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TÉCNICAS

DEL MASAJE
M. H. Duffield

EDITORIAL MÉDICA PRAYMA


MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS

Técnicas del masaje


MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS

Técnicas del masaje


I
fndice de materias

TEORJA GENERAL DEL MASAJE


lntroducci6n al concepto de masaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Tecnicas del masaje clasico .................................... 8
Acariciamiento (effleurage) ..................................... 9
Amasamiento (petrissage) ...................................... 17
Fricci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Masaje de las fascias subcutaneas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
Lugar de acci6n -Via de acci6n - Efecto .......................... 31
lndicaciones ................................................ 48
Contraindicaciones ........................................... 67

TECNICA ESPECIAL DEL MASAJE DE LOS ORGANOS DEL MOVIMIENTO


Elementos basicos del tratamiento par masaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
El masaje en las diferentes regiones corporales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Masaje de Ia espalda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Masaje del area posterior del cuello . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Masaje del brazo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Masaje del antebrazo .......................................... 101
Masaje de Ia mana ............................................ 103
· de Ia reg1on
Masaje · ' Ium bar ..................................... . 103
· d I · ' coxa I ...................................... . 103
Masaje e a reg1on
Masaje del muslo ............................................. 109
Masaje de Ia pierna ............................................ 111
Masaje del pie ................................................ 115
Masaje del pecho ............................................. 118
Masaje del abdomen ........................................... 118
120
El relieve muscular de las principales regiones corporales ..............
TÉCNICAS DEL MASAJE

TEORÍA GENERAL DEL MASAJE

INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DEL MASAJE

Textualmente, la voz masaje significa amasar. Y amasar es ese bien conocido movimiento con el
cual se trabaja, por ejemplo, la masa de un pastel. Este movimiento consiste en comprimir y hacer
pasar a través de la mano, que se cierra para formar un puño, una masa firme y deformable. Con este
mismo movimiento característico se trabaja también la musculatura; ahora bien, al ser la musculatura
elástica, es decir, que recupera su configuración original una vez que ha cesado la aplicación de la
fuerza deformante, amasar este material requiere una gran habilidad manual.

El concepto original de masaje = amasar ha experimentado, en el curso de la evolución de esta téc-


nica hasta un sistema terapéutico, una ampliación, gracias a la introducción de otras maniobras. El
acariciar la piel, el desplazarla sobre los tejidos subyacentes, y al comprimir porciones tisulares conc-
retas, se designan también, en la actualidad, con el nombre de masaje.

A fin de caracterizar el masaje, es preciso responder a tres preguntas: masaje, ¿para qué?; masaje,
¿dónde?; masaje, ¿con qué y cómo?

Masaje, ¿para qué? El masaje se aplica para fines terapéuticos. Si el masaje no sirviera para la
curación de enfermedades, o para influir sobre padecimientos, no despertaría necesariamente el interés
médico.

Masaje, ¿dónde? El lugar donde actúa el masaje es, por una parte, la cubierta corporal, y por otra,
la musculatura. Así, no se someten a masaje, en general, las partes blandas, entre las que también se
cuentan las visceras abdominales, sino la cubierta corporal, es decir, la piel, el tejido conectivo sub-
cutáneo y los músculos, pero no las articulaciones.

Masaje, ¿con qué? El masaje se lleva a cabo con las manos; es, en el más puro sentido de la pa-
labra, un tratamiento manual. Estrictamente, todos los procedimientos llamados masaje, pero en los
que el cuerpo no se trata con la mano, sino con un aparato, no son verdaderamente masaje. El masaje
de aspiración emplea una ventosa; el masaje de vibración, un vibrador; el masaje subacuático, un
chorro de agua. Ni el mejor aparato puede sustituir a la mano que palpa. Sólo la mano experimenta-
da puede detectar las alteraciones tisulares en la zona a tratar, palparlas, y diferenciarlas simultánea-
mente en cuanto a tipo (gelosis, contractura) y localización (tejido conectivo, musculatura). Estos ha-
llazgos palpatorios son imprescindibles para el efecto óptimo del masaje, ya que según ellos se rigen
por el tipo y fuerza de las técnicas empleadas.

Masaje, ¿cómo? El masaje consiste en ejercer con las manos una influencia mecánica sobre el cuer-
po mediante técnicas determinadas. El propósito de este libro es precisamente el transmitir dichas técni-
cas mediante la palabra y la imagen. Las técnicas difíciles para el principiante deben «encarrilarse» medi-
ante ensayos y ejercicios concienzudos. Sin embargo, es imprescindible la observación de la práctica del

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TÉCNICAS DEL MASAJE

TEORÍA GENERAL DEL MASAJE

INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO DEL MASAJE

Textualmente, la voz masaje significa amasar. Y amasar es ese bien conocido movimiento con el
cual se trabaja, por ejemplo, la masa de un pastel. Este movimiento consiste en comprimir y hacer
pasar a través de la mano, que se cierra para formar un puño, una masa firme y deformable. Con este
mismo movimiento característico se trabaja también la musculatura; ahora bien, al ser la musculatura
elástica, es decir, que recupera su configuración original una vez que ha cesado la aplicación de la
fuerza deformante, amasar este material requiere una gran habilidad manual.

El concepto original de masaje = amasar ha experimentado, en el curso de la evolución de esta téc-


nica hasta un sistema terapéutico, una ampliación, gracias a la introducción de otras maniobras. El
acariciar la piel, el desplazarla sobre los tejidos subyacentes, y al comprimir porciones tisulares conc-
retas, se designan también, en la actualidad, con el nombre de masaje.

A fin de caracterizar el masaje, es preciso responder a tres preguntas: masaje, ¿para qué?; masaje,
¿dónde?; masaje, ¿con qué y cómo?

Masaje, ¿para qué? El masaje se aplica para fines terapéuticos. Si el masaje no sirviera para la
curación de enfermedades, o para influir sobre padecimientos, no despertaría necesariamente el interés
médico.

Masaje, ¿dónde? El lugar donde actúa el masaje es, por una parte, la cubierta corporal, y por otra,
la musculatura. Así, no se someten a masaje, en general, las partes blandas, entre las que también se
cuentan las visceras abdominales, sino la cubierta corporal, es decir, la piel, el tejido conectivo sub-
cutáneo y los músculos, pero no las articulaciones.

Masaje, ¿con qué? El masaje se lleva a cabo con las manos; es, en el más puro sentido de la pa-
labra, un tratamiento manual. Estrictamente, todos los procedimientos llamados masaje, pero en los
que el cuerpo no se trata con la mano, sino con un aparato, no son verdaderamente masaje. El masaje
de aspiración emplea una ventosa; el masaje de vibración, un vibrador; el masaje subacuático, un
chorro de agua. Ni el mejor aparato puede sustituir a la mano que palpa. Sólo la mano experimenta-
da puede detectar las alteraciones tisulares en la zona a tratar, palparlas, y diferenciarlas simultánea-
mente en cuanto a tipo (gelosis, contractura) y localización (tejido conectivo, musculatura). Estos ha-
llazgos palpatorios son imprescindibles para el efecto óptimo del masaje, ya que según ellos se rigen
por el tipo y fuerza de las técnicas empleadas.

Masaje, ¿cómo? El masaje consiste en ejercer con las manos una influencia mecánica sobre el cuer-
po mediante técnicas determinadas. El propósito de este libro es precisamente el transmitir dichas técni-
cas mediante la palabra y la imagen. Las técnicas difíciles para el principiante deben «encarrilarse» medi-
ante ensayos y ejercicios concienzudos. Sin embargo, es imprescindible la observación de la práctica del

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

masaje y la dirección de la propia actividad por parte de un masajista experimentado: el masaje no se del movimiento. Según la situación de la porción a tratar, es a veces necesario realizar el masaje con la
aprende en los libros, sino de la mano del maestro a la mano del discípulo. Ahora bien, sólo el mano derecha, y en otros casos con la mano izquierda. La fuerza con la que se aplican las técnicas
conocimiento de los efectos y de las áreas de aplicación del masaje hará del técnico un maestro. depende de las características del tejido y de la sensibilidad de la porción patológicamente alterada que
se desea tratar. El masajista debe buscar siempre la aproximación al umbral de sensibilidad de cada
Para poder captar la esencia del masaje es necesario conocer sus efectos. Pero el conocimiento de paciente y evitar, especialmente en el caso de zonas operadas o inmovilizadas durante largo tiempo, la
estos efectos está ligado a bases fisiológicas más amplias. Los tres planteamientos de «punto de acción» aplicación de una presión excesiva. De una sesión a otra del tratamiento se toleran así masajes cada vez
(¿qué estructuras anatómicas recogen el estímulo?), «modo de acción» (¿qué procesos fisiológicos desen- más enérgicos.
cadena el estímulo?) y «resultado», es decir, el efecto con el que concluye la acción, están indisoluble- Es necesario mencionar aquí que para el ejercicio del masaje es condición previa imprescindible el
mente unidos. Es necesario tener en cuenta estos planteamientos, aunque el estado actual del conocimiento exacto del aparato locomotor, es decir, de la anatomía de los músculos, de sus funciones,
conocimiento no pueda suministrar una respuesta completa. Sólo con estos conocimientos es posible dar de la mecánica de las articulaciones y de la fisiología del movimiento. En el marco del presente libro es
una base científica a la aplicación terapéutica del masaje. imposible tratar la anatomía.
Una vez caracterizado el masaje, podemos pasar a definirlo. A continuación se describen y se explican en series de fotografías las diversas técnicas manuales del
«El masaje es la aplicación de una influencia mecánica efectuada con la mano sobre la cubierta cor- masaje. Las fotografías se han tomado de una película cinematográfica realizada con una cámara espe-
poral y la musculatura, empleada con fines terapéuticos y que alcanza efectos objetivos.» cial destinada a tomas seriadas, con el fin específico de ilustrar el presente libro. En función de la necesi-
Nuestro tema es el masaje clásico, término que empleamos en la actualidad para diferenciar esta téc- dad y de la posibilidad, las diversas fases se han ilustrado desde dos puntos de vista, es decir, según la
nica de las formas especiales de masaje desarrolladas en las últimas décadas. Entre éstas se cuentan: perspectiva del masajista, en la que se aprecia habitualmente el lado del pulgar de las manos que actúan,
y desde el lado del observador, que ve por lo general el lado de los dedos largos. Las fotografías repre-
1. El «masaje de zonas reflejas en el tejido conectivo», o más brevemente «masaje del tejido conec- sentan siempre el masaje de la mitad derecha del cuerpo. Al plantearse el masaje de la mitad izquierda
tivo», de Dicke-Leube.1 debe intercambiarse la función de las manos que actúan.
2. El «masaje perióstico», de Vogler.2
3. El «masaje segmentario», de Gläser y Dalicho.3
4. Otras técnicas de masaje por fricción. Acariciamiento (effleurage)

Mientras que el masaje clásico se aplica en alteraciones del aparato locomotor, o en alteraciones que Esta técnica emplea movimientos de gran superficie, que, como su nombre indica, son «acariciantes».
se manifiestan sobre el aparato locomotor, las formas especializadas de masaje sirven principalmente para El movimiento se realiza siempre de la periferia hacia el centro, esto es, siguiendo el curso del retorno
influir sobre los órganos internos por vía nerviosa refleja a través del segmento correspondiente. venoso y linfático hacia el corazón. La aplicación abarca por lo general sólo zonas cutáneas que corres-
ponden a la extensión de determinados grupos musculares. El movimiento se conduce según las direc-
ciones de las fibras del músculo subyacente, desde su inserción lejana hasta su inserción próxima al
corazón. La mano no debe adherirse a la superficie del cuerpo, sino deslizarse sobre ella leve, suave y
TÉCNICAS DEL MASAJE CLÁSICO rítmicamente. El movimiento se iniciará siempre sobre una zona sana, pasará por sobre la zona enferma,
y concluirá en zona nuevamente sana; la presión deberá iniciarse y concluirse con suavidad, y mante-
Para el masaje clásico utilizamos cuatro técnicas manuales concretas, que se diferencian entre sí por nerse constante sobre la zona enferma.
la forma del movimiento, la dirección del movimiento y el efecto: La técnica del acariciamiento depende de la extensión de la zona a tratar.
En músculos o grupos musculares cortos y voluminosos, por ejemplo en el brazo, empleamos el acari-
1. Acariciamiento (effleurage). ciamiento con una sola mano. La mano, en posición media de flexo-extensión, se mantiene en la muñe-
2. Amasamiento (pétrissage). ca en ligera desviación cubital (hacia el dedo meñique); el pulgar se encuentra en posición diametralmente
3. Fricción. opuesta, encontrándose a igual altura que el índice. Los cuatro dedos largos se apoyan firmemente unos
4. Masaje de las fascias subcutáneas. en otros, con las articulaciones metacarpofalángicas casi totalmente extendidas y las interfalángicas ligera-
mente flexionadas. En esta posición, la mano se asemeja a una tenaza semiabierta. El masaje se realiza
La puesta en práctica de todas las técnicas manuales debe ensayarse y practicarse desde un principio manteniendo la mano en esta actitud, con toda la superficie palmar de la misma, que se apoya y adapta
con ambas manos, ya que en caso contrario no se conseguirá nunca el necesario flujo homogéneo sobre la región corporal a tratar. Se aplicará con toda la mano una presión que se incrementa al avanzar
la mano, para volver a disminuir al final de su recorrido. Es importante que la presión no sólo se

1. Teirich-Leube: Grundriss der Bindegewebsmassage. Gustav Fischer Verlag, Stuttgart, 1960.


2. Vogler, P.: Periostbehandlung. Thieme Verlag, Leipzig, 1955.
3. Gläser-Dalicho: Segmentmassage. Thieme Verlag, Leipzig, 1955.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

masaje y la dirección de la propia actividad por parte de un masajista experimentado: el masaje no se del movimiento. Según la situación de la porción a tratar, es a veces necesario realizar el masaje con la
aprende en los libros, sino de la mano del maestro a la mano del discípulo. Ahora bien, sólo el mano derecha, y en otros casos con la mano izquierda. La fuerza con la que se aplican las técnicas
conocimiento de los efectos y de las áreas de aplicación del masaje hará del técnico un maestro. depende de las características del tejido y de la sensibilidad de la porción patológicamente alterada que
se desea tratar. El masajista debe buscar siempre la aproximación al umbral de sensibilidad de cada
Para poder captar la esencia del masaje es necesario conocer sus efectos. Pero el conocimiento de paciente y evitar, especialmente en el caso de zonas operadas o inmovilizadas durante largo tiempo, la
estos efectos está ligado a bases fisiológicas más amplias. Los tres planteamientos de «punto de acción» aplicación de una presión excesiva. De una sesión a otra del tratamiento se toleran así masajes cada vez
(¿qué estructuras anatómicas recogen el estímulo?), «modo de acción» (¿qué procesos fisiológicos desen- más enérgicos.
cadena el estímulo?) y «resultado», es decir, el efecto con el que concluye la acción, están indisoluble- Es necesario mencionar aquí que para el ejercicio del masaje es condición previa imprescindible el
mente unidos. Es necesario tener en cuenta estos planteamientos, aunque el estado actual del conocimiento exacto del aparato locomotor, es decir, de la anatomía de los músculos, de sus funciones,
conocimiento no pueda suministrar una respuesta completa. Sólo con estos conocimientos es posible dar de la mecánica de las articulaciones y de la fisiología del movimiento. En el marco del presente libro es
una base científica a la aplicación terapéutica del masaje. imposible tratar la anatomía.
Una vez caracterizado el masaje, podemos pasar a definirlo. A continuación se describen y se explican en series de fotografías las diversas técnicas manuales del
«El masaje es la aplicación de una influencia mecánica efectuada con la mano sobre la cubierta cor- masaje. Las fotografías se han tomado de una película cinematográfica realizada con una cámara espe-
poral y la musculatura, empleada con fines terapéuticos y que alcanza efectos objetivos.» cial destinada a tomas seriadas, con el fin específico de ilustrar el presente libro. En función de la necesi-
Nuestro tema es el masaje clásico, término que empleamos en la actualidad para diferenciar esta téc- dad y de la posibilidad, las diversas fases se han ilustrado desde dos puntos de vista, es decir, según la
nica de las formas especiales de masaje desarrolladas en las últimas décadas. Entre éstas se cuentan: perspectiva del masajista, en la que se aprecia habitualmente el lado del pulgar de las manos que actúan,
y desde el lado del observador, que ve por lo general el lado de los dedos largos. Las fotografías repre-
1. El «masaje de zonas reflejas en el tejido conectivo», o más brevemente «masaje del tejido conec- sentan siempre el masaje de la mitad derecha del cuerpo. Al plantearse el masaje de la mitad izquierda
tivo», de Dicke-Leube.1 debe intercambiarse la función de las manos que actúan.
2. El «masaje perióstico», de Vogler.2
3. El «masaje segmentario», de Gläser y Dalicho.3
4. Otras técnicas de masaje por fricción. Acariciamiento (effleurage)

Mientras que el masaje clásico se aplica en alteraciones del aparato locomotor, o en alteraciones que Esta técnica emplea movimientos de gran superficie, que, como su nombre indica, son «acariciantes».
se manifiestan sobre el aparato locomotor, las formas especializadas de masaje sirven principalmente para El movimiento se realiza siempre de la periferia hacia el centro, esto es, siguiendo el curso del retorno
influir sobre los órganos internos por vía nerviosa refleja a través del segmento correspondiente. venoso y linfático hacia el corazón. La aplicación abarca por lo general sólo zonas cutáneas que corres-
ponden a la extensión de determinados grupos musculares. El movimiento se conduce según las direc-
ciones de las fibras del músculo subyacente, desde su inserción lejana hasta su inserción próxima al
corazón. La mano no debe adherirse a la superficie del cuerpo, sino deslizarse sobre ella leve, suave y
TÉCNICAS DEL MASAJE CLÁSICO rítmicamente. El movimiento se iniciará siempre sobre una zona sana, pasará por sobre la zona enferma,
y concluirá en zona nuevamente sana; la presión deberá iniciarse y concluirse con suavidad, y mante-
Para el masaje clásico utilizamos cuatro técnicas manuales concretas, que se diferencian entre sí por nerse constante sobre la zona enferma.
la forma del movimiento, la dirección del movimiento y el efecto: La técnica del acariciamiento depende de la extensión de la zona a tratar.
En músculos o grupos musculares cortos y voluminosos, por ejemplo en el brazo, empleamos el acari-
1. Acariciamiento (effleurage). ciamiento con una sola mano. La mano, en posición media de flexo-extensión, se mantiene en la muñe-
2. Amasamiento (pétrissage). ca en ligera desviación cubital (hacia el dedo meñique); el pulgar se encuentra en posición diametralmente
3. Fricción. opuesta, encontrándose a igual altura que el índice. Los cuatro dedos largos se apoyan firmemente unos
4. Masaje de las fascias subcutáneas. en otros, con las articulaciones metacarpofalángicas casi totalmente extendidas y las interfalángicas ligera-
mente flexionadas. En esta posición, la mano se asemeja a una tenaza semiabierta. El masaje se realiza
La puesta en práctica de todas las técnicas manuales debe ensayarse y practicarse desde un principio manteniendo la mano en esta actitud, con toda la superficie palmar de la misma, que se apoya y adapta
con ambas manos, ya que en caso contrario no se conseguirá nunca el necesario flujo homogéneo sobre la región corporal a tratar. Se aplicará con toda la mano una presión que se incrementa al avanzar
la mano, para volver a disminuir al final de su recorrido. Es importante que la presión no sólo se

1. Teirich-Leube: Grundriss der Bindegewebsmassage. Gustav Fischer Verlag, Stuttgart, 1960.


2. Vogler, P.: Periostbehandlung. Thieme Verlag, Leipzig, 1955.
3. Gläser-Dalicho: Segmentmassage. Thieme Verlag, Leipzig, 1955.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

aplique de arriba hacia abajo, es decir, perpendicularmente a la zona a tratar, sino que los dedos que se
apoyan sobre la zona, perpendicularmente al trayecto de las fibras musculares, abarquen la zona tratada
como un anillo y la compriman suavemente. En esta técnica de masaje toman parte la palma de la mano
y las caras palmares del pulgar y de los otros dedos, especialmente sus dos falanges proximales. Las
falanges terminales se utilizan para la compresión sólo cuando el grupo muscular a tratar (por ejemplo
el cuadríceps) tiene un perímetro tan grande que las falanges terminales se encuentran aún sobre él.
Las figuras 1 a 6 muestran, en una serie de fotografías, el curso del acariciamiento con una sola mano
de la musculatura del antebrazo derecho. El paciente está sentado, y su codo derecho se apoya sobre el
brazo del sillón. El masajista fija el brazo sujetando la mano derecha del paciente con su propia mano
izquierda. La mano derecha activa del masajista se aplica distalmente, en la posición de tenaza descri-
ta, sobre el grupo extensor, y pasa sobre él ejerciendo una presión que aumenta y disminuye. La presión
principal se ejerce siempre en el espacio en forma de V delimitado por el pulgar, la eminencia tenar, la
eminencia hipotenar y el meñique.
Se ilustra también, en dos series de fotografías, el acariciamiento con una sola mano en el muslo, en
el área del cuadríceps. La columna de fotografías de las figuras 7 a 10 reproduce las imágenes según son
vistas por el observador, mientras que la columna de las figuras 11 a 14 muestra la visión del masajista.
Las fotografías situadas una junto a otra representan la misma fase del masaje.

Figuras 7 a 10 Figuras 11 a 14
Serie de acariciamiento con Serie de acariciamiento con
una sola mano; tratamiento una sola mano; tratamiento
del cuadríceps, visto según el del cuadríceps, visto según el
observador. masajista.

Figuras 1 a 6
Serie de acariciamiento con
una sola mano; tratamiento
del antebrazo, visto según el
observador.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje del pecho dos manos. En el movimiento de vuelta, los círculos son
menores y el ritmo de movimiento más rápido. El acaricia-
El masaje de los músculos dorsales torácicos, del pec- miento se inicia justo por encima de la sínfisis y avanza en
toral mayor y del serrato mayor se ha discutido ya al tratar sentido horario por la superficie del abdomen, siguiendo
el masaje de otras regiones corporales. Los músculos inter- por tanto el trayecto del intestino grueso. Hay que prestar
costales son los que mueven la propia caja torácica atención a que en el acariciamiento del abdomen el pulgar
durante la respiración. Para su masaje, el paciente se colo- se apoye contra el índice, y no, como en el masaje de las
ca en decúbito supino. El masajista se coloca en pie en el extremidades, ocupe una posición separada. Una vez ven-
lado opuesto a la zona a tratar, coloca los dedos segundo cida con este acariciamiento la contracción refleja defensi-
a quinto, ligeramente separados, junto al esternón y cada va de las cubiertas abdominales, puede empezar el masaje
uno en un espacio intercostal, y realiza con ellos un acari- de la musculatura abdominal. La totalidad de la pared
ciamiento hacia el costado. El movimiento termina donde abdominal se trata con pases paralelos de acariciamiento:
queda obstaculizado por los músculos dorsales superfi- las manos, colocadas paralelas una a otra, se desplazan
ciales. Cada nuevo pase se inicia una vez más junto al transversalmente sobre el abdomen, una al lado de otra y
esternón, pero un espacio intercostal más abajo, repitién- en sentidos inversos, ascendiendo desde la sínfisis hasta el
dose la operación hasta haber tratado todos los espacios reborde costal. Las figuras 270 a 273 muestran esta manio-
intercostales. Seguidamente se continúa el tratamiento con bra. De este modo se abarcan todos los músculos abdomi-
fricciones en forma de pequeños movimientos circulares nales, y especialmente los músculos planos, que en otros
del índice, con desplazamiento de la piel, que progresan casos escapan al masaje: el transverso, el oblicuo mayor y
también desde el borde esternal hacia los lados. el oblicuo menor.
El músculo recto anterior del abdomen es fácilmente
accesible al amasamiento, en contraste con los ya citados.
Masaje del abdomen Empleamos una modalidad de amasamiento con las puntas
de los dedos, en la que toman parte todos los dedos. Las
El masaje del abdomen influye sobre la musculatura de manos deben apoyarse, sin embargo, en plano sobre el
la pared abdominal y estimula nervios del área esplácnica, abdomen, si se desea abarcar sólo el recto anterior. Si se
por lo que puede modificar el tono intestinal. Por esta colocan demasiado verticalmente, se tratará también el
razón, el masaje abdominal debe realizarse con especial intestino delgado con el masaje.
cuidado. Nunca se efectuará después de las comidas, y es El masaje debe avanzar desde la inserción del músculo
necesario que se proceda antes del masaje al vaciamiento en el pubis hacia arriba, hasta el esternón. En sujetos mus-
del intestino y especialmente de la vejiga. culosos se puede tratar por separado la mitad derecha y la
Para el masaje del abdomen, el paciente se encuentra mitad izquierda del músculo. Las figuras 274 a 277 ilustran
en decúbito supino sobre la camilla, con la cabecera li- el amasamiento con las puntas de los dedos del recto ante-
geramente elevada y las caderas y rodillas en semiflexión. rior del abdomen.
Figuras 274 a 277
Figuras 270 a 273 El masajista se coloca esencialmente al lado derecho del Una vez tratada de esta manera la pared abdominal, se
Amasamiento con las puntas
Acariciamiento en paralelo de paciente. El masaje abdominal debe planearse con cuida- pueden aplicar, si es necesario, técnicas de masaje que
de los dedos del recto anterior
los músculos del abdomen. do, y concretamente en la secuencia «cubiertas abdomi- del abdomen. surten efecto sobre el tono intestinal.
nales —musculatura abdominal».
Primeramente, es necesario preparar en cierto modo las
cubiertas abdominales para las manipulaciones que
seguirán. En todo paciente que se somete a masaje por
primera vez, la cubierta abdominal se contrae de tal ma-
nera al simple tacto, que resulta luego imposible penetrar
a la profundidad. Esta tensión se resuelve del mejor modo
por medio de acariciamiento circular. Las dos manos,
apoyadas en plano sobre la piel, describen círculos
pequeños que se aproximan, la izquierda en sentido
horario y la derecha en antihorario. Es el mismo movimien-
to descrito en la sección técnica como acariciamiento a

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

En los músculos grandes y voluminosos, por ejemplo en el muslo, la técnica se aplica en la modali-
dad de acariciamiento a dos manos. La actitud de la mano es análoga a la descrita para la modalidad con
una sola mano, pero la posición en tenaza la adoptan las dos manos. La situación de las manos se apre-
cia en las figuras 15 (vista por el observador) y 21 (vista por el masajista). En el curso del movimiento del
acariciamiento a dos manos, una de ellas —en este caso la derecha— se empuja hacia adelante como
en la modalidad de una sola mano, con la presión principal en la línea pulgar-eminencia tenar-eminen-
cia hipotenar-meñique, mientras que la otra, que se mueve por delante de ella, y que en el caso presente
es la izquierda, se desplaza hacia atrás ejerciendo la presión principal en la línea pulgar-índice. Al llegar
al final de la zona tratada, las manos cambian su sentido de movimiento; la que se desplazaba hacia ade-
lante lo hace hacia atrás, y la que lo hacía hacia atrás se mueve ahora hacia adelante, volviendo a la
posición de partida mientras mantienen un leve contacto entre la piel de la zona tratada y las caras pal-
mares de los dedos. De esta manera el acariciamiento se hace más fluido y agradable que cuando al final
de cada movimiento se levantan las manos para volver al punto de partida. Gracias al cambio de direc-
ción del movimiento, éstas describen sobre la zona tratada dos óvalos alargados.
El decurso de los movimientos descritos se ilustra en las series de figuras 15 a 20 (visión del obser-
vador) y 21 a 26 (visión del masajista); las figuras que quedan a un mismo nivel corresponden siempre a
la misma fase.
Fase de avance centrípeto: figuras 15, 16 y 21, 22.
Fin de la fase de avance: figuras 17 y 23.
Cambio de posición relativa de las manos: figuras 18 y 24.
Vuelta a la posición de partida, en contacto leve con la piel: figuras 19 y 25.
Cambio de posición relativa de las manos, para volver a la posición inicial de la fase de avance: fi-
guras 20 y 26.
El acariciamiento a dos manos puede realizarse también, sobre grupos musculares grandes, en la
forma de acariciamiento mano sobre mano. En esta modalidad una de las manos recorre la zona a tratar
hacia adelante, como en la modalidad con una sola mano, y se levanta al terminar su recorrido, momen-
to en que la otra mano comienza su recorrido desplazándose hacia atrás en igual dirección. De esta ma-
nera las manos se intercambian continuamente, y siempre hay una mano en contacto con el cuerpo; esto
hace que la técnica se perciba como fluida y agradable.

Figuras 15 a 20 Figuras 21 a 26
Serie de acariciamiento a dos Serie de acariciamiento a dos manos;
manos; tratamiento del cua- tratamiento del cuadríceps, visto según
dríceps, visto según el el masajista.
observador.

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En los músculos grandes y voluminosos, por ejemplo en el muslo, la técnica se aplica en la modali-
dad de acariciamiento a dos manos. La actitud de la mano es análoga a la descrita para la modalidad con
una sola mano, pero la posición en tenaza la adoptan las dos manos. La situación de las manos se apre-
cia en las figuras 15 (vista por el observador) y 21 (vista por el masajista). En el curso del movimiento del
acariciamiento a dos manos, una de ellas —en este caso la derecha— se empuja hacia adelante como
en la modalidad de una sola mano, con la presión principal en la línea pulgar-eminencia tenar-eminen-
cia hipotenar-meñique, mientras que la otra, que se mueve por delante de ella, y que en el caso presente
es la izquierda, se desplaza hacia atrás ejerciendo la presión principal en la línea pulgar-índice. Al llegar
al final de la zona tratada, las manos cambian su sentido de movimiento; la que se desplazaba hacia ade-
lante lo hace hacia atrás, y la que lo hacía hacia atrás se mueve ahora hacia adelante, volviendo a la
posición de partida mientras mantienen un leve contacto entre la piel de la zona tratada y las caras pal-
mares de los dedos. De esta manera el acariciamiento se hace más fluido y agradable que cuando al final
de cada movimiento se levantan las manos para volver al punto de partida. Gracias al cambio de direc-
ción del movimiento, éstas describen sobre la zona tratada dos óvalos alargados.
El decurso de los movimientos descritos se ilustra en las series de figuras 15 a 20 (visión del obser-
vador) y 21 a 26 (visión del masajista); las figuras que quedan a un mismo nivel corresponden siempre a
la misma fase.
Fase de avance centrípeto: figuras 15, 16 y 21, 22.
Fin de la fase de avance: figuras 17 y 23.
Cambio de posición relativa de las manos: figuras 18 y 24.
Vuelta a la posición de partida, en contacto leve con la piel: figuras 19 y 25.
Cambio de posición relativa de las manos, para volver a la posición inicial de la fase de avance: fi-
guras 20 y 26.
El acariciamiento a dos manos puede realizarse también, sobre grupos musculares grandes, en la
forma de acariciamiento mano sobre mano. En esta modalidad una de las manos recorre la zona a tratar
hacia adelante, como en la modalidad con una sola mano, y se levanta al terminar su recorrido, momen-
to en que la otra mano comienza su recorrido desplazándose hacia atrás en igual dirección. De esta ma-
nera las manos se intercambian continuamente, y siempre hay una mano en contacto con el cuerpo; esto
hace que la técnica se perciba como fluida y agradable.

Figuras 15 a 20 Figuras 21 a 26
Serie de acariciamiento a dos Serie de acariciamiento a dos manos;
manos; tratamiento del cua- tratamiento del cuadríceps, visto según
dríceps, visto según el el masajista.
observador.

214 13
215
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Las series de figuras 27 a 31 y 32 a 36 muestran el curso completo de los movimientos en el acari-


ciamiento mano sobre mano; las fases ilustradas según la visión del observador y la del masajista se cor-
responden entre sí.
Fase de avance de la mano derecha: figuras 27 a 29 y 32 a 34.
Fin de la fase de avance de la mano derecha, y comienzo de la de la mano izquierda: figuras 29 y 34.
Fase de avance de la mano izquierda: figuras 29 a 31 y 34 a 36.
Se aprecia claramente que la mano izquierda vuelve a su posición de partida durante la fase de
avance de la mano derecha, y que ésta lo hace durante la fase de avance de la mano izquierda.
En los músculos planos o recubiertos por fascias, por ejemplo los de la espalda, que no se pueden
abarcar con la superficie palmar de la mano en la posición descrita, se aplica el acariciamiento con los
nudillos. Esta técnica se realiza con el dorso de la mano, es decir, con la cara de extensión de los dedos.
Para esto se dispone la mano en flexión máxima en la muñeca y las articulaciones metacarpofalángicas,
pero con las articulaciones interfalángicas extendidas y los dedos apoyados unos en otros. Con la mano
en esta posición, las superficies dorsales de los dedos se desplazan en la dirección del trayecto de las
fibras musculares. Al llegar al final de la zona a tratar, se extienden las articulaciones metacarpofalángi-
cas y la muñeca pasa a flexión dorsal, con lo que toda la cara palmar de mano y dedos hace contacto
con la piel. En esta posición, y manteniendo un leve contacto con la piel, la mano vuelve al punto de
partida. Esta modalidad de acariciamiento con los nudillos se efectúa según sea necesario con una o con
ambas manos, como se discutirá más adelante al tratar el masaje de las regiones corporales.

Figuras 27 a 31 Figuras 32 a 36
Serie de acariciamiento a dos Serie de acariciamiento a dos
manos; tratamiento del cua- manos; tratamiento del cua-
dríceps con la técnica «mano dríceps con la técnica «mano
sobre mano», visto según el sobre mano», visto según el
observador. masajista.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Las series de figuras 27 a 31 y 32 a 36 muestran el curso completo de los movimientos en el acari-


ciamiento mano sobre mano; las fases ilustradas según la visión del observador y la del masajista se cor-
responden entre sí.
Fase de avance de la mano derecha: figuras 27 a 29 y 32 a 34.
Fin de la fase de avance de la mano derecha, y comienzo de la de la mano izquierda: figuras 29 y 34.
Fase de avance de la mano izquierda: figuras 29 a 31 y 34 a 36.
Se aprecia claramente que la mano izquierda vuelve a su posición de partida durante la fase de
avance de la mano derecha, y que ésta lo hace durante la fase de avance de la mano izquierda.
En los músculos planos o recubiertos por fascias, por ejemplo los de la espalda, que no se pueden
abarcar con la superficie palmar de la mano en la posición descrita, se aplica el acariciamiento con los
nudillos. Esta técnica se realiza con el dorso de la mano, es decir, con la cara de extensión de los dedos.
Para esto se dispone la mano en flexión máxima en la muñeca y las articulaciones metacarpofalángicas,
pero con las articulaciones interfalángicas extendidas y los dedos apoyados unos en otros. Con la mano
en esta posición, las superficies dorsales de los dedos se desplazan en la dirección del trayecto de las
fibras musculares. Al llegar al final de la zona a tratar, se extienden las articulaciones metacarpofalángi-
cas y la muñeca pasa a flexión dorsal, con lo que toda la cara palmar de mano y dedos hace contacto
con la piel. En esta posición, y manteniendo un leve contacto con la piel, la mano vuelve al punto de
partida. Esta modalidad de acariciamiento con los nudillos se efectúa según sea necesario con una o con
ambas manos, como se discutirá más adelante al tratar el masaje de las regiones corporales.

Figuras 27 a 31 Figuras 32 a 36
Serie de acariciamiento a dos Serie de acariciamiento a dos
manos; tratamiento del cua- manos; tratamiento del cua-
dríceps con la técnica «mano dríceps con la técnica «mano
sobre mano», visto según el sobre mano», visto según el
observador. masajista.

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217
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Las series de figuras 37 a 42 y 43 a 48 muestran el curso de los movimientos en el acariciamiento con


los nudillos. Para una mejor visualización de la extensión de la mano al concluir la fase de avance se han
elegido los ángulos de visión oblicuo desde delante (observador) y lateral (masajista).
En zonas corporales limitadas, como por ejemplo en los dedos, en el pie y en la cabeza, la técnica
se realiza con las yemas de los dedos o del pulgar, o con la cara palmar del pulgar o la eminencia tenar.
Discutiremos este tipo de acariciamiento digital al tratar el masaje de la mano y del pie.

Amasamiento (pétrissage)

El amasamiento representa una técnica de alcance más profundo y efectos más intensos que el acari-
ciamiento, que se emplea para influir sobre la musculatura. La forma de los movimientos en el
amasamiento comprende distensiones, torsiones y presiones ejercidas oblicuamente o en ángulo recto
respecto al trayecto de las fibras musculares, y que abarcan músculos aislados o grupos musculares. La
dirección del movimiento es desde la inserción distal hacia la proximal, siguiendo el curso de las fibras
musculares hacia el corazón.
La técnica del amasamiento se rige según la forma, tamaño y situación de los músculos.
Los músculos o grupos musculares pequeños y largos se tratan con el amasamiento con una sola
mano. La mano se apiica a la zona, como en el caso del acariciamiento, con una sola mano; mediante
un ligero cierre de la tenaza señalada se comprime ligeramente el grupo muscular dentro del hueco de
la mano. A partir de esta posición se inicia el amasamiento o «pétrissage», a base de fases de presión rít-
micamente alternantes de las eminencias tenar e hipotenar. La torsión (extensión) de las fibras muscu-
lares se realiza entre el pulgar y los demás dedos. (Ver figuras 49 a 54.)

Figuras 37 a 42 Figuras 43 a 48 Figuras 49 a 54


Serie de acariciamiento con Serie de acariciamiento con Serie de amasamiento con una
los nudillos; tratamiento de la los nudillos; tratamiento de la sola mano; tratamiento de los
espalda, visto desde delante. espalda, visto desde un lado. extensores del antebrazo, visto
según el observador. Obsérvense
las fases de presión de la emi-
nencia tenar, en las figuras 50 y
56, 54 y 60.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Las series de figuras 37 a 42 y 43 a 48 muestran el curso de los movimientos en el acariciamiento con


los nudillos. Para una mejor visualización de la extensión de la mano al concluir la fase de avance se han
elegido los ángulos de visión oblicuo desde delante (observador) y lateral (masajista).
En zonas corporales limitadas, como por ejemplo en los dedos, en el pie y en la cabeza, la técnica
se realiza con las yemas de los dedos o del pulgar, o con la cara palmar del pulgar o la eminencia tenar.
Discutiremos este tipo de acariciamiento digital al tratar el masaje de la mano y del pie.

Amasamiento (pétrissage)

El amasamiento representa una técnica de alcance más profundo y efectos más intensos que el acari-
ciamiento, que se emplea para influir sobre la musculatura. La forma de los movimientos en el
amasamiento comprende distensiones, torsiones y presiones ejercidas oblicuamente o en ángulo recto
respecto al trayecto de las fibras musculares, y que abarcan músculos aislados o grupos musculares. La
dirección del movimiento es desde la inserción distal hacia la proximal, siguiendo el curso de las fibras
musculares hacia el corazón.
La técnica del amasamiento se rige según la forma, tamaño y situación de los músculos.
Los músculos o grupos musculares pequeños y largos se tratan con el amasamiento con una sola
mano. La mano se apiica a la zona, como en el caso del acariciamiento, con una sola mano; mediante
un ligero cierre de la tenaza señalada se comprime ligeramente el grupo muscular dentro del hueco de
la mano. A partir de esta posición se inicia el amasamiento o «pétrissage», a base de fases de presión rít-
micamente alternantes de las eminencias tenar e hipotenar. La torsión (extensión) de las fibras muscu-
lares se realiza entre el pulgar y los demás dedos. (Ver figuras 49 a 54.)

Figuras 37 a 42 Figuras 43 a 48 Figuras 49 a 54


Serie de acariciamiento con Serie de acariciamiento con Serie de amasamiento con una
los nudillos; tratamiento de la los nudillos; tratamiento de la sola mano; tratamiento de los
espalda, visto desde delante. espalda, visto desde un lado. extensores del antebrazo, visto
según el observador. Obsérvense
las fases de presión de la emi-
nencia tenar, en las figuras 50 y
56, 54 y 60.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

La mano, en ligera flexión dorsal en la muñeca, describe en las fases de presión alternantes un
movimiento pendular transverso al trayecto de las fibras musculares. Al ejercer presión con la eminencia
tenar, la mano pasa a desviación radial y pronación leve, con las articulaciones metacarpofalángicas fle-
xionadas, aumentando así la bóveda palmar.
Al ejercer presión con la eminencia hipotenar, la mano pasa a desviación cubital y supinación ligeras,
con las articulaciones metacarpofalángicas casi extendidas, aplanándose la bóveda palmar.
Con la variación de la bóveda palmar, durante la presión más enérgica de la eminencia tenar el lado
cubital de la mano se desplaza ligeramente hacia adelante («fase de presión»), mientras que con la menor
presión de la eminencia hipotenar se aprecia un desplazamiento hacia adelante mucho mayor del lado
radial de la mano («fase de frotación»). (Ver figuras 55 a 59.)
Para llevar a cabo correctamente el amasamiento con una sola mano, es importante que los dedos
estén siempre apoyados unos en otros, sin describir movimientos circulares sobre la piel. La palma de la
mano debe estar siempre en contacto con el grupo muscular abarcado, y las yemas del pulgar y de los
dedos no abandonarán nunca sus bordes. El brazo de la mano activa está flexionado en el codo casi en
ángulo recto, y el avance de la mano se realiza en la articulación del hombro.
En músculos grandes y voluminosos se emplea el amasamiento a dos manos. Las manos se disponen
paralelas entre sí sobre el músculo, como para el acariciamiento a dos manos, es decir, con los dedos en
ángulo recto al curso de las fibras musculares. El músculo, comprimido, penetra en las bóvedas formadas
por ambas palmas. El amasamiento se realiza desde esta posición, mediante alternación rítmica de las
fases de presión tenar e hipotenar, como en el amasamiento con una sola mano, pero en este caso las
manos se hacen mutuamente resistencia de apoyo. Mientras una mano atrae la masa muscular con la
eminencia hipotenar, la otra oprime en contra con la eminencia tenar. Se produce de esta manera una
torsión característica en «s» de la masa muscular elevada, que nunca debe escaparse de las manos.
Para llevar a cabo correctamente el amasamiento a dos manos es importante que la mano delantera,
que se mueve «hacia atrás», no sea empujada hacia adelante como en el amasamiento con una sola
mano, sino que su movimiento sea por tracción hacia adelante. (Ver figuras 60 a 69.)

Figuras 60 a 63
Serie de amasamiento a dos
manos; tratamiento del cuadrí-
ceps, visto según el observador.

Figura 55 a 59
Serie de amasamiento con
una sola mano; tratamiento
de los extensores del antebra-
zo, visto según el masajista.

Figuras 64 a 69
Serie de amasamiento a dos manos; tratamiento del cuadríceps, visto según el masajista. Obsérvese
la torsión característica en forma de «s» del vientre del músculo. La presión que ejerce la eminencia
tenar de una mano se apoya contra la presión de los dedos de la otra mano, que en cierto modo acer-
ca el músculo. Véase el movimiento de las muñecas. En la fase de presión de la eminencia tenar, la
muñeca hace una desviación cubital con abducción radial simultánea, mientras que en la fase de pre-
sión de la eminencia hipotenar hace desviación radial con abducción cubital. Por el cambio de las
fases de presión, la mano se desliza cada vez una pequeña distancia hacia el corazón.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

La mano, en ligera flexión dorsal en la muñeca, describe en las fases de presión alternantes un
movimiento pendular transverso al trayecto de las fibras musculares. Al ejercer presión con la eminencia
tenar, la mano pasa a desviación radial y pronación leve, con las articulaciones metacarpofalángicas fle-
xionadas, aumentando así la bóveda palmar.
Al ejercer presión con la eminencia hipotenar, la mano pasa a desviación cubital y supinación ligeras,
con las articulaciones metacarpofalángicas casi extendidas, aplanándose la bóveda palmar.
Con la variación de la bóveda palmar, durante la presión más enérgica de la eminencia tenar el lado
cubital de la mano se desplaza ligeramente hacia adelante («fase de presión»), mientras que con la menor
presión de la eminencia hipotenar se aprecia un desplazamiento hacia adelante mucho mayor del lado
radial de la mano («fase de frotación»). (Ver figuras 55 a 59.)
Para llevar a cabo correctamente el amasamiento con una sola mano, es importante que los dedos
estén siempre apoyados unos en otros, sin describir movimientos circulares sobre la piel. La palma de la
mano debe estar siempre en contacto con el grupo muscular abarcado, y las yemas del pulgar y de los
dedos no abandonarán nunca sus bordes. El brazo de la mano activa está flexionado en el codo casi en
ángulo recto, y el avance de la mano se realiza en la articulación del hombro.
En músculos grandes y voluminosos se emplea el amasamiento a dos manos. Las manos se disponen
paralelas entre sí sobre el músculo, como para el acariciamiento a dos manos, es decir, con los dedos en
ángulo recto al curso de las fibras musculares. El músculo, comprimido, penetra en las bóvedas formadas
por ambas palmas. El amasamiento se realiza desde esta posición, mediante alternación rítmica de las
fases de presión tenar e hipotenar, como en el amasamiento con una sola mano, pero en este caso las
manos se hacen mutuamente resistencia de apoyo. Mientras una mano atrae la masa muscular con la
eminencia hipotenar, la otra oprime en contra con la eminencia tenar. Se produce de esta manera una
torsión característica en «s» de la masa muscular elevada, que nunca debe escaparse de las manos.
Para llevar a cabo correctamente el amasamiento a dos manos es importante que la mano delantera,
que se mueve «hacia atrás», no sea empujada hacia adelante como en el amasamiento con una sola
mano, sino que su movimiento sea por tracción hacia adelante. (Ver figuras 60 a 69.)

Figuras 60 a 63
Serie de amasamiento a dos
manos; tratamiento del cuadrí-
ceps, visto según el observador.

Figura 55 a 59
Serie de amasamiento con
una sola mano; tratamiento
de los extensores del antebra-
zo, visto según el masajista.

Figuras 64 a 69
Serie de amasamiento a dos manos; tratamiento del cuadríceps, visto según el masajista. Obsérvese
la torsión característica en forma de «s» del vientre del músculo. La presión que ejerce la eminencia
tenar de una mano se apoya contra la presión de los dedos de la otra mano, que en cierto modo acer-
ca el músculo. Véase el movimiento de las muñecas. En la fase de presión de la eminencia tenar, la
muñeca hace una desviación cubital con abducción radial simultánea, mientras que en la fase de pre-
sión de la eminencia hipotenar hace desviación radial con abducción cubital. Por el cambio de las
fases de presión, la mano se desliza cada vez una pequeña distancia hacia el corazón.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Músculos aislados profundos o planos sólo pueden alcanzarse por medio del amasamiento con las
puntas de los dedos. La actitud de la mano es nuevamente la adoptada para el acariciamiento, pero los
dedos cuarto y quinto se flexionan hasta que sus puntas hacen contacto con la palma de la mano. Los
dedos segundo y tercero, firmemente apoyados uno en otro y con todas sus articulaciones semiflexio-
nadas, forman tenaza contra el pulgar, dispuesto en oposición. Para que las yemas de los dedos se
encuentren a igual altura, el dedo medio deberá flexionarse un poco más, a causa de su mayor longitud.
El amasamiento se efectúa entre las yemas de los dedos y las de los pulgares, aplicando los dedos a la
piel lo más perpendicularmente posible. (Ver figuras 70 a 75.)
En caso de músculos aislados o profundos, las manos se disponen paralelas una junto a otra, con los
dedos en ángulo recto al curso de las fibras musculares. Las yemas de los dedos y de los pulgares abar-
can entre sí el vientre del músculo aplicándose sobre su borde, y lo levantan de los tejidos circundantes.
A partir de esta posición, los movimientos son los mismos que en el amasamiento a dos manos. (Ver fi-
guras 76 a 79.)
El amasamiento se produce al apretar las yemas de los dedos de una mano contra la yema del pulgar
de la otra. Seguidamente, las manos, trabajando en oposición, cambian su fase de presión. Se produce
así nuevamente una torsión en «s» del vientre elevado del músculo, como en el amasamiento a dos
manos. Al cambiar la posición de las manos, como se ve claramente en las series de figuras, la porción
decargada de las manos, es decir, una vez los dedos, y luego el pulgar, se va desplazando a lo largo del
borde del músculo en dirección al corazón, describiendo pequeños movimientos circulares.
Al trabajar los músculos planos, la técnica del amasamiento con las puntas de los dedos se modifica
por cuanto las manos mantenidas paralelas se disponen de modo que los dedos sigan la dirección de las
fibras musculares. Las yemas de los dedos de una mano recogen y reúnen las fibras musculares extendi-
das en un plano, las fijan y las llevan contra el pulgar de la otra mano, que hace de punto de apoyo para
la compresión y la torsión. La captura de las fibras musculares se efectúa haciendo que la tenaza abier-
ta se vaya cerrando hacia el pulgar con presión creciente, y el avance del amasamiento en la dirección
de las fibras se consigue abriendo la tenaza para una nueva captura en la dirección del dedo meñique.
También en esta modalidad de amasamiento, las manos trabajan alternativamente, de modo que una
Figuras 76 a 79
mano siempre precede a la otra en media fase del movimiento. Si el masaje de un músculo plano se
Serie de amasamiento con las realiza hacia arriba, siguiendo el curso de las fibras, los dedos cerrarán su tenaza en círculos que se apro-
puntas de los dedos sobre ximan, alternativamente, y los pulgares, que forman los puntos de apoyo, les siguen describiendo círcu-
músculos aislados -en este los menores.
caso el tibial anterior-, visto Los movimientos de los dedos se representan en las series de figuras 80 a 85, con marcas indicativas.
según el masajista. Ya que el movimiento avanza desde la posición del masajista hacia adelante, la serie debe consi-
Obsérvese la presión del pul- derarse en secuencia desde abajo hacia arriba.
gar de una mano contra los
dedos de la otra, la torsión en
«s» del vientre muscular y el
movimiento de las muñecas.

Figuras 80 a 85
Serie de amasamiento con las pun-
Figuras 70 a 75
tas de los dedos sobre músculos
Serie de amasamiento con las
planos -en este caso el dorsal
puntas de los dedos sobre
ancho-, visto según el masajista.
músculos aislados -en este
Obsérvese la presa alternante de
caso el tibial anterior-, visto
los dedos. Hacia arriba, los dedos
según el observador.
hacen presa describiendo círculos
grandes, y los pulgares les siguen,
como apoyo, describiendo círculos
pequeños.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Músculos aislados profundos o planos sólo pueden alcanzarse por medio del amasamiento con las
puntas de los dedos. La actitud de la mano es nuevamente la adoptada para el acariciamiento, pero los
dedos cuarto y quinto se flexionan hasta que sus puntas hacen contacto con la palma de la mano. Los
dedos segundo y tercero, firmemente apoyados uno en otro y con todas sus articulaciones semiflexio-
nadas, forman tenaza contra el pulgar, dispuesto en oposición. Para que las yemas de los dedos se
encuentren a igual altura, el dedo medio deberá flexionarse un poco más, a causa de su mayor longitud.
El amasamiento se efectúa entre las yemas de los dedos y las de los pulgares, aplicando los dedos a la
piel lo más perpendicularmente posible. (Ver figuras 70 a 75.)
En caso de músculos aislados o profundos, las manos se disponen paralelas una junto a otra, con los
dedos en ángulo recto al curso de las fibras musculares. Las yemas de los dedos y de los pulgares abar-
can entre sí el vientre del músculo aplicándose sobre su borde, y lo levantan de los tejidos circundantes.
A partir de esta posición, los movimientos son los mismos que en el amasamiento a dos manos. (Ver fi-
guras 76 a 79.)
El amasamiento se produce al apretar las yemas de los dedos de una mano contra la yema del pulgar
de la otra. Seguidamente, las manos, trabajando en oposición, cambian su fase de presión. Se produce
así nuevamente una torsión en «s» del vientre elevado del músculo, como en el amasamiento a dos
manos. Al cambiar la posición de las manos, como se ve claramente en las series de figuras, la porción
decargada de las manos, es decir, una vez los dedos, y luego el pulgar, se va desplazando a lo largo del
borde del músculo en dirección al corazón, describiendo pequeños movimientos circulares.
Al trabajar los músculos planos, la técnica del amasamiento con las puntas de los dedos se modifica
por cuanto las manos mantenidas paralelas se disponen de modo que los dedos sigan la dirección de las
fibras musculares. Las yemas de los dedos de una mano recogen y reúnen las fibras musculares extendi-
das en un plano, las fijan y las llevan contra el pulgar de la otra mano, que hace de punto de apoyo para
la compresión y la torsión. La captura de las fibras musculares se efectúa haciendo que la tenaza abier-
ta se vaya cerrando hacia el pulgar con presión creciente, y el avance del amasamiento en la dirección
de las fibras se consigue abriendo la tenaza para una nueva captura en la dirección del dedo meñique.
También en esta modalidad de amasamiento, las manos trabajan alternativamente, de modo que una
Figuras 76 a 79
mano siempre precede a la otra en media fase del movimiento. Si el masaje de un músculo plano se
Serie de amasamiento con las realiza hacia arriba, siguiendo el curso de las fibras, los dedos cerrarán su tenaza en círculos que se apro-
puntas de los dedos sobre ximan, alternativamente, y los pulgares, que forman los puntos de apoyo, les siguen describiendo círcu-
músculos aislados -en este los menores.
caso el tibial anterior-, visto Los movimientos de los dedos se representan en las series de figuras 80 a 85, con marcas indicativas.
según el masajista. Ya que el movimiento avanza desde la posición del masajista hacia adelante, la serie debe consi-
Obsérvese la presión del pul- derarse en secuencia desde abajo hacia arriba.
gar de una mano contra los
dedos de la otra, la torsión en
«s» del vientre muscular y el
movimiento de las muñecas.

Figuras 80 a 85
Serie de amasamiento con las pun-
Figuras 70 a 75
tas de los dedos sobre músculos
Serie de amasamiento con las
planos -en este caso el dorsal
puntas de los dedos sobre
ancho-, visto según el masajista.
músculos aislados -en este
Obsérvese la presa alternante de
caso el tibial anterior-, visto
los dedos. Hacia arriba, los dedos
según el observador.
hacen presa describiendo círculos
grandes, y los pulgares les siguen,
como apoyo, describiendo círculos
pequeños.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Los músculos planos del tronco se tratan hacia arriba y hacia abajo con el amasamiento con la punta
de los dedos. Si el masaje se hace hacia abajo, los pulgares se moverán describiendo círculos que se
separan para abarcar las fibras, y los dedos les siguen, haciendo de punto de apoyo, describiendo círcu-
los menores. Estos movimientos se representan en las figuras 86 a 91, con marcas indicativas. Dado que
en este caso el movimiento se desplaza hacia el masajista, la serie deberá considerarse desde arriba hacia
abajo.
Es necesario hacer notar que estas figuras sólo tienen el objeto de ilustrar la técnica. La región corpo-
ral, que no se reconoce claramente en las fotografías (músculo dorsal ancho) se ha elegido a causa de la
buena representación plástica de las deformaciones del tejido bajo masaje.
Para esta técnica hay que tener en cuenta que la fase de presión en el amasamiento con las puntas de
los dedos se efectuará siempre en ángulo recto respecto al curso de las fibras musculares.
Para ilustrar esta forma de amasamiento, técnicamente difícil, presentamos las figuras 92 a 96, 97 a
101, 102 a 106 y 107 a 111 de las páginas 228 y 230.

Figuras 92 a 96 Figuras 97 a 101


Serie de amasamiento con las Serie de amasamiento con las
puntas de los dedos, dorsal puntas de los dedos, dorsal
ancho, visto según el obser- ancho, visto según el observa-
vador. Téngase en cuenta que dor. Téngase en cuenta que el
Figuras 86 a 91 el movimiento se acerca al movimiento se aleja del obser-
Serie de amasamiento con las observador, por lo que hay vador, por lo que hay que con-
puntas de los dedos sobre múscu- que considerar las figuras en siderar las figuras en secuencia
los planos -en este caso el dorsal secuencia de arriba hacia de abajo hacia arriba.
ancho-, visto según el masajista. abajo.
Obsérvese la presa alternante de
los pulgares. Hacia abajo, los pul-
gares hacen presa describiendo
círculos grandes, y los dedos les
siguen, como apoyo, describiendo
círculos pequeños.
Para mejor comprensión de las figuras 80 a 111, las figuras 112 y 113 ofrecen imágenes esque-
máticas, con explicación de las frases de presión y acariciamiento de esta técnica.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Los músculos planos del tronco se tratan hacia arriba y hacia abajo con el amasamiento con la punta
de los dedos. Si el masaje se hace hacia abajo, los pulgares se moverán describiendo círculos que se
separan para abarcar las fibras, y los dedos les siguen, haciendo de punto de apoyo, describiendo círcu-
los menores. Estos movimientos se representan en las figuras 86 a 91, con marcas indicativas. Dado que
en este caso el movimiento se desplaza hacia el masajista, la serie deberá considerarse desde arriba hacia
abajo.
Es necesario hacer notar que estas figuras sólo tienen el objeto de ilustrar la técnica. La región corpo-
ral, que no se reconoce claramente en las fotografías (músculo dorsal ancho) se ha elegido a causa de la
buena representación plástica de las deformaciones del tejido bajo masaje.
Para esta técnica hay que tener en cuenta que la fase de presión en el amasamiento con las puntas de
los dedos se efectuará siempre en ángulo recto respecto al curso de las fibras musculares.
Para ilustrar esta forma de amasamiento, técnicamente difícil, presentamos las figuras 92 a 96, 97 a
101, 102 a 106 y 107 a 111 de las páginas 228 y 230.

Figuras 92 a 96 Figuras 97 a 101


Serie de amasamiento con las Serie de amasamiento con las
puntas de los dedos, dorsal puntas de los dedos, dorsal
ancho, visto según el obser- ancho, visto según el observa-
vador. Téngase en cuenta que dor. Téngase en cuenta que el
Figuras 86 a 91 el movimiento se acerca al movimiento se aleja del obser-
Serie de amasamiento con las observador, por lo que hay vador, por lo que hay que con-
puntas de los dedos sobre múscu- que considerar las figuras en siderar las figuras en secuencia
los planos -en este caso el dorsal secuencia de arriba hacia de abajo hacia arriba.
ancho-, visto según el masajista. abajo.
Obsérvese la presa alternante de
los pulgares. Hacia abajo, los pul-
gares hacen presa describiendo
círculos grandes, y los dedos les
siguen, como apoyo, describiendo
círculos pequeños.
Para mejor comprensión de las figuras 80 a 111, las figuras 112 y 113 ofrecen imágenes esque-
máticas, con explicación de las frases de presión y acariciamiento de esta técnica.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Figura 112
Amasamiento con las puntas de los dedos
hacia arriba. La secuencia se inicia en el
dibujo inferior. Presión principal por parte
del pulgar izquierdo y los dedos segundo y
tercero derechos.
Mientras el pulgar izquierdo aún ejerce
presión, la mano puede ya moverse hacia
arriba alrededor de este punto de apoyo;
los dedos segundo y tercero izquierdos
abarcan, con presión creciente y descri-
biendo un arco hacia afuera, una porción
de tejido y lo oponen a la presión igual-
mente creciente del pulgar derecho. Ahora
pueden los dedos segundo y tercero dere-
chos efectuar su movimiento de presa,
mientras se mantiene un breve tiempo la
compresión entre pulgar derecho y dedos
izquierdos.
El pulgar izquierdo, que se ha deslizado
hacia arriba en contacto con la piel, des-
arrolla nuevamente aumento de presión, y
ofrece apoyo a los dedos segundo y terce-
ro derechos, que inician también su com-
presión.
Figuras 102 a 106 Figuras 107 a 111 (Punteado: Piel y tejido muscular bajo
Serie de amasamiento con Serie de amasamiento con las compresión; la presión máxima se marca
las puntas de los dedos, dor- puntas de los dedos, dorsal por punteado más denso. El dibujo normal
sal ancho, visto según el ancho, visto según el masajis- representa la fase de acariciamiento; el
masajista. Téngase en cuenta ta. Téngase en cuenta que el dibujo reforzado, la de presión.)
que el movimiento se aleja movimiento se acerca al
del masajista, por lo que hay masajista, por lo que hay que
que considerar las figuras en considerar las figuras en
secuencia de abajo hacia secuencia de arriba hacia
arriba. abajo.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Figura 112
Amasamiento con las puntas de los dedos
hacia arriba. La secuencia se inicia en el
dibujo inferior. Presión principal por parte
del pulgar izquierdo y los dedos segundo y
tercero derechos.
Mientras el pulgar izquierdo aún ejerce
presión, la mano puede ya moverse hacia
arriba alrededor de este punto de apoyo;
los dedos segundo y tercero izquierdos
abarcan, con presión creciente y descri-
biendo un arco hacia afuera, una porción
de tejido y lo oponen a la presión igual-
mente creciente del pulgar derecho. Ahora
pueden los dedos segundo y tercero dere-
chos efectuar su movimiento de presa,
mientras se mantiene un breve tiempo la
compresión entre pulgar derecho y dedos
izquierdos.
El pulgar izquierdo, que se ha deslizado
hacia arriba en contacto con la piel, des-
arrolla nuevamente aumento de presión, y
ofrece apoyo a los dedos segundo y terce-
ro derechos, que inician también su com-
presión.
Figuras 102 a 106 Figuras 107 a 111 (Punteado: Piel y tejido muscular bajo
Serie de amasamiento con Serie de amasamiento con las compresión; la presión máxima se marca
las puntas de los dedos, dor- puntas de los dedos, dorsal por punteado más denso. El dibujo normal
sal ancho, visto según el ancho, visto según el masajis- representa la fase de acariciamiento; el
masajista. Téngase en cuenta ta. Téngase en cuenta que el dibujo reforzado, la de presión.)
que el movimiento se aleja movimiento se acerca al
del masajista, por lo que hay masajista, por lo que hay que
que considerar las figuras en considerar las figuras en
secuencia de abajo hacia secuencia de arriba hacia
arriba. abajo.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Fricción

Las fricciones son movimientos de efectos intensos, circulares o elípticos y aplicados a superficies
pequeñas, que se efectúan con las yemas de los pulgares o de los dedos. La técnica se rige en su apli-
cación por el hecho de que deba influir sobre la superficie cutánea, o sobre alteraciones circunscritas de
estructuras tisulares más profundas.

Campo de aplicación: Miogelosis, contracturas.

