Está en la página 1de 3

La Leyenda de la niña de las 7 iglesias

Siendo una noche como todas, pero en especial, ésta era una noche un poco más fría,
más obscura, cerca de la 1 de la madrugada, un taxista regresaba a su
casa después de todo un día de arduo trabajo, en la calle ya no había ni alma
de gente, pero al pasar frente al cementerio general de la ciudad se percató
que una chica le hacía la parada, éste se siguió pensando que ya estaba muy
cansado y que era muy tarde para hacer otra dejada.
Sin embargo reflexionó y pensando en su sobrina de 17 años que fue violada y asesinada
3 años atrás, dijo, "pobre chica, no la puedo dejar ahí expuesta a no sé qué miserable".
Retrocedió su taxi y llegó hasta ella, tenía aproximadamente entre 18 - 19 años. Al
contemplar su rostro, el taxista sintió un frío intenso y cierto sobresalto, al que no le dio
importancia, pues la niña era dueña de un rostro angelical, inspiraba pureza, de piel
blanca, muy blanca, cabello sumamente largo, era delgada, facciones finas, con unos ojos
grandes, azules, pero infinitamente tristes, tenía un vestido blanco, de encaje, y en su
cuello colgaba un relicario bellísimo de oro, que se veía de época.
El taxista acongojado le preguntó adónde la dejaba, y le dijo que quería que la llevara a
visitar 7 iglesias de la ciudad, las que él quisiera, su voz era suave, muy triste, pero
dejaba notar un timbre muy extraño, que le dejó una sensación de miedo y misterio.
Para no hacerla larga, el taxista la llevó a cada una de las siete iglesias sin replicar, en
cada una pasaba cerca de 3 minutos y salía con una expresión de serenidad, de
tranquilidad, pero sin abandonar de sus ojos esa mirada de infinita tristeza.
Al final del paseo, ella le pidió un favor. "Discúlpeme si he abusado mucho de su bondad,
mi nombre es Alicia, no tengo dinero para pagarle ahora, sin embargo le dejaré éste
relicario, y podría hacerme un último favor? Vaya a la colonia Jazmines # 245, ahí vive mi
padre, entréguele mi relicario y pídale que le pague su servicio, ah, y dígale que lo quiero
y que no se olvide de mí.
"Déjeme donde me recogió por favor."
El taxista se sintió como en un trance, en donde actuaba automáticamente a la petición de
la chica, y la dejó ahí, frente al cementerio. El hombre se fue a su casa, se sentía
mareado, le dolía intensamente la cabeza, y su cuerpo le ardía por la fiebre que
empezaba a tener, su esposa lo atendió de ese repentino mal, duró así casi 3 días.
Cuando al fin pudo reaccionar y se sintió mejor, recordó su última noche en el taxi,
recordó a la niña angelical de las iglesias, y recordó su última petición, que le hizo sentir
un escalofrío intenso que hizo que se cimbrará de pies a cabeza, aunque él no
comprendía nada, pensó "que raro fue todo, seguro se fue de su casa, o tiene problemas,
pero, ¿por qué en el cementerio? ¿Quién era?, ¡¡El relicario!!", sí ahí estaba, sobre su
mesita de cama, el relicario de Alicia, que ahora tenía restos de tierra.
Se paró como un resorte, tomó su taxi y fue a la dirección que le diera la chica, pero no
con la intención de cobrar, sino de descubrir, conocer, aclarar la verdad detrás de ese
misterio que le inquietaba, que le estremecía, que no quería ni pensar.
Tocó, era una casa grande, estilo colonial, vieja, entonces abrió un hombre, de edad
avanzada, alto, de aspecto extranjero, con unos ojos, si los ojos de Alicia, así de tristes. El
taxista le dijo "Disculpe señor, vengo de parte de su hija Alicia, ella solicitó mis servicios,
me pidió que la llevara a visitar siete iglesias, así lo hice y me dejó su relicario como
penda para que usted me pagara". El hombre al ver la joya rompió en llanto incontrolable,
hizo pasar al taxista y le mostró un retrato, el de Alicia, idéntica a la de hace 3 noches.
¿Es ella mi Alicia?, le dijo el hombre, "Sí ella, con ese mismo vestido".
"No puede ser, hace tres noches cumplió 7 años de muerta, murió en un accidente
automovilístico, y este relicario que le dio fue enterrado con ella, y ese mismo vestido, su
favorito... hija, perdón, debí hacerte una misa, debí haberme acordado de ti, debí...."
El hombre lloró como un niño, lloró y lloró, el taxista estaba pálido, pasmado de la
impresión, “había convivido con una muerta" eso lo explicaba todo.
Volviendo de su estupor, le dijo al padre de Alicia, "señor, yo la vi, yo hablé y conviví con
ella, me dijo que lo amaba, que lo amaba mucho, y que no se volviera a olvidar de ella,
creo que eso le dolió mucho".
Se dice que el padre de Alicia recompensó al taxista, le regaló toda una flotilla de taxis
para que iniciara un negocio, todo en agradecimiento por haber ayudado a su niña
adorada a visitar las iglesias en su aniversario fúnebre.
La muñeca del Panteón Xalapeño (Veracruz)

En este panteón se cuenta la historia de una muñeca que cobra vida por las noches y
cambia de posición. La muñeca forma parte de las decoraciones de una capilla que
está al lado de una tumba, al parecer de una niña que murió en 1978.

Los vigilantes cuentan que la muñeca nunca sale de la capilla, pero que todos los
días cambia de posición. A veces amanece con los brazos en alto, otras está
sentada y algunas, acostada. La muñeca lleva ahí ya 41 años y todavía los familiares
acuden año con año en determinadas fechas para limpiar la capilla, peinar y
cambiarle la ropa a la muñeca. Aunque ya está maltratada por el paso de los años,
sigue acompañando a su compañerita de juegos.

La Llorona
De los campos a las ciudades emigran muchas jovencitas en busca de su sueño, de estudios y de
tener mejores trajes y dinero para ayudar a sus familias.

Esta como muchas llegó a la ciudad y se empleo en casa de ricos, enamorándose de su hijo el
cual cruelmente la dejó embarazada y luego la despidió de su trabajo.

No habiendo más que hacer, se devolvió a su casa escondiendo su hijo bajo su delantal, lo cual no
logró por mucho tiempo, su familia, apegada al cristianismo, comenzó a decirle su error a todas
horas, creándole gran angustia.

Una noche bajo un gran aguacero corrió hacia el río y pariéndolo lo lanzó a la corriente, al ver lo
que había hecho se lanzó detrás del niño gritando y llorando.

Todavía en las noches de luna después de una creciente se oye el llanto de esta mujer, y se puede
verle tras el rayo de luna en el agua del río, tratando de alcanzar a su hijo.

Dicen que el señor en su gran misericordia tendrá compasión de ella y que algún día lo alcanzará,
volverá a la vida y será un gran hombre revolucionario de la sociedad.

También podría gustarte