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El Hombre y la Máquina

ISSN: 0121-0777
maquina@uao.edu.co
Universidad Autónoma de Occidente
Colombia

DÍAZ SALDAÑA, OMAR


Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria. Reflexiones a propósito de la iconografía de las
prácticas de la lectura
El Hombre y la Máquina, núm. 24, enero-junio, 2005, pp. 100-113
Universidad Autónoma de Occidente
Cali, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=47812408009

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Rembrandt, Dos sabios conversando (¿San Pedro y San Pablo?) • 1628 • Óleo sobre madera

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El Hombre y la Máquina No. 24 • Enero - Junio de 2005
Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

Rembrandt
y la dialéctica del
olvido y la memoria
Reflexiones a propósito de la iconografía
de las prácticas de la lectura.

El oido agita la mente más lentamente que el ojo.


HORACIO
OMAR DÍAZ SALDAÑA*

Resumen Abstract
En este ensayo se precisa la In this essay we will enlight-
importancia de la investigación en the importance iconography
iconográfica de las prácticas de la research has on the reading and
lectura y la escritura, la cual lla- writing practices, which call our
ma la atención sobre el estudio de attention on the study of the
las obras de arte en tanto se ocu- works of arts as it relates to the
pa del significado o asunto liga- meaning or connections to how
do a la manera como son repre- these practices are represented in
sentadas esas prácticas en la His- the history of art. We will ex-
toria del Arte. Se examina cómo amine how the dialectic of the
en la obra de Rembrandt titulada dialogue, the pressure between
Dos sabios conversando se repre- the practice of reading out loud
senta la dialéctica, el diálogo, la tied to the presence of the voice
tensión entre la práctica de la lec- and the hearing sense in the short
tura en voz alta, ligada a la pre- term leads to forgetfulness; the
sencia de la voz y al sentido del practice of silent reading essen-
oido y que en su temporalidad lle- tially linked to the eye, and stare,
va el olvido; y la práctica de la is temporality established in the
lectura en silencio articulada memory, are represented in his
esencialmente al ojo y a la mira- work Two Wise men convers-
da y cuya temporalidad se cimien- ing.
ta en la memoria.
Key words: Rembrandt, ico-
Palabras Clave: Rembrandt, nography, dialectic, reading prac-
iconografía, dialéctica, prácticas tices, forgetfulness, memory
de la lectura, olvido, memoria

* Director-Editor revista El Hombre y la Máquina. Docente del Departamento de Filosofía de la Universidad del Valle. MSc. en Enseñanza de las Ciencias Naturales.
esc-filo@univalle.edu.co
Fecha de recepción:09/03/05 fecha de aprobación:30/03/05

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Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

Rembrandt, el pintor mas im- cada una de las situaciones el esta-


portante de Holanda y uno de los do interior del ser humano.
mayores genios del siglo XVII no
En el año de 1628, a los veinti-
nos dejó un legado teórico como
dós años, Rembrandt pintó Dos sa-
Leonardo en el cual pudiéramos ras-
bios conversando. Es una obra tem-
trear, examinar e indagar el camino prana del comienzo de su composi-
que transitó en la creación de sus ción pictórica, época que Goethe ha
obras. Sin embargo, como afirma calificado como la de “Rembrandt,
Gombrich, parece que conociéra- el pensador”.3 En ella todavía no
mos a Rembrandt acaso más ínti- encontramos el claro oscuro clási-
mamente que a ninguno de los gran- co que ha distinguido la obra del
des maestros, porque a través de sus pintor holandés, pero, sin embargo,
autorretratos podemos vivir sus ale- ya se pueden observar los elemen-
grías y tragedias, la sonrisa del éxi- tos esenciales de su concepción
to y la mirada fría en su rostro como plástica y de manera general aque-
reflejo de su trágica bancarrota. Ese llo que ha servido para definir en
asombroso registro de los retratos buena parte la pintura del siglo
de Rembrandt es, sin duda, el espe- XVII.4 Hay un aspecto bien signi-
jo de su alma.1 El yo, el sí mismo ficativo en la obra de Rembrandt y
de Rembrandt es inseparable de su particularmente en esa obra que
proceso creativo pues su obra está poco se ha indagado y que se arti-
basada en gran parte en la autore- cula sustancialmente con las inves-
presentación. El yo se transforma en tigaciones realizadas sobre la cul-
objeto, en materia de su obra, con- tura de lo escrito en la época mo-
cibiendo el alma humana como uno derna y especialmente en el siglo
de los mayores milagros y el miste- XVII.5 Se trata del examen de la
rio más profundo. “Con los retratos representación plástica en relación
de Rembrandt nos sentimos frente a lo que ella puede aportar a la com-
a verdaderos seres humanos con to- prensión de las prácticas de la lec-
das sus trágicas flaquezas y todos tura y la escritura en las distintas
sus sufrimientos. Sus ojos fijos y épocas históricas; esfuerzo investi-
penetrantes parecen mirar dentro del gativo válido en tanto complemen-
corazón humano”.2 En sus cuadros ta los detallados trabajos realizados
logró representar los “movimientos sistemáticamente, motivados por el
del alma humana” en toda su dimen- libro pionero de Lucien Febvre y
sión. Fue capaz de introducirse en Henri – Jean Martin, publicado ini-
cada uno de los personajes que re- cialmente en 1958 y titulado
presentaba y auscultar en lo más L’apparition du livre, en el cual se
íntimo de sus preocupaciones. Des- trata de caracterizar las distintas
de temprana edad cuando inició su poblaciones de lectores y lectoras
actividad como pintor independien- partiendo de la diversidad de pre-
te, a los 20 años, abriendo su pro- sencia y asimilación del libro en el
pio taller en Leyden, su ciudad na- seno de los grupos sociales de una
tal, Rembrandt supo representar en ciudad o región particular.

