infantiles. Cuestión del análisis de el Poema del Hijo, rando a este deseo-respuesta materno fundamental).
ese poema de rechazo del hijo, eso es evidente, pero que en el Guzmán ha insistido en su tesis sobre las "diferencias lati-
caso que estudiamos ahora, Jorge Guzmán, se convierte, gracias noamericanas", que no son todas ellas, las más interesantes,
a la negatividad de la transferencia, en rechazo inconsciente a sino universalidades arcaicas; por ejemplo, en ese mismo suple-
su propia madre, expresión del círculo edipiano del cual no mento de La Epoca. Escribe esta increíble afirmación: "Madre"
pudo escapar. Confesión disfrazada —para eso sirve la crítica tiene para nosotros componentes de la mayor excelsitud. Pero
literaria chilena "universitaria", universitaria "chilena", vale de- al mismo tiempo, tiene una implicación que, para la sensibili-
cir, trasnochada—, transparente confesión para quien sepa leer dad regional, especialmente para la sensibilidad masculina, es
esa transformación brutal del verso mistraliano un "niño de ojos casi intolerable, la implicación es que toda madre necesaria-
dulces" de una mujer enamorada, en un desolado y desprecia- mente fue compañera sexual de un hombre y que justo por eso
do: "un niño cualquiera'. llegó a ser madre". El papel lo resiste todo, se dice, la Universi-
Empresa que Guzmán cree de desmitificación de la Mistral dad de Chile no existe en las áreas humanistas, se sostiene.
y de expresión de la "realidad latinoamericana". Ahora bien, si Guzmán llama "sensibilidad regional" lo que constituye el estra-
su ensayo termina con una feroz declaración machista: "una to más arcaico del inconsciente. Recuérdese la demostración de
realidad (la latinoamericana) que al castrar a sus hombres ro- Hermann: en la lucha de la horda primitiva, muerte no sólo del
bándoles su identidad, su autorespeto, su creatividad (¡qué con- Padre, muerte también de la madre arcaica; esa muerte que cons-
fesión, Dios me libre!) condena a la feminidad al heroísmo poé- tituye la infidelidad, que se identifica a ella. Escribe Hermann:
tico" (Diferencias Latinoamericanas), declaración que dice con:: "Del mismo modo que los procesos filogenéticos son ádmitidos
claridad absoluta que si las mujeres latinoamericanas pudieran en la medida que permite comprender ciertos fenómenos infan-
gozar, si hubiera hombres en esta región del mundo, entonces: tiles o patológicos del hombre cultivado, del mismo modo la

temática de la "extinción de la mujer" posee un poder revelador
Remitimos a nuestro libro Sobre Árboles y Madres, págs. 64-75, especial-. del siquismo (L'Instinct Filial, trad. francesa, Denoél, 1972, pág.
mente a la pág. 75, así como a nuestro artículo: Jorge Guzmán, "Filó;
fo", "Sicoanalista", "Detective", Estudios Públicos N° 23. 313). Hermann da en su obra ejemplos contundentes de ese
'7 04 PATRICIO MARCHANT ¿QUÉ PUEDE HACER UN POBRE HOMBRE FRENTE A UNA... 205

"poder revelador", si se quiere en eso consiste toda su obra. Así Señalaremos en todo caso, que en modo alguno negamos los
escribe: "Del mismo modo que Freud admite la sobrevivencia aportes que han hecho al estudio del "poeta' ("poeta", concep-
en la memoria de vestigios de la muerte del padre, así como la to de Abraham) sus pretendientes a la categoría de -hijos o hijas
posibilidad de su desencadenamiento en una compulsión de únicas" o su hijo rebelde. El material inédito que Scarpa ha
repetición del acto arcaico, de la misma manera se podría supo- publicado es singularmente importante (es cosa de separarlos
ner que la muerte violenta de la madre primitiva dejó huellas de sus comentarios transferenciales). Igualmente los textos que
rnnémicas" (pág. 315). Muerte de la madre que es idéntica a su entregan Vargas Saavedra, en esa curiosa novela en la que in-
infidelidad, reiteramos, esto es, la incapacidad de la madre de tenta mostrar que es él y no un nuevo Yin-Yin. (El otro suicidio
satisfacer el instinto fundamental del hijo, el instinto de "aga- de Gabriela Mistral), o Gastón von dem Busche o las acotacio-
rrarse a", a la Unidad Dual de la madre con el hijo y sólo con él. nes cuasi-políticas de Jaime Quezada y otros. Ya señalamos tam-
Corno dice Nicolás Abraham comentando a Hermann (Pour in- bién que en el manejo del contenido manifiesto, Guzmán no
troduire l'instinct filial) la madre es infiel por definición. Y en- deja de leer, a ese nivel, la mayor parte de las veces, bien. Y,
saya esta demostración por reducción al absurdo: una madre por cierto, son varios, ante todo, críticos universitarios aquellos
toda entera entregada a su hijo, madre que no tuvo antes ni en que una relación transferencia' o no existe o se nos escapa.
tiene después ninguna relación sexual, salvo la que engendró al
hijo, esa madre sería infiel para el inconsciente del hijo: lo ha-
bría engañado en el momento de engendrarlo.... Infidelidad esen- II
cial, no Unidad Dual, muerte de la Madre. Para sostener su in-
creíble tesis de la "diferencia regional", en cuanto a la sensibili- Mi problema aquí —y paso, aquí, del plural al singular— es
dad frente a la impureza o infidelidad de la Madre, Guzmán ; otro. Habiendo escrito un libro que intentaba ser un "correcto
además de tener que refutar a buena parte de las grandes obr2i-§7 entender" el Blicket auf zum Retterblick de la Octava Sinfonía,
de la literatura universal, tendría que refutar directamente a.: que ése constituía el fin principal del libro está dicho con extre-
Hermann y a Abraham y a Freud y a la Mistral, para lo cual, es .. ma claridad —y con este agregado cle claridad: 'entienda el que
evidente que tendría que comenzar por entender a Freud y a la pueda" —en la página 234— pequeño detalle que la crítica chile-
Mistral y, además por enterarse de la existencia de Hermann y. na —no la crítica culta— pasó por alto, "entender correcto" el
Abraham. Le queda, es verdad, otro recurso. Demostrar qué ritmo del Blicket auf que pasaba por un repetir "un de la poesía
Hermann y Abraham eran, no húngaros, sino latinoamericanOl. chilena" y por la "comprensión cle mis poemas", "poema", con-
y, sobre todo, esto, que eran profesores de alguna Universidad cepto de Nicolás Abraham, como se dijo; con ese fin, digo, es-
chilena. O le señalamos esta otra solución: que reconozca lciá::j cribí, según se dice o mal-dice un libro con alguna relación con
precisos límites de su enseñanza: los contenidos manifiestos. la Vieja —no con la "Gabriela" ni tampoco con la "Mistral". Vieja,
Pues nada tiene que hacer en cuanto a teoría y en lo que toca aL: nombre que siempre, desde que la leí (gracias a Jorge Guz-
problema regional de la mujer latinoamericana, décadas ante& mán), tarde en mi vida, utilicé para referirme precisamente a la
Martínez Estrada había dicho lo esencial. Vieja, y con muchísima más razón de la que pensé tener la
¿Resulta necesario un estudio completo —una historia, .senL., primera vez que lo hice, y ello ya sea al referirme a Ella (con
timental, así sería esa historia— de los "hijos de la Mistral". mayúsculas por la razón que viene) ya sea en lo que Husserl
buena hora, si alguien se interesa por hacerla, no nosotros, llama "la vida solitaria del alma"; esa vida tan poblada de
PATRICIO MARCHANT ¿QUÉ PUEDE HACER UN POBRE HOMBRE FRENTE A UNA... 207
206

fantasmas, como en mis clases, los mismos y otros fantasmas, la cuestión —sólo relevante como marca de un saber latinoame-
además. (Prevengo una mala interpretación, "Vieja" no como ricano que se adelanta al saber europeo— de la prioridad teórica
una "señora mayor", ni menos la "viejita", sino como el imper- del descubrimiento del inconsciente, sino esto: que ese saber
sonal nombre de un —diabólico— dispositivo de saber). Y cues- ya lo tenía Gabriela Mistral o, más exactamente, que Gabriela
tión de honestidad o de esfuerzo de honestidad que, al menos, Mistral era ese saber, que "Gabriela Mistral" o la Vieja era para
nadie me negará, en tanto, antes de escribir sobre Mahler y la mí sólo esto, el nombre de ese saber. E inmediatamente, con-
Vieja —M.M., en todo caso, Mahler, Mistral— mostré desde qué ciencia que lo que estaba escribiendo en ese momento, un artí-
"escenas" y desde cuáles "poemas" —esas "escenas" y "poemas" culo para Exercises de la patience sobre, fundamentalmente, el
que lentamente en siete años de silencio había descubierto— iba saber de la Vieja sobre latinoamérica, no consistía sino en for-
a hablar de Mahler y la Vieja. Honestidad frente a la deshones- mular, en otros términos, formular una teoría, lo que la Vieja,
tidad constitutiva de la crítica literaria, la cual pretende, hablar como su saber, había poetizado; lo cual suponía, por otra parte,
sobre un autor o una obra, desde la película virgen, —himen no buscar textos de la Vieja que confirmaron mis afirmaciones. (Pues,
desflorado— de un imaginario Sujeto puro —la crítica literaria si como afirmo en ese artículo, su título: "Atopiques", "etc" et
pertenece a la Epoca del Sujeto, ya lo señalamos. ¿Cuál era, cuál "indiens spirituels"; si en el español-europeo y latinoamerica-
es, entonces mi relación, en términos sicoanalíticos, con la Vie- no, no existe de hecho, ni puede existir de derecho, una "filo-
ja, dejando, aquí, a un lado, por ahora a Mahler? sofía", si existió, en la España clásica, un pensar de la lengua
Repito la primera asociación que se me vino al estómago española —pensar que es otra cosa que la -"filosofía"— y si existe
cuando, en complicidad teórica con Raquel Olea y Soledad Fa- ese pensar de la lengua española-latinoamericana de la gran
riña, después de una "escena de conversación", se me ocurrió literatura latinoamericana actual, pensar de la lengua española,
—es decir, se le ocurrió a la "escena", no se pensará que creo, no ideas de un "creador" o de un "sujeto", especialmente ese
ingenuo o canalla, más bien esto último, en la existencia dé pensar ignorado absoluto que tiene, ante todo, por nombres: la
"sujetos", "conciencias" o "personas"— la idea de escribir este Mistral, Borges, García Márquez, me excuso de citar, nombres
texto. Esa asociación, palabras finales de Wozzeck de Alban Berg, de dispositivos de saber). Texto para Exercices de la patience
la voz de un niño señalándole a otro niño: Du! Deine Mutter ist que insistía reiteradamente en esta frase: Noms qui nous font
defaut, en español, nombres que nos faltan, explicando en una
tot! (¡Tú! ¡Tu madre está muerta!). Extrema condensación de la
asociación. Una ópera, el ritmo como origen del sentido; ópera nota el doble sentido de "faltar" en español: no estar y "ser
alemana, alemana como el nombre verdadero de mi madre; un culpable", pero lo que es decisivo y abre todo un pensar, ser
niño que habla a otro niño, al hijo de Wozzeck y María —M. de culpable de la culpa no-personal, imputabilidad de carácter
María—, niño, hijo que no entiende lo que se le dice. Y asocia- impersonal (como a Heidegger le sucedía a menudo pensar en
ción que siguió inmediatamente a la primera asociación: "Eso la español y luego traducir al alemán, esto es porque pensaba
Vieja ya lo sabía". En la atmósfera de la asociación nada aludía arcaicamente; se trata, entonces, de lo que en Sein l und Zeit
al hecho, real, por lo demás, que la Vieja eso lo sabía, eso lo llama Schuldigsein, "ser reo", y no "ser culpable" como creen
supo antes que Imre Hermann formulara, en húngaro y en entender los que, en cuanto al pensar, nada entienden. Así,
plena Segunda Guerra Mundial, en 1943, su gran descubrimien- ejemplo que incluí en el texto —esa seguridad ciega del incons-
to sicoanalítico. ciente— "si una madre muere, ella le "falta" a su hijo, pero al
En la atmósfera de la asociación lo que importaban era, no mismo tiempo, es culpable de no estar junto a su hijo, culpa no
208 PATRICIO MARCHANT ¿QUÉ PUEDE HACER UN POBRE HOMBRE FRENTE A UNA... 209

personal", señalando cómo, si en el uso habitual del español, jamás, pues ella no podría engañar: ella pone en palabras la
ambas significaciones se distinguen sin dificultad, en el incons situación de "avant-premiére", madre del pensamiento-madre, y
ciente, sin embargo, se identifican. Ahora bien, en Araucanos de todas las madres pensadas posibles". Pero entendamos, "ma-
(Poema de Chile) —se me había pasado por alto, y volveremos dre", la teoría de Hermann enseña que toda madre es infiel.
sobre este poema— el poeta escribe: "Ellos ...son la Vieja Patria Infidelidad de todas las madres, que demuestra una teoría que
/ el primer vagido nuestro / y nuestra primera palabra", comen- explica la existencia de "series de madres infieles". Esto es: madre
zando la estrofa con este verso "Hasta su nombre les falta". En fiel porque enseña que toda madre es infiel, su fidelidad es la
cuanto a la noción del nombre como nombre prestado que in- infidelidad de todas las otras madres, en primer lugar de la madre
troduje en mi libro, el poema de Lagar II, Historias de locas, que me dio la vida y me dio, como agregado mortal —la muerte,
séptimo (adelantado por La Epoca), confirma enteramente el además; su fidelidad consiste en contarme al oído toda una enor-
uso que hice de esa noción y el nombre mismo de la noción: el me historia de infidelidades; lo que equivale a decir, pese a la
poeta habla de "nombre de prestado". Pues, sin duda, la publi- formulación de Abraham, que esa fidelidad es de otra clase.
cación de los poemas mistralianos inéditos mostrará qué lectura Madre entonces que puede producir y me produjo, en efecto,
de su obra poseía la mayor fuerza. efectos de transferencia sin que fuera posible la transferencia
Saber de la Vieja, saber de Hermann. Reitero que desde misma. Situación no prevista por la teoría freudiana de la trans-
años antes de leer a la Vieja conocía la obra de Hermann, obra ferencia: efectos de transferencia sin un imago de transferencia,
precisamente que me hizo posible entenderla, de comprender anomalía fundamental, que ni Hermann ni Abraham aclararon
que la Vieja sabía ya lo que Hermann, después que ella, a ori- ¿por qué no podría hacer, aquí, un aporte al sicoanálisis? Ningu-
llas del Danubio, descubrió. Evidentemente, ninguna transfe- na transferencia, en el sentido normal, resulta posible; sí la eli-
rencia hacia Hermann, de cuya vida nada o casi nada sé; a Abra- minación de muchos, no todos, es evidente, los deseos infanti-
ham lo leí cuando acababa de morir (él, por si acaso), y la Vieja les inconscientes. Confesión de los deseos infantiles de fideli-
me interesó —o fascinó— sólo desde 1980 —atmósfera de difun- dad, sin posición infantil de deseo de fidelidad; aquello que
tos. Hermann, Abraham, la Vieja, sólo esto: nombres de disposi- Swann llegó a entender: Qu'est-ce cela? Tout cela n'est rien.
tivos de saber. Una duda surge, cuestión que puede plantear un Teoría que imposibilita cualquiera transferencia y "liquida" de
hermanniano. Si la "madre" nunca existe --si todos somos hijos antemano esa transferencia que nunca fue. Necesidad de este
abandonados, hermanos o hermanas—, si la Unidad Dual per- ensayo de demostración teórica, para una situación que la aso-
fecta con la madre es imposible, esa infidelidad de la madre, si ciación "Eso la Vieja ya lo sabía", lo sabía ya sin demostración.
todo otro objeto al cual nos "agarramos" es un suplemento de la Escribir, entonces, a partir de las "propias" escenas, las es-
madre que falta, una nueva madre, la teoría de Hermann ¿no cenas y preguntas que alcancé a descubrir en la Vieja. Ante
resulta ser mi madre? Pues el mismo Abraham escribe: "Por mi todo, esa transformación de la pregunta equivocada: ¿Por qué
parte, asunto arreglado: fielmente yo me agarro a mi teoría del no escriben las mujeres? en la pregunta adecuada: ¿Por qué al-
"agarrarse a", teoría de la infidelidad de las madres, teoría de mi gunos hombres escriben? (Así como Freud preguntó no cómo
desamparo congenital". Abraham que hace de la teoría de Her pueden existir seres anormales, sino cómo puede existir gente
mann, como me podría haber sucedido a mí, una madre, madre normal, o cómo Reich pregunta, no por qué roban quienes tie-
sobre la cual una transferencia, se podría pensar, es posible. nen hambre, sino por qué no roban quienes tienen hambre).
Agrega el mismo Abraham: "Esta teoría no me abandonará Escritura que esperó, en vano, que sus escenas fueran critica-
¿QUÉ PUEDE HACER UN POBRE HOMBRE FRENTE A UNA... 211
PATRICIO MARCHANT
210

—rostros, entrañas, expresión—, una violencia racial (Colofón de


das, en sus ambiguedades, malas interpretaciones, etc. Como Ternura), si mestizos de lengua estropeada porque prestada
escribí en el texto: "Escribir-claridad absoluta en claros puntos, (artículo de Carlos Silva Vildósola), sin embargo, saber que "Cua-
como atmósfera general siempre —mi derrota personal, mi refu- tro siglos cuentan por nada en una operación étnica" (artículo
tación". Sólo una escena incompleta me ha sido señalada, refu sobre Benjamín Subercaseaux), saber que el mestizaje entraña,
tación y confirmación del método: una alumna y la escena de tal vez sólo en las artes, dice, primero (1936), una ventaja y da
aban-donar. una seguridad de enriquecimiento (Recado sobre Pablo Neru-
"Eso la Vieja ya lo sabía": madre nunca hubo. Asociación da), saber más seguro (1941) de nuestros primos hermanos de
que en este momento, no en el momento de leer esta ponencia, la orilla oscura del mediterráneo que "nacieron igualmente de
al escribir sobre ella un mes después de haber hecho las asocia- una confluencia doble o triple de sangre", saber lo que no les
ciones primeras, subrayo de otro modo. Insistencia ahora no en ha impedido ser desde su voz (artículo sobre Subercaseaux), su
antes, antiguamente, arcaísmo, saber voz, su escritura, todo lo cual quiere decir esto: el mestizaje,
el saber sino en el ya. Ya:
de ayer. Ese pasaje de la carta de la Vieja contra el encargo del como tal, se realiza, se cumple como escritura. Raza es, para la
prólogo de una traducción francesa de sus obras a Paul Valéry: Vieja, escritura constituida, otra escritura que aquella que era
su admiración por la capacidad intelectual y fineza del escritor propia de los pueblos en proceso de mestizaje: cuatro siglos son
francés, pero esa incapacidad que ve en Valéry de hacer un poca cosa para producir una nueva raza como nueva escritura.
prólogo a "una primitiva", a una hija de un país de ayer, una Así, volvemos al poema Araucanos; en la misma estrofa que
cien cosas más que están al margen de P. Valéry citamos, la Vieja escribe: "Nómbrala tú, di conmigo: / brava-
mestiza y
—"margen", concepto fundamental; "País de ayer", arcaísmo fun- gente-araucana. / Sigue diciendo: cayeron. / Di más. volverán
damental. Y la historia de latinoamérica como historia de vio- mañana: Esta Muerte de la Madre y su resurrección como escri-
lencia: 70 millones de indígenas asesinados en 50 años por los tura. Nueva escritura, nueva raza, eso sí, amenazada por nue-
asesinos de la cruz, la espada y el bolsillo vacío, y tan luego vos asesinos, la bestia yanqui: "Nos absorberán sin remedio.
bolsillo lleno, la violencia de la destrucción y muerte económi- Mañana, pasado mañana. No veo sino lo sobrenatural que nos
ca, la violencia de la violación de las mujeres indígenas. La es- pueda salvar" (carta a J. García Monge, 1924. G.M. subraya). Por
tancia latinoamericana como estancia del "hijo robado" e "hijo eso, necesidad de una guerra contra el nuevo invasor: Sandino,
de una violación". Asimilación en el inconsciente de la violen- "héroe racial", La cacería de Sandino, artículo no publicado,
-
cia criminal y económica a la violación sexual (violencia/viola censurado por Scarpa o por la editorial fascista Andrés Bello.
latinoamericana. Así, deseo ge-_
ción) en toda la gran escritura Saber ya de la Vieja. Que esto ocurre, que todo lo que
deseo de un padre normal: "te bus-
neral de El Canto General, podemos decir sobre latinoamérica, estaba ya pensado por la
qué, padre mío", "padre cacique", "padre Atahualpa", "padre Vieja. Su único error político: haber creído en ese partido que
O'Higgins", "padre Recabarren". Cuestión crucial: más que la llegaría a ser la Democracia Cristiana; su relación con Frei —el
cuestión de la violación de la madre, el sentirse el latinoameri- miserable golpista— y con Tomic, un hombre honrado; la Mistral
cano, él, "hijo violado". Deseo de un padre como deseo de uno no supo adivinar en qué iba a terminar la aventura demócrata-
mismo ser "uno mismo". cristiana que ella leía de otro modo cuando la juventud de esa
sabía y cuya solución .
Situación desesperada que la Vieja ya aventura (¿Y si, ahora, los demócrata-cristianos leyeran a la Vie-
sabía. Su gran teoría del mestizaje: pues si el mestizaje es' ja? Soñar despierto).
ya ..
estancia de malaventurados, hijos torcidos de esa cosa torcida
212 PATRICIO MARCHANT 213

Arcaísmo de la estancia latinoamericana, arcaísmo de la es- DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE


critura latinoamericana. Escritura que escribe desde el recuer-
do de la Muerte de la Madre (todo en latinoamérica hace recor-
SALVADOR ALLENDE (1989/90)
dar esa Muerte). Diferencia con la escritura europea heredera
de la Muerte del Padre (como Nietzsche lo sabía). Padre, ese
substituto de la Madre Muerta, esa otra. nueva "madre". No lo "Todos saben que fue un chispazo y
dijo así la Vieja, pero eso la Vieja .va lo sabía. Escritura desde o punto.
como Muerte de la Madre, ese pensar de la lengua española- Caímos bajo la muerte"'
latinoamericana, tan diferente de las lenguas europeas (el espa- A Rita Ferrer
ñol-europeo actual incluido) y sobre todo de la "Filosofía" eu-
ropea —"Filosofía" esa reducción del pensar, Heidegger. Filoso-
fías europeas, tradiciones del pensamiento francés, alemán, an-
glosajón e italiano. Su razón, su verdad, su originarse en un
poder, en una voluntad política, en una verdad política. Verdad Cuestión de una actualidad nueva, distinta de la poesía mis-
política que no fue capaz de constituir la Monarquía española. traliana, de nuevas escenas de su lectura, trabajo de esta déca-
Pero, pensar español de la España clásica y pensar de la lengua da. Que ellas dependen de una situación histórica precisa, es
española-latinoamericana. Y si en la estancia latinoamericana evidente, como lo es, al mismo tiempo, que resultaría demasia-
está incorporada la "filosofía" europea, su pensar, sin embargo, do audaz pretender saber cómo esa relación de dependencia se
es otro, más arcaico. La insensatez misma: la pretensión de in- determina en cada momento de su tejido. Catástrofe política
—vale decir, integral— chilena, parálisis. Así de este modo, (trans-
tentar crear una filosofía española o latinoamericana. Escrita en
español, de todos modos, esa seudo filosofía no sería sino una formado en momentos de nuestra propia conciencia) los com-
pañeros asesinados por la dictadura vigilan nuestra total desola-
traducción de las cuatro grandes tradiciones europeas. Desear,
impedir que sea ese imperialismo: una "filosofía" en español. ción, nuestra total desconcertación ; y su cabal finitud no sólo
Dejar que sea la escritura latinoamericana; de lo que se trata es nos aleja de la alegría de los irresponsables, nos impide tam-
de teorizar, como pensar, lo poetizado, lo escrito o inscrito. bién toda frívola esperanza, fe o consuelo. Sobrevivientes de la
derrota de la única gran experiencia ético-política de la historia
Mejor aun: soñar en una escritura "mestiza", en este sentido:
nacional —aquella que se condensa, se revela y se oculta en el
una escritura de la Muerte del Padre y de la Muerte de la Ma-
misterio de la palabra -compañero"— contemplamos, lejanos, una
dre, única tarea, para la teoría, con sentido.
¿Que puede hacer un pobre hombre frente a una mujer historia, la de ahora, que, si bien continuamos a soportar, no
genial? Entender, pero entender bien, una sola cosa, que la Vie- nos pertenece, pertenece, ella, a los vencedores del 73 y del 89:
ja no olvidó —nada olvidaba la Vieja—, que la poesía es materia los mismos y otros (ingenuos, demasiado realistas o cínicos),
apoyados, es cierto, todos ellos, por un pueblo, ante todo, ago-
alucinada, que si no hay alucinación, no hay poesía ni trato
tado. Otra historia, sin embargo, no nos es del todo ajena: poe-
con la poesía. Pero existen alucinaciones reactivas y alucinacio-
nes afirmativas, su radical diferencia. Aprender a distinguir es-
cuchando música. A Alban Berg, por ejemplo; y con esta adver-
J. A. Cuevas: " Adiós Muchedumbres", 1989.
tencia: Comienzos de Wozzeck: Langsam Wozzeck, langsam.
PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 215
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obligado precisamente a recordarlo"— que tombeau constituye


sía chilena, su nombre. Historia, ésta que se mueve a otro nivel
—profundo es su nivel— que el nivel —superficial es ese nivel— de al mismo tiempo, como género literario y musical, un recuerdo
la que, ahora, se presenta como "historia "real" u oficial". Y de y que por ello, en la cuestión del tombeau del intelectual, está
la poesía chilena, descubrimiento, en estos años, de la poesía en juego también la cuestión de su herencia o persistencias.
mistraliana: corno si ésta hubiera necesitado de la catástrofe Lyotard distingue, con razón, entre los actuales "tecnócratas de
nacional para comenzar a ser entendida, en tanto ella —en pri- la cultura" y aquellos que, en otros tiempos, pudieron ser, en
mer, indiscutido lugar— nos entregara, y así es, los elementos un sentido estricto, "intelectuales". Los primeros están constitui-
para comenzar esta tarea ineludible: el comentario —en todos dos por los "cuadros profesionales y técnicos", capaces de lle-
los ámbitos de la estancia nacional— de nuestra catástrofe. var a cabo, en forma competente, tareas precisas y limitadas
Por cierto, nadie podrá pretender que todas aquellas que (resolver tal o cual problema político-cultural, servir y organizar
se presentan como nuevas lecturas de la obra mistraliana cons- planes de enseñanza en un Ministerio de Educación, dirigir una
tituyen realmente nuevas lecturas, esto es, que preparan o ini- "Casa de la Cultura", etc.), todo ello al interior de un programa
general que ellos no crean ni controlan y que no necesitan ni
cian incluso aquel comentario. Una condición negativa se reve-
la insoslayable: una nueva lectura sólo resulta posible si ello ha siquiera entender; más aun, en realidad: que no son capaces de
roto, de partida y de raíz, con la antigua y miserable escena de entender en su historicidad y en su totalidad. (El programa se
la lectura de la poesía mistraliana; esa escena, antes única y autoprograma, diríamos por nuestra parte; agreguemos que esos
que, seguramente, seguirá persistiendo largo tiempo, escena que cuadros técnicos y profesionales, son bien conocidos en nues-
en este texto llamaremos la escena de "los hijos de la Mistral". tro país; se les llama —o se autodenominan— "sociólogos", "cien-
Pero cabe preguntar: ¿a qué voz —esto es a qué escritura— tistas políticos", intelectuales, incluso). Enteramente distintos de
le es permitido adelantar las proposiciones anteriores? ¿Cuál es estos tecnócratas fueron aquellos que legítimamente podían, es
decir, pudieron ser considerados como "intelectuales". Los "in-
el origen de esa voz o escritura, cómo podría dar pruebas ella
de su legitimidad? Si cuestión de la legitimación tocamos el punto telectuales" recibían su legitimidad de meta-relatos; de los meta-
central del pensamiento postmodernista de Jean-Francois Lyo- relatos, en la Epoca Moderna, de la Idea —en sentido kantiano-
del inte- de la emancipación: meta-relato cristiano, ilurninista, especula-
tard2 . Fin de la legitimidad del "intelectual", tombeau
, supuesto que se recuerde —sin embargo, Lyotard se ve tivo, marxista, liberal o neoliberal (Marquemos este punto en
lectual3
cuanto no faltan como parte de la confusión mental de nuestro
2 Nos referiremos más adelante a nuestra escena cultural actual. ¿Lyotard medio "académico" que señalábamos en la nota 1, aquellos que
se sorprendería que tantos representantes de la cultura chilena se decla:- pretenden ser, al mismo tiempo, neoliberales y postmodernis-
ren teóricamente postmodernistas, sin conocimiento de su pensamiento las. Que el liberalismo y el neoliberalismo constituyen relatos
y de los supuestos de su pensamiento? En verdad, "postmodernista", como
"desconstrucción" o "nómade" en su uso en Chile son palabras misterio- fracasados, Lyotard lo ha señalado repetidamente: la actual
sas que, porque no significan nada preciso, significan la impunidad inte- victoria de la tecnocracia liberal "no se acompaña, escribe, ni
lectual con que se opera en nuestra escena cultural. Señalemos, sin em-
bargo, que habiendo sido utilizado el concepto de "postmodernista" eri
arquitectura y en otros dominios artísticos antes que en filosofía, existe, Al menos en Lyotard: Le Postmoderne expliqué aux enfants,
restringidos a esos dominios, muchas veces, un uso adecuado del térmi- Galilée,
1988, pág. 114 y en "Echange avec J. F. Lyotard", Les Cabiers de
no en nuestro medio; con todo, la significación filosófica del término ha Philosophie, N.5, 1988. pág. 91.
penetrado y domina, desde y como su ignorancia misma, su uso general. Lyotard: Tombeau..., Cubierta interior del libro.
Galilée, 1984.
Lyotard: Tombeau de L'intelectuel et autres papiers,
PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 217
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de mayor libertad, ni de mayor educación pública, ni de mayor la Declaración de los Derechos del Hombre: un pueblo, en su
distribuición de la riqueza', capitalismo que constituye en rea- nombre y en su idea, un pueblo particular y una idea particu-
lar, por tanto, "nous; peuple francais", intentó desde una su-
lidad, un paso hacia la barbarie'. A lo que se agrega, citamos
nuevamente a Lyotard, "no existe en la actualidad un movi- puesta e inventada universalidad (Michelet expresa bien el pa-
thos, romántico mas que racional, de la Declaración:
miento político organizado a escala mundial que se presente Histoire de
corno alternativa al capitalismo", y si, por su parte, la social- la Revolution Francaise, Livre II, Chapitre IV), deslegitimar las
democracia representa sólo "una alternancia en el cuadro del autolegitimaciones de los otros pueblos, de las otras culturas'.
capitalismo internacional"' –recordemos que en nuestro medio Agreguemos que el paso del "nous, peuple francais" a la "hu-
también es posible encontrar social-demócratas postmodernis- manidad en general" corno "Declaración Universal de los Dere-
tas...). Legitimados por esos metarrelatos, los "intelectuales" se chos Humanos" no constituye sino la realización política de la
identificaban a los "sujetos universales" de aquellos y apoyados "filosofía de los valores", filosofía ésta del "sentido común" (ca-
en "ejemplos puros" (Kant en Federico II, Marx en la Comuna), pitalista) de nuestra época; Declaración Universal y "filosofía de
los valores" que, si bien su "utilidad" práctica general resulta
prescribían entonces lo que la sociedad debía realizar para cum-
indiscutible en nuestros días –tanto corno para la protección del
plir el fin ideal o proscribían o censuraban lo que aparecía
como contrario –contrariedad parcial, momentánea– a ese fin. individuo particular como ideología general–, en realidad no
representa finalmente –necesidad de subrayar ese "finalmen-
Realidad de la sociedad contemporánea: los meta-relatos ya no
resultan más dignos de crédito. Citaremos algunos ejemplos: el te"– sino los intereses prácticos del imperialismo capitalista con-
meta-relato especulativo desmentido por el "efecto Auschwitz", temporáneo. (Por cierto, una defensa de "algo así" como los
el meta-relato marxista por los propios trabajadores', el meta- "derechos humanos" desde una teoría "no humanista" y "no
relato liberal por la explotación imperialista. Y no pasemos por subjetivista" constituye una tarea y un desafío, todavía no cum-
alto un ejemplo particularmente significativo: el metarrelato de— plidos, para un trabajo filosófico serio en nuestra época).
Fin de los meta-relatos modernos, fin de la posibilidad de
ordenar todo acontecer humano a partir de una Idea universal
Lyotard: Le Postmoderne..., p. 39.
de la humanidad, múltiples "historias", sociedades y culturas
Lyotard: Tombeau , p. 86. que no se legitiman porque pertenezcan a una única Historia
Lyotard: id, pp. 35 y 36. (insistirnos que, como Lyotard lo expresa claramente: "el mer-
9 Citemos este texto que demuestra, si alguien tuviera alguna duda ; la
cado mundial no constituye una historia universal en el sentido
perspicacia política de Lyotard: "Se sigue (del hecho que no existe_
una "alternativa global al capitalismo en el cuadro de un pensa- de la modernidad". Por ello, sin legitimación en una Idea mos-
miento dialéctico y de una política revolucionaria") que en la crisis trándose o demostrándose en la realidad, fin del "intelectual".
que viene lo que estará en juego no será el socialismo... sino la Fin también de la pretendida legitimación de las ciencias por un
extensión de las relaciones de producción capitalista a los paíSes
meta-relato"; por su parte, "los creadores" (filósofos,' artistas),
bajo tutela burocrática". Texto de Octubre de 1981 (Tombeau, pág.
27). Con todo, en su crítica a la "burocracia socialista'', echamos de su diferencia fundamental con los intelectuales (por más que
menos en Lyotard una comprensión de necesidad de la constitución
de la URRS corno sistema, no de producción y consumo, sino de
Entre otros textos, Le Postmoderne, p. 61.
defensa. Sistema que, por lo demás salvó a Europa del nazismo. Lyotard, id., p. 63.
Sobre este punto, la comprensión por Bataille del rol de Stalin nos
Lyotard: La condition postmoderne, Minuit, 1979.
parece insuperada (La Part mandite, 1949).
PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN, CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 219
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antes esas dos funciones distintas pudieron haber coexistido en elaborada para la meditación en Europa, EE.UU. y las clases
una misma persona), carecen también, en la actualidad, al fal- dirigentes de los países subdesarrollados (clases, ellas, econó-
micamente desarrolladas). Lyotard no ve, lo decimos al pie de la
tarles criterios universalmente válidos y por ello, un público
letra, la situación de los países subdesarrollados. Su concepción
asegurado, de legitimación a priori: el "creador" postmoderno
trata, en realidad, de los extremos: la civilización occidental y la
debe crear su público (Lyotard: Au fuste).
Por todo lo anterior, situación de nuestra época, según Lyo- crisis de sus meta-relatos y, por otra parte, al otro extremo, los
tard: "No existe un sujeto-víctima universal que se deje señalar pueblos llamados primitivos. Para los relatos autolegitimantes
en la realidad a nombre del cual el pensamiento pueda elevar de estos, Lyotard tiene la mejor voluntad (el ejemplo siempre
una acusación, que sea, al mismo tiempo, una "concepción del recurrente en sus obras de la autolegitimación del pueblo sud-
americano de los Cashinahua). Pero, insistimos, Lyotard no ve
mundo"i3. Situación de nuestra época, situación nueva en la
historia occidental "desde el siglo XVIII, escribe''. la realidad cle, al menos, parte, si no de la totalidad, del Tercer
Pues, ¿dónde es posible encontrar en nuestra época un su- Mundo (de ahí, sin duda alguna, su "éxito" entre la "elite" cultu-
jeto-víctima universal que permita, que haga posible una "con- ral de esta región del mundo —por cierto, otra suerte se merece
cepción del mundo"? Las "minorías" (raciales, sexuales o esas un pensador profundo y noble como Lyotard).
minorías que son las mayorías subdesarrolladas de los países Así, moviéndose entre dos extremos, Lyotard pasa por alto
la realidad de los pueblos mestizos, entre ellos, los que aquí nos
subdesarrollados, etc.) no pueden constituir una universalidad
en tanto la diversidad de las causas que las originan, de los interesan, los pueblos latinoamericanos. Pueblos invadidos y
modos de opresión y de la lucha a su favor, no admiten una destruidos por Europa y, por ello mismo, pueblos para cuyos
misma y única idea directriz: minorías que suponen nuevas, y descendientes Europa pasó a ser parte de ellos mismos, ante
diversificadas entre ellas, formas de lucha, de estrategias y otra todo su lengua; pero, por su otro esencial componente, pueblos
forma de relación entre la teoría y la práctica, etc. que difieren, racial y culturalmente de Europa. Así, "raza mesti-
Con todo, aunque Lyotard ha de considerar como inade- za latinoamericana", como dice Gabriela Mistral, que ha demo-
cuada una lucha de los pueblos subdesarrollados que se plan- rado cuatro siglos en constituirse, "raza", por ello, cuya estancia
tee desde una idea universal y corno una concepción del mun- —o habitar— y, por ello, su cultura, no puede ser ni estancia ni
do, sin embargo, para un latinoamericano —o un asiático o cultura europea. Necesidad de precisar lo que Gabriela Mistral
africano— la lucha contra el imperialismo multinacional estado- entiende por "raza". "Raza" no es para el poeta (utilizamos el
unidense y europeo, confiere a esa lucha ciertamente formas de concepto de "poeta" de N. Abraham) un concepto biológico (si
universalidad y ella no necesita presentarse como "concepción bien lo biológico no puede excluirse); tampoco constituye "una
del mundo"; en esa lucha, los conceptos de "patria" y de "cultu- función entre otras de la cultura", como determina el concepto
de raza Lévi-Strauss en Race et Culture. Bien entendido el con-
ra propia" no tienen por qué tornar un sentido o alcance "mo-
dernista" y constituir, por tanto, un meta-relato europeo o en el cepto, y expresado en conceptos actuales, "raza" es para el poeta,
escritura; esto es, la escritura es la raza en el momento de cons-
sentido europeo. Esta situación revela algo fundamental de la
tituirse como tal. Su lucha por su existencia no necesita saber,
concepción de Lyotard. Su postmodernismo es una teoría
corno adelantábamos, ni de meta-relato ni de concepciones de
mundo; su legitimación es autolegitimación: el deber de su exis-
Lyotard: Tombeau , p. 20.
13
iencia misma; pero, a diferencia de los Cashinahua, esa autole-
14 Lyotard: TO117 be au , p. 20.
PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 221
220

gitimación debe enfrentarse o "medirse", es lo menos que se del imperialismo capitalista. Lyotard esboza formas de esa nue-
puede decir, con Europa''. Agreguemos, que su destino político va forma de acción; así la sveltezza italiana'9. Permítasenos, por
fue también adelantado por G. Mistral: si la necesidad de la nuestra parte, insistir en otro momento, presente también en la
lucha contra el nuevo invasor, los EE.UU. (La cacería de Sandi- reflexión de Lyotard, pero al cual quisiéramos otorgarle aquí
Maña- una posición mucho más decisiva. Legitimado por los meta-re-
no), su previsible derrota: "Nos absorberán sin remedio".
na, pasado mañana. Sólo un Dios nos puede salvar (G.M. subra- latos, el "intelectual" gozaba de una visión de la totalidad. Pre-
ya), frase, idea, la última, que es idéntica a la de Heidegger: guntamos: una cierta visión de totalidad, una totalidad, por cierto,
"Nada más que un Dios puede salvarnos". de carácter especial, ¿no es posible incluso cuando ya no resul-
Llegarnos ahora al punto que nos interesa establecer. Pro- ta posible sostener los meta-relatos? Pensemos en el "efecto Aus-
chwitz". Como es sabido, en la meditación de Adorno, Aus-
blema del tombeau del intelectual como problema de su heren-
cia, o como dijimos, de su persistencia, problema que el mismo chwitz pone fin a la posibilidad del "discurso especulativo" (ese
Lyotard se plantea. Comentando la imposibilidad actual de un fin, Lyotard lo ha comentado20; imposibilidad de una "dialéctica
"nosotros" que puede sostener los relatos de la emancipación positiva", sólo queda un lugar para lo que Adorno llama "dialé-
ctica negativa" ("Die negative Dialektik"). Por su parte, en una
("¿podemos actualmente continuar organizando el conjunto de
hechos humanos y no humanos, situándolos bajo la idea de una explicación el pensamiento heideggeriano de la Historia, expli-
cación o debate "conducido" (sin embargo) bajo los términos de
historia de la humanidad?"16 , Lyotard subraya, sin embargo, la
necesidad que ahora, una vez superada la edad de los "intelec- ese pensamiento"'', Ph. Lacoue-Labarthe, excluyendo otras lógi-
tuales" y —escribe él— de los "partidos", algo o alguien "trace cas, ve operando en "Auschwitz", en la Exterminación, una sola
lógica, la lógica de la historia espiritual de Occidente; por ello,
una línea de resistencia ante la desolación (défaillance) moder-
"Auschwitz" o la Exterminación, piensa Lacoue-Labarthe, cons-
na"''. Escribe: "¿Quién es, finalmente, el nosotros que intente
pensar esta situación de desolación, si ya no es más el núcleo, tituye, "respecto a Occidente, la terrible revelación de su esen-
la minoría, la vanguardia que anticipa hoy lo que debería ser la cia"'. Pensando desde y contra Hegel, desde y contra Heideg-
humanidad libre de mañana? Nosotros que intentamos pensar ger, ¿en qué reside el efecto del "efecto Auschwitz"? Un hecho
esta situación, ¿estamos condenados a no ser sino héroes nega- muy particular que, por cierto, desafía toda noción usual de
tivos?"'. Detengámonos en este término: "héroes negativos". Lyo- "particularidad", se eleva o se constituye en una nueva forma
tard no se resigna a constatar, como "héroe negativo" el fin de de "Totalidad". "Totalidad" cuyo fin principal consistiría en pa-
ralizar toda Totalidad, ante todo, esa "Totalidad Positiva" que
los meta-relatos; consciente del fin del "intelectual", el "héroe
negativo" debe también recoger la herencia del intelectual y constituye —que constituía— la "Historia". "Totalidad Negativa",
trazar nuevas y efectivas líneas de resistencia contra la acción
Lyotard: Tombeau..., VII.

Entre otros textos, Discussions ou phraser aprés Auschwitz
15 Hemos trabajado estos puntos, la teoría política de G. Mistral y P. en Le fins
Neruda, especialmente en relación con Europa, en un texto 'que apa- de l'homme. A partir del travail de J. Derrida, Galilée, 1981 y en
Le
Différend, Alinuit, 1983.
recerá en traducción francesa: 'Atopiques", "etc" et 'indiens sprid
Ph. Lacoue-Labarthe: La Fiction du politique,
tuels". C. Bourgois, 1987, p.75.
Este texto de Lacoue-tabarthe ha sido comentado por Lyotard en:
16 Lyotard: Le Postinoderne..., pp. 45 y 46. Heidegger et "les juifs" Galilée, 1988.
17 Id., p. 64. Id., p. 63.
1S Id., p. 63.
PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 223
222

por tanto, que, sin embargo, hace posible o más bien necesaria, "renegociados" (su dependencia -de quienes permanecieron en
la existencia de un tipo nuevo de "intelectual". "Intelectual" que, Chile y de quienes debieron exiliarse o se autoexiliaron-, de la
legitimado por una "Totalidad negativa", no puede consistir sino interesada y dirigida ayuda económica de los EE.UU. y de la
en un "Intelectual negativo". Su necesidad: comentar la "Totali- social-democracia europea, dependencia que convenció a sus
dad Negativa" que hace imposible una "Totalidad Positiva". Así, ideólogos que debían "cambiar" sus ideas, el dinero ordena,
de este modo, creemos poder justificar la idea -idea "particu- qué le vamos a hacer).
lar"- de un "intelectual" en nuestra época, ante todo, en nuestro Reconozcamos, establezcamos la catástrofe como tal. Repe-
país. timos la concepción mistraliana: la "raza latinoamericana" se
Si bien comenzarnos siguiendo a Lyotard, buscamos una constituye al constituirse corno escritura. Raza, escritura, como
posición o un énfasis distinto. Para Lyotard, esa "Totalidad Nega- diferencial (en el sentido derridiano de dijferentia) poder polí-
tiva" que constituye Auschwitz pone fin al meta-relato especu- tico y cultural. Pero, en contraste con la unidad de otros pue-
lativo. Para nosotros, "Totalidades Negativas" como "Auschwitz" blos -europeos, por ejemplo-, pueblos ricos de una tradición
de escritura de siglos y los que al unificarse pudieron estable-
o "Chile" paralizan todos los meta-relatos. Dejemos "Auschwitz"
a los europeos. ¿Cuáles son las consecuencias del "efecto total" cer su differentia política, la constitución de la escritura lati-
"Chile"? Esto es, ¿cuál es, en qué consiste el deber del "intelec- noamericana no ha ido, ni irá, tal vez, jamás, en todo caso, no
tual negativo" chileno? Ciertamente en iniciar el comentario de en las próximas décadas, acompañada de differentia política.
la catástrofe nacional. ¿En qué consiste esa catástrofe y qué sig- La derrota del proyecto ejemplar latinoamericano, la Unidad
Popular, canceló porque ejemplar, esa posibilidad a nivel de la
nifica iniciar su comentario? En tanto todas las voces oficiales
intentan negar la existencia de la catástrofe, la parálisis de la totalidad de Latinoamérica. Con el Golpe, Chile entró -y sigue,
historia de Chile -su discurso: se trató sólo de un suspenso, un no se conoce un proyecto alternativo-. en el camino hacia la
poco largo, es verdad, pero sólo de un suspenso de nuestra -- barbarie de la tecnocracia neoliberal ("barbarie", utilizamos el
noble tradición democrática; deber de mirar hacia adelante, no concepto de Michel Henry: La Barbarie, 1983). De su escritura
hacia el pasado, sobre todo que si hiciéramos esto último, apa- sólo queda, por el momento "su escritura", su differentia cultu-
recerían conspiraciones, traiciones, crímenes, miseria y dolor ral. Por el momento, es decir, sin poder decir hasta cuándo.
infinitos, iniciar su comentario consiste entonces -contra la fri- Catástrofe, pero no todavía la catástrofe corno tal. Con la expre-
sión catástrofe corno tal, querernos señalar este hecho: es la
volidad de los que son exactamente continuadores de Pino-
chet, esto es, de quienes consolidan, en "democracia", su obra: _ voluntad -en sentido nietzscheano- del pueblo chileno la que
su concepción del hombre, de la economía, de la cultura (esta- ha elegido el camino de la; barbarie de la tecnocracia. Debili-
mos hablando al nivel del sistema y no, necesariamente, de las dad, falla, delegación de una voluntad de estancia. La catástrofe
"vivencias")- en reconocer, en establecer la catástrofe como ca-
corno tal es la catástrofe de la voluntad como tal -necesidad de
decir claramente todo esto ahora, en los momentos en que la
tástrofe. Catástrofe como tal que convierte en un hecho anecdó-
tico que haya sido un determinado partido de la Derecha quien "dictadura" de la ideología de la así llamada "reconciliación"
triunfó en las recientes elecciones, partido que acabó con su domina toda la habladuría (Das Gerede heideggeriano) nacio-
antigua ambigüedad política precisamente en sus años de lucha nal.
sin cuartel -o más bien, con "cuartel"- contra la Unidad Popu- Ahora bien, interesado como lo está Lyotard en proponer
lar, partido apoyado por "socialistas", ya no renovadosí sino una nueva figura del intelectual, se echa de menos, por eso
224 PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 225

mismo, en su obra un diálogo o, al menos, una referencia a la partir, pero sólo a partir de ahí, de la negatividad de su mirada,
nueva concepción del intelectual propuesta por Foucault y De- el "Intelectual negativo" puede adquirir lo que algunos gusta-
leuze. Señalemos los puntos esenciales de esa concepción. Es- rían llamar "positividad".
tablecimiento de una distinta, nueva relación entre la teoría y la
práctica, Foucault y Deleuze se oponen tanto a la idea del inte-
lectual tradicional como detentor de la verdad, al intelectual II
"puro", como a la consecuencia de esa idea: su pretensión de
constituirse como "representante" de los "oprimidos". El inte- Lo anunciamos al comenzar este texto: escenas que consti-
lectual, sostienen, debe señalar ciertas coordenadas teóricas, pero tuyen verdaderamente nuevas escenas de lectura de la poesía
no debe proponer, él, sus soluciones; el intelectual no debe mistraliana suponen la liquidación previa de aquella antigua
hablar en nombre de los otros: los oprimidos saben mejor, y lo escena de su lectura que hemos llamado escenas de "los hijos
expresan mejor, que los intelectuales de y sobre su opresión. Al -- de la Mistral". ¿Qué "drama" pone en escena esa escena? Recu-
intentar "representar" los intereses de los "oprimidos", los inte- rramos a la fundamental teoría psicoanalítica de la transferen-
lectuales tradicionales se constituyen en parte del sistema que cia, a un momento, no el menos importante, de ella. La vida
pretenden combatir ("Mi peor enemigo fue mi abogado", pala- amorosa del individuo, sujeta a un cliché (cliché es el término
bras de un preso político chileno). Concepción de Foucault y utilizado por Freud), compuesto de dos estratos; de deseos que
Deleuze que nos parece decisiva. Pues se puede afirmar: toda llegan a ser conscientes para el individuo y de deseos cuyo
verdadera revolución —la Revolución Francesa, la Soviética o la desarrollo fue reprimido y, así, reprimidos, perduran como in-
actual de los países de Europa del Este— se produce en el mo- satisfacción fundamental, en el inconsciente —infantiles, por cier-
mento de encuentro de múltiples reivindicaciones sectoriales to, ambas clases de deseos. Si infantiles, aquellas situaciones o
--
que crean, ahí, su unidad. Al contrario, una reivincación global "escenas" que repiten la "escena infantil fundamental" son par-
sólo puede llevar a éxitos sectoriales (por ejemplo, el fin de una ticularmente aptas para revivir los deseos primarios. Estas "es-
dictadura, sin que por eso cambie la "dictadura" económica, cenas", ejemplos clásicos: analista-analizado, analizada, confe-
caso de Chile; otra consecuencia que se debe sacar de la expe- sor-penitente, profesor-alumno, alumna; esto es, relación
riencia chilena es, sin duda, ésta: el esquema capitalista-neoli- niño-imago del padre, de la madre, del hermano o de la herma-
beral sólo se puede implantar en países como los latinoameri- na. La tarea de psicoanalista consiste en utilizar la transferencia
canos, mediante una dictadura sangrienta; piénsese, en sentido para, primero, traer a luz esos deseos inconscientes, y luego,
contrario —¿al menos por el momento?— en el ejemplo de Argen- gracias a esa toma de conciencia del analizado o de la analiza-
tina). Así, entonces: multiplicidad de luchas sectoriales —todos, da, "liquidar" la transferencia; de este modo, un grado de "liber-
no sólo los llamados "profesionales de la escritura" pueden o tad" que el sujeto gana en la elección de sus sujetos amorosos.
deben ser "intelectuales"—, desorganización total de la sociedad Por cierto, no se trata ni mucho menos de aceptar sin más el
preparada por desorganizaciones sectoriales, método a segtür psicoanálisis cuyos contenidos pertenecen al Discurso Metafísi-
por una Nueva Izquierda chilena —necesidad de crearla.23 Así, 1. co occidental en momentos fundamentales, cuestión que nadie
podrá negar con seriedad, después del trabajo desconstructivo
23 Remitimos aquí a un solo texto: "Les intellectuels et le Pouvoir" (En-, ele Derrida o de la reformulación del psicoanálisis que implican
tretien M. Foucault - G. Deleuze), en L'Arc N° 49, 1972, pp. 3-14: las teorías de Imre Hermann o la Teoría de la "anasemia", de la
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cripta y de la heterocripta de Nicolas Abraham y María Torok, buena. Fidelidad, pureza, ser "Madre buena" de la Madre que al
así como en otra línea de delimitación crítica, la impugnación inconsciente no engaña; esto es, infidelidad esencial, constitu-
de los contenidos teórico-políticos del psicoanálisis que traba- tiva de las Madre que Freud, pero sobre todo Imre Hermann,
jan las obras de Foucault y Deleuze (y en la lógica de la crítica Nicolas Abraham y la propia Mistral lo demostraron 24. "Verdade-
de Derrida, los ensayos de Sarah Kofman, por ejemplo, sobre la ro hijo" de la Mistral lo será entonces aquel crítico (o aquel sub-
utilización del término cliché por Freud, en La camera oscura. conjunto de críticos afines) que sea el más fiel intérprete, el más
De L'idéologie). Igualmente nadie puede desconocer los efectos fiel defensor, el más fiel profeta de la Madre-Mistral. Fidelidad
que la transferencia provoca en la formación de los sicoanalis- del hijo como grito desesperado, que es grito que solicita una
tas, remitimos a La carte postale y a los libros de Francois Rous- Madre fiel, hijo que intenta que su esforzada fidelidad se con-
tang; pero en todo caso, en este caso, sobre los efectos de la vierta, realice este milagro, que esto suceda: que su fidelidad
transferencia en las "escenas" clásicas ya citadas, cuestión que sea la fidelidad de la Madre.
no admite dudas. Pregunta: ¿por qué no agregar, además, a esa Atmósfera de una especial pasividad que no se contrapone
lista de "escenas clásicas" la relación creador-crítico. En gene- a una determinada —pero con límites fijos, insuperables— activi-
ral, esto es, como teoría general del deseo crítico, teoría indis- dad: demostrar por medio de trabajos y esfuerzos que se es el
pensable en estos tiempos de fin de la "crítica literaria", esto es, hijo "verdadero". Pasividad ante la Madre sin falta, la Madre
de comprensión de cuáles eran —y son— los supuestos históricos buena, la Madre por excelencia que expresa la pasividad funda-
y teóricos de la "critica literaria", "la crítica literaria", esa inven- mental que domina el carácter del chileno. Relación de transfe-
ción de la epoca del Sujeto; en general, decíamos, como en rencia, escena de transferencia, relación no resuelta en torno a
particular, referida al conjunto de la crítica de una obra impor- la Madre que se deja leer, no pese, sino precisamente en los
tante. Y, en cuanto a la Mistral, ¿por qué no preguntar por la intentos de "estudios objetivos" de la poesía mistraliana. Nece-
forma y el sentido, el origen, si se quiere, del deseo crítico que sidad de saber escuchar con una tercera oreja", saber escuchar
ha dominado la crítica mistraliana? Evidencia: La Mistral aparece ciertas conexiones aparentemente inocentes, ciertas conclusio-
en la mitología chilena —en la mitología popular y en la mitolo- nes que no se deducen necesariamente de las premisas; aten-
gía literaria—, y esa forma de aparecer es la que nos interesa, ción, ante todo, a las4netáforas, a los giros del lenguaje, a los
como la Madre por excelencia (en la mitología popular y no prólogos, a las notas, (aila excusas, etc., etc. Oír, no el conteni-
pocas veces en la mitología literaria, al lado y en competencia do, sino el ritmo, ritmo dónde la relación de transferencia apa-
con la Virgen María). Entendamos por qué Madre por excelen- rece con claridad perturbánte. Esa transferencia es —sicoanalíti-
cia: ello en cuanto Madre sin hijos. Pero entonces, si existencia camente hablando— de signo positivo; sin embargo, existe un
de una Madre por excelencia, posibilidad que se abre, que el caso —curioso, significativo mas que en sí teóricamente impor-
deseo abre, si el lugar del "verdadero hijo" aparece como vacío, tante desde el punto de vista del conocimiento de la poesía
de postularse como el "verdadero hijo" de la Mistral, resurgi- mistraliana— de una transferencia negativa hacia la Mistral: la
miento —relación de transferencia— del deseo infantil de ser el triste y cándida historia de un hijo, de un "niño" rebelde; caso
"verdadero hijo" —el hijo "único", el hijo más amado de la "ver-
dadera" Madre; "verdadera Madre" queriendo decir eso que el 24
I. Hermann, L'Instinct filial, Denoel, 1972; N. Abraham, Anaséndes
inconsciente sabe imposible, y precisamente porque lo sabe II, Flamrnarion, 1978; sobre esa demostración en G. Mistral, nuestro
libro Sobre Árboles y Madres, Ed. Gato IVIurr, 1984.
imposible, Madre fiel, pura porque fiel, Madre-Virgen, Madre
228 PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 229

que, habiéndolo examinado en otra ocasión, no examinaremos aquí. fuerzas dignas y valiosas, pero respecto a la situación universi-
El trabajo de los "hijos de la Mistral" —hijos e hijas, natural- taria mundial, frente a los graves problemas de la Universidad
mente—, si bien apenas roza la grandeza de la obra mistraliana, actual, fuerzas enteramente superadas. Por ello, se comprende
no deja de aportar importantes elementos de trabajo: publica- que, de la cuestión de la Universidad, ante todo la cuestión del
ción de poemas inéditos, de variantes, de cartas, una mínima "discurso universitario" no haya sido entendida entre nosotros,
modificación a la simplista concepción que sobre las ideas po- ni siquiera como problema. Así, tornemos el caso del estudio de
líticas del poeta circulan habitualmente, incluso, por ahí, algu- las obras "literarias"; si hay conciencia, en otras partes, que ello
nos aciertos de lectura, etc. Evidentemente, no reprochamos a no es posible sin un trabajo filosófico, conciencia que no llega
"los hijos de la Mistral" leer interesadamente; la lectura desintere- a Chile; más exactamente, noticias que se filtran del extranjero,
sada no sólo no existe, no puede, por principio, existir: la lectu- antiguos estudiantes que habiendo estudiado en el extranjero o
ra supone la cópula del inconsciente de quien escribió con el exiliados que retornan que conocen de la situación mundial, lo
inconsciente del que lee, lectura que sólo es posible a partir de que no alcanza, sin embargo, para superar el carácter amateur,
las escenas "propias" del inconsciente. Dos cosas reprochamos el bricolage, con que se trabaja en nuestro medio con las ideas
a los "hijos de la Mistral": la deshonestidad de ocultar los deseos filosóficas. No más auspiciosa —en realidad, peor, es la situación
de sus lecturas y, ante todo, la debilidad, en sentido nietzschea- de la filosofía en Chile. Sólo algunos conocimientos de peque-
no, de sus deseos, de sus tan tristes deseos. ños fragmentos del todo del trabajo filosófico contemporáneo,
Pregunta: ¿cabe preguntar por qué la escena de los "hijos ese todo a partir del cual únicamente los fragmentos reciben su
de la Mistral" pasó desapercibida como escena? La respuesta es sentido. Voces existen que afirman que, malgré tout, existió,
demasiado simple: la escena de "escena" —Nietzsche y Freud, durante la dictadura, un trabajo filosófico serio; voces que ne-
sus orígenes— sigue desconocida en nuestra cultura universita- cesitaron y necesitan hacer esas afirmaciones en cuanto su sus-
ria (así como igualmente, en los llamados ámbitos alternativos tento económico —recursos extranjeros— y algunos simpáticos
de la Universidad, esos márgenes de la institucionalidad reco- viajes dependieron, precisamente, de esas afirmaciones. Patéti-
nocida que, como todos los márgenes, sólo viven del deseo de ca realidad de un tiempo perdido; así, si se intentó estudiar el
constituir, ellos, el centro, claro está, que ojalá conservando, de pensamiento teórico chileno, fundamentalmente el del siglo pa-
algún modo, el hermoso adjetivo de "marginal"). Situación de la sado, trabajo necesariorsiri duda, lo que se logró fueron sólo
cultura universitaria nacional —nos limitamos al ámbito del cual algunos estudios de—personalidades aisladas, como si todo el
podemos hablar con propiedad, el del estudio de la literatura y largo período de la dictadura no hubiera alcanzado para cum-
la filosofía: cuarenta o cincuenta años de retardo respecto al plir con la totalidad de la tarea. Estudios sobre el período llama-
pensamiento vigente en nuestra época; y lo que todo agrava: do de la "profesionalización" de la filosofía en nuestro país, no
viviendo en el pasado, se vive del pasado, lo pasado, lo muerto alcanzaron el mínimo rigor académico. Sobre el trabajo filosófi-
de ese pasado. Y si en los países desarrollados, crisis de la co en las Universidades estatales, más vale, por ahora, aquí,
Universidad —de su enseñanza, de los contenidos y, ante todo, callar. De este modo, situación catastrófica del medio ambien-
de las formas de su enseñanza, de sus deseos, escenas, manda- te cultural chileno, una juventud que no es primeramente cul-
tos, etc—, otra cosa en Chile: intervención y ocupación de las pable de su ignorancia; lo que verdaderamente aterra es que
Universidades. Por ello mismo, resistencia a esa intervención y las autoridades competentes (?) no se aterren ante la aterrado-
ocupación que acudió a las antiguas fuerzas de la Univ/ersidad, ra situación.
PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 231
230

