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Sergio

A. Berumen es Profesor Titular de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos. Sus
investigaciones se centran en el estudio de los problemas del desarrollo, en el impacto socioeconómico que
generan las motivaciones, la innovación y la cultura, en la enseñanza de la economía y en la Historia del
Pensamiento Económico. Ha publicado 26 libros (bien como único o autor principal o como coordinador) y más
de 50 artículos en revistas científicas de economía, administración y métodos cuantitativos con índice de
impacto y reconocimiento internacional.

Es autor del póster General Guide Of Schools Of Economic Thought (y de su versión en español), utilizado para
la enseñanza de la Historia del Pensamiento Económico en universidades de todo el mundo, así como del
manual Lecciones de economía para no economistas.

Es conferenciante habitual en foros académicos y sus papers están disponibles en ResearchGate y Google
Scholar. Su enfoque dominante es schumpeteriano.
¿Cañones o mantequilla?
Respuestas de economía para no economistas
Madrid 2017

Sergio A. Berumen

¿Cañones o mantequilla?
Respuestas de economía para no
economistas
Primera edición: enero 2017

© ESIC EDITORIAL
Avda. de Valdenigrales, s/n - 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid)
Tel.: 91 452 41 00 - Fax: 91 352 85 34
www.esic.edu/editorial

© Sergio A. Berumen Arellano

ISBN: 978-84-17129-46-0
Cubierta: Gerardo Domínguez
Maquetación: Santiago Díez Escribano

Queda prohibida toda reproducción de la obra o partes de la misma por cualquier medio sin la preceptiva autorización
previa.
A Sergio y María Luisa, mis queridos padres.
Índice

Introducción

Capítulo 1. La ciencia de los incentivos


1.1. El poder de los incentivos
1.2. El poder de los incentivos perversos

Capítulo 2. Cómo funciona la ciencia de los incentivos


2.1. Los modelos económicos como representación de la realidad
2.1.1. Los límites de los métodos cuantitativos
2.2. Micro, macro y economía sistémica
2.3. La maximización de beneficios a lo largo de la historia
2.3.1. La maximización de beneficios en la economía clásica
2.3.2. La maximización de beneficios en la economía marxista
2.3.3. La maximización de beneficios en la economía socialdemócrata
2.3.4. La maximización de beneficios en la economía neoliberal

Capítulo 3. La ciencia de los incentivos puesta en marcha


3.1. Factores de producción originales
3.1.1. Tierra
3.1.2. Trabajo
3.1.3. Capital
3.2. Factores de producción en la globalización
3.2.1. Conocimiento
3.2.2. Información y uso de nuevas tecnologías
3.2.3. Innovación
3.3. Metafactores de producción
3.3.1. Competitividad
3.3.2. Comercio

Capítulo 4. ¿Crómo maximizamos los beneficios? Respuestas de economía para no economistas

Epílogo. Lecturas y actividades complementarias


«Muy pronto tendremos que elegir entre
lo que es correcto y lo que es fácil».
Albus Dumbledore
Harry Potter y El Cáliz de Fuego
Capítulo 37

Introducción

En economía nada es gratis. Todo tiene un coste, siempre, bien en dinero o en cualquier
otro recurso, por eso no tiene sentido derrochar; pero la necesidad de aprovechar los recursos
de la mejor manera conlleva la obligación de tomar decisiones y elegir, aunque en ello vaya
implícito tener que asumir riesgos en un escenario de intensos cambios.

NOTA INTRO. 1
«[…] NO QUERRÍAS A UN ALCALDE QUE REPARTIERA TECHO O TRABAJO
EN LA PUERTA
DEL AYUNTAMIENTO COMO SI FUERA EL SEÑORITO DE UN CORTIJO […]»

El 24 de marzo de 2016 un matrimonio gaditano con dos hijos pequeños y a punto de quedar en la calle se
encaró con el alcalde de Cádiz, José María González «Kichi», para reprocharle lo que consideraban eran
promesas incumplidas. El hombre le espetó: «Antes de ser alcalde saliste en muchos vídeos donde decías
que en Cádiz había muchas casas de protección oficial vacías. ¿Dónde están esas casas?».
El alcalde trató de razonar con la pareja, pero ellos, presa de la desesperación, no cejaban en su empeño.
Las cosas no quedaron ahí, porque posteriormente el político escribió una entrada en Facebook donde decía:
«[…] Supongo que no querrías a un alcalde que repartiera techo o trabajo en la puerta del Ayuntamiento
como si fuera el señorito de un cortijo. Yo no puedo y no quiero hacer eso».
¡Exactamente! El problema es que don José María González se enteró demasiado tarde que el papel de los
políticos no es repartir viviendas o trabajo, que esa es competencia de los agentes productivos. ¡Las
promesas son gratis, pero cumplir lo ofrecido, no! En economía nada es gratis.

El coste de oportunidad ha existido desde el principio de los tiempos, pero el primero en


describirlo fue David Ricardo (1772–1823), en sus Principios de economía política y
tributación (publicado el 19 de abril de 1817), si bien más adelante hubo otros que se dieron
a la tarea de completar la teoría, entre los que destaca Friedrich von Wieser, en su Teoría de
la economía social (de 1914). Cuando tenemos que valorar y elegir una opción entre varias,
el coste de oportunidad es aquello a lo que renunciamos tras haber tomado una decisión y se
puede determinar tanto en términos monetarios como no monetarios (como el tiempo). En
realidad se puede aplicar a todo aquello que es escaso porque las personas, empresas e
instituciones interactúan para maximizar los beneficios.
Cada agente valorará más o menos sus decisiones económicas, todo lo cual son las
preferencias. Por tanto, al preferir una opción sobre otra estamos obligados a tener que
asumir el coste derivado por haberla elegido, así como también el coste por haber descartado
el resto. Por ejemplo, si contamos con una determinada cantidad de dinero y con ella nos
alcanza para comprar caramelos o palomitas, pero no ambos, si elegimos los caramelos,
entonces tendremos que asumir que no podremos tener las palomitas. Así de simple. En
economía este concepto es muy utilizado, entre otras cosas, para saber si invertimos nuestros
ahorros a plazo en renta fija y entonces obtener unos intereses asegurados, o en renta variable
y obtener un rendimiento mayor pero asumiendo más riesgo. Una paradoja muy conocida se
pregunta ¿dónde debemos invertir los recursos, en «cañones o mantequilla»? Si elegimos
los cañones, entonces podremos defendernos de los ataques del enemigo pero también
estaremos peor alimentados, o si elegimos la mantequilla comeremos mejor pero también
seremos más vulnerables. Es un caso típico de lo que en teoría económica se conoce como
Frontera de Posibilidades de Producción (FPP). Como es natural, la elección entre
«cañones o mantequilla» es una simplificación llevada al extremo, pero muy útil porque
ejemplifica las decisiones a las que se enfrentan personas, empresas e instituciones.

NOTA INTRO. 2
CURVA DEL COSTE DE OPORTUNIDAD

El coste de oportunidad es uno de los principios más importantes de la economía y por ello debemos
comprenderlo plenamente. Supongamos que queremos volver a casa en transporte público y podemos elegir
entre pedir un taxi o el metro, lo que significa que es un coste medible. Si elegimos el taxi podremos ir más
cómodos y llegar antes, pero nos costará más dinero que el viaje en metro. Otro ejemplo. Supongamos que
es verano y se nos presenta una disyuntiva: trabajar para ganar algo de dinero o irnos a la playa. El coste de
oportunidad de irnos a la playa es el dinero que no ganaremos, pero si nos quedamos a trabajar conllevará
el coste de oportunidad de perdernos unos días de ocio.
En el siguiente gráfico veamos la representación con cañones y mantequilla.
En este gráfico la X es inalcanzable, pero podemos elegir entre más cañones (B) o más mantequilla (C): si
elegimos más de uno, forzosamente implicará menos cantidad de otro. Como es natural, entre B y C puede
haber opciones intermedias, como D.

El profesor Paul Anthony Samuelson (1915–2009) fue uno de los economistas más
notables de la segunda mitad del siglo XX. Se graduó en Economía en 1935 en la Universidad
de Chicago, donde fue alumno de Franck Knight y Jacob Viner, y del máster un año después.
En 1941 se doctoró en la Universidad de Harvard, donde tuvo como profesores a Gottfried
Hansen, Alvin Haberler y Wassily Leontief (galardonado con el Nobel de Economía en
1973), entre otros, y mantuvo una vinculación especialmente estrecha con su mentor y
director de tesis Joseph A. Schumpeter (gracias a quien el joven Paul pudo continuar sus
estudios en Harvard, cuando la universidad quería retirarle la beca y echarlo, solo por ser
judío, pero el genio de Triesch se encaró con el presidente de la institución, James Bryant
Conant, y le plantó el ultimátum «[…] el señor Samuelson continúa o yo me marcho»). En
1940 aceptó un puesto de ayudante en el recientemente creado Departamento de Economía
del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), en 1944 fue
nombrado Asociado y en 1947 Catedrático. A la edad de 32 años recibió la primera medalla
John Bates Clark (en 1947, el más prestigioso reconocimiento concedido a economistas
menores de cuarenta años) y en 1970 el Nobel de Economía: «[…] por haber hecho más que
cualquier otro economista contemporáneo por elevar el nivel en el análisis científico de la
teoría económica».
Fue el autor de cerca de 400 papers publicados en las mejores revistas científicas, de
varios cientos de artículos de divulgación en su columna del semanario Newsweek y en
periódicos (probablemente más de 2.000) y de grandísimos libros y manuales. En sus
Fundamentos del análisis económico (de 1947) formuló un método de tres pasos para
abordar cualquier problema económico, a saber: i) los agentes tratan de maximizar un
objetivo (p.e. beneficios o utilidades), generalmente sometido a restricciones (p.e. laborales,
tecnológicas o financieras); ii) de lo que se deduce la necesidad de buscar respuestas (p.e. a
preguntas como ¿qué ocurre con la cantidad ofrecida o demandada de un bien o de un factor
productivo si varía el precio o surge alguna restricción?), y iii) a continuación es posible
hacer comparaciones o encontrar correlaciones entre variables. En 1948 publicó su Curso de
economía moderna, un manual de referencia en los cursos introductorios de la materia (ha
tenido 19 ediciones y a partir de la decimotercera, publicada en 1985, se sumó la
colaboración de William Nordhaus) y donde se formulaba la pregunta «¿dónde debemos
invertir los recursos, en “cañones o mantequilla”?», aunque la idea original no fue suya,
se remonta a la década de 1910.
A principios del siglo XX Chile era el principal exportador de nitrato de sodio,
imprescindible para la fabricación de pólvora, pero también de fertilizantes agrícolas. Tras el
estallido de la I Guerra Mundial este país se declaró neutral, y a pesar de que en ningún
momento suspendió el suministro de minerales, en Estados Unidos se percataron de la
posición de vulnerabilidad en la que se encontraban. Al principio del conflicto la mayor parte
de la opinión pública estadounidense pensaba que esta era una guerra europea y por tanto no
había motivos para participar, pero solo era cuestión de tiempo que cambiara de parecer. En
previsión de ese momento, el senador Ellison D. Smith (de Carolina del Norte) presionó al
gobierno de Woodrow Wilson y al Congreso para que se tomaran cartas en el asunto, y así se
hizo. En 1916 se promulgó la Ley de Defensa Nacional, la cual entró en vigor en septiembre
de 1917, algo tarde porque desde el 4 de abril el país se había sumado a la contienda. Lo más
relevante de esta ley era una disposición que facultaba al Departamento de Agricultura para
incentivar la producción de nitratos, en tiempos de paz para los fertilizantes y en tiempos de
guerra para disparar las municiones. La frase «cañones o mantequilla» se atribuye a
William Jennings Bryan, secretario de Estado (equivalente a ministro de Asuntos
Exteriores) en la Administración de Wilson. Luego se popularizaría a golpe de titulares en los
periódicos de la época, al nombrarla como la Ley de cañones o mantequilla.
Con el tiempo la frase fue utilizada en otros contextos. El 17 de enero de 1936 el ministro
de propaganda nazi, el siniestro Joseph Goebbels, pronunció en un discurso: «Lo podemos
hacer sin mantequilla, pero a pesar de todo el amor que tenemos por la paz, no lo podemos
hacer sin armas. Uno no puede disparar con mantequilla, pero sí con cañones». También se
atribuye a Hermann Göring haber dicho: «Los cañones nos harán fuertes; la mantequilla solo
nos hará más gordos» (y que conste que él tenía un sobrepeso importante). El régimen
fascista de Benito Mussolini distribuyó carteles con el mensaje «Burro o cannoni?» con el
objetivo de explicar a los italianos por qué en tiempos de guerra escaseaba la mantequilla y
de paso pedir comprensión y sacrificio para la mayor gloria de la patria. Por último, en 1976
Margaret Thatcher en un discurso dijo: «Los soviéticos antepusieron las armas por encima de
la mantequilla, pero nosotros pusimos casi todo antes que las armas».

En cualquier caso, elegir entre «cañones o mantequilla» es una cuestión de maximización


de beneficios y significa que elegimos lo que más nos interesa o nos gusta, aunque las otras
opciones nos interesen y nos gusten, solo que algo menos. Si nos detenemos a pensar sobre
esta cuestión comprobaremos que todo el tiempo tenemos que elegir: un sábado por la noche
elegimos quedarnos en casa a estudiar para el examen del lunes o salimos con los amigos;
decidimos estudiar la carrera de Filología Eslava que nos apasiona o la de Empresariales que
ofrece más oportunidades profesionales; decidimos levantarnos temprano para llegar antes
que el jefe o preferimos dormir media hora más… En todos estos ejemplos nos encontramos
ante una disyuntiva que nos obliga a elegir entre lo que más nos gusta y lo que más nos
conviene, lo cual, a fin de cuentas, tiene implicaciones económicas.

NOTA INTRO. 3
DAVID HUME SOBRE LA LIBERTAD DE ELEGIR

La libertad de mercado es una expresión de la libertad de elegir. En 1738 David Hume (en el tercer libro de
su Tratado sobre la naturaleza humana) reconoció que el ciudadano al tener que elegir se enfrenta a
dilemas que no siempre se resuelven correctamente, y es entonces cuando puede ser fácil presa del
victimismo o el infantilismo, echando culpas y no queriendo asumir responsabilidades.
En filosofía política se plantea el problema de la falacia democrática (una situación análoga a la libertad de
mercado) y que consiste en creer que todo lo que elige la sociedad está bien elegido. En este caso es
necesario diferenciar lo que es correcto de lo que es bueno. Así, es correcto que la sociedad elija pero otra
cosa es que elija bien, por lo cual esta se puede equivocar (lo mismo para elegir representantes que una
determinada tecnología). No hay que dejarse llevar por el paternalismo platónico, de manera que además de
poder elegir es necesario que la sociedad esté bien formada e informada, para, ahora sí, poder elegir
correctamente.

Por ello, ante la pregunta «¿Por qué el pollo cruzó la carretera?» la respuesta es obvia,
porque quería ir al otro lado, bien para conseguir alimento, resguardo o motivado por
instintos de su naturaleza, así que buscaba maximizar sus beneficios (en Estados Unidos la
broma «Why did the chicken cross the road?» es muy popular y ha dado pie a todo tipo de
historietas humorísticas). En 1776 salió a la luz la obra cumbre de Adam Smith, Una
investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, donde puso en
valor los incentivos que tenemos para actuar por el «bien de los demás». Dice: «No
confiamos en cenar por la bondad del carnicero, el cervecero o el panadero, sino por su deseo
de avanzar y en su propio interés». En efecto, el panadero hace el esfuerzo de levantarse de
madrugada y mientras el resto aún duerme, porque sabe que si el pan no está listo a primera
hora de la mañana los compradores se marcharán a otra parte. En resumen, los incentivos
hacen que la gente haga cosas, son parte de los Animal Spirits de los que nos habló John
Maynard Keynes en 1936.

NOTA INTRO. 4
LOS ANIMAL SPIRITS

En febrero de 1936 John Maynard Keynes publicó La teoría general de la ocupación, el interés y el
dinero, donde se interesó especialmente en la volatilidad de la demanda de inversión. Pensaba que en
muchas ocasiones los inversores basan sus decisiones en meras conjeturas, elaboradas a partir de estados
psicológicos que son poco racionales, a los que denominó Animal Spirits. El maestro marcó la pauta, pero
fueron economistas posteriores quienes avanzaron.
En 1972 Charles Kindleberger publicó el célebre Manías, pánicos y cracs. Historia de las crisis financieras,
para quien la causa remota de las crisis es la especulación, si bien puede ser cualquier hecho que merme la
confianza y que provoque un desmoronamiento del precio de los activos. La confianza es una actitud, una
especie de apuesta, y que consiste en mantener la serenidad cuando no se tiene el control sobre las
decisiones que toman otros y sobre el tiempo. Por tanto, la confianza se mueve en las arenas movedizas de
los Animal Spirits.
Hay dos libros especialmente sugerentes para estudiar el tema. El primero es Exuberancia irracional (de
2000), de Robert J. Shiller, y el segundo es de este mismo autor y George A. Akerlof, Animal Spirits. De
cómo la psicología humana dirige la economía y por qué es importante para el capitalismo global (de 2009).
Ambos autores fueron galardonados con el Premio Nobel de Economía, Akerlof en 2001 (además es el
marido de Janet Yellen, secretaría de la Reserva Federal, FED) y Shiller en 2013.
El primer libro ofrece datos reveladores sobre la evolución comparativa de los precios de los activos
cotizados y el valor presente de los dividendos futuros. Según este, las burbujas especulativas ocurren con
una periodicidad bastante regular y casi siempre tienen que ver con episodios de euforia, pero que en un
momento dado terminan abruptamente y generan crisis. En el segundo libro, los autores reducen la
psicología de los Animal Spirits a cinco cuestiones esenciales: i) la confianza; ii) el sentido de la equidad; iii)
la corrupción; iv) la ilusión monetaria, y v) la forma en que cada uno se ve a sí mismo, es decir, las
«historias» que cada persona se cuenta a sí misma para racionalizar su proceder y para interpretar su papel
en el mundo.

Saber cómo funcionan los rudimentos básicos de la economía es fundamental, porque, lo


queramos o no, en nuestra vida cotidiana tenemos que tomar decisiones económicas. En las
siguientes páginas hacemos una aproximación a estas y otras cuestiones importantes de la
maravillosa ciencia que es la economía, pero desde una perspectiva desenfadada y cercana.
Para conseguir el objetivo hemos hecho un esfuerzo por omitir las explicaciones formales
porque consideramos que es posible adentrarse en la materia sin necesariamente haber
pasado por las aulas universitarias.
Este libro se conforma de cuatro capítulos. El primero es el más breve y sus contenidos
están articulados alrededor de una idea básica, explicar por qué la economía es la ciencia de
los incentivos (tanto positivos como perversos). La gente hace cosas, como levantarse
temprano, trabajar, estudiar, cuidar a los niños, contratar una hipoteca, aprender a conducir…
porque le interesa hacerlas. De hecho, en muchos casos hay una serie de elementos que nos
impulsan a hacer cosas que nos desagradan pero las hacemos porque nos interesa o porque
estamos obligados (aunque en el fondo no queramos). Es decir, esperamos que los esfuerzos
se reviertan en beneficios (o que no aumenten los perjuicios) presentes y futuros para
nosotros, nuestras familias, las empresas y el lugar donde vivimos.
El capítulo 2 está dedicado a explicar las nociones básicas de cómo funciona la economía.
En sus epígrafes conoceremos la utilidad de los modelos para representar la realidad y por
qué son necesarios los métodos cuantitativos, aunque debemos tener cuidado porque no son
infalibles y además conllevan una serie de problemas a tener en cuenta. A continuación
veremos las características de la micro, la macro y la economía sistémica, y finalmente en
cuatro epígrafes estudiaremos cómo los economistas clásicos, el marxismo, la
socialdemocracia y el neoliberalismo han explicado la maximización de beneficios.
El capítulo 3 trata sobre La ciencia de los incentivos puesta en marcha, es decir, sobre
los factores de producción. En el primer epígrafe se explican los 3 factores originales (tierra,
trabajo y capital), pero en los epígrafes 3.2 y 3.3 ofrecemos una visión novedosa y donde
incluimos dos subgrupos, los Factores de producción en la globalización (conocimiento,
información y uso de nuevas tecnologías, e innovación) y los Metafactores de producción
(competitividad, comercio, cooperación y la evolución).
En el cuarto y último capítulo, titulado ¿Cómo maximizamos los beneficios? Respuestas
de economía para no economistas, se plantean una serie de preguntas (y se dan las
necesarias respuestas) sobre cómo maximizamos los beneficios, tales como: ¿Cuáles son las
causas, las consecuencias y las alternativas para reducir las desigualdades? ¿Cuál es el
impacto positivo o negativo que se derivan de las innovaciones? ¿Todos tenemos
motivaciones e intereses económicos? ¿Cómo funciona la relación entre intereses y
principios? ¿Qué beneficios aportan los fumadores a los no fumadores? ¿Existe una relación
entre la esperanza de vida y la edad de las jubilaciones? ¿La codicia es buena? ¿La economía
es un juego de suma cero, donde lo que uno gana otro forzosamente lo pierde? Entre otras.
A lo largo de los contenidos se incluyen cuadros (datos muy concretos), recuadros
(historias que ilustran el contenido sobre el que se está hablando), notas (información breve
pero que sirve para profundizar sobre un personaje, tema o teoría) y figuras
(mayoritariamente esquemas). Todos estos contenidos tienen el objetivo de servir de apoyo
pedagógico para hacer de la lectura una experiencia más estimulante, pero sobre todo para
que el lector vea cómo la teoría ha impactado en la vida de las personas de diversas épocas.
En el caso específico de los recuadros y las notas, eventualmente se ha recurrido a escenas y
diálogos de películas y series de televisión. Para quienes deseen profundizar en el estudio de
los temas, al final ofrecemos un epílogo con una reducida lista de lecturas y actividades
complementarias.
En «¿Cañones o mantequilla? Respuestas de economía para no economistas» nos
hemos propuesto explicar de manera desenfadada cómo maximizamos los beneficios, pero no
deseamos agotar los temas… y mucho menos al amable lector. ¡Pasemos un buen rato
aprendiendo algo de buena economía!
Sergio A. Berumen
Profesor Titular de Economía Aplicada
Universidad Rey Juan Carlos
Madrid, invierno de 2016/17
Capítulo 1
La ciencia de los incentivos

1.1. El poder de los incentivos.


1.2. El poder de los incentivos perversos.
1.1. El poder de los incentivos
Para Thomas Carlyle (1795–1881), historiador del siglo XIX, la economía era «la ciencia
funesta» porque decía que tenía los nada honrosos atributos de ser sombría y oscura, incierta
y voluble y por estar sujeta al punto de vista desde donde se observan los problemas (el
término lo menciona en el artículo «Ocasional Discourse on the Negro Question», publicado
en diciembre de 1849 en Fraser’s Magazine, y en 1851 lo volvió a utilizar en una publicación
posterior – por cierto, sus reflexiones son descaradamente racistas). Probablemente no es la
ciencia más exacta, pero en absoluto es sombría. Todo lo contrario, la economía es una
ciencia luminosa, reveladora y cuya existencia resulta fundamental para tratar de explicar
problemas y cuestionamientos a los que se enfrentan los economistas, pero también otros
especialistas de las ciencias sociales, como antropólogos, sociólogos, politólogos, psicólogos,
historiadores, periodistas, publicistas, criminólogos, juristas o los diversos estudiosos de las
ciencias empresariales, ingenieros e informáticos en general, y también de las ciencias
experimentales, como físicos, químicos, biólogos, médicos, psiquiatras y veterinarios, entre
otros.
El origen etimológico de («economía») se encuentra en dos palabras griegas,
(«oikos», casa) y («nomos», ley o regla), lo que significa que su principal
objetivo es tratar de explicar algunas de las leyes que rigen nuestra existencia en sociedad. La
economía se interesa en estudiar tanto cuestiones simples y cotidianas que solo afectan a un
reducido grupo de personas, como problemas verdaderamente grandes que impactan en el
bienestar de los pueblos. Que se tenga constancia, el primero que habló sobre estas cosas fue
Jenofonte (431 a.C.– 354 a.C.), escritor griego y autor de («Económico»), una
obra de gran repercusión entre la sociedad ateniense de su tiempo (escrita aproximadamente
en el 362 a.C.), pero también en siglos posteriores, gracias a la traducción de Cicerón al latín.
Trata sobre un supuesto diálogo entre Sócrates y Critóbulo, primogénito de Critón, y donde el
filósofo: i) relaciona el concepto de «riqueza» con el bienestar antes que con la acumulación
de bienes; ii) recomienda moderación en el gasto y trabajo duro como medios para tener una
economía doméstica próspera, y iii) describe los métodos a los que recurrió Iscómaco para
hacer de su mujer una buena gestora de los recursos familiares y de los medios de producción
utilizados para explotar la tierra (incluyendo la mano de obra esclava).

NOTA 1.1
ALGO PARA REÍRSE SOBRE EL PODER DE LOS INCENTIVOS

Economía liberal
Todo empezó con dos vacas. Cada año con los ahorros has comprado una más y al cabo de varias décadas
de duro trabajo te has convertido en un granjero acomodado. Tu rebaño se ha multiplicado y la economía ha
crecido. Has pensado que cuando te hagas mayor venderás el negocio, te jubilarás con los beneficios y te
irás a vivir a orillas de una playa española.

Economía estadounidense
Tenías dos vacas. Un asesor financiero te aconsejó que, para mejorar la productividad, vendieras una y
forzaras la otra a producir la leche de las dos. Para cubrir la demanda, en los últimos años has comprado la
leche restante a un granjero chino, pero ahora estás enfadado porque poco a poco este se ha ido quedando
con el que hasta hace no mucho era tu mercado.

Economía francesa
Tienes dos vacas pero quieres tener más, así que te pones en huelga hasta que el Estado subvencione la
compra y los gastos de la tercera vaca y si es posible también de un toro, de otro establo y de una casita.

Economía japonesa
Tienes dos vacas. Las rediseñas para que tengan una cuarta parte de su tamaño y produzcan diez veces
más leche.

Economía alemana
Empezaste con dos vacas pero has hecho una reingeniería genética para que se reproduzcan más rápido,
vivan 100 años, coman una vez al mes y se ordeñen ellas mismas. La leche del establo tiene el valor añadido
de tu marca, la cual es demandada más allá de las fronteras de la comarca.

Economía suiza
Tienes millones de vacas pero ninguna es tuya. Tu negocio va viento en popa porque consiste en cobrar por
cuidar las vacas de los demás y en no hacer preguntas incómodas.

Economía sueca
Tienes dos vacas, las dos son refugiadas de un país en conflicto y próximamente llegarán otras dos. Viven
bien porque el Estado te subvenciona su manutención, las visitas veterinarias, ayuda psicológica durante el
largo proceso de aclimatación y clases especiales para que aprendan las nociones básicas de sueco.

Economía globalizada
Tenías dos vacas y el negocio iba bien, pero un día un compadre te hizo ver que podías ganar más
importando la leche, embotellándola y vendiéndola como si la hubieras ordeñado tú. Ahora eres un
importante lechero, aunque hace años que ya no tienes vacas.

Economía griega
Tienes dos vacas que has comprado con dinero que te prestaron unos colegas de Alemania, pero te has
despistado y ahora no sabes dónde están. Luego de un momento de agobio has decidido dejar de
preocuparte, te vas a tomar una cerveza y cuando vengan a cobrarte entonces ya veremos cómo se arregla.

Economía soviética
Tienes dos vacas. Las cuentas y llegas a la conclusión de que suman 5. Las cuentas otra vez y piensas que
tienes 42. Las cuentas una vez más y te salen 12. Entonces mejor dejas de contar vacas y te bebes otra
botella de vodka.

Economía china, hasta antes de las reformas de Deng Xiaoping


Tienes dos vacas y tienes a 300 personas ordeñándolas. Te enorgulleces de no haber ningún desempleado
en la comarca, alta producción bovina y te quejas con el Gobierno para que vaya a por el periodista que
«está metiendo las narices donde no debe».

Economía china de hoy en día


Tenías dos vacas pero, después de ponerte de acuerdo con los camaradas del Partido, el Estado te ha
subvencionado un establo más grande, la compra de vacas extranjeras (a las cuales las puedes alimentar
con… otras vacas), han creado barreras a la entrada de leche importada, te han permitido pagar salarios
miserables a quienes las ordeñan y los inspectores hacen la vista gorda con la contaminación que generas.

Economía india
Tienes dos vacas y… las adoras.

Economía bolivariana
Tenías 100.000 vacas pero después de 50 años de explotación quedan dos. Una se afilió a las juventudes
bolivarianas y no produce, solo come. La otra paga derechos por vivir en el establo, impuesto suntuario por
tener más de un cuerno y tenencia por el banquito donde la ordeñan. Todos en el establo quieren ordeñar a
la misma vaca. Con lo poco que te queda quieres comprar una más y un toro, pero los camaradas del
Gobierno no se ponen de acuerdo si es buena idea y llevan dos años discutiendo si te tachan de antipatriota
o de ejemplo para el pueblo.

Economía colaborativa
Tenías dos vacas. En cuanto descubriste de qué iba la economía colaborativa las vendiste al carnicero,
acondicionaste el establo con muebles de Ikea y ahora ganas dinero alquilándolo a vacacionistas en Airbnb y
lo anuncias como «coqueto adosado rústico».

En 1932 Lionel C. Robbins (1898–1984) formuló la definición más comúnmente


aceptada de economía (en su «An Essay on the Nature and Significance of Economic
Science» – en 1935 hubo una segunda y definitiva edición): «Es la rama de las Ciencias
Sociales que analiza la manera en que los seres humanos satisfacen sus necesidades
ilimitadas con recursos escasos». Esto significa que los recursos que no son escasos simple
y llanamente no interesan a la economía, pero dado que la inmensa mayoría lo son, es por
ello que está presente en prácticamente todos los aspectos de la vida. Por ejemplo, en el
pasado el espacio habitable y el aire puro eran recursos abundantes, por lo cual, casi nadie se
interesaba en estudiarlos, pero las cosas han cambiado y ahora la concentración urbanística y
la contaminación del medio ambiente son temas que despiertan enorme interés e inquietud.
Este es el caso del crecimiento desenfrenado experimentado por algunas ciudades,
megalópolis superpobladas (en torno al área metropolitana de Tokio viven más de 38
millones de habitantes), altamente contaminadas, imposibles de recorrer sosegadamente y
donde el espacio urbano también se ha convertido en un recurso escaso. Kenneth R.
Livingstone vivía este problema cada día y entonces decidió buscar una solución económica.
Este alcalde laborista de Londres, a partir del 17 de febrero de 2003, impuso un peaje de 5
libras a los conductores que desearan circular al interior de la almendra central en los días
laborables (quienes se aventuraran a entrar sin haberlo pagado y fueran captados por alguna
de las cámaras serían sancionados con una multa de hasta 80 libras). Londres sigue siendo
una capital congestionada, pero seguramente lo sería aún más de no existir esta iniciativa.
Esta solución la podrían considerar en otras ciudades del mundo. Según datos recogidos por
la aplicación de conducción WAZE (https://waze.com/, donde 10 es la mejor y 0 la peor –
disponible como «2016’s Best & Worst Cities for Driving»), de las 235 ciudades de más de
dos millones y medio de habitantes analizadas, los últimos lugares los ocupan Manila (0,33),
Yakarta (0,57), Bogotá y Lima (0,83), Ciudad de México y Río de Janeiro (ambas, con 1,21),
mientras que en la parte superior están Dallas (7,28) y Atlanta (6,48). Londres alcanzó una
muy baja puntuación, de 2,24.
A partir de la utilización de los rudimentos de la economía se puede explicar por qué la
gente hace cosas, como levantarse temprano, estudiar, aprender a conducir, trabajar, casarse
o vivir en pareja, tener hijos, contratar una hipoteca… naturalmente, porque tiene incentivos
para hacerlo. De hecho, en muchos casos hay una serie de elementos que nos impulsan a
hacer cosas que nos desagradan pero las hacemos porque nos interesa o porque estamos
obligados (aunque en el fondo no queramos). Es decir, esperamos que los esfuerzos se
reviertan en beneficios (o que no aumenten los perjuicios) presentes y futuros para nosotros,
nuestras familias, las empresas y el lugar donde vivimos. De esto trata el mundo de las
cuestiones de naturaleza económica. Sin embargo, también existen los incentivos perversos.

NOTA 1.2
UN EJEMPLO DEL PODER DE LOS INCENTIVOS

Los incentivos son poderosos detonantes del comportamiento y que ayudan a alcanzar objetivos. Un
ejemplo del poder de los incentivos fue la idea que en 1872 tuvo Walter Scott. En aquel tiempo los
restaurantes de Providence, Rhode Island, cerraban a las veinte horas, por lo cual Walter pensó que sería
una buena idea vender bocadillos y trozos de tarta en su carromato tirado por caballos hasta bien entrada la
noche. El negocio fue tan próspero que a los pocos meses era muy habitual encontrarse con food trucks en
el corazón de Manhattan. El resto es historia.

1.2. El poder de los incentivos perversos


En la mitología griega Peitho era la diosa de la persuasión. En su interior yacía una
personalidad benéfica (Daimona) y otra maléfica (Apate) asociada al engaño y la
nocturnidad. Filósofos griegos, como Cicerón, Córax, Tisias, Platón, Aristóteles y más
adelante los Sofistas (entre 450 a.C. y 380 a.C.) se interesaron en la retórica, en la capacidad
para defender ideas y las contrarias. En efecto, los incentivos son estímulos que nos
persuaden para trabajar más y mejor, pero mal encaminados también pueden dar lugar a
comportamientos perversos (tal vez motivados por el Apate). Aristóteles (384 a.C. – 323
a.C.), en su libro II o sobre la Retórica («Ars Rhetorica»), señala que las pasiones, los
afectos, los instintos y en general todo cuanto tiene relación con el alma concupiscible, son
los causantes de las voluntades más nobles, pero también de los deseos más retorcidos.
«Follow the money» es la regla de oro que Garganta Profunda les regala a los dos
periodistas que acabaron destapando el escándalo del Watergate, y entonces como ahora,
seguir el rastro del dinero puede llevar a encontrar muchas respuestas.
Por ejemplo, si la retribución de los directivos se conforma del salario base, bonus anual
vinculado a resultados contables, opciones sobre acciones de las empresas (stock options) y
planes de beneficios extrasalariales, es de suponer que harán todo cuanto esté en sus manos
para incrementar el valor de las acciones. Si las cosas evolucionan correctamente, su
«proceder egoísta» se traducirá en que la empresa será más productiva y estará mejor
valorada por el mercado, lo que repercutirá en beneficios para los inversores y la sociedad
(hay que tener presente que la misión de toda empresa mercantil lícita se rige por la máxima
de crear riqueza para los accionistas y valor para la sociedad). La cuestión que suscita
debate es cuando el proceder de alguien obedece a comportamientos mezquinos y
deliberadamente ignora el perjuicio o daño que puede provocar a terceros. Este tipo de
situaciones abundan en economía, para las cuales no siempre hay una feliz y justa solución.
Veamos algunos ejemplos interesantes:
Durante el dominio colonial francés en Indochina, en Hanói se instauró una política
• que pagaba por matar ratas. El objetivo era reducir su número en la ciudad, así que las
autoridades pagaban por la cola de cada roedor, prueba del raticidio, pero algunos
empezaron a criarlas y a cortarles la cola por la recompensa. Como las colas de las
ratas no vuelven a crecer, conservaban algunas para reproducción y el resto, a la calle.
Así, el incentivo se demostró perverso con el tiempo y como resultado de ello el
número de ratas en la ciudad aumentó, no disminuyó.
• Estados Unidos concentra el 5% de la población y el 25% de la población carcelaria,
en ambos casos a nivel mundial. En promedio, los afroamericanos e hispanos suponen
alrededor del 60% de los presos, una cifra que en el caso de algunas prisiones privadas
puede rondar el 90%. En 2014, el 8,4% de los presos estaban en cárceles privadas
(131.261, sobre un total de 1,5 millones), de los cuales 40.017 estaban en cárceles
subcontratadas por el Gobierno federal (equivalente al 19% del total de reos federales)
y los restantes 91.244 en cárceles estatales.
La privatización de las prisiones se inició en la década de los ochenta del siglo pasado.
Entre 1999 y 2014 la población en recintos privados creció un 84%, frente al 10% en
las cárceles «públicas». Mientras que los gastos en las primeras aumentaron en 945%
en las segundas fue del 35%. Asimismo, solo en 2014 las primeras movieron 4.800
millones de dólares (629 millones de beneficios).
En su investigación de doctorado Christopher Petrella, de la Universidad de
California-Berkeley, estudió que las cárceles gestionadas por empresas privadas
seleccionaban preferentemente reclusos de las minorías porque al ser más jóvenes que
sus pares blancos, y por tanto requerir de menores cuidados médicos, «[…] eran más
baratos de mantener». El investigador encontró que en esos contratos había
exenciones implícitas y explícitas que permitían que las empresas seleccionaran a los
reos que acogerían en sus instalaciones, permitiéndoles discriminar por razón de edad
o por cuestiones de salud, con lo cual «[…] evitaban a los presos con enfermedades
crónicas o que representaran costes sanitarios por encima de la media». El coste de
mantener a un preso mayor de cincuenta años en Estados Unidos ronda los 68.000
dólares al año, mientras que el de un recluso más joven y sano se sitúa alrededor de
los 40.000.
La discriminación de la que son objeto estos presos es grave, pero aún lo es más en el
caso de los reclusos del Centro Penitenciario Marion, Ohio. En noviembre de 2015 la
cadena británica BBC emitió un documental sobre esta cárcel, donde además de la
privación de la libertad los presos tienen que abonar el denominado «pago por
estadía», a razón de 50 dólares estadounidenses por cada día más otros 100 en
concepto de comisión por reserva, como si el preso estuviera encerrado por su propia
voluntad. En el documental se entrevistaba a presos que habían acumulado una deuda
de hasta 50.000 dólares, una cantidad considerable, si bien muy inferior a los 100.000
dólares que debían cinco residentes del Centro Arnita Pittman, también en Ohio.
RECUADRO 1.1
UN NOBEL DE ECONOMÍA POR LA TEORÍA DE LOS CONTRATOS

El 10 de octubre de 2016 el Banco de Suecia («Sveriges Riksbank») anunció los ganadores del Premio
Nobel de Ciencias Económicas. Los galardonados fueron Oliver Hart (nacido en Londres en 1948 y profesor
en la Universidad de Harvard) y Bengt R. Holmström (nacido en Helsinki en 1949 y profesor en el MIT) por
sus aportaciones a la Teoría de los Contratos.
Ambos profesores son exponentes de la Escuela Institucionalista, interesada mayoritariamente en estudiar
problemas reales, como por ejemplo ¿cómo se hace un contrato para pagar a un ejecutivo? o ¿cómo
resolver el problema del principal y del agente? En ambos casos hay un potencial conflicto de intereses entre
los dueños y/o accionistas de las empresas y quienes las dirigen: ¿estos para quién trabajan, para beneficiar
a los accionistas o para favorecer sus propios intereses o de terceros?
Este Nobel es un justo reconocimiento a un ámbito de estudio sumamente relevante porque la sociedad
funciona gracias a los contratos. Contratos de compraventa para llenar la nevera, de seguros, de usufructo,
de cesión de derechos, de alquiler, de matrimonio, hipotecarios o laborales, e incluso en materia de
herencias. En los contratos se contemplan los riesgos y los incentivos. En palabras de Per Stromberg,
presidente del Comité del Premio Nobel de Economía: «Esta teoría explica por qué las compañías de
seguros nunca reintegran todo el valor de la casa quemada o el coche robado, pues en ese caso nunca nos
importaría si se quema la casa o nos roban el coche. Hay que tener los incentivos adecuados para fomentar
que las partes sean cuidadosas».
Una de las mayores aportaciones del profesor Hart es su artículo de 2003 («Incomplete Contracts and Public
Ownership: Remarks, and an Application to Public Partnerships»), donde señala que en los contratos es
imposible prever (ex ante) todas las contingencias y escenarios posibles que pueden tener lugar en el futuro
y afectar las condiciones originales que llevó a las partes a acordar, por lo cual los contratos son
incompletos.
Esta condición introduce una serie de complejidades que sirven para analizar diversos problemas, tales
como:

• Sobre la legítima propiedad de un bien (en los tres sentidos, Ius utendi, Ius fruendi y Ius abutendi, es
decir, los derechos para utilizar un bien, para beneficiarse de los frutos o para disponer plenamente del
mismo).
• De control. Por ejemplo, en fusiones entre empresas o de gobierno corporativo (p.e. los abusos cometidos
por directivos de Caja Madrid en el caso de las Tarjetas Black).
• De conflicto de intereses. Con fundamento en la Ley de Conflicto de Intereses (de 2006) los miembros
del gobierno y los altos cargos deben inhibirse en asuntos relativos a empresas en las que hayan
participado ellos, sus cónyuges o familiares en los dos años anteriores a haber tomado posesión del cargo
público. La Ley del Alto Cargo define un conflicto de interés, cuando la decisión que se vaya a adoptar
«[…] pueda afectar a sus intereses personales, de naturaleza económica o profesional, por suponer un
beneficio o un perjuicio a los mismos». En el primer gobierno de Mariano Rajoy en al menos 56 ocasiones
miembros de su gabinete se levantaron de la mesa del Consejo de Ministros por existir conflicto de
intereses.
Otra de las aplicaciones de los trabajos de Hart es en materia de evaluación de costes y beneficios derivados
de la privatización de empresas públicas, como hospitales, colegios, prisiones o la recogida de basuras. En
un artículo de 1997 («The Proper Scope of Government: Theory and an Application to Prisions», publicado
junto con Andrei Shleifer y Robert W. Vishny) explicó los equilibrios entre la máxima calidad y la eficiencia en
costes (entre otras cosas, explica cuáles deben ser los criterios para determinar si los funcionarios de
prisiones deben tener retribuciones fijas o variables). Hart no especifica si es mejor que las prisiones (o su
mera gestión) sean públicas o privadas, sino en qué condiciones conviene que lo haga el Estado o los
agentes privados. Este trabajo fue tan influyente que la Administración Federal estadounidense en adelante
dejó de privatizar las prisiones (aunque no ha sido así en el caso de las estatales).
En lo relativo a la contribución teórica, los trabajos de Hart y Holmström han dado un paso más allá en el
estudio de problemas de la macroeconomía con el empleo de rudimentos de la microeconomía, una
tendencia que parece ha llegado para quedarse.

• Entre 2012 y 2015 una cantidad cercana a la treintena de cirujanos de la sanidad


pública y privada de la provincia de Tarragona, en Cataluña, cobraron comisiones de
hasta el 30% del precio de las prótesis vertebrales, de cadera y de rodilla implantadas
a los pacientes (que el fabricante les ofrecía en concepto de royalties). Cuando el
paciente estaba asegurado, la empresa entregaba al médico el 14% sobre el valor
promedio facturado y en el resto de casos la recompensa oscilaba entre el 22% y el
25% sobre la cantidad facturada. Para superar las objeciones de los encargados de
hacer las compras de material ortopédico les ofrecían viajes. Y aún hay más. La
investigación desvelada por la Guardia Civil señaló que los productos de la empresa
eran de peor calidad que los de la competencia.
• Como en todas las profesiones, hay malos economistas, pero también hay
economistas malos. John Perkins, autor del libro Un mundo feliz: confesiones de un
gánster económico (de 2005), se dio a la tarea de relatar cómo fue reclutado por la
Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés)
para colaborar en el proceso de colonización económica de países en desarrollo. Su
misión, cuenta el ahora arrepentido, era engañar a los líderes de estos países para que
entraran en la red de intereses de Estados Unidos, todo en nombre de lo que describe
como una conspiración fraguada por los servicios de inteligencia, empresas
multinacionales, bancos y el propio gobierno estadounidense.
• Cada verano los medios de comunicación informan sobre los incendios que se
producen en España y en todo el mundo, y cada verano se confirma la sospecha de
que algunos de ellos fueron provocados. Desafortunadamente los pirómanos no son
tan raros. Un vecino de la localidad de Daimiel, Ciudad Real, el 29 de julio de 2015
fue detenido por la Guardia Civil, acusado por haber cometido seis conatos de
incendio. Este delincuente solía quemar los rastrojos dejados por las cosechadoras en
las afueras del pueblo y acto seguido volvía rápidamente al Ayuntamiento para
integrarse en las brigadas de Protección Civil y junto a los bomberos acudía a apagar
los incendios. No consta si este sujeto era pirómano por motivos económicos, pero
podría ser, como por ejemplo, para que el Ayuntamiento justificara la contratación de
personal para apagar incendios en verano o limpiar el monte durante el invierno, o
para recalificar suelo rústico en urbanizable. Según cifras del Ministerio Público, en
2014 fueron detenidas 87 personas, 418 fueron imputadas y se dictaron 150
sentencias, de las cuales 120 fueron condenatorias, todo ello en casos relacionados
con incendios. Pero estos no reflejan la verdadera magnitud del problema. Para la
Fiscalía de Medio Ambiente, más de la mitad de los fuegos son intencionados.
• El 7 de octubre de 2016 el Comité Noruego decidió conceder el Premio Nobel de la
Paz al presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón «[…] por la fortaleza
necesaria para afrontar la tarea del proceso de paz abierto con la insurgencia más
antigua de América Latina tras más de cincuenta años de conflicto». Un gran mérito.
Sin embargo, es necesario recordar que el presidente Santos era ministro de Defensa
del gobierno del presidente Álvaro Uribe cuando estalló el escándalo de los falsos
positivos. Aún hay mucho por esclarecer, pero lo que no alberga dudas es que
personal del ejército colombiano secuestró y asesinó a civiles inocentes, haciéndolos
pasar por guerrilleros muertos en combate, y a cambio fueron premiados
económicamente y condecorados.
• ¿En el fútbol puede haber incentivos perversos? Por supuesto, o cuando menos eso
es lo que piensan los hinchas de los equipos pequeños cuando en el minuto 88 el
marcador va 1-0 a su favor y el árbitro pita un penalti que beneficia al equipo
grande… ¡y que únicamente él ha visto! A nadie escapa cómo funciona el negocio de
los derechos de retransmisión de los partidos por televisión. Otro ejemplo fue la
manera como Joseph «Sepp» Blatter y sus colaboradores favorecieron la organización
de sendos mundiales en Dubái y Rusia. En junio de 2015 el FBI y los tribunales de
Estados Unidos acusaron a varios consejeros de la FIFA por corrupción, Blatter no
resistió la presión y dimitió, pero en cualquier caso tenía los días contados, tanto por
la investigación por corrupción que le pisaba los talones (o renunciaba o solo era
cuestión de tiempo que en algún momento su nombre también apareciera) como por la
inmensa presión que ejercieron anunciantes tan potentes como Visa, McDonald’s y
Coca-Cola, los mayores patrocinadores de los mundiales de fútbol, quienes no
deseaban que se les relacionara con una institución infectada de corrupción.
En otros deportes también hay incentivos perversos. El ciclismo de alto rendimiento
demanda un esfuerzo físico extraordinario. En etapas que se prolongan a lo largo de
más de cien kilómetros, bajo condiciones extremas de lluvia, viento, frío y calor, los
ciclistas ascienden hasta elevados puertos de montaña (con pendientes que quitan el
aliento, como el Tourmalet), descienden a velocidades de vértigo (en algún punto
pueden superar los 80 km/h) y cruzan páramos interminables, y siempre bajo la
continua presión de no ceder tiempo o permitir una escapada. Entre 1999 y 2005 el
Tour de Francia, prueba suprema del ciclismo de carretera, solo tuvo un protagonista,
Lance Armstrong, ganador en 7 ocasiones. Este superviviente al cáncer se convirtió
en un ejemplo de superación ante las adversidades, pero el mito tenía los pies de barro
porque sus proezas estaban edificadas sobre una mentira. Finalmente, la Agencia
Antidopaje de Estados Unidos (USADA, por sus siglas en inglés) encontró pruebas
suficientes del fraude. Armstrong, acorralado, lo reconoció, tras lo cual se le retiraron
los 7 Tours y desde entonces está proscrito de toda actividad deportiva profesional.
Los incentivos que llevaron a él y a la gente del equipo US Postal a cometer juego
sucio fue por el reconocimiento, pero también por el dinero.
Hoy en día, además del dopaje químico existe el dopaje tecnológico. Las sospechas se
confirmaron en el Mundial de Ciclocrós de Zolder, celebrado en enero de 2016 en
Bélgica, cuando los inspectores comprobaron que en el interior del cuadro de la
bicicleta de Femke Van den Driessche se ocultaba un conglomerado de cables
conectados a un motor eléctrico. El sistema consistía en un motor oculto en la barra
del sillín y conectado al pedalier a través de un engranaje. La energía la proporcionaba
una batería de litio oculta en el bidón de agua y se accionaba al presionar un
minúsculo botón en la maneta de cambios o bien a distancia por Bluetooth. Este tipo
de motores libera una energía de entre 50 y 200 vatios, pesa 600 gramos y cuesta unos
20.000 euros. Un ciclista, incluso dopado, puede tener un mal día, pero con motores
siempre puede ir a tope. Esto es un engaño y un fraude contra el resto de ciclistas,
pero también contra los aficionados y en general contra el mundo del deporte.
• ¿Los gobiernos también pueden tener incentivos perversos en perjuicio de los
ciudadanos? Claro que sí. Hoy en día existen los medios tecnológicos para diseñar
sistemas de compensación que promuevan o sancionen determinados
comportamientos de los ciudadanos. En el futuro cercano, mediante la gestión del Big
Data los gobiernos nos podrán premiar o castigar por utilizar racionalmente los
servicios públicos o para que los contribuyentes hagan ejercicio físico y gracias a ello
las Administraciones se puedan ahorrar dinero en cirugías cardiovasculares. En
realidad no hay límites. Por ejemplo, ya están en funcionamiento aplicaciones para
móviles como Haystack y MonkeyParking, creadas para que los conductores que han
tenido la suerte de encontrar aparcamiento al marcharse puedan subastar y adjudicar el
sitio al mejor postor, denominado Make a Move.

RECUADRO 1.2
SAVONAROLA Y LOS PELIGROS (Y ACIERTOS) DE LA REINGENIERÍA SOCIAL

A lo largo de la historia de la humanidad ha habido múltiples ejemplos de individuos con ínfulas mesiánicas y
grupos de fanáticos que han creído que es posible construir una sociedad ideal, limpia de vicios y libre de
extrañas ideas importadas, llámese democracia, laicidad, respeto a los derechos humanos, igualdad de
género… Veamos tres nefastos ejemplos de reingeniería social y sus consecuencias:

• Luego de varios días de asedio, el 19 de abril de 1993 un comando de tanquetas blindadas y agentes del
FBI armados hasta los dientes entraron en el Centro Mount Carmel (a un cuarto de hora de Waco, Texas),
sede de la secta Asociación General de la Rama Davidiana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
dirigida por su apocalíptico líder, David Koresh, quien se ostentaba como el Hijo de Dios (ni más ni menos).
Desde mediados de los sesenta la secta fue ganando adeptos, pero lejos de ser una comunidad de
pacíficos cristianos en realidad se trataba de gente dedicada a la compraventa de armas, nada dispuesta a
respetar la autoridad y sin más leyes que las creadas por su polígamo y pedófilo líder. Los davidianos,
irreductibles, se negaron a entregar las armas y permitir la entrada a las autoridades. Al entrar el comando
del FBI se desencadenó una balacera y empezó un pavoroso incendio. Al final, la intervención arrojó un
saldo de 76 adultos muertos (incluyendo dos mujeres embarazadas) y 20 niños. David Koresh les había
prometido un mundo ideal en vida y el paraíso en la muerte, a cambio de la más absoluta sumisión y
obediencia.

• Los cálculos más conservadores señalan que en torno a dos millones de camboyanos murieron a causa de
las torturas, enfermedades, ejecuciones, trabajos forzosos y hambre durante los cuatro años que
estuvieron en el poder los Jemeres Rojos. Tras la derrota de Estados Unidos en Vietnam, el 17 de abril de
1975 los Jemeres Rojos entraron victoriosos en Phnom Penh, capital de Camboya, y bajo la dirección de
su líder Pol Pot se instauró una república popular maoísta, radicalmente agraria. Cualquier indicio de
modernidad, interés por el conocimiento (en cuanto el poseedor de unas gafas para la lectura o un
inofensivo libro de gramática era descubierto su osadía le costaba la vida) o simpatía por valores
occidentales era severamente castigado. La sociedad jemer era una distopía, un sanguinario «mundo
feliz».

• Girolamo Savonarola (1452–1498) fue un monje dominico y durante un tiempo confesor de Lorenzo de
Medici y protegido de Carlos VIII, rey de Francia. Denunció la corrupción de la Iglesia y la explotación de
los pobres, pero también creó las Hogueras de las Vanidades para quemar todo aquello que a su parecer
corrompía al ser humano y le alejaba de Dios, como los perfumes, los espejos, el lujo, los juegos de mesa
y algunos libros.

En el caso de estos últimos creó un elenco prohibido, en el cual se encontraban obras de autores tan
célebres como Aristóteles (por razones como la descrita en la película El Nombre de la Rosa, inspirada en
la novela de Umberto Eco, en la escena donde el fraile franciscano Guillermo de Barkerville mantiene una
agria discusión con el abad y le dice «[…] si hasta se sabe que los santos se valían del humor para
ridiculizar a los enemigos de la fe, por ejemplo, cuando los paganos sumergieron a San Mauro en agua
hirviendo y él se quejó de que su baño estaba frío, el sultán metió la mano y se la escaldó […] Aristóteles
dedicó su segundo libro de poética al humor como instrumento de la verdad […]»), los poetas latinos
Ovidio y Propercio y los escritores italianos Francesco Petrarca, Dante Alighieri, y por supuesto, Giovanni
Boccaccio, autor de El Decamerón. Debido al poder que Savonarola había acumulado hizo se que se
declarase a Cristo rey de Florencia y se crearan brigadas de fanáticos con la encomienda de denunciar la
homosexualidad, la embriaguez y todo aquello que contraviniera lo «cristianamente correcto», y a
continuación los denunciados eran torturados y quemados en las hogueras. Pero en su obsesión por
purificar la ciudad se enfrentó con el papa Alejandro VI, quien le excomulgó. La Iglesia le juzgó, torturó y
condenó a muerte y el 23 de mayo de 1498 fue ejecutado en la Piazza della Signoria.

Inferno es una película de 2016 dirigida por Ron Howard y protagonizada por Tom Hanks. En la estela de
El Código Da Vinci y Ángeles y demonios, todas ellas basadas en las novelas homónimas del escritor Dan
Brown, la trama de Inferno se desarrolla en Florencia a ritmo de vértigo, en busca de las claves de uno de
sus personajes más fascinantes, Dante Alighieri, autor de La Divina Comedia. La película no es gran cosa,
pero si algo tiene de bueno es que se escenifica en la bellísima ciudad de Florencia, escenario de las
andanzas y la muerte del desquiciado monje Savonarola.
Hoy en día gracias a la tecnología podemos aprender más rápido y mejor y nos podemos comunicar con
cualquiera que tenga acceso a un dispositivo electrónico y una conexión a internet. Sin duda, son grandes
avances. El riesgo, sin embargo, es que algún gobierno o empresa global se sienta tentada a superar los
límites e intente hacer que seamos ciudadanos más indulgentes, mansos y obedientes, o bien que
compremos sin rechistar todo cuanto nos ofrezcan. ¡Nos debemos mantener atentos contra cualquier intento
de manipulación porque la tecnología para hacerlo ya está disponible! No obstante, todos estos recursos
también se pueden emplear para alcanzar objetivos que nos den un mayor bienestar.
A nadie le sorprendería la afirmación de que muchos estadounidenses tienen graves problemas de peso.
Dentro de los 50 estados que conforman la Unión los hay con más o menos sobrepeso, pero Oklahoma está
dentro de los peores y a su vez Oklahoma City es la ciudad con mayor obesidad. Cuando el republicano
Mick Cornett fue elegido alcalde (en 2004) encaró el problema definitivamente, declaró la guerra a la
gordura y retó a sus ciudadanos a perder «un millón» de libras (450.000 kilos). En su contra tenía un
enemigo formidable, la cultura del coche, el sofá y la televisión, pero contra todo pronóstico los habitantes y
los medios locales recibieron la iniciativa con entusiasmo. Para conseguir el objetivo crearon la página
informativa www.thiscity isgoingonadiet.com y al poco tiempo los colegios y las cantinas de las empresas
cambiaron sus menús por otros más balanceados, surgieron competiciones para perder peso, y en el marco
del proyecto Walkable City [Ciudad caminable – otras ciudades estadounidenses que se han apuntado al reto
son Jacksonville (Kentucky), Nashville y Memphis (Tennessee), Charlotte (Carolina del Norte), Indianápolis
(Indiana) y Kansas City (Misuri)] se construyeron más de 140 kilómetros de aceras, parques, carriles bici y
complejos deportivos… Todo este esfuerzo tuvo su recompensa porque en enero de 2012 la ciudad alcanzó
la meta planteada por Cornett (las 47.000 personas que se apuntaron al reto perdieron una media de 9 kilos
cada una – el alcalde también hizo los deberes y hoy pesa 18 kilos menos que cuando todo esto empezó).
Como es natural, semejante pérdida de peso ha tenido consecuencias muy positivas en la calidad de vida de
los habitantes, pero también ha tenido un importante impacto económico en el ahorro de tratamientos
médicos y en el incremento de la productividad laboral.
• En 2005 Tim Phillips publicó su libro Imitación: El comercio mortal de mercancías
falsificadas, donde relata una serie de sucesos relacionados con la piratería y el
contrabando. De entre muchas historias hay una que especialmente llama la atención. La
noche del 20 de diciembre de 1995 se estrelló un avión Boeing 575 de American Airlines
contra la falda de una montaña cuando realizaba las maniobras de aproximación al
aeropuerto de Cali, Colombia. Murieron 159 personas y solo hubo 4 supervivientes. Un
par de horas más tarde, con los restos aún humeantes, una horda de ladrones llegó al lugar
del accidente para robar piezas de los motores, del tren de aterrizaje y de la cabina de
mando, pero lo interesante del caso fue que menos de un mes más tarde algunas de esas
piezas fueron localizadas en el mercado de recambios de Miami.

RECUADRO 1.3
LUCHA CONTRA LA PIRATERÍA Y EL CONTRABANDO EN SUIZA

Desde hace unos años, algunos de los principales problemas que sufren los mercados son la piratería y el
contrabando. La máxima autoridad helvética en la materia es el Instituto Federal de la Propiedad
Intelectual («Institut Fédéral de la Propriété Intellectuelle», IPI). La piratería es particularmente nociva para
las marcas, pero también afecta a las empresas de diseño, los derechos de autor y las patentes. Según el
IPI, en 2013 el 83% de las empresas suizas se vieron afectadas por la falsificación de sus productos
protegidos por una marca, el 66% lo estuvieron en torno a sus diseños y el 54% vieron vulnerados sus
derechos de autor. Así, el 47% de las empresas encuestadas en 2013 señalaron que se sentían «muy
afectadas» por la piratería y el contrabando.
El sector agroalimentario es uno de los más dañados (la empresa de bandera es Nestlé). En 2012 el 84% de
las empresas fueron afectadas por la falsificación de sus marcas, el 80% por la violación de sus diseños y el
69% por la alteración en sus etiquetados de origen. Por otra parte, los productos suizos de lujo abarcan una
amplia gama, desde zapatos y marroquinería Bally, relojes Vacheron Constantin, Patek Philippe o Rolex, o
productos de belleza, como La Prairie. Según el IPI, el 100% de las empresas del sector se reconocieron
afectadas por la piratería y el contrabando. Entre 2001 y 2016 el 89% de las empresas sufrieron problemas
derivados por la copia de sus diseños y en el 93% de ellas se vulneraron los derechos de autor. La piratería y
el contrabando son muy nocivos para una economía como la suiza, basada en productos de alto valor
añadido y donde la constante demanda de innovaciones implica una elevada inversión.

¿Cómo era posible que piezas que eran parte de un avión siniestrado pudieran ser
reutilizadas en aeronaves en servicio? Pues por lo visto lo era o de lo contrario los
ladrones en lugar de las piezas se hubieran centrado en los equipajes de los pasajeros
fallecidos. Por otra parte, Phillips calculaba que a principios del presente siglo circulaban
más de cien millones de réplicas del famoso rifle de asalto AK-47, dos billones de
cigarrillos falsos (que contenían heces, moscas muertas y hasta larvas de insecto), una
cantidad indeterminada de bebidas alcohólicas tóxicas, transistores, microchips,
cosméticos, perfumes, pasta de dientes, leche en polvo para bebés, detergentes, airbags,
todo tipo de artilugios electrónicos (desde teléfonos móviles hasta marcapasos), ropa y
marroquinería, pastillas de frenos para automóviles, antibióticos sin agentes activos,
fármacos contra el cáncer, antipalúdicos, medicamentos cardiovasculares…, tantas y
tantas falsificaciones que ya entonces era imposible de cuantificar el daño provocado.
• Los estereotipos y prejuicios sociales y culturales, en resumen, cualquier tipo de
discriminación, tiene efectos económicos. En 1971 Julian Tudor Hart publicó un
artículo en The Lancet («Inverse Care Law», doi: 10.1016/S0140-6736(71)92410-X),
donde ponía en evidencia que el tiempo de espera para ser atendido por un médico era
mayor para las personas con bajo nivel educativo o bajos ingresos. La segunda conclusión
a la que llegó era que el sistema en su conjunto y en particular los facultativos trataban
mejor a quienes más se parecían a ellos. Este tipo de comportamientos, se hagan
consciente o inconscientemente, fomentan y acrecientan las desigualdades.
La discriminación contra los ancianos, las mujeres, el colectivo LGTBi, quienes profesan
una religión a la mayoritaria, por el nivel educativo o social, por el color de la piel o por el
origen de nacimiento, entre otras, pueden influir sutilmente en la toma de decisiones, sea
en la selección y contratación de personal o en la provisión de servicios sanitarios.
Además de ser moralmente despreciable, la discriminación atenta contra la
meritocracia, uno de los principales baluartes en los que reposa el capitalismo, pero
también perjudica a quienes tienen peor estado de salud y más precisan los servicios del
sistema sanitario. Según un informe publicado por la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE) en noviembre de 2014 («Social Expenditure Update»),
en España el 20% de los ciudadanos con más renta recibía el 40% de las transferencias
sociales, mientras que el 20% con menos renta solo recibía el 10%. Así, los más ricos
recibían cuatro veces más gasto social que los más pobres (p.e. en la financiación de la
educación concertada – un caso especialmente sangrante es el del colegio Nuestra Señora
del Pilar, situado en el Barrio de Salamanca, uno de los de mayor renta en Madrid). Los
recursos que en teoría deberían ser utilizados para redistribuir la riqueza, en realidad
fomentan la desigualdad e impiden el trasvase de riqueza desde las clases más altas a las
más bajas.

• La noche del 1 de julio de 2015 el dentista estadounidense Walter James Palmer,


acompañado de Theo Bronkhorst y Zane Bronkhorst, padre e hijo y propietarios de la
empresa Bushman Safaris Zimbabwe especializada en organizar cacerías desde hacía más
de veinte años, y un empleado de Honest Ndlovu, propietario de la finca «Antoinette»,
emprendieron unas jornadas de caza mayor en las inmediaciones del parque natural
Hwange, en Zimbabue. Según consta en las declaraciones de Theo Bronkhorst a la
policía, alrededor de las diez de la noche súbitamente se encontraron cara a cara con un
león imponente y acto seguido Palmer, armado con su arco le disparó una flecha, el tiro
acertó pero el animal pudo huir. A las nueve de la mañana del día siguiente lo encontraron
malherido y entonces a muy corta distancia Palmer le disparó una segunda flecha que lo
mataría.
Sin embargo, tras interrogar a varios testigos, analizar las pruebas forenses y hacer una
minuciosa reconstrucción de los hechos las autoridades del parque natural afirmaron que
las cosas no ocurrieron así. Según ellos, con la carne de un elefante muerto el grupo de
furtivos atrajo a Cecil (el león de melena negra más grande y majestuoso del parque y
orgullo de los conservacionistas de todo el país, y el cual llevaba un visible collar
equipado con GPS, colocado por investigadores de la Universidad de Oxford para
monitorear sus movimientos) fuera de la zona protegida, en un momento dado lo
deslumbraron con los potentes faros del todoterreno y fue entonces cuando Palmer le
asestó un disparo, pero la flecha no lo mató y el león huyó. Lo buscaron durante dos días
hasta que lo encontraron agonizando y fue cuando lo remataron, disparándole con un
fusil, luego lo decapitaron para conservar el trofeo de su cabeza, ocultaron el GPS y lo
descuartizaron.
Cuando la noticia saltó a la luz corrió como la pólvora por internet (llegó a ser Trending
Topic mundial). De haber sido cierta la versión contada por Theo Bronkhorst, Palmer
hubiera dado la cara, pero no fue así, trató de borrar todo rastro de la cacería y
desapareció (en los días consecutivos su clínica estuvo cerrada y tampoco lo pudieron
localizar en sus casas). En virtud de los hechos, lo cierto es que Palmer no tuvo
escrúpulos para ver realizado uno más de sus caprichos, atraer con engaños al león fuera
de la reserva protegida donde vivía, deslumbrarlo con las luces del coche y cuando lo tuvo
a tiro, dispararle la fatal flecha. Cuando la despreciable hazaña de este personaje se hizo
pública, nos enteramos de que en el pasado había sido procesado por caza furtiva en el
estado de California (en su cuenta de Facebook aparecía fotografiado junto a los
cadáveres de sus presas, entre los que había osos polares y osos negros, leones, leopardos,
búfalos, elefantes, rinocerontes, jaguares, diversa fauna ibérica…, que se tenga
constancia, 43 piezas de alto nivel). El acaudalado dentista pagó 50.000 dólares por matar
a Cecil (y Theo Bronkhorst añadió que estaba dispuesto a desembolsar una cantidad
suficiente para matar un elefante adulto de grandes colmillos). En 2013 la ONG británica
Lionaid informó que en los últimos 30 años la comunidad felina descendió en 200.000
ejemplares y que corre el riesgo de extinción. Hoy en día quedan menos de 30.000 leones
en todo el mundo. ¡Qué incentivos más perversos puede haber que la soberbia y la
egolatría y aunado al más absoluto desprecio por la vida de un animal protegido por
peligro de extinción!
• El documental de 2011, Comprar, tirar, comprar, fue dirigido por Cosima Dannoritzer y
coproducido por Televisión Española. De partida se pregunta: ¿por qué los productos
electrónicos duran cada vez menos?, ¿cómo es posible que en 1911 una bombilla tuviera
una duración certificada de 12.500 horas y cien años después su vida útil se ha visto
reducida a unas 1.500 – citan el ejemplo de la famosa bombilla del cuartel de bomberos
de Livermore, California, que lleva más de 115 años encendida?, ¿es compatible un
sistema de producción infinito en un planeta con recursos limitados? En la página de la
cadena pública dice: «[…] es el resultado de tres años de investigación, hace uso de
imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales de una práctica
empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para
incrementar su consumo y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que
se derivan. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está
creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas,
diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio
ambiente».
Entre 1924 y 1939 un cartel llamado Phoebus agrupó algunas de las principales empresas
de la época y así fue como Philips, Osram y General Electrics, fabricantes líderes de
bombillas, acordaron acortar la vida útil de sus productos. Había llegado la obsolescencia
programada. En las décadas siguientes fabricantes de diferentes sectores se sumaron y
también empezaron a ofrecer productos con una vida más corta. Con el tiempo,
fabricantes de medias de nylon (p.e. Dupont), electrodomésticos en general (p.e.
Kelvinator y General Electric), vehículos a motor (solo basta ver que en la Cuba de hoy
en día siguen circulando viejos Packard, Studebaker, De Soto o Hudson, marcas que hace
más de medio siglo dejaron de producirse, y en cambio hay vehículos nuevos que se
estropean «casualmente» tan pronto vence la garantía del fabricante), e incluso de ropa,
nos han vendido productos de peor calidad para que al cabo de unos meses, o en el mejor
de los casos un par de años, volvamos a las tiendas y desembolsemos más dinero. El ciclo
de vida de un teléfono inteligente, de las tabletas y las impresoras es de veinte meses.
La obsolescencia programada es un atentado contra una de las máximas del capitalismo,
la competencia leal y abierta entre los agentes que participan en la economía. Pero aún
peor, es muy peligrosa para el medio ambiente. Según el Programa de Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (PNUMA), en los países más ricos cada año son desechados
unos cincuenta millones de toneladas de aparatos electrónicos y el 80% de los residuos va
a parar a países en desarrollo, donde ni siquiera existe una regulación clara al respecto.
Así, a consecuencia de ello, Agbogbloshie es un barrio localizado en la periferia de
Accra, capital de Ghana, donde está el mayor basurero tecnológico. Según Green Cross
Switzerland (http://www.greencross.ch) este es el lugar más contaminado del mundo, por
encima de Chernóbil, en Ucrania.

NOTA 1.3
RESIDUOS, CALENTAMIENTO GLOBAL Y DESERTIZACIÓN DE ESPAÑA

Según el Banco Mundial (en base a los resultados del «2nd Annual Waste Atlas Report», realizado por
Waste Atlas Partnership y el What a Waste: A Global Review of Solid Waste Management), los dos puntos
más tóxicos del planeta son Agbogbloshie y O Estrutural, en Brasilia, con un volumen acumulado de 25
millones de toneladas de desechos. Por otro lado, según la OCDE (a partir de los resultados del informe
«Environment at a Glance 2015»– también disponible como doi: 10.1787/9789264235199), los países que
más reciclan son Alemania, Singapur, Corea del Sur y Austria (España está dieciséis puestos más abajo).
Los dos son informes interesantes y se complementan, pero el problema radica en que en el primero no se
hace un análisis minucioso del origen de la basura y en el segundo adónde van a parar los residuos tóxicos
que no son reciclados. Obviamente, basta un poco de intuición para imaginar la respuesta (en el buscador de
El País está disponible ¿Qué país produce más basura?, un mapa interactivo donde se puede ver cuántos
kilos de residuos generan cada año los habitantes de cada país).
Todos los residuos producen calor, y por tanto contribuyen al calentamiento global. En 2020 finalizará la
vigencia del Protocolo de Kioto. Este acuerdo tenía el objetivo de reducir al menos un 5% las emisiones de
los principales gases que provocan el efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxido nitroso,
hidrofluorocarburos, perfluorocarbonos y hexafluoruro de azufre, emitidos entre 2008 y 2012 y en relación a
las emisiones de 1990). Al no haberse alcanzado el objetivo, los países firmantes se dieron un nuevo plazo
hasta 2020, pero la gravedad de la situación hizo que el 22 de abril de 2016 en la XXI Conferencia sobre
Cambio Climático los asistentes se plantearan nuevos esfuerzos, enmarcados en las negociaciones
alcanzadas en diciembre del año anterior en la capital francesa, denominado Acuerdo de París, el cual entró
en vigor el 4 de noviembre de 2016 y que incluía a los dos principales emisores de CO2, Estados Unidos y
China.
España en esta materia no ha hecho los deberes. Según el Registro Estatal de Emisiones Contaminantes
(PRTR, http://www.prtr-es.es/), en 2014 (últimos datos disponibles) estuvimos muy lejos de alcanzar los
objetivos planteados en el Protocolo de Kioto, aunque hay niveles: a la cola del todo se sitúa la Región de
Murcia, mientras que en el lado opuesto está Ceuta y Melilla. A nivel provincial, los peores lugares los ocupan
Avilés (sus habitantes respiraron más de cinco millones de toneladas de CO2, principalmente proveniente de
las plantas de Alcoa, Saint Gobain y Arcelormittal) y León (las emisiones principalmente provienen de la
central térmica de Compostilla II, la más contaminante del país). Aún hay más, porque según Ecologistas en
Acción en torno a 10,2 millones de habitantes, equivalente al 21,8% de la población, viven en zonas donde
entre 2014 y 2016 se superaron los límites legales fijados por la Unión Europea de exposición al ozono
troposférico (disponible en el informe «La contaminación por ozono en el Estado español»).
Además del deterioro en la salud de los habitantes, si no se redoblan los esfuerzos para frenar el
calentamiento global, los modelos climáticos prevén un ascenso de la temperatura media global en dos
grados en las próximas décadas (en el extremo superior se podría superar los cuatro grados), lo que
significará que el daño es irreparable.
Según Joel Guiot (del Centro Europeo de Investigación y de Enseñanza de Geociencias Ambientales,
CEREGE, por sus siglas en francés) y Wolfgang Cramer (en base a los resultados alcanzados en su trabajo
«Climate Change: The 2015 Paris Agreement Thresholds and Mediterranean Basin Ecosystem», publicado
en Science – doi: 10.1126/science.aah5015), si no se reducen las emisiones de CO2 de manera contundente
se producirán cambios muy notables e irreversibles en la Península: «[…] al final del siglo un tercio de
España será tan árido como lo es hoy el desierto de Tabernas, en Almería […]».
En conclusión, no tiene sentido alcanzar la prosperidad económica si por el camino hemos depredado el
entorno. Es necesario hacer compatible el progreso con el cuidado del medio ambiente.

¿Hay lugar para la esperanza? Aún es pronto para responder afirmativamente, pero
cuando menos se ha dado un primer paso. La Fundación Energía e Innovación
Sostenible sin Obsolescencia Programada (Feniss) se ha planteado acabar con este
sistema de producción y de paso reducir las emisiones de CO2 . Para tal efecto han creado
la certificación ISSOP (Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada). Los
requisitos para conseguirla son: i) priorizar la compra de productos y la contratación de
servicios respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia programada y
utilizando preferiblemente productos locales y de comercio justo; ii) contribuir a la mejora
energética y a la disminución de emisiones; iii) una correcta gestión de los residuos; iv)
promover la cultura del consumo social y ambientalmente responsable; v) políticas a favor
de la responsabilidad ambiental; vi) facilitar el acceso a la formación ambiental y de
integración social; vii) evitar hacer uso de una publicidad engañosa o ambiental y
socialmente irresponsable; viii) promover la igualdad e integración; ix) facilitar la
conciliación familiar; x) promover y difundir los compromisos de gestión sostenible y
responsable, y xi) incluir en sus contratos con terceros cláusulas que impidan y castiguen
la corrupción.
En la página de RTVE (http://www.rtve.es/alacarta) está disponible Comprar, tirar,
comprar. La historia secreta de la obsolescencia programada, y tiene una duración de
algo más de una hora.
• Hasta en los Mandamientos bíblicos nos recuerdan que robar es malo, pero de acuerdo al
Global Retail Theft Barometer (de 2016) España es el tercer país de la Unión Europea y
el sexto de la OCDE donde más pérdidas se registran por robos en tiendas, ya sea de
clientes o de los propios empleados de los establecimientos. Entre 2014 y 2015 los
comercios españoles perdieron un 2,21% de sus ingresos brutos, entre lo que les robaron y
lo que se gastaron en seguridad, equivalente a unos 5.000 millones de euros.
En cierto sentido las penas son un ajuste de cuentas que la sociedad impone contra
quienes han violado los derechos o el patrimonio de otros y de esa manera los
perjudicados no se cobren la justicia por su propia mano (la clásica Ley del Talión, «ojo
por ojo y diente por diente», tan pormenorizadamente descrita en el Antiguo Testamento).
A medida que las sociedades han evolucionado, en las consecutivas ediciones de los
códigos penales de todo el mundo se han incorporado o desaparecido elencos de delitos,
pero desde el principio de los tiempos el robo se ha mantenido porque atenta contra el
patrimonio de una o más personas, por lo cual, de no sancionarse seguramente muchos
(más) se verían tentados a robarnos. El tema de los castigos también ha estado sujeto a
ciertas tendencias. Mientras que en la antigüedad la pena por robar se podía saldar con la
vida del ladrón, la amputación de una mano o, peor, el envío a galeras, en las democracias
occidentales de la actualidad el robo es un delito que se castiga con penas más
indulgentes.
En el caso de España, el artículo 237 del Código Penal dice: «Son reos del delito de robo
los que, con ánimo de lucro, se apoderaren de las cosas muebles ajenas empleando fuerza
en las cosas para acceder al lugar donde estas se encuentran o violencia o intimidación en
las personas». A partir de la reforma del Código Penal de la Ley de Seguridad Ciudadana
(conocida como Ley Mordaza, de 1 de julio de 2015), la gravedad de las sanciones
depende de la cuantía de lo robado o si se ha ejecutado «limpiamente» (a lo que
eufemísticamente se denomina «hurto») o con violencia e intimidación. En el primer caso,
y siempre que el robo sea inferior a 400 euros, se considera un delito leve y apenas se
impondrá una sanción administrativa, pero en el segundo caso o si la cantidad robada es
igual o superior a 400 euros la pena puede ser de entre seis y dieciocho meses de
prisión.
Así, a los raterillos amigos de lo ajeno especializados en el robo de billeteras les merece la
pena asumir el riesgo porque muy poca gente que viaja en transporte público y que se
dirige a la facultad, a su puesto de trabajo, a hacer la compra o a llevar los niños a
actividades extraescolares, lleva consigo una cantidad superior a los consabidos 400
euros, pero en cambio habrá quienes lleven 20, 50 u 80 euros. Al final de mes el raterillo
de marras habrá acumulado una suma mucho más atractiva que el honrado trabajador que
a cambio de la diaria y extenuante jornada recibe un menguado salario que roza el
mínimo.
Ha sido hasta fechas muy recientes que la economía se ha empezado a interesar en el
comportamiento de los delincuentes y las implicaciones socioeconómicas derivadas. En
2006 Per-Olof Wikström y Robert J. Sampson coordinaron un libro sobre la materia
(«Explanation of Crime – Context Mechanisms & Development»). El trabajo se torna
especialmente interesante cuando responden la pregunta ¿la delincuencia opera como una
empresa? La respuesta es que sí (como muestra solo tenemos que ver cualquier capítulo
de Los Soprano, según decían los propios mafiosos, un reflejo bastante fiel de la
realidad). En efecto, la delincuencia organizada funciona como una empresa porque, por
ejemplo, debe adaptarse a los cambios del mercado, diversificar las fuentes de negocio
(p.e. robo, trata y tráfico de personas, contrabando, secuestros, liquidación de rivales, el
juego, la extorsión o la gestión de residuos tóxicos, todas ellas de una o de otra forma eran
actividades gestionadas por el personaje Tony Soprano, encarnado por James
Gandolfini, y el resto de su camarilla), se valora la lealtad de los miembros (muy
importante en el caso de los lazos de sangre) y se libran feroces luchas de poder por
mantener o ganar cuota de mercado o territorios. Desde hace unos años en las escuelas de
negocio más prestigiosas del mundo se estudian las estrategias empleadas por algunas de
las más exitosas organizaciones criminales (a quien le interese el tema se recomienda la
lectura de «The Rise of the Red Mafia in China: A Case Study of Organised Crime and
Corruption in Chongqing»).
• En la contienda electoral del 8 de noviembre de 2016 a la presidencia de Estados Unidos
se enfrentaron la ex primera dama Hillary Clinton y el magnate inmobiliario Donald
Trump, un candidato extraordinariamente polémico. Entre junio de 2015 y junio de 2016
Trump y los medios de comunicación tuvieron una relación idílica, en particular con la
CNN, porque mientras que uno daba titulares a diestro y siniestro, los otros le retribuían
con tiempo de exposición mediática. En este contexto, Leslie Moonves, presidenta de la
CBS, en mayo de 2016 dijo: «Quizá no era bueno para América, pero era
endemoniadamente bueno para la CBS». Esta frase resume la falta de equidistancia y
respeto a las reglas democráticas e indubitablemente transmite que, para esta directiva,
por encima de los principios estaba la cuenta de resultados de la cadena.

NOTA 1.4
TODO POR EL RATING

El 11 de julio de 1938 a las nueve de la noche se estrenó el programa de radio The Mercury Theather on
the Earth, dirigido por Orson Welles y ambientado con la música y la orquesta del compositor Bernard
Herrmann. Cada semana el programa hacía una representación de radioteatro sobre una obra clásica de la
literatura. La primera fue «Drácula», de Bram Stoker, y después le siguieron otras, como «La vuelta al mundo
en 80 días» y «Viaje al centro de la tierra». Al caer la noche de los lunes los radioyentes disfrutaban de una
entrega más del programa producido por CBS Radio, pero debido al éxito de audiencia un mes más tarde del
estreno la cadena lo pasó a las ocho de la noche de los domingos, día y horario de máxima audiencia.
La Guerra de los Mundos se transmitió el 30 de octubre de 1938 y fue una adaptación de Welles a la obra
homónima del escritor británico H. G. Wells. Al principio el programa se desarrolló de manera habitual, pero
en un momento dado el locutor paró la música y dijo: «Señoras y caballeros, interrumpimos este programa
para transmitir un boletín especial […]», y a continuación con voz de alarma dijo que unos astrónomos
habían visto unas explosiones en Marte, luego el programa trató de continuar, pero al poco tiempo de nuevo
fue interrumpido. La relativa normalidad se rompió definitivamente cuando el locutor informó que una extraña
nave había aterrizado en Nueva Jersey y de la cual habían salido unos extraterrestres, mitad serpiente y
mitad insecto, y acto seguido los radioyentes escucharon alaridos de gente a la que los alienígenas
supuestamente estaban matando con sus terroríficas armas. La representación fue tan realista que la
audiencia creyó firmemente que estábamos siendo invadidos por criaturas de otro planeta.
Al final Orson Welles despidió el programa advirtiendo que todo había sido una broma por vísperas de
Halloween. Admirado por unos y odiado por otros, a nadie dejó indiferente. El programa rompió todos los
récords de audiencia, por encima de los seis millones, cuando la media no superaba el millón y medio. Su
osadía causó histeria colectiva… y el reclamo masivo de decenas de anunciantes que querían patrocinar el
programa.

• En China, cuando un conductor atropella a un peatón desgraciadamente no es infrecuente


que en lugar de detenerse y prestarle auxilio haga denodados esfuerzos por rematarlo
hasta la muerte. ¿Por qué lo hacen? Porque si muere el peatón, para el culpable es mucho
más sencillo y económico salir airoso de un juicio, incluso con testigos de por medio. En
caso de que el atropellado sobreviva, el conductor tendrá que asumir los costes de la
rehabilitación y su manutención de por vida, lo que puede elevar la cifra a cientos de
miles de yuanes, mientras que si el afectado muere, la indemnización oscilará entre los
30.000 y los 50.000 dólares. Esta manera de proceder incluso tiene un nombre, Hit And
Kill. ¡Simplemente, escalofriante!
• Puede haber conflicto de intereses entre instituciones y personas (p.e. en organismos
públicos, así como entre ellos mismos, o entre entidades, funcionarios o empleados
públicos en general, o eventualmente cuando colisionan intereses privados con intereses
públicos). En un conflicto de tipo institucional, como resultado de actividades o
relaciones ajenas al negocio principal se puede ver comprometida la imparcialidad,
objetividad y el cumplimiento del mandato para el que un organismo fue creado. Un
conflicto de interés personal es una situación donde los intereses privados de una
persona pueden interferir en el cumplimiento de sus responsabilidades profesionales o
bien puede haber implicaciones éticas (sea funcionario, contratado, accionista o
propietario).
Es obligación de las instituciones y personas evitar las situaciones cuya consecución
puede generar un beneficio indebido o un perjuicio sobre una institución o persona en
concreto. No obstante, las situaciones donde hay conflicto de intereses excepcionalmente
no son el resultado de actuaciones éticamente reprobables (en algunas ocasiones la
caprichosa diosa Alea, es decir, la suerte, simplemente nos da la espalda).
En el caso de España la entidad responsable de dirimir estas cuestiones es la Oficina de
Conflictos de Intereses, dependiente del Ministerio de Hacienda. Su ámbito de
competencia abarca un amplio catálogo de temas, desde autorizaciones y reconocimiento
de incompatibilidades para que los funcionarios desempeñen una segunda actividad (de
acuerdo a las disposiciones de la Ley 3/2015), hasta determinadas prohibiciones cuando
uno de los cónyuges trabaja para el Estado y el otro se puede beneficiar por la asignación
de un contrato (en los términos contemplados en la Ley de Contratos del Sector Público).
Algunos ejemplos donde se precisa su intervención son: i) en el recibimiento de honores,
favores, obsequios y remuneraciones (el delito que se persigue se denomina cohecho
impropio); ii) en la toma de decisiones a favor o en perjuicio de una institución o persona
(en los términos que describe la ley como prevaricación); iii) en materia de designación
de cargos o empleos y en general de actividades externas expresamente prohibidas, o aun
no estándolo sean éticamente reprobables; iv) en el uso de bienes y activos de propiedad
pública en beneficio propio o de terceros, y v) en materia de revelación y uso de
información reservada (en los términos descritos por la Ley 19/2013), entre otros.
En los peores años de la burbuja inmobiliaria concejalías de urbanismo de toda España
vulneraron una o varias de estas disposiciones. Algunos de los casos más sonados han
sido, por ejemplo:
– Las dádivas en dinero y en especie (popularmente conocidas como «mordidas») que los
implicados en las tramas corruptas Ciutat Vella, Púnica, Gürtel, Pretoria, el de las
Tarjetas Black, el fraude masivo y continuado en los cursos de formación, entre otras,
daban a empleados públicos a cambio de la tramitación de permisos de obra para construir
inmuebles, montar actos o mítines multitudinarios o misas celebradas por el papa
Ratzinger en su visita a España en julio de 2006.
– Los escándalos por el cobro de comisiones a cambio de llevar a cabo gestiones, como en
el Caso Malaya, el de la familia Pujol o el tráfico de influencias realizado por diputados
en activo del Partido Popular para favorecer los intereses de empresas españolas en el
extranjero (cuando todo se hizo público se presentaron sendas dimisiones en diciembre de
2015). Y desde luego, el de los exclusivos bolsos de la marca Louis Vuitton que la
exalcaldesa de Valencia Rita Barberá reconoció haber recibido habitualmente.
Sorprendida por no comprender el revuelo causado por esta noticia, el 14 de enero de
2012 aseguró que otros políticos habían recibido obsequios más caros, tales como
equipamientos deportivos, vacaciones en lugares paradisiacos o incluso áticos.
Para hacerse una idea de la magnitud del problema, en el buscador de El Mundo
(http://www.elmundo.es/) está disponible El Mapa de la Corrupción en España (es una
interesante herramienta interactiva – la información mostrada está actualizada hasta
diciembre de 2014).

RECUADRO 1.4
CONFLICTO DE INTERESES Y EL ASESINATO DE ACTIVISTAS
MEDIOAMBIENTALES

El 6 de julio de 2016 apareció el cadáver de Lesbia Yaneth Urquía en las inmediaciones del vertedero de
Marcala, a unos cien kilómetros de Tegucigalpa, Honduras, uno de los países más violentos del mundo. Fue
asesinada de un machetazo en la cabeza por Manuel Orlando López Ortiz, José Adán Rivera Pérez y su
hermano menor de edad, sicarios a sueldo. Desde 2005 en este país centroamericano fueron asesinados
114 activistas que luchaban contra la depredación del medio ambiente (en 108 casos los crímenes han
quedado impunes). Yaneth era compañera de Berta Isabel Cáceres Flores, asesinada en la madrugada del
3 de marzo de 2016 por dos sicarios que estaban bajo las órdenes de un mayor del ejército hondureño y de
un gerente y del jefe de seguridad de Desarrollos Energéticos (DESA), principal explotadora de la presa de
Agua Zarca.
La construcción de esta presa supuso la muerte del río Gualcarque, fuente vital para la supervivencia de los
pueblos por los que discurría, mayoritariamente dedicados a la agricultura. Sin otra forma de subsistencia,
sus habitantes ahora tendrán que emigrar a la capital o intentar entrar ilegalmente en Estados Unidos. Berta
y Yaneth, dirigentes del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras
(COPINH), plantaron cara a la empresa y por eso las mataron. DESA ha operado con impunidad porque ha
contado con el apoyo de destacados militares y políticos, como Gladys López, presidenta del Partido
Nacional y exvicepresidenta del Congreso, con reconocidos intereses empresariales en la zona de conflicto.
Berta y Yaneth, irreductibles defensoras del territorio y de los derechos de quienes lo habitan, lucharon por lo
que creían, y desgraciadamente lo pagaron con su vida. Esperemos que su sacrificio no haya sido en vano y
que otros decidan continuar la defensa del medio ambiente, en Honduras y en todo el mundo. No nos
podemos mantener ajenos a los conflictos que hay entre los intereses económicos y la preservación del
patrimonio natural y cultural, sea en el Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca (en la cintura de México, donde se
acercan el Océano Pacífico y el Golfo de México, hogar de los ikoots, chontales y Binni’zaa, herederos del
legado Zapoteca, por la lucha frontal que mantienen contra la instalación de aerogeneradores debido al daño
irreparable que provocarían sobre la actividades pesqueras, fuente de sustento de estos pueblos) o en el
Parque Nacional Yasuní, en el corazón de la selva amazónica de Ecuador (principalmente por la
explotación de los yacimientos de oro, una actividad altamente depredadora del medio ambiente).
Cuando colisionan los intereses económicos con la cultura de «pueblos vivos» o el medio ambiente, en
muchos casos el triunfo de los primeros conlleva la desaparición de los segundos.

• La historia de la industria del turismo se remonta a la Roma antigua, si bien los primeros
hoteles creados con fines recreativos surgieron en Inglaterra en el cambio del siglo XVII al
XVIII. España es un país pionero en el turismo de masas, tanto como receptor de turistas
como emisor a destinos del exterior. A principios de la década de los cincuenta apenas el
2,84% de españoles salían del país en viaje de turismo y los sesenta no fueron mejores (de
hecho, el porcentaje bajó al 2,69%). A lo largo de la década de los setenta paulatinamente
fueron aumentando (hasta el 4,96%), pero fue a partir de su incorporación en las
Comunidades Europeas (en 1986) cuando verdaderamente hubo un cambio, hasta alcanzar
el 8,34% a finales de los ochenta. En el caso de España como país receptor, desde los
cincuenta ha sido uno de los países que más turistas ha acogido, tanto de Europa como del
resto del mundo.
El output del turismo es estrictamente intangible porque se organiza en subsectores, como
la hostelería, la restauración gastronómica, las agencias de viajes, el patrimonio artístico y
otros. Es decir, la función de producción del turismo se conforma de funciones de
producción de varias actividades económicas. Esta «industria de forasteros» genera
externalidades positivas, pero también negativas, en ambos casos por el impacto que
provocan. Así, cada verano vemos por televisión imágenes de aeropuertos atestados de
turistas, desde low-cost en busca de sol y playa al menor precio posible hasta los
especializados en compras de alto nivel adquisitivo, deseosos de desembolsar grandes
cantidades de dinero para hacerse con ropa, joyas o artículos de marroquinería (y unos
cuantos con el objetivo de empaparse de la cultura de este peculiar y hermoso país).
También los hay jóvenes y mayores. Dentro de los primeros están los buscadores de
experiencias fuertes en Magaluf, como saltar desde el balcón de la habitación a la piscina
(o saltar de un balcón a otro, llamado coloquialmente balconing), y dentro de los
segundos, los que suspiran por conseguir mesa en uno de los restaurantes cuya carta está
tachonada de estrellas Michelin. En cualquier caso, las externalidades positivas son
evidentes, como los puestos de trabajo que se generan directa o indirectamente (aunque
bien sabemos que son temporales y generalmente mal remunerados) o las habitaciones de
casas particulares que se alquilan mediante plataformas como Airbnb, pero también hay
externalidades negativas.
El 5 de junio de 2016 atracó en el puerto de Barcelona una auténtica ciudad flotante. El
Harmony of the Seas llegó con el objetivo de hacer de la Ciudad Condal su casa durante
un tiempo (con la ampliación del puerto ahora tiene una capacidad para siete grandes
barcos y pueden desembarcar hasta 30.000 personas por día). Se trata de un crucero de
366 metros de eslora (largo), 72 de altura y 66 de manga (ancho), suficientes dimensiones
para transportar cómodamente 7.000 pasajeros y 2.000 tripulantes. Cuenta con 23
piscinas, 20 restaurantes, un casino, un teatro con capacidad para 1.400 espectadores y
está dotado de todas las comodidades y el espacio suficiente para hacer del viaje una
experiencia inolvidable. Este portento de la ingeniería pesa 227.000 toneladas y sus
motores consumen al día 110.000 litros de combustible altamente contaminante.
Cuando hablamos de externalidades negativas las hay de diverso tipo e intensidad, pero
las relativas a la contaminación ambiental son especialmente peligrosas. Desde
Ecologistas en Acción denunciaron que el Harmony of the Seas y el Oasis of the Seas
alimentan sus motores con fuel-oil, un residuo del petróleo un 90% más barato que el
diésel pero 3.500 veces más contaminante. Cuando están atracados en el puerto consumen
un combustible de mejor calidad, pero aun así es 100 veces más contaminante que el
diésel que compramos en las gasolineras. Cada uno de estos megabarcos pueden
contaminar tanto como 73.000 casas de gran consumo, emitir tanto dióxido de carbono
(CO2 ) como 8.638 turismos, la misma cantidad de óxido de nitrógeno (NOx) que 421.000
vehículos y tanto azufre como 376 millones de coches. En respuesta a todos estos
argumentos, la empresa Royal Caribbean argumentó que la presencia de los barcos
derramará sobre la ciudad de Barcelona una cantidad que ronda los 50 millones de euros.
Según datos de la Seguridad Social, el turismo genera 20 millones de euros al día y da
empleo a unas 90.000 personas en toda España. Así, habría que preguntarse si estas
cantidades son suficientes para compensar el daño provocado. En efecto, en todo el
mundo se infringen las normas medioambientales (cuando las hay porque, como en el
caso de este barco, utiliza un combustible mucho más contaminante cuando navega en
aguas abiertas, donde las leyes son más laxas o directamente se hace imposible imputar
responsabilidades – y aún más difícil, hacer cumplir las sanciones). En muchos casos el
comportamiento depredador de personas y empresas les genera grandes ganancias,
mientras que la población solo tiene pérdidas, costes inasumibles.
En cualquiera de los casos, los incentivos perversos pueden llevar a incurrir en
situaciones de riesgo moral, es decir: i) a situaciones en las cuales una persona, empresa u
organismo actúe de manera irresponsable o temeraria; ii) tome decisiones a sabiendas de que
podrían lesionar a otras personas, empresas u organismos, y iii) de haber estado obligados a
asumir plenamente las consecuencias derivadas de los actos, se hubiera actuado de otra
manera.
NOTA 1.5
EL PADRE DEL CAPITAL RIESGO

Wall Street también tiene sus ídolos. Uno de ellos es Jerome Kohlberg, el padre del capital riesgo (o como
se conoce en la jerga financiera, KKR). La visión de Kohlberg fue simple, aunque su ejecución compleja.
Todo parte de crear una sociedad y con el dinero que se pide prestado a los inversores se procede a comprar
una empresa objetivo, luego se le somete a un duro ajuste, se le sanea y al final se vende completa o en
partes a un precio mayor. Kohlberg murió el 30 de julio de 2015 en su residencia de Martha’s Vineyard. Las
grandes firmas especializadas en private equity, como Black Stone, Carlyle Group o Bain Capital, están en
deuda con él y su legado, aunque es muy probable que muchos no le recuerden con agradecimiento.
¿Recuerdan a qué se dedicaba el protagonista de la película Pretty Woman?
Capítulo 2
Cómo funciona la ciencia de los
incentivos

2.1. Los modelos económicos como representación de la realidad.


2.2. Micro, macro y economía sistémica.
2.3. La maximización de beneficios a lo largo de la historia.
2.1. Los modelos económicos como representación de
la realidad
Para establecer un paralelismo que ayude a explicar qué son los modelos económicos,
podemos decir que una maqueta es para un arquitecto lo que un modelo para un
economista, es decir, una representación de la realidad, pero no es un reflejo preciso de la
misma. Así que los modelos, al apenas ser una aproximación están sujetos a fuertes
limitaciones, si bien son muy útiles porque permiten aislar variables e identificar elementos
de valor para tomar decisiones. Debido a que la economía posiblemente es la «disciplina más
matemática» dentro del amplio abanico de las Ciencias Sociales, los modelos se nutren de
rudimentos cuantitativos, como la econometría y la estadística, pero también de fuentes
vivas, como las experiencias de primera mano narradas por los protagonistas de
acontecimientos de naturaleza económica, así como los documentos de carácter histórico.
Existen cantidad de modelos microeconómicos, pero el más utilizado es el de la oferta y
la demanda, y en segundo lugar los que explican la competencia perfecta, imperfecta y
monopolística. También hay varios modelos macroeconómicos. Uno de los más conocidos
es el denominado IS-LM, o modelo de Hicks-Hansen, en donde se describe el equilibrio de
la renta y el precio del dinero (es decir, de los tipos de interés).

NOTA 2.1
EL PRINCIPIO CETERIS PARIBUS

El principio ceteris paribus (o Cæterīs pāribus) es sumamente relevante en los modelos económicos.
Significa «permaneciendo el resto constante» o en un sentido más práctico, «con todas las demás variables
constantes». Hemos dicho que los modelos son una representación de la realidad pero que no la explican
fielmente. Algo parecido ocurre con este principio. Se utiliza para analizar aisladamente una variable y sin
que el resto ejerza su influencia (positiva o negativamente). La aceptación universal de este término se la
debemos a Alfred Marshall (1842–1924), quien la empleó para relacionar variables independientes
(causas) y dependientes (efectos).
Por ejemplo, supongamos que queremos saber el impacto que ejerce una subida del precio de la gasolina en
la demanda. Las variables que determinan la demanda de carburantes son el precio, las expectativas, las
preferencias y la renta. En nuestro ejercicio nos centraríamos en la demanda–precio y mantendríamos el
resto de las variables constantes.

