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CarreñoHidalgoPabloCesar2016 PDF
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Análisis de los estudios sobre las plantas medicinales usadas por las
diferentes comunidades del Valle de Sibundoy, Alto Putumayo
Análisis de los estudios sobre las plantas medicinales usadas por las
diferentes comunidades del Valle de Sibundoy, Alto Putumayo
1. INTRODUCCIÓN
2. ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN
4. OBJETIVO GENERAL
5. MARCO TEÓRICO
6. METODOLOGÍA
7. DESARROLLO DE LA PROPUESTA
7.1. ANÁLISIS Y REGISTRO DE LAS PLANTAS MÁS USADAS E
IMPORTANTES EN LA MEDICINA TRADICIONAL DEL VALLE DE SIBUNDOY
8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
8.1. RECOMENDACIONES
9. BIBLIOGRAFÍA
10. ANEXO
1. INTRODUCCIÓN
Grandes autores a través del tiempo son los que vienen construyendo y aportando
en la etnobotánica entre los más importantes se encuentran (Sturtevant, 1964;
Barrau, 1965; Hernández, 1979; Barrera, 1979; Toledo, 1985; Alcorn, 1995;
Sanabria, 1998; Caballero, 2002; Hamilton, 2003 y Lagos y et al. 2011), cuyas
contribuciones han logrado generar grandes avances frente a los conocimientos,
autorías y orígenes de los usos de los organismos vegetales por parte del ser
humano.
De la misma forma son diversos los grupos e instituciones formadas con el ánimo
de trabajar e investigar en la etnobotánica, como lo son: la Sociedad
Latinoamericana de Etnobiología (SOLAE), el grupo Etnobotánico Latinoamericano
(GELA), la Sociedad Colombiana de Etnobiología (SCE), Instituto de Investigación
de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, entre otros.
Zuluaga (1978), establece que todavía hay mucha incredulidad en cuanto a los
posibles beneficios de la medicina tradicional, por un lado hay un menosprecio
científico, mientras que por el otro, no hay un marco conceptual adecuado para
abordarlo; disciplinas como la etnobotánica, la antropología médica y más
recientemente la etnomedicina se construyen con el propósito de aproximarse y
comprender mejor la medicina tradicional.
2. ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN
En la parte baja a 1.595 m.s.n.m. hay un clima templado húmedo con una
temperatura que oscila entre 16 y 23 grados centígrados en verano; entre los 1.800
m.s.n.m. hasta los 2.100 m.s.n.m., se encuentra un clima frío húmedo, con una
temperatura promedio de 16 grados centígrados (Samel, 1968).
En esta región existen dos épocas al año con respecto a las precipitaciones, la
época lluviosa se produce durante los meses de mayo a julio, y época la no lluviosa
de diciembre a marzo (Bello, 1997).
Se encuentran las zonas de vida de bosque muy húmedo montano bajo (bmh-MB)
y el de bosque húmedo montano (bh-M), según Holdridge (citado por Espinal, 1967),
hace parte de la Región Andino-Amazónica al suroccidente de Colombia y de la
Cuenca Alta del Río Putumayo, la cual a su vez hace parte de la macrocuenca
hidrográfica del río Amazonas; además región posee conectividad de ecosistemas
de páramo, bosque montano y piedemonte amazónico, por lo que posee la
disponibilidad de hábitats para albergar una gran diversidad biológica (Gutiérrez,
2013).
Figura 1. Localización del área de estudio en el contexto nacional, departamental y
regional. Valle de Sibundoy. Tomado de COORPOAMAZONIA y FCP, 2006.
Algunos pueblos indígenas y sectores ambientalistas han logrado que sus Estados
modifiquen el ordenamiento jurídico nacional para hacer explícita la protección al
cocimiento tradicional (Nemoga, 2006); el derecho a la participación de las
comunidades indígenas en la utilización, administración y conservación de los
recursos naturales existentes en sus territorios, es el Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) ratificado por Colombia mediante la
Ley 21 de 1991, el cual compromete a los gobiernos a consultar previamente, en
buena fe, a los pueblos indígenas cuando se trate de autorizar exploración o
explotación de recursos naturales en sus territorios, pues reconoce la relación
especial que tienen estos pueblos con las tierras que ocupan o utilizan de alguna
manera y, en particular, los aspectos colectivos de esa relación (Nemoga, 2006).