Cuanto más superficial se encuentre la miogelosis, tanto menor podrá ser la presión ejercida en la fric-
ción. Es por tanto factor importante el espesor del tejido graso subcutáneo del paciente. Sí con una téc-
nica superficial es aún posible transmitir amplios movimientos de la mano al punto de fricción, el radio
de los círculos descritos será tanto menor cuanto mayor sea la presión a aplicar. La intensidad de la pre-
sión llega desde la muy leve, del tipo empleado por Kohlrausch4 en su masaje de zonas reflejas, hasta la
gelotripsia de Lange,5 aunque hay que hacer notar que debe evitarse, en la medida de lo posible, el
empleo de los nudillos, y que es superfluo el uso de los codos o hasta de bastones de masaje.
Recientemente se ha empezado a recomendar el empleo de bastoncillos de masaje para aliviar contrac-
Figura 113 turas en la musculatura isquiofemoral profunda.6
Amasamiento con las puntas de los dedos La técnica de la fricción superficial empieza con la búsqueda de un endurecimiento tisular adecuada-
hacia abajo. La secuencia se inicia en el mente pequeño. El dedo medio se apoya en ella y permanece en dicha posición, y transmite los giros de
dibujo superior. Presión principal por parte la mano desde todas las direcciones a la miogelosis. Una segunda modalidad de la fricción, aplicable a
del pulgar izquierdo y los dedos segundo y
zonas limitadas en manos y pies, está indicada en caso de trastornos funcionales de la perfusión.
tercero derechos.
Mientras los dedos segundo y tercero dere-
chos aún ejercen presión, el pulgar derecho
describe un arco hacia afuera y abajo, abar-
cando tejido y oponiéndolo contra los dedos
segundo y tercero izquierdos, haciendo
aumentar la presión.
Una vez establecido el contacto de compre-
sión, el pulgar izquierdo puede iniciar su
movimienlo de presa, hacia afuera y abajo
aumentando la presión, mientras la compre-
sión entre pulgar derecho y dedos izquier-
dos se mantiene aún un breve tiempo. A
continuación, el pulgar izquierdo vuelve a
aumentar la presión contra los dedos segun-
do y tercero derechos, que hacen lo mismo,
mientras los dedos segundo y tercero
izquierdos sueltan su presa. (Punteado: Piel
y tejido muscular bajo compresión; la pre-
sión máxima se marca por punteado más
denso. El dibujo normal representa la fase
de acariciamiento; el dibujo reforzado, la de
presión.)

4. Kohlrausch, W.: Reflexzonenmassage in Muskulatur und Bindegewebe. Hippokrates Verlag,


Stuttgart, 1955.
5. Lange, M.: Die Muskelharten. Lehmann, München, 1931.
6. Eichler, J.: Comunicación personal.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Fricción

Las fricciones son movimientos de efectos intensos, circulares o elípticos y aplicados a superficies
pequeñas, que se efectúan con las yemas de los pulgares o de los dedos. La técnica se rige en su apli-
cación por el hecho de que deba influir sobre la superficie cutánea, o sobre alteraciones circunscritas de
estructuras tisulares más profundas.

Campo de aplicación: Miogelosis, contracturas.

Cuanto más superficial se encuentre la miogelosis, tanto menor podrá ser la presión ejercida en la fric-
ción. Es por tanto factor importante el espesor del tejido graso subcutáneo del paciente. Sí con una téc-
nica superficial es aún posible transmitir amplios movimientos de la mano al punto de fricción, el radio
de los círculos descritos será tanto menor cuanto mayor sea la presión a aplicar. La intensidad de la pre-
sión llega desde la muy leve, del tipo empleado por Kohlrausch4 en su masaje de zonas reflejas, hasta la
gelotripsia de Lange,5 aunque hay que hacer notar que debe evitarse, en la medida de lo posible, el
empleo de los nudillos, y que es superfluo el uso de los codos o hasta de bastones de masaje.
Recientemente se ha empezado a recomendar el empleo de bastoncillos de masaje para aliviar contrac-
Figura 113 turas en la musculatura isquiofemoral profunda.6
Amasamiento con las puntas de los dedos La técnica de la fricción superficial empieza con la búsqueda de un endurecimiento tisular adecuada-
hacia abajo. La secuencia se inicia en el mente pequeño. El dedo medio se apoya en ella y permanece en dicha posición, y transmite los giros de
dibujo superior. Presión principal por parte la mano desde todas las direcciones a la miogelosis. Una segunda modalidad de la fricción, aplicable a
del pulgar izquierdo y los dedos segundo y
zonas limitadas en manos y pies, está indicada en caso de trastornos funcionales de la perfusión.
tercero derechos.
Mientras los dedos segundo y tercero dere-
chos aún ejercen presión, el pulgar derecho
describe un arco hacia afuera y abajo, abar-
cando tejido y oponiéndolo contra los dedos
segundo y tercero izquierdos, haciendo
aumentar la presión.
Una vez establecido el contacto de compre-
sión, el pulgar izquierdo puede iniciar su
movimienlo de presa, hacia afuera y abajo
aumentando la presión, mientras la compre-
sión entre pulgar derecho y dedos izquier-
dos se mantiene aún un breve tiempo. A
continuación, el pulgar izquierdo vuelve a
aumentar la presión contra los dedos segun-
do y tercero derechos, que hacen lo mismo,
mientras los dedos segundo y tercero
izquierdos sueltan su presa. (Punteado: Piel
y tejido muscular bajo compresión; la pre-
sión máxima se marca por punteado más
denso. El dibujo normal representa la fase
de acariciamiento; el dibujo reforzado, la de
presión.)

4. Kohlrausch, W.: Reflexzonenmassage in Muskulatur und Bindegewebe. Hippokrates Verlag,


Stuttgart, 1955.
5. Lange, M.: Die Muskelharten. Lehmann, München, 1931.
6. Eichler, J.: Comunicación personal.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para esto, se colocan los pulgares con sus yemas sobre la zona a tratar, uno junto al otro o uno detrás
del otro. Los dedos restantes, apoyados, suministran apoyo lateral. Seguidamente, las yemas de los pul-
gares desarrollan movimientos circulares alternos dirigidos hacia afuera, el derecho en sentido horario y
el izquierdo en sentido antihorario. Todo el movimiento avanza sobre la piel, como un acariciamiento,
en dirección al corazón, del mismo modo que, durante el invierno, se frotan dedos fríos; por esta causa,
esta modalidad de fricción ha recibido también el nombre de acariciamiento circular. Volveremos a
hablar de ella al tratar el masaje de la mano y del pie.
Las fricciones de capas tisulares más profundas comprenden los movimientos circulares y la presión.
El movimiento es independiente del curso de las fibras musculares y se lleva a la profundidad en espi-
ral; la piel del área tratada debe quedar en firme contacto con el dedo que desarrolla el masaje, sin
desplazarse. Aplicando diferentes presiones de apoyo es posible alcanzar capas tisulares a diferentes pro-
fundidades. Esta modalidad de fricciones profundas se aplica principalmente sobre alteraciones gelóticas,
llegando en cierto modo a deshacerlas por la fricción. Se colocan los dedos sobre el tejido y se palpa,
desplazando la piel y describiendo pequeños círculos, el tejido profundo. Una vez localizada una zona
de alteración gelótica, se la deshace bajo los dedos con la fricción. Este tipo de fricción puede también
llevarse a cabo con dos manos, una de las cuales palpa y realiza los movimientos circulares mientras que
la otra, apoyada sobre ella, produce la presión. M. Lange da el nombre de gelotripsia a esta forma de eli-
minar las gelosis. Hay que tener en cuenta que al aplicar fricción sobre puntos de miogelosis se pro-
ducen hemorragias tisulares debidas a la rotura de capilares en la zona de gelosis, que se reabsorben sin
embargo en pocos días. Mientras la fricción superficial está emparentada con el acariciamiento, la
gelotripsia lo está con el amasamiento. (Ver figuras 114 a 116, 117 a 119 y 120 a 122.)

Figuras 114 a 116


Fricción superficial, media y
profunda.

Figuras 117 a 119 Figuras 120 a 122


Serie de fricción con una sola Serie de fricción con una
mano en la zona de la cresta mano apoyada sobre la otra,
ilíaca, vista según el observador. en la zona de la cresta ilíaca,
vista según el observador.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para esto, se colocan los pulgares con sus yemas sobre la zona a tratar, uno junto al otro o uno detrás
del otro. Los dedos restantes, apoyados, suministran apoyo lateral. Seguidamente, las yemas de los pul-
gares desarrollan movimientos circulares alternos dirigidos hacia afuera, el derecho en sentido horario y
el izquierdo en sentido antihorario. Todo el movimiento avanza sobre la piel, como un acariciamiento,
en dirección al corazón, del mismo modo que, durante el invierno, se frotan dedos fríos; por esta causa,
esta modalidad de fricción ha recibido también el nombre de acariciamiento circular. Volveremos a
hablar de ella al tratar el masaje de la mano y del pie.
Las fricciones de capas tisulares más profundas comprenden los movimientos circulares y la presión.
El movimiento es independiente del curso de las fibras musculares y se lleva a la profundidad en espi-
ral; la piel del área tratada debe quedar en firme contacto con el dedo que desarrolla el masaje, sin
desplazarse. Aplicando diferentes presiones de apoyo es posible alcanzar capas tisulares a diferentes pro-
fundidades. Esta modalidad de fricciones profundas se aplica principalmente sobre alteraciones gelóticas,
llegando en cierto modo a deshacerlas por la fricción. Se colocan los dedos sobre el tejido y se palpa,
desplazando la piel y describiendo pequeños círculos, el tejido profundo. Una vez localizada una zona
de alteración gelótica, se la deshace bajo los dedos con la fricción. Este tipo de fricción puede también
llevarse a cabo con dos manos, una de las cuales palpa y realiza los movimientos circulares mientras que
la otra, apoyada sobre ella, produce la presión. M. Lange da el nombre de gelotripsia a esta forma de eli-
minar las gelosis. Hay que tener en cuenta que al aplicar fricción sobre puntos de miogelosis se pro-
ducen hemorragias tisulares debidas a la rotura de capilares en la zona de gelosis, que se reabsorben sin
embargo en pocos días. Mientras la fricción superficial está emparentada con el acariciamiento, la
gelotripsia lo está con el amasamiento. (Ver figuras 114 a 116, 117 a 119 y 120 a 122.)

Figuras 114 a 116


Fricción superficial, media y
profunda.

Figuras 117 a 119 Figuras 120 a 122


Serie de fricción con una sola Serie de fricción con una
mano en la zona de la cresta mano apoyada sobre la otra,
ilíaca, vista según el observador. en la zona de la cresta ilíaca,
vista según el observador.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje de las fascias subcutáneas La aparición de dolor cortante o de hematomas circunscritos al realizar un masaje de fascias sub-
cutáneas no debe considerarse resultado de un error técnico.
Campo de aplicación: Adherencias entre fascias musculares, estados edematosos no inflamatorios, y
adherencias entre fascias musculares y tendinosas o entre fascias musculares y periostio. Para evitar regresiones, el mejor medio es aquí el planteamiento estricto de las indicaciones.
El tratamiento de las adherencias entre fascias musculares debe aplicarse como tratamiento prepara- (Para datos adicionales, véase la página 302.)
torio o de soporte para el amasamiento. Por lo general, los endurecimientos gelóticos no se circunscriben
a los músculos, sino que abarcan también las fascias e inducen en ellas adherencias. Para un tratamien-
to intermitente mediante masaje de fascias subcutáneas se ofrecen, por ejemplo, las zonas musculares de LUGAR DE ACCIÓN - VÍA DE ACCIÓN - EFECTO
las extremidades dispuestas en proximidad inmediata a un hueso, las porciones de los músculos de los
canales vertebrales inmediatas a las apófisis espinosas y los músculos intercostales. El masaje se aplica a las cubiertas corporales y a la musculatura. La cubierta corporal se compone de
La técnica de esta modalidad de masaje se corresponde aproximadamente con la del masaje profun- la piel y el tejido conectivo subcutáneo. La musculatura está formada por células musculares que con-
do de tejido conectivo de Dicke 7 y Teirich - Leube.8 El dedo medio se coloca, en función de los hallaz- tienen, como elementos contráctiles, las miofibrillas. Estas células musculares se reúnen en haces rodea-
gos, formando un ángulo más o menos agudo respecto a la dirección del movimiento (usualmente de dos y mantenidos por tejido conectivo (perimisio), y éstos se unen para formar el órgano muscular, recu-
unos 60 grados), y se hace avanzar empujando en dirección craneal. El cuarto dedo apoya al dedo medio, bierto por el epimisio. Por fin, los músculos de una extremidad quedan separados del tejido conectivo
reforzando su soporte y el efecto de empuje. subcutáneo por las fascias, láminas de tejido conectivo que rodean la extremidad. Es necesario hacer
Es necesario hacer notar, sin embargo, que este método no es adecuado para zonas conectivas de especial hincapié en la ubicua presencia del tejido conectivo, ya que entre sus células y sus fibras colá-
primer y segundo orden (retracción y edema), en las que está indicado el procedimiento, por ejemplo, de genas y elásticas discurren las vías conductoras del organismo: vasos linfáticos, vasos sanguíneos afer-
Teirich-Leube, tal como se enseña en nuestra escuela y se describe en los textos correspondientes. entes y eferentes, y fibras nerviosas sensitivas, motoras y vegetativas. Los vasos y nervios se ocupan del
suministro de la piel y sus anejos (glándulas, pelos) y también del de la musculatura. En estado normal,
la cubierta corporal muestra una desplazabilidad óptima e indolora de las diferentes capas unas sobre
otras. Resulta fácil producir pliegues y palpar y exprimir los vasos venosos y linfáticos.
Todas las técnicas manuales del masaje afectan, si bien con diferente aplicación de energía, a las
El masaje de las fascias subcutáneas células de las capas abarcadas, y también a las arteriolas, capilares, vénulas y linfáticos que discurren
por el tejido conectivo. Adicionalmente, en la piel se estimulan las terminaciones nerviosas sensitivas,
La palpación de endurecimientos a manera de rosario es y en los músculos las técnicas de amasamiento de acción profunda deforman y expanden las fibras
hallazgo frecuente en los bordes de los músculos. Sus local- musculares.
izaciones más frecuentes son el borde lateral del cuadríceps En las secciones que siguen se describen las vías reflejas desde sus órganos receptores hasta sus
con extensión al tracto iliotibial, bordes de deltoides, bíceps órganos efectores; estas vías constituyen la base fisiológica de la vía de acción. Por esta razón se
y tríceps, y bordes de flexores, extensores, pronadores y describirán inicialmente los reflejos propioceptivos, luego diversos otros fenómenos fisiológicos muscu-
supinadores del antebrazo y de la pierna. lares, y por fin los reflejos exteroceptivos que actúan sobre el músculo.
Para localizar los bordes de los músculos es útil pedir al
paciente que contraiga el músculo estudiado. Es de suma
importancia, en estos casos, la delimitación y diferenciación Reflejos propioceptivos
de las adherencias fasciales de otros procesos aún activa-
mente inflamatorios o de otro tipo (¡tumoral!) en la zona. En El arco reflejo en los reflejos propioceptivos se forma de:
caso de duda, el masajista debe consultar con el médico que Un receptor (órgano sensible o antena, con características proporcionales y diferenciales).
ha indicado el masaje, a fin de evitar daños o lesiones causa- Una neurona sensitiva (fibra aferente).
dos por técnicas de masaje no bien meditadas. Una sinapsis, punto de contacto entre dos neuronas con mecanismos de inhibición y facilitación (por
El principio de «nil nocere» se aplica también al masajista. Figuras 123 y 124 ejemplo, las células de Renshaw).
Con este ejemplo del masaje de fascias subcutáneas se Técnica del masaje de fascias Una o más neuronas motoras del cuerno anterior de la substancia gris medular (neuronas motoras
hace especialmente claro el requisito de que el masaje sólo subcutáneas. Dirección de
alfa, también con características proporcionales y diferenciales).
debe realizarse por prescripción médica. avance siguiendo el borde del
músculo, usualmente en sen-
Una neurona motora (fibra eferente).
tido craneal. Un músculo (órgano efector).
Estos dos últimos componentes, considerados en conjunto, constituyen la «unidad motora».

7. Dicke, B.: Meine Bindegewebsmassage. Hippokrates Verlag, Stuttgart, 1954-56.


8. Teirich-Leube: Grundriss der Bindegewebsmassage. Gustav Fischer, Stuttgart, 1960.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje de las fascias subcutáneas La aparición de dolor cortante o de hematomas circunscritos al realizar un masaje de fascias sub-
cutáneas no debe considerarse resultado de un error técnico.
Campo de aplicación: Adherencias entre fascias musculares, estados edematosos no inflamatorios, y
adherencias entre fascias musculares y tendinosas o entre fascias musculares y periostio. Para evitar regresiones, el mejor medio es aquí el planteamiento estricto de las indicaciones.
El tratamiento de las adherencias entre fascias musculares debe aplicarse como tratamiento prepara- (Para datos adicionales, véase la página 302.)
torio o de soporte para el amasamiento. Por lo general, los endurecimientos gelóticos no se circunscriben
a los músculos, sino que abarcan también las fascias e inducen en ellas adherencias. Para un tratamien-
to intermitente mediante masaje de fascias subcutáneas se ofrecen, por ejemplo, las zonas musculares de LUGAR DE ACCIÓN - VÍA DE ACCIÓN - EFECTO
las extremidades dispuestas en proximidad inmediata a un hueso, las porciones de los músculos de los
canales vertebrales inmediatas a las apófisis espinosas y los músculos intercostales. El masaje se aplica a las cubiertas corporales y a la musculatura. La cubierta corporal se compone de
La técnica de esta modalidad de masaje se corresponde aproximadamente con la del masaje profun- la piel y el tejido conectivo subcutáneo. La musculatura está formada por células musculares que con-
do de tejido conectivo de Dicke 7 y Teirich - Leube.8 El dedo medio se coloca, en función de los hallaz- tienen, como elementos contráctiles, las miofibrillas. Estas células musculares se reúnen en haces rodea-
gos, formando un ángulo más o menos agudo respecto a la dirección del movimiento (usualmente de dos y mantenidos por tejido conectivo (perimisio), y éstos se unen para formar el órgano muscular, recu-
unos 60 grados), y se hace avanzar empujando en dirección craneal. El cuarto dedo apoya al dedo medio, bierto por el epimisio. Por fin, los músculos de una extremidad quedan separados del tejido conectivo
reforzando su soporte y el efecto de empuje. subcutáneo por las fascias, láminas de tejido conectivo que rodean la extremidad. Es necesario hacer
Es necesario hacer notar, sin embargo, que este método no es adecuado para zonas conectivas de especial hincapié en la ubicua presencia del tejido conectivo, ya que entre sus células y sus fibras colá-
primer y segundo orden (retracción y edema), en las que está indicado el procedimiento, por ejemplo, de genas y elásticas discurren las vías conductoras del organismo: vasos linfáticos, vasos sanguíneos afer-
Teirich-Leube, tal como se enseña en nuestra escuela y se describe en los textos correspondientes. entes y eferentes, y fibras nerviosas sensitivas, motoras y vegetativas. Los vasos y nervios se ocupan del
suministro de la piel y sus anejos (glándulas, pelos) y también del de la musculatura. En estado normal,
la cubierta corporal muestra una desplazabilidad óptima e indolora de las diferentes capas unas sobre
otras. Resulta fácil producir pliegues y palpar y exprimir los vasos venosos y linfáticos.
Todas las técnicas manuales del masaje afectan, si bien con diferente aplicación de energía, a las
El masaje de las fascias subcutáneas células de las capas abarcadas, y también a las arteriolas, capilares, vénulas y linfáticos que discurren
por el tejido conectivo. Adicionalmente, en la piel se estimulan las terminaciones nerviosas sensitivas,
La palpación de endurecimientos a manera de rosario es y en los músculos las técnicas de amasamiento de acción profunda deforman y expanden las fibras
hallazgo frecuente en los bordes de los músculos. Sus local- musculares.
izaciones más frecuentes son el borde lateral del cuadríceps En las secciones que siguen se describen las vías reflejas desde sus órganos receptores hasta sus
con extensión al tracto iliotibial, bordes de deltoides, bíceps órganos efectores; estas vías constituyen la base fisiológica de la vía de acción. Por esta razón se
y tríceps, y bordes de flexores, extensores, pronadores y describirán inicialmente los reflejos propioceptivos, luego diversos otros fenómenos fisiológicos muscu-
supinadores del antebrazo y de la pierna. lares, y por fin los reflejos exteroceptivos que actúan sobre el músculo.
Para localizar los bordes de los músculos es útil pedir al
paciente que contraiga el músculo estudiado. Es de suma
importancia, en estos casos, la delimitación y diferenciación Reflejos propioceptivos
de las adherencias fasciales de otros procesos aún activa-
mente inflamatorios o de otro tipo (¡tumoral!) en la zona. En El arco reflejo en los reflejos propioceptivos se forma de:
caso de duda, el masajista debe consultar con el médico que Un receptor (órgano sensible o antena, con características proporcionales y diferenciales).
ha indicado el masaje, a fin de evitar daños o lesiones causa- Una neurona sensitiva (fibra aferente).
dos por técnicas de masaje no bien meditadas. Una sinapsis, punto de contacto entre dos neuronas con mecanismos de inhibición y facilitación (por
El principio de «nil nocere» se aplica también al masajista. Figuras 123 y 124 ejemplo, las células de Renshaw).
Con este ejemplo del masaje de fascias subcutáneas se Técnica del masaje de fascias Una o más neuronas motoras del cuerno anterior de la substancia gris medular (neuronas motoras
hace especialmente claro el requisito de que el masaje sólo subcutáneas. Dirección de
alfa, también con características proporcionales y diferenciales).
debe realizarse por prescripción médica. avance siguiendo el borde del
músculo, usualmente en sen-
Una neurona motora (fibra eferente).
tido craneal. Un músculo (órgano efector).
Estos dos últimos componentes, considerados en conjunto, constituyen la «unidad motora».

7. Dicke, B.: Meine Bindegewebsmassage. Hippokrates Verlag, Stuttgart, 1954-56.


8. Teirich-Leube: Grundriss der Bindegewebsmassage. Gustav Fischer, Stuttgart, 1960.
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233
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Receptor

El receptor, o huso neuromuscular, contiene fibras llamadas intrafusales, dispuestas en paralelo a las
fibras musculares propiamente dichas. El área receptora principal se encuentra entre estas fibras, y no es
contráctil. De aquí surge una fibra nerviosa de gran calibre (del grupo A, con velocidad de conducción
máxima de 80 a 120 m/seg y un diámetro de 15 a 17 nm).
Los husos neuromusculares se activan al ser estirados, y su actividad se extingue al producirse una
contracción activa (receptores de dilatación). La frecuencia de descarga depende de:

a) la velocidad o pendiente de la alteración de longitud, que se designa como característica dife-


rencial, y
b) del incremento absoluto de longitud, es decir, de la proporción del músculo, por lo que se le da
el nombre de característica proporcional.

Neurona sensitiva

Se trata de una fibra nerviosa ascendente, que penetra en la médula espinal a través del cuerno pos-
terior y transmite, a través de colaterales reflejas, a una sinapsis.

Sinapsis

La sinapsis es el punto de contacto entre dos unidades funcionales, en el que se lleva a cabo una
transmisión del estímulo. La célula de Renshaw postsináptica da lugar a una inhibición de la sinapsis, a
Figura 125 modo de inhibición retrógrada. La célula recibe también estímulos espinales y supraespinales, con lo que
Representación esquemática de un huso neuro- ya aquí es posible la aparición de mecanismos inhibidores selectivos. Desde aquí, el estímulo pasa a la
muscular (MS) con su cápsula fibrosa (H) dispues- neurona motora.
to junto a dos fibras musculares extrafusales (M).
α -MN = neurona motora α;
Neurona motora del cuerno anterior
γ -MN = neurona motora γ;
SO = órgano tendinoso; Estas células, dispuestas en la médula espinal, poseen, al igual que los husos neuromusculares:
SpA = fibras aferentes de las zonas receptoras del
huso; a) capacidad de producir acortamiento, con lo que actúan sobre músculos fásicos, del movimien-
b = símbolos esquemáticos. to o «pálidos» (características diferenciales), y
b) capacidad de mantener la longitud absoluta, con lo que actúan sobre músculos tónicos, de
sostén o «rojos» (características proporcionales).

Unidad motora

Una unidad motora se compone de una fibra nerviosa motora y de un número variable de fibras mus-
culares, según las ramificaciones de la fibra nerviosa.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Receptor

El receptor, o huso neuromuscular, contiene fibras llamadas intrafusales, dispuestas en paralelo a las
fibras musculares propiamente dichas. El área receptora principal se encuentra entre estas fibras, y no es
contráctil. De aquí surge una fibra nerviosa de gran calibre (del grupo A, con velocidad de conducción
máxima de 80 a 120 m/seg y un diámetro de 15 a 17 nm).
Los husos neuromusculares se activan al ser estirados, y su actividad se extingue al producirse una
contracción activa (receptores de dilatación). La frecuencia de descarga depende de:

a) la velocidad o pendiente de la alteración de longitud, que se designa como característica dife-


rencial, y
b) del incremento absoluto de longitud, es decir, de la proporción del músculo, por lo que se le da
el nombre de característica proporcional.

Neurona sensitiva

Se trata de una fibra nerviosa ascendente, que penetra en la médula espinal a través del cuerno pos-
terior y transmite, a través de colaterales reflejas, a una sinapsis.

Sinapsis

La sinapsis es el punto de contacto entre dos unidades funcionales, en el que se lleva a cabo una
transmisión del estímulo. La célula de Renshaw postsináptica da lugar a una inhibición de la sinapsis, a
Figura 125 modo de inhibición retrógrada. La célula recibe también estímulos espinales y supraespinales, con lo que
Representación esquemática de un huso neuro- ya aquí es posible la aparición de mecanismos inhibidores selectivos. Desde aquí, el estímulo pasa a la
muscular (MS) con su cápsula fibrosa (H) dispues- neurona motora.
to junto a dos fibras musculares extrafusales (M).
α -MN = neurona motora α;
Neurona motora del cuerno anterior
γ -MN = neurona motora γ;
SO = órgano tendinoso; Estas células, dispuestas en la médula espinal, poseen, al igual que los husos neuromusculares:
SpA = fibras aferentes de las zonas receptoras del
huso; a) capacidad de producir acortamiento, con lo que actúan sobre músculos fásicos, del movimien-
b = símbolos esquemáticos. to o «pálidos» (características diferenciales), y
b) capacidad de mantener la longitud absoluta, con lo que actúan sobre músculos tónicos, de
sostén o «rojos» (características proporcionales).

Unidad motora

Una unidad motora se compone de una fibra nerviosa motora y de un número variable de fibras mus-
culares, según las ramificaciones de la fibra nerviosa.

234 33
235
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

En los músculos de trabajo rápido y exacto (músculos fásicos o «pálidos»), el número de fibras mus- amasamiento mucho más intensivas que al principio es un hecho real observado una y otra vez por médi-
culares subordinadas a una fibra nerviosa es bajo, por ejemplo 5 a 10 en los músculos oculares. cos y masajistas (también podría pensarse en una hipoestesia cutánea gradual debida al efecto continu-
En los músculos de trabajo lento (tónicos o «rojos»), por el contrario, este número es alto, y una única ado de las técnicas de masaje). La acción sobre la totalidad del músculo hipertónico por medio del
fibra nerviosa puede encargarse de la activación de varios cientos y hasta de mil fibras musculares. masaje se basa en una alternancia continua entre los reflejos exteroceptivos cutáneos y los reflejos pro-
Así, ante un estímulo que afecta a una sola fibra nerviosa, en un músculo fásico reaccionará sólo un pioceptivos de distensión del músculo en las fases iniciales del tratamiento. En el masaje del tejido
pequeño número de fibras musculares, mientras que en un músculo tónico reaccionará un gran número conectivo a menudo basta el reflejo cutáneo puro para ejercer un efecto sobre la contractura.
de fibras.
Por tanto, un movimiento de ajuste finísimo, como lo es el de los ojos, dispone de mayores posibili-
dades de variación y graduación que el del músculo de sostén. (Si se considera en función de la totalidad TABLA I. MECANISMOS DE ACCIÓN DE LAS DIFERENTES FORMAS DE TRATAMIENTO
del músculo, los músculos oculares disponen por tanto de un mayor número de células nerviosas que los
1 2 3 4
músculos de sostén.)
Tipo de ataque Masaje del tejido conectivo Quiroterapia Masaje clásico Ergoterapia

Frecuencia de los impulsos Lugar de ataque Piel, tejido conectivo Músculos, tendones, articulaciones Piel, tejido conectivo, Tejido conectivo, múscu-
músculo los, tendones
A frecuencias bajas de impulsos nerviosos que actúan sobre una unidad motora, el efecto de sumación
es débil. Este efecto aumenta al crecer la frecuencia, con el resultado de una contracción más rápida y
fuerte. Elaboración neural Reflejo exteroceptivo Reflejo propioceptivo Reflejos exteroceptivo Reflejo propioceptivo
El movimiento de la totalidad de un músculo no es repentino, sino homogéneo. Esto se debe a que las y propioceptivo y motricidad voluntaria
diferentes unidades motoras no se estimulan simultáneamente, sino con una secuencia en el tiempo.
Finalmente, la inercia elástica de la masa muscular favorece también la progresión homogénea de la con- Sensibilidad cutánea a b Como para 2
Receptor
tracción. Si las unidades motoras se activasen simultáneamente, resultaría un temblor como el que se y aferencias vegetativas Porción media Huso tendinoso
Como para 1 y 2 + terminaciones nerviosas
aprecia en estados patológicos bajo forma de temblor o de contracción clónica. del huso de Golgi en cápsulas y ligamentos
Si se incrementa adicionalmente la perfusión sanguínea, se facilita, entre otros efectos, la eliminación neuromuscular articulares
de catabolitos inductores de cansancio (ácido láctico), y se mejoran el volumen de reacción del metabo-
lismo anaerobio (transformación de glucógeno en glucosa sin participación del oxígeno), y especialmente
Vias Sistemas nerviosos central Sistema nerviso, por vía refleja Sistema nervisoso, por vía Sistema nervioso central,
el metabolismo oxidativo biológico muscular (degradación de la glucosa y obtención de enlaces fosfóri-
y vegetativo principalmente en el central refleja en el central y el vías centrípetas
cos ricos en energía).
vegetativo
La perfusión sanguínea está reducida tanto en los músculos hipotónicos atróficos como en los hipertró-
ficos gelósicos. En el primer caso se aprecia, por falta de uso, un empobrecimiento de la red capilar o una Sinapsis Polisináptico Monosináptico Como para 1 y 2 (excita- Polisináptico (excitación
falta de la capacidad de perfusión (el caso extremo sería la degeneración fibrosa); predominan las anas- ción hasta el cerebelo) del córtex sensorial)
tomosis entre arteriolas y vénulas.
El músculo hipertrófico hipertónico no permite ya la perfusión capilar en las zonas de mayor dureza Tiempo de reacción Largo Corto Mixto Corto
(gelosis); su caso extremo es la contractura isquémica. Tras la primera mejoría, probablemente por vía
Efecto neural Neurona motora + Neurona Neurona Como para 1 y 2 Sensibilidad profunda
refleja, de la situación del tono muscular, puede iniciarse el efecto promotor de la circulación del masaje
motora α + motora α - cognoscitiva y consciente
y de otros medios. La normalización del músculo hipotónico por la distensión causada por el masaje (y
Neurona
por tanto a través de una acción directa sobre los husos neuromusculares) es mucho más fácil de com-
motora γ -
prender que el tratamiento de relajación de la musculatura hipertónica. En éste actúan diferentes factores,
tales como los reflejos cutáneos, los propioceptivos, la mejoría de la perfusión y el entrenamiento, posi- Secundaria Neurona motora + Mecanismo de facilitación e Como para 1 y 2 y Controles voluntarios
blemente uno tras otro sobre el músculo. Consecuentemente, es necesario tener en cuenta la necesidad inhibición limitación propia del
de elegir de manera diferente la secuencia de las técnicas manuales de masaje. Para un músculo de este desarrollo de potencial
tipo puede resultar incluso lesivo el agredirlo ya en los primeros momentos con una distensión enérgica Relajación
Efecto sobre el Facilitación de los Contracción Cambio entre Resistencia (frecuencia);
bajo forma de amasamiento masivo. A través de la sensibilidad de la piel resultaría más bien una contrac- efector muscular impulsos contracción y relajación desarrollo de energía
tura reactiva de defensa que la relajación deseada. Por estas razones es necesario tomarse especialmente vegetativos centrífugos (contra resistencia)
en serio el acariciamiento en el tratamiento del músculo hipertónico. El masajista experimentado podrá
confirmar que a menudo se aprecia ya después del primer masaje, siguiendo esta técnica, una reducción Secundario Extinción de las En caso de estímulo Facilitación de la Preparación para la relaja-
de la consistencia de la contractura. El que hacia el final del tratamiento el paciente tolere técnicas de aferencias del huso y único, «vibración estimulación por vía ción en músculos hipertó-
relajación del músculo amortiguada» neural en la dirección nicos en las pausas entre
deseada ejercicios

34 237
TÉCNICAS DEL MASAJE

amasamiento mucho más intensivas que al principio es un hecho real observado una y otra vez por médi-
cos y masajistas (también podría pensarse en una hipoestesia cutánea gradual debida al efecto continu-
ado de las técnicas de masaje). La acción sobre la totalidad del músculo hipertónico por medio del
masaje se basa en una alternancia continua entre los reflejos exteroceptivos cutáneos y los reflejos pro-
pioceptivos de distensión del músculo en las fases iniciales del tratamiento. En el masaje del tejido
conectivo a menudo basta el reflejo cutáneo puro para ejercer un efecto sobre la contractura.

TABLA I. MECANISMOS DE ACCIÓN DE LAS DIFERENTES FORMAS DE TRATAMIENTO


1 2 3 4

Tipo de ataque Masaje del tejido conectivo Quiroterapia Masaje clásico Ergoterapia

Lugar de ataque Piel, tejido conectivo Músculos, tendones, articulaciones Piel, tejido conectivo, Tejido conectivo, múscu-
músculo los, tendones

Elaboración neural Reflejo exteroceptivo Reflejo propioceptivo Reflejos exteroceptivo Reflejo propioceptivo
y propioceptivo y motricidad voluntaria

Receptor Sensibilidad cutánea a b Como para 2


y aferencias vegetativas Porción media Huso tendinoso
Como para 1 y 2 + terminaciones nerviosas
del huso de Golgi en cápsulas y ligamentos
neuromuscular articulares

Vias Sistemas nerviosos central Sistema nerviso, por vía refleja Sistema nervisoso, por vía Sistema nervioso central,
y vegetativo principalmente en el central refleja en el central y el vías centrípetas
vegetativo

Sinapsis Polisináptico Monosináptico Como para 1 y 2 (excita- Polisináptico (excitación


ción hasta el cerebelo) del córtex sensorial)

Tiempo de reacción Largo Corto Mixto Corto

Efecto neural Neurona motora + Neurona Neurona Como para 1 y 2 Sensibilidad profunda
motora α + motora α - cognoscitiva y consciente
Neurona
motora γ -
Secundaria Neurona motora + Mecanismo de facilitación e Como para 1 y 2 y Controles voluntarios
inhibición limitación propia del
desarrollo de potencial

Efecto sobre el Facilitación de los Contracción Relajación Cambio entre Resistencia (frecuencia);
efector muscular impulsos contracción y relajación desarrollo de energía
vegetativos centrífugos (contra resistencia)

Secundario Extinción de las En caso de estímulo Facilitación de la Preparación para la relaja-


aferencias del huso y único, «vibración estimulación por vía ción en músculos hipertó-
relajación del músculo amortiguada» neural en la dirección nicos en las pausas entre
deseada ejercicios

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

También la quiroterapia del raquis y de las extremidades contiene uno de los dos componentes de
efecto primario; la distensión se produce aquí por modificaciones repentinas de la longitud de los mús-
culos y consigue, a menudo, por esta vía, éxitos sorprendentes. Esta técnica podrá emplearse mejor
donde el músculo es difícilmente accesible al masaje (porciones profundas de los músculos paraver-
tebrales).
Cuantas más células del cuerno anterior sean excitadas de manera sincrónica, y cuanto más alta sea
la frecuencia de sus impulsos, tantas más fibras musculares responderán con una contracción (del tipo
llamado tetánico), necesaria para el trabajo muscular. Como contraposición, piénsese en la contracción
única observada, por ejemplo, en el reflejo rotuliano.
Las neuronas motoras gamma del cuerno anterior emiten, por el contrario, axones que se dirigen a las
fibras contráctiles del huso neuromuscular. Si se excitan estas neuronas, se contraerán las fibras intra-
fusales del huso, dilatando su porción central e induciendo un incremento de la descarga aferente del
huso. Por tanto, las neuronas motoras gamma tienen en primer lugar la capacidad de suministrar y man-
tener una tensión basal, en cierto modo comparable al precalentamiento en un motor diesel, y en segun-
do lugar pueden incrementar aún más la tensión del músculo, incluso si éste ya estaba deformado. Este
proceso es necesario para que la secuencia tetánica de impulsos no se interrumpa, incluso al aumentar
la contracción del músculo y disminuir continuamente su longitud total.
Los receptores fusiformes de los husos tendinosos (aparato de Golgi) son receptores de tensión. Estas
estructuras representan una función de protección para el músculo. Si un músculo dado se hace con-
traer hasta aproximarse a la ruptura, la tensión en estas terminaciones sensitivas crece tanto más cuan-
to (a) mayor sea la velocidad de incremento de la tensión, y (b) mayor sea la tensión absoluta. Ahora
Figura 126
Modificaciones de la actividad aferente de los husos neuromusculares (SA) y de los
bien, estas estructuras, al contrario que los impulsos aferentes del huso neuromuscular, tienen efecto
órganos de Golgi (GA) durante la distensión muscular pasiva y durante incrementos inhibitorio sobre la neurona motora alfa, es decir, llegan a inducir finalmente una interrupción repenti-
de la actividad de las neuronas motoras α y γ. El nivel de actividad en cada caso se na de la contracción.
indica encima de las flechas, por medio de potenciales de acción nerviosa esque- Si un músculo se distiende repentinamente por modificación pasiva de la posición de las articula-
máticos. a) y d) Actividad basal en un músculo en reposo. b) Aumento de la activi- ciones, o por un golpe sobre su tendón de inserción, los husos neuromusculares responderán, en función
dad aferente del huso y del órgano de Golgi durante distensión pasiva enérgica (D) de la velocidad (diferencial) y de la magnitud (proporcional) del cambio de longitud con un incremento
del músculo. c) Interrupción de la actividad aferente del huso y aumento de la del considerable de su actividad aferente (fig. 127). Todos los músculos del aparato locomotor están en
órgano de Golgi durante una contracción muscular por activación aislada de la neu- condiciones de reaccionar de este modo. El médico desencadena por lo general estos reflejos sólo en
rona motora α. e) Acentuación de la actividad aferente del huso por activación ais- unos pocos músculos de fácil acceso (cuadríceps, tríceps sural), y los designa erróneamente como «refle-
lada de la neurona motora γ. f) Ausencia de la supresión de la actividad aferente del jos osteotendinosos». Sin embargo, el estímulo adecuado desencadenante de la contracción es la disten-
huso al activarse simultáneamente las neuronas motoras α y γ. sión del músculo. Los reflejos musculares propioceptivos son predominantemente de tipo extensor, y
están mucho más claramente desarrollados en los músculos extensores que se oponen a la acción de la
gravedad. Por esto, los reflejos propioceptivos colaboran principalmente al mantenimiento de la posición
erecta del cuerpo y de la posición de los miembros.

Figura 127
Reflejo propioceptivo. R =
célula de Renshaw; la facili-
tación se marca como +, la
inhibición como -. La disten-
sión se indica con flechas.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

También la quiroterapia del raquis y de las extremidades contiene uno de los dos componentes de
efecto primario; la distensión se produce aquí por modificaciones repentinas de la longitud de los mús-
culos y consigue, a menudo, por esta vía, éxitos sorprendentes. Esta técnica podrá emplearse mejor
donde el músculo es difícilmente accesible al masaje (porciones profundas de los músculos paraver-
tebrales).
Cuantas más células del cuerno anterior sean excitadas de manera sincrónica, y cuanto más alta sea
la frecuencia de sus impulsos, tantas más fibras musculares responderán con una contracción (del tipo
llamado tetánico), necesaria para el trabajo muscular. Como contraposición, piénsese en la contracción
única observada, por ejemplo, en el reflejo rotuliano.
Las neuronas motoras gamma del cuerno anterior emiten, por el contrario, axones que se dirigen a las
fibras contráctiles del huso neuromuscular. Si se excitan estas neuronas, se contraerán las fibras intra-
fusales del huso, dilatando su porción central e induciendo un incremento de la descarga aferente del
huso. Por tanto, las neuronas motoras gamma tienen en primer lugar la capacidad de suministrar y man-
tener una tensión basal, en cierto modo comparable al precalentamiento en un motor diesel, y en segun-
do lugar pueden incrementar aún más la tensión del músculo, incluso si éste ya estaba deformado. Este
proceso es necesario para que la secuencia tetánica de impulsos no se interrumpa, incluso al aumentar
la contracción del músculo y disminuir continuamente su longitud total.
Los receptores fusiformes de los husos tendinosos (aparato de Golgi) son receptores de tensión. Estas
estructuras representan una función de protección para el músculo. Si un músculo dado se hace con-
traer hasta aproximarse a la ruptura, la tensión en estas terminaciones sensitivas crece tanto más cuan-
to (a) mayor sea la velocidad de incremento de la tensión, y (b) mayor sea la tensión absoluta. Ahora
Figura 126
Modificaciones de la actividad aferente de los husos neuromusculares (SA) y de los
bien, estas estructuras, al contrario que los impulsos aferentes del huso neuromuscular, tienen efecto
órganos de Golgi (GA) durante la distensión muscular pasiva y durante incrementos inhibitorio sobre la neurona motora alfa, es decir, llegan a inducir finalmente una interrupción repenti-
de la actividad de las neuronas motoras α y γ. El nivel de actividad en cada caso se na de la contracción.
indica encima de las flechas, por medio de potenciales de acción nerviosa esque- Si un músculo se distiende repentinamente por modificación pasiva de la posición de las articula-
máticos. a) y d) Actividad basal en un músculo en reposo. b) Aumento de la activi- ciones, o por un golpe sobre su tendón de inserción, los husos neuromusculares responderán, en función
dad aferente del huso y del órgano de Golgi durante distensión pasiva enérgica (D) de la velocidad (diferencial) y de la magnitud (proporcional) del cambio de longitud con un incremento
del músculo. c) Interrupción de la actividad aferente del huso y aumento de la del considerable de su actividad aferente (fig. 127). Todos los músculos del aparato locomotor están en
órgano de Golgi durante una contracción muscular por activación aislada de la neu- condiciones de reaccionar de este modo. El médico desencadena por lo general estos reflejos sólo en
rona motora α. e) Acentuación de la actividad aferente del huso por activación ais- unos pocos músculos de fácil acceso (cuadríceps, tríceps sural), y los designa erróneamente como «refle-
lada de la neurona motora γ. f) Ausencia de la supresión de la actividad aferente del jos osteotendinosos». Sin embargo, el estímulo adecuado desencadenante de la contracción es la disten-
huso al activarse simultáneamente las neuronas motoras α y γ. sión del músculo. Los reflejos musculares propioceptivos son predominantemente de tipo extensor, y
están mucho más claramente desarrollados en los músculos extensores que se oponen a la acción de la
gravedad. Por esto, los reflejos propioceptivos colaboran principalmente al mantenimiento de la posición
erecta del cuerpo y de la posición de los miembros.

Figura 127
Reflejo propioceptivo. R =
célula de Renshaw; la facili-
tación se marca como +, la
inhibición como -. La disten-
sión se indica con flechas.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Reflejos exteroceptivos con efecto sobre los músculos

«Ante una estimulación mecánica o térmica de la piel, el número y frecuencia de las descargas de las
neuronas motoras alfa y gamma aumentan. Esta excitación puede llegar a ser tan intensa que se produz-
ca un acortamiento muscular visible.»9
Ya que se trata de un reflejo que procede de la piel y actúa sobre el músculo, se da a este proceso el
nombre de reflejo exteroceptivo. Una parte de la estimulación procedente de la piel pasa a las neuronas
motoras del cuerno anterior.
Al igual que las descargas (propioceptivas) de los husos neuromusculares, también los reflejos cutá-
neos (exteroceptivos) actúan sobre las neuronas motoras alfa y gamma. En el reflejo propioceptivo se
estimulan las neuronas motoras alfa y se inhiben las gamma correspondientes; en el reflejo exteroceptivo
se estimulan o inhiben, paralelamente y en igual sentido, las neuronas motoras alfa y gamma. Los refle-
jos exteroceptivos se dirigen habitualmente a los flexores, mientras que se inhiben los extensores. Al esti-
mular la piel unilateralmente se observan en el lado contrario relaciones de estimulación de sentido inver-
so. Esto representa una coordinación ya a nivel de centros medulares, de gran importancia, por ejemplo,
para el movimiento de ambulación; estos reflejos pueden observarse mejor en lactantes, cuyo control
cerebral central marcha aún por detrás de los comportamientos reflejos. En condiciones de actividad pre-
via normal, responden primero a los reflejos cutáneos las neuronas motoras gamma, puesto que tienen
un umbral de excitación más bajo. Una vez conseguida la dilatación del huso neuromuscular por la
actividad gamma, se produce a través del reflejo propioceptivo la excitación de la neurona motora alfa.
Al cesar la estimulación cutánea en el área receptora del reflejo exteroceptivo, se detiene también la
estimulación aferente del huso neuromuscular, por faltar la actividad gamma. La supresión del estímulo
cutáneo, de pequeña superficie de recepción, se consigue en el masaje mediante el cambio continuado
del punto de acción (piénsese en la disposición anatómica de los músculos y en su distribución segmen-
taria). Del mismo modo que se puede mejorar la velocidad de reacción de los pequeños vasos mediante
la aplicación alternante de frío y calor, debe uno considerar en el caso de los músculos la facilitación de
los reflejos propioceptivos y exteroceptivos por medio del masaje. De esta manera puede alcanzarse una
mejor función muscular, tanto por la vía propioceptiva como por la exteroceptiva.
El masaje posee múltiples efectos, que Goldscheider esquematiza de la manera siguiente:

«No se limita al desplazamiento de sangre y linfa, sino que estimula los nervios de la piel y los tejidos
blandos subyacentes, como por ejemplo los de los músculos y tendones, actúa sobre troncos nerviosos
profundos y hace surgir así múltiples estímulos que se transmiten a los órganos internos desencadenando
en ellos efectos estimulatorios e inhibitorios. Es totalmente erróneo plantearse los efectos del masaje sola-
mente como hechos mecánicos y exclusivamente periféricos. El masaje en sus diversas formas condiciona
Figura 128
hiperemia reactiva, favorece la movilización de los fluidos tisulares, aumenta la permeabilidad de las
Representación esquemática
paredes de los capilares, tonifica los órganos internos, favorece la reabsorción de acumulaciones hemáti- simplificada de la inervación
cas y serosas, apoya la circulación sanguínea en la insuficiencia circulatoria, tiene efecto sobre la sen- muscular en el reflejo flexor
sación general de energía, sobre los estados de cansancio, sobre el ánimo, sobre el psiquismo...» ipsilateral con reflejo extensor
contralateral.
En base a múltiples estudios de otros autores, podemos apuntar algunos otros efectos del masaje:
induce una profundización transitoria de la ventilación y favorece el sueño.

9. Caspers, H., en Keidel, W. D.: Kurzgefasstes Lehrbuch der Physiologie (pp. 21-22 a 21-27, y
figs. 125 a 127). Georg Thieme Verlag, Stuttgart, 1975.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Reflejos exteroceptivos con efecto sobre los músculos

«Ante una estimulación mecánica o térmica de la piel, el número y frecuencia de las descargas de las
neuronas motoras alfa y gamma aumentan. Esta excitación puede llegar a ser tan intensa que se produz-
ca un acortamiento muscular visible.»9
Ya que se trata de un reflejo que procede de la piel y actúa sobre el músculo, se da a este proceso el
nombre de reflejo exteroceptivo. Una parte de la estimulación procedente de la piel pasa a las neuronas
motoras del cuerno anterior.
Al igual que las descargas (propioceptivas) de los husos neuromusculares, también los reflejos cutá-
neos (exteroceptivos) actúan sobre las neuronas motoras alfa y gamma. En el reflejo propioceptivo se
estimulan las neuronas motoras alfa y se inhiben las gamma correspondientes; en el reflejo exteroceptivo
se estimulan o inhiben, paralelamente y en igual sentido, las neuronas motoras alfa y gamma. Los refle-
jos exteroceptivos se dirigen habitualmente a los flexores, mientras que se inhiben los extensores. Al esti-
mular la piel unilateralmente se observan en el lado contrario relaciones de estimulación de sentido inver-
so. Esto representa una coordinación ya a nivel de centros medulares, de gran importancia, por ejemplo,
para el movimiento de ambulación; estos reflejos pueden observarse mejor en lactantes, cuyo control
cerebral central marcha aún por detrás de los comportamientos reflejos. En condiciones de actividad pre-
via normal, responden primero a los reflejos cutáneos las neuronas motoras gamma, puesto que tienen
un umbral de excitación más bajo. Una vez conseguida la dilatación del huso neuromuscular por la
actividad gamma, se produce a través del reflejo propioceptivo la excitación de la neurona motora alfa.
Al cesar la estimulación cutánea en el área receptora del reflejo exteroceptivo, se detiene también la
estimulación aferente del huso neuromuscular, por faltar la actividad gamma. La supresión del estímulo
cutáneo, de pequeña superficie de recepción, se consigue en el masaje mediante el cambio continuado
del punto de acción (piénsese en la disposición anatómica de los músculos y en su distribución segmen-
taria). Del mismo modo que se puede mejorar la velocidad de reacción de los pequeños vasos mediante
la aplicación alternante de frío y calor, debe uno considerar en el caso de los músculos la facilitación de
los reflejos propioceptivos y exteroceptivos por medio del masaje. De esta manera puede alcanzarse una
mejor función muscular, tanto por la vía propioceptiva como por la exteroceptiva.
El masaje posee múltiples efectos, que Goldscheider esquematiza de la manera siguiente:

«No se limita al desplazamiento de sangre y linfa, sino que estimula los nervios de la piel y los tejidos
blandos subyacentes, como por ejemplo los de los músculos y tendones, actúa sobre troncos nerviosos
profundos y hace surgir así múltiples estímulos que se transmiten a los órganos internos desencadenando
en ellos efectos estimulatorios e inhibitorios. Es totalmente erróneo plantearse los efectos del masaje sola-
mente como hechos mecánicos y exclusivamente periféricos. El masaje en sus diversas formas condiciona
Figura 128
hiperemia reactiva, favorece la movilización de los fluidos tisulares, aumenta la permeabilidad de las
Representación esquemática
paredes de los capilares, tonifica los órganos internos, favorece la reabsorción de acumulaciones hemáti- simplificada de la inervación
cas y serosas, apoya la circulación sanguínea en la insuficiencia circulatoria, tiene efecto sobre la sen- muscular en el reflejo flexor
sación general de energía, sobre los estados de cansancio, sobre el ánimo, sobre el psiquismo...» ipsilateral con reflejo extensor
contralateral.
En base a múltiples estudios de otros autores, podemos apuntar algunos otros efectos del masaje:
induce una profundización transitoria de la ventilación y favorece el sueño.

9. Caspers, H., en Keidel, W. D.: Kurzgefasstes Lehrbuch der Physiologie (pp. 21-22 a 21-27, y
figs. 125 a 127). Georg Thieme Verlag, Stuttgart, 1975.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Podemos así designar con todo derecho los efectos del masaje como un evento complejo. Si en lo Como efectos locales:
subsiguiente nos vemos obligados a disecarlo, desmenuzarlo y discutir separadamente diferentes efec- Efectos sobre los vasos sanguíneos y linfáticos;
tos parciales, esto se debe sólo a que de otro modo estos efectos serían incomprensibles. Sin embargo, Efectos sobre la musculatura.
nunca hay que olvidar que el éxito del masaje depende de los múltiples efectos indisolublemente liga- Sin embargo, no debe pensarse que se puede alcanzar un efecto dado aisladamente. Sólo es posible,
dos unos a otros. Acentuamos esto especialmente refiriéndonos a las formas especiales de masaje pu- mediante técnicas manuales adecuadas, acentuar especialmente uno de los efectos. Esto se demuestra
blicadas en los últimos tiempos, que dejando (conscientemente) de lado la apreciación general sólo por ejemplo en el masaje del tejido conectivo, que empleando una técnica especial desencadena prin-
destacan efectos aislados. Para el masaje clásico sigue siendo válido que sus efectos no se deben exclu- cipalmente efectos de tipo segmentario o metamérico. De entre los efectos que, como hemos visto,
sivamente a «condicionamientos reflejos», «condicionamientos segmentarios o metaméricos», o puede tener el masaje, para el clásico son de especial interés los locales. Las «partes blandas» del apara-
«condicionamientos circulatorios». to locomotor son el lugar de acción y el lugar de efecto del masaje clásico, razón por la que lo aplicamos
Establecemos en general una distinción entre efectos a distancia y efectos locales. Citaremos algunas al tratamiento de alteraciones que surgen en estas estructuras.
experiencias terapéuticas para aclarar estos conceptos. Estudiaremos seguidamente qué efectos se producen, dónde y cómo, a consecuencia de estos
estímulos.
1) Si durante un masaje corporal general observamos que el paciente se duerme, que su respiración
se hace más profunda, o que dice sentirse descansado cuando antes del masaje se quejaba de agotamien- 1) El estímulo táctil actúa inicialmente en la piel sobre las terminaciones nerviosas sensitivas,
to físico, debemos considerar todos estos fenómenos como efectos a distancia. Se trata además de efec- mecanorreceptores, corpúsculos táctiles de Meissner y plexos del folículos piloso para la sensibilidad de
tos generales, que surgen independientemente del lugar de aplicación del masaje. contacto, terminaciones libres intraepiteliales para la sensación dolorosa mecánica. El estímulo táctil
2) Si observamos, por ejemplo, durante el masaje de la región del hombro y cara posterior del cue- pasa por las vías nerviosas periféricas, cuyas neuronas se encuentran en los ganglios espinales, y a través
llo en el lado izquierdo, o en el del músculo pectoral izquierdo, la desaparición simultánea de molestias del cuerno posterior a la médula espinal, y a través de su cordón posterior (vías medulares) al cerebro, a
de tipo estenocárdico, debemos considerar esto también como efecto a distancia. Sin embargo, ya que la zona de la sensibilidad somática en la circunvolución central posterior. De esta manera, la sensación
este efecto se manifiesta en un órgano interno metaméricamente correspondiente a la zona muscular y de contacto se hace consciente.
cutánea tratada, debemos delimitarlo, como efecto metamérico o segmentario, del grupo amplio de los Todos los estímulos que inciden desde el exterior sobre las cubiertas corporales (estímulos somatosen-
efectos generales. sitivos) se elaboran en los centros nerviosos medulares y cerebrales, e inducen a través de interconex-
3) Finalmente, debe considerarse efecto a distancia la reducción de un músculo hipertónico medi- iones neurales adaptaciones a los estímulos.
ante técnicas de acariciamiento. Observamos ocasionalmente, aplicando acariciamiento o amasamiento Así, también los estímulos aislados del masaje inducen, según la intensidad de las maniobras y la
sin gran aplicación de fuerza, una relajación involuntaria de un músculo previamente hipertónico, y des- extensión de la superficie tratada, sensaciones y efectos generales diversos. El acariciamiento lento, rít-
ignamos esto como reflejo exteroceptivo (véase más adelante). mico y sobre grandes superficies produce relajación; las fricciones puntiformes, localizadas, tonifican.
4) Cuando, por el contrario, observamos en el área de masaje, por ejemplo durante acariciamiento Resumen: El acariciamiento estimula los nervios sensitivos de la piel y produce, por vía neural, efec-
o fricción intensivos, un enrojecimiento de la piel, o vemos que en un caso de estasis crónica en la pier- tos generales.
na (por ejemplo, después de un esguince de tobillo) ésta adelgaza durante el masaje por acariciamiento, Utilización: Como etapa inicial de un masaje, el acariciamiento induce relajación general. Esta rela-
o que un músculo cansado por la actividad se hace de nuevo funcionalmente capaz por medio del jación es necesaria si se desea actuar sobre capas tisulares más profundas. Asimismo, el acariciamiento
amasamiento, consideramos todos estos como efectos que se manifiestan en el lugar de aplicación del intercalado entre maniobras de masaje dolorosas tiene el efecto de aliviar el dolor y de reducir la tensión
masaje. El eritema cutáneo, la desaparición de la estasis y la desaparición del cansancio son además efec- de defensa. Especialmente en los niños, el acariciamiento puede resolver estados de inquietud.
tos relacionados con los sistemas sanguíneo y linfático.
5) Constatamos otro tipo de efecto, igualmente local, cuando un músculo contraído se relaja, o 2) Todas las técnicas manuales que se realizan en progresión hacia el corazón y bajo contacto
cuando un músculo laxo adquiere un grado de tensión mayor. Este efecto, que modifica exclusivamente directo continuo con la piel, es decir el acariciamiento y el amasamiento, ejercen, si la presión es sufi-
el estado de contracción o tono de la musculatura, debe considerarse diferente de los efectos vasculares. ciente, un efecto de expresión mecánica sobre las venas y los vasos linfáticos.
El efecto acariciante sobre las venas normales sólo mejora levemente el flujo, ya que la sangre está
Resumamos: Los efectos del masaje que se presentan en el lugar de su aplicación son efectos locales, continuamente en movimiento rápido. Por el contrario, en los enlentecimientos del flujo venoso causa-
aquellos que aparecen lejos del lugar de aplicación son efectos a distancia. La experiencia te- dos por venas dilatadas, el efecto depletorio se reconoce con facilidad.
rapéutica nos permite, por tanto, diferenciar entre sí varias áreas de efecto del masaje: Resulta más intenso el efecto sobre las vías linfáticas, en las que el flujo del fluido es sensiblemente
más lento que en las venas, integrantes de la circulación general. Esto se observa claramente cuando se
Como efectos a distancia: exponen los vasos linfáticos para realizar una linfangiografía, la representación de las vías linfáticas con
Efectos generales; medios de contraste radiológicos. Si se inyecta bajo la piel una solución de un colorante azul, al cabo
efectos segmentarios o metaméricos; de 20 o 30 minutos se rellenan las vías linfáticas subcutáneas que van hacia el corazón, que se mani-
reflejos exteroceptivos. fiestan entonces como bandas azules a través de la piel. Una vez abierta la piel por encima de esta banda

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TÉCNICAS DEL MASAJE

Podemos así designar con todo derecho los efectos del masaje como un evento complejo. Si en lo Como efectos locales:
subsiguiente nos vemos obligados a disecarlo, desmenuzarlo y discutir separadamente diferentes efec- Efectos sobre los vasos sanguíneos y linfáticos;
tos parciales, esto se debe sólo a que de otro modo estos efectos serían incomprensibles. Sin embargo, Efectos sobre la musculatura.
nunca hay que olvidar que el éxito del masaje depende de los múltiples efectos indisolublemente liga- Sin embargo, no debe pensarse que se puede alcanzar un efecto dado aisladamente. Sólo es posible,
dos unos a otros. Acentuamos esto especialmente refiriéndonos a las formas especiales de masaje pu- mediante técnicas manuales adecuadas, acentuar especialmente uno de los efectos. Esto se demuestra
blicadas en los últimos tiempos, que dejando (conscientemente) de lado la apreciación general sólo por ejemplo en el masaje del tejido conectivo, que empleando una técnica especial desencadena prin-
destacan efectos aislados. Para el masaje clásico sigue siendo válido que sus efectos no se deben exclu- cipalmente efectos de tipo segmentario o metamérico. De entre los efectos que, como hemos visto,
sivamente a «condicionamientos reflejos», «condicionamientos segmentarios o metaméricos», o puede tener el masaje, para el clásico son de especial interés los locales. Las «partes blandas» del apara-
«condicionamientos circulatorios». to locomotor son el lugar de acción y el lugar de efecto del masaje clásico, razón por la que lo aplicamos
Establecemos en general una distinción entre efectos a distancia y efectos locales. Citaremos algunas al tratamiento de alteraciones que surgen en estas estructuras.
experiencias terapéuticas para aclarar estos conceptos. Estudiaremos seguidamente qué efectos se producen, dónde y cómo, a consecuencia de estos
estímulos.
1) Si durante un masaje corporal general observamos que el paciente se duerme, que su respiración
se hace más profunda, o que dice sentirse descansado cuando antes del masaje se quejaba de agotamien- 1) El estímulo táctil actúa inicialmente en la piel sobre las terminaciones nerviosas sensitivas,
to físico, debemos considerar todos estos fenómenos como efectos a distancia. Se trata además de efec- mecanorreceptores, corpúsculos táctiles de Meissner y plexos del folículos piloso para la sensibilidad de
tos generales, que surgen independientemente del lugar de aplicación del masaje. contacto, terminaciones libres intraepiteliales para la sensación dolorosa mecánica. El estímulo táctil
2) Si observamos, por ejemplo, durante el masaje de la región del hombro y cara posterior del cue- pasa por las vías nerviosas periféricas, cuyas neuronas se encuentran en los ganglios espinales, y a través
llo en el lado izquierdo, o en el del músculo pectoral izquierdo, la desaparición simultánea de molestias del cuerno posterior a la médula espinal, y a través de su cordón posterior (vías medulares) al cerebro, a
de tipo estenocárdico, debemos considerar esto también como efecto a distancia. Sin embargo, ya que la zona de la sensibilidad somática en la circunvolución central posterior. De esta manera, la sensación
este efecto se manifiesta en un órgano interno metaméricamente correspondiente a la zona muscular y de contacto se hace consciente.
cutánea tratada, debemos delimitarlo, como efecto metamérico o segmentario, del grupo amplio de los Todos los estímulos que inciden desde el exterior sobre las cubiertas corporales (estímulos somatosen-
efectos generales. sitivos) se elaboran en los centros nerviosos medulares y cerebrales, e inducen a través de interconex-
3) Finalmente, debe considerarse efecto a distancia la reducción de un músculo hipertónico medi- iones neurales adaptaciones a los estímulos.
ante técnicas de acariciamiento. Observamos ocasionalmente, aplicando acariciamiento o amasamiento Así, también los estímulos aislados del masaje inducen, según la intensidad de las maniobras y la
sin gran aplicación de fuerza, una relajación involuntaria de un músculo previamente hipertónico, y des- extensión de la superficie tratada, sensaciones y efectos generales diversos. El acariciamiento lento, rít-
ignamos esto como reflejo exteroceptivo (véase más adelante). mico y sobre grandes superficies produce relajación; las fricciones puntiformes, localizadas, tonifican.
4) Cuando, por el contrario, observamos en el área de masaje, por ejemplo durante acariciamiento Resumen: El acariciamiento estimula los nervios sensitivos de la piel y produce, por vía neural, efec-
o fricción intensivos, un enrojecimiento de la piel, o vemos que en un caso de estasis crónica en la pier- tos generales.
na (por ejemplo, después de un esguince de tobillo) ésta adelgaza durante el masaje por acariciamiento, Utilización: Como etapa inicial de un masaje, el acariciamiento induce relajación general. Esta rela-
o que un músculo cansado por la actividad se hace de nuevo funcionalmente capaz por medio del jación es necesaria si se desea actuar sobre capas tisulares más profundas. Asimismo, el acariciamiento
amasamiento, consideramos todos estos como efectos que se manifiestan en el lugar de aplicación del intercalado entre maniobras de masaje dolorosas tiene el efecto de aliviar el dolor y de reducir la tensión
masaje. El eritema cutáneo, la desaparición de la estasis y la desaparición del cansancio son además efec- de defensa. Especialmente en los niños, el acariciamiento puede resolver estados de inquietud.
tos relacionados con los sistemas sanguíneo y linfático.
5) Constatamos otro tipo de efecto, igualmente local, cuando un músculo contraído se relaja, o 2) Todas las técnicas manuales que se realizan en progresión hacia el corazón y bajo contacto
cuando un músculo laxo adquiere un grado de tensión mayor. Este efecto, que modifica exclusivamente directo continuo con la piel, es decir el acariciamiento y el amasamiento, ejercen, si la presión es sufi-
el estado de contracción o tono de la musculatura, debe considerarse diferente de los efectos vasculares. ciente, un efecto de expresión mecánica sobre las venas y los vasos linfáticos.
El efecto acariciante sobre las venas normales sólo mejora levemente el flujo, ya que la sangre está
Resumamos: Los efectos del masaje que se presentan en el lugar de su aplicación son efectos locales, continuamente en movimiento rápido. Por el contrario, en los enlentecimientos del flujo venoso causa-
aquellos que aparecen lejos del lugar de aplicación son efectos a distancia. La experiencia te- dos por venas dilatadas, el efecto depletorio se reconoce con facilidad.
rapéutica nos permite, por tanto, diferenciar entre sí varias áreas de efecto del masaje: Resulta más intenso el efecto sobre las vías linfáticas, en las que el flujo del fluido es sensiblemente
más lento que en las venas, integrantes de la circulación general. Esto se observa claramente cuando se
Como efectos a distancia: exponen los vasos linfáticos para realizar una linfangiografía, la representación de las vías linfáticas con
Efectos generales; medios de contraste radiológicos. Si se inyecta bajo la piel una solución de un colorante azul, al cabo
efectos segmentarios o metaméricos; de 20 o 30 minutos se rellenan las vías linfáticas subcutáneas que van hacia el corazón, que se mani-
reflejos exteroceptivos. fiestan entonces como bandas azules a través de la piel. Una vez abierta la piel por encima de esta banda

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azul se reconocen claramente, en el tejido graso subcutáneo, los vasos linfáticos teñidos de azul, del la consiguió Ruhmann, al aplicar a la piel y hacer penetrar en ella mediante iontoforesis, es decir con
diámetro de un hilo. Ahora bien, si se aplica acariciamiento enérgico a la zona de piel en la que previa- corrientes galvánicas débiles, diferentes hormonas tisulares. En sus experiencias, los efectos de la acetil-
mente se inyectó el colorante, se observa al tiempo cómo los vasos linfáticos se llenan a tensión con el colina resultaron completamente iguales a los del masaje: se producía una reacción cutánea hiperémi-
colorante y adquieren un diámetro varias veces superior al original. Por lo tanto, con el masaje se ha ca. Según Ruhmann, también la hiperemia demostrablemente local de las capas tisulares profundas y de
aumentado y acelerado la corriente linfática. la musculatura esquelética que se induce por el masaje se debe a la liberación de sustancias con acción
Resumen: Acariciamiento y amasamiento inducen local y mecánicamente una aceleración de la cor- análoga a la de la acetilcolina.
riente linfática, y una aceleración de la corriente sanguínea en venas dilatadas y con estasis. Se trata de Resumen: La fricción intensa induce la liberación en el tejido de sustancias análogas a la histamina o a
un efecto depletorio vascular local. la acetilcolina. Éstas inducen, por estimulación del parasimpático, una hiperemia local, alcanzan por vía cir-
Utilización: Se realizan acariciamiento localizado y amasamiento suave para la eliminación de acú- culatoria la totalidad del organismo, y hacen así posible, por vía humoral, la aparición de efectos generales.
mulos de líquidos (edemas) y de estasis crónicas, por ejemplo después de esguinces y luxaciones, en
casos de varices, y en los edemas ortostáticos que aparecen especialmente en las zonas maleolares en 4) Con todas las técnicas de masaje, en el lugar en que éste se aplica aparece rápidamente un eritema.
personas cuyos oficios o profesiones les hacen permanecer largo tiempo en pie. Este fenómeno puede reproducirse a voluntad en cualquier punto de la piel.
El color de la piel depende de su perfusión. Cuando la perfusión es escasa, la piel es pálida, y cuan-
3) Las técnicas de masaje con efecto de presión local más intenso, es decir, las fricciones, pueden do la perfusión es abundante, se hace de tonalidad rojiza. Los vasos sanguíneos que dejan transparentar
destruir células, especialmente si éstas se encuentran en un estado de edematización patológica (¡gelo- el color de la sangre son las ramificaciones periféricas más finas del sistema vascular cerrado: las arteri-
sis!). Al destruirse las células se liberan sustancias del contenido celular análogas a la histamina, las lla- olas y capilares. Estos vasos son tan pequeños que no se pueden percibir a simple vista. Sólo con la
madas «hormonas tisulares». Éstas actúan, como la acetílcolina, a manera de estímulo parasimpático, amplificación suministrada por un aparato adecuado, el microscopio de capilares, es posible verlos en
dando lugar a la dilatación de capilares activos y a la apertura de capilares en reposo. Se produce así un el sujeto vivo.
incremento local activo de la perfusión (hiperemia). De sus consecuencias hablaremos extensamente más Eppinger ha estudiado el efecto del masaje sobre la perfusión muscular con ayuda de inyecciones de
adelante. Ocasionalmente, las fricciones dan lugar al desgarro de capilares, a la salida de sangre al teji- tinta china, y ha observado que con el masaje se abren también múltiples capilares en la masa muscular
do intersticial, y al hematoma. El «cardenal», ciertamente no es el propósito de la fricción, pero cuando que previamente no eran permeables.
se produce un hematoma en zonas de tejido gelósico, este hematoma actúa del mismo modo que la auto- Con arreglo a estas investigaciones debemos suponer que en toda capa tisular sometida al estímulo
hemoterapia, como terapia estimuladora. En el curso de la eliminación de la extravasación se observa mecánico del masaje se producen en los capilares los mismos fenómenos: capilarización, dilatación de
simultáneamente la eliminación de la alteración tisular previamente existente y a causa de la cual se pre- los capilares y aceleración del flujo capilar.
scribió el masaje. Pero los efectos de los cuerpos histamínicos no sólo son locales, sino también sistémi- El origen de estos efectos sobre los capilares, como consecuencia de la liberación de hormonas tisu-
cos. A este respecto escribe Hoff10 que en la estimulación de diversos órganos se producen estos com- lares, se ha discutido ya. Sin embargo, diferentes observaciones permiten llegar a la conclusión de que,
puestos, «que poseen efectos farmacológicos acusados, y da la impresión de que en el organismo se inter- aparte de este proceso químico, los vasos sanguíneos también experimentan una variación de calibre a
calan a menudo, entre el efecto de un estímulo y la función por él inducida, compuestos químicos que través de la estimulación de los nervios de sus paredes.
surgen directamente en el tejido por electo del estímulo, y que dan lugar a una modificación funcional También el dermografismo debe comprenderse como un proceso neural. Si frotamos suavemente, por
del órgano o del organismo. Ya fisiológicamente, la piel está sometida a múltiples estímulos. Los com- ejemplo, la piel de la espalda con el extremo romo de una cerilla, la línea de roce palidecerá inicial-
puestos activos que se forman en la piel tienen la notable peculiaridad de pasar en forma activa a la cir- mente, para luego enrojecerse. El breve plazo hasta la aparición de la reacción, y la limitación espacial
culación, y por tanto pueden desencadenar efectos no sólo locales, sino generales». de la misma a la línea de roce, así como las manifestaciones patológicas del dermografismo (tales como
Por procedimientos experimentales se determinó esta correlación de la manera siguiente: Se reco- el halo de palidez que rodea la línea eritematosa) demuestran el mecanismo neurogénico.
gieron muestras de suero sanguíneo de un voluntario tanto antes como 10 minutos después de un masaje. El estímulo con efecto vascular puede utilizar dos vías neurales: Por una parte, la de los nervios sen-
Estos dos sueros se administraron por vía intradérmica a un segundo voluntario, produciendo pápulas tan sitivos espinales hasta el ganglio espinal y a través del cuerno posterior a la sustancia gris medular, y por
iguales como fuese posible. El suero obtenido después del masaje induce un agrandamiento de la pápu- otra, la del plexo vascular a través del ganglio simpático segmentario, el ramo comunicante blanco y el
la mucho mayor (40 a 50 %) que el recogido antes del masaje. Los fenómenos observados de reducción cuerno posterior a la sustancia gris medular. Las vías aferentes (es decir, las fibras nerviosas que conducen
de la presión arterial, lentificación del pulso y reducción de la cifra de leucocitos están relacionados con a la médula) terminan directamente o a través de células intermediarias en las células vegetativas de los
el efecto de este producto. La prueba de que la sustancia formada en la piel sólo tiene efecto por la vía haces laterales de la médula. Las fibras simpáticas eferentes abandonan la médula a través de las raíces
circulatoria la suministró Farök. Este investigador demostró que la sustancia recién formada sólo alcan- anteriores, alcanzan el ganglio simpático correspondiente a través del ramo comunicante blanco, y
zaba efectos (generales) cuando no se había aplicado una ligadura a la extremidad en que se habían pro- pasan, después de una sinapsis ganglionar, a través del ramo comunicante gris, a los nervios espinales,
ducido. Esta sustancia, inicialmente desconocida, se consideró como análoga a la histamina, es decir, que se dirigen a las cubiertas corporales. El efecto de la transmisión eferente de estímulos se hace
como hormona tisular, que se liberaba durante la destrucción de células. La demostración experimental entonces observable en los vasos periféricos.

