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Alejandra Ramirez Soruco

Agencia ciudadana: mujeres y calidad


de vida sustentable en Cochabamba
Este libro es publicado gracias a la cooperación de la Agencia Sueca
para el Desarrollo Internacional (ASDI)

CESU-UMSS
Centro de Estudios Superiores Universitarios
Universidad Mayor de San Simón

Calle Calama 0235, 1er. piso


Telfs.: (591-4) 4220317 - 4252951. Fax: (591-4) 4254625
P.O. Box 5389
www.cesu.umss.edu.bo
E-mail: cesu@umss.edu.bo
Cochabamba - Bolivia

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ISBN: 978-99954-69-48-1

Reservados todos los derechos. No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni
su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea
electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por
escrito de los titulares del copyright.

Dibujos: Pedro Leonardo Sánchez R.


Diagramación: Manuel J. Zambrana Flores

Impresión: Talleres Gráficos “Kipus”,telfs.: 4237448 - 4731074, Cochabamba


Printed in Bolivia
¡Warmis Valientes!

Hombres buscan la alborada


Junto a Esteban Arce avanzan
Contra el realista lanzan
Los rayos de la montaña
Y contra el realista lanzan
Una montaña

Disparando nubes grises sublevando pueblos llegan


Al Tunari que se eleva
Entre huiros y raíces
Al Tunari que se eleva
Entre Raíces

En el valle brazos fuertes


Ya se llaman a la guerra
Cuando de la intranquila tierra
Florecen hombres valientes
Siempre brotan de esta tierra
¡Hombres valientes!

Por la realista metralla


Hombres casi no quedaron
Las mujeres levantaron
La bandera libertaria
Las mujeres levantaron
Luz Libertaria

Mujeres portando lanzas


A la Coronilla ascienden
Peleando y gritando mueren
Mientras la colina estalla
Peleando y gritando mueren y el valle estalla

En el valle, brazos fuertes


Ya se llaman a la guerra
Cuando de la intranquila tierra
Florecen madres valientes
Siempre brotan de esta tierra
¡Warmis valientes!

L y M Aguilar – Taller Arawi


DEDICATORIA

A mis hijos:

A Pedro por su actual búsqueda de (auto)construcción y (auto)realización


personal a través de dibujos, poemas y estudios, rebeldías y
cuestionamientos…

A Vicente por su fuerza cotidiana, por sus múltiples pasiones, por su facilidad
de ser, por su cariño arrollador, por su alegría que hace a la mía….

A Matilde, mi warmi valiente, por su donaire, por su fortaleza, por el


aprovechamiento al máximo, desde chica y hasta siempre, de su ser mujer….

A ustedes tres, por el tiempo que les he robado dedicándole a esta empresa, y
porque son, a la vez, la razón de la misma.
ÍnDICE GEnERAL

Agradecimientos ...................................................................................... 13
Lista de siglas utilizadas.......................................................................... 17
Resumen .................................................................................................. 21
Abstract .................................................................................................... 23

InTRODuCCIón .................................................................................. 25

PERsPECTIvA y DEbATEs TEóRICOs sObRE EL TEMA


Una aproximación al concepto de ciudadanía .......................................... 31
Desarrollo Sustentable, calidad de vida y las mujeres .............................. 39
Enfoques sobre calidad de vida .......................................................... 40
Mujeres y calidad de vida sustentable................................................ 47
Las teorías de agencia................................................................................ 50
Debates y propuestas de las teorías de agencia .................................. 51
Principales críticas hacia la teoría de agencia .................................... 54
La agencia ciudadana: asumiendo una definición.............................. 56

DE LA InTRAnquILA TIERRA, fLORECEn warmis vALIEnTEs


“Si no hay hombres, aquí estamos las mujeres”: El episodio de
la Coronilla ................................................................................................ 61
“Un propio alfabeto para leer la vida”: Mujeres en el Estado del 52 ........ 66
Pioneras en la era del 52 .................................................................... 66
Ciudadanía durante las dictaduras .................................................... 80
Neoliberalismo y ciudadanía de mujeres .................................................. 98
Del ajuste estructural al desarrollo humano ...................................... 98
“Ya no había el partido: ¿Qué quedaba?”: Las ONG’s .................... 99
El parlamento asediado: El despliegue de la ciudadanía política .... 104
Ciudadanía desde los sindicatos ...................................................... 106

9
Multiplicación de espacios .............................................................. 109
“Las mujeres me deben mucho: ¿Cómo me pagarán?”: Mujeres en
el Estado plurinacional ............................................................................ 111
La crisis del nuevo milenio.............................................................. 111
“Saquemos algo en común”: El debate Constituyente .................... 113
El Estado Plurinacional: ¿Avances o retrocesos? ............................ 116
¿Qué nos muestran los datos? ........................................................ 117

DIsTInTAs y PLuRALEs
La ciudad de Cochabamba ...................................................................... 123
Los barrios: indicadores de diferencia ............................................ 130
Ciudadanas plurales ........................................................................ 137
Dimensión socioeconómica de sus ciudadanías .................................... 145
El trabajo como derecho ciudadano ................................................ 145
Otros derechos socioeconómicos .................................................... 150
La dimensión cultural de la ciudadanía .................................................. 153
Pluralidad cultural .......................................................................... 153
Prácticas y consumos culturales ...................................................... 153
El derecho al consumo cultural ................................................ 160
Prácticas recreativas ................................................................ 166
Concluyendo sobre la ciudadanía cultural ...................................... 168

“ACTuAMOs nO DIsCuRsEAMOs”
¿El ‘ser’ mujer? ...................................................................................... 170
“Me salió la impotencia”: Impulsos iniciales .................................. 170
Rasgos comunes .............................................................................. 176
Enfrentando dificultades .......................................................... 176
Aguante, detalles y acción ...................................................... 182
El desafío de descubrirse .......................................................... 183
Movilizando agencias.............................................................................. 185
Imaginarios de diferencias .............................................................. 185
Representando a .............................................................................. 188

10
Diferenciales de poder...................................................................... 192
Movilizando contactos .............................................................. 192
El cuarto poder .......................................................................... 193
¿El cuerpo: poder erótico? ........................................................ 197
Relaciones y realizaciones .............................................................. 200
“Ustedes ensucian ¡ahora laven!”: Relaciones familiares ........ 201
“Mejor me quedo hasta el final”: Estrategias en las organizaciones.. 203
“¡Otra cosa es con charango!” ¿Estrategias colectivas o individuales?.. 215
Imaginarios de ciudadanía ...................................................................... 218
Sueños de ciudadanía ...................................................................... 218
Acciones ciudadanas de doble filo .................................................. 220
Evaluando el ejercicio ciudadano en el tiempo ................................ 220
“¿Qué más en la vida?” .......................................................................... 215

IDAs y vEnIDAs
Construyendo la ciudad de acogida ........................................................ 236
“¡Fregados éramos los mineros!” .................................................... 236
Gran facilidad para desplazarse........................................................ 239
Con terrenos y carencias dónde llegar.............................................. 241
El plus de la migración .................................................................... 242
Volviendo con nuevos bagajes ................................................................ 243
Brechas para asumirse como protagonistas...................................... 244
El impacto de haber migrado .......................................................... 244
“Aprendí a tener autonomía en mi hogar” ...................................... 245
“Me siento un ser más global” ........................................................ 246
Familias destrozadas, incertidumbres y pesares .............................. 255

CIuDADAnÍA y CALIDAD DE vIDA susTEnTAbLE


Calidad de vida sustentable: ¿Qué es? .................................................... 257
“Para mí, calidad de vida es…” ...................................................... 257
“¿Sumaj Q’amaña?”: Evaluando la calidad de vida........................ 260
“Siempre hay peros”: Los obstáculos que hay que enfrentar .......... 263

11
¿Respeto al medio ambiente? .................................................................. 266
Estar bien conmigo y con la naturaleza............................................ 267
Prepotencia contra el medioambiente .............................................. 267
Experiencias positivas y negativas .......................................................... 270
El medioambiente en las tareas dirigenciales .................................. 270
Perjudicando a la sustentabilidad .................................................... 277
Las mujeres como soporte de la sustentabilidad .................................... 278

PARA COnsTRuIR unA CIuDAD susTEnTAbLE


La trans-disciplinariedad ........................................................................ 282
Pautas para soñar y construir de manera conjunta .................................. 286
Cinco mensajes principales .............................................................. 287
Las cuatro dimensiones de la agencia ciudadana ............................ 288

COnCLusIón ...................................................................................... 301


Resumiendo ............................................................................................ 301
Algunas conclusiones importantes .......................................................... 310

bIbLIOGRAfÍA .................................................................................. 313

AnExOs ................................................................................................ 329


Cuestionario de la Entrevista
Ficha Técnica de las entrevistas
Taller Trans-disciplinario: Construyendo calidad de vida desde la
agencia ciudadana de las mujeres

12
AGRADECIMIEnTOs

Toda investigación constituye una empresa colectiva de diálogo, aportes,


intercambios, reflexiones, debates y discusión. En el caso de este estudio, que rescata
el trabajo de mi tesis doctoral, no sólo han participado distintas organizaciones
coadyuvando con diferentes tipos de apoyos, sino personas que me regalaron ideas,
su tiempo, sus propias y múltiples formas de agencia. Valga la ocasión para
agradecer públicamente a todos.
Concretamente, debo empezar agradeciendo a las organizaciones que han
hecho posible la elaboración de esta investigación:
A la Universidad Mayor de San Simón, y específicamente al Centro de
Estudios Superiores Universitarios (CESU-UMSS), quien me acoge hace tantos
años, dándome un espacio de trabajo, de reflexión y de difusión —y consecuente
debate— de información, ideas y productos.
Al NCCR-North South por la beca de investigación otorgada para la realización
de esta tesis y al JACS-SAM que, mediante sus dos directores, Manuel de la Fuente
en una primera etapa y Elizabeth Jiménez en una segunda, han coadyuvado para
que este producto llegue a tener cuerpo.
A la Cooperación Técnica Belga (CTB) por la colaboración con el costo de la
matrícula del doctorado.
Al Equipo de Docentes del Doctorado en Desarrollo Sustentable del CLADES,
por las sugerencias, recomendaciones, las lecturas otorgadas durante estos cinco
años compartidos. Asimismo a Patricia Méndez y a todo el personal administrativo,
por la paciencia y la ayuda brindada durante todo este tiempo.
Muchas personas han jugado un rol importante durante todo el proceso de
investigación, acompañándola, motivando, abriendo el espacio para (re) pensar su
desarrollo. Quiero empezar agradeciendo muy especialmente a Walter Sánchez C.,
por sus ideas, sus aportes, sus diálogos permanentes, sus críticas… Por
acompañarme en esta aventura académica y vivencial.
Asimismo, agradezco a mis profesores: Antonio Elizalde y Fernando Mayorga,
por todas las sugerencias realizadas.
A mis compañeros de trabajo en el CESU-UMSS, especialmente a María
Esther Pozo, Manuel de la Fuente, Eduardo Córdova, por los comentarios vertidos;
a Alba Rojas por todo el apoyo logístico brindado. A Tania Ricaldi, Carlos Crespo,

13
Elizabeth Pereira, Marcela Martínez, Eduardo Campero, Virginia Salamanca, Luis
A. Ponce, Néstor Espinoza, Ramiro Flores, Ángel García y Víctor Siles, por la
solidaridad mostrada en el transcurso de todos estos años que compartimos, ni que
patrimonios vivientes de esta oficina.
A todo el equipo del proyecto sobre Migración Transnacional, por las
discusiones, por el trabajo, por los avances realizados, a partir de los cuales fui
afinando y especificando varias facetas de este trabajo. Además de María Esther ya
mencionada anteriormente, a Miriam Camacho, Jaroslava de Ballón, Jorge Veizaga,
Isabel Yépez y, especialmente a Gabriela Gutiérrez, Erika Higueras, Diana
Manrique, Hector Mejía y Lineth Rodríguez, por el correteo cotidiano con el que
colaboraron en este proceso.
A los miembros del proyecto “Genre, ethnicité et inclusión politique dans les
nouvelles autonomies municipales en Bolivie” que realizamos de manera conjunta
entre el CESU-UMSS y la Universidad de Quebec a Montreal y de Laval a Quebec.
Algunas de las ideas que presento en esta investigación son fruto de las reflexiones
que se llevaron a cabo en nuestros debates, algunas veces cibernéticos. A Nancy
Thede, Stephanie Rousseau y Pierre Beaucage, gracias.
A todas aquellas mujeres que me dieron su tiempo, y compartieron conmigo
sus historias de vida, sus percepciones y sus opiniones; sin ellas definitivamente no
habría la tesis. En orden alfabético a: Eunice Achá, Evelyn Ágreda, Lilian Aguilar,
Mery Alvarado, Martha Apaza, María Luisa Aranibar, Nancy Arrieta, Carla
Ascarrunz, Sonia Ayllón, Ana María Ballesteros, Julia Bascopé, Rita Bautista, Erika
Brockman, Lina Caballero, María Isabel Caero, Miriam Camacho, Palmira Cano,
Aida Claros, Silvia Claure, Maruja Chej de Peñaloza; Domitila Chungara, Soledad
Delgadillo, Betzi Enriques, Cecilia Estrada, Verónica Eterovic, Karina Flores,
Graciela Flores vda. de Salgueri, Shirley Franco, Inés Galarza, María Eugenia
Galindo, Olinda Gamboa, Sandra Humerez, Rosemary Irusta, Casta Jaimes, Ninoska
Lazarte, Norka López, Yolanda Luizaga, Rocío Luque, Zenobia Machicado,
Antonieta Méndez, Bertha Méndez (de), Wilma Molina, Julieta Montaño, Roxana
Neri, Gaby Nina, Celina Nogales, Clemencia Orellana, Carola Ortuño, Leonor
Pactheider, Palmira Parra, Carolina Patiño, Ema Paz, Norma Piérola, María Esther
Pozo, Angélica Puña, Sandra Quiroz, María Rea, Lidia Rioja, Miriam Rojas, Tatiana
Rojas, Adriana Salamanca, Irma Salazar, María Eugenia Sánchez, YessidSerrudo,
Gilma Soliz, Elsa Suárez, Antonieta Terrazas, Marlene Terrazas, Ema Urcullo de
Campero, Gaby Vallejo, Silvia Vega, Sofía Villegas, Yolanda Villena, María Lourdes
Zabala, Elizabeth Ziade y Gaby Zuna.

14
Gracias a las personas que colaboraron con la parte logística. Además de Alba
y Gabriela anteriormente agradecidas, a Joaquín Camacho y Alina Caballero, por
su colaboración en la transcripción de las entrevistas y a Iván Montaño por la
digitalización y las infografías realizadas. A Carmen Beatriz Ruiz, por una primera
revisión de estilo de este documento.
Asimismo debo agradecer a las mujeres con las que organizamos y llevamos
a cabo el Taller Trans-disciplinario: “Construyendo desde el ejercicio ciudadano de
las mujeres, una calidad de vida sustentable para Cochabamba”, una de las fuentes
principales de las propuestas que forman parte de esta investigación. A Julieta
Montaño; Olivia Román y Jacqueline Garrido; y a todas aquellas personas que nos
ayudaron en la facilitación del mismo.
Por otra parte, ya en lo vivencial, agradezco a todas las mujeres que estuvieron
ahí, con mis hijos, mientras yo no estaba, que me suplieron, me respaldaron en todo
ese inmenso reto cotidiano en el que dejaba —demasiadas veces— un gran vacío,
especialmente a Patty Parra, a Susana del Pozo y a María René Pradel. A las madres
de las miles de actividades escolares y deportivas, que me remplazaron en recogidas,
llevadas, alientos…. Gracias por esa solidaridad existente, cuya importancia sólo la
podemos valorar nosotras. A las madres de las clases de Jazz que cosieron,
corretearon, acompañaron a mi hija cuando yo no pude hacerlo.
En mi familia, un especial agradecimiento a Pedro, por su comprensión artística
temprana de lo que significa ser una warmi valiente, sus dibujos y sus comentarios.
A Vicente y a Matilde, por desafiarme a asumir mi agencia en sus múltiples
dimensiones. A Miriam Sánchez, por la ayuda brindada con los chicos. A mis
hermanos, Pepita, Inés y Marcel —“el Nene”—, por crecer conmigo, por ayudarme
a creer en las mujeres valientes, en la ciudadanía y, a pesar de todo, en el país. A
mis papas, Inés y Marcel, por todo el apoyo recibido, por los impulsos, por estar
ahí.

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LIsTA DE sIGLAs uTILIzADAs

ACOBOL: Asociación de Concejalas de Bolivia


ADN: Acción Democrática Nacionalista
CADEPIA: Cámara Departamental de la Pequeña Industria y Artesanía
Productiva
CEDIB: Centro de Documentación e Información Bolivia.
CEP: Centro de Estudios de Población
CESU: Centro de Estudios Superiores Universitarios
CETM: Centro de Estudios y Trabajo de la Mujer
CIDEM: Centro de Información y Desarrollo de la Mujer
CIPCA: Centro de Investigación y Promoción del Campesinado
CIU: Ciudadanos Unidos
CIUF: Conseil interuniversitaire de la Communauté française
COB: Central Obrera Boliviana
COD: Central Obrera Departamental
COMIBOL: Corporación Mineral Boliviana
CPE: Constitución Política del Estado
CSUTCB: Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de
Bolivia
DAWN: Development Alternatives with Women for a New Era
DHS: Desarrollo Humano Sustentable
FEDJUVE: Federación Departamental de Juntas Vecinales
FEPC: Federación de Empresarios Privados de Cochabamba
FES: Federación de Estudiantes de Secundaria
FIE: Fomento a Iniciativas Económicas

17
FLACSO: Facultad Latino Americana de Ciencias Sociales
FMI: Fondo Monetario Internacional
FSUTC: Federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos
FUL: Federación Universitaria Local
GED: Género en Desarrollo
IDH: Índice de Desarrollo Humano
IESE: Instituto de Estudios Sociales y Económicos
IFFI: Instituto de Formación Femenina Integral
IIJyP: Instituto de Investigaciones Jurídicas y Políticas
JEC: Juventud Estudiantil Católica
JUC: Juventud Universitaria Católica
LPP: Ley de Participación Popular
MAS: Movimiento Al Socialismo
MED: Mujer En Desarrollo
MIR: Movimiento de Izquierda Revolucionario
MNR: Movimiento Nacionalista Revolucionario
MyD: Mujer y Desarrollo
MyPES: Micro y Pequeñas Empresas Sociales
NFR: Nueva Fuerza Republicana
NPE: Nueva Política Económica
OECA: Organización Económica Campesina
ONG: Organización No Gubernamental
OTB: Organización Territorial de Base
PAE: Programa de Ajuste Estructural
PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
POA: Presupuesto Operativo Anual

18
SEDES: Servicio Departamental de Salud
SEDUCA: Servicio Departamental de Educación
SEMAPA: Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarilla
SENALEP: Servicio Nacional de Alfabetización y Educación Popular
SLIM’s: Servicios Integrales Municipales
SUMI: Seguro Universal Materno Infantil
TIC’s: Tecnologías de Información y Comunicación
TP: Traducción Propia
UCS: Unidad Cívica Solidaridad
UDP: Unidad Democrática y Popular
UMSS: Universidad Mayor de San Simón

19
REsuMEn
¿Cómo generar procesos de construcción de calidad de vida sustentable a nivel
local? ¿Cuál es el rol de los agentes sociales? ¿Cuál el papel específico de la mujer?
¿Mediante qué mecanismos? Son preguntas que han servido de punto de partida
para la presente investigación. En ella se define la noción de calidad de vida
sustentable como el producto de la movilización de las capacidades y los recursos
de los distintos agentes sociales —en forma individual y/o colectiva— que habitan
y se interrelacionan de manera cotidiana en un territorio dado, para generar un
bienestar definido de acuerdo, en una dimensión subjetiva, a sus propios valores y
propósitos y en concordancia en una dimensión objetiva, con ciertos criterios
universales de calidad de vida —que, debido a la creciente interconexión de las
poblaciones, son cada vez más influyentes. Este bienestar, es concebido como tal,
siempre y cuando sea sustentable social, cultural, económica y medio
ambientalmente en el tiempo.
Desde esta perspectiva de calidad de vida sustentable: (a) Lo local se vuelve
un espacio privilegiado de acción (b) Son los hombres y las mujeres que, en su
interrelación con las estructuras y procesos sociales, económicos y políticos en los
que están insertos, constituyen el motor principal del proceso tanto desde sus
prácticas como desde sus imaginarios (c) La calidad de vida no sólo es objetiva y
subjetiva a la vez, sino también multidimensional; para comprenderla es necesario
analizarla en toda su complejidad.
Un mecanismo principal para que los agentes sociales construyan —o
entorpezcan— la calidad de vida sustentable es la agencia ciudadana, definida como
todas las diferentes estrategias, vías o expresiones que las personas despliegan para
ejercer sus derechos y obligaciones ciudadanas, mediante las cuales intervienen
directa o indirectamente en la definición de medidas públicas que hacen a la
construcción sustentable de su calidad de vida. Estas agencias responden a la
elección de ciertos patrones heredados del pasado, los diferenciales de poder que
poseen, los proyectos, imaginarios y/o utopías de futuro que las movilizan, así como
la necesidad de hacer frente a las contingencias que el presente les plantea.
Entre ellas, las desplegadas concretamente por las mujeres son fundamentales
para la generación de procesos de construcción de calidad de vida sustentable a niveles
locales debido al lazo sentimental y subjetivo que tienen con sus familias y las futuras
generaciones, al ser ellas las encargadas de transmitir valores, criterios de educación
y principios y, a razón de ser las que, generalmente, se preocupan por el bienestar
inmediato y cotidiano de los suyos (satisfacción tanto de necesidades básicas —
alimentación, vivienda, vestimenta, etc.— como recreativas y de socialización).

21
En el marco de esta hipótesis, este estudio describe las diversas formas de
agencia ciudadana de la pluralidad de mujeres que habitan en Cochabamba,
enfatizando en la potencialidad que las mismas suponen en la construcción de una
calidad de vida sustentable a niveles locales. Asimismo describe los problemas que
ellas enfrentan en el proceso, así como aquellos que van creando, a veces, a partir
de sus acciones.
El trabajo concluye con propuestas recuperadas de las visiones y argumentos
de mujeres dirigentes de diversos rubros en la ciudad: Estas se concentran en
planteamientos para la construcción de calidad de vida, que giran en torno al
fortalecimiento, en algunos casos re-direccionamiento, de sus agencias ciudadanas,
en sus multiples dimensiones: sociales, económicas y ambientales.

22
AbsTRACT
How to construct sustainable quality of life at the local level? Which is the role
of the social agents? Which is the specific role of women? Through what
mechanisms they act? All these are questions that have been used as a departing
point for this research in which we privileged the notion of sustainable quality of
life defined as the product of the mobilization of the capacities of the different social
agents, that interrelate individually or in a collective sense, on daily basis, within a
given territory, in order to produce the quality of well-being which is defined with
a subjective criteria —according to their values and objectives— yet concurrent to
certain universal criteria on what makes the quality of life. Thus, this concept of
well-being is conceived only when it enjoys a sustainable character in the social,
economic, cultural and environmental dimensions.
Within this perspective of sustainable quality of life: (a) The local concept
becomes a privileged space of action (b) Men and women, with their interrelated
actions and imaginaries related to the existing structures and social, economic and
political procedures, become the main forces that shape the ongoing process (c)
The quality of life is not only simultaneously subjective and objective, but
multidimensional as well, and in order to understand its nature the analysis should
be made within the scope of all its complexity.
An essential mechanism that the agents have in order to construct a sustainable
quality of life, is their citizenship agency, defined as all the different strategies,
means or expressions and participation that people display in order to exercise their
rights and duties as citizens, and through which, directly or indirectly, they influence
in public measures undertaken to increase the quality of life. These agencies respond
to the selection of certain patterns inherited from the past, to the differences of
power with which they are endowed, their various projects, the imaginaries or
utopias that they may held and which moves them and to the needs that they face in
order to solve their present situation.
Among these citizenship’s agencies, the actions displayed specifically by
women, are of main importance. The book is based on the premise that women are
the protagonists in the consolidation of the process of sustainable changes due, in
one hand to the sentimental and subjective bounds that they have with their families
and their influence on future generations because they are the ones in charge of
transmitting values, criteria of education and principles. In the other hand, also given
the fact that usually women are in charge of seeking the immediate, daily general
well-being of their families (the satisfaction of their basic needs: nourishment,
housing, clothing, etc. as well as the recreational and socialization needs).

23
Within this hypothesis, this study describes the citizenship agency of women
in Cochabamba, in all it’s plurality and diversity, emphasizing in the potential impact
that they could exercise upon the construction of a sustainable quality of life at local
levels. Likewise, it describes the problems they face and, sometimes, those that may
be created by their actions.
As a whole, the research strives to identify the relationship between the various
forms of women’s citizenship agency and the construction of sustainable quality of
life at the local level, in order to propose means to promote this agency in all its
dimensions: economic, social, political and environmental, and to strengthen it or
to suggest other ways of deploying it.

24
InTRODuCCIón
Los procesos de descentralización estatal iniciados en Bolivia en la década de
1990, pusieron en pie un nuevo escenario de relaciones entre el Estado y la sociedad
civil, marcado por el impulso hacia una participación ciudadana más activa —y
equitativa en términos de género— en la toma de decisiones vinculadas a los
procesos de desarrollo en el país. Esta tendencia se ha visto fortalecida con la
implementación de un modelo autonómico en cuatro niveles —departamental,
regional, municipal e indígena— a partir de la aprobación de la nueva Constitución
Política del Estado (CPE) el año 2009.
A partir del nuevo milenio, un breve estado de la cuestión sobre la relación
entre descentralización estatal, participación ciudadana y procesos de desarrollo
sustentable humano (DSH) local en el país y en Cochabamba, muestra un panorama
importante de producción e investigación que puede clasificarse en dos grupos: (1)
Las investigaciones sobre la relación descentralización y participación ciudadana y
(2) Las que abordan las características puntuales de los ejercicios ciudadanos y su
incidencia en los procesos de desarrollo.
En el primer grupo, se ubican las investigaciones que analizan el impulso y los
obstáculos que los procesos de descentralización —principalmente los iniciados con
la Ley de Participación Popular (LPP) —han representado para un ejercicio
ciudadano más activo a niveles locales (Ayo 2004; Bazoberry, Soliz y Rojas 2006)
y su incidencia en la consolidación de un nuevo modelo de gobernanza en Bolivia
(De La Fuente y Ramírez 2009). En este grupo se incluyen estudios sobre
experiencias puntuales de implementación de la descentralización, en los que se
aborda su impacto en el ejercicio ciudadano de ciertos grupos concretos como los
indígenas-campesinos (Crespo 2009; Crespo y Antezana 2010; Lacroix 2010) y las
mujeres (Armand 1998; Clisby 2005; Suárez y Sánchez 2007; Ramírez 2010) o de
manera comparativa entre ambos (Thede 2010).
En el segundo grupo se hallan las investigaciones que tratan sobre las
características de los ejercicios ciudadanos y su incidencia en los procesos de
desarrollo, sobre todo a niveles locales. En este grupo, hay trabajos sobre: (a) La
tensión entre los derechos colectivos y los individuales en el ejercicio ciudadano de
los bolivianos, ya sea desde una perspectiva histórica (Irurozqui 2004; Barragán
2002) como contemporánea (Kruse 2002; Sánchez Serrano 2000; Medeiros 2005;
Tapia 2006; Albó 2006; Lavaud 2007) (b) El debate en torno a si son las estrategias
de acción colectiva —vinculadas a la importante densidad organizativa de la
sociedad boliviana— las que priman en el ejercicio ciudadano de los bolivianos
(García Linera 2000; 2004; Crespo 2005; Gray Molina 2007) o, si por lo contrario,

25
son más las acciones de tinte individual (Hoffman et.al 2003; Sánchez et.al 2008;
Wanderley 2009; Ramírez y Calisaya 2010) (c) Estudios sobre la práctica que
caracteriza el cumplimiento de obligaciones ciudadanas (Laserna, Gordillo,
Komadina 2006) analizando cuáles son las menos ejercidas y frente a cuales se
deben construir soluciones concretas (Wanderley 2006); por último (d) Trabajos que
describen las formas que asumen los ejercicios ciudadanos en sus distintas
dimensiones: políticas (Córdova 1999; Mayorga 2003; Zegada y Albó 2006;
Mayorga, Moreno y Tórrez 2011); según los distintos grupos ya sea generacionales
(Tórrez 2002), de género tanto desde una perspectiva histórica (Godkowitz 2003;
Pozo 2010a) como contemporánea (Zabalaga et.al 2000) o en el marco de ciertos
movimientos sociales (Calla s/f; Peredo 2004; Laurie 2006).
Algunas ideas surgidas en el marco de la revisión de las investigaciones
mencionadas marcan el punto de partida de este trabajo. Por un lado, se sabe que en
Bolivia y en Cochabamba existe una ciudadanía activa muy dinámica que
continuamente reclama y construye nuevos derechos ciudadanos que se evidencian,
por ejemplo, en la introducción de la idea de una ciudadanía colectiva. Por otro lado,
el estado de la cuestión también permite ver que la agencia de las mujeres siempre
ha existido, aunque recién durante el siglo XX empezó a ser visibilizada, formalizada
e institucionalizada desde ámbitos políticos públicos o bajo impulso del accionar
de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s). A ello hay que sumar que las
estrategias, vías y formas que asumen sus prácticas ciudadanas son diversas y no
sólo se limitan a la relación Estado–Sociedad Civil. Es más, la vida cotidiana parece
ser el ámbito privilegiado para su despliegue.
Al mostrar lo que se ha escrito sobre el tema, la revisión también permite
identificar las brechas de investigación que ofrecen nuevas perspectivas de análisis.
Así, la relación que se da entre los procesos de descentralización, la diversidad de
los ejercicios ciudadanos de las mujeres y su vínculo con la construcción de calidad
de vida sustentable de las poblaciones locales, surge como un tema susceptible de
ser estudiado desde otras entradas, siendo además importante para comprender la
realidad actual del país. En este sentido, este libro busca contribuir a un
conocimiento más extenso y profundo de esta problemática, a partir del estudio de
caso de los ejercicios ciudadanos de las mujeres que habitan en espacios urbanos y
peri-urbanos de la ciudad de Cochabamba. La pregunta general a la que se ha
querido contestar es: ¿Cuál es la relación que existe entre los ejercicios ciudadanos
de las mujeres urbanas cochabambinas, en toda su diversidad, con la construcción
de la calidad de vida sustentable a escala local? Para responderla se ha planteado
otros interrogantes secundarios: ¿Qué enfoque privilegiar para abordar el tema de
los ejercicios ciudadanos de las mujeres y su relación con la calidad de vida

26
sustentable? ¿En qué marco histórico y contextual, se han dado —y se dan— los
ejercicios ciudadanos de las mujeres? ¿Cuáles son las diversas características de las
mujeres del estudio de caso? ¿Cuáles son las múltiples y cambiantes dimensiones
de sus ejercicios ciudadanos? ¿Cuál es el motor principal que los moviliza y,
específicamente, cuál es la importancia de la variable migratoria en los mismos?
¿Qué lugar ocupa en ellos la búsqueda de construcción de calidad de vida
sustentable? y, finalmente, ¿Cuáles son los obstáculos y potencialidades que estos
ejercicios ciudadanos presentan para contribuir a la calidad de vida sustentable en
los barrios cochabambinos?
En base a estas preguntas, y asumiendo como enfoque privilegiado la teoría
de agencia, se ha establecido como objetivo general de esta investigación: Identificar
la relación entre la diversidad de formas de agencia ciudadana de las mujeres que
habitan en la ciudad de Cochabamba y la construcción de calidad de vida sustentable
a escala local, desde1990 hasta 2010, a fin de proponer líneas que busquen
promover, fortalecer y/o re–direccionar esta multiplicidad de agencias.
Siguiendo la postura sostenida por Premchander y Muller (2006), se parte de
la premisa que las mujeres son protagonistas fundamentales en la consolidación de
procesos de cambios sustentable, siendo “las relaciones de género […] una de las
dimensiones centrales en conocimiento práctico para el desarrollo sustentable”
(Hirsh 2006: 31). La importancia de las mujeres se debe, principalmente, a dos
razones: (a) Al lazo sentimental y subjetivo que éstas tienen con sus familias y las
futuras generaciones al ser las encargadas de transmitir valores, criterios de
educación y principios, y (b) Son ellas las que se preocupan por el bienestar
inmediato y cotidiano de los suyos (alimentación, necesidades recreativas,
necesidades de vivienda, etc.). Para generar ese bienestar se movilizan desarrollando
múltiples estrategias de relacionamiento con sus vecinos, con sus comunidades y
con el Estado, es decir, desplegando cambiantes y creativas formas de agencia
ciudadana, sean éstas reconocidas o no.
La importancia de la mujer en la construcción del DHS ha dado lugar a la
necesidad de iniciar, en los diferentes países, dos tipos de estrategias: desarrollar
medidas de empoderamiento destinadas a “reconfigurar las relaciones desiguales
de género, pero también para transformar las instituciones como el mercado y el
Estado” (Muller 2006: 20) y, por otro lado, aportar al proceso, tomando en cuenta
que: “la gente, especialmente las mujeres pobres, son capaces de promover sus
propios desarrollos, si sus esfuerzos e iniciativas son reconocidas y apoyadas”
(Premschander y Roshini Menon 2006: 87). Para ello, se debe contar con
investigaciones que permitan visibilizar su papel así como sus principales
potencialidades y limitaciones; elementos que son abordados en este estudio.

27
Por otro lado, todo proceso de desarrollo sustentable va más allá de ciertas recetas
implementadas desde los gobiernos e impulsadas por la cooperación internacional para
poner en pie políticas medioambientales. El éxito de los procesos de DHS depende de
la manera en que distintos ciudadanos presentan sus demandas, comprenden y ejercen
sus derechos y cumplen con sus obligaciones. Las personas en sus relaciones sociales
son las que producen los cambios sociales, económicos, medioambientales y culturales
y para ello movilizan sus diferenciales de poder, negociándolos de acuerdo a sus
valores e intereses. Fortalecer ejercicios ciudadanos informados y conscientes sobre
la importancia de la sustentabilidad ambiental es un requisito indispensable para
empezar a generar procesos de construcción de calidad de vida sustentable. No
obstante, existen desigualdades sociales, de género y generacionales que deben
enfrentarse para poder consolidarlos, para lo que es necesario hacer visible las
inequidades y describir las formas en que son enfrentadas en las cotidianidades. Ello
constituye uno de los objetivos básicos de esta investigación, a partir específicamente
de estudio de los ejercicios ciudadanos de las mujeres.
En el proceso, más que proponer soluciones concretas a los problemas se
enfatiza en la reflexión teórica y práctica a partir de evidencias empíricas concretas.
Ésta busca generar a largo plazo procesos transformadores como: (1) Tomar
conciencia de la importancia de la mujer como agente activo en la generación de
procesos de DHS y, por lo tanto, como foco principal de cualquier política que
busque impulsarlo (2) Promover o fortalecer prácticas ciudadanas que movilicen
las potencialidades de los agentes sociales, generando así una mayor y mejor
dinámica en la construcción de calidad de vida sustentable por parte de la población
local (3) Esto implica propuestas en torno a la necesidad de impulsar cambios en
la planificación de políticas de DHS emitidas desde gobiernos nacionales,
departamentales o municipales o, en el mejor de los casos, en coordinación con
instituciones de desarrollo. Es necesario generar políticas que consideren la agencia
ciudadana de las mujeres, sus potencialidades y sus limitaciones, para invertir, en
ellas y desde ellas, en procesos de construcción de calidad de vida sustentable.
Estas consideraciones nos llevan a plantear como hipótesis principal de trabajo que
un elemento básico de la movilización de la agencia ciudadana de las mujeres —que es
diversa, cambiante y dependiente de sus diferenciales de poder— es el acceso de
familiares, amigos y vecinos (los “suyos”) a una calidad de vida creciente y sustentable
en el tiempo. Para comprobar esta hipótesis, metodológicamente se ha utilizado diversas
técnicas de recopilación y análisis de información que se describe a continuación.
Se ha priorizado la revisión bibliográfica y documental para delimitar los
principales conceptos con los que se trabaja, así como identificar las propuestas
teóricas más relevantes en torno a los temas de interés. Ello ha permitido asumir

28
un enfoque de análisis específico como el de “agencia ciudadana”, vinculándolo
estrechamente con el concepto de calidad de vida sustentable.
Para conocer las características de las mujeres que habitan en la ciudad de
Cochabamba, se ha utilizado bases de datos provenientes de dos encuestas realizadas
en los 14 distritos de la ciudad de Cochabamba. Una —que se dirigió
personalmente— denominada Encuesta sobre Prácticas y Consumos Culturales; y
otra proporcionada por el Centro de Estudios Poblacionales (CEP) de la UMSS
sobre Condiciones Sociales que Generan Vulnerabilidad de los Hogares. En base a
la información obtenida en ambas encuestas, trabajada en un programa de SPSS, se
presentan perfiles de la diversidad de ciudadanas que se movilizan en Cochabamba.
Los mismos han sido digitalizados por Iván Montaño, en mapas espacializados en
Sistema de Información Geográfica (SIG) que acompañan el capítulo tercero del
libro.
Para comprender la multiplicidad de agencia ciudadana que las mujeres
despliegan, se han realizado 76 entrevistas a profundidad —en base a un cuestionario
estructurado (Cf. Anexo 1) — a mujeres dirigentas que viven en Cochabamba (Cf.
Anexo 2). Las mismas permitieron analizar el impacto de la variable migración en
su agencia ciudadana y las formas en que ellas vinculan sus actividades ciudadanas
con la construcción de calidad de vida sustentable para los suyos. Se ha
complementado el análisis sobre la influencia de la migración transnacional en los
ejercicios ciudadanos con entrevistas realizadas a mujeres migrantes de retorno1.
Para recuperar, por último, las propuestas de las mismas mujeres en la
construcción de calidad de vida sustentable a nivel local, organizamos junto con
miembros de dos organizaciones de la sociedad civil que trabajan con el tema, un
taller de trabajo trans-disciplinario, que reunió a más de 130 mujeres dirigentas que
viven en la ciudad de Cochabamba (Cf. Anexo 3)
Sobre la base de toda la información recopilada, el libro se estructura en siete
capítulos cuyo tronco central está constituido por la relación entre la diversidad de
formas de agencia ciudadana de las mujeres que habitan en la ciudad de
Cochabamba y la construcción de calidad de vida sustentable a nivel local.
Dicha agencia siempre ha sido desplegada, aunque no visibilizada, de ahí que,
luego de asumir una posición teórica en el marco de los debates existentes sobre

1
Obtenidas a raíz de la participación en el proyecto de investigación: Migración Transnacional,
Inserción laboral y ciudadanía, que se desarrolló en el marco de un convenio entre las Universidades
francófonas Belgas (CIUF) y la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).

29
ciudadanía, agencia y calidad de vida sustentable en el capítulo I, se inicia el estudio
de caso a partir del segundo capítulo, recuperando la participación de las mujeres
en la construcción de la historia. Ahí, se analiza cómo, a partir de sus prácticas
ciudadanas, las mujeres han ido influyendo en la promulgación de normativas que,
poco a poco, han abierto espacios formales para el despliegue de su ciudadanía,
llegando a conformar las características particulares que constituyen el actual
contexto. Este es el escenario en el cual hoy las mujeres ejercen sus ciudadanías
desde la pluralidad que las caracteriza y con diferentes resultados en cuanto al acceso
a sus derechos.
La pluralidad mencionada se analiza en el capítulo tercero, dando énfasis a dos
de sus dimensiones: la económica y la socio-cultural. A partir del cuarto capítulo,
entre todas las mujeres descritas, se focaliza la atención en las dirigentas porque son
las que más directamente inciden en la toma de decisiones públicas, a fin de
aprehender la complejidad del despliegue de su agencia. Entre los diferenciales de
poder que las movilizan destaca la migración interna o externa por lo que, en el
quinto capítulo, se dedica la atención a analizar su impacto entre las dirigentas.
En esa movilización de diferenciales de poder y estrategias que hacen a la
agencia ciudadana, descrita en los primeros cinco capítulos, en el sexto se relata el
lugar que ocupa concretamente el tema de calidad de vida sustentable, para, en el
último capítulo, cerrar la investigación, recuperando las propuestas actuales de las
mujeres sobre el tema. Si en el capítulo correspondiente al inicio de estudio caso —
el segundo—, se destaca el aporte histórico de las mujeres en la construcción de lo
que fue Cochabamba, el objetivo del último es el de enfatizar en el aporte actual
con miras hacia el futuro.
En síntesis, el propósito es el de cerrar el círculo abierto para comprender la
importante relación que se da a nivel local, entre los poderes agenciales2 ciudadanos
de las mujeres y la construcción de calidad de vida de los suyos.

2
Se utiliza poder agencial como la capacidad de un agente activo de movilizar sus diferenciales de
poder, entendiendo estos últimos como todos aquellos recursos que se movilizan en el marco de
una relación.

30
CAPÍTuLO I

PERsPECTIvA y DEbATEs
TEóRICOs sObRE EL TEMA

El objetivo principal de este capítulo es de recuperar el debate teórico sobre la


relación entre ejercicio ciudadano, calidad de vida sustentable y el papel específico
de las mujeres. Luego de analizar cada tema por separado, se presenta la perspectiva
priorizada en esta investigación.
una aproximación teórica al concepto de ciudadanía
Se parte de la idea de que la ciudadanía es el fruto de un proceso dinámico, en
constante construcción (Cf. Lechner en Arditi 2007), cargado de negociaciones,
conflictos y despliegue de relaciones de poder, en los que se busca imponer visiones,
demandas, derechos, de unos sobre los otros. Tal como se planteaba en un anterior
trabajo (Cf. Ramírez 2009a) si bien son tres las concepciones tradicionales de
ciudadanía: republicana, liberal y comunitarista3, los cambios introducidos por los
procesos globalizadores, entre los que se incluyen los debates y aportes provenientes
de distintos movimientos intelectuales internacionales—los feministas, por
ejemplo— han dado lugar a una apertura e incluso a un replanteamiento del mismo
concepto. Asimismo, las perspectivas teóricas de análisis sociológico de realidades
e imaginarios sociales, influyeron en nuevas formas de comprenderlo.
A pesar de las diferencias internas y políticas que existen entre las tres
tradiciones teóricas (Cf. Ramírez 2009b) un elemento común destaca: la ciudadanía
supone una relación del(la) ciudadano(a) con un Estado-Nación determinado. La
tradición republicana pone énfasis en la necesaria participación de los ciudadanos,
de manera individual o colectiva, tanto en la elaboración como en la gestión de las
políticas públicas, lo que supone —como pre-requisito para el ejercicio ciudadano—
poseer un buen nivel educativo y tener acceso a información (Cf. Peyrou 2002 y
Urquijo 2008). Para el liberalismo, la relación Estado-ciudadano está garantizada
por una equitativa adquisición de derechos para todos los ciudadanos y, para el
comunitarismo, está determinada por el sentido de identidad y pertenencia que los

3
Para un análisis detallado de las tres perspectivas Cf. Urquijo 2008. Para ver las propuestas
posmodernistas de las mismas tradiciones Cf. Ochman 2006.

31
ciudadanos desarrollan frente a su comunidad. Esta última tradición establece un
punto de equilibrio entre el liberalismo —que propone “la autonomía individual
sobre la comunidad, que fácilmente puede llevar al anarquismo o a una atomización
de la ciudadanía”— y aquellas posturas “que por defender el orden social niegan el
ejercicio de la libertad individual cayendo en un autoritarismo” (Urquijo 2008: 7).
El énfasis en la ciudadanía como una relación limitada a la del(la) ciudadano(a)
con un Estado-Nación determinado, se ha ido cuestionando y ampliando, a medida
en que se abrieron distintos debates. Un primer debate tiene que ver con la relación
descentralización/formas de ejercicio ciudadano. Tanto Cunill Grau (1995) como
Duhau (2002) insisten en que en América Latina, existe una relación estrecha entre
el estilo de administración de Estado —centralizado o descentralizado—, con el tipo
de ciudadanía que se constituye en un país. Desde la misma perspectiva, Murilo de
Carvalho (en Roniger 2006) plantea que un Estado centralizado conlleva la puesta
en práctica de un “estatismo” (stateship) más que una ciudadanía (citizenship) como
tal y establece una relación clientelar (Estado–ciudadano) y vertical, donde la
burocracia estatal y la lentitud del sistema institucional centralizado provocan la
constitución de tres tipos de ciudadanos, todos ellos ‘pasivos’: (a) Los de derechos
completos (b) De derechos parciales y (c) Los no ciudadanos, o dicho de otra forma,
sin derechos (en Roniger 2006). Por su lado, los procesos de descentralización
estatal conllevarían un fortalecimiento de la ciudadanía activa, constituida desde
abajo, desde los mismos agentes políticos, en lucha por sus derechos públicos4 en
espacios más cotidianos5. En efecto, la descentralización permite una interacción
más cercana y activa entre los ciudadanos y sus representantes políticos,
estableciendo a la vez, canales de interpenetración constante entre ambos,
cuestionando las fronteras así como las perspectivas dicotómicas que han
prevalecido para comprender la relación6.

4
Los derechos públicos, también llamados de cuarta generación son “un conjunto de derechos
relacionados a la participación de los ciudadanos en los espacios públicos […] no sólo se refieren
a la relación entre los ciudadanos y el Estado, sino que también abren un nuevo espacio público: el
espacio público no estatal, el que se entiende como el ámbito en que la sociedad civil actúa sin
intervención directa del Estado en temas de interés común” (Hoffman y otros 2003: 25).
5
En un trabajo sobre ejercicio ciudadano de migrantes, Yépez y Bach, llaman a este tipo de
ciudadanía, la sustantiva que definen como la obtención de derechos a partir de la capacidad de
acción de los mismos agentes. Así “hablar de ciudadanía sustantiva significa también hablar de las
prácticas ciudadanas a nivel de la comunidad local, del barrio, en el seno del cual se articulan esferas
privadas y públicas y nuevas formas de hacer política a nivel cotidiano” (2008: 57 —TP).
6
Cf. en Ramírez et.al. (2009) una descripción de la creciente ruptura de fronteras entre el Estado y
la Sociedad civil en Bolivia y Argentina a partir de los procesos de descentralización iniciados en
ambos países en la década de 1990.

32
Un segundo tema que genera debate, es el de la desigualdad de ejercicio
ciudadano que se da en la práctica, lo que lleva a reflexionar acerca de ¿Cómo
igualar a los desiguales? Arditi (2007) destaca dos vías que han sido privilegiadas
en la implementación de las políticas públicas: la conservadora y la progresista. En
el primer caso, existen dos variantes posibles: incrementar medidas asistencialistas
basadas en la discriminación positiva o desplazar la provisión de servicios sociales
al mercado como alternativa del Estado —la respuesta más bien neoliberal, que da
lugar a otro tipo de ciudadanía activa. En el segundo caso, la vía progresista, la
solución a la desigualdad pasa por el diseño de políticas educativas e informativas
que permitan empoderar a los que menos derechos ejercen, ampliando sus
posibilidades para emprender estrategias ciudadanas más activas y eficientes.
Una tercera discusión surge en torno al tema de obligaciones versus derechos,
problemática central en lo que se refiere al “retorno del [tema de] ciudadano”
(Kymlicka y Wayne 1997) que incluye el peligro de que el status ciudadano
comience a estar asociado “con respetabilidad económica, con el hecho de ser
propietario de una casa y de pagar impuestos” (Kabeer 2005: 17 —Traducción
Propia [TP]). El énfasis en las obligaciones puede hacer de la ciudadanía un
mecanismo de diferenciación: “las obligaciones ciudadanas pueden convertirse en
un marcador de los privilegiados” (Yuval-Davis 1997: 21 —TP). La única forma de
contrarrestar este peligro es que, previamente al cumplimiento de las obligaciones,
se construyan procesos para igualar a los ciudadanos. ¿Cómo lograr responder a
este desafío? Los liberales plantean una igualación desde arriba —desde los
gobiernos— a partir de políticas de discriminación positiva, mientras que otras
posturas insisten en la necesidad de dar las mismas oportunidades de partida a todos
los ciudadanos mediante políticas sociales, económicas, específicamente de
educación y acceso a información; se trataría de una igualación en términos de
“capacidades”7 para cumplir con los requisitos implícitos en el estatuto de
ciudadanía.
Por otra parte, un debate que ha influido mucho en el replanteamiento de los
imaginarios en torno a ciudadanía es el que dicotomiza los derechos colectivos frente
a los individuales. Encuentra sus raíces en la tensión existente entre posturas
universalistas y las que enfatizan en el relativismo cultural, que plantean la necesidad
de recuperar las características culturales de cada sociedad para armar ideas
diferenciadas de ciudadanía —y derechos ciudadanos— que no necesariamente
responden a la noción clásica sostenida por Marshall (<1949> 1997). Este debate ha

7
Siguiendo a Sen (1996 —en su debate con Rawls), no es importante la igualdad en sí, sino la
igualdad de oportunidades o de capacidades de las personas, entendidas en tanto capacidades para
lograr llevar cierto tipo de vida que quieren llevar (Sen 1996, Sen en Urquijo 2007).

33
sido fuertemente impulsado en América Latina —y principalmente en Bolivia—
enfrentándose dos posiciones: La primera plantea que, tomando en cuenta que en las
comunidades indígenas, la cosmovisión de sus miembros, su relación con la tierra,
las interrelaciones sociales internas y la construcción de pasados y futuros son
absolutamente diferentes a la lógica occidental, es necesario pensar en otras formas
de ejercer ciudadanía. Una característica básica de los integrantes de esas comunidades
es su forma de funcionar de manera colectiva y no individual, por lo que se vuelve
urgente pensar en la noción de derechos colectivos al concebir la ciudadanía de estos
grupos (Cf. Stavenhagen 1996). De esta lectura, surgen las nociones de “ciudadanía
colectiva” o “ciudadanía étnica”, que se diferencian de la ciudadanía individual
occidental y que se vinculan a la primacía —e incluso sobre-posición— de los
derechos colectivos sobre los individuales. En el caso específico boliviano, la noción
de “ciudadanía étnica”, ha sido planteada como una forma de ampliar el ejercicio
ciudadano en términos multiculturales (Tapia 2006) y, desde una “relectura de la
historia nacional”, como forma de construir una sociedad “realmente pluri-étnica e
intercultural […] que cuente con la participación activa de todos los implicados” (Albó
2006: 67) y contrarreste la exclusión histórica de los grupos indígenas.
Frente a esta postura basada en el relativismo cultural, Wanderley Reis (1996)
argumenta: las oportunidades de las personas —indígenas o no indígenas— no deben
estar condicionadas por factores de adscripción a uno u otro grupo pues ello limita, y
a menudo invisibiliza, dentro de una comunidad, los derechos individuales, como los
de género o generacionales8. Así, detrás de la reivindicación de derechos colectivos
se esconden intereses políticos de un grupo en particular, basados en una falsa
dicotomización entre lo indígena y lo no indígena (Cf. Lavaud 2007).
Los defensores de esta segunda postura, parten de un rechazo de la perspectiva
esencialista de identidad étnica —en la que se basa la defensa de los derechos
colectivos— comprendiendo a la identidad como una variable relacional, contextual
y procesal, por lo tanto nunca fija o centrada, más bien en continuo dinamismo y que,
constantemente, se construye, negocia y manipula de acuerdo a los contextos de
interacción (Cf. Sánchez et.al. 2008). En este proceso de negociación identitaria
constante, la defensa de lo colectivo —prácticas, derechos u obligaciones— se
presenta como una de las estrategias utilizadas por distintos individuos pertenecientes
a una determinada comunidad. Más allá de las distintas posturas, la riqueza de este
debate consiste en hacer notar que existen otras formas de expresar ciudadanía que
no se reducen a la relación individuo–Estado/ individuo–individuo, sino que se

8
Retomando a Kabeer, los derechos colectivos tienen una naturaleza de doble filo ya que han servido
a menudo para socavar la capacidad de los miembros subordinados de presionar por sus derechos
individuales (Cf. Kabeer 2005: 12–14).