˙1 Véase E. H. Gombrich. Historia del Arte, Editorial Debate, Madrid, 1997. Capítulo 20 p.413-433.
˙2 Ibid. p. 423.
3 Véase Michael Bockemühl, Rembrandt, Benedikt Taschen, 1994, p.12-37.
4 Diferentes interpretaciones se han construido en relación a la Historia del Arte y especialmente respecto a la pintura del siglo XVII. Baste señalar el estudio que nos
presenta E. H. Gombrich en sus obras y particularmente en Historia del Arte y Arte e Ilusión; Erwin Panofsky en El significado en las artes visuales, o en Idea,
especialmente. Sin embargo, quisiéramos señalar que al referirnos a la pintura del siglo XVII, la interpretación construida por Heinrich Wölfflin en su clásico libro
Conceptos Fundamentales de la Historia del Arte, se precisa pertinente en el estudio de la obra de Rembrandt.
5 Véase Historia de la Vida Privada, dirigida por Philippe Ariès y Roger Chartier; e Historia de la lectura, en el mundo occidental, bajo la dirección de Guglielmo
Cavallo y Roger Chartier.

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La iconografía de las prácticas por aprehender la obra de arte. La


de la lectura y de la escritura llama primera etapa precisa de la descrip-
la atención sobre el estudio de las ción de los objetos y sus relaciones
obras de arte en tanto se ocupa del en tanto constituyen el mundo de los
significado o asunto ligado a esas motivos artísticos; en segundo lugar
prácticas, a la manera como son re- el análisis propiamente iconográfi-
presentadas en la historia del arte.6 co el cual constituye el mundo de la
A través de la iconografía como historia, en tanto conocimiento de la
método de investigación se identi- tradición y que requiere cierta fami-
fican formas, configuraciones en liaridad con los conceptos y temas
tanto representaciones de objetos, específicos propios de lo represen-
identificando sus relaciones y cons- tado; y finalmente el nivel propia-
truyendo los acontecimientos, cap- mente interpretativo mediante el cual
tando ciertas expresiones como la se articula la obra de arte a las “for-
postura de un personaje, o el gesto mas simbólicas”,8 en tanto hace parte La iconografía de las
de su mano, o su mirada, o la at- de la cultura y debe ser pensada te-
mósfera del espacio interior en el niendo en cuanta las condiciones his- prácticas de la lectura y de la
cual se desarrolla la escena. En el tóricas de la subjetividad la cual se
estudio iconográfico la enumera- expresa a través de los temas y con- escritura llama la atención
ción de los objetos y sus relaciones, ceptos específicos. “Pero debemos
de manera general, no agotan la in- tener presente que las categorías cla- sobre el estudio de las obras
vestigación, complementándose ramente diferenciadas que, en este
con los temas y conceptos específi- cuadro, parecen designar tres esfe- de arte en tanto se ocupa del
cos manifiestos en las historias, ale- ras independientes de significación,
gorías, tales como son transmitidas se refieren en realidad a los diferen- significado o asunto ligado a
por las fuentes literarias, es decir, tes aspectos de un fenómeno único,
por la tradición cultural, pues la obra o sea a la obra de arte como una to- esas prácticas, a la manera
de arte se articula decididamente en talidad”.9 Esta línea de indagación
la cultura de los pueblos. Sin em-
bargo, “sea cual fuere el nivel so-
interroga al cuadro articulando el
poder del logos, de la razón, con la
como son representadas en la
bre el cual nos situemos, nuestras actividad de ver, convocando al ojo Historia del Arte.
identificaciones y nuestras interpre- como ventana del alma, pues por él
taciones dependerán de nuestro ba- “el entendimiento puede tener la más
gaje subjetivo, y justamente por tal completa y magnifica visión de las
razón deberán ser rectificadas y co- infinitas obra de la naturaleza”.10 Se
rregidas por la investigación acerca orienta la iconografía no hacia la
de los procesos históricos cuya mera descripción de las imágenes,
suma constituye lo que puede lla- sino que se construye una “semánti-
marse tradición”.7 La metodología ca de las imágenes”, significado que
iconográfica, entendida en un sen- depende conjuntamente de la obra y
tido general, atraviesa por tres mo- del marco interpretativo que se utili-
mentos en el proceso cognoscitivo ce.11

6 La discusión teórica que se presenta en este apartado recoge sucintamente el riguroso y detallado análisis que realiza Erwin Panofsky en su ensayo titulado Iconogra-
fía e Iconología: Introducción al Estudio del Arte del Renacimiento, publicado en su libro El Significado en las Artes Visuales. Sobre la iconografía como rama de la
historia del arte Panofsky precisa.: “la iconografía es la rama de la historia del arte que se ocupa del asunto o significación de las obras de arte, en contraposición a
su forma”
7 Erwin Panofsky, El significado en las Artes Visuales, Alianza Editorial, Madrid, 1925, p.58
8 El ser humano no se concibe solamente como un ser racional sino también como un ser simbólico. Esta precisión plantada por Ernst Cassirer aparece desarrollada en
su ejemplar obra La Filosofía de las Formas Simbólicas y de manera sucinta en Antropología Filosófica.
9 Erwin Panofsky, El significado en las Artes Visuales, op.cit., p.58
10 Leonardo Da Vinci, Cuadernos de Notas, M.E. Editores, Madrid, 1995, p.11.
11 Robert Bonfil ha llamado la atención sobre la necesidad de desarrollar un trabajo investigativo ligado a la iconografía de la lectura. “La mención de las miniaturas nos
invita a seguir nuestro análisis en esta dirección, intentando estudiar la práctica de la lectura tal y como está representada en el arte y en la literatura, en las
autobiografías, en las memorias y en las recopilaciones de folclore en los testimonios indirectos de diferentes clases”. Robert Bonfil La lectura en las comunidades
hebreas de Europa Occidental en la época medieval, en: Historia de la lectura, en el mundo occidental, bajo la dirección de Guglielmo Cavallo y Roger Chartier,
Editorial Taurus, Madrid, 1998, p.269.