La falibilidad de los modelos y la paradoja del espejo


En efecto, los modelos económicos son muy útiles y necesarios, tanto en tiempos de
incertidumbre como de bonanza, pero no son infalibles. Nada importaría si se tratara de
simples simulaciones, como los ejercicios que los estudiantes realizan en el aula, pero el
problema estriba en que en la vida real los fallos y equivocaciones tienen consecuencias
sobre el futuro de las personas. A diferencia de las ciencias experimentales, como la biología,
donde los investigadores pueden probar sus hipótesis en ratones de laboratorio, los
economistas no tienen esa posibilidad. De igual manera, los químicos pueden hacer pruebas
deterministas añadiendo o quitando cantidades de un elemento y mediante protocolos de
ensayo y error (o causa–efecto) pueden encontrar la medida precisa, pero en economía en
lugar de los elementos de la tabla periódica se trabaja con testimonios, informes oficiales,
leyes y reglamentos, estadísticas, fuentes vivas… y generalmente con recursos escasos,
todos los cuales pueden servir para que el economista «haga su magia» y encuentre
alternativas para que mediante la instauración de políticas pueda mejorar el bienestar de las
personas, se haga una explotación sostenible del medio ambiente, se generen empleos y en
general que la sociedad alcance una mayor prosperidad. Pero es un trabajo delicado porque el
olvido de una variable en la construcción del modelo, un dato erróneamente interpretado, la
falta de formación del investigador sobre un método concreto o por puro dogmatismo («el
camino al infierno puede estar plagado de buenas intenciones») puede conducir a malos
resultados y, por tanto, a tomar decisiones que provoquen consecuencias no deseadas.

NOTA 2.2
¿EN LAS CIENCIAS SOCIALES SE PUEDEN HACER EXPERIMENTOS?
SHELDON Y AMY SÍ QUE PUEDEN

El capítulo 20 de la cuarta temporada de la serie de televisión The Big Bang Theory se titula El jardín de
hierbas en germinación. La historia es la siguiente:
Amy le cuenta a Sheldon que Bernadette está pensando dejar a Howard mientras que él está pensando
proponerle matrimonio. Así, lo que empezó siendo una confidencia se convierte en un chisme imparable,
porque…

Bernadette se lo cuenta a Penny, ella a Amy y a su vez esta a Sheldon, él a Leonard, Leonard se lo dice
a Priya, Priya a Raj…
Amy y Sheldon, sorprendidos por el lío que se ha montado, deciden hacer un experimento: inventar un
chisme para ver cuánto tiempo tarda en extenderse. Entonces Amy le cuenta a Penny que se ha acostado
con Sheldon y… en efecto, en un santiamén todos terminan sabiéndolo.
Es un capítulo gracioso, pero además es interesante porque tiene todos los componentes de un genuino
experimento social. En YouTube hay varios ejemplos de ellos, algunos muy desagradables por las
implicaciones morales que conllevan, pero merece la pena verlos porque demuestran cómo podemos ser
manipulados. Proponemos tres en particular:

• Honestidad vs. crueldad, subido por dosogas.


• Experimento social de racismo, subido por REFF3.
• Eres hermosa, subido por RPP.

* * *

Hannah Arendt y la Banalidad del Mal es una película de 2012 dirigida por Margarethe von Trotta. Trata
sobre la vida de la filósofa judía Hannah Arendt como enviada especial de la revista The New Yorker a Tel
Aviv durante el juicio del criminal nazi Adolf Eichmann. Fruto de esta experiencia escribió el libro Eichmann
en Jerusalén (1963), donde expone una tesis muy controvertida porque en resumidas cuentas comprende
que Eichmann se limitase a obedecer y cumplir órdenes con diligencia, pero sin apasionamiento. Así, ella no
creía que todos los criminales son psicópatas, sino que en muchas ocasiones se trata de gente que se puede
considerar dentro de parámetros de normalidad pero que desean llevar a cabo aquello que se les ha
ordenado. Como es natural, la inmensa mayoría de la comunidad internacional estuvo en desacuerdo.
En los años siguientes, principalmente psicólogos y antropólogos se dieron a la tarea de realizar
investigaciones empíricas sobre el tema. El Experimento de la cárcel de Stanford fue uno de ellos,
realizado en 1971 en el sótano del Departamento de Psicología (en YouTube hay documentales que lo
explican detalladamente).
La investigación estuvo dirigida por el profesor Philip Zimbardo y se llevó a cabo con la financiación de la
Armada de Estados Unidos (en otras ocasiones las fuerzas armadas financiaron proyectos similares, como
por ejemplo el titulado «Behavioral Study of Obedience», de Stanley Milgram y realizado en 1963 en la
Universidad de Yale, a propósito de la publicación del libro de Arendt). Reclutaron voluntarios a cambio de 15
dólares al día (unos 90 dólares de la actualidad). De las 70 personas que acudieron 24 fueron seleccionadas,
todos estudiantes universitarios. A la mitad se le dio el papel de guardias (se les dotó de uniformes de
inspiración militar y porras, como símbolo de autoridad) y a la otra mitad el de prisioneros (también los
uniformaron, pero en este caso se trataba de sencillas batas y sandalias y se les obligó a usar medias de
nylon en la cabeza, como si estuvieran rapados). Zimbardo y su ayudante representaron los papeles de
superintendente y alcaide.
A los pocos días el experimento se descontroló: i) tras un conato de motín los guardias sometieron a los
prisioneros haciendo un uso desmesurado de la violencia; ii) para evitar nuevos sucesos los guardias
dividieron a los prisioneros en buenos y malos y para sembrar discordia les hicieron creer que había un
informante entre ellos; iii) los prisioneros sufrieron y aceptaron tratamientos sádicos y humillantes; iv) los
guardias consideraron justificado su comportamiento violento, y v) incluso el propio Zimbardo se metió tanto
en el papel que solicitó a la policía local el traslado de los prisioneros «menos cooperativos». Desde un punto
de vista científico, el experimento fue un éxito. Desde el punto de vista ético, no tanto.
En 2001 estuvo en cartelera la película El experimento («Das Experiment»), dirigida por Oliver Hirschbiegel, y
en 2010 hubo un remake, dirigida por Paul Scheuring y que contó con la actuación de Adrien Brody y Forest
Whitaker, entre otros. Ambas películas no son un reflejo fiel del experimento de Zimbardo, pero se asemejan
bastante. Las dos son muy recomendables.

Un problema inherente a los modelos económicos es la diversidad de criterios y teorías


(pero también de información o estadísticas) declaradamente tendenciosos, bien a favor o en
contra de unas determinadas políticas. La física estudia el mundo de las cosas, no de las
personas. Las cosas no pueden decidir, no tienen autonomía y están ligadas a leyes que no se
pueden obviar. Pero a diferencia de la física, donde se debe llegar a conclusiones irrefutables
y de validez universal, en economía ante un mismo problema muy frecuentemente pueden
existir soluciones diametralmente opuestas. Al ser una Ciencia Social pero que se nutre de
rudimentos cuantitativos (como las matemáticas), con frecuencia sucede que, partiendo del
mismo punto, al final puede haber tantas alternativas de solución (o de fracaso) como
investigadores. ¿Por qué pasa esto? Hay distintas maneras de explicarlo, pero aquí ofrecemos
una, a la que denominamos como la paradoja de espejo. Imaginemos que hay una
habitación y en la pared frontal han fijado un gran espejo, ahora hagamos entrar tres amigos
y pidámosles que describan lo que ven en las imágenes que se reflejan. Lo normal es que
cada uno fije la atención en cosas distintas, como los colores, las formas, si está oscuro o hay
mucha luz…, incluso puede que alguno no muestre interés en las formas pero sí en las
sensaciones, como por ejemplo si hace frío o calor o en los aromas que se desprenden del
entorno, porque cada uno es distinto y le interesan cosas también distintas. Y ahora
compliquemos el experimento. De nuevo supongamos que hay una habitación y que en la
pared frontal han fijado un enorme espejo. De nuevo hagamos entrar a nuestros tres amigos
pero ahora pongamos a cada uno en un punto (extremo izquierda, centro y extremo derecha)
y pidámosles que nos digan qué es lo que ven. Así, aunque los tres estén en la misma
habitación cada uno verá ángulos y cosas que los otros dos no pueden ver.
Por tanto, si a las cuestiones propias de la naturaleza humana le sumamos la posición
ideológica y/o teórica desde donde queremos o nos conviene contemplar los problemas, el
resultado puede ser una mezcla muy diversa. Lo que uno puede interpretar como algo muy
importante para otro puede que no lo sea, lo que uno puede pensar que es injusto otro lo
puede percibir dentro de la normalidad, lo que a uno le favorece para otro puede significar la
ruina. Cuenta una leyenda popular que cuando el presidente estadounidense Harry S.
Truman necesitaba la ayuda de un economista pedía que le trajeran «economistas mancos»,
porque la mayoría de ellos siempre solían terminar los argumentos con la frase «…in one
hand, and in the other…», que vendría a ser algo así como «… por una parte esto podría
solucionar el problema pero por otro lado…». Una prueba de lo ambigua que puede ser la
economía es que en 1974 la Real Academia Sueca de las Ciencias (a través de la decisión
razonada del Banco de Suecia) concedió el Premio Nobel de Economía a Gunnar Myrdal y
Friedrich August von Hayek, dos ilustrísimos profesores que a lo largo de su vida habían
defendido ideas completamente opuestas. Esto es una prueba de que en la práctica las
diferentes ideas e intereses, incluso las más extremas y extravagantes, pueden tener validez
en momentos y lugares específicos.

La cientificidad de la economía
En estricto sentido, en Teoría Económica y en Economía Aplicada no hay axiomas, lo
que significa que los planteamientos tienen que ser demostrados. No obstante, el resultado en
un modelo cambiará sustancialmente si se incluye u omite una variable, si se utiliza una base
de datos u otra, si se incluyen variables ex–ante o ex–post, endógenas o exógenas, si se opta
por estacionalizar o desestacionalizar los datos, si el resultado al que se llega es antes o
después de impuestos o si las conclusiones son en términos absolutos o relativos. Tenemos un
sinfín de posibilidades y en todos los casos de alguna manera tendremos un dato cierto.
Ahora bien, la obligación de todo buen economista es especificar por qué se eligió un criterio
y se descartó el resto y explicar detalladamente el método empleado. De hecho,
probablemente la principal diferencia entre la economía y otras Ciencias Sociales radica en
que en la mayoría de los casos los economistas tienen que validar o probar las hipótesis de
investigación, mientras que un historiador o un jurista muy difícilmente lo podrían hacer. Por
ende, con unos datos específicos y un procedimiento determinado cualquiera debería llegar a
los mismos resultados, que es justamente el espíritu del Método Científico.
La ciencia se basa en la existencia de una serie de mecanismos que hacen que las cosas
sucedan de una forma previsible. Esto supone que si conocemos el estado exacto del objeto
de estudio, las leyes que intervienen en el proceso y dominamos el método o procedimiento,
entonces seremos capaces de anticiparnos y saber lo que sucederá antes de que realmente
pase.
En el cuadro 2.1 se muestra la clasificación de las ciencias y el lugar que en ella ocupa la
economía, y a continuación en el cuadro 2.2 se muestran algunas de las principales teorías
científico–filosóficas.
CUADRO 2.1
CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS

CUADRO 2.2
TEORÍAS CIENTÍFICO–FILOSÓFICAS
RECUADRO 2.1
CUANDO LOS INTERESES ECONÓMICOS COLISIONAN CON LA CIENCIA

Cuando alguien expone sus argumentos con la coletilla de «un experto dice que…» o «he investigado y…»,
debemos desconfiar porque, reconozcámoslo, Google o la Wikipedia no son infalibles (en realidad nadie lo
es). Anteriormente recordamos la importancia de la observación y de que no todo se puede medir; sin
embargo, para que la economía merezca formar parte del selecto grupo de las disciplinas científicas, las
hipótesis, conjeturas y conclusiones que de ella emanen en la medida de lo posible deben estar sujetas a los
rigores del Método Científico y ser sometidas a validación empírica. Así que la labor de los buenos
economistas es saber compaginar los métodos cualitativos y cuantitativos, tanto en la formulación de
preguntas como en la provisión de respuestas.
Si los resultados de una investigación médica han sido publicados en revistas científicas como Science, The
Lancet, Nature o Cell podemos estar bastante seguros de que el artículo no habla sobre las ventajas de la
homeopatía (una seudociencia, superchería pura, incapaz de responder a los mínimos cuestionamientos
científicos) sobre la medicina convencional. En economía ocurre lo mismo. Por tanto, hay que diferenciar
entre el conocimiento generado por economistas serios y responsables, de las arengas pronunciadas en
mítines políticos o en programas de telerrealidad, o información publicada en pasquines, panfletos, revistas
comerciales o en blogs, donde lo mismo se habla del tiempo, del último concierto de AC/DC o de la evolución
de la inflación y los tipos de interés, y donde con singular alegría se dan falaces soluciones para pagar
menos impuestos, aumentar el gasto público e incrementar las pensiones y el número de empleados
públicos, todo en la misma frase.

* * *

A continuación veremos un caso donde queda de manifiesto que la relación entre los intereses económicos y
la ciencia no siempre ha sido positiva.
En 1953 el geoquímico Claire Cameron Patterson (1922–1995) determinó la edad de la Tierra, un gran
hallazgo, pero hizo algo aún más importante porque gracias a sus investigaciones descubrió que el plomo de
los carburantes que utilizaban los automóviles nos estaba matando.
En 1948 Patterson realizaba su tesis doctoral en la Universidad de Chicago. A sugerencia de su director,
Harrison Scott Brown, centró su trabajo en medir las proporciones de plomo en meteoritos llegados del
espacio exterior por estar libres de contaminación y a partir de ello comprobar si los resultados se podían
extrapolar para así determinar la edad de la Tierra. El trabajo resultó muy difícil porque no conseguía analizar
muestras no contaminadas, así que dejó Chicago y se mudó al Instituto Tecnológico de California («California
Institute of Technology», CalTech – sí, el mismo lugar donde «trabajan» los científicos de la serie Bing Bang
Theory), donde le proporcionaron los medios para conseguir el objetivo: la Tierra tiene 4.500 millones de
años.
Conforme avanzaron sus investigaciones los hallazgos colisionaron con los intereses de algunas de las
organizaciones más poderosas de Estados Unidos: la industria del automóvil y las petroleras.
En 1921 Thomas Midgley trabajaba como ingeniero en la General Motors. En sus ensayos descubrió que si
a la gasolina se le añadía un aditivo de plomo (denominado Plomo Tetraethílico, comercializado como
Ethilo) se conseguía una explosión más potente y que hacía a los motores más eficientes. Esta sustancia,
altamente contaminante, era soluble en grasa y por tanto muy fácil de penetrar en el organismo. Ingenieros,
mecánicos y dependientes de gasolineras y en general todos quienes tenían contacto con ella, enloquecían
(más adelante se descubrió que uno de los letales efectos que genera es la obstrucción de la comunicación
entre las neuronas del cerebro). General Motors, decidida a convencer a la opinión pública de que la alarma
era infundada contrató al médico Robert Kehoe. Este no era científico y no tenía pruebas para afirmar lo que
decía, pero le movía una poderosa motivación, el dinero.
Durante décadas nadie refutó los argumentos de la industria, hasta que Claire Patterson se percató de que
sus descubrimientos sobre la edad de la Tierra podían tener otras aplicaciones. En ese momento realizaba
una investigación en el mar. Había llegado a la conclusión de que las capas superiores e inferiores del
océano tardan cientos de años en mezclarse, debido a lo cual pudo estimar el nivel de contaminación con
plomo de los océanos (la capa superior estaba infinitamente más contaminada que las inferiores). Se
preguntó, ¿de dónde procede todo ese plomo? La respuesta fue… de los carburantes. Junto a su
alumno Mitsunobu Tatsumoto escribió un artículo («Concentrations of Common Lead in some Atlantic and
Mediterranean Waters and in Snow», publicado en 1963 en Nature) y solo tres días después de haber salido
a la luz comenzaron los problemas.
Un grupo de representantes de la industria se presentó en su despacho para ofrecerle financiar sus
investigaciones con recursos ilimitados, pero a cambio tenía que dejar de interesarse en los efectos
sanitarios derivados del plomo. Patterson se mantuvo firme en el argumento de que el plomo es una
neurotoxina, y lo pagó, porque de un día para otro sus investigaciones dejaron de recibir fondos privados
(hay que reconocer que en su lugar los empezó a recibir del gobierno federal y de las agencias públicas).
Nada lo detuvo, y así continuó su trabajo en la Antártida y en Groenlandia. Extrayendo muestras de hielo a
60 metros de profundidad, formado antes de la Primera Revolución Industrial y por tanto libre de
contaminación por plomo, confirmó los hallazgos que tiempo atrás había descrito en el océano.
Su trabajo no dejaba lugar a dudas: la industria nos estaba envenenando. Los grandes corporativos del
sector del automóvil y el petrolero emprendieron una formidable campaña para desprestigiarlo, pero él siguió
en su empeñó. En un momento crucial el trabajo del científico llegó a manos de Edmund Muskie, un
influyente senador demócrata por el estado de Maine, y por tanto con el poder para llevar el caso al Senado
de Estados Unidos. A lo largo del proceso, en varias ocasiones Patterson se enfrentó a su antigua némesis,
Robert Kehoe, y una y otra vez demostró que el plomo en la gasolina era letal para la salud. Fue una dura
lucha porque la industria no escatimó recursos, pero al final triunfó la verdad. En 1970 se promulgó la Ley
del aire limpio. Patterson falleció el 5 de diciembre de 1995. Tenía sobrados méritos para merecer el Premio
Nobel, pero inexplicablemente no se lo dieron. Aunque muy pocos sepan quién fue y lo que hizo, es un héroe
de nuestro tiempo.
Hoy en día no hay discrepancia entre la comunidad científica: el plomo es peligroso para la salud humana,
animal y medioambiental. En el caso de la Unión Europea, a través de la Directiva 98/70/CE, a partir del 1 de
enero de 2000 quedó prohibida la venta de gasolina con plomo. España solicitó una moratoria para su
cumplimiento, la cual fue concedida hasta el 1 de enero de 2002, si bien la empezó a cumplir desde el 1 de
agosto de 2001. La normativa española salió publicada el 12 de abril de 2000 en el Boletín Oficial del Estado
(BOE) y corregida por un Real Decreto, de 7 de julio de 2001. Habían pasado 38 años desde que Patterson y
Tatsumoto publicaron su artículo en Nature.

* * *

Nos encontramos en una nueva era geológica, el Antropoceno [de las palabras griegas
(«anthropos», hombre) y («kainos», nuevo)]. Desde el principio de su existencia el ser humano ha
dejado una huella en el entorno, pero hasta ahora la comunidad científica no se había puesto de acuerdo
para definir en qué momento esa huella empezó a ser constatable a nivel planetario. Tras casi una década de
trabajo, un grupo de especialistas confirmó que la actividad humana ha provocado un cambio de era
geológica (en el 35 Congreso Internacional de Geología, celebrado en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en
septiembre de 2016).
Desde el final de la II Guerra Mundial, debido a la carrera armamentista atómica fueron lanzados a la
atmósfera isótopos naturales (entre 1945 y 1963 explotaron más de 400 bombas termonucleares), como el
plutonio 239, y artificiales, como el cesio 137, que se extendieron por las corrientes atmosféricas y se
depositaron en la superficie terrestre, y hoy están presentes tanto en las cumbres de las montañas más altas
como en la Fosa de las Marianas. Desde entonces, la variabilidad natural del planeta no ha parado. Hoy en
día, la actividad humana mueve cuatro veces más cantidad de sedimento que el material que transportan
todos los ríos al océano, por lo cual nos hemos convertido en un agente geológico de transporte, erosión y
sedimentación de materiales, entre los que se incluyen los residuos radiactivos.

Ahora bien, como hemos dicho, en la construcción de los modelos la selección de los
datos es fundamental, pero no sería razonable pensar que estos lo son todo. Hay multitud de
cuestiones que no están contempladas en bases de datos y sin embargo son importantes,
como los temores. ¿Cómo es posible saber si un grupo de personas tiene muchísimo, mucho,
más que menos, regular, menos que más, poco o nada de miedo, y que su respuesta será
consistente y estadísticamente fiable? Es muy difícil. Por tanto, los economistas también
debemos echar mano de la inestimable ayuda de otras Ciencias Sociales, como la sociología,
la antropología y la psicología, porque cuando lo hacemos, entonces podemos comprender
mejor las decisiones económicas que fueron tomadas en libertad y con conocimientos plenos
o bajo presión y miedo (de hecho, en economía existe un termómetro para medir la
volatilidad financiera y el clima inversor, denominado Chicago Board Options Exchange
Volatility Index, o VIX, basado en los datos del S&P 500 de la Bolsa de Chicago,
especializada en opciones y futuros). Por consiguiente, que algo no se pueda medir con
exhaustiva precisión en absoluto significa que no sea importante.
En 1781 Emmanuel Kant publicó su Crítica de la razón pura, donde dice «[…] la
libertad es un principio trascendental –que deriva del principio supremo de la razón pura– en
relación con todos los fenómenos, es decir, no tiene un uso empírico, por lo que es diferente a
los principios del entendimiento que tienen como condición la posibilidad de la experiencia».
Gran verdad. Así, aunque no tenemos pruebas empíricas de la existencia de la libertad,
debemos seguir actuando como si estuviéramos absolutamente seguros. En economía hay
muchos casos donde nos ocurre igual.

Una ciencia compleja


Los modelos económicos más complicados no son aptos para todo público. Los hay de
una complejidad extraordinaria, tachonados de complicadas ecuaciones, apenas
comprensibles para los especialistas más conspicuos. La matematización de la economía ha
tenido efectos positivos y negativos. Cierto, los actuales modelos han abierto las puertas a un
vasto universo para analizar cantidad de variables en largos períodos de tiempo, pero en el
lado contrario, con razón hay quienes señalan que la economía se ha convertido en una
ciencia extraña y cada vez más alejada de la sociedad a la que naturalmente sirve. Este
argumento es muy razonable. Todo el mundo sabe que la economía no es una disciplina fácil,
pero eso es una cosa y otra que algunos economistas hayan hecho denodados esfuerzos por
hacer una ciencia excluyente, solo para iluminados. La realidad es que muchos han olvidado
que detrás de los endiabladamente complicados modelos hay personas y recursos escasos, y
que no solo se trata de crear estilizadas fórmulas, matemáticamente estéticas (algunas son
verdaderamente hermosas) pero ajenas al acontecer de quienes vivimos en la vida real.

RECUADRO 2.2
DESVELAR SECRETOS, UNA UTILIDAD MUY PRÁCTICA DE LAS
MATEMÁTICAS

En la actual sociedad de la información y el conocimiento aún hay quienes creen en teorías de la


conspiración. En enero de 2016 el físico de la Universidad de Oxford David Robert Grimes publicó en PLOS
ONE un artículo («On the Viability of Conspirational Beliefs») donde demostraba empíricamente que los
grandes secretos no se pueden ocultar, lo que significa que Elvis no sigue vivo. El modelo calcula el fallo
matemático de cualquier conspiración basándose en el número de personas que debería guardar el secreto y
durante cuánto tiempo. Para desarrollarlo utilizó datos de tres casos reales: i) las relevaciones de Edward
Snowden sobre el espionaje por internet que hace la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos
(NSA, por sus siglas en inglés); ii) el experimento Tuskegee, un estudio clínico sobre los efectos de no tratar
la sífilis en afroamericanos y llevado a cabo durante décadas por el Servicio Público de Salud de Estados
Unidos, y iii) un escándalo forense del FBI, relacionado con multitud de errores en los análisis que
condenaron a pena de muerte a personas inocentes.
Según Grimes, aunque todos podemos guardar una confidencia, si la compartimos con otras personas
inevitablemente acabará saliendo a la luz. El requisito fundamental para que una conspiración sea viable es
el secreto absoluto, y eso es prácticamente imposible. De la fórmula se deduce que si el calentamiento global
fuera una patraña, dada la gran magnitud del tema la verdad hubiera aflorado en menos de 4 años. Por
ejemplo, si la NASA se hubiera propuesto ocultar que el hombre nunca estuvo en la Luna, hubiera tenido que
contar con el silencio de las más de 411.000 personas que trabajaron en el proyecto, y de todas formas al
cabo de 3 años y 8 meses el mundo hubiera sabido la verdad. Así, al cabo de 10 años y la participación de
1.000 personas un complot quedará desvelado, y al cabo de 5 si participan 2.521 individuos. Para que un
secreto dure un siglo no puede haber más de 125 involucrados.

El papel de los economistas


En las páginas anteriores hemos mostrado las coordenadas conceptuales en las que se
circunscribe la economía. Sin ánimo de profundizar, es un marco de referencia que tiene el
objetivo de identificar las fronteras de la disciplina, pero aún no hemos mencionado qué
papel desempeñan los economistas.
Ya hemos reconocido que los modelos económicos con mucha frecuencia yerran. A toro
pasado los economistas suelen tener explicaciones más o menos convincentes e incluso
eventualmente hasta son capaces de prever con antelación que se avecinan turbulencias, pero
en raras ocasiones las soluciones que proponen son al gusto de todos. Paul Krugman,
reconocido en todo el mundo por haber recibido la Medalla John Bates Clark en 1991 y haber
sido premiado con el Nobel de Economía en 2008, en noviembre de 2011 publicó un artículo
titulado Somos el 99,9% («We are the 99,9%», disponible en el buscador de The New York
Times), donde indicaba que los costes asociados a la crisis de las hipotecas Subprime en
Estados Unidos habían recaído desproporcionadamente en las clases bajas y medias, mientras
que la élite se había visto beneficiada. Apuntaba que nunca antes el 0,1% de la población (es
decir, la milésima parte más rica) había concentrado tanta riqueza, un análisis justo en la
dirección contraria al del ensayo de 2009 Ideas y crecimiento, escrito por el profesor Robert
Lucas, también ganador del Nobel de Economía en 1995. ¿Entonces, cuál de los dos tenía
razón? ¿A quién debimos haber hecho caso? Como sabemos, no hay respuestas absolutas.
Efectivamente, en todo este escenario el papel de los economistas es fundamental, un
tipo particular de profesionales situados en un cruce de caminos donde se encuentra el mundo
de los sociólogos, juristas, politólogos, psicólogos, antropólogos e historiadores y el de los
matemáticos, estadísticos y actuarios. Pero a diferencia de los primeros, en el trabajo del
economista por encima de los juicios de valor y las lecturas interpretativas de los
acontecimientos de naturaleza económica, están los resultados que arrojan las investigaciones
empíricas, mientras que en el segundo caso, las ecuaciones son una representación de los
deseos, las voluntades y las preferencias de las personas, pero sin olvidar que no se pueden
medir con exactitud los miedos, las fobias y las frustraciones. Es decir, a diferencia del
universo constante y estable, y por tanto eventualmente predecible de las matemáticas puras,
los economistas tienen que lidiar con seres volubles y caprichosos, que tan pronto anhelan
algo con fervor, luego de un parpadeo se dan media vuelta y se olvidan del asunto.

NOTA 2.3
KEYNES SOBRE EL OFICIO DEL ECONOMISTA

«El gran economista debe poseer una rara combinación de dotes […] Debe ser matemático, historiador,
estadista y filósofo (en cierto grado). Debe comprender los símbolos y hablar con palabras corrientes. Debe
contemplar lo particular en términos de lo general y tocar lo abstracto y lo concreto con el mismo vuelo de
pensamiento. Debe estudiar el presente a la luz del pasado y con vistas al futuro. Ninguna parte de la
naturaleza del hombre o de sus instituciones debe quedar por completo fuera de su consideración. Debe ser
simultáneamente desinteresado y utilitario: tan fuera de la realidad y tan incorruptible como un artista y, sin
embargo, en algunas ocasiones tan cerca de la tierra como el político.»
«Las ideas de los economistas y los filósofos políticos, lo mismo cuando son correctas que cuando son
erradas, son más poderosas de lo que suele creerse. En efecto, el mundo se rige por poco más que eso. Los
hombres prácticos que se creen libres de cualquier influencia intelectual normalmente son esclavos de algún
economista difunto, mientras que los locos por el poder, aquellos que oyen voces en el aire, extraen sus
manías de algún escritorzuelo académico de hace algunos años.»
John Maynard Keynes, Essays in Biography (de 1951)

Por ello, de partida es necesario reconocer que los economistas no son sabios ni están
dotados del don de la infalibilidad y que su trabajo está sujeto a inmensas limitaciones. Con
gran ironía el profesor John Kenneth Galbraith decía que «La única función de las
previsiones económicas es hacer que la astrología parezca una ciencia respetable» («The only
function of economic forecasting is to make astrology look respectable»). En realidad los
economistas son personas competentes, como los de cualquiera otra profesión, pero que
tienen la inmensa responsabilidad de conducir un vehículo que lleva el parabrisas
cubierto, de manera que sus decisiones mayoritariamente se sustentan en lo que ven
reflejado por el retrovisor, en los hechos, datos e informes publicados, aunque
eventualmente algunos se den ciertas licencias, como recurrir a métodos fuera de lo
convencional o francamente heterodoxos.
Por ejemplo, el expresidente de la Reserva Federal (FED) Alan Greenspan (1987–2006)
seguía sistemáticamente las ventas de ropa interior masculina como termómetro de la
evolución de la economía, o como hacen algunos brokers de Wall Street cuando estudian los
precios de las hamburguesas con queso y beicon para saber cómo se comporta la inflación en
Estados Unidos. En cambio, el profesor Paul A. Samuelson, uno de los economistas más
notables de la segunda mitad del siglo XX, solía desconfiar bastante tanto de los economistas
como de los métodos, y así nos lo hizo saber cuando dijo: «Los índices de Wall Street han
predicho nueve de las cinco últimas recesiones» («Wall Street indexes predicted nine out of
the last five recessions», escrito en su columna del 19 de septiembre de 1966 en el semanario
Newsweek). Una declaración cargada de intención contra quienes pensaban que los precios
de las acciones son un termómetro de la economía en general. En resumen, el valor de los
economistas estriba tanto en su capacidad para reconocer los hechos (aunque la pobreza, la
desigualdad y el deterioro del medio ambiente están ahí, lo queramos ver o no) como en la
interpretación tanto de las causas originales, como de las consecuencias sobrevenidas.
En efecto, el trabajo del economista es difícil, y se complica aún más porque somos seres
mutables, y aunque fisiológicamente nos parecemos, al final cada uno es hijo de su padre y
de su madre y tenemos libre albedrío. El filósofo Ludwig J. J. Wittgenstein (1889-1951) en
alguna ocasión dijo «nada cambia nunca» (el filósofo griego Heráclito, un presocrático, se lo
planteó en los siguientes términos: «No se puede entrar dos veces en el mismo río»). Y así es,
la sociedad y nosotros cambiamos todo el tiempo, de manera que lo que en un momento y en
un lugar nos gusta, un par de días más tarde nos puede desagradar. El problema surge cuando
a una determinada política que ha probado ser eficaz en un sitio se le da validez universal,
pero en cuanto se lleva a la práctica en otro lugar provoca resultados catastróficos. Algunas
corrientes heterodoxas piensan que las personas de cada sitio tienen una determinada cultura
y un rico acervo de experiencias, tanto por lo que han vivido en carne propia como por las
convenciones, pero casi con seguridad son distintos a sus vecinos, luego entonces es difícil
asumir que los éxitos o fracasos de un pueblo se pueden resumir en recetas a imitar a pie
juntillas, o lo contrario, a evitarlas a toda costa. Así, los economistas permanentemente se
enfrentan a estas disquisiciones, y con sinceridad hay que reconocer que no siempre lo han
resuelto de la mejor manera.

NOTA 2.4
UNA CIENCIA MUY HUMANA

Las competencias de la economía se adentran en un universo amplísimo de temas. David Warsh en El


conocimiento y la riqueza de las naciones (de 2009) cita algunos ejemplos:

• Amartya Sen salió de un pueblecito bengalí para convertirse en director del Trinity College de la
Universidad de Cambridge y recibió el Premio Nobel de Economía en 1998 (entre otros reconocimientos,
es Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid), a fuerza de hacerse perspicaces
preguntas sobre la naturaleza de la riqueza y la pobreza.
• Victor Fuchs comenzó estudiando el comercio minorista de pieles y se convirtió en uno de los principales
estudiosos de la economía de la salud.
• Zvi Griliches, superviviente lituano del Holocausto, concentró sus esfuerzos en el estudio de la I+D que
realizan las grandes corporaciones y el impacto que sus patentes agroalimentarias generan en la sociedad.
• William Vickrey, brillante y excéntrico canadiense, muy adelantado a su tiempo y a quien la comunidad de
economistas había infravalorado, pero gracias a la activa participación de sus antiguos alumnos fue
elegido presidente de la Asociación Estadounidense de Economía (AEA, por sus siglas en inglés) y la Real
Academia de las Ciencias de Suecia le concedió el Premio Nobel de Economía en 1996, aunque
lamentablemente murió tres días después de haberse anunciado el fallo.
• Thomas Schelling, estratega pionero y uno de los más destacados artífices de la teoría de juegos y
ganador del Nobel en 2005.
• Gerard Debreu, un espartano francés y también ganador del Nobel en 1983, codificó la economía
matemática.
• John Kenneth Galbraith, economista literario, muy mediático y crítico con los derroteros que había
tomado la ciencia económica al alejarse de los problemas reales de la sociedad. Fue elegido presidente de
la AEA después de que su antecesor, Milton Friedman, irritara al comité de nominaciones al afirmar que
«Galbraith no es un economista». Para Galbraith, la tecnoestructura (de 1967) es el conjunto de
organizaciones técnicas que existen en el seno de las grandes empresas, que toman las decisiones
importantes que luego han de ser asumidas por los consejos de administración y, en última instancia, por
las juntas generales de los accionistas. Este concepto era de una ingenuidad abrumadora, considerando lo
ocurrido más tarde en el mundo de las grandes empresas, por lo cual en La economía del fraude
inocente (de 2004) lo revisó. En sus propias palabras, «[…] controlar el poder corporativo es uno de
nuestros mayores retos, y dadas sus dimensiones, una de nuestras necesidades más urgentes. Una
sociedad de desventuras económicas y crímenes corporativos no sobrevivirá ni será útil».

* * *

La economía es una disciplina difícil y compleja, pero también emocionante y maravillosa. Cuando se ama a
la economía no es fácil de explicar el sentimiento que despierta, pero se acerca mucho a una escena del
capítulo 13 de la primera temporada de la serie Mad Men, titulada El carrusel.
El genio creativo Don Draper es el responsable de hacer la presentación de la campaña que ha preparado
para un poderoso cliente, Eastman Kodak, sobre un novedoso producto, un proyector para ver fotos en la
pared. En la escena varios hombres entran en una sala y toman asiento.
Uno de los representantes de la empresa dice: «Imagino que ya descubrieron una forma de trabajar con la
rueda».
Un colega suyo continúa, como disculpándose: «Sabemos que es difícil, porque las ruedas no son vistas
como alta tecnología, incluso aunque sean originales».
Don Draper toma la palabra y menciona algunas de las características que debe tener toda buena
campaña, de pronto se detiene y hace un gesto para que la ayudante apague las luces. A continuación
se proyectan imágenes de él y su familia, compartiendo buenos momentos, de juegos, comidas al aire
libre, cumpleaños, su boda…, momentos felices, y dice:

«Este aparato no es una nave espacial. Es una máquina del tiempo. Va hacia atrás y hacia adelante.
Nos lleva al lugar donde nos duele ir pero donde queremos volver. Esto no es una rueda, es un carrusel.
Nos permite viajar como lo hace un niño. Vuelta y vuelta y vuelta a empezar […]».
La economía es como ese carrusel. En nuestra mano está sustraer las enseñanzas para no repetir los
errores cometidos. Quienes deseen esta escena, está disponible en YouTube con el título Mad Men
Carrousel.

En suma, los economistas deben pertrecharse de grandes dosis de humildad y, sobre todo,
de sentido común. Un artículo titulado La superioridad de los economistas (publicado en
Journal of Economic Perspectives en diciembre de 2015), los autores Marion Fourcade,
Etienne Ollion y Yann Algan señalaban que los economistas, a pesar de haber fracasado
estrepitosamente en la prevención de la Gran Recesión, seguían creyendo que la economía
era superior a todas las demás Ciencias Sociales, lo que constata el desdén que algunos tienen
por las ideas de otros campos, y eso es un craso error. La incapacidad que los economistas
han tenido para ofrecer soluciones a muchos de los problemas que nos aquejan hace
obligatorio sumar esfuerzos con otras disciplinas, tradicionalmente minusvaloradas.

RECUADRO 2.3
LOS ECONOMISTAS TAMBIÉN SE EQUIVOCAN…, Y MUCHO

El 15 de septiembre de 2008 quebró Lehman Brothers, uno de los principales bancos de inversión del
mundo y la cuarta entidad de Estados Unidos. En los meses previos a la caída de esta emblemática
institución hubo varios indicadores que apuntaban en la misma dirección. Nouriel Roubini (también conocido
como Doctor Catástrofe) desde antes del estallido de la crisis de las hipotecas basura (más conocidas como
Subprime), en agosto de 2007 había advertido que vendría una recesión de graves consecuencias. Cuando
la mayoría de especialistas aseguraba que la economía solo podía mejorar, él enfáticamente predijo que las
cosas irían a peor.
Entre 1881 y 1956 vivió otro ilustre economista que predijo que el ciclo económico de bonanza llegaría a su
fin. En la actualidad muy pocos recuerdan las hazañas del banquero suizo Felix Somary (discípulo de Carl
Menger en Viena), más conocido en el mundo financiero como El Cuervo de Zúrich. En su tiempo fue capaz
de predecir: i) las consecuencias nefastas que se derivarían de la inflación para la clase obrera y por las
gravosas reparaciones impuestas a Alemania tras el fin de la I Guerra Mundial; ii) el crac de 1929 y la
posterior recuperación en 1932, y iii) curiosidades aparte, en 1940 profetizó la ruptura del pacto entre nazis y
soviéticos.
En efecto, en ocasiones los economistas aciertan, pero hay otras en las que se equivocan…, y mucho. Estos
son algunos ejemplos de grandes economistas que erraron en sus previsiones.

• En 1927 el ilustre John Maynard Keynes aseguró que en las décadas venideras no habría colapsos
financieros. Como sabemos, dos años después estalló la crisis económica y financiera más severa que
jamás se haya vivido en Estados Unidos y que generó un efecto contagio en otros países del mundo.
El profesor Irving Fisher, reconocido entre otras cuestiones por sus contribuciones a la Teoría
• cuantitativa del dinero, una semana antes del estallido del crac bursátil de Wall Street (el 24 de octubre
de 1929), afirmó que las acciones habían entrado en un largo período de estabilidad y que los temores
anunciados por algunos carecían de fundamento. Esta equivocación le costó toda su fortuna.
• El 28 de marzo de 1947 se celebró en el Auditorio Littauer de la Universidad de Harvard un debate para la
posteridad entre Joseph A. Schumpeter y Paul Sweezy (y moderado por Wassily Leontieff).
Lamentablemente el debate lo ganó Sweezy cuando acorraló al maestro y lo hizo reconocer que el futuro
del capitalismo era incierto. Sin embargo, el tiempo puso a cada uno en su sitio: las tesis de Schumpeter
perseveraron pero las de Sweezy fueron olvidadas.
• En 1987 el profesor Paul Samuelson, galardonado con el Nobel de Economía en 1970, erró su análisis
sobre el futuro de la Unión Soviética al asegurar que el modelo de economía planificada podía ser exitoso
y generar prosperidad. Dos años más tarde cayó el Muro de Berlín y arrastró consigo todo el sistema
socialista, hasta la extinción de la URSS el 26 de diciembre de 1991.
• En 2005 Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal entre 1987 y 2006, aseguró que los derivados
contribuían al fortalecimiento del sistema financiero. Su sucesor Bern Bernanke (2006–2014) no lo hizo
mejor cuando en 2007 aseguró que no había motivo para preocuparse sobre el riesgo implícito en las
hipotecas Subprime y que todo estaba bajo control. Obviamente, ambos estaban equivocados.
• En 2007 Bernard Madoff, presidente de la firma de inversión Bernard Madoxx Investment Securities,
declaró que gracias a las estrictas regulaciones impuestas por la Securities and Exchange Commission
(SEC) era virtualmente imposible incumplir o violar las reglas en el mercado financiero. Esta afirmación
carecía de fundamento, en particular por las sanciones por 5.775 millones de dólares que el Departamento
de Justicia de Estados Unidos y la Reserva Federal impusieron el 19 de mayo de 2015 a JPMorgan Chase,
Citigroup y Bank of America, las británicas Barclays y Royal Bank of Scotland y la suiza UBS, por haber
manipulado durante cinco años los tipos de cambio entre las divisas. Por su parte, Madoff defraudó más de
50.000 millones de dólares a miles de confiados inversores que le entregaron su dinero. En diciembre de
2008 fue detenido por el FBI y el 29 de junio de 2009 fue sentenciado a una pena de 150 años de prisión.
• Por último, en octubre de 2009 Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff (quien, además de ser profesor en la
Universidad de Harvard, es un destacado ajedrecista profesional) publicaron su libro Esta vez es distinto,
donde señalaban, entre otras cuestiones, que la crisis económica tardaría en acabar y que la tasa de
desempleo alcanzaría el 11% en Estados Unidos. En 2013, el joven doctorando Thomas Herndon puso en
evidencia que los cálculos de Reinhart y Rogoff sobre la correlación inversa entre deuda y crecimiento eran
erróneos.

2.1.1. Los límites de los métodos cuantitativos


Paulatinamente los métodos estadísticos y econométricos se han hecho más presentes en
el estudio de la economía, en detrimento de otros enfoques menos abstractos pero igualmente
necesarios. Efectivamente, los métodos cuantitativos han dejado de ser meros instrumentos a
ser los enfoques dominantes, mientras que las capacidades analíticas cualitativas han perdido
terreno. Siendo sumamente importante la economía cuantitativa, necesita de las explicaciones
de la economía más cualitativa para entender las causas y ofrecer soluciones adecuadas. En
cualquier caso, el debate está en el aire pero no es tan novedoso. El poeta escocés Andrew
Lang (1844–1912) lo expuso de una manera clarividente cuando dijo: «Ellos usan las
estadísticas como los borrachos utilizan una farola, para apoyarse y no para alumbrarse».
Mejor no se puede decir.
Los métodos cuantitativos desempeñan un papel muy importante para contrastar o llevar a
cabo pruebas de hipótesis de tipo científico en fenómenos aleatorios. De este modo nos
señalan las probabilidades de que sucedan acontecimientos o fenómenos, si bien es
imposible predecirlos con exactitud. Sus campos de actuación pueden ser muy variados. En
el caso de la economía pueden ser usados para la toma de decisiones, como por ejemplo para
alcanzar una mayor rentabilidad en las inversiones financieras, pero debemos asumir que no
siempre se anticipan correctamente a los acontecimientos. Los métodos cuantitativos no son
infalibles, bien por las propias deficiencias y limitaciones de los modelos o porque los datos
simple y llanamente han sido malinterpretados por el investigador. En resumen, si un
comandante de vuelo al consultar la pantalla del radar le indica que todo está despejado pero
por el parabrisas ve que la aeronave se aproxima a una inmensa montaña, ¿qué debe hacer,
seguir de frente o elevarse? El sentido común nos dice que elevarse, pues igual en economía.
RECUADRO 2.4
MONEYBALL Y LA UTILIDAD PRÁCTICA DE LAS ESTADÍSTICAS

Moneyball: Rompiendo las reglas, es una película de 2011 dirigida por Bennett Miller y basada en hechos
reales. En el film Brad Pitt encarna el papel de Billy Beane, director general del equipo de baseball los
Oakland A’s y responsable de armar al equipo. En la anterior temporada los Oakland A’s acumularon varias
victorias gracias al poderío de tres superjugadores, pero a punta de talonario estos se marcharon a equipos
más grandes. Así, Beane se ve obligado a reinventarlo aunque cuenta con un presupuesto limitado, y es
entonces cuando conoce a Peter Brand, un joven y brillante economista graduado en la Universidad de Yale
y con un talento especial para identificar oportunidades entre los jugadores que habían sido rechazados por
los cazatalentos. ¿Y cuál era la habilidad especial de Brand? Saber cómo funcionan las estadísticas.
En una escena de la película se desarrolla el siguiente dialogo:

Peter: Oye Billy, quería que vieras estas evaluaciones de jugadores que pediste que hiciera. Billy: Te pedí
tres. Que evaluaras a tres jugadores. ¿Cuántas has hecho?
Peter: 47… En realidad son 51. No sé por qué te he mentido.

Y entonces entran en materia.


Peter: Con esta ecuación lo que veo es que tenemos que ganar un mínimo de 99 partidos para llegar a los
play-off. Tenemos que marcar 814 carreras para ganar esos partidos y permitir un máximo de 645 en
contra.
A continuación le muestra un algoritmo para calcular las proyecciones anuales y que al recoger los datos
puede predecir el rendimiento de los jugadores, y dice:

«Se trata de reducirlo todo a un solo número. Para utilizar las estadísticas a nuestro favor encontraremos
un valor para los jugadores que nadie más es capaz de ver. Algunos son descartados por una serie de
prejuicios y supuestos defectos…: edad, aspecto, personalidad… Pero las matemáticas están por
encima de todo eso».
La película está ambientada en 1992. Hasta ese momento ningún equipo de baseball había reparado en la
utilidad de las estadísticas, pero debido a los logros alcanzados por Billy Beane y Peter Brand
paulatinamente estos métodos fueron ganando terreno hasta convertirse en indispensables. En la actualidad
en todos los deportes se recurre a las estadísticas.
Por ejemplo, en el ciclismo profesional las estadísticas se centran en la relación entre kilo/vatios
generados, es decir, en el peso del deportista y en la potencia de sus piernas para generar energía. Un vatio
es equivalente a un julio por segundo (1 J/s). Si se mide el desempeño en un medidor de potencia los
equipos pueden saber la cantidad de vatios que el ciclista transmite sobre los pedales. Ha habido quienes en
el sprint final han generado entre 1.600 y 1.900 vatios de potencia, entre los que se encuentran Andre
Greipel, Mark Cavendish y Mario Cipollini. Obviamente, la audacia y la valentía de los temerarios ciclistas no
se pueden medir.

La estadística es el conjunto de métodos basado en el análisis de observaciones cuyo


objetivo es la descripción de los datos recabados para tomar decisiones o llegar a
conclusiones fundamentadas. Se conforma de dos partes. La primera es la estadística
descriptiva, interesada en recoger, agrupar, analizar y presentar los datos. Puede ser útil
como una primera aproximación a un objeto de estudio, «para saber cuán aproximadamente
es exacto», pero en las disciplinas científicas este tipo de presunciones son insuficientes. Es
necesario llegar a resultados precisos porque de esa manera se podrán replicar o refutar. La
replicación es la esencia de la ciencia, y de hecho, las replicaciones repetidas son la única
manera de crear teorías. En segundo lugar, la estadística inferencial o inductiva es útil para
tomar decisiones basadas en la información recogida por la técnica descriptiva. Es de gran
utilidad cuando se desea hacer una evaluación pero no se cuenta con los recursos necesarios
para llevar a cabo un estudio de observación sobre una población elevada, para lo cual se
emplea una muestra del conjunto para predecir o evaluar el total.
Las variables cuantitativas tienen valores numéricos. Las de tipo unidimensional se
centran en características diferenciadoras, pero también las hay bidimensionales o
pluridimensionales (dos o más características diferenciadoras). Por otra parte, las variables
pueden tomar valores enteros (p.e. unidades monetarias) o dentro de un intervalo (p.e.
porcentajes). Y en tercer lugar, es necesario tener suficiente información sobre el objeto o
persona que deseamos estudiar (p.e. cada matriculado en el grado en Administración y
Dirección de Empresas), la población (p.e. quienes asisten a las clases de Micro o
Macroeconomía) y la muestra (p.e. los individuos que participarán en el estudio).

NOTA 2.5
LA TORRE DE BABEL DE LOS MILLONES, BILLONES Y TRILLONES

En el seno de las instituciones de la Unión Europea la traducción es un tema serio (y caro). En la Comisión
Europea se trabaja en inglés, francés y alemán, y las tres son lenguas oficiales, pero debido a que en los
Estados miembros se hablan 24 idiomas, existen más de quinientas combinaciones posibles y en todos los
casos es necesario que haya traductores competentes. La inminente salida del Reino Unido no alivia
demasiado las cosas porque el inglés es una lengua franca, así que en la actualidad entre todas las
instituciones comunitarias se emplean a entre 2.800 y 3.000 traductores, necesarios para ocuparse de las
1,76 millones de páginas que pasan por sus manos cada año. Todo este esfuerzo cuesta alrededor de 370
millones de euros.
Philip Oltermann, periodista de The Guardian, en un artículo de abril de 2013 puso en evidencia lo delicado
del trabajo de traducción cuando se trata de dinero. Por ejemplo, «a billion euros» en inglés es «um bilhão de
euros» en portugués. En español, podría parecer que «billion» es «billón», pero «a billion euros» es «mil
millones de euros». Para confundir aún más las cosas, ese «billion» es «milijarde» en croata, y «miljard» en
holandés. Cuando un francés dice «un billion», que en español es lo mismo, se refiere a lo que en inglés se
llama «trillion». Y un «billiarde» alemán es un «quatrillion» francés.
Las cosas están lejos de solucionarse pero el Tribunal de Cuentas de la UE ha decidido dar un poco de luz y
por ello publicó un dossier de 33 páginas con expresiones en inglés que habitualmente se utilizan mal, tanto
de manera hablada como escrita (p.e. utilizar «to precise» para decir «resumir» – el documento se titula
«Misused English Words and Expressions in EU Publications»).

Ahora veamos algunas consideraciones importantes:


• La media no siempre es útil para saber lo que ocurre. Cuando la base de datos
disponible es amplia resulta útil conocer un dato central, como el salario medio de los
trabajadores, la prestación por desempleo media, el gasto medio o el precio medio de un
bien. En general, la media es un valor esperado, razonable o deseado, pero hay que
considerar que esta se ve influenciada por los valores extremos, por lo cual es mejor
utilizar la mediana porque así podemos saber el valor central (ordenados de menor a
mayor). Por ejemplo, si uno se come un pollo entero en presencia de otra persona, a
efectos estadísticos constará que cada uno se ha comido medio pollo, aunque en realidad
uno estará satisfecho y el otro pasará hambre.
• Las medidas de dispersión son importantes. Las medidas que tratan sobre el centro de
los datos no deben separarse de las que tratan sobre su desviación; por ejemplo, para saber
qué tan alejados del dato central están el resto de los datos. Así, no es lo mismo que todos
nos hayamos ido una semana de vacaciones a que la mitad se haya ido dos semanas y la
otra mitad se quedó en casa.
• La referencia de datos en un informe no necesariamente lo hace más fiable. Se tiende
a creer que los datos (como el porcentaje) dotan de mayor credibilidad a la información,
pero es mejor desconfiar.
• La correlación no implica causalidad. Hay correlaciones positivas y negativas. Como es
natural, cualquier variable puede tener correlaciones diferentes en distintos contextos, por
lo cual la cantidad de combinaciones puede ser infinita. Por otra parte, es importante tener
presente que el análisis causal no necesariamente analiza las causas originales que
provocaron el fenómeno.
• Hay que tener reservas cuando se asume que algo es cierto o falso solo porque las
probabilidades de que así ocurra sean muy altas o muy bajas. Que algo sea muy probable
o muy improbable no es gran cosa.
• Nada ocurre por azar. El azar no está sujeto a los rigores del método científico. Puede
darse el caso de que en una investigación se atribuya la ocurrencia «al azar» cuando es
mejor referirse a sucesos con igual probabilidad. Es importante tomar en cuenta que
algunos atribuyen al azar lo que aún se desconoce.
• Los totales y los relativos son importantes. El punto de partida es reconocer cuál es el
indicador de referencia. Si leemos que en Estados Unidos se cometen más robos a
viviendas, mientras que en Islandia es donde se cometen menos, hay que advertir que en
el primero viven más de 316 millones de personas mientras que en el segundo apenas algo
más de 330.000. En este caso habrá que considerar que el país norteamericano tiene más
de mil veces la población del país nórdico, luego es normal que también padezca mayor
delincuencia.
• Atención al sesgo de confirmación. Los humanos estamos «contaminados», lo que
significa que tenemos preferencias, aversiones y prejuicios. El sesgo de confirmación
tiene lugar cuando se favorecen las convenciones y creencias propias o colectivas (incluso
por encima de la evidencia), por lo cual las cuestiones culturales ejercen una potente
influencia (p.e. asumir que los alemanes son muy trabajadores pero los ciudadanos de los
países mediterráneos no lo son tanto). Cuando se trata de cuestiones estadísticas, el sesgo
puede devaluar definitivamente desde el diseño de la muestra hasta la interpretación de
los datos.
RECUADRO 2.5
RETORCER LAS ESTADÍSTICAS HASTA QUE DIGAN LO QUE QUEREMOS

Supongamos que el Ministerio de Trabajo convoca una rueda de prensa para manifestar su satisfacción
porque los últimos datos sobre el número de afiliados a la seguridad social arrojan que en el año pasado
subió al 3,2% y que tres de cada cuatro contratos es indefinido. Los datos no han sido falseados, así que de
manera espontánea nos alegramos de que las cosas estén mejorando. Sin embargo, nuestra sonrisa
desaparece cuando nos damos cuenta de cómo han sido interpretados. A estas cuestiones popularmente se
les conoce como la cocina.
Para empezar, el dato no pormenoriza si se trata de empleo de calidad o precario, de manera que es muy
probable que el 3,2% no dé para demasiadas alegrías, pero además, si tres de cada cuatro son contratos
indefinidos se soslaya que en general los despidos mayoritariamente se concentran en los temporales. El
dato no dice si los empleados con contratos fijos eran mejores o peores, sino que estos resistieron mejor que
los contratos temporales. ¿Y por qué? Precisamente porque los temporales son más fáciles y barato de
despedir. De hecho, cuando en las empresas baja la facturación y no se encuentra otra alternativa que
recortar plantilla, generalmente se despedirán a los de menor antigüedad o con contratos más precarios.
En 2008, el 45% de los trabajadores tenían seis años o más de antigüedad en su empleo, pero en 2016 la
proporción se incrementó hasta el 58%. En el otro extremo, los trabajadores con un año o menos de
experiencia subieron del 14% al 18%. Estos datos ponen de relieve que uno de los efectos de la crisis sobre
el empleo fue que hubo una pobre renovación entre los trabajadores con una mayor antigüedad. Así, en el
mercado laboral coexisten dos colectivos diferenciados tanto en el empleo como en el desempleo. En el
empleo, hay un segmento de trabajadores con una mínima rotación y otro de continua transición entre
empleo temporal y desempleo. El segundo colectivo coexiste a su vez con otro grupo formado por
desempleados de larga duración, en los que cada vez es mayor el riesgo de perder capacidades para
reincorporarse al mercado de trabajo.
Veamos dos ejemplos:

• El responsable de recursos humanos tiene que elegir entre despedir a un empleado temporal con un
desempeño óptimo o a otro que lleva más de diez años en la empresa y cuyo rendimiento ha venido a
menos.
• Cada seis meses una empresa ha renovado el contrato a un trabajador ejemplar, pero dentro de dos
meses se cumplirán dos años y entonces lo tendrán que hacer fijo, pero el problema radica en que el
cliente para quien ha trabajado muy probablemente se marchará con la competencia, por lo cual tenemos
que decidir si le ofreceremos o no un contrato definitivo.
¿A quién despedirán? En ambos casos es más probable que se prescinda del empleado con menor
antigüedad.
Por otra parte, a medida que una situación de crisis se prolonga en el tiempo cada mes habrá menos gente
trabajando, por lo cual el porcentaje de contratados fijos será mayor que al principio de la misma. En el caso
de la más reciente crisis en España, en 2008 los contratos indefinidos eran el 69%, pero en diciembre de
2015 eran el 74%. ¿Por qué subió el porcentaje? Porque para entonces un número masivo de temporales
había sido despedido (si nuestra gata ha parido 7 gatitas y 4 gatitos y se escapan 3 gatitas y 1 gatito, el
porcentaje de hembras sigue siendo mayor, aunque se han perdido 4 animales).
Ahora imaginemos que el informe indica que la contratación indefinida ha subido al 13%, y en el caso de los
contratos a tiempo completo, al 14%. Este crecimiento, si bien es importante, solo es significativo si sabemos
respecto a qué (es decir, no dejar que los árboles nos impidan ver el bosque). Por ejemplo, si ganamos 500
euros al mes y la empresa nos concede un incremento de 100 euros, nuestro sueldo habrá subido un 20%,
pero seguimos teniendo unos ingresos muy modestos. Los informes suelen mostrar su satisfacción cuando el
empleo crece, y así debe ser, aunque en estricto sentido tan importante es crecer como el ritmo al que se
hace: si cada mes se crean 100 o 200 puestos de trabajo ya se puede decir que hay crecimiento del empleo,
pero a todas luces sería un dato insignificante.
Aún hay más porque el ministerio saca pecho y desmiente que los contratos creados sean mayoritariamente
precarios, para lo cual ofrece el porcentaje de contratos de menos de un mes que, como es obvio, se trata de
empleos nuevos. El problema en este caso es que deliberadamente se omite que el porcentaje es respecto a
todas las personas que trabajan, no a los contratos que se han cerrado en los últimos meses. Por ejemplo, si
el ministerio dice que estos contratos son apenas el 0,96%, omite que el porcentaje es respecto a los nuevos
empleos, cuando lo importante es saber el porcentaje respecto al empleo neto generado a lo largo del
último año.
Por último, la persona que da la rueda de prensa indica que entre 2007 y 2015 el gasto social creció en
50.000 millones de euros, dato que es cierto, pero soslaya que en este periodo hubo 1,1 millones de
pensiones contributivas y el doble de desempleados: añadido a los problemas económicos también hay que
considerar los cambios demográficos, cuando menos si en el futuro se aspira a mantener un sistema de
pensiones de reparto, como el vigente.
Este recuadro partía de meras suposiciones pero lo cierto es que los datos mostrados son reales. Fueron
presentados por la ministra de Empleo y Seguridad Social Fátima Báñez el 3 de diciembre de 2015. En
virtud del análisis aquí realizado, todo parece indicar que en este caso a quienes «cocinaron» las estadísticas
se les fue la mano.
La metodología utilizada para conocer la tasa de desempleo en España fue creada en 1985 por iniciativa del
primer gobierno de Felipe González y puesta en marcha por Joaquín Almunia, ministro de Trabajo. En las
estadísticas se incluirían las demandas de empleo registradas el último día de cada mes, pero también
considera algunas excepciones. Están excluidos: i) quienes tienen un empleo, aunque sea de una hora a la
semana; ii) quienes están subempleados; iii) los trabajadores sujetos en Expedientes de Regulación de
Empleo (ERE); iv) quienes reciben prestaciones por desempleo y que participan en trabajos de colaboración
social; v) los demandantes de un empleo circunstancial por un periodo inferior a tres meses; vi) los
demandantes de empleo cuya jornada semanal es inferior a 20 horas; vii) los asistentes a cursos de
formación profesional, y viii) quienes se benefician de subsidios agrarios y cobran una prestación por trabajar
pocas peonadas al año. La suma de todas estas personas puede ser considerable, y por inverosímil que
parezca no figuran como demandantes de empleo.

* * *

En la página Population.io (http://www.population.io/) podemos comprobar algunas de las utilidades


prácticas de la estadística. Este sitio lo crearon el Grupo de Datos del Banco Mundial y el Instituto
Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados y utilizan las bases de datos demográficas de Naciones
Unidas. Si introducimos el lugar y nuestra fecha de nacimiento los algoritmos nos revelarán hasta cuándo
viviremos. ¿Poderes sobrenaturales? No, es solo estadística.

Por último, debemos tener presente dos cuestiones:


• Los métodos cuantitativos, como los exámenes, no reflejan todo lo que hay o sobre lo que
sabemos de un tema.
• En estadística, como en el resto del universo, también hay extrañas coincidencias que no
significan nada. Por ejemplo, en diciembre de 2015 científicos de los experimentos Atlas
y CMS del Gran Colisionador de Hadrones del CERN, el mayor acelerador de partículas
del mundo, detectaron la existencia de un bosón de unos 750 gigaelectronvoltios, seis
veces más masa que el bosón de Higgs, lo que rompía los moldes del modelo estándar y
por tanto podía ser la primera señal de todo un nuevo territorio de la física descrito por
teorías aún por confirmar. Pero tras muchas pruebas realizadas en los meses siguientes,
los resultados acumulados confirmaron que no había rastro de los indicios observados
anteriormente. En palabras de Carlo Cadorini, uno de los científicos que trabajó en los
experimentos, «la partícula soñada no era más que una fluctuación estadística».

2.2. Micro, macro y economía sistémica


En 1933 el economista noruego Ragnar Frisch (1895–1973) planteó una división
compartimentada de la economía en micro y macro (en su «Propagation Problems and
Impulse Problems in Dynamic Economics» – también se le recuerda por haber sido uno de
los primeros impulsores de la econometría y por haber recibido junto a Jan Tinbergen el
primer Premio Nobel de Economía, en 1969). La microeconomía se interesa en estudiar
cuestiones concretas, tales como el comportamiento de los trabajadores, los consumidores,
los inversores, las empresas, las instituciones y el Estado, todos los cuales conforman los
mercados, locales y del exterior. Las principales variables de estudio de la microeconomía
son los precios, los ingresos, las cantidades y las calidades de bienes y factores. Su origen
etimológico viene de las palabras griegas («mikros», que significa pequeño),
(«oikos», casa) y («nomos», ley o regla). Alfred Marshall (1842–1924) es uno de los
máximos representantes de la Escuela Marginalista y de la microeconomía en general.
FIGURA 2.1
ELEMENTOS DE LA TEORÍA MICROECONÓMICA

La macroeconomía se especializa en dar una visión panorámica de los asuntos de


competencia económica, tales como la cantidad de bienes, servicios, capitales y mano de
obra que existe en un país o en una región determinada. Se interesa en estudiar cuestiones tan
importantes como los salarios, el nivel de empleo, el comportamiento de los precios y el
precio del dinero en sí mismo, todo lo cual permite alcanzar mejores niveles de vida,
fomentar el empleo, incentivar el desarrollo de innovaciones e incrementar el nivel educativo
y la calidad y esperanza de vida de los habitantes, entre otros aspectos. Su origen etimológico
viene de las palabras griegas («makros», que significa grande o largo),
(«oikos», casa) y («nomos», ley o regla). Uno de los autores más representativos de
esta rama es John Maynard Keynes (1883–1946).
FIGURA 2.2
ELEMENTOS DE LA TEORÍA MACROECONÓMICA
Imaginemos un partido de fútbol. En este caso, el enfoque micro nos permitirá analizar en
detalle las características, fortalezas y debilidades, tanto de nuestro equipo como de los
rivales, el historial de triunfos, empates y derrotas, las condiciones físicas de los jugadores y
los últimos fichajes, y durante el partido podremos ver las estrategias y las tácticas del
entrenador, lo que será decisivo para que en un momento determinado nuestro equipo decida
actuar con más intensidad, se abra paso hasta el área del contrario, meta goles y finalmente se
haga con la victoria. Por otra parte, el enfoque macro nos permitirá ver el entorno general de
la liga y del día del encuentro, tales como las condiciones meteorológicas (muy importantes
para saber si llueve o hace sol y la temperatura ambiente, porque todo ello puede influir en el
buen desempeño de los jugadores), las condiciones propias de la cancha (p.e. si el césped está
húmedo o seco, en buen estado o con agujeros), el momento y las condiciones en las que se
disputará el encuentro (no es lo mismo el último partido que decide el campeonato de la liga
que uno donde el resultado es irrelevante porque ya todo está perdido) y el ambiente general
que se respira en el entorno (cuestión también muy importante porque si los ánimos están
altos la gente estará más dispuesta a comprar bufandas y camisetas y a apostar).
En términos económicos este ejemplo puede ser de utilidad porque, al igual que en los
encuentros de fútbol, las economías de los países, los sectores productivos y las empresas
tienen que considerar cantidad de variables macro, como las relacionadas con el entorno
más general, y variables micro, como las relacionadas con el entorno más cercano.
Sin embargo, el comportamiento de los sistemas económicos está constituido por muchas
más variables que las microeconómicas y macroeconómicas. En realidad el comportamiento
de la economía también está determinado por elementos metaeconómicos, como las escalas
de valores, la organización jurídico–política y la historia de una sociedad. En el ámbito de la
empresa, su comportamiento está influido por elementos como la capacidad de gestión, la
confianza generada entre los agentes que intervienen en la producción y la calidad y
frecuencia de la interacción entre inversores, proveedores, productores y clientes. En el plano
mesoeconómico destaca la confianza que existe entre los agentes, su capacidad para
organizarse en redes integradas, la infraestructura física y humana con la que cuentan y la
capacidad para generar nuevos conocimientos (y también para difundir los propios y asimilar
los ajenos), todos los cuales son elementos clave del comportamiento y, por tanto, en buena
medida determinan el éxito o fracaso de un sistema económico.
FIGURA 2.3
ELEMENTOS DETERMINANTES DE LA ECONOMÍA SISTÉMICA

Desde el enfoque de la economía sistémica todos los elementos que integran la vida
económica de un país, región, localidad, sector productivo, gremio, empresa o sindicato
colaboran estrechamente con la finalidad de lograr una mayor productividad y desarrollo de
capacidades para asimilar los cambios.

CUADRO 2.3
ECONOMÍA SISTÉMICA
2.3. La maximización de beneficios a lo largo de la
historia
Antes hemos dicho que puede haber tantas interpretaciones de los fenómenos de
naturaleza económica como economistas. En general, estos se muestran más o menos afines a
determinadas teorías, enfoques, corrientes y, en el mejor de los casos a Escuelas de
Pensamiento Económico, y en ocasiones incluso se contraponen unas con otras. Eugene F.
Fama y Robert J. Shiller compartieron el premio Nobel de Economía en 2013 por haber
defendido ideas completamente opuestas. Mientras que para el primero los mercados se
comportan eficientemente porque transmiten la suficiente información y a la velocidad
necesaria para que los agentes puedan valorar los títulos, pero al mismo tiempo tienen escaso
margen para hacer predicciones futuras, para Shiller tanto las valoraciones como los
resultados se pueden ver influidos por el «efecto llamada» en tiempos de bonanza y de
«pánico» cuando las burbujas están a punto de estallar. En el cuadro 2.4 se muestran algunas
de las principales ideas.

NOTA 2.6
FAMA VS. SHILLER

Eugene F. Fama
En mercados abiertos los precios de las acciones tienden a reflejar toda la información disponible; por lo
cual, un inversor que base sus decisiones en otro tipo de datos no obtendrá ventaja alguna.
La consecuencia inmediata es que la evolución de los precios de los activos seguirá un «paseo aleatorio», lo
que significa que los inversores mejor informados no ganan más que los peor informados.
Robert J. Shiller
En un mercado de capitales eficiente siempre habrá inversores más «listos» que el resto, y serán quienes
tengan la capacidad de darse cuenta de que un activo está infravalorado o sobrevalorado, y entonces
aprovecharán la oportunidad de usar ese conocimiento en su beneficio.
La diferencia estará en la existencia y el aprovechamiento de alguna «ventaja informativa».

CUADRO 2.4
PERSPECTIVAS IDEOLÓGICAS / TEÓRICAS EN ECONOMÍA

En lo relativo al alcance de la participación del Estado en la economía existe una clara


diferenciación entre los planteamientos del Estado de Bienestar, afines a la
socialdemocracia, y el desmantelamiento del mismo, coincidente con el neoliberalismo.
CUADRO 2.5
NATURALEZA Y ALCANCE DE LA PROTECCIÓN SOCIAL
Las explicaciones mostradas en los cuadros 2.4 y 2.5 concluyen en la figura 2.4.
FIGURA 2.4
INHIBICIÓN O INTERVENCIÓN DEL ESTADO SEGÚN ENFOQUE IDEOLÓGICO

En la figura 2.4 se identifican las diferencias que subyacen entre la izquierda progresista
(según qué casos, más o menos próxima a la socialdemocracia) y el liberalismo
conservador (con el neoliberalismo por bandera). De hecho, en los temas de competencia
económica, la izquierda (los progresistas) es más proclive a la regulación de los mercados y
en general al intervencionismo del Estado, mientras que la derecha (los liberales
conservadores) desea lo contrario. Asimismo, en los temas de competencia social, como por
ejemplo el divorcio, el matrimonio entre personas del mismo género y el aborto, los
progresistas desean que el Estado no participe en las decisiones que asumen las personas
porque consideran que estas deben ser estrictamente individuales. Sin embargo, los
conservadores piensan justo lo contrario, por lo cual aspiran a que el Estado intervenga
definitivamente en la protección y tutela de valores y derechos que consideran de interés
general y no solo de las personas implicadas en los hechos. El problema surge cuando se
aspira a la liberalización de los mercados, pero al mismo tiempo se defiende el ejercicio de la
libertad en los temas de carácter social. Esta posición la resume Xavier Sala i Martin
cuando argumenta que este es el tipo de personas que no quieren que se metan en su
cartera ni en su bragueta. Por último, otra alternativa sería la regulación de los mercados y
al mismo tiempo un control sobre los temas de carácter social. Es una combinación extraña,
pero no imposible, vigente por ejemplo en los peores años de autarquía y nacionalcatolicismo
en España.

NOTA 2.7
XAVIER SALA I MARTÍN SOBRE LA INTERVENCIÓN DEL GOBIERNO EN LA
ECONOMÍA

«Una de las razones que me conducen a pensar que hay que limitar la acción del gobierno en la economía
es que tiende a gastar demasiado y mal por su propia naturaleza, que hace que administre un dinero que no
es suyo. Me explico. Cuando una persona entra en una tienda y gasta su propio dinero para comprar cosas
para sí misma o para su familia, tiende a adquirir los productos que más le interesan, dentro del presupuesto
del que dispone. Por el contrario, cuando una persona entra en la misma tienda pero tiene la posibilidad de
cargar los gastos a una cuenta ajena (por ejemplo, a la cuenta de la empresa), entonces tiende a ser menos
escrupulosa con los gastos superfluos, si bien continuará adquiriendo productos de su interés. “Si invita
usted, tomaré solomillo”, decía el aprovechado. El problema grave aparece cuando la persona entra en la
tienda, tiene la posibilidad de cargar los gastos a una cuenta ajena y debe adquirir regalos para personas que
no conoce. En dicho caso, no solo tiende a gastar más de la cuenta, sino que, además, adquiere cosas que
no interesan demasiado a quien las recibe».
Xavier Sala i Martín
Economía liberal para no economistas y no liberales (de 2002)

En los siguientes apartados se estudiará desde una perspectiva amplia, pero no exhaustiva,
los orígenes y el marco conceptual de distintas corrientes de pensamiento económico y la
manera como han interpretado que la sociedad y el individuo deben maximizar los
beneficios (tanto los individuales como los generales) y tomar las decisiones.

2.3.1. La maximización de beneficios en la economía


clásica
Hasta la aparición de la sociedad industrial la economía europea era mayoritariamente
agraria. En el régimen feudal la tierra se dividía en dos acepciones: la funcional (p.e. tierra
de cultivo, de pastoreo, prado y bosque), y la legal, cuya propiedad recaía en un Señor pero
era trabajada por los siervos en condiciones muy cercanas a la esclavitud. Naturalmente, este
sistema socavaba la iniciativa individual, de manera que el incremento de la producción se
basaba en la adquisición de nuevas tierras y en el empleo de abundante mano de obra. Pero a
lo largo del siglo XIV gradualmente se produjeron cambios sociales derivados de las nuevas
tendencias seculares y del creciente intercambio económico, consecuencia del incremento de
la productividad y de la creación de mercados más amplios.
En los siglos XIV y XV se desarrollaron instituciones que permitirían la conformación del
Estado moderno, lo que a su vez propició el desarrollo y la regulación de las actividades
económicas, y asimismo, los descubrimientos y exploraciones realizados en los siglos XV y
XVI ampliaron aún más los dominios en ultramar. Los países europeos se abocaron a una
febril búsqueda de metales preciosos y a la conquista de territorios en los confines del
mundo. A partir de entonces el sistema económico fue capaz de producir una mayor variedad
y cantidad de bienes y servicios e intercambiarlos mediante el comercio, lo que conllevó a
una mayor división del trabajo, al uso del dinero como habitual medio de cambio y a la
diversificación de los servicios bancarios (p.e. en materia de custodia de capitales a cambio
de un interés, de financiación y apertura de líneas de crédito, de contratación de seguros y de
emisión de talones y pagarés, entre otros).
La expansión territorial de los países generó un acelerado crecimiento demográfico, de la
riqueza nacional y de la actividad comercial. Y aunque la mayor parte de la riqueza se
mantuvo en manos de los terratenientes, progresivamente surgieron nuevas clases sociales,
conformadas por funcionarios, abogados, banqueros, mercaderes y artesanos cualificados,
todos los cuales demandaban tejidos de lana y lino de calidad, pieles, sedas, vino, alimentos y
especias, armas y diversos objetos suntuarios. Todo lo anterior expandió aún más el mercado
internacional, generó empleo y se crearon nuevas instituciones políticas y económicas. Este
nuevo dinamismo de la economía, sin embargo, generó una mayor presión en la demanda de
alimentos (los cuales se encarecieron desmesuradamente, lo que produjo hambrunas) y en
absoluto mejoraron las condiciones de vida de los trabajadores.
La masiva llegada de metales preciosos, tan brutalmente arrancados de las colonias
americanas mediante la explotación de mano de obra esclava y el trato humillante a los
nativos, dio paso a las ideas mercantilistas, para las cuales: i) la principal fuente de
enriquecimiento de las naciones se sustentaba en la acumulación de oro y plata; ii) de manera
contradictoria, de cara al exterior se abogaba por la expansión de los mercados pero de cara
al interior se imponía la autosuficiencia económica y alimentaria (un régimen de autarquía);
iii) se estableció una estricta regulación al comercio, la agricultura y la industria, y iv) había
una clara diferenciación entre el cobro de intereses (considerados legítimos) y la usura
(considerada deplorable). Al carecer de un cuerpo teórico de común aceptación, hubo tantos
mercantilismos como países que lo adoptaron.
En estricto sentido España no llevó a cabo una política mercantilista pura.
Fundamentalmente se centró en defender y mantener dentro de su territorio los metales
preciosos traídos de sus colonias americanas. Los arbitristas españoles (para conocer su
obra y legado son imprescindibles los trabajos de Ignacio Jordán de Asso, Félix Latassa y
Manuel Colmeiro) se dieron a la tarea de estudiar por qué España, con acceso a una riqueza
formidable de oro y plata y poseedora de una potente fuerza militar, paulatinamente era
desplazada por la pequeña y rebelde Holanda.
La metrópoli española, dependiente de la explotación de las minas de los virreinatos de la
Nueva España, del Perú, Nueva Granada y del Río de la Plata, pero sobre todo del Cerro Rico
de Potosí, sufrió un incremento en los precios, consecuencia natural por el incremento súbito
y exorbitante de la masa monetaria. Para tratar de resolver la acelerada inflación, las
autoridades levantaron la prohibición de exportar oro y plata, si bien poco después se
percataron de que el destino de ambos metales era para pagar las importaciones. Congruentes
con el espíritu de la época, las autoridades españolas prohibieron la importación de
mercancías extranjeras, bajo la creencia de que las españolas las sustituirían y de ese modo
consecuentemente se evitaría la salida de los metales y se corregiría el déficit en la balanza
de pagos. Así:
• Se prohibió la entrada a los barcos extranjeros en los puertos coloniales españoles
(para ser admitidos, las mercancías antes tenían que pasar por puertos peninsulares, lo
que generó enormes distorsiones en los precios). Originalmente el comercio colonial
únicamente era gestionado desde Sevilla y a partir de 1720 también desde Cádiz. En
1765 esta política se relajó y en adelante se permitió el comercio a través de otros
puertos de la península.
• A las colonias se les prohibió producir bienes manufacturados, lo que ponía en
evidencia que para la metrópoli el progreso económico de los territorios de ultramar
era una cuestión secundaria. En paralelo, a los comerciantes extranjeros se les obligó a
tramitar licencias para la importación de bienes a las colonias o aceptar oro en pago de
mercaderes españoles. Ambas decisiones provocaron que los comerciantes españoles
radicados en la colonias compraran las mercancías a extranjeros a través de mercados
paralelos, es decir, de contrabando, lo que contribuyó al empeoramiento del déficit en
la balanza de pagos.
En oposición a las ideas mercantilistas, en su obra Tractatus septen (el título completo es
«Tractatus septem: De adventu Jacobi Apostoli in Hispaniam; Pro editione vulgata; De
spectaculis; De monetae mutatione; De die mortis Christi; De annis arabum; De morte et
immortalitate», publicada en Colonia en 1609), el jesuita Juan de Mariana (1536–1624)
argumentó que la moneda, al ser un medio de cambio, los valores nominal y real debían
coincidir (p.e. los vellones eran acuñados en una aleación de plata y cobre, y por tanto de
menor valor nominal que las monedas de plata pura, aunque la casa que las imprimía les daba
el mismo valor facial, lo que beneficiaba al emisor pero perjudicaba al resto de la economía).
Al criticar el sistema y proponer reformas, en septiembre de 1609 fue perseguido por el Santo
Oficio y recluido en el convento de San Francisco, en Madrid.

RECUADRO 2.6
MERCANTILISMO FRANCÉS

Las políticas mercantilistas francesas fueron distintas a las adoptadas en España fundamentalmente porque
Francia no disponía de minas que explotar, de manera que el oro y la plata debían ser adquiridos a través del
comercio. Hay tres períodos determinantes: antes, durante y después de Jean–Baptiste Colbert (1619–
1683), destacado ministro de Luis XIV. En el período precolbertista tuvo lugar una etapa de desarrollo
económico, donde los comerciantes adquirieron más importancia y protagonismo, se emprendieron grandes
obras de infraestructura (p.e. construyeron caminos, puentes y acueductos) y paulatinamente se consolidó la
unificación económica del reino.
Bajo la gestión de Colbert el Gobierno adoptó medidas claramente mercantilistas, tales como: i) una mayor
intervención estatal en los sectores productivos; ii) una estricta política aduanera para impedir las
importaciones; iii) fomento de las exportaciones, y iv) se tomaron decisiones a favor de la libertad económica
de los individuos, en detrimento de ancestrales derechos de autogobierno de las provincias. Bajo el mandato
de Colbert, Francia floreció y se convirtió en una potencia europea.
Los principales autores del postcolbertismo fueron Jean Bodin (1530–1596), Barthélemy de Laffemas (1545–
1612) y Antoine de Montchretien (1575–1621).

• Bodin gravó con altos impuestos las exportaciones de productos agrícolas y las importaciones de bienes
manufacturados y maquinaria, y al contrario, facilitó la entrada de materias primas extranjeras, promovió el
libre cambio entre monedas y la división del trabajo internacional. Se declaró a favor de la abolición de la
esclavitud.
• Laffemas favoreció la industrialización, pero también eliminó la protección a las empresas improductivas.
Favoreció la asociación de trabajadores y, por el contrario, estableció restricciones al empleo fuera de las
entidades gremiales.
• Finalmente Montchretien instauró políticas proteccionistas para impedir la entrada de competidores
extranjeros, pero de cara al interior promovió la lucha entre los productores. Afirmaba que no es la cantidad
de oro o plata lo que hace ricos a los países, sino la producción de los bienes que demanda la sociedad.

En latín classicus significa «lo de primera clase, lo mejor». Con el tiempo el concepto se
empezó a utilizar para diferenciar lo excepcional de lo vasto, lo que merecía ser preservado y
trascender en el tiempo. Entre finales del siglo XVII y la primera mitad del XVIII se produjo en
Inglaterra una masiva concentración de tierras en manos de unos cuantos. La antigua
sociedad basada en la hegemonía aristocrática retrocedió en favor de la burguesía, con lo cual
gradualmente desapareció el feudalismo y se consolidó el sistema capitalista moderno, y al
mismo tiempo, la monarquía absolutista habría de dar paso a la constitucional, con gobiernos
parlamentarios y con libertades y derechos individuales reconocidos.
Los elementos que hicieron de Inglaterra la primera potencia hegemónica fueron: su
localización geográfica (mientras que en el continente europeo las naciones se enfrentaban en
luchas encarnizadas por ampliar sus fronteras o hacer valer su influencia, los ingleses «hacían
la guerra a domicilio, no en casa»), el aumento de la población (consecuencia de ciertas
mejoras en materia sanitaria, como el alcantarillado de las aguas residuales), el uso de nuevas
técnicas agrícolas, la protección del gobierno al comercio y la industria, los ricos yacimientos
de hierro y carbón (en esa época Inglaterra era la Arabia Saudí de nuestros días), las
universidades politécnicas donde se formaron ingenieros de primer orden, y finalmente, la
ambición y la tenacidad de una nueva clase empresarial, todo lo cual aceleró el proceso de
industrialización. La agricultura también desempeñó un papel trascendental porque al
aumentar la productividad liberó mano de obra, pero sin dejar de proveer los alimentos
necesarios. Así, la mano de obra desempleada se vio forzada a emigrar a las ciudades para
ofrecer su fuerza de trabajo en las fábricas, conformando lo que se conocería como el
proletariado.
RECUADRO 2.7
EL CERCAMIENTO Y LA CRIMINALIZACIÓN DE LA POBREZA

Entre finales del siglo XVII y mediados del XVIII se produjeron una serie de cambios sociales en Europa. En
el caso de Inglaterra, tuvieron lugar tres procesos. El denominado cercamiento («enclosure») consistió en
que los terratenientes más poderosos y la burguesía paulatinamente desplazaron a los pequeños granjeros,
y con las nuevas técnicas hicieron las tierras más productivas. El resultado fue que para finales del siglo la
tierra estaba concentrada en muy pocas manos. En segundo lugar, en ese momento España vivía su época
dorada por la explotación de oro y plata proveniente de sus colonias americanas. La masiva llegada de estos
metales produjo un mayor poder adquisitivo, lo que desencadenó la demanda de diferentes productos, entre
los que estaba la lana británica, por lo cual, los pocos granjeros que habían resistido al cercamiento dejaron
de trabajar la tierra y se dedicaron a la cría de ovejas. En tercer lugar, hasta antes de que se produjeran
estos cambios, la mayoría de las tierras eran comunales, por lo cual la gente más pobre tenía un medio de
subsistencia, pero el cercamiento se vio acompañado de leyes promovidas por los terratenientes y la
burguesía para acumular la mayor cantidad de tierras. Hubo cierta resistencia pero al final los granjeros
terminaron por aceptar que las cosas no volverían a ser como antes: desposeídos de su medio de vida, no
encontraron otra alternativa que emigrar a las ciudades.
Los centros urbanos no estaban preparados para recibir la llegada de tanta gente proveniente del campo,
necesitada de techo y trabajo. Los más pobres tuvieron que aceptar la explotación a cambio de alimento y un
lugar donde pasar la noche. Así se creó el primer mercado laboral en Inglaterra. Aunado a ello, entre 1650 y
1800 el Parlamento promulgó leyes que criminalizaban la pobreza. Robar un pan se podía convertir en un
delito capital. Los niños no estaban exentos de los peores castigos e incluso alguien podía terminar en la
cárcel por no poder hacer frente a las deudas de pequeña cuantía. Este tipo de leyes dieron carta de
naturaleza al cobro de intereses desorbitados con la finalidad de legitimar el derecho del acreedor a confiscar
los bienes de los deudores.

Los nuevos capitalistas se apoyaron en los avances científicos y económicos y en su


directa aplicación en el sector textil (p.e. hilado de algodón y telares mecánicos), de los
transportes (p.e. vía terrestre, fluvial y marítima), y de la propia construcción de máquinas
impulsadas a vapor. La suma de adelantos tecnológicos se enmarcó en la denominada
Revolución Industrial. La mayor parte de los inventos surgieron en Inglaterra, en menor
medida en Francia y más tarde también en Bélgica, el norte de la actual Italia y el oeste de
Alemania. Dentro del conjunto de adelantos que la industrialización trajo consigo a gran
distancia destacó el ferrocarril. Hasta antes de su invención y puesta en marcha viajar
requería tiempo, dinero y fortaleza de espíritu porque los caminos interiores de los países
europeos de finales del siglo XVIII no estaban a la altura de las necesidades del comercio (las
rutas abiertas en canales y ríos tampoco tenían suficiente capacidad ni extensión).
En este contexto se desarrollaron las ideas del liberalismo clásico. Los principales
precursores del liberalismo económico fueron John Locke (si bien también tuvo algunas
ideas mercantilistas), Richard Cantillon y David Hume. Las ideas fundamentales propuestas
por estos pensadores gravitaban en torno a dos aspectos: i) la preeminencia del individuo
sobre todo, y ii) un profundo rechazo contra las políticas proteccionistas, en particular en
materia de comercio. Los tres coinciden en que la economía debía estar organizada en un
sistema de mercados interrelacionados porque de ello dependía alcanzar un equilibrio en los
precios. En lo relativo al trabajo, lo reconocieron como el medio para crear riqueza, aunque
en la explotación de mano de obra estuviera implícita la diferencia de clases sociales.
El liberalismo económico se apoyó en el pensamiento de los fisiócratas franceses
creadores del laissez faire, laissez passer («dejen hacer, dejen pasar»). El término fisiócrata
significa gobierno de la naturaleza (la raíz etimológica viene de o , –«physis»,
naturaleza, y – Kratos era el dios de la fuerza, pero también significa poder o
gobierno). El inicio formal de esta escuela tuvo lugar en un encuentro de científicos
celebrado en junio de 1757 en el Palacio de Versalles. Sus representantes más destacados
fueron Mercier de la Rivière, Dupont de Nemours, el abad Nicolas Baudeau, Anne Robert
Jacques Turgot (Barón de L’Aulne), Victor de Riqueti (Marqués de Mirabeu y autor de La
utilidad de los estados provinciales) y por encima de todos François Quesnay (médico de
Madame Pompadour y del rey Luis XV y autor de la Tabla económica, de 1758). Su objetivo
era analizar las leyes económicas a las que se sometía el mercado y en cómo operaba, con
independencia de la voluntad de los hombres. Creían que el centro de la actividad económica
había un círculo (o flujo circular) en el que coincidían variables interdependientes, como la
producción y el consumo, y en su parte concéntrica había variables que provocaban su
expansión o contracción.
Para los fisiócratas, la principal actividad económica era la agricultura por considerarla
como un oficio noble y moral, pero además porque los productos derivados de la tierra sirven
para satisfacer las necesidades humanas y los excedentes están por encima del coste inicial.
El problema era que los productores estaban sujetos a arbitrarias imposiciones tributarias y a
los intereses de los comerciantes, una clase improductiva porque no añadía valor al producto
neto. La propuesta de los fisiócratas era que el gobierno incentivara la inversión y estimulara
la demanda de productos agrícolas. Los fisiócratas fueron los primeros en emplear los
métodos científicos de aislamiento y abstracción.
En Francia, Adam Smith tuvo contacto con los fisiócratas, en particular con Quesnay y
Turgot, por lo cual es comprensible que en sus sucesivas investigaciones incluyera
refutaciones, ampliaciones y validaciones a las obras de estos pensadores. En Una
investigación sobre la naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones (de 1776)
sentó las bases sobre las que reposaría esta nueva forma de entender el mundo. En este
trabajo Smith reconoce que la conducta humana está dirigida de forma natural por seis
motivaciones: i) el egoísmo; ii) la conmiseración; iii) el deseo de ser libre; iv) el sentido de la
propiedad; v) el hábito del trabajo, y vi) la tendencia a cambiar un objeto por otro. Cuando el
individuo se siente libre es capaz de hacer denodados esfuerzos para que sus actos le provean
beneficios. Así, la suma de egoísmos genera beneficios para la sociedad en su conjunto.

NOTA 2.8
ADAM SMITH Y LA MANO INVISIBLE

Adam Smith nació en la pequeña localidad escocesa de Kirkcaldy en 1723. A los catorce años ingresó en la
Universidad de Glasgow para especializarse en el estudio de las matemáticas y la filosofía. Posteriormente
fue admitido en la Universidad de Oxford, donde conoció a David Hume y con quien mantuvo una estrecha
amistad.
Para 1748 ya gozaba de cierta popularidad como conferencista. En 1751 regresó a Glasgow, donde durante
trece años estuvo al frente de las cátedras de lógica y filosofía moral. En sus clases entrelazaba la filosofía
con el derecho y la política, en particular en lo concerniente a los problemas de la organización y la
administración del gobierno, y desde luego, en lo relativo a la economía.
En 1759 salió a la luz su primera obra. Teoría de los sentimientos morales es un curso de ética desde la
perspectiva de la burguesía y está basada en principios idealistas. Participó activamente en el Club de
Economía Política, la primera asociación dedicada al estudio de la economía.
En 1763, Charles Townshend, noble y poderoso terrateniente, le ofreció una pensión vitalicia a cambio de
acompañar a su hijastro Henry Scott III Duque de Buccleuch, en un viaje que se prolongaría durante tres
años por Suiza y Francia, y durante el cual tuvo contacto con los principales pensadores de la época (p.e.
Voltaire, Diderot y D’Alembert, entre otros). A su regreso a su pueblo natal se dispuso a escribir Una
investigación sobre la naturaleza y las causas de las riquezas de las naciones, tarea que le mantuvo en
aislamiento por alrededor de una década pero que tras su publicación (el 9 de marzo de 1776) le dotó de un
enorme reconocimiento. El gran éxito de la obra obedeció a la elocuente defensa que hacía del régimen
capitalista de producción y de la libertad económica. A los 55 años fue nombrado funcionario de la Aduana de
Edimburgo, cargo mediocre y que le demandaba dedicación absoluta. Murió en Edimburgo el 17 de julio de
1790.
En su obra magna el ilustre escocés dice: «Pero es solo por su propio provecho que un hombre emplea su
capital en apoyo de la industria; por tanto, siempre se esforzará en usarlo en la industria cuyo producto tienda
a ser de mayor valor o en intercambiarlo por la mayor cantidad posible de dinero u otros bienes […] En esto
está, como en otros muchos casos, guiado por una mano invisible para alcanzar un fin que no formaba
parte de su intención. Y tampoco es lo peor para la sociedad que esto haya sido así. Al buscar su propio
interés, el hombre a menudo favorece el de la sociedad mejor que cuando realmente desea hacerlo».
En realidad, la idea de la mano invisible no es original de Smith. En 1687 el físico Isaac Newton, en sus
Principios («Philosophiæ naturalis principia mathematica») fue el primero en hablar de ella cuando explicó
que «[…] los astros parecen estar ordenados por la mano invisible de Dios». Resulta sorprendente que esta
sea la principal idea por la que se recuerda a Adam Smith, en particular porque en Una investigación sobre
la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones solo es mencionada en una ocasión.

En este trabajo las principales críticas las dirige contra el mercantilismo por considerar
que el proteccionismo conduce a una ineficiente asignación del capital. En el plano
metodológico expone dos poderosos argumentos:
• Los países ganarán mediante la especialización porque ello les permitirá producir
mayor cantidad de bienes y el excedente lo podrán intercambiar por otros que no sean
producidos domésticamente. Así, cada país tendrá más de cada bien producido por
cada participante, caso contrario a que si cada uno trata de producir todos los bienes
por su cuenta. Esta idea rompió con la antigua concepción de que la ganancia de unos
siempre es a expensas de la de otros (suma cero).
En efecto, el comercio mejora la asignación de trabajo porque cada bien es producido
con el mínimo de este factor productivo, lo que asegura que cada país producirá la
máxima cantidad posible de cada bien en el que se ha especializado. El resultado
final es que el mundo en su conjunto tendrá una producción total mayor, lo cual se
traducirá en ventajas para todos los participantes. Por el contrario, el proteccionismo
solo les empobrecerá.
• Los mercantilistas creían que los comerciantes debían sacrificar el interés del
consumidor por el del productor, pero Smith piensa justo al revés porque, para él, el
consumo es el fin de toda la producción.
En la época de Smith la concentración del capital y de la producción favoreció el
nacimiento de los monopolios capitalistas, lo que a su vez potenció aún más el desarrollo de
la banca al fusionarse el capital financiero con el capital industrial. La conformación de los
monopolios capitalistas buscaba incrementar la producción para poder competir con las
industrias de todo el mundo, lo que propició que se incrementaran las jornadas de trabajo
(hasta de doce horas), generalmente en condiciones terriblemente precarias y con salarios de
hambre.

RECUADRO 2.8
EL MOTÍN DEL TÉ DE BOSTON

Entre 1775 y 1783 las Trece Colonias lucharon contra el Imperio Británico para conseguir la Independencia.
Antes de que estallara propiamente la guerra tuvo lugar un acto que marcaría el futuro de Estados Unidos
como nación libre y soberana. El Motín del Té de Boston es uno de los acontecimientos históricos más
queridos por los estadounidenses, si bien en su momento los colonos lo vieron de una manera muy diferente,
como lo veremos a continuación.
Las causas que llevaron a estos hechos (16 de diciembre de 1773) se remontan unos años atrás, a cuando
las autoridades británicas arbitrariamente impusieron a los colonos la Ley del timbre (de 1765) y las Leyes
Townshend (de 1767), disposiciones que les obligaban a pagar altos impuestos, pero al no haber sido
aprobadas por el Parlamento contravenían a la mismísima Carta Magna. En 1768 un grupo de colonos
inconformes, dirigidos por John Hancock, decidieron protestar para que se les reconociera la representación
parlamentaria que defendiera sus intereses. En un primer momento las autoridades portuarias les acusaron
de contrabando, pero luego de una hábil negociación realizada por John Adams los cargos fueron retirados.
Las cosas se mantuvieron en tensa calma, pero con la aprobación del Acta del Té los ánimos de nuevo se
encendieron. Esta ley fue promulgada por el Parlamento en mayo de 1773 y fue expresamente creada para
permitir a la Compañía Británica de las Indias Orientales vender su mercancía en las Trece Colonias y sin
el obligatorio y abusivo pago de impuestos. Entonces, Hancock, Adams y una compañía que rondaba los 150
hombres decidieron ajustar cuentas y convirtieron el puerto de Boston en un hervidero. Disfrazados como
indios mohawk los autodenominados Hijos de la Libertad se dirigieron al muelle Griffin, redujeron a los
vigilantes, subieron a los barcos Dartmouth, Beaver y Eleanour y echaron por la borda una cantidad que
rondaba las 45 toneladas de té.
La mayor parte de los bostonianos veía a Inglaterra como su protectora, por lo cual, en un primer momento
se mostraron en contra de Hancock y sus acompañantes. De hecho, George Washington se mostró
escandalizado e incluso Benjamin Franklin pidió que los rebeldes resarcieran todos los daños causados,
empezando por pagar el té arrojado por la borda. Pero Inglaterra, en lugar de dar un trato más justo a los
colonos en 1774 creó las Leyes Intolerables. Como bien se puede advertir por el nombre, eran un cúmulo de
disposiciones aún más duras contra las colonias americanas, y entonces sí, estas fueron el detonante para
que se produjera un movimiento de repulsa contra Inglaterra y que desembocaría en un clamor por la
independencia. El 4 de julio de 1776 se firmó la Declaración de Independencia de Estados Unidos.