Situación del estudio de la literatura y la filosofía en política"25. Encuentro y desencuentro, aquí, como en tantos otros
nuestro país que está unida a un problema que torna la situa- lugares, de Heidegger con Rosenzweig y Lévinas y ciertamente,
ción más difícil aún, cuestión de la filosofía o de un pensar del con Nietzsche: encuentros y desencuentros por precisar.
español. ¿Esa filosofía, ese pensar existe? Problema que se debe Y, por ello, cuestión también de la ausencia de una tradi-
abordar a partir de la existencia de ciertas tradiciones de filoso- ción de pensamiento español. Su causa: Imperio español que
fía y de pensamiento. Se sostiene que, después del fin de la careció de voluntad de poder político, necesario para unificar
tradición latino-escolástica, existirían cuatro y sólo cuatro tradi- sus múltiples escrituras (la latina: Suárez; la judía: la Cábala; la
ciones filosóficas en la época moderna contemporánea: la tradi- árabe; la escritura barroca y las escrituras de otras regiones del
ción francesa, la tradición anglosajona, la tradición alemana y la Imperio) y así, unificadas, imponerlas, enfrentarlas con las otras
tradición italiana. Ilusión: la filosofía, origen de la filosofía. Al tradiciones europeas. Consecuencia y destino: "España" esa tra-
contrario, se puede mostrar: las tradiciones de pensamiento ducción de las otras tradiciones. "España", traducción en un
modernas y contemporáneas —su realidad es indiscutible— se sentido desolador. Pues no se trata sólo de este hecho: que
establecieron y se mantienen desde y gracias a la voluntad po- "España" traduzca y se vea obligada a traducir obras de las otras
lítica —voluntad de fuerza y de poderío— de un Estado Nacional. tradiciones de pensamiento. Asunto más grave: porque ausen-
De este modo, la "verdad filosófica" de una tradición de pensa- cia de tradición, las obras filosóficas que se escriben en "espa-
miento "depende" de una "verdad política", la tradición de un ñol", como obras "originales", no son, filosóficamente, sino tra-
modo de pensamiento constituye un "momento" del Estado Na- ducciones de obras escritas en las otras tradiciones de
cional. Y "contenido" de esas tradiciones de pensamiento: su pensamiento europeo-occidental. Así, tal obra de "filosofía es-
pañola" "original" no constituye sino una traducción de una
ritmo, el ritmo de su pensar, de su escritura, ritmo (Nietzsche:
"obra" de la tradición alemana, francesa, anglosajona o italiana.
Más Allá del Bien y del Mal, 246) que constituye el "origen" y la
"verdad"de una escritura nacional (Evidencia de origen nietzs- Dado este estado de cosas, ¿debemos, nosotros, latinoame-
cheano que encontramos también en Rosenzweig y, por ello, ricanos y españoles, desear crear una tradición filosófica espa-
en Lévinas. "Evidencia" que recibe una fuerza decisiva, en múl- ñola (y portuguesa)? En modo alguno. Pues diferencia entre
filosofía y pensar —distinción heideggeriana—que retomamos, sin
tiples sentidos, de la lectura —sólo la hemos realizado reciente-
poder discutir aquí hasta qué punto resulta sostenible o hasta
mente— del Parmenides, lección del año 42-43, de Heidegger
que punto, es decir,con qué modificaciones puede aplicarse a
(Gesamtausgabe, Band 54, 1982). Tesis heideggeriana: si la filo-
sofía griega, origen y destino de la filosofia, el pensar latino, el nuestro problema. Ente■ db,caso, si no existe una filosofía espa-
ñola, sí existe un pensar de la lengua española, de la España
pensar del latín, como traducción/interpretación, esto es, tras-
lación a otro suelo de la experiencia griega de la filosofía; clásica y de la gran escritura latinoamericana contemporánea.
Existe, así, una escritura del español cuyo ritmo es otro que el
pensamiento latino -romano cristiano- de la verdad como rec-
de las grandes tradiciones europeas, ritmo arcaico, ritmo por
titud en tanto verdad de lo imperial del imperare, imparare,
del Befehl, mandato y, por tanto, de la Herrschaft, de la domi-
nación, experiencia latina que es la modernidad (como épo- 25 Comprensión, finalmente, por Heidegger de la esencia del fascismo
ca). Así "la verdad filosófica" es la "verdad política"; la "ver- (Ver E. Escoubas: Heidegger: La question romaine, la question im-
dad política" constituiría el "origen" de la "verdad filosófica" o periale en Heidegger, Questions ouvertes, College International de
Philosophie, 1988, pp. 173-188)
la "verdad filosófica" se revelaría, en su verdad, como "verdad
PATRICIO MARCHANT DESOLACIÓN. CUESTIÓN DEL NOMBRE DE SALVADOR ALLENDE... 233
232

ello alejado de la "racionalidad francesa", de la "profundidad obra. Por eso mismo, lecturas que son, por su parte, experi-
mentaciones, alucinaciones —la poesía es materia alucinada, es-
alemana", etc. Arcaísmo que tiene que ver con su "origen" en
cribe el poeta27, de los distintos "sujetos" de lectura. Fin de "Ga-
ese "poema" (concepto de N. Abraham) que siguiendo a Imre
briela Mistral", lecturas de su multiplicidad. De este modo, la
Hermann, llamamos, Muerte de la Madre; la filosofía europea
depende, por su parte, de (el olvido) de la Muerte del Padre antigua escena transferencial de su lectura es derrotada tanto en
—tesis de nuestro texto ya citado: "Atopiques, "etc" et indiens la debilidad de su deseo como en su principio teórico (supo-
niendo que ambos puedan separarse). Se trata, por tanto, de
spirituels".
Retornemos, para concluir, la cuestión de la relación entre leer a la Mistral de este modo y con este fin: leerla como "inter-
la catástrofe nacional y el surgimiento de nuevas escenas de pretación activa" de su obra, lectura sin logos ni verdad; escribir
lectura de la poesía mistraliana. Debemos responder a la pre- sobre el poeta "como escribir con ello otra cosa, única manera de
leerla" (Sobre Árboles y Madres, pág. 110).
gunta de por qué ante todo y en primer lugar, el estudio de la
poesía mistraliana representa la posibilidad de iniciar el comen- De este modo, omnipresencia de la poesía mistraliana, pre-
cisamente, porque nunca, en ningún momento o lugar se pre-
tario de la catástrofe nacional; debemos igualmente preguntar-
nos si algún principio positivo común (ya no sólo una condi- senta, ella, como única o una. Y porque arcaica —ausencia de
tradición filosófica del español— su literatura es "literatura me-
ción de posibilidad negativa) guía esas nuevas escenas de lectura.
Comencemos por el segundo punto. Recurramos al comienzo nor", en el sentido de Deleuze-Guattari; por ello, literatura en-
teramente política (Kafka, Capítulo tercero). Por cierto, existen
de Kafka. Pour une littérature mineure, Minuit, 1975, de Deleu-
en ella momentos de especial intensidad (según el término de
ze-Guattari. Práctica, para el estudio de Kafka, del principio de
Kafka, del principio de las "múltiples entradas". Ausencia de Deleuze-Klossowski). Señalemos tres de esos momentos. El pri-
una "entrada privilegiada" y ello porque: "Sólo el principio de mero, la relación —o diálogo— del poeta con la gran filosofía de
las entradas múltiples impide la introducción del enemigo, el nuestra época; Heidegger, heideggerianamente entendido, y con
significante, y las tentativas por interpretar una obra que no se las formas nuevas del psicoanálisis, Heidegger y las reformula-
propone, en realidad, sino a la experimentación"26. No es el ciones del psicoanálisis que el poeta no alcanzó a conocer
—diálogo, no por eso, menos real. (¿Hasta qué punto, como un
caso discutir aquí los fundamentos y resultado del método pro-
ejemplo de teoría-imaginación, El Instinto Filial de Hermann no
puesto por Deleuze-Guattari. Recogemos esa formulación del
principio de su lectura en cuanto éste corresponde exactamente podrá ser considerado como un gran, pero incompleto, comen-
al principio que es posible encontrar como fundamento de las tario de la poesía mistraliariá?). El segundo: la experimentación
del poeta del estar comoírritijer —ya no Madre por excelencia— y
nuevas escenas de lectura de la poesía mistraliana. Ausencia de
un Significante —de una significación o sentido— único de la las lecturas que de ese estar resultan posibles y necesarias. El
poesía de la Mistral, comprensión de ésta como obra de experi- tercero, el más importante: su experimentáción de su estancia
mentación. Esto es: conciencia que más bien que intentar alean- como mestiza latinoamericana, de la estancia latinoamericana,
su meditación de la derrota del indígena latinoamericano y, lue-
zar un sentido único, la obra del poeta experimentó con una
go, su conciencia de la inevitable derrota del mestizo latinoame-
multiplicidad de posibilidades —ese juego nietzscheano de su -

27
Tala.
26 Op. cit., p. 7.
234 PATRICIO MARCHANT

ricano. Meditación de esta derrota: corno si Gabriela Mistral hu-


biera escrito para este momento, para nuestra actual derrota, para
nuestra actual desolación —suponiendo, en forma gratuita, cierta-
mente, que se sepa qué entendía Gabriela Mistral por "desola-
ción".
—No extrañará a quienes conozcan la labor general desarro-
llada por La Morada que haya sido ésta la única institución que
organizó un Coloquio, en el centenario de Gabriela Mistral, que
significó, en buena parte de las ponencias, un intento, o una
realización, de una pluralidad de escenas de lectura de la poe-
sía mistraliana, esto es, un fin, ahí al menos, del dominio de la
escena de "los hijos de la Mistral". La Morada: trabajo sectorial
de y sobre la mujer chilena, morada de una "escritura femeni-
na" en Chile. Cuestión de saber preguntar, preguntar de Gabrie-
la Mistral. Pregunta ya no por qué las mujeres no escriben, pre-
gunta por qué los hombres escriben, pregunta que, como su
solución, permite escribir corno "mujer"; esto es, no como la
"entidad" "mujer", sino corno las distintas "posiciones", vale de-
cir, las distintas escrituras que la palabra "mujer" recubre, es
decir, ante todo, oculta. La Morada: trabajo sectorial sobre la
mujer que desorganiza esa trampa: el pseudo concepto de "la
mujer".
237

CUESTIONES DE DIFUNTOS.
SOBRE LA TEORÍA DE LA ESCRITURA.
SOBRE LA POESÍA DE NICANOR PARRA (1983)

I. La percepción

"Todo lo que se puede decir —escribe Proust, comentando


la muerte de Bergotte— es que todo pasa en nuestra vida como
si entrásemos en ella con la carga de obligaciones contraídas en
una vida anterior": Pues, agrega, "no hay ninguna razón en las
condiciones de la vida sobre esta tierra para que nos creamos
obligados a hacer el bien, a ser delicados, educados incluso, ni
para el artista ateo a que se crea obligado a recomenzar veinte
veces un trozo del cual la admiración que despertará poco im-
portará a su cuerpo comido por los gusanos..."'. ¿Por qué, en-
tonces, debe el escritor escribir, y escribir bien? ¿Cuál es la ne-
cesidad, la urgencia, el valor moral de una frase bella? Conocida
es la oposición de Proust a los ternas "patrióticos" o "sociales",
es decir, a esa clase de realismo que se complace —es decir, se
conforma— con transcribir temas elevados, esperando que la
grandeza moral del objeto haga por sí misma valiosa, sino bella,
la escritura. ¿Por qué, al contrario, se trata únicamente de escri-
bir bien, de modo tal que lo que se mide por la calidad de su
estilo es el valor moral de,un—escritor? Valor moral de un escri-
tor; por lo tanto —¿será necesarrepetirlo?— Proust no defiende
ninguna clase de esteticismo, ninguna torre de marfil. ¿Por qué
el problema de la belleza revela ser un problema moral y, corno
se verá, un problema de la verdad?
Problema del escritor. Para el escritor —insistamos— sea cua-
les sean sus ilusiones o pretensiones, esforzarse por escribir
bien, recomenzar, como dice Proust, veinte veces el mismo tro-

R.T.P. III, págs. 187-188, ed. de la Pléiade.


238 PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 239

zo, es, si uno se atiende a la realidad, una locura, una pérdida dicen, sin embargo, lo mismo). Si el sujeto recuerda, guarda las
insensata de tiempo, de goce, un sufrimiento que nada de este cosas, tal recuerdo, tal guardia es una consecuencia, y no el fin
mundo (dineros, alabanzas, que sólo pueden satisfacer al peor —dicen estas teorías— de las actividad del sujeto, de su actitud,
yo del escritor, o suplir su amargura) nada de este mundo, de- que es esencialmente una actitud de dominio, pero que en estas
cíamos, justifica —consideremos además que la alegría que pue- teorías se convierte, en verdad, en una actitud de defensa ante
de dar —que ciertamente da— la escritura, el acto de escribir no la realidad. Actitud que es ciertamente es real y que nos consti-
hace sino calmar, colmar un sufrimiento. Pero problema que no tuye a nosotros, los de ahora. Real, pero, decíamos, histórica.
sólo es del escritor. Pues todo hombre, cada uno de nosotros, Otras épocas suponían otra actitud ante las cosas. Si se nos
todos sentimos, de uno u otro modo, la obligación de escribir, y permite dejar a un lado, en este momento, algo tan fundamental
escribir bien, como si la vida no pudiera cumplirse sino en la como la forma en que los griegos entendían el percibir (como
escritura o, si la escritura es una forma de silencio ante las co- Entsprechung, dice Heidegger: respuesta, ajuste, a lo destinado,
sas, si no en la escritura, en esas otras formas de silencio, las a lo enviado) saquemos del olvido otra teoría de la percepción.
otras artes. ¿Cuál es entonces la relación entre la escritura, la Esa que podemos leer —si sabemos leer— en el discurso místico;
realidad, la moral, la verdad y el silencio, vale decir, la muerte? o, si se quiere, y sería más exacto decirlo así, una teoría que
Ahora bien, sostenemos que la Recherche constituye la for- podemos sacar de nosotros mismos si nos proponemos esto:
mulación de este probletha y sostenemos que este sentido, el considerar a las cosas como personas y a las personas como
verdadero sentido, de la Recherche ha sido pasado por alto, no cosas, el esplendoroso y resistente estar ahí de las cosas; reso-
ha sido meditado. No ha sido meditado porque el problema lución que el discurso de los místicos se encargará de justificar-
—para adelantarlo brevemente, pero tendremos que aclararlo: el nosla. Coloquémonos en otra actitud. En vez de pensar que
problema de la percepción— no se ha planteado en su exten- estamos sujetos al ataque de las impresiones sensibles, que so-
sión, profundidad y generalidad. Si se reduce el problema de la mos sujetos porque estamos sujetos a esas impresiones, de modo
Recherche al problema de la teoría del recuerdo involuntario o, tal que, si guardamos algo, esa guardia es una consecuencia de
en el mejor de los casos, al problema de la "escritura" de Proust, nuestro percibir, pensemos que percibimos algo para guardar
no se ve que Proust formula, de una manera incompleta pero las cosas. Que percibiendo una cosa como lo que ella es —como
decisiva, el problema fundamental de la filosofía y de la mística, lo que ella va a llegar a ser, precisamente gracias a nuestra
veremos, y, nos atreveremos a decirlo, de toda existencia: ¿cómo guardia— lo que hacemos ahí es guardar, cuidar, que el ser de la
aprender a percibir de otro modo para poder percibir la reali- cosa sea. Que nosotros estamos al servicio de la cosa. Que per-
dad? cibimos algo, por ejánplo, como azul porque ésta es la mejor
Percibir. Nosotros, como hombres contemporáneos, pensa- manera, la manera más adecuada de guardar eso que, gracias a
mos: el sujeto (habitando en la incuria de nuestra historicidad nuestra guardia, podrá ser llamado, podrá ser azul. Lo que lle-
no sabemos cómo lo que llamamos sujeto, que pensamos que gará a ser azul es guardado soberanamente en tanto lo percibi-
es una realidad, un dato, constituye, en verdad, una respuesta mos como azul. El azul percibido es una consecuencia, digamos
determinada, histórica, pobre, al problema de la percepción) el mejor, una gracia de la guardia. La cosa llega a su esplendor
sujeto, decíamos, recibe, mejor dicho, es bombardeado por im- gracias a la percepción que guarda la cosa. Manera de entender
presiones. El sujeto filtra las percepciones, es constituido por nuestro habitar con las cosas que encontramos, por ejemplo, en
ellas o las organiza (ambas teorías, aparentemente opuestas, los Reden der Unterscheidung de Meister Eckhart. Para Meister
240 PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 241

Eckhart, la virtud superior a todas las otras virtudes, anterior y constituye un momento esencial, irreductible de la Crítica de la
condición de todas las otras es la obediencia; la obediencia es Razón Pura de Kant, pero, digámoslo inmediatamente, en Kant,
un acto de un espíritu libre, es decir, de un espíritu, de un junto a esa teoría coexiste en su texto —por ello el texto kantia-
corazón que no está perturbado por nada y no está atado a no es hetereogéneo— la antigua teoría de la percepción como
nada, que está enteramente absorbido (versunken) en la volun- guardia de las cosas —hetereogeneidad del texto kantiano sobre
tad de Dios y ha renunciado a la propia. Es decir, el hombre la cual no podemos insistir aquí; digamos tan sólo que quienes
deja su poder, obedece, se abandona a las cosas (abandonar, pasan por alto esa hetereogeneidad permanecen ajenos al con-
abandonner: laisser á bandon; bandon, en fráncico: poder, au- flicto más profundo que atraviesa el texto de la Crítica, de las
toridad), el hombre renuncia a su voluntad, a su subjetivismo, Críticas, de todo el pensamiento kantiano.
quiere que la cosa sea (a ese querer Meister Eckhart llama la Ahora bien, Proust al criticar la concepción objetivista de la
voluntad de Dios: abandonarse a las cosas, dar el ser a las co- sensación, critica, como es evidente, la teoría moderna de la
sas). La mística constituye una teoría de la percepción, una glo- percepción y —ciertamente, se trata de otro lenguaje que el suyo—
rificación de las cosas, de nuestra guardia ante las cosas, de critica el estar sin habitar verdadero del hombre moderno ante
nuestro goce; contacto gozoso con la divinidad, es decir, con la las cosas y afirma, resucitándola, con diferencias, sin embargo,
realidad. Cuando el ser de las cosas aparece, cuando la cosa es que no podrían pasarse por alto, la antigua concepción mística.
en su esplendor, mi yo superficial, dominador y triste, desapa- Leemos en el Temps Retrouvé que toda percepción o sensación
rece; mi verdadero yo se llena de la cosa, goza. Y para ese —lenguaje de Proust— es imperfecta; que la insatisfacción de la
verdadero yo no hay cosas más o menos importantes: quien sensación nos demuestra su irrealidad; que lo que llamamos
guarda bien, guarda todo —cualquiera cosa—, bien. Así para Meis- realidad es el residuo de nuestra experiencia'. Pero si percibié-
ter Eckhart ninguna obra exterior es superior a otra. Toda ac- ramos la realidad —lo que sólo puede lograr nuestro yo profun-
ción —y la acción es un modo de percibir— es buena, lo que do, nuestro vrai 1720i- entonces, dice, experimentaríamos un
Meister Eckhart dice —o se le hace decir— en la catorceava de gozo profundo: "un gozo parecido a una certeza y capaz, sin
sus tesis condenadas (bula In agro domini): "pues que Dios otras pruebas, de hacerme la muerte indiferente"3. Ahora bien,
quiere de alguna manera que yo haya pecado, yo no quisiera la imperfección de la percepción cotidiana viene de que no da
no haber cometido pecados, y en esto consiste la verdadera lo que promete. Promete realidad, pero no puede materializar
penitencia". Es decir, toda acción es buena si yo la acepto, si yo su promesa. Por nuestra culpa: por nuestra inadecuada relación
me abandono a ella, si yo la con-vierto en buena. ante las cosas, por la dirección utilitaria, "realista", "objetivista"
Teoría mística de la percepción que fue desplazada en los ante las cosas, por nuestra filta de guardia. Porque no somos
llamados Tiempos Modernos por el subjetivismo, vale decir, por libres ante las cosas; y no sonlos libres porque actuamos liberti-
la concepción según la cual la verdad de la cosa reside en el namente. La libertad consiste eh abandonarse a la cosa, la liber-
sujeto (ya sea en las razones del sujeto, ya sea en la capacidad tad es, como había dicho, y lo acabamos de citar, Meister Ec-
de recepción del sujeto). Teorías desarrolladas primeramente khart, obediencia. Tenemos así ficciones y no realidad. Pero
por los pensadores ingleses como análisis de la facultad de co- ¿cómo podemos alcanzar la realidad, la percepción? Como es
nocer —una consecuencia o un reflejo anticipatorio, si se puede
decir así, de la transformación de la situación real, histórica, del 2
R.T.P. III, pág.
3
hombre moderno ante las cosas. Teoría de la percepción que R.T.P. III, pág.
PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 243
242

sabido, en "las alturas silenciosas del recuerdo" Proust dice el no le da ninguna satisfacción (satisfacción que es para Proust,
gozo de quien contempla la realidad. Pero ¿por qué, entonces, se dijo, sinónimo de realidad). ¿Por qué? El recuerdo voluntario
se critica la percepción ficticia, su incapaci- —materia, al parecer, de la literatura— se atiene a los aspectos, es
si en la Recherche
dad para darnos la realidad, por qué si Proust busca la percep- decir, nos trae los aspectos que a nuestro yo consciente, domi-
ción, la realidad, nos habla, nos escribe, sobre el recuerdo? Esto nador, le parecen esencial. Pero en esos aspectos, que estima-
rnos ser los esenciales, no encontramos la satisfacción, la reali-
es: ¿por qué la Recherche establece que lo que llamamos pre-
sente, la percepción, no es nunca presente y si se puede hacer dad. Se trata de una impresión ficticia, enteramente distinta de
presente es como pasado? ¿Por qué el recuerdo puede hacérse- la impresión verdadera. El recuerdo voluntario deja de lado nues-
nos presente, presente de tal modo que es él lo presente, lo tra conexión profunda con la realidad, en la medida en que
único que puede ser realmente presente? ¿Por qué "presente" es nosotros, desde nuestro subjetivismo, pretendemos fijar los as-
un nombre, un predicado del pasado, del verdadero pasado? pectos esenciales de la realidad. Pero nuestra verdadera conexión
¿Por qué, para Proust, la vida existe presentemente sólo como con la realidad es otra que aquella que nosotros pretendemos
pasado, que, en los raros momentos en que es presente, es fijar, determinar. Sigue otras líneas que las que indica esa orgu-
presente de algo pasado, siendo pasado-presente? llosa superficialidad, el yo. Nuestro yo profundo ha seguido
Intentemos explicarlo brevemente. Más o menos en la mi- otras líneas, pero, a ese yo profundo no le damos la palabra, lo
Temps Retrouvé, obligamos a callar. Y, en verdad, no somos nosotros, nuestro
tad del último volumen de la Recherche, en el
el autor se decide a ascender a las "alturas silenciosas del re- "yo" quien tiene que ver con la realidad, quien percibe, sino la
vida percibe, eso percibe. Otra cosa está en este momento en
cuerdo". Se decide a ascender: numerosas veces antes ha des-
deñado interrogar por qué las resurrecciones que ha experi- nosotros percibiendo y como está percibiendo de otra manera,
mentado el pasado le han producido un tan gran goce, capaz se atiene a otros factores; se atiene por ejemplo a esas sensacio-
de resolver todas sus dudas, de hacerle la muerte indiferente; nes que insensatamente llamarnos inferiores: el olor, el sabor.
ha desistido antes interrogar la verdad que se le ofrecía, no ha Hay un proceso que va por senderos enteramente distintos, más
respondido a signos, señales, advertencias. Pero, al entrar al hondos, adonde la directiva del yo no alcanza. Lo que se está
el narrador decide, al fin, resolver el enig- percibiendo ahora no lo podemos saber ahora. A lo percibido
hotel de Guermantes,
ma de felicidad que esas apariciones del pasado le han provo- ahora sólo lo podremos conocer —si la casualidad lo quiere, es
cado —disposición, ésa, que hace posible, precisamente, la mul- decir, si nosotros dejamos_qu la casualidad sea— en el futuro.
Esto es: la percepción verdada-_actual será, si va a ser, porque
tiplicación de esas apariciones de verdaderos pasados que, de
repente se acumulan en un breve lapso de tiempo.-Ahora bien, será como futuro, sólo pasada. No podemos, pues, percibir,
no hay que olvidar que estas reapariciones del pasado y la acti_-_ verdadera, actualmente. Nuestra conexión con la vida supera
tud del narrador frente a ellas está en relación con las dudas en demasía nuestro yo, la dirección dominadora —defensiva,
sobre su vocación literaria. La imposibilidad que experimenta dijimos— de nuestro yo, como para poder saber lo que hemos
para escribir ¿se debe a su falta de dotes o se debe a la falta de percibido y por eso mismo nada sacamos al proponernos sim-
verdad de la literatura (que no puede dar la satisfacción que plemente abandonar la tendencia dominadora del yo, la ten-
promete o que dicen que ella da)? Aquello bello percibido, que dencia objetivadora, naturalista, realista del yo. Lo verdadera-
debiera conmoverlo, lo deja indiferente. Transcribiendo recuer- mente percibido, pero que no ha sido verdaderamente percibido,
dos, se encuentra con palabras vacías. El recuerdo voluntario que ha sido guardado de otra manera como guarda nuestro
PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 245
244

guardián oficial, el yo, pasa al recuerdo, esperando la posibili- libro por escribir está escrito ya, como tantas veces dice Proust;
dad de ser resucitado. Esa resurrección se logra por un choque se trata de transcribirlo y frente a ese libro no somos libres,
de elementos, al parecer inesenciales, del pasado. Así, un sa- repite Proust, repitiendo sin saberlo a Meister Eckhart, a toda la
bor, el sabor de la magdalena le da al Narrador Combray en su tradición mística. La literatura —y la literatura está aquí por todas
plenitud, en su sabor, en su verdad. Tal es el trabajo, esto es, lo las otras artes— dice la realidad. Por ello, la literatura es cuestión
que produce, a diferencia del recuerdo voluntario, el recuerdo de realidad, de verdad, de moral y, tenemos que verlo ahora, de
la memoria involuntaria. muerte.
Ahora bien, ese entrelazamiento que hace posible a la fun- Insistamos, para ello en la noción de guardia. Hemos ha-
ción de la memoria involuntaria que nos permite saborear el blado de la concepción moderna de la percepción y de la con-
pasado como tal —como tal, es decir, en sí, no corno suma de cepción mística de la percepción como guardia de las cosas. El
imágenes, de fotos parciales reunidas, sin sus conexiones pro- hombre contemporáneo, nosotros, sin clara consciencia sabe-
fundas— sólo puede ser expresado por medios literarios, por lo mos, con todo de la antigua noción de percepción. El hombre
que Proust, demasiado restrictivamente, apresuradamente, lla- contemporáneo quisiera guardar las cosas de otra manera de
ma analogía. El milagro de la analogía nos hace escapar del como, regular y generalmente, las guarda, porque en parte, con
presente; es decir, que la relación que establece el escritor entre todo, guarda como antes. Todos percibirnos lo "azul" corno azul.
dos objetos diferentes, encerrados —como dice Proust— en los Al percibirlo como tal, nos jugamos entero en esa percepción.
anillos necesarios del estilo bello, nos da la verdad, la realidad. Esto es, nos entregamos: nos hemos entregado una vez a la
Por medio de la analogía vemos las cosas de una manera inau- cosa. Cierto es que esa entrega pertenece más bien a la historia
dita. Pero ver algo de manera inaudita es verlo en su verdad. de la especie, pues recibimos el azul como un regalo de esa
Pues, cuando vemos las cosas no corno el hábito intelectual, historia. Pero, en principio, es tan difícil percibir lo azul como
utilitario nos las presenta, decimos que hemos visto, que hemos percibir la música de Stockehaussen —lo que quiere decir, sea
percibido en forma inaudita. Pero la admiración ante lo inaudi- dicho de paso, que no hay en el hombre por un lado, facultades
to, ante la trouvaille, corno decimos, del autor, no es la admira- superiores y, por otro, facultades inferiores, intelectuales las
ción ante un mero procedimiento técnico: es un reconocimien- primeras, materiales las segundas (valga esto contra los ontólo-
to que hemos visto profundamente, es decir que hemos visto gos, aquellos que hablan del ser sin hablar de la guardia del ser:
por primera vez, que hemos tocado fondo, que hemos percibi- como quien dice, dé pastores sin ovejas o de ovejas sin pasto-
do la realidad. Y si decimos: el recuerdo involuntario sólo pue- res). Sin embargo, si aliara, pese a tener el azul, nos abandona-
de ser expresado por la analogía, por el estilo, entonces la con- mos al azul, lo azul es azul de otro modo. El azul, en el abando-
clusión se impone: "La verdadera vida, la vida al fin descubierta no al azul, es otro azul, es otra cosa, que el azul simplemente
y esclarecida, la única vida, por consecuencia realmente vivida percibido en forma objetiva. El azul de otra manera guardado
es la literatura'. Pero, así la vida, la vida realmente vivida, exis- es como un vaso —comparación tantas veces utilizada por Proust-
te únicamente como vida escrita. Es decir, sólo la escritura sal- lleno de toda clase de recuerdos'. Trabajando, pues, dice Proust,
va, guarda lo percibido. El suplemento de artificios de la escri- el escritor vagabundea cada vez que no tiene "la fuerza" de
tura es la posibilidad que hace que la realidad pueda ser real. El obligarse a hacer pasar una impresión por todos los estados

4
R.T.P. III, pág. Trabajando ese azul, la realidad verdaderamente vivida puede reaparecer.
PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 247
246

sucesivos que conducirán a su fijación, a la expresión". En la sensible mismo, sino para tratar de encontrar en él una presen-
sensación está toda, toda la realidad. Así, la teoría de la escritu- cia perdida, para tratar de substituir esa presencia y así termina
ra de Proust no se aplica ni explica, como muchos pueden o —en verdad, comienza— viendo en lo sensible, como lo sensible,
han pensado, sólo a su escritura sino que se aplica y explica esa presencia perdida. Swann guarda lo sensible corno quien
también todas las otras escrituras. De la simple notación de da- guarda a su madre, como guardia de la madre (concepto que
tos —así fantasea el positivismo lógico, la actividad científica— a aclararemos en la tercera parte de nuestro trabajo). Swann no
las honduras silenciosas del recuerdo de la percepción, toda se atiene a las cosas; pone las cosas al servicio de su pérdida;
una gran variedad de escrituras, diferentes estratos de profundi- busca en todas las cosas la madre perdida. Como todo hombre
dad —y, digámoslo, una teoría que describa, que organice esos moderno, Swann percibe también en forma objetivista, y como
estratos, las diferentes formas de escritura, está todavía por ha- todo hombre moderno también percibe de otro modo; pero
cerse. Aquellos que se atienen a simples datos, a ideas, a he- aquello que percibe de otro modo no constituye una guardia de
chos, ocupan el más simple, el más superficial de los estratos. las cosas. Los sufrimientos de Swann fueron vanos'. Swann no
Así hay escritores que sólo cuentan anécdotas, esto es, vidas alcanzó a reconocer la horrible verdad: que en esa guardia de la
completas en unas pocas líneas, porque no son capaces de aban- madre, no guardaba en realidad nada; que la madre está siem-
donarse a la riqueza de lo que ellos llaman una simple percep- pre perdida, que debe estar siempre perdida; que la madre sólo
ción. No encuentran la realidad porque la buscan donde no subsiste como la guardia que de su ausencia cumple el hijo.
está, porque desprecian lo sensible; la mala calidad de su estilo Guardián éste, que no guarda nada salvo su propia guardia.
Guardia de su guardia.
nos dice la equivocación de sus vidas.
Ahora bien, todo lector de la Recherche ha experimentado No así el Narrador. El Narrador, a diferencia de Swann que
la entrega de Proust a lo sensible —la realidad, toda la realidad no escribe, que no puede escribir (que no escribe sobre su rea-
como sensación, la realidad en las sensaciones. Pero —y esto es lidad; no se olvide que escribe sobre pintura, pero, debemos
fundamental— sería erróneo considerar que en oposición a la entender no sobre la realidad de la pintura sino ensayos sobre
percepción objetiva existe sólo una forma de entrega a lo sensi- la pintura), el Narrador escribe. Escribe la historia de Swann y
ble. Aclaremos lo que queremos decir examinando la figura de su propia historia. Y puede escribir —puede escribir porque, al
Swann. Leamos el famoso final de Un amour de Swann: "Pensar alejarse de la descripción objetivista, no se instaló en lo sensi-
que he malgastado años de mi vida, que quise morir, que tuve ble como habitar con la madre —é-esos amores que no son sino
mi más grande amor por una mujer que no me gustaba, que no subtítulos pálidos de la madre— sino que se instaló o dejó insta-
era de mi tipo"6 . Leamos ahora el mismo pasaje, pero esta vez larse en él una idea de la, muerte: "Esa idea de la muerte se
en su verdad: "Pensar que he malgastado años de mi vida, que instaló definitivamente en mí, tal como lo hace un amor"8. Sólo
quise morir, que tuve mi más grande amor por una madre que esa idea de la muerte —que deberemos estudiar— hace posible
no me gustaba, que no era de mi tipo". Swann —corno el Narra- escribir, alcanzar la realidad. La muerte, cierto hábito de la muer-
dor narrante— se entrega a lo sensible, pero su entrega consiste te, es lo único que nos puede entregar —recompensa inaudita—
más bien en dejarse dominar por lo sensible, en ahogarse en lo le vrai moi, la vraie vie, la vie réellement vécue. Cuestión de la
sensible. Por esto: porque Swann busca lo sensible no por lo
R.T.P. III, pág.
R.T.P. III, pág.
R.T.P. III, pág.
PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 249
248

muerte, cuestión de muertos, capillas ardientes sin difuntos, di- fuerza, pero siempre, inconscientemente, resuena. Es decir: el
funtos sin capilla ardiente, cuestiones de difuntos. Dejemos anun- mar no es un mero ente u objeto con el cual tenemos que
vérnoslas; en el mar o como mar se marca una relación profun-
ciado tan sólo, al terminar esta primera parte, este tipo de cues-
tiones. Queremos discutirlas, avanzar en ellas, analizando, lo da nuestra con la realidad. En definitiva, lo poetizado en Se
canta al mar es el mar, pero no el mar como se lo imagina la
haremos inmediatamente, ciertos momentos de la poesía de Parra.
conciencia ingenua, sino que, disfrazado como simple percep-
ción natural del objeto mar, objeto supuestamente independiente
II. La mujer - El mar de, nuestra realidad psíquica, lo poetizado es, repetimos, una
relación profunda nuestra, fundamental, con esa realidad el mar.
Cuestiones de difuntos, dijimos, en la constitución de la Todo lo cual resulta posible en Se canta al mar gracias al efecto
poesía de Parra —como en toda escritura. De ellas trataremos que produce una peculiar situación: en el poema hay un re-
oyendo con una atención flotante, esperando que lo extraño cuerdo-pantalla que permite que lo percibido no sea lo que la
nos haga signo. Como es sabido, de nimiedades se ocupan quie- conciencia ingenua se imagina: la impresión objetiva "mar", sino
nes se ocupan, quienes toman en serio al psicoanálisis. nuestra conexión profunda, real, con el mar.
¿Qué se canta en Se canta al mar? La respuesta no parece Esto es. Por percepción entendemos, como se dijo en la
dudosa, "en Se canta al mar —dice un comentarista— el persona- primera parte de nuestro trabajo, la realidad, en este caso, del
je recuerda el descubrimiento del mar cuando niño y cómo has- mar. Esta percepción, como toda percepción verdadera, sólo
ta ese momento nada sabía de su existencia más allá del lugar existe escrita, en este caso, como poema. La significación inge-
donde vivía"9 . ¿Qué otra cosa se puede cantar sino el mar —o su nua del poema coincide con la significación profunda sin que el
descubrimiento— cuando se canta al mar? Todo lo cual parece lector ingenuo se dé cuenta de ello —de hecho ningún comenta-
muy obvio; deja de serlo, sin embargo, si se formula la pregunta rista de Parra ha advertido el recuerdo-pantalla presente en el
siempre todavía constante, persistentemente eludida. ¿Qué eso poema, el cual tiene, como se acaba de decir, la función de
—el mar? ¿Cómo es el mar— en esa única manera en que es para convertir la impresión objetiva en realidad. Señalemos, además,
nosotros, es decir, como momento de la economía de las fuer- de paso que lo que se llama belleza (o expresividad, fuerza,
zas psíquicas? ¿Cómo qué se percibe el mar? ¿Y qué se percibe necesidad o cualquiera sea el término que se quiera utilizar) no
cuando el mar se percibe en un poema en que se canta al mar? ha sido explicado jamás por las ciencias literarias. Y belleza es,
Respondamos primero a esta última pregunta: en un poe- para nosotros, siguiendó,b tradicion de lo que llamamos con-
ma en el cual se canta al mar —si el poema es bello, como bello cepción mística de la percepción, contacto con la realidad y,
es Se canta al mar— se percibe la realidad del mar. La realidad por ello, goce.
del mar, vale decir, no la impresión objetiva "mar", sino nuestra Así, el "verdadero significado" del poema Se canta al mar
conexión profunda con el mar. En el poema Se canta al mar se ("verdadero significado", es decir, lo que el Inconsciente perci-
percibe lo que está en el fondo, percibiendo inconscientemen- be en el poema, aquello que percibe todo aquel que percibe el
--- te, en toda percepción del mar; aquello que en toda percep- poema como bello) ha sido ignorado por todos sus comentaris-
ción, en sentido usual del término, del mar, con mayor o menor tas y suponemos por todos sus lectores, así como fue ignorado
por su autor. Pero ese "verdadero significado" no es algo, otra
9 cosa, sino la significación profunda, inconsciente que está, que
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es, nuestra relación con el mar. Es decir, el lector ingenuo y los do, para Freud el mar simboliza, la mujer, la madre, el naci-
comentaristas no menos ingenuos dicen bien si dicen que en Se miento. Para Ferenczi, tal como lo formula en su obra funda-
mental, Thalassa, al contrario, la madre "es en realidad un sím-
canta al mar se canta la mar. Sólo que no se dan cuenta cómo
bolo y un substituto parcial del océano y no a la inversa"10.
Se canta al mar describe, hace perceptible, lo que realmente
—y por lo tanto sólo como poema, como algo escrito— se percibe Ferenczi insiste en la tendencia regresiva del hombre al origen,
al percibir el mar. Dicen bien porque se equivocan; dicen bien al mar. El mar no simboliza el origen, es el origen. Profunda
porque dicen mal, porque no saben —porque saben en forma tendencia regresiva, repetición que nos llena de optimismo, de
inconsciente únicamente— lo que dicen. Y es el recuerdo-panta- goce". En nuestra concepción de la teoría de la escritura es la
lla lo que hace que lo que dicen mal resulte estar bien. Precise- versión ferencziana y la freudiana la versión que aceptamos. O
mos por si alguien lo ha olvidado qué es un recuerdo-pantalla. también, si se quiere, ateniéndonos más bien a la etimología, al
symballein, podríamos decir: un término no simboliza al otro,
Un recuerdo-pantalla es un recuerdo infantil que se recuerda,
que se conserva, no por su propio contenido sino por su rela- sino la mujer, la madre, el mar como origen, todos "van juntos",
van juntos: corno origen. Pero entonces, si como diremos, Parra
ción con un hecho fundamental, que ha sido censurado. Este,
por tanto, vive, hace señas desde el recuerdo-pantalla. Ahora establece en este poema una equivalencia entre el acto sexual y
la decisión de hacer poesía, no debemos decir, corno sería el
bien, en Se canta al mar, el recuerdo-pantalla lo detectamos en
lo demasiado adecuado del tono poético con que se canta al caso si nos atuviéramos a la concepción freudiana estricta, que
poetizar es como hacer el amor, como ir a la madre, como ir al
mar. Querernos decir lo siguiente: el tono del poema sería in-
origen, sino poetizar es ir al origen. Es decir: con la poesía —con
adecuado, exagerado si en el poema se estuviese poetizando,
percibiendo, sólo el mar, es decir, la impresión objetiva "mar". las palabras, se va al origen, como con la mujer (y con la madre
Hay adecuación perfecta (demasiado adecuación, decíamos) del en ella) se va al origen. La poesía no imita al acto sexual, sino,
como él, desciende al origen. En ese origen, el lenguaje pierde
tono respecto al significado profundo; hay inadecuación res-
pecto al significado superficial (ingenuo): la impresión objetiva sus ataduras, como en el amor la mujer sus vestidos. La poesía
"mar". La adecuación perfecta, la inadecuación, la sensación y el amor buscan, ambos, la carga del pasado, porque esa carga
rara que ellas nos producen —nos hacen sospechar que hay otra nos libera, nos hace verdaderamente livianos: livianos por ex-
ceso de carga. Así, en el verso final de Se canta al mar, "La voz
cosa. Esa otra cosa —lo sospechamos desde un principio y el
autor nos lo confirmó plenamente, agregando detalles: la exis- del mar en mi personáéstaba" no es —interpretación freudiana—
tencia representa, con todo, una ventaja— es una visión erótica: sólo la voz de la madre la que llama; es, antes que la madre, la
el autor vio al padre en una situación erótica. voz del origen. Pues, como diremos un poco más adelante, en
Digamos inmediatamente que se entendería todo mal si se esta época de la poesía de Parra, la madre aparece en la pleni-
tud de su generosidad.
dice: lo poetizado como "contenido manifiesto" es el mar; lo
poetizado como "contenido latente" es la relación erótica. Pues Testigo, entonces, de una relación erótica del padre, el au-
el mar, tal corno es para nosotros, en y para nuestro inconscien- tor desplaza la frase auténtica de aquél "Este es, muchacho, el
te, es la relación erótica, la mujer, la madre y, lo veremos inme- mar", del mar a la relación erótica, al amor, a la mujer. La des-
diatamente, el origen —todo origen como inseparable de la mu- 10
jer, de la madre. Aquí resulta necesario hacer. ,tina aclaración
que es, desde todo punto de vista, fundamental. Como es sabi-
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plaza y, gracias a ese mecanismo, por una parte engaña al lec- conocer el amor, la mujer: "Por aquel tiempo yo no comprendía
tor ingenuo (recuérdese la función del desplazamiento en los / Francamente ni como me llamaba / No había escrito mi primer
sueños), pero, por otra, descubre, pone de manifiesto, el verda- verso / Ni derramado mi primera lágrima". Versos —versos de
dero sentido del mar. Ese sentido verdadero estaba, por cierto, amor, lágrimas— lágrimas de amor. Pero más importante que
inconscientemente en la frase del padre. Es decir, el poeta unió eso, esto. El poeta no comprendía lo que era tener un nombre.
Ni el nombre que le dio la madre, ni el nombre que le da la
apres-coup a la observación de la relación erótica el sentido
verdadero inconsciente de la frase del padre (pero no se pase mujer. (Pues tres nombres tiene el hombre: el nombre que le da
por alto que es la frase del padre la que le muestra —inconscien- la madre, que le da la vida al darle el nombre; el nombre que le
temente— todo el sentido del hecho erótico; la frase del padre da la mujer, que le hace encontrar su nombre antiguo, el que le
muestra, es decir, educa); ese significado inconsciente, incons- dio la madre; por eso el poema dice: "...yo no comprendía
cientemente lo oculta el poeta en el poema para que el oído del francamente ni cómo me llamaba"; y el nombre que, como hijo
lector ingenuo inconscientemente lo descubra. Lo verdadera- muerto, le da anticipadamente la madre: nombre que ella quie-
mente percibido aparece así por un o en un juego de ocultación re que sea el único nombre del hombre. (Se nos excusará no
y mostramiento, mecanismo técnico, como se dice, que hace poder detenernos más aquí sobre este punto).
posible la belleza del poema, es decir, que el poema sea per- A continuación, el poeta nos dice su enojo por el retardo
cepción. Así, la frase: "Este es, muchacho, el mar" dice esta otra de su conocimiento del mar-amor: "De manera que nunca, ni
frase: "Esto es, muchacho, el amor"; "Esto es, muchacho, la por pienso / Se conversó del mar en nuestra casa. / Sobre este
mujer'. Pero no corno si el "contenido manifiesto" fuese el mar punto yo sabía apenas / Lo que en la escuela pública enseña-
y el "contenido latente" el amor, la mujer. Sino: el mar, el amor, ban / Y una que otra cuestión de contrabando / De las cartas de
amor de mi hermana". Es decir, del amor sólo tenía el turbio
la mujer se ven juntos, van juntos.
Una vez efectuadas estas aclaraciones fundamentales, exa- conocimiento obtenido de los compañeros de la escuela públi-
minemos el poema en detalle. Con el eco mejor de su garganta, ca y el conocimiento sentimental, robado de las cartas de su
es decir, repitiendo la enseñanza del padre, el poeta va a expli- hermana. Luego lo histórico, la anécdota que trata de ocultar lo
car, es decir, señalar —a quien pueda entenderlo— el material, la realmente histórico, no para engañar al lector, sino para pasar
energía de su poetizar; recordará aquello que "nada podrá apar- de lo histórico, de lo anecdótico, a lo absolutamente real. El
tar de su memoria", aquello que será eternamente guardado, "la padre lo coge del brazo contemplando, él, el padre, la blanca y
luz de aquella misteriosa lámpara" (la función de luz de la erec- eterna espuma, que navegaba hacia un país sin nombre —ese
ción, la luz sobre el significado, el fin, de la erección: el miste- país al cual el hombre al penetrarlo le da su nombre (de ella, de
rio —misterio de luz— de la misteriosa lámpara), y que dejó tal él), como quien imparte un sacramento ("Como quien reza una
resultado: la decisión de hacer poesía; la poesía como vuelta al oración", dice el poema), el padre le dice: "Esto es, muchacho,
origen primero, origen poetizado en este poema; poesía, como el mar". El poema poetiza inmediatamente esta equivalencia: la
amor, mujer, cuyo imagen, no podrá ser borrada ni siquiera por ejecución del acto sexual —anticipada por el poeta en el acto del
la muerte (es decir, que la muerte está anticipada, en este poe- padre— y la decisión de hacer poesía. El acto sexual: "Entonces
ma, como amada; la muerte no es vista como muerte —volvere- fue cuando extendí los brazos.../ Rígido el cuerpo, las pupilas
fijas,.../ Sin que en mi ser moviérase un cabello". La decisión de
mos sobre esto).
Nos dice luego el poeta como transcurría su vida antes de hacer poesía: "Sólo debo agregar que en aquel día/ Nació en mi
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mente la inquietud y el ansia/ De hacer en verso lo que en ola imagen (por ejemplo, la percepción de un alimento). Cuando la
y ola/ Dios (el padre, pero no sólo el padre) a mi vista sin cesar necesidad surge de nuevo se desencadenará, gracias a las rela-
creaba...! Es que, en verdad, desde que existe el mundo,/ La ciones ya establecidas, un impulso que cargará de nuevo la ima-
voz del mar en mi persona estaba". La voz del mar, es decir, la gen mnémica de esa percepción en la memoria y provocará de
llamada del origen: la creatividad como regresión sin culpa; nuevo la percepción misma, es decir reconstituirá la situación
libre, al origen de todas las cosas: entrar en el origen: la mujer de la primera satisfacción. Nada impide, agrega Freud, admitir
un estado primitivo del aparato psíquico en que ese camino es
y las palabras, para salir nuevamente; nuevamente, pero transfi-
gurado. Todo acontece en el reino de la felicidad ("Creo que realmente recorrido y el deseo, por consecuencia, termina en
alucinación. La amarga experiencia vital transformó esta activi-
moriré de poesía", Hay un día feliz) y de la gracia. En el origen
dad psíquica primitiva en una actividad mejor adaptada: buscar
encuentra a la mujer, a la madre pero esta es una época feliz (el
gato Murr —que sabía lo que era escribir— titula la primera parte en la realidad, y no como alucinación, lo deseado. El único
medio —continúa Freud— para mantener la carga interna equiva-
de sus Consideraciones sobre la vida: "Sentimiento de la exis-
lente a la percepción exterior es mantener esa carga de una
tencia. Lo meses de infancia"); la madre parece entregar libre,
fácilmente, su poder a otra mujer y a las palabras, para que en manera permanente, de manera de retener el objeto deseado
(lo que acontece en las psicosis alucinatorias y en los fantasmas
éstas, y no en ella, el poeta cree libremente. La madre aparece
de hambre).
como figura generosa, nada guarda para sí. La madre le dice al
hijo: "Toma otra mujer; haz poesía". Todo parece inocente; no Ahora bien, utilizando los términos de Percepción, Aluci-
nación —como posteriormente los términos de Madre, Padre,
hay culpa, no hay muerte. La poesía es una verdad impune.
Hijo y Huérfano— en forma anasémica, diremos: toda Percep-
ción original es en realidad Alucinación, Percepción alucinatoria
de la Percepción de la Madre (Lamentamos no poder exponer la
III. Como si desde un verso un muerto me dirigiera la palabra
teoría de la anasemia de Abraham; en nuestro texto —pero eso
no se notará al leerlo— se marca la distinción entre un concepto
Pero, antes de seguir, debemos volver, un momento atrás.
corriente y un concepto anasémico por el empleo de la mayús-
No hemos dicho por qué el hombre quiere percibir. Supo-
cula).
ner sin más tal deseo sería pecar de ingenuo idealismo. ¿Por
Expliquémonos: la función originaria de la percepción es
qué, entonces, el hombre quiere originariamente percibir? Una
deseo de guardar los deseos primarios, la relación primaria: la
respuesta completa no podemos darla aquí; supondría, entre
Unidad Dual con la Madre (concepto fundamental, sin embar-
otras muchas cosas la discusión detallada de textos freudianos y
go, no podemos aclamar aquí). Aquellos objetos que no son la
no freudianos; entre los primeros el Esbozo de 1885 y el famoso
Madre son percibid¿omo substituciones de la Madre. No pu-
capítulo séptimo de La Interpretación de los Sueltos, amén de
diendo percibir siempre a la Madre; no resignándonos 'a no per-
otros más. Nos limitaremos a ciertas indicaciones, presentadas
cibirla, retenernos, en los otros objetos que percibimos, a la Madre
en forma dogmática, que sacamos de la exposición freudiana
(por eso, esas percepciones son alucinaciones). Percibimos una
del aparato psíquico.
mesa o una silla, pero esa mesa y esa silla sólo son nombres,
Movido por una necesidad —externa o internó— el aparato
otros nombres del único objeto real, de la única percepción
psíquico, dice Freud, busca repetir la experiencia de la satisfac-
real: la Madre (entiéndase: la Madre escindida en objeto bueno
ción que colmó antes esa necesidad y a la cual quedó unida una
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y en objeto malo). De esta condición nuestra, la Madre sabe. sin embargo, fácilmente por lo que acabamos de decir.
Por lo tanto, el problema para todo Hijo será el siguiente; si Pero si la posición del Padre, del. Hijo ante el Padre, seguirá
acaso podrá o no, salir de la percepción de la Madre o de las largo tiempo igual, la Madre recupera su poder. Por varios mo-
percepciones substitutivas de la Madre. Si acaso la Madre aho- tivos: porque la dureza de la vida destruye las ilusiones juveni-
gará todas las otras percepciones, de modo que en todo perci- les; porque el Hijo, corno Hombre, comienza a experimentar en
bir la Madre se sepa percibida o si acaso el Hijo será capaz de el cuerpo de las otras mujeres y en su cuerpo el trazado dejado
otras percepciones; si podrá desligarse, en cierto modo, de acuer- por la Madre; porque el paso de lo cuantitativo a lo cualitativo
do a cierta estrategia, a cierta transacciones, para percibir de despierta lo que corno posición juvenil había sido dejado a un
otro modo, percibiendo así en las otras cosas, ventanas y sillas, lado; porque, en todos los sentidos la vida pasa. El Hijo, como
verdaderamente otras cosas. Hombre, se ve enfrentado a una situación, a una decisión que
Problema que irá ligado al fracaso (intentamos traducir así no puede eludir. Porque en su sexualidad ha reconocido la sexua-
el termino freudiano de Untergang) del Complejo de Edipo. lidad de la Madre, debe decidir que hará con su sexualidad, con
Describamos el proceso a grandes rasgos, de acuerdo a la teoría la sexualidad de la Madre. La aceptará o la rechazará o, lo que
freudiana —no intentaremos aquí, corno es posible hacerlo, es lo mismo, aceptará o no seguir percibiendo en esas, aparen-
reformular este proceso a partir del trabajo teórico de M. Klein temente otras cosas, substituciones de la Madre.
y de la Escuela Psicoanalítica Húngara. El. Hijo, por la percep Ahora bien, por su parte, la Madre se opondrá, por los
ción de la castración de la niña, comprende que la amenaza motivos que señalaremos inmediatamente a que el Hijo perci-
de castración que antes no tomó en serio constituye una real ba. En la mayoría de los casos, la Madre ahogará esas percep-
amenaza. Ve por otra parte la traición de la Madre con el Pa- ciones otras. Esto, en términos de escritura, se traducirá en lo
dre —ella sigue con él. Acepta, entonces el triunfo del Padre; siguiente: el Hijo dejará de escribir. Pude ocurrir también que
se identifica, refuerza su identificación con él para, siguiendo se alcance un compromiso (en sentido psicoanalítico del térmi-
su ejemplo, poder conquistar algún día una mujer que sea como no): el Hijo escribirá, pero escribirá al servicio de la Madre; el
esa mujer, su Madre, que su Padre conquistó para sí; al mismo Hijo escribirá, entonces en forma "objetiva", redactará "papers",
tiempo, interioriza como Superego la ley del Padre. Esta sumi- escribirá ensayos sobre filosofía o cierto tipo de novelas eróti-
sión del Hijo durará hasta la juventud. En ese momento el Hijo cas, en las cuales, en un mismo gesto, denigrando a las mujeres,
se apartará violentamente del Padre, sin darse cuenta que ese dirá, en otras mujeres, la infidelidad de la Madre, al mismo tiempo
apartamiento, que su liberación fue posible gracias a lo que que reafirmará su fidelidad a su Madre. Y la afectividad de la
de su Padre aprendió. Decisivo en todo esto resulta el hecho Madre se manifestará a su vez como ese narcisismo infantil,
que la Madre en esta época aparece aparentemente femenino, tantas veces insoportable del escritor. Existe otra po-
desexualizada. Vencido el Padre —así piensa el Hijo—, sibilidad: la suspenlaril— de la escritura (suspensión que puede
desexualizada la Madre —aparentemente—, el Hijo podrá perci- durar toda la vida y que por la ausencia de obras puede confun-
bir al parecer libremente, percibir, aparentemente, otras cosas. dirse con la renuncia a la escritura, a pesar de que el mecanis-
Percibir, es decir, escribir. Que tantos adolescentes, que tantos mo de juego es distinto). Sabiendo que si se escribe, se escribi-
jóvenes escriban —pero sólo unos pocos seguirán después es- rá al servicio de la Madre y no siendo capaz de escapar, de
cribiendo— es un hecho conocido, pero que no ha sido expli vencer, el dominio materno, se suspende la escritura esperan-
cado, que no se ha considerado necesario explicar. Se explica, do, algún día, triunfar sobre la Madre.
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Pero, ¿por qué la Madre —volviendo desde su aparente calculables: el Psicoanálisis o, al menos, en todo caso el público
desexualización— no quiere, no puede aceptar, que el Hijo es- cultivado ha aceptado el Complejo de Edipo pasando por alto
criba?. Para entender esta situación es necesario detenerse un el deseo de la Madre. Así, todo pasa como si como, con un
momento en el Complejo de Edipo. Las formulaciones freudianas gesto preciso, el psicoanálisis freudiano descargara, quisiera
dicen: el Hijo desea la Madre, como la Hija al Padre; los padres descargar toda la culpa en el Hijo y dar un certificado de
sienten preferencia por el hijo del sexo opuesto. O, con mayor inocencia a la Madre. Pero, entonces, si la formulación del Com-
precisión, como comienza el artículo sobre el Complejo de Edipo plejo de Edipo oculta el deseo de la Madre, esa formulación
en el Vocabulaire de la Psychanalyse de Laplanche y Pontalis: resulta ser, ha operado efectivamente como la coartada de
"Conjunto organizado de deseos amorosos y hostiles que el niño Yocasta, la forma en que Yocasta prueba, hace aceptar, ha he-
(subrayado por nosotros) experimenta por sus padres". Es decir cho aceptar, su falsa inocencia. Freud nada dice del descubri-
el Complejo de Edipo es visto desde el Hijo. Freud no negará, miento por el Hijo del deseo de la Madre, del deseo mutuo
por cierto la afectividad de la Madre; nos hablará de la satisfac- sorprendido que es lo que, en realidad, constituye, organiza lo
ción de la Madre con el Hijo; del Hijo en el vientre, concebido que se ha llamado el Complejo de Edipo (los materiales en los
como falo paterno, del juego amoroso de la Madre con el Hijo, que nos apoyamos para esta formulación no podemos presen-
del placer mutuo del amamantamiento; dirá que la Madre es la tarlos aquí; piense cada uno en su historia particular). Antes del
seductora del Hijo o en referencia al Edipo-Rey, que Yocasta, encuentro del deseo mutuo, los deseos del Hijo estaban ahí,
enceguecida por el amor, trata de detener la investigación de pero como materiales sin nombres ni organización, que necesi-
Edipo; dirá que la Madre ríe (subrayado por nosotros) de los taban del deseo mutuo para organizarse (es decir, el Complejo
medíos de seducción que ante ella despliega el Hijo. Pero, con de Edipo se realiza nachtraglich, aprés —coup en diferentes eta-
todo, al formular el Complejo de Edipo (Laplanche y Pontalis pas. Sólo en ese encuentro de deseos es el Complejo de Edipo,
señalan: "se observará por lo demás, que Freud no ha dado en como deseo del Hijo y de la Madre. El Hijo sabe su deseo corno
ninguna parte una exposición sistemática del Complejo de deseo al saber el deseo de la Madre; es el deseo de la Madre lo
Edipo", ausencia que debe ser considerada, sin duda alguna, que hace que el deseo del Hijo sea deseo; y la Madre sabe que
como un síntoma) Freud insistirá siempre en el deseo del Hijo y el Hijo sabe su deseo. La Madre es incorporada con tal, como
nada dirá directamente del deseo de la Madre. Aún más escribe tal deseo (una discusión se impondría aquí, pero no dispone-
textualmente: "Añadamos, desde luego, que los mismos padres mos de tiempo para ella, sobre las nociones de interiorización,
ejercen con frecuencia un influjo decisivo sobre la adquisición, de introyección (Ferenczi) y de incorporación en el sentido pre-
por sus hijos, del Complejo de Edipo, cediendo, por su parte a ciso y novedoso en que este último término es utilizado por
la atracción sexual, circunstancia a la que se debe que en la Nicolas Abraham Torok y que nosotros utilizamos aquí
familia de varios hijos prefiera el Padre manifíestamente a las pero modificándol&también. La Madre pasa, entonces, es in-
hijas, mientras que la madre dedica toda su ternura a los varo- corporada, entonces, por el Hijo. Incorporada como Madre im-
nes. A pesar de su importancia, no constituye, sin embargo, pura. Resulta entonces que debemos formular de otro modo lo
este factor un argumento contra la naturaleza espontánea (die que N. Abraham en su Pour introduire l'"instinct filial" ha lla-
spontane Natur) del Complejo de Edipo en el niño". Es decir: mado la "infidelidad esencial de la madre". La madre no es esen-
Freud sabe, con todo, creernos, del deseo de la Madre pero cial, constitutivamente infiel, porque vuelve al padre, engaña al
expresamente dice lo contrario. Omisión de consecuencias in- Hijo con el Padre o con otros hombres o porque, ya al engen-
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drar al Hijo, ha engañado a éste con el Padre. No; la infidelidad, escribiendo King Lear. Y, por eso el Hijo que ha asesinado a la
la verdadera infidelidad de la Madre es infidelidad con el Hijo. Madre, a la Madre en él, se reconcilia, resucita al Padre. Vencida
La Madre engaña al Hijo con el Hijo. La impureza esencial, cons- la Madre, el Hijo comprende que el Padre le enseñó el camino,
titutiva, de la Madre es la impureza de la Madre con el Hijo: el fue su maestro, su guía. Triunfo póstumo del Padre; profunda
espantoso y enormemente querido secreto común. relación de muerte del Hijo con el Padre. Así, dice Parra "yo lo
Sobrepasada entonces esa etapa en que la Madre aparece único que tengo hacia él (hacia su padre) es un amor infinito, y
como desexualizada —la escritura aparecía dijimos, como virtud creo sinceramente que las líneas principales de la antipoesía
impune— es la Madre en el Hijo quien va a oponerse a que el están dadas en el carácter de él; él vivía la antipoesía. diaria.
Hijo perciba,'a que el Hijo escriba. Esto lo veo por primera vez ahora".
Pues percibir, escribir será —visto desde la Madre en el Hijo- Entonces, tal es nuestra hipótesis: la muerte de la Madre
traición del Hijo; traición que la Madre sólo puede entender de constituye la condición de producción de toda escritura, de toda
esta manera: como revelación por el Hijo del deseo de la Ma- gran escritura. Proceso ciertamente inconsciente —decisión in-
dre. Y si el Hijo revela ese deseo, la Madre sabe que el Hijo consciente de crimen inconsciente— que puede erigirse, ella,
escapará a su poder. Por eso, la Madre quiere obligar al Hijo a como monumento escritural: monumento que conmemora el
que calle. La Madre —repitamos, la Madre en el Hijo— hecha crimen. Que puede erigirse; no podemos saber —apenas hemos
mano a todos sus recursos. La Madre detiene la pluma, es decir, comenzado a trabajar nuestra hipótesis— con que frecuencia esa
tiene la pluma —el falo. Discurso de la Madre: "yo te tengo, Hijo, erección ocurre; sin descartar tampoco esta posibilidad: que cier-
el falo; ¿qué más quieres?". Y ciertamente el inconsciente no tas señas, pequeñas marcas indiquen en un texto —otro que un
quiere otra cosa. Por lo tanto, sólo venciendo el gozo, el placer texto que escenifique el crimen— el crimen cometido (daremos
con la Madre, el Hijo, el Hombre, podrá escribir. Escribir, es inmediatamente un ejemplo).
decir, escribir el deseo de la Madre, el desplazamiento de la Para que se comprenda por qué no nos atrevemos a emitir
Madre. Llegar a un lugar donde la Madre no pueda llegar, a un un juicio definitivo, deberemos decir algunas palabras sobre el
lugar vedado a la Madre. Decir el deseo de la Madre, esto es, origen de la hipótesis que presentamos. Trabajando sobre el
dar muerte a la Madre. Pero de Hijo a Huérfano. En ese otro significado de "Grande enemiga de la zarzamora" nos encontra-
lugar —en la escritura— se percibe de otro modo, se perciben mos —como lo mostraremos— con la ejecución de un crimen, el
otras cosas. Lo percibido no es ya más un substituto de la per- asesinato de la Madre. Intentando comprender esta situación
cepción de la Madre. Fin de la alucinación; al fin realidad. El fuimos llevados a examinar las formulaciones del Complejo de
hombre puede escribir —escribir, por ejemplo la percepción Edipo; en este examen, el carácter tendencioso de la formula-
maternal que tuvo. Así en la Recherche, el Narrador, sólo desde -- ción freudiana se nos,hiio patente. La- hipótesis ganaba más
otro lugar, desde un cambio de guardia —como se dijo en la peso. Ahora bien, unai-hipótesis psicoanalítica tiene un modo
primera parte de este trabajo— puede describir la guardia mater- particular de justificarse. Primero, se trata de examinar su cohe-
na. Otro lugar que es, lo vamos diciendo, nos vamos aproxi- rencia lógica —no sólo la coherencia lógico-formal, sino la cohe-
mando a ello, una cierta idea de la Muerte. Otra Muerte que la rencia respecto a la particular lógica del Inconsciente. Luego, se
muerte que como Madre recibe al Hijo. Diferencia<entre el rey trata de ver si esa hipótesis —y sólo ella— explica un conjunto,
Lear resignándose a la muerte (portando en sus brazos a Cordelia, una serie, de fenómenos concretos. Inmediatamente constata-
esto es, a la muerte como Madre disfrazada de hija) y Shakespeare mos, al menos, esto. Aquellos escritores a quienes se la expusi-
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mos comenzaron —sin que se lo pidiésemos— a asociar. La nece- Desplazamiento —y esto es lo importante— sin crimen. Texto de
sidad de estas asociaciones, al menos, prueba esto: se ha toma- Freud: el niño "llega incluso a trasladar a la hermana el amor
do un núcleo real —núcleo que es lo único que, en estos mo- que antes experimentaba hacia la madre, cuya infidelidad le ha
mentos, nos interesa presentar y defender. Se comprenderá que herido tan profundamente". Frente a esta asimilación, que ten-
una exposición completa resulte imposible por ahora. Pero pa- dería a afirmar que nada nuevo psicoanalíticamente habría que
reciera que no van a ser los ejemplos los que nos van a faltar. agregar a cosas, a situaciones, muy bien conocidas por Freud,
En estos días hemos podido asistir a un meticuloso, metódico, por nuestra parte insistimos que en Las Tablas se poetiza, no el
fríamente preparado crimen. desplazamiento sino la muerte de la Madre; y que si Violeta
Sala de Espera de Carlos Leppe, nombre del "contenido hereda valores que son valores maternales positivos, Violeta,
manifiesto"; Sala del Crimen, nombre del "contenido latente", flor pura, pierde, por otra parte, los valores maternales negati-
real. Crimen tan perfecto, que el exceso de luz, la publicidad vos que son constitutivos de la figura de la Madre. Así Violeta
absoluta, ha hecho posible esto: que no se vea el crimen, que el no fue finalmente amada por el poeta corno substituto del amor
cadáver pasa inadvertido para todo los espectadores y, entre por la madre. Si Violeta no es Madre, aunque tenga valores
ellos, el autor. La idea se impone: las Bellas Artes consideradas maternales positivos, ¿cómo es poetizada Violeta? En Defensa
corno una forma de asesinato. Revisando por otra parte, la in- de Violeta Parra, en el verso "Grande enemiga de la zarzamora"
terpretación que presentamos hace algunos meses de la escritu- Violeta —flor— se opone a la zarzamora, la maleza. Maleza es la
ra de Baudelaire, como escritura, decíamos, del Búho, en opo- mujer pero —y esto es lo esencial— la Madre es parte también de
sición a la escritura del Gato —a esa forma de "gato", como la maleza. La oposición Violeta-zarzamora opone Violeta a las
unidad Dual de la Madre Fálica, que deja a Baudelaire al mar- mujeres y a la Madre entre las mujeres. Que la madre es maleza,
gen y al cual éste le opone, como distinguiendo lo a priori de la impureza, lo demuestra el hecho que en Las Tablas su muerte
regla general dice: "Así se dice de alguien que ha socavado los — fue poetizada. Si hay ejecución de la Madre es porque la Madre
fundamentos de su casa, que el debía saber a priori que ella se es culpable. Culpable la Madre, impura la Madre, Violeta será
derrumbaría". La casa, la Madre: sólo un kantiano sin remedio poetizada, entonces, como no perteneciendo al ámbito de la
dejará de sonreír; él que no ríe es kantiano. impureza. Violeta será poetizada como enteramente pura. Pero
Volvamos ahora a la antipoesía. ¿Qué pasa en la antipoesía de ninguna manera, como alguien precipitadamente podría pen-
con la Madre? Debernos señalar tres puntos. Primero, la referen- sar, como Virgen, como Madre Inmaculada Concepción. Violeta
cia a la madre en la poesía de Parra es mínima. Segundo, coin- será: flor pura, pero flor violada, violada por la vida. Viola, Vio-
cidiendo con la misteriosa indicación contenida en el verso leta, violeta, violada por la vida, pero violada —nuevamente algo
"Grande enemiga de la zarzamora", en un poema muy anterior capital— sin impureza por su parte. Sin impureza: pues, sabido
a Defensa de Violeta Parra, en Las Tablas, la muertedee lacMa- / es —¿será necesario recordar los textos de Freud, no basta la
dre se poetiza con absoluta claridad. Y, en tercer lugar, Violeta experiencia de cada cual?— que toda mujer desea ser violada,
aparece revestida en la antipoesía con valores tradicionalmente que todo acto sexual es para la mujer, debe ser, para ser satis-
atribuidos a la Madre: la pureza, lo originario, etc. Situación que factorio, violación, que la violación es momento constitutivo de
alguien con un texto de Freud en la mano podríasestimar como la femineidad. En cambio, Violeta es la Violación Inmaculada o
un simple desplazamiento del amor a la madre, a Violeta; que la Inmaculada Violación. Así, Violeta es flor violada por la vida
Violeta es, entonces, la heredera del amor primero del poeta. precisamente porque no desea la violación. Lo que es lo mismo
264 PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 265

que decir: Violeta será poetizada en Defensa de Violeta Parra Las Tablas
-poema escrito, como se sabe, antes de la muerte real de la
Violeta real- corno Violeta muerta. Resulta sin duda fuerte de- Soñé que me encontraba en un desierto y que hastiado de mi
cirlo, pero es necesario hacerlo: Violeta fue poetizada como [mismo
suicida. El suicidio es el fin natural -es decir, moral- de un ser Comenzaba a golpear a una mujer.
poetizado de esa manera. El suicidio de la Violeta real termina, Hacía un frío de los demonios; era necesario hacer algo,
completa la figura de la Violeta poetizada. Violeta debe necesa- Hacer fuego, hacer un poco de ejercicio;
riamente morir para ser Violeta, así como Cristo debe necesaria- Pero a mi me dolía la cabeza, me sentía fatigado
mente morir para ser Cristo. Violeta es un nombre de Cristo. Sólo quería dormir, quería morir.
Pero: ¿qué es la vida, esa vida que viola a Violeta? La maleza, Mi traje estaba empapado de sangre
dijimos, es la mujer, el deseo, el sexo: lo caótico, lo oscuro. Y entre mis dedos se veían algunos cabellos
Opuesto a esto parece ser la vida -el conjunto de relaciones no -Los cabellos de mi pobre madre-
sexuales; relaciones sociales, económicas, políticas. Pero la vida "Por qué maltratas a tu madre" me preguntaba entonces una
no es lo opuesto a lo oscuro, a la maleza. La vida es una forma [piedra
de maleza. No por sexual, sino por ser una enfermedad, por ser Una piedra cubierta de polvo "por qué la maltratas".
cáncer. Si la sexualidad es un mal -y en un sentido preciso es Yo no sabía de dónde venían esas voces que hacían temblar
un mal para el autor, pues el autor imagina que desea una vida Me miraba las uñas y me las mordía,
sin sexo- la vida también es un mal. Violeta es el sueño de la Trataba de pensar infructuosamente en algo
pureza total; Violeta es la imposibilidad de ese sueño. Violeta Pero sólo veía en torno a mí un desierto
es el nombre del fracaso. Fracaso necesario porque el proyecto Y veía la imagen de ese ídolo
es imposible, pero fracaso necesario también porque permite, -- Mi dios que me miraba hacer estas cosas.
él, el fracaso, vivir en la impureza, en la maleza, en la vida. Aparecieron entonces unos pájaros
Violeta es, entonces, la muerte. Y porque Violeta muere, por- Y al mismo tiempo en la obscuridad descubrí unas rocas.
que Violeta -supongo que no será necesario insistir: Violeta En un supremo esfuerzo logré distinguir las tablas de la ley:
poetizada debe morir, puede el autor vivir, vivir en la vida, con "Nosotras somos las tablas de la ley" decían ellas
la maleza. Y al mismo tiempo escribir. Escribir, esto es, recordar "Por qué maltratas a tu madre"
a Violeta. La escritura redime de ese mal radical, la vida. Pasado "Ves esos pájaros que se han venido a posar sobre nosotras"
el tiempo de la primera alegría juvenil (la mujer idéntica a la "Ahí-están ellos para registrar tus crímenes"
poesía), sexualizada la Madre, impura la Madre, la economía de..- Peía;yo bostezaba, me aburría de estas admoniciones.
la escritura de la antipoesía necesitaba de la muerte de Violeta. "Espanten esos pájaros" dije en voz alta
Muerte de Violeta: nudo, límite constitutivo, de la poesía de "No" respondió una piedra
Parra. Si no se le ve, ¿se ha visto, se ha entendido lo que está en "Ellos representan tus diferentes pecados"
juego, lo que pone en juego a la antipoesía? Se comprenderá "Ellos están ahí para mirarte"
entonces que Defensa de Violeta Parra poetice lo-que llamare- Entonces yo me volví de nuevo a mi dama
mos la energía y los límites de la poesía, como lo mostraremos Y le empecé a dar más firme que antes
después de analizar Las Tablas. Para mantenerse despierto había que hacer algo
266 PATRICIO MARCHANT CUESTIONES DE DIFUNTOS. SOBRE LA TEORÍA DE LA... 267