34
generan concepciones ampliadas del ciudadano que hacen a las relaciones inter–
étnicas, simbólicas, identitarias, dentro de una sociedad.
Un quinto debate importante en la (re)conceptualización de ciudadanía, es aquel
vinculado con los cambios introducidos por los procesos globalizadores. Arditi (2002)
contraponiéndose a los globalifóbicos9, plantea que estos procesos abren posibilidades
para una ciudadanía global activa que incida en un cambio real del sistema capitalista
global. Son tres los aspectos principales de ciudadanía trastocados por la globalización:
(a) La ciudadanía pierde el arraigo geográfico anclado en el territorio conformado por un
—sólo— Estado–nación (b) El ejercicio ciudadano empieza a ser global o cosmopolita
—aunque aún de manera informal10—, traspasando fronteras11 y asumiendo diversas
formas como la de movimientos sociales o la conformación de redes internacionales para
la reivindicación de nuevos derechos (c) Las nuevas tecnologías —internet, cadenas de
información, etc. — empiezan a ser instrumentos privilegiados para el despliegue de la
agencia ciudadana. Una pregunta concreta surge al respecto: ¿Se está constituyendo una
suerte de ejercicio ciudadano cibernético vinculado a las nuevas tecnologías de
información, mediante el cual se influye en las tomas de decisiones que hacen a la calidad
de vida de las poblaciones? La respuesta está en discusión.
Estos debates (re)dimensionan lo que se entiende por ciudadanía y se
complementan con los aportes surgidos, concretamente, desde la perspectiva de
género12. El punto de partida de esta lectura es que el concepto de ciudadanía “es
ciego frente al género y se basa en un enfoque sobre todo occidental” (Lister 1997:
5—TP) por lo que es necesaria una reconfiguración del mismo, mucho más tomando
en cuenta que se trata de un instrumento de movilización política importante.
Si bien, como señala Marques–Pereira (2007), los aportes de las mujeres al
tema de ciudadanía se diferencian según países, continentes, posturas teóricas13 y
9
Según los cuales la globalización económica tiende a reproducir sistemas de discriminación y
exclusión en el mismo ejercicio ciudadano (Opazo 2000), permitiendo el crecimiento de la exclusión
cultural y la xenofobia (Beck en Arditi 2002) o trayendo “consigo una mayor conciencia de las
diferencias entre identidades culturales” (Hoppenhayn 2002: 454).
10
Como plantea Arditi “Queda mucho camino por recorrer para institucionalizar una ciudadanía y
una política genuinamente cosmopolita. Pero ello no impide el ejercicio de una ciudadanía
supranacional —al menos de manera informal— en materia política” (2002: 475).
11
De ahí que muchos otros autores, han empezado a hablar de ciudadanía transnacional al referirse al
ejercicio ciudadano —muchas veces deficitario y lleno de contradicciones— de los migrantes en
diferentes países (Cf. Checa y Olmos 2002). Respecto a la diferenciación entre ciudadanía global,
cosmopolita o transnacional, Ochman (2006) plantea que la elección de una u otra terminología no
es gratuita y responde al enfoque sobre ciudadanía que uno privilegia. Así ciudadanía cosmopolita
corresponde a una perspectiva liberal y la global a una más republicana.
12
Para un análisis detallado de la historia de las aproximaciones al tema de ciudadanía desde una
perspectiva de género Cf. Ramírez 2010.
13
Para una aproximación a las diferentes perspectivas teóricas respecto a la “Re-generización de
ciudadanía” Cf. Lister 2003 y Ramírez 2010.

35
momentos históricos14, hay ciertos elementos comunes que deben rescatarse. Un
punto de partida importante desde la perspectiva de género, es que la ciudadanía
sólo puede ser comprendida como el fruto de relaciones sociales y, por lo tanto de
poder, donde los agentes movilizan sus diferenciales de poder para lograr influir en
la toma de decisiones públicas15, negociando sus demandas, derechos y obligaciones
ciudadanas y dejando a un lado “ese protagonismo como seres humanos polarizados
[en el] que aparecemos o como víctimas o como heroínas, para convertirse en una
visibilidad de tú a tú con el hombre, como iguales” (Banchs 1998: 2). En esta
negociación de derechos, la ciudadanía política aparece como una exigencia
principal y, si en una primera etapa, giraba en torno al acceso al voto (Cf. Peyrou
2002), posteriormente el tema de la paridad en la representación política se ha
presentado como la alternativa para combatir el déficit de ciudadanía de las mujeres
(Marques–Pereira 2005) dando lugar a la explicitación del género en política,
aunque, sin necesariamente “garantizar una representación de los ‘intereses de las
mujeres’” (Ob.cit: 759).
La propuesta de repensar la relación dicotómica entre lo público y lo privado,
es otro de los aportes importantes de la perspectiva de género. La división entre el
espacio público —como político— y el privado —circunscrito al hogar—ha llevado
a: “Mutilar la ciudadanía de las mujeres” (Jelin 1996a: 196). En la práctica, son tres
esferas distintas en las que se lleva a cabo el ejercicio ciudadano: el Estado en la
relación gobierno–ciudadanía; la sociedad civil en el vínculo inter-ciudadano que
se genera; y —aunque no haya sido tradicionalmente considerada en el lenguaje de
derechos y deberes (Battyany 2004)— la familia, desde la cual se forma la
concepción misma de ciudadanía (Yuval Davis 1997). Una ciudadanía pluralista y
diferenciada se realiza tanto en hogares, comunidades y naciones, de manera
cotidiana.
El espacio cotidiano se presenta entonces como privilegiado para la lucha de
derechos. En él: “lo productivo y lo reproductivo, lo público y lo privado, se
articulan de maneras diferentes, tratando de superar la dicotomía” (Cepellin y
Marques–Pereira en Battyany 2004: 47) y las relaciones entre ciudadanos que se
practican en este ámbito son tan importantes como las que vinculan ciudadanos con
el Estado (Kabeer 2005). Retomando a Vargas, “la política ya no es percibida sólo
en los espacios formales, ni su legitimidad se ve obtenida sólo por el voto de

14
Cf. Marques-Pereira (2007) para comprender las distintas etapas de construcción ciudadana desde
la perspectiva de género en América Latina.
15
Según Bareiro (1997) estas constantes negociaciones y relaciones de poder se dan sobre todo a
niveles locales, que es donde mayor interrelación se establece entre los mismos ciudadanos y con
los niveles gubernamentales.

36
representación, sino que se expande hacia espacios cada vez más importantes para
ciudadanos y ciudadanas: la vida cotidiana por un lado y los sistemas globalizados
por otro” (Vargas 2002: 5). Ese cotidiano es diverso y está plagado de incertidumbres
y desafíos frente a los cuales los ciudadanos desarrollan diversas estrategias que,
siguiendo a Jelin (1996b), hay que ir identificando en toda su pluralidad y
complejidad, ya que asumen sus propias particularidades, respondiendo a distintas
lógicas, espacios de acción, tipo de interlocutor y despliegue de diferenciales de
poder.
El impacto de la globalización sobre el concepto de ciudadanía desde la
perspectiva de género, fue abordado desde dos entradas: (1) La conformación de
redes internacionales que han impulsado, más allá de cualquier relativismo cultural,
una noción universal de derechos ciudadanos y humanos fundamentales para las
mujeres (2) La creciente feminización de la migración, que ha sido vista como un
proceso que ocasionó cambios no sólo en el tipo de relación que las mujeres
mantienen con los Estados, tanto del país de origen como del de destino o de otros
a los que se adscriben, sino también transformaciones en la misma conformación y
respectivo funcionamiento de familias, que adquieren características cada vez más
transnacionales16.
Los imaginarios de ciudadanía también han sido objeto de análisis desde la
perspectiva de género. Siguiendo a Vargas, una característica básica de la ciudadanía
es “la existencia no sólo de una dimensión objetiva, que se hace eco de los derechos
realmente existentes, sino también de una dimensión subjetiva, que alude a la auto–
percepción de las ciudadanías sobre su condición de sujetos merecedores o no de
derechos” (2002: 12). Esta dimensión, vinculada al imaginario cultural e identitario
es la que va a impulsar a las ciudadanas a luchar por nuevos derechos, entre ellos el
derecho al cuerpo como una dimensión significante de ciudadanía. Esta propuesta,
cuyo origen está vinculado a movimientos feministas sobre todo de EEUU y Europa
—aunque los alcances también llegaron a América Latina en la década de 1970’s y
1980’s (Cf. Marques–Pereira 2008)— sitúa al cuerpo como espacio de
representación política y de construcción del ejercicio ciudadano, enmarcándose en
dos ejes de demandas: derecho a la toma de decisiones en términos de reproducción
y a la libre sexualidad.
Los derechos reproductivos, siguiendo a Sánchez Olvera (2008), han sido
promocionados por los Estados a través de una serie de eventos estatales
internacionales, que llegaron a ratificarlos como parte de los Derechos Humanos en

16
Cf. Román (2009) para una descripción de funcionamiento de familias transnacionales, donde por
ejemplo una madre migrante boliviana en España, controla las tareas de sus hijos —que residen en
Bolivia— mediante celular todos los días.

37
la Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing (1995). A pesar de que gran parte de
los gobiernos han ido adscribiéndose a los convenios suscritos, en la práctica no se
han efectivizado políticas que los refrenden.
El derecho al cuerpo y a la sexualidad es una demanda ciudadana cada vez más
reivindicada, sobre todo por las mujeres (Lipovetsky 1999), aunque en la práctica
no ha sido directamente asumido por las mismas17. Retomando las ideas de Hakim
(2010) —quien plantea el cuerpo y su uso desde la dimensión erótica como un cuarto
capital tan importante para el ejercicio ciudadano de mujeres18 como el social,
económico y cultural— esta falta de asunción del derecho al cuerpo y al uso de la
agencia erótica como parte del ejercicio ciudadano, es producto, tanto de la acción
de los hombres —que han construido una imagen de tontas, falta de intelecto u otros
atributos negativos para aquellas mujeres que utilizan su capital erótico— como,
paradójicamente, de grupos feministas, que desvalorizan su uso. Ahora bien, más
allá del debate, el derecho al cuerpo y al uso del poder erótico como parte de un
ejercicio ciudadano, permite construir otro imaginario y otra definición de la
ciudadanía; en este caso, una ciudadanía que se ejerce desde el cuerpo.
Todos los debates presentados, tantos los generales como aquellos que
provienen de la perspectiva de género, desafían a construir una nueva aproximación
al tema de ciudadanía que parta de las siguientes premisas:
(a) Es necesario abandonar las posturas dicotómicas para poder comprender
la complejidad de la construcción de la ciudadanía ya que, como señala Corcuff “la
repetición y la solidificación de estas formas de pensar binarias resultan catastróficas
para la comprensión y la explicación de los fenómenos sociales complejos” (1998:
11). Dicotomías como las de individuo y sociedad (Cf. Elías <1939>2008); privado–
público, Estado–sociedad civil, derechos individuales–colectivos y otros paired
concepts o palabras maestras (Morín 2004) limitan la comprensión de la realidad y
no permiten visibilizar las diversas y complejas estrategias que individuos, grupos
y sociedades, despliegan en tanto ciudadanos activos y plenos.
(b) El ejercicio ciudadano no está solamente limitado a una relación dual y
conflictiva entre ciudadano–Estado, sino abierto a cambiantes y dinámicas
relaciones de poder entre los diferentes niveles estatales, individuales y grupales
intra sociedad civil.

17
Sí lo ha sido por los hombres como relata Canessa (2008): Para los bolivianos es en el servicio
militar donde la sexualidad se constituye en una forma utilizada para ejercer ciudadanía.
18
Según Hakim “las mujeres no tienen el monopolio del poder erótico pero tienen más capital erótico
que los hombres [lo que] les da una ventaja significativa en sus negociaciones. Muchas mujeres no
están conscientes de ello porque los hombres han asumido medidas para prevenir que las mujeres
exploten [sus] ventajas” (2010: 516 —TP)

38
(c) La vida cotidiana es un ámbito privilegiado de ejercicio ciudadano y se
constituye en un campo de lucha por el acceso a múltiples derechos y obligaciones.
Está también marcada por un fuerte influjo de la globalización, mediante el creciente
uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC’s), el impacto de los
procesos migratorios a nivel internacional y nacional y las redes de movimientos
de ciudadanos a nivel internacional.
(d) El ejercicio ciudadano no se limita solamente a derechos políticos, sociales
o civiles, sino que abarca múltiples dimensiones que van desde las culturales,
medioambientales, jurídicas, étnicas hasta las sexuales o corporales.
(e) En este sentido es importante comprender a la ciudadanía en toda su
complejidad, lo que conlleva también entender sus diversas formas de expresión,
que pueden ir desde emitir el voto, hasta reunirse en una junta escolar o participar
en una manifestación, es decir, basarse en un acto individual o en acciones
colectivas.
(f) Es necesario destacar que no existe un solo tipo de ciudadano, ni étnico, ni
de género, ni generacional, pues cada uno de ellos es dinámico, variante y despliega
sus propias formas ciudadanas para hacer frente a las contingencias del momento.
En resumen, la ciudadanía esta constituida por el despliegue de estrategias
diversas, y en distintos ámbitos, para ejercer, como diría Hannah Arendt, “el derecho
a tener derechos” (1997) o, como plantea Bareiro (1997), para intervenir en la toma
de decisiones que hacen a la construcción de bienestar común, llámese desarrollo
sustentable o calidad de vida (Sen 1996; Urquijo 2007), conceptos que se abordará
a continuación.
Desarrollo sustentable, calidad de vida y mujeres
¿Cuándo empiezan a cobrar importancia los conceptos de sustentabilidad y
calidad de vida en el debate de desarrollo? La crisis económica de la década de
1970 puso en evidencia la incapacidad de las teorías clásicas de desarrollo para
responder a los problemas sociales, económicos, inclusive medioambientales en el
mundo, motivo por el cual surgieron nuevas propuestas provenientes desde
diferentes perspectivas. En ellas las personas se constituyen en el objetivo principal
de cualquier proceso de desarrollo, siendo su calidad de vida la meta general. A
continuación, luego de asumir una definición teórica de calidad de vida, se revisará
el papel de las mujeres en las propuestas en torno al tema.

39
Enfoques sobre calidad de vida
Siguiendo a Erikson (1996), existen dos macro–enfoques sobre calidad de vida.
El primero, el enfoque de las necesidades, gira en torno a la idea que la calidad de
vida esta medida por el grado de satisfacción de las mismas, existiendo poblaciones
“subalternas”19 frente a las cuales juega un papel clave el Estado —en sus distintos
niveles gubernamentales— encargado de construir políticas tendientes a solucionar
los vacíos. Para ello requiere de indicadores objetivos y subjetivos que muestren el
grado de calidad de vida alcanzado por una población y que les ayuden a definir las
políticas correspondientes. Estos indicadores no son necesaria y exclusivamente
existenciales, sino que pueden ser también axiológicos, como visibiliza la propuesta
de Allardt (1996) (Cf. Cuadro Nº 1).
Cuadro nº 1. Ejemplo de indicadores objetivos y
subjetivos en un enfoque de necesidades

Variables básicas Indicadores objetivos Indicadores subjetivos


Tener (Necesidades Medidas objetivas del nivel de vida y de las Sentimientos subjetivos de
materiales e condiciones ambientales insatisfacción/satisfacción con
impersonales) las condiciones de vida
Amar (necesidades Medidas objetivas de las relaciones con otras Sentimientos de
sociales) personas infelicidad/felicidad en las
relaciones sociales
Ser (necesidades de Medidas objetivas de la relación de las personas Sentimientos subjetivos de
desarrollo personal) con (a) la sociedad y (b) la naturaleza aislamiento/desarrollo persona

Fuente: Allardt 1996: 133

En el marco de este primer macro–enfoque se ubican: (a) La teoría del listado


objetivo (Cf. Scanlon 1996) (b) Las perspectivas utilitaristas según las cuales todas
las personas poseen necesidades en común y por lo tanto hay que plantear políticas
universales sin importar el patrón de distribución; y (c) Las propuestas igualitaristas
—de las cuales Rawls es uno de los principales representantes (Cf. Cohen 1996)—
que proponen que no basta con cubrir las necesidades de manera universal sino se
debe buscar igualar a las personas a partir de una satisfacción diferenciada,
focalizando la atención en la igual distribución de bienes (Cf. Urquijo 2008).
El segundo enfoque —llamado “de los recursos”— sitúa la calidad de vida en
la capacidad que tienen las personas para satisfacer sus necesidades. Así una mayor
calidad de vida supone un despliegue de recursos más activo por parte de las
personas. Desde esta perspectiva, la calidad de vida se alcanza desde abajo, desde

19
Poblaciones a las que les “falta algo” para tener calidad de vida y, por lo tanto, en las que hay que
intervenir.

40
los mismos agentes sociales y las políticas deben priorizar la potenciación o creación
de recursos en vez de construir satisfactores desde arriba.
Este segundo enfoque incluye a la perspectiva de capacidades, principalmente
desarrollada por Nussbaum y Sen, para quienes la calidad de vida comprende
infinitos elementos que van desde lo económico —dinero—, hasta la capacidad para
conducir la propia vida20. Para comprenderla se requiere “una descripción rica y
compleja de lo que las personas pueden hacer y ser” (Nussbaum y Sen 1996: 16) lo
que conlleva el desafío de medir y evaluar la calidad de vida que, en sí, es variable21.
¿Cómo hacerlo? Una primera respuesta la da Sen quien insiste en que lo que
interesa es evaluar la habilidad/capacidad de las personas para lograr construirla,
que depende de cuatro elementos básicos: (a) El logro de bienestar en base a
“funcionamientos valiosos”, es decir de “las cosas que logra hacer o ser [una
persona] al vivir” (Sen 1996: 55), que comprenden desde funcionamientos
elementales (como el estar alimentado) hasta otros más complejos22—como el de
integrarse socialmente (b) La libertad de bienestar, que depende de lo que la persona
quiere tener que, de acuerdo a Gaertner, está relacionada con “el conjunto de
oportunidades reales” que tiene para lograr ese bienestar (1996: 98). Así, plantea
Urquijo, al medir la calidad de vida se puede “conocer cómo está una persona”
(2008: 87–88) de acuerdo a sus expectativas (c) El logro de agencia, definida como
“la capacidad para tomar decisiones y actuar por sí mismo, con una implicación
relevante que no es otra cosa que tener un impacto en el mundo” (Sen en Urquijo
2008: 90). Es importante precisar que el logro de agencia se evalúa de acuerdo a
“las propias metas y valores” que la movilizan: “un agente es una persona que actúa
y provoca cambios y cuyos logros pueden juzgarse en función de sus propios valores
y objetivos, independiente de que también los evaluemos o no en función de algunos
criterios externos” (Sen en Urquijo 2008: 90) y (d) La libertad de agencia que

20
Lo que supone un rango ilimitado y variante que incluye expectativas de vida, servicios sociales a
los que se accede, bienes económicos, satisfacción del trabajo que uno realiza, privilegios legales,
políticos —que no son otra cosa que niveles de inclusión ciudadana—, libertad para mantener
relaciones sociales y personales, estructuras de relaciones familiares y de género y su impacto en
actividad humana, así como la capacidad de imaginar, soñar, sentir.
21
Este enfoque de capacidades y, concretamente, la lectura de Sen sirvieron de base para la elaboración
por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), a partir de la década de
1990, del concepto de Desarrollo Humano y su consecuente Índice de Desarrollo Humano (IDH)
que mide el bienestar a partir de “una vida prolongada y saludable, educación y acceso a los recursos
necesarios para tener una vida decente”; aunque también plantea la necesidad de potenciar otras
oportunidades tales como: “la libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respeto a
sí mismo” (Cf. PNUD 1990).
22
Aunque “los individuos pueden diferir mucho entre sí en la ponderación que le dan a estos
funcionamientos —por muy valiosos que puedan ser— y la valoración de las ventajas individuales
y sociales debe tener en cuenta estas variaciones” (1996: 56).

41
“expresa la capacidad de actuar y juzgar [contraponiéndose a la libertad de bienestar
que] considera a la persona como un beneficiario cuyos intereses y ganancias se
deben tener en cuenta” (Urquijo 2008: 93–94).
Otra propuesta de medición que también se halla dentro del enfoque de
capacidades, parte de la revisión de la polémica entre “universalismo” y
“relativismo”. A pesar de que una de las grandes críticas que se han hecho a las
teorías clásicas de desarrollo es su propuesta universalista y universalizadora de la
noción de bienestar frente a una realidad constituida por sociedades diferentes y
marcadas por “la variabilidad y la no comparabilidad aparente entre las listas de
virtudes que encuentra […] [que] son concretas y están estrechamente vinculadas
con las formas de vida” (Nussbaum 1996: 321), hoy en día no hay que subestimar
“el grado de acuerdo, reconocimiento y traslape que en la realidad ocurre entre las
diferentes culturas, en particular en las áreas de las experiencias mundanas” (Ob.cit.
342). De ahí que, cuando se habla de calidad de vida, si bien es cierto que las
percepciones y subjetividades de las personas varían, existen ciertas capacidades
mínimas que son la base para ampliar las oportunidades que permitan mejorarla.
En esta línea Nussbaum plantea una “lista de capacidades humanas centrales”
que permitirían generar calidad de vida entre, sobre todo, las mujeres. La misma, si
bien debe tener características universales deben ser “facilitadoras más que tiránicas,
[permitiendo crear] espacios para la elección, más que para inducir a la gente en un
modo de funcionamiento total” (2000: 59). Entre ellas, la autora destaca: la vida en
sí misma —“ser capaz de vivir hasta el final de una vida humana normal sin morir
de manera prematura o muriendo antes de que la vida de una, sea tan reducida que
no merezca ser vivida” —; la buena salud y la integridad del cuerpo; el uso de los
sentidos, la imaginación y los pensamientos que uno posee para obtener ventajas y
placeres de ello; vivir y sentir emociones; desarrollar una racionalidad práctica; vivir
y afiliarse en un grupo —desarrollar varias formas de interacción social— así como
tener “las bases sociales de auto respeto y no–humillación”; vivir en armonía con
otras especies —animales, plantas y otros—; ser capaz de jugar, reír y disfrutar; por
último, ser capaz de controlar su medio ambiente en términos políticos —
participación en elecciones políticas que lo afecten— y en términos materiales —
acceso a la tierra, el agua, etc. (Ob.cit: 78–80). Nussbaum aclara posteriormente,
que esta lista mínima de capacidades universales, no está terminada y está sujeta a
modificaciones, incurriendo así en una suerte de “relatividad” de este universalismo.
Una segunda propuesta enmarcada en el enfoque de recursos es la de
“Desarrollo a Escala Humana” propuesta por el colectivo de Max Neef, Elizalde y
Hoppenhayn (1993). Partiendo de una postura sistémica, la misma incluye de
manera interrelacionada: “el marco ecológico, la estructura institucional, la

42
existencia de grupos sociales y su interconexión en lo económico y político, así
como la urdimbre cultural que le da sentido desde un imaginario social radical, a la
totalidad sistémica en que se inscriben las relaciones de los seres humanos y la de
éstos con la naturaleza y la historia” (Prieto en Max Neef y otros 1993: 10). La
propuesta en sí, parte de “un nuevo modo de interpretar la realidad” (Ob.cit: 34),
desde una perspectiva trans-disciplinaria donde los problemas relativos a la
deficiencia de la calidad de vida, son entendidos como demasiado complejos para
ser abordados desde una sola perspectiva o solucionados mediante una receta
universal. Tres postulados básicos argumentan esta posición: (a) La idea según la
cual el “desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos [por lo que] el mejor
proceso de desarrollo será aquel que permita elevar más la calidad de vida de las
personas [que dependerá de] las posibilidades que tengan las personas de satisfacer
adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales” (Ob.cit: 36) (b) La
dialéctica entre necesidades y satisfactores que son dos conceptos distintos ya sea
por “motivos epistemológicos como metodológicos” (Ob.cit: 37): “Las necesidades
son finitas, pocas y clasificables [y] son las mismas en todas las culturas y en todos
los períodos históricos” (Ob.cit: 38)23. No obstante, si bien las necesidades son
universales, las formas de sentirlas son contextuales y por lo tanto, los satisfactores
—que son los “medios utilizados para satisfacer las necesidades”— se modifican
en el tiempo y espacio y son el producto de sistemas sociales y culturales: “Lo que
está culturalmente determinado no son las necesidades humanas fundamentales,
sino los satisfactores de esas necesidades” (ibíd.) (c) Es necesario re-interpretar el
concepto de pobreza que vendría a ser la inadecuación de satisfactores frente a una
necesidad dada; así se propone hablar de distintos tipos de pobreza, de acuerdo a la
necesidad que está mal satisfecha.
Determinados los tres postulados, la propuesta elaborada por este colectivo
gira en torno a los satisfactores que se puedan encontrar24. La calidad de vida, estaría
dada por la capacidad de una población de encontrar satisfactores sinérgicos para
sus necesidades humanas; una sociedad de bienestar sería entonces una sociedad de
satisfactores contextuales sinérgicos. Es importante destacar que esta perspectiva
de “Desarrollo a Escala Humana” centra su atención en dos elementos básicos: (a)

23
Existen dos tipos de necesidades: las existenciales —ligadas con el ser, tener, hacer, estar— y las
axiológicas, de índole cualitativa, ligadas al afecto, participación, identidad, subsistencia,
entendimientos, protección, libertad.
24
El equipo dirigido por Max Neef, distingue a cinco tipos de satisfactores: los violadores o
destructores —aquellos que para satisfacer una necesidad destruyen otra—; los pseudo satisfactores
—que solo aparentemente satisfacen una necesidad—; los inhibidores —que por el modo en que
satisfacen una necesidad dificultan la posibilidad de satisfacer otros—, los singulares —que
satisfacen una sola necesidad— y los sinérgicos —aquellos que al satisfacer una necesidad,
satisfacen a la vez otras (Ob.cit: 56–61).

43
No se puede hablar de calidad de vida sin tomar en cuenta la sustentabilidad de
cualquier proceso en términos sociales y medioambientales y (b) La construcción
de satisfactores se realiza desde abajo, desde los mismos agentes, que deben
desplegar sus recursos tomando en cuenta el marco de sus interrelaciones sociales
actuales y futuras. Esta idea es subrayada por Elizalde posteriormente, cuando
plantea que al momento de elegir los satisfactores se debe priorizar los que “en un
esfuerzo colectivo de educación y de desarrollo personal [permitan] una ampliación
de la conciencia […] para desarrollar la capacidad de dar cuenta simultáneamente
de la necesidad propia y de la necesidad del otro, estableciendo de ese modo, un
horizonte de autolimitación (voluntaria), a la actualización o satisfacción de la
necesidad que permita la existencia de los otros, hoy y mañana” (2004: 81).
Otras propuestas que se enmarcan en el enfoque de recursos, son las analizadas
por Schuldt (1993) quien, en su estudio sobre teorías de desarrollo local, diferencia
entre las perspectivas que plantean la construcción de calidad de vida desde los
individuos —donde él ubica los enfoques de capacidades y de Desarrollo a Escala
Humana ya analizados—frente a las que enfatizan en los actores colectivos. Este
segundo grupo es el que constituye una tercera entrada del enfoque de recursos. El
punto de partida, es que la calidad de vida es producto de la acción de actores
colectivos que pueden ser: (a) Los grupos sociales constituidos a partir de su
interacción, para lo cual “es imprescindible […] [que] posean una conformación de
sujetos, que su estatuto esté legalmente legitimado, y que los otros sujetos sociales
reconozcan tal condición. Solo entre equivalentes puede existir una real interacción”
(Gutiérrez en Schuldt 1993: 23). Se trataría entonces, de una construcción de calidad
de vida desde sujetos sociales colectivos, organizados y legalmente reconocidos.
Ello supone, necesariamente un proceso de descentralización estatal, administrativa,
política y económica que se apoye en la creatividad y diversidad social como motor
de procesos de cambio (b) Movimientos de la sociedad civil con capacidad de
“movilizarse y adecuar un orden político representativo a los proyectos de los
diversos y heterogéneos sujetos sociales” (Schuldt 1993: 29). La calidad de vida en
este caso, depende de un “desarrollo autónomo, auto–sustentado y armónico […]
[a saber un desarrollo como] una heterogénea y conflictiva configuración de sujetos
sociales que van configurando desde variados ámbitos, sus propios proyectos
políticos y económicos, en dirección a la autodependencia y la democracia” (ibíd.).
Por último, dentro de esta macro perspectiva de recursos, Urquijo (2008) ubica
otras cuatro propuestas: (a) El enfoque de capital humano incide en “el carácter de
agente de la persona […] que por medio de sus habilidades, conocimientos y
esfuerzos aumentan las posibilidades de producción influyendo en el crecimiento
económico” (2008: 191). El núcleo de esta mirada, se centra en recursos que

44
provienen del capital humano que está a su vez compuesto por los capitales: físico,
social, cultural y sobre todo, educacional. Desde este enfoque, la calidad de vida
está comprendida como “un proceso en el que interviene la calidad productiva de
seres humanos” (ibíd.). En este sentido: “el enfoque de capital humano es más
limitado [que el de capacidades] ya que sólo concibe las cualidades humanas en
relación con el crecimiento económico, mientras que el de las capacidades pone el
acento en la expansión de la libertad humana para vivir el tipo de vida que las
personas consideran valiosa […] el proceso de bienestar y desarrollo no se puede
ver simplemente como el incremento del PIB sino como la expansión de las
capacidades humanas para llevar una vida más libre e igualitaria, ampliando las
posibilidades reales de elección” (Ob.cit: 192).
(b) El enfoque de calidad de vida como tal —que se presenta como
complementario al de capacidades desarrollado por Sen— para el cual “la calidad
de vida es realmente una cuestión de capacidades para funcionar y no una cuestión
de posesión de artículos de consumo u opulencia, porque el valor del nivel de vida
reside en la vida misma y no en la posesión de artículos de consumo” (Urquijo 2008:
195). Así sólo puede ser evaluada a partir del “tipo de vida que se lleva” (Ob.cit:
196) en la cotidianidad. Desde esta perspectiva, hay una parte subjetiva muy
importante en la definición de calidad de vida25 que depende de los valores y criterios
con los que la gente percibe su bienestar y que define el tipo de consumo que uno(a)
realiza, las actividades recreativas, la percepción sobre su trabajo cotidiano, el
espacio en el que uno(a) vive, el momento contextual que uno(a) atraviesa26, etc.
(c) La propuesta sobre la “ética del consumo” que plantea al consumo —en sus
distintas facetas— como elemento constituyente de capacidades que permiten a los
individuos —en convivencia con su sociedad— alcanzar funcionamientos valiosos y
mejorar su calidad de vida, siempre y cuando asuma una perspectiva ética —a saber
“autónoma, justa, corresponsable, y felicitante”27— acorde con el medioambiente.

25
Uno de los pocos estudios que existen sobre calidad de vida en Cochabamba se inserta en este
enfoque. La autora del mismo (Arébalo 2008) habla de la muldimensionalidad de la calidad de vida
que puede ser medida a través de condiciones objetivas de vida y, a la vez, depende de un elemento
subjetivo como el proyecto de vida individual de cada persona.
26
En la misma línea Arébalo (2008) enfatiza en que el espacio en el que uno vive, el género y la edad,
son factores fundamentales que construirán las opiniones de las personas en cuanto a su calidad de
vida. De ahí la preocupación de varios trabajos, para conocer cuál es la percepción de la gente sobre
calidad de vida (Cf. por ejemplo Lora coord. 2008).
27
Para Cortina (en Urquijo 2007) el consumo debe ser: autónomo: “los seres humanos tenemos la
capacidad para la elección y ello nos convierte en seres libres […] consumir o no y cómo hacerlo esté
en parte en nuestras manos”; justo: “que promueva el florecimiento de la libertad de las personas”
sin poner en peligro la naturaleza, respetando al otro y de acuerdo a un estilo de vida que conlleve y
acreciente la libertad (Ob.cit: 262–263); corresponsable, a saber de responsabilidad compartida y

45
(d) El enfoque de derechos desde el cual la calidad de vida es producto de la
libertad para ejercer los derechos ciudadanos que puede ser alcanzada, siempre y cuando
las personas no sean obstaculizadas para hacer lo que les corresponde por derecho. Una
premisa básica de esta perspectiva, es que para lograr construir calidad de vida, no debe
haber interferencias en los derechos de unos y otros (Urquijo 2008: 199).
Recuperando los aportes de ambos enfoques macro —sobre todo el de
recursos— se define en este trabajo a la calidad de vida sustentable, como aquella
que se construye desde los mismos agentes sociales —individuales o colectivos—
en un territorio dado —no necesariamente geográficamente continuo28—, en base a
sus recursos y capacidades, de acuerdo —en una dimensión subjetiva— a sus
propios valores y propósitos y en concordancia —en su variante objetiva— con
ciertos criterios universales de calidad de vida, sustentable social, cultural,
económica y medio ambientalmente en el tiempo. Desde esta perspectiva, se debe
destacar cuatro ideas complementarias: (a) Lo local se vuelve un espacio
privilegiado de acción para construir una calidad de vida sustentable (b) Son los
agentes sociales —hombres y mujeres— en su interrelación con las estructuras y
procesos sociales, económicos y políticos donde están insertos, los que constituyen
el motor principal del proceso tanto desde sus prácticas como desde sus imaginarios
(c) Los criterios de calidad de vida sustentable no sólo son objetivos y subjetivos a
la vez, sino también multidimensionales; para comprenderlos es necesario
analizarlos en toda su complejidad y (d) La sustentabilidad no sólo depende de la
dimensión ambiental, sino que sólo puede ser vista como el resultado de la
integración entre lo social, lo económico, lo político y, por supuesto, lo medio
ambiental. Siguiendo a Elizalde se debe comprender a esta noción desde sus varias
dimensiones: eco-ambiental “que dice relación con la naturaleza y el ambiente
construido y/o modificado por la intervención humana”; cultural “que dice relación
con la identidad cultural y con los sistemas de lenguaje”; política “que dice relación
con el Estado, las relaciones de poder, la legitimidad y la gobernabilidad”;
económica “que dice relación con el mercado, el crecimiento, la producción de
bienes y servicios, el consumo y el ahorro y la inversión”, y la sustentabilidad social
“que dice relación con la sociedad civil y los actores y movimientos sociales” (2004:
94-95). Se coincide con este autor, cuando plantea que el tema de lo ambiental tiene

felicitante en el sentido de presentarse como una oportunidad para ser feliz. Una idea similar a la de
ética del consumo es la planteada por Melo–Escrihuela cuando habla de un “tipo de consumo
sustentable alternativo” (2008: 126 —TP), que constituiría la base de un comportamiento ciudadano
ecológico.
28
En el sentido en que la globalización, y principalmente la migración, han puesto en duda las fronteras
de los territorios. Por ejemplo, la calidad de vida a nivel local también es construida a partir de la
movilización de la agencia de migrantes que están viviendo en otros países.

46
más que ver con las emociones, creencias, comportamientos de las personas; es decir
con la forma en que despliegan su agencia y las finalidades que le dan a la misma.
¿Cuál es, concretamente, el rol de las mujeres en los procesos de construcción
de calidad de vida sustentable? El debate sobre el tema ha pasado por varias etapas
que vale la pena revisar.
Mujeres y calidad de vida sustentable
A partir del momento en que se reconoce que “las mujeres […] [son] agentes
influyentes de situaciones específicas en las que están involucradas” (Bieri 2006:
57) tanto dentro del hogar, el barrio, la comunidad como a nivel nacional, es que
empiezan a surgir preguntas sobre su papel en los procesos de desarrollo,
conllevando la necesidad de incluir, al análisis del desarrollo, una mirada del impacto
de las relaciones de género sobre el accionar de las personas, más aún si tomamos
en cuenta que las formas de comprensión y acercamiento a la realidad —tanto
económica, política, ecológica o medioambiental— difieren entre los hombres y
mujeres.
Bieri (2006) y Premschander y Roshini Menon (2006) proponen la siguiente
cronología en el debate y las propuestas en torno a la relación mujeres–desarrollo
sustentable. A partir de inicios de los años 1970, bajo el impulso de distintos
movimientos feministas, surgen las primeras críticas a las teorías clásicas de
desarrollo focalizando la atención en la falta de equidad de género existente en las
mismas y proponiendo nuevas formas de encarar la tarea. Entre ellas: “Mujer en
Desarrollo” (MED) que, rescatando el papel de productora de la mujer, hace énfasis
en la necesidad de crear y/o fortalecer espacios de producción para las mujeres
—consideradas como más eficientes (Cf. Portocarrero 1991; Bieri 2006;
Premchander y Roshini Menon 2006). Muy rápidamente las limitaciones del MED
fueron señaladas, destacándose que se trata de una perspectiva que toma a la mujer
de manera homogénea —sin contemplar las diferencias internas— y aislada, sin
contemplar su relación con el contexto social, su estrato socioeconómico, su
pertenencia generacional o su origen étnico (Scott en Portocarrero 1991). Estas
restricciones llevaron a replantear el modelo, surgiendo a partir de fines de 1970, la
postura de Mujer y el Desarrollo (MyD) que las toma como recurso humano
importante, que forma parte de un grupo social más amplio. De ahí que, para mejorar
su calidad de vida, debe previamente darse un mejoramiento del grupo en su
conjunto; aunque desde esta perspectiva, siguen siendo consideradas como un grupo
homogéneo, invisibilizando las diferencias internas.
Durante la década de 1990, con la adopción por parte de las teorías feministas
del enfoque de género como un instrumento básico para lograr la igualdad entre

47
hombres y mujeres en los procesos de cambio social, surge una nueva perspectiva:
la de Género en el Desarrollo (GED). Ésta, que se desarrolla en un contexto
económico neoliberal, permite comprender las “dinámicas complejas e
interdependencias de la organización social en contextos culturalmente diferentes”
(Bieri 2006: 65). Al focalizar el debate en las interrelaciones sociales29 incorpora
el tema de las relaciones de poder (Cf. Premschander y Roshini Menon 2006),
enfatizando en la necesidad de comprender: “la redistribución de poder en las
relaciones de género, [y promoviendo] la auto–organización de las mujeres al ser
concebidas como agentes activas comprometidas en la transformación de sus propias
realidades sociales” (Bieri 2006: 66). Asimismo visibiliza —como parte de estas
interrelaciones— “el triple rol” que juega la mujer en una sociedad dada: en tanto
productora, reproductora —no solo biológica sino también social, como responsable
de la educación, transmisión de valores, creencias, etc. — y gestora comunitaria —
encargada de las reivindicaciones comunales, así como de la cobertura y solución a
las necesidades de la familia (Cf. Moser 1991).
Desde esta comprensión, el “enfoque de empoderamiento” se perfila como
complementario al GED (Cf. Premshander y Roshini Menon 2006). Concretamente,
surge en el marco de los debates generados por los movimientos de mujeres,
especialmente, del tercer mundo. Las raíces de esta propuesta se ubican, según
Batliwala (1997), en dos aportes previos; la propuesta de Young según la cual para
generar un proceso de desarrollo equitativo no basta “enfrentar la condición [estado
material] […]en el cual se encuentran las mujeres pobres […] [ya que ello] restringe
su conciencia [de desigualdad] así como su disposición a actuar en contra de las
estructuras reforzadoras, menos visibles pero más poderosas de subordinación y
desigualdad” (en Ob.cit: 190). Complementando la idea, Molyneux propone
distinguir entre intereses prácticos —alimentación, salud, agua, combustible,
cuidado de los hijos, educación, tecnología mejorada y así sucesivamente— y
estratégicos, argumentando que si bien la satisfacción de los primeros es necesaria,
no “pueden ser un fin en sí misma” (en ibíd.). Lo importante es “la organización y
movilización de las mujeres con el fin de hacer valer sus intereses estratégicos a
largo plazo” (en ibíd.).
Estas dos ideas dan lugar a que la organización Development Alternatives with
Women for a New Era (DAWN) desarrolle la propuesta de empoderamiento, que lo
define como: “la transformación de las estructuras de subordinación con cambios
radicales en las leyes, los derechos de propiedad y las instituciones que refuerzan y

29
Siguiendo a Lagarde, cuando se habla de relación de género “nos estamos refiriendo a la relación
que existe entre las características sexuales y todo lo demás: las características psicológicas,
económicas, sociales, culturales, jurídicas políticas que tienen los sujetos” (Lagarde 1994: 40).

48
perpetúan la dominación masculina” (Ob.cit: 190–191). Para ello, es necesario,
cambiar las relaciones de poder de género existentes, desarrollando “una gama de
actividades que van desde la auto–afirmación individual hasta la resistencia
colectiva, la protesta y la movilización para desafiar las relaciones de poder” (Ob.cit:
193). Este empoderamiento, siguiendo a Batliwala, supone un cambio en la misma
conciencia de las mujeres, mediante el cual ellas puedan reconocer sus aportes y
convencerse sobre “sus derechos innatos a la igualdad, la dignidad y la justicia”
(Ob.cit: 197). Para ello, entre otros, el desarrollo del capital social de las mujeres se
vuelve un factor fundamental30.
En los últimos años han surgido críticas frente a la idea de empoderamiento.
Marques–Pereira, por ejemplo, plantea que esta “noción […] está en retirada
respecto de la noción de ciudadanía” que ofrece las siguientes ventajas: (a) Plantea
un principio de igualdad y no solamente a la lucha contra la exclusión (b) Tiene
como objetivo principal la emancipación y no solamente el mejoramiento de las
condiciones de existencia y (c) Conlleva en sí la autonomía privada y pública lo
que, en términos políticos implica: “el aprendizaje de las reglas del juego en política,
la capacidad de agregar nuevos desafíos a la agenda política y la capacidad de
transformación de sus prioridades” (2005: 762). Por otro lado, esta autora también
argumenta que la realidad es demasiado compleja como para querer empoderar
obviando relaciones y diferenciales de poder existentes. El concepto de ciudadanía,
integra en sí esa dimensión fundamental ya que permite reconocer limitaciones y
enfrentar los obstáculos, lo que por su parte: “la noción de empoderamiento podría
descuidar la densidad histórica de las correlaciones de fuerzas en su imbricación
con la multiplicidad de relaciones sociales, la complejidad de las causas y la
especificidad histórica de los acontecimientos al punto de ignorar las dinámicas de
la construcción social de las diferencias entre las mujeres y de desconocer las
relaciones de poder entre varones y mujeres” (ibíd.)31.
A pesar de la gran acogida que tuvo la propuesta GED, los primeros
cuestionamientos provienen desde vertientes antropológicas. Para el caso de
América Latina, Grillo (1994) plantea que el GED toma a las personas como
individuos, cuando en algunas sociedades —por ejemplo, las que habitan los

30
La importancia de este tipo de capital para las mujeres no es, según Molyneux, algo nuevo sobre
todo en América Latina, habiendo sido promovido, junto con la participación antes de que sean
partes integrales de las políticas de desarrollo, principalmente por la Iglesia católica y los partidos
de la izquierda a través de las ONG’s así como de los movimientos de mujeres (2002: 170–171).
31
Estas críticas a la noción de empoderamiento, actualmente en debate, permiten delinear una nueva
mirada sobre la relación mujer y desarrollo desde el ejercicio ciudadano, en la cual la construcción
de un proceso de calidad de vida parte de la agencia misma de las mujeres mediante el despliegue
de sus diferenciales de poder en el marco de sus interrelaciones sociales, generacionales y de género.

49
Andes— la lógica de funcionamiento de las mismas no es individual sino colectiva.
Así, en términos de género existe una suerte de complementariedad: uno sin el otro
es “ch’ulla32” y por lo tanto incompleto. En este sentido, sostiene Grillo, el enfoque
de género conlleva una visión etnocentrista de las relaciones entre los hombres y
las mujeres. Esta postura expandida en varios países del tercer mundo, forma parte
de las “lecturas multiculturalistas” que proponen mirar las relaciones sociales —y
por lo tanto las de género— incorporando el tema de la identidad étnica como un
elemento central en su construcción.
Ahora bien, esta postura puede tender hacia una perspectiva esencialista de
identidad de género (Cf. Nussbaum 2000, Kabeer 2005; Marques–Pereira 2005),
cuando la misma es una relación social en constante construcción33 y por lo tanto
cambiable, negociable y manipulable. Esta última lectura de identidad conllevó un
(re)planteamiento de la relación mujer, género y desarrollo desde dos entradas: (a)
Las “posturas post–estructuralistas” en las cuales la identidad de género “se narra”
(Doing gender) en los diversos contextos de desarrollo (Cf. Masson 2005) (b) Las
propuestas postcolonialistas que plantean que los discursos feministas utilizan la
categoría de mujeres en términos universales sin tomar en cuenta las diferencias
existentes entre sociedades, por lo que se vuelve necesario “de–construir los marcos
de trabajo occidental para desarrollar estrategias ancladas en características
geográficas, culturales e históricas [concretas] [y] corregir la variedad de problemas
incluyendo aquellos que tienen que ver con equidad” (Chantra Mohanty en Bieri
2006: 70).
Estas dos últimas perspectivas, son las que actualmente priman en el debate
sobre la relación mujeres y desarrollo y llevan a establecer como punto de partida
de este trabajo que es necesario un análisis monográfico de cómo las mujeres en
Cochabamba van desplegando su agencia en el ejercicio ciudadano, construyendo
sus relaciones de poder de género, generacionales, sociales, con y desde sus propias
particularidades, características e imaginarios.
Las teorías de agencia
Se ha venido insistiendo en la necesidad de concebir la ciudadanía en tanto
agencia ciudadana, lo que lleva a inscribirse en el enfoque sociológico de las
“Teorías de Agencia” que otorga elementos importantes para comprender a la
ciudadanía y su impacto en la construcción de calidad de vida sustentable, no sólo
32
Impar, que le falta su otra parte. Se dice que una nariz no es Ch’ulla, pues no tiene otra parte, pero
un ojo sin el otro, si lo es.
33
Y por lo tanto de poder en los términos que plantea Elias (<1970> 1999), a saber como un juego de
interacción en el cual todos los jugadores negocian sus espacios de poder frente al otro en un proceso
de constante pugna.

50
desde la perspectiva de prácticas concretas sino también desde lo subjetivo: los
imaginarios, los sueños y los proyectos. Para poder justificar esta entrada, a
continuación, después de revisar la evolución histórica de la constitución de este
enfoque, se presentan las principales críticas realizadas al mismo —que, tal como
se argumentará no la invalidan—, y se termina señalando sus potencialidades para
el análisis de ciudadanía, asumiendo una definición concreta de agencia ciudadana.
Debates y propuestas de las teorías de agencia
Una de las preocupaciones básicas de la sociología ha sido la de comprender
el motor que mueve al cambio social (Cf. Rocher 1990). Para ello una vía ha
consistido en identificar la agencia que construye la historia, la que, a su vez, “ha
sido gradualmente secularizada, humanizada y socializada” (Sztompka 1995: 217).
Si en un principio se situaba en el ámbito de lo sobrenatural, poco a poco, fue
cambiando hasta ubicarse en las fuerzas naturales, físicas, biológicas, climáticas,
geográficas e incluso astronómicas. En el siglo XVIII, la agencia se humaniza
hallándose inicialmente en los grandes hombres. Recién durante la segunda mitad
del siglo XX34 “la agencia encontró finalmente su lugar adecuado: en las acciones
de los agentes sociales […] se extendió hacia abajo, a toda la gente y no sólo a los
pocos elegidos” (Ob.cit: 218). Desde entonces, “el cambio social ha de tratarse como
el resultado compuesto de lo que hacen todos los individuos [aunque]
distributivamente, cada cual tiene un poder agencial menor, prácticamente invisible,
pero colectivamente todos son poderosos […] [en definitiva se considera que] los
individuos y los colectivos, de forma conjunta, moldean el retorcido curso de la
historia humana” (Ob.cit: 219).
Una vez ubicada la agencia en los hombres y mujeres, surgen contribuciones
preliminares que van a permitir conformar lo que se conoce hoy como la teoría de
agencia. Entre ellas, según Sztompka, destacan las de: Etzioni quien propone que
el motor de la historia está conformado por la movilización y la activación social;
Touraine quien desarrolla la idea de “sociedad autoproducida” y reivindica el rol
del actor: “los hombres hacen su propia historia […] [construyendo así la] imagen
de la sociedad como contingente, fluido, de los esfuerzos humanos: la sociedad no

34
Aunque hay algunos precursores de la idea, que inician sus trabajos en la primera mitad del siglo
XX. Es el caso de Norbert Elias que compara el desarrollo con un juego de ajedrez presentándose
como un proceso “incontrolable y en todo caso no planificado” en el cual se dan diversas formas
de interrelaciones entre los distintos jugadores: “entramado de acciones de muchos individuos
interdependientes, cuyas peculiaridades estructurales [se ilustran] mediante […] modelos de juegos”
(<1970> 1999: 177). Existe un contexto en que las jugadas se hacen y que influyen en las mismas,
configurándolas. Al plantear esa idea, Elías sitúa el debate en torno a la relación que se da entre los
actores y la estructura, debate iniciado por Marx y que en la actualidad, como se verá, forma parte
de las principales propuestas de la “teoría de la agencia”.

