8 Nightscapes
Paisajes nocturnos
Exterior de noche, siglo XXI
Estamos viviendo un período de intensa agi-
tación respecto a la faceta nocturna de las
ciudades, en el que se está produciendo una
renovación de la propia idea de urbanidad
nocturna, reducida hasta hoy a los barrios
de discotecas y conductas desmesuradas.
Hablamos de paisaje, puesto que se trata de
una dimensión perceptiva que une transver-
salmente una paradójica diversidad de esta-
dos urbanos y sociales que, ciertamente, ape-
nas son visibles. La personalidad nocturna de
una ciudad se ha convertido en el detonante
de su atractivo, en un contexto de competiti-
vidad internacional entre las distintas calida-
des de vida de Toronto, San Francisco o Lon-
dres. En París, unas inmensas escenografías
temporales transforman la totalidad de la
metrópoli durante las Noches Blancas o en
Paris-Plage; en Shanghái, la proliferación de
fachadas digitales redefine la arquitectura
como un paisaje numérico; en Estocolmo, la
ciudad se convierte en una gigantesca instala-
ción rosa durante una sola noche para cele-
brar una cadena solidaria contra el cáncer.
Ahora bien, estamos atravesando una época
que, además, asiste al retorno a la ciudad de
violentos disturbios y de unos apagones ge-
nerales que eran considerados cosas del pa-
Imagen nocturna de
una calle de Shanghai.
Nocturnal image of
a street in Shanghai.
9 Nightscapes
contemporáneos
Contemporary nocturnal
landscapes
Exterior, night, 21st century
We are living through a period of intense
agitation in terms of the nocturnal face of
our cities, which renews the very idea of noc-
turnal urbanity, hitherto reduced to local ar-
eas with their discothèques and their excess.
One speaks of landscape, because this is a
perceptual dimension which transversally
unites a paradoxical variety of urban and so-
cial states, some of which are barely visible.
The nocturnal personality of a city has be-
come the detonator of its power of attrac-
tion, in a context of international competi-
tion between qualities of life in Toronto,
San Francisco or London. In Paris, immense
temporary scenographies transform the en-
tire metropolis during the annual Nuits
Blanches or Paris Plage events. In Shanghai
the proliferation of digital facades redefines
architecture as a computerised landscape. In
Stockholm, the city becomes a gigantic pink
installation for a night in order to celebrate
a chain of solidarity against cancer.
But we are also living through a period
which witnesses the return of violent distur-
bances or of blackouts one thought long
past. On the outskirts as in the centre, in the
zones of activity as in the leisure or housing
areas, “after closing time” these cities under-
Paisajes nocturnos contemporáneos
sado. Tanto en la periferia como en el cora-
zón de la ciudad, tanto en las zonas de
actividad como en los barrios residenciales
o de ocio, todas estas ciudades sufren, “tras
la hora del cierre”, unas mutaciones que a
menudo son discretas, pero que resultan tan
masivas como las que se producen durante
el día. Y la diversidad de todas estas situacio-
nes forma un gran paisaje social, cultural,
económico y, a veces, incluso político, com-
pletamente inexplorado: ¿una “nueva fronte-
ra”, quizá? Estos retos interesan especial-
mente a los actores de las nuevas
movilidades: la noche multiplica las posibili-
dades, en un contexto de redefinición de las
mismas. Incluso cuando los fenómenos de
estandarización urbana se producen tam-
bién por la noche, podemos descubrir que
cada ciudad posee una personalidad noctur-
na original que sigue ofreciendo resistencia
a dichas estandarizaciones, puesto que, por
la noche, nada es fácil, ni continuo, ni efi-
caz. Es una fuente de inspiración urbana
que resulta esencial cuando se trata de plan-
tear el problema del “espíritu del territorio”.
Mega-postes publicitarios
El icono de los paisajes nocturnos contem-
poráneos se encuentra en el Bund de
Shanghái (situado simétricamente al Pu-
dong), un frente urbano de varios kilóme-
tros completamente redibujado durante la
noche por medio de iluminaciones digitales,
hasta el extremo de que el paisaje parece
concebirse y percibirse a partir de ahora
con arreglo a su transformación nocturna.
En toda Asia, las calles están quedando cu-
biertas de “pantallas diurnas” que prolongan
la estética de la noche, esbozando la idea
10 Nightscapes
go changes that are often discreet but just as
massive as those of day. And the diversity of
these situations forms an extensive social,
cultural, economic, and even at times politi-
cal, landscape which still remains largely un-
explored: a “new frontier”, perhaps? These
issues are of particular interest to all who are
protagonists in the new mobility systems:
night reduces possibilities, in a context of re-
defining possibilities. Even if the phenomena
of urban standardisation exist at night, too,
one discovers above all else that each city has
an original nocturnal personality which still
resists such standardisation, because at night
nothing is easy, nor continuous, nor efficient.
This is an essential source of urban inspira-
tion for the issue of a “sense of territory.”
Mega-billboard-poles
The icon of these contemporary nightscapes
is in fact on the Shanghai Bund (and sym-
metrically at Pudong), an urban frontage
many kilometres long that is entirely recon-
figured at night by digital illuminated signs,
to the point that from now on this landscape
seems to be perceived and conceived on the
basis of its nocturnal transformation.
Throughout Asia the streets are in the proc-
ess of being covered with “daytime screens”
that prolong the aesthetic of the night, limn-
ing in the idea of a new urban season, artifi-
cial, to be sure, but nocturnal in essence. In
Tokyo the old New York Times Square mod-
el is in evidence in so many areas that it has
become a metropolitan project in itself.
This interest in light is instituted in Europe
and North America by numerous capitals
and big cities that renovate their “Lighting
Plan”, but on the basis of other traditions of
Contemporary nocturnal landscapes
de una nueva estación urbana, ciertamente
artificial, pero esencialmente nocturna. En
Tokio, el antiguo modelo de la neoyorquina
Times Square se ha extendido por tantos
barrios que se ha convertido en sí mismo
en un proyecto de metrópoli.
En Europa y en América del Norte, este
interés por la luz se ha puesto de manifiesto
en numerosas capitales y grandes ciudades
que están renovando sus “planes de ilumina-
ción”, aunque a partir de otras tradiciones
paisajísticas, más preocupadas por las relacio-
nes con la existencia diurna. Toda Europa
está sumergida en el mismo sodio anaranja-
do, con la excepción de los centros urbanos,
que reinventan personalidades polícromas.
Ahora bien, ¿con qué criterios habría que
pensar hoy en día la iluminación? ¿Perma-
nencia o renovación constante? ¿Con la
lógica de las estaciones o de los aconteci-
mientos? Estas preguntas surgen de nuevo
junto con la preocupación (¿contradicto-
ria?) por un desarrollo duradero.
Ciudades nocturnas temporales
Existe otra gran tendencia nocturna contem-
poránea que consiste en la programación de
grandes acontecimientos de una o varias no-
ches de duración, que conllevan transforma-
ciones de la experiencia urbana a escala me-
tropolitana: Noches Blancas, Noches de Museos,
Festivales de Luz o Noches musicales se suceden
en todas las grandes capitales, y París juega
el papel de laboratorio para la mayoría de
estos formatos. Las ciudades reinventan el
calendario de las fiestas urbanas, más allá de
la búsqueda de nuevos ritos sociales. Con la
transformación de la ciudad ordinaria en
ciudad surreal se acelera una mutación fun-
11 Nightscapes
the landscape, more concerned about the
relation with the diurnal state of things. The
whole of Europe is bathed in the same or-
ange sodium light, with the exception of the
city centres which reinvent themselves with
polychrome personalities. But according to
which criteria does one think about illumi-
nation today? Permanence or permanent re-
newal? Seasonality or the event-driven? The
questions are echoed by the (contradictory?)
preoccupation with sustainable develop-
ment.
Temporary nocturnal cities
The other great contemporary nocturnal
tendency is the programming of big events
for one or more nights, which involve trans-
formations of the urban experience at the
metropolitan scale: Nuits Blanches (Open
Nights), Museum Nights, Light Festivals or
Music Nights” succeed each other in all the
major capitals (with Paris playing the part of
a laboratory for most of these formats). The
cities reinvent a calendar of urban festivities,
but this way beyond the search for new social
rites. With these transformations of the ordi-
nary city into a surreal one, a fundamental
change is brought about: instead of submit-
ting to the spatial constraints conceived on
the basis of functionality and the laws of ex-
change alone, the urbanity of space is oscil-
lated in time. The nocturnal state permits
flexibility. This flexibility can then become a
value intrinsic to the city; instead of always
being the same, it must be different all the
time. At other scales, this movement is read
in the schedules of certain football matches
programmed after midnight (in Barcelona
of course), or in the success of nocturnal
Paisajes nocturnos contemporáneos
damental: en vez de sufrir las limitaciones
espaciales pensadas únicamente a partir de
la funcionalidad y las leyes del intercambio,
se hace oscilar la urbanidad del espacio en el
tiempo. El estado nocturno favorece la flexi-
bilidad, la cual puede convertirse en un va-
lor intrínseco de la ciudad que, así, en lugar
de ser siempre la misma, tiene que ser siem-
pre distinta. A otras escalas, este movimiento
puede leerse en los horarios de algunos par-
tidos de fútbol programados para después
de medianoche (sobre todo en Barcelona),
como también en el éxito de los paseos noc-
turnos en monopatín, que reúnen semanal-
mente a miles de ciudadanos en París o en
Nueva York. En los barrios conflictivos del
norte de París, los equipamientos deportivos
permanecen abiertos también por la noche,
con el fin de canalizar la energía de unos jó-
venes ociosos que pasaban las noches en los
portales... Así pues, la noche contemporánea
es el espectáculo de unas prácticas nuevas,
que suscitan unas nuevas programaciones es-
paciales. ¿Qué es un espacio público especí-
ficamente nocturno? ¿Qué es un jardín en la
oscuridad? ¿En base a qué principio habría
que desarrollar un proyecto? Si la noche es
lo efímero, lo frágil, lo espontáneo, ¿de qué
modo podemos construir este elemento sin
desnaturalizarlo? Observar el paisaje de las
ciudades por la noche significa plantearse el
problema de los valores de un proyecto noc-
turno. La noche es una situación que permi-
te reactivar el discurso sobre los valores urba-
nos en un contexto de sociabilidad, pero
también de curiosidad espontánea, unos es-
tados que son propicios a unas formulacio-
nes innovadoras. La noche temporal es el
laboratorio urbano de numerosas ciudades.
Una calle de Toronto.
A street in Toronto.
12 Nightscapes
outings on roller skates bringing together
thousands of citizens during the week in
Paris or New York. In the difficult areas in
the north of Paris the sports facilities also
elect to open at night to help channel the
energies of idle youngsters who were spend-
ing their nights in hallways. Nighttime today
means the spectacle of new practices that
give rise to new kinds of spatial program-
ming. What is a specifically nocturnal public
space? What is a garden in darkness? On the
basis of which principle does one develop a
project? If night means the ephemeral, the
fragile, the spontaneous, how does one con-
struct this element without distorting it? To
observe the cityscape by night means to ask
oneself about nocturnal design values. Night
is a situation which permits one to reactivate
a discourse about urban values, in a context
of sociability, but also of spontaneous curios-
ity, states that are favourable to innovative
formulations. Temporary night is the urban
laboratory of many a city.
Contemporary nocturnal landscapes
La noche política
Y, sin embargo, no se trata de un paisaje idí-
lico: la noche constituye una temporalidad
en la que la ciudad debe tomar aliento, debe
recuperarse. Ahora bien, se va convirtiendo
cada vez más en el teatro de unos accidentes
que son la expresión de un sobrecalenta-
miento del sistema diurno, que se libera en
este estado intermedio: por una parte, por
medio de apagones reiterados (Toronto
2003, Italia 2004), una metáfora mecánica
de dicho sobrecalentamiento, pero sobre
todo por medio de los disturbios nocturnos,
como los de París en 2005 o los de Copenha-
gue en 2007. Estos acontecimientos pueden
adoptar la forma de marchas con antorchas,
en el caso de las protestas pacíficas (contra
el régimen de Milosevic en Belgrado, en
1999), y/o de guerrillas urbanas, cuyo objeti-
vo consiste en crear un enfrentamiento en-
tre las fuerzas policiales y los jóvenes margi-
nados, generando la imagen televisiva de un
caos radical inscrito en el orden social. Así
pues, en nuestra época, la noche constituye
un teatro político de primer orden. La temá-
tica de la guerrilla es la preferida por nume-
rosas “tribus” de artistas y activistas desde
principios de los años noventa, que contem-
plaron la aparición del fenómeno de las fies-
tas rave: centenares o miles de personas se
reúnen en plena noche en un descampado
que se convierte provisionalmente en una
ciudad techno en el corazón de un paisaje
periurbano, postindustrial o a veces incluso
rural. Antes de que la policía pueda interve-
nir, la noche toca a su fin... Piratas informáti-
cos, trabajadores sociales, músicos, diseñado-
res de páginas web, militantes ecologistas
radicales, activistas nocturnos como los
13 Nightscapes
Political night
It isn’t an idyllic landscape for all that: night
is that temporality when the city must get its
breath back, rectify itself. As it is, it increas-
ingly becomes the theatre of accidents which
are the expression of an overheating of the
diurnal system that is released in this mid-
state: on the one hand with recurrent black-
outs (Toronto 2003, Italy 2004), a mechanical
metaphor of this overheating, but above all
with nocturnal riots as in Paris in 2005 or Co-
penhagen in 2007. These events may take the
form of torch-lit processions for non-violent
protests (against the Milosevic regime in Bel-
grade in 1999), and/or of an urban guerrilla
whose aim is to bring about a confrontation
between the police and marginalised young-
sters, creating the televised image of radical
chaos within the social order. Night is a major
political theatre of our time, then. And the
imagery of the guerrilla has been privileged
by numerous “tribes” of artists and activists
since the beginning of the 1990s and the phe-
nomenon of raves: hundreds or thousands of
people meet at dead of night on a bit of dere-
lict land that temporarily becomes a techno
town in the middle of a periurban, post-in-
dustrial or at times even rural landscape. Be-
fore the police have managed to intervene,
the night is over. Hackers, social workers, mu-
sicians, web designers, militant radical ecolo-
gists, nocturnal activists like the members of
Reclaim the Streets and artists like Space In-
vaders or Blinkenlights have developed tac-
tics of urban interventionism, some of which
are already on display in the museums, be-
cause they suggest new forms of re-conquered
public space and exhibit our need to re-ap-
propriate the urban territory for ourselves.
Paisajes nocturnos contemporáneos
miembros de Reclaim the Streets, artistas
como los Space Invaders o los Blinkenlights,
han desarrollado tácticas de intervencionis-
mo urbano, algunas de las cuales ya se expo-
nen en los museos, puesto que proponen
nuevas formas de espacio público reconquis-
tado y exhiben nuestra necesidad de reapro-
piación del territorio urbano.
La noche legal
Existe en la noche contemporánea una ten-
sión estratégica entre lo legal-jurídico y lo
ilegal-espontáneo, y muchos políticos instru-
mentalizan el “miedo a la oscuridad” para
justificar unas políticas represivas que tienen
como consecuencia un incremento del efec-
to de relegación: por ejemplo, suprimiendo
los transportes públicos por la noche en los
barrios más sensibles, o bien justificando la
videovigilancia permanente de los espacios
públicos. Ahora bien, la realidad de la inse-
guridad nocturna demuestra que es durante
el día cuando se producen los peligros rea-
les. La noche es un teatro de fantasmas. Pero
la dimensión política de la noche no sólo es
represiva, como podemos leer en algunas de-
cisiones jurídicas recientes:
· La sensibilidad hacia el problema de la po-
lución nocturna ha llevado al estado belga a
desarrollar un programa de apagado de la
iluminación de sus autopistas, conocidas en
todo el mundo por su iluminación integral,
visible desde la luna.
· El derecho europeo al trabajo otorga a las
mujeres el mismo derecho al trabajo noctur-
no que a los hombres (hasta entonces habían
estado tan protegidas que se había generado
una forma de discriminación contractual).
La lectura de estas políticas resulta cada vez
14 Nightscapes
Legal night
There is a strategic tension between what is
legal/juridical and what is illegal/spontane-
ous in this contemporary night, and numer-
ous politicians instrumentalise this “fear of
the dark” in order to justify repressive poli-
cies whose consequences are to accentuate
the effects of relegation. For example, by
suppressing public transport at night in sen-
sitive areas, or by justifying the constant vid-
eo surveillance of public space. But the reali-
ty of nocturnal insecurity shows, in fact, that
the hours of daylight are the time of real
danger. Night is a theatre of phantasms. But
this political investment of the night is not
only repressive, as can be read in many re-
cent judicial decisions:
· Sensitivity to the issue of nocturnal pollu-
tion has led the Belgian state to launch a
programme of extinguishing the lighting of
its motorways, which are nevertheless known
throughout the world for their integral light-
ing, visible from the moon.