2.3.2. La maximización de beneficios en la economía


marxista
El socialismo científico fue el resultado de los cambios sociales ocurridos en los siglos
XVIII y XIX y cuyos más reconocidos exponentes son Karl Marx y Friedrich Engels. Para el
marxismo, las fuerzas motoras del orden social determinan su organización, la cual se
conforma de dos partes:
• En la superestructura están los aspectos ideales pero no materiales, tales como las
instituciones políticas, las ideologías, las creencias y el conocimiento. Se refiere a la
organización política y la cultura vigente. La política y la cultura son una expresión
ideológica de la infraestructura económica y social y tiene la función de justificar la
división de clases. Así, las leyes, la política y la cultura, como las creencias morales,
los ritos y las costumbres tradicionales, las artes, la religión, la ciencia y la filosofía
tienen la función de convencernos de la validez y utilidad del orden social establecido,
en menoscabo de las iniciativas que van en sentido contrario.
• En la infraestructura están los factores materiales inherentes a la producción. Se
refiere a los modos de producción y a la división de la sociedad en clases en virtud de
su relación con los medios de producción.
FIGURA 2.5
SUPERESTRUCTURA E INFRAESTRUCTURA EN EL MARXISMO

(1) Según Marx y Engels, la cultura, los ritos y las creencias morales sirven para justificar el orden social; es
decir, que unos estén arriba y otros abajo.
(2) Marx fue bastante crítico con la religión por considerarla el opio del pueblo. La primera vez que escribe
sobre esta cuestión es en 1843, en la Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. En
1844 desarrolló la idea en un artículo del periódico Deutsch-Französischen Jahrbücher, editado por el
propio Marx junto con Arnold Ruge. Creía que el cristianismo infundía la ilusión de que la justicia triunfará
en el cielo, pero mientras tanto en la tierra se cometen abusos. Estaba convencido que toda religión que
se dedique a justificar los atropellos en lugar de cambiar las cosas es nociva.
Ambas conviven y se relacionan. Con el surgimiento de la propiedad privada la sociedad
se dividió en dos clases sociales contrarias y enfrentadas: la poseedora de los medios de
producción, y la explotada y desposeída del fruto de su trabajo.
De manera paralela al socialismo científico surgió el anarquismo, sustentado en la
creencia de que el poder (opresor) del Estado y de los distintos agentes debía ser sustituido
por la libre colaboración entre individuos y grupos sociales. En cierto sentido las ideas
anarquistas fueron la reacción a la represión que ejercieron los gobiernos, las patronales y en
general quienes poseían el capital contra las primeras asociaciones sindicales. De manera
natural el anarquismo adoptó el uso de la violencia, si bien Pierre-Joseph Proudhon, uno de
sus ideólogos, siempre abogó por el uso de la resistencia pasiva (entre sus diversas iniciativas
propuso la creación del Banco del Pueblo, el cual, mediante la concesión de créditos
gratuitos, ayudaría a los obreros a adquirir medios de producción propios).
Los anarquistas creen que podemos convivir con los demás sin leyes, y se preguntan: ¿por
qué debemos sujetarnos al cumplimiento de normas externas? Para responderla plantearon
una serie de alternativas en un hipotético estado de naturaleza, donde los individuos son
libres y autónomos, sin ninguna restricción ajena a su voluntad y sin normas que menoscaben
la libertad individual. Creen que el egoísmo en realidad es una imposición de la organización
derivada de la propiedad privada y las desigualdades. La alternativa que proponen es la
creación de estructuras basadas en la libre asociación, la ausencia de coacción legal o
institucional y una economía socializada como forma de realización personal y no como un
medio de enriquecimiento material. La máxima aspiración de los anarquistas era hacer del
progreso humano el logro de la autonomía, en el pleno desarrollo de la capacidad para vivir,
pero solamente guiados por la propia razón, por la voluntad soberana de cada uno.
Estas propuestas son difíciles de alcanzar, pero también son indeseables porque ignoran
que la naturaleza humana está sujeta a pasiones egoístas, como la codicia. Además, la
convivencia sin reglas sería el terreno fértil para guerras perpetuas entre los intereses de unos
y de otros.
RECUADRO 2.9
EL PROCESO DE INTEGRACIÓN ECONÓMICA (ZOLLVEREIN) Y LA ESCUELA
HISTÓRICA ALEMANA

A lo largo de la primera mitad del siglo XIX Alemania estaba conformada por un grupo de regiones unidas
por una lengua común pero con diverso grado de desarrollo, lo que dificultaba su capacidad de competir en
el mercado europeo de la época. Había regiones ancladas en el feudalismo mientras que otras se habían
subido al tren del progreso y la industrialización (durante el período denominado Biedermaier). El territorio se
conformaba por cerca de 300 pequeños estados, algunos incluso con disputas fronterizas pendientes.
Anteriormente hubo varios intentos de unificación, pero las diferencias culturales, la interpretación de los
hechos históricos y las viejas rencillas, cuyo origen se remontaba a varios siglos atrás entre católicos y
protestantes, echaron por tierra los esfuerzos. Finalmente, sería la economía y no la política la que
conseguiría unir a dieciocho estados del norte en torno a una Unión Aduanera («Zollverein», en 1834).
Las reformas agrarias, la implantación del capitalismo en el sector agrícola, la creación de la Unión
Aduanera, la llegada de científicos, ingenieros y empresas británicos y el empleo de nuevas tecnologías (ya
desde 1830 Alemania importaba maquinaria en la industria textil algodonera británica) aceleraron la
economía. Muy pronto empezaron a darse innovaciones tecnológicas netamente alemanas, como la
esmeriladora creada por Oskar Peschel en 1835. Entre 1837 y 1849, el número de máquinas de vapor
instaladas en Prusia se incrementó de 419 a 1.444. Con la aparición de las máquinas de vapor se iniciaron
grandes cambios en la industria pesada (p.e. se incrementó la producción de carbón, de 1.200.000 toneladas
en 1824 a 3.100.000 en 1843, y entre 1834 y 1847 la producción en el sector siderúrgico aumentó de
2.690.000 a 4.580.000 de toneladas).
Los orígenes de la Escuela Histórica Alemana se remontan a la publicación de Grundriss en 1843, obra de
Wilhelm Roscher. Representa un ejemplo notable de la dificultad que la doctrina clásica pura tuvo para
mantenerse como la teoría dominante cuando se situó en escenarios distintos al británico. Enfrentándose a la
Escuela de la Economía Política Clásica, la Escuela Histórica renunció al reconocimiento de las teorías del
valor, el dinero, el salario, la ganancia y la renta agraria. En su lugar se centró en las relaciones entre la
economía y el derecho, la ética y la psicología, pero lo que verdaderamente articuló sus trabajos, tanto de la
Nueva Escuela como de la Vieja Escuela (la primera representada por Willhelm Roscher, Karl Knies y Bruno
Hildebrand, y la segunda por Gustav von Schmoller) fue la importancia que asignaron a la psicología de las
personas y a la historia en el estudio de los procesos de naturaleza económica.
Tanto la Vieja como la Nueva Escuela trataron de demostrar las ventajas de la propiedad privada y de la
división de la sociedad en clases. Así, la Vieja Escuela Histórica se marcó el objetivo de enfrentar al
socialismo utópico y la Nueva Escuela Histórica al marxismo. Por otra parte, ambas se opusieron a la
creencia de que las leyes económicas establecidas pudieran tener validez universal por el mero desarrollo de
las implicaciones contenidas en unos cuantos postulados y argumentaron que las leyes planteadas por
Adam Smith y David Ricardo no podían ser consideradas como absolutas en la teoría ni en la práctica.
Las leyes económicas, afirmaban, debían ser consideradas esencialmente relativas y variables en el tiempo y
en el espacio: dado que las condiciones económicas cambian y evolucionan constantemente, las
conclusiones de la teoría económica no pueden conservar su validez original. Defendían que, a diferencia de
las leyes físicas, las leyes económicas operan en una realidad que contiene un número continuamente
creciente de circunstancias, lo que las hace prácticamente imposibles de medir. El pensamiento de la
Escuela Histórica Alemana puede definirse en cuatro principios básicos:

• Asumió un enfoque evolucionista en el estudio de la sociedad: se centró en el crecimiento acumulativo,


basado en el desarrollo sin obstáculos de la industria y el comercio.
• Era nacionalista (en tanto que la Escuela Clásica fue individualista y cosmopolita). Dio gran importancia a
la necesidad de la intervención estatal en los asuntos económicos y recalcó que la comunidad tenía sus
propios intereses, distintos a los del individuo.
• Insistió en la importancia de estudiar la economía desde una perspectiva histórica como parte de un todo
integrado. Asumió que su método permitiría estudiar todas las fuerzas que convergen en los fenómenos de
naturaleza económica.
• Los economistas de esta Escuela eran reformistas, pero de carácter conservador.
En enero de 1871, durante el sitio de París, los príncipes alemanes reunidos en Versalles proclamaron a
Guillermo I rey de Prusia y emperador de Alemania, y el Parlamento (Reichstag) adoptó la Constitución del
Imperio, la cual representaba la unión de 22 reinos y tres ciudades libres (Hamburgo, Bremen y Lübeck).
Tras la unificación del país y la anexión de Alsacia y Lorena (ricas en yacimientos de hierro), se desarrolló el
capitalismo, a lo cual se sumó la contribución de los 5.000 millones de francos que el gobierno francés tuvo
que pagar (y la cesión de las últimas tecnologías) por concepto de indemnización de guerra.
Desde 1890 las nuevas industrias alemanas de electricidad, óptica y productos químicos tuvieron una
importante actuación en la economía europea. Fue entonces cuando se fundaron empresas como Siemens y
AEG en el sector eléctrico, y Bayer y Hoechst en el químico (entre ambas llegaron a producir el 90% de los
tintes industriales del mercado mundial). Entre 1890 y 1913, Alemania triplicó el volumen de sus
exportaciones.

En 1845 Friedrich Engels publicó La situación de la clase obrera en Inglaterra, donde


denunciaba la situación de los trabajadores durante una de las etapas de mayor crecimiento
de la Revolución Industrial. Para este filósofo alemán, la tecnología incorporada al proceso
productivo había provocado un empeoramiento de las condiciones laborales, razón por la
cual vaticinaba un futuro aciago para los trabajadores. En la preparación del libro se fue a
vivir dos años a Mánchester para recabar información de primera mano sobre las condiciones
en las que vivían los obreros, principalmente los mineros y quienes trabajaban en las
siderúrgicas y en las grandes naves de textiles. Aunado al deterioro laboral auguró que las
máquinas terminarían desplazando el trabajo humano, exactamente como había sucedido en
el campo cuando las máquinas paulatinamente sustituyeron la mano de obra y aunado a una
nueva organización social, la suma de lo cual conllevó al abandono de los aperos de labranza
y propició la emigración. A su vez, la llegada masiva de la nueva mano de obra a las ciudades
provocó la caída de los salarios y terminó por alienar a los obreros, convirtiéndolos en
autómatas.
A lo largo de los capítulos Engels siempre se muestra crítico, incluso cuando reconoce que
gracias a las máquinas las fábricas podían incrementar la producción. De hecho, expone el
caso de una máquina para hilar llamada Jenny, gracias a la cual se incrementó la producción,
se redujo el precio de las telas y subieron los salarios de quienes la manejaban. Pero aun
reconociendo todas estas ventajas señaló que eran mayores las pérdidas porque los operarios
habían olvidado su conciencia de clase y habían aceptado convertirse en meros asalariados, a
merced de la voluntad del patrón. La solución que ofrece Engels es que los obreros, unidos y
fortalecidos en sindicatos, se opusieran radicalmente a la incorporación de las máquinas en
las fábricas. Su mayor deseo era que el proletariado se apropiara de los medios de
producción.

NOTA 2.9
DEL SOCIALISMO UTÓPICO AL SOCIALISMO CIENTÍFICO

Los socialistas utópicos eran intelectuales idealistas que intentaban combatir la explotación del hombre
por el hombre mediante propuestas que la mayoría de las veces no pasaron del nivel teórico, si bien fueron
un reclamo para realizar reformas sociales. Sus principales representantes fueron:

• Robert Owen fue uno de los inspiradores del movimiento. Para él, la causa fundamental de la desigualdad
social radicaba en la falta de formación de los obreros más que en el modo de producción capitalista.
Propuso la creación de pequeñas comunas independientes.
• Henri de Saint-Simon sostenía que la sociedad debía transformarse para proporcionar el mayor bienestar
para el mayor número de personas.
• Charles Fourier suponía que se podía evolucionar hacia una sociedad pacífica organizada en
falansterios (comunidades rurales autosuficientes) y donde el trabajo sería voluntario. No era partidario de
la abolición de la propiedad privada y en sus falansterios admitía la existencia de miembros más
acomodados que la mayoría.
• Auguste Comte creía en una sociedad altruista, donde se diera sin esperar nada a cambio. Aspiraba a
una sociedad positivista, regida por leyes que dieran orden y permitieran que prosperara el progreso.
La clase obrera, inconforme por la falta de soluciones prácticas del socialismo utópico, presionó para
consolidar derechos a favor de los obreros. El socialismo científico desarrollado por Marx se basó en el
método dialéctico de Friedrich Hegel, según el cual todas las cosas funcionan en una constante lucha de
contrarios. Así, toda tesis contiene en sí misma la simiente de su propia destrucción: cuando las dos
tesis colisionan se produce una síntesis, y que a su vez es una nueva tesis que contiene elementos distintos
y opuestos a ella misma (el primero en referirse a la identidad de los contrarios fue Heráclito de Éfeso,
filósofo del siglo V a.C., pero la dialéctica también está presente en el taoísmo y en la filosofía hindú).
Para Karl Marx y Friedrich Engels es a través de la lucha de clases como el hombre llegó al modo de
producción capitalista, y con este floreció el enfrentamiento entre la burguesía y el proletariado. El
socialismo científico fue la fuente de inspiración de luchas revolucionarias en todo el mundo, mientras que
el capitalismo evolucionó de otra manera. El capitalismo industrial original se transformó en el capitalismo
financiero, a su vez este dio paso al tecnológico y de los servicios, y de este al del conocimiento, que es en
el que actualmente vivimos.

En un principio los movimientos obreros ingleses tuvieron un carácter muy limitado,


apenas reducido a unas cuentas fábricas y a los trabajadores mejor cualificados, pero
paulatinamente se constituyó un movimiento obrero en torno a los sindicatos de comercio
(«Trade Unions», el primero se formó en 1824), gracias a cuya presión mejoraron los salarios
y se logró reducir la jornada laboral. El Parlamento los legalizó en 1825, pero un año después
promulgó leyes que prohibían hacer huelga y constituir organizaciones de obreros. La
respuesta tardó en llegar. Fue hasta 1838 cuando los obreros iniciaron un movimiento
conocido como el cartismo, creado para presionar al Parlamento para que se reconocieran sus
derechos.
En 1864 se constituyó la Internacional Socialista con la participación de los socialistas y
anarquistas más destacados de los sindicatos de comercio de Inglaterra, Francia y Bélgica.
Karl Marx fue el responsable de redactar sus estatutos. El legado directo de Marx es muy
extenso y variado, difícil de resumir, pero en cualquier caso estas son algunas de sus
principales contribuciones:
• En los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (de 1857 y
1858) llega a la conclusión de que el trabajo no es una mercancía cualquiera, por lo
cual lo denomina fuerza de trabajo (así, el obrero vende su fuerza de trabajo, o
«Arbeitskraft», pero no trabajo en sí mismo) cuyo valor de uso tiene la propiedad de
constituir la fuente de valor de intercambio. El valor de cambio está determinado por
el valor de los productos y servicios que el trabajador adquiere con el salario recibido.
Funcionará mientras el salario que reciba del capitalista sea suficiente para cubrir sus
necesidades (en cuyo caso este habrá pagado el valor total del trabajo y la relación
equivalente), pero cuando el capitalista acumula demasiado poder (en detrimento del
poder de negociación del trabajador) se traduce en el control de la fuerza de trabajo.
• A lo largo de dos años Marx se dio a la tarea de estudiar la obra de David Ricardo, un
liberal consumado y continuador del legado de Adam Smith, lo que le llevó a
desarrollar su Teoría de la Plusvalía, base de su Teoría de la Acumulación
Capitalista de los Grundrisse, y donde señala que la reducción de todos los productos
y todas las actividades a valores de cambio presupone tanto la disolución de las
relaciones históricas de dependencia personal en la producción, como la interacción
recíproca general de los productores. Asume que: i) la producción de cada individuo
depende de la producción del resto; ii) la transformación de un producto en medio de
vida personal está condicionado a que los demás acepten consumirlo, y iii) los dos
puntos anteriores constituyen una dependencia recíproca entre los individuos, y en el
valor de cambio como mediador generalizado.
• En la sociedad capitalista la producción e intercambio de mercancías son las dos
actividades más importantes. En El capital indica que las mercancías son objetos
creados para satisfacer las necesidades del ser humano, si bien no todas las cosas que
satisfacen sus necesidades son mercancías. Para que un objeto sea considerado como
tal debe poseer tanto valor de uso como valor de cambio. La utilidad de un objeto
lo convierte en valor de uso y se hace efectivo cuando es consumido. Los valores de
uso son los portadores materiales del valor de cambio, es decir, de la riqueza. Las
relaciones de intercambio se pueden representar por una ecuación que equipara una
cantidad de la mercancía A con una cantidad de la mercancía B. Aunque las dos
mercancías sean distintas poseen el mismo valor, ya que para ser equiparadas
necesariamente deben contener el mismo trabajo para su elaboración.
• Las mercancías son trabajo cristalizado cuya unidad de medida es el trabajo simple
(es decir, el desprovisto de una preparación específica), por lo cual el trabajo
complejo equivale a una cantidad mayor de trabajo simple. La simplificación de
cualquier tipo de trabajo permite equiparar los valores de uso de las mercancías y al
mismo tiempo designar el valor de cambio o valor bajo el cual la mercancía entrará en
circulación. La cantidad de trabajo o el tiempo socialmente necesario para la
producción de un valor de uso determina la magnitud del valor.

RECUADRO 2.10
EL MARAVILLOSO MAGO DE OZ Y EL PATRÓN ORO

En 1964 Henry Littlefield escribió un ensayo sobre el significado de El Maravilloso Mago de Oz, publicada
en 1900 por Frank Baum, una interesante alegoría en defensa del Patrón Bimetálico (la película es de
1939 y fue interpretada por Judy Garland – entonces tenía 17 años). La historia trata sobre la aventura de
Dorothy, una niña que aparece en un mundo mágico y que para volver a casa debe ir a ver al Mago de Oz.
Por el camino de baldosas amarillas se encuentra con un espantapájaros con pocas luces, un hombre de
hojalata temeroso de oxidarse y un león sin valor. La inocente Dorothy representaba al pueblo rural
estadounidense, el espantapájaros a los granjeros, el hombre de hojalata a los obreros de las ciudades y el
óxido el miedo a perder el empleo, el león a los pusilánimes líderes políticos (en particular a William Jennings
Bryant, un opaco líder demócrata de la época), incapaces de plantar cara a los poderosos, y el camino de
baldosas amarillas evidentemente a las onzas de oro.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX paulatinamente los estados del oeste de Estados Unidos fueron
poblados por familias y para financiar la compra de las tierras y de los medios para explotarlas contrajeron
deudas con los banqueros de las grandes ciudades de la costa este. Para la década de 1880 la producción
agrícola había aumentado considerablemente, lo que generó un exceso de oferta y que condujo a una caída
de los precios, y por tanto de las ganancias de los endeudados agricultores. Entonces se dirigieron a
Washington para pedir al gobierno que comprara los excedentes y emitiera más dinero, se generara inflación
y así ellos pudieran hacer frente a los créditos. Los agricultores estaban a favor del Patrón Bimetálico (es
decir, que el dinero emitido estuviera respaldado por las reservas de oro y plata) mientras que los banqueros
defendían la continuidad del Patrón Oro. Cada extremo tenía el apoyo de un bando político, los
republicanos con los banqueros y los demócratas con los agricultores.
Cuando los personajes llegan a Oz se percatan de que el Mago (es decir, el presidente de Estados Unidos)
estaba atemorizado y tras una cortina era manipulado por unas malvadas brujas, es decir, los siniestros
banqueros. Entonces la historia da un giro porque el espantapájaros recupera la inteligencia, el león la
valentía, el hombre de hojalata deja de preocuparse por el óxido y Dorothy, gracias a sus zapatos de plata
(en la película eran de rubíes) puede volver a casa.

* * *

La crisis de 1873 tuvo varios efectos pero la producción mundial no disminuyó, en parte gracias al Patrón
Oro, adoptado por muchos países en las últimas tres décadas del siglo XIX y los primeros 14 años del siglo
XX. Este período es conocido como la Belle Époque, los treinta años de expansión económica de mayor
esplendor del laissez-faire. El Patrón Oro se impuso sobre el Patrón Plata y el Patrón Bimetálico (preferido
por todos, excepto por Reino Unido). Fue un conjunto de políticas monetarias, basado en: i) un tipo de
cambio fijo entre divisas; ii) libre convertibilidad de monedas y billetes en oro, y iii) libertad de flujos
internacionales de oro y capitales.
Los grandes bancos mantenían sus reservas en oro o en libras esterlinas, lo que convirtió a Londres en el
centro financiero internacional. El crecimiento económico mundial se basó en el incremento de la actividad
productiva (principalmente en las industrias minera, petroquímica, farmacéutica y del petróleo) y en la bajada
de los precios, lo que hizo más rentable la producción de trigo y maíz en Estados Unidos, Rusia y Argentina,
café en Brasil y ganadería en Australia.
Entre 1907 y 1914 hubo una expansión de las telecomunicaciones, especialmente de los telégrafos, la
creación de las primeras empresas verdaderamente internacionales (especializadas en ámbitos tan variados
como los transportes, la alimentación, la construcción y la generación de energía eléctrica). Y por otra parte,
la construcción de vías férreas siguió siendo uno de los ejes de mayor pujanza: en 1910 India contaba con
50.000 kilómetros de vías, Canadá superaba los 40.000, y Estados Unidos los 400.000. En mayo de 1907
hubo una pequeña crisis por el cúmulo de operaciones especulativas emprendidas por Fritz A. Heinze
(presidente del Mercantile National Bank) para monopolizar el mercado del cobre, pero John D. Rockefeller,
también interesado en el negocio, las hizo descarrilar, lo que provocó una caída de los valores del sector.
Pero el verdadero pánico bancario tuvo lugar el 21 de octubre, cuando los directivos del Knickerbocker Trust
Company (tercer banco de inversión de Nueva York) tuvieron que dimitir por el escándalo de colusión entre
ellos y los especuladores del cobre.
Con el objetivo de impedir el colapso de los mercados, John Pierpont Morgan organizó un sindicato de
banqueros para rescatar a los bancos de inversión en riesgo de quebrar. En tres ocasiones ayudó a salvar la
economía de su país: en las crisis de 1873, 1893 y 1907. De hecho, probablemente su mayor legado fue la
ayuda que prestó para mitigar las olas de pánico financiero. La consecuencia más importante de la crisis de
1907 fue descubrir que Estados Unidos precisaba de un banco central para enfrentar futuros descalabros
financieros. Así, a partir de los informes emitidos por la Comisión Nacional Monetaria, publicados entre 1908
y 1913, las autoridades comprendieron el enorme riesgo que significaba que una sola familia concentrase
tanto poder. Por esta razón, ese mismo año se creó el Sistema de la Reserva Federal (FED), pero a
diferencia de otros bancos centrales se constituyó sobre la base de doce bancos regionales. En 1913 el hijo
de Morgan, J. P. Jr., reunió otros 100 millones para preservar el crédito de la ciudad de Nueva York.

Entre 1860 y las primeras dos décadas del siglo XX fue una época de grandes progresos científicos y
tecnológicos. Muy pronto el ferrocarril fue el principal proveedor de mineral para que en las fábricas de
Pittsburgh se produjera acero. Para seguir creciendo aceleradamente la economía estadounidense
necesitaba capital. Fue en este escenario en el que J. P. Morgan amasó su fortuna. Desde joven se
planteó crear lo que en Europa habían hecho las familias Rothschild y Baring, ilustres apellidos de
banqueros. Los primeros en morganizarse fueron los ferrocarriles. Con el fin de reunir dinero para
financiar la construcción de vías de ferrocarril el banco de Morgan vendió bonos, y para asegurarse de
que los tenedores de estos no fueran defraudados, la entidad supervisaba cuidadosamente el progreso
de las obras. Para principios del siglo XX Morgan controlaba financieramente alrededor de 8.000 km de
vías férreas. La misma estrategia que utilizó para los ferrocarriles la empleó en la industria eléctrica, de
equipamiento agrícola, del acero y de las comunicaciones (principalmente telégrafos).

Crecimiento del ferrocarril (longitud en líneas abiertas, en kilómetros)

En agosto de 1914, justo cuando se estaba constituyendo la FED, estalló una grave crisis monetaria
provocada por las noticias que llegaban desde Europa sobre el inicio de la Gran Guerra. Tras el asesinato
del archiduque Franz Ferdinand y su esposa, Sofía Chotek, duquesa de Hohenberg (el 28 de junio de 1914
en Sarajevo, a manos de Gravilo Princip, un joven nacionalista y miembro de la sociedad terrorista Mano
Negra), los mercados financieros reaccionaron con pánico. El 28 y 29 de julio las bolsas europeas y Wall
Street suspendieron operaciones y a los pocos días todos los países (excepto Reino Unido) rompieron con el
Patrón Oro para defender sus monedas y así los gobiernos pudieran emitir más dinero para financiar la
guerra (a diferencia del actual sistema, donde el precio del dinero lo determina la autoridad monetaria, en el
Patrón Oro lo determinaba la cantidad y el precio del oro en el mercado).
En Estados Unidos también se sintieron los efectos. El 31 de julio la bolsa tuvo que cerrar por la probable
retirada masiva de las inversiones extranjeras. El secretario del tesoro, William McAdoo, se apresuró a
defender el dólar, para lo cual la FED emitió más dinero. Paulatinamente el dólar se impuso a nivel
internacional y Estados Unidos se convirtió en la nueva gran potencia financiera. Hacia 1915 Nueva York ya
rivalizaba con Londres. Otra muestra del poder de este país fue el préstamo de guerra que J. P. Morgan
otorgó a Francia y Reino Unido por 500 millones de dólares. La Gran Guerra se cobró más de diez millones
de vidas y fue el final de la época dorada de la primera globalización financiera.

2.3.3. La maximización de beneficios en la economía


socialdemócrata
Los primeros ideólogos de la socialdemocracia fueron August Bebel, Jean Jaurès y
Antonio Gramsci. El modelo del Estado de Bienestar original es de manufactura europea y
se nutrió particularmente de las iniciativas alemanas, suecas y británicas.
A finales del siglo XIX los principales economistas alemanes (p.e. Wilhelm Roscher, Karl
Knies, Bruno Hildebrand y Gustav von Schmoller) estaban más interesados en el estudio
de la historia que del presente. Las iniciativas de calado social fueron promovidas por el
Estado como medidas para neutralizar las proclamas lanzadas desde el activismo
revolucionario más radical. Así, el temor a un levantamiento obrero en 1884 llevó a Otto von
Bismark a presentar ante el Parlamento un conjunto de iniciativas sociales, las cuales
entraron en vigor a partir de 1887. En el caso de Suecia, en las últimas dos décadas del siglo
XIX los socialdemócratas tuvieron un ascenso importante. En 1889 August Palm fundó el
partido y siete años más tarde lograron su primer escaño en el Parlamento; para las elecciones
de 1911 ya concentraban el 29% del electorado; en 1913 gracias a la alianza con los liberales
fue promovida la primera ley de pensiones; en 1920 Hjalmar Branting fue electo primer
ministro y a partir de 1932 fueron la fuerza mayoritaria. En el gobierno de Albin Hansson y
en los subsecuentes se aprobaron leyes en materia de subsidios por desempleo, jubilaciones y
pensiones, vacaciones pagadas, resolución de conflictos entre los trabajadores y las empresas
y mejora de la productividad, atención a la infancia y educación y sanidad.
El economista socialdemócrata sueco más representativo es Gunnar Myrdal (1898–
1987), un acérrimo adversario de la teoría neoclásica, defensor de la participación del Estado
en las cuestiones de naturaleza económica y uno de los pioneros de la cooperación al
desarrollo. Galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1974, sus dos trabajos más
representativos son El elemento político en el desarrollo de la teoría económica (de 1953) y
su célebre La teoría económica y las regiones en desarrollo (de 1957), donde señala que
debido al libre ejercicio de las fuerzas del mercado las pequeñas ventajas o desventajas de
una región a lo largo del tiempo se pueden convertir en grandes ventajas o desventajas
respecto a los demás; por ello, para evitar que pequeños problemas se conviertan en grandes
dificultades, el Estado debe intervenir.
En el caso de Reino Unido, los primeros impulsores del Estado de Bienestar fueron los
sindicatos de obreros y los más ilustres miembros de la Sociedad Fabiana, como los esposos
Sidney y Beatrice Webb, George Bernard Shaw, Charlotte Wilson, Emmeline Pankhurst y H.
G. Wells, y por otra parte, el ministro de Hacienda Lloyd George, gracias a cuyos esfuerzos
en 1911 se promulgaron leyes de carácter social. La puesta en marcha de las políticas
socialdemócratas fue muy convulsa porque en contraposición a los reclamos de las clases
menos favorecidas la Cámara de los Lores se plantó contra la subida de impuestos que
llevaba consigo. El primer economista en estudiar formalmente estas cuestiones fue Arthur
C. Pigou, sucesor de Alfred Marshall en la Universidad de Cambridge. En 1920 publicó su
Economía del bienestar donde, a diferencia de la Economía clásica (manifiestamente
contraria a la distribución de la renta), afirmaba que la trasferencia de recursos disponibles de
los ricos a los pobres es positiva en tanto que la producción total no disminuya, ni tampoco la
suma total de satisfacción proporcionada por el sistema.
Los dos grandes pilares seminales sobre los que reposa el Modelo del Estado de Bienestar
británico son William Beveridge en los aspectos sociales y John Maynard Keynes en los
económicos (ambos nombrados lores por los servicios prestados a su país). Ralf
Dahrendorf, en El recomienzo de la historia (de 2004), comenta que Keynes y Beveridge
compartieron ideario en la Cámara de los Lores: ambos eran la antítesis del conservadurismo
pero no eran afines a los laboristas de la época.
En diciembre de 1942 fue publicado el informe sobre la reforma social de Beveridge,
donde defendía la abolición de los seguros voluntarios y su sustitución por un sistema
universal de sanidad y pensiones, así como la creación de un seguro de desempleo, todo ello
administrado centralizadamente y financiado por las empresas, los trabajadores y el Estado.
Por iniciativa del gobierno laborista de Clement Attle (1945–1951), y muy en particular por
los denodados esfuerzos del ministro de Salud Aneurin Bevan, el 5 de julio de 1948 se
inauguró el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) y se emprendieron
varias reformas a favor del Estado de Bienestar británico, como la nacionalización de los
ferrocarriles, la construcción de miles de viviendas públicas de alquiler a través de los
ayuntamientos, la nacionalización de las minas de carbón y la regularización de las
condiciones de trabajo en los puertos.

RECUADRO 2.11
KONRAD ADENAUER Y EL MILAGRO ALEMÁN

La Alemania postbélica estaba dividida. Estados Unidos dominaba el sudoeste, Reino Unido el noroeste,
Francia el oeste y la Unión Soviética el este. Polonia recuperó el territorio arrebatado y la Unión Soviética se
anexionó territorios del este y de la frontera del oeste, mientras que la región industrial de Sarre volvió a ser
de soberanía francesa. Los ingleses ocuparon las zonas con las mayores instalaciones industriales con el
objetivo de confiscar las empresas cuyos propietarios habían cooperado con el régimen nazi. Konrad
Adenauer y su grupo político (el Partido de Centro, DZP) se opusieron a que la economía fuera centralizada
por el Estado o por monopolios privados; su principal argumento se basaba en el principio de que el poder
económico engendra el poder político.
La reintegración de la República Federal Alemana (RFA) a la comunidad internacional se desarrolló
rápidamente a partir de 1949. La incorporación a la Comunidad Económica Europea (CEE) fue el primer
paso. En abril de 1951 Alemania Occidental se convirtió en miembro de la Comunidad Europea del Carbón y
el Acero (CECA) y un mes después se incorporó al Consejo de Europa. En julio de 1951 el Estado de guerra
entre Alemania y los aliados occidentales concluyó oficialmente a través de un acuerdo (excepto con la Unión
Soviética). Cabe recordar que Alemania Occidental tenía prohibido tener tropas militares, por lo que el
Parlamento apoyó la incorporación de unidades germanas en la realización de un plan de defensa de Europa
occidental. En 1950 René Pleven, primer ministro francés, se opuso firmemente a la nueva creación de un
ejército alemán, pero el Plan de Pleven fue rechazado en 1954 por la Asamblea Nacional francesa, lo que
permitió que Alemania se uniera a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en octubre de
1954.
Adenauer fue el artífice del futuro modelo alemán, el cual planteó una alternativa entre el capitalismo y el
socialismo radical. Se propuso que el nuevo sistema económico debía estar al servicio del hombre y la
sociedad, para lo cual se hizo ayudar de Ludwig Erhard, ministro de Economía de Baviera y posteriormente
ministro federal de Asuntos Económicos (1949), para encaminar el país hacia la Economía Social de
Mercado.
Si Adenauer es el padre del milagro político alemán, Erhard fue el padre del milagro económico alemán.
Ludwig Erhard definió la estrategia para consolidar una sociedad industrial (en sustitución del poder del
Estado) que fundamentara el orden socioeconómico para la nueva RFA. Erhard creía que la economía
alemana debía crear el bienestar social para todos los habitantes pero sin convertir al Estado en un ente
paternalista: quería implantar una política económica liberal, pero con proyecciones sociales.
Pero es justo reconocer que al menos una parte del llamado milagro económico alemán se sustentó en los
1.500 millones de dólares recibidos por concepto del Plan Marshall. Estos recursos permitieron la
modernización de la infraestructura productiva y la capacitación de mano de obra especializada. Para 1952 la
RFA tenía una balanza comercial con superávit (exportaba más de lo que importaba), aunque aumentaron las
desigualdades sociales, lo que hizo urgente la reactivación y el mejoramiento de una red de prestaciones
sociales.
Hacia 1960 la distancia entre la ciudad y el campo se había reducido. En todo el territorio nacional existía una
vasta red de distribución comercial y los alemanes vivían en casas dotadas de comodidades modernas (p.e.
calefacción central, líneas de teléfono…). Pero además de una política económica disciplinada Adenauer se
preocupó por establecer una política social más generosa, en los siguientes términos:

• La primera medida importante fue recompensar a quienes habían perdido su trabajo y vivienda por la
guerra, pero al mismo tiempo se grabó con impuestos a los grandes capitales.
• Participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, en su gestión y en la consecución de
objetivos para una mayor competitividad.
• Una seguridad social que alcanzara la mayor cantidad posible de la población laboralmente activa. Hubo
nuevas prestaciones en pensiones, jubilación y desempleo, cesantía por enfermedad, invalidez y muerte.
La protección se amplió a las familias de los trabajadores.
• La construcción de viviendas de interés social, si bien, paradójicamente, Adenauer siempre se mostró
contrario a la existencia de subsidios que implicaran la dependencia permanente de los individuos al manto
protector del Estado.
• Adenauer creyó que no podía haber estabilidad y crecimiento económico sin seguridad social o a costa de
ella.

En el caso español, la línea trazada por Beveridge fue seguida por el muy ilustre ministro
socialista Ernest Lluch para promover la Ley General de Sanidad, el 25 de abril de 1986,
la cual permitió que la mayoría de los ciudadanos tuvieran derecho a utilizar el sistema
público de salud y no solo quienes tributaban y las personas a su cargo.
En cuanto a John Maynard Keynes (1883–1946), es uno de los pilares sobre el que se
sostiene la socialdemocracia. Fue una persona compleja, con muchísimos matices en sus
facetas de intelectual, alto representante de los intereses británicos y economista. En el
primer caso, su trabajo estuvo influido por su pertenencia a los Apóstoles, una sociedad
secreta conformada por la élite intelectual de la Universidad de Cambridge, y por otra parte,
por su activismo en el grupo de Bloomsbury (un barrio del municipio londinense de
Camden), y donde se rodeó de personas extraordinarias, de la talla de Virginia Woolf (y de su
marido, Leonard S. Woolf), Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein, entre otros. Ahí
encontró el apoyo, la libertad y la comprensión que la encorsetada y flemática sociedad
británica era incapaz de proporcionarle.
En el segundo caso, su contribución resultó fundamental en dos momentos. En Las
consecuencias económicas de la paz (de 1919) advertía que las sanciones impuestas a los
perdedores eran draconianas y que ello sería la semilla de otros conflictos. Así sucedió. El 1
de septiembre de 1939 la Alemania nazi se disponía a adentrar en Polonia, convirtiendo a
Keynes en un profeta. En segundo lugar, en el marco de la denominada Conferencia de
Bretton Woods (celebrada del 1 al 22 de julio de 1944 en New Hampshire, Estados Unidos)
defendió un conjunto de propuestas para que las economías con mayores problemas
recibieran financiación, pero el denominado Plan Keynes fue rechazado en 1947 por
considerar que se provocaría una inflación de difícil control, por lo cual, en su lugar, se
impusieron las tesis de Harry Dexter White, representante de los intereses estadounidenses.
Finalmente, su faceta de economista con diferencia es la más importante. Sus aportaciones
estuvieron vigentes a lo largo del período que media entre la Gran Depresión (1929–1932)
hasta principios de la década de los setenta del siglo XX. Sus ideas más conocidas se centran
en tres cuestiones. La primera, que el ahorro de los propietarios del dinero no siempre se
convierte en inversión, bien por falta de oportunidades o por cierto egoísmo, lo que a la
postre no genera mayores puestos de trabajo, sino una acumulación de capital inactivo que la
economía no puede asimilar. En segundo lugar, se interesó en explicar por qué la abundancia
conllevó a una severa crisis del sistema financiero internacional el 24 de octubre de 1929. Y
en tercer lugar, se centró en la economía del corto plazo (es imposible de olvidar su «A largo
plazo todos estaremos muertos»), muy útil para resolver los problemas más acuciantes e
inmediatos de una economía, pero desaconsejables para emprender una dinámica de
crecimiento sostenido.

NOTA 2.10
EL CRAC DE 1929

El crack de Wall Street no fue una cuestión fortuita. En realidad fueron un cúmulo de acontecimientos los
que conllevaron al colapso de la bolsa de valores de Nueva York y la consecuente (y más severa) recesión
mundial conocida hasta entonces. Así, entre 1914 y 1925 tuvieron lugar diversos acontecimientos muy
relevantes, de entre los que destacan:

• La I Guerra Mundial, entre el 28 de julio de 1914 y el 11 de noviembre de 1918.


• La firma del Tratado de Versalles en 1919, mediante el cual se impusieron a Alemania sendas sanciones
por haber emprendido la guerra, de entre las que destaca la devolución de las regiones de Alsacia y
Lorena a Francia, el ducado de Schleswig (en Jutlandia) a Dinamarca, la disolución de su ejército y el pago
de indemnizaciones económicas por los daños provocados, entre otras.
• La producción industrial se volcó a abastecer los requerimientos que demandaba el conflicto armado en
detrimento de la actividad industrial civil. Asimismo, se generaron grandes déficits presupuestarios debido
a que los países implicados en la confrontación destinaron grandes recursos al frente de batalla.
• Con el objetivo de que los países perdedores hicieran frente a las sanciones impuestas, la Sociedad de
Naciones (antecedente de la ONU) y el tesoro de Estados Unidos les concedieron préstamos.

La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero se publicó en febrero de 1936 y


fue la culminación del trabajo iniciado en su Tratado sobre la probabilidad (de 1930).
Aunque con el tiempo ambos tendrían una gran repercusión, originalmente tuvieron una tibia
acogida. Cuando Keynes murió (21 de abril de 1946) el mundo aún no se había rendido del
todo a sus ideas, pero paulatinamente fueron abrazadas en países tan distintos como Estados
Unidos, Suecia, Corea del Sur, y desde luego, en América Latina. El legado de Keynes es
formidable, pero no tanto como su personalidad, y como muestra una de sus últimas
declaraciones: «Yo no soy un keynesiano».

RECUADRO 2.12
DE LOS ORÍGENES A LAS CONSECUENCIAS DE LA CRISIS DE 1929

Para comprender, pues, las causas que llevaron a la Gran Depresión es necesario retroceder unos años.
Además de la muerte de más de treinta millones de personas, la Gran Guerra (1914–1918) conllevó el
derrumbamiento de los imperios austrohúngaro y otomano, el estallido de conflictos interétnicos (como el
magnicidio al pueblo Armenio a manos de los turcos), la cooperación internacional fue desplazada por
políticas nacionalistas y la política y las finanzas se entremezclaron, todo lo cual dificultó la coordinación de
medidas para intentar resolver los problemas económicos.
El Patrón Oro requería la firma de acuerdos políticos que permitieran reducir los déficits y acabar con la
inflación, lo que ayudaría a fortalecer las monedas y reducir la volatilidad en los tipos de cambio. Hacia
finales de la década de 1920 ya había cerca de cincuenta países que habían regresado al Patrón Oro.
Entonces los bancos centrales de nuevo pudieron acumular reservas en este metal o alternativamente en
monedas extranjeras que fueran convertibles, como el dólar estadounidense y la libra esterlina. Para 1925
Nueva York había desplazado a Londres como centro financiero internacional, debido a lo cual Estados
Unidos financió a los países de América Latina para el pago de las deudas contraídas con los banqueros
europeos.
La nueva estabilidad monetaria se reflejó en una creciente recuperación del crédito y del comercio
internacional. Empezaron a surgir las primeras empresas multinacionales, punta de lanza de grandes
innovaciones en las industrias eléctrica, química, petrolera y automotriz, y se multiplicaron los fondos de
inversión en Nueva York (de 40 en 1921 a 750 en 1929), lo que propició una expansión del crédito destinado
a operaciones especulativas en bolsa.
En el caso de Alemania, entre 1919 y principios de 1920 tres factores resultaron decisivos en la volatilidad de
los precios: i) desde 1918 los mecanismos de regulación del comercio fueron desmantelados demasiado
rápido (los controles militares sobre la distribución y los precios de las materias primas se eliminaron en
apenas seis meses); ii) la enorme demanda generada por miles de empresas tuvo como consecuencia que
los precios subieran, y en segundo lugar, la inflación también fue el resultado del aumento desproporcionado
de la emisión monetaria, lo que contribuyó a incrementar los precios, y iii) el incremento de la demanda de
los productos primarios en Europa y Estados Unidos (a principios de 1920, los precios del azúcar, café, lana,
carne y cereales eran un 200% más elevados que los de 1914, pero a finales de ese año hubo una severa
contracción de la actividad comercial que propició una brusca caída de los precios).
El gobierno alemán y su banco central, el Reichsbank, aceptaron una fuerte depreciación monetaria con la
finalidad de atemperar el pago derivado de las reparaciones exigidas en el Tratado de Versalles. El
desplome del valor del marco hacía imposible el pago de las reparaciones en oro a Francia y Reino Unido. La
respuesta francesa fue la ocupación militar de la región del Ruhr en 1923. La exigencia de que Alemania
pagase una cantidad cercana a los 25.000 millones de dólares estadounidenses se añadió al pago derivado
de las deudas comerciales. De este modo, Alemania tendría que pagar más de 2.000 millones de dólares al
año durante la década de 1920. Este cúmulo de deudas conllevó al desplome del marco, de los salarios, y
apareció una rampante inflación: entre 1922 y 1923 tuvo lugar una hiperinflación tal que el marco llegó a
valer menos que el papel donde se imprimían los billetes. Los comerciantes cerraban sus tiendas al
mediodía, averiguaban la cotización del dólar y volvían a abrir por la tarde con nuevos precios.
Dado este escenario, era evidente que el gobierno alemán no podría cumplir las exigencias impuestas por los
ganadores, lo que a su vez conllevaba que Francia no pudiera cumplir con el pago de sus deudas a Reino
Unido. Para tratar de contrarrestar la situación, en Washington decidieron nombrar una comisión,
encabezada por el general Charles G. Dawes. El Plan Dawes de 1924 autorizó una reducción considerable
de los pagos que debía hacer el gobierno alemán y facilitó que los banqueros de Nueva York le prestaran 800
millones de dólares. Con este dinero, el tesoro alemán pudo renovar los pagos de sus deudas.
El primer aviso de que las cosas se podrían serias a ambas orillas del Atlántico tuvo lugar el 13 de mayo de
1927, con el desplome de la bolsa de Berlín. Para atajar la crisis, varios banqueros alemanes acordaron bajar
los tipos de interés y ampliar el crédito, lo que atemperó los problemas, pero en agosto de 1928 todo fue a
peor tras el colapso del imperio industrial de Alfred Lowenstein, lo que arrastró a varias bolsas europeas.
El 24 de octubre de 1929 tuvo lugar el que se conoce como el jueves negro en Nueva York. Luego vendría
una recaída el 29 y una segunda ola destructiva entre 1930 y 1933. Todo ello causó una contracción del
crédito, suspensiones de pagos, bajada del consumo, una deflación muy acentuada y una caída del comercio
internacional. Entre noviembre y diciembre de 1930 quebraron más de 600 bancos de los estados sureños
del país. Luego vinieron las crisis bancarias de la primavera y el otoño de 1931, el pánico bancario de
Chicago en enero de 1932, y finalmente el colapso en varias regiones del país.
En Europa la crisis se hizo presente en 1931, con la quiebra del gran banco vienés Creditanstalt, la
institución financiera más grande del país (tenía paquetes de acciones en 2 de cada 3 grandes empresas
austriacas). En tanto, Alemania ya no podía seguir pagando las reparaciones de guerra impuestas en el
Tratado de Versalles.
Mientras las finanzas y los bancos se debilitaban, el proteccionismo y el nacionalismo económico ganaron
espacios con rapidez. Entre 1929 y 1932 hubo una abrupta caída del comercio internacional y entre 1930 y
1931 se produjo una masiva salida de capitales, lo que minó seriamente las reservas de los bancos
centrales. Finalmente, el 21 de septiembre de 1931 el Banco de Inglaterra anunció que abandonaba el
Patrón Oro y entonces le secundaron otros 21 países.
En 1931, a raíz del pánico bancario en Alemania, el 20 de junio el presidente Herbert Hoover estableció una
moratoria de un año para el pago de las deudas de ese país. Al final, los países acreedores renunciaron a
cobrar la mayor parte de las deudas (la deuda alemana se redujo de 31.000 millones de dólares a algo
menos de 1.000 millones), pero en contrapartida exigieron a Estados Unidos que los relevaran de sus
deudas contraídas. Del total de las denominadas «deudas aliadas» (superaban los 10.000 millones de
dólares), el 42% era adeudado por Reino Unido, 34% por Francia, 16% por Italia y un 4% por Bélgica. El 4 de
junio de 1934 Reino Unido suspendió unilateralmente todos los pagos de sus deudas con Estados Unidos. A
regañadientes Estados Unidos aceptó, pero en respuesta a principios de 1934 comenzó a difundir una
campaña de propaganda antieuropea.
Lo peor de la Gran Depresión tuvo lugar entre 1929 y 1932. En 1933, el gobierno de Franklin Delano
Roosevelt adoptó una batería de medidas orientadas a combatir estos problemas: el New Deal.
Entre 1929 y 1930 las autoridades de la República de Weimar endurecieron las políticas del Patrón Oro
para impedir la salida de capitales. Sin embargo, debido a las fuertes presiones internas, no tuvieron otra
alternativa que pasar a un régimen de libre flotación del marco y los efectos fueron debastadores (para
finales de 1932 había más de 6 millones de desempleados). Todo este escenario de urgencia y precariedad
llevó a Hitler al poder. Para noviembre de ese año, apenas tres meses después de su llegada, había acabado
con la democracia y en su lugar había instalado un régimen de destrucción y muerte. A partir de 1934
quedaron prohibidos todos los partidos políticos, a excepción del partido Nazi. Hitler invirtió los recursos en
un programa de rearme y obras públicas que demandó a la mayoría de los desempleados. El ministro de
economía Hjalmar Schacht, famoso por haber luchado contra la hiperinflación en 1923, a partir de 1933
aumentó el gasto público sin límite ni discreción.
Durante los siguientes cinco años el gobierno construyó carreteras, desarrolló una monstruosa industria
armamentista y fomentó la creación de empresas de bandera, como Volkswagen. La economía creció como
nunca antes, lo que dotó a Hitler de un prestigio que ahora nos parece surrealista. Entre otros
reconocimientos, la revista Time lo distinguió como el Hombre del Año 1938. El 15 de marzo de 1939 el
ejército alemán entró en Praga, y entonces el mundo descubriría las verdaderas intenciones que subyacían
detrás del primer milagro económico alemán.

2.3.4. La maximización de beneficios en la economía


neoliberal
Entre la gente común de los países occidentales hay bastante coincidencia sobre lo que
significa la socialdemocracia y el Estado de Bienestar, pero no ocurre los mismo con el
neoliberalismo (para empezar, porque ni los propios liberales se ponen de acuerdo sobre el
significado de esta palabra y si es un concepto en el que se reconocen). La interpretación que
circula popularmente o en los medios de comunicación difiere de la de los economistas, pero
más allá de las lagunas sobre su significado y lo que conlleva, el neoliberalismo es capaz de
despertar encendidas pasiones tanto entre sus defensores como entre sus detractores. Resulta
paradójico que hoy en día en muchos sentidos esta doctrina ha triunfado y sin embargo sigue
siendo mayoritariamente desconocida.

NOTA 2.11
CARL MENGER

Para Carl Menger el conocimiento de la realidad social exige de dos disciplinas igualmente importantes pero
distintas. Por un lado la teoría recoge la esencia («das Wesen») de los fenómenos económicos y se elabora
a partir de la experiencia y la reflexión, y por otra parte la historia lo hace con la materia (en su sentido
aristotélico, es decir, los hechos producidos en un lugar y en un momento específico). Así, teoría e historia,
esencia y materia, son igualmente necesarias para conocer la realidad, si bien puntualiza que la historia solo
puede interpretarse, ordenarse y hacerse comprensible si se dispone de una teoría previa.
Sus tres trabajos más importantes son: i) Principios de economía política (de 1871); ii) Investigaciones sobre
el método de las ciencias sociales con especial referencia a la economía política (de 1883), y iii) Discurso del
método (de 1884), donde explicó el triunfo de los procesos dinámicos de cooperación social protagonizados
por personas dotadas de una capacidad creativa y espíritu empresarial.
Su pensamiento es complejo, pero a modo de simplificación se puede decir que para él las ideas colectivas
solo se pueden basar en las ideas de los componentes individuales, así que para comprender el proceso
económico «global» hay que conocer sus elementos. De este modo, la economía debe construirse sobre las
ideas del interés propio y la maximización de la utilidad. El legado de Carl Menger fue recogido por Friedrich
von Wieser y Eugen Böhm-Bawerk, sus dos más notables discípulos. Luego vendrían los continuadores:
Ludwig von Mises y Henryk Grossman.

Para el neoliberalismo los individuos desempeñan el papel protagonista en la sociedad.


Considera que en la medida en que se acortan las distancias gracias a los adelantos
tecnológicos, se acrecienta la importancia de lo individual sobre lo colectivo. Para el hombre,
cuanto mayor es su pertenencia a una comunidad (local, regional, nacional o internacional),
mayor es su necesidad de ser un individuo. Es un pensamiento que presume que la suma de
los individualismos hará que la sociedad mejore.
El neoliberalismo defiende posiciones muy distintas a las formuladas por los economistas
liberales clásicos del laissez faire, laissez passer (por eso mismo se les denomina
neoliberales). Las afirmaciones básicas que le distingue son:
• Los mercados no se crean ni se defienden solos. Es necesaria la presencia del Estado
para crear, proteger y mantener los mercados.
• Las libertades económicas deben estar por encima de las libertades políticas, o de lo
contrario inevitablemente el Estado terminará interviniendo.
• Lo privado siempre será económica, técnica y moralmente superior a lo público.
• La sociedad humana es una asociación de individuos que desean actuar
conjuntamente, lo que se traduce en cooperación mutuamente beneficiosa. La división
del trabajo (entendida como la propiedad privada de los medios de producción) genera
una mayor productividad, por lo cual el socialismo es erróneo porque la intervención
del Estado lo altera todo.
• La libertad es un bien social y no solo personal porque su realización beneficia tanto
al individuo como a la sociedad en pleno. Se basa en las siguientes premisas: i) el
Estado ha sido concebido para el individuo, no el individuo para el Estado; ii) el
ejercicio de la libertad individual es algo intrínsecamente bueno y ostenta una
condición insustituible para alcanzar los mayores niveles de progreso; iii) el derecho a
la propiedad privada es fundamental porque sin ella el individuo está perpetuamente a
merced del Estado; iv) no puede haber libertad sin responsabilidad, así que los
individuos deben ser responsables de sus actos y deben tener en cuenta las
consecuencias de sus decisiones y los derechos de los demás (la preeminencia del
Estado de Derecho significa que la sociedad está regulada por leyes neutrales, que no
den ventaja a persona o grupo alguno), y v) la sociedad debe controlar estrechamente
las actividades de los gobiernos y el funcionamiento de las instituciones del Estado.
En la sociedad vienesa de entreguerras convivieron pensadores formidables, como los
filósofos del Círculo de Viena (como Rudolf Carnap, Otto Neurath, Herbert Feigl, Philipp
Frank y Friedrich Waisman, entre otros, organizados diligentemente por Moritz Schlick, y
quien sería asesinado por un fanático nazi), pero también otros filósofos, de la talla de
Ludwig Wittgenstein y Karl Popper, psicoanalistas, como Sigmund Freud, Sándor
Ferenczi y Hanns Sachs, entre otros, y evidentemente economistas, como Eugen von Böhm
Bawerk, Friedrich von Wieser, Joseph A. Schumpeter (aunque estudió en la Universidad de
Viena, como el resto, muy pronto se alejó del pensamiento dominante), Ludwig von Mises y
Friedrich Hayek. Los dos principales acontecimientos que marcarían el futuro de estos
intelectuales fue el golpe de estado de 1934 y la posterior anexión nazi de Austria a Alemania
(convertida en Ostmark). Cuando la estimulante Viena fue invadida y sometida por el
totalitarismo nacionalsocialista todos ellos emigraron, unos a Reino Unido y otros a Estados
Unidos. Así, las raíces del neoliberalismo encuentran sus orígenes en las inmediaciones del
extinto Imperio Austro–Húngaro.

NOTA 2.12
FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK

Hayek posiblemente es el pensador neoliberal más importante de la segunda mitad del siglo XX. Nació en
Viena en 1899 y murió en Freiburg-in-Breisgau, Alemania, en 1992. Nació en el seno de una familia
aristócrata. Estudió en la Universidad de Viena, combatió en la I Guerra Mundial, fue profesor visitante de la
London School of Economics (1931-1932), profesor de ciencias sociales y moral en la Universidad de
Chicago (1950-1962) y terminó sus días como profesor en la Universidad de Friburgo (1962-1969).
Fue el alumno más destacado de Ludwig von Mises, quien le animó a estudiar el funcionamiento de la
economía de mercado. En 1974 obtuvo el Premio Nobel de Economía, compartiéndolo con su adversario
Gunnar Myrdal, «[…] por su trabajo pionero en la teoría del dinero y las fluctuaciones económicas y por sus
importantes análisis de la interdependencia de los fenómenos económicos, sociales e institucionales». Hayek
(y Milton Friedman) es el ideólogo de los planteamientos defendidos por Ronald Reagan y Margaret
Thatcher.
En Camino de servidumbre (de 1944), uno de los textos cumbre del neoliberalismo, estudia la relación
entre libertad y mercado, la importancia que tiene la defensa de la propiedad (porque a su parecer facilita una
amplia división del trabajo, la especialización y el establecimiento de los mercados) y la actividad del sector
público. Su gran obsesión fue combatir denodadamente la participación del gobierno en la economía y puso
el acento en lo perjudiciales que son los impuestos progresivos y la redistribución de renta.

Entre el estallido de la I Guerra Mundial y el final de la II Guerra Mundial tuvieron lugar


una serie de acontecimientos de gran relevancia en Europa, tales como: i) el papel
protagonista de los Estados en ambos conflictos; ii) el triunfo de la Revolución Bolchevique
en Rusia; iii) las sanciones impuestas en el Tratado de Versalles (de tipo económico y
político, pero también por la disolución de los Imperios Austro–Húngaro y Otomano); iv) el
estallido de recurrentes crisis económicas y financieras (la de 1914, especialmente profunda
entre los países participantes en la guerra; la de 1920 a 1924 en Europa; la de 1924 en
Estados Unidos, y finalmente la de 1929, con la subsecuente Gran Depresión hasta 1932);
v) los episodios de hiperinflación en Europa (el más grave, en Alemania, en tiempos de la
República de Weimar entre 1921 y 1923); vi) la ascensión de los totalitarismos en territorio
europeo; vii) el New Deal del presidente Franklin D. Roosevelt, y viii) al término de la II
Guerra Mundial, la reconstrucción de los países (Plan Marshall incluido). En todos estos
acontecimientos la presencia de los Estados fue inmanente, principalmente en materia de
regulación de los mercados. El perjuicio derivado de las decisiones de los Estados sobre los
intereses particulares sirvió de inspiración a los primeros economistas de la Escuela
Austriaca, si bien sus propuestas tuvieron escasa repercusión.

NOTA 2.13
HARRY TRUMAN Y LOS ALBORES DE LAS POLÍTICAS NEOLIBERALES

El New Deal fue un cúmulo de políticas promovidas por el presidente Franklin D. Roosevelt entre 1933 y
1938, en sintonía con las teorías keynesianas y como antídoto para superar las dificultades generadas por la
Gran Depresión. Presentó un ambicioso proyecto de obras públicas y que suponía un inmenso desembolso
de dinero público con el objetivo de reconstruir la infraestructura estadounidense y de mejorar la situación
económica que atravesaba el país (para saber un poco más, se recomienda ver el documental Roosevelt y
el New Deal, disponible en YouTube).
Menos conocidas son las políticas englobadas en el Fair Deal, lanzado el 6 de septiembre de 1945 por el
presidente Harry S. Truman. El New Deal de los demócratas había conllevado un incremento del gasto
social, y por consiguiente un importante desajuste en las cuentas públicas, pero tras el triunfo de Estados
Unidos en la II Guerra Mundial y la llegada de los republicanos a la Casa Blanca y concentrar la mayoría en
el Congreso, las iniciativas socialdemócratas dieron paso a otras más liberales, tales como: i) en los
presupuestos de 1945 el gasto público sufrió un recorte de 5.900 millones de dólares (equivalente al 13% del
total), ii) el tramo más alto del Impuesto de Sociedades pasó del 90% al 38%; iii) en 1945 el gasto federal
ascendió a 93.000 millones de dólares, pero un año más tarde se redujo a 55.000 millones y en 1947 bajó a
34.000 millones, y iv) en 1947 se promulgó la Ley Taft-Hartley, creada para limitar el derecho de huelga y
obstaculizar el derecho a que los trabajadores del sector privado se organizaran y exigieran mejores
condiciones a los patrones.

Al término de la II Guerra Mundial el keynesianismo fue capaz de traspasar el universo de


las ideas y se posicionó con inusitada fuerza en las políticas económicas. En cierto modo el
neoliberalismo intentó hacer el mismo recorrido, pero tuvo peor suerte, probablemente
porque el mundo aún no estaba preparado para aceptarlo, pero sobre todo porque el legado
de Keynes muy pronto se convirtió en el pensamiento dominante. Entre 1945 y 1972, la
época de mayor esplendor del keynesianismo, los neoliberales se dieron a la tarea de
construir un edificio ideológico que fuese más allá de la economía y se adentrara en las
cuestiones propias de la vasta naturaleza humana.
En 1944 Friedrich Hayek publicó Camino de servidumbre, un libro donde señala que
cualquier acción estatal tendente a la regulación de los mercados conllevará a un orden
totalitario. A la sombra de este, otros trabajos describieron el papel que desempeñaría el
mercado, el derecho, la autoridad y el Estado en su modelo de sociedad ideal. En 1946 un
pequeño grupo de entusiastas apoyado financieramente por empresarios y mecenas
estadounidenses se reunió en los Alpes suizos para crear la Sociedad Mont Pelerin. Desde el
principio asumieron que sus objetivos serían de largo plazo, y para conseguirlos, Hayek trazó
la línea de acción: en lugar de convencer a los mejores científicos sociales sobre las bondades
de sus propuestas, se centrarían en lo que él definió como «los vendedores de ideas de
segunda mano», como divulgadores, periodistas o asesores de políticos. Así, en lugar de
crear centros de investigación especializados en el desarrollo de teorías (y de validarlas
empíricamente), crearon una extensa red de fundaciones y think tanks, organizados en torno a
la Atlas Network (agrupa más de 400 instituciones en 80 países) y desde donde se
desarrollaron políticas fácilmente comprensibles para que sus allegados se encargaran de
difundirlas.
Entre finales de los cuarenta y finales de los sesenta en los países occidentales se
consolidó el Estado de Bienestar, emergió una pujante clase media y paulatinamente se
universalizaron derechos sociales, pero de manera colateral el Estadio creció
desmesuradamente y cometió innumerables abusos (p.e. se hicieron práctica común el
nepotismo, la corrupción, el cohecho, la prevaricación y el fraude de diversos tipos). A
continuación tuvieron lugar una serie de acontecimientos que en cierto modo dieron
verosimilitud a las tesis neoliberales, entre los que destacan: i) la extinción del Patrón Oro,
el 15 de agosto de 1971; ii) la subsiguiente devaluación del dólar; iii) la subida de los precios
del crudo por los miembros de la OPEP, el 23 de agosto de 1973, y la repercusión que todo
ello tuvo en quiebras de empresas, huelgas de trabajadores, protestas de diversos sectores
sociales (desde la ultraderecha hasta los movimientos estudiantiles de extrema izquierda
surgidos a la sombra del mayo de 1968 en París), y iv) por último, el hasta entonces
desconocido fenómeno macroeconómico de la estanflación (estancamiento con inflación).
Todos quienes por diversas razones se vieron afectados coincidieron en señalar a los mismos
responsables: los burócratas y el Estado.
En un momento determinado confluyeron una serie de acontecimientos negativos, el
escenario propicio para que fructificaran soluciones novedosas. El neoliberalismo había
surgido en la década de los treinta como una doctrina antisistema para enfrentar los
totalitarismos, pero para principios de los setenta había desarrollado nuevas fórmulas contra
la preeminencia del Estado. A lo largo de la década de los setenta la voz del neoliberalismo
se hizo cada vez más sonora, si bien aún no se había traducido en políticas económicas, pero
con la llegada al poder de una nueva clase de políticos conservadores llegó la hora de poner
la doctrina en marcha.
Con mayor o menor intensidad las políticas socialdemócratas fueron las dominantes en
Reino Unido hasta las elecciones generales del 3 de mayo de 1979, cuando los electores
llevaron al poder a Margaret Thatcher. A su llegada, la nueva primera ministra echó el
cierre o privatizó las minas de carbón, privatizó los ferrocarriles y obligó a los ayuntamientos
a vender las viviendas de alquiler social. El neoliberalismo refrendaría su triunfo con la
victoria del veterano actor de Hollywood Ronald Reagan a la Casa Blanca, en las elecciones
del 4 de noviembre de 1980.

RECUADRO 2.13
GENIO Y FIGURA DE LA DAMA DE HIERRO

La Dama de Hierro es una película de 2011 dirigida por Phyllida Lloyd y magistralmente protagonizada por
Meryl Streep. Es un relato biográfico de la primera ministra Margaret Thatcher (1925–2013), una política
decididamente conservadora en lo moral, en lo político y en lo económico.
Al principio de la película hay una escena donde la joven Margaret Roberts, aún soltera y recién graduada de
la Universidad de Oxford, es invitada a una cena a la que asisten personas de rancio abolengo. En principio
la desprecian por ser la hija de un tendero, pero en un momento dado pone a todos en su sitio. El diálogo es
el siguiente:
Margaret: Lo que debemos hacer es ayudar a la gente a valerse por sí misma. Aquellos que puedan hacer
algo tienen que obrar por sí mismos. Y si las cosas van mal no pueden ponerse a lloriquear, sino que
tienen que hacer algo para mejorar. ¡Cambiar las cosas!
Un interlocutor dice: Con el debido respeto señorita Roberts, lo que dice puede valer para la granja…
Ella lo interrumpe: Puede valer muy bien para todos. Yo sé mucho más que los que nunca han vivido con
ingresos limitados. Igual que esas personas que nos cruzamos por la calle, cuando voy mal de dinero
una semana tengo que economizar la siguiente.
Alguien dice: Nada como una rebanada de responsabilidad fiscal.
Y de nuevo ella le interrumpe: Un hombre puede llamarlo responsabilidad fiscal, pero una mujer le llamaría
buena economía doméstica.
Otro dice: No sé si una lección de economía doméstica es lo que los electores de Dartford nos demandan.
Están viendo cómo la industria se nacionaliza, cómo los sindicatos se fortalecen y la libra se debilita.
¡Quien pueda sacarnos de este lío es mi hombre!
Y ella concluye con contundencia: O mujer.
Margaret Thatcher fue primera ministra entre 1979 y 1990, un período largo y fructífero. Durante su mandato:
i) la producción industrial registró un crecimiento del 7,5%; ii) el número de trabajadores agrupados en
sindicatos pasó de 13 a 8 millones; iii) bajó los impuestos notablemente, como por ejemplo en el caso del
impuesto de sociedades el tipo máximo bajó del 50% al 35% y la presión fiscal descendió del 38% en 1980 al
35% en 1990; iv) la participación del Estado sobre el PIB pasó del 48% de cuando llegó al gobierno al 38%
cuando se marchó; v) a partir de 1985 dejó de haber déficit fiscal, y vi) en materia de endeudamiento público,
pasó del 50% en 1980 al 30% del PIB en 1990.
Entre la cantidad de anécdotas que se le atribuyen a Margaret Thatcher está la de haber motivado la
celebración del Día de Star Wars. El 4 de mayo de 1979 el diario London Evening News publicó una nota en
la que los miembros del Partido Conservador («The Tories») felicitaban a su flamante nueva primera ministra.
La frase «May the 4th Be With You, Maggie. Congratulations», es un juego de palabras muy parecido a «May
the Force be with you», el célebre «Que la fuerza te acompañe». No tuvo mayor importancia hasta que en
2011 los organizadores del festival Toronto Underground Cinema la rescataron del desván de los recuerdos y
el resto es historia.
Ronald Reagan, amigo de la señora Thatcher, se inspiró en el personaje Grand Moff Tarkin (también
conocido como Gobernador Tarkin, aparece al final del episodio III y en el episodio IV de la saga), cuando
formuló su iniciativa de defensa estratégica, conocida como Star Wars o Guerra de las Galaxias.

Para los pensadores neoliberales, un compromiso con la libertad individual implica la


aprobación de las instituciones de la propiedad privada y del libre mercado. La propiedad es
la materialización de la libertad individual y la libertad de mercado, componentes indivisibles
de las libertades fundamentales de las personas. El hecho de que alguien sea propietario de su
persona significa, entre otras cosas, que puede disponer de sus facultades, habilidades y
fuerzas de trabajo. Ahora bien, la igualdad que busca el neoliberalismo no es que todos
obtengan los mismos beneficios, sino que todos tengan las mismas posibilidades de luchar
por obtener los mejores resultados.
Por último, a diferencia de la socialdemocracia, cuyas aspiraciones siempre fueron
domésticas, el neoliberalismo siempre ha tenido una vocación internacionalista y
cosmopolita (en cambio, el conservadurismo español tiene convicciones profundamente
patriotas y provincianas), y ha aspirado a llevar a cabo una revolución económica, cultural y
política sustentada en la libertad y en todo lo que hace a los individuos genuinamente
diferentes, únicos e irrepetibles. Para el neoliberalismo la gran aspiración es construir
sociedades libres, habitadas por personas racionales y felices de poder elegir lo que más le
conviene a cada uno en cada momento, aunque haya que pagar el inevitable precio de los
problemas derivados de la desigualdad…; para algunos, un mal menor.

NOTA 2.14
ISAIAH BERLIN Y JEAN FRANÇOIS REVEL

Isaiah Berlin fue uno de los filósofos más lúcidos del siglo XX. Escribió una fecunda obra, pero por su
clarividencia destacan sus Cuatro ensayos sobre la libertad (de 1969). En cierta ocasión el despistado
William Churchill lo confundió con Irving Berlin, el compositor de música popular estadounidense. Berlin nació
en Riga, en la Letonia rusa, en 1909 y en la década de los veinte se refugió en Londres y más tarde
desarrolló su mejor etapa intelectual en la Universidad de Oxford. Su legado se centra en el área de la
historia de las ideas. Fue hasta después de la II Guerra Mundial que lograría sintetizar su pensamiento en su
La inevitabilidad histórica (de 1953).
Su gran legado se concentra en estos dos temas: i) definir los límites de la libertad individual, y ii) identificar
las ideas, ideologías y los proyectos de reorganización política y social que podían poner en peligro la
libertad. Algunas de las grandes preguntas que trata de responder son, por ejemplo, ¿hasta qué punto debo
permitir que me gobiernen?, ¿quiénes y cómo nos deben gobernar?, ¿cómo debe ser el espacio que puedo
reservar para mí mismo? Berlin pensaba que la libertad es libertad, y no igualdad, equidad, justicia, cultura,
felicidad humana o una conciencia tranquila. Sospechaba de los que profesan una «fe en un único criterio» y
que proponen soluciones únicas a problemas complejos.
Jean François Revel fue socialista en su juventud. Todavía en su libro La tentación totalitaria (de 1976)
hablaba de poner la economía al servicio del hombre y defendía un socialismo liberal. Con el tiempo cambió
hasta convertirse en un gran polemista, ateo y anticlerical, republicano y racionalista. Estaba convencido de
la superioridad de la democracia neoliberal y de la economía de mercado. Se interesó en defender el
neoliberalismo de aquellos que lo denostaban y se preguntó ¿por qué la sociedad neoliberal es
continuamente atacada y por qué algunos odian el capitalismo? En cierta ocasión un periodista le preguntó
cómo podía explicar él que tantos intelectuales hubiesen estado equivocados, y respondió que para los
intelectuales la crítica y la oposición es lo que les permite justificar su existencia. Fue un acérrimo crítico del
estatismo francés y de que la mayoría de sus conciudadanos quisieran vivir a costa del Estado. Pensaba que
su función en la vida era ser «El tábano de París», como Sócrates lo fue en su tiempo de Atenas. Por eso su
misión era la de obligarnos a pensar al situarnos frente a nuestras propias contradicciones y errores, y la de
denunciar nuestra hipocresía e ignorancia, si bien siempre reconoció que podía estar equivocado.
Capítulo 3
La ciencia de los incentivos puesta en
marcha

3.1. Factores de producción originales.


3.2. Factores de producción en la globalización.
3.3. Metafactores de producción.
3.1. Factores de producción originales
A lo largo de dos milenios la Iglesia ha desempeñado un papel importantísimo en la vida
de los pueblos de tradición cristiana, y por tanto su influencia ha sido definitiva en el
desarrollo económico de Occidente. Desde los tiempos de la Iglesia primitiva se consideró
que la usura era pecado, bajo el argumento de que Cristo dijo: «Dad, sin esperar nada a
cambio» («mutuum date nihil inde sperantes», descrito en el Evangelio de San Lucas, 6:35).
El pasaje de la Biblia donde Jesús echa a los acomodados mercaderes del templo es una
muestra inequívoca de que el cristianismo era una religión para dar sosiego y esperanza a los
pobres, débiles, enfermos y desamparados, pero poco interesada en confraternizar con los
poderosos. Es una religión que a cambio de sacrificios, bondad y conmiseración en la tierra
promete el paraíso en el cielo (en el Evangelio de San Juan 18:36, cuando Jesús es
presentado ante Pilatos se reafirma Rey de los Judíos, pero también le dice: «Mi reino no es
de este mundo»).
Al considerar que el enriquecimiento conllevaba la condenación del alma (argumento
extraído del Evangelio según San Mateo, 19:24: «Mas os digo, que más liviano trabajo es
para un camello pasar por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de Dios»), la
Iglesia formuló tres principios: i) la actividad económica debía estar condicionada a los
valores religiosos; ii) el cobro de intereses conllevaba la condenación del alma (Dante
Alighieri en su Divina Comedia situó a los usureros en el Séptimo Círculo del Infierno, al
lado de los asesinos, y a quienes se les torturaba con una eterna lluvia de fuego), y ii)
mientras existieran pobres y abandonados el hombre estaría condenado a tener un
sentimiento de culpa. Pero a pesar del temor que infundía la condenación del alma, la
actividad comercial floreció de la mano de los mercaderes, dedicados a comprar sus
productos a los agricultores, artesanos y orfebres de los lugares más ignotos y posteriormente
ofrecerlos en las plazas públicas de las ciudades y los pueblos en Europa. Y para apaciguar
las amenazas de la Iglesia hacían actos de caridad y compraban las odiosas indulgencias (el
perdón de los pecados a cambio de una compensación económica).
Santo Tomás de Aquino (1225–1274) reconoció que la riqueza era consecuencia de
condiciones fortuitas y por tanto no era pecado, pero para asegurarse la salvación había que
desprenderse de una parte de las ganancias. Este filósofo logró conciliar la religión y la
economía con el argumento bíblico de que el hombre debe «ganarse el pan con el sudor de
su frente» (descrito así en el Génesis 3:19), aunque sin perder de vista el principio del precio
y el salario justo, lo que significaba que todos los que participaban en la economía
obtuvieran una ganancia suficiente para vivir con decoro, pero en ningún caso podía ser
desproporcionada. El incumplimiento de esta máxima era la usura, y como tal era equivalente
al robo, un proceder inmoral, y por tanto deplorable. Este es un principio de economía moral
cuyo debate aún está vigente en nuestros días.

RECUADRO 3.1
ORÍGENES DE LA BANCA EN EUROPA
Godric fue uno de los primeros ejemplos de la creación moderna de riqueza, un capitalista hecho a sí mismo.
Nació en Norfolk en 1065 en el seno de una familia de agricultores y sometida al yugo de un Señor, pero
decidió cambiar de vida y se hizo a la mar. En los viajes aprendió el oficio de comerciante, comprando
mercancías en un sitio y vendiéndolas en otro (entre los puertos escoceses, daneses y de Flandes), y a partir
de entonces su objetivo se centró en generar utilidades.
A los treinta años ya era copropietario de dos barcos mercantes. Llegó a poseer veinticinco barcos, pero
entonces le atormentó un dilema: salvar su alma o acumular riquezas. En cierta ocasión los monjes de Farne
(un pequeño archipiélago en el nordeste de Inglaterra, en la región de Northumberland) le invitaron a unirse a
sus plegarias y al ver la manera desinteresada con la que entregaban su vida a servir a los demás a Godric
le abrumó el remordimiento. Convencido de que estaba siguiendo el sendero equivocado juró dejar su vida
de comerciante. A los cuarenta años repartió su fortuna y se fue a vivir como ermitaño. Murió en 1170, a los
105 años. La Iglesia lo canonizó por considerar que su transformación fue un triunfo de la espiritualidad sobre
los valores mundanos.
En 1066 el duque de Normandía fue coronado rey de Inglaterra y con el tiempo se convirtió en Guillermo I el
Conquistador (1027–1087). Este personaje alentaría a las comunidades judías a que se asentaran en el país,
trayendo consigo sus viejas tradiciones y sus habilidades y herramientas mercantiles (como el uso de la letra
de cambio). Las relaciones entre la Corona y los judíos fueron de cordialidad, hasta que en 1290 Eduardo I,
superado por las deudas contraídas con los cambistas, zanjó los problemas con su expulsión. En varias
ocasiones las comunidades judías fueron expulsadas de los territorios por diversos motivos: en 1182, de
Francia; en 1290, de Inglaterra; en 1306, 1321, 1322 y 1394 de nuevo fueron expulsados de Francia; en
1421, de Austria; en 1488, del Ducado de Parma; en 1490, del Ducado de Milán; en 1492, de Castilla y
Aragón; en 1496, de Portugal; en 1498, del Reino de Navarra; en 1510, de Brandeburgo; en 1541, del Reino
de Nápoles; en 1550 y 1567, de Génova; en 1554, de Baviera, y en 1569 y 1593, de los Estados Pontificios.
A lo largo de la Edad Media tuvo lugar una intensa actividad económica, aunque en los primeros tiempos
estuvo prohibido el cobro de intereses. Las primeras empresas financieras controladas por cristianos fueron
las commenda, dedicadas a la concesión de créditos mediante la intermediación, y siempre con la
aprobación de la Iglesia a cambio de un porcentaje de las ganancias. En los países católicos las commenda,
y posteriormente las societas, fueron reiteradamente utilizadas para la financiación de guerras y
expediciones.
Desde mediados del siglo XII los banchieri genoveses y toscanos se desempeñaron como cambistas y
cobradores de impuestos, pero los bancos como tales surgieron entre los siglos XV y XVIII. El Renacimiento
fue una época de descubrimientos maravillosos, pero también de vertiginosa actividad comercial. En este
entorno tan dinámico las instituciones bancarias se adaptaron a las necesidades mercantiles de la época.
Los primeros centros financieros surgieron en Florencia y Venecia, y con el tiempo se desarrollaron otros en
Brujas, Amberes, Hamburgo, Lübeck, Barcelona, Nápoles, Palermo y Lyon. A continuación se muestran
algunos de los primeros bancos, tal como los entendemos hoy en día. Resulta de especial interés ver cómo a
medida que nos aproximamos al presente se fueron sumando ciudades/países que hasta entonces eran
periféricos pero que paulatinamente cobraron mayor relevancia.
Siglos XV y XVI
Siglo XVII

Siglo XVIII
No hay consenso sobre el origen de la palabra Banco. Para algunos es de origen alemán (bank) y significa
acumulación (el concepto como tal se refiere a la concentración, sea de arena, peces o dinero), entendido
como la custodia de capitales y acciones y la concesión de préstamos, principales actividades de los
primeros banqueros. Otros expertos señalan que viene de los taburetes donde los banchieri florentinos solían
sentarse a la espera de clientes que les confiaran su dinero a cambio de un cobro por los servicios. Cuando
el banquero se encontraba ante una situación de quiebra, él mismo rompía el taburete (o banco) en
presencia de los depositarios y acreedores (por ello, bancarrota se deriva de «banca rota»).
En la época del Renacimiento se crearon complejas operaciones, tales como los depósitos con interés,
diversos tipos de préstamo, los anticipos, los giros, un sofisticado elenco de inversiones, se revitalizó la
ancestral práctica de los cambios de moneda y el fraile franciscano Luca Pacioli creó el sistema de partida
doble (en su obra «Summa de arithmetica, geometria, proportioni et proportionalità», publicada en Venecia
en 1494), base de la contabilidad moderna.
El instrumento bancario de mayor relevancia creado en esta época fueron los biglietti (billetes), emitidos por
primera vez por los banqueros genoveses de la Casa delle Compere di San Giorgio, documentos amparados
por depósitos, de carácter nominativo, endosables y que podían ser usados como medio de pago. Los
talones o cheques como hoy los conocemos fueron creados más tarde. En 1676 C. Hoare & Co. puso en
circulación una orden de traspaso de propiedad sobre los depósitos, muy utilizada por los comerciantes más
acaudalados y por la nobleza, pero al tratarse de una empresa en manos de un banquero particular, y no de
una institución de crédito con personalidad jurídica propia, es discutible a quién se le debe atribuir el mérito
de haber sido los primeros en ponerlos en circulación.
En 1088, en Bolonia, se fundó la primera universidad y a partir de entonces la educación
empezó a florecer fuera de los muros de iglesias y abadías. La guerra, las invasiones y las
conquistas asolaron Europa durante la larga existencia del Imperio Romano (27 a.C.–1453),
pero durante este tiempo también prosperó el comercio. El mercader veneciano Marco Polo
(1254–1324) viajó más allá de los confines del mundo conocido para interesarse por otras
culturas, pero también para abrir nuevas rutas de intercambio. Las Ocho Cruzadas (entre
1095 y 1291) solo produjeron una presencia occidental marginal en Tierra Santa, pero
conectaron el mundo cristiano y musulmán a través del comercio, y Genghis Khan (1162–
1227), al crear un imperio terrestre más grande que el Imperio Romano, sin proponérselo
también potenció el intercambio.
A lo largo de la Época Feudal (aproximadamente entre los siglos IX y XV) era muy difícil
separar las actividades económicas del círculo de la existencia humana. Había una
predestinación fatal, vinculada a la posición social donde cada uno había nacido: quienes
trabajaban la tierra estaban sometidos a las órdenes del Señor y este tenía derechos absolutos
sobre la existencia de sus vasallos (p.e. el derecho de pernada). En la mayor parte de la Edad
Media la propiedad fue concebida como una cantidad de riqueza tangible, una acumulación
de bienes inmuebles (p.e. tierras y castillos), pero con el tiempo la propiedad se convirtió
en capital, cuyo valor dependía de su capacidad para generar utilidades. Pero con el fin de la
Guerra de los Cien Años (1337–1453) la paz se afianzó y trajo consigo importantes cambios
sociales. Paulatinamente los artesanos ricos demandaron más derechos, como la potestad de
comprar títulos de propiedad a los terratenientes y heredar la riqueza amasada a los hijos. Las
ciudades crecieron en tamaño, población y actividad comercial, lo que generó más
prosperidad.
Entre los siglos XV y XVIII las transacciones comerciales desencadenaron un movimiento
de modernización nunca antes visto. El trabajo dejó de ser parte de una relación social
explícita, donde un hombre trabajaba para otro a cambio de asegurarse la subsistencia, y pasó
a ser una suma de esfuerzos, una mercancía destinada a ser vendida en el mercado por el
mejor precio al que se pudiera cotizar. La tierra, anteriormente entendida como el territorio
de un Gran Señor, comenzó a verse como un bien que podía ser comprado o arrendado: las
fincas, antes un centro de poder político, se convirtieron en una propiedad con un precio de
venta.
Todo este cúmulo de acontecimientos convirtió a las principales ciudades europeas en
vibrantes centros de comercio, conocimiento, tecnología y talento humano, y al hacerlo se
redujeron los costes de producción. Fue en este entorno donde surgió otra forma de poder
multiplicador, el sistema bancario, y gradualmente la población comprendió que si guardaban
los tesoros en casa su riqueza no crecería, y de hecho, podía perder valor, pero si se los
confiaban a un banquero y este lo prestaba a otros con un interés, al final el propietario
original también recibiría una ganancia. Descubrieron que el dinero se podía multiplicar:
mientras más operaciones hubiera, más ganancias habría para todos.
RECUADRO 3.2
EL LEGADO DE UNA FAMILIA DE BANQUEROS

En los siglos XIV y XV las actividades financieras prosperaron gracias al dinamismo del comercio. Había los
banchi di pegni, constituidos por pequeños prestamistas, y un peldaño más arriba los banchi in mercato,
situados en el área del mercado de las ciudades (p.e. en la Piazza Banchi de Génova y a lo largo del Rialto
en Venecia), cuya función era la de actuar como consejo de estandarización monetaria entre las monedas de
oro y plata de todas partes (tenían oficinas por toda Europa y entre ellas había una continua comunicación
para fijar el valor real de las monedas). En la cima de la jerarquía estaban los banchi grossi, literalmente los
Grandes Bancos, que movían el capital y extendían el crédito a través de las fronteras. Por medio de una red
de sucursales propias y de bancos corresponsales prestaban dinero a papas, reyes y nobles, en muchos
casos para financiar guerras. A finales del siglo XV Florencia se había convertido en la capital financiera y su
florín de oro (de 3,52 gramos de oro de 24 quilates y llamado así por la flor de lis emblema de la ciudad – el
oro de un florín equivalía a 10 días de salario de un trabajador no cualificado) era el estándar de referencia
para las monedas en el continente.
Hasta 1402 la Ciudad-Estado de Florencia estuvo en guerra con Milán (el coste ascendió a cerca de 2,5
millones de florines), luego se enfrentó a Pisa para asegurar el acceso al puerto y entre 1424 y 1434 luchó
contra la Serenissima Repubblica di Lucca. Todos estos conflictos la llevaron a acumular una deuda de 3
millones de florines, seis veces más que los ingresos captados vía impuestos. Para pagar las cuentas los
gobernantes crearon tributos de diverso tipo para los 65.000 habitantes (en 1428 cada florentino fue obligado
a pagar 180% de sus ingresos), pero no fue suficiente, y entonces acudieron a los bachi grossi de la familia
más poderosa, los Medici.
La primera vez que se tiene constancia del protagonismo de los Medici en la ciudad es en 1201, cuando
Chiarissimo di Giambono de Medici (1199–1260) fue admitido como miembro del consejo general de
Florencia (entonces tenía 2 años de edad), pero fue con Giovanni di Bicci de Medici (1360–1429) cuando
verdaderamente la familia cobró notoriedad por haberse convertido en la más rica y poderosa. Piero, nieto de
Giovanni, fue gobernante de la República, y este fue el padre de Lorenzo, quien gobernó la ciudad en su
etapa de mayor esplendor (tenía tanto poder que se las arregló para que su hijo Giovanni fuera nombrado
cardenal a la edad de 13 años – más tarde se convertiría en el papa León X).
En esta familia hubo grandes duques y cardenales, numerosos hijos ilegítimos y generaciones de grandes
mecenas de las artes. Cosme II nació en 1389, y hasta la muerte de su padre, en 1429, se limitó a ser
banquero, pero a partir de entonces ascendió a la esfera pública. Su rival político, Rinaldo degli Albizzi, en
1433 confabuló para que le arrestaran y lo sentenciaran a muerte, pero Cosme escapó y se refugió en
Venecia. En este tiempo Rinaldo hizo todo lo posible por arruinar a los Medici, pero no lo consiguió, y tras su
regreso a Florencia (10 años después) Cosme emprendió una guerra exitosa contra Milán, y una vez vencida
la convirtió en su aliada contra Venecia y Nápoles, lo que puso en valor sus habilidades como estratega.
En el siglo XV la Iglesia se mostraba renuente a aceptar el cobro de intereses por considerar que la usura era
pecado. Cosme, abrumado por saber que condenaría su alma, se dirigió al papa Eugenio IV y le preguntó
cómo podía expiar sus pecados. El pontífice le pidió que sufragara la reconstrucción del convento dominico
de San Marcos, en Florencia, y en contraprestación emitió una orden eclesiástica para que al morir su alma
se fuera al cielo. En los últimos años de su vida Cosme repartió cientos de miles de florines entre
monasterios, iglesias y bibliotecas, y al hacerlo nos dejó una herencia cultural magnífica. Así, Fray Angelico
pintó los frescos del convento de San Marcos que Cosme mandó restaurar, y tras su muerte en 1454 ahí lo
sepultaron. Pero su mayor legado fue la construcción del Palazzo Medici, incluidas las obras que lo visten,
creados por algunos de los mejores maestros del Renacimiento. Sus hijos y nietos seguirían financiando la
creación de obras de arte.
Cosme fue un gran banquero. Llegó a tener nueve sucursales, incluyendo las de Ginebra y Londres. Conocía
de negocios tan variados como el de los seguros marítimos, de cambio de divisas y el de la compraventa de
derechos para recabar impuestos, entre otros. Creó un imperio financiero, pero tres décadas después de su
muerte el banco había desaparecido. En 1455 la ciudad de Florencia le confirió el título de Pater Patriae.
Entre otras cosas, Cosme nombró a Galileo Galilei primer profesor de filosofía y matemáticas en la
Universidad de Pisa.

A medida que los grandes descubrimientos de la época del Renacimiento se consolidaron,


el control religioso sobre las cuestiones de naturaleza económica se debilitó gradualmente y
la sociedad emprendió el largo camino hacia la secularización, hasta que entre los siglos XVI
y XVIII las condiciones fueron propicias para que en Europa se instaurara el mercantilismo
(véase el epígrafe 2.3.1).
En lo relativo a la concepción del lucro, la Reforma protestante fue más audaz que los
planteamientos católicos originales, situación que sería definitiva en la construcción del
capitalismo. Pero había dos visiones distintas. En la luterana se consideraba que era deber de
todo buen cristiano aceptar mansamente la posición económica dada desde la cuna (en lugar
de la búsqueda de la ganancia), y lo contrario conllevaba irremediablemente a la condenación
del alma, y en segundo lugar, se reconoció que el gobierno era un importante agente
económico. Por otra parte, en la calvinista se adoptó una visión del mundo a través de la
filosofía ético-económica del judaísmo sobre el poder y el bienestar material y donde la
riqueza sería considerada como una señal de bendición (según quedó consagrado en el
Antiguo Testamento cuando Yahavé así se lo prometió al pueblo de Israel). Para los
calvinistas, progreso económico y una moral intachable iban de la mano, y por ello, el trabajo
era considerado como un instrumento de realización del Plan Divino: dado que la producción
y la especialización nos hacen crecer, las ganancias derivadas son legítimas y, por tanto, no
son pecado.
Después de las grandes conquistas territoriales de los siglos XV y XVI Europa floreció. Las
inmensas cantidades de oro y plata traídas de las colonias españolas y portuguesas fueron
empleadas para comprar un amplio abanico de productos, desde especias hasta tecnología,
objetos suntuarios y esclavos para la explotación de las minas. En unas cuantas décadas los
mercaderes pasaron de ser una minoría temerosa de ser condenada a la brasas del infierno a
ser una comunidad sumamente influyente por el gran poder económico y político que
llegaron a acumular. A partir de la segunda mitad del siglo XVI y en adelante perdieron brío
las antiguas ideas medievales sobre la moderación y la austeridad y en su lugar se impuso la
búsqueda del lucro y la consecución de una vida de mayores comodidades. Los habitantes
europeos de la época pasaron de preguntarse «¿es pecado acumular riquezas?», a luchar por
el reconocimiento de derechos que les permitieran vivir mejor. El interés por atesorar más
riqueza y poder dio lugar a un nuevo espíritu de independencia y libertad, pero también de
abusos y explotación.
A lo largo de los siglos XVIII y XIX en Inglaterra se desarrollaron los fundamentos del
pensamiento clásico. Así, a partir de entonces hubo una nueva clasificación de los factores de
producción: i) relativa a las categorías físicas (tierra, trabajo y capital), como agentes del
proceso productivo, y ii) relativa a las categorías sociales (terratenientes, capitalistas y la
clase trabajadora) que interactúan en el mercado.
RECUADRO 3.3
LAS 3T DE LA RIQUEZA, EL CRECIMIENTO… Y LA ÓPERA

En la antigüedad, los factores determinantes de la riqueza de las naciones eran la disponibilidad de


recursos naturales, como la tierra (como expresión de dominio y fortaleza, pero también como medio para el
abastecimiento de alimentos, madera y minerales) y la ubicación geográfica (como el acceso a vías fluviales
y marítimas o caminos para moverse por el territorio y así hacer llegar alimentos, suministros y, en general,
ejercer el comercio). La llegada de la primera Revolución Industrial produjo fuertes cambios, porque en
adelante el principal factor de crecimiento sería la acumulación de capital físico. Pero a medida que nos
acercamos al presente, el capital humano, en sentido amplio, ha significado el desarrollo de capacidades,
pero también de talentos y sensibilidades.
Richard Florida se ha especializado en identificar cuáles son los elementos que distinguen a las sociedades
más creativas del resto. En un trabajo de 2003 («The Rise of the Creative Class») señala que no es
casualidad que los países con mayor crecimiento económico han sido los más creativos y los que más se
han interesado por el desarrollo de sus industrias culturales, dentro de las cuales naturalmente está la ópera.
Este planteamiento fue el punto de partida para que Gerard A. Marlet y Clemens van Woerkens
identificaran (en su «Skills and Creativity in a Cross-section of Dutch Cities», de 2004) lo que para ellos son
las 3T del crecimiento: tecnología, talento y tolerancia.

Tecnología, talento y tolerancia


Tecnología. El acercamiento de la ópera a un público más amplio del meramente interesado en asistir a las
representaciones (bien por verdadero amor melómano o por esnobismo) ha sido posible gracias a la
tecnología. Las primeras grabaciones en discos de doble cara datan de 1900, pero la primera ópera completa
en ser grabada fue Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo, en 1907. También sería la primera en ser grabada en
imagen y sonido, en 1931, en el napolitano Teatro di San Carlo. La grabación fue realizada con fines
políticos, porque el régimen de Benito Mussolini estaba obsesionado con hacer ver al pueblo que la bella
ópera era patrimonio cultural italiano (hay una versión resumida de ella en YouTube, que no resalta
precisamente por su calidad –es de una iluminación lúgubre y el montaje es sombrío– y sin embargo es un
valioso documento porque nos advierte del interés en hacer llegar la ópera a un público que en ningún caso
se podía permitir una entrada en La Scala o en La Fenice). Hoy en día es posible asegurar que gracias a la
tecnología la ópera es accesible para todo el mundo (hay grabaciones en todos los formatos digitales,
incluido Spotify).
Talento. La ópera es un arte, una expresión cultural y, como tal, está sujeta a los gustos y preferencias, pero
en cualquier caso cada generación ha dado un paso adelante en la consecución de lo sublime. Hoy en día la
conjunción de talentos (sean cantantes, productores, coreógrafos, fotógrafos, diseñadores de moda e
ingenieros de montaje, iluminación y sonido), así como el matrimonio con la orquesta, ha alcanzado niveles
no imaginados hace no mucho tiempo. Asimismo, la globalización de la economía ha ayudado a romper las
fronteras físicas, y por ello ahora es posible conformar un elenco de talentos extraordinarios de todo el
mundo. En este ámbito, resulta especialmente llamativa la mezcla entre talento y el olfato empresarial de
Giacomo Puccini: originalmente, Tosca fue una obra teatral de Victorien Sardou, pero Puccini fue el primero
en adaptarla para que cupiera en un disco por las dos caras.
Tolerancia. De las 3T posiblemente esta sea la asignatura pendiente. En el pasado, y aún ahora, muchos
han tratado de secuestrar la música y de ponerla al servicio de sus intereses más mezquinos. Pero contra los
excesos del poder hay varios ejemplos de independencia que rayan en la heroicidad. Como Dimitri
Shostakóvich y su protesta numantina (principalmente, pero no solo, en su Decimocuarta sinfonía ) contra la
violencia, el destierro y la muerte promovidos por el régimen de Stalin, y que por cierto estuvo muy cerca de
costarle la vida. O la orquesta de músicos árabes y judíos, dirigida por Daniel Barenboim, un formidable y
ejemplar esfuerzo de paz y deseo de concordia entre ambos pueblos.
Existe la creencia popular de que todo lo que encierra el mundo de la ópera únicamente pertenece a los
iniciados, a un pequeño grupo de gente dotada de una sensibilidad especial, por lo cual se ha considerado
terreno vedado para el gran público. Craso error.
3.1.1. Tierra
La creación de instituciones tiene el propósito de lograr medios eficientes y eficaces que
promuevan el cumplimiento de los principios de legalidad y respeto mutuo en la sociedad.
Derivado de la interacción entre los intereses del Estado (es decir, los generales) y los
intereses particulares, afloran las relaciones entre la sociedad y los individuos, entre el Estado
y el mercado, entre la política y la economía, entre la riqueza y el poder, y entre el poder y la
política. En este complejo proceso político-económico existe una participación multilateral
de Estados (en el caso de la Unión Europea se podría hablar de conglomerado multinacional
de Estados) y mercados (internacionales, nacionales, regionales y locales). El Estado es la
organización jurídica de una población, asentada en un territorio y con un gobierno
propio. Contiene cinco elementos fundamentales: i) territorio; ii) soberanía; iii) población;
iv) gobierno, y v) régimen jurídico, que es el acervo de leyes que permiten la convivencia. Su
finalidad es servir a la sociedad para que los individuos que viven en ella puedan disfrutar de
los beneficios de la civilización y el progreso.
En la Antigua Grecia el Estado era la polis, la unidad territorial sobre la cual se
construyeron las ciudades-estado, y para los romanos era la civitas, la comunidad de los
ciudadanos. A lo largo de la Edad Media el territorio evolucionó sobre dos conceptos: i)
Regnum, palabra latina para describir el dominio de un poderoso sobre un territorio y origen
de palabras como regne, regno, reign, reino, y de la palabra alemana reich, y ii) el término,
terra / terrae se consolidó como un elemento fundamental del Estado. Así, el poder (o
gobierno) debía su razón de existir a un territorio (no tiene sentido reinar sobre la nada, o por
ejemplo, sobre la Luna o un meteorito). Debido a las características particulares de los reinos
y principados italianos, durante el Renacimiento (siglos XV y XVI) se hizo necesario
reconocer conceptos que contuvieran distintas formas de gobierno.
FIGURA 3.1
FORMAS DE GOBIERNO
En el siglo XVI la palabra Stato era de uso común para designar una entidad política-
territorial. En El Príncipe («De Principatibus»), Nicolás Maquiavelo utiliza la palabra
cuando dice: «[…] cuantos Estados y cuantas denominaciones ejercieron y ejercen todavía
una autoridad soberana sobre los hombres, fueron y son principados o repúblicas».

NOTA 3.1
EL MUNICIPIO, PRIMERA UNIDAD POLÍTICA Y TERRITORIAL

La primera unidad política-territorial es el municipio. Sus orígenes se remontan al municipium del Imperio
Romano y cuyas raíces etimológicas provienen de munis (carga) y civitas (ciudad), y unidas se refieren al
«trabajo de la ciudad». De manera independiente en otras civilizaciones existieron instituciones parecidas,
como el uji en Japón, la sippe en las sociedades primitivas germanas y el calpulli azteca, entre otros.
En tiempos del Imperio Romano el Senado decidía sobre los impuestos (algunos de los más importantes
eran el tributum excesum, el aes hordearium, el vectigal, el aduanas portuaria y el vigesima libertatis) y los
gastos, y en ambos casos la responsabilidad primera y última recaía en el municipium. Los cuerpos edilicios
eran los responsables de recopilar las leyes de competencia municipal y de vigilar (y juzgar) el buen gobierno
realizado por el edil (los visigodos fueron más allá al crear las Conventus publicus vicinorum, asambleas
públicas de vecinos, una especie de órgano regulador del poder territorial). Durante algún tiempo el sistema
funcionó, pero a medida que los ediles acumularon poder se cometieron abusos, hasta convertirse en
instituciones déspotas y corruptas.
En los inicios del siglo XIII aumentó la importancia del municipio como pilar de la unidad política y como
forma de gobierno territorial, pero para finales del mismo ya eran instituciones decadentes, lo que conllevó a
que durante el siglo XIV se produjera una marcada tendencia centralizadora en manos de los monarcas y la
nobleza.

La tierra es uno de los factores originarios de producción. Es un lugar adonde nos une un
especial arraigo porque ahí nacemos, vivimos y morimos, y también porque suministra los
alimentos. Algunas de sus cualidades son inagotables e indestructibles (sucede tanto por las
materias que contiene el suelo como por las fuerzas físicas, especialmente la energía solar,
que aprovechan los procesos químicos, como la fotosíntesis), y en segundo lugar, la tierra no
se puede incrementar, por lo cual su cantidad es limitada, y al no ser un bien móvil tiene que
ser explotada en el lugar donde se encuentra.
En lo referente a la explotación agrícola del suelo existen dos leyes fundamentales. La
Ley del mínimo, establecida por Justus von Liebig (1803–1873) en 1840, y la Ley del
rendimiento decreciente del suelo (desarrollada por varios economistas, entre los que
destacan Turgot, Malthus y Ricardo). La primera se refiere a que un organismo no es más
fuerte que el eslabón más débil de su cadena de requerimientos (p.e. el crecimiento de las
plantas no solo se verá limitado a la existencia de los nutrientes necesarios, como el dióxido
de carbono y el agua, generalmente abundantes, sino también a materias primas como el cinc,
que se precisan en mínimas cantidades pero que escasean en el suelo), y la segunda explica
cómo sucesivos incrementos de abono en parcelas iguales dan lugar a rendimientos
decrecientes de producto (en realidad no solo se trata del rendimiento decreciente del suelo,
sino de la disminución de la productividad marginal de los abonos como medios de
producción).
En cuanto a los recursos naturales, se pueden clasificar en recursos minerales no
energéticos, recursos minerales energéticos, recursos forestales e hidráulicos y recursos
pesqueros. Todos los recursos naturales presentan síntomas de agotamiento, por lo cual es
necesario desarrollar políticas orientadas a preservar su disponibilidad en el futuro.