10. Hoff, F.: Unspezifisclie Therapic und natürliche Adwehrvorgäinge. Springcr, Berlín, 1930.

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azul se reconocen claramente, en el tejido graso subcutáneo, los vasos linfáticos teñidos de azul, del la consiguió Ruhmann, al aplicar a la piel y hacer penetrar en ella mediante iontoforesis, es decir con
diámetro de un hilo. Ahora bien, si se aplica acariciamiento enérgico a la zona de piel en la que previa- corrientes galvánicas débiles, diferentes hormonas tisulares. En sus experiencias, los efectos de la acetil-
mente se inyectó el colorante, se observa al tiempo cómo los vasos linfáticos se llenan a tensión con el colina resultaron completamente iguales a los del masaje: se producía una reacción cutánea hiperémi-
colorante y adquieren un diámetro varias veces superior al original. Por lo tanto, con el masaje se ha ca. Según Ruhmann, también la hiperemia demostrablemente local de las capas tisulares profundas y de
aumentado y acelerado la corriente linfática. la musculatura esquelética que se induce por el masaje se debe a la liberación de sustancias con acción
Resumen: Acariciamiento y amasamiento inducen local y mecánicamente una aceleración de la cor- análoga a la de la acetilcolina.
riente linfática, y una aceleración de la corriente sanguínea en venas dilatadas y con estasis. Se trata de Resumen: La fricción intensa induce la liberación en el tejido de sustancias análogas a la histamina o a
un efecto depletorio vascular local. la acetilcolina. Éstas inducen, por estimulación del parasimpático, una hiperemia local, alcanzan por vía cir-
Utilización: Se realizan acariciamiento localizado y amasamiento suave para la eliminación de acú- culatoria la totalidad del organismo, y hacen así posible, por vía humoral, la aparición de efectos generales.
mulos de líquidos (edemas) y de estasis crónicas, por ejemplo después de esguinces y luxaciones, en
casos de varices, y en los edemas ortostáticos que aparecen especialmente en las zonas maleolares en 4) Con todas las técnicas de masaje, en el lugar en que éste se aplica aparece rápidamente un eritema.
personas cuyos oficios o profesiones les hacen permanecer largo tiempo en pie. Este fenómeno puede reproducirse a voluntad en cualquier punto de la piel.
El color de la piel depende de su perfusión. Cuando la perfusión es escasa, la piel es pálida, y cuan-
3) Las técnicas de masaje con efecto de presión local más intenso, es decir, las fricciones, pueden do la perfusión es abundante, se hace de tonalidad rojiza. Los vasos sanguíneos que dejan transparentar
destruir células, especialmente si éstas se encuentran en un estado de edematización patológica (¡gelo- el color de la sangre son las ramificaciones periféricas más finas del sistema vascular cerrado: las arteri-
sis!). Al destruirse las células se liberan sustancias del contenido celular análogas a la histamina, las lla- olas y capilares. Estos vasos son tan pequeños que no se pueden percibir a simple vista. Sólo con la
madas «hormonas tisulares». Éstas actúan, como la acetílcolina, a manera de estímulo parasimpático, amplificación suministrada por un aparato adecuado, el microscopio de capilares, es posible verlos en
dando lugar a la dilatación de capilares activos y a la apertura de capilares en reposo. Se produce así un el sujeto vivo.
incremento local activo de la perfusión (hiperemia). De sus consecuencias hablaremos extensamente más Eppinger ha estudiado el efecto del masaje sobre la perfusión muscular con ayuda de inyecciones de
adelante. Ocasionalmente, las fricciones dan lugar al desgarro de capilares, a la salida de sangre al teji- tinta china, y ha observado que con el masaje se abren también múltiples capilares en la masa muscular
do intersticial, y al hematoma. El «cardenal», ciertamente no es el propósito de la fricción, pero cuando que previamente no eran permeables.
se produce un hematoma en zonas de tejido gelósico, este hematoma actúa del mismo modo que la auto- Con arreglo a estas investigaciones debemos suponer que en toda capa tisular sometida al estímulo
hemoterapia, como terapia estimuladora. En el curso de la eliminación de la extravasación se observa mecánico del masaje se producen en los capilares los mismos fenómenos: capilarización, dilatación de
simultáneamente la eliminación de la alteración tisular previamente existente y a causa de la cual se pre- los capilares y aceleración del flujo capilar.
scribió el masaje. Pero los efectos de los cuerpos histamínicos no sólo son locales, sino también sistémi- El origen de estos efectos sobre los capilares, como consecuencia de la liberación de hormonas tisu-
cos. A este respecto escribe Hoff10 que en la estimulación de diversos órganos se producen estos com- lares, se ha discutido ya. Sin embargo, diferentes observaciones permiten llegar a la conclusión de que,
puestos, «que poseen efectos farmacológicos acusados, y da la impresión de que en el organismo se inter- aparte de este proceso químico, los vasos sanguíneos también experimentan una variación de calibre a
calan a menudo, entre el efecto de un estímulo y la función por él inducida, compuestos químicos que través de la estimulación de los nervios de sus paredes.
surgen directamente en el tejido por electo del estímulo, y que dan lugar a una modificación funcional También el dermografismo debe comprenderse como un proceso neural. Si frotamos suavemente, por
del órgano o del organismo. Ya fisiológicamente, la piel está sometida a múltiples estímulos. Los com- ejemplo, la piel de la espalda con el extremo romo de una cerilla, la línea de roce palidecerá inicial-
puestos activos que se forman en la piel tienen la notable peculiaridad de pasar en forma activa a la cir- mente, para luego enrojecerse. El breve plazo hasta la aparición de la reacción, y la limitación espacial
culación, y por tanto pueden desencadenar efectos no sólo locales, sino generales». de la misma a la línea de roce, así como las manifestaciones patológicas del dermografismo (tales como
Por procedimientos experimentales se determinó esta correlación de la manera siguiente: Se reco- el halo de palidez que rodea la línea eritematosa) demuestran el mecanismo neurogénico.
gieron muestras de suero sanguíneo de un voluntario tanto antes como 10 minutos después de un masaje. El estímulo con efecto vascular puede utilizar dos vías neurales: Por una parte, la de los nervios sen-
Estos dos sueros se administraron por vía intradérmica a un segundo voluntario, produciendo pápulas tan sitivos espinales hasta el ganglio espinal y a través del cuerno posterior a la sustancia gris medular, y por
iguales como fuese posible. El suero obtenido después del masaje induce un agrandamiento de la pápu- otra, la del plexo vascular a través del ganglio simpático segmentario, el ramo comunicante blanco y el
la mucho mayor (40 a 50 %) que el recogido antes del masaje. Los fenómenos observados de reducción cuerno posterior a la sustancia gris medular. Las vías aferentes (es decir, las fibras nerviosas que conducen
de la presión arterial, lentificación del pulso y reducción de la cifra de leucocitos están relacionados con a la médula) terminan directamente o a través de células intermediarias en las células vegetativas de los
el efecto de este producto. La prueba de que la sustancia formada en la piel sólo tiene efecto por la vía haces laterales de la médula. Las fibras simpáticas eferentes abandonan la médula a través de las raíces
circulatoria la suministró Farök. Este investigador demostró que la sustancia recién formada sólo alcan- anteriores, alcanzan el ganglio simpático correspondiente a través del ramo comunicante blanco, y
zaba efectos (generales) cuando no se había aplicado una ligadura a la extremidad en que se habían pro- pasan, después de una sinapsis ganglionar, a través del ramo comunicante gris, a los nervios espinales,
ducido. Esta sustancia, inicialmente desconocida, se consideró como análoga a la histamina, es decir, que se dirigen a las cubiertas corporales. El efecto de la transmisión eferente de estímulos se hace
como hormona tisular, que se liberaba durante la destrucción de células. La demostración experimental entonces observable en los vasos periféricos.

10. Hoff, F.: Unspezifisclie Therapic und natürliche Adwehrvorgäinge. Springcr, Berlín, 1930.

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Ahora bien, los estímulos que toman la vía aferente a través del plexo vascular pueden ser derivados,
al llegar a las columnas laterales (a las que según Scheidt11 están conectados vegetativamente los órganos Especie animal: Cobaya
internos), a las visceras, dando lugar a los llamados reflejos cutaneoviscerales. Esta es la base científica
Número de capi- Superficie capilar, Volumen capilar,
de los efectos segmentarios o metaméricos del masaje. Esta técnica fue desarrollada hasta constituir un Condiciones lares por mm2 en cm2 por cm2 como % del volu-
sistema terapéutico reconocido por Kohlrausch y Teirich-Leube, bajo el nombre de «masaje del tejido de músculo men de músculo
conectivo».
Adicionalmente, los estímulos aferentes pueden ser conducidos, si su intensidad es suficiente, más allá Reposo 31 3,0 0,02
de las sinapsis metaméricas hacia el sistema nervioso central, a los centros vegetativos en el me- Reposo 85 8,0 0,06
sencéfalo. De esta manera se explican los efectos generales vegetativos del masaje. Sin embargo, al estar Esfuerzo 2500 360 5,50
los centros vegetativos en estrecha relación funcional con la hipófisis, resulta también imaginable una Máximo 3000 750 15,00
acción del masaje sobre ésta, y por tanto sobre el sistema endocrino.
Resumen: Todas las técnicas de masaje poseen efectos vasculares. En el área directamente sometida al
masaje se observan capilarización y aceleración del flujo capilar. Se ha demostrado que estos efectos se Es decir, bajo condiciones de esfuerzo máximo, el volumen de los capilares puede llegar a represen-
producen de manera local-humoral y refleja-neural. Son posibles las siguientes derivaciones de los estí- tar hasta un 15 % del volumen del músculo. Por tanto, existen siempre considerables reservas de espa-
mulos aferentes sensitivos o vegetativos: cio capilar.
El efecto circulatorio local del masaje hace posible aprovechar terapéuticamente las condiciones
a) Retroderivación segmentaria: Eferencia a los vasos periféricos. anatómicas citadas, es decir, las reservas capilares de áreas tisulares en reposo, ya que por medio del
b) Derivación segmentaria: Eferencia a los órganos internos. masaje conectamos estas reservas al sistema circulatorio. La capilarización y la dilatación de los capi-
lares incrementan la superficie de intercambio entre la sangre y los tejidos, como ya se ha discutido, de
5) El efecto circulatorio local del masaje anteriormente descrito, con el resultado de aumento de la manera significativa. Los mediadores liberados durante el masaje mejoran simultáneamente la permeabil-
perfusión, tiene consecuencias importantes. Los capilares son un componente importante del sistema idad de los capilares y de las superficies intercelulares. De esta manera se facilita el intercambio que se
circulatorio, puesto que en ellos se cumple la tarea de la circulación sanguínea.12 Tienen como función realiza entre la sangre y los tejidos. Los compuestos energéticos y el oxígeno se ofrecen a los tejidos a
el aporte a todas las porciones del organismo de oxígeno y nutrientes y el transporte y eliminación de través de una superficie mayor y más fácil de atravesar (mejora del aporte). Al acelerarse simultáneamente
los residuos del metabolismo. El corazón, las arterias y las venas están al servicio de esta función, e por el estímulo del masaje el retorno venoso y el flujo linfático, mejora también la eliminación de resi-
igualmente los vasos linfáticos, para el transporte y eliminación de agua, proteínas y residuos metabóli- duos y catabolitos de los tejidos. Vemos así que a los efectos circulatorios locales del masaje se acopla
cos. Un capilar típico tiene entre 0,5 y 1 mm de longitud, y entre 8 y 10 milésimas de milímetro de inseparablemente un efecto sobre el metabolismo local, con el resultado final de una regeneración del
diámetro. Se encuentran intercalados en número casi infinito entre las arterias y las venas, y represen- tejido tratado. Estos efectos se han demostrado de manera evidente mediante experiencias sobre múscu-
tan el límite entre los vasos que llevan la sangre del corazón a la periferia y los que la llevan de la per- los agotados.
iferia al corazón, límite que a menudo se manifiesta ya en su aspecto de lazo u horquilla. La perfusión Respecto a los efectos del masaje sobre el músculo cansado o agotado, múltiples experiencias han
depende del estado de actividad del órgano afectado; su adaptación a la función se regula por una parte demostrado que existe una gran diferencia entre la capacidad de rendimiento de un músculo al que,
por estímulos nerviosos centrales, y por otra localmente por los productos metabólicos de reacción acida después de haber llegado al estado de cansancio, se ha aplicado masaje durante 5 a 10 minutos, y la de
(por ejemplo, ácido láctico), que interrumpen localmente el tono simpático general existente durante el un músculo en condiciones similares, al que sólo se han concedido 5 a 10 minutos de reposo para recu-
esfuerzo, con vasoconstricción periférica generalizada, dando lugar a vasodilatación capilar por efecto peración. Concretamente, si cansamos un músculo hasta el agotamiento y lo sometemos seguidamente
parasimpático. Se asegura de esta manera que la zona muscular activa reciba una perfusión aumentada, a masaje, vuelve a quedar en condiciones de cumplir un rendimiento que no sólo iguala al que produ-
mientras que simultáneamente se yugula el aporte a zonas musculares inactivas. Volveremos más ade- jo el agotamiento, sino que habitualmente lo supera (llegando como valor máximo al doble). Por el con-
lante sobre este tema. Krogh13 ha demostrado que en los órganos y tejidos activos se permeabilizan trario, el músculo agotado al que sólo se concedió una fase de recuperación de igual duración a la del
múltiples capilares que están cerrados en estado de reposo, con lo que la superficie vascular total masaje no fue capaz de recuperar la capacidad de rendimiento previa.
disponible para intercambio de productos aumenta y puede alcanzar una extensión considerable. Kirchberg15 sostiene que es el «órgano conectivo» el punto de acción del masaje, y debemos recor-
Citamos a continuación datos tomados de Bürger.14 dar aquí lo anteriormente dicho sobre piel y musculatura, puesto que es en el tejido conectivo donde se
llevan a cabo principalmente las modificaciones tisulares condicionadas por el metabolismo, pero tam-
bién todos los procesos inflamatorios. La alteraciones patológicas del tejido conectivo dan lugar a modi-
ficaciones de las impresiones palpatorias (Hartmann16), bien exclusivamente en la piel o exclusivamente
en el tejido conectivo subcutáneo o en ambos, bien reconocibles entre los músculos y sólo aparente-
mente dentro de ellos, bien en aposición directa sobre el periostio. La superficie cutánea aparece

11. Scheidt, W.: Die Bindegewebsmassage nach Leube-Dicke im Spiegel der Leitwerklehre. Anthropoiogisches
Instituí der Universitát Hamburg, 1953.
12. Hoff, F.: Klinische Physiologie und Pathologie. 6.a ed. Georg Thieme, Stuttgart, 1962. 15. Kirchberg, F.: Handbuch der Massage und eilgyinnastik. Thicme, Leipzig, 1926.
13. Krogh, A.: Anatomie und Physiologie der Capillaren. Julius Springer, Berlín, 1924. 16. Hartmann, F.: Muskelrheumatismus und Massage. Med. Well, 14: 1930. — Ibid.: Funktionell nervöse
14. Bürger, M.: Pathologische Physiologie. Thieme, Leipzig, 1953. Störungen innerer Organe bei einer gelosen Erkrankung der Decke. Wien. klin. Wschr., 12: 1927.
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Ahora bien, los estímulos que toman la vía aferente a través del plexo vascular pueden ser derivados,
al llegar a las columnas laterales (a las que según Scheidt11 están conectados vegetativamente los órganos Especie animal: Cobaya
internos), a las visceras, dando lugar a los llamados reflejos cutaneoviscerales. Esta es la base científica
Número de capi- Superficie capilar, Volumen capilar,
de los efectos segmentarios o metaméricos del masaje. Esta técnica fue desarrollada hasta constituir un Condiciones lares por mm2 en cm2 por cm2 como % del volu-
sistema terapéutico reconocido por Kohlrausch y Teirich-Leube, bajo el nombre de «masaje del tejido de músculo men de músculo
conectivo».
Adicionalmente, los estímulos aferentes pueden ser conducidos, si su intensidad es suficiente, más allá Reposo 31 3,0 0,02
de las sinapsis metaméricas hacia el sistema nervioso central, a los centros vegetativos en el me- Reposo 85 8,0 0,06
sencéfalo. De esta manera se explican los efectos generales vegetativos del masaje. Sin embargo, al estar Esfuerzo 2500 360 5,50
los centros vegetativos en estrecha relación funcional con la hipófisis, resulta también imaginable una Máximo 3000 750 15,00
acción del masaje sobre ésta, y por tanto sobre el sistema endocrino.
Resumen: Todas las técnicas de masaje poseen efectos vasculares. En el área directamente sometida al
masaje se observan capilarización y aceleración del flujo capilar. Se ha demostrado que estos efectos se Es decir, bajo condiciones de esfuerzo máximo, el volumen de los capilares puede llegar a represen-
producen de manera local-humoral y refleja-neural. Son posibles las siguientes derivaciones de los estí- tar hasta un 15 % del volumen del músculo. Por tanto, existen siempre considerables reservas de espa-
mulos aferentes sensitivos o vegetativos: cio capilar.
El efecto circulatorio local del masaje hace posible aprovechar terapéuticamente las condiciones
a) Retroderivación segmentaria: Eferencia a los vasos periféricos. anatómicas citadas, es decir, las reservas capilares de áreas tisulares en reposo, ya que por medio del
b) Derivación segmentaria: Eferencia a los órganos internos. masaje conectamos estas reservas al sistema circulatorio. La capilarización y la dilatación de los capi-
lares incrementan la superficie de intercambio entre la sangre y los tejidos, como ya se ha discutido, de
5) El efecto circulatorio local del masaje anteriormente descrito, con el resultado de aumento de la manera significativa. Los mediadores liberados durante el masaje mejoran simultáneamente la permeabil-
perfusión, tiene consecuencias importantes. Los capilares son un componente importante del sistema idad de los capilares y de las superficies intercelulares. De esta manera se facilita el intercambio que se
circulatorio, puesto que en ellos se cumple la tarea de la circulación sanguínea.12 Tienen como función realiza entre la sangre y los tejidos. Los compuestos energéticos y el oxígeno se ofrecen a los tejidos a
el aporte a todas las porciones del organismo de oxígeno y nutrientes y el transporte y eliminación de través de una superficie mayor y más fácil de atravesar (mejora del aporte). Al acelerarse simultáneamente
los residuos del metabolismo. El corazón, las arterias y las venas están al servicio de esta función, e por el estímulo del masaje el retorno venoso y el flujo linfático, mejora también la eliminación de resi-
igualmente los vasos linfáticos, para el transporte y eliminación de agua, proteínas y residuos metabóli- duos y catabolitos de los tejidos. Vemos así que a los efectos circulatorios locales del masaje se acopla
cos. Un capilar típico tiene entre 0,5 y 1 mm de longitud, y entre 8 y 10 milésimas de milímetro de inseparablemente un efecto sobre el metabolismo local, con el resultado final de una regeneración del
diámetro. Se encuentran intercalados en número casi infinito entre las arterias y las venas, y represen- tejido tratado. Estos efectos se han demostrado de manera evidente mediante experiencias sobre múscu-
tan el límite entre los vasos que llevan la sangre del corazón a la periferia y los que la llevan de la per- los agotados.
iferia al corazón, límite que a menudo se manifiesta ya en su aspecto de lazo u horquilla. La perfusión Respecto a los efectos del masaje sobre el músculo cansado o agotado, múltiples experiencias han
depende del estado de actividad del órgano afectado; su adaptación a la función se regula por una parte demostrado que existe una gran diferencia entre la capacidad de rendimiento de un músculo al que,
por estímulos nerviosos centrales, y por otra localmente por los productos metabólicos de reacción acida después de haber llegado al estado de cansancio, se ha aplicado masaje durante 5 a 10 minutos, y la de
(por ejemplo, ácido láctico), que interrumpen localmente el tono simpático general existente durante el un músculo en condiciones similares, al que sólo se han concedido 5 a 10 minutos de reposo para recu-
esfuerzo, con vasoconstricción periférica generalizada, dando lugar a vasodilatación capilar por efecto peración. Concretamente, si cansamos un músculo hasta el agotamiento y lo sometemos seguidamente
parasimpático. Se asegura de esta manera que la zona muscular activa reciba una perfusión aumentada, a masaje, vuelve a quedar en condiciones de cumplir un rendimiento que no sólo iguala al que produ-
mientras que simultáneamente se yugula el aporte a zonas musculares inactivas. Volveremos más ade- jo el agotamiento, sino que habitualmente lo supera (llegando como valor máximo al doble). Por el con-
lante sobre este tema. Krogh13 ha demostrado que en los órganos y tejidos activos se permeabilizan trario, el músculo agotado al que sólo se concedió una fase de recuperación de igual duración a la del
múltiples capilares que están cerrados en estado de reposo, con lo que la superficie vascular total masaje no fue capaz de recuperar la capacidad de rendimiento previa.
disponible para intercambio de productos aumenta y puede alcanzar una extensión considerable. Kirchberg15 sostiene que es el «órgano conectivo» el punto de acción del masaje, y debemos recor-
Citamos a continuación datos tomados de Bürger.14 dar aquí lo anteriormente dicho sobre piel y musculatura, puesto que es en el tejido conectivo donde se
llevan a cabo principalmente las modificaciones tisulares condicionadas por el metabolismo, pero tam-
bién todos los procesos inflamatorios. La alteraciones patológicas del tejido conectivo dan lugar a modi-
ficaciones de las impresiones palpatorias (Hartmann16), bien exclusivamente en la piel o exclusivamente
en el tejido conectivo subcutáneo o en ambos, bien reconocibles entre los músculos y sólo aparente-
mente dentro de ellos, bien en aposición directa sobre el periostio. La superficie cutánea aparece

11. Scheidt, W.: Die Bindegewebsmassage nach Leube-Dicke im Spiegel der Leitwerklehre. Anthropoiogisches
Instituí der Universitát Hamburg, 1953.
12. Hoff, F.: Klinische Physiologie und Pathologie. 6.a ed. Georg Thieme, Stuttgart, 1962. 15. Kirchberg, F.: Handbuch der Massage und eilgyinnastik. Thicme, Leipzig, 1926.
13. Krogh, A.: Anatomie und Physiologie der Capillaren. Julius Springer, Berlín, 1924. 16. Hartmann, F.: Muskelrheumatismus und Massage. Med. Well, 14: 1930. — Ibid.: Funktionell nervöse
14. Bürger, M.: Pathologische Physiologie. Thieme, Leipzig, 1953. Störungen innerer Organe bei einer gelosen Erkrankung der Decke. Wien. klin. Wschr., 12: 1927.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

entonces a menudo tensa, sin pliegues, brillante por la tensión, y muestra un incremento del eritema reflejo, con una constricción paralela igualmente refleja de otras zonas de la circulación. Así, durante la
inducido por presión. La palpación experimentada aprecia una resistencia elástica claramente aumenta- actividad muscular los órganos digestivos se ven especialmente hipoperfundidos. Precisamente las mis-
da, y un espesamiento o empastamiento del tejido, de consistencia firme-elástica. En los casos más graves, mas modificaciones de la distribución sanguínea se producen durante el masaje, y concretamente favore-
la piel parece estar adherida a los tejidos subyacentes, y el tejido graso y la musculatura parecen estar ciendo la zona sometida al mismo. Por otra parte, el masaje requiere -y me parece especialmente impor-
fundidos el uno a la otra. Estas alteraciones no tienen que cursar forzosamente con dolor, en un princi- tante acentuarlo-, para conseguir un efecto circulatorio local, las siguientes condiciones previas:
pio. Su capacidad algógena aparece, sin embargo, siempre que se actúa consciente y repetidamente sobre
ellas con una presión fuerte o un masaje por fricción. La consecuencia es un dolor inmediato y un eritema a) Un aparato circulatorio capaz de reacción.
cutáneo duradero. Los estudios de Schade17, han suministrado datos concretos respecto a la fisiopa- b) Una distribución sanguínea periférica inalterada.
tología de estas alteraciones de la cubierta corporal. Este investigador demostró de manera convincente c) Vasos periféricos capaces de reacción.
que los fenómenos descritos cursan con modificaciones fisicoquímicas de los coloides tisulares. Las solu-
ciones coloidales pueden pasar del estado sol al estado gel, entre otras causas, por cambios de tempe- Tenemos en cuenta la importancia de la circulación en su totalidad al prohibir la aplicación de masaje
ratura o presión, o por los efectos de sales, ácidos o bases que causan dilatación de las partículas, y volver inmediatamente después de las comidas principales, y al aconsejar no aplicar el masaje inmediatamente,
del estado gel al estado sol al remitir dicha dilatación. sin pausa de reposo, después de aplicaciones térmicas mayores (aire caliente, hidroterapia).
El mantener constante el estado coloidal de sus componentes tisulares es una función regulatoria Podemos explicar la distribución sanguínea periférica inalterada con el ejemplo del embolismo arte-
importante del organismo vivo. Esta función puede perderse, por ejemplo, por causas externas: acción rial en una extremidad. Si se lleva a cabo un masaje local en un caso de embolia arterial existente, el
sobre la piel del calor, el frío o la humedad, pero también como consecuencia de enfermedades infec- estímulo del masaje llegará sin duda a los vasos sanguíneos, pero el aumento de la perfusión como con-
ciosas. Estas acciones externas o internas causan de manera aguda, subaguda o crónica gelosis en las secuencia del estímulo no llegará a producirse por causas puramente mecánicas, ya que el émbolo blo-
cubiertas corporales y -a través del tejido conectivo- también en la musculatura. Esta situación se ca- quea la corriente sanguínea. La repleción sanguínea de los vasos no depende sólo de su diámetro, sino
racteriza por la presencia de dilalación/edematización, aumento de la consistencia, aumento de la también de su contenido, es decir, de la sangre, y también de la presión arterial generada por el
resistencia a la presión, alteración de la circulación sanguínea y de los fluidos tisulares, alteración de la corazón.
movilidad de las capas tisulares entre sí y -nuevamente a través del tejido conectivo- efectos sobre la fun- El requisito de la capacidad de reacción de los vasos periféricos exige, en fin, mantener alejado todo
ción muscular. Schade designa las lesiones así surgidas del coloide tisular con el nombre de gelosis por tipo de estímulo capaz de limitar dicha capacidad. El alcohol produce una parálisis de los vasos periféri-
enfriamiento. cos en situación de vasodilatación, mientras que la nicotina induce parálisis en estado de vasoconstric-
El efecto sobre la permeabilidad de las superficies limitantes celulares debido a la liberación de his- ción. Por estas razones consideramos que, durante un tratamiento de masaje, la abstención de utilizar
tamina hace suponer la posibilidad de influir terapéuticamente sobre las alteraciones coloidales celulares. estos peligrosos productos es condición previa para el éxito del tratamiento. El masajista tiene la tarca de
Resumen: El efecto circulatorio local del masaje tiene por consecuencia un efecto igualmente local informar y explicar al paciente estas correlaciones. Si el paciente no respeta las reglas de conducta
sobre el metabolismo. Este efecto comprende: durante el tratamiento, él mismo será responsable de la falta de éxito.
– Aumento de la superficie de intercambio entre la sangre y los tejidos. La unión entre los efectos metabólicos locales y generales se hace comprensible al considerar la san-
– Aceleración del intercambio de sustancias en el sentido de una mejora de la nutrición y de la gre como medio de transporte. La sangre lleva al tejido el oxígeno y los nutrientes necesarios, y retira de
eliminación de metabolitos tisulares. él el anhídrido carbónico y los productos de degradación resultantes del metabolismo, que actúan como
– Efectos sobre las alteraciones patológicas del estado coloidal celular y tisular. mediadores del cansancio. Por ejemplo, es posible llegar a fatigar a un animal transfundiéndole la san-
El éxito del efecto metabólico se aprecia en la eliminación de alteraciones tróficas, la normalización gre de otro animal completamente agotado. El empleo ulterior, la degradación y la eliminación de estos
del intercambio de sustancias, y la conservación de la elasticidad del (ejido conectivo. productos del metabolismo se transfiere, por la vía hemática, a otros órganos: el intercambio gaseoso al
pulmón, la ulterior transformación metabólica al hígado, y la excreción de los productos finales al riñon.
6) Junto a las interacciones funcionales «horizontales» descritas, como la de efecto circulatorio local-
efecto metabólico local, existen también interacciones funcionales «verticales»: Resumen: Al efecto circulatorio local del masaje está acoplado un efecto circulatorio sistémico, y a
– Alteración local de la perfusión-modificación circulatoria sistémica. su efecto metabólico local un efecto metabólico análogamente sistémico, en acoplamiento funcional.
– Alteración local del metabolismo-efectos meíabólicos sistémicos. Los efectos sistémicos citados están interrelacionados entre sí, y además con las funciones de todos los
El sistema vascular cerrado y continuo, con el corazón como motor, las arterias y venas como canales órganos restantes. Podemos por lo tanto afirmar con fundamento que el masaje está en condiciones de
conductores, y los capilares intercalados entre estas últimas como superficie de intercambio, tiene por intervenir en todas las funciones del organismo.
función el aportar a los órganos ia cantidad de sangre necesaria para su actividad. Esta cantidad de san-
gre varía según el rendimiento momentáneo del órgano, y se regula por vía refleja. Simultáneamente al 7) La explicación de los efectos del masaje sobre el estado de tensión de la musculatura es difícil, y
incremento del flujo capilar inducido por los productos del metabolismo (que aparecen durante la activi- requiere consideraciones fisiológicas de mayor envergadura.18 (Véase la discusión en la página 249 y si-
dad) y la acetilcolína, o «reflejo nutricional» de W. R. Hess, las arterias aferentes se dilatan por efecto guientes.)

17. Schade: Physikalische Chemie in der inneren Medizin. 3.a ed. 18. Rein-Schneider: Physiologie des Menschen. Springer, Berlin, 1956.
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entonces a menudo tensa, sin pliegues, brillante por la tensión, y muestra un incremento del eritema reflejo, con una constricción paralela igualmente refleja de otras zonas de la circulación. Así, durante la
inducido por presión. La palpación experimentada aprecia una resistencia elástica claramente aumenta- actividad muscular los órganos digestivos se ven especialmente hipoperfundidos. Precisamente las mis-
da, y un espesamiento o empastamiento del tejido, de consistencia firme-elástica. En los casos más graves, mas modificaciones de la distribución sanguínea se producen durante el masaje, y concretamente favore-
la piel parece estar adherida a los tejidos subyacentes, y el tejido graso y la musculatura parecen estar ciendo la zona sometida al mismo. Por otra parte, el masaje requiere -y me parece especialmente impor-
fundidos el uno a la otra. Estas alteraciones no tienen que cursar forzosamente con dolor, en un princi- tante acentuarlo-, para conseguir un efecto circulatorio local, las siguientes condiciones previas:
pio. Su capacidad algógena aparece, sin embargo, siempre que se actúa consciente y repetidamente sobre
ellas con una presión fuerte o un masaje por fricción. La consecuencia es un dolor inmediato y un eritema a) Un aparato circulatorio capaz de reacción.
cutáneo duradero. Los estudios de Schade17, han suministrado datos concretos respecto a la fisiopa- b) Una distribución sanguínea periférica inalterada.
tología de estas alteraciones de la cubierta corporal. Este investigador demostró de manera convincente c) Vasos periféricos capaces de reacción.
que los fenómenos descritos cursan con modificaciones fisicoquímicas de los coloides tisulares. Las solu-
ciones coloidales pueden pasar del estado sol al estado gel, entre otras causas, por cambios de tempe- Tenemos en cuenta la importancia de la circulación en su totalidad al prohibir la aplicación de masaje
ratura o presión, o por los efectos de sales, ácidos o bases que causan dilatación de las partículas, y volver inmediatamente después de las comidas principales, y al aconsejar no aplicar el masaje inmediatamente,
del estado gel al estado sol al remitir dicha dilatación. sin pausa de reposo, después de aplicaciones térmicas mayores (aire caliente, hidroterapia).
El mantener constante el estado coloidal de sus componentes tisulares es una función regulatoria Podemos explicar la distribución sanguínea periférica inalterada con el ejemplo del embolismo arte-
importante del organismo vivo. Esta función puede perderse, por ejemplo, por causas externas: acción rial en una extremidad. Si se lleva a cabo un masaje local en un caso de embolia arterial existente, el
sobre la piel del calor, el frío o la humedad, pero también como consecuencia de enfermedades infec- estímulo del masaje llegará sin duda a los vasos sanguíneos, pero el aumento de la perfusión como con-
ciosas. Estas acciones externas o internas causan de manera aguda, subaguda o crónica gelosis en las secuencia del estímulo no llegará a producirse por causas puramente mecánicas, ya que el émbolo blo-
cubiertas corporales y -a través del tejido conectivo- también en la musculatura. Esta situación se ca- quea la corriente sanguínea. La repleción sanguínea de los vasos no depende sólo de su diámetro, sino
racteriza por la presencia de dilalación/edematización, aumento de la consistencia, aumento de la también de su contenido, es decir, de la sangre, y también de la presión arterial generada por el
resistencia a la presión, alteración de la circulación sanguínea y de los fluidos tisulares, alteración de la corazón.
movilidad de las capas tisulares entre sí y -nuevamente a través del tejido conectivo- efectos sobre la fun- El requisito de la capacidad de reacción de los vasos periféricos exige, en fin, mantener alejado todo
ción muscular. Schade designa las lesiones así surgidas del coloide tisular con el nombre de gelosis por tipo de estímulo capaz de limitar dicha capacidad. El alcohol produce una parálisis de los vasos periféri-
enfriamiento. cos en situación de vasodilatación, mientras que la nicotina induce parálisis en estado de vasoconstric-
El efecto sobre la permeabilidad de las superficies limitantes celulares debido a la liberación de his- ción. Por estas razones consideramos que, durante un tratamiento de masaje, la abstención de utilizar
tamina hace suponer la posibilidad de influir terapéuticamente sobre las alteraciones coloidales celulares. estos peligrosos productos es condición previa para el éxito del tratamiento. El masajista tiene la tarca de
Resumen: El efecto circulatorio local del masaje tiene por consecuencia un efecto igualmente local informar y explicar al paciente estas correlaciones. Si el paciente no respeta las reglas de conducta
sobre el metabolismo. Este efecto comprende: durante el tratamiento, él mismo será responsable de la falta de éxito.
– Aumento de la superficie de intercambio entre la sangre y los tejidos. La unión entre los efectos metabólicos locales y generales se hace comprensible al considerar la san-
– Aceleración del intercambio de sustancias en el sentido de una mejora de la nutrición y de la gre como medio de transporte. La sangre lleva al tejido el oxígeno y los nutrientes necesarios, y retira de
eliminación de metabolitos tisulares. él el anhídrido carbónico y los productos de degradación resultantes del metabolismo, que actúan como
– Efectos sobre las alteraciones patológicas del estado coloidal celular y tisular. mediadores del cansancio. Por ejemplo, es posible llegar a fatigar a un animal transfundiéndole la san-
El éxito del efecto metabólico se aprecia en la eliminación de alteraciones tróficas, la normalización gre de otro animal completamente agotado. El empleo ulterior, la degradación y la eliminación de estos
del intercambio de sustancias, y la conservación de la elasticidad del (ejido conectivo. productos del metabolismo se transfiere, por la vía hemática, a otros órganos: el intercambio gaseoso al
pulmón, la ulterior transformación metabólica al hígado, y la excreción de los productos finales al riñon.
6) Junto a las interacciones funcionales «horizontales» descritas, como la de efecto circulatorio local-
efecto metabólico local, existen también interacciones funcionales «verticales»: Resumen: Al efecto circulatorio local del masaje está acoplado un efecto circulatorio sistémico, y a
– Alteración local de la perfusión-modificación circulatoria sistémica. su efecto metabólico local un efecto metabólico análogamente sistémico, en acoplamiento funcional.
– Alteración local del metabolismo-efectos meíabólicos sistémicos. Los efectos sistémicos citados están interrelacionados entre sí, y además con las funciones de todos los
El sistema vascular cerrado y continuo, con el corazón como motor, las arterias y venas como canales órganos restantes. Podemos por lo tanto afirmar con fundamento que el masaje está en condiciones de
conductores, y los capilares intercalados entre estas últimas como superficie de intercambio, tiene por intervenir en todas las funciones del organismo.
función el aportar a los órganos ia cantidad de sangre necesaria para su actividad. Esta cantidad de san-
gre varía según el rendimiento momentáneo del órgano, y se regula por vía refleja. Simultáneamente al 7) La explicación de los efectos del masaje sobre el estado de tensión de la musculatura es difícil, y
incremento del flujo capilar inducido por los productos del metabolismo (que aparecen durante la activi- requiere consideraciones fisiológicas de mayor envergadura.18 (Véase la discusión en la página 249 y si-
dad) y la acetilcolína, o «reflejo nutricional» de W. R. Hess, las arterias aferentes se dilatan por efecto guientes.)

17. Schade: Physikalische Chemie in der inneren Medizin. 3.a ed. 18. Rein-Schneider: Physiologie des Menschen. Springer, Berlin, 1956.
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El estímulo adecuado para los órganos sensoriales propioceptívos del músculo es la deformación Ahora bien, no todas las alteraciones visibles y palpables de la piel, del tejido conectivo y adiposo
mecánica.19 subcutáneo y de la musculatura son consecuencia (refleja) de enfermedades de los órganos internos. Con
Aplicado al masaje, esto significa que no existe un estímulo mejor adaptado a los receptores de la mayor frecuencia, las alteraciones de estos tejidos tienen su causa en factores externos, o en enfer-
transmisión de estímulos desde y hacia el músculo que la distensión, amasamiento o pétrissage. medades del propio aparato locomotor, y son éstas las que forman el campo de aplicación del masaje
clásico. Se trata principalmente de los siguientes grupos de enfermedades: el «reuma», considerando este
término como denominador común para un tipo de disfunción del tejido conectivo; la artrosis, como
INDICACIONES concepto de lesión articular con degeneración del cartílago; el traumatismo y sus secuelas; y la paráli-
sis como consecuencia de déficit neurológico.
Es el médico quien determina la aplicación terapéutica del masaje. Por esta razón, los comentarios La comprensión de las indicaciones del masaje en casos de secuelas traumáticas y parálisis no ofrece
respecto a sus indicaciones interesarán primordialmente a los médicos. Nos esforzaremos en cimentar la dificultades. Sin embargo, los conceptos de «reumatismo» y lesión articular degenerativa requieren expli-
experiencia empírica de la eficacia del masaje sobre alteraciones patológicas de las cubiertas corporales cación.
y de la musculatura con los conocimientos de sus efectos fisiológicos. Son comunes a ambos los dolores cambiantes de características reumáticas. A causa de su loca-
Correspondiendo con su eficacia local sobre la perfusión de los tejidos tratados y el estado de tensión lización en las partes blandas, estas manifestaciones han dado lugar a la denominación de «reumatismos
muscular, resultan accesibles al masaje todos aquellos estados patológicos que condicionan, por una musculares». La palpación de las zonas afectadas evidencia alteraciones de la consistencia, localizadas
parte, alteraciones de la perfusión con la consecuencia de una alteración del metabolismo, y por otra en el tejido adiposo-conectivo subcutáneo y en la musculatura. En las masas musculares, un fino senti-
alteraciones de la musculatura con todas las consecuencias de la reducción y limitación funcional. En do del tacto permitirá diferenciar estructuras acordonadas o ahusadas, que se designan como contractura
resumen, Storck describe el campo de aplicación del masaje con la frase siguiente: o (más limitadamente) hipertonía y son expresión de una alteración patológica del tono muscular, y
«Dondequiera que deba conseguirse un incremento de la capacidad para cumplir las exigencias estructuras más redondeadas, de tamaño variable entre el de un guisante y el de una judía y dolorosas a
planteadas, es decir, donde se haya implantado un cierto cansancio orgánico y tisular, el estímulo del la presión, las durezas musculares o miogelosis, expresión de alteraciones locales del metabolismo de las
masaje es el medio curativo más eficaz»; y designa al masaje como un regulador de la función. células musculares.
Si nos planteamos el tipo de hallazgos locales, debemos excluir y descartar aquellas alteraciones refle- Las miogelosis han sido objeto de especial interés, ya que durante mucho tiempo reinó la incertidum-
jas de las cubiertas corporales que representan, bajo forma de aumento palpable de la tensión con retrac- bre respecto a su sustrato histológico. A este respecto, Lange 22 escribe lo siguiente:
ciones y edematizaciones parcialmente visibles y con aspecto de superficie o de banda en el tejido conec-
tivo, alteraciones patológicas de órganos internos. En estas alteraciones conectivas reflejas, sobre las que «El tamaño y forma de las miogelosis que detecta el dedo explorador es variable; depende del tipo de
incide el estímulo de tracción del masaje del tejido conectivo con la finalidad de alcanzar un efecto sobre enfermedad a la cual se asocian, y de su localización. En los músculos grandes, carnosos, puede formarse
los órganos, observamos una uniformidad de los fenómenos aparentes frente a la variabilidad de las una miogelosis de mayor tamaño que en un músculo pequeño. La detección de las miogelosis en casos
causas desencadenantes. recientes requiere una gran experiencia y un sentido del tacto muy bien desarrollado. La modificación
«Las zonas del tejido conectivo, que aparecen como las de la piel y la musculatura en las más diver- de la consistencia muscular en casos de miogelosis recientes sólo se evidencia mediante una exploración
sas enfermedades bajo igual apariencia, pero sólo con diferente intensidad, no pueden nunca suministrar muy cuidadosa y con la musculatura totalmente relajada. Las miogelosis que llevan ya algún tiempo de
al explorador datos acerca del tipo de enfermedad, sino sólo respecto a su localización eventual», existencia son mucho más fáciles de evidenciar. A menudo muestran un grado considerable de dureza,
establece Teirich-Leube en su Grundriss der Bindegewebsmassage.20 y se delimitan muy nítidamente de su entorno. Para estos casos, la designación de dureza muscular es
En las discusiones que siguen veremos que también en las alteraciones patológicas del sistema especialmente característica. Pese a todo, se tiene siempre la sensación de que el dedo explorador se
locomotor llama la atención la uniformidad de los hallazgos frente a la multiplicidad de causas de- desliza sobre tejido muscular.»
sencadenantes.
En las enfermedades de las visceras aparecen alteraciones reflejas no sólo en el tejido conectivo, sino La alteración o lesión básica de las gelosis musculares ha quedado ya aclarada desde el punto de vista
también en la musculatura. El ejemplo más conocido es probablemente la contractura abdominal en la histológico. Citemos al respecto a Harff:23
apendicitis aguda. Estas modificaciones de la tensión muscular no sólo se aprecian en enfermedades
inflamatorias agudas, sino también en las enfermedades crónicas y en alteraciones funcionales de los «¡Miogelosis como alteración orgánica dentro de las miofibrillas! Los estudios de Wallraff han deci-
órganos internos. Kohlrausch 21 introdujo, para su tratamiento, el «masaje de zonas reflejas». dido ya el fin de la discusión sobre si existe un hallazgo histológico en las durezas musculares. Según él,
se produce primero una alteración coloidal reversible en la musculatura. Si esta alteración persiste
durante algún tiempo, las fibras musculares evidenciarán aumento del número de núcleos, luego
desaparición de las estrías transversales, y por fin degenerarán, siendo su lugar ocupado por tejido graso.»

19. Hensel, H., en Keidel, W. D.: Kurzgefasstes Lehrbuch der Physiologie. Georg Thieme Verlag, Stuttgart, 1975. 22. Lange, M.: Die Muskclharten (Myogelosen). Lehmann, Münchcn, 1931.
20. Teirich-Leube. 2.a edición. Gustav Fischer Verlag, Stuttgart, 1960. 23. Harff, J.: En Wirbelsaule in Forschung und Praxis (vol. 26, pág. 55). Hippokrates Verlag, Stuttgart, 1963.
21. Kohlrausch, W.: Reflexzonenmassage in Muskulatur und Bindcgewebe. Hippokrates Verlag, Stutíeart, 1955.

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El estímulo adecuado para los órganos sensoriales propioceptívos del músculo es la deformación Ahora bien, no todas las alteraciones visibles y palpables de la piel, del tejido conectivo y adiposo
mecánica.19 subcutáneo y de la musculatura son consecuencia (refleja) de enfermedades de los órganos internos. Con
Aplicado al masaje, esto significa que no existe un estímulo mejor adaptado a los receptores de la mayor frecuencia, las alteraciones de estos tejidos tienen su causa en factores externos, o en enfer-
transmisión de estímulos desde y hacia el músculo que la distensión, amasamiento o pétrissage. medades del propio aparato locomotor, y son éstas las que forman el campo de aplicación del masaje
clásico. Se trata principalmente de los siguientes grupos de enfermedades: el «reuma», considerando este
término como denominador común para un tipo de disfunción del tejido conectivo; la artrosis, como
INDICACIONES concepto de lesión articular con degeneración del cartílago; el traumatismo y sus secuelas; y la paráli-
sis como consecuencia de déficit neurológico.
Es el médico quien determina la aplicación terapéutica del masaje. Por esta razón, los comentarios La comprensión de las indicaciones del masaje en casos de secuelas traumáticas y parálisis no ofrece
respecto a sus indicaciones interesarán primordialmente a los médicos. Nos esforzaremos en cimentar la dificultades. Sin embargo, los conceptos de «reumatismo» y lesión articular degenerativa requieren expli-
experiencia empírica de la eficacia del masaje sobre alteraciones patológicas de las cubiertas corporales cación.
y de la musculatura con los conocimientos de sus efectos fisiológicos. Son comunes a ambos los dolores cambiantes de características reumáticas. A causa de su loca-
Correspondiendo con su eficacia local sobre la perfusión de los tejidos tratados y el estado de tensión lización en las partes blandas, estas manifestaciones han dado lugar a la denominación de «reumatismos
muscular, resultan accesibles al masaje todos aquellos estados patológicos que condicionan, por una musculares». La palpación de las zonas afectadas evidencia alteraciones de la consistencia, localizadas
parte, alteraciones de la perfusión con la consecuencia de una alteración del metabolismo, y por otra en el tejido adiposo-conectivo subcutáneo y en la musculatura. En las masas musculares, un fino senti-
alteraciones de la musculatura con todas las consecuencias de la reducción y limitación funcional. En do del tacto permitirá diferenciar estructuras acordonadas o ahusadas, que se designan como contractura
resumen, Storck describe el campo de aplicación del masaje con la frase siguiente: o (más limitadamente) hipertonía y son expresión de una alteración patológica del tono muscular, y
«Dondequiera que deba conseguirse un incremento de la capacidad para cumplir las exigencias estructuras más redondeadas, de tamaño variable entre el de un guisante y el de una judía y dolorosas a
planteadas, es decir, donde se haya implantado un cierto cansancio orgánico y tisular, el estímulo del la presión, las durezas musculares o miogelosis, expresión de alteraciones locales del metabolismo de las
masaje es el medio curativo más eficaz»; y designa al masaje como un regulador de la función. células musculares.
Si nos planteamos el tipo de hallazgos locales, debemos excluir y descartar aquellas alteraciones refle- Las miogelosis han sido objeto de especial interés, ya que durante mucho tiempo reinó la incertidum-
jas de las cubiertas corporales que representan, bajo forma de aumento palpable de la tensión con retrac- bre respecto a su sustrato histológico. A este respecto, Lange 22 escribe lo siguiente:
ciones y edematizaciones parcialmente visibles y con aspecto de superficie o de banda en el tejido conec-
tivo, alteraciones patológicas de órganos internos. En estas alteraciones conectivas reflejas, sobre las que «El tamaño y forma de las miogelosis que detecta el dedo explorador es variable; depende del tipo de
incide el estímulo de tracción del masaje del tejido conectivo con la finalidad de alcanzar un efecto sobre enfermedad a la cual se asocian, y de su localización. En los músculos grandes, carnosos, puede formarse
los órganos, observamos una uniformidad de los fenómenos aparentes frente a la variabilidad de las una miogelosis de mayor tamaño que en un músculo pequeño. La detección de las miogelosis en casos
causas desencadenantes. recientes requiere una gran experiencia y un sentido del tacto muy bien desarrollado. La modificación
«Las zonas del tejido conectivo, que aparecen como las de la piel y la musculatura en las más diver- de la consistencia muscular en casos de miogelosis recientes sólo se evidencia mediante una exploración
sas enfermedades bajo igual apariencia, pero sólo con diferente intensidad, no pueden nunca suministrar muy cuidadosa y con la musculatura totalmente relajada. Las miogelosis que llevan ya algún tiempo de
al explorador datos acerca del tipo de enfermedad, sino sólo respecto a su localización eventual», existencia son mucho más fáciles de evidenciar. A menudo muestran un grado considerable de dureza,
establece Teirich-Leube en su Grundriss der Bindegewebsmassage.20 y se delimitan muy nítidamente de su entorno. Para estos casos, la designación de dureza muscular es
En las discusiones que siguen veremos que también en las alteraciones patológicas del sistema especialmente característica. Pese a todo, se tiene siempre la sensación de que el dedo explorador se
locomotor llama la atención la uniformidad de los hallazgos frente a la multiplicidad de causas de- desliza sobre tejido muscular.»
sencadenantes.
En las enfermedades de las visceras aparecen alteraciones reflejas no sólo en el tejido conectivo, sino La alteración o lesión básica de las gelosis musculares ha quedado ya aclarada desde el punto de vista
también en la musculatura. El ejemplo más conocido es probablemente la contractura abdominal en la histológico. Citemos al respecto a Harff:23
apendicitis aguda. Estas modificaciones de la tensión muscular no sólo se aprecian en enfermedades
inflamatorias agudas, sino también en las enfermedades crónicas y en alteraciones funcionales de los «¡Miogelosis como alteración orgánica dentro de las miofibrillas! Los estudios de Wallraff han deci-
órganos internos. Kohlrausch 21 introdujo, para su tratamiento, el «masaje de zonas reflejas». dido ya el fin de la discusión sobre si existe un hallazgo histológico en las durezas musculares. Según él,
se produce primero una alteración coloidal reversible en la musculatura. Si esta alteración persiste
durante algún tiempo, las fibras musculares evidenciarán aumento del número de núcleos, luego
desaparición de las estrías transversales, y por fin degenerarán, siendo su lugar ocupado por tejido graso.»