· The European right to work has given
women the same right to work nights as men
(hitherto, women were so protected that this
has ended up generating a form of discrimi-
nation in hiring).
The reading of these policies has become
more difficult since they do not fit the ideo-
logical frameworks born of the Cold War.
The transformation of the juridical status of
the night is one manifestation of this: while
the major private groups push for the accel-
eration of big city opening times twenty-four
hours a day, seven days a week, the big cities
themselves create Time Offices whose ur-
gent mission it is to rethink the schedules of
certain public services in order to adapt
Contemporary nocturnal landscapes
más difícil, puesto que van más allá de los
marcos ideológicos surgidos a raíz de la gue-
rra fría. La transformación del estatuto jurí-
dico de la noche constituye una de tantas
manifestaciones de ello: mientras los gran-
des grupos privados presionan para que se
acelere la apertura de las ciudades 24 horas
al día, los 7 días de la semana, las grandes
ciudades crean unas Oficinas del Tiempo
cuya misión prioritaria consiste en reconsi-
derar los horarios de ciertos servicios públi-
cos con el fin de adaptarlos mejor a las con-
ductas reales de los habitantes. Numerosas
ciudades, como Roma, Helsinki o Barcelona,
han empezado a desarrollar unas políticas
específicamente nocturnas dirigidas a unas
categorías de usuarios que tienen necesidad
de una nueva temporalidad urbana adapta-
da, como, por ejemplo, el desarrollo de
guarderías nocturnas, o la implantación de
unos transportes públicos que siguen unos
itinerarios adaptados a la realidad de los flu-
jos nocturnos, o la apertura de las bibliote-
cas públicas hasta horas muy avanzadas.
¿Inventar la noche?
Así pues, si algunas de estas nuevas situacio-
nes nocturnas son objeto de programas pú-
blicos muy ambiciosos, o de un interés cada
vez mayor de los grandes operadores priva-
dos hacia la esfera urbana, la mayoría de di-
chas situaciones consiste en primera instan-
cia en unos movimientos expresivos o
creativos que agrupan a los adolescentes de
los guetos, artistas, arquitectos, músicos o
paisajistas que cruzan esta nueva frontera
todavía flexible, abierta, indecisa. Se trata de
un terreno de juego ampliado en el que las
reglas importan menos que la posibilidad de
15 Nightscapes
them to the real practice of the inhabitants.
And many cities like Rome, Helsinki or Bar-
celona have begun to develop specifically
nocturnal policies orientated towards types
of users who need a new, adapted, urban
temporality, like for example the develop-
ment of night crèches, of public transport
systems that keep to itineraries that go with
the reality of nocturnal flows, or the opening
of public libraries into the small hours.
Inventing the night?
If certain of these new nighttime situations
are the given, then, of ambitious public pro-
grammes or of the ever-increasing interest
of big private operators in the urban sphere,
most of these situations are first and fore-
most movements of expression and creation
that rally adolescents from the ghettos, art-
ists, architects, musicians or landscape de-
signers who develop this still flexible, open
and undecided new frontier. An enlarged
playground in which the rules count for less
than the possibility of getting the margins of
manoeuvre into the game. Is the night, an
indeterminate contemporary landscape, to
be invented?
One links up here with the romantic theme
of night as fallow land, in-between state, ter-
rain vague, rough draft, suspension. This un-
decided territory must be explored, auscul-
tated, and be described. An attempt made
time and again for Paris, with Restif de la
Bretonne compiling his Nuits de Paris at the
end of the 18th century (which Zola or Sou-
pault will echo), or with a camera by Brassaï
in the 1920s and 30s, and even later with the
Situationist derives, themselves the direct
heirs of Surrealist practices or of Walter Ben-
Paisajes nocturnos contemporáneos
jugar con los márgenes de maniobra. La no-
che: ¿un paisaje contemporáneo indetermi-
nado, todavía por inventar?
Retomamos aquí el tema romántico de la
noche como terreno yermo, espacio interme-
dio, terrain vague, maraña, suspensión. Este
territorio indeciso debe ser explorado, aus-
cultado y descrito: una tarea abordada en
bastantes ocasiones en el caso de París, con
Restif de la Bretonne escribiendo sus Nuits de
Paris a finales del siglo xviii (a las que devol-
verán el eco Zola o Soupault), o con Brassaï
y su cámara fotográfica en los años veinte y
treinta del siglo pasado y, más tarde, con las
derivas situacionistas, herederas directas de
las prácticas surrealistas o de Walter Benja-
min. En todos estos casos, la exploración de
un territorio nocturno se identifica con su
apropiación, significa comunicarse con unas
dimensiones urbanas que son rechazadas por
la eficacia ordenada y productiva del día.
Pero no basta con limitarse a estas constata-
ciones románticas: hay que introducirse en
estas dimensiones y cualificarlas. La noche
no es solamente una atmósfera, constituye
una complejidad específica, y esto es lo que
hay que explorar para distinguir las distintas
modalidades nocturnas, que en algunos ca-
sos se corresponden con unos emplazamien-
tos y en otros, con unas actividades o unas
herramientas de comunicación o de trans-
porte.
Leer la noche
El paisaje no sólo se lee y se practica como
una situación espacial, sino también como
un acontecimiento temporal. Así, para com-
prender la diversidad de las experiencias ur-
banas contemporáneas, hay que realizar el
16 Nightscapes
jamin. In all these instances, to explore a
nocturnal territory is to appropriate it for
oneself, is to communicate with the urban
dimensions that are refused us by the or-
dered, productive efficacy of daytime.
But one cannot stop short at romantic state-
ments: it is necessary to re-enter these di-
mensions, and to qualify them. The night is
not only an atmosphere, it is a specific com-
Imagen nocturna del
bulevar des Italiens, 1932.
Nocturnal image of the
Boulevard des Italiens,
Paris.
Contemporary nocturnal landscapes
esfuerzo, con cierto sentido de permanen-
cia, y sobre todo de las permanencias pro-
pias de los distintos lugares donde se viven
dichas experiencias, de volver a desplegar el
territorio vivido. Ahí donde estamos, ¿qué
hora es? La mayoría de los lugares lleva con-
sigo un “cronotopo” que hay que saber leer
para sacarles provecho. La noche es el entor-
no temporal en el que esta toma de concien-
cia es más sorprendente y más abierta: en
primer lugar, porque el espíritu nocturno es
por naturaleza más receptivo; y en segundo
lugar, porque desvela una intensificación de
las diferencias urbanas, de profundidades re-
novadas. La sensibilidad perceptiva propone
un retorno espontáneo a la experiencia de
nuestro medio, aunque se trate de un descu-
brimiento paradójico: ¡por la noche no se ve
nada! Así pues, la noche reclama la coopera-
ción de los demás sentidos y de la imagina-
ción, con el fin de paliar lo que nos falta:
una modalidad de visión “nictálope”. Se tra-
ta de una crisis perceptiva que hay que supe-
rar funcionando por medio de hipótesis e
intuiciones, y también por medio de la expe-
riencia: andar en el vacío.
Leer las ciudades por la noche
En las ciudades del siglo xx, la noche es emi-
nentemente un tiempo no funcional y muy
poco productivo que pone en cuestión un
sistema cuya regla es el día y la excepción es
la noche. Las ciudades han sido concebidas
para satisfacer los criterios funcionales diur-
nos y, desde un punto de vista programático,
lo específico de la noche es una extensión
de dichas funciones: limpieza, puesta a pun-
to, abastecimiento de stocks... Es un tiempo
destinado a renovar la escena para la reanu-
17 Nightscapes
plexity, and it’s that which must be explored
by trying to distinguish nocturnal modes
that correspond for some people to particu-
lar places, and for others to activities or tools
of communication or of transport.
Reading the night
The landscape is read and practised as a spa-
tial situation, but also as a temporal event.
And so, in order to understand the diversity
of contemporary urban experiences it is nec-
essary to make the effort to reopen out the
territory lived with some sense of duration,
and above all durations specific to the differ-
ent places in which they are experienced.
What time is it, where we are? Most places
have a “chronotopos” that you have to know
how to read in order to make the most of.
Night is the temporal environment in which
this awareness is most striking and most
open: because the nocturnal mind is by na-
ture more receptive, and also because it dis-
covers an intensification of urban differenti-
ations, of renewed depths. Perceptual
sensibility proposes a spontaneous return to
the experience of our environment, even if
it is a paradoxical rediscovery: at night one
sees nothing! Night, then, calls for the coop-
eration of our other senses and for imagina-
tion, so as to mitigate what it is we lack (a
“nyctalopic” mode of vision). This is a per-
ceptual crisis that must be overcome, in
functioning via hypotheses and intuitions as
much as through experience: by stepping
out into the void.
Reading cities at night
For the 20th-century city, night is fundamen-
tally a non-functional and feebly productive
Paisajes nocturnos contemporáneos
dación de las actividades diurnas. Así pues,
la noche, en tanto que paisaje nocturno, la
mayoría de las veces es el espectáculo de esta
ausencia, pautada por los comandos del per-
sonal de mantenimiento y las camionetas
eléctricas de reparto.
La ciudad nocturna queda reducida en el
imaginario colectivo a la ciudad de los juer-
guistas, aunque en realidad se trata cada vez
más de un paisaje tan lleno de actividad y de
trabajo como el del día: tan sólo la actividad
comercial cambia y hace una pausa. Las fá-
bricas y algunas oficinas ya no cierran, e in-
cluso algunos sectores alcanzan su punto ál-
gido de eficacia (logística).
También por este motivo, la demanda más
obvia de la noche es el estudio de la movili-
dad. La movilidad retoma todos los grandes
temas estratégicos de la actualidad: accesibi-
lidad, espacios públicos, desterritorializa-
ción, nuevas prácticas de comunicación,
medición del impacto de las políticas públi-
cas..., pero también creatividad, mestizaje,
capacidad para poner en tela de juicio los
itinerarios inscritos...
¿Dónde está la noche?
¿Hasta dónde hay que ir para encontrar la
noche, la auténtica noche? El campo, deser-
tificado y, a la vez, atrapado por los sistemas
urbanos, tiene una noche todavía más incier-
ta. Ni siquiera tiene ya un cielo para contem-
plar si se encuentra dentro de la órbita de
una aglomeración importante. La polución
nocturna es tan violenta que incluso la
Unesco ha catalogado el cielo como patri-
monio de la humanidad, con el fin de inten-
tar detener la desaparición del cosmos debi-
do a la iluminación terrestre. Los orígenes
18 Nightscapes
time that puts in crisis its system in which the
norm is day and the exception night. Cities
are thought out in order to satisfy the func-
tional criteria of daytime, and what is specif-
ic to the night from the programmatic point
of view is an extension of these
functions cleaning, overhauling,
restocking it’s the time for reconditioning
the stage for the resumption of day-based ac-
tivities. The night as nocturnal landscape,
then, is more often than not the spectacle of
this absence, accented by teams of mainte-
nance men and electric delivery vans.
The nocturnal city is reduced in the collec-
tive imagination to the city of revellers,
whereas it increasingly involves a landscape
as active and hardworking as in the daytime:
it is only commercial activity which changes
and takes a break. The factories and, moreo-
ver, certain offices no longer close; certain
sectors (like logistics) attain their peak of ef-
ficiency, even.
It is also for this reason that the “setting the
world on fire” of night involves the study of
mobility: the latter confirms all the big stra-
tegic issues of today: accessibility, public
space, deterritorialisation, new communica-
tions practices, measuring the impact of
public policies, but also creativity, hybridisa-
tion, an ability to re-question the itineraries
inscribed.
Where is night?
Where must one go to find “real” night? The
nocturnal countryside, at once depopulated
and overtaken by urban systems, is yet more
uncertain of its night. It even has no more
firmament to admire if it is in the sphere of
influence of a large agglomeration. The noc-
Contemporary nocturnal landscapes
de la mente humana, sin embargo, proce-
den en buena parte de esta contemplación
del cielo durante centenares de miles de
años, hasta el nacimiento de unos conoci-
mientos propiamente humanos. Esta profun-
didad histórica de la noche sólo se compren-
de hoy por medio de operaciones del
marketing del ocio. ¿Es realmente necesario
esperar la “noche de las estrellas” del mes de
agosto para que recordemos que siguen es-
tando allí, sobre nuestras cabezas? ¿Y, sobre
todo, para escuchar lo que nos dicen?
¿Habrá que pensar la noche por defecto?
¿A qué se parece el mundo mientras estamos
durmiendo? La realidad del paisaje nocturno
propone poéticas poderosas: el sol de media-
noche, las ciudades vistas desde un avión, el
Carnaval de Río, la aurora boreal, pero tam-
bién las siluetas de los travestis del Bois de
Boulogne, los disturbios urbanos de noviem-
bre de 2005 en Francia o de marzo de 2007
en Copenhague, las reuniones clandestinas
de los apasionados del tunning en los aparca-
mientos de los supermercados donde se ini-
cian las “carreras”, o los grupúsculos de auto-
res de grafitis que se reúnen para tatuar las
infraestructuras con sus grandes frescos.
Intensidades
La noche, como metáfora de la naturaleza,
susceptible de modificar el programa de la
ciudad, puede revelar experiencias extremas
o bien excepciones urbanas. La noche cons-
tituye una experiencia que sólo se pone de
manifiesto como una colección de intensida-
des (negación de la noche como suspensión,
silencio, sueño), y sólo en tanto que tempo-
ralidad ordinaria constituye un auténtico
reto, político, económico, artístico y social.
19 Nightscapes
turnal pollution is so violent that UNESCO
has even classified the night sky as a heritage
of humanity, in order to try and arrest the ef-
facement of the cosmos by ground lighting.
The origins of the human mind are never-
theless largely a product of the contempla-
tion of the heavens during hundreds of
thousands of years, until a specifically hu-
man kind of knowledge is born. The historic
profundity of night is no longer understood
except by leisure-marketing operations: is it
really necessary to wait for the Nuit des Étoiles
in August to remember that the stars are out
there, above our heads? And above all what
they say to us?
Do we have to imagine night on account of
its very absence? What does the world look
like when we’re sleeping? The factual aspects
of the nightscape suggest a powerful poetics:
the midnight sun, the body of cities seen
from a plane, the Carnival in Rio, the Aurora
Borealis, but also the silhouettes of transves-
tites in the Bois de Boulogne, the urban riots
of November 2005 in France or March 2007
in Copenhagen, the clandestine gatherings
of customising fans in supermarket parking
lots from where their “rodeos” start, or the
small groups of taggers who meet up to tat-
too their huge frescoes on public infrastruc-
tures.
Intensities
Night as a metaphor of nature, capable of
modifying the programme of the city, and
revealing of borderline experiences or of ur-
ban exceptions. Nighttime, an experience
that is only noticed as a collection of intensi-
ties (negation of the night as suspension, si-
lence, dream), while it is as an ordinary tem-
Paisajes nocturnos contemporáneos
En caso contrario, siempre permanecerá en
el espíritu de los tiempos debido a su poder
de atracción y en manos de los dueños del
día, en lo referente a su organización coti-
diana.
Tomar en consideración el paisaje nocturno
significa situarse ya en el terreno de la políti-
ca no institucional (por ausencia de institu-
ciones de la noche): la desigualdad espacial y
la accesibilidad, las leyes y el trabajo noctur-
nos, y el incremento de las segregaciones, la
creatividad como modalidad de la vida noc-
turna, las nuevas economías nocturnas, etc.
¿La noche como alter-paisaje? Tal vez todavía
estamos a tiempo de que unos nuevos dise-
ñadores iluminen esta nueva frontera.
20 Nightscapes
porality that it is a veritable challenge,
political, economic, artistic and social. If not,
it will always remain in the temper of the
times due to its power of attraction, and in
the hands of the masters of the day, as far as
its day-to-day organisation is concerned.
To have the nightscape in view is already to
situate oneself on the terrain of non-institu-
tional policy (for want of institutions of the
night): spatial inequality and accessibility,
nocturnal laws, night work and accentuated
segregation, creativity as a way of nocturnal
life, the new nocturnal economies.
The night as “alter-landscape”? There is per-
haps still time for the designers to be the
reconnoiterers of this new frontier.
Los tres autores de Nightscapes son miem-
bros de un taller de arquitectura y paisaje
(AWP) que plantea el tema de la “reconfigu-
ración territorial” y lo ha abordado en sus
prácticas sobre los retos de la movilidad,
de los espacios públicos, de los nuevos
medios de comunicación, de la creatividad
interdisciplinar, de las plataformas de cola-
boración en proyectos, y también de los
jardines nocturnos. Todos estos campos
han sido tratados mediante la articulación
de la exploración urbana, la cartografía
analítica, la creatividad compartida con ac-
tores y usuarios locales, y han sido mate-
rializados en el marco de experimentacio-
nes temporales o bien de realizaciones
permanentes. Así pues, los paisajes de
Nightscapes son los paisajes que los ali-
mentan, tras haber realizado el retrato de
unos quince territorios de Europa, América
del Norte y Asia. Sin embargo, este libro no
trata todos los paisajes nocturnos; Nights-
capes traza tres rutas en la oscuridad, ca-
paces de alimentar reflexiones y dinámicas
de proyecto:
1. El paisaje nocturno como espejo del
pensamiento humano.