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to humano tuvo su fundamento en


el conocimiento físico – matemáti-
co y se construyó una lógica de la
certeza que hacía de la representa-
ción científica la posibilitadora de
la verdad. Nos enfrentamos a dife-
rentes representaciones cada una de
las cuales posee un contenido cog-
noscitivo distinto. Quizás la repre-
sentación plástida de la lectura y la
escritura en la obra de Rembrandt
nos permite conocer con mas deta-
lle algunos aspectos del interior de
hombre, sus gestos, sus preocupa-
ciones, sus temores, sus angustias,
que la noción abstraca del sujeto
moderno ligada al Cogito, ergo sum
cartesiano. 14
Dos sabios conversando, tal vez
San Pablo y San Pedro, dialogando
sobre algún tema bíblico. Afirma-
bamos que es una obra temprana de
Rembrandt, del año 1628, cuando
tenía el taller en Leyden con su
amigo Jan Lievens, conciudadano
Rembrandt. suyo y quien más tarde se iría a vi-
Dos sabios conversando vir a Amberes, centro comercial, en
(¿San Pedro y San Pablo?) Detalle
• 1628 • Óleo sobre madera La obra de Rembrandt es rica la cual haría fortuna. En el cuadro
en representaciones sobre las prác- resalta el libro; el libro abierto, el
ticas de la lectura y la escritura, 12 texto escrito, tanto en el centro
reflejando características propias de como en la parte superior derecha.
esas prácticas en el siglo XVII. Su Desde el punto de vista compositi-
estudio contribuye a la comprensión vo de la obra el libro divide casi si-
de la “mentalidad colectiva” de la métricamente la escena adquirien-
época, de su cultura o si se prefiere do un gran significado y contribu-
de su visión del mundo. La lectura yendo al dramatismo del diálogo
humanista, compartida y en voz alta generado por la tradición cultural
o la lectura en silencio y visual que escrita. Como objeto material el li-
representa Rembrandt contrasta con bro está representado con profundo
la “subjetividad científica” en tanto realismo; el pliegue de sus hojas nos
y en cuanto lógica de la representa- enseña que esos textos han transi-
ción científica,13 toda vez que en los tado una y mas veces por las manos
siglos XVI y XVII la gran transfor- de sus lectores, insinuando no la lec-
mación generada en el pensamien- tura sino la permanente relectura de

12 Véase por ejemplo, además de Dos sabios conversando, San Pablo encarcelado, La profetiza Ana, Jerenías llorando la destrucción de Jerusalén, El comerciante de
Ámsterdam Nicolaes Ruts, Jan Cornelisz. Sylviusz predicador, Un joven afilando una pluma, La lección de anatomía del profesor Tulp, Jean Rijcksen y Griet Jans,
S, El predicador menomita, Cornelis Claesz. Anslo conversando con su esposa Aaltje, Retrato de Titus escribiendo, Los síndicos de los pañeros.
13 Véase al respecto sobre los problemas de la subjetividad en la modernidad: La paradoja de la subjetividad científica, Evelyn Fox Keller en Nuevos paradigmas,
cultura y subjetividad. Paidós, 1994. p.143–182.
14 Véase de Descartes, Meditaciones Metafísicas, especialmente la segunda meditación, y el Discurso del Método. “Pero advertí en seguida que aun queriendo pensar,
de este modo, que todo es falso, era necesario que yo que lopensaba, fuese otra cosa. Y al advertir esta verdad -pienso, luego soy- era tan firme y segura que las
suposiciones más extravagantes de los escépticos no eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin escrúpulos como el primer principio de la filosofía
que buscaba”. Descartes, Discurso del Método, Alianza Editorial, Madrid, 1983, p.94

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lo escrito, afirmándose la idea de la la forma, “a diferencia del arte clá-


práctica de la lectura no para la sim- sico en el cual la luz y la sombra
ple información sino para la medi- sirven fundamentalmente para ex-
tación, para la permanente forma- plicar la forma exactamente igual
ción del espíritu. Percibimos el li- que el dibujo”.16 En los cuadros de
bro en su volumen, en su totalidad Rembrandt los momentos más im-
y casi tenemos la sensación de es- portantes de la representación son
tar palpándolo al igual que San Pe- iluminados con gran efecto. En la
dro quien lo sostiene en sus rodillas mayoría se iluminan los personajes
y con el gesto de la mano derecha principales, los protagonistas de la
señala las próximas páginas sobre acción o incluso apenas las partes
cuyo contenido dialogará con Pablo. que se necesitan en la escena que
El gesto es verdaderamente dramá- sean más expresivas, mientras el
tico. El libro no está pasivo en el resto, sobre todo el espacio secun-
cuadro toda vez que la conversación dario es sombreado, en el propósito
nace de la relación con él. No sola- de dramatizar más la acción de las
mente percibimos el volumen, sino figuras y llamar la atención en el
también la textura, lo suave y ma- espectador de las “expresiones emo-
leable de las hojas que ondulan. cionales”. En Dos sabios conver-
Ahora bien, mediante el libro Rem- sando vemos que la luz tiene como La obra de Rembrandt es rica
brandt logra el equilibrio composi- objetivo resaltar ciertos objetos de
tivo ubicándolo en el extremo su- la escena y oscurecer otros hasta en representaciones sobre las
perior derecho y en un plano más hacerlos desaparecer por completo,
profundo. pues más del sesenta por ciento del prácticas de la lectura y la
Volvamos a la imagen del libro cuadro se encuentra “a oscuras”, en
abierto. 15 Podría haber estado ce- sus distintas gradaciones, impri- escritura, reflejando
rrado, simplemente como objeto miéndole esta característica el indis-
decorativo en la pintura, pero no, tinto sello del barroco.17 La repre- características propias de
aunque los personajes están estáti- sentación de San Pedro contiene una
cos, en posturas, momentáneos, la diversidad de tonalidades que van esas prácticas en el siglo
acción se manifiesta en la conver- haciéndose cada vez más oscuras a
sación y a través del libro, del con- medida que el observador se aleja XVII.
tenido del texto escrito que poten- del libro y mueve sus ojos hacia la
cializa y guía la actitud dialogante parte inferior izquierda de la pieza.
de San Pablo y San Pedro. En el A través del manejo de las zonas
centro de simetría se halla el libro. claras y oscuras se orienta al espec-
Pero no es sólo el lugar en la com- tador a dirigir así su atención, su
posición lo que hace del libro un mirada, al libro y al rostro de San
elemento fundamental en el cuadro Pablo. ¿Cómo logra Rembrandt ese
de Rembrandt. El pintor logra ade- objetivo? ¿Dónde nace la luz? El
más, mediante el manejo de la luz y pintor ha ubicado un foco de luz en
el contraste con la sombra que, el la parte izquierda que ilumina los
libro esté iluminado. El manejo de objetos de la escena. ¿Cómo sabe-
la luz es determinante en Rembran- mos que existe tal foco de luz? Por
dt, pero la luz no está exclusivamen- la sombra. Sobre el mantel que cu-
te al servicio del esclarecimiento de bre la mesa y el “folio” que se en-