19. Hensel, H., en Keidel, W. D.: Kurzgefasstes Lehrbuch der Physiologie. Georg Thieme Verlag, Stuttgart, 1975. 22. Lange, M.: Die Muskclharten (Myogelosen). Lehmann, Münchcn, 1931.
20. Teirich-Leube. 2.a edición. Gustav Fischer Verlag, Stuttgart, 1960. 23. Harff, J.: En Wirbelsaule in Forschung und Praxis (vol. 26, pág. 55). Hippokrates Verlag, Stuttgart, 1963.
21. Kohlrausch, W.: Reflexzonenmassage in Muskulatur und Bindcgewebe. Hippokrates Verlag, Stutíeart, 1955.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Vemos la causa de las alteraciones gelósicas en alteraciones locales del metabolismo. Y éstas no sólo neo defectuoso. El desconocimiento de estas correlaciones es la causa de que todos los procedimientos
se observan en la musculatura, sino también en el tejido adiposo-conectivo subcutáneo, en el que la pal- terapéuticos del reumatismo muscular basados en combatir las enfermedades infecciosas tengan, en mi
pación evidencia también induraciones dolorosas. En paralelismo a las miogelosis llamamos a estas últi- opinión, escaso o nulo éxito. El método terapéutico dominante es el masaje, que no debe restringirse a
mas gelosis conectivas. Sobre su origen, Kirchberg24 escribe lo siguiente: las zonas induradas y momentáneamente dolorosas, si bien éstas deben tratarse en primera línea, puesto
que el masaje actúa aquí en breve plazo aliviando la tensión y el dolor, sino que debe tratar de igual
«Basándome en mi experiencia, considero.yo también que el reumatismo muscular en la mayoría de modo la totalidad de las cubiertas blandas del sistema esquelético.
los casos es sólo un aspecto parcial de una alteración patológica de las cubiertas corporales y del tejido Las induraciones y empastamientos, que surgen de la cubierta cutánea y afectan gradualmente a la
de sostén del organismo unido a ellas. Las cubiertas corporales no sólo se apoyan sobre la musculatura y totalidad del tejido celular y de sostén subcutáneo, implican también, de manera natural, un extraordi-
el esqueleto, sino que se prolongan en todos los intersticios entre los haces, paquetes y capas musculares, nario obstáculo a la circulación, y producen asimismo de manera gradual lesiones graves del corazón y
hasta las estructuras esqueléticas profundas que ellos recubren. Entre las tareas de este tejido celular y de de los vasos. Por tanto, también por esta causa está indicada su eliminación por medio del masaje.
sostén subcutáneo se cuentan la de mantener la normal desplazabilidad de todos los órganos dispuestos También se da a menudo el nombre de reumatismo muscular a un estado doloroso de la musculatu-
entre y bajo él, y, de importancia mucho mayor, la del transporte regulado de materiales y ra de la espalda, cuya causa es una deficiencia del tono en estos músculos (insuficiencia postural).
fluidos. En el rematismo muscular crónico, la palpación nos muestra, en zonas más o menos amplias, que Tampoco este tipo de afección puede influirse favorablemente más que por el masaje y ejercicios gim-
la piel, el tejido celular subcutáneo y las estructuras subyacentes están adheridos unos a otros, como fun- násticos adecuados (gimnasia en decúbito).
didos en una única masa. No es aquí el músculo el que ha enfermado primero; las durezas musculares Las dos formas que acabamos de describir de molestias musculares reumáticas reaccionan por
se deben a tensión muscular refleja. Lentamente, sin embargo, parece que también las fibras musculares supuesto de manera extraordinariamente desfavorable a los efectos del frío y muy especialmente a los
enferman en el sentido de una gelosis, a causa del insuficiente trabajo: induración muscular. enfriamientos graduales insensibles, que a menudo inducen un empeoramiento agudo grave. En casi
Como causa principal de la enfermedad subyacente del tejido celular y de sostén subcutáneo, considero todos los casos de tortícolis o ciática agudos por enfriamiento se aprecian en la exploración general los
que existe una deficiencia constitucional del órgano cutáneo, que puede ser heredada, pero también hechos arriba indicados, y la anamnesis del enfermo confirma regularmente la existencia previa de
adquirida a causa de exigencias funcionales deficitarias (endurecimiento insuficiente, ablandamiento); con- dolores reumáticos repetitivos en diversos puntos del cuerpo. Los reumatismos musculares agudos que
sidero también causas de igual importancia los enfriamientos duraderos y repetidos. Con gran frecuencia, se aprecian ocasionalmente en deportistas después de un enfriamiento se localizan casi siempre en los
ambas causas aparecen juntas, ya que un órgano cutáneo constitucionalmente deficiente se verá ya lugares de traumatismos musculares previos, o se adquieren en situaciones de gran cansancio. Dada la
patológicamente alterado por enfriamientos repetidos leves, a los que un órgano cutáneo sano no reac- actual euforia internacional respecto al deporte y la gimnasia, es necesario hacer notar que incluso el
cionaría de manera patológica. Las alteraciones metabólicas juegan un papel como causas desenca- deportista más endurecido se comporta, en estado de cansancio y exceso de entrenamiento, cuando se
denantes asociadas, tal vez en el sentido de que esta cubierta cutánea defectuosa no es capaz de con- enfrenta a un enfriamiento, como un sujeto normal no preparado.
seguir la eliminación de determinados productos residuales del metabolismo. Observaciones de años de Los casos rebeldes de ciática, tortícolis, etc., de presentación aparentemente tan aguda, deben some-
duración sobre familias de reumáticos me han demostrado que, en estas familias, los individuos jóvenes terse imperativamente y de inmediato a amasamiento enérgico; habitualmente, de esta manera remiten
muestran una capacidad desfavorable de reacción de la piel ante efectos de la temperatura, ya mucho por completo en uno o dos días.»
antes de que hagan su aparición las primeras molestias reumáticas. Estos individuos no sudan adecuada-
mente en respuesta al calor, y sienten un frío anormalmente intenso con descensos relativamente Una vez concluidas estas puntualizaciones sobre las gelosis, nos dedicaremos a las alteraciones de la
pequeños de la temperatura. Es natural que estas personas estén mucho más expuestas a enfermedades e tensión de la musculatura. También éstas se consideran incluidas entre los llamados «reumatismos mus-
infecciones por enfriamiento: en las enfermedades infecciosas, la piel no puede actuar como órgano culares», y a menudo se las asocia a las alteraciones locales de metabolismo y perfusión descritas ante-
excretor, ni el tejido celular subcutáneo puede cumplir su función de formación de antitoxinas. riormente. La aparición de dolor se asocia frecuentemente con la función de la musculatura, y se diag-
Así debe explicarse, en mi opinión, la frecuente asociación de enfermedades musculares reumáticas nostican «dolorimientos ligados a función» y «limitación del movimiento condicionada por dolor».
y enfermedades infecciosas repetitivas de diversos tipos, asociación que en muchos casos ha llevado a Brügger25 designa estas alteraciones de la actividad fisiológica muscular —siempre que no se trate
pensar que son estas infecciones la causa de la enfermedad muscular reumática, cuando sólo existe una de lesiones neurológicas o verdaderas inflamaciones— con el nombre de tendomiosis, y define este tér-
causa común para ambos tipos de enfermedad. Ciertamente, a menudo una nueva infección induce un mino como «una alteración muscular funcional, que cursa con dolor, que se presenta como situación
incremento de las molestias, ya que la infección impone al tejido celular y de sostén subcutáneo nuevas aguda o crónica, y que carece de sustrato anatomopatológico o humoral detectable en la actualidad».
tareas, tal vez incluso causadas por las alteraciones metabólicas que aparecen en toda enfermedad infec- Respecto a la patogénesis, Brügger dice:
ciosa. Sin embargo, también vemos a menudo, en pacientes con reumatismos musculares, la aparición
de las primeras molestias articulares a continuación de una enfermedad infecciosa, lo que probablemente Son numerosos los factores que en la literatura se consideran causa del reumatismo muscular. Durante
se explica porque también la membrana sinovial debe contarse entre los órganos excretores o transfor- largo tiempo, esta dolencia se consideró asociada a una infección directa. Ni la sintomatología clínica
madores del organismo; piénsese, por ejemplo, en las artritis que acompañan a las paperas o al ni las bases anatomopatológicas negativas han conseguido demostrar la opinión de que bacterias o to-
sarampión, etc., y que aparecen principalmente en individuos físicamente deficientes y con órgano cutá-

25. Brügger, A.: Über vertebrale, radikaläre und pseudaradikulare Syndrome. Acta rheumatologica Geigy,
24. Kirchberg, F.: Handbuch der Massage und Heilgymnastik. Thieme Verlag, Leipzig, 1926. 19: 1962.
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Vemos la causa de las alteraciones gelósicas en alteraciones locales del metabolismo. Y éstas no sólo neo defectuoso. El desconocimiento de estas correlaciones es la causa de que todos los procedimientos
se observan en la musculatura, sino también en el tejido adiposo-conectivo subcutáneo, en el que la pal- terapéuticos del reumatismo muscular basados en combatir las enfermedades infecciosas tengan, en mi
pación evidencia también induraciones dolorosas. En paralelismo a las miogelosis llamamos a estas últi- opinión, escaso o nulo éxito. El método terapéutico dominante es el masaje, que no debe restringirse a
mas gelosis conectivas. Sobre su origen, Kirchberg24 escribe lo siguiente: las zonas induradas y momentáneamente dolorosas, si bien éstas deben tratarse en primera línea, puesto
que el masaje actúa aquí en breve plazo aliviando la tensión y el dolor, sino que debe tratar de igual
«Basándome en mi experiencia, considero.yo también que el reumatismo muscular en la mayoría de modo la totalidad de las cubiertas blandas del sistema esquelético.
los casos es sólo un aspecto parcial de una alteración patológica de las cubiertas corporales y del tejido Las induraciones y empastamientos, que surgen de la cubierta cutánea y afectan gradualmente a la
de sostén del organismo unido a ellas. Las cubiertas corporales no sólo se apoyan sobre la musculatura y totalidad del tejido celular y de sostén subcutáneo, implican también, de manera natural, un extraordi-
el esqueleto, sino que se prolongan en todos los intersticios entre los haces, paquetes y capas musculares, nario obstáculo a la circulación, y producen asimismo de manera gradual lesiones graves del corazón y
hasta las estructuras esqueléticas profundas que ellos recubren. Entre las tareas de este tejido celular y de de los vasos. Por tanto, también por esta causa está indicada su eliminación por medio del masaje.
sostén subcutáneo se cuentan la de mantener la normal desplazabilidad de todos los órganos dispuestos También se da a menudo el nombre de reumatismo muscular a un estado doloroso de la musculatu-
entre y bajo él, y, de importancia mucho mayor, la del transporte regulado de materiales y ra de la espalda, cuya causa es una deficiencia del tono en estos músculos (insuficiencia postural).
fluidos. En el rematismo muscular crónico, la palpación nos muestra, en zonas más o menos amplias, que Tampoco este tipo de afección puede influirse favorablemente más que por el masaje y ejercicios gim-
la piel, el tejido celular subcutáneo y las estructuras subyacentes están adheridos unos a otros, como fun- násticos adecuados (gimnasia en decúbito).
didos en una única masa. No es aquí el músculo el que ha enfermado primero; las durezas musculares Las dos formas que acabamos de describir de molestias musculares reumáticas reaccionan por
se deben a tensión muscular refleja. Lentamente, sin embargo, parece que también las fibras musculares supuesto de manera extraordinariamente desfavorable a los efectos del frío y muy especialmente a los
enferman en el sentido de una gelosis, a causa del insuficiente trabajo: induración muscular. enfriamientos graduales insensibles, que a menudo inducen un empeoramiento agudo grave. En casi
Como causa principal de la enfermedad subyacente del tejido celular y de sostén subcutáneo, considero todos los casos de tortícolis o ciática agudos por enfriamiento se aprecian en la exploración general los
que existe una deficiencia constitucional del órgano cutáneo, que puede ser heredada, pero también hechos arriba indicados, y la anamnesis del enfermo confirma regularmente la existencia previa de
adquirida a causa de exigencias funcionales deficitarias (endurecimiento insuficiente, ablandamiento); con- dolores reumáticos repetitivos en diversos puntos del cuerpo. Los reumatismos musculares agudos que
sidero también causas de igual importancia los enfriamientos duraderos y repetidos. Con gran frecuencia, se aprecian ocasionalmente en deportistas después de un enfriamiento se localizan casi siempre en los
ambas causas aparecen juntas, ya que un órgano cutáneo constitucionalmente deficiente se verá ya lugares de traumatismos musculares previos, o se adquieren en situaciones de gran cansancio. Dada la
patológicamente alterado por enfriamientos repetidos leves, a los que un órgano cutáneo sano no reac- actual euforia internacional respecto al deporte y la gimnasia, es necesario hacer notar que incluso el
cionaría de manera patológica. Las alteraciones metabólicas juegan un papel como causas desenca- deportista más endurecido se comporta, en estado de cansancio y exceso de entrenamiento, cuando se
denantes asociadas, tal vez en el sentido de que esta cubierta cutánea defectuosa no es capaz de con- enfrenta a un enfriamiento, como un sujeto normal no preparado.
seguir la eliminación de determinados productos residuales del metabolismo. Observaciones de años de Los casos rebeldes de ciática, tortícolis, etc., de presentación aparentemente tan aguda, deben some-
duración sobre familias de reumáticos me han demostrado que, en estas familias, los individuos jóvenes terse imperativamente y de inmediato a amasamiento enérgico; habitualmente, de esta manera remiten
muestran una capacidad desfavorable de reacción de la piel ante efectos de la temperatura, ya mucho por completo en uno o dos días.»
antes de que hagan su aparición las primeras molestias reumáticas. Estos individuos no sudan adecuada-
mente en respuesta al calor, y sienten un frío anormalmente intenso con descensos relativamente Una vez concluidas estas puntualizaciones sobre las gelosis, nos dedicaremos a las alteraciones de la
pequeños de la temperatura. Es natural que estas personas estén mucho más expuestas a enfermedades e tensión de la musculatura. También éstas se consideran incluidas entre los llamados «reumatismos mus-
infecciones por enfriamiento: en las enfermedades infecciosas, la piel no puede actuar como órgano culares», y a menudo se las asocia a las alteraciones locales de metabolismo y perfusión descritas ante-
excretor, ni el tejido celular subcutáneo puede cumplir su función de formación de antitoxinas. riormente. La aparición de dolor se asocia frecuentemente con la función de la musculatura, y se diag-
Así debe explicarse, en mi opinión, la frecuente asociación de enfermedades musculares reumáticas nostican «dolorimientos ligados a función» y «limitación del movimiento condicionada por dolor».
y enfermedades infecciosas repetitivas de diversos tipos, asociación que en muchos casos ha llevado a Brügger25 designa estas alteraciones de la actividad fisiológica muscular —siempre que no se trate
pensar que son estas infecciones la causa de la enfermedad muscular reumática, cuando sólo existe una de lesiones neurológicas o verdaderas inflamaciones— con el nombre de tendomiosis, y define este tér-
causa común para ambos tipos de enfermedad. Ciertamente, a menudo una nueva infección induce un mino como «una alteración muscular funcional, que cursa con dolor, que se presenta como situación
incremento de las molestias, ya que la infección impone al tejido celular y de sostén subcutáneo nuevas aguda o crónica, y que carece de sustrato anatomopatológico o humoral detectable en la actualidad».
tareas, tal vez incluso causadas por las alteraciones metabólicas que aparecen en toda enfermedad infec- Respecto a la patogénesis, Brügger dice:
ciosa. Sin embargo, también vemos a menudo, en pacientes con reumatismos musculares, la aparición
de las primeras molestias articulares a continuación de una enfermedad infecciosa, lo que probablemente Son numerosos los factores que en la literatura se consideran causa del reumatismo muscular. Durante
se explica porque también la membrana sinovial debe contarse entre los órganos excretores o transfor- largo tiempo, esta dolencia se consideró asociada a una infección directa. Ni la sintomatología clínica
madores del organismo; piénsese, por ejemplo, en las artritis que acompañan a las paperas o al ni las bases anatomopatológicas negativas han conseguido demostrar la opinión de que bacterias o to-
sarampión, etc., y que aparecen principalmente en individuos físicamente deficientes y con órgano cutá-

25. Brügger, A.: Über vertebrale, radikaläre und pseudaradikulare Syndrome. Acta rheumatologica Geigy,
24. Kirchberg, F.: Handbuch der Massage und Heilgymnastik. Thieme Verlag, Leipzig, 1926. 19: 1962.
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xinas procedentes de un foco serían responsables de la enfermedad, y raras veces ha tenido éxito la elimi- 3. Alteraciones de la masa muscular:
nación de un foco. No existe, sin embargo, duda alguna de que la exposición a frío, humedad o corrien- Atrofia: como expresión de la inactividad inducida por el dolor o la lesión.
tes, o los cambios bruscos de temperatura o de situación climatológica pueden desencadenar un acceso
doloroso. Teniendo esto en cuenta, se han supuesto efectos neurovegetativos sobre el metabolismo y la Concluimos así las consideraciones generales. La discusión sistemática de las indicaciones para el
circulación, que, sin embargo, no se pueden demostrar detalladamente en la actualidad. masaje que damos a continuación no tiene la intención de ser completa. Se intenta suministrar, desde el
Al considerar los factores patogénicos llama la atención que la tendomiosis representa una alteración punto de vista de la localización principal de la alteración a tratar, una visión de conjunto de las posi-
muscular dolorosa, dependiente de la función, y reversible en todo momento. El dolor asociado a la fun- bles causas y del modo de acción del masaje.
ción conlleva una alteración de la contractilidad del músculo, que muestra una tendencia a funcionar por
fascículos (contracciones fasciculares o fasciculaciones) o a adquirir características de espasticidad fasci-
cular (miogelosis). La alteración muscular cesa en cuanto desaparece el agente patógeno. Llegamos, por Alteraciones locales del tejido conectivo subcutáneo
tanto, a la consideración de que la tendomiosis representa una alteración muscular asociada a mecanis-
mos reflejos de tipo neural y que se manifiesta por una sintomatología de inhibición de la función que se En el tejido adiposo y conectivo subcutáneo se aprecian a menudo alteraciones llamadas reumáticas,
inicia con el dolorimiento a la contracción y progresa, pasando por la desorganización del decurso nor- que se presentan bien aisladas o en asociación con alteraciones musculares. Se las designa con el nom-
mal de la contracción (fasciculaciones) a la aparición del bloqueo de contracción (contractura fascicular, bre de paniculosis (= fibrositis o adiposalgia) y cursan con dolorimiento periódico o persistente. A la
rigidez). La tendomiosis es, por tanto, expresión de un efecto bloqueante neurovegetativo y se cuenta así exploración, la piel y la hipodermis están adheridas a manera de placas, y la deslizabilidad de las capas
entre los reflejos vegetativos más importantes. Esto puede también explicar por qué responde favo- de tejidos falta, con lo que, al intentar levantar un pliegue de piel, ésta adopta un aspecto en «piel de
rablemente, si bien por lo general de manera transitoria, a todo tipo de medidas que influyen sobre el sis- naranja». Es característica la sensación, en esta maniobra, de dolor intenso, que se percibe como corte
tema vegetativo (medicamentos, bloqueo del ganglio estrellado, etc.). El síndrome de la tendomiosis o pellizco. Llamamos a este hallazgo «gelosis del conectivo» o, más correctamente, «alteraciones gelósi-
puede, sin embargo, remitir por completo en cualquier momento, cuando se elimina el factor patogenéti- cas del tejido conectivo». Se aprecian, predominantemente en el área posterior del cuello, a manera de
co, que es al mismo tiempo el estímulo inicial para el arco reflejo aferente. Por tanto, en este caso la base almohadillas alrededor de la apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical, sobre el área sacra, en la
de todo tratamiento está dada, no por el factor etiológico, sino por el patogenético. región lumbar, sobre el músculo deltoides, en el área de los trocánteres, sobre el tracto iliotibial (las lla-
El hecho de que las tendomiosis y los estados de irritación articular tengan como base mecanismos madas «bandas de general») y en la cara interna de las rodillas.
reflejos vegetativos hace comprensible el que sean accesibles a todos los actos terapéuticos capaces de La causa de la paniculosis se desconoce. Puesto que esta alteración se aprecia primordialmente en
inducir un efecto neurovegetativo. mujeres (y usualmente en la menopausia), se han implicado factores hormonales. Actúan como factores
desencadenantes alteraciones locales de la nutrición (tróficas) y de la perfusión, y los efectos del frío. Se
En el capítulo precedente hemos conocido la vía de acción del masaje como de tipo neurovegetativo, supone que bajo los efectos de estos factores, y en presencia de una debilidad constitucional determina-
y por lo tanto tenemos con el masaje un medio terapéutico «entre las manos» que cumple todos los re- da (véanse los comentarios de Kirchberg), se produce una deposición de agua en el tejido conectivo-adi-
quisitos para ejercer un efecto causal sobre todas las alteraciones que se reúnen bajo el término de «ten- poso subcutáneo, a la que posiblemente sigue una degeneración del conectivo.
domiosis». Las bases fisiológicas establecidas respecto a vía de acción y efectos del masaje clásico per- Por medio del masaje —empleando acariciamiento intensivo y amasamiento superficial (con las pun-
miten fundamentar científicamente su aplicación. tas de los dedos)— es posible eliminar por completo estas alteraciones. Es característico un fuerte dolor
Sin embargo, la musculatura no sólo reacciona ante estímulos patogénicos con un incremento de su producido por el masaje y la aparición de hematomas o cardenales, que sólo se observan en estos casos
estado de tensión, sino también con una reducción, a cuya causa volveremos más adelante. Las posibi- y en las miogelosis. El masaje induce, mecánicamente a través del drenaje regional linfático y por vía
lidades de alteración muscular -en cuanto indicaciones para el masaje- son las siguientes: refleja a través de la mejora de la perfusión (el efecto circulatorio local), una regeneración del tejido
conectivo que se expresa por la normalización de los hallazgos palpatorios y el restablecimiento de la
1. Alteraciones de la tensión muscular: normal deslizabilidad, desapareciendo el dolor.
Atonía: como falta de tono.
Hipotonía: como reducción del tono.
Hipertonía: (o contractura) como aumento del tono de fascículos musculares (fasciculaciones) o de Alteraciones de la musculatura
músculos.
Rigidez: como aumento del tono de músculos o grupos musculares enteros (contractura fascicular), En prácticamente todas las alteraciones musculares se aprecian los siguientes hallazgos: alteración
con adherencia simultánea del tejido deslizante intramuscular si persiste durante mucho tiempo. del tono, alteraciones de la perfusión y del metabolismo, limitación de la función y dolor. Desde el punto
de vista causal pueden estar originadas por factores (a) musculares, (b) articulares, (c) raquídeos, (d)
2. Alteraciones de las células musculares: traumáticos, y (e) neurológicos, y las trataremos aquí en ese orden.
Miogelosis: como expresión de alteraciones coloidales inicialmente reversibles, pero con degene-
ración fibrosa si persisten.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

xinas procedentes de un foco serían responsables de la enfermedad, y raras veces ha tenido éxito la elimi- 3. Alteraciones de la masa muscular:
nación de un foco. No existe, sin embargo, duda alguna de que la exposición a frío, humedad o corrien- Atrofia: como expresión de la inactividad inducida por el dolor o la lesión.
tes, o los cambios bruscos de temperatura o de situación climatológica pueden desencadenar un acceso
doloroso. Teniendo esto en cuenta, se han supuesto efectos neurovegetativos sobre el metabolismo y la Concluimos así las consideraciones generales. La discusión sistemática de las indicaciones para el
circulación, que, sin embargo, no se pueden demostrar detalladamente en la actualidad. masaje que damos a continuación no tiene la intención de ser completa. Se intenta suministrar, desde el
Al considerar los factores patogénicos llama la atención que la tendomiosis representa una alteración punto de vista de la localización principal de la alteración a tratar, una visión de conjunto de las posi-
muscular dolorosa, dependiente de la función, y reversible en todo momento. El dolor asociado a la fun- bles causas y del modo de acción del masaje.
ción conlleva una alteración de la contractilidad del músculo, que muestra una tendencia a funcionar por
fascículos (contracciones fasciculares o fasciculaciones) o a adquirir características de espasticidad fasci-
cular (miogelosis). La alteración muscular cesa en cuanto desaparece el agente patógeno. Llegamos, por Alteraciones locales del tejido conectivo subcutáneo
tanto, a la consideración de que la tendomiosis representa una alteración muscular asociada a mecanis-
mos reflejos de tipo neural y que se manifiesta por una sintomatología de inhibición de la función que se En el tejido adiposo y conectivo subcutáneo se aprecian a menudo alteraciones llamadas reumáticas,
inicia con el dolorimiento a la contracción y progresa, pasando por la desorganización del decurso nor- que se presentan bien aisladas o en asociación con alteraciones musculares. Se las designa con el nom-
mal de la contracción (fasciculaciones) a la aparición del bloqueo de contracción (contractura fascicular, bre de paniculosis (= fibrositis o adiposalgia) y cursan con dolorimiento periódico o persistente. A la
rigidez). La tendomiosis es, por tanto, expresión de un efecto bloqueante neurovegetativo y se cuenta así exploración, la piel y la hipodermis están adheridas a manera de placas, y la deslizabilidad de las capas
entre los reflejos vegetativos más importantes. Esto puede también explicar por qué responde favo- de tejidos falta, con lo que, al intentar levantar un pliegue de piel, ésta adopta un aspecto en «piel de
rablemente, si bien por lo general de manera transitoria, a todo tipo de medidas que influyen sobre el sis- naranja». Es característica la sensación, en esta maniobra, de dolor intenso, que se percibe como corte
tema vegetativo (medicamentos, bloqueo del ganglio estrellado, etc.). El síndrome de la tendomiosis o pellizco. Llamamos a este hallazgo «gelosis del conectivo» o, más correctamente, «alteraciones gelósi-
puede, sin embargo, remitir por completo en cualquier momento, cuando se elimina el factor patogenéti- cas del tejido conectivo». Se aprecian, predominantemente en el área posterior del cuello, a manera de
co, que es al mismo tiempo el estímulo inicial para el arco reflejo aferente. Por tanto, en este caso la base almohadillas alrededor de la apófisis espinosa de la séptima vértebra cervical, sobre el área sacra, en la
de todo tratamiento está dada, no por el factor etiológico, sino por el patogenético. región lumbar, sobre el músculo deltoides, en el área de los trocánteres, sobre el tracto iliotibial (las lla-
El hecho de que las tendomiosis y los estados de irritación articular tengan como base mecanismos madas «bandas de general») y en la cara interna de las rodillas.
reflejos vegetativos hace comprensible el que sean accesibles a todos los actos terapéuticos capaces de La causa de la paniculosis se desconoce. Puesto que esta alteración se aprecia primordialmente en
inducir un efecto neurovegetativo. mujeres (y usualmente en la menopausia), se han implicado factores hormonales. Actúan como factores
desencadenantes alteraciones locales de la nutrición (tróficas) y de la perfusión, y los efectos del frío. Se
En el capítulo precedente hemos conocido la vía de acción del masaje como de tipo neurovegetativo, supone que bajo los efectos de estos factores, y en presencia de una debilidad constitucional determina-
y por lo tanto tenemos con el masaje un medio terapéutico «entre las manos» que cumple todos los re- da (véanse los comentarios de Kirchberg), se produce una deposición de agua en el tejido conectivo-adi-
quisitos para ejercer un efecto causal sobre todas las alteraciones que se reúnen bajo el término de «ten- poso subcutáneo, a la que posiblemente sigue una degeneración del conectivo.
domiosis». Las bases fisiológicas establecidas respecto a vía de acción y efectos del masaje clásico per- Por medio del masaje —empleando acariciamiento intensivo y amasamiento superficial (con las pun-
miten fundamentar científicamente su aplicación. tas de los dedos)— es posible eliminar por completo estas alteraciones. Es característico un fuerte dolor
Sin embargo, la musculatura no sólo reacciona ante estímulos patogénicos con un incremento de su producido por el masaje y la aparición de hematomas o cardenales, que sólo se observan en estos casos
estado de tensión, sino también con una reducción, a cuya causa volveremos más adelante. Las posibi- y en las miogelosis. El masaje induce, mecánicamente a través del drenaje regional linfático y por vía
lidades de alteración muscular -en cuanto indicaciones para el masaje- son las siguientes: refleja a través de la mejora de la perfusión (el efecto circulatorio local), una regeneración del tejido
conectivo que se expresa por la normalización de los hallazgos palpatorios y el restablecimiento de la
1. Alteraciones de la tensión muscular: normal deslizabilidad, desapareciendo el dolor.
Atonía: como falta de tono.
Hipotonía: como reducción del tono.
Hipertonía: (o contractura) como aumento del tono de fascículos musculares (fasciculaciones) o de Alteraciones de la musculatura
músculos.
Rigidez: como aumento del tono de músculos o grupos musculares enteros (contractura fascicular), En prácticamente todas las alteraciones musculares se aprecian los siguientes hallazgos: alteración
con adherencia simultánea del tejido deslizante intramuscular si persiste durante mucho tiempo. del tono, alteraciones de la perfusión y del metabolismo, limitación de la función y dolor. Desde el punto
de vista causal pueden estar originadas por factores (a) musculares, (b) articulares, (c) raquídeos, (d)
2. Alteraciones de las células musculares: traumáticos, y (e) neurológicos, y las trataremos aquí en ese orden.
Miogelosis: como expresión de alteraciones coloidales inicialmente reversibles, pero con degene-
ración fibrosa si persisten.

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Alteraciones musculares de origen muscular En estas situaciones de sobreesfuerzo, el masaje tiene la tarea de movilizar los residuos metabóli-
cos (efecto metabólico local) a través de una mejora de la perfusión (efecto circulatorio local), para lo
Las alteraciones musculares que mencionaremos aquí se caracterizan por tener su causa exclusiva- que resultan especialmente adecuadas las maniobras de amasamiento, ya que el órgano afectado es la
mente en la musculatura esquelética. musculatura. El masaje es al principio doloroso, pero se hace progresivamente indoloro y agradable
Observamos con frecuencia estados de debilidad constitucional de la musculatura en escolares y en la misma medida que la mano activa detecta una normalización de los hallazgos palpatorios. Las
jóvenes, especialmente en los de hábito asténico, a los que por estar usualmente afectados los músculos alteraciones que sólo llevan un breve tiempo de evolución (agujetas) pueden a menudo resolverse en
extensores de la espalda damos el nombre de debilidad postural. Estas alteraciones se caracterizan por la una sola sesión; aquellas que se han instaurado lentamente y durante largo tiempo, como las ten-
existencia de músculos dorsales delgados, en parte hipotónicos y en parte hipertónicos, con escápulas domiosis ocupacionales, requieren series de tratamientos (cura de masaje) a fin de conseguir su total
salientes, arco dorsal redondeado y, en casos extremos, «vicios posturales». Este tipo de «débil muscular» eliminación.
a menudo no presenta dolor, o presenta sólo dorsalgia persistente leve.
Desde el punto de vista causal, estas alteraciones están condicionadas por las fibras musculares por
cuanto, al ser la musculatura demasiado débil desde su origen, no es capaz de cumplir la función de man- Alteraciones musculares de origen articular
tener erecto el cuerpo. Este esfuerzo «normal» supone en estos casos ya un sobreesfuerzo.
El tratamiento mediante masaje consigue, especialmente empleando el amasamiento, aumentar la per- Músculos y articulaciones forman la unidad funcional del aparato locomotor; ambos tienen igual
fusión (efecto circulatorio local) como condición previa para la actividad, facilitar la inervación voluntaria importancia para la conservación de su función. La enfermedad de una de las partes acarrea consigo
por medio de la distensión (la llamada pretonificación) y desencadenar contracciones musculares por alteraciones de la función del movimiento y alteraciones de la otra parte del aparato locomotor. Nos son
medio del golpeteo o «clapping». Sin embargo, el masaje es sólo un tratamiento adicional preparatorio, conocidas alteraciones articulares como consecuencia de parálisis musculares, y alteraciones musculares
ya que la meta terapéutica debe ser el fortalecimiento de la musculatura por medio de ejercicios activos, como signo de lesiones articulares. Esta última posibilidad es la que vamos a discutir.
es decir, por medio de un estímulo de esfuerzo dosificado. Las articulaciones se caracterizan por la amplitud de sus movimientos y por su capacidad para sopor-
La insuficiencia muscular de porciones especialmente sometidas a carga del aparato locomotor (espal- tar presión. Todas las alteraciones articulares patológicas, independientemente de su causa, inducen por
da, piernas, pies) es enormemente frecuente, y una indicación importante para el masaje. Storck comen- vía refleja una limitación del movimiento. Las cápsulas articulares tienen una red nerviosa sensorial muy
ta al respecto: rica, que toma parte en la regulación del tono y en la coordinación de la musculatura. Brügger observó,
«Si hemos de llevar a la práctica el requisito de que es mejor prevenir que curar, es precisamente en al estimular la cápsula de diferentes articulaciones, irradiaciones álgicas típicas a la periferia, que no
estas debilidades funcionales de órganos y tejidos donde existe un campo especialmente prometedor para seguían la distribución neural, sino que inciden sobre la musculatura que moviliza la articulación co-
la actividad médica.» rrespondiente. Por esta misma vía nos explicamos el origen de la fijación muscular en artropatías
Como alteración de origen igualmente muscular, es necesario diferenciar de los estados de debilidad dolorosas. En estos casos, la articulación queda descargada en una posición antiálgica por la hipertoni-
el sobreesfuerzo de la musculatura, con el que nos enfrentamos bajo el nombre de «agujetas». En estos cidad de músculos o grupos musculares adecuados, y queda protegida de movimientos dolorosos por la
casos apreciamos desde miogelosis hasta rigidez, asociadas a dolor en reposo, dolor a presión y dolor atonía y/o dolor en otros grupos musculares (antagonistas).
inducido por el movimiento en los músculos o grupos musculares afectados. La artrosis deformante, concepto genérico que designa a todos los procesos degenerativos crónicos
Consideramos que estas alteraciones tienen su origen en la perfusión, ya que los hallazgos locales, en de los cartílagos, de múltiples causas, se acompaña de alteraciones musculares especialmente llamativas
una musculatura normalmente desarrollada, evidencian alteraciones metabólicas que se producen cuan- y acentuadas.
do el trabajo muscular excede su perfusión posible -condición previa para un metabolismo adecuado-. Las articulaciones artrósicas accesibles a la mano palpadora (por ejemplo, la rodilla) permiten recono-
Entendemos por tanto las miogelosis y la rigidez como expresión de un acúmulo, bien local o que afec- cer el roce o movimiento característicamente «artrósico». A menudo, los movimientos con carga
ta a todo el músculo, de productos ácidos del metabolismo (ácido láctico). simultánea por presión producen dolor, mientras que los movimientos sin carga («oscilaciones pendu-
Las agujetas aparecen ante una actividad corporal desacostumbrada, cuando a causa de un déficit de lares») se perciben como sensaciones agradables.
la economía de la inervación (si no ha sido educada, ésta es casi siempre cortical) se aplican al esfuerzo La imagen radiográfica evidencia las múltiples consecuencias de la degeneración cartilaginosa:
demasiados músculos con una contracción excesiva. Piénsese, por ejemplo, en las actividades de pelar estrechamiento de la interlínea articular, y por tanto pérdida del cartílago articular; esclerosis del hueso
patatas o jugar al tenis, que en el sujeto carente de práctica inducen al poco tiempo agujetas en el ante- subcondral; expansión ósea reactiva en los bordes de la articulación (osteofitos); deformación de las
brazo y el hombro. superficies articulares; y finalmente, imágenes quísticas como consecuencia de la penetración del tejido
Por otra parte, también actividades monótonas persistentes, como por ejemplo el trabajo con una subcondral en el hueso esponjoso a causa de la sobrecarga de presión.
máquina en el que se repiten una y otra vez los mismos movimientos, puede inducir sobreesfuerzo en Estas alteraciones morfológicas se acompañan forzosamente de alteraciones de la utilizabilidad de las
determinados grupos musculares, pese al entrenamiento y habituación. Brügger llama a estas alteraciones, articulaciones. Encontramos una reducción de la capacidad de carga por presión y de la extensión del
acertadamente, «tendomiosis ocupacionales». Cursan con los mismos hallazgos locales que las agujetas, movimiento, asociada a reducción de la musculatura y muy especialmente de los músculos extensores;
y pueden imitar otros cuadros, como por ejemplo, en el brazo, una periartritis escapulohumeral o una así, por ejemplo, en la artrosis de rodilla existe atrofia del cuadríceps y en la coxartrosis atrofia de los
epicondilitis humeral. glúteos.

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Alteraciones musculares de origen muscular En estas situaciones de sobreesfuerzo, el masaje tiene la tarea de movilizar los residuos metabóli-
cos (efecto metabólico local) a través de una mejora de la perfusión (efecto circulatorio local), para lo
Las alteraciones musculares que mencionaremos aquí se caracterizan por tener su causa exclusiva- que resultan especialmente adecuadas las maniobras de amasamiento, ya que el órgano afectado es la
mente en la musculatura esquelética. musculatura. El masaje es al principio doloroso, pero se hace progresivamente indoloro y agradable
Observamos con frecuencia estados de debilidad constitucional de la musculatura en escolares y en la misma medida que la mano activa detecta una normalización de los hallazgos palpatorios. Las
jóvenes, especialmente en los de hábito asténico, a los que por estar usualmente afectados los músculos alteraciones que sólo llevan un breve tiempo de evolución (agujetas) pueden a menudo resolverse en
extensores de la espalda damos el nombre de debilidad postural. Estas alteraciones se caracterizan por la una sola sesión; aquellas que se han instaurado lentamente y durante largo tiempo, como las ten-
existencia de músculos dorsales delgados, en parte hipotónicos y en parte hipertónicos, con escápulas domiosis ocupacionales, requieren series de tratamientos (cura de masaje) a fin de conseguir su total
salientes, arco dorsal redondeado y, en casos extremos, «vicios posturales». Este tipo de «débil muscular» eliminación.
a menudo no presenta dolor, o presenta sólo dorsalgia persistente leve.
Desde el punto de vista causal, estas alteraciones están condicionadas por las fibras musculares por
cuanto, al ser la musculatura demasiado débil desde su origen, no es capaz de cumplir la función de man- Alteraciones musculares de origen articular
tener erecto el cuerpo. Este esfuerzo «normal» supone en estos casos ya un sobreesfuerzo.
El tratamiento mediante masaje consigue, especialmente empleando el amasamiento, aumentar la per- Músculos y articulaciones forman la unidad funcional del aparato locomotor; ambos tienen igual
fusión (efecto circulatorio local) como condición previa para la actividad, facilitar la inervación voluntaria importancia para la conservación de su función. La enfermedad de una de las partes acarrea consigo
por medio de la distensión (la llamada pretonificación) y desencadenar contracciones musculares por alteraciones de la función del movimiento y alteraciones de la otra parte del aparato locomotor. Nos son
medio del golpeteo o «clapping». Sin embargo, el masaje es sólo un tratamiento adicional preparatorio, conocidas alteraciones articulares como consecuencia de parálisis musculares, y alteraciones musculares
ya que la meta terapéutica debe ser el fortalecimiento de la musculatura por medio de ejercicios activos, como signo de lesiones articulares. Esta última posibilidad es la que vamos a discutir.
es decir, por medio de un estímulo de esfuerzo dosificado. Las articulaciones se caracterizan por la amplitud de sus movimientos y por su capacidad para sopor-
La insuficiencia muscular de porciones especialmente sometidas a carga del aparato locomotor (espal- tar presión. Todas las alteraciones articulares patológicas, independientemente de su causa, inducen por
da, piernas, pies) es enormemente frecuente, y una indicación importante para el masaje. Storck comen- vía refleja una limitación del movimiento. Las cápsulas articulares tienen una red nerviosa sensorial muy
ta al respecto: rica, que toma parte en la regulación del tono y en la coordinación de la musculatura. Brügger observó,
«Si hemos de llevar a la práctica el requisito de que es mejor prevenir que curar, es precisamente en al estimular la cápsula de diferentes articulaciones, irradiaciones álgicas típicas a la periferia, que no
estas debilidades funcionales de órganos y tejidos donde existe un campo especialmente prometedor para seguían la distribución neural, sino que inciden sobre la musculatura que moviliza la articulación co-
la actividad médica.» rrespondiente. Por esta misma vía nos explicamos el origen de la fijación muscular en artropatías
Como alteración de origen igualmente muscular, es necesario diferenciar de los estados de debilidad dolorosas. En estos casos, la articulación queda descargada en una posición antiálgica por la hipertoni-
el sobreesfuerzo de la musculatura, con el que nos enfrentamos bajo el nombre de «agujetas». En estos cidad de músculos o grupos musculares adecuados, y queda protegida de movimientos dolorosos por la
casos apreciamos desde miogelosis hasta rigidez, asociadas a dolor en reposo, dolor a presión y dolor atonía y/o dolor en otros grupos musculares (antagonistas).
inducido por el movimiento en los músculos o grupos musculares afectados. La artrosis deformante, concepto genérico que designa a todos los procesos degenerativos crónicos
Consideramos que estas alteraciones tienen su origen en la perfusión, ya que los hallazgos locales, en de los cartílagos, de múltiples causas, se acompaña de alteraciones musculares especialmente llamativas
una musculatura normalmente desarrollada, evidencian alteraciones metabólicas que se producen cuan- y acentuadas.
do el trabajo muscular excede su perfusión posible -condición previa para un metabolismo adecuado-. Las articulaciones artrósicas accesibles a la mano palpadora (por ejemplo, la rodilla) permiten recono-
Entendemos por tanto las miogelosis y la rigidez como expresión de un acúmulo, bien local o que afec- cer el roce o movimiento característicamente «artrósico». A menudo, los movimientos con carga
ta a todo el músculo, de productos ácidos del metabolismo (ácido láctico). simultánea por presión producen dolor, mientras que los movimientos sin carga («oscilaciones pendu-
Las agujetas aparecen ante una actividad corporal desacostumbrada, cuando a causa de un déficit de lares») se perciben como sensaciones agradables.
la economía de la inervación (si no ha sido educada, ésta es casi siempre cortical) se aplican al esfuerzo La imagen radiográfica evidencia las múltiples consecuencias de la degeneración cartilaginosa:
demasiados músculos con una contracción excesiva. Piénsese, por ejemplo, en las actividades de pelar estrechamiento de la interlínea articular, y por tanto pérdida del cartílago articular; esclerosis del hueso
patatas o jugar al tenis, que en el sujeto carente de práctica inducen al poco tiempo agujetas en el ante- subcondral; expansión ósea reactiva en los bordes de la articulación (osteofitos); deformación de las
brazo y el hombro. superficies articulares; y finalmente, imágenes quísticas como consecuencia de la penetración del tejido
Por otra parte, también actividades monótonas persistentes, como por ejemplo el trabajo con una subcondral en el hueso esponjoso a causa de la sobrecarga de presión.
máquina en el que se repiten una y otra vez los mismos movimientos, puede inducir sobreesfuerzo en Estas alteraciones morfológicas se acompañan forzosamente de alteraciones de la utilizabilidad de las
determinados grupos musculares, pese al entrenamiento y habituación. Brügger llama a estas alteraciones, articulaciones. Encontramos una reducción de la capacidad de carga por presión y de la extensión del
acertadamente, «tendomiosis ocupacionales». Cursan con los mismos hallazgos locales que las agujetas, movimiento, asociada a reducción de la musculatura y muy especialmente de los músculos extensores;
y pueden imitar otros cuadros, como por ejemplo, en el brazo, una periartritis escapulohumeral o una así, por ejemplo, en la artrosis de rodilla existe atrofia del cuadríceps y en la coxartrosis atrofia de los
epicondilitis humeral. glúteos.

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Sin embargo, es erróneo suponer que la artrosis sólo llega a inducir alteraciones musculares cuando La artrosis deformante es un ejemplo típico de la coexistencia de musculatura hipertónica-hipertrófi-
está totalmente desarrollada, como consecuencia de la reducción de la utilizabilidad articular. La artro- ca e hipotónica-atrófica que llega hasta la degeneración. Precisamente en la coxartrosis pueden eviden-
sis es el estadio anatómico final e irreparable de una degeneración cartilaginosa de larga evolución. El ciarse estos hallazgos de la manera más evidente, ya que ésta es la articulación de carga que, en el sano,
desarrollo evolutivo de la artrosis es a menudo clínicamente mudo, con independencia de si la causa ha tiene la mayor amplitud de movimientos. En esta articulación, las alteraciones artrósicas dan lugar a las
sido una degeneración senil, un error en la distribución de carga (obesidad, sobrecarga ocupacional, más llamativas limitaciones del movimiento, y fuerzan la actitud viciosa típica: contractura en aducción,
maldistribución estática - anatómica), una alteración endocrina o una artritis infecciosa pasada. El cuer- flexión y rotación externa. Al final, de aquel grado de libertad de movimiento original quedan sólo, en
po compensa alteraciones transitorias del movimiento, y el sujeto afecto ignora dolores ocasionales, para función del grado de deformación de la cabeza del fémur y del acetábulo, unos pocos movimientos utili-
los que en un principio no es posible encontrar un substrato morfológico (por ejemplo, en la imagen zables, y aun éstos a menudo en un plano estáticamente desfavorable. La musculatura aún activa se
radiológica). hipertrofia y muestra miogelosis y contracturas, mientras que los músculos no insertos ya en la secuen-
Las alteraciones articulares, incluso las de una artrosis en desarrollo («preartrosis»), están asociadas a cia de movimiento se atrofian, se hacen hipotónicos, y pueden llegar, en casos de larga evolución sin
dolor de la cápsula articular. La cápsula articular y el sistema de ligamentos funcionan como límite pasi- tratamiento, a la degeneración grasa o fibrosa.
vo de la articulación, y en el movimiento son irritados por la tracción, con lo que aparece un aumento Precisamente en nuestra época, en la que medidas operatorias hacen posible recuperar al menos una
del dolor. Este dolor se irradia, según se ha comentado, a los músculos que mueven la articulación, y los parte de la movilidad, es de especial importancia el cuidado de la musculatura inactiva, para que, por
ponen en actividad mediante modificaciones del tono, a modo de límites activos. Refiriéndose a este fenó- ejemplo, después de la sustitución endoprotésica de la articulación de la cadera estos músculos sigan
meno, Brügger habla de «tendomiosis refleja en situaciones de irritación articular». siendo regenerables.
Para la articulación alterada, la limitación muscular refleja supone una protección y un alivio. El El esquema de la figura 129 intenta hacer visibles las imbricaciones de la alteración articular y la
cuerpo compensa la limitación de movimiento, durante la actividad, con las restantes articulaciones del artrosis progresiva. El círculo de la izquierda muestra la alteración articular; el de la derecha, la artrosis.
miembro o de la columna vertebral. A menudo resultan entonces secuencias de movimiento La unión entre ambos círculos se hace a través del desplazamiento del punto de apoyo de la carga, ya
antifisiológicas para estas otras articulaciones, que inducen sobreesfuerzo o mala utilización de sus mús- que este hecho conlleva la degeneración del cartílago. Al mismo tiempo, el desplazamiento de la carga
culos correspondientes. induce vicios posicionales en la articulación y con ellos alteraciones capsulares, lo que explica los
La articulación alterada se sigue utilizando, y por lo tanto no queda liberada del esfuerzo de carga por cuadros de irritación articular dolorosa que acompañan a la artrosis.
presión. Ciertamente, la limitación refleja de la movilidad da lugar a posiciones antiálgicas, pero causa En el esquema se han indicado los posibles puntos de acción terapéutica. Las flechas gruesas mues-
simultáneamente un desplazamiento de la carga hacia superficies cartilaginosas habitualmente menores. tran los puntos de aplicación del masaje. Vemos que tanto en el lado de la alteración articular como en
Estos esfuerzos por carga errónea de los cartílagos articulares son a su vez la causa de su degeneración: el de la artrosis, el masaje está en condiciones de interrumpir el círculo vicioso e impedir el progreso de
la enfermedad. Explicaremos esto más a fondo.
«En ciertas artrosis de los miembros llega uno a tener la impresión de que una situación de irritación El masaje en las alteraciones articulares se aplica a la musculatura cuyo tono ha sido modificado refle-
articular con tendomiosis refleja promueve y favorece su desarrollo, si es que no era realmente la causa jamente por los impulsos neurales irradiados. El amasamiento consigue, por la dilatación de los husos
en un principio» (Brügger). neuromusculares, una normalización del tono (efecto sobre fibras musculares) de los músculos implica-
dos. Simultáneamente se produce la transmisión del estímulo vegetativo de los nervios de las paredes vas-
La degeneración del cartílago reduce la capacidad de soporte de presión, causa dolor durante la carga, culares, en forma segmentaria, con el efecto de un aumento de la perfusión (efecto circulatorio). Sin
y fuerza así a una protección de la articulación. Toda falta de uso que dure cierto tiempo lleva a la atrofia embargo, este estímulo alcanza también la articulación alterada, con la consecuencia de una disminu-
por desuso de la musculatura. Este fenómeno es una señal característica de la artrosis evolucionada. ción de su irritabilidad (reducción del dolor capsular), con lo que se interrumpen las irradiaciones
Ahora bien, la atrofia muscular es irregular: los músculos extensores se ven afectados más precoz e inten- patológicas del dolor.
samente. Especialmente en las articulaciones de los miembros inferiores, más expuestas a la dege- La prescripción del masaje en la artrosis se hace con el propósito de corregir la atrofia muscular. Es
neración que las de los brazos, ya que tienen que soportar el peso del cuerpo, la atrofia muscular tiene importante al respecto saber que el músculo atrófico, aparte de la desaparición por desuso de elementos
serias consecuencias. Los extensores de los miembros inferiores tienen la función de oponerse a la contráctiles, acusa también una reducción del tono de las fibras conservadas. Llamamos por esto a esta
gravedad, que intenta forzar las articulaciones a una situación de flexión. Su atrofia hace posible la apari- situación muscular «estado atrófico-atónico». El amasamiento, como maniobra típica del masaje muscu-
ción de contracturas en flexión (por ejemplo, de la rodilla o de la cadera). La atrofia muscular inho- lar, tiene un triple efecto en músculos así alterados:
mogénea se puede considerar, desde el punto de vista funcional, como una alteración del equilibrio mus-
cular, y el equilibrio muscular es una de las condiciones necesarias para una función articular normal, 1) La deformación causada por el amasamiento resuelve mecánicamente las adherencias del tejido
por lo que su alteración induce, ya antes de aparecer la contractura en flexión, la inestabilidad de la deslizante intramuscular (perimisio) que impiden la función, y que se producen por el desuso prolongado.
articulación. Pese a esto, la función de movimiento de las extremidades afectadas puede conservarse al
conseguir otras articulaciones la compensación. Ahora bien, la inestabilidad articular y las posteriores
situaciones de vicio posicional en contractura tienen a su vez la consecuencia de inducir un desplaza-
miento de la distribución y transmisión de cargas en las superficies cartilaginosas articulares: el círculo
vicioso de la artrosis progresiva ha quedado cerrado.

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Sin embargo, es erróneo suponer que la artrosis sólo llega a inducir alteraciones musculares cuando La artrosis deformante es un ejemplo típico de la coexistencia de musculatura hipertónica-hipertrófi-
está totalmente desarrollada, como consecuencia de la reducción de la utilizabilidad articular. La artro- ca e hipotónica-atrófica que llega hasta la degeneración. Precisamente en la coxartrosis pueden eviden-
sis es el estadio anatómico final e irreparable de una degeneración cartilaginosa de larga evolución. El ciarse estos hallazgos de la manera más evidente, ya que ésta es la articulación de carga que, en el sano,
desarrollo evolutivo de la artrosis es a menudo clínicamente mudo, con independencia de si la causa ha tiene la mayor amplitud de movimientos. En esta articulación, las alteraciones artrósicas dan lugar a las
sido una degeneración senil, un error en la distribución de carga (obesidad, sobrecarga ocupacional, más llamativas limitaciones del movimiento, y fuerzan la actitud viciosa típica: contractura en aducción,
maldistribución estática - anatómica), una alteración endocrina o una artritis infecciosa pasada. El cuer- flexión y rotación externa. Al final, de aquel grado de libertad de movimiento original quedan sólo, en
po compensa alteraciones transitorias del movimiento, y el sujeto afecto ignora dolores ocasionales, para función del grado de deformación de la cabeza del fémur y del acetábulo, unos pocos movimientos utili-
los que en un principio no es posible encontrar un substrato morfológico (por ejemplo, en la imagen zables, y aun éstos a menudo en un plano estáticamente desfavorable. La musculatura aún activa se
radiológica). hipertrofia y muestra miogelosis y contracturas, mientras que los músculos no insertos ya en la secuen-
Las alteraciones articulares, incluso las de una artrosis en desarrollo («preartrosis»), están asociadas a cia de movimiento se atrofian, se hacen hipotónicos, y pueden llegar, en casos de larga evolución sin
dolor de la cápsula articular. La cápsula articular y el sistema de ligamentos funcionan como límite pasi- tratamiento, a la degeneración grasa o fibrosa.
vo de la articulación, y en el movimiento son irritados por la tracción, con lo que aparece un aumento Precisamente en nuestra época, en la que medidas operatorias hacen posible recuperar al menos una
del dolor. Este dolor se irradia, según se ha comentado, a los músculos que mueven la articulación, y los parte de la movilidad, es de especial importancia el cuidado de la musculatura inactiva, para que, por
ponen en actividad mediante modificaciones del tono, a modo de límites activos. Refiriéndose a este fenó- ejemplo, después de la sustitución endoprotésica de la articulación de la cadera estos músculos sigan
meno, Brügger habla de «tendomiosis refleja en situaciones de irritación articular». siendo regenerables.
Para la articulación alterada, la limitación muscular refleja supone una protección y un alivio. El El esquema de la figura 129 intenta hacer visibles las imbricaciones de la alteración articular y la
cuerpo compensa la limitación de movimiento, durante la actividad, con las restantes articulaciones del artrosis progresiva. El círculo de la izquierda muestra la alteración articular; el de la derecha, la artrosis.
miembro o de la columna vertebral. A menudo resultan entonces secuencias de movimiento La unión entre ambos círculos se hace a través del desplazamiento del punto de apoyo de la carga, ya
antifisiológicas para estas otras articulaciones, que inducen sobreesfuerzo o mala utilización de sus mús- que este hecho conlleva la degeneración del cartílago. Al mismo tiempo, el desplazamiento de la carga
culos correspondientes. induce vicios posicionales en la articulación y con ellos alteraciones capsulares, lo que explica los
La articulación alterada se sigue utilizando, y por lo tanto no queda liberada del esfuerzo de carga por cuadros de irritación articular dolorosa que acompañan a la artrosis.
presión. Ciertamente, la limitación refleja de la movilidad da lugar a posiciones antiálgicas, pero causa En el esquema se han indicado los posibles puntos de acción terapéutica. Las flechas gruesas mues-
simultáneamente un desplazamiento de la carga hacia superficies cartilaginosas habitualmente menores. tran los puntos de aplicación del masaje. Vemos que tanto en el lado de la alteración articular como en
Estos esfuerzos por carga errónea de los cartílagos articulares son a su vez la causa de su degeneración: el de la artrosis, el masaje está en condiciones de interrumpir el círculo vicioso e impedir el progreso de
la enfermedad. Explicaremos esto más a fondo.
«En ciertas artrosis de los miembros llega uno a tener la impresión de que una situación de irritación El masaje en las alteraciones articulares se aplica a la musculatura cuyo tono ha sido modificado refle-
articular con tendomiosis refleja promueve y favorece su desarrollo, si es que no era realmente la causa jamente por los impulsos neurales irradiados. El amasamiento consigue, por la dilatación de los husos
en un principio» (Brügger). neuromusculares, una normalización del tono (efecto sobre fibras musculares) de los músculos implica-
dos. Simultáneamente se produce la transmisión del estímulo vegetativo de los nervios de las paredes vas-
La degeneración del cartílago reduce la capacidad de soporte de presión, causa dolor durante la carga, culares, en forma segmentaria, con el efecto de un aumento de la perfusión (efecto circulatorio). Sin
y fuerza así a una protección de la articulación. Toda falta de uso que dure cierto tiempo lleva a la atrofia embargo, este estímulo alcanza también la articulación alterada, con la consecuencia de una disminu-
por desuso de la musculatura. Este fenómeno es una señal característica de la artrosis evolucionada. ción de su irritabilidad (reducción del dolor capsular), con lo que se interrumpen las irradiaciones
Ahora bien, la atrofia muscular es irregular: los músculos extensores se ven afectados más precoz e inten- patológicas del dolor.
samente. Especialmente en las articulaciones de los miembros inferiores, más expuestas a la dege- La prescripción del masaje en la artrosis se hace con el propósito de corregir la atrofia muscular. Es
neración que las de los brazos, ya que tienen que soportar el peso del cuerpo, la atrofia muscular tiene importante al respecto saber que el músculo atrófico, aparte de la desaparición por desuso de elementos
serias consecuencias. Los extensores de los miembros inferiores tienen la función de oponerse a la contráctiles, acusa también una reducción del tono de las fibras conservadas. Llamamos por esto a esta
gravedad, que intenta forzar las articulaciones a una situación de flexión. Su atrofia hace posible la apari- situación muscular «estado atrófico-atónico». El amasamiento, como maniobra típica del masaje muscu-
ción de contracturas en flexión (por ejemplo, de la rodilla o de la cadera). La atrofia muscular inho- lar, tiene un triple efecto en músculos así alterados:
mogénea se puede considerar, desde el punto de vista funcional, como una alteración del equilibrio mus-
cular, y el equilibrio muscular es una de las condiciones necesarias para una función articular normal, 1) La deformación causada por el amasamiento resuelve mecánicamente las adherencias del tejido
por lo que su alteración induce, ya antes de aparecer la contractura en flexión, la inestabilidad de la deslizante intramuscular (perimisio) que impiden la función, y que se producen por el desuso prolongado.
articulación. Pese a esto, la función de movimiento de las extremidades afectadas puede conservarse al
conseguir otras articulaciones la compensación. Ahora bien, la inestabilidad articular y las posteriores
situaciones de vicio posicional en contractura tienen a su vez la consecuencia de inducir un desplaza-
miento de la distribución y transmisión de cargas en las superficies cartilaginosas articulares: el círculo
vicioso de la artrosis progresiva ha quedado cerrado.

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2) La deformación por amasamiento es el estímulo adecuado para los receptores sensibles de los
husos neuromusculares, que pasan al estado de excitación. Por vía refleja se incrementa entonces el tono
muscular patológicamente reducido (normotonificación) y se facilita al mismo tiempo la inervación
voluntaria («pretonificación»).

3) El incremento de la perfusión, reducida en el músculo atrófico (efecto circulatorio local), con-


sigue las condiciones previas para el metabolismo funcional.

Estos tres efectos del masaje son condición indispensable para el fortalecimiento de la musculatura,
que sólo puede conseguirse mediante ejercicios de contracción, es decir, mediante entrenamiento de
esfuerzo.
El estímulo del masaje consigue además, a través de la vía neural, un efecto segmental importante: se
incrementa y promueve la perfusión de la articulación artrósica. Como ya se ha comentado respecto a
las alteraciones articulares, se interrumpen así las irradiaciones dolorosas que alteran el tono muscular.
El aumento de la perfusión, que afecta a la cápsula articular, se opone a los procesos degenerativos en el
tejido conectivo capsular y mejora al mismo tiempo las condiciones de nutrición del cartílago, que se
produce desde la inserción de la cápsula.
Así, el masaje en la artrosis deformante consigue: (1) capacitar para el ejercicio la musculatura atró-
fica-atónica, y (2) frenar los procesos degenerativos en la cápsula y el cartílago. Además, por medio del
masaje debe corregirse -si el tratamiento ha de tener éxito- la hipertonía bloqueante refleja de los mús-
culos correspondientes (antagonistas). En conjunto, con la eliminación de la atrofia muscular alcanzada
por medio del ejercicio se consigue así restablecer el equilibrio muscular alterado. Esto tiene por conse-
cuencia una estabilidad creciente de la articulación, y asegura la homogeneidad de la distribución de
cargas, incluso de las originadas por la tracción muscular, sobre toda la superficie del cartílago. Se elimi-
na así la base de la degeneración progresiva del cartílago debida a desplazamiento del punto de apoyo
de cargas. Las alteraciones articulares ya existentes siguen siendo irreversibles, pero se impide el progre-
so de la artrosis. El éxito sólo se consigue después de un tratamiento prolongado (cura de masaje). Puesto
que la articulación artrósica sigue siendo, sin embargo, un punto de menor resistencia y por tanto de
mayor alterabilidad, es posible la reaparición repetitiva de situaciones de irritación articular. El tratamien-
to de masaje repetido a intervalos regulares que nosotros propugnamos en la artrosis deformante está en
condiciones de prevenir tales alteraciones recidivantes y de preservar la función, es decir, la utilizabili-
dad de la articulación. ¡La rehabilitación sólo tiene sentido cuando le sigue el tratamiento profiláctico!
El tratamiento, tanto de las alteraciones articulares como de las artrosis, quedará por fuerza incom-
pleto si no se eliminan al mismo tiempo las alteraciones a distancia que las acompañan. Hemos explica-
do que los movimientos de una extremidad con una articulación irritada o artrósica son compensados
por las restantes articulaciones de la extremidad. La musculatura correspondiente evidencia entonces a
menudo signos de sobreesfuerzo y de mala utilización, que llegan a alcanzar características de enfer-
medad independiente. Respecto a su tratamiento, remitimos al lector a las consideraciones sobre las
alteraciones musculares de origen muscular.
Figura 129 En caso de limitaciones del movimiento no corregibles de origen articular, la meta del tratamiento es
Causas fisiopatológicas de la entrenar hasta tal punto la musculatura compensadora que pueda absorber las cargas adicionales que se
maldistribución de carga en la
le imponen sin presentar signos de sobreesfuerzo.
musculatura, y posibilidades de
A diferencia de la artrosis, la artritis, o inflamación infecciosa de la articulación, requiere reposo. La
acción terapéutica (flechas).
enfermedad tiene lugar en la cápsula articular y puede, al curar, dejar como secuela situaciones de con-

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2) La deformación por amasamiento es el estímulo adecuado para los receptores sensibles de los
husos neuromusculares, que pasan al estado de excitación. Por vía refleja se incrementa entonces el tono
muscular patológicamente reducido (normotonificación) y se facilita al mismo tiempo la inervación
voluntaria («pretonificación»).

3) El incremento de la perfusión, reducida en el músculo atrófico (efecto circulatorio local), con-


sigue las condiciones previas para el metabolismo funcional.

