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Todos somos, como estudiantes del Curso de Milagros, obradores de milagros, y ser
un obrador de milagros es tener una única responsabilidad y es aceptar la Expiación
para nosotros mismos y para todos. Desde esa conciencia, desde esa realidad,
podemos avanzar tranquilos y seguros por este aparente mundo de ilusiones,
comprendiendo y aceptando la Verdad.
Sabemos que Dios es todo, por eso esto es un Curso de no dualidad, y aquello que
todo lo abarca no puede tener opuestos.
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Creer en uno es negar el otro.
Nosotros lo que creímos haber hecho fue creer que podíamos negar a Dios, y
entonces le dimos cabida a la falta de amor, a la falta de Dios, al miedo.
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El miedo no es nada realmente y el amor lo es todo. 4Siempre que la luz irrumpe en la oscuridad, la
oscuridad desaparece.
Y ahí es donde en un primer momento nosotros tenemos que reconocer que hemos
tenido un problema, porque para querer cambiar de mentalidad hay que reconocer
que la mentalidad que yo me había inventado no me va a producir ningún buen
resultado, de hecho ya lo hemos probado y no funciona.
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En este sentido la separación ha ocurrido, y negarlo sería utilizar incorrectamente la negación.
Porque ha sido cierta para mí, he creído estar en este mundo. En un primer momento
siempre tenemos que reconocer que hemos tenido un problema porque hemos
tenido miedo, hemos perdido nuestra identidad, nos hemos creído separados de
Dios, hemos creído poder ser nuestro propio autor.
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El procedimiento correctivo inicial consiste en reconocer temporalmente que hay un problema,
Fuera del círculo de la Expiación lo que hay es dualidad, todo lo que parece que
acontece es dual, es separación, y en el interior del círculo, cuando hay aceptación, lo
que somos es Unidad, somos la Paz de Dios, somos el mismo Ser.
Hilda: Lo que está explicando Gloria se encuentra en el capítulo 14 “Las Enseñanzas
en Favor de la Verdad”, en el punto V “El círculo de la Expiación”.
V. El círculo de la Expiación
1. La única parte de tu mente que es real es la parte que aún te vincula con Dios. 2¿Te gustaría que
toda ella fuese transformada en un radiante mensaje del Amor de Dios para ser compartido con
todos los que se sienten solos por haber negado a Dios? 3Dios hace que esto sea posible. 4¿Cómo ibas
a negarle Su anhelo de que se le conozca? 5Tú anhelas estar con Él, tal como Él anhela estar contigo.
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Esto es eternamente inalterable. 7Acepta, pues, lo inmutable. 8Deja el mundo de la muerte atrás, y
regresa al Cielo en paz. 9Aquí no hay nada que tenga valor; todo lo que tiene valor se encuentra en el
Cielo. 10Escucha al Espíritu Santo, y a Dios a través de Él. 11Él te habla de ti., 12No hay culpabilidad en
ti, pues Dios se encuentra bendecido en Su Hijo, tal como el Hijo se encuentra bendecido en el
Padre.
2. Todo el mundo tiene un papel especial en la Expiación, pero el mensaje que se le da a cada uno de
ellos es siempre el mismo: El Hijo de Dios es inocente. 2Cada uno enseña este mensaje de modo
diferente, y lo aprende de modo diferente. 3Pero hasta que no lo enseñe y lo aprenda, tendrá la vaga
conciencia de que no está llevando a cabo su verdadera función, y no podrá por menos que sufrir por
ello. 4La carga de la culpabilidad es pesada, pero Dios no quiere que sigas atado a ella. Su plan para tu
despertar es tan perfecto como el tuyo es falible 6Tú no sabes lo que haces, pero Aquel que sabe está
contigo. 7Tuya es Su dulzura, y todo el amor que compartes con Dios Él lo ha salvaguardado para ti.
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Él sólo quiere enseñarte a ser feliz.
