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Estamos entendido, desde hace un buen rato, que en Venezuela existen, normas,
reglamentos y leyes, que, norman, reglamentan y sancionan hasta las maneras y
formas de “Cagar agachado”, porque estamos seguros y seguras, que, aunque no
es imposible, es muy jodido e incomodo “Cagar de pie” -¿suena cochino y muy
escatológico verdad?-, y ciertamente, es el efecto que pretendo crear o causar con
estas tan excrementales expresiones, para que nos hagamos una idea, de donde
carajo, es que estamos parados y paradas; porque es muy cómodo para algunos,
aprenderse un libreto, para transmitir un programa informativo televisivo de una
hora, votar cuatro o cinco flatulencias cerebrales al caletre, y sentirse icono
indiscutible de la comunicación, y así también suponer que con esa vaina el
trabajo concientizador ya esta logrado y; que por ende y por arte de magia el
sueño de la patria esta cumplido. Pues no, la vaina no es así, y les explico…
“Para los efectos de este capítulo, se tendrá como delito flagrante el que se esté
cometiendo o el que se acaba de cometer…” (…)
Entre otras series de consideraciones, que por ser respetuoso con los lectores y
las lectoras, y para redondear la idea, no voy a plasmar en su totalidad. Pero más
adelante el mismo COPP -o como dirían los sofisticados juristas- en mismo
instrumento jurídico, en el segundo párrafo del mismo artículo 234 -y es adonde
quiero llegar- haciendo referencia al procedimiento en flagrancia establece que:
“En todo caso, cualquier autoridad deberá, y cualquier particular podrá, aprender
al sospechoso o sospechosa, siempre que el delito amerite pena privativa de
libertad, entregándolo o entregándola a la autoridad más cercana quien lo pondrá
a disposición del Ministerio Publico…” (…)
“Al respecto de los ¡Confiros!”, y tratando de seguir enlazando mis ideas con el
título de este escrito, sería cuestión de preguntarnos ¿A qué viene todo esto?,
porque tal pareciera que no existiera una vinculación de coherencia entre el
contenido de este escrito, con los acontecimientos acaecidos; pero no, al igual que
en “los fenómenos de la dialéctica”, todo tiene que ver con todo, porque las vainas
en el cosmos y los eventos fenomenológicos no son casuales a los hechos
existenciales, porque resulta y acontece, que ciertamente en Venezuela, se
castigan y se sancionan todos los delitos y toda acción que durante el
procedimiento de investigación y el proceso de enjuiciamiento, se determine que
la acción por la cual una persona haya sido detenida e imputada y, según los
resultados de la investigaciones se considere o constituya en un delito.
¡Aaah!, pero resulta que la flagrancia se les aplican, o solo aplica para con “los
hijos “y” hijas de Petra” o los hijos “y” hijas de “la panadera”. Pongamos por
ejemplo; si el denunciado hubiese sido una persona relacionada o simpatizante del
gobierno o militante del PSUV, en este instante todos los organismos de seguridad
del estado, estarían allanado todas las casas del barrio donde habita el supuesto
agresor, y en menos de lo que canta un gallo, estaría con “los grillos puestos” y
posiblemente trasladado a la “máxima de Tocuyito” –afortunadamente tenemos
una ministra bien vergataria, que ha venido cambiando y humanizando el sistema
penitenciario, y las penuria de la familia no son tan fuertes- pero en fin, lo muy
cierto del caso, es que, así están planteadas las cosas, tenemos un sistema
administrador de justicia que solo es eficiente y muy diligente, para con las
personas de las clases más desposeídas, y otro que, al momento de girar las
instrucciones que para que sea aprendido un presunto agresor, al que se le está
tribuyendo un hecho punible, cometido contra “La Persona”, pero que pertenece a
un clase elite, o una organización política opositora al gobierno revolucionario,
esgrime cualquier cantidad argumento y discursos “leguleyericos” para no actuar
en contra del agresor, tal vez por la efímera idea o creencia de que en algún
futuro; absolutamente negado, podrían llegar a ser nuevamente gobierno en este
país…¡Si Luuuiiiisss ¡No! Volverán no joda…de ahí, que exista la muy peligrosa
posibilidad, de que un presunto asesino, vaya como flamante diputado a la
Asamblea Nacional…¡Dios! No se lo permita