15 La metáfora del libro abierto es importante en la concepción moderna del pensamiento científico en el siglo XVII. Galileo Galilei en 1623 manifestó: “La filosofía
está escrita en ese grandísimo libro que tenemos abierto ante los ojos, quiero decir, el universo, pero no se puede entender si antes no se aprende la lengua, a conocer
en los que está escrito. Está escrito en lengua matemática y sus caracteres son triángulos, círculos y otros figuras geométricas sin los cuales es imposible entender ni
una sola palabra; sin ellos es como girar vanamente en un oscuro laberinto”. Galileo Galilei, El Ensayador, Ediciones Sarpe, Madrid, 1984, p.61.
16 Heinrich Wölfflin, Conceptos Fundamentales de la Historia del Arte, Editorial Optima, Madrid, 2002. p.219.
17 Véase sobre el manejo de la luz y la sombra, el capítulo titulado Lo claro y lo Indistinto del Libro. de Heinrich Wölfflin, Conceptos Fundamentales de la Historia del
Arte, op. cit, p.215–245.

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cuentra sobre el atril observamos la do únicamente en el funcionamien-


sombra, efecto causado por San to automático e impersonal del len-
Pablo sentado que se interpone obs- guaje”.20 En Dos sabios conversan-
taculizando el viaje rectilíneo de la do el texto se desplega ante los dos
luz que emana del foco luminoso. personajes que se han apropiado de
La sombra producida está localiza- él; ellos aparecen no como añadie-
da en esa zona que estamos descri- ra pues el libro adquiere en la ac-
biendo. La luz reflejada en el libro ción, en el dramatismo del cuadro,
y percibida por el observador expre- significado en relación con los lec-
sa buena parte de la fuerza y ener- tores, que con sus gestos hacen vivo
gía espiritual contenida en el cua- el libro. El gesto de Pablo señalan-
dro de Rembrandt. do con el dedo índice algunas líneas
El libro abierto. San Pablo y San de la página del libro que sostiene
Pedro conversando. Esta represen- Pedro permite pensar en la lectura
tación del libro y la lectura colecti- con anterioridad al encuentro entre
va remiten a las prácticas de la lec- los dos sabios, lectura silenciosa que
tura propias de la vida cotidiana en cada uno ha realizado previo al
los siglos XVI y XVII. 18 La lectu- momento, al instante del diálogo.
ra en voz alta establece una doble En la obra rembrantiana se conju-
función: por un lado permite comu- gan a mi manera de ver, distintas
Rembrandt, Dos sabios conversando (¿San Pedro y San Pablo?) Detalle • 1628 • Óleo sobre

nicar lo escrito, dialogar y volver prácticas de la lectura; por un lado


sobre el texto, en segundo lugar fo- la lectura en voz alta para sociali-
menta cierta forma de sociabilidad, zar el texto y asentar el diálogo, la
de relacionarse en lo privado, en la conversación, los distintos puntos
intimidad, en la convivencia entre de vista sobre los signos referentes,
personas cultas. Más aún, la lectu- como soportes objetivos del soni-
ra en voz alta representada en Dos do, de la voz, cuya energía se dis-
sabios conversando muestra que esa persa en el espacio y resuena en la
práctica de la lectura no es sólo una memoria de cada uno de los inter-
operación intelectual, cognoscitiva, locutores. Por otro lado la lectura
abstracta, sino que se realiza en un en silencio, lectura previa al encuen-
espacio de intimidad, privado don- tro cuyo objetivo consiste en estu-
de la gestualidad juega un papel diar el texto de antemano con el pro-
determinante; percibimos con los pósito de comprenderlo. Esta prác-
ojos la voz de Pablo que le comuni- tica de la lectura está más ligada con
ca a Pedro el mundo simbólico del la dimensión de la intimidad, con-
texto. La representación del libro en fiada a los ojos fomenta el espíritu
Rembrandt rompe con la idea “se- crítico contribuyendo a la agudeza
gún la cual el texto existe en sí, se- del pensamiento y a la actitud del
parado de toda materialidad”,19 y volver sobre sí mismo y el texto.
“en contra de las formulaciones es- La lectura en silencio alejada de la
madera

tructuralistas y semióticas más sanción y el reproche se encadena


abruptas que localizan el significa- en buena parte con la ruptura del

18 Basta examinar la representación literaria reflejada en la novela El queso y los gusanos de Carlo Ginzburg, en la cual se refiere la historia del molinero Menocchio
quien murió en la hoguera en el siglo XVI por orden del Santo Oficio, el cual poseía una serie de libros y realizaba diversas prácticas ligadas a la cultura de lo escrito.
Entre los libros contaba con la Biblia, El Decamerón, El Corán, entre otros. “Veamos antes que nada cómo consiguió Menocchio hacerse con estos libros. El único
que sabemos con certeza que compró es el Florilegio de la Biblia, “el cual –decía Menocchio – compré en Venecia por dos sueldos”… el Supplementum de Foresti
se lo regaló Tomaso Mero da Malmins. Todos los demás – seis sobre once, más de la mitad – se los prestaron. Son datos significativos que nos permiten entrever en
una minúscula comunidad, una red de lectores que superan el obstáculo de sus exiguos recursos financieros pasándose los libros unos a otros”. Carlo Ginzburg, El
queso y los gusanos, Muchnik Editores S. A., Barcelona, 1981, p.64.
19 Guglielmo Cavallo, Roger Chartier, Historia de la lectura, en el mundo occidental. op cit., p.16.
20 Ibid, p.423. Roger Chartier ha llamado la atención en cómo la línea teórica hermenéutica y fenomenológica de Ricoeur ha constituido un valioso apoyo a la definición
conceptual de las prácticas de la lectura. Baste citar un texto de Ricoceur que Chartier recoge singnificativamente: “Cabría creer que la lectura viene a añadirse al
texto como un complemento que puede faltar […] Nuestros análisis anteriores deberían bastar para disipar esa ilusión: sin lector que le acompañe, no hay acto
ninguno configurante que actúe en el texto; sin lector que se le apropia, no existe en absoluto el mundo desplegado del texto”. Paul Ricoeur Temps et récit, Paris, Ed.
Du Sevil, 1985, t. III, Le temps reconté, p.239. Citado en Historia de la lectura. op. cit., p.423.