3 ¡Bendito Hijo de un Padre que bendice sin reservas, el júbilo fue creado para ti! 2¿Quién puede
condenar a quien Dios ha bendecido? 3No hay nada en la Mente de Dios que no comparta Su
radiante inocencia. 4La creación es la extensión natural de la perfecta pureza. 5Tu única misión aquí
es dedicarte plenamente, y de buena voluntad, a la negación de todas las manifestaciones de la
culpabilidad. 6Acusar es no entender. 7Los felices aprendices de la Expiación se convierten en los
maestros de la inocencia, la cual es el derecho de todo lo que Dios creó. 8No les niegues lo que les
corresponde, pues no se lo estarías negando sólo a ellos.
4. El Hijo de Dios tiene derecho a heredar el Reino, el cual se le dio en su creación. 2No trates de
robárselo, pues estarás buscándote culpabilidad y no podrás sino experimentarla. 3Protege su pureza
contra cada pensamiento que quisiera robársela y ocultarla de sus ojos. 4Lleva la inocencia a la luz,
en respuesta a la llamada de la Expiación. 5Nunca permitas que la pureza permanezca oculta, sino
que, por el contrario, descorre con tu luz los pesados velos de culpabilidad tras los cuales el Hijo de
Dios se ha ocultado a sí mismo de sus propios ojos.
5. Aquí todos estamos unidos en la Expiación, y no hay nada más en este mundo que pueda unirnos.
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Así es como desaparecerá el mundo de la separación, y como se restablecerá la plena comunicación
entre Padre e Hijo. 3El milagro reconoce la inocencia que tiene que haberse negado para que se haya
producido la necesidad de curación. 4No niegues este jubiloso reconocimiento, pues toda esperanza
de felicidad y de liberación de cualquier tipo de sufrimiento reside en él. 5¿Hay alguien que no desee
liberarse del dolor? 6Tal vez no haya aprendido todavía cómo intercambiar- la culpabilidad por la
inocencia, ni se haya dado cuenta de que sólo mediante este intercambio se puede liberar del dolor.
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Aun así, aquellos que no han aprendido necesitan que se les enseñe, no que se les ataque. 8Atacar a
los que necesitan que se les enseñe es perder la oportunidad de poder aprender de ellos.
6. Los maestros de la inocencia, cada uno a su manera, se han unido para desempeñar el papel que
les corresponde en el programa de estudios unificado de la Expiación. 2Aparte de este programa, no
hay nada más que tenga un objetivo de enseñanza unificado. 3En este programa de estudios no hay
conflictos, pues sólo tiene un objetivo, no importa cómo se enseñe. 4Todo esfuerzo que se haga en su
favor se le ofrece a la eterna gloria de Dios y de Su creación con el solo propósito de liberar de la
culpabilidad. 5Y cada enseñanza que apunte en esa dirección apunta directamente al Cielo y a la paz
de Dios. 6No hay dolor, pruebas o miedo que esta enseñanza no pueda vencer. 7El poder de Dios
Mismo la apoya y garantiza sus resultados ilimitados.
7. Une tus esfuerzos al poder que no puede fracasar y sólo puede conducir a la paz. 2No hay nadie a
quien una enseñanza como ésta no le conmueva. 3No te sentirás excluido del poder de Dios si te
dedicas a enseñar sólo esto. 4No estarás exento de los efectos de esta santísima lección, que sólo se
propone restablecer lo que constituye el derecho de la creación de Dios. 5Todo aquel a quien liberes
de la culpabilidad te mostrará tu inocencia. 6El círculo de la Expiación es infinito. 7Y con cada
hermano que incluyas dentro de los confines de seguridad y perfecta paz de dicho círculo, tu
confianza de que estás incluido y a salvo dentro del mismo aumentará.