Las plantas constituyen un recurso valioso en los sistemas de salud de los países
en desarrollo, aunque no existen datos precisos para evaluar la extensión del uso
global de plantas medicinales (Sheldon, 1997), la Organización Mundial de la Salud
(OMS) ha estimado que más del 80% de la población mundial utiliza, rutinariamente,
la medicina tradicional para satisfacer sus necesidades de atención primaria en
salud (Katewa et al., 2004), y que gran parte de los tratamientos tradicionales
implica el uso de extractos de plantas o sus principios activos (Shrestha y Dhillion,
2003). Según la OMS (1979), una planta medicinal es definida como cualquier
especie vegetal que contiene sustancias que pueden ser empleadas para
propósitos terapéuticos o cuyos principios activos pueden servir de precursores para
la síntesis de nuevos fármacos. Para que una medicina pueda considerarse
tradicional, además de sus elementos teórico-prácticos, debe cumplir con el
requisito de tener arraigo histórico, cultural y social, en el entramado de la tradición
de un pueblo, así, la medicina tradicional se define en concordancia con la tradición
del pueblo que la utilice (Zuluaga & Correal, 2002).
Esta aceptación de la medicina indígena tiene que ver, primero que todo, con su
amplia cobertura; Seijas (1969), realizó un estudio en Valle de Sibundoy (del
entonces corregimiento de Sibundoy), donde encontró que por cada 230 personas
había un médico indígena; pero muchos indígenas sin ser médicos tradicionales
conocen y hacen uso de las plantas medicinales, esto presentaría una mayor
cobertura aun por parte de la medicina tradicional.
Bristol (1965), estableció que son 240 plantas las que distinguen los indígenas del
valle de Sibundoy reconociendo su gran riqueza e importancia.
Teniendo en cuenta lo registrado por Rodríguez (2010), quien establece que desde
mediados del siglo XX en adelante se produjo un cúmulo de investigaciones en la
región; a las consideraciones de académico Lévi (1962), y al reconocimiento del
contexto y las realidades que vive el Valle de Sibundoy desde 1960 en adelante en
donde Gutierrez et al., (2013), anuncia que el Valle de Sibundoy fue un gran
humedal surtido por las aguas de los Ríos Putumayo, San Pedro y Quinchoa, sin
embargo, fue desecado a mediados de los 60´s a través de la construcción de un
sistema de canales de drenaje que interceptan las aguas, para adecuar los terrenos
para actividades agrícolas y ganaderas; se reconoce la importancia periódica de
1960 en adelante para recopilar y analisar los diferentes trabajos etnobotánicos
referentes a las plantas medicinales del valle de Sibundoy desde 1960 en adelante.
Las diferentes dinámicas presentes en las comunidades indígenas dejan ver que a
través del tiempo y en la construcción de las culturas se elaboran saberes que les
permiten interactuar, comprender, usar y conservar los diferentes organismos
vegetales en su diario vivir. El manejo de las plantas para curar enfermedades es
un saber tradicional de las comunidades indígenas, importantes para la salud física,
mental o espiritual de la población; como conocimientos especiales son
indispensables para el desarrollo de la ciencia occidental y por ello, es necesario
que desde la comunidad académica se continue en la construcción de una
articulación para contribuir a la información, reconocimiento y conservación de los
saberes tradicionales.
4. OBJETIVO GENERAL
Recopilar los estudios etnobotánicos sobre las plantas medicinales del Valle
de Sibundoy, desde 1960 hasta el presente, reconociendo los principales
organismos vegetales usados por la comunidad.
“Es obvio que la existencia misma del hombre depende del reino vegetal y de
su propia habilidad en saber aprovechar los recursos vegetales de su ambiente,
el hombre se alimenta, se viste, se abriga y se calienta directa o indirectamente
con plantas o con productos vegetales; cuando está enfermo, busca en las
plantas el remedio para su dolencia; cuando anhela consuelo, placer, fuerza o
comunión con sus dioses, se da al uso de narcóticos o de estimulantes
vegetales y se sirve también de sustancias toxicas de origen vegetal para
pescar y cazar y hasta para combatir a sus semejantes; a través de toda su vida
cuenta con los innumerables productos del ambiente vegetal para su industria
o para su comodidad doméstica tales como colorantes, gomas, resinas,
perfumes, especias, fibras y maderas. En sus religiones y expresiones
filosóficas suelen entrar a menudo conceptos derivados de la vida de las
plantas; los vegetales no son solamente los más simples elementos de su arte,
sino su arte mismo porque todo el adelanto cultural y la civilización misma como
la conocemos hoy, son posibles solamente por el hecho de que, habiendo
aprendido a domesticar a las plantas, por decirlo así, el hombre ha podido gozar
de una vida sedentaria y se ha proporcionado así cierto ocio que le ha permitido
dedicarse a diversiones y a obras de ingenio” (Schultes 1941).
