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Y aconteció que cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se decían
unos a otros: Vayamos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido, que
el Señor nos ha dado a saber. Fueron a toda prisa, y hallaron a María y a José,
y al niño acostado en el pesebre. Y cuando lo vieron, dieron a saber lo que se
les había dicho acerca de este niño. Y todos los que lo oyeron se maravillaron
de las cosas que les fueron dichas por los pastores. Pero María atesoraba todas
estas cosas, reflexionando sobre ellas en su corazón. Y los pastores se
volvieron, glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto,
tal como se les había dicho.
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Algunas de las palabras más conocidas y felices de la navidad son estas de Lucas
2:
Quiero gloriarme con ustedes en esta navidad, por las maravillas de este texto,
con nuestro principal enfoque en el versículo 14: "Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz entre los hombres en quienes El se complace".
"Porque en El fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la
tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades;
todo ha sido creado por medio de El y para El". (Colosenses 1:16).
¡Para Él! Para Su aparición. Para este día de Su aparición. "Pero cuando vino la
plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley"
(Gálatas 4:4). Ocurrió en un día. El día perfecto. En la plenitud del tiempo. El
tiempo perfecto designado por Dios desde antes de la fundación del mundo.
"Porque os ha nacido hoy".
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“. . En la ciudad de David". Ocurrió en una ciudad. No fue en Narnia. No fue en
la Tierra Media. No fue en una galaxia muy muy lejana. Ocurrió en una ciudad
a unas 7000 millas de Minneapolis. La ciudad aun existe hoy. Mi madre murió
en un accidente justo en las afueras de esa ciudad. Es una ciudad real.
Pero tú, Belén Efrata, aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me
saldrá el que ha de ser gobernante en Israel. Y sus orígenes son desde tiempos
antiguos, desde los días de la eternidad. (Micaías 5:2).
Ocurrió en una ciudad. Una ciudad real, igual que Minneapolis, o Burnsville,
o Mounds View.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará
sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios
Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. El aumento de su soberanía y de la
paz no tendrán fin (Isaías 9:6–7).
EL RESUMEN DE LA NAVIDAD
Por tanto, me glorío con ustedes en esta Navidad porque tenemos un gran
Salvador, Jesús, el Cristo, el Señor, nacido en un día en una ciudad para
salvarnos de nuestros pecados, de nuestros muchos pecados.
Y cuando el ángel había anunciado estas noticias a los pastores (versículo 11),
y les había señalado el pesebre mismo donde reposaba el bebé,
repentinamente, un ejército de ángeles apareció en el cielo. Evidentemente,
un ángel puede traer la noticia, pero no es suficiente un ángel para responder
a la noticia. El significado de esta noticia, el resultado supremo de esta noticia,
demanda un ejército de ángeles. Versículo 13:
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Y de repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales,
alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre
los hombres en quienes El se complace. (Lucas 2:13–14).
Difícilmente haya una mejor manera de resumir lo que Dios pensaba cuando
creó el mundo, o cuando vino a reclamar el mundo en Jesucristo: Su gloria, es
nuestra paz. Su grandeza, es nuestro gozo. Su belleza, es nuestro deleite. El
propósito de la creación y la redención es que Dios es glorioso y una humanidad
llena de paz debe conocerle y alabarle por su gloria.
"Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes El
se complace".
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La versión Reina Valera tradujo el versículo 14b: "¡Y en la tierra paz, buena
voluntad para con los hombres!". Casi todas las traducciones modernas están
de acuerdo con esta no es una traducción correcta. La NVI internacional dice:
"...y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad". La NBLH dice: "... Y
en la tierra paz entre los hombres (de buena voluntad) en quienes El se
complace". Y la VPEE dice: “… ¡Paz en la tierra entre los hombres que gozan de
su favor!”.
La idea es, que incluso con la oferta de Dios de darnos paz a todos, solo Su
pueblo escogido, el pueblo que recibe a Cristo y confía en Él como Salvador y
Mesías y Señor, solo Su pueblo escogido experimentará la paz que él trae.
La paz de Dios en Cristo es ofrecida al mundo. Pero solo los hijos "de paz" la
reciben. ¿Cómo sabe usted si es un "hijo de paz"? ¿Cómo sabe si es parte de la
promesa del ángel: "paz entre los hombres en quienes El se complace"?
Respuesta: usted recibe al Pacificador, usted recibe a Jesús.
Mi gran deseo para ustedes en esta Navidad es que disfruten esta paz.
Sabemos que hay aspectos globales de esta paz que son para el futuro cuando
"la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor como las aguas
cubren el mar" (Habacuc 2:14). Cuando, como dice Isaías: "El aumento de su
soberanía y de la paz no tendrán fin" (Isaías 9:7).
Pero Jesús ha venido a inaugurar esa paz en el pueblo de Dios. Y hay tres
relaciones en las que él quiere que usted busque esta paz y disfrute esta paz.