8. ¡Que la paz sea, pues, con todos los que se convierten en maestros de paz! 2Pues la paz es el
reconocimiento de la pureza perfecta, de la que nadie está excluido. 3Dentro de su santo círculo se
encuentran todos los que Dios creó como Su Hijo. 4El júbilo es su atributo unificador, y no deja a
nadie afuera solo, sufriendo el dolor de la culpabilidad. 5El poder de Dios atrae a todos hacia la
seguridad que ofrece su regazo de amor y unión. 60cupa quedamente tu puesto dentro del círculo,
y atrae a todas las mentes torturadas para que se unan a ti en la seguridad de su paz y de su
santidad. 7Mora a mi lado dentro de él, como maestro de la Expiación y no de la culpabilidad.
9. Bendito seas tú que enseñas esto conmigo. 2Nuestro poder no emana de nosotros, sino de
nuestro Padre. 3En nuestra inocencia lo conocemos a Él, tal como Él sabe que somos inocentes. 4Yo
estoy dentro del círculo, llamándote a que vengas a la paz. 5Enseña paz conmigo, y álzate conmigo
en tierra santa. 6Recuerda, por todos, el poder que tu Padre les ha otorgado. 7No pienses que no
puedes enseñar Su perfecta paz. 8No permanezcas afuera, sino únete a mí adentro. 9No dejes de
cumplir el único propósito al que mi enseñanza te exhorta. 10Devuélvele a Dios Su Hijo tal como Él
lo creó, enseñándole que es inocente.
10. La crucifixión no jugó ningún papel en la Expiación. 2Sólo la resurrección lo hizo y esa fue mi
contribución. 3La resurrección es el símbolo de la liberación de la culpabilidad por medio de la
inocencia. 4Tú crucificarías a todo aquel a quien percibes como culpable. 5Mas le devuelves la
inocencia a todo aquel a quien consideras inocente. 6La crucifixión es siempre la meta del ego,
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que considera a todo el mundo culpable, y mediante su condenación procura matar. 8El Espíritu
Santo sólo ve inocencia, y mediante Su dulzura Él desea liberarte del miedo y re-establecer el reino
del amor. 9El poder del amor reside en Su dulzura, que es de Dios y, por lo tanto, no puede
crucificar ni ser crucificada. 10El templo que restauras se convierte en tu altar, pues fue recons-
truido a través de ti. 11Todo lo que le das a Dios es tuyo. 12Así es como Él crea, y así es como tú
debes restaurar.
11. A todo aquel que ves, o bien lo ubicas dentro del santo círculo de la Expiación o bien lo dejas
afuera, juzgándolo como que merece ser crucificado o redimido. 2Si lo incluyes dentro del círculo
de pureza, descansarás allí con él. 3Si lo excluyes, te quedas afuera con él. 4No juzgues, excepto
desde una quietud que no emana de ti. 5Niégate a aceptar que alguien pueda estar exento de la
bendición de la Expiación y condúcelo a ésta bendiciéndolo. 6La santidad tiene que ser compartida,
pues en ello radica todo lo que la hace santa. 7Ven gustosamente al santo círculo y -contempla en
paz a todos los que creen estar excluidos. 8No excluyas a nadie del círculo porque en él se
encuentra lo que tu hermano y tú estáis buscando. 9Ven, unámonos a él en el santo lugar de paz en
el que nos corresponde estar a todos, unidos cual uno solo dentro de la Causa de la paz.
En cuanto llevamos el error ante la Luz de la Expiación, el error queda disuelto. Dice
Jesús que la Expiación actúa como un catalizador, que el Amor es la Expiación, el
recuerdo de la Verdad es lo que sana.
Pregunta (continuación): ¿Se puede estar enfermo y no identificarse con el cuerpo?