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Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

código, de lo establecido, de la nor-


ma, promoviendo la herejía y la sub-
versión.21 La lectura en silencio se
desarrolla por lo general en un es-
pacio privado a diferencia del es-
pacio público de la lectura en voz
alta. Desde esta perspectiva en Dos
sabios conservando podemos cons-
truir interpretativamente la tensión
entre ambas prácticas de la lectura.
Este aspecto en la representación
pictórica contribuya a hacer mucho
mas dramática la acción; por un lado
la “voz” de Pablo y por otro el tex-
to escrito. ¿Cómo se relacionan? ¿la
interpretación que le da Pablo al tex-
to escrito corresponde con la cons-
truida por Pedro con anterioridad?
Hay una distinción entre esas dos
prácticas de la lectura. La lectura en
voz alta consiste en comunicarse
con otro pensamiento, mejor aún,
con otra mente, estableciendo un
diálogo entre distintas subjetivida-
des, entre maneras diferentes de ver
y construir el mundo. En cambio,
Rembrandt.
en la lectura silenciosa la comuni- Los ojos fijos y penetrantes que Dos sabios conversando
cación con ese otro pensamiento se van a lo hondo del corazón huma- (¿San Pedro y San Pablo?) Detalle
• 1628 • Óleo sobre madera
realiza en soledad, “ es decir, dis- no, el gesto de las manos y el libro
frutando de la potencia intelectual configuran tres elementos esencia-
que uno tiene en la tranquilidad –y les que hacen de Dos sabios con-
que la conversación disipa inmedia- versando un cuadro sobre el que uno
tamente- continuando con el poder vuelve una y otra vez y siempre le
de la inspiración, permaneciendo en impresiona su fuerza, su energía, su
ese pleno y fecundo trabajo del es- vitalidad. Quizás hay algo que ape-
píritu sobre sí mismo”.22 El que lee nas se insinúa, borrosamente, pro-
en voz alta para otros –se puede leer pio del estilo de Rembrandt, rela-
en voz alta para sí mismo– domina- cionado no solamente con su con-
rá determinadas expresiones orales cepción pictórica, en donde lo defi-
y gestuales, diferenciando cada una, nido a través de la precisión de la
teniendo en cuanta al otro en la línea, de “la delimitación uniforme
manera en que sufre, que discrepa, y clara de los cuerpos que propor-
que exhorta para llegar a lo mas ciona al espectador un sentimiento
hondo del espíritu del que escucha; de seguridad”23 da paso a una re-
se trata de la “razón vuelta hacia presentación en donde los contor-
fuera” y no como la lectura silen- nos no son continuos y las superfi-
ciosa de la “razón sobre sí misma”. cies palpables parece que se desva-

21 Véase, Guglielmo Cavallo, Roger Chartier, Historia de la lectura, op. cit, p.189–230.
22 Marcel Proust, Sobre la Lectura, Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2003, p.33. En ese ensayo de 1906 Proust precisa su concepción sobre la lectura y dialoga
críticamente con la posición cartesiana la cual señala que “la lectura de todos los buenos libros es como una conversación con las personas mas interesantes de los
siglos pasados que fueron sus autores”. Sobre el texto cartesiano véase René Descartes, Discurso del Método, Editorial Tecnos, Madrid, 1990, p.8
23 Heinrich Wölffin. Conceptos Fundamentales de la Historia del Arte, op cit., p.40.

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Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

necen. La mirada de San Pablo es con la escritura, y por lo que tanto


borrosa, los ojos no están definidos se parece a la pintura. En efecto, sus
absolutamente a través del dibujo, vástagos están ante nosotros como
haciendo de su mirada una mirada si tuvieran vida, pero si se les pre-
penetrante y escrutadota que, no va gunta algo responden con el más
dirigida absolutamente a Pedro con altivo de los silencios, lo mismo
quien dialoga sino que el observa- pasa con las palabras escritas”.25
dor siente también que lo mira. Hay Las imágenes, las representaciones
en ella cierto ensimismamiento, pictóricas, al igual que las palabras
abstraída y como mirando sobre sí que componen el libro, el texto es-
misma, como si él estuviese sólo, crito, se presentan ante los ojos.
meditando sobre el texto, en silen- Ambas son para los ojos y no para
cio. Esa característica hace aumen- el oido. A la escritura y a la pintura
tar la impresión de ‘naturalidad’ en les falta vida, son pura imagen, imi-
la conducta de las figuras pues pa- tación de la vida, no hablan, no es-
recen reales y espontáneas. La ‘voz cuchan, no pueden comunicarse,
tenue’ hace resonancia con la mira- niegan el diálogo. Es el silencio de
da, sus labios escasamente abiertos las imágenes. “Así como la pintura
permiten apenas que la voz se es- imita a la vida, y su lejanísima imi-
cuche. La acción de conversar no tación se pone de manifiesto en el
se agota al hablar y al escuchar; la silencio que, inevitablemente, la cir-
conversación está determinada por cunda, la escritura también es silen-
múltiples acciones y particularmen- cio”.26 La concepción que se expre-
te por el propio gesto de escucha de sa en el texto platónico se funda en
Pedro. El espectador percibe la ac- una interpretación de la vida en tan-
ción de reflexión interna de Pablo to se construye como una posibili-
al hablar y ‘entiende lo que está pen- dad de preguntar y responder. La
sando’ la figura del apóstol. Más voz, la palabra hablada a diferencia
aún, no se trata aquí tanto del con- de la escrita no se mueve en el tiem-
tenido de la reflexión sino el hecho po de la memoria, en el pasado que
de que al espectador se le ha invita- se recuerda, “sino en la inmediata
do a pensar, a reflexionar, a inter- temporalidad que justifica y funda
pretar el libro. Este recurso utiliza- toda forma de expresión. La voz no
do magistralmente por Rembrandt24 empieza y termina en sí misma sino
hace que el espectador pueda cap- que viene de alguien que, en un es-
tar la acción misma mediante su pacio y un tiempo concreto, se diri-
propia percepción. ge a alguien”.27 Se establecen en-
tonces dos categorías que nos per-
Rembrant hace “que la pintura
miten pensar esas dos prácticas de
nos hable”. Esta imagen contrasta
la cultura de lo escrito; por un lado
con la idea expresada en el Fedro y
la inmediata temporalidad que de-
que configura en la cultura occi-
fine las relaciones intersubjetivas
dental las hermosas y profundas
entre los hombres; y por otro lado,
meditaciones sobre el mito platóni-
el tiempo abstracto, el tiempo de la
co de la escritura y la memoria: “Es
memoria, “el tiempo ido”, el cual
impresionante, Fedro, lo que pasa

