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T E M A I

ÉTICA Y EMPRESA. VALORES Y RESPONSABILIDAD SOCIAL


EN LA GESTIÓN

En el análisis de la obra de Juan José Gilli: Ética y Empresa,

se plantea que la sociedad ha sufrido cambios significativos a lo

largo de la historia, los cuales han ocurrido especialmente porque

el hombre busca la salvación de la sociedad, la cual está en manos

del sector de poder del momento. Estos cambios han sido más

rápidos a partir de la Revolución Francesa y más aún después de

la Revolución Industrial. Estos hechos históricos afirmaron al

Estado, concebido inicialmente como guardián de la sociedad civil,

para convertirlo en el dueño de la sociedad y se le atribuye como

el ente capaz de solucionar los problemas sociales, y en paralelo

como el control de los momentos de la economía.

Después de la Segunda Guerra Mundial el Estado pierde parte

de su poder y pasa a compartirlo con organizaciones autónomas que

surgen para mejorar el funcionamiento y la orientación del

gobierno, como la Comunidad Europea. Asimismo, el conocimiento

asume un rol actuante, ya no es solo para el intelecto y la moral

de la persona, dejando el hacer como experiencia transmitida del


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artesano al aprendiz. La aparición de la tecnología cambia el

sentido del conocimiento y lo organiza de manera sistemática y con

un fin específico, lo cual contribuyó a convertir al capitalismo

en el centro de la economía y de la sociedad.

La respuesta al capitalismo fue el marxismo, iniciado por

Rousseau y desarrollado por Marx, que se planteó como la doctrina

defensora del proletariado; sin embargo, su fracaso quedó expuesto

con la caída del muro y por ende, el fin de la guerra fría.

Actualmente estamos en una sociedad pos-capitalista que Peter

Drucker visualiza con gran crecimiento, y desarrollo en algunas

potencias, el cual no llegará a los países del tercer mundo. Esto

nos lleva a la migración hacia los países desarrollados, sin que

se produzca el crisol de razas que se esperaba, sino la diversidad,

perdiéndose las raíces en un mundo global. Esto puede ser la causa

del renacer de la religión tradicional, el surgimiento de iglesias

pastorales y del terrorismo, tratando de construir un credo que

oriente la sociedad y las relaciones entre países.

Peter Drucker, conocido como el gurú de la administración y

gran observador de la sociedad, analiza los retos del pos-

capitalismo como incluyentes, en donde todos participamos y

tenemos responsabilidades, y los sintetiza en tres aspectos:

inserción en el mercado laboral del trabajador sin acceso al

conocimiento, posibilidades de desarrollo del tercer mundo y, por


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así decirlo, la salvación de la sociedad. Actualmente la vigencia

del mercado y la internacionalización han tomado el poder del

Estado, relegándolo a un segundo plano. Esto ha provocado que la

responsabilidad social sea de la empresa, así como el desarrollo

económico. Esto se evidencia en el hecho de que la empresa es la

productora de bienes y servicios, y cada vez más proveedora de la

salud, la educación, la investigación, la seguridad y de la

protección del ambiente.

Por lo expresado en el párrafo anterior se hace indispensable

que la empresa actúe con una autonomía responsable. La empresa de

hoy además de ser competente, eficaz y eficiente, deberá tener

una conciencia ética. En un mundo globalizado, cuyas ventajas de

este fenómeno solo aplican para los países desarrollados, la

conciencia ética cobra aún más valor y se hace indispensable.

Adicional a la globalización, también tienen que enfocarse en la

realidad socio-política y en el medio ambiente.

Las empresas son dirigidas por personas y dependerá en gran

medida de la conciencia ética que tengan los directivos. El

respeto al consumidor con relación a la legitimidad, las

propiedades y calidad de los productos y hasta en la promoción de

los mismos, la transparencia de su gestión y con ello el

cumplimiento de sus obligaciones e impuestos, salarios y trato

justo a sus empleados y con sus proveedores; son parte de la ética


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de una empresa, y se reflejará en la comunidad con la confianza y

la reputación.

No obstante, no es suficiente. También hay que capacitar al

personal e innovar para satisfacer cada vez más las necesidades de

los integrantes de la comunidad y respetando los valores de la

misma. Estos aspectos los maneja el directivo de la empresa, y

dependerá en gran medida de los valores que éste haya formado a lo

largo de su experiencia, y que los mismos incidan al momento de

tomar una decisión, especialmente en momentos de conflicto. Un

directivo que no tenga un comportamiento basado en valores arriesga

su reputación y la de su empresa.

Abraham Zaleznik define al líder como aquel cuya actitud

provoca un estímulo para las metas y un sentimiento de identidad,

para lo cual la integridad es esencial. El mismo entiende la

integridad como producto de tener conocimiento de sí mismo,

sinceridad y madurez. Se espera del líder un comportamiento moral,

la cual está relacionada con la cultura. Gilli define la moral

como un tipo de saber que acompaña a los hombres desde su origen,

y la ética como una parte de la filosofía que reflexiona sobre la

moral. Sobre su fundamento en el comportamiento y su aplicación

en la vida trata la ética aplicada.