Desde el Neolítico y las pinturas rupestres
que nos muestran cacerías nocturnas, el
estatus de lo nocturno constituye un lega-
do cultural fundamental del sistema de
pensamiento de todas las sociedades hu-
manas. En la historia de las ideas euro-
peas, el paisaje nocturno constituye en pri-
mera instancia una matriz para el
pensamiento racional (sustraerse a la ambi-
güedad de las sombras), y más tarde un
tema narrativo o poético que representa
21 Nightscapes
The authors of Nightscapes are all three
members of an architecture and landscape
design studio (AWP) that addresses the
challenge of “territorial reconfiguration”.
In their practice they have dealt with it in
terms of the issues of mobility, public
space, new media, interdisciplinary creativi-
ty, collaborative design platforms and even
of nocturnal gardens. All these inputs have
been addressed by articulating urban ex-
ploration, analytical cartography, creativity
shared with local protagonists and users,
and finally implementations within the
framework of temporary kinds of experi-
mentation or perennial realisations. The set-
tings of Nightscapes are therefore those
which nourish them, after providing a por-
trait of fifteen or so territories in Europe,
North America and Asia. However, not eve-
ry nightscape is in this book, for Night-
scapes traces three routes in the dark,
routes capable of fostering design thinking
and dynamics:
1. The nightscape as a mirror of human
thought.
Ever since the Neolithic period and cave
paintings which show us night hunting, the
status of the nocturnal is a cultural given
that founds the system of thought of all hu-
man society. In the history of European ide-
as the nightscape is firstly a matrix for ra-
tional thought (to wrest oneself from the
ambiguity of the shadows), then a narrative
or poetic subject which represents that
which stands aloof from social convention
(love, witches, art), and lastly a spectacular
landscape constructed in the image of the
preceding accounts (gardens, architecture,

todo lo que va más allá de las convencio-
nes sociales (el amor, las brujas, el arte) y,
finalmente, un paisaje espectacular cons-
truido a semejanza de una narración previa
(jardines, arquitectura, iluminación). Cada
historia de un paisaje nocturno es una pro-
puesta para una creación contemporánea.
2. Los paisajes infraestructurales como
escala contemporánea de la noche.
La organización del territorio a nivel regio-
nal constituye la escala más adecuada para
explorar y cuestionar las noches urbanas
de la actualidad. Desde la llegada de la
electricidad, las ciudades deben leerse en
primera instancia como territorios de infra-
estructuras. Ahora bien, éstas se encuen-
tran cada vez más lejos de los centros ur-
banos. Dejando a un lado las centralidades
festivas, las exploraciones nos llevan hasta
la tercera corona, al pie de las centrales, a
los aparcamientos vacíos o a las platafor-
mas logísticas. ¿De qué modo podemos re-
lacionar esta realidad nocturna con el terri-
torio vivido? Este problema representa un
reto crucial para el proyecto territorial y
para su desarrollo duradero.
3. Concebir espacios públicos y estrate-
gias arquitectónicas nocturnas.
La ciudad contemporánea abarca niveles
muy distintos de intervenciones espaciales
específicamente nocturnas. Estas estrate-
gias pueden ser permanentes o tempora-
les, fijas o móviles, a veces estacionales,
otras veces interactivas. Esta parte del es-
tudio se refiere a los técnicos de ilumina-
ción, arquitectos, paisajistas y grupos inter-
disciplinares de experimentación urbana
22 Nightscapes 23 Nightscapes
lighting). These histories of nightscapes are que han desarrollado proyectos significati- Aalto wrote, “At night the buildings must
propositions for contemporary creations of vos con vistas a la definición de un paisaje sleep.” He thought that it is the city as a
one sort or another. nocturno adecuado a nuestra época, aun- living phenomenon that lights the buildings,
que algunas obras no sean realizaciones and that this suffices. Later, his clients de-
2. Infrastructural landscapes as the con- recientes. De todas estas menciones ecléc- manded that his buildings be lit, and they
temporary scale of night. ticas no se desprende una escuela, sino la are remarkable! Night welcomes all contra-
The organising of the territory at regional necesidad de explorar nuevas direcciones. dictions in order to weave a landscape that
scales is the appropriate scale for exploring En los inicios de su carrera, Alvar Aalto es- is by nature open-ended.
and questioning the urban nights of today. cribió: “Por la noche, los edificios tienen
Ever since the advent of electricity, cities que dormir.” Creía que la ciudad era un fe-
are read, in the first instance, as a territory nómeno vivo que ilumina los edificios, y
of infrastructures. As it is, the latter are fur- que con ello bastaba. Más tarde, sus clien-
ther and further away from the city centres. tes exigieron que sus edificios estuviesen
Deserting the festive centralities, explora- iluminados, ¡y fueron edificios notables! La
tion leads to the third outer ring around the noche acoge todas las contradicciones con
city [en 3e couronne], the foot of power sta- el fin de tejer un paisaje que, por su natura-
tions, empty parking lots or logistic plat- leza, es abierto.
forms. How does one connect this noctur-
nal reality with the lived territory? This
question is a crucial issue in terms of terri-
torial planning and lasting development.
3. Conceiving nocturnal public space
and architectural strategies.
The contemporary city combines three
different levels of specifically nocturnal spa-
tial intervention. These strategies are peren-
nial or temporary, fixed or mobile, some-
times seasonal, sometimes interactive.
This section provides a portrait of lighting
engineers, architects, landscape designers
and interdisciplinary, urban experimentation
groups who have developed remarkable
projects for the defining of a nightscape pe-
culiar to our times, even if certain works are
not very recent creations. A school does
not emerge from these eclectic citations,
but the necessity to explore new directions
does. At the beginning of his career Alvar
24 Nightscapes 25 Nightscapes

El paisaje nocturno como

experiencia, símbolo y
representación
The nightscape as experience,
symbol and representation

Marc Armengaud

Hildegard of Bingen,
El hombre cósmico:
el hombre y su Creador.
Miniatura.
Hildegard of Bingen,
Cosmic man: Man and
his Creator. Miniature.

Marc Armengaud
Con el fin de superar el terror original susci-
tado por cada retorno de la oscuridad, los
hombres han tenido necesidad de compren-
der la noche para lograr habitarla. Este
esfuerzo por interpretar el funcionamiento
cósmico de la noche y sus implicaciones
sobre la tierra la convierten en un espejo y,
tal vez, incluso en una fuente de la historia
del pensamiento humano, tanto en el ámbito
26 Nightscapes
El paisaje nocturno como
experiencia, símbolo y
representación
The nightscape as experience,
symbol and representation
In order to succeed in overcoming the origi-
nal terrors which each return of the dark
gave rise to, men have needed to understand
the night so as to inhabit it thereby. This
effort to interpret the cosmic functioning of
night and its implications on Earth makes of
it a mirror and perhaps even a source of the
history of human thought, as much on the
mathematical and philosophical plane as the
Edward Steichen,
El estanque. Luz de
luna, 1904.
Edward Steichen,
The Pond Moonlight,
1904.
matemático como en el ámbito filosófico y
religioso. Esta importancia explica la persis-
tencia y la fuerza de la metáfora nocturna en
la historia reciente de la Humanidad, y sobre
todo, su rol cultural. Tras convertirse en un
reto de la representación artística, como en
los jardines del Renacimiento, las ciudades
de la luz del siglo xix o las metrópolis orien-
tadas a eventos del siglo xxi, la noche se ha
convertido en un motivo para la creación de
paisajes nocturnos. ¿Será quizá para humani-
zar definitivamente la noche?
Pensar la noche significa huir de los criterios
del pensamiento diurno y aceptar reconfigu-
rarse con vistas a afrontar “otra” naturaleza
perteneciente al mismo mundo. Por tanto, sig-
nifica romper lo evidente. Ahora bien, si se
trata de tomar distancia, ¿de qué modo se
puede conseguir que la noche sea un ele-
mento englobador, que nos incluya en su
seno? ¿Qué significa este esfuerzo? Hegel dio
muy mala publicidad a los paisajes nocturnos
con su célebre frase: “Por la noche, todas las
vacas son grises”. Ahora bien, este momento de
indecisión es precisamente el que nos permite
llegar a una idea más compleja de la identidad
de su sombra, su negativo, y es el fundamento
de la aventura dialéctica: si existen una reali-
dad diurna y otra nocturna, el pensamiento
deberá inventar el modo de relacionarlas para
poder ir más allá de lo manifiesto y lo oculto.
EL PAISAJE NOCTURNO, ENIGMA
NATURAL
El paisaje nocturno es, en primera instancia,
una experiencia natural, la experiencia del
espectáculo celeste: para los pastores, los
27 Nightscapes
religious one. This importance explains the
persistence and the power of the nocturnal
metaphor in the recent history of humanity,
and notably its cultural role. As an issue in
artistic representation, as for Renaissance gar-
dens, the cities of light of the 19th century or
the event-driven metropolises of the 21st,
night has become a motive for creating spe-
cifically nocturnal landscapes. Is this in order
to humanise the night once and for all?
To think about night means to leave the crite-
ria of diurnal thinking behind and to agree
to be reconfigured so as to confront an
“other” nature of that selfsame world. It is to
make a break with the evident facts, then. But
if this means managing to adopt a detached
attitude, how does one make the night be an
all-embracing element which incorporates us
in it? What does this effort signify? Hegel
came up with some negative publicity for
nightscapes with his famous “at night all cows
are grey,” but this moment of indecision is
precisely the one which enables us to accede
to a more complex idea of the identity
implied by its shadow, its negative, and which
founds the adventure of the dialectic: if there
is a diurnal and a nocturnal reality, thought
must invent their interrelation in order to go
beyond the manifest and the hidden.
THE NIGHTSCAPE, A NATURAL ENIGMA
The nightscape is first of all a natural experi-
ence, that of the spectacle of the heavens:
for shepherds, for sailors, for lookouts, for
soothsayers, or for insomniacs. It is always an
experience of the infinite, since observation
shows that the sky does not always deliver the
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
marineros, los vigías, los adivinos o los
insomnes, en todos estos casos, es una expe-
riencia del infinito, puesto que la observa-
ción demuestra que el cielo no siempre
suministra las mismas informaciones en el
mismo lugar ni con el mismo grado de preci-
sión, aunque al mismo tiempo constituye un
infinito reconocible para quienes han apren-
dido a seguir el desplazamiento de las cons-
telaciones. Estas observaciones forman la
matriz del pensamiento científico, en una
perspectiva práctica que produce simultá-
neamente su propia poética, puesto que se
trata de una aventura humana inmensa y
permanente. La ciencia de lo nocturno y los
mitos sobre los orígenes son indisociables. A
fuerza de ejercitarse, el arte de la observa-
ción se convierte en el arte de la predicción
y del cálculo de los efectos del cielo sobre la
Tierra. De la noche ha surgido una idea del
Universo: la noche consagra el poder de los
hombres en tanto que criaturas capaces de
leer el lejano secreto del Universo. Y, even-
tualmente, se produce el dominio de aque-
llos hombres que poseen este saber sobre
quienes todavía no lo poseen.
Ahora bien, en las organizaciones sociales de
las primeras épocas de la humanidad, las
relaciones que se mantienen con la noche
son radicalmente distintas y a veces, incluso
opuestas.
Ficciones primitivas
El paisaje nocturno primitivo es, en primer
término, la negra noche, cuando el paisaje
desaparece y sólo puede intuirse. Es un pai-
saje del peligro, puesto que los grandes
depredadores suelen cazar durante la noche.
Así pues, los pueblos primitivos tienen que
Melishipak II presentando Ishtar (estrella), del dios
a su hija a la diosa Nanaï, Shamash (disco solar), la
parte superior del kudurru diosa Sin (luna creciente)
de Melishipak II, diorita, y del dios Adad (rayo).
90 cm. Se observan los
símbolos de la diosa
28 Nightscapes
same information in the same place nor with
the same degree of precision, but at the
same time it is a recognisable infinite for
whoever learns to follow the shifting of the
constellations. And these observations are
the matrix of scientific thinking, in a practi-
cal ambition that simultaneously produces
its poetic, because it is an immense and per-
manent human adventure. A science of the
nocturnal and primordial myth are indissoci-
able. By dint of observing, the art of observa-
tion becomes that of prediction, and of the
calculation of the effects of the heavens
upon the Earth. A thinking of the universe is
born of the night, it sanctions the power of
men as those creatures who can read the dis-
tant secret of the universe. And eventually
the domination of those men who have this
knowledge and those who still do not.
Melishipak II presenting ble are the symbols of the
his daughter to the god- goddess Ishtar (a star),
dess Nanaï, upper section the god Shamash (a solar
of the Kudurru of King disc), the goddess Sin (a
Melishipak II, black lime- crescent) and the god
stone, height 90 cm. Visi- Adad (a thunderbolt).
The nightscape as experience, symbol
and representation
protegerse para evitar ser devorados durante
el sueño. Se protegen, por ejemplo, tre-
pando a los árboles, en el caso de los grupos
que habitan en los bosques. Se convierten en
parte de la oscuridad, sombras entre las som-
bras, camuflados en su sueño ligero. La
noche no es pavorosa en sí misma, puesto
que vivimos en ella, formamos parte de ella.
Lo pavoroso son los peligros que no adverti-
mos a tiempo. Dormimos mientras escucha-
mos, mientras olfateamos, mientras inter-
cambiamos señales. Ésta es la visión que nos
propone Jack London en su novela prehistó-
1
rica Before Adam. La noche ofrece un tiempo
de peligro permanente para los habitantes
de los bosques, hasta el extremo de que su
sueño, a menudo interrumpido, está repleto
de angustias. Obligados a refugiarse en los
árboles, los hombres primitivos viven atena-
zados por el miedo a la caída durante su
sueño: relajarse hasta perder el sentido del
peligro y caer, caer para no despertarse
jamás. Es el paisaje vertical de la caída
oscura. Éste podría ser el origen de los sue-
ños de caídas que siguen experimentando
los hombres modernos, como si fuese una
huella genética del sueño. Por la noche se
duerme mal. Por tanto, habrá que dormir
durante el día para recuperar la noche.
La caverna es un hábitat que modifica las
relaciones con la noche: desde el umbral,
pueden observarse las tinieblas, en vez de
enterrarse en ellas. Podemos salir del camu-
flaje y dejar de confundirnos con la natura-
leza que todo lo engulle. Entonces, el paisaje
nocturno de los orígenes consiste en el des-
cubrimiento de un cielo estrellado en tanto
que espectáculo situado en la distancia. Se
trata de un paisaje inalcanzable, que puede
1. Jack London, Before Adam,
publicada en Everybody’s
Magazine entre 1906 y 1907.
29 Nightscapes
But according to the social organisation of
the first eras of humanity, the kinds of rela-
tionship maintained with the night are radi-
cally different and even sometimes opposed.
Primordial fictions
The primordial nightscape is in the first
place blackest night, in which the landscape
disappears and can only be guessed at. A
landscape of danger, since it is often at night
that the great predators hunt. Primordial
peoples must therefore take shelter at night
in order to avoid being eaten in their sleep.
Sheltering at night, for example by climbing
up trees, for groups who live in the forest.
They become a part of the darkness, shadows
among the shadows, camouflaged in their
light sleep. It isn’t the night which is frighten-
ing in itself, since when one is part of it one
lives there; it’s the dangers one wouldn’t
guess at in time. One sleeps while listening,
while sniffing, while exchanging signals. This
is the vision Jack London proposes in his
novel about prehistory, Before Adam.1 Night
suggests a time of permanent danger for for-
est dwellers, to the point that their often
interrupted sleep is peopled with anguish.
Forced to take refuge in the trees, these pri-
mordial men are inhabited by the fear of fall-
ing whilst fast asleep: to relax to the point of
losing all sense of danger, and to fall, to fall,
never again to wake up. A vertical landscape
of the obscure fall. This would be the origin
of the dreams of falling which still haunt
modern human beings, like a genetic
imprint of sleep. One sleeps badly at night,
one will therefore have to sleep during the
day in order to make up for the night.
The cave is a habitat which changes one’s
1. Jack London’s Before Adam
was serialised in Everybody’s
Magazine in 1906-1907.
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
leerse como una explicación posible del
orden de las cosas. Por lo demás, la caverna
permite mantener el fuego con más facilidad
si se conoce el secreto de ello. El fuego pro-
pone inmediatamente unas situaciones socia-
les nocturnas que modifican las relaciones
entre los miembros del grupo: comidas en
común, alimentos cocidos, calor compartido
y sensación de seguridad. La noche se vuelve
habitable y surge una división entre el inte-
rior y el exterior, un contraste en la oscuri-
dad: entre la oscuridad habitada, y por tanto,
visible, y la oscuridad que permanece en
estado salvaje, furtiva. La noche se convierte
en un objeto cultural, que distingue lo
humano de su entorno. El interior y el exte-
rior brindan la posibilidad del relato, cons-
truyen un teatro para la representación de
historias. En la caverna se duerme mejor,
puesto que estamos protegidos, al igual que
el oso que tal vez hemos echado de la misma
y que a menudo es venerado como un dios.
