Este paradigma, mira a la juventud como fuente de renovación: un
segmento de la sociedad que es capaz de transformar el mundo. El Papa Pío XI incentivaría, el surgimiento de la Acción Católica. En esta perspectiva se responsabilizaba a los jóvenes por los cambios en la sociedad y se ponía sobre sus hombros, la responsabilidad de las transformaciones sociales. Miraba a la juventud como solución, se deseaba una juventud articulada y organizada, movida por la cuestión social y por el dinamismo político. Una juventud que fuera un discurso para el todo de la sociedad, encarnando la utopía y el sentido del país, incluso con una sexualidad orientada primordialmente para la procreación. Todo eso era discutido por filósofos, políticos, artistas e intelectuales. La juventud, es entonces una etapa de la vida, que lejos de ser menospreciada, debe ser valorada y vista como una oportunidad en la que el ser humano puede aprovechar su energía, sueños e ideas para mejorar el entorno donde se desenvuelve y sentar las bases que le permitan posteriormente madurar su vocación conforme a la voluntad de Dios.
1.2 La juventud es parte de la Iglesia y participa como Iglesia
Ser partícipe de la Iglesia no depende del deseo “generoso” de los
demás miembros, sino que es un deber y derecho propio del joven en virtud del bautismo. El joven bautizado forma parte esencial de la Iglesia; es un hecho que debe ser potenciado, de esta conciencia brota en los jóvenes el deseo de vivir su vocación eclesial, a pesar de las brechas, las dificultades y las resistencias que se presentan en ella. La Iglesia, en sus estructuras clericales y laicales adultas, va cobrando conciencia de la importancia de los jóvenes en la sociedad y en ella. “La Iglesia mira a los jóvenes con esperanza, confía en ellos y los anima a buscar la verdad, a defender el bien común, a tener una perspectiva abierta sobre el mundo y ojos capaces de ver ‘cosas nuevas’ (Is 42,9; 48,6). Los jóvenes son “un don precioso para la sociedad”. La Iglesia, Madre y Maestra, con sus aciertos y desaciertos en el acompañamiento de la juventud, sabe que los jóvenes son una riqueza singular, “es el tiempo de un descubrimiento particularmente intenso del “yo” humano y de las propiedades y capacidades que éste encierra; consciente de esta etapa de particular discernimiento existencial, valora la importancia de la juventud y busca acompañarle y formarle de acuerdo al modelo de la persona de Jesucristo. La Iglesia debe “presentar a los jóvenes un Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados, evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del hombre y de la sociedad (Cf. DP 1166); igualmente debe abrirse a la juventud de tal modo que responda a las nuevas formas de ser y hacer de las juventudes, es por eso que opta por la organización de diversos grupos, servicios y movimientos que le permitan ese encuentro con Jesús, conformando de esta manera, una Pastoral Juvenil, con la misma importancia de las otras instancias eclesiales.
2. Pastoral Juvenil
Es importante comenzar aclarando que la pastoral no es un grupo
más, ni un movimiento, por tanto, no pretende en ningún momento quitarle al joven su carisma; por el contrario, esta se nutre de todos los carismas y aportes de los diversos grupos juveniles para organizar lo ya existente, así como potenciar la presencia del joven en sus comunidades, parroquias y grupos. “La Pastoral Juvenil es la acción organizada de la Iglesia para acompañar a los jóvenes a descubrir, seguir y comprometerse con Jesucristo y su mensaje, para que, transformados en hombres nuevos e integrando su fe y su vida, se conviertan en protagonistas de la construcción de la Civilización del Amor”. “La Pastoral Juvenil es la expresión concreta de la misión pastoral de la comunidad eclesial en relación a la evangelización de los jóvenes, que será también buena noticia para la Iglesia y propuesta de transformación para las personas y para la sociedad”. Esta se propone, como opción pedagógica, acompañar al joven en su proceso de educación en la fe, inspirado necesariamente en la pedagogía del mismo Dios: una relación de amor, de encuentro y de solidaridad. “Un proceso”, constante y dinámico, “de educación en la fe que lleve a la propia conversión y a un compromiso evangelizador” (DP 1193).
2.1 Organización
La organización es una opción pedagógica de la Pastoral Juvenil
porque genera, en ella, un proceso de comunión y de participación. Esta es, desde las funciones dentro de un grupo, donde los servicios se distribuyen entre los participantes, es esencial para la participación de toda su vida en la comunidad eclesial. Lo mismo vale para el ejercicio del poder-servicio, en las coordinaciones en todos los niveles de la organización. A la vez, promueve el protagonismo juvenil, haciéndose un “instrumento” fundamental.