Gilli plantea diferentes versiones de variados autores sobre

la moral, algunas de las cuales entran en contradicciones.


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Compartiendo algunas tenemos a Aristóteles que tiene un enfoque

prudencial al situar la misma como un deliberar sobre los medios

más apropiados para alcanzar aquello que conviene a su vida,

ponderando los datos contextuales. Los filósofos utilitaristas,

como Bentham y Mill plantean que moral es lo mejor para la mayoría

aunque excluya la minoría. La pregunta en cuestión seria: Qué

pasa con esa minoría? Quién decide sobre los límites que abarcan

a los integrantes de mayoría y minoría?

El planteamiento de la ética deontológica está basado en el

respeto por el ser humano, sin importar los fines individuales,

sino considerar al hombre en la evaluación de las consecuencias de

nuestras decisiones, posición defendida por Kant, que ha servido

para la formulación de derechos humanos y sustento para la ética

profesional. Al enfocarse al ser humano como tal, los enfoques

son dados para preservar la dignidad y la vida humana.

Gilli plantea la ética dialógica como las normas que surgen

producto de un diálogo de todos los afectados y llegar a la

convicción de lo que es mejor para todos. Este tipo de ética es

muy utilizada. Sin embargo, cuando el grupo es muy grande ponerse

de acuerdo es difícil, entonces aparecen los representantes que no

siempre recogen todos los intereses de sus representados, o lo que

es peor tienden a utilizar ese poder representativo.


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Estos planteamientos nos llevan a analizar la ética desde un

punto de vista deonto-axiológico, lo normativo y lo valioso, tal

como indica Gilli: Qué debemos hacer? y Qué es lo valioso? Según

Habermas, lo que es bueno para todos se convierte en exigible, que

puede tener un enfoque intersujetivo o intrasujetivo. En ese

aspecto entra en juego el nivel de inteligencia emocional para

inclinarse a un exigible intersujetivo. En cuanto a los valores se

han desplegado dos posiciones: objetivismo y subjetivismo. Los

objetivistas desechan todo elemento empírico a priori y los

subjetivistas se orientan por el empirismo lógico. Ambas

corrientes aportaron al concepto de valor compensándose.

El autor define el valor como una cualidad estructural que

surge de un sujeto frente a las propiedades de un objeto. La

pregunta en cuestión con relación al valor es si el sujeto desea

el objeto por las cualidades que este tiene, consideradas de valor

como propiedad del objeto mismo; o si es el deseo del sujeto de

tener esas cualidades lo que importantiza el objeto y le otorga

valor.

ETICA APLICADA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL

Con las normas y los valores, la ética aplicada media entre

la razón y la acción, trata de orientar la reflexión ética previa

a la toma de decisiones en el accionar del hombre, en diferentes

escenarios de la vida del mismo. Esto incluye las decisiones del

hombre como líder de una organización, y a su vez el aporte de


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ésta en la sociedad bajo su dirección. Se extiende a la influencia

y responsabilidad del líder frente a las personas que laboran en

la organización, a los clientes, proveedores y medio ambiente,

considerando al liderazgo como una actividad social con

consecuencias en la sociedad. Es por esta razón que el líder debe

tener una cosmovisión, considerando la economía, la cultura, la

sociedad y la naturaleza, al momento de accionar.

Los valores que más se aprecian en un líder son: honestidad,

competencia, visión, inteligencia y justicia; siendo el primero

el más estimado. La dicotomía entre lo deontológico y lo

axiológico (normas y valores), representa un problema ético que se

refleja con frecuencia en la toma de decisiones. El camino a

elegir debe enfocarse en lo que es bueno para todos, no en la

obligatoriedad, considerando lo primero producto de una reflexión

de cosmovisión impregnada de los valores que son comunitariamente

aceptados.

No obstante, estamos frente a otra disyuntiva ética: ¿Cumple

a cabalidad la organización con lo que demanda la sociedad, o solo

son los clientes los que con sus aportes le proveen a las

organizaciones la posibilidad de cumplirlos? ¿Se aprovecha la

organización de este cumplimiento para su propia imagen y hasta

para mercadearse? ¿Qué tanto es ética la organización y sus

líderes, o es que se cuenta como otra herramienta para alcanzar


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más recursos? La empresa como actividad filantrópica ha hecho

aportes para patrocinar eventos culturales, educacionales,

religiosos y de orden comunitario; pero el criterio no era de

obligatoriedad, sino de proyección de la imagen de la institución

y del cumplimiento social del empresario, no de la institución

propiamente.

Gracias a la eficiencia de las empresas se generó una

expectativa que cambió el criterio de filantropía por el de

responsabilidad social de la empresa. También se incluyó la

responsabilidad por los grupos de interés de la misma

(stakeholders), en la búsqueda de un equilibrio que compense a

aquellos que participan en el quehacer empresarial.