Estaba en la obligación de actuar cuales personas concretas (un Secretario de la Universidad de


So pena de caer dormido entre aquellas rocas Chile que cerró a Violeta la puerta de la Universidad). Los se-
Aquellos pájaros. cretarios son todos los obstáculos, más exactamente, todos los
Saqué entonces una caja de fósforos de uno de mis bolsillos representantes que impiden la vida directa, plenamente vivida,
Y decidí quemar el busto del dios la visión de lo inmediato. Que impiden la visión inmediata; es
Tenía un frío espantoso, necesitaba calentarme decir, la escritura,forma parte de lo que se llama aquí "secreta-
Pero este fuego sólo duró algunos segundos. rios". La escritura —según la interpretación ordinaria, contraria a
Desesperado busqué de nuevo las tablas la que hemos sostenido en la Primera Parte de este trabajo
Pero ellas habían desaparecido: —representa la palabra viva ausente, representa lo ausente. El
Las rocas tampoco estaban allí dios de la escritura —en las mitologías egipcias y griegas y no
Mi madre me había abandonado. sólo en ellas— es un dios secundario, secretario del dios princi-
Me toqué la frente; pero no: pal —secretario terrible que busca derrocar, usurpar el poder del
Ya no podía más. dios principal. La escritura aparecería aquí —hasta aquí en el
poema— condenada por Parra. Sus límites son evidentes; pero la
Defensa de Violeta Parra escena poetizada no ha terminado.
"La cabeza me da vueltas y vueltas / Como si hubiera bebido
Dijimos que Defensa de Violeta Parra poetiza la energía y los cicuta": la alusión a Sócrates es clara. Sócrates: conocimiento y
límites de la poesía. Mostrémoslo en forma rápida. muerte, indisolublemente unidos. Prosiguiendo la acusación
Señalemos primero los valores maternales positivos que son contra la escritura, el poeta cierra los ojos: "Para verte mejor
atribuidos a Violeta. Violeta es ave del paraíso terrenal, es decir, cierro los ojos / Y retrocedo a los días felices / ¿Sabes lo que
un ser sin pecado. Capaz de todos los oficios: jardinera, locera, -- estoy viendo? / Tu delantal estampado de maqui". El maqui,
costurera, niñera, lavandera; capaz de todas las actividades: con una doble marca. El maqui se opone a la zarzamora, pero
poesía, pintura, agricultura y "sin el menor esfuerzo / como alude también a la sangre —en todos los sentidos posible. Y se
quien se bebe una copa de vino": homenaje de pasada al padre, reparara en que el recuerdo no es puntual aquí en la escritura:
creador de la antipoesía dice Parra en Conversaciones con no se trata de tal o cual recuerdo determinado. Pues tres lugares
Nicanor Parra de Leonidas Morales; el padre purificado de sus se nombran: "¡Río Cautín! / ¡Lautaro! / ¡Villa Alegre!". Vale decir,
defectos. Violeta habla la lengua de la tierra, da libertad a los el recuerdo verdadero ("para verte mejor") es recuerdo escrito
hombres de la tierra ("Desenterrando cántaros de greda"), libe- —como lo hemos venido sosteniendo a lo largo de todo este
ra a los pájaros cautivos, resucita dolores y formas. Sin nombre trabajo. ¿La escritura aparece, entonces, reivindicada? Todavía
común: "Tú / Solamente tú / Tres veces tú": singularidad pura, no: "Pero yo no confío en las palabras": De nada sirve la escri-
tú absoluto: tú eres el nombre tú, la única tú. Inagotable: "To- tura. Sólo la presencia actual es verdadera presencia: "¿Por qué
dos los adjetivos se hacen pocos / Todos los sustantivos se ha- no te levantas de la tumba?". El poeta quiere la presencia de
cen pocos / Para nombrarte". Violeta como una canción sin fin (sin alteración de ninguna
A esta acción originaria se opone la vida: "Pera•-los secreta- especie): "Una canción que no termine nunca". Pero, finalmen-
rios no te quieren / Y te cierran la puerta de tu casa". Los secre- te: "Esto es lo que quería decirte". Es decir, no puedo decirte
tarios no se reducen únicamente, ni mucho menos, a tales o más, no puedo hacer más: "Fui derrotado por mi propia
268 PATRICIO MARCHANT 269

sombra: / Las palabras se vengaron de mi" (Me retracto de todo SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN
lo dicho). La escritura tiene razón; sólo eres, sólo eres verdade-
ramente, escrita. Por la escritura eres real.
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
Señalemos para finalizar, que se puede hacer una segunda EN (LA UNIVERSIDAD DE) CHILE (1985)
lectura de este poema, señalando esta vez el entrecruzamiento
de dos voces. Pues Defensa de Violeta Parra puede leerse tam-
bién, al mismo tiempo, como discurso directo contra la Madre.
Así, esquematizando: "Pero yo no confío en las palabras" —vi- De pronto —¡pero después de tantos años de trabajo!— se
mos ya lo que se decía en el discurso a Violeta—, en el discurso comprende que, en todos los sentidos posibles, la escritura tie-
contra la madre dice: "no estoy seguro de que estés muerta". ne la palabra. De pronto -¡pero después de tantos años de tra-
¿"Por qué no te levantas de la tumba?, dice en este segundo bajo!— se comprende que en la escritura todo es cuestión de
—simultáneo— discurso: "no puedes levantarte". Y "Esto es lo ritmo (Más allá del bien y del mal, 246) —del ritmo, la idea sólo
que quería decirte" dice: "basta con lo que dije; estás muerta". un momento, un producto, se comprende, así, que todo "se da"
Pero dejemos el asunto hasta aquí. Si hay un error en todo lo (es gibt), en el más riguroso sentido artaudiano, como escena,
que hemos dicho, consúltese la Fe de Erratas. Fe de Erratas, la que en el sentido de Abraham todo es poema (y poema el con-
última fe que nos va quedando. cepto de poema?) Si escritura la filosofía, si las voces —plural
necesario— de un texto sólo son momentos de un dispositivo
que las regula, ubicándolas y desubicándolas, si, de entender un
texto, se le entiende siempre en otro lugar, para decir lo menos,
que en el lugar de su contenido manifiesto, ¿es posible leer en
público, en voz alta, como pretendida voz para un texto, que de
ser un texto, el aparente privilegio de una voz oficial lo desaltera-
ría, es decir, engañaría sobre la energía de su construcción?
Agreguemos a estas dudas, otras: ¿Cómo leer un texto cu-
yas referencias mayores —Bataille, Heidegger, el más desconoci-
do pensador de nuestro siglo, la escritura de los grandes judíos
contemporáneos— resultan ser, debido a la catastrófica situación
de la filosofía en Chile —pero, tal vez, por eso mismo, posibili-
dad de un futuro— nombres extraños, Xs vacías que mutilan el
dispositivo de escritura?
Con todo...
Leo el epígrafe antes de leer —doble escritura— el título de la
ponencia. Proposición de Joyce precisión de Joyce, "Woman's
reason Jewgreek ist greekjew. Extremes sheet" .

Texto conocido de Joyce, citado por Derrida en su ensayo sobre Lévi-


270 PATRICIO MARCHANT SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN DEPARTAMENTO„. 271

Si es así, ¿qué pasa con nosotros, los chilenos o la filosofía? ner algo que ver con el enseñar-la-filosofía puede escribir que
¿Cómo perdimos, quién nos arrebató la Universidad de Chile ese linaje —el profesor que enseña— es "un rasgo que pertenece
corno Universidad —conceptualmente— Moderna, como Univer- casi siempre a la obra del filósofo original. En la Antigüedad
sidad Nacional? fundaba y organizaba sus propias escuelas. Desde el medioevo
Heidegger escribe: "los griegos veían en el poder de poder esta labor se ha realizado en el seno de las Universidades de
pedir por todo, la nobleza de su Dasein"2. estudios. Kant y Whitehead son tan filósofos y profesores como
Así, soberana y no servil —utilizamos los términos de Batai- Aristóteles y Santo Tomás, y no hay por qué ponerlo en duda"5.
lle— insistían —se erigían los griegos en su guardar, guardándo- "No hay por qué ponerlo en duda", denegación; más exacta-
se, asombrosos ellos, en el asombro. Sólo cuando el asombro mente: denegación apotropaica.
perdió la simplicidad de su guardia, la filosofía allí naciendo, Enseñar-la-filosofía. Corno si —sentido del "pensamiento"
creó distinciones, imaginó lo antes inimaginable: la física, lo antes citado— el enseñar en general y la filosofía en general
metafísico, la ética, lo político y la poética. Y corno esas disci- pudieron traspasar, por decirlo así, las determinaciones históri-
plinas, la filosofía pasó a ser cuestión de enseñanza, de ense- cas —concretas de todo enseñar; como si-más que consecuencia
ñanza en escuelas'. necesaria, más bien: deseo implorante de ese "pensamiento"—
en un cementerio eterno, como telos de todo enseñar, imperara
—Breve, primera seña hacia otro origen. La historia que existe la idea de la Universidad. Así, el Liceo de Aristóteles siendo lo
porque el libro existe, la historia, el libro, corno ritmo de res- mismo que la Universitas Medieval, que la Universidad de He-
puestas y preguntas. Y de este modo: origen del preguntar, el gel o L'École Normale Supérieure, que el Departamento de Filo-
libro, luego, la serie de preguntas creando, dándole figura, a la sofía de la Universidad ex-Católica de Chile, que el Departa-
letra, a las preguntas, desarrollo del libro; preguntas y respues- mento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile —un
tas infinitas; la historia, lo destinado a los griegos sólo un poe-- mínimo de diferencia sólo en la calidad de los docentes, just
ma de Heidegger. Resurgimiento en nuestra época de la escritu- that.
ra judía o del judaísmo como pasión de la escritura. Exigencia de seriedad, rigor del juego-nietzscheano. Nece-
sidad, siempre de precisar de qué enseñar-la-filosofía se está
Enseñar-la-filosofía'. Sólo quien por inadvertencia cree te- hablando, necesidad de precisar, siempre, de qué Universidad
se está hablando: el profesor de filosofía, el filósofo mismo, el
pensador' es sólo un momento inscrito en la economía' de un
nas: Violente et Métaphysique, en LEcriture et la différence, Seuil, Pa-
rís, 1967, pág, 228. No sabríamos decir si la cita que hacernos en el Dado el espíritu de este Simposio al citar autores chilenos, omitiremos el
texto de Joyce coincide en su uso, en la violencia de esta tradudde5fU nombre de las obras y de su autor. Nosotros subrayamos el como, lo
"Los extremos se recubren", con el uso que de ella hace Derrida. esencial del texto.
6
2
M. Heidegger: Die Frage nach dem Ding, Max Niemeyer Verlag, Tubin- Pensador y filósofo: la brevedad del texto nos obliga a distinguir y a
gen, pág. 32. Que 'fragen" (fragenkinnen) es "pedir" o "rogar", no identificar algunos momentos (ya que es el título mismo de esta Ponen-
constituye una traducción nueva de Heidegger; consiste; simplemente, cia) ambos conceptos. En todo caso a) el pensador —que no necesita ser
en entenderlo. filósofo. Piensa siempre lo simple; b) una vez constituida la filosofía
3 NI. Heidegger: Briefe uber den Humanismus. —como ciertas, determinadas, disciplinas— un "filósofo" puede ser, lo
4 Aludimos —sólo eso— con esta frase al célebre texto de Blanchot. La son los "grandes filósofos", "pensador".
7
Economía en el sentido de la metasicología freudiana.
penseé et l'exigence de discontinuité en I Entretien
272 PATRICIO MARCHANT SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN DEPARTAMENTO... 273

determinado enseñar-la filosofía, de una forma, cuando es el da entre alemanes. El cáracter nacional intelectual de los alema-
caso, de Universidad. nes tiene de suyo esta tendencia"8.
Así, diferencia fundamental entre el pensar griego, la es- Y si los grandes pensadores del idealismo Alemán determi-
cuela griega clásica, la escuela helenística, la Universitas medie- nan a la Universidad corno filosófica. La Universidad como mo-
val, los pensadores modernos ajenos a la enseñanza universita- mento del despliegue de la verdad, clara concepción formulada
ria, la Universidad Moderna (fundación de la Universidad de por Schelling de las consecuencias que se imponen. Pues si en
Berlín, Victor Cousin "fundamentando" la enseñanza en Fran- El Conflicto de las Facultades, la Facultad de Filosofía era una
cia) y el rápido fin de la Universidad Moderna, esto es, el paso Facultad subordinada, en la verdadera Universidad Alemana, la
a la Universidad Contemporánea, la Universidad Técnica Ac- Facultad de Filosofía debe imperar: "lo que es todo, no puede,
tual. Síntoma es este tránsito la serie de grandes pensadores por esa razón precisa, ser algo particular9. Consecuencia nece-
que permanecen ajenos o abandonan la Universidad Moderna y saria, pero también ilusión de los grandes idealistas: la Univer-
la Universidad Contemporánea. Y —hecho inaudito y necesario— sidad Moderna Alemana no se determinó por la idea de verdad
la creación y subsistencia del sicoanálisis fuera de la Universidad. y de Universidad de Humboldt (o de Fichte, quien sucedió in-
¿Qué diferencia cada forma del enseñar-la filosofía? Ese pre- mediatamente a Humboldt). Fue en la filosofía de Hegel que la
ciso juego de relaciones entre las diversas instancias que hemos Universidad Moderna Alemana formuló su economía, Hegel ins-
llamado la economía del enseñar-la-filosofía. Así, respecto a la cribiendo la verdad en la economía o "llamando" verdad a la
Universidad Moderna Alemana, en la fundación de la Universi- economía universitaria: la Universidad, los profesores de filoso-
dad de Berlín (1810), señalemos estos momentos esenciales: la fía, funcionarios del gobierno, clase fuera de la lucha de clases,
transformación de la estructura política-económica de Alemania regulándola a ésta, y que deben señalar su deber a los ministros
por la invasión francesa, la voluntad política de Prusia de resis- del gobierno; cuál es de ellos, su deber. Consecuencia: el filóso-
tir esa invasión y, como renovación de la conciencia nacionál -- fo-funcionario en conflicto permanente, en lucha estratégica
alemana, la decisión de oponer a la verdad política de Napo- permanentemente con el poder del Estado, con sus represen-
león (es la tragedia moderna la política ha substituido al destino tantes ocasionales y corno Hegel aceptó y vivió esta situación,
de la tragedia antigua), la Bildung y, en ella, la verdad, que a su clara inteligencia de la situación, lo demuestra el libro del D'Hondt:
los alemanes, les es, piensan ellos, connatural. Por- ello, los Hegel et son temps; lo que D'Hondt llama las tres Filosofías del
grandes discursos filosóficos que se disputaron la "fundación 8
Wilhelm vom Humboldt. "Ueber die innere und ausse re Organisation
de la Universidad Alemana: pre-figuración de la Universidad de. der hoheren wissenschaflichen Anstalten in Berlin, Schriften zur Politik
Berlín en "El conflicto de las facultades" de Kant (1798) y luego und zum Bildungswesen. Ed. Cotta, Stuggart, Tomo IV, p. 258. "Der
los discursos de Schelling, Fichte; Scheleiermacher, Humboldt, intelletuelle Nationalcharakter des Deutschen". ¿El pueblo, la raza, la
lengua alemana? Quisiéramos sólo señalar el hecho que el texto de
Hegel. Y si oficialmente triunfa la idea de Humboldt, verdad Humboldt —sin influencia en la Universidad Moderna, sí en la Universi-
kantiana: triple aspiración del espíritu (Streben des Geistes): "ne- dad Contemporánea— es citado a menudo como modelo de lo que debe-
cesidad de derivar todo de un principio originario, necesidad ría ser la Universidad. No cabe duda que quienes lo hacen o no lo han
de dirigir todo a un Ideal, necesidad de reunir ese principio y leído o no se han dado cuenta de sus contradicciones y sus peligros.
9
El discurso de Humboldt, en uno de sus momentos decisivos apoyaría
ese Ideal en una Idea única", aspiración, necesidad, qüe es ale- en este siglo, el proyecto de una Universidad particular. Por cierto que
mana: "No se puede, sin duda, estimular directamente esta as- en este juicio dejamos sin considerar la situación histórica en que se
piración; pero a nadie se le ocurrirá que ésta deba ser estimula- escribe e inscribe el texto de Humboldt.'
274 PATRICIO MARCHANT SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN DEPARTAMENTO... 275

derecho de Hegel: la obra llamada así; lo que sus estudiantes enten- fin de la verdad: la verdad corno un momento inscrito en la
dieron en las explicaciones, en los cursos del propio Hegel; el modo escritura general; de ahí, la clausura de los conceptos metafísi-
cómo Hegel, personalmente, se las "arregló" en su vida universitaria. cos, esa imposibilidad de exceder simplemente la metafísica y
En Francia Cousin, por su parte, diferencia evidente en la la necesidad de trabajar, de ella, sus márgenes. O —muy próxi-
fuerza filosófica, pero operación económica igual, "presidirá" mo al anterior— reconocimiento del fin del poema que es el
con sus discursos y acciones la organización de la enseñanza pensar metafísico, el concepto de hermana (o madre-muerte)
superior y de la filosofía. Determinación política: si Hegel escri- que alcanza su culminación —y su dérision— en la Fenomenolo-
be: "Nuestras Universidades y nuestras escuelas son nuestras gía del Espíritu (interpretación por Hegel de Antígona).
iglesias", Cousin, por su parte señala: "Un profesor de filosofía Como quiera que sea, la rápida caída —esto es, el simple
es un funcionario del orden moral, propuesto por el estado para abandono del idealismo— dio paso en Alemania a un burdo po-
la cultura de los espíritus y las almas, por medio de las partes sitivismo, primero, y luego a esa débil, debilísima, reacción: al
más ciertas de la ciencia filosófica"10 . Igualmente, determinación neokantismo. Por su parte, en Francia, la decadencia del positi-
nacional de la verdad: la verdad francesa, los criterios de clari- vismo comptiano en cuanto saber filosófico fundamental (en
dad y evidencia". Y ciertamente, ¿cómo se podría entender la ello análogo a las Wissenschaften del Idealismo Alemán) dio
grandiosa síntesis de Comte sino en su economía social, política? paso también a una forma de criticismo menor. Y del mismo
Ahora bien, ¿qué condujo al fin, tan rápido de la Universi- modo, corno en aquella otra, primera decadencia, surgen nuevas
dad Moderna? ¿Se puede afirmar, sin otras precisiones que la disciplinas, concebidas también como disciplinas "eternas": la
trasnformación de la economía —en sentido usual— mundial? Otras teoría del conocimiento, la epistemología,' la filosofía de los valo-
respuestas, no tan simples, y sólo ajenas a una demasiado sirn, res, la antropología filosófica y como conclusión, resumen y fun-
ple razón económica son posibles. La respuesta de Heidegger damento, la Historia de la Filosofía.
es conocida: si el pensamiento de Kant determina, claridad-de- Contra este estado de cosas, contra esta calamidad, reac-
su fundamentación, todo el Dasein moderno, ese pensamiento ciona Heidegger en ¿Qué es metafísica? y en el Discurso Recto-
permanece impensado, como permanece impensado el Idealis- ral. Su intento por unir, como la Universidad Moderna, el saber,
mo Alemán. Y ambos impensados, es la técnica, también im- el Estado, la política, la técnica, etc, en una economía en que la
pensada en su esencia (Kant, el idealismo Alemán yia técnica,
idea de verdad juega el rol esencial. Otra idea de verdad —ver-
impensado, debemos entender antes del diálogo o el meditar dad como aletheia, redescubrimiento, aletheia de la verdad grie-
heideggeriano), el poder que domina la época moderna y, por
ga— idea de verdad, que en los tiempos Modernos es propiedad,
ello, domina la Universidad actual. Pero otras respuestas son
piensa Heidegger, no del pueblo alemán como tal, pero sí, en
también posibles; así desde una procedencia nietzscheana (en
todo caso, del lenguaje alemán, único lenguaje, como el griego,
el exceso de un Nietzsche heideggeriano), reconocimiento del- capaz de la simplicidad y concreción del pensar; por ello, repu-
dio de lo latino, de una supuesta, más bien imposible, l"filosofía
10 Hegel, Briefe, Tomo II, p. 89. Texto de Hegel que al igual que el de
Cousin (de 1850) cita J. Derrida en L'Áge de Hegel, Greph,Flammarion, cristiana" y del subjetivismo cartesiano. Implícito en el Discurso
París, 1977 p. 82 y p. 99. Rectoral: sólo existen, sólo pueden existir Universidades filosó-
11 Verdad francesa —certeza, claridad— que si bien ha formó —corno len- ficas en tanto Universidades alemanasu.
guaje— al espíritu francés, jamás se ha presentado —a diferencia de la
verdad nacional alemana— como propiedad de un pueblo, un lenguaje 12
o una raza. Verdad nacional, pero no nacionalista. Heidegger escribe como el pensar de lo simple, ese pensar que constitu-
PATRICIO MARCHANT SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN DEPARTAMENTO...
276 277

—Inserción sobre la poesía chilena. ¿Qué puede prometer Aufriss que hace posible todo hablar, todo concepto —el árbol y
(heissen) el pensar a quien se obliga (heissen) a pensar lo sim- la flor? Ciertamente13.
ple, lo concreto? Meditación de Heidegger: "El árbol florece allí";
sin embargo: "La Filosofía no lo ha dejado insistir-erigirse allí Ahora bien, ¿cuál es la forma económica, la economía fun-
donde él se insiste-se erige". Y Heidegger meditando con Ange- damental de la Universidad Contemporánea? Sea cual sea la res-
lus Silesius: la rosa florece sin por qué, despreocupada —¿y esa puesta más adecuada respecto a la causa de la transformación
despreocupación, esa soberanía (Bataille) no constituye, acaso, de la Universidad Moderna en Universidad Contemporánea, en
el brillo de su florecer?— de las razones que el Principio de Ra- todo caso, momento de una sociedad de producción y de la
zón Suficiente exige en mostrar. ¿Pensando el árbol en su flore- mínima pérdida' en todo caso, es la técnica (consecuencia,
cer y la rosa en su florecer, se piensa lo simple, lo concreto, esto "verdad" de la metafísica según Heidegger o relación de técnica
es, lo anterior, por ejemplo, a los conceptos filosóficos de ser, y producción, pérdida de la soberanía según otra respuesta (Ba-
verdad, esencia, etc., lo anterior a las disciplinas filosóficas, taille) lo que con forma a la Universidad Contemporánea. Y, en
verdadero pensar y no simplemente, como decadencia, filoso- un mismo gesto, fin de la verdad (Nietzsche); las condiciones
fía? Insistamos con Heidegger, distinción entre la pureza y la de posibilidad de la verdad revelándose ser sus condiciones de
grandeza de un pensador. Sócrates, el más puro pensador de imposibilidad, la verdad como "efecto inscrito"; así en la Uni-
Occidente, atención pura, guardia de lo enviado, como Voz, la versidad Contemporánea la verdad no es. Pues, ¿qué verdad, de
escritura como desatención. Y descomunal diálogo de la Mistral cualquiera clase, esto es, qué algo que "sea" —¿qué cosa que de
con Heidegger, si Heidegger escribe: "Pues quien empiece a algún modo u otro sea, sin intervención-interpretativa, no como
escribir desde el pensar, tiene que igualarse a los hombres que, un momento de la exigencia de la medida, de las relaciones
ante un tornado demasiado fuerte, fúganse al amparo del vien- necesarias, como momento de la producción— trabaja el trabajo

to" (Was heisst Denken?), el poeta escribe más profundamente: de las matemáticas, de la física, de la química y la biología y del
"Sacudida como árbol y en el centro/ de la tornada vuelta testi- sicoanálisis, entendido éste —rigor en pensarlo en su desencogi-
miento— como poética general?
monio" (La Bailarina). Esto es, necesidad de la escritura, fin de
la pretensión heideggeriana, de una Voz pura, inscripción de la —No ser de la verdad, no ser de los Dioses —o Dios como
verdad y la voz en la escritura. ¿"Origen" sin origen, differentia, escritura— otra seña hacia el otro origen, la escritura judía. Con-
diciones de la ley, de la ética, idénticas a las condiciones de la
escritura —lectura de Kafka por Derrida, inscripción de Jean-
ye la Universidad como tal: El pedir obliga entonces a la extrema simpli-
ficación de la mirada hacia lo inevitable. Un tal pedir rompe el enfrasca- 13
miento de las ciencias en especialidades separadas, las rescata de la Sobre la significación para el inconsciente, como origen del lenguaje
persión sin ribera ni meta en campos y rincones aislados y recompone —o como lenguaje—, del árbol y la flor, nos permitimos remitir a nuestro
inmediatamente la ciencia, de nuevo con la fertilidad y bendición de libro Sobre Árboles y Madres, Santiago 1984, Ed. Gato Murr.
14
todos los poderes del mundo de la existencia humano histórica, tales Sobre la producción y el gasto soberano en los distintos tipos de socie-
como: naturaleza, Historia, Lenguaje, Pueblo, Costumbre( Estado, Poeti- dad, sobre la producción en la época moderna y contemporánea, por
zar, Pensar, Creer, Enfermedad, Locura, Muerte, Derecho, Ecbnomía, Técni- ello sobre la significación teórica y la situación política del marxismo, la
ca. (Dejamos a un lado, sin discutir aquí, cómo fue posible, la "fatal" —seudo obra fundamental de Bataille La Part Maudite (y los textos anexos a
concepto— inscripción del Discurso Rector al en un pasajero proyecto de alianza ella), obra sin la cual nada, o casi nada, se entiende sobre esa significa-
con el facismo). ción y esa situación.
278 PATRICIO MARCHANT SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN DEPARTAMENTO... 279

Francois Lyotard en el pensamiento contemporáneo15. Elimina- camente fascista; visceralmente, sí. Leo estas líneas escritas en
ción de las diferencias de los géneros, no distinción entre litera- 1969: "La lucha política partidista así como la propaganda, y, en
tura y filosofía, descubrimiento del otro como absolutamente general, toda actividad política no universitaria debería ser pros-
otro, su esencial, inagotable ausencia, la escritura corno repeti crita de los recintos universitarios, rigurosamente prohibida. Hay
ción del intento por tocar sin tocarla la alteridad del otro. Así, que arrojar a la política de la Universidad como se arroja a una
Edmond Jabés, Emmanuel Lévinas o la escritura de Maurice Blan- alimaña que está embruteciendo a una noble institución'.
chot (Palabras de Blanchot: "En los bordes de la escritura, desde Pero, si como hemos visto, Hegel y Cousin —y Comte— de-
siempre obligado a vivir sin ti": Le pas au dela). Pregunta: si el terminaron en primera o última instancia, como política la eco-
descubrimiento o, más bien, redescubrimiento, de lo otro como nomía de la Universidad Moderna, si la Universidad Técnica
otro responde a la situación mundial creada por la segunda parte Contemporánea es, en Occidente, en general, con excepciones
de la única guerra mundial y a la situación política posterior a de lugares, departamentos o profesores, apéndices de las com-
ella (Vietnam, el Medio Oriente, Latinoamérica) y si quienes pañías transnacionales —la filosofía de su filosofía: la produc-
trabajan en esa problemática no pertenecen a la Universidad o ción ilimitada—, obligación respecto a la relación política— Uni-
pertenecen de un modo, por decirlo así, "especial", a ella, ¿no versidad del saber preguntar (o pedir), —inversión del preguntar
constituye el trabajo sobre el poder hablar —es decir, el poder habitual, enseñanza de Martín Freud y Sigmund Heidegger. Si la
escribir— sobre el otro algo otro que la Universidad Técnica Universidad Moderna fue política —política partidista—; si la Uni-
Contemporánea? Y si el mismo Heidegger, después del Discurso versidad Contemporánea es política —política partidista— la cues-
Rectoral renunció al proyecto moderno alemán de Universidad, tión no es, no puede ser, la afirmación de una Universidad sin
si su pensar final se obligó al pensar del don, lo enviado, lo esa "alimaña". Tampoco cabe preguntarse si es deseable una
destinado, ¿no hizo, finalmente, su pensamiento, una indica- Universidad a-política, la única pregunta posible es: ¿es posible
ción, un gesto, al otro origen de la filosofía? ¿Extremes meet? — una Universidad a-política? Pues una Universidad sin política
Ahora bien —y sólo ingenuamente se podría pensar que sólo partidista —inexistente en parte alguna— ¿sería una Universidad
aquí comenzamos a tocar suelo chileno, algunos de nuestros o ya otra cosa? ¿Qué cosa? ¿Una reunión de supuestos espíritus
problemas, finalidad de este Simposio— necesidad de insistir en puros o un (político) Centro de madres?
la relación política-Universidad. Comencemos señalando el ideal- Ahora bien, pregunta: ¿es posible pensar, aquí, ahora, es
totalitario-fascista de esta relación; ésta, como concepción "filo- decir en futuro en una nueva Universidad, una Universidad en
sófica universitaria", fue expuesta, con la violencia de la pasión, el momento filosófico actual y el de mañana, momento del
por un profesor a quien —queridas paradojas de la ausencia de enfrentamiento entre la filosofía como producción ilimitada o
filosofía en Chile— no se podría calificar; al parecer, como teóri- de la producción ilimitada como filosofía y una filosofía que
trabaje en el reconocimiento del recubrimiento de los extre-
mos, una filosofía o, más bien, un pensar esa precariédad sim-
15 Que la escena es antes de los conceptos pocas escenas lo muestran
mejor como la escena —gestos, conceptos, metáforas— en que se "pre-
ple: la escritura como "ser" del otro (y, por ello, la posibilidad
senta" la relación del hombre a la ley en Kant, Freud y K'afka (Derrida: de "ser" un "yo") y, al mismo tiempo, pensar una política
"Prejugés, Devant la loi" en La Faculté de Juger. Minuit, París, 1985, pág
87-139). Igualmente en Heidegger el concepto de "ser-reo"; (Schuldigsein) 16
y "no ser culpable" como han traducido y "entendido" los que no han Visceralmente fascista, es decir, teóricamente también: paradoja aparente
entendido a Heidegger. [Resuelta la paradoja]. Véase nota 5.
PATRICIO MARCHANT SOBRE LA NECESIDAD DE FUNDAR UN DEPARTAMENTO... 281
280

soberana (al menos corno ideal). ¿Una Universidad que, como tales como teoría del conocimiento gnoseología, filosofía de los
la Universidad Moderna, esté consciente de su economía —otra valores, es decir, en realidad y como resumen y sentido: la seu-
economía, por cierto— y de su política —otra política, por cierto, do-filosofía que es la Historia de la Filosofía. Es efectivo que en
pero una Universidad Nacional? muchos Departamentos se ha sustituido esos programas por el
Todo parece oponerse a ello. Señalemos ciertos hechos in- estudio de los "Grandes Filósofos" en sus "Obras fundamenta-
discutibles: les", "Grandes Filósofos" e "Obras fundamentales". Repárese
a) La Universidad de Chile fue en la época de su pasada en esto: hay en Chile quienes creen saber cuáles son los filóso-
grandeza una Universidad conceptualmente Moderna, en la imi- fos fundamentales y de ellos, cuáles son sus "Obras fundamen-
tación positivista de la Universidad Moderna Francesa (la in- tales". ¿Llorar o reír? Por cierto, toda elección de filósofos y
fluencia alemana corresponde más bien a una influencia de la obras como objeto de estudio supone un interés particular y
Universidad Moderna Alemana en su decadencia). Lo cual fue una determinada arbitrariedad —o estrategia. ¿Por qué por un
posible por este hecho simple: sus grandes rectores eran filóso- supuesto "saber absoluto" —o más bien, una real sabiduría polí-
fos. tica— no se reconoce ese interés particular, esa arbitrariedad o
b) La creación de un Departamento de Filosofía en la Uni- estrategia?
versidad de Chile —neokantiano en su ignorancia de serlo— en d) Ajeno al habitar chileno y al habitar latinoamericano (si
nada contribuyó a mantener el antiguo carácter filosófico de la antes se separaban como realidades sin relación los países lati-
Universidad. noamericanos, necesidad ahora de no caer en el seudo-concep-
Habría que decir, más bien, que creando la ilusión de una to-ideológico-de una Latinoamérica una), separando en forma
actividad filosófica (con algunos profesores extranjeros respeta- torpe el pensar (el no-pensar, mejor dicho) y el poetizar, esos
bles, pero que estaban lejos de ser profesores de primera cate- Departamentos no han sabido, nada saben de la grandeza ex-
goría y, en todo, ajenos a la tradición de la Universidad de Chi- cepcional de lo pensado poéticamente por la poesía chilena: su
le), tal Departamento contribuyó de modo importante a la pensar lo simple.
tecnificación de la Universidad. Departamento que al igual que e) Si todo lo anterior ¿esos Departamentos no debieran desa-
otros Departamentos de Filosofía creados en otras Universida- parecer o ser entregados sin ocultamiento a sus verdaderos due-
des, intentaron sin éxito señalado —salvo la obra de Torretti- ños, las compañías transnacionales?
reproducir las Historias de la Filosofía de la decadencia filosófi- Al contrario, ¿no resulta posible —necesario— pensar en un
ca europea de fines del siglo pasado y de comienzos de éste. Departamento de filosofía que no sería un simple Departamen-
Sin negar, por cierto que se hayan dictado cursos de Filosofía to de Filosofía sino un Departamento que tuviera como manda-
en estos Departamentos, lo importante es que esos cursos no to pensar lo simple? ¿Departamento que, como la Universidad
cambiaron en nada el sentido de la nueva economía —técnica— Moderna, a diferencia de la Universidad Técnica Contemporá-
de la Universidad de Chile y de las otras Universidades. (Más nea, perteneciera a la Universidad Nacional —y esa pertenencia
filosófica hace a una Universidad un rector-filósofo que Depar- definiría a ésta— esto es, a la "Universidad de Chile" —de nuevo—
tamentos de Filosofía constituidos por "especialistas) sin creati- como la Universidad de Chile —apéndice bajo su control las otras
vidad). Universidades?
c) Los Departamentos de Filosofía organizaron sus cursos a Por cierto, esta idea de un departamento fundamental de
partir de las disciplinas "eternas" creadas por el neokantismo, una nueva Universidad de Chile constituye por ahora, sólo una
282 PATRICIO MARCHANT 283

ficción reguladora de nuestros sueños''. Pero todo pasa para LA OPERACIÓN DE UNA TARJETA POSTAL
muchos, como si esa Universidad, como el pensamiento del otro
—y esa Universidad o el pensamiento del otro—, nos dijera "ven". (1985)1
"Ven", "viens" en el sentido de Blanchot y Derrida. Blanchot:
"Ven, vengan, ustedes o tú, ven al cual no podría convenirle la
prescripción, el ruego, la espera" (Le pas au-délá). Derrida: "En
ese tono afirmativo, "ven" no marca en sí ni un deseo, ni una ....tanto es así que, importancia que a nadie escapará, de la
orden, ni un ruego ni una petición" (D'un ton apocalyptique esencial divisibilidad, fragmentación, de toda carta o T.P. (tarje-
adopté naguére en philosophie). Ven, que, anterior a toda ética ta postal) y que una carta o una T.P. pueden, por esencia, no
y a todo saber, abre, posibilita toda ética, todo saber. llegar a su destino, determinaciones ambas contra la indivisibi-
lidad ideal y el trayecto propio, teoría de Lacan en La Lettre
volée, deconstruida siguiendo a Le Facteur de la Vérité, descons-
trucción que, al principio de este texto, sin cuenta líneas más
arriba, como todos habrán podido escuchar y seguir, he realiza-
do, etapa necesaria para poder marcar la operación a la que
luego procederé; como, del mismo modo, sé muy bien que, de
antemano, todos Uds. habrán agregado, a su cargo al título anun-
ciado —La operación de una T.P.— el plural necesario a toda
escritura de o sobre Derrida —las operaciones de las T.P., enton-
ces—, ninguna inadvertencia, ninguna errata, mi confianza en
17 Y otro sueño: que ese departamento se constituya a partir de un trans-_
sus continuas, sin respiro, descontructivas lecturas descontruc-
formado Centro de Estudios Humanísticos. Centro, departamento, por-
que capaz de preguntarse por lo simple, capaz de preguntarse por el tivas. Con todo, pienso que nadie o sólo algunas o algunos,
nacimiento, sentido, funcionamiento de la democracia, sobre las diver- especialmente malignos, se habrán dado cuenta de que el texto
sas formas y modos de la violencia, del poder y la dominación, por el que leo, si la escritura tiene la palabra, constituye un acróstico;
rol y funcionamiento del Estado, por la idea de la Universidad, eviden-
quienes no lo crean, quienes no crean en mi palabra, tendrán
temente, por la situación del saber contemporáneo vigente, por la rela-
ción de la técnica y el saber, capaz de estudiar las literaturas latinoame que acercarse para observar a tergo, estas mis hojas —en rojo las
ricanas (plural necesario), las historias latinoamericanas (plural necesa- palabras que forman el acróstico—, observación que de ningún
rio), etc. etc., todo esto en la forma de un saber sistemáticamente inte- modo permitiré, por este motivo simple: demostración de La
grado? Esto es ¿no constituye, entonces, el deber del C.E.H. retomar T.P., se escucha, es decir, se lee siempre a tergo, operación
para sí la tarea que los grandes rectores de la U. de Chile (Bello, Letelier)
entonces ya cumplida. Acróstico, modo de comunicación, como
definieron como la tarea propia de nuestra universidad? El C.E.H. como
organización, recreación de una nueva forma de la Universidad Moder-
si alguien pudiera decidir, darle el sí, darle el no, el comienzo o
na, ahora en la época contemporánea. Por saber vigente, por filosofías el término a una comunicación: el error, el mal mismo, consis-
vigentes no entenderan necesariamente las filosofías que-se producen tiendo, precisamente, pudiendo ser definido así: como la pre-
en el momento actual. Vigente es Platón, no como "sabe/1', historicista,
sino en su "presencia" en el saber, la ética, la política, etc., contemporá-
nea, confrontando a estas; no-vigentes lo son, por ejemplo, los Coloquio Organizado por el Instituto Francés de Cultura, 13 y 14 de
neokantianos o los "ontólogos". agosto de 1986.
284 PATRICIO MARCHANT LA OPERACIÓN DE UNA TARJETA POSTAL (1985) 285

tensión de poder pre-destinar lo escrito. Acróstico, entonces, postal —trayectos, transferencias, suspensiones, pérdidas— con
que por definición puede ser no escuchado que, por definición, el discurso sobre el ser; tarea que, b) supone desconstruir el
puede no llegar jamás a su pretendido destinatario o destinataria. discurso falogocéntrico, hegeliano-heideggeriano, de Lacan, que
Con lo leído, ya todos se habrán dado cuenta —dudar de Lacan ilustra, precisamente, como vimos, mediante lo postal;
ello, insolencia para ser multada— que, además de esas citas que tarea que, c) supone negar que se da un primer envío del ser;
son las frases de enlace; que, además de esas citas constituidas por tanto, contra Heidegger, sostener que no existe La Metafísi-
por las consideraciones así llamadas personales, como ésta, todo ca, sino las metafísicas. Pensamiento sobre el ser en el que al
lo que leo, todas las frases de este texto son citadas de La T.P. o ser le acontece esto: desaparecer, es decir, aparecer como sos-
de textos sobre La T.P. o en relación con La T.P. ; en todo caso, tenido de otra parte, ilusión trascendental.
T.P., todas ellas; texto entonces que, por tanto, debiendo multi- U otro modo de explicar que Derrida en La T.P. cita en el
plicar las comillas, carece de ellas. modo del callarlo; intentar terminar la tarea iniciada por Heide-
Y, si Derrida, escenas, y si escenas, primero la escena del gger, poner fin a los conceptos modernos de subjetividad y ob-
no entender. El lenguaje es la casa del ser, frase que tantos jetividad; pero al mismo tiempo, poner fin también al intento
gustan colocar como epígrafe a cualquier texto que algo tenga heideggeriano por volver a la idea originaria, alba griega del
que ver con el lenguaje, pretendiendo de este modo que ellos, pensamiento, del percibir como corresponder (Entsprechung) a
como Heidegger, dignifican el lenguaje con ese epígrafe, como lo enviado.
si Heidegger hubiera dicho sinzplemente algo como eso, como Trabajar, entonces, los envíos o las intercepciones: una car-
si el lenguaje necesitara de ellos —o de Heidegger, de él mismo— ta es siempre intercepciones, lo que implica, entre otras cosas,
para mantenerse en su resplandor, en su dignificación. Olvido, que ni los remitentes ni los destinatarios de los envíos —plural
seamos piadosos, de lo que Heidegger dice en Unterivegs zur necesario, si no hay La Metafísica— no son esos que la filosofía
sprache y lo que dice casi al final de la Carta sobre el Humanis- llama sujetos. Envíos que se encuentran en un trayecto que no
mo, esa costumbre no sólo chilena de no terminar de leer los es lineal ni circular, sino que constituye una multiplicidad de
textos de Heidegger, de leerlos sólo hasta la mitad. Heidegger cruzamientos, de intersecciones y de intercepciones. La carta
que escribe, al contrario, que el discurso sobre la casa del ser está constituida por la intercepción. Y pensamiento radical de
no constituye una metáfora que transporte la imagen de casa los envíos que se escribe así: no hay sino envíos, envíos sin
hacia el ser, sino más bien que es a partir de la esencia del ser ningún contenido anterior a ellos, lo que debe poder mostrarse
convenientemente pensada que se podrá algún día, si ello suce- sobre cualquier ejemplo de lo que se llama correspondencia,
de, pensar aquello en lo que casa y habitar consisten. misiva, carta en el sentido corriente, discurso en general (nece-
En cierto modo, análogo, en La T.P. se trata no de determi- sidad, entonces, de la discusión con Lacan; si el contenido de la
nar lo destinal del ser a partir de lo postal —lo habitualmente Lettre volée no es tomado en cuenta por Lacan, si para Lacan, la
llamado postal es un momento de la metafísica, y de la técnica, carta tiene un sentido único, está dotada de un trayecto propio,
insistiría Heidegger, relación que establece Heidegger-entre la _ no puede no llegar a su destinatario único, constituye la verdad
metafísica y la técnica, relación, si imposible pasarla /por alto, —como castración). Por el contario, en La T.P. los destinatarios
imposible no repensarla—, sino de pensar o utilizar lo postal son, por definición múltiples —hay correos pero no verdad. Y
para pensar lo destinal del ser. Tarea que, a) se hace más fácil y por ello el supuesto remitente está enteramente determinado
más difícil, al mismo tiempo, por la homogeneidad del discurso como tal a partir de la recepción, de la re-vuelta, si se puede
PATRICIO MARCHANT LA OPERACIÓN DE UNA TARJETA POSTAL (1985) 287
286

decir así, esto es, de la, supuestamente simple, respuesta. La ¿desde dónde alcanzó la poesía de Neruda alcanzó su determi-
respuesta determina, transforma, orienta, desde la partida al nación precisa, su figura, corno poetizar (poetizar, insisto, cues-
remitente: es a ti, eres tú, quien tiene que decirme si es a ti que tión del Aufriss —differentia— entre La Lichtung, poetizar y el
yo escribo si algo va a pasar por mí, si algo ya ha pasado para pensar das Denken, remito, evidentemente a Unterwegs... y a Le
mí. Pero, al mismo tiempo, ya con sus envíos, el remitente remi- retrait de la métaphore, problema que trataré al final de esta
te constricciones lógicas, escribe testamentos impositivos, de T.P.). ¿Alcanzó acaso la poesía de Neruda su figura propia des-
modo tal que lo que hay son sólo textos que, de un determina- de ella misma o acaso sus imitadores o comentaristas (críticos)?
do modo, son parte del uno o del otro: como lo muestra La T.P. ¿O más bien, porque respondiendo, primero, la poesía de Neru-
Más allá del principio del Placer repite al Eileo o el Eileo puede da a los envíos de la Mistral (y de Huidobro), Nicanor Parra,
leerse como un suplemento... o demostración que el Más allá... obligándose durante tantos años al más duro de los silencios,
y Sein und Zeit dicen lo mismo: la cuestión de lo propio, la en esa intercepción de los envíos de Neruda que es su poesía,
apropiación. Endeudamientos, empréstitos mutuos, clausura de determinó la figura poética propia de Neruda? Igualmente en
las metafísicas, escritura que se escribe sin sujetos, operación nuestros días, sólo Zurita, empujado por la operación primera
de una máquina de escribir que funciona sola. de Juan Luis Martínez, ha podido configurar la figura poética de
Pasos que pueden aparecer tan insostenibles como eviden- Parra. Así, unidad porque diferencias en un solo gran proceso,
tes, según la mirada de un día o de otro, incluso de un mismo sin teología alguna, sin que la verdad —o la más alta poesía, en
día —o noche. Pero cuya operatividad se prueba, por ejemplo, este caso, se encuentre necesariamente al final, proceso que,
leyendo, siguiendo paso a paso el Más allá en Spéculer-sur Freud, esperamos (casi) todos, continuará, la poesía chilena como el
segunda parte de La T.P. Y si fin de los supuestos sujetos, surgi- modo de habitar del pueblo chileno. Proceso de endeudamien-
miento del problema del nombre, nombres endeudados, presta- tos y de préstamos, fuerza de los grandes endeudamientos; se
dos nombres. La operación de la desconstrucción —una entre sabe, más vale deber mucho que poco. Ejemplo éste en el estilo
otras, de alguna manera asimilables, filosofías de "diferencia", de la generalidad; de lo que se trataría es mostrar cómo este
según alguna demasiado rápida, asimilación, tan cercana a una proceso se cumple paso a paso, de poema en poema, proceso
cierta confusión—, al igual que el pensamiento de Lévinas y no sin autores, sólo intercepciones que funcionan —pero si proce-
deja de lado esos que son auténticos problemas teóricos, des- sos sin autores, si producciones de firmas, vale decir, préstamos
pojados, en la medida en que ello es posible, de la metafísica y de nombre.
de la teología (no de las determinaciones de las que la metafísi- Intercepción, endeudamiento general, todos somos deudo-
ca y la teología dependen), pero se los plantea a partir de la res y avales, por ejemplo, en este caso de la filosofía francesa
cuestión del nombre, sin dejar de olvidar pero, sin tampoco, de actual. La evidencia misma: ¿cómo se habría enriquecido La T.P.
cierta manera entregarse, a las importantes consideraciones so- si Derrida hubiera conocido con exactitud la situación econó-
bre el lenguaje de Beneviste, Austin o Searle, rescatadas, eso sí, mica chilena? Hubiera hablado, entonces, de nuestras "constric-
de aquellas que en ellas es logocentrismo (así: Le Suplément de ciones lógicas" que aumentan mes a mes, al ritmo de las U.F. y
‘,) tanto como de nuestro ser deudores y de los préstamos, de
copule, Signature, événement, contexte, Limited inc.,'etc.).
Continuemos. Que nos sea permitido un ejemplo simple nuestro ser avales. Incluso, tema mismo de La T.P. se habría
tomado del campo de la poesía chilena. Neruda y sus olvida- enriquecido la "especulación" —en el sentido que Derrida lee
bles imitadores, Neruda y sus olvidables comentaristas. Pero, "especulación" en Freud— sobre los detectives. Sobre estos
288 PATRICIO MARCHANT 289

