Mi idea era leer en El celoso extremeño dos zonas de sentido/significación diferenciadas.

La
primera la encarna el personaje de Carrizales, quien se maneja mediante órdenes o sermones,
discursos de carácter autoritario y cerrado, como la casa que construye a imagen y semejanza de
sus celos. Leonora no conoce otra cosa, y cree que el mundo funciona de esa manera hasta la
intromisión de Loaysa, que representaría otra realidad posible, vinculada a priori con la libertad y
el deseo. Sin embargo, en Loaysa está presente el engaño y la tentación, habiendo todo un campo
semantico de lo demoníaco referido a él, a su música, y a lo que genera en otros personajes, como
el negro Luis y la dueña Marialonso. La inexperiencia de Leonora hace que ella intente en vano
controlar al virote mediante el juramento, pero en ese otro plano representado por Loaysa ese
tipo de discursos, más ligados a Carrizales, no funcionan. Hay en ella sentimientos encontrados,
quiere, en primer lugar, ver al músico y ya aparece el debate entre la culpa que le genera
desobedecer a su marido y su deseo, de la misma manera que ocurre a la hora del encuentro
mediante la intervención de la dueña. Luego del descubrimiento de los "falsos amantes" por parte
de Carrizales, este muere, y a pesar de una imagen de redención continua ordenando (en el texto
parece solo una sugerencia, pero la función es seguir dirigiendo las acciones de Leonora), en este
caso, que se case con Loaysa, quien a la hora de la muerte del viejo espera deseoso de que se
cumpla su voluntad. Sin embargo, ella toma la decisión de irse al convento, desobedeciendo a la
"sugerencia" de Carrizales, pero también a la expectativa de Loaysa. Más allá de ser una decisión
por culpa o a conciencia, ella adopta otro encierro, quizás más virtuoso que la casa del celoso
extremeño, por voluntad propia, ya que no se puede dirigir la vida de las personas, así como
Cervantes no se pone en el lugar del moralista para explicitarle al lector el carácter ejemplar.