51
es otra cosa sino el resultado inestable e incoherente de las relaciones sociales y de
los conflictos sociales” (Touraine en Sztompka 1995: 221). También menciona a
Crozier y Friedberg que plantean que el cambio social es gradual y surge de “los
juegos sociales, de las negociaciones, del regateo, de los conflictos y de la
cooperación […] [a saber del] aprendizaje colectivo [que] es uno de los mecanismos
fundamentales de la autotransformación social” (en Ob.cit: 222).
Por su parte, para Emirbayer y Mische (1998) los precursores son: Parsons —
a través de Teoría Temprana de Acción; Coleman (1990) para quien la acción es
siempre un fenómeno de interacción social complejo; Jeffrey Alexander (1988)
quien se ocupa de cómo la agencia humana se cruza (se compromete) con el contexto
estructural, siendo el primer teórico en desagregar el concepto de agencia en sí; Joas
(1996) quien analiza la “permanente reorganización y reconstitución de hábitos e
instituciones” (en Emirbayer y Mische 1998: 969); siendo “la situación […]
constitutiva de la acción” proveyendo no solo medio y condiciones para fines pre–
establecidos sino también las costumbres estructurales de respuesta que se vuelven
la base para compromisos reflexivos y creativos de los actores.
En base a estos antecedentes se constituyen varias tendencias en el marco de
las teorías de agencias. Una primera propuesta es la de Bourdieu, que gira en torno
a la noción de habitus (Cf. Bourdieu 1980) comprendido como un esquema
individual de internación inconsciente de las disposiciones —normas y reglas— de
un contexto social concreto históricamente construido. Según Bourdieu el cambio
social es producto de la agencia de los individuos moldeada por sus habitus. Sin
embargo una de las grandes críticas hechas a este enfoque es que, según la
perspectiva de Bourdieu el habitus se reproduce tanto a sí mismo —definiendo los
intereses de los agentes— que cualquier acción llevada a cabo por los agentes
necesariamente reproducen la estructura (Sewell 1992: 15). De ahí que los cambios
en el habitus solo pueden ser comprendidos como externos, siendo incomprensibles
los que devienen desde operaciones internas. Esta crítica es la que lleva a Sewell a
plantear que Bourdieu: “no ha logrado superar la falta de agencia inherente en el
concepto de habitus” (1992:14 —TP).
Giddens, por su parte, pone énfasis en la relación que se da entre los agentes y
las estructuras sociales en la construcción de la historia, vista como un producto
contingente —como resultado de acciones no necesariamente intencionadas— de
relaciones que se dan en la cotidianidad. Para Giddens (1985) existe una relación
de interdependencia entre las estructuras y los agentes, las primeras condicionan las
acciones de los segundos pero son a la vez moldeadas y recreadas por ellas. Como
hace notar Sewell “Desde esta perspectiva, la agencia y las estructuras, lejos de
oponerse se requieren entre sí […] las estructuras duales son potencialmente

52
mutables” (1992: 4 —TP). Para que las acciones recreen las estructuras es necesario,
sin embargo, que los agentes tengan conocimiento de las mismas y de los sistemas
sociales en los que actúan; a partir de entonces pueden influir en ellas. Así, el gran
aporte de Giddens es que “la agencia es finalmente encarnada en los seres humanos
individuales. […] [Y es] la conducta cotidiana de la gente corriente, a menudo muy
alejada de cualquier actitud de reforma [la que] moldea y remodela las sociedades
humanas” (Sztompka 1995: 223). El factor de cambio ya no es entonces externo
sino producto de la misma agencia humana.
Otra propuesta de agencia proviene de Sewell (1992) quien parte de una
identificación de algunos vacíos y falencias en la argumentación de Giddens. Entre
ellos destaca la ambigüedad respecto a los componentes de la estructura, tales como
las reglas y los recursos o medios de poder. Frente a ella, este autor propone otra
perspectiva de agencia según la cual la misma es constituyente de la estructura: “Ser
un agente significa ser capaz de ejercer algún grado de control sobre las relaciones
sociales en las que uno se mueve, lo que a su vez implica la habilidad para transformar
en algún grado esas mismas relaciones […] La agencia depende del nivel de
conocimiento de los esquemas, lo que conlleva la habilidad para aplicarlos a nuevos
esquemas” (1992: 20 —TP).
Ciertas ideas importantes destacan de esta lectura: (a) Si bien todas las personas
tienen capacidad de agencia —ésta es inherente a ellas— la misma difiere de
acuerdo a los entornos en los que los agentes se mueven. Para ello el conocimiento
de los esquemas o sistemas clasificatorios que definen las relaciones sociales en un
contexto dado, es fundamental para el desarrollo de la habilidad creativa al momento
de ejercerla (b) La agencia no es uniforme, difiere tanto entre, como dentro de las
sociedades y (c) la agencia es tanto colectiva como individual ya que:
La transposición de esquemas y la movilización de recursos que constituye
la agencia son siempre actos de comunicación con los otros. La agencia
implica la habilidad para coordinar acciones con y en contra de los otros,
para formar proyectos colectivos, persuadir, forzar y monitorear los efectos
simultáneos de las propias actividades y las de los otros. Más aún, la
extensión de la agencia ejercida por las personas individuales depende
profundamente de sus posiciones en las organizaciones colectivas (Sewell
1992: 21 —TP).
Estos tres aportes, generalmente considerados como los más importantes en la
teoría de agencia sociológica conforman, según Emirbayer y Mische (1998),
solamente una de las tres dimensiones de la misma. Definiendo agencia como “un
proceso temporal de compromiso social, construido por el pasado —en su aspecto
rutinario— pero también orientado hacia el futuro —en tanto capacidad para

53
imaginar posibilidades alternativas— y hacia el presente —como capacidad para
contextualizar los hábitos pasados y proyectos futuros de acuerdo a las contingencias
del presente” (1998: 970 —TP), estos autores, plantean tres dimensiones de la
misma: (a) La reiterativa, en la que la agencia está definida por las estructuras que
hacen a su misma práctica —en ella enfatizan los autores analizados en los párrafos
anteriores (b) La proyectiva, en la que se insiste en la importancia de las
proyecciones, sueños, deseos, expectativas de los agentes, ya que las personas no
sólo repiten rutinas del pasado, sino que, mediante su acción, también son inventores
de nuevas posibilidades de pensamiento y acción. Los autores que enfatizan en esta
segunda dimensión, plantean que lo que moviliza esas acciones son en muchos casos
los imaginarios radicales o instituyentes, magmas, utopías y fuerzas que animan y
constituyen a la sociedad (Cf. Castoriadis 1997; Maffesoli 2003; Lanceros 2003)
(c) Por último, la tercera es la práctica–evaluativa. Los estudios que han centrado
su atención en la misma, han enfatizado en la capacidad de los individuos y grupos
de responder a las demandas y contingencias del presente, en el que las decisiones
se toman en contextos de ambigüedad, incertidumbre y conflictos, y dónde los
medios y fines a veces se contradicen, existiendo siempre consecuencias inesperadas
que requieren nuevos cambios en las estrategias asumidas. Es en esta perspectiva
que se enmarca, por ejemplo, la propuesta de Amartya Sen (Cf. Supra) que destaca
a la agencia como la capacidad de intervenir en la definición del propio futuro y
que depende de la cantidad de información que uno posee.
El desafío, según Emirbayer y Mische, reside en empezar a analizar la agencia
tomando en cuenta que es producto de la complementación de las tres dimensiones
descritas y que, por lo tanto, conlleva acciones dinámicas y complejas donde se juntan
elementos subjetivos y objetivos, tangibles e intangibles. Desde esta perspectiva, en
esta tesis se parte de la idea de que la construcción de calidad de vida a niveles locales
solo puede ser concebida como un proceso atravesado por constantes cambios
ocasionados por las tensiones y conflictos originados en el poder agencial de las
personas y de las colectividades sociales, en las que se cruzan patrones reiterativos,
sueños e imaginarios y capacidades para hacer frente a las contingencias.
Principales críticas a la teoría de agencia
A pesar de los aportes que conllevan estas lecturas de agencia, varios autores
han argumentados críticas que se deben revisar. Por un lado, tal como plantean
Emirbayer y Mische (1998) el énfasis excesivo puesto en la relación entre agencia
y estructura, ha ocasionado que muchos teóricos fracasen en distinguirla como
categoría analítica en sí, lo que impide vislumbrar las diferentes formas en que la
agencia moldea la acción social. Ello a su vez ha llevado a su respectiva banalización
como simple instrumento para llevar a cabo proyectos de desarrollo.

54
Barnes (2002) por su parte, argumenta que las teorías de agencia han tendido
hacia el análisis de la relación estructuras-individuos, ubicando a las acciones y
elecciones individuales como base de la acción humana cuando las personas, por
definición, son criaturas sociales fuertemente interdependientes, por lo que se debe
priorizar el análisis de la agencia colectiva. No obstante, retomando a Elías: “El
individuo humano no puede decir ‘yo’ salvo que a la vez pueda decir ‘nosotros ‘.
La sola idea de ‘yo soy’, y mucho más la de ‘yo pienso’, supone la existencia de
otros hombres y la coexistencia con otros, en breve, la existencia de un grupo, de
una sociedad” (<1939> 2008: 45 —TP). Así, la autonomía del individuo frente a la
sociedad es simplemente una creación del Estado moderno, en su búsqueda por
ajustar y controlar el comportamiento de los individuos, produciendo un efecto
defensivo en los mismos (Cf. Chartier en Elias <1939>2008: 19). En la cotidianidad,
la agencia individual y la colectiva son absolutamente interdependientes, hasta el
punto en que es difícil seguir manteniendo la dicotomía individuo-sociedad. Lo que
hay que diferenciar son las estrategias —o formas, en el sentido en que muchas
veces son inconscientes— que eligen los individuos para ejercer su agencia
ciudadana: éstas pueden estar basadas en acciones individuales —como el hecho de
ir a votar— o colectivas —bloquear, marchar, manifestarse.
Barnes critica también al débil énfasis que se ha dado a temas como
responsabilidad y “accountability”. Asimismo, argumenta el poco peso puesto a las
emociones y a la poca racionalidad de la agencia fuertemente influenciada por la
comunicación con los otros y por la necesidad de reaccionar ante las contingencias,
como ya lo planteaba Sewell (1992). Éstos son elementos básicos para cualquier
análisis sobre el tema.
Por último, surgen críticas desde la perspectiva de género. Gero (2000) plantea,
que en la literatura elaborada en este campo —incluso en las lecturas feministas—
se ha valorado sobre todo a la agencia individual masculina, típica de las sociedades
occidentales. La femenina ha quedado constantemente relegada o comparada con
la anterior. Las mujeres han sido vistas como víctimas, subalternas, en todo caso
desposeídas de agencia: se las asume como sin voz —o como “eco de los discursos
prevalecientes”— se niega su capacidad de acción y se arriesga, así “la posibilidad
de cambio social” (Ob.cit: 36 —TP). Frente a ello es necesario construir otro
discurso, mucho más tomando en cuenta que la agencia: “No es una oportunidad
para actuar, ni tampoco es homogénea o invariante, sino un mosaico de chances
determinadas mutuamente y reflexivamente por los agentes y sus discursos” (2000:
37 —TP). Así el discurso es constitutivo a la agencia y su construcción “es el
escenario necesario de la agencia” (Butler en ibíd.).

55
En este nuevo discurso, recuperando a Bareiro (1997), un elemento en el que
se debe enfatizar es que las mujeres no son víctimas, más bien desarrollan sus propios
poderes agenciales —que no son para nada homogéneos— a través de la cual
repercuten fuertemente en la construcción constante de una sociedad. Ello a partir
del despliegue de diversas formas y estrategias que dependen de los momentos y
contextos de acción que viven y de su habilidad para enfrentarlas. Esa habilidad
depende de los diferenciales de poder que poseen —que pueden ubicarse en, desde
sus cuerpos, hasta sus relaciones sociales—, la necesidad de enfrentar las limitaciones
económicas familiares y barriales, y/o su capacidad de liderar un movimiento.
La agencia ciudadana: asumiendo una definición
Recuperando los argumentos sostenidos hasta el momento, el ejercicio
ciudadano de las mujeres depende de una agencia ciudadana —que puede asumir
forma individual y/o colectiva— entendida en el marco de las tres dimensiones
planteadas por Emirbayer y Mische (1998). Concretamente, adaptando la
conceptualización propuesta por estos autores, se propone trabajar con el concepto
de ‘agencia ciudadana’ definida como: todas las diferentes estrategias, vías o
expresiones, que los agentes despliegan para ejercer sus derechos y obligaciones
ciudadanas, mediante las cuales intervienen directa o indirectamente en la definición
de medidas y/o políticas que hacen a la construcción sustentable de su calidad de
vida. Las mismas responden a la elección de ciertos patrones heredados del pasado,
los diferenciales de poder que poseen, los proyectos, imaginarios y/o utopías de
futuro que cada una(o) tiene, así como a la necesidad de hacer frente a las
contingencias que el presente les plantea.
Esta idea de ciudadanía asociada a agencia ya ha empezado a ser trabajada.
Desde la literatura feminista destacan varias propuestas: Lister comprende a la
agencia como “la capacidad consciente para elegir y actuar en un nivel personal y
político” (1997: 38), que depende del nivel de compromiso —o falta de
compromiso— cotidiano de los agentes sociales con sus comunidades. Por su parte
Siim (2000) aclara que, para la perspectiva feminista, se trata de la habilidad que
tienen las mujeres para determinar su propia vida cotidiana, así como su capacidad
colectiva para marcar una diferencia en el arena pública. Así, plantea, la agencia
femenina es individual y colectiva a la vez y se despliega sobre todo en la vida
cotidiana y en el marco de la “política de la cotidianidad” que: “No significa que
todo sea política […] La política incluye las actividades ciudadanas en asociaciones
voluntarias de la sociedad civil que pueden ser definidas como la dimensión
horizontal de la ciudadanía […]. Una ciudadanía activa se refiere tanto a las
actividades políticas vinculadas a las vidas cotidianas de las mujeres y las
organizaciones independientes de mujeres que se ubican fuera del sistema político,

56
como a la integración de las mujeres en las organizaciones e instituciones políticas”
(Ob.cit: 4–5 —TP).
Desde una perspectiva política, Boyte (2009) sostiene que para entender la
vida política de una sociedad, se debe ir más allá de la mirada positivista que limita
el análisis a los cambios y procesos que se dan en la arena institucional. Según este
autor, resulta imprescindible comprender las acciones ciudadanas como agencia
cívica (civic agency) que se desarrolla en la vida cotidiana. Concretamente se trata
de: “Esfuerzos colectivos ciudadanos auto–organizados, para resolver problemas y
crear la cosa pública en escenarios abiertos sin guiones estrechos previos […]
[comprender] al ciudadano como co–creador de la forma de vida democrática”
(2009: 1 —TP). Ello supone también dejar de comprender a los ciudadanos como
entes pasivos: “Gente concebida como categorías congeladas y nichos de mercados
en vez de ser vista en sus narrativas, sus tomas de decisiones, sus formas dinámicas”
(Ob.cit: 10 —TP). Para Boyte, al hablar de civic agency se está concibiendo a la
construcción democrática del bien común, como producto de una participación
activa de la sociedad civil en la construcción del trabajo público con el
correspondiente poder para hacerlo.
Por su parte Oxhorn, contrapone la idea de ciudadanía como agencia, a la de
ciudadanía como cooptación, típica de los Estados de bienestar35, o como consumo
basada en el acceso al mercado. Para este autor, la ciudadanía como agencia es
aquella que “refleja el rol activo que múltiples actores, particularmente aquellos que
representan a los grupos en desventaja, deben jugar en la construcción de ciudadanía
de manera a que la gobernanza democrática pueda llevar a cabo todo su potencial
de incorporación” (2005: 8 —TP), es decir, visibiliza los diferentes esfuerzos de los
miembros de la sociedad civil que, de manera individual o colectiva, intentan influir
en procesos políticos en un contexto de creciente sinergia y cooperación entre la
sociedad civil y el Estado. Para ello, es necesario superar la desigualdad social que
es fuente de impedimento para desplegar agencia; la inseguridad ciudadana que está
dando lugar a la compra de derechos civiles y no a la movilización activa de los

35
La ciudadanía como cooptación pasa por un: “un proceso de inclusión política y social dirigido
desde arriba, en el que los derechos ciudadanos fueron segmentados, parciales y, en última instancia
precarios. Más que alterar sustancialmente las estructuras de desigualdad, la inclusión controlada
las reflejó y las fortaleció. Se trató de un proyecto estatal que buscaba mediar la amenaza que la
organización de las clases subordinadas representaba, mediante una incorporación selectiva y parcial
de esos grupos, restringiendo severamente la autonomía de la sociedad civil. Los actores sociales
claves fueron privados de cualquier autonomía mediante políticas de corporativismo estatal,
clientelismos y llamados populistas […] que conllevaron la institucionalización de modelos de
jerarquía rígida en la participación política excluyendo a grandes segmentos de la población del
poder económico y político” (Oxhorn 2005: 7 —TP). Esta ciudadanía como cooptación respondería
a la idea de stateship desarrollada por Murilo de Carvahalo (Cf. Supra).

57
ciudadanos y la falta de satisfacción y confianza frente a las instituciones de los
regímenes democráticos que conlleva la ruptura de la sinergia requerida.
Otra propuesta importante aborda el vínculo de agencia y ciudadanía desde el
análisis de la relación entre esta última y el medio ambiente. Melo–Escrihuela (2008)
parte identificando dos grandes enfoques sobre la misma: El primero, de orden más
liberal, enfatiza en la necesidad de medidas gubernamentales que incrementen los
derechos ecológicos de los ciudadanos, entre ellos “derechos a información sobre
temas medioambientales, a participación en la toma de decisiones y a acceder a
justicia [medioambiental]” (2008: 118—TP). No obstante, observa la autora, existen
algunos problemas para viabilizar esta propuesta: (a) La motivación y las
posibilidades materiales reales de los ciudadanos de ejercer esos derechos de
participación se ven generalmente limitadas por las desigualdades sociales (b) Nada
garantiza que a mayor información corresponda una mayor participación con
objetivos ecológicos, se necesita, además, otro tipo de incentivo (c) Respecto a la
información medioambiental, existe el dilema sobre cómo se debe producir la
misma: “¿Se debe tratar de una preocupación solamente de la ciencia la tecnología
y la burocracia o deben jugar un papel los ciudadanos y las ONG’s? ¿Cómo debe
transmitirse la información relevante medioambiental? ¿Deben tener los cientistas
poder sobre los políticos o vice-versa?” (Ob.cit: 119 —TP).
El segundo enfoque define a la ciudadanía ecológica como: “La
responsabilidad personal de los propios actos y el cumplimiento con las obligaciones
personales para proteger el medioambiente” (Ob.cit: 120 —TP). Así, para lograr
una relación armoniosa entre ciudadanos y medioambiente, es necesario el
compromiso voluntario y personal de cada ciudadano de cambiar de estilo de vida
y de consumo —hacia uno más ético. Sin embargo, como hace notar la autora, la
ciudadanía ecológica no sólo debe ser tema de comportamiento personal, debe
además conllevar una acción colectiva, tanto de instituciones estatales como de la
sociedad civil, que produzca las condiciones sociales, políticas y económicas que
permitan a los ciudadanos elegir actuar de manera sustentable. Para lograr esa
acción, Melo–Escrihuela plantea que se necesita una agencia política, impulsada y
fortalecida desde el Estado, que involucre activamente a los ciudadanos y que
mediante el despliegue de diversas estrategias de poder, pueda incidir en los procesos
necesarios —políticos, económicos, sociales y otros— de transformación sustentable
de las diversas sociedades, es decir, lo que se podría denominar una agencia
ciudadana ecológica.
Recuperando todas estas ideas sobre la relación agencia y ciudadanía, se
plantea en este texto que para comprender a la agencia ciudadana de las mujeres en
Cochabamba, se deben tomar los siguientes criterios: (a) Las mismas asumen

58
múltiples formas de expresión (b) Son variantes en el tiempo (c) Involucran
dimensiones estructurales, subjetivas —imaginarios, proyectos, utopías—y prácticas
a la vez (d) Se basan en la movilización de relaciones y diferenciales de poder en
el marco de escenarios de la vida cotidiana (e) Asumen, con más o menos fuerza,
conciencia ecológica así como repercuten en distintos niveles de sinergia entre sí y
con instituciones estatales.
Es desde esta mirada que a continuación se analizarán las diversas formas de
agencia ciudadana de las mujeres en Cochabamba. Se parte de la premisa según la
cual la agencia ciudadana de las mujeres en Cochabamba ha sido en muchos casos
invisibilizada, desconociéndose su impacto en la construcción de calidad de vida
sustentable a nivel local. Frente a ello, se propone su (re)construcción histórica sobre
la base de la recuperación de sus propias miradas y narrativas, que culmina en la
descripción del panorama contextual en el que actualmente se movilizan.

59
CAPÍTuLO II

DE LA InTRAnquILA TIERRA,
fLORECEn warmis vALIEnTEs

El objetivo de este capítulo es presentar una (re)construcción histórica de la


agencia ciudadana de las mujeres en Cochabamba, recuperando sus propias miradas.
No es casual que en el imaginario de los bolivianos, la mujer que vive en
Cochabamba sea tipificada como valerosa —la “warmi36 valiente”— y buena madre.
Hay una historia vinculada a la agencialidad activa de las mismas que promueve
este tipo de visión y que se recupera en este capítulo. Para ello después de analizar
el impacto del episodio de las “heroínas de la Coronilla” (1812) y los debates
políticos y públicos posteriores al evento en los imaginarios que se han ido
construyendo en torno a las mujeres cochabambinas, se pasa a contar la agencia de
las mujeres durante el siglo XX desde sus propias voces y recuerdos. Por último, se
analizan los cambios que ocurren en la misma durante el inicio del nuevo milenio.
“si no hay hombres, aquí estamos las mujeres”: El episodio de la Coronilla
Un imaginario que prevalece de las mujeres cochabambinas tiene que ver con
su valentía y su capacidad de lucha y de enfrentarse a los otros cuando se trata de
los “suyos”. El mismo encuentra sus raíces en un episodio histórico, reconocido
como “quizás el más memorable de la Guerra por la independencia de ese país”
(Godkowitz 2008: 61) que ha sido mitificado y promovido como el símbolo de una
lucha por la construcción de la nación boliviana.
Según el relato recuperado en un documento del archivo municipal por Itala
D’ Maman: Frente a la arremetida de Goyeneche y su ejército realista a la ciudad
de Cochabamba y ante la ausencia de los hombres —derrotados en Mizque37— se
arma un ejército informal compuesto principalmente por mujeres con sus hijos38:
“Ese día (26 de mayo) por la tarde se convoca a Cabildo Abierto y nuevamente
Antezana dijo: ‘¿Cumpliréis lo que habéis dicho de defender la patria y la

36
Mujer, en quechua.
37
Mizque es un pueblo que queda a 170 kms. de la ciudad de Cochabamba.
38
Existe una suerte de constante en los episodios de lucha de las mujeres cochabambinas que consiste
en la presencia permanente de los hijos. La maternidad —los hijos y por lo tanto la mirada hacia el
futuro— aparece como el rasgo fundamental que promueve el despliegue de estrategias ciudadanas
por las mujeres en la región.

61
excelentísima Junta de Buenos Aires?’ Algunos respondieron que sí, pues ya no
había más de mil hombres escasos y solamente las mujeres dijeron: ‘Si no hay
hombres, nosotras defenderemos’39 [al día siguiente un embajador de parte de
Goyeneche llegó para convencerla de desistir] de esa empresa barbarie […]
habiendo preguntado que si querían rendirse dijeron que no, que más bien tendrán
la gloria de morir matando” (2010: 77).
La batalla se inicio en la Coronilla de San Sebastián y en la misma perdieron
la vida gran parte de las mujeres, siendo sus casas posteriormente avasalladas y
saqueadas. Este episodio de valentía fue conmemorado en ese momento no sólo en
el país sino, sobre todo, fuera del él. En otro documento hallado por D’Maman,
Belgrano —Jefe del ejército del Río de la Plata— escribe: “Gloria a las
Cochabambinas que han demostrado con un entusiasmo tan digno de que pase a la
memoria de las generaciones venideras” (ibíd.) y en honor a ellas: “Estableció una
costumbre digna de ser recordada y que significa el elogio más pomposo que se ha
hecho hasta ahora del pueblo de Cochabamba. Todas las noches, a la hora de la lista,
un oficial de cada cuerpo militar preguntaba en alta voz: ¿Están presentes las mujeres
de Cochabamba? Y otro oficial respondía: Gloria a Dios, han muerto todas por la
patria en el campo del honor” (Ob.cit: 78).
No obstante, pasada la independencia este episodio fue cayendo en el olvido.
La agencia ciudadana de las mujeres fue invisibilizada. Es más, las mujeres no tenían
derechos ni eran consideradas ciudadanas. Dos ejemplos recuperados de la literatura
retratan esta situación. Por un lado, como hace notar Godkowitz, en una de las pocas
novelas bolivianas que recupera el episodio —Juan de la Rosa de Nataniel Aguirre,
que se presenta como el homenaje más temprano realizado a las Heroínas— se pone
el énfasis en el impacto de este acontecimiento en la construcción de ciudadanía
—mestiza—sobre todo de los hombres bolivianos, sin quedar “claro el lugar que
las mujeres ocuparían en la futura república” (1997: 707).
Por otro lado, esta situación de falta de ciudadanía de las mujeres queda
plasmada en el poema “Nacer Hombre” de Adela Zamudio40 que dice, un siglo
después de la batalla de la Coronilla:

39
Existe una polémica en torno a esta frase. Godkowitz (1997) plantea que se trata de un invento del
escritor Nataniel Aguirre en su novela “Juan de la Rosa” para hacer referencia a la ausencia de una
idea de nación; a partir de ella, Aguirre desarrolla su tesis de nación mestiza, cuyo principal símbolo
es el hijo/nieto de la mujer mestiza que peleó en las heroínas —para conocer todo el relato de la
novela Cf. Aguirre <1885> 1993. Sin embargo, D’Maman demuestra, con el hallazgo de este
documento en archivos que, efectivamente, la frase fue pronunciada.
40
Poetisa boliviana (1854-1928) considerada como la primera feminista a nivel nacional por su
posición crítica frente a la sociedad patriarcal boliviana y cochabambina específicamente, tendencia
fuertemente ilustrada en toda su obra (García Pabón 1999). Esta poetisa fue la primera mujer en

62
Cuánto trabajo ella pasa/ por corregir la torpeza/ de su esposo, y en la casa/
(permitidme que me asombre)/ tan inepto como fatuo,/ sigue él siendo la
cabeza/ ¡porque es hombre!/ Si algunos versos escribe de alguno esos versos
son,/ que ella sólo los suscribe./ (Permitidme que me asombre)/ si ese alguno
no es poeta,/ ¿Por qué tal suposición?/ ¡Porque es hombre!/ Una mujer
superior/ en elecciones no vota,/ y vota el pillo peor./(Permitidme que me
asombre)/ Con tal que aprenda a firmar/ puede votar un idiota,/ ¡Porque es
hombre!/ El se abate y bebe o juega./ En un revés de la suerte:/ Ella sufre,
lucha y ruega./(Permitidme que me asombre)/ que a ella se llame el ‘ser débil’/
Y a él se le llame el ‘ser fuerte’/ ¡Porque es hombre!/ Ella debe perdonar/
siéndole su esposo infiel/ pero él se puede vengar/ (permitidme que me
asombre)./ En un caso semejante/ hasta puede matar él/ ¡Porque es hombre!/
¡Oh mortal privilegiado, que de perfecto y cabal/ gozas seguro renombre!/ En
todo caso, para esto/ te ha bastado/ Nacer hombre (Zamudio 1914)

Como hace notar Pozo (2010a), el derecho a la ciudadanía estaba restringido a la


propiedad y a la escritura y ello va a impulsar a muchas mujeres de clase media a
movilizarse. El ejemplo del poema de Zamudio, visibiliza esta demanda: las mujeres
ya tienen la escritura ¿Por qué no tener los mismos derechos ciudadanos que los
hombres? Ello se da a inicios del siglo XX, en un contexto en que la región de
Cochabamba muestra grandes tendencias de cambio. En términos socio-económicos,
de haber sido considerada el “granero del Perú” —debido a la actividad hacendal— y
haber tenido una importancia económica destacable durante el siglo XVIII y XIX41, a
partir del siglo XX se encuentra en un proceso de parcelación de tierras y de
consolidación de una clase popular artesanal y comercial fuertemente dinámica
vinculada al sistema ferial —mercado interno— y al comercio internacional a pequeña
escala. Esta situación hace que, según Solares (2005), existan dos grupos sociales en
pugna por construir la ciudad —con sus propios imaginarios de paisajes urbanos: por
un lado, una elite hacendal volcada hacia el comercio internacional, cuyas demandas
económicas giran en torno al proteccionismo y a la necesidad de la modernización de
la infraestructura caminera y del ferrocarril. Por otro lado, una población mestiza,
vinculada a la industria artesanal y caracterizada por una fuerte “versatilidad y
capacidad […] para sacarle provecho a toda coyuntura por adversa que fuera” (Ob.cit:

publicar una novela, que recupera la perspectiva de las mujeres, a nivel latinoamericano en 1913
(comunicación personal de Luis H. Antezana) y, en Bolivia, primera en fundar un Liceo para la
formación de mujeres.
41
Siguiendo a Solares, a la importancia de las haciendas se añade a partir del siglo XIX la emergencia,
muy activa, de una industria artesanal “particularmente los tejedores de géneros de algodón (tocuyo),
quienes habían logrado conquistar momentáneamente mercados lejanos, reforzando con ello su
presencia en los escenarios locales” (2005: 47) cuyos integrantes empiezan a darle el perfil de
mestizo que caracterizaría a la población local desde entonces.

63
103). A raíz del encuentro de ambas posturas, es que se empieza a dar un proceso de
modernización de la ciudad en distintos ámbitos: arquitectónicos, infraestructurales,
de costumbres, prácticas y consumos culturales, etc. (Cf. Solares Ob.Cit.).
En este contexto es que a nivel de demandas políticas, se inicia también una pugna
por una construcción distinta de ciudadanía para las mujeres. Siguiendo la línea
emprendida por Adela Zamudio, es otra mujer Cochabambina, Sara Ugarte de Salamanca
esposa del presidente Salamanca42, quién va a pelear por el reconocimiento del aporte
histórico de las mujeres en la construcción de la nación boliviana, como un primer paso
para el fortalecimiento de la ciudadanía de las mujeres. La actividad emprendida por Doña
Sara, para erigir un monumento en honor a las Heroínas de la Coronilla (Cf. Godkowitz
1997; 2008), da lugar a “una feminización del acontecimiento en el tiempo” (Godkowitz
1997: 702) que llega a su punto culminante en 1927, con la declaración del día 27 de
mayo —fecha de la batalla— como el día de la Madre boliviana.
Además de estos impulsos particulares, hay, retomando las lecturas de
Godkowitz (2008) y Pozo (2010ª), tres acontecimientos históricos importantes para
el reconocimiento formal, desde arriba, de la ciudadanía de las mujeres bolivianas:
(1) La guerra del chaco (1932-1935) marcó un cambio en la mirada hacia la
ciudadanía ya que “permitió a las mujeres de clase media urbana incorporarse a la
actividad burocrática estatal y a la administración privada, [facilitando] el ejercicio
de ciertos derechos civiles” (Pozo 2010a: 124) (2) Posteriormente, en las reformas
a la CPE en 1945, durante el gobierno de Villarroel, se establece: el derecho al voto
para mujeres alfabetizadas; el derecho a elegir y ser elegida en comicios electorales
municipales y el reconocimiento del concubinato como status similar al matrimonio
(3) La revolución de 1952 consolida una nueva etapa para el reconocimiento de
ciudadanía de las mujeres que se efectiviza en 1961 con el voto universal.
Desde abajo son tres los ámbitos que las mujeres encuentran para ir
desplegando su agencia ciudadana e incidiendo en la edificación de calidad de vida
a nivel local: (1) Diversos gremios o espacios donde la agencia asume estrategias
colectivas (2) La actividad económica, profesional y productiva en la vida cotidiana
y (3) La participación en el arena política, a partir de la incorporación en partidos
políticos.
En el primer caso, destaca la Asociación Hijas del Pueblo43 que reunía a
vendedoras del mercado de la zona central de Cochabamba y que se vinculó muy

42
Presidente de Bolivia durante la Guerra del Chaco (1932-1935), gran impulsor de la construcción
de una Nación Boliviana basada en el mestizaje.
43
Se trata de una “sociedad mutualista de vendedoras del mercado 25 de mayo de Cochabamba, que
se funda en 1923, todas de origen humilde e inmigrantes de zonas rurales” (Pozo 2010a: 128). Al
contrario de otros gremios de mujeres en otras regiones del país, como el gremio de las culinarias

64
fuertemente con la iglesia católica y el ejército (Godkowitz 2008: 82)44. Por su parte,
para mujeres de elites fue la iglesia católica la que abrió espacios importantes para
el despliegue de su ciudadanía —como el de la Liga de Mujeres Católicas45— o
impulsando la participación activa de las mujeres en la organización —y por ende
interacción con lo público— de festividades católicas. Al respecto Sánchez plantea
que, a pesar de que Cochabamba a principios del siglo XX es una sociedad
eminentemente patriarcal, existían ciertas áreas públicas en las que la mujer podía
desarrollar y ejercer su ciudadanía. Entre ellos la “vida devota […] [dónde] muchas
mujeres se involucraban [de manera colectiva] organizando cofradías dedicadas a
santos y vírgenes o preparando la participación de la población en las diversas
festividades religiosas de la ciudad. De hecho eran las mujeres quienes participaban
de manera masiva en las procesiones públicas de Semana Santa y/o Corpus Christi”
(2008: 9).
Realizando una suerte de contraposición entre mujeres de elites y de sectores
populares, Pozo plantea: “Las mujeres de clase media conquistan espacios de
educación para su emancipación [y] asumían actividades de caridad en ese tiempo
[…] estas actividades podían ser aprovechadas […] como un puente para llegar a la
esfera pública. En cambio las mujeres populares también buscan su emancipación
desde la acción colectiva, gremial y activista, se insertan [….] al comercio
minorista” (2010a: 137). La gran ventaja de estas últimas es que, además, según la
misma autora, personifican el símbolo de la Nación Boliviana, legitimando así, sus
aspiraciones de ciudadanas bolivianas: “La chola se instala en el imaginario
cochabambino [….] es promocionado como símbolo vital tanto para la elite como
por los intelectuales indígenas en los nuevos relatos multiculturales de la
nacionalidad boliviana” (Ob.cit: 172).
Más allá de esos espacios en los que se prioriza la agencia basada en estrategias
colectivas, es desde la vida cotidiana, mediante actividades ocupacionales y
profesionales y desde los ámbitos políticos, que las mujeres comienzan a influir

en La Paz (sobre ellas Cf. Wadsworth 1989) las hijas de Pueblo “no estaban afiliadas a la Federación
Obrera Sindical (FOS), ésta se proclamaba cívica y a-política” (ibíd.).
44
Esta asociación que asumió la herencia de las Heroínas de la Coronilla, sigue funcionando hoy en
día. Sobre su rol como espacio de agencia ciudadana de mujeres en la primera mitad del siglo XX
Cf. Godkowitz 2008.
45
Si bien se las ha criticado, tildándolas como espacios de mujeres beatas y conservadoras —de hecho
la Liga de Mujeres Católicas fue una de las primeras en oponerse al liceo de señoritas creado por
Adela Zamudio— hasta ahora no se ha analizado a esta organización como uno de los pocos
espacios públicos en que mujeres de elites podían ejercer ciudadanía e influir de alguna manera en
la toma de decisiones de autoridades públicas. Queda pendiente un estudio histórico más profundo
del tema.

65
fuertemente en el desenvolvimiento de actividades vinculadas —desde lo
económico, lo social, lo cultural y/o lo político— a la construcción de calidades de
vidas a niveles locales. En el siguiente acápite, se analiza la agencia ciudadana que
se despliega en el marco de los mismos.
un propio alfabeto para leer la vida: Mujeres en el Estado del 52
En esta parte se busca recuperar la voz de las mismas mujeres, sus percepciones
sobre la historia, sus recuerdos, las formas en que ellas la vivieron. Es decir, contar
la historia desde sus narrativas e imaginarios. Para ello, se dividirá este punto en
dos partes: primero durante la era inicial del 5246 y luego, durante el período de la
dictadura.
Pioneras en la era del 52
Para ejemplificar el despliegue de la agencia ciudadana de mujeres en la era
del 52 recupero cuatro narrativas e historias de vida, las de: una ex hacendada, una
ex - dirigenta del magisterio, una empresaria y una médica que llegó a ser ministra
de salud.
La agencia ciudadana de una ex – hacendada
Además de haber aportado de manera importante al fortalecimiento del
bilingüismo47 a nivel local, Doña Ema Paz, 91 años, también representa a un grupo
de mujeres pertenecientes a una antigua elite agraria, que desde su posición de
hacendadas construyeron historias no visibilizadas por la narrativa oficial. Estas
mujeres, solas, viudas o solteras, se hicieron cargo de haciendas, de familias,
asumiendo luchas cotidianas y atravesando a su modo, y con sus propias relaciones,
todo el proceso revolucionario de 1952.
La vida de muchas de ellas empieza en un ir y venir entre haciendas agrícolas y
residencias con familias ampliadas en la urbe Cochabambina: “Mi familia tenía tierras
por Tarata y mientras mis padres estén en el campo atendiendo la propiedad, yo aquí
vivía con mi abuela, en la escuela […] [mis papas] iban y venían, yo igual en las
vacaciones”. En ese trajín, la educación para las mujeres no era un factor considerado
como importante, siendo además diferenciada de la de los hombres: “[Yo iba] a la

46
Es decir, al período conocido como el del Estado del 52, caracterizado por un modelo de desarrollo
dependentista y fuertemente tendiente hacia la sustitución de importaciones, que se pone en pie con
la revolución de 1952 y dura —aunque con importantes variantes—hasta la implementación del
modelo neoliberal en 1985.
47
Doña Ema Paz tiene varias publicaciones bilingües —castellano/quechua— y ha sido activa
miembro de la Academia de Quechua, principal precursora de la educación intercultural bilingüe
en el país.

66
escuela 27 de mayo, era puramente de mujeres, no había por entonces pues mixtos”, y
en muchos casos interrumpida por eventos contingentes: “Secundaria no he terminado,
porque infelizmente mi mamá murió muy joven, murió a los 40 años, y yo tenía que
asumir pues la atención del hogar. […] Tenía cuatro hermanas menores, [mi] padre
trabajaba en el campo. [Entonces] yo me quedé con mis hermanas”.
Las diferencias de clase y étnicas en la Cochabamba pre-revolución 52 eran
importantes y se manifiestan en múltiples conflictos: el pongueaje48, la crueldad de
ciertos patrones y la discriminación eran elementos comunes en las relaciones. No
obstante, la coexistencia entre lo urbano y lo rural a partir de las haciendas era muy
fuerte, dándose importantes procesos de mestizajes biológicos y sociales. Un factor
que ejemplifica ésto es la utilización del idioma quechua tanto entre hacendados e
indígenas, como entre hombres y mujeres: “He escrito tanto en quechua como en
castellano […] Desde niña he estado en contacto con la gente del campo”. Estos
lazos, en el caso de las mujeres, se fortalecieron al asumir muchas de ellas la
dirección de las haciendas: “No podía dejar el campo, por entonces mi papá falleció,
la propiedad había que hacer trabajar, tenía una propiedad mediana ¿no? […]
[Entonces me fui a Tarata] Al campo, no al pueblo. Yo tenía 28 años fue justo antes
de la revolución del 52”.
Con este acontecimiento, la vida de los hacendados cambia así como se
modifican las relaciones que mantienen con los campesinos: “Los del lugar eran
muy buenas personas con nosotros, eran nuestros defensores. Cuando la reforma
agraria había los mandones de Ukureña49; uno de ellos era muy torpe […] ordenaba
que talen los árboles del bosque para comprar armamento, y los campesinos dijeron
‘No, no vamos hacer eso’; ‘¿Por qué?’, ‘Porque es de la chicas’, las niñas nos
llamaban. ‘Son puras mujeres, no tienen ni papá ni mamá’, se le plantaron […]¡Una
defensa absoluta!”. Ahora bien, buenas o malas las relaciones con los campesinos,
la reforma agraria de 1953, ocasionó un proceso de empobrecimiento en los sectores
terratenientes, su respectiva migración hacia la ciudad y, por ende, un creciente
contacto —sobre todo de las mujeres ex hacendadas— con la vida pública. Ello a
partir de distintas vías: (a) El ingreso a espacios laborales: “[Entonces nos vinimos
a la ciudad] y empecé a trabajar. Un trabajo corriente, a sueldo” (b) El
fortalecimiento de la educación formal entre mujeres: “[¿Qué significó la revolución

48
El sistema de pongüeaje consistía en una relación de servidumbre entre indios y patrones; los
primeros debían servir de manera gratuita en tareas domésticas a los segundos.
49
Ubicado en el Valle Alto el sindicato de Ucureña estaba conformado por ex piqueros que habiendo
adquirido sus tierras, impulsaron fuertemente “la idea de la tierra es quien la trabaja”, lema de la
reforma agraria de 1953, este grupo se constituyó en la base campesina de la revolución de 1952
(Cf. Gordillo 1998; también 2006 para ver importancia de ese sindicato en la educación formal
campesina).

67
para las mujeres?] Más, se avivaron más pues, despertaron también. [Muchas
empezaron a estudiar] Después de la reforma han debido empezar. Mis hermanas
han estudiado…” (c) La posibilidad de hacer oír sus voces, como en este caso,
publicando escritos: “Yo siempre escribía y me pescó un primo muy querido para
nosotras, como un hermano y me dijo ‘Ésta había sabido escribir y ¿Por qué no
públicas?’, y me despertaron el interés y otro primo que vivía en el Perú me llevó a
pasear y me conocí con el que puso el prólogo de mi primer libro” (d) Ingresando
para participar de manera activa en ciertas organizaciones que coadyuvaban, desde
diferentes rubros, en la construcción de calidad de vida en ese entonces: “Entonces
me invitó Jesús Lara50 a la Unión Nacional de Poetas y Escritores. Ahí es que
despertó un poco más mi interés por publicar” (e) Participando en la conformación
de otros espacios para impulsar sus ideas como, por ejemplo, la Academia del
Quechua desde la cual Ema Paz llega a incidir en el fortalecimiento del bilingüismo
—a pesar del rechazo creciente hacia este idioma, vinculado al proceso de
urbanización. A partir de estas iniciativas organizativas, las mujeres empiezan
también a establecer sinergias con otras organizaciones de la sociedad civil —como
la iglesia y los medios de comunicación, que abrían espacios para que las mujeres
puedan plantear sus reflexiones públicamente— e, incluso, de otros países
construyendo redes internacionales, como en este caso: “Del Perú generalmente. En
el Perú varios años hemos estado en competencia”.
Por lo contrario los vínculos con organizaciones públicas eran conflictivos. De
hecho: “Ayuda del Estado nacional no había ¡Nada! […] Un año vino un
representante del ministerio de educación a imponernos a nuestra academia que
deberíamos escribir así, y yo dije ‘¿Por qué así esto? Si a nosotros nos parece de
esta manera’; ‘Hay que dejarlo pasar nomás pues’ me dijeron ¡Imagínese!”. Esta
difícil relación con el sector público también se explicaba por: “Había mucho
machismo ¡Cuando sigue hasta ahora! La mujer [era vista] para el hogar, para la
cocina, para que atienda a la familia, esa era la idea masculina ¿no?”. A pesar de
ello, en esta etapa hubo un cambio visible en el escenario, no sólo en lo que se refiere
a la incorporación de las mujeres a espacios políticos, sino, sobre todo, opina Ema
Paz, logrando un mejoramiento sustantivo y sustentable de la calidad de vida de la
población en general: “El 52, mejoró la calidad de la gente, pues había antes mucha
injusticia” aunque “Sigue habiendo [mucha injusticia] pues, hay mucha pobreza”.

50
Poeta y escritor cochabambino (1898-1980) conocido por sus obras en quechua y la recuperación
de la literatura en ese idioma. Fue gran defensor de la causa indígena, escribiendo obras de tipo
costumbrista donde recupera los valores, ritos y cotidianidades de la misma.

68
b) Las maestras y su aporte a la educación: Doña Maruja Chej
Otro espacio importante para el despliegue de la agencia ciudadana de las
mujeres a principios y mediados del siglo XX era el ámbito de la enseñanza. Como
recuerda Sánchez, “un porcentaje importante de mujeres con niveles de educación
elevados eran profesoras en las escuelas para niñas de la ciudad” (2008: 10); en sí
el hecho, de que las mujeres ingresen a este espacio, “supuso muchos nuevos retos
para ellas […] abandonar, durante una gran parte del día a su familia […] dedicar
una parte del tiempo doméstico a su propia preparación profesional […] e
incorporarse de distinta manera a las actividades públicas de la ciudad” (Ob.cit: 10-
11). De ahí que las mujeres que ingresaron al magisterio marcaron también, una ruta
para consolidar la ciudadanía de las mujeres. Para retratarlas se ha entrevistado a
Doña Maruja Chej de Peñaloza de 81 años, para quién el enseñar ha sido parte de
su naturaleza: “¿Quién sabe no ha sido una profesión que yo he adquirido sino ha
sido mi segunda naturaleza?”.
En la consolidación de este espacio de agencia ciudadana, el rol de las normales
—como centro de formación del magisterio— ha sido importante. Existían dos: la rural
—en Punata, provincia del departamento de Cochabamba— y la urbana que quedaba
en Sucre (departamento de Chuquisaca), aunque las diferencias entre ambas no eran
muy importantes: “Entré también a la Normal de Sucre para ser maestra urbana […]
Pero resulta que tenía el mismo programa que el que yo había llevado en Punata,
entonces no era tan rural que digamos”. Además de ser un espacio de formación
ciudadana para las mujeres, el magisterio era también un lugar desde el cual se podía
incidir en la promoción de ejercicios ciudadanos que mejoren la calidad de vida de la
sociedad en su conjunto; aunque ello exiga una lucha cotidiana, una pelea incesable
para consolidar la idea de la educación como una responsabilidad social, un desafío
donde deben involucrarse activa y conscientemente la familia, la escuela y la sociedad:
“La educación es una responsabilidad social. No sólo es la escuela, no es problema de
maestros, es problema de todos: también de los padres de familia”.
La escuela también se presentaba como un espacio dónde, desde la agencia de
las mujeres profesoras se podía impulsar formas creativas e innovadoras de
educación: “La ortografía se aprende al aprender la palabra. Hacerle entender que
una palabra si no se escribe bien entonces ya no es esa palabra. Habían escrito
obediente con h y con v. Entonces yo les dije si te doy sopa y te doy tenedor: ¿Tú
puedes tomar la sopa con tenedor? No ¿no ve? La sopa se come con cuchara
apropiadamente, lo mismo con la escritura, hay que escribir con propiedad”. En este
sentido, el desafío que se asume al educar va más allá de enseñar a leer y escribir:
“Es una manera de ver y enseñar, pero el profesor debe ser interdisciplinario, ser
capaz de agarrar las cosas, de apropiarse”. De ahí que el rol de las educadoras no se

69
limitaba a las escuelas; Maruja Chej se involucró en la promoción de la educación
alternativa como una forma de incidir en el mejoramiento de la calidad de vida de
sectores excluidos: “Me dieron para hacer una investigación de chicos en la calle,
entonces tomé contacto con ese grupo, hice la investigación y ello sirvió para que
yo haga trabajo con ellos […] Estaban felices los llamados chicos de la calle,
llegaron a ganar dinero, a aprender, hasta se compraron bicicleta ¡Estaban
encantados de la vida!…. ¡Estaban recuperados! […] ¡Salieron de la calle! Se
graduaron y de ahí se acabó el proyecto”.
¿Por qué el magisterio se presentaba como una puerta posible para el
despliegue de agencia ciudadana pero también de desarrollo profesional de las
mujeres a mediados de siglo? Probablemente porque los horarios no entraban en
contradicción con el rol de madres, es más se daba una suerte de complementariedad
entre ambos: “Después yo me capacitaba para ayudar a mis hijas en el colegio;
estaba de directora ya. […] Trabajaba también con los padres de familia en ese
sentido”. No obstante ese rol de maestra-madre se complejiza cuando se cruza con
actividades dirigenciales. Si bien Maruja Chej entró de dirigenta de manera
contingente —“Yo fui dirigenta del magisterio una buena temporada. Pero, más
que todo, como diríamos sin propósito de ser líder, de ser dirigenta”— las
obligaciones que ello implicaba le trajeron problemas tanto personales —“La vida
del hogar está llena de problemas como cualquier otra cosa. Y mucho más cuando
las mujeres pueden hacer algo más que cocinar”— como políticos: “En mi casa
habían problemas, porque otros dirigentes iban a romper vidrios, porque yo era la
anti-huelguista, y mis hijas pequeñas, se asustaban. Pero bueno, pasó y todo lo que
yo les decía a mis hijas era: ‘¡No van a ser maestras, de ningún modo!’”.
Su posición de maestra y dirigenta le posibilito participar de una de las
experiencias más tempranas y ricas en Bolivia en el campo de la educación
intercultural bilingüe, que se basaba en el rescate de la diversidad y pluralidad de la
nación boliviana y en la utilización de nuevas herramientas y formas
comunicacionales: “Fui a La Paz durante la Unidad Democrática Popular (UDP)51
organizamos el Servicio Nacional de Alfabetización y Educación Popular
(SENALEP). […] Hemos hecho cartillas específicas para Quechua, para Aymara,
en castellano para los tarijeños y para el oriente en guaraní. […] También fui al
Brasil […] para hacer unos cursos de comunicación alternativa, como le llamaban
a todo lo que no era aprendizaje: trípticos, eventos culturales. […] Se hicieron
muchas cosas”.