24 Véase Michael Bockemühl. Rembrandt, op.cit, p.13-29.


25 Platón, Fedro, Planeta De Agostini, Barcelona, 1997, p.108. Para un estudio detallado y riguroso del texto platónico sobre el mito de la escritura y la memoria, véase
los hermosos ensayos de Emilio Lledó, El Surco del Tiempo y El Silencio de la Escritura. Este ensayo sobre Rembrandt y la cultura de lo escrito se ha nutrido en
buena parte de las sugerentes y poéticas meditaciones del filósofo español sobre el mito platónico. De manera particular en este apartado recojo ligeramente algunos
de los problemas planteados en relación a la escritura y la lectura precisados en los textos de Emilio Lledó.
26 Emilio Lledó, El Surco del Tiempo, Editorial Crítica, Barcelona, 1992, p.103
27 Ibid, p.105

108 El Hombre y la Máquina No. 24 • Enero - Junio de 2005


Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

no establece relaciones entre suje-


tos determinados, específicos, que
gesticulan cuando pronuncian la
palabra, sino entre sujetos indeter-
minados, ausentes. Es la ausencia,
el silencio de las imágenes que nos
invita al diálogo, “pero si se les pre-
gunta, responden con el más altivo
de los silencios”. No solamente se
diferencian en cuanto a su tempo-
ralidad, sino también respecto a su
existencia en el espacio. El libro, el
texto escrito, crea distancia produc-
to de su mudez, de su silencio, co-
rrespondiendo en buena parte a su
génesis, pues el hombre cuando
escribe deja que el tiempo fluya en
resonancia con su espíritu, y su pen-
samiento va construyendo cada ins-
tante la soledad sin preocuparse por
el otro, y en el “acto de escritura”
lucha con cada palabra, con cada
línea, retrocede, borra, y hace qui-
zás de su existencia, de su tiempo y
espacio, una forma distinta de in-
tersubjetividad.
Rembrandt.
La pintura y la escritura se pre- Dos sabios conversando
(¿San Pedro y San Pablo?) Detalle
sentan ante los ojos. Este hecho aunque escrito es el lenguaje, el ló- • 1628 • Óleo sobre madera
constituye una significativa concep- gos, el que entrelaza en los signos
ción epistemológica, aparece el ojo de las letras y esos signos son, como
como instrumento fundamental para diría el texto aristotélico imitación
el conocimiento, adquiriendo la re- de los sonidos”.28 Se enfrenta en-
presentación a través de las imáge- tonces el lógos a la imagen. Dos
nes una gran importancia. La ima- formas de conocimiento, la una ar-
gen gráfica es imitación; así lo pre- ticula el diálogo, la oralidad, y la
cisa el texto platónico. Los símbo- otra, el silencio de las imágenes. A
los del texto escrito al igual que la pesar de la diferencia desde el pun-
representación plástica de la pintu- to de vista epistemológico entre es-
ra traen al presenta aquello que está tas dos formas de acercarse al obje-
ausente; “la presencia de la ausen- to por conocer, ambas establecen la
cia”. El objeto que la pintura repre- necesidad de los símbolos para la
senta se encuentra ausente y ella representación de la realidad, pues
evoca y trata de recoger en el lien- es mediante ellos que la mente es-
zo miméticamente el mundo de la tructura el pensamiento. El hombre
vida. La representación es simple y construye esos símbolos al cobrar
llanamente mero fenómeno, “imá- conciencia de la necesidad de apre-
genes que nos engañan”. Al lengua- hender la realidad en la compleji-
je escrito le ocurre algo parecido a dad de sus facetas. Pero por otra
la pintura, pues “la escritura lleva a parte, existe una relación entre la
cabo otra mas sutil forma de imita- escritura y la palabra hablada. El
ción: la del pensamiento. Porque silencio de la escritura, su ausencia,

28 Ibid, p.109.

El Hombre y la Máquina No. 24 • Enero - Junio de 2005 109


Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

busca sentido en su plena identifi- de la decadencia del pensamiento.