En las dos últimas décadas se ha hecho un esfuerzo importante para cambiar esta
percepción, en ese sentido, una de las herramientas importantes para la generación
de una visión formal por parte de la academia a la etnobotánica es la utilización de
técnicas cuantitativas, las cuales han permitido valorar con mayor precisión la
importancia relativa de las plantas en contextos culturales concretos (Phillips &
Gentry, 1993; Phillips, 1996) y los patrones de variación del conocimiento tradicional
dentro de las comunidades locales (Zent, 2001; Begosi et al., 2002); igualmente,
algunas técnicas ecológicas han resultado útiles para evaluar el impacto ecológico
de la extracción de plantas útiles en comunidades naturales (Hall & Bawa, 1993).
La medicina indígena del valle de Sibundoy con su concepción integral del hombre
y la naturaleza ha subsistido en la región desde hace cientos de años, consideran
a la salud como un equilibrio entre la conducta humana y las leyes de la naturaleza
y así mismo los tratamientos giran en torno a la relación hombre-naturaleza. Zuluaga
(1994), reconoce que los Iganos y los Kamsá son especialistas en medicina
botánica al igual que otras comunidades se especializan en las artes de guerra, los
cultivos alimenticios o la orfebrería; es así como históricamente se ha reconocido a
los Kamsá como estudiosos de la medicina de las plantas, otras comunidades les
han dado el calificativo de “conocedores de plantas” (Calle, 1994). Los Kamëntzá
creen que algunas plantas modifican la relación del hombre con la naturaleza y que
otras acrecientan las cualidades de los sentidos y/o permiten añadirles otras que
no son características inherentes a la naturaleza de la persona; están también
diferenciadas las plantas que inciden en los centros emocionales, o sea aquellas
que pueden influir en la amistad, el amor, el repudio, la enemistad, modificar niveles
de conciencia y percepción de la realidad, etc. (Bristol, 1965), de igual forma
sobresalen algunos conceptos presentes en la medicina tradicional que deben ser
examinados con mucha atención que incluyen el concepto de frio y de calor, el
concepto de limpieza y de purga, los cuidados de la mujer, la menstruación, el
embarazo, el parto y el puerperio (Zuluaga, 1994). Los tratamientos están
orientados a intentar restituir el equilibrio perdido, si la enfermedad es fría se darán
plantas calientes, pero sí ocurrió por el influjo de algún espíritu son además rituales
para obtener la curación, estos también se emplean para limpiar el cuerpo y
“cerrarlo”, para prevenir accidentes, mala suerte, fracasos o enfermedades. Calle
(1994).
La función del carácter y naturaleza que los indígenas del Valle de Sibundoy
asignan a las plantas medicinales pertenece a la esfera de lo sagrado, según
esta cultura las fuerzas que la habitan son sobrenaturales, pertenecen a la serie de
la vida y del espíritu (Ramírez & Pinzón, 1996), los inganos y los kamëntzá han
logrado una extraordinaria adaptación de plantas de todo tipo, pero en particular de
plantas medicinales, han aclimatado variedades de Coca y Yagé que no se adaptan
en ninguna otra parte (Calle, 1994), Entre los indígenas Kamëntzá, se reconocen
tradicional y principalmente como plantas medicinales y mágico rituales el yagé y
los borracheros pertenecientes a las familias Malpighiaceae y Solanaceae y a los
géneros Banisteriopsis y Brugmansia respectivamente, además de diversos tipos
de Chondur pertenecientes a diversas familias y géneros taxonómicos, algunas
especies aun no identificadas, pero en su mayoría pertenecientes a las Iridaceae y
Acanthaceae (Pinzón & Garay, 1998), pero como planta principal de las plantas
mágicas, el Yagé es pilar fundamental dentro de la cosmovisión de los Kamëntzá
(ver imagen 1), y es el chamán quien maneja esta fuerza. La ingestión continua del
Yagé puede hacer perder el equilibrio síquico muy fácilmente, pues se trata de
manejar múltiples realidades al tiempo (Bristol 1969, Ramírez & Pinzón 1996).
A través del tiempo, en esta región han llegado diferentes académicos que se
dedican a realizar estudios etnobotánicos desde mediados del siglo XX, cada uno
con valiosos aportes entre los cuales podemos nombrar a (Yepes, 1953; Bristol,
1965; Seijas, 1969; Juajibioy, 1991; Guevara, 1995; Daza, 1996; Mora, 1996;
Giraldo, 2000; Hoyos y Prieto, 2000; Rodríguez, 2010 y Sanabria & Argueta (2015);
entre otros.