Ahora bien, los osos saben dormir durante
estaciones enteras sin sentir temor.
Si son cazadores, algunos de esos hombres
tal vez aprenderán también a rastrear la
noche, a imitación de los animales que más
les aterrorizan. Cazar al acecho constituye
también una escena nocturna primitiva:
unos hombres se esconden entre la maleza a
la espera de la llegada de los animales que
van a beber en un río o a un manantial.
Dominar el miedo, convertirse en noche,
convertirse en peligro. Saber orientarse en la
oscuridad, pasar desapercibido. Los hom-
bres que supieron dominar su miedo a la
noche aprendieron a vivir el paisaje noc-
turno como una realidad geográfica, climá-
tica, animal, como un saber articulado. Al
30 Nightscapes
rapport with the night: from the mouth of
the cave one can observe the darkness
instead of being swallowed up by it: one
leaves camouflage behind, one ceases being
an integral part of an all-engulfing nature.
The primordial nightscape is, then, the dis-
covery of the starry sky as a distanced specta-
cle. It’s a landscape beyond reach that is
read as a possible explanation of the order
of things. Added to which, the cave permits
fire to be conserved more easily, if the secret
of it is known. Fire immediately suggests noc-
turnal social situations that change the rela-
tions between members of the group: a meal
eaten together, cooked foodstuffs, shared
warmth and a sense of security. Night
becomes inhabitable and a division appears
between inside and outside, a contrast in the
darkness between that which is inhabited,
therefore visible, and that which remains
wild, furtive. Night becomes a cultural
object, which distinguishes the human from
its surroundings. This inside and this outside
suggest the possibility of the narrative,
present a theatre for stories. In the cave one
sleeps better because one is protected, like
the bear one has perhaps had to dislodge,
and which one often venerates as a god. But
the bears themselves know how to sleep for
whole seasons, without fear.
If they are hunters, certain of these men will
perhaps learn how to track by night, too, imi-
tating the beasts that t most terrify them. To
stalk is also a primitive nocturnal scene: men
hidden in the undergrowth awaiting the
arrival of the animals that come to drink in a
river or at a watering hole. To dominate
one’s fear, and to become night, to become
the danger. To know how to orientate oneself
The nightscape as experience, symbol
and representation
alba regresan al campamento con historias
de caza, historias de la noche que atravesa-
ron como si fuesen invisibles.
Noches nómadas o sedentarias
Las colectividades humanas que evoluciona-
ron hacia el nomadismo crearon una nueva
relación con la noche entendida como pai-
saje, especialmente aquellas que tenían que
desplazarse hacia las regiones más áridas: a
menudo, desplazarse por la noche resulta
menos cansado que durante el día. Leer el
cielo como un mapa, utilizar las posiciones
de las estrellas como una brújula, navegar
entre las sombras, saber descifrar la oscuridad
del terreno y pisar con paso seguro un camino
que sólo puede intuirse. Esta complicidad
descubierta con el cielo y la tierra instituye
la noche como el contexto privilegiado del
encuentro simbólico entre el hombre y la
naturaleza. Se trata de una alianza que no
deja de tener consecuencias: el culto a la
Luna rige las sociedades nómadas y, en
muchos casos, son las mujeres quienes diri-
gen a estos grupos itinerantes. La feminidad
está muy presente en las modalidades de la
vida pastoral, la supervivencia depende en
gran medida de la leche de los rebaños, un
atributo maternal que rige el orden del
grupo. Los pastores que saben leer el firma-
mento han inventado una forma de vida que
permite desplazarse a lo largo de grandes
distancias y abandonar la noción de territo-
rio centralizado, sobre todo si son capaces
de llevar consigo el fuego, el hogar. De este
modo, surge una relación distinta con la
noche: en tanto que infinito, parece ser la
misma en todas partes: la noche ofrece una
escala para el paisaje. Cuando las estrellas
31 Nightscapes
in the darkness and not to be noticed. The
humans who dominated their fear of the
nocturnal learnt to live the nightscape as a
geographical, climatic, animal reality, as an
articulate form of knowledge. One returns to
the camp at dawn with stories of hunting, sto-
ries of night traversed as if one were invisible.
Nomadic or sedentary nights
The human collectives that evolved towards
nomadism created another relationship to
the night as landscape. In particular those
which had to move about in arid regions:
moving at night is often less tiring than mov-
ing by day. Reading the night sky like a map,
using the positions of the stars like a com-
pass, navigating in the shadows, knowing
how to decipher the darkness of the terrain
and planting a sure foot on a track one can
only guess at. The complicity discovered with
the firmament, and the earth, establishes
night as the privileged context of the sym-
bolic encounter between man and nature.
This is an alliance that is not without its con-
sequences: worship of the Moon governs
nomadic societies and it is often the women
who command these groups of itinerants.
Femininity is very present in pastoral ways of
life, survival depending largely on the milk
of the flocks, a maternal attribute that gov-
erns the order of the group. Those shep-
herds who know how to read the night sky
invented a way of life that enables them to
move about over great distances, and to
abandon the idea of a centred territory,
especially if they are capable of taking fire,
the hearth, with them. It is also another rela-
tionship to night which is born: being infi-
nite, it shows itself to be roughly the same
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
aparecen en el cielo, nos encontramos en un
emplazamiento determinado de un territo-
rio posible. Así pues, esta capacidad de loca-
lización y la fuerza de este desplazamiento
controlado (sabemos adónde vamos y dónde
estamos) no constituye un recuerdo del pai-
saje diurno, sino una ciencia del paisaje noc-
turno proyectado en el cielo. Así pues, la
comprensión del paisaje terrestre es indi-
recta, como un reflejo del cielo. Por tanto, el
nomadismo es un estado cultural muy avan-
zado de civilización y de abstracción, y una
incubadora de saberes y medidas. Por fuerza,
los nómadas debieron de hacer circular sus
informaciones a través del cielo. Mediante el
contraste, surgió un saber que permitió
medir el tiempo y el espacio, pero también
anticipar las estaciones y orientar los despla-
zamientos del grupo. Quienes saben leer el
cielo se convierten en guías muy influentes.
El abandono de las prácticas nómadas en el
Neolítico tuvo un impacto considerable
sobre la experiencia de la noche: al volverse
sedentarios, los hombres dejaron de necesi-
tar este saber descomunal y su relación con
los elementos sufrió un descalabro. Todas las
sociedades agrarias tienen la mirada puesta
en el Sol, que rige las cosechas y, por el con-
trario, temen a la noche, relegada al exterior
de las casas. La gente se levanta y se acuesta
con el Sol, y proyectan sobre la noche todas
las cosas que no funcionan: todo lo que ocu-
rre en la cara oculta del sol y que contradice
su fuerza. Por ejemplo, las heladas se produ-
cen durante la noche. La vida agraria consa-
gra la fuerza física de los hombres y el poder
pasa de las mujeres a los hombres. El paisaje
nocturno se convierte entonces en el paisaje
del miedo, de lo negativo y, por excelencia,
32 Nightscapes
everywhere: night gives the landscape scale.
When the stars are set out in the sky, one is
at a given location in the possible territory.
This capacity for localisation and this force
of mastered displacement (one knows where
ones is going, and where one is) is not a
memory of the diurnal landscape but a sci-
ence of the nocturnal landscape: projected
in the night sky. An understanding of the
terrestrial landscape is therefore indirect,
like a reflection of the heavens. Nomadism
is, then, a very advanced state of civilisation,
of abstraction, and an incubator of knowl-
edge and of measures. Nomads necessarily
caused their information about the night sky
to travel. Through cross-checking is born a
knowledge that allowed for the measuring of
time and space, but also for anticipating the
seasons and directing the movement of the
group. Those who know how to read this
night sky are guides with much influence.
The abandoning of nomadic practices in the
Neolithic period had considerable impact on
this experience of the night: become seden-
tary, human beings had no more need of this
cumbersome knowledge, and their relation-
ship to the elements was turned upside-
down. Agrarian societies are wholly directed
towards the sun that governs the harvests
and otherwise fear the night, repulsed to the
outside of their houses. One gets up and
goes to bed with the sun, one casts every-
thing that is not well into the night: that
which takes place at the expense of the sun,
that which contradicts its strength: it’s at
night that it freezes, for instance. Agrarian
life sanctifies men’s physical strength and the
power slips from women towards men. The
nightscape becomes that of fear, then, of the
The nightscape as experience, symbol
and representation
el territorio de un poder femenino que a
partir de ahora quedará reprimido.
La tensión entre lo solar y lo nocturno se
pone de manifiesto en la transición entre la
Edad de Bronce y la Edad de Hierro, espe-
cialmente en las arquitecturas y en los paisa-
jes celtas, en Bretaña, en Inglaterra y en
Irlanda, en las distintas disposiciones de los
kairns, los templos de piedra abiertos o
tumulus, cuyas ventanas recogen los rayos de
los astros en instantes muy precisos: equinoc-
cios, solsticios... La historia reciente de su
arqueología nos habla de un descubrimiento
fundamental: estos lugares que, según se
creía, estaban consagrados exclusivamente
al Sol son en realidad auténticos relojes cós-
micos, que a menudo encierran un misterio
lunar escondido, como ocurre en Stone-
henge. Estos templos del cálculo solar esta-
ban organizados secretamente para permitir
el encuentro de la astronomía solar con la
astronomía lunar, el viejo mundo y el nuevo
mundo. Cada dieciocho años y medio, una
determinada serie de encuadramientos de
Stonehenge permite ver cómo la Luna se
cruza con el Sol en una superposición sobre-
natural. Los sacerdotes astrónomos de las
sociedades solares eran los depositarios de
un saber lunar que legitimaba y magnificaba
la fuente de su poder: una intimidad con la
noche, el tiempo de la observación pero
también de la transmisión de dicho saber,
fruto de unas observaciones comparadas de
generación en generación. Una intimidad
que se volvió mágica, un poder de revelación
espectacular en el marco de una sociedad
que había dado la espalda a la noche. Así
pues, Stonehenge es un paisaje cuyo sentido
más profundo se manifiesta durante la
33 Nightscapes
negative, and the territory par excellence of
a female power which is now repressed.
The tension between solar and nocturnal is
manifest in the transition between the
Bronze and the Iron Age. In particular in
Celtic architectures and landscapes, in Brit-
tany, in England and in Ireland, in the dif-
ferent systems of cairns, those open stone
temples or tumuli, which greet the rays of
the heavenly bodies in windows or frames at
very precise moments: equinoxes and sol-
stices. The recent history of their archaeol-
ogy recounts a fundamental discovery: these
sites, which one thought were uniquely con-
secrated to the sun, are in fact veritable cos-
mic clocks that often conceal a hidden lunar
mystery, as at Stonehenge. These temples of
solar calculation were secretly organised to
bring about the meeting of solar and lunar
astronomy, of the ancient and the new
world. Every eighteen-and-a-half years a cer-
tain sequence of framings at Stonehenge
sees the moon and sun intersect in a super-
natural superimposition. The astronomer-
priests of these solar societies were the per-
manent repositories of a lunar knowledge
that legitimates and glorifies the source of
their power: an intimacy with the night, a
time for observation but also for the trans-
mission of this knowledge, the outcome of
observations compared from generation to
generation. An intimacy become magic, a
power of spectacular revelation within the
framework of a society which has turned its
back on the night. Stonehenge, then, is a
landscape whose deepest meaning is
revealed at night, a landscape conceived
according to nocturnal knowledge and the
manifestation of the power of the nocturnal,
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
noche, un paisaje concebido a partir de un
saber nocturno, una manifestación de la
fuerza de lo nocturno, capaz de borrar el
disco del Sol y provocar un eclipse perfecto:
esto es, la fusión de ambos discos. Gobernar
el cielo significa ser capaz de convertir el día
en noche e invertir la prioridad Sol-Luna.
Así pues, el paisaje nocturno que nos per-
mite escapar de los orígenes es un eclipse
puesto en escena como si fuese el resultado
de una acción humana. Por lo demás, esta
humanización de la noche es la que nos per-
mite hablar de paisaje, como un espectáculo
que sólo puede ser apreciado por los hom-
bres, un espectáculo que los hombres han
creado y han dispuesto, del mismo modo
que todos los paisajes que han sido dispues-
tos por el hombre se manifiestan a través de
la mirada humana.
Mitologías griegas
Hesíodo había oído hablar de Stonehenge,
puesto que lo menciona en sus textos: la
existencia de un templo en el que el Sol y la
Luna se encuentran cada dieciocho años y
medio. Esta información ha atravesado los
limbos del universo conocido. Si para los
griegos el mundo se detenía en las columnas
de Hércules (Gibraltar), una historia proce-
dente de una isla tan lejana como Inglate-
rra... ¡surgía prácticamente del mito de la
Atlántida! Y más si se tiene en cuenta que,
para los antiguos griegos, el Oeste es justa-
mente el lugar donde se encuentra la noche.
Un repaso de las comprensiones sucesivas de
la noche a lo largo de la Antigua Grecia nos
permite ver de qué modo el pensamiento
del paisaje y los paisajes del pensamiento a
menudo remiten a la noche.
34 Nightscapes
capable of effacing the disc of the sun and of
causing a perfect eclipse; namely, the fusion
of discs. To command the heavens is to have
the power of turning day into night and of
inverting the priority of sun over moon. The
nightscape which causes us to leave our ori-
gins behind is an eclipse staged as if it were
the outcome of human action. Moreover, it’s
this humanisation of the night which per-
mits us to speak of landscape as a spectacle
that only men appreciate. A spectacle they’ve
produced and arranged, as all landscape is
arranged by man and revealed by his gaze.
Greek mythologies
Hesiod had heard people speaking of Stone-
henge, since he mentions it in his writings:
the existence of a temple in which the sun
and moon meet every eighteen-and-a-half
Monumento neolítico de The neolithic monument
Stonehenge, Salisbury, of stonehenge, Salisbury
Reino Unido. Ca. 1,800- Plain, UK. C. 1,800-1,400
1,400 a. C. BCE.
The nightscape as experience, symbol
and representation
Mucho antes de los dioses del Olimpo, una
especie de corte de Versalles formada por
dioses antropomórficos, se alzaban los dioses
primitivos, los dioses que fabricaron el
mundo, un panteón primitivo de misteriosos
arquitectos. La diosa Noche está en el mismo
origen del mundo, es el primer aconteci-
miento posterior a la Nada, que estuvo espe-
rando durante toda la Eternidad que algo
sucediese. Esto la convierte en la diosa pri-
mera, de una fertilidad impresionante. La
Noche es hija del caos estéril y se casará con
su hermano Erebo, quien le dará varios hijos:
especialmente el Sueño, el Destino, el Deseo,
el Fraude, la Miseria, la Vejez y la Muerte. Así
pues, inmersa en la oscuridad, la Noche y sus
progenitores están situados al Oeste, donde
el Sol desaparece cada atardecer. La Muerte
habita bajo tierra, el Sueño vive en una gruta
cuya entrada vigilan los sueños, mientras que
Atlas debe cargar sobre su espalda la bóveda
del cielo sobre la roca de Gibraltar.
Así pues, la noche es el paisaje de un caos
que se ha vuelto fértil, pero cuyo sentido es
incierto, e incluso en primera instancia tal
vez sea negativo. Inspirados por Eros, la
Noche y el Erebo han dado luz al Día y al
Éter (el elemento del cielo) y, por haber
tomado partido por los Titanes, Erebo será
castigado y transformado en un río que fluye
hasta los infiernos. Podemos entender fácil-
mente que, en los mitos de la creación, la
noche forma un sistema cosmológico paisajís-
tico. Contiene los principales tópicos del uni-
verso griego: el cielo estrellado, pero también
las tinieblas subterráneas, los ríos del Océano
Atlántico, la destrucción y los estados inter-
medios. Por tanto, la Noche forma una con-
centración de todo lo inquietante de la natu-
35 Nightscapes
years is a piece of information that has
crossed the limbo of the known universe: if
for the Greeks the world ended at the Pillars
of Hercules (Gibraltar), a story coming from
an island as distant as England was practi-
cally tantamount to the myth of Atlantis!
More especially as the west is precisely the
place where the night resides for the ancient
Greeks.
A detour through the successive understand-
ings of the night in Greek antiquity enables
us to see how thoughts of landscape and
landscapes of thought often refer to night.
Long before the gods on Olympus, a sort of
Court of Versailles of the anthropomorphic
gods, there arise the primordial gods, those
who made the world, a primitive pantheon
of mysterious architects. The goddess Night
is the actual origin of the world, the first
event after the Nothingness that was waiting
for all eternity for something to happen.