cación con la palabra hablada, con Solo se sigue penando en represen-
el lector que le restituye el verda- taciones visuales. Todo lo que se
dero significado a esos signos iner- quiere expresar es recogido en una
tes, sin vida. Leer es pues oir, iden- imagen óptica”.30 Esta afirmación
tificar la imagen visual con la ima- de Huizinga adquiere mayor signi-
gen acústica, con los sonidos arti- ficación si pensamos en la Perspec-
culados en el acto de la lectura pues tiva Clásica, esa gran conquista del
en la imagen acústica podemos ver pensamiento humano producida en
al hombre concreto pleno de espíri- el Quattrocento, mediante la cual se
tu que, haciendo uso de la voz en construye una nueva concepción del
tanto onda que se esparce y se mue- espacio y que contiene en sí una
ve en el aire, se comunica con el imagen de la subjetividad, pues la
otro. La escritura llena entonces sus Perspectiva ubica al ojo, explícita-
signos al relacionarlos con aquella mente, en un punto especial desde
voz que los pronuncia, conectando el cual se efectúa la observación,
“sus significados con el mundo de “poniendo en evidencia la necesi-
la oralidad en donde esos significa- dad de reconocer las diferencias a
dos habían nacido”,29 toda vez que que da lugar un cambio de punto de
primero fue el “verbo” y luego se vista”.31 El fundamento de esa cons-
“hizo escrito”. trucción de lo “real-pictórico” ya lo
expresaba Leonardo con profunda
La modernidad se orientó, no
claridad, significando el lugar del
sólo en la reflexión teórico-filosó-
ojo, no solo teniendo en cuenta el
fica, hacia el acento de lo visual, de
papel que juega en la representación
la imagen. Ya Leonardo Da Vinci
plástica sino como parte fundamen-
había insistido en el lugar que jue-
tal de su concepción epistémica: “la
ga el ojo en el proceso del conoci-
pintura se fundamenta en la pers-
miento. “El ojo, que es la ventana
pectiva, que no consiste sino en el
del alma, es el órgano principal por
exacto conocimiento de los meca-
el que el entendimiento puede to-
nismos de la visión, mecanismos
mar la mas completa y magnifica
que tan solo entienden de la recep-
visión de las infinitas obras de la
ción de las formas y colores de to-
naturaleza”. En la perspectiva de la
dos los objetos situados ante el ojo,
significación epistemológica del
por medio de una pirámide. Digo
ojo, de la vista como más digno sen-
por medio de una pirámide porque
tido, Leonardo lo califica como ven-
no existe objeto, por diminuto que
tana abierta al espectáculo de la na-
sea menor que el lugar del ojo don-
turaleza. La fuerza de esta metáfo-
de esas pirámides convergen”.32
ra fue conceptualizada por Johan
Huizinga en El Otoño de la Edad Un aspecto que gravita en la
Media cuando llamó la atención representación pictórica de Rem-
sobre el lugar que jugó la imagen brandt y que ha motivado estas re-
en la cultura del Renacimiento: “el flexiones es indudablemente el con-
rasgo fundamental del espíritu de la tenido religioso del cuadro. G.
última Edad Media, es su carácter K.Chesterton en su magistral prosa
preponderantemente visual. Este dijo en una ocasión que el proble-
rasgo es en cierto modo el reverso ma de los protestantes no era que

29 Ibid, p.109.
30 Johan Huizinga, El Otoño de la Edad Media, Ediciones Altaya, Barcelona, 1995, p.409
31 Evelyn Fox Keller, La Paradoja de la Subjetividad Científica, op cit, p.149
32 Leonardo Da Vinci, Tratado de la Pintura, Ediciones Akal, Madrid, 1998, p.114

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Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

leyeran o no la Biblia, sino que cada


uno leía su propia Biblia. Rembran-
dt analizó el significado de muchos
pasajes de la Biblia y los interpretó
de una manera particular apoyándo-
se en el diálogo sostenido con pre-
dicadores y eruditos a quienes re-
trató.33 Dos sabios conversando tal
vez recoge pasajes del Nuevo Tes-
tamento en los cuales San Pablo y
San Pedro discuten sobre el sentido
de la fe y acerca del evangelio. En
la representación pictórica San Pa-
blo se encuentra de frente y en la
composición geométrica triángular
–San Pablo, San Pedro y el libro–
vemos que sobresale por encima de
San Pedro que lo escucha. No ve-
mos el rostro del anciano que se
encuentra de espaldas al observador,
sin embargo, nos lo imaginamos,
atento a las palabras y a la voz, a
los ojos y a la mirada, del otro an-
ciano que escasamente abre los la-
bios para comunicarse. Este aspec-
to es profundamente intencional en
el cuadro, toda vez que en los per- ción ante los gentiles. En ese senti- Rembrandt.
Dos sabios conversando
sonajes de Rembrandt la mirada, los do podemos pensar que el cuadro (¿San Pedro y San Pablo?) Detalle
ojos, son la ventana del alma. En la Rembrantiano recrea episodios bí- • 1628 • Óleo sobre madera
tradición bíblica San Pablo repre- blicos, sin embargo, si nos separa-
senta la educación y la formación mos del contexto histórico que po-
académica pues fue educado con siblemente representa la obra, los
toda la rigidez en las doctrinas cris- personajes pueden ser dos ancianos
tianas y aprendió entre otros el idio- cultos, dialogando sobre un tema
ma griego que era la lengua culta que se encuentra en un libro, en un
de la época; San Pedro fiel a sus texto escrito. Dos ancianos que el
orígenes de pescador del mar de saber, el conocer y la vida los ha
Galilea, carecía de estudios e hizo hecho sabios. Al aproximarnos al
de su fuerte personalidad y su cer- cuadro en la perspectiva de esta re-
canía al maestro una fortaleza para flexión, el libro representado podría
convertirse en permanente portavoz ser la Biblia, dándole una mayor im-
del grupo, hasta tal punto que su portancia al contenido de la obra y
nombre Simón o Simeón también al libro, toda vez que etimológica-
llamado Pedro que significa “pie- mente la palabra Biblia está ligada
dra” (petra en latín) sobre la que a Byblos antiguo puerto fenicio
habría de iniciarse la edificación de cuya mercancía principal era el pa-
la Iglesia de Cristo. En Carta a los piro egipcio, soporte material de la
Gálatas34 encontramos específica- escritura. Pero Rembrandt univer-
mente la discusión y la oposición saliza el acontecimiento represen-
de San Pablo a San Pedro por su ac- tado despojándolo de la tradición bí-

33 Véase Kenneth Clark, Introducción a Rembrandt, en especial el capítulo 5, titulado Rembrandt y la Biblia.
34 Santa Biblia, Carta a los Gálatas 1:11