RECUADRO 3.4
LA TIERRA Y LAS UVAS DE LA IRA

Las uvas de la ira es una novela de John Steinbeck publicada en 1939 y gracias a la cual recibió el Premio
Pulitzer un año después. Es una dramática historia ambientada en los peores momentos de la Gran
Depresión en Estados Unidos.
Las circunstancias provocadas por la falta de empleo orilló a la familia Joad (una más de los miles de
granjeros de Oklahoma y del medio oeste), estrechamente vinculada a la tierra desde hacía varias
generaciones, a pedir préstamos a los banqueros, y cuando no pudieron pagar las deudas perdieron sus
propiedades. Empobrecidos, no encontraron otra solución que emigrar a California. Con increíble maestría
Steinbeck describe las penurias de esta gente y lo que para ellos significó dejar atrás la vida que les unía a la
tierra.
Es difícil elegir un diálogo o pasaje concreto porque la novela es extraordinaria, pero obligados a decidir nos
quedamos con los párrafos siguientes:

«Tal vez podamos volver a empezar en la nueva tierra rica, en California. […] pero tú no puedes
empezar. Tú y yo somos la ira de un momento, mil imágenes. Somos esta tierra, esta tierra roja, y somos
los años de inundación, y los de polvo y los de sequía. No podemos empezar otra vez. Y cuando el
propietario nos dijo que nos fuéramos, eso somos nosotros, y cuando el tractor derribó la casa, eso
somos hasta que nos muramos. A California marcharemos con nuestra amargura. Y un día los ejércitos
de amargura desfilarán todos en la misma dirección. Caminarán juntos y de ellos emanará el terror de la
muerte.»

«¿Cómo será no saber qué tierra hay tras la puerta? ¿Cómo será despertar por la noche y saber que el
sauce no está allí? No, no puedes. El sauce eres tú. El dolor de ese colchón […], ese dolor espantoso
[…] eso eres tú.»

«Si necesita un millón de acres para sentirse rico es porque en su interior se encuentra muy pobre, y si
es pobre en sí mismo, no hay acres suficientes que le vayan a hacer sentirse rico […]».
Por el camino se encuentran con personas que han llegado a California pero que al no encontrar esperanzas
decidieron volver sobre sus pasos, y es cuando uno de ellos dice:

«Y los propietarios se van a agarrar a sus posesiones aunque tengan que matar hasta el último hombre
para conservarlas. Tienen miedo, y eso les pone furiosos. Ya lo verán. Ya lo oirán. Es la puñetera tierra
más hermosa que hayan visto, pero su gente no les tratará bien. Tienen tanto miedo y están tan
preocupados que ni siquiera se tratan bien entre ellos.»
En 1940 la novela fue convertida en película, dirigida por John Ford y protagonizada por Henry Fonda y
Jane Darwell. En ambos casos el final es distinto. Mientras que en la novela la familia no resiste más tantas
penurias y se rompe, en el film permanece unida y esperanzada cuando el gobierno decide montar unos
campamentos para ayudar a los más necesitados.

3.1.2. Trabajo
El 9 de marzo de 1776 fue publicado uno de los libros más importantes de la economía.
En Una investigación sobre la naturaleza y la causas de la riqueza de las naciones, Adam
Smith (1723–1790) categóricamente afirma que para prosperar hay que incrementar la
productividad, para lo cual hay que prestar atención a la división del trabajo. El ejemplo que
utiliza es el de una fábrica de alfileres, y dice: «[…] un obrero que no haya sido adiestrado en
esa clase de tarea y que no esté acostumbrado a manejar la maquinaria que se precisa, por
más que trabaje, apenas podría hacer un alfiler al día, y por descontado no podría producir
más de veinte». Smith da señas concretas de la productividad alcanzada, cuando afirma: «He
visitado una pequeña fábrica que no empleaba más de diez obreros y donde algunos eran
responsables de dos o tres operaciones […]», y más adelante continúa: «[…] cuando se
esforzaban entre todos podían hacer unas doce libras de alfileres al día, más de 4.000 alfileres
de tamaño mediano. En conjunto, los obreros producían más de 48.000 alfileres diariamente,
los cuales, divididos entre los diez correspondería a 4.800 por cada uno. Pero si cada obrero
hubiera trabajado separadamente y no tuviera una cualificación específica, seguramente no
hubiera podido fabricar veinte […]». La división del trabajo es un planteamiento de plena
vigencia, sea para fabricar alfileres, ordenadores, aviones o construir casas, porque en cada
parte del proceso se requiere del conocimiento de unas habilidades concretas.

NOTA 3.2
CÓDIGO ABIERTO Y EL FACTOR TRABAJO

En una investigación («Neoliberalism: Oversold?», publicado en Finance & Development), los economistas
del Fondo Monetario Internacional, Jonathan D. Ostry, Prakash Loungani y Davide Furceri, señalaron que
la irrupción de China en la economía mundial ha impactado en el mercado de trabajo en dos sentidos: i) al
haberse convertido en la fábrica del mundo se ha producido la deslocalización de empresas a gran escala, y
ii) la incorporación de más factor capital a las manufacturas ha impactado negativamente en el factor trabajo,
lo que se ha traducido en desempleo estructural. Bajo esta perspectiva, las cosas podrían ir a peor.
En los últimos años el coste de la mano de obra en el gigante asiático se ha encarecido [entre 2008 y 2016
se encareció un 20% anualmente – en la ciudad de Shenzhen, por ejemplo, el sueldo mínimo pasó de 850
yuanes (103 euros) en 2008 a 1.600 yuanes (195 euros) en 2013], a las empresas les han subido los
impuestos y los gastos sociales y ahora hay controles medioambientales más estrictos. Por el contrario, en
Vietnam los salarios son en torno a la mitad de los chinos, y en Bangladesh, entre un 30% y un 40%.
Visto este escenario, ¿en los países occidentales el factor trabajo está condenado a una espiral de
destrucción de puestos y deterioro de las condiciones laborales? En el caso de los trabajos de menor
cualificación probablemente sí, pero en los que demandan conocimientos más especializados no tiene por
qué ocurrir igual.
En Estados Unidos la empresa Tesla trabaja en código abierto, lo que significa que cualquier ingeniero
puede hacer mejoras a los avances tecnológicos. En el antiguo paradigma cualquier conocimiento que sirva
para diferenciarnos del resto es una ventaja (esta es la manera de trabajar de empresas tan modernas como
Apple), y por ello es muy difícil que estén dispuestas a abrir sus puertas, pero el nuevo paradigma lo puede
cambiar todo. Como es natural, hay riesgos (como la destrucción de aún más puestos de trabajo), pero a
cambio también puede abrir nuevas oportunidades.

La teoría del trabajo se fundamenta en la productividad marginal, donde el salario se


presenta bajo dos modalidades: salario social y coste. El salario social considera el aspecto
humano, familiar y social del trabajador, y naturalmente comprende las prestaciones de
seguridad social. El coste se refiere a la remuneración que paga el empresario o capitalista al
trabajador. Para quien únicamente cuenta con su fuerza laboral y sus habilidades, el trabajo es
una necesidad vital, y por tanto no lo puede dejar de ofrecer. Así, aunque todos los habitantes
de una economía son consumidores, no todos generan riqueza.
Los economistas clásicos reconocieron la diferencia entre el trabajo que produce valor del
que no lo hace. Adam Smith relacionó el trabajo con la producción de mercancías, y que
redunda en beneficios, mientras que Jean Baptiste Say (1767–1832) señaló que para que el
trabajo alcance la categoría de productivo debe de ser creador de utilidades. Para Karl Marx
(1818–1883) sin embargo, en la sociedad capitalista el trabajo productivo es todo aquel que
crea una utilidad, por lo cual los empleados son trabajadores productivos pero no así los
capitalistas, porque su objetivo es vender las mercancías con un margen de beneficio, pero
sin haberles añadido valor. Según Marx, el trabajo se clasifica en abstracto y concreto. El
trabajo abstracto se refiere a la facultad que tenemos para desarrollar una determinada
actividad laboral (como tocar el violín en una orquesta), mientras que el trabajo concreto es
el que consume energía para crear un valor de uso, es decir, una mercancía determinada
(como el proceso de transformación que experimentan los productos manufacturados en una
fábrica). Para Marx, el mercado es el lugar donde los productores establecen el tiempo
socialmente necesario para producir un bien, lo que sirve para reafirmar el carácter social del
trabajo.

RECUADRO 3.5
500 AÑOS DE REFORMAS LABORALES EN ESPAÑA

La historia de las reformas laborales en España se alarga en el tiempo. En 1511 con inmensa valentía el
fraile Antón de Montesinos (1475–1545), afincado en Santo Domingo, envió una carta al rey Fernando II de
Aragón, el Católico (por entonces ya había enviudado de doña Isabel), donde relataba los abusos y
explotación inmisericorde de la que eran objeto los nativos de las islas a manos de los españoles. Antes de
haber dado ese paso, por diversos medios había tratado de cambiar las cosas, primero con dialogo, pero
cuando fue inútil también recurrió a la amenaza de negar los sacramentos a los autores de tan ruin proceder.
Los esfuerzos de fray Antón de Montesinos no fueron estériles. El 27 de diciembre de 1512 el rey,
aconsejado por Matías de Paz y Juan López de Palacios Rubios, dos ilustres juristas de la época, promulgó
las Leyes de Burgos, donde se reconocía un catálogo de derechos a favor de los indios. Los preceptos ahí
señalados quedaron recogidos en la bula Sublimis Deus emitida por el papa Pablo III el 2 de junio de 1537,
la cual deslegitimaba y proscribía toda forma de esclavitud contra los nativos del Nuevo Mundo.
Era uso común que los españoles hicieran trabajar a los indios hasta la extenuación, pero con la entrada en
vigor de las Leyes de Burgos se consagraron derechos como: i) la jornada laboral sería de catorce horas
(hay registros donde a los indios se les hacía trabajar hasta dieciocho horas); ii) el domingo sería día de
descanso obligatorio; iii) el pago de un salario justo; iv) prohibición expresa para emplear mujeres
embarazadas con más de cuatro meses de gestación y menores de catorce años (en las minas se solía
emplear niños pequeños para que se colaran entre los recovecos más estrechos); v) la obligación de los
patrones a dar un techo a las personas a su servicio y cerca del lugar de trabajo, así como prestar atención
médica a sus trabajadores, y vi) el reconocimiento del derecho a los indios a ser evangelizados (aunque en
realidad no tenían oportunidad de negarse). Las Leyes de Burgos serían ratificadas por el rey Carlos II en
1670 y fueron incluidas en la Recopilación de Leyes de las Indias, en 1680.
Cuando las colonias alcanzaron su independencia en las primeras décadas del siglo XIX, estas disposiciones
fueron asimiladas en las nuevas legislaciones. En los primeros años de existencia del México independiente,
Miguel Hidalgo y Costilla hizo algunos añadidos sobre la prohibición de la esclavitud y José María Morelos
y Pavón sobre la dignificación del salario (en sus propias palabras, «[…] moderen la opulencia y la
indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre […]», artículo 12 de Sentimientos de la Nación, 14
de septiembre de 1813).
Hoy en día estas disposiciones nos parecen abrumadoramente insuficientes, pero para la sociedad de hace
500 años fueron increíblemente progresistas, lo que sin duda permite constatar los avances alcanzados en
materia de protección de los derechos laborales.

* * *

En los últimos sesenta años la política en materia de empleo en España ha tenido distintos momentos.
Algunos de los datos más relevantes son los siguientes:

• En tiempos de la dictadura franquista el trabajador era muy apreciado, por lo cual el despido estaba
restringido y los salarios eran determinados por el gobierno, no por las empresas, si bien se caracterizaban
por ser en promedio bastante bajos.
• En 1958 se creó el primer sistema de negociación colectiva y en 1961 se crearon las primeras
prestaciones por desempleo; por cierto, muy modestas.
• Entre 1960 y 1972 la tasa de desempleo osciló entre el 2,5% y el 3%, y alcanzó su máximo en 1975, con el
4%.
• En los albores de la democracia los salarios se empezaron a adaptar a las oscilaciones del IPC, pero a
partir de 1978 el desempleo subió hasta el 7%.
• En 1980, con un desempleo del 13%, se aprobó el Estatuto de los Trabajadores, fundamentalmente
sustentado en la legislación franquista y a bastante distancia del resto de sistemas europeos.
• Entre 1981 y 1984 el desempleo alcanzó el 15%, en 1987 el 16%, y en 1992, año glorioso para España,
bajó al 15%, pero durante la crisis de 1993 a 1996 de nuevo subió hasta el 22%, en ese momento la cifra
récord.
• Los años posteriores fueron los de la burbuja inmobiliaria, de tal forma que entre 2005 y 2008 bajó hasta el
8%, a pesar de que la población en edad laboral aumentó en casi cinco millones y llegó mano de obra
inmigrante (en 2012, la población trabajadora extracomunitaria alcanzaba el 14,9%, mientras que la
comunitaria era del 10% del total – entre 1999 y 2008 llegaron a España 3,5 millones de inmigrantes).
• Tras el estallido de la burbuja el desempleo se disparó, de manera que en 2013 la tasa griega fue la más
alta (27,5%) y seguida de la española (26,1%), ambas muy lejos de la media de la Eurozona (del 12%).
Entre 1980 y 2014 hubo 52 reformas laborales. Las dos más recientes posiblemente están entre las de
mayor impacto. Así, el Real Decreto Ley 3/2012 de 10 de febrero y la Ley 3/2012 de 3 de julio se centraron
en alcanzar una mayor flexibilidad salarial y mayores facilidades para el despido, si bien se mantuvo intacta
la estructura de la negociación colectiva (es decir, no se sustituyeron los convenios provinciales por los
nacionales y tampoco se liquidó la dualidad contractual).
Dos de los principales problemas del sistema laboral aún vigentes son: i) existe una enorme brecha entre los
trabajadores con contratos indefinidos (generalmente mayores de cuarenta años) y aquellos con contratos
temporales (mayoritariamente jóvenes); mientras que los primeros tenían costes por despido de 45 días por
año trabajado, los segundos, entre 0 y 12 días (a partir del tercer año), y ii) mientras que los de mayor
antigüedad estaban protegidos por los sindicatos, los más jóvenes prácticamente estaban desprotegidos. En
2015 la tasa de trabajadores con contratos temporales duplicó a la de países como Alemania, Francia, Italia y
Reino Unido. Si nos preguntamos por qué, la respuesta es obvia, porque el despido de los trabajadores
temporales era mucho más barato y poco importaba que tuvieran mejores conocimientos o fueran más
productivos.
Veremos si en cuanto la economía alcance su óptimo nivel trae consigo la estabilidad laboral, pero por ahora
lo cierto es que en los próximos años una importante cantidad de trabajadores con contrato indefinido se
jubilarán.

* * *

Para terminar, hagamos una actividad lúdica. Entrevista de trabajo, reforma laboral y reforma educativa,
es un vídeo en clave de humor que merece la pena verlo. Está disponible en YouTube.

La productividad consiste en el incremento de los rendimientos en función del esfuerzo


necesario para producir o transformar un bien o servicio. En el caso de la productividad
laboral el objetivo es obtener más y mejores bienes y servicios con la menor inversión de
tiempo y recursos posible, entre los que destaca la mano de obra, por lo cual se hace
evidente la correlación entre la evolución de la economía y la generación o destrucción de
puestos de trabajo. En la economía capitalista uno de los costes más importantes son los
laborales, por lo cual la productividad del factor trabajo tiene la mayor relevancia (ningún
empresario está dispuesto a pagar un salario a empleados haraganes o irresponsables). Sin
embargo, en la economía de planificación central las cosas no funcionaban con la misma
lógica. En un sistema organizado por y para los obreros, el trabajo era una obligación y un
derecho, pero la productividad nunca estuvo entre las prioridades.
De entre las extrañas soluciones que ofrecía la economía de la Unión Soviética, para
utilizar el factor trabajo estaba el de los responsables de monitorizar la seguridad de los
usuarios de las escaleras eléctricas de los metros de Moscú y San Petersburgo (entonces
Leningrado). Algunas estaciones del metro de estas ciudades son muy profundas, construidas
ex profeso para que en caso de guerra los habitantes se pudieran refugiar en sus entrañas y así
sobrevivir al ataque de misiles y bombas lanzadas por el enemigo (en el caso del metro de
Moscú, inaugurado en 1935 por Stalin, la estación más profunda es Park Pobedy (Парк
Победы), a 84 metros bajo tierra; en la actualidad este suburbano cuenta con 200 estaciones,
333 kilómetros de longitud y 12 líneas de recorrido – una curiosidad, la línea 5 es circular,
por megafonía se indica en qué dirección circulan los trenes; cuando lo hacen en el sentido de
las agujas del reloj los mensajes los da un hombre, y cuando van en dirección contraria, una
mujer). La profundidad de los túneles obligó a los ingenieros a construir escaleras mecánicas
dotadas de motores eléctricos más potentes que los habitualmente utilizados en los
subterráneos de todo el mundo, por lo cual, la considerable velocidad a la que se desciende o
asciende lleva implícito el riesgo de accidente.
En tiempos de la extinta Unión Soviética al principio y al final de cada escalera se
localizaba una pequeña caseta de madera que albergaba a un aburrido funcionario para que,
en caso de necesidad, rápidamente accionara el botón que detenía el mecanismo. La pregunta
es: ¿por qué emplear a una persona para una función tan sencilla y tan fácilmente sustituible
con simplemente poner el botón al alcance de cualquier viajero? Hay tres respuestas: i)
porque en la extinta Unión Soviética había escasez de muchos bienes, pero en ningún caso de
mano de obra; ii) el trabajo desempeñado por este triste funcionario era rutinario (e inútil)
pero a la vez indispensable porque el Estado tenía que proveer de empleo a todos los
ciudadanos en edad laboral, y iii) salvo en casos especiales (p.e. de científicos e ingenieros
especializados en proyectos de interés prioritario), la productividad nunca fue objetivo a
alcanzar. Resulta paradójico que este país, al mismo tiempo que era capaz de poner
cosmonautas alrededor de la órbita de la Tierra, estaba atrapado en un sinfín de laberintos
burocráticos que entorpecían el óptimo aprovechamiento de los recursos, como el trabajo.
Por último. Hasta hace unas décadas la familia era considerada como la primera unidad
de producción de la sociedad. Estaba estructurada en torno al modelo tradicional de padre-
madre-hijos, cada uno con un rol definido: el padre, trabajador, proveedor y protector; la
madre, factótum de la casa y de la unidad familiar, y la progenie, encargada de continuar el
linaje y el cuidado de los padres cuando se hacían mayores. Sin embargo, en las últimas
décadas la familia ha mutado en una multitud de formas (tradicionales, monoparentales, con
dos papás o dos mamás, reorganizadas y donde cada padre contribuye con hijos de relaciones
anteriores…). A efectos económicos, en la actualidad la familia es la primera unidad de
consumo de la sociedad, por lo cual los roles también han cambiado: el trabajo remunerado
de los dos padres ha incrementado el ingreso familiar, lo que a su vez ha permitido un mayor
bienestar material y una mayor capacidad de endeudamiento, y en cuanto a los hijos, ahora
aspiran a emanciparse y trazar su propio camino y, desde luego, están menos dispuestos a
asumir el cuidado de los mayores.

3.1.3. Capital
El capital está constituido por bienes monetarios y no monetarios, como inmuebles,
maquinaria y materias primas, todos ellos destinados a la producción de bienes de consumo.
Una clasificación distingue entre capital fijo y capital circulante. El capital fijo incluye
medios de producción duraderos, como la tierra y los inmuebles, mientras que el capital
circulante se refiere a las materias primas, la energía y los recursos monetarios necesarios
para pagar los salarios y los pasivos de las empresas. Asimismo, el capital circulante está
constituido por aquellos activos que fácilmente se pueden convertir en efectivo, como las
mercancías en stock, las acciones y los bonos, mientras que el capital fijo son aquellos
activos que no fácilmente se pueden convertir en efectivo, como los edificios. Otra
clasificación distingue el capital productivo del capital financiero. La maquinaria, las
materias primas y otros bienes físicos son el capital productivo. Los pasivos de la empresa,
como títulos, valores y cantidades a recibir, son el capital financiero. Por tanto, la liquidación
del capital productivo reduce la capacidad productiva de la empresa, pero la liquidación del
capital financiero únicamente impacta en la distribución de los ingresos.

RECUADRO 3.6
EL CAPITAL EN LA ESPAÑA DE FELIPE II

El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegó a tierras americanas en el momento apropiado. Al otro lado
del Atlántico había un Viejo Mundo maduro, con una creciente demanda de bienes y dotado con los medios
económicos, tecnológicos y humanos para satisfacerla. Para que España reclamase las riquezas de las
Américas solo tenía que derrotar a los pueblos indígenas, mal equipados para enfrentarse a la pólvora, el
acero de las espadas y armaduras, la viruela, pero sobre todo a la infinita codicia de los conquistadores.
Los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, tuvieron puestas sus esperanzas en el oro y la plata. Seis décadas
más tarde, ya bajo el reinado de Felipe II, gracias al comercio y la política del Quinto Real, la Corona y la
economía españolas se habían convertido en las más ricas de Europa. Esta política consistía en que una
quinta parte del oro y la plata extraídos en las minas de los virreinatos de la Nueva España, del Perú, Nueva
Granada y del Río de la Plata, pero sobre todo del Cerro Rico de Potosí, conquistada tan brutalmente, iba
directo a las arcas de la Corona. Fue así como los ingresos quintuplicaron la riqueza de los Austrias. Felipe II
nació en Valladolid en 1527. Cuando en 1556 fue coronado reinaba sobre España, el Nuevo Mundo, los
Países Bajos y la mitad sur de Italia, y más adelante también se añadirían colonias en África, Indonesia y las
Filipinas (llamadas así en su honor – Cebú, primer asentamiento español, data de 1565).
El reinado de Felipe II fue uno de los más grandes y ricos de la historia, y sin embargo, cuando falleció (en
1598), cuarenta y dos años después de haber sido coronado, la economía estaba desquiciada y España
había dejado de ser el centro del mundo. Su obsesión por preservar el viejo orden político lo llevó a gastar
ingentes cantidades de oro y plata en una sucesión de guerras inútiles. Carlos V, padre de Felipe II, también
entabló varias guerras con el argumento de defender al catolicismo de los paganos, herejes, judíos,
musulmanes y protestantes. Fue un custodio fiel del legado del Concilio de Constanza (1414–1418), incluso
a costa del sacrificio de quienes reinaba. Sobre sus espaldas llevaba el peso de un imperio, demasiado para
ser soportado por un hombre atormentado, consciente de sus pocas fuerzas para enfrentar el papel que la
historia le había encomendado y también por padecer el infinito dolor provocado por la gota.
En 1503 su bisabuelo, Fernando, había creado la Real Casa de la Contratación de Indias. Felipe II decidió
que todo el comercio debía fluir a través de esta, situada en Sevilla pero administrada por funcionarios
castellanos de la mayor confianza. Inicialmente Sevilla floreció, pero como en todos los casos en los que
prevalecen los monopolios, a la postre todo resultó en un desastre. Así, a esta ciudad llegaban por millares
las solicitudes de bienes manufacturados demandados por las colonias, y de ahí eran enviadas a las oficinas
de Castilla, pero esta región apenas estaba poblada y tenía unas cuantas fábricas, de modo que para
satisfacerlas la Real Casa importaba los bienes de otras partes de España y mayoritariamente de Francia
(paradójicamente, la más beneficiada de los tesoros españoles). Muy pronto la abundancia de oro y plata que
llegaba desde las colonias propició una inflación incontrolable: en un momento dado la Real Casa pagaba
con un dinero que de un día al siguiente perdía la mitad de su valor.
Felipe II no tenía un poder absoluto porque España no era un reino en sentido clásico, era más bien una
asociación de estados o provincias que compartían un rey común, al que le juraban fidelidad y el pago de
tributos, pero la lealtad dependía de la efectividad con la que la Corona ejercía su influencia real. La Europa
de Felipe II es la misma de la Escuela de Salamanca (de Martín de Azpilcueta, Diego de Covarrubias, Juan
de Mariana, Domingo de Soto y Francisco de Vitoria, entre otros), de escritores extraordinarios y fecundos
como Miguel de Cervantes, William Shakespeare, Lope de Vega, Luis de Góngora y Juan Ruiz de Alarcón,
de artistas incomparables como Michelangelo Buonarroti, y de científicos, como Nicolás Copérnico, Galileo
Galilei y Johannes Kepler. Una Europa de grandes cambios en las artes, las ciencias y la tecnología, y donde
el protestantismo quebrantó la hegemonía católica.
Fruto del empeño y los denodados esfuerzos realizados por Guillermo de Orange, en los países del norte de
Europa se conoció a Felipe II como un hombre incestuoso, practicante de la sodomía y asesino de su propio
hijo Don Carlos. Una muestra de ello es la obra Dom Karlos, Infant von Spanien, de Friedrich Schiller, en
donde el padre asesina al hijo (y que más tarde inspiraría a Giuseppe Verdi para escribir la música de la
ópera Don Carlos – el libreto es de François Joseph Méry y Camille du Locle). En España ocurre lo contrario.
Al primogénito Carlos se le recuerda mal por haber confabulado contra los intereses del reino y confraternizar
con los secesionistas flamencos. Este monarca gobernaba un vasto reino sentado frente a su escritorio,
respondiendo peticiones y memorandos el mismo día en que los recibía. Era un burócrata eficiente cuando lo
que se precisaba era un líder con una visión global. Nada afecto a hablar, prefería el sosiego de la escritura,
y su color, el riguroso negro. Era siniestro y devoto consumado de la Inquisición y sus métodos empleados.
Gracias a su apoyo incondicional, la Inquisición se afanó en cumplir sus dos objetivos principales: i) expulsar
de España a judíos y musulmanes, y ii) con la promulgación del Index Librorum Prohibitum en 1558 la libró
de miles de libros prohibidos. En ambos casos los efectos no se hicieron esperar: muchos españoles cultos
emigraron a Ámsterdam y Londres, y España pagaría un alto precio por ello. La Real Casa le dio a España la
eficiencia comercial del Kremlin durante la era soviética, mientras que la Inquisición, el terror psicológico de
la Stasi.
En el siglo XVI España era la nación más rica y poderosa y la centinela de las principales rutas marítimas,
pero con justicia hay que reconocer que Felipe II se enfrentó a problemas de difícil solución, como las
conflictivas relaciones con los protestantes de los Países Bajos y la creciente hostilidad con Inglaterra. Así,
en 1570 el papa Pío V declaró hereje a Isabel y al mismo tiempo convirtió a Felipe II en la lanza de la Iglesia
contra los anglicanos. En represalia, Isabel mandó ejecutar a María Estuardo, posible heredera si ella moría y
artífice del restablecimiento del catolicismo en las islas británicas.
Como ferviente católico, la decisión de Felipe II de invadir Inglaterra obedeció a razones personales, pero
también de tipo económico. En primer lugar, por los estragos acometidos por el corsario Francis Drake en
Santo Domingo, principal puerto español en América, y por los continuos saqueos en Cartagena, Panamá,
Honduras, La Habana y la costa de Florida, pero también porque España estaba al borde de la quiebra y la
recompensa prometida por el papa Sixto V cuando los ingleses volvieran al catolicismo era su salvación.
El 15 de mayo de 1586 llegó a Londres un informe donde se relataba que España estaba al borde del
colapso, lo que daba verosimilitud a la invasión. El 22 de julio de 1588 salieron de puerto los 127 barcos de la
Armada Invencible. Dos semanas más tarde, presa de la pésima gestión de los recursos (p.e. muchos
barcos iban cargados con balas de distinto calibre al de los cañones), las prisas, la descoordinación entre el
cuerpo de oficiales, el mal tiempo, la mala suerte y la eficacia del enemigo, 51 barcos españoles se habían
hundido, llevándose consigo la vida de cientos de marineros y soldados, mientras que Inglaterra no perdió un
solo barco y apenas un centenar de hombres. Cuando Felipe II (apodado como El Heredero del Mundo o
Príncipe de las Españas) murió, el 13 de septiembre de 1598, a los 71 años, España era otra. Durante su
reinado había perdido el lustre de tiempos pasados.
Tiziano pintó a Carlos V montado a caballo. Es la viva imagen de la gallardía. Se le ve como el digno
defensor del catolicismo, guiando a los tercios en Flandes contra los luteranos o en Lepanto contra los
turcos. Tiziano también retrató a Felipe II, pero a diferencia de su padre lo situó en un despacho, apoyando
suavemente la mano sobre una mesa es la viva imagen de un burócrata de la época. Carlos era políglota,
Felipe solo hablaba castellano. Uno era hombre de mundo; el otro, confinado a los intramuros de sus
oficinas. Pero la distancia del tiempo nos da templanza, de manera que hay que ser justos: Felipe II realizó
encargos maravillosos a Pieter Bruegel (el viejo), el Bosco y el Greco, cuadros que hoy podemos disfrutar en
El Prado, y también nos legó El Escorial (¡que no es poco!), con sus frescos, bibliotecas, colecciones de
armaduras y reliquias de santos (10 cadáveres completos, 144 cráneos y 306 brazos y piernas, cabellos de
Cristo y de la Virgen, y pedazos de la cruz y de la corona de espinas –suponiendo que sean los auténticos).
Todo este legado costó una cantidad considerable de dinero, pero es innegable que su valor es de una
riqueza cultural incalculable y solo por eso nos debemos sentir agradecidos.
Para los economistas de la Escuela Clásica el capital es el conjunto de valores creados
mediante el trabajo. Los bienes de capital contribuyen a incrementar la productividad del
trabajo, lo que genera plusvalía, razón por la cual esta se refiere al interés/beneficio que se
paga/recibe por el capital. Karl Marx añadió que solo se pueden considerar bienes de capital
aquellos que permiten obtener ingresos, independientemente del trabajo realizado por su
dueño. Para él y sus seguidores, el capital cobra la mayor importancia cuando se concentra en
muy pocas manos, mientras que la amplia masa de trabajadores es explotada y recibe bajas
remuneraciones.
El ilustre liberal del siglo XIX John Stuart Mill (1806–1873) propuso su Teoría
psicológica del capital o de la abstinencia, donde la satisfacción (es decir, el consumo en el
momento presente) psicológicamente es preferible a la satisfacción futura. De hecho, cuando
las personas están dispuestas a renunciar al consumo y disfrute presentes, sus decisiones
pueden impactar en la capacidad para producir más bienes de consumo, medios de
producción o bienes de capital, todo lo cual favorece la capacidad productiva de un país. Más
tarde esta idea fue completada por otros economistas, como Eugen von Böhm-Bawerk
(1851–1914, brillante exponente de la Escuela Austriaca) y por Alfred Marshall (1842–
1924, uno de los pilares de la Escuela Marginalista), quienes confirmaron que la teoría de la
abstinencia era acertada porque la expectativa de rendimientos futuros era lo suficientemente
atractiva para hacer que los individuos se privaran del consumo presente si a cambio podían
aspirar a mayores beneficios el día de mañana, pero además añadieron que la cuantía de los
rendimientos depende de la productividad resultante del aumento del capital utilizado en el
proceso productivo, con lo cual el incremento de capital permite alargar el proceso de
producción, lo que a su vez dilata el tiempo para así obtener mayores ganancias.
Estas poderosas ideas llevaron a Irving Fisher (1867–1947) a crear su Teoría ecléctica
del capital, donde la cantidad de dinero que se ahorra (es decir, la cantidad de capital creado)
depende del frágil equilibrio entre el deseo de una satisfacción inmediata (como resultado del
consumo presente) y el deseo de obtener ganancias en el futuro (resultado de un proceso de
producción más largo). Sin embargo, hubo otros economistas que vieron las cosas de distinta
manera, entre los que destaca John Maynard Keynes (1883–1946), uno de los más
influyentes economistas del siglo XX. Para Keynes, la teoría de Fisher no revelaba las
diferencias entre el capital creado y el dinero que se ahorra. En las teorías anteriores sobre el
capital el ahorro siempre tenía que ser igual a la inversión, pero Keynes demostró que la
decisión de invertir en bienes de capital no necesariamente está relacionada con la decisión
de ahorrar, lo que explica, por ejemplo, que si las inversiones no son rentables, los individuos
preferirán conservar su dinero en lugar de invertirlo, a lo que denominó como preferencia
por la liquidez (o trampa de liquidez) y vaticinó sus efectos perniciosos. Así, cuando los
poseedores del capital deciden no invertir, ello provoca un desempleo del capital, lo que
redundará en el desempleo de los trabajadores.

RECUADRO 3.7
PROTEGER AL DINERO, DEL PUEBLO O AL PUEBLO, DEL DINERO
En muchas ocasiones los argumentos económicos son retorcidos al extremo para justificar cuestiones que
carecen de sentido. Veamos dos supuestos y sus respectivos ejemplos.

Proteger al dinero, del pueblo


A principios de 2013 Estados Unidos y la Unión Europea se plantearon el objetivo de crear una Asociación
Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés), un proyecto más ambicioso que
los acuerdos alcanzados en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC). De conformarse, a
ambos lados del Atlántico se crearía un mercado que concentraría cerca del 60% del PIB mundial y 800
millones de consumidores.
El 5 de julio del mismo año desde la representación estadounidense enviaron una carta al jefe europeo de las
negociaciones, Ignacio García Bercero, en la que expresaban que «Estados Unidos pedirá la protección de
los documentos de las negociaciones del TTIP, dada la naturaleza sensible de su contenido. […] Un cierto
nivel de cuidado especial en el manejo de estos documentos es necesario para crear confianza mutua entre
los negociadores y para preservar la posición tomada por cada parte por cuestiones tácticas». Desde el lado
europeo el sentimiento era compartido.
En principio las partes acordaron negociar en todos los ámbitos, pero muy pronto empezaron a haber líneas
rojas. En el lado europeo, sobre la negativa a relajar la regulación en materia de productos transgénicos o el
uso de hormonas de crecimiento y antibióticos en la alimentación del ganado, mucho más permisiva en
Estados Unidos, y por el lado estadounidense, a negociar la Buy American Act, que prima a sus productos
sobre los del exterior, en materia de licitaciones públicas, donde las empresas europeas prácticamente no
tienen oportunidad de competir con las domésticas o en la armonización de las normas bancarias.
Estadounidenses y europeos acordaron mantener las negociaciones alejados del ruido mediático, lo que la
opinión pública europea con razón calificó de opacidad. Una prueba de cómo se llevaron a cabo las
negociaciones eran las dificultades para acceder a los documentos clasificados.
Desde el Tratado de Lisboa (de 2009) los Estados miembros transfirieron las competencias comerciales a la
Comisión Europea. Al principio solo los eurodiputados que trabajaban en la Comisión del TTIP tenían
derecho a consultar los documentos de las negociaciones, pero debido a la presión ejercida por varios
grupos políticos a la postre también tuvieron acceso los 751 eurodiputados, los parlamentarios nacionales de
los Estados miembros, los funcionarios de cada país acreditados en el proceso y un grupo consultivo
formado por 19 organizaciones sin ánimo de lucro. En todos los casos, la única forma de leer los archivos
era yendo físicamente a la denominada «sala de lectura», un despacho blindado y sometido a rigurosa
vigilancia. Para poder entrar, los interesados se tenían que vaciar los bolsillos y estaba terminantemente
prohibido el acceso a teléfonos móviles, ordenadores o cualquier otro dispositivo electrónico y, de hecho,
tampoco estaba permitida la entrada de bolígrafos o papel. Y aún más, quienes entraban tenían que firmar
una «declaración solemne» en la que se comprometían a no desvelar información alguna con el exterior, o en
caso contrario se enfrentarían a sanciones disciplinarias o acciones legales.
El caso del TTIP no es excepcional. En octubre de 2008 el presidente de la Comisión Europea José Manuel
Durao Barroso y el primer ministro canadiense Stephen Harper declararon su voluntad de firmar un tratado
comercial, y así, el 6 de mayo de 2009, en la Cumbre de Praga, empezaron las negociaciones del
denominado Acuerdo Integral sobre Economía y Comercio (CETA, por sus siglas en inglés), y en la
Cumbre de Ottawa, celebrada en septiembre de 2014, se anunció el fin de las negociaciones. Al igual que en
el caso del TTIP, todo el proceso se llevó a cabo de manera discreta, cuando no secreta, porque los equipos
negociadores y los dosieres se mantuvieron inaccesibles a la opinión pública y los medios de comunicación.
En julio de 2016 la Comisión Europea propuso al Consejo Europeo la firma del CETA y envió a todos los
Parlamentos de los países miembros las 1.634 páginas del texto final. Estaba previsto que la firma se llevaría
a cabo el 27 de octubre, pero surgió un problema inesperado: el Parlamento de Valonia, representante de la
voluntad de 3,5 millones de habitantes, se negó a aprobarlo, con lo cual pusieron en vilo a 508 millones de
europeos y 35 millones de canadienses.
En tiempos de la Segunda Revolución Industrial la región de Valonia se convirtió en la California de la época
de la «fiebre del oro» o en la Detroit de la época dorada del automóvil. Rica y próspera por la explotación de
sus yacimientos carboníferos y por su potente industria acerera, fue un imán que atrajo población y generó
riqueza, pero con la consolidación del actual modelo de globalización y el cierre de las minas todo se acabó.
Desempleo, empobrecimiento, despoblación, pérdida de poder político… Valonia se convirtió en una región
en decadencia, mientras que la norteña Flandes, antes pobre y atrasada, prosperó.
La negativa del Parlamento valón a firmar el CETA generaba efectos a corto y a largo plazo. En el primer
caso las razones eran obvias, pero en el segundo caso porque ponía en suspenso la firma de futuros
acuerdos (naturalmente, la firma del TTPI, y a medio plazo posiblemente uno con el Mercosur –exceptuando
a Venezuela, otro con Reino Unido, consecuencia del Brexit, y a la largo plazo quizás uno con China), así
que la canciller alemana Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker se
emplearon a fondo para presionar a los representantes valones. Durante un tiempo los parlamentarios
aguantaron estoicamente, aunque el 28 de octubre cedieron (por una amplia mayoría: 58 votos a favor por 5
en contra), aunque, eso sí, a cambio de conseguir garantías sobre la resolución de controversias en
tribunales ordinarios en lugar del arbitraje privado (un sistema que opera de manera opaca y en el cual en
una amplia mayoría de las veces las decisiones son a favor de las multinacionales y en perjuicio de los
Estados – véase la nota que figura a continuación) y de dar mayor protección a sus agricultores y a su sector
asegurador. Por tanto, a los valones les salió a cuenta «haber sido los díscolos de la clase».
Finalmente, el 30 de octubre el CETA fue firmado por el presidente del ejecutivo comunitario, Jean Claude-
Juncker, el primer ministro canadiense Justin Trudeau, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y
Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia, por ostentar la presidencia de turno de la Unión. En la foto no
aparecieron José Manuel Durao Barroso y Stephen Harper, una muestra de que en este caso las
instituciones perduraron más que los muñidores. El CETA provisionalmente entrará en vigor una vez que el
Parlamento Europeo lo apruebe (la versión definitiva tendrá que ser ratificada por los Parlamentos de los 27,
pero ello puede tardar algún tiempo).
La conclusión de toda esta cuestión es que si el TTIP y el CETA eran tan buenos para europeos,
estadounidenses y canadienses, por la forma en que las partes llevaron a cabo las negociaciones, parece
que en realidad los ilustres negociadores querían proteger al dinero, del pueblo. En ambos casos no se hizo
el mínimo esfuerzo pedagógico por explicar las ventajas derivadas de la firma de los acuerdos.

Nota:
La mayoría de los conflictos se resuelven en los tribunales ordinarios, aunque las partes también pueden
optar por sistemas de arbitraje privados, muy utilizados tanto entre particulares, entre particulares y
gobiernos como entre Estados. Por ejemplo, si el inversor de un país A (país de origen) invierte en una obra
de infraestructura en el país B (país de destino) y el segundo viola la normativa internacional o el contrato
firmado, el primero puede someter el asunto a un tribunal arbitral, conformado por tres árbitros (uno elegido
por A, el segundo elegido por B y el tercero nombrado por ambos). Las deliberaciones se hacen a puerta
cerrada y al final emiten un laudo de cumplimiento obligatorio para las partes.
Existen varios tribunales arbitrales en todo el mundo, la mayoría de los cuales se rige por las reglas del
Centro Internacional de Arbitraje de Diferencias relativas a Inversiones, del Grupo del Banco Mundial
(CIADI, por sus siglas en inglés), tales como el Tribunal de Londres de Arbitraje Internacional («London Court
of International Arbitration»), la Cámara de Comercio Internacional («International Chamber of Commerce»),
el Centro de Arbitraje Internacional de Hong Kong («Hong Kong International Arbitration Centre»), el
Reglamento de Arbitraje de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional
(CNUDMI, por sus siglas en inglés) o el Arbitraje de Diferencias Inversor-Estado (ISDS, por sus siglas en
inglés).
El ISDS es una herramienta de extrema utilidad porque gracias a este los inversores que arriesgan su dinero
tienen un árbitro que se presume justo y neutral, y los receptores (en especial, los países en desarrollo)
pueden promover licitaciones y concursos públicos internacionales para la construcción de infraestructuras,
como carreteras y puertos. Pero el ISDS también tiene su lado oscuro, para empezar, porque no es posible
conocer el número total de casos donde ha intervenido ni sus resoluciones.
En múltiples ocasiones se ha señalado al ISDS por estar al servicio de los más poderosos. De hecho, hay
constancia de casos en los que el ISDS ha ejercido tal presión que Estados de países pobres han cambiado
leyes para favorecer a empresas multinacionales, e incluso que gracias a su intervención se han librado de la
cárcel directivos condenados. Un ejemplo verdaderamente llamativo fue el caso de un consorcio
internacional que había sido condenado por un tribunal de El Salvador por envenenar con plomo toda una
comarca, pero este, disconforme, amenazó al gobierno con severas represalias si no aceptaba someterse al
arbitraje del ISDS. El resultado fue un laudo a favor del consorcio y al final el gobierno salvadoreño tuvo que
indemnizar a las empresas y asumir las costas del proceso, y en conclusión no se destinaron recursos para
la rehabilitación de la región.

Proteger al pueblo, del dinero


Este argumento ha sido utilizado hasta la extenuación por regímenes populistas (como el chavismo en
Venezuela) y comunistas. Durante la Guerra Fría los países bajo el poderío soviético estaban blindados y era
muy difícil que entraran productos, información y dinero del exterior o que salieran sus ciudadanos,
sometidos a una vigilancia permanente (para hacernos una idea de cómo eran las cosas, se recomienda ver
la película La vida de los otros). Obviamente, los líderes construyeron el inexpugnable muro de Berlín no
para impedir que entraran los berlineses de la República Federal, desencantados del capitalismo, sino para
que los ciudadanos de la República Democrática Alemana no escaparan de la dictadura atroz en la que
vivían (la sensacional película Good Bye, Lenin! trata sobre las peripecias a las que se enfrenta un buen hijo
para ocultar a su madre enferma, una convencida comunista, que el Muro de Berlín había caído, llevándose
consigo todo en lo que ella había creído – es una película muy recomendable). Proteger al pueblo, del dinero
supone que los líderes políticos son tan sabios y tan generosos que su único afán es protegernos de
grandes males, como la codicia, aunque haya que sacrificar la libertad.
3.2. Factores de producción en la globalización

3.2.1. Conocimiento
El aprovechamiento del conocimiento se hace presente en la introducción de mejoras
técnicas de producción, en la mejor utilización de los recursos disponibles o en la aparición
de productos y servicios nuevos y/o sustancialmente mejorados. En 1962 Kenneth J. Arrow
(1921-…) publicó un artículo («The Economic Implications of Learning by Doing») donde
afirmaba que el aprendizaje adquirido por los trabajadores en su rutina diaria impactaba
positivamente en la productividad. La mayor trascendencia de este paper estriba en el
reconocimiento de las externalidades en la producción que se derivan del proceso de
aprendizaje y en su transformación en conglomerados de conocimiento (knowledge
spillovers), donde cada acto de inversión física no solo genera una nueva maquinaria, sino
también conocimiento nuevo.
Efectivamente, los avances tecnológicos y científicos se suceden a una velocidad de
vértigo. Su impacto no se limita a mejorar los productos y servicios existentes. En realidad, el
proceso innovador también tiene aspectos disruptivos, lo que ha terminado por cambiar las
reglas de juego en el ámbito de la robotización a gran escala, el Big Data, los teléfonos
inteligentes, las fintech, el internet de las cosas, la secuenciación del genoma humano, el
Bitcoin, las energías verdes, las plataformas digitales de intercambio entre particulares… En
menos de una década, el mundo ha presenciado una cascada de novedades tal que ha
conllevado a una transformación radical de muchos sectores industriales y la entrada de
nuevos competidores. Este proceso ha tenido lugar a través de una serie de acciones
relacionadas, tales como:
• Empresas que generan capital nuevo aprenden al mismo tiempo que producen.
• Empresas que realizan la inversión necesaria para adquirir nueva tecnología y
aprenden a usarla.
• Empresas que no han invertido en el desarrollo de las innovaciones aprenden de la
experiencia de otros.
• Todo el conocimiento nuevo se convierte en un input para la producción de la
economía en su totalidad.
Desde el punto de vista macroeconómico el conocimiento también cobra una inmensa
relevancia. Hasta mediados de la década de los ochenta la teoría económica explicaba los
determinantes del crecimiento económico a partir de los cambios experimentados en el
capital y el trabajo, pero a partir de dos trabajos de Paul Romer («Increasing Returns and
Long-Run Growth», de 1986, y «Endogenous Technological Change», de 1990) se concedió
mayor importancia al rol que desempeña el conocimiento en la dinámica del crecimiento.
Ambos tuvieron una repercusión tan notable que en adelante la teoría revalorizaría el
impacto que provoca el conocimiento (tanto en la función de producción como en las
capacidades tecnológicas) sobre el incremento de la renta.
La concatenación de aprendizajes reside en el tipo de rendimientos que se generan porque
al mismo tiempo que se refuerza la efectividad general de los inputs físicos empleados en la
producción, el acervo acumulado de capital (stock) continúa aumentando, lo que conduce a la
obtención de rendimientos crecientes a escala agregada. Así, una economía basada en el
conocimiento es aquella donde el conocimiento (codificado y tácito) es creado, adquirido,
transmitido y utilizado más efectivamente por individuos, empresas e instituciones (públicas
y privadas) para el desarrollo socioeconómico. Por ello, la transmisión de conocimiento es un
proceso fundamentalmente social, donde la participación de distintos agentes económicos
con diferentes habilidades, aptitudes, valores y capacidades productivas e intelectuales hace
posible la consecución de objetivos colectivos.

NOTA 3.3
CONOCIMIENTO CODIFICADO Y TÁCITO

El conocimiento codificado se expresa de manera formal, explícita y uniforme, por lo cual, con relativa
facilidad se puede traducir en publicaciones científicas, libros y en el registro de patentes. El conocimiento
tácito no está expresado en códigos. Se genera por la experiencia, la observación y las rutinas, y se
transfiere por el movimiento de personas (p.e. de un país a otro, de una empresa a otra o mediante redes de
colaboración). Es el tipo de conocimiento (learning by doing) al que el profesor Kenneth J. Arrow se refirió en
1962.

Los mecanismos de enseñanza/aprendizaje dependen de qué tan efectiva sea la


asimilación del conocimiento, pero también del desarrollo de habilidades y competencias.
Por otra parte, la carencia de destrezas (p.e. capacidades tecnológicas) lastra el crecimiento e
impide el desarrollo de nuevas ideas. La adquisición de habilidades, aptitudes y valores se
transfiere mediante procesos de educación formal, pero también del aprendizaje sobre la
marcha (p.e. no se puede enseñar carpintería en teoría, hace falta que el aprendiz tenga
contacto con la madera).

3.2.2. Información y uso de nuevas tecnologías


En sus Principios de Economía (de 1890), Alfred Marshall identificó el importante
papel que desempeña el proceso de comunicación en la sociedad. En 1964 Marshall
McLuhan retomó los postulados de Marshall cuando advirtió que el uso de las nuevas
tecnologías conduciría a una intensa interacción entre las naciones y que se caracterizaría por
la uniformidad de las actividades, de manera que un día el mundo se constituiría en una
Aldea Global.

NOTA 3.4
PLAYBOY, MARSHALL Mc LUHAN Y LA FORMACIÓN DE LA «ALDEA
GLOBAL»
Cuando José Ortega y Gasset publicó La rebelión de las masas (en 1932) el único medio de masas era la
radio, aunque estaba en sus albores y en absoluto era un instrumento alienador porque su alcance aún era
limitado. El filósofo advierte del riesgo de que las masas (y en general la cultura popular) gradualmente vayan
ganando terreno y al final se terminen por imponer (probablemente todo empezó a cambiar con La Guerra de
los Mundos – veáse la nota 1.4).
Otros intelectuales también se interesaron en estas cuestiones. En 1964 Umberto Eco publicó su libro
Apocalípticos e integrados, donde reflexiona sobre el medio tecnológico de masas dominante en ese
momento, la televisión. En el libro reconoce dos grupos claramente diferenciados y enfrentados: «los
apocalípticos», partidarios de la creencia de que la tecnología llevaría a conflictos sociales, y «los
integrados», quienes pensaban lo contrario, que la tecnología nos ayudaría a vivir mejor. Eco se muestra
muy crítico cuando el medio es utilizado para uniformizar y alienar a la gente (otro filósofo que también habló
sobre ello fue Herbert Marcuse, en su libro El hombre dimensional, de 1964).
En el número de marzo de 1969 la revista Playboy publicó una entrevista con Marshall McLuhan (en
YouTube se puede ver una reseña titulada Marshall McLuhan Playboy Interview, así como otra entrevista
anterior, titulada Marshall McLuhan Interview 1967), uno de los más reconocidos filósofos de mediados del
siglo XX especializado en la influencia que ejercen los medios de comunicación sobre nuestras vidas. Murió
el 31 de diciembre de 1980, por lo cual no pudo ver cómo internet lo cambiaría todo, desde la manera
como nos relacionamos hasta los modos de producción.
Fue un visionario, pero también era bastante crítico. Decía que no éramos conscientes de cómo la tecnología
se había convertido en una prolongación de nuestro sistema nervioso y cómo altera la manera en que se
perciben las cosas y se minimizan los riesgos asociados a su uso. Fue el primero en señalar que la
tecnología genera adicciones, dependencias peligrosas. En 1969 McLuhan afirmó que los medios de
comunicación servían para despertar sentimientos de tribu (y eso que no conoció las redes sociales) porque
la voz hablada de la radio y la televisión es más emotiva que la letra impresa. Pero a pesar de ser bastante
crítico con lo que denominó como la Aldea Global, también reconoció que las máquinas nos ayudarían a
vivir mejor.

El conocimiento es mucho más que la información, pero mientras que la información se


puede transferir a través de medios electrónicos en bytes, el conocimiento no fluye con la
misma facilidad. El conocimiento representa las capacidades y aptitudes individuales y de
grupo asociadas a la comprensión y desarrollo de habilidades para organizar, interpretar y
asimilar información. Por tanto, la información, aunque también es conocimiento, se reduce a
mensajes que son susceptibles de ser transmitidos a otros agentes.
Así, el valor de la información depende del conocimiento previo que tenga el receptor.
Esto es, si no se cuenta con el conocimiento (tácito o codificado) necesario sobre
determinado objeto o situación, será inútil recibir un cúmulo de datos porque no se podrán
interpretar correctamente y, por tanto, no se descodificará el mensaje. Y aún más, en la
medida en que exista un mayor conocimiento tanto de la información como de quien la ha
emitido mejor dotados estaremos para entenderla, pero también para evaluarla, interpretarla,
asimilarla o descartarla.
Mientras que la información representa meros datos, el conocimiento representa el
significado de los datos e igualmente conlleva el poder para crear nuevos significados y
estructuras, así como nuevas ideas y estrategias para aplicarlo en diferentes escenarios. No
obstante, es importante tener presente que únicamente es posible transformar el conocimiento
codificable, mientras que ello no es posible con el conocimiento tácito, construido a partir de
redes de interacción entre las personas.
Esta diferenciación es fundamental porque las nuevas tecnologías permiten y facilitan la
transmisión del conocimiento codificado (más rápido y a menor coste), mientras que el
conocimiento tácito permanece en un estadio de localización específico, inmerso en
individuos concretos, en prácticas locales y en redes de trabajo determinadas. En términos
prácticos, en el caso de industrias intensivas en conocimiento, parte de su éxito se sustenta en
la medida en que sean capaces de que el conocimiento compartido alcance un nuevo estadio
de codificación, muy superior al conocimiento que solo se mantiene como tácito. La
transición de un nivel a otro impactará en los costes relativos, en la codificación del
conocimiento y en el desarrollo de nuevas tecnologías e instituciones.

NOTA 3.5
CONOCIMIENTO E INFORMACIÓN FLUYEN DE MANERA ASIMÉTRICA

La mayoría de los mercados padecen problemas de información asimétrica. Así, los prestamistas y
aseguradores saben menos que los prestatarios y los asegurados sobre su capacidad de pago. En todos los
casos los riesgos que asumen los primeros influyen en los costes de la transacción porque siempre existe
la incertidumbre de incurrir en costes mayores.
Dado que cualquier producto financiero en última instancia es un préstamo, los mercados están sujetos a
problemas de información asimétrica que potencialmente pueden generar situaciones de riesgo moral,
selección adversa y equilibrios múltiples: i) el riesgo moral ocurre cuando unos toman riesgos excesivos
que otros terminan pagando (p.e. cuando el prestatario acumula una deuda inasumible, apostando a que el
prestamista tendrá que hacerle una quita o mejorar las condiciones de pago, y a su vez, el prestamista
apuesta a que será ayudado por el gobierno si corre el riesgo de quebrar); ii) la selección adversa ocurre
cuando, tras una fuerte subida de los tipos de interés el prestamista deja de dar créditos por considerar que
solo los prestatarios con mayor riesgo de impago estarán dispuestos a aceptar préstamos caros, y iii) los
equilibrios múltiples ocurren cuando los precios de los activos financieros están determinados por las
expectativas de su valor futuro, pero al mismo tiempo las condiciones presentes son determinantes, y así, las
expectativas de los mercados pueden terminar desencadenando situaciones de crisis.

En 1957 Robert M. Solow advertía (en su artículo «Technical Change and the Aggregate
Production Function») que la economía se disponía a entrar en una nueva revolución
industrial, caracterizada por la preeminencia de la informática y las comunicaciones a
distancia (si bien se lamentaba de que los ordenadores estaban presentes en todas partes,
salvo en las estadísticas de la productividad, a lo que se conoció como «la paradoja de
Solow»). A partir de mediados de la década de los noventa tuvo lugar una auténtica
Revolución Industrial, seguramente tan formidable como las anteriores. Con la irrupción de
las Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC) se produjeron importantes
cambios en el rendimiento absoluto y relativo de la productividad, de los sectores
productivos en general y de las empresas en particular, pero aún más importante fue la
irrupción de la tecnología en nuestros hábitos y costumbres, adentrándose hasta lo más
íntimo de nuestras vidas.
En sentido amplio, la economía de la información y el conocimiento se refiere a los
aspectos económicos que se han visto impactados (positiva y/o negativamente) por la
tecnología (no solo de orden informático) y por el intercambio de información y
conocimiento, tanto tácito como codificado. Gracias a las infinitas posibilidades que ofrece la
difusión del conocimiento a través de internet, es acertado hablar de una Nueva Economía
(aunque los acontecimientos se producen a tal velocidad que en breve dejará de ser
novedoso) donde los cambios que se producen en esta red de redes transforman el sistema
social, cultural y económico. Nuevo se refiere a una nueva manera de enfrentar nuevos
hechos, o hechos conocidos pero situados en nuevos escenarios.

NOTA 3.6
LA AGOTADORA VIDA DE UN ALGORITMO

«Me levanto por la mañana y voy a trabajar. Antes paso por la cafetería, donde una máquina me sirve el café
con leche y la prensa que le solicito. Me subo en el autobús sin conductor que acaba de repostar en una
gasolinera de autoservicio y, tras pasar por el peaje de la autopista sin personal de cabina, me deja en mi
trabajo. El mismo autobús me lleva de vuelta, trayecto que aprovecho para hacer la compra online, pagar
recibos por transferencia desde mi móvil y apuntar por e-mail a mi hija en una excursión. Ya en casa, saco
una muñeca y dos camisetas en mi impresora 3D para un cumpleaños infantil; tras un pequeño atasco, un
asistente virtual me solucionó el problema y pude seguir. A última hora de la tarde voy a un gimnasio con
torno de entrada con tarjeta magnética y vídeo-vigilancia. Practico fitness según los manuales y spinning
siguiendo un vídeo. Pues sí, me levanto por la mañana y voy a trabajar; aunque dicen que la tecnología
destruye empleos, es mentira: yo, sin ir más lejos, tengo dos: media jornada trabajo de robot Kiva y la otra
media formo parte de un algoritmo en un conocido buscador de internet.»
José Manuel Civeira Moure
El País, 24 de abril de 2016.

En general, este nuevo contexto se refiere a un cambio de mentalidad, el cual podríamos


simplificar como sigue: antiguamente el mundo se regía por átomos, y actualmente, además,
se rige por bytes. El mundo atómico es lo que se puede ver y tocar, mientras que en el
mundo de los bytes han cobrado inusitado interés las ideas y los conocimientos, plasmados
por lo general en herramientas informáticas (de software y hardware). La fusión de ambos
mundos (nunca independientes sino complementarios) ha conllevado el surgimiento de
posibilidades infinitas en aplicaciones tecnológicas, obviamente, pero también en otras
disciplinas, como las de la información, la sociología, la economía y la antropología, en
suma, en el amplio abanico concerniente a las Ciencias Sociales, las cuales se han potenciado
gracias a las nuevas dimensiones y a la versatilidad de las redes de trabajo generadas a partir
de las TIC.
La idea principal es que mediante la digitalización de la información se ha potenciado la
generación, transferencia, difusión, evaluación, aplicación y de nuevo vuelta a la generación
de más conocimiento (es decir, de todo el ciclo de la comunicación que se retroalimenta y
donde se produce feedback), de tal suerte que el ciclo se cierra y vuelve al principio en un
movimiento sin fin. Adicionalmente, en términos económicos este modelo considera al
conocimiento simultáneamente como un bien de consumo y como un factor de producción.
NOTA 3.7
EL IMPACTO DERIVADO DE LAS TIC

El impacto derivado de las Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC) en las organizaciones


se ha hecho presente en tres aspectos:

• El primero es la propia industria productora de las TIC, tales como las empresas de manufactura, software,
hardware y de los servicios de consultoría, seguridad y mantenimiento.
• La revolución de las TIC está íntimamente relacionada con la reducción de los costes de producción y del
incremento de las capacidades tecnológicas.
• Las TIC han permitido el crecimiento de nuevas empresas y sectores industriales que sin las
infraestructuras desarrolladas en su entorno no podrían existir. En estas empresas el incremento de los
rendimientos a escala son la norma (y no los retornos decrecientes). El fenómeno de la economía en red
implica la necesidad de incrementar la plantilla de vendedores, lo que previsiblemente conducirá a una
expansión del mercado y de los consumidores, lo que a su vez necesitará la contratación de nuevos
vendedores, y así sucesivamente (un ejemplo emblemático de ello es el mercado de eBay y de otros
similares que han surgido recientemente).
A nivel social las TIC también han generado un impacto impresionante.
El 17 de diciembre de 2010 el joven Tariq Tayyib Mohammed Bouazizi se quemó a lo bonzo después de
que la policía de su país (Túnez) le maltratase y le impidiese vender fruta en las calles de Sidi Bouzid. Con el
puesto ambulante decomisado, Mohammed no tenía otra forma de mantener a su familia, conformada por su
madre Menobia, dos hermanos y cuatro hermanastros. La desesperación hizo presa en él y se prendió fuego,
y luego de una dolorosa agonía murió el 4 de enero. Pero el heroísmo de Mohammed inspiró a miles de
jóvenes para revelarse contra la tiranía de Ben Alí, presidente del país desde 1987, quien finalmente,
derrotado, abandonó el país el 14 de enero.
El rotundo éxito de la denominada Revolución Jazmín, gracias al pundonor de los tunecinos y al empleo de
las TIC, sirvió de ejemplo a otros jóvenes de países árabes. La llama de la rebelión se extendió por Argelia
(28 de diciembre), Libia (13 de enero), Jordania (14 de enero), Mauritania, Sudán y Omán (17 de enero),
Yemen (18 de enero), Arabia Saudí (21 de enero), Egipto (25 de enero – el gobierno Hosni Mubarak cayó el
11 de febrero) y Marruecos (30 de enero), y hubo un segundo impulso tras la muerte del presidente libio
Muamar el Gadafi (20 de octubre). Mientras tanto, la sociedad occidental se limitó a observar sorprendida (y
esperanzada) el avance y la consolidación de la denominada Rebelión Árabe, en países que hasta entonces
habían sido gobernados manu militari por poderosos, la mayoría de ellos con la connivencia de Estados
Unidos, Europa y los organismos internacionales. Todos estos acontecimientos no se tradujeron en los
nuevos aires esperados.
Mientras tanto, el 15 de marzo de 2011 un amplísimo y heterogéneo grupo de jóvenes salió a las calles de
Madrid para protestar por las decisiones adoptadas por el gobierno para superar las dificultades derivadas en
el contexto de lo que a la postre se conocería como la Gran Recesión. Con el devenir de los días se fraguó
un amplio abanico de ideas defendido por el Movimiento del 15-M. A través de la plataforma ¡Democracia
Real Ya!, nacida en las redes sociales, los denominados indignados hicieron suyas las proclamas escritas
por Stéphane Hessel en su libro ¡Indignaos! (de 2010 – posteriormente, en 2011 salió a la luz
¡Comprometeos!). La también conocida como The Spanish Revolution inspiró a otros movimientos, como el
del 6 de agosto en Tel Aviv, donde más de 300.000 personas salieron a las calles para manifestar su
indignación por la precaria situación en la que se encontraban los jóvenes israelíes.
El éxito inicial de la Rebelión Árabe y del 15-M fue posible: i) gracias al empleo de las TIC a través de las
redes sociales, y ii) a la facilidad con la que cada persona tenía acceso a un terminal.

3.2.3. Innovación
La innovación se define como la aplicación de los conocimientos y que estos redunden en
un beneficio económico. Las innovaciones tienen dos características principales. En primer
lugar, tienen que romper moldes establecidos mediante la aplicación novedosa de
conocimientos. Y en segundo lugar, son el resultado de una cadena de eventos que comienza
con la idea original de invención o descubrimiento y continúa con la construcción de
prototipos, ensayos de campo, desarrollos de ingeniería y producción, comercialización y
finalmente la puesta en el mercado del nuevo producto, proceso o servicio. Henry Ford,
Steve Jobs, Bill Gates, Fred Smith (creador de la empresa de mensajería FedEx), Jeff Bezos
(CEO del portal Amazon), Larry Page y Sergey Brin (creadores de Google), Howard Schultz
(quien desde sus Starbucks transformó la experiencia de tomar café), Mark Zuckerberg
(brillante visionario de una nueva forma de relacionarnos a través de Facebook, icono de las
redes sociales), Richard Branson (propietario de la aerolínea Virgin, y que ahora, al contrario
de lo que ofrecen las aerolíneas low-cost, se ha planteado abrir rutas regulares para viajar a la
estratosfera), Amancio Ortega (creador de Zara, la empresa textil que democratizó la moda) o
Elon Musk (creador de PayPal y fundador de Tesla Motors), entre otros. Todos ellos
representan el prototipo ideal del empresario schumpeteriano.
El legado Joseph A. Schumpeter (1883–1950) es formidable. Sus aportaciones se
extienden en varios ámbitos de la economía, pero sin lugar a dudas su trabajo sobre el estudio
de las innovaciones ocupa un lugar especial. En 1912 publicó el célebre Teoría del
desenvolvimiento económico, donde anunció el proceso del cambio tecnológico. La idea más
potente de este libro es la destrucción creativa, donde señala que para prevalecer en el
entorno en ocasiones es necesario destruir parte, gran parte o incluso la totalidad de los viejos
valores, hábitos, costumbres o formas de producción. Más tarde, en su Capitalismo,
socialismo y democracia (de 1942) retomó su idea original y la relanzó con el nombre de
acumulación creativa. La primera propuesta schumpeteriana se conoce como Mark I y la
segunda como Mark II. La diferencia entre la destrucción creativa (Mark I) y la acumulación
creativa (Mark II) estriba en que en la primera la tecnología es accesible para todo el mundo,
y por tanto el cambio tecnológico es realizado por empresas homogéneas, razón por la cual
las innovaciones generan un poder de monopolio temporal. En cambio, en el Mark II la
innovación es el resultado de la acumulación de competencias tecnológicas y del
conocimiento desarrollado por empresas muy diversas, lo que impide una libre entrada en el
mercado y tiende a la formación de oligopolios.
Para Schumpeter es muy importante reducir la importancia del capitalista a favor del
empresario. El capitalista aporta fondos y busca un rendimiento sobre su inversión, mientras
que el empresario busca modificar rutinas, jerarquías y mercados y obtener un pago
extraordinario sobre este elemento nuevo y exclusivo. En 1912 escribió que las funciones del
empresario son cuatro:
• Introducir nuevos productos, procesos o servicios en el mercado.
• Encontrar nuevos mercados para los productos y servicios existentes.
• Introducir nuevos procesos de producción, comercialización o de gestión en las
empresas.
• Encontrar nuevas fuentes de abastecimiento.
Para este grandísimo economista, la competitividad conduce a la innovación y la
innovación al progreso. En su libro Ciclos económicos (de 1939) señaló que sin la
innovación la historia del capitalismo era incomprensible y que esta era la responsable de la
mayoría del bienestar adquirido por la sociedad. Pensaba que la principal tarea del
empresario era hacer de las innovaciones la fuente de ventajas estratégicas con el objetivo de
conseguir un monopolio temporal y acumular capital, y el cual a su vez se destinaría a
financiar nuevas investigaciones. Como es natural, Schumpeter reconocía que con el tiempo
otros tratarían de imitar al empresario innovador y así arrebatarle el monopolio sobre los
beneficios. Este eterno ejercicio beneficiaría a la sociedad en su conjunto.

NOTA 3.8
INNOVACIONES PARA CAMBIAR EL MUNDO: LA VIAGRA

La historia de Pfizer se remonta a 1849. Desde entonces la empresa se ha interesado en dar respuesta a las
necesidades derivadas de las patologías de cada época. Hoy en día la Viagra y la Aspirina son posiblemente
los dos medicamentos más conocidos en todo el mundo. El éxito de la Viagra (citrato de sildenafilo) obedece
a que fue el primer inhibidor de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5) para tratar la disfunción eréctil. La molécula
descubierta por los científicos en 1985 (denominada UK-92,480) tenía el objetivo de desarrollar un inhibidor
selectivo de la PDE5 para aumentar la cantidad de óxido nítrico y así bloquear el ciclo de la guanosina
monofosfato (cGMP) para el tratamiento de la angina de pecho, pero muy pronto se percataron de las
inmensas posibilidades que se abrían si se le daba otro uso.
Esta pequeña pastilla de color azul y de escasos 100 mg ha sido todo un acierto para la empresa que lo
fabrica. Del nombre que se le asignó a este medicamento no hay información concreta. Pfizer señala que el
nombre fue un invento de los responsables del departamento de marketing, aunque hay quienes argumentan
que fue deliberadamente buscado. Probablemente sea cierto, porque en sánscrito la palabra Vyaghra
significa Tigre.

Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la


innovación se refiere al mejor aprovechamiento de un producto, proceso, servicio o
conocimiento por el mercado, o en su defecto a la simple mejora. A efectos prácticos, la
innovación es la capacidad de las empresas para competir y en base a su éxito ganar cuota de
mercado, incrementar sus beneficios y crecer, generar riqueza para los accionistas y valor
para la sociedad (nos beneficiamos por el valor acumulado en términos económicos pero
también de carácter social). El término innovación se refiere a la transformación de
conocimiento o información en nuevos productos, servicios o procesos y que estos impacten
en el mercado. Esto último es fundamental porque de lo contrario solo estaríamos hablando
de procesos de Investigación y Desarrollo (I+D).
En efecto, las diferencias entre I+D e I+D+i (la «i» corresponde a la innovación) se
refieren al nivel de riesgo y compromiso que las organizaciones asumen en los procesos y a
la relación que mantienen con respecto al mercado. La Investigación es la etapa más alejada
de la salida del bien, servicio o proceso y donde se asume un riesgo mayor. La etapa de
Desarrollo está más próxima al lanzamiento porque el objetivo es cubrir una necesidad (o de
crear una nueva) o de dar respuesta a problemas concretos. En el desarrollo tienen lugar
procesos de mejora, pero no siempre concluyen en un producto, servicio o proceso. En este
caso, es importante reconocer que el ciclo de vida de los productos y de las tecnologías es
distinto, aunque en casos concretos podrían coincidir. Hay ejemplos de desarrollo
tecnológico en el ámbito de la nanotecnología (p.e. en la fabricación de nanotubos), de la
inteligencia artificial (en ambos sentidos, tanto para potenciar las habilidades de los humanos
como para potenciar las capacidades de las máquinas), o en la biotecnología (p.e. en el caso
de la ingeniería genética para la regeneración de células dañadas).
La suma de la I+D es asumida por empresas, universidades y organismos de carácter
científico y tecnológico, tanto públicos como privados. Por último, en la etapa de innovación
el objetivo primordial es que el bien, servicio o proceso impacte en el mercado, es decir, que
genere beneficios. Se pueden generar innovaciones a partir de la experiencia coordinada de
trabajadores, de varias organizaciones asociadas (p.e. clústers de empresas tecnológicas),
grupos de investigación y de la colaboración de los destinatarios finales (p.e. consumidores o
usuarios en general).

RECUADRO 3.8
EJEMPLOS DE I+D+I

La I+D+i es el resultado de la estrecha colaboración entre profesionales de diversa formación, tales como
economistas, sociólogos, antropólogos, expertos en marketing, diseñadores, comerciales, abogados, así
como de ingenieros de diversas especialidades, físicos, químicos, biólogos y matemáticos, entre muchos
otros. Hay productos exitosos cuya iniciativa y desarrollo no surgió de una mente privilegiada, equipada con
grandes recursos y el apoyo de una organización enorme, sino de gente común y corriente, pero dotada de
un agudo ingenio y de grandes dosis de perseverancia.
Dos ejemplos emblemáticos de lo anterior es el del velcro y el del post-it. George de Mestral tomó la idea de
fabricar el velcro cuando cada vez que volvía a casa de un paseo campestre tenía que quitar los cardos
silvestres pegados a la ropa y al pelo de su perro. La iniciativa de Mestral pasó desapercibida, pero fue
gracias al espíritu visionario del publicista Sergio Alonso que este producto se dio a conocer. El caso del
post-it es un ejemplo típico de que hay grandes ideas que no siempre son el resultado de proyectos
financiados con grandes cantidades de dinero. La empresa 3M encomendó a Spencer Silver, un ingeniero
químico poco valorado, la creación de un adhesivo potente, pero luego de varios intentos fracasados dio con
la fórmula de un adhesivo de baja intensidad. En realidad 3M deseaba apartar a Silver de los proyectos
verdaderamente importantes y por eso lo puso a trabajar en un terreno catalogado como de «baja
relevancia» para la empresa. Fue gracias a Arthur Fly, amigo de Silver, a quien se le ocurrió dar una utilidad
distinta a la novedosa creación. Estos dos ejemplos sirven para desmentir que las innovaciones siempre son
el resultado de procesos lineales y esquemáticos.
Ahora bien, es más probable que una empresa o un país cree un revolucionario producto si ha hecho de la
I+D+i su apuesta de futuro y no solo una exótica eventualidad. El genio malagueño, Pablo Picasso, decía
que «la suerte existe, pero tiene que encontrarte trabajando», y es verdad. A nivel de los países, aquellos
que han situado a la I+D+i en el centro de su existencia han mejorado. Sin duda alguna, los países
innovadores no solo son más ricos que el resto, sino que además sus ciudadanos han alcanzado un nivel
más alto de bienestar.
En 1972 la empresa estadounidense DuPont creó el kevlar, un polímero cristalino que no era soluble en
disolventes y que no se derretía por debajo de los 500 grados centígrados. Al principio nadie sabía qué
utilidad podría tener hasta que la ingeniosa Stephanie Kwolek, trabajadora eventual en la empresa, se
propuso descubrirlo… y dio en el blanco al reconocer que el nuevo material tenía una increíble resistencia y
ligereza. Hoy en día es ampliamente conocido que los chalecos antibalas y otros artículos de la industria
armamentista se fabrican de este material. El caso del kevlar es el ejemplo de un proceso de investigación
iniciado por unos, pero que a la postre una persona ajena al proyecto original es quien encuentra una utilidad
ampliamente apreciada por el mercado.
En este caso lo reseñable es que el kevlar fue creado por una empresa que había hecho de la I+D+i su
apuesta de futuro, pero también que el ambiente de negocios y el sistema jurídico y político en el que estaba
instalada lo favorecían. Por ello, no es de extrañar que el velcro, los post-it y el kevlar fuesen creados en
Estados Unidos, un país particularmente proclive a apoyar nuevas iniciativas.

Tipos de innovación
En 1999 Adrian Slywotzky publicó su modelo de las «4P» (en su «Profit Patterns») y a
pesar del tiempo transcurrido aún goza de aceptación:
• Product innovation (innovación de productos): cambios en los productos que ofrecen
las empresas.
• Process innovation (innovación de procesos): cambios en los métodos como se crean
los productos o servicios.
• Position innovation (innovación de posicionamiento): se refiere a los escenarios en los
cuales tienen lugar los cambios en los bienes o servicios, así como a las
transformaciones que sufren los mercados.
• Paradigm innovation (paradigma de la innovación): se refiere a los cambios en los
sistemas de producción.
Asimismo, para tener una aproximación al grado de éxito de una innovación se utilizan
dos referencias:
• Las entradas (inputs) se refieren a los insumos necesarios para llevar a cabo las
innovaciones. Para el efecto, se toman en consideración los costes relacionados con el
proceso, si bien resulta difícil determinar con certeza la inversión destinada a tal fin en
términos de capital humano, físico, tecnológico y financiero, y también es complicado
evaluar si los gastos en los que se incurre se compensan con las ganancias.
• Las salidas (outputs) se refieren a los resultados obtenidos. Fundamentalmente se
centran en el número de patentes desarrolladas. La complejidad radica en que se puede
producir una innovación que no conduzca a una patente (p.e. el emblemático jarabe
con el que se fabrica la Coca-Cola), o a la inversa, que el registro de una patente no
tenga su origen en un proceso de innovación (p.e. sería el caso de tecnología
inexistente (o aún muy cara) pero posible en el medio plazo). Adicionalmente, otros
aspectos a tener en cuenta son las publicaciones y patentes realizadas por científicos,
ingenieros y organizaciones, el impacto que estas han generado sobre la creación de
nuevos productos o servicios, en el incremento de las ventas y en la incursión en
nuevos mercados.
En conclusión, entre los diversos tipos de innovación destacan los siguientes:
• Desarrollo y mejora en la gestión de sistemas que conduzcan a una posición de
liderazgo.
• Desarrollo y mejora de procesos y sistemas en los que se sustentan los programas de
innovación.
• Desarrollo y mejora de productos y servicios.
• Desarrollo y mejora de caminos alternativos para encontrar y servir a los clientes
(tanto a los ya existentes como a otros nuevos).
• Desarrollo y mejora de procesos de gestión: más efectivos y eficientes.
• Desarrollo y mejora en los aspectos relacionados con la calidad.
• Desarrollo y mejora de técnicas de producción.
• Desarrollo y mejora de sistemas de autorregulación en materia medioambiental.
• Desarrollo y mejora del conocimiento y la información, y de su más eficiente difusión
y asimilación.
• Desarrollo y mejora en materia de competencias jurídicas y sociales.
• Desarrollo y mejora de un clima de trabajo adecuado que permita potenciar la
motivación y la comunicación entre las personas.
• Desarrollo y mejora de la división y especialización del trabajo.
• Desarrollo y mejora de formas para emplear y potenciar los usos de la tecnología
disponible.
• Desarrollo y mejora de los usos prácticos que se les pueden dar a los descubrimientos
científicos y tecnológicos.
• Desarrollo y mejora de tecnología.
• Desarrollo y mejora en marketing, que se traduce en la evolución de nuevos métodos
de comercialización con mejoras en diseño o empaquetado del producto, su
promoción o de precio, entre otros.

Innovaciones incrementales y radicales


Hay quienes piensan que los continuos procesos de cambio son negativos porque le restan
estabilidad al sistema, mientras que otros se rigen por la máxima de «renovarse o morir». La
innovación encuentra sus raíces en las nuevas maneras de enfrentar las cosas. En procesos de
cambio incrementales o radicales en la forma de pensar, producir bienes, proveer servicios
o poner en marcha procesos al interior de las organizaciones.
Las innovaciones incrementales se caracterizan por la explotación y mejora de los
sistemas ya existentes y de relativamente fácil acceso (p.e. nuevas versiones de un
videojuego o versiones perfeccionadas del airbag), lo cual conlleva el aprovechamiento de
recursos previamente disponibles y la consecución de economías de escala. Se refieren a la
mejora de una o más partes de la invención y generalmente permiten mejorar la
competitividad (p.e. hacerlo mejor, más rápido y más barato que en el pasado) de las
empresas en los mercados en los que ya están presentes. Por estas razones las innovaciones
incrementales se denominan como de «demanda del mercado», mientras que las
innovaciones radicales son «de empuje».
Las innovaciones radicales persiguen cambiar sustancialmente las condiciones,
tendencias o reglas vigentes, se trata de cambios contundentes que son capaces de
transformar los mercados existentes o, incluso, de crear otros nuevos. Se interesan en el
desarrollo de nuevas tecnologías, productos, servicios o procesos, o de cambios profundos en
los ya existentes (p.e. una nueva plataforma informática, un nuevo medicamento o vacuna).
Por otra parte, por su propia naturaleza precisan de una fuerte inversión inicial y que se
puede prolongar en el tiempo, y en segundo lugar, conllevan un elevado grado de
incertidumbre y riesgo, pero cuando estas son bien acogidas en el mercado la recompensa
puede ser inmensa.

RECUADRO 3.9
INNOVACIONES Y COSTES DE PRODUCCIÓN

Algo más de dos siglos antes de que Henry Ford presentara al público su Tin Lizzie, a finales del siglo XVIII
un misionero jesuita construyó en China un vehículo a vapor. En 1760 Nicholas Joseph Cugnot inventó un
vehículo capaz de transportar cuatro personas durante veinte minutos a la velocidad de 3,6 km por hora.
Luego vinieron otros inventores europeos que fueron incorporando más avances, pero si bien el crédito de
las innovaciones tecnológicas es de Europa, fue en Estados Unidos donde la industria prosperó.
A principios del siglo XX la línea de ensamblaje era ampliamente conocida. El ejército francés ya la utilizaba
desde las conquistas de Napoleón Bonaparte. Lo que hizo Ford fue simplemente retomar los principios
existentes y aplicarlos al armado de automóviles. Para 1910 Ford había construido la fábrica más moderna y
para abril de 1913 había incorporado las primeras innovaciones en la línea de ensamblaje. El trabajo que
anteriormente desempeñaba un solo trabajador ahora se repartía en veinte operaciones, lo que redujo tiempo
y costes de producción. Hasta la llegada de esta empresa los coches estaban reservados para las personas
más acomodadas. Los primeros modelos de Olds en 1900 se vendían por 1.250 dólares, equivalentes a más
de 100 veces el salario semanal de un trabajador, pero los primeros Modelo T en 1908 salieron a la venta por
825 dólares. Se vendieron más de 10.000 unidades en el primer año, generando más de 9 millones de
dólares de utilidades para la empresa, fundada apenas cinco años atrás con un capital de 28.000 dólares.
Este mítico modelo se vendió hasta 1927. En ese año por 360 dólares cualquier familia podía adquirir la
versión básica (Tiempos modernos, es una película de 1936 protagonizada por Charles Chaplin; es la
historia del operario de una cadena de producción, un trabajo altamente demandante, exasperantemente
repetitivo y donde no existía la más remota oportunidad de realización – la película estuvo inspirada en las
fábricas donde se producían los Ford).
Con la llegada de la producción en masa, conocida como fordismo, la enorme rotación de empleados se
convirtió en un problema. Por eso Ford incorporó su segunda gran innovación. En 1914 introdujo el salario de
5 dólares por ocho horas de trabajo, 15% más de lo que pagaba la competencia. El pago de mejores salarios
permitió a Ford ejercer un mayor control sobre los trabajadores. En noviembre de 1929 accedió a la petición
del presidente Herbert Hoover de mantener los salarios (acababa de pasar el crac bursátil en Wall Street), y
de hecho los aumentó a 7 dólares diarios, pero esta decisión la acompañó de medidas draconianas: despidió
a 30.000 trabajadores y a los que se quedaron les exigió que cumplieran con una cuota de producción un
50% más alta.
Para 1932 Ford se había convertido en uno de los hombres más odiados por la opinión pública
estadounidense, obviamente, por el precio que los trabajadores habían tenido que pagar por la prosperidad
de la empresa, pero también por su manifiesta antipatía hacia los judíos, a quienes acusaba de tramar la
destrucción de la civilización occidental. Con motivo de su 75 cumpleaños, en julio de 1938 Hitler le concedió
la Gran Cruz del Tercer Reich de la Suprema Orden del Águila Alemana. Paradójicamente, el rechazo
popular no repercutió en las ventas.

Innovaciones genéricas y científicas


Las innovaciones genéricas se refieren a la creación de nuevas tecnologías. Los
desarrollos tecnológicos suelen realizarse en el seno de las propias empresas y en
universidades y centros de investigación públicos y privados. Las investigaciones científicas
se centran en generar conocimiento nuevo, con o sin el objetivo primigenio de impactar en el
mercado.

La imitación
Para empresas como Apple, Google, LG, Mercedes, Repsol, Lufthansa o Airbus la
generación de procesos de innovación es una prioridad. Esto es comprensible porque son
conscientes de que su propia existencia les va en ello. En los últimos años estas empresas se
han convertido en toda una referencia y por eso no es de extrañar que abunden casos de
empresas que se han planteado el firme propósito de imitarlas.
La imitación consiste en la copia de innovaciones ya existentes con el interés de crear
un bien, servicio o proceso semejante o sucedáneo (si bien de calidad inferior) al original. En
términos generales, las empresas más grandes se muestran renuentes a que las empresas de
menor poderío copien o imiten sus innovaciones, debido a que las primeras han asumido los
elevados costes de la I+D, mientras que la segundas no. Así, a lo largo de las décadas de los
sesenta y setenta los sectores productivos japoneses se pusieron a la tarea de imitar los
productos estadounidenses (p.e. Toyota en la industria del automóvil y Fujifilm en la
fotográfica), lo que permitió a Japón avanzar significativamente, de tal forma que a finales de
la década de los ochenta Toyota se había convertido en la segunda empresa de su sector a
nivel mundial (superando a Ford).

RECUADRO 3.10
AMIGOS Y DETRACTORES DE LA INNOVACIÓN

Puede haber una inmensa variedad de elementos que obstruyan la generación de innovaciones, como la
falta de recursos o la imposibilidad de acceder al conocimiento especializado o a los expertos, así como
algunos asociados a la cultura de cada lugar. Identificar lo que se entiende por cultura es complicado, pero
nos quedaríamos con la definición de Charles L. Woodrow, para quien «[…] cultura es la organización
colectiva de la mente». De esta forma, la cultura abarca las habilidades, actitudes, valores, hábitos, gustos y
preferencias, las formas de trabajar individualmente y en equipo, la concepción que tengamos del uso del
tiempo propio y de los demás, los gustos en materia culinaria y de la forma que tengamos de pasar el tiempo
en materia de ocio y diversión, entre muchas otras cuestiones. En lo concerniente a la generación de
innovaciones, la cultura desempeña un papel muy relevante porque si en el seno de las organizaciones los
individuos no están abiertos a aceptar nuevas ideas o modos de trabajar, lo más probable es que
entorpezcan la adopción y asimilación de innovaciones, cuando no directamente las saboteen.
La resistencia al cambio es inmanente al ser humano. La supervivencia de la especie es más fácil de
garantizar cuando los cambios se producen paulatinamente porque de esa manera se pueden producir
adaptaciones graduales. Hemos vivido muchas épocas de cambio y en cada una de ellas la humanidad ha
sabido adaptarse e incluso conquistar el entorno. Hoy en día, sin embargo, no solo se producen cambios,
sino que además tienen lugar a una velocidad vertiginosa: esta no solo es una época de cambios, es un
cambio de época.
En los procesos de cambio no todos han podido asimilarlos a la velocidad que demandaban las
circunstancias. Entre 1811 y 1817, en pleno apogeo de la segunda etapa de la Revolución Industrial, existió
en Inglaterra un movimiento de resistencia contra el avance de la tecnología y su incorporación al proceso
productivo. Los luditas («luddism», nombre que recibió por Ned Ludd, un artesano que en 1779 rompió unos
telares) se oponían a la sustitución del trabajo humano por máquinas de hilar y en general por máquinas a
vapor, con diferencia más eficientes. Con el tiempo el término dejó de ser usado, pero los grupos de
trabajadores que en cada época han perdido sus empleos, bien por los cambios sociales o por la adopción
de nueva tecnología, seguramente reconocerán la proeza de Ludd como un hito.
La imprenta fue un gran invento que cambió el mundo, y sin embargo en su momento tuvo férreos
detractores, como también lo tuvo la importación de café y la llegada de los ordenadores en las empresas. El
profesor de la Universidad de Harvard Calestous Juma es el autor de Innovación y sus enemigos (de 2016),
un recorrido a lo largo de más de 500 años sobre la manera como fueron acogidos los cambios en general y
las innovaciones en particular. Veamos algunos ejemplos:

• Hoy en día Turquía y consumo de café son casi sinónimos, pero hubo un tiempo en que las autoridades
religiosas obligaron a cerrar las cafeterías ante el miedo a que en ellas se difundieran ideas occidentales
que atentaran contra el orden religioso y político establecido. Cuando el café llegó a Europa despertó el
mismo recelo entre los monarcas, pero especialmente entre los viticultores por temor a que la gente dejara
de consumir vino y lo sustituyera por café. En 1600, en Inglaterra, Francia y Alemania fueron más allá, al
hacer creer que su consumo producía esterilidad.
• En la década de 1860 Francia estaba sumida en la pobreza y el hambre, y entonces Luis Napoleón III tuvo
la genial idea de plantear un reto: encontrar una fuente de proteínas alternativa a la mantequilla y a menor
coste. El premio lo ganó Hippolyte Mège-Mouriés, inventor de la margarina. En Europa el producto tuvo
buena acogida, pero no así en Estados Unidos. Organizados como lobby, un grupo de ganaderos
emprendió una guerra contra la margarina. Utilizaron todos los recursos a su alcance, desde la compra de
jueces y congresistas hasta la financiación de investigaciones fraudulentas para advertir que su consumo
atentaba contra la salud. Incluso patrocinaron una campaña donde se decía que la margarina era
antiestadounidense porque se elaboraba con aceite de coco proveniente de países tropicales, y no con la
leche de sus patriotas vacas. En respuesta, los productores de margarina sustituyeron el aceite de coco
por plantas domésticas, como la soja y el algodón.
A lo largo de las páginas de este libro se citan varios ejemplos. El profesor Juma concluye que las
sociedades no se oponen a las ideas porque sean nuevas, sino porque perciben la pérdida de puestos de
trabajo, ingresos o la extinción de un modo de vida. Los temores que en el pasado sintieron los ganaderos
estadounidenses, hoy en día los encarnan quienes desempeñan trabajos rutinarios y sencillos, y que en
algún caso en el futuro próximo podrían hacer robots.

* * *

El 1 de julio de 2016, 109 premios Nobel firmaron un manifiesto contra Greenpeace por su rechazo a los
alimentos transgénicos. El texto urge a Greenpeace a «[…] reconocer las conclusiones de las instituciones
científicas competentes […] abandonar su campaña contra los organismos modificados genéticamente en
general […]» y el arroz dorado en particular, una variante creada en 1999 con genes modificados para
producir un precursor de la vitamina A. En 2005 se presentó la segunda versión, dotada con unas 23 veces
la cantidad de beta-caroteno respecto a la original. También se han creado naranjas, yuca y cereales como
maíz, todos con la misma mejora.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 250 millones de niños sufren una carencia de vitamina
A que aumenta el riesgo de padecer problemas oculares y ceguera; unos 500.000 niños se quedan ciegos
cada año por falta de vitamina A y la mitad de ellos muere en el año siguiente a la pérdida de la visión.
Greenpeace respondió que las empresas que promocionan el arroz dorado es la antesala de otros cultivos
genéticamente modificados más rentables y peligrosos. Frente al manifiesto de los 109 premios Nobel,
Greenpeace aseguró que el arroz dorado no ha demostrado ser eficaz para solucionar la deficiencia de
vitamina A.
¿Quién lleva la razón? Por ahora tendremos que esperar para saber toda la verdad. De momento solo
podemos estar seguros que de aprobarse el consumo de productos transgénicos, empresas como Monsanto
y Cargill, líderes mundiales en la producción de semillas transgénicas, estarán muy atentas a lo que se
decida en el seno de la OMS.
La OMS acordó que para la concesión de licencias de comercialización, las nuevas variedades de alimentos
y medicamentos debían ser testadas en personas y superar las pruebas sin contraindicaciones, pero según
en qué lugar las restricciones son más o menos rigurosas. Así, mientras que en la Unión Europea la
normativa es mucho más estricta, en Estados Unidos es más laxa. Veamos un caso interesante.
La Fundación Bill y Melinda Gates es una de las entidades de mecenazgo más importantes del mundo.
Financia proyectos de diverso tipo, desde la construcción de escuelas rurales en los países más pobres
hasta desarrollos científicos, como es el caso de las bananas genéticamente modificadas realizado por
especialistas de la Universidad Tecnológica de Queensland, Australia, quienes recibieron un donativo de 15
millones de dólares. El objetivo era utilizar la base genética de la banana Cavendish, originaria de Papúa
Nueva Guinea y la de mayor comercialización en todo el mundo, y crear una nueva variedad enriquecida con
beta-carotenos (hierro y vitamina E y vitamina A, muy necesarios porque las dietas con una pobre ingesta de
estos es una de las principales causas de muerte infantil por enfermedades infecciosas). Al parecer de los
grupos ecologistas, el proyecto era innecesario porque existen otras variedades de bananas en Asia,
América Latina y África que tienen estas características (de hecho, hay una variedad de bananas rojas que
es aún mejor por su alto valor nutricional y además porque es muy resistente a las plagas, aunque también
es muy poco conocida en los mercados internacionales), lo que les hizo sospechar de las intenciones
declaradas por los científicos.
Para testar el producto en humanos, en alianza con los profesores australianos, en abril de 2014 la doctora
Wendy White, especialista en Ciencia de los Alimentos de la Universidad Estatal de Iowa, Wisconsin
(Estados Unidos), lanzó una convocatoria dirigida a mujeres de 18 a 40 años para comer tres bananas, una
de las cuales era genéticamente modificada, y a cambio se les daría 900 dólares. A la llamada acudieron
más de 500 personas, de las cuales doce fueron seleccionadas. El experimento generó críticas de diversos
colectivos, de entre los cuales destaca el profesor David Schubert, experto en biología molecular del
prestigioso Salk Institute for Biological Studies, quien argumentó que los alimentos genéticamente
enriquecidos con beta-carotenos eran los causantes de complicaciones en el parto, así como del nacimiento
de bebés con malformaciones. Presentó expedientes clínicos de futuras madres de países pobres que en
algún momento habían ingerido estos alimentos y cómo las anomalías, secuelas y problemas eran
estadísticamente significativos en comparación a las madres que habían renunciado a ingerirlos.
Lo deseable hubiera sido que la profesora White y su equipo, o bien la propia Universidad, publicaran los
resultados del experimento, pero esto no sucedió. Un grupo de estudiantes de esta universidad
(encabezados por Hannah Dankbar) en repetidas ocasiones solicitó tener acceso al dossier, pero en todas
ellas la petición fue rechazada y sin aportar la justificación motivada y razonada a que había lugar. Acto
seguido, los estudiantes y representantes del movimiento ecologista AGRA Watch emprendieron una
campaña para denunciar los hechos y recolectar firmas de apoyo. Como resultado, el 15 de febrero de 2016
entregaron al decano de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida («College of Agriculture and Life
Sciences») una lista de 57,309 firmas de personas que manifiestamente se oponían a la realización de
experimentos donde se testaran los efectos derivados del consumo de alimentos genéticamente modificados.
En el informe titulado Gated Development. Is the Gates Foundation always a force for good (de 2016)
realizado por la organización británica Justicia Global Ya se denuncia que en múltiples ocasiones las
acciones de la Fundación Bill y Melinda Gates han beneficiado a los grandes intereses corporativos, sin
considerar el perjuicio provocado a los pequeños agricultores. Este parecer coincide con las investigaciones
realizadas por el African Centre for Biodiversity, con sede en Sudáfrica. En palabras de Mariam Mayet,
directora de este centro, «Nos oponemos vehementemente a la introducción en África de semillas
genéticamente modificadas en los cultivos y en nuestra alimentación, y aún más que se haga en nombre del
bienestar público».

Innovación y disrupción
En algunos casos la masiva incorporación de innovaciones ha provocado disrupciones a
diferentes niveles. El eje del sistema, al desplazarse desde la oferta a la demanda los
consumidores han concentrado mucho más poder que antes, y en segundo lugar, gracias a la
economía colaborativa cada vez hay una mayor tendencia a compartir (desde los vehículos,
motorizados y no motorizados, hasta «juguetes» destinados para actividades de ocio y
deporte o la vivienda). Si cada vez más gente se siente cómoda con este sistema se venderán
menos coches y menos habitaciones de hotel. En el informe Economía colaborativa (de 2016
– disponible en: pwc.com/CISsharing) realizado por la consultora PwC, se señala que en
2025 las cifras pasarán de los 15.000 millones de dólares que esta modalidad mueve en la
actualidad a 335.000 millones de dólares. En definitiva, los sectores y empresas que no sean
capaces de comprender las nuevas tendencias verán seriamente comprometido su futuro.
Por otra parte, las empresas tradicionales tienen unos costes de funcionamiento muy
elevados, mientras que los de las empresas 100% digitales son más bajos. Todo parece
indicar que, a diferencia del pasado, serán las nuevas organizaciones las que marcarán el
ritmo de los acontecimientos, y si las empresas del viejo paradigma no son capaces de
adaptarse, lo pasarán mal. Asimismo, la disrupción generará un fuerte impacto en el
mercado de trabajo: al mismo tiempo que se demandará mano de obra altamente
especializada (muy probablemente, en poca cuantía pero con remuneraciones muy elevadas),
desaparecerán los trabajos intermedios (sobrevivirán los trabajos de menor cualificación,
como los de limpieza, y evidentemente los directivos). Mientras que las empresas industriales
y de servicios han dado empleo a cientos de miles de personas, las empresas 100% digitales
solo precisan de unos cuantos miles para funcionar a escala planetaria.

NOTA 3.9
¿QUÉ ES LA CREATIVIDAD?

Según el Diccionario de la lengua española, la creatividad «es la facultad de crear». Y el significado de


crear, «producir algo de la nada, fundar o introducir por vez primera algo». La creatividad es la habilidad para
cuestionar convenciones, romper límites, reconocer patrones, realizar nuevas conexiones, pensar «out of the
box» (es decir, ver las cosas de otro modo, fuera de lo preestablecido), asumir riesgos y tentar a la suerte
cuando se aborda un problema, y que el esfuerzo sirva para crear bienes, generar ideas, o incluso plantear
nuevas preguntas. En efecto, es una característica de la singularidad humana, que se define por ser propia
del ser que piensa, que intuye la relación causa–efecto y que es capaz de formular objetivos y orden en las
prioridades.
Para potenciar el proceso creativo hay distintas estrategias, tales como: i) brainstorming (o «lluvia de ideas»),
creada en 1939 por el publicista Alex Faickney Osborn (aunque sus primeras reflexiones sobre el tema se
remontan a 1919) como una herramienta para la toma de decisiones; ii) establecer analogías, es decir,
buscar semejanzas entre cosas distintas; iii) eliminar el bloqueo mental, creada por John Christopher Jones
(en su célebre libro Methods of Design, de 1970) para hallar nuevas direcciones de investigación cuando el
espacio de búsqueda no ha producido una solución aceptable; iv) crear listas de atributos, creada por Robert
P. Crawford en 1954 con el objetivo de desencadenar nuevas ideas mediante la división y análisis del
problema en sus partes y características más importantes; v) hacer checklist (o «listas de comprobación»),
escribir una lista de preguntas sobre un tema en particular.
3.3. Metafactores de producción

3.3.1. Competitividad
La competitividad es la consecuencia natural que se ha derivado del continuo e intenso
cambio y aprendizaje de los países, las regiones, las localidades, las organizaciones y los
trabajadores en el contexto de globalización vigente. De este modo, las empresas compiten
entre sí por una porción del mercado, mientras que las naciones, las regiones y las
localidades compiten por segmentos «de» y «en» los mercados globales, y las personas, por
puestos de trabajo.
El término competitividad tiene sus orígenes en el concepto del inglés «competitiveness»
y significa rivalidad. Desde el punto de vista microeconómico la competitividad es la
capacidad de las empresas para competir en los mercados y en base a su éxito ganar cuota de
mercado, incrementar sus beneficios y crecer: generar riqueza para los accionistas y valor
para la sociedad. Los factores determinantes de la competitividad empresarial son de dos
tipos:
• Los relacionados con los precios y los costes: i) una empresa que produce un bien o
servicio será más competitiva en la medida en que sea capaz de ofrecer menores
precios que sus competidores; ii) sobre los precios de venta influyen los costes de los
factores, tales como los costes de mano de obra, materias primas y tecnología, y iii)
las estrategias se orientan a la reducción de los costes de financiación, a acompasar el
incremento de los salarios con el crecimiento de la productividad y al desarrollo de
nuevas fuentes de energía.
• Los relacionados con: i) la calidad de los productos; ii) la incorporación de mejoras
tecnológicas en los procesos; iii) las adecuaciones convenientes a nivel de la
estructura organizacional; iv) la gestión eficiente de los flujos de producción; v) la
capacidad para desarrollar y mantener relaciones con otras empresas; vi) las buenas
relaciones con el sector público y las universidades y los centros de investigación; vii)
el diseño, ingeniería y fabricación industrial; viii) la optimización de la capacidades de
los trabajadores a través de la capacitación, y ix) la vital capacidad de generar
procesos de I+D+i, entre otros.
La competitividad a nivel macroeconómico es la capacidad de los países, regiones o
localidades para producir bienes y servicios que compitan eficaz y eficientemente con el
exterior y, si es posible, en el exterior, y los beneficios derivados impactan en el incremento
de la renta (principalmente se refleja en los salarios) y la calidad de vida de los habitantes del
país, región o localidad, en la medida de lo posible y lo deseable, de forma sostenible.
Algunos de los indicadores que sirven para medir la competitividad de un país, región o
localidad son ex-ante, como el índice de precios, las variables tecnológicas y las relacionadas
con el entorno institucional. Los indicadores ex-post miden los resultados, tales como las
cuotas de mercado y la balanza comercial, la ratio de exportaciones–importaciones y la tasa
de exposición a la competencia internacional e interregional.