51
Gobierno constituido por una coalición de izquierda, elegido al recuperar la democracia en 1982.
Duró hasta 1985.

70
Como una suerte de círculo vicioso, el problema que entorpeció el
fortalecimiento de esta experiencia vino de la estrechez mental y de los intereses
políticos del mismo magisterio: “Pero ahí nuevamente empezaron, los que aquí eran
huelguistas, algunos estaban en la Confederación de Maestros en La Paz. Entonces,
cada vez que en el ministerio teníamos reunión, iban para fastidiar, para exigir que
hagamos de una u otra manera”; aunque algunos resultados fueron semilla para
futuros procesos de cambio: “Yo diría que todos los combatientes que hay en este
momento en el Alto, empezaron con nosotros, porque les hacíamos reporteros
populares, teatro escolar”.
Además de los problemas personales y políticos que estas mujeres tuvieron
que enfrentar, la discriminación fue otro de los obstáculos combatidos; para ello el
reto era mantenerse al día, querer capacitarse y aportar con lo que una cree: “Si me
han discriminado […] primero porque era flaca, pequeña o por lo que sea, también
porque siempre he sido débil, sin fuerza física, pero no me ha afectado en mi vida
personal ni tampoco en mis ideas. Las mujeres pueden ser dirigentas”.
Evaluando su vida, Maruja Chej se siente hoy tan activa y útil a la sociedad
como antes. Al iniciar la entrevista comenta: “El título de esta encuesta decía:
‘mujeres de antaño’, a Alejandra le voy a decir, que no soy de antaño, estoy activa,
estoy absolutamente actualizada en todo sentido […] En fin creo que eso me ha
ayudado a vivir”. Aunque le cuesta reconocer su propio aporte: “Una vez me
hicieron una entrevista y yo les dije: ¡Pero no es extraordinaria la vida de una
maestra! Es como cualquier día, es como el día y la noche que se suceden
naturalmente ¿no? No tiene ningún valor, entonces por eso yo empecé preguntando:
¿Para qué va a servir lo que te estoy contando? ¡Quiero ver!”
Contribución de una empresaria: Doña Olinda Gamboa
En la cotidianidad del siglo XX existían mujeres que ingresaron a un rubro
considerado en esa entonces “de hombres”, el empresarial, innovando en productos
y en formas de comercialización, y que han tenido que enfrentar, solas, problemas
incluso jurídicos, y sobre todo financieros. Para recuperar la palabra de estas
mujeres, se entrevistó a Olinda Gamboa, 74 años, empresaria impulsora del rubro
bio-farmacéutico. Una primera interrogante fue: ¿Cómo una mujer de clase media,
criada en un medio en el que las mujeres estaban destinadas al matrimonio y/o, como
gran avance, a la actividad filantrópica, ingresa en un rubro competitivo, pensado
más para los hombres? Tener un bagaje económico, social pero también cultural y
emotivo de partida resultaba fundamental —“Nosotros tuvimos farmacia desde
siempre ¿no?, mis padres tenían dos farmacias”— así como una formación de base:
“Yo tuve la suerte de ser aceptada en la universidad en Buenos Aires. Entonces, ahí

71
ya trabajé en hospitales y en laboratorios. Había hecho una carrera regular, pero
tuve mi año alumbrante porque el primer año, de 1000 alumnos entramos 300 y
entre esos estaba yo; ese año yo lucí porque estudiaba de noche y de día, y el
segundo año [el 55] que vino la revolución, me puse a pasear, a conocer, me enteré
de todos los problemas políticos pero me aplacé [risas], entonces, después tuve que
agarrar las riendas porque yo había ido a estudiar”.
Los años 50 estuvieron marcados por debates mundiales sobre los derechos
nacientes de las mujeres; al viajar e insertarse activamente y políticamente en otra
sociedad, Olinda Gamboa empezó a descubrir y pelear por los mismos: “Donde yo
estuve, en Argentina, se dividió la Universidad en dos grandes grupos, el humanista
que era el religioso-cristiano y el otro que era digamos, el de la reforma, que era el
de la mujer independiente económica y físicamente. En esos tiempos se dieron, por
ejemplo, grandes discusiones en torno a: número de hijos, la maternidad, la libertad
de sexo, la dualidad mujer-madre y digamos profesional, trabajadora, y esa dualidad
pues ha costado mucho. Esa era la pugna nuestra”. Esta efervescencia en torno a los
derechos de la mujer no tenía el mismo peso en Cochabamba: “El debate era la mujer-
madre frente a la mujer-activa; aquí la mujer-madre dominaba todos los campos. Era
la mujer virtuosa de cajón; yo he visto a una señora que no salía de su casa, solamente
los días domingo pero acompañada del marido, no tenía otra libertad”.
El choque al retorno fue entonces muy duro, desde el nivel familiar: “¡Ah! Yo
me quería morir, les he dado un año de trabajo a mis pobres padres”. De ahí que la
relación con bolivianos era muy débil: “Todo era distinto, no había tema de
conversación, no había inquietud. A mí me gustaba ir a conciertos, ir al cine, me
gustaba la crítica, la discusión y todo eso ¿Con quién iba hacerlo?”. Frente a ese
vacío, un ámbito que permitía —aunque aún de manera incipiente y con muchas
dificultades— desplegar derechos ciudadanos para las mujeres profesionales, fue la
docencia universitaria: “Di un examen teórico, aprobé y entré a cátedra en la
Universidad. Sólo había dos mujeres en la Facultad de Medicina, yo y la doctora
Tapia. Acá la mujer era combatida porque primero, los hombres no querían, a mí
me hicieron una guerra negra, había dos bandos, un grupo de unos cinco catedráticos
que me ayudaban frente a los antiguos que me ponían zancadilla”.
En este contexto, en el imaginario social se solía oponer a la mujer-activa con
la mujer-madre: “Mi padre me fomentó todo. ‘Mira Olinda’ me decía ‘No te cases,
prepárate, estudia porque de esto vas a vivir, eso te va dar vida”, y mi mamá me
decía lo mismo ‘siempre hay sorpresas en todo lado, quédate conmigo nomás’
[risas]”. De ahí que, el estudio, la superación personal, la independencia económica,
resultaban más importantes como proyecto de vida: “¿Sabes qué pasa? El asunto de
la relación humana, he tenido siempre amigos, no me ha faltado quién me ha

72
propuesto, digamos, matrimonio, [pero] yo digo, ya estoy hecha ¿no? […] una nace
para distintas cosas yo creo”.
Para mantener su independencia económica se hace cargo de la empresa
productiva de sus padres y empieza a desarrollar innovadoras estrategias productivas
—“Yo me puse a nivel popular; por ejemplo, la gente no sabía leer, entonces yo
usaba colores, les hacía ver colores”— y comerciales: “Yo dije “voy hacer la
industria del centavo”, una pomada mía costaba 70 centavos, se vendía en la calle,
en el piso, pero no vendía pues una, vendía 20 mil, 30 mil y eso me daba mayor
utilidad. Mi política fue esa. Hasta ahora sigo con eso”. Además de la docencia y de
la empresa, Olinda Gamboa asumió puestos de dirigenta en el gremio: “Yo he estado
en la cúspide de los grandes laboratorios; me han nombrado representante acá. Y
ahí conocí gran gente que fue la que me ayudó a salir adelante”.
El desafío principal que tuvieron que enfrentar empresarios de la época fue el
de una gestión económica gubernamental supeditada a las coyunturas políticas con
poca continuidad. En un país donde las iniciativas privadas son fuertemente
dependientes del Estado, esta inestabilidad política es clave y marca el quiebre de
muchos esfuerzos empresariales, pudiendo muy rápidamente pasar del auge a la
debacle: “Mi empresa tuvo su época, tuvo su momento de auge donde yo había
logrado realmente abarcar una economía general del país; tenía agencias en el
interior, tuve representantes personales y estaba en movimiento pero lastimosamente
somos nomás dependientes del Estado ¿no? Entonces, cambiaron las políticas. No
hay continuidad en Bolivia”.
A parte de esa dependencia con el Estado, la relación desigual que establecen
con los bancos es otro elemento contraproducente: “Sólo tenemos capitales digamos
familiares, entonces, siempre acudimos al banco, y el banco un momento nos facilitó
cuando el empresariado hizo gobierno pero, lamentablemente, se les ocurrió cambiar
la idea y centralizaron y pusieron la Súper Intendencia de bancos queriendo
probablemente hacer la política participativa, social. Se trató de introducir y agarrar
digamos la masa, fortaleciendo participaciones de pequeña industria manufacturera.
Pero esa manufacturera si bien es variante —en el Alto habían montado pequeños
talleres, habían hecho cosas realmente interesantes— su competitividad es muy
baja”. A ello hay que añadir que las ayudas estatales y bancarias, generalmente
“tienen color”: “Todo me era negado, primero porque ya tenía estatus, porque no
tenía descendencia, luego porque había traído máquinas muy grandes; o sea,
contradecía la mentalidad de la mediana empresa. Querían lo artesanal, querían
hacer laboreo; traer máquinas de afuera, capitales de afuera, pero no hacer una
inversión manufacturera; entonces no había la libertad, perdimos eso y para colmo
la banca se llenó de ideas absolutistas, a mí, diez años que no me trataron para nada,

73
tenía una deuda bastante grande, había tomado una deuda que tenía que pagarla a
veinte años [y era difícil]”. Esta inestabilidad institucional y las dificultades
financieras, promueve sistemas de trabajo basados en el pre-pago: se recibe y
después se produce, con las limitaciones comerciales que ello implica: “Trabajo con
dineros de giro: Vienen del interior me dejan 10 mil, 20 mil bolivianos, yo se los
preparo les mando y el saldo voy pagando y voy sacando, y así.
¿Qué ha representado el ser empresaria durante la segunda mitad del siglo
XX?: “Es lindo porque en realidad una muestra independencia, libertad, una muestra
un criterio propio porque una tiene que innovar, tiene que hacer muchas cosas que
a una le dan vida ¿no? Pero que la competencia es sucia, es. La competencia es
tremendamente baja”. Para poder triunfar en este mundo y poder contribuir al
desarrollo de la economía regional hay que vencer un principal obstáculo que tiene
la mujer en Cochabamba, probablemente debido a la educación que ha recibido y a
la predominancia de una sociedad patriarcal: “El principal obstáculo para las mujeres
viene de ella misma, de su inseguridad” faltándole mayor combatividad; viven a
través de sus hijos: “Son muy trabajadoras, pero tienen todavía una mita de esclavas,
tienen todavía un sentimiento de esclavitud, les gusta el trabajo digamos muy
periódico pero no tienen iniciativa, no rompen puertas, no rompen ventanas, eso es
lo que yo encuentro como defecto”. Incluso en lo que se refiere a las relaciones de
género: “Les falta ser combativas, no el desafío hombre-mujer, acá hombre-mujer
se reduce al sexo, yo digo la mujer tiene que ser racional y ser inteligente, tiene que
debatir, yo las invito a debatir, las invito a la discusión, les invito a la dialéctica, a
la riña”. Concluyendo sobre el tema Olinda Gamboa argumenta: “Viven más un
futuro a través de los hijos, de los nietos, se proyectan pero su realidad es limitada
porque se someten a un círculo, se someten a una vida dependiente y terminan con
seguros sociales, terminan con subvenciones, su vida siempre es más limitada”.
¿Cómo evalúa su vida, una mujer empresaria, innovadora, poco común para
su época? ¿Cómo evalúa su aporte, desde su agencia, a la construcción de calidad
de vida sustentable a nivel local?: “Yo creo que en la vida se ofrece, y no hay dos
veces, la oportunidad y yo no encuentro que haya desaprovechado pero tampoco he
llegado a sublimar o a un momento en el que yo pueda decir ‘soy una exitista’, no,
soy una persona que se conforma un poco, yo no tengo seguro, sé que si mañana
me llega un achaque tengo que pagármelo yo, y esas cosas ¿no? Una realidad
bastante dura pero firme todavía”.
La historia de una médica que llegó a ser ministra: Doña Aida Claros
El siglo XX estuvo marcado por varios cambios importantes, la revolución,
las reformas educativas, el surgir y fortalecimiento de los emprendimientos

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empresariales, los cambios en las profesiones y las revoluciones en el mundo de la
salud. Si bien los médicos eran antes, sobre todo hombres, hubieron algunas mujeres
que se animaron a ingresar en este campo, llegando incluso a ocupar puestos
importantes en el rubro, pero también a nivel político. Aida Claros de Baya, 78 años,
es una de ellas. Médica, con especialidad de ginecóloga, cruzó fronteras para
estudiar y llegó a ser la primera ministra de salud. Su historia empieza en
campamentos, en la frontera con Argentina, debido al trabajo del padre que “era
ingeniero civil; hemos vivido 9 años en el campamento”. Esta situación hace que
para poder estudiar tengan que viajar y quedarse internas o volver a Cochabamba y
quedarse con la familia ampliada: “El año 39 me llevan a mí para dejarme interna
en el Colegio Santa Ana de Tarija, pero mis primas me dicen: ‘Tú eres muy inquieta
y ¿Sabes que hacen [con las niñas inquietas] en el internado? Les ponen sus propias
sábanas con un gancho, y todo el día hay que estar con esa sábana, y vos vas a estar
todos los días’. Entonces yo gritaba en el auditorio, decía ‘¡No! ¡No me quiero
quedar aquí! Mamá, no me quiero quedar para nada, mamá ¡Por favor, por favor!’;
y no sé, cómo lloraría: a gritos ¿no?: ‘Llévame a Cochabamba, a mi abuelita y a mi
tía Costita”. De ahí que Doña Aida vuelve a Cochabamba a estudiar —“Se llegaba
casi en dos días en tren aquí”— ingresando al colegio 27 de mayo, uno de los pocos
establecimientos para mujeres existentes en la ciudad.
¿Cómo lograr, en esa época, llegar a ser profesional? Sin duda varios factores
intervienen; el hecho de tener una madre con mentalidad abierta fue decisivo para
Doña Aida: “Cuando llegó, mamá compró una casita cerca de la universidad porque
dijo ‘tengo en mente hacer estudiar a mis hijos’”. No obstante, al momento de definir
los estudios, surgieron obstáculos no sólo desde la sociedad —“Cuando en el colegio
nos preguntaron las madres ‘¿Qué vas a estudiar?’ yo les decía que me gustaba
mucho biología; ‘¿Cómo vas a estudiar eso hija? ¡Es una carrera de hombres!’”—
sino de la propia familia: “¡Ay Dios mío! una desanimada para que yo estudie
¡Terrible! En mi casa mi papá quería que yo estudiara para profesora: ‘Si te gusta
tanto biología estudia para profesora’ ¡Todos trataban de desanimarme!”.
Un elemento decisorio importante en las familias cochabambinas de mediados
del siglo XX era la religión: “Llegó el momento en que mi mamá fue más práctica,
y me sorteó. Me trajo aquí, al señor de la Recoleta, a oír misa con toda mi familia.
Cuando toda la familia oyó misa y comulgó, mi mamá dijo: ‘Aquí se acabó!’.
Tenemos un señor de San Pedro, tamaño natural, y frente a él, mi mamá dijo: ‘vas
a rezar tres credos en cruz, rezas el primero y luego sacas uno de los papeles’, en
los que puso todo lo que ellos querían: profesora, abogado, bioquímica y medicina.
Entonces voy y saco la primera papeleta y saco así medicina; ‘No, dice mi mamá,
uno más’; vuelvo a sacar y saco tres veces medicina y así saqué mi suerte”.

75
Si informar acerca de la decisión al entorno fue más fácil y directo —“Mi papa
estaba en La Paz y desde ahí me mandó un telegrama, no había otro tipo de
comunicación, donde decía: ‘Continúan las inscripciones para profesores en La Paz,
venirte a La Paz’ Entonces yo le respondí: ‘Muchas gracias papá, decidí estudiar
medicina’ ¡Por telegrama!”— enfrentar la decisión, en la práctica, fue mucho más
difícil, por diversos motivos: económicos, los libros eran caros; “Otro problema fue:
‘¿Y ahora que me he inscrito a medicina como voy a ir y voy a hablar al medio de
los hombres?’Pues ¡No había mujeres en medicina! Y, además, nuestra educación
era tan cerrada, tan estricta… ¿Sabes? era de la escuela a la casa, de la casa a la
escuela, del colegio a la casa y de la casa al colegio… Era una educación tan
cerrada; el hombre era pecado, era misterio”. De ahí que, en la carrera de medicina
había muy pocas mujeres ya que ello suponía no sólo vencer todo un imaginario
social que cuestionaba la incorporación de las mujeres en el mundo profesional,
sino también, en el campo de los estudios, vencer tabús y miedos personales: “A las
chicas las humillaba el profesor. Para que veas cómo era, te cuento que cuando
entramos a preparación nos pusieron como primera preparación, el ingle en el
hombre ¡Para fregarnos a las mujeres!”
A pesar de ello, algunas mujeres empezaron a graduarse y surgieron las
primeras médicas con especialidades en Cochabamba: “Después de siete años de
medicina hemos salido. Éramos tres, la beniana, Julia Ferrel, ha llegado a ser
Directora del Hospital de Niños de Santa Cruz, ella fue la primera mujer
especializada en cirugía pediátrica; por su parte Rina Tapia es una gran cirujana,
podemos decir que ella ha sido la primera mujer cirujana de la Universidad Mayor
de San Simón, y yo la primera ginecóloga”. La Universidad abrió, además, espacios
para la que las mujeres desplieguen agencia también política, en muchos casos a
partir de partidos de izquierda, en otros a través de la religión: “¿Sabes en que nos
metimos? En la Juventud Universitaria Católica (JUC) y ¿Sabes por qué? El profesor
se burlaba de nosotros y los comunistas también se burlaban. Decían: ‘Dónde está
ese coro de Santa Cecilia?’ […] también [decían] que éramos tontas […] y se
burlaban de nosotros, pero nos dijimos con mi amiga que por fe sabemos las cosas
[…] [¿Hicieron alguna vez campaña para la FUL?] Si. Ahí, hija mía, me conseguí
mi aplazamiento en fisiología”.
El inicio de trabajo, fue una experiencia que le permitió otro tipo de contacto
con la población, también a través de organizaciones religiosas: “Yo ayudé a las
madres del SETON en un consultorio; iba a ayudar gratis […] También trabajé de
matrona de la maternidad”, resultando ser una ventaja competitiva cuando,
posteriormente, fue a hacer su especialidad a España: “El profesor me llevó mientras
me preguntaba tal cosa, cual cosa […] Y [andaba anotando] cruces, cruces y listo.

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Al día siguiente le dice ‘Profesor yo no sé a que ha venido esta maja, si lo sabe todo’
[…] Me inscribí también a cuanto curso podía haber”.
El vivir lejos, en ese período, era también ausentarse en un momento de
grandes definiciones y conflictos sociales: “En abril se produce la revolución de
Barrientos y el profesor me dice: ‘Bolivia, en unos días más, será tierra de nadie —
así salió en el ABC— ¿Qué vais a hacer?’ Entonces mando un telegrama aquí a
Bolivia donde decía: ‘Urgente avisar qué pasa en Bolivia’ y me contestan:
‘Revolución como cualquier otra, continúa estudiando52’”.
Al regresar la reinserción laboral fue difícil: “Me vine aquí y por supuesto, me
habían volado el puesto. El militar que había entrado de jefe me dijo: ‘¿Sabe qué
doctora? Vino la revolución restauradora de Barrientos y no necesitamos nosotros
otra persona’”; de ahí que para volver a insertarse tuvo que movilizar su propia red
social: “El Dr. Melean me preguntó: ‘¿Quién te ha botado?’ Cuando le expliqué fue
a verlo y le dijo: ‘¡Qué revolución restauradora ni que ocho cuartos! Aquí no me
vengan con sus revoluciones has favor de llamar al superintendente!’ Entonces feliz
salí con mi memorando y empecé a trabajar ahí”.
¿Cuáles fueron los espacios que permitían a las mujeres ejercer su ciudadanía
económica, social y profesional, interrelacionándose con el Estado pero también
con la sociedad civil? Como para el caso de Olinda Gamboa, la Universidad pública
fue uno de ellos; el otro estuvo constituido por la práctica privada. En ella Aida
Claros poseía ciertos diferenciales de poder que le daban ventaja sobre otros
médicos, sobre todo en ginecología. Entre ellos el hecho de ser mujer,
indudablemente, fue una ventaja que le permitió prácticas innovadoras en este
campo: “¿Sabes? me ha favorecido el ser mujer, [pues eso daba] mucha confianza;
porque los hombres, por celosos, no llevaban a las mujeres a los varones y fue así.
Y, bueno, las trataba con mucho cariño y, una cosa que tienen que aprender los
médicos —que es el éxito de la profesión—, es la escucha. Saber escuchar, explicar
lo que tiene la paciente”. El ser mujer viene complementado con, por un lado, la
capacidad de comprender costumbres culturales distintas: “La gente del campo
empezó a venir, porque ellos me decían ‘mamitay’, porque me chismeaban y porque
tenían vergüenza y miedo decir a otros doctores: ‘Me lo vas a dar la placenta”, y
entonces yo llevaba periódicos allá y en periódicos yo ponía la placenta en periódico
y les daba. Una vez pregunté: ‘¿Porqué te llevas la placenta?’ y me contaron:
‘Lavamos ese principio de vida’, es el principio de vida tienen razón, entonces la
lavan en el río y ahí mismo hacen un fogoncito y lo queman y esas cenizas lo lanzan
al río”; pero también de respetar y reproducir sus prácticas: “Además, también

52
Entre1960 hasta 1980 hubieron recurrentes golpes de Estado por parte de militares en Bolivia.

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muchas mujeres me decían ‘Mamitay no me cuelgues!’ y yo les decía a las chicas
[las enfermeras] pongan un paño estéril en el piso y, [sobre ese paño] ellas se
‘chucuan’53, así de cuclillas, se agarraban de los fierros de las patas de la cama y
entonces yo le tocaba la barriguita y le decía ‘¡Kapay! ahora puja!’ cuando estaba
duro el útero, y pujaban y daban a luz, así, sentadas como en el campo”.
Por otro lado el hablar el quechua también se presentaba como ventaja ya que
permitía una mayor comunicación con las mujeres del campo. Por último, otro
diferencial de poder importante fue la perspectiva práctica que generalmente tienen
las mujeres debido a su rol reproductivo y que les permite ver y solucionar
problemas que los hombres no ven. Ello se refleja en, desde fijarse en los colchones:
“En la maternidad hemos trabajado con muchas deficiencias al principio; las salas
eran de vomitar, los colchones eran quemados por la sangre, ya verdeaban, ¡un asco!
Entonces le dije a la madre ‘lo que hay que hacer en la maternidad es desinfectar,
lavar y poner bien ¿no?... la parte del medio del colchón lo botaremos, pero esta
parte de aquí, lo de arriba, usted hace lavar esa lana y de dos colchones hace uno.
Yo sabía de colchones porque era el afán de mi madre mandar a hacerlos”; hasta
desarrollar ciertas estrategias particulares para conseguir demandas ciudadanas: “La
avenida Aniceto Arce, [donde estaba y está] la maternidad era pura tierra y [llena
de] cosas viejas; ahí estaba la antigua construcción de la maternidad. Voy a una
reunión con el alcalde y yo le digo: ‘Señor alcalde ¿Por qué no hace usted esta
avenida aquí? El doctor ha dicho que si usted hace la avenida, le va a ceder el
terreno’. Voy [después] donde el doctor López que ya estaba de director, y le digo:
‘Doctor López, ha dicho el alcalde que si usted le cede esas tierras va a hacer la
avenida’. Y ¡Así se hizo la avenida!”.
Por último, otro espacio para el despliegue de agencia ciudadana de mujeres
profesionales, empieza a ser el de la arena política. El ingreso de Aida Claros a la
misma fue en el Partido Demócrata Cristiano con el que: “El año 78 salimos en la
diputación […] [y] el año 79 he ido al ministerio con la señora Lydia Gueiler54.
Estuve a cargo del ministerio de salud. He sido la primera ministra de salud”. Desde
53
Se sentaban de cuclillas, en quechua.
54
La única mujer que ha sido presidente de Estado en Bolivia (1979-1980). A su muerte (2010) Cajías
escribe: “Una sola escena retrata la grandeza de Lydia Gueiler […] aquel trágico 17 de julio de
1980. Rodeados en Palacio de Gobierno por militares y paramilitares dispuestos a matar y vejar
[…] La única mujer esperó hasta constatar que cada uno estaba a salvo antes de pensar en su propia
seguridad […] Fue la primera latinoamericana que llegó a la Presidencia de la República por sus
propios méritos y dentro de un proceso democrático […]. El biógrafo Alfonso Crespo retrata la
historia de Lydia como parte de una generación, la generación del Chaco, que asumió la lucha por
sus ideales en todos los ámbitos de la vida privada y pública. Era parte, además, del grupo de
cochabambinos que desde sus otrora tranquilas casas solariegas se atrevieron a plantear la necesidad
de transformar a la nación y de derrotar al colonialismo interno” (en Los Tiempos 13/05/2011).

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ese puesto: “He visitado ciudad por ciudad, con los directores de unidad sanitaria
me he encontrado, y con estos directores hemos dichos cuales son los problemas.
Se visitaban así los diferentes lugares y se veían sus necesidades para resolverlas.
También organizamos un Congreso Nacional de Médicos, un Congreso Nacional
de enfermeras licenciadas, Congreso de enfermeras auxiliares, Congreso de
trabajadores en salud, y ¿Para qué? Para discutir el servicio único de salud”.
Esta función en el ministerio finalizó antes del golpe de 1980: “Vinieron los
de mi partido. Ellos, yo creo, ya sabían de lo del golpe y entonces el 9 de abril he
salido”. No obstante, sus acciones en tanto funcionaria pública continuaron, puesto
que posteriormente fue: “El 93’ he candidateado para el Consejo Municipal;
concejala he sido durante 3 gestiones. Ahí hemos hecho las ferias francas que son
productos de tres mujeres ¿Sabes? También el mercado de la Avenida Perú, de Villa
Ingavi, el cementerio”. En todas ellas, sus estrategias se basaron en priorizar las
relaciones directas tanto con la población como con las otras autoridades. “Cuando
yo estaba en el Consejo [municipal] tenía escucha pública y venían todas las juntas
vecinales a quejarse de una cosa y de otra, y entonces se los hacía las resoluciones
y les decía: ‘Esto se va a poder hacer y para esto van a pedir audiencia, porque
necesitamos el apoyo de ustedes’, y venían a la audiencia los ñatos y conseguíamos,
y conseguíamos”.
Un obstáculo que tuvo que enfrentar fue: “la discriminación la he sentido cada
día de mi vida. Ha llegado el momento en que en mi propio trabajo me querían
avasallar y es cuando me he sacado mi mandil y le he tirado a la persona en la cara.
Incluso cuando tuve mis hijos, nunca he pedido vacaciones, hasta mis vacaciones
he trabajado. Y, mira, nunca he dicho que no puedo, he dicho que siempre puedo”.
¿Cómo evalúa doña Aida su vida? ¿Cómo mira hacia su futuro?: “Ahora mi
futuro ya nada. Creo que aquí ya he cumplido; sigo dando charlas: en el campo, voy
a los colegios; pero ahora ya no me da mucho el cuero ¿no? Una se cansa, además
a raíz de eso he hecho mucho abandono de la casa”.
A partir de estas cuatro historias de vida he querido mostrar cómo, mediante
sus imaginarios, sus sueños pero también las estrategias que eligieron, las mujeres
han ido abriéndose paso y consolidando de manera visible su agencia ciudadana.

Como recuerda el mismo artículo, Gueiler fue “una de las primeras tenistas bolivianas, cuando
practicar deporte con falditas y piernas descubiertas era motivo de murmuraciones”; líder de una
“huelga de hambre para defender a los perseguidos durante el sexenio (1946-1952)”, “tomó las
armas cuando fue necesario”, “fue militante de la izquierda del Movimiento Nacionalista
Revolucionario”, “fundó la Unión de Mujeres de Bolivia, organización no feminista, sino femenina
para luchar por los derechos políticos y sociales de las mujeres, sobre todo de las trabajadoras”. En
fin otra gran Cochabambina, cuya agencia impactó en la construcción de lo que es ahora el país.

79
Desde la década de 1960, en el marco de los períodos dictatoriales, éstas empiezan
a asumir formas vinculadas al activismo político.
Ciudadanía durante las dictaduras
Se recupera el activismo político de las mujeres durante las dictaduras, a partir
de los relatos de vida de: Julieta Montaño (70 años) abogada de la Oficina Jurídica
de la Mujer; Domitila Chungara (73 años) minera, activista política del Partido
Comunista, Potosina de nacimiento pero representante de una multitud de mujeres
inmigrantes que construyen cotidianamente Cochabamba; Mary Alvarado (60 años)
que desde muy joven estuvo involucrada en las luchas políticas en contra de las
dictaduras desde escenarios universitarios y de Casta Jaimes (61 años) representante
del sector campesino. Asimismo, para el último período de la dictadura, nos
apropiamos de los recuerdos de otra migrante de las minas, Zenobia Machicado (64
años), que desde el Comité de Amas de Casa de las Minas, coadyuvó a la
recuperación de la democracia en 1982. Este acápite será organizado a partir de tres
ejes temáticos: (1) Historias personales de crianza, lo que influyó en ellas, los
episodios que marcaron la construcción de sus imaginarios (2) Momentos en que
las vidas de estas personas se cruzan aunque desde distintas entradas (3) Opciones
que se les presentan durante este período histórico.
En Quillacollo55 de antaño, aún rural y donde prevalece un imaginario social
muy lejano al citadino, un contexto de violencias e injusticias contra las mujeres es
el detonante para que Julieta Montaño empiece a formarse y asuma puestos
dirigenciales que marcarían su accionar: “Rememorando un poco de donde viene
esto de relacionarme tanto con el tema de las mujeres y sobre todo [con el tema de]
esa violencia contra las mujeres, retrotraigo a lo que ha sido mi vida familiar. Yo
vengo de Quillacollo rural en aquella época, que [quedaba] lejísimos de
Cochabamba […] vengo de una familia muy pobre, de naturaleza rural y donde la
violencia se miraba con mucha naturalidad […] Yo vivía en una calle a las afueras
de Quillacollo, en ella un día le tocaba a una andar con el ojo verde, el otro día le
tocaba gritar a la otra, en medio de eso yo he crecido, pero rechazando mucho”. La
muerte de padre, cuando ella tenía diez años, cambió su vida: “Continuar esa vida
ya de huérfana, fue mucho más difícil especialmente en lo que se refiere a la
situación económica. ¿Te puedes imaginar una mujer que no sabía hacer nada?
Empezó a tejer mi madre y se amanecía ¡Y a una madre así no podemos exigirle
que esté de buen humor! Después se metió al comercio informal y en realidad nos
fuimos haciendo cada uno por su cuenta”. Sin embargo, como ella reconoce, “Yo
tuve la suerte que no tienen muchas personas que estaban en mi situación, porque
55
Provincia del departamento de Cochabamba. Su capital lleva el mismo nombre y queda a 13 km.
de la ciudad de Cochabamba.

80
yo he recibido mucha carga afectiva de la gente de mi entorno. Recuerdo como las
cosas más gratas, como las gotas de rocío, que la gente adulta que pasaba, a veces
en quechua, a veces en castellano me acariciaban, me decían: ‘No te ensucies; no
seas cochina’. Y esas cosas me han fortalecido mucho afectivamente”.
Con ese bagaje emocional, llega a Cochabamba para empezar sus estudios
universitarios. Desarrollando varias estrategias para sobrellevar las dificultades
económicas—entre ellas ayudar con la limpieza en algunas casas— se puso a
estudiar y terminó derecho, habiéndose en el trayecto, casado y tenido tres hijos:
“Fui al Juramento de abogada con los tres críos, fue interesante porque yo llevaba
la barriguita y fin de semana me tocaban los partos y lunes ya estaba otra vez en la
Facultad. Recuerdo muy bien el doctor Alfredo Mendizábal me decía: “¿Y dónde
está la pepa? ¿Dónde la has derramado?”. Las dificultades vividas fueron una
motivación inicial para su involucramiento en el activismo en tanto defensora de
derechos humanos: “Me costó tanto ser abogada, que cuando me estaban tomando
el juramento, yo por dentro decía: ‘No voy a dejar que nadie sufra las injusticias,
especialmente la gente pobre’, porque a mí me ha costado mucho”.
La Universidad fue un primer espacio —privilegiado, sólo había 13 mujeres
entre alrededor de 160 alumnos, de las cuales “a segundo curso pasamos solamente
dos o tres. Y luego se quedaron y terminé sola”— para el despliegue de su agencia
ciudadana, ello sobre todo a partir de su creciente relacionamiento con partidos
políticos: “Colaboraba con mis amigas y amigos […] me definía por el grupo de
izquierda, más que por una convicción ideológica por una cuestión de clase, porque
estuvimos los provincianos, los de colegios fiscales, en cambio al otro lado estaban
los citadinos, como les decíamos nosotros, y a momentos la lucha se ponía muy fea.
Recuerdo que se burlaban de nuestro tono de provincianos, eso me llevo a
identificarme totalmente con ellos”. Más que la vida política en la Universidad, sus
primeras armas en las luchas ciudadanas las hizo en el trabajo, iniciando su carrera
con la defensa de dos jóvenes de 17 y 18 años, acusados de asesinato: “Realmente
para mí fue duro […] fue ahí que me fui metiendo en este mundo de ser pobre y
estar frente a la justicia”. A partir de este primer caso, se empieza a involucrar con
otros casos vinculados a los derechos ciudadanos, sobre todo de gente pobre: “Yo
era jovencita tenía 24 años y ellos confianza absoluta, por la dedicación que ponía,
paraba más en la cárcel que en mi casa […] Al año siguiente la Corte me nombró
Defensora Oficial de reos pobres […] Eso normalmente tenía que ser un año, pero
a mí me prolongaron siete años”.
Son las características de este trabajo, la información que recibe en él que, a
raíz del inicio del período dictatorial, la impulsan hacia un activo involucramiento
en la vida política: “Yo salí al año siguiente del golpe [de Banzer], yo ya tenía una

81
orientación política, pero no tenía formación, ni núcleo político, no tenía nada. […]
Me empecé a enterar lo que pasaba porque mi hermano que era policía me contaba
y comprobé que a los delincuentes les hacían las mismas torturas […] Entonces,
empecé a gritar a los cuatro vientos que la policía estaba torturando, como k’atera56
me paraba en la mitad de la oficina del comando y empezaba a gritar”. A partir de
esta defensa de los derechos humanos, es que se involucra activamente en el partido
comunista: “La gente de ese partido dijo que estaba queriendo organizar la asamblea
de derechos humanos en Cochabamba: ‘Pero el problema es que no tenemos
abogados […]’ y yo toda voluntaria dije aquí, aquí, y empecé con ellos”. Ello
significó el inicio de una etapa muy conflictiva, no sólo en el ámbito público sino
también a nivel del hogar: “A mi marido no le gustaba […] Cuando me metí en
derechos humanos era cuando ya me había divorciado”.
Por su parte, para Domitila Chungara, nacida en las minas, la figura del padre,
su historia y la vida en las minas, fueron los primeros detonadoras para la formación
de una conciencia ciudadana: “Mi papá había sido campesino de Toledo, de Oruro.
Él se movilizo de allá cuando la guerra del Chaco; cuando regresó de la guerra no
tenía nada y se encontró con Patiño que lo contrató diciendo: ‘Vénganse a la mina
que van a ganar bien’ diciendo. Pero una vez estando allá no era esa la realidad”.
Entre las injusticias que Domitila Chungara recuerda destacan: “Las mamas iban a
lavar y hacer cualquier cosa para mantener tanta familia, tantos hijos. Entonces era
un pobreza grande y estos ricachones que tenían esas ropas y todo eso quemaban
delante de toda la gente, no nos querían obsequiar, ni siquiera las cosas a medio uso
[…] mi papá decía que vivíamos en un mundo injusto y que había que luchar y que
había de organizarse”. La revolución de 1952 no cambia mucho las dificultades que
se vivían en las minas: “Aún vemos tanto niño descalzo, tanto niño sin comer y
tantas cosas… Y un poco así empieza quizás desde nuestra niñez y bajo esta
influencia que empezamos a sentir la necesidad de luchar y de organizarnos es el
que nos ha inculcado de que hay que hacer algo”.
En este contexto de injusticia social y pobreza, un factor importante de
diferenciación en cuanto a calidad de vida, era el hecho de tener o no familia, sobre
todo madre: “En el campamento minero habían tres tipos de familia: las familias de
los técnicos, sus hijos, todos bien abrigados ¿no? Los hijos de los obreros que tenían
a la posibilidad de la madre que siempre las mamás nos damos modos de abrigar a
nuestros hijos, tejiendo nuestras propias chompas haciendo cualquier cosa ¿no? Y
había otro sector mucho más pobre todavía, que eran los hijos de los obreros que
han muerto”. Sin embargo, el aporte de las madres y de las mujeres en general, no
era reconocido como elemento central para la construcción de calidad de vida. Es

56
Vendedora de verduras, en quechua.

82
más, ser mujer era visto como sinónimo de sufrimiento. ¿Vale la pena ser mujer?
Se preguntaba Domitila Chungara cuando muere su madre: “Toda la gente nos decía:
‘¡Ay! mujercitas habían sido —éramos cinco hermanas—… waway morite, para
qué sirves ¿no? Las mujeres no servimos para nada en esta vida, sufre tanto la mujer
¿no? que es mejor que se muera’ Y así todos nos decían después de que se murió mi
mamá al despedirse, y nosotros llorábamos y decíamos: ‘Nos vamos a morir ¿Para
qué nacimos mujeres?’”, En ese momento, la actitud del padre destaca como
decisiva en su vida: “Llorábamos ahí a gritos pues las cinco ¿no? Y entraba mi papá
y pensó que estábamos llorando por la muerte de mi mamá y nos dijo ‘¿Qué es lo
que pasa? Cálmense, yo estoy aquí’; y nosotros: ‘No es eso, es que dicen que las
mujeres no servimos para nada y yo soy mujer’. Y: ‘¡No! ¡Qué tonta esa gente!
Habla por tontera’ […] se enoja y nos dice: ‘¡Párense todas! ¡Dejen de llorar! Firmes
frente a mí y mírenme a mí: yo soy hombre y ustedes mujeres’; ‘Sí papito’; ‘Yo
tengo dos ojos y ustedes tienen dos ojos’; ‘Si papá’; ‘Tengo nariz’; ‘si’; ‘tengo boca’,
‘tengo manos, brazos, pies’ ‘¿Qué les falta? ¿Por qué no pueden hacer nada?’ Nos
mirábamos y era cierto ¿no? teníamos todo”.
Así, el verdadero aporte de un padre para la construcción de ciudadanía de las
hijas empieza por impulsar el auto-descubrimiento de su belleza corporal y de sus
propias fuerzas: “Como era policía tenía el corte Firpo y se sacaba la gorra y decía:
‘Toquen mi pelo’, ‘Sí tu pelo pincha, papito’; ‘Si, en cambio el tuyo, tus trenzas tan
lindas, pelo más sedoso ¿Ves? Las mujeres son más bellas que el hombre todavía,
y tan lindo su cabello’. Y entonces recién me sentí yo en el cielo”. Este
descubrimiento de las potencialidades del mismo cuerpo, sirvió como elemento
básico de formación ciudadana, a pesar de que: “La discriminación por ser mujer
nosotras sentimos desde niñas ¿no? Pero gracias a la formación que nos dio mi
padre, nosotras reparamos todas esas cosas. Un día mi papa nos invita a hacer un
picnic y él se sube con todas las cosas y a nosotras nos dice que vayamos detrás de
él ¡Ay! Cayéndonos, levantándonos, apenas hemos llegado ahí arriba y mi papá ya
estaba cocinando y le decíamos ‘¡Ay papi!’; ‘Pero han llegado aunque sea tarde’ Y
entonces eso me ha ayudado a mí bastante ¿no? Para no creerme inferior, incapaz
por ser mujer ¿no? eso siempre”.
Una vez casada, se traslada a la mina de Llallagua, e inicia el fortalecimiento de
su ciudadanía entrando a formar parte del Comité de Amas de Casa, organización
que ha jugado un rol importante en la construcción de la democracia y de la historia
del país57 y que visibiliza la ambigüedad de la frontera entre lo público y lo privado.
En él, lo privado en tanto derecho ciudadano — cubrir las necesidades de alimentación

57
Cf. Viezzer 1977 y Lagos (comp.) 2006, para un análisis más complejo de estos comités de los
centros mineros.

83
de las familias— se constituye a la vez en lo público permitiendo hacer frente a las
políticas públicas: “Se organizaron, las mujeres del pueblo de allá, porque había una
crisis económica, por esas políticas que había aplicado el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR)58, se habían metido con el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y estaban aplicando planes que estaban ajustando bastante a la gente, y entonces
habían paros, marchas […] Y ahí fue donde se organizaron las mujeres, el ‘61”.
Uno de los principales problemas con los que se topó el Comité de Amas de Casas
fue el machismo en el sindicato de los mineros, y de sus parejas: “A mí me invitó mi
marido a participar y, bueno, eso era una ventaja para mí… Las otras mujeres tenían
problemas ya que pensaban que la mujer solo se organizaba para prostituirse ¿no?”.
Así, los obstáculos venían de las mismas prácticas: “En el sindicato mismo, yo me
acuerdo, la primera vez que fuimos a la reunión nos habían posesionado y todo eso y
ya sabía el dirigente que teníamos que ir y estábamos entrando cuando los hombres
nos vienen: ‘¿Qué cosa quieren estas mujeres? vayan a su casa a cocinar, a atender a
sus wawas’, y todo eso nos gritaban, y el dirigente les dice: ‘Son las dirigentas del
Comité’”. Estas prácticas eran difíciles de vencer, sobre todo por la misma falta de
preparación, principalmente emocional, que tenían las mujeres: “Estaba todo lleno ahí
y al rincón, al último habían asientos, ahí estábamos pasando como wawas, yo me
acuerdo agarrándonos de las manos para darnos fuerzas nosotras. Entrando ahí y: ‘Ven,
ven gordita, aquisitos te vas a sentar, aquí en mi faldita’, así nos ofrecían sus faldas, así
¿no? para sentarnos ¡Groseros eran!”. Sin embargo, por su actitud y su fortaleza, fueron
ganando su lugar dentro del mismo sindicato: “Así, han habido muchísimas dificultades
¿no? Y, poco a poco, nos tuvieron que respetar ellos mismos, por nuestra misma
actividad y al final nos aceptaron y nosotras tenemos muchos testimonios que ya pues,
sin nosotras no se hacía ningún conflicto, ninguna protesta, ninguna marcha, siempre
estábamos al lado de ellos”.
Las luchas —desde las privadas con los mismos compañeros, hasta las que se
dieron con las autoridades públicas— marcarían la vida, no sólo de las mujeres sino
también de sus hijos; durante la dictadura, los platos rotos los pagaron todos los
miembros de la familia: “Me sacaron por la masacre de San Juan, me sacaron y el
68-69, 70 estuve en los Yungas deportada y todo con toda mi familia […] En los
Yungas yo no tenía ni de que vivir y entonces […] había que trabajar en cosas que
nosotros nunca habíamos hecho como cosechar […] Y, entonces, ha sido una vida
muy difícil y primero que no estábamos acostumbrados al clima, y que no
conocíamos los alimentos que la gente consumía allá, y que las wawas te lloraban
por la leche o por un chocolate ¿no?”. En general, más allá de las dictaduras, una de
las estrategias más importantes para el despliegue de la agencia ciudadana de las

58
Partido que lideriza la revolución de 1952.

84
mujeres en las minas, consistía en organizar sus tiempos59 utilizando, para ello, dos
recursos preciados: el trabajo de la familia nuclear —especialmente el de los hijos
quienes ayudaban en todas las estrategias de sobrevivencia familia— y el apoyo de
las mujeres de la familia extendida —las hermanas— que se presenta como la base
de su principal capital social: “las que me han ayudado han sido mis hermanas
porque ahí se quedaban a cocinar y con los menores yo iba porque los otros estaban
en la escuela y los iban atendiendo así; y entonces esa ventaja he tenido. Eso te
causa también respeto del mismo marido, respeto de los vecinos en los barrios, en
las bases y los mismos niños te quieren más”.
Mary Alvarado, por su parte, ingresó a la actividad política muy joven, a través
de su dirigencia en la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES). Un impulso
principal para ello fue su madre, una mujer activa con una conciencia ciudadana
muy fuerte, que a partir de los hijos asume los desafíos políticos de una época: “Mi
mamita no fue dirigenta, fue una mujer de pueblo, una chola de Quillacollo, era —
en su oficio—joyera […] un poco por analogía yo veo que mi madre fue la madre
de Máximo Gorki […] igual que en la novela, porque más tarde mi madre se
transforma en un pilar, en un agente de información en la época de represión de
Banzer”. Fue un ejemplo de lucha cotidiana y económica contra ciertos obstáculos
impuestos por una sociedad muy elitista y cerrada: “Me apoyó pues dentro de mi
rebeldía, Mi mamá era analfabeta, pero tenía su propio alfabeto para leer la vida60,
para interpretar su realidad. En ella la sociedad también hizo su escarmiento como
madre soltera. Pero ella fue muy trabajadora y fruto de eso pudo sacar profesionales
a sus tres hijos”.
Si su inicio en la actividad política fue en la FES, el escenario más importante para
su participación activa en la vida pública, fue la Universidad: “Entré el año 69 […] Yo,
claro, mozalbete frente a los universitarios que eran ya de cursos mayores […] Pero
claro venía con mi propia trayectoria en secundaria y me propusieron ir al comité
ejecutivo de la FUL […] así, mientras mis compañeros se dedicaban a asistir
disciplinadamente a clases yo me ocupaba a asistir disciplinadamente a mi movimiento
estudiantil”. La Universidad fue también un primer espacio para alentar la participación
ciudadana de las mujeres, de hecho, recuerda Mary Alvarado, recién entrada en la
Universidad ayuda a organizar el Primer Encuentro Nacional de Mujeres que se

59
“La secretaria me dice: ‘Tienes que organizarte, programar tu vida, en un papel anótate qué cosa
tienes que hacer en la mañana: lavar, cocinar, ir a al pulpería, recibir agua, hacer esto y entonces
ahí programas a qué hora te levantas, y de tal hora a tal hora voy a cocinar, y de tal hora a tal hora
voy a hacer esto. Pero te apuras y así si lo haces más antes, ya te vas ahorrando tiempo. Así con el
reloj tienes que hacer”.
60
Se subraya la frase por que dio lugar al título del acápite.

85
desarrolla: “No como enfoque de género sino feminista, mucho más feminista porque
a través de feminismo era: ‘¡Carambolas! a ocupar nuestro espacio físico como
mujeres’”. Este primer Encuentro “se organiza con la participación de compañeras,
mineras, campesinas, federación de estudiantes y de ese Encuentro pues salieron
muchas tareas porque ni por las tapas de estar organizadas a nivel nacional como
mujeres. Sí había la organización de las mineras, de las palliris y a través de las amas
de casa, pero así, como mujeres, no”.
Ese Encuentro se traduce en un primer espacio de conjugación entre mujeres
provenientes de diversos ámbitos del nivel nacional: “Vinieron de todo el país y se
puede revisar los periódicos de los años 68 al 71 el accionar de lo significó y de ahí
sale un Comité que se llamó el Comité Promotor de la Mujer, ¿no? Con estas
características y con el compromiso de convocar, y claro, como Comité Promotor
de la Mujer ya estaba representada con el sector universitario, con el sector minero
y el sector fabril. El campesino también estaba; era Casta Jaimes la líder de ese
sector. Entre las mineras estaban la Domitila [Chungara], estaba la Aurora de Lora”;
y también internacional: “Tomamos a nivel internacional algún relacionamiento,
con la Federación Democrática de Mujeres”, estableciendo una suerte de primera
red internacional de mujeres que fue la que impulsó la participación política activa
de las mujeres no sólo en tanto autoridades municipales, sino en todas las
organizaciones sociales a nivel local y nacional. En efecto, entre la dictadura de
Barrientos y Banzer, este Comité es el que impulsa las: “Candidaturas en nuestras
provincias a la Alcaldía como mujeres. Es así que yo me postulo para la alcaldía de
Quillacollo, una postulación incipiente obviamente frente al machismo secante. Pero
ya mostramos la cara, ya mostramos presencia, más no la ideal para ser elegidas y
así otras chicas también se presentaron y por analogía pues nos vamos involucrando
en instituciones nacionales”. Esa promoción de la ciudadanía política no sólo se la
realiza en arenas estatales públicas sino también gremiales: “Fuimos parte de la
Central Obrera Departamental (COD) y tratamos de meter nuestra narices y Casta
[Jaimes] creo, si mal no recuerdo, fue parte de COD ahí también nace la Federación
Única de Trabajadores Campesinos (FSUTC). Nosotras ¡fucha! nos metíamos a todo
donde era necesario”.
Yendo a la vida de otra de las impulsoras de este Comité, es indudable el peso
que Casta Jaimes tuvo en la conformación del movimiento político campesino. Esta
mujer que nace en Quillacollo, es una de las fundadoras de la FSUTC en
Cochabamba, de la Confederación Sindical Única de Campesinos de Bolivia
(CSUTCB) y de la organización Bartolina Sisa. Asimismo, dirigenta de
comerciantes y hasta postulante a gobernadora en las últimas elecciones el 2010.
Su vida visibiliza las formas en que mujeres campesinas que llegan a la ciudad

86
ejercen su ciudadanía, construyen movimientos sociales, pelean en las arenas
políticas. Resulta importante entonces, recuperar en estas páginas su narrativa, sus
recuerdos y sus impresiones.
Su vinculación con la vida pública encuentra su origen en la búsqueda de
superación de las exclusiones sociales como una escuela de formación ciudadana:
“Bueno pues, yo cuando era muy niña —soy provinciana, soy de Quillacollo— me
eduqué en la escuela Heroínas. Era quechuista cerrada y en aquel entonces tuve un
gran tropiezo porque la maestra me hablaba en castellano y yo en quechua pese a
que sabía castellano, pero no me acostumbraba a hablar”. Su entrada a la vida
política fue a través de su padre, trabajador de MANACO61, al inicio de la dictadura
de Banzer, ocasión en la que: “Salimos a resistir porque los obreros de la fábrica
han luchado por la democracia […] se levantó y volvió a calmar la Manaco, y yo
porque me gustaba ya, iba a pelearme contra las dictaduras”. Desde entonces, y
hasta la caída de Banzer, la lucha de Casta Jaimes, la realiza a través de este
movimiento sindical y con una afiliación política muy clara: engrosó las filas del
MNR: “Para entonces he tenido mis diecisiete años yo creo […] el MNR hizo una
conformación por la democracia donde han estado todos los partidos y nosotros
también hemos profundizado, a la cabeza de los obreros de la Manaco”.
Las vidas de estas mujeres, se cruzan en varios momentos históricos, en los
que muestran una valentía que será la base de la creación de la democracia en el
país. Las épocas de dictadura fueron duras para todas ellas. Mary Alvarado recuerda
su clandestinidad y el período dedicado al trabajo activo en los primeros años de la
dictadura de Banzer, y luego el sufrimiento en las cárceles como reo político.
El inicio de la dictadura marca la frustración de una serie de actividades que
fortalecían el ejercicio ciudadano de las mujeres: “De Torres a Banzer hay varios
períodos y gobiernos. Nuestra participación como Comité promotor de la mujer que
debía convocar a un nuevo Congreso queda frustrado porque ya empieza a morir el
aire relativamente democrático y empieza a morir, si es válido el término, la libre
participación y ya vienen los malos olores de los gobiernos de facto”. El golpe de
Estado de 1971 lleva al trabajo clandestino: “Viene ese período de camuflar la parte
política con el arte y me dedico al arte ¿no? El año 70 se organiza en Sucre, el Primer
Festival Universitario de Cultura; yo participé en teatro y obtuve el premio a la
mejor actriz nacional. A través de este arte he recorrido todas las provincias de
Cochabamba. Yo hacía teatro pero mis compañeros teatreros no sabían que por
debajo yo estaba dándole duro a la política”. Sin embargo, el seguimiento de los

61
MANACO es una fábrica de zapatos de Cochabamba, fundada en 1940. Se trata de una de las
empresas más grandes e importantes del país.