El Hombre y la Máquina No. 24 • Enero - Junio de 2005 111


Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

blica. Pensábamos en la escena sin convertir sus escenas en expresio-


hacer alusión a la historia y al nom- nes del ser religioso, gracias a la luz.
bre del cuadro y esencialmente per- Georg Simmel que tan profunda-
cibiamos dos ancianos que dialoga- mente meditó sobre la fundamenta-
ban sobre lo que han leído y estu- ción filosófica y particularmente
diado con profundo detenimiento. metafísica de la obra de Rembrandt
Ese detenerse, ese volver sobre el señala cómo la “luz se comporta
texto, es reforzado por la pluma que como la expresión del ser religioso
podemos observar en el extremo de sus figuras, que llevan en sí mis-
derecho de la pintura. La lectura en mas e inmediatamente la significa-
voz alta y en silencio se articula con ción así designada sin algún trascen-
la actividad, no solo del pensamien- dente o algún contenido dogmático
to sino de manera especial con la lo hiciera visible en ellas. Esta luz,
necesidad de consignar por escrito en cuanto realidad natural, es por
la indagación, la reflexión, escri- decirlo así, religiosa, tal como lo
biendo, anotando las vivencias y son aquellos hombres en cuanto rea-
Rembrandt representó quizá pensamientos que se desprenden de lidades anímicas”.36 Quizá sea esta
la meditación sobre lo leído. Se lee característica la que hace de Dos
como ningún otro artista de no como pasatiempo, como disfru- sabios conversando la representa-
te, sino con el propósito de formar ción de individualidades que tras-
su época la dialéctica, el el espíritu. cienden lo inmediato del contenido
histórico representado, configuran-
La representación de la vida re-
diálogo entre la práctica de ligiosa en Rembrandt y particular-
do una escena donde el libro, la es-
critura, la lectura en voz alta y en
mente en Dos sabios conversando
la lectura en voz alta y la no expresa la fe en forma trascen-
silencio se universalizan, negando
la forma particular y reflejando la
dente sino empírica y humana. Los
práctica de la lectura en personajes son humanos y expresan
dinámica espiritual del hombre.
“el estado de sus almas” por enci- El entendimiento de las prácti-
silencio. ma del contenido histórico-religio- cas de la lectura en el siglo XVII y
so. “Lo religioso está en la cuali- especialmente lo relativo a la ico-
dad de los hombres y reside en lo nografía de dichas prácticas está, en
íntimo de ellos sean inteligentes o buena parte, ligado a lo visual y a
torpes, viváces o indolentes. Po- una teoría del conocimiento que
drían creer o hacer lo que quisieran; funda sus raices en la necesidad de
pero tienen a la devoción como una expresar a través de imágenes el
determinación de su ser objetivo en conocimiento del mundo. Se afirma
general, que se ilumina de un modo esta idea no en el “silencio de las
tanto mas claro en su conducta que imágenes” sino en la conciencia del
es terrenal por su contenido, por ser papel que juegan las imágenes en
la propia coloración de sus perso- la conceptualización y de manera
nalidades”.35 La personalidad del general en la abstracción del cono-
anciano que dialoga de frente y que cimiento.37 En Dos Sabios Conver-
puede ser percibida por el especta- sando Rembrandt logra representar
dor surge del interior, de la indivi- las prácticas de la lectura haciendo
dualidad, entendida como fuente de uso del poder de la palabra, del diá-
valor, adherida al propio hombre logo, de la oralidad, y, por otro lado
como parte de su vida. Rembrandt de la importancia de la vista, del ojo,
logra técnicamente el objetivo de como esencial en relación con aque-

35 Georg Simmel¸Rembrandt. Ensayo de Filosofía del Arte, Editorial Nova, Buenos Aires, 1950, p.158
36 Ibid, p.185-186
37 Sobre los problemas relativos a la relación imagen y conocimiento es significativo el libro Imagen y Conocimiento, editado por Hace Barlow, Colin Blakemore,
Miranda Weston-Smith. En ese libro se estudia desde una perspectiva actual “cómo vemos el mundo y cómo lo interpretamos”, articulando diversas perspectivas
teóricas.

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Omar Díaz Saldaña Rembrandt y la dialéctica del olvido y la memoria

llo que está escrito y cuyos signos necesita del otro para que pueda
necesitan de él para que los desci- materializarse, y no aquella lectura
fre, los decodifique, dándoles sig- individual realizada en voz alta. En
nificado en correspondencia con las ese sentido quizá podemos pensar-
cosas del mundo. Se presenta enton- la como olvido; transcurrida la in-
ces una estrecha ligazón dialógica mediata presencia de la lectura y de
entre la lectura en silencio y la lec- aquellos que la práctican en un es-
tura en voz alta estableciéndose pacio concreto y particular, llega en-
como un flujo bidireccional entre tonces el silencio y el olvido. La
ellas. Se afirma cierta tensión en esa lectura en silencio, mediatizada por
representación pictórica y podemos la soledad está marcada por el ojo y
percibir en el rostro de San Pablo “esencialmente hecha en la escritu-
que busca llegar quizá a un punto ra”, sustentada en el universo de las
de acuerdo con San Pedro que aten- letras. Su temporalidad no depende
tamente lo escucha. La lectura en de la relación del lector con el otro,
voz alta, ligada al oido, a la voz y sino que se estructura en un volver
circunscrita a una temporalidad lo- sobre lo escrito, no sobre la voz
cal, instantánea, no se constituye viva, natural, del lenguaje de la vida.
esencialmente en torno a la memo- La práctica de la lectura en silencio
ria, toda vez que el presente, el aquí se ancla en la trama de la peculiar
y el ahora, no necesita de la memo- existencia de los objetos textuales,
ria para su existencia. Es tal vez el rescatando prodigiosamente “el
olvido. El viento dispersa la voz y tiempo de su irremediable fluir, de
la onda va degradándose en el fluir su inmersión en el pasado y mante-
espontáneo de la dirección del tiem- nerlo vivo, convertido incluso en
po. La lectura en voz alta lleva ella futuro, porque bajo la forma de la
misma su propia negatividad, pues escritura todo tiempo es ya futu-
es el olvido. Pero no es sólo negati- ro”.39 La lectura en silencio nutre
vidad, olvido, es también y funda- entonces sus raices de la memoria.
mentalmente vida, caracterizada – Rembrandt representó quizá
como lo afirma el texto platónico– como ningún otro artista de su épo-
en el lenguaje como oralidad. Pues ca la dialéctica, el diálogo, la ten-
“la vida no es solo presencia masi- sión entre la práctica de la lectura
va, espacio ocupado por un cuerpo, en voz alta, ligada a la presencia de
realidad situada ante nuestros ojos, la voz y al sentido del oido y que en
sino que es, fundamentalmente, ese su temporalidad lleva el olvido; y
aire semántico que articula en cada la práctica de la lectura en silencio
momento del tiempo, sonidos sig- articulada esencialmente con el ojo
nificativos a través de los que se y la mirada y cuya temporalidad se
abre el mundo y se constituye la cimienta en la memoria. Rembran-
conciencia”.38 Se concibe la prácti- dt recreó magistralmente en Dos
ca de la lectura en voz alta como sabios conversando la dialéctica del
una actividad en la cual el lector olvido y la memoria,

38 Emilio Lledó, El Surco del Tiempo, op cit, p.102


39 Ibid, p.44

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