2.1.1 Equipo parroquial de Pastoral Juvenil.
La organización parroquial supone la participación de todos los
jóvenes y los grupos y una coordinación estable y dinámica, que se expresan en la Asamblea Parroquial y en el Equipo Parroquial de Pastoral Juvenil. Dicho equipo está integrado por los jóvenes animadores o delegados de los grupos juveniles de la parroquia. Permanecen por un tiempo de dos a tres años, después de los cuales es conveniente su renovación. Este debe contar con un coordinador/animador parroquial y un asesor, que serán el enlace con el Equipo Zonal de Pastoral Juvenil.
2.1.2 Equipo zonal de Pastoral Juvenil. (Arciprestal)
Los Equipos Zonales de Pastoral Juvenil están integrados por los
Coordinadores Parroquiales o Delegados. Está animado normalmente por un Coordinador Zonal de Pastoral Juvenil, que desarrolla a su nivel, las mismas funciones del Coordinador Parroquial. Se puede designar también un Asesor Zonal de Pastoral Juvenil. Dicho coordinador zonal, en este caso, arciprestal, es el principal enlace de este nivel con el Secretariado Diocesano de Pastoral Juvenil.
2.1.3 Secretariado Diocesano de Pastoral Juvenil
Está constituido por los jóvenes coordinadores y delegados de los
Equipos Zonales, la coordinación de las Congregaciones Religiosas con carisma juvenil, de Movimientos Eclesiales y Nuevas Comunidades Juveniles. Dentro de dicho equipo se encuentra un coordinador diocesano (En este caso un equipo coordinador), un asesor y la vez un equipo de trabajo que facilita la labor pastoral, especialmente en la realización de las diversas actividades diocesanas.
2.1.4 Departamento de Pastoral Juvenil
Constituye una instancia de animación, coordinación y
acompañamiento del proyecto orgánico de la PJ, según los lineamientos de la Conferencia Episcopal Venezolana y en comunión con la propuesta latinoamericana de Pastoral Juvenil. Es la instancia ejecutiva de la Comisión Episcopal de Juventud; dicha comisión esta es conformada por Obispos de la Conferencia Episcopal Venezolana, encargados de acompañar a la Pastoral Juvenil en el país.
3. Orientaciones del Concilio Plenario de Venezuela (CPV).
La Pastoral Juvenil es ante todo, una instancia eclesial, por lo tanto,
sus principios se inspiran en el Evangelio y en la Doctrina de la Iglesia Católica, en particular los principios y orientaciones del Concilio Plenario de Venezuela (CPV).
La comunión: el trabajo en equipo y la unidad en la diversidad son
fundamentales para cumplir nuestros objetivos. La participación: nos permite valorar y articular las diversas iniciativas pastorales, desde el liderazgo y la corresponsabilidad. La animación: Impulsada desde una espiritualidad que se renueva en lo cotidiano y se expresa en la realización personal y comunitaria. El acompañamiento: así como Jesucristo se dejó guiar por el Padre y caminó con sus discípulos, asumimos esta doble dimensión del acompañamiento con todas las instancias de comunión y participación.
4. Características de la Pastoral Juvenil
Punto de partida: el joven
La pastoral juvenil no inventa a los jóvenes: los encuentra como son y donde están. Es una acción evangelizadora a través de procesos, es decir, no es de acciones aisladas. A la vez, desemboca en un proyecto de vida a partir del encuentro con Jesús. Proceso participativo en pequeños grupos o comunidades: procura la integración del joven en los pequeños grupos parroquiales que son la base de las instancias diocesanas y nacionales. Propicia el encuentro con Jesús vivo: busca que el joven conozca a Jesús y tenga una experiencia personal con Él. Los jóvenes se evangelizan entre sí: descubren, viven, testimonian y anuncian su estilo de vida, formando parte de la realidad y de los hechos concretos de la historia, logrando una conversión natural a través del ejemplo personal. Es un proceso de comunión y participación desde los diversos carismas a un servicio comunitario: la pastoral se enriquece con los aportes peculiares de cada organización y carisma. Es un proceso que se realiza desde los jóvenes y con los jóvenes. Responde a las realidades del joven desde la especificidad: atendiendo sus situaciones y actitudes frente la fe y la vida. Tiene un sentido misionero para llegar a todos los ambientes: la acción evangelizadora no se limita sólo a los jóvenes que integran los grupos juveniles, llega también a quienes participan esporádicamente de las actividades eclesiales o a la gran masa juvenil que no se encuentra en dicho ambiente, que no conoce el mensaje de Jesús. Es acompañada a través de asesores adecuadamente formados, pedagógica y metodológicamente en los procesos de pastoral juvenil.