últimos, detectives y avales, sobre todo sobre los avales muer- CONSIDERACIONES SOBRE EL
tos, remito a esa historia para ser leída, su primera parte, en
Estudios Públicos, N° 22, y la segunda, infinitamente mejor, en
BALLET DE LOS VALETS (1989)
el número siguiente de la misma revista, valga la propaganda
gratis y la autopropaganda, Arturo Fontaine, aquí presente, no
me desmentirá.
Así, en esta especulación teledirigida, por más aleatorio que El libro de Alexis de Tocqueville L'ancien régime et la révo-
parezca nuestro lugar prescrito, constituimos, sin que nosotros, lution tiene fama —como La Démocratie en Amérique— de obra
como sujetos decidiéramos algo, la intercepción de la filosofía extremadamente inteligente. Y, sin duda, nadie puede dejar de
francesa actual en nuestro casi ningún quehacer teórico chile- experimentar un placer intelectual intenso al leerla, su claridad
no; se sabe, no existen lugar o instituciones donde se enseñe y visión. Cabe, sin embargo, hacer una pregunta que puede
filosofía en Chile. Escena en la que faltaron, aunque no se hu- parecer insólita. ¿Lo que se llama la inteligencia de Tocqueville
biera podido hablar de todos ellos, facteurs para Nicolas Abra- reside en lo que él ve y los otros no vieron, en la adecuación de
ham, Althusser, Bataille, Blanchot, Deleuze, Faye, Michel Henry su mirada a las cosas, al fenómeno de la Revolución? ¿O, al
(no Henri Michel, entrenador de la selección francesa, no me contrario, en la adecuación de las cosas a la inteligencia, al
cabe duda más conocido el segundo, tanto en Francia como en intelecto de Tocqueville? Hemos planteado la pregunta en los
Chile, que el primero), Klossowski, Merleau-Ponty, Lyotard y conocidos términos de la antigua teoría de la verdad como ade-
otros y donde aconteció esta maravilla; de más de uno, se dijo cuatio rei et intellectus: adecuación del entendimiento a las co-
nada. sas, adecuación de las cosas al entendimiento. Pregunta que
Intercepciones que constituyen nuestra escena. Escena que puede plantearse en otros términos. La inteligencia de Tocque-
rápidamente se dirá nada tiene que ver con el pensar, sólo con ville, ¿no reside más bien en su estilo, en el ritmo, la música de
la mala transmisión histórica, la "historia de la filosofía". Con su estilo? Por estilo, ritmo, música entendemos, estamos hablando
todo, en estos años, un momento esencial de la filosofía, la nietzscheanamente, no la forma de expresión de un contenido,
filosofía política, porque lucha política por nuestra sobreviven- un contenido objetivo, que admitiría otras formas de expresión.
cia como país, desde el interés por la filosofía política, posibili- Por estilo entendernos, según la enseñanza de Más allá de: bien/
dad de un comienzo de interceptar la realidad, una posibilidad mal, y expresado todavía en términos de la metafísica, lo que
distinta de ese aburrido cuento de viejas (la "historia de la filo- señala a un más allá de la metafísica, el "origen del sentido".
sofía"). Si pensamiento marxista censurado oficialmente, intere- Cuestión de la "tercera oreja", de entender con Nietzsche que
san lucha entre el pensamiento conservador tradicionalista de "equivocarse sobre el tempo de una frase, es equivocarse sobre
origen hispánico y un pensamiento, igualmente de derecha, pero el sentido de la frase misma". Ciertamente, al interior de un
neo-liberal. Pero, ante todo pienso, escena de la esperanza de estilo hay diferencias de categoría o nivel en el uso (lel estilo;
un cierto catolicismo que espera de la divina hermenéutica neo- así, sin duda, Tocqueville supera en el uso de estilo a muchos
hegeliana, apoyado por un Estado extranjero, pero éstado po- de quienes participan del mismo estilo del cual él participa. En
derosísimo trasnacionalmente que... —quince minutos que se cum- todo caso, el estilo predetermina contenidos y límites. Al inte-
plen, fragmentación de todo escrito, de toda T. P. rior de un estilo, todos los autores no pueden decir o expresar
sino lo mismo; no lo igual, sino lo mismo; así, opiniones opues-
290 PATRICIO MARCHANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 291

tas, por ejemplo, pertenecen al ámbito de lo mismo. Mostrare- española, pero el pensar español había sido "absorbido" por la
mos inmediatamente cómo Tocqueville, Michelet y Sade dicen --- filosofía (como el pensamiento llamado pre-socrático, antes del
lo mismo, diciendo lo contrario, sobre las relaciones entre la pensar de Heidegger, fue "absorbido" por la "filosofía" socráti-
Revolución y el cristianismo. Cuestión de estilo. Y porque cues- co-platónica).
tión de estilo, cuestión de tradición. Sobre tradiciones de pen- Pero prosigamos con Tocqueville. ¿Qué dice Tocqueville
samiento, de filosofía, se sabe, se considera como tales sólo sobre la Revolución y la religión? En el Capítulo II del Libro I de
cuatro tradiciones: la francesa, la alemana, la anglosajona, la L'ancien régime... (su título: "Que el objeto fundamental y final
italiana. Una prueba de ello: la edición definitiva de las obras de la Revolución no era, como se ha creído, destruir el poder
de Nietzsche se está publicando, simultáneamente, en alemán, religioso y enervar el poder político"), Tocqueville considera
francés, inglés e italiano y sólo en esos cuatro idiomas, estilos o que la guerra a las religiones no fue sino un "incidente" de la
tradiciones. Ahora bien, existen esas cuatro tradiciones como Revolución, un "rasgo saliente y, sin embargo, fugitivo de su
efecto, fundamentalmente, de una realidad política, la fuerza y fisonomía". Si la filosofía del siglo XVIII, esa filosofía profunda-
la voluntad política de estados nacionales. De este modo, la mente antirreligiosa, constituyó una causa de la Revolución.
"verdad filosófica" depende de una determinada "verdad políti- Tocqueville ve en ella dos partes, distintas y separables. Una,
ca". Y si no existe una tradición de pensamiento, una "filosofía" las teorías de la igualdad natural, la abolición de los privilegios,
española, ello se debe a que la Monarquía española no pudo la soberanía del pueblo, la omnipotencia del poder social, la
imponer una de sus múltiples escrituras como la escritura, el uniformidad de las reglas, ideas que, dice nuestro autor, consti-
estilo, la "verdad" española. Sus múltiples escrituras, esto es, la tuyen la sustancia de la Revolución. La otra, el ataque a la Igle-
filosofía latina, la antigua tradición de la Cábala española, la sia, al clero, a sus instituciones y a sus dogmas. Esta segunda
escritura árabe y la escritura barroca y menos aún las escrituras parte (accidental, se tendría que pensar en la lógica substancia-
criollas y las primeras escrituras mestizas. Inexistencia de una accidente) la considera Tocqueville menos como un ataque a la
filosofía española, imposibilidad ahora de una filosofía españo- doctrina religiosa como al cristianismo en tanto institución polí-
la —toda obra de filosofía escrita en español, aparece como, y lo tica, al poder político de la Iglesia. Que la Revolución y el cris-
es, una traducción de una de las cuatro tradiciones europeas— tianismo no son incompatibles, Tocqueville cree poder probar-
todo lo cual debe alegrarnos. Pues, la diferencia entre el pensar lo con estos dos argumentos: el cristianismo revivió en Europa
y la filosofía —la "filosofía" como una reducción del pensar, como después de la Revolución y las sociedades democráticas en modo
Heidegger lo demostró. Y si no existe filosofía española, sí exis- alguno son hostiles a la religión (así, los EE.UU.), argumento
te un pensar de, por una parte, la España clásica y, por otra, en este último que supone, como dice el mismo Tocqueville en
este siglo, un pensar de la lengua-española-latinoamericana: su otra parte de su obra, que "la sociedad política y la sociedad
gran escritura y sus nombres mayores, la Mistral, Borges y Gar- religiosa son por naturaleza esencialmente diferentes", no pu-
cía Márquez. Dicho de otro modo, podría considerarse como la diendo sus principios ser iguales (Cap. II, Libro III), esto es,
situación ideal, ésta: que la Monarquía española hubiera mante- señalémoslo, precisamente lo que el cristianismo pre-revolucio-
nido la multiplicidad de sus escrituras y la originali-dad de su nario no podía aceptar y que la Revolución obligó a la Iglesia
pensar. Pero se trata de un ideal imposible: la imposición de la aceptar. Ahora bien, en el Cap. III, del mismo Libro 1, Tocquevi-
verdad política había anulado el pensar; si no fuera por la debi- lle reconoce que la Revolución tuvo esta fundamental particula-
lidad política de la Monarquía hubiera existido una "filosofía" ridad: ni simple guerra civil ni simple guerra contra el extranje-
292 PATRICIO MARCHANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 293

ro, la Revolución procedió al modo de las revoluciones religio- guerrera que acaba de regenerarse". "Que se examine los dog-
sas. Lo que estaba en cuestión eran principios y su fin tendía a mas absurdos —exige Sade— los misterios espantosos, las cere-
la regeneración total de los seres humanos, revolución univer- monias monstruosas, la moral imposible de esa asquerosa reli-
sal, como lo fue, lo dice el mismo Tocqueville, esa revolución gión y se verá si ella puede convenir a una república". Evidencia
religiosa que fue el cristianismo. Es evidente que hay algo no para Sade de la relación entre la monarquía y el cristianismo
claro en el claro de Tocqueville. Si en el Capítulo II, esta vez del que ejemplifica ese cristianismo de los enemigos de la Revolu-
Libro III, señala que, si antes de la revolución, en la nobleza y la ción, los realistas y los aristócratas. Entonces, si el culto es ne-
intelectualidad francesa, como en ninguna parte de Europa, la cesario, que se imite el culto de los romanos: "las acciones, las
irreligión se había convertido en una pasión general, ardiente, pasiones, los héroes, he ahí sus objetos respetables. Tales ído-
intolerante y opresiva, si en Francia "se atacó con una especie los elevaban el alma, la electrizaban; incluso había más: les co-
de furor la religión cristiana sin ensayar de colocar otra religión municaban la virtud del ser respetado. El adorador de Minerva
en su lugar", sin embargo, al final del mismo capítulo, Tocque quería ser prudente: el coraje se encontraba en el corazón de
ville se ve obligado a confesar: "Si los franceses que hicieron la aquél al que se le veía a los pies de Marte". Al contrario: ¿qué
Revolución eran más incrédulos que nosotros en materia de re- ofrece la "imbécil religión cristiana"?: "El superficial impostor
ligión, al menos les quedaba una creencia admirable que nos de Nazareth, escribe Sade, no ha producido en nosotros gran-
falta: creían en ellos mismos. No dudaban de la perfectibilidad, des ideas. Su cochina y asquerosa madre, la impúdica María, ¿os
del poder del hombre, apasionados con gusto por su gloria, inspira acaso algunas virtudes?".
tenían fe en su virtud... Esos sentimientos y pasiones habían Junto con el cristianismo, Sade descalificaba el teísmo como
llegado a constituir una especie de religión nueva, la cual, pro- culto de la república. Sólo el ateísmo es, ahora, sostiene, el
duciendo algunos de los grandes efectos que se ha visto que las sistema de quienes saben pensar. Con buenas leyes, la religión
religiones producen, los arrancaba al egoísmo individual, los se convierte en prescindible, pero si el pueblo necesita una,
empujaba al heroísmo y a la entrega...", etc. (Señalemos que insiste el Marqués, presentadle los dioses del paganismo. Nece-
Tocqueville es ampliamente consciente de que la religión, que sidad de seguir las leyes escritas en el corazón, la gente será
él considera un "instinto natural del hombre", contribuye, fun- virtuosa por egoísmo. Breve paréntesis: "leyes escritas en el
damentalmente, a la estabilidad del orden social, y de ello da corazón", palabras del "Emilio" de Rousseau; distinción, en Sade,
buenas pruebas en su libro). de esas verdaderas leyes, de las leyes que el corazón cristiani-
Acudamos ahora a un texto, igualmente famoso y admira- zado cree encontrar en él.
ble que los de Tocqueville y Michelet. Nos referimos al quinto Después de haber mostrado o demostrado que ni el cristia-
diálogo de "La filosofía en el tocador" del Marqués divino. Su_ nismo ni el ateísmo convenía a la República, Sade se detiene en
título, como es sabido: "Francés, un esfuerzo todavía si quiero el punto que más le interesa: demostrar que las costumbres (les
ser republicano". Cuestión del culto que a la República convie- Moeurs) francesas no convienen a la República francsa. Si las
ne si el culto, la religión, debe apoyarse, desde l Revolución costumbres condenan —al menos teóricamente— la calumnia, el
en adelante, sobre la moral y no la moral sobre la religión, robo, los delitos de impureza, es decir, la prostitución, el adulte-
como sucedía en el despotismo. Pregunta si acaso el cristianis- rio, el incesto (practicados por los indígenas de Chile, señala
mo puede convenir a la libertad republicana, si la religión "de Sade), la violación y la sodomía y finalmente, el asesinato, Sade
un vil histrión de Judea, puede convenir a una nación libre y comprende la defensa de esos pretendidos delitos. No es éste el
294 PATRICIO NIARCHANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 295

lugar para estudiar la demostración sadiana; señalemos tan sólo ción alemanas, es decir hegeliana de Feuerbach, como una nue-
este hecho: cuántos de esos "vicios" condenados por la opinión va y verdadera religión.
común y defendidos por Sade, constituyen libres y permitidas Distinción entre dos estilos, dos tradiciones. ¿Por qué ha-
opciones al interior de las actuales Repúblicas, fundamental- blar de dos músicas? Bastaría entender —se podría pensar— que
mente, aquellos que atañen a los llamados defectos de impure- se trata de la diferencia entre el Entendimiento (Verstand) y la
za: Sade vio, aquí al menos, más profundamente que Tocquevi- Razón (Vernitilft). El Entendimiento como ese poder que "abs-
lle. trae y por lo tanto separa y que insiste en sus separaciones". La
Las opiniones de Tocqueville y Sade, para seguir con estos razón, al contrario, como "la certeza de la conciencia de ser ella
ejemplos extremos, son, respecto a la relación entre la religión toda la realidad"; su poder residiendo en la superación de las
y la sociedad republicana obviamente contrarias. Pero en lo distinciones del entendimiento, de tal modo, que ella misma es
esencial dicen lo mismo, contrarios al interior de lo mismo: y la vida de la realidad, el Saber Absoluto. Por nuestra parte, pen-
esto en tanto sostienen la diferencia entre el orden social y la samos —sin poder probarlos aquí— que lo que está en juego es
religión o la ideología. Para Tocqueville, el espíritu revolucio- primeramente, el modo de la estancia, del habitar (Das Wohnen)
nario, lo señalamos, era una "especie de nueva religión", no era de lo que se llama el "hombre"; que la época que distingue
una nueva religión. Para Sade, a los franceses les faltaba toda- entre entendimiento y razón representa otro modo de estancia
vía un esfuerzo para ser republicanos: destruir todo vestigio del que la que ignora esta diferencia. Por estancia humana enten-
cristianismo y ese esfuerzo sólo podía provenir de un ateísmo demos lo que Heidegger llama la Unidad originaria del intradu-
consecuente: la verdadera naturaleza del hombre, egoísta, luju- cible Das Geviert (la Unión de los Cuatro): la tierra, lo que flo-
riosa, criminal. rece y fructifica, la que se abre como planta o animal; el cielo,
Ahora bien, de un modo muy distinto piensa la razón, el el sol, la luna, las estrellas, las estaciones, el día y la noche; los
estilo, la tradición alemanas. Así escribe Feuerbach: "Un movi- - divinos, aquellos que nos hacen signos, los mensajeros de la
miento histórico no penetra al fondo de las cosas sino cuando Divinidad, Divinidad que aparece en su presencia o bien se
ha penetrado al corazón del hombre. El corazón del hombre no vela y retira; y los mortales, aquellos a los que les es otorgado el
constituye una de las formas de religión, como si ésta debiera don de poder morir. Por Dios o Dioses —presentes o ausentes—
residir también en el corazón; el corazón constituye la esencia en un modo determinado de la estancia humana, entendemos,
de la religión". Por tanto, "las épocas de la humanidad no se siguiendo siempre a Heidegger, a Quien o Quienes reunen de
distinguen entre ellas sino en tanto transformaciones religio- modo visible y claro, las cosas y los hombres en torno a ellos,
sas". Actualmente, continúa Feuerbach —todo ello en su apúscu- ordenando a partir de tal conjunción, la Historia del mundo y el
lo de 1842, Necesidad de una reforma de la filosofía— ya no corresponder los mortales lo a ellos destinado.
tenemos corazón, no tenemos religión... Pero no es necesario Ahora bien, que con la Revolución Francesa, la estancia
volver a ser religiosos (entendamos: cristianos); es necesario humana cambia la dirección que era la suya antes de la Revolu-
que la política se convierta en nuestra religión". La creencia de ción —ese cambio de escena— lo probaremos a partir de la dialé-
los revolucionarios franceses en ellos mismos, de, lo que habla- ctica hegeliana del amo y del esclavo. Que para poder dar este
ba Tocqueville —toda la fuerza de la Revolución, eso que para paso estamos obligados a simplificar antes muchas cosas, lo
Tocqueville era sólo una "especie de nueva religión", fue enten- sabemos. Por ejemplo, la oposición —o posición distinta— de
dida por Feuerbach, para la razón, la música, el estilo, la tradi- Heidegger frente a Hegel y toda la enorme discusión de Heide-
296 PATRICIO MARCHANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 297

gger sobre la obra de arte y la estética en el Nietzsche I: la turaleza para el amo. Represión y actividad, negatividad ante la
inexistencia de la estética en los tiempos del gran arte clásico naturaleza. El esclavo trabajando la naturaleza la doblega y se
griego, la creación de la estética y de la experiencia estética, la educa él mismo. El amo, al contrario, permanece fijo en la "be-
crítica heideggeriana de la Gesamtwerk (obra total) de Wagner, lleza impotente" de su mirada ante la muerte (todo poder sobre
a la cual Heidegger le reprocha —lo que para nosotros constitu- la naturaleza es pérdida, fin del prestigio). Si el amo no puede
ye un equívoco fundamental— la superioridad de la música en la sino permanecer fijo en su propia figura, por el cóntrario, traba-
obra de Wagner frente a la Dichtung (el poetizar); preferimos jando, educándose, el esclavo alcanza una autonomía y supri-
decir, la superioridad, según Heidegger, de la música de la Dich- me su servidumbre. Al final de la dialéctica, el esclavo aparece
tung sobre la música, en el sentido habitual del término como una conciencia superior al amo. La Historia, comenta
—supuesto que exista un sentido habitual de ese término: "música". Kojéve, es la Historia del Esclavo que trabaja. La Historia para
Dialéctica hegeliana del amo y del esclavo, dialéctica céle- Hegel culmina así cuando esa conciencia reprimida, alcanza,
bre; "cuya lucidez, escribe Bataille, confunde": "Nadie sabe nada con su trabajo, el saber, saber absoluto. Fin de la Historia. Para
de sí mismo —escribe Bataille— si no ha captado este movimien- Kojéve, si fin del saber en la filosofía de Hegel, fin de la histo-
to que determina y limita las posibilidades sucesivas del hom- ria. Con la Revolución Francesa y con la Revolución Socialista,
bre", dialéctica que es "vano ignorar" frente a esos "juegos del su continuación y culminación.
pensamiento actual que están falseados por el desconocimiento Tres puntos aquí: el primero, el poner en juego, en la dialé-
de lo que Hegel sabía", continúa Bataille. Hegel: "El hombre es ctica del amo y el esclavo, corno dijimos y volveremos sobre
esa noche, esa nada vacía que contiene todo en su simplicidad ello, la totalidad de la estancia humana. El segundo, la mirada
indivisa... Es la noche, la interioridad de la naturaleza, la noche como nada, la angustia y el temblor ante esa mirada del otro,
del mundo que se presenta ante nosotros". El hombre es, según que siendo ella misma nada, subyuga como si fuera la plenitud
Hegel, como explica Kojéve —ese ruso estalinista nacionalizado del ser, el poder del ser, (en la medida en que el otro no se
francés sin el cual la filosofía francesa de la segunda mitad del entregue de inmediato ante nuestra propia mirada, en la medi-
siglo XX sería impensable—, la "muerte que vive una vida huma- da en que la mirada, los ojos de quien me es indiferente, no es
na" (Kojéve). Hombre que surge desde la totalidad indivisa de mirada, no son ojos). Subyugamiento ante el misterio de la mi-
la naturaleza como conciencia de sí. Como conciencia de sí, rada del otro, mirada que aparece como misterio y por ello
necesariamente única; por lo cual, por definición, le es imposi- como poder, cuyo poder o misterio no reside sino en nuestro
ble aceptar la existencia de otra conciencia de sí. Lucha a muer- propio temor o en el duro aprendizaje del otro de superar su
te entre una conciencia y la otra, lucha que lo es por el prestigio temor y hacer aparecer como falta de temor su propio temor. Y
y el reconocimiento: sólo un hombre puede reconocer a otro_ temor ante esos ojos que nos dominaron y después, descubierta
hombre, no lo reconoce el animal que le obedece. Conciencias su debilidad, nos suplican. El hombre, la noche del ser; tanto el
que, mirando cara a cara a la muerte, ponen en juego su vida. pensamiento de Sartre (el para sí como nada), El Erotismo de
Sin embargo, una conciencia puede, como el animal, retroceder Bataille, como Lévinas (el Otro como la alteridad absoluta), La-
ante la muerte y aceptar convertirse en esclavo de la otra con- can, y tantos otros dependen de ... la mirada de Hegel. El tercer
ciencia, reconocerla, antes que exponerse a la muerte. punto: la crítica de Bataille a Hegel, Pues, trampa, comedia de
Surgimiento de la oposición entre amo y el esclavo. El es- Hegel. Bataille para quien Hegel representa la razón misma, no
clavo —libremente— acepta reprimir sus deseos y trabajar la na- opone a Hegel ninguna razón.
298 PATRICIO MARCHANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 299

A la razón hegeliana, Bataille le opone —le pone al lado— no calló: que en la historia triunfan, han triunfado, los débiles,
algo que escapa al Sistema: la risa. Volvamos a la lucha de las los enfermos, los profesores. Pues "la historia universal no es el
conciencias. Para que la historia marche es necesario que una juicio universal", según la fórmula célebre de Hegel, sino, si se
conciencia guarde —salve— la vida, Hegel lo señala; así, y sólo nos acepta esta fórmula, el ballet de los valets. Así la canalla
así, el triunfo de una conciencia tiene sentido, y, de este modo, humanista condena, lo vemos hoy en día como nunca, en Fran-
la conciencia reprimida del esclavo triunfará después sobre el cia para principiar, la grandeza, esto es, la belleza de la Revolu-
amo. Servilismo del amo; amo que no puede darse el lujo de ción Francesa. ¡Condena a la Revolución Francesa en nombre
perder la vida, de arriesgarse absolutamente, arriesgarse abso- de los "derechos humanos" o celebra, de la Revolución France-
luto que sería un sin-sentido. Así el esclavo ha ganado desde sa, únicamente ese "error pequeño-burgués de la Revolución
antes de convertirse en esclavo; el amo ya es esclavo del senti- Francesa —miseria del subjetivismo moderno— la Declaración de
do. Risa de Bataille ante la trampa de Hegel. Al servilismo del los Derechos Humanos. El propio Michelet lamenta que sus días
amo, Bataille pone al lado la soberanía: la ausencia de cálculo, terminen cuando el más alto ideal que jamás se ha propuesto el
la pérdida total. La historia, tal como la entiende Hegel, es, hombre —la Internacional— había resonado ya en las calles de
como dice Kojéve, la Historia del Esclavo; del valet, podemos París. Escribe Michelet: "Nacido bajo el temor de Babeuf, veo
decir. Valet para el cual no puede existir un gran hombre, no antes de mi muerte, el terror de la Internacional". Hegel tenía
porque, según la frase célebre que Hegel comenta, el gran hom- razón: hay que mirar bajo, bajar los ojos.
bre no sea gran hombre, sino, dice Hegel, porque el valet es Sin embargo, insistimos —y al insistir en este punto no ha-
valet; al contrario, sostenemos por nuestra parte, valet para el cemos sino insistir en Bataille— Hegel tenía la razón. Y tenía
cual no hay gran hombre, porque el valet sabe que el gran razón —otra vuelta de la razón— contra de su propia razón. He-
hombre no es sino valet. Así, de la historia, Hegel recoge lo gel que supo —lo tapó en su Estética— del origen de la música, lo
bajo, lo sucio. Sistema de la razón, sistema cle la suciedad. He- supo cuando escribió: "El hombre es esa noche, esa Nada va-
gel, que incapaz de sostenerse en la intolerable angustia, en la cía", lo supo cuando obligó a que Kojéve creara esa admirable
belleza temible de una mirada soberbia, incapaz de una "belle- frase: "el hombre es la muerte de una vida humana". La belleza
za impotente", bajó los ojos ... Hegel cuyo saber no era distinto, impotente de esos ojos que nos subyugan y fascinan: mantener
era lo mismo, que la aspiración de Leporello, el valet de Don esa soberanía, esa fascinación, en y desde la angustia ante esa
Juan "Voglio fare il gentil'uomo et non voglio pira servire"/músi- soberanía y fascinación, eso es la música; esa precisa música
ca Don Giovannit/ Altura (159-173) que co-responde a la música de esos precisos ojos. La música
Hegel, decíamos, bajó los ojos ante la mirada del otro. Di- que, contra el saber, contra la dialéctica no dice nada. Como la
ferencia entre ese Hegel que en su juventud temió perder la petitephase le hace comprender a Swann: Qu'est ce cela? Tout
razón y el Hegel, viejo profesor que repetía sus cursos, repartía cela n'est riera.
premios y discursos académicos y jugaba a las cartas, Bataille lo De este modo, la estancia del hombre cambia la dirección
recuerda. Pero Hegel que bajando los ojos tenía, no la sobera- de su escena con la Revolución Francesa. Dejemos que los su-
nía, pero sí el saber. Saber que sabía y callaba lo que Nietzsche perfluos, esto es, los demasiado serios profesores o los dema-
siado serios ideólogos discutan, sobre todo a propósito del
Las indicaciones de trozos musicales entre vírgulas estaban destinadas a la Bicentenario, por ejemplo, sobre las relaciones entre la Revolu-
reproducción de los mismos en el curso de la exposición (N. cíe la E.). ción Francesa y el cristianismo, que diserten así sobre los apor-
300 PATRICIO NIARCIIANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 301

tes de la Revolución a la purificación de cristianismo, incambia- blo que, sin embargo, tiene otra música, la más grande música,
ble pese a todas las Revoluciones Francesas del mundo, que el pueblo musical por excelencia. Así, Erika. Y de acuerdo a
hablen —parloteen— de democracia, derechos humanos y cristia- esta ley inexorable —de este tipo inédito de leyes son las que
nismo, que traten, como si trataran de una escena, de dos esce- nos interesan— en la música boche a la marcialidad del ritmo, la
nas absolutamente incompatibles, la escena del antes y la esce- ñoñería, el sentimentalismo barato de la letra: "Auf der Heide
na del después de la Revolución. Dejémoslos: tienen hambre y bliit eines kleines Blíimelein un das heisst Erika" ("En la pradera
ambiciones y, valets, necesitan que otro valet, un escaño más florece una pequeña florecita, y ella se llama Erika") (No ofende-
arriba que ellos, les pague, y ojalá bien. remos al Instituto Francés dejando que se oiga, aquí, música
boche). Oposición extrema entre Fanfan la Tulipe y Le Temps
de Cerises. Entre ellas, momento diferencial, el himno verdade-
II ro de la Revolución :/La Caí-magno/e /música/(184-199).

Pregunta de esta segunda parte: ¿Qué relación existe entre


la música —música popular, si se quiere— y las épocas históricas Explicación sobre La Marsella ise
en que esas músicas son creadas, cantadas?
Sostenemos: de un modo más profundo —porque de un modo Termina exp, (201-220) ;Le ternos de Cerises!/ música/ Ley
diferente— que lo que se llama el "contenido ideológico" o las inexorable: los cantos socialistas —como los cantos de la resis-
"ideas" de los grandes procesos históricos, lo que está en juego tencia o partisanos—, cuantos, jamás rítmicamente marciales. Su
en esos procesos —el destino que ahí se destina, su "sentido", contenido puede ser a veces violento o de violencia y amor,
para usar una palabra con poco sentido— se deja comprender, otras veces, amor patrio o personal, ambos amores, la mayor
se deja escuchar en la música que, como superficialmente se parte de las veces, pero insistimos, jamás marciales. Ejemplos
acostumbra a decir, "acompaña" a esos procesos. Cuestión, una Españoles (221-245) /música ¿Dónde vas morena? e Hijos del
vez más de afinar la "tercera oreja"; cuestión de entender la Pueblo.
música, no de dar razones. Dar razones, asunto servil. Escuchar Objeción y explicación sobre Internacional /música Inter-
soberanamente la música, escuchar musicalmente la música. nacional Quilapaynn/ / Internacional Auténtica/ (247-254) (256-
Nuestra interpretación puede ser fuerte o débil, no verdadera o 273).
falsa; único modo de refutarla: escuchando, entendiendo mejor
la música que del modo de comprensión que proponernos. Así
Fan-Fan la Tulipe no puede convenir sino a una monarquía_¿.. Explicación sobre la música italiana
absoluta /música Fan-Fan la Tulipe/ Esto es, la monarquía ab-
soluta se deja comprender en Fan-Fan la Tulipe, en Fan-Fan la /Bandiera Rossa/ y la Internacional por la R.A.I.
Tulipe, las fuerzas que constituyen la monarquía francesa del (275-281) (283-291)
siglo XVII se "revelan" (no la historia del héroe popular Penfant Ahora bien, ¿que se juega, qué se escucha en el período
—Fanfan— la Tulipe, sino, insistimos, la "esencia" de la monar- histórico que va de Fanlan la Tulipe a Le Temps des Cerlses,
quía). Si pensamos en la música militar alemana, el militarismo entendiendo, ello es fundamental, que todavía vivimos en tiem-
boche y el nazismo están ahí presentes, la miseria de ese pue- po de Le Temps de Cerises? ¿Qué nos dice la música sobre el
PATRICIO MARCHANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 303
302

sentido de ese proceso histórico, el proceso histórico a noso- obliga a callar y a no prejuzgar en absoluto. Todo juicio, duran-
tros destinado? Nada menos que esto. La Revolución Francesa y te todo este largo período, sobre Dios o los Dioses, constituye
su consecuencia, las revoluciones sociales, corno cambio fun- una frivolidad. Frivolidad del que se declara ateo —el ateísmo
damental de la estancia humana constituye una inmensa pre- como cuestión del siglo XVIII, como señalaba Feuerbach—, fri-
gunta (o, más bien, el Fragen heideggeriano, una petición de volidad del que se declara creyente. Con una ventaja a favor de
respuesta) sobre la presencia o ausencia de Dios y los Dioses cierto tipo de creyentes frente al ateo pasado de moda. Esta
—si tal estancia será o no cabe Dios o los Dioses. ventaja: sin que su actitud demuestre nada, se puede ser conse-
Pero, y esto es decisivo, una pregunta o una petición de cuentemente creyente, vale decir, entre nosotros, cristianos, de
respuesta sobre Dios y los dioses que consiste en esto: poner este modo: como los miles y miles de cristianos chilenos que
entre paréntesis la cuestión de la presencia o la ausencia de aceptaron el terrible destino a ellos destinados estos terribles
Dios o los Dioses. No existe contradicción alguna en nuestra arios. De esta manera, un cristiano consecuente —dándoles todo—
formulación. Pues, poner entre paréntesis la cuestión de la pre- única manera de señalar —sólo eso, y eso es mucho, su creen-
sencia o la ausencia de Dios y los Dioses constituye un modo cia— sin poder demostrar nada —ni siquiera para la tranquilidad
determinado—nuestro modo— de preguntar. Pregunta o petición de su conciencia— puede dar una lección de, al menos, esto de
de respuesta que consiste en callar, es decir, en suspender la no frivolidad, probado que la frivolidad constituye la peor ca-
pregunta o petición. Todo pasa si como en la Revolución Fran- pitulación en nuestra época. Pues la frivolidad es peor que la
cesa como preparación y en las Revoluciones Socialistas que traición, en tanto se puede traicionar por pasión y también por
constituyen su consecuencia, esto es, su culminación, se jugará frivolidad: que el amor por la "democracia sin más" es una for-
la posibilidad de hacer directamente, esto es, definitivamente la ma fácil de frivolidad, lo prueba la presente campaña electoral.
pregunta por Dios y los Dioses. En el sentido siguiente: que Por otra parte, y es evidente, esta suspensión de la cuestión
cuando la carta socialista se haya jugado entera —y para ello de Dios y los Dioses —de su presencia o ausencia— que escucha-
falta un siglo o-más— dicha pregunta podrá _pasar del silencio al mos en la música socialista o partisana, está presente —y no
preguntar. Y ello ocurrirá de esta manera insólita: cuando la podría dejar de ser así— en la teología y en la filosofía contem-
carta socialista se haya jugado entera, la pregunta por Dios y los poráneas. Y no sólo en Nietzsche y Heidegger. Igualmente en
Dioses —si hay un esplendor cualquiera él sea, que pueda lla- un teólogo de la importancia de Karl Barth (Dios como lo Todo
marse "Dios" (cualquiera él sea: la Alteridad respetada del Otro Otro; la teoría de la analogía del ente de santo Tomás condena-
o su imposible respuesta)— retenida como pregunta en silencio: da, en el tercer volumen de su Dogmática, como el Anti-Cristo
puesta entre paréntesis, se responderá por sí sola. La ausencia mismo), tanto como en un pensador judío, religiosamente ju-
de preguntas directas recibirá como recompensa la respuesta dío, Emmanuel Lévinas (el título de su obra capital: Autrement
directa. Por cierto, no estamos prejuzgando nada: si acaso pasa- qu'etre, es decir, Estando; de otro modo que siendo) o incluso
dos estos años de capitulación moral ante el imperialismo trans- en pensadores católicos alertas. ¿Así Jean-Luc Marión Y su obra
nacional, uno de cuyos efectos es la situación filosófica euro- Dieu sans l'étre, esto es, al mismo tiempo: Dios sin serlo y Dios
pea actual, el socialismo triunfará finalmente/o no, o cuál será, sin el ser. No podemos insistir aquí en ello.
en qué consistirá esa respuesta que llegará junto con el final Música de la U.P., música de la palabra "compañero"/ músi-
éxito o final fracaso del socialismo. No prejuzgamos nada, pre:. ca Viglietti/
cisamente porque el proceso histórico a nosotros destinado nos Cito ahora a un profesor alemán que, se sabe, sólo conocía
304 PATRICIO MARCHANT CONSIDERACIONES SOBRE EL BALLET DE LOS VALETS (1989) 305

y gustaba la música militar, y pese a lo cual —o por lo cual— tendiendo que la ceguera intelectual, en aquellos que fueron cie-
escribió importantes obras de ética, Emmanuel Kant: "...los se- gos, otros enemigos de la U.P. eran la lucidez misma ante el
res racionales llámanse personas porque su naturaleza los dis- fabuloso proceso histórico que fue la U.P., tiene corno origen una
tingue ya como fines en sí mismos... y por ello son objeto de traición moral; esto es, que al nivel de lo que estaba en juego, no
respeto". Respecto a quien constituye un fin en sí mismo. ¿Existe podía haber errores políticos y que la traición moral lo era ante
una justificación —excepto ésta, el subjetivismo moderno— para uno mismo); por otra parte, los que nunca olvidaremos, nunca
tan extraña teoría? ¿O el respeto puede tener otro fundamento, perdonaremos. Pues no se trata de perdonar gratis. Las exigen-
un fundamento musical? Esto es ¿que una música constituya el cias sobre el perdón fijadas por el tratado Yoma del Talmud,
fundamento del respeto hacia otros ¿seres humanos? ¿que cierta permanecen, lo creemos firmemente, insuperadas. Que la músi-
música constituya la humanidad de los seres humanos? Repeti- ca de la palabra "compañero", constituye nuestro gran amor,
mos: música de la palabra "compañero". El régimen de Salvador nuestra gran pasión, nuestro vicio inmenso y nuestra única fide-
Allende pudo tener los orígenes sociales, históricos, económi- lidad. Fidelidad que nos obliga a repetir: "Si tu veux vraiment
cos que se quiera; pudo tener —y los tuvo— todos los errores que que ca change, que ca bouge, léves-toi qu'arrive le temps". (Mú-
se quiera. Pero, para quienes lo vivimos a través de la música sica) (307)
de la palabra "compañero", constituyó la única experiencia éti-
co-política de nuestra vida, esa nuestra absoluta superioridad
moral —ese ser distinto, de otra especie— sobre quienes nada
supieron de la palabra "compañero". Mérito, evidentemente, no
de nosotros, no de nuestra individualidad o de nuestro "ser per-
sona". Mérito de esa palabra, de esa música "compañero", músi-
ca-palabra que no fue "inventada" por alguien. Música, palabr—a-
que dice cuáles eran las fuerzas de ese proceso histórico y nos
señalaba —sólo eso— la posibilidad de un co-responder a ese
proceso. "Compañero". Pues una cosa es Salvador Allende, otra
esa música "compañero Presidente", ese fundamento de la gran-
deza de Salvador Allende. Atenuándose, las desigualdades per-
sistían entre nosotros; iguales éramos, sin embargo, al saludar-
nos como "compañero", "compañeros". Ese sueño, un corto
tiempo de realidad: Chile un país digno de respeto. A propósito
de una exposición de Gonzalo Díaz sobre los asesinatos de Lon-
quén, sostuvimos que nos movíamos entre dos posibilidades que
se podían simbolizar por dos escritores en los campos de con-
centración boches: "Die Arbeit macbt freí" ("El trabajo libera") y.
la corona de flores "Niemals veigessen" ("Nunca olvidaremos, nun-:
ca perdonaremos"). Pues en parte, todos los que trabajan —elabo-.
ran, para decirlo sicoanalíticamente— el olvido de su traición (en-,':
307

¿EN QUÉ LENGUA SE HABLA


HISPANOAMÉRICA? (1987)1

Dejar que de una pregunta otras necesariamente se des-


prendan, unidad de un solo pedir (fragen). Así, si pregunta: ¿en
qué lengua se habla en Hispanoamérica?, pregunta que, reduci-
da en dos de sus momentos a Chile —problemas de espacio y
otros—, implica preguntar: a) si acaso existe filosofía actualmen-
te en Chile; b) si alguna vez ha existido filosofía en Chile; y c) si
puede existir —y de qué modo, según cuál forma— filosofía en
lengua hispanoamericana. Y pregunta que debe trabajar, dejar-
se trabajar, por la relación entre una Lengua particular, la hispa-
noamericana, y esa otra "Lengua", la filosofía. Esto es, delimita-
ción, los supuestos con los cuales trabajo: de la filosofía, sus
márgenes —me excuso, a lo largo de toda la ponencia, salvo
algunas excepciones, de dar las referencias teóricas y bibliográ-
ficas precisas, textos que son, o debieran ser, conocidos—; dos
conceptos de "filosofía" operando, por tanto, en lo escrito, y
problemas en torno a la cuestión de la Lengua Materna y a la
cuestión de la traducción.
Pues si —comenzamos con tesis heideggerianas— la Lengua,
y no el hombre, es quien habla, si el hombre habla cuando,
correspondiendo a lo enviado, nombra, esto es, deja aparecer
lo que es, o nombra erigiendo, instituyendo (el judaísmo), la
pretensión de pensar desde sí, desde la conciencia individual y
no desde la Lengua, inversión de la relación de soberanía entre
la Lengua y el hombre, reducción de la Lengua a medio de

Esta ponencia fue leída con variantes en el Seminario "Modernidad,


posmodernismo: un debate en curso' (Instituto Francés de Cultura, Co-
legio Autónomo de Filosofía, Taller de Artes Visuales, CENECA y FLACSO)
y en el Primer Coloquio Chileno-Francés de Filosofía (Centro de Estu-
dios de la Realidad Contemporánea y Collége International de
Philosophie), en junio de 1987.
308 PATRICIO MARCHANT ¿EN QUÉ LENGUA SE HABLA HISPANOAMÉRICA? (1987) 309

comunicación (y de presión), es, entonces, ingenuidad intentar que no cabe simplemente en las categorías de "ejemplo", la
pensar desde lo que Benjamin determina corno la concepción creación, el sentido, las realizaciones de la ex-Universidad de
burguesa de la Lengua: "Aquella que sostiene que la palabra es Chile. Investigaciones que estoy lejos de conocer en su totali-
un medio de comunicación, su objeto la cosa y su destinatario dad, pero cuyos fundamentos teóricos, si de lo que se trata es de
otro hombre"; a la concepción burguesa del lenguaje, que me no caer en un mero historicismo —pregunta; ¿qué es lo "político",
sea permitido oponer las filosofías del nombre: Rosenzweig, qué la "violencia", el sentido del poder y el poder del sentido
Heidegger, Benjamin, Lévinas, Derrida. Y afirmación fundamental (Laruelle), etc.?— no me parecen, en las investigaciones que co-
que adelanto: mientras la cuestión de nuestra —¿pero qué quiere nozco, debidamente conceptualizados. Pienso lo mismo de ensa-
decir "nuestra"?— Lengua Materna, Lengua Maternal que nos yos de teoría política en los cuales no se encuentran inscritos los
determina, nos destina (Heidegger, obviamente) o, Derrida tra- verdaderamente grandes pensadores de siglos pasados o de nues-
bajando sobre Heidegger, constituye un "envío", no encuentra tro siglo.
la dignidad de su planteamiento, y más de un paso efectiva- b) Por otra parte, y en segundo lugar, pregunta de si acaso
mente cumplido, resultado: esterilidad de los esfuerzos chile- existió alguna vez filosofía en Chile, que obliga a responder,
nos e hispanoamericanos de aproximación al pensar. Imposibi- mediados y fines de siglo pasado, comienzos de este siglo, en
lidad de pensar originalmente; y si lectura de otros textos en forma positiva; en su forma más alta, en la obra de dos grandes
otras lenguas, en tanto lectura expresada en español, como tra- rectores de la ex-Universidad del ex-Estado de la ex-República
ducción al español-europeo, traducción que éste dice resistir, de Chile: Bello, Letelier. Su escena: filosofías pensadas "ideal-
no resiste de hecho. mente" —en "la vida solitaria del alma" (Husserl), si se quiere—
a) Que no existe actualmente filosofía en Chile y no exclu- en inglés o francés y, luego, "traducidas" simplemente al espa-
sivamente a causa del golpe militar y su represión, que no exis- ñol-europeo en el cual sus autores se expresaban. Filosofías
te desde casi ya cien años, es asunto que cualquiera puede que conformaron el Estado chileno, y no sólo en su acción do-
comprobar leyendo las publicaciones teóricas chilenas: conjun- cente. Pero filosofías que pasaron por alto —supuesta "universa-
to de anotaciones de lecturas, tantas veces anotaciones sobre lidad del espíritu", esto es, dependencia cultural, ¿en este caso
las notas de anotadores extranjeros —tal vez una única excep- o siempre?, la universalidad del espíritu como imperialismo teó-
ción (H. G.)—, ensayos de "Historia de la Filosofía" han existido rico— la más simple de las preguntas: ¿cuál era o, más bien cuál
y existen. Sólo uno de ellos a un nivel "europeo": la neokantia- debía ser, porque, de un modo especial y oculto ya lo era, la
na exposición de Kant de Roberto Torretti. Ciertamente debo lengua de Hispanoamérica?
dejar a un lado pedantescas obras que ignoran incluso la biblio- c) Paso a la tercera pregunta. ¿En qué lengua hablamos
grafía esencial sobre su supuesto tema: así, pretender hablar del nosotros? ¿Cuál es la lengua, quiénes "somos" "nosotros" cuan-
poder y la violencia sin conocimiento siquiera de la existencia do decimos: "nosotros"? Historia: hace casi ya quinientos años,
de Rosenzweig, de Lévinas, etc. Pero, por otra parte, después feroces carniceros, según el adecuado término de Neruda, hom-
del golpe militar, comenzaron investigaciones sobre cómo en el bres de espada y sed de oro —la "santa cultura cristiana occiden-
siglo pasado y a comienzos de éste se realizó y estructuró la tal", su vocación—, llevaron a cabo el mayor genocidio que co-
recepción —como adecuada y oportuna recepción— en nuestro noce la historia: el diecisiete por ciento de la población mundial,
país de las filosofías de los países teóricamente dominantes, y setenta millones de indígenas, aniquilados en escasos cincuenta
cómo ese saber se institucionalizó; por ejemplo, pero ejemplo años de horror sin cuenta (Todorov) —sólo otro carnicero
PATRICIO MARCHANT ¿EN QUÉ LENGUA SE HABLA HISPANOAMÉRICA? (1987) 311
310

podría intentar justificar, cualquiera sea esa justificación, ése, el derivando del marxismo nerudiano, no como un filosofema, sino
Gran Holocausto. Si parte importante de los habitantes indíge- como un momento judío esencial del marxismo: la Redención
nas mantiene su lengua, nosotros los mestizos —en el origen, mesiánica. Pues la utopía mesiánica del marxismo es parte de
padres españoles, madres indias violadas— hablarnos español. nuestro lenguaje, de nuestra existencia personal, una forma, no,
Pero rechazo de la concepción vulgar de "mestizo", necesidad por cierto, la única, de la presencia de la Redención en nuestra
de una concepción no-biológica de mestizaje, ¿el español que época.
aprendimos era el mismo que el español de España? Dos versos Rosenzweig y Hegel, Rosenzweig señalando los conceptos
de Neruda nos marcan un camino, en la medida en que, de fundamentales de nuestra existencia inmediata y de nuestra exis-
ellos, necesidad de hacer su experiencia, a ellos entregarnos, tencia superior, como no-filosofemas, ¿escapa, excede realmen-
someternos: "Antes de la peluca y la casaca / fueron los ríos, te al dominio de la filosofía, de la filosofía hegeliana? Pues, así
ríos arteriales" (comienzo del Canto General) y "permanencia como Derrida leyó a Lévinas, como judaísmo y filosofía, necesi-
de piedras y de silencio" (Alturas de Macchu-Picchu). E intento dad de leer, tarea no cumplida aún, esa misma problemática, en
este paso. En Der Stern der Erlósung, Rosenzweig, en oposición Rosenzweig.
total a la totalidad de la filosofía, a la filosofía como Totalidad, ¿Qué pasa con el "antes" de Neruda? ¿Escapa el "antes" de
Hegel resumiendo y acabando el Discurso Filosófico, discurso, Neruda a la filosofía y a la religión? ¿O no consideraría Rosen-
filosofía, que dejan fuera de ella, anulándola, la existencia indi- zweig la "América" sin nombre descrita por el Canto General
vidual —amor y muerte es ésta, "el amor es tan fuerte como la como una relación —y religión— todavía demasiado elemental?
muerte"—, Rosenzweig, digo, muestra cómo la filosofía recubre O, más bien, el "antes" del Canto describe una primera y per-
y oculta la relación inmediata del hombre consigo mismo, con manente relación entre la naturaleza y el hombre anterior al
el Mundo y con Dios. Relación que, conocimiento de los "ele- "antes" de Rosenzweig —piénsese por ejemplo, en la transfor-
mentos" o del "pre-mundo", constituye la creencia y su órgano - mación que Neruda hace sufrir en la segunda estrofa de Altu-
de adecuada y verdadera expresión, el lenguaje común. Y es en ras... al verso célebre de Antígona o en este pasaje de la Oda a
la religión judía —la religión como un sentido otro que el senti- Lenin: "Lenin atento al bosque y a la vida / escuchando los
do que la filosofía establece corno identidad del ser y el pensar— pasos del viento y de la historia / en la solemnidad de la natu-
donde Rosenzweig encuentra las categorías fundamentales que raleza"—. Me veo obligado a dejar aquí abierta la cuestión de la
dan cuenta de nuestra existencia concreta. Para Rosenzweig sólo "anterioridad" de estos dos "antes", sin sorprenderme demasia-
la religión griega, el judaísmo y el cristianismo constituyen reli- do que la seudo crítica filosófica chilena haya pasado por alto
giones propiamente tales dignas de ser tomadas en cuenta; igual- este diálogo, a la distancia, no por ello menos real, entre Neru-
mente, si el paganismo griego constituye la base de toda histo- da y Rosenzweig; antecedentes: la, crítica chilena se pasó por
ria y representa, al mismo tiempo, la realización histórica de esa alto el diálogo de la Mistral con Heidegger y el sicoanálisis,
base. Al paganismo griego la religión judía lo excedería desde catastrófica situación del discurso "teórico" chileno. Con todo,
su tres nociones básicas: Creación, Revelación, Redención. Por debo todavía, respecto al "antes" nerudiano, examinar otra po-
ello resulta evidente que a partir de Rosenzweig, el gran poema sibilidad.
de Neruda en el Canto General, La Huelga "Vi lá huelga en los En su artículo de 1985, "Histoire universelle et différences
brazos reunidos... / vi por primera vez lo único vivo / La unidad culturelles", Lyotard se pregunta si "podemos actualmente con-
de las vidas de los hombres", habría que entenderlo, aunque tinuar organizando el conjunto de hechos que nos vienen del
312 PATRICIO MARCHANT ¿EN QUÉ LENGUA SE HABLA HISPANOAMÉRICA? (1987) 313

mundo, humano y no humano, subsumiéndolo bajo la Idea de Neruda ha poetizado al menos en cuatro ocasiones ruinas. Rui-
una historia universal de la humanidad". La pregunta, si bien nas; ¿queda en esas piedras un resto de palabras, de vida?
encuentra su origen en lo que Lyotard considera el fin de los Roca religiosa de Rapa Nui, estatuas, moais, naturaleza al-
metarrelatos legitirnantes de la Modernidad, se refuerza por el zándose sobre sí misma como figura humana, ahora nuevamen-
estudio de las sociedades primitivas o "salvajes". Estas, gracias te naturaleza, ausencia eterna de aquel hombre, su constructor,
al sistema y a la estructura de sus dispositivos narrativos, relatos "mortal picapedrero". Ruinas, piedras que nada pueden decirle
que no son propiedad de un sujeto, al contrario, el sujeto es al poeta —no le reserva una sílaba el cráter— y que sólo esto
enunciado, es nombrado, recibe de ese dispositivo su legitima- expresan: la voluntad general, natural, de permanecer. Neruda
ción, poseen una identidad cultural, permaneciendo enteramente no se identifica con Rapa. Nui; esas ruinas no son sus ruinas.
al margen de una historia en sentido cosmopolita (Kant). "Nada, Resto del mundo, esplendor, el Partenón, allí el hombre
escribe Lyotard, en la comunidad salvaje la conduce a dialecti- salió "del desorden eterno, / de los grupos hostiles / de la natu-
zarse hacia una sociedad de ciudadanos. Decir que ella es "hu- raleza", comenzó a ser hombre, razón: pensamiento que "tuvo
mana" y prefigura una universalidad, es admitir el problema continente donde andar y medir". Y así, cuando su abandono,
(humanismo-historia universal) resuelto". Ahora bien, esta des- "otra vez creció el terror, la sombra, / volvió el hombre a vivir
cripción de sociedades primitivas a las que se refiere Lyotard, en la crueldad". Vigilante fiel a su trabajo, el Inmenso cumplió
sudandinoamericanas por lo demás, ¿no constituye, su conoci- con su terrible deber de durar: "era lección de piedra, era razón
miento, como saber etnográfico, ni poético, ni filosófico, ni re- la luz edificada". Con todo, eterno, el hombre volvió al templo,
ligioso, el verdadero saber de ese "antes" que poetiza Neruda? su templo, vacío ya de su "pasajero dios"; "pasajero dios": leja-
No, porque el problema de Neruda es diferente. Neruda habla nía y cercanía de Neruda a Heidegger.
de una "América" que sabe, a la fuerza, incorporada a la Histo- Ruinas también de España. España redimida —República
ria Universal, aunque esa Historia no le sea "propia", y, porque Española, su nombre— de su antiguo papel bestial de adelanta-
el "antes" que él busca es anterior incluso a cualquier tipo de da de la "santa cultura cristiana-occidental", vale decir, para Chile,
sociedad: la permanente relación hombre-naturaleza. Y punto guardiana de las alpargatas de los Errázuriz, de los calcetines de
tan importante como el primero, o que coincide con él, Neruda los Eyzaguirres, sus reyes. España nueva que sufrió, como antes
escribe ese "antes", como todo el Canto, como es obvio, en la América sin nombre, el asalto de nuevos, terribles carniceros.
español: en verso y prosa Neruda ha expresado su admiración y Así, lo que fue creado y dominado "yace —pobre pañuelo— entre
amor por el español como Lengua. las olas / de tierra y negro azufre". Y no se escuchan palabras:
¿Entonces, Neruda poeta español, del único español, el es- "las palabras que tanto construyeron / ahora son exterminio" y
pañol-europeo? Sin embargo... pregunta: ¿quién escribe el Can- ya naturaleza, musgo, el sollozo. Poeta que, participando del
to General? Si en la relación elemental que el Canto establece dolor de España, con España no puede, propiamente, dialogar,
como naturaleza-hombre, el río, origen eterno dele lenguaje, y la esto es, identificarse con sus ruinas. ¿Por qué ese diálogo que
piedra, materia mediante la cual el hombre se eleva como hom- falta? Falta, como una inmensa falta, la inmensa ascensión, que
bre —origen de ambos, origen de todo, el mar, central volumen es una inmersión, en la capital de la derrota, átomo de esperan-
de la fuerza"—, el hombre al erguirse como tal sólo sabe resguar- za, amor, Macchu-Picchu, "permanencia de piedras y de pala-
darse del otro hombre de este modo: destruyéndolo y destruyen- bra", permanencia de las palabras en las piedras, "una vida de
do sus obras. Son, entonces, en vez de las ciudades, las ruinas. piedra después de tantas vidas". Un "yo" se adelanta, y claridad
314 PATRICIO NIARCHANT ¿EN QUÉ LENGUA SE HABLA HISPANOAMÉRICA? (1987) 315

insuperable su decir: "pared suavizada por el tacto de un rostro cación y de la expresión, no lo es si de lo que se trata es de
que miró con mis ojos / las lámparas terrestres / que aceitó con nombrar. Lengua de padre español, Lengua de india violada, la
mis manos las desaparecidas maderas". Voz que dice, insisto: Lengua en que se habla Hispanoamérica es una Lengua frag-
"mis ojos", mis manos", ninguna metáfora en parte alguna. El mentada, violada. No porque, como cree cierta "crítica" univer-
poeta es la vida que permanece en las piedras de Macchu-Pic- sitaria chilena, que en el español-europeo, a diferencia del lati-
chu. Esto es, Neruda, todos nosotros, somos mestizos, no como noamericano, las palabras funcionan con un sentido pleno. Toda
consecuencia de la relación biológica de sangre española-india; lengua es Lengua violada —violación anasémica, me excuso de
en términos adecuados, en términos de Lengua, de nombre, el comentar los conceptos de Nicolas Abraham. "La castración
mestizaje se establece entre la Lengua europea y la Lengua in- —que es violación— es la esencia del lenguaje", escribe Abra-
dia (como Lengua, no como palabra de una Lengua), que His- ham. Pero violación que en el caso de la Lengua poética y pensan-
panoamérica conserva, cuya permanencia Neruda descubre en te (cuando la haya) hispanoamericana consiste en una violación
Alturas de Macchu-Picchu. No se trata, como piensa Alain Si- que remarca la violación, violación suplementaria, entonces: "lógi-
card —en su libro, Sicard reúne los poemas sobre las ruinas— que ca del suplemento" que obliga a una defensa extrema, y doble.
Neruda haya encontrado en la ascensión —así dice Sicard; no Lo anterior significa: Hispanoamérica, Latinoamérica, de-
dice "en el poema"— a Macchu-Picchu, las nociones del hombre seo, esto es, exigencia de acceder a una Historia cosmopolita
como trabajador y como explotado o, según otros intérpretes, (Kant) y no como lo ha sido hasta el momento, elemento, "na-
lo encontrado y descubierto haya sido el hombre en general. En turaleza" de la Historia cosmopolita de otros Imperios, debe
Alturas de Macchu-Picchu, las piedras de las ruinas le hablan a alcanzar un nombre "propio", nombrarse. Nombrarse, hablarse
Neruda, son, de Neruda, "sus" "ruinas", "nuestras" ruinas; pie- desde sí misma, para un futuro posible, a partir de un futuro
dras y ruinas corno Lengua. Por ello, identificación, diálogo y posible que un pasado hace posible. Cuestión del nombre que
no monólogo con ellas, lo que no sucedió con las ruinas de Gabriela Mistral entendió y explicó hace ya tantos años, com-
España ni sucederá con las ruinas de Rapa Nui ni con las del prendidas sus consecuencias, la violencia política: unidad de la
Partenón. De ahí la verdadera significación de los versos famo- raza cumplida por una Lengua común. Y cuestión que com-
sos: "Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta" y "Hablad por prendieron Vallejo, Neruda ("Tierra mía sin nombre, sin Améri-
mis palabras y mi sangre". El poeta no viene a "representar" ca") o Borges, Borges —ejemplar escritor hispanoamericano— que
—¡hasta eso se ha dicho!— a los habitantes de la ciudad sagrada, subvierte el español-europeo desde el inglés o el francés (se
capital nuestra, mestizos sudamericanos. Su voz es la voz de sabe, algunos ingenuos han propuesto considerar traducciones
ellos porque el poeta es, en parte, parte de ellos, vivos en las de textos de Borges al inglés o al francés como constituyendo
piedras, vivos en la sangre de nuestro inconsciente —debo un los textos originales de Borges); de otro modo, pero como sín-
punto esencial de la interpretación de estos versos a Raúl Zuri- toma, el mismo problema de la Lengua, Huidobro escribiendo
ta, si bien sé que hablar de huellas némicas constituye un recur- directamente en francés. Unidad de la raza, de la Lengua Hispa-
so válido, pero demasiado general: las mediaciones están ahí, noamericana, me debo limitar aquí, dejando a un lado cuestio-
en forma diferente según los diferentes países hispanoamerica- nes tan esenciales como las del ritmo de una escritura —¿pues el
nos. ritmo no es todo en una escritura (Nietzsche)?—, a la cuestión
Todo lo cual significa: la lengua de Neruda no puede ser la del hispanoamericano y la traducción. Por ello no toco proble-
lengua española-europea. Sí lo es al nivel inferior de la comuni- mas que en realidad no son tales, como la introducción de
316 PATRICIO MARCHANT ¿EN QUÉ LENGUA SE HABLA HISPANOAMÉRICA? (1987) 317

palabras hispanoamericanas corno subtitutivas de palabras es- tantos otros problemas fundamentales de la traducción, tantos
pañolas, o problemas reales como la forma que toma, en este nombres de problemas: Benjamin, Abraham, Torok, Nicolas Rand,
siglo, la mirada hispanoamericana hacia otras Lenguas europeas Derrida, ciertamente).
que la española. Tomo el problema de la traducción por varios De este modo, en la necesaria lucha hispanoamericana con-
motivos: tra el español-europeo, necesidad de ser, ser un nombre, repa-
a) Porque —proposiciones derridareanas— el paso de una ración de la violación como una "nueva" lengua, necesidad de
Lengua natural a la filosofía se cumple como traducción: cues- un, así llamado, "nombre propio"; de una, así llamada, "identi-
tión de la verdad y del sentido, anterior a toda Lengua; de aqué- dad cultural"; de una, así llamada, "historia propia"; esto es, en
llos, ésta, sólo su simple y reemplazable exterioridad. Condi- la medida en que una futura lengua hispanoamericana debe
ción de posibilidad —ilusoria— de la filosofía. enfrentarse primera y directamente al español-europeo, Lengua
b) Porque un texto como texto no es enteramente traduci- en la cual faltan en absoluto filósofos —Suárez pensó y escribió
ble ni enteramente intraducible; más bien, traducible e intradu- en latín—, o Lengua reducida a "palabras" (medio de comunica-
cible al mismo tiempo: Lengua Maternal y agregados a la Len- ción) y no Lengua de nombres, necesidad de una doble tarea:
gua Maternal, lógica de los "agregados". convertir, esto es, traducir, las palabras españolas a nombres', y
c) Porque en el proceso de traducción se juega el parentes- de revestir las palabras del español-europeo con experiencias o
co entre las lenguas, la constitución, como idealidad e imposi- descubrimientos hispanoamericanos. Así Gabriela Mistral tomó la
bilidad, de un texto único o sagrado (die reine Sprache de Ben- palabra "desolación" para entenderla, toda la enormidad de rela-
jamin; sé que tendría que explicar cuidadosamente este punto). ciones conceptuales que ello implica, como descubrimiento o
d) Porque, contra lo que se piensa comúnmente, en la tra- imposición, después de la muerte de un anterior Dios y el silen-
ducción, no sólo es puesta en cuestión la Lengua en que se cio de escritura que a esa muerte sigue, de otro Dios, vale decir,
traduce sino también —cuanto más si se trata de un gran traduc- de otra escritura; así Neruda y el nombre, así Vallejo y Borges y
tor— se cuestiona, se revela o desvela la Lengua que se traduce. toda la gran poesía chilena.
Que nos sirva como ejemplo La Voix et le Phénoméne de Derri- De este modo, el proceso de constitución del hispanoame-
da. Pues si "Bedeuten" y "Bedeutung" eran, y son, entendidas ricano, como Lengua distinta al español-europeo, distinta no al
por los alemanes como las palabras, otro "mundo", "significar" nivel de la comunicación, como he insistido, ya ha comenzado.
y "significación", si Husserl llevó a cabo una meditación de la Primero, poéticamente. Ello no sólo porque "dichterisch woh-
"Bedeutung" que lo dejó en el límite de poder entender la Be- net der Mensch...", sino porque en la poesía el cambio de ritmo
deutung como nombre, su "mundo" pleno. Derrida al traducir es más fácil de lograr que en la filosofía; la filosofía se define
"Bedeutung" como "vouloir dire", "querer decir", al traducirla como la pretensión de no poseer un ritmo propio, negación que
corno nombre, abre el alemán a su propia comprensión como es lo "propio" de su ritmo. ¿No resulta entonces necesario in-
alemán; dice lo no dicho pero implícitamente'pensado, esto es, tentar directamente la tarea de la elaboración de un pensar his-
prejuzgado, por el alemán —no sólo en alemán— en cuanto al panoamericano, "el uso que haces de tu lengua se me aparece
' (Se sabe, Heidegger
"sentido" de "significar" y "significación',
propone otra lectura de Bedeutung, que no discutiré aquí, en 2
Por todo lo expuesto en esta ponencia, no debe extrañar que haya sido
todo caso, Heidegger, es fundamental, traduce el alemán al ale- un filósofo francés quien ha visto la potencialidad filosófica de ciertos
mán, a cierto alemán, si se quiere. Dejo de lado, por cierto, conceptos españoles (G. Granel: "estancia").
318 PATRICIO MARCHANT 319

como un reproche al triste francés universitario en que me refu- EL HONDERO ENTUSIASTA (1986)
gio", palabras de Claude Imbert.
Quisiera, finalmente, dejar abierta la cuestión del momento
mesiánico presente en nuestro hablar común —por ejemplo, este
seminario— en nuestro chileno absurdo intento por continuar "Mi madre me dio lleno de preguntas agudas / "Tú las con-
existiendo como país cuando todo es derrota política, miseria testas todas" (Poema Once). ¿Y si entender El Hondero Entu-
económica, ignorancia, comedia incluso. Ese momento mesiá- siasta no consistiera sino en seguir los pasos y reconocer los
nico, ¿es un momento que la filosofía ha absorbido ya, negán- ecos de estos versos? Lectura —lectura sicoanálitica y prepara-
dolo al incorporarlo como un momento indecible para la filoso- ción de una lectura descontructiva— de El Hondero que comen-
fía? Indecible, vale decir —¿en este caso o en sí?—, momento no zará por su segundo poema y ¿lectura que puede permitirse
"filosófico", momento ético, más exactamente, el "antes" a toda exigir que se tenga el poema de Neruda, entre las manos, ante
ética posible (Lévinas, Derrida, Jean-Luc Nancy). Unica justifi- los ojos?
cación posible de la realización de este seminario al menos
para mí.
Poema segundo

I. Dominio del mar, identificación que domina todo el poe-


ma, identificación conocida por todo aquel que sepa algo del
sicoanálisis —¿o necesidad de saber del sicoanálisis para saber
de ella?—, identificación entre la mujer y el mar en todo caso,
exposición clásica, Ferenczi: Thalassa. Poderosa repartición:
¿Cúales son las formas en que la mujer se presenta para el hom-
bre? Repetición ideal, esto es, sin conocimiento real, de la cues-
tión de El terna de los tres cofres y de algunos ensayos de
Groddeck. Así, necesidad del poeta (nóción de "poeta" de Nico-
las Abraham) necesidad que se cumple en la segunda estrofa de
insistir en el carácter fatal ("fatalmente") del movimiento del
mar-real, y por ello, de las figuras de la mujer. Y recuerdo del
primer contacto con el mar-real que el poeta en sus Memorias
marca así: "sobrecogedor", "corazón colosal", "palpitación del
universo" (Memorias, Losada, Buenos Aires, 1975, p. 25). El mar
y la mujer, relación que, prueba para no hacer aquí, Parra repe-
tirá en Se canta al mar, esas palabras del padre —oración, pro-
mesa para el hijo—: "Esto es, muchacho, el mar", palabras que
señalaban, realidad: "Esto es, muchacho, la mujer" —cuesta
320 PATRICIO MARCHANT EL HONDERO ENTUSIASTA (1986) 321

aceptar que en Chile haya, hay, tantos para los que tardó, tarda, como escena", ensayo que espera su publicación) y sobre el
tanto la primera experiencia, el primer contacto con ese primer que seguiré insistiendo.
origen -"central volumen de la fuerza" (El Gran Océano, Canto Lectura desconstructiva: cópula del inconsciente de quien
General)- de todo lo que nace, muere y renace. lee con el inconsciente de quien escribió; su efecto, otro texto,
A. Lectura de El Hondero que se inscribe en un proyecto un texto "autónomo", es decir, otra cosa que un "comentario"
más general; una lectura desconstructiva de la poesía de Neru- crítico. Ninguna "objetividad", ningún "control" o dominio (mai-
da como continuación de una lectura desconstructiva de la gran trise), otra "exactitud" de otro origen, y de este modo, crítica
poesía chilena (proyecto iniciado en Sobre Árboles y Madres, desconstructiva y crítica, igual razón de un texto desconstructi-
1984, una lectura desconstructiva de la poesía mistraliana). Y si vista: mostrando las escenas que a ese texto le faltan; crítica que
una lectura desconstructiva necesita del trabajo del sicoanálisis, al "refutar" momentos de un texto, confirma la teoría general de
sin embargo, necesidad de precisar la situación: el sicoanálisis que sólo se puede criticar en el nivel de una lectura descons-
"clásico", en su conceptualidad, si no en su "sintaxis" o en sus tructiva (como en el nivel de una lectura sicoanalítica), escenas.
gestos más decisivos, permanece al interior de la clausura de la En todo caso, la "crítica literaria objetiva" -siempre impura, siem-
metafísica; sólo en su necesario desencogimiento -su radical pre mezclada con otros elementos "subjetivos" (cf. "Pierre Me-
desencogimiento, la obra de Nicolas Abraham y María Torok- el nard como escena"')- constituye, se constituye como una gran
sicoanálisis se acerca, llega a tocarse, casi llega a confundirse escena (que por cierto, se desconoce a sí misma como tal).
-a su modo, pero de un modo preciso- con las operaciones [Precisión: distinción entre el trabajo desconstructivo de tex-
desconstructivas. Casi llega a confundirse: así en ese "encuen- tos filosóficos y una nueva forma de escribir en el mismo Derri-
tro sorprendente", como lo califica María Torok entre el análisis da, especialmente sobre textos literarios. Distinción que nos
del inconsciente de Freud cumplido por Derrida en Legs de Freud parece relativamente fundada. Véase G. Ulmer: Applied Gram-
y la lectura de Abraham de los efectos de "fantasma" y de "crip- - matology Post(e) Pedagogy from Jacques Derrida to Joseph Beuys,
ta" en Freud, análisis de lo "autoanalizado" de Freud, lo llama The Johns Hopkins University Press, 1985.]
Derrida. II, Primera, precisa distinción, en la primera estrofa, entre
En todo caso, distinción fundamental entre la "crítica litera- la mujer en general, momento general antes de la determina-
ria "clásica" (el estructuralismo comprendido), su mantenerse cion de sus distintas posibilidades, como mar u océano y esa
en las estructuras "objetivas" ("objetividad", noción propia, ca- posibilidad, particularmente presente para el poeta, la mujer
pital, de la metafísica moderna de la subjetividad) del conteni- como ansia de la mujer: poé tica, pero a esa mujer-ansia, Neruda
do manifiesto -contenido manifiesto en un sentido lato que in- la llama "marea" Mujer-"marea" a su lado; entendamos, en el
cluye también las "objetividades" inconscientes que el__ lado del deseo, de la ilusión del deseo, o a lo sumo, tímido y
estructuralismo ha puesto de manifiesto- y el trabajo en el con- leve contacto. "Sus ojos enlutados", señala, como falta a la dig-
tenido latente, mantenemos el nombre un poco tan sólo para nidad más alta de la mujer como marea, la ausencia de brillo de
mantener la oposición tradicional, propio acuna lectura des- sus ojos en el pleno amor: la imaginaria, o incompleta expe-
constructiva; su trabajo de o con o desde las escenas, corno riencia, compañía, entonces.
debiera decirse. Status determinado, estrictamente condiciona- Tercera estrofa, nuevas distinciones, a partir de la mujer
do, de la crítica literaria, sobre el que desde hace algunos años
he empezado a insistir (Sobre Árboles y Madres, "Pierre Menard V., en este volumen, pp. 335-355. (N. de los eds.).
322 PATRICIO MARCHANT EL HONDERO ENTUSIASTA (1986) 323

como "resaca". "Sobre", es decir, "después", de la madre —"vie- está a mi lado": a su lado, no él, el poeta, conquistando a la
jas huellas", "viejos rostros" ("Mi madre me dio lleno de pregun- mujer, no el poeta interior de la mujer.
tas")— la nueva mujer, mujer plena piensa, se imagina, el poeta, B. Ahora bien, una lectura desconstructiva necesita de una
aquí más joven que poeta. Esa mujer que "desde las estrellas" se buena y cuidadosa lectura de los contenidos manifiestos de las
abre "se abre como una inmensa rosa" ("Tú las contestas to- obras por desconstruir: principio de la repartición y jerarquiza-
das"). Entre ellas —tránsito de un modo u otro necesario—, esa ción de las tareas —Nietzsche. ¿Existen buenos lectores de los
experiencia desagradable o aterradora en el momento, para el contenidos manifiestos de la poesía de Neruda? Un poeta que
inconsciente recuerdo imborrable, la precoz violación: "Agua afirma —y mantiene— un compromiso político preciso y que afir-
que va avanzando sobre las playas / como una mano atrevida ma participar de una aparentemente precisa "concepción del
debajo de las ropas" versos, estos, que las Memorias explican, mundo", ha sido, salvo honrosas e importantes excepciones,
plena claridad. "Lo que yo tenía de tímido y silencioso lo tenían leído a través, con o contra tal concepción. Así, para tomar el
ellas —dos muchachas frente a su casa— de precoces y diabóli- título del libro de Alain Sicard se ha querido leer el "pensamien-
cas... una de ellas me dijo que primero debían hurgar mis ropas. to poético" de Neruda, no las simbolizaciones que en su poesía
Temblé de terror y me escabullí rápidamente. Las asaltantes lle- se cumplen, (remitimos obviamente a los conceptos de N. Abra-
garon a alcanzarme y comenzaron a depojarme de mis pantalo- ham). De este modo, por esta causa, por "metafísicos" —el mar-
nes cuando por el corredor se oyeron los pasos de mi padre... xismo entendido como "concepción del mundo" sólo es una ideo-
debajo del mostrador ("debajo de los muebles" dice poco más logía, una mala metafísica—, se "perdieron", si se puede hablar
adelante el poema) asaltado y asaltantes conteníamos la respi- así, tantos que puedieron haber sido excelentes lectores (de los
ración" (p.21). contenidos manifiestos) de Neruda; pienso en nombres determi-
Y para no dejar momentos del poema sin aclarar: "agua en nados, y los callo.
las rocas", "roca", sexo que todavía no es verdadero sexo, "agua Así, cuestión de Neruda y sus lectores. Examinaremos tres
implacable como los vengadores": "vengadores", su imposible casos. Por ejemplo, ¿cómo lee Hernán Loyola el contenido y,
olvido; "agua de las noches siniestras": la mujer corno deseo sobre todo, el sentido de El Hondero Entusiasta? ("Lectura de
indeterminado por la mujer, tema de El Hondero, como demos- 20 Poemas de Amor", en Simposio Neruda, University of South
traremos. Por eso mismo: "Es algo que me lleva adentro y me Carolina, 1975, pp. 341-353).
crece/ inmensamente próximo, "ala de los terribles deseos", "algo Loyola señala, primero, que los poemas que fueron distri-
que no se va, que araña adentro", que de las palabras usuales, buidos finalmente entre los Veinte Poemas y El Hondero fueron
diarias, es su destruccción: en ellas, "cava tremendos pozos", compuestos —y en confusión, esa es su expresión— entre co-
ella "tallada en el corazón de la noche / por la inquietud de mis mienzos de 1923 y los primeros meses de 1924. A esta primera
ojos alucinados"; "mariposa sangrienta", saber del ser de la mujer. confusión, como producto de "un discernimiento que supone
Viento desatado, viento como poder de la naturaleza o la natu- en cada caso una voluntad estructurante" (p. 341, Loyóla desta-
raleza como poder, viento que "No cabe en la estrecha meseta ca) siguió la separación. Pero, ¿es posible una primera "confu-
de mi vida". Finalmente, palabras que son débiles, inútiles agu- sión" y una efectiva posterior "voluntad estructurante", posibili-
jas y no poderosas fálicas espadas y no poderosos fálicos ara- dad que supone que Neruda no sabía lo que poetizaba, esto es,
dos. Así, entonces, reiteración: mujer que es "como una marea el terna manifiesto, al menos, que poetizaba Poemas que fueron
que me arrastra y me dobla / es como una marea cuando ella publicados, unos en los Veinte Poemas, otros tuvieron que
324 PATRICIO MARCHANT EL HONDERO ENTUSIASTA (1986) 325

esperar 18 años para conocer la luz pública. Loyola cita declara- "Amaine, ámame, ámame / De pie te grito Quiéreme". Pero
ciones posteriores del poeta sobre su situación personal en esos si la mujer no acude y si fin de los deseos, su digna resolución
años (sobre ellas volveremos más adelante la idea de un "poe- y esperanza: "Mi alma debe estar sola": "aniquilarse", "extermi-
ma cíclico") y ve, cree ver, una conjunción entre el "materialis- narse" sola, sea ello "abandonada" y "única corno un faro de
mo instintivo" del poeta, instrumentalización del sexo que "em- espanto".
pujó al poeta a anclar en la sensualidad terrestre de la hembra" Ahora bien, si alguien duda de esta interpretación, –que
aunque "su objetivo final estaba en las alturas, en una ambición lea, sabiendo leer el Poema Seis. "Es la tempestad de mis senti-
personal abarcadora del universo y sus misterios" ese intento dos", tempestad frente, pese al incendio, a "un madero intacto".
por acercarse a una "cosmovisión superior". El Hondero, según Incendios, maderos quemados, maderos intactos. ¿Cómo podía-
Loyola fue un "aullido de impotencia", una tentativa "frustrada" mos repetir aquí todo el saber de Imre Hermann (El Instinto
(p. 343). En cambio, los Veinte Poemas, porque más discretos y Filial, cf: Sobre Árboles y Madres, Capítulo Poemas)? Y sin suti-
convencionales se convirtieron "en el real punto de partida de leza latente, directamente, la abierta confesión, "Yo sólo te de-
la poesía nerudiana" (id.). Los Veinte Poemas corno el punto de seo / No es amor, es deseo que se agota y se extingue" (destaco
partida de la gran poesía de Neruda, interpretación, intentaré yo). O que lea todo el Poema Siete y, en él en especial, estos
mostrarlo, imposible de sostener. versos: "Agua viva que escurre su queja entre mis dedos... Te
parió mi nostalgia, mi sed, mi ansia, mi espanto"; y ese verso
final: "Las arañas oscuras del pubis en reposo". Araña, símbolo
Poema tres de la madre fálica según la certera interpretación de Karl Abra-
ham, araña oscura, tan distinta de las "rosas del pubis" del pri-
III. "...noche que acosa y aniquila", "Cae, muere el deseo", mero de los Veinte Poemas. O toda esa lamentable pasividad
"mueren las llamas en la noche infinita". Es necesario decirlo — del Poema Ocho. "Llénate de mí/Ansíame, agótame, viérteme,
sin rodeos: El Hondero Entusiasta, no poetiza el amor, otra cues- sacrifícame", que solicitaba pasivamente la "hora de la mujer":
tión está en juego: cuestión del deseo indeterminado que se es "Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo. Es tu hora". Hora de la
incapaz de satisfacer. Recuerdo que el poeta, ya hombre, hace mujer: posibilidad de "salir del alma" ("Libértame de mí. Quiero
de su primera juventud, El Hondero poetiza la lucha de alguien salir de mi alma"), alma que arde como cuerpo y como alma, y
naturalmente sano, desviación ninguna en una actitud que lla- alma también, ahí idéntica a la soledad. Y la mimesis de un
maríamos de "hombría" –concedamos: "sano según nuestras orgasmo en la estrofa final, mimesis que Rodríguez Monegal
actuales costumbres; en todo caso, correspondencia absoluta señala (una suerte de eyaculación poética que mima retórica-
de su evolución sexual con la evolución que el sicoanálisis con mente, el delirio de un anhelado orgasmo..." El viajero inmóvil,
sidera "normal"– contra la fuerza sexual indomada, no satisfe- Losada, Buenos Aires, págs. 192-193), orgasmo sin un "tú" or-
cha, todavía, poeta, entonces, que poetiza la masturbación, su gasmo ciertamente solitario. O que lea el Poema Nueve: "Te
desesperada lucha contra la masturbación. Deseo, de este modo, recibo / como el surco a la siembra". O esa contradicción (Poe-
indeterminado, por una mujer, que sólo una mujer puede ven- ma Diez), la "esclava" a la que se le exige, es decir, se le pide,
cer. A esa mujer salvadora, el poeta, después de invocar en vano amor: "Amaine. Esclava mía", y cercanía, mujer que pasa por
el refugio de su madre ("sumérgeme en tu nido de vértigo y ahí, y lejanía, mujer que no es del poeta: "Eres lo que está
caricia"), le grita, llamándola: dentro de mí y está lejano". O finalmente, este texto que Jaime
326 PATRICIO MARCHANT EL HONDERO ENTUSIASTA (1986) 327