Respuesta de Hilda: No. La enfermedad es una elección, si yo decido enfermar, me he
equivocado. Esto tiene que quedar muy claro, la enfermedad es una solución de
problemas inadecuada, no nos es útil para nada. De hecho, Jesús nos exhorta a no
enfermar, la enfermedad, en un primer momento, siempre está en la mente, y luego
podemos tomar la decisión de que se manifieste en el cuerpo de una forma más o
menos palpable y observable; cuando nos referimos a las enfermedades en este
mundo, decimos que están más somatizadas o más en la mente, ya que cuando
hablamos de trastorno mental, creemos que tiene un sustrato fisiológico, que hay
una desregulación a nivel neuronal, si yo estoy muy triste, eso se convierte en una
depresión, y si me dura mucho en una depresión más profunda, y si de repente me
da un brote de euforia ya se trata de un brote bipolar, y buscamos el sustrato
fisiológico, porque cuando creemos que la enfermedad es real, cuando la usamos
como una mala solución de problemas, es porque creemos en lo físico, creemos ser
un cuerpo. Por eso siempre, cualquier tipo de enfermedad, ya sea más física o más
mental, va a estar en relación con que creo que soy un cuerpo, y en cuanto yo lo
perdono lo que ocurre es que se elimina la confusión de niveles, reconozco que todo
se está produciendo a nivel mental; el milagro le devuelve a la mente su llenura
porque he aceptado la Expiación, la sanación, para mí mismo y entonces reconozco
que la enfermedad es una ilusión y que nunca ha existido, que me la he inventado yo,
y que al no tener causa, al no venir de Dios, no existe. Y se sana llevando esa ilusión
ante la Luz de la Verdad, tal como me la haya creído. Por eso recurrimos a la lección
14 “Dios no creó un mundo sin significado” para ver lo fácil que se subsana:
5. Entre los temas adecuados para la aplicación de la idea de hoy se puede incluir, asimismo,
todo aquello que temas te pueda ocurrir a ti, o a cualquier persona por la que estés preocupado.
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Nombra en cada caso el "desastre" en cuestión muy concretamente. 3No uses términos
abstractos. 4Por ejemplo, no digas: "Dios no creó las enfermedades”, sino "Dios no creó el
cáncer'; o los ataques cardíacos, o lo que sea que te cause temor.
6. Eso que estás contemplando es tu repertorio personal de horrores. 2Esas cosas son parte del
mundo que ves. 3Algunas de ellas son ilusiones que compartes con los demás, y otras son parte
de tu infierno personal. 4Eso no importa. 5Lo que Dios no creó sólo puede estar en tu propia
mente, separada de la Suya. 6Por lo tanto, no tiene significado. 7En reconocimiento de este
hecho, concluye las sesiones de práctica repitiendo la idea de hoy:
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Dios no creó un mundo sin significado.
Es una promesa, aceptar la Expiación es aceptar la Voz de Dios, el Reino de Dios está
seguro, todas las aparentes fabricaciones que la mente del Hijo de Dios que se creyó
separada fabricó no pueden ser reales, es imposible, no pudo suceder porque
estaban protegidas por el mismo Reino, por nuestro Padre.
La Expiación fue iniciada y terminada por nuestro hermano mayor Jesús, que soy yo
mismo, que somos todos. Esto se puede ver en el capítulo 4 “Las Ilusiones del Ego”,
en el epígrafe VI “Las recompensas de Dios” y en el párrafo 6:
6. De momento, la confianza que yo tengo en ti es mayor que la que tú tienes en mí, pero no
siempre será así. 2Tu misión es muy simple. 3Se te pide que vivas de tal forma que demuestre que no
eres un ego, y yo no me equivoco al elegir los canales de Dios. 4El Santísimo comparte mi confianza, y
acepta mis decisiones con respecto a la Expiación porque mi voluntad nunca está en desacuerdo con
la Suya. 5Dije anteriormente que yo estoy a cargo de la Expiación. 6Esto es así debido únicamente a
que completé mi papel en ella como hombre, y ahora puedo completarla a través de otros. 7Los
canales que he elegido no pueden fallar porque les prestaré mi fortaleza mientras la suya sea
insuficiente.