Estos tres efectos del masaje son condición indispensable para el fortalecimiento de la musculatura,
que sólo puede conseguirse mediante ejercicios de contracción, es decir, mediante entrenamiento de
esfuerzo.
El estímulo del masaje consigue además, a través de la vía neural, un efecto segmental importante: se
incrementa y promueve la perfusión de la articulación artrósica. Como ya se ha comentado respecto a
las alteraciones articulares, se interrumpen así las irradiaciones dolorosas que alteran el tono muscular.
El aumento de la perfusión, que afecta a la cápsula articular, se opone a los procesos degenerativos en el
tejido conectivo capsular y mejora al mismo tiempo las condiciones de nutrición del cartílago, que se
produce desde la inserción de la cápsula.
Así, el masaje en la artrosis deformante consigue: (1) capacitar para el ejercicio la musculatura atró-
fica-atónica, y (2) frenar los procesos degenerativos en la cápsula y el cartílago. Además, por medio del
masaje debe corregirse -si el tratamiento ha de tener éxito- la hipertonía bloqueante refleja de los mús-
culos correspondientes (antagonistas). En conjunto, con la eliminación de la atrofia muscular alcanzada
por medio del ejercicio se consigue así restablecer el equilibrio muscular alterado. Esto tiene por conse-
cuencia una estabilidad creciente de la articulación, y asegura la homogeneidad de la distribución de
cargas, incluso de las originadas por la tracción muscular, sobre toda la superficie del cartílago. Se elimi-
na así la base de la degeneración progresiva del cartílago debida a desplazamiento del punto de apoyo
de cargas. Las alteraciones articulares ya existentes siguen siendo irreversibles, pero se impide el progre-
so de la artrosis. El éxito sólo se consigue después de un tratamiento prolongado (cura de masaje). Puesto
que la articulación artrósica sigue siendo, sin embargo, un punto de menor resistencia y por tanto de
mayor alterabilidad, es posible la reaparición repetitiva de situaciones de irritación articular. El tratamien-
to de masaje repetido a intervalos regulares que nosotros propugnamos en la artrosis deformante está en
condiciones de prevenir tales alteraciones recidivantes y de preservar la función, es decir, la utilizabili-
dad de la articulación. ¡La rehabilitación sólo tiene sentido cuando le sigue el tratamiento profiláctico!
El tratamiento, tanto de las alteraciones articulares como de las artrosis, quedará por fuerza incom-
pleto si no se eliminan al mismo tiempo las alteraciones a distancia que las acompañan. Hemos explica-
do que los movimientos de una extremidad con una articulación irritada o artrósica son compensados
por las restantes articulaciones de la extremidad. La musculatura correspondiente evidencia entonces a
menudo signos de sobreesfuerzo y de mala utilización, que llegan a alcanzar características de enfer-
medad independiente. Respecto a su tratamiento, remitimos al lector a las consideraciones sobre las
alteraciones musculares de origen muscular.
Figura 129 En caso de limitaciones del movimiento no corregibles de origen articular, la meta del tratamiento es
Causas fisiopatológicas de la entrenar hasta tal punto la musculatura compensadora que pueda absorber las cargas adicionales que se
maldistribución de carga en la
le imponen sin presentar signos de sobreesfuerzo.
musculatura, y posibilidades de
A diferencia de la artrosis, la artritis, o inflamación infecciosa de la articulación, requiere reposo. La
acción terapéutica (flechas).
enfermedad tiene lugar en la cápsula articular y puede, al curar, dejar como secuela situaciones de con-

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

tractura del tejido capsular: la contractura artrogénica (postartrítica). El cartílago no tiene que verse pri- interespinales, intertransversos y transversoespinales). Por el contrario, de la conducción del movimiento
mariamente involucrado, pero la rigidificación de la articulación o de sus partes predispone a la artrosis, se ocupan tractos musculares que actúan sobre brazos de palanca más largos, y por tanto más eficaces:
a causa del desuso o de la maldistribución de cargas. Por esta razón, una vez que hayan remitido los fenó- en primer lugar, el cordón lateral del erector del tronco (músculos dorsal largo e iliocostal), que partien-
menos inflamatorios agudos, debe iniciarse un tratamiento con el propósito de restablecer en la medida do del sacro y de la cresta ilíaca se insertan en las apófisis transversas vertebrales y en las caras posteri-
de lo posible la amplitud original del movimiento. En este sentido son indispensables, además de las ores de las costillas, entre los tubérculos y los ángulos costales, y en segundo lugar la musculatura
medidas ortopédicas, el masaje y la ergoterapia. Por medio del masaje, cuyos efectos tienen lugar según abdominal, que se extiende en trayectos rectos y oblicuos entre la pelvis y la caja torácica.27
lo expuesto al discutir las alteraciones articulares y artrosis, se eliminan atrofias musculares, hipertonías La movilidad propia del tronco sólo es necesaria para la ventilación, en la que sin embargo la colum-
reflejas y alteraciones musculares a distancia en la cadena articular del miembro. na, bajo condiciones normales, no toma parte. No obstante, los movimientos de la columna vertebral son
El discutir a fondo el reumatismo articular primario crónico excedería los propósitos de este libro. Nos necesarios:
contentamos con hacer notar que en esta enfermedad el masaje -en presencia de deformidades articulares
o no-, para influir sobre las disminuciones de movilidad y carga de las articulaciones, como en el caso de 1) Para la cabeza, a fin de orientar en una dirección determinada los órganos sensoriales (por ejem-
la artrosis, y en combinación con la hidroterapia y el tratamiento dietético es, en nuestra opinión, indis- plo, los ojos).
pensable.26 2) Para ampliar la extensión del movimiento de las extremidades (por ejemplo, la flexión de la
columna cuando se intenta alcanzar los pies con las manos, manteniendo las rodillas en extensión).
3) Para posibilitar el paso de la posición sedente a la erecta (piénsese en el paciente afecto de una
Alteraciones musculares de origen raquídeo enfermedad de Bechterew) y para la ambulación sin impedimento (balanceo conjunto de la columna y
de los brazos al andar).
La importancia central de la columna vertebral para el sostén y el movimiento de todo el cuerpo, y la 4) Para los movimientos de expresión (un sujeto afectado por una ciática no tiene «posición»).
frecuencia de las alteraciones usualmente dolorosas de su función, justifican el que sea tratada por
separado, especialmente teniendo en cuenta la.construcción compleja y nada fácil de comprender de sus Estas funciones se ven obstaculizadas o impedidas por las enfermedades del órgano que sirve de eje.
uniones articulares y la disposición en varias capas de la musculatura dorsal, con funciones de fijación Dejamos de lado aquellas enfermedades que prohíben el tratamiento mediante masaje: espondilitis
postural y de conducción del movimiento. tuberculosa y otras inflamacions, tumores y metástasis. Sin embargo, son accesibles al masaje las
La unidad funcional de movimiento de la columna vertebral es el segmento móvil (Junghanns). El seg- alteraciones musculares desencadenadas por defectos estáticos o dinámicos de la mecánica de la colum-
mento abarca las estructuras anatómicas participantes en el movimiento entre dos vértebras: (1) los dis- na o de alguno de sus segmentos. Discutiremos brevemente estas alteraciones, sin que la exposición
cos intervertebrales, dispuestos entre los cuerpos vertebrales; (2) las articulaciones intervertebrales pares, quiera ser completa.
dispuestas sobre pequeñas apófisis de los arcos vertebrales, y (3) los ligamentos que unen y rodean los
cuerpos, arcos y apófisis vertebrales. Todas las alteraciones morfológicas de la columna vertebral, tanto las que suponen desviación de las
Todos los movimientos requieren el juego conjunto de estas estructuras, que cumplen en cada caso curvaturas fisiológicas (aumento o disminución de la cifosis o de la lordosis) como las que implican
funciones distintas. Los discos intervertebrales son elásticos y deformables, ya que el núcleo pulposo mo- desviación lateral (escoliosis), afectan forzosamente la estática raquídea. Las causas básicas de las
difica su posición dentro del anillo fibroso. Se hacen así posibles cambios posicionales de las vértebras alteraciones morfológicas son múltiples, y podemos distinguir los siguientes grupos:
entre sí, sin que los discos intervertebrales tengan que perder su función de transmitir, a manera de almo-
hadillas elásticas, el peso de una vértebra a otra. La conducción del movimiento se efectúa en las articu- 1) Causas musculares: Espalda redonda a causa de la debilidad de la musculatura dorsal, sacro ho-
laciones intervertebrales, que determinan la dirección con la posición de las carillas articulares, diferente rizontal por debilidad de la musculatura abdominal, escoliosis en caso de parálisis unilateral de la mus-
en los distintos segmentos de la columna, y la magnitud del movimiento posible por su aparato capsular culatura dorsal.
y ligamentario. 2) Causas vertebrales: Deformaciones vertebrales debidas a malformación (congénitas), a secuelas
Las apófisis de los arcos vertebrales sirven como brazos de palanca, y forman el punto de inserción de de enfermedad (raquitismo, espondilitis tuberculosa curada) o a secuelas de traumatismos (fracturas por
la musculatura. La musculatura propia de la espalda recibe, a causa de su tarea principal de mante- compresión).
ner recto el tronco, el nombre de «erector del tronco». Los movimientos de la columna se inducen por 3) Causas óseas extravertebrales: Escoliosis por alteración del equilibrio de la cadera (por ejemplo,
tracción muscular. Sin embargo, en cuanto el cuerpo se desvía del equilibrio inestable de la posición erec- como consecuencia del acortamiento de una pierna por fractura, o como consecuencia de una coxartro-
ta, se añade el efecto de la gravedad como par de fuerzas inductor de movimiento. La fijación de toda sis unilateral), sacro horizontalizado en compensación de una rigidez coxal bilateral.
posición adoptada corresponde a la musculatura propia de la espalda, y muy concretamente al cordón
medio del erector del tronco, formado principalmente por músculos monosegmentarios (músculos La compensación de las alteraciones de la estática la efectúan los músculos propios de la espalda,

26. Storck, H.: Rheumatismus ais Regulationskrankheit. Urban und Schwarzenberg, München-
Berlin,. 1954. — Ibid.: Rheuma. B. Wilkens, Hannover, 1960. — Ibid.: Rheumatische Fernstörungen
aus Beckenherden. Urban und Shwarzenberg, München-Berlin, 1962. 27. Benninghoff, A.: Lehrbuch der Anatomie des Menschen. J. F. Lehmann, München-Berlin.
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tractura del tejido capsular: la contractura artrogénica (postartrítica). El cartílago no tiene que verse pri- interespinales, intertransversos y transversoespinales). Por el contrario, de la conducción del movimiento
mariamente involucrado, pero la rigidificación de la articulación o de sus partes predispone a la artrosis, se ocupan tractos musculares que actúan sobre brazos de palanca más largos, y por tanto más eficaces:
a causa del desuso o de la maldistribución de cargas. Por esta razón, una vez que hayan remitido los fenó- en primer lugar, el cordón lateral del erector del tronco (músculos dorsal largo e iliocostal), que partien-
menos inflamatorios agudos, debe iniciarse un tratamiento con el propósito de restablecer en la medida do del sacro y de la cresta ilíaca se insertan en las apófisis transversas vertebrales y en las caras posteri-
de lo posible la amplitud original del movimiento. En este sentido son indispensables, además de las ores de las costillas, entre los tubérculos y los ángulos costales, y en segundo lugar la musculatura
medidas ortopédicas, el masaje y la ergoterapia. Por medio del masaje, cuyos efectos tienen lugar según abdominal, que se extiende en trayectos rectos y oblicuos entre la pelvis y la caja torácica.27
lo expuesto al discutir las alteraciones articulares y artrosis, se eliminan atrofias musculares, hipertonías La movilidad propia del tronco sólo es necesaria para la ventilación, en la que sin embargo la colum-
reflejas y alteraciones musculares a distancia en la cadena articular del miembro. na, bajo condiciones normales, no toma parte. No obstante, los movimientos de la columna vertebral son
El discutir a fondo el reumatismo articular primario crónico excedería los propósitos de este libro. Nos necesarios:
contentamos con hacer notar que en esta enfermedad el masaje -en presencia de deformidades articulares
o no-, para influir sobre las disminuciones de movilidad y carga de las articulaciones, como en el caso de 1) Para la cabeza, a fin de orientar en una dirección determinada los órganos sensoriales (por ejem-
la artrosis, y en combinación con la hidroterapia y el tratamiento dietético es, en nuestra opinión, indis- plo, los ojos).
pensable.26 2) Para ampliar la extensión del movimiento de las extremidades (por ejemplo, la flexión de la
columna cuando se intenta alcanzar los pies con las manos, manteniendo las rodillas en extensión).
3) Para posibilitar el paso de la posición sedente a la erecta (piénsese en el paciente afecto de una
Alteraciones musculares de origen raquídeo enfermedad de Bechterew) y para la ambulación sin impedimento (balanceo conjunto de la columna y
de los brazos al andar).
La importancia central de la columna vertebral para el sostén y el movimiento de todo el cuerpo, y la 4) Para los movimientos de expresión (un sujeto afectado por una ciática no tiene «posición»).
frecuencia de las alteraciones usualmente dolorosas de su función, justifican el que sea tratada por
separado, especialmente teniendo en cuenta la.construcción compleja y nada fácil de comprender de sus Estas funciones se ven obstaculizadas o impedidas por las enfermedades del órgano que sirve de eje.
uniones articulares y la disposición en varias capas de la musculatura dorsal, con funciones de fijación Dejamos de lado aquellas enfermedades que prohíben el tratamiento mediante masaje: espondilitis
postural y de conducción del movimiento. tuberculosa y otras inflamacions, tumores y metástasis. Sin embargo, son accesibles al masaje las
La unidad funcional de movimiento de la columna vertebral es el segmento móvil (Junghanns). El seg- alteraciones musculares desencadenadas por defectos estáticos o dinámicos de la mecánica de la colum-
mento abarca las estructuras anatómicas participantes en el movimiento entre dos vértebras: (1) los dis- na o de alguno de sus segmentos. Discutiremos brevemente estas alteraciones, sin que la exposición
cos intervertebrales, dispuestos entre los cuerpos vertebrales; (2) las articulaciones intervertebrales pares, quiera ser completa.
dispuestas sobre pequeñas apófisis de los arcos vertebrales, y (3) los ligamentos que unen y rodean los
cuerpos, arcos y apófisis vertebrales. Todas las alteraciones morfológicas de la columna vertebral, tanto las que suponen desviación de las
Todos los movimientos requieren el juego conjunto de estas estructuras, que cumplen en cada caso curvaturas fisiológicas (aumento o disminución de la cifosis o de la lordosis) como las que implican
funciones distintas. Los discos intervertebrales son elásticos y deformables, ya que el núcleo pulposo mo- desviación lateral (escoliosis), afectan forzosamente la estática raquídea. Las causas básicas de las
difica su posición dentro del anillo fibroso. Se hacen así posibles cambios posicionales de las vértebras alteraciones morfológicas son múltiples, y podemos distinguir los siguientes grupos:
entre sí, sin que los discos intervertebrales tengan que perder su función de transmitir, a manera de almo-
hadillas elásticas, el peso de una vértebra a otra. La conducción del movimiento se efectúa en las articu- 1) Causas musculares: Espalda redonda a causa de la debilidad de la musculatura dorsal, sacro ho-
laciones intervertebrales, que determinan la dirección con la posición de las carillas articulares, diferente rizontal por debilidad de la musculatura abdominal, escoliosis en caso de parálisis unilateral de la mus-
en los distintos segmentos de la columna, y la magnitud del movimiento posible por su aparato capsular culatura dorsal.
y ligamentario. 2) Causas vertebrales: Deformaciones vertebrales debidas a malformación (congénitas), a secuelas
Las apófisis de los arcos vertebrales sirven como brazos de palanca, y forman el punto de inserción de de enfermedad (raquitismo, espondilitis tuberculosa curada) o a secuelas de traumatismos (fracturas por
la musculatura. La musculatura propia de la espalda recibe, a causa de su tarea principal de mante- compresión).
ner recto el tronco, el nombre de «erector del tronco». Los movimientos de la columna se inducen por 3) Causas óseas extravertebrales: Escoliosis por alteración del equilibrio de la cadera (por ejemplo,
tracción muscular. Sin embargo, en cuanto el cuerpo se desvía del equilibrio inestable de la posición erec- como consecuencia del acortamiento de una pierna por fractura, o como consecuencia de una coxartro-
ta, se añade el efecto de la gravedad como par de fuerzas inductor de movimiento. La fijación de toda sis unilateral), sacro horizontalizado en compensación de una rigidez coxal bilateral.
posición adoptada corresponde a la musculatura propia de la espalda, y muy concretamente al cordón
medio del erector del tronco, formado principalmente por músculos monosegmentarios (músculos La compensación de las alteraciones de la estática la efectúan los músculos propios de la espalda,

26. Storck, H.: Rheumatismus ais Regulationskrankheit. Urban und Schwarzenberg, München-
Berlin,. 1954. — Ibid.: Rheuma. B. Wilkens, Hannover, 1960. — Ibid.: Rheumatische Fernstörungen
aus Beckenherden. Urban und Shwarzenberg, München-Berlin, 1962. 27. Benninghoff, A.: Lehrbuch der Anatomie des Menschen. J. F. Lehmann, München-Berlin.
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que por medio de tonificación refleja polisegmentaria disponen los segmentos funcionalmente intactos de (osteocondrosis). La fuerza separadora del disco intervertebral, reducida a causa de la pérdida de agua,
la columna de tal manera que quede garantizado el equilibrio en la posición erecta. Así, por ejemplo, la reduce la estabilidad del elemento o segmento móvil, y permite que los cuerpos vertebrales se despla-
«espalda redonda» se compensa con una hiperlordosis cervical, y la escoliosis lumbar con una incur- cen levemente unos hacia otros. La pérdida degenerativa de sustancia y de elasticidad del anillo fibroso
vación en sentido contrario de la columna torácica. Para la musculatura de los segmentos intactos de la tiene la consecuencia de que sólo puede ofrecer un apoyo insuficiente al núcleo pulposo, que lo com-
columna, la tonificación continua, realmente antifisiológica, supone un sobreesfuerzo considerable, ya prime durante los movimientos, y que no pueda resistir la tracción al desplazarse dos cuerpos vertebrales
que no sólo debe asegurar la nueva posición de equilibrio, sino también encargarse de los movimientos uno respecto a otro; sus fibras exteriores se rompen. Llegada esta etapa, el disco intervertebral bajo com-
del segmento estático alterado. Encontramos entonces todas las alteraciones que ya se citaron al hablar presión sólo encuentra resistencia en los ligamentos vertebrales longitudinales. El anterior, firmemente
del sobreesfuerzo muscular: rigidez y miogelosis, dolor a la presión y dolor al movimiento, fatigabilidad adherido a los cuerpos vertebrales, reacciona a esta carga patológica con una osificación de sus inser-
fácil y dolor en reposo. ciones, que se manifiestan radiológicamente como osteofitos, «ganchos» en los bordes de las vértebras
El tratamiento por masaje en combinación con ejercicios consigue resolver por completo las causas (espondilosis deformante). El ligamento longitudinal posterior, no adherido a los cuerpos vertebrales, sino
musculares de alteraciones de la estática raquídea, y eliminar el sobreesfuerzo doloroso de los músculos a los discos, se ve empujado y abombado por el núcleo pulposo que lo comprime, en casos extremos
dorsales en las restantes alteraciones estáticas (efecto metabólico local, normotonización). Se comprende —especialmente bajo flexión anterior máxima bajo carga— llegando a formar un saco herniario: hernia
con claridad que las alteraciones de origen vertebral y óseo, al ser situaciones permanentes, volverán una discal intervertebral. Este fenómeno puede dar lugar a compresiones de la médula (a partir de L2-3 a L5,
y otra vez a interesar la musculatura en la forma descrita, y que en consecuencia es necesario el de la cola de caballo), o a compresiones de las raíces nerviosas en los orificios de conjunción interver-
tratamiento por masaje a intervalos regulares a fin de mantener al paciente libre de molestias y prevenir tebrales, con los correspondientes déficit neurológicos.
lesiones degenerativas progresivas en el órgano-eje. Estas alteraciones degenerativas afectan también a las articulaciones intervertebrales correspondientes
Como tales lesiones degenerativas progresivas deben considerarse las consecuencias locales de las al segmento móvil, ya que la reducción de la altura del disco intervertebral causa una modificación de
alteraciones estáticas que se basan en cambios de posición relativa de las distintas vértebras: las dis- su posición. Este vicio de posición lleva, a través de la degeneración del cartílago, al círculo vicioso de
tensiones de los ligamentos que las unen se siguen de osificación, el contacto y roce entre los bordes la artrosis (en este caso, espondiloartrosis). Las articulaciones en estas condiciones se ven sometidas, con
de los cuerpos vertebrales (especialmente en el lado cóncavo de una incurvación) inducen prolife- los movimientos y la carga, a esfuerzos de tracción y cizallamiento que actúan sobre sus cápsulas y cau-
ración ósea reactiva (espondilosis), y los vicios posicionales de las articulaciones intervertebrales, limi- san irritación. De esta manera se produce también en la articulación intervertebral el círculo vicioso de
tadas en su movimiento pero que soportan peso, dan lugar a la degeneración de los cartílagos y a la la alteración articular.
espondiloartrosis. Los estímulos nerviosos irradiados por las articulaciones vertebrales irritadas inmovilizan el segmen-
Todas estas degeneraciones locales a causa de desviaciones de la estática pueden designarse como to móvil afectado en posición antiálgica, por medio de un incremento reflejo del tono de la musculatu-
alteraciones de la mecánica raquídea, ya que se producen, como las restantes lesiones que discutiremos, ra monosegmentaria, cuya tarea normal es la fijación de la posición. Al mismo tiempo, y de modo igual-
en la zona de los segmentos móviles. Sin que haya causas estáticas primarias, las estructuras anatómicas mente reflejo, los músculos polisegmentarios limitan la movilidad de todo el segmento de la columna
de los segmentos móviles caerán en su momento víctimas de la degeneración senil inevitable. Estos pro- vertebral, o lo impiden mediante fenómenos dolorosos. La palpación revela en los músculos dorsales
cesos pueden verse acelerados por factores constitucionales y sobreesfuerzos (trabajo físico pesado, tra- endurecimientos alargados, en forma de lápiz (contracturas de los músculos polisegmentarios) y miogelo-
bajo unilateral, obesidad), mientras que sus localizaciones predilectas dependen de condicionamientos sis más redondeadas, fenómenos todos que producen dolor a la presión. En ocasiones se aprecia rigidi-
funcionales. Las alteraciones degenerativas aparecerán especialmente donde exista la máxima sobrecar- ficación de toda la musculatura de la región afectada. Si estas alteraciones persisten durante largo tiem-
ga por presión (disco intervertebral lumbosacro), o una gran movilidad (segmentos cervical y lumbar de po sin tratamiento, se afectará también el tejido conectivo subcutáneo apareciendo, en situación de
la columna), o un cambio repentino de la capacidad de movimiento (vértebra cervical inferior móvil carga, abollonamientos gelósicos en superficies más o menos amplias, con el dolor de pellizcamiento
—columna dorsal relativamente inmóvil — columna lumbar móvil — sacro inmóvil). típico de la fibrositis. A menudo, los pacientes indican que el dolor irradia a ambos lados de la columna
Los fenómenos de desgaste de la columna vertebral pueden tener un curso clínicamente mudo. Sin vertebral (por ejemplo, a los brazos, las escápulas, la cadera), o unilateralmente a una extremidad. Sin
embargo, a menudo se acompañan de molestias características: dolores «reumáticos» locales e irradia- embargo, el estudio minucioso de la función de los músculos periféricos, de los reflejos y de la sensibi-
dos, limitación del movimiento y dolor a la movilización son los síntomas de los que habitualmente se lidad no muestra alteraciones patológicas, pero sí (ocasionalmente) alteraciones gelósicas en el tejido
queja el paciente. Estos pacientes, y estos síntomas típicos, los conocen no sólo todo médico, sino tam- conectivo de las cubiertas corporales de la extremidad (por ejemplo, sobre el deltoides o sobre el tracto
bién todo masajista. iliotibial, las llamadas «bandas de general»). Estos dolores irradiados pueden interpretarse como proyec-
La degeneración se inicia en los discos intervertebrales. Éstos se deshidratan gradualmente, y su núcleo ción de la sensación dolorosa. Las tracciones sobre las cápsulas articulares inducen edema local, que
pulposo pierde por modificación coloidal su capacidad de dilatación, lo que se aprecia radiológicamente comprime las raíces nerviosas dispuestas en inmediata vecindad en el tejido conectivo laxo del orificio
en forma de un adelgazamiento o «pinzamiento» de los espacios intervertebrales (condrosis). En el curso de conjunción intervertebral. Sólo en los casos de lesión mecánica de las raíces espinales por un prolap-
ulterior se ven afectadas también las placas cartilaginosas que revisten las caras de los cuerpos vertebrales. so discal (dorsolateral) se aprecian verdaderos síntomas radiculares, es decir, déficit motores unilaterales,
La pérdida progresiva de la capacidad de soporte de carga se compensa en el cuerpo vertebral por pro- alteraciones irritativas sensoriales y alteración de los reflejos.
ducción de hueso, y aparece en la imagen radiológica la esclerosis periférica de los cuerpos vertebrales Consideramos a estas alteraciones musculares, fenómenos dolorosos y limitaciones del movimiento

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que por medio de tonificación refleja polisegmentaria disponen los segmentos funcionalmente intactos de (osteocondrosis). La fuerza separadora del disco intervertebral, reducida a causa de la pérdida de agua,
la columna de tal manera que quede garantizado el equilibrio en la posición erecta. Así, por ejemplo, la reduce la estabilidad del elemento o segmento móvil, y permite que los cuerpos vertebrales se despla-
«espalda redonda» se compensa con una hiperlordosis cervical, y la escoliosis lumbar con una incur- cen levemente unos hacia otros. La pérdida degenerativa de sustancia y de elasticidad del anillo fibroso
vación en sentido contrario de la columna torácica. Para la musculatura de los segmentos intactos de la tiene la consecuencia de que sólo puede ofrecer un apoyo insuficiente al núcleo pulposo, que lo com-
columna, la tonificación continua, realmente antifisiológica, supone un sobreesfuerzo considerable, ya prime durante los movimientos, y que no pueda resistir la tracción al desplazarse dos cuerpos vertebrales
que no sólo debe asegurar la nueva posición de equilibrio, sino también encargarse de los movimientos uno respecto a otro; sus fibras exteriores se rompen. Llegada esta etapa, el disco intervertebral bajo com-
del segmento estático alterado. Encontramos entonces todas las alteraciones que ya se citaron al hablar presión sólo encuentra resistencia en los ligamentos vertebrales longitudinales. El anterior, firmemente
del sobreesfuerzo muscular: rigidez y miogelosis, dolor a la presión y dolor al movimiento, fatigabilidad adherido a los cuerpos vertebrales, reacciona a esta carga patológica con una osificación de sus inser-
fácil y dolor en reposo. ciones, que se manifiestan radiológicamente como osteofitos, «ganchos» en los bordes de las vértebras
El tratamiento por masaje en combinación con ejercicios consigue resolver por completo las causas (espondilosis deformante). El ligamento longitudinal posterior, no adherido a los cuerpos vertebrales, sino
musculares de alteraciones de la estática raquídea, y eliminar el sobreesfuerzo doloroso de los músculos a los discos, se ve empujado y abombado por el núcleo pulposo que lo comprime, en casos extremos
dorsales en las restantes alteraciones estáticas (efecto metabólico local, normotonización). Se comprende —especialmente bajo flexión anterior máxima bajo carga— llegando a formar un saco herniario: hernia
con claridad que las alteraciones de origen vertebral y óseo, al ser situaciones permanentes, volverán una discal intervertebral. Este fenómeno puede dar lugar a compresiones de la médula (a partir de L2-3 a L5,
y otra vez a interesar la musculatura en la forma descrita, y que en consecuencia es necesario el de la cola de caballo), o a compresiones de las raíces nerviosas en los orificios de conjunción interver-
tratamiento por masaje a intervalos regulares a fin de mantener al paciente libre de molestias y prevenir tebrales, con los correspondientes déficit neurológicos.
lesiones degenerativas progresivas en el órgano-eje. Estas alteraciones degenerativas afectan también a las articulaciones intervertebrales correspondientes
Como tales lesiones degenerativas progresivas deben considerarse las consecuencias locales de las al segmento móvil, ya que la reducción de la altura del disco intervertebral causa una modificación de
alteraciones estáticas que se basan en cambios de posición relativa de las distintas vértebras: las dis- su posición. Este vicio de posición lleva, a través de la degeneración del cartílago, al círculo vicioso de
tensiones de los ligamentos que las unen se siguen de osificación, el contacto y roce entre los bordes la artrosis (en este caso, espondiloartrosis). Las articulaciones en estas condiciones se ven sometidas, con
de los cuerpos vertebrales (especialmente en el lado cóncavo de una incurvación) inducen prolife- los movimientos y la carga, a esfuerzos de tracción y cizallamiento que actúan sobre sus cápsulas y cau-
ración ósea reactiva (espondilosis), y los vicios posicionales de las articulaciones intervertebrales, limi- san irritación. De esta manera se produce también en la articulación intervertebral el círculo vicioso de
tadas en su movimiento pero que soportan peso, dan lugar a la degeneración de los cartílagos y a la la alteración articular.
espondiloartrosis. Los estímulos nerviosos irradiados por las articulaciones vertebrales irritadas inmovilizan el segmen-
Todas estas degeneraciones locales a causa de desviaciones de la estática pueden designarse como to móvil afectado en posición antiálgica, por medio de un incremento reflejo del tono de la musculatu-
alteraciones de la mecánica raquídea, ya que se producen, como las restantes lesiones que discutiremos, ra monosegmentaria, cuya tarea normal es la fijación de la posición. Al mismo tiempo, y de modo igual-
en la zona de los segmentos móviles. Sin que haya causas estáticas primarias, las estructuras anatómicas mente reflejo, los músculos polisegmentarios limitan la movilidad de todo el segmento de la columna
de los segmentos móviles caerán en su momento víctimas de la degeneración senil inevitable. Estos pro- vertebral, o lo impiden mediante fenómenos dolorosos. La palpación revela en los músculos dorsales
cesos pueden verse acelerados por factores constitucionales y sobreesfuerzos (trabajo físico pesado, tra- endurecimientos alargados, en forma de lápiz (contracturas de los músculos polisegmentarios) y miogelo-
bajo unilateral, obesidad), mientras que sus localizaciones predilectas dependen de condicionamientos sis más redondeadas, fenómenos todos que producen dolor a la presión. En ocasiones se aprecia rigidi-
funcionales. Las alteraciones degenerativas aparecerán especialmente donde exista la máxima sobrecar- ficación de toda la musculatura de la región afectada. Si estas alteraciones persisten durante largo tiem-
ga por presión (disco intervertebral lumbosacro), o una gran movilidad (segmentos cervical y lumbar de po sin tratamiento, se afectará también el tejido conectivo subcutáneo apareciendo, en situación de
la columna), o un cambio repentino de la capacidad de movimiento (vértebra cervical inferior móvil carga, abollonamientos gelósicos en superficies más o menos amplias, con el dolor de pellizcamiento
—columna dorsal relativamente inmóvil — columna lumbar móvil — sacro inmóvil). típico de la fibrositis. A menudo, los pacientes indican que el dolor irradia a ambos lados de la columna
Los fenómenos de desgaste de la columna vertebral pueden tener un curso clínicamente mudo. Sin vertebral (por ejemplo, a los brazos, las escápulas, la cadera), o unilateralmente a una extremidad. Sin
embargo, a menudo se acompañan de molestias características: dolores «reumáticos» locales e irradia- embargo, el estudio minucioso de la función de los músculos periféricos, de los reflejos y de la sensibi-
dos, limitación del movimiento y dolor a la movilización son los síntomas de los que habitualmente se lidad no muestra alteraciones patológicas, pero sí (ocasionalmente) alteraciones gelósicas en el tejido
queja el paciente. Estos pacientes, y estos síntomas típicos, los conocen no sólo todo médico, sino tam- conectivo de las cubiertas corporales de la extremidad (por ejemplo, sobre el deltoides o sobre el tracto
bién todo masajista. iliotibial, las llamadas «bandas de general»). Estos dolores irradiados pueden interpretarse como proyec-
La degeneración se inicia en los discos intervertebrales. Éstos se deshidratan gradualmente, y su núcleo ción de la sensación dolorosa. Las tracciones sobre las cápsulas articulares inducen edema local, que
pulposo pierde por modificación coloidal su capacidad de dilatación, lo que se aprecia radiológicamente comprime las raíces nerviosas dispuestas en inmediata vecindad en el tejido conectivo laxo del orificio
en forma de un adelgazamiento o «pinzamiento» de los espacios intervertebrales (condrosis). En el curso de conjunción intervertebral. Sólo en los casos de lesión mecánica de las raíces espinales por un prolap-
ulterior se ven afectadas también las placas cartilaginosas que revisten las caras de los cuerpos vertebrales. so discal (dorsolateral) se aprecian verdaderos síntomas radiculares, es decir, déficit motores unilaterales,
La pérdida progresiva de la capacidad de soporte de carga se compensa en el cuerpo vertebral por pro- alteraciones irritativas sensoriales y alteración de los reflejos.
ducción de hueso, y aparece en la imagen radiológica la esclerosis periférica de los cuerpos vertebrales Consideramos a estas alteraciones musculares, fenómenos dolorosos y limitaciones del movimiento

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como de causa o condicionamiento raquídeo, puesto que dependen causalmente de la condrosis y osteo- Para los esguinces de otras articulaciones, y en lo referente al masaje, son válidas las mismas conside-
condrosis, de la espondilosis y de la espondiloartrosis. raciones. La movilización o carga de una articulación, sin la guía de una musculatura normotónica,
También la contractura muscular refleja, a veces muy alejada del lugar de la alteración causal y que inducen necesariamente la alteración articular.
pretende sólo impedir movimientos dolorosos, constituye una vez eliminada la enfermedad de base una
indicación clásica para el masaje. Estos endurecimientos musculares persisten a menudo durante largo Luxaciones: Son infrecuentes las luxaciones sin desgarro de porciones o capas de la cápsula articular.
tiempo y adquieren posteriormente el papel de enfermedad principal. Piénsese al respecto en la contrac- Para su curación, el tejido lesionado debe ser inmovilizado, por lo que nos oponemos al masaje arti-
tura del pectoral después de un episodio anginoso cardíaco (vasomotor), o las alteraciones gelósicas pel- cular. Sin embargo, una vez reducida la luxación consideramos que el masaje de la musculatura con el
vianas, que pueden alcanzar incluso los músculos dorsales, en casos de defecto de la estática del pie. propósito de aumentar su tono mediante amasamiento (efecto sobre fibras musculares) es el mejor medio
El masaje muscular consigue eliminar localmente rigidez y contractura (efecto sobre las fibras muscu- para prevenir e impedir una reluxación.
lares), gelosis y mialgias (efecto circulatorio local). Las alteraciones gelósicas del tejido conectivo de las
cubiertas corporales nos inducen a liberar primero éstas, mediante acariciamiento superficial intensivo y Fracturas: Para su curación, las fracturas requieren también inmovilización, que se consigue al elimi-
amasamiento superficial, antes de ocuparnos de la musculatura. Las alteraciones periféricas, tales como nar la función de movimiento y de carga en el vendaje de escayola inmovilizante. La musculatura, a la
las «bandas de general», deben incluirse también en el tratamiento. La mejoría segmentaria de la per- que así se impide su función, cae en la atrofia por desuso. Simultáneamente, las capas deslizantes intra-
fusión tisular en el segmento móvil corrige los fenómenos edematosos e interrumpe el círculo vicioso de musculares, peritendinosas, periarticulares y capsulares empiezan a formar adherencias. Con frecuencia,
alteración articular y artrosis. En la mayoría de los casos, el masaje de la región dorsal es muy doloroso; estos fenómenos colaterales de la fijación y de la curación de una fractura constituyen las únicas secue-
el paciente percibe este dolor como el de una herida superficial, pero al continuar el tratamiento diario las, bajo forma de limitación funcional duradera de la extremidad afectada. No es la fractura en sí, sino
el dolor desaparece en 4 a 5 días, normalizándose al mismo tiempo los hallazgos de palpación. las consecuencias de la inmovilización prolongada las que requieren un tratamiento a posteriori. El
masaje se aplica con los propósitos de: (1) mejorar la perfusión como condición previa para el entre-
namiento y tratamiento ergoterápico de la musculatura afectada (efecto circulatorio local), (2) resolver las
Alteraciones musculares de origen traumático adherencias de los tejidos deslizantes que impiden el movimiento (efecto mecánico) y (3) elevar el tono
muscular reducido y facilitar, mediante facilitación de la inervación voluntaria, el tratamiento ergoterápi-
A causa de la elevada frecuencia de las lesiones traumáticas del aparato locomotor, citaremos breve- co dirigido y fortalecedor, por medio de ejercicios de tensión (efecto sobre las fibras musculares).
mente y por separado su tratamiento. En resumen puede decirse que el masaje no es necesario para el tratamiento de los traumatismos, sino
para el posterior tratamiento de sus secuelas sobre la musculatura.
Contusiones: Siempre que la piel esté aún intacta, ya cualquier persona sin conocimientos especiales
acaricia y frota casi instintivamente la lesión. Este masaje distribuye en los tejidos el hematoma que se
desarrolla bajo la piel, y facilita y acelera su reabsorción. Sin embargo, los hematomas de gran tamaño Alteraciones musculares de origen neurológico
contraindican el masaje, por el riesgo de repetición de la hemorragia, trombosis y embolia.
Todos los músculos esqueléticos están subordinados a nervios motores, y pierden su función en el
Esguinces o distorsiones: Estas lesiones se siguen, especialmente en la articulación de la rodilla, de un momento en que se interrumpe la conexión nerviosa. Las causas principales de déficit neurológicos son
derrame articular («hidrartros»). Ante este hallazgo, el propósito del tratamiento será el conseguir la reab- las lesiones de nervios periféricos (por ejemplo, en lesiones por sección, o en desgarros causados por una
sorción del derrame. Los métodos más adecuados son el reposo y la aplicación de vendajes compresivos. fractura ósea), o la inflamación de causa infecciosa de las neuronas radiculares motoras: parálisis infan-
Toda prohibición de masaje articular es poca, ya que todo estímulo mecánico altera la reabsorción. Algo til o poliomielitis anterior aguda.
muy distinto es, sin embargo, el masaje del cuadríceps en el tratamiento tardío después de la re- La parálisis completa producida por la sección de un nervio puede recuperarse, después de la rege-
solución de derrames articulares en la rodilla. El cuadríceps es el músculo tensor de la cápsula articular neración de las fibras nerviosas. Tras la sutura nerviosa o la liberación de un nervio comprometido por
de la rodilla. Si la cápsula ha quedado demasiado distendida después de la eliminación de un derrame tejido cicatricial, las neuritas vuelven a crecer hasta la periferia en un plazo de entre 6 semanas y 12
de cierto volumen, sólo un cuadríceps que se ha mantenido vigoroso es capaz de impedir una recidiva, meses. Es posible la recuperación funcional de la musculatura, siempre que los músculos afectados sean
que puede aparecer por ejemplo a causa de la compresión de la cápsula dilatada y laxa entre las super- aún funcionalmente capaces. A la pérdida de función le siguen, a causa de la falta de estímulos (fun-
ficies articulares. El masaje del cuadríceps está indicado porque consigue retonificar mediante distensión cionales) tróficos, la atrofia y la degeneración grasa de las células musculares. El propósito del tratamien-
de las fibras el músculo relajado durante la inmovilización (efecto sobre las fibras musculares). Es preciso to por masaje es prevenir esta degeneración grasa preservando y promoviendo la perfusión (efecto circu-
prestar especial atención a las porciones cortas del músculo (vastos medio y lateral), que tensan la cáp- latorio local) durante el plazo de regeneración del nervio, y por tanto mantener la musculatura en esta-
sula y comprimen la articulación abrazándola a modo de manguito. También son de importancia los ejer- do de preparación óptima hasta el restablecimiento de la conexión nerviosa. El tratamiento por medio de
cicios de meniscos —contracción y relajación rítmica del cuadríceps tensando la articulación de la rodi- impulsos de corrientes farádicas aplicados al músculo supone en estos casos un considerable enrique-
lla y relajándola, varios cientos de veces al día— para fortalecer el cuadríceps sin movilizar la rodilla. cimiento del masaje propiamente dicho.

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como de causa o condicionamiento raquídeo, puesto que dependen causalmente de la condrosis y osteo- Para los esguinces de otras articulaciones, y en lo referente al masaje, son válidas las mismas conside-
condrosis, de la espondilosis y de la espondiloartrosis. raciones. La movilización o carga de una articulación, sin la guía de una musculatura normotónica,
También la contractura muscular refleja, a veces muy alejada del lugar de la alteración causal y que inducen necesariamente la alteración articular.
pretende sólo impedir movimientos dolorosos, constituye una vez eliminada la enfermedad de base una
indicación clásica para el masaje. Estos endurecimientos musculares persisten a menudo durante largo Luxaciones: Son infrecuentes las luxaciones sin desgarro de porciones o capas de la cápsula articular.
tiempo y adquieren posteriormente el papel de enfermedad principal. Piénsese al respecto en la contrac- Para su curación, el tejido lesionado debe ser inmovilizado, por lo que nos oponemos al masaje arti-
tura del pectoral después de un episodio anginoso cardíaco (vasomotor), o las alteraciones gelósicas pel- cular. Sin embargo, una vez reducida la luxación consideramos que el masaje de la musculatura con el
vianas, que pueden alcanzar incluso los músculos dorsales, en casos de defecto de la estática del pie. propósito de aumentar su tono mediante amasamiento (efecto sobre fibras musculares) es el mejor medio
El masaje muscular consigue eliminar localmente rigidez y contractura (efecto sobre las fibras muscu- para prevenir e impedir una reluxación.
lares), gelosis y mialgias (efecto circulatorio local). Las alteraciones gelósicas del tejido conectivo de las
cubiertas corporales nos inducen a liberar primero éstas, mediante acariciamiento superficial intensivo y Fracturas: Para su curación, las fracturas requieren también inmovilización, que se consigue al elimi-
amasamiento superficial, antes de ocuparnos de la musculatura. Las alteraciones periféricas, tales como nar la función de movimiento y de carga en el vendaje de escayola inmovilizante. La musculatura, a la
las «bandas de general», deben incluirse también en el tratamiento. La mejoría segmentaria de la per- que así se impide su función, cae en la atrofia por desuso. Simultáneamente, las capas deslizantes intra-
fusión tisular en el segmento móvil corrige los fenómenos edematosos e interrumpe el círculo vicioso de musculares, peritendinosas, periarticulares y capsulares empiezan a formar adherencias. Con frecuencia,
alteración articular y artrosis. En la mayoría de los casos, el masaje de la región dorsal es muy doloroso; estos fenómenos colaterales de la fijación y de la curación de una fractura constituyen las únicas secue-
el paciente percibe este dolor como el de una herida superficial, pero al continuar el tratamiento diario las, bajo forma de limitación funcional duradera de la extremidad afectada. No es la fractura en sí, sino
el dolor desaparece en 4 a 5 días, normalizándose al mismo tiempo los hallazgos de palpación. las consecuencias de la inmovilización prolongada las que requieren un tratamiento a posteriori. El
masaje se aplica con los propósitos de: (1) mejorar la perfusión como condición previa para el entre-
namiento y tratamiento ergoterápico de la musculatura afectada (efecto circulatorio local), (2) resolver las
Alteraciones musculares de origen traumático adherencias de los tejidos deslizantes que impiden el movimiento (efecto mecánico) y (3) elevar el tono
muscular reducido y facilitar, mediante facilitación de la inervación voluntaria, el tratamiento ergoterápi-
A causa de la elevada frecuencia de las lesiones traumáticas del aparato locomotor, citaremos breve- co dirigido y fortalecedor, por medio de ejercicios de tensión (efecto sobre las fibras musculares).
mente y por separado su tratamiento. En resumen puede decirse que el masaje no es necesario para el tratamiento de los traumatismos, sino
para el posterior tratamiento de sus secuelas sobre la musculatura.
Contusiones: Siempre que la piel esté aún intacta, ya cualquier persona sin conocimientos especiales
acaricia y frota casi instintivamente la lesión. Este masaje distribuye en los tejidos el hematoma que se
desarrolla bajo la piel, y facilita y acelera su reabsorción. Sin embargo, los hematomas de gran tamaño Alteraciones musculares de origen neurológico
contraindican el masaje, por el riesgo de repetición de la hemorragia, trombosis y embolia.
Todos los músculos esqueléticos están subordinados a nervios motores, y pierden su función en el
Esguinces o distorsiones: Estas lesiones se siguen, especialmente en la articulación de la rodilla, de un momento en que se interrumpe la conexión nerviosa. Las causas principales de déficit neurológicos son
derrame articular («hidrartros»). Ante este hallazgo, el propósito del tratamiento será el conseguir la reab- las lesiones de nervios periféricos (por ejemplo, en lesiones por sección, o en desgarros causados por una
sorción del derrame. Los métodos más adecuados son el reposo y la aplicación de vendajes compresivos. fractura ósea), o la inflamación de causa infecciosa de las neuronas radiculares motoras: parálisis infan-
Toda prohibición de masaje articular es poca, ya que todo estímulo mecánico altera la reabsorción. Algo til o poliomielitis anterior aguda.
muy distinto es, sin embargo, el masaje del cuadríceps en el tratamiento tardío después de la re- La parálisis completa producida por la sección de un nervio puede recuperarse, después de la rege-
solución de derrames articulares en la rodilla. El cuadríceps es el músculo tensor de la cápsula articular neración de las fibras nerviosas. Tras la sutura nerviosa o la liberación de un nervio comprometido por
de la rodilla. Si la cápsula ha quedado demasiado distendida después de la eliminación de un derrame tejido cicatricial, las neuritas vuelven a crecer hasta la periferia en un plazo de entre 6 semanas y 12
de cierto volumen, sólo un cuadríceps que se ha mantenido vigoroso es capaz de impedir una recidiva, meses. Es posible la recuperación funcional de la musculatura, siempre que los músculos afectados sean
que puede aparecer por ejemplo a causa de la compresión de la cápsula dilatada y laxa entre las super- aún funcionalmente capaces. A la pérdida de función le siguen, a causa de la falta de estímulos (fun-
ficies articulares. El masaje del cuadríceps está indicado porque consigue retonificar mediante distensión cionales) tróficos, la atrofia y la degeneración grasa de las células musculares. El propósito del tratamien-
de las fibras el músculo relajado durante la inmovilización (efecto sobre las fibras musculares). Es preciso to por masaje es prevenir esta degeneración grasa preservando y promoviendo la perfusión (efecto circu-
prestar especial atención a las porciones cortas del músculo (vastos medio y lateral), que tensan la cáp- latorio local) durante el plazo de regeneración del nervio, y por tanto mantener la musculatura en esta-
sula y comprimen la articulación abrazándola a modo de manguito. También son de importancia los ejer- do de preparación óptima hasta el restablecimiento de la conexión nerviosa. El tratamiento por medio de
cicios de meniscos —contracción y relajación rítmica del cuadríceps tensando la articulación de la rodi- impulsos de corrientes farádicas aplicados al músculo supone en estos casos un considerable enrique-
lla y relajándola, varios cientos de veces al día— para fortalecer el cuadríceps sin movilizar la rodilla. cimiento del masaje propiamente dicho.

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Las mismas consideraciones rigen la aplicación del masaje muscular en el estadio de convalecencia de CONTRAINDICACIONES
la parálisis infantil. En este caso es necesario tener en cuenta el hecho de que, a causa de la distribución
polimetamérica de las neuronas radiculares de la mayoría de los nervios periféricos, no tienen por qué Sólo el médico determina la aplicación terapéutica del masaje. El masajista colabora con él como au-
estar afectadas por la enfermedad todas las neuronas que surten un músculo dado, y que muchas de las xiliar técnico terapéutico, y sólo puede llevar a cabo acciones terapéuticas según se le han indicado:
neuronas del cuerno anterior sólo están funcionalmente afectadas por el edema inflamatorio que las rodea. nunca puede prescribirlas él mismo.
Así, es posible un retorno parcial de la función de la musculatura antes totalmente paralizada, una vez que Como terapeuta activo, el masajista debe, sin embargo, saber en qué situaciones el masaje no sólo no
hayan remitido las manifestaciones agudas. El propósito del tratamiento por masaje, y del co- representa una ayuda, sino que puede ser incluso perjudicial, y debe saber también a qué signos debe
rrespondiente entrenamiento muscular, es, junto a la prevención de la degeneración grasa, el entrenar y prestar especial atención en las situaciones patológicas.
desarrollar las porciones musculares preservadas y aun inervadas de tal manera, hasta la hiperfunción Las contraindicaciones del masaje clásico pueden subdividirse en tres grupos:
(hipertrofia), que puedan llegar a desarrollar ellas solas la actividad funcional de todo el músculo.
Las parálisis parciales o transitorias (paresias) se diferencian de la parálisis completa sólo en el grado Resumen de las contraindicaciones
de afectación. La paresia puede desencadenarse, por ejemplo, por compresión sobre troncos nerviosos
(paresía postanestésica, paresia obstétrica). La aplicación del masaje puede abreviar considerablemente 1. Contraindicaciones generales
el estado parético. Es necesario mencionar aquí también las parálisis y paresias parciales en casos de her- 1.0. Situaciones de alarma para el masajista
nia discal o tras la extirpación quirúrgica de secuestros discales prolapsados. Estas situaciones pueden 1.0.1. Tromboflebitis
corregirse total o casi totalmente por medio del masaje. Si existe una hernia o prolapso discal, la apli- 1.0.2. Embolia arterial
cación de medidas adecuadas de tracción sobre la columna vertebral puede conseguir que el núcleo pul- 1.0.3. Aparición de signos de déficit neurológico
poso enclavado vuelva a su posición normal. Se elimina así la lesión mecánica de la raíz nerviosa. Junto 1.0.4. Desaparición brusca de un dolor de compresión nerviosa
con el masaje de la musculatura periférica parética debe precederse al tratamiento de los músculos de la 1.0.5. Deterioro repentino del estado general (situación de primeros auxilios)
espalda, a fin de: (1) corregir espasmos reflejos, (2) estabilizar el segmento correspondiente de la colum- 1.1. Inflamaciones
na vertebral mediante fortalecimiento de su musculatura y (3) a través de los efectos segmentales, elimi- 1.2. Traumatismos con herida abierta
nar el edema en la zona del agujero de conjunción intervertebral, que comprime la raíz nerviosa. Con 1.3. Enfermedades vasculares
este tratamiento «conservador» activo se corrigen no sólo las consecuencias de una hernia discal, sino 1.4. Laminectomía
que puede también corregirse la causa de la alteración muscular neurógena, con lo que a menudo se hace 1.5. Lesión de las vías piramidales
innecesaria la intervención quirúrgica. 1.6. Lesiones cerebelosas
1.7. Implantación de barra de Harrington
1.8. Degeneración fibrosa de los músculos
Alteraciones del retorno venoso y linfático 1.9. Enfermedades tumorales e infecciosas
2. Contraindicaciones temporales
Las venas varicosas con insuficiencia de las válvulas venosas, los edemas secundarios a éstas, y los 2.1. Después de cirugía articular de la rodilla
estados edematosos ortostáticos y postraumáticos de las extremidades pueden tratarse favorablemente por 2.2. Después de fracturas de los miembros
medio del acariciamiento (efecto depletorio). Sin embargo, dada la posibilidad de inducir lesiones, es 2.3. Después de fracturas vertebrales
necesario establecer una indicación estricta (descartando complicaciones inflamatorias y trombóticas) y 2.4. Después de la implantación de una endoprótesis de cadera
realizar el tratamiento bajo supervisión médica. 2.5. Intervención por hernia discal lumbar
2.6. Intervención por hernia discal cervical (Cloward)
2.7. Intervenciones por escoliosis (excepto el punto 1.7)
Trastornos vegetativos 2.8. Después de fijación de fracturas mediante placas o tornillos
3. Contraindicaciones relativas
Para ejercer un efecto sobre trastornos vegetativos, que habitualmente encuentran expresión en forma 3.1. Inmovilización o reposo en cama de más de 5 meses, con alteraciones circulatorias
de molestias polifacéticas, y de los llamados «estigmas vegetativos», aprovechamos los efectos ge- 3.2. Sintomatología de compresión (sin déficit neurológico) sin efectos sobre el estado general
nerales o sistémicos del masaje clásico. Empleado a manera de secuencias de cura, el masaje ligero de la 3.3. Antes de la pubertad
espalda o de todo el cuerpo repetido a intervalos de dos o más días resulta adecuado para «normalizar el
tono vegetativo». Ahora bien, al ser las causas, casi siempre, tan complejas como los propios síntomas, Contraindicaciones generales: Se considerará prohibida la práctica de masaje durante todo el tiem-
no debe esperarse una mejoría permanente utilizando sólo el masaje. Sin embargo, ya no podemos po que una de las situaciones indicadas bajo este encabezamiento exista y persista en el área a tratar.
prescindir de él como tratamiento básico o tratamiento adicional en el manejo sanatorial, balneoterápi-
co, etc., de la distonía neurovegetativa.

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Las mismas consideraciones rigen la aplicación del masaje muscular en el estadio de convalecencia de CONTRAINDICACIONES
la parálisis infantil. En este caso es necesario tener en cuenta el hecho de que, a causa de la distribución
polimetamérica de las neuronas radiculares de la mayoría de los nervios periféricos, no tienen por qué Sólo el médico determina la aplicación terapéutica del masaje. El masajista colabora con él como au-
estar afectadas por la enfermedad todas las neuronas que surten un músculo dado, y que muchas de las xiliar técnico terapéutico, y sólo puede llevar a cabo acciones terapéuticas según se le han indicado:
neuronas del cuerno anterior sólo están funcionalmente afectadas por el edema inflamatorio que las rodea. nunca puede prescribirlas él mismo.
Así, es posible un retorno parcial de la función de la musculatura antes totalmente paralizada, una vez que Como terapeuta activo, el masajista debe, sin embargo, saber en qué situaciones el masaje no sólo no
hayan remitido las manifestaciones agudas. El propósito del tratamiento por masaje, y del co- representa una ayuda, sino que puede ser incluso perjudicial, y debe saber también a qué signos debe
rrespondiente entrenamiento muscular, es, junto a la prevención de la degeneración grasa, el entrenar y prestar especial atención en las situaciones patológicas.
desarrollar las porciones musculares preservadas y aun inervadas de tal manera, hasta la hiperfunción Las contraindicaciones del masaje clásico pueden subdividirse en tres grupos:
(hipertrofia), que puedan llegar a desarrollar ellas solas la actividad funcional de todo el músculo.
Las parálisis parciales o transitorias (paresias) se diferencian de la parálisis completa sólo en el grado Resumen de las contraindicaciones
de afectación. La paresia puede desencadenarse, por ejemplo, por compresión sobre troncos nerviosos
(paresía postanestésica, paresia obstétrica). La aplicación del masaje puede abreviar considerablemente 1. Contraindicaciones generales
el estado parético. Es necesario mencionar aquí también las parálisis y paresias parciales en casos de her- 1.0. Situaciones de alarma para el masajista
nia discal o tras la extirpación quirúrgica de secuestros discales prolapsados. Estas situaciones pueden 1.0.1. Tromboflebitis
corregirse total o casi totalmente por medio del masaje. Si existe una hernia o prolapso discal, la apli- 1.0.2. Embolia arterial
cación de medidas adecuadas de tracción sobre la columna vertebral puede conseguir que el núcleo pul- 1.0.3. Aparición de signos de déficit neurológico
poso enclavado vuelva a su posición normal. Se elimina así la lesión mecánica de la raíz nerviosa. Junto 1.0.4. Desaparición brusca de un dolor de compresión nerviosa
con el masaje de la musculatura periférica parética debe precederse al tratamiento de los músculos de la 1.0.5. Deterioro repentino del estado general (situación de primeros auxilios)
espalda, a fin de: (1) corregir espasmos reflejos, (2) estabilizar el segmento correspondiente de la colum- 1.1. Inflamaciones
na vertebral mediante fortalecimiento de su musculatura y (3) a través de los efectos segmentales, elimi- 1.2. Traumatismos con herida abierta
nar el edema en la zona del agujero de conjunción intervertebral, que comprime la raíz nerviosa. Con 1.3. Enfermedades vasculares
este tratamiento «conservador» activo se corrigen no sólo las consecuencias de una hernia discal, sino 1.4. Laminectomía
que puede también corregirse la causa de la alteración muscular neurógena, con lo que a menudo se hace 1.5. Lesión de las vías piramidales
innecesaria la intervención quirúrgica. 1.6. Lesiones cerebelosas
1.7. Implantación de barra de Harrington
1.8. Degeneración fibrosa de los músculos
Alteraciones del retorno venoso y linfático 1.9. Enfermedades tumorales e infecciosas
2. Contraindicaciones temporales
Las venas varicosas con insuficiencia de las válvulas venosas, los edemas secundarios a éstas, y los 2.1. Después de cirugía articular de la rodilla
estados edematosos ortostáticos y postraumáticos de las extremidades pueden tratarse favorablemente por 2.2. Después de fracturas de los miembros
medio del acariciamiento (efecto depletorio). Sin embargo, dada la posibilidad de inducir lesiones, es 2.3. Después de fracturas vertebrales
necesario establecer una indicación estricta (descartando complicaciones inflamatorias y trombóticas) y 2.4. Después de la implantación de una endoprótesis de cadera
realizar el tratamiento bajo supervisión médica. 2.5. Intervención por hernia discal lumbar
2.6. Intervención por hernia discal cervical (Cloward)
2.7. Intervenciones por escoliosis (excepto el punto 1.7)
Trastornos vegetativos 2.8. Después de fijación de fracturas mediante placas o tornillos
3. Contraindicaciones relativas
Para ejercer un efecto sobre trastornos vegetativos, que habitualmente encuentran expresión en forma 3.1. Inmovilización o reposo en cama de más de 5 meses, con alteraciones circulatorias
de molestias polifacéticas, y de los llamados «estigmas vegetativos», aprovechamos los efectos ge- 3.2. Sintomatología de compresión (sin déficit neurológico) sin efectos sobre el estado general
nerales o sistémicos del masaje clásico. Empleado a manera de secuencias de cura, el masaje ligero de la 3.3. Antes de la pubertad
espalda o de todo el cuerpo repetido a intervalos de dos o más días resulta adecuado para «normalizar el
tono vegetativo». Ahora bien, al ser las causas, casi siempre, tan complejas como los propios síntomas, Contraindicaciones generales: Se considerará prohibida la práctica de masaje durante todo el tiem-
no debe esperarse una mejoría permanente utilizando sólo el masaje. Sin embargo, ya no podemos po que una de las situaciones indicadas bajo este encabezamiento exista y persista en el área a tratar.
prescindir de él como tratamiento básico o tratamiento adicional en el manejo sanatorial, balneoterápi-
co, etc., de la distonía neurovegetativa.

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Contraindicaciones temporales: Se trata de un concepto a tener en cuenta en situaciones postraumáti- de que, si en el curso del masaje ordenado por un médico surge, bajo el estímulo mecánico sobre el teji-
cas y postquirúrgicas. do, un dolor no habitual y no previamente observado, es necesario consultar de inmediato con el médi-
co. Si no es posible la consulta, debe interrumpirse como primera medida el masaje y el paciente debe
Contraindicaciones relativas: La contraindicación relativa se refiere al tratamiento subsiguiente de una acudir al médico sin demora (pero, por supuesto, el masajista tendrá en cuenta las situaciones de alarma
situación patológica en la que no se ha alcanzado un éxito reconocible. Por esta razón, esta contraindi- de los puntos 1.0.1 a 1.0.5, y actuará en consecuencia).
cación la establecerá exclusivamente el médico que controla el tratamiento, que debe reconocer que es
necesario recurrir a procedimientos distintos del masaje. La contraindicación relativa establece, como Rupturas fasciales y hernias musculares. Las molestias en las hernias musculares simples, no acom-
condiciones previas, (1) la práctica adecuada y correcta del masaje y de los ejercicios ergoterápicos por pañadas de lesión traumática muscular, son por lo general leves si se exceptúa el estado de dolor agudo
parte del masajista y (2) la capacidad de juicio crítico del médico. Una contraindicación relativa puede que aparece en ocasiones en el momento de producirse la hernia. Su localización más frecuente es en
convertirse muy rápidamente en contraindicación general y en situación de alarma para el masajista. los aductores, el músculo tibial anterior, el bíceps braquial y el cuadríceps femoral. El masaje carece de
efectos beneficiosos sobre las rupturas fasciales y las hernias musculares.

1. Contraindicaciones generales 1.2. Traumatismos con herida abierta

1.0. Situaciones de alarma para el masajista Tan grandes como sus éxitos en la corrección de las secuelas de traumatismos son los riesgos que
supone el masaje en las lesiones traumáticas recientes. Comentaremos por lo tanto las lesiones de impor-
En algunas situaciones, el masajista que trabaja en su propia consulta no puede limitarse a recomen- tancia práctica para el masajista. Cuando tiene lugar una lesión traumática se produce una contracción
dar al paciente que acuda al médico lo antes posible, sino que debe encargarse él mismo de remitir al defensiva o la detención de un movimiento ya iniciado. En estos casos, el masaje sólo puede ser de uti-
paciente al médico que lo atiende. Estas situaciones son: lidad una vez curado el desgarro. La excepción a la regla la constituyen las tracciones musculares ligeras
1.0.1. La sospecha de una tromboflebitis de las venas profundas o de las venas pelvianas, por el ries- restringidas a zonas pequeñas, como las que se observan en la distensión de músculos inervados. Este
go inmediato de embolismo pulmonar (ver también 1.3). tipo de lesión se aprecia con especial frecuencia en deportistas, como por ejemplo en la pantorrilla en
1.0.2. La sospecha de un embolismo arterial, independientemente de su localización. Es necesario los jugadores de tenis, en la zona de los aductores en los jinetes, etc. Este tipo de lesiones son accesibles
proceder de inmediato al ingreso hospitalario, ya que en caso contrario se perdería la oportunidad de al masaje, como lo apreciará en el curso de su actividad profesional el masajista deportivo.
recurrir a tratamiento anticoagulante o a la extracción quirúrgica del émbolo. El desgarro tendinoso produce a menudo una deformación en bulto y desplazamiento de la masa con-
1.0.3. Aparición de sintomatología de compresión radicular con síntomas de déficit neurológico, tráctil del músculo correspondiente. Usualmente no da lugar a grandes molestias, y se reconoce princi-
como las alteraciones del vaciamiento de la vejiga o del colon o la parálisis fláccida repentina de un mús- palmente por la pérdida de función. El masaje en estas lesiones está formalmente prohibido.
culo con o sin trastornos de la sensibilidad (recurrir a pruebas musculares simples en las extremidades, Es evidente que las lesiones con solución de continuidad de la piel, es decir, las heridas abiertas, no
marcha de punta y talón, dorsiflexión de los dedos de los pies contra resistencia). se someten a masaje. Lo mismo puede decirse de las lesiones traumáticas recientes con integridad de las
1.0.4. Desaparición repentina del dolor en la zona antes dolorosa correspondiente al curso de un cubiertas corporales, como los hematomas grandes profundos, las lesiones internas, las luxaciones y las
nervio. A menudo se valora erróneamente este fenómeno como un éxito terapéutico, pero se trata del últi- fracturas. Es prudente hacer notar que en los casos de distrofia de Sudeck, que se desarrolla a menudo
mo signo de alarma que indica la pérdida funcional de un nervio previamente irritado. En presencia de incluso tras traumatismos banales, el masaje local sólo empeora la situación, por lo que está absoluta-
otros síntomas indicativos, el médico debe proceder sin demora, dentro del mismo día, a la exploración mente contraindicado, mientras que, por el contrario, el masaje del tejido conectivo en la zona de la raíz
neurológica o neuroquirúrgica del paciente. metamérica correspondiente alcanza muy buenos resultados.
1.0.5. Por supuesto, toda situación amenazante que requiere asistencia médica independientemente
de los efectos del masaje debe ponerse de inmediato en conocimiento del médico. 1.3. Enfermedades vasculares

1.1. Inflamaciones En este tema deben mencionarse en primer lugar las enfermedades inflamatorias, que constituyen
contraindicación absoluta para el masaje.
Los signos característicos de la inflamación son el enrojecimiento, la hinchazón, el aumento de tem- La inflamación de los vasos linfáticos (linfangitis), conocida para cualquier persona con sus signos de
peratura, el dolor y la limitación funcional. Estos cinco signos inflamatorios se manifiestan en formas dife- banda roja bajo la piel e hinchazón de los ganglios linfáticos regionales correspondientes, constituye evi-
rentes en la piel, en el tejido celular subcutáneo, en la musculatura, en el periostio, en el hueso y en la dentemente contraindicación para el masaje.
médula ósea. Los fenómenos inflamatorios son mucho más llamativos y fáciles de reconocer en la piel, y Es especialmente importante apuntar los riesgos asociados a la inflamación de las venas. Ya el cuadro
se hacen más difíciles de detectar y valorar a medida que se progresa hacia la profundidad. Estos hechos de dilatación venosa (varices) constituye un signo que impone precaución. Si en los cursos venosos se
deben quedar reservados al diagnóstico médico. Para el masajista debe tener validez general el principio aprecian zonas duras (de trombosis) o cordones de consistencia firme, o bien estos fenómenos asociados

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Contraindicaciones temporales: Se trata de un concepto a tener en cuenta en situaciones postraumáti- de que, si en el curso del masaje ordenado por un médico surge, bajo el estímulo mecánico sobre el teji-
cas y postquirúrgicas. do, un dolor no habitual y no previamente observado, es necesario consultar de inmediato con el médi-
co. Si no es posible la consulta, debe interrumpirse como primera medida el masaje y el paciente debe
Contraindicaciones relativas: La contraindicación relativa se refiere al tratamiento subsiguiente de una acudir al médico sin demora (pero, por supuesto, el masajista tendrá en cuenta las situaciones de alarma
situación patológica en la que no se ha alcanzado un éxito reconocible. Por esta razón, esta contraindi- de los puntos 1.0.1 a 1.0.5, y actuará en consecuencia).
cación la establecerá exclusivamente el médico que controla el tratamiento, que debe reconocer que es
necesario recurrir a procedimientos distintos del masaje. La contraindicación relativa establece, como Rupturas fasciales y hernias musculares. Las molestias en las hernias musculares simples, no acom-
condiciones previas, (1) la práctica adecuada y correcta del masaje y de los ejercicios ergoterápicos por pañadas de lesión traumática muscular, son por lo general leves si se exceptúa el estado de dolor agudo
parte del masajista y (2) la capacidad de juicio crítico del médico. Una contraindicación relativa puede que aparece en ocasiones en el momento de producirse la hernia. Su localización más frecuente es en
convertirse muy rápidamente en contraindicación general y en situación de alarma para el masajista. los aductores, el músculo tibial anterior, el bíceps braquial y el cuadríceps femoral. El masaje carece de
efectos beneficiosos sobre las rupturas fasciales y las hernias musculares.