87
militares a las personas fichadas era fuerte, y Mary Alvarado cae presa: “Yo caí y
me dan todo lo que tenían que darme y pretenden hacerme vomitar todo lo sabía y
no sabía; y como no lograron su objetivo —me vino la amnesia mental de conocer
a nadie— entonces recibí el doble de ración… Para afuera no se sabía cuál era me
paradero y mi pobre madre ¿no?”.
Después de esta primera etapa de torturas e indefinición: “Fui a caer con Rina
Tapia y yo la conocía, estuvimos en otros bandos en el campo profesional. Era una
mujer de izquierda jesucristiana o católica la Rina Tapia, la Aida Claros de Baya y
esa es otra camada ¿no? Mayores obviamente pero ellas en el campo profesional
escollaron como gente de izquierda. Rina pues me acoge en la celda, rígida: ‘No te
voy a preguntar tu nombre, ni me interesa, no sé si te conozco pero no me interesa,
tengo acá un gancho’; y yo ‘¿Un gancho?’, ‘gancho’; y gancho era tira, había una
tira ahí, había una mujer espía ahí”.
La solidaridad entre mujeres era muy importante en esa situación: “Entonces
bueno, ahí operación recuperación de mi lamentable estado físico y al tercer día nos
trasladan a La Paz. Rina asume muchas cosas conmigo y yo me transformo en su
hija, su protegida ahí en la prisión”. A pesar de todo, habían momentos de esperanza:
“En mi celda nació la chiquita Libertad Bolivia; en el nombre de la niña participamos
700 presos, Rina fue la que la vio nacer, la atendió y yo escrupulosa todavía ¡Uy!
me parecía la cosa muy desastrosa ver al rojo vivo, ver un parto y me acuerdo que
no quería ni ver, y ‘¿Qué te pasa Mary? Es un parto y ve de frente. Tu eres mujer
vas a parir algún rato ¿Qué son esos escrúpulos?’. ¡Listo! ‘Pásenme tal cosa’, y ya”.
Las redes sociales fuera de rejas también eran importantes. Para poder lograr
que un(a) preso(a) político(a) salga de la cárcel en esa época, era necesario movilizar
todos los contactos que una poseía: “Tratábamos de buscar a parientes que quizás
en su época nos escupieron en la cara pero ante el dolor de mi madre… Todo el
mundo buscaba a alguien para que le pueda ayudar”.
La salida después de un año de cárcel fue sorpresiva: “Salíamos hacer pan y
me toco a mí y estaba cansadísima y estaba durmiendo y llaman ‘¡Mary Alvarado
aliste sus cosas!’. Estaba profundamente dormida entre sueños escucho ‘¡Aj no me
molesten!’; y las compañeras ‘Mary levántate, están gritando afuera dice que alistes
tus cosas!’Pero no había nada que alistar”. Así, el desconcierto y la angustia
marcaron los primeros momentos en libertad: “Yo ya había perdido la noción del
tiempo y de qué era la energía eléctrica, tenía esos problemas traumáticos de por sí
y bueno. A mí me dicen: ‘Tú no vas a salir en libertad, vas a salir al exilio’ Traté de
comunicarme [con mi familia] imposible y ¿Ahora dónde salgo? ¿Qué hago?
¿Dónde voy? Parecía un animal salido del monte o un pajarito que sale de su jaula

88
y va a chocar contra lo que puede y entonces tenía 20 años”. Finalmente sale exilada
a Moscú.
Mientras en Bolivia, después de siete años de dictadura de Banzer, llega el
momento en que se impone un cambio; ese instante agarra tanto a Domitila
Chungara como a Julieta Montaño en sus propios contextos, y cada una de ellas va
a mirar la historia —y narrarla— desde sus vivencias y recuerdos. Sus caminos se
cruzan en la huelga de hambre de las mujeres mineras (1977), detonador del retorno
a la democracia.
Entre los principales antecedentes, Domitila Chungara recuerda: “No había
organizaciones del pueblo sino habían sus delegados de ellos; sus dirigentes al
servicio del gobierno”; aunque los mineros encontraban formas de poner en el tapete
la reivindicación de sus derechos: “[T]oditas las secciones salían por turnos en una
manifestación con dinamitas; iban a las calles y a la gerencia y, qué sé yo, todos los
días unos, otros, todos los días y entonces pues se paralizaba la producción”. Esta
forma de presión, empuja a que el gobierno de Banzer negocie: “Por no frenar la
producción […] Entonces en el 76 otra vez se acepta que haya los dirigentes […] se
hace un congreso […] y, de ahí, otra vez sale otra Confederación nueva de mineros
que empieza a luchar por las mejores condiciones de vida y todo eso”. Sin embargo,
el contexto es otro: “Banzer ya había botado a todos: periodistas, opositores, no
había partidos de oposición, ni organizaciones sindicales, ni nada ¿no?”, por lo que
un imperativo inmediato fue el de volver a conformar el movimiento social, “Desde
la clandestinidad […] porque no duro ni un mes esa dirección nueva [….] en mayo
elegimos y ya en julio hubo la intervención militar y otra vez a los campamentos,
otra vez toque de queda y todo eso ¿no?”. A pesar de todos estos obstáculos, se
organizan las mujeres para realizar la histórica huelga de hambre62, que abrió paso
a un proceso en el que se involucró toda la sociedad: “La huelga de hambre la viene
organizando desde la clandestinidad dirigentes ¿no? que han sido elegidos desde
ese nuevo Congreso de la Federación de Mineros y algunos de la Central Obrera
que se quedaron, que no estaban perseguidos, presos, prófugos, exiliados”. El
contexto de repudio internacional y nacional al gobierno de Banzer fue decisivo:
“Todo el mundo ya sabía que el gobierno de Banzer era fascista que no daba libertad.
Como todo el mundo estaba disconforme y estaban deseosos de hacer algo y,
entonces, aprovechando eso es que decidimos levantarnos en un huelga de hambre”.
Sin embargo el miedo era fuerte: “La Federación dijo que por lo menos vengan unas
200 o 300 mujeres y no quisieron, no quisieron, tenían todos miedo”. A pesar de
ello: “Vinimos de Siglo XX cinco mujeres y entonces llegamos a La Paz y nos

62
Sobre el tema Cf. Viezzer 1985; Lavaud 2003.

89
reunimos en una organización religiosa, citamos a todos […] y vienen unos cuantos
y nadie quería entrar. Al final, bueno, cuando decidimos entrar a la huelga de hambre
quedamos las cinco no más, cuatro entraron al Arzobispado y yo me quedé para
contactar con las de la Federación”.
A partir de entonces, se empiezan a sumar los otros grupos tanto a nivel
nacional como internacional, aunque con muchos tropiezos iniciales: “Teníamos
que entrar en huelga el 6 de enero más o menos, porque sabíamos que en navidad
todo estaba cerrado y que nadie nos iba hacer caso y se iba a debilitar […] Pero las
mujeres decidieron entrar ya para navidad; el 28 de diciembre entraron a la huelga”.
Una primera estrategia fue la de movilizar a los contactos en el extranjero: “Lo
primero que hicimos fue llamar afuera ¿no? Era el plan llamar a bolivianos que
estaban en Alemania, en España, Suecia, exiliados […] avisándoles que había
empezado la lucha por la democracia y que ya había entrado un pequeño grupo a la
huelga de hambre. El gobierno ni siquiera sabía pero ya la BBC de Londres estaba
informando”; y también internos: “Desde la clandestinidad se estaban organizando
otros, y una vez organizado el comité de huelga, de prensa y de apoyo […] y
después surgieron otros grupos y, después, también el pueblo nos ayudó y nos apoyó;
y en las minas empezaron las ‘huelgas escalonadas’ […] y los campesinos habían
bloqueado los caminos y hasta que estén limpiando en otro, en otro… Y, entonces,
fue así una movilización de apoyo a todos”.
Por su parte Julieta Montaño recuerda los entretelones y las rencillas internas
entre las mismas mujeres huelguistas: “Después de eso vino la famosa huelga de
hambre de las mujeres… Lo que la historia oficial no cuenta, pero fue la verdad, es
que estaba preparada por la Asamblea de Derechos Humanos para que sea en Enero,
no en Diciembre. Pero había rencillas muy fuertes […] y se adelantaron y nos
sorprendieron a todos con la huelga de hambre en el obispado”. Además del cambio
de planes, hubo un problema inicial y es que las mujeres entraron en huelga con sus
hijos, lo que era: “Mala medida porque la población se vuelca por los niños y repudia
la acción que se está llevando por las madres”.
En esta huelga, Julieta Montaño entra en tanto vicepresidenta de la Asamblea
de Derechos Humanos: “Viajo a la Paz y me encuentro con eso, lo primero que
decimos es que hay que sacar a los niños, y decidimos con todos los de la Asamblea
que era un riesgo muy grande, era el día de inocentes se burlaba la dictadura, se
venían las fiestas de fin de año y la prensa no se iba a ocupar más de ellas. Había el
riesgo de que se muera ese movimiento, se decidió que se tenían que abrir frentes
en diferentes lugares” Y en ese momento, ella entra también a la huelga a cruzar su
propia odisea y vencer sus propios conflictos: “Organizamos todo y nos metimos
en la huelga de hambre, yo estuve embarazada […] En ese momento, primero que

90
me sentía muy mal, me la pasaba vomitando, casi no comía, entonces cuando
hablaron de huelga de hambre dije yo voy a entrar, me dicen que no, pero les digo
tenemos que dar un golpe de publicidad, porque sino esto se muere, hubo una
discusión muy fuerte, hablé con mi médico que también era de izquierda y me dijo:
‘Igual no estás comiendo nada, lo que si tienes que tomar es limonada con miel eso
te va reponer y evita caminar, moverte’”. La decisión tomada: “Me metí a la huelga
de hambre. ¡Fue un escándalo! Los periódicos decían que era una desalmada que
ponía en riesgo la vida de mi hijo, la iglesia se volcó contra mí, pero yo sinceramente
decía ‘si mis hijos van a vivir en esta dictadura yo prefiero morirme’, y la prensa
me preguntaba si no tenía miedo de perder al bebé, y yo les dije: ‘Si para lograr la
libertad la voy a perder a mi hija ¡ni modo! ¿Si va venir a una sociedad sin libertad
para qué?’”.
¿Cuál fue el resultado de esas historias —miles de historias— que se cruzaron,
encabezadas por mujeres, en la huelga de hambre de diciembre de 1977? Recordando
los resultados, Domitila relata los por menores del proceso: “Entonces después, al
final, el gobierno pasó casi 20 días de huelga […] y la Central Obrera decreta el paro
general en el país ¡Huelga general indefinida en todo el país! y ¿Creerás que han
aceptado? ¿Que han parado el pueblo? ¡Han parado! y ha sido un paro como nunca
pues y entonces el presidente se ha asustado”. Las exigencias del momento económico
y político fueron un recurso utilizado que marcó, según la entrevistada, el éxito de los
medios de presión: “Él tenía contratos para entregar tal día el mineral, si todas la minas
han parado ¿Qué mineral iba a entregar? Y esos contratos son con multa, con sanciones
con todo [...] Tenía contratos con el petróleo, petroleros también han entrado en huelga
¡Todos! ¡Todos! Y entonces si eso se iba a hacer más fuerte el gobierno no hubiera
podido salir de ese lío”. Ello hace que el gobierno tenga que negociar, ceder e irse:
“En esa huelga teníamos cuatro puntos que pedíamos ¿no? la amnistía general e
irrestricta para todo el país, la devolución de sus fuentes de trabajo a todos los obreros
retirados por causas políticas sindicales, la vigencia de las organizaciones sindicales
y políticas para ingresar a las elecciones y la salida del ejército de nuestros
campamentos… Nosotros decíamos: ‘¡Unito que consiguiéramos! Que devuelvan sus
trabajos a todos! ¡Sería un triunfo!’ ¡Y tres hemos conseguido!”.
Por su parte Julieta Montaño estuvo entre los que negociaron el acuerdo: “Tuve
que viajar a La Paz porque había una propuesta del gobierno que teníamos que
analizarla los del Comité Ejecutivo de la Asamblea de Derechos Humanos. El
documento decía que se otorgaba la amnistía para todos los presos exceptuando para
los delincuentes políticos, entonces ¿Quiénes no son delincuentes políticos?”. Se
inician entonces procesos de consultas y negociaciones: “Primera consulta fue con
el grupo de Presencia [el periódico], donde estaba Javier Albó y el padre que lo
mataron en el 80 [Luis Espinal]. Estaba con Domitila y le dije: ‘el partido indica

91
que primero hay que consultar con la COB’. Fuimos con Domitila y el padre Luis
Espinal. Nos reunimos y me dijeron sobre la observación al documento, confiamos
eres la abogada de la Asamblea y mejor es que consultemos con todos los demás
piquetes de la Paz y si ellos aceptan entonces no queda otra” Luego del rechazo
inicial, por fin lograron que se dictamine: “la admitía general irrestricta, porque esa
era la consigna y llamar a elecciones”.
Pasada esta etapa, las vidas de estas mujeres vuelven a tomar sus propios
rumbos viviendo, cada una a su manera, los otros períodos dictatoriales que
marcaron la historia del país hasta el retorno de la democracia en 1982.
En ese ínterin hubieron varios golpes de Estado, entre ellos el de Natush Bush,
en las cuáles se amedrentaban a las personas, hombres y mujeres, que hubiesen
mostrado compromiso con los derechos humanos. Julieta Montaño recuerda:
“Mientras estuve lavando los pañales, entró una tropa de gente y me atraparon y
llevaron presa con la wawa. La acusación más grande era que era activista de
Derechos Humanos, era una subversora que había hecho la huelga de hambre. Me
llevaron a una celda pero no la de barrotes sino a una que habían habilitado para las
prostitutas, como una forma de humillarme me metieron ahí. Me quedé con mi bebé
como ocho días”.
El período de García Meza (1980-1982) fue peor, en esa ocasión el encierro y
la presión por parte de los militares fue más fuerte. El encarcelamiento nuevamente
fue junto con su hija de dos años y medio: “Estuve diez días encerrada en una
ambulancia, y dos semanas presa en la COB. Pero la cosa más extraordinaria fue
cuando me llevaron a interrogar, para mí fue de terror; estaba muerta de miedo,
estaba con mi wawa. Me llevaron, y un policía que todavía sigue activo, entró a la
habitación y me hizo sentar en una silla, me trajo una capucha negra para que me la
ponga. Mi hija al ver eso me dijo: ‘¡Sácate eso!’ y quiso llorar. Y le digo: ‘No hijita
¿Sabes? van a venir unos señores y les vamos hacer asustar’, con mi voz temblorosa
y estando así entran los tipos, yo no me di cuenta y mi hija se quedó profundamente
dormida. Yo no entiendo qué pasó, si me estaba hablando…. Se durmió cuando los
tipos empezaron el interrogatorio”. Los insultos durante el interrogatorio pasaban
por alusiones al cuerpo: “Cuando uno de esos ratos me quiso golpear uno de ellos,
yo sentí al tiro que el otro levanto su mano para agarrarle, eso porque me enoje tanto
que me decía puta, puta, que le dije: ‘Tanto que me trata de puta, por lo menos
¡Sáqueme la capucha para ver si lo reconozco como cliente!’; seguramente ahí me
quería dar y el otro lo impidió. Ese rato mi hijita se orino, ha debido estar
escuchando”. El tener a la hija ahí, fue uno de los motivos por los que la soltaron:
“Ya los días siguientes estaban muy ocupados, y un día un coronel se acerca el rato
que yo había pedido que me abran para llevar al baño a mi hija, y el coronel dijo:

92
‘¿Qué hace esta señora aquí con su niña?’, y uno de los agentes le dijo ‘es detenida’.
‘¿Detenida una mujer aquí? ¡Carajo, qué es esto!’ empezó a gritar, a hacer lío, pero
al día siguiente apresuradamente me llevaron a la Central Obrera. Estuve diez días,
pero ya sin mi hijita”. Este episodio es el que le permitió quedarse en Bolivia, y no
tener que salir al exilio: “Me quedé en Bolivia, porque se hizo un escándalo
internacional de que yo estaba con una niña, todo eso fue conocido en el exterior y
la movilización desde ahí también fue muy grande”.
Si la estadía en Bolivia era un infierno, el exilio no lo era menos. Las mujeres
que lo han vivido, como Domitila Chungara, recuerdan la angustia y los sinsabores
del mismo: “Sabíamos que iba haber golpe y la Central Obrera a mi me mandó al
Congreso Mundial a Dinamarca; yo no quería salir porque ya se decía golpe y yo
tenía las niñas jóvenes ¿Y quién me las iba a proteger? Yo tenía que hacer escapar
a mis hijas, pero la Central Obrera me obligó y me dijo que si ha de haber un golpe
nos van a cerrar todo y no vamos a tener portavoces afuera para que hablen lo que
está pasando aquí en Bolivia, porque el golpe sangriento ha de ser, cruel y todo”.
Así, estando ella fuera es que llega el golpe de Estado de García Meza: “Salimos
tres delegaciones. El 14 [de julio de 1980] salgo de Bolivia, el 14 – 15 llego allá, el
16 convoco a conferencia de prensa y el 17 se está publicando diciendo que
delegada boliviana denuncia golpe y sin embargo el golpe ya se había hecho. Y
entonces allá ya las entrevistas a la prensa, de un lado a otro lado, todo eso era grande
¿no? Y tuve que dedicarme a eso ¿no? a denunciar a la prensa. García Meza y Arce
Gómez dijeron que yo era traidora a la patria y que estaba denigrando al país y que
debemos andar con el testamento bajo el brazo”. El exilio surge entonces de manera
sorpresiva: “Cuando yo me venía, me quería venir porque mi pasaje tenía validez
un mes no más, y entonces la traductora me llevó y me dejó en el aeropuerto. Yo ya
estaba desesperada por venir porque no sabía nada de mi familia y cuando quiero
entrar, no pues, me atajan, me hacen sentar a un lado, se lo meten mi pasaporte y
me dicen en su idioma y yo no entiendo nada y casi todo el día he tenido que estar
esperando y el avión se fue y yo llorando desesperada”. Un primer problema a
enfrentar en otro país, fue el de la incomunicación: “Entonces trajeron a la policía,
y ahí se me dijo sí sabía hablar inglés, ‘no’ les dije ‘español’; fueron a traer a un
señor ya de edad, un policía que había sabido hablar español y me dice: ‘¿Qué haces
aquí? me dice,’ Quiero irme a mi casa pero no me han dejado irme, yo esta mañana
tenía que salir, he sido invitada a la conferencia que habido aquí en Dinamarca y
ahora no me han dejado ingresar, yo no sé por qué’. Y, entonces entra y después de
mucho rato sale y me dice: ‘Te habían dicho que tú no puedes entrar a Bolivia sin
la visa del consulado boliviano, y tú tienes que ir a pedir visa al consulado boliviano,
eso te habían dicho’ me dice”.

93
Estancada en el aeropuerto, sin saber qué hacer, Domitila Chungara recuerda
la importancia de las redes de exilados: “Me lo marcaron un teléfono para que
hablara con un boliviano y entonces le dije: ‘Así, no me han dejado ir’ y me dijo:
‘Está bien, porque tú has sido condenada a muerte con el testamento bajo el brazo
tienes que entrar. Nosotros te vamos ayudar compañera, no te preocupes vamos a
hablar nosotros con el señor que te está ayudando para que te vayas al hotel dónde
estabas, y mañana en la mañana nosotros vamos a recogerte para tomar el
desayuno’”. La decepción, el susto, la impotencia, marca el inicio de su vida de
exilada: “Tenía una decepción ¡qué gente! Si a mi alguien me llama y me dice estoy
en el aeropuerto ese rato corro y ¡Cómo de aburguesados! ¡Cómo de gente cómoda
se ha vuelto!”. Sin embargo, rápidamente las redes colaboran: “Esa noche lloré
bastante; cuando me había dormido suena el teléfono y habían estado los bolivianos,
ya había amanecido, abajo, ahí, me saludan. Eran como cinco o seis. Sirven
desayuno y estaba tomando hablando de novedades y me dice ‘¿Has venido con
visa o con pasaporte?’, yo le digo ‘con pasaporte y: ‘¡Ay qué bien!’ me dice ‘Vamos
a alistar tu pasaporte para ir a Suecia’, y ‘No, yo no quiero ir a Suecia, aquí en
Dinamarca nomás’; ‘Es que ningún boliviano vive aquí en Dinamarca, nosotros
vivimos en Suecia, hemos viajado toda la noche’. Por eso no podían venir ese rato
¡Imagínate!”.
Las redes sirvieron de rescate, de convivencia, empoderamiento y de
alojamiento, pero no pueden evitar la desestructuración familiar: “Entonces 7 meses
sin saber nada de mis hijos ¡Ay viera las noticias! Eran que han matado a fulano,
que han matado a sutano que hay desaparecidos….[Y su esposo?] Perdido también;
en la mina trabajando. Después de 7 meses en agosto creo que recibo una carta de
una de mis hermanas que me dice que ella había recogido a las wawas; ella era
dirigenta de la zona del Chapare”. Siguiendo esta etapa, la reunificación fue un
primer paso para la conformación de una suerte de familia —y ciudadanía—
transnacional, en el sentido en que es a partir de estas experiencias de migración
forzosa, que los hijos empiezan a constituir sus propias familias en el país receptor,
manteniendo, a la vez y de por vida, lazos —jurídicos, sentimentales, culturales—
con el Estado-nación del país de origen: “Supe antes que eso que a mi hermana, la
que tenía a mis wawas la mataron, me avisaron; y entonces el gobierno de Suecia
había protegido a mis hijos, les ha agarrado y les han llevado exiliados a ellos,
entonces en Suecia he tenido que ir a reunificarme con ellos. Me quedé allá hasta
que se decretó la amnistía pues, y ahora en allá mis hijos se han quedado, nos han
dividido ¿no? Como ya eran jóvenes y todo, se casaron y se quedaron”.
Por su parte Mary Alvarado retorna del exilio en 1980, poco antes del golpe
de Estado. Por casualidades de la vida, es su vida amorosa que la salva de caer presa
en esa ocasión: “Empecé trabajando como periodista; una de mis fuentes era la Corte

94
Electoral y entonces ahí lo conozco al que fue mi marido. Él trabajaba en la Corte
Electoral, era de Acción Democrática Nacionalista (ADN)63 ¡Nada que ver conmigo!
Lo cierto es que enamoramos y me dice: ‘¿Sabes? Van a allanar tu casa, en la
mañana’ Y a media noche me saca de mi casa y a las dos horas ¡Allanan mi casa!
¡Fucha madre!”. Así, durante el período de la dictadura de García Meza, Mary
Alvarado, estuvo clandestina y es entonces cuando “Me vino la reproducción de la
especie; porque vivía entre cuatro paredes a la espera de que cambie de alguna
manera el momento político y es entonces cuando los tengo a mis hijos”. Tuvo que
salir de la clandestinidad para tener a sus hijos, ocasión en que fue detenida —“no
me respetaron ni la pancita”— pero no arrestada, debiendo tener que ir a firmar, ella
y sus garantes, tres veces al día a la Séptima División. Bromeando, Mary Alvarado
recuerda: “Tuve a mi hijo, el mayor, y en lo anecdótico la gente me decía ‘tu hijo
debería llamarse Lucho en honor a Luis García Meza porque el paso clandestino
que te dio Lucho hizo que tengas a tu hijo’”.
Mientras Mary Alvarado vivía este episodio de su vida, Casta Jaimes participa
en la formación del movimiento campesino, teniendo que enfrentarse con sus
propios retos y desafíos: “En el año 1979 fundamos la FSUTC. Yo soy fundadora
[…] yo era la única mujer, habían otras pero que apoyaron de afuera, no se metieron.
Desde adentro, fui la única. Luego se fundó la CSUTCB y cuando la Central Obrera
se estaba re-articulando después de las dictaduras, ahí yo lleve el estandarte en La
Paz”. En este caso, Casta Jaimes optó por una agencia ciudadana basada en
estrategias colectivas, las mismas que hoy en día se visibilizan más que nunca.
Mientras todas estas mujeres luchaban contra la dictadura desde distintos espacios
y diferentes estrategias, el período cruento de García Meza, provocará la irrupción en
la historia de otras mujeres que marcan el inicio de una nueva etapa en la construcción
de la sociedad nacional. Se recupera para visibilizarlas la narrativa de Zenobia
Machicado, de origen potosino pero que, al igual que Domitila Chungara es residente
permanente hoy en Cochabamba. Ella, junto con otros miembros del Comité de Amas
de Casa de las minas, recuerda el susto y las anécdotas de su participación en la lucha
contra esa dictadura: “Cuando el golpe de García Meza había represión en las minas.
Mi esposo ha caído esa vez también.... se lo han llevado preso a él y a muchos otros
dirigentes por haber sacado una solicitada denunciando los malos tratos que hacían a
los trabajadores”. El inicio de su movilización estuvo entonces vinculado a las
dirigencias de sus maridos: “Teníamos que hacer una huelga de hambre, así a la iglesia
nos hemos ido entre varias señoras porque los han llevado presos a sus maridos. A otras
también hemos buscado, pero nos decían ‘¡Ay! ¡Qué sepa, pues! como sabe pegarme
¡Qué me importa!’. Esas respuestas recibíamos, pero, las que estaban conscientes de

63
Partido de derecha fundado por Banzer.

95
lo que realmente valían sus maridos, 20 mujeres nos hemos organizado, 18 de Huanuni
y 2 de San José hemos sacado una resolución y nos hemos lanzado a entrar en la huelga
de hambre”. A partir de entonces se da la segunda huelga de hambre histórica en el
país: “Primero en Oruro queríamos hacer, pero no querían los curas. Eso ha hecho que
nos traslademos a La Paz, los agentes ya se han enterado. Nos hemos disfrazado pues,
las que no usan lentes, con lentes, con pelucas, con pañoletas amarradas, todas así
caminamos. La pena es que hemos ido viernes. Sábado, domingo no suena ni truena,
así es que hemos estado en una casa de seguridad. El día Lunes nos hemos lanzado,
nos hemos dividido, diez a las Naciones Unidas y diez al Arzobispado”.
Recordando este episodio, Zenobia Machicado relata: “Por asalto hemos
tomado el Arzobispado, tipo película, yo me acuerdo cómo, del susto, acabamos
cayéndonos por encima del policía, pisándole al policía hemos entrado. Un policía
nomás había para cerrar la puerta: ‘Queremos hablar con el padre o la hermana si
está’ ‘A ver, un ratito, para anunciarles’… Ese rato le hemos empujado la puerta
para entrar, ahí le hemos pegado al policía. El otro ya no sabía qué hacer; diez
éramos y él solito ¿no?. Al tercer piso. Ahí eran las oficinas del Arzobispo. Las
gradas, hasta con los nervios, gateando y todo. Me acuerdo, parece que me hubiese
soñado”. Un primer desafío consistió entonces en enfrentar el rechazo de la Iglesia:
“El padre no quería: ‘Tienen que desocupar nomás. No quiero problemas con el
gobierno’; ‘No vamos a salir. Muertas vamos a salir de aquí. No vamos a salir’. Nos
ha echado llave; incomunicadas hemos estado”. Una estrategia importante pasaba
por hacer conocer a la opinión pública la noticia por lo que: “Hemos ido a buscar
todas las oficinas. Hemos encontrado una oficina, donde había papel sábana,
marcadores. Y había quién escribe bien, entonces se han puesto a escribir: ‘Mujeres
Mineras en huelga de hambre’ en letras grandes. Hemos descubierto que había
azotea allá arriba y nos hemos subido. De ahí arriba, hemos sacado el papelógrafo,
hemos colgado, gritando, ¡Señora!, ¡Caballero! Hemos llamado la atención de la
gente. De ahí abajo, chiquititas nos miraban y seguramente, a la prensa han avisado.
A las 5 y media, el periódico ha llegado ¡Ay! ¡Había salido! ¡Uy! esa alegría para
nosotros. Ya nos han escuchado, ya sabe la población”. En este caso el apoyo de
redes internacionales fue también importante: “Desde las seis y media, fax de todo
el mundo, de todo lado: ‘Sigan adelante compañeras’ ‘No desmayen en la lucha’
‘Tienen el apoyo de nosotros’; de Suecia, de la Argentina, del Brasil, de todo Europa,
de todo lado”.
A partir de entonces, el desafío era que el gobierno ceda: “Eso nos ha dado
más fuerza. Entonces nos ha mandado emisarios el gobierno. ‘Tienen que levantar,
les van a soltar a sus presos’, ‘Primero suelten, después ya’. Y así también hemos
estado, dos, tres días. Cada rato la prensa entraba, salía, entraba para preguntarnos,

96
que era nuestro objetivo, todo. Entonces igual se han sacado solicitadas, con votos
resolutivos, pidiendo retorno de los exiliados, pidiendo la vigencia sindical, la
vigencia de derechos humanos, la libertad de prensa”. En muchos casos esa acción
ha salvado la vida de los maridos, como recuerda Zenobia Machicado: “Es que mi
marido hubiese muerto será, si es que ese lunes no hacíamos la huelga, porque lo
habían sacado a él y a una pareja, hombre y mujer, se los han llevado, lejos ha
caminado el Jeep, y cuando han bajado del Jeep, sentía un viento que silbaba dice,
fuerte, seguramente era algún barranco. Cuando ‘De tres pasos, siga la orden. Usted
va a dar tres pasos atrás’ a mi marido le habían dicho así golpeándole y en ese tren
habían sonado los woquitoquis, con lo que se hablaban, diciendo: ‘Mujeres mineras
en huelga de hambre, hagan regresar a los detenidos’”. Sin embargo, el retorno de
los maridos no paro la huelga de hambre: “Mi marido me dijo: ‘Hija, nos han largado
a nosotros nomás, muchos compañeros se están quedando, los bancarios, los fabriles,
los estudiantes se están quedando, a nosotros nomás nos han largado. Depende de
ustedes’… Y yo ese rato no sabía que hacer: ‘¿Nos quedamos? ¿Quiénes quieren
quedarse?’. Algunas se han venido con sus maridos, algunas nos hemos quedado.
‘¿Por qué no quieren irse? ¡Ahí están sus maridos!’‘Por los otros, por apoyarnos a
nosotros han caídos ellos’”. Así, sólo cuando los soltaron a todos: “Recién a las 5
de la tarde hemos levantado nuestra huelga”.
Esta acción, ejemplo de valentía de este grupo de mujeres en cuyo ingreso a la
ciudadanía pública es difícil colocar una frontera entre las demandas privadas —
incluso de pareja— las públicas y las políticas, hizo que se las reconozca en su real
dimensión, incluso en un grupo tan patriarcal como el minero: “Había siempre
Comité Amas de Casa, pero siempre muy sometidas, muy subordinadas a los
dirigentes, a los trabajadores, así. Pero todas esas cosas han hecho que la mentalidad
de los trabajadores, de los dirigentes cambie […] que sí las mujeres servimos. Nos
han dado nuestro lugar, ya no nos decían las ‘Amas de Casa’, ‘nuestras armas de
casa’ decían. Sí. Nuestras armas de casa decían”.
Una vez derrocados los gobiernos dictatoriales, en Bolivia se instalaría un
período de democracia y de grandes cambios en la relación Estado-ciudadanía. Las
opciones elegidas por Julieta Montaño, Domitila Chungara, Mary Alvarado, Casta
Jaimes y Zenobia Machicado —y por otras miles de mujeres cuyas historias no he
podido recuperar para esta ocasión— visibilizan los caminos desde los cuales se
empezaría, desde 1982 y sobre todo desde 1985, a luchar por fortalecer la agencia
y los derechos ciudadanos de las mujeres: ONG’s, activismo político, participación
en gremios y sindicatos así como en organizaciones territoriales.

97
neoliberalismo y ciudadanía de mujeres
El retorno a la democracia en Bolivia, a partir de 1982 y, sobre todo, la
implementación del proyecto neoliberal en Bolivia, va a provocar una serie de
cambios no sólo sociales y políticos sino también económicos, demográficos, e
incluso geográficos que van a transformar las relaciones inter-societales, dando lugar
al fortalecimiento del ejercicio ciudadano de las mujeres. En este acápite se busca
reflejar el gran dinamismo de la época visibilizando, luego de contextualizar el
período, las diversas formas de agencia ciudadana de mujeres y los impulsos que
ellas dieron al proceso tanto desde la sociedad civil como desde el Estado.
Del Ajuste estructural al desarrollo humano
El llamado “Estado del 52”culmina en la década de 1980 dejando como
resultado una gran crisis económica marcada por una fuerte hiperinflación y
acompañada de una serie de conflictos de diverso índole que dan lugar a la
implementación de un modelo de desarrollo neoliberal en 1985. La Nueva Política
Económica (NPE), impulsada por el D.S. 2106064 estuvo basada en la libre
regulación del mercado interno y externo y tuvo como principales agentes de
desarrollo al mercado y a la iniciativa privada.
Este nuevo escenario económico introdujo grandes cambios en las relaciones
sociales. De hecho, concretamente en Cochabamba, la relocalización de las minas
provocó la llegada de un contingente importante de migrantes provenientes de las
minas que se constituirá en agentes ciudadanos con gran influencia en la misma
construcción de la ciudad (Cf. Infra Capítulo V). También como resultado de esta
NPE se fortalece el comercio informal, engrosado por mujeres que despliegan
estrategias de sobrevivencia familiar lo que a su vez repercute en su participación
económica más activa en el ámbito público. Vinculado a ello, se empiezan a
fortalecer distintas ONG’s que buscan impulsar tanto los derechos económicos como
políticos de las mujeres.
Los problemas sociales devenidos por la aplicación de este modelo liberal,
hacen que, a partir de 1994, el gobierno ponga en pie un modelo “Desarrollo
Humano Sustentable”, a partir de la puesta en marcha de la Ley de Participación
Popular (LPP) (1994), la reforma Educativa Intercultural Bilingüe (1995), la Ley
de Descentralización (1995), el seguro materno-infantil (SUMI), el Seguro a la Vejez
y otras medidas importantes en términos sociales. Asimismo, en esta década es que
se reformula la Constitución Política del Estado, reconociendo la diversidad cultural
y étnica de los bolivianos. Entre 1998 y el 2003, este modelo será reencaminado
hacia uno neo-estructural basado en dos ejes fundamentales: la Estrategia Boliviana

64
Dictado siguiendo la línea establecida por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el consenso
de Washington.

98
de Reducción de la Pobreza (2001) y la Ley de Municipalidades (2001) que
establece las reglas de juego para la descentralización estatal a nivel municipal. El
punto de partida de la implementación de ambas medidas fue el “Diálogo Nacional”,
modalidad que permite establecer una nueva forma de relacionamiento entre la
sociedad civil y el Estado: es desde la primera de donde deben surgir no sólo los
diagnósticos de problemas sino las propuestas de solución.
La implementación del modelo de desarrollo humano en el país, impactó en
un fortalecimiento del ejercicio ciudadano de las mujeres alimentado, además, por
ciertas medidas específicas impulsadas por ellas mismas mediante sus representantes
políticas. Entre las principales políticas macro que tuvieron este efecto, destaca la
LPP que, según Clisby (2005), es un antecedente básico para el ejercicio ciudadano
de las mujeres, presentando, en letra, muchos avances en cuanto a la incorporación
de la perspectiva de género en los procesos de desarrollo y otorgando una “base
legal genuina para la participación política de la mujer en la gobernancia local y
regional” (2005: 25). Aunque, en la práctica, a pesar de todos estos avances
normativos, el ejercicio ciudadano de las mujeres se topa con serios obstáculos que
atenúan su impacto positivo65 llevando a algunos autores a plantear, de manera
comparativa, que el alcance de la inclusión de la mujer a partir de la LPP ha sido
mucho menor que en el caso de los indígenas (Thede 2010). A pesar de estos
obstáculos, en general se reconoce a la década de 1990, como un período fructífero
en el proceso.
“ya no habían los partidos ¿qué quedaba?”: Las OnG’s
Durante las década de 1980 y 1990, período de instauración y consolidación
del neoliberalismo económico, se fortalecen ciertas ONG’s como intermediarias
entre la sociedad civil y el Estado y como responsables de la satisfacción de
necesidades y derechos ciudadanos de la población. Entre ellas, para el caso de las
mujeres, destacan: la Oficina Jurídica de la Mujer, el Centro de Estudios y Trabajo
de la Mujer (CETM), el Instituto de Formación Femenina Integral (IFFI) y, a partir
de mediados de la década de 1990, la Plataforma de la Mujer. En este acápite se
describirán la dinámicas que estas ONG’s produjeron, en base a la recuperación de
la narrativa de algunas de sus dirigentas.
Todas ellas surgen a raíz de la agencia de personas que estuvieron involucradas
con partidos políticos, ya que, no hay que olvidar, como plantea María Esther Pozo,
que en: “los 70’ ha sido a partir de los partidos políticos que la mayoría de las
mujeres han transgredido y que han entrado a la universidad siendo activas

65
Para un análisis detallado de los impactos positivos y negativos de la LPP, Cf. Clisby 2005;
Bazoberry, Soliz y Rojas 2006; Ramírez 2010 y Thede 2010.

99
militantes, lo que ha marcado a una generación de mujeres”. No obstante, como
recuerda María Eugenia Galindo, en muchos casos se trataba de espacios donde:
“más machistas he encontrado; como están haciendo la revolución, obviamente son
nuevos patrones ¿no? Entonces tú tienes que estar ahí sirviéndole en todo lo que el
tipo necesita y en el momento en que te diga”. Frente a ello y sumado a una crisis
de valores partidarios que se visibiliza fuertemente a principios de la década de
1980, muchas mujeres optan por crear ONG’s como espacios de lucha ciudadana
desde el feminismo: “Ya no había el partido como una instancia de lucha por
mejorar la vida, calidad de vida, bienestar, lo que tú quieras llamarle; ¿qué te
quedaba?66 El otro camino, el feminismo como otra trinchera donde tú podías
empezar la lucha” (María Eugenia Galindo).
Una de las primeras ONG’s de defensa de derechos de la mujer como tal fue
la Oficina Jurídica de la Mujer, cuya dirección está a cargo de Julieta Montaño. Ella
recuerda: “Cuando estuve en derechos humanos veía que las mujeres de los más
grandes dirigentes, aquellos que más discurseaban en contra la dictadura, venían a
mi oficina a quejarse, bien golpeadas y eso a mí me conflictuaba. Entonces me
preguntaba ‘¿Qué es lo que hace que éstos, por encima de su ideología política,
sean abusivos, atropelladores?'”. La imposibilidad de tomar medidas concretas para
hacer frente al problema, fue su primer gran impulso: “Cada vez que yo iba a la
policía me decían ‘no doctora eso no nos corresponde a nosotros. La policía no se
mete en temas familiares, ese es un problema de los jueces de familia’. Iba a los
jueces de familia y me decían: ‘plantee el divorcio’ pero las mujeres no querían
divorciarse querían tener justicia. ¡Empecé a rebelarme!”. Es esta preocupación la
que la mueve a abrir una Oficina que pronto se volvería ONG: “Cuando vino la
democracia me decidí por atender muchas más a mujeres. Era una oficina pequeña,
pero todas las mañanas había una fila de gente. Un día llegaron unos amigos que
había conocido en Alemania que eran de Pan para el Mundo y se encontraron con
la fila de gente y me dijeron: ‘Oye Julieta, tienes que pensar en institucionalizar esta
oficina de la mujer, nosotros te daríamos el primer impulso”. A raíz de esa
sugerencia es que conforma, a finales del año 1983, junto con otras mujeres, la
Oficina Jurídica para la Mujer que se dedica a trabajar “con violencia y
discriminación hacia la mujer son los dos casos que atendemos”, tanto en zonas
rurales como en zonas periféricas de la ciudad, para lo que impulsan todo un
movimiento de formación de ciudadanas conscientes de sus derechos. Ello a partir
de un trabajo con: “profesores estudiantes, mujeres líderes de las OTB‘s, clubs de
madres y autoridades judiciales, ministerio público, policía y el ejército”, llegando
a generar procesos importantes de empoderamiento, capacitación e información.

66
Se subraya la frase porque dio lugar al título de esta parte.

100
Por su parte, las fundadoras del CETM coinciden que en la conformación de
esta organización, fue desde un inicio un impulso de mujeres feministas,
constituyéndose en el primer grupo de esta índole como tal: “El 85 comenzamos
con lecturas feministas […] y el 86 hemos formado el CETM” (María Esther Pozo).
La base de las reflexiones para la conformación del CETM las dio Lourdes Zabala,
que tuvo la ocasión de ir al “Ecuador hacer una maestría y ella nos empezó a mandar
material. Fue muy resistida nuestra presencia en la universidad; fuimos
estigmatizadas pero conformamos un grupo como de cinco compañeras” (María
Esther Pozo). Por su parte María Lourdes Zabala recuerda: “Salí a estudiar y aparece
el Primer Encuentro Feminista que fue en la década de los 80. El feminismo llega
tarde a América Latina y a Bolivia sobre todo. Tengo contactos con gente en el
Ecuador, militantes mujeres de izquierda y aparecen libros que me traje a Bolivia.
Había amigos también, así de tertulias que estaban discutiendo ya el tema del
feminismo. El debate era sobre cómo el discurso del proletariado de revolución
socialista se articulaba a la lucha de las mujeres. Entonces yo me meto un poco en
eso y me vengo a Bolivia”. Si bien en Cochabamba ya existían organizaciones que
trabajaban con el tema de las mujeres, el feminismo como tal: “¡Estaba en pañales!
Estaba el IFFI que funcionaba, estaba la Julieta Montaño pero eran más reflexiones
desarrollistas, sobre la pobreza, los procesos productivos y eso”. De ahí que el
CETM: “Fue la primera organización feminista, y además nos llamamos mujeres
feministas, un poco a contra sentido de lo que hacían el IFFI y la Oficina Jurídica
y empezamos a manejar categorías como la división sexual del trabajo, la doble
jornada”.
Un instrumento importante para el empoderamiento de esta organización fue
trabajar con suplementos de periódicos locales: “Aportábamos 20 dólares cada una
para sacar nuestra publicación en Opinión, el Suplemento “Nosotras” y
posteriormente hicimos otro convenio y sacábamos “Lauray” con un periódico de
La Paz” (María Esther Pozo). Al respecto, Cecilia Estrada recuerda: “Hay que ser
muy claras escribíamos muy poco y reproducíamos mucho ¿ya? […] le metíamos
tijera a todo lo que nos gustaba y nos parecía que era como interpelador,
cuestionador. Con el tiempo intentamos equilibrar miti a miti, con producción
propia; pero la virtud de esto es que creo que en aquel contexto cochabambino
genera cierta, por lo menos ‘a estas locas qué les pasa’ ¿no ve?”.
Hoy en día el CETM sigue funcionando pero su perspectiva se vincula al
desarrollo comunitario en áreas rurales o empobrecidas. Sus proyectos tienen que
ver con varios componentes que van desde el “Mejoramiento de vivienda, lo que
evidentemente tiene que ver a todas las dimensiones de género y generación;
infraestructura comunal que permita generar formación ocupacional que no sean

101
directamente empleos agrícolas y sobre todo ciudadanía y fortalecimiento
organizacional para todos, incluyendo a los niños. Después está medio ambiente,
reforestaciones, campañas de manejo de basuras” (María Eugenia Galindo). Es decir,
buscan construir procesos de desarrollo y construcción de calidad de vida, desde el
ejercicio ciudadano. Para ello, plantean, es preferible trabajar con jóvenes, hombres
y mujeres: “Yo con los mayores no me junto mucho porque son intolerantes. El
hecho de cambiar para ellos significa perder la identidad. En cambio con los jóvenes
te va súper bien y jóvenes estoy hablando hasta los 28, 30 años”.
El IFFI, por su parte, fue creado en 1981 con el objetivo de “lograr un cambio
en la situación de la mujer. Los grupos de madres asistían con la idea lograr
alimentos, mientras que el IFFI buscaba su participación política y en iniciativas
económicas productivas” (Los Tiempos 7 de octubre de 2010). Su inicio fue más
desarrollista, el tema del feminismo no era central en sus demandas, como recuerda
Cecilia Estrada, actual directora: “Yo encontraba que el CETM tenía una postura
más de vanguardia en este tema; ahí el perfil feminista es bastante más explícito”.
El involucramiento del IFFI con el tema de derechos de la mujer es, no obstante,
temprano (1990-1991), aunque, en un principio, con cierto recaudo: “En el marco
de las propias reflexiones internas que tienen las compañeras acá, tienen una apuesta
por la lucha de los derechos de las mujeres aunque no se asume así como feminista.
Hay como cierto recaudo en la compañeras que tiene que ver con sus raíces puestas
más en la militancia de izquierda ¿no?”.
Hoy en día el IFFI trabaja concretamente con el tema de los derechos de las
mujeres: “Nuestra misión es de empoderar a las mujeres para el cambio hacia una
sociedad más justa, equitativa. Y tenemos dos grandes programas, dos grandes
patitas les llamo yo: un programa que impulsa la ciudadanía social y política donde
probablemente el mejor ejemplo sea la Plataforma. Y la otra es la ciudadanía
económica que está trabajándose desde el programa de desarrollo económico,
seguridad y soberanía alimentaria. Estamos buscando articular estas dos dimensiones
[por lo que] hemos impulsado la conformación de la red nacional de mujeres
emprendedoras”. En este último campo, el IFFI ha empezado a trabajar con
proyectos de economía solidaria, como una forma para hacer de la ciudadanía
económica de las mujeres un puente para la construcción de calidad de vida a niveles
locales (Cf. Infra, capítulo IV).
Entre las actividades importantes que el IFFI desarrolló para promover los
derechos ciudadanos de las mujeres, destaca el impulso dado al Plan Estratégico de
Desarrollo Municipal con Enfoque de Género cuyo objetivo era: “la incorporación
de las demandas de las mujeres en la planificación municipal bajo dos dimensiones:
por un lado, la posibilidad de que las mujeres planteen sus necesidades y demandas

102
específicas de manera a resolver sus necesidades prácticas —que tienen que ver con
sus condiciones de vida y roles tradicionales— y por otro, que estas necesidades y
demandas sean tomadas en cuenta al momento de formular y ejecutar planes,
políticas y proyectos municipales” (Ramírez y Calisaya 2010: 42). Para que “El
Plan con Enfoque de Género no quedara en puro papel y se tradujera en políticas
públicas municipales” se conforma un movimiento de ciudadanas mujeres urbanas:
la Plataforma de Mujeres que se presenta como una “Institución que pretende, y de
algún modo consigue ser una expresión ciudadana, un movimiento social urbano
de mujeres, una instancia de articulación” (Cecilia Estrada). No obstante, como
plantea la actual dirigenta máxima de la Plataforma, Silvia Vega: “Los primero años
el trabajo no ha sido tan efectivo porque también hemos ido creciendo juntas con
las organizaciones, definiendo cuáles estrategias vamos a utilizar”. De ahí que su
objetivo inicial —el de hacer seguimiento a la ejecución del Plan con enfoque de
género— no fue alcanzado, y el plan se quedó a nivel de planificación sin llegar a
ser ejecutado. Sin embargo, la Plataforma tuvo otras importantes consecuencias,
conformándose como un espacio de encuentro entre mujeres de distintas
organizaciones territoriales y sociales para hacer seguimiento de la gestión
municipal. Actualmente en su seno: “Hay organizaciones de mujeres que conocen
del tema, de la gestión municipal y están conscientes y motivadas para poder hacer
seguimiento a la implementación y a la ejecución de los presupuestos, con enfoque
de género”. Es decir, ha logrado alcanzar dos objetivos básicos: “promover el
ejercicio de los derechos de las mujeres y hacer incidencia en políticas públicas con
enfoque de género” (Silva Vega).
A pesar de que la Plataforma nace como parte del IFFI, va, poco a poco, a
independizarse armando su propio reglamento y estatuto. En general, Silvia Vega
destaca como principales aportes de este movimiento, el fortalecimiento del ejercicio
ciudadano de las mujeres: “Hacemos procesos de capacitación en vocería para que
las mujeres puedan participar en medios de comunicación haciendo propaganda,
animándose a hablar, a participar en tele, radio; estamos con cursos en formación
de liderazgo femenino: todas las compañeras de la Plataforma son líderes, lo cual
es importante para promover la igualdad y equidad de género” (Silvia Vega).
Otra ex dirigenta de la plataforma, Leonor Pacheider, subraya por su parte,
como principal logro, la rendición de cuentas por parte de la municipalidad a partir
del 2003 “que es la primera vez que se ha hecho una rendición de cuentas hacia
organizaciones de mujeres rompiéndose el monopolio de los comités de vigilancia”.
Desde entonces, la iniciativa se repite anualmente con “algunas diferencias
cualitativas desde cuando empezamos”, lo que ha coadyuvado a transparentar la
gestión de recursos financieros municipales, para lo que: “Hicimos alianza con el

103
ministerio de transparencia” consiguiendo “cambios en la re estructuración de
presupuestos […] Hay además algunos detalles que nos hacen dar cuenta que haber
mirado los presupuestos modificó la presentación de los mismos, dando lugar a la
conformación de un comité permanente de seguimiento y de control social que ya
ha trascendido la plataforma y el IFFI”. En general, el impacto de esta organización
es diverso: va desde el fortalecimiento del ejercicio ciudadano de las mujeres —de
hecho muchas de las actuales representantes políticas en organizaciones territoriales,
pero también a niveles gubernamentales municipales y departamentales han sido
parte de esta plataforma— hasta incidir en una —aunque aún incipiente— inicial
transparencia en la gestión de los recursos públicos.
Resumiendo, las ONG’s entonces han sido espacios importantes no sólo para
el despliegue de poderes agenciales ciudadanos de las mujeres, sino también para su
fortalecimiento. Ello no sólo ocurre a nivel de Cochabamba o de Bolivia sino que se
trata de una experiencia que se repite a nivel latinoamericano: “Algunas […] ONG’s
que tienen una abierta identificación con principios y postulados feministas, fueron
determinante en la medida en que también canalizaron recursos para llevar adelante
una serie de procesos, no sólo en Bolivia sino en América Latina […] en el caso
del Perú, tienes a las Floras, tienes a las Manuelas, en La Paz tienes a las del Centro
de Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM), que en su momento eran más
de vanguardia, las Gregorias67 que tuvieron un rol también importante; en Sucre las
Juanas y así” (Cecilia Estrada).
El parlamento asediado: El despliegue de la ciudadanía política
Siguiendo lo planteado por Pozo y García (2006) se pueden identificar dos
tipos de movimientos de mujeres que inciden, cada uno en su estilo, en la
construcción y fortalecimiento de los derechos ciudadanos: (a) El constituido por
las reivindicaciones feministas “basadas en el racionalismo ilustrado y en el
desarrollo industrial, con un discurso determinado en el tiempo y el espacio” (Ob.cit:
112) y (b) “El movimiento de mujeres populares, ligado a los movimientos generales
donde su identidad estaría fuertemente mediatizada por la experiencia política de

67
Respecto a las Gregorias, Erica Brockman relata: “Conviene anotar como dato relevante que 5
mujeres del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fundamos el Centro de Promoción de
la Mujer Gregoria Apaza, la mayoría psicólogas. Fue pensado como un espacio propio para incidir
en la política y apoyar a las mujeres desde una perspectiva propia y feminista. Hoy tiene 27 años
de vida y es una referencia clave en la vida institucional alteña (La Paz) y en el mundo de las ONG’s
nacional e internacionalmente. Otras 5 mujeres del MIR fundaron la ONG financiera Fomento a
Iniciativas Económicas (FIE), la mayoría eran economistas. Hoy FIE es un Banco sólido y exitoso”
(Entrevista a Erika Brockman). Se confirma así lo planteado anteriormente, es decir la relación
entre partidos políticos y conformación de organizaciones que apoyen al ejercicio ciudadano de las
mujeres.