Hilda: Donde Jesús empieza a hablar de que Él fue el que emprendió la Expiación al
darle comienzo, está en el capítulo 1, en el punto III “La Expiación y los Milagros” y en
el párrafo 1:
1. Yo estoy a cargo del proceso de Expiación, que emprendí para darle comienzo.
Sería muy útil comprender que aquí hay dos tiempos que se están dando a la vez. La
Expiación ya se ha completado en cuanto que el tiempo no existe y no es lineal, pero
en el tiempo, la Expiación ha sido iniciada y cada uno de nosotros estamos llevando a
cabo nuestro papel en el Plan de Dios para la Expiación. O sea que hay una Expiación
instante a instante, se está des-haciendo la creencia en la separación, y eso a la vez
está conformando la Expiación general que ya se ha terminado, porque el alfa (α) y el
omega (Ω) son el mismo punto donde ya todos nos hemos reído de esa loca idea,
pero a la vez ahora estamos en el tiempo tomando esa decisión, y con eso estamos
contribuyendo a que se acorte el tiempo. Podríamos decir que estamos desandando
el camino, por eso también podemos decir que avanzamos a medida que
retrocedemos sobre nuestros pasos de haber querido ir hacia afuera para hacer las
cosas por nuestra cuenta.
Gloria: Comprendemos que el milagro es el medio a través del cual se lleva a cabo la
Expiación, ya que a través de los milagros es como colapsamos el tiempo.
Hilda: Y la curación es el resultado de haber aceptado la Expiación.
Gloria: En ese mismo capítulo 4 “Las Ilusiones del Ego”, en el epígrafe VI “Las
recompensas de Dios”, en el párrafo 6 y en la frase 3, se dice:
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Se te pide que vivas de tal forma que demuestre que no eres un ego, y yo no me equivoco al elegir
los canales de Dios.
No ser un ego significa que somos Espíritu, cuando a cada instante nos reconocemos
en el Espíritu que somos, se acaban todas las ilusiones. Jesús nos pide únicamente
que vivamos como lo que realmente somos, Espíritu, no como un ego.
Pues nada de eso pudo tener lugar, nunca ha habido un pecado y todo esto lo hemos
validado a base de juicios, porque nos hemos inventado la capacidad de percibir
diferencias, la creencia de que podemos enjuiciar qué es lo que nos puede interesar.
El deseo de ser especial es la creencia de que puedo amar de forma diferente a como
Dios ama, en vez de amar totalmente, amar de forma parcial, sesgada, y entonces
tengo que poder elegir, y nunca elijo solo los aspectos positivos porque como yo lo
que me he inventado son los opuestos, la ausencia de…, tengo un mundo perceptivo
que es falso, que no existe. Pero, gracias a Dios, al llevar todo ante la Luz de la
Expiación el pecado queda des-hecho, porque como nos dice el punto 1 de la
segunda parte del Libro de Ejercicios, el Perdón no perdona pecados, no podemos
hacer real el error y pretender perdonarlo, la primera parte del Perdón siempre
conlleva el que reconozca que solo es un error de interpretación, que me estoy
equivocando en mi manera de percibir, y por eso tengo el Milagro que es lo que
subsana el error, que es la percepción sana, donde nos vamos a estar diciendo
continuamente los unos a los otros que somos inocentes.
Gloria: El juicio queda subsanado por el Milagro. En el deseo de ser especial nos
creemos un cuerpo y también creemos que nuestros hermanos son un cuerpo. Al yo
ver cuerpos, emito juicios, por lo tanto, la única manera de no emitir juicios es no ver
cuerpos; cuando vemos a nuestro hermano en su verdadera naturaleza, en su
verdadera identidad, como Dios lo creó, no es posible hacer juicios sobre lo que es
completo y eterno, pero eso solamente lo podemos hacer a través del Milagro, como
obradores de Milagros.