1. Contraindicaciones generales 1.2. Traumatismos con herida abierta

1.0. Situaciones de alarma para el masajista Tan grandes como sus éxitos en la corrección de las secuelas de traumatismos son los riesgos que
supone el masaje en las lesiones traumáticas recientes. Comentaremos por lo tanto las lesiones de impor-
En algunas situaciones, el masajista que trabaja en su propia consulta no puede limitarse a recomen- tancia práctica para el masajista. Cuando tiene lugar una lesión traumática se produce una contracción
dar al paciente que acuda al médico lo antes posible, sino que debe encargarse él mismo de remitir al defensiva o la detención de un movimiento ya iniciado. En estos casos, el masaje sólo puede ser de uti-
paciente al médico que lo atiende. Estas situaciones son: lidad una vez curado el desgarro. La excepción a la regla la constituyen las tracciones musculares ligeras
1.0.1. La sospecha de una tromboflebitis de las venas profundas o de las venas pelvianas, por el ries- restringidas a zonas pequeñas, como las que se observan en la distensión de músculos inervados. Este
go inmediato de embolismo pulmonar (ver también 1.3). tipo de lesión se aprecia con especial frecuencia en deportistas, como por ejemplo en la pantorrilla en
1.0.2. La sospecha de un embolismo arterial, independientemente de su localización. Es necesario los jugadores de tenis, en la zona de los aductores en los jinetes, etc. Este tipo de lesiones son accesibles
proceder de inmediato al ingreso hospitalario, ya que en caso contrario se perdería la oportunidad de al masaje, como lo apreciará en el curso de su actividad profesional el masajista deportivo.
recurrir a tratamiento anticoagulante o a la extracción quirúrgica del émbolo. El desgarro tendinoso produce a menudo una deformación en bulto y desplazamiento de la masa con-
1.0.3. Aparición de sintomatología de compresión radicular con síntomas de déficit neurológico, tráctil del músculo correspondiente. Usualmente no da lugar a grandes molestias, y se reconoce princi-
como las alteraciones del vaciamiento de la vejiga o del colon o la parálisis fláccida repentina de un mús- palmente por la pérdida de función. El masaje en estas lesiones está formalmente prohibido.
culo con o sin trastornos de la sensibilidad (recurrir a pruebas musculares simples en las extremidades, Es evidente que las lesiones con solución de continuidad de la piel, es decir, las heridas abiertas, no
marcha de punta y talón, dorsiflexión de los dedos de los pies contra resistencia). se someten a masaje. Lo mismo puede decirse de las lesiones traumáticas recientes con integridad de las
1.0.4. Desaparición repentina del dolor en la zona antes dolorosa correspondiente al curso de un cubiertas corporales, como los hematomas grandes profundos, las lesiones internas, las luxaciones y las
nervio. A menudo se valora erróneamente este fenómeno como un éxito terapéutico, pero se trata del últi- fracturas. Es prudente hacer notar que en los casos de distrofia de Sudeck, que se desarrolla a menudo
mo signo de alarma que indica la pérdida funcional de un nervio previamente irritado. En presencia de incluso tras traumatismos banales, el masaje local sólo empeora la situación, por lo que está absoluta-
otros síntomas indicativos, el médico debe proceder sin demora, dentro del mismo día, a la exploración mente contraindicado, mientras que, por el contrario, el masaje del tejido conectivo en la zona de la raíz
neurológica o neuroquirúrgica del paciente. metamérica correspondiente alcanza muy buenos resultados.
1.0.5. Por supuesto, toda situación amenazante que requiere asistencia médica independientemente
de los efectos del masaje debe ponerse de inmediato en conocimiento del médico. 1.3. Enfermedades vasculares

1.1. Inflamaciones En este tema deben mencionarse en primer lugar las enfermedades inflamatorias, que constituyen
contraindicación absoluta para el masaje.
Los signos característicos de la inflamación son el enrojecimiento, la hinchazón, el aumento de tem- La inflamación de los vasos linfáticos (linfangitis), conocida para cualquier persona con sus signos de
peratura, el dolor y la limitación funcional. Estos cinco signos inflamatorios se manifiestan en formas dife- banda roja bajo la piel e hinchazón de los ganglios linfáticos regionales correspondientes, constituye evi-
rentes en la piel, en el tejido celular subcutáneo, en la musculatura, en el periostio, en el hueso y en la dentemente contraindicación para el masaje.
médula ósea. Los fenómenos inflamatorios son mucho más llamativos y fáciles de reconocer en la piel, y Es especialmente importante apuntar los riesgos asociados a la inflamación de las venas. Ya el cuadro
se hacen más difíciles de detectar y valorar a medida que se progresa hacia la profundidad. Estos hechos de dilatación venosa (varices) constituye un signo que impone precaución. Si en los cursos venosos se
deben quedar reservados al diagnóstico médico. Para el masajista debe tener validez general el principio aprecian zonas duras (de trombosis) o cordones de consistencia firme, o bien estos fenómenos asociados

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a los signos de la inflamación (enrojecimiento, hinchazón, dolor a presión), nos hallamos ante un cuadro 1.6. Lesiones cerebelosas
de tromboflebitis. En los casos de trombosis y de tromboflebitis, el masaje realizado por error conlleva un
riesgo mortal: el desprendimiento de un coágulo o trombo y su progresión con la corriente sanguínea cau- Tanto en este tipo de lesiones, como en las del cordón posterior con ataxia o en la enfermedad de
san el embolismo pulmonar, que a menudo causa la muerte por mecanismos reflejos iniciados en las arte- Parkinson, los estímulos cutáneos y musculares inducen deterioro del cuadro clínico, con posible incre-
rias pulmonares. Por esta razón, recomendamos una y otra vez a todo masajista la palpación de las pan- mento de los defectos de la coordinación.
torillas del paciente antes de iniciar un masaje. En caso de apreciar cordones firmes, o los signos de la
inflamación, no debe realizar el masaje, aunque éste haya sido ordenado por un médico. Es necesaria la 1.7. Después de la corrección quirúrgica de la escoliosis
consulta con el médico que lo haya prescrito, ya que la flebitis puede haberse instaurado después de que
éste haya visto al paciente por última vez. Ahora bien, el masaje en el síndrome postrombótico lo debe Cuando se procede a la corrección quirúrgica de la escoliosis, bien
realizar personalmente el médico, o el masajista en presencia del médico. Finalmente, vale la pena a) con implantación de una barra para enderezamiento de la columna incurvada, según
comentar que un trombo reciente sólo llega a adherirse a la pared venosa con suficiente fuerza como para Harrington,
hacer posibles ulteriores medidas terapéuticas al cabo de siete días desde su formación. b) con denudación e implantación de esquirlas óseas, según Albee, o
No sólo las venas, sino también las arterias, pueden, al presentar determinadas alteraciones en sus c) con fijación ventral de los cuerpos vertebrales, según Dweyer (la técnica más reciente), existe con-
paredes, constituir una contraindicación para el masaje. El que las paredes arteriales se endurezcan es traindicación general para el masaje. Este tipo de anclajes óseos puede aflojarse por sí solo, y el
un fenómeno propio de la edad. En los sujetos maduros, la deposición de colesterol entre las diferentes masaje puede acelerar este proceso. En nuestra sociedad, con cierta tendencia a exigir compen-
capas de la pared arterial da lugar a la aterosclerosis. Estas deposiciones pueden calcificarse. Por cuan- sación, el masajista estaría por lo menos expuesto a ser considerado causa desencadenante.
to los vasos, en estas condiciones, pierden su elasticidad, es comprensible que maniobras bruscas de
amasamiento —y especialmente si afectan a las grandes arterias en el brazo y en el muslo, en el canal 1.8. Degeneración fibrosa de los músculos
de los aductores— puedan dar lugar a desgarros parietales que originan hemorragias internas potencial-
mente letales. En la mayoría de los casos sólo puede salvarse la vida del paciente mediante la Los músculos que ya han sufrido degeneración fibrosa no responden a la distensión, puesto que fal-
amputación inmediata del miembro afectado. En toda persona de edad madura que acuda para masaje tan los órganos receptor y efector. El masaje en estos casos debe considerarse, por tanto, un intento inefi-
emplearemos por tanto siempre maniobras suaves, teniendo siempre presente el riesgo de la ateroscle- caz sobre un órgano ineficaz. Este tipo de degeneración se observa como secuela de traumatismos y
rosis periférica. paresias, y de inmovilizaciones prolongadas en cama en pacientes de edad avanzada.
Mencionemos por fin que el masaje local causa empeoramiento en los cuadros de enfermedad arte- El músculo sano cumple la ley del «todo o nada». Un estímulo aplicado a estos músculos se trans-
rial oclusiva existente (embolia), por lo que está formalmente contraindicado en estas situaciones. mite por vía neural. Por el contrario, en el músculo en degeneración, crónicamente denervado y en pro-
ceso de sustitución por muerte celular, las fibrilaciones y contracciones fasciculares son la expresión
1.4. Laminectomía de dos o más arcos vertebrales mecánica de la excitación espontánea de fibras y fascículos aislados, como se ha evidenciado en
numerosos experimentos y en hallazgos clínicos sobre músculos de humanos y de animales de experi-
La laminectomía sobre más de dos arcos vertebrales, tal como se realiza ocasionalmente sobre la mentación.28
columna dorsal, supone también una contraindicación general, puesto que la médula espinal ya no está Según múltiples datos experimentales, la excitación transmitida según la ley del «todo o nada» es un
protegida de la presión externa por su cubierta ósea. Aunque la región en sí no se someta a masaje, debe proceso relativamente lábil, mientras que la excitación local es un proceso mucho más estable. Por esta
evitarse incluso la tracción causada sobre los tejidos nerviosos por la piel o el tejido celular subcutáneo. razón, la degeneración de un músculo se reconoce precozmente por el hecho de que la excitación origi-
Las intervenciones para corrección de hernias discales en la columna lumbar no se plantean ya como nalmente transmitida se convierte en la modalidad de excitación local. La pérdida de la capacidad nor-
laminectomías. En la medida de lo posible, las láminas se respetan o como mucho se recurre a su fenes- mal de reacción ante impulsos eléctricos de breve duración, y la aparición de contracciones localmente
tración, y se extirpa sólo el ligamento amarillo en el área quirúrgica (2.5 y 2.6). limitadas, que progresan lentamente a lo largo del músculo, se reconocen desde hace tiempo como
expresiones perceptibles de estas alteraciones.
1.5. Lesión de las vías piramidales
1.9 Enfermedades tumorales e infecciosas
En estos casos, hasta el mínimo estímulo cutáneo induce un incremento de la espasticidad. La lesión
piramidal aparece ocasionalmente en hernias discales cervicales, y a menudo no puede ya corregirse, ni Este tipo de enfermedades sólo puede experimentar, como máximo, efectos negativos a consecuen-
siquiera mediante cirugía. La lesión de las neuronas centrales induce, en función de la altura y extensión cia del masaje. En este tipo de patología hay que prestar especial atención a formaciones cutáneas con
del daño, paresias espásticas de magnitud variable. depósito de melanina.

28. Adams, en Reichel, H.: Muskelphysiologie (p. 94). Springer Verlag, Berlín, 1960.
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a los signos de la inflamación (enrojecimiento, hinchazón, dolor a presión), nos hallamos ante un cuadro 1.6. Lesiones cerebelosas
de tromboflebitis. En los casos de trombosis y de tromboflebitis, el masaje realizado por error conlleva un
riesgo mortal: el desprendimiento de un coágulo o trombo y su progresión con la corriente sanguínea cau- Tanto en este tipo de lesiones, como en las del cordón posterior con ataxia o en la enfermedad de
san el embolismo pulmonar, que a menudo causa la muerte por mecanismos reflejos iniciados en las arte- Parkinson, los estímulos cutáneos y musculares inducen deterioro del cuadro clínico, con posible incre-
rias pulmonares. Por esta razón, recomendamos una y otra vez a todo masajista la palpación de las pan- mento de los defectos de la coordinación.
torillas del paciente antes de iniciar un masaje. En caso de apreciar cordones firmes, o los signos de la
inflamación, no debe realizar el masaje, aunque éste haya sido ordenado por un médico. Es necesaria la 1.7. Después de la corrección quirúrgica de la escoliosis
consulta con el médico que lo haya prescrito, ya que la flebitis puede haberse instaurado después de que
éste haya visto al paciente por última vez. Ahora bien, el masaje en el síndrome postrombótico lo debe Cuando se procede a la corrección quirúrgica de la escoliosis, bien
realizar personalmente el médico, o el masajista en presencia del médico. Finalmente, vale la pena a) con implantación de una barra para enderezamiento de la columna incurvada, según
comentar que un trombo reciente sólo llega a adherirse a la pared venosa con suficiente fuerza como para Harrington,
hacer posibles ulteriores medidas terapéuticas al cabo de siete días desde su formación. b) con denudación e implantación de esquirlas óseas, según Albee, o
No sólo las venas, sino también las arterias, pueden, al presentar determinadas alteraciones en sus c) con fijación ventral de los cuerpos vertebrales, según Dweyer (la técnica más reciente), existe con-
paredes, constituir una contraindicación para el masaje. El que las paredes arteriales se endurezcan es traindicación general para el masaje. Este tipo de anclajes óseos puede aflojarse por sí solo, y el
un fenómeno propio de la edad. En los sujetos maduros, la deposición de colesterol entre las diferentes masaje puede acelerar este proceso. En nuestra sociedad, con cierta tendencia a exigir compen-
capas de la pared arterial da lugar a la aterosclerosis. Estas deposiciones pueden calcificarse. Por cuan- sación, el masajista estaría por lo menos expuesto a ser considerado causa desencadenante.
to los vasos, en estas condiciones, pierden su elasticidad, es comprensible que maniobras bruscas de
amasamiento —y especialmente si afectan a las grandes arterias en el brazo y en el muslo, en el canal 1.8. Degeneración fibrosa de los músculos
de los aductores— puedan dar lugar a desgarros parietales que originan hemorragias internas potencial-
mente letales. En la mayoría de los casos sólo puede salvarse la vida del paciente mediante la Los músculos que ya han sufrido degeneración fibrosa no responden a la distensión, puesto que fal-
amputación inmediata del miembro afectado. En toda persona de edad madura que acuda para masaje tan los órganos receptor y efector. El masaje en estos casos debe considerarse, por tanto, un intento inefi-
emplearemos por tanto siempre maniobras suaves, teniendo siempre presente el riesgo de la ateroscle- caz sobre un órgano ineficaz. Este tipo de degeneración se observa como secuela de traumatismos y
rosis periférica. paresias, y de inmovilizaciones prolongadas en cama en pacientes de edad avanzada.
Mencionemos por fin que el masaje local causa empeoramiento en los cuadros de enfermedad arte- El músculo sano cumple la ley del «todo o nada». Un estímulo aplicado a estos músculos se trans-
rial oclusiva existente (embolia), por lo que está formalmente contraindicado en estas situaciones. mite por vía neural. Por el contrario, en el músculo en degeneración, crónicamente denervado y en pro-
ceso de sustitución por muerte celular, las fibrilaciones y contracciones fasciculares son la expresión
1.4. Laminectomía de dos o más arcos vertebrales mecánica de la excitación espontánea de fibras y fascículos aislados, como se ha evidenciado en
numerosos experimentos y en hallazgos clínicos sobre músculos de humanos y de animales de experi-
La laminectomía sobre más de dos arcos vertebrales, tal como se realiza ocasionalmente sobre la mentación.28
columna dorsal, supone también una contraindicación general, puesto que la médula espinal ya no está Según múltiples datos experimentales, la excitación transmitida según la ley del «todo o nada» es un
protegida de la presión externa por su cubierta ósea. Aunque la región en sí no se someta a masaje, debe proceso relativamente lábil, mientras que la excitación local es un proceso mucho más estable. Por esta
evitarse incluso la tracción causada sobre los tejidos nerviosos por la piel o el tejido celular subcutáneo. razón, la degeneración de un músculo se reconoce precozmente por el hecho de que la excitación origi-
Las intervenciones para corrección de hernias discales en la columna lumbar no se plantean ya como nalmente transmitida se convierte en la modalidad de excitación local. La pérdida de la capacidad nor-
laminectomías. En la medida de lo posible, las láminas se respetan o como mucho se recurre a su fenes- mal de reacción ante impulsos eléctricos de breve duración, y la aparición de contracciones localmente
tración, y se extirpa sólo el ligamento amarillo en el área quirúrgica (2.5 y 2.6). limitadas, que progresan lentamente a lo largo del músculo, se reconocen desde hace tiempo como
expresiones perceptibles de estas alteraciones.
1.5. Lesión de las vías piramidales
1.9 Enfermedades tumorales e infecciosas
En estos casos, hasta el mínimo estímulo cutáneo induce un incremento de la espasticidad. La lesión
piramidal aparece ocasionalmente en hernias discales cervicales, y a menudo no puede ya corregirse, ni Este tipo de enfermedades sólo puede experimentar, como máximo, efectos negativos a consecuen-
siquiera mediante cirugía. La lesión de las neuronas centrales induce, en función de la altura y extensión cia del masaje. En este tipo de patología hay que prestar especial atención a formaciones cutáneas con
del daño, paresias espásticas de magnitud variable. depósito de melanina.

28. Adams, en Reichel, H.: Muskelphysiologie (p. 94). Springer Verlag, Berlín, 1960.
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2. Contraindicaciones temporales alargado). De esto se deduce la necesidad de esperar aún más tiempo antes de iniciar el masaje en estos
casos, pero por lo general puede iniciarse la primera sesión de tratamiento al cabo de 12 semanas, pero
2.1. Después de intervenciones quirúrgicas simples sobre la articulación de la rodilla (por ejemplo, aplicando sólo técnicas de elevación, sin ejercer presión sobre capas más profundas. Sí se aplica presión
la meniscectomía), el masaje del cuadríceps está prohibido al menos en las cuatro primeras semanas del a la cápsula articular coxal neoformada, fibrosa y cicatricial, se da el riesgo de inducir una miositis osifi-
postoperatorio, ya que se puede irritar fácilmente el fondo de saco superior de la cápsula articular. cante. Para el control del éxito en la corrección de contracturas, especialmente de la musculatura flexora
Posteriormente puede iniciarse el acariciamiento y el amasamiento cauto de las porciones media y supe- y aductora, es necesario controlar regularmente la longitud de las piernas,29 mediante el procedimiento
rior de la masa del cuadríceps. de la tablilla y el control en posición sedente y en decúbito.
El músculo glúteo mayor y los músculos glúteos laterales, claramente atrofiados en la mayoría de los
2.2. Después de fracturas de los miembros, la musculatura de la zona debe preservarse de acor- casos ya antes de la intervención, requieren, después de meses de haber sido protegidos de todo estímu-
tamientos o alargamientos mecánicos pasivos durante 12 semanas. Por el contrario, el masaje de los gru- lo, masaje y entrenamiento graduales dosificados.
pos musculares proximales a la fractura puede iniciarse más precozmente. El tratamiento por masaje que
se prescriba se limitará inicialmente, incluso después de la pausa forzosa, a la musculatura de disposición 2.5. Para la eliminación de un disco intervertebral lumbar que causa compresión del cono medular o
proximal. de las raíces nerviosas se prefiere actualmente la llamada «flavectomía» (extirpación del ligamento ama-
La distrofia de Sudeck es a menudo la consecuencia de una inmovilización demasiado prolongada, rillo que recorre dorsalmente el canal medular) a la laminectomía o hemilaminectomía. Sin embargo,
pero también puede ser la disyuntiva de graves consecuencias de una actividad demasiado precoz. ocasionalmente es necesario, al emplear esta técnica conservadora, recurrir a la fenestración del arco
vertebral (laminectomía parcial), si la localización del prolapso hemiario así lo requiere.
2.3. En las fracturas de la columna vertebral es de importancia primordial la espera hasta que se cum- La pérdida de continuidad de la columna vertebral (el llamado «disco intervertebral blando») prohíbe
plan los procesos de consolidación, y en estos casos los tratamientos de movilización deberán preceder inicialmente, como en el caso de la endoprótesis, todo tipo de irritación mecánica. Al cabo de 2 a 3 se-
en mucho a todo tipo de manipulación de masaje, independientemente de dónde se quiera aplicar éste. manas puede iniciarse el tratamiento de movilización en la piscina caliente (30 °C), y resulta especial-
Antes de los —habitualmente necesarios— primeros masajes será necesario dejar transcurrir un plazo de mente adecuada la natación de espaldas, a causa de la escasa tendencia a la lordotización. Al cabo de
12 semanas en casos de afectación de un cuerpo vertebral dorsal con conservación de su cara dorsal, y un intervalo de entre 3 y 6 meses puede considerarse terminada la estabilización por formación de teji-
de al menos 16 semanas si la vértebra afectada es lumbar o cervical. En casos con fracturas de varias vér- do conectivo organizado. El masaje resulta entonces recomendable, en los primeros días en decúbito lat-
tebras no se deberá iniciar el masaje hasta que haya transcurrido al menos un semestre desde la fractura. eral, mientras se realizan ejercicios ergoterápicos evitando todo tipo de tendencia lordotizante. Tampoco
los ejercicios sobre espalderas resultan favorables después de díscectomías, ya que en las fases finales de
2.4. En el postoperatorio de una sustitución articular coxal endoprotésica con prótesis metálica, plás- las flexiones elásticas del tronco las contracciones musculares inducidas por el dolor no pueden ya fre-
tica o cerámica está prohibida toda manipulación de masaje durante al menos 12 semanas. Durante largo nar el peso del cuerpo. Y tampoco resultan favorables los ejercicios con la espalda contra las espalderas,
tiempo se ha aceptado, incluso, según el principio básico de «nil nocere» (es decir, «nunca causar daño»), porque consiguen más que una distensión de la columna lumbar una lordotización por la tracción del
la regla de que un músculo que pasa sobre una articulación artificial no debe ser sometido a masaje, ya músculo psoas ilíaco. También al buscar el necesario fortalecimiento de los músculos oblicuos abdomi-
que la extirpación de la cabeza femoral, el fresado del acetábulo, la exéresis de la cápsula articular y la nales es necesario neutralizar al máximo la componente lordotizante del psoas ilíaco.
separación o sección intraoperatoria de algunos músculos dejan como resultado un lecho cruento de con-
siderables dimensiones, y la organización del hematoma por las fibrillas y fibroblastos proliferantes y su Al cabo de 3 a 6 meses, según el curso de la curación, está permitido el masaje de la región lumbar,
transformación en tejido fibroso cicatricial móvil no debe ser alterada por estímulos mecánicos. Sólo se pero prescindiendo de la aplicación de fricciones y masajes del tejido conectivo en las proximidades de
permite el entrenamiento ergoterápico, que es incluso necesario con una dosificación concreta a fin de la zona cicatricial.
que a la contractura muscular que se aprecia en la mayoría de los casos se añada una contractura de la
cicatriz. La balneoterapia de movimiento resulta el método terapéutico ideal, ya 16 o 17 días después de 2.6. En casos de prolapso discal cervical puede producirse lesión tanto de la neurona central como
la intervención. El terapeuta deberá indicar y controlar los movimientos dentro del agua. El riesgo de que de la periférica, porque en esta región la médula y la raíz nerviosa están muy próximas una a otra. Por
de una curación hasta ese momento aséptica de la herida muscular surja una miositis osificante aumen- esta razón, tras la reparación quirúrgica del prolapso es necesario el bloqueo igualmente quirúrgico de
ta en proporción al estímulo mecánico que se aplica. La velocidad de sedimentación globular no es un los cuerpos vertebrales adyacentes. A fin de no arriesgar el éxito de este bloqueo, el tratamiento por
indicador suficiente del curso de la cicatrización, ya que puede estar elevada aún unas 6 semanas después masaje no estará indicado hasta que hayan transcurrido al menos 6 meses desde dicha operación
de la intervención. Condición previa importante para el masaje es, como en otros casos, la existencia de (operación de Cloward).
áreas a tratar libres de inflamación: un leve incremento de la temperatura es indicativo de una reacción
inflamatoria. 2.7. En las correcciones quirúrgicas de la escoliosis con implantación de esquirlas de hueso autólo-
En casos de lesión del parénquima hepático hay que contar con un retraso de los procesos de reab- gas no debe aplicarse masaje durante al menos un año, a fin de no añadir alteraciones mecánicas exter-
sorción, ya que la síntesis de fibrina se ve alterada por un déficit de vitamina K (tiempo de protrombina nas a un proceso operatorio ya sobrecargado de problemas de reabsorción y estabilidad. Si al cabo de

29. Eichler, J.: Orthopädische. Praxis, 5: 193-200, 1973.


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2. Contraindicaciones temporales alargado). De esto se deduce la necesidad de esperar aún más tiempo antes de iniciar el masaje en estos
casos, pero por lo general puede iniciarse la primera sesión de tratamiento al cabo de 12 semanas, pero
2.1. Después de intervenciones quirúrgicas simples sobre la articulación de la rodilla (por ejemplo, aplicando sólo técnicas de elevación, sin ejercer presión sobre capas más profundas. Sí se aplica presión
la meniscectomía), el masaje del cuadríceps está prohibido al menos en las cuatro primeras semanas del a la cápsula articular coxal neoformada, fibrosa y cicatricial, se da el riesgo de inducir una miositis osifi-
postoperatorio, ya que se puede irritar fácilmente el fondo de saco superior de la cápsula articular. cante. Para el control del éxito en la corrección de contracturas, especialmente de la musculatura flexora
Posteriormente puede iniciarse el acariciamiento y el amasamiento cauto de las porciones media y supe- y aductora, es necesario controlar regularmente la longitud de las piernas,29 mediante el procedimiento
rior de la masa del cuadríceps. de la tablilla y el control en posición sedente y en decúbito.
El músculo glúteo mayor y los músculos glúteos laterales, claramente atrofiados en la mayoría de los
2.2. Después de fracturas de los miembros, la musculatura de la zona debe preservarse de acor- casos ya antes de la intervención, requieren, después de meses de haber sido protegidos de todo estímu-
tamientos o alargamientos mecánicos pasivos durante 12 semanas. Por el contrario, el masaje de los gru- lo, masaje y entrenamiento graduales dosificados.
pos musculares proximales a la fractura puede iniciarse más precozmente. El tratamiento por masaje que
se prescriba se limitará inicialmente, incluso después de la pausa forzosa, a la musculatura de disposición 2.5. Para la eliminación de un disco intervertebral lumbar que causa compresión del cono medular o
proximal. de las raíces nerviosas se prefiere actualmente la llamada «flavectomía» (extirpación del ligamento ama-
La distrofia de Sudeck es a menudo la consecuencia de una inmovilización demasiado prolongada, rillo que recorre dorsalmente el canal medular) a la laminectomía o hemilaminectomía. Sin embargo,
pero también puede ser la disyuntiva de graves consecuencias de una actividad demasiado precoz. ocasionalmente es necesario, al emplear esta técnica conservadora, recurrir a la fenestración del arco
vertebral (laminectomía parcial), si la localización del prolapso hemiario así lo requiere.
2.3. En las fracturas de la columna vertebral es de importancia primordial la espera hasta que se cum- La pérdida de continuidad de la columna vertebral (el llamado «disco intervertebral blando») prohíbe
plan los procesos de consolidación, y en estos casos los tratamientos de movilización deberán preceder inicialmente, como en el caso de la endoprótesis, todo tipo de irritación mecánica. Al cabo de 2 a 3 se-
en mucho a todo tipo de manipulación de masaje, independientemente de dónde se quiera aplicar éste. manas puede iniciarse el tratamiento de movilización en la piscina caliente (30 °C), y resulta especial-
Antes de los —habitualmente necesarios— primeros masajes será necesario dejar transcurrir un plazo de mente adecuada la natación de espaldas, a causa de la escasa tendencia a la lordotización. Al cabo de
12 semanas en casos de afectación de un cuerpo vertebral dorsal con conservación de su cara dorsal, y un intervalo de entre 3 y 6 meses puede considerarse terminada la estabilización por formación de teji-
de al menos 16 semanas si la vértebra afectada es lumbar o cervical. En casos con fracturas de varias vér- do conectivo organizado. El masaje resulta entonces recomendable, en los primeros días en decúbito lat-
tebras no se deberá iniciar el masaje hasta que haya transcurrido al menos un semestre desde la fractura. eral, mientras se realizan ejercicios ergoterápicos evitando todo tipo de tendencia lordotizante. Tampoco
los ejercicios sobre espalderas resultan favorables después de díscectomías, ya que en las fases finales de
2.4. En el postoperatorio de una sustitución articular coxal endoprotésica con prótesis metálica, plás- las flexiones elásticas del tronco las contracciones musculares inducidas por el dolor no pueden ya fre-
tica o cerámica está prohibida toda manipulación de masaje durante al menos 12 semanas. Durante largo nar el peso del cuerpo. Y tampoco resultan favorables los ejercicios con la espalda contra las espalderas,
tiempo se ha aceptado, incluso, según el principio básico de «nil nocere» (es decir, «nunca causar daño»), porque consiguen más que una distensión de la columna lumbar una lordotización por la tracción del
la regla de que un músculo que pasa sobre una articulación artificial no debe ser sometido a masaje, ya músculo psoas ilíaco. También al buscar el necesario fortalecimiento de los músculos oblicuos abdomi-
que la extirpación de la cabeza femoral, el fresado del acetábulo, la exéresis de la cápsula articular y la nales es necesario neutralizar al máximo la componente lordotizante del psoas ilíaco.
separación o sección intraoperatoria de algunos músculos dejan como resultado un lecho cruento de con-
siderables dimensiones, y la organización del hematoma por las fibrillas y fibroblastos proliferantes y su Al cabo de 3 a 6 meses, según el curso de la curación, está permitido el masaje de la región lumbar,
transformación en tejido fibroso cicatricial móvil no debe ser alterada por estímulos mecánicos. Sólo se pero prescindiendo de la aplicación de fricciones y masajes del tejido conectivo en las proximidades de
permite el entrenamiento ergoterápico, que es incluso necesario con una dosificación concreta a fin de la zona cicatricial.
que a la contractura muscular que se aprecia en la mayoría de los casos se añada una contractura de la
cicatriz. La balneoterapia de movimiento resulta el método terapéutico ideal, ya 16 o 17 días después de 2.6. En casos de prolapso discal cervical puede producirse lesión tanto de la neurona central como
la intervención. El terapeuta deberá indicar y controlar los movimientos dentro del agua. El riesgo de que de la periférica, porque en esta región la médula y la raíz nerviosa están muy próximas una a otra. Por
de una curación hasta ese momento aséptica de la herida muscular surja una miositis osificante aumen- esta razón, tras la reparación quirúrgica del prolapso es necesario el bloqueo igualmente quirúrgico de
ta en proporción al estímulo mecánico que se aplica. La velocidad de sedimentación globular no es un los cuerpos vertebrales adyacentes. A fin de no arriesgar el éxito de este bloqueo, el tratamiento por
indicador suficiente del curso de la cicatrización, ya que puede estar elevada aún unas 6 semanas después masaje no estará indicado hasta que hayan transcurrido al menos 6 meses desde dicha operación
de la intervención. Condición previa importante para el masaje es, como en otros casos, la existencia de (operación de Cloward).
áreas a tratar libres de inflamación: un leve incremento de la temperatura es indicativo de una reacción
inflamatoria. 2.7. En las correcciones quirúrgicas de la escoliosis con implantación de esquirlas de hueso autólo-
En casos de lesión del parénquima hepático hay que contar con un retraso de los procesos de reab- gas no debe aplicarse masaje durante al menos un año, a fin de no añadir alteraciones mecánicas exter-
sorción, ya que la síntesis de fibrina se ve alterada por un déficit de vitamina K (tiempo de protrombina nas a un proceso operatorio ya sobrecargado de problemas de reabsorción y estabilidad. Si al cabo de

29. Eichler, J.: Orthopädische. Praxis, 5: 193-200, 1973.


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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

un año las esquirlas son aún radiológicamente visibles y se encuentran bien situadas, es posible contar TABLA II. CONTRAINDICACIONES
con que su resistencia será la adecuada. En tal caso, el masaje como preparación para el programa de
ejercicios no sólo es permisible, sino deseable.

2.8. El tratamiento ortopédico-quirúrgico de las fracturas de las extremidades con placas metálicas,
tornillos y otros métodos de fijación prohíbe la aplicación directa de estímulos mecánicos sobre estos
materiales. Existe aquí también el riesgo de la miositis osificante, por el roce entre el tejido muscular y
el metal; por tanto, la indicación para el masaje sólo existirá después de la extracción de las piezas de
fijación y deberá ser establecida de nuevo en función de la situación local y de los resultados de la inter-
vención.

3. Contraindicaciones relativas *

3.1. Después de un período de reposo en cama de más de tres meses (o menor, en caso de pacientes
de edad madura) y en presencia de alteraciones de la circulación, el masaje está, en principio, contraindi-
cado. La indicación del masaje sobre el lugar de la alteración se regirá según el cuadro clínico. Cuanto
más marcada la tendencia a la isquemia muscular—y por tanto el trayecto de marcha sin dolor—, o cuan-
to más evidentes los signos de insuficiencia de las válvulas venosas, o cuanto más afectadas están las
venas situadas dentro de las fascias musculares, tanto más exacta y estricta deberá ser la consideración
de indicaciones y contraindicaciones. En caso de afectación unilateral, el tratamiento por masaje de la
extremidad contralateral está permitido y es eficaz; en estos casos pueden también esperarse buenos
resultados del masaje del tejido conectivo.

3.2. Si en un paciente con síntomas de compresión en el área lumbar no se aprecian modificación


del cuadro (persistencia del dolor al levantarse del decúbito o de la posición en cuclillas, al toser, al estor-
nudar, con el paso de heces endurecidas o con los movimientos en la cama) en el plazo de 14 días, existe
contraindicación para la continuación del masaje y de la ergoterapia. En tales casos el paciente deberá
someterse a exploración neurológica o neuroquirúrgica, ya que puede aparecer fácilmente uno de los
cuadros reseñados en los puntos 1.0.3 y 1.0.4.

3.3. El masaje está raras veces indicado antes de la pubertad. El tratamiento ergoterápico abarca zonas
tan extensas, y los estímulos creados por la gimnasia son tan amplios en el organismo en cre-
cimiento, que el masaje resulta superfluo. Sólo en la relajación de la contractura muscular en el lado cón-
cavo de una escoliosis, en la enfermedad de Scheuermann o en una espalda convexa parcialmente fija-
da puede el masaje representar un aporte valioso a los ejercicios ergoterápicos. Especialmente en el caso
de tratamientos dirigidos al aparato locomotor del niño debe darse un gran valor al tratamiento de movi-
lización en agua.

* De igual manera podría hablarse de indicaciones relativas. Tratamos el tema bajo este
encabezamiento para acentuar la necesidad de conocer los riesgos del masaje.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

un año las esquirlas son aún radiológicamente visibles y se encuentran bien situadas, es posible contar TABLA II. CONTRAINDICACIONES
con que su resistencia será la adecuada. En tal caso, el masaje como preparación para el programa de
ejercicios no sólo es permisible, sino deseable.

2.8. El tratamiento ortopédico-quirúrgico de las fracturas de las extremidades con placas metálicas,
tornillos y otros métodos de fijación prohíbe la aplicación directa de estímulos mecánicos sobre estos
materiales. Existe aquí también el riesgo de la miositis osificante, por el roce entre el tejido muscular y
el metal; por tanto, la indicación para el masaje sólo existirá después de la extracción de las piezas de
fijación y deberá ser establecida de nuevo en función de la situación local y de los resultados de la inter-
vención.

3. Contraindicaciones relativas *

3.1. Después de un período de reposo en cama de más de tres meses (o menor, en caso de pacientes
de edad madura) y en presencia de alteraciones de la circulación, el masaje está, en principio, contraindi-
cado. La indicación del masaje sobre el lugar de la alteración se regirá según el cuadro clínico. Cuanto
más marcada la tendencia a la isquemia muscular—y por tanto el trayecto de marcha sin dolor—, o cuan-
to más evidentes los signos de insuficiencia de las válvulas venosas, o cuanto más afectadas están las
venas situadas dentro de las fascias musculares, tanto más exacta y estricta deberá ser la consideración
de indicaciones y contraindicaciones. En caso de afectación unilateral, el tratamiento por masaje de la
extremidad contralateral está permitido y es eficaz; en estos casos pueden también esperarse buenos
resultados del masaje del tejido conectivo.

3.2. Si en un paciente con síntomas de compresión en el área lumbar no se aprecian modificación


del cuadro (persistencia del dolor al levantarse del decúbito o de la posición en cuclillas, al toser, al estor-
nudar, con el paso de heces endurecidas o con los movimientos en la cama) en el plazo de 14 días, existe
contraindicación para la continuación del masaje y de la ergoterapia. En tales casos el paciente deberá
someterse a exploración neurológica o neuroquirúrgica, ya que puede aparecer fácilmente uno de los
cuadros reseñados en los puntos 1.0.3 y 1.0.4.

3.3. El masaje está raras veces indicado antes de la pubertad. El tratamiento ergoterápico abarca zonas
tan extensas, y los estímulos creados por la gimnasia son tan amplios en el organismo en cre-
cimiento, que el masaje resulta superfluo. Sólo en la relajación de la contractura muscular en el lado cón-
cavo de una escoliosis, en la enfermedad de Scheuermann o en una espalda convexa parcialmente fija-
da puede el masaje representar un aporte valioso a los ejercicios ergoterápicos. Especialmente en el caso
de tratamientos dirigidos al aparato locomotor del niño debe darse un gran valor al tratamiento de movi-
lización en agua.

* De igual manera podría hablarse de indicaciones relativas. Tratamos el tema bajo este
encabezamiento para acentuar la necesidad de conocer los riesgos del masaje.

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Preparación de la piel de la zona a tratar


TÉCNICA ESPECIAL DEL MASAJE DE LOS
ÓRGANOS DEL MOVIMIENTO La piel de la zona que se ha de someter a masaje debe estar limpia y seca; es recomendable su lava-
do antes de iniciar el masaje. Evidentemente se eliminará toda prenda de ropa de la zona a tratar, para
que no haya contacto entre la ropa y la mano activa. No es suficiente el separar o recoger la ropa, puesto
que las zonas corporales centrales respecto a la zona tratada no deben verse atenazadas o comprimidas
ELEMENTOS BÁSICOS DEL TRATAMIENTO por prenda alguna. Para reducir la fricción sobre la piel empleamos agentes lubricantes. Personalmente,
POR MASAJE nosotros los empleamos en forma de polvo, y concretamente el polvo de talco corriente. No hemos
observado obstrucción de los poros —ni la subsiguiente limitación funcional de la piel—, pero incluso
La sala de masaje esto puede evitarse lavando la piel después del masaje. Consideramos inadecuado el uso a manera de
lubricantes de grasas, aceites, ungüentos y jabones, ya que reducen demasiado la necesaria adherencia
La sala de masaje debe ser luminosa, limpia, agradable y bien ventilada. El banco o camilla de masaje de la mano activa a la piel y reducen el efecto en profundidad, especialmente en el acariciamiento y el
debe ser accesible por todo su perímetro, y disponer de un espacio libre circundante suficientemente amasamiento. En las zonas pilosas es conveniente recortar los pelos antes del masaje, y preferimos para
grande para el masajista. El espacio óptimo a emplear puede ser de 2,5 metros de anchura y 4 metros de este propósito la tijera a la navaja de afeitar.
longitud. Las verrugas y papilomas deben excluirse de las manipulaciones del masaje, y es deseable su extir-
pación antes de iniciar el tratamiento por masaje. En las zonas afectadas por enfermedades de la piel, y
muy especialmente en las zonas de infección purulenta, el masaje está absolutamente prohibido.
La mano del masajista

Las manos del masajista deben estar secas y limpias. Manos sudorosas resultan inadecuadas para el Colocación del paciente
masaje. Las uñas serán cortas y cortadas en redondo, y las yemas de los dedos deben sobresalir ligera-
mente de los bordes de las mismas. Por supuesto, el masajista se lavará las manos antes de cada masaje. Antes de iniciar el masaje propiamente dicho, el masajista debe ocuparse de colocar al paciente en
La higiene cuidadosa es el mejor preventivo de las infecciones de la piel. posición óptima. Sólo cuando se han creado las condiciones que permiten la relajación del músculo
A causa del ejercicio del masaje, la mano del masajista experimenta determinadas transformaciones, pueden esperarse efectos positivos del masaje.
cuya ausencia puede ser indicativa de una técnica defectuosa. Con la mayor frecuencia se desarrolla, En este sentido, la primera tarea es descargar al músculo de todas sus tareas de sostén y estabilización.
durante el amasamiento con la punta de los dedos, una cornificación de la piel del lado radial de las En la medida de lo posible se procurará que todas las articulaciones sobre las que el músculo pasa estén
yemas de los dedos, que alcanza hasta el repliegue ungueal. Los flexores comunes superficiales y profun- firmemente apoyadas, o, como en el caso del amasamiento con una sola mano, queden fijadas y
dos y el flexor largo del pulgar se fortalecen progresivamente. La agudeza de la sensación táctil de las sostenidas por la mano libre del masajista.
yemas de los dedos se perfecciona, por el continuo contacto con los tejidos. Gracias al amasamiento con El masaje de la espalda y del vientre no ofrecen en este punto dificultades. Es condición importante
una y con dos manos se fortalecen y desarrollan especialmente los flexores superficiales, los lumbricales el masaje en posición de decúbito, regla de la que sólo nos desviaremos en muy pocos casos concretos,
y los interóseos, al igual que el aductor y el oponente del pulgar. en los que una enfermedad cardíaca o pulmonar hace intolerable esta posición.
Por estas razones, y como preparación para el oficio de masajista, sólo podemos recomendar una y Una segunda condición, de igual importancia, es la de que al colocar al paciente se consiga la apro-
otra vez el entrenamiento y fortalecimiento selectivos de estos músculos, especialmente en las personas ximación entre las dos inserciones del músculo, por lo menos hasta la posición intermedia de la articu-
con tejidos conectivos laxos. Por otra parte, las condiciones de adecuación para este trabajo no se dan en lación que ese músculo mueve. El intentar aplicar masaje a un músculo distendido carece de sentido, a
los casos en que una enfermedad ocasiona déficit sensorial de las raíces C6 y C7, o déficit motor, espe- causa de la escasa deformabilidad. Además, el dolor innecesario inducido, la distensión de la cápsula de
cialmente del nervio mediano o del nervio cubital, incluso en casos con afectación unilateral. En las per- por lo menos una de las articulaciones adyacentes, y la mala diferenciación entre tejido muscular disten-
sonas que presentan contracturas cicatriciales extensas, miopatías o secciones tendinosas, o en casos de dido y tejido muscular local y circunscritamente alterado deben considerarse un obstáculo adicional.
tendencia a la luxación del pulgar, de síndrome del túnel carpiano, o de tendovaginitis, debe por supuesto
ponerse en duda la capacidad de ejercer el masaje. El amasamiento con una sola mano reclama, a más
de la capacidad de oposición del pulgar y una flexión potente de las articulaciones interfalán- Colocación del masajista
gicas, una amplia movilidad para desviación radial y cubital de la mano. En este tipo de movimientos, en
el principiante se observa con frecuencia una falta de resistencia. Estas dificultades iniciales se corrigen Para la aplicación del masaje, el masajista precisa libertad de movimientos y libertad de respiración,
fácilmente con un entrenamiento frecuente previo a la asistencia a la escuela de masaje. condiciones que se cumplen con más facilidad cuando se encuentra en pie. Por esta razón recomen-

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Preparación de la piel de la zona a tratar


TÉCNICA ESPECIAL DEL MASAJE DE LOS
ÓRGANOS DEL MOVIMIENTO La piel de la zona que se ha de someter a masaje debe estar limpia y seca; es recomendable su lava-
do antes de iniciar el masaje. Evidentemente se eliminará toda prenda de ropa de la zona a tratar, para
que no haya contacto entre la ropa y la mano activa. No es suficiente el separar o recoger la ropa, puesto
que las zonas corporales centrales respecto a la zona tratada no deben verse atenazadas o comprimidas
ELEMENTOS BÁSICOS DEL TRATAMIENTO por prenda alguna. Para reducir la fricción sobre la piel empleamos agentes lubricantes. Personalmente,
POR MASAJE nosotros los empleamos en forma de polvo, y concretamente el polvo de talco corriente. No hemos
observado obstrucción de los poros —ni la subsiguiente limitación funcional de la piel—, pero incluso
La sala de masaje esto puede evitarse lavando la piel después del masaje. Consideramos inadecuado el uso a manera de
lubricantes de grasas, aceites, ungüentos y jabones, ya que reducen demasiado la necesaria adherencia
La sala de masaje debe ser luminosa, limpia, agradable y bien ventilada. El banco o camilla de masaje de la mano activa a la piel y reducen el efecto en profundidad, especialmente en el acariciamiento y el
debe ser accesible por todo su perímetro, y disponer de un espacio libre circundante suficientemente amasamiento. En las zonas pilosas es conveniente recortar los pelos antes del masaje, y preferimos para
grande para el masajista. El espacio óptimo a emplear puede ser de 2,5 metros de anchura y 4 metros de este propósito la tijera a la navaja de afeitar.
longitud. Las verrugas y papilomas deben excluirse de las manipulaciones del masaje, y es deseable su extir-
pación antes de iniciar el tratamiento por masaje. En las zonas afectadas por enfermedades de la piel, y
muy especialmente en las zonas de infección purulenta, el masaje está absolutamente prohibido.
La mano del masajista

Las manos del masajista deben estar secas y limpias. Manos sudorosas resultan inadecuadas para el Colocación del paciente
masaje. Las uñas serán cortas y cortadas en redondo, y las yemas de los dedos deben sobresalir ligera-
mente de los bordes de las mismas. Por supuesto, el masajista se lavará las manos antes de cada masaje. Antes de iniciar el masaje propiamente dicho, el masajista debe ocuparse de colocar al paciente en
La higiene cuidadosa es el mejor preventivo de las infecciones de la piel. posición óptima. Sólo cuando se han creado las condiciones que permiten la relajación del músculo
A causa del ejercicio del masaje, la mano del masajista experimenta determinadas transformaciones, pueden esperarse efectos positivos del masaje.
cuya ausencia puede ser indicativa de una técnica defectuosa. Con la mayor frecuencia se desarrolla, En este sentido, la primera tarea es descargar al músculo de todas sus tareas de sostén y estabilización.
durante el amasamiento con la punta de los dedos, una cornificación de la piel del lado radial de las En la medida de lo posible se procurará que todas las articulaciones sobre las que el músculo pasa estén
yemas de los dedos, que alcanza hasta el repliegue ungueal. Los flexores comunes superficiales y profun- firmemente apoyadas, o, como en el caso del amasamiento con una sola mano, queden fijadas y
dos y el flexor largo del pulgar se fortalecen progresivamente. La agudeza de la sensación táctil de las sostenidas por la mano libre del masajista.
yemas de los dedos se perfecciona, por el continuo contacto con los tejidos. Gracias al amasamiento con El masaje de la espalda y del vientre no ofrecen en este punto dificultades. Es condición importante
una y con dos manos se fortalecen y desarrollan especialmente los flexores superficiales, los lumbricales el masaje en posición de decúbito, regla de la que sólo nos desviaremos en muy pocos casos concretos,
y los interóseos, al igual que el aductor y el oponente del pulgar. en los que una enfermedad cardíaca o pulmonar hace intolerable esta posición.
Por estas razones, y como preparación para el oficio de masajista, sólo podemos recomendar una y Una segunda condición, de igual importancia, es la de que al colocar al paciente se consiga la apro-
otra vez el entrenamiento y fortalecimiento selectivos de estos músculos, especialmente en las personas ximación entre las dos inserciones del músculo, por lo menos hasta la posición intermedia de la articu-
con tejidos conectivos laxos. Por otra parte, las condiciones de adecuación para este trabajo no se dan en lación que ese músculo mueve. El intentar aplicar masaje a un músculo distendido carece de sentido, a
los casos en que una enfermedad ocasiona déficit sensorial de las raíces C6 y C7, o déficit motor, espe- causa de la escasa deformabilidad. Además, el dolor innecesario inducido, la distensión de la cápsula de
cialmente del nervio mediano o del nervio cubital, incluso en casos con afectación unilateral. En las per- por lo menos una de las articulaciones adyacentes, y la mala diferenciación entre tejido muscular disten-
sonas que presentan contracturas cicatriciales extensas, miopatías o secciones tendinosas, o en casos de dido y tejido muscular local y circunscritamente alterado deben considerarse un obstáculo adicional.
tendencia a la luxación del pulgar, de síndrome del túnel carpiano, o de tendovaginitis, debe por supuesto
ponerse en duda la capacidad de ejercer el masaje. El amasamiento con una sola mano reclama, a más
de la capacidad de oposición del pulgar y una flexión potente de las articulaciones interfalán- Colocación del masajista
gicas, una amplia movilidad para desviación radial y cubital de la mano. En este tipo de movimientos, en
el principiante se observa con frecuencia una falta de resistencia. Estas dificultades iniciales se corrigen Para la aplicación del masaje, el masajista precisa libertad de movimientos y libertad de respiración,
fácilmente con un entrenamiento frecuente previo a la asistencia a la escuela de masaje. condiciones que se cumplen con más facilidad cuando se encuentra en pie. Por esta razón recomen-

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

damos el empleo de bancos o camillas de masaje de altura suficiente como para hacer posible el masaje
con el masajista en pie. Sin embargo, el masaje en posición sedente no es incorrecto. Al tratar el masaje
de las regiones corporales nos ocuparemos más detalladamente de la posición del masajista.

Ritmo de las manipulaciones del masaje

El acariciamiento es la manipulación más lenta del masaje; al tratar una zona muscular, cada pase
requiere aproximadamente 3 segundos. En los casos en que los pases se hacen en dos direcciones opues-
tas, como en el músculo erector del tronco, cada doble pase dura también tres segundos.
En el amasamiento, manipulación más rápida que la anterior, la duración de un «tiempo», entendido
como el espacio entre dos fases iguales de la misma mano, es de un segundo. Así, en el amasamiento con
una sola mano, un «tiempo» abarca desde una fase de compresión con la eminencia tenar hasta la si-
guiente, y en el amasamiento con dos manos desde una fase de compresión con la eminencia tenar de la
mano derecha hasta la siguiente fase de compresión con la misma eminencia de la misma mano; en el
amasamiento con la punta de los dedos, un «tiempo» abarca desde el momento en que la mano derecha
coge el tejido hasta que la misma mano lo vuelve a coger.
En las maniobras de fricción se desarrollan aproximadamente tres ciclos completos por segundo.
Figura 130
Estas indicaciones de tiempo suponen solamente datos indicativos amplios, y están sometidas a varia- Colocación del paciente en el tratamiento del cuadríceps. La pierna está
ciones individuales. Sin embargo, es necesario evitar un ritmo demasiado rápido en las manipulaciones apoyada en toda su extensión, al igual que el tronco. Amasamiento a dos
de masaje, especialmente en el acariciamiento y el amasamiento, ya que la intensidad y el efecto decre- manos de todo el músculo y amasamiento con las puntas de los dedos
cen si se efectúan con velocidad excesiva. emplean el mismo tipo de colocación. La rodilla debe estar en extensión, la
cadera en flexión. En caso de contractura en flexión, se empleará un apoyo
de espuma de goma como en la contractura en flexión de la cadera.

Figura 131
Colocación para el masaje del tríceps sural, en este caso el derecho. El pie derecho
del paciente se apoya con toda su superficie sobre el muslo izquierdo del masajista
(para el masaje del lado izquierdo, se invierten los términos). Partiendo de la posi-
ción media, el pie debe apoyarse en flexión plantar de aproximadamente 10 grados.

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damos el empleo de bancos o camillas de masaje de altura suficiente como para hacer posible el masaje
con el masajista en pie. Sin embargo, el masaje en posición sedente no es incorrecto. Al tratar el masaje
de las regiones corporales nos ocuparemos más detalladamente de la posición del masajista.

Ritmo de las manipulaciones del masaje

El acariciamiento es la manipulación más lenta del masaje; al tratar una zona muscular, cada pase
requiere aproximadamente 3 segundos. En los casos en que los pases se hacen en dos direcciones opues-
tas, como en el músculo erector del tronco, cada doble pase dura también tres segundos.
En el amasamiento, manipulación más rápida que la anterior, la duración de un «tiempo», entendido
como el espacio entre dos fases iguales de la misma mano, es de un segundo. Así, en el amasamiento con
una sola mano, un «tiempo» abarca desde una fase de compresión con la eminencia tenar hasta la si-
guiente, y en el amasamiento con dos manos desde una fase de compresión con la eminencia tenar de la
mano derecha hasta la siguiente fase de compresión con la misma eminencia de la misma mano; en el
amasamiento con la punta de los dedos, un «tiempo» abarca desde el momento en que la mano derecha
coge el tejido hasta que la misma mano lo vuelve a coger.
En las maniobras de fricción se desarrollan aproximadamente tres ciclos completos por segundo.
Figura 130
Estas indicaciones de tiempo suponen solamente datos indicativos amplios, y están sometidas a varia- Colocación del paciente en el tratamiento del cuadríceps. La pierna está
ciones individuales. Sin embargo, es necesario evitar un ritmo demasiado rápido en las manipulaciones apoyada en toda su extensión, al igual que el tronco. Amasamiento a dos
de masaje, especialmente en el acariciamiento y el amasamiento, ya que la intensidad y el efecto decre- manos de todo el músculo y amasamiento con las puntas de los dedos
cen si se efectúan con velocidad excesiva. emplean el mismo tipo de colocación. La rodilla debe estar en extensión, la
cadera en flexión. En caso de contractura en flexión, se empleará un apoyo
de espuma de goma como en la contractura en flexión de la cadera.

Figura 131
Colocación para el masaje del tríceps sural, en este caso el derecho. El pie derecho
del paciente se apoya con toda su superficie sobre el muslo izquierdo del masajista
(para el masaje del lado izquierdo, se invierten los términos). Partiendo de la posi-
ción media, el pie debe apoyarse en flexión plantar de aproximadamente 10 grados.

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Figura 132 Figura 134


Colocación para el masaje del área posterior del cuello y los hombros, si este último debe hacerse sin tratar la La frente reposa sobre un rodillo. Durante el masaje de las regiones lumbar y
totalidad de la espalda (por ejemplo, si existe contraindicación para el decúbito, o una cifosis contractural dorsal). torácica puede permitirse el apoyo lateral. Se coloca otro rodillo bajo los pies.
La cabeza se apoya en mantas dobladas y en un rodillo para la nuca, con la frente como superficie de contacto.
Ya que los flexores de la cabeza están contraídos, se intercalarán en el masaje 2 o 3 pausas breves de relajación.

Figura 133
Para evitar la hiperextensión de la columna cervical se coloca bajo Figura 134 bis
el tronco una manta doblada o una pieza de espuma de goma; el Durante el masaje de la región torácica y cervical, la frente puede apoyar-
soporte debe abarcar aproximadamente desde la cresta ilíaca hasta se sobre el dorso de las manos, si con el rodillo no se consigue una relaja-
la clavícula. ción adecuada de la musculatura dorsal del cuello.
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Figura 132 Figura 134


Colocación para el masaje del área posterior del cuello y los hombros, si este último debe hacerse sin tratar la La frente reposa sobre un rodillo. Durante el masaje de las regiones lumbar y
totalidad de la espalda (por ejemplo, si existe contraindicación para el decúbito, o una cifosis contractural dorsal). torácica puede permitirse el apoyo lateral. Se coloca otro rodillo bajo los pies.
La cabeza se apoya en mantas dobladas y en un rodillo para la nuca, con la frente como superficie de contacto.
Ya que los flexores de la cabeza están contraídos, se intercalarán en el masaje 2 o 3 pausas breves de relajación.

Figura 133
Para evitar la hiperextensión de la columna cervical se coloca bajo Figura 134 bis
el tronco una manta doblada o una pieza de espuma de goma; el Durante el masaje de la región torácica y cervical, la frente puede apoyar-
soporte debe abarcar aproximadamente desde la cresta ilíaca hasta se sobre el dorso de las manos, si con el rodillo no se consigue una relaja-
la clavícula. ción adecuada de la musculatura dorsal del cuello.
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Dolor y masaje
Figura 135
Colocación para el masaje del deltoi- Se discute aún enérgicamente el tema de si durante el masaje debe, puede o no puede nunca pro-
des. Posición media, pero en ningún ducirse dolor. Por prudencia, la mayoría de los masajes se realiza de una manera demasiado superficial.
caso distensión excesiva del músculo. Tememos que el paciente se quejará antes a causa de un dolor infligido de manera inmediata que de un
El soporte para el brazo y el codo tratamiento sin éxito, y de esta manera se protegen tanto el participante pasivo como el activo en el
debe ser firme, para que el deltoides masaje.
pueda relajarse por completo. El brazo
Sólo en el masaje deportivo, según oímos a veces, se amasa y bate aún, se trabaja durante un tiempo
se coloca aproximadamente en abduc-
ción de 60 grados, el codo flexionado
suficiente, bajo el acicate de la necesidad obligatoria de éxito. Y así, el masaje deportivo reclama para sí
en ángulo recto y el antebrazo en algunas hojas de la corona de laurel del vencedor, si bien algunos de sus métodos adicionales no son del
posición media entre rotación externa todo justificables desde el punto de vista médico (anestesia de zonas musculares lesionadas para evitar
e interna; el brazo estará paralelo al la contractura refleja fisiológica, vendaje de esguinces con compresión excesiva para que el atleta pueda
tronco, en posición media entre la continuar a cualquier precio en la competición, etc.).
anteversión y la retroversión. En los En estos casos se juega con una puesta excesiva, en detrimento de la salud del atleta. La consecuen-
casos de contractura no debe produ- cia forzosa es la aparición precoz de lesiones secundarías.
cirse nunca el movimiento de la cintu- El masaje clásico se diferencia del masaje deportivo y de sus efectos sobre el músculo, esencialmente,
ra escapular con el masaje; en tal sólo en el planteamiento de las indicaciones.
caso, el masaje se hará en una posi- En el masaje clásico, el dolor casi nunca aparece en la primera sesión; para el ejemplo clásico del
ción de menor abducción. masaje de la espalda se acepta que son la segunda y la tercera sesión las que habitualmente son
dolorosas. Depende de la habilidad del masajista el iniciar el trabajo en estas sesiones segunda y tercera
con escasa intensidad, a fin de vencer la contractura defensiva, para después (en el curso de los primeros
5 minutos, aproximadamente) volver a la fuerza empleada durante la primera sesión. Si esta forma de
aplicación fracasa ante la hipersensibilidad alógena del paciente, o gracias a la mal entendida amabili-
dad del masajista, el umbral de dolor aceptado de la segunda y tercera sesión se alcanzará mucho más
tarde, o tal vez nunca, con lo que partes importantes de los efectos humorales y neurales no se producen
y se abandona la resolución de adherencias, condición previa absoluta para el tratamiento de cada mús-
culo por separado.
No siempre se ha de elegir el camino de la mínima resistencia, ya que en tal caso el masaje muscu-
lar se queda detenido en la piel, desapareciendo la estimulación de los receptores más profundos.
Por supuesto, también existen excepciones a la regla de realizar el masaje clásico lege arlis; sólo es
necesario que la excepción nunca llegue a convertirse en regla. La fuerza aplicada en el masaje debe
regirse por el cuadro clínico, la constitución del paciente, su umbral de sensibilidad dolorosa y su edad.
La importancia del contacto estrecho entre el médico que ha ordenado el tratamiento y el masajista
que lo aplica se hace especialmente clara con el ejemplo del masaje de la región lumbar. Un dolor
resistente al masaje puede suministrar aquí datos sobre enfermedades que nada tienen que ver con una
afección muscular. Dolores repetitivos justamente por debajo de los arcos costales inferiores dorsales
pueden indicar una urolitiasis, especialmente si el dolor se irradia hacia el vientre y la ingle.
El masaje de la musculatura lumbar puede también desencadenar crisis hipertensivas con taquicar-
dia, extrasistolia, eritema facial intenso y dolor precordial cuando existe un feocromocitoma, afección
tumoral de la médula suprarrenal. La palpación de la región renal, y por lo tanto también el masaje inten-
so, pueden desencadenar esta situación a manera de prueba diagnóstica. El que un dolor en la región
Figura 136 lumbar no remita puede sin embargo deberse también a irritación continua de los nervios en su punto
Situación de la cadera en el masaje del glúteo mayor: extensión, abducción de 10 grados, punto
de salida de la columna vertebral, a causa de un prolapso discal, de un neurofibroma, o de otro tipo de
medio de rotación, saco de arena bajo los tobillos. Esta colocación es recomendable para todo masa-
tumor (véase el capítulo referente a contraindicaciones).
je que deba hacerse con el paciente en decúbito prono. En caso de contractura en flexión se aplicará
un soporte de espuma de goma de tal rigidez que no llegue a ceder bajo el peso del cuerpo pero
suministre aún una cierta elasticidad.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Dolor y masaje
Figura 135
Colocación para el masaje del deltoi- Se discute aún enérgicamente el tema de si durante el masaje debe, puede o no puede nunca pro-
des. Posición media, pero en ningún ducirse dolor. Por prudencia, la mayoría de los masajes se realiza de una manera demasiado superficial.
caso distensión excesiva del músculo. Tememos que el paciente se quejará antes a causa de un dolor infligido de manera inmediata que de un
El soporte para el brazo y el codo tratamiento sin éxito, y de esta manera se protegen tanto el participante pasivo como el activo en el
debe ser firme, para que el deltoides masaje.
pueda relajarse por completo. El brazo
Sólo en el masaje deportivo, según oímos a veces, se amasa y bate aún, se trabaja durante un tiempo
se coloca aproximadamente en abduc-
ción de 60 grados, el codo flexionado
suficiente, bajo el acicate de la necesidad obligatoria de éxito. Y así, el masaje deportivo reclama para sí
en ángulo recto y el antebrazo en algunas hojas de la corona de laurel del vencedor, si bien algunos de sus métodos adicionales no son del
posición media entre rotación externa todo justificables desde el punto de vista médico (anestesia de zonas musculares lesionadas para evitar
e interna; el brazo estará paralelo al la contractura refleja fisiológica, vendaje de esguinces con compresión excesiva para que el atleta pueda
tronco, en posición media entre la continuar a cualquier precio en la competición, etc.).
anteversión y la retroversión. En los En estos casos se juega con una puesta excesiva, en detrimento de la salud del atleta. La consecuen-
casos de contractura no debe produ- cia forzosa es la aparición precoz de lesiones secundarías.
cirse nunca el movimiento de la cintu- El masaje clásico se diferencia del masaje deportivo y de sus efectos sobre el músculo, esencialmente,
ra escapular con el masaje; en tal sólo en el planteamiento de las indicaciones.
caso, el masaje se hará en una posi- En el masaje clásico, el dolor casi nunca aparece en la primera sesión; para el ejemplo clásico del
ción de menor abducción. masaje de la espalda se acepta que son la segunda y la tercera sesión las que habitualmente son
dolorosas. Depende de la habilidad del masajista el iniciar el trabajo en estas sesiones segunda y tercera
con escasa intensidad, a fin de vencer la contractura defensiva, para después (en el curso de los primeros
5 minutos, aproximadamente) volver a la fuerza empleada durante la primera sesión. Si esta forma de
aplicación fracasa ante la hipersensibilidad alógena del paciente, o gracias a la mal entendida amabili-
dad del masajista, el umbral de dolor aceptado de la segunda y tercera sesión se alcanzará mucho más
tarde, o tal vez nunca, con lo que partes importantes de los efectos humorales y neurales no se producen
y se abandona la resolución de adherencias, condición previa absoluta para el tratamiento de cada mús-
culo por separado.
No siempre se ha de elegir el camino de la mínima resistencia, ya que en tal caso el masaje muscu-
lar se queda detenido en la piel, desapareciendo la estimulación de los receptores más profundos.
Por supuesto, también existen excepciones a la regla de realizar el masaje clásico lege arlis; sólo es
necesario que la excepción nunca llegue a convertirse en regla. La fuerza aplicada en el masaje debe
regirse por el cuadro clínico, la constitución del paciente, su umbral de sensibilidad dolorosa y su edad.
La importancia del contacto estrecho entre el médico que ha ordenado el tratamiento y el masajista
que lo aplica se hace especialmente clara con el ejemplo del masaje de la región lumbar. Un dolor
resistente al masaje puede suministrar aquí datos sobre enfermedades que nada tienen que ver con una
afección muscular. Dolores repetitivos justamente por debajo de los arcos costales inferiores dorsales
pueden indicar una urolitiasis, especialmente si el dolor se irradia hacia el vientre y la ingle.
El masaje de la musculatura lumbar puede también desencadenar crisis hipertensivas con taquicar-
dia, extrasistolia, eritema facial intenso y dolor precordial cuando existe un feocromocitoma, afección
tumoral de la médula suprarrenal. La palpación de la región renal, y por lo tanto también el masaje inten-
so, pueden desencadenar esta situación a manera de prueba diagnóstica. El que un dolor en la región
Figura 136 lumbar no remita puede sin embargo deberse también a irritación continua de los nervios en su punto
Situación de la cadera en el masaje del glúteo mayor: extensión, abducción de 10 grados, punto
de salida de la columna vertebral, a causa de un prolapso discal, de un neurofibroma, o de otro tipo de
medio de rotación, saco de arena bajo los tobillos. Esta colocación es recomendable para todo masa-
tumor (véase el capítulo referente a contraindicaciones).
je que deba hacerse con el paciente en decúbito prono. En caso de contractura en flexión se aplicará
un soporte de espuma de goma de tal rigidez que no llegue a ceder bajo el peso del cuerpo pero
suministre aún una cierta elasticidad.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

El prolapso uterino y otras afecciones ginecológicas cursan con dolor en el área sacra, que usualmente mediante acariciamiento repetido seis a diez veces una tras otra. Siguen las maniobras de amasamiento,
no pueden aliviarse por medio del masaje. Sin embargo, también se supone con excesiva frecuencia la que se repiten seis a ocho «tiempos». Del mismo modo se actúa al tratar una región. Las fricciones, por
existencia de enfermedad ginecológica cuando en realidad se trata de dorsalgias dinámicas o estáticas. El fin, se intercalan en la secuencia según necesidad.
masajista consciente se pondrá en contacto con el médico en casos de dolor resistente al tratamiento, En toda afección inflamatorio-infecciosa de las articulaciones debe considerarse terminantemente pro-
especialmente si observa además reacciones infrecuentes o no habituales en relación con el masaje. hibido el masaje, dado el riesgo de que los gérmenes pasen a la sangre y se distribuyan por vía hemática.
Muchos pacientes se asustan al observar hematomas. Si el hematoma se encuentra en la espalda,
usualmente será una tercera persona la que, con el correspondiente dramatismo, llame su atención sobre
él, y en este momento el dolor hasta entonces soportado puede transformarse en antipatía contra la per- Duración y frecuencia de tratamientos y curas por masaje
sona causante, o en un estado de resignación con tendencia al empeoramiento. El mejor remedio contra
esto es informar previamente al paciente de la posibilidad de aparición de «cardenales», especialmente Para un masaje parcial, es decir, para el masaje de una sola región corporal, se precisan entre 12 y 15
si la palpación exploratoria ha evidenciado una consistencia aumentada y firme, con capas «pegadas minutos. Para un masaje total o completo se acepta como máximo el tiempo de media hora.
unas a otras». El masaje con fines terapéuticos debe efectuarse diariamente, y si es necesario y posible dos veces al
Se producen a menudo hematomas en la piel o bajo ella durante el tratamiento de miogelosis refrac- día. Para el tratamiento de una región corporal se requieren aproximadamente 15 a 20 días de tratamien-
tarias, que por lo general cursan con dolor. Tanto la fricción como el masaje de las fascias subcutáneas to. No es aconsejable prolongar una cura de masaje más de seis semanas, a causa de la habituación del
son formas de masaje en las que con frecuencia se observan estos fenómenos acompañantes. Hay que cuerpo a los estímulos del masaje, salvo en casos de enfermedad reumática progresiva. Una vez conclu-
tener el máximo cuidado, sin embargo, en los casos de pacientes con trastornos de la coagulación, y espe- ida una cura por masaje, y antes de iniciar un nuevo tratamiento, debe insertarse una pausa de reposo
cialmente en los enfermos que están recibiendo tratamiento anticoagulante (después de infarto de mio- que, en lo posible, corresponderá a la duración del tratamiento previo. Así, a cuatro semanas de
cardio, o en riesgo de embolia, o como profilaxis de la trombosis). Debería establecerse como regla que tratamiento seguirán otras cuatro de reposo, y luego otras cuatro semanas de tratamiento.
los pacientes acudan al masajista con una prescripción de masaje especialmente detallada y marcada. Vale la pena hacer notar que nosotros suspendemos el masaje durante la menstruación.
También los pacientes con incremento de la permeabilidad vascular (por ejemplo, en los casos de púrpu- Durante la práctica del masaje, la posición del masajista respecto a la superficie en tratamiento debe
ra) y cifra baja de plaquetas deberían llevar una nota específica al respecto en la prescripción de masaje. elegirse de tal modo que el curso de los movimientos no tenga que interrumpirse bruscamente, sino que
Las localizaciones más frecuentes de hematomas son el tensor de la fascia lata con el tracto se desarrolle en pasos fluidos. La distribución y regulación de los movimientos de los dedos desde la
iliotibial, los bordes del deltoides, la región interescapular, la zona por debajo de la cresta ilíaca, y en ge- muñeca hasta el hombro hace que la aplicación de fuerza sea más económica. También es posible, si el
neral todas las zonas limítrofes entre músculo y otros tejidos. masajista está bien colocado, acentuar la fuerza de la mano con el refuerzo que supone el peso añadi-
do de los movimientos del torso.