Which makes her a principal goddess of
astonishing fertility. “Night” is herself the
daughter of sterile chaos and will marry her
brother Erebus, who will give her many chil-
dren: notably Sleep, Destiny, Desire, Fraud,
Misery, Old Age and Death... Cloaked in
darkness, Night and her offspring reside in
the west, where the sun disappears each
evening. Death lives below ground, Sleep
dwells in a grotto, the entrance to which is
guarded by dreams, while Atlas on the rock
of Gibraltar must bear on his back the entire
vault of the heavens.
Night, then, is the landscape of chaos
become fertile, but whose meaning is uncer-
tain, perhaps even negative at first. Inspired
by Eros, Night and Erebus have given birth
to Day, and to the Ether (the element of the
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
raleza aunque, de entrada, una naturaleza
humanizada, puesto que se trata de una com-
prensión humana de la naturaleza como des-
tino, como trayectoria hacia la muerte y, en el
peor de los casos, hacia los infiernos.
Diosa-mundo pavorosa, pero también diosa
positiva, abre un tiempo intermedio (el día),
una tregua en la que la reflexión sea posible.
La noche es portadora de consejos. Abre
otras perspectivas, redistribuye el día al anu-
larlo provisionalmente. Representada casi
siempre sobre un carro alado arrastrado por
lechuzas y vestida con ropajes estrellados,
atraviesa el cielo de ese modo, dormida. Es
una diosa que magnifica la inactividad, quizá
en una suspensión liberadora.
Curiosa imagen de un desplazamiento
inconsciente: puesto que el movimiento del
cielo va de Este a Oeste, lo que se representa
es el carácter productivo de los sueños. Los
sueños son esenciales en la Antigua Grecia,
puesto que una parte de la verdad puede
experimentarse exclusivamente a través de
los sueños y, lo que es peor, ¡porque pode-
mos perdernos en una pesadilla y no regre-
sar de ella! Así pues, los paisajes nocturnos
constituyen una interfaz narrativa entre dos
realidades (el sueño y la experiencia), entre
dos temporalidades (el presente suspendido
y el futuro anticipado), y entre dos cualida-
des (la inspiración y la sentencia). Lo noc-
turno es siempre ilusorio, incierto, maravi-
lloso y amenazante. Vemos que esta
ambigüedad es tanto más terrorífica por ser
la fuente de todas las vidas, unas vidas en las
que los sueños desempeñan un papel deci-
sivo, en las que el destino es el único hilo
conductor en la oscuridad, y en las que a
veces es preciso saber “hacer trampas” para
36 Nightscapes
sky), and for having taken the side of the
Titans Erebus will be punished by being
transformed into a river plunging into the
nether regions. One realises that in these
myths of creation, night is a cosmological
landscape system. It concentrates some
major topics of the Greek universe: the
starry sky but also subterranean darkness,
the rivers and the Atlantic Ocean, destruc-
tion and in-between states. Night is a con-
centration of that which is disturbing in
nature: but perforce a humanised nature,
since what is involved is a human under-
standing of nature as destiny, as a trajectory
towards death or at worst the nether regions.
A frightening goddess-world but also a posi-
tive goddess, she introduces an in-between
time (days), a respite in which reflection is
possible. Night brings counsel. It opens up
other perspectives, it redistributes the day by
temporarily annulling it. Most often repre-
sented in winged rapture, drawn by owls,
and swathed in a star-spangled robe, she thus
traverses the heavens, asleep. This is a god-
dess who glorifies inaction, a liberating sus-
pense, perhaps.
An odd image, this, of unconscious rapture:
as much as the movement of the heavens
from east to west, it is the productive nature
of dreams that is depicted. Dreams are essen-
tial for Greek antiquity, for part of the truth is
only experienced in dreams, and even worse
still, because one can get lost in a bad dream
and never return from it! The landscapes of
night, then, are a narrative interface between
two realities (dream and experience),
between two temporalities (suspended
present and anticipated future), between two
qualities (inspiration/sentence). The noctur-
The nightscape as experience, symbol
and representation
poder trazar su recorrido. Es un elemento
matriz que procede de una naturaleza un
poco pirata, autoproductiva y... triple.
Puesto que la Noche produce siempre una
tríada: su ciclo articula el cielo, la tierra y las
profundidades, junta a Eros, Hipnos y Tána-
tos, y confronta el sueño, el destino y la sus-
pensión de la acción. Estas construcciones
trilógicas (frecuentes, por lo demás, en los
sistemas mitológicos griegos) expresan la
naturaleza dinámica de la noche en tanto
que elemento que trasciende las barreras
(¡filibustera!): la noche une la vida y la
muerte, la incertidumbre y la sanción, el
deseo y el castigo, pero, ante todo, encarna el
trayecto que va de los primeros a los segun-
dos, es decir, el destino. El destino es la
noción moral de una primera definición cós-
mica. La noche es el elemento que tras-
ciende las divisiones naturales: existe en el
cielo, en la tierra y bajo la tierra o los mares.
En realidad la Luna recorre este trayecto
cada día, que ve cómo dibuja una línea de un
horizonte a otro para ir a esconderse bajo la
tierra durante el día. Y, finalmente, al igual
que el espacio, une todos los tiempos, desde
la infancia hasta la muerte, pasando por la
suspensión del sueño. La noche, como pai-
saje total y animado, es un ciclo fundador.
Tras la mitología de los orígenes (Hesíodo,
Homero), el panteón del Olimpo se consti-
tuirá como un paisaje aéreo, solar, luminoso.
Una nueva diosa de la noche nacerá de los
amores de Zeus: Hécate, diosa de los desti-
nos en suspensión y de las transiciones. De
todos modos, no resulta sorprendente descu-
brir que, en realidad, ¡Hécate es triple! En
efecto, con el paso del tiempo, son tres las
diosas hermanas que se reparten los atribu-
37 Nightscapes
nal is always illusionist, uncertain, marvellous
and menacing. One sees that this ambiguity is
all the more terrifying as it is the source of all
life. A life in which dreams play a decisive
part, in which destiny is the only connecting
thread in the darkness, and in which it is
sometimes necessary to know how to “cheat”
in order to map out one’s route. A matrix ele-
ment that proceeds from a nature that is
rather piratical, self-productive, and... triple.
Because Night always produces a triad: its
cycle articulates sky/earth/underground, it
brings together Eros/Hypnos/Thanatos, and
confronts dream/destiny/suspended action.
These trilogical constructions (frequent,
moreover, in Greek mythological systems)
express the dynamic nature of night as an ele-
ment that transcends barriers (a swashbuck-
ler!): night connects life and death, incerti-
tude and sanction, desire and lack, but it is
above all the journey extending from one to
the other that it incarnates, namely, destiny.
Destiny, moral notion of a first cosmic defini-
tion: night is the element which transcends
natural divisions: it exists in the sky, on the
Earth and under the ground or the seas. In
fact the Moon makes this journey each day, a
journey which sees it describe a line from one
horizon to the other in order to go and hide
under the Earth during the day. As much as
space, in the end it connects all the different
times, from infancy to death, by way of the
suspension of dream. The night as a total,
animated landscape, a founding cycle.
After the mythology of origins (Hesiod,
Homer), the Olympian pantheon is to be
constituted as an airy, solar, luminous land-
scape. A new goddess of night is born of the
love affairs of Zeus: Hecate, goddess of desti-
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
tos de la noche, una nueva trinidad noc-
turna: Hécate, Artemis (Diana) y Selene.
Esta última es la diosa de la Luna, símbolo
del ciclo cósmico (y femenino), pero tam-
bién de la transición entre la vida y la
muerte: representa otra escala del ciclo de la
vida y, vista desde el cielo, la muerte de cada
individuo no es más que una ínfima transi-
ción en un ciclo interminable. Así pues,
Selene es la diosa del cielo nocturno, del
infinito, de lo supraterrenal, de lo que
queda fuera de nuestra comprensión.
Diana es la diosa cazadora, guardiana de la
virginidad. En realidad no está implicada en
la matanza de los animales, sino que repre-
senta tan sólo un papel iluminador para su
padre y sus hermanos: su condición de vir-
gen le otorga el extraño poder de saber leer
los senderos de los animales por la noche,
cuando van de un lado para otro. Diana
identifica sus recorridos y luego conduce a
los hombres del clan divino a la caza, durante
el día, con el fin de sorprender a los anima-
les dormidos. Diana no participa en la caza:
más bien la guía, puesto que sabe leer el otro
mundo, el de los animales. Es el contrapoder
femenino puesto que, al precio de su virgini-
dad, puede cruzar la frontera entre el
mundo humano y el mundo natural.
Finalmente, Hécate es la diosa de los cami-
nos y las encrucijadas, preside el destino,
especialmente en la oscuridad, cuando los
destinos pueden cambiar debido a errores
de orientación: se la invoca para protegerse
de las colisiones, de los errores de recorrido.
Así, tiene que descender a los infiernos para
acompañar a quienes llegan al final de su
camino. Se le dan las gracias en los barcos y
en los cruces de caminos. Diosa de los mari-
38 Nightscapes
nies in suspense and of transitions. And it
comes as no surprise to discover that in real-
ity Hecate is triple. In effect, with time, there
are three sister goddesses who share the
attributes of night between them, a new noc-
turnal trinity: Hecate, Artemis (Diana) and
Selene.
This last is the goddess of the moon, symbol
of the cosmic (and female) cycle but also of
the transition between life and death: she
represents another scale of the cycle of life,
and seen from the heavens, the death of
each man is only a tiny transition in an end-
less cycle. She is, then, goddess of the night
sky, of the infinite, of the super-terrestrial, of
that which is beyond our understanding.
Diana is the huntress-goddess, guardian of
virginity. She isn’t really involved in the kill-
ing of animals, playing only the role of rec-
onnoiterer for her father and brothers: her
virginal state gives her the strange power of
reading the tracks of animals at night, when
they move about: Diana identifies their
movements and then leads the men of the
Figura de Artémis en
mármol.
Figure of Artemis in
marble.
The nightscape as experience, symbol
and representation
neros que leen el cielo para poder navegar
por la noche, es la divinidad de la territoria-
lidad griega: el archipiélago. El miedo a per-
derse, a extraviarse, o incluso la imposibili-
dad de volver a casa (Ulises) están en el
corazón de la civilización griega, que sobre-
valora el paisaje de la patria y demoniza el
paisaje desconocido, los lejanos bárbaros. Es
la noche en tanto que crisis de los sentidos y,
al mismo tiempo, abiertamente dramática.
Así pues, estas tres hermanas se han repar-
tido, poco más o menos, el cielo, la tierra y
las profundidades, y representan también las
tres edades de la vida (juventud-Diana,
fecundidad-Selene, deceso-Hécate), pero,
sobre todo, encarnan unos objetivos muy
diferentes de la noche como paisaje: el
secreto de la naturaleza para Diana, los rit-
mos celestes para Selene, la tragedia de los
itinerarios terrestres para Hécate. Toda la
escatología antigua tiende hacia estas tres
cualidades, que constituyen otros tantos pai-
sajes dramáticos. La noche se ha convertido
en el teatro del destino, puesto que el día es
Paolo Uccello, Cacería
nocturna, 1460.
Paolo Uccello, The
Nocturnal Hunt, 1460.
39 Nightscapes
divine clan to the hunt during the day, in
order to surprise the sleeping animals. Diana
doesn’t participate in the hunt: she guides it,
because she knows how to read the other
world, that of the animals. She is the femi-
nine counter-power, because at the price of
her virginity she can cross the frontier
between the human and the natural world.
Lastly, Hecate is the goddess of roads and
their intersections, she presides over destiny,
in particular in the dark, when destinies can
be disrupted by errors in orientation: one
invokes her in order to prevent collisions,
errors of itinerary. She must therefore
descend to the nether regions to accompany
those who reach the end of their path.
Thanks are given to her on boats and at the
intersections of roads. Goddess of sailors
who read the sky in order to navigate by
night, she in the divinity of Greek territorial-
ity: the archipelago. The fear of getting lost,
of going astray, or even the impossibility of
being able to return home (Ulysses) is at the
heart of Greek civilisation, which overvalues
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
Antonio Tempesta, Diana
sorprendida por Acteón,
año?
Antonio Tempesta, Diana
Surprised by Acteon, year?
el teatro de la acción, una acción vana desde
el punto de vista de las sentencias de la
noche. Y al destino no le basta con ser mujer.
¡Son tres mujeres que rechazan a los hom-
bres y de las que huyen los hombres!
EL PAISAJE NOCTURNO, ORIGEN DEL
PENSAMIENTO
Si los griegos discuten la noche desde un
punto de vista científico, la discuten sobre
todo como problema. Puesto que, en los sis-
temas físicos basados en una teoría de los
elementos, ¡la noche es una traidora! No es
el cielo, puesto que éste no siempre está
oscuro, y tampoco es el fuego de las estrellas
o del Sol. Se esconde bajo tierra durante el
día y las aguas son también otras tinieblas...
William Blake, Hécate,
ca. 1795.
William Blake, Hecate,
c. 1795.
40 Nightscapes The nightscape as experience, symbol
and representation
Así pues, la noche es considerada como un
fenómeno del cielo (Ptolomeo), como un
caso especial de la rotación de las esferas
celestiales (por ejemplo, los cilindros de
Anaximandro), o bien como epifenómeno,
¡o incluso como clima! En realidad, la noche
es un accidente recurrente, una impropiedad
que somete al pensamiento científico a una
dura prueba, al mismo tiempo que lo favo-
rece (observación de las estrellas). Si muchas
hipótesis científicas relativas a las estrellas
son correctas, la mayoría de las teorías astro-
nómicas antiguas tropiezan con el estatus de
la noche, a la luz de nuestros conocimientos.
Esta paradoja conduce a la distinción entre la
noche y el cielo: una noche fenomenológica,
sensible e ilusoria, contra una noche cós-
mica, suprasensible y auténtica. Existen dos
noches, la que nos confunde y la que nos ilu-
mina, y la paradoja consiste en que la que
nos guía hacia la verdad es la más lejana.
La Caverna y los matices de las sombras
Si Platón, en el diálogo Timeo, habla de
“nubes” por oposición al cielo, la noche es un
concepto clave de su filosofía, sobre todo en
un plano simbólico. Retomando un tópico
recurrente de los mitos nocturnos, el Capí-
tulo VII de La República describe una caverna
donde están encerrados unos hombres que
han llegado a la conclusión de que el juego
de sombras que contemplan en su mazmorra
no es más que la realidad misma. Para cons-
truir esta metáfora de la ignorancia, Platón
despliega una auténtica escenografía teatral
con, a las espaldas de los esclavos encadena-
dos, un camino que asciende hacia la superfi-
cie, unos personajes que emprenden dicho
camino y, tras toda esta procesión (¿no estare-
41 Nightscapes
the landscape of the homeland and demon-
ises the unknown landscape, the barbarian
far reaches. She is the night as a crisis of
meaning and at the same time as a dramatic
dénouement.
The sky, the earth and the depths are, then,
more or less divided between these three sis-
ters, they also represent the three ages of life
(youth/Diana, fecundity/Selene, decay/
Hecate), but above all they embody very dif-
ferent aspects of the night as landscape: the
secret of nature for Diana, celestial rhythms
for Selene, and the tragedy of terrestrial itin-
eraries for Hecate. All eschatology in the
ancient world takes in these qualities, which
are dramatic landscapes of one sort or
another. Night has become the theatre of
destiny, because day is that of action which is
vain as regards the judgements of night.
Being one woman does not suffice for des-
tiny: it is three women, who set their face
against men or from whom men flee!
THE NIGHTSCAPE, CRADLE OF
THOUGHT
If the night is discussed from the scientific
point of view by the Greeks, it is above all as
a problem. For in physical systems based on
a theory of the elements, night is a false
friend! It is neither the sky, since this is not
always dark, nor the fire of the stars or the
sun, it hides under ground during the day
and the waters are but one more shade.
It is as a phenomenon of the sky that night is
envisaged (Ptolemy), be it as a particular
instance of the rotation of the heavenly
spheres (the cylinders of Anaximander, for
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
mos en una mina?), un fuego que proyecta
las sombras de las figuras hacia el fondo de la
caverna, adonde se dirigen las miradas de los
encadenados. Las sombras que perciben estos
tres hombres forman una imagen truncada,
de múltiples realidades: deformadas por las
variaciones de la intensidad del fuego, estas
sombras no son más que sombras, imágenes
negativas. Este paisaje nocturno bidimensio-
nal es al mismo tiempo un extraño disposi-
tivo, pero también una curiosa crítica: ¿por
qué las sombras no pueden hacer otra cosa
que mentir? Platón se refiere a la doble natu-
raleza de las sombras: en determinadas cir-
cunstancias, son susceptibles de revelarnos la
verdad o, por lo menos, de señalarnos su
camino. Así, el esclavo que logra deshacerse
de sus cadenas recorrerá el camino con el fin
de descubrir el principio de la proyección de
las sombras (la luz artificial del fuego) e ini-
ciará una ascensión hacia la verdad. Pero la
fuerza dramática reside en el hecho de que la
salida hacia el exterior de la ignorancia no se
produce de una sola vez, sino a través de una
serie de etapas que forman un viaje hacia el
espesor de las sombras, una exploración de la
imagen potencial y, por tanto, real, que
ofrece la noche. Una vez fuera, el esclavo
queda a salvo de una cruel ceguera precisa-
mente gracias a la noche: en efecto, sus ojos
no habrían podido soportar la luz exterior,
puesto que ha vivido encerrado en la caverna
por mucho tiempo. Ahora bien, del mismo
modo que no habría podido mirar al Sol de
cara, tampoco logra mirar la Luna. Las pri-
meras horas que pasa en el exterior las dedica
a mirar las sombras de las cosas sobre el
suelo, en la oscuridad. Sombras entre som-
bras. Luego, después de días dedicados a
42 Nightscapes
example), be it as an epiphenomenon, or
even as climate. In fact, the night is a recur-
ring accident, an impropriety that sorely
tries scientific thinking, just as much as it
permits it (the observation of the stars).