Sin embargo, Milton Friedman difiere de lo antes expresado,

e indica que la responsabilidad de los directivos está en manejar

la empresa de acuerdo a lo indicado por los dueños, de acuerdo a

lo establecido por la ley, identificándose con el utilitarismo

como filosofía ética. Asimismo, Drucker expresó que se corre el

riesgo de que la responsabilidad social acabe con el desempeño

económico, y por tanto afecte a toda la sociedad. La pregunta en

cuestión seria: ¿Qué tanto debe responsabilizarse la empresa de la

sociedad? ¿No estaremos otorgando demasiado poder al empresariado

al encomendarle la sociedad? Pero, ¿por qué la empresa no se hace

cargo de la sociedad si obtiene todo de ella?


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Al reflexionar sobre las interrogantes anteriores nos surgen

otras: ¿Qué desarrollo tendría la sociedad sin la empresa?, ¿Mejora

los niveles de vida de los ciudadanos?, pero ¿Es equitativa la

distribución de los beneficios que se obtienen de las empresas?

¿Cómo podríamos constatar el cumplimiento de la responsabilidad

social de las mismas?

Muchos autores expresan diferentes opiniones sobre el tema.

Kant propone una ética del deber, no de las consecuencias;

afirmando que cualquier práctica de orden mercantil que priorice

o iguale el dinero con la persona es inmoral. Bowie indica que el

principio de respeto a las personas no impide la realización de

transacciones comerciales voluntarias, con beneficios de ambas

partes.

Aunque los beneficios que otorga la empresa no sean

equitativos, el desarrollo de los países está relacionado con el

desarrollo empresarial. Además, mejora los niveles de vida de los

ciudadanos conforme adquieren por medio de su trabajo los ingresos

que requieren para sus necesidades, y para alcanzar los diferentes

niveles de la pirámide de satisfacción de Maslow, hasta llegar a

la autorrealización. El asunto en cuestión es que se debe

transparentar la gestión empresarial para evidenciar el

cumplimiento de las mismas con la sociedad, aunque estos se hagan


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con la prudencia pertinente que evite afectar el desarrollo

empresarial.

El Estado no ha cumplido con su labor de guardián de la

sociedad y menos satisfaciendo las necesidades de ésta, aunque los

recursos recaudados es justamente de los ciudadanos que la

conforman. Ante esta deficiencia la esperanza es la empresa, pero

¿hasta dónde?

David Rockefeller, poderoso líder empresarial, afirma que los

empresarios deben asumir que sus responsabilidades están por

encima del manejo eficaz, honesto y rentable de un negocio, para

compensar la presión de la competitividad, la cual califica de

cruel. Lo cierto es que la empresa es actualmente el único camino

que tiene la sociedad para atender sus necesidades, aunque esto

represente la entrega de un poder que si bien pone riesgo a la

eficacia empresarial, toma el control de aspectos estatales que

magnifican su accionar tanto nacional como internacionalmente.

También es cierto que la responsabilidad social no es solo

asumir las necesidades de la sociedad, es también respetarla de

manera que no pueda afectarla negativamente. Ha habido escándalos

significativos a lo largo de la historia, de empresas que por

reducir costos han incumplido con las normas de seguridad

industrial, y han sacrificado vidas así como grandes daños al


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ambiente. Se han hecho fraudes por codicia, y se han producido

bienes con efectos dañinos a las personas.

Lo antes expuesto nos lleva a concluir que la empresa está en

deuda con la sociedad, en muchos factores y muy especialmente con

el ambiente. Existen organismos reguladores para hacer cumplir a

las empresas su responsabilidad social, como el Ministerio de

Responsabilidad Social Empresarial en Inglaterra, para asegurar el

cumplimiento de beneficios sociales y ambientales, además de

económicos.

También en Latinoamérica se está trabajando en ese tenor.

Tenemos el ejemplo de Argentina que tiene un régimen de balance

social con la obligación de informar las condiciones de trabajo y

el respeto por los derechos humanos. Es el caso de Brasil que

ayuda a los consumidores en la elección de empresas y productos,

producto de las informaciones que debe reportar la empresa. El

punto del asunto es que no hay alternativa presente para resolver

los problemas sociales que no sea la empresa, por lo tanto, hay

que hacer que las mismas transparenten su gestión, respeten las

normas de seguridad física, el medio ambiente y la integridad y

dignidad humana.

La empresa no debe manejarse aisladamente frente a la

responsabilidad social, pues no debe asumir tareas para las cuales

no es competente, como plantea Gilli, y agrega que debe actuar


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conjuntamente con el gobierno y la sociedad, en un esfuerzo

conjunto para el bien de todos. De todos modos, la responsabilidad

social no es factible de cumplirse en una empresa que carezca de

principios éticos que rijan el accionar de sus líderes.