Paz con Dios. Paz con su propia alma. Y paz con otras personas, en lo que
dependa de usted.
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Y por paz no solo me refiero a la ausencia de conflicto y animosidad, también
me refiero a la presencia de tranquilidad gozosa, y de toda la riqueza y
comunicación interpersonal de la que usted sea capaz.
Miremos brevemente, por tanto, cada una de estas tres relaciones llenas de
paz y asegurémonos de que ustedes las están disfrutando tanto como pueden.
La clave para cada una de ellas es no separar lo que los ángeles dejaron junto:
la gloria de Dios y la paz que usted anhela. "Gloria a Dios en las alturas, y en la
tierra paz".
Esto significa que la paz de Dios, o la paz de Cristo, nunca podrán ser separadas
de Dios mismo y de Cristo mismo. Si queremos que la paz gobierne nuestras
vidas, Dios debe gobernar nuestras vidas. Cristo debe gobernar nuestras vidas.
El propósito de Dios no es darle paz sin Él. Su propósito es darle paz siendo la
Persona más gloriosa de su vida.
Así que a clave a la paz es mantener unido lo que los ángeles mantuvieron
unido: La gloria a Dios, y la paz al hombre Un corazón decidido a mostrar la
gloria de Dios, conocerá la paz de Dios.
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PAZ CON DIOS
La necesidad más básica que tenemos es de paz con Dios. Esto es fundamental
para todas nuestras búsquedas de paz. Si no vamos primero a Él, todas nuestras
experiencias de paz serán superficiales y temporales.
El pasaje clave aquí es Romanos 5:1 "Por tanto, habiendo sido justificados por
la fe [este es el acto cardinal de creer], tenemos paz para con Dios por medio
de nuestro Señor Jesucristo". Ser justificado significa que Dios declara que
usted es justo ante Su presencia, al imputarle la justicia de Cristo. Y éso lo hace
solo por fe: "Habiendo sido justificados por la fe". No por obras. No por
tradición. No por bautismo. No por ser miembros de una iglesia. No por obras
de piedad. No por parentesco. Sino solo por fe. Cuando creemos en Jesús como
Salvador y Señor y Tesoro supremo de nuestras vidas, estamos unidos a Él y
Dios cuenta su justicia como nuestra. Somos justificados por fe.
Y el resultado es paz con Dios. Es quitada la ira de Dios que nos era adversa y
era ocasionada por nuestros pecados. Es vencida nuestra rebelión en Su
contra. Dios nos adopta en Su familia. Y en adelante todo Su trato con nosotros
será para nuestro bien. Nunca se opondrá a nosotros. Él es nuestro Padre y
nuestro Amigo. Tenemos paz. No necesitamos temer más. Esto es fundamental
para todas las demás personas.
Y como tenemos paz con Dios por ser justificados por la fe, podemos comenzar
a crecer en el disfrute de la paz con nosotros mismos, y aquí incluyo cualquier
sensación de culpa o ansiedad que tiende a paralizarnos o a desanimarnos.
Nuevamente, es clave creer en las promesas de Dios con la perspectiva de
glorificar a Dios en nuestras vidas.
Filipenses 4:6-7 es uno de los pasajes más preciosos en este sentido: "Por nada
estéis afanosos [lo opuesto de la ansiedad es paz]; antes bien, en todo,
mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer
vuestras peticiones delante de Dios [en otras palabras, lleve todas sus
ansiedades ante Dios]. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús".
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La imagen aquí es que nuestros corazones y mentes están bajo asalto. La culpa,
las preocupaciones, las amenazas, las confusiones, las incertidumbres, todas
amenazan nuestra paz. Y Pablo dice que Dios quiere "guardar" nuestros
corazones y mentes. Él los guarda con Su paz. Él los guarda de un una forma
que va más allá de todo lo que la comprensión humana puede imaginar. No
limite la paz de Dios por lo que usted comprende o ve. Él nos da paz
inexplicable, una paz supra-racional. Y lo hace cuando presentamos nuestras
ansiedades ante Él en oración y confianza; él las llevará por nosotros (1ra de
Pedro 5:7), nos protegerá.
Hágalo en esta Navidad. Lleve sus ansiedades a Dios. Dígale sobre ellas. Pídale
que le ayude, que le proteja para restaurar su paz y, entonces, que le use para
hacer paz.
En ambos casos la clave es confiar en las promesas de Dios con una consciencia
sincera de cómo Él le perdonó a usted en Cristo. Creo que el texto que lo explica
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más poderosamente para mí, una y otra vez, es Efesios 4:31-32: "Sea quitada
de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda
malicia. Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos
unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo".
Siga confiando en Dios. Él sabe lo que hace. Mantenga la gloria de Dios como
el tesoro supremo en el cofre de su corazón, no su éxito personal o su
efectividad como pacificador o en las relaciones interpersonales.
Y entonces será como los ángeles: La gloria a Dios en las alturas es lo primero.
La paz entre Su pueblo es lo segundo.
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