Concha rescata y cita: "Es fuerte y joven. La llamarada ardiente mento" de "una juventud excesiva y ardiente", así como no debe
del sexo corre por sus arterias en sacudimientos eléctricos. El pasarse por alto la insistencia en su autenticidad, "su verdad
goce ya ha sido descubierto y lo atrae como la cosa más simple olvidada", vale decir, es obvio, no olvidada –tibio olvido en la
y maravillosa que le hubieran mostrado. Antes le enseñaban a conciencia, imposible olvido en el inconsciente– para intentar
esconder la inmundicia del bajo vientre y su frente de niño se olvidar algo, eficaz método, respecto a la conciencia; "docu-
arrugó en una interrogación inconsciente. Después el primer mentarlo". Qué documentan estos poemas, qué "documentan",
amigo le reveló el secreto. Y el placer solitario fue corrompien- de una juventud excesiva, (¿por qué "excesiva" esa y no otra
do la pureza del alma y abriéndole goces desconocidos hasta palabra?) y "ardiente". Descartemos la hipótesis que el poeta
entonces. Pero ya pasó aquel tiempo. Ahora, fuerte y joven, haya temido que se le hubiese acusado de plagio a Sabat Ercas-
busca un objeto en quien vaciar su copa de salud. Es el animal ty. Neruda, como lo dice en la Advertencia, sabía de esa in-
que busca sencillamente una salida a su potencia natural. Es un fluencia y podría haber publicado los poemas con la indicación
animal macho y la vida debe darle la hembra en quien se com- de tal influencia (recuérdese lo producido con el Poema Dieci-
plete, aumentándose" (Claridad, 2 de julio de 1921. J. Concha: séis de los Veinte Poemas; aquí, sin embargo, la situación era
Neruda, Ed. Universitaria, 1972, p. 186). diferente.
C. Necesidad de examinar, de interpretar, el valor y el sen- Ahora bien conviene recordar otras afirmaciones, muy pos-
tido, el sentido real, de las razones que Neruda da para explicar teriores de Neruda. "Apenas escrito Crepusculario quise ser un
el retardo de casi diez años en la publicación de El Hondero. poeta que abarcara en su obra una unidad mayor. Quise ser, a
"La influencia que ellos muestran del gran poeta uruguayo Car- mi manera, un poeta cíclico que pasara de la emoción o de la
los Sabat Ercasty y su acento general de elocuencia y altivez visión de un momento a una unidad más amplia. Mi primera
verbal me hicieron sustraerlos en su gran mayoría a la publici- tentativa en este sentido fue también mi primer fracaso".
dad. Ahora, pasado el período en que la publicación de El Hon- Se trata de ese ciclo de poemas que tuvo muchos nombres
dero Entusiasta me hubiera perjudicado íntimamente, los he y que, finalmente, quedó con el de El Hondero Entusiasta. "Este
entregado a esta editorial, como un documento, válido para libro, suscitado por una intensa pasión amorosa, fue mi primera
aquellos que se interesan en mi poesía". (Advertencia del autor voluntad cíclica de poesía: la de englobar al hombre, la natura-
a la Segunda Edición). leza, las pasiones y los acontecimientos mismos que allí se de-
Me interesa detenerme en la afirmación; que la publicación sarrollaban, en una sola unidad". Y poco más adelante: "escribí
temprana de El Hondero lo hubiera perjudicado "íntimamente". afiebradamente y locamente aquellos poemas que consideraba
¿Por qué "íntimamente"? Me interesa también –la considero par- profundamente míos. Creí también haber'pasado del desorden
te de esa primera afirmación– que Neruda señale, reconozca,— a un planteamiento formal. Recuerdo que, desprendiéndome ya
advertencia o, más bien, confesión, que sigue a la línea de la del tema amoroso y llegando a la abstracción...". Afirmación,
Advertencia que hemos citado, que algunos poenT se perdie- esta última, a la que Sicard le da importancia fundarnental, in-
ron, que otros aparecen "con pedazos de menos, fragmentos cluso la destaca por su cuenta. ¿No destruye esta afirmación la
caídos al roce del tiempo"; igualmente, el carácter de "docu interpretación propuesta aquí sobre El Hondero? No, porque se
mento" (dos veces insiste en la palabra "documento") que le contradice directamente con la afirmación de Neruda inmedia-
otorga a esos poemas, "documentos" "para los que se interesan tamente anterior a ésta: "libro suscitado por una intensa pasión
en mi poesía" y, otra tonalidad, al parecer tan diferente, "docu- amorosa".
328 PATRICIO MARCHANT EL HONDERO ENTUSIASTA (1986) 329

Concluyo, vuelvo a la afirmación fundamental: ¿Por qué Si Neruda mismo lo dice, por qué callar el nombre de esa
ese "documento" sobre una juventud "excesiva" lo hubiera per- mujer, por qué; "yo me sentí crecer. Nunca supe hacia dónde./
judicado "íntimamente"? No por el peligro de plagio. Pienso, Es más allá de ti. Lo comprendes hermana? "Lo comprendes?, es
estoy seguro de ello, que Neruda —todo inconsciente de un poeta decir, me perdonas, mi abandono, nuestro abandono, hermana?
sabe de la fuerza del inconsciente— temió que el verdadero terna Amor hacia su hermana que el texto recién citaba, del poema
de El Hondero, su juvenil lucha contra la masturbación, pudiera anterior, regalo del libro de Jaime Concha lo confirma, dudar,
ser leído por un lector atento. Esa lectura, a esa edad, de esos imposible: "Por eso busca. La hermana ha crecido como él; corno
poemas, recuerdos de una etapa anterior corno ya hemos dicho, él es fuerte y poderosa; la juventud hízole ya las ánforas del
lo hubieran ciertamente perjudicado "íntimamente". Por ello, pecho y los ojos que guardan el deseo. Pero es su hermana.Y
superada esa etapa, publicado ya los Veinte Poemas, La Tentati- aún hay castigo para el amor entre ambos". La hermana, el pri-
va del Hombre Infinito y sobre todo escrito las dos primeras mer tú, no el deseo indeterminado: "tu ternura" "amarrándose a
Residencias en La Tierra, respecto a su "honra", nada podía te- las mismas raíces" la forma de lo familiar "tu forma familiar".
mer el poeta; incluso si alguien hubiera entendido lo que no Nacimiento, cierto nacimiento del tú, tú otro que el tú de la
sucedió, al menos, que yo sepa, su verdadero contenido. madre, que el poeta poetizó en forma precisa.

Poema cuarto Poema quinto

IV. ¿A quién dirige aquí el poeta su voz, a quién le dice que V. De acuerdo a la lógica de lo poetizado en El Hondero
hubo palabras que, a diferencia de las palabras que el poeta en —deseo indeterminado; sin amor efectivo— ¿este poema no de-
el Poema Quinto se obliga a decir ("Amiga, no te mueras"), biera haber encontrado su lugar natural en los Veinte Poemas de
fueron palabras que no pudieron ser nunca dichas ("palabras Amor, poemas del amor, sexual al menos, cumplido? Pues des-
nunca dichas"), dichas solamente en el secreto de El Hondero? cripción de la mujer al fin alcanzada, "poseída", "conocida". La
¿A quién el poeta le dice que saber del abandono fue saber de relación erótica completa se encuentra ahí descrita, esa mujer
su común abandono ("era todo el abandono"), mujer agua en que, en la noche, desnuda, lo busca en las eras, El Hondero lo
sus ojos ("el agua de sus ojos llevaba" y ya no la mujer "de ojos dice. Las Memorias (pp. 39 y 40) explican, con detalle, la situa-
enlutados")? ¿De qué mujer quiere el poeta asegurarse la confir- ción. Así: recuerdo que no debe ser olvidado, que no se olvida-
mación que ella recibió su reclamo de amor: "Te llegó mi recla- rá, que no se olvidó, "Amiga, no te mueras" e historia que debe
mo...", de qué mujer el poeta quiere la confirmación de que fue ser contada, pues "palabras que nadie debía si yo no las dijera".
amado, amor sin poder decir la precisa palabra "amor" (Dímelo, Y licencia histórica, comprensible, nada que perdonar, transfor-
te llegaba... Dímelo me sentiste / trepar hasta tu forma por to- mación de los roles —quién activo, quién pasivo; así en el poe-
dos los silencios y todas las palabras")? ¿Qué mujer fue, corno la ma él, no ella, "preparó el lecho salvático", el poeta fue quien la
forma de su amor, un tránsito necesario —tan distinto del otro espera "sobre las rubias eras", "el que cortó jacinto para tu le-
anterior tránsito, la precoz violación— para alcanzar el "verdade- cho, y rosas / Tendido entre las hierbas yo soy el que te espera".
ro" amor? Sin violación —o intento de violación— y sin hermana Finalmente, refutación —corno si Sicard no se refutara solo, como
(hermano). ¡Qué distintas formas toma el amor! si necesitara ser refutado— en este poema de la interpretación
330 PATRICIO MARCHANT EL HONDERO ENTUSIASTA (1986) 331

metafísica de Sicard. Ningún infinito metafísico; lo que buscaba Neruda, 1977). Metafísico marxista —insistimos: el marxismo me-
el hondero era la mujer; por ello, conseguida la mujer "quebró tafísico es una metafísica comprensión del marxismo—, Sicard
los arcos", "dobló sus flechas", el hondero no ansiaba infinitu- necesita probar que Neruda pasó de una etapa de búsqueda de
des, sino senos, caderas, pubis; para desde ahí, llegar después a lo infinito —infinito que el mismo Sicard no sabe en qué consis-
la realidad entera; realidad que se conquista paso a paso; de la te: "sentimiento... que, no hallando nada mejor, hemos denomi-
entera realidad, la mujer, paso primero. nado infinito (p. 20 de la traducción española de la Editorial
E. Libertad que otorga la gracia de no tener que interpretar Gredos)— que, como búsqueda fracasada generó "el tiempo re-
metafísicamente a Neruda, en Emir Rodríguez Monegal se pue- sidencial", y este, luego, le hizo llegar a "engendrar", dice inex-
de encontrar una mirada distinta, esto es, libre sobre El Honde- plicablemente desde su punto de vista marxista, Sicard, la no-
ro. Rodríguez Monegal señala, entonces, lo que debiera ser para ción de "materia" (pp. 11 y 12). Es decir, Sicard se hace el deber
todos evidente: "El erotismo de (El Hondero)... es de una pasi- de explicar cómo Neruda llegó a una concepción materialista-
vidad que casi llega a lo enfermizo (obra citada, p. 191), una marxista del mundo. Para llegar a ella era necesario que fraca-
imaginería femenina lo domina, así la imagen de "surco", así, sara El Hondero, poema de la búsqueda de lo infinito, la mujer
una frecuente asunción de los atributos de la femineidad" que se identifica, como deseo amoroso, con lo infinito (p.36),
(p.194): "Llénate de mí / Ansíame, visítame, sacrifícame", etc. y que al mismo tiempo, suscita y renueva sin descanso la sed de
(Poema Ocho), poeta "que espera que la agresión sexual venga infinito, pero, que también es el lugar del reposo en la imposi-
de la mujer deseada" (p. 193). Aún más, escribe: "algunos poe- bilidad de llegar realmente al infinito (p.39). Escribe Sicar d: "El
mas permiten incluso sospechar que la mujer deseada es (como puerto ansiado sigue siendo el lugar de la eterna embarcadura.
en tanto poeta juvenil) sobre todo la proyección de un erotismo La tentativa, mientras subsista el amor" (Id.). Así, la mujer es lo
visionario. El poema N° 10 plantea francamente el tema, a pesar— infinito, el instrumento para alcanzar lo infinito y lo finito: ¡mis-
de los lugares comunes que lo envuelven y hasta lo esconden" terios del "pensamiento" "dialéctico"!
(id). Por todo esto, concluye el crítico uruguayo que sólo en los VII. Retorno al comienzo de esta ponencia, pregunta si aca-
Veinte Poemas "Neruda ha descubierto ya entonces que el amor so entender El Hondero Entusiasta no consiste en seguir los
puede ser pasión y posesión" (p. 195). Así Rodríguez Monegal pasos y reconocer los ecos de estos versos del Poema Once: "Mi
leyó en forma general, no desgraciadamente en sus plenos y com- madre me dio lleno de preguntas agudas/ Tú las contestas to-
pletos detalles, la escena de El Hondero: más bien, no la leyó das". Imposibilidad de exponer en forma extensa la reformula-
como escena. Ausencia de detalles, marcas más precisas, ausen- ción de Nicolas Abraham, sobre el sentido, vale decir, la opera-
cia del nombre de la escena, del poder y lugar de la escena de El ción del Complejo de Edipo, la confusión de Freud entre el
Hondero, Rodríguez Monegal se quedó, con todo, en una exce- contenido manifiesto y el contenido latente del Complejo. Con-
lente lectura de los contenidos manifiestos del poema, su supe- tra Freud: Complejo de Edipo, hijo que "lleno" ya de su madre
rioridad sobre los metafísicos. (su madre es su incosciente) se abre al mundo, su insistencia en
F. Segundo lector de Neruda en que me detengo, al que su amor no consituye sino el intento por callar su deseo de
critico, interesante porque es un caso extremo,. Me refiero al conocer otro mundo que ese mundo, esa realidad su madre. De
metafísico francés Alain Sicard (El pensamiento poético de este modo, en El Hondero, Neruda poetiza, exactitud concep-
332 PATRICIO MARCHANT EL HONDERO ENTUSIASTA (1986)
333

tual plena, anticipación inconsciente de los poetas a teorías cas líneas después de los versos que considero los versos fun-
posteriormente desarrolladas, la tesis que Abraham sostiene en damentales del poema, Neruda escribe: "Surco para la turbia
L'écorce et le noyau (1968). Así, madre que le dio —don de la semilla de mi nombre" —problema del nombre, entonces, en
madre don y no entrega total, esto es regalo y préstamo, regalo Neruda, el nombre, como relación con el otro, problema funda-
y exigencia de restituición, voracidad de la madre ("lógica de la mental de la filosofía de la segunda mitad de este siglo: nueva
execuencia", Glas de Derrida)— preguntas, esto es, deseos agu- confirmación de la importancia capital de El Hondero.
dos. Es decir, madre que, sin quererlo ella, le dio el mundo para Lectura sicoanalítica de El Hondero, lectura que espera su
conquistar. Pues el mundo aparece a la primera mirada, que reescritura desconstructiva •
después se revelará como ingenua mirada, como algo que se
ofrece directamente al sujeto como escribe Lévinas; así "el ape-
tito entusiasta por las cosas que constituye el estar en el mun-
do" (De l'existence á l'existant, tercera edición, Vrim, 1981, p.56)
en el primer poema de los Veinte Poemas; Neruda escribe "te
pareces al mundo en tu actitud de entrega". Por eso, tesis de
esta ponencia, El Hondero constituye el comienzo de la gran
poesía de Neruda, El Hondero y no los Veinte Poemas corno
vimos que piensa Hernán Loyola. Ello porque poetiza, a un
nivel de simbolización profunda (Nicolas Abraham) el primer
momento, el surgimiento del deseo de conquistar la realidad.
Realidad: la mujer como primer momento de la realidad, la mujer —
como deseo de la mujer-hembra, y no divagaciones metafísicas
sobre lo infinito —ya vendrá después el movimiento de conquis=
tar otros momentos de la realidad.

Apéndice: Poema primero

La historia de su composición es conocida, no es cosa de


repetirla. Hondas, piedras, flechas, muro en el cual se desea
abrir puertas, resacas, anhelos infinitos: todo este poema es
demasiado evidente para una lectura sicoanálitica y porque con-
firma en exceso lo antes expuesto. ¿Para qué seguir? Sin embar-
go, aquí en este poema, deseo de un nombre: "Por qué no te_
de ser yo". Ahora bien, recuérdese que en el Poema Once, po-
335

PIERRE MENARD COMO ESCENA (1987)

A. Escena de la Historia de la Filosofía

I. ¿Y si por un curioso, necesario azar' en Pierre Menard,


autor de El Quijote, Borges hubiese anticipadamente formula-
do, como escenas —escenas para ser jugadas, entendidas—, el
comentario que, al leerlo, quise inmediatamente, quiero hacer,
de una frase, de una afirmación, de María Eugenia Góngora2.
II. Pasaje del Pierre Menard sobre la inutilidad de todo ejer-
cicio intelectual, del cual comienzo por dejar de lado —volveré—
la referencia a la literatura. Me atengo a la breve, despiadada
porque realista, reflexión del narrador sobre la filosofía: "No
hay ejercicio intelectual que no sea finalmente inútil. Una doc-
trina filosófica es al principio una descripción verosímil del uni-
verso; giran los años y es un mero capítulo —cuando no un
párrafo o un nombre— de la historia de la filosofía"3. Así, corno
oscuro destino de la filosofía, la Historia de la Filosofía. Con
todo, en esta escena de destino —toda escena constituye un des-
tino— hay un momento, una escena en la escena, que falta. Y si
falta, necesidad de agregarla, nada haremos en estas líneas sino

Por qué, entre tantos textos de Borges, se me ocurrió, a poco de


comenzar a pensar estas líneas (había decidido atenerme sólo a El
Hacedor) releer el Pierre Menard: P.M.?
M. E. Góngora. Reseña sobre mi libro Sobre Árboles y Madres en
Revista Chilena de Literatura, N° 26, 1985. Escribe: "...(lenguaje que)
descarta la posibilidad de otras experiencias semejantes de escritura
—incluso el mismo autor. Es éste un lenguaje impositivo que amarra
al autor y a sus lectores a una situación irrepetible" (pág. 141) M. E.
Góngora subraya). Antes, al comenzar la reseña, había escrito sobre
el carácter de mi lectura de G. Mistral como "individual e irrepeti-
ble" (p. 1i0).
3
Borges: Pierre Menard, autor de El Quijote en Ficciones, Obras Com-
pletas, Ernecé Editores, edición de 1972, pp. 444-450.
PATRICIO MARCHANT PIERRE MENARD COMO ESCENA (1987) 337
336

mostrar que leer consiste en agregar las escenas que a un texto compré, hace ya casi treinta años, estudiante secundario, en
le faltan. Le faltan: lo acusan, lo delatan, y así acusándolo, una vieja y querida librería, Alameda abajo, no lejos de la Esta-
delatándolo, lo prestan al suplemento de una efectiva lectura. ción Central, desaparecida hoy —vocación chilena, liquidar lo
Pues ¿por qué son tantos quienes, con devoción y pasión, con- excelente. Escena: el anciano filósofo en su lecho de muerte
sagran el todo de sus vidas —historiadores, profesores de filoso- dicta a su fiel discípulo Louis Prat sus "últimos pensamientos",
fía, se los llama— al estudio del recuerdo de esos ejercicios in- "la" verdad, es decir, "su" verdad, esto es la verdad de los "afec-
útiles? ¿Qué extraño motivo los motiva? ¿Qué o quién les destina tos primeros" "de todos sus pensamientos". Filósofo que sabe
ese su destino, triste? Descartemos corno explicación una curio- que va a morir, no se agota, allí, sin embargo, su saber. Sabe
sidad "estética" en la que podría pensar, atribuyéndosela al pro- —y nadie podría ponerlo en duda— que ha trabajado intensa-
pio Borges, quien haya malentendido el Epílogo de Otras In- mente, noblemente: "Por tanto, y en esto estriba mi honor, lo
quisiciones; pues si son dos las tendencias que Borges descubre digo con alguna jactancia, yo he trabajado mucho. He buscado
en su libro, la primera, "estimar las ideas religiosas o filosóficas sinceramente, en una labor desinteresada, la verdad. No recuer-
por su valor estético y aun por lo que encierran de singular y de do haber escrito una sola línea que no fuera la expresión de mis
maravilloso", la segunda, presuponer y verificar "que el número pensamientos" (pág. 29) —"la expresión de mis pensamientos",
de fábulas o de metáforas de que es capaz la imaginación de los pero ¿controlaba, él, Renouvier, la expresión y el contenido de
hombres es limitado, pero que esas contadas invenciones pue- sus pensamientos? Examen de conciencia filosófica, examen de
den ser todo para todos, como el Apóstol", esta segunda ten- conciencia personal: "He tratado de hacer escrupulosamente mi
dencia constituye la razón de la primera'. Falta. Sobre el origen examen de conciencia. He recordado lo bueno de mi vida y lo
de esa "vocación", es decir, de ese destino, el texto de Borges malo ¡Ay de mí! Me felicito, sobre todo, de no haber hecho todo
nada dice: entendamos, nada dice en forma expresa, presente, el mal que habría podido hacer" —consideración ética, esta últi-
con o en algún tipo de presencia. Pero tal silencio nada decide; ma, altamente digna, sin duda. Luego, lo esencial, tres pasajes,
una sola gran escena. Primero: "Nuestra doctrina es bella; ella
lo no escrito de lo escrito habita, corno merodean los fantasmas,
lo escrito, lo impreso, sobre todo —o ante todo— como algo más es consoladora, ella es la verdad. Conoces todas mis ideas. Hay
allá de la conciencia o voluntad del autor; de éste, su voluntad algunas de entre ellas que hemos pensado juntos, durante nues-
consciente, así corno el juicio de su obra, no deja de ser una tros largos paseos por los campos. Les hemos dado forma, las
opinión interesante, importante algunas veces, en todo caso, hemos construido, las hemos hecho. Sé que tú las amas. Te
jamás en sí definitoria de nada, de nada esencial'. pido que las hagas conocer, que las hagas amar, que las defien-
III. Esa necesidad oscura, imperiosa —necesidades, imposi- das con todas tus fuerzas" (pág. 30). Luego, realismo, esa sos-
ciones, que hace ya tantos años aprendí a obedecer— de una pecha que su filosofía pueda llegar a convertirse sólo en un
tarde calurosa de este verano de 1986 de releer un pequeño objeto de curiosidad, únicamente en un nombre —Borges: "De-
libro El Testamento Filosófico de Charles Renouvier', libro que ploro no poder prever en alguna obra lo que llegarán 'a ser mis
ideas. Esa es una debilidad que no deja de hacerme sufrir: ¿cuál
Obras Completas, es. cit. p. 775. es la suerte que los hombres reservan al Personalismo (nombre
Derrida, passim; especialmente: La Pbarnzac e de Platon y 7)impan_ que Renouvier —1815-1903— da a su filosofía). Me voy antes de
en Marges —de la philosophie. haber dicho mi última palabra. Uno se va siempre antes de ha-
Carlos Renouvier. Testamento Filosófico (los últimos coloquios). MI.
ducción de J. M. Zuñiga Q., Ed. Ercilla, Santiago 1940. ber terminado su tarea. Y esta es la más triste de las tristezas de
PATRICIO MARCHANT PIERRE MENARD COMO ESCENA (1987) 339
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la vida. (28) —reproche conocido. repetido a una ley de la vida'. de Renouvier no hace sino repetir, en pequeño, lo que Sócra-
Y: "Si se toma en seria consideración la preocupación actual de tes-Platón hicieron en grande: la escena del filósofo —el filósofo
los hombres, nada indica que el Personalismo pueda ser para
como tal—, como héroe de la verdad, su filosofía, como la reli-
los filósofos de hoy y de mañana otra cosa que un objeto de gión más piadosa que la religión del pueblo (Apología, Eutri-
curiosidad. Bien, los años pasarán antes de que la doctrina sea fón, Crítón, Fedón). Cálculo económico de Sócrates: Sócrates
exactamente conocida. Puede ser que no lo sea jamás. Esto es muere para vivir, para que su filosofía —su política— sea la "filo-
entristecedor" (pág. 65). Y si Renouvier fue un filósofo influ- sofía" misma, sea la "verdad" misma. Sócrates, nombre eterno,
yente en su época, sin embargo: "Personalmente me conduelo nombre de todos los filósofos. "Sócrates" nombre propio de Só-
o me siento halagado; pero me doy también cuenta que no se crates; Sócrates, Dios, entonces.
me leyó, mis ideas parecieron de otro tiempo. Es curioso notar O invención de la filosofía, cuestión de rivalidades políti-
que se ocupen de mis libros más en el extranjero que en Fran- cas. Como escribe Lacoue-Labarthe comentando a Benjamin:
cia" (pág. 67) —otro reproche —o consuelo conocido, repetido, "Benjamin... muestra que toda la empresa filosófica-literaria de
aquí en Chile, allá en Francia. Finalmente y precisamente justo Platón consiste en proponer un substituto a la tragedia, en cons-
el día antes de morir, la verdad última, el deseo primero, oculto, truir un texto dramático —dotado por consiguiente de la misma
motor de todo su trabajo: "Lo que te voy a decir es muy atrevi- eficacia política en particular— sustituyendo a las leyendas utili-
do, tal vez es una utopía, lo que no es, por tanto, un absurdo, zadas por los trágicos la leyenda de Sócrates, es decir, la leyen-
existe una filosofía que los dos conocernos bien. Ella también da de un héroe de la verdad cuyo heroísmo (o ejemplaridad) ha
podrá ser una religión o, por lo menos, dar lugar a ella, esa sido sancionada por una injusta condenación y la muerte (lo
que constituye el mitema central)" .
sería una religión laica, si así puede hablarse, una religión de
intelectuales, sin sacerdotes, sin Iglesia, una religión filosófica,
cuyo propósito sería resolver el problema del mal, predicar la Ph Lacoue-l.aharthe: Ou en étions-noush en La Faculté de juger, Coloquio de
Cerisy sobre Lyotard, Minuit, París, 1985. p. 182. ¿Debo insistir en la concien-
reedificación posible de la persona humana por el culto de la cia que tengo de la simplificación que presento aquí del "nacimiento" de la
justicia. Ella opondría, en fin, al dios de los teólogos, el dios de filosofía. Lo esencial en ese nacimiento, ese "nacimiento" mismo, sin duda,
la persona moral, el dios según la justicia. Esta filosofía-reli- esto: la lucha platónica contra la mimesis, contra la imitación dramática, la
tragedia, porque identificación de la verdad —o de su condición— con la
gión, esta religión racional es el Personalismo" (pág. 79). enunciación presente. La (gran) filosofía contemporánea, se sabe, se ha re-
IV. Escena que lleva, primer movimiento, a la risa o a la planteado de modo radical todo el problema de la mimesis, del Nietzsche de
compasión: Renouvier es ya, ahora, sólo un párrafo o un nom- Heidegger a Derrida y sus discípulos, (especialmente Licoue-Labarthe): igual-
bre de la Historia de la Filosofía: otras son las actuales filoso- mente Rene Girará. No nos detendremos tampoco en el hecho que ya en la
tragedia griega —esa época espléndida de escenificación de las fuerzas im-
fías-religiones, las religiones racionales. Pero su gesto, su esce-
personales, antes de la invención del hombre socrático, el logos estaba allí,
na: "Yo, mi filosofía, religión universal", no es una vana, ridícula presente. Igualmente, paso por alto la necesidad de poner en rela-
invención personal. Necesidad de una larga, imposible aquí, ción —o situar— el "Yo, la verdad, religión universal" con la Historia
exposición, necesidad de identificar los momentos escénicos, de un error en El Crepúsculo de los ídolos y su comentario por Hei-
degger en su Nietzsche y el comentario agregado al comentario de
de mimarlos, tal vez o sin duda, de la filosofía. Pues la escena Heidegger en Éperons de Derrida. Paso por alto también, el rol fun-
damental que jugó la interpretación de la tragedia griega en la for-
mación del Idealismo Alemán. Sobre ello remito a Glas, de Derrida,
El Ars longa-vita brevis de Hipócrates, comentado por Kant en su
a Typographies en Mi7nesisdes articulatio7zs, varios autores, a los cua-
escrito Sobre los orígenes de la historia humana.
PATRICIO MARCHANT PIERRE MENARD COMO ESCENA (1987) 341
340

V. Así, corno la escena que falta en ese pasaje de Pierre ma deslumbrante: el paralelismo entre ciertas estructuras síqui-
Menard sobre la filosofía: la explicación de la operación de La cas —desequilibrios— y descubrimientos teóricos fundamentales:
Historia de la Filosofía; de esta, su escena, su surgimiento y Bolyai, Fechner, Darwin, Hilbert, Brouwer, Cantor, Russell (sí,
sentido, corno un gran y compulsivo rito. Pues si simple (¿ex- sin errata, ese modelo de racionalidad, según la Historia de la
cepción los presocráticos?) se llega a la filosofía por motivos Filosofía, lord Bertrand Russell...) El equilibrio como desequili-
extra-filosóficos, cuestión de la defensa del propio ser, de un brio o el desequilibrio como "equilibrio" (comillas; se habrá
desequilibrio personal o del desequilibrio de una sociedad, ri- advertido, en "equilibrios", no en: desequilibriosm. Esto es, lec-
validades políticas, entonces, necesidad, ritual de honrar, nom- tura necesaria seriamente necesaria, de La Gaya Scienza (com-
brándolos, a los miembros de esa "comunidad ideal"; filosofía- pañía: los admirables libros de Klossowski): el juego, las esce-
religión, honrando a los maestros, grandes y pequeños, incluso nas, de la conciencia débilmente, astutamente, porque demasiado
a los más pequeños asociados cuando, es decir, porque, muer- rápidamente emergente, la necesaria "mentira" del hombre so-
tos, en ese honrar nada hace sino esto: honrarse a sí misma, crático, esa escena trabajada corno negación de toda escena,
justificar el modo de vida de sus asociados. ("Comunidad ideal" ese sentimiento de sentirnos entre los griegos "como en nuestra
de asociados llena, por supuesto, de rivalidades, de celos, etc.). propia patria" (Hegel).
Escena que falta, escena que es nietzscheana. Necesidad histórica-teórica, el necesario "equilibrio" de
VI. Del insulto, su conocida función. Distinción entre el Freud para poder fundar como pretendida, total objetividad, el
insulto corriente, codificado y aquel cuya violencia muestra sicoanálisis, el sicoanálisis como "ciencia"; pero, al mismo tiem-
cuál es su efectivo origen: lo inconsciente profundo denega- po, Freud dejando a sus discípulos —ante todo, a Ferenczi en
do; se insulta al otro con el insulto que corresponde en reali- Thalassa— jugar desviaciones de la "fría objetividad" —Freud que
dad —como contenido inmediato o latente— a quien se insulta; sabía, o intuía, por tanto, que el sicoanálisis admitía otro tipo
el insulto violento corno autodesenmascararniento. de saber que el saber de la ciencia. Valga lo que valga, en este
Lo he experimentado siempre, inexorablemente, al hablar contexto, esta simplificación obligada de la relación: Freud-si-
—aquí, en Chile— de la escena primera, radical de la filosofía y coanálisis-formas del "saber", conciencia actual —la huella abierta
de la imitación trágico-cómica del cálculo económico de Sócra- por Nicolas Abraham es el nombre de esa conciencia—, el sicoa-
tes; "locuras", calificativo dicho por lo bajo, a terceros: ese te- nálisis como poema. O corno ya antes Nietzsche lo sabía: el
rror al reconocerse ellos mismos, supuestos "sujetos puros", en mundo es fábula, si, como escribe Klossowski, "fábula significa
la "locura" de sus escenas. ¡Pobres gentes! (Gabriela Mistral sa- algo que se cuenta y que sólo existe en el relato" (Klossowski:
bía utilizar y a quiénes dirigir —en la serenidad de su fuerza, su Un si funeste désir, Gallimard, 1963, (pág. 193).
control— esta expresión, tan suya). VIII.Mi pretenciosa, mi lastimosa compasión de antes, frente
VII. Desequilibrios. Imre Hermann9 lo ha mostrado en for-
19
Cuando desequilibrios en un —supuesto— "equilibrado" lógico, así
Bolzano, como lo muestra Hermann, el recurso a una ciencia, consi-
les también remito, Aubier-Flammarion, París, 1975), a la traducción derada ejemplarmente racional, puede servir de efectivo método de
de la Antígona de Hólderlin (C. Bourgeois editor) y a Hólderlin et leii curación. Bolzano curaba su depresión y su carácter paranoico le-
grecs (Poétique, N 40) de Lacoue-Labarthe. yendo a Euclides: "La demostración euclidiana, llena de espíritu, me
9 1, Hermann: Parallélismes. Conjunto de textos de Hermann, divo= aportó tanto placer que pronto volví en mí" (Bolzano, citado por
sos traductores, Denoel, París, 1980. Hermann, obra citada, p. 14).
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al libro de Renouvier". Sé ahora hoy, cómo ese texto consolidó cia del lenguaje y de la lingüística hasta nuestros días" (Un-
mi "vocación" filosófica, y cómo la con-formó de múltiples ma- terwegs zur Sprache, pág. 246); Philiphe Lacoue-Labarthe y Jean
neras. Por ejemplo, ese interés mío —tantos años, años casi, "casi" Luc Nancy, (en L'Absolu Litteraire) lo han demostrado cuidado-
fundamental, perdidos— por conocer en detalle filosofías que samente: la constitución de una disciplina "científica" de la lite-
sabía enteramente refutadas —esas filosofías que Borges llama- ratura es un momento del destino de la metafísica, de la metafí-
ría "filosofías capítulos", "filosofías nombres", corno el mismo sica moderna. Y cuando fin, fin de las pretensiones de la
Renouvier, Avenarius, todos los neokantianos: creía poder —o cientificidad de la crítica literaria —acontece este fin en nuestros
sentía el deber— de encontrar una, al menos, "verdad" en ellos; días y en nada se contrapone a él, o más bien, la explica, la
realidad, cumplimiento de la ceremonia ritual, necesidad de "sal- abundancia de libros y publicaciones —apocalipsis de la escritu-
varlos", es decir, de "salvarme". ra general: otra relación entre la voz y la letra escrita, entre la
Pero risas y risas —differentia. Detrás de la risa lastimosa- supuesta levedad y ligereza de la materialidad del significante y
mente lastimosa, otra escena, otra risa, "verdadera' risa ya, debo el supuesto peso espiritual del significado (o más bien, otra
suponerlo, en esa primera lectura de Renouvier. Risa que pre- cosa que significante o significado, otro juego del signo), fin de
paraba, me preparaba, para entender a Nietzsche y al trabajo la distinción entre los géneros de escritura, otra interpretación
descontructivo. Lo sé también ahora, la lectura de El Instinto de la interpretación, la escritura general como repetición de la
Filial, el saber de Hermann, completando, confirmando y refu- lectura-escritura judía, su diferencia con la hermenéutica socrá-
tando, en la alegría del asombro, el testamento supuestamente tico-cristiana-occidental: en todos los sentidos la escritura tiene
olvidado del pobre Charles —mi posibilidad de escribir, mi nece- la palabra. (¿Heidegger mismo pensando en lo im-pensado de
sidad de escribir marcando, con diversos signos o procedimien- su pensamiento, pensado de este modo: "puesto sobre sus pies",
tos, el origen tópico —toda clase de topos— de lo que escribo. cercanía a la escritura judía? ¿Un historiador de la religión judía,
Gerschom Scholem —¿sin habérselo propuesto? — introducción
indispensable a la literatura, es decir, a la escritura contemporá-
nea? ¿El modo de leer a Nietzsche y la Cábala? Si, por cierto).
III. Repetimos la afirmación de María Eugenia Góngora
B. El Pierre Menard y Pierre Menard
"...(lenguaje que) descarta la posibilidad de otras experiencias
semejantes de escritura —incluso del mismo autor". ¿Debemos
I. Como si en todo esto nos hubiésemos olvidado que esta- •
mos escribiendo —¿sobre literatura? — en una Revista de Literatura, - entender, simplemente. "autor" que no oculta su intimidad, que
II. Heidegger lo ha señalado a propósito de la obra de W. v, "habla de sí mismo y de sus experiencias", "autor" al que no les
Humboldt Über die Verschiedenheit des menschlichen Spray interesan las "pretensiones de objetividad habituales en el me-
dio universitario", "autor" que medita "en el sentido medieval
chbaues: "Desde entonces determina este tratado, a favor o en
contra, nombrado o ignorado, la totalidad de la posterior cien- de lectura de textos y de especulación a partir de determinadas
"autoridades"? Sí, sin duda, con la condición de no creer que se
trata de una "autobiografía"; con todo, estas afirmaciones supo-
¿De Renouvier o de Prat? No nos podernos imaginar a un discípula nen la posibilidad de la existencia de lo que habitualmente se
fiel recogiendo fielmente las palabras de su maestro sino de esta
manera: goma en mano. borrando, incesantemente borrando; es de= llama, en sus diferentes vertientes —ninguna diferencia esencial,
cir, dictando. en verdad, entre ellas— "la crítica literaria objetiva"? Pero, ¿existe
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la objetividad de una lectura opuesta a una "lectura subjetiva", analizado por Jakobson y Lévi-Strauss; análisis que al nivel de
es decir, recurro al juego del lenguaje de María Eugenia Góngo- las "objetividades" de un "sujeto único", permanece en la suje-
ra, "se dan" (Heidegger), "se envían" (Derrida), experiencias ción de ese sujeto; de ese "sujeto a", en su "castración". Análisis
idénticas —o mas o menos idénticas— de escritura? Frente a su de Jakobson y Lévi-Strauss que nada dice porque nada sabe de
afirmación central, lenguaje que descarta la posibilidad de ex- las "simbolizaciones" (en el sentido de la poética sicoanálitica
periencias semejantes de escritura —experiencias semejantes de de Nicolas Abraham) de Baudelaire, es decir, que sólo prepara
escritura y no experiencias de escrituras semejantes, diferencia a una lectura efectiva de Les Chats (ensayé en otra oportunidad
esencial-inversión, pregunta: ¿cuál es la condición de posibili- —1981— esa demostración; espero volver algún día sobre ella).
dad de una experiencia idéntica, mas o menos idéntica, "obje- V.Objetividad, subjetividad, "texto único" frente al "sujeto
tiva", de la lectura-escritura?. Esta condición, un "texto único", único" existente en un cielo platónico corno "biblioteca"; y "su-
un sujeto único", puro, de lectura; esto es, la metafísica moder- jeto único" que, posibilidad, pueden "compartir" "personas", es
na, reafirmada ahí en sus conceptos más "propios", precisamen- decir, sujetos de menor objetividad'3. Posibilidad que se abre,
te —o porque—en el momento de su fin. Pero condición final- entonces —ironía, ¿simple ironía que hay que interpretar?—, "ca-
mente imposible, si, como el trabajo desconstructivo lo rrera" por "alcanzar", antes que los otros, tal o cual texto. Siga-
demuestra, un texto sólo "insiste" en la trama de sus escenas mos las escenas que se aparecen y se ocultan en el Pierre Me-
leídas, si al leer se lee desde las "propias" escenas inconscien- nard; escenas que, entre tantas cosas posibilitan lo que interesa
tes, si la lectura "insiste" en la cópula de esas y estas escenas; aquí, diálogo con M. E. Góngora.
esto es, si las postuladas condiciones de posibilidad de un "tex- VI. Inmediatamente después de sus consideraciones sobre
to único" y de un "sujeto único", resultan ser las condiciones de la filosofía como Historia de la Filosofía, continúa Borges, con
su imposibilidad final. palabras que son palabras no de "Borges", palabras de Menard:
IV. Lo anterior no implica negar que ciertas objetividades "En la literatura, esa caducidad final es más notoria. El Quijote
puedan ser alcanzadas, y ello a diferentes niveles: documentos —me dijo Menard— fue ante todo un libro agradable; ahora es
histórico-biográficos, trabajo con los contenidos manifiestos (para una ocasión de brindis patriótico, de obscenas ediciones de lujo.
ello, cuidado de bien leer, trabajo con las disciplinas (metafísi La gloria es una incomprensión y quizá la peor". Palabras que
cas") del lenguaje o con todas las objetividades que el estructu- no constituyen una simple opinión "teórica" —¡como si existie-
ralismo ha puesto de manifiesto, su funcionamiento pese o por- ran opiniones simplemente "teóricas"!— sino la expresión direc-
que su carga metafísica. Ejemplo célebre, Les Chats de Baudelaire ta del resentimiento de Menard. Menard no puede imaginar el
universo sin tal interjección de Poe, sin el Bateau ivre o el An-
12 "Metafísicas" porque sus conceptos fundamentales derivan de los
cient Mariner, sin embargo: "El Quijote es un libro contingente,
conceptos fundamentales de la metafísica, como Nietzsche, Heideg- el Quijote es innecesario. Puedo premeditar su escritura, puedo
ger y el trabajo desconstructivo lo han demostrado. Incluso —hablo escribirlo, sin incurrir en una tautología". Resentimiento fácil de
de estos últimos años— la filosofía analítica y la filosofía del lengua-
je ordinario, como consecuencia del efecto diseminante que ha pro- 13
ducido sobre ellas la desconstrucción defridariana, han debido —o... Sobre estas distinciones del fin de la modernidad, remitimos como
ejemplo, ahora inventada compulsión de ex-"historiador de la filo-
podido reconocer sus supuestos metafísicos:" Consecuencia: "...vuel- sofía" (Pierre Menard: P. M.) —a Der Gegestand der Erkenntnis (1892)
ta (turn) en la escritura norteamericana que se está realizando ante-- de Rickert y Substanzbegriff und Funktionbegriff (Cap. Der Begriff
nuestros ojos, con consecuencias aun impredecibles (M. Kerkhoff, enSa- :.
yo-reseña en Diálogos, N° 47, Puerto Rico, enero de 1986, p. 189). der Wiklichkeit (1910) de Cassirer.
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explicar: corno 'persona singular", Menard envidia a Cervantes inteligencia. Glorificar el ocasional cumplimiento de esa fun-
de haber "alcanzado", corno "sujeto único", primero, antes que ción, atesorar antiguos y ajenos pensamientos, recordar con in-
él, el Quijote. Por ello, se propone, entonces "alcanzar" por su crédulo estupor lo que el doctor universalis pensó, es confesar
cuenta el "texto único": "No quería componer otro Quijote lo nuestra languidez o nuestra barbarie. Todo hombre debe ser
—cual es fácil— sino el Quijote". capaz de todas las ideas y entiendo que en el porvenir lo será".
VII. Recordemos los dos métodos que Pierre Menard ensa- VIII. La nueva crítica francesa, aquella que descubrió que
yó en su atribulado trabajo. El primero: "El método inicial que Borges pensaba —el resentimiento latinoamericano que ha insis-

imaginó era relativamente sencillo. Conocer bien el español, tido, insiste, en negarlo— se ha detenido en Pierre Menard. Pero,
recuperar la fe católica, guerrear contra los moros o contra el lamentablemente sin una atención precisa a la escena de Pierre
turco, olvidar la historia de Europa entre los años 1602 y 1918, Menard al interior de la escena general del texto. Su error: atri-
ser Miguel de Cervantes. Pierre Menard estudió ese procedimiento buir a Menard las conclusiones a las que llega el narrador del
(sé que logró un manejo bastante fiel del español del siglo die- texto de Borges. Escribe el narrador: "...el fragmentario Quijote
cisiete) pero lo descartó por fácil. ¡Más bien por imposible! dirá de Menard es más sutil que el de Cervantes", "El texto de Cer-
el lector. De acuerdo, pero la empresa era de antemano imposi- vantes y el de Menard son verbalmente idénticos, pero el se-
ble y de todos los medios imposibles para llevarla a término, gundo es casi infinitamente más rico (Más ambiguo, dirán sus
éste era el menos interesante. Ser en el siglo veinte un novelista detractores, pero la ambigüedad es una riqueza". Y "Menard
popular del siglo diecisiete le pareció una disminución. (acaso sin quererlo, subrayamos nosotros porque todo el con-
Método que Menard, adelantarnos ya la razón, su secreto texto obliga a leer: "sin duda sin quererlo") ha enriquecido
deseo, ser el "primer" copista del Quijote platónico, urgencia de mediante una técnica nueva el arte detenido y rudimentario de
su "ser personal", abandonó. Nuevo método: "Ser, de alguna la lectura: la técnica del anacronismo deliberado y de las atribu-
manera, Cervantes y llegar al Quijote le pareció menos arduo ciones erróneas".
—por consiguiente, menos interesante— que seguir siendo Pierre IX. Explicación de este error, o, más bien, de esta confu-
Menard y llegar al Quijote a través de las experiencias de Pierre sión: deslumbramiento, no primeramente ante la teoría borgea-
Menard. (Esa convicción, dicho sea de paso, le hizo excluir el na de los efectos-de-lectura (ese arte "detenido y rudimenta-
prólogo autobiográfico de la segunda parte del don Quijote. rio") y de los efectos-de-escritura, por ello, de la historia y la
Incluir ese prólogo hubiera sido crear otro personaje —Cervan- temporalidad como poder de lo que llamaremos la Repetición
tes— pero también hubiera significado presentar el Quijote en Simple y la Repetición Diseminante' 5. Es decir, deslumbramien-
función de ese personaje y no de Menard". Así, a través de su
Al oponer la generalidad a la repetición, Deleuze señala en forma
ser personal —y no del ser personal de Cervantes—, nueva emer-
precisa que si el criterio de la primera es el intercambio o la substi-
gencia del "sujeto único"; las experiencias personales son, en tución, el criterio de la repetición está constituido por el, robo (o el
un solo gesto, conservadas, y, luego, borradas; el platonismo, vuelo=vol, es decir, ambos) y el don. Deleuze: Différence et répéti-
platonismo como "biblioteca", en todo caso, como condición tión, P.U.F. 1968, pág. 7. Al Pierre Menard, Deleuze hace referencia
en las págs. 4 y 5 en el Avant-Propos; de su obra: "la repetición más
de posibilidad. Menard lo dice directamente: "Mi empresa no es
exacta, la más estricta tiene por correlato el máximum de diferencia".
difícil, esencialmente", leo en otro lugar de la carta. "Me basta- 15
A estas dos formas de Repetición, se debe agregar la Repetición
ría ser inmortal para llevarla a cabo"; y: "Pensar, analizar, inven- Diferenciante que Gilles Deleuze desarrolla en Différence et répéti-
tar... no son actos anómalos, son la normal respiración de la tion: sus relaciones, trabajo por hacer. Cito esta precisa afirmación
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to o, más bien, enceguecimiento ante las consecuencias que de (L'Utopie Litteraire et Figures D. Sobre Pierre Menard esta afir-
la teoría borgeana se deducen: el Universo corno libro, el Libro mación: "la ingeniosa técnica de lectura (anacronismo delibera-
corno Universo, cada libro corno todos los libros, la Biblioteca, do y las atribuciones erróneas. En el mismo artículo: "Pierre
el Autor único, anónimo, la literatura corno "un espacio homo- Menard es el autor del Quijote por esta sola razón suficiente
géneo y reversible donde las particularidades individuales y las que toda lectura (toda verdadera lectura) lo es". Foucault co-
precedencias cronológicas no tienen lugar, ese sentido ecumé- menta a Borges, como se sabe, en su conocido Prefacio a Les
nico que hace de la literatura universal una vasta creación anó- Mots et les (Uses; y si en la nota 16 señalamos la aparición de
nima... (Blanchot y Genette, de Genette estas últimas palabras). Pierre Menard en Différence et répétition de Deleuze, pese a
Recreación –excelentes lecturas de las conclusiones que se algunas indicaciones importantes (en Violente et Métaphysique
deducen de la operación primera de Borges, lectura cuando el y en La pbarmacie de Platon), necesidad de insistir en la rela-
después del autor, autor que es precursor de las ideas "propias" ción entre dos autores, en algunos casos tan próximos, como
del comentarista (ejemplo más claro, Foucault). Así corno Borges Derrida y Borges. Con todo, Borges, es evidente, depende de
escribe sobre los que fueron precursores de Kafka en el momen- los conceptos de la metafísica moderna. Así alguien podría, fun-
to en que las grandes obras de Kafka se publicaron; pero lectura dado en la admiración de Borges por Schopenhauer, pensar en
que se salta, que omite, la escena "propia" de Pierre Menard, estas palabras de Heidegger: "El Mundo como Voluntad y Repre-
escena que es lo que nos importa aquí señalar, rescatar''. sentación, desde su aparición en 1818, determinó del modo más
VIII. Ejemplos. Blanchot ("L'infini littéraire: l'Aleph" en Le profundo todo lo que se ha pensado en el siglo XIX y XX, ahí
livre á venir) después de referirse a las conclusiones que se mismo donde esto no aparece directa ni claramente, ahí mismo
desprenden de la teoría sobre la lectura-escritura de Borges, donde su proposición es combatida. Nos olvidamos fácilmente
escribe directamente sobre Pierre Menard: ''...esa absurdidad__ que un pensador actúa más esencialmente ahí donde es comba-
memorable no es otra sino aquello que se cumple en toda tra- tido que ahí donde es aprobado" (Was heisst Denken?, pág. 15).
ducción..." donde hay un doble perfecto, el original se borra— Sin embargo, en su insistencia sobre Schopenhauer, Borges de-
incluso el origen mismo'. Mismo movimiento en Genette riva y transforma la idea de representación (o sueño o Nadie) a
partir de la idea del mismo Schopenhauer de repetición. Siguien-
de Deleuze: "Repetir consiste en comportarse, pero en relación con do a la lógica de Heidegger, Borges estaría más alejado de Scho-
algo único o singular, que no tiene parecido o equivalente (p. 7). penhauer, añadir precisamente porque lo "aprobó" (Deleuze,
16 Estas líneas de Borges sobre Nietzsche (Nietzsche que en 1874 se porque fuera del subjetivismo, escribe con razón: "El primado
burló de la teoría pitagórica del retorno cíclico, para hacerla suya
en 1881): "Lo tosco, lo bajamente policial, es hablar de plagio; Nie-
tzsche, interrogado, replicaría que lo importante es la transforma- rresponde sino a la religión o al cansancio". (Las Versiones Homéricas
ción que una idea puede obrar en nosotros, no el mero hecho de en Discusión). Concedo, el texto borgeano no es lo suficientemente
razonarla". (Nota sobre Watt Whitman en Discusión, 1932). ¿No es preciso o completo. Pero que la traducción destruye las ideas de "texto
evidente que se deben leer ahora estas lineas, necesariamente y para único", lo demuestra por ejemplo, el excelente artículo de David
ser fiel a Borges, desde las tesis sobre Nietzsche desarrolladas por Carroll: Traduetions, Textes, Contextes: Ou la Fin du Texte confine Fin
Deleuze y Klossowski? Tesis ésta sobre la lectura, tan lejana como (Telos) en Les . fins de l'homme, A partir du travail de Jacques Derrida,
cercana a la teoría de Hegel y que anula ese intento insensato de la Galilée, París, 1981, pág. 237 a 245. Cito esta frase de Carroll: "...la
Historia de la Filosofía: pretender leer a un autor en lo que el autor fidelidad es estrictamente imposible porque ser fiel a un sentido propio
"verdaderamente" pensó. (suponiendo que éste exista) sería infiel a todos los otros sentidos "impro-
17 Borges escribe sobre la traducción: "el concepto de texto definitivo no co- pios" que circulan en todos los sentidos" (p. 240).
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de la identidad, de cualquier modo que esta sea concebida, abierta, la condición de posibilidad de una Repetición Disemi-
define el mundo de la representación". Obra cit., pág. 2r.
nante: sin Repetición Simple no es posible una lectura descons-
IX. ¿Cuál "es", cómo "insiste", cómo se juega la escena de tructiva'. De este modo, como la intrusa del relato homónimo
Pierre Menard? De este modo, no en la simple repetición sino de Borges, la Repetición Simple, viva porque muerta, imposibili-
como la Repetición Simple. Repetición Simple que, más allá de ta la comunicación o unión entre la Repetición Simple y la Repe-
las teorías que el Pierre Menard atribuye, su resentimiento, a
tición Diseminante y luego, cuando viva porque muerta, consti-
Pierre Menard, constituye las condiciones de posibilidad de la tuye la condición de su comunicación o unión. Y si Borges escribe
crítica literaria "objetiva", de aquello que es adecuado y seguro, al final de La Intrusa: "Ahora los ataba otro vínculo: la mujer
del contenido manifiesto, lectura; repetición de otra manera de tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla". Agreguemos:
lo dicho por el texto o de su estructura. Repetición Simple, con- obligación sin fin de olvidarla; un olvido efectivo constituiría el
tenido manifiesto, "objetividad", "subjetividad", (casi) sin inter- fin de la unión de los hermanos; esa unión que, existiendo ante-
pretación, (casi) sin agregado, salvo la interpretación, los agre- riormente a la aparición de la intrusa, en realidad, desde siempre
gados, las escenas que esa Repetición, que esa lectura (el antes, desde siempre y para siempre a esa unión, "fue" desde el
contenido manifiesto) constituyen por ellas mismas; así, enton- "después" de su aparición y de su muerte''-'.
ces, corno los numerosos ensayos fallidos —o borradores, corno X. Y Repetición Simple que se man-tiene-o se mantiene desde
los llama Borges— de Menard por repetir el Quijote, ensayos, una "palabra" anterior, en un antes de toda simple repetición o
borradores, que Menard quemaba. (Se puede demostrar, en cada de la Repetición Simple. De este modo: palabra de antes porque
caso, como una escena personal se agrega necesariamente a la respuesta a la demanda injustificada del otro; esto es, justificada
sólo porque el Otro es absolutamente, infinitamente Otro, su
supuesta fría escena objetiva Sobre Árboles y Madres, págs. 64 a
76). Y su necesidad: una lectura desconstructiva sólo puede ve- "inexistencia", "viviente ausencia"" que me obliga a escribir, mi
nir para nosotros, ahora, corno realidad histórica, como necesi- "insistencia", que sólo es por el nombre del Otro, "mi" nombre.
dad teórica, después de la crítica "objetiva"; y teoría que constiT._
Escritura General: "judaísmo, señalamos anteriormente; otro
tuye también una cierta repetición —otros caminos históricos—, modo de leer, infinidad de lecturas posibles ("...el principio se-
corno Scholem no los podría mostrar, de formas fundamentales gún el cual la Tora posee una significación variable e incluso
de la escritura judía, del trabajo judío bajó la letra.
Evidentemente, una cosa es la lectura clesconstructiva, otra la "dise-
Pierre Menard, la Repetición Simple, así nunca en la pureza minación" que hace posible la primera, como hace posible la Repe-
de una imaginaria simplicidad, siempre en un más o menos, tición Simple y la simple Repetición. Sobre la "diseminación" Derri-
siempre faltando a sí misma, que constituye de este modo, tan- da. passim, especialmente su libro (1972): La Dissérnination.
21
No se olvidará: "Los Nilsen eran calaveras, pero sus episodios amo-
to la condición de posibilidad de la "ciencia literaria" cerrada en
rosos habían sido hasta entonces de zagúan o casa mala". Luego,
sí misma, supuesta palabra final sobre un texto, seudo-filoso- aunque sin poder confesarlo los dos estaban enamorados. "Esto, de
fía'', corno si al mismo tiempo, esta vez corno "ciencia literaria" algún modo los humillaba". La unión de los Nilsen se fundaba en-
tonces en la falta de la —de una— mujer; esa falta los une como
presencia y, mucho más, corno ausencia, su recuerdo (por cierto,
18
Sobre la repetición en Schopenhauer, Clément Rosset: L'Estbétique
doble sentido de "falta").
de Schopenhauer, P.11.F., París, 1969.
19 "Ciencia literaria cerrada", "seudo-filosofía" que (nota 12) como pretendida "Viviente". "Vida": esas "metáforas" que no derivan y no remiten a
ciencia ejemplar puede servir, en determinados casos, en tantos casos, ningún concepto, pero sin las cuales nuestro lenguaje no podría
funcionar.
para recuperar o mantener el "equilibrio" síquico, ejemplos que sobran.
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352

bién; hijo mío!". Segundo párrafo, párrafo final de este pequeño


infinita"23, lectura nietzscheana y judaísmo, lectura desconstruc-
tivista, diseminación. Blanchot que marca así la ausencia onto- texto: "Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las
lógica del Otro: "En los bordes de la escritura, desde siempre simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia
obligado a vivir sin ti" (Le pas au-delá). Pero, si otro modo de de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al
lectura, imposibilidad de desprenderse sin más del viejo logos caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconven-
griego. Escritura general, inscripción del logos griego —y de la ción y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas):
hermenéutica que hace juego con él— en otra teoría-práctica de Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una
escena".
la lectura-escritura.
XI. Corno si constituyera una ley sin excepciones, quienes Por cierto, del gaucho, sólo su última escena, su última
cena, repite la escena de la muerte de Julio César; la totalidad
trabajan la escritura general, atracción por el judaísmo. Conoci-
da es la historia de Gabriela Mistral, Borges lo dice con toda de su día, repetición de otras —fragmentadas— escenas (Con todo,
claridad: "Además, yo he hecho todo lo posible por ser judío. privilegio de la escena de la muerte, privilegio otro que "la muerte
Siempre he buscado antepasados judíos. La familia de mi madre propia"). Y múltiples variantes, simetrías de la muerte por el
es Acevedo, y podría ser judía portuguesa" (Rita Guibert: "Bor- hijo. Así, ante todo, la muerte de Cristo, la "evidente" concep-
ges le habla a Borges" en Jorge Luis Borges, El Escritor y la ción de la familia por Hegel —el hijo, muerte de los padres—, así
Crítica, ed. de J. Alazraki, Taurus, Madrid 1976, pág. 353). la teoría de Groddeck "el hombre muere cuando él quiere mo-
Pero esa invención de su judaísmo, Otro que falta a Bor- rir"; esto es, escena general —variación de los conceptos inscri-
ges. Pues el mismo Borges que insiste en la falta de un nombre tos en ella, su subordinación, conceptos sin verdad ni falsedad-
propio o verdadero, que descubre a Nadie, no logra sacar a se muere desde "uno mismo", de algo "hijo" de uno mismo—
tantas otras variantes, tantas otras relaciones simétricas.
Nadie de sus ensoñaciones y espera saber su verdadero nombre
sólo cuando "un día/de exaltación gloriosa o de agonía...(La II. Escenas, sueños, ensoñaciones, condición de Nadie, con-
dición conocida, desesperación de un tal W. Shakespeare. Actor
Luna de El Hacedor). .
'para que no se descubriera su condición de nadie"; luego, au-
tor, mismo motivo —no soy lo que soy", palabras de Yago. Vano
C. Escenas de El Hacedor su querer ser "uno y yo". Y Nadie también —¿ante todo?—, Dios:
"La voz de Dios le contestó desde un torbellino. Yo tampoco
I. La escena de la Trama es conocida; Julio César y su grito soy; yo soñé el inundo como tú soñaste tu obra, mi Shakespeare,
que, escribe Borges, Shakespeare y Quevedo recogen "¡Tu tani- y entre las formas de mi sueño estás tú, que como yo eres mu-
chos y nadie".
III.Rigor de Borges. Después (Shakespeare) "consideró que
G. Scholem: La Kabbale et sa synzbolique, Pavot, París. 1975, p. 63, en el ejercicio de un rito elemental de la humanidad, bien podía
lectura judía: ese apólogo talmúdico que relata el retorno de Moisés
y su asistencia a las clases de Rahbi Aquiha. Moisés nada entiende,
estar lo que buscaba y se dejó iniciar por Anne Hathaway, du-
Una voz celestial le señala que el maestro talmúdico está enseriando rante una larga siesta de junio". Subrayamos nosotros "elemen-
la ley que Dios dió a Moisés en el Sinaí. O la idea que toda pregun- tal" pues, falta, falta en ese momento de la vida de Shakespea-
ta, la del menor de los estudiantes sobre la Tora, es parte de la re, de Beatriz y de su condición: "ben converra che la mia dona
revelación. (Lévinas: La révélation dans la tradition juiue, el L'au-
mura".
dela du verset, Minuit, París, 1982, p. 164).
351 PATRICIO MARCHANT • FIERRE MENARD COMO ESCENA (1987)
355