Adela Cortina expresa que existen departamentos, dentro de

algunas empresas, para atender la responsabilidad social que miden

índices de eticidad, citando el caso de España. Lo importante es

que no se utilice este renglón para aumentar las ventas y para

competir aún más.

Cortina agrega que la responsabilidad social debe asumirse

como una herramienta de gestión, prudente y justa, con o sin ley

que lo regule, y sin convertirla en una actividad burocrática o

cosmética. Drucker entiende que los administradores son

responsables de sus decisiones, pero que no pueden asumir los

problemas sociales. La prudencia y un comportamiento ético son

los pasos a seguir para asumir una responsabilidad social que no

se extralimite, y que cumpla especialmente con las consecuencias

de su accionar, en aspectos humanos, sociales y ambientales.

El medio ambiente es uno de los aspectos más urgentes hoy

día. La alarma ignorada de hace 30 años en la ONU en Estocolmo,

y ya 20 años en la Cumbre Mundial de Río de Janeiro hoy día es un

daño irremediable para todos, y especialmente para las

generaciones futuras. Estos efectos se sentirán con mayor presión


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en los países tercermundistas, pues no poseen los recursos para

enfrentarlo y mejorar en lo posible.

Al pasar por el crecimiento sin desarrollo, con una cultura

consumista la brecha existente entre los desposeídos y los

productores es aún mayor, y a los primeros les va a quedar la peor

parte de la situación ambiental. El uso de recursos naturales no

renovables, el desperdicio, el consumo y la contaminación nos ha

llevado a esa situación. La empresa tiene especial participación

en estos aspectos, lo cual hace necesario que la empresa sea

rentable para que pueda retribuir a la sociedad, y deberá respetar

los valores, tanto los declarados por la misma como los aceptados

por su comunidad, especialmente en las relaciones con sus

empleados. Esto nos mueve a reflexionar sobre la tecnología y sus

límites con relación a la privacidad, sin necesidad de esperar que

se formulen leyes al respecto pues éstas se actualizan más lento

que el accionar de la sociedad.

Nuevamente se llega al punto en donde el Estado, la empresa

y el individuo trabajen juntos para lograr normas y políticas

saludables, y ciudadanos capaces y responsables que la asuman para

el bien de todos. Un comportamiento ético es sin duda una garantía

para lograr propósitos por el bien común.

La falta de control del Estado en las empresas y los intereses

de los dirigentes han provocado crisis en los aspectos citados que


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afectan significativamente a la sociedad. La empresa debe reportar

su gestión, tanto en aspectos cuantitativos como cualitativos.

García Fronti cita algunos reportes existentes, entre los cuales

está Global Reporting Iniciative (GRI), que existe desde 1997,

como una iniciativa del programa de Medio Ambiente de Naciones

Unidas. En América Latina está el modelo de balance social que

propone el Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicas

(iBase).

La idea es hacer más sostenible el desarrollo, satisfaciendo

las necesidades presentes sin poner en riesgo las generaciones

futuras. Para asegurar la calidad de la información se consideran

los principios de equilibrio, comparabilidad, periodicidad,

claridad y otros, desde la dimensión económica, ambiental y social.

En ese sentido Amat recomienda el control de la gestión con

indicadores, como el diseñado por Kaplan y Norton, conocido como

Cuadro de Mando Integral que abarca los aspectos financieros, de

clientes, de proceso interno y de la formación y conocimiento de

sus empleados, que encamine a la empresa a una gerencia integral.

Al referirnos a la formación y conocimiento de los empleados,

los directivos son los primeros que deben formarse, de frente a

una revalorización de la ética. Fortificar los valores como

accionar en cada miembro de la empresa, redundará en la


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credibilidad de la empresa, y en el cumplimiento ético de la misma

con la sociedad.

En el campo de la educación superior es indispensable que

exista como materia la ética profesional, en todos los programas

de estudio, como un contenido transversal. Esto debe abarcar los

programas de especialización, de manera que se pueda garantizar

los perfiles de los egresados con formación y conciencia ética,

que le sirva de referente para la toma de decisiones en su accionar

en la vida y como profesionales integrados en el mercado laboral,

que harán posible el cumplimiento de la responsabilidad social en

las empresas y en su desarrollo personal.

El directivo empresarial enfrenta un conflicto entre los

intereses de los accionistas en aumentar las utilidades y su

accionar ético. John Dalla Costa plantea algunos aspectos que

pueden coadyuvar a resistir lo que el autor llama “tentaciones

éticas”. Dalla recomienda plantear estrategias éticas y orientar

los planes éticamente. Agrega que se debe explorar y analizar las

tensiones que amenazan la ética, tanto presente como futura, para

alcanzar un liderazgo ético.

