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INFRAESTRUCTURA Y EQUIPAMIENTO.

(Introducción conceptual)
Se entiende por infraestructura urbana las obras que dan el soporte funcional para otorgar
bienes y servicios óptimos al funcionamiento y satisfacción de la comunidad, son las redes
básicas de conducción y distribución, como agua potable, alcantarillado sanitario, agua
tratada, saneamiento, agua pluvial, energía eléctrica, gas, telecomunicaciones, así como la
eliminación de basura y desechos urbanos sólidos.

La infraestructura ha tomado relevancia, debido al tema de riesgos antropogénico


(resultado de fuerzas humanas), su posición debe ser siempre estratégica. El desarrollo
urbano actualmente debe de realizarse en concordancia a restricciones normadas que
aseguran el respeto de los derechos de vía y buscan atender a las medidas de prevención
de desastres, dicho esquema resulta, innecesariamente, en muchos casos en vacíos dentro
del área urbana, al impedir su utilización en diversas actividades de esparcimiento y
deporte.

En cuanto a equipamiento urbano, se refiere, la zona alrededor del terreno elegido, posee
diversos servicios como plazas, áreas verdes, escuelas, clínicas, entre otras, aunque en su
mayoría se cataloga como área comercial y habitacional, se pueden observar otros usos
del suelo, principalmente con fines educativos y de turismo

La dotación de equipamiento urbano es factor de bienestar social y económico, así como


de ordenamiento territorial y de estructuración interna de las localidades. La estructura de
equipamiento urbano se divide en subsistemas que se caracterizan por agrupar elementos
que tienen características físicas, funciones y servicios similares, y consideran subsistemas
en su sistema normativo: educación, cultura, salud, asistencia social, comercio, abasto,
comunicaciones, transporte, recreación, deporte, administración pública y servicios
urbanos.

INSTITUCIONES ENCARGADAS DE INFRAESTUCTURA Y EQUIPAMIENTO.

 ANDA
 CLESA
 MOP Y VMT
 Ministerio de Salud
 VMVDU
 MINED
 PNC
Pero la nuestra está muy lejos de llenar esos requisitos. Dejando de lado la suciedad, el
pésimo estado y el desorden imperantes en calles y avenidas, los daños causados por los
trabajos de ANDA, los altos riesgos que supone la maltrecha red de acueductos y la gran
cantidad de cárcavas; es claro que la falta de una verdadera planificación del desarrollo
urbano ha traído como consecuencia un problema cada vez más complejo: la caótica
circulación vehicular.

Intentos de enfrentar este problema, no hay que negarlo, se han realizado en distintos
gobiernos. El problema es que más que responder a una estrategia con visión de largo
plazo, las acciones emprendidas en este campo han respondido con mucha frecuencia a
intereses políticos o particulares, en desmedro del progreso y el interés general. Para no ir
muy lejos –y para muchos– el caso del Sitramss es la más clara y grotesca expresión de
un maridaje entre la politiquería barata y grupos de interés, para quienes la palabra
transparencia no existe en el diccionario. Si las cosas se hubieran manejado de manera
diferente, este “sistema” estaría a estas alturas sirviendo de referente para la solución
integral del problema involucrado.

Hoy en día estamos frente al desafío de hacer mejor las cosas. Dos nuevas obras, una ya
en ejecución y la otra por iniciarse, pueden hacer la diferencia, aunque tampoco son la
panacea. Se trata de las “intervenciones” en el redondel de Naciones Unidas y en el
Masferrer. A juzgar por declaraciones recientes de los responsables, la primera se
desarrolla normalmente, entendiendo esto, por su nivel de ejecución, su costo y la
minimización de los daños colaterales que ocasiona la construcción de obras de este tipo.
Sin embargo, la otra, sí puede generar externalidades negativas importantes, dada su
ubicación.

Es más, en este último caso –que por cierto la población ha bautizado el lugar con otro
nombre, a raíz de un evento ocurrido tiempo atrás y que, por sus consecuencias y
notoriedad, debería constar en los registros de Transparencia Activa– entendidos en la
materia sostienen que el túnel proyectado agravará el problema del descomunal
congestionamiento que se da en determinadas horas en la intersección de la Masferrer
Norte y la calle El Mirador, precisamente en el redondel Artigas, o Luceiro como lo identifica
la mayoría. La situación empeoraría de ser cierta la versión de que la parte alta de la
Escalón está siendo considerada para un desarrollo comercial de primera y la construcción
de modernos edificios habitacionales. Si no se construyen otras vías para la evacuación de
un tráfico mayor, la zona será invivible.

Pero conociendo un poco al señor ministro de Obras Públicas, supongo que ya todo está
previsto. Sus credenciales como funcionario responsable, ético y eficiente, así lo sugieren.
Además, en momentos en que se cuestiona la pulcritud en la ejecución de obras
importantes de infraestructura y salen a luz pública presuntos actos de enriquecimiento
ilícito, don Gerson tiene otra oportunidad de poner la cara por todo el gobierno, como lo
hizo con la Diego de Holguín, aunque su costo inicial se haya triplicado.
Por cierto, respecto a esta obra, personalmente todavía conservo sentimientos
indescriptibles. Haber sido instrumentalizado a partir de la decisión que tomó el
expresidente Funes de bautizar esta carretera (no bulevar) con un nombre distinto del que
sugirieron más de 30 mil salvadoreños que respondieron la encuesta que hizo la comisión
ad-hoc creada por decreto ministerial (de la cual formé parte) no es precisamente
gratificante. Su frase “les guste o no les guste” sin duda será recordada como una muestra
más de su autoritarismo. En cambio, este no lo ejerció cuando no movió un dedo para
enjuiciar a quienes muchos consideran como los verdaderos responsables de los malos
manejos en las primeras etapas de la obra. Arteria que, al menos yo, sigo recordando por
su nombre original, no porque respete más la memoria del primer alcalde de San Salvador
que la del beato Romero, sino por la manipulación descarada del caso.

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