NOTA 3.10
ESTRATEGIAS PARA LA COMPETITIVIDAD

Para ser más competitivos y reducir el riesgo ante las amenazas hay tres tipos de estrategias a seguir: i)
ser líderes en costes; ii) líderes en diferenciación, y iii) líderes en base a una alta segmentación o enfoque.

• El liderazgo en costes consiste en que una organización se proponga ser el productor de menor coste en
su sector (las fuentes de las ventajas en costes son variadas y en buena medida dependen de la estructura
del sector). Pueden incluir la consecución de las economías de escala, la generación de tecnología propia
y el acceso preferencial a materias primas, entre otras.

• En la estrategia basada en la diferenciación la empresa buscará ser la única en su sector y poseer


algunas características que sean ampliamente valoradas por los compradores. Posteriormente, selecciona
uno o más atributos que varios compradores perciben como importantes y se orienta en exclusiva a
satisfacer esas necesidades. Su exclusividad es recompensada con la posibilidad de poder imponer
elevados precios por sus productos o servicios.

• En la estrategia de enfoque, el enfocador selecciona un grupo o segmento del sector productivo y se


centra en servirle con el mayor grado posible de exclusividad (y por tanto, excluyendo a otros). Tiene dos
variantes: i) en el enfoque de coste, una empresa busca una ventaja basada en el coste en un segmento
específico, y ii) en el enfoque de diferenciación, adicionalmente busca mostrar atributos distintos en un
segmento específico.

3.3.2. Comercio
El afán de intercambio es inherente al ser humano. En las sociedades precapitalistas el
trueque era un sistema muy utilizado (cada 8 de septiembre, en la comunidad San Pedro
Cholula, a unos 50 kilómetros de la Ciudad de México, con ocasión de las fiestas dedicadas a
la Virgen de los Remedios, los habitantes locales, visitantes y comerciantes intercambian
bienes o servicios pero sin dinero de por medio, la práctica se remonta a tiempos
prehispánicos, como bien está descrito en el Códice Florentino). Este sistema es muy simple
porque se reduce al intercambio de unos bienes por otros y sin que en la transacción medie
dinero; jurídicamente se denomina contrato de permuta. Con el tiempo los sistemas
económicos se hicieron más complejos y entonces se hizo necesario adoptar un modelo que
permitiera intercambiar bienes por dinero. Ya en el Código de Hammurabi (data
aproximadamente de 1728 a.C. en la antigua Mesopotamia) hay artículos dedicados a regular
sobre el tema. De hecho, es muy probable que la escritura fue creada para registrar el origen
y cantidades de las mercancías que se intercambiaban, de manera que los pictogramas
originalmente fueron creados para llevar la contabilidad. Por otra parte, la banca es tan
antigua como el dinero. Tanto en Babilonia (siglo VII a.C.) como en la antigua Grecia el
dinero se guardaba en los templos porque así se garantizaba que nadie lo robaría. En la
antigüedad los templos eran lugares de oración y destino de peregrinaje, pero en sus
alrededores también había una frenética actividad comercial. Una muestra de ello es el relato
bíblico de cuando Jesús expulsa a los cambistas del templo.
RECUADRO 3.11
PERDER LA CABEZA POR UN BULBO DE TULIPÁN

Con el objetivo de compartir un propósito común entre los estados independientes de los Países Bajos, en
1602 crearon la Compañía Holandesa de las Indias Orientales («Vereenigde Oostindische Compagnie»,
VOC), y 19 años más tarde la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales («West-Indische
Compagnie», WIC), ambas gestionadas por un electorado de sesenta miembros. La VOC fue fundada por
suscripción nacional de 6,5 millones de florines y con un mandato por veintiún años, estuvo dotada de un
poder monopolístico sobre el comercio y estaba exenta del pago de impuestos aduanales sobre las
importaciones. En poco tiempo la riqueza emanada de la VOC creció rápidamente y se extendió desde
Sumatra hasta Ciudad del Cabo, y gracias a sus redes de comercio los comerciantes podían garantizar el
suministro de sedas, nuez moscada, canela, clavo… en los mercados de Europa.
Menos de cincuenta años después de la independencia de los Países Bajos de España, una nación de
apenas dos millones de habitantes, se había convertido en el país más rico del mundo. En 1660, en la
década de mayor apogeo, esta empresa tenía 150 barcos dedicados al comercio y otros 40 para su
protección: el séptimo viaje produjo unas ganancias del 214% sobre la inversión original. Las acciones de la
VOC cotizaban en la bolsa, llamada así por estar en el patio de la Beurs de Ámsterdam (las operaciones se
hacían gritando a viva voz la compra y la venta de acciones y se cerraban con una palmada).
Las cosas funcionaron razonablemente bien, hasta que la codicia embriagó a los holandeses. Este momento
de exuberancia irracional se conoce como la Tulpenwoede. La preferencia por los tulipanes se remonta a
1151, cuando Ogier de Besbeque, embajador de Viena en Turquía, visitó Adrianópolis, al oeste de
Constantinopla, y al volver relató a sus homólogos holandeses la majestuosidad de esta hermosa flor. En
1561 llegó a Amberes el primer barco cargado de tulipanes.
Pero aún faltaba el tercer componente que cierra la ecuación de dinero+tulipanes, la baja aversión al riesgo
de los holandeses. Las inversiones seguras en los bancos y en el comercio en el mar Báltico crearon valor,
mientras que las inversiones especulativas en la bolsa generaron un crecimiento ficticio. Mientras más creció
la codicia, más crecieron las inversiones en bolsa. Para la década de 1620 las bóvedas de los bancos
estaban llenas de tulipanes. Una práctica común era hacer grandes inversiones en los bulbos de un área y
después lanzar al ganado en estampida para crear escasez. Se tiene constancia de un agricultor que había
cultivado un raro tulipán negro y lo vendió por 1.500 florines a un comerciante, quien de inmediato lo aplastó
con el pie. ¿Por qué? Porque él también tenía un tulipán negro y lo hizo para proteger su singularidad y su
precio. En 1636 un comerciante pagó 2.500 florines por un bulbo de tulipán Viceroy, cantidad equivalente a la
producción anual de una granja de buen tamaño. Un solo bulbo de Semper Augustus podía valer hasta 6.000
florines.
Y entonces, en enero de 1637 los inversores se percataron de que no era posible que una simple flor valiera
tanto dinero y salieron corriendo. El precio de un bulbo White Croonen, que había aumentado un 2.600% a lo
largo del año anterior, se desplomó en un 95%. El colapso fue devastador. Los empresarios ricos, que habían
comprado bulbos raros, se encontraron en posesión de activos totalmente inútiles. Los comerciantes que
habían asumido deudas con la esperanza de utilidades futuras, tras el pinchazo de la burbuja lo único que
seguían teniendo eran las deudas. Hombres y mujeres que el 5 de febrero se levantaron siendo ricos, se
fueron a la cama en la ruina. La Tulpenwoede fue una locura, pero no sería la última. Menos de un siglo
después los británicos vieron estallar su propia burbuja, la de los mares del sur. En el verano de 1720 las
acciones de la South Sea Company valían 1.000 libras y para diciembre habían bajado a 124. En una
sociedad de mercado las personas pueden impulsar el precio de cualquier producto, sean tulipanes, casas,
pinturas impresionistas o coches, a niveles imposibles de justificar de manera razonable.

Incluso Karl Marx reconoció la importancia del comercio. La sección primera del
capítulo 1 del primer volumen del libro primero de El capital (de 1867) está dedicada a la
mercancía. Marx la define como un objeto que permite satisfacer las necesidades del ser
humano, pero advierte que no todas las cosas que satisfacen las necesidades son mercancías.
Para que un objeto sea considerado como tal debe poseer tanto valor de uso como valor de
cambio. La utilidad inherente a un objeto es su valor de uso y se hace efectivo cuando
alguien lo consume. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza y son
los portadores del valor de cambio. Pero las mercancías también tienen valor de cambio
porque sirven para intercambiarlas por otros bienes con valor de uso. Cualquier relación de
intercambio se representa en una ecuación que equipara una cantidad de la mercancía A con
una cantidad de la mercancía B. Aunque las dos sean distintas, pueden ser equiparables si
poseen un valor muy similar y en su elaboración se empleó el mismo esfuerzo de trabajo.
En los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (escrito entre
1857 y 1858 pero publicado por primera vez hasta 1939) Marx desarrolló la Teoría de la
Plusvalía, la cual a su vez sustenta la Teoría de la Acumulación Capitalista, donde: i) la
producción de cada individuo depende de la producción de los demás; ii) la transformación
de los productos en medios de vida de cada individuo está en función de que los demás
quieran consumirlos, y iii) la dependencia recíproca es el fundamento del intercambio. Se
compartan o no estos argumentos, son una prueba de que las ideas marxistas son interesantes
y también merecen ser estudiadas.

RECUADRO 3.12
FRÉDÉRIC BASTIAT: «SI LOS BIENES NO CRUZAN LAS FRONTERAS,
LOS SOLDADOS LO HARÁN»

El 10 de octubre de 2005 Thomas C. Schelling (economista) y Robert J. Aumann (matemático) fueron


distinguidos con el Premio Nobel de Economía por sus aplicaciones de la teoría de juegos al análisis de
estrategias en situaciones de conflicto y a las ventajas de la cooperación frente a la confrontación en las
relaciones a largo plazo.
En 1960 Schelling publicó La estrategia del conflicto, un libro específicamente centrado en el estudio de la
carrera armamentista en tiempos de la Guerra Fría, y donde demostró: i) que en determinadas situaciones,
para intimidar al contrario es más eficaz la capacidad de ejercer represalias que la posibilidad real de resistir
un ataque, y ii) que mediante concesiones a corto plazo se pueden lograr ventajas a largo plazo (como, por
ejemplo, creando un clima de confianza que permita pasar del conflicto a la cooperación – esta línea de
investigación también fue explotada por Reinhard Selten, galardonado con el Premio Nobel de Economía en
1994). Por su parte, los trabajos de Aumann fueron definitivos para explicar: i) las situaciones en que resulta
fructífera la cooperación entre personas, grupos de personas, organizaciones o países (denominados
«juegos de repetición infinita»), y ii) cuando las partes solo pueden tener en cuenta el corto plazo porque es
elevado el riesgo de verse inmersos en un conflicto (como las guerras de precios o las guerras comerciales,
como lo fue el emblemático caso entre la estadounidense Kodak y la japonesa Fujifilm).
El profesor Matthew Jackson y el doctorando Stephen Nei, ambos de la Universidad de Stanford en
California, son dos expertos en teoría de juegos. En mayo de 2014 anunciaron los resultados preliminares de
su investigación y en junio de 2015 publicaron la versión definitiva («Networks of Military Alliances, Wars, and
International Trade», disponible en Social Science Research Network: http://papers.ssrn.com). La pregunta
que les había motivado a realizarla era: ¿puede el comercio evitar la guerra? Descubrieron que no, aunque
potenciado a tiempo puede ser de gran ayuda para impedir que estallen los conflictos.
Aplicando rudimentos muy avanzados de la teoría de juegos en la investigación demostraron que para
mantener la estabilidad global el comercio ha sido mucho más útil que las alianzas militares. Desde tiempos
ignotos, salvo momentos muy concretos la humanidad se ha enfrentado en guerras, pero Jackson y Nei
encontraron una correlación interesante: en los períodos donde el intercambio comercial ha sido más
dinámico, ha habido menos guerras, primero porque las ganancias esperadas son una poderosa razón para
mantener una alianza con otras naciones, y en segundo lugar, porque las implicaciones económicas del
comercio reducen los incentivos para atacar a los vecinos.
Los datos recopilados muestran que desde 1820 las guerras entre dos o más países se han reducido en un
90%, siendo el descenso más significativo a partir de 1950 y hasta el 2000, mientras que en ese tiempo las
redes de comercio internacional experimentaron un crecimiento formidable, hasta constituir el 25% del PIB
mundial. En conclusión, el comercio no siempre puede evitar las guerras, pero sin lugar a dudas las puede
detener.
Jack Ma, uno de los hombres más ricos de China, fundador y presidente del portal de comercio electrónico
Alibaba, en una entrevista a la CNN en ocasión de la celebración de la Cumbre del G20 en la ciudad china de
Hangzhou en septiembre de 2016, dijo: «Las guerras comienzan cuando el negocio se para». Esta
declaración confirma lo dicho por C. Frédéric Bastiat (1801–1850), economista francés y precursor de la
Escuela Austriaca: «Si los bienes no cruzan las fronteras, los soldados lo harán».

Vivimos en un mundo globalizado y donde ningún país se puede mantener aislado sin
sufrir las consecuencias del atraso económico. El comercio no es un factor de producción
original, pero lo hemos considerado como metafactor por su importancia. Gracias a este es
posible que los países accedan a una amplia variedad de productos, servicios, capitales y
mano de obra, con los cuales podrán producir más eficientemente. Debido al intercambio
económico, los habitantes y las empresas de un país podrán acceder a bienes creados en otros
países, y a su vez, estos podrán exportar los bienes que han sido creados por ellos. Los países
llevan a cabo el intercambio por dos razones: i) dado que son distintos entre sí, buscan
beneficiarse de sus diferencias produciendo aquello que realizan relativamente bien, y ii) para
conseguir escalas de producción que les permitan ser más eficientes (es decir, producir más y
mejor con menos recursos).

3.3.3. Cooperación
En economía no todos los enfoques son operativos a partir de relaciones de rivalidad y
conflicto entre los agentes productivos. Hay ciertas opciones que se interesan en elaborar
relaciones de cooperación. La decisión de cooperar reside en la necesidad de enfrentar
situaciones o problemas nuevos, o situaciones o problemas viejos pero circunscritos en
escenarios nuevos. En la figura 3.2 se muestran las formas originales de cooperación.
FIGURA 3.2
FORMAS ORIGINALES DE COOPERACIÓN ENTRE AGENTES ECONÓMICOS
El recuadro 1 muestra la cooperación básica o elemental, consistente en la colaboración
entre dos agentes económicos. En este aspecto es importante destacar el doble sentido de la
flecha porque si esta solo tiene una dirección se trataría de una relación de consultoría o de
subordinación, pero no de cooperación. El recuadro 2 trata de la cooperación entre tres o más
agentes, pero vía la intermediación de un agente hegemónico (en este caso ese papel lo
desempeña 1). El recuadro 3 explica la cooperación plena, donde la complejidad es mayor,
pero también lo son las posibilidades para generar inercias y aprovechar las potencialidades
de cada uno de los participantes. En la cooperación en estrella (recuadro 4) prevalece una
relación compleja, en la cual la mayor parte de la responsabilidad (y eventualmente también
de los beneficios) recae en el agente 1 por ser el eje de interrelación entre todos. Finalmente,
el recuadro 5 se refiere a la cooperación circular, donde cada uno tiene una función específica
y cuyo desempeño es fundamental para el siguiente, y este a su vez es importante para el
siguiente, y así sucesivamente. El problema en este caso es que entre 2 y 4, y entre 3 y 1, no
hay contacto y, por tanto, puede haber desconocimiento sobre lo que hacen los agentes más
distantes.
A partir de las formas originales anteriormente expuestas, se derivan dos modelos de
cooperación entre agentes económicos interesados en la búsqueda de objetivos (figura 3.3).
FIGURA 3.3
MODELOS DE COOPERACIÓN
1. Modelo estático de relaciones Gobierno – Agentes económicos – Universidades y centros de
investigación.
2. Modelo clásico de relaciones Gobierno – Agentes económicos – Unviersidades y centros de
investigación.

En el Modelo estático de cooperación entre el gobierno, los agentes económicos y las


universidades y centros de investigación (figura de la izquierda), el elemento más destacable
es que el primero es el ente que los une, sin el cual los otros dos no tienen forma de
relacionarse. Este modelo ha sido un fracaso (prevaleció en la Unión Soviética y en la época
estatista de muchos Estados). El Modelo clásico (figura de la derecha) es más amable con la
interrelación entre los tres agentes, pero las esferas institucionales claramente están separadas
y solo se relacionan a través de vínculos débiles y de carácter coyuntural.
CUADRO 3.1
EJEMPLOS DE COOPERACIÓN ENTRE EMPRESAS

Triple hélice
El Modelo de la Triple Hélice fue creado y desarrollado por Henry Etzkowitz, Loet
Leydesdorff y Colin Jones–Evans (entre 1996 y 1997). La idea fundamental es que la
forma de espiral potencia las relaciones entre los agentes participantes (tanto de orden
público como de orden privado, pero también académico). En la figura 3.4 se muestra el
modo en que cada agente está ubicado en su esfera específica, pero en permanente
interacción con las otras dos. De la interrelación entre las tres esferas resulta un círculo
concéntrico, donde se desarrollan las redes de colaboración.
FIGURA 3.4
MODELO DE LA TRIPLE HÉLICE

En la Triple Hélice los agentes económicos aprenden a colaborar, por lo cual están
obligados a desarrollar una cultura compartida. La convergencia entre ellos da lugar a
diversas posibilidades, tales como: i) investigadores que se convierten en empresarios,
promotores de sus propios inventos, mejoras tecnológicas y adaptaciones; ii) empresarios que
se acercan a las universidades y centros de investigación para crear lazos de colaboración; iii)
investigadores que se acercan a las empresas para conocer sus problemas, necesidades y
áreas de oportunidad y a partir de ello proponer soluciones, y iv) funcionarios y empleados
públicos que se acercan a empresas y universidades para descubrir nuevas áreas de trabajo
para las funciones de gobierno. Estos ejemplos son solo unas cuantas posibilidades derivadas
de la colaboración entre los agentes.

NOTA 3.11
INNOVACIÓN EN ABIERTO: «OSLO CANCER CLUSTER»

De origen, la innovación en abierto suele tener buena acogida, pero cuando llega la hora de compartir los
descubrimientos, y en general el conocimiento, la gente deja de ser todo lo cooperativa que se necesitaría.
En Oslo han emprendido una gran iniciativa. El Oslo Cancer Cluster (http://oslocancercluster.no/) se
conforma de un conglomerado de especialistas de varias disciplinas y más de 75 organizaciones públicas
(p.e. el Instituto Karoliska de Suecia) y privadas (p.e. IBM y grandes farmacéuticas) de varios países, todos
interesados en sumar esfuerzos para combatir y encontrar la cura a varios tipos de cáncer. Una de las
novedades es que recientemente han incorporado a un instituto de secundaria, para que los adolescentes
(entre 15 a 19 años) aprendan in situ cómo la colaboración, y no la rivalidad, puede arrojar resultados
positivos.
En los últimos tiempos hemos comprobado que en España queda un largo camino por recorrer en materia de
pactos y cooperación, pero en el campo de la economía del cambio tecnológico la colaboración entre los
agentes productivos es esencial.
En economía la corriente dominante ha hecho especial énfasis en hacer prevalecer los intereses propios
sobre los de la comunidad, pero hay diferentes propuestas alternativas que merece la pena conocer. Una
muestra sobre cómo se pueden aunar los intereses propios con los ajenos es el denominado dilema del
prisionero. En el vídeo homónimo disponible en YouTube, el profesor Robert Axelrod explica sus
fundamentos.

3.3.4. La evolución
Joseph Alois Schumpeter (1883–1950) se formó en la más profunda tradición de la
Escuela Austriaca de la mano de Eugen von Böhm-Bawerk (quien fuera su director de Tesis
en la Universidad de Viena, en donde se doctoró en 1906) y Friedrich von Wieser, si bien
en cuanto conoció los trabajos de Léon Walras cambió por completo. Del vasto legado escrito
por Schumpeter es necesario rescatar, con justicia, cuatro títulos. El primero de ellos es
Teoría del desenvolvimiento económico (de 1912), el segundo es Ciclos económicos (de
1939), el tercero es Capitalismo, socialismo y democracia (de 1942), y el último, publicado
póstumamente a su muerte gracias al monumental trabajo de su tercera esposa, Elizabeth
Boody Schumpeter, en su majestuoso Historia del análisis económico (de 1954).
En sus trabajos definió la evolución en los términos producidos por los cambios
institucionales y estructurales, situó al cambio tecnológico en el centro de la evolución y al
empresario como el ente innovador de las organizaciones, e intentó (inútilmente) hacer
compatible el concepto del equilibrio general walrasiano con la evolución. A diferencia de
los autores neoclásicos, que consideraron que la evolución tiene lugar en un ambiente
estático, donde no existe relación directa entre el entorno y los agentes y todo tiende a un
equilibrio estable e inmutable, en 1912 Schumpeter argumentó que la economía no puede ser
estudiada a partir del postulado de estacionalidad.
Señaló que la persecución de las utilidades y la acumulación de capital conducen a un
incremento del crecimiento económico. El impulso fundamental que alimenta dicho
crecimiento proviene de los nuevos bienes consumibles, de los nuevos procesos y métodos de
producción, de la incursión en nuevos mercados y de las nuevas formas de organización
industrial, que no solo producen cambios cuantitativos, sino también cualitativos. La creación
de nuevas industrias y la desaparición de las viejas es lo que para Schumpeter es la
destrucción creativa, y se refiere a que para crear algo nuevo es necesario destruir parte, gran
parte o la totalidad de lo viejo. Bajo este enfoque, la historia de la humanidad puede
clasificarse en dos tipos de etapas: i) las de cambio incremental, y ii) las de cambio de
paradigma tecnoeconómico. En las primeras se ha mejorado lo existente hasta llevarlo casi al
límite de sus capacidades, y es entonces cuando se ha iniciado una frenética búsqueda para
identificar y evaluar caminos alternativos de evolución. Las segundas se refieren a nuevos
caminos para enfrentarse a los problemas.

RECUADRO 3.13
ORÍGENES DEL PENSAMIENTO EVOLUCIONISTA (I)

Los antecedentes más remotos del pensamiento evolucionista tienen sus orígenes en cuatro grandes pilares.
El primero es la obra de Thomas R. Malthus, Ensayo sobre el principio de población (de 1798), el segundo
son los trabajos seminales de Wilhelm Georg Friedrich Roscher y Gustav von Schmoller, ambos de la
Escuela Histórica Alemana, el tercero son los trabajos de Alfred Russel Wallace y Charles Lyell, y finalmente,
el cuarto es la obra más emblemática de Charles Darwin, Sobre el origen de las especies (de 1859). Esta
situación explica la profusa vinculación que existe entre la economía y la biología, como lo han defendido los
economistas de pensamiento evolucionista, y más recientemente los schumpeterianos.
En 1843, Roscher, uno de los más distinguidos miembros de la Escuela Histórica Alemana, publicó su
Tratado de economía política de acuerdo con el método histórico, donde utilizó analogías y conceptos
de la evolución biológica para analizar el comportamiento de las instituciones y los sistemas económicos.
Posteriormente, Gustav von Schmoller en su Tratado general sobre economía política (publicado entre 1900
y 1904) hizo referencia a la importancia del tiempo y el espacio en el desarrollo de la economía, puntualizó
sobre la importancia de la cultura en el desarrollo económico (en franca contraposición a los planteamientos
de los economistas clásicos y neoclásicos), y muy concretamente hizo referencia a los aspectos biológicos,
al analizar las relaciones entre las empresas y los sistemas económicos. Lamentablemente las propuestas de
Schmoller sufrieron un profundo declive a partir de la década de los veinte del siglo XX. Fue hasta la década
de los ochenta del siglo pasado cuando estas fueron retomadas por economistas de pensamiento
evolucionista, institucionalista y muy ampliamente por los expertos en desarrollo económico.
Los trabajos de Roscher y Schmoller originalmente solo fueron difundidos en los territorios de habla germana
y no fueron estudiados en Inglaterra hasta finales del siglo XIX. Por tanto, los escritos seminales del
naturalista británico Alfred Russel Wallace, Sobre la ley que regula la introducción de nuevas especies (de
1855) y Sobre la tendencia de las variedades para partir indefinidamente del tipo original (de 1858), fueron
considerados como los primeros en su género. Estas publicaciones expusieron la novedosa idea de que las
especies actuales eran el resultado de un largo proceso de evolución, y de que la selección natural era el
mecanismo explicativo de la transmutación de las especies.
En 1859 Wallace conoció a Charles Lyell, quien fuera un distinguido geólogo y autor de Principios de
geología (publicado entre 1830 y 1833 en seis volúmenes), en donde retomaba las tesis del geólogo James
Hutton que señalaban que la Tierra se habría formado lentamente a lo largo de extensos períodos de tiempo
y a partir de la presencia de fuerzas como la erosión, los terremotos, las erupciones volcánicas y las
inundaciones (anteriormente, la creencia dominante, defendida por Georges Cuvier, consistía en que la Tierra
habría sido modelada por una serie de grandes catástrofes que tuvieron lugar en un tiempo relativamente
corto). Wallace y Lyell eran miembros de la Sociedad Linneana de Londres (fundada en 1783 a partir del
legado del naturalista sueco Carl Linneo y dedicada al estudio y difusión de la zoología, la botánica y la
biología). Wallace y Charles Darwin se conocieron en las reuniones celebradas en esa asociación en 1858.
De la posterior correspondencia que mantuvieron (Wallace incluso envió una copia de sus trabajos a Darwin)
se percataron de la similitud de sus descubrimientos, lo que los llevó a publicar conjuntamente en julio de
1858, Sobre la tendencia de las especies para formar variedades y Sobre la perpetuación de las variedades y
las especies por los medios naturales de selección natural. Ambos trabajos son la piedra angular de la teoría
de la evolución atribuida a Darwin, aunque, como hemos visto, es indiscutible que Wallace es legítimo
coautor. Más tarde Darwin publicó su más emblemático trabajo sobre la selección natural, Sobre el origen de
las especies (en noviembre de 1859).
Las ideas evolucionistas darwinianas señalaban que los seres vivos provienen de un origen común, a partir
del cual se han producido múltiples ramificaciones. Este principio lleva implícito el postulado de que el
hombre comparte un origen con los primates actuales, por ello no es de extrañar que Darwin se convirtiera
en el objetivo de ataque por parte de los pensadores más conservadores de la flemática Sociedad Victoriana,
quienes se resistían a aceptar que las explicaciones aportadas por el Génesis bíblico eran incapaces de
competir con las contundentes evidencias científicas.

La semilla conceptual que en su día elaboró Schumpeter posteriormente fue retomada por
otros. En la década de los setenta del siglo XX algunos economistas revivieron el interés por
incorporar al conjunto de herramientas del análisis económico el estudio de la evolución
biológica. El autor pionero de este enfoque, y por cierto, discípulo de Schumpeter en Harvard
en los cursos de 1935 y 1936, fue Nicholas Georgescu-Roegen, quien en 1971 (en su «The
Entropy Law and the Economic Process») puso el acento en las implicaciones de la Ley de la
entropía porque integró los conceptos de la termodinámica en el análisis económico. A
continuación, en la década de los setenta hubo varios trabajos relevantes, como los de
Herman E. Daly («Toward a Steady-State Economy», de 1973 y «Steady-State Economics»,
de 1977) y Kenneth E. Boulding («Evolutionary Economics», de 1974), entre muchos otros,
donde se explicaba que las interacciones entre individuos, instituciones y el entorno son
esenciales para el cambio económico, como en su día lo indicaron Thorstein Bunde Veblen
y Schumpeter.

RECUADRO 3.14
«EL LUGAR DE LA CIENCIA EN LA CIVILIZACIÓN MODERNA»

Thorstein Bunde Veblen (1857–1929) en su El lugar de la ciencia en la civilización moderna (de 1919)
retomó las ideas evolucionistas originales y refutó pormenorizadamente todos los planteamientos formulados
hasta entonces. Con sorprendente lucidez expuso una teoría socioeconómica de la evolución, sustentada en
el legado darwiniano (fundamentalmente en los principios de herencia, variación y selección), y fue más allá
al señalar que las organizaciones productivas operaban según los mismos principios de herencia, variación y
selección. Este libro resultó muy novedoso porque exponía que las sociedades se veían obligadas a
modificar constantemente las preferencias individuales y de grupo en la medida en que salían a la luz nuevos
descubrimientos, eran formuladas nuevas teorías y eran creados y comercializados nuevos inventos. Durante
mucho tiempo el legado de Veblen sufrió la injusticia del olvido; en la actualidad, sin embargo, se le sitúa
como el primero en haber señalado que las instituciones, las organizaciones y los individuos están en un
continuo cambio, motivado por la propia interacción entre los agentes.

A partir de estas investigaciones resurgió el interés sobre este enfoque. Los elementos que
caracterizan a la teoría evolucionista se distinguen por: i) el foco de atención se centra en una
variable (o en un grupo de ellas) que cambia con el tiempo, y es de sumo interés entender el
proceso dinámico que está detrás del cambio observado, y ii) la variable o sistema en
cuestión sufre variaciones parcialmente azarosas y existen mecanismos de selección
sistemática. Asimismo, estas investigaciones están fundamentadas en la inestabilidad del
equilibrio, en la imposibilidad de alcanzarlo, en agentes que tratan de alcanzar metas, en que
los fenómenos económicos se desarrollan en un entorno cambiante, en la racionalidad
limitada y en las relaciones no-lineales entre variables económicas, entre otras. Algunos de
los resultados obtenidos se han orientado a modificar la definición del problema económico,
que ha ido de la asignación óptima de factores escasos con usos múltiples dadas unas
preferencias inmutables (postura fundamental en la economía neoclásica), a la identificación
de las características y patrones de ajuste continuo y al reconocimiento de las condiciones y
preferencias permanentemente cambiantes de la economía evolucionista.
En la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado y hasta el presente ha
habido una ramificación de teorías que se derivan de estas tesis, tales como: i) el propiamente
enfoque evolucionista; ii) el pensamiento schumpeteriano; iii) el de la economía ecológica, y
iv) el enfoque neoinstitucionalista. En términos generales, el evolucionista comparte con el
resto las dinámicas industriales, la generación y gestión de los procesos de innovación, el
empresario como agente de cambio, el cambio estructural y los procesos de desequilibrio,
entre otros.
El punto de encuentro entre la economía ecológica y los restantes es que comparte su
interés por el estudio de la evolución de los sistemas económicos, pero no se destaca por
estudiar la economía industrial, los procesos de innovación y al empresario como agente de
cambio. Por su parte, el enfoque neoinstitucionalista considera que: i) las organizaciones
operan según reglas que constantemente son interpretadas y ejecutadas por personas, por lo
cual su evolución obedece al comportamiento humano, y ii) la evolución de las
organizaciones se somete a un perpetuo proceso de «acierto – error» que genera cambios
(semejantes a los que tienen lugar en los genes y en los procesos de generación de nuevas
tecnologías).
El primer punto de conflicto se centra en torno a los schumpeterianos y los evolucionistas.
La principal fuente de difusión de las ideas evolucionistas, el prestigioso Journal of
Evolutionary Economics, paulatinamente se ha alejado de los planteamientos más genuinos
del legado schumpeteriano. Schumpeter llegó a ser presidente de la Econometric Society
(entre 1940 y 1941), pero, en sentido estricto, se distinguió por buscar puntos de encuentro
entre la economía, la sociología y la historia, y fue uno de los más férreos críticos de su
tiempo en denunciar que se corría el riesgo de que la economía quedase reducida a un mero
apéndice de las matemáticas. Los actuales economistas de la corriente evolucionista cada vez
han adoptado más los procedimientos que utilizan los economistas neoclásicos, mientras que
los schumpeterianos se han mantenido fieles a Schumpeter, tanto en los objetos que son
susceptibles de ser estudiados como en el desarrollo y selección de los métodos de
investigación.
El segundo punto de conflicto se refiere a que, para los evolucionistas, Schumpeter es
considerado como un autor más en el proceso de construcción de su pensamiento y que su
legado es tan válido como el de cualquier otro. Para los schumpeterianos, sin embargo,
Schumpeter es identificado como el Profeta de la Innovación y quien ha marcado una
poderosa diferencia en relación al resto de los autores evolucionistas. Esta cuestión es muy
importante porque significa que sobre su herencia doctrinal se edifican los cimientos de este
pensamiento.

RECUADRO 3.15
ORÍGENES DEL PENSAMIENTO EVOLUCIONISTA (II)

Karl Marx fue otro de los grandes pensadores del siglo XIX que se vio fuertemente atraído por las ideas
evolucionistas planteadas por Darwin. De hecho, el materialismo marxista encuentra sus raíces en la obra
del naturalista. Marx escribe: «Es sorprendente la forma en la que Darwin identifica, a través de los animales
y las plantas, su propia sociedad británica, a través de la división del trabajo, el espíritu de competencia, la
búsqueda eterna de nuevos mercados, el deseo de “inventar” y la lucha malthusiana por sobrevivir. Es la
descripción más exacta de bellum omnium contra omnes (“la guerra de todos contra todos”) de Hobbes […]».
En efecto, es a través de la obra de Darwin como Marx explicó la forma en la que los débiles son eliminados
por los fuertes, aunque, como es de suponer, el marxismo en modo alguno justificaba que las leyes de la
supervivencia animal tuviesen la misma validez para el género humano. Aun así, es verificable la admiración
que Marx prodigaba a Darwin; una muestra de ello es que el segundo volumen de El capital (publicado en
1885), iba a ser dedicado al naturalista británico, pero fue el propio Darwin quien le pidió que no lo hiciese.
Es posible que las ideas de Darwin y Marx se aproximasen tanto debido a que ambos eran ateos, si bien
Darwin no hacía alarde de ello. A lo largo de su vida Darwin luchó para que se le considerase un científico,
no un filósofo. De haber aceptado que Marx le dedicase el segundo volumen de El capital posiblemente
hubiera significado que en cierto modo confesaba abiertamente su visión materialista de las cosas y su
ateísmo. No obstante, las ideas evolucionistas de Darwin y las ideas socialistas de Marx estarían
estrechamente vinculadas durante largo tiempo.
El siguiente autor en retomar las ideas evolucionistas sería Alfred Marshall, en sus Principios de economía
(de 1890), y muy especialmente en su Analogías mecánicas y biológicas en economía (de 1898). Resulta
particularmente llamativo que Marshall, quien fuera uno de los más destacados marginalistas, identificase
varios puntos de coincidencia entre la biología y la economía. En su trabajo de 1898 estudió los cambios que
se generan a partir de la actividad económica, los cuales pueden llegar a ser irreversibles. Contrario a los
postulados de la teoría neoclásica, argumentó que en ocasiones el tiempo y las condiciones reales no
siempre coinciden con el tiempo y las condiciones mecanicistas, propios de la economía neoclásica, razón
por la cual las mismas condiciones en momentos distintos no producen los mismos resultados y reconoció
que es altamente improbable que se repitan las mismas condiciones en otro tiempo y lugar. En resumen,
Marshall admitió las semejanzas entre la economía y la biología, aunque argumentó que en la práctica era
prácticamente imposible analizar las cuestiones económicas desde los postulados de la biología porque era
inconmensurable el aparato analítico necesario para conseguir tal objetivo.

La formalización de lo que se considera pensamiento schumpeteriano es de muy reciente


creación. Todos los schumpeterianos tienen puntos de encuentro en los siguientes temas: i) el
estudio de la interacción entre los agentes económicos y sociales, y ii) la generación y
difusión del conocimiento (incluidas las innovaciones) en el contexto de la evolución de los
sistemas complejos. Los sistemas simples se caracterizan porque hay un número limitado de
interacciones entre los agentes que conforman el entorno y suelen funcionar según los
procesos de decisión jerárquico (y además, su comportamiento es más predecible debido al
mayor control que se ejerce). A diferencia de los anteriores, los sistemas complejos son
capaces de establecer procesos dinámicos que constantemente están sometidos a cambios y
adaptaciones y su comportamiento generalmente es impredecible.
En el afán de contribuir a la identificación de las coordenadas ideológicas del
pensamiento schumpeteriano a continuación se muestran dos propuestas. En la figura 3.5 se
muestra la propuesta desarrollada por Horst Hanusch y Andreas Pyka («Manifesto for
Comprehensive Neo-Schumpeterian Economics», «The Elgar Companion to Neo-
Schumpeterian Economics», ambos de 2006, y el artículo «The Principles of Neo-
Schumpeterian Economics», publicado en Cambridge Journal of Economics en 2007). Estos
autores suponen que del correcto funcionamiento entre la economía industrial, el sector
financiero y la economía del sector público dependerá que se alcancen mejores metas en
materia de desarrollo económico. En este contexto, han concedido especial énfasis a un pilar
de la economía real (la economía industrial), otro de la economía especulativa (el sector
financiero), y finalmente a la economía del sector público. En este caso, las innovaciones son
consideradas como el elemento que envuelve tanto a los descubrimientos y avances
científicos y tecnológicos, como a los cambios que suceden en el interior de las
organizaciones. De este modo, las innovaciones contribuyen a generar un ambiente de
incertidumbre constante, propio de los sistemas complejos, pero gracias a ellas se propician
vínculos estrechos entre los agentes que conforman los tres pilares (p.e. las empresas, el
sector financiero, las universidades y los centros de investigación, las agencias y las
dependencias gubernamentales), lo que contribuye a generar mejores condiciones para el
desarrollo económico.
FIGURA 3.5
ELEMENTOS QUE CONFORMAN LA ECONOMÍA SCHUMPETERIANA (I)

El primer elemento de la teoría schumpeteriana de Hanusch y Pyka es la economía


industrial, en la que se destacan: i) las transformaciones a nivel micro, macro, meta y meso;
ii) es fundamental que todos los agentes (y no solo las empresas) estén interesados en generar
innovaciones, y iii) tanto la competitividad como la cooperación entre empresas son
importantes, de modo que ambas pueden marcar ciertas directrices en la toma de decisiones.
El segundo elemento se refiere a lo que Schumpeter (en 1912) identificó como el rol que
desempeña el sector financiero en la consecución de fines relacionados con el desarrollo
económico. En su Teoría del desenvolvimiento económico advirtió que, además del espíritu
emprendedor del empresario, es primordial que el sector financiero esté dispuesto a asumir
riesgos y a financiar nuevos proyectos empresariales. El interés es que entre ambos agentes
se generen relaciones estrechas. Finalmente, el tercer pilar es el sector público. En este caso
Hanusch y Pyka se refieren a las normativas que emanan de los poderes del Estado. En 1942,
Schumpeter reconoció que los procesos de innovación generan ganadores y perdedores, y un
poco más tarde John Rawls (en «A Theory of Justice», de 1971) explicó que los miembros
de la sociedad están abocados a suscribir un contrato social que señale las vicisitudes y los
incentivos derivados de los procesos de innovación. La cuestión es que el agente idóneo para
redactar ese contrato social es el Estado. Por consiguiente, esta figura reconoce el importante
papel que desempeña en la búsqueda de mejores condiciones que incentiven las innovaciones
y a partir de ellas se logren mejores niveles de desarrollo económico.
La propuesta de Hanusch y Pyka refleja con fidelidad el legado de Schumpeter, pero no
responde con solvencia a las condiciones imperantes en las que opera la economía en la
actualidad. De estos trabajos se deduce que su propuesta está a favor del intervencionismo
estatal para incidir sobre la marcha de la economía en general, y de la generación de
innovaciones en particular. En este afán, se destaca muy enfáticamente el papel que
desempeña el sector público pero se omite deliberadamente el comercio internacional. Es
específicamente en esta cuestión en la que se fundamenta la necesidad de plantear una
propuesta alternativa que esté en mayor sintonía con el modelo de globalización vigente.
El modelo alternativo que proponemos se distingue por destacar el papel del comercio
internacional, la necesidad de reducir la intervención del Estado en el desarrollo de la
economía, y señala que entre los pilares en los que se sustenta el pensamiento
schumpeteriano y la capa superior, correspondiente al desarrollo, el crecimiento económico
desempeña una función necesaria. El modelo de Hanusch y Pyka soslaya que para contar con
recursos que permitan consolidar un escenario de desarrollo, previamente hay que generarlos
a través de las dinámicas propias del crecimiento económico.
FIGURA 3.6
ELEMENTOS QUE CONFORMAN LA ECONOMÍA SCHUMPETERIANA (II)

Los puntos de convergencia entre la propuesta de Hanusch y Pyka y la esbozada en la


figura 3.6 son los siguientes: i) las innovaciones son el combustible que permite dinamizar la
economía; ii) conceden especial consideración al Efecto Verdoorn, específicamente en lo
referente a la influencia que la producción acumulada ejerce sobre la productividad conjunta
de los factores de la producción (v.g. el learning by doing y el learning by using); iii)
reconocen el crecimiento inducido por las innovaciones al permitir que el cambio
tecnológico impacta a través del Efecto Verdoorn, y iv) el efecto de las innovaciones
inducidas por el crecimiento (relacionado con el learning by interacting) convierte en
endógeno el cambio tecnológico, lo que da origen a unas economías de escala dinámicas
crecientes. Estos puntos son, y así lo queremos creer, el origen de partida para buscar más
coincidencias que divergencias.
FIGURA 3.7
CRECIMIENTO INDUCIDO POR LAS INNOVACIONES
Si vamos de la parte superior hacia abajo, primeramente está el crecimiento inducido por
las innovaciones. Esta relación permite que el cambio tecnológico impacte en el sistema
económico a través del Efecto Verdoorn. Una vez que la renta crece, más personas tendrán
acceso a los mismos productos, lo que implicará la necesidad de desarrollo de las economías
de escala. Por otro lado, el crecimiento la renta demandará más bienes diferenciados, así
como la creación de áreas económicas nuevas. Finalmente, el crecimiento de la renta
conducirá a una mayor demanda, lo que creará nuevas posibilidades para la división del
trabajo, y promoverá la generación y desarrollo de economías de aglomeración.
Ahora bien, hay notables diferencias entre las dos propuestas. En la nuestra la economía
industrial se mantiene como primer pilar, aunque el énfasis no se limita a los aspectos
microeconómicos. El centro de atención es el estudio de la economía de la empresa
innovadora, cuyos contenidos se dividen en cinco apartados: i) la concepción schumpeteriana
de la empresa y el valor estratégico de la innovación; ii) la naturaleza de las organizaciones
innovadoras; iii) el desempeño innovador de las funciones directivas, y iv) la integración en
redes de empresas. De este modo se pretende responder más fielmente al ideario
schumpeteriano de la empresa innovadora y competitiva.
En este enfoque se presupone la existencia de una política industrial estatal que facilite la
reconducción de los factores de la producción hacia actividades de mayor productividad
relativa, con medidas tales como: i) reducir los trámites burocráticos para la creación de
nuevas empresas; ii) mejorar el flujo de información que permita evaluar más rápidamente
las oportunidades tecnológicas, comerciales y de inversión, y iii) facilitar la acumulación de
los factores de la producción a través de la financiación a la I+D+i. Asimismo, es
fundamental considerar las características del mercado interno sobre la capacidad tecnológica
y sobre la competitividad internacional de la economía nacional o regional.
Para Hanusch y Pyka, las finanzas son el segundo pilar. En nuestro modelo las hemos
omitido y su lugar lo ocupa el comercio internacional. El riesgo que asume el sector
financiero en el apoyo a los procesos de I+D+i está implícito en el crecimiento económico.
La cuestión relevante es que las innovaciones que se generan en el seno de las empresas en
realidad tienen el objetivo de ser canalizadas a través de los mercados locales y globales. El
actual modelo de globalización es el escenario adecuado para penetrar en los mercados ya
existentes, pero también para crear otros nuevos. Es menester recordar que la I+D no produce
innovaciones de manera espontánea: las innovaciones tienen lugar cuando los resultados
derivados de la I+D impactan en el mercado y se traducen en ganancias.
Tanto para Hanusch y Pyka como para nosotros el tercer pilar corresponde a la economía
del sector público. No obstante, nuestra propuesta se diferencia en que el papel más
destacado del Estado reposa en la creación de un sólido Sistema de Innovación (SI) que esté
articulado a través de diversos Sistemas Regionales de Innovación (SRI). Adicionalmente,
la intervención pública se debe circunscribir a cuestiones muy puntuales y nunca debe
adquirir un carácter permanente. El SI es el centro del proceso de desarrollo económico y
determina, en parte, el grado de competitividad del país en el ámbito internacional. Su
desarrollo depende de la conformación de clusters, que son grupos de industrias
interrelacionadas por cadenas insumo–producto, de formación de personal cualificado y de la
existencia de las infraestructuras necesarias.
La diferencia más notable entre la propuesta de Hanusch y Pyka y la nuestra radica en la
capa superior a los tres pilares. Para estos autores, la aspiración es que los buenos resultados
alcanzados conllevarán a mejores condiciones para el desarrollo económico. A nuestro
parecer, sin embargo, antes que aspirar al anhelado desarrollo económico se tiene que generar
una dinámica de crecimiento. En este sentido, los cambios que tienen lugar en los mercados
mundiales obedecen, entre otros factores:
• Modelos de especialización.
• Habilidades tecnológicas.
• Factores orientados a la productividad.
• Habilidades orientadas al mercado.
• Al incremento de las tarifas.
• Al incremento de la inversión.
• A la captación de ingresos adicionales, entre otros aspectos.
Por ello, es importante considerar que la competitividad de cualquier país, región o
localidad no solo depende del ramo industrial que sea relevante, sino que además hay
economías de aglomeración que conviven con la economía y donde se generan lazos de
interconexión e interdependencia. Y, por otro lado, hay que tener en cuenta la existencia de
aspectos nacionales de suma importancia, como la eficiente política macroeconómica, las
dinámicas de crecimiento, la estabilidad política, así como cuestiones culturales y
características organizacionales típicas de cada sociedad, las cuales pueden ser determinantes
para el logro de fines de la competitividad.
Finalmente, hay que tener en cuenta dos aspectos de suma importancia. Para que los
beneficios alcanzados por el crecimiento económico impacten positivamente en el desarrollo,
es necesario que haya una plena integración entre: i) los procesos de aprendizaje, y ii) que las
complementariedades tecnológicas estén coordinadas con los sistemas de producción. En la
medida en que ambos aspectos se consoliden se podrán alcanzar las metas del desarrollo
económico en un país. Como es natural, si el grado de integración nacional es decreciente,
estos procesos se trasladarán al extranjero y, por tanto, disminuirá la capacidad de generar
dinámicas de crecimiento, dada la pérdida de capacidad tecnológica: una tasa de crecimiento
inferior a la de los principales socios y rivales comerciales trasladará las posibilidades de
sostenibilidad de crecimiento al extranjero, y hará que la economía sea incapaz de generar
procesos acumulativos.
Capítulo 4
¿Cómo maximizamos los beneficios?
Respuestas de economía para no
economistas
A lo largo de los siglos XVIII y XIX los economistas se interesaron en la libertad y la
responsabilidad de los individuos y sobre el poder de los mercados, tan elocuentemente
estudiados por Adam Smith (1723–1790), en las ventajas del libre comercio, estudiadas por
David Ricardo (1772–1823), en denunciar la explotación que sufría el trabajador a manos
del capitalista y la forma en que se produce la plusvalía, tan agudamente explicado por Karl
Marx (1818–1883), así como en los problemas derivados del crecimiento demográfico
descontrolado, en los que especialmente se interesó Robert Malthus (1766–1834). A
continuación les siguieron una multitud de grandísimos pensadores, gracias a cuyos trabajos
desde la economía se han encontrado respuestas.
Los economistas de nuestro tiempo también tienen retos formidables. En la búsqueda de
maximizar los beneficios algunos de los interrogantes que en la actualidad son objeto de
debate son, por ejemplo: ¿Todos tenemos motivaciones e intereses económicos? ¿Cómo
funciona la relación entre intereses y principios? ¿Qué beneficios aportan los fumadores a los
no fumadores? ¿Existe una relación entre la esperanza de vida y la edad de las jubilaciones?
¿La codicia es buena? ¿La economía es un juego de suma cero, donde lo que uno gana otro lo
pierde?… Y así, la lista podría ser muy larga. A continuación veremos una serie de
problemas sociales y la manera en como la economía ha ofrecido ciertas explicaciones (o
incluso algunas soluciones), aunque, reconozcámoslo, no siempre han sido afortunadas o aún
son objeto de discusión. La economía es una ciencia joven a la que aún le queda mucho por
descubrir.

NOTA 4.1
LAS MOTIVACIONES

Uno de los elementos más determinantes en el éxito de las organizaciones es el rendimiento de quienes
trabajan en ellas, y por ello la motivación cobra una importancia crucial. El punto de partida consiste en
afirmar que la motivación contribuye a incrementar la productividad laboral y además es un elemento
decisivo para el bienestar emocional de las personas. Así, el espíritu con el que un trabajador se enfrenta
a sus obligaciones diarias es determinante para el correcto desarrollo de sus tareas. Por consiguiente, es
necesario identificar los factores que impactan en la motivación, en tanto que benefician al empleado como a
la organización, porque de esa manera será posible maximizar los beneficios económicos y sociales. Sin
embargo, no es cosa fácil porque en el objetivo de medir la motivación laboral intervienen elementos
objetivos y subjetivos.
Hay dos formas de enfocar la motivación: para adquirirla y para no perderla. En el primer caso el
comportamiento se dirige por un evento positivo o deseable, mientras que en el segundo el comportamiento
es guiado por un evento negativo o no deseado. Diversos factores, como el nivel de inversión en bienes de
equipo, el desarrollo de nuevas tecnologías, procesos de innovación o bien un mezcla compleja de factores
institucionales y humanos determinan la productividad, de manera que es posible afirmar que: i) el esfuerzo
personal está directamente relacionado con la motivación, y ii) el esfuerzo personal tiene una incidencia
directa sobre la productividad.
La motivación es un conjunto de fuerzas que se originan tanto dentro como fuera de un individuo, para
incitar un comportamiento relacionado con el trabajo y determinar su forma, dirección, efectividad y duración.
Presenta dos dimensiones: intrínseca y extrínseca. En la motivación intrínseca (MI) cobran relevancia las
satisfacciones derivadas del propio desempeño, incluso en ausencia de recompensas o lleve implícito un
coste, las decisiones y los comportamientos son impulsados por la búsqueda de conocimiento o la
adquisición de habilidades, o cuando se está dispuesto a realizar determinadas actividades movidos por la
curiosidad o por el deseo de experimentar nuevas sensaciones, por el mero hecho de encontrarlas
interesantes o por el afán de divertirse y diferenciarse. Por el contrario, en la motivación extrínseca (ME) es
necesario que exista una conexión entre la realización de una actividad y las consecuencias positivas
sobrevenidas, tales como recompensas materiales, verbales o tácitas, de manera que la satisfacción no
proviene de la actividad en sí misma, sino de las recompensas extrínsecas vinculadas. En las últimas
décadas el control de daños y el autocontrol ha cobrado una inmensa relevancia, si bien en realidad son
elementos propios de la ME.
La ME asume que las recompensas externas mejoran el desempeño de una actividad en la ausencia de MI.
La mayoría de los trabajadores no cuentan con algún tipo de motivación intrínseca debido al carácter
rutinario de sus actividades, pero aun así la satisfacción proviene de la recompensa por encima de la
actividad en sí misma. Las variables a considerar en la valoración de la ME son:

¿Es inevitable el conflicto entre intereses y principios?


En 1516 Tomás Moro publicó su famosa Utopía (el título completo es «Libro… Del
estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía»), una obra sobre un mundo ideal
donde mediante el trabajo se satisfacían las necesidades y donde la libertad y la felicidad eran
inmanentes.
A diferencia de la filosófica Utopía, cuyo máximo objetivo era trascender en el mundo de
las ideas, El Príncipe («De Principatibus») es una obra de filosofía política que tiene como
fin último el llevar las ideas a la práctica. Fue escrito en 1513 en toscano (hoy es la hermosa
lengua italiana pero en aquel tiempo era una modesta lengua vernácula) mientras su autor se
encontraba encarcelado en San Casciano acusado de conspirar contra los Medici, la familia
más poderosa de Florencia. Cada vez que salía una nueva edición, Nicolás Maquiavelo la
dedicaba a un distinto gobernante de la época, pero la versión definitiva, publicada en 1531,
fue dedicada a Lorenzo II de Medici como una ofrenda de paz (posteriormente, en 1560 salió
a la luz la versión culta, en latín). Forma parte del muy selecto grupo de obras que se pueden
resumir en una frase que todo el mundo es capaz de reconocer: «el fin justifica los medios».
Para ser justos es necesario comprender que se trata de una obra medieval, lo que significa
que fue escrita en el escenario de una Florencia feudal, dominada por una poderosa estirpe,
pero donde la Repubblica di Firenze estaba rodeada de enemigos, y el bienestar de sus
habitantes, permanentemente comprometido. Por ello, entraba en el contexto de una lógica
normalidad que Maquiavelo tuviera tan interiorizada la sentencia de que el hombre es el lobo
del hombre («homo hominis lupus»); es decir, el convencimiento de que la maldad era
inherente al ser humano.
Es una obra brillante, breve, contundente, pragmática y canalla. Recomienda al Príncipe
emplear todos los medios disponibles para alcanzar sus objetivos, pero plantea algunas
salvedades: i) en lugar de edificar fortalezas y murallas es más importante no construir
odios; ii) para evitar ser odiado hay que dar al pueblo pan y circo («panem et circenses»), y
iii) reconoce que en el amor es preferible ser amado que temido, pero en política es mejor ser
temido que amado, aunque, «[…] es mejor manejar el poder del temor que el temor al poder
[…]», entre otras. En el mundo actual El Príncipe está plenamente vigente, pero con un
matiz: hoy en día es muy difícil que en una democracia occidental moderna un gobernante
legítimamente electo concentre tanto poder como el personaje de Maquiavelo (es decir, que
ostente el poder, no que lo detente – obviamente, la diferencia estriba que en el primer caso
se ejerce legítimamente, pero en el segundo, no – Montesquieu nos dejó un gran legado con
la división de poderes, gracias a la cual se pueden neutralizar los impulsos, ocurrencias y
veleidades presidenciales), si bien es perfectamente posible en el caso de empresas globales
(p.e. en el de las tecnológicas, Google, Apple o Facebook, o en el de las farmacéuticas y
agroalimentarias, Bayer–Monsanto). Finalmente, una curiosidad: la frase «el fin justifica los
medios» no aparece en ninguna parte, fue una nota escrita por la mano de Napoleón
Bonaparte en su ejemplar de uso personal, aunque sabemos con certeza que la frase
originalmente no fue suya.

NOTA 4.2
EL PODER DE LAS EMPRESAS GLOBALES

Generalmente la internacionalización es percibida como un proceso en el que las empresas gradualmente se


comprometen a operar en los mercados del exterior. Tradicionalmente se ha considerado la
internacionalización como un proceso incremental, donde los primeros pasos se dan cerca de los lugares de
origen de las empresas (siguiendo un patrón de proximidad geográfica psicológica) y posteriormente tienden
a expandirse (como el efecto de ondas que se produce cuando cae una piedra en aguas tranquilas) hacia
países más lejanos.
Hasta hace no mucho tiempo esta manera de proceder había sido la tendencia dominante, particularmente
en los casos de las industrias tradicionales. Sin embargo, en las últimas dos décadas están teniendo lugar
nuevas modalidades que han propiciado el surgimiento de una nueva especie de empresas seriamente
comprometidas con los procesos de internacionalización, las cuales están orientadas tanto a los recursos
que nutren sus tradicionales fuentes de negocio como al aprovechamiento de las oportunidades que ofrece el
mercado. Las empresas globales son: i) aquellas cuyos ingresos derivados de los mercados internacionales
han alcanzado el 50% del volumen de negocio; ii) han logrado consolidar una significativa ventaja competitiva
derivada del mejor aprovechamiento de los recursos, y iii) están presentes en al menos dos continentes.
En septiembre de 2016 la farmacéutica Bayer compró Monsanto, referente mundial en herbicidas, pesticidas
y semillas transgénicas, por 60.000 millones de euros. El negocio agrícola de estos dos colosos suma 23.100
millones de euros al año. Los otros dos grandes conglomerados del sector son ChenChina y Syngenta
(facturan alrededor de 14.800 millones de euros al año) y DuPont y Dow Chemical (en torno a los 14.600
millones de euros al año). Bastante más alejadas están BASF (5.800 millones de euros) y Potash y Agrium
(3.150 millones de euros). Entre todos aglutinan entre el 88% y el 90% de la industria agroquímica. Como
consecuencia de estas megafusiones y adquisiciones, estas gigantescas empresas han conseguido
concentrar un inmenso poder de mercado, mientras que los agricultores no tienen margen para negociar los
precios de las semillas y la diversidad de los cultivos.

Más adelante Thomas Hobbes publicó su Leviatán («La materia, forma y poder de una
república eclesiástica y civil», en 1651), donde describe un mundo cruel y horrible,
dominado por los instintos más primarios. Para Hobbes, los seres humanos son egoístas por
naturaleza, permanentemente en busca de satisfacer sus deseos; por eso, solo la existencia
de un gobierno (o en los términos descritos por él, un soberano) que apruebe y haga cumplir
las leyes puede garantizar la paz. Y reconoce que sin gobierno no puede haber civilización,
agricultura, comercio, ciencia ni arte (dice: «En el estado natural […] la vida es solitaria,
pobre, desagradable, brutal y breve»). Es la razón y el miedo a la muerte lo que nos lleva a
renunciar al derecho natural a atacar a los demás, con la condición de que los demás
también renuncien a su derecho a hacernos daño. Mediante ese contrato o marco legal se
transfiere la suma de derechos naturales a una autoridad (es decir, un gobierno o soberano),
que en consecuencia adquiere el poder de gobernar. Para Hobbes, la autoridad debe tener un
poder ilimitado, y lo justifica dándonos a elegir entre el absolutismo o la guerra.
Aunque la economía ha existido desde el principio de los tiempos, cuando las tres obras
mencionadas salieron a la luz, la Ciencia Económica aún no había terminado de nacer. Las
tres son obras maravillosas porque tratan sobre las virtudes y las miserias de la condición
humana, y para la economía resultaron ser fundamentales porque iban más allá del universo
de las ideas filosóficas para adentrarse en el terreno farragoso de los intereses. Pero en
Utopía la economía solo puede fracasar porque en un mundo sin ambición estamos
condenados a morir de inanición y aburrimiento, aunque tampoco tenemos futuro en El
Príncipe y en Leviatán, un mundo de sometimiento al yugo de una autoridad legitimada para
cometer todo tipo de abusos imaginables. En su origen estas obras eran antagónicas, pero
para que la economía funcionara como la conocemos hoy en día era necesario que fueran
complementarias, por lo cual aún faltaba el nexo conector.
¿Cómo resolver los conflictos entre los intereses y los principios de hombres
hipotéticamente libres y racionales sin recurrir al uso de la violencia? La solución pasaba por
crear un poder superior y al que todos aceptaran someterse. En 1690 John Locke publicó
Dos ensayos sobre el gobierno civil, una obra que retoma la idea del contrato social de
Hobbes y la lleva a un nivel superior por al menos dos motivos: i) al atribuir al Estado (y no
al soberano) un poder supremo y concederle el monopolio de la violencia, señaló los
cimientos sobre los que reposaría el orden liberal–democrático, y ii) bajo el amparo del
Estado de Derecho se garantizaría el ejercicio de la libertad, pero también de los castigos que
se infringirían cuando se vean vulnerados los derechos individuales y colectivos. Sin duda
Locke fue crucial, si bien aún faltaba algo más, y esto ocurrió cuando Jean-Jacques
Rousseau en El contrato social o los principios del derecho político (de 1762) dio con la
clave al poner en valor la máxima de que todos los hombres nacen libres e iguales, pero
como animales gregarios que son están dispuestos a respetar las normas que hagan posible la
convivencia en sociedad.
En esta obra Rousseau explica que es posible encontrar una forma de asociación política
en la que cada persona pueda unirse voluntariamente a otras, pero aun así obedecerse
solo a sí misma y seguir siendo tan libre como antes. Esta tarea aparentemente imposible se
consigue con «el contrato social», en el que los individuos ceden sus derechos a la totalidad
de la comunidad, pero también a sí mismos en tanto que cada uno es parte de ella. La
«voluntad general» se descubre (pero no se crea) con el voto democrático de los ciudadanos.
Rousseau estaba convencido de que la consideración y la solidaridad eran virtudes
inherentes a la naturaleza humana, y a las que había que exaltar.

NOTA 4.3
ROUSSEAU: UN BRILLANTE CRETINO INTEGRAL

Rousseau era un tipo brillante, pero también era un ser despreciable, misógino, padre infame, cretino integral
y un arrogante (sin el menor sonrojo dijo: «Dejaría esta vida con aprensión si llegara a conocer a un hombre
mejor que yo»). Paul Johnson, en el libro Intelectuales (de 2009) relata la catadura moral de este personaje.
La lista de indignidades es larga, así que con ánimo de abreviar:

• Aunque las criadas no le tentaban, eventualmente necesitaba la compañía de jóvenes y de su amante fija,
la lavandera analfabeta Thérèse Levasseur, de la cual se avergonzaba. En Les Confessions (escrito entre
1765-1770), concluye sobre Thérèse: «[…] nunca sentí el menor rastro de amor por ella. Las necesidades
sensuales que satisfice con ella eran puramente sexuales». Eso sí, la lavandera tuvo el privilegio de
pasarse tres décadas poniéndole un catéter para que pudiera orinar.
• Con Thérèse tuvo cinco hijos y en contra de la voluntad de la madre los entregó a la beneficencia, a
L’Hôpital des Enfants-Trouvés, a pesar de saber que dos tercios de los huérfanos morían antes de cumplir
el primer año de edad. Cuando sus conocidos se lo reprocharon Rousseau se defendió: «¿Cómo podría
tener la tranquilidad mental necesaria para mi trabajo con mi buhardilla llena de problemas domésticos y el
ruido de los niños?».
• Su machismo era proverbial. Para él, las mujeres «[…] no sienten amor por ningún arte, no tienen un
conocimiento apropiado de ninguno y carecen de genio [y por tanto deben] aprender a someterse sin
quejarse al tratamiento injusto y las ofensas de su marido […]».

En contraposición, para Jeremy Bentham el egoísmo es un sentimiento natural y


legítimo. Una introducción a los principios de moral y legislación (de 1789) es una obra
compleja, pero dos de sus principales argumentos son meridianamente claros: i) cuando
indica «[…] todo acto humano, norma o institución, deben ser juzgados según la utilidad que
tienen, esto es, según el placer o el sufrimiento que producen en las personas», es una
declaración de intenciones en toda regla y donde se sustenta la búsqueda de la maximización
del placer y la minimización del dolor, con lo cual pasan a segundo plano las consecuencias
que se derivan de nuestras decisiones (tanto peor si afectan a terceros – como es natural, esta
manera de ver las cosas ha sido muy cuestionada), y ii) el utilitarismo significa «el máximo
bienestar para el máximo número», por eso recomienda actuar de modo que se produzca la
mayor suma de felicidad posible en su conjunto.
RECUADRO 4.1
SOBRE EL EGOÍSMO Y LA FELICIDAD

Es muy complicado definir lo que es la felicidad. Su búsqueda es tan antigua como la propia humanidad. De
hecho, se han empleado diversos medios para conseguirla, y en ello radica la tragedia: a pesar de que
sabemos cuál es el objetivo, desconocemos cómo delimitarlo y conseguirlo. O, como decía Séneca en De la
felicidad (58): «Todos los hombres […] quieren vivir felices; pero al ir a descubrir lo que hace feliz la vida,
van a tientas, y no es fácil conseguir la felicidad en la vida, ya que se aleja uno tanto más de ella cuanto más
afanosamente la busque […]».
David Hume se preguntó en De la tragedia (de 1757) cómo es posible que cuando uno presencia una
tragedia (ya sea en la vida real o en la ficción) el espectador siente sensaciones muy similares a las del
protagonista (real o imaginario), sea ansiedad o alegría. John Stuart Mill experimentó con mucha intensidad
esta cuestión. Tuvo una infancia única, sometido a la estricta instrucción de su padre, James Mill, y de su
padrino Jeremy Bentham, quienes se propusieron convertirlo en el más grande reformador político de su
tiempo. Cuando John cumplió veinte años ya era un erudito, pero según lo revela en su autobiografía, se
descubrió incapaz de sentir, lo que le llevó a una profunda depresión. Fue gracias a la lectura de las
memorias del enciclopedista Antoine François Marmontel (quien había vivido una infancia desgraciada),
cuando «sintió» el dolor que le transmitía el escritor, fue entonces cuando tomó conciencia de que, a pesar
de su erudición, era un hombre con un profundo deseo de ser feliz.
Los economistas clásicos consideraron a la felicidad desde una vertiente filosófica. A lo largo del siglo XX
centraron sus esfuerzos en conseguir objetivos de naturaleza económica (p.e. en materia de generación de
empleo o combate a la inflación) y asumieron tácitamente que cuando se alcanzaran todos estos objetivos de
alguna manera las personas serían más felices.
En 1974 Richard Easterlin estudió la correlación entre el ingreso y la felicidad (en el capítulo «Does
Economic Growth Improve the Human Lot? Some Empirical Evidence», publicado en el libro coordinado por
Paul A. David y Melvin W. Reder, Nations and Households in Economic Growth: Essays in Honor of Moses
Abramovitz). La paradoja de Easterlin indica que, a partir de un cierto nivel de renta, un mayor nivel de
ingresos no implica más felicidad o una mayor motivación para hacer las cosas. Por otro lado, en 1977
Andrew Oswald argumentó que esta paradoja no considera el hecho de que la motivación también está
relacionada con la personalidad, la situación personal de cada individuo, las condiciones socioeconómicas
del entorno en el que se trabaja y la manera en la que funcionan las instituciones. Con el devenir de los años
el trabajo de Easterlin ha sido criticado por autores como Michael Hagerty y Ruut Veenhoven (2003) y Betsey
Stevenson y Justin Wolfers (2008), quienes señalan que la paradoja no existe porque en realidad las
personas serán más felices y estarán más motivadas cuanto los ingresos potenciales sean mayores.
En noviembre de 2016, Hal E. Hershfield, Cassie Mogilner y Uri Barnea publicaron los resultados de una
investigación («People Who Choose Time Over Money Are Happier», en la revista Social Psychological &
Personality Science), donde preguntaron a casi 4.500 personas si para ser felices qué consideraban que era
más valioso, el dinero o el tiempo libre. El resultado fue que el 64% dijo que el dinero, aunque
contradictoriamente, quienes valoraban más el tiempo libre reconocían ser más felices. No obstante, los
resultados no son definitivos porque en este trabajo las personas preguntadas eran ciudadanos de un país
desarrollado, por lo cual, si el mismo cuestionario fuera proporcionado a habitantes de países en desarrollo (y
aún más, de países menos adelantados) es muy probable que los resultados fueran muy distintos. De hecho,
en otro trabajo («Valuing Time Over Money Is Associated With Greater Happiness»), los autores Ashley V.
Whilliams, Aaron C. Weidman y Elizabeth W. Dunn encontraron que la preeminencia del tiempo sobre el
dinero (sobre todo cuando para ganar un buen salario es necesario estar sometido a un gran estrés y a
largas jornadas laborales) depende del grado de desarrollo, pero también de la edad: a mayor edad, más se
valora el tiempo (cosa bastante natural porque este cada vez es más escaso).
Las decisiones entre tiempo libre y dinero son un predicamento, porque cuanto más dinero se tiene, en teoría
más cosas se pueden hacer, pero a cambio se dispondrá de menos tiempo para disfrutarlas. En cualquier
caso el debate entre riqueza y felicidad no está cerrado, para muestra dos viejos aforismos: i) «¿En verdad la
riqueza es un salvoconducto a la felicidad?», y ii) «El dinero no es lo más importante, sobre todo cuando se
tiene». Ambos dan mucho que pensar.

Por último, John Stuart Mill (1806–1873) fue un filósofo utilitarista y uno de los más
preclaros a la hora de abordar el conflicto entre intereses y principios. El tema aparece en
varias de sus obras, pero donde lo desarrolla con mayor brillo es en Sobre la libertad (de
1859). Defendía los derechos de los individuos al establecer la necesidad de la libertad, pero
no como un medio para lograr la felicidad, sino como un bien en sí mismo. Para él, la
libertad era una parte de la felicidad que toda sociedad estaba obligada a ejercer para que la
vida de los individuos fuera satisfactoria (Thomas Jefferson trató el tema en términos muy
parecidos, al afirmar: «Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres
son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que
entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad»).
Es un defensor de los intereses, pero siempre que las consecuencias derivadas de nuestros
actos no dañen a los demás, así que para llegar al objetivo es necesario que previamente: i) se
reconozcan los límites que tiene la sociedad para ejercer el poder sobre los individuos, y ii)
se admita que la felicidad está ligada a la libertad (de pensamiento, discurso y asociación)
y a la posibilidad de elegir, siempre que no se dañe a los demás. El principio de daño
significa que cada individuo tiene el derecho de actuar de acuerdo a su propia voluntad y en
la medida en que sus acciones no perjudiquen a terceros (excluye a los que denomina
«incapaces de autogobierno», como los privados de conciencia y los niños pequeños).
Asimismo, si únicamente nos hacemos daño a nosotros mismos la sociedad no tiene derecho
a intervenir, si bien puso ciertos límites: en tanto que somos seres gregarios, hay que
considerar que el daño que nos infrinjamos también puede afectar a otras personas, en cuyo
caso la sociedad deberá impedirlo. La idea central de la filosofía política de Stuart Mill es la
tolerancia (en la línea marcada por el gran Voltaire), y por ello aboga por minimizar las
interferencias de una persona o grupo en los derechos, creencias o conductas de los demás
(para tener una visión completa de su pensamiento sobre estos temas es menester adentrarse
en sus Principios de economía política, de 1848, una síntesis brillante de lo que para él era la
justicia, la libertad y el feminismo, entre otras cuestiones).
Estos derechos fueron recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), de
fecha 10 de diciembre de 1948 en París y de conformidad con los acuerdos firmados en la
Carta de San Francisco, de 26 de junio de 1945. Este documento se conforma de 30 artículos:
los numerales 1 a 11 recogen los derechos de carácter personal; 12 a 17, los derechos del
individuo en relación con la comunidad; 18 a 21, los derechos de pensamiento, conciencia,
religión y libertades políticas; 22 a 27, los derechos económicos, sociales y culturales, y 28 a
30, las condiciones y límites con que los derechos deben ejercerse.
Y bien… llegados a este punto, ¿qué diría este filósofo sobre la obligación de usar casco
cuando nos subimos a una moto o de ponernos el cinturón de seguridad cuando viajamos en
automóvil, o aún más trascendente, qué opinaría sobre interrogantes en materia de muerte
asistida o sobre la eutanasia?

RECUADRO 4.2
ALAN TURING Y EL LEGADO DE JOHN STUART MILL

Inspirado en el legado de Stuart Mill, en 1957 fue publicado el Informe Wolfenden, que recomendaba
modificaciones en las leyes británicas sobre la prostitución y la homosexualidad por considerar que en ambos
casos eran competencia de la esfera privada, y por tanto, no había razón para que fueran ilegales. Patrick A.
Devlin, Lord y uno de los jueces más respetados del país, en 1959 secundó la iniciativa formulada por James
Fitzjames Stephen y expuso sus argumentos en contra por considerar que «[…] hay una moralidad pública
que la ley debe imponer». En su ponencia, pronunciada ante los miembros de la Academia Británica de
Jurisprudencia, dijo: «Ninguna sociedad puede existir sin ideas compartidas sobre política, moral y ética […];
incluso los actos privados deben ser objeto de sanción si para cualquier hombre razonable resultan
moralmente inaceptables». Por paradójico que resulte, en las décadas siguientes en el Reino Unido
prevalecieron las arcaicas tesis de Fitzjames Stephen y Devlin (p.e. hasta 1967 las relaciones sexuales
consentidas entre dos varones adultos estuvo tipificada como delito – en España en el franquismo había un
nutrido elenco de delitos y faltas de carácter sexual, considerados en la Ley de vagos y maleantes – en
vigor desde el 4 de agosto de 1933, y donde se tenía en la misma consideración a «[…] homosexuales,
rufianes, proxenetas y a los mendigos profesionales […]», pero de los delitos de maltrato y violencia de
género no decía una sola palabra).
El 21 de octubre de 2016 el Gobierno británico aprobó la Ley Alan Turing, llamada así en honor al
matemático que descifró el código secreto de comunicación de los alemanes en la II Guerra Mundial y quien
fuera declarado culpable de haber cometido «actos indecentes», por lo cual fue castrado químicamente. De
forma trágica, el gran matemático Turing, incapaz de resistir semejante infamia (y también traición, porque
así era como le pagaba su país por los servicios prestados), se quitó la vida. Mediante la Ley Alan Turing, el
Estado británico daba el perdón a más de 65.000 convictos del delito de «indecencia», de los cuales unos
50.000 ya habían fallecido (las reparaciones económicas no estaban contempladas).
Para comprender la inmensa talla intelectual del genio victoriano, valga la siguiente historia. En su ensayo El
Positivismo inglés. Estudio sobre Stuart Mill (de 1864), el filósofo y naturalista francés Hippolyte Taine
(1828–1893) cuenta una anécdota ocurrida en su visita a la Universidad de Oxford, donde relata su asombro
por la organización y la producción científica que se muestra ante sus ojos, pero se lamenta por el escaso
interés que los ingleses mostraban por el estudio de las humanidades. Entonces le comenta a un colega:
«[…] no tenéis filosofía, cuando menos lo que los alemanes entienden por filosofía. Tenéis científicos, pero
no pensadores», a lo que su interlocutor respondió: «Tenemos a Stuart Mill…; este hombre ha elevado la
economía política a la altura máxima de la ciencia y ha subordinado la producción al hombre, en vez de
subordinar el hombre a la producción».

Stuart Mill fue un adelantado a su tiempo. Murió en 1873. Han pasado más de ciento
cuarenta años desde entonces, pero su herencia sigue vigente y no ha perdido un ápice de
lustre. Así, la diferencia sustancial entre Stuart Mill y Devlin, y lamentablemente muchos
otros (ver el recuadro 4.2), estriba en que el segundo pensaba que la ley existe para proteger a
la sociedad de todo aquello que al buen entender de la élite dominante se sale de las normas
(o más bien de «sus» normas), aunque en ese afán se vulneren derechos de los individuos,
mientras que Stuart Mill siempre defendió lo contrario.
Tanto los planteamientos de Devlin como las leyes que le destrozaron la vida a Turing son
una muestra del miedo que desde tiempos ancestrales ha existido a la libertad (si esto
ocurría en la «libertaria» Inglaterra ya nos podemos hacer una idea cómo eran las cosas en
otros sitios menos «tolerantes»). Es paradójico que a lo largo de milenios los pueblos hayan
luchado por ser libres, pero cuando los avances de la civilización han permitido que, por fin,
la libertad sea posible, muchos se paralizan y no saben qué hacer con ella. Autores
posteriores a Stuart Mill no ahorraron críticas por considerar que la preeminencia de los
intereses sobre los principios era el paradigma del Homo economicus: un ser despojado de
toda moralidad y cuya existencia solo se ve motivada por la búsqueda del lucro a cualquier
precio. Pero es un error garrafal confundir el liberalismo de Stuart Mill con el liberalismo
más rabioso y ultramontano, un terrible dislate, propio de quienes no lo han estudiado como
es debido pero se creen con el derecho a opinar alegremente y descalificarlo.
A la doctrina utilitarista se le ha acusado de ignorar deliberadamente a los menos
afortunados y de estar del lado de los ricos y poderosos. En muchos casos, en efecto, el
utilitarismo ha justificado la desigual distribución de la riqueza y el mantenimiento del statu
quo, pero en contrapartida ha sido gracias a su legado que se han preservado verdaderos
tesoros de interés general, como los parques nacionales en Estados Unidos (hay 58, el
primero en ser declarado como tal fue Yellowstone, California, en 1872, y el último, el de
Grandes Dunas de Arena, Colorado, en 2004).
Inspirado en los escritos de Henry David Thoreau de 1858 («¿Por qué no deberíamos
tener nuestras reservas nacionales […] en las que el oso y el puma, e incluso algunos de la
raza de los cazadores, pudieran seguir existiendo sin ser borrados por la civilización de la faz
de la tierra, y nuestros bosques preservados, no para el deporte ocioso, sino para la
inspiración y nuestra auténtica recreación?»), el 25 de agosto de 1916 el presidente
Woodrow Wilson firmó el Acta Orgánica, el marco legal donde se sustenta la creación de la
Nueva Agencia del Servicio de Parques Nacionales (NPS, por sus siglas en inglés) con el
objetivo de preservar territorios naturales ante la creciente explotación humana. La máxima
articuladora de esta iniciativa era «el mayor bien, para el mayor número, durante el tiempo
más largo». Así, en el corazón de la nación estadounidense, garante del capitalismo, los
parques nacionales son una de las instituciones más socialistas (en su carta fundacional se
declaran «igualitarios, públicos y sin clases sociales»), y lo interesante es que su protección
estuvo inspirada en Jeremy Bentham –no en Saint-Simon ni en Marx.
Antes nos preguntábamos si es inevitable el conflicto entre intereses y principios. No lo
es. Para que las cuestiones de naturaleza económica funcionen, es necesario que los intereses
y los principios, en lugar de estar enfrentados, se mantengan en continuo dialogo y busquen
alternativas. Por último, una modesta recomendación para quienes tengan un genuino interés
por desenmarañar el complicado nudo entre intereses y principios, leer al maestro Karl
Popper. Con el ánimo de empezar a conocerlo de manera amable, el libro indicado es La
responsabilidad de vivir (de 1994), una síntesis de su filosofía y el antídoto perfecto contra
los fundamentalismos.

¿Es posible una economía moral o es un oxímoron?


¿Qué es lo justo y lo injusto, lo correcto y lo equivocado, lo virtuoso y lo corrupto, lo
legítimo y lo espurio? Y en cualquier caso, ¿cómo debemos proceder, tanto en nuestro fuero
interno como en sociedad? Desde Pitágoras y hasta nuestros días la humanidad se ha
interesado en estas cuestiones.
Antes de poder andar y hablar, los niños pequeños ya interactúan con el mundo que les
rodea. Cuando se percatan de que si lloran les darán alimento, cobijo o compañía, ya han
tomado su primera decisión y, por tanto, ya sea consciente o inconscientemente han realizado
un acto moral. Más adelante, cuando se enfrentan a las decisiones e intereses de los demás
es cuando toman conciencia de los límites, pero también de las consecuencias que se derivan
de sus actos morales. En todas las sociedades complejas han existido códigos que regulan la
convivencia, y donde se reconocen los derechos y se imponen las obligaciones. En varios
libros sagrados se da buena cuenta de ello. Sin embargo, las cosas se complican cuando
asumimos que lo que es justo, correcto y virtuoso para nosotros, no lo es para los demás.
Ética y moral son palabras muy cercanas, pero no significan lo mismo. La raíz
etimológica de la primera es la palabra griega ήθος («ethos»), y significa carácter, mientras
que la raíz de la segunda es la latina moris, costumbre. Esta cuestión es fundamental porque
en sentido estricto las costumbres son normas, creencias, valores y actos repetidos multitud
de veces en una comunidad, pero pueden no ser parecidos a los de otra. Así, el significado de
una costumbre en una puede ser diametralmente opuesto en otra. En una comunidad de
caníbales sería «moralmente» aceptado comer personas, pero bajo ningún concepto sería
«ético» porque la preservación de la vida humana es un derecho innegociable, irrefutable,
imprescriptible, inagotable e intransferible, lo que significa que no sería ético que nos
comieran.
A partir de estas consideraciones, ¿a qué moralidad nos referimos, a la de la cultura
dominante o, en caso de que sea distinta, a la de un lugar o tiempo específicos? De partida es
necesario comprender que las sociedades evolucionan, y al hacerlo sus miembros cambian la
manera en cómo perciben el mundo e interpretan los acontecimientos del pasado. Así, no
tendría sentido que en la actualidad primen los valores que estaban vigentes en tiempos de la
Inquisición o, sin ir más lejos, en la época victoriana (en La República, Platón trata el tema
en un diálogo, cuando Trasímaco argumenta que lo justo o correcto es lo que le interesa al
más fuerte), porque en ambos casos la sociedad evolucionó, aunque en su momento se
impusieran unos principios que hoy nos resultan chocantes. En segundo lugar, cuando las
sociedades han aceptado someter a revisión y crítica sus códigos morales, felizmente han
evolucionado (p.e. la inmensa mayoría de la sociedad alemana hizo un verdadero acto de
arrepentimiento sobre las atrocidades cometidas por el régimen nacionalsocialista durante la
II Guerra Mundial), pero cuando se han mostrado inflexibles para admitir cualquier rasgo de
modernidad, se ha generado conflicto, tanto al interior de ellas mismas como en su relación
con las demás (p.e. el yihadismo es el conjunto de ramas más radicales del islam y que
considera que su lectura del Corán es la única vía posible y quienes no la aceptan son
tratados como «infieles»).
Filosóficamente la razón es la facultad de identificar conceptos y refutarlos y así inducir o
deducir otros conceptos derivados. Immanuel Kant en su Crítica de la razón pura (de 1781)
contrapone razón («Vernunft») y entendimiento («Verstand»). La explicación que da es que
la razón nos sirve para conocer la realidad, aunque no entendamos por qué las cosas ocurren
de esa manera. A Kant se le conoce como el filósofo de la ética del deber, por anteponer los
principios por encima de cualquier otro concepto y sin tener en cuenta las consecuencias o la
utilidad. Para él, los deberes morales son imperativos categóricos que no admiten
excepciones (p.e. dice que la honestidad de un tendero solo incluye un aspecto moral si su
motivación se basa en que «serlo es lo correcto», y no en «serlo porque es bueno para el
negocio»). En la Crítica de la razón pura argumenta que el ser humano está confinado a vivir
en el mundo de las percepciones y que las realidades que dan lugar a las mismas están fuera
de nuestro entendimiento. Solo se entiende el mundo reconociendo las categorías generales
de tiempo, espacio y causalidad. Estos conceptos proveen un elemento esencial para la
comprensión del mundo físico y no se derivan de la experiencia sensorial o de la
observación, sino que existen a priori, es decir, son requisitos fundamentales de la razón.
Desde una perspectiva estrictamente técnica, los rudimentos de la economía son amorales
(también hay innumerables ejemplos de que la economía puede ser inmoral, por ejemplo,
cuando prevalecen los incentivos perversos, como lo vimos en el capítulo 1) porque se
conforman de un cúmulo de herramientas cualitativas y cuantitativas, como lo son la gubia,
el formón, el serrucho y el martillo para el carpintero. En efecto, con un martillo podemos
clavar clavos y construir una cabaña, pero también podemos romper cabezas. Los rudimentos
bien utilizados pueden servir para que un país crezca y sus ciudadanos consigan un empleo y
alcancen un bienestar mayor, o para que todo se vaya al garete. Pero de la misma manera que
el martillo no tiene responsabilidad (y no puede tenerla porque es un objeto), tanto si
decidimos construir una cabaña o romper cabezas, ocurre lo mismo con la inversión, el gasto
y los impuestos, porque en ambos casos son las personas, es decir, en este caso los
carpinteros y los economistas, quienes toman las decisiones.
Dado que la economía es la rama de las Ciencias Sociales que analiza la manera en que
los seres humanos satisfacen sus necesidades ilimitadas con recursos escasos, nos guste o
no tenemos que elegir adónde se dirigirán los esfuerzos, lo que significa que no todas las
personas se beneficiarán, e incluso puede que muchas directamente se vean perjudicadas por
las decisiones.
Antiguamente las guerras y enfermedades propiciaban la selección de los más fuertes,
pero ahora, gracias a los avances de la ciencia, a la prolongación en la esperanza de vida y a
que, a pesar de todo, vivimos en una época menos violenta por la consolidación del Estado de
Derecho, de alguna manera la sociedad moderna ha alterado el equilibrio (en el paper
publicado en Nature, «The Phylogenetic Roots of Human Lethal Violence» [doi:
10.1038/nature19758], un grupo de investigadores españoles encontraron que del total de
muertes humanas, dos de cada cien personas mueren a manos de otra persona – para alcanzar
los resultados sumaron información sobre humanos muertos en conflictos y asesinatos de 600
civilizaciones y poblaciones humanas, arrancando desde hace unos 50.000 años hasta la
actualidad). Pero los recursos son escasos, y por tanto estamos obligados a tratar de hacer
todo lo posible con los medios disponibles. En regímenes totalitarios, como el nazismo, o en
sociedades militarizadas como Esparta o el Imperio azteca, se pensaba que había que librarse
de los débiles y los «diferentes». Pero desde la perspectiva moral no hay discusión: nadie
sobra ni es un peso que lastra el buen avance, y si existen los medios hay que ponerlos a
disposición de quienes los precisan. Sin embargo, cuando el deber moral colisiona con los
intereses económicos, en muchas ocasiones los razonamientos del primero terminan
sometidos al dominio de los segundos. Estas reflexiones cobran sentido cuando, bien por
convicción o por imposición, los gobiernos realizan recortes en los presupuestos públicos, en
especial en los servicios sanitarios.

RECUADRO 4.3
EL DEBER MORAL Y LOS INTERESES ECONÓMICOS

En un artículo publicado en The Lancet en mayo de 2016 («Economic Downturns, Universal Health
Coverage, and Cancer Mortality in High-Income and Middle-Income Countries, 1990–2010: A Longitudinal
Analysis»), los investigadores encontraron una correlación entre el desempleo, los recortes en gasto
público en sanidad y la mortalidad por cáncer. Las principales conclusiones señalan que:

• Entre 2008 y 2010 en los países de la OCDE la Gran Recesión fue la causante de al menos 260.000
muertes por cáncer (160.000 de ellos en la Unión Europea) y que, de no haber habido recortes, estas no
se habrían producido.
• Cada 1% de aumento en la tasa de desempleo estuvo asociado a 0,37 muertes adicionales por todos los
tipos de cáncer por cada 100.000 personas. Y asimismo, cada 1% (como porcentaje del PIB) de recortes
en el gasto público en sanidad se tradujo en 0,0053% de muertes adicionales por cada 100.000 habitantes.

La investigación fue realizada por Mahiben Maruthappu, Johnathan Watkins, Aisyah Mohd Noor, Callum
Williams, Raghib Ali, Richard Sullivan, Thomas Zeltner y Rifat Atun, científicos de las universidades de
Harvard, Oxford y el Colegio Imperial de Londres, con datos de 70 países entre 1990 y 2010 y
recabados por la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial.
Otro ejemplo. Los tratamientos basados en retrovirales han demostrado su eficacia para contener el avance
de enfermedades como el VIH, pero aún son caros. Por tanto, un recorte en las partidas para la compra de
medicamentos en hospitales públicos se puede traducir en que algunos o muchos enfermos no continúen
con el tratamiento que los mantiene con cierta calidad de vida. Las grandes multinacionales farmacéuticas
financian las investigaciones y son las propietarias de las patentes. Al ser empresas mercantiles no engañan
a nadie cuando reconocen que su principal objetivo es ganar dinero, por lo cual, cuando están en una
posición de monopolio legítimamente se pueden negar a reducir el precio de los fármacos. En efecto, si
cumplen las reglas tienen pleno derecho a ejercer su poder monopolístico temporal, pero… ¿es moral que lo
hagan? Reconozcámoslo, en muchas ocasiones los comportamientos escrupulosamente ajustados a la
moralidad no se traducen en la cuenta de resultados, y al final del ejercicio de ello puede depender que la
empresa siga abierta, quienes ahí trabajan sigan percibiendo un sueldo y el Estado cobre los impuestos que
le corresponden.
Estos son algunos ejemplos donde colisionan el deber moral y los intereses económicos (como también lo
hemos visto en la pregunta anterior: ¿Es inevitable el conflicto entre intereses y principios?). En los peores
años de estrecheces económicas en Grecia, en un momento dado la sociedad se preguntó: ¿deben tener
sanidad gratuita los fumadores, los obesos, los alcohólicos y drogodependientes y todos aquellos que
corren el riesgo de morir por enfermedades evitables? Reflexionemos sobre ello.

¿Acaso es lo bueno y lo malo algo totalmente subjetivo? ¿Las valoraciones morales tienen
base objetiva? El relativismo moral dice que si algo es bueno o malo solo está sujeto a la
interpretación que tenga cada individuo, de manera que todo el mundo tiene razón (aunque
en realidad nadie la tenga). Otros piensan que no, que la verdad solo es una y quien
dice/hace lo contrario miente/obra mal, y es consciente de ello, aunque luego intente
justificarlo para ganar la simpatía, comprensión o indulgencia de los demás. En cualquiera de
los casos, es necesario diferenciar entre la exageración y el ocultamiento, de la tergiversación
deliberada y descarada de los hechos: en el primer caso se trataría de «mentirijillas» (p.e. el
Ratoncito Pérez o las historias de Disney) pero en el segundo de vulgares mentiras (p.e.
negar el cambio climático o asegurar que con la elección de un determinado candidato
desaparecerán todos los males). Aunque en ambos casos se falta a la verdad, hay que conocer
cuál es el fin que se persigue, así como las consecuencias morales sobrevenidas: en el
primer caso sería dar algo de magia e ilusión y crear felicidad, pero en el segundo, engañar
para conseguir un objetivo.

NOTA 4.4
LA POSTVERDAD

A propósito de estos temas, para el Diccionario Oxford la palabra del año de 2016 fue «Posttruth»,
Postverdad, «[…] relativa o referida a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes
en la formación de la opinión pública que las creencias personales».
El término ya existía pero cobró relevancia tras el triunfo del Brexit en Reino Unido y de Donald Trump a la
presidencia de Estados Unidos. En realidad, la Postverdad son afirmaciones declaradas con contundencia
pero que no están sustentadas en la realidad (al menos no en «toda» la realidad), lo que significa que son
patrañas pero que al comunicarse con tal convicción los demás «aceptan» creérselas, las asumen como
ciertas y las reproducen, mientras que la verdad «verdadera» poco o nada les importa. En resumidas
cuentas, la Postverdad es una verdad echa a medida. El proceso electoral que encumbró a Trump en el
poder ha sido el más «sucio» de todos los tiempos. El polémico millonario pronunció acusaciones, medias
verdades y flagrantes mentiras a mansalva… y le salió bien.
El 11 de noviembre de 2016 The Washington Post, New York Times, The Guardian y New York Magazine
acusaron a Facebook de haber permitido la difusión de noticias falsas durante la campaña. Buzzfeed fue
más allá, al publicar un reportaje («Hyperpartisan Facebook Pages Are Publishing False and Misleading
Information At An Alarming Rate») donde analizaba un millar de artículos de prensa publicados por los
medios hiperpartidistas a favor de Hillary Clinton o Donald Trump. La investigación reveló tres cuestiones
sorprendentes:

• Al analizar las veinte noticas falsas y las veinte noticias verdaderas que más impacto generaron,
descubrieron que entre febrero y abril de 2016 las noticias verdaderas tuvieron doce millones de
«acciones» (entre me gusta y reenvíos) por tres millones de las falsas. Pero en los tres últimos meses de
la campaña las noticias falsas tuvieron 8,7 millones de acciones por 7,3 de las verdaderas.
• El 19,1% de los medios afines a los demócratas contenían al menos algún dato falso, mientras que en los
medios republicanos el porcentaje llegó al 37,7%.
• La conclusión definitiva es que Facebook deliberadamente favoreció la difusión de mensajes y noticias
falsos que beneficiaban a Trump o que perjudicaban a Clinton.
En el plano estrictamente económico, detrás de las noticias falsas hay un gran negocio. El Washington Post
publicó una entrevista («Fake News on Facebook. These College Students Came up with a Fix») realizada a
varias personas dedicadas a escribir y difundir noticias falsas. Uno de ellos es Paul Horner, un tipo de 38
años, quien por su «trabajo» de hacer virales noticias falsas gana (a través de la publicidad en Google) diez
mil dólares mensuales – él fue el «autor» del bulo que decía que el papa Francisco apoyaba a Trump o que
Hillary Clinton vendía armas al DAESH, «un gran mérito».

En según qué circunstancias la humanidad es más o menos proclive a cometer errores


morales y, de hecho, lo hace continuamente, el problema es que es muy difícil demostrar que
lo son, que nosotros tenemos razón, y el resto, aunque sea la mayoría, está equivocado. Este
tema ha sido objeto de discusión desde tiempos inmemoriales. Biológicamente la
colaboración y la empatía han favorecido la formación de sociedades complejas y nuestra
evolución y supervivencia como especie, pero estas ventajas no explican que la moral sea
objetiva porque no responde a preguntas como: ¿por qué valoramos lo que valoramos?, ¿por
qué es bueno vivir en sociedad? o ¿por qué es bueno progresar? Una cosa es que nuestra
naturaleza nos impulse a actuar de determinada manera y otra que eso sea objetivamente
bueno.
El subjetivismo y el relativismo argumentan que no existen las categorías morales,
como en cambio sí existen los colores, el agua, el fuego o la tierra. La prueba está que entre
las diferentes culturas hay gustos y preferencias muy desiguales, e incluso contrapuestos. En
cambio, para el objetivismo nuestras valoraciones morales tienen una base objetiva, y por
eso esperamos que los demás coincidan con nosotros cuando afirmamos que algo es bueno o
malo. Aristóteles decía que hay una esencia en cada cosa y que también hay una esencia
humana. El problema estriba en que esta perspectiva nos impone cómo debemos pensar y
actuar y, por ello, corremos el riesgo de que los condicionamientos nos lleven a anular
nuestros más caros deseos o la manera como queremos vivir (es decir, que si en casa todos
han estudiado medicina, nosotros tenemos que continuar la tradición y da igual que no
tengamos vocación o que nuestro sueño sea ser malabarista). Aun así, estos
condicionamientos son necesarios porque solo de esa manera podemos afirmar que un acto
atenta contra la dignidad o la vida. Para que se imponga la justicia y podamos vivir en
relativa armonía, la moral no puede ser subjetiva ni relativa.
En el recuadro 4.3 nos preguntábamos si debían tener sanidad gratuita los fumadores, los
obesos, los alcohólicos y drogodependientes y todos aquellos que corren el riesgo de morir
por enfermedades evitables. La respuesta es que, objetivamente, sí.

NOTA 4.5
EpiPen, UN SÍMBOLO DE LOS ABUSOS DE LAS FARMACÉUTICAS

EpiPen es un medicamento inyectado, indispensable en los botiquines de cientos de miles de hogares y


restaurantes de Estados Unidos. Producido por la farmacéutica Mylan, es un compuesto de epinefrina,
extraordinariamente eficaz para neutralizar los efectos derivados de choques anafilácticos en enfermos
alérgicos, sea por la ingesta de alimentos o por el contacto con sustancias. Es fácil y muy barato de producir
y además caduca al año.
En mayo de 2007 Mylan compró a Merck su división de medicamentos genéricos por 6.700 millones de
dólares. Sin duda fue una apuesta arriesgada porque en ese año la división apenas había reportado 200
millones en ventas. Desde entonces EpiPen se ha consolidado y en 2016 generó ventas por valor de 2.000
millones de dólares, de los cuales la mitad fueron beneficios netos.
EpiPen no tiene rivales. Otras farmacéuticas en vano han tratado de ofrecer un medicamento alternativo, lo
que en la práctica le ha permitido a Mylan operar como un monopolio. Aprovechándose de la situación, entre
2011 y 2016 su precio se ha incrementado un 400%. Hoy en día el precio por el pack de dos inyectores es de
360 dólares si se tiene un seguro de gastos médicos, pero si se adquiere directamente en una farmacia se
eleva hasta los 540.

En el año 2000 España estaba en el puesto decimoquinto del ranking de salud de la


Organización Mundial de la Salud («The World Health Report», disponible en:
http://www.who.int/publications/en/), pero en 2016 escaló hasta el séptimo lugar, de 188
países en total. Este país mejoró en tabaquismo, tuberculosis y en contaminación atmosférica.
Para elaborar este ranking la ONU valora distintos indicadores, como acceso a vacunas,
reducción de la contaminación y control de infecciones (muy importante, porque en este caso
significa que ha habido avances en el combate al VIH o la hepatitis), entre otros. Los países
que lo lideran son Singapur y Suecia, con 85 puntos sobre 100. España alcanzó 82 y sus
problemas más acusados son en materia de accidentes de tráfico. En el extremo opuesto están
los más pobres, y no llegan a 30 puntos.

¿Todos tenemos intereses económicos?