Jesús De Garay plantea que con la globalización es aun más

difícil que los líderes tengan un comportamiento ético, porque

ésta permea la cultura y la diversidad, lo cual es la

característica fundamental de la globalización, como también la


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agresiva competencia de quienes permanecer en el mercado. En

disciplinas como la ingeniería la ética tiene implicaciones

mayores, solo basta citar el caso de Bophal en la India, en 1984,

con una explosión de una planta química que causó muerte y daños

a más de 20,000 personas, por falta de implementación de seguridad

industrial apropiada, por reducción de costos.

El comportamiento ético es indispensable para tener una

sociedad sana. Este incluye a todos los ciudadanos, y de manera

especial a los líderes empresariales en los cuales se ha puesto la

esperanza de la sociedad, en un quehacer conjunto con el Estado

y el ciudadano. Todos unidos en una conciencia de alcanzar el

bien común por encima de los intereses particulares.

Los grandes desafíos a enfrentar el líder de hoy son: la

diversidad de la globalización, siendo los valores permeados por

la cultura; brecha cognoscitiva del empleado sin acceso al

conocimiento, en la era del conocimiento y la importancia de

mantener su dignidad; y la dicotomía de enfrentar la necesidad de

un desarrollo económico sostenible, una actividad mercantil

competitiva internacionalmente frente a priorizar el respeto al

ser humano y sus derechos, en un ambiente de transparencia en la

gestión gerencial y cuidando el medio ambiente. El líder deberá

tener además una visión global del mundo.


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T E M A II

ÉTICA Y GLOBALIZACIÓN

El siglo XXI y la globalización plantean interrogantes para

la ética. Kant en su libro Fundamentación metafísica de las

costumbres, plantea que existe la necesidad de una formulación

nueva para las exigencias morales sin volver a la metafísica o a

las doctrinas religiosas (Serrano, Cortina, Cruz, de Garay,

Muguerza, Vallespin, 2004).

La presencia de la tecnología en todos los ámbitos y la

necesidad de un nuevo orden político y la posición del ciudadano,

cada vez más lejos del poder son las características del nuevo

mundo. La brecha entre ricos y pobres se hace más grande. Existe

la necesidad de discutir sobre las implicaciones éticas de la

globalización (Serrano, et. al., 2004).

La globalización se enfoca en el desarrollo sostenible, que

incluye el bien común de los seres humanos y del medio ambiente.

Se requiere de una verdadera ética de responsabilidad global para

velar por las consecuencias de la ciencia, las personas y la

naturaleza (Serrano, et. al., 2004).

La idea de construir una ética global de carácter normativo

es difícil por lo relativo de los aspectos, tales como cultura,


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raza y diversidad. Elegir valores comunes, la reflexión

trascendental de un hecho como referencia para crear un núcleo

normativo o elegir una cultura determinada como indicador son

opciones que presenta el autor, para crear una ética global.

Michael Walzer (1994), clasificó la moralidad en densas o

tenues, según la cultura de diferentes países, siendo la primera

propia de los países orientales y la última de occidentales. Esto

dificulta una elección que satisfaga a ambos y que sea la razón de

exigencia de la justicia. El autor pondera como posible el

pragmatismo trascendental de Karl-Otto Apel, o la pragmática

universal de Habermas que se enfoca a la corresponsabilidad por

las consecuencias de las acciones colectivas.

La responsabilidad concebida en un mundo relacional, se

entiende como alguien que debe responder por algo o alguien, ante

alguien por alguna razón. Por lo tanto, cuando nos referimos a

responsabilidad social nos enfocamos a responder ante la sociedad

por las acciones que inciden en los demás.

Lo expresado en el párrafo anterior nos lleva a Ellacuría,

que indica que el imperativo ético consiste en hacerse cargo de la

realidad, cargar con ella y hacerse cargo de ella. Mientras que

Jonás entiende la responsabilidad como el cuidado de algo necesario

que se teme perder, pero que es frágil. Con estas dos perspectivas
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tenemos la visión de responsabilidad ante la sociedad y ante el

planeta.

Sin embargo, determinar cuáles hechos pueden considerarse que

atenten contra la sociedad y la responsabilidad que se debe asumir

ante el mismo, dependerá de los valores que rigen la misma.

Etzioni, proporciona lo que se conoce como la regla de oro, la

cual guía al individuo a respetar y defender el orden moral de la

sociedad con el mismo ahínco que se quiere que la sociedad respete

y defienda la autonomía de cada ser humano; planteando así un

vínculo bidireccional.

No obstante, la sociedad en la actualidad es global. La

globalización, el internet, las redes sociales han roto las

fronteras; pero ¿Para quién? La respuesta es conocida, para

aquellos que participan en la actividad económica y en el

ciberespacio. No quedan incluidos los que no están en el mundo

del poder y la modernidad. Los menos poseídos no participan en la

globalización, pero perciben los efectos de ella.

Ante lo expresado debemos cuestionarnos ante esta reflexión:

cómo podemos pensar en una ética global incluyendo a aquellos

países y personas que no están involucradas en la globalización?