104
los hombres y por su propia experiencia cotidiana” (Ibíd.). Este segundo movimiento
sería mucho más cuestionador del sistema, mientras que el primero se inserta en el
mismo para incidir desde él. Siguiendo esta diferenciación se empezará analizando
el impacto que tuvo el movimiento feminista a partir de su involucramiento en
instancias gubernamentales para, en el siguiente acápite, analizar al segundo grupo.
La década de 1990 marca una etapa de grandes avances en términos de impulso
de ejercicio ciudadano desde arriba. Ello, además de estar vinculado con todo un
proceso internacional —en el que destaca la Conferencia de Beijing— tiene también
que ver con el arribo al poder de un grupo de mujeres muy involucradas con la
defensa de los derechos de la mujer. De hecho entrevistando a Lourdes Zabala, ella
recuerda haber ingresado como diputada en tanto: “representante del movimiento
feminista”. Para poder tener mayor incidencia, vincularon las representaciones
individuales con el apoyo de las mujeres del Foro Político68, un: “Colectivo feminista
que se encargó de presionar en el parlamento” generándose de esta manera una suerte
de red, entre las mujeres representantes del movimiento feminista en el parlamento y
las que provenían de la sociedad civil, principalmente de las ONG’s: “Mujeres de
partidos y de la sociedad civil que alimentaban como el motor todo el proceso, se
movilizaban, hacían propaganda, llevaban, hacían pactos. El parlamento en la época
era una especie de avanzada porque ahí entraban; todos los días iban y tenían
reuniones. ¡Ya la gente creía que eran diputadas! Era un lugar que físicamente había
sido tomado por los movimientos de mujeres69; todas de clase media” (Lourdes
Zabala).
Respecto a este movimiento, Brockman por su parte recuerda:
El cabildeo frente a líderes políticos y parlamentarios, la presión mediática
y la constitución de una coalición de mujeres plural con importante
presencia de representantes de redes organizadas de mujeres de la sociedad
civil registró momentos irónicamente memorables. ¡Imposible olvidar el
solícito gesto de un líder parlamentario que al recibir a las representantes
y activistas del Foro, en lugar de darles la bienvenida con la consabida
frase “veamos de que se trata el planteamiento” preguntó impertinente “¿En
qué puedo ayudar, a quien debo embarazar?! Hasta ese momento, los
reformadores de la constitución de 1993 y 1994, concentrados en la
definición de mecanismos de distribución territorial de escaños

68
“En 1996 bajo la consigna de ‘sí las mujeres no están, la democracia no va’ se fundó el Foro Político
Nacional de Mujeres, como sujeto político que decidió incidir en la agenda política nacional de la
reforma electoral, demandando la implantación de medidas de discriminación positiva y la moción
de cuotas de participación mínima de mujeres en las listas partidarias a candidaturas para las
elecciones Generales de 1997” (Brockman 2006: 3)
69
Esta idea es la que origino el título correspondiente a esta parte.

105
parlamentarios jamás imaginaron que debían introducir en su agenda
acciones para revertir la secular desigualdad y marginamiento de las
mujeres del sistema político de representación (2006: 4).

A pesar de todos los logros conseguidos por este movimiento en lo que se


refiere a los avances de equidad de género en la normativa nacional, en la práctica
empezó a surgir una contradicción, aún poco visible, entre los intereses de este grupo
clase mediero con el de otras mujeres: “Nosotras estábamos hablando a nombre de
todas las mujeres ¿no? Era un sujeto así universal y claro eso es lo que precisamente
se va rompiendo […] Porque ahí las mujeres indígenas ya empiezan con sus propias
agendas a diferenciarse y a distanciarse de las representantes y voceras que éramos
nosotras en el parlamento” (Entrevista Lourdes Zabala). Este distanciamiento entre
el movimiento feminista y los de los sectores populares de mujeres, que tenían sus
propias agendas, se hace mucho más fuerte a principios del nuevo milenio, como
se analizará posteriormente.
Ciudadanía desde los sindicatos
Los sindicatos y gremios empezaron también a ser espacios importantes para
el despliegue de agencia ciudadana de mujeres. Para ejemplificar recupera dos casos,
por un lado, a partir de fuentes secundarias, testimonios y escritos del movimiento
de mujeres cocaleras que conforman uno de los bastiones de respaldo más
importantes de las políticas del gobierno actual y, por otro, el de las organizaciones
sindicales de mujeres campesinas en base a los relatos de Casta Jaimes.
Respecto al primer grupo, Pozo y García argumentan que su surgimiento tiene
que ver con demandas de un colectivo más amplio “En los congresos ordinarios de la
Federación del Trópico (1992 y 1994), deciden constituir la Federación de Mujeres
Cocaleras, como una estrategia de combate a la represión ejercida por el gobierno”
(2006:113). No obstante, rápidamente sus demandas empiezan a asumir características
particulares. Así en el Primer Congreso del sector, si bien “se reivindican en las
solicitudes del movimiento cocalero de los hombres […] ellas presentan demandas
específicas de género como el derecho a la tierra para las mujeres, y autoridad no sólo
en la casa sino en la sociedad con igualdad de derechos [de género] lo que demuestra
que las movilizaciones de las mujeres implican un potencial de cambio con respecto a
las relaciones de género” (Ob.cit:114).
Por su parte, Evelyn Ágreda —Ex Vice Ministra de Género y asuntos
generacionales— argumenta que la entrada de las mujeres a estos espacios sindicales
es como parte de una colectividad no sólo local sino nacional: “Estuve trabajando en
el Chapare del ‘94 al 2000 y pudimos trabajar todo el proceso de formación y
obviamente toda esa generación de mujeres está ahora ocupando altos cargos políticos
públicos en todo lo que es la gestión del Estado en sus diferentes niveles. En ese

106
entonces el Chapare fue un espacio súper productivo en el que las mujeres demandaban
mucha capacitación, mucho interés en lo que es la participación, más allá incluso no
solo de lo sindical sino también, de lo regional, de lo local”. Ello era aún más interesante
en el sentido en que en esa zona no solo se trabajaba con mujeres sino también con
hombres: “A diferencia de otros lugares, lo rico fue la posibilidad de trabajar con los
hombres […] la posibilidad del fortalecimiento organizativo de los hombres con la
incorporación y el reconocimiento de los derechos de las mujeres” (Evelyn Ágreda).
Aunque también reconoce que en este ingreso a partir de demandas colectivas y no
particulares, significa en general una postergación, o en todo caso un proceso más lento
para la inserción de las demandas de las mismas mujeres: “Yo creo que las mujeres
indígenas campesinas originarias tienen una especie de postergar sus demandas en
mérito a las demandas de pueblo, a las reivindicaciones mas de derechos colectivos
que individuales”. No obstante: “En los últimos diez años he visto que hay avances
significativos. En el tema de la sexualidad, por ejemplo, para las mujeres campesinas
era un tema tabú, sin embargo ahora una escucha a lideres reivindicando los derechos
sexuales y reproductivos de manera sumamente interesante y revolucionaria”. Es decir,
entre los mismos movimientos populares “Hay mujeres que a mí me parecían hace mas
de 20 años casi imposible, identificándose como feministas […] Entonces hay una
gestación de ciertos grupos de mujeres en las que están empezando a reivindicar
derechos que tienen que ver con su condición de género y con los derechos
individuales” (Evelyn Ágreda).
Respecto al segundo grupo, luego de fundadas las organizaciones sindicales
campesinas a principios de la década de los 80, Casta Jaimes recuerda los conflictos
personales y la lucha de intereses entre los mismos dirigentes para apropiarse de la
cabeza de la organización, que caracterizaron los primeros períodos de
funcionamiento. A ellos, a partir de 1985, se suman los problemas que emanan de la
puesta en práctica de la NPE. En este contexto, las demandas ciudadanas de las
mujeres que conforman este movimiento son sobre todo de orden político: “Ahí nomás
vino el 21060, en 1985, cuando la Central Obrera convoca a un Congreso y nos dice
que no nos conviene. Hicimos un análisis artículo por artículo, en ocho puntos no
estuvimos de acuerdo con el resto sí. Entonces fuimos a negociar; cinco aceptó
retroceder Víctor Paz, pero con dos no: esto no se cambia, dijo. Yo sugerí que se
resuelva así y que se espere un tiempo y luego otra vez nos lanzamos a las
negociaciones, y ahí sí hasta ganar. Sin embargo los dirigentes de la Central Obrera
han resuelto ir a huelga de hambre”, aunque sin resultados: “He estado 12 días en
huelga de hambre con muchos […] Y luego, cuando han concluido, hemos salido
perdiendo” (Casta Jaimes)
La misma fundación de las Bartolinas, no tenía como objetivo el
empoderamiento de las mujeres campesinas: “Esto se fundó, no porque las mujeres

107
decían, sino porque el compañero Genaro Flores dijo: ‘queremos tener un brazo de
desarrollo; que las mujeres deben desarrollar y aprender a caminar por sí mismas’,
‘las mujeres tienen que trabajar al lado de los hombres’, no es Confederación, es
Federación Nacional de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa”. El énfasis en un
trabajo conjunto —y no separado donde se impongan demandas propias— resulta
importante. Casta Jaimes, incluso, recuerda que nunca quiso ocupar una cartera de
mujer, su idea era ser ejecutiva de una organización colectiva donde no se
diferencian intereses de mujeres y hombres: “Esa es mi mayor satisfacción que tengo
porque cuando estuve en la Bartolina y en la Federación Campesina yo nunca he
ocupado una cartera de mujer, que no me gusta. Saben ellos que no me gusta, si es
así mejor que no me den nada. Que me den la cartera porque puedo desarrollarme
con capacidad; siempre he tenido el espacio o ‘de conflictos’ o de ‘organización’,
o, porque no decir, hasta quería disputar el lugar del ejecutivo ¿no?” (Casta Jaimes).
Si las luchas de los movimientos feministas pasaban por un enfrentamiento
con la sociedad en su dimensión patriarcal, en el caso de los movimientos populares,
los conflictos eran más internos, vinculados a pugnas de poder y de intereses o de
respuesta frente a agresiones estatales de los gobiernos de turno. En cuanto a las
luchas internas, las oposiciones llegaban incluso a ser físicas. “Tanto era la pugna
de poderes y el interés, que un día de esos se habían estado peleando en la
Federación Sindical Única […] y yo llego. Con mi aguayo siempre camino, las
mujeres sin saber por qué, me corrieron, de aquí [señala su aguayo] me estiraron,
puuumm me empujaron hasta allá, de ahí, la otra me empujaba y ya también,
puuummm al otro lado. Su plan había sido que una vez que yo les responda me iban
a pegar hasta matar. Ese había sido su plan. Pero yo seguía yendo [zapatea] y
viniendo, como a pelota me empujaban, con lágrimas en los ojos”. Sin embargo,
como aclara Casta Jaimes, esas prácticas violentas dependían de quienes eran las
dirigentas en ese momento: “Yo, en mi gestión, a nadie he permitido que sea agresor.
Peor en condición de mujer. ¡Ni a un varón! Yo les llamaba y les decía: “¿Por qué
están peleando? ¿Qué quieren? Están equivocados, en cambio si yo estoy
equivocada háganme notar”.
Así como las reivindicaciones eran generales y políticas, los motivos de
alejamiento de estos movimientos tienen el mismo cariz. Casta Jaimes se aleja por
dos razones: su vinculación con el MNR y su situación económica: “Después, decidí
dejar. No me han botado de la Bartolina sino lo dejé, porque ¿Qué voy hacer entre
tanta presión? Además yo no tenía financiamiento de ningún lado, y me vine”. Esta
salida, le permitió fortalecer otro tipo de movimientos populares, como son los
gremios de comerciantes, que se presentan como otro espacio importante para el
despliegue de la agencia ciudadana de las mujeres: “Estuve un tiempo en mi puesto,

108
yo soy vendedora de la cancha y no tardé ni dos semanas, mis compañeras, unas
veinte, se acercaron y me dijeron que sea su dirigenta. He aceptado, desde ese
momento hasta el día de hoy, no quieren que salga” (Casta Jaimes).
Multiplicación de espacios
En general en este período de fines del siglo XX, se da una suerte de
multiplicación de espacios para el despliegue de la agencia ciudadana de las mujeres.
Además de las ONG’s, los ámbitos de representación política, los sindicatos y los
gremios, se fortalecen las organizaciones territoriales y las de producción, en las
cuales las mujeres encuentran escenarios en los que lo público y lo privado se
fusionan, pudiendo desde ahí influir en la toma de decisiones públicas.
En lo que se refiere a las organizaciones territoriales, se distinguen a los Clubes
de Madres existentes desde la década de 198070 que tuvieron, según Evelyn Ágreda:
“su propio proceso […] ahí ya empezamos a trabajar sobre lo que eran los derechos
de las mujeres”. A pesar de ser espacios con características más asistencialistas:
“Siempre he creído que había que utilizarlos de mejor manera para que las mujeres
mínimamente hablaran de sus problemas cotidianos, aprendieran sobre sus derechos,
discutieran sobres sus realidades, su entorno y del país en su conjunto” (Evelyn
Ágreda). De hecho, se ha podido comprobar que muchas dirigentas actuales de
OTB’s, hicieron sus primeras armas en los clubes de madres; se coincide con Evelyn
Ágreda cuando plantea que: “hubieron mujeres interesantes que iniciaron su proceso
de liderazgo yo diría en ese espacio de los clubes de madres […] esta escuela hizo
que estas mujeres se motivaran por otros espacios y han canalizado la OTB como
una opción de continuidad de proceso organizativo” (Evelyn Ágreda).
Las juntas vecinales también fueron un espacio en las que la participación de
las mujeres se presentó como un impulso importante para su posterior apropiación
de las OTB’s. En efecto, antes de la consolidación de las OTB’s las mujeres eran
activas en este tipo de organización. Como recuerda Gilma Soliz, actualmente
dirigenta de una OTB en el distrito 8, en su inicio fue: “Dirigenta de la junta vecinal
Rosario; muy joven con un hijo y con 22 años y recién había asumido la
responsabilidad de 122 manzanos. No era la única mujer sino era la más joven”
(Gilma Soliz).

70
Retomando un informe sobre el tema elaborado por Brockman y Zenteno para el proyecto
PMA/BOL/2313, en 1980 nace la Confederación Nacional de Clubes de Madres y para 1987
existían 4000 clubes de madres en el país (http://www.eurosur.org/FLACSO/mujeres/bolivia/orga-
1.htm).

109
Si bien clubes de madres y juntas vecinales siguen existiendo, las OTB’s han
empezado a destacar como espacios de participación de mujeres, además de las juntas
escolares y los espacios deportivos (Cf. Infra Capítulo IV).Todas estas organizaciones
son utilizadas de manera simultánea por las mujeres quienes, en muchos casos son a
la vez representantes de OTB’s, de clubes de madres y de juntas escolares.
Otros espacios que emergen como ámbitos para el ejercicio ciudadano de las
mujeres son las organizaciones vinculadas a las actividades de producción o de
servicios. En ellas se conjugan las dimensiones económicas y políticas de sus
ciudadanías. El caso relatado por Evelyn Ágreda es interesante en este sentido:
“Estuve en una reunión de las cuentapropistas, una dirigenta nacional […] que ha
cuestionado mucho porque ella era delegada de la COB [que] hasta ahora no estaba
también liderizada por mujeres. En el Congreso Nacional de su gremio ella ha
planteado y les ha leído la CPE sobre la equidad de género y el tema de la alternancia
y a partir de ahí, es la primera organización que yo conozco a nivel nacional en la
que han podido lograr que todos los cargos funcionen de manera alternada” (Evelyn
Ágreda). Este ejemplo visibiliza también otro tema importante y es que, debido a la
inserción de estos cuentapropistas y microempresarios en la COB, la estructura de
ésta está cambiando, rompiendo la dicotomía —base en la que se sustenta esta
entidad— obrero-patrón. Los microempresarios pertenecen a la vez a ambas
categorías, estando afiliados a la COB pero paralelamente, como contaba Miriam
Rojas, involucrándose con la Federación de Empresarios Privados, aunque esa
inserción no esté exenta de dificultades y prejuicios que deben ir rompiéndose de
ambos lados (Cf. Miriam Rojas, microempresaria)71. Esta percepción de las
organizaciones empresariales como espacios importantes para el despliegue de la
agencia ciudadana de las mujeres ha sido también mencionada por empresarias,
aunque reconocen que es difícil: “Nuestro mayor problema son los varones ellos no
quieren darnos lugar, no quieren dejar la dirigencia […] me decían: ‘¡Ucha! ¿Cómo
vas a ir a la Federación de Empresarios Privados? ¡Nunca ha ido una mujer! ¡Son
unos tigres!’ y bueno: ‘Que me pongas las primeras rayas!’ y me lancé” (Gaby Nina).
En este campo empresarial, no sólo son importantes las entidades vinculadas
directamente con la producción sino también las que representan a las redes
establecidas entre las diferentes organizaciones: la Federación, las cámaras, la
Federación encargada de la Feria Internacional, etc. Es decir, aquellas organizaciones
que juegan el rol de enlace entre las empresas y entre éstas y la sociedad civil. En
ellas han empezado a asumir puestos importantes distintas mujeres que se están
haciendo cargo de su impulso y desarrollo.

71
Este ejemplo muestra lo difícil que resulta comprender la realidad actual con categorías dicotómicas
tradicionales.

110
“Las mujeres me deben mucho ¿Cómo me pagarán?”: Mujeres en el
Estado Plurinacional
Si en la década de 1990 se lograron grandes avances normativos para el
fortalecimiento y formalización del ejercicio ciudadano de las mujeres, con el inicio
del Estado Plurinacional se producen fuertes cambios, no sólo en el ejercicio
ciudadano de las mujeres, sino en las relaciones que se empiezan a establecer al
interior de sus distintos movimientos ciudadanos y sociales.
Para comprender el contexto actual en el que se está moviendo la agencia
ciudadana de las mujeres, es necesario ver cuáles son los cambios importantes
introducidos por el Estado Plurinacional a partir de la aprobación de la nueva CPE
el 2009 en Bolivia. Para ello se empezará revisando los antecedentes que llevaron
a la llamada “re-fundación” del país, luego se describirá el debate que se produjo
durante la etapa constituyente y finalmente se de-construirá los principales ajustes
y cambios introducidos para el ejercicio ciudadano de las mujeres, así como los
avances legales y cuantitativos que se han logrado.
La crisis del inicio del nuevo milenio
El nuevo milenio marca el inicio de una etapa de conflictos en Bolivia que
provienen de un fuerte cuestionamiento no sólo al sistema político sino a los mismos
valores e imaginarios sobre ciudadanía y el país. Esta crisis, según el trabajo
coordinado por Garcés (2010) va a llevar paulatinamente a un replanteamiento de
la misma República Boliviana que se va a concretizar en su replanteamiento y
transformación hacia un Estado Plurinacional a partir de la Asamblea
Constituyente72. Los antecedentes más importantes que preceden a la Asamblea,
según el colectivo mencionado, son los siguientes: la guerra del agua que se lleva a
cabo en Cochabamba el 2000; las movilizaciones de la CSUTCB (2000-2001); la
marcha de indígenas de las tierras bajas que “instala en el debate nacional la
necesidad de convocar la Asamblea Constituyente” (Ob.cit: 20) en el 2002; los
enfrentamientos de febrero y octubre del 2003 que se inician a raíz de un mandato
del FMI que buscaba la reducción del déficit fiscal frente al cual “las opciones del
gobierno eran: incrementar los impuestos a las transnacionales del gas y del
petróleo, incrementar los impuestos a la población con mayores ingresos e
incrementar los impuestos a todos aquellos que ganaran por sobre dos sueldos
mínimos. La decisión de Gonzalo Sánchez de Lozada fue […] la tercera opción,
que golpeaba particularmente a maestros, enfermeras, policías y sectores con bajos

72
Un análisis metafórico nos podría llevar a hablar de una masculinización del país que pasa de ser
República a ser Estado, gestado y parido por una madre: la Asamblea Constituyente.

111
ingresos” (Ob.cit: 21), provocando un duro enfrentamiento con muertos y heridos
“del cual el gobierno nunca pudo recuperarse” (Ob.cit: 22). A este evento se suman
los conflictos del llamado “Octubre negro” o “la guerra del gas” que provoca la
caída del gobierno de Sánchez de Lozada. Además se añaden: “la reorganización
del discurso de descentralización de las elites cruceñas (2004)”; la autonomía
departamental ‘de hecho’ a partir del espaldarazo del gobierno de Mesa (2004-2005)
y la asunción de la presidencia por parte de Evo Morales (Cf. Garcés Coord. 2010).
Es decir, el nuevo milenio en Bolivia se inicia con una serie de convulsiones sociales
y decisiones populares —la elección de Morales— que llevarían a la conformación
de una Asamblea Constituyente encargada de refundar el país.
De todos estos eventos, vale la pena detenerse en la “guerra del agua” por el
impacto que tuvo en Cochabamba. Se llevó a cabo en esta ciudad entre octubre de
1999 y abril 2000 y giró en torno a la reivindicación por el agua, tema crucial y
problemático en la zona (Cf. Ledo 2001). El gobierno boliviano adscribiéndose a
una propuesta del Banco Mundial otorga en 1999 una concesión del servicio de agua
a una empresa transnacional—“Aguas del Tunari”. Más allá de los indicios de
corrupción presentes en el contrato73 se establecía: “la exclusividad de la empresa
en el área otorgada para la explotación de fuentes de agua y prestación del servicio
que alcanza a casi la totalidad de la provincia Cercado” (en Peredo 2003: 13),
permitiéndoles apropiarse “de los sistemas de agua potable locales” (ibíd.) entre
ellos, de los pozos personales y comunales. Ello provocó que en octubre de 1999
los regantes74 y los campesinos, defendiendo sus derechos a las aguas comunales,
paralicen la región con un primer bloqueo.
A raíz de ese incidente se crea en noviembre la Coordinadora Departamental
del Agua y la Vida constituida por ambientalistas, profesionales, regantes, la
federación de fabriles, los maestros urbanos y rurales y un grupo de universitarios
(Cf. Daroca 2001), quien en febrero del 2000 (del 11 al 13) nuevamente promueve
movilizaciones que fueron reprimidas, ocasionando un malestar general en la
población Cochabambina y provocando el reconocimiento por parte del gobierno
de la Coordinadora como un interlocutor válido. En marzo del 2000, esta entidad

73
Una de las grandes críticas que se efectuaron al respecto es “el hermetismo con el cual se manejó
la relación con el consorcio y los contenidos del contrato” (Daroca 2001: 17). En muchos casos se
planteó incluso que se trataba de un negociado entre la empresa transnacional y empresarios
nacionales vinculados al gobierno (Laurie 2006; Crespo 2000).
74
Se trata de los campesinos que manejan las vertientes y fuentes de agua comunales según sus propios
sistemas de gestión. Desde 1997 los regantes están organizados en la Federación Departamental de
Regantes y su poder de negociación ha ido creciendo (Cf. Crespo, Fernández 2002), de hecho su
principal dirigente ha sido Senador de la República y ha ocupado puestos importantes en el marco
del gobierno de Evo Morales.

112
impulsa un “referéndum popular” que permite visibilizar el rechazo de la población
citadina frente a los “tarifazos” presentes en las primeras facturas emitidas por Aguas
del Tunari por el consumo del agua —que en muchos casos llegaban a representar
un incremento de hasta el 200% (Lobina 2000, Simonson 2003; Lauri 2006, Crespo
2003). En base a los resultados de esta consulta popular el 4 de abril, la coordinadora
llama a una movilización que es acatada por todos los sectores de la población
cochabambina —clases populares, medias, altas, empresarios, regantes, campesinos,
transportistas, etc.—, que paran actividades y salen a las calles. La represión a la
misma, ocasionó un mayor endurecimiento de las medidas populares que terminaron
el 11 de abril con un saldo de centenares de heridos, un joven muerto y la anulación
del contrato con Aguas del Tunari75, siendo este evento percibido como el ejemplo
de un primer golpe éxitoso contra el modelo neoliberal (Ceceña 2004; Shiva 2003;
Crespo 2003) que a partir de entonces empieza a resquebrajarse en el país.
Si esta “guerra” tuvo tal éxito76 fue porque logró reunir en ella a todos los
ciudadanos de Cochabamba. Entre ellos, destacaron algunos agentes más visibles
que otros: la Coordinadora —que inmediatamente produjo lazos con redes
ambientalistas y civiles internacionales constituyéndose en un ejemplo de
movimiento antiglobalizador—, el gobierno de turno, Aguas del Tunari, los regantes
y las mujeres como ciudadanas activas (Peredo 2003, Lauri 2006, Calla s/f) que,
estando directamente involucradas con la problemática de la gestión de agua se
consolidaron como principales “guerreras del agua” en una acción coordinada donde
se rompieron clases sociales y diferencias étnicas (Peredo 2003). Esta guerra, en la
cual participaron la mayor parte de las mujeres que ejercían su dirigencia en ese
entonces, abrió una etapa de conflictos y reivindicaciones ciudadanas que
cambiaron las relaciones Estado-sociedad civil, y llevaron a la etapa Constituyente.
“saquemos algo en común”: El debate Constituyente
En un análisis sobre los movimientos sociales de mujeres que influyeron en el
debate constituyente, Rousseau (2009a) diferencia al grupo conformado por el
movimiento de mujeres feministas del constituido por los sectores populares. En el
primero se ubican las representantes de ONG’s y —aunque subrayando sus fuertes
diferencias— el colectivo de Mujeres Creando “de afinidad anarquista, anti-

75
De ahí que la “guerra del agua” de Cochabamba ha sido vista como el símbolo del triunfo de los
ciudadanos locales frente a las transnacionales.
76
En el sentido en que se lograron las demandas expresadas en el conflicto por los ciudadanos, aunque
en términos operacionales, el agua sigue siendo cara, la gestión posterior de SEMAPA ha sido
desastroza, y gran parte de la población no tiene acceso directo a este recurso natural. Pero el éxito
en términos simbólicos y de construcción de una cohesión ciudadana es importante y da lugar según
Hoffman y otros (2003), al fortalecimiento de la identidad k’ochala.

113
imperialista, anti-capitalista y queer” (Ob.cit.: 150 —TP); este grupo cuyo punto
en común son “las redes sociales de pertenencia”, llega a conformar la llamada
agrupación “Mujeres presentes en la historia”. En el segundo grupo, la autora ubica
a: mineras, Bartolinas, cocaleras, comerciantes y trabajadoras del hogar; es decir
todas aquellas que se adscribieron al “Pacto por la unidad”.
En base al apoyo de la Cooperación Internacional, el grupo de las “Mujeres
presentes en la historia”, logró armar una propuesta para la Asamblea Constituyente
basada en una plataforma “relativamente consensuada” (Rousseau 2009: 156 —
TP), en la que se consignan demandas recopiladas en 400 talleres de mujeres
realizados en todo el país. Esta plataforma, en palabras de Katia Uriona, consiguió
el apoyo de las mujeres del Pacto de la Unidad, construyendo así una agenda
conjunta que planteaba: “Dos perspectivas centrales: […] generar propuestas para
la inclusión del enfoque de género y los derechos de las mujeres de manera
transversal en leyes centrales; y […] [establecer] propuestas de leyes específicas
que garanticen el reconocimiento del ejercicio de los derechos de las mujeres” (2010:
39) vinculados a: participación política; salud y derechos sexuales reproductivos;
una vida sin violencia; democratización y reconocimiento de las responsabilidades
dentro del hogar; reconocimiento de la paternidad; acceso titularidad, herencia y
tenencia de tierra; economía y trabajo; educación. Este apoyo no estuvo exento de
conflictos; si en décadas previas las luchas por los derechos de las mujeres no eran
cuestionadas, ni por tema de clase social ni de origen étnico, a partir del nuevo
milenio surgen los primeros desencuentros. En palabras de Rousseau: “Con la
elección de Evo Morales […] [se abre] una nueva era que afecta la dinámica del
movimiento de mujeres. La hora de las mujeres indígenas parece que llegó, y el
tiempo donde el movimiento feminista buscaba representar a todas las mujeres
bolivianas, llegó a su fin” (2009b: 15 —TP).
La misma idea plantea Lourdes Zabala; según ella el distanciamiento entre
grupos de mujeres empieza a darse: “A partir de la época del 2000”, manifestándose
primero en el plano discursivo: “Después claro aparece todo un discurso de la
diferencia […] [en el que] hay una suerte de ruptura, el sujeto feminista ya aparece
fragmentado porque la mujeres urbanas que habían querido presentar una agenda
de todas empiezan a ser resistidas por mujeres que dicen ‘nosotras somos
diferentes’” (Lourdes Zabala). Posteriormente, ello se traslada a la puesta en pie de
políticas públicas: “El plan de igualdad de oportunidades del Vice ministerio de
Asuntos de Género empieza ya la década del 2005, 2006, a visibilizar la presencia
de las mujeres indígenas pero siempre al calor de lo que está pasando en el contexto
nacional y en la Asamblea Constituyente […] [dónde] la identidad de las mujeres
indígenas aparece más nítidamente y obliga a las mujeres, IFFI’s, Plataforma,

114
Coordinadora de la mujer a hacer pactos y acuerdos con ellas, y ellas ya como
autoras autónomas ¿no? recogiendo claro algunas ideas de reflexión del feminismo,
pero con mucha resistencia a las feministas, al género” (Lourdes Zabala).
¿Cuáles fueron los principales desencuentros entre las feministas y los
movimientos de mujeres indígenas originarias campesinas? El tema del aborto, de
los matrimonios homosexuales son especialmente conflictivos y no encuentran eco,
en gran parte porque empiezan también a cruzarse con intereses religiosos. Todo
eso hizo que el escenario de la Asamblea Constituyente fuera de continua
negociación y conciliación entre mujeres de diversos orígenes e intereses: “Eran
unas reuniones así maratónicas de tres, cinco o seis horas de converse para poder
organizar una propuesta común de mujeres; y, entonces: ‘A ver ¿qué palabra no le
gusta compañera?’[…] ‘¡Ya pues compañeras! ¿Qué quieren que cambiemos?
¡Cambiamos todo lo que quieran!¿Qué palabra cambiamos?¿Qué otra palabra? Pero
saquemos algo en común ¿no?’” (Entrevista)77.
Por su lado, el tema de la sobre-posición de derechos colectivos sobre los
individuales o el de la justicia comunitaria —a pesar de que en este tipo de justicia,
las mujeres muchas veces pierden— no despertaron conflictos, porque no fueron
tratados: “Lo que pasa es que estaban emborrachadas las chicas con el tema de lo
indígena de lo andino, de la diversidad, de la cultura” (Entrevista), lo que, según
otra entrevistada: “está conllevando un retroceso respecto a las luchas de mujeres
para la igualación de oportunidades ciudadanas en términos de género”. El
relativismo cultural primó en las discusiones, de ahí que cuando se revisa en la CPE,
el capítulo sobre Pueblos Indígenas Originarios Campesinos, el tema de equidad de
género no entra: “Ahí yo creo que el gran problema tiene que ver con procesos y
tiempos políticos distintos, la bandera de descolonización y de lucha por los
derechos de los pueblos indígenas fue asumida y fue con el tipo de letra y el color
que quiso el Pacto de Unidad; nosotras no podíamos intrusamente meternos ahí y
decir ‘esto es asá’. O sea, lo más que quisimos y pudimos es permear, sensibilizar
porque nuestra relación con las Bartolinas fue muy tormentosa en toda la fase de la
constituyente” (Entrevista)78. Sin embargo en general, a pesar de estos encuentros y
desencuentros son varios los avances que la CPE presenta en este campo como se
analiza a continuación.

77
Tomando en cuenta que desde esta parte se hace referencia al periodo actual, no se explicitarán los
nombres de las entrevistadas.
78
Vale aclarar que, a pesar de haber insistido, no se ha podido recoger opiniones sobre el tema de
mujeres dirigentas campesinas indígenas originarias que participaron en la Asamblea Constituyente,
lo que se presenta como una limitación para el análisis.

115
Estado plurinacional: ¿Avances o retrocesos?
Para analizar el efecto de la implementación del Estado Plurinacional a partir
de la aprobación de la CPE en la agencia ciudadana de las mujeres, se va a empezar
contextualizando el proceso que se inicia en el 2009, con una primera caracterización
acerca de cómo comprendemos los ejes de dicha constitución.
Con la aprobación de la misma se instaura en Bolivia un Estado Plurinacional
que está construyendo sus propias formas de fortalecer —u obstaculizar— la agencia
ciudadana de las mujeres. Dos facetas principales lo constituyen: el aspecto
plurinacional y una gestión administrativa estatal donde el gobierno central comparte
competencias con cuatro niveles de gobiernos autonómicos: el departamental,
regional, municipal e indígena.
Respecto a lo plurinacional, éste es producto de varios antecedentes nacionales
e internacionales —entre los que destacan el Convenio 169 de la OIT, la Marcha
por el Territorio, la Dignidad y la Vida de los indígenas de tierras bajas en 1990, la
Ley 1257; las reformas a la CPE de 1994 (Cf. Ramírez 2011: 112-113)— que han
adquirido sus propias características en el texto de la Constitución, en el que
aparecen distintos tipos de ciudadanos con relaciones diferenciadas con el Estado
boliviano: los ciudadanos en general, los indígenas, las mujeres.
Por otro lado, la conformación de las autonomías, contempla también varios
antecedentes importantes, entre los que destaca, sin duda alguna, la LPP acompañada
de la Ley de Descentralización, la de Municipalidades, entre las más importantes,
cuyo objetivo fue el de fortalecer la ciudadanía activa y participativa, a partir de una
descentralización de las funciones administrativas estatales a nivel, principalmente,
municipal. La visibilización de las brechas de desigualdad existentes entre los
ciudadanos así como el surgimiento de demandas de otro tipo de descentralizaciones
—por ejemplo a nivel departamental—, fueron los factores que impulsaron hacia la
conformación de un Estado con autonomías, dónde la ciudadanía adquiere
características más participativas.
Concretamente para las mujeres ¿Cómo se está impulsando su ejercicio
ciudadano? Un debate iniciado por Fernanda Wanderley (2010), argumenta acerca de
dos grandes posturas respecto a los avances en el fortalecimiento del mismo. Un primer
grupo defiende las medidas estatales propugnadas por el actual gobierno de Evo
Morales (2005-hasta la fecha) subrayando: el incremento de la representación política
de las mujeres en los diferentes niveles de gestión gubernamental como una forma para
combatir el déficit de ciudadanía; la obligatoriedad de incorporar la igualación de
oportunidades que da pie a la posibilidad para el diseño de políticas y prácticas efectivas
que permitan disminuir las brechas existentes en los ejercicios ciudadanos de hombres
y mujeres; y la incorporación del tema de equidad de género como pilar importante no

116
sólo de la CPE sino de las leyes que acompañan. En general, se plantea que se está
dando un gran cambio en los imaginarios de los ciudadanos en el país, que deberá hacia
el futuro expresarse en prácticas sociales, políticas, económicas concretas y cotidianas.
Se reconoce, sin embargo, en este mismo grupo, que quedan aún tareas pendientes,
vinculadas principalmente con la necesidad de reforzar la des-patriarcalización79.
Por su parte, la postura contrapuesta argumenta que, más allá del plano
discursivo, en la práctica ocurre un retroceso. En este caso, destacan la ausencia de
un puente que efectivice el discurso; la inexistencia de un Ministerio de Género; la
ausencia de una agenda que reúna intereses comunes entre las mujeres, la sobre
posición de los aspectos étnicos sobre los de género80, el vacío en mecanismos para
erradicar la violencia contra la mujer y la falta de una voluntad política para
implementar medidas de real impacto para el fortalecimiento del ejercicio ciudadano
de las mujeres —como por ejemplo, presupuestos públicos con sensibilidad de
género (Cf. Gutiérrez de Toranzos 2010).
Frente a este debate ¿Qué nos dicen los datos sobre el ejercicio ciudadano de
las mujeres? A continuación se presenta un análisis del tema, demostrando que, en
la práctica, aún existen varias limitaciones que hay que superar.
¿qué nos muestran los datos?
Un pantallazo frente al tema, permite argumentar que con los procesos de
descentralización estatal se han ido ampliando los espacios para la participación
ciudadana de las mujeres. A ello se suma la promulgación de la Ley de Cuotas (1997)
que establece la obligatoriedad de la una participación de mujeres en ámbitos de
representación pública, en un primera instancia en 30% y posteriormente en 50%.
Ambos procesos van a tener su efecto positivo en el fortalecimiento de la dimensión
política del ejercicio ciudadano de las mujeres.
Ahora bien ¿En qué espacios las mujeres participan más? Parece haber una
mayor tendencia a participar en las organizaciones más cercanas a sus actividades
cotidianas donde, además, asumen dirigencias públicas. El caso de las
organizaciones gremiales destaca: en las organizaciones de comerciantes y las
vinculadas a la empresa privada es dónde hay cada vez más representantes mujeres
que asumen su liderazgo y frente a las cuales las bases depositan su confianza.

79
Proceso que, de hecho, ya ha empezado a ser emprendido mediante la creación de una Unidad de
Des-patriarcalización en el Vice ministerio de Descolonización (Cf. Uriona 2010; Agreda en
Wanderley 2010; Ibarnegaray 2011).
80
La excusa para ello es la existencia de una supuesta complementariedad entre hombres y mujeres
en las cosmovisiones indígenas que en la práctica no existe (Cf. Uriona 2010; Choque Quispe,
Mendizabal Rodríguez 2010)

117
Respecto a las OTB’s, si bien el número de presidentas mujeres no ha variado
en el transcurso de los últimos 10 años —constituyen alrededor del 13%de las
mismas en la ciudad— se ha fortalecido su participación como base o como
responsables de carteras específicas (cultura, social, tesorería). Cosa similar ocurre
en las Juntas Vecinales o en su organización matriz, la Federación Departamental
de Juntas Vecinales (FEDJUVE): es difícil que una mujer asuma la presidencia de
su junta o de la FEDJUVE, pero sí ocupa puestos importantes en ella.
A nivel municipal, si bien se observa un incremento paulatino de mujeres que
se presentan y son elegidas concejalas, éstas generalmente están de suplentes para
poder justificar el 50% de mujeres requerido por las leyes y al momento de la
elección son los hombres los que son los titulares. No es entonces de extrañar, por
ejemplo en la ciudad de Cochabamba, que solo haya 4 mujeres concejalas. A ello
hay que añadir las dificultades con las que ellas tropiezan para ejercer su cargo,
entre las que destacan: los problemas de gestión con los que se enfrentan al ingresar
a un ámbito desconocido para ellas, frente al cual no poseen el conocimiento
necesario para lograr una efectiva representación de sus intereses81; y las situaciones
de violencia y presión que deben enfrentar. Según datos de la Asociación de
Concejalas de Bolivia (ACOBOL) las denuncias de acoso político82 a concejalas
han ido en aumento: entre el 2000 y el 2009, ACOBOL ha tratado más de 400 casos
de “denuncias de concejalas por acoso y violencia política, esto sin tomar en cuenta
la cantidad de casos que no fueron denunciados, los mismos que se estima que
sobrepasan cuatro veces la cantidad de denuncias realizadas” (Rojas 2010: 96)83.

81
En una entrevista realizada por Nancy Thede a María Eugenia Rojas de ACOBOL en febrero 2011,
ésta manifestaba que a pesar de que se ha dado un incremento de la participación de la mujer en el
arena política —existiendo por ejemplo 22 alcaldesas frente a 13 que lo eran en el 2004, lo cual es
aún más fuerte entre concejalas donde el 43% de titulares son mujeres—, en la práctica hay un
retroceso importante en términos cualitativos, ya que 80% de las concejalas son nuevas por lo que
les falta formación y práctica. La misma idea fue planteada por Elizabeth Vargas directora del
CIPCA en Cochabamba, quien reconocía esa tendencia a rotación de cargos de concejales
especialmente en áreas rurales impactando en una falta de preparación de las mismas al momento
de participar en la gestión municipal (Entrevista a Elizabeth Vargas Febrero 2011).
82
Presión —que puede llegar a ser violenta: amenazas, encierros u otros— ejercida para obligarlas a
tomar decisiones que no comparten, firmar documentos o renunciar a sus puestos.
83
María Eugenia Rojas, dirigenta de ACOBOL plantea que se está dando un cambio en el tipo de violencia
que enfrentan las mujeres en las esferas políticas locales; si antes la violencia tenía un tinte de género,
actualmente, son otras mujeres —dirigentas con peso del partido al que pertenecen las concejalas—
las que presionan a concejalas para consolidar sus proyectos políticos partidarios; de ahí la urgente
necesidad de promulgar la Ley de Acoso Político (Entrevista realizada por Nancy Thede, febrero 2011).
Esta Ley ha sido aprobada este año 2012. Como la redacción de este libro culminó antes de la
promulgación de la Ley, aquí no se analizará la misma.

118
Estos obstáculos para el ejercicio de la ciudadanía política de las mujeres, se
agudizan, cuando se mezclan otros elementos como la edad —ser joven y querer ejercer
ciudadanía política resulta problemático— o el hecho de asumir un puesto importante
en un espacio que generalmente ha estado ocupado por hombres: “la máxima autoridad
mujer no es lo mismo; o sea dudan de que tu sepas. Tú les puedes demostrar, puedes
saber más que ellos pero siempre tienen dudas los hombres de tu capacidad, siempre
creen que te vas a derrumbar, parece ridículo, no sé cómo expresarlo mejor, pero es la
vivencia que yo he tenido. Tienes que probarles que sabes, estáss en un examen
constante” (Rocío Luque, ex-alcaldesa). Mientras menos se cuestiona, o menos perfil
dirigencial se muestra, menos problemas existen para el ejercicio de ciudadanía política
de las mujeres.
Lo mismo ocurre a nivel departamental, donde las mujeres han servido sobre
todo de relleno en las listas de candidatos84. De hecho a nivel nacional, las mujeres
representaron en las elecciones del 2010: “Sólo el 28% de los asambleístas
departamentales de todo el país y apenas el 7% de todos los alcaldes y alcaldesas”
(Informe de la Coordinadora de Mujeres, 10 de mayo de 2010). Concretamente en
Cochabamba, según la corte electoral, de los 34 asambleístas sólo 7 titulares son
mujeres.
A nivel nacional son dos los aspectos que hay que mencionar. Por un lado, por
primera vez en la historia, desde el 2009 hay mayor paridad de género en el gabinete
de gobierno, lo que muestra que las mujeres han empezado a asumir posiciones cada
vez más claras y fuertes en el marco de la gestión gubernamental. Por otro lado, a
nivel de Asamblea Legislativa Plurinacional la desigualdad de género es evidente,
sólo 22% de los asambleístas son mujeres. Debido a la Ley de Cuotas entre los
plurinominales existe mayor equidad (40% son mujeres), mientras que entre los
asambleístas uninominales la brecha es enorme (sólo 6% son mujeres). En lo que
se refiere a las circunscripciones especiales originario campesinas, la situación es
peor, no existe ni una diputada mujer.
Entonces ¿Existe un mayor ejercicio ciudadano político de las mujeres? Este
primer pantallazo nos permite argumentar que las mismas tienen una mayor
participación en instancias públicas, aunque generalmente se trata de una
participación en tanto base y no en puestos dirigenciales. ¿Hasta qué punto este

84
Aunque como lo hace notar Alcocer, desde las mismas listas de candidatos existían problemas respecto
a la equidad de género: “A pesar de que el 51% de los electores en Cochabamba son mujeres y que el
58% de los votantes vive en el área rural, no existe una sola candidata que tenga la posibilidad de ser
asambleísta territorial (uninominales), pues todos los candidatos en las 16 provincias cochabambinas
son hombres. Nuevamente, existen problemas por la paridad y alternancia entre hombres y mujeres en
las listas de candidatos para los comicios del 4 de abril” (en Los Tiempos 17/03/2010).

119
incremento refleja una mayor representación de los intereses de las mismas? El tema
será analizado de manera específica posteriormente (Cf. Infra Capítulo IV) pero,
grosso modo, se concluye que, retomando afirmaciones propuestas por Marques-
Pereira (2007) el hecho de que haya un mayor número de mujeres representantes a
nivel público no conlleva necesariamente tener los intereses de las mujeres
representados, aunque sí abre posibilidades para que ello ocurra, sobre todo a niveles
locales.
¿Qué sucede respecto a las otras dimensiones sociales y económicas de las
ciudadanías de las mujeres? Se termina mencionando tres grupos de medidas
impulsadas en los últimos años que fortalecen estas facetas de los ejercicios ciudadanos
de las mujeres. Un primer grupo está constituido por las políticas destinadas a
incrementar sus oportunidades de educación, como el programa “Yo sí puedo” (2009)
—que consiste en una alfabetización a corto plazo para enseñar a leer y escribir a
personas analfabetas85— y el “Bono Juancito Pinto” (2006), que busca incentivar la
permanencia escolar para niños/as que asisten a escuelas públicas mediante la entrega
de un bono económico para los alumnos regulares de nivel básico. Es, sin embargo,
demasiado temprano para comprobar el efecto de esta última en la permanencia
escolar, sobre todo de las niñas que son las que más altas tasas de deserción escolar
presentan; habrá que ver en el futuro como esta medida ha permitido mejorar el nivel
educativo de las personas e igualar oportunidades para mujeres.
El segundo grupo de medidas, tiene que ver con la salud. Al respecto, a pesar
de todos los problemas con los que se ha enfrentado86, es indudable el impacto que
ha tenido la implementación del Seguro Universal Materno Infantil (SUMI), medida
asumida como parte del proceso descentralizador de inicios de siglo (2001) que
forma parte de la Estrategia Boliviana de Lucha Contra la Pobreza y que busca
asegurar la atención de todas las madres en gestación y de los niños hasta los cinco
años de edad, de manera gratuita. Otra disposición importante ha sido la puesta en
pie del “Bono Juana Azurduy” (2009) cuyo objetivo es el de mejorar la salud y
nutrición de las mujeres embarazadas y de niños/as menores a 3 años. Si bien se
han realizado críticas puntuales al mismo87, al igual que en los dos casos anteriores,
no existe una evaluación concreta sobre sus consecuencias.

85
Según el encargado del programa: “en la ciudad de Cochabamba aproximadamente unas 22 mil
personas no saben leer y escribir. El 90% corresponde a las mujeres” (en Los Tiempos 3/10/2006).
86
Según Vidal y Eróstegui (2008) el SUMI ha beneficiado sobre todo a aquellas mujeres con mayores
niveles educativos.
87
Cf. Alexia Escobar quien plantea entre otras críticas que, a pesar de haber sido concebido como una
estrategia de reducción de la muerte materna es más “un bono que está mucho más enfocado en los
niños y en el tema de su nutrición. Un segundo tema crítico […] [es que] no respeta el artículo 45
de la CPE que plantea el derecho que tenemos las mujeres a una maternidad segura con enfoque

120
Un tercer grupo de medidas que se han asumido a principios de milenio tienen
que ver con la lucha contra la violencia de las mujeres. Para ello, la creación de los
Servicios Integrales Municipales (SLIM’s) (1995) ha sido importante. Al respecto
Elsa Suárez argumentaba: “Inclusive habíamos logrado incorporar políticas públicas
como tal, como el tema de la violencia, que era considerada una acción privada […]
ahora en los municipios, hay una política pública desde arriba que nos plantea la
creación de los Servicios Legales Integrales con el tratamiento de un equipo,
dependiendo los recursos económicos, ahora ya es una instancia reconocida a nivel
municipal. Evidentemente sigue habiendo violencia hacia la mujer pero saben que
hay una instancia que pueden utilizar, ese tipo de cosas ha ido avanzando, pero es
un avance de unos trece años” (Elsa Suárez).
Respecto a otras medidas concretas de fortalecimiento ciudadano de mujeres
—en términos de información o acceso a empleo digno— no han recibido la
atención suficiente por parte de las instancias gubernamentales, siendo las ONG’s
las que se ocupan principalmente del tema.
Es en este complejo contexto que las mujeres despliegan sus poderes agenciales
ciudadanos. Ahora bien, las mismas no constituyen un grupo homogéneo, al
contrario se trata de una pluralidad de personas que poseen distintos intereses,
estrategias, expectativas y que viven en diferentes realidades socioeconómicas. En
este sentido, el objetivo del siguiente capítulo es el de mostrar esa diversidad,
priorizando el análisis de los distintos niveles de satisfacción de derechos ciudadanos
que ellas tienen. Principalmente, los relativos a la satisfacción de sus derechos
ciudadanos económicos y socio-culturales.

intercultural. El bono resulta siendo una medida homogeneizadora para las mujeres ya que todas
están obligadas a ir a los servicios de salud si quieren recibir el bono” (en Wanderley 2010: 27-28)

121
CAPÍTuLO III

DIsTInTAs y PLuRALEs

Hablar de las mujeres que habitan en Cochabamba, es referirse a una diversidad


de patrones, imaginarios, intereses, expectativas, realidades socioeconómicas y alcances
de ejercicios ciudadanos. En este capítulo se presentan algunos datos que visibilizan
esta pluralidad, abordando el tema desde las diferencias existentes en cuanto a los
niveles de satisfacción que el Estado brinda a las demandas ciudadanas. Concretamente
priorizan cuatro dimensiones: (1) La socioeconómica a partir del nivel de acceso a
servicios básicos consignados en la CPE como derechos ciudadanos (2) La económica-
laboral, que se traduce en las características de la inserción laboral de estas mujeres y
la obtención de derechos ciudadanos adyacentes (3) La social —y el consecuente
disfrute de educación, salud— (4) La cultural compuesta por el ejercicio de derechos
culturales —prácticas y consumo— y el derecho al ocio. De manera a contextualizar
el análisis, se mostrará previamente un panorama general de la conformación de la
ciudad de Cochabamba, de sus distritos y de su organización territorial.
La ciudad de Cochabamba
Se trata de la única ciudad que conforma al Municipio Cercado de la provincia
del mismo nombre del departamento de Cochabamba88. Creada en 1826, mediante
Decreto Supremo 231, forma parte de las tres provincias que dieron inicio al
departamento. Junto con los Municipios de Tiquipaya, Quillacollo, Vinto,
Colcapirhua y Sacaba, constituye el denominado eje metropolitano. Según el
CENSO del 2001, Cercado ampara al 36% de la población del departamento89.
En general la población del municipio de Cercado, es en su mayoría urbana,
aunque dos de sus distritos aún contienen población semi-rural: el distrito 9 al Sur
y el 13 al Norte. Vale aclarar que el Distrito 13 formaba parte de un área protegida
—la del Parque Tunari— y debido a la presión política de los asentamientos ilegales
en la zona ha sido recientemente reconocida como distrito.

88
El departamento de Cochabamba posee 16 provincias divididas en 47 municipios.
89
A la hora de la publicación de este libro, todavía no se ha realizado el censo previsto para noviembre
de este año 2012.