6. METODOLOGIA
Para este estudio fue necesario establecer diferentes puentes de comunicación con
entidades e instituciones que trabajan en el campo de la etnobotánica y así mismo
establecer una revisión profunda y concienzuda en las diferentes plataformas,
revistas y de más herramientas existentes para la recopilación de información, como
lo es el diálogo con los habitantes de la región estudiada.
7. DESARROLLO DE LA PROPUESTA
Tabla 3. Plantas medicinales de uso frecuente por las comunidades del Valle de
Sibundoy desde el conocimiento tradicional.
Nombre común Nombre Usos
científico
Yagé, Tigre Banisteriopsis Planta mágica: es un alcaloide que permite
Guasca sp. llegar a un trances con el cual se puede
entrar a estados e conciencia en la cual se
puede descubrir dolencias de todo tipo,
siempre manejado por un sabedor, taita o
chaman.
Quinde, Brugmancia Planta mágica: Alucinógeno, Artritis, Dolores
Borrachera Candida crónicos, Estimulante del parto. Atraer
energía positiva, Armonizar ambientes
hostiles.
Chondur de Eleutheria sp. Se utiliza para los sacar los temores de la
sangre persona que los está padeciendo.
Borrachero Brugamsia Se usa como antiinflamatorio, cefaleas,
amarillo suaveolens desinfectante, alucinógeno; conocimiento
contra el mal.
Borrachero Brugmansia Bueno para el reumatismo, dolor muscular,
blanco arbórea (L.) desinfectante, antiinflamatorio, alucinógeno;
previene males.
Borrachero rojo Brugmansia Es un antiinflamatorio, cura cefaleas, se usa
sanguínea como desinfectante y para las hemorroides.
Sábila Aloe vera Emenagogo, ayuda en caso de inflamación
vías respiratoria, en un laxante, purgante y
emoliente; aleja energías negativas, y
espíritus malignos.
Manzanilla Matricaria Es antialérgica, aromático, calmante,
chamomilla carminativa, digestiva, es emenagogo,
ayuda a la neurastenia; armonizar
ambientes hostiles, atraer energía positiva.
Leche de Sandí Brosimum utile Se usa como coagulante, cicatrizante,
antiinflamatorio; además favorece la
lactancia materna y ayuda con Hernias.
Caraña Trattinnickia Para manejar inflamaciones y tiene
rhoifolia propiedades cicatrizantes.
Alcaparro Capparis sp Emenagogo, es una planta espasmolítica,
ayuda también a la parasitosis intestinal y
como purgante.
Chiricaspi Peperonia aff. Sirve para abscesos, afecciones de
Duendensis garganta, antiinflamatorio, antitusivo,
aromático, la artritis, es cicatrizante,
expectorante, hemostático y para tos ferina.
Sangre de toro Virola Para la anemia, el dolor de huesos, como
parvifolia energizante, para el raquitismo, también es
Reconstituyente y regenerador de células.
Chuchuguasa Maytenus Ayuda a bronquios, a las afecciones de
laevis mamas, es antidiarreicoy sirve además para
la hemorroides, resfríos y reumatismo.
Arrayan Myrciantes Como astringente, estimulante del parto y
leucoxila como sedante.
Fuente de la tabla: Creación del autor del presente texto.
Las plantas Yagé y el Tigre Guasca son consideradas como plantas de mayores
importancia cultural, su aplicación sana cualquier dolencia, por son reconocidas
como especies mágicas; cuya exclusividad de uso y manejo cultural, por parte
de los taitas, se debe a que son ellos quienes conocen y manejan misterios en
relación al contacto con espíritus y/o energías también.
En los trabajos desarrollados por (Fajardo & Gómez, 2011; Rodríguez, 2010;
Hoyos & Prieto, 2000; Giraldo, 2000 y Guerrero, 1997), se destacan algunas
familias botánicas que albergan la mayoría de organismos vegetales usados en
la medicina tradicional, como lo son las familia Aráceae, Cyperaceae,
Acanthaceae, Lamiaceae y Malpighiaceae; a estas familias botánicas están
asociados principios activos y propiedades de comprobada importancia
farmacológica (Font Quer, 1999).