Pero el ego todavía está ahí, tratando de hacer realidad lo que no es real, y entonces
hace que creamos lo que no somos y hace que sigamos emitiendo juicios. Si vemos
que nos hemos salido de nuestra paz es porque hemos emitido un juicio, si eso llega a
suceder, simplemente nos paramos, reconocemos que nos hemos equivocado,
oramos, aceptamos el Milagro y sanamos. La Expiación, la función especial, es que
tenemos esa herramienta maravillosa, somos Obradores de Milagros porque ya
aceptamos la Expiación para nosotros mismos.
De la creencia de que hemos pecado viene la culpa y esa culpa es la que desencadena
todo lo que fabricamos y proyectamos en los niveles diferentes al nivel de la mente,
que es ver en mi hermano la enfermedad y el resto de ilusiones, o fabricarlas
aparentemente en mí, como el resultado de sentirme culpable, de sentirme
separado. Pero no tiene por qué ser así, porque si yo reconozco que soy Santo e
inocente, que no he podido cometer pecado, que soy perfecto y que mi verdadero
estado es en Dios, la culpa desaparece, no existe, desde la Expiación no hay nada que
hacer.
Está también el tiempo lineal, el instante profano, donde pasado, presente y futuro
parecen ser reales y en donde aparentemente vivimos en un espacio de tiempo
lineal. Esto se trasciende gracias a la Expiación y simplemente vivimos en la perfecta
eternidad, en el Instante Santo, en el Ahora, instante a instante. Y esto lo vivimos
cada vez que perdonamos, por eso perdonar, Expiar, obrar Milagros, en última
instancia son lo mismo, porque gracias a ellos regresamos a la Eternidad, al lugar en
donde realmente estamos.
Un remedio para una mente que creyó que se podía separar, la Expiación le devuelve
a la mente el recuerdo de su verdadera identidad, y así la mente se ilumina. Cualquier
clase de curación es el resultado de una mente que ha aceptado la Expiación para sí
misma.
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Es irrelevante a qué clase de error se aplique la Expiación.
No hay grados de dificultad en los milagros porque no hay distintos tipos de error. Los
niveles hacen que en este mundo de la percepción parezca haber grados, tipos,
colores, diferencias, rangos, órdenes de realidad…, aquí parece que hay claroscuros;
en un abanico abierto parece haber muchas posibilidades, un abanico de ellas, el
mundo nos ofrece muchos caminos diferentes, por ejemplo muchas carreras
universitarias. En el mundo parece haber un montón de caminos y de posibilidades,
pero todos son ilusorios, una única ilusión de separación que para que me resulte
atractiva se ha disfrazado de muchas formas diferentes para que no parezca que
siempre es el mismo error, que me creo separado de Dios.
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Toda curación es esencialmente una liberación del miedo. 8Para poder llevarla a cabo, tú mismo
debes estar libre de todo miedo. No entiendes lo que es la curación debido a tu propio miedo.
Gloria: Ahora vamos al capítulo 28 “El Des-hacimiento del Miedo”, al epígrafe IV “La
unión mayor”, párrafo 1. Jesús dice:
1. Aceptar la Expiación para ti mismo significa no prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de
nadie. 2Significa que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que vuelque
sus ilusiones contra sí mismo. 3Tampoco deseas que éstas se vuelquen contra ti. 4De este modo, no tienen
ningún efecto. 5Y te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. 6A menos
que lo ayudes, sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. 7Y te convertirás en un protagonista en su
sueño de dolor, tal como él lo es en el tuyo. 8De este modo, los dos os convertís en ilusiones sin
ninguna identidad. 9Tú puedes ser cualquier persona o cualquier cosa, según de quién sea el sueño
de maldad que compartas. 10Pero de una cosa puedes estar seguro: que eres perverso, pues
compartes sueños de miedo.