123
En términos geográficos, el Municipio Cercado se ubica a 2570 msnm, con
pequeñas variaciones entre sus distintas zonas y está dividido en 14 distritos que, a
su vez se agrupan, para la gestión municipal, en 6 comunas o sub-alcaldías:
Mapa 1. Imagen satelital de la ciudad de Cochabamba

Fuente: Google earth. 2012.

Mapa 2. Mapa altitudinal Mapa 3. Mapa de Comunas

124
En los últimos años, se observa en la ciudad un incremento cada vez más
grande de asentamientos urbanos que van ocupando espacios verdes y áreas
protegidas. Los tres mapas que se muestran a continuación, elaborados en base a
Butrón y Veizaga (2003), permiten ver la repartición de ese crecimiento poblacional
en los 14 distritos a través del tiempo.
Mapa 4. Población en 1976, por Distrito

Mapa 5. Población en 1992, por Distrito

125
Mapa 6. Población el 2001, por Distrito

El mismo es sobre todo producto de un dinámico movimiento migracional


hacia la zona, que ha sido continuo desde la década de 1980, vinculado en esa
entonces, a los procesos de relocalización vividos con el Programa de Ajuste
Estructural (PAE) que acompañó al D.S. 21060 instaurado en 1985 (Cf. Supra
capítulo II). La mayoría del mismo se fue instalando en el eje metropolitano,
especialmente en la ciudad de Cochabamba ocasionando, no sólo cambios en el
ordenamiento territorial —en la ordenación distrital por ejemplo— y en el uso de
suelos, sino dando lugar al surgimiento de una serie de problemas cotidianos que se
reflejan en una diversidad de realidades sociales, vivenciales, económicas e incluso
culturales en la ciudad. Así, en la ciudad de Cochabamba se ha constituido una
población sumamente heterogénea en términos, no sólo de origen migratorio,
idiomas, formas de inserción laboral, prácticas culturales e incluso percepciones e
imaginarios, sino también, en términos de relacionamiento con el gobierno
municipal en lo que se refiere a la satisfacción de demandas y cumplimiento de
obligaciones ciudadanas.

126
El objetivo de este acápite es el de trazar un panorama general de la diversidad
existente en los 14 distritos de la ciudad de Cochabamba. Tomando en cuenta que
los datos del CENSO, son antiguos (2001) y asumiendo la creciente complejidad y
diversidad de la ciudad —es una de las ciudades que más crece en el país—, para el
análisis se ha tomado como referencia a dos encuestas relativamente recientes. Una
realizada por el Centro de Estudios Poblacionales (CEP-UMSS) el 200790 y otra
realizada el 2008 por el Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU-
UMSS). Ambas encuestas han sido levantadas con el mismo procedimiento91 y en
un intervalo de tiempo relativamente breve92, abarcando los mismos 14 distritos
aunque distintos barrios y hogares. Si bien los objetivos de las encuestas no fueron
los mismos —una tenía como meta visibilizar las condiciones de vida y los índices
de vulnerabilidad de los hogares en los distritos y otra recopilar información sobre
prácticas y consumos culturales—, las tendencias en los datos generales coinciden,
permitiéndonos utilizarlas de manera complementaria en esta contextualización.
Después de analizar las características de los hogares y de los barrios, se
presentará la diversidad de las personas, hombres y mujeres, que habitan esta ciudad,
enfatizando en la descripción de su nivel de acceso a sus derechos ciudadanos. Para
identificar estos últimos, se toma como base a los derechos y obligaciones
consignados en la CPE el 2004 —ya que las encuestas se realizaron el 2008—
aunque complemento con los nuevos derechos introducidos por la CPE el 200993.

90
Se agradece al CEP-UMSS, y especialmente a Miriam Camacho, por proporcionar esta base de
datos.
91
Siguiendo las indicaciones de Miriam Camacho, encargada de la encuesta del CEP, en ambas se ha
utilizado una muestra aleatoria y proporcional al tamaño del distrito en población. Las unidades de
selección han sido los manzanos. En cada manzano seleccionado se ha entrevistado a los miembros
de diez hogares.
92
La encuesta del CEP fue levantada a fines del 2007, la del CESU a principios del 2008.
93
Si bien es cierto que la información que se cuenta data del 2008 y la aprobación de la nueva CPE
del 2009, lo cierto es que el panorama de acceso efectivo a derechos en general no ha cambiado
—salvo en aspectos secundarios— por lo que, si se toma en cuenta la incorporación de nuevos
derechos ciudadanos, la evaluación de acceso a derechos muestra una realidad, como se verá, aún
más deficiente.

127
Cuadro nº 2. Derechos y obligaciones en la relación ciudadanos-
gobierno boliviano según CPE 2004 y 2009

128
129
Fuente: Elaboración Propia en base a la CPE aprobada en enero del 2009.

A continuación se inicia el análisis presentando información sobre el nivel de


satisfacción de los hogares respecto al derecho de acceso a servicios básicos.
Los barrios: indicadores de diferencia
Se ha subrayado reiteradamente94 que en Cochabamba el distrito de residencia es un
indicador de diferenciación poblacional no sólo en términos socioeconómicos y culturales,
sino también en lo que respecta al acceso a derechos básicos tales como a la provisión de
servicios básicos —agua potable, alcantarilla, electricidad, vivienda, entre otros.
Respecto al mismo, si bien existe una tendencia hacia una mayor
homogeneidad interdistrital —se trata de servicios que han empezado a ser cubiertos
a partir de la ejecución de los Presupuestos Operativos Anuales (POA’s) distritales,
en muchos casos en convenios con ONG’s e instituciones privadas95— las

94
Cf. por ejemplo, Butrón y Veizaga (2003) en base a datos del CENSO 2001, Ascarrunz (2008) en
base a una encuesta realizada ese año, Ramírez y Calisaya (2010) en base al CENSO 2001.
95
Como se ha podido apreciar en las entrevistas realizadas para esta tesis existen algunas
organizaciones no públicas que han ido coadyuvando en la satisfacción de estas necesidades, es el
caso de SwissContact con la basura o Agua Tuya con el tema del agua.

130
diferencias siguen siendo importantes, sobre todo respecto al agua. Este servicio
abastece al 68% de la población de Cercado, siendo los distritos 7, 9 (en la zona
sur) y 13 (en el parque Tunari) los que menor acceso tienen debiendo subsanar esa
carencia con pozos de la comunidad —sobre todo en los distritos 7 (49%) y 9
(53%)— o la utilización de carros repartidores —con el consecuente costo que el
mismo supone. Si a esta información se añade el tema de calidad del servicio de
agua, solamente 37% de los hogares tiene una buena calidad, para el 48% si bien
reciben agua de la red pública ésta escasea y 18% solo recibe agua algunas horas a
la semana. Por su parte es el distrito 12 que mejor calidad de servicio de agua recibe
(82% recibe un buen servicio) y son los distritos de la zona sud —sobre todo el 8—
así como el 13, los que peor calidad tienen.
En lo que se refiere a la eliminación de aguas servidas, 77% tiene acceso a la
alcantarilla pública, aunque es en los distritos de la zona sud donde mayores
deficiencias hay. Respecto a la energía eléctrica, se trata del servicio que menor
diferencia presenta entre barrios: 99% de la población tiene acceso a este servicio
en sus domicilios; no obstante, cuando se observan los datos de iluminación de
barrios, sólo 61% de los ciudadanos plantean que los barrios tienen buena
iluminación; el resto presenta grandes deficiencias que son fuente de otros problemas
como los del incremento de la inseguridad ciudadana.
Otro indicador que hace a la calidad de vida, sobre todo en términos
medioambientales, es el relativo a las formas de gestión de basura y los consecuentes
focos de contaminación de los espacios. Cerca del 86% de la población cuenta con
servicios de carro basurero o recolectores de basura —con mayor o menor calidad—;
el resto, sobre todo en los distritos 6, 8 y muchas zonas del 9, no cuentan con el
mismo, por lo que sus prácticas de gestión de residuos sólidos son mucho más
contaminantes: son botados en acequias o ríos, o quemados (Cf. Infra capítulo VI).
Prácticas de reciclaje prácticamente no existen en la ciudad de Cochabamba (solo
en 2% de los hogares), aunque se está empezando a incidir en el tema, sobre todo
mediante la acción de algunas ONG’s como se verá en el capítulo VI.

131
Mapa 7. Calidad del servicio del agua, por Distrito

Mapa 8. servicio de alcantarilla, por Distrito

En cuanto a focos de contaminación en los barrios, éstos se generan en espacios


—lotes baldíos— donde la gente bota basura o, en otros casos, en los mismos
contenedores, donde depositan su basura de manera desordenada. De hecho, ello ha
ocasionado que muchas mujeres dirigentas de OTB’s soliciten cambiar el sistema
de contenedores por el del carro basurero: “Les hemos dicho a los vecinos que

132
digan que no a los contenedores sino vamos a tener la hediondez y la basura regado
por todo el alrededor ¿no? Mejor agarre en su casa cada quien y cuando venga el
basurero botan […] no hemos aceptado los contenedores porque son un foco de
infección” (Entrevista).
Mapa 9. Iluminación de calles, por Distrito

Mapa 10. servicio de recolección de basura, por Distrito

133
Respecto al derecho a la vivienda, el mismo es satisfecho mediante esfuerzos
propios; de ahí que: solamente 57% de la población posee vivienda propia, estando
en el distrito 1 los más privilegiados. Más allá de poseer o no vivienda, también varía
el material de construcción que utilizan; así el uso de teja o calamina es un
diferenciador socio-económico importante. La teja es más cara y por lo tanto, es más
usada por hogares con mayores ingresos, así se explica que el 71% de las viviendas
tengan techo de calamina. El 29% que tiene techo de teja se ubica en el distrito 12
mientras que en los distritos 14 y 8 prepondera la calamina. Lo mismo ocurre con el
uso de materiales para el piso o para las paredes. El uso de madera es símbolo de
mayor estatus social y el de cerámica mayor que el de cemento. En Cochabamba
sólo cerca del 6% tiene pisos de madera, y ello principalmente en los distritos 10, 12
(donde se halla el centro histórico) y 3; en el distrito 14 prevalece el piso de cemento
mientras que el piso de tierra es característico de los distritos 7 y 8.
Mapa 11. Hogares que poseen vivienda propia, por Distrito

134
Mapa 12. viviendas con techo de teja, por Distrito

Con el abaratamiento del ladrillo, éste se ha vuelto un material utilizado de manera


general, en la construcción de paredes. Construir con adobe o ladrillo no presenta
diferencias en tanto costo económico96, sino tiene que ver más con costumbres, espacios
—el adobe ocupa más espacio— y formas de conseguir el material. De ahí que una
mayoría de la población (68%) utilice actualmente el ladrillo. No es casual que el
distrito con mayor porcentaje de viviendas con paredes de adobe con revoque se ubique
en el distrito 10, tomando en cuenta que se trata del centro histórico de la ciudad.

96
El costo es medioambiental: las fábricas de ladrillo son una de las principales fuentes de
contaminación en Cochabamba, mientras que el adobe es un material sustentable. Sin embargo la
moda, las antiguas formas de clasificar la pobreza —en las cuales la utilización de adobe era vista
como un sinónimo de pobreza— la facilidad de obtención del producto, entre otros, han
popularizado al ladrillo en desmedro del adobe.

135
Mapa 13. viviendas con piso de cemento, por Distrito

Mapa 14. familias que tienen uso compartido de sanitarios con otras, por Distrito

136
En el tema de las viviendas, la disponibilidad de servicio sanitario no es un
indicador diferenciador (97% dispone de uno), sin embargo las formas de uso del
mismo, diferencian a los hogares: 81% de los hogares utilizan el servicio sanitario
de manera exclusiva —particularmente en el distrito 12— y 16% lo comparte con
otros hogares —en los distritos 6, 14 y 8.
Los datos expuestos hasta el momento, visibilizan las diferencias existentes
entre los hogares en el acceso a derechos básicos ciudadanos, las mismas
distinciones existen en las formas en que los individuos ejercen sus derechos, sobre
todo económicos y socioculturales, como se observa a continuación.
Ciudadanas plurales
Más allá del acceso de los hogares a servicios —y por ende, derechos— básicos
¿Qué otros elementos diferencian a los/las ciudadanos/as? Un primer elemento que
hay que destacar es el de las diferencias de género: por lo general, las mujeres
muestran mayor índice de analfabetismo, tienen menores niveles de escolaridad,
hablan más idiomas indígenas, menos idiomas internacionales, tienen una
procedencia de origen migratorio más local y se auto-identifican más con pueblos
indígenas. Aunque ello ha ido cambiando en el tiempo, las mujeres, algunas más
que otras, siguen siendo postergadas en términos de empoderamiento y status social
en la sociedad cochabambina.
Ahora bien, más allá de las diferencias de género, sobre salen contrastes entre
las mismas mujeres. Por ejemplo, respecto a las tasas de alfabetismo, las mujeres
que habitan en zonas centrales (10, 11, 12, 3 y 4) presentan mayores niveles de
educación formal (superiores al 95%) mientras que en la zona sur las tasas son
menores al 90%. Si a ello añadimos datos sobre niveles de escolaridad, las brechas
se vuelven más nítidas. Es en los distritos de la zona sur donde se ubican las mujeres
con menores niveles de instrucción y en el distrito 13 donde mayor porcentaje (21%)
de mujeres sin ningún nivel de instrucción existe y en el 14 donde vive el mayor
porcentaje de mujeres con nivel de instrucción básico (primaria) (56%). Las mujeres
bachilleres y/o con nivel técnico medio, se encuentran principalmente en los distritos
1 y 7 mientras que las que tienen niveles de licenciatura y postgrado, se ubican en
la zona central (Distrito 11, 12 y 3 principalmente).

137
Mapa 15. Tasa de alfabetismo entre las mujeres, por Distrito

Mapa 16. Mujeres con nivel de instrucción primaria, por Distrito

138
Mapa 17. Mujeres con nivel de licenciatura, por Distrito

Otro dato de distinción es el segundo idioma. Comparando por distritos: en el


13 y el 4 se ubican las mujeres bilingües en quechua-castellano; en el distrito 14
prevalece el aymara como segundo idioma y las mujeres que hablan inglés —que
permite mayor comunicación con entornos internacionales— se ubican sobre todo
en los distritos de la zona central.
Mapa 18. Mujeres que hablan el quechua como segundo idioma, por Distrito

139
Mapa 19. Mujeres que hablan el aymará como segundo idioma, por Distrito

Mapa 20. Mujeres que hablan el inglés como segundo idioma, por Distrito

140
En cuanto a orígenes migratorios, son los distritos de la zona sur, sobre todo el
14, que más cantidad de mujeres migrantes cobijan, mientras que el 4 y 11 son
distritos con mujeres de origen local. Siguiendo la misma línea de análisis, se indagó
acerca del nivel de urbanización o ruralización en las que se han criado: el 76% de
las mujeres —migrantes o no— proviene de áreas urbanas. Es en el Distrito 13 —
zonas semi-agrícola— seguido del 9, 14 y 1 donde se ubican las mujeres de origen
más rural.
¿Cómo ello se refleja en la pertenencia a un grupo originario? La encuesta del
CEP, da pautas para responder a esta pregunta. Es en los distritos 13 y en los de la
zona sur, donde más mujeres se auto-identifican con pueblos indígenas —sobre todo
quechua, aunque en el distrito 14 un importante porcentaje lo hace con el aymara.
En la zona central, por el contrario, predominan las ciudadanas que no se identifican
con grupos originarios.
Mapa 21. Mujeres nacidas en otros departamentos, por Distrito

141
Mapa 22. Mujeres que migraron de áreas rurales, por Distrito

Mapa 23. Mujeres que se auto identifican con el pueblo quechua, por Distrito

142
Mapa 24. Mujeres que se auto identifican con el pueblo aymara, por Distrito

Por último, varían también las características generacionales en los barrios. Es


en la zona sur, donde las poblaciones son más jóvenes, mientras que las personas
en edad de trabajar (entre 20 y 60 años) si bien está dispersa se ubica
mayoritariamente en la zona central.
A partir de todos los datos presentados se distingue grosso modo los siguientes
grupos de mujeres en la ciudad de Cochabamba: una zona norte (Distritos 1 y 2)
conformada por mujeres en edad laboral, con fuerte proporciones de inmigrantes
provenientes de las minas y por lo tanto que hablan como segundo idioma el
quechua. También en este grupo, sobre todo en el Distrito 1, se da una fuerte auto
identificación con el pueblo quechua97. Un segundo grupo de ciudadanas es el que
habita la zona central, conformada por los distritos 3, 4, 10, 11 y 12. Se trata de una
población de origen migratorio local, con mayores niveles de escolaridad, que no
tienen, o muy poca, identificación con pueblos originarios; entre ellas el idioma
inglés aparece como segunda lengua, mostrando una mayor relación con entornos
internacionales. En este grupo, paralelamente a un empoderamiento social de las
personas que habitan los distritos 3 y 4 se da un suerte de estancamiento en cuanto

97
Aunque en la práctica no existe tal pueblo: se trata más bien de una creación política. El quechua es
un idioma y no una cultura, basta comparar una población minera de habla quechua con una
población campesina que habla el mismo idioma, sus cosmovisiones son distintas así como lo son
sus costumbres, ritos, prácticas culturales y sociales.

143
movilidad social en los distritos 10, 11 y 12 que viene acompañada de un
despoblamiento de los antiguos residentes y un asentamiento cada vez más grande
de inmigrantes. El tercer grupo está conformado por los residentes de la zona sur,
de los distritos 5, 6, 7, 8 y 14. Con una importante proporción de inmigrantes
provenientes de tierras altas, estas ciudadanas muestran menores niveles de
educación formal, una mayor proporción de identificación con pueblos originarios
quechuas y aymaras, y una mayor proporción de personas de habla aymara, sobre
todo en el Distrito 14. También caracteriza a esta zona, el gran porcentaje de
poblaciones jóvenes (entre 10 y 20 años). Por último, los distritos 9 y 13 conforman
un grupo separado, ya que se trata de zonas anteriormente rurales, donde todavía
existentes ciudadanos campesinos que pertenecen a sindicatos agrarios. El origen
migratorio de la mayor parte de este grupo es local, y sobre todo rural. Los niveles
de escolaridad son menores a los del grupo de la zona norte y los de la zona central.
La auto identificación con grupos originarios es netamente quechua, de ahí que el
segundo idioma principal por excelencia, sea éste.
Mapa 25. Pluralidad de Mujeres en Cochabamba

144
Estas diferencias son claves en el sentido en que son la base no sólo de los perfiles
y emblemas visibles de identidad mediante los cuales las mujeres se relacionan con
“los otros” en la sociedad cochabambina, sino que van a marcar los recursos que
poseen para ejercer sus ciudadanías en distintas dimensiones. Para sustentar la idea, a
continuación se analizarán las características del ejercicio ciudadano de las mujeres
cochabambinas en términos de ciudadanía económica y sociocultural.
Dimensión socioeconómica de sus ciudadanías
¿Cómo se cumplen los derechos económicos de las ciudadanas
cochabambinas? ¿Existe equidad de género en cuanto al ejercicio de los mismos?
¿Cuál son las diversas relaciones ciudadanas de las mujeres con el Estado en
términos de derechos y obligaciones económicas? En este acápite se busca
responder a estas preguntas, tomando como punto de partida los principales derechos
económicos y sociales establecidos en la carta magna.
El trabajo como derecho ciudadano
Respecto al derecho al trabajo, según datos recopilados por el CEP un
importante porcentaje (52%) de personas mayores de 18 años, no trabajaban en el
momento de la encuesta. En términos de diferencias por sexo: son mucho más las
mujeres que no trabajan (62%) que los hombres (49%), lo que se explica en parte
por el hecho de que no se considera trabajo a las actividades domésticas o de cuidado
realizadas en el propio hogar, o a aquellas actividades secundarias y esporádicas
de trabajo98. Diferenciando entre mujeres es en los distritos de la zona sur (5 y 6) y
de la central (10 y 12) donde más porcentaje de mujeres declaran tener un trabajo.
Entre las que trabajan, además existen diferencias respecto a su inserción en una u
otra categoría ocupacional. Así, la categoría obrera prevalece en los distritos 4 y 11;
las ‘trabajadoras por cuenta propia’ en la zona sur, mientras que las ‘profesionales’
en la zona central y las ‘patronas o empleadoras’ en la zona norte.

98
Más allá de estar trabajando o no, lo que diferencia a las mujeres de los hombres es la categoría
ocupacional en las que están insertas. Los hombres se ubican más en las categorías obrero,
profesional y patrón, mientras las mujeres destacan entre los empleados y los trabajadores por cuenta
propia.

145
Mapa 26. Mujeres que trabajan por cuenta propia, por Distrito

Mapa 27. Mujeres que trabajan como patrones o empleadores, por Distrito

146
La ubicación en una u otra categoría ocupacional, conlleva el acceso a distintos
tipos de derechos ciudadanos. Uno de ellos tiene que ver con el trabajo digno y por
ende sujeto a un límite de horarios. De ahí que otro tema importante que permite
vislumbrar diferencias en términos de derechos económicos es el de horas de trabajo
por día. Es interesante ver que en general, la mayor parte de la población
cochabambina (63%) trabaja más de jornada completa al día (más de 8 horas día),
mientras que un 29% trabaja la jornada completa establecida por ley y un 7% hasta
media jornada. Diferenciando por sexo son los hombres los que más horas de trabajo
(fuera de la casa) tienen, mientras que la mayor parte de las mujeres trabaja de media
a jornada completa diaria.
Diferenciando por barrios, son las mujeres del Distrito 13 las que más trabajan
medias jornadas, seguidas por las de la zona norte (Distrito 2). Las mujeres que
trabajan jornadas completas, se localizan esencialmente en la zona central y algunos
distritos de la zona sur, mientras que las que trabajan más de jornada completa en
la zona sur. Esto coincide con las ocupaciones que tienen, aquellas que trabajan por
cuenta propia tienden a trabajar más de jornada completa, mientras que las
profesionales o empleadas se adecúan a los horarios establecidos por ley.
El hecho de trabajar más o menos horas, tiene que ver también con dos factores
fundamentales (1) El tipo de administración en la que se trabaja, es decir formal o
informal; mayor apego a normativas del código laboral existe en el sector privado
y público formal —aquel que puede ser controlado por instancias estatales—
mientras que en el privado informal —o por cuenta propia—el control es personal
y depende de las necesidades familiares (2) Otro factor importante es el tipo de
contrato que uno(a) suscribe y si lo tiene, ya que se trata de un documento que puede
reglamentar las condiciones y por lo tanto horas de trabajo.
En lo que se refiere al tipo de administración, en general el 85% de las personas
encuestadas trabajan en el sector privado y ello es indistinto por sexo. Las diferencia
en este campo, son sobre todo por áreas de residencia. Es en la zona central y norte
donde se ubican el mayor número de mujeres que trabajan en el sector público
mientras que en la zona sur las mujeres que trabajan en el ámbito privado. Ello tiene
también que ver con contactos personales y ubicaciones de la administración pública
que está generalmente concentrada en la zona central.

147
Mapa 28. Mujeres que trabajan en sector privado, por Distrito

Mapa 29. Mujeres que trabajan en sector público, por Distrito

En lo que se refiere al tipo de contrato que los ciudadanos tienen, destaca el


hecho de que 57% de la población no tiene contrato. Solo 19% tiene contrato
indefinido, 11% trabaja por contratos específicos de trabajo y el resto por contratos
temporales —no mayores a tres meses. Es decir, la situación de derechos ciudadanos

148
de los cochabambinos es precaria. Ello es más fuerte en el caso de las mujeres (60%
no tiene contrato frente a 55% de hombres en la misma situación). Entre los hombres
son más importantes los contratos por productos específicos. Diferenciando por zonas
de residencia, es en las zonas centrales y norte donde se ubican las mujeres que tienen
contrato indefinido, mientras que es en la zona sur (especialmente en los distritos 7
y 14) donde se halla el mayor porcentaje de las mujeres que trabaja sin contrato.
Mapa 30. Mujeres que tienen contratos indefinidos, por Distrito

Mapa 31. Mujeres que no tienen contratos, por Distrito

149
El hecho de tener contrato o no, es importante pues va a definir el acceso a
otros derechos ciudadanos básicos como el derecho a la salud o a las vacaciones
pagadas.
Otros derechos socioeconómicos
Respecto al derecho de la salud —un derecho social y económico fundamental
de todo ciudadano— la encuesta del CEP da información acerca de aquellas
personas que acceden al derecho a salud en general y, por otro, aquellas para cuales
este derecho está cubierto por el trabajo que realizan. En el primero caso, sólo 30%
de la población en Cochabamba posee algún tipo de seguro de salud y de ellos sólo
18% proviene del Estado (Caja Nacional de Salud), 12% proviene de esfuerzos
privados. Diferenciando por sexo, son las mujeres las que mayor acceso al seguro
tienen, sobre todo al nacional.
Por norma el acceso al seguro de salud debería ser mediante el trabajo que una
realiza, no obstante, entre las mujeres que declararon trabajar en la encuesta, 77%
no tiene seguro de salud, lo que no es de extrañar si recordamos las condiciones de
contrato en las que lo hacen. Así se evidencia que este derecho ciudadano básico
sólo puede ser satisfecho a partir de otras estrategias propias independientes de las
condiciones de trabajo. Por zonas, es en la zona central y norte donde mayor número
de mujeres tienen seguro —lo que coincide con las que tienen contrato indefinido,
que parece ser un factor importante para el acceso a los otros derechos
socioeconómicos ciudadanos—, mientras que en la zona sur, sobre todo el Distrito
14, las mujeres no tienen seguros de salud.
Por otro lado, en lo que se refiere al derecho ciudadano de vacaciones, éste es
mínimo: solo 19% de la población accede al mismo, sin diferencias por sexo (tanto
80% de los hombres como de las mujeres no acceden a vacaciones pagadas). Las
diferencias entre zonas coinciden nuevamente con el hecho de tener o no contrato
y el tipo de ocupación que se tiene, así en la zona central y norte es donde mayor
porcentaje de mujeres acceden a este derecho.
Además de trabajar más de las jornadas reglamentarias y de no tener acceso a
derechos básicos como salud o vacaciones pagadas, 5% de los ciudadanos tiene una
ocupación secundaria (6% hombres y 4% mujeres). Entre las mujeres, ello ocurre
sobre todo en los distritos 13, 10 y 1.

150
Mapa 32. Mujeres que tienen acceso a seguro de salud, por Distrito

Mapa 33. Mujeres que tienen derecho a vacaciones, por Distrito

En general, si se toman en cuenta los datos analizados y se los compara con


los derechos consignados por la CPE, se observa que existe un déficit de ciudadanía
socioeconómica en la ciudad, tanto para hombres como para mujeres. En general,
los ciudadanos trabajan más de la jornada obligatoria, no tienen derechos básicos

151
(como contrato indefinido, seguros de salud o vacaciones pagadas), y, en un
porcentaje mínimo, deben trabajar en más de una ocupación. En el campo de la
ciudadanía económica, el hecho de no trabajar o no tener contrato de trabajo, es un
factor decisivo para este déficit ciudadano. Y ello en ambos casos es más fuerte
entre las mujeres que entre los hombres. Por zonas, es en la zona sur donde el déficit
es más grande y está vinculado al tipo de trabajo en que las mujeres se desenvuelven.
Si bien en muchos casos se ha alabado el cuenta propismo como una estrategia
creativa para hacer frente a la crisis económica, lo cierto es que el mismo puede ser
sinónimo de falta de acceso a derechos ciudadanos básicos.
La dimensión cultural de la ciudadanía
¿Qué es ciudadanía cultural? La misma tiene que ver con las prácticas
culturales y las relaciones que cada agente establece con los otros; a saber, con la
utilización de idiomas, espacios, símbolos de interacción, pero también con las
pugnas simbólicas y las luchas por los sentidos de ciudadanía. En palabras de
Reguillo: “La cultura [se presenta] como plataforma para la ciudadanía” (2003: 5),
mucho más en un mundo marcado por la globalización —y encuentro— cultural,
cada vez más fuerte.
La necesidad de analizar la dimensión cultural de ciudadanía ha ido
imponiéndose a partir de tres factores: (1) El hecho de empezar a considerar a la
ciudadanía en tanto participación de los agentes en el ámbito público ha conllevado
una creciente disputa por imponer sentidos y fines de membrecía ciudadana, proceso
en el cuál se vuelven fundamentales los temas de pertenencia cultural, étnica,
lingüística, ritual (Cf. Aceves 1997) (2) Los cambios que se producen a partir de la
globalización en la relación entre ciudadanos y el Estado-Nación así como entre
ciudadanos de diferentes Naciones, han introducido demandas de derechos
vinculados con el ámbito cultural (3) Las dinámicas de lucha por la aparición y
reivindicación de estos nuevos derechos, han visibilizado aún más la exclusión de
ciertos grupos sociales y étnicos en relación a los otros, quienes demandan ejercer
su ciudadanía a partir de su diferencia cultural (Cf. Rosaldo 2003; León Barrios
2008).
Concretamente, la ciudadanía cultural se construye “desde la articulación del
derecho a la organización, el derecho a la expresión, el derecho a la participación
en el mundo, a partir de las pertenencias y anclajes culturales: el género, la etnia,
la religión, las opciones sexuales, las múltiples [y cambiantes] adscripciones
identitarias, entre otras” (Reguillo 2003: 20) cuya adquisición, sugiere Rosaldo, va
constantemente (re)definiendo el contrato nacional que hace a la ciudadanía, tomando
en cuenta que “el contrato nacional siempre está y debería estar en un proceso de

152
renegociación, de un lado, por largos procesos de cambio y de otro lado, porque en
cada nueva generación emergen nuevos actores sociopolíticos” (2000: 7).
En las dos Constituciones analizadas, la dimensión cultural de las ciudadanías
se visibiliza—y normativiza— mediante el reconocimiento de la libertad de
conciencia, pensamiento y religión; el derecho a emitir ideas y a recibir
informaciones, opiniones y creencias por cualquier medio de difusión —a saber a
tener acceso a diferentes medios de información, sean éstos medios de
comunicación, o espacios de difusión cultural. En términos de manifestaciones
culturales en la CPE del 2004 se reconoce el derecho a las manifestaciones del arte
y se determina la obligación del Estado de protegerlas. Asimismo se reconocen
derechos culturales de pueblos indígenas, aspecto reforzado con la nueva
Constitución que incluye un capítulo específico sobre los derechos de las naciones
y pueblos indígena originario campesino. El 2009 se incorporan además nuevos
derechos como el de acceso a las telecomunicaciones; a la auto-identificación
cultural; a la libertad de pensamiento y de religión; es decir, derechos culturales,
informacionales así como derecho al ocio.
¿Qué es el derecho al ocio? No se lo considera aquí como el derecho a
vacaciones —que como hace notar Royo (2003) es la perspectiva típica de las
reivindicaciones obreras en un sistema capitalista— sino como el derecho a
recrearse, a crear y desplegar potencialidades para la creatividad, pudiendo generar
un: “reino de libertad entendido como formación y ocio” (Ob.Cit: 25). Se trata
además de un derecho ciudadano básico. ¿Cómo el Estado ha encarado la
satisfacción de ese derecho? ¿Cómo los ciudadanos ejercen ese su derecho? ¿Cómo
se diferencian mujeres y hombres en ese ejercicio? Y ¿Cómo se distinguen las
mujeres en ese ejercicio? Antes de responder a las mismas, se empezará
describiendo ciertas características culturales que diferencian a las ciudadanas que
habitan en Cochabamba.
Pluralidad cultural
Para describir esta pluralidad se analizará: (1) La religión de las mujeres (2)
La importancia de la tradición oral en sus vidas (3) Las formas y prácticas cotidianas
vinculadas a la comida, tanto de almuerzos como de compras (4) La incidencia de
ciertas prácticas pertenecientes más a la cosmovisión andina en sus vidas cotidianas.
Respecto a la religión, la católica sigue siendo la más importante en Cercado.
En general 75% de la población se considera católica, frente al 13% que se
autodefine como evangélica y 5% como atea. Es interesante observar que,
diferenciando por sexo las mujeres tienden a adscribirse más a alguna religión
mientras que los hombres a declararse más ateos. Diferenciando por barrios, son las

153
zonas centrales y nórdicas donde mayores porcentajes de mujeres católicas residen
mientras que en la zona sur (Distrito 6) y en el 13 prevalecen las mujeres que
profesan religión evangélica; las mujeres que declaran no tener ninguna religión se
ubican en ciertos barrios del sur (Distrito 7) y en el Distrito 13.
Mapa 34. Mujeres que se adscriben a la religión católica, por Distrito

Mapa 35. Mujeres que se adscriben a la religión evangélica, por Distrito

154
Respecto a la importancia de la tradición oral —es decir, la costumbre de relatar
y conocer cuentos— ésta es importante tanto para hombres como para mujeres
(alrededor de 76% de la población, hombres y mujeres, manifiesta haber escuchado
cuentos durante su crecimiento). Entre mujeres son las de los distritos 11, 10 o 5 y
6 en el sur, las que más practican la tradición oral, mientras que el Distrito 13, es
donde menos lo hacen. Ahora bien, lo que si diferencia a las mujeres es el tipo de
cuentos que han sido importantes para ellas. En efecto, en la zona sur prevalecen
los cuentos de tradición boliviana, mientras que la mezcla de tradiciones —
boliviana/internacional—prevalece en los distritos 11 y 12. Es entre las mujeres de
la zona norte (sobre todo Distrito 1) y central (3 y 12) donde hay mayor proporción
—aunque relativamente poco importante— de mujeres que solo conocen cuentos
de tradición internacional.
Otra práctica importante para apreciar la pluralidad cultural de las mujeres que
habitan en la ciudad de Cochabamba es la vinculada a la comida, mucho más
tomando en cuenta que la misma constituye una de las características más
importantes de la ciudad99. Al respecto, destaca que 82% de la población sigue
conservando prácticas de ciudades todavía pequeñas y cómodas, en el sentido que
llegan a su casa a almorzar. En el trabajo sólo almuerza el 5%. Diferenciando por
sexo, las mujeres son las que más tienden a almorzar en sus casas, mientras que los
hombres lo hacen más en su trabajo, pensiones o calle, probablemente debido al rol
de madres que las mujeres asumen. Comparando por distritos, son las mujeres que
habitan en los distritos 4, 6 y 7 las que más declaran almorzar fuera de casa, ya sea
en la calle o en el trabajo.
Por otro lado, un elemento que distingue hoy en día a las familias es el tipo de
almuerzo que realizan. Tradicionalmente la conformación de un almuerzo cotidiano
en la ciudad de Cochabamba era el “almuerzo completo”, es decir, sopa, segundo y
postre. En las áreas rurales, y clases populares, “sólo sopa” siempre ha sido más
común. Ahora bien en los últimos años, debido a la crisis económica, la
multiplicación de ocupaciones —sobre todo de las mujeres—y el acelere de las
prácticas cotidianas, el almuerzo consiste cada vez más en un solo plato, que además
es el más rápido de preparar: el segundo. Diferenciando por zonas, las mujeres que
despliegan una práctica más tradicional en cuanto a almuerzos (el completo) son las
que habitan en los distritos de la zona norte, mientras que las que priorizan la sopa
son las de los distritos 13 y las de la zona sur. La práctica de almorzar sólo segundo

99
La ciudad de Cochabamba y sus valles se destacan por su comida. Jocosamente se dice entre los
bolivianos que los Cochabambinos viven para comer y no comen para vivir. Es más, solamente en
la ciudad de Cochabamba, se han identificado 83 platos considerados “como de la zona” (Ramírez
y Sánchez 2009).

155
Mapa 36. Práctica de contar cuentos de la tradición boliviana entre mujeres,
por Distrito

Mapa 37. Práctica de contar cuentos internacionales entre las mujeres, por Distrito

156
(una práctica más “occidental”) está presente principalmente en los distritos de la
zona central (11, 10 y 4).
Otro aspecto de las prácticas vinculadas a las comidas que diferencia a las
mujeres es la práctica de la “sajra hora”. Cómo se hacía notar en un anterior texto,
en Cochabamba las prácticas vinculadas a las comidas no son gratuitas sino que
respondan a varias clasificaciones. Entre ellas el calendario agrícola100, el calendario
festivo101 o las horas de comidas. Como se planteaba en el texto mencionado:
En términos cotidianos hay dos tipos de comida que pueden contraponerse:
aquellas que se ubican en tiempos “sajra” […]: la sajra hora (sajra =
“diablo” en aymara), y aquellas que se comen en tiempos “no-sajra”
(“cristianas”). Comidas sajra son aquellas que llevan ají [y se comen a media
mañana o media tarde]. Las comidas “no-sajra” se vinculan más a la llajwa102
[y se comen en horas cristianas a medio día y en la cena] (Ramirez y Sánchez
2009: 205).
Las personas que practican la “sajra hora” tienden a pertenecer a estratos
sociales más populares. Según la encuesta efectuada 49% de la población
cochabambina practica esta costumbre. Entre ellos, más los hombres (53%) que las
mujeres (46%). Entre las mujeres, destaca entre aquellas que habitan en los distritos
4, 6, 7 y 9. Esto es interesante en el sentido en que se trata de una práctica popular
pero más local, por lo que su práctica está vinculada al origen migratorio
cochabambino de las mujeres.

100
Al tratarse de una sociedad ex – agraria, todavía se guardan resabios de prácticas culinarias
vinculadas al calendario agrícola.
101
Las comidas también se preparan en Cochabamba según las fiestas: en carnaval se come el
‘Th’impu’, en Todos Santos ‘Llusp’ichi’, en Corpus Cristi futras secas, y así sucesivamente.
102
Salsa preparada en base a tomate y locoto.

157
Mapa 38. Mujeres que compran en la cancha, por Distrito

Mapa 39. Mujeres que compran en supermercados, por Distrito

158
Por último, también relativo al tema de comidas, otro indicador de
diferenciación entre las mujeres es el lugar de compra de la canasta familiar. La
misma supone además un indicador importante para diferenciar prácticas ciudadanas
en el sentido en que en algunos espacios, la cancha103 por ejemplo (donde 59% de
las mujeres sigue acudiendo), la compra no comprende pago de impuestos y
funciona con una lógica más local de intercambio comercial, donde juega un papel
importante el regateo. Comparando por sexo, son los hombres los que tienden a una
compra “más cómoda” y por menor (en mercados o tiendas barriales) mientras la
mujeres se hacen cargo de las compras familiares al por mayor, priorizando la
cancha. Las diferencias por zona de residencia son las siguientes: Las mujeres que
priorizan la cancha como lugar de compra son las de la zona sur, las que privilegian
los supermercados se ubican particularmente en el Distrito 12 y zona central —que
es donde se ubican los mismos.
Hasta ahora hemos caracterizado a las mujeres que habitan en Cochabamba de
acuerdo a ciertos aspectos culturales, la pregunta que sigue es: ¿Cómo desde esas
sus diferencias culturales las mujeres ejercen su ciudadanía, específicamente
cultural?
Prácticas y consumos culturales
Si bien la CPE prioriza el aspecto de auto-identificación con grupos étnicos y
costumbres culturales como base del ejercicio y participación ciudadana cultural,
en este trabajo se plantea y que, al estar consignados el acceso a la recreación,
deportes, telecomunicaciones y otros, como parte de los derechos básicos
ciudadanos, cuando se habla de ciudadanía cultural, hay que tomar en cuenta
también como se está cumpliendo la relación Estado —en sus distintos niveles
gubernamentales—y ciudadano(a) en la satisfacción de estos derechos. De ahí la
importancia de analizar las prácticas y consumos culturales de las cochabambinas,
tomando además en cuenta, que ellas manifiestan aspectos vinculados a los
imaginarios, las cosmovisiones, costumbres, además de influir en la percepción que
una tiene de calidad de vida.
Concretamente en este acápite se buscará contestar las siguientes preguntas:
¿Cómo ejercen las mujeres su derecho a la recreación? ¿Cuál es la importancia del
Estado en la satisfacción de ese derecho para las mujeres? ¿Cómo las mujeres se

103
Se trata de una feria permanente donde se comercializan todo tipo de productos desde los agrícolas,
hasta las computadoras. La cancha ocupa toda la parte sur del Distrito 10. Su importancia comercial,
social, cultural, y turística ha empezado a generar distintas investigaciones. Un estudio pionero es
el de Calderón y Rivera (1984) quienes la describen como la base de la urbanización y de vínculos
entre lo urbano y lo rural de la economía regional.

159
diferencian de los hombres en ese derecho? ¿Cómo las mujeres se diferencian entre
sí? Para ello, se empezará analizando el consumo cultural y, posteriormente, las
prácticas culturales como tal.
El derecho al consumo cultural
El consumo cultural es, por lo general, un acto individual que también asume
rasgos colectivos, por ejemplo en una festividad, que puede realizarse ya sea dentro
como fuera de los hogares.
Consumo cultural dentro de los hogares
Respecto al consumo cultural dentro del hogar, indudablemente el consumo
de TV es el más generalizado, 94% de la población ve televisión y ello es tan
frecuente entre hombres como mujeres. Ello muestra la importancia de este medio
de comunicación no sólo en la vida cotidiana de las personas, sino en sus
interacciones frente al Estado y al mundo en general. La TV influye en la
construcción de imaginarios de las personas respecto a lo que ha pasado o está
pasando en el país y en el mundo, o en sus distintas ideas de calidad de vida.
Del mismo modo, el consumo de radio es importante en la ciudad de
Cochabamba: 82% de las personas escuchan radio cotidianamente y en proporciones
similares en ambos sexos. Ahora bien, entre mujeres destacan algunas diferencias
respecto al consumo de este bien simbólico, siendo los distritos 13 y 4 donde mayor
porcentaje de mujeres escuchan radio.
Un consumo que interesa mucho analizar es el de internet, pues de
prácticamente no existir hace 10 años104, el 2008 cerca de la mitad de la población
utiliza el internet (47.5%). Ahora bien en este campo, las diferencias de género son
importantes: las mujeres consumen menos internet que los hombres (44% frente a
51% entre los hombres). Las diferencias generacionales también destacan: son los
jóvenes hombres y mujeres de entre 10 y 29 años, los que más consumen internet.
Comparando entre mujeres, las que habitan los distritos centrales (sobre todo: 10,
11 y 4) consumen más internet, mientras que las que habitan la zona sur (14 y 6) las
que menos lo hacen. Ahora bien ¿Para qué las mujeres utilizan internet? La mayoría
(43%) lo hace para estudios, negocios o trabajo, seguido de un 23% que lo utiliza
para chatear y 19% para intercambiar correos —mostrando la importancia que ha
empezado a adquirir este bien para el intercambio de información personal o de
trabajo— y 12% lo usa con fines de distracción. Por barrios, es en la zona sur
(Distrito 14, 8) donde más aparece el uso de internet con objetivos de distracción y

104
Cf. Datos de la Encuesta sobre Prácticas y Consumos Culturales de los Cochabambinos, 1996,
Honorable Municipalidad de Cochabamba.

160
el chat es más importante en los distritos de la zona central. Por último, sobre este
tema, también es interesante conocer desde dónde acceden las mujeres a este
ejercicio de ciudadanía cultural: la mayor parte de ellas (63%) lo hace vía el
cibercafé y sólo 22% por conexión domiciliaria. Comparando por barrios, es en la
zona sur (sobre todo distritos 6 y 14), donde mayor proporción de mujeres utilizan
los cibercafés, mientras que es en la zona central y norte dónde mayor número de
mujeres tienen conexión domiciliaria.
Otro tipo de consumo cultural que da pautas para comprender los ejercicios de
ciudadanía cultural, es el relativo a la lectura de periódicos. En la ciudad de
Cochabamba sólo 55% de las mujeres leen periódico frente a 66% de los hombres.
Entre ellas sólo 49% lee todo el periódico, ubicándose fundamentalmente en la zona
central.
Mapa 40. Mujeres que consumen internet, por Distrito

161
Mapa 41. Mujeres que consumen libros, por distrito

Respecto a la lectura de libros —que como planteaba Gaby Vallejos es


primordial para el ejercicio ciudadano y la construcción de calidad de vida: “Es la
palabra el medio por el cual tu puedes dar un mensaje para vivir mejor […] todos
los proyectos para vivir mejor están transcritos a la palabra, sin ellos no se podría
hacer ningún proyecto, no se podría implementar” (Gaby Vallejo)105— es en la zona
central y norte donde mayor proporción de mujeres consume este tipo de
documentos, mientras que en el Distrito 13 es donde menos lo hacen. Ahora bien,
existe un vínculo estrecho entre lectura y generación a la que se pertenece; son las
generaciones más jóvenes las que leen más, salvo en casos en que las mujeres sean
profesionales. ¿Cómo acceden las mujeres a los libros que leen? La compra de libros
(sobre todo piratas) es la práctica mayoritaria en general, aunque el uso de
bibliotecas también destaca. Ello tal vez está vinculado a la política de

105
De hecho, una de las propuestas de las mujeres dirigentas en el taller trans-disciplinario para
fortalecer el ejercicio ciudadano de las mujeres ha sido la de impulsar espacios de lectura y escritura
para formar ciudadanos que coadyuven a una construcción sustentable de calidad de vida (Cf. Infra,
Capítulo VII).

162
desconcentración de la Casa de la Cultural —unidad encargada de cultura en el
municipio— que dio lugar a la consolidación de varias bibliotecas zonales que
surgieron como parte de demandas ciudadanas y son producto de la misma agencia
de varias dirigentas mujeres de organizaciones territoriales, quienes peleando y
desarrollando un sinfín de estrategias creativas, lograron construirlas, adquiriendo
con la des-concentración, ítems de la municipalidad para su respectiva gestión. Una
dirigenta territorial y encargada de la biblioteca de la OTB del segundo grupo de
Sebastián Pagador, recuerda los problemas que tuvieron no sólo para construir la
misma, sino para convencer sobre la importancia de este tipo de emprendimientos:
“La biblioteca, las mujeres la hemos hecho […] ha sido un trabajo muy arduo de
concientizar a la gente y a mí me ha costado pues, conscientizar qué es una biblioteca
[…] Ay!‘Pero no’, decían otros, ‘mejor que sea mercado, no queremos biblioteca’;
‘Pero es para la educación de sus hijos’ y una mamá decía ‘Sí hay que apoyar a doña
Yola’ y otra mamá ‘sí’ igual decía […] Hemos preparado una kermes, grupos de
mamas, hemos hecho y entonces ahí hemos reunido para la piedra, hemos
comprado” (Entrevista).

Consumo cultural fuera de los hogares


Para analizar el consumo cultural fuera de los hogares, se describirá, por un
lado, el cubierto por iniciativas privadas —principalmente el cine y el teatro— y,
por otro, el que es satisfecho por el municipio.
En el primer caso, se trata de consumos que influyen fuertemente en los
imaginarios de ciudadanía. Respecto al cine, éste es efectuado por 45% de la
población (en proporciones similares entre hombres como mujeres), siendo en los
distritos de la zona central (sobre todo el 11 y el 4) y del norte (el 1) donde las
mujeres los consumen más. Si bien ello tiene que ver también con cosmovisiones y
otros factores culturales, estos datos muestran un acceso absolutamente desigual de
las ciudadanas a satisfactores de expectativas sobre todo intangibles—como es el
cine— que tienen que ver no sólo con el ocio, sino con la educación y la calidad de
vida.

163
Mapa 42. Mujeres que consumen cine, por Distrito

Mapa 43. Mujeres que consumen teatro, por Distrito

En lo que se refiere al consumo de teatro, si bien el gusto hacia el mismo es


relativamente alto en Cochabamba (47% de la población declara que le gusta ver
teatro) sólo 17% ha asistido a una puesta en escena durante el último año. No

164
obstante, es interesante ver que la modalidad de consumo de teatro varía según
barrios siendo mayoritaria la asistencia a teatro puesto en escena en la zona central
(distritos 11,10 y 12) y el consumo de teatro en la calle en el Distrito 13 y en la zona
sur (8 y 14). Ello debido a que no sólo se trata de un espacio donde por lo general
el ingreso es gratuito sino que el teatro que ahí se difunde tiene características más
populares.
Estos datos, sobre consumo de cine y teatro nos permiten concluir que, en
general, las mujeres cochabambinas invierten poco en colmar el ejercicio de derecho
ciudadano cultural en espacios privados. ¿Qué pasa con el ejercicio de derecho
ciudadano vinculado al ocio, brindado desde el Estado? A continuación se analiza
el consumo de las actividades promocionadas y financiadas desde el gobierno
municipal en lo que se refiere a ejercicio de derechos culturales. ¿En qué consisten?
¿A quienes benefician más? ¿Quiénes ejercen más esta ciudadanía cultural?
Se puede dividir las actividades municipales en dos grupos: aquellas que tienen
un impacto relativamente importante en el consumo ciudadano —las ferias— y
aquellas cuya incidencia es mínima (los salones de exposición y las retretas106).
Respecto al primer grupo de actividades en Cochabamba, desde la década de
1990, se ha instaurado una política de realización de ferias de todo tipo —
generalmente vinculadas a la comida y bebida— donde diferentes expositores van
a ofrecer en espacios públicos sus productos, para el consumo de sus visitantes.
Estas ferias se realizan en días no laborables y generalmente vienen acompañadas
de una serie de actividades recreativas para familias. Presentan una cada vez más
fuerte concurrencia (en 1996 la asistencia a las ferias era de 42% mientras que en
2008 era 52%), sobre todo entre los hombres, aunque la presencia de las mujeres es
cada vez más activa. Comparando por zonas, son las mujeres de los distritos 10 y 5
(zona central y sur-central) las que más asisten a estos eventos, mientras que las de
la zona norte (distritos 1 y 13) las que menos lo hacen.
Respecto al segundo grupo de actividades organizadas por el gobierno
municipal, el alcance de las mismas es mínimo: sólo 11% de las personas declaran
asistir a retretas siendo la proporción similar entre hombres y mujeres. Diferenciando
por distritos, son las mujeres que viven cerca de los espacios en las que se realizan
las mismas las que más asisten a ellas, concretamente las de los distritos 1, 5, 10 y
12. En cuanto a los salones de exposición, sólo 25% de la población asiste, y el
porcentaje es más importante entre hombres que entre mujeres.

106
Una de las actividades que la municipalidad mediante su unidad de cultura realiza, es la de ofrecer
retretas (espectáculos) de música tocada por la banda municipal, en diversas plazas y plazuelas de
la ciudad. En la encuesta se buscó medir cómo ello impactaba en las prácticas de ciudadanía cultural
de la población.