No es solo brecha digital, brecha del conocimiento, es también

brecha de ética. La teoría de Etzioni es difícil de aplicar para


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estos casos si consideramos una ética global. Es donde aplica el

planteamiento de Jonas.

La ética global debe considerar la protección de los

desvalidos, en manos de aquellos que tienen la representación de

todos y el poder de decidir y la responsabilidad del bien común.

No obstante, esto no favorece los intereses individuales de

aquellos que tienen el poder. Se presenta una disyuntiva ética

que pone en peligro los valores que fundamentan la responsabilidad

social.

La reflexión trascendental traza el camino al incluir a todos

los seres capaces de comunicación lingüística reconocidos como

personas, cuyos aportes no pueden excluirse de la discusión de los

principios éticos. Este planteamiento evoca que todos los

afectados por las acciones que se realicen, tienen pleno derecho

de expresar sus inquietudes mediante el discurso; y que tienen

igual derecho a que sus intereses sean tomados en cuenta.

Estos intereses no pueden ser tomados en cuenta

individualmente, sino mediante instituciones adecuadas para

protegerlos. Esto siguiendo el principio de corresponsabilidad

que complementa el principio de responsabilidad individual.

Según el autor, se debe iniciar por fortalecer una ética

cívica que sirva de núcleo a la ética global. Esta debe incluir

las respuestas morales que exige el desarrollo tecnológico, que


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como plantea el autor, no pueden venir de políticos, empresarios

o científicos; sino del concurso de comisiones y comités éticos

locales, nacionales y transnacionales (Serrano, et. al., 2004).

Si consideramos el principio de Kant, en el cual señala que

se debe obrar de manera que pueda ser para cada uno ley universal,

entonces podemos decir que la cuestión básica está en el hombre.

Los hombres hacen las instituciones y las naciones. Si el hombre

actúa con el principio de Kant podemos aproximarnos a una ética

global.

La frase es corta que resume el principio de Kant, pero sus

implicaciones son amplias. No solo se trata de respetar al prójimo

sino más bien respetar su dignidad humana. Exige tratar de ayudar

positivamente para que cada ser humano pueda desarrollar sus

proyectos de vida, sin perjudicar a otros (Serrano, et. al., 2004).

Dilucidar los límites de lo expresado en el párrafo anterior

es lo difícil. Al respecto Sen aporta que debe potenciarse las

capacidades humanas y empoderarlos, pero eso implica que las

personas deben estar educadas para esos fines. En ese tenor, la

información es de suma importancia. Ampliar la información a la

ciudadanía y crear los espacios para la participación en la toma

de decisiones, es un requisito indispensable del respeto a la

libertad (Serrano, et. al., 2004).


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No quedan excluidas las consecuencias que tienen en la vida

de las personas la tecnología y la ciencia. Si los avances en

estos aspectos no se orientan al bien de todos, entonces no son

idóneos.

La responsabilidad social está ligada al desarrollo de las

naciones. Este no debe enfocarse en el crecimiento, si afecta la

vida de las personas. El desarrollo está concebido justo para

mejorar la calidad de vida de los seres humanos, proporcionándole

las oportunidades para su autorrealización.

El conocimiento es propicio si sirve para el bien de los seres

humanos. Los avances alcanzados por la biología y la medicina, son

saludables si no violentan la bioética. La ciencia debe estar al

servicio de la humanidad, sin perder de vista su dignidad. Todo

ser humano debe tener acceso a los beneficios de las ciencias,

especialmente para preservar la vida; no obstante, los límites que

ésta impone no deben ser ignorados.

Aunque la globalización se basa en la común disponibilidad de

los bienes, éstos deben tener unas propiedades particulares que

hacen excluir a aquellos que no la poseen. Esto incrementa la

participación en el mercado de aquellos que tienen mayor capacidad

de acción, dejando de soslayo aquellos que no la tienen.

Está demás decir que con las características citadas la

globalización es excluyente, y no crea las condiciones para que


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los bienes descartados tengan un espacio de comercialización. La

brecha nuevamente se manifiesta y el principio de Jonas desaparece.

Como este sistema de comercialización se orienta más al

mercado privado, las empresas que no tengan las condiciones para

crear los bienes que tengan los requisitos de participación en el

libre mercado de la globalización, se ven afectadas negativamente

por ésta.

La globalización es una forma de comercialización que no

contribuye al bienestar común, más bien favorece a los mercados de

poder y olvida a aquellos que por su condición de pobreza no pueden

alcanzar los niveles requeridos. La ética concebida por Kant no

se hace presente.

También, la publicidad para dar a conocer el producto tiene

un alto costo, lo cual presiona a las organizaciones. Las empresas

en su interés de participar en el mercado global, hacen ajustes

que les permitan entrar, a costo de los empleados, medio ambiente

y otras responsabilidades sociales.

Por otra parte, las empresas que no participan en ese mercado

tienden a desaparecer. Los consumidores tienen mayores opciones

de compra y prefieren aquellos que puedan ofrecer más calidad por

menores precios.