Secuencia de las manipulaciones del masaje


Los errores técnicos más frecuentes
En todo masaje deben respetarse las secuencias siguientes: acariciamiento — amasamiento —acarici-
amiento, o acariciamiento —fricción —acariciamiento. Esto es, todo masaje se inicia y se concluye con De lo expuesto en el capítulo anterior pueden deducirse ya algunos errores técnicos que se aprecian
el acariciamiento. Las maniobras de fricción y amasamiento que se intercalan se hacen más tolerables durante el amasamiento con las puntas de los dedos:
intercalándoles a su vez, y haciéndolas seguir, de maniobras de acariciamiento.
También el masaje de fascias subcutáneas puede precederse de acariciamiento; esta maniobra supone 1) El aflojamiento de la presión de la falange distal del pulgar durante el «amasamiento» del teji-
habitualmente un buen suplemento al amasamiento de la musculatura adyacente. do. Este fallo se encubre a menudo reduciendo la presión que ejerce el pulgar, con el resultado de un
masaje excesivamente superficial. El propósito del tratamiento, la deformación mecánica del músculo,
no se alcanza ya. En esta técnica, aproximadamente dos tercios de la presión del masaje se ejercen en
Planeamiento de un tratamiento de masaje sentido craneal con el pulgar, y en sentido caudal con el dedo índice y el dedo medio.

En el planeamiento de un tratamiento masajístico debe respetarse siempre el precepto de tratar 2) El contacto entre los dedos que describen círculos hacia arriba y la piel no es continuo, y los
primero las regiones centrales, con el propósito de permeabilizar venas y linfáticos para el transporte de dedos «saltan», porque los círculos no se aproximan uno a otro.
los residuos, antes de progresar hacia la periferia. Así, por ejemplo, al tratar la extremidad superior, el
masaje se iniciará en el área de la nuca, siguiendo luego a la región del hombro para llegar por fin al 3) La mano está en desviación cubital excesiva; las manipulaciones se hacen por esta razón
brazo, el antebrazo y la mano. Siempre se aplicará el masaje en dirección centrípeta, hacia el corazón, y demasiado superficiales. Los planos de las dos superficies palmares deben ser aproximadamente parale-
sólo los muñones pueden someterse a masaje centrífugo, hacia el muñón. El territorio a tratar se prepara los, y sólo se permiten pocos grados de desviación al abrir la «tenaza» para abarcar tejido.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

El prolapso uterino y otras afecciones ginecológicas cursan con dolor en el área sacra, que usualmente mediante acariciamiento repetido seis a diez veces una tras otra. Siguen las maniobras de amasamiento,
no pueden aliviarse por medio del masaje. Sin embargo, también se supone con excesiva frecuencia la que se repiten seis a ocho «tiempos». Del mismo modo se actúa al tratar una región. Las fricciones, por
existencia de enfermedad ginecológica cuando en realidad se trata de dorsalgias dinámicas o estáticas. El fin, se intercalan en la secuencia según necesidad.
masajista consciente se pondrá en contacto con el médico en casos de dolor resistente al tratamiento, En toda afección inflamatorio-infecciosa de las articulaciones debe considerarse terminantemente pro-
especialmente si observa además reacciones infrecuentes o no habituales en relación con el masaje. hibido el masaje, dado el riesgo de que los gérmenes pasen a la sangre y se distribuyan por vía hemática.
Muchos pacientes se asustan al observar hematomas. Si el hematoma se encuentra en la espalda,
usualmente será una tercera persona la que, con el correspondiente dramatismo, llame su atención sobre
él, y en este momento el dolor hasta entonces soportado puede transformarse en antipatía contra la per- Duración y frecuencia de tratamientos y curas por masaje
sona causante, o en un estado de resignación con tendencia al empeoramiento. El mejor remedio contra
esto es informar previamente al paciente de la posibilidad de aparición de «cardenales», especialmente Para un masaje parcial, es decir, para el masaje de una sola región corporal, se precisan entre 12 y 15
si la palpación exploratoria ha evidenciado una consistencia aumentada y firme, con capas «pegadas minutos. Para un masaje total o completo se acepta como máximo el tiempo de media hora.
unas a otras». El masaje con fines terapéuticos debe efectuarse diariamente, y si es necesario y posible dos veces al
Se producen a menudo hematomas en la piel o bajo ella durante el tratamiento de miogelosis refrac- día. Para el tratamiento de una región corporal se requieren aproximadamente 15 a 20 días de tratamien-
tarias, que por lo general cursan con dolor. Tanto la fricción como el masaje de las fascias subcutáneas to. No es aconsejable prolongar una cura de masaje más de seis semanas, a causa de la habituación del
son formas de masaje en las que con frecuencia se observan estos fenómenos acompañantes. Hay que cuerpo a los estímulos del masaje, salvo en casos de enfermedad reumática progresiva. Una vez conclu-
tener el máximo cuidado, sin embargo, en los casos de pacientes con trastornos de la coagulación, y espe- ida una cura por masaje, y antes de iniciar un nuevo tratamiento, debe insertarse una pausa de reposo
cialmente en los enfermos que están recibiendo tratamiento anticoagulante (después de infarto de mio- que, en lo posible, corresponderá a la duración del tratamiento previo. Así, a cuatro semanas de
cardio, o en riesgo de embolia, o como profilaxis de la trombosis). Debería establecerse como regla que tratamiento seguirán otras cuatro de reposo, y luego otras cuatro semanas de tratamiento.
los pacientes acudan al masajista con una prescripción de masaje especialmente detallada y marcada. Vale la pena hacer notar que nosotros suspendemos el masaje durante la menstruación.
También los pacientes con incremento de la permeabilidad vascular (por ejemplo, en los casos de púrpu- Durante la práctica del masaje, la posición del masajista respecto a la superficie en tratamiento debe
ra) y cifra baja de plaquetas deberían llevar una nota específica al respecto en la prescripción de masaje. elegirse de tal modo que el curso de los movimientos no tenga que interrumpirse bruscamente, sino que
Las localizaciones más frecuentes de hematomas son el tensor de la fascia lata con el tracto se desarrolle en pasos fluidos. La distribución y regulación de los movimientos de los dedos desde la
iliotibial, los bordes del deltoides, la región interescapular, la zona por debajo de la cresta ilíaca, y en ge- muñeca hasta el hombro hace que la aplicación de fuerza sea más económica. También es posible, si el
neral todas las zonas limítrofes entre músculo y otros tejidos. masajista está bien colocado, acentuar la fuerza de la mano con el refuerzo que supone el peso añadi-
do de los movimientos del torso.

Secuencia de las manipulaciones del masaje


Los errores técnicos más frecuentes
En todo masaje deben respetarse las secuencias siguientes: acariciamiento — amasamiento —acarici-
amiento, o acariciamiento —fricción —acariciamiento. Esto es, todo masaje se inicia y se concluye con De lo expuesto en el capítulo anterior pueden deducirse ya algunos errores técnicos que se aprecian
el acariciamiento. Las maniobras de fricción y amasamiento que se intercalan se hacen más tolerables durante el amasamiento con las puntas de los dedos:
intercalándoles a su vez, y haciéndolas seguir, de maniobras de acariciamiento.
También el masaje de fascias subcutáneas puede precederse de acariciamiento; esta maniobra supone 1) El aflojamiento de la presión de la falange distal del pulgar durante el «amasamiento» del teji-
habitualmente un buen suplemento al amasamiento de la musculatura adyacente. do. Este fallo se encubre a menudo reduciendo la presión que ejerce el pulgar, con el resultado de un
masaje excesivamente superficial. El propósito del tratamiento, la deformación mecánica del músculo,
no se alcanza ya. En esta técnica, aproximadamente dos tercios de la presión del masaje se ejercen en
Planeamiento de un tratamiento de masaje sentido craneal con el pulgar, y en sentido caudal con el dedo índice y el dedo medio.

En el planeamiento de un tratamiento masajístico debe respetarse siempre el precepto de tratar 2) El contacto entre los dedos que describen círculos hacia arriba y la piel no es continuo, y los
primero las regiones centrales, con el propósito de permeabilizar venas y linfáticos para el transporte de dedos «saltan», porque los círculos no se aproximan uno a otro.
los residuos, antes de progresar hacia la periferia. Así, por ejemplo, al tratar la extremidad superior, el
masaje se iniciará en el área de la nuca, siguiendo luego a la región del hombro para llegar por fin al 3) La mano está en desviación cubital excesiva; las manipulaciones se hacen por esta razón
brazo, el antebrazo y la mano. Siempre se aplicará el masaje en dirección centrípeta, hacia el corazón, y demasiado superficiales. Los planos de las dos superficies palmares deben ser aproximadamente parale-
sólo los muñones pueden someterse a masaje centrífugo, hacia el muñón. El territorio a tratar se prepara los, y sólo se permiten pocos grados de desviación al abrir la «tenaza» para abarcar tejido.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

4) Los dedos cuarto y quinto no están en flexión; esto no es en realidad un error grave, pero usual- 11) Para el masaje profundo tomado de las técnicas de las fascias conectivas subcutáneas se aplican
mente hace imposible el abarcar aisladamente un grupo muscular. Adicionalmente, los dos dedos no fle- los mismos argumentos que para el «masaje palpatorio». Aplicado con excesiva frecuencia entre las man-
xionados originan un estímulo cutáneo adicional no planeado. iobras de amasamiento, llega incluso a ocupar la mayor extensión de tiempo de toda la sesión de
tratamiento. Por el contrario, debe utilizarse después del acariciamiento, y dos o tres veces más en el
5) Faltan los movimientos circulares de dedos y pulgares, y por tanto las transiciones fluidas entre curso de la sesión, sin exceder los 5 a 10 pases sucesivos.
las fases de abarcamiento y presión. La consecuencia es un masaje innecesariamente doloroso para el
paciente por las transiciones demasiado duras entre las fases; el paciente reacciona habitualmente ante 12) En el periostio, tanto el masaje profundo de las fascias subcutáneas como la fricción desencade-
este tipo de masaje con una contractura de defensa. Para el masajista, esto significa un cansancio acelera- nan impulsos sumamente dolorosos. Por esta razón no deben aplicarse estas técnicas antes de haber pal-
do, ya que sólo se esfuerzan al máximo determinados haces de fibras musculares. pado cuidadosamente la zona a tratar. Uno y otra se aplican solamente a zonas de endurecimiento tisu-
lar claramente diferenciables, como contracturas o miogelosis. Por esta razón apuntamos aquí una vez
6) El acariciamiento correcto, en el que en el movimiento hacia arriba van los nudillos por delante, más su diagnóstico diferencial respecto a otras anomalías tisulares.
mientras que en el movimiento hacia abajo se aplica toda la mano, para abarcar una área muscular tan
grande como sea posible, con frecuencia no se efectúa con la fuerza debida. Este hecho no tiene nada La miogelosis es un estado de edematización dentro del músculo, de forma habitualmente redondea-
que ver con la distribución del lubricante antes del masaje. da pero a veces alargada y por tanto no diferenciable de la contractura. En el diagnóstico diferencial de
la miogelosis entran en consideración: lipomas, lipofibromas, neurinomas, glándulas sebáceas ocluidas
7) En la fase de acariciamiento del amasamiento con una sola mano, ésta y los dedos deben estar e inflamadas, oleomas y abscesos postinyección, hematomas organificados, linfadenopatías, en raras
tan extendidos como sea posible sobre la piel. El levantar el lado radial y no extender suficientemente el ocasiones los gomas intramusculares en la lúes o la tuberculosis, el eritema indurado (Bazin), el eritema
pulgar suponen una desventaja por cuanto, en estos casos, frecuentemente no se domina tampoco la nudoso reumático, la triquinosis, la periarteritis nudosa y las metástasis tumorales.
primera fase de la maniobra. Esto causa una reducción de la masa muscular abarcada en el amasamien- En el diagnóstico diferencial de la contractura (y de las miogelosis de forma alargada) se considerarán:
to. Otro error frecuente es la contractura de la mano durante la fase de presión, o el no aminorar la pre- el cordón tromboflebítico (véase en el capítulo sobre contraindicaciones), las alteraciones musculares
sión durante la fase de acariciamiento, o la transición demasiado abrupta entre ambas fases. cicatriciales postraumáticas, la ruptura de fascias musculares, las «zonas de primer orden» (Teirich-
Leube) profundas, la fibromiositis reumática, las miositis y polimiositis, las fibrositis, las neuritis de un
8) El amasamiento con una o con dos manos comprende esencialmente tres componentes: ele- nervio que se encuentre en el área muscular (neuritis ciática) y las linfangitis.
vación, amasamiento y pulsión en sentido craneal. Con máxima frecuencia se presta poca atención a la
primera fase. En ella es necesario reducir la presión de la punta de los dedos a favor de la presión de
superficie de las falanges, que se desplazará, según el perímetro del músculo, más hacia la primera o
hacia la segunda falange.

9) El necesario ritmo homogéneo de ambas manos, por ejemplo en el masaje del cuadríceps, tiene
en el masajista poco entrenado el aspecto de una serie difícilmente definible de eventos sincopados, cuya
desventaja se encuentra principalmente en la expresión insuficiente de los músculos. También en el
amasamiento a dos manos es necesario prestar atención a la aplicación completa de las manos y a la
extensión del pulgar, que a menudo se echan de menos en la fase de acariciamiento.

10) La intensidad de la fricción se ve limitada por el aumento de presión que ejerce una mano sobre
la otra, la que ejerce la fricción. La gelotripsia tal como la describe Max Lange, que recomienda el empleo
de los nudillos y hasta de bastoncillos de masaje, es en manos del masajista una actividad con riesgo de
reclamación por daños. De hecho, Lange acentúa que «el masaje de las miogelosis debe quedar en manos
del médico». Con las infiltraciones de Impletol en las miogelosis, o con otros procedimientos, el médico
puede actualmente evitar la gelotripsia en la mayoría de los casos.
El masaje palpatorio según Ruhmann30 es por otra parte un procedimiento que vemos con excesiva
frecuencia, y que parece ser el apoyo moral y literario de todos los masajistas que prefieren no esforzarse.
En él se aunan la palpación exploratoria y el masaje terapéutico, en perjuicio tanto del paciente como del
método.

30. Ruhmann: Medizinische Wochenschrift, p. 278, 1929.


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TÉCNICAS DEL MASAJE

4) Los dedos cuarto y quinto no están en flexión; esto no es en realidad un error grave, pero usual- 11) Para el masaje profundo tomado de las técnicas de las fascias conectivas subcutáneas se aplican
mente hace imposible el abarcar aisladamente un grupo muscular. Adicionalmente, los dos dedos no fle- los mismos argumentos que para el «masaje palpatorio». Aplicado con excesiva frecuencia entre las man-
xionados originan un estímulo cutáneo adicional no planeado. iobras de amasamiento, llega incluso a ocupar la mayor extensión de tiempo de toda la sesión de
tratamiento. Por el contrario, debe utilizarse después del acariciamiento, y dos o tres veces más en el
5) Faltan los movimientos circulares de dedos y pulgares, y por tanto las transiciones fluidas entre curso de la sesión, sin exceder los 5 a 10 pases sucesivos.
las fases de abarcamiento y presión. La consecuencia es un masaje innecesariamente doloroso para el
paciente por las transiciones demasiado duras entre las fases; el paciente reacciona habitualmente ante 12) En el periostio, tanto el masaje profundo de las fascias subcutáneas como la fricción desencade-
este tipo de masaje con una contractura de defensa. Para el masajista, esto significa un cansancio acelera- nan impulsos sumamente dolorosos. Por esta razón no deben aplicarse estas técnicas antes de haber pal-
do, ya que sólo se esfuerzan al máximo determinados haces de fibras musculares. pado cuidadosamente la zona a tratar. Uno y otra se aplican solamente a zonas de endurecimiento tisu-
lar claramente diferenciables, como contracturas o miogelosis. Por esta razón apuntamos aquí una vez
6) El acariciamiento correcto, en el que en el movimiento hacia arriba van los nudillos por delante, más su diagnóstico diferencial respecto a otras anomalías tisulares.
mientras que en el movimiento hacia abajo se aplica toda la mano, para abarcar una área muscular tan
grande como sea posible, con frecuencia no se efectúa con la fuerza debida. Este hecho no tiene nada La miogelosis es un estado de edematización dentro del músculo, de forma habitualmente redondea-
que ver con la distribución del lubricante antes del masaje. da pero a veces alargada y por tanto no diferenciable de la contractura. En el diagnóstico diferencial de
la miogelosis entran en consideración: lipomas, lipofibromas, neurinomas, glándulas sebáceas ocluidas
7) En la fase de acariciamiento del amasamiento con una sola mano, ésta y los dedos deben estar e inflamadas, oleomas y abscesos postinyección, hematomas organificados, linfadenopatías, en raras
tan extendidos como sea posible sobre la piel. El levantar el lado radial y no extender suficientemente el ocasiones los gomas intramusculares en la lúes o la tuberculosis, el eritema indurado (Bazin), el eritema
pulgar suponen una desventaja por cuanto, en estos casos, frecuentemente no se domina tampoco la nudoso reumático, la triquinosis, la periarteritis nudosa y las metástasis tumorales.
primera fase de la maniobra. Esto causa una reducción de la masa muscular abarcada en el amasamien- En el diagnóstico diferencial de la contractura (y de las miogelosis de forma alargada) se considerarán:
to. Otro error frecuente es la contractura de la mano durante la fase de presión, o el no aminorar la pre- el cordón tromboflebítico (véase en el capítulo sobre contraindicaciones), las alteraciones musculares
sión durante la fase de acariciamiento, o la transición demasiado abrupta entre ambas fases. cicatriciales postraumáticas, la ruptura de fascias musculares, las «zonas de primer orden» (Teirich-
Leube) profundas, la fibromiositis reumática, las miositis y polimiositis, las fibrositis, las neuritis de un
8) El amasamiento con una o con dos manos comprende esencialmente tres componentes: ele- nervio que se encuentre en el área muscular (neuritis ciática) y las linfangitis.
vación, amasamiento y pulsión en sentido craneal. Con máxima frecuencia se presta poca atención a la
primera fase. En ella es necesario reducir la presión de la punta de los dedos a favor de la presión de
superficie de las falanges, que se desplazará, según el perímetro del músculo, más hacia la primera o
hacia la segunda falange.

9) El necesario ritmo homogéneo de ambas manos, por ejemplo en el masaje del cuadríceps, tiene
en el masajista poco entrenado el aspecto de una serie difícilmente definible de eventos sincopados, cuya
desventaja se encuentra principalmente en la expresión insuficiente de los músculos. También en el
amasamiento a dos manos es necesario prestar atención a la aplicación completa de las manos y a la
extensión del pulgar, que a menudo se echan de menos en la fase de acariciamiento.

10) La intensidad de la fricción se ve limitada por el aumento de presión que ejerce una mano sobre
la otra, la que ejerce la fricción. La gelotripsia tal como la describe Max Lange, que recomienda el empleo
de los nudillos y hasta de bastoncillos de masaje, es en manos del masajista una actividad con riesgo de
reclamación por daños. De hecho, Lange acentúa que «el masaje de las miogelosis debe quedar en manos
del médico». Con las infiltraciones de Impletol en las miogelosis, o con otros procedimientos, el médico
puede actualmente evitar la gelotripsia en la mayoría de los casos.
El masaje palpatorio según Ruhmann30 es por otra parte un procedimiento que vemos con excesiva
frecuencia, y que parece ser el apoyo moral y literario de todos los masajistas que prefieren no esforzarse.
En él se aunan la palpación exploratoria y el masaje terapéutico, en perjuicio tanto del paciente como del
método.

30. Ruhmann: Medizinische Wochenschrift, p. 278, 1929.


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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

EL MASAJE DE LAS DIFERENTES Masaje de la espalda


REGIONES CORPORALES
En la espalda existen tres músculos que se deben someter a masaje: el erector del tronco (o múscu-
los de los canales vertebrales), el dorsal ancho y el trapecio. Las figuras 138, 139 y 140 muestran sus
límites topográficos.
Para el masaje de la espalda, el paciente se encuentra en decúbito prono, con los brazos extendidos
hacia delante. Si la camilla de masaje no dispone de una ranura o espacio para la nariz, la frente se apo-
yará sobre una almohadilla cilíndrica. Para relajar la musculatura de las piernas, éstas se apoyarán, a la
altura de los empeines de los pies, sobre un soporte firme (saco de arena). A veces, en pacientes con lor-
dosis lumbar acentuada, puede resultar favorable el compensar dicha curvatura del raquis situando otro
saco de arena bajo el abdomen.
Para el masaje de la mitad derecha de la espalda, el masajista se coloca a la izquierda del paciente,
y a la derecha para el masaje de la mitad izquierda.
El masaje de la espalda se inicia con el acariciamiento de toda la región dorsal. Para esto se colocan
ambas manos, apoyando sobre la superficie dorsal de los dedos, en paralelo por encima del sacro, de
manera que la línea de las apófisis espinosas quede entre ambas manos. Haciendo acariciamiento con
los nudillos, se trata todo el erector del tronco, siguiéndolo hacia arriba, hasta la nuca, donde las manos
Figura 137
se vuelven y retornan al sacro realizando acariciamiento con la mano abierta; aquí las manos vuelven a
Colocación para el masaje de
la espalda. la posición de acariciamiento con los nudillos y siguen lateralmente el curso de la cresta ilíaca, por su
parte superior, hasta la espina ilíaca anterior y superior, volviendo al punto de origen en acariciamiento
Figura 138 Figura 139 Figura 140 a mano abierta. Se repite entonces el acariciamiento con los nudillos hacia arriba. A todo movimiento
Músculo erector del Músculo dorsal ancho. Músculo trapecito. desde la nuca hacia abajo le sigue uno lateral, que se realiza cada vez un través de mano más arriba que
tronco. el anterior. En esta forma, manteniendo la secuencia arriba —abajo — a los lados —vuelta a origen, se
realiza el acariciamiento de toda la espalda, con movimientos en abanico.
Una vez realizado en la manera descrita el acariciamiento de toda la espalda, se pasa al masaje uni-
lateral, subdividido según los tres músculos nombrados. Cada uno de los músculos se tratará con acari-
ciamiento y amasamiento. Las maniobras adicionales de fricción y masaje de fascias subcutáneas se
intercalan en el tratamiento sólo en función de la necesidad.
Se inicia el masaje por el erector del tronco, que comienza con el acariciamiento con los nudillos,
hacia arriba y hacia abajo (claramente visible en las figuras 146 a 149).
A continuación se procede al amasamiento. Dada la disposición profunda de las fibras del erector y
la fascia firme que lo recubre, está indicado el amasamiento con las puntas de los dedos. Como el acari-
Figuras 141 a 145 ciamiento, se procede hacia arriba y hacia abajo, perpendicularmente a la dirección de las fibras. Las fi-
Serie de acariciamiento de toda la espalda. Se guras 150 a 157 y 158 a 165 muestran el curso del amasamiento en la zona media de la espalda.
ha llegado aproximadamente a la zona media
de la espalda.

Figuras 141 y 142


Acariciamiento con los nudillos hacia arriba.

Figura 143
Acariciamiento hacia abajo con la mano
plana.

Figura 144
Acariciamiento con los nudillos hacia los
lados.

Figura 145
Acariciamiento con la mano plana volviendo
al origen.
88
290 291
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

EL MASAJE DE LAS DIFERENTES Masaje de la espalda


REGIONES CORPORALES
En la espalda existen tres músculos que se deben someter a masaje: el erector del tronco (o múscu-
los de los canales vertebrales), el dorsal ancho y el trapecio. Las figuras 138, 139 y 140 muestran sus
límites topográficos.
Para el masaje de la espalda, el paciente se encuentra en decúbito prono, con los brazos extendidos
hacia delante. Si la camilla de masaje no dispone de una ranura o espacio para la nariz, la frente se apo-
yará sobre una almohadilla cilíndrica. Para relajar la musculatura de las piernas, éstas se apoyarán, a la
altura de los empeines de los pies, sobre un soporte firme (saco de arena). A veces, en pacientes con lor-
dosis lumbar acentuada, puede resultar favorable el compensar dicha curvatura del raquis situando otro
saco de arena bajo el abdomen.
Para el masaje de la mitad derecha de la espalda, el masajista se coloca a la izquierda del paciente,
y a la derecha para el masaje de la mitad izquierda.
El masaje de la espalda se inicia con el acariciamiento de toda la región dorsal. Para esto se colocan
ambas manos, apoyando sobre la superficie dorsal de los dedos, en paralelo por encima del sacro, de
manera que la línea de las apófisis espinosas quede entre ambas manos. Haciendo acariciamiento con
los nudillos, se trata todo el erector del tronco, siguiéndolo hacia arriba, hasta la nuca, donde las manos
Figura 137
se vuelven y retornan al sacro realizando acariciamiento con la mano abierta; aquí las manos vuelven a
Colocación para el masaje de
la espalda. la posición de acariciamiento con los nudillos y siguen lateralmente el curso de la cresta ilíaca, por su
parte superior, hasta la espina ilíaca anterior y superior, volviendo al punto de origen en acariciamiento
Figura 138 Figura 139 Figura 140 a mano abierta. Se repite entonces el acariciamiento con los nudillos hacia arriba. A todo movimiento
Músculo erector del Músculo dorsal ancho. Músculo trapecito. desde la nuca hacia abajo le sigue uno lateral, que se realiza cada vez un través de mano más arriba que
tronco. el anterior. En esta forma, manteniendo la secuencia arriba —abajo — a los lados —vuelta a origen, se
realiza el acariciamiento de toda la espalda, con movimientos en abanico.
Una vez realizado en la manera descrita el acariciamiento de toda la espalda, se pasa al masaje uni-
lateral, subdividido según los tres músculos nombrados. Cada uno de los músculos se tratará con acari-
ciamiento y amasamiento. Las maniobras adicionales de fricción y masaje de fascias subcutáneas se
intercalan en el tratamiento sólo en función de la necesidad.
Se inicia el masaje por el erector del tronco, que comienza con el acariciamiento con los nudillos,
hacia arriba y hacia abajo (claramente visible en las figuras 146 a 149).
A continuación se procede al amasamiento. Dada la disposición profunda de las fibras del erector y
la fascia firme que lo recubre, está indicado el amasamiento con las puntas de los dedos. Como el acari-
Figuras 141 a 145 ciamiento, se procede hacia arriba y hacia abajo, perpendicularmente a la dirección de las fibras. Las fi-
Serie de acariciamiento de toda la espalda. Se guras 150 a 157 y 158 a 165 muestran el curso del amasamiento en la zona media de la espalda.
ha llegado aproximadamente a la zona media
de la espalda.

Figuras 141 y 142


Acariciamiento con los nudillos hacia arriba.

Figura 143
Acariciamiento hacia abajo con la mano
plana.

Figura 144
Acariciamiento con los nudillos hacia los
lados.

Figura 145
Acariciamiento con la mano plana volviendo
al origen.
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291
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Figuras 166 a 169


Acariciamiento con los nudillos.

Amasamiento con las puntas de los


dedos sobre el dorsal ancho.

Figuras 158 a 161 Figuras 162 a 165


Variante del masaje del erector Variante del masaje de la espalda
del tronco, en ángulo recto al en sentido lateral, en ángulo
curso de las fibras. recto al curso de las fibras. Visión
del masajista.
Amasamiento con las dos manos de la
Figuras 146 a 149 Figuras 150 a 153 Figuras 154 a 157 pared posterior axilar.
Serie de acariciamiento con los Serie de amasamiento con las puntas Serie de amasamiento con las
nudillos sobre el erector del de los dedos del erector del tronco, en puntas de los dedos del erector
tronco. la parte media de la espalda. El masa- del tronco, descendiendo. La
je se desplaza hacia arriba, por lo que secuencia de imágenes es de
la secuencia de las imágenes es de arriba hacia abajo.
abajo hacia arriba.

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TÉCNICAS DEL MASAJE

Figuras 166 a 169


Acariciamiento con los nudillos.

Amasamiento con las puntas de los


dedos sobre el dorsal ancho.

Figuras 158 a 161 Figuras 162 a 165


Variante del masaje del erector Variante del masaje de la espalda
del tronco, en ángulo recto al en sentido lateral, en ángulo
curso de las fibras. recto al curso de las fibras. Visión
del masajista.
Amasamiento con las dos manos de la
Figuras 146 a 149 Figuras 150 a 153 Figuras 154 a 157 pared posterior axilar.
Serie de acariciamiento con los Serie de amasamiento con las puntas Serie de amasamiento con las
nudillos sobre el erector del de los dedos del erector del tronco, en puntas de los dedos del erector
tronco. la parte media de la espalda. El masa- del tronco, descendiendo. La
je se desplaza hacia arriba, por lo que secuencia de imágenes es de
la secuencia de las imágenes es de arriba hacia abajo.
abajo hacia arriba.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Sigue a continuación el masaje del músculo dorsal ancho. El tratamiento se inicia con el acariciamien- Como ya se comentó en el capítulo sobre elementos básicos del masaje, cada una de las diferentes
to con los nudillos, apoyando la mano en la zona de las apófisis espinosas de las vértebras lumbares y maniobras se repite varias veces y al menos cinco veces en cada zona. Las técnicas de acariciamiento
moviéndola, hacia arriba y afuera, en dirección a la axila, siguiendo el curso de las fibras del músculo. constituyen la transición a la serie siguiente. Las alteraciones gelósicas requieren de fricciones interca-
Aproximadamente en la parte media de la línea axilar, la mano se vuelve rodando sobre la superficie dor- ladas entre las maniobras de amasamiento, a fin de ser eliminadas por completo.
sal de los dedos, y regresa al punto de origen en acariciamiento con la mano abierta. En función de Una vez concluido el tratamiento de un lado de la espalda, el masajista cambia su posición al lado
la talla del paciente, esta maniobra se repite una o dos veces, apoyando la mano en cada repetición algo opuesto y trata de igual manera el otro lado de la espalda. Para concluir el masaje de la espalda se prac-
más arriba, en dirección craneal, hasta que en el último paso alcanza el borde superior del músculo dor- tica nuevamente el acariciamiento de toda la región, tal como se hizo para iniciar el tratamiento.
sal ancho. Este último pase no vuelve al punto de origen, sino que, vuelta ya la mano a la posición de
apoyo palmar en el borde inferior del hueco axilar, se continúa como acariciamiento con una sola mano
abarcando la pared posterior de la axila hasta la inserción del músculo en el brazo. De igual manera, es Masaje del área posterior del cuello
decir, en varios pases cada vez más altos, se trata el dorsal ancho por medio de amasamiento con las
puntas de los dedos. El último pase, que alcanza la pared posterior de la axila, se convierte allí en El masaje del área posterior del cuello debe abarcar la porción cervical del trapecio y la porción cer-
amasamiento con las dos manos y prosigue hasta la inserción del músculo. Las figuras 166 a 169 mues- vical del erector del tronco. Es necesario el tratamiento concienzudo de las inserciones musculares en la
tran las maniobras, y referimos al lector a las figuras 97 a 116 en la sección técnica del libro. nuca con amasamiento con las puntas de los dedos y fricción, ya que a menudo se aprecian aquí
El masaje del músculo trapecio debe tener en cuenta las tres direcciones de las fibras de este múscu- alteraciones gelósicas.
lo. En función de la dirección de las fibras, el acariciamiento con los nudillos se hace en tres pases: el
primero desde las vértebras dorsales inferiores, oblicuamente hacia arriba hasta la espina de la escápula,
y de nuevo al punto de origen; el segundo desde la columna dorsal media hacia el hombro, y de nuevo Masaje de la región del hombro
al punto de origen; y el tercero desde el hombro, subiendo por la cara dorsal del cuello, hasta la nuca. Al
acariciamiento le sigue el amasamiento, igualmente en tres pases. Las porciones inferior y media del mús- El relieve del hombro lo determina el músculo deltoides. Sin embargo, no nos ajustaríamos a la sig-
culo se tratan con amasamiento con las puntas de los dedos, y la superior, fácil de abarcar en pacientes nificación del masaje en el tratamiento de las alteraciones del movimiento en la extremidad superior si,
de constitución atlética, permite el amasamiento a dos manos, que debe seguir, al igual que el acari- al hablar del masaje de la región del hombro, mencionásemos sólo el deltoides. El amplio radio de
ciamiento, el trayecto desde el hombro hasta la nuca (véase la figura 278). movimiento de nuestro órgano de prehensión, del brazo, se hace posible gracias a la disposición móvil
de la cintura escapular. Y esta cintura se mueve por medio de músculos que van desde el tronco hacia la
escápula: el elevador de la escápula y el romboides van desde la columna vertebral al borde medial de
la escápula, donde también se inserta el serrato mayor, procedente éste de la pared torácica lateral. En la
cara anterior del tórax se origina el pectoral menor, que discurre hacia arriba y afuera y se inserta en la
Figuras 170 a 172
apófisis coracoides. En la cara dorsal, la capa muscular profunda se ve cubierta por el trapecio, que par-
Acariciamiento con los nudillos tiendo de la columna vertebral alcanza la espina de la escápula, el acromion y la epífisis distal de la
sobre la porción cervical del clavícula.
trapecio. Desde el tronco al brazo pasan por la parte dorsal el músculo dorsal ancho, procedente de las vérte-
bras lumbares y del hueso ilíaco, y el redondo mayor, que se le asocia partiendo del ángulo inferior de
la escápula. En el aspecto ventral se encuentra el pectoral mayor, que desde sus inserciones en la vaina
de los rectos, el esternón y la porción proximal de la clavícula, alcanza la porción superior del húmero.
Además de los músculos que pasan del tronco a la escápula y de los que pasan del tronco al brazo,
en la zona del hombro se encuentran músculos que pasan desde la propia cintura escapular al brazo. Se
trata del supraespinoso, del infraespinoso, del redondo menor, del subescapular, y por fin del propio del-
toides, que determina el relieve del hombro.
Todos estos músculos deben incluirse en el tratamiento en las alteraciones funcionales del hombro.
El masaje del trapecio y del dorsal ancho se ha comentado ya al explicar el masaje de la espalda. El rom-
boides se alcanzará mediante amasamiento profundo con las puntas de los dedos, entre el borde medial
de la escápula y las apófisis espinosas de la columna torácica. A menudo se aprecian en él alteraciones
gelósicas, que requieren la aplicación de fricción.
Figuras 173 a 175 El romboides tiene su antagonista en el músculo serrato mayor.
Amasamiento a dos manos de
la porción cervical del trapecio.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Sigue a continuación el masaje del músculo dorsal ancho. El tratamiento se inicia con el acariciamien- Como ya se comentó en el capítulo sobre elementos básicos del masaje, cada una de las diferentes
to con los nudillos, apoyando la mano en la zona de las apófisis espinosas de las vértebras lumbares y maniobras se repite varias veces y al menos cinco veces en cada zona. Las técnicas de acariciamiento
moviéndola, hacia arriba y afuera, en dirección a la axila, siguiendo el curso de las fibras del músculo. constituyen la transición a la serie siguiente. Las alteraciones gelósicas requieren de fricciones interca-
Aproximadamente en la parte media de la línea axilar, la mano se vuelve rodando sobre la superficie dor- ladas entre las maniobras de amasamiento, a fin de ser eliminadas por completo.
sal de los dedos, y regresa al punto de origen en acariciamiento con la mano abierta. En función de Una vez concluido el tratamiento de un lado de la espalda, el masajista cambia su posición al lado
la talla del paciente, esta maniobra se repite una o dos veces, apoyando la mano en cada repetición algo opuesto y trata de igual manera el otro lado de la espalda. Para concluir el masaje de la espalda se prac-
más arriba, en dirección craneal, hasta que en el último paso alcanza el borde superior del músculo dor- tica nuevamente el acariciamiento de toda la región, tal como se hizo para iniciar el tratamiento.
sal ancho. Este último pase no vuelve al punto de origen, sino que, vuelta ya la mano a la posición de
apoyo palmar en el borde inferior del hueco axilar, se continúa como acariciamiento con una sola mano
abarcando la pared posterior de la axila hasta la inserción del músculo en el brazo. De igual manera, es Masaje del área posterior del cuello
decir, en varios pases cada vez más altos, se trata el dorsal ancho por medio de amasamiento con las
puntas de los dedos. El último pase, que alcanza la pared posterior de la axila, se convierte allí en El masaje del área posterior del cuello debe abarcar la porción cervical del trapecio y la porción cer-
amasamiento con las dos manos y prosigue hasta la inserción del músculo. Las figuras 166 a 169 mues- vical del erector del tronco. Es necesario el tratamiento concienzudo de las inserciones musculares en la
tran las maniobras, y referimos al lector a las figuras 97 a 116 en la sección técnica del libro. nuca con amasamiento con las puntas de los dedos y fricción, ya que a menudo se aprecian aquí
El masaje del músculo trapecio debe tener en cuenta las tres direcciones de las fibras de este múscu- alteraciones gelósicas.
lo. En función de la dirección de las fibras, el acariciamiento con los nudillos se hace en tres pases: el
primero desde las vértebras dorsales inferiores, oblicuamente hacia arriba hasta la espina de la escápula,
y de nuevo al punto de origen; el segundo desde la columna dorsal media hacia el hombro, y de nuevo Masaje de la región del hombro
al punto de origen; y el tercero desde el hombro, subiendo por la cara dorsal del cuello, hasta la nuca. Al
acariciamiento le sigue el amasamiento, igualmente en tres pases. Las porciones inferior y media del mús- El relieve del hombro lo determina el músculo deltoides. Sin embargo, no nos ajustaríamos a la sig-
culo se tratan con amasamiento con las puntas de los dedos, y la superior, fácil de abarcar en pacientes nificación del masaje en el tratamiento de las alteraciones del movimiento en la extremidad superior si,
de constitución atlética, permite el amasamiento a dos manos, que debe seguir, al igual que el acari- al hablar del masaje de la región del hombro, mencionásemos sólo el deltoides. El amplio radio de
ciamiento, el trayecto desde el hombro hasta la nuca (véase la figura 278). movimiento de nuestro órgano de prehensión, del brazo, se hace posible gracias a la disposición móvil
de la cintura escapular. Y esta cintura se mueve por medio de músculos que van desde el tronco hacia la
escápula: el elevador de la escápula y el romboides van desde la columna vertebral al borde medial de
la escápula, donde también se inserta el serrato mayor, procedente éste de la pared torácica lateral. En la
cara anterior del tórax se origina el pectoral menor, que discurre hacia arriba y afuera y se inserta en la
Figuras 170 a 172
apófisis coracoides. En la cara dorsal, la capa muscular profunda se ve cubierta por el trapecio, que par-
Acariciamiento con los nudillos tiendo de la columna vertebral alcanza la espina de la escápula, el acromion y la epífisis distal de la
sobre la porción cervical del clavícula.
trapecio. Desde el tronco al brazo pasan por la parte dorsal el músculo dorsal ancho, procedente de las vérte-
bras lumbares y del hueso ilíaco, y el redondo mayor, que se le asocia partiendo del ángulo inferior de
la escápula. En el aspecto ventral se encuentra el pectoral mayor, que desde sus inserciones en la vaina
de los rectos, el esternón y la porción proximal de la clavícula, alcanza la porción superior del húmero.
Además de los músculos que pasan del tronco a la escápula y de los que pasan del tronco al brazo,
en la zona del hombro se encuentran músculos que pasan desde la propia cintura escapular al brazo. Se
trata del supraespinoso, del infraespinoso, del redondo menor, del subescapular, y por fin del propio del-
toides, que determina el relieve del hombro.
Todos estos músculos deben incluirse en el tratamiento en las alteraciones funcionales del hombro.
El masaje del trapecio y del dorsal ancho se ha comentado ya al explicar el masaje de la espalda. El rom-
boides se alcanzará mediante amasamiento profundo con las puntas de los dedos, entre el borde medial
de la escápula y las apófisis espinosas de la columna torácica. A menudo se aprecian en él alteraciones
gelósicas, que requieren la aplicación de fricción.
Figuras 173 a 175 El romboides tiene su antagonista en el músculo serrato mayor.
Amasamiento a dos manos de
la porción cervical del trapecio.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para el masaje de este último es necesario colocar al paciente en decúbito lateral. El brazo se dispone
horizontalmente hacia delante, con el antebrazo flexionado en ángulo recto y la mano reposando delante
de la cara sobre la camilla de masaje. De esta manera, el músculo queda relajado y puede tratarse me-
diante acariciamiento con los nudillos en dirección hacia la escápula y amasamiento con las puntas de
los dedos.
La figura 176 nos ilustra la situación del pectoral mayor, por debajo del cual se encuentra el pectoral
menor. Al proceder al masaje del pectoral izquierdo es necesario recordar que esta región está conecta-
da a la metámera cardíaca. Las experiencias del tratamiento segmental o metamérico han demostrado que
un órgano funcionalmente alterado puede ser influido terapéuticamente desde la superficie corporal, pero
que también un órgano que tiende a la alteración puede sufrir efectos patológicos desde el exterior. Este
hecho debe tenerse siempre en cuenta en el masaje de la región pectoral.
El pectoral mayor se trabaja siguiendo el curso de sus fibras, desde el esternón hacia el brazo, me- Figura 176
diante acariciamiento con los nudillos. Se excluirá del tratamiento la zona mamilar. Por la disposición en Músculo pectoral mayor (¡lado
plano de las fibras musculares se emplea también aquí el amasamiento con las puntas de los dedos. En izquierdo!).
caso de constitución atlética, es posible abarcar el músculo, como en el caso del dorsal ancho, en la pared
anterior de la axila con el amasamiento a dos manos, tratándolo en dirección hacia su inserción en el
brazo.
Una vez tratados adecuadamente los grandes músculos superficiales, pasaremos al masaje de los mús-
culos pequeños y profundos que pasan desde la escápula al brazo. Para el masajista aún no experimen-
tado y en fase de aprendizaje es importante orientarse sobre la posición de la escápula con la ayuda de
sus bordes óseos palpables. La fricción sobre los bordes óseos salientes es dolorosa, y carece de efectos
en el masaje muscular.

Figuras 177 a 179


Amasamiento con las puntas de los
dedos del pectoral mayor, en ángu-
lo recto al curso de las fibras.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para el masaje de este último es necesario colocar al paciente en decúbito lateral. El brazo se dispone
horizontalmente hacia delante, con el antebrazo flexionado en ángulo recto y la mano reposando delante
de la cara sobre la camilla de masaje. De esta manera, el músculo queda relajado y puede tratarse me-
diante acariciamiento con los nudillos en dirección hacia la escápula y amasamiento con las puntas de
los dedos.
La figura 176 nos ilustra la situación del pectoral mayor, por debajo del cual se encuentra el pectoral
menor. Al proceder al masaje del pectoral izquierdo es necesario recordar que esta región está conecta-
da a la metámera cardíaca. Las experiencias del tratamiento segmental o metamérico han demostrado que
un órgano funcionalmente alterado puede ser influido terapéuticamente desde la superficie corporal, pero
que también un órgano que tiende a la alteración puede sufrir efectos patológicos desde el exterior. Este
hecho debe tenerse siempre en cuenta en el masaje de la región pectoral.
El pectoral mayor se trabaja siguiendo el curso de sus fibras, desde el esternón hacia el brazo, me- Figura 176
diante acariciamiento con los nudillos. Se excluirá del tratamiento la zona mamilar. Por la disposición en Músculo pectoral mayor (¡lado
plano de las fibras musculares se emplea también aquí el amasamiento con las puntas de los dedos. En izquierdo!).
caso de constitución atlética, es posible abarcar el músculo, como en el caso del dorsal ancho, en la pared
anterior de la axila con el amasamiento a dos manos, tratándolo en dirección hacia su inserción en el
brazo.
Una vez tratados adecuadamente los grandes músculos superficiales, pasaremos al masaje de los mús-
culos pequeños y profundos que pasan desde la escápula al brazo. Para el masajista aún no experimen-
tado y en fase de aprendizaje es importante orientarse sobre la posición de la escápula con la ayuda de
sus bordes óseos palpables. La fricción sobre los bordes óseos salientes es dolorosa, y carece de efectos
en el masaje muscular.

Figuras 177 a 179


Amasamiento con las puntas de los
dedos del pectoral mayor, en ángu-
lo recto al curso de las fibras.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para el masaje de los músculos pequeños de la escápula, el paciente debe encontrarse en decúbito
prono, con el brazo del lado a tratar en angulación lateral de 90 grados, y el codo flexionado y la mano
apoyada sobre la camilla junto a la cabeza.
La figura 180 esquematiza la situación de la escápula cuando el paciente se encuentra en esta posi-
ción. Desde el borde medial de la escápula practicamos ahora acariciamiento con los nudillos, primero
por encima y luego por debajo de la espina, en dirección al ángulo articular. Con igual dirección sigue
después el amasamiento profundo con las puntas de los dedos.
El músculo subescapular es de difícil acceso. El masajista se sitúa en el lado a tratar y eleva, con el
paciente en decúbito, la escápula hacia atrás con la mano más próxima a la cabeza (es decir, la derecha
al tratar el lado derecho), mientras que, simultáneamente, los dedos de la otra mano se deslizan bajo el
Figura 183 ángulo escapular inferior, «cargando» en cierto modo la escápula sobre los dedos. En esta posición se
Límites de las tres porciones del deltoides. puede someter a masaje el músculo subescapular, con pequeños movimientos circulares de los dedos.
Figura 180 Las maniobras deberán avanzar hacia arriba, a lo largo del borde medial de la escápula, hasta donde esto
Límites de la escápula. sea posible.
A veces resulta más cómodo tratar el músculo subescapular con el paciente en posición sedente. Al
tratar el lado derecho, mientras el paciente deja que su brazo cuelgue inerte, con la mano puesta sobre
el muslo, la mano derecha del masajista empuja la cintura escapular hacia atrás.
Figura 186
Colocación de las manos para la depila-
Tratamos seguidamente el músculo deltoides. Este músculo presenta tres porciones: la anterior, que
ción axilar. se origina en la porción externa de la clavícula; la intermedia, que se origina en el acromion, y la poste-
rior, que se origina en la espina escapular. Para relajar el músculo para el masaje el brazo debe apoyarse
en abducción a 60 grados. Esto puede hacerse en una silla con brazo ajustable, sobre el que se apoyará
el antebrazo, con el codo flexionado. Se procede primero al acariciamiento. Si el músculo es pequeño,
como es el caso en niños, puede abarcarse con el acariciamiento con una sola mano. Los deltoides de
mayor tamaño, especialmente los de los adultos musculosos, deben tratarse en dos pases, mientras la
Figura 184
mano libre del masajista fija desde arriba la cintura escapular. El acariciamiento se inicia en la inserción
Acariciamiento con la mano del deltoides
Figura 181 del músculo en la cresta deltoidea del húmero, y progresa hacia arriba hasta su línea de inserción en la
con fijación de la cintura escapular.
Fricción del subescaplar con el cintura escapular. La figura 184 muestra el acariciamiento con una sola mano con fijación simultánea de
paciente en decúbito. la cintura escapular.
Tras el acariciamiento se procede al amasamiento. Un deltoides pequeño o débil puede tratarse con
amasamiento con una sola mano. Los deltoides mayores y de desarrollo más robusto se tratan mejor con
amasamiento con las puntas de los dedos en tres pases que se corresponden con las tres porciones
descritas del músculo (representadas en la figura 183). Para el amasamiento de la porción anterior, el
masajista se coloca detrás del paciente; para el de la porción posterior se coloca delante. La porción
intermedia puede tratarse tanto desde delante como desde detrás. Como el acariciamiento, el
amasamiento avanza desde la cresta deltoidea del húmero hacia la línea de origen del músculo. Tanto
Figura 187 en la línea de origen como en la inserción distal se encuentran a menudo alteraciones gelósicas que es
Fase de tracción de la dilatación axilar. necesario tratar mediante fricciones. Las limitaciones del movimiento de la articulación escapulohumer-
al se asocian a menudo a distensiones y contracturas del dorsal ancho y del pectoral mayor. En tal caso,
Figura 185 las paredes anterior y posterior de la axila, formadas por los citados músculos, se notan acortadas y rígi-
Amasamiento con las puntas de los dedos das. Para su relajación empleamos la llamada dilatación axilar. El masajista se coloca al lado del
Figura 182 de una porción del deltoides. paciente, cuyo brazo está apoyado en abducción como para el masaje del deltoides, y engancha una
Fricción del subecapular con el mano bajo el reborde axilar posterior y otra bajo el anterior. Desde esta posición, ambas manos ejercen
paciente sentado. simultáneamente tracción, con lo que se consigue la dilatación y relajamiento de los músculos que for-
man los pliegues axilares.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para el masaje de los músculos pequeños de la escápula, el paciente debe encontrarse en decúbito
prono, con el brazo del lado a tratar en angulación lateral de 90 grados, y el codo flexionado y la mano
apoyada sobre la camilla junto a la cabeza.
La figura 180 esquematiza la situación de la escápula cuando el paciente se encuentra en esta posi-
ción. Desde el borde medial de la escápula practicamos ahora acariciamiento con los nudillos, primero
por encima y luego por debajo de la espina, en dirección al ángulo articular. Con igual dirección sigue
después el amasamiento profundo con las puntas de los dedos.
El músculo subescapular es de difícil acceso. El masajista se sitúa en el lado a tratar y eleva, con el
paciente en decúbito, la escápula hacia atrás con la mano más próxima a la cabeza (es decir, la derecha
al tratar el lado derecho), mientras que, simultáneamente, los dedos de la otra mano se deslizan bajo el
Figura 183 ángulo escapular inferior, «cargando» en cierto modo la escápula sobre los dedos. En esta posición se
Límites de las tres porciones del deltoides. puede someter a masaje el músculo subescapular, con pequeños movimientos circulares de los dedos.
Figura 180 Las maniobras deberán avanzar hacia arriba, a lo largo del borde medial de la escápula, hasta donde esto
Límites de la escápula. sea posible.
A veces resulta más cómodo tratar el músculo subescapular con el paciente en posición sedente. Al
tratar el lado derecho, mientras el paciente deja que su brazo cuelgue inerte, con la mano puesta sobre
el muslo, la mano derecha del masajista empuja la cintura escapular hacia atrás.
Figura 186
Colocación de las manos para la depila-
Tratamos seguidamente el músculo deltoides. Este músculo presenta tres porciones: la anterior, que
ción axilar. se origina en la porción externa de la clavícula; la intermedia, que se origina en el acromion, y la poste-
rior, que se origina en la espina escapular. Para relajar el músculo para el masaje el brazo debe apoyarse
en abducción a 60 grados. Esto puede hacerse en una silla con brazo ajustable, sobre el que se apoyará
el antebrazo, con el codo flexionado. Se procede primero al acariciamiento. Si el músculo es pequeño,
como es el caso en niños, puede abarcarse con el acariciamiento con una sola mano. Los deltoides de
mayor tamaño, especialmente los de los adultos musculosos, deben tratarse en dos pases, mientras la
Figura 184
mano libre del masajista fija desde arriba la cintura escapular. El acariciamiento se inicia en la inserción
Acariciamiento con la mano del deltoides
Figura 181 del músculo en la cresta deltoidea del húmero, y progresa hacia arriba hasta su línea de inserción en la
con fijación de la cintura escapular.
Fricción del subescaplar con el cintura escapular. La figura 184 muestra el acariciamiento con una sola mano con fijación simultánea de
paciente en decúbito. la cintura escapular.
Tras el acariciamiento se procede al amasamiento. Un deltoides pequeño o débil puede tratarse con
amasamiento con una sola mano. Los deltoides mayores y de desarrollo más robusto se tratan mejor con
amasamiento con las puntas de los dedos en tres pases que se corresponden con las tres porciones
descritas del músculo (representadas en la figura 183). Para el amasamiento de la porción anterior, el
masajista se coloca detrás del paciente; para el de la porción posterior se coloca delante. La porción
intermedia puede tratarse tanto desde delante como desde detrás. Como el acariciamiento, el
amasamiento avanza desde la cresta deltoidea del húmero hacia la línea de origen del músculo. Tanto
Figura 187 en la línea de origen como en la inserción distal se encuentran a menudo alteraciones gelósicas que es
Fase de tracción de la dilatación axilar. necesario tratar mediante fricciones. Las limitaciones del movimiento de la articulación escapulohumer-
al se asocian a menudo a distensiones y contracturas del dorsal ancho y del pectoral mayor. En tal caso,
Figura 185 las paredes anterior y posterior de la axila, formadas por los citados músculos, se notan acortadas y rígi-
Amasamiento con las puntas de los dedos das. Para su relajación empleamos la llamada dilatación axilar. El masajista se coloca al lado del
Figura 182 de una porción del deltoides. paciente, cuyo brazo está apoyado en abducción como para el masaje del deltoides, y engancha una
Fricción del subecapular con el mano bajo el reborde axilar posterior y otra bajo el anterior. Desde esta posición, ambas manos ejercen
paciente sentado. simultáneamente tracción, con lo que se consigue la dilatación y relajamiento de los músculos que for-
man los pliegues axilares.

298 97
299
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje del brazo

En el brazo encontramos dos grupos musculares: en la cara anterior el bíceps braquial y el coraco-
braquial, y en la cara posterior el tríceps. Para el masaje de los músculos del brazo el paciente se encuen-
tra sentado con el brazo en elevación anterolateral sostenido sobre el brazo de la silla; resulta práctico
para estos tipos de masaje el disponer de una silla con brazos de altura variable. El masajista se coloca
a un lado del paciente.
El masaje se inicia por los músculos flexores. El masajista coge el brazo con su mano izquierda, de
manera que el codo repose en la palma de su mano, con el pulgar abarcando el epicóndilo y los dedos
sobre la epitróclea. La mano derecha, activa, abarca la porción inferior del bíceps de manera que los
dedos se encuentren en los surcos bicipitales, el pulgar en el externo y los restantes dedos, apoyados unos
Figura 188 Figura 191
Acariciamiento con una mano del contra otros, en el interno.
Acariciamiento con una mano del
bíceps braquial. Desde esta posición de partida, el músculo se trata con acariciamiento con una sola mano, siguien-
tríceps.
do el curso de las fibras hasta el hueco axilar. Cuando el pulgar alcanza el deltoides, sigue adelante por
su borde hasta encontrarse con los otros cuatro dedos en la parte superior del paquete muscular flexor.
En este punto la mano se flexiona en dirección palmar y se eleva separándose de los músculos.
Al acariciamiento le sigue el amasamiento con una sola mano, en igual dirección, como se muestra
en las figuras 189 y 190.
Tras el masaje de los flexores se pasa al de la musculatura extensora, es decir, del tríceps. Ahora es la
mano derecha del masajista la que sujeta el codo del paciente, con el pulgar sobre la epitróclea y los
dedos sobre el epicóndilo. El antebrazo del paciente reposa sobre el antebrazo del masajista. La mano
izquierda, ahora activa, se adapta al tríceps en la cara posterior del brazo, justo por encima del codo. Los
dedos avanzan ahora por el surco bicipital medial y el pulgar por el lateral hacia arriba, abarcando entre
sí el vientre del músculo. El pulgar sigue luego el borde posterior del deltoides, hasta encontrarse con los
dedos en la extremidad superior del tríceps. Repetida varias veces la maniobra de acariciamiento, se pro-
cede al amasamiento con una sola mano del tríceps, en igual dirección y desde su inserción distal a su
origen, concluyendo el masaje con una repetición del acariciamiento.

Figuras 189 a 190 Figuras 192 a 193


Amasamiento con una mano del bíceps Amasamiento con una mano del tríceps.
braquial.

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Masaje del brazo

En el brazo encontramos dos grupos musculares: en la cara anterior el bíceps braquial y el coraco-
braquial, y en la cara posterior el tríceps. Para el masaje de los músculos del brazo el paciente se encuen-
tra sentado con el brazo en elevación anterolateral sostenido sobre el brazo de la silla; resulta práctico
para estos tipos de masaje el disponer de una silla con brazos de altura variable. El masajista se coloca
a un lado del paciente.
El masaje se inicia por los músculos flexores. El masajista coge el brazo con su mano izquierda, de
manera que el codo repose en la palma de su mano, con el pulgar abarcando el epicóndilo y los dedos
sobre la epitróclea. La mano derecha, activa, abarca la porción inferior del bíceps de manera que los
dedos se encuentren en los surcos bicipitales, el pulgar en el externo y los restantes dedos, apoyados unos
Figura 188 Figura 191
Acariciamiento con una mano del contra otros, en el interno.
Acariciamiento con una mano del
bíceps braquial. Desde esta posición de partida, el músculo se trata con acariciamiento con una sola mano, siguien-
tríceps.
do el curso de las fibras hasta el hueco axilar. Cuando el pulgar alcanza el deltoides, sigue adelante por
su borde hasta encontrarse con los otros cuatro dedos en la parte superior del paquete muscular flexor.
En este punto la mano se flexiona en dirección palmar y se eleva separándose de los músculos.
Al acariciamiento le sigue el amasamiento con una sola mano, en igual dirección, como se muestra
en las figuras 189 y 190.
Tras el masaje de los flexores se pasa al de la musculatura extensora, es decir, del tríceps. Ahora es la
mano derecha del masajista la que sujeta el codo del paciente, con el pulgar sobre la epitróclea y los
dedos sobre el epicóndilo. El antebrazo del paciente reposa sobre el antebrazo del masajista. La mano
izquierda, ahora activa, se adapta al tríceps en la cara posterior del brazo, justo por encima del codo. Los
dedos avanzan ahora por el surco bicipital medial y el pulgar por el lateral hacia arriba, abarcando entre
sí el vientre del músculo. El pulgar sigue luego el borde posterior del deltoides, hasta encontrarse con los
dedos en la extremidad superior del tríceps. Repetida varias veces la maniobra de acariciamiento, se pro-
cede al amasamiento con una sola mano del tríceps, en igual dirección y desde su inserción distal a su
origen, concluyendo el masaje con una repetición del acariciamiento.

Figuras 189 a 190 Figuras 192 a 193


Amasamiento con una mano del bíceps Amasamiento con una mano del tríceps.
braquial.

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Masaje del antebrazo

Como en el brazo, en el antebrazo los flexores y extensores están separados, y deben tratarse sepa-
radamente. Los grupos musculares están rodeados por vainas conectivas que los delimitan entre sí. Los
extensores tienen su origen en el epicóndilo humeral, los flexores en la epitróclea.
Para el tratamiento del antebrazo, el paciente, sentado, coloca el brazo en elevación anterior con el
codo apoyado sobre una almohadilla dispuesta sobre las rodillas del masajista, que está a su vez senta-
do sobre la camilla de masaje. El grupo extensor del antebrazo derecho se trata con la mano derecha del
masajista, que sostiene con su mano izquierda la muñeca del paciente, sujetándola en la pinza formada
por el pulgar y el índice (fig. 194).
Para el acariciamiento con una sola mano del grupo extensor se aplica la mano derecha justo por
encima de la muñeca y se la hace avanzar hacia el codo; el pulgar se desliza sobre la arista cubital, y los
dedos por el surco entre los grupos extensor y flexor. Al alcanzar el final del grupo muscular la mano
pasa a flexión palmar y se eleva separándose de los músculos. Al acariciamiento le sigue, en igual direc-
ción, el amasamiento con una sola mano.
El tratamiento del grupo flexor se hace, como el del extensor, con acariciamiento y amasamiento con
una sola mano, en este caso la derecha.
El masajista, sentado o en pie delante y ligeramente hacia un lado del paciente, sujeta por su cara
dorsal la muñeca del paciente, cuyo brazo está extendido hacia delante y lateralmente, con el codo en
semiflexión apoyado sobre el brazo de la silla. Las figuras 199 a 203 muestran el masaje del grupo fle-
xor antebraquial.
El acariciamiento y el amasamiento con una sola mano se describen detalladamente en la sección
técnica del libro, a la que remitimos al lector.