—¿Diferencia entre Dante y Shakespeare, Beatriz? "Años Agregado que falta a la escena:
después, Dante se moría en Ravena, tan injustificado y tan solo
corno cualquier otro hombre. En un sueño, Dios le declaró el la luna o la "luna", símbolo de mujer, mujer que en
secreto propósito de su vida y de su labor; Dante, maravillado, Borges, es su escritura, falta.
supo al fin quién era y qué era y bendijo sus amarguras" (Inter-
no 1, 32). ¿Qué era y quién era Dante? Aparentemente aquél que VI. Tantas cosas sin explicar en una respuesta en una carta
escribió, situación histórica que lo hacía posible, esa escena: respuesta a unas líneas. Ante todo: ¿Qué, cómo, las escenas? Las
Beatriz. ¿Pero fue alguien Dante por su "creación" o "Dante" es escenas no son conceptos, no se definen, las escenas se juegan,
sólo un momento de la escena: Beatriz? esto es, somos jugados por las escenas.
V. Y porque falta el Otro, Borges que no logra resolver la Las escenas y sus entradas sin advertencia en el pensamien-
relación palabra-escritura, poema La Luna. Distinción entre el to contemporáneo. Esta idea conocida de Fechner que Freud
objeto "un bruñido/Disco en el aire" que el poeta fingido de la resume así: "la escena en que el sueño se mueve es enteramen-
fingida historia olvidó de cifrar; es decir su olvido —o incapaci- te otra que aquella de la vida de la representación despierta". Y
dad— de pasar del objeto y de la palabra la "luna" a su defini- si todo el pensamiento de Derrida trabaja escenas, resistencias
ción poética. Pues conciencia de la necesidad de un nombre profundas, inconscientes —miedo es la palabra adecuada— ante
verdadero para las cosas: "Pensaba que el poeta es aquel hom- una lectura desconstructiva, no puede dejar de faltar un tem-
bre/ Que, corno el rojo Adán del Paraíso,/ Impone a cada cosa bloroso que pregunte qué significa la "noción" de escena en
su preciso/Y verdadero y no sabido nombre"; pero conciencia Derrida.
del fracaso: "Siempre se pierde lo esencial. Es una ley/Ley de ¿Se entenderá algo de las escenas si repetimos, esbozo de
toda palabra sobre el numen". Y si el poeta no sabe, no recuer- una lectura desconstructiva, con conciencia de hacerlo, escenas
da realmente donde la vio primero, en la realidad o en los ver- - de la filosofía y de las disciplinas científicas que de ella depen-
sos, final del poema, intentar saber usar la palabra "luna" con den —todas ellas? ¿Se entenderá algo de las escenas en este in-
humildad, dejar a la luna o a la palabra "luna" como algo más tento por leer a Borges desde —algunas o casi todas— las escenas
allá de la literatura (los libros no son "un espejo del mundo, que a su Pierre Menard le ja/tan?
sino una cosa más agregada al mundo". Una rosa amarilla),
Con todo, apariencia, si la luna es aceptada o reconocida corno
indescifrable y cotidiana, de ninguna manera es una simple cosa
o una simple palabra: es un símbolo para el hombre. "Un día/
De exaltación gloriosa o de agonía/Pueda escribir su verdadero
nombre" —idea sobre la muerte y el nombre verdadero que el
Elogio de la Sombra, una vez olvidadas todas las cosas y perso-
nas, expresa así: "Pronto sabré quién soy".
357

SUELO Y LETRA. SOBRE LA ESPAÑA NACIONAL


Y LA ESPAÑA JUDÍA (1987)1

"Doquiera que estarnos llorarnos por


España; que, en fin, nacimos en ella, y
es nuestra patria natural"

I. A quien se ha retirado al callar más constante, le es otor-


gado el hablar más alto. En la "Crisis de la humanidad europea
y la filosofía", conferencia dictada en Viena en 1935, Husserl
asumió su deber más extremo. El acoso de la patria trascenden-
tal del pensar —Europa— por la finitud empírica de la barbarie,
obligaba a quien era responsable por la verdad, a tomar públi-
camente responsabilidades públicas. Con todo, lo que nos inte-
resa retener aquí del texto husserliano es la determinación que
en él se cumple del hacia adónde a que obliga a retroceder el
planteamiento radical de la crisis de la humanidad europea. En
efecto, lo que hace crisis en la crisis es el arte natural de curar
—su oponer remedios finitos a los múltiples síntomas de un mal
relativo a algo no finito. No existiendo una ciencia del mal radi-
cal, ¿puede haber acaso entonces una curación radical; o, inclu-
so, una conciencia adecuada del mal? ¿Qué sucede con las cien-
cias que, al parecer, debieran ser las llamadas aquí a diagnosticar
y a curar, las Ciencias del Espíritu? Concebidas como depen-
dientes de las Ciencias Naturales, no alcanzan, sin embargo, el
nivel científico de éstas. Pero, ¿pueden depender las Ciencias

El siguiente escrito fue dejado inconcluso en todos los originales o


copias que hasta donde sabemos existen de él. Decidirnos incluirlo
en razón de su consonancia con la temática de los ensayos de esta
sección (N. de los E.).
PATRICIO MARCHANT SUELO Y LETRA. SOBRE LA ESPAÑA NACIONAL Y LA... 359
358

del Espíritu de las Ciencias Naturales? ¿Es el Espíritu algo de- Al hablar Husserl, habla la alta Idea de la verdad universal,
pendiente? ¿No es él lo único que existe en sí y por sí, lo único supraindividual, supranacional. Del fondo de la historia, surge
inmortal, como se dice al final del texto de la Krisis? Las Cien- el Ideal. La Historia que narra y determina el origen del Ideal,
cias del Espíritu, en tanto ciencias naturales de objetos —a su no puede asimilarse a lo que corrientemente se entiende por
vez— naturales, no pueden alcanzar la dimensión de lo espiri- historia. Aquí por Historia o, más bien, por historicidad se en-
tual. ¿Acaso —por ejemplo, pero un ejemplo en que se juega tiende no las "historias reales" sino la (única) historia espiri-
todo— es Europa algo natural? ¿En qué consiste Europa? ¿Cómo tual; dicho de otro modo, aquel fundamento que hace "históri-
es Europa? ¿Europa no es un lugar empírico, esto es, una región cas" —si lo son— a las "historias reales" que acaecen en —o son—
material o un estado nacional o la unión de ciertas naciones. Europa. Nueva determinación de la historicidad, opuesta al his-
Designar más bien el acaecer espiritual del Ideal, de la Verdad, toricismo relativista y su correlato, las verdades finitas, y a la
de la Filosofía, de la Ciencia Universal, de la Razón. Este Ideal Historia entendida, corno proceso necesario, cuyo correlato es
surgió en una comunidad y en una patria determinada, Grecia, la Verdad Absoluta. En las "historias reales" vibra Europa; reco-
la cual, a diferencia de las comunidades y patrias naturales ger y desarrollar ese germen, mantenerlo y mantenerse en él
—cuya vida se mueve en el elemento de la vida finita— pudo —germen que no por ser inmortal tiene asegurado sin más su
originar, por medio de una revolución histórica, una nueva his- existencia o persistencia y de la acción de los hombres— consti-
toricidad, o, más bien, la historicidad como tal y lo histórico tuyen el deber esencial del filósofo.
como tal, la Humanidad. Las actividades creadoras de los otros II. Por la misma época (1933-35) y lugar, Martín Heidegger
pueblos y culturas, por más valiosas que ellas sean, por más unía también a la determinación de la Verdad la determinación
indispensable que su existencia resulta ser para la existencia de la Historicidad y se sentía obligado, a su vez, a convocar al
misma Europa, se mueve en el campo finito de esos pueblos y destino histórico. Pero si no como develamiento —estaba por
esas culturas. La Filosofía corno ideal trasciende toda comuni- eso mismo dirigido ya no a la Humanidad europea sino, restric-
dad determinada, todo suelo determinado; subvirtiendo todo ción esencial, a un pueblo determinado, al pueblo alemán— cier-
nacionalismo, finito por esencia, crea una comunidad infinita, to es que no tanto a su existencia fáctica como a su posibilidad
universal y multinacional. más propia.
El ideal, que se nutre sólo de lo espiritual, genera Europa la Separándose tanto respecto a una concepción absoluta de
que, a su vez esta vez, como realidad, lo soporta, permitiéndole la historia —según la cual ésta se desarrollaría como proceso
ser. Esta determinación, espiritual, teleológica de Europa —esa absoluto y necesario— como respecto a la libre llamada husser-
Europa cuyo fenómeno originario es la Filosofía— no puede ser liana a la libre responsabilidad del hombre europeo, la mirada
alcanzada, como es evidente ahora, por ciencias del Espíritu de Heidegger atendía a la posibilidad auténtica que, en medio
que se entienden a sí mismas como dependientes de las Cien- de una realidad cuyo elemento de universalidad era la técnica,
cias Naturales. Porque en la Fenomenología quien habla es Eu- la Historia solicitaba a la libertad en el modo de la resolución
ropa, sólo la Fenomenología puede hablar de Europa. Su crisis de un pueblo originario. Pero pueblo originario sólo podía ser
es, por tanto, crisis de la Filosofía; lo que está en juego en la el pueblo del Centro (die Illitte), Alemania, atenazado entre Rusia
crisis es la mantención de Europa —que sólo es en la comunidad y América, metafísicamente considerados estos últimos, dice
internacional— o su desaparición por obra de la barbarie del Heidegger, lo mismo. Pueblo originario era pues el que podía
nacionalismo finitizante. responder a la posibilidad originaria; ésta a su vez se determi-
360 PATRICIO MARCHANT SUELO Y LETRA. SOBRE LA ESPAÑA NACIONAL Y LA... 361

naba a partir de la resolución de preguntas, originariamente la la claridad de la representación en la viscosidad de la sangre y


pregunta originaria: ¿Por qué hay ente y no más bien nada? La la substitución del fuego del cielo de los dioses por el fuego
posibilidad de esta pregunta se abría en ciertos estados afecti- terrestre de los Krupp. Debe quedar claro, sin embargo, que el
vos. Así, la desesperación, todo ente pierde su peso y palidece fracaso de Heidegger en darle al nacionalsocialismo un sentido
en su sentido; ajeno a toda singularidad y toda figura determi- "espiritual", no disminuye ni en un ápice la suprema grandeza
nada se nos da en el aburrimiento; y en la alegría pues la exis- de su pensamiento, la repetición a la que somete la filosofía
tencia del amigo querido, la maravilla de esa su presencia de- occidental, cierto es que a partir de un apasionado y nunca
terminada nos hace sentir que más fácil resultaría comprender renegado amor por lo que nosotros determinarnos como Tierra.
que el ente no tuviese esa determinación a que esté determina- III. Del lugar sin nombre de la errancia, ni Oriente ni Occi-
do realmente del modo corno lo está; por último, en la angustia, dente, la voz de la Ley, la voz de Emmanuel Lévinas, profetiza
con el ente corno todo —que es enteramente diferente de todos una universalidad en la diferencia absoluta, la Verdad, enigma
los entes— se nos da lo otro del ser, la Nada. Así, entonces, indescifrable, lo siempre enteramente otro siempre unbeinilich,
estarnos constantemente, aunque huyamos de su experiencia y la insuperable certeza de lo que no es; la alegría de la ley,
su olvido persista sólo corno el toque apagado de una campana, Talmud. Pensamiento que apunta a una organización del pen-
ante la posibilidad de experimentar el puro "que hay" "Seinde sar distinta de esa organización particular que es la filosofía,
im Ganzen" y la posibilidad de lo enteramente otro del "que determinada en Totalité et Irifini como violencia del discurso
hay", determinado primero en Heidegger corno Nada y luego, total y a la que Lévinas opone esa exterioridad a la historia que
sin contradicción alguna, como Ser. Ahora bien, a partir de la es la paz mesiánica, y determinada en Liberté y en los
constancia del permanecer ante el "que hay", las formas del últimos escritos, como pensamiento del suelo, al que Lévinas
aparecer pueden manifestarse en la extrañeza de su figura pro- opone, esta vez, la alta concepción judía de la letra. Perseveran-
pia: Ser como Pkysis y Verdad corno Aletbeia en el pensar origi- do en la exigencia de la primacía del Logos —Razón pura, medio
nario griego, ser corno efectividad en el mundo latino, determi- universal de la comunicación (en oposición, vale anotarlo, al
nado primero en la escolástica y pensado luego en su verdad a particularismo histórico de la enseñanza tradicional del Talmud)—,
partir de Descartes. De aquí resulta la invocación resuelta de se trata de mostrar cómo, de qué modo y en qué medida el
Heidegger a la posibilidad histórica del pueblo alemán, enten- pensamiento natural naturalmente presenta como la evidencia
dido corno pueblo de la posibilidad enteramente originaria, en misma conceptos y determinaciones que corresponden a la lla-
un pensamiento que intenta ser más originario que el pensa- mada "actitud natural". Concepción que se mueve y se apoya,
miento griego originario es reproducción original de lo griego corno se habrá comprendido en el ámbito de la filosofía tras-
ante la cual lo griego mismo aparecería como copia. Esta posi- cendental kantiana y husserliana, pero que en Lévinas recibe
bilidad fue profetizada poéticamente por Hóldelin —en apro- un apoyo suplementario y una nueva idealidad en cuanto lo
piarse lo propio alemán, la claridad de la exposición, y lo pro- que sostiene su vigilancia crítica no es ya más única y 'primaria-
pio de lo griego, el fuego del cielo y Heidegger la retorna en el mente el idealismo o la idealidad de la Razón sino también una
pensar. Pensamiento de una belleza trágica, en la cual evidente- determinación o la determinación absolutamente otra, el judaís-
mente algo demasiado importante no estaba pensado, o una
resolución demasiado resueltamente resuelta, como lo puso tan En este lugar remitimos una cláusula inteligible: "la lenta ya en la misma
pronto —demasiado pronto— de manifiesto la transformación de Alemania nazi de su llamado histórico", (N. de los E.
PATRICIO MARCHANT SUELO Y LETRA. SOBRE LA ESPAÑA NACIONAL Y LA... 363
362

mo talmúdico. Por ello, lo decisivo en la demoledora polémica ausencia del otro; la ley es, estrictamente hablando, el comenta-
de Lévinas contra el paganismo religioso y la filosofía pagana rio infinito a la infinita ausencia del otro. A su vez, esta exterio-
no reside únicamente en la verdad irrefutable de sus afirmacio- ridad es lo que el discurso total y la ontología —esas dos figuras
nes sino en la completa dislocación del pensamiento que signi- de la filosofía— no pueden aceptar. Por ello resulta de absoluta
fica la meditación de esa inversión total del mundo religioso necesidad completar las reducciones que nos abren acceso al
natural que es el Judaísmo. Etica más bien que religión, el ju- plan trascendental por medio de una original reducción del pa-
daísmo talmúdico, esa religión de adultos significa, en primer ganismo. Sólo así la filosofía trascendental se radicaliza radical-
lugar, en su afirmación monoteísta la ruptura entre el mundo de mente, abriéndose, de este modo, de una manera real a la histo-
los dioses y el mundo de la ley y la negación, contra la Historia ria real. El pensamiento de lo otro, de lo enteramente diferente,
de las Religiones y contra Heidegger, del ámbito de lo divino, de la huella, —que entre tanto ha devenido "teoría de la escritu-
como elemento, preparación o medio de la religión —la Ley exi- ra"— permite pensar de las situaciones teóricas y políticas de
ge la seca naturalidad de un mundo puramente natural y nada nuestra época. Desde su radicalidad se puede pensar con efec-
tiene que ver con un mundo de resplandores divinos. En segun- tividad, libre de toda ideología y de idealismo en sentido co-
do lugar valora altamente el ateísmo, instancia de la separación rriente, las fierezas reales de la historia, acoger críticamente la
y negación de lo sagrado, libre actividad racional del hombre, vigorosa cuanto juvenil racionalidad, cuya raíz vibra en su se-
preparación necesaria idealiter para la comprensión de la Ley. riedad metodológica, que como Razón estructural impera en las
Excluyen, en tercer lugar, de toda afirmación respecto del ser Ciencias Humanas, asumir críticamente la inmensa obra heideg-
Dios, pensando los predicados divinos como puras indicacio- geriana, pensar en literatura. En una palabra, sin salir de la his-
nes prácticas; finalmente —y perdónesenos la brevedad de estas toricidad fundamental, romper con esa persistencia en un cierto
determinaciones— ética orientada enteramente hacia la acción teoricismo que ni aun Husserl en su meditación radical de la
pública real, no se permite la distracción de las consideraciones historia logró enteramente superar con el pensamiento de la
ultraterrenas ni esa bofetada suplementaria al hambriento que. _ letra, al fin de la historicidad como tal ha sido radicalmente
acompaña tan regular cuanto más eficazmente a las meditacio- conquistada. Suspendiendo las historias naturales, a partir de
nes celestes. las nociones de letra y de Libro y de la noción de "efecto de la
Ahora bien, todo esto es así porque el Judaísmo ha recono- lectura" se puede iniciar la meditación concreta de la historia.
cido y se ha obligado a reconocer la exterioridad absoluta del
otro. La Ley (me) es (dada) cuando reconozco al otro; pero este
reconocimiento no es sino el conocimiento de mi libre respon II
sabilidad absoluta ante él. Del otro nada sé, pero de mi respon-
sabilidad sé con certeza. Sepa Moya quién hizo las estrellas, soy Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con nosotros? ¿Qué tiene
responsable y nadie, ni Dios ni hombre, puede relevarme de mi que decirnos la Escritura a nosotros latinoamericanos? Otros que
deber. Esta responsabilidad no pide ni puede aceptar ningún "Europa", que los "pueblos metafísicos", que la Errancia judía,
agregado óntico, ontológico o histórico —agregados que no son persistimos en que persistan como verdaderas las duras pala-
sino perversiones intelectuales en que florece el paganismo. En bras de Hegel que "vivimos con niños que se limitan a existir
la ley —cuyo mandamiento fundamental en un mundo de mise- lejos de todo lo que significa pensamientos y fines elevados"
rias es "justicia social", es decir, "No matarás"— se expone la —precisamente por eso, sujetos con rigor inaudito a la universa-
PATRICIO MARCHANT SUELO Y LETRA. SOBRE LA ESPAÑA NACIONAL Y LA... 365
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lidad técnica a la universalidad de los otros; universalidad sufri- plenitud que es su ser. En el templo el Hombre, como Pueblo,
da que es la única, al parecer, que nos es otorgada, si cabe ve aquello que le pertenece propiamente, lo que le está asigna-
otorgamiento allí donde rige imposición. Sin embargo, el desa- do a su ser: nacimiento y muerte, victoria y derrota, fulgor y
rrollo teórico que hemos expuesto no nos aleja sino que nos decadencia están ahí como sus límites —están ahí soberanamen-
acerca de nuestra realidad, si entendemos que nuestra realidad te con la seguridad que emana de su presencia, del todo ajenos
—actual y futura— se determina a partir de lo pensado en los a toda explicación. Igualmente, los dioses en su glorificación y
conceptos de Suelo y Letra. Que esto es así se verá, esperamos, dignidad son en el Templo. El pueblo consiste con los dioses, y
en la prosecución de nuestro trabajo. Retornemos por ello, re- en la tragedia asiste, participando, a la lucha entre los dioses
formulándolo —reformulación que es nuestro proceder constan- nuevos y los antiguos dioses. Ahora bien este tipo de unidad
te, como ya se habrá advertido— al pensamiento de Heidegger que rige en el pueblo en que nace lo originario, se pierde en los
así como a las críticas que Lévinas le ha dirigido. pueblos alejados de ese origen, es decir, de lo grandioso. Por
Pues bien, si el pensamiento de Heidegger culmina en la ejemplo la relación con lo divino que impera en el mundo ro-
meditación del pensar originario y la historia de la decadencia, mano es otra que la relación que imperaba entre los griegos;
no se debe olvidar que, para superar la experiencia moderna entre los romanos y sus dioses rige la relación como religación.
del ser, Heidegger debió, por una parte, retroceder a la expe- Pero sería un error interpretar esta nueva relación con lo divino
riencia fundamental del "que hay" y por otra nutrirse del pensa- (que, se comprenderá, es un momento de ese todo coherente
miento Kantiano y su idea fundamental de la unidad o unifica- que es el mundo romano) como constituyendo simplemente otra
ción, esto es, que lo concreto o lo "seiender" es lo unificado por relación que la relación griega con lo divino. Si así fuera, habría
la unificación. Corno saben quienes piensan, una línea recta una sucesión de figuras —superiores, inferiores o incompara-
conduce de la unificación en la conciencia Trascendental de la bles, como se quiera— pero primariamente distintas. Al contra-
Crítica de la Razón Pura a la idea que la Historia es lo más rio, para Heidegger, toda relación con lo divino que no sea la
concreta o "seiende". Así, para Hegel lo más concreto era la griega (y esto vale también como es evidente, para los otros
Historia Universal, en cambio para Heidegger lo más concreto momentos de la vida de los pueblos) es una transformación, en
o, nuevamente lo más "seiender" es el pueblo originario, vale el sentido de empalidecimiento y decadencia de la relación ori-
decir Grecia, o el pueblo cuya posibilidad más propia es (iera, ginal. Conviene insistir en esto, por más que parezca discutible
por suerte!) lo originario, Alemania. A su vez, lo más seiender o incluso inaceptable, pues constituye un momento fundamen-
en el pueblo originario es aquello en que es y se ve la unidad tal del pensamiento de Heidegger, que corrientemente se pasa
del pueblo. Este ser y esta visión originaria consistían para Hei- por alto. (Entre otras muchas consecuencias, habría que señalar
degger en el Templo. ¿Cómo es el Templo? En el Templo, el que el ateísmo es, para Heidegger, una ausencia de lo divino y
pueblo se recoge siendo. Todo lo que es: fenómenos naturales, no una posición original del hombre).
cosas naturales, plantas, animales, hombres, dioses son propia- Pero, independientemente de la concepción hei&ggeriana
mente por el Templo. respecto a la originariedad modelo de la experiencia griega,
Así, al resistir a la violencia de la tempestad, el templo re- intentemos por nuestra parte describir otros lugares (sagrados o
vela la violencia como violencia; de igual modo, revela o hace no) en que se cumple la relación entre los dioses o Dios y el
ser la luz, el día, la oscuridad, la noche, el aire, el agua, etc. hombre o los hombres.
También del Templo reciben las plantas y los animales esa Así la Iglesia es el lugar donde se cumple la experiencia
366 PATRICIO MARCHANT SUELO Y LETRA. SOBRE LA ESPAÑA NACIONAL Y LA... 367

cristiana (católica) de la religación con Dios —Dios y ya no los Si ahora comparamos las posiciones más extremas, la exis-
dioses, aunque por otro lado nadie podría afirmar que el cristia- tencia griega y la judía, no resulta difícil darse cuenta que la
nismo es vivido como un monoteísmo riguroso. El hombre no primera, tal como Heidegger la expone, está firmemente enrai-
ha recibido su ser —así corno los otros seres no lo reciben tam- zada en un lugar y una tradición determinada, de modo tal que
poco— del lugar sagrado; los seres son por el acto de creación y vista desde esa perspectiva, toda universalidad aparece como
conservación (como continuidad de la creación) de Dios, el cual nivelación vacía y como existencia auténtica sólo la particulari-
es concebido fundamental y primariamente como Dios creador, dad más propia. De acuerdo a esto se entiende también que
de modo tal que todo lo que se puede decir_ de El se debe Heidegger encuentre una posición ética más originaria en la
retrotraer, como a su raíz, a su ser creador. Los seres son ente- libertad que se fundamenta en la tradición, como es experimen-
ramente por el acto de creación, de tal modo que también "son" tada en una tragedia de Sófocles, que en los libros de moral
fuera del recinto de la Iglesia, fuera y contra la Iglesia (como como, con Aristóteles, sostiene el pensamiento judío. Frente al
comunidad de creyentes). Los creyentes, individualizados en su particularismo o nacionalismo de lo originario de Heidegger, el
ser, se unen para dirigirse a Dios, se transforman por la gracia y judaísmo se mueve en cambio, en el aire de la universalidad, lo
la comunión de los creyentes, pero en ningún caso son prima- universal es para él lo más pleno, lo más "seiend": la universa-
riamente por esa comunión. El acto de religación, si se cumple lidad es su patria trascendental. Para el judaísmo no hay paisa-
en el amor, se expresa sin embargo, en el contenido de la fe, en jes naturales, sino el paisaje del desierto, o el paisaje como
el Credo. desierto, es decir, el desnudo paisaje del alma, el plexo de rela-
En la Sinagoga —tal como la piensa el Talmud— se cumple, ciones espirituales.
en cambio, una relación enteramente diferente. No hay dioses, Pero se hace necesario proceder con mayor exactitud y
pero Dios tampoco está presente. El Dios judío es demasiado delimitar con mayor rigor algunos conceptos. Llamamos a una
respetuoso, demasiado delicado como para existir. Dios es la filosofía, a un pensar, a un poetizar, pensamiento de la Tierra, si
ausencia del otro. En la sinagoga, hombres libres discuten. Las esa filosofía, pensar o poetizar se comprende (es decir, sus con-
miradas no se detienen, como en el Templo griego, en el eidos ceptos y determinaciones reciben su sentido) a partir de algo
(figura, aspecto) de las cosas, de los hombres, de los dioses, ni dado inmediato que rodea y acoge corno ámbito hospitalario:
los hombres repiten, como en la Iglesia, credo alguno. Los hom- sea un paisaje, una tradición, una ciudad, un regazo, una mira-
bres cara a cara discuten su ausencia. No hay glorificación, sino da tranquila. Ciertamente que de lo que se trata es de superar la
respeto por esos ojos que, emergiendo de algo tan enteramente determinación metafórica y alcanzar el concepto (para mante-
otro que ni siquiera puede llamarse "nada", vigilan la ausencia. nernos en esta oposición tradicional). Para esto recurramos al
Cara a cara del hombre con el hombre que, como el cara a cara más inquietante / monstruoso ensayo de Freud Das Unheimli-
de Moisés con Dios, consiste, maravilla del pensamiento judío, che reformulación de su teoría del arte en referencia al princi-
en la lectura en común; de un texto en común. Para el judaísmo pio de repetición. Digamos entonces que la Tierra es el ámbito
el mundo —dando términos disformes— se encierra en un libro. de lo "heimliche" del cual la existencia recibe sustantividad y
El mundo no es casa, habitación-, -refugio, bosque o sendero; el tranquilidad. Opuesta a la existencia que se comprende a sí
mundo es acto intelectual, el Entendimiento humano sostiene al misma a partir del ámbito de lo familiar, es aquella existencia
mundo, pero, concepción gongoriana del Entendimiento, éste que se siente primariamente rodeada-amenazada por lo inquie-
es libro o, más exactamente, Letra. tante /monstruoso / fascinante, por lo "Unheimliche" ("lo
368 PATRICIO MARCHANT SUELO Y LETRA. SOBRE LA ESPAÑA NACIONAL Y LA... 369

Unheimliche —escribe Freud— sería aquella suerte de espantoso allí antes". Como se observará, la metafórica heideggeriana es
que afecta a las cosas conocidas y familiares desde tiempo atrás"); una metafórica altamente sexualizacla, toda ella dirigida hacia
existencia para la cual no hay cosas dadas, sino propuestas atrás, suerte de la Madre Primigenia, nada se dice de la Mujer ni
(aufgegeben, según la expresión neo-kantiana); existencia que de esa mano menuda por la que un hombre es Hombre, la
no recibe las cosas dadas, de lo natural como ámbito (por más mano de un hijo-mano de Matías que refuta todas las ontologías
que eso natural sea un producto histórico) el don de compren- posibles. Y, corno resulta evidente, la idea del conocimiento
derse a sí misma, sino que, acosada por lo "Unbeindicbe" deba hospitalario, la idea que el otro es reposo, seguridad, algo co-
acudir al pensar y comprenderse por el pensar. Ahora bien, lo nocido, no es sino la traducción del sentimiento infantil del
"Unheimliche" extremo es, por definición, lo otro, el otro; por conocimiento de la madre. Pues sólo un adulto —dominio del
tanto la existencia unbeindiche se comprende a sí misma (o Principio de Realidad— puede saber que el otro es enteramente
más bien, sistemáticamente se desconoce, desaprende, clesapro- otro. Unbeinilicbkeit, Principio de Realidad, Universalidad, es
pia) a partir de lo otro misterioso / inquietante. Por decirlo así, decir, Letra. Aunque cierto es también que detrás de la seguri-
acosada por lo "Unheimliche" sólo puede vivir con un Libro en dad del conocimiento maternal se oculta la más inquietante sos-
la mano; a este modo de vivir y a este modo de pensar saluda- pecha, como también es cierto que en el grande pensamiento de
rnos con el nombre de pensamiento de la Letra (que la ausencia Heidegger vigila esa sospecha.
del otro y mi propia ausencia ante mí mismo sean condiciones Pero, se insistirá nuevamente, ¿qué tiene que ver todo esto
de la escritura, requeriría de extensos análisis que no podemos con nosotros? ¿Cómo somos nosotros? Pertenecemos según las
incluir aquí). palabras de Rubén Darío a "la América ingenua que aún reza a
Pues bien, la existencia con y por el Libro es propia de los Jesucristo y aún habla español. Pero preguntamos, ¿hablarnos
pueblos errantes sin Tierra, para los cuales incluso la Tierra español del mismo modo corno rezamos a Jesucristo? Si por
misma se comprende por el Libro o la Letra —a diferencia de la hablar entendemos el hablar supremo, esto es, la escritura, la
relación extática con la Tierra propia de los pueblos "primiti- escritura española de los Siglos de Oro, tenemos que responder
vos" (Bataille, Artaud) y de la visión estética de la vida propia rotundamente con un No rotundo. La escritura de la España
de los griegos / o, tal vez, de la reconstitución heideggeriana de clásica no reza a Jesucristo porque esa escritura es una escritura
la existencia griega.../. judía. Aclaremos inmediatamente esto que puede parecer una
A su vez la comprensión a partir de la Tierra, es necesario desmesura.
decirlo, corresponde a una relación infantil con la realidad. En primer lugar, no se trata que entendiendo con extraña
Hablamos de relación infantil en un sentido riguroso. Pues, como torpeza las tesis de Américo Castro —cuyos descubrimientos no
escrito está en la Traumdeutung, "en el sueño muchos paisajes, son menos importantes por el hecho de que resulte imposible
que ellos en particular presentan puentes o montañas boscosas, aceptar muchos aspectos de su metodología histórica— pense-
son descripciones de los órganos genitales" y "hay sueños de mos que los cristianos nuevos, esto es, los judíos convertidos
paisajes o de localidades que están acompañadas de la certi- que acapararon el pensamiento y la escritura española clásica,
dumbre expresada en el sueño mismo; yo he estado ya ahí. fueron cristianos poco sinceros. Aquí no se trata de opiniones
Pero este déla vu tiene en el sueño un sentido particular. Esta ni de conexiones biológicas sino de modo de escribir y conce-
localidad es siempre el órgano genital de la madre; no hay otro bir o ser concebidos por la escritura. Sostenernos algo diferente.
lugar del cual se pueda decir con tanta certeza que se ha estado Siendo los escritores españoles en su inmensa mayoría de ori-
370 PATRICIO MARCHANT 371

gen judío, esto es, hombres que provenían de medios intelec- "ATOPICOS", "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES"
tuales o comerciales universalistas, hombres de libros-libros y
no de libros-refranes corno ese cristiano viejo de Sancho Panza, (1989)1
hombres que se sentían amenazados a cada instante en su vida
por la mirada vigilante de la Inquisición y de la opinión,
sintiéndose unheimliche se acogieron al Libro y se determina- a Paule Francois Marchant
ron por relación al Libro. Por decirlo así, su judaísmo de origen
se elevó a judaísmo de segundo grado. Por ello la literatura que
realizaron estuvo centrada en torno a los problemas del Libro: Gabriela Mistral: "El Regreso"
Libro-realidad, realidad del Libro, Libro de la realidad, Cervan-
tes; entendimiento corno Letra, Góngora; Encuadramiento de la Desnudos volvemos a nuestro Dueño,
verdad, Gracián; para mencionar sólo a lo más excelso. manchados como el cordero
Debernos, en segundo lugar, responder a dos objeciones. de matorrales, gredas, caminos,
Se dirá primero, y no con poca razón, que, si es cierto lo que y desnudos volvemos al abra
decirnos, lo judío es... cuya luz nos muestra desnudos:
y la Patria del arribo
nos mira lija y asombrada.

Pero nunca fuimos soltados


del coro de las Potencias
y de las Dominaciones,
y nombre nunca tuvimos,
pues los nombres son del Unico.

Soñamos madres y hermanos,


rueda de noches y días
y jamás abandonamos
aquel día sin soslayo.

Creímos cantar, rendirnos


y después seguir el canto,.

No se pudo hallar el texto original en castellano. La traducción de Ben-


jamin Sablereau al francés fue retraducida para esta edición por Andrés
Sjens (N. de los E.).
377 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 373

pero tan solo ha existido De la jornada a la jornada


este himno sin relajo. jugando a huerta, a ronda, o canto,
al oficio sin Maestro,
Y nunca Pintos soldados, a la marcha sin camino,
ni maestros ni aprendices, y a los nombres sin las cosas
pues vagamente supimos y a la partida sin el arribo
que jugábamos al tiempo fuimos niños, fuimos niños,
siendo hijos de lo Eterno. inconstantes y desvariados.
Y nunca esta Patria dejamos,
y lo demás, sueños han sido, Y baldíos regresamos,
juegos de niños en patio inmenso: ¡tan rendidos y sin logro!,
fiestas, luchas, amores, lutos. balbuceando nombres de "patrias"
a las que nunca arribamos.
Dormidos hicimos rutas
y a ninguna parte arribábamos,
y al Angel Guardián rendimos Advertencia al lector
con partidas y regresos.
El pensar de la lengua castellana, de la España clásica y de
Y los Angeles reían la gran escritura latinoamericana, pero también todo pensar en
nuestros dolores y nuestras dichas castellano que se atenga a lo que la lengua le destina, constitu-
y nuestras búsquedas y hallazgos ye un pensar que Gabriela Mistral, en su arcaísmo, caló
y nuestros pobres duelos y triunfos. —Herrmann tan lejos no anclaba. Esto es: arcaísmo de su ritmo:
frases largas, bien largas, con intercalados, dudas, matices,
Caímos y levantábanos, interrogantes, hesitaciones, repeticiones, elipsis, etc.; en resu-
cocida la cara de llanto, men, todo lo que estaría harto lejos de la —aparente— claridad
y lo reído y lo llorado, de la "racionalidad francesa" que el autor considera asentada en
y las rutas y los senderos, una "racionalidad política". Harto alejada también del español
y las partidas y los regresos, que trata de imitar la escritura filosófica francesa, alemana,
las hacían con nosotros, anglosajona, para hacer creer, de este modo, que existe, que
el costado en el costado. puede existir o que debe existir, una "filosofía" española. En
realidad, no existe "filosofía española" ni habría de desearse
Y los oficios jadeados que tal exista, dado que la "filosofía" no es lo mismo que el
nunca, nunca los aprendíamos: "pensar" y que, como acabamos de señalarlo y es, por lo de-
el cantar, cuando era el canto, más, evidente, tal "pensar" de la lengua, la castellana, existe.
en la garganta roto nacía. Por todo lo que acabamos de decir, traducir un texto escri-
to con un ritmo preciso, en lengua franca, con el ritmo de la
374 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 375

franca escritura, pensante, no podía sino ser una tarea asaz difí- sólo ha existido este himno sin relajo". Entre tantas afirmacio-
cil. Y, sobre todo, cuando se sabe que la "racionalidad francesa" nes y negaciones, nos atenemos a la única afirmación que pare-
no advierte que el origen de su sentido y de su razón se halla ce cierta de entrada, la existencia de tal "himno sin relajo".
también en su ritmo. Un compromiso de ritmos se planteaba "Este himno", esto es, este poema en el cual hallamos todo
como única solución. ¿Cuál es el valor del ritmo de tal compro- lo que acabamos de decir, ¿qué nos enseña? ¿Qué la experiencia
miso? Pregunta abierta al lector, lectora, etc. del viaje o de la partida es, tal vez, la experiencia indispensable
de la apariencia del viaje o de la partida y que sólo a partir de la
experiencia del viaje cine no se da podemos saber que un viaje
fuera de la Patria no puede haber lugar? Pero el poema conclu-
ye, como sabemos, con la afirmación de que, aun cuando no
Este poema, cuyo contenido nos habla de un viaje que no alcanzamos jamás las "patrias", balbuceamos, con todo, sus nom-
se dio, de un movimiento en falso, niega, desmiente su título,— bres. ¿Ello implica que únicamente por llegar a balbucear los
"El regreso" -¿sería acaso el gran poema mistraliano? De buenas nombres podemos saber que nunca dejarnos la Patria? ¿Es el
a primeras, una explicación simple parecería bastar. Viaje que balbuceo del nombre de las "patrias" la condición que permite
va de Dios a Dios. El hecho de creer que hemos partido, de saber que la Patria no ha sido dejada? O, antes bien, ¿no sería
creer que, gracias a tal partida, nos hemos enriquecido con víncu- acaso la interpretación inversa la que nos es impuesta por el
los y cosas, es desmentido por la realidad: volvemos, desnudos, contacto con la manera de meditar del poeta, esto es, que el
hacia nuestro Dueño, hacia la Patria que nunca hemos dejado: concepto -y no la experiencia- de la plenitud de la Patria ha
nunca, pues, alcanzamos -última estrofa- esas "patrias" de las sido introducido únicamente para mostrarnos que sólo "están",
que, extenuados y sin partidas, apenas llegamos a balbucear que solamente son reales esos nombres y esas "patrias" que son
sus nombres. Pues, permanencia de un "día sin soslayo", a lo balbuceadas? Es decir: sólo esos nombres y esas "patrias" "es-
más "vagamente supimos que jugábamos al tiempo siendo hijos tán", son las "historias" que "están" y no la Historia, aquella im-
de lo Eterno". Por lo cual nuestros sueños y nuestros juegos, propiedad determinada de las "historias" y no la Historia, por-
todo lo que creíamos ser, ocurre. Viaje desdichado: jugamos que los nombres que faltan, que hacen falta, constituyen una
con "nombres sin las cosas", pórque, como el poema que nunca evidente falta3. ¿Tal vez "El regreso" se atendría a mostrarnos
olvida decir lo esencial, y ló remarca: "nombre nunca tuvimos,
pues los nombres son del Unico". Entonces, sin nombres pro- "Estar' y no "ser'. Diferencia entre los dos verbos: "ser", que confiere a
pios, es un viaje que no tuvo lugar, una historia que no se desa- los sujetos cualidades y maneras de estar permanentes, inherentes a su
naturaleza; "estar", que confiere estados pasajeros. Si, en lo que nos
rrolló. atañe, damos preferencia al verbo "estar", y a su derivado "estancia",
Supongamos, al contrario, que este poema poematiza una de ningún modo se trata de dar la preferencia, ante lo natural, ante una
cierta experiencia del pensamiento: ¿acaso no sería entonces supuesta naturaleza, al eterno transcurrir heracliteano. Allendé tales opo-
una destrucción del concepto corriente de "regreso"? ¿No sería siciones metafísicas, con "estar' y "estancia", queremos o intentamos
marcar la "fragilidad" de un "estar' como un "estar" inscrito en una
acaso el pensamiento de lo que la experiencia del regreso ha de escritura.
ser personalmente para nosotros, para saber que de veras he- 3
Los nombres que hacen falta. El verbo "faltar" tiene, en castellano, [sa-
mos efectuado un viaje? Atendamos -9tra vez a la cuarta estrofa: bido, al menos dos] significados: "faltar" como "hacer falta" o "no estar"
"Creímos cantar, rendirnos y después seguir-el canto; pero tan y "faltar" como "estar en falta" o "estar siendo culpable". Ejemplo: si
PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS. "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 377
376

cómo, a partir de una historia de vuelta, de regreso, se da, en pensamiento, etc.... Pero también se halla la experiencia que es
un viaje aparentemente negado, la miseria, miseria "real" exigencia, que es respuesta, aquello en lo que el Judaísmo con-
—positividad, pues, de la desnudez, desnudez manchada del "es- siste, de lo cual tal se deduce o en lo cual tal se concentra:
tar"? El "día sin soslayo" pertenece —pertenecería—, sin duda, al insistencia o temblor ante el Nombre: "El fundamento del fun-
único, únicamente. damento y el pilar de la sabiduría consiste en saber que el Nom-
Habrán advertido que no es por puro azar que hemos esco- bre existe"5 ; escuchamos lo que el poeta decía: "nombre nunca
gido este poema del poeta' Gabriela Mistral (1889-1957), uno tuvimos (esto es, nombres "propios"), / pues los nombres son
de los poetas mayores de la lengua castellana de todos los tiem- del Unico".
pos, poeta que espera ser reconocido o, más bien, conocido. ¿Cómo se presenta, coexiste, aparece, parece, desaparece,
No se trata, en su caso, de un premio Nobel perdido entre tan- reaparece, esta doble serie de determinaciones que podrían ser
tos otros premios Nobel perdidos ya para siempre, olvidados consideradas incompatibles si se tiene en cuenta la dura —aun-
porque merecían ser olvidados; entendiendo, por cierto, que su que injusta— crítica de Lévinas a Heidegger? O, más bien, al
conocimiento sólo es posible en tanto encuentro pensante con contrario, ¿la presencia simultánea de esas determinaciones
su poetizar. Situación aparentemente extraña, pues en su poeti- heicleggerianas y del pensamiento judío no nos conducen acaso
zar se encuentran, por una parte, esas determinaciones que a un terreno en que lo que parece oponerse —de un modo que
Heidegger considera fundamentales en todo gran poetizar: es- hay que precisar y cuya regla aún hay que establecer— se ate-
critura a partir de una tierra, arraigo, pero tierra que no ha sido núa, se diluye, desaparece incluso? Ciertamente el poetizar de
dada sino prometida, escritura a partir de la experiencia del Gabriela Mistral no ha encontrado un pensamiento a su altura;
"exilio"; el poeta y la experiencia de lo Sagrado y de la Divini- en todo caso, la cuestión de "nuestra" —sentido del plural por
dad; el poeta y la presencia o ausencia (su debilidad o fuerza, determinar— falta de nombre trazará el camino en el cual se
diría Gabriela Mistral) de Dioses o de los Dioses; el poetizar y el intentará dar algunos pasos hacia el abra de su experiencia,
arriesgar, poetizante.
una madre muere, ella le hará falta a su hijo; al mismo tiempo ella es — Nombres que hacen falta, pero también "patrias" no alcan-
culpable por su "faltar", por no estar ahí, en relación a su hijo. Nos
encontramos aquí ante la idea –y esto nos parece decisivo– de una
zadas, es decir, "historias" y no la Historia. Todos estos concep-
falta, pero una falta de la que no se es culpable "personalmente": una tos merecerían ser clarificados. Podemos indicar por qué habla-
falta "impersonal". ¿Qué pasa si –otro ejemplo– se falta a una cita? No se mos de "historias" y no de la "Historia". La razón de ello es la
va, se falta, pero se comete una falta por otra razones; sin ser tan claro, oposición al Sistema de Saber hegeliano en tanto él constituye
hay, con todo, la idea de una falta impersonal. Aquí, hay una causa;
otras razones superiores o distintas (si no se diría: "no fui", "no quise ir" el "fin (en el sentido, a la vez, del término, final, y del "objeti-
o "falté voluntariamente"). En el lenguaje corriente se distingue claramen- vo" o "meta") de la evolución histórica de la Filosofía o, lo que
te el uso de las dos significados, pero sin conciencia de esta falta imperso- es lo mismo, de la comprensión filosófica de la Historia (com-
nal propia a la segunda significación. Al contrario, a nivel inconsciente,
prendida filosóficamente en la medida en que está considerada
"faltar" como "hacer falta" o "no estar" y "faltar" como "estar en falta" o
"ser culpable", se identifican, no hay duda alguna. Por otra parte, las como comprendiendo también su propia comprensión filosófi-
referencias contemporáneas acerca de la problemática de la propiedad ca)" (A. Kojéve, Ensayo de una historia razonada de la filosofía
del nombre, sobre el deseo de su propiedad, son demasiado evidentes.
4 Utilizamos los conceptos de "poema" 5, "poeta" tal como Nicolas Abraham
los ha elaborado [cf. P. Marchant, Sobre árboles y madres, Eds. Gato
Muur, Santiago, 1984, pp- 123-129]. Conocido comienzo de la Mishne Toral? de Maimónides.
378 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 379

pagana, tomo I, Gallimard, 1968, p. 11). "Cierre" de la única muy especialmente, no deja de representar una cierta forma de
Historia, de la filosofía del Todo, el gesto de Rosenzweig de regreso a maneras de pensar que fueron las de los judíos que
arrojar "el guante a toda la honorable camarilla de los filósofos hicieron de España su patria'. Y aún antes en la historia, la
de Jonia en Jena" (La estrella de la redención, [a partir de la] escritura castellana clásica, salvo raras excepciones, fue una es-
traducción a la lengua francesa de A. Derczanski y J.L. Schlegel, critura de "cristianos nuevos", es decir, de aquellos que fueron
Seuil, 1982, p. 21). Y los nombres propios, claro, falta que ha- obligados a buscar en la escritura una manera de existir, de
cen. No se trata, evidentemente, que la falta de nombres pro- afirmarse en tanto "personas", en un sistema estratificado. Es la
pios constituya una especialidad latinoamericana: bien lo sabe pertenencia a una casta lo que definía el hecho de "ser una
la gran filosofía contemporánea. Falta de nombres propios, sin persona". "Cristianos nuevos" en el momento del triunfo de los
embargo, a flor de piel en Latinoamérica, entre nos, latinoame- "cristianos viejos", ese riesgo angustiante de ser considerado,
ricanos, nosotros, hombres, sin el manto del Espíritu para cu- como lo escribe Mateo Alemán en Guzmán de Alfarache, como
brirnos y protegernos —saber fundamental no sólo de Gabriela "hijo de nadie", peor que "hijo de puta", "situación" que jugaba
Mistral sino también de J. L. Borges. De este modo, estamos en en la conciencia de los "cristianos nuevos" el mismo papel que,
presencia de una situación histórica de latinoamericanos —corno en el inconsciente latinoamericano, el hecho de considerarse
aquella de algunos no europeos en contacto intelectual con "hijo de la Chingada" (nos explicaremos más adelante, parte III,
Europa— que ayuda o incita a tomar conciencia de esa falta. [con] el sentido de esta expresión mejicana —en realidad, lati-
"El regreso", entonces, es un poema que —¿necesario es de- noamericana). Pero si había ese "judaísmo" de la escritura cas-
cirlo?— no poetiza nada que no haya sido experimentado por tellana clásica, si hay ese "judaísmo tras Dios" de la escritura
quien ha realizado efectivamente un verdadero viaje. Porque, latinoamericana, tras la occidentalización de España surge ine-
así, volvemos y, así, sabemos que realmente hemos viajado: la vitablemente una rivalidad, una lucha por la supremacía de la
luz del abra nos halla desnudos. Desnudos porque sin Patria, ni lengua castellana entre los castellano-hablantes de Europa y los
siquiera con la ilusión de una Patria; es decir, desnudos porque latinoamericanos. Con respecto a la literatura, para nadie es un
sin "patrias", sólo el balbuceo de sus nombres. Y desnudos y misterio que, salvo dos o tres nombres, la literatura castellana
manchados, porque la fascinación y la decepción son en reali- europea, durante todo este siglo, es el pariente pobre de la
dad los únicos en poder ponernos de veras al desnudo. Sin un literatura [castellana] latinoamericana. Por otra parte, en lo que
"nombre propio", solamente el deseo de algo que nos sea "pro- atañe a la filosofía, nos encontramos ante la ausencia de filóso-
pio", porque en realidad son nombres prestados, prestados por fos españoles en lengua castellana —puesto que el gran filósofo
otro, otra. Es así como, debido a una cierta identidad entre la Francisco Suárez no fue un pensador de la lengua castellana,
errancia judía y la errancia latinoamericana, la escritura latinoa- sino más bien un filósofo del latín. Y es bien evidente que los
mericana se asemeja a aquello que Edmond Jabés —ese primo maestros españoles de la Cábala tampoco fueron pensadores de
de la orilla oscura del Mediterráneo, como habría dicho de él la lengua castellana. Y si Antonio Machado, Unamuno o Américo
Gabriela Mistral— llama: yudaisme aprés Diett". Además, el pen- Castro, e incluso Ortega, meditando sobre el "vivir hispánico",
samiento europeo de estos últimos años, aquel que nos importa pueden ayudar a preparar un pensamiento de la lengua caste-

7
6 En nuestro libro Sobre árboles y madres..(1984) avanzamos un estudio Actualidad de la lectura cabalística, especialmente del método de
acerca del "nombre propio" en tanto "nombre prestado". Abraham de Abufalia de Zaragoza.
380 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 381

llana europea, ellos no fueron, con todo, filósofos o pensadores si es justo denominar "obras del Espíritu europeo" las obras que
en el sentido estricto del mote o, en el más elevado, de la pala- toda persona —dotada de una capacidad que Europa juzgaría
bra. Así: la lengua castellana en España, en lo que atañe al "espiritual"— tendría que admirar, no es menos cierto que este
pensamiento, diciéndolo con dureza, permanece abandonada Espíritu puede y debe ser considerado, desde otro punto de
—y todo esto, sin que se sepa hasta cuándo. vista, por cierto, menos "espiritual", como —hasta hace poco
¿Se puede decir lo mismo del pensar de la lengua castella- tiempo— la indiscutible superioridad de la capacidad europea
na en Latinoamérica? Nadie duda que no existe "filosofía" en de producción y de salvaje explotación económica del resto del
Latinoamérica. ¿Pero significa ello que no existe un pensar de la mundo y como un refinado imperialismo cultural —brutal, a ve-
lengua castellana —latino-americana? Dejemos, por ahora, abier- ces. Bach y Hitler, París y Auswitchtz, son representantes de
ta esta pregunta, pregunta que guiará y dominará todo nuestro Europa, europeos en el mismo sentido esencial del término. En
estudio. síntesis: en el curso de su existencia, el resto del mundo nunca
ha tenido que soportar tanto dolor como a partir de la expan-
sión de Europa; pero, a su vez, ninguna civilización sigue sien-
II do tan atrayente y tan querida como Europa a los ojos de otras
civilizaciones. El Espíritu de Europa, esto es: misterio, peligro,
Nombres que nos hacen falta. Una extraña civilización existió seducción de Europa, seducción de su Espíritu.
y aún existe, civilización que se caracteriza por la siguiente es- ¿Meras historias, lo que antecede? En cualquier caso, no se
pecialidad: considerar que ella, y sólo ella, posee de veras un vaya a creer que sería posible concluir de tales líneas una de-
"nombre propio". Esta civilización se hace llamar Europa y lla- fensa de otras culturas diferentes de la cultura europea o de la
ma a su "nombre propio" Espíritu. El Espíritu representa el bien cultura latinoamericana, defensa basada en el simple hecho de
soberano de Europa. Por cierto, algunos representantes de esta- su existencia. Si sostenemos que no existe una "esencia humana
civilización consideran que otras civilizaciones poseen o han universal", si pensamos, como lo veremos cuando hablemos del
tenido también "algo" de Algún modo análogo al Espíritu euro- marxismo de Neruda, que las comunidades y las culturas sólo
peo, o que conocieran un primer estado, una primera manifes- existen en una relación de traducción (concepto que no podre-
tación de lo que llegaría a ser el verdadero Espíritu de Europa. mos desarrollar por falta de espacio).eso no significa, en modo
En cualquier caso, esos otros espíritus, esas otras civilizaciones, alguno, que todas las culturas 'el mismo valor. Eso no
no son de la incumbencia de los europeos, porque, en lo que significa tampoco que no existan entre ellas relaciones de jerar-
atañe al Espíritu, sentirse en casa constituye el sentimiento esen- quía, aun cuando sea difícil precisarlas. Lejos de nosotros el
cial conforme a su estado de ánimo, es decir, conforme a su pensamiento de una "equivalencia de las culturas". Particulari-
situación material; Europa ha invocado el Espíritu en el mo- dad no es sinónimo de "equivalencia". Como latinoamericanos,
mento de lanzarse a grandes empresas o, al contrario, lo ha conocemos y participamos de la atroz catástrofe (en el sentido
invocado o exaltado cuando ha sentido Sil fuerza y su prestigio, etimológico de la palabra) en que consiste la existencia latinoa-
incluso su existencia, en peligro.:Eft„este último caso, cuando mericana, catástrofe a la cual Europa y Estados Unidos han con-
otras civilizaciones, inferiores —casi el innecesario decirlo—, pa- denado y condenan a Latinoamérica. Defender la grandeza y la
recían amenazarla, Europa se ha sujetadse ha agarrado, al originalidad de las creaciones de la cultura latinoamericana
Espíritu, como un niño, temblando, a su madre. Sea como sea, —defensa dentro de la cual está implícita la defensa de su glorio-
382 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) • 383

so pasado indígena— no consiste en defender una "pura nove- no llegó a pensarse a sí mismo, es decir, a imponerse política-
dad", sino una realidad. Esa realidad, proveniente de Europa en mente a los otros estados europeos y, posteriormente, corno se
uno de sus momentos importantes, constituye, por otra parte, sabe, cayó en una profunda decadencia: la grandeza de la Re-
otra cultura, otra escritura, distinta a la de Europa. Realidad que pública española no constituyó nada más que una desesperada
un cierto europeísmo y, más precisamente, la "filosofía euro- esperanza entre la noche imperial, la noche fascista y la actual
pea", sobre todo en sus versiones idealistas, espiritualistas, hu- noche socialdemócrata.
manistas, no puede pensar. Incapaz de pensar otra cosa que Nombres que nos hacen falta. Así, la dificultad o, más bien,
pensarse a sí misma, la "filosofía europea" no puede sino caer la imposibilidad de la filosofía para nombrar España y Latino-
en un "racismo espiritual"; este racismo es el objeto de esta nota américa, es decir, para nombrar la lengua española y la latinoa-
o estudio. "Racismo espiritual", para limitarnos a este siglo, como mericana. Es Latinomérica la que aquí constituye el centro dolo-
por ejemplo el de Heidegger (pese a que, a través de otro as- roso de nuestras preocupaciones. Latinoamérica y no América:
pecto de su pensamiento, el pensar heideggeriano pueda esca- para la filosofía, para Europa, "América" comprende el norte
par de él), de Husserl, de Valéry. Vamos a demorarnos aquí, del norte de América y ni siquiera todo ese norte del norte.
estudiando a estos dos últimos. ("Racismo espiritual" define, "América" es, para Europa, los Estados Unidos. No se trata, es
preliminarmente, aquí, la imposibilidad de pensar otras culturas cierto y evidente, que otros discursos —que dependen de la filo-
aparte de la europea -pero tal definición se precisará hacia el sofía, pero que no son filosóficos en sentido estricto (tal depen-
final del texto). dencia refleja otra dependencia)— no se refieran a Latinoaméri-
Ahora bien, a propósito de esa incapacidad para compren- ca. Al contrario, corno patio trasero", inicialmente de Europa y
der la escritura latinoamericana, parece imposible desdeñar o ahora de Estados Unidos, Latinoamérica es objeto de frecuentes
minimizar las razones políticas. Si para la "tradición" de la "filo- discursos —la mayor parte de ellos vanos e hipócritas— de índole
sofía europea" no existe una "tradición" de un "pensar", de una económica, sociológica, política. Sus grandes creadores, por su
escritura latinoamericana, y si, así, vagamente y sin precisión, parte, aparentemente son nombrados; aparentemente: nombra-
se habla con todo de una "tradición del pensamiento francés", dos sin ser comprendidos. Pero la filosofía —en su (im)pureza-
"alemán", "anglosajón" o "italiano", aquello parece posible por- calla, debe callarse sobre Latinoamérica. Y en este trance, lo
que, en realidad, una voluntad política, la fuerza y la voluntad que aquí nos importa es interrogarnos sobre ese silencio.
del Estado, una idea política de la "verdad", hizo posible lo que Un silencio que no es un silencio sobre los "filósofos" lati-
hay de real y de simple hablar, cuando se habla de esas "tradi- noamericanos. Estos no existen, salvo, apenas, algunas excep-
ciones". No ocurrió lo mismo con el Estado español durante su ciones sin mayor interés. De otro silencio se trata. Silencio so-
época imperial. Este fue incapaz de comprender, aún menos de bre Latinoamérica que contrasta con el vendaval incesante de
imponer un dejar ser, que no podría haber sido un unificar a discursos sobre el Espíritu de Europa. Los más célebres y los
partir de una idea única de la verdad, la multiplicidad de sus más decisivos de entre ellos son, sin duda alguna, los sucesivos
momentos (de las "nociones" de "verdad") de sus escrituras: la discursos de Heidegger (J. Derrida, Del Espíritu, [París], Galilée,
filosofía latina, la escritura judía y la escritura árabe, la idea de 1987). Pero no habría que olvidar otros discursos. Así, el silen-
verdad de su escritura barroca y, menos, las escrituras latinoa- cio, la prudencia —aparente— de Hegel. Si "América", los Estados
mericanas, indígenas y luego mestizas. De este modo, como Unidos, constituye el país del futuro, no corresponde al filósofo
consecuencia de la Contrarreforma, el Estado imperial español profetizar sino atenerse a lo que es. De todos modos, de
384 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 385