La consecución del bienestar en buena medida se consigue con recursos económicos, de
manera que, en efecto, instituciones e individuos tenemos intereses económicos, incluso la
Iglesia, como lo veremos a continuación.
El 13 de marzo de 1720 una Real Cédula de Felipe V ordenó se arrancaran tres páginas de
un libro donde se señalaba que la imagen de la Virgen del Pilar, patrona de Zaragoza, no vino
del cielo sino del taller de un escultor del siglo XVI. Juan de Ferreras, sacerdote, teólogo,
bibliotecario mayor y uno de los fundadores de la Real Academia Española (primer ocupante
de la B mayúscula), se propuso escribir una obra seria, documentada y libre de ficciones
sobre la historia de España (se conforma de 16 tomos). La leyenda dice que en el año 40 el
apóstol Santiago predicaba con escaso éxito en la ciudad romana de Caesaraugusta (o Caesar
Augusta, hoy Zaragoza). La Virgen María, aún viva y radicada en Palestina, en un viaje
místico se presentó ante Santiago en las inmediaciones del río Ebro y le encomendó que
levantara un templo para honrarla, y como testimonio de su visita dejó una imagen de ella
misma y de la columna en la que estaba subida. La primera noticia sobre esta historia se
remonta al siglo XIII. Juan de Ferreras era sacerdote y por tanto no negaba la divinidad de la
Virgen María, pero aseveraba que la talla y la columna la habían traído de Francia en el siglo
XV. En el tomo VI documentó minuciosamente que la imagen había sido tallada por el
artesano aragonés Juan de la Huerta, afincado en Borgoña. Y la pregunta obligada es: ¿para
qué tomarse la molestia de crear semejante fabulación?
La respuesta tiene un trasfondo político y económico, en la rivalidad entonces vigente
entre las dos catedrales de Zaragoza, la Seo (o del Salvador) y la del Pilar, cada una
empeñada en que Roma la declarase más importante, con el culto más antiguo y arraigado y
con las imágenes más milagrosas (unas décadas anteriores tuvo lugar el milagro de Miguel
Juan Pellicer Blasco, conocido como el cojo de Calanda, a quien en la noche del 29 de marzo
de 1640 la Virgen obró el milagro haciéndole crecer la pierna después de haber sido
amputada). El tomo VI de Juan de Ferreras vio la luz justo en el momento más intenso de la
disputa. Guillaume Daubenton, confesor de Felipe V, convenció al rey para que mediante
real cédula ordenara que se arrancaran las tres páginas donde se negaba la divinidad de la
imagen y la columna. Al final, en 1723 Roma concedió a Zaragoza la autorización para
celebrar ritos en honor de la Virgen del Pilar y acto seguido mediante un edicto la Inquisición
impuso el silencio perpetuo sobre su venida. La decisión a favor de la Catedral del Pilar llevó
consigo los ingentes beneficios económicos que trajeron los peregrinos, las donaciones, la
celebración de procesiones y festividades y por la venta de recuerdos.
Hoy en día la visita a iglesias y catedrales sigue generando buenos ingresos, tanto para la
Iglesia como para los ayuntamientos. En el caso del templo de la Sagrada Familia las
entradas anticipadas tienen un precio de 18 euros (https://sagradafamiliaentradas.com/) y el
dinero ingresado se destina a la construcción de la obra. Hasta antes de la celebración de los
Juegos Olímpicos de Barcelona tenía unos cuantos miles de visitas, pero en 1992 alcanzó los
658.000 visitantes, en 2002 superó los dos millones y en 2015 los 3,7 millones. En las
manzanas aledañas a la basílica, en pleno Eixample, se han reproducido tiendas de recuerdos
para turistas, bares y pisos de Airbnb. La otra cara de la moneda es el perjuicio causado a los
vecinos, quienes han visto cómo se ha transformado su barrio, cómo ha sido presa de la
gentrificación y muchos se han tenido que marchar.

RECUADRO 4.4
LOS INTERESES DE LA IGLESIA: ¿CÓMO EMPLEA EL 0,7% QUE RECIBE DEL
IRPF?

En agosto de 2011 se celebró en Madrid la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un encuentro entre los
jóvenes de todo el mundo y el papa Benedicto XVI. Con todo derecho, un grupo de ciudadanos conformados
por católicos de base, agnósticos y ateos, entre otros, solicitó permiso para realizar una Marcha Laica para
denunciar que no estaban de acuerdo con que la JMJ se financiase con dinero público y para reclamar un
Estado genuinamente laico y aconfesional. La manifestación transcurrió pacíficamente hasta que el colectivo
laico se encontró en la Puerta del Sol con jóvenes de la JMJ. Entre ambos grupos de lanzaron improperios y
hubieran llegado a las manos de no haber intervenido la policía (si bien fue llamativo que los antidisturbios
únicamente acometieran contra los manifestantes laicos).
Cada año a principios de la primavera los contribuyentes somos bombardeados con anuncios de televisión y
cuñas de radio para avisarnos que dará inicio la campaña de la Renta, y cada año la Iglesia y diversos
organismos con intereses sociales y de cooperación nos recuerdan que debemos marcar con una X la casilla
del 0,7%. Es un pequeño gesto que puede ayudar mucho. En efecto, ese porcentaje de nuestra declaración
es empleado para fines loables y nobles; sin embargo, en la mayoría de los casos los contribuyentes no
saben cómo es utilizado, cuando lo mínimo exigible a cualquier institución que se beneficia directa o
indirectamente de recursos públicos es la transparencia. Este tema es objeto de debate entre quienes
reclaman despojar de privilegios a la Iglesia y quienes defienden que su labor es impagable y, por tanto, los
recursos públicos que recibe deben continuar y cuando sea posible incrementarlos.

Europa Laica, vigilante de los intereses y recursos públicos.


En 2006 el Gobierno y la Conferencia Episcopal Española (CEE) acordaron incrementar la asignación
tributaria del 0,52 al 0,7%, y a su vez la Iglesia se comprometió a presentar una memoria justificativa, y así lo
ha hecho, pero no de manera pormenorizada y con un retraso de dos años.
La organización Europa Laica fue fundada en 2001, entre otras cuestiones, con el objetivo de investigar
sobre la financiación del dinero público que recibe la Iglesia. En su informe de 2016 se indica que la cantidad
que la Iglesia recibió por concepto del IRPF fue de 250,2 millones de euros, de los cuales 7,7 La Conferencia
Episcopal Española (CEE), 50 años al servicio de la sociedad.
El 9 de junio de 2016 la CEE presentó la Memoria anual de actividades de la Iglesia católica en España.
Año 2014. Son las cifras globales de sus 12.665 entidades inscritas en el Registro de Entidades Religiosas
del Ministerio de Justicia. El dato más contundente que se deriva es que la Iglesia aporta al Estado 32.000
millones de euros, equivalente al 3,1% del PIB.
Por primera vez se ofrece la cifra de los profesores de Religión que imparten docencia en colegios públicos y
privados, elegidos por los obispos pero pagados por las administraciones: en total sumaron 25.660 millones
los destinó a Actividades pastorales, es decir, un apartado ambiguo y donde cabe cualquier cosa.
Los 250,2 millones son una pequeña parte del dinero público que recibe, a lo que hay que sumar las
subvenciones del gobierno central, de las respectivas comunidades autónomas y de los ayuntamientos, las
exenciones (p.e. sus inmuebles no pagan el Impuesto de Bienes Inmuebles, IBI) y bonificaciones, vía los
conciertos educativos (para sus colegios) y sociosanitarios (para sus hospitales y asilos), así como el gasto a
cargo de Patrimonio Nacional para obras de mantenimiento y reforma. Europa Laica calcula que la suma total
de dinero público del que la Iglesia se beneficia cada año supera los 11.000 millones.
Una cantidad que ronda los 100.000 euros la Iglesia la destina a beatificaciones, un proceso largo, tedioso y
costoso que las distintas órdenes realizan ante las autoridades de Roma. Asimismo, en 2013 la CEE destinó
6 millones de euros a 13TV (un canal que jamás ha superado el 2,34% de rating), la misma cantidad que
destinó a Cáritas, la ONG de la Iglesia más reconocida y con mejor reputación. Entre 2010 y 2015 la COPE y
13TV sumaron pérdidas por 89,3 millones de euros (25,8 millones de la emisora y 63,5 del canal).
El 6 de agosto de 2015 el papa Francisco dijo: «Una Iglesia rica es una iglesia vieja y sin vida. San Pedro no
tenía cuenta en el banco». En varias ocasiones este jesuita ha lamentado el boato y el lujo con el que viven
algunos obispos y sacerdotes, aunque, en efecto, apenas cobren 1.250 euros mensuales, en 14 pagas.
maestros y costaron al erario 700 millones de euros.
El informe muestra una institución extraordinariamente rica, aunque continuamente se insiste en que sus
bienes están al servicio de la sociedad. Los obispos y algunos sacerdotes cobran 1.250 euros al mes, en 14
pagas, si bien el salario de la mayoría de los curas en activo (18.813) asciende a 900 euros, que en el caso
de los curas con parroquia se completa con ingresos por la celebración de misas, funerales, entierros y
bautizos.
En 2014 la Iglesia recibió por concepto de la X marcada por los contribuyentes 250,2 millones, 4 millones
más que en 2013. Apenas el 35% de los contribuyentes marcó la casilla de la Iglesia. Divididos por
comunidades autónomas, quienes más la marcaron fueron los castellano-manchegos (49%), y los que
menos, los catalanes (19%).
Los datos más relevantes indican que las actividades culturales realizadas por la Iglesia generaron un
impacto económico cercano a los 5.000 millones (equivalente al 0,47% del PIB) y la creación de 62.382
empleos totales (generados mayoritariamente en el sector de los servicios y en concreto de la hostelería).
Las visitas a los templos, declarados Patrimonio Cultural pero gestionados enteramente por la Iglesia,
generaron un impacto económico de 22.620 millones (equivalente al 2,17% del PIB) y la creación de 225.300
empleos.
La suma de las festividades religiosas (p.e. Semana Santa, peregrinaciones y romerías) aportó al Estado
32.000 millones (equivalente al 3,1% del PIB), más otros 1.230 millones de euros provenientes de las
celebraciones religiosas en bautizos, comuniones y bodas.

El catolicismo español goza de buena salud, si bien es innegable que la relación entre la Iglesia y la sociedad
ha cambiado, como lo demuestran los datos derivados del propio informe presentado por la CEE: i) en 2014
se celebraron 240.282 bautizos, muchos menos de los 314.719 de 2009; ii) se oficiaron 52.495 bodas,
bastantes menos de las 91.281 de 2009, y iii) en 2014 hubo 244.252 comuniones, mientras que en 2009
hubo 249.255. Estos datos se complementan con los del INE en cuanto al número de divorcios. Según los
últimos datos disponibles, en 2014 se produjeron 100.746 divorcios, un 5,6% más que en el año anterior. En
esta cifra no están incluidas las rupturas de pareja de hecho, una de las fórmulas más habituales de
convivencia desde el año 2000.
En lo que a la economía le concierne, es obligatorio exigir absoluta transparencia sobre el empleo que se
da al dinero público, sea para la financiación de la Iglesia o para el mantenimiento de las instituciones,
dependencias o políticas emprendidas por el Estado, desde la Casa Real hasta los polideportivos
municipales o proyectos de cooperación al desarrollo. Es necesario que la Iglesia haga público el listado de
todos sus bienes inmatriculados por las diócesis en las últimas décadas y al amparo de la Ley Hipotecaria
promulgada en el franquismo, y donde se le otorgaba categoría de Administración Pública, lo que posibilitaba
a que con la sola firma del obispo se registraran a su nombre bienes públicos no registrados hasta la fecha
(así fue como en 2006 la Iglesia se hizo con la Mezquita-Catedral de Córdoba por solo 30 euros). Por lo
anterior, es plenamente legítimo preguntamos: ¿por qué en la declaración de la renta no se incluye otra
casilla, por ejemplo, para financiar proyectos de investigación científicos, con y sin interés
comercial?
Y por último, un apunte. Hemos dicho que la Iglesia está exenta del pago del IBI, pero no es la única
institución. Según el Real Decreto 2/2004 de 5 de marzo, por el que se aprueba el nuevo texto de la Ley
Reguladora de las Haciendas Locales, en su artículo 62 enumera quienes no lo pagan: i) los inmuebles
propiedad del Estado (como hospitales, colegios, centros penitenciarios, bibliotecas, cuarteles o ministerios,
entre otros); ii) sinagogas y mezquitas (en ambos casos, en el marco de sendos acuerdos firmados entre el
Estado; en el primer caso, con la Federación de Comunidades Judías de España – Ley 25/1992, y en el
segundo, firmado con la Comisión Islámica de España – Ley 26/1992; en ambos casos, de 10 de noviembre);
iii) la Cruz Roja Española; iv) edificios pertenecientes a gobiernos extranjeros que se destinen a
representación diplomática, consular o acción oficial; v) terrenos ocupados por líneas de ferrocarril y los
edificios enclavados en ellos (los bares de las estaciones y otros establecimientos con fines de lucro sí lo
pagan), y vi) inmuebles adscritos a fundaciones y sociedades sin ánimo de lucro (los hay de distinta
naturaleza, como ONG, la SGAE, el Comité Olímpico Español, fundaciones de grandes empresas o las
sedes principales de los partidos políticos). La ley menciona otros casos, que a solicitud manifiesta la
autoridad puede conceder la exención. Es el caso de universidades, centros docentes concertados total o
parcialmente e inmuebles que son parte de Patrimonio Histórico, entre otros.

¿Por qué colapsó la economía de la Unión Soviética?


Si bien hay varias respuestas, la principal es porque el socialismo fue incapaz de asignar
recursos sin un sistema de precios. Entre 1936 y 1938 Oskar Ryszard Lange (1904–1965)
publicó en tres entregas Sobre la teoría económica del socialismo, donde defendía la
existencia de un sistema centralizado que usaría los precios de forma análoga al mercado,
pero donde no habría lugar para la propiedad privada y, por tanto, no habría lugar para el
lucro. La refutación liberal la dio Friedrich August von Hayek (1899–1992) en 1944. En
Camino de servidumbre (su trabajo fue tan influyente que en buena medida gracias a este le
concedieron el Premio Nobel de Economía en 1974) expuso que el sistema descentralizado
de precios es la mejor forma de transmitir y coordinar la información entre los individuos que
participan en la economía, mientras que el sistema de planificación central es incapaz de
transmitir la información que aportan los individuos que participan en ella. Salvo unos
cuantos que siguen añorando las «bondades» de la economía soviética, la mayoría coincide
en que Hayek tenía razón.
Estas reflexiones fueron retomadas por otros economistas, de entre los cuales destaca Paul
A. Samuelson (1915–2009), quien en 1948 publicó su Curso de economía moderna (el
título original en inglés es «Economics: An Introductory Analysis»), el manual más
influyente en la formación de economistas y de las ciencias empresariales en general a lo
largo de más de tres décadas en todo el mundo. Se trata de un trabajo de extraordinaria
pedagogía, muy adelantado a su tiempo, y donde formuló la primera descripción analítica de
la realidad económica e inauguró lo que más tarde sería denominado como síntesis
neoclásica en el análisis agregado, es decir, la combinación de mercados y sector público, lo
que explicaba el funcionamiento de las economías mixtas. En este campo su mayor
contribución se centró en la idea de que los mercados son mecanismos de asignación con
importantes ventajas sobre las economías planificadas, pero donde el sector público tiene
funciones muy relevantes que cumplir, como por ejemplo en el diseño e implementación de
políticas macroeconómicas orientadas a la búsqueda del pleno empleo o el incremento de la
competitividad de las empresas.

NOTA 4.6
SLAVOJ ŽIŽEK SOBRE EL PAPEL DEL DINERO EN EL «PARAÍSO
COMUNISTA»

En una reunión del comité ejecutivo de los bolcheviques los líderes discuten sobre si existirá o no el dinero
en la Unión Soviética. Trotski, adalid del ala izquierda, dice: «No existirá porque solo es necesario en
sociedades donde existe la sociedad privada», pero Bujarin, del ala derecha, le contradice: «Por supuesto
que existirá. Toda sociedad compleja necesita dinero para regular el intercambio de productos». Al final
interviene Stalin, secretario general, que rechaza ambas visiones y argumenta: «La verdad es siempre una
síntesis dialéctica superior de los opuestos; por tanto, existirá y no existirá. Algunos lo tendrán y otros no».
Adaptación del libro Mis chistes, mi filosofía, de Slavoj Žižek (de 2015)

¿Es posible alcanzar la eficiencia plena?


Para que la economía en su conjunto sea eficiente es necesario que se produzcan los
bienes minimizando el coste, pero también que los bienes producidos sean acordes a las
preferencias de los consumidores y a lo que están dispuestos a pagar por ellos. Es decir, los
costes marginales de producir los bienes han de ser iguales al valor marginal que estos
tienen para los consumidores. En la economía existe eficiencia global cuando coincide: i) lo
que los individuos están dispuestos a renunciar de un bien para adquirir otro, y ii) lo que las
empresas dejan de producir de un bien para producir una unidad adicional de otro. Así, para
alcanzar la eficiencia las empresas deben producir una cantidad de bienes donde su Frontera
de Posibilidades de Producción se sitúe en un punto que refleje las preferencias de los
consumidores. Dado que tanto consumidores como productores asumen los precios como
referencia para tomar sus decisiones, es posible cumplir esta condición. El sistema de precios
es el que hace posible que la economía sea eficiente.
RECUADRO 4.5
THE BIG BANG THEORY: EL REGALO DE SHELDON Y LA PÉRDIDA
IRRECUPERABLE DE EFICIENCIA

The Big Bang Theory es una serie de televisión producida por la cadena estadounidense CBS. Con un éxito
arrollador en muchos países, trata sobre la vida en común de cuatro científicos frikis y sus parejas. El
capítulo 11 de la segunda temporada se titula La hipótesis del regalo del artículo de baño. La historia se
desarrolla en navidades, donde el protocolo social indica que hay que hacer regalos, pero esta convención,
como otros millones de cosas, atormenta a Sheldon.
Éste le dice a Penny:

«… esa tontería institucional de los regalos no tiene sentido. Digamos que salgo de casa y me gasto 50
dólares en ti. Es una actividad laboriosa porque tengo que pensar en algo que puedas necesitar cuando
tú ya lo sabes. Podríamos simplificar las cosas entregándote los 50 dólares directamente y tú podrías
darme otros 50 en mi cumpleaños y así hasta que uno muera, dejando al otro hastiado y 50 dólares más
rico. Dime una cosa: ¿vale la pena?»
En 2009 el profesor Joel Waldfogel (de la prestigiosa escuela de negocios Warthon – Universidad de
Pensilvania) publicó el libro Scroogenomics: Por qué no deberías comprar regalos para las fiestas
(«Scroogenomics: Why You Shouldn’t Buy Presents for the Holidays» – también es el autor de «The Tyranny
of the Market»), donde explica la pérdida del peso muerto, es decir, la que se produce por la falta de
correspondencia entre lo que piensa la persona donante que el receptor quiere, y lo que este realmente
quiere.

En el capítulo Sheldon dice: «Penny, ya sé que crees que estás siendo generosa pero dar regalos se
basa en la reciprocidad. Por ello, no me estás dando un regalo, me estás creando una obligación».
Waldfogel calculó que la pérdida del peso muerto tiene un coste de aproximadamente el 10%. Es decir,
que el receptor valora al 90% el valor real del regalo que ha recibido, pero incluso puede llegar al 100% si el
regalo que le han dado simplemente no le gusta. En Scroogenomics estimó que hasta 2007 la pérdida
irrecuperable en los regalos en Estados Unidos ascendió a 60.000 millones de dólares, y solo en Navidad.
El diálogo continúa:
Penny: No, cielo, tranquilo, no tienes que regalarme nada.
Sheldon: Claro que sí. La esencia de esta costumbre es que yo ahora salga a comprarte un regalo de
similar valía y que represente el mismo o parecido nivel de amistad que representa el regalo que tú
tienes para mí… ¡No me sorprende que las tasas de suicido aumenten en esta época del año!

Un poco más adelante Sheldon parece haber resuelto el dilema cuando llega a casa con cantidad de
cestas de distinto tamaño y envueltas para regalo. Y dice: «Corría el riesgo de quedarme corto o de
pasarme, pero he diseñado un plan a prueba de fallos: abriré su regalo para mí antes y luego me
excusaré fingiendo un problema digestivo y entonces miraré por internet el precio de su regalo, elegiré la
cesta más próxima a ese valor y se la daré, y luego devolveré las otras y recuperaré el dinero».
De entre los trabajos especializados en el estudio de la pérdida del peso muerto destaca el de Mary Steffel
y sus colegas Elanor F. Williams y Robyn A. LeBoeuf («Overly Specific Gift Giving: Givers Choose
Personalized but Less-Versatile and Less-Preferred Gifts», de 2015), donde se señala que cuanto más
personalizamos los regalos es más probable que nos equivoquemos. Según este estudio, económicamente
es mejor dar tarjetas regalo porque así se reduce la ineficiencia en el intercambio. Sin duda es algo a tomar
en cuenta, pero lamentablemente nada dice cuando el regalo recibido es de un valor incalculable, y eso
es justamente lo que pasó a Sheldon con el regalo de Penny:
Sheldon: Oh, bien, Penny. ¡Has venido a intercambiar regalos! Te complacerá saber que estoy preparado
para todo lo que me puedas ofrecer.
Ella le entrega el regalo y entonces él dice: «Ahora noto que tengo cierto problema digestivo…; así que, si
tengo que excusarme abruptamente, no te alarmes». Lo abre y saca una servilleta. Primero se siente
aliviado, pero al verla con detenimiento se da cuenta que Leonard Nimoy, el actor que personificaba al Sr.
Spock en la serie Star Trek y uno de los héroes de Sheldon, la ha firmado y autografiado para él. Y cuando
Penny le dice «siento que esté tan sucia, es que se limpió con ella», a Sheldon por poco le da un infarto.

Abrumado, corre a su habitación y al cabo de un rato vuelve con todas las cestas y se las da a Penny.
La última escena es muy graciosa. Quienes deseen verla está disponible en YouTube con el título The Big
Bang Theory español regalo de Navidad de Sheldon.

¿Qué beneficios económicos aportan los fumadores a los no


fumadores?
Que están dispuestos a pagar altos impuestos cada vez que compran una cajetilla de
tabaco, y dado que mueren antes que los no fumadores, demandan menos tiempo los
servicios públicos sanitarios (si bien durante el tiempo que lo hacen precisan de tratamientos
costosos).

¿Existe una relación entre la esperanza de vida y la edad de las


jubilaciones?
Según la Oficina de Referencia de Población (PRB, por sus siglas en inglés – desde 1962
ha publicado ininterrumpidamente informes sobre la materia), de los 7.400 millones de seres
humanos que hay en el planeta, en 2053 pasaremos a 10.000. Pero el crecimiento será
desigual: mientras que en algunos países de Europa se perderá población, en América Latina
y Asia crecerá a menor ritmo de como lo ha hecho hasta ahora, pero en África se duplicará
(p.e. en los países del África subsahariana pasarán de los 1.203 millones actuales hasta los
2.527 en 2050). Estos datos se complementan con los del World Population Data Sheet (de
2016), donde se indica que en 2030 habrá un 33% más de población que en la actualidad.
Si las cosas no cambian, para 2050 la población mundial habrá crecido en más de 2.500
millones, lo que equivale a seis veces la población total de la Unión Europea, y debido al
menor número de nacimientos para ese año habrá perdido la condición de mercado
multinacional más grande del mundo. En una Europa envejecida la proporción de la
población que no está en edad de trabajar (niños y jubilados) como porcentaje de la
población en edad activa (denominado coeficiente de dependencia) aumentará de forma
significativa. En términos generales, en 2050 habrá menos y más envejecidos europeos,
aunque los datos son desiguales: Francia y Reino Unido tendrán más de 10 millones de
población, pero en el lado opuesto España, Italia, Polonia, Rumanía, Rusia y Ucrania,
perderán entre un 20% y un 30% de población (de confirmarse los pronósticos, Japón habrá
perdido 24,7 millones de habitantes).
Hay varios problemas asociados al envejecimiento de la población. En el informe
Crecimiento de la economía plateada (de 2014) realizado por Bank of America Merrill
Lynch se indica: i) en 2050 la esperanza de vida en Europa alcanzará los 77,1 años, frente a
los 64 años de 1950; ii) la población mundial con más de 60 años ascenderá a 2.100 millones
de personas frente a los 900 millones actuales, y iii) la edad media de los habitantes del
planeta será de 36 años, siete más que ahora.
En el caso de España la situación es bastante complicada por tres motivos: i) la baja
natalidad; ii) el incremento de la esperanza de vida, y iii) por las características del sistema de
jubilación. En un informe publicado por la Fundación Adecco (basándose en datos del
Instituto Nacional de Estadística, INE), se confirmaba que el aumento de la esperanza de vida
y la baja natalidad eran los dos factores que más influían en el índice de longevidad. Así, en
2016 se contabilizaron 116 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 (es decir, se
alcanzó un nuevo máximo histórico del 116%). Las regiones más envejecidas son Asturias
(con un índice del 207,2%), Galicia (190,5%) y Castilla y León (187,5%). En la actualidad,
el 18% de la población tiene más de 65 años, pero para 2030 el porcentaje llegará al 30%,
con las consecuencias derivadas de todo ello en materia de incremento de prestaciones por
jubilación y gasto sociosanitario.
En octubre de 2016 el INE publicó sus proyecciones para los próximos años: i) para 2031,
5,52 millones de viviendas tendrán un único habitante; ii) el envejecimiento de los nacidos en
el baby boom (entre finales de la década de los cuarenta y mediados de los sesenta)
estadísticamente se reflejará en un incremento de la mortalidad, y ello se sumará a la
reducción de nacimientos (entre 2016 y 2030 nacerán unos 5,3 millones de niños, un 22%
menos que los registrados entre 2000 y 2015); iii) a partir de 2017 España perderá población,
y pasará de los actuales 46,43 millones a 41,03 en 2066, habrá perdido 5,4 millones de
habitantes.

NOTA 4.7
122 AÑOS ES EL LÍMITE MÁXIMO PARA UNA VIDA HUMANA

En un artículo publicado en Nature en octubre de 2016 («Evidence for a Limit to Human Lifespan», doi:
10.1038/nature19793), los investigadores afirmaban que la edad máxima de la muerte en Suecia se ha
incrementado desde los 101 años en la década de 1860 hasta los 108 en la de 1990. De hecho, observaron
que en los países desarrollados la edad máxima (plenamente verificable) es de 122 años, que fue la
alcanzada por Jeanne Calment, nacida en Arlés en 1875 y fallecida en el mismo sitio el 5 de agosto de 1997.

Por otra parte, en 1981 la tasa de fecundidad española era de 2,1 hijos por mujer, pero
desde entonces ha descendido a 1,5 y desde 2011 a 1,3, uno de los niveles más bajos del
mundo, por lo cual el reemplazo poblacional está seriamente comprometido (en 2031 se
prevé una fecundidad de 1,36 y de 1,38 en 2066). Actualmente la edad media de maternidad
se sitúa en 31,9 años, y seguirá en ascenso, hasta acercarse a los 33 años en 2066. En buena
medida, el descenso en el número de nacimientos estará determinado por la reducción del
número de mujeres en edad fértil: el número de mujeres entre 15 y 49 años bajará en 1,8
millones (un 16,6%) dentro de quince años, y en 3,5 millones dentro de cincuenta años (un
32,7%).
Y en cuanto al incremento de la esperanza de vida al nacer, a principios del siglo XX era de
41 años, la mitad (83) que en 2014. Por último, la esperanza de vida al alcanzar los 65 años
pasó de 10,5 años en 1908 a más de 21 años en 2014. Si la tendencia no cambia, en 2050
habrá 2 millones menos de jóvenes en España, 8 millones más de jubilados y 8 millones
menos de potenciales trabajadores. Así, para que cuadren las cuentas, es necesario que haya
2,5 contribuyentes por cada jubilado, pero en la actualidad es de 2,2, lo que significa que si la
propensión continúa el sistema de pensiones será insostenible, lo que predeciblemente se
traducirá en una caída real de las pensiones con respecto a la media de la sociedad, con el
consecuente deterioro en la calidad de vida.
¿Hay soluciones? Sí, aunque no son agradables. La primera es elevar la edad de jubilación
(posiblemente hasta los 69 o 70 años para 2060 – la reforma de 2011 retrasó de forma
progresiva la edad legal de jubilación de 65 a 67 años); en segundo lugar, reducir el número
de pensionistas (cosa complicada porque ahora vivimos más años), y en tercer lugar, habría
que aumentar el número de trabajadores (aunque en este caso nos topamos con el problema
de la baja natalidad). Por ello, una alternativa pasaría por retrasar la edad de jubilación y
facilitar la llegada de inmigrantes pero sin derecho al cobro de pensiones (aunque hay que
tener presente que al cabo de diez años de residencia legal tendrían derecho a solicitar la
nacionalidad española – dos años, en el caso de países de América Latina, Filipinas y Guinea
Ecuatorial), o bien endurecer (aún más) los requisitos, como por ejemplo subir el número de
años cotizados. Como es natural, todas estas son medidas muy impopulares.
Por todo lo anterior, ¿existe una relación entre la esperanza de vida y la edad de las
jubilaciones? Por supuesto que la hay, por ello en el futuro tendrán que nacer más niños,
habrá que trabajar más años y jubilarse más tarde, introducir un nuevo impuesto especial para
financiar las pensiones o aceptar la llegada masiva de población inmigrante. Otra alternativa
es directamente cambiar a un sistema de capitalización (el modelo español se denomina de
reparto y en resumidas cuentas consiste en que las cotizaciones salen transformadas en
pensiones), donde al final de la vida laboral cada uno reciba lo que ha acumulado.
RECUADRO 4.6
FONDO DE RESERVA DE LAS PENSIONES

El derecho a la jubilación no es tan reciente. El emperador Augusto (27 a.C. - 14 d.C.) dispuso que en
tiempos de paz los jóvenes podían alistarse voluntariamente en las legiones romanas, pero en tiempos de
guerra era obligatorio. En todos los casos los reclutas recibían una dura instrucción a lo largo de 4 meses y
permanecían en activo durante 25 años. Una vez cumplido ese tiempo recibían una parcela de tierra o una
cantidad de dinero equivalente a la paga de 12 años (entre 3.000 y 5.000 denarios). Así se crearon ciudades
como Emérita Augusta, hoy Mérida, para acoger a los veteranos de las legiones que habían combatido en el
norte de la Península Ibérica.
En la España de la actualidad las pensiones se gestionan desde la comúnmente conocida como hucha de
las pensiones, la cual se sustenta en la Ley General de la Seguridad Social (1/1994 de junio) y su
funcionamiento reposa en la Ley 28/2003 de septiembre, reguladora del Fondo de Reserva de la Seguridad
Social.

• El modelo teórico: las pensiones se nutren fundamentalmente de las cotizaciones de los trabajadores a la
Seguridad Social. El modelo es sostenible en tanto la pirámide poblacional funcione como se espera que lo
haga en teoría, es decir, que las personas empiecen a cotizar a una edad relativamente temprana, a lo
largo de su vida tengan hijos (que llegado el momento también cotizarán) y luego de varios años de
actividad productiva el trabajador se podrá jubilar en condiciones adecuadas.
• ¿Por qué fue necesario crear el Fondo? En los últimos años España (y en general las economías
desarrolladas) ha experimentado grandes cambios demográficos. En la actualidad las familias son más
pequeñas, la esperanza de vida se ha alargado, las personas empiezan a trabajar más tarde…; en fin, todo
lo cual ha hecho necesario buscar alternativas al modelo original de las pensiones. En previsión de que los
niños nacidos en el período conocido como el baby-boom (y que comprende de finales de la década de los
cuarenta hasta mediados de la década de los sesenta) se jubilarían y de que eventualmente no habría
suficientes cotizantes en activo «que pagaran» sus pensiones, en tiempos del primer gobierno de José
María Aznar se creó este Fondo.
• ¿Cómo está conformado? El Fondo empezó a acumular reservas en el año 2000, procedentes
fundamentalmente de los excedentes de ingresos que financiaban las prestaciones de carácter contributivo
(cotizaciones) y de los gastos necesarios para su gestión, resultantes tras la liquidación presupuestaria del
ejercicio (transferencias del Estado). En segundo lugar, proceden de los ingresos financieros y otros de tipo
no financiero. En tercer lugar, los ingresos también proceden de los excedentes de la gestión de las
mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la Seguridad Social, derivados de la
prestación de incapacidad temporal por contingencias comunes (p.e. ingresos patrimoniales y tasas). de la
prestación de incapacidad temporal por contingencias comunes (p.e. ingresos patrimoniales y tasas).
• ¿Cómo opera? El Comité de Gestión es el responsable de señalar los criterios de inversión. Así, por
ejemplo, los gestores no pueden invertir en renta variable y, de hecho, únicamente lo pueden hacer en
deuda española, alemana, francesa y holandesa. En ningún caso el volumen nominal de títulos del Tesoro
español adquiridos por este fondo puede superar un porcentaje que ronda entre el 10% y el 13% del total
de la deuda del Estado español en circulación (incluidos bonos, letras y obligaciones). También está
limitada la inversión en deuda pública de emisiones extranjeras, que ronda entre el 50% y el 55% del total
de la cartera. En 2011 el Fondo únicamente compró deuda española, un momento crítico porque entonces
los mercados habían perdido la confianza en este país.
• ¿Y qué pasa cuando las cosas se tuercen? En los peores años de la Gran Recesión el gobierno se vio
obligado a retirar dinero del Fondo para hacer frente a determinados pagos, como la paga extra de las
pensiones de junio o diciembre. En 2011 el Fondo llegó a tener un valor superior a los 71.000 millones de
euros, pero en 2014 había bajado a los 41.634 millones de euros (solo en ese año se extrajeron 15.300
millones).
• Para hacer frente a las pensiones y la paga extra de verano, en 2015 se precisaron 6.530 millones, 3.750
de los cuales provinieron del Fondo y 2.780 del excedente de la gestión de las mutuas. Un año más tarde
las cosas fueron a peor. En junio de 2016 la Seguridad Social retiró 8.700 millones, la mayor cantidad de
una sola vez hasta la fecha (la anterior fue en diciembre de 2013 y entonces se retiraron 8.000 millones).
En 2011 en el Fondo había 66.815, pero entre 2012 y el verano de 2016 se retiraron 54.151 millones, y
hasta diciembre de 2015, 8.130 millones del excedente de las mutuas. En resumen, entre 2012 y 2016 el
gobierno de Mariano Rajoy consumió el 87% del dinero que había en 2011.
• ¿Cómo es el futuro? Es complicado. En los últimos años se ha visto reducida drásticamente la natalidad y
al mismo tiempo a lo largo de los próximos diez años se jubilará una buena cantidad de baby–boomers,
por lo cual el sistema a todas luces es insostenible. En 2015 y 2016 se superaron los 130.000 millones de
euros de presupuesto para pensiones, pero por otra parte nunca antes ha habido tantos pensionistas como
ahora. Los Presupuestos Generales del Estado (es decir, los que prepara el Gobierno y que solo incluyen
sus gastos) dedican 39 de cada 100 euros a pensiones.
• Otros fondos en el mundo. El fondo de reserva de Estados Unidos, Social Security Trust Fund, es el más
antiguo (fue fundado hace 75 años) y el que acumula un mayor patrimonio, con 2,7 billones de dólares
(dos coma siete millones de millones – es una cantidad inmensa, sobre todo si consideramos que el PIB de
España es de 1 billón de euros). Pese a este liderazgo, según la OCDE su peso sobre el PIB del país
(16,5%) no es el mayor y, de hecho, está por debajo de la media, del 18,3%. El fondo con el mayor peso en
el Producto Interior Bruto es el de Corea del Sur (32,4%) y gestiona el tercer mayor fondo de reserva,
National Pension Service, con 404.500 millones de dólares. Probablemente el mejor gestionado es el
noruego. Este pequeño país de algo más de 4 millones de habitantes tiene un fondo que gestiona un
capital de 870.000 millones de dólares, tiene participaciones en casi 10.000 compañías y de media
controla el 1,3% de cada empresa cotizada a nivel global.
El derecho a disfrutar de una pensión al final de una larga, ardua y fructífera vida laboral es uno de los pilares
sobre los que se construyó el Estado de Bienestar, pero en tanto los problemas demográficos persistan las
cosas empeorarán, pero además hay otro acuciante problema.
A finales de 2015 un trabajador recién jubilado cobraba una pensión que de media alcanzaba los 1.342 euros
al mes (según cifras oficiales de la Seguridad Social), mientras que un empleado recién contratado percibía
de media 1.270,5 euros al mes (según datos de la Encuesta de Población Activa, EPA, de diciembre del
mismo año). La devaluación salarial y el elevado nivel de desempleo provocado por la Gran Recesión
conllevaron a que en el verano de 2016 fueran necesarios 3,73 nuevos contratados para sufragar la pensión
de cada nuevo jubilado. En efecto, el desequilibrio en las cuentas de la Seguridad Social obedece a que hay
menos cotizantes y porque los que hay aportan menos, porque… cobran menos.
Finalmente, según el informe «Un déficit significativo», publicado por AVIVA en colaboración con la
consultora Deloitte (del 8 de septiembre de 2016), en los próximos años crecerá la brecha entre la pensión
de jubilación que recibirán los ciudadanos y la cantidad de dinero que necesitarán para mantener el nivel de
vida actual. Prevén que los 25 millones de españoles que se jubilarán entre 2017 y 2057 en su conjunto
necesitarán ahorrar 191.500 millones de euros al año (equivalente al 17% del PIB) para completar su futura
pensión de jubilación y asegurarse un nivel adecuado en los años de retiro. De cumplirse estos vaticinios
cada español tendrá que ahorrar en torno a 7.700 euros anuales (solo se consideran las pensiones – quedan
excluidos inmuebles, fondos de inversión y depósitos).

* * *

Para profundizar en el tema y conocer cómo percibe la población española el futuro en materia de
jubilaciones, se propone escuchar el Podcast «Los españoles ante la jubilación» (emitido el 26 de mayo de
2016), disponible en el programa Cuaderno Mayor de la página de Radio Televisión Española
(http://www.rtve.es/alacarta).

¿La subida o bajada de los precios del petróleo determinan el precio


de los carburantes?
La demanda de crudo suele ser cíclica, por lo cual impacta en los precios de la gasolina.
En 1985 la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) incrementó la
producción para elevar la oferta y consecuentemente provocar una caída de los precios, lo
que perjudicaría a los competidores. Unos años antes sucedió justo lo contrario. En agosto de
1973 la OPEP declaró un embargo de sus exportaciones a Estados Unidos, Canadá, Holanda
y Japón como represalia al apoyo que estos países prestaron a Israel en la guerra del Yom
Kipur, y como era de esperar, los precios de los carburantes se dispararon. Las abruptas
oscilaciones provocaron ganadores y perdedores. Entre los ganadores hubo empresas como
Toyota, Honda y Datsun (hoy Nissan) porque el elevado precio de la gasolina hizo que
súbitamente sus pequeños utilitarios se hicieran muy populares. En el otro extremo
estuvieron Ford, General Motors y Chrysler, porque sus vehículos, cómodos pero de gran
cilindrada, dejaron de ser interesantes para el consumidor medio.
Los precios del petróleo también están sujetos a cuestiones metaeconómicas, como los
avances tecnológicos (en el ejemplo más claro es el desarrollo de técnicas denominada como
fraking) o los recurrentes conflictos armados en Oriente Medio.

¿La economía también tiene que ver con los hábitos alimenticios de
los pueblos?
Naturalmente, y para demostrarlo veamos algunos ejemplos.
En 1661 los comerciantes solicitaron al rey Carlos II de Inglaterra que no subiera los
impuestos a la importación de azúcar, y para convencerlo le hicieron un regalo exótico, una
piña…, y funcionó. El rey quedó enganchado, quiso seguir disfrutando de la miel del goloso
regalo y por eso decidió mantener los aranceles como estaban, lo que contribuyó a dinamizar
el comercio y a la postre convirtió Londres en el principal puerto de la época.
En el verano de 1867 la demanda de fresas con nata entre la sociedad estadounidense
propició el desarrollo de una innovación muy notable, el transporte refrigerado de alimentos,
y dos años más tarde los trenes de la Central Pacific y Union Pacific transportaban alimentos
frescos y perecederos desde Nueva York hasta California.
En 1888 en España se creó un impuesto especial a la producción e importación de alcohol
y aguardiente y que a su vez sería el precedente del creado en 1917 a la producción de
cerveza. Un poco más tarde, el 17 de enero de 1920 en Estados Unidos entró en vigor la Ley
Seca («Volstead Act», vigente hasta 1933) que prohibía la producción y venta de bebidas
alcohólicas. Desde mediados del siglo XIX la sidra había sido la bebida alcohólica más
popular en los estados sureños, pero tras la llegada de esta ley los agricultores y productores
comprendieron que o se renovaban o sus negocios se irían a pique. La solución fue el puré de
manzana. Sin esta transformación es muy probable que el tradicional American Pie hoy en
día no despertara verdadera pasión entre los consumidores estadounidenses.

NOTA 4.8
PROHIBICIÓN EN EL PUEBLO DE JACK DANIEL’S

Jack Daniel’s, fundada en 1866, es una de las destilerías más famosas de Estados Unidos. En 1910 el
estado de Tennessee fue uno de los primeros en prohibir la producción, comercialización y consumo de
alcohol y tras la abolición de la Ley Seca (en 1933) el gobierno estatal permitió que cada condado decidiera
si permitía el consumo y la venta al público. En Lynchburg (casa del Jack Daniel’s) y en otros 20 de los 95
condados de Tennessee optaron por eliminar la prohibición para la cerveza y el vino, pero no para el whisky
ni ninguna otra bebida con alta graduación (de hecho, a día de hoy en 17 de los 50 estados, todos son
sureños, tienen algún tipo de prohibición al consumo de alcohol). Cuando los habitantes de Lynchburg
quieren tomarse un par de tragos de su buen whisky tienen que subir al coche y recorrer los 40 kilómetros
que les separa de Fayetteville.

Haga frío o calor, los helados y granizados tienen aceptación a lo largo de todo el año. La
industria de los helados fue creada en 1881 en Wisconsin como un acto de rebeldía contra las
denominadas leyes morales, que entre otras cuestiones prohibían comer helado los domingos,
pero el camarero Louis Harrison las desafió cuando preparó el primer sundae (helado bañado
de sirope, nata y adornado con una cereza).

¿Y en cuanto al ocio?
El 1 de septiembre de 2012 en España entró en vigor el incremento del IVA cultural desde
el 8 hasta el 21% y, como es de suponer, tuvo un importante efecto sobre el consumo. ¿Por
qué? Es sencillo de explicar, porque las actividades relacionadas con las industrias culturales
son susceptibles de ser sustituidas por otras, por lo cual se trata de un mercado cuya
demanda es elástica.

RECUADRO 4.7
POBREZA Y OPULENCIA EN LA LITERATURA Y EL TEATRO EN TIEMPOS DEL
SIGLO DE ORO

Robert Goodwin en su libro España. Centro del mundo (de 2016) describe que en 1597 las autoridades se
propusieron identificar a los más de 4.000 menesterosos que vivían en las calles de Madrid, a 650 de los
cuales se les concedió una «licencia para mendigar» y al resto les dieron cinco días para encontrar trabajo o
marcharse de la ciudad. Quienes se atrevían a pedir sin licencia y eran descubiertos recibían la «paliza
caritativa» y se les expulsaba, pero no se les metía en la cárcel por no poderla pagar. En ese tiempo la cárcel
no era el lugar para purgar una pena, sino el sitio donde se esperaba el castigo o el perdón. Quienes
cometían crímenes eran obligados a pagar una multa, se les amputaba una mano, se les enviaba a las
galeras a remar o eran ahorcados. Salvo los religiosos, que tenían sus propias cárceles, nadie era encerrado
por un número específico de años. Y en el caso de las mujeres, se les castigaba por hechiceras,
amancebadas (por hacer vida común con un hombre sin estar casadas), ladronas, adúlteras o asesinas.
En tiempos del Siglo de Oro (1492–1681) en Sevilla había cinco presidios, entre los que destacaba la Cárcel
Real, donde el genial Cervantes empezó a escribir El Quijote, encarcelado por las deudas acumuladas. En
esta cárcel vivían hacinados más de 2.800 presos, pero las condiciones no eran las mismas para nobles,
personas ilustradas, gente corriente o valientes, rufianes consumados. Según un testimonio del sacerdote
Pedro de León (quien prestó sus servicios en esta cárcel), todos los presos recién llegados pagaban «el
escote», un impuesto revolucionario.
Por un puñado de ducados de oro los más acomodados pasaban por la puerta de oro, que daba acceso a
cuartos muy cerca de la zona donde vivía el alcaide y daba derecho a gozar de ciertas comodidades, por un
puñado de reales se pasaba la puerta de plata y por un vellón por la puerta de cobre, el que cobraba el
carcelero por el trabajo de poner los grilletes. El vellón fue instaurado durante el reinado de Felipe II. En
1556 se emitieron los primeros para mejorar la oferta de moneda fraccionaria. Eran acuñados en una
aleación de plata y cobre, y por tanto de menor valor nominal que las monedas de plata pura, aunque la casa
que las imprimía les daba el mismo valor facial, lo que beneficiaba al emisor pero perjudicaba al resto de la
economía. Paulatinamente la proporción de plata fue menguando y desde 1602 todos los vellones eran
acuñados en cobre.
La comida y el abrigo corrían por cuenta de la familia del preso. Los más acomodados pagaban por tener una
celda propia e incluso podían pasar las noches acompañados de prostitutas (las bien vestidas y de buen ver
eran las izas y por sus servicios llegaban a ganar hasta 5 ducados al día, pero las menos agraciadas eran las
rabizas y a lo sumo ganaban unos 60 cuartos – un servicio podía costar en torno a la cuarta parte del salario
medio de un jornalero), con algo de dinero se podía dormir en cama individual en celda compartida pero los
más pobres tenían que compartir jergón, y en todos los casos el alcaide se llevaba una parte. En el patio
interior de las cárceles se podía comprar frutas, verduras, aceite, vinagre, vino, papel y tinta, justo lo que
Miguel de Cervantes necesitó para escribir las primeras páginas del Quijote. En una sociedad en la que 7
de cada 10 personas eran analfabetos, es muy probable que el ilustre bachiller escribiera cartas personales y
burocráticas a cambio de dinero o favores.
La otra cara de la moneda es William Shakespeare, un coetáneo de Cervantes. El Bardo acumuló una
importante fortuna, fruto de su trabajo como dramaturgo, pero también porque supo invertir el dinero y
aprovechar las oportunidades.
Durante más de quince años Shakespeare acumuló tierras agrícolas e inmuebles en Warwickshire, acaparó
cereales para venderlos a precios muy superiores cuando escaseaban por las malas cosechas provocadas
por temporadas de frío extremo y veranos torrenciales (de hecho, en febrero de 1558 fue procesado por
acumular 80 bushels de malta y maíz durante la época de carestía – el bushel era equivalente a la fanega
española, una unidad tanto de volumen, capacidad como de superficie), en 1590 estuvo cerca de entrar en
prisión por no pagar impuestos y era un conocido prestamista (hay constancia de que en julio de 1604
denunció a un farmacéutico por no devolver un préstamo concedido para la compra de 20 bushels de malta –
unos 15 kilos). También creó una compañía para gestionar la representación de sus obras. Todas estas
actividades le hicieron un hombre tan rico que se retiró en 1613, a la edad de 49 años, aunque murió pronto,
el 23 de abril de 1616.

¿Cuánto vale el tiempo de una persona?


Anteriormente comentamos que la economía se interesa en todo aquello que es escaso y
difícilmente hay algo más escaso que el tiempo. En realidad todo depende de lo que cada uno
valora su tiempo y de su valor intrínseco en el mercado (no vale lo mismo una jornada de
trabajo en la estimulante City londinense que en los apacibles campos de patatas de Idaho).
La manera más sencilla de conocer el valor del tiempo en términos monetarios es dividir el
salario por la cantidad de horas trabajadas, pero las cosas no son tan sencillas. Muchas veces
tenemos que tomar decisiones donde intervienen el tiempo y el dinero, como por ejemplo:
¿debería comprar un billete de autocar o de avión, más rápido pero también más caro?, y si
elijo el avión: ¿dónde lo compro, en una aerolínea de bandera o en una low-cost y donde el
aeropuerto de destino está más lejos de la ciudad? Pero en ocasiones lo más barato no es lo
que más nos conviene, sobre todo si tenemos que hacer una escala de cuatro horas y cuando
llegamos al destino final estamos demasiado cansados para prestar atención a los detalles en
la reunión que nos espera. Cuando estemos obligados a tener que decidir lo importante será
valorar el coste de oportunidad, como por ejemplo si estoy dispuesto a pagar una hora extra
a un colega para que me sustituya y así pueda salir antes para llegar a tiempo a la
autoescuela.
NOTA 4.9
NO SIEMPRE LO MÁS BARATO ES LO QUE MÁS NOS CONVIENE

«Si pagas a tus trabajadores con cacahuetes acabarás


dirigiendo una plantilla de monos.»
Antiguo refrán sueco
El salario se remonta a los tiempos de la época republicana del Imperio Romano, unos 500 años a.C. En
aquel tiempo la sal era un producto sumamente valorado, incluso más que el oro. El camino entre Roma y las
salinas de Ostia (un antiguo puerto comercial del mar Adriático) era la Vía Salaria, la cual era custodiada por
soldados a los que se les pagaba en especie, con bolsitas llenas de sal a las que se denominaba salarium
argentum. Con el tiempo el término se simplificó pero no desapareció.
Fernando Alonso es un piloto irrepetible. Campeón del Mundo de Fórmula 1 en 2005 y 2006 y también ha
sido subcampeón en 2010, 2012 y 2013. Luego de cinco temporadas, en noviembre de 2014 dejó la Scuderia
Ferrari y fichó por McLaren. En los últimos años las cosas no le han ido como deberían y sin embargo en
2016 su escudería le pagó unos honorarios superiores a los 35 millones de euros brutos (lo que ganó por
publicidad fue aparte). En una entrevista concedida a la revista F1 Racing, Éric Boullier, director deportivo de
McLaren, dijo: «Si quieres salir de la mierda, necesitas al mejor piloto […]; si tuviéramos un piloto de segunda
fila nos llevaría más tiempo salir adelante».
Contrario a la cantidad de dinero que recibe Fernando Alonso por conducir con maestría un Fórmula 1, las
retribuciones salariales en España son bien distintas. Según la Encuesta de Estructura Salarial (es una
encuesta cuatrienal y es la más completa publicada por el INE sobre la evolución de los salarios), de los 15,4
millones de asalariados que había en este país a finales de 2016, un 73% del total tenían una relación laboral
indefinida (aunque no todos tenían un contrato que lo reflejaba como tal), es decir, 11,3 millones tenían
contrato indefinido, y 4,1 millones, temporal. En cuanto al salario bruto medio, en 2014 era de 22.858,17
euros (un 0,7% más que en 2013), pero hay algunas consideraciones a tomar en cuenta.
Por ejemplo: i) el sueldo más habitual en 2014 era de 16.490,8 euros brutos; ii) el salario mediano (aquel
donde hay tanto trabajadores con salarios más altos como trabajadores con salarios más bajos, por lo cual
refleja mejor la realidad) fue de 19.263,78 euros brutos; iii) la actividad económica que tenía el mejor salario
medio anual era el de suministro de energía, con un salario medio de 51.034 euros brutos, una cantidad
superior a las del sector financiero (40.626 euros), y iv) la actividad económica con los salarios más bajos fue
el sector servicios (p.e. comercios, actividades administrativas y de hostelería), entre 13.636 y 15.766 euros.
Si nos interesamos en los salarios por comunidades autónomas, los trabajadores vascos registraron los
salarios más altos (27.786,57 euros), mientras que los extremeños cobraron los más bajos (19.180,57 euros).

¿Puede haber relación entre la aprobación de leyes abortistas y la


reducción de la criminalidad?
La violencia y los conflictos son una de las expresiones más contundentes que demandan
la atención desde diversos puntos de vista. En general, estas cuestiones han sido estudiadas
por los científicos sociales, pero muy escasamente por los economistas. Ha sido en tiempos
muy recientes cuando la economía ha mostrado interés en sumarse al esfuerzo. Algunos de
los planteamientos formulados desde esta disciplina se han orientado a explicar cómo la
violencia es una restricción interna al crecimiento, pero también al desarrollo económico.
Desde un punto de vista macroeconómico hay suficiente evidencia empírica que permite
afirmar que la violencia y los conflictos reducen o desalientan la Inversión Extranjera
Directa (IED) y el ahorro, todo lo cual impacta en el crecimiento a largo plazo. Y en lo
referente al ámbito microeconómico, estas cuestiones desalientan o postergan las decisiones
para emprender proyectos individuales o empresariales.
Asimismo, a nivel de las políticas públicas la violencia y los conflictos propician efectos
negativos. Solo por mencionar algunos, figuran aquellos relacionados con la inversión
destinada a la educación o para combatir la violencia doméstica (tanto de género como
infantil), todo lo cual, naturalmente, genera unos efectos perniciosos sobre la productividad y
la eficiencia presupuestaria. Y finalmente, los costes asociados a la preservación de los
derechos de las víctimas también generan costes económicos plenamente cuantificables.
Este nuevo ámbito de estudio de la Economía Aplicada no pretende usurpar el trabajo del
resto de científicos sociales, simplemente desea aportar una visión distinta de acercarse a los
problemas. Los economistas deben ser conscientes de lo necesario que es su trabajo en la
cuantificación económica de los daños morales, físicos y psicológicos de las personas, en la
destrucción de las infraestructuras de las empresas y de los bienes públicos, y del impacto
que generan en la preservación del Estado de Bienestar y del medio ambiente.
La pregunta obligada es: ¿se puede cuantificar económicamente la violencia y los
conflictos? Se puede y, de hecho, se debe hacer. La guerra y los conflictos generan horror,
pero las personas no afectadas directamente con frecuencia solo son capaces de asumir la
magnitud de los problemas cuando visualizan por televisión las imágenes de los muertos y
lesionados. En estos casos, el trabajo del economista es similar al del fotógrafo de guerra,
porque con su trabajo puede explicar cuantitativamente lo que significan los conflictos, sea
en la destrucción de la capacidad productiva, en los términos de la pérdida de horas
trabajadas, de la IED que se desviará, de los recursos sanitarios que se precisarán para
atender a los damnificados o incluso de la pérdida de valor de los bienes inmuebles.
En 2014 España recibió 65 millones de turistas, una cifra récord, pero al año siguiente fue
superada por los 68,1 millones, una subida del 4,9%, y en 2016 llegó a los 74 millones. Este
es un país muy atractivo por su gastronomía, «saber vivir», por las distintas ofertas de sol y
playa y por su rica cultura. Pero detrás de todo esto hay un elemento que contribuyó a
alcanzar semejante cantidad: los conflictos y la inseguridad en Turquía y Egipto, dos
competidores directos para España, lo que significa que sus problemas han obrado en
beneficio de los hosteleros españoles.

NOTA 4.10
EL COSTE DEL 11-S EN MEDIDAS DE SEGURIDAD EN LOS AEROPUERTOS

En abril de 2007, Garrick Blalock, Vrinda Kadiyali y Daniel H. Simon publicaron una investigación («The
Impact of Post-9/11 Airport Security Measures on the Demand for Air Travel») sobre el coste derivado de las
medidas adoptadas en los aeropuertos de Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Calcularon que las medidas de revisión del equipaje redujeron el flujo de pasajeros en un 9% en los 50
mayores aeropuertos y provocaron pérdidas para el sector de las aerolíneas por 1.100 millones de dólares en
cinco años, un 11% de las pérdidas generales eran atribuidas directamente a los atentados. Además, el
número de turistas con destino a Estados Unidos decreció en los tres años siguientes a los ataques.

Asimismo, a diferencia de los otras disciplinas, desde la economía se pueden estudiar los
problemas derivados de la violencia y los conflictos con un amplio margen de libertad que
no obliga a tener que asumir juicios morales ni a tomar partido por alguna de las partes
enfrentadas en torno a un conflicto. Las herramientas cuantitativas permiten explicar, por
ejemplo, por qué los jefes de los cárteles del narcotráfico en México o de la guerrilla en
Colombia son muy apreciados por una parte de la población rural. Con independencia del
sentimiento de rechazo del investigador, la economía también permite explicar por qué
durante los ocho años que duró la guerra civil en El Salvador el PIB registró un crecimiento
del 6% anual, pero cuando finalmente se firmó la paz descendió al 1%.
En los países desarrollados la economía ha permitido calcular, por ejemplo, que en Canadá
el coste de la violencia asociado al maltrato contra las mujeres en 1999 ascendió a 684
millones de dólares y diez años más tarde alcanzó los 2.230 millones. Esta cantidad
comprende los costes empresariales y hospitalarios asociados y la posterior terapia
psicológica. Y en el caso de España, varios economistas estudiaron los efectos económicos
del terrorismo practicado por ETA en el País Vasco y Navarra, tanto en términos de la
deslocalización de empresas como de la pérdida de turistas y de la IED, que eligió un destino
diferente.
Pero la economía no solo estudia cuestiones monetarias. Si bien mayoritariamente los
temas asociados a la violencia y los conflictos generan un impacto económico, puede haber
problemas en el sentido inverso, es decir, que la economía propicie problemas que impactan
severamente en la sociedad debido, por ejemplo, a que en las actuales condiciones de
competitividad prevalece un ambiente de tensión entre los intereses de las empresas y las
condiciones de vida de los trabajadores.
Cuando diversas ONG denunciaron que la empresa Nike explotaba mano de obra infantil
en países del sudeste asiático, muy pocos compradores de esas zapatillas habían imaginado
que detrás de la marca había una red empresarial que se aprovechaba de las necesidades de
los más débiles. La reacción no se hizo esperar: los consumidores estadounidenses se
plantearon dejar de comprarlas. En efecto, la empresa dejó de contratar mano de obra infantil,
con lo cual esos niños perdieron sus trabajos, con la subsecuente pérdida de ingresos para sus
familias. En este caso Nike dejó de contratarlos pero no suplió la carencia de los salarios que
percibían estos niños con programas de ayuda. Ciertamente, causas económicas pueden
impactar sobre la violencia y los conflictos, y a su vez, los conflictos pueden tener
consecuencias económicas. En efecto, los rudimentos económicos también pueden servir
para reconocer la correlación entre estas cuestiones. Por último, veamos tres interesantes
ejemplos.
En 2001 Steven D. Levitt (coautor del libro superventas Freakonomics) y John D.
Donohue publicaron un artículo («The Impact of Legalized Abortion on Crime») donde
argumentaban que los delitos en California mayoritariamente eran cometidos por jóvenes de
entre 18 y 24 años y provenientes de los suburbios marginales. Los datos indicaban que la
tasa de criminalidad empezó a declinar en 1992 pero sin haber una explicación aparente, ni
por las políticas públicas emprendidas ni por una reducción de la pobreza en los barrios
menos favorecidos. Puede que la conclusión a la que llegaron sea moralmente reprochable,
pero su análisis estadístico es impecable. Su investigación explica que en 1973, en la
sentencia del caso Roe vs. Wade la Corte Suprema despenalizó el aborto en California, por lo
cual muchos niños de familias desestructuradas y con graves problemas simple y
sencillamente no nacieron, de manera que dos décadas más tarde no pudieron haber cometido
delitos.
En algunos casos es muy evidente la correlación entre el aumento de las tasas de pobreza
y el aumento de la delincuencia. Por ejemplo, en los últimas dos décadas en Japón se disparó
el número de ancianos sin recursos ni familia que cometían delitos, con el verdadero objetivo
de entrar en prisión y así dejar de vivir en la calle. En Reino Unido, entre 2004 y 2014 la
población reclusa mayor de 60 años y sin recursos creció un 125%, hasta los 3.720 presos en
junio de 2015. En España este fenómeno aún no es significativo, seguramente debido a los
fuertes lazos familiares, aunque por otra parte la población reclusa sexagenaria y mayor ha
registrado un aumento importante: en 1985 había 108 presos, en 2007 eran ya 1.335 y en
2015, 2.173 reclusos penados (no preventivos) que habían superado los 60 años de edad.
Según datos publicados por el INE (véanse las estadísticas de defunciones según la causa
de muerte), en 2014, 3.910 personas se suicidaron en España: 2.938 eran hombres y 972
mujeres. En total, un 20% más que en 2007, antes del estallido de la Gran Recesión. Pero el
caso español no es aislado. Una investigación de 2014 auspiciada por la Universidad de
Oxford y publicada en The British Journal of Psychiatry («Recession “Linked With” Over
10,000 Suicides Across Europe and North America») señalaba que las dificultades
económicas fueron la causa directa del aumento de los suicidios en todos los países
occidentales. Los autores estimaron en 10.000 las muertes causadas en todo el mundo por la
crisis económica más reciente (hasta diciembre de 2014).

¿Cómo se relaciona la economía con otras disciplinas de las


Ciencias Sociales?
En los últimos años la Economía Aplicada ha extendido sus ámbitos de estudio. A
diferencia de la Teoría Económica, cuyo principal interés se ha centrado en hacer una
ciencia cada vez más abstracta y más afín al lenguaje matemático, la Economía Aplicada ha
buscado estrechar lazos de colaboración con otras disciplinas, como el derecho, la sociología,
la ciencia política o la psicología. De este modo, la economía ha aportado los rudimentos
analíticos de los que hasta hace no mucho tiempo carecían otras Ciencias Sociales para, de
ese modo, buscar respuestas y soluciones a problemas actuales. Atrás quedaron los tiempos
en los que los economistas veían con desdén a sus homólogos estudiosos de las Ciencias
Sociales por considerar que en realidad no eran científicos, debido a que en sus
investigaciones no habían empleado herramientas cuantitativas que permitieran la validación
empírica de las hipótesis. En la actualidad, sin embargo, se ha abierto un amplio campo de
colaboración entre todos, condición muy pertinente porque la sociedad en la que vivimos ha
evolucionado a una velocidad tan vertiginosa que hace obligada la conformación de equipos
de investigación de carácter multidisciplinar.

¿La economía es un juego de suma cero?


Lo que uno gana no necesariamente implica que otro lo pierde. Sin embargo, es cierto que
en muchos casos unos ganan más que otros, o que unos siempre ganan y otros siempre
pierden. Veamos estos ejemplos.

RECUADRO 4.8

MARGIN CALL Y EL JUEGO DE SUMA CERO

El juego de la cuerda o de la soga existe desde tiempos inmemoriales. Entre 1900 y 1920 fue deporte
olímpico e incluso en las tierras altas de Escocia y en el País Vasco aún es considerado como deporte. Es
muy simple, solo hay que tener una cuerda larga, dos equipos y cada uno tira para su lado hasta que el
contrario no resiste y pierde. En economía el juego de suma cero se basa en el mismo principio: la ganancia
de cada parte es en perjuicio de la otra.
Margin Call es una película de 2011 dirigida por Jeffrey C. Chandor. En la jerga del mundo financiero margin
call se refiere a la llamada que ningún inversor de bolsa quiere recibir. Es cuando el bróker llama para
notificarle que el valor de las acciones ha caído por debajo del margen de seguridad y debe tomar una
decisión: ingresar más dinero en la cuenta para restituir la pérdida de valor de las acciones, o venderlas al
precio que diga el mercado (y por supuesto, pagar al bróker por sus «diligentes» servicios).
La historia comienza cuando el joven y brillante analista Peter Sullivan (papel protagonizado por Zachary
Quinto – entre otros, ha hecho de Sr. Spock en Star Treck. La Nueva Generación) descubre que «la fiesta se
ha acabado» y que el sistema financiero caerá y arrastrará consigo al resto de la economía. La película se
desarrolla a lo largo de una noche y el día siguiente. En una reunión que resultará ser definitiva los máximos
accionistas de la firma deciden aprovechar el conocimiento que tienen de la situación, ganarle la partida al
mercado y vender a cualquier precio todos los activos a lo largo de la jornada que tienen por delante. Para
conseguir el objetivo, a los brókers se les ofrece una gran cantidad de dinero.
En los últimos minutos de la película Sam Rogers (papel protagonizado por Kevin Spacey y quien tiene bajo
su dirección a los brókers) sube a la planta reservada VIP para encontrarse con John Tuld, CEO de la firma
(encarnado por Jeremy Irons) y decirle que la gente a su cargo había cumplido el objetivo de colocar las
acciones al mejor precio posible, cuando en realidad no valían un céntimo. El diálogo es el siguiente:
John: Sam. Siéntate, te mereces una felicitación.
Sam: ¡Han hecho lo que han podido!
John: ¡Tú lo has hecho genial! Perdona que coma pero ha sido un día muy largo… ¿Qué puedo hacer por
ti?
Sam: Quiero irme. Se acabó, quiero irme. Necesito que liberes mis acciones. Si es que valen algo todavía.
John: Tendrás tus bonificaciones y el salario, pero necesito que esperes conmigo 24 meses.
Sam pone cara de hastío por todo el engaño del que ha formado parte.
John: ¡Oh… vamos! Sonríe un poco. ¡Sabes, empiezo a sentirme un poco mejor con todo esto! No ha
estado tan mal, porque después de todo no has estado cavando zangas.
Sam: Eso es verdad, porque al menos habría agujeros para probarlo. ¡Es que no sé cómo hemos podido
fastidiarlo tanto!
Con ironía John dice: ¿Te sientes culpable por haber dejado a muchas personas sin trabajo? ¡No vale la
pena! Después de todo, es solo dinero. Se fabrica y listo. Son papeles con retratos de gente para que no
tengamos que matarnos para conseguir comida. ¡No es malo! Lo que hacemos y lo que hoy ha pasado
no es diferente a lo que ha sido siempre.
A continuación John enumera algunas de las más profundas crisis económicas y financieras por las que ha
atravesado la humanidad: «1637, 1797, 1819, 1857, 1884, 1901, 1907, 1914, 1924, 1929, 1937, 1974,
1987, aquel año sí que fastidió bien, 1992, 1997, 2000, 2008…; cada vez es igual, una y otra vez y no
podemos evitarlo. Y tú y yo no podemos controlarlo, ni pararlo ni frenarlo, como mucho alterarlo
ligeramente. ¡Solo reaccionamos! Ganamos mucho si lo hacemos bien y podemos perderlo todo si lo
hacemos mal. En el mundo siempre ha habido y siempre habrá el mismo porcentaje de ganadores
y perdedores, ricos felices y pobres desgraciados, peces gordos y perros hambrientos. Sí, puede que
hoy en día seamos más ricos que nunca, pero los porcentajes son exactamente iguales.»
Sam se levanta de la mesa y dice: Tu pequeño discurso no me convence, pero lo haré. Necesito el dinero.
Este dialogo pone en evidencia la forma como piensa John Tuld, un tiburón de las finanzas acostumbrado
a pasar por encima de quien haga falta y a quien le tiene sin cuidado que otros pierdan su empleo o se
queden en la calle, un claro ejemplo de suma cero.

Indonesia y Malasia concentran el 80% del comercio de aceite de palma a nivel mundial.
Según la gestora de fondos Green Century Capital Management, se trata de una industria de
más de 45.000 millones de euros. Una importante cantidad de los productos disponibles en
las estanterías de los supermercados contienen este aceite (como helados, margarinas, pizzas
y el Kit-Kat, entre otros), pero también de la industria cosmética (como barras de labios y
champús), así como algunos tipos de biocombustibles. Según Fondo Mundial para la
Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), las áreas de explotación crecen a tasas
superiores al 5% anual, lo que ha provocado la tala masiva de la selva autóctona y ha
contribuido al cambio climático, pero además estas selvas son los únicos lugares donde
habitan los orangutanes. Por ello, en este caso, en efecto, todas las ganancias son para la
industria mientras que los inteligentes primates están abocados a la extinción o al cautiverio
en zoológicos, para el mayor divertimento de los visitantes.
Veamos otro caso.
Uber es una aplicación de móvil para el transporte entre particulares y emplea algoritmos
para conectar pasajeros con los conductores (es la principal empresa de taxis del mundo y sin
embargo no posee un solo vehículo en propiedad). El sector del taxi de muchas ciudades del
mundo desde el primer momento ha mostrado su rechazo por considerar que este sistema
propicia la competencia desleal, el intrusismo y porque lo que Uber gana ellos lo pierden.
¿Sobre este tema qué tiene que decir la economía? En primer lugar, que en realidad lo que
Uber está haciendo es abrir un mercado nuevo. Asimismo, puede que los taxistas pierdan
cuota de mercado, pero al final los beneficiados pueden ser muchos más usuarios. Y en tercer
lugar, detener el avance que imponen los desarrollos tecnológicos es inútil. Una muestra de
ello es que a lo largo de los últimos veinte años hemos sido testigos del esmero con el que la
industria discográfica ha tratado de combatir la piratería, pero los logros conseguidos son
insignificantes. Por el contrario, en el momento en que esta industria comprendió que la
mejor alternativa pasaba por sumarse a la ola, surgieron empresas como Spotify.
El rechazo que los taxistas manifiestan contra Uber no es tan novedoso. Históricamente
los procesos de innovación se han enfrentado a la resistencia de ciertos gremios de
trabajadores por considerar que las nuevas reglas los echarían del mercado, y en muchos
casos así ha sido. En 1760 el ingeniero Richard Arkwright inventó una revolucionaria
maquinaria para el hilado del algodón. En ese entonces en Inglaterra había más de 5.200
hilanderos y que empleaban a unos 27.000 trabajadores (en total unas 32.000 personas
trabajaban en el sector). El invento de Arkwright tuvo una mala acogida porque estos
trabajadores vieron amenazado su medio de vida. Al final, y gracias al apoyo de las fuerzas
del orden, se fueron introduciendo las máquinas e inexorablemente los viejos telares
manuales fueron desapareciendo. La cuestión fue que en 1787, veintisiete años después de
que la novedosa máquina de Arkwright viese la luz, los datos censales arrojaron que el sector
del hilado y tejido del algodón empleaba a más de 320.000 trabajadores.
En realidad toda revolución tecnológica tiene costes en términos de destrucción de puestos
de trabajo, y eso incluye a la más reciente. Una conferencia pronunciada el 12 de noviembre
de 2015 por Andy Haldane, economista jefe del Banco de Inglaterra (disponible en el
buscador del banco con el título «Labour’s Share – speech by Andy Haldane»), es decir, una
persona libre de sospecha de confraternizar con los augurios más demagógicos, afirmó que
en las próximas dos décadas se destruirán 15 millones de puestos de trabajo en Reino Unido.
Con una población de 64 millones de habitantes, el 73,7% de la población activa tiene trabajo
(31 millones de británicos), pero si las máquinas y robots continúan su progresiva incursión
en los medios de producción inevitablemente se traducirá en la destrucción de un importante
número de trabajos.
En conclusión, en la economía puede haber ganadores y perdedores. En algún caso los
perdedores pueden tener una segunda oportunidad para reinventarse (como en Uber), pero en
otros los cambios pueden ser tan radicales que lleven a la muerte de un entorno (como las
selvas donde siempre han vivido los orangutanes) o sector productivo, con la consiguiente
destrucción de puestos de trabajo.

NOTA 4.11
GRÚAS Y ASCENSORES A VAPOR PARA LOS MUELLES DE LONDRES

Entre 1870 y 1880 la marina mercante británica incrementó su actividad hasta alcanzar los 22 millones de
toneladas (solo en cuanto al registro de despachos a los mercados del extranjero), pero en esos diez años el
número de empleados disminuyó en 2.990 puestos. ¿Por qué sucedió? Por la introducción de grúas y
ascensores mecánicos impulsados a vapor para subir o descargar las mercancías de los barcos.

¿En economía los problemas son multidimensionales?


Por supuesto, lo que significa que no siempre hay explicaciones ni soluciones simples, y
como muestra el siguiente ejemplo.
El 22 de febrero de 2016 el Ayuntamiento de Pontevedra declaró persona non grata a
Mariano Rajoy Brey, presidente de gobierno español. Las causas se remontan tiempo atrás.
En 1957 a orillas de la Ría de Pontevedra empezaron las obras de construcción de la Empresa
Nacional de Celulosa (ENCE) y en 1963 las instalaciones fueron inauguradas por Franco. Un
NO-DO de la época puso de relieve esta industria por su capacidad para generar empleos en
la provincia. Desde entonces esta papelera ha operado sobre una parcela pública del litoral de
la ría, en la mayoría de los cuales ha mantenido un inmenso desprecio hacia el medio
ambiente y la salud de unos 83.000 pontevedreses, por lo cual la relación que ha existido
entre los habitantes y la empresa ha sido complicada.
En 2007 tuvieron lugar una serie de manifestaciones encabezadas por la Asociación Pola
Defensa da Ría (APDR), con el objetivo de presionar al gobierno bipartito del PSdG-BNG
para que trasladara la empresa a otro lugar de la comarca y así recuperar el valor ecológico de
la zona de Lourizán. De hecho, en el programa electoral del PP a las elecciones a la Xunta de
Galicia de 2009 el candidato Alberto Núñez Feijoo contemplaba mover la fábrica, y de nuevo
en la campaña de 2012 reiteró este objetivo, pero una vez conseguida la presidencia nada
cambió. La legislación aprobada en 1988 decretaba que la empresa debía abandonar la
parcela costera en 2018; sin embargo, sorpresivamente el 13 de julio de 2012 en Consejo
Ministros el gobierno de Rajoy decidió reformar la Ley de Costas en beneficio de las
concesiones, que a efectos prácticos se traduciría en otros 75 años de presencia de ENCE en
la ría (hasta 2073). En el momento de la renovación de la licencia ENCE daba empleo directo
a 366 personas e indirecto a unas 5.000 y su actividad equivalía al 1% del PIB de Galicia.
Cuando decimos que en economía los problemas son multidimensionales nos referimos a
casos como este, porque el mismo día en que se declaraba persona non grata a Rajoy en la
tierra donde creció e inició su carrera política, un portavoz de los trabajadores de ENCE dijo:
«Si tenemos que elegir entre la conciencia y el hambre, esta vez aparcamos la conciencia».
En 2015 la provincia de Pontevedra era la 28 por renta per cápita, por lo cual era
incuestionable la importancia de esta empresa para el empleo, pero por otra parte el deterioro
medioambiental (y sus costes económicos y humanos asociados) no debieron ser ignorados.

¿En el futuro habrá nuevas crisis económicas y financieras?


En un escenario de crisis los sistemas cada vez se vuelven más sensibles a los
movimientos de apreciación o depreciación entre las monedas y a las oscilaciones de los
tipos de interés. Llegado el momento puede suceder que los inversores perciban que se ha
alcanzado el punto máximo y que en adelante el sistema sufrirá una caída, tras lo cual, de
manera más o menos escalonada o bien en acciones motivadas por el pánico, decidan retirar
sus inversiones y vender, o directamente llevarse su dinero a otra parte (recordemos que los
capitales viajan por internet). Todo ello generará un efecto negativo sobre el tipo de cambio y
los tipos de interés, y será entonces cuando hablemos del pinchazo de la burbuja.

NOTA 4.12
EL PAPEL DE LOS BANCOS CENTRALES EN LAS CRISIS
En los últimos cien años se ha construido un conjunto de herramientas muy útiles para prevenir las crisis.
Hoy en día los diversos agentes económicos, y muy en especial los bancos centrales, están bien
capacitados para detectar los problemas y resolverlos. Las dos principales atribuciones de los bancos
centrales han sido: i) contener la inflación, y ii) evitar la conformación de burbujas que podrían desencadenar
en crisis.
En efecto, en la mayoría de los países se ha controlado la inflación, por lo cual se podría decir que se ha
conseguido el primer objetivo. Sin embargo, como bien sabemos (porque lo hemos experimentado en los
últimos años) el trabajo de los bancos centrales no ha sido tan eficaz en la consecución del segundo objetivo.
En los últimos treinta años ha habido crisis monetarias y financieras en países grandes y poderosos, como
Estados Unidos, Reino Unido y Japón, pequeños y ricos, como Islandia, emergentes y ricos en recursos,
como Rusia, Argentina y Brasil, y también en países en desarrollo pero con un alto crecimiento, como
Turquía, Indonesia o Tailandia. Así, ha habido crisis en todos los continentes. Por tanto, es evidente que el
trabajo realizado por los bancos centrales está lejos de triunfalismos.
En adelante será necesario que las labores propias de regulación y vigilancia se hagan con mayor
diligencia, pero también las menos gratificantes, aquellas relacionadas con las sanciones. En el pasado
hemos sido testigos de una bochornosa connivencia entre los directivos de los bancos centrales y el poder, y
eso, precisamente, es uno de los principales vicios que hay que erradicar. La salud del sistema monetario y
financiero es demasiado importante como para ponerla en juego por egoístas, sectarios o partidarios
intereses de los políticos, de los empresarios o de cualquiera otra figura, sea nacional, europea o
internacional.

Lo que seguidamente tiene lugar es que los gobiernos, interesados en atajar el problema se
dan a la tarea de instaurar programas de estabilización. Cuando un país entra en un período
de crisis, y donde adicionalmente existe el riesgo de que entre en default (suspensión de
pagos), las instituciones internacionales (p.e. el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial, la Comisión Europea o el Banco Central Europeo) pueden intervenir en la toma de
decisiones domésticas. Dados los inmensos intereses que subyacen es muy probable que el
país afectado pierda su soberanía económica, específicamente en aquellos elementos
relacionados con las cuestiones monetarias. La pérdida de soberanía es un asunto delicado,
por ello tiene que ser restituida a la mayor brevedad (en materia monetaria debería prevalecer
el principio de subsidiariedad, el cual señala que un asunto debe ser resuelto por la autoridad
normativa, política o económica más próxima al mismo).
La rápida desregulación del sector financiero también puede ser una causa del estallido
de las crisis. A la cabeza del amplio abanico de elementos de riesgo se sitúa la eliminación de
techos y controles a los tipos de interés. La teoría dice que en la medida en que haya menos
regulación será más fácil que los ahorros de las empresas y las familias se inviertan en
actividades productivas, pero esta hipótesis soslaya el hecho de que, de cumplirse estas
condiciones, pueden dar pie a: i) una sensible reducción de los niveles de ahorro de las
empresas y las familias, y ii) un crecimiento desbordado (y por tanto de difícil control) del
sistema financiero, gracias a lo cual se producirá un incremento del crédito, pero exigiendo
cada vez menos garantías que aseguren que los prestatarios podrán asumir el pago de la
deuda. De esta manera se propicia una carrera contra el tiempo entre todos los agentes
financieros, más preocupados en colocar el mayor número de créditos, con independencia de
la solvencia y liquidez de los solicitantes de los mismos, que en colocar créditos de calidad.
Si algo nos ha enseñado las recientes crisis, es que en épocas de expansión económica la
desregulación de los mercados ha permitido a los agentes del sector bancario incursionar en
mercados muy distintos al que conocen, lo cual implícitamente ha conllevado un elevado
componente de riesgo.

RECUADRO 4.9
LECCIONES DE GORDON GEKKO SOBRE LAS BURBUJAS ESPECULATIVAS

Wall Street es una película de 1987 y dirigida por Oliver Stone. Bud Fox (Charlie Sheen) es un joven agente
de bolsa que intenta abrirse camino en Wall Street. Durante el día trabaja para la compañía en la que es
empleado pero en cuanto termina su jornada dedica sus esfuerzos a conocer a uno de los grandes magnates
de las inversiones. Finalmente consigue presentarse ante Gordon Gekko (Michael Douglas), quien al
constatar el potencial del muchacho decide contratarlo. Con Gekko todo es dinero, lujos y diversión, pero
pronto Bud se da cuenta de que es un hombre sin escrúpulos. Cuando Gekko le encarga una operación muy
atractiva para él, pero que infringe las reglas más elementales de la ética, Bud deberá decidir el camino por
el que quiere seguir.
La secuela es de octubre 2010, titulada Wall Street 2. El dinero nunca muere. Una vez puesto en libertad
Gordon Gekko, después de cumplir una prolongada condena en prisión, se siente desorientado dentro del
mundo que años atrás tuvo a sus pies. Buscando rehacer las arruinadas relaciones con su hija, Gekko
conoce por casualidad a Jakob (Shia LaBeouf), prometido de la chica, y así es como el viejo tiburón y el
joven ambicioso deciden apoyarse mutuamente.
La primera gran escena del filme se desarrolla en la sala de contratación en el banco de inversión que
representa a Bear Stearns. La segunda es la gran reunión en la Reserva Federal de Nueva York, donde los
personajes deciden el futuro de este banco. La interpretación del CEO de Bear Stearns es impresionante
cuando ve que JP Morgan se va a quedar su banco por dos dólares la acción, y entonces, suplicante dice:
«[…] pero si hace solo dos meses valían 78 dólares?».
En el minuto 29 Gordon Gekko dicta una conferencia en una universidad. Las frases más llamativas son las
siguientes:

«Lo tenéis pero que muy jodido. No lo sabéis, pero sois la generación ninja, “no income, no job and no
assets” (en español, sin ingresos, sin empleo y sin bienes).»

«Hace una semana alguien me recordó que en su día dije “la codicia es buena”. Y añadiría, “ahora
parece que es legal”. Veréis, la codicia es lo que empuja a mi quiosquero a comprar tres casas que no
puede permitirse y sin pagar entrada. La codicia también es lo que hace que vuestros padres refinancien
su casa de 200.000 dólares por 250.000, y con esos 50.000 de más se van de compras, y compran un
televisor de plasma, un todoterreno… ¡Y oye…! ¿Por qué no una segunda residencia? Porque, caray,
todos sabemos que el precio de la vivienda en Estados Unidos siempre sube. Y fue la codicia lo que hizo
que el gobierno de este país bajara los tipos de interés al 1% después del 11-S, para que pudiéramos
volver a comprar.»
Más adelante dice:

«Cuando estaba a la sombra, parecía que la codicia se hacía más grande con el añadido de un poquito
de envidia… Los inversores se embolsaban 50, 100 millones de dólares al año, así que el señor
banquero miraba a su alrededor y decía: “¡Qué vida más aburrida llevo!”, y empezó a apalancar sus
intereses hasta 40… 50 a 1 con vuestro dinero, no con el suyo, con el vuestro. Porque podía. Así, los
créditos deberían ser para vosotros, no para ellos.» «Y lo mejor de todo es que nadie es responsable.
Porque todos han querido tragarse el mismo rollo. Veréis. El año pasado el 40% de los beneficios
empresariales de este país procedieron de los servicios financieros. No de la producción, ni de nada que
tenga que ver con las necesidades del ciudadano estadounidense.»
«Ahora todos somos parte del problema. Los bancos, los consumidores… hacemos circular el dinero a
ciegas. Cogemos un billete, le inyectamos esteroides y lo llamamos apalancamiento. Yo le llamo banca
con esteroides.»
Y termina el discurso con: «Antes se me consideraba un tipo hábil para las finanzas. Quizá haya pasado
mucho tiempo en la cárcel, pero a veces es ahí donde uno mantiene la cordura. Y al mirar a través de los
barrotes me daban ganas de gritar, ¡eh… es que todo el mundo se ha vuelto loco! La madre, el origen de
todos los males es la especulación, la deuda apalancada. Hablando en plata, endeudarse hasta el cuello. Y
detesto tener que decirlo, pero este modelo no funciona. Es sistémico, es maligno y es global. Es una
enfermedad, y debemos combatirla. ¿Y cómo vamos a hacerlo, cómo transformaremos ese mal en algo que
nos favorezca? Os lo diré en tres palabras…: comprad mi libro».

En conclusión, en respuesta a la pregunta, en un mundo tan cambiante como el nuestro


tenemos escasas certezas, pero podemos estar seguros que en el futuro tendremos que lidiar
con crisis monetarias y financieras, y muy probablemente por motivos que aún tenemos por
descubrir. Por ello, lo verdaderamente importante es que tengamos presente las enseñanzas
que nos han dejado algunas de las crisis más emblemáticas del pasado.

ESQUEMA 4.1
ESQUEMA DE UNA CRISIS FINANCIERA

¿La economía y la política persiguen objetivos comunes?


Las decisiones políticas pueden tener efecto directo sobre la economía, y viceversa,
cuestiones de naturaleza económica pueden tener consecuencias políticas. Así, por ejemplo,
las decisiones sobre los impuestos, el gasto y la inversión públicos tendrán un impacto sobre
la evolución de los agentes productivos y el bienestar de los ciudadanos, tanto en el futuro
inmediato como en el más largo plazo (p.e. el incremento del gasto público se puede reflejar
en un incremento del empleo, pero ello inevitablemente comprometerá el ingreso futuro,
porque en algún momento habrá que pagar las deudas). Uno de los economistas que más se
ha interesado en estas cuestiones es William D. Nordhaus. En 1975 publicó un artículo
sobre el ciclo económico-político («The Political Business Cycle») donde argumentaba que
los políticos son una parte muy importante del sistema económico (en 1989 completó su
trabajo con el artículo «Alternative Approaches to the Political Business Cycle»). Un año
más tarde el profesor de la Universidad de Estocolmo Assar Lindbeck fue un paso más allá
al señalar (en su «Stabilization Policy in Open Economies with Endogenous Politicians», de
1976) que los políticos se comportan de determinada manera porque su principal objetivo es
proporcionar argumentos a los ciudadanos que los elegirán en los próximos comicios
electorales. Por tanto, los políticos no buscan tanto el bienestar de los electores como el suyo
propio, en buena medida debido a que los partidos se han convertido en agencias de empleo
(p.e. a cambio de la obediencia y lealtad de los militantes más destacados o mejor
relacionados ofrecen empleos que dan gran notoriedad, que tienen pocos riesgos y que a
partir de cierto nivel generalmente están bien remunerados – y encima lleva aparejado el uso
de coche oficial).

NOTA 4.13
«A LOS PATRIOTAS SE LES IDENTIFICA POR LA GASOLINERA»

Portugal fue una de las economías que más sufrió los embistes de la Gran Recesión. Como en otros países,
el gobierno portugués adoptó medidas drásticas de ahorro y subidas de impuestos, principalmente indirectos,
como el incremento al tabaco y los combustibles, decisiones que no fueron bien acogidas por los ciudadanos
y a quienes el primer ministro António Costa les recomendó «No fumen y vayan en transporte público».
Un llamativo cartel a la entrada de la ciudad portuguesa de Elvás, en la frontera con Badajoz, rezaba: «A los
patriotas se les identifica por la gasolinera». Una declaración de intenciones que iba contra el principio de
Integración a la Comunidad, el primero sobre el que se edificaron las Comunidades Europeas y dentro del
cual ocupa un lugar destacado el mercado común y el cúmulo de normas relativas a la competencia. Manuel
Caldeira Cabral, titular del Ministerio de Economía, apelando al sentimiento patriota de los conductores
portugueses, el 18 de marzo de 2016 les pidió que repostaran en las gasolineras lusas, no en las españolas.
En el caso del gasoil en Portugal el litro era de media 20 céntimos más caro que en España (en casos
concretos podía llegar a los 30 céntimos), una diferencia escasamente significativa si un particular repostaba
15 litros, pero importante para las empresas de transporte con flotas de decenas o cientos de camiones.
Cuando la decisión de repostar en Portugal o en España podía significar la diferencia entre seguir en el
negocio o tener que cerrar, los sentimientos nacionales pasaron a segundo plano. A las tres semanas de
haber subido los impuestos a los carburantes la gasolinera de Elvás del cartel había perdido el 40% de su
facturación.

Veamos un caso que ejemplifica el conflicto que subyace entre los intereses de los
políticos y lo que realmente beneficia a las personas.
Entre 1976 a 1982 José López Portillo y Pacheco fue presidente de México, orador
brillante, intelectual, deportista, frívolo incorregible, paradigma del nepotismo y la
corrupción y mentiroso compulsivo. Durante estos años siguió vigente el modelo de
Sustitución de Importaciones y su característico proteccionismo exacerbado de la industria
doméstica (miles de empresas operaban en números rojos pero se mantenían abiertas gracias
a las ayudas y subvenciones). Entre 1976 y 1979 se descubrieron vastos yacimientos
petrolíferos en el sureste del país, lo que llevó a que la tradicionalmente generosa política de
gasto público se convirtiera en una de derroche y despilfarro sin precedentes (en esta etapa
este presidente dijo «Aprendamos a administrar la abundancia»). Así, entre 1978 y 1981 el
PIB registró incrementos del 8,4% anual, del 16,2% la inversión y del 5,7% la tasa de
empleo, todo lo cual propició el retorno masivo de capitales de origen mexicano más otros de
origen internacional. Sin embargo, a partir del segundo semestre de 1980 las cosas se
empezaron a torcer.
El elevado déficit público había provocado un desequilibrio en la balanza de pagos, pero
lejos de asumir decisiones correctivas, el gobierno, convencido de que el precio del crudo
seguiría en ascenso, subió aún más el gasto, para lo cual contrajo nuevas deudas con el
exterior (hasta 1979 los niveles de deuda habían oscilado en torno a 3.300 millones de
dólares por año, pero en 1980 se elevó hasta los 33.800 millones). Por otra parte, una moneda
excesivamente apreciada provocó un importante déficit en la balanza comercial (pasó de
1.800 millones de dólares en 1978 a 3.400 millones en 1980). En corto tiempo el país se
volvió dependiente de sus exportaciones petroleras (en 1981 llegó al 72,5% de las
exportaciones totales de bienes y servicios), lo que se tradujo en que la paridad peso-dólar
oscilara en función de los precios internacionales del crudo. Por último, dos cuestiones
contribuyeron a agravar la situación: i) el aumento de los tipos de interés en Estados Unidos
obligó a tener que destinar más dinero al pago de la deuda contraída en dólares, y ii) en 1981
el precio del petróleo sufrió una drástica caída.
En este contexto, el 1 de septiembre de 1982 el presidente López Portillo rindió su VI y
último Informe de Gobierno, y dijo: «[…] los rentistas mexicanos en los últimos años han
hecho mayores inversiones en Estados Unidos que toda la inversión extranjera en México, en
toda la historia. No negamos que los mexicanos tienen derecho a su dinero y a su seguridad y
los bancos la obligación de servir a su clientela, pero lo que individualmente parece inocuo
uso de su libertad, sumado en proporciones tan grandes perjudica al interés general y ello nos
afecta a todos, aun a los que se creen beneficiados por su privilegio, salvo que se vayan,
porque tendrán que vivir en un país con mayores problemas y con el que no se han
solidarizado. Si lo hicieran, con una mínima parte de ese capital resolveríamos la crisis
transitoria de liquidez de la que vamos a salir gracias a enormes sacrificios económicos y
políticos». Más adelante argumentó: «Para responder a ellas (a las circunstancias adversas)
he expedido en consecuencia dos decretos: uno que nacionaliza los bancos privados del país
y otro que establece el control generalizado de cambios, no como una política superviviente
del más vale tarde que nunca, sino porque hasta ahora se han dado las condiciones críticas
que los requieren y justifican. Es ahora o nunca. ¡Ya nos saquearon, México no se ha
acabado! ¡No nos volverán a saquear!». Y con su célebre «Soy responsable del timón, pero
no de la tormenta» endosó a los banqueros la culpa de todos los males (el presidente Miguel
de la Madrid Hurtado, designado por López Portillo para sucederle, volvió a privatizar la
banca, y tanto la nacionalización como la privatización corrió por cuenta de los
contribuyentes).
Muchos mexicanos, movidos por un sentimiento de patriotismo y convencidos de que el
presidente cumpliría su palabra empeñada cuando el 17 de agosto de 1981 dijo: «Defenderé
el peso como un perro», se dispusieron a detener la hemorragia de capitales y retornaron el
dinero que se habían llevado a Estados Unidos para salvaguardarlo de los vaivenes de la
economía nacional, y muy pronto lo lamentarían. Obviamente las palabras del presidente
López Portillo no eran sinceras: el 17 de febrero de 1982 el Banco de México se retiró del
mercado cambiario, acto seguido el gobierno declaró en moratoria el pago de la deuda y la
moneda se devaluó de 22 a 70 pesos por dólar. Quienes no se dejaron seducir por la verborrea
presidencialista conservaron sus ahorros e inversiones en dólares, y seguramente se
congratularon por ello.
En virtud de lo anterior, la economía y la política deberían perseguir objetivos comunes,
aunque lo cierto es que en muchas ocasiones son bien distintos. El teólogo estadounidense
James Freeman Clarke decía que «El político piensa en las próximas elecciones, el
estadista en la próxima generación». En efecto, la inmensa mayoría de los políticos solo
tienen en mente retener el poder o hacerse con él en la primera oportunidad, no en sembrar
ahora para que la próxima generación recoja los frutos.

RECUADRO 4.10
EL BREXIT Y EL PRECIO DE LOS BIENES IMPORTADOS EN LONDRES

Vivir en un entorno globalizado tiene ventajas e inconvenientes. Las primeras se explican por sí mismas, pero
en cuanto a las segundas, las hay de diversos tipos.
Desde el preciso momento de su incorporación a la entonces Comunidad Económica Europea (1 de enero de
1973), Reino Unido se caracterizó por su falta de entusiasmo por el proyecto comunitario, y lo relativo a la
unión monetaria no fue la excepción. La ruptura definitiva se produjo el 23 de junio de 2016, cuando el
51,95% de los electores británicos eligieron abandonar la Unión Europea. El triunfo del Leave obedeció a
múltiples cuestiones, tales como la diferencia de criterios entre Bruselas y Londres en materia de control
migratorio y de seguridad, pero también por las tensiones entre la libra esterlina y el euro. Veamos tres
ejemplos interesantes que ponen en evidencia que la libra esterlina, los británicos lo quieran o no, está sujeta
a las oscilaciones cambiarias:

• Entre 2009 y 2014 en Europa se sufrió una severa crisis económica y una de las consecuencias derivadas
fue el abaratamiento del euro y, por el contrario, un encarecimiento de la libra esterlina, lo que condujo a
que las exportaciones de los países de la Eurozona crecieran pero las exportaciones británicas se
redujeran. Uno de los productos británicos más afectados fue la carne de cordero porque al encarecerse
la libra las exportaciones cayeron, lo que conllevó a una guerra de precios en el mercado doméstico. Entre
el verano y el otoño de 2015 el precio del cordero lechal tenía precios inferiores a los que estaban vigentes
una década atrás. Así, en julio de ese año el precio del kilo de chuleta de cordero era de 11 libras, 6 menos
que dos años atrás. Como suele suceder, el precio de los platillos no se redujo, se mantuvo en las 23 libras
por una ración de 220 gramos, eso sí, acompañados con abundante guarnición de patatas.
Esta cuestión es una lección para los políticos británicos, como el entonces primer ministro David
Cameron, quien en múltiples ocasiones argumentó que «[…] los efectos de la política monetaria de la
Eurozona se quedan en la Eurozona». La lección a aprender era que si en Europa había turbulencias
financieras uno de los mayores perjudicados sería (además de los ciudadanos de los países de la
Eurozona) la City londinense, principal centro financiero europeo… ¡por ahora!
• Cada día los británicos se beben 165 millones de tazas de té (en la página https://www.tea.co.uk/ hay un
marcador que las cuantifica en tiempo real). Pero este emblemático hábito se va a encarecer por culpa del
Brexit. ¿Por qué? Por la caída de la libra frente a otras divisas (en algunos casos ha sufrido una
depreciación del 20%). Entrevistado por la BBC en octubre de 2016, Somnath Saha, director ejecutivo de
Typhoo Tea, una de las empresas más grandes del sector (produce 125 millones de bolsitas de té a la
semana, solo en sus instalaciones de Moreton), explicaba que el té negro es un commodity global, donde
los productores de Kenia venden las hojas de té en dólares estadounidenses, los intermediarios de
Frankfurt negocian los fardos en euros y Typhoo vende el producto en libras. Tras la caída de la moneda
británica el tipo de cambio adverso terminó por encarecer las importaciones. A principios de 2016 por una
saca de 80 kilos la empresa pagaba 90 libras, pero para finales del año le costaba 120. La consecuencia
era esperable: al final el consumidor tuvo que pagar un poco más por el mismo té de siempre.
• El Toblerone es uno de los chocolates más conocidos en todo el mundo. Fue creado en 1908 por
Mondelèz International y su figura está inspirada en la silueta del monte Cervino. Es un producto que en
Reino Unido tiene gran aceptación. Este país importa la mayoría de lo que consume, por lo cual, derivado
del Brexit y de la caída de la libra esterlina, se encarecieron las importaciones. Así, muchas empresas
británicas tuvieron que optar entre: i) subir el precio de sus productos; ii) estrechar márgenes de beneficios,
o iii) reducir el tamaño de los envases o del producto. Unilever, Microsoft y Pepsi decidieron subir el precio
de los productos entre un 15 y un 20%, pero Mondelèz International prefirió reducir el peso del Toblerone
(antes pesaban 170 gramos y se redujo a 150, y en el caso de las tabletas de 400 gramos, cuarenta
desaparecieron) y el número de triángulos. El precio del producto era el mismo que antes pero en adelante
las porciones habían encogido. Los consumidores británicos tienen algo más que «agradecer» a los
políticos del UKIP y a Boris Johnson, antiguo alcalde de Londres, acérrimos defensores del Brexit.

¿Las sanciones económicas pueden ser una herramienta para la


protección de los derechos humanos?
Naturalmente, y para comprobarlo veamos el siguiente ejemplo.
En el verano de 2015 Associated Press y el diario británico The Guardian publicaron un
reportaje sobre el régimen de esclavitud en que la empresa tailandesa Charoen Pokphand
(CP), principal productora y exportadora de gambas a nivel mundial, mantenía a cientos de
rohinyás, miembros de una minoría étnica de religión musulmana y repudiada por Myanmar
(su lugar de origen) y por Tailandia (donde actualmente residen), ambos países de mayoría
budista. CP exportaba sus productos a todo el mundo, incluido Estados Unidos y España.
Durante la investigación, los periodistas Emanuel Stoakes y los hermanos Chris y Annie
Kelly descubrieron que los rohinyás (y también otros trabajadores inmigrantes procedentes
de Birmania y Camboya) eran comprados a traficantes por unos 300 euros por cabeza con el
objetivo de esclavizarlos. Incluso visitaron un centro de detención en Phang Nga, en el sur de
Tailandia, donde comprobaron las condiciones en las que vivía un grupo de unos 270
hombres, hacinados en jaulas. El senador demócrata por el estado de Ohio Sherrod Brown
se interesó en el tema y se propuso investigar sobre cómo su país, consciente o
inconscientemente, contribuía a la esclavitud y explotación de estas personas, resultado de lo
cual planteó una enmienda a la Ley de Aranceles (de 1930). Originalmente esta ley aduanera
prohibía la importación de bienes producidos mediante trabajo infantil o forzoso, pero en
caso de no haber suficiente suministro para cubrir la demanda interna admitía la salvedad de
aceptarlos, independientemente de cómo se hubieran producido.
El último año del segundo período de gobierno del presidente de Estados Unidos se
conoce como el del «pato cojo» (recordemos que por imperativo legal no se puede aspirar a
un tercer mandato o bien cuando al término del primero no se busca la reelección) y
generalmente es un período de baja actividad y recogimiento para el inquilino de la Casa
Blanca, mientras que la atención mediática se concentra en los precandidatos a la futura
elección y en los resultados que cada uno alcanza en los denominados caucus y en las
primarias. Sin embargo, en su último año de presidencia Barack Obama se sumó al proyecto
iniciado por el senador Brown, y como resultado del empeño prestado por ambos el 24 de
febrero de 2016 se formalizó la enmienda a la ley. Tan pronto entró en vigor, la Agencia de
Aduanas y Protección de Fronteras (CBP, por sus siglas en inglés) impidió la entrada a los
productos de CP y de otras empresas similares.
La esclavitud es intolerable. Si CP aún desea exportar sus gambas al mercado
estadounidense tendrá que dejar de utilizar mano de obra esclava, aunque es obvio que muy
difícilmente ello servirá para mejorar la vida de los rohinyás. En cualquier caso hay que tener
presente que CP ha cometido semejantes violaciones a los derechos humanos gracias a la
complicidad de los gobiernos birmano y tailandés, por lo cual ambos son corresponsables de
la desgraciada suerte que ha acompañado a esta minoría étnica. La enmienda a la Ley de
Aranceles ha sido un buen inicio, pero lamentablemente los rohinyás siguen siendo apátridas,
están desamparados y siguen sometidos al yugo de sus desalmados captores.