Figuras 199
Fijación de la mano para el masaje de
los flexores del antebrazo.
Figuras 194 a 198 Figuras 200 y 201
Serie de acariciamiento con una Acariciamiento con una mano de los
mano del antebrazo, visto según el flexores.
observador. Figuras 202 y 203
Amasamiento con una mano de los
flexores del antebrazo.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje del antebrazo

Como en el brazo, en el antebrazo los flexores y extensores están separados, y deben tratarse sepa-
radamente. Los grupos musculares están rodeados por vainas conectivas que los delimitan entre sí. Los
extensores tienen su origen en el epicóndilo humeral, los flexores en la epitróclea.
Para el tratamiento del antebrazo, el paciente, sentado, coloca el brazo en elevación anterior con el
codo apoyado sobre una almohadilla dispuesta sobre las rodillas del masajista, que está a su vez senta-
do sobre la camilla de masaje. El grupo extensor del antebrazo derecho se trata con la mano derecha del
masajista, que sostiene con su mano izquierda la muñeca del paciente, sujetándola en la pinza formada
por el pulgar y el índice (fig. 194).
Para el acariciamiento con una sola mano del grupo extensor se aplica la mano derecha justo por
encima de la muñeca y se la hace avanzar hacia el codo; el pulgar se desliza sobre la arista cubital, y los
dedos por el surco entre los grupos extensor y flexor. Al alcanzar el final del grupo muscular la mano
pasa a flexión palmar y se eleva separándose de los músculos. Al acariciamiento le sigue, en igual direc-
ción, el amasamiento con una sola mano.
El tratamiento del grupo flexor se hace, como el del extensor, con acariciamiento y amasamiento con
una sola mano, en este caso la derecha.
El masajista, sentado o en pie delante y ligeramente hacia un lado del paciente, sujeta por su cara
dorsal la muñeca del paciente, cuyo brazo está extendido hacia delante y lateralmente, con el codo en
semiflexión apoyado sobre el brazo de la silla. Las figuras 199 a 203 muestran el masaje del grupo fle-
xor antebraquial.
El acariciamiento y el amasamiento con una sola mano se describen detalladamente en la sección
técnica del libro, a la que remitimos al lector.

Figuras 199
Fijación de la mano para el masaje de
los flexores del antebrazo.
Figuras 194 a 198 Figuras 200 y 201
Serie de acariciamiento con una Acariciamiento con una mano de los
mano del antebrazo, visto según el flexores.
observador. Figuras 202 y 203
Amasamiento con una mano de los
flexores del antebrazo.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje de la mano

El masaje de la mano puede hacerse necesario cuando, después de una inmovilización prolongada
(por ejemplo, a causa de una fractura del radio o de una lesión de la propia mano), se ha producido
rigidez de las articulaciones de la mano y los dedos y reducción de la circulación sanguínea.
En la mano deben someterse a masaje, además de los músculos de las eminencias tenar e hipotenar,
los interóseos del metacarpo, cuya función es la separación de los dedos.
El masajista se sienta ante el paciente, y coloca la mano a tratar sobre sus rodillas. Se trabaja inicial-
mente sobre el dorso de la mano. El acariciamiento se realiza con el pulgar, desde la falange distal hasta
la articulación metacarpofalángica, y se puede fijar el dedo sujetándolo por la falange distal con la mano
Figura 207 libre. Los dedos primero a tercero se trabajan con el pulgar derecho, sosteniendo la mano con la izquier-
Figura 204 Acariciamiento con los nudillos de la da del masajista; seguidamente se tratan de igual manera las regiones laterales derecha e izquierda de
Acariciamiento del dorso de los dedos. palma de la mano. cada dedo. Se alcanza un mayor efecto estimulante sobre la perfusión cutánea con el acariciamiento cir-
cular, en el que las yemas de los pulgares describen movimientos circulares análogos a los de la fricción.
Sigue el masaje de la zona metacarpiana, practicando el acariciamiento en los espacios interóseos con
la yema del pulgar.
En este caso, la mano libre fija los metacarpianos sujetándolos por sus epífisis distales. Puede también
efectuarse, con ambos pulgares, un acariciamiento «pulgar sobre pulgar», análogo al mano sobre mano.
Se procede seguidamente al masaje de los músculos interóseos por medio de acariciamiento circular,
en el que el dedo medio, describiendo pequeños círculos, trata cada uno de los espacios interóseos desde
las articulaciones metacarpofalángicas hacia la muñeca.
Sigue el masaje de la región palmar, que el paciente vuelve ahora hacia arriba. Se inicia con un acari-
ciamiento con los nudillos, fijando la mano del paciente con la mano libre del masajista dispuesta bajo
Figura 208 ella. Seguidamente, y con el pulgar, se tratan las caras palmares de los dedos con acariciamiento circu-
Figura 205 Amasamiento con la punta de los dedos lar, como se hizo con sus caras dorsales. Los músculos de las eminencias tenar e hipotenar se tratan inten-
Acariciamiento de los interóseos. de la eminencia tenar. samente con amasamiento con las puntas de los dedos. El masaje concluye con un nuevo acariciamien-
to con los nudillos.
Los músculos interóseos pueden tratarse también sujetando entre el pulgar y los dedos de las manos
dos metacarpianos adyacentes y desplazándolos uno respecto a otro, hacia arriba y hacia abajo.

Figura 209
Figura 206 Amasamiento con la punta de los dedos
Acariciamiento circular de los interóseos. de la eminencia hipotenar.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje de la mano

El masaje de la mano puede hacerse necesario cuando, después de una inmovilización prolongada
(por ejemplo, a causa de una fractura del radio o de una lesión de la propia mano), se ha producido
rigidez de las articulaciones de la mano y los dedos y reducción de la circulación sanguínea.
En la mano deben someterse a masaje, además de los músculos de las eminencias tenar e hipotenar,
los interóseos del metacarpo, cuya función es la separación de los dedos.
El masajista se sienta ante el paciente, y coloca la mano a tratar sobre sus rodillas. Se trabaja inicial-
mente sobre el dorso de la mano. El acariciamiento se realiza con el pulgar, desde la falange distal hasta
la articulación metacarpofalángica, y se puede fijar el dedo sujetándolo por la falange distal con la mano
Figura 207 libre. Los dedos primero a tercero se trabajan con el pulgar derecho, sosteniendo la mano con la izquier-
Figura 204 Acariciamiento con los nudillos de la da del masajista; seguidamente se tratan de igual manera las regiones laterales derecha e izquierda de
Acariciamiento del dorso de los dedos. palma de la mano. cada dedo. Se alcanza un mayor efecto estimulante sobre la perfusión cutánea con el acariciamiento cir-
cular, en el que las yemas de los pulgares describen movimientos circulares análogos a los de la fricción.
Sigue el masaje de la zona metacarpiana, practicando el acariciamiento en los espacios interóseos con
la yema del pulgar.
En este caso, la mano libre fija los metacarpianos sujetándolos por sus epífisis distales. Puede también
efectuarse, con ambos pulgares, un acariciamiento «pulgar sobre pulgar», análogo al mano sobre mano.
Se procede seguidamente al masaje de los músculos interóseos por medio de acariciamiento circular,
en el que el dedo medio, describiendo pequeños círculos, trata cada uno de los espacios interóseos desde
las articulaciones metacarpofalángicas hacia la muñeca.
Sigue el masaje de la región palmar, que el paciente vuelve ahora hacia arriba. Se inicia con un acari-
ciamiento con los nudillos, fijando la mano del paciente con la mano libre del masajista dispuesta bajo
Figura 208 ella. Seguidamente, y con el pulgar, se tratan las caras palmares de los dedos con acariciamiento circu-
Figura 205 Amasamiento con la punta de los dedos lar, como se hizo con sus caras dorsales. Los músculos de las eminencias tenar e hipotenar se tratan inten-
Acariciamiento de los interóseos. de la eminencia tenar. samente con amasamiento con las puntas de los dedos. El masaje concluye con un nuevo acariciamien-
to con los nudillos.
Los músculos interóseos pueden tratarse también sujetando entre el pulgar y los dedos de las manos
dos metacarpianos adyacentes y desplazándolos uno respecto a otro, hacia arriba y hacia abajo.

Figura 209
Figura 206 Amasamiento con la punta de los dedos
Acariciamiento circular de los interóseos. de la eminencia hipotenar.

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Masaje de la región lumbar

La región lumbar se abarca y trata también en todo masaje de la espalda. Sin embargo, a menudo se
observan alteraciones patológicas que afectan exclusivamente a la región lumbar, por lo que parece jus-
tificado explicar separadamente su masaje. La musculatura lumbar, que comprende la porción lumbar
del erector del tronco y el músculo cuadrado lumbar, está recubierta por la resistente estructura de la fas-
cia lumbodorsal. Con el fin de poder alcanzar la musculatura profunda con las manipulaciones del
masaje, es recomendable, si existe hiperlordosis, compensarla situando un saco de arena bajo el
Figura 211 abdomen. El masajista se coloca en el lado opuesto al que se ha de tratar, como para el masaje de la
Figura 210
Amasamiento con la punta de los dedos Amasamiento a dos manos de la región espalda. El trabajo se inicia con acariciamiento con los nudillos, en el que es necesario ejercer una fuerte
de la región lumbar. lumbar. presión a causa del espesor de la fascia. Tanto el acariciamiento como el amasamiento con las puntas de
los dedos que le sigue respetan el curso de las fibras de la musculatura lumbar; sin embargo, para el
amasamiento deben colocarse los dedos formando un ángulo recto con la dirección de las fibras, y tra-
bajar al mismo ritmo que en el amasamiento con las dos manos. El cuadrado lumbar se abarca mejor si
se emplean para el amasamiento todos los dedos, traccionando el músculo hacia el pulgar.
La región lumbar muestra a menudo alteraciones gelósicas intensas, por lo que no es posible alcan-
zar palpatoriamente la musculatura. En estos casos es necesario recurrir primero al masaje de las capas
superficiales para conseguir su relajación. Se emplea para este fin nuevamente el amasamiento con las
puntas de los dedos, pero muy superficialmente y con el pulgar apoyado en plano, ante el cual debe
rodar el pliegue cutáneo; puede también efectuarse este «rodamiento» de las diferentes capas tisulares
con la ayuda de todos los dedos. Los dedos abarcan un pliegue de piel del área lumbar lateral y lo lle-
van hacia el pulgar colocado sobre la línea de las apófisis espinosas, y los pulgares dejan deslizar este
pliegue por debajo de sí mismos mientras se desplazan lateralmente. Esta forma de masaje, que se
describe también como «técnica de tejido conectivo en superficie», consigue un aumento de la per-
fusión, eliminación de residuos y relajación del tejido subcutáneo y de sus capas de deslizamiento, con
lo que se puede después realizar el masaje muscular. Sobre los cordones contracturales y las gelosis de
la musculatura lumbar se aplican vibraciones, y sobre las gelosis masaje fascial y fricciones.

Masaje de la región coxal

En esta región se encuentran los músculos glúteos. Para comprender la dirección de las manipulaciones
del masaje es necesario recordar los trayectos de estos músculos. Las fibras del glúteo mayor tienen un
trayecto oblicuo, desde la cara posterior del ilíaco y el borde lateral del sacro hacia fuera y abajo hasta
alcanzar la porción iliotibial de la fascia del muslo y la tuberosidad glútea del fémur. Los glúteos medio y
menor tienen un trayecto más vertical, desde la cara externa del ilíaco hacia abajo, hasta el trocánter
Figuras 212 a 214 mayor femoral. A los glúteos menores se adapta por delante el vientre fusiforme del músculo tensor de la
Tres pases del acariciamiento con la mano fascia lata, que surge de la espina ilíaca anterior y superior y se inserta en el tracto iliotibial.
de los glúteos. Respecto a la colocación del paciente, remitimos al lector a la figura 136.
El masajista está en pie en el lado opuesto a la zona a tratar, y se inclina hacia delante por encima de
la camilla hasta poder abarcar con comodidad, con la mano, el trocánter mayor. El acariciamiento se
hace entonces en tres pases, hacia arriba, siguiendo la dirección de las fibras. El primer pase (figura 212)
se dirige verticalmente hacia arriba, a la cresta ilíaca, con el dedo meñique deslizándose por el borde
anterior del tensor de la fascia lata hasta alcanzar la espina ilíaca anterior superior. El segundo pase (figu-
ra 213) se dirige oblicuamente hacia arriba y concluye en la mitad medial de la cresta ilíaca. Finalmente,
el tercero (fig. 214) se dirige al borde lateral del sacro, con el pulgar siguiendo el pliegue glúteo-femoral
hasta alcanzar el cóccix.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje de la región lumbar

La región lumbar se abarca y trata también en todo masaje de la espalda. Sin embargo, a menudo se
observan alteraciones patológicas que afectan exclusivamente a la región lumbar, por lo que parece jus-
tificado explicar separadamente su masaje. La musculatura lumbar, que comprende la porción lumbar
del erector del tronco y el músculo cuadrado lumbar, está recubierta por la resistente estructura de la fas-
cia lumbodorsal. Con el fin de poder alcanzar la musculatura profunda con las manipulaciones del
masaje, es recomendable, si existe hiperlordosis, compensarla situando un saco de arena bajo el
Figura 211 abdomen. El masajista se coloca en el lado opuesto al que se ha de tratar, como para el masaje de la
Figura 210
Amasamiento con la punta de los dedos Amasamiento a dos manos de la región espalda. El trabajo se inicia con acariciamiento con los nudillos, en el que es necesario ejercer una fuerte
de la región lumbar. lumbar. presión a causa del espesor de la fascia. Tanto el acariciamiento como el amasamiento con las puntas de
los dedos que le sigue respetan el curso de las fibras de la musculatura lumbar; sin embargo, para el
amasamiento deben colocarse los dedos formando un ángulo recto con la dirección de las fibras, y tra-
bajar al mismo ritmo que en el amasamiento con las dos manos. El cuadrado lumbar se abarca mejor si
se emplean para el amasamiento todos los dedos, traccionando el músculo hacia el pulgar.
La región lumbar muestra a menudo alteraciones gelósicas intensas, por lo que no es posible alcan-
zar palpatoriamente la musculatura. En estos casos es necesario recurrir primero al masaje de las capas
superficiales para conseguir su relajación. Se emplea para este fin nuevamente el amasamiento con las
puntas de los dedos, pero muy superficialmente y con el pulgar apoyado en plano, ante el cual debe
rodar el pliegue cutáneo; puede también efectuarse este «rodamiento» de las diferentes capas tisulares
con la ayuda de todos los dedos. Los dedos abarcan un pliegue de piel del área lumbar lateral y lo lle-
van hacia el pulgar colocado sobre la línea de las apófisis espinosas, y los pulgares dejan deslizar este
pliegue por debajo de sí mismos mientras se desplazan lateralmente. Esta forma de masaje, que se
describe también como «técnica de tejido conectivo en superficie», consigue un aumento de la per-
fusión, eliminación de residuos y relajación del tejido subcutáneo y de sus capas de deslizamiento, con
lo que se puede después realizar el masaje muscular. Sobre los cordones contracturales y las gelosis de
la musculatura lumbar se aplican vibraciones, y sobre las gelosis masaje fascial y fricciones.

Masaje de la región coxal

En esta región se encuentran los músculos glúteos. Para comprender la dirección de las manipulaciones
del masaje es necesario recordar los trayectos de estos músculos. Las fibras del glúteo mayor tienen un
trayecto oblicuo, desde la cara posterior del ilíaco y el borde lateral del sacro hacia fuera y abajo hasta
alcanzar la porción iliotibial de la fascia del muslo y la tuberosidad glútea del fémur. Los glúteos medio y
menor tienen un trayecto más vertical, desde la cara externa del ilíaco hacia abajo, hasta el trocánter
Figuras 212 a 214 mayor femoral. A los glúteos menores se adapta por delante el vientre fusiforme del músculo tensor de la
Tres pases del acariciamiento con la mano fascia lata, que surge de la espina ilíaca anterior y superior y se inserta en el tracto iliotibial.
de los glúteos. Respecto a la colocación del paciente, remitimos al lector a la figura 136.
El masajista está en pie en el lado opuesto a la zona a tratar, y se inclina hacia delante por encima de
la camilla hasta poder abarcar con comodidad, con la mano, el trocánter mayor. El acariciamiento se
hace entonces en tres pases, hacia arriba, siguiendo la dirección de las fibras. El primer pase (figura 212)
se dirige verticalmente hacia arriba, a la cresta ilíaca, con el dedo meñique deslizándose por el borde
anterior del tensor de la fascia lata hasta alcanzar la espina ilíaca anterior superior. El segundo pase (figu-
ra 213) se dirige oblicuamente hacia arriba y concluye en la mitad medial de la cresta ilíaca. Finalmente,
el tercero (fig. 214) se dirige al borde lateral del sacro, con el pulgar siguiendo el pliegue glúteo-femoral
hasta alcanzar el cóccix.

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Cada pase se inicia por debajo del trocánter mayor, adaptando firmemente la mano a la piel con el
pulgar separado y siguiendo entonces en las direcciones mencionadas.
Continuamos entonces con el amasamiento, asimismo en tres series, y empleando a causa de la gran
masa muscular el amasamiento a dos manos. Es frecuente encontrar en la musculatura glútea miogelo-
sis justamente por debajo de la cresta ilíaca, fenómenos que hay que resolver por medio de fricciones;
éstas se intercalan entre dos maniobras de amasamiento, con lo que se perciben como menos dolorosas.
Aparte los glúteos, en la región coxal es necesario someter a masaje el músculo tensor de la fascia
lata. Se coloca al paciente de lado, con la zona a tratar hacia arriba. Es recomendable sostener la pierna
Figura 222
Acariciamiento con una mano del ten- por medio de un saco de arena colocado entre las rodillas o entre los tobillos. El masajista se coloca a
sor de la fascia lata. espaldas del paciente, e inicia el tratamiento con acariciamiento. Esta manipulación debe alcanzar no
sólo el vientre muscular, sino la totalidad del tracto iliotibial de la fascia del muslo, por lo que se exten-
derá desde la cabeza del peroné hasta la espina ilíaca anterior y superior. El masajista coloca su mano
derecha de tal manera que los dedos, partiendo del borde lateral de la rótula, pasen al lado del trocán-
ter mayor para llegar hasta la espina ilíaca, mientras que el pulgar parte de la cara posterior de la cabeza
del peroné y pasa por detrás del trocánter mayor, para llegar hasta la cresta ilíaca. A causa de la gran
fuerza de la fascia, aplicamos adicionalmente acariciamiento con los nudillos.
Ocasionalmente, la presencia de alteraciones gelósicas del tejido conectivo en la zona de las «ban-
das de general» (fascia lata y tejidos vecinos) hace necesaria la aplicación de un acariciamiento más
Figura 223
Acariciamiento con los nudillos sobre enérgico, que aplicamos en la modalidad de masaje de fascias subcutáneas sobre el tracto iliotibial. A
el tracto iliotibial. este masaje le sigue el amasamiento del vientre muscular del tensor de la fascia lata, preferiblemente
aplicando amasamiento con las puntas de los dedos. En los casos con alteraciones gelósicas extensas e
importantes, todo el tracto iliotibial se somete a amasamiento del mismo modo que el propio músculo.

Figura 224
Masaje dej tejido conectivo sobre el
Figuras 219 a 221 tracto iliotibial.
Amasamiento a dos manos de los glú-
teos en tres pases; primer pase,
segundo pase y tercer pase.

Figura 225
Amasamiento con las puntas de los
Figuras 215 a 218 dedos del tensor de la fascia lata.
Primer pase del acaricíamiento con
una mano de los glúteos.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Cada pase se inicia por debajo del trocánter mayor, adaptando firmemente la mano a la piel con el
pulgar separado y siguiendo entonces en las direcciones mencionadas.
Continuamos entonces con el amasamiento, asimismo en tres series, y empleando a causa de la gran
masa muscular el amasamiento a dos manos. Es frecuente encontrar en la musculatura glútea miogelo-
sis justamente por debajo de la cresta ilíaca, fenómenos que hay que resolver por medio de fricciones;
éstas se intercalan entre dos maniobras de amasamiento, con lo que se perciben como menos dolorosas.
Aparte los glúteos, en la región coxal es necesario someter a masaje el músculo tensor de la fascia
lata. Se coloca al paciente de lado, con la zona a tratar hacia arriba. Es recomendable sostener la pierna
Figura 222
Acariciamiento con una mano del ten- por medio de un saco de arena colocado entre las rodillas o entre los tobillos. El masajista se coloca a
sor de la fascia lata. espaldas del paciente, e inicia el tratamiento con acariciamiento. Esta manipulación debe alcanzar no
sólo el vientre muscular, sino la totalidad del tracto iliotibial de la fascia del muslo, por lo que se exten-
derá desde la cabeza del peroné hasta la espina ilíaca anterior y superior. El masajista coloca su mano
derecha de tal manera que los dedos, partiendo del borde lateral de la rótula, pasen al lado del trocán-
ter mayor para llegar hasta la espina ilíaca, mientras que el pulgar parte de la cara posterior de la cabeza
del peroné y pasa por detrás del trocánter mayor, para llegar hasta la cresta ilíaca. A causa de la gran
fuerza de la fascia, aplicamos adicionalmente acariciamiento con los nudillos.
Ocasionalmente, la presencia de alteraciones gelósicas del tejido conectivo en la zona de las «ban-
das de general» (fascia lata y tejidos vecinos) hace necesaria la aplicación de un acariciamiento más
Figura 223
Acariciamiento con los nudillos sobre enérgico, que aplicamos en la modalidad de masaje de fascias subcutáneas sobre el tracto iliotibial. A
el tracto iliotibial. este masaje le sigue el amasamiento del vientre muscular del tensor de la fascia lata, preferiblemente
aplicando amasamiento con las puntas de los dedos. En los casos con alteraciones gelósicas extensas e
importantes, todo el tracto iliotibial se somete a amasamiento del mismo modo que el propio músculo.

Figura 224
Masaje dej tejido conectivo sobre el
Figuras 219 a 221 tracto iliotibial.
Amasamiento a dos manos de los glú-
teos en tres pases; primer pase,
segundo pase y tercer pase.

Figura 225
Amasamiento con las puntas de los
Figuras 215 a 218 dedos del tensor de la fascia lata.
Primer pase del acaricíamiento con
una mano de los glúteos.

308 107
309
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje del muslo

En el muslo se encuentran varios grupos musculares de gran tamaño, que deben ser tratados sepa-
radamente. En el aspecto anterior está el potente extensor de la pierna, o cuadríceps femoral, al que en
su porción superior se superpone el sartorio. El relieve del aspecto medial del muslo está determinado
por el grupo de los aductores. En el aspecto dorsal se encuentran los músculos que discurren sobre dos
articulaciones, y que son flexores en la rodilla y extensores en la cadera: lateralmente el bíceps femoral,
medialmente el semitendinoso y el semimembranoso.
Figura 233
Acariciamiento con una mano del Para el masaje del cuadríceps, el paciente debe estar sentado con la pierna estirada sobre la camilla
bíceps femoral. de masaje. De esta manera se consigue una basculación anterior de la pelvis y con ella la relajación del
cuadríceps, al acercarse entre sí origen e inserción del recto anterior, uno de los cuatro vastos (el biarti-
cular) del cuadríceps. El masajista se sienta del lado a tratar.
El masaje del cuadríceps, que comprende acariciamiento a dos manos y amasamiento a dos manos,
se ha ilustrado detalladamente en la sección técnica (figuras 15 a 26 y 60 a 63).
La posición del paciente para el masaje de los aductores es la de decúbito supino, y el masajista está
en pie en el lado que se ha de tratar. La rodilla se coloca en semiflexión, con la ayuda de un saco de
Figuras 229 y 230
Acariciamiento con una mano del arena que la sostiene. El acariciamiento con una sola mano se inicia a la altura de la rodilla. El pulgar se
grupo de los aductores. coloca sobre el borde medial de la rótula y los dedos en el lado interno de la articulación, en el hueco
Figura 234 poplíteo; de esta manera la mano puede abarcar todo el grupo aductor en el acariciamiento. Al final del
Amasamiento a dos manos del bíceps movimiento, el pulgar alcanza aproximadamente el punto medio del pliegue inguinal, y los dedos el
femoral. borde inferior de la sínfisis pubiana, desde donde siguen el pliegue inguinal hasta unirse al pulgar, con
lo que termina el movimiento. Las figuras 229 y 230 muestran el desarrollo del acariciamiento con una
sola mano. Para poder realizar el amasamiento a dos manos sin esfuerzo, el masajista, que para el acari-
ciamiento se encontraba de pie junto al paciente y mirando hacia él, se coloca ahora frente al muslo para
Figuras 226 a 228
inclinarse sobre él y agarrar así el grupo muscular. Como el acariciamiento, el amasamiento avanza
Amasamiento a dos manos del
cuadríceps.
desde la cara interna de la rodilla hacia el pubis; las manos del masajista no deben nunca dejar escapar
la masa muscular. Esta maniobra se ilustra en las figuras 231 y 232.
Para el masaje de la región dorsal del muslo, el paciente se coloca en decúbito prono. Se coloca un
Figura 235 saco de arena bajo los tobillos, para que la semiflexión de la rodilla relaje la musculatura. Los grupos fle-
Acariciamiento con una mano del semi- xores, formados por el bíceps femoral lateralmente y el semitendinoso y el semimembranoso medial-
tendinoso y el semimembranoso. mente, están separados por un surco que se extiende, desde el hueco poplíteo hacia arriba, por el cen-
tro del muslo. En este pliegue o surco se encuentra el nervio ciático. En correspondencia con esta
situación, los músculos se tratan por separado. El bíceps femoral, de posición lateral, se trata desde el
lado opuesto. En el acariciamiento con una sola mano, el pulgar derecho recorre el surco intermedio
Figuras 231 y 232
Amasamiemo a dos manos del grupo desde el hueco poplíteo hacia arriba, mientras que los dedos se desplazan siguiendo una línea que va
de los aductores. desde la cabeza del peroné hasta el borde posterior del trocánter mayor. El amasamiento a dos manos
sigue al acariciamiento, realizándose en la misma dirección. Las figuras 233 a 236 muestran estas ma-
niobras vistas por el masajista. Para el tratamiento del grupo flexor medial, formado por el semimembra-
noso y el semitendinoso, el masajista se coloca en el lado a tratar. El acariciamiento sobre la pierna
Figura 236 derecha se hace con la mano izquierda; en este caso el pulgar sigue nuevamente la línea media, y los
Amasamiento a dos manos del semiten- dedos siguen el borde posterior de los aductores hasta el pubis. Al concluir el movimiento, el pulgar se
dinoso y del semimembranoso.
lleva siguiendo el pliegue glúteo-femoral a reunirse con los dedos. El amasamiento a dos manos de este
grupo se hace en igual dirección.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje del muslo

En el muslo se encuentran varios grupos musculares de gran tamaño, que deben ser tratados sepa-
radamente. En el aspecto anterior está el potente extensor de la pierna, o cuadríceps femoral, al que en
su porción superior se superpone el sartorio. El relieve del aspecto medial del muslo está determinado
por el grupo de los aductores. En el aspecto dorsal se encuentran los músculos que discurren sobre dos
articulaciones, y que son flexores en la rodilla y extensores en la cadera: lateralmente el bíceps femoral,
medialmente el semitendinoso y el semimembranoso.
Figura 233
Acariciamiento con una mano del Para el masaje del cuadríceps, el paciente debe estar sentado con la pierna estirada sobre la camilla
bíceps femoral. de masaje. De esta manera se consigue una basculación anterior de la pelvis y con ella la relajación del
cuadríceps, al acercarse entre sí origen e inserción del recto anterior, uno de los cuatro vastos (el biarti-
cular) del cuadríceps. El masajista se sienta del lado a tratar.
El masaje del cuadríceps, que comprende acariciamiento a dos manos y amasamiento a dos manos,
se ha ilustrado detalladamente en la sección técnica (figuras 15 a 26 y 60 a 63).
La posición del paciente para el masaje de los aductores es la de decúbito supino, y el masajista está
en pie en el lado que se ha de tratar. La rodilla se coloca en semiflexión, con la ayuda de un saco de
Figuras 229 y 230
Acariciamiento con una mano del arena que la sostiene. El acariciamiento con una sola mano se inicia a la altura de la rodilla. El pulgar se
grupo de los aductores. coloca sobre el borde medial de la rótula y los dedos en el lado interno de la articulación, en el hueco
Figura 234 poplíteo; de esta manera la mano puede abarcar todo el grupo aductor en el acariciamiento. Al final del
Amasamiento a dos manos del bíceps movimiento, el pulgar alcanza aproximadamente el punto medio del pliegue inguinal, y los dedos el
femoral. borde inferior de la sínfisis pubiana, desde donde siguen el pliegue inguinal hasta unirse al pulgar, con
lo que termina el movimiento. Las figuras 229 y 230 muestran el desarrollo del acariciamiento con una
sola mano. Para poder realizar el amasamiento a dos manos sin esfuerzo, el masajista, que para el acari-
ciamiento se encontraba de pie junto al paciente y mirando hacia él, se coloca ahora frente al muslo para
Figuras 226 a 228
inclinarse sobre él y agarrar así el grupo muscular. Como el acariciamiento, el amasamiento avanza
Amasamiento a dos manos del
cuadríceps.
desde la cara interna de la rodilla hacia el pubis; las manos del masajista no deben nunca dejar escapar
la masa muscular. Esta maniobra se ilustra en las figuras 231 y 232.
Para el masaje de la región dorsal del muslo, el paciente se coloca en decúbito prono. Se coloca un
Figura 235 saco de arena bajo los tobillos, para que la semiflexión de la rodilla relaje la musculatura. Los grupos fle-
Acariciamiento con una mano del semi- xores, formados por el bíceps femoral lateralmente y el semitendinoso y el semimembranoso medial-
tendinoso y el semimembranoso. mente, están separados por un surco que se extiende, desde el hueco poplíteo hacia arriba, por el cen-
tro del muslo. En este pliegue o surco se encuentra el nervio ciático. En correspondencia con esta
situación, los músculos se tratan por separado. El bíceps femoral, de posición lateral, se trata desde el
lado opuesto. En el acariciamiento con una sola mano, el pulgar derecho recorre el surco intermedio
Figuras 231 y 232
Amasamiemo a dos manos del grupo desde el hueco poplíteo hacia arriba, mientras que los dedos se desplazan siguiendo una línea que va
de los aductores. desde la cabeza del peroné hasta el borde posterior del trocánter mayor. El amasamiento a dos manos
sigue al acariciamiento, realizándose en la misma dirección. Las figuras 233 a 236 muestran estas ma-
niobras vistas por el masajista. Para el tratamiento del grupo flexor medial, formado por el semimembra-
noso y el semitendinoso, el masajista se coloca en el lado a tratar. El acariciamiento sobre la pierna
Figura 236 derecha se hace con la mano izquierda; en este caso el pulgar sigue nuevamente la línea media, y los
Amasamiento a dos manos del semiten- dedos siguen el borde posterior de los aductores hasta el pubis. Al concluir el movimiento, el pulgar se
dinoso y del semimembranoso.
lleva siguiendo el pliegue glúteo-femoral a reunirse con los dedos. El amasamiento a dos manos de este
grupo se hace en igual dirección.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

En los niños, y en los adultos con muslos delgados, toda la musculatura del muslo puede tratarse
simultáneamente con las dos manos. El masajista fija entonces el muslo del paciente, que flexiona cadera
y rodilla, apoyando la rodilla contra su propio pecho. Abarca entonces con ambas manos, una medial y
una lateral, todo el muslo, y lleva a cabo el masaje en la forma que muestran las figuras 237 a 241. Las
dos manos tienen, en este caso, siempre la misma fase de trabajo, y se alternan rítmicamente la elevación
de la masa muscular con las palmas y las eminencias hipotenares y la compresión con las eminencias
tenares. El movimiento del masaje progresa desde la rodilla hacia la articulación coxal.

Figura 242
Límites de los extensores de la pierna. Masaje de la pierna

En la pierna tenemos que someter a masaje tres grupos musculares:

1) Grupo extensor: tibial anterior, extensor largo de los dedos y extensor largo del primer dedo.
2) Grupo peroneo: peroneo largo y peroneo corto.
3) Grupo flexor: tríceps sural (formado por los gemelos o gastrocnemios y el sóleo) en la capa
superficial, y tibial posterior, flexor largo de los dedos y flexor largo del primer dedo en la capa
profunda.
Figura 243
Límites de los peroneos. El masaje se aplicará por separado a cada uno de los tres grupos.
Para el masaje de la pierna, el paciente se encuentra en decúbito supino. El masajista se sienta al lado
de la extremidad a tratar, e inicia el masaje por los músculos extensores. Se aplica el acariciamiento con
los nudillos, que alcanza desde la zona intermaleolar del dorso del pie hasta la cabeza del peroné. Se
procede a continuación al amasamiento con las puntas de los dedos, ya descrita en la sección técnica e
ilustrada en las figuras 76 a 79. El amasamiento se repite unas diez veces.
Una vez concluido el tratamiento de los extensores, se trata de igual manera, con acariciamiento con
los nudillos y amasamiento con las puntas de los dedos, la musculatura del grupo peroneo.

Figuras 237 a 241


Serie de amasamiento síncrono de
toda la musculatura del muslo.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

En los niños, y en los adultos con muslos delgados, toda la musculatura del muslo puede tratarse
simultáneamente con las dos manos. El masajista fija entonces el muslo del paciente, que flexiona cadera
y rodilla, apoyando la rodilla contra su propio pecho. Abarca entonces con ambas manos, una medial y
una lateral, todo el muslo, y lleva a cabo el masaje en la forma que muestran las figuras 237 a 241. Las
dos manos tienen, en este caso, siempre la misma fase de trabajo, y se alternan rítmicamente la elevación
de la masa muscular con las palmas y las eminencias hipotenares y la compresión con las eminencias
tenares. El movimiento del masaje progresa desde la rodilla hacia la articulación coxal.

Figura 242
Límites de los extensores de la pierna. Masaje de la pierna

En la pierna tenemos que someter a masaje tres grupos musculares:

1) Grupo extensor: tibial anterior, extensor largo de los dedos y extensor largo del primer dedo.
2) Grupo peroneo: peroneo largo y peroneo corto.
3) Grupo flexor: tríceps sural (formado por los gemelos o gastrocnemios y el sóleo) en la capa
superficial, y tibial posterior, flexor largo de los dedos y flexor largo del primer dedo en la capa
profunda.
Figura 243
Límites de los peroneos. El masaje se aplicará por separado a cada uno de los tres grupos.
Para el masaje de la pierna, el paciente se encuentra en decúbito supino. El masajista se sienta al lado
de la extremidad a tratar, e inicia el masaje por los músculos extensores. Se aplica el acariciamiento con
los nudillos, que alcanza desde la zona intermaleolar del dorso del pie hasta la cabeza del peroné. Se
procede a continuación al amasamiento con las puntas de los dedos, ya descrita en la sección técnica e
ilustrada en las figuras 76 a 79. El amasamiento se repite unas diez veces.
Una vez concluido el tratamiento de los extensores, se trata de igual manera, con acariciamiento con
los nudillos y amasamiento con las puntas de los dedos, la musculatura del grupo peroneo.

Figuras 237 a 241


Serie de amasamiento síncrono de
toda la musculatura del muslo.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Resulta adecuado efectuar el masaje del grupo flexor separándolo en porción interna y porción exter-
Figuras 244 a 246 na, y tratando al mismo tiempo, en cada mitad, las capas superficial y profunda. Para este fin, el paciente,
Acariciamiento con una mano de la aún en decúbito, flexiona su rodilla en aproximadamente 90 grados, y apoya el pie sobre la camilla de
porción medial de la musculatura masaje. El masajista elimina la tensión muscular activa necesaria para mantener esta posición fijando el
sural. pie del paciente con su propio muslo y fijando la rodilla con su mano libre.
Se procede primero al acariciamiento con una mano de la porción medial, con un movimiento que
llega desde el tendón de Aquiles hasta el hueco poplíteo; al final del movimiento, la mano pasa a flex-
ión dorsal, con lo que las puntas del pulgar y de los dedos se acercan y continúan el acariciamiento hacia
el origen del gastrocnemio en el muslo. La porción medial se trata seguidamente, en igual dirección,
mediante amasamiento con una sola mano, repitiéndose esta maniobra varias veces. A continuación se
trata de la misma manera la porción lateral, fijando una vez más la rodilla del paciente con la mano libre
del masajista.
En pacientes de constitución no excesivamente musculosa se puede tratar al mismo tiempo toda la
región sural. El paciente se coloca en decúbito prono, y un saco de arena bajo los empeines eleva li-
geramente y sostiene sus pies. Después de un acariciamiento mano sobre mano, la región sural se somete
a amasamiento a dos manos; esta maniobra debe iniciarse en la zona del tendón de Aquiles con
amasamiento con la punta de los dedos, a causa de su reducido perímetro, pasando a la modalidad de
dos manos en la zona de los vientres musculares del tríceps sural. Estas maniobras se ilustran en las fi-
guras 250 a 253.

Figuras 247 a 249


Amasamiento con una mano de la porcion medial de la musculatura sural.

Figuras 250 a 253


Amasamiento a dos manos de la musculatura sural, visto según el masajis-
ta. Larodilla debe estar, si es posible, angulada
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Resulta adecuado efectuar el masaje del grupo flexor separándolo en porción interna y porción exter-
Figuras 244 a 246 na, y tratando al mismo tiempo, en cada mitad, las capas superficial y profunda. Para este fin, el paciente,
Acariciamiento con una mano de la aún en decúbito, flexiona su rodilla en aproximadamente 90 grados, y apoya el pie sobre la camilla de
porción medial de la musculatura masaje. El masajista elimina la tensión muscular activa necesaria para mantener esta posición fijando el
sural. pie del paciente con su propio muslo y fijando la rodilla con su mano libre.
Se procede primero al acariciamiento con una mano de la porción medial, con un movimiento que
llega desde el tendón de Aquiles hasta el hueco poplíteo; al final del movimiento, la mano pasa a flex-
ión dorsal, con lo que las puntas del pulgar y de los dedos se acercan y continúan el acariciamiento hacia
el origen del gastrocnemio en el muslo. La porción medial se trata seguidamente, en igual dirección,
mediante amasamiento con una sola mano, repitiéndose esta maniobra varias veces. A continuación se
trata de la misma manera la porción lateral, fijando una vez más la rodilla del paciente con la mano libre
del masajista.
En pacientes de constitución no excesivamente musculosa se puede tratar al mismo tiempo toda la
región sural. El paciente se coloca en decúbito prono, y un saco de arena bajo los empeines eleva li-
geramente y sostiene sus pies. Después de un acariciamiento mano sobre mano, la región sural se somete
a amasamiento a dos manos; esta maniobra debe iniciarse en la zona del tendón de Aquiles con
amasamiento con la punta de los dedos, a causa de su reducido perímetro, pasando a la modalidad de
dos manos en la zona de los vientres musculares del tríceps sural. Estas maniobras se ilustran en las fi-
guras 250 a 253.

Figuras 247 a 249


Amasamiento con una mano de la porcion medial de la musculatura sural.

Figuras 250 a 253


Amasamiento a dos manos de la musculatura sural, visto según el masajis-
ta. Larodilla debe estar, si es posible, angulada
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Deseamos comentar aquí aún el tipo de masaje-acariciamiento que empleamos en las alteraciones
Figuras 254 a 258 del retorno venoso de la pierna. El paciente se coloca en decúbito prono, con los pies sostenidos por un
Masaje-acariciamiento de la pantorrilla derecha. La secuencia de imá- saco de arena. El masajista se coloca a los pies de la camilla de masaje, y procede al acariciamiento de
genes es de abajo hacia arriba. Los dedos deben estar cerrados y apo- la región sural o de todo el miembro inferior con movimientos alternos de ambas manos. Esta modalidad
yados unos en otros. de acariciamiento debe ser ligera, y hacerse sin presión.
Se coloca primero la mano derecha en la zona del tendón de Aquiles y se lleva hacia arriba sobre la
región sural; por encima de la zona media de la región, la mano se desliza lateralmente y se levanta de
la piel, volviendo al lugar de origen. Mientras la mano derecha vuelve atrás, la izquierda inicia el mismo
movimiento partiendo desde el tendón de Aquiles, para desplazarse lateralmente y elevarse al alcanzar
la porción media de la región. De esta manera, las manos se suceden alternativamente una a otra. Cada
movimiento se alarga aproximadamente una anchura de mano más arriba que el anterior, con lo que en
aproximadamente cinco pases se ha completado el tratamiento de la región sural y se ha llegado aproxi-
madamente hasta la mitad del muslo; entonces se inicia el proceso nuevamente en el tendón de Aquiles.
Si sólo se ha ordenado la práctica de acariciamiento, éste se llevará a cabo durante unos 10 minutos,
en la forma descrita.

Masaje del pie


Figura 259
Fijación del pie para el acariciamiento El masaje del pie se plantea de manera análoga al de la mano. Así, tenemos el dorso del pie, con los
del dorso del mismo. músculos interóseos, luego los dedos, y finalmente la planta del pie con las eminencias bajo los metatar-
sianos primero y quinto.
Para el masaje del pie, el paciente se encuentra en decúbito supino sobre la camilla de masaje, rela-
jado, y el masajista se encuentra de pie ante los pies de la camilla. Se inicia el masaje con el acarici-
amiento del dorso del pie, que abarca también los dedos. Para esto, el pie derecho se fija en ángulo recto
respecto al muslo y pierna con la mano derecha, cuya palma se encuentra bajo los dedos y las cabezas
distales de los metatarsianos. La mano izquierda se adapta a la superficie interna del dorso del pie. El
acariciamiento se practica desde la superficie dorsal de los dedos sobre el antepié, abarcando los maléo-
los, y concluye como acariciamiento con la palma de la mano en la pierna. Una vez realizado varias
veces este acariciamiento, se trata cada dedo por separado. El dedo sobre el que se trabaja se fija con la
mano libre, sujetándolo por su falange distal. Cada dedo se somete primero a acariciamiento con la yema
del pulgar, y seguidamente a acariciamiento circular.
Figura 260 Se trata, por tanto, de las mismas maniobras que se han descrito ya para el tratamiento de los dedos
Acariciamiento del dorso del pie. de las manos.

Figura 261
Acariciamiento de los dedos del pie;
con las manos en igual posición se
hace el acariciamiento circular.
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TÉCNICAS DEL MASAJE

Deseamos comentar aquí aún el tipo de masaje-acariciamiento que empleamos en las alteraciones
Figuras 254 a 258 del retorno venoso de la pierna. El paciente se coloca en decúbito prono, con los pies sostenidos por un
Masaje-acariciamiento de la pantorrilla derecha. La secuencia de imá- saco de arena. El masajista se coloca a los pies de la camilla de masaje, y procede al acariciamiento de
genes es de abajo hacia arriba. Los dedos deben estar cerrados y apo- la región sural o de todo el miembro inferior con movimientos alternos de ambas manos. Esta modalidad
yados unos en otros. de acariciamiento debe ser ligera, y hacerse sin presión.
Se coloca primero la mano derecha en la zona del tendón de Aquiles y se lleva hacia arriba sobre la
región sural; por encima de la zona media de la región, la mano se desliza lateralmente y se levanta de
la piel, volviendo al lugar de origen. Mientras la mano derecha vuelve atrás, la izquierda inicia el mismo
movimiento partiendo desde el tendón de Aquiles, para desplazarse lateralmente y elevarse al alcanzar
la porción media de la región. De esta manera, las manos se suceden alternativamente una a otra. Cada
movimiento se alarga aproximadamente una anchura de mano más arriba que el anterior, con lo que en
aproximadamente cinco pases se ha completado el tratamiento de la región sural y se ha llegado aproxi-
madamente hasta la mitad del muslo; entonces se inicia el proceso nuevamente en el tendón de Aquiles.
Si sólo se ha ordenado la práctica de acariciamiento, éste se llevará a cabo durante unos 10 minutos,
en la forma descrita.

Masaje del pie


Figura 259
Fijación del pie para el acariciamiento El masaje del pie se plantea de manera análoga al de la mano. Así, tenemos el dorso del pie, con los
del dorso del mismo. músculos interóseos, luego los dedos, y finalmente la planta del pie con las eminencias bajo los metatar-
sianos primero y quinto.
Para el masaje del pie, el paciente se encuentra en decúbito supino sobre la camilla de masaje, rela-
jado, y el masajista se encuentra de pie ante los pies de la camilla. Se inicia el masaje con el acarici-
amiento del dorso del pie, que abarca también los dedos. Para esto, el pie derecho se fija en ángulo recto
respecto al muslo y pierna con la mano derecha, cuya palma se encuentra bajo los dedos y las cabezas
distales de los metatarsianos. La mano izquierda se adapta a la superficie interna del dorso del pie. El
acariciamiento se practica desde la superficie dorsal de los dedos sobre el antepié, abarcando los maléo-
los, y concluye como acariciamiento con la palma de la mano en la pierna. Una vez realizado varias
veces este acariciamiento, se trata cada dedo por separado. El dedo sobre el que se trabaja se fija con la
mano libre, sujetándolo por su falange distal. Cada dedo se somete primero a acariciamiento con la yema
del pulgar, y seguidamente a acariciamiento circular.
Figura 260 Se trata, por tanto, de las mismas maniobras que se han descrito ya para el tratamiento de los dedos
Acariciamiento del dorso del pie. de las manos.

Figura 261
Acariciamiento de los dedos del pie;
con las manos en igual posición se
hace el acariciamiento circular.
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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para el acariciamiento de los espacios interóseos se aplica la técnica de pulgar sobre pulgar, mientras
los dedos de ambas manos fijan el pie por su cara plantar. El acariciamiento circular subsiguiente de los
espacios interóseos se hace con el dedo medio, mientras la mano libre fija el metatarsiano junto al cual
se trabaja sujetándolo por su cabeza distal. Los músculos interóseos pueden también tratarse desplazan-
Figura 265 do uno respecto al otro dos huesos metatarsianos contiguos.
Acariciamiento con los nudi- En la planta del pie, el masaje se inicia con un acariciamiento con los nudillos. Al tratar el pie dere-
llos de la planta del pie. cho, la mano izquierda del masajista se adapta al dorso del pie como para el masaje de esta zona, pero
permanece inmóvil y suministra el apoyo para la derecha, que efectúa el acariciamiento con los nudi-
llos. Seguidamente se practica un acariciamiento más intenso de los músculos plantares desde la articu-
lación metatarsofalángica hacia el talón, empleando el pulgar, mientras la mano izquierda fija el pie. En
igual posición se realiza después la fricción de la zona, en la que el pulgar describe pequeños círculos
Figura 262 dirigidos hacia el borde externo del pie.
Figura 266 Además del tratamiento de la región plantar, las eminencias bajo los metatarsianos primero y quinto
Fijación del pie para el
acariciamiento de los espa- Acariciamiento con el pulgar se someten a masaje por separado. El paciente coloca su pierna en rotación externa, de modo que el
cios interóseos. de la planta del pie; en igual borde externo del pie repose sobre la camilla de masaje. El masajista se sienta del lado de la extremidad
posición se practica la fric- a tratar, sobre la camilla, y vuelve su espalda al paciente. En esta posición tiene el pie ante sí, y puede
ción de la planta del pie. tratarlo con las dos manos.
En esta posición, se somete a amasamiento con las puntas de los dedos la eminencia del primer
metatarsiano y luego el borde interno del pie; seguidamente el masajista levanta el tobillo derecho
cogiéndolo por debajo con su mano izquierda, y lo coloca sobre su regazo. Con esto, el borde externo
del pie se separa del apoyo de la camilla, y se hace accesible al masaje. Se realiza primero el acaricia-
Figura 267 miento de la eminencia del quinto metatarsiano y del borde externo del pie con el pulgar, para tratar
Amasamiento con las puntas luego la musculatura por medio de fricciones. También puede realizarse un amasamiento del borde exter-
de los dedos del borde inter- no del pie, tratándolo entre el pulgar y la falange proximal del índice.
no del pie y de la eminencia El acariciamiento del dorso del pie se hace como sigue: la mano izquierda, o ambas manos alterna-
del primer metatarsiano. tivamente, se apoyan sobre la superficie dorsal del pie en plano sobre la base del dedo mayor, mientras
los pulgares, apoyados en toda su extensión, tratan la superficie plantar (la yema del pulgar recorre apro-
ximadamente el eje longitudinal del pie), y luego, evitando los salientes de los maléolos, las manos reco-
Figura 263 rren pie y pierna hasta la rodilla, efectuando acariciamiento sobre el tibial anterior y el extensor de los
Acariciamiento pulgar sobre dedos.
pulgar de los espacios Figura 268
interóseos.
Acariciamiento del borde
externo del pie.

Figura 269
Acariciamiento de todo el pie.
Figura 264
Acariciamiento circular de
los interóseos.

116
318 319
MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Para el acariciamiento de los espacios interóseos se aplica la técnica de pulgar sobre pulgar, mientras
los dedos de ambas manos fijan el pie por su cara plantar. El acariciamiento circular subsiguiente de los
espacios interóseos se hace con el dedo medio, mientras la mano libre fija el metatarsiano junto al cual
se trabaja sujetándolo por su cabeza distal. Los músculos interóseos pueden también tratarse desplazan-
Figura 265 do uno respecto al otro dos huesos metatarsianos contiguos.
Acariciamiento con los nudi- En la planta del pie, el masaje se inicia con un acariciamiento con los nudillos. Al tratar el pie dere-
llos de la planta del pie. cho, la mano izquierda del masajista se adapta al dorso del pie como para el masaje de esta zona, pero
permanece inmóvil y suministra el apoyo para la derecha, que efectúa el acariciamiento con los nudi-
llos. Seguidamente se practica un acariciamiento más intenso de los músculos plantares desde la articu-
lación metatarsofalángica hacia el talón, empleando el pulgar, mientras la mano izquierda fija el pie. En
igual posición se realiza después la fricción de la zona, en la que el pulgar describe pequeños círculos
Figura 262 dirigidos hacia el borde externo del pie.
Figura 266 Además del tratamiento de la región plantar, las eminencias bajo los metatarsianos primero y quinto
Fijación del pie para el
acariciamiento de los espa- Acariciamiento con el pulgar se someten a masaje por separado. El paciente coloca su pierna en rotación externa, de modo que el
cios interóseos. de la planta del pie; en igual borde externo del pie repose sobre la camilla de masaje. El masajista se sienta del lado de la extremidad
posición se practica la fric- a tratar, sobre la camilla, y vuelve su espalda al paciente. En esta posición tiene el pie ante sí, y puede
ción de la planta del pie. tratarlo con las dos manos.
En esta posición, se somete a amasamiento con las puntas de los dedos la eminencia del primer
metatarsiano y luego el borde interno del pie; seguidamente el masajista levanta el tobillo derecho
cogiéndolo por debajo con su mano izquierda, y lo coloca sobre su regazo. Con esto, el borde externo
del pie se separa del apoyo de la camilla, y se hace accesible al masaje. Se realiza primero el acaricia-
Figura 267 miento de la eminencia del quinto metatarsiano y del borde externo del pie con el pulgar, para tratar
Amasamiento con las puntas luego la musculatura por medio de fricciones. También puede realizarse un amasamiento del borde exter-
de los dedos del borde inter- no del pie, tratándolo entre el pulgar y la falange proximal del índice.
no del pie y de la eminencia El acariciamiento del dorso del pie se hace como sigue: la mano izquierda, o ambas manos alterna-
del primer metatarsiano. tivamente, se apoyan sobre la superficie dorsal del pie en plano sobre la base del dedo mayor, mientras
los pulgares, apoyados en toda su extensión, tratan la superficie plantar (la yema del pulgar recorre apro-
ximadamente el eje longitudinal del pie), y luego, evitando los salientes de los maléolos, las manos reco-
Figura 263 rren pie y pierna hasta la rodilla, efectuando acariciamiento sobre el tibial anterior y el extensor de los
Acariciamiento pulgar sobre dedos.
pulgar de los espacios Figura 268
interóseos.
Acariciamiento del borde
externo del pie.

Figura 269
Acariciamiento de todo el pie.
Figura 264
Acariciamiento circular de
los interóseos.

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MANUAL DE VENDAJES, YESOS Y FÉRULAS TÉCNICAS DEL MASAJE

Masaje del pecho dos manos. En el movimiento de vuelta, los círculos son
menores y el ritmo de movimiento más rápido. El acaricia-
El masaje de los músculos dorsales torácicos, del pec- miento se inicia justo por encima de la sínfisis y avanza en
toral mayor y del serrato mayor se ha discutido ya al tratar sentido horario por la superficie del abdomen, siguiendo
el masaje de otras regiones corporales. Los músculos inter- por tanto el trayecto del intestino grueso. Hay que prestar
costales son los que mueven la propia caja torácica atención a que en el acariciamiento del abdomen el pulgar
durante la respiración. Para su masaje, el paciente se colo- se apoye contra el índice, y no, como en el masaje de las
ca en decúbito supino. El masajista se coloca en pie en el extremidades, ocupe una posición separada. Una vez ven-
lado opuesto a la zona a tratar, coloca los dedos segundo cida con este acariciamiento la contracción refleja defensi-
a quinto, ligeramente separados, junto al esternón y cada va de las cubiertas abdominales, puede empezar el masaje
uno en un espacio intercostal, y realiza con ellos un acari- de la musculatura abdominal. La totalidad de la pared
ciamiento hacia el costado. El movimiento termina donde abdominal se trata con pases paralelos de acariciamiento:
queda obstaculizado por los músculos dorsales superfi- las manos, colocadas paralelas una a otra, se desplazan
ciales. Cada nuevo pase se inicia una vez más junto al transversalmente sobre el abdomen, una al lado de otra y
esternón, pero un espacio intercostal más abajo, repitién- en sentidos inversos, ascendiendo desde la sínfisis hasta el
dose la operación hasta haber tratado todos los espacios reborde costal. Las figuras 270 a 273 muestran esta manio-
intercostales. Seguidamente se continúa el tratamiento con bra. De este modo se abarcan todos los músculos abdomi-
fricciones en forma de pequeños movimientos circulares nales, y especialmente los músculos planos, que en otros
del índice, con desplazamiento de la piel, que progresan casos escapan al masaje: el transverso, el oblicuo mayor y
también desde el borde esternal hacia los lados. el oblicuo menor.
El músculo recto anterior del abdomen es fácilmente
accesible al amasamiento, en contraste con los ya citados.
Masaje del abdomen Empleamos una modalidad de amasamiento con las puntas
de los dedos, en la que toman parte todos los dedos. Las
El masaje del abdomen influye sobre la musculatura de manos deben apoyarse, sin embargo, en plano sobre el
la pared abdominal y estimula nervios del área esplácnica, abdomen, si se desea abarcar sólo el recto anterior. Si se
por lo que puede modificar el tono intestinal. Por esta colocan demasiado verticalmente, se tratará también el
razón, el masaje abdominal debe realizarse con especial intestino delgado con el masaje.
cuidado. Nunca se efectuará después de las comidas, y es El masaje debe avanzar desde la inserción del músculo
necesario que se proceda antes del masaje al vaciamiento en el pubis hacia arriba, hasta el esternón. En sujetos mus-
del intestino y especialmente de la vejiga. culosos se puede tratar por separado la mitad derecha y la
Para el masaje del abdomen, el paciente se encuentra mitad izquierda del músculo. Las figuras 274 a 277 ilustran
en decúbito supino sobre la camilla, con la cabecera li- el amasamiento con las puntas de los dedos del recto ante-
geramente elevada y las caderas y rodillas en semiflexión. rior del abdomen.
Figuras 274 a 277
Figuras 270 a 273 El masajista se coloca esencialmente al lado derecho del Una vez tratada de esta manera la pared abdominal, se
Amasamiento con las puntas
Acariciamiento en paralelo de paciente. El masaje abdominal debe planearse con cuida- pueden aplicar, si es necesario, técnicas de masaje que
de los dedos del recto anterior
los músculos del abdomen. do, y concretamente en la secuencia «cubiertas abdomi- del abdomen. surten efecto sobre el tono intestinal.
nales —musculatura abdominal».
Primeramente, es necesario preparar en cierto modo las
cubiertas abdominales para las manipulaciones que
seguirán. En todo paciente que se somete a masaje por
primera vez, la cubierta abdominal se contrae de tal ma-
nera al simple tacto, que resulta luego imposible penetrar
a la profundidad. Esta tensión se resuelve del mejor modo
por medio de acariciamiento circular. Las dos manos,
apoyadas en plano sobre la piel, describen círculos
pequeños que se aproximan, la izquierda en sentido
horario y la derecha en antihorario. Es el mismo movimien-
to descrito en la sección técnica como acariciamiento a

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Masaje del pecho dos manos. En el movimiento de vuelta, los círculos son
menores y el ritmo de movimiento más rápido. El acaricia-
El masaje de los músculos dorsales torácicos, del pec- miento se inicia justo por encima de la sínfisis y avanza en
toral mayor y del serrato mayor se ha discutido ya al tratar sentido horario por la superficie del abdomen, siguiendo
el masaje de otras regiones corporales. Los músculos inter- por tanto el trayecto del intestino grueso. Hay que prestar
costales son los que mueven la propia caja torácica atención a que en el acariciamiento del abdomen el pulgar
durante la respiración. Para su masaje, el paciente se colo- se apoye contra el índice, y no, como en el masaje de las
ca en decúbito supino. El masajista se coloca en pie en el extremidades, ocupe una posición separada. Una vez ven-
lado opuesto a la zona a tratar, coloca los dedos segundo cida con este acariciamiento la contracción refleja defensi-
a quinto, ligeramente separados, junto al esternón y cada va de las cubiertas abdominales, puede empezar el masaje
uno en un espacio intercostal, y realiza con ellos un acari- de la musculatura abdominal. La totalidad de la pared
ciamiento hacia el costado. El movimiento termina donde abdominal se trata con pases paralelos de acariciamiento:
queda obstaculizado por los músculos dorsales superfi- las manos, colocadas paralelas una a otra, se desplazan
ciales. Cada nuevo pase se inicia una vez más junto al transversalmente sobre el abdomen, una al lado de otra y
esternón, pero un espacio intercostal más abajo, repitién- en sentidos inversos, ascendiendo desde la sínfisis hasta el
dose la operación hasta haber tratado todos los espacios reborde costal. Las figuras 270 a 273 muestran esta manio-
intercostales. Seguidamente se continúa el tratamiento con bra. De este modo se abarcan todos los músculos abdomi-
fricciones en forma de pequeños movimientos circulares nales, y especialmente los músculos planos, que en otros
del índice, con desplazamiento de la piel, que progresan casos escapan al masaje: el transverso, el oblicuo mayor y
también desde el borde esternal hacia los lados. el oblicuo menor.
El músculo recto anterior del abdomen es fácilmente
accesible al amasamiento, en contraste con los ya citados.
Masaje del abdomen Empleamos una modalidad de amasamiento con las puntas
de los dedos, en la que toman parte todos los dedos. Las
El masaje del abdomen influye sobre la musculatura de manos deben apoyarse, sin embargo, en plano sobre el
la pared abdominal y estimula nervios del área esplácnica, abdomen, si se desea abarcar sólo el recto anterior. Si se
por lo que puede modificar el tono intestinal. Por esta colocan demasiado verticalmente, se tratará también el
razón, el masaje abdominal debe realizarse con especial intestino delgado con el masaje.
cuidado. Nunca se efectuará después de las comidas, y es El masaje debe avanzar desde la inserción del músculo
necesario que se proceda antes del masaje al vaciamiento en el pubis hacia arriba, hasta el esternón. En sujetos mus-
del intestino y especialmente de la vejiga. culosos se puede tratar por separado la mitad derecha y la
Para el masaje del abdomen, el paciente se encuentra mitad izquierda del músculo. Las figuras 274 a 277 ilustran
en decúbito supino sobre la camilla, con la cabecera li- el amasamiento con las puntas de los dedos del recto ante-
geramente elevada y las caderas y rodillas en semiflexión. rior del abdomen.
Figuras 274 a 277
Figuras 270 a 273 El masajista se coloca esencialmente al lado derecho del Una vez tratada de esta manera la pared abdominal, se
Amasamiento con las puntas
Acariciamiento en paralelo de paciente. El masaje abdominal debe planearse con cuida- pueden aplicar, si es necesario, técnicas de masaje que
de los dedos del recto anterior
los músculos del abdomen. do, y concretamente en la secuencia «cubiertas abdomi- del abdomen. surten efecto sobre el tono intestinal.
nales —musculatura abdominal».
Primeramente, es necesario preparar en cierto modo las
cubiertas abdominales para las manipulaciones que
seguirán. En todo paciente que se somete a masaje por
primera vez, la cubierta abdominal se contrae de tal ma-
nera al simple tacto, que resulta luego imposible penetrar
a la profundidad. Esta tensión se resuelve del mejor modo
por medio de acariciamiento circular. Las dos manos,
apoyadas en plano sobre la piel, describen círculos
pequeños que se aproximan, la izquierda en sentido
horario y la derecha en antihorario. Es el mismo movimien-
to descrito en la sección técnica como acariciamiento a

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EL RELIEVE MUSCULAR DE LAS PRINCIPALES


REGIONES CORPORALES

Figura 279 Figura 280


Musculatura del hombro y del brazo (lado Musculatura del hombro y del brazo, lado
derecho, aspecto lateral). derecho, aspecto anterior con rotación
Figura 278 externa ligera.
Musculatura de la espalda (línea roja continua, lado del pulgar; línea roja punteada, lado
de los dedos en los pases de majase).

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EL RELIEVE MUSCULAR DE LAS PRINCIPALES


REGIONES CORPORALES

Figura 279 Figura 280


Musculatura del hombro y del brazo (lado Musculatura del hombro y del brazo, lado
derecho, aspecto lateral). derecho, aspecto anterior con rotación
Figura 278 externa ligera.
Musculatura de la espalda (línea roja continua, lado del pulgar; línea roja punteada, lado
de los dedos en los pases de majase).

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Figura 283 Figura 284


Musculatura del muslo, lado derecho, Musculatura del muslo, lado dere-
Figura 281 Figura 282
aspecto anterior. cho, aspecto posterior
Musculatura del antebrazo, lado Musculatura del antebrazo, lado
derecho, aspecto radial. derecho, aspecto cubital.

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Figura 283 Figura 284


Musculatura del muslo, lado derecho, Musculatura del muslo, lado dere-
Figura 281 Figura 282
aspecto anterior. cho, aspecto posterior
Musculatura del antebrazo, lado Musculatura del antebrazo, lado
derecho, aspecto radial. derecho, aspecto cubital.

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Figura 285 Figura 286


Musculatura de la pierna, lado dere- Musculatura de la pierna, lado dere-
cho, aspecto anterior. cho, aspecto lateral externo.

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