While numerous scientific hypotheses relat-
ing to the stars are correct , it is on the status
of night that most ancient astronomical the-
ories come to grief, vis-à-vis our knowledge.
This paradox culminates in the distinction
between the night and the sky: a phenome-
nal, sentient and illusory night, versus a cos-
mic night, super-sentient and true. There
are two nights, the one which befuddles us
and the one which gives us light, and the
paradox is that the one which guides us
towards the truth is the most distant.
The cave and the nuancer of shadows
While Plato discusses the “clouds” in opposi-
tion to the sky in the dialogue of the
Timaeus, it is above all on the symbolic plane
that night is a pivotal concept in his philoso-
phy. Adopting a recurrent topic in nocturnal
myths, Part VII of The Republic describes a
cave in which some men are confined who
have ended up believing that the play of
shadows that they contemplate in their
underground chamber is nothing other than
reality. In order to construct this metaphor
of ignorance, Plato mounts a veritable theat-
rical scenography, with, to the back of the
chained-up slaves, a path which ascends
towards the surface, some characters who
walk it, and behind this procession (are we
in a mine?) a fire which casts the shadows of
the passers-by towards the depths of the
cave, towards which the gazes of the chained
men are directed. The shadows these three
The nightscape as experience, symbol
and representation
esconderse, y de las noches dedicadas a dis-
cernir las profundidades de la oscuridad, el
esclavo liberado descubrirá la relación entre
la sombra y la luz proyectada por la Luna, al
observar un reflejo en un charco. A través de
esta analogía entre el doble positivo (el
reflejo) y el doble negativo (la sombra), el
esclavo liberado comprenderá que la realidad
es fundamentalmente ambigua, y que el
conocimiento es un proceso de ascensión
desde la sombra hasta el objeto, y luego desde
el objeto hasta la luz que lo ilumina, es decir,
una ascensión hasta los principios. Ahora
bien, los principios permanecerán para siem-
pre tan lejanos como los objetos estelares en
el cielo. Así pues, para aprender a mirar el
mundo exterior, el mundo de las apariencias,
hay que aprender la “visión nocturna”, que
tal vez no es más que un estado suavizado y
Caravaggio, Narciso,
1598-1599.
Caravaggio, Narcissus,
1598-1599.
43 Nightscapes
men perceive are a truncated image on
many different scores: deformed by the vari-
ations in intensity of the fire, these shadows
are only shadows, a negative image. This two-
dimensional nightscape is at once a strange
device and an odd criticism: how could shad-
ows do anything but lie? Plato pays particular
attention to the double nature of shadows,
however: in certain circumstances they are
capable of revealing the truth to us, or at
least of indicating its path. Thus, the slave
who succeeds in ridding himself of his pun-
ishment will go up the path and discover the
principle of the projection of the shadows
(by the artificial light of the fire) and com-
mence his ascent towards the truth. But the
dramatic stimulus is that the way out of igno-
rance is not made in one stage, but in a
series of stages, which are a journey through
the dense shadow, an exploration of the
potential, and therefore real, image that
night metes out. Arriving outside, the slave is
saved from a cruel blinding by the night
itself: in effect, his eyes could not support
the light outside since he has been shut up
in the cave for so long. But just as he
wouldn’t have been able to look directly at
the sun, so he doesn’t manage to look at the
moon. He passes his first few hours outside
looking at the shadows of things right there
on the ground, in the darkness. Shadows
among shadows. Then, after days spent in
hiding, and nights in discerning the density
of the darkness, the freed slave is to discover
the relationship between the shadows and
the light projected by the moon by observing
a reflection in a pool of water. It is through
this analogy between the positive double
(the reflection) and the negative double
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
disminuido de la realidad bajo el Sol.
¿Es la noche la sombra del día? En realidad,
la metáfora platónica tendería más bien a
revelar las etapas del descubrimiento de las
relaciones entre las imágenes y las cosas, y
entre las cosas y los principios de su proyec-
ción, como proceso de adquisición del saber.
La noche es el elemento nativo del conoci-
miento como esfuerzo de interpretación, y si
por ventura algunos son capaces de pasar de
la noche al día, se encontrarán una vez más
ante el dilema: si quieren aguantar la mirada
al Sol perderán la vista, e incluso la vida,
como le ocurrió a Ícaro. Por tanto, deben
ejercitarse en el uso de su “visión nocturna”,
incluso durante el día. La lectura de las som-
bras, como promesa de una verdad más ele-
vada, debe llevarnos a ver la realidad bajo las
formas de la oscuridad: el pensamiento debe
asumir su imperfección para tomar un
camino ascensional y dialéctico hacia la abs-
tracción. De hecho, la opción platónica debe
ser tomada en serio: la parte sombreada del
proceso de conocimiento es la condición del
mismo, puesto que el conocimiento que nos
es accesible no es el del Sol, sino el de sus
reflejos y sus sombras. Nuestro único conoci-
miento posible es el de los estados interme-
dios, las mezclas (los degradados), las som-
bras. Y la noche nos proporciona mucha más
información sobre el cielo, y por tanto sobre
la mecánica del Universo, que el día, cuando
el Sol nos obliga a apartar la vista y creer que
la realidad terrestre es la realidad última. De
hecho, la noche nos enseña que las cosas del
día no son más que sombras imperfectas que
imitan las razones de las mecánicas celestes,
que sí son perfectas. Así pues, el día es una
ilusión mucho más peligrosa que la noche.
44 Nightscapes The nightscape as experience, symbol 45 Nightscapes
and representation
(the shadow) that the freed slave is to under-
stand that reality is fundamentally ambigu- Escena de El banquete
de Platón. Anónimo.
ous and that knowledge is a process of Scene from Plato’s The
ascending from the shadow towards the Banquet. Anonymous.
object, then from the object towards the
light which illuminates it; namely, an ascent
towards primary causes. But primary causes
will ever remain as distant as the stellar
objects in the sky. In order to learn to look at
the external world, that of appearances, it is
necessary to learn “night vision”, which
would perhaps be only a softened and weak-
ened state of reality beneath the sun.
Is night day’s shadow? In point of fact, the
Platonic metaphor would tend, rather, to
reveal this stage of discovery of the relations
between images and things, and things and
the primary causes of their projection, as
being the process of acquiring knowledge.
Night is the native element of knowledge as
an effort at interpretation, and if perchance Esta alegoría marca un giro decisivo del pen- of mélanges (of degrees), of shadows. And
some are capable of passing from night to samiento occidental y, para Platón, la confe- from the night we obtain a lot more infor-
day, they will be confronted anew with the sión de una inclinación por el teatro, por el mation about the sky, and therefore the
dilemma: in wanting to endure the vision of paisaje y por las escenificaciones nocturnas. mechanics of the universe, than during the
the sun they will lose their sight, even their Muchos de sus diálogos (entre ellos La Repú- day, when the sun makes us turn away our
lives, like Icarus; it is in using their “night blica) son reuniones tardías que se prolongan gaze and believe that terrestrial reality is the
vision”, even by day, that they must function. noches enteras. Sin duda, el más célebre es final reality. Actually, night teaches us that
Reading the shadows, as the promise of a El banquete, que reúne a algunos amigos y the things of day are only imperfect shadows
higher truth, must, then, encourage us to admiradores de Sócrates en una velada en la that imitate the rationale of celestial actions,
see reality in the form of darkness: thought que el amor es el único tema de conversa- which are themselves perfect. Day is a far
must assume its weakness in order to take a ción. Y, evidentemente, la noche y Eros están more dangerous illusion than night.
dialectical, ascending path towards abstrac- relacionados. Y todavía más para Sócrates, This allegory is a decisive turning point for
tion. In fact, Plato’s choice must be taken puesto que sólo Eros es filósofo: es un deseo Western thought, and for Plato, the avowal of
seriously: the shadow’s share in the process mutuo, una atracción mutua que permitirá a taste for theatre, for landscape, and noctur-
of knowledge is the latter’s very condition, superar las posiciones preestablecidas, y que nal mises en scène. Many dialogues (including
for the knowledge that is accessible to us is es la única garantía de un esfuerzo compar- The Republic) are belated meetings that last
not that of the sun, but of its reflections, and tido destinado a superar las divergencias de whole nights. The most famous is, of course,
of its shadows. The only possible knowledge opinión. Sólo la atmósfera cómplice y “eró- The Banquet, which brings together Socrates’
available to us is that of the in-between state, tica” de este banquete puede permitir que los friends and admirers for an evening in which
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
distintos invitados salgan de sí mismos y aban-
donen sus verdades preconcebidas. Pensar es
salir fuera de uno mismo. Pensar es aventu-
rarse en la oscuridad, discernir las sombras,
practicar el placer de perderse, equivocarse
de bifurcación sin romper la magia del
encuentro. Se trata de un Platón dionisíaco
(que inspiró a Nietzsche) y que, en El ban-
quete, hace proponer a Sócrates una noción
del amor como una mezcla (de ideas).
En la Antigüedad, la historia de la ciencia y
de la filosofía a menudo se fusionan, y la pos-
teridad de las ideas de Platón, las del Timeo,
de El banquete y de La República, perdura
como mínimo hasta el Renacimiento, influ-
yendo especialmente a los idealistas neopla-
tónicos, como por ejemplo Plotino. Este
último desarrolló una estética de la escultura
inspirada en una visión estelar que es directa-
mente nocturna: lo bello es un ideal erigido
a la luz de las estrellas y de la Luna. Es decir,
se trata de una belleza que trascendería las
imperfecciones de la penumbra para mos-
trarse tal cual es en este contexto contras-
tado. Es una belleza que surge de las som-
bras, como una cortina rasgada, una verdad
tan poderosa que se revela en lo impuro, la
mezcla de las tinieblas. Podemos imaginar
que a Plotino le habría gustado pasar una
noche en la Isla de Pascua...
¿Blanco o negro?
Es cierto que la filosofía y la diosa Noche
comparten el mismo emblema animal: ¡la
lechuza! De todos modos, no debemos equi-
vocarnos sobre la posteridad de lo “nocturno
platónico”, como tampoco sobre sus inten-
ciones reales: su filosofía no es un elogio de
las tinieblas, es una pedagogía de los inter-
46 Nightscapes
the theme of love becomes the sole topic of
conversation. And, to be sure, night and Eros
are in league. And for Socrates even more so,
because only Eros is a philosopher: it is
mutual desire, mutual attraction that will
make one go beyond pre-established posi-
tions, which is the only guarantee of a shared
attempt at transcending differences of opin-
ion. Only the collusive and “erotic” atmos-
phere of such a banquet can enable the dif-
ferent guests to go beyond themselves, to
abandon their ready-made truths. Thinking
means coming out of one’s shell. Thinking
means venturing in the dark, sorting through
the shadows, taking pleasure in getting lost,
taking the wrong fork, without disrupting the
magic of the encounter. It’s a Dionysian Plato
(who inspires Nietzsche), who in The Banquet
proposes a notion of love to Socrates that is
that of the mélange (of ideas).
The history of science and of philosophy is
often one and the same in Antiquity, and the
posterity of Plato’s ideas, those of the
Timaeus, as of The Banquet and The Republic,
survived until at least the Renaissance, nota-
bly influencing such Neo-Platonists as Ploti-
nus. The latter developed a whole aesthetic
of sculpture inspired in a stellar vision that is
directly nocturnal: what is beautiful is an
ideal set out in the light of the stars and the
moon. That’s to say, a beauty which would
transcend the imperfections of the penum-
bra in order to show itself such as it is in this
contrasting context. The beauty which
surges from the shadows, like a torn curtain,
a truth so powerful that it reveals itself in
impurity, a mélange of darkness. Plotinus
would have liked to spend a night on Easter
Island, one imagines.
The nightscape as experience, symbol
and representation
mediarios, con el fin de incitar al pensa-
miento a caer en el lado bueno de la alterna-
tiva interpretativa. La metafísica medieval
está construida totalmente en torno a la
polaridad sombra-luz, puesto que el cristia-
nismo radicaliza las oposiciones y, por tanto,
opera una regresión de la dialéctica en tér-
minos morales o eucarísticos. La noche no
es más que la prueba de lo diabólico, de la
adversidad, de las masacres y, en el mejor de
los casos, del origen del misterio, mientras
que el día es la prueba de la revelación, de
los milagros, de las buenas palabras, de la
victoria del bien... En un Occidente cristiano
que se fragmenta y que ve cómo el imagina-
Apocalipsis según-San Albrecht Dürer, The
Juan. Adoración del Apocalypse According to
cordero, Albrecht Dürer Saint John. The Adoration
(Durero), ca. 1498-1511. of the Lamb, c. 1498-1511.
47 Nightscapes
Black or white?
It is a fact that philosophy and the goddess
Night share the same animal emblem: the
owl. But a mistake has not to be made about
the posterity of the “Platonist nocturne”, or
even about its real intentions: its philosophy
is not a eulogy of shadows; it is a pedagogy of
intermediaries so as to urge thought to come
down on the positive side of the interpretive
alternative. Medieval metaphysics is again
entirely built around a shade/light polarity
because Christianity radicalises oppositions,
thereby diminishing the dialectic in moral
and eucharistic terms. Night is no more than
the test of the diabolical, of adversity, of mas-
sacres, and at best the birth of mystery, while
the days are those of revelation, of miracles,
of the good word, of the victory of good. In a
Christian West that is fragmented and per-
ceives the imaginary getting the better of the
rational, night becomes an external factor
which has to be banished. It personifies the
landscape of disaster, war and epidemics, of
famines and climatic mishaps. Eclipses give
rise to true apocalyptic panics, and all fears
are henceforth likened to the nocturnal.
Towns are locked up as soon as night falls
and cut off from their territory, disconnected
and left to itself on the other side of the
moat. In another important shift, night
becomes a legal rather than natural idea: it is
when the angelus sounds that night officially
falls and the drawbridges are raised. It is a
“legal” night that doesn’t necessarily overlap
with the night sky, for in summer one locks
up before the end of the day, for example.
The night is above all a landscape of curfew,
suspension, retreat: it is party to the end of
urban efficacy. Only carnival is a release from
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
rio lo lleva a la racionalidad, la noche se con-
vierte de nuevo en un exterior que hay que
rechazar. Personifica el paisaje del desastre,
de la guerra y de las epidemias, del hambre y
de los accidentes climáticos. Los eclipses sus-
citan un auténtico pánico apocalíptico, y
todos los miedos se asimilarán a partir de
ahora a lo nocturno. Las ciudades se cierran
al caer la noche para aislarse del territorio,
desconectado y abandonado a su propia
suerte al otro lado del foso. Otro desplaza-
miento importante: la noche se convierte en
una noción legal más que natural: cuando
suena el Angelus, la noche cae oficialmente,
y los puentes levadizos se cierran. Se trata de
una noche “legal” que no coincide necesa-
riamente con la noche celeste, puesto que
en verano, por ejemplo, se cierra la ciudad
antes de que acabe el día. La noche es ante
todo un paisaje de toque de queda, de sus-
pensión, de retiro: señala el fin de la eficacia
urbana. Tan sólo el Carnaval logrará detener
esta noche administrada y defensiva, una
noche que retoma el viejo rito de las Satur-
nales: los sirvientes son servidos por sus due-
ños, nadie trabaja, en una inversión radical
de los valores. Ahora bien, el Carnaval no
hace más que resituar la noche en una posi-
ción inversa a la del día, de elemento contra-
rio, un negativo estático y sin mezclas.
Simétricamente, la noche se convierte en el
desafío de un combate para los creyentes: se
incentiva la plegaria nocturna como si se qui-
siera disipar las tinieblas (las vísperas y los mai-
tines tienen lugar antes de la salida del Sol), y
surge toda una mística de las sombras, espe-
cialmente en los cistercienses, unos monjes de
hábitos blancos que fundan una nueva orden
monástica para dar respuesta a las libertades
48 Nightscapes
this orderly, defensive night. A night that
reverts to the ancient rite of the Saturnalia:
servants are served by their masters, no one
works any more, in a radical reversing of val-
ues. But carnival only re-places night in the
position of a reverse side of day, of its con-
trary, of a static, unalloyed negative.
