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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Marvel Moreno
SONIA NADHEZ DA TR UQ U E
Ilustraciones: Yesid Ve rgara
- \.
D e París a Mall o rca, de M a ll o rca a París, en esa e rra ncia se buscarían el lugar
~ propicio para esc ribir. Dura nt e la per man encia e n M a ll orca. Marve l inicia la
red acc ió n de los cuentos del prime r libro.
En e l prólogo al libro de cue nt os, J acques Gi la rd di ce: "Se impo ne la refe rencia
a los tres grande s narrad o res del grupo de Barr a nquilla, porque es evidente
que M arve l M o re no parte d e ias mismas pre misas, exigié nd ose e n es ta é poca
lo que ellos se exigie ro n hace m ás d e treinta años. H ay un g ran trasfondo
común que es el mund o cos te ño y un rec urso a los g ra nd es eje mplos d e afuera,
que se e ncu e ntr a n p rincipalmente en la lite ratur a norteamericana de este
siglo".
Y, por supues to, el gra n te ma que atraviesa las dos o bras d e Marve l M o re n o es
la casa, las g ra nd es mans io nes barranquille ras, protegidas por altos muros,
co n sus dramas y pas io nes, su galería d e mujeres con trari adas o burladas por e l
p oder d e los h o mbres. pe ro con la for tal eza y e l perve rso atavismo d e la
s upe rs ti ció n que se res ume n e n el últim o relato del libro de c ue nt os, La n oche
feliz de Madame Y vonne.
A lo largo d e l libro los pe rsonajes buscan e n qué apoya rse, y las salidas son
bien diversas: algunas de estas mujeres parece q ue aceptaran como inexorable
su limitada vida in terio r y, como consec uencia de a lgo q ue no han ma nejad o
ellas. el d err umbe de la comodidad d e clase a que estaban acostum b radas.
Parece n e najenadas, co mo e mp ujad as por las circ u nsta ncias, a las q ue no
opo nen re sistenc ia. Ciruelas para Tomasa es bue n eje m plo d e lo d icho a nte-
ri o rm e nte. Este relat o es un o de los m ás audaces del li bro: aprovec h a un a
estr uc tura de yuxtapos ición d e voces, voces q u e d a n s u ve rsió n sob re lo
sucedido .
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En el libro d e c ue ntos se percibe la influe ncia de alguno~ t exto~ de Katherine
Mansfie ld (Casa de muñecas o En la bahía), a~í como de R osario Ferré
(Cuentos de Pandora). Sin e mbargo, Marvel M oreno va más allá. debido a ~u
abierta pos ició n fe mini ta. las mujeres so n víc t imas d e la norma ma~culina y
cualquier tran sg resió n es castigada. E l deseo 'r su reali7ación tienen como
contrapartida el ca ti go.
P ero así co m o soste ngo q ue Algo tan fe o en la vida de una señora hien es un
libro trabajado y que co nfirma la calidad d e la escritora. me gusta ría eñalar
- agregando que, por s upue sto. so n opiniones mu y perso na les, y que, como
con cualquier libro , cada lector hace su valoración qu e e l afán de tesis o bliga
a Marvel M o re no a l rec urso de clichés que en alg un os casos se co nvie rten en
muletillas que en la novela termi nan como hipé rboles. Así, po r ejemplo, los
cachacos so n los más represivos con las mujeres; las muj e res de la c lase alta y
que van al Co untry Club so n rubias o irresistible mente hermosas, y has ta las
prostitutas (véase P e tulia o María F ernanda) han tenid o fortuna . Es un
cachaco el que mutila para el place r a su mujer, d o ña Genoveva, e n La muerte
de la acacia.
En el li bro de cuentos está n los tanteos, la búsq ueda de tema y es t ilo que más se
acomod e a s u objetivo . Tratará de mostrar una mirada totalizado ra sobre lo
femenin o. E n la entrevista ar riba mencionada, M a rve l M oreno reco noce q ue
le d e be mucho al ps icoa nális is y al feminis m o q ue as u mió a ultranza. La
fo rmació n psicoanalít ica está prese nte e n s u obra, y vale la pe na hacerlo
resaltar. En La eterna virgen y La sala del niño Jesús prese nta dos ca racteriza-
c iones ps icológicas de lo femenino. E n el primero es la introyección del de seo y
del afect o, inhibid o hast a reducirlo a imáge nes vio le ntas (la sedu cció n del jefe
a su sec retaria), imágenes que busca n un a gratificación d e la libido. Otro tanto
ocurre en e l segundo. Es el tiempo dete nid o de un a novicia (atie nd e una sala de
niñ os a band o n a d os), e l m eca nismo de huida hacia adela nte de un yo no
gratificado , transfe renc ia hacia un altruismo exace rb ado . La relac ión eros y
tánatos, planteada con mucha mayo r fuerza en la novela, co n una s util
referencia a a lgu nos cuentos de Si m o ne d e Beauvoir ( La mujer rota ), e n el
cuento que da títul o allibr oAigo tanfeo en la vida de una señora bien es o tra
refe re ncia a su relació n con e l psicoa nálisis, a los m eca nism os del m orir,
d o nd e la protagonista , Laura d e Urueta, abocada a una si tuac ió n lí m ite, se
dec ide por e l suicidio.
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nove la. Se a nun cian los pe rso najes y las situ acio nes . Suced e e n el C ountry
C lub, un a noc he d e carn ava l. N ada esca pa a los co m e ntari os d e mad a mm e
Yvo nn e (e xpros titut a e n altecid a co m o vi de nte d e la burguesía local ). A llí
ap a rece n Li na Insigna res, Al va ro Es pinosa, Petul ia, Catali na . Se pe rcibe e l
bulli r d e co m e ntarios, la m o ral fa ri sa ica como actitud cotidiana, fi el retra t o d e
un a socied ad si n bases y q ue pued e se r de Ba rra nquilla o de c ua lquie r otro
luga r d e Colo mb ia.
El terror d e los hombres a las muje res, en las que ven e l o rigen d e l mal, Lina lo
esc uc haría d e labios d e tí a Eloísa : " As í, d esd e el princi pio , ape nas come nzaron
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~··.
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inferior las mej ores relaciones del mund o, pues a pesa r de sus d efectos tía Eloísa
los a mab a a ellos, los peludos , suficie ntes , va nidosos hombres que tanto placer
le habían dado e n su existencia".
El e n altecid o cos m o politismo d e es tas muje res parece un co ntrase ntido. Son
casi siempre he red e ras de c uanti osas fo rtunas o tien e n víncul os con la clase
promi ne nte local, y si n e mbargo no parece se rvi rles de nad a: en casi todas ha y
un regreso frustrante (véanse tía Irene, D ivina Arriaga, Beatriz).
H asta aquí lo que ha s ido mi lectura . Nuevame nte re pito que son opi ni ones
absol utam e nt e perso n ales , s ujetas a mi propia subj eti vi dad , se ñalando que no
es mi interés hace r crítica y q ue mu y probablemente me h aya equivocado .
Otros co n mu cho mayo r autoridad e n es tos empre nd imientos tambié n se
eq u ivocaron. Gide se equivocó co n Prous t. Virginia W oolf se eq uivoc ó con
J oyce.
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