América, Hegel dice lo esencial, esto es, lo que es europeo. que esos indios están constituidos también —no hay duda algu-
América es para Hegel —pero no para Heidegger!— Europa. Las na— no por los grandes creadores latinoamericanos, sino por
"culturas naturales" de América deberían desaparecer desde el esos intelectuales que Europa acepta mostrar en sus "caseríos"
momento en que el Espíritu torne contacto con ellas (Hegel, intelectuales, esta combinación, el silencio ante los grandes fun-
Filosofía de la Historia, El Nuevo Mundo). Al semisilencio apa- dadores y el "etc." (los países "parcialmente europeos" o en
rente, a la prudencia aparente de Hegel, Edmund Husserl opo- potencia de serlo) y los "indios espirituales", alude a Latino-
ne una concepción en cierto modo diferente. Citemos un texto américa y designa Latinoamérica. Latinoamérica y no la Unión
conocido. Al momento de caracterizar la figura espiritual de Soviética, porque, mientras los intelectuales rusos que "han ele-
Europa, es decir, al momento de "mostrar la idea filosófica in- gido" el 'Occidente" sólo podrían ser considerados, según la
manente de la historia de Europa (de la Europa espiritual)... la lógica de Husserl, como europeos, el marxismo, para él, no será
teología que le es inmanente", Husserl escribe: "Entiendo a Eu- más que un "naturalismo". Pero eso mismo ocurre con los inte-
ropa no geográficamente, como en los mapas, como si fuese lectuales españoles y portugueses: no hay lugar en la lógica de
posible definir así el dominio de la humanidad que vive aquí Husserl para los grandes creadores-fundadores de la escritura
territorialmente junta en tanto humanidad europea. En el senti- latinoamericana. ¿Lógica de Husserl o lógica de la filosofía? La
do espiritual resulta manifiesto que los dominios ingleses, los primera deriva, sin duda, de la segunda. Como simple referen-
Estados Unidos, etc., pertenecen a Europa, pero no los esqui- cia (y, por lo demás, errónea) a sus grandes creadores, sin "lu-
males ni los indios de los caseríos transhumantes, ni los gitanos gar" en la filosofía, y como el "etc." y los "indios", la filosofía ha
que vagan perpetuamente por Europa. Es claro que, con el títu- de pensar Latinoamérica: este "pensar" es, en realidad, un silen-
lo de Europa, se trata aquí de la unidad de una vida, de una cio sobre ella'.
actividad, de una creación espiritual, con todos los fines, todos En este contexto, y a propósito de nuestro terna, también
los intereses, cuidados y penas, con las formaciones teológicas, es interesante estudiar el pensamiento y la acción de Paul
las instituciones, las organizaciones" ("La crisis de la humanidad Valéry, a quien pertence, creemos, la creación cíe la expresión
europea y la filosofía", 1935, de G. Granel, Gallimard, 1976, p. "política del Espíritu". Se entiende con ello el estudio de las
352).
Se nos podría objetar que la obras de Borges, de Neruda, de García Már-
Por una parte —Valéry hará el mismo gesto, corno veremos
quez, por ejemplo, han sido reconocidas y citadas en Europa. Insistimos
y como es sabido— Husserl no define geográficamente la "Euro- en que "reconocer" no significa "entender". Se nos podría objetar de
pa espiritual" y la extiende inmediatamente a los Estados Uni- nuevo que Borges ha sido reconocido en Latinoamérica solamente des-
dos y a los dominios ingleses. Al mismo tiempo, adjudica otras pués que su obra fuera reconocida y comprendida en Francia: Blanchot,
Genette, Foucault, Deleuze, Derrida, etc., lo han comentado. Este par de
civilizaciones, como la hindú y la china, al "polo eterno". Por hechos son irrefutables. Pero, y esto constituye lo esencial, su obra, en la
otra parte, intenta, hábilmente, al parecer, llegar a un compro- totalidad sistemática de su gesto, no ha sido trabajada y sus ,conexiones
miso —en realidad negoció- Más de lo que creyó— añadiendo un con el conjunto de la escritura latinoamericana no han sido establecidas
indeterminado "etc.". Nos preguntamos: ¿quién puede preten- de manera seria Iserieusement établiesl. Si la obra de Borges seduce a
todos los actuales intelectuales latinoamericanos y a parte de los intelec-
der ocupar el lugar de ese "etc."? ¿La Unión Soviética, España o tuales europeos, ello no implica que la operación de su escritura haya
Portugal, o tal vez Latinoamérica? En todo caso, y este gesto nos sido comprendida verdaderamente en Europa, ni en Estados Unidos, ni
parece esencial con respecto al "etc.", Husserl agrega: [nicht en Latinoamérica. ¡Que se nos intente refutar aportando un ejemplo que
pruebe lo contrario!
aber!] "los indios de los caseríos transhumantes". Si pensamos
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condiciones de existencia y de los peligros que amenazan al chileno de la época, interesado en promover la candidatura del
Espíritu europeo: la "política del Espíritu" como reacción ante poeta al premio Nobel (que obtendría en 1945) preparó la pu-
la catástrofe que representa para Europa la Primera Guerra Mun- blicación de una traducción al francés de una selección de sus
dial y la primera Posguerra. Como es sabido, Valéry expone poemas y, naturalmente o "espiritualmente", le encargó a Valéry
esta política no sólo en el ensayo de 1932, "La política del Espí- hacer el prólogo. Gabriela Mistral, inicialmente, nada supo. Por
ritu, Nuestro bien soberano", sino que ya lo había hecho antes 50.000 de la época, que Valéry exigió que se le cancelaran por
en las dos célebres Cartas de 1919: "La crisis del Espíritu" y en adelantado, aceptó escribir el prólogo. Prólogo publicado final-
la "Nota" (o El europeo) de 1922. La actitud de Valéry que, como mente en 1946, pero no recogido, al igual que otros prólogos o
se verá, es esclarecedora para comprender el "racismo espiri- prefacios de Valéry, en la edición de sus "Oeuvres" en [la biblio-
tual europeo", y precisamente en relación al más grande poeta teca de] la Pléiade. Prólogo del cual, en la medida que sigue la
latinoamericano, Gabriela Mistral, aparece como más prudente, "política del Espíritu", se podría decir que fue escrito, bajo el
sin duda, que la de Husserl (párrafo final de la conferencia de seudónimo de Paul Valéry, .por el Espíritu mismo de Europa.
Husserl: "Únicamente el Espíritu es inmortal"). Esta actitud con- Veamos.
cuerda con la célebre frase con la que comienza la Primera Valéry comienza por una aparente autodescalificación, so-
Carta sobre "La crisis del Espíritu": "Nosotros, civilizaciones, lamente aparente, para juzgar una obra tan alejada de sus gus-
sabemos ahora que somos mortales". Valéry amplía, tal como tos, de sus hábitos y de sus intereses estéticos europeos. Pero
Husserl, el ámbito de Europa: `(En todas partes donde los nom- no en vano el Espíritu es universal, corno se sabe, y, por tanto,
bres de César, de Cayo, de Trajano, de Virgilio, en cualquier capaz de interesarse en lo que le es ajeno, en lo que le es
parte donde los nombres de Aristóteles, de Platón y de Euclides diferente, en lo que, en tanto producto de la naturaleza, le es
han tenido simultáneamente una significación y una autoridad, extraño. Valéry se complace en subrayar el carácter natural de
ahí está Europa. Toda raza y toda tierra que ha sido sucesiva:- la obra mistraliana: "una producción esencialmente natural sur-
mente romanizada, cristianizada y sometida, en relación al espí- ge allende el océano, y por el solo llamado, o choque, o deseo
ritu, a la disciplina de los griegos, es absolutamente europea". de lo que es". A propósito de la "Canción de la sangre", que
Suspiro de alivio, al menos para algunos latinoamericanos, los una mala traducción vuelve irreconocible, Valéry elogia al poe-
intelectuales y la clase dirigente: "Nosotros, mestizos latinoame- ta chileno; nadie hasta entonces había cantado al niño como
ricanos, ahora sabemos que somos europeos". Pero, si Valéry Gabriela Mistral. En cualquier caso, la amplitud del elogio no
no excluye de Europa a todos los latinoamericanos, nos advier- tiene relación alguna con el valor de la traducción con la que
te, sin embargo, en la "Nota", que la creación formidable de trabaja Valéry; todo se reduce, en realidad, al valor que Valéry
Europa es América. "Claro, Valéry considera, como el Espíritu- insiste en darle a lo que es natural, al valor natural de lo que es,
europeo, que América es esa parte de América llamada Estados naturalmente, natural. Ignorando así no sólo la poesía latinoa-
Unidos. Aquí, por cierto, lo que yi-o-s interesa es esa "política del. mericana, sino también la poesía española, el poeta francés in-
Espíritu" en relación con lo qué-Latinoamérica es o puede ser. siste: "Es claro que ella [la poesía de G. Mistral] debe poco a la
Por ello queremos señalar cómo el Poeta chileno descalificó o , tradición literaria europea. Ella es autóctona, aunque escrita en
desenmascaró "la política del Espírit' en la persona del mismo una de las lenguas de nuestro continente que participaron gran-
Valéry. Esta historia vale la pena ser conocida, no como una de y magníficamente en la constitución del capital de obras
banalidad anecdótica, sino en su sentido teórico. El gobierno maestras de Europa".
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Valéry analiza enseguida, muy brevemente, tres otros poe- mérica y mucho la lengua castellana", se encargue de escribir el
mas, para pasar luego a otros temas del poeta, temas de carác- prólogo.
ter material, natural —naturalmente: el pan, la sal, el agua, la El prólogo que Valéry finalmente entregó es la prueba de
piedra. No es posible dejar de subrayar que la intención del que Gabriela Mistral no se había equivocado acerca de lo que
prólogo aparece al descubierto en los últimos párrafos. Preocu- podía ser la única interpretación que Valéry podía ofrecer de su
pación acerca de la decadencia o fin de Europa, durante los poesía. ¿Y cual fue el contenido del prólogo que De Miomandre
años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Ello explica el escribió, conforme a su solicitud?9 Creemos que el hecho de
interés que Europa otorga a Latinoamérica. Valéry confiesa que considerar, sin más, que el prólogo de De Miomandre fue muy
considera a Latinoamérica corno el "conservatorio de aquéllas fuertemente "influenciado" por Gabriela Mistral misma no ofen-
de nuestras riquezas espirituales que pueden separarse de no- de para nada la memoria del autor. Puede compararse este pá-
sotros; pero también un laboratorio en el cual esas esencias de rrafo de De Miomandre con las consideraciones mistralianas sobre
nuestras creaciones y esas cristalizaciones de nuestros ideales se el mestizaje que citaremos enseguida: "A medida que pasan los
complementaron con aquellos principios vírgenes y con las ener- años y que nos alejamos de la época de la Conquista, la contra-
gías naturales de una tierra enteramente prometida a la aventura dicción, antes trágica, entre estas dos sangres (la sangre espa-
política y a la fecundidad inteléctual de los tiempos que vienen". ñola y la sangre indígena) desaparece y un nuevo género de
Lo que Valéry no supo fue la violenta reacción de Gabriela humanidad —modificado por el clima y el paisaje— tiende a im-
Mistral cuando ella se enteró que era a él a quien se le había ponerse. Ya no se cree que la raza americana es un mito lanza-
encomendado el prólogo. En una carta a su amiga y traductora do por los poetas y los sociólogos, porque los caracteres bien
(bien mala traductora, Gabriela lo sabía y no lo ocultaba), Matil- marcados de su realidad contradicen esa suposición". De ahí se
de Pomés, carta destinada (sin éxito) a anular el encargo, ella derivan dos puntos, fundamentales según De Miomandre, de la
expresa también su indignación: "Ud. conoce mi carácter: no - poesía del poeta chileno y que reproducen, ciertamente, el pen-
soy de una cortesía viciosa y digo lo que pienso con una recti- samiento mistraliano. Primeramente, con Gabriela Mistral, es una
tud un poco brutal. No entiendo que se le encomiende a Valéry nueva raza que escribe y que envía su "mensaje", según el len-
ese prólogo. Ni siquiera sabe castellano... y aún menos los ame- guaje del autor del prólogo, a Francia y a Europa. Enseguida,
ricanismos... Porque comprender las almas ajenas, amiga mía, Latinoamérica no constituye un museo donde guardar y salvar
no tiene nada que ver con el talento y la cultura... Discúlpeme las obras y "colecciones mentales" (el Espíritu de Europa, diría-
la audacia de esta afirmación. Las razas existen y existen, ade- mos nos), sino una nueva etapa de la evolución (simplemente
más, los temperamentos contrarios. No podría haber un sentido otra cultura, pensamos). Así, tanto en la carta a Mathilde Pomés
de la poesía más diferente del mío que el de ese hombre. Yo lo como en el prólogo de De Miomandre, Gabriela Mistral desen-
admiro al más alto grado por -su capacidad intelectual y su ex- mascara la "política del Espíritu", es decir, afirma la escritura
trema fineza, acaso sin par en;Europa, es decir, en el mundo. latinoamericana en tanto "estancia" de una nueva raza'y de una
Eso no tiene nada que ver con su: capacidad para hacer un pró- nueva cultura.
logo de los sudamericanos, y sobi , todo de mí... Yo soy una
primitiva, hija de un país de antaño, una mestiza y mil otras 9
No teniendo a la vista el texto original de De Miomandre, lo retraducimos
cosas que P. Valéry ignora". Finalmente, ella propone que su del español al francés [y viceversa, casi: lo mismo para la carta de G.
traductor Francis De Miomandre, que "conoce un poco Suda- Mistral a NI. Pomés].
390 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS, "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 391

Gabriela Mistral es un poeta que medita política y cultural- contra el nuevo invasor, contra Estados Unidos ("La cacería de
mente con un rigor extremo, o "extremista". Saber del "estar" Sandino" [1931], Sandino, "héroe [...] racial"). Necesidad de lu-
gracias a la escritura: por ello Gabriela Mistral medita con la cha política contra el invasor de los pueblos de "sangre indíge-
conciencia de los latinoamericanos de hallarse en la misma si- na, / que aún reza a Jesucristo y aún habla en español" (Rubén
tuación que otros pueblos, tales como nuestros "primos" de la Darío), lo que, por cierto, no representa el único juicio del poe-
"orilla obscura del Mediterráneo", pueblos orientales y norte- ta sobre lo que era y es, en su grandeb, Estados Unidos.
africanos que "nacieron igualmente de una confluencia doble o De este modo, en Gabriela Mistral, es la raza la que toma
triple de sangre", lo que no le ha impedido "ser" a partir de su conciencia de sí misma, gracias a su escritura. Conciencia de sí
voz (artículo sobre Benjamín Subercaseaux). Y si el poeta su- misma: de su "estancia" gracias a la escritura, de su herencia
braya la violencia del mestizaje verbal, la "lengua estropeada de europea (la lengua castellana) y de haber aparecido tal vez de-
los pueblos que porque fueron colonias usan una lengua pres- masiado tarde en la historia y, a causa de ello, su precariedad
tada" (artículo sobre Carlos Silva Vildósola), con fuerza escribe constitutiva. Los Estados Unidos "nos absorberán sin remedio.
en el "Colofón de Ternura": "Una vez más, yo cargo aquí, a Mañana, pasado, después, pero no tenemos salvación a menos
sabiendas, con las taras del mestizaje`Yerbal... Me cuento entre que un Dios ponga las manos. No creo sino en lo sobrenatural
los hijos de esa cosa torcida que se llama una experiencia ra- para salvarnos" (Gabriela Mistral, carta a J. García Monge, 1924).
cial, mejor, una violencia racial" [Gabriela Mistral remarca]. Las Conciencia de sí misma: conciencia de su diferente "esta? gra-
faltas del mestizo ante el blanco europeo y ante el indio que cias a la escritura y frente a la escritura europea.
amaba tanto, no se le escapaban, pero, poeta que sabía que era
—sin embargo— el mestizaje el que hablaba, el que verdadera-
mente iba a hablar en Latinoamérica (su claro saber: "Cuatro III
siglos cuentan por nada en una operación étnica"; artículo so-
bre B. Subercaseaux). Así, ante ciertas pretensiones de Neruda Ahora, permaneciendo siempre atentos al problema de los
de olvidar su condición de mestizo, ella escribe: "... el mestiza- nombres que faltan, que hacen falta, usemos, adoptemos pese, a
je, que tiene varios aspectos de tragedia pura, tal vez sólo en las todo, las determinaciones habituales. Partamos de lo que habi-
artes entraña una ventaja y da una seguridad de enriquecimien- tualmente se considera como el problema del nombre de Amé-
to" ("Recado sobre Pablo Neruda"). ¿Qué puede significar esa rica: el nombre "América" que da a América su unidad. Es, en
ventaja? ¿Qué significa la operación de la constitución del mesti- efecto, evidente que, antes de la invasión, América no existía
zaje en tanto voz, es decir, en tanto escritura? Para el poeta, la como unidad: no había grandes civilizaciones —desde Chavín
voz, la escritura, es la raza que finalmente se constituye en tan- hasta los incas en Sudamérica, desde los olmecas hasta los azte-
to tal. Lo dice, por ejemplo, elíaIdo se refiere al deber de la cas en Mesoamérica— con contactos estrechos o conocimiento
Universidad: "La Universidad, plfa_mí.; carga a cuestas el nege- lejano de la existencia de otros pueblos, desconocimiento com-
cio espiritual entero de una raza" ("La unidad de la cultura"). pleto entre pueblos demasiado separados por la distancia geo-
Ello quiere decir: hay raza cuando h escritura. El mestizaje es gráfica o histórica.
antes que nada, como lo veremos también en Neruda, lengua, Veamos ahora cuáles son los momentos que componen el
escritura mestiza. E inmediatamente, porque política, porque nombre de "América". Nosotros vemos dos. El primer momento
conciencia de la fatalidad de la lucha política contra el otro, está constituido por el conjunto de las representaciones que los
PATRICIO MARCHANT "ATÓP1COS, -ETC." E - INDIOS ESPIRITUALES" (1989)
392 393

invasores leían, intentaron leer, en el nombre "América". Los 1500 la población del globo ha de ser del orden de los 400
resultados fueron dramáticos —en la realidad física y en la reali- millones de personas, de las cuales 80 millones pueblan las
dad de los indígenas americanos. Este momento es posible vol- Américas. A mediados del siglo XVI, de esos 80 millones que-
ver a hallarlo en los primeros "criollos". dan 10. 0, limitándonos a Méjico: al momento de la conquista
El segundo momento está constituido por la realidad de la su población es de alrededor de 25 millones; en 1600 es de un
violencia, de la doble violencia de la invasión —corno veremos— millón. Si la palabra genocidio se ha aplicado con precisión a
presente en la realidad cotidiana de los indígenas. Es así corno, algún caso, es bien a éste. Es un récord, me parece, no sólo en
actualmente, en ciertas regiones del Perú, por ejemplo, lo que términos relativos (una destrucción de alrededor del 90% y más)
Pablo Neruda describía como el efecto inmediato del "galope de sino que también absolutos, puesto que estamos hablando de
Pizarros" está aún vigente: "en los linares territorios / nació un una disminución de la población estimada en 70 millones de
silencio estupefacto", "Los conquistadores", XVII ['Las guerras"]); seres humanos. Ninguna de las grandes masacres del siglo XX
violencia, momento presente en la conciencia de los mestizos, puede ser comparada con esta hecatombe" (T. Todorov, La con-
pero, sobre todo, lo veremos inmediatamente, actuando en el quista de América (La question de l'atare), Seuil, 1982, pp. 138-
trasfondo de su inconciente th. Hay que distinguir asimismo en 139). Violencia ilimitada al comienzo de "América", comienzo
el primer momento (y seguirnos en esto a Mario Góngora)" las de una historia que está hecha sólo de violencia, violencia de
ideas escatológicas y mesiánicas y las ideas utópicas en esas los imperialismos sucesivos y de sus lacayos locales. Pero, como
nociones que se proyectaban sobre América, sobre el Nuevo ya lo mencionamos, hay que distinguir entre dos tipos de vio-
Mundo. Las primeras, de carácter religioso, provienen del pro- lencia. Aquella que representa la muerte y la explotación salva-
fetismo iluminista de origen franciscano y de los impulsos me- je —el oro y la plata de América fueron uno de los factores fun-
siánicos tan activos en la España de la época, tal como del me- damentales de la "acumulación original", corno lo subrayó Marx—
sianismo bien conocido del propio Colón. Las segundas ideas, y aquella de la violación de las mujeres indígenas por los inva-
las ideas utópicas, provienen de ideas racionalistas europeas de sores; de allí el mestizaje latinoamericano en tanto "hijo roba-
diversos orígenes (Américo Castro ha demostrado que los "im- do" e "hijo de la violación". Y si la explotación económica del
pulsos mesiánicos" venían de los judíos conversos). latinoamericano se ha conocido desde siempre, y ha sido estu-
El segundo momento es el de la brutalidad de la violencia. diada de manera científica, sobre todo en las décadas recientes,
Cedámosle la palabra a Tzvetan Todorov: "Sin entrar en el deta- pensamos que el estado de "hijo de la violación" persiste en el
lle, y para dar solamente una idea global (aun cuando no nos inconsciente del mestizo latinoamericano; y eso, de tal modo,
sintamos con el derecho de redondear las cifras cuando de vi- que la primera violencia, la violencia económica es —lo que re-
das humanas se trata), se advertirá, entonces, que en el año sulta fundamental a nuestros ojos— inconcientemente asimilada
a la violencia sexual (identificación en la cual la relación "vio-
10 Con respecto a la persistencia, hasta nuestros días, del traumatismo de lencia / violación" juega un rol importante). Las violencias se
la invasión entre los pueblos indígenas, ver: Nathan Wachtel, La vision entrecruzan, se confunden; pensamos, sostenernos, que las tra-
des vaincus. Les indiens du Pérou devant la Conquete espagnolc!, zas mnémicas de la violencia sexual primera subyacen en toda
Gallimard, 1977 tLos vencidos: los indios del Pera frente a la conquista la gran escritura latinoamericana e incluso en las obras que pa-
española (1930-1570) ; Madrid, Alianza, 19761.
11 Mario Góngora, Estudios de las Ideas y de la Historia Social. Ed. Univer-
recieran referirse o describir únicamente la violencia económi-
sidad Católica de Valparaíso, 1984, pp. 13 a 48. ca, política o cotidiana de Latinoamérica. Tal es el caso, y volve-
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remos, evidentemente, a él, de El canto general. En el "Canto" mujeres de su raza, en cuya compañía habría contemplado la
encontramos la violación de la tierra, de la madre, pero sobre aventura con menor prisa y con mayor indulgencia. En sus pro-
todo esa violación más profunda que consiste en el hecho de yectos no estaba nada de cuanto exigiera permanecer, respetar,
sentirse hijos de una madre violada. La escritura ha de producir, esperar" (p. 27). Español que no había venido a instalarse; agre-
crear o engendrar, al escritor y a la comunidad que lo rodea guemos que no era precisamente por caridad cristiana o porque
como "hijos normales", tal es el deseo profundo —contenido la- pregonase la igualdad de razas que él se había unido a la mujer
tente— de la obra principal de Neruda". Ahora, corno el hecho indígena para engendrar. De ahí, la degradación de aquella, la
de hablar de "trazas mnémicas" puede parecer como palabrería pérdida absoluta de su dignidad; si la indígena había sido res-
hueca y falta de conceptos a los oídos de quienes desconocen o petada en su cabaña rudimentaria, si había jugado un papel
no logran comprender el psicoanálisis, importa recurrir a los social respetado cuando vivía entre los de su raza, a los ojos de
testimonios proporcionados por otros ámbitos de indagación. los españoles, al contrario, ella formaba parte del botín: "Se les
Es así corno ya en 1933, Exequiel Martínez Estrada, gran obser- sometía a pesadas faenas, como si estuviesen predestinadas al
vador de su patria argentina, se refería con precisión, en su embarazo del mundo... La india sirvió al invasor de piel blanca
admirable obra Radiografía de la Pampa'', al problema del como nocturno deleite, después de un día ocioso; daba su san-
mestizo en tanto "hijo de la violación". Situación del español gre a los gérmenes del cansancio y el desengaño, y del placer
que venía a América para llenar su estómago vacío, su desespe- nacía la angustia" (pp. 28-29). Es así como, aun sin idealizar a
ranza española, su sed de libertad y de fortuna, esa fortuna que los indígenas, los cronistas españoles debieron admitir que el
no estaba tan al alcance de la mano corno él la había imagina- "contacto del hombre blanco depravó a los indígenas en la pu-
do. Martínez Estrada escribe lo que sigue: "El Conquistador no reza de sus vidas salvajes" (p. 29).
amaba esta tierra y no veía su porvenir más que a través de la Martínez Estrada nos dice que Zeballos y Mancilla descri-
lujuria y la avaricia. Poblaba la tierra vacía, abandonada a sus ben sus costumbres, moralmente superiores a las de los invaso-
propias normas, con arreglo a las leyes físicas y fisiológicas de res: "Bebían y hacían la guerra; pero respetaban la palabra dada,
la Naturaleza. No trajo de la casa solariega ninguna de las virtu- no violaban la mujer ajena, robaban pero para rescatar" (p. 33).
des que le habían permitido resistir durante mil setecientos años Hijo de la violación, y por eso mismo, el mestizo se comportó
las invasiones de pueblos aguerridos" (p. 26). Existe además, del igual modo: "La mujer se encargó de los haberes domésticos
un problema que constituye una diferencia fundamental con la y del campo; además engendraba hijos. El hombre era el que
invasión inglesa de Norteamérica: "Casi nunca le acompañaban vivía fuera... Ser cariñoso, trabajar para la prole, cuidar del ho-
nor eran cualidades negativas. Y en cambio el prestigio, la hom-
12
En nuestro libro Sobre árboles y madres, pp. 168-175, analizamos el bría, la paternidad estaba en ser reacios, insensibles, noctur-
poema "Extasis", de Gabriela Mistral, de manera inversa a toda la tradi- nos" (pp. 30-31). Es así como Sudamérica parecía un vasto
ción de su interpretación corno "éxtasis espiritual", en tanto "éxtasis de
violación", aun cuando ignorábamos que, com() Matilde Ladrón de mercado del placer, una prostitución encubierta por lis autori-
Guevara, amiga del poeta, lo hizo público sólo en 1986, en la nueva dades y dirigida por los especuladores. Valparaíso (el más gran-
edición de su libro, Gabriela Mistral, la rebelde magnífica, ella había de de los puertos del Pacífico americano de la época), era, en
sido violada en su juventud. En sus textos en prosa sobre Latinoamérica,
1844, un "mercado horrible de mujeres" (p. 29). La consecuen-
el tema está implícito —no oculto como en el Canto general— en sus
consideraciones sobre el mestizaje. cia: "Las uniones casuales del invasor y la mujer mestiza, deja-
13
E. Martínez Estrada, Radiografía de la Pampa. ban una consecuencia irremediable, que llegada su hora se
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volvería contra el pasado y la sociedad; de ella brotarían las una mujer que voluntariamente se entrega, una prostituta; para
guerras civiles y las convulsiones políticas posteriores, con sus el mexicano, en ser fruto de una violación" (p. 72). Paz agrega
cabecillas mestizos o mestizados casi siempre. Pero (Martínez luego: "Manuel Cabrera me hace observar que la actitud espa-
Estrada utiliza un lenguaje que es psicoanalítico) también deja- ñola refleja una concepción histórica y moral del pecado origi-
ban una sustancia inmortal y avergonzada, que en cada cópula nal, en tanto que la del mexicano, más honda y genuina, tras-
perpetuaría la humillación de la hembra. Contra el estallido de ciende anécdota y ética. En efecto, toda mujer, aun la que se da
las masas se encontraron recursos más o menos eficaces, sobre voluntariamente, es desgarrada, chingada por el hombre. En
todo la moneda para comprar la paz. Contra ese manar de repri- cierto sentido todos somos, por el solo hecho de nacer de mu-
midas afrentas, la ley ni el dinero pudieron nada" (p. 28). jer, hijos de la Chingada, hijos de Eva" (p. 77). ¿Machismo, aquí,
Consideraciones importantes sobre la mujer, la madre vio- de Paz? Preferimos darle la palabra a Imre Hermann: "Ahora
lada, se hallan asimismo, si se sabe dejar de lado ciertas confu- bien, considerar la actividad como un atributo de la masculini-
siones, en El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, ensayista dad, es santificar los prejuicios. Es la moral sexual en vigor en
y poeta mexicano. El laberinto de la soledad es la existencia ciertos períodos culturales lo que conduce a tal asimilación por-
mejicana, pero no únicamente mejicana. En el capítulo "Los hi- que la "mujer pasiva" corresponde a su ideal... La pretendida
jos de la Malinche" —Malinche, la amante indígena del invasor "pasividad" de la mujer en el acto sexual puede también repo-
Cortés—, Paz estudia el sentido de la fuerte expresión mejicana sar en la confusión entre "actividad" y "penetración" por una
"hijo(s) de la Chingada". Examina los múltiples significados del parte, "pasividad" y "recepción" por otra. Pero, en realidad, es
verbo "chingar" en Méjico y en Latinoamérica; su "significado una voluntad activa de recepción que enfrenta a una voluntad
último" conllevaría la idea de "agresión" en todos los grados: activa de penetración" (El instinto filial, Denoél, 1972, pp. 224-
incomodar, pinchar, criticar, violar, desmenuzar, matar. Pero si 225). En todo caso, la diferencia mejicana en lo que atañe al ser
esta "idea de agresión" constituye el "significado último" de "chin- de la mujer universalmente "chingada", según Paz, consistiría
gar", Paz señala, con todo, que la "idea de violación rige obscu- en esto: "lo característico del mexicano reside, a mi juicio, en la
ramente todos los significados" (p. 70). Podemos plantear la violenta, sarcástica humillación de la Madre y en la no menos
pregunta: ¿qué es lo más decisivo?, ¿lo que Paz llama la "última violenta afirmación del Padre" (p. 72). Paz alude a la expresión
significación" de "chingar" o ese "regir obscuramente", propio mejicana —pero también latinoamericana!— equivalente al he-
de la idea de violación? Es un problema que Paz no resuelve y cho de sentirse "hijo de la Chingada": "Yo soy tu padre" (ib.).
que forma parte de las confusiones de su texto que mencioná- Sobre la base de esas premisas, Paz puede escribir de manera
ramos antes. En todo caso, si "chingar" significa abrir, su antó- coherente, aunque, con todo, errando: "Si la Chingada es una
nimo, lo que está cerrado, es el "Chingón"; oposición "hombre- representación de la Madre violada, no me parece forzoso aso-
mujer". "La dialéctica de "lo que está cerrado" y de "lo que está ciarla a la Conquista, que fue también una violación, no sola-
abierto" se cumple así con precisión casi feroz" (ib.). Entonces, mente en el sentido histórico, sino en la carne misma de las
"la Chingada" es la Madre abierta, violada o violentada o burla- indias. El símbolo de la entrega es la Malinche, la amante de
da por la fuerza. El "hijo de la Chingada" es el engendro de la Cortés" (p. 77, nosotros l¿P. M. y B. S.?' subrayamos el "aso-
violación, del rapto o de la burla. Si se compara esta expresión ciar"). No nos parece oportuno hablar de "asociación"; la ex-
con la española "hijo de puta", se advierte inmediatamente la presión "hijo de la Chingada" es demasiado precisa y alude
diferencia. Para el español, la deshonra consiste en ser hijo de muy exactamente a la violación de Méjico, a la violación de la
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mujer mejicana y, en particular, a la condición mejicana —que es o movimientos como los movimientos revolucionarios mejica-
la condición latinoamericana— de ser "hijo de la Chingada". No nos, castristas, tupamaros, montoneros, la Unidad Popular en
es una universalidad, sino una especialidad latinoamericana (no Chile, los sandinistas o los movimientos insurrecionales actua-
sabernos si se trata de una "exclusividad" latinoamericana). Por- les, como Sendero Luminoso, actúan o actuaron impulsados por
que, e insistirnos en este hecho, hijos de la Chingada, todos lo el resentimiento que podrían tener de los "hijos de la Chinga-
somos, nosotros, latinoamericanos. Habría que señalar que en da" —sin contar con las naturales excepciones, que son numero-
países como Chile, donde sólo existe la expresión "hijo de puta", sas. Con el fin de rebajarlos alguien podría calificarlos de "hijos
ésta significa, según el tono y el contexto, sea la expresión de puta", pero en realidad, sin quererlo, los ennoblecería. El
mejicana "hijo de la Chingada", sea la expresión española "hijo "marxismo latinoamericano" es diferente del marxismo europeo,
de puta". Pero si somos "chingados", "chingadas", nuestras obras tanto por sus orígenes corno por la posibilidad que ofrece de
asimismo lo serán, tal nuestras acciones. Falta de padre, investi- una alianza pura y efectiva con cristianos consecuentes con su
gación o creación, por la escritura, del padre. Padre, no en tan- cristianismo. Se entiende entonces el pánico del facismo nacio-
to violencia o padre castrador del hijo, "nombre del padre" (no nal e internacional, y el pánico, que no es menor, de la social-
el concepto lacaniano del Nombre del Padre) que indica o "sig- democracia mundial, ante esta posibilidad ante esta realidad.
nifica" la "fuerza originaria" y ese "nombre del padre", concep-
to "anasémico"; esa fuerza, Gabriela Mistral, por ejemplo, la lla-
ma "río". Demos este único ejemplo: "Oigo el Ródano / que IV
baja y me lleva corno un padre...". Padre normal, es decir, ideal
("padre Lautaro", "padre cacique", "padre Tupac Amaru", "pa- A. La "invención poética" de Chile y de Latinoamérica.
dre O'Higgins", "padre Recabarren" en El canto general). Bús-
queda del padre, entonces, que es la búsqueda del "hijo nor- Nombres que nos hacen falta. A los "hijos de la Chingada",
mal", de él mismo como normal, deseo del Padre entonces, no a los "hijos de nadie", nada les es más propio que. el resenti-
en tanto deseo del Padre, sino que en tanto deseo de sí. Y si las miento. Y este resentimiento, se cree, constituye una acción
consideraciones que exponemos aquí son consideraciones his- creativa. Citemos a un "historiador" chileno: "Chile tiene el pri-
tóricas, éstas atañen antes que nada, evidentemente, a los mo- vilegio de poseer, como los pueblos de la antigüedad, una epo-
mentos del inconsciente inscrito en la Historia. Desde este pun- peya que canta sus orígenes. La Araucana de Ercilla ejerció
to de vista, habríamos de decir que, si la Independencia de desde temprano un papel decisivo en el modelamiento de la
Latinoamérica fue el producto de los "hijos de la Chingada" o, imagen de Chile, tanto dentro como fuera del país" (H. Godoy,
más exactamente, que los mestizos "hijos de la Chingada" triun- El carácter chileno, Santiago, Ed. Universitaria, 1976, p. 30 y
faron por sobre quienes eran verdaderos libertadores (como lo siguientes). "Bautismo poético" de Chile, escribe Godoy, "en la
muestra el estudio de la historia y como lo poetiza El cantó - epopeya de Ercilla se halla también la génesis de la acentuada
general), contrariamente, los movimientos o revoluciones mar- tradición chilena del cultivo de la historia y la poesía". Nuestro
xistas latinoamericanos o, antes, otros movimientos revolucio- "historiador" cita el título de un libro que reúne un conjunto de
narios aplastados, no fueron, ni pretendieron ser, obra de los ensayos sobre el poeta y conquistador español, Don Alonso de
"hijos de la Chingada". Nadie podría decir que hombres como Ercilla, inventor de Chile. Godoy, por cierto, no hace otra cosa
Martí, Zapata, Sandino, Castro, Arbenz, Che Guevara, Allende, que repetir un momento de la ideología nacionalista chilena, de
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la triste "invención" chilena de Chile, su "invención poética". se a" como dirá Hermann. A partir de lo que precede, el poeta
Señalemos que tal estupidez fue violentamente criticada por realiza implacablemente la medida de los Dioses "estando" en
Gabriela Mistral en un artículo sobre la situación de los indios Chile, en Latinoamérica.
araucanos en el Chile del siglo XX ("Música araucana"). Luego Y he aquí las conclusiones de su examen. Recuerdo de sus
de indicar que la obra de Ercilla es generosa, pero imposible de primeras lecturas bíblicas, el Dios de David, ausente hoy, al
leer en nuestra época, considera al autor corno un "soldado parecer, de Latinoamérica. Desprecio del Dios de los cristianos
noble", pero "pieza de carne de la máquina infernal de una latinoamericanos, ese débil "Dios triste", el Dios-Padre (poema
conquista", y ella piensa, con razones, que La Araucana "está "El dios triste"). Primera desolación y luego, serenidad, alegría,
muerta y sin señales de resurrección dichosa". Enseguida, ataca descubrimiento en el extremo austral, en Magallanes, del "ár-
violentamente el "matricidio" de los "criollos" chilenos, asesinos bol-Cristo", árbol muerto pero, Dios vivo (poema "El árbol muer-
continuadores de los asesinos españoles, esos mismos que man- to", poema "Tres árboles"). Luego, nueva desolación, rechazo
tienen, para su provecho, el mito de la raza araucana, tal como brutal del Cristo. ¿Dónde, en cuál otro poeta, se puede hallar
fue "inventado" por Ercilla. Destrucción de un mito, defensa del ese desprecio apasionado, ese amor que fue para Cristo, "viejo
indio y de la tierra, "el asiento de los hombres y el de los dio- salobre y salino" (poema "Una piadosa"), esa pena, ese amor
ses". (El poeta señala que, por cristianos, los 'criollos" son inca- que no acaba nunca: "Yo tengo arrimo en hombro que me vale,
paces de comprender el "añor indígena por el suelo"). / a ti los cuatro clavos ya te sueltan" (poema "Nocturno del des-
Así, nada hay más alejado del pensamiento mistraliano que cendinziento')? Impotencia del Cristo sobre la cruz, y por ello
la idea de una "invención poética" de Chile. Debernos dar ahora "madre" (confirmamos el análisis de Gabriela Mistral apoyándo-
una breve y muy pobre "información" sobre el "contenido" de nos en la interpretación de Groddeck, insistiendo asimismo so-
la poesía mistraliana. Poesía que puede comprenderse sólo si bre el sentido de "madre" según Hermann), y como toda "ma-
uno se atiene al contenido latente de sus simbolizaciones y que - dre", infiel: interpretación que el poeta atribuye, regala, como
supone, para una lectura actual que sea seria, por más asom- saber, a Judas, este saber tendría por nombre: Judas.
broso que pueda parecer, que sus lectores conozcan, al menos, Finalmente, Dios, que Gabriela Mistral descubre, impone,
a Freud, a Heidegger, a Groddeck, a I. Hermann y a N. Abra- da como imposición, aban-dona a los latinoamericanos, ese "río
ham, autores sobre los cuales, al menos en lo que atañe a los de vida", es decir, la escritura, el Dios-Goethe (poema "Recado
tres últimos, el poeta no poseía ninguna información; en lo que terrestre"). Dios que recoge la fuerza del primer Dios amado
concierne a los dos primeros, no sabemos si ella los leyó alguna por el poeta, el Dios de David y Dios de la Tierra y de la Resu-
vez (por supuesto que sabía de su existencia). En todo caso, es rrección: "Padre Goethe, que estás en los cielos (...), / si te
un poeta que sabe que toda "estancia" de los hombres es "estan- libera el abrazo del Padre, / rompe la Ley el cerco del Arcángel
cia" con los Dioses y que, al mismo tiempo, sabe que la tarea / y aunque te den como piedra de escándalo, / abandona los
de todo gran poeta consiste en medir la fuerza o debilidad de - coros de tu gozo". La elección de un nombre que no fuese
aquellos. Es un poeta que medita sin cesar en la "estancia" del latinoamericano se debe a la creencia del poeta en la reencar-
árbol —el árbol es árbol solamente cuando- tiene flores, cuando nación, creencia que complacía al poeta y hacía suya en la ex-
florece— y que identifica al árbol no sólo con la "madre", "obje- periencia vital y en la poesía de Goethe y que al mismo tiempo
to" que satisface —o se ofrece como lo que satisface— lo que constituye un signo de su amor, nunca desmentido, por la escri-
humanamente es imposible de satisfacer: el instinto de "agarrar- tura europea (reenviamos a nuestro libro Sobre árboles y
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madres). Y corno ya lo hemos dicho: el saber del poeta chileno se limita a afirmar que de la "América" sin nombre él contará la
sobre el "estar" gracias a la escritura y acerca de la tarea a la "historia" ("Yo no estoy aquí para contar la historia" [sic]). Es así
cual estaba llamado el mestizo: pero Gabriela Mistral, junto con corno desde el Norte ("Desde la paz del búfalo") al Sur ("en las
rechazar las "invenciones poéticas", nacionalistas, chilenas o espumas / acumuladas de la luz antártica") o, entre el Norte y
latinoamericanas, tampoco se hacía ilusiones demasiado a la el Sur, el Centro ("la sombría paz venezolana"), búsqueda del
ligera. Sin ninguna duda ella fue un poeta al que no le gustaba, hombre americano, del padre americano, corno ya lo hemos
que en los hechos odiaba, la triste realidad de Chile; de ahí, su dicho: ("Te busqué, padre mío") y de la madre americana ("Ca-
autoexilio. bellera indomable, madre caimán, metálica paloma").
Nos preguntarnos si existe un saber del "estar" gracias a la Búsqueda de un "hijo americano", de Neruda mismo en
escritura en Neruda. Existe, en cualquier caso, una diferencia tanto "hijo americano", no, nunca más, conocernos el origen de
fundamental. Para Neruda, la escritura, si ella debía crear una ese deseo, "hijo de la violación". Hombre y Naturaleza, inicial-
nueva realidad política, esa nueva realidad política estaba ahí, mente Neruda no hace distingo, en "Amor América", entre el
al alcance de la mano. En cuanto a la "realidad geográfica" de Hombre y la Naturaleza, poema de su identidad original. El hará
Chile, para Neruda, la escritura, la poesía, debía, no tanto crear distingo entre la acción del hombre y la acción de la Naturaleza
tal realidad, sino que ponerla en evidencia, des-cubrirla. Deten- en el Canto que sigue a "Amor América", "Alturas de Machu
gámonos algunos instantes en el proyecto nerudiano, compar- Picchu"; distingo en tanto distinción entre el ciclo natural de la
tamos por un momento sus ilusiones. Naturaleza y la violencia del hombre, su explotación del otro
hombre: introducción y pérdida de la significación original, en
"Alturas de Machu Picchu", del célebre verso de Antígona: "Beau-
coup est nionstrueux. / Rien cependant qui soit plus monstrueux
B. que l'honzine" [Harto hay monstruoso. / Nada, sin embargo, más
que el hombre] (trad. de Philippe Lacoue-Labarthe). Neruda es-
Comienzo de El canto general: "Antes de la peluca y la cribe: "el hombre arruga el pétalo de la luz que recoge / en los
casaca / fueron los ríos, ríos arteriales"; hubo el hombre, el determinados manantiales marinos / y taladra el metal palpitan-
hombre de la tierra; hubo lengua, la lengua del agua, ahora te en sus manos. / Y pronto, entre la ropa y el humo, sobre la
olvidada; hubo una lámpara de tierra, lámpara hoy apagada. mesa hundida, / como una barajada cantidad, queda el alma"
Pasión por un olvido, pasión por los hallazgos: "Tierra mía sin ("Alturas de Machu Picchu", II).
nombre, sin América". El proyecto de Neruda no puede ser, al Continuemos planteándonos la pregunta acerca de la "uni-
parecer, más claro, ni más imperioso, pero el problema es saber dad" de esa "Tierra sin nombre". Preguntarnos: ¿de dónde reci-
de qué se habla, saber si realmente se habla de algo, cuando se be o recibió su unidad, la América de "antes"? O, lo que es lo
habla o se intenta hablar, de una tierra."estando" "antes" que le — mismo, si Neruda busca el nombre de la América de "antes",
sea impuesto el nombre "América", la unidad que no poseía ni ¿dónde se encontraba, dónde se encuentra nombrada la Améri-
geográfica ni humanamente, Tierra de un 'antes" y de un "des- ca de "antes"? Nombre que, evidentemente, precisa ser dicho,
pués" en la historia europea, que le ha permitido llegar a ser, a ser escrito en alguna parte. Y si, finalmente, no hubo pueblos
la vez, la América geográfica y la "América" histórica. De todos sin escritura —Derrida rompe con las seudoevidencias de Lévi-
modos, y corno si ignorase las dificultades de su tarea, el poeta Strauss—, si, nombrados en su escritura, existían pueblos de los
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cuales se habría formado América, con todo, ella no habría exis- apenas murmullos que pueden ser oídos, ser percibidos: las
tido. Evidencia, evidencia aparente y paradojal, esa "América" voces o murmullos del "antes" de la Historia, voces o murmu-
de "antes", necesariamente "única", sólo existe porque fue es- llos de "historias". Experiencia en que no todo está enteramente
crita en El canto general. Confirmación: la "América" de "antes" perdido, comprensión de cómo, quién o qué había obligado a
se escribe, solamente puede escribirse en la lengua del invasor, Neruda a escribir El canto general, ese deber de nombrar esas
en esa lengua que ahora es la lengua del mestizo, la magnífica, voces, de nombrarlas, es cierto, en el castellano de un después,
la gran lengua castellana. Neruda escribe: "por donde pasaban pero, en todo caso es su intención, no en el castellano del "des-
quedaba arrasada la tierra... Pero a los bárbaros se les caían de pués" de la Invasión. lin "antes" antes del "después", un "antes"
las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como sin futuro, sin futuro europeo en la única Historia europea —y
piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí res- todo ello, pese al marxismo oficial de Neruda. "Estar" otra vez,
plandecientes... el idioma. Salimos perdiendo... Salimos ganan- y esta vez para siempre, esas palabras de la olvidada "lengua
do... Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... Se lo llevaron del agua". El hecho, para una lengua, de ser enterrada en su
todo y lo dejaron todo... Nos dejaron las palabras" (P. Neruda, cripta, cripta que El canto general, abre —esa jubilosa liberación.
Confieso que he vivido [Santiago, Planeta, 1992, p. 781. Neruda Y tal otra evidencia o, más bien, una consecuencia: la única
ha de escribir, entonces, el "antes" a partir de un después, escri- historia de la única América del "antes" subyacente, en El Can-
bir el "antes" como "antes" en un después que intenta ser dife- to, bajo forma de pluralidades. Mas, posibilidad de escribir así
rente al "después" (el "después" de la Historia). ¿Empresa impo- esta América del "antes" que supone necesariamente la "hendi-
sible? O, tal vez, "algo", "realidades" que existen en el tiempo dura del ser", del concepto de Totalidad propio de la filosofía
del "después", este "después" que es nuestro "ahora", que nos clásica; de un regreso al "pre-mundo"; necesidad de un movi-
permiten escuchar, pese a todo, a la América de "antes"? miento como el de Rosenzweig efectuado en La estrella de la
Experiencia en las orillas del Paraná (febrero de 1986). Pa- redención. (Precisemos nuestra postura; sostenemos que com-
raná, antes de Rosario, Paraná, río inmenso, río arterial, río lati- prender El canto general sólo es posible a partir de la trizadura
noamericano. Río Paraná que, contrariamente a un río europeo, de la Totalidad que la establece con o como la filosofía occi-
no puede ser sólo un objeto de contemplación, si contemplar dental; no sostenemos, por tal vía, que esa Totalidad pueda ser
un río significa, corno ocurre la mayor parte de las veces, filosó- simplemente rota o que aceptemos simplemente la operación
ficamente, cuando se contempla un río europeo, contemplarlo de Rosenzweig).
en la Historia, en la Historia europea. Es así corno el mismo Y en las orillas del Paraná, leyendo o releyendo La estrella
Neruda antes de su experiencia en Machu Picchu había cantado de la redención: la relación entre la falta de tierra, la comunidad
los ríos de Alemania, la Historia alemana: "La voz de Einstein de sangre, la lengua separada (o santa) y la lengua cotidiana del
era una voz de los ríos. / La voz de Heine cantaba como el agua pueblo judío, pueblo, a causa de la combinación de esos mo-
en nosotros. / La voz de Mendelssohn (...) / La voz de Thael- mentos, único. Pues, pueblo sin espíritu, si por espíritu enten-
mann como un río enterrado" ("Canto a los ríos de Alemania", demos aquí lo que le permite a un pueblo que posee un territo-
Tercera residencia). Experiencia de un oír diferente, de otro oír. rio, a la sangre mezclada y sin lengua santa diferente de la lengua
Oír de las voces de sus aguas de este modo: si hay, por una de todos los días (sus clásicos, lengua santa en otro sentido),
parte, voces de aguas incorporadas con violencia en la violen- ser, existir en tanto comunidad, y le permite a alguien de otra
cia y en la violación de la Historia, asimismo hay otras voces o tierra, de otra sangre y de otra lengua, integrarse. Así, las pala-
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bras de Lévinas sobre el pueblo francés: "... visión para un ad- ruinas, en esas piedras, la palabra del hombre que habló en
venedizo, deslumbrante, de un pueblo que iguala a la humani- esas piedras, en esas ruinas? Al menos en cuatro ocasiones,
dad y de una nación a la cual es posible unirse por el espíritu y Neruda poetiza las ruinas, las piedras. Así, de Rapa Nui: "y fue
por el corazón tan fuertemente como por sus raíces" ("Firma", central la mano que elevaba / la pura magnitud de tus estatuas",
en Difícil libertad). Pueblo sin espíritu (en ese sentido preciso rostros de hombres, aquí, centinelas. Pero ahora, pérdida de las
de "espíritu") y sin Historia, opuesto, o, más bien, descartado palabras, silencio: "Sólo el tiempo que muerde los moais"; sólo
de la Historia Universal; y por esa vía, "pueblo de la Escritura", permanece la ansiedad natural de subsistir; sobre las estatuas,
y escritura sobre la "Escritura", ese trabajo infinito: "race issue el cráter no reserva ni una sílaba al poeta, y como ausente in-
du livre" (Jabés). Rosenzweig, rompiendo, para explicar la "es- mortal: "tú, pequeñito, mortal, picapedrero". Hombre a la vez
tancia" del pueblo judío, las combinaciones y contenidos que presente en sus construcciones y ausente para siempre en sus
nosotros consideramos "naturales" por el hecho de que consti- palabras; nada, ningún diálogo liga a Neruda con esas ruinas,
tuyen la textura conforme a la cual, generalmente, pensamos a esas ruinas no son sus ruinas (El océano, V-VI).
los pueblos europeos. Es así como, sin quererlo, Rosenzweig El Partenón, "Rector del mundo", en su esplendor, es ahí
nos provee de los elementos que nos permiten comprender otra donde el hombre salió "del desorden eterno, / de los grupos
manera de "estar", el "estar" latinoamericano. Latinoamérica, dos hostiles / de la naturaleza" y comenzó a ser hombre, razón:
relaciones —según se trate de invasores o invadidos— con la tie- pensamiento que "tuvo continente / donde andar y medir". Y
rra, dos sangres, dos lenguas (el castellano y las lenguas indíge- así, al momento de su abandono, "otra vez / creció el terror, la
nas), dos historias (la Historia Universal y los "relatos indíge- sombra: / volvió el hombre a vivir en su crueldad". Vigilando
nas"; el mestizo, errante y errando aún, perdiéndose en estas fielmente su trabajo, el Inmenso realiza su terrible tarea de du-
combinaciones, siempre diferentes en Latinoamérica, de esta serie rar: "era lección la piedra, / era razón la luz edificada". A pesar
de momentos. ¿Cómo puede el mestizo —para quien sólo la os- de la desaparición del pueblo griego, el hombre, eterno, ha
cura relación de sus dos sangres le es clara— encontrar, un en- vuelto al templo, a su templo, vacío ya de su "pasajero dios"; el
contrar que sea de manera cierta, aunque extraña, un reencon- hombre ha vuelto, pero no un hombre que a Neruda le hablaría
trar, es decir, un "inventar", la relación entre su tierra, su sangre (Partenón, Memorial de Isla Negra, III).
y su lengua? Problema de Neruda en las Alturas de Machu Pic- Ruinas de España también. España rescatada —República
chu, problema resuelto, al parecer, por Neruda mismo en Altu- española, su nombre— de su antiguo papel bestial de avanzada
ras de Machu Picchu. de la "santa cultura cristianoccidental, es decir, para Chile, guar-
Ir a, recurrir a los elementos que, para Neruda, son los diana de las alpargatas y calcetines de los comerciantes vascos,
elementos fundamentales: origen de todo, el mar; origen del de aquella, sus reyes. Nueva España que ha sufrido, como antes
lenguaje, el río; la primera relación amorosa del hombre con la la "América sin nombre", el asalto de nuevos carniceros, los
tierra, con la tierra de donde viene: la piedra; y el hombre que, mismos (es así como, con exactitud, Neruda denomina a los
haciéndose valer como tal, se enfrenta al otro hombre, destru- invasores). Así, "esto que fue creado y dominado / esto que fue
yéndolo y destruyendo sus obras, de tal modo que, desde las humedecido, usado, visto, / yace —pobre pañuelo— entre las
primeras creaciones del hombre, sólo quedan ruinas, piedras olas / de tierra y negro azufre". Y no se escucha palabra: "ved
abandonadas. Así, al comienzo, en todo "antes", "antes" de to- cómo las palabras que tanto construyeron, / ahora son extermi-
das partes del mundo, ruinas y ruinas: ¿permanece en esas nio: mirad entre la cal y entre el mármol deshecho / la huella
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—ya con musgos— del sollozo" ("Canto sobre unas ruinas", Ter- raza vencida, tampoco de aquellos que fueron vencidos por los
cera residencia) Ruinas de España, sufrimiento de España, rui- vencidos, los que, con su sangre, construyeron Machu-Picchu
nas que, otra vez, callan. dejando allí su sangre. Sino más bien: "Yo vengo a hablar" ["",je
Machu Picchu, diferencia fundamental. Neruda descubre vieras parler — ]... en, franco, castellano. Como sabemos, saber
allí, sobre el "alto arrecife de la aurora humana", en el "alto sitio de Gabriela Mistral, el mestizo es pues mestizo cuando habla,
de la aurora humana", aquello que los versos fundamentales de cuando escribe su escritura. Encuentro, descubrimiento de Neru-
"Alturas de Machu Picchu" señalan: "una vida de piedras des- da, en Machu-Picchu, de su comunidad, en tanto el "antes", el
pués de tantas vidas". Unanimidad sospechosa de los comenta- "después" de un imposible después, fundación de su comuni-
dores de "Alturas de ~bu Picchu", los que conocernos, no dad, fundación de la comunidad mestiza de Latinoamérica, co-
todos, pero no pocos tampoco: Neruda habría descubierto, allí, munidad latinoamericana, comunidad de comunidades, unidad
en Machu-Picchu, la esencia del hombre o la explotación del del "antes" (las "historias") y el "después" (la Historia) y de otro
hombre por el hombre en tanto hecho fundamental de la histo- posible después (las "historias"). De todos modos, su comuni-
ria. La realidad de la explotación es indicada, como es evidente, dad, no la comunidad humana universal. Comunidades de es-
en el poema. Pero esta humanidad universal o esta explotación, critura en Latinoamérica, comunidades de escrituras en todos
¿constituye el descubrimiento esencial de Neruda en Machu- lados. Fin de la universalidad, voz occidental del hombre, en
Picchu? Pues Neruda, al comienzo de las "Alturas de Machu realidad, comunidad en relación de traducción o, como preferi-
Picchu" buscaba al hombre universal (El canto general, II): "Qué mos decirlo, "comunidades en traducción". La traducción entre
era el hombre? En qué parte de su conversación abierta / entre comunidades, la traducción al interior de estas últimas, no limi-
los almacenes y los silbidos, en cuál de sus movimientos metá- ta la comunicación; al contrario, la hace posible; diferencias y
licos / vivía lo indestructible, lo imperecedero, la vida?" Cuando restos inasimilables que nos permiten, ellos y sólo ellos, com-
él descubre "Machu-Picchu", lo nombra, como lo indicamos, prender al otro, ser otros, dejar ser otros, otras, a otros, otras.
alto arrecife y alto sitio de la aurora humana. ¿Es posible que el ¿Cómo no darse cuenta que la tal "universalidad de la esencia
poeta piense que la raza humana —o la latinoamericana— tenga humana" es sólo una invención del "racismo espiritual euro-
su origen en Machu-Picchu? Sería una torpeza gratuita atribuir peo"? En la medida en que lo que poetizaba iba en contra de su
este tipo de ingenuidad a Neruda. Entonces, ¿por qué el poeta marxismo oficial, Neruda se limitó a poetizar la existencia de
poetiza Machu-Picchu de este modo? Permanencia de piedras y comunidades irreductibles. Para nosotros, es una necesidad ex-
de ríos, permanencia de la piedra elemental y del río elemental, presar lo poetizado sin esconder nada, de modo de evitar que
unión de la piedra, piedra indígena, y el río, lengua, pero len- la (supuesta) universalidad del espíritu europeo, bajo pretexto
gua no indígena, lengua castellana. ¿Qué ocurre, cómo se en- de convertirlo en universal (europeo), no sustraiga a Neruda
cuentran o reúnen, cuando llega a .Machu-Picchu, la tierra, la de/a Latinoamérica —Latinoamérica, su tierra, amor de su escri-
sangre, la piedra, el río y el lenguaje, elementos que el "antes" tura.
y el después de la Historia separan en Latinoamérica? No otra Es así como la "Tierra sin nombre", su tierra sin nombre,
cosa que: el mestizo se vuelve mestizo yen tanto tal proclama: recibe un nombre en El canto general. Nombre de su comuni-
"Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta", "Hablad por mis dad, que es asimismo el nuevo nombre de Neruda. En el último
palabras y mi sangre" ("Alturas de Machu-Picchu", XII). Neru- Canto de El canto general, en "Yo soy", su título justamente, en
da no se hace pasar por "representante", voz vengadora de la el penúltimo poema, "A mi partido", Neruda escribe: "Me has
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dado la fraternidad hacia el que no conozco. / Me has agregado europea" y que esa imposibilidad era la base de lo que llama-
la fuerza de todos los que viven. / Me has vuelto a dar la patria mos un —más bien que el— racismo europeo. Afirmaciones sin
corno un nacimiento. / Me has dado la libertad que no tiene el pruebas: afirmaciones demasiado apresuradas, reductivas, sin
solitario", y, finalmente: "Me has hecho indestructible porque matices: ¿nuestro discurso es ideológico, demagógico?
contigo no termino en mí mismo". El nombre de Neruda, el No dudamos de la legitimidad de tales objeciones. Y aquí
nombre de Chile es, por y en la escritura de El canto general, solamente podremos responder a una de ellas, esperando que
Partido Comunista de Chile —no el o los Partidos Comunistas de tal respuesta, de algún modo se puedan deducir las otras
del mundo, sino el Partido Comunista de Chile, relaciones y respuestas. Por cierto, es necesario precisar lo que entendemos
diferencias de traducción entre ellos. por "racismo espiritual europeo". La objeción fundamental: ¿por
qué sostenemos que la cultura latinoamericana o, como dice
Gabriela Mistral, la raza latinoamericana, es distinta de la de
C. Europa? Sabemos, hemos insistido suficientemente en ello, que
"raza" no es para Gabriela Mistral un concepto biológico, no
Hemos dicho que la nueva realidad política que la escritura intenta señalar ciertos rasgos físicos, aun cuando estos estén
debía crear estaba, según Neruda, al alcance de la mano, en presentes, de un modo evidente, en el mestizo latinoamericano.
tanto proceso histórico de carácter inevitable; la belleza geográ- Una raza tampoco constituye, para el poeta chileno, "una fun-
fica de Chile estaba ahí, el asunto era, al cantarla, descubrirla. ción entre otras de la cultura", corno lo afirma Lévi-Strauss en
La historia desmiente con una brutalidad inesperada al poeta Raza e Historia. Una raza nueva emerge, lo hemos dicho, a la
chileno; la realidad geográfica —esa realidad humana— apareció vez, como una nueva escritura. Lo que aquí está en juego no es
como escena del horror y del crimen. Toma de conciencia de la una cuestión terminológica. La escritura -la inscripción en gene-
densidad de la historia, conciencia que la "pura belleza" de Chile ral- no existe separada de hechos biológicos, o costumbres. Ella
tan celebrada por Neruda sólo existía en sus libros... De la Cor- se les agrega y, agregándose, les da "forma", es decir, los hace
dillera al Pacífico, la tierra chilena se convirtió en un inmenso "ser" y "ser comprensible". Así, Latinoamérica, antes que surgie-
campo de concentración o, lo que es peor, en una tierra de se su "propia" escritura no existía como "Latinoamérica". Su es-
hombres derrotados. Ilusión —subjetivismo— de la "invención critura era una escritura de cronistas inicialmente, de 'criollos"
poética" de Chile y de Latinoamérica. A diferencia de Gabriela españoles afrancesados luego. Y aún más, en cierto modo, la
Mistral, el "poeta materialista" también participaba de esa ilu- "estancia" propia de Latinoamérica, en tanto su escritura no ha
sión, aunque de una manera bastante distinta de la ideología sido pensada, ni comprendida, esta América no existe todavía y
oficial. perfectamente podría no existir jamás. Al contrario, los "etc." y
Hemos de poner término a este estudio. No podemos ha- los "indios espirituales", existen, de una manera visible y evi-
cerlo si antes no hemos respondido a la pregunta central que dente. Husserl, en este punto, es extremadamente preciso. Los
nos ha guiado desde el comienzo: Habíamos afirmado varias "atópicos", por su parte, son atípicos.
veces que la cultura latinoamericana,'aun si es derivada de, cons- ¿En qué consiste la diferencia entre las dos culturas? ¿Qué
tituye una cultura distinta de la europea. Afirmaciones, hasta está en juego, qué poema se juega, se pone en escena, en la
ahora, sin pruebas. Habíamos afirmado también que la cultura escritura latinoamericana? No hay duda posible aquí: la gran
latinoamericana seguía siendo impensable para la "filosofía escritura latinoamericana es acerca y a partir de la Muerte de la
412 PATRICIO MARCHANT "ATÓPICOS. "ETC." E "INDIOS ESPIRITUALES" (1989) 413

Madre. Muerte de la Madre, concepto fundamental de Imre Her- volverán mañana" ("Los Araucanos", en Poema de Chile): Muerte
mann. Este nos enseña que, corno resultado de la lucha en la de la Madre y resurrección como escritura.
horda primitiva, no sólo muere el Padre, sino que la Madre De este modo, se halla la Muerte de la Madre en Gabriela
también halla la muerte. El escribe: "Tal corno Freud admite la Mistral, en Neruda, en García Márquez, en Borges, en todos los
sobrevivencia, en la memoria, de los vestigios de la muerte del grandes creadores latinoamericanos. ¿Incluso —se preguntarán
padre, así corno la posibilidad de su despliegue en una compul- sorprendidos— en Borges, ese europeo? Sin duda. Si Borges "de-
sión de repetición del acto arcaico, igualmente se podría supo- construye" el Discurso Europeo, si imita o parodia sus ilusio-
ner que la muerte violenta de la madre primitiva ha debido nes, sus gestos, sus comedias, la meta que se propone es clara,
dejar trazas inmemoriales" (El instinto filial [a partir de la tra- aunque no la haya, ni la habría, formulado así: demostrar que el
ducción al francés, cit.], p. 313). Muerte de la Madre que, como Discurso Occidental, ese discurso de la Muerte del Padre es un
lo muestra Hermann, permite "la eclosión de la cultura" y que Discurso que, de un modo diverso a la "estancia" latinoameri-
sostiene toda nuestra vida cultural (ib.) En Latinoamérica, la cana, también "se chinga"...
violencia económica, la violación de la madre, el hecho de sa- Terminamos dejando tantos problemas —habría que decir
berse y sentirse "hijo de la violación", todas esas formas de la mejor: todos los problemas— abiertos. Sin ninguna duda, en La-
Madre Muerta arcaica. Distinción, oposición a la cultura euro- tinoamérica, falta el preguntar, el indagar cuestionante, ese pre-
pea, heredera, ésta, de la muerte del Padre —al menos es lo que guntar que Heidegger supone como determinación esencial del
ésta quiere creer. Pero no hay que olvidar esto: el Padre, Her- Dasein griego y alemán. Heidegger y los griegos: "Los griegos
mann lo muestra, es una derivación, una nueva forma de la veían en el poder de preguntar toda la nobleza de su Dasein"
Madre primitiva, figura del Padre que aparece debido a la infi- (La pregunta por la cosa. Heidegger, que repite, como Hólder-
delidad esencial de la Madre. Así la cultura occidental-europea lin, "de los griegos, lo que, en ellos, nunca advino", decir de
oculta el horror que se halla en su origen (Nietzsche lo sabía). Philippe Lacoue-Labarthe (Imitación de los modernos, Galilée,
Por ello, el "racismo espiritual" europeo consiste en el encegue- 1986, p. 126). Y Heidegger y el preguntar del Dasein alemán
cimiento ante el origen de su propio Discurso y, desde la pre- políticamente marcado, sobre todo, éste, en su "Discurso del
tendida superioridad que le da este enceguecimiento, desprecia Rectorado" y en su Introducción a la metafísica. Ese indagar
y no quiere oír el discurso del otro, ese otro más arcaico que él. cuestionante falta porque Latinoamérica está llamada a otro in-
Nada de lo anterior escapa al saber de Gabriela Mistral, aunque, dagar, si es posible llamar a este llamado (der Ruf heideggeria-
para comprender lo que, a partir de ese saber, ella poetiza, hay no) indagar. Por cierto, para los latinoamericanos el conoci-
que haber comprendido, por otras vías, qué problema tenía en miento del indagar cuestionante europeo es esencial en la medida
vista. Así, hablando históricamente, pero sobre todo simbólica- en que ese indagar, aun cuando no sea a la manera (supuesta-
mente, del pueblo araucano, "Madre" del mestizaje chileno, mente) originaria europea, es constitutivo de su "estancia". Es
"Madre" asesinada —ya lo hemos señalado— por los asesinos necesario, en todo caso, hacer un llamado a un pensamiento
españoles y los "criollos", ella escribe; "Hasta su nombre les más originario: intentar así pensar en estas dos escrituras, a la
falta" y agrega: "Ellos fueron despoados, / pero son la Vieja vez, o pasando de una a otra, con una alternancia regular o una
Patria, / el primer vagido nuestro / y nuestra primera palabra" complementariedad especial. Ese pensar habría de estudiar pro-
Y, luego, casi inmediatamente, continúa: "cayeron. / Di más: blemas fundamentales. Así, por ejemplo, Derrida ha mostrado,
414 PATRICIO MARCHANT

a propósito de la supuesta originalidad de la pregunta, que "la


pregunta importa menos que un cierto sí, aquel que resuena en
ella, por venir siempre antes que ella. Lo que interesa, aquí, es
un sí que abre la pregunta y se deja siempre presuponer por
ella, aquende o allende toda posible pregunta" (Psyché, Galilée,
1987, pp. 641- 42). Entonces, ¿qué relación existe entre este "sí"
—o "afirmación"— originaria y la Muerte de la Madre? O, ¿cómo
APÉNDICE
pensar la Muerte de la Madre y la relación al Otro? ¿O la Muerte
de la Madre y la "lógica de lo obsecuente"? Preguntas que habrá
de dilucidar un pensar, una escritura, otra, con respecto a la
filosofía o a la escritura europeas: una escritura "mestiza", escri-
tura de la muerte del Padre y de la Muerte de la Madre. Aunque,
¿no es acaso la escritura de J. Derrida una escritura ya, en este
sentido?, mestiza?
417

SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN


DE LA FILOSOFÍA EN CD}Ite (1972)

"Despreocupados, irónicos, violentos


—así nos quiere la sabiduría; ella es
mujer, y no ama más que al guerrero".