Symmetrically, night becomes an issue of
combat for the believer: nocturnal prayer is
encouraged in order to dissipate the shades
of night (vespers and matins unfold before
the rising of the sun) and a whole mystique
of shadow appears, particularly among the
Cistercians, white monks who found a new
monastic order to contest the liberties that
the Benedictines (black monks!) permit
themselves. Prompted by Bernard de Clair-
vaux, the monks go “into the desert” to fight
the darkness: clearing the darkest of forests,
draining the sombre marshes (always this
parallel, night/forest/water) in order to
bring the light of faith into the heart of dark
and savage nature. They build monasteries
with rough-hewn walls devoid of paintings,
baring themselves to the rays of light in
order to stage a fight between matter and
light, between spirit and nature. This aes-
thetic, which is not, moreover, devoid of sub-
tlety, nor of a fascination for shadow and
reflections, as the canals of Royaumont
Abbey show, is nevertheless developed on
the principle of humanising nature, which
demotes night, once domesticated, to the
rank of a climatic phenomenon.
Arm-wrestling with nature, they are to invent
the first agricultural, textile and metallurgical
factories and naturally they will seek to
extend the time for working until nightfall, at
harvest-time for example. Ponds are irrigated,
The nightscape as experience, symbol
and representation
que se permiten los benedictinos (¡monjes de
hábitos negros!). Impulsados por Bernardo
de Claraval, los monjes van “al desierto” a
combatir la oscuridad: limpian los más tene-
brosos bosques, secan los sombríos cenagales
(siempre el paralelismo noche-bosque-agua)
con el fin de llevar la luz de la fe hasta el cora-
zón de la naturaleza oscura y salvaje. Edifican
monasterios de muros erosionados y carentes
de pinturas, expuestos a los rayos de la luz,
con el fin de escenificar un combate entre la
materia y la luz, entre el espíritu y la natura-
leza. Esta estética, que, por lo demás, no está
desprovista de sutileza ni de fascinación por
las sombras y los reflejos, como muestran los
canales de la abadía de Royaumont, se desa-
rrolla sin embargo basándose en un principio
de humanización de la naturaleza, que relega
la noche, una vez domesticada, al rango de un
fenómeno climático.
Como si de un pulso con la naturaleza se tra-
tara, se inventarán las primeras fábricas agríco-
las, textiles y metalúrgicas y, como si fuese algo
natural, querrán prolongar la jornada hasta la
noche, por ejemplo, durante las cosechas. Se
irrigan los estanques, se mejoran los cultivos y
se desarrollan sistemas de iluminación que
permiten trabajar incluso de noche. Así pues,
uno de los extraños paisajes nocturnos de la
Edad Media que no está vinculado al terror es
la cosecha nocturna, iniciada por los cister-
cienses (además, Tomás Moro tomará a los cis-
tercienses como modelo para su utopía de la
colectividad productiva). Así, el trabajo enten-
dido como labor permite salvar la separación
sombra-luz, anticipando una inversión com-
pleta de valores: a partir de ahora el trabajo
será valorado, especialmente a expensas de la
contemplación, nocturna por naturaleza.
49 Nightscapes
cultivation improved, and systems of lighting
developed that permit them to work at night,
even. One of the rare nightscapes of the Mid-
dle Ages that isn’t linked to fear is the night
harvest initiated by the Cistercians (Thomas
More will, moreover, take the Cistercians as a
model for his utopia of productive collectiv-
ity). It is, then, work as toil that causes the
separation between shadow and light to be
overcome, in anticipation of a complete over-
turning of values: from now on, it is work that
will be valued, at the expense, notably, of con-
templation, which is by nature nocturnal.
A nocturnal anti-metaphysics
In this medieval darkness, in which the pre-
Lutheran and pre-Marxist experience of the
Cistercians is an anachronism, night becomes
an anti-value. Because white/black metaphys-
ics is a rhetoric of combat, night becomes an
anti-metaphysics, a contestation of power, a
refusal of the other and of difference, the for-
bidden, the secret. While metaphysics devel-
ops the dialectics of the rhetorical power of
reasoning (scholastics always wants to be in
the right), night becomes a Spirit and a form
of experience. Night is ruse rather than
force, it is movement rather than open defi-
ance, it is the mask rather than social reason,
it is laughter, seduction, attraction, aspira-
tion... It is excess but also chance discovery,
intimacy, and solemn oaths. In order to
demonise this nocturnal spirit, the Middle
Ages nominated the witch. In common par-
lance Hecate becomes the name which desig-
nates she who casts spells on people.
As Jules Michelet shows in The Witch, night is
a subversive feminine principle embodied in
a phantasmatic landscape: the heath where
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
La anti-metafísica nocturna
Así pues, en estas tinieblas medievales en las
que la experiencia preluterana y premarxista
de los cistercienses representa un anacro-
nismo, la noche se convierte en el anti-valor.
Puesto que la metafísica del blanco-negro es
una retórica de combate, la noche se con-
vierte en la anti-metafísica, la contestación
del poder, el rechazo del otro y de la diferen-
cia, lo prohibido, lo secreto. Si la metafísica
desarrolla unas dialécticas del poder retórico
del razonamiento (la Escolástica siempre
quiere tener la razón), la noche se convierte
en un espíritu y en una forma de experien-
cia. La noche es “la maña más que la fuerza”,
es el movimiento más que el enfrenta-
miento, es la máscara más que la razón
social, es la risa, la seducción, la atracción, la
aspiración... Es el exceso, pero también los
descubrimientos, la intimidad y las prome-
sas. Para demonizar este espíritu nocturno,
la Edad Media designó a las brujas. Además,
Hécate se convierte, en el lenguaje vulgar,
en el nombre que designa a las mujeres que
adivinan la suerte.
Tal como afirma Jules Michelet en La bruja,
la noche es un principio femenino subver-
sivo que se materializa en un paisaje fantas-
magórico: ¡la región en la que se desarrolla
el sabbat! Mucho más peligroso que las
Saturnales y el Carnaval, que constituyen un
tiempo social de reconciliación por la vía del
absurdo, el sabbat reúne a una contra-socie-
dad en un rito de celebración satánica. No
sólo se reúnen los hombres y las mujeres en
unas prácticas que los liberan de todos los
vínculos matrimoniales, eclesiales y de orden
social, sino que, sobre todo, dicha liberación
se celebra ¡invocando al diablo! Al mismo
50 Nightscapes
the sabbat takes place. Much more dangerous
than the Saturnalia and carnival, which are a
social time of reconciliation via the absurd,
the sabbat unites a counter-society in a
Satanic rite of celebration. Not only do men
and women unite in practices that throw off
the yoke of all the ties of marriage, church
and social order, but above all this liberation
is celebrated by invoking the Devil. Whereas
pagan traditions have all been gradually
incorporated in the Christian calendar, the
sabbat represents a radical cultural separa-
tism: an unalloyed paganism. Orchestrated by
marginal women who exercise a power of fas-
cination which combines medicine, thauma-
Baldung Grien Hans, Hans Baldung Grien, The
Sabbat de las brujas, gra- Witches’ Sabbath, wood-
bado sobre madera, c. cut c. 1510.
1510.
The nightscape as experience, symbol
and representation
tiempo que las tradiciones paganas se van
incorporando poco a poco al calendario cris-
tiano, el sabbat representa un separatismo
cultural radical: un paganismo sin mezclas.
Estos ritos, dirigidos por mujeres marginales
que ejercen un poder de fascinación que
combina la medicina, la taumaturgia y los
trances eróticos, están tomados directa-
mente de las tradiciones celtas y romanas. Y
si los primeros cristianos romanos se escon-
dían por la noche en las catacumbas, los
componentes de estos cultos de éxtasis cele-
bran por la noche encuentros festivos en
plena naturaleza. Los bosques primitivos se
han convertido en el refugio de unos espíri-
tus libres que huyen de la Inquisición. Se
trata, en suma, de la mayor de las provoca-
ciones: celebrar la naturaleza como una
fuente de contrapoder y manifestar una total
confianza en la negra noche, abandonán-
dose a ella.
Finalmente, en la Edad Media la noche
juega un papel de poder ficticio, puesto que
en esencia es un imaginario, un mundo. Por
tanto, los paisajes nocturnos son los soportes
de dicho imaginario, como el monte o el
claro en el bosque de las brujas, cuando la
luz de la Luna se vuelve maléfica, y sobre
todo el bosque, que es uno de los principales
tópicos nocturnos, la encarnación de las
tinieblas. El bosque es el oscuro escenario de
numerosos textos esenciales de finales de la
Edad Media: un infinito terrestre, cuyas
complejas dimensiones conllevan todo un
imaginario de la perdición, pero también de
descubrimiento mágico. Los bosques miste-
riosos son esos personajes que pronto apare-
cerán en los cuentos de Grimm o de
Perrault. En tanto que paisaje nocturno, el
51 Nightscapes
turgy and erotic trance, these rites borrow
directly from Celtic and Roman tradition.
And while the first Roman Christians hid in
the catacombs at night, the members of these
ecstasy cults meet together at night for these
wild dances in the midst of nature. The forest
of primordial times has become the refuge of
free spirits who seek to escape the Inquisition.
In the end, this is the greatest of provoca-
tions: celebrating nature as a source of coun-
ter-power and manifesting one’s confidence
in blackest night by giving oneself up to it.
Finally, it is as a fictitious power that night
plays a role in the Middle Ages, because it is
by nature an imaginary construct, a world.
Nightscapes are, then, supports for this
imaginary, as in the heath or clearing of the
witches, when moonlight becomes malefi-
cent, and above all the forest, which is a
major nocturnal topic, the embodiment of
the shades of night. The forest is the dark
setting of many essential texts from the end
of the Middle Ages: a terrestrial infinity
whose complex dimensions freight an entire
imaginary of perdition, but also of magical
discovery. Mysterious forests are characters
that will subsequently land up in the tales of
Grimm or Perrault. The forest as nightscape
is an obligatory point of departure for many
of the founding texts of modern literature,
as in Dante’s Divine Comedy:
Midway upon the journey of our life
I found myself within a forest dark,
For the straightforward pathway had
been lost.
Ah me! how hard a thing it is to say
What was this forest savage, rough,
and stern,
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
bosque es un punto de partida obligado en
numerosos textos fundacionales de la litera-
tura moderna, como La Divina Comedia de
Dante:
A mitad del camino de la vida
yo me encontraba en una selva oscura,
con la senda derecha ya perdida.
¡Ah, pues decir cuál era es cosa dura
esta selva salvaje, áspera y fuerte
que en el pensar renueva la pavura!
Es tan amarga que algo más es muerte;
(...)
Repetir no sabría cómo entré,
pues me vencía el sueño el mismo día
2
en que el veraz camino abandoné.
La noche, ¿una condición narrativa?
Para Dante la noche es un contexto dramá-
tico que vincula los sueños de este mundo
con los infiernos (ahí coinciden los tópicos
griegos y cristianos). Tras esta travesía por
un bosque simbólico donde no sabemos si
estamos soñando despiertos o si ya estamos
muertos, empieza un itinerario de regreso a
la realidad que pasa por una serie de prue-
bas crueles y siempre inciertas, puesto que el
“veraz camino” se ha perdido. En cierto
modo se vuelve otra vez a los maleficios de
Hécate, diosa de las encrucijadas, pero a
pesar de ello el hombre extraviado logrará
dar un giro a su destino.
El Canto Primero de la Divina Comedia será
la matriz de numerosos textos posteriores,
como El sueño de Polifilo, de Francesco
Colonna, un tratado de arquitectura y de
paisaje reunidos en forma de ficción. Tam-
bién este texto se inicia con un sueño que
empieza en un bosque oscuro y peligroso.
2. Versión castellana de
Ángel Crespo (1973-1977).
52 Nightscapes
Which in the very thought renews the fear.
So bitter is it, death is little more […]
I cannot well repeat how there I entered,
So full was I of slumber at the moment
In which I had abandoned the true way.2
Night, a narrative condition?
For Dante night is a dramatic context that
connects the dreams of this world to the
nether regions (the Greek and Christian top-
ics agree here). After the traversal of a sym-
bolic forest in which one doesn’t know if one
is sleepwalking or if one is already dead,
there begins a whole itinerary of a return to
the real which depends upon a series of
cruel and always uncertain tests, since the
“true way” has been lost. One comes back in
a sense to the evil spells of Hecate, goddess
of the crossroads, except that the wayward
man will succeed in reversing his destiny.
This first Canto of the Divine Comedy will
become the matrix of many later texts, such
as Francesco Colonna’s Dream of Polyphilus, a
Representación de 2. English version by Henry
El sueño de Polifilo, 1546, Wadsworth Longfellow (1882).
de Francesco Colonna.
An image from The
Dream of Polyphilus, 1546,
by Francesco Colonna.
The nightscape as experience, symbol
and representation
Ahora bien, en este caso, toda la primera
parte del viaje se desarrolla de noche: la
puesta en escena de los paisajes y las arqui-
tecturas simbólicas detalladas en esta extraña
exploración presenta la noche como un ele-
mento fruto de la descripción y de la expe-
riencia. Si esta obra propone jardines reple-
tos de ruinas, su esplendor estalla bajo el
claro de Luna para anunciar una estética
nueva en la que lo nocturno adquiere un
carácter de preciosidad, de refinamiento.
Este maravilloso tratado, inspirado directa-
mente por la literatura (Dante) y por la filo-
sofía (Plotino) también se inscribe en el con-
texto de las relaciones con lo oculto, con lo
disimulado, presentes en las obras de nume-
rosos arquitectos y creadores de jardines del
Renacimiento (por ejemplo, Alberti o Ser-
lio) hasta las guerras de religiones. Los jardi-
nes de las villas del Renacimiento, y más
tarde de los castillos clásicos, se visitan tam-
bién por la noche y ofrecen mensajes secre-
tos, destinados a unos pocos iniciados.
Empieza a producirse aquí una inversión de
lo literario hacia ciertos dispositivos espacia-
les narrativos.
LA NOCHE ESPECTÁCULO
La representación de los paisajes
nocturnos
La obra El sueño de una noche de verano de
Shakespeare también sigue el modelo narra-
tivo del bosque por la noche, en una tempora-
lidad onírica. Muchas de las obras teatrales de
Shakespeare transcurren en las tinieblas: La
tempestad, Romeo y Julieta y, evidentemente,
Macbeth. En esta última, Escocia se va
53 Nightscapes
treatise on architecture and landscape put
together in the form of a fiction. This text
also begins with a dream that starts in a dark
and dangerous forest. But in this instance it’s
the entire first part of the journey which takes
place at night: the mise en scène of the symbolic
landscapes and architectures which are item-
ised in this strange exploration features night
as an element of both the description and the
experience. If this work proposes gardens
thronged with ruins, the splendour of these
shines forth in the moonlight, announcing a
new aesthetic in which the nocturnal assumes
a sort of preciosity, of refinement. This
enchanting treatise, which borrows directly
from literature (Dante) and philosophy (Plo-
tinus), is also inscribed within the context of
the relation with the hidden, with the dissimu-
lated, present in the work of many Renais-
sance architects and conceivers of gardens, up
until the Wars of Religion (from Alberti to
Serlio, for instance). It is also by night that the
gardens of Renaissance villas, then of classical
châteaux, are visited and delivered of secret
messages intended for certain initiates. A
reversal of the literary in the direction of spa-
tial narrative devices begins to operate here.
NIGHT AS SPECTACLE
Representing nightscapes
Shakespeare’s A midsummer night’s dream
also obeys the narrative model of the forest
at night in an oneiric temporality. A large
number of his plays take place in the dark:
The tempest, but also Romeo and Juliet and, of
course, Macbeth. In the latter, Scotland is cov-
ered in ever deeper and more permanent
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
cubriendo de nubarrones cada vez más pro-
fundos y permanentes, al hilo de los asesina-
tos del usurpador Macbeth. Y no sólo Hécate
es uno de los personajes principales de la obra
(Hécate incita a las tres brujas para que casti-
guen al rey asesino), sino que en ella vemos
cómo un bosque... ¡se desplaza en la penum-
bra! La noche puede liberarse del marco tem-
poral para convertirse en una manifestación
climática y sobrenatural. De hecho, se trata de
una irrupción del paisaje en el teatro que se
desarrolla de noche, incluso en la misma
sociedad humana, y del cuestionamiento del
orden urbano. Ha dejado de ser un terror real
para convertirse en un símbolo literario de
propagación del terror.
En realidad, en el plano escenográfico todas
estas situaciones nocturnas no son simples
puestas en escena en tiempos de Shakes-
peare: el Globe Theater era una arena al
descubierto, con el fin de realizar las repre-
sentaciones tan sólo al mediodía para aho-
rrar los gastos de iluminación con velas y evi-
tar el riesgo de incendios, tan frecuentes en
los teatros londinenses de la época. Con el
fin de dar corporeidad a las tinieblas bastaba
con instalar un farol en el primer plano de
la escena: ¡y ya era de noche! Esta disocia-
ción de la carga narrativa de lo nocturno y
de su representación en el teatro isabelino
constituye una de las etapas que marcan el
cambio de estatus cultural de lo nocturno:
deja de ser un teatro del pensamiento y se
convierte en un escenario en el que el teatro
puede permitirse reducir el simbolismo a
una iluminación, es decir, a aquello que uti-
lizan los hombres para combatir la oscuri-
dad. Por tanto, la noche no es otra realidad
sino que es el contrafuego del día.