La globalización se caracteriza por el uso del poder en todos

los renglones, hasta llegar a individuos. Las reglas no están


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claramente establecidas y las que existen no se cumplen. Se

irrespeta la libertad y la coerción está presente en todas sus

actividades. Los conflictos se amplían y se universalizan. Las

diferencias se marcan, siendo imposible el respeto por el bien de

todos por encima de los intereses particulares.

La globalización persigue el rompimiento de fronteras para

desregularse y afirmar más fácilmente su poder. Sin embargo, las

reglas y sanciones internas a los mercados si funcionan, y rechazan

la violencia y el engaño; por lo cual en este renglón está presente

la ética.

El sistema de negociación de la globalización es por contrato,

que es el sistema presente del mundo. En ese sentido podemos

afirmar que la contratación en la globalización es libre, pues

solo participa en el proceso contractual quien así lo desee. En

este aspecto la globalización se maneja de acuerdo a los principios

éticos.

Los mercados se constituyen en un amplio contrato social en

donde se integran diferencias de sentido. No obstante, esa

pluralidad de sentido no afecta la eficacia del contrato y la

libertad de los participantes de aceptarlo y decidir la inclusión,

lo cual es ético.

La globalización se enfoca en la posibilidad de contratar y

solo se contrata aquello que tenemos. Por lo tanto, tenemos tanto


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poder como propiedades para contratar, lo que es igual a decir que

la globalización es un mercado de poder.

Desde ese punto de vista, la globalización no defiende los

derechos éticos humanos de los desvalidos, ni favorece la mejora

de la calidad de vida de los mismos. En la globalización solo se

puede negociar aquello que poseemos y está a la altura de los

requerimientos que establecen los contratos, desde la inteligencia

y conocimientos humanos hasta las propiedades (Serrano, et. al.,

2004).

En la globalización no se respetan las diferencias culturales,

la diversidad o el orden social. Las diferencias que se consideran

son las que establece el mercado, al que tiene que ajustarse el

participante.

El accionar de la pequeña y mediana empresa en la

globalización es limitante, pues se caracteriza por la penetración

propagandística y la deshumanización del empleado, con reglas de

negocios impuestas (Nardini, 2005).

La conciencia intelectual de los países latinos ha quedado

rezagada y enajenada frente a la globalización, con una ética

desestructurada de su historia colectiva. La aceptación de la

injusticia a través de los acuerdos de paz en donde no participan

los actores de la miseria, donde se pretende una sociedad mundial

única, sin respeto a las diferencias culturales, costumbres,


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hábitos, dioses, valores y concepciones dispares y que con ello se

acepte un sistema con pobreza y exclusión (Flores, 2002).

El problema de los valores del nuevo siglo será de la mayor

complejidad ética (Morin, 2004). En efecto, el hombre ya no tiene

los valores éticos fundamentados en la religión, lo cual lo guiaba

a la obediencia. En la actualidad cada individuo responde a sus

valores personales, los cuales están cada vez más orientados a sus

propios intereses; por lo cual, se hace aún más difícil encontrar

los valores comunes que regirán un ética global.

La globalización, como la eliminación de las fronteras al

libre comercio y la integración de las economías nacionales, puede

ser benéfica y su potencial el enriquecimiento de todos,

especialmente de los pobres. Para que esto se materialice es

imprescindible replantearse la manera en el que la globalización

se ha gestionado, especialmente los acuerdos comerciales

internacionales que han tenido un importante papel en la

eliminación de barreras y las políticas impuestas a los países en

vías de desarrollo en el transcurso de la globalización (Stiglitz,

2002).

Los problemas de las naciones en desarrollo son complejos, y

el FMI es llamado en las situaciones más difíciles, cuando un país

está en crisis. Las políticas de ajuste estructural del FMI son

diseñadas para ayudar a un país a nivelarse ante crisis y


27

desequilibrios. Sin embargo, han producido hambre y disturbio

incluso en aquellos países en los cuales los resultados no fueron

tan deplorables, y consiguieron con sacrificio algo de crecimiento

durante un tiempo, pues los beneficios se repartieron

desproporcionadamente a favor de los más pudientes, mientras que

los más pobres en ocasiones aumentaban aún más la miseria

(Stiglitz, 2002).

Una vez más la ética se hace fundamental, pues los países

desarrollados no están creando políticas para el bien común.

Tampoco los países en vías de desarrollo tienen una conciencia

ética, pues la repartición de los bienes adquiridos de la

globalización e inversión por medio de deuda externa, no son

equitativos, ni se protege al menos pudiente, aumentando aún más

la brecha de la miseria.

La globalización no sólo ha ocasionado perjuicios a los países

en desarrollo a causa de las políticas implementadas, sino también

por las desigualdades del sistema comercial mundial. Actualmente,

estos países se enfrentan a intereses que se benefician con el

cierre de las puertas a los productos de los países pobres,

pretendiendo ayudar a los países subdesarrollados, y

presionándolos a abrir sus mercados a los bienes de los países

industrializados más adelantados y al mismo tiempo protegiendo los


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mercados de éstos. De esta manera tenemos cada vez más ricos y

pobres más paupérrimos (Stiglitz, 2002).