Así habló Zarathustra

I. Nuestra intención es contribuir al esclarecimiento y con-


siguiente replanteamiento del sentido y orientación de los estu-
dios filosóficos en Chile. Hora es ya de retomar con audacia y
responsabilidad la tarea propia de la filosofía: ser la conciencia
crítica del saber y de la sociedad. Es claro que esta tarea no ha
sido cumplida en Chile; la situación de la dependencia econó-
mica, política, cultural lo explica suficientemente. Pero es claro
también que no basta querer transformar tal situación a partir
de las buenas intenciones. La frase de Lenin: "sin teoría, no hay
práctica revolucionaria" vale para todo tipo de análisis y en todo
orden de cosas. Es por ello que toda reorientación de estudios y
trabajos depende estrictamente de una concepción teórica, de
una conciencia clara del nivel epistemológico de nuestro tiem-
po. Si la filosofía debe servir al país, debe hacerlo a partir de lo
que ella es: teoría, saber. Querer transformar prácticamente im-
plica saber adecuadamente. La filosofía en Chile no ha servido
nunca ni ha pensado nunca adecuadamente.
Hemos hablado de dependencia económica, política, cultu-
ral. Dependencia se opone a la independencia, a autonomía.
Pero en el campo del saber y de la teoría, la independencia y la
autonomía no consisten en una ciencia o filosofía autóctonas
—una matemática o filosofías chilenas—; lo opuesto a la depen-
dencia ideológica es la autonomía del saber, la autonomía de lo
verdadero, y es esta independencia la que debernos buscar. Esto
418 PATRICIO !MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 419

no significa dejar de reflexionar sobre nuestra situación, sobre mecanismo y materialismo freudiano-marxista. Y todo esto pen-
la realidad latinoamericana; todo lo contrario, tal reflexión nos sado al modo de la Historia de las Ideas, del Reino de la Razón,
parece esencial, pero no hay que confundir burdamente el ob- del Reino del Espíritu (reinos en los cuales se encuentran, cier-
jeto del conocimiento y el proceso de conocimiento del objeto tamente, once mil vírgenes): no teníamos remedio.
y pretender que nuestra realidad sólo puede ser pensada por Aquí y allá algunos profesores se dieron cuenta que lo que
autores nuestros y a nuestro modo: en verdad quien piensa es enseñaban nada tenía que ver con la realidad o, más exacta-
la teoría, no los sujetos. Tampoco se trata, mediante esta profe- mente, estaba destinado a ocultarla. De ahí surgió un movi-
sión de fe teórica, de un afán por permanecer dentro del ámbito miento de rechazo a la teoría, pero era obvio que se confundía
del Saber, la Verdad y la Razón Occidental; intentamos justa- la única teoría que se conocía (que no era teoría sino ideología)
mente lo contrario, pero siempre, en todo momento, a partir y con lo teórico como tal. Consecuentemente, se recayó en el
desde la teoría. más desenfrenado idealismo e infantilismo. Tal era y es la situa-
¿Cómo se manifiesta, en el campo de la filosofía, nuestra ción intelectual del "último rincón teórico del mundo", precisa-
dependencia cultural? Muy claramente: "trabajamos" sobre filo- mente en el momento en que en otras latitudes se desarrolla el
sofías que recibimos con bastantes años de retardo, sin un co- más decidido, consciente y profundo ataque al idealismo. De
nocimiento adecuado de sus raíces, productos extraños que los esto nada se sabe y nada se quiere saber. Así, resulta una mar-
libreros se dignan dejarnos caer: hemos sido y somos la con- cada inadecuación entre nuestra situación política y nuestra si-
ciencia teórica de libreros e importadores de libros. Concreta- tuación cultural. Se entiende, por tanto, que con estas páginas
mente, hemos sufrido la extensa y nefasta influencia de la obra quisiéramos contribuir al despertar teórico de nuestro país; que
de José Ortega y Gasset, y más de una generación fue (des) despierte la filosofía, que retome su papel de crítica del saber y
formada bajo su alero. Tal (des)formación, entre otras cosas, de la sociedad.
antropologizó el pensamiento de Heidegger (que así interpreta- II. ¿Cuál es la situación de la filosofía contemporánea? No
do tuvo y tiene una gran influencia, especialmente en espíritus se trata de buscar una respuesta que nos diga a qué resultados
"distinguidos"), rebajó la filosofía de Nietzsche a una superficial ha llegado o qué autores dominan su horizonte; entendernos,
"filosofía de la vida", nos mantuvo en una ignorancia total (inte- además, por contemporáneo, el nivel actual de los problemas
resada claro está) de Freud, Marx y la semiología. Posterior- (y no la situación del siglo XX en general), y la única unidad
mente, llegaron a nuestras manos algunas obras de Marx; no que nos podría interesar sería aquella que nos indicara un tra-
cualesquiera, sino los Manuscritos de 1844; como el dominio bajo efectivo en un planteamiento común, un nivel epistemoló-
del alemán es algo difícil de obtener, preferimos leer la paráfra- gico, una conciencia de la forma del saber. ¿Existe en este sen-
sis marxista e ignoramos los textos de Feuerbach y compañía en tido una filosofía contemporánea o, más exactamente, actual?
los cuales Marx, en esa época, se apoyaba; seguíamos hacién- ¿Existe, a un nivel anterior a obras, autores, resultados, una cierta
dole el juego al enemigo. Los humanistas Marxistas celebraron unidad estructuralmente reconocible? ¿Existe un nivtl episte-
regocijada alianza con Hegel, cuyo estudio comenzó en forma mológico de nuestro tiempo, una episteme (en un sentido espe-
vacilante, desde una perspectiva no crítica, idealista y alienan- cial del concepto que trataremos de justificar) una "plataforma
te. La traducción de Sartre —con su doble ignorancia de Freud y contemporánea del saber"? Una enumeración de autores y ma-
Marx— contribuyó decisivamente, luego, a que la pequeña bur- terias puede, pese a todo lo dicho, encaminarnos hacia una
guesía se extasiara con su libertad, destruyendo el supuesto respuesta. Esta enumeración —que es sólo una primera aproxi-
420 PATRICIO MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 421

mación, pues lo que importa es, una vez más, en qué sentido, el que ha sido el uso tradicional del lenguaje, esto es, el comen-
cómo y por qué esas materias y autores importan, esto es, su tario. "Comentar —escribe Foucault—es admitir por definición un
cómo y por qué epistemológico—, esta enumeración fácil de ha- exceso del significado sobre el significante, un resto necesaria-
cer nos indica: existen hechos filosóficos y para-filosóficos con mente no formulado del pensamiento que el lenguaje ha dejado
los cuales toda reflexión seria y responsable debe contar; ellos en la sombra... pero comentar supone también que esto no ha-
son: la formación y el desarrollo de la lingüística y la semiolo- blado duerme en la palabra, y que, por una superabundancia
gía, el psicoanálisis (purificado de las interpretaciones mecani- propia del significante, se puede al interrogarlo hacer hablar a
cistas y de las reducciones idealistas), el marxismo, la nueva un contenido que no estaba explícitamente significado"; tal es
epistemología (Bachelard, Canguilhem, Foucault) y las grandes la interpretación psicologista del lenguaje cuyo origen histórico
filosofías de la primera mitad del siglo XX: Husserl y Heidegger. la Exégesis de la Palabra divina, salta a la vista. Foucault propo-
Esta enumeración señala materias (o disciplinas) y autores, y ne, al contrario, buscar el sentido de una proposición, en la
sólo ello. ¿Podemos avanzar más adelante, es decir, si las dis- diferencia articulada de los enunciados y no en los núcleos autó-
ciplinas no tienen límites fijos, si el concepto de autor, como el nomos de significación. Así, el nacimiento de la clínica depen-
de obra, es sólo el indicador de una situación —pues, ¿qué es un de no tanto de la modificación de los materiales del conoci-
autor, qué es una obra? ¿Cuál es el significado epistemológico de miento como de la reorganización sistemática de su estructura
estos conceptos?—, ¿podemos avanzar de algún modo para saber formal: "la relación de lo visible a lo invisible, necesaria a todo
en qué sentido y cómo, autores, disciplinas y obras importan? saber concreto, cambió de estructura e hizo aparecer a la mira-
Hemos hablado de "plataforma contemporánea del saber" da y en el lenguaje, lo que estaba más acá y más allá de su
y de episteine. Intentemos avanzar analizando esta última no- dominio"; de este modo, Foucault abre un campo de investiga-
ción. Ella ha sido magistralmente elaborada por Michel Foucault. ción que reserva sorpresas de proporciones: por ejemplo, la
Tenernos, por ejemplo su Naissance de la clinique. Frente a la conexión entre la experiencia clínica y la experiencia (lírica) de
concepción positivista y empirista para la cual el nacimiento de la finitud y la muerte.
la medicina moderna es el producto del abandono de quimeras La Naissance de la clinique retomaba un trabajo sobre el
teóricas y de un retorno a la experiencia inmediata, Foucault saber clásico o, más exactamente, sobre el umbral que nos se-
muestra cómo ese nacimiento dependió de la combinación de- para de éste y constituye nuestra modernidad que, iniciado por
finida de definidas condiciones materiales y científicas, que de- la admirable Histoire de la Folie iba a ser continuado, para el
terminaron "con su posibilidad histórica, el dominio de su expe- conjunto de las ciencias humanas, por Les Mots et les choses. La
riencia y estructura de su racionalidad", formando un a priori amplitud del horizonte abierto por esta última obra permite una
concreto que el trabajo arqueológico, en tanto estudio de las comprensión más adecuada de la noción foucaultiana de episte-
condiciones de posibilidad, debe reconstituir. La posibilidad de me (si bien para su estudio más completo sería necesario recu-
este estudio está ligada a una transformación radical del méto- rrir también a La Archéologie du savoir, obra de reflexión metó-
do de investigación histórica. Si a diferencia de Kant, para quien dica sobre el trabajo anteriormente cumplido). Veamos primero
la posibilidad y necesidad de la crítica estaba ligada al hecho respecto de qué encontrarnos la episteine. Ese respecto a qué es
del conocimiento, ésta está para nosotros ligada al hecho del el orden; distingamos por una parte, los códigos fundamentales
lenguaje, es decir, si estamos destinados históricamente a en- de una cultura, los que regulan su lenguaje, sus percepciones
tender lo ya dicho, resulta necesario, sin embargo, abandonar técnicas, valoraciones, etc., y, por otra, las teorías científicas y
PATRICIO MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 423
422

filosóficas que, en tanto reflexión sobre el orden, explican por compuesto por preguntas y respuestas conectadas todas ellas
qué hay en general orden, a qué leyes obedece, de qué princi- estructuralmente, en el cual todos los autores "epistemológica-
pios depende, etc. Entre ambos se encuentra un dominio inter- mente válidos" participan o, más bien, se conectan, formando
medio, en el cual una cultura, distanciándose insensiblemente discursos coherentemente discordantes. La episteme de Foucault
de los códigos primarios, descubre, debajo de ellos, cosas orde- es un trabajo en nuestra episteme, pero es obvio que la sistema-
nables, esto es, la existencia de un orden. Una cultura hace la tización que intentamos es estructuralmente análoga a ella.
experiencia desnuda del orden y de su modo de ser: ese orden ¿Se podría decir, tornando conceptos de la lingüística, que
o región intermedia —destinado, por lo demás, a desaparecer— buscamos la "lengua" que posibilita los discursos filosóficos
representa, en tanto suelo positivo o fondo histórico a priori las particulares? La comparación no parece adecuada, pues en la
condiciones a partir de las cuales aparecen las ideas, se consti- episteme las preguntas están articuladas con las respuestas y,
tuyen las ciencias, se elevan las filosofías. Este fondo sobre el más aún, la articulación de preguntas y respuestas, es decir, el
cual una época piensa es su campo epistemológico o episteme. espacio en que preguntas y respuestas (todas ellas) se articulan, es
¿Es en el sentido de Foucault que intentamos nosotros de- lo que llamarnos episteme o plataforma contemporánea del saber.
terminar la episteme de nuestra época? De ninguna manera. Entre Por esto mismo, nuestra noción tampoco puede ser compa-
el intento de Foucault (quien, sea dicho de paso, no aclara la rada con la noción althusseriana de problemática. Como hay
una relación con la noción foucaultiana, la hay también con la
episteme de nuestra época; véase al respecto su capítulo sobre
noción althusseriana, ya que ésta se deriva —o se conecta— es-
Le retozar du langage) y el nuestro no sólo hay una diferencia
infinita de saber y pretensión; se trata, ante todo, de otra cosa, trechamente con las primeras investigaciones de Foucault. Pero
aunque existe, sin embargo, una relación de analogía entre ambos la problemática althusseriana es, nuevamente una filosofía, una
conceptos; por ello hemos utilizado la misma palabra y nos respuesta a la episteme actual y no puede darnos ese nivel epis-
hemos visto obligados a referirnos a Foucault para mostrar se- temológico común que buscamos, convencidos de que su ela-
mejanzas y diferencias. De su obra retenemos la idea de una boración depende de una conciencia clara de la situación de la
articulación sistemática del saber, anterior a las teorías explíci- filosofía actual y, por tanto, la posibilidad de trabajar en aquello
tas. Pero la teoría foucaultiana representa una filosofía determi- de lo que vive y en aquello que mueve el quehacer teórico de
nuestra época.
nada, una respuesta a la situación epistemológica de nuestra
época y en tanto tal puede ser juzgada como verdadera o falsa. Esta episteine, ¿no podría ser determinada acaso a partir de
Nosotros buscarnos determinar, por el contrario, el nivel episte- la situación del lenguaje en la filosofía actual? ¿Es posible obte-
mológico de nuestra época, esto es, la articulación sistemática ner conclusiones unitarias y fundamentadoras a partir de la po-
de problemas que funda la unidad de reflexión actual, en tanto sición privilegiada que éste tiene en la problemática contempo-
ránea? Son muchas las indicaciones que mueven a pensar que
esa unidad es la que permite una comunidad fundada y una
se trata de un cambio fecundo. Así, para P. Ricoeur el' lenguaje
diversidad articulada de posiciones. Está unidad, que llamare-
es el dominio en el cual se reagrupan hoy en día todas las
mos episteme o plataforma contemporánea del saber, no es una
indicación de obras y autores, pero tampoco pretende ser una investigaciones filosóficas. En él se cruzan las investigaciones
respuesta; representa no la verdad de una época, sino la verdad de Wittgenstein, la filosofía lingüística inglesa, la fenomenolo-
epistemológica de nuestra época; es un dominio analizable ob- gía, Heidegger, Bultmann, los trabajos sobre historia de la reli-
jetivamente, en cuanto independiente del arbitrio individual, gión y la antropología y el psicoanálisis. "Estamos hoy en día a
424 PATRICIO MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 425

la búsqueda de una gran filosofía del lenguaje que dé cuenta de cías. Ello implica que las leyes del lenguaje operan a un nivel
las múltiples funciones del significar humano y de sus relacio- inconsciente, lo que hace posible su estudio objetivo, es decir,
nes mutuas". Es la situación intelectual y cultural de nuestra desaparece el "círculo hermenéutico de la tradición exegética
época que nos impone esta tarea: disponemos de una lógica clásica". Finalmente el sistema que el lingüista es capaz de mos-
simbólica, de una ciencia exegética, de la antropología y el psi- trar, permite encontrar leyes generales; así "por vez primera
coanálisis; estos diversos lenguajes, desarrollados independien- —escribe Lévi-Strauss— una ciencia social ha llegado a formular
temente, muestran la dislocación del discurso y nos mueven a relaciones necesarias".
preguntarnos por la unidad del hablar humano. La búsqueda de Este modelo lingüístico lo proyecta Lévi-Strauss al estudio
tal unidad significaría la constitución de una gran filosofía del de los fenómenos sociales, en un proceso paulatino de genera-
lenguaje que Ricoeur no considera, por lo demás, obra posible lización en que la audacia, el rigor y la cautela van a la par.
de un solo hombre; en su trabajo concreto —en el campo del Ciertamente no podemos comentar aquí el trabajo de Lévi-Strauss;
psicoanálisis y del pensamiento simbólico religioso— Ricoeur sólo su obra, demás está decirlo, constituye uno de los grandes he-
intenta "explorar algunas articulaciones maestras entre las disci- chos intelectuales de nuestra época. Contentémosnos con ob-
plinas que tienen que ver con el lenguaje". servar la divergencia con Ricoeur en el mismo momento en que
Pero la idea de una gran filosofía del lenguaje que dé cuen- ambos aceptan la primacía del lenguaje. Para Ricoeur todo tra-
ta de las múltiples funciones del significar humano, entendida bajo serio sobre el lenguaje debe pasar por el modelo estructu-
corno la entiende Ricoeur —como planteamiento moderno (y ralista, pero no puede permanecer en él. De modo sumamente
crítico) del problema ontológico tradicional— está lejos de re- discutible Ricoeur caracteriza este modelo como la elección de
presentar un planteamiento epistemológico común. Para Lévi- la sintaxis contra la semántica, en su obra distingue el plano de
Strauss, por ejemplo, se trata ante todo, de reconocer la prima- la semiología (la diferencia de los signos) y el plano semántico
cía de la lingüística estructural (y no del lenguaje en el sentido (representación de lo real por los signos), subordinando el pri-
de Ricoeur), pues, según su conocida afirmación, sólo por la mero al segundo, lo que permite permanecer dentro de la con-
introducción del modelo lingüístico (más exactamente, fonoló- cepción clásica del lenguaje. Ahora bien, tanto el proyecto de
gico) en las ciencias humanas pueden elevarse éstas a un nivel Lévi-Strauss como el de Ricoeur quedan puestos en cuestión —a
de cientificidad. ¿Qué caracteres hacen de la lingüística una cien- diferente nivel y en un sentido distinto— por un pensamiento
cia? Esta, en tanto ciencia empírica en sentido moderno, deriva que, partiendo igualmente del reconocimiento del hecho que el
de Saussure y de su distinción entre lengua y habla. La lengua, lenguaje "ha invadido como tal el horizonte mundial de las in-
conjunto sistemático de convenciones que hacen posible la co- vestigaciones más diversas y de los discursos más heterogéneos,
municación, es objeto de una ciencia; no así el habla, la opera- tanto en su intención, su método, su ideología", opone a esta
ción misma de los sujetos parlantes qüerse disipa en diversos "inflación" del lenguaje —que considera producto del logocen-
dominios (objetos de ciencias diversas). En la lengua resulta trismo consustancial a la filosofía como tal y las ciencias funda-
fundamental la diferencia entre la Sincronía (ciencia de los esta- das en la filosofía, como la lingüística— la meditación de la es-
dos de sistemas) y la Diacronía (ciencia de los cambios) y la critura, meditación que desquicia el planteamiento
subordinación de la segunda a la primera. En cada estado de filosófico-científico al mostrar el carácter subordinado de oposi-
sistemas no hay términos absolutos sino relaciones de mutua ciones consideradas generalmente como fundamentadoras (sig-
posición; en la lengua, dice Saussure, no hay más que diferen- nificante/significado; sensible/inteligente; lengua/habla; sincro-
426 PATRICIO MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 427

nía/diacronía; etc.). De este modo, con su obra, Derrida mues- Esta y muchas otras son las preguntas que plantea el traba-
tra también la imposibilidad de fundamentar a partir de la situa- jo de la lingüística. Preguntas y respuestas divergentes, pero a
ción del lenguaje la episteme de nuestra época. A esto puede partir de un cierto nivel, que señala, por lo demás, la responsa-
agregarse el hecho que Foucault, quien muestra del mismo modo bilidad y seriedad del trabajo de nuestro tiempo. Unido a este
cómo la preocupación por el lenguaje está en el centro del saber desarrollo de la lingüística, el desarrollo de la semiología y de
actual, no se atreve a decidir si esta posición representa la culmi- la teoría de la literatura, y una literatura que en su quehacer
nación de la episteme moderna o la aurora de una nueva forma mismo es teoría (su reflexión abstracta así como su técnica se
de reflexión. Por todo esto, no es en una filosofía del lenguaje mueven en torno a la diferencia y la repetición: Deleuze). Gran-
que encontramos la respuesta a nuestra cuestión y debemos to- des críticos y escritores que cuentan decisivamente en el desa-
mar otros caminos. rrollo filosófico contemporáneo; Barthes, Blanchot, Artaud, Ba-
¿Cómo proseguir? Tal vez resulte conveniente retomar la taille, Joyce, Borges, etc.; nunca como ahora el trabajo teórico
primera enumeración que hicimos de los hechos filosóficos y se presenta corno un todo y sólo en y desde ese todo resultan
para-filosóficos que determinan la situación actual y tratar de plenamente comprensibles los autores —o discursos— particula-
leer en ellos lo que los articula, es decir, la episteme. Comence- res.
mos nuestra lectura por lo que hemos llamado hechos para- 2. El psicoanálisis. ¿En qué sentido es Freud parte esencial
filosóficos: de la plataforma contemporánea del saber? No ciertamente si se
1. La Lingüística y la Semiología. El desarrollo de la lingüís- consideran las interpretaciones mecanicistas o culturalistas de
tica constituye uno de los grandes hechos científicos y filosófi- su obra o si se toma ésta como pura técnica operatoria. Pero
cos de nuestra época. De Saussure a la glosemática hjelmslevia- tampoco si se intentara seguir las huellas de un Dalbiez y su
na y al transformismo chomskyano, un trabajo intelectual cuyo disociación del método psicoanalítico y la doctrina freudiana.
sentido, alcance y límites apenas puede ahora empezar a vis- Sí, en tanto en la teoría freudiana se realiza una forma de saber
lumbrarse. Pero, ¿qué status epistemológico tienen los concep- que pone en cuestión no sólo todo lo que pensábamos de la
tos fundamentales de la lingüística? ¿Cuál es la relación de la psique, sino también nuestra idea del saber. En el trabajo efec-
lingüística contemporánea con la "lingüística" clásica? ¿Existe tivo de Freud —sin cuyo conocimiento, así como sin el conoci-
entre Saussure y sus antecesores una coupure o toda lingüística miento de la lingüística, la filosofía actual es, a la letra, inenten-
participa de ciertos supuestos fundamentales? ¿Cuáles son todas dible— se cumple un desbordamiento de los conceptos filosóficos
las consecuencias del fundamental principio de la diferencia? y científicos tradicionales, pese a que Freud se sigue moviendo,
¿Está justificada la elaboración del "concepto" derridariano de no sólo aparentemente, en su clausura. Por ello, el importante
differentia o es éste una hipóstasis de la semiología (Ricoeur)? intento de Ricoeur de distinguir la lectura —objetiva y pre-filosó-
¿Constituye la lingüística una parte, esencial;-'pro sólo una par- fica de la obra freudiana— y una interpretación filosófica de ella
te, y no la más importante, del lenguaje? ¿Hay que agregar a la (a partir de los principios y con los instrumentos de trabajo de
sintaxis una semántica, como sostiene Ricoeur, apoyándose para la filosofía reflexiva francesa), pasa por alto, digámoslo enérgi-
ello en Frege y Husserl? ¿O sostener que los estructuralistas eli- camente, el aporte epistemológico capital de Freud. Un plan-
gen la sintaxis contra la semántica, no es acaso una "ingenui- teamiento epistemológico revolucionario se encuentra, corno es
dad" (Granger)? ¿Debe sustituirse la lingüística logocéntrica por sabido, en la obra de Lacan y sus discípulos. Pero en cuanto
una teoría general de la escritura? Lacan apoya su interpretación en el trabajo de la lingüística —"el
428 PATRICIO MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 429

discurso del inconsciente está estructurado corno un lenguaje"— despierta un cierto dogmatismo presente en sus escritos y más
los problemas de la lingüística, anteriormente señalados, reapa- aún en sus discípulos— del desconocimiento del carácter provi-
recen en la interpretación de Freud. Así Derrida, que oponía a sorio de sus análisis y, diríamos, sobre todo, de la inadvertencia
la lingüística logocéntrica su concepción de la escritura, prosi- que Althusser resulta difícilmente accesible, de un modo pleno,
gue la meditación de ésta a partir de una comprensión renova- si no se ha trabajado antes en la temática de la cual depende (la
da de Freud. Un texto freudiano viene en su ayuda (El múltiple lingüística, Lacan, Foucault, etc. Por lo demás, en el programa
interés del psicoanálisis, 1913): "Nos parece más justo comparar de la colección Théorie, Althusser lo reconoce perfectamente,
el sueño a un sistema de escritura que a una lengua". Respecto programa que althusserianos y anti-althusserianos harían bien en
a los conceptos freudianos, Derrida escribe: "ellos pertenecen revisar).
todos sin ninguna excepción a la historia de la metafísica"; su De la exposición althusseriana de la dialéctica marxista,
labor consiste en pensar, sin embargo, en el trabajo efectivo de quisiéramos retener en esta breve lectura sólo su marcado acen-
Freud, aquello que excede a la metafísica. Así, desde el análisis to anti-hegeliano. Althusser centra la distinción de la dialéctica
epistemológico (pretendidamente pre-filosófico) del discurso marxista respecto a la hegeliana en la sobredeterminación de la
freudiano intentado por Ricoeur corno etapa previa a una inter- primera frente a la simplicidad del principio interno de la se-
pretación filosófica, pasando por el sorprendente trabajo de Lacan gunda. Además que no nos resulta del todo claro tal simplici-
y el replanteamiento derridariano, se hace patente un conjunto dad (Ricoeur ha mostrado la sobredeterminación en la dialécti-
coherente de problemas articulados en sus diferencias, en cuanto ca hegeliana del deseo), objetaríamos a Althusser, con Deleuze,
todos ellos a lo que apuntan es a pensar y a repensar, a partir que para él "es todavía la contradicción la que resulta ser sobre-
del psicoanálisis, qué es éste y qué es el saber, qué es la filoso- determinada y diferencial, y es el conjunto de sus diferencias
fía o, tal vez qué era la filosofía, si acaso resulta que el discurso las que se funden legítimamente en una contradicción princi-
freudiano no puede encerrarse completamente en la clausura pal", es decir, que, por intermedio del concepto de contradic-
de los conceptos tradicionales. ción, supuesto hegelianos están presentes aún en su exposi-
3. El Marxismo. Pensar unitariamente los resultados del ción. De esto resulta, sin embargo, y en virtud del carácter
marxismo, el psicoanálisis y la lingüística representa uno de los preparatorio de sus trabajos, menos una objeción que una inci-
grandes —si no el más grande— desafío para el pensamiento ac- tación para profundizar el carácter de la dialéctica marxista. Si
tual. Lo importante es darse cuenta que tal trabajo no puede el marxismo es válido, lo es, podemos adivinarlo, porque la
cumplirse a partir de una concepción filosófica previa (como es forma de su saber no es ajena a la forma del saber del psicoaná-
el caso del segundo Sartre), sino que requiere un planteamiento lisis y de la lingüística; por ello mismo, las objeciones contra
epistemológico crítico anterior. Por ello, ,todo trabajo en serio ciertas formas de la lingüística y del psicoanálisis valen, inutatis
en torno al marxismo está unido a la disensión acabada de la niutandi, para ciertas interpretaciones del marxismo; todo esto
especialidad de la dialéctica marxista y a una elaboración crítica muestra cómo todo se conecta con todo, cómo nos movemos
de sus conceptos fundamentales. Corno siempre, se trata de rom- en una determinada conexión de preguntas y respuestas, de
per con el idealismo; en tal sentido los trabajos de Althusser son divergencias fundadas y no imaginarias: sólo se puede pensar
decisivos. Otra cosa es que resultan, patentemente, incomple- adecuadamente pensando en todos los frentes.
tos. Pero muchas de las incomprensiones en torno a la obra 4. La Nueva epistemología. Nos referimos aquí al trabajo
althusseriana provienen —además de la desconfianza que decisivo de Bachelard, Canguilhem, Foucault, y otros. Piénsese
430 PATRICIO MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 431

lo que se quiera de algunos detalles o aun de cosas esenciales pregunta acerca de lo que sea la ciencia, la filosofía y, en gene-
(por ejemplo, la extensión y validez de la noción bachelardiana ral, el pensar.
de coupure), de todos modos, resulta indudable que, por vez 5. Las grandes filosofías de la primera mitad del siglo XX:
primera, la historia de la ciencia ha sido pensada en forma ma- Husserl y Heidegger. Si consideramos a Husserl y a Heidegger
terialista como teoría de producción de conocimientos, desapa- como los grandes filósofos del medio siglo, esta valorización
reciendo de este modo los mitos idealistas del Reino del Espíri- implica que, desde una cierta distancia, consideramos su obra
tu y del Progreso de la Razón. Por lo demás, este trabajo, de —en su texto y no necesariamente en su proyecto declarado—
una paciencia y meticulosidad increíble, ha tratado en forma como una totalidad, de perspectiva y sentido epistemológico
materialista no sólo la producción de conocimientos teóricos; específico. Husserl y Heidegger podrán ser, como se dice, un
con Foucault, es el objeto mismo el que nace ante nuestros mundo, pero para nosotros son, ante todo, un cierto trabajo
ojos; así, por ejemplo, para Foucault, la locura es un producto (mundo es una metáfora de la Historia de las Ideas; trabajo, un
de nuestra historia. Este ejemplo, que no podernos desarrollar concepto de la Historia del Pensamiento no idealista, textual).
aquí en detalle —y pese a todas las objeciones filosóficas que se De este modo, al hablar de Husserl no pensamos en el "movi-
le pueden hacer (Derrida)—, resulta decisivo, no sólo porque miento fenomenológico" ni en ciertos resultados del análisis hus-
ilustra el sentido de una historia materialista del conocimiento serliano (que en sí pueden ser muy importantes) ni tampoco en
(que alguien, al fin realiza), sino porque contribuye a destruir el método fenomenológico. El "movimiento fenomenológico"
las pretensiones teóricas (de constituir un dominio científico) pertenece a otra historia que a la que nosotros nos interesa, y
de esa mera práctica técnica (según los conceptos de Althusser) los resultados de Husserl, así como su método, debemos consi-
que es la psicología. Pues Foucault muestra cómo la locura, que derarlos como síntomas y efectos de su trabajo fundamental: la
resulta de una reducción de la experiencia general del desatino reasunción del proyecto filosófico mismo en la madurez de su
(de la déraison) o, más bien, de la confiscación de éste por la conciencia (lo que coincide con su proyecto declarado). Pero
mirada médica, abre el campo y determina los conceptos de —y esto es decisivo— en el texto de Husserl tal trabajo coexiste
psicología: "el hombre se convirtió en una especie psicologiza- con un trabajo distinto (opuesto a ese proyecto), aquel que lle-
ble en el momento en que su relación con la locura permitió va a Husserl a un más acá o un más allá de la metafísica, funda-
una psicología"; esto es, la cautividad de la locura hizo posible mentalmente en su teoría del tiempo en relación con su teoría
la psicología general; la locura detiene así el secreto de la psi- del signo (Derrida).
cología, y no a la inversa. Esta crítica foucaultiana obliga a plan- Desde una perspectiva similar de la textualidad debemos
tear su compatibilidad teórica con las críticas a la psicología del considerar la obra de Heidegger. Ciertamente lo que nos intere-
psicoanálisis y con la crítica nietzscheana; para Nietzsche, todos sa no es el primer Heidegger, preso aún del subjetivismo (como
los conceptos de la psicología (y de la filosofía) son productos el mismo declara), sino el movimiento que atraviesa toda su
del resentimiento, de modo tal que la psicología no explica el filosofía y la convierte en una gran meditación sobre la domina-
resentimiento, sino que este tiene la clave de aquella. Como se ción de la presencia, y lo lleva, en su última etapa, a pensar "la
ve, con este análisis materialista, la filosofía puede retomar su diferencia en tanto que diferencia" entablando un diálogo con
papel de crítica del saber, de distinción entre lo científico y lo la historia del pensamiento no en términos de la Aufhebung
ideológico, que Althusser, siguiendo a Lenin ha señalado; con hegeliana, sino caracterizado por el paso atrás. Así considera-
ello además se reabre, desde diferentes perspectivas, la das —y sólo así— las obras de Husserl y Heiddeger pertenecen a
432 PATRICIO MARCHANT SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA Y SITUACIÓN DE LA FILOSOFÍA... 433

la episteme actual, y están presentes, de uno u otro modo, en episteme que somos, del pensamiento de la diferencia, recono-
todo su tejido. La distinción entre una historia ideológica del cen su origen en Nietzsche. Así, Nietzsche frente a Hegel cons-
pensamiento y una historia textual resulta patente a partir de la tituye el gran debate de nuestra época, pero, nuevamente, en
diferente colocación que en ellas reciben Husserl y Heidegger; virtud de lo dicho, Nietzsche —el primer y único filósofo cons-
la distinción entre las dos historias es lo único que puede salvar ciente y realmente no europeo— contra la filosofía, contra Pla-
a las teorías filosóficas de su apresurado rechazo como mera tón, o si se quiere, Dionisio contra Sócrates, el dios del vino
ideología y mostrarnos su verdadera y real fecundidad (como frente al filósofo de la cicuta'. Lo anterior explica que no sea
ejemplo de ello, el trabajo de Deleuze sobre Bergson). casual que esta "filosofía" que piensa contra la filosofía tenga
Habiendo terminado nuestra lectura, tenemos que pregun- un marcado carácter crítico respecto a la ideología de Europa,
tarnos por la articulación de lo puesto de manifiesto. Cierta ar- de la Razón Occidental, del reino del Espíritu. Un claro sentido
ticulación resulta patente, pero se trata de mostrar su funda- político resulta de la crítica al etnocentrismo hecha por Lévi-
mentación. Esta debe buscarse, necesariamente, en la pregunta Strauss y al logocentrismo hecha por Derrida: la episteme piensa
por las estructuras o formas del saber. Es decir, conscientes que contra Europa, busca distanciándose (J. Kristeva), pensar lo
el saber clásico, el proyecto ontológico que domina todo el europeo como momento —y sólo ello— inscrito en la historia; de
pensar, es sólo una posición lógica, que el "ser" depende de este modo, para nosotros, latinoamericanos, la episteme actual,
ciertas condiciones anteriores —de ordenaciones, de estructuras, la plataforma contemporánea del saber es más que un proble-
de decisiones que interrumpen el juego y fijan cosas— es nece- ma teórico: puede permitirnos existir no sólo epistemológica-
sario darse cuenta al fin que todo depende de la primacía que mente, sino cooperar —a su nivel de efectividad, ciertamente—
se le dé a la presencia y a la identidad o a la diferencia. Presen- para que algún día, hay indicios de ello, existamos políticamen-
cia, Identidad, Diferencia articulan la plataforma contemporá- te. La episteme no determina la verdad; fija, sin embargo, un
nea del saber, la episteme. En todos los campos arriba señala- nivel de responsabilidad.
dos, se podría mostrarlo en detalle, preguntas, respuestas,
objetos, dominios, posibilidades, realidades, afirmaciones, ne-
gaciones, etc., se comprenden y articulan a partir de un supues-
to: si el saber y los conceptos de saber —y nada es sino inscrito
en su posición— son pensados como identidades presentes o di-
ferenciaciones. Válido epistemológicamente es en nuestro tiempo
el pensamiento, en el límite, de la preselycia, la identidad, la
diferencia; presencia y diferencia crean- preguntas y reparten
respuestas: nada escapa a su dominio.
Pensado este movimiento en términos de autores, tendría- Sea dicho de paso: este enfrentamiento con Platón exige trabajarlo a
fondo: testimonio de ello, la admirable Phannacie de Platon de Derrida
mos que decir, con Deleuze, que nos encontramos frente a un y la discusión de Deleuze sobre el concepto de simulacro. Como un
anti-hegelianismo generalizado. Hegel es el gran filósofo pues- resultado de ese trabajo podríamos considerar una distinción entre un
to en cuestión, es decir, Hegel en cuanto recapitulación de la texto platónico, el fondo abismático abierto por el genio de Platón, y el
platonismo, esto es, la decisión que oculta el abismo y reconforta el
filosofía. Ahora bien, las fuerzas nuevas de la episteme, de la
espíritu: la filosofía y la "historia" occidental.
435

FUI\ DAME \ TACIÓ1\ DE U1\ PROYECTO DE


INVESTIGACIÓN (1988)1

Las razones político-sociales, económicas, culturales e in-


cluso morales, susceptibles de explicar la inexistencia de una
"filosofía hispano-americana" (o "indo-americana"), han sido
estudiadas y discutidas en numerosos ensayos y obras. Un inte-
resante resumen de las teorías propuestas, surgido de una inter-
pretación personal, se encuentra en el libro de Augusto Salazar
Bondy ¿Existe una filosofía de nuestra América? (1968). Pues
bien, nuestro objetivo no es, en ningún caso, reestudiar o rein-
terpretar el valor y el peso de razones o causas señaladas allí, y
menos aun el de las soluciones propuestas. Ello, no porque
juzguemos que esta tarea carezca de importancia, sino, más bien,
porque pensarnos que, preocupados únicamente por las razo-
nes mencionadas, quienes han intentado elaborar o poner en
cuestión la posibilidad de una "filosofía hispano-americana" han
cometido un doble error metodológico que ha hecho imposible
a priori el cumplimiento de sus propósitos.
En su pregunta por la existencia posible de un pensamiento
hispanoamericano, el primer error ha consistido en haberse in-
terrogado por dicha existencia permaneciendo en el desconoci-
miento de la relación —de parentesco, de identidad, de diferen-
cia y dependencia— entre los conceptos de Wohmen y Denken y
de Dichtung y Denken (conceptos heideggerianos que deben
ser y, por lo demás, han sido repensados). Es por esto que se
han interesado exclusivamente en obras "filosóficas" o "filosófi-
co-políticas". De esta manera, por el hecho de haberse manteni-
do al interior de una concepción filosófica tradicional y de no

Texto original en francés, traducido para esta edición por Pablo Oyar-
zún (M. de los E.)
436 PATRICIO MARCHANT FUNDAMENTACIÓN DE UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN... 437

haber trabajado la "operación" del discurso filosófico en sus De veritate, y, sobre todo, bien entendida, la idea tomista de
"márgenes", no han advertido el "diálogo" (concepto heidegge- "adecuación".
riano que igualmente es menester repensar) que se estableció, b) No obstante, el pensamiento moderno del objeto se pre-
de hecho, entre una cierta escritura latino-americana y la filoso- paró en la secuela de la obra de Francisco Suárez, y se anunció
fía occidental (o aun un cierto "diálogo" con un "pensamiento la formulación del Principio de Razón Suficiente (Disputatio II);
de la escritura general"). Este "diálogo" se ha producido princi- y esto, a pesar de la preservación, en Suárez, de la idea tradi-
palmente entre la gran poesía hispanoamericana (poesía chile- cional de verdad como adecuación (Disputatio VIII). Acerca de
na, en sus figuras más importantes, y poesía del peruano César la influencia de Suárez sobre el pensamiento moderno,
Vallejo) y los ensayos de Jorge Luis Borges. Precisamente, en Heidegger: Die Grundbegrijle der Metaphysik (Gesamtausgabe,
nuestro libro Sobre árboles y madres (Santiago, 1984), creemos Band 19/30, pp. 77-84).
haber demostrado que la poesía de Gabriela Mistral no puede c) A pesar de lo que precede, tanto en la escritura literaria
ser comprendida en toda su magnitud si no se tiene en todo del Siglo de Oro español como en los escritos de sus místicos
momento presente el "diálogo" permanente que su obra esta- (de origen judío los más importantes de ellos, como se sabe
blece con el sicoanálisis de Imre Hermann y con el de Nicolas hoy), está presente otra idea de la verdad y de la escritura (in-
Abraham, con el pensar de Heidegger sobre la presencia o la fluencia de la Cábala española y de la escritura árabe). De he-
ausencia de los Dioses (autores que Gabriela Mistral no leyó cho, en la escritura de autores barrocos como Gracián y Góngora,
jamás, pero a los que se anticipó), y con el pensamiento judío. aparece otra idea de verdad (que la de adecuación). Los estu-
A ese lenguaje propio de la "Historia de la Filosofía" (conocer o dios de Américo Castro sobre la esctructura de la sociedad es-
ser influenciado) preferirnos el del "diálogo". pañola clásica explican esta "cohabitación".
En el caso de Pablo Neruda, autor sobre cuya poesía / filo- d) La decadencia de España condujo al término de casi toda
sofía escribimos actualmente un libro, buscaremos mostrar la forma de pensamiento filosófico fundamental (Unamuno y An-
sorprendente relación de "diálogo" que se establece con Der tonio Machado constituyen quizá la excepción); así como en su
Stern der Erlosung de F. Rosenzweig (1921), así como con todas escritura literaria ha desaparecido la influencia judía y árabe.
las filosofías contemporáneas que han insistido, en el lenguaje, Por lo demás, no se podría omitir el hecho de que la inva-
en la "función" esencial de "nombrar". sión española de América, además de constituir el mayor geno-
El segundo error metodológico proviene del hecho de no cidio de la historia, destruyó grandes culturas e innumerables
haber estudiado lo que podríamos llamar la "estructura" o, más lenguas indígenas. Sostenemos que la huella de esta destruc-
bien, el "tejido" de la lengua española en la cual, modificándo- ción de culturas y de lenguas, la "violación" de la lengua mater-
la de hecho, se ha expresado la escritura hispano-americana pre- na, esta "violación suplementaria", permanece presente, bajo
viamente mencionada. formas y modos diferentes (lo que es esencial para compren-
A propósito de la lengua española, no se puede silenciar los derlos). Si hablamos de "lengua materna" es porque pe nsamos,
hechos siguientes, en nuestra opinión, fundamentales: ciertamente, en la teoría de Heidegger de la lengua materna
a) En la España clásica, no hubo otra filosofía que la latina. como destino; teoría que, si bien otra vez ha de exigirse repen-
Así, las ideas de verdad que dominaron el pensamiento latino- sarla, no es por ello menos fundamental. Y si hablamos de
español fueron las de San Agustín, la idea de verdad en cuanto "violación suplementaria", lo hacemos en relación a la idea de
"rectitud", tal como fue definida en el tratado de San Anselmo Nicolas Abraham sobre la "castración" en cuanto "contenido"
438 PATRICIO NIARCHANT FUNDAMENTACIÓN DE UN PROYECTO DE INVESTIGACIÓN... 439

del lenguaje; "castración" y, entonces, también "violación". La lengua, con contenido o sentido nuevos, distintos y precisos (el
expresión más alta de esta presencia se encuentra precisamente ejemplo más destacable es el concepto de "desolación" que
en las Alturas de Machu-Picchu de El Canto General de Pablo Gabriela Mistral construye reuniendo la muerte de Dios con la
Neruda: esta situación no ha sido abordada todavía, porque, imposición de una nueva forma de escritura; e igualmente ha
por ejemplo, se sostiene que Neruda "descubrió" en Alturas... de señalarse la concepción, en Neruda, de la relación primitiva
la condición del hombre como trabajador o como explotado en naturaleza-hombre), en fin, trabajando la construcción delibera-
general, y nada se ha dicho de este lenguaje "suplementariamente da de un ritmo de escritura diferente del ritmo del español eu-
violado" y latente corno "huella", lo cual constituye el descubri- ropeo actual (sobre el sentido y el ritmo, Nietzsche: Jenseits von
miento real de esta obra nerudiana. Gut und Bóse, § 245). Así, únicamente merced a la elaboración
Ahora bien: pensamos ante todo que el trabajo sobre la tra- de un lenguaje hispano-americano (o indo-americano) podrá
ducción constituye uno de los momentos más importantes del constituirse una forma de "pensamiento" hispano-americano, un
trabajo teórico contemporáneo. Así, reunirnos una serie de pen- "pensamiento" capaz de "dialogar" con la filosofía occidental o
sadores para quienes, sean cuales fueren sus diferencias, lo esen- con un concepto de "pensamiento" más amplio que el de "filo-
cial del lenguaje es el acto de nombrar (Rosenzweig, Heidegger, sofía".
Benjamin, Lévinas) y no el de "comunicar" o "expresar". Ade-
más, seguimos a quien, como Derrida, sostiene que la especifi-
cidad de la filosofía se define "como fijación de un cierto con-
cepto y proyecto de traducción" (es decir, que la verdad o el
sentido existentes "antes o fuera de la lengua" son, pues esen-
cialmente traducibles), y para quien el texto en cuanto texto
"no sobre-vive más que si es a la vez traducible e intraducible",
así como "no se escribe jamás en la lengua propia ni en una
lengua extranjera"). Todo esto nos lleva a sostener que una filo-
sofía o, más bien, un "pensamiento" hispano-americano, en sen-
tido estricto, no implícito en una escritura poética o literaria,
sólo podrá nacer en la medida en que pueda constituirse una
"lengua" que llegue a diferenciarse de la lengua española euro-
pea en el hecho de nombrar (no sólo de "comunicar" o "expre-
sar"), así corno en la crítica del "falogocentrismo".
Esta diferencia se produciría de diversas maneras: localizan-
do momentos del español europeo que esperan a que sus po-
tencialidades filosóficas sean trabajadas (por ejemplo, la dife-
rencia entre "ser" y "estar", la noción de "estancia", etc.); extra-
yendo provecho de "conceptos" españoles no elaborados que
puedan ser "llenados de contenido" a partir de experiencias
sociales o históricas, estados hispano-americanos latentes de
441

ÍNDICE DE AUTORES

PRESENTACIÓN

Alliende, Felipe: 15.


Benjamin, Walter: 13.
Bnignoli, Francisco: 15.
Cánovas, Rodrigo: 15.
Catalán, Gonzalo: 15
Derrida, Jacques: 14.
Fariña, Soledad: 18.
Geiger, Louis-Bertrand: 14.
Góngora, Mario: 14.
Grossi, José: 15.
Heidegger, Martin: 13,
Marchant, Patricio: 9-18.
Mistral, Gabriela: 9, 15, 18.
Olea, Raquel: 18.
Ricoeur, Paul: 14
Torretti, Roberto: 14.
Vargas, Patricia: 14.
Zurita, Raúl: 15.

ENSAYOS

Abraham, Karl: 153.


Abraham, Nicolas: 45, 61, 75, 117-118, 119, 120, 122, 123, 126, 133, 153,
157, 158, 159, 160-161, 164, 168, 169, 176, 181, 191, 193, 195, 200,
201, 204, 205, 208-209, 219, 226, 255, 259, 269, 288, 315, 317, 320,
331-332, 341, 345, 400, 436, 437.
Abulafia, Abraham de: 379.
Adorno, Theodor W.: 221.
Agacinski, Sylviane: 157.
Agustín, San: 436.
Alazraki, J.: 352.
Alemán, Mateo: 379
442 PATRICIO MARCHANT ÍNDICE DE AUTORES 443

Allende, Salvador: 213, 304, 398. Cassirer, Ernst: 345 n.


Alliende, Felipe: 157. Castro, Américo: 369, 379, 392.
Althusser, Louis: 192, 288, 428-429, 430. Castro, Fidel: 398.
Anselmo, San: 436 Cervantes, Miguel de: 346, 370.
Arbenz, Jacobo: 398. Chalier, Catherine: 157.
Aristóteles: 179, 190, 271, 386. Colón, Cristóbal: 392.
Artaud, Antonin, artaudiano/a: 184, 427. Comte, Auguste: 279.
Austin, John L.: 286. Concha, Jaime: 326, 329.
Babits, Michael: 118. Cousin, Victor: 128 n., 272, 274, 279.
Bach, Johann Sebastian: 90, 381. Cuevas, José Ángel: 213.
Bachelard, Gaston: 420, 429. Culler, Jonathan: 155.
Barande, fise: 123. Dalbiez, J.: 427.
Barth, Karl: 303. Dante Alighieri: 354.
Barthes, Roland: 151, 182, 183, 185, 186, 276, 277 n., 427. Darío, Rubén: 369.
Bataille, Goerges: 163, 216 n., 269, 270, 288, 297-299, 427. Darwin, Charles: 195, 341.
Baudelaire, Charles: 56, 262, 344-345. Dávila, Juan Domingo: 66, 69-72, 75, 76-78.
Beauvoir, Simone de: 151. De Fontenay, Elisabeth: 157.
Bello, Andrés: 282 n., 309. De Man, Paul: 155.
Benjamin, Walter: 308, 316, 317, 339, 438. Deleuze, Gilles: 163, 224, 226, 232, 233, 288, 348 n., 349-350, 427, 429,
Benveniste, Émile: 286. 432, 433 n.
Berg, Alban: 206, 212. Delogu, Ignazio, 112 n.
Bergson, Henri: 432. Derczanski, A.: 378.
Berkeley, George: 29 n. Derrida, Jacques: 38, 66 n., 82, 90, 122 n., 123 n., 124, 125, 139, 147, 154-
Blanchot, Maurice: 62, 183, 187, 270 n., 278, 282, 288, 348, 352, 427. 156, 157, 160, 163, 165, 169-170, 176, 183-184, 192, 193, 195, 198,
Bochar, : 195. 200, 225, 226, 269-270 n., 277, 282, 283, 285-287, 308, 311, 316, 317,
Bolyai, : 341. 318, 320, 321, 332, 339 n., 344, 349, 351 n., 355, 383, 403, 413, 424,
Bolzano, Bernard: 321 n. 428, 430, 433.
Borges, Jorge Luis: 162, 207, 290, 315, 317, 335, 336, 337, 345-355, 378, 385 Derrida, Margueritte: 191.
n., 412-413, 427, 436. Descartes, René: 46, 360.
Breuer, Josef: 46. D'Hondt, Jacques: 273.
Brouwer, Nicolas: 195, 341. Di Girolamo, Claudio: 184.
Bni, Roser: 59-60, 62-63. Díaz, Gonzalo: 304.
Bultmann, Rudolf: 423. Dittborn, Eugenio: 29, 95 n.
Cabezas, Rodrigo: 139. Downey, Juan: 89-91.
Cahem, Didier: 157. Eckhart, Meiste: 239-240, 241, 245.
Canguilhem, Georges: 420, 429. Ercilla y Zúñiga, Alonso de: 399-400.
Cantor, Georg: 195, 341. Errázuriz, Paz: 81-84,
Carpentier, Alejo: 134. Escoubas, Éliane: 231 n.
Carroll, David: 349 n. Escuti, Misael: 51.
444 PATRICIO MARCHANT ÍNDICE DE AUTORES 445

Euclides: 386. Guevara, Che: 398.


Fariña, Soledad: 206. Guibert, Rita: 352.
Faye, Jean-Pierre: 288. Guzmán, Jorge: 112 n., 127, 129-134, 136, 137-172, 202-203, 204, 205.
Fechner, Theodor Gustav: 341, 355. Hegel, G. W. F., hegeliano/a: 35-36, 112, 128 n., 129, 147, 155, 221, 271,
Ferenczi, Sandor: 43, 259, 319, 341. 272, 273-274, 276, 279, 295, 296-298, 310, 311, 341, 353, 364, 377,
Fernández, Ana Maria: 182. 383-384, 418, 432-433.
Feuerbach, Ludwig: 123, 294-295. Heidegger, Martin, heideggeriano/a: 33, 37, 40, 41-42, 43, 46, 47, 48, 54,
Fichte, G. W.: 272, 273. 82, 104, 121 n., 125, 126, 128-129, 135, 147, 176, 198, 207, 212, 220,
Flavio Josefo: 190. 221, 223, 230-231, 233, 269, 270, 274, 275-276, 277, 278, 279, 284-285,
Fontaine, Arturo: 140, 288. 290, 291, 295-296, 298, 302, 303, 307-308, 311, 339 n., 342-343, 344,
Foucault, Michel: 224, 226, 420-423, 424, 429 • 349, 359-361, 362, 364-365, 377, 382, 383, 400, 413, 418, 420, 423,
Frege, Gottolb: 426. 431-432, 436, 437, 438.
Frei M., Eduardo: 211. Henry, Michel: 223, 288.
Freud, Sigmund, freudiano/a: 34, 36, 37-38, 38-39, 45, 46, 67, 69, 73, 89, Hermann, Imre: 23, 39, 40, 61, 75, 114-118, 119, 120-121, 121 n., 122, 125
98-99, 114, 115, 116, 121 n., 125 n., 126, 132, 133, 153, 163, 164, 181, n., 126, 157, 158, 159, 163, 164, 176, 191, 195, 201, 203-204, 208, 209,
190, 191, 193, 197, 199, 200, 201, 204, 209, 226, 228, 254-255, 256, 225, 227, 232, 340 n., 342, 373, 397, 400, 401, 411-412, 436.
258-259, 262, 263, 271 n., 278 n., 279, 287, 320, 331, 341, 355, 367- Hilbert, David: 195.
368, 400, 418, 427, 428. Hipócrates: 338 n.
García Márquez, Gabriel: 131, 132, 133, 207, 290, 385 n , 4 12. Hitler, Adolf: 48, 381.
García Monge, J.: 211, 391. Hoffinann, E. T. A.: 174-175.
Geiger, Louis-Bertrand: 146. Hólderlin, Friedrich: 54, 340 n., 413.
Genette, Gérard: 348-349. Hozven, Roberto: 24.
Girard, Claude: 169. Huidobro, Vicente: 111, 287.
Girard, René: 339 n. Humboldt, Wilhelm von: 129 n., 272-273, 342.
Godoy, Hernán: 399. Hume, David: 29 n.
Goethe, J. W.: 59, 62, 124, 197, 401. Huneeus, Cristián: 144, 145, 19 n.
Goic, Cedomil: 140-141, 143, 171. Husserl, Edmond: 42, 82, 205, 309, 357-359, 382, 384-385, 411, 420, 426,
Góngora, Luis de: 149 n., 370, 437. 431-432..
Góngora, María Eugenia: 335, 344, 345. Ibáñez Langlois, José Miguel: 144.
Góngora, Mario: 168, 392. Imbert, Claude: 318.
Goux, Jean-Joseph: 67, 73. Jabés, Edmond: 278, 378, 406.
Gracián, Baltasar: 370, 437. Jakobson, Roman: 345.
Graciet, Bernard: 149 n., 157. Jones, Ernest: 137, 148, 152, 155, 166, 169, 192.
Granel, Gérard: 317, 384. Joyce, James: 269, 427.
Granger, Gilles Gaston: 426. Jung, Carl Gustav: 118-119 n.
Greco, el (Domenico Theotocopuli): 56. Kafka, Franz: 60, 61, 62-63, 98, 232, 277, 278 n., 348.
Groddeck, Georg: 77, 89, 91, 99, 115, 124 n. , 152, 159, 181. 353, 400. Kamboucher, Denis: 157.
Grünewald, Mathias: 126 n., 198. Kant,I.
n i 4m2a0nuel: 36, 145, 216, 241, 271, 272, 274, 278 n., 304, 308, 312, 338
Guattari, Felix: 232, 233.
446 PATRICIO MARCHANT ÍNDICE DE AUTORES 447

Kay, Ronald: 29. Merleau-Ponty, Maurice: 151, 288.


Kerkhoff, Mafred: 166-167 n., 177, 344 n. Michelet, Jules: 217, 290, 292, 298.
Klein, Melanie: 192-193, 256. Miguel Ángel: 68-69.
Klossowski, Pierre: 163, 233, 288, 341, 348 n. Mionaandre, Francis de: 388, 389.
Kofman, Sarah: 123, 147, 157, 175, 200, 226. Mistral, Gabriela, mistraliana/o: 59, 61, 81, 85-88, 105, 111-114, 117, 118,
Kojéve, Alexandre: 296-297, 298, 377. 118-120, 121-122, 123-125, 126 n., 131, 134-135, 136, 141, 148, 156,
Kristeva, Julia: 433. 157, 158, 159, 164-165, 166, 171, 176, 196-197, 198, 200-205, 205-206,
Krupnick, : 155. 207-212, 214, 219-220, 226-228, 232-234, 287, 290, 311, 317, 340, 352,
Lacan, Jacques, lacaniano/a: 96, 126 n., 179, 181, 187, 285, 398, 427, 428, 371-377, 378, 386, 387-391, 394 n., 398, 399, 401-402, 409, 411, 412,
429. 436, 438.
Lacoue-Labarthe, Philippe: 147, 157, 159, 163, 200, 221, 339, 339-340 n., Montes, Hugo, 112 n.
343, 403. Morales, Leonidas: 266.
Ladrón de Guevara, Matilde: 157, 394 n. Mozart, Wolfgang Amadeus: 181.
Laplanche, : 258. Münnich, Susana: 170-171.
Laruelle, Francois: 309. Munz, Martín: 66 n.
Leenhardt, Jacques: 147. Nancy, Jean-Luc: 147, 157, 200, 318, 343.
Leitch, : 155. Neruda, Pablo: 90, 112 n., 220 n., 286-287, 311, 312-315, 317, 319-320, 322-
Leonardo da Vinci: 181. 333, 385 n., 390, 394, 402-410, 412, 436, 437-438, 439.
Leppe, Carlos: 29, 66, 69-72, 75, 76-78, 97, 262. Nietzsche, Friedrich, nietzscheano/a: 33, 37, 53, 74, 127 n., 129, 130, 147,
Letelier, Valentín: 24, 282 n., 309. 162-163, 176, 228, 230, 231, 232, 274, 277, 298, 303, 315, 323, 341,
Lévi-Strauss, Claude: 219, 345, 403, 411, 424-425, 433. 342, 343, 348 n., 352, 412, 430, 433, 439.
Lévinas, Emmanuel: 42, 62, 82, 129, 137, 147, 193, 230, 231, 278, 297, 303, Norris, Christopher: 155.
308, 311, 318, 352 n., 361-363, 364, 377, 405, 438. Olea, Raquel: 206.
Lihn, Enrique (Pompier): 21, 22, 23, 24, 176. Oroz, Rodolfo: 24.
Locke, John: 29 n. Ortega y Gasset, José: 379, 418..
Loyola, Hernán: 323-324, 332. Parra, Nicanor: 111, 173, 177, 237, 248-254, 261, 262-268, 287, 319.
Lutero, Martín: 48. Parra, Violeta: 77, 201, 262, 263-264, 266, 267
Lyotard, Jean-Francois: 159, 195, 214-222, 223, 277, 288, 311-312, 339 n. Paz, Octavio: 396-397.
Machado, Antonio: 379, 437. Platón: 23, 24, 129, 197, 282 n., 339, 386, 433 n.
Mahler, Alma: 179 Plutarco: 190.
Mahler, Gustav: 59, 60, 124 n., 180, 181, 206, Pontalis, J. B.: 258.
Marchant, Patricio: 137 n., 138, Prat, Louis: 337, 342 n.
Martí, José: 398. Proust, Marcel: 98, 183, 237-238, 241-248.
Martínez, Juan Luis: 174, 287. Quevedo, Francisco de: 352.
Martínez Estrada, Exequiel: 204, 394-396. Quezada, Jaime: 205.
Marx, Karl: 48, 216, 393, 418. Rand, Nicolas: 317.
Mayor, René: 190. Rank, Otto: 192.
Meier, Ralf: 52. Reich, Wilhelm: 125 n., 171, 209,
Meneses, Magali: 183-184. Reik, Theodor: 125 n., 156-157, 166, 170.
448 PATRICIO MARCHANT ÍNDICE DE AUTORES 449

Renouvier, Charles: 336-339, 342. Tomic, Radomiro: 211.


Richard, Nelly: 29, 66 n., 71 n., 72, 78 n. Toro, Julia: 57.
Rickert, Heinrich: 345 n. Torok, Maria: 153, 157, 169, 192, 193, 226, 259, 317, 320.
Ricoeur, Paul: 423-424, 425, 426, 429. Torretti, Roberto: 144-145, 146, 149 n., 167, 174, 280, 308.
Rodríguez Monegal, Emir: 330. Ulmer, Geoffrey: 155, 321.
Rosenzweig, Franz: 230, 231, 308, 310-311, 377-378, 405, 406, 436, 438. Unamuno, Miguel de: 379, 437.
Rosset, Clément: 350 n. Valéry, Paul: 210, 383, 384, 385-389.
Rousseau, Jean-Jacques: 97, 293. Vallejo, César: 315, 317, 436.
Roustang, Francois: 193, 200. Vargas Saavedra, Luis: 205.
Russell, Bertrand: 195, 341. Vergara, Sergio: 175 n.
Sabat, Carlos: 327. Vicuña N., José Miguel: 173-176.
Sade, Marqués de: 290, 292-294. Viglietti, Daniel: 303.
Salazar Bondy, Augusto: 435 Von dem Busche: Gastón: 205.
Sandino, César Augusto: 398. Wachtel, Nathan: 392 n.
Sartre, Jean-Paul: 151, 297, 418. Wagner, Richard: 46-48,
Scarpa, Roque Esteban: 112-113, 143, 165. Whitehead, Alfred N.: 271.
Schelling, F. W. J. : 272. Whitman, Walt: 348 n.
Schlegel, J. L.: 378. Wittgenstein, Ludwig: 423.
Schleiermacher, Friedrich: 272. Yashin, Lev: 51.
Scholem, Gerschom: 343, 352 n. Zamora, el divino: 51.
Schopenhauer, Arthur: 349. Zapata, Emiliano: 398.
Schopf, Federico: 145. Zurita, Raúl: 141, 176-177, 287.
Searle, John: 286.
Serrano, Marcela: 97.
Shakespeare, William: 45-46, 260-261, 352, 353, 354.
Sicard, Alain: 323, 330-331.
Silva Vildósola, Carlos: 211.
Sócrates: 23, 267, 339, 433.
Sófocles: 190, 367.
Spencer, Ledya ("Lady"): 167, 189-191, 193-194, 195, 198.
Stalin, Josef: 216 n.
Suárez, Francisco: 231, 317, 379, 436-437.
Subercaseaux, Benjamín: 211, 390.
Sywan: Barbro: 192.
Taylor, Martin C.: 125 n., 143.
Tocqueville, Alexis de: 289-292, 294.
Todorov, Tzvetan: 309, 392-393.
Tomás de Aquino, Santo: 195, 271.

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