54 Nightscapes
storm clouds as the murders of the usurper
Macbeth pile up. And not only is Hecate one
of the main characters (she encourages the
three witches to chastise the royal killer), but
one sees a forest on the march in the gloam-
ing. Night can break free of the temporal
framework and become a climatic and super-
natural manifestation. In fact, it is the irrup-
tion of the landscape in the theatre that
night leads to, even in human society, and
the bringing into crisis of the urban order.
This is no longer real terror, but a literary
symbol of propagating terror.
As it is, on the scenographic level these fre-
quent nocturnal situations were not simply
mises en scène from Shakespeare’s time: the
Globe Theatre was an open-air arena so as to
be able to put on afternoon-only perform-
ances, thus economising on the cost of light-
ing by candle as well as avoiding the risk of
fires, frequent enough in the London thea-
tres of the day. To give substance to the dark-
ness, it sufficed to set up a lantern down-
stage: it’s nighttime! This dissociation of the
narrative charge of the nocturnal and of its
representation in the Elizabethan theatre is
one of the phases which mark the changing
of the cultural status of the nocturne: no
longer is it a theatre of thought, but a décor
the theatre can permit itself to reduce the
symbolic to a kind of lighting; namely, to that
which men use to combat darkness. Night,
then, is not another reality; it is day’s curfew.
Chiaroscuro and landscapes painted
with black
That night became an issue of representa-
tion is attested to by the history of painting.
The force of attraction of the nocturnal
The nightscape as experience, symbol
and representation
El claroscuro y los paisajes pintados
de negro
La historia de la pintura atestigua que la
noche se ha convertido en un problema de
representación. La fuerza de atracción de lo
nocturno toma cuerpo de forma completa-
mente nueva a partir del siglo xvi, con la
técnica del claroscuro y la aparición de un
género pictórico con estatus propio: los Noc-
turnos. Se trata de un viaje hacia la noche
real, como paisaje.
La técnica pictórica del claroscuro repre-
senta una inversión completa de las relacio-
nes entre el día y la noche, puesto que cons-
truye una percepción por medio de
degradados y de relaciones, en vez de operar
por contrastes antinómicos y colores planos.
El claroscuro es un proceso narrativo que
muestra el mundo como un espesor en el
que los contornos y las formas de los objetos
se encuentran, en cierto modo, comunica-
dos, como si compartieran una misma natu-
raleza. Así pues, tanto el pintor como el
espectador comparten esta relación con el
mundo como una complicidad más que
como una desconfianza. Se trata de una
irrupción de lo subjetivo en la representa-
ción y de la posibilidad de modelar la oscuri-
dad por medio de una técnica. ¿Quién teme a
la oscuridad?
En la dimensión del paisaje, el género de los
Nocturnos (por ejemplo Vernet), muy fre-
cuente en los siglos xvii y xviii, responde a
la dramaturgia de los dos fuegos: la huella
de un Sol poniente o una Luna que dota de
orientación al cuadro y, en primer plano,
una escena con un fuego en torno al cual
están sentados algunos personajes, por ejem-
plo, pescadores. Esta inscripción de una
55 Nightscapes
takes shape in an entirely new way in the
16th century, with the technique of chiaro-
scuro and the appearance of a pictorial
genre in itself: the nocturne. The journey is
towards real night, as landscape.
The pictorial technique of chiaroscuro is a
complete reversal of the relations between
day and night, for it constructs a perception
by degrees and relationships, instead of
working through antinomic contrasts and
flat tints. Chiaroscuro is a narrative process
which displays the world as density in which
the contours and shapes of objects are in
communication in a certain way, as if they
were sharing a single nature: and thus the
painter like the spectator both share this
relation to the world, as complicity instead
of defiance. It is both an irruption of the
subjective in representation and the possibil-
ity of modelling the darkness through tech-
nique. Who’s afraid of the dark, then?
In the dimension of landscape, the genre of
Nocturnes (Vernet for example), frequent in
the 17th and 18th centuries, obeys the dram-
aturgy of the two kinds of fire: a trace of set-
ting sun or a moon that lends the picture its
orientation, and in the foreground a scene
of fire, around which are seated the charac-
ters, fishermen for instance. This inscription
of a prosaic human realm at the scale of the
nightscape sets up a narrative dimension in a
situation apparently devoid of all impor-
tance. The technical challenge becomes,
here, that of a composition on many levels of
reality and of intensity, and a differentiation
between human time and that of the heav-
ens. The experience of the fire around
which these men are seated is a reality in
itself, a temporality different from the night
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
esfera humana prosaica en la escala del pai-
saje nocturno introduce una dimensión
narrativa en una situación que en apariencia
carece de toda importancia. El desafío téc-
nico se convierte aquí en una composición
formada por diversos estratos de realidad e
intensidad, y en una diferenciación entre el
tiempo humano y el tiempo del cielo. La
experiencia del fuego en torno al cual están
sentados estos hombres constituye una reali-
dad en sí misma, una temporalidad diferen-
ciada de la noche que los envuelve. En este
caso, sigue tratándose de una dramaturgia.
Comentando el célebre cuadro de Rem-
brandt La ronda nocturna, Paul Claudel,
frente a aquella muchedumbre nocturna
amontonada en el borde del muelle, grita:
3
“¡Aquí va a ocurrir algo!” Efectivamente, la
sensación de drama en suspensión es magni-
3. Paul Claudel, L’oeil écoute,
Gallimard, París, 1946.
56 Nightscapes The nightscape as experience, symbol
and representation
ficada por el ambiente nocturno (las antor-
chas), y también por el extraño clima que
reúne a estos personajes a esa hora. La
noche entra a formar parte de los retos de la
técnica de representación pictórica, desti-
nada a hacer que la escena sea lo más eficaz
posible desde un punto de vista dramático,
al tiempo que preserva su desenlace. Va a
ocurrir algo que podemos intentar adivinar
cada vez que contemplamos el cuadro. Así
pues, ya no se trata de un acceso al conoci-
miento, de algo sobrenatural o de una lucha
entre el bien y el mal, sino tan sólo del des-
tino político de un grupo de hombres que
realiza una ronda de vigilancia nocturna. Tal
vez se está anunciando una revolución, o
una persecución. En cualquier caso, será un
acontecimiento urbano.
La noche de los placeres y del imaginario
Claude Joseph Vernet, construido
Noche: un puerto de mar
a la luz de la luna, 1773. Esta dimensión narrativa, e incluso hiperna-
Claude Joseph Vernet, rrativa, de los Nocturnos, incrementa la con-
The Night: A Seaport by
Moonlight, 1773. fusión entre la teatralidad y la noche, y favo-
rece la aparición de nuevas nociones en la
representación de la noche: el exterior, el
espacio público, la muchedumbre. Esta
salida de la escena hacia el exterior queda
materializada de forma espectacular en las
Fiestas Galantes de Versalles: con ocasión de
las grandes veladas fastuosas organizadas en
el jardín del castillo, se pintaban inmensos
paisajes artificiales desmontables sobre unos
grandes paneles de decorado, transportados
al paso de la corte. Los mismos jardines eran
escenografías codificadas y artificiales, y a
partir de entonces la noche se convierte en
el dominio de la representación de lo falso,
de la ilusión. Estas grandes fiestas de disfra-
La ronda nocturna,
Rembrandt, 1640-1642.
Rembrandt, The Night
Watch, 1640-1642.
57 Nightscapes
which surrounds them. It is once again a
question, here, of dramaturgy.
Commenting on the famous painting by
Rembrandt, The Night Watch, Paul Claudel
exclaims, with regard to the nocturnal crowd
massed at the edge of a quay, “Something is
about to happen!”3 Effectively, the drama-in-
suspense feeling is magnified by the noctur-
nal climate (the torches) and the strange-
ness of the atmosphere which brings these
people together at this hour. Night re-enters
the technical challenges of pictorial repre-
sentation, which set out to dramatically
render the scene as effectively as possible,
while holding back its dénouement. Some-
thing is about to happen that we will try and
guess at each time we see this painting. It is
no longer a question of acceding to knowl-
edge, of a supernatural quality or of a strug-
gle between good and evil, but only of the
political destiny of a group of men who keep
watch by night. A revolution is announced,
perhaps, or a manhunt; an urban event, in
any case.
Night of pleasures and of the constructed
imaginary
The narrative, and even hyper-narrative,
dimension of the Nocturnes heightens a
confusion between theatricality and night,
and causes new notions to appear in the rep-
resentation of nighttime: the outside, public
space, the crowd. This quitting the stage and
going outside is spectacularly embodied in
the Fêtes Galantes of Versailles: during sump-
tuous grand soirées organised in the garden
of the château, immense, dismountable, arti-
ficial landscapes painted on large theatre
flats were carried from one place to another
3. Paul Claudel, L’Œil écoute,
Gallimard, Paris, 1946.
El paisaje nocturno como experiencia, símbolo
y representación
ces adoptan como pretexto los temas de los
grandes mitos antiguos y reúnen numerosos
registros hasta entonces separados: la confu-
sión entre los espectadores y los actores,
entre los decorados reales y los temporales,
entre el banquete y los fuegos artificiales.
En este mismo momento, algunas grandes
ciudades como París asisten a la aparición
del ocio urbano: la diversión como bús-
queda del placer no es patrimonio único de
la corte. Ahora bien, a diferencia de los
nobles, los burgueses (y todavía más sus
empleados) sólo disponen de la tarde para
distraerse. La cultura de los cafés, de los salo-
nes, de los teatros, de las cenas a la salida de
los espectáculos, convierte la noche en el
momento privilegiado de la vida social de
unos burgueses que han inventado una
nueva urbanidad. Las necesidades que ello
Iluminación general en General lighting in the
forma de herradura de la form of a horseshoe of
fuente de Latone y el cas- the Bassin de Latone and
tillo, Versalles. Le Pautre, the Château, Versailles.
1678. Le Pautre, 1678.
58 Nightscapes
as the court passed. The gardens were
already coded, artificial scenographies, and
night henceforth becomes the domain of
the representation of the false, of illusion.
These grand masked fêtes rework the
themes of the great ancient myths as a pre-
text and bring about the meeting of many
hitherto separate registers: the confusion
between spectator and actors or between
real and temporary settings, the banquet
and fireworks.
At the same time, big cities like Paris witness
the appearance of urban leisure: entertain-
ment as the pursuit of delight is no longer
the sole prerogative of the court. But unlike
the nobility, the bourgeoisie (and even more
so their employees) have only the evening to
amuse themselves in. The culture of cafés,
salons, theatres and suppers after the show
The nightscape as experience, symbol
and representation
supone son bien conocidas y conllevarán la
transformación de las metrópolis, y más
tarde de todas las ciudades. Para poder cir-
cular libremente y a cualquier hora, el alum-
brado público sufrirá una transformación
radical: si en su inicio fue concebido única-
mente para garantizar un mínimo de seguri-
dad, más tarde se convertirá en un proyecto
de embellecimiento que asignará a París el
epíteto de “ciudad de la luz”. Estos especta-
culares paisajes artificiales incrementan a
primera vista el orden y la magnificencia
pública, como ocurre en París y Berlín, pero
más tarde se convierten en patrimonio de las
lógicas privadas, como ocurre en Las Vegas o
en el Bund de Shanghái. ¡La ciudad de
noche, pensada como una gigantesca galería
de espejos!
Desde finales del siglo xix vivimos en un
59 Nightscapes
turns the night into the privileged moment
of the social life of these bourgeois, who
invent a new urban typology. The needs that
this entails are known and will bring about
the transformation of the metropolises, then
of all towns. In order to be able to circulate
freely at all hours, public lighting will be rad-
ically transformed: conceived solely in order
to guarantee a minimum of security at first,
it will turn into a project for embellishment
that will earn Paris its nickname of la Ville
Lumière. These spectacular artificial land-
scapes immediately extol order and public
magnificence, as in Paris or Berlin, before
becoming the prerogative of private logics,
as in Las Vegas or on the Bund in Shanghai.
The city at night, like a giant hall of mirrors!
Ever since the end of the 19th century we
have lived in a world that regards itself by
Planta del canal y de su
iluminación (arriba), y
cuatro modelos de trans-
parencias que bordeaban
el canal para iluminarlo.
Plan of the canal and its
lighting (top), and four
models of transparencies
that bordered the canal in
order ti illuminate it.

mundo que es contemplado de noche, cele-
brado de noche y que se relaja de noche.
Todas las grandes metrópolis son ciudades
nocturnas: París, Nueva York, Barcelona,
Tokio, Roma... Las ciudades que no poseen
una noche propia están en desventaja con
respecto a las primeras e intentan reme-
diarlo a cualquier precio, tal como ha hecho
la ciudad de Lyon al crear un gran festival de
las luces que, en un plazo de pocos años, ha
logrado situarla en el mapa de las metrópolis
culturales internacionales.
Hasta cierto punto, la noche constituye esen-
cialmente un paisaje no funcional, pero en
vez de ser un espacio-tiempo dedicado a la
contemplación o a la liberación de fuerzas
secretas, la noche se ha convertido en el
campo de expresión de la necesidad de ocio,
de distracción y de individualismo consu-
mista. Desde el Moulin Rouge hasta Times
Square, la ciudad nocturna se ha convertido
en un gran teatro que debe ser estimulado
incesantemente con el fin de que la ciudad
asuma la nueva función que se le ha asig-
nado: divertir. Desde los grandes aconteci-
mientos culturales característicos de los años
ochenta, como los conciertos de Jean-Michel
Jarre en la Défense, reuniendo a varios
millones de espectadores, o la invasión del
centro urbano de Estocolmo por parte de la
compañía Urban Sax, lanzando sobre las
calles, desde helicópteros, a miles de saxofo-
nistas vestidos de blanco, y también la Fiesta
de la Música, la ciudad pasa a ser un terreno
de juego que podría ser designado como su
“rostro nocturno”.
Simétricamente, se han desarrollado nuevas
relaciones con lo nocturno, que buscan la
contemplación bajo la forma de prácticas
60 Nightscapes 61 Nightscapes
night, that celebrates itself at night and poéticas: a partir de los Promenades d’un specialise in the sentient exploration of their
which winds down at night. The great rêveur solitaire [Paseos de un soñador solita- city: the Surrealists, the Situationists, and
metropolises are all nocturnal cities: Paris, rio] de Restif de la Bretonne, pero sobre more recently a whole host of urban explor-
New York, Barcelona, Tokyo, Rome. Those todo de sus 1001 traversées de Paris la nuit ers, including Stalker/ON, the Troll Proto-
which have no night are, by comparison, at a [1001 travesías por París de noche], algunos col or City Mine(d). But it is above all in the
disadvantage and seek to remedy this at all noctámbulos peculiares se especializarán en phenomenon of raves, perhaps, that one
costs, as the city of Lyon has done in creat- la exploración sensible de sus ciudades: los must see different forms of the occupation
ing a huge festival of light that in the space surrealistas, los situacionistas o, más recien- and valorisation of nocturnal territories. A
of a few years has succeeded in putting it on temente, los movimientos de exploradores revolution which partakes of the transforma-
the map of international cultural metropo- urbanos, entre los que hay que incluir a Sta- tion of urban practices by new mobility sys-
lises. lker/ON, el Protocolo Troll o City Mine(d). tems.
In a way night remains a profoundly non- Sin embargo, tal vez sea sobre todo en el
functional landscape, but instead of being a fenómeno de las fiestas rave donde hay que
space/time given over to contemplation or ver una revolución en las formas de ocupa-
the liberation of secret forces, night ción y de valoración de los territorios noctur-
becomes the field of expression of the need nos, una revolución que participa de la
for leisure, distraction and consumerist indi- transformación de las prácticas urbanas a
vidualism. From the Moulin Rouge to Times través de nuevas formas de movilidad.
Square, the nocturnal city becomes a great
theatre that has to be endlessly animated for
the city to take on board the new destiny
granted to it: to amuse. Even in the great
cultural events typical of the 1980s, like Jean-
Michel Jarre’s concerts in La Défense bring-
ing together many millions of spectators, or
the overrunning of Stockholm city centre by
the Urban Sax company, after landing thou-
sands of white-suited saxophonists by heli-
copter, or again with the music festival, the
city is a playground, too, that could also be
called its nocturnal face.
New relationships develop in symmetry with
the nocturnal, relationships which pursue
contemplation in the form of poetic prac-
tices: taking off from Restif de la Bretonne’s
Promenades d’un rêveur solitaire [Walks of a sol-
itary dreamer] and above all 1001 traversées
de Paris la nuit [10,001 crossings of Paris by
night], somnambules of a particular type will