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Juan Pablo Real Ramirez

Daniel Tamayo Bustamante


David Yepes Vivas

Vals con Bashir

El documental del cineasta israelí Ari Folman, nos hace reflexionar sobre la guerra y
las diferentes situaciones fuertes que sufren los soldados por defender su país.
Durante la película, Ari busca a sus amigos que estuvieron en la Guerra del Líbano
en 1982, intentando descifrar sus recuerdos borrosos que tiene sobre la guerra y la
noche de la masacre de Sabra y Chatila. La película recurre a la técnica de la
animación para recrear las anécdotas que cuentan sus amigos a lo largo de la
película, lo cual podría parecer como ficción aunque todo lo ocurrido fue verídico y
es confirmado por la escena final con el video real de las víctimas de la masacre.
En la película, apreciamos historias de soldados que pudieron morir en combate y
como sobrevivieron, historias que pueden suceder en cualquier parte del mundo
donde haya un conflicto armado. De las escenas más impactantes y de la cual surge
el nombre de la película es la escena del baile del soldado que dispara en campo
abierto mientras es atacado por el enemigo. Es interesante como parece muy
surreal este suceso. Hasta Ari describe cómo las balas le pasan por el lado mientras
baila con los posters del asesinado presidente Bashir Gemayel.
Otra de estas historias es la del soldado que nadó hasta encontrar al ejército israelí.
Luego de ser sorprendido por el enemigo mientras estaba en el tanque, su equipo
sale corriendo hacia el mar y los otros tanques que los acompañaba se fueron por el
ataque. Uno por uno van cayendo sus camaradas y él logra refugiarse detrás de una
roca, donde permanece hasta que anochezca. Finalmente, decide ir al mar y nada
hasta encontrar la próxima orilla. El soldado relata cómo se sintió solo con el mar y
como este estaba tranquilo, sin olas.
En un punto, el soldado estaba cansado y ya no podía nadar más, por lo que decide
que la marea lo arrastre en varias ocasiones hasta llegar a su destino. Al llegar a la
orilla, es salvado por su ejército. Nos cuenta que sintió como si él hubiera sido el
que abandonó a sus camaradas y no los otros tanques que no los auxiliaron en el
momento. Siente como si solo se hubiera preocupado por si mismo y no pudo hacer
nada para salvarlos.
Nuestro protagonista estuvo en el ejército desde los 19 años. El punto de partida de
la película es el olvido que tiene sobre la guerra y lo que sucedió en realidad. Una
de las primeras escenas nos muestra a Ari con uno de sus compañeros quien le
explica a través de un experimento, que la memoria es capaz de hacernos creer que
vivimos una experiencia pero es totalmente falsa. Si faltan detalles, la memoria se
encarga de rellenar esos espacios vacíos. Esto hace cuestionar la veracidad de los
recuerdos que son contados a Ari.
Puede que las versiones de las historias fueron contadas llenando aquellos
espacios vacíos y haciéndola parecer como si así hubiera pasado. Hasta Ari al final
cree que estuvo presente en la masacre y tuvo participación en esta. Cuando un
amigo le pregunta si disparó los morteros o las bengalas para que pudieran
disparar, responde: “¿Qué importa?”. Podríamos pensar que sí recuerda pero no
puede estar seguro de eso. Y si fue responsable, tendría que asumir la culpa de lo
que sucedió. Y esto me recuerda a varios momentos de la película donde los
personajes no se hacen responsables de sus actos. Una escena muestra a un
soldado que está disparando y otro le pregunta que a que le deben disparar, a lo
que le contesta: “¿Cómo lo voy a saber yo?”. Esto demuestra cómo los soldados
sólo son peones que reciben órdenes y las ejecutan sin cuestionar nada.

Dicho todo esto, podríamos clasificar este documental en las categorías de


documental reflexivo y performativo. Entra en estas dos categorías al ser una
producción casi en su totalidad animada, usa recursos poco comunes a la hora de
narrar una historia verídica o una representación de su realidad, según Nicholls este
tipo de documental prioriza la expresividad y la poesía antes que la representación
realista y esto se vale mucho a la hora de animar. También entra en la categoría de
documental reflexivo porque muestra de manera un poco cruda los estragos de un
conflicto. Esto causa un extrañamiento al espectador creando una suerte de
conciencia en la gente porque si bien es una producción animada, se muestra de
manera fiel los horrores de una guerra y lo hace con un tratamiento de la forma más
sería posible.

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