Según lo establecido por Según Fajardo & Gómez (2011), Rodríguez Echeverry;
(2010); Bristol(1965): la chagra es un modelo sustentado en el sistema médico
tradicional y las prácticas cotidianas que involucran la valoración ambiental,
praxis que favorece la permanencia y dinámica de la flora y del saber tradicional
indígena, este es un espacio en el cual se ha desarrollado un tipo de agricultura
original y tradicional a través del manejo de gran cantidad de especies de
plantas y mediante la crianza integral, interactuante y sostenida de los diferentes
elementos del paisaje natural, satisfaciendo así necesidades alimenticias,
medicinales y de materias primas.
De acuerdo con (Fajardo & Gómez, 2011 y Zulúaga, 1994), el saber botánico de
los indígenas del Valle de Sibundoy, ocupa un importante lugar dentro de la
visión del cosmos, al ser éste la puerta de acceso a la interpretación e interacción
con el universo, y dentro del desarrollo histórico y cultural de sus comunidades,
estando de ésta forma, la cultura condicionada por el mundo vegetal.
Por otra parte pero no muy lejana, al interior de las comunidades del Valle de
Sibundoy existe gran diferencia al comparar los resultados de la distribución del
conocimiento acerca de plantas medicinales y mágico-rituales en cuanto a los
informantes claves (chamanes, taitas y curanderas) y los informantes comunes
(amas de casa, estudiantes, profesionales, etc.), el manejo de los saberes
tradicionales se ve en su profundidad y gran capacidad de uso en los sabedores y
por lo tanto es posible inferir que se requiere ser parte de una generación
de médicos tradicionales para adquirir conocimientos particulares y profundos en
cuanto al reconocimiento de plantas medicinales y mágico-rituales y sus respectivas
aplicaciones (Rodríguez 2010; Seijas 1969 y Mora 1996); estos saberes se
consiguen o se trasmiten de generación a generación y con la incesante interacción
con su entorno vegetal, la medicina tradicional; este uso de plantas en la curación
de las diferentes enfermedades y dolencias del espíritu y el cuerpo permanecen
gracias a la existencia de quienes se interesan por aprender y a maestros
dispuestos a enseñar (Daza, 1996 y Mora, 1996), en este sentido se forma una
escuela que comprende maestro-aprendiz sucedidos en el tiempo, donde la
experiencia individual participa en el proceso de conocimiento, pues en la medida
en que el contexto histórico afecte las condiciones ambientales, políticas y
socioeconómicas se introducen, redefinen, modifican y desechan conceptos que
procuran una continuidad frente al cambio (Giraldo, 2000).
Sin embargo, las curanderas y chamanes conocedores del uso y manejo de las
plantas medicinales y mágico-rituales, propias de la zona de estudio, son mayores
de 60 años, así mismo Fajardo & Gomez (2011), registra que la gran mayoría de la
población entrevistada reconoce la importancia de las especies nativas, pero no
conocen bien sus aplicaciones; por tradición saben de la existencia de las mismas
y muchos conocen físicamente las plantas.
8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
Estos sabedores por medio de las plantas medicinales y mágicas logran que
las comunidades se relacionen con la realidad y creen su cosmovisión, así,
las plantas medicinales y mágicas se convierten en el eje de la interacción
con el ambiente, desde un trabajo cultural se desarrolla y mantiene el
natural, de este modo la valoración cultural es importante e indispensable
para la conservación de la naturaleza.
Los enormes riesgos que presenta el medio ambiente por causa de la sobre-
explotación de los recursos naturales desde la minería, la ganadería, la ampliación
exponencial de la frontera agrícola, entre otros daños, requieren de ahondar el
diferentes estrategias de conservación y mecanismos para obtener los recursos
necesarios de la naturaleza sin poner en riesgo su presencia en el tiempo; por medio
de investigaciones etnobotánicas es posible recuperar el curso natural del medio
ambiente siendo este utilizable y sustentable, y a la vez recuperar su aporte natural
el cual brinda salud, desde una alimentación sana; de esta forma será posible
reapropiar los conocimientos tradicionales que corren riesgo de desaparecer si las
condiciones de las regiones en las cuales todavía existen no tienden a mejorar, es
decir, a respetar sus territorios, a generar estrategias de articulación que una la
academia con las comunidades; es indispensable generar trabajos investigativos
articuladores de gran impacto en las comunidades que logres generar herramientas
de defensa del territorio que con ello se defienda la cultura y los saberes humanos
que vinculan al ser humano y al mundo vegetal en una organización armónica como
debe ser.
8.1. RECOMENDACIONES
9. BIBLIOGRAFíA
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