Hilda propone leer el punto IV que ha empezado a leer Gloria hasta el final:
2. Hay un modo de encontrar certeza aquí y ahora. 2Niégate a ser parte de ningún sueño de miedo,
sea cual sea su forma, pues si lo haces perderás tu identidad en ellos. 3La manera de encontrarte a ti
mismo es negándote a aceptar tales sueños como tu causa, o como que tienen efectos en ti. 4Tú no
tienes nada que ver con ellos, pero sí con aquel que los sueña. 5De esta manera, separas al soñador
del sueño, al unirte a uno y abandonar el otro. 6El sueño no es más que una ilusión de la mente. 7Y a
ésta te puedes unir, pero jamás al sueño. 8Es del sueño de lo que tienes miedo, no de la mente. 9Sin
embargo, los ves como si fuesen lo mismo porque crees que tú no eres más que un sueño. 10Y no
sabes lo que es real acerca de ti o lo que es ilusorio, ni puedes distinguir entre lo uno y lo otro.
3. Al igual que tú, tu hermano cree que él es un sueño. 2No compartas con él su ilusión acerca de sí
mismo, pues tu identidad depende de su realidad. 3Piensa en él más bien como una mente en la que
todavía persisten las ilusiones, pero con la que tienes una relación fraternal. 4Lo que él sueña no es lo
que lo convierte en tu hermano, ni tampoco su cuerpo, el "héroe" del sueño, es tu hermano. 5Su
realidad es lo que es tu hermano, de la misma manera en que tu realidad es lo que es hermano suyo.
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Tu mente y la suya están unidas en hermandad. 7Su cuerpo y sus sueños tan sólo aparentan abrir
una diminuta brecha en la que tus sueños se han unido a los suyos.
4. Entre vuestras mentes, sin embargo, no hay ninguna brecha. 2Unirte a sus sueños significa que no
te unes a él, pues sus sueños lo separan de ti. 3Libéralo, por lo tanto, proclamando sencillamente tu
hermandad con él y no con sueños de miedo. 4Ayúdale a que reconozca quién es, negándote a
apoyar sus ilusiones con tu fe, pues si lo haces, no podrás sino tener fe en las tuyas. 5Y al tener fe en
las tuyas, él no podrá liberarse y tú quedarás atrapado en sus sueños. 6Y sueños de terror vendrán a
rondar la diminuta brecha, la cual está poblada únicamente por las ilusiones que habéis apoyado en
la mente del otro.
5. Ten absoluta certeza de que si tú haces lo que te corresponde hacer, él hará lo que le corresponda
hacer a él, pues se unirá a ti allí donde tú estés. 2No lo invites a unirse a ti en la brecha que hay entre
vosotros, pues si lo haces, creerás que ésa es tu realidad así como la suya. 3Tú no puedes llevar a
cabo su papel por él, mas esto es precisamente lo que haces cuando te vuelves una figura pasiva en
sus sueños, en vez del soñador de los tuyos. 4Tener una identidad carece de significado en los sueños
porque el soñador y el sueño son lo mismo. 5El que comparte un sueño no puede sino ser el sueño
que comparte porque el acto de compartir es lo que produce la causa.
6. Como consecuencia de compartir confusión estás confundido, pues en la brecha no existe un yo
estable. 2Lo que es lo mismo parece diferente porque lo que es lo mismo aparenta ser algo distinto.
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Los sueños de tu hermano son los tuyos porque tú permites que lo sean. 4Mas si lo librases de tus
sueños, él se liberaría de ellos, así como de los suyos. 5Tus sueños dan testimonio de los suyos y, los
suyos, de la verdad de los tuyos. 6No obstante, si vieses que no hay verdad en los tuyos, sus sueños
desaparecerían y él comprendería qué fue lo que dio origen al sueño.