RECUADRO 4.11
ESCLAVITUD Y CAFÉ AMARGO

En 1995 Brasil reconoció la existencia del trabajo esclavo, tras lo cual entre 1996 y 2014 fueron liberados
más de 48.000 trabajadores que estaban esclavizados. Debido a la presión de diversos colectivos en 2003
se creó la Lista Sucia, un registro que sacaba a la luz los nombres de los empresarios que utilizaban trabajo
esclavo, aunque en 2014 la Corte Suprema la suspendió por considerarla inconstitucional. Pero la esclavitud
y la explotación infantil en Brasil no han desaparecido.
En la primavera de 2016 la ONG Danwatch publicó una investigación titulada Café Amargo (Bitter Coffee,
disponible en la página: https://www.danwatch.dk) donde denunciaba que las empresas Nestlé y Jacobs
Douwe Egberts, líderes indiscutibles en el negocio mundial del café (ambas concentran el 40% del mercado)
empleaban mano de obra esclava e infantil en sus plantaciones brasileñas (en algunos casos los
trabajadores soportaban jornadas de 11 horas bajo un sol abrasador y humedad extrema).
Según un informe publicado por Walk Free Foundation (disponible en su página:
http://www.walkfreefoundation.org/), hasta mayo de 2016, 46 millones de personas en el mundo vivían bajo
condiciones de esclavitud, un 25% más que en 2014. En esta investigación se reconoce el esfuerzo realizado
por los gobiernos de Australia, Bélgica, Croacia, España, Estados Unidos, Holanda, Noruega, Portugal,
Reino Unido y Suecia, pero también que aún queda un largo camino por recorrer. En países como
Bangladesh, Corea del Norte, China, India, Pakistán y Uzbekistán se practica la esclavitud en cualquiera de
sus formas (p.e. explotación sexual, trabajo forzoso, en fábricas de ropa, matrimonios de conveniencia…). El
informe indica que incluso en países occidentales, ejemplo de respeto a los derechos humanos, hay
evidencia de alguna de estas prácticas: en Reino Unido unas 11.700 personas y en Holanda unas 17.500
sufren algún grado de esclavitud.
Además de denunciar estas prácticas, Walk Free Foundation pide a los consumidores que seamos más
proactivos y tomemos una mayor conciencia sobre lo que compramos y todo lo que hay detrás.

Cualquier forma de racismo también debería ser objeto de sanciones económicas. La


República Dominicana es un país conformado por una heterogénea mezcla de los antiguos
taínos nativos, los europeos que los conquistaron y los africanos llevados como mano de obra
esclava en tiempos de la dominación colonial española. El territorio de la isla lo comparten
con Haití, dominado por Francia entre 1659 y 1804 y segunda nación en haber alcanzado la
independencia en el continente americano (la primera fue Estados Unidos). A lo largo del
siglo XX miles de haitianos fueron llevados a República Dominicana y empleados en la zafra
para la recolección de la caña de azúcar en condiciones inhumanas, y ahí formaron familias y
tuvieron hijos. Y ahora el asunto que nos concierne. El 6 de noviembre de 2013 el Tribunal
Constitucional dictó la sentencia TC/0168/13 (decisión que el gobierno se dispuso a cumplir
sin dilación) sobre la privación del derecho a la nacionalidad dominicana a los hijos de
progenitores extranjeros en situación irregular, con lo cual, retroactivamente y de facto, los
magistrados convirtieron en apátridas a los descendientes nacidos en el país entre 1929 y
2007. Los destinatarios de tan infame decisión fueron algo más de medio millón de personas
cuya lengua materna es el español y quienes no tienen derecho automático a la nacionalidad
haitiana. Esta sentencia daba carta de naturaleza al racismo y al uso de prácticas de abuso
sobre los más débiles y desfavorecidos, por lo cual este país debería ser objeto de sanciones
económicas en tanto esta siga vigente.

¿En economía es importante el patrimonio cultural?


Lo es, y como muestra el siguiente ejemplo.
El 2 de julio de 2014 Sevilla estalló pletórica. Tras semanas de especulaciones finalmente
se confirmó que acogería la grabación de algunas escenas de la quinta temporada de Juego
de tronos, la superproducción para la serie de televisión homónima. HBO, Canal+ y
Andalucía Film Commission anunciaron la decisión de rodar en varias localizaciones
naturales de la provincia de Sevilla y en la propia capital hispalense. Como era de esperar, la
noticia fue recibida con entusiasmo, tanto por Juan Ignacio Zoido y Rosario Andújar,
alcaldes de Sevilla y Osuna respectivamente, como por hosteleros, restauradores, empresas
de diversos sectores, y naturalmente, por los habitantes, asiduos o no a la serie, a quienes se
les invitó a enviar sus solicitudes para participar en el casting. Con esta decisión España se
situaba en el mapa de los siete reinos, pero aún más importante, ponía la belleza de
Andalucía en la mira de la industria cinematográfica. Y así, el Alcázar de Sevilla se convirtió
en los Jardines del Agua de Dorne; la plaza de toros de Osuna, en su Colegiata; el Coto de las
Canteras, en las arenas de Meereen, y el puente romano de Córdoba, en el puente largo de
Volantis.
La serie Juego de tronos tiene su sede en Belfast, capital de Irlanda del Norte, pero a lo
largo de las temporadas emitidas se ha caracterizado por rodar en localizaciones de otros
países, como Croacia, Islandia, Marruecos, Malta y Estados Unidos. Por ejemplo, la tercera
temporada se grabó en Irlanda del Norte, y en términos económicos generó una derrama de
98 millones de euros, se crearon 900 empleos indefinidos y otros 2.000 temporales. Y en
términos de atracción de turismo, registró un incremento del 32% de visitantes interesados en
conocer las localizaciones donde se grabaron las escenas. Y algo parecido sucedió en
Dubrovnik, capital de Croacia y donde se registró un 30% del aumento de turistas que
deseaban ver las localizaciones de la serie.
España no es una recién llegada al negocio de las localizaciones cinematográficas. En las
décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado se rodaron decenas de películas ambientadas
en el lejano oeste estadounidense (Far West) en los sets de la emblemática Cinecittà romana
y en tierras españolas, de entre las que destacaba Almería (desierto de Tabernas, donde el
productor Sergio Leone tuvo una especial vinculación), y en menor medida en Hoyo de
Manzanares (Madrid). Muchos productores de Hollywood calificaron con desdén a estos
filmes con el apelativo de spaghetti western, si bien con el tiempo estas películas se
consolidaron como un género de pleno derecho. Hayan sido o no westerns de segunda, lo que
está fuera de todo cuestionamiento son los beneficios económicos que generaron los rodajes.
Lamentablemente no hay datos sobre las cantidades derramadas, pero debieron haber sido
sumas importantes porque tanto las autoridades como los habitantes de esas localidades
acogían con entusiasmo la llegada de cada nuevo filme.
En efecto, si el negocio del cine es un mercado donde participan directores, productores,
estrellas…, lo normal es que también haya mercado entre los lugares que desean acoger las
producciones, primero por la derrama económica directa, pero también por los beneficios
indirectos, como el incremento de turistas que desean conocer los sitios naturales de rodaje.
Marco Cucco y Giuseppe Richeri (en su libro Il mercato delle location cinematografiche)
reseñan los esfuerzos de la industria cinematográfica estadounidense de 1945 en adelante por
externalizar las producciones fuera de los nichos tradicionales de rodaje (a saber, el soleado
estado de California y a partir de 1930 también en México), y en concreto hacia Europa, lo
que generó un debate entre las majors sobre la necesidad y conveniencia de deslocalizar las
producciones. En los extremos opuestos se situaban quienes defendían que las películas
estadounidenses debían ser 100% Made in USA, y quienes situaban la reducción de los costes
de producción por delante de cualquier otro argumento (era obvio que los sindicatos del
gremio se opusieran fervientemente a que los rodajes se realizaran fuera de Estados Unidos,
principalmente por la destrucción de puestos de trabajo).

NOTA 4.14
LECCIONES SOBRE EXTERNALIZACIÓN SEGÚN LOS SIMPSON

El episodio 373, correspondiente a la decimoséptima temporada de Los Simpson, se titula Kiss Kiss Bang
Bangalore y está dedicado a la externalización (en inglés, outsourcing). Con el objetivo de reducir los costes
laborales el Sr. Burns decide trasladar la planta nuclear a India, donde los salarios son considerablemente
más bajos. Para justificar su decisión le dice a los empleados que gracias al traslado podrán tener más
tiempo para hacer las cosas que siempre han querido, pero omite que será a costa de sus empleos.
Naturalmente, al frente de la operación está Homer.
Hoy en día la externalización no es algo inusual. Gracias a las nuevas tecnologías es muy común que los
servicios de atención al cliente de grandes multinacionales, de portales especializados en la venta de billetes
de avión o de la teletienda se hagan desde los denominados call center, algunos incluso localizados en
lejanos países en desarrollo y donde la mano de obra es más barata. Un ejemplo interesante de los servicios
a distancia es el del sistema de megafonía del aeropuerto londinense de Heathrow, en el cual la persona que
nos anuncia la puerta de embarque lo hace desde Bombay. Por todo lo anterior, quienes se preguntan si la
externalización es un fenómeno temporal o ha llegado para quedarse, la respuesta es que definitivamente
ha llegado para quedarse.

En lo relativo a Juego de tronos, en la sexta temporada las localizaciones exteriores se


rodaron en parajes de Marruecos, Malta, Irlanda del Norte, Islandia, Croacia y Escocia, pero
también en España: en Girona, la Catedral y El Call (o barrio judío); en Canet de Mar, el
Castell de Santa Florentina, una imponente fortificación del siglo XI y que en la serie la
llaman Colina Cuervo; en Navarra, las formaciones rocosas de las Bardenas Reales; en
Peñíscola, el impresionante castillo del Papa Luna; en Almería, paisajes de la Sierra de
Alhamilla, y en Guadalajara, el Castillo de Zafra. Los responsables de la serie han prometido
que volverán en la séptima temporada. En principio tienen previsto rodar en los municipios
de Malpartida, provincia de Cáceres, Barrika y Bermeo, provincia de Vizcaya, y Zumaia, en
Guipúzcoa.

¿La pobreza es el precio que tenemos que pagar por tener una
sociedad globalizada?
La desigualdad no necesariamente es equivalente a pobreza. De hecho, la desigualdad se
puede incrementar aunque la economía registre buen desempeño o mejore la situación de las
clases más desfavorecidas. Sobre este tema hay dos perspectivas principales. La primera se
interesa en la reducción de la exclusión social, y no en el aumento de la brecha entre clases
sociales. La segunda ha sido encabezada por la OCDE. En un informe de 2015 («In it
Together. Why Less Inequality Benefits All») se señala que la desigualdad propicia un efecto
negativo y estadísticamente significativo sobre el crecimiento, y a su vez, crea ineficiencias
en la distribución de los factores y en la productividad.
Durante el largo período de preeminencia del pensamiento keynesiano (1945–1972), las
cuestiones relacionadas con las desigualdades no fueron un objeto de estudio especialmente
analizado. El pensamiento dominante asumió que a mayor crecimiento menores problemas
de desarrollo, entre los cuales estaban las desigualdades. Sin embargo, con la llegada del
nuevo modelo de globalización las cosas han cambiado. A lo largo de la década de los
noventa, varios economistas realizaron diversas investigaciones en ámbitos tan diversos
como la naturaleza de la convergencia del PIB per cápita o la distribución de ingresos, y
analizaron lo que parecen ser los grandes determinantes del crecimiento y de la convergencia
entre economías.
En este sentido, una de las hipótesis de partida considera que la distribución de los
ingresos conlleva implícitamente problemas de desigualdad, o dicho de otra manera, que las
diferencias salariales hacen a los ricos más ricos y a los pobres más pobres. Por otra parte, la
desigual distribución de la riqueza ha surgido como resultado de la desigualdad de ingresos y
el paso del tiempo, lo que explicaría por qué distintos países (o eventualmente un mismo país
en diferentes períodos de tiempo) crecen a tasas tan desiguales, y asimismo, el papel que
desempeña la desigualdad de ingresos en el proceso de crecimiento económico. La respuesta
a ambos cuestionamientos se puede encontrar en el comportamiento de economías tan
distintas como Corea del Sur, Estados Unidos y Francia.
Según datos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional («Ending Poverty and
Sharing Prosperity»), las economías del sudeste asiático mostraron altas tasas de crecimiento
económico entre 1975 y 2015, lo que se tradujo en una importante reducción en la
desigualdad de ingresos. En contraposición, en el mismo período de tiempo, la mayoría de
las economías de América Latina experimentaron serios problemas de desigualdad de
ingresos y severas crisis monetarias y financieras (ejemplos típicos de modelos de primera
generación en la década de los ochenta y de segunda generación en la de los noventa). Si se
toman como únicas referencias estos dos grupos de países, se podría pensar que existe una
correlación negativa entre la desigualdad de ingresos y el crecimiento económico. No
obstante, ha habido casos de países altamente desarrollados, como Estados Unidos y Francia,
donde este argumento no es válido. Si se analiza el caso de estos dos países se puede llegar a
la conclusión de que existe una correlación positiva entre ambas variables porque Estados
Unidos creció a tasas mayores que Francia a pesar de mostrar mayor desigualdad de ingresos.
Por ende, no es posible formular conclusiones definitivas sobre la correlación que subyace
entre ambas variables económicas y, de hecho, es perfectamente plausible llegar a
conclusiones diametralmente opuestas.
En el caso de la economía española, según el INE («Encuesta de condiciones de vida», de
2015) en materia de desigualdad en 2013 los hogares tuvieron unos ingresos medios anuales
de 26.154 euros, una reducción considerable en relación a los 29.634 de 2009. El umbral de
pobreza en 2009 de un hogar conformado por dos adultos y dos niños era de 18.402 euros
anuales, y en 2014 de 16.719 euros, de manera que una familia que en 2009 era considerada
pobre, en 2013, con unos ingresos incluso menores, atendiendo a criterios metodológicos
había dejado de serlo. El INE y Eurostat adoptan los criterios definidos en el indicador
AROPE (en inglés, At Risk Of Poverty and Exclusion), en el cual se fija el umbral de
pobreza en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas, de
manera que cada año varía en función de los ingresos de la población. En resumen, en 2006
un 19% de los españoles estaban en riesgo de pobreza, en 2010 subió al 20,7% y en 2013
subió hasta el 22,2%. Ahora bien, no es lo mismo la pobreza en países desarrollados que en
el resto, porque en países pobres unos ingresos cercanos a los 10.000 euros se podrían
considerar elevados, por lo cual en los países desarrollados se habla de pobreza relativa.

RECUADRO 4.12
LA POBREZA EN ESPAÑA

En 2010 la Comisión Europea se comprometió a reducir la pobreza severa en 20 millones de personas en


2020 y España a reducir la cifra en 1.400.000 personas. De no cambiar las cosas drásticamente, no se
alcanzarán estos objetivos.
La economía española se vio muy severamente afectada por la última crisis económica y financiera. Así, la
contracción económica sufrida en 2011 fue del 1%, en 2012 del 2,6% y en 2013 del 1,7%. Según el INE, en
2014 el PIB español experimentó un crecimiento del 1,4% (la mayor tasa desde 2007, que entonces fue del
3,8%), hasta alcanzar la cifra de 1,041 billones de euros. Hasta antes del estallido de la burbuja inmobiliaria y
la subsecuente crisis, España se situaba entre las ocho economías más desarrolladas, pero los efectos
perniciosos le hicieron perder puestos (hoy está dentro de los quince primeros). Por el lado de la demanda
(es decir, quienes compran los productos y servicios ofertados), 60 de cada 100 euros recaen en el consumo
de los hogares, mientras que por el de la oferta (es decir, quienes los producen), 68,4 de cada 100 euros se
concentran en el sector servicios (a su vez, las empresas de comercio, transporte y hostelería acaparan 22
de cada 100 euros).
Según el VI informe El Estado de la Pobreza, publicado el 13 de octubre de 2016 por European Anti-
Poverty Network (EAPN, por sus siglas en inglés), en España ha seguido aumentando la pobreza severa:
afecta a tres y medio millones de habitantes. Se incurre en pobreza severa cuando las personas tienen unos
ingresos inferiores a 4.000 euros al año, lo que significa que se está por debajo del 30% de la mediana
(equivalente a 334 euros mensuales por persona – en el caso de las familias se suman las cantidades, pero
no de manera lineal; así, el segundo adulto suma el 50%, mientras que los menores, entre un 30% y 33%
cada uno). El porcentaje aumentó un 0,7% respecto a la cifra de 2014, cuatro puntos por encima de la media
de la Unión Europea. Desde 2009 la tendencia ha ido en aumento.
Entre los colectivos más afectados están los jóvenes de entre 16 a 29 años (entre 2014 y 2015 el porcentaje
subió un 2%). Los niños también se han visto afectados: tres de cada diez están en pobreza severa. Otro de
los indicadores se centra en los trabajadores pobres, es decir, en personas que tienen un empleo y que aun
así están dentro de los indicadores de pobreza. Es especialmente llamativo que a pesar de que la economía
española generó empleo, por tercer año consecutivo aumentó este indicador, de lo que se deduce que los
tipos de contratos generados no eran de calidad, bien por su precariedad o por ser temporales.
En la última década la economía española ha pasado de estar entre las primeras del mundo a bajar varios
escalones. Por ejemplo, según las estimaciones del PIB, formuladas por el FMI, en 2014 este país ocupó el
puesto 14, lo que supone una caída de cinco posiciones en relación al dato alcanzado en 2010. Por el
contrario, los países que hasta hace unos años estaban en peor situación pero que ahora la han superado
son Corea del Sur, Canadá y Australia. A la cabeza se mantiene Estados Unidos, pero seguido muy de cerca
de China. En términos de Paridad de Poder Adquisitivo (o Paridad de Poder de Compra). España también ha
bajado unos escalones. En los primeros puestos está China, Estados Unidos, India, Japón, Alemania, Rusia,
Brasil, Francia, Indonesia, Reino Unido, México e Italia. España está en el puesto decimosexto.

Antes nos preguntamos si la pobreza es el precio que tenemos que pagar por tener una
sociedad globalizada. En 1970 el 30% de la población mundial vivía con menos de un dólar
al día, pero para 2011 la tasa de pobreza se había dividido entre seis. ¿Por qué? En parte
porque China, el país más poblado y uno de los más pobres del mundo, abandonó el
socialismo. Cuando Mao Tse Tung murió en septiembre de 1976, el 66% de los 1.200
millones de chinos (en 2015 ya eran 1.376 millones) vivían con menos de un dólar al día,
pero su sucesor Den Xiao Ping introdujo el capitalismo, lo que permitió que 612 millones de
personas dejaran de ser pobres. En conclusión, no, la pobreza no debería ser el precio que
tenemos que pagar por tener una sociedad globalizada, pero honestamente hay que reconocer
que en muchos casos así ha sido, de manera que la búsqueda de alternativas es uno de los
grandes retos que los economistas tienen por delante.

¿Cómo se puede saber la cantidad de desempleados que hay en


España?
Mark Twain, ilustre escritor estadounidense del siglo XIX, en alguna ocasión dijo «Hay
tres tipos de mentiras: mentiras, grandes mentiras y estadísticas» (la cita original dice
«There are three kinds of lies: lies, damned lies, and statistics»). Probablemente tenía razón,
pero en cualquier caso las estadísticas son necesarias, por ejemplo, para saber cuál es el
número de desempleados en un país. En el caso de España es posible aproximarse mediante
la consulta de dos fuentes principales: i) los datos sobre desempleo recopilados por el
Ministerio de Empleo, y ii) la Encuesta de Población Activa (EPA). El problema surge
porque ambos datos no coinciden. En el cuadro 4.1 pueden verse las diferencias:
CUADRO 4.1
CANTIDAD DE DESEMPLEADOS QUE HAY EN ESPAÑA
Tras los cambios realizados en la última reforma laboral, en la actualidad se han
multiplicado los contratos temporales, incluso de horas por día, bajo la consigna de «es mejor
un contrato malo que ninguno» (aún no están permitidos los contratos a «cero horas», ¡pero
todo se andará!). Así, el que una persona tenga trabajo no significa que los ingresos
percibidos le permitan vivir dignamente. En resumen, la información que proporcionan
ambos registros es distinta. Mientras que el desempleo registrado es la foto fija, derivada de
los datos del último día del mes (que es justo cuando algunas empresas dan de baja a algunos
trabajadores antes de contratarlos unos días más adelante), la EPA aporta datos recogidos a
lo largo de un trimestre y al final se ajustan estadísticamente.

¿La codicia es un mal endémico de nuestra sociedad?


En la edición del tricentenario del Diccionario de la lengua española se indica que la
palabra codicia viene de la palabra latina cupiditia, que significa «deseo». Las dos
principales acepciones de la palabra son: i) afán excesivo de riquezas, y ii) deseo vehemente
de algunas cosas buenas. Por consiguiente, la codicia es un comportamiento inherente a la
naturaleza del ser humano. Por una parte es buena porque gracias a la búsqueda de
acumulación las sociedades progresan, pero evidentemente, en exceso puede ser muy
destructiva.
En 1980 Milton Friedman (1912–2006), ganador de la Medalla John Bates Clark en
1951 y galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1976, publicó su libro Libre de
elegir (realizado con su esposa Rose – hay quienes creen, entre los que nos contamos, que
ella se merecía la mitad del Nobel), cuyo éxito lo llevó a convertirlo en un programa de
televisión de diez capítulos, producidos por Lawrence Spivak y emitidos en la cadena Public
Broadcastig Service (PBS, lo que sin duda resulta paradójico porque este profesor era
profundamente contrario a la participación estatal en los medios de comunicación). En
realidad tanto el libro como el programa fueron la respuesta al libro Economics and the
Public Purpose (de 1973 – no fue traducido al español) y al programa posterior La era de
incertidumbre (producido en 1977 por la cadena británica BBC y emitido en quince
entregas) del célebre y mediático economista keynesiano e institucionalista John Kenneth
Galbraith.

RECUADRO 4.13
MILTON FRIEDMAN

Según describe en su autobiografía Dos personas con suerte («Two Lucky People», escrito con su esposa
Rose en 1998) fue la fortuna la que se encargó de ponerlo en contacto con profesores y compañeros
extraordinarios. Todo empezó cuando sus padres, Jeno Saul y Sarah Ethel, abandonaron Cárpato-Ruthenia
(territorios pertenecientes al Imperio Austro–Húngaro) y emigraron a Estados Unidos, donde se casaron y
tuvieron cuatro hijos. Milton, el menor y el único varón, nació el 31 de julio de 1912.
En 1928 ingresó en la Universidad de Rutgers y cuatro años después se graduó en matemáticas y economía
bajo la protección de Arthur Burns y Homer Jones, quien le aconsejó que continuara sus estudios en la
Universidad de Chicago, donde asistió a las clases de profesores tan ilustres como Frank Knight, Jacob Viner
y Aaron Director (hermano de Rose). Más tarde realizó una estancia en la Universidad de Columbia, donde
se especializó en matemáticas y estadística aplicada a la economía, esta vez bajo la tutela de Harold
Hotelling, Wesley Clair Mitchell y John M. Clark. Sus estudios fueron completados en el National Bureau
of Economic Research, en compañía de Simon Kuznets (Nobel en 1971), y por último, en 1944, junto a W.
Allen Wallis y George Stigler (Nobel en 1982) en estadística avanzada.
Fue un ferviente defensor de la libertad individual y de mercado como el mejor sistema de organización
económica y social. Pensaba que la soberanía para tomar decisiones, la propiedad privada y un sistema que
garantice la libre y voluntaria cooperación con el resto de los individuos son los pilares en los que descansa
la economía de mercado. Cuando los tres elementos funcionan, el mercado de manera espontánea se
encarga de alcanzar el progreso.
Divide a la libertad en: i) libertad personal, entendida como la actuación individual, autónoma y responsable
de las decisiones y de los riesgos inherentes; ii) libertad política, necesaria para mantener a raya la tiranía del
statu quo que entorpece el funcionamiento transparente y eficaz de la sociedad; iii) libertad económica, para
canalizar, a través de los precios, la información necesaria para que los agentes económicos tomen
decisiones racionalmente, y iv) libertad de palabra, para acceder a fuentes de financiación distintas a las del
poder político.

Antes del lanzamiento del programa Friedman fue invitado a The Donahue Show para
que expusiera su punto de vista y promocionara Libre de elegir. En una parte de la entrevista
el periodista y el profesor hablan sobre la codicia y la virtud en los siguientes términos:
Phil Donahue: ¡Cuando ve la mala distribución de la riqueza, el sufrimiento de millones
de personas en países en desarrollo…! ¡Cuando ve que pocos tienen mucho y muchos
no tienen nada…! ¡Cuando ve la codicia y la concentración de poder…! ¿En algún
momento le surgen dudas sobre el capitalismo, o sobre si la codicia es una buena idea
para incentivar a las personas?
Friedman: Bueno, antes de nada dígame, ¿existe alguna sociedad que no sea incentivada
por la codicia? ¿Qué es la codicia?
Con ironía dice el profesor: ¡Por supuesto que ninguno de nosotros es codicioso!
¡Siempre son otros los codiciosos! Pero en realidad este mundo es movido por
individuos que persiguen sus intereses personales.
Las grandes conquistas de la civilización no vinieron por iniciativas formuladas desde
oficinas de gobierno. Einstein no construyó su teoría por la orden de un burócrata…
En los únicos casos donde las masas han escapado de la pobreza ha sido cuando el
capitalismo y el libre mercado han prevalecido. Si usted quiere saber dónde están
peor las masas, es exactamente en el tipo de sociedades que se alejan de estos
principios. De hecho, no hay otro camino alternativo para mejorar la vida de las
personas comunes y corrientes.
Donahue, incisivo, le dice: ¡Pero eso no parece premiar la virtud sino a la habilidad de
manipular el sistema!
A lo que Friedman responde: ¿Y qué premia la virtud? ¿Cree que los políticos
comunistas premian la virtud? ¿Usted cree, perdóneme, que el presidente de Estados
Unidos premia la virtud? ¡Los políticos eligen de acuerdo a su virtud o de acuerdo a
su interés personal! ¿En verdad es cierto que el interés político personal es más noble
que el interés económico personal? En respuesta a todo ello, creo que se dan muchas
cosas por sentado. Dígame, ¿dónde están esos seres angelicales capaces de organizar
la sociedad para nuestro beneficio? Ni siquiera confío en usted para hacerlo.
En 1990 hubo una secuela del programa sobre temas que no habían sido tratados
originalmente. En los cinco nuevos capítulos además de Friedman participan celebridades
como el ex presidente Ronald Reagan y el actor Arnold Schwarzenegger. En
http://miltonfriedman.blogspot.com están disponibles todos los contenidos.

NOTA 4.15
LA CODICIA, ¡CASTIGO O BENDICIÓN!

Los dioses deben estar locos es una película en tono de humor, escrita y dirigida por Jamie Uys en 1980.
Es un filme divertido e interesante por el trasfondo antropológico (explota la idea roussoniana y
condescendiente de «El buen salvaje»). Cuenta tres historias que se articulan en una idea central: una
comunidad primitiva y armoniosa que es tentada y corrompida por la existencia de un bien único y
excepcional, una botella de Coca-Cola.
Xi es un bosquimano feliz que vive en una aldea en pleno desierto del Kalahari, apartado de la civilización
pero rodeado de amigos y familiares. En la comunidad no había envidias, hasta que un día desde una
avioneta alguien arroja una botella de Coca-Cola vacía. Xi la recoge y se la lleva a la aldea y todos coinciden
en que es un regalo de los dioses, pero entonces todo se pone patas arriba. Lo que al principio había sido
una bendición al poco tiempo se convierte en objeto de discordia porque todos quieren tenerla solo para sí. A
continuación la historia se complica y la comunidad termina enfrentada, y es cuando Xi decide poner fin a
tantas vicisitudes y se deshace de la botella arrojándola al vacío. Liberado, al final vuelve con su gente,
donde es cálidamente recibido y todo vuelve a la normalidad.

¿Y bien… Friedman tiene o no razón?


Tiene razón en que todas las sociedades que han progresado lo han hecho en buena
medida gracias a la codicia, al deseo de acumulación y de vivir mejor. Pero el egoísmo sin
límites puede acabar con nosotros, literalmente. Efectivamente, el cambio climático es una
realidad, por más que unos cuantos políticos populistas se empeñen en negarlo (Darwin tuvo
que lidiar contra los negacionistas de la evolución y ahora nosotros lo tenemos que hacer con
los del calentamiento global). El Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio
Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) es el principal órgano internacional encargado de
evaluar el cambio climático. Fue creado en 1988 a iniciativa del Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Meteorológica Mundial
(OMM) para ofrecer al mundo una visión científica (es decir, desprovista de prejuicios e
ideologías) del estado de la cuestión en materia de cambio climático y de las posibles
repercusiones medioambientales y socioeconómicas. En el Quinto Informe de Evaluación
se revelan algunos datos preocupantes:
• En los últimos treinta años se han registrado las temperaturas más altas desde 1850,
cuando se empezó a llevar un registro riguroso.
• Emitimos mucho más dióxido de carbono (CO2) de lo que la naturaleza puede
absorber. De hecho, para que hubiera un equilibrio harían falta 1,6 planetas. En una
investigación independiente, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus
siglas en inglés) llegó a la misma conclusión. Por ejemplo, India, uno de los países
más contaminantes, en 2015 emitió 112 millones de toneladas más que el año anterior.
• En 2015, por sexto año consecutivo, se alcanzó un nuevo récord de consumo de
combustibles fósiles y de emisiones de CO2. Inclusive, para el 8 de agosto ya se
habían consumido todos los recursos naturales dispuestos para ese año (estos datos
fueron corroborados por el Statistical Review of World Energy, publicado por la
petrolera BP en junio de ese año).
• En 2020, en algunos lugares de la Tierra, principalmente atolones e islas remotas y
pequeñas, se alcanzará el punto de no retorno.
En conclusión, la codicia es buena, siempre que no nos termine matando, como por poco
le ocurre al prestamista Shylock.

RECUADRO 4.14
LECCIONES DE EL MERCADER DE VENECIA

Entre 1596 y 1598 William Shakespeare escribió El mercader de Venecia. La historia tiene lugar en el siglo
XVI en la ciudad de los canales. Trata sobre Bassanio, un gentil pero pobre veneciano, enamorado de la
inalcanzable Porcia. Para conquistarla se propone agasajarla con fastos y regalos, para lo cual pide a su rico
amigo Antonio que le preste 3.000 ducados. Antonio, imposibilitado a dárselo por tenerlo invertido en barcos
mercantes, decide pedírselo a Shylock, un judío resentido por el maltrato y el desprecio que los venecianos
le habían dispensado a lo largo de años. El prestamista accede, pero impone una siniestra penalización en
caso de que no se restituya el dinero en la fecha pactada: una libra de carne del cuerpo de Antonio, cortada
por la mano del mismo Shylock.
En la primera escena del tercer acto tiene lugar un impresionante monólogo que pronuncia el judío
prestamista. Hay varias películas sobre esta obra, pero sin duda la mejor es la de 2004, dirigida por Michael
Radford y magistralmente protagonizada por Al Pacino (en YouTube esta escena está disponible con el
título, El mercader de Venecia, Shakespeare. Monólogo de Shylock y tiene una duración de dos minutos):

«Él me había avergonzado y perjudicado en medio millón, se rió de mis pérdidas y burlado de mis
ganancias. Despreció a mi nación, desbarató mis negocios, enfrío a mis amigos y calentó a mis
enemigos y cuál es su motivo “Soy un judío”. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no tiene
manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no se alimenta de la misma
comida, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos
medios, calentado y enfriado por el mismo verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos
pincháis, ¿no sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos? Si nos envenenáis, ¿no nos
morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos?

Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un judío insulta a un cristiano,
¿cuál será la humildad de este? La venganza. Si un cristiano ultraja a un judío, ¿qué nombre deberá
llevar la paciencia del judío, si quiere seguir el ejemplo del cristiano? Pues venganza. La villanía que me
enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis dado.»
Al final la hermosa Porcia se rinde a los encantos de Bassanio, pero debido a diversas vicisitudes que sufren
los barcos Antonio no puede pagar la deuda. Así, en el último acto Shylock reclama lo que por derecho le
corresponde, y el tribunal (presidido por el dux, máxima autoridad en la ciudad – papel protagonizado por
Jeremy Irons), atribulado, no tiene más remedio que autorizar al prestamista a cortar la libra de carne
humana pactada.
De repente la historia de un giro sorprendente porque hace acto de presencia un desconocido y joven jurista
venido desde Bolonia, quien da la razón a Shylock pero señala una condición: «[…] solo puede ser carne, y
por tanto no puede derramar ni una sola gota de sangre». Shylock, confundido, desiste a cobrar la deuda con
carne, pero pide que se le pague en dinero el doble de lo prestado. El joven abogado interviene y argumenta
que el trato era sobre la carne de Antonio y que ahora él debe dar cabal cumplimiento o de lo contrario irá
preso.
Por último, el dux imparte «justicia»: a Shylock le expropia toda su riqueza, la mitad para Antonio y el resto
para el Estado. Antonio, magnánimo, dice que está dispuesto a renunciar a su parte si Shylock se convierte
al cristianismo y le entrega sus bienes a Jessica, hija del prestamista y a quien había desheredado por
haberse fugado y casado con Lorenzo, un cristiano. Y eso es lo que ocurre. La última sorpresa es que quien
llevaba la toga y la peluca postiza no era un elocuente abogado boloñés, sino la ingeniosa Porcia. Shylock,
abatido por haber perdido a su hija y su fortuna y despreciado por su comunidad por haber renunciado a su
fe, se convierte en un despojo.
Como se puede ver, esta extraordinaria obra se adentra en las profundidades de los sentimientos más
innobles, como la codicia y el deseo de venganza de Shylock y el regocijo de Antonio por ver
humillado y ultrajado a su adversario. En ninguno de los dos hay sitio para el perdón y el arrepentimiento.

¿El modelo de oferta y demanda vale para todos los mercados?


El modelo oferta y demanda sirve para explicar el funcionamiento de mercados tan
heterogéneos como el hotelero, el de los graduados universitarios o el de las obleas
sacramentales. Veamos estos ejemplos.
El precio de las habitaciones de hotel varía en función de la temporada del año, la
localización y el tipo de establecimiento. En el hostal Casa Gaspar de Punta Umbría, en
Huelva, la habitación doble en temporada baja cuesta 40 euros y en alta sube hasta los 75
euros por noche. Por otra parte, el precio en la Suite Real del madrileño hotel Palace puede
alcanzar los 4.835. En el caso de la habitación más asequible, la Deluxe, los precios van
desde los 169 euros en temporada baja a los 289 en temporada alta. En los dos hoteles los
precios no incluyen el desayuno. Y un detalle, en el primero la conexión wifi es gratuita
mientras que en el segundo tiene un suplemento de 19 euros por día. ¿Por qué suben tanto los
precios durante el verano por una noche? Antes de responder continuemos.
Nunca antes había existido un porcentaje mayor de población con estudios
universitarios y nunca como ahora los graduados habían tenido tantos problemas para
incorporarse al mercado laboral. ¿Por qué ocurre esto? Porque hay un exceso de oferta de
graduados universitarios, lo que provoca sobrecualificación y subempleo. Así, el trabajador
tiene que conformarse con puestos que no corresponden a los conocimientos adquiridos y las
empresas disponen de trabajadores cuya formación está desaprovechada. ¿Entonces, cómo el
modelo de oferta y demanda nos puede ayudar a encontrar una posible solución? Antes de
responder veamos el tercer ejemplo.
El modelo de oferta y demanda también puede explicar las dificultades que tienen las
monjas Carmelitas Descalzas de Puzol, en Valencia, para vender sus obleas sacramentales.
«No podemos competir, simplemente no podemos competir. Nosotras las hacemos
artesanalmente, todas las mañanas hacemos los batidos de harinas y las horneamos; es
imposible que las vendamos más baratas que una fábrica gigante». Son palabras de Gema
Juan, madre priora. Con la llegada de nuevos fabricantes, con un precio un 40% más bajo, en
cinco años la demanda de producto perdió mercado: en 2010 vendían 30.000 obleas diarias
pero en 2016 no llegaban a las 10.000. ¿Y quién es el beneficiado? En el mercado han
entrado nuevos competidores pero de momento el más potente es HolyArt, una empresa
online que ofrece todo tipo de suministros, desde imágenes para decorar retablos hasta
casullas, estolas, y naturalmente obleas.
Visto lo anterior, ¿por qué en los dos hoteles suben tanto los precios durante el verano por
una noche de habitación?, ¿cuál es una posible solución para el exceso de oferta de
graduados universitarios?, ¿tiene futuro el negocio de las obleas artesanales? Los tres
ejemplos se explican por el modelo de oferta y demanda. El primer caso es sencillo: en
verano suben los precios porque hay una mayor demanda, como lo dicta la teoría, y lo mismo
se aplica a un hotel espléndido que a uno modesto. En cuanto al segundo, la respuesta que da
la economía es que no tiene sentido que al final de cada curso se gradúe una cantidad que el
mercado sencillamente no es capaz de asimilar.
Seguramente habrá quienes argumenten que en las universidades debe haber sitio para
todo tipo de conocimiento y no solo el que puede interesar a las empresas, y llevarán razón,
pero cuando un graduado no consigue empleo es un fracaso del sistema y un derroche de
recursos públicos y privados. Si una empresa ofrece un bien sin demanda (porque a nadie le
interesa) se tendrá que replantear las cosas, y lo mismo deberían hacer las universidades al
ofrecer estudios sin opciones profesionales. Y por último, durante mucho tiempo el mercado
de las obleas funcionó como un oligopolio, pero eso es pasado. Ahora todo depende de que
las Carmelitas Descalzas de Puzol logren diferenciar su producto y encuentren demandantes
dispuestos a pagar el sobrecoste o bien sean más competitivas, o de lo contrario se las
tendrán que ingeniar para conseguir ingresos por otros medios.
En efecto, el modelo de oferta y demanda está presente en todas partes, y desde luego, el
mercado de las drogas no es la excepción. La mariguana es la droga prohibida más
consumida en Estados Unidos. Su historia está plagada de grandes contradicciones. Algunos
estados la han legalizado, aunque a nivel federal sigue siendo ilegal. Pero esta planta, ahora
tan controvertida, hasta hace no mucho era considerada como un componente importante de
la economía estadounidense. Tradicionalmente el cáñamo ha sido utilizado para hacer tejidos,
por ello no es de extrañar que durante el período colonial los ingleses fomentaran su cultivo
para hacer cuerdas, velas para navegar y ropa. El primer asentamiento británico en tierras
americanas fue Jamestown (también conocido como James Towne o Jamestowne), el 14 de
mayo de 1607. Los recién llegados pronto se percataron de los distintos usos que los
indígenas daban al cáñamo, así que en 1619 el rey Jaime I decretó una ley en la que los
colonos que habían recibido tierras debían cultivarlo y entregar anualmente 450 gramos a la
Corona (a partir de 1631 el mandato se extendió a los habitantes de Massachusetts y en 1632
a los de Connecticut) o de lo contrario serían castigados. George Washington, Thomas
Jefferson y John Adams lo cultivaron y cumplieron cabalmente con sus obligaciones.
En cuanto el cultivo del cáñamo se popularizó formó parte de la vida agrícola
estadounidense, pero a diferencia del algodón o el tabaco (cultivado a punta de latigazos), en
este caso era mayoritariamente cultivado por esclavos que querían hacerlo voluntariamente,
si bien las condiciones eran draconianas: para obtener beneficios debían cultivar grandes
cantidades porque ganaban un centavo por cada 450 gramos de cáñamo, pero si ahorraban lo
suficiente incluso podían negociar con el amo su liberación a cambio de dinero.

RECUADRO 4.15
VENTA POR CATÁLOGO DEL CANNABIS INDIANO

En 1853 apareció por primera vez en el catálogo del dispensario médico de Sears Roebuck & Co. El
cannabis indiano se prescribía para un centenar de dolencias. Para finales del siglo XIX la clase alta se
empezó a interesar en su consumo con fines recreativos y hacia 1900 había clubes especialmente creados
para consumirlo y pasar un buen rato rodeado de gente culta e interesante. Hoy en día asociamos el
consumo de mariguana con algo ilegal, pero entonces era de lo más exclusivo.
El 17 de enero de 1920 entró en vigor la XVIII Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, y que
prohibía la producción, comercialización y consumo de alcohol, mejor conocida como Ley Seca («Volstead
Act»). Esta fue un fracaso total y por ello la XXI Enmienda la derogó el 5 de diciembre de 1933, pero un
grupo de ultraconservadores decidieron continuar su cruzada prohibicionista con la mariguana. Harry J.
Anslinger, inspector de la Oficina de Narcóticos y Drogas Peligrosas (BNDD, por sus siglas en inglés –
predecesora de la actual DEA) se planteó el objetivo de ilegalizar su consumo por considerar que «[…] es un
vicio de gente de color».
En lugar de prohibirla, como en el caso del alcohol, el gobierno procedió de otra manera. El 12 julio de 1937
el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley de impuestos a la mariguana («Taxation of Marihuana»),
primera ley a nivel federal que reguló su producción, distribución, venta y consumo. El procedimiento era
bastante particular porque para sembrarla, cosecharla, transportarla, comercializarla o consumirla se debían
adquirir unas pólizas especiales (en realidad eran unos sellos de color verde) suministradas por un
reducidísimo número de comisionados, pero no por el gobierno, con lo cual se estableció una regulación
aunque en la práctica se trataba de una prohibición. Así, todos los que consumían cannabis debían llevar
consigo una póliza que costaba 1 dólar, unos 18 dólares de hoy en día, pero para comercializarlo había que
abonar 24 dólares, unos 432 de hoy en día. Quienes no tenían los sellos estaban fuera de la ley y si eran
sorprendidos tenían que pagar una multa de 100 dólares por cada onza (28,70 gramos), unos 1.800 dólares
de la actualidad. Esta ley estuvo en vigor hasta 1969, cuando el Tribunal Supremo la declaró inconstitucional
por violar la V Enmienda.
Pero en realidad la relación entre el gobierno federal y la mariguana ha sido más compleja que la mera
regulación o prohibición. Durante la II Guerra Mundial un buen patriota estadounidense podía evitar ir a
combatir si se quedaba en casa cultivándola. Cáñamo para la victoria («Hemp for Victory») fue una película
de propaganda hecha en 1942 por el Departamento de Agricultura para que los propietarios de tierras
sembraran la planta y así producir cuerdas y ropa (y según esta película, contribuir a «derrotar el fascismo»),
pero al término de la guerra hizo todo cuanto estuvo en su mano para desaparecerla, un esfuerzo inútil
porque en 1970 activistas a favor del consumo de la mariguana descubrieron una copia en la Biblioteca del
Congreso y al ser de dominio público hicieron copias y las distribuyeron por todo el país (ahora se puede ver
en YouTube).

Según la página de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas
en inglés), la mariguana abarca el 70% del mercado ilegal de estupefacientes a nivel mundial.
Un kilo de esta yerba producida y vendida en México alcanza los 80 dólares, pero al cruzar la
frontera se vende al por mayor por unos 2.000 dólares. En el caso de la heroína, en México el
kilo vale unos 35.000 dólares, sube hasta los 71.000 en las calles de San Antonio y hasta los
131.000 si se vende en pequeñas dosis en las calles de Nueva York. En el caso del kilo de
pasta de coca en Colombia o Perú vale unos 950 dólares, sube hasta los 1.450 cuando es
convertido en base de coca y se eleva hasta los 2.300 cuando en los laboratorios es
transformada en cocaína. El producto se va encareciendo conforme se acerca a Estados
Unidos: cuando llega al norte de México ya ha alcanzado los 15.000 dólares, que se
convierten en 25.000 al cruzar la frontera y en 32.000 en Chicago, donde vendida en
pequeñas dosis los narcotraficantes llegan a obtener hasta 120.000 dólares.
Naturalmente, el precio sube porque en el camino los alijos se enfrentan a los cuerpos y
fuerzas de seguridad de los Estados, a la corrupción de empleados públicos que por una
tajada están dispuestos a mirar para otro lado, a la brutal lucha que se mantiene entre cárteles
rivales y a un sinfín de imponderables. Pero los narcotraficantes se enfrentan a todas las
vicisitudes porque en las calles su producto tiene demanda. Las drogas destruyen vidas, pero
esta mercancía se comporta como cualquier otro mercado. Por tanto, ¿qué pasaría si por
razones desconocidas los consumidores dejaran de demandarlas? Obviamente, que su precio
caería a tal nivel que a los narcotraficantes les dejaría de merecer la pena asumir tanto riesgo.
Pero eso es muy improbable que suceda. En 1959 el 11% de los estadounidenses reconocía
haber consumido drogas en algún momento de su vida. A mediados de la década de los
setenta la cifra había subido hasta el 21% (seguramente algo tuvo que ver el consumo de
psicotrópicos en la década anterior). Desde 1968 el mercado de consumidores de droga en
Estados Unidos se ha incrementado entre 3% y 4% anualmente, y eso es mucho.

RECUADRO 4.16
CALLOSA DE SEGURA, CAPITAL ESPAÑOLA DEL CÁÑAMO
Del cáñamo se aprovecha todo, tanto la sustancia química como las fibras. En el primer caso, el
etrahidrocannabinol (THC) es utilizado para producir mariguana, pero también medicamentos para tratar el
glaucoma, las náuseas, los espasmos y el asma, entre otras enfermedades. Todos los cultivos de cáñamo
español están sujetos a la regulación del Ministerio de Sanidad, el cual ha dispuesto que el componente
activo de THC no debe superar el 0,02% y se ha reservado el monopolio de su comercialización.
El municipio de Callosa de Segura (en la provincia de Alicante) es un sitio que por derecho propio es la
capital española del cáñamo. Esta planta ha acompañado al ser humano a lo largo de siglos, pero cuando
verdaderamente cobró protagonismo fue debido al estallido de la II Guerra Mundial e Italia, principal
productor de cáñamo, entró en el conflicto, y fue entonces cuando el producto español cobró mayor
protagonismo, hasta mediados de la década de los sesenta. El declive de la producción de cáñamo obedeció
a dos causas principales: i) a la aparición de las fibras sintéticas (como el nylon), más resistentes y
económicas, y ii) por la presión que ejerció el lobby petrolero en Estados Unidos para priorizar el uso del
plástico.
En Callosa de Segura se producía calzado, hilos, cabos, telas y redes. Para conocer la historia de este
municipio y su relación con esta planta se puede visitar el Museo del Cáñamo, donde el visitante puede ver
todas las fases del proceso de producción, desde la siembra de las semillas, su tratamiento tras la cosecha
(cómo se dejaba en reposo en agua y posteriormente con una maza de morera se machacaba la mata para
separar las fibras) y hasta el posterior tratamiento industrial. Los oficios que intervenían en el proceso de
transformación eran el del transporte del producto del campo al pueblo, el despalado (para terminar de
limpiar la mata de residuos indeseados), el peinado con un rastrillo para separar las fibras cortas y largas (las
primeras destinadas para el calzado y las segundas para el hilado de redes), el trenzado de sogas (echas a
medida según lo pidiera el cliente), el de la costura (donde se cosían las lonas y las suelas de los zapatos) y
por último el del hilado de telas y cuerdas.
Con el triunfo del plástico sobre el cáñamo todos estos oficios desaparecieron, pero aunque transformados
podrían volver, porque para 2020, en el contexto de la política pesquera, la Unión Europea ha dispuesto que
las redes de pesca y las cuerdas echas de nylon sean sustituidas por otras de fibras naturales (y por tanto
biodegradables) debido al daño que provocan en el medio ambiente.

En las elecciones celebradas el 8 de noviembre de 2016 los estadounidenses no solo


eligieron presidente a Donald Trump. En algunos casos eligieron representantes al Congreso
y al Senado y decidieron sobre diversas cuestiones, entre las cuales estaba la legalización del
consumo de la mariguana con fines recreativos en Massachusetts, Nevada y California (aquí
además votaron en contra del uso de preservativos en la industria de la pornografía, pero a
favor de mayores controles para la venta y posesión de armas y de subir los impuestos al
tabaco – las cajetillas incrementaron su precio en hasta 2 dólares más). Ahora los mayores de
21 años pueden llevar consigo hasta 30 gramos de mariguana y consumirla libremente, así
como tener pequeños huertos de cáñamo en sus casas. Estos estados se suman a la capital del
país (Washington D.C.), Oregon, Washington, Colorado y Alaska.
Ahora que esta iniciativa ha sido votada favorablemente, en estos estados los antiguos
traficantes pasarán a ser respetables empresarios, obligados a cumplir las normas sanitarias,
laborales y medioambientales y, desde luego, tendrán que pagar impuestos. La legalización
de este estupefaciente era algo impensable hace muy poco tiempo; por ello, no nos extrañe si
en el futuro, siguiendo la estela de la mariguana, en algún momento el gobierno de Estados
Unidos acepta preguntar a los ciudadanos si están a favor de legalizar el consumo de otras
drogas más duras.
RECUADRO 4.17
OFERTA Y DEMANDA, UN MODELO MUY ÚTIL, PERO IMPERFECTO

El Volkswagen Golf fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra en marzo de 1974 y su versión
GTI-1.6 en el Salón de Fráncfort en septiembre de 1975, el cual se empezó a comercializar en Europa en
junio de 1976, aunque los compradores españoles tuvieron que esperar hasta mayo de 1980 y estar
dispuestos a pagar 1.273.000 pesetas (unos 7.640 euros, más impuestos y gastos de matriculación, si
entonces hubiera habido euros).
El Golf es uno de los modelos más deseados por el público europeo y tal vez por eso hoy en día su versión
básica está a la venta por 17.000 euros, mientras que el Golf R sube hasta los 40.885. Sin duda este coche
ha sido un ejemplo de éxito: los consumidores lo han demandado y la empresa al producirlo ha satisfecho la
demanda. Pero qué fue de los Suzuki Kizashi, Subaru Legacy, Peugeot iON u Opel Ampera. Todos estos
modelos desaparecieron del mercado, ¿pero por qué? La respuesta está en su bajísima demanda. En 2013,
del Kizashi se vendieron 14 unidades en el mercado español, del Legacy 8, del iON 6, pero el récord
absoluto se lo llevó el Ampera, del cual únicamente se vendieron 2. Si hoy en día alguien quiere comprar uno
de estos modelos tiene una ingente tarea detectivesca por delante.
En la otra cara de la moneda están los modelos que más se vendieron en 2013. La lista la encabeza el
Citroën C4 (con 23.837 unidades), seguido del Renault Mégane (23.310) y del Seat Ibiza (23.141). Del Golf
se vendieron 19.508 unidades. Está algo lejos del C4, pero a diferencia de este lleva en el mercado desde
mediados de los setenta, y eso es un ejemplo de constancia por permanecer en el gusto del público. Según
el portal Autofácil, hasta 2014 se habían vendido 30,5 millones de unidades, muchos más que la población
conjunta de Portugal, Suecia, Dinamarca y Finlandia.
Otro ejemplo de oferta y demanda en el mercado del automóvil es el de los coches usados. Entre 2009 y
2014, años de crisis económica en España, los coches de segunda mano sufrieron un incremento en sus
precios. Según el informe «Evolución del precio del VO», elaborado por Eurotax en colaboración con la
Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor (Ganvam), entre 2011 y 2013 el segmento de
coches usados denominados milreuristas experimentó una inflación del 17%, al pasar de los 2.740 a los
3.204 euros.

Evolución de los precios de los automóviles usados en 2011 y 2013

Ahora bien, el mercado del automóvil (como cualquiera otro) no siempre opera con transparencia y de
conformidad a la ley de la oferta y la demanda. Eventualmente hay fabricantes que se quieren pasar de
listos. En el verano de 2015 la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) estableció
una sanción por 171 millones de euros a 21 empresas presentes en los mercados de distribución y
comercialización de vehículos y de servicios de postventa. Este organismo consideró probado que entre
febrero de 2006 y agosto de 2013 las empresas sancionadas intercambiaron información con manifiesta
ocultación y secretismo a través de la intermediación de dos empresas de consultoría, Urban Science y
Snap-On. Las empresas del Grupo Volkswagen España quedaron eximidas del pago de la sanción por su
condición de solicitante de clemencia y por haber aportado las pruebas que motivaron la investigación: de no
haberlo hecho hubieran recibido una sanción por 39.443.000 euros. Los fabricantes con las sanciones más
elevadas fueron Citroën (14,7 millones), BMW (8 millones), Fiat (6,9 millones) y Hyundai (4,4 millones).
¿La carestía de la vida afecta al equilibrio de mercado?
A lo largo de la década de los setenta del siglo pasado la mayoría de las economías
latinoamericanas se vieron atrapadas en un círculo vicioso de aumento del gasto público –
corrupción – incremento de la demanda – inflación – desabastecimiento, y vuelta a
empezar. Sustentado en medidas populistas, muchos gobiernos incrementaban el gasto
público derivado de los inmensos ingresos provenientes de las ventas del petróleo (como los
de México y Venezuela), o bien proveniente de deudas contraídas con bancos y organismos
internacionales. Con la llegada de dinero como «caído del cielo» se incrementaron los
salarios, y por consiguiente, la demanda de productos, y entonces se desató una vorágine
consumista bajo la creencia de «mejor comprar ahora porque mañana será más caro». Todo
ello se aparejó de la apertura de los mercados, con lo cual los productos importados se
hicieron accesibles, mientras que muchos productores nacionales, considerablemente menos
competitivos, se vieron incapaces de hacer frente a la competencia del exterior y quebraron.
En segundo lugar, la oferta de productos locales también se redujo porque muchos gobiernos,
ante la masiva destrucción de puestos de trabajo provocado por el cierre de empresas,
decidieron nacionalizar una buena parte del tejido productivo, incrementaron los impuestos
(para poder mantener el inmenso aparato estatal) y el control de precios y ganancias. Todos
estos elementos, y sumado el gravoso pago derivado del servicio de la deuda contraída,
colapsó la economía. En virtud de lo anterior, algunas lecciones que se debían de haber
aprendido de aquella experiencia son:
• Aunque el gobierno se empeñe en controlar los precios y las ganancias, si la demanda
es mayor que la oferta, los precios subirán.
• Cualquier intento del gobierno por controlar los precios provocará desabastecimiento:
para los comerciantes no tiene sentido mantener un negocio abierto si pierden dinero.
• Cuando el gobierno sustituye a los sectores productivos (en actividades distintas a las
obligaciones propias de cualquier Estado interesado en mantener un mínimo de
bienestar) generalmente es menos eficiente, con lo cual tendrá que desviar recursos
públicos o subir impuestos.
• Cuanto más se esmere el gobierno en controlar los precios y las ganancias el mercado
funcionará más torpemente, lo que propiciará el surgimiento de mercados paralelos.
En Venezuela es común ver inmensas colas de gente que quiere comprar alimentos y
medicinas, mayoritariamente para su consumo, pero en algunos casos para revenderlos
en la calle a precios hasta cinco veces más caros. En 2014 la leche en polvo para bebés
se vendía en las farmacias por 250 bolívares, pero en el mercado negro alcanzaba los
1.000 bolívares. ¿Por qué ocurría esto? Porque la demanda de leche era muy superior
a la oferta.
• Cuando el gobierno sube los salarios también se incrementan los precios, con lo cual
no sube el poder adquisitivo. La vinculación de los salarios a la inflación solo produce
más inflación. ¿Entonces, cuál es la solución? Cuando los salarios se vinculan a la
productividad las empresas producirán más y mejor, demandarán trabajadores y se
estimulará la inversión, y llegará un punto en que ofrecerán mejores salarios para
atraer a los mejores trabajadores.
• Por mucho que algunos gobernantes se empeñen en ignorar cómo funcionan los
mercados, la oferta y la demanda seguirá ahí. Darle la espalda puede acarrear un coste
muy alto.

RECUADRO 4.18
COMPORTAMIENTO DEL MERCADO Y CARESTÍA DE LA VIDA EN VENEZUELA
Y ESPAÑA

En múltiples ocasiones los gobiernos populistas han intentado manipular el funcionamiento de los mercados,
bien favoreciendo o entorpeciendo la producción, la distribución o el consumo. Los gobiernos de Hugo
Chávez y su heredero Nicolás Maduro así lo han hecho, y uno de los efectos no deseados derivados del
exceso de regulación ha sido la inflación. Según un informe del Centro de Documentación y Análisis para
los Trabajadores (CENDAS), entre junio de 2014 y julio de 2015 los productos de la cesta de productos y
servicios básicos aumentó un 163,6%: pasó 20.560,85 a 54.204,69 bolívares. En buena medida esto fue el
resultado de la cruzada que emprendió Nicolás Maduro contra los comerciantes, como por ejemplo
impedirles que tuvieran mercancías en stock para que no acapararan productos, artificialmente generaran
escasez y una vez que hubieran subido los precios ponerlos a la venta. Esta fue una medida que en principio
no suscitó rechazo entre los consumidores; sin embargo, muy pronto la despreciaron porque a la postre se
generó desabasto y emergieron mercados paralelos. Las cosas fueron a peor, hasta que en agosto de 2015
cientos de venezolanos se lanzaron a saquear supermercados por la escasez de alimentos.
Otro ejemplo sobre oferta y demanda y la carestía de la vida fue la elevada demanda de viviendas en
España en la época de la burbuja inmobiliaria. Con la reforma a la Ley 6 de 1998, Ley del régimen del
suelo y valoraciones, de 13 de abril, promovida por el primer gobierno de José María Aznar, se estableció
una batería de medidas para liberalizar el suelo urbanizable y eliminar los muy arraigados criterios de
discrecionalidad de las Administraciones.
Entre 1997 y mediados de 2008 se desató una euforia urbanística. Se construyeron viviendas de todo tipo,
desde mansiones impresionantes hasta lo que María Antonia Trujillo, ministra de Vivienda en el primer
gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, denominó como soluciones habitacionales (en declaraciones
pronunciadas e l 12 de abril de 2005), casas de 25 metros cuadrados, también conocidos como pisos
subprime. En realidad se trataba de infraviviendas, pero como la demanda ampliamente superaba a la oferta
(en buena medida motivado por la cultura española de ser propietario en lugar de inquilino) se vendían sobre
el plano, sin siquiera haberse colocado la primera piedra. En 2007, el peor año de la burbuja especulativa, se
llegaron a pagar 2.800 euros por metro cuadrado de un sótano en un barrio del centro de Madrid; en 2014,
último año de la crisis, el precio a negociar era de 1.000 euros.

¿Cuántas horas tengo que trabajar para comprarme un Big Mac o el


último iPhone?
Hay varias publicaciones que dan respuesta a esta pregunta pero las dos más reconocidas
son el Índice Big Mac, de la revista The Economist, y el Cost of Living Index, del banco de
inversión suizo UBS. El Índice Big Mac es una curiosa herramienta que toma como base el
precio de esta hamburguesa estrella en los diferentes países donde está a la venta. Sirve para
saber el precio de un producto que está disponible en todo el mundo y que tiene la misma
calidad y características, a partir de lo cual se puede establecer cuántas horas de trabajo
deben dedicar los habitantes de las ciudades, según los salarios locales, para adquirirla. Los
trabajadores de Hong Kong apenas tienen que trabajar nueve minutos para comprar un Big
Mac, mientras que los de Nairobi tres horas. En el caso de los barceloneses, 21 minutos, y en
el de los madrileños, 19 minutos. The Economist lo publica dos veces al año (está disponible
en: http://www.economist.com/content/big-mac-index/) y, entre otras cosas, también es
utilizado para saber si los tipos de cambio de las monedas están correctamente valorados,
infravalorados o sobrevalorados.

RECUADRO 4.19
ÍNDICE DEL COSTE DE VIDA

En septiembre de 2015 el banco de inversión suizo UBS publicó su Cost of Living Index, dentro del cual
estaba un informe sobre «Precios y salarios», donde se analizaba el coste de vida en 71 de las principales
ciudades del mundo. En este caso el producto de referencia era un iPhone 6. Los resultados señalaron
importantes diferencias entre países: mientras un residente de Zúrich precisaba de menos de un día de
trabajo (20,6 horas) para adquirirlo, un neoyorquino medio requería el equivalente al sueldo de 24 horas de
trabajo. Varios puestos más abajo nos encontrábamos a los residentes en El Cairo (353 horas), Yakarta (468
horas) o Kiev (627 horas). En el caso de las dos ciudades españolas analizadas, un barcelonés debía
trabajar 59,1 horas, y un madrileño medio, 60,5 horas. Si nos centramos en los productos básicos las
diferencias también eran enormes. Un trabajador de Zúrich o Ginebra solo debía trabajar 5 minutos para
comprar un kilo de pan, mientras que uno de Manila 83 minutos. En el caso del arroz, a los trabajadores
medio de Oslo y Ginebra les bastaba con 4 minutos, pero en Yakarta eran 58, en El Cairo 66 y en Nueva
Delhi 73 horas.
A UBS también le interesaba saber cuánto de caras eran las ciudades, para lo cual los expertos analizaron
los precios de 122 productos y servicios de 71 ciudades. Si excluimos el precio de la vivienda, las más caras
eran Zúrich, Ginebra, Nueva York, Oslo y Copenhague (si incluimos la vivienda se sumaba Londres), y en el
extremo opuesto estaban Kiev, Sofía, Bucarest, Bombay y Nueva Delhi. Madrid y Barcelona figuraban en los
puestos 41 y 39 respectivamente. Por último, para completar el análisis UBS consideró los salarios. Así, las
ciudades con los sueldos brutos más altos eran Zúrich, Ginebra y Luxemburgo, de media unas 19 veces más
altos que los de Kiev, Yakarta y Nairobi. Barcelona y Madrid estaban a mitad de la tabla, ocupando los
puestos 30 y 31 respectivamente.

¿Las emociones tienen implicaciones económicas?


La mayoría de los economistas han defendido que la toma de decisiones se debe hacer de
manera razonada, informada y desprovista de emociones porque si nos dejamos llevar por
ellas podemos perder la cabeza… y los ahorros. Sin embargo, los neurocientíficos no piensan
igual. Creen que sin emociones no podemos vivir, ni tampoco decidir. Las emociones están
al comienzo y al final de cada proyecto. Las experimentamos cuando pensamos que puede
suceder algo importante, y gracias a la reacción emocional nuestro cuerpo y nuestra mente se
preparan automática e involuntariamente para responder a esta situación de la mejor manera
posible.
Por ejemplo, el miedo tonifica nuestros músculos para alejarnos lo más rápidamente
posible de la fuente del peligro; la alegría ante un hecho positivo nos condiciona para intentar
repetir la experiencia en el futuro; la repugnancia nos impide comer alimentos en mal
estado… Las emociones también impactan en nuestra manera de ver y pensar el mundo…
positiva y negativamente, de manera que distorsionan nuestro razonamiento lógico. Dado que
nuestro cerebro no está hecho para recordar el 100% de lo que se le presenta, las emociones
son un filtro, un criterio que discrimina qué datos hay que recordar y las sensaciones que nos
producen. Esto nos permite tomar decisiones rápidamente y no perdernos en disquisiciones
eternas para saber si algo o alguien nos gusta o nos desagrada.

NOTA 4.16
PAUL EKMAN VS. EL Sr. SPOCK

El Sr. Spock de la serie Star Trek era hijo de un vulcaniano y una humana y tenía una inteligencia
extraordinaria, pero estaba desprovisto de emociones. No tener emociones no es bueno. Este trastorno
neurobiológico clínicamente recibe el nombre de Síndrome de Asperger, el cual hace que los afectados
tengan problemas de empatía (dificultades para desarrollar habilidades sociales) y para reconocer
emociones. Quienes lo sufren suelen tener una inteligencia normal o en algunos casos superior a la media y
se caracterizan por mostrar rutinas repetitivas y poseer una tendencia a conversar de manera formal e
interpretar ironías de forma literal. No tiene cura porque no es una enfermedad. Algunos Asperger ilustres
han sido Albert Einstein, Isaac Newton o Ludwig van Beethoven. Así, las emociones son extremadamente
necesarias para comunicarnos con otras personas, y en última instancia, para asegurarnos la transmisión de
nuestros genes (a la biología solo le interesamos en tanto que podamos continuar como especie).
Paul Ekman es un experto de clase mundial especializado en la manera como expresamos los sentimientos.
Su trabajo se ha centrado en identificar lo que sentimos con solo ver las expresiones faciales: i) cólera; ii)
felicidad; iii) sorpresa; iv) asco; v) tristeza, y vi) miedo. Más adelante añadió nuevas emociones: i) diversión;
ii) desprecio; iii) satisfacción; iv) vergüenza; v) emoción; vi) culpa; vii) orgullo por haber conseguido logros;
viii) alivio; ix) satisfacción, y x) placer sensorial. Sus hallazgos revelaron las relaciones entre la comunicación
no verbal y las emociones.
Todas estas son expresiones universales, independientemente del entorno social o cultural. En la década de
los cincuenta el pensamiento dominante, encabezado por Margaret Mead, creía que el comportamiento
social era producto de la cultura, pero era una visión de la naturaleza muy poco probable. Para este enfoque
los humanos éramos como una tabula rasa, e incluso se creía que había culturas que no tenían emociones,
por lo cual las expresiones no existían porque eran un invento cultural. Entonces el doctor Ekman se planteó
investigar si las expresiones y los gestos eran universales o específicos de una cultura. Estudió 21 culturas
literarias (es decir, que habían tenido contacto con otras culturas) y 2 que siempre habían estado aisladas (es
decir, que nunca habían visto fotografías, letra escrita en papel o tenido algún tipo de contacto con el mundo
exterior).
El doctor Ekman inspiró la serie de televisión Miénteme («Lie to me»). Es la historia de Dr. Cal Lightman
(representado por el actor Tim Roth), un psicólogo experto en las emociones humanas, como las mentiras.
Centrándose en el lenguaje corporal, las expresiones faciales, la voz y las palabras, el protagonista era
capaz de descubrir si alguien estaba mintiendo y por qué.

Y bien, ¿para qué sirven las emociones?


Entre la comunidad científica no hay consenso. Sin embargo, las emociones son un
sistema primario fruto de la evolución, muy útil para informar a otros miembros del grupo
sobre lo que nos sucede. Si ponemos cara de miedo podemos informar a los que nos rodean
que hay peligro, cuando estamos enfadados para que se alejen, de cuando tenemos miedo
para que se pongan a salvo, o de tristeza para pedir comprensión y ayuda.
Hoy en día las sociedades modernas se han vuelto más individualistas. Cada vez más la
gente quiere saber menos de los problemas del vecino, pero aun así necesitamos
comunicarnos a través de las emociones, y las decisiones económicas que tomamos todo el
tiempo forman parte de ello.

¿En verdad el poder de decisión siempre está en manos de los


consumidores?
Cuando en teoría económica se estudia la decisión del consumidor se asume que los
consumidores tienen un comportamiento racional y que, por tanto, intentarán maximizar
su satisfacción en función de las preferencias, la renta disponible y los precios de los bienes
(restricción presupuestaria). Todas estas cuestiones nos aportan información sobre la elección
óptima del consumidor. No obstante, es necesario reconocer la existencia de mercados
donde la capacidad de decisión de los consumidores es mínima, cuando no prácticamente
inexistente.
Los Monty Python fue un grupo de humoristas británico de las décadas de los sesenta y
setenta del siglo XX. Hoy en día los recordamos por su programa de televisión El circo
ambulante de Monty Python (en el aire entre 1969 y 1974), pero también por sus películas.
La vida de Brian (de 1979) fue la más taquillera y probablemente es la más recordada. Está
ambientada en la misma época de Jesús. El protagonista de la historia es Brian Cohen, a
quien el destino le depararía la suerte de haber nacido en un establo en Belén, a escasos
metros del pesebre donde nació Jesús.
En una escena Brian huye de los romanos que le pisan los talones y para perderlos de vista
se escabulle en un bullicioso mercado, donde se encuentra con un vendedor de barbas
postizas, justo lo que necesita para disfrazarse y pasar desapercibido. El diálogo es el
siguiente:

Brian dice agitado: Vamos, deprisa, necesito una barba.


Vendedor: Eh, 20 shekels.
Brian: Aquí tienes.
Antes de recibirlos el vendedor dice: Un momento. ¡Hombre, hay que regatear!
Brian: No tengo tiempo…
Vendedor: ¡Cómo que no! Pues venga la barba.
Brian: ¿Pero qué dices?
El vendedor le grita a un amigo: ¡Este pavo no regatea!
Brian, asustado, dice: ¡Bueno, si no hay más remedio!
Saber regatear es una buena habilidad. En términos económicos el regateo es un juego de
alternativas en el que cada una de las partes se aproxima a un precio que se aleja de las
ofertas iniciales. Es un mecanismo práctico a través del cual se hacen presentes las fuerzas
del mercado, es decir, los intereses de oferentes y demandantes.
La discusión continúa:
Vendedor: Quiero 20 shekels por ella.
Brian: Bien.
Vendedor: ¿Me estás diciendo que no los vale? ¡Vamos, mírala bien, mira qué calidad,
esto no es de cabra!
Brian: Bueno venga, te doy 19.
Vendedor: No, no, vamos, hazlo bien.
Brian: ¿Cómo?
Vendedor: Regatea bien. ¡Esto no vale 19!
Brian: Pero si has dicho que vale 20.
Vendedor: Venga, hazlo bien.
Brian: Está bien. Te doy 10.
Vendedor: ¡Pretendes insultarme! ¡A mí, con mi pobre abuela muriéndose!
Brian: Bueno, te doy 11.
Vendedor: ¡11, si me ha costado 12! ¿Es que quieres arruinarme?
Brian: ¿Y 17?
Vendedor: No, no, ahora tienes que decir 14.
Brian: 14.
Vendedor: ¿Pero qué dices?
Brian: Lo que me has dicho que diga…
Es evidente que el pobre Brian no acaba de entender cómo funciona el regateo. En
muchos países este tipo de negociación aún sigue vigente, aunque en general en Europa se ha
dejado de usar. La alternativa que ha venido a sustituirlo son los precios fijos y a la vista del
público. Cuando vamos al supermercado cada producto está marcado con un precio y si
queremos llevárnoslo no tenemos otra opción que pagarlo, pero en los bazares y mercadillos
de América Latina, Asia y África el regateo es la norma, lo que hace que la aburrida rutina de
hacer la compra se convierta en una experiencia intensa (pero cuidado, porque si nos
despistamos podemos salir trasquilados). Ahora bien, el regateo para el vendedor puede
resultar una práctica muy útil porque así puede ajustar el precio al poder adquisitivo de
cada cliente, lo que a efectos prácticos significa que pagará más el que tenga más cara de
guiri.
Y siguen:
Brian: Dime lo que tengo que decir. ¡Por favor!
Vendedor: Ofréceme 14.
Brian: Te doy 14.
Vendedor grita: Me está ofreciendo 14 por esto.
Brian: 15.
Vendedor: 17. Mi última palabra y ni un centavo menos, así me muera.
Si en algún momento las circunstancias nos obligan a regatear, hay que recordar cómo
NO hacerlo: como lo hizo Brian.

NOTA 4.17
LA ECONOMÍA DE LA MANIPULACIÓN

La economía de la manipulación (de 2016), de George Akerlof y Robert J. Shiller, ambos galardonados con
el Nobel de Economía (el primero en 2001 y el segundo en 2013), se adentra en el estudio de los trucos del
mercado. Hay multitud de trabajos publicados sobre la manera como se comportan los agentes
económicos, la mayoría de los cuales se ha centrado en el lado de la demanda, es decir, en las
motivaciones psicológicas que intervienen en las decisiones que toman las personas. Sin embargo, Akerlof y
Shiller se interesan en el lado de la oferta, concretamente en cómo y cuándo somos manipulados. Afirman
que si existe una oportunidad de manipularnos, alguien lo hará. Eso es lo que pasa todos los días en
casinos, casas de apuestas y locales especializados en la venta de vehículos de segunda mano. Algunos
pensarán que este tipo de empresas son tan legítimas como cualquiera otra, y de hecho lo son, pero también
habrá quienes consideren que su actividad puede fomentar la ludopatía o hacernos comprar un coche que en
nada se adapta a nuestras necesidades. La conclusión del libro es que «[…] si eres adicto al juego, seguro
que van a ir a por ti y te sacarán todo lo que puedan».

Adam Smith, en Una investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las
naciones (de 1776), dice: «[…] para que verdaderamente exista competencia, en cada
mercado debe haber un número indefinidamente alto de productores, tan grande como para
que no puedan reunirse en una cena porque, de poder hacerlo, acabarán conspirando contra
los ciudadanos». Sin necesariamente llegar a la conspiración, lo cierto es que hay cantidad de
sectores cuya forma de operar nos perjudica gravemente, tales como el del taxi, los
transportes, los servicios financieros, los seguros y de la generación y comercialización de
electricidad, de la gestión de residuos, de la fabricación de productos… En efecto, hay
cantidad de sectores donde las decisiones del consumidor prácticamente no cuentan, por
lo cual las empresas relacionadas se pueden ver tentadas a obrar en contubernio para elevar el
precio de los productos o, incluso, generar escasez. Algunos ejemplos de sectores donde las
decisiones de los consumidores son muy poco relevantes son:
• Financiero: los cinco mayores bancos en España controlan más de la mitad del
mercado financiero.
• Telecomunicaciones: Telefónica posee el 46% de las líneas de banda ancha.
• Energía: Endesa, Gas Natural-Fenosa, Iberdrola y EDP concentran el mercado de
distribución eléctrica.
• Alimentación: las doce principales empresas de productos lácteos (encabezadas por
Danone, Central Lechera Asturiana, Nestlé, Puleva y Pascual) durante años pactaron
en 18 céntimos el precio del litro al que compraban la leche a los productores. Cuando
un ganadero intentaba vender su producto a otra empresa, la industria lo señalaba y
tomaba medidas para castigarlo.
Los mercados financieros, de la energía y de las telecomunicaciones son maduros y, por
tanto, tienen unos márgenes de beneficio muy estrechos, lo que significa que para crecer o se
«roban» los clientes entre sí o se alían unos con otros, a sabiendas de que perjudicarán a los
consumidores (estos son ejemplos típicos de los incentivos perversos).
Las grandes empresas argumentan que gracias a su tamaño y fortaleza pueden competir en
todo el mundo y que gracias a ello demandan muchos trabajadores. Es verdad que para
competir en los mercados globales es necesario que las empresas tengan músculo, pero esa
es una cuestión y otra que operen como una organización con intereses espurios.

RECUADRO 4.20
LA NEUROECONOMÍA Y EL COMPORTAMIENTO DEL CONSUMIDOR

El 28 de julio de 2015 cerró uno de los más emblemáticos iconos decimonónicos de Madrid, el Café
Comercial, situado en la céntrica Plaza de Bilbao. Atrás quedaron 128 años de actividad ininterrumpida, de
mañanas de trabajo de célebres escritores como Antonio Machado y Francisco Umbral, de encuentros
furtivos entre amantes, de tertulias, debates y presentaciones de libros. Guerras carlistas, la guerra civil, la
dictadura, la transición, la consolidación de la democracia y el Café Comercial seguía en pie, pero estaba
ajado y herido de muerte… y finalmente murió. En los días posteriores al cierre muchos se acercaron a pegar
en las ventanas post-its en forma de corazón con mensajes de despedida. Lo curioso es que la mayoría de
esos espontáneos cuando estaba abierto no se acercaban ni cobrando. Los consumidores somos así,
caprichosos, voluntariosos y poco racionales (y también poco razonables). No sabemos con exactitud por
qué las dueñas de este sitio decidieron echar el cierre en lugar de someterlo a una profunda remodelación o
incluso de traspasarlo, pero tal vez seguiría abierto si en lugar de habernos tomado el Coffee Jelly en el
Starbucks de Fuencarral (a escasos cien metros) nos hubiéramos tomado el cortado de toda la vida en el
Café Comercial. Lo dicho, nunca lo sabremos.
La neuroeconomía estudia múltiples cuestiones, como por ejemplo por qué los consumidores nos
comportamos de determinada manera pero cambiamos de parecer cuando viajamos, por qué nos hemos
comprado el mismo coche que el vecino pudiendo haber elegido otro mejor y más barato, por qué siempre
picamos en las rebajas, aunque no lo necesitemos, o por qué preferimos tomarnos un café en un sitio de
moda que en el bar de siempre.
Este es el mundo donde se fusiona la neurociencia y la economía para saber cómo y por qué las personas
toman determinadas decisiones. En este ámbito influyen variables como las percepciones de ganancia o
pérdida, el tamaño, el color, el olor, los sonidos y las sensaciones, y todo el cúmulo de información se filtra a
través de estructuras cerebrales para que al final decidamos algo, como comprar unos determinados
cereales, aunque sepan a cartón. Así, nosotros somos conscientes cuando pagamos por un bien, pero no lo
somos tanto durante el proceso cerebral que nos ha llevado a esa acción.
El trabajo de los especialistas en neuromarketing se interesa en estudiar los estímulos que nos despiertan
el deseo de querer hacer algo o de querer poseer algo, aunque no sea razonable. De esta manera nuestro
cerebro se debate entre lo que consideramos correcto, necesario y justo, y los instintos más básicos (como el
deseo y el miedo), los del depredador o presa que todos llevamos dentro (situado en la amígdala del
cerebro). Pero como seres humanos que somos, cambiamos, de manera que no decidiremos lo mismo si el
día está soleado o lluvioso, si hace frío o calor, si tenemos hambre o ya hemos comido, si hemos
descansado o pasado la noche en vela, si es lunes o viernes, si es Black Friday, vísperas de Navidad, San
Valentín o 1 de septiembre e inicio del curso académico, si estamos contentos o malhumorados, si tenemos
20 u 80 años, si nos sentimos amados o desgraciados, si nos sentimos valorados o menospreciados en el
trabajo o si hemos sido criados en el seno de una familia liberal o conservadora. El problema es que además
de los cambios de parecer propios de cada uno, el cerebro, y por consiguiente nuestra voluntad, puede ser
manipulada y llevarnos a tomar decisiones, buenas o malas.
Entre la variedad de temas que estudia el neuromarketing hay dos especialmente interesantes. El primero se
produce cuando tendemos a imitar el comportamiento de los demás, y se denomina efecto manada. El ser
humano es un animal gregario, por lo cual desea ser aceptado, y una forma de conseguirlo es
mimetizándose con el grupo, con la tribu. Así funciona el mercado de la moda, de la alimentación y del ocio.
El problema es que al final todos nos terminamos pareciendo. Un viejo dicho de los Amish dice: «Vosotros os
reís porque creéis que somos diferentes, pero nosotros sonreímos porque todos sois iguales». Interesante
reflexión.
El segundo es cuando se nos pone en una situación donde tenemos que tomar partido por algo que
consideramos justo o injusto. Cuando algo nos parece injusto, sea el comportamiento de una empresa (p.e.
cuando deliberadamente contamina un río o consiente el bullying entre sus trabajadores), de un partido
político (p.e. cuando promueve o deroga leyes en materia de los desahucios) o de una persona (p.e. cuando
descubrimos que nos han mentido), lo más probable es que desarrollemos un sentimiento de rechazo, y lo
contrario, cuando algo nos parece justo, simpatizamos y lo hacemos nuestro (por eso cuando ejercemos
nuestro derecho al voto solemos hacerlo más con el corazón que con la cabeza). Desde el punto de vista del
neuromarketing, los especialistas emplearán todos los recursos a su alcance para que percibamos que un
producto o un servicio es justo y, por tanto, bueno, pero también se pueden proponer hacernos cambiar de
parecer sobre algo que creíamos malo (p.e. hacernos ver que la subida de impuestos es necesaria porque
gracias a ello podremos tener una mejor sanidad). En conclusión, el neuromarketing es la disciplina que
utiliza el conocimiento desarrollado por la neurociencia y lo pone al servicio de fines de naturaleza
económica.
Pero estas cosas no son tan novedosas. En la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado los
anuncios de televisión nos invitaban a ser sumisas amas de casa (p.e. los del coñac Soberano), viriles y
curtidos vaqueros, amantes de la vida en las praderas (p.e. los de Marlboro) o incluso considerar el racismo
como algo simpático (p.e. los del Cola-Cao). Quienes desconocen estos anuncios que un día fueron
transmitidos por televisión están disponibles en YouTube con los siguientes títulos:

• Publicidad sexista. Subido por Cintia Domínguez.


• Recuerdos TV: Anuncio coñac soberano. Subido por bazanfio.
• Anuncio Marlboro. Subido por Rod tiendas.
• Cola-Cao «yo soy aquel negrito».
Afortunadamente muchas cosas han cambiado, aunque no podemos bajar la guardia porque la manipulación
sigue campando a sus anchas, y para muestra un botón: en las estanterías de los supermercados, ¿dónde
están colocados los artículos con los que estamos más familiarizados? ¡Pues eso!

¿Qué hay detrás de una camiseta por 2 euros?


La libertad de mercado indica que cuando oferentes y demandantes se ponen de acuerdo
el sistema funciona y cumple el objetivo para el que fue creado. No obstante, pocas veces nos
detenemos a reflexionar qué hay detrás de los productos y servicios que consumimos.
Por ejemplo, ¿cuántos kilómetros ha recorrido la manzana que he comprado en el
supermercado?: ¿los campesinos que sembraron el maíz de los copos que me he servido en el
bol en el desayuno han tenido una compensación justa por su trabajo?, ¿las prendas que
habitualmente compro en Zara, Mango o H&M, quiénes y dónde las han confeccionado y…
han recibido un salario justo?, ¿las empresas que han fabricado mi móvil, cómo han
conseguido el coltán, mineral imprescindible pero sumamente escaso y encima solo
localizable en países en conflicto?, ¿las empresas productoras son conscientes del daño
ecológico que producen?, ¿las empresas son fiscalmente responsables o se han dado de alta
en paraísos fiscales?, ¿los cosméticos y alimentos que se ofrecen en el mercado han sido
testados en animales?, ¿los animales criados para la alimentación han sido tratados
adecuadamente a lo largo de su vida y cuando fueron sacrificados se evitó a toda costa su
sufrimiento?, ¿lo que me estoy comiendo realmente es lo que dice en la etiqueta?, ¿se ha
investigado en profundidad sobre los efectos derivados de las semillas transgénicas?, ¿en el
proceso de producción se ha empleado mano de obra infantil?, ¿qué riesgos para la salud
conllevan los conservantes añadidos en los alimentos?, ¿cuál es el coste social de mantener
en funcionamiento centrales termoeléctricas que consumen lignito y carbón?, ¿cuál es el
efecto real sobre el planeta de las emisiones de metano producidas por el ganado criado
masivamente para alimentación?, ¿el champú con el que me lavo la cabeza o el maquillaje
que me pongo cada mañana ha sido fabricado con parabenos?, ¿cuáles son los efectos reales
de la deforestación de las selvas tropicales para el cultivo de aceite de palma?…

NOTA 4.18
¿QUÉ HAY DETRÁS DE UNA CAMISETA POR 2 EUROS?

Hay dos maneras de abordar estas cuestiones, en contra y a favor.

En contra: ¡El cliente no siempre tiene la razón!


La teoría sobre decisión del consumidor es incapaz de explicar todas las variables que intervienen dentro
del intercambio. Pero, nos guste o no, somos corresponsables de los abusos que se cometen contra los
trabajadores, explotados y mal remunerados de las fábricas de Bangladesh, los pequeños cafetaleros de
Chiapas y los cerdos criados en condiciones deplorables en las granjas de Dinamarca. Lamentablemente el
modelo de oferta y demanda omite que, aunque tenemos necesidades, deseos y caprichos infinitos, los
recursos para producirlos son finitos, y que todo lo relacionado con los derechos humanos y el medio
ambiente no tiene por qué ser una entelequia.
Como consumidores que somos, estamos obligados a preguntarnos si detrás de los productos que
compramos se deterioró el medio ambiente y si las garantías laborales del país son parecidas a las de los
países más desarrollados. Debemos construir una conducta de consumo responsable. Así, cada vez que nos
encontremos ante una oferta irresistible, deberíamos ser capaces de hacer un alto y reflexionar en lugar de
aparcar todas las reticencias morales y lanzarnos a por ella.
Debemos desarrollar masa crítica para diferenciarnos como consumidores responsables, exigentes y
vigilantes. En las manos del consumidor está la decisión de demandar bienes y servicios socialmente
responsables, y naturalmente, darles la espalda a los que no lo sean.
A favor: ¡De buenas intenciones está hecho el camino al infierno!
Quienes se oponen al libre funcionamiento del mercado, como por ejemplo de los procesos de
deslocalización de la producción que llevan a cabo algunas grandes empresas, lo hacen porque tienen
intereses proteccionistas y porque no quieren nuevos competidores en los mercados, lo cual naturalmente
perjudica a los consumidores.
Pero el rechazo también puede obedecer a la ignorancia, o peor, a la mala fe, en particular cuando los
argumentos soslayan el impacto extraordinariamente positivo que generan las empresas sobre las
localidades receptoras, y aún más, sobre la calidad de vida de quienes trabajan en ellas. De no existir esta
novísima versión de la división del trabajo estas personas pasarían hambre y vivirían en condiciones
deplorables. Por otra parte, las sociedades anfitrionas también se benefician de la llegada de nuevas
técnicas de producción y de maquinaria que precisa de operarios bien cualificados y mejor remunerados.
Finalmente, las empresas multinacionales en general se preocupan de cumplir las normativas, incluyendo
aquellas en materia laboral.
El Estado no debe intervenir en los contratos suscritos entre productores y consumidores. ¡Es su derecho!
Debemos dejar que la gente tome sus propias decisiones. Dados los recursos escasos disponibles, cada
consumidor legítimamente elegirá la mejor alternativa, y la suma de este comportamiento beneficiará a la
sociedad en su conjunto.

Profundicemos un poco más. Ahora visualicemos el vídeo The 2 Euro T-Shirt–A Social
Experiment (subtitulada-español), disponible en el buscador de YouTube.
Orsola de Castro, una famosa activista defensora de la moda sostenible, lanzó la
iniciativa Fashion Revolution Day, un cúmulo de acciones orientadas a que los
consumidores sean más conscientes de todo lo que subyace en sus decisiones cuando
compran moda. Una de las actividades fue un experimento social, llevado a cabo el 24 de
abril de 2015. Situaron una máquina expendedora de color llamativo en una céntrica plaza de
Berlín con el reclamo de ofrecer camisetas al irrisorio precio de 2 euros. Como es lógico,
muchos viandantes mordieron el anzuelo y metieron el dinero, pero, para su sorpresa, antes
de entregar la prenda en una pantalla incorporada saltaba un vídeo con el siguiente mensaje:
«Conoce a Manisha, una de las millones de personas que hacen nuestra ropa barata por
menos de 13 céntimos a la hora, durante 16 horas al día. ¿Todavía quieres comprarte esta
camiseta por 2 euros?». Una vez terminado, los compradores podían elegir si quedarse con la
prenda o donar el dinero, y como es de esperar, la inmensa mayoría decidió donar el dinero.
Sin duda es un experimento interesante. Apelar a la conciencia era lanzar un dardo
directamente al corazón de los consumidores que, al ver la oportunidad de hacerse con una
camiseta por 2 euros, no la quisieron desaprovechar.

NOTA 4.19
EUFEMISMOS, PRODUCCIÓN Y COSTES LABORALES

Hasta antes del estallido de la Gran Recesión John Lanchester era un novelista y articulista especializado
en viajes, gastronomía y fútbol, pero los malos tiempos que corrían lo obligaron a dar un giro y así fue como
escribió el libro Cómo hablar de dinero (de 2015). Según su experiencia, «[…] como cualquier otro idioma, el
del dinero permite mentir y es rico en eufemismos y medias verdades. Por ejemplo, reestructuración quiere
decir despidos, moderación significa peores salarios y austeridad es sinónimo de servicios públicos precarios
y exclusión social». El libro contiene algunas curiosidades, pero en materia de costes laborales sin lugar a
dudas las palmas se las lleva su Índice de la Camarera Buenorra, y que dice: «Si las camareras del bar que
frecuentas cada vez son más guapas, eso es señal de que la economía no levanta cabeza, pero en cuanto
las cosas mejoran, ellas desaparecen».
Seguramente esta no es la mejor manera de explicar el comportamiento del mercado laboral en tiempos de
crisis o de bonanza, pero no se puede negar que es ocurrente. Como es natural, cuando la economía crece
hay demanda de trabajadores de una amplia gama de perfiles, pero cuando se atraviesa una etapa de
recesión hay una expulsión de trabajadores, de entre los que se encuentran las y los camareros apuestos.

Pero para ser justos merecería la pena que Orsola de Castro continúe con sus
experimentos sociales, solo que esta vez desde un enfoque distinto. Es verdad que empresas
del sector textil y de la moda en general como Zara, Mango, HM, Levi’s, Tommy Hilfiger,
Jack & Jones, Converse, Carhartt, Nike o Adidas, entre muchas otras, fabrican sus productos
en Marruecos, Túnez, China, Turquía, Vietnam, Tailandia, Bangladesh, Filipinas o Camboya,
y que lo hacen para beneficiarse de los bajos salarios, la corrupción que impera entre las
autoridades y la laxa o inexistente regulación ambiental, pero también sería interesante saber
qué pasaría si estas empresas decidieran marcharse y producir en sus países de origen.
Obviamente esto tendría una repercusión importante en el precio de las prendas porque el
consumidor tendría que asumir el incremento de los costes laborales, pero para los países en
desarrollo sería devastador.

RECUADRO 4.21
UP IN THE AIR: REDUCCIÓN DE COSTES LABORALES Y LA
DESHUMANIZACIÓN EN LA GESTIÓN DE RECURSOS HUMANOS

Hasta hace unas décadas los trabajadores empezaban su vida laboral en una empresa y ahí seguían;
eventualmente los más capaces o mejor adaptados escalaban posiciones y un día, al cabo de muchos años
de fructífero desempeño, se jubilaban, dejando el testigo en manos de sus hijos. Era un modelo enraizado en
la cultura productiva de varios países, entre los que se encontraba Japón, Estados Unidos y España. Pero
eso es cosa del pasado porque ahora lo que impera es la movilidad laboral (y también la inestabilidad). El
cumplimiento de los objetivos en materia de mayor eficiencia, la conquista de mercados del exterior o la
reducción de los costes laborales es la norma en todas las empresas.
Up in the air es una película de 2009 dirigida por Jason Reitman y protagonizada por George Clooney, en
el papel de Ryan Bingham, especialista en despedir gente o Outplacement. Ryan trabaja para una empresa
que es contratada por otras empresas de Estados Unidos para que se encargue del desagradable trabajo de
despedir trabajadores. Él es el empleado estrella y por ello viaja durante 322 días al año. En las entrevistas
que mantiene con las personas que se irán a la calle cumple con entregar un folleto explicativo sobre «[…]
las inmensas posibilidades que se abren para empezar una nueva vida. La oportunidad para, ahora sí, hacer
realidad los sueños».
Para el espectador le resultará chocante la indiferencia con la que el personaje despide a la gente y la
obsesión que muestra por acumular puntos de viajero frecuente, con el único objetivo de que un día, cuando
haya acumulado 10 millones de millas, le pongan su nombre a un avión. El filme no edulcora el drama que
para cada trabajador representa verse despedido, agravado, si cabe, por el hecho de que la empresa de
Ryan se ha planteado que para ahorrarse los costes de desplazamiento y alojamiento el trámite se hará por
videoconferencia. Esto es llamativo, y esperemos que no sea premonitorio de que en el futuro próximo las
empresas despidan empleados mediante el envío de un correo electrónico, un Whatsapp o contratando los
servicios de un call center. ¡Pero todo se andará!
Up in the air es ficción, pero la carta abierta publicada por Mónica Lalanda, médico de urgencias, no. Harta
por la inestabilidad y la explotación laboral de la que ha sido víctima, ha dicho basta. Este es un extracto:

• «Estoy en la calle. He renunciado a mi contrato de guardias. He renunciado a la explotación laboral


sangrante y despiadada. He renunciado a la esclavitud de un sistema sanitario absurdo que trata a sus
profesionales como basura.»
• «He renunciado al pisoteo de un jefe que, como tantos otros en la medicina española, maneja su servicio
como si fuera su cortijo. […] He renunciado a trabajar en un sistema con médicos de primera que viven a
costa de médicos de segunda. He renunciado a turnos de 24 horas sin derecho a descanso que ponen en
peligro mi salud y, sobre todo, la seguridad de mis pacientes.»
Su testimonio finaliza con una reflexión: «Quise ser médico desde que me alcanza la memoria, hace 25 que
me gradué; pasé 5 de formación en Inglaterra, 12 de adjunto en Urgencias en Inglaterra y 8 de adjunto de
Urgencias en España. Soy médico de pies a cabeza pero no puedo más».
¿Quiénes trabajan más y quiénes trabajan menos?
En 1928 William I. Thomas planteó su célebre Teorema de Thomas (publicado en el
libro The Child in America: Behavior Problems and Programs), que indica que si las
personas definen una situación como real, aunque no lo sea, sus consecuencias serán reales.
Más tarde Robert K. Merton formuló su teoría de la profecía autocumplida (en su trabajo
Self-Fulfilling Prophecy, de 1948), la cual señala que si una definición falsa o errónea es
compartida por un grupo suficiente de personas, generará en el grupo un comportamiento tal
que convertirá en verdadera la concepción original. Merton se planteó esta teoría para
explicar por qué en la década de los cuarenta los afroamericanos estadounidenses no se
afiliaban a los sindicatos. Sus hallazgos demostraron dos cuestiones: i) la baja afiliación de
trabajadores afroamericanos obedecía a que no eran bien aceptados por los líderes sindicales
blancos, y ii) las personas de color acabaron siendo malos trabajadores por culpa de los
prejuicios y las malas opiniones exteriorizadas por los blancos. En conclusión, los
afroamericanos terminaron siendo malos trabajadores porque los blancos, que entonces eran
la mayoría, así lo creían.
En varios países de Europa existe la creencia de que en los países mediterráneos la gente
no trabaja, o cuando menos no con la misma intensidad que en los países del norte. El
programa satírico La mirada sueca («Svenska ögon»), dedicado a analizar las diferencias
culturales entre países, así lo cree. En el vídeo La gente más trabajadora del mundo
(disponible con este título en YouTube) se burlan del modo en que trabajamos. El programa
se pregunta cómo es posible que a las nueve de la noche en España aún haya gente en las
oficinas: «¿Pero es que en este país no tienen jornada laboral de ocho horas?». Acto seguido
explican el porqué de las largas horas de trabajo: «[…] por la mañana llegan tarde, hacen
parones de hasta dos horas para comer, se pasan el día subiendo fotos al Facebook, leyendo el
periódico o jugando al solitario […]».

NOTA 4.20
¿QUIÉNES TRABAJAN MÁS Y QUIÉNES TRABAJAN MENOS?

Según cifras publicadas por la OCDE (disponible como «Average Annual Hours Actually Worked per
Worker»), Grecia es el país europeo donde se trabajan más horas al año (2.042) y Alemania donde menos
(1.371). Les separa una brecha de 671 horas. El dato para España es de 1.689, el cual también es bastante
superior al alemán. Por tanto, ahora la cuestión es saber si tantas horas de oficina son las necesarias o si
algo anda mal.

Países / número de horas trabajadas por trabajador anualmente en 2015


España se sitúa en el puesto 23 de los 38 países de la lista. Las 1.691 horas de los españoles están por
debajo de la media de la OCDE. En este dato se incluyen una media de 12 días festivos al año, los fines de
semana y un mes de vacaciones al que tiene derecho (o tenía) la mayoría de los trabajadores. En efecto,
además de los costes por las horas trabajadas hay que tomar en cuenta los días festivos y las vacaciones
propiamente dichas.

Países / días de vacaciones pagados + días festivos legales remunerados


Como se puede ver, hay una diferencia importante entre los días de vacaciones pagados + días festivos
legales remunerados en Japón y los 35 de Austria y Portugal.

¿Todos los países pueden tener un Silicon Valley?