Dentro de una globalización que fuese basada en la ética, se

tendría presente que constituimos una comunidad global y que

debemos cumplir reglas para convivir, las cuales deben ser

equitativas y justas, atendiendo tanto a los pobres como a los

poderosos, con decencia y justicia social. Estas reglas deben ser

el desenlace de procesos democráticos; regir las operaciones de

las autoridades y cuerpos gubernativos, escuchar y responder a las

necesidades de los afectados por políticas y decisiones adoptadas

en lugares distantes (Stiglitz, 2002).

La aplicación de la ética depende de los individuos, que son

los que constituyen la familia, la sociedad y son los que

administran las instituciones. También son ellos los que hacen

los gobiernos y con estos las naciones. Son los hombres que tienen

el poder los que representan a los que tienen menos, con el

compromiso de protegerlos.

Asimismo, son los hombres los que negocian la suerte de las

naciones. Son estos mismos individuos los que deciden el curso de

las acciones y de los recursos.

En manos de los hombres está el cuidado del planeta y el

futuro de las generaciones venideras. Son estos los que crean las

condiciones de vida de todos. En definitiva, es el mismo hombre


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el que crea la destrucción del planeta, quienes se traicionan entre

sí y los llevan a la guerra. Todo por intereses personales,

olvidando los valores que orientan a una repartición de riquezas

equitativa, una mejor justicia y respeto por la dignidad humana.

Pero también es el mismo ser humano que trae otros seres humanos

al mundo, por decisión propia, pero sin responsabilidad alguna y

lo abandona a su suerte.

ETICA EN LA EMPRESA CON RELACION A LOS PRODUCTOS

También es importante la ética de la empresa en la publicidad.

Cuando una empresa asegura que un producto tiene determinada

cantidad de una sustancia X debe cumplirlo, pues deberá someterse

a un escrutinio de comprobación de la calidad del bien producido,

antes de entrar en mercados globales. En caso de que no se mantenga

lo establecido en los acuerdos y por alguna razón no sea detectado,

se expone a una demanda por parte del consumidor, que pudiera

generar en severas sanciones.

Sin embargo, en la publicidad es conocido de todos los efectos

especiales que se utilizan en comerciales de televisión, como por

ejemplo en el logro de limpieza de detergentes o efectos de una

crema antiarrugas. Aunque ya para la mayoría de las personas esto

es aceptado casi como natural, produce en el consumidor una válida


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desconfianza de la calidad del producto, y peor aún de la

credibilidad de la empresa.

Desde la perspectiva de la satisfacción del cliente tenemos

que buscar calidad, precio y tiempo de adquisición oportuno en los

productos, generalmente, excepto los blancos de público

específicos, muy selectos que se identifican con productos que

representan estatus. Si partimos de los genéricos tenemos que la

retención y reclutamiento de nuevos clientes dependerá en gran

medida del cumplimiento de los tres aspectos citados. No obstante,

no es lo único que el cliente de hoy busca en una organización

para fidelizarse a la misma. Existen otros elementos que se

conjugan para fidelizar un cliente, como identificación de valores

y evidencias del cumplimiento de la empresa con su responsabilidad

social, en asuntos como medio ambiente, pago de impuestos y

compromisos, auspicios a actividades artísticas, culturales o

deportivas y más aún programas de ayuda social.

Las organizaciones son el reflejo de sus líderes los cuales

son los responsables del comportamiento ético y la responsabilidad

social de las mismas, que cada vez se hace más extensa en su

participación en la sociedad y en su compromiso con la misma. Por

esta razón, se hace imperativo la formación ética de aquellos que

afrontarán el encargo de dirigirlas, y por tanto, influir en la

vida de los empleados, en la sociedad, en los mercados globales y

en el cuidado del planeta.


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REFERENCIAS

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en América Latina. Revista Internacional de Psicología ISSN
1818-1023, Vol.2 No.1.

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J. Gilli (2011). Ética y Empresa. Ediciones Granica, S. A.


Buenos Aires, Argentina.

Morin, E. (2005). Hacia dónde van los valores: La ética de la


complejidad y el problema de los valores en el siglo XXI.
España. Icaria Editorial, S. A.

Nardini, J. (2002). Empresa, globalización y ética. Argentina.


Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los
Buenos Ángeles. Biblioteca Electrónica Alsin.

Serrano, V., Cortina, A., Cruz, M., de Garay, J., Muguerza, J.,
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responsabilidad y diferencia en un mundo global. España.
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Biblioteca Nueva. España.

Recuperado de:

http://www.rmateriales.com.ar/index.php?option=com_content&view=

article&id=216:comportamiento-etico-individual-y-

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