7. El Espíritu Santo mora en vuestras dos mentes, y Él es Uno porque no hay brecha que pueda dividir
Su Unicidad*. 2La brecha que separa vuestros cuerpos es irrelevante, pues lo que está unido en Él es
siempre uno. 3Nadie puede estar enfermo si alguien acepta su unión con él. 4Su deseo de ser una
mente enferma y separada no puede seguir vigente sin un testigo o una causa. 5Y tanto el testigo
como la causa desaparecen si alguien decide unirse a él. 6En su sueño él estaba separado de su her-
mano, quien, al no compartir su sueño con él, ha eliminado el espacio que había entre ellos. 7Y el
Padre viene a unirse con Su Hijo, a quien el Espíritu Santo se unió.
8. La función del Espíritu Santo es tomar la imagen fragmentada del Hijo de Dios y poner cada
fragmento nuevamente en su lugar. 2Él muestra esta santa imagen, completamente sanada, a cada
fragmento separado que piensa que en sí es una imagen completa. 3A cada uno de ellos Él le ofrece
su Identidad, que la imagen en su totalidad representa, en vez de la fragmentada y diminuta porción
que él insistía que era él mismo. 4Mas cuando él vea esta imagen, se reconocerá a sí mismo. 5Si tú no
compartes con tu hermano su sueño de maldad, ésa es la imagen con la que el milagro llenará la
diminuta brecha, la cual quedará así libre de todas las semillas de enfermedad y de pecado. 6Y ahí el
Padre recibirá a Su Hijo porque Su Hijo ha sido misericordioso consigo mismo.
9. Te doy las gracias, Padre, sabiendo que Tú vendrás a salvar cada diminuta brecha que hay entre
los fragmentos separados de Tu santo Hijo. 2Tu santidad, absoluta y perfecta, mora en cada uno de
ellos. 3Y están unidos porque lo que mora en uno solo de ellos, mora en todos ellos. 4¡Cuán sagrado
es el más diminuto grano de arena, cuando se reconoce que forma parte de la imagen total del Hijo
de Dios. 5Las formas que los diferentes fragmentos parecen adoptar no significan nada, 6pues el todo
reside en cada uno de ellos. 7Y cada aspecto del Hijo de Dios es exactamente igual a todos los demás.
10. No te unas a los sueños de tu hermano, sino a él, y ahí donde te unes a Su Hijo, ahí está el Padre.
2
¿Quién iría en busca de sustitutos si se diese cuenta de que no ha perdido nada? 3¿Quién querría
disfrutar de los "beneficios" de la enfermedad cuando ha recibido la simple bendición de la salud?
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Lo que Dios ha dado no puede suponer pérdida alguna, y lo que no procede de Él no tiene efectos.
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¿Qué podrías percibir, entonces, en la brecha? 6Las semillas de la enfermedad proceden de la
creencia de que es posible encontrar felicidad en la separación y de que renunciar a ella sería un
sacrificio. 7Mas los milagros son el resultado de no seguir tratando de ver en la brecha lo que no se
encuentra en ella. 8Lo único que requiere el Sanador del Hijo de Dios es que estés dispuesto a
abandonar todas las ilusiones. 9Él sembrará los milagros de curación allí donde antes se encontraban
las semillas de la enfermedad. 10Y no habrá pérdidas de ninguna clase, sino sólo ganancias.
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Ibíd. pág. 36
conocimiento. 5No te pongas a ti mismo a cargo de esto, pues no puedes distinguir entre lo que
es un avance y lo que es un retroceso. 6Has considerado algunos de tus mayores avances como
fracasos, y has evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos.
Nosotros no podemos hacer las cosas solos. Precisamente la loca idea fue el “por
nuestra cuenta”.
Y si nos vamos al capítulo 9, en el punto IV “El Plan de Perdón del Espíritu Santo”, en
el párrafo 3, Jesús nos dice:
3. La Expiación es una lección acerca de cómo compartir, que se te da porque te has olvidado de
cómo hacerlo. 2El Espíritu Santo simplemente te recuerda el uso natural de tus capacidades. 3Al
reinterpretar la capacidad de atacar como la capacidad de compartir, Él transforma lo que tú
inventaste en lo que Dios creó.