Silicon Valley es el sueño hecho realidad de todo schumpeteriano (es decir, de los
economistas afines al legado de Joseph A. Schumpeter – como el autor de este libro). No hay
país en el mundo que no aspire a que en su seno nazcan, se desarrollen y multipliquen
empresas como Apple, Cisco, Facebook, Google, HP, Intel o Netflix, entre otras. Este lugar
es un imán que comprende un área que se extiende más allá de la bahía de San Francisco, una
localización desde Menlo Park hasta San José capaz de atraer talento y capital prácticamente
sin límite porque todos saben que triunfar aquí abre las puertas del éxito en todo el mundo.
Las ciudades localizadas dentro del valle, como Mountain View, Palo Alto y Sunnyvale, dan
cobijo a diez veces más startups que el resto de Estados Unidos, por ello muchos han
intentado imitar el modelo, unos con más y otros con menos fortuna. Estos son algunos
ejemplos:
China: Zhongguancun, en el distrito norte de Pekín, es la sede de empresas como
• Alibaba, Baidu, Weibo y Xiaomi. Su gran ventaja es la cercanía con las fábricas donde
se producen los dispositivos tecnológicos.
• India: en Bangalore está el complejo RMZ Infinity, sede de las compañías más
importantes del sector en el país. Este lugar está considerado como el segundo con los
mejores ingenieros a nivel mundial (solo le supera Silicon Valley). Su mayor fuente de
inspiración es Sundar Picha, consejero delegado de Google.
• Israel: Silicon Wadi es el quinto ecosistema más emprendedor del mundo, solo
superado por Silicon Valley, Nueva York, Los Ángeles y Boston. Tiene más de 4.000
startups tecnológicas.
• Reino Unido: sus dos principales cartas de presentación son Silicon Roundabout y
East London Tech City.
• Suecia: Kista Science City es la gran referencia entre los países escandinavos y el
centro más grande de TIC en Europa, hogar de empresas como GSM y NMT.
• ¿Y en España? Hay varios ejemplos, pero uno de los más notables es Club Málaga
Valley. Barcelona y Madrid también están bastante bien posicionadas, como así lo
reconoce el informe Global Startup Ecosystem Ranking.
Es necesario reconocer que Silicon Valley existe porque antes existió el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). Fundado en 1861, es una de
las mejores universidades y centros de investigación y ha sido el paradigma a imitar en todo
el mundo. En sus instalaciones han estudiado, impartido docencia o investigado 78
galardonados con el Premio Nobel en las distintas especialidades. Pero esta institución no es
un caso aislado. Hay otros centros también prestigiosos (aunque seguramente no con el
mismo lustre del MIT), tales como: los estadounidenses CalTech («California Institute of
Technology») y GeorgiaTech («Georgia Institute of Technology»), la francesa Pierre et Marie
Curie (UPMC), las universidades de Oxford y Cambridge, el Real Instituto de Tecnología
(KTH, por sus siglas en sueco) y un extenso entramado de instituciones alemanas, entre las
que destacan la Fundación Alemana de Investigación Científica («Deutsche
Forschungsgemeinschaft», DFG), la Sociedad Helmholtz («Helmholtz Gemeinschaft»,
HGF), la Sociedad Max Planck («Max Planck Gesellschaft», MPG) y la Sociedad Leibniz
(«Leibniz Gemeinschaft», WGL).
En los países tecnológicamente más avanzados las instituciones están articuladas en torno
a los Sistemas de Innovación. En el caso de Alemania, el sistema está encabezado por el
Ministerio de Educación e Investigación («Bundesministerium für Bildung und Forschung»,
BMBF), el Ministerio de Economía y Tecnología («Bundesministerium für Wirtschaft und
Technologie», MBWi) y los gobiernos de los estados federados o länder. Por debajo de los
ministerios está la Fundación Alexander von Humboldt («Alexander von Humboldt
Stiftung», AvH), institución fundada en 1860 en Berlín con la misión de crear canales de
cooperación entre científicos de todo el mundo.
En el caso de España, el Sistema de Innovación se conforma de:
• 49 universidades públicas y 24 universidades privadas.
• 74 Organismos Públicos de Investigación estatales (OPI). Los más importantes son:
i) Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); ii) Centro Nacional de
Investigaciones Oncológicas (CNIO); iii) Instituto Astrofísico de Canarias; iv)
Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Agroalimentaria (INIA); v)
Instituto Español de Oceanografía (IEO); vi) Centro de Investigaciones Energéticas,
Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT); vii) Instituto Tecnológico Geominero
de España (ITGE); viii) Instituto de Salud Carlos III (ISC III), y ix) Instituto Nacional
de Técnica Aeroespacial (INTA). También hay otros adscritos a diversos ministerios,
como el Instituto Geográfico Nacional, el Centro de Experimentación de Obras
Públicas (CEDEX) y el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), o a universidades
públicas, como el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa.
• A diferencia de las universidades y los hospitales, repartidos por toda la geografía
española, los OPI nacionales se encuentran casi exclusivamente en Madrid, con la
excepción del CSIC, que tiene 73 de sus 119 institutos repartidos por todo el territorio
nacional, y del IEO, que, por su propia naturaleza, tiene la mayoría de sus centros e
instalaciones en puertos de mar. Por otro lado, una parte muy importante de la
investigación que el INIA gestiona, financia y ejecuta se realiza, en coordinación con
todas las administraciones autonómicas, mediante un órgano colegiado en los centros
de investigación agroalimentaria dependientes de estas.
• 118 organismos públicos de investigación de las comunidades autónomas y de la
administración local, entre los que destacan, por su número e importancia, los
respectivos hospitales de los servicios de salud.

RECUADRO 4.22
UN EJEMPLO DE CAMBIO DE PARADIGMA

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) es una de las mejores
instituciones de educación e investigación en todo el mundo. En 2014 ocupó el quinto puesto en el reputado
Ranking de Shangai, pero lejos de cantar victoria en los próximos años se ha propuesto un reto formidable.
En la actualidad tiene 16.500 millones de dólares en Activos Financieros y 3.100 millones en Ingresos de
Explotación. Son cantidades astronómicas, pero aún más importantes son los 5.000 millones de su Plan de
Capital, que es lo que tienen previsto invertir hasta 2030 para cambiar algunos de los modelos que rigen
nuestra vida, tanto en lo cotidiano del día a día (es decir, en la manera como nos relacionamos con los
demás y en cómo producimos) hasta la manera como aprendemos. Por tanto, el MIT no solo aspira a mejorar
las cosas, quiere cambiar el paradigma.
Para lograrlo se han planteado una serie de preguntas, como por ejemplo: ¿cuáles son realmente los
objetivos que persigue la universidad, la adquisición de un cúmulo de conocimientos teóricos o la capacidad
para llevarlos a la práctica? En efecto, la educación tradicional ha tendido a premiar al que aprende un
concepto, pero generalmente ha castigado al que ha tenido en mente utilizarlo para algo distinto. Por ello, el
MIT tiene previsto explorar nuevos modelos de educación y nuevas maneras de aprender. De hecho, dará
prioridad al learning by doing (aprender haciendo), o lo que es lo mismo, a que el aprendizaje adquirido sirva
para resolver problemas. El estudiante pasará de ser un ente pasivo, a ser un aprendiz que toca,
experimenta, pone a prueba y evalúa. Un proceso dinámico que le hace evolucionar a lo largo del tiempo, lo
que permitirá que el aprendizaje sea mejor, más rápido, y lo mejor de todo, que resuelva problemas reales.
Para hacer posible este objetivo, el MIT utilizará tecnologías digitales para el aprendizaje de la teoría. Uno de
sus programas prevé dividir el estudio en dos partes. En primer lugar, los alumnos recibirán lecciones
personalizadas para aprender la teoría, y luego, con el profesor presente en el aula habrá un aprendizaje
colectivo, destinado a hacer actividades para la solución de problemas. Sin embargo, las clases digitales irán
más allá de los vídeos explicativos del profesor, como los populares tutoriales de YouTube. La inversión del
MIT no se centrará en el mensaje de ida por parte del profesor, sino en el mensaje de vuelta, es decir, en
descubrir lo que está en la cabeza de cada uno de los estudiantes que ha recibido la información de ida –
todo ello en tiempo real, incluso mientras el profesor explica la lección.
La educación tradicional ha consistido en que el profesor exponga ciertos contenidos a un grupo de alumnos.
El mayor defecto de este proceso es que el profesor no tiene manera de saber si los estudiantes están
recibiendo el conocimiento correctamente. No tiene el feed back necesario para saber si está enseñando los
contenidos a un nivel demasiado alto o demasiado bajo, si va muy deprisa o muy lento, si es necesario hacer
una pausa para tomar un café o continuar. Con el desarrollo de nuevas metodologías online será posible
personalizar la clase para que cada estudiante aprenda a su propio ritmo. Por ejemplo, cada diez minutos el
profesor formulará una pregunta y según sea la respuesta del alumno lo dirigirá a otra sección de contenidos,
a la medida de las necesidades de cada uno. Si a un alumno no le ha quedado claro un concepto, solo
tendrá que retroceder y escuchar de nuevo la explicación porque todo estará grabado, y una vez que lo haya
hecho podrá retomar el ritmo de la clase.
Con las nuevas metodologías tendremos una formación personalizada, a diferencia del actual sistema, en
donde en el mejor de los casos se aspira a educar a la media: los más listos se aburren y los más rezagados
no lo terminan de comprender, por lo que no se llega a cumplir los objetivos propuestos con unos ni con
otros. Los 5.000 millones de dólares que el MIT tiene previsto invertir no se destinarán a grabar vídeos,
porque en cualquier caso los contenidos ya los tienen, gracias a sus buenos profesores. En este caso se
trata de algo mucho más innovador: este es el mundo de la gestión del Big Data, del análisis de la
información específica, y cuanto más detallada, mejor. En los próximos años desarrollarán algoritmos que les
permitirán modelar curvas de aprendizaje, individualizado y en tiempo real, para así poder saber qué necesita
cada uno. Sin duda, todo esto cambiará el paradigma de la educación tal y como la conocemos hasta ahora.

¿Son convenientes las ayudas y subvenciones?


Algunos sectores productivos, como el minero y el de los astilleros, lejos de reconocer su
enorme parte de responsabilidad por la pérdida de competitividad, aceptar las consecuencias
y a partir de ello buscar nuevas alternativas para garantizar su futuro, en el pasado se
caracterizaron por exigir a los gobiernos autonómicos, el Estado central y las Comunidades
Europeas la continuidad de las ayudas y subvenciones para el mantenimiento de los puestos
de trabajo.
El sector minero ha sido uno más de las docenas de colectivos que han reclamado gasto
público o ayudas y subvenciones, pero los hay de diverso tipo. Veamos algunos ejemplos:
ONG para la ayuda a países en desarrollo; la industria cinematográfica para la realización de
películas; agrupaciones de becarios para dar continuidad a sus investigaciones;
organizaciones de ganaderos para la crianza de burros de la raza zamoranoleonesa o de
criadores de perros de las razas Gos d’atura Català, Euskal Artzain Txakurra (pastor vasco),
gigante de los pirineos, podenco ibicenco, galgo español o el imponente presa canario;
fundaciones para la preservación de la flora y fauna salvaje; Think Tanks adscritos a partidos
políticos (como Alternativas, al PSOE, o hasta hace muy poco tiempo, FAES, al Partido
Popular); centros de investigación especializados en el desarrollo de energías renovables y
tecnologías respetuosas con el medio ambiente o en el estudio de las posibles consecuencias
derivadas del cambio climático provocada por el calentamiento global; colegios profesionales
y gremiales de autónomos; la Iglesia católica, Cáritas y cofradías, y organizaciones
representantes de todos los credos religiosos; clúster tecnológicos; empresas de nueva
creación (startups); agencias de noticias; grupos de voluntarios interesados en la defensa de
los derechos de los inmigrantes y de su inserción en la sociedad; clubes deportivos;
sindicatos y patronales de todos los colores; diversas industrias culturales (como la de los
museos, el teatro o de la música vernácula, como el flamenco, la jota aragonesa, el fado o las
rancheras); organizaciones vecinales y de jubilados; de constructores, hosteleros,
agricultores, artesanos, de los medios de comunicación o dedicadas a la ornitología, la
numismática, la heráldica y la filatelia o el avistamiento de asteroides que podrían impactar
contra la tierra; lobbies, como el judío, para la defensa de los intereses de Israel en el
extranjero, o el lobby taurino, para preservar la denominada «fiesta nacional» porque se está
muriendo (en 2007 se celebraron 953 corridas de toros pero en 2014 fueron 398, es decir, un
59% menos), y lo mismo en el caso de los correbous o de los bous al carrer, entre muchos
otros.

RECUADRO 4.23
AYUDAS Y SUBVENCIONES PARA SECTORES CON FUTURO Y SIN FUTURO

PLAN PIVE PARA UNA INDUSTRIA CON FUTURO

En todos los casos las políticas de gasto público y las ayudas y subvenciones plantean un problema: sustraer
recursos públicos para financiar una actividad económica que por sí misma no puede continuar. Los recursos
destinados a tales efectos se originan a través de dos vías, impuestos o endeudamiento, lo que significa que
los contribuyentes (ciudadanos y empresas) indirectamente financian el mantenimiento de puestos de trabajo
de sectores que pasan una mala racha pero que, cuando menos en teoría, una vez superados los problemas
pueden salir a adelante, pero también de otros con problemas que se han agudizado a lo largo de los años y
tienen difícil solución.
La grave situación económica sufrida en los años de la Gran Recesión se tradujo en la caída de las ventas
de vehículos, lo que puso en riesgo la continuidad de miles de puestos de trabajo, tanto en las fábricas
ensambladoras como en las empresas auxiliares, lo que eventualmente conllevaba el riesgo de traducirse en
la deslocalización del sector a otros países con costes salariales más reducidos.
La respuesta del Gobierno para neutralizar los efectos perniciosos fue el Programa de Incentivos al
Vehículo Eficiente (conocido como Plan PIVE, insertado en el marco del Plan de Ahorro y Eficiencia
Energética 2011–2020). La finalidad práctica de este plan era conceder subvenciones para potenciar la
compra de vehículos. A diferencia de sectores que tienen un futuro incierto, el Plan PIVE sirvió para dar
aliento a una industria poderosa pero que temporalmente tenía dificultades.

PLAN DEL CARBÓN PARA UNA INDUSTRIA SIN FUTURO

Las comarcas carboníferas europeas han recibido partidas de gasto público y ayudas y subvenciones de sus
respectivos Estados y de la Unión Europea, a través de diferentes fondos contemplados en los presupuestos
1989-1993, 1994-1999, 2000-2006, 2007-2013 y 2014-2020.
Las regiones de Alemania, Bélgica, España, Francia y Reino Unido las han recibido de sus respectivos
Estados desde mediados del siglo XX y de la UE desde el principio, mientras que las de Hungría, Polonia y
República Checa lo han hecho desde 2004, las de Rumanía desde 2006 y las de Croacia desde 2013.
Las regiones con una mejor posición socioeconómica son, por ese orden, las alemanas y las belgas, a una
mayor distancia las francesas y las británicas, un poco más alejadas las polacas y las húngaras, y a la cola
del todo las checas, croatas, españolas y rumanas.
Las situadas en los primeros puestos han emprendido procesos de reconversión industrial, generado
innovaciones y han internacionalizado al menos una parte de los procesos, pero las más rezagadas se han
limitado a hacer las cosas como siempre, por lo cual, en cuanto se recorten los niveles de gasto y suspendan
las subvenciones al sector del carbón (el 31 de diciembre de 2018) corren el riesgo de ver reducidos sus
indicadores de desarrollo.
En el caso español, la mayor parte de las ayudas y subvenciones estatales las hemos financiado todos, en
los presupuestos generales y en la factura de la luz.

En el segundo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se puso en marcha el Plan


2000E, que sufragaba en hasta 1.500 euros la compra de vehículos (500 por parte del
Ejecutivo central y 1.000 por parte del fabricante), pero a finales del verano de 2012 la crisis
seguía atenazando la economía española y en especial al sector del automóvil, por lo cual, el
1 de octubre entró el Plan PIVE, dotado con 75 millones de euros. La medida bonificaba en
hasta 2.000 euros la compra de un vehículo nuevo y previa entrega de uno con antigüedad
superior a doce años (1.000 aportados por el Ministerio de Industria y 1.000 por el fabricante
– las ayudas obtenidas pagaban impuestos; los 1.000 euros de subvención del Estado se
declaraban en el IRPF en función del balance de rentas y patrimonio del contribuyente), por
ello, además de incentivar el sector se conseguía rejuvenecer el parque automovilístico,
mejorar la seguridad vial y reducir las emisiones de CO2.

Según datos de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción


(Faconauto), más de un 20% de las matriculaciones entre 2013 y 2016 se produjeron gracias
a los planes PIVE, lo que permitió frenar la pérdida de empleos que había sufrido el sector
(50.000 entre 2008 y 2013), y generar 15.000 puestos de trabajo (entre 2013 y 2016).
Además, permitió la retirada de 1.185.000 vehículos antiguos y la reducción de emisiones de
850.000 toneladas de CO2 a la atmósfera. Además, según el Ministerio de Industria, Energía
y Turismo, los PIVE también tuvieron efectos muy relevantes en la producción de vehículos:
España pasó de fabricar 1,9 millones en 2012 a 2,8 millones en 2016, lo que hizo de este país
el octavo productor mundial. El Plan PIVE 8, última edición de la medida, finalizó el 31 de
julio de 2016 y estuvo dotado con 225 millones de euros.
En el caso de la industria del automóvil las ayudas tuvieron un impacto positivo porque
una vez superados los problemas pudo seguir, pero en los casos de los astilleros y la minería
del carbón, no. En todos los casos se debe tener presente que en economía nada es gratis.
Así que la próxima vez que algún colectivo organice multitudinarias marchas, cierre
carreteras o genere ruido mediático, pensemos en qué tan dispuestos estamos a satisfacer los
reclamos porque de una u otra manera los recursos saldrán de nuestros bolsillos. Las
demandas de los colectivos interesados se sustentan en argumentos más o menos legítimos y
justificados, pero siempre se trata de intereses muy particulares que benefician a una pequeña
parte de la población. Por último, cuando se trata de gasto público o ayudas y subvenciones
las demandas no distinguen ideologías. Hay colectivos de derecha y de izquierda, de
poderosos empresarios y de obreros, y todos parecen coincidir en la máxima de… «¡qué hay
de lo mío!».
A lo largo de todo este libro hemos defendido que dado que los recursos son escasos hay
que emplearlos de la mejor manera posible, y en el caso de las subvenciones es
especialmente importante hacerlo con diligencia y buen criterio. Según la Agencia
Internacional de la Energía (AIE, creada en 1974 para asesorar a los países miembros – 28
en la actualidad), las subvenciones destinadas a la generación de energía altamente
contaminante (carbón, petróleo y gas) alcanzó los 224.000 millones de euros, mientras que en
el caso de las renovables fue de 41.000 millones (publicado en el World Energy Outlook
2016, disponible en: http://www.iea.org/). En la cumbre de Pittsburgh del G-20, celebrada el
24 y 25 de septiembre de 2009, los países asistentes acordaron reducir estas ayudas, pero
ninguno lo ha cumplido. España tampoco, y por lo visto no está muy dispuesta a hacerlo
porque el 25 de mayo de 2016 la Comisión Europea dio el visto bueno para que destinara
2.130 millones de euros «[…] para facilitar el cierre ordenado de un total de 26 minas de
carbón “no competitivas”, de aquí hasta 2018». Así, el 3 de junio de 2016 en Consejo de
Ministros se hicieron efectivos los primeros 1.000 millones de euros en ayudas a las cuencas
mineras. Para darnos una idea, esta cantidad supera a la suma de lo que el Gobierno gasta en
turismo y en el Plan Avanza (creado para fomentar la internacionalización de la economía e
impulsar la sociedad de la información y el conocimiento). En este caso, la diligencia y el
buen criterio, como diría el historiador Tácito, «han brillado por su ausencia» (Anales, 3.76).

RECUADRO 4.24
SUBVENCIONES Y APERTURA DE LOS MEDIOS PÚBLICOS EN EUROPA

Todos los Estados europeos han reservado frecuencias y han provisto ayudas y subvenciones para los
operadores públicos, en concordancia con el hecho de que los medios públicos han estado presentes
desde hace varias décadas en el panorama audiovisual europeo. Hasta principios de la década de los
ochenta, en la mayoría de los Estados (aparte de Italia, Luxemburgo y Reino Unido) los operadores públicos
mantuvieron monopolios nacionales, y hubo algunos medios públicos, como la BBC en Reino Unido, NRK en
Noruega, SVT en Suecia o DR en Dinamarca, que no admitieron publicidad en la televisión pública desde sus
inicios. Y en aquellos Estados en donde hubo mercados emergentes para los nuevos medios comerciales,
una férrea regulación se ocupó de mantenerlos dentro de unos límites, lo que evitó su proliferación.
Pero entre finales de los setenta hasta principios de los ochenta los operadores privados aparecieron en
Europa (el último país fue Austria, en 2007) como una respuesta a una necesidad continua de apoyar la
provisión del servicio público, basada en los objetivos democráticos de pluralismo y responsabilidad social,
conjuntamente con una alternativa que proveyera mayores posibilidades de elección para las audiencias
europeas.
En cuanto a su financiación, los medios públicos europeos están divididos, bien mediante la aplicación de
un canon o tasa anual, que ronda como media los 200 euros (como ocurre en Reino Unido, Francia,
Alemania y los países nórdicos) o mediante la subvención directa del Estado, mediante una partida dentro
de los presupuestos generales, como ocurre en España, Portugal y más recientemente en Holanda. En
cualquier caso, ninguno de los supuestos anteriores implica la exclusión de la publicidad de la televisión
pública a menos que expresamente esté estipulado. Los sistemas mediáticos en Europa se dividen en
sistemas públicos y sistemas privados o comerciales. Las etapas que han experimentado se pueden ver en
el siguiente cuadro.

Etapas de los medios públicos

En sus orígenes, la mayoría de los medios públicos en Europa se basaron en un sistema mixto de
financiación con el objetivo de minimizar la dependencia unilateral en los actores políticos o intereses
comerciales que pudieran existir. Hasta mediados de la década de los ochenta la limitación de las
frecuencias analógicas disponibles hizo que los gobiernos avalaran la continuidad del servicio público en aras
de garantizar la información objetiva e imparcial, la educación y el bien común. Por otro lado, el rápido
desarrollo de los medios privados en Estados Unidos impulsó a los países europeos a establecer acuerdos
entre el Estado y los grupos empresariales privados.

¿Qué son las curvas de reacción?


Las curvas de reacción: i) son funciones decrecientes sobre la cantidad esperada a
producir; ii) indican lo que cada empresa producirá dado el nivel de producción de sus
competidores, y iii) en equilibrio cada empresa decidirá su nivel de producción de acuerdo a
su propia curva de reacción. Se llega al equilibrio de Cournot cuando las dos empresas
aciertan en sus expectativas sobre la cantidad que producirá la competidora y en base a ello
fijan su propio nivel de producción. Por tanto, el equilibrio de Cournot es un ejemplo de
equilibrio de Nash.

RECUADRO 4.25
EQUILIBRIO DE UNA MENTE MARAVILLOSA

El equilibrio de Nash parte del principio de que todo lo que un agente económico gana/pierde equivale a lo
que otro pierde/gana, pero globalmente la economía se mantiene igual. En su tesis de doctorado (1951)
John F. Nash (economista que inspiró la película Una mente maravillosa, interpretada por Russell Crowe)
formuló que: i) una combinación de estrategias (una por cada participante) encontrará el equilibrio si ninguno
puede aumentar sus ganancias por un cambio de parecer unilateral; ii) cada participante llevará a cabo su
estrategia sin posibilidad de incurrir en errores; iii) cada participante determinará su estrategia en base a lo
que cree que los otros harán, y iv) todos los participantes respetan las reglas previamente pactadas.
En el buscador de YouTube está disponible el vídeo Teoría del equilibrio de Nash, un breve corte de la
película. La escena se desarrolla en un bar donde está Nash concentrado en sus papeles cuando de repente
llegan sus compañeros de universidad. En un momento dado entra una despampanante rubia acompañada
de amigas y acto seguido los jóvenes doctorandos se ponen a pensar en la mejor manera de abordarlas. El
diálogo es el siguiente:
Colega 1: Recordar las lecciones de Adam Smith, el padre de la economía moderna: «En la competencia,
la ambición individual beneficia al bien común».
Colega 2: Entonces, ¡sálvese quien pueda!
Colega 3: ¡Y a los que dé calabazas les tocará sus amigas!
Colega 1: Sí, claro, ¡más vale rubia en mano que morenas volando!
Colega 2: Ojo, disimula, ¡creo que está mirando hacia aquí! ¡Está mirando a Nash!
Colega 1: ¡Oh, por dios…! Bueno, puede que parta con ventaja pero en cuanto abra la boca…
Nash: Adam Smith se equivocaba.
Colega 1: ¿De qué estás hablando?

Nash: Si la atacamos todos, nos obstaculizamos y ninguno de nosotros se la lleva. Así que vamos a por
las amigas, pero nos ignoran porque a nadie le gusta ser el segundo plato. Pero, si nadie va a por la
rubia no nos obstaculizamos y no ofendemos a las otras chicas. ¡Victoria asegurada!

Adam Smith dijo que para lograr el mejor resultado cada miembro del grupo debe hacer lo mejor para él.
¡Incompleto, incompleto! Porque para conseguir el mejor resultado cada miembro del grupo debe hacer
lo mejor para él mismo y para el grupo. ¡La dinámica rectora caballeros, Adam Smith se equivocó!
Esta gran aportación se tradujo en dos trabajos («Equilibrium Points in n-Person Games», de 1950, y «Non-
Cooperative Games», de 1951) que en 1994 le darían el Premio Nobel de Economía. A lo largo de su vida
recibió muchos premios, el último de los cuales fue el Premio Abel por sus contribuciones en el desarrollo de
las ecuaciones diferenciales parciales. El profesor Nash y su esposa Alicia murieron el 23 de mayo de 2015
en un accidente de tráfico, cuando volvían a casa después de haber recibido el Premio Abel en Noruega
(dado que no se concede un Nobel en Matemáticas, este es su equivalente).

¿Cuál es la diferencia entre un cártel y un monopolio?


En la práctica hay dos características que diferencian al cártel del monopolio: i) raras
veces los cárteles controlan todo el mercado, por lo que deberán adoptar decisiones
estratégicas, y ii) el cártel no representa los intereses de una única empresa, sino de varias,
por lo cual alguna de ellas puede estar tentada a no cumplir los acuerdos y decida ofrecer su
producto a un precio más reducido para ganar una mayor cuota de mercado. Por lo anterior,
los cárteles no suelen perdurar en el tiempo, pero sí se logra que todos los miembros
obedezcan los acuerdos alcanzados, además es necesario que el conjunto de empresas
concentren suficiente poder de mercado.

RECUADRO 4.26
STANDARD OIL, PARADIGMA DE CÁRTEL

A finales del siglo XIX prosperó el cártel más poderoso de Estados Unidos, dirigido por el magnate John D.
Rockefeller. Debido a las oscilaciones del mercado, en la década de 1870 el barril de crudo alcanzó los 13
dólares y llegó a bajar hasta los 10 centavos. En 1879, con un capital de 4.000 dólares Rockefeller fundó
Standard Oil, entonces una más de las refinerías que luchaban por sobrevivir en Pensilvania. Lo que
marcaba la diferencia entre ellas eran los costes de transporte. Mediante la conspiración llamada South
Improvement Company, Rockefeller hizo un pacto secreto con tres compañías de ferrocarril: a cambio de
tarifas preferenciales, estas participarían en la comercialización del petróleo. Los tribunales reconocieron que
el pacto era ilegal, pero antes de que la sentencia se hiciese firme Rockefeller se había apropiado de 22 de
los 26 competidores (llegó a poseer 53 refinerías). Gracias a las economías de escala, Standard Oil logró
reducir en dos terceras partes el coste del refino, de 1,5 centavos a 0,5 por galón. Para 1872 Rockefeller
controlaba el 10% de la industria y para principios de 1881 refinaba el 90% de todo el petróleo que se extraía
en el país.
Controlaba todo el proceso, desde la fabricación de los barriles, vagones de ferrocarril y oleoductos, hasta la
exploración y extracción del petróleo. Con ello eliminó a los intermediarios independientes. El 15 de mayo de
1911, después de 21 años de litigios, el Tribunal Supremo sentenció que Standard Oil era un cártel, tras lo
cual ordenó su disolución (se dividió en 32 compañías). En ese año la fortuna de Rockefeller ascendía a
unos 300 millones de dólares, pero dos años más tarde su fortuna había ascendido a más de 900 millones.
La pregunta obligada es ¿cuánto dinero eran 900 millones en 1913? Baste decir que el presupuesto federal
de Estados Unidos en ese año ascendió a 715 millones de dólares.
Al final Standard Oil terminó por desaparecer por dos motivos: i) por las disposiciones señaladas en la Ley
Sherman Antimonopolio («Sherman Antitrust Act», de 1890), y ii) por la información que desveló la
periodista Ida Tarbell sobre las diversas formas depreciables con las que operaba el cártel. Cuando
Theodore Roosevelt llegó a la Casa Blanca necesitaba dar un escarmiento a los cárteles, para lo cual echó
mano de los trabajos de Tarbell. Rockefeller, uno de los hombres más odiados, no comprendía por qué le
atacaban, cuando a su parecer Roosevelt le debía mucho, para empezar los 250.000 dólares que había
donado a su campaña presidencial.

¿Qué es la prima de riesgo?


La prima de riesgo es el dinero que los Estados tienen que pagar para que a los inversores
en bonos les compense apartar sus temores derivados del elevado déficit o por los problemas
de crecimiento de las economías. Así, los Estados realizan emisiones a través de subastas en
el mercado primario de deuda soberana a un precio (o interés) que oscila en función de la
demanda o el plazo de vencimiento de los títulos, pero que no cambia a lo largo de su
vigencia. Los títulos a corto plazo pueden ser de 3, 6, 12 o 18 meses, y los de largo plazo de
3, 5, 10, 15 y 30 años. Cuanto mayor es el plazo, se exige una mayor rentabilidad porque
durante el tiempo pactado los inversores no podrán disponer del dinero. Su funcionamiento
es como sigue: supongamos que el bono español a 10 años paga un interés del 1,2%, lo que
significa que por cada 100 euros que un inversor compra de bonos recibirá 1,2 euros anuales,
y al término de los 10 años se le devolverá el 100% de su inversión.
Es un mercado de oferta y demanda. En tiempos de vicisitudes económicas los inversores
prefieren la seguridad que da, por ejemplo, el bund alemán o los bonos suizo o danés,
paradigmas de fortaleza, pero a cambio el Tesoro alemán, suizo o danés ofrecerán una
rentabilidad muy baja, nula o incluso pueden llegar a cobrar por ser activos refugio. Por
ejemplo: i) a finales de febrero de 2015 los sistemas financieros suizo y danés cobraban un
0,75% por guardar depósitos, y ii) los bonos de deuda hasta 6 años de Alemania y
Dinamarca, y hasta 15 años en el caso de los suizos, tenían tipos negativos. Por el contrario,
las economías con necesidades más urgentes de financiación tienen que ofrecer un mayor
interés, pero en algunos casos la desconfianza de los mercados puede ser tan elevada que
simplemente les ignoren y entonces el país tendrá que solicitar un rescate, como lo hizo
Grecia.

RECUADRO 4.27
TRAGEDIA GRIEGA EN DOS ACTOS

1er Acto – ¡Cómo empezó todo!


El 19 y 20 de julio de 2011 fueron días de infarto: en la reunión del Eurogrupo se decidió si finalmente la
economía griega sería rescatada. ¿Cómo empezó todo?
Mientras que los daneses, alemanes y húngaros se jubilaban a los 65 años, los austriacos y los griegos lo
hacían a los 61. De hecho, solo los italianos se jubilaban antes, a los 57 años. Pero todo empezó a cambiar
el 8 de febrero de 2010, cuando el entonces ministro griego de trabajo Andreas Loverdos anunció que la
fiesta se había terminado y que, a partir de entonces, los hombres se jubilarían a los 65 y las mujeres a los
60, lo que significaba que aún con los cambios se retirarían antes que el resto de trabajadores europeos. El
dispendio de los griegos iba aún más allá en el caso de los trabajadores ferroviarios. El salario medio en este
sector superaba los 66.000 euros al año, y encima se podían jubilar entre los 50 y los 55 años. Otros oficios
en semejantes condiciones eran los masajistas, las peluqueras, los camareros…, así hasta conformar un
elenco de profesionales que ejercían empleos considerados de «alto riesgo».
Cuando la economía griega dio fuertes señales de debilidad salieron a la luz varios ejemplos de cómo
habían funcionado las cosas en este país. El 5 de junio de 2011 la ministra de trabajo Luka Katseli denunció
sendos fraudes cometidos contra las arcas del Estado. Por ejemplo, que los familiares de unos 4.500
funcionarios fallecidos seguían cobrando la pensión, que más de 18.000 personas habían cobrado el
subsidio por desempleo sin haber tenido derecho a ello y que algo más de 9.000 jubilados con más de 100
años de edad seguían cobrando una pensión.
Tanta generosidad del Estado tuvo su precio. Según Eurostat, al cierre de 2010 el déficit público griego
ascendió al 10,5% del PIB (la previsión era que no superase el 9,4%) y en 2012 su deuda superó el 160% del
PIB. Con estos datos, la reacción del mercado fue muy intensa. Por ejemplo, los jóvenes griegos (de entre 18
a 25 años) que conseguían empleo recibirían un 20% menos de lo pactado en los convenios colectivos (lo
que significaba que recibirían 592 en lugar de 839 euros, y que podrían ser despedidos sin compensaciones
durante los primeros tres años).

2o Acto – primer y segundo rescate

La mala gestión de los recursos se cobró una dolorosa factura. Los miembros del Eurogrupo coincidieron en
que había que actuar con rapidez en el rescate de Grecia o de lo contrario el problema terminaría por hacer
metástasis en otras economías de la Unión Europea. Así, el 2 de mayo de 2010 acordaron conceder 110.000
millones de euros, de los cuales, los miembros de la Eurozona aportarían 80.000 millones (España daría
9.742 millones, correspondientes al 12,24% del total) y los restantes 30.000 millones los pondría el FMI.
Entonces los préstamos se hacían a un tipo del 9%, pero dadas las urgentes condiciones en este caso se
negociaron a un tipo cercano al 5%.

Cuando se concedió el primer rescate se suponía que los 110.000 millones de euros serían suficientes para
reflotar la economía, pero no fue así. En la reunión urgente del Eurogrupo celebrada el 2 y 3 de julio se
acordó agilizar el pago del quinto tramo del primer rescate (de 12.000 millones de euros) para que los griegos
pudieran hacer frente a sus necesidades más apremiantes, pero el presidente del Eurogrupo Jean-Claude
Juncker y sus colegas coincidieron en que habría que negociar un segundo rescate, cifrado en unos 105.000
millones de euros más (80.000 los pondrán los miembros de la Eurozona y el FMI y los restantes 25.000
inversores privados).

Hasta el cierre de 2010 (es decir, hasta antes de que Grecia hubiera recibido el dinero del segundo rescate)
este país tenía una deuda de 326.000 millones de euros, repartidos como sigue: 12% de dinero aportado por
el FMI y la Unión Europea, 15% por bancos extranjeros, 15% por empresas helenas y el restante repartido
entre un heterogéneo grupo conformado por particulares, fondos de inversión y empresas. En el renglón
específico de la exposición bancaria, las entidades financieras francesas acumulaban un total de 59.400
millones de euros, 40.300 las alemanas, 12.100 las británicas y 10.700 las portuguesas. A partir de entonces
la economía helena perdió la soberanía y serían otros los que decidieran.

Una vez que han sido emitidos, los bonos se pueden intercambiar libremente en los
mercados secundarios de deuda a un interés que varía en función de la demanda. Cada país
tiene su propio mercado, pero hay una interdependencia entre todos. Por ejemplo, si el bund
se vende en el mercado secundario al 1,1% frente al 7,3% que piden por los de Portugal,
significa que la prima es de 6,2 puntos porcentuales o 620 puntos básicos. Efectivamente,
Alemania pagará 1,1 euros por cada 100 euros de deuda a 10 años que emite para su
financiación, mientras que los inversores le exigirán a Portugal bastante más por el riesgo
que tienen que asumir. Si se multiplica la diferencia por las decenas de miles de millones de
deuda que cada año emite un país para financiarse, la cifra puede ser inmensa.
Dado el escenario de extrema volatilidad que ha sufrido la economía europea en los
últimos años, en algún momento se planteó la posibilidad de crear eurobonos que estuvieran
avalados por todos los países que comparten el euro. Sin embargo, la canciller Merkel se
opuso a su creación porque ello hubiera significado que la economía alemana avalaría las
economías de los países con problemas. En todo caso, 23 países europeos se han puesto de
acuerdo sobre las normas de disciplina fiscal, propuestas por Alemania y Francia para limitar
el déficit, la conocida como regla de oro, pero en términos generales ha prevalecido la falta
de consenso.

NOTA 4.21
CALIFICACIÓN DE LOS ACTIVOS

Los bonos de deuda soberana (y también de acciones de empresas) están sujetos a la calificación de tres
agencias especializadas, Standard & Poor’s, Fitch y Moody’s. En el pasado reciente los criterios
empleados han sido puestos en entredicho (resumidos en los índices de rating, tales como el historial de
pago de las emisiones de los valores, las perspectivas que afronta y los riesgos que hay que asumir) por el
cúmulo de errores cometidos en el pasado (en el verano de 2008 algunos paquetes de créditos hipotecarios
fueron calificados con las máximas puntuaciones cuando a la postre quedó de manifiesto que eran créditos
basura – p.e. las hipotecas subprime).

Calificación de los activos según agencia


Asimismo, para tener una idea global y esquematizada de la situación en los peores momentos de la Gran
Recesión, tanto en la UE como en España, en el buscador de El País están disponibles estos dos
documentos. El primero es Evolución histórica de la prima de riesgo de España entre 1993 y 2012,
cuando alcanzó los 610 puntos básicos. El segundo es Primas de España, Italia y Portugal, una visión
gráfica entre enero de 2010 y febrero de 2015, y donde se muestra el punto máximo (histórico) alcanzado por
la prima de riesgo de cada uno de estos países: i) Italia, 552,5; ii) España, 638,4, y iii) Portugal, 1.560.
En el caso de los países, las agencias de calificación emiten sus dictámenes sin que medie transacción entre
ellas y los gobiernos, lo que significa que los segundos no pagan para que sus economías sean calificadas,
pero en el caso de las ciudades es distinto.
El 5 de octubre de 2015 el Ayuntamiento de Madrid, encabezado por Manuela Carmena, anunció que dejaría
de contratar los servicios de Fitch y Standard & Poor’s (S&P), cuya factura ascendía a 107.521 euros al año
(50.469 para la primera y 56.481 para la segunda). El gobierno local argumentó esta decisión en que en el
futuro no emitiría deuda, no emprendería obras públicas de gran envergadura ni contrataría nuevos
préstamos, por lo cual no necesitaría ser calificada. En virtud de lo anterior surge la pregunta, ¿realmente
son necesarias estas agencias?
Hay criterios a favor y en contra. En el primer caso, si bien se reconoce que en el pasado las agencias
hicieron meridianamente mal su trabajo, lo cierto es que son necesarias porque gracias a su permanente
vigilancia los gobiernos tratan de mantener las cuentas lo más saneadas posible y evitan endeudarse más
allá de lo necesario. Y en el segundo, los dictámenes que emiten las agencias están muy lejos de ser
infalibles, y desde luego no operan con transparencia. La prueba más contundente es que en los días previos
a la caída del banco Lehman Brothers las tres grandes agencias lo habían calificado con la máxima nota. Por
otra parte, algunos consideran que a raíz de la última crisis económica y financiera las instituciones (públicas
y privadas) han mejorado la calidad de sus auditorías internas y a día de hoy es posible disponer de
información bastante fiable sobre el estado financiero sin necesidad de acudir a Fitch o Standard & Poor’s.
Para conocer el dato más reciente de la prima de riesgo en los países de la Eurozona, véase Infobolsa:
http://www.infobolsa.es/primas-riesgo

¿Cómo ocurrió la crisis de las subprime?


Los orígenes de la crisis de las subprime en Estados Unidos se remontan a 1938. Como
parte del New Deal el presidente Franklin Delano Roosevelt fundó Fannie Mae con el
interés de inyectar capital público al mercado inmobiliario, y entre 1938 y 1968 (durante 30
años) operó como monopolio. En el marco de la Ley Urgente para la Financiación de la
Vivienda («Emergency Home Finance Act») en 1970 el gobierno de Estados Unidos creó
Freddie Mac, otro poderoso competidor en el mercado hipotecario. La Asociación Nacional
Federal Hipotecaria (FNMA, por sus siglas en inglés, o Fannie Mae) y la Corporación
Federal Hipotecaria de Préstamos de Vivienda (FHLMC, por sus siglas en inglés, o Freddie
Mac) fueron creadas como organizaciones híbridas, es decir, empresas privadas pero con
respaldo del gobierno (técnicamente se les conoce como Government Sponsered Enterprises,
empresas con patrocinio gubernamental).
Su mecanismo de actuación se centraba en la compraventa de hipotecas en el mercado
secundario. Asimismo, unas hipotecas estaban apalancadas en otras hipotecas, con la garantía
de que tanto el principal como el interés siempre serían pagados. Las operaciones que
ejecutaban Fannie Mae y Freddie Mac no contenían explícitamente la garantía del gobierno
federal pero en la práctica estaba implícita, por lo cual las instituciones de inversión
compraban los préstamos sin el menor atisbo de desconfianza. Entre las dos concentraban en
torno al 50% del mercado hipotecario.
Sobre las operaciones de Fannie Mae y Freddie Mac siempre sobrevoló el clientelismo y
la corrupción. Las investigaciones posteriores desvelaron los intereses que subyacían entre
estas y políticos tan destacados como Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de
Representantes, y otros influyentes congresistas miembros de comités responsables de
regular las actividades financieras, como Barney Frank, Christopher Dodd y Maxine Waters.
Ahora sabemos que debido al grave conflicto de intereses y a la colusión entre los políticos y
los gestores, los organismos estaban impedidos para supervisar correctamente las operaciones
de Fannie y Freddie. Pero su quiebra también obedeció a cuestiones de diversa índole.

NOTA 4.22
MARCO REGULADOR DE LA CRISIS DE LAS SUBPRIME

En el marco de la Ley de Reinversión Comunitaria («Community Reinvestment Act», promovida por Jimmy
Carter en 1977 y enmendada en 1995 por iniciativa de William Clinton), el Gobierno presionó a los bancos
para que concedieran préstamos hipotecarios a personas de bajos recursos y a miembros de las minorías
étnicas (principalmente afroamericanos e hispanos). De hecho, uno de los principales objetivos de las
agencias federales reguladoras era el de identificar (y en su caso sancionar) a los bancos que no la
cumplieran. Las entidades, que obviamente no querían ser tildadas de racistas, concedieron préstamos a
personas con perfiles catalogados por debajo de los mínimos de seguridad.
A raíz del escándalo de Enron, en 2002 fue promovida la Sarbanes-Oxley Act para reformar las reglas sobre
las acciones cotizadas, con el objetivo de: i) en adelante las empresas tendrían que registrar sus activos de
acuerdo al precio circunstancial del mercado y no al valor real, estimado por el sistema de costes
históricos, y ii) adoptar el criterio marcar a mercado en los préstamos hipotecarios, craso error, porque en
adelante las instituciones financieras tendrían que reflejar como pasivos los préstamos cuyos bienes estaban
tasados en una cantidad inferior al dinero prestado, aunque en la práctica la operación aún no estaba
asentada en los libros contables, lo que podría parecer que compañías solventes figurasen como si no lo
fueran.
Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 (11-S) hubo una rápida expansión del crédito. Como
respuesta a los ataques terroristas y la consecuente contracción del mercado, la FED redujo los tipos de
interés hasta el 1%. En ese entonces un medio popular de financiación hipotecaria eran los denominados
préstamos subprime, es decir, aquellos con una calificación inferior a 620 puntos (cuando lo aceptable era a
partir de 800 puntos). Durante los primeros años de la vida de estos créditos los intereses eran artificialmente
bajos, pero a partir del quinto o sexto año las tasas subían por encima de los créditos hipotecarios ordinarios.
Las cosas funcionarían mientras los intereses se mantuvieran en mínimos porque los hipotecados podrían
hacer frente a sus deudas, pero todo cambiaría con la subida de los tipos.

Efectivamente, el esquema empezó a mostrar señas de agotamiento a mediados de 2007.


La primera noticia se produjo el 3 de agosto, con la declaración de suspensión de pagos del
American Home Mortgage, décimo banco hipotecario estadounidense. Luego vendría la
nacionalización del banco británico Northern Rock el 17 de febrero de 2008 (unas semanas
antes el gobierno de Gordon Brown le había inyectado el equivalente a 32.000 millones de
euros) y la decisión de la FED de intervenir Bear Stearns (el 14 de marzo), IndyMac Bank (el
11 de julio) y Fannie Mae y Freddie Mac (el 7 de septiembre). Finalmente, el 15 de
septiembre de 2008 la crisis estalló formalmente, cuando el gigante Lehman Brothers (cuarto
banco de Estados Unidos) se declaró en quiebra, dejando tras de sí 158 años de actividad
ininterrumpida, y el Bank of America rescató Merrill Lynch por 44.000 millones de dólares.
En los días sucesivos la FED rescató a la aseguradora American International Group (AIG, el
día 16), un día después HBOS (sociedad matriz de Bank of Scotland, primera hipotecaria de
Reino Unido) fue rescatada por el banco Lloyds, el 18 el Banco de Inglaterra prohibió las
operaciones en corto como un intento para poner un cerco a la especulación (el día siguiente
la Fed hizo lo mismo en Estados Unidos) y el 26 JP Morgan rescató Washington Mutual
(WaMu) por 1.900 millones de dólares.
En el ínterin, el 20 de septiembre el entonces secretario del Tesoro, Henry Paulson,
anunció un plan de rescate del gobierno por 700.000 millones de dólares. Para alejar el riesgo
de que los depositantes acudieran masivamente a retirar sus fondos, el 30 de ese mes Irlanda
se desmarcó del criterio dominante en el Eurogrupo y anunció que garantizaría el 100% de
los depósitos, el 3 de octubre el gobierno británico hizo lo propio al anunciar que los
garantizaría hasta 50.000 euros, el 5 el gobierno de Angela Merkel lo hizo por el 100% y el 7
de octubre fue el turno del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, al garantizar los
depósitos hasta 100.000 euros por cuenta (en cualquier caso, cuando un Estado se
compromete a garantizar los depósitos debe cumplir lo establecido, aunque no tiene que
responsabilizarse más allá – una cuestión es garantizar los saldos de tesorería y otro las
inversiones). El año terminó con dos noticias más. El 1 de diciembre el London Scottish Bank
se declaró en quiebra y el 13 del mismo mes se denunció el fraude orquestado por Bernard L.
Madoff y su empresa Bernard L. Madoff Investment Securities (creada en 1960), por una
suma cercana a los 37.500 millones de euros. Hasta febrero de 2009 las principales entidades
bancarias objeto de ayudas públicas fueron (las cifras son en miles de millones de euros):
Commerz (18,2), Fortis (26,2), Dexia (6,4), BNP Paribas (5,1), Société Générale (3,4), Crédit
Agricol (6,0), ING (10,0), The Royal Bank of Scotland (12,5), Lloyds (5,7), HBOS (12,0),
UBS (4,0), Goldman Sachs (7,2), Wells Fargo (18,0) y Morgan Stanley (7,2). Asimismo,
algunas de las entidades que fueron adquiridas por otras fueron Merrill Lynch, Countrywide,
Wachovia, Washington Mutual, Bear Stearns y Dresdner Bank, entre otros.
En ese momento la opinión pública española aún ignoraba el estado real del sistema
financiero del país. El 11 de septiembre de 2007 el presidente Rodríguez Zapatero
consideró que en adelante España participaría en la «Champions League de las economías
mundiales». A la luz de la escalada de quiebras y fusiones que vendrían, estaba claro que se
equivocaba. A la postre comprobaríamos que, en efecto, el sistema tuvo que ser rescatado,
aunque el presidente Mariano Rajoy nunca lo reconozca, negarlo es inútil: solo por este
concepto, cada ciudadano español adquirió una deuda en torno a los 2.200 euros. Visto lo
anterior, hay algunas lecciones que deberíamos aprender:
• En primer lugar, es necesario neutralizar los incentivos perversos que tuvieron los
agentes para deliberadamente conceder créditos hipotecarios a personas con dudosa
solvencia financiera. Y asimismo, evitar que los agentes incurran en riesgo moral.
• Una vez más se constata la necesidad de que haya una correcta regulación de todos
los agentes que participan en el mercado.
• La práctica tan extendida durante esta crisis de privatizar las ganancias pero socializar
las pérdidas es inaceptable.

NOTA 4.23
JÜRGEN HABERMAS SOBRE LA OPINIÓN PÚBLICA Y LA OPINIÓN
PUBLICADA

En toda democracia legítima tiene que haber una seria oposición y una prensa libre e independiente. Pero
según Paul Rutherford («Endless Propaganda: The Advertising of Public Goods», de 2000) en la práctica
resulta que los medios o bien son estatales o privados, y en ambos casos puede ocurrir que estén al servicio
de los gobiernos. Esto se puede evitar si los propios periodistas se vigilan a sí mismos, en particular en lo
relativo a las ayudas y subvenciones que sus medios reciben.
El filósofo Jürgen Habermas se ha interesado en el tema de la censura encubierta (en cuando menos dos
ocasiones lo ha tratado: «The Structural Transformation of the Public Sphere: An Inquiry into a category of
Bourgeois Society», de 1991, y «Further Reflections on the Public Sphere», publicado en Habermas and the
Public Sphere, de 1992) e indica que se produce a través de tres formas: i) los medios se mantienen por la
publicidad, por ello nunca criticarán a una institución que les pague; ii) cuando los medios tratan con mayor
rigor a las instituciones ajenas que a las que tienen vínculos con su empresa o al partido político más afín, y
iii) la expresión “opinión pública” sirve para legitimar a los medios del poder, por lo cual, al final la opinión
pública termina siendo la opinión publicada. El profesor Habermas dice que la opinión pública debería ser
el resultado de la opinión de la sociedad, aunque reconoce que en realidad los medios solo publican lo que
les interesa o garantiza audiencia. Así, en países de baja calidad democrática los periodistas ganan más por
lo que no dicen que por lo que dicen.

¿Cuáles son las diferencias entre el IPC y el Deflactor del PIB?


El Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) y el Deflactor del Producto Interno Bruto (PIB)
son índices que miden los precios agregados de un país, pero presentan algunas diferencias:
i) el IPC únicamente incluye el precio de los bienes destinados a consumo final, mientras que
el Deflactor incluye el precio de todos los bienes y servicios que se producen en el país (p.e.
productos intermedios y bienes de capital, entre otros); ii) los precios de los bienes
importados se incluyen en el IPC, pero no en el PIB, al no ser producidos en el país; iii) el
IPC se pondera por los hábitos de consumo de los años anteriores al período que se compara,
pero el Deflactor se pondera a partir de la producción del ejercicio corriente; iv) el IPC es
más adecuado para determinar cuánto suben los precios para los individuos y las familias,
dado que estos comprenden básicamente bienes de consumo, y v) el Deflactor es más
adecuado para comparar si los productos de un país se están encareciendo respecto de los del
extranjero.

¿Qué son las externalidades negativas?


Una externalidad negativa es un coste que recae sobre individuos que no participan
directamente en la producción o el consumo y que no reciben compensación alguna por ello.
Para analizar los efectos de una externalidad de este tipo, el primer paso es definir el coste
privado y diferenciarlo del coste social de un bien. Para los agentes económicos el coste
marginal privado o coste privado es el aumento en los costes de producción en una unidad
adicional de un bien y constituye la curva de oferta de este. El coste marginal social o
coste social es el coste de producción de un bien para toda la sociedad, luego incluye el coste
privado del bien para la empresa productora y todas las externalidades de producción que
afectan a terceros. Si surge una externalidad negativa de producción, el coste social será la
suma del coste marginal privado más el coste marginal externo o daño marginal. El coste
marginal externo o daño marginal externo es el perjuicio o coste soportado por terceros o
externos como consecuencia de la producción de un bien.

RECUADRO 4.28
«VENDRÁN A EXPLOTARNOS, PERO AL MENOS NOS DARÁN DE COMER»

Aznalcóllar es un municipio de la provincia de Sevilla y donde habitan algo más de 6.000 personas. La
principal actividad económica ha sido la minería especializada en la explotación de pirita y en menor medida
la agricultura. El nombre original de la mina era Andaluza de Piritas. Empezó a funcionar en 1979 con capital
del Banco Central pero en agosto de 1987 fue vendida a la empresa sueca Boliden AB. El complejo minero
abarca una extensión de 950 hectáreas de superficie, tiene unas reservas y recursos probables de 80
millones de toneladas de sulfuros polimetálicos (cobre, plomo y cinc, y en menor medida de oro y plata) y en
su mejor momento dio empleo a 1.300 trabajadores.
Las cosas en la región avanzaban razonablemente pero todo cambió el 25 de abril de 1998 al romperse la
balsa de decantación de la mina, tras lo cual se vertieron residuos tóxicos sobre el Parque Nacional y
Natural de Doñana. Para evitar daños mayores las autoridades ordenaron el cierre de la mina, lo que
provocó que todos los trabajadores perdieran su empleo (los años de la Gran Recesión solo empeoraron las
cosas). Esta es una de las peores catástrofes ecológicas producidas en España.
El grave deterioro socioeconómico producido a lo largo de casi dos décadas llevó a Juan José Fernández,
alcalde de la localidad y uno de los últimos mineros de Boliden, a dar la voz de alarma: «Aznalcóllar se
muere de hambre». Según él, en 2015, 600 familias vivían con recursos muy limitados y otras 300 lo hacían
por debajo del umbral de pobreza (tenía una tasa de desempleo del 32%). Tras años de negociación, en
diciembre de 2013 el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó el decreto que amparaba la
reapertura de la mina y se procedió a sentar las bases del concurso de licitación lanzado a nivel
internacional. En febrero de 2015 se hizo público el nombre del ganador, la alianza Minorbis/Grupo México
y con el respaldo del banco de inversiones canadiense Forbes & Manhattan, pero Emerita, empresa
contrincante y perdedora, denunció que hubo irregularidades en el procedimiento. La denuncia fue admitida
en el juzgado 3 de Instrucción de Sevilla, y luego de abrir una investigación la juez Patricia Fernández imputó
a siete cargos directamente implicados en la operación.
A continuación, el 19 de julio de 2015 la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) hizo público
un informe (resultado de la inspección ocular, reportaje fotográfico incluido, y el análisis de siete muestras de
agua y dos de tierra) donde se certificaba que los daños directos provocados por el vertido sobre el río Agrio
en 1998 aún estaban presentes. El informe también estaba firmado por la Policía Científica, el Servicio de
Protección de la Naturaleza (Seprona), el Instituto Nacional de Toxicología y dos especialistas designados
por la Junta de Andalucía, pero fue ignorado, y sin esperar a que hubiera resolución judicial la Junta reabrió
la mina y la entregó a la empresa concesionaria. El 10 de noviembre de 2015 la magistrada archivó el caso al
no apreciar delito de prevaricación. En cuanto se supo la noticia Aznalcóllar estalló pletórico de alegría.
Luego de tantas vicisitudes y una vez superado el riesgo de que Grupo México en un momento desistiera
continuar con el proyecto, el alcalde bramó: «Vendrán a explotarnos, pero al menos nos darán de comer». De
nada sirvieron las voces de alerta lanzadas por los grupos ambientalistas sobre la manera como esta
empresa se había comportado en el pasado.
El 6 de agosto de 2014 la mina Buenavista del Cobre, propiedad de Grupo México, protagonizó el peor
desastre ambiental minero en el país norteamericano. El accidente ocurrió en Cananea, estado de Sonora, al
verterse 40 millones de litros de sulfato de cobre mezclados con ácido sulfúrico y altas concentraciones de
metales pesados. El vertido de lixiviados mineros con arsénico, níquel, hierro, cobre, cadmio, manganeso y
aluminio puso en riesgo el ecosistema y la salud y la vida de unas 30.000 personas. La zona afectada abarcó
un área de 190 kilómetros del río Sonora. En su defensa, Grupo México atribuyó el accidente a las lluvias
torrenciales que provocaron el desbordamiento de las presas, argumento que fue desmontado por los datos
proporcionados por el Servicio Meteorológico Nacional mexicano. Aún más grave, si cabe, fue que la
empresa ocultó los acontecimientos, pero de nada le sirvió porque cuando la contaminación llegó río abajo
los vecinos dieron aviso a las autoridades.
En virtud de los acontecimientos, solo nos queda esperar (en responsable vigilancia) a que la explotación de
la mina de Aznalcóllar lleve la prosperidad al pueblo y a toda la provincia, y que en el futuro no haya nada
que lamentar.

¿Qué son los impuestos progresivos y regresivos?


Cuando se trata de impuestos progresivos, pagan más los que más tienen. El ejemplo más
representativo es el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). En efecto, es
un impuesto personal, progresivo y directo que grava la renta obtenida en un año natural por
las personas físicas que residen en España. En el caso de otros países, como por ejemplo en
México, se denomina Impuesto Sobre la Renta (ISR) y es uno de los mecanismos de mayor
recaudación (la tasa se mantuvo inalterada entre 2012 y 2013 en el 30%, y se incrementó
hasta el 35% en 2014). En el caso de Estados Unidos, este impuesto está regulado por el
Internal Revenue Code y supone más del 50% de la recaudación fiscal del gobierno federal
(la tasa máxima impositiva en 2013 fue del 39,6%). Cuando se habla de altas tasas
impositivas generalmente se menciona el caso de Suecia, donde: i) en los últimos años el
tipo medio del impuesto sobre la renta osciló entre el 33,7% (en el 2000) y el 24,8% (a partir
de 2010); ii) el tipo máximo ha gravitado entre el 55,4% (en el 2000) y el 56,7% (a partir de
2013). Otros países con los impuestos sobre la renta más elevados son Dinamarca (55,4%) y
Suiza (56%).
En los impuestos regresivos el tipo impositivo disminuye a medida que aumenta la base
imponible, lo que significa que proporcionalmente se penaliza más a las rentas más bajas.
Este tipo de impuestos son peculiares. Un ejemplo representativo es la Lotería. Dado que el
mayor porcentaje de compradores de billetes se concentra en las rentas más bajas, esto
significa que los pobres son los que mayoritariamente sostienen la Lotería.

¿Qué es la gentrificación?
Sea en régimen de compra o de alquiler, los costes inmobiliarios son uno de los más
significativos cuando abrimos un negocio (y también cuando nos emancipamos o nos
divorciamos). La localización de un restaurante, una tienda de ropa o una panadería puede ser
crucial para que prospere o al cabo de unos meses tenga que cerrar. Por ello, es natural que el
metro cuadrado a pie de calle no valga lo mismo en el Paseo de Yates de Montecarlo, en la
Quinta Avenida de Nueva York o en la parisina Plaza Vendôme que en una calle secundaria
de Carrión de los Condes.
En los últimos años un nuevo fenómeno se ha hecho presente en las principales ciudades
de todo el mundo. En realidad el tema no es novedoso, y de hecho, ha existido desde
siempre, pero a diferencia del pasado hoy tiene un nombre: gentrificación. La gentrificación
ocurre cuando en un barrio, que durante generaciones ha sido habitado por personas de una
clase social modesta, paulatinamente son desplazadas por personas con mayor poder
adquisitivo. Tiene aspectos positivos y negativos. Naturalmente, la llegada de los nuevos
habitantes (urbanitas y hedonistas) trae consigo diversidad cultural, la revalorización de los
inmuebles, comercios de alto valor añadido, la visita de turistas y mayor seguridad en las
calles. Sin embargo, en contraposición la transformación de los barrios y el encarecimiento
de los servicios pueden expulsar a los antiguos habitantes y, obviamente, generar presión en
los suburbios.
La tecnología también ha contribuido a acelerar los efectos de la gentrificación.
Foursquare es una aplicación para localizar la ubicación geográfica (geolocalización) de
dispositivos móviles o fijos. Cada usuario marca (check-in) los lugares que le interesan y a
medida que visita sitios marcados por otros puede sumar puntos y obtener recompensas
(badges). Posteriormente, los expertos en Big Data identificarán la mayor o menor afluencia
a una zona y su correlación con la subida o bajada de los precios de las casas.
En los últimos años la gentrificación se ha producido con especial intensidad en ciudades
como Buenos Aires (en torno a Puerto Madero), Ciudad de México (en las colonias Roma,
Condesa y Escandón), Los Ángeles o Toronto. En el caso de Madrid, a mediados de la
década de los ochenta del siglo pasado los barrios de Malasaña y Chueca eran peligrosos
(p.e. la adicción a la heroína, en la jerga coloquial conocida como «caballo», había
destrozado decenas de vidas, había pisos abandonados y locales vacíos), pero diez años
después se empezaron a transformar en lugares de culto. Los espacios fueron ocupados por
una mezcla heterogénea de adultos jóvenes con cualificación por encima de la media, se
asentó la comunidad LGTBi y en general llegaron personas que deseaban tener una vida
bohemia en el centro de la ciudad. El común denominador a todos ellas era el mayor poder
adquisitivo.

RECUADRO 4.29
GENTRIFICACIÓN Y COSTES INMOBILIARIOS EN LONDRES

Probablemente el área perimetral de la City londinense es el más claro ejemplo de los efectos de la
gentrificación. En la actualidad, en Londres habitan 8,6 millones de personas y se espera que para 2020
alcancen los 20 millones, y todos demandan vivienda y servicios de calidad. En las últimas dos décadas el
mercado inmobiliario se convirtió en un instrumento de inversión para millonarios de todo el mundo. En 2013,
el 85% de las casas de nueva construcción fueron adquiridas por compradores extranjeros que
habitualmente no vivían en la ciudad, lo que ha provocado un importante encarecimiento de la vivienda y la
subsiguiente expulsión de los antiguos habitantes.
En 2014 el profesor Roger Burrows, de la Universidad de Londres, publicó su trabajo La vida en el
Territorio Alfa: los vecindarios londinenses de los superricos («Life in the Alpha Territory: London’s
“Super-Rich” Neighbourhoods»). Algunas de las conclusiones a las que llegó son las siguientes:

• Para permitirse ocupar una vivienda modesta situada en el centro de Londres es necesario percibir unos
ingresos anuales a partir de 106.000 libras (Burrows recomienda enfáticamente que no lo intenten quienes
ganen menos).
• Una de cada diez viviendas del centro pertenece a empresas extranjeras. Propiedades inmobiliarias por
valor de 122.000 millones de libras están en manos de empresas tapadera, mayoritariamente de oligarcas
de todos los rincones del mundo y son gestionadas por intermediarios locales.
• Una combinación de políticas concretas y ventajas naturales, como el idioma y la localización geográfica,
convirtieron a Londres en un centro financiero global, lo que ayudó a generar una ciudad económica y
culturalmente abierta. Pero de no haber alternativas podría morir de éxito, porque cada año hacen falta
50.000 nuevas viviendas, cuando el mercado apenas ofrece 30.000, la mayoría a precios extremadamente
altos. En Londres vive el 70% de los inmigrantes irregulares que hay en Reino Unido. Una ciudad invisible
de más de 600.000 habitantes que no aparece en las estadísticas, conformada por gente que vive en las
llamadas casas iceberg de los suburbios y que consumen hasta hora y media para llegar a los centros de
trabajo.
• Para hacernos una idea de la magnitud del problema Burrows muestra algunos ejemplos. Uno muy
interesante es el de la imponente torre acristalada del número 1 de Commercial Street. Cuenta con portero
las 24 horas y el hall de la entrada parece una lujosa recepción de hotel. Los más acomodados pueden
adquirir apartamentos de hasta 300 metros cuadrados, pero incluso con el dinero en la mano es necesario
que un comité certifique que el comprador responde al perfil deseado. Pero para los bolsillos más
ajustados también ofrecen una alternativa. El precio más modesto es el de los estudios de 40 metros
cuadrados, a la venta por 600.000 libras. Como es de esperar, la entrada de acceso no es la misma para
todos. A los pisos más pequeños se accede por la que se conoce como la puerta pobre («the poor door»),
situada al doblar la esquina. Aunque todos comparten edificio, los accesos, buzones y cubos de basura
están separados, ¡para no mezclar el agua con el aceite!
Otro ejemplo de cómo están las cosas es que en abril de 2014 el ático de la promoción One Hyde Park se
vendió por 140 millones de libras, y cuando se creía que este mantendría el récord absoluto, en julio de 2016
salió a la venta un apartamento en el Arco del Almirantazgo, edificio histórico protegido, por 150 millones
de libras, cantidad que se elevaba hasta los 178,5 millones de libras si se incluyen los impuestos y los 19
millones por concepto de honorarios para el agente inmobiliario. La vivienda tiene 1.400 metros cuadrados,
12 habitaciones y 12 cuartos de baño. En el caso de las propiedades comerciales y los alquileres de oficinas
en la capital británica, en septiembre de 2015 alcanzaron máximos históricos en el West End, Midtown y
en la City, donde se llegó a pagar a 185 libras el pie cuadrado (0,09 metros).
Aún es pronto para saber si el triunfo del «Leave» en el referéndum sobre el Brexit (celebrado el 23 de junio
de 2016 sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea) tendrá un correctivo sobre el mercado
inmobiliario, pero independientemente de ello los efectos generados por la gentrificación seguirán presentes
durante muchos años.

¿Los populismos pueden poner en peligro la globalización?


Todo radicalismo precisa de dos componentes: un hondo sentimiento de agravio y un gran
adversario de referencia hacia quien focalizar la rabia y el enfado, o de lo contrario su
existencia no merecerá la pena y se verá abocado a desaparecer. El comunismo justificaba su
existencia por los abusos cometidos por la monarquía absolutista y el régimen tardo-feudal
vigente en el campo. Los totalitarismos fascistas centraron sus ataques en quienes a su
entender eran diferentes o iban contra lo definido como lo justo, puro, correcto, bello y
decente, fueran judíos, gitanos, homosexuales, comunistas, extranjeros…, y de igual manera,
el sacrificio de la libertad individual era un hecho insignificante porque a cambio un ser
superior gozaba del don de la infalibilidad. Los nacionalismos radicales también suelen
articular su discurso más contra algo (p.e. la Unión Europea) o alguien que a favor de lo que
es bueno. Y de igual manera, el neoliberalismo necesitaba de la existencia de un gran
adversario, y lo encontró en los abusos y errores cometidos por el Estado, pero
deliberadamente omitieron todo lo que se había hecho bien.
En 2016 tuvieron lugar varios acontecimientos inesperados, tales como el triunfo del
Brexit en Reino Unido (celebrado el jueves 23 de junio) y el triunfo de Donald Trump en las
elecciones a la presidencia de Estados Unidos (celebradas el martes 8 de noviembre). En
economía, este tipo de acontecimientos se les conoce como cisne negro, es decir, hechos
súbitos e inesperados que tienen una gran repercusión. En general los efectos son negativos
porque la misma naturaleza de los mercados los hace reaccionar negativamente ante todo
aquello que es inesperado y genera incertidumbre. Ambos acontecimientos fueron una
expresión muy evidente del enfado de la gente con el estado de las cosas. Ante este escenario
hay dos alternativas: hacer un esfuerzo por entender las causas o ignorarlas. Evidentemente
es mucho mejor plantar cara a las dificultades. Un cisne negro puede obedecer a factores
externos o internos. Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 fueron un ejemplo
de los primeros, y el triunfo de Trump, de los segundos (sobre este último se recomienda el
artículo «Homeless in America», del periodista del New York Times Thomas L. Friedman,
tres veces ganador del Premio Pulitzer).

RECUADRO 4.30
EL TEMOR AL OTRO

En 1992 Francis Fukuyama publicó su libro El fin de la historia y el último hombre, donde argumentaba que
tras la caída del socialismo en adelante el mundo estaría liberado de ideologías y viviríamos en un sistema
democrático y capitalista. La respuesta no se hizo esperar. En 1993 el politólogo de la Universidad de
Harvard Samuel P. Huntington publicó en Foreing Affairs un influyente artículo («The Clash of
Civilizations?»). Este trabajo generó una repercusión tan notable que Huntington amplió su tesis en un libro,
el ya clásico El choque de civilizaciones («The Clash of Civilization and the Remaking of World Order», de
1996). En ambos trabajos este profesor responde a la ingenua tesis de Fukuyama al argumentar que en el
futuro los Estados nacionales seguirían siendo poderosos, pero que los conflictos internacionales tendrían
lugar entre naciones y entre grupos de naciones, diferenciadas por un componente muy novedoso: la
afinidad o no afinidad a una misma civilización. Es una tesis muy inquietante, asumida como el Sancta
Sanctorum por muy diversos grupos extremistas, desde los más reaccionarios negacionistas de la teoría de
la Evolución y de profundas creencias cristianas de la América Profunda, hasta los más resentidos
fundamentalistas islámicos. Muchos reconocieron la tesis de Huntington como el argumento que necesitaban
para explicar lo que desde hacía tiempo les atormentaba: el temor (o directamente el odio) al otro.
Sin embargo, en materia económica las cosas estaban mejor. Hace veinticinco años el ciclo económico
internacional se encontraba en uno de los momentos más prometedores: i) Estados Unidos era una
locomotora a pleno rendimiento; ii) Europa se había planteado el reto de ampliarse hacia el Este y en marzo
de 2000 los miembros comunitarios se habían comprometido a hacer de la región la economía del
conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de alcanzar un crecimiento económico duradero
y acompañado por una mayor cohesión social (un reto impresionante, pero ahora sabemos que era
irrealizable); iii) China se desperezaba y empezaba a dar muestras de que sería un actor a tener en cuenta, y
iv) una nueva clase de economías emergentes irrumpían en la escena internacional.
Así las cosas, el 20 de enero de 2001 George W. Bush tomó posesión del cargo de presidente de Estados
Unidos (el cuadragésimo tercero), con la mirada más puesta en la economía que en la política. Pero los
ataques terroristas lo trastocarían todo y aquello que antes era prioritario pasó a segundo plano. Para
Nassim Nicholas Taleb un cisne negro («El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable», de 2007)
son eventos inesperados que cambian las cosas radical y definitivamente. El 11 de septiembre de 2001
tuvieron lugar los ataques terroristas a las Torres Gemelas y al Pentágono (en total fueron cuatro ataques – el
vuelo 11 de American Airlines y el 175 de United se estrellaron contra el World Trade Center, el vuelo 77 de la
American Airlines se estrelló contra un ala del Pentágono, y el vuelo 93 de United, que no alcanzó su objetivo
y se estrelló en Shanksville, Pensilvania). Entonces muy pocos sabían de la existencia de Osama Bin Laden
y Al Qaeda y, desde luego, ninguno podía imaginar el horror que se desencadenaría. Estos acontecimientos
forman parte de la memoria colectiva a nivel planetario, porque por primera vez en más de cincuenta años
Estados Unidos había sido atacado en uno de sus puntos neurálgicos (solo en las Torres Gemelas murieron
más de 3.000 inocentes) y por tanto estaba decidido a buscar a los culpables y hacerles pagar por ello. La
reacción no se hizo esperar. Este país emprendió sendas guerras en Irak y Afganistán (la primera ilegal y la
segunda con el mandato de la ONU). Al cabo de diez años la guerra se había cobrado la vida de más de
medio millón de personas y a los contribuyentes estadounidenses les había costado 1,2 billones de euros
(una cantidad superior al PIB de España). En los siguientes años en Europa habría más cisnes negros.
Así, debido a toda la desolación causada por el terrorismo yihadista hoy el mundo está muy lejos de ser el
vergel que nos prometió Fukuyama, pero afortunadamente tampoco es el Armagedón que nos vaticinó
Huntington.

Todo parecía indicar que la globalización era un proceso irreversible, pero han bastado
ciertos acontecimientos puntuales para generar inquietud. La globalización en sí misma es
importante porque ha permitido ampliar los mercados, pero aún más, ha contribuido a
derribar fronteras culturales y a acortar distancias geográficas, y eso está bien, pero también
ha conllevado una serie de problemas muy graves. En el actual modelo de globalización es
necesario hacer ajustes, cambios de hondo calado, pero no eliminarla indiscriminadamente
ni, desde luego, consentir que los populismos hagan presa a la sociedad de sus intereses más
espurios.
¿Y por qué la gente está enfadada? Las causas son múltiples, si bien hay una
especialmente destacada: la gente está enfadada por la pérdida de esperanza. Los avances
experimentados por la sociedad habían permitido que a lo largo de varias generaciones los
hijos vivieran mejor que los padres, pero ahora cabe el riesgo de que los hijos vivan peor que
los progenitores, tanto en lo relativo a los temas estrictamente socioeconómicos como al
medio ambiente. La incertidumbre de que la cultura del esfuerzo no necesariamente tendrá
su recompensa puede ser muy frustrante y desalentador, y eso debe cambiar. Así que, en
respuesta a la pregunta que da título a la presente entrada, sí, los populismos pueden poner en
riesgo la globalización, pero también la pérdida de esperanza y la devastación del medio
ambiente.

NOTA 4.24
ZYGMUNT BAUMAN Y LAS REVUELTAS ALENTADAS POR EL CONSUMISMO

La muerte de Mark Duggan (de 29 años) el 4 de agosto de 2011 a manos de la policía británica fue el
pretexto para que en los días posteriores cientos de jóvenes de Tottenham saliesen a las calles, pero no para
reclamar justicia, sino para liarla parda. Zygmunt Bauman, ilustrísimo sociólogo de izquierdas e intelectual
libre de toda sospecha de actuar a favor de los intereses de los poderosos y del status quo, en un artículo
(«The London Riots – On Consumerism Coming Home to Roost», publicado en la revista Social Europe)
señaló que el detonante de los hechos sucedidos en Londres tenía relación con la exaltación del
consumismo, lo que significaba que estos jóvenes solo deseaban hacerse con objetos (p.e. teléfonos
móviles, televisores y ordenadores) y para tenerlos no dudaron en hacer uso de la violencia. Si
verdaderamente esta es la explicación, es muy difícil sentir simpatía por estos delincuentes, aunque entre
sus huestes hubiera individuos que no superaran los trece años de edad, muchachos que de la peor manera
habían decidido ajustar cuentas con la sociedad.

¿Los problemas medioambientales pueden llegar a ser extremos e


irreversibles?
Es altamente probable que algunos de los mayores conflictos del futuro estén relacionados
con el disfrute o la explotación de recursos naturales; por cierto, cada vez más escasos. Según
la Convención de las Naciones Unidas para el Combate contra la Desertización
(UNCCD, por sus siglas en inglés – disponible en el informe «Water for Life», de 2015): i)
en el planeta, más de mil millones de personas no tienen acceso al agua potable; ii) una de
cada cuatro personas menores de cinco años muere por enfermedades que se transmiten a
través del agua (p.e. 1,5 millones de niños mueren de diarrea al año), y iii) dos tercios de las
personas que no tienen acceso a agua potable ganan menos de un dólar al día, lo que pone en
evidencia la correlación entre falta de agua y pobreza extrema (de hecho, cerca de tres mil
millones de personas no tienen acceso a sanidad y cada veinte segundos muere un niño por
falta de atención sanitaria). En definitiva, la globalización también debe contribuir a
solucionar estos problemas.
Pero hace falta un mejor modelo de globalización, uno que permita hacer frente a los más
acuciantes problemas medioambientales, porque de lo contrario se puede poner en riesgo el
bienestar y el progreso, la paz, la estabilidad política, la salud, la alimentación y, en suma, el
futuro de los habitantes de este planeta. ¡Todo se puede ir al garete si no cambiamos!
Epílogo
Lecturas y actividades
complementarias
Capítulo 1. La ciencia de los incentivos
Lecturas complementarias
Este capítulo introductorio se centra en explicar «El poder de los incentivos» y «El poder
de los incentivos perversos». Para tener una mayor aproximación a ambas cuestiones se
recomiendan los siguientes libros de divulgación:
• BERUMEN, S. A. (2014). Crisis Monetarias y Financieras: lecciones para el futuro.
Esic Business & Marketing School, Madrid.
• COYLE, D. (2007). The Soulful Science: What Economists Really Do and Why It
Matters. Princeton University Press, New Jersey.
• HARFORD, T. (2007). El Economista Camuflado. La economía de las pequeñas cosas.
Temas de Hoy, Madrid.
• HARFORD, T. (2011). Adáptate. Temas de Hoy, Madrid.
• HAZLITT, H. (2011). La economía en una lección. Unión Editorial, Madrid.
• LEVITT, S. D., y DUBNER, S. J. (2006). Freakonomics. Ediciones B, Barcelona.
• LEVITT, S. D., y DUBNER, S. J. (2010). Superfreakonomics. Ediciones B, Barcelona.
• MUÑOZ CIDAD, C. (2015). Las bicicletas de Ámsterdam. Falacias y paradojas
económicas. Los Libros de la Catarata, Madrid.
• WILLIAMS, A. D., y TAPSCOTT, D. (2007). Wikinomics. Paidós, Barcelona.
Todos ellos analizan las cuestiones económicas desde perspectivas no habituales. Son una
aproximación complementaria y divertida a la materia. Algunas de las preguntas que
responden son, por ejemplo, ¿qué es más peligroso: un arma o una piscina?, ¿en qué se
parece el Ku Klux Klan a un grupo de agentes inmobiliarios?, ¿por qué los traficantes de
droga continúan viviendo con sus madres? o ¿qué es lo que los supermercados no quieren
que sepamos? Las respuestas son sorprendentes.
Quienes deseen ir un poco más allá y deseen adentrarse en el estudio de las motivaciones
extrínsecas e intrínsecas, véase el paper «Extrinsic Motivation Index: A New Tool for
Managing Labor Productivity».

Actividades complementarias
• En el epígrafe 1.1 se mencionan algunos ejemplos sobre la utilidad de la economía. A
modo de ejercicio, quienes lo deseen se pueden plantear más preguntas y tratar de
responderlas, como ¿hay un ABC para que los países salgan del atraso económico?
• En el epígrafe 1.1 hablamos sobre la importancia del Big Data. Para comprender el
alcance y magnitud de las posibilidades que se abren, se recomienda leer el artículo
Los algoritmos se apoderan de la economía, de Miguel Ángel García Vega.
Disponible en el buscador de El País.
• En el recuadro 1.4. se cita una investigación publicada en la revista científica The
Lancet el 26 de mayo de 2016 sobre la correlación entre las consecuencias derivadas
de la Gran Recesión y la muerte de al menos 260.000 enfermos de cáncer. El artículo
está disponible en: http://www.thelancet.com/journals/
• La investigación sobre la correlación entre el desempleo, el gasto público en sanidad y
la mortalidad por cáncer, está disponible en la página de Mahiben Maruthappu:
https://www.england.nhs.uk/publications/
• En el epígrafe 1.2 se plantea la pregunta: ¿Por qué colapsó la economía de la Unión
Soviética? Para profundizar sobre las ventajas que ofrece un sistema de precios y
comprobar los puntos de vista antagónicos de Oskar Lange y Friedrich Hayek, se
recomienda consultar la entrada de la Wikipedia, Debate sobre el cálculo económico
en el socialismo.
• Quienes deseen saber más sobre la trascendencia de utopía, se recomienda el artículo
«500 años de utopía» del profesor Franciso Martínez Mesa. Disponible en el
buscador de El País.
• ¿Cuánto vale el tiempo de una persona? En el capítulo 1 estudiamos que la economía
se interesa en todo aquello que es escaso, y no hay nada más escaso que el tiempo. La
periodista Sue Shellenbarger escribió el artículo «Do You Know What Your Time Is
Really Worth?» (Sabes realmente cuánto vale tu tiempo), disponible en el buscador de
The Wall Street Journal.
• En el capítulo nos preguntábamos si la economía es un juego de suma cero. Lo que
uno gana no necesariamente implica que otro lo pierde. Sin embargo, es cierto que en
muchos casos unos ganan más que otros, o que unos siempre ganan y otros siempre
pierden. Busquemos en internet algunos ejemplos.
• Por último, hagamos una actividad divertida. Veamos dos simpáticas lecciones sobre
cómo funcionan algunas cosas en economía, disponibles en el buscador de YouTube:
– Lección magistral de economía en menos de dos minutos.
– Hablando en plata.

Capítulo 2. Cómo funciona la ciencia de los incentivos


Lecturas complementarias
Para profundizar en el estudio de los contenidos estudiados se recomiendan los siguientes
libros especializados:
• BERUMEN, S. A. (2008). Economía crítica: escuelas y pensadores para una
globalización alternativa. Editorial Trillas, México.
BOBBIO, N. (1989). Estado, gobierno y sociedad. Fondo de Cultura Económica,

México.
• BUCHANAN, J., y TULLOCK, G. (1985). Liberty, Market, and State. New York
University Press, New York.
• COASE, R. (1963). Contract Acts and Citizens Relations. Routledge (Taylor and
Francis), New York.
• ESCALANTE GONZALBO, F. (2016). Historia mínima del neoliberalismo, Turner,
México.
• HOBSBAWN, E. (2012). Historia del siglo XX. Crítica, Barcelona.
• KINDLEBERGER, C. P., y ALIBE, R. Z. (2005). Manias, Panics and Crashes: A History
of Financial Crises. Palgrave McMillan, New York.
• LANDES, D. S. (2000). La riqueza y la pobreza de las naciones. Por qué algunas
naciones son tan ricas y otras tan pobres. Crítica, Barcelona.
• LANDES, D. S. (2006). Dinastías: fortunas y desdichas de las grandes familias de
negocios. Crítica, Barcelona.
• RONCAGLIOLO, P. (2003). Lo Stato, tra lo pubblico e lo privato. Pergola, Roma.
• SALA I MARTIN, X. (2005). Economía liberal para no economistas y no liberales.
Random House Mondadori, Barcelona.
• SCHUMPETER, J. A. (1942). Capitalism, Socialism and Democracy. Harvard University
Press, Boston Mass.
En el epígrafe 2.1, cuando se habla del papel de los economistas se menciona al problema
de las desigualdades. Quienes deseen ir un poco más allá y deseen adentrarse en el estudio
del tema, se recomiendan los siguientes papers, disponibles en el buscador de
www.researchgate.net:
• «Did Income Inequality Benefit or Hinder Economic Growth in Europe?».
• «Globalization and Inequalities in Developed Economies: Kuznets Was Not Right».
• «Schumpeterian Aspects of Growth and its Correlative Classical and Neoclassical
Approaches».

Actividades complementarias
• El epígrafe 2.1 está dedicado al estudio de los modelos económicos como
representación de la realidad. En este caso, resultará muy constructiva la lectura del
artículo A los modelos hay que ponerlos en su sitio, del profesor James Bradford
DeLong. Está disponible en el buscador de El País.
• En el epígrafe 2.1.1 está el recuadro 2.5, titulado «Retorcer las estadísticas hasta que
digan lo que queremos», el cual es una adaptación de Todo por la radio, del 3 de
diciembre de 2015. El podcast completo está disponible en:
http://play.cadenaser.com/seccion/la_ventana_todo_por_la_radio/
• En el capítulo mencionamos que los modelos económicos tienen el problema
inherente de la diversidad de opiniones (recordemos «la paradoja del espejo»). En este
caso queremos centrarnos en la diferencia de criterios entre el keynesianismo y la
economía más liberal. Sabemos de la rivalidad intelectual que existió entre John
Maynard Keynes y Friedrich Hayek (a nivel personal tuvieron una relación cordial),
uno defensor del Estado de Bienestar y el otro de la Libertad de Mercado. La
actividad es en clave de humor y consiste en visionar el vídeo Hayek vs. Keynes: la
pelea del siglo (está disponible en YouTube). Es la recreación de un encuentro ficticio
sostenido entre los dos y a ritmo de hip hop. Tiene una duración de 8 minutos.
• En este capítulo hemos visto que en economía no hay un pensamiento único. Para
profundizar sobre el particular, y muy en especial sobre la evolución que ha tenido el
pensamiento keynesiano a ambos lados del Atlántico, se recomienda leer el artículo
Cambridge contra Cambridge, del periodista y profesor Joaquín Estefanía. Está
disponible en el buscador de El País.
• Proponemos la lectura de algunos artículos de prensa relacionados con el papel de los
economistas. Para acceder a ellos únicamente hay que escribir los títulos en cualquier
buscador:
– Como los médicos, pero menos, de Timothy Garton Ash.
– La fraudulenta superioridad de los economistas, de Moisés Naím.
– Economistas y hechiceros, de Javier Ferri y José E. Bosca Mares.
– No disparen al economista, de Santiago Carbó Valverde.
– Economistas en su laberinto, de Juan Ignacio Bartolomé.
• En el epígrafe 2.1.1 hablamos sobre los límites de los métodos cuantitativos. En el
sitio www.aulafacil.com/cursos hay bastante información sobre los métodos
estadísticos. Resultará especialmente útil para conocer, por ejemplo, las características
de las medidas de posición central, la media, la mediana y la moda. Para ampliar la
información se recomiendan tres artículos de prensa:
– 6 claves para saber cuándo puedes fiarte de las estadísticas y Por qué nos extraña
que el salario medio sea de 1881,3 euros, ambos de José Ángel Murcia.
– Así funciona el método científico: claves para que no te timen con un «estudio» de
chichinabo, de Carlos Otto.
Quienes deseen profundizar aún más en el tema, se recomienda la lectura del artículo
«What is not what in Statistics», de Louis Guttman. Se puede descargar el PDF
gratuitamente desde cualquier buscador.
• El epígrafe 2.2 explica en qué consiste la micro, la macro y la economía sistémica. En
este caso la lectura es algo más complicada, pero merece la pena. Para acceder a ella
solo hay que escribir en cualquier buscador «Difference between Micro and Macro-
Economics – Explained!», de Supriya Guru.
• En la nota 2.12. hablamos sobre los albores de las políticas neoliberales. En términos
macroeconómicos, el Fair Deal arrojó resultados positivos. Quienes deseen conocer
un poco más sobre este tema, se recomienda leer el artículo Cuando los Estados
Unidos de Truman crecían al 14,7% anual, de Diego Sánchez de la Cruz.
Disponible en el buscador de Libertad Digital.
• Para saber más de la nota 2.5, leer el artículo What it costs the billion that is not
billion, de Philip Oltermann. Disponible en The Guardian.
• Para saber más del recuadro 2.5, escuchar el podcast de Todo por la Radio, del 3 de
diciembre de 2015.
• El epígrafe 2.3 trata sobre algunas de las principales escuelas, corrientes y enfoques de
pensamiento económico. Hay dos sitios muy interesantes para profundizar en estos
temas:
– The History of Economic Thought Website: http://www.hetwebsite.net/het/
– Stanford Encyclopedia of Philosophy: http://plato.stanford.edu/
Para tener una visión panorámica de los economistas más importantes, en cualquier
buscador escribir: Guía General de Escuelas y Corrientes de Pensamiento
Económico (también está disponible la versión en inglés «General Guide Of Schools
Of Económico Thought»), o bien directamente desde el buscador de
www.researchgate.net:
– https://www.researchgate.net/publication/297392836_Guia_General_de_Escuelas_y_Corrien
• En el epígrafe 2.3.1 está dedicado a los Orígenes de la economía clásica. Para
entender cómo estas ideas arraigaron en el pensamiento de la joven nación de Estados
Unidos, véase el documental La humanidad 1x011 – El progreso. Está disponible en
YouTube y tiene una duración de 44 minutos.
• Los epígrafes 2.3.2 y 2.3.3 están dedicados a los Orígenes de la economía marxista y
los Orígenes de la economía socialdemócrata. La actividad consiste en escuchar dos
breves podcast del programa Diálogos en la Caverna, de Radio 5. Se puede acceder
desde cualquier buscador escribiendo:
– Diálogos en la caverna – Marxismo e ideología – 10/5/16.
– Diálogos en la caverna – Liberales y Comunitaristas – 09/07/15.
• Para saber más de la 2.13, ver el artículo Cuando los EEUU de Truman crecían al
14,7%, de Diego Sánchez de la Cruz. Disponible en Libertad Digital.
• El epígrafe 2.4.4 está dedicado a los Orígenes de la economía neoliberal. Para saber
más se recomienda leer el artículo Es el neoliberalismo la raíz de todos nuestros
problemas, del profesor Juan Ramón Rallo. Está disponible en el buscador de Libre
Mercado.

Capítulo 3. La ciencia de los incentivos puesta en marcha


Lecturas complementarias
En el epígrafe 3.1 hablamos sobre los factores de producción originales. En las primeras
páginas se menciona la interpretación que la Iglesia tuvo sobre las cuestiones de naturaleza
económica. Es un tema interesante, aunque recién a finales del siglo pasado los economistas
empezaron a estudiar el papel que tiene la religión sobre la economía. Esta perspectiva se ha
ido modificando, hasta el punto de que ya se habla de un nuevo tipo de capital, el espiritual,
que algunos creen que se podría incorporar en los futuros modelos de crecimiento. Quienes
estén interesados en el tema encontrarán muy estimulantes los siguientes libros:
• BERUMEN, S. A. (2015). Lecciones de economía para no economistas. Esic Business
& Marketing School, 2ª edición, Madrid.
• BLANK, R. M., y MCGURN, W. (2014). Is the Market Moral? A Dialogue on Religion,
Economics and Justice. Brookings Institution Press, Washington DC.
• CUERDO MIR, M., y FREIRE RUBIO, M. T. (2009). Introducción a la microeconomía.
Esic Business & Marketing School, 3ª edición, Madrid.
• GOODCHILD, P. (2002). Capitalism and Religion. The price of Piety. Routledge (Taylor
and Francis), London.
• LONG, S. (2000). Divine Economy: Theology and the Market. Routledge (Taylor and
Francis), London.
• MARICHAL, C. (2010). Nueva Historia de las Grandes Crisis Financieras. Debate,
Barcelona.
• ZINBARG, E. D. (2001). Faith, Morals, and Money. The Continuum International
Publishing, New York.

Actividades complementarias
En los últimos años han proliferado blogs sobre economía. Los hay de diverso tipo,
algunos francamente buenos, pero también lo hay malos, muy malos, y otros donde la
tergiversación es la norma. A continuación se muestra una brevísima selección de algunos de
los mejores blogs de economía:
En español y desde una visión más convencional:
• Nada es gratis: http://nadaesgratis.es/
• FEDEA: http://www.fedeablogs.net/economia/
• Politikon: http://politikon.es/
• El Blog Salmón: http://www.elblogsalmon.com/
• Blog de Economía de la Aldea Global: https://blogaldeaglobal.com/
En español y desde una visión más heterodoxa:
• Econonuestra: http://econonuestra.org/
En inglés:
• Paul Krugman: http://krugman.blogs.nytimes.com/
• Nouriel Roubini: http://www.roubini.com/
• Greg Mankiw: http://gregmankiw.blogspot.com.es/

Capítulo 4. ¿Cómo maximizamos los beneficios?


Respuestas de economía para no economistas
En las respuestas de algunas de las preguntas que nos planteamos se sugiere la
visualización de vídeos (p.e. documentales o escenas de series y películas) y/o la consulta de
sitios en internet. Se recomienda visitarlos. Como muestra, un par de ejemplos: i) para saber
más sobre los bonos que emiten los Estados para financiarse y sobre la prima de riesgo, se
recomienda ver el documental La dependencia de los bonos, disponible en YouTube, y ii)
para conocer a cuánto ascendió y la cantidad que se asignó a cada entidad tras el rescate de la
banca, buscar Cinco años y 100.000 millones después: historia del rescate de la banca
española, disponible en el confidencial.com.
Para saber más de los contenidos del recuadro 4.5. y de la página 253, escuchar los
podcast de Escenas Económicas, del 13 de marzo y del 1 de mayo de 2015. Y para saber más
del contenido de la página 197, escuchar el podcast de La Ventana, del 10 de marzo de 2016.
Cuando un profesor de economía se enfrenta al reto de explicar a un público amplio por
qué y cómo ocurren las cosas de naturaleza económica (por cierto, muy poco parecido a los
alumnos que asisten a las clases, para empezar porque no se tienen que examinar sobre los
temas estudiados), se encuentra ante la difícil tarea de verbalizar lo que muy fácilmente se
puede exponer en la pizarra o directamente analizando papers publicados por expertos. En
ocasiones felizmente conseguimos explicar cómo maximizamos los beneficios o se reducen
los perjuicios, pero con sinceridad hay que reconocer que no siempre es sencillo, y es
entonces cuando los economistas mucho tienen que aprender de los comunicadores y
periodistas en general. En la prensa española hay profesores y periodistas económicos muy
buenos, a quienes merece la pena seguirles la pista. A continuación se muestra una breve lista
de ellos (de todos los «colores»). A todos ellos (y también a los que no están) les saludamos y
les agradecemos por su valiosa labor de divulgación:
• Alexis Ortega: @alexisOrtegaM
• Alicia González: @agvicente
• Amanda Mars: @amanda_mars
• Amparo Estrada: @estradaamparo
• Ana Palomares: @PalomaresAna
• Andrés Stumpf Guiraro: @AndresStumpf
• Antonio Delgado: @adelgado
• Antonio Delgado: @adelgadoRne
• Antonio Maqueda: @antonio_maqueda
• Beatriz Navarro: @beanavarro
• Belén Carreño: @bcarrebravo
• Bernardo de Miguel: @BernardodMiguel
• Carlos Cuesta: @carloscuestaEM
• Carlos Dobado: @CarlosDobado
• Carlos Rodríguez Braun: @rodriguezbraun
• Carmen Tomás: @eco4todos
• Claudí Pérez: @claudiperez
• Cristina Delgado: @crisdelgadom
• Daniel Lacalle: @dlacalle
• David Cano: @david_cano_m
• Diego Sánchez de la Cruz: @diegodelacruz
• Domingo Soriano: @SorianoDomingo
• Eduardo Segovia: @SegoviaEduardo
• Emilio Ontiveros: @ontiverosemilio
• Enrique Dans: @edans
• Enrique Utrera: @utrerajen
• Francisco Chacón: @chaconbilbao
• Gema Martínez: @GMartinezexp
• Gerardo Ortega: @Ortega_Gerardo
• Griselda Pastor: @grispastor
• Ignacio Escolar: @iescolar
• Ignacio Rodríguez Burgos: @RguezBurgos
• Íñigo de Barrón: @idebarron
• Isabel Sánchez Burgos: @SanchezBurgos
• Jaume Viñas: @Jaume_Vinas
• Javier Molina @Molina_Jorda
• Jesús Cacho: @JCacho_Conlupa
• Jesús Rivases: @jesus_rivases
• Jesús Sérvulo González: @Jesus_Servulo
• José María Camarero: @jmcamarero
• Joaquín Estefanía: @EstefaniaJoaq
• John Müller: @cultrun
• Jorge Rivera: @jorge_riverag
• José Carlos Díez: @josecdiez
• Juan Ignacio Crespo: @JuanIgnacioCre1
• Juan José Morodo: @JuanjoMorodo
• Juan Ramón Rallo: @juanrallo
• Juan Torres López: @juantorreslopez
• Laura Blanco: @78laurablanco
• Luis F. Quintero: @LuisFerQuintero
• Luis Garicano: @lugaricano
• Luis Vicente Muñoz: @LuisVMunoz
• Manuel Llamas: @manuel_llamas
• Manuel V. Gómez: @manuelvgomez
• María Blanco: @Godivaciones
• María Cuesta: @Cuestaguilar
• María Gómez Silva: @Mariagosilva
• María Muñoz: @mariadelamiel
• María Tejero Martín: @Maria_Tejero
• Mario Noya: @MarioNoyaM
• Marta García Aller: @GarciaAller
• Miguel Jiménez: @m_jimenez
• Miguel M. Mendieta: @mmmendieta
• Miguel Pareja: @pareja_miguel
• Moncho Veloso: @monchoveloso
• Nada es Gratis: @nadaesgratis
• Natalia Hernández: @natahrojo
• Pablo Rodríguez: @Suanzes
• Pedro Pablo González: @pedropabloglez
• Roberto Moro: @MoroRoberto
• Rocío Ruiz: @rocioruizsa
• Rubén Esteller: @rubenesteller
• Santiago Carbó: @scarboval
• Santiago Carcar: @sccarcar
• Santiago Niño Becerra: @sninobecerra
• Vicenç Navarro: @VicencNavarro
• Vicente Nieves: @vnieve19
• Vicente Varo: @VicenteVaro
• Víctor Alvargonzález: @AlvargonzalezV
• Xavier Fontdeglòria: @xfontdegloria

Finalmente, este libro no pretende ser más que una sencilla herramienta para acercar a un
público amplio algunos aspectos seleccionados de la maravillosa ciencia que es la economía,
pero no es un manual. Solo el lector dirá si en las explicaciones lo hemos hecho con mayor o
menor fortuna, pero para verdaderamente saber ECONOMÍA es necesario dedicar mucho,
muchísimo «más que dos tardes»; de hecho, una larga y fructífera vida no basta.
Otros títulos publicados:

Crisis monetarias y financieras


Lecciones para el futuro
Sergio A. Berumen
La historia de las crisis monetarias y financieras se remonta a varios siglos atrás: prácticamente todos los países
se han enfrentado a ellas en algún momento de su existencia, bien por causas propias o por «contagio».

Introducción a la macroeconomía
Teoría y práctica
Mª Teresa Freire Rubio, Miguel A. Alonso Neira, Miguel González-Blanch Roca, Francisco José Blanco Jiménez
El presente libro pretende cumplir la función de apoyo, desde el punto de vista práctico, a los manuales de
introducción a la macroeconomía elemental, utilizados por aquellos que por primera vez se enfrentan con el
estudio de esta materia.

Lecciones de economía para no economistas


Sergio A. Berumen
Este libro estudia la totalidad de los contenidos de las Guías de Estudio de Introducción a la Economía y de los
primeros cursos de Microeconomía y Macroeconomía de los grados y las licenciaturas en Ciencias Sociales de
las universidades españolas y latinoamericanas, pero desde nuevos enfoques y ajustados a la realidad.
Cuestiones básicas de macroeconomía intermedia
Mª Teresa Freire Rubio, Miguel A. Alonso Neira, Miguel González-Blanch Roca, Francisco José Blanco Jiménez
El objetivo de este libro es intentar abarcar la exposición de los conceptos básicos en el ámbito de la
macroeconomía relacionándolos con su aplicación práctica, intentando así facilitar la aproximación a estos
conceptos

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