165
Los datos muestran entonces que el impacto del trabajo gubernamental —en
su nivel municipal— en satisfacer los derechos de ocio de la población, alcanza a
muy pocas personas. Las ciudadanas que viven en Cochabamba, ejercen esos
derechos desarrollando estrategias que están al margen de la relación con el Estado.
Ahora bien, para comprender al ejercicio ciudadano cultural como uno que
permite acrecentar la calidad de vida de manera sustentable a nivel local, se debe
complejizar la mirada y analizar, por un lado, el grado de ejercicio de derechos
culturales ciudadanos desde una perspectiva más creativa que va más allá de la
recepción pasiva de servicios o insumos culturales y de ocio. A este tipo de ejercicio
de derechos culturales se los puede denominar prácticas culturales que engloban
distintas actividades que conllevan generalmente procesos de formación. Por otro
lado, también resulta importante analizar el grado y las formas en las que las mujeres
en Cochabamba ejercitan su derecho a la recreación: ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Qué
diferencias existen en el ejercicio del derecho a divertirse?
Prácticas recreativas
En lo que se refiere a las actividades vinculadas al derecho a la recreación,
éstas se dividen entre actividades de baile —ir a discotecas o a locales de baile— y
asistir a Festividades religiosas —espacios históricamente importantes para el
ejercicio ciudadano de las mujeres.
Respecto a la actividad de baile, en Cochabamba hay que diferenciar entre
bailar en una discoteca —práctica más occidental— y bailar en los locales de baile
—espacios de recreación de sectores populares vinculados a ciertos nichos laborales:
trabajadoras del hogar, meseras, comerciantes y albañiles. En general, la recreación
en discotecas y locales de baile, son prácticas que han aumentado en el tiempo, y
que son más fuertes entre hombres que entre mujeres. Ahora bien ¿Qué mujeres van
a qué espacios? Una primera diferenciación importante respecto a esta práctica
vinculada a recreación, es la generacional: son las jóvenes las que más asisten a
discotecas mientras que las mujeres mayores prefieren los locales de baile. En cuanto
a barrios, las mujeres de los distritos centrales son las que más participan en este
tipo de recreaciones tanto en discotecas como en locales de baile.
Respecto a la participación en las festividades religiosas, esta actividad es
históricamente importante en el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres. A
principios del siglo XX es a partir de este espacio y de las cofradías que las mujeres
podían influir en las decisiones públicas. En el siglo XXI sigue siendo importante
tanto simbólica como políticamente para el ejercicio de ciudadanía, más allá de
presentarse como derecho cultural.

166
Mapa 44. Mujeres que participan en festividades religiosas, por Distrito

En un estudio anterior (Cf. Ramírez, Sánchez 2009) se registró en el


departamento de Cochabamba más de 80 festividades religiosas, tanto en Cercado
como en provincias aledañas—sin contar aquellas que se desarrollan en espacios
familiares y privados— en las cuáles la participación de las mujeres es prioritaria.
Aunque la mayoría de ellas lo hace en tanto asistentes, algunas de ellas aprovechan,
además, para desarrollar actividades comerciales —de diverso índole pero sobre
todo venta de comida— en las festividades. Asimismo, son las mujeres las que
asumen más cargos rituales como el de pasantes o de madrinas107, mientras que los
hombres tienden más a ser danzantes o músicos.
Por barrios, las mujeres que más asisten a las festividades son las de los
Distritos 10, 5, 12 y 8, mientras que las que menos asisten son las del 14 al sur y las
del 1 al norte, probablemente porque es ahí donde se ubican más las migrantes que
no tienen sus santos en Cochabamba.

107
Los/as pasantes, son aquellas personas que se hacen cargo de invitar la comida a todos los
participantes de la fiesta, mientras que las madrinas o padrinos, asumen los costos de distintos
aspectos, por ejemplo, madrinas de fuegos artificiales, de recuerdos, de filmación, etc. Las personas
que tienen esos cargos lo hacen como un acto de devoción frente al santo honrado.

167
Concluyendo sobre la ciudadanía cultural
Si el ejercicio ciudadano económico de las mujeres es deficiente en su relación
con el Estado, por lo que las mujeres deben buscar alternativas para poder alcanzar
sus derechos en este campo, el estudio de las características de la agencia ciudadana
desde la dimensión cultural, muestra también grandes déficits. En general el Estado
—en sus distintos niveles gubernamentales— no satisface los derechos culturales
inscritos en la CPE. Para poder alcanzar los mismos, las mujeres deben desarrollar
sus propias estrategias que están al margen de las políticas estatales. En esas
estrategias se visibilizan diferencias tanto en las dimensiones reiterativas como
proyectivas de los poderes agenciales ciudadanos que despliegan.
En este mapeo aparecen cuatro grandes grupos de mujeres —sin contar las del
Distrito 13 que tienen sus propias particularidades: Las de la zona norte (distritos 1
y 2), quienes muestran una agencia cultural híbrida y dinámica, con patrones
culturales que provienen de un origen migratorio vinculado a las minas
acompañados de grandes cambios de los patrones debido a una inserción activa
cultural y social en los ámbitos locales. Las de la zona central (distritos 10, 11, 12,
3 y 4), que constituyen el grupo cuyos derechos son más satisfechos tanto por
actividades estatales municipales, como sobre todo, mediante estrategias
individuales. En este grupo, destaca el Distrito 3, con mujeres con gran dinamismo
económico y cultural, sobre todo en lo que se refiere al consumo cultural vinculado
a la globalización. De hecho este Distrito parece ser el más pujante y con mayor
crecimiento económico —lo cual se refleja en las oportunidades de satisfacer
necesidades y derechos culturales de manera individual. En el mismo grupo, las
características de las mujeres del Distrito 4 se distancian relativamente del resto de
las mujeres de la zona central, acercándose más a las características de las mujeres
de los distritos de la zona sur (5, 6, 7, 8, 9 y 14), que son las que más déficit de
ejercicio de derechos culturales, sobre todo en relación al Estado, tienen. Aunque el
Distrito 5, al sur, se asemeja más al 10, en cuanto se refiere a la agencia ciudadana
cultural en espacios y encuentros de tipo más tradicional (festividades, ferias, etc.),
pudiendo formar parte del grupo de las mujeres de la zona central, al tratarse de una
zona con mayor raigambre histórico.
Este mapeo de la agencia ciudadana respecto a la gestión gubernamental ha
permitido visibilizar la diversidad de mujeres que existen en Cochabamba, ubicar a
las que más relaciones tienen con los niveles gubernamentales para ejercer sus
derechos, así como aquellas cuyas estrategias se despliegan sobre todo al interior
de la sociedad civil. Si en este capítulo se ha priorizado el análisis de la pluralidad
de las mujeres y de las formas que satisfacen sus derechos ciudadanos sobre todo
los económicos y sociales, para tener panoramas más particulares y detallados de la
agencia ciudadana de las mismas, en el siguiente se focalizará la atención en la
agencia ciudadana de las dirigentas mujeres, que también incluyen sus propias
diversidades y pluralidades.

168
CAPÍTuLO Iv

“ACTuAMOs nO DIsCuRsEAMOs”
El objetivo de este capítulo es visibilizar las múltiples formas de agencia
ciudadana que movilizan las mujeres urbanas para ejercer y demandar nuevos
derechos. Se parte de la idea de que las mismas son diversas, complejas y dinámicas
y, a la vez, pueden permitir, o en su caso obstaculizar los procesos de desarrollo
sustentable. Identificar las potencialidades o limitaciones existentes en realidades
concretas, ayudará a fortalecerlas o combatirlas para que incidan de manera más
activa en la construcción de calidad de vida sustentable a niveles locales.
Este capítulo se basa principalmente en las 76 entrevistas realizadas a dirigentas
de distintos rubros de la ciudad de Cochabamba. ¿Por qué sólo a dirigentas? Porque
se considera que son las que, de manera más visible, despliegan su agencia
ciudadana para influir en la toma de decisiones públicas, por lo que su análisis dará
lugar a identificar la relación explícita existente entre esa agencia y la construcción
de calidad de vida sustentable. En este sentido, recuperando la realidad
organizacional, política y económica de la ciudad de Cochabamba se ha entrevistado
a líderes que han, o están, trabajando en: ámbitos gubernamentales a niveles
nacionales, departamentales y locales, líderes que trabajan en organizaciones
públicas y privadas, particularmente aquellas vinculadas a intereses y problemáticas
de las mismas mujeres, representantes de partidos o asociaciones políticas, dirigentas
comerciantes, del sector fabril, de organizaciones empresariales, de organizaciones
profesionales y/o académicas, de organizaciones territoriales y de organizaciones
sociales.
Se ha priorizado para emprender el trabajo de campo, las tres dimensiones que
hacen a la agencia ciudadana: la reiterativa, la práctica evaluativa y la proyectiva.
De esta manera, para abordar la dimensión reiterativa se ha recuperado la historia
personal de cada dirigenta, sus características, los motivos que la movieron a ejercer
una dirigencia, las relaciones que mantienen con sus bases organizacionales, así
como con representantes de organizaciones públicas, privadas y sociales. También
se ha buscado identificar sus imaginarios sobre ciudadanía y sobre las distintas
formas de ejercerla.
La dimensión práctica evaluativa puede verse a partir de las formas en que
superan los obstáculos con los que se enfrentan, el apoyo que reciben, los cambios
que han introducido en las formas de ejercer sus ciudadanías y los diferenciales de

169
poder que van desplegando. Por último, la dimensión proyectiva ha sido una
constante en las entrevistas en el sentido en que se ha querido ver cuáles eran los
proyectos individuales —sueños y expectativas— que las movían en el pasado y
los que las mueven ahora.
En base a los elementos recopilados, se ha organizado el capítulo en tres partes:
En la primera se describen los rasgos comunes y diferenciados de las mujeres
dirigentas, para luego abordar sus distintas formas de agencia ciudadanía y las
percepciones que tienen sobre éstas. Por último, se vuelca la mirada hacia los sueños
y las expectativas que mueven a estas mujeres a asumir estos roles y los desafíos
consecuentes.
¿El ‘ser’ mujer?
Si bien las mujeres ejercen sus ciudadanías desde el momento en que inscriben
a los hijos en los colegios, salen a trabajar o van a alguna reunión de barrio, algunas
de ellas se animan a hablar en público, a pelear por ciertos intereses, a defenderse y
defender a los suyos de manera más activa y con mayor impulso. Ello supone, perder
el miedo, sacar tiempo de dónde no se tiene y vencer una multitud de obstáculos
que otras mujeres y hombres no tienen que enfrentar. En este sentido, el hecho de
asumir una dirigencia, por más pequeña que sea, conlleva una manera diferente y
particular de enfrentar la vida y de relacionarse con los otros. A la vez, en esa
particularidad destacan aspectos comunes que devienen del ser mujer en un contexto
como el de la ciudad de Cochabamba. Es indudable que en la asunción de una
agencia ciudadana si bien juegan un papel importante los impulsos individuales, la
influencia de características comunes del entorno también es visible. En este acápite,
se quiere abordar esa tensión entre lo individual —específico a cada mujer— y el
peso de lo colectivo-estructural en la construcción de dicha agencia.
Para ello, primero se analizaran las particularidades en la construcción de las
agentes ciudadanas para, posteriormente pasar a evaluar el rol de las líderes mujeres
y comprender algunos elementos en común que las caracteriza.
“Me salió la impotencia”: Impulsos iníciales
¿Cuáles son los detonadores que llevan a las mujeres a ejercer activamente sus
ciudadanías? A partir de las entrevistas realizadas se han identificado 5 distintos
elementos que influyen en la asunción de su dirigencia: historias personales
vinculadas a impulsos familiares concretos; los contextos sociales y políticos en los
que han pasado los primeros años de su vida; la influencia de ciertas ONG’s; la
necesidad de hacer frente a necesidades inmediatas y barriales y los requisitos que
surgen de la formación y práctica profesional.

170
Respecto al primer elemento, cuando se habla de historias personales se hace
referencia a aquellas que, por factores contingentes les toca vivir a algunas mujeres
y que hacen que desde chicas deben ya sea asumir ciertas responsabilidades,
enfrentar retos del entorno social o desafiar a la misma familia. En lo que se refiere
a las responsabilidades, éstas muchas veces parten del seno familiar y tienen que
ver con el cuidado de hermanos, la necesidad de coadyuvar en la economía del
hogar y de participar en las tareas domésticas; todo ello influye en forjar una
personalidad fuerte entre las mujeres que se vuelven capaces de hacer frente a las
incertidumbres y las dificultades como parte de la cotidianidad y ello desde
tempranas edades: “Yo tengo 6 hermanos y yo era la mayor y los cuidaba y los he
criado y así he empezado a desarrollar ese liderazgo” (Entrevista). Estas
responsabilidades que una va teniendo van creando una suerte de conciencia social
que lleva a, continuamente asumir desafíos, a hacer cosas: “No te puedes escapar,
esto es tu entorno y ya te absorbe te agarra y te exige. Tú ya no puedes decir ‘¡qué
me importa!’ ¿No?” ( Entrevista).
En cuanto a coadyuvar económicamente en el hogar, generalmente ello está
vinculado a un contexto familiar marcado por necesidades: “Somos 5 hermanos,
toditos teníamos que ayudar en la casa, desde muy pequeños empezamos a trabajar
en el negocio […] a ayudar a vender” (Entrevista). Esa experiencia laboral temprana
otorga capacidades para aprovechar ocasiones y aprender a ser líder: “Ahí fue donde
me fui abriendo, fui aprendiendo varias cosas, nos invitaron a talleres […] empecé
a capacitarme y me gustó el tema del barrio” (Entrevista).
Por otro lado, para muchas mujeres el rebelarse desde muy chicas a los desafíos
de una sociedad de mentalidad patriarcal y machista, fue el detonador para volverse
tempranamente líder: “Somos 9 nosotros y yo he sido la primera hija que se ha
rebelado a hacer las cosas que tenía que hacer por tradición. Yo me he rebelado de
tener que estar al servicio del papá, de los hermanos” (Entrevista). Asimismo para
algunas mujeres el hecho de involucrarse en actividades deportivas fue una forma
de asumir dirigencias sin buscar hacerlo: “De verdad que el deporte a mí me ha
formado porque el deporte a una le enseña a ser fuerte, a ser valiente, a saber perder
y a saber ganar con caballerosidad, con honestidad y fundamentalmente con
humildad” (Entrevista). Además de formar, el deporte es una actividad que permite
que a una le empiecen a conocer: “Empecé haciendo campeonatos en mi Distrito [a
raíz de eso] me invitaron a la OTB” (Entrevista).
Para algunas mujeres el asumir desafíos parte por saber tomar ciertas
oportunidades que presenta la vida: “Las circunstancias y las oportunidades las
mujeres debemos saberlas observar y tomar, yo parto de ese principio de no hacerse
de un lado, de no quitarse cuando se te aparece un reto” (Entrevista); o la necesidad

171
de hacer frente a ciertas situaciones con las que una se cruza en su vida y que hacen
que una reaccione asumiendo liderazgos. Es el caso de la principal impulsora del
proyecto de vivienda colectiva María Auxiliadora (Cf. Infra): “Todo el mundo ha
pensado que nosotras iniciamos por la falta de vivienda de nosotras pero no, las seis
teníamos casa; sino era lo que visitamos a las casas de las señoras, que nos empujó
a hacer esto ¿no? Apoyar a las señoras que dijimos, ya sufren con su pareja y también
con el dueño más, y también en algún momento yo vi, dos desalojos, sacando a los
niños, sus cosas a la calle, realmente me dolió mucho” (Entrevista).
Por último hay muchas mujeres que han entrado a la dirigencia por impulsos
familiares que viven desde muy chicas, en algunos casos jugó un papel fundamental
la madre: “Yo estoy metida en el tema de mujeres desde que tenía 17 años, desde
que entré al liceo Adela Zamudio donde los cuestionamientos de los sistemas
patriarcales me parecieron súper impactantes, además ligado a una relación con mi
madre que, a pesar de que no tenía estudios superiores, siempre decía que las mujeres
tenemos que ser iguales y que no tenemos que ser víctimas y que no tenemos que
inclusive decir con voz muy baja, sino tenemos que tener bastante autoestima. Desde
niña es un poco lo que yo he recibido de mi madre” (Entrevista).
En cuanto al segundo elemento que impulsa a la dirigencia, otro grupo de mujeres
señala que la misma tiene que ver con vivencias en contextos conflictivos, ya sea de
pobreza e injusticia social, de exilio o de efervescencia política. Respecto al primer
tema, hay que diferenciar entre las personas que han vivido en carne propia la exclusión
social de las que la viven de manera externa pero a las que las mueven esas realidades.
En el primer caso, un ejemplo muy fuerte está dado por las mujeres que han salido de
las minas. Ellas tienen otra visión y otra escuela vivencial; de hecho son las que de
manera más activa ejercen su ciudadanía (Cf. Infra capítulo V). ¿Qué es lo que tienen
las minas (o la crianza en las minas) que hace que las mujeres se vuelvan más activas?
Una historia contada por una hija-esposa de minero, permite ver un primer impulso
importante: “Cuando yo tenía cinco años murió mi papá en un accidente de mina,
[aunque] parece que lo asesinaron a mi padre […]Al trabajador lo querían tener como
esclavo ahí; no querían escuchar todas las demandas que tenían los trabajadores solo
querían hacerles trabajar, trabajar […] Entonces cuando reprimían las mujeres lo único
que hacían, era ir a las “boca- minas” con sus niños, porque la mayoría tenían 5, 6, 7
hijos. Nosotros no sabíamos por qué estábamos en la mina pero después cuando era
mayor me contaron y ¡Me salió la impotencia!108” (Entrevista).
Esta idea de la injusticia como detonador del ejercicio ciudadano activo en el
caso de las mujeres migrantes de las minas se repite en varias entrevistas, siendo

108
Se subraya la expresión porque sirvió de base para el título del acápite.

172
estos espacios verdaderos semilleros de formación de líderes y cuadros políticos:
“La verdad es que he nacido en un centro minero, entonces he estado cerca de la
injusticia social […] Ahí están las organizaciones de mujeres, los clubes de madre,
los sindicatos y demás […], entonces ahí vi de cerca la cuestión del liderazgo”
(Entrevista). Otra dirigenta, complementa la idea; para ella, además de la injusticia
social, las minas da agallas que otros contextos no dan: “Yo soy de las minas;
estamos acostumbrados a pelear, si es posible a agarrarnos, y no tenemos miedo.
Estamos acostumbrados a pelear por lo que es justo” (Entrevista).
Por otro lado, los contextos influyen de manera indirecta en el caso de otras
personas que al entrar en contacto con realidades de exclusión social, aunque sea
sin vivirlas directamente, inician otra lectura de la realidad, que las hace empezar a
luchar y a ejercer activamente su ciudadanía. Es el caso del siguiente relato: “Yo
creo que una de las cosas que me ha motivado a preocuparme por las cosas de los
otros, de la sociedad, de lo político, es que he vivido en el campo […] Ha sido una
realidad muy dura la que he visto, la situación de los hombres y las mujeres
campesinas” (Entrevista). La misma idea está presente en una asambleísta
departamental: “Hay motivaciones muy largas que hacen a mi historia de vida ¿no?
[…]Yo me relacioné con el área rural y vi por ejemplo, la vida de una escuelita en
el área rural, sus horas cívicas, la gente campesina cuando se reúnen en sus fiestas
y en estos elementos donde tienen el símbolo de la patria ¿no?, entonces, son temas
muy importantes que me mostraron una cara diferente de lo que es nuestro país” (
Entrevista).
En lo que se refiere a la influencia del exilio en la asunción de dirigencia, ello
se ha dado sobre todo en personas que vivieron esta situación por motivos indirectos
tales como el involucramiento político de los padres. El hecho de criarse en otras
sociedades pero con una mirada puesta en la realidad nacional, hace desarrollar una
conciencia de injusticia social, de diferencias que hay que resolver. El retorno a la
patria, en estos casos, está marcado por un despliegue muy activo de ciudadanía
política, tal como relata una dirigenta de las juventudes del MAS e hija de un político
que fue exilado con su familia durante toda la época de la dictadura: “La experiencia
de haber vivido en otros países y ver la realidad que se vive en nuestro país […] Ver
tanta gente que no tiene oportunidad y es una diferencia abismal con otros países, el
desarrollo a nivel de educación y de salud; es eso lo que me preocupó” (Entrevista).
Por último, ya en el capítulo II se ha abordado la importancia de los partidos
políticos como espacios en los que las mujeres ejercían durante la década de 1960
y 1970 su agencia ciudadana, no obstante, más que los partidos políticos, para las
mujeres de esas generaciones fue el contexto de efervescencia política el que marcó
su asunción de puestos de liderazgos.

173
El vínculo con las ONG’s en las ciudades como detonador de agencia ciudadana
se da sobre todo la zona Sur, es decir en zonas con mayores índices de pobreza. Ahí
el IFFI, la Oficina Jurídica de la Mujer, el Centro de Documentación e Información
Boliviana (CEDIB), son ONG’s que han aportado mucho a la formación de líderes
mujeres. Un caso, entre muchos de los encontrados durante las entrevistas, es el
relatado por una dirigenta de la red de salud popular: “Yo vivo en Sebastián Pagador,
ahí he iniciado la dirigencia porque la verdad es que yo me quedé viuda hace doce
años […] Yo antes nunca salía de mi casa. Yo era simplemente ama de casa y no salía
a pagar ni la luz, ni a las reuniones. No sabía que era una reunión, nada, o sea, cero
[…] pero como me dio embolia, me ayudaron los del IFFI […] En el IFFI trabajé,
porque ellos abrían guarderías por todo lado en el Distrito 14, en dos de ellos trabajé.
Entonces a causa de eso conocí todo” (Entrevista). Así, el apoyo de las ONG’s para el
fortalecimiento de la ciudadanía de muchas mujeres de zonas periféricas, en muchos
casos ha sido doble teniendo incidencia tanto en la dimensión económica como política.
Un cuarto elemento que influye fuertemente en la asunción de una agencia
ciudadana activa tiene que ver con el desafío de resolver necesidades inmediatas
económicas y de servicios de la comunidad barrial en la que una habita. Este
detonador es sobre todo importante entre dirigentas de organizaciones territoriales:
“El barrio donde yo vivo es un sector que estaba bastante olvidado, pura tierra,
bastante lama y había aéreas todavía de cultivo. Y bueno, ¡Para qué le digo! ¡No
había caso ni de abrir las puertas! Ni siquiera se lograba ver a la esquina […] yo
empecé a averiguar y a investigar cómo asfaltar, y me invitaron a participar en
algunas reuniones […] y yo dije que bien yo también quiero estar para poder hacer
algo” (Entrevista).
La corrupción o mala gestión de los dirigentes frente a esas faltas, también
mueve —en algunos casos obliga— a algunas mujeres a asumir el reto: “Había un
dirigente que estaba despilfarrando algunos dineros que aquí pagaban […] la gente
comenzó a ver que estaba malversando eso con los dineros, haciéndose cosas
personales. Entonces en uno de esos a mí me han hecho caer en la dirigencia”
(Entrevista).
Una vez iniciada las acciones en el marco de las OTB’s, algunas falencias
concretas en el sistema público, han llevado a algunas mujeres a especializarse en
ciertos temas puntuales, como el de salud: “Aquellas veces no existía la Ley SUMI
[…] Entonces, a mí más que todo me ha interesado lo que es salud; o sea, no había
una calidad de atención en los centros de salud, yo mismo sufrí eso […] Así
formamos lo que son las Defensoras de Salud” (Entrevista). Así como este caso,
otras mujeres se han ido especializando en distintos rubros, de acuerdo a las
necesidades vividas en un contexto dado. Es el caso de la encargada de la Red en

174
contra de la violencia a la mujer: “Me he capacitado primero en educación popular
y casi junto con eso como defensora de los derechos de las mujeres” (Entrevista).
Un quinto elemento identificado como detonador para la asunción de un puesto,
sobre todo entre mujeres profesionales y empresarias, es la formación y la misma
práctica ocupacional; el trabajo que una realiza es el que define el rumbo de la
dirigencia. Es el caso de las comunicadora de la Federación de Empresarios Privados
de Cochabamba (FEPC) quien, si bien no se asume como dirigenta, reconoce el peso
de su labor: “Indudablemente la comunicación dentro de las organizaciones es el pilar
central […] y el rol que he cumplido de asesoramiento a la dirigencia empresarial,
porque no me considero dirigenta pero sí, digamos, manejo la línea de alguna manera
del sector empresarial aunque siempre con los lineamientos que vienen de su comité
ejecutivo” (Entrevista). En otros casos, para muchas representantes políticas, es la
práctica profesional, por ejemplo periodística, la que va dirigiendo la conformación de
su dirigencia, tal como recuerda una ex parlamentaria, actualmente miembro del
Concejo Municipal: “Cuando yo era periodista me di cuenta que desde el canal era
impresionante lo que una podía hacer […] Tenía un espacio en el informativo que era
‘Cuéntame ¿Cómo estás?’, y ahí la gente llamaba ¡Pero era un llamadero impresionante!
Es cuando me llegan propuesta de toditos los partidos políticos para ser candidata”
(Entrevista). Ahora bien, en general, más allá de si la profesión ha permitido o no
ingresar en la dirigencia lo cierto es que ayuda en el ejercicio de la misma: “Cuando
decido estudiar derecho es porque también quería defender los derechos de los demás
y como que esto de ser dirigenta y ser profesional me ayuda a ser todo completo, porque
por un lado ves los problemas y por el otro los puedes resolver” (Entrevista).
Por último, un factor que ha empezado a jugar un papel importante en el
surgimiento de líderes mujeres, sobre todo jóvenes, es el uso de las nuevas Tecnologías
de Información y Comunicación (TIC’s). Se recupera como ejemplo, el siguiente relato:
“Me fui enterando por el Facebook de que se estaba creando un grupo Juventud
K’ochala […] fui a las reuniones y desde ahí empecé a participar. Somos nueve los
fundadores […] A un principio era el Facebook, era mi herramienta política, como todo
el mundo. En el Facebook, ahí se empezó a divulgar el tema de la juventud K’ochala”
( Entrevista).
Ahora bien, más que cada elemento por separado, en la conformación de una
agencia dirigencial, generalmente se da una co-influencia de varios de ellos a la vez,
aunque uno se visibilice más que otro. Lo cierto es que ser mujer dirigenta es un
distintivo, un desafío difícil de conseguir; de ahí que, como opinan algunas
entrevistadas, el ser dirigenta requiere de una actitud de vida: “se lleva en la sangre”:
“Yo creo que viene de sangre esto ¿no? Porque [desde] mi tatarabuelo, tres

175
generaciones hacia atrás, siempre había sido dirigenta. Entonces ahí viene de sangre;
creo que yo he seguido sus pasos” (Entrevista). Por ello, por ser una actitud de vida
es que, frente al tema, las mujeres admiten que se necesitan ciertas características
básicas comunes, como se verá a continuación.
Rasgos comunes
Si bien la construcción de la dirigencia en las mujeres es más individual, hay
elementos que devienen de los contextos socio-culturales en los que desarrollan sus
actividades que van a dar algunas características comunes a la agencia. En este
segundo punto del acápite se estudian cuáles son esos rasgos en común y cuán
importantes son entre las dirigentas entrevistadas. Para hacerlo, se divide el análisis
en tres partes: (1) En general son los obstáculos con los que las mujeres se topan
los principales elementos en común (2) Asimismo existen ciertas prácticas que
coinciden en las diferentes formas de agencia ciudadana de todas las mujeres; estos
rasgos comunes son la base sobre la cual se evalúa el aporte de las mujeres en la
construcción de la calidad de vida a niveles locales (3) Se analiza por último, cuáles
son los requisitos necesarios, según los imaginarios de las entrevistadas, para que
las mujeres sean buenas dirigentas.
Enfrentado dificultades
Respecto a los obstáculos, definitivamente los mismos marcan el elemento en
común de las dirigentas. Para comprenderlos, se los clasifica según la fuente de
dónde provienen: el entorno social más amplio; los vínculos familiares y las mismas
mujeres.
En el entorno social existe un rechazo al ejercicio ciudadano, sobre todo
político, de las mujeres, no sólo por parte de los hombres sino también de las otras
mujeres —el escaso voto por las diputadas uninominales muestra esta tendencia—
debido a una desconfianza aún muy grande frente a su liderazgo en casi todos los
ámbitos públicos, desde los más cotidianos. Ello puede explicarse desde distintas
perspectivas. Algunas mujeres insisten en que todavía existe mentalidad patriarcal
y machista: “[N]o hay una gente que tiene todavía una mente amplia, es muy
machista. Decía ‘¿Cómo vamos a estar representados por una mujer?’ y así. Y yo
les decía: ‘finalmente, todos tenemos derecho, todos tenemos deberes por tanto aquí
nadie me puede tratar así tenemos la capacidad de pensar y decidir’” (Entrevista).
Esta mentalidad se traduce incluso en un lenguaje discriminatorio: “Hay mucha
gente que no valora pues a la mujer, piensan ‘¡Estas sonsas! ¡Estas mujeres!’, yo
siempre escucho esas cosas” (Entrevista). Entre los discursos, el lenguaje muchas
veces se traduce en insultos sobre todo sexuales, con su respectiva repercusión en
las vidas privadas: “El día 14 de septiembre, las calles frente a la alcaldía, por donde

176
iba a pasar el desfile aparecieron con unos letreros que decían, mi nombre y decía
la Puta del pueblo […] se ha tratado de jabonearme desde mi vida privada”
(Entrevista).
Esta actitud de discriminación frente a la mujer es también fuerte en zonas
rurales. Comparando dirigencias en las que ha participado en ambos espacios, una
entrevistada relata: “En el área rural [las mujeres son] muy criticadas. O sea en el
ampliado por ejemplo: ‘¡La palabra!’ decíamos y no les hacían caso; “¡La palabra!”
dice un hombre y les dan… Te tienes que levantar y decir: ‘Compañero he pedido
la palabra’; ‘Ya, ya, compañera hable no más ya!’ Y te dicen de mala gana y sigue
eso […] En la ciudad hay poca participación de las mujeres y si participan se rayan,
se ríen los hombres de lo que hablan” (Entrevista).
Los obstáculos del entorno no sólo se visibilizan en el lenguaje y en actitudes
de discriminación, sino que muchas veces se han traducido en situaciones de
agresión. Muchas de las entrevistadas, sobre todo dirigentas de organizaciones
territoriales, relatan haber sufrido actos de violencia desde el entorno social: “En
una ocasión antes de que salga la sentencia, han venido a golpearme a mi casa con
piedras, con palos, queriendo invadir mi casa mientras yo no estaba. A mi hermana
le han hecho corretear, a los chicos han hecho llorar […] otra vez han ido a mi casa
[…] cuando nos han querido golpear yo no me he escapado, me he parado ahí y: ‘A
ver ¡atrévete! ¡Pégame!... A ver, ponme una mano encima mío y a ver vamos a ver
lo que te va a pasar’. Me he parado ahí, hasta el final, hasta que se han retrocedido”
(Entrevista).
Este tipo de agresión es común en muchos de los relatos y ha fortalecido la
motivación de las mujeres para activar aún más su agencia ciudadana, ya sea
respondiendo con agresión — “Al intento del golpe un codazo le he dado y ‘¿Saben
qué compañeros? Dónde mi mama había ido a quejarse, a amenazarme ¿Qué les
parece?’ […] En el congreso me dicen ‘¡Lo que le has roto a este!” (Entrevista)—
o profundizando el rumbo de sus decisiones: “Salimos de la reunión yo estaba
cruzando de una vereda a otra vereda […] de pronto una movilidad viene y me
atropella, me han atropellado me han jalado la cartera y todo […] por prensa y todo
ha salido esto y así han atentado contra mi persona pero ¿sabe qué? ¡No me he
asustado!” (Entrevista).
Las agresiones no necesariamente vienen de movimientos sociales espontáneos
sino muchas veces de las autoridades o de otros dirigentes. Sobre todo cuando hay
motivos para suponer que la mujer no va a reaccionar por distintos factores, como
la edad o la inseguridad: “A medida que fui conociendo las normas y tal, empecé a
trabajar y […] con este grupo de jóvenes, hicimos seguimiento a las obras del
empedrado de la prefectura […] Y, de repente en la noche yo recibí una llamada: ‘¡Qué

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cositas estarás hablando! ¡Cuidadito!’, y de eso yo informé [….] Fue muy difícil para
mí, a veces lloraba y decía: ‘¿Por qué tengo que estar sufriendo todo esto?’”
(Entrevista). Ahora bien, como reconocen algunas entrevistadas, la violencia no es
sólo contra la mujer; de hecho uno de los principales obstáculos para crear otro tipo
de sociedad, es la violencia enraizada en la sociedad que vive en Cochabamba: “La
violencia es cultural, está innata, está en ti y con esa violencia has crecido, somos un
país violento y también respondemos a una cultura violenta” (Entrevista).
Estos obstáculos e incluso agresiones del entorno, se agravan cuando se
mezclan además otros factores como los de origen migratorio o pertenencia étnica
o generacional. En el primer caso, destaca el siguiente relata: “Cuando me eligieron
¿Acaso han querido los hombres? ¡Qué pues!: ‘estas mujeres relocalizadas [de las
minas]! ¿Qué cosa quieren aquí? No pueden venir a manejar nuestra comunidad’”
(Entrevista). En el caso de la discriminación por pertenencia étnica, ello se da en
todos los grupos, manifestándose siempre en relación al “otro”, al que no pertenece
—ya sea por lengua, color de la piel o emblemas visibles de identidad—a la mayoría
del círculo en el que está desplegando la agencia ciudadana. Un caso de
discriminación frente a mujeres de pertenencia étnica, se expresan en: “Si.
Discriminación yo creo que como mujer de pollera yo he sufrido” (Entrevista);
mientras que en otros ámbitos son las mujeres de clases medias las que la sienten:
“Sí discriminación, he visto. […] ¿En qué sentido? Especialmente en la zona sur,
porque ‘¿Qué nos vas a enseñar?’, más o menos ¿no? No solamente de los hombres
sino de las mujeres” (Entrevista).
El factor generacional agrava los obstáculos para la dirigencia de mujeres
conllevando una: “[T]riple discriminación. Cuando estaba más jovencita, yo me
fui a trabajar a Potosí, con el ministerio de educación, estábamos trabajando en un
proyecto educativo en una comunidad rural […] Entonces la primera discriminación
ha sido por ser joven, la otra por ser mujer y la otra por no ser maestra […] era tan
difícil porque decían: ‘¿Por qué una joven nos viene a enseñar?’” (Entrevista). Por
otro lado, las mismas costumbres de gestión dirigencial se presentan en algunos
casos como obstáculos también generacionales: “Para mí fue muy difícil poder
entrar ahí. Yo me acuerdo que veía sus mismas actitudes de los dirigentes, eso de
decirme: ‘Apóyame y después la cervecita y tal’” (Entrevista). Por último, la
necesidad de enfrentarse a problemas familiares aparece asociado a esta variable:
“Es difícil, mi mamá me reclamaba de eso, era una persona joven con muchas
responsabilidades, mi OTB, mi iglesia eran mis dos prioridades, tenía además
reuniones con jóvenes y me decían ‘no tienes tiempo ni para vos’” (Entrevista).
Frente a los obstáculos, una estrategia asumida por muchas dirigentas es la de
sobresalir más: “Para un hombre cualquier cosa que haga que salga de lo común

178
está súper reconocido, pero las mujeres poco menos tenemos que pararnos de cabeza
para que nos reconozcan […] encima que en el trabajo dirigencial no se toma en
cuenta los horarios que tenemos las mujeres, que tienen hijos, marido, que no tienen
nadie que les espere con la ropita bien planchada y con la olla calentita” (Entrevista).
No obstante, en los últimos años se han dado varios impulsos al ejercicio
ciudadano activo de las mujeres, aunque con sus propias limitaciones: “Hay mucha
aceptación para las líderes mujeres […] lo que no hay es evolución: hay una
aceptación por un lado pero por el otro lado hay miedo […] La aceptación se
demuestra cuando tu participas; ahí te acogen y no veo discriminación pero el miedo
es sutil, o sea, no lo dicen pero cada vez yo veo que tienen miedo; los obstáculos
vienen así, sutiles, o sea tirándose la bolita, y ahí tienes que demostrar un poco de
carácter y de firmeza” (Entrevista).
Las oportunidades se amplían para el caso de las profesionales. En efecto hay
una demanda creciente desde las bases para que ellas se involucren de manera más
activa, debido a la necesidad de una mirada profesional pero también porque las
mismas, en el imaginario de los ciudadanos, son más honestas y menos corruptibles:
“El año 2002 fue cuando ya asumí la vicepresidencia de la OTB y justo ese año
trabajábamos con jóvenes, varios egresados, algunos en la universidad, empezamos
a trabajar […] Yo tenía 24 años y de repente me dicen ‘¡esa mocosa! ¿Cómo va a
estar en la dirigencia?’. Evidentemente yo no podía hablar en voz alta, estaba
nerviosa, era mi primera experiencia […] Y, bueno, no les dije nada. Pero igual, por
un voto he ganado” (Entrevista)
Otro tipo de dificultades que deben enfrentar las mujeres son los que vienen
de los vínculos familiares y, principalmente, de la combinación de roles mujer-
madre-dirigenta. Por un lado, la responsabilidad de ejercer el rol tradicional de
madre hace que las personas del entorno limiten las posibilidades de participar
activamente en los procesos de toma de decisiones colectivas: “Te voy a dar un
ejemplo, que ha sido muy doloroso para mí. Nosotros hemos trabajado mucho
tiempo con el grupo de comités de aguas de la zona sur. El presidente era un varón
y la vicepresidente era mujer y tuvo su bebé; entonces en todas las reuniones era:
‘Señora váyase afuerita’ ‘su wawa, llora, que no la traiga’ y así y la señora se salía
y al final lo dejó. Ha sido una de las experiencias de las más crudas que he visto de
discriminación a una mujer, por esto de la maternidad” (Entrevista).
Por otro lado, hay un elemento que es recurrente en todas las entrevistas, y es
el sentimiento de culpabilidad que las dirigentas tienen frente a los hijos. Se hace
visible la tensión entre el rol tradicional de madre —realzado por la historia— y las
tareas de dirigencia. De hecho, más que los maridos, son los hijos los que reprochan

179
a las mujeres líderes: “Los niños de ahora te dicen lo que sienten, lo que piensan
[…] y me reclaman el tiempo, me reclaman que no los atiendo” (Entrevista). La
misma angustia está presente en la mayoría de las entrevistas, y es que el rol de
madre —tal como es pensado en la sociedad cochabambina— no puede ser
cumplido a cabalidad cuando se cruza con el de dirigenta, lo que lleva a los hijos a
decir, en algunos casos: “Mi papá es padre y madre también porque mi mamá nunca
está con nosotros. Algunas vez no más, almuerza con nosotros, en la cena sí, pero a
veces llega tarde, y ya estamos dormidas, entonces, mi papá nos lleva a la escuela,
nos recoge de la escuela, nos sirve el almuerzo’ Entonces ahí sí ha sido un golpe
fuerte para mí, porque una cosa es que te diga tu mamá, pero otra cosa es que te
diga tu propia hija” (Entrevista).
Esta queja de los hijos, también la comparte la sociedad y sobre todo las
madres. Son en muchos casos ellas las que más obstáculos ponen a sus hijas
dirigentas. La idea tan expandida en la sociedad cochabambina de que las madres,
son las que reproducen el machismo ha sido destacada en varias entrevistas. Por
un lado, como planteaba una entrevistada: “¿Quiénes educan a los hombres? y ¿Por
qué son así los hombre? Entonces ahí yo voy un poco relacionando que las mismas
mamás a veces les hacen sentir esto a las hijas” (Entrevista). Son las madres las que
más quejas tienen de la dirigencia de sus hijas: “Cuando me casé a mi esposo le
dijeron ‘no la conoces, tiene un carácter bien fuerte, ella parece hombre’; mi mami
también me decía ‘pareces marimacho’ […] Y una cosa que me ha marcado es que
mi mami me dijo ‘tienes que aprender a cocinar, a lavar, a atender al marido’”
(Entrevista). Aunque, si bien es cierto que las madres son las que más critican,
paradójicamente, son las que más apoyan, de ahí que existe un reconocimiento del
aporte de las madres, no sólo de la sociedad sino por las mismas mujeres dirigentas:
“Mi madre quedó viuda, pues, con cinco hijos […] Se quedó trabajando todavía
allá [en las minas] […] ¡Tanto que ha trabajado mi mamá criándonos a nosotros!”
(Entrevista).
Un tercer grupo de obstáculos vienen de la misma mujer y ello debido a la
educación que han recibido, al tipo de crianza que le han inculcado o a los
imaginarios que más influyen en la sociedad. Uno de estos elementos, tal vez el más
citado, es el problema de la timidez que está vinculado, por un lado a la falta de
oportunidades y a la carencia de relaciones sociales: “La falta de oportunidad y de
conocimiento y de relación ¿no?, porque a veces son tan calladitas, que les cuesta,
sólo se comunican con su familia, les cuesta ir al grupo, les cuesta acercarse”
(Entrevista). También ello tiene que ver con la inseguridad y la baja autoestima que
existe sobre todo entre las mujeres en Cochabamba: “Yo creo que es una historia de
que tu puedes menos; como que nos han quitado esa seguridad en nosotras mismas

180
y una muy marcada falta de autoestima, no hay confianza en nosotras mismas. Y
digo la historia porque son siglos de una educación que hemos tenido” (Entrevista).
El problema de la autoestima tiene profundas consecuencias en cuanto a la toma de
decisiones, incluso sobre el propio cuerpo: “Realmente una autoestima muy baja,
no toman decisiones en el tema de salud sexual reproductiva por ejemplo. No pueden
utilizar métodos de planificación familiar si no consultan con el marido […] No
reconocen que su cuerpo tiene poder, no quieren verse, tienen miedo. Cuando se
habla por ejemplo del tema de las relaciones sexuales no quieren ni hablar”
(Entrevista).
Ligado a ese problema de falta de autoestima y de timidez, una segunda
dificultad identificada por las mujeres es la tendencia a auto-marginarse: “Las
mujeres nos auto marginamos. Es que nos han metido en la cabeza que la mujer no
puede, que la mujer solo es para casa. Y lamentablemente esa mentalidad también
se la han agarrado y está bien feo, participan muy poco y de manera más pasiva
[…] En esta parte, los varones sobre salen” (Entrevista). Ahora, cuando los grupos
son más reducidos, las mujeres adquieren mayor confianza y son más activas: “No
se muestran en público no les gusta [¿Por qué?] No sé, por ahí por inseguridad,
porque temen ser, qué sé yo, cuestionadas porque, por ahí, su opinión no va a ser
tomada en cuenta. Pero cuando se reúnen así, en grupos más pequeños es más fuerte”
(Entrevista).
El hecho de que las mujeres se auto-marginen es más visible en el mundo
empresarial, sobre todo entre las microempresarias, dónde a pesar de ser la mayoría,
no asumen puestos de mando, por diversos motivos entre ellos la falta de valor de
asumir protagonismo: “las mujeres no toman el protagonismo porque tenemos la
casa, porque sí o sí hay que cuidar las ropas del esposo, de las wawas, el colegio, la
cocina y así tienes que estar velando por las cosas también […] La falta de tiempo
y el valor que tienen. ¿Sabe qué? No nos valoramos como mujeres, ese es nuestro
problema. No sabemos cuál es nuestro potencial. ‘Las mujeres a la cocina’ me dicen,
‘Y vos a lavar platos’ le digo. Hay que, no más, seguir peleando” (Entrevista).
Por último, otro problema que emana de la misma mujer, es la rivalidad que
existe entre ellas: “La mujer boliviana y, no es por discriminar ni nada y me incluyo,
somos un poco envidiosas no nos gusta que la otra mujer haga, y tratamos de opacar
y es más fácil trabajar con los varones” (Entrevista). La idea se repite en varios
relatos, una explicación dada es que las mujeres nos peleamos demasiado en vez de
ser solidarias, y ello porque: “[H]ay muchos celos y no sé por qué la mujer siempre
tiene celos frente a otras mujeres ¿no?” (Entrevista). Más allá de los obstáculos,
también existen otros elementos en común.

181
Aguante, detalles y acción
Prima en los imaginarios de las mujeres la existencia de ciertos rasgos y
prácticas comunes entre ellas109. Un primer argumento es que las mujeres son menos
políticas —o no han aprendido aún a jugar políticamente— por lo que son más
honestas pero también más manipulables: “Yo me niego mucho a caer en ciertas
percepciones esencialistas. Yo he conocido a muchísimas mujeres a lo largo de mi
vida, maravillosas pero también terribólicas. El ser mujeres no nos hace
esencialmente buenas o mejores. Somos menos corruptas porque probablemente
hemos estado en menos espacios públicos de tentación” (Entrevista).
Otras ideas inciden en que las mujeres suelen aguantar más: “Bueno, yo te digo,
el liderazgo lo tenemos las mujeres desde que somos niñas ya, los hombres tendrán
la fortaleza […] [es] más que todo biológico ¿no? Pero ¡ay! tienen su momento de
debilidad. Son niños, que puedes manejarlos. Pero la mujer es más astuta y, como te
digo, es más valiente, aguanta todo, soporta todo, sigue adelante” (Entrevista).
También, un imaginario presente es que entre ellas hay una tendencia hacia la acción
y no el discurso. En la práctica, plantean las mujeres, son los hombres los que
discursean mientras que las mujeres actúan: “[A]l dirigir una reunión, una asamblea,
son los hombres que son más visibles, los que elevan más la voz, que se hacen sentir,
pero las mujeres son las que pelean más por el agua, por el tema del acceso a la posta
pública, por mejorar, o consolidar la unidad educativa […] Sean o no sean esposas
[…] las mujeres siempre estamos con estos temas, lo llevamos muy adentro ¿no?
(Entrevista). Y es que: ‘Las mujeres son las que jalan el carro. Si bien, se ve muy
tímidamente su participación como primera digamos, imagen del barrio, detrás, las
mujeres están manejando las cosas, están decidiendo’” (Entrevista).
Otra lectura de las prácticas de las mujeres es que éstas tienen fijación en los
detalles, por lo que su trabajo acaba siendo más meticuloso. De ahí que las personas
responsables de trabajo con formación de liderazgos, y capacitación en ejercicio
ciudadano, prefieran trabajar con contrapartes mujeres: “Es muy diferente cuando
dirige una mujer, es práctica, somos más prácticas, no nos hacemos mucha dificultad
en procedimiento, en nada, nos es tan fácil porque como manejamos muchas cosas
a la vez, la casa, el trabajo ¿no? entonces no lo vemos tan difícil” (Entrevista).
Otro tema común que destaca es que en las expectativas de las mujeres
prevalecen la familia, los hijos, los jóvenes, cuestiones concretas vinculadas al

109
Se reconoce que una gran limitante de esta parte es que solamente se recupera la percepción de las
mujeres, que está fuertemente matizada por sus intereses. Ello ha sido, sin embargo, intencional,
en el sentido en que lo que se quiere es mostrar el sentimiento y los imaginarios que las movilizan
como dirigentas y que dependen de sus perspectivas y no de la de los hombres.

182
hogar: “Al equipo de trabajo que tenemos, nos hacía sentirlas como una OTB de
carácter más femenino, no por la presencia de mujeres, sino por su preocupación
primordial […] la salud, el tema de educación, es decir, preocupaciones más de
fondo […] Nosotros alguna vez bromeando les decíamos: ‘claro es que son
mujeres!’. Pero es que es verdad, ellas han empezado a reconocer la importancia de
su participación […] no su participación como un vecino más, sino su participación
como mujer” (Entrevista). Esta idea es fundamental porque muestra que si hablamos
de construcción de calidad de vida sustentable, la opinión y los intereses de las
mujeres resultan fundamentales. De hecho, son las mujeres las que más pelean por
acceder a sus derechos básicos, como por ejemplo el de la vivienda: “Mire son diez
años que tiene María Auxiliadora, y en estos diez años con los que siempre hemos
tenido problema es con los varones, dicen ‘¿cómo aquí tan lejos?!”, que ‘el micro’,
que ‘el trabajo’; o sea, miles de pretextos. Y ellas dicen ‘no importa, casa es casa,
aunque sea en la punta del cerro, no importa, yo voy a comprar’” (Entrevista).
Un último elemento en común es la alta capacidad de las mujeres para
combinar varias actividades a la vez: dirigencia, atención del hogar e incluso
construcción de empresas: “Cuando tuve esas actividades con la OTB, mi esposo
era el que trabajaba […] pero yo hacía costura de ropa artesanal, por docenas se
entrega esto, eso se hace en tres días, lo hacía esto y durante la semana tenía libre
¿no? […] Ahora sigo con eso pero ya más profundo, ya es a lo grande […] tengo
ya 15 operarios. Y no solamente hago tema de artesanía sino también tema de
gastronomía, también repostería […] tengo contrato con las fábricas […] Eso sí, yo
a las 4 de la madrugada yo ya estoy caminando ¡No duermo yo!” (Entrevista).
Resumiendo las dificultades mencionadas así como las características en
común de las mujeres, una dirigenta expresa: “La mujer es muy aguerrida cuando
quiere, o sea cuando se le despierta a la mujer, es una mujer muy luchadora”
(Entrevista). Sin embargo, para ello es necesario que desarrollen ciertas
características dirigenciales básicas que se describen a continuación.
El desafío de descubrirse
¿Cuáles son las características que las mujeres entrevistadas consideran que
son necesarias para ser buenas dirigentas? Un primer énfasis esta puesto en la
importancia de (re)descubrir su propio valor: “Cuando hablamos de líderes […]
resulta que todo el mundo tenemos capacidad de liderazgo, pero hay que descubrir,
hay que desarrollar” (Entrevista). Este (re)descubrimiento, las cambia, las hace más
segura y mejores dirigentas: “Porque reconocen que ellas existen, creo que eso es
lo que les pasa. A mí, me gustaría que le entreviste a nuestra actual presidenta, su
vida es un poco especial y recién ahora, después de tantos años, ella se siente segura
y se siente que es ella misma” (Entrevista).

183
Ahora bien, para ello se requiere de un proceso de aprendizaje individual, que
conlleve el hecho de ir perdiendo el miedo a participar en grupos, vencer la timidez,
aprender a hablar en público110 y, en muchos casos, incluso, ser económicamente
independiente: “Tenemos que potenciar a las mujeres sobre todo en el aspecto
económico porque la mujer teniendo ya sus propios recursos, ya no depende tanto
del hombre y ahí ellas ya tienen la oportunidad de poder salir como líderes”
(Entrevista). Asimismo, para el (re) conocimiento del propio valor es importante la
autoestima, y ello se crea desde la misma familia. Si no hay esa autoestima ¡Cuesta!:
“Yo creo que la autoestima es un tema que tenemos que trabajar […] pero si no lo
han trabajado en la familia es fatal y cuesta. A mí me ha costado y me está costando,
a veces me da miedo y ¿Cómo voy a romper esto? ¡Enfrentándome y compartiendo
con las otras compañeras! Yo he tenido la oportunidad, en el mismo barrio, de
decirles: ‘Compañeras podemos hacer’. Evidentemente es más trabajo pero tenemos
que dar un paso adelante” (Entrevista).
Otro elemento importante es la estabilidad familiar y emocional, que, de
acuerdo a la opinión de las entrevistadas, están mezcladas: “Estabilidad y claridad
en lo que se quiere. No es necesariamente que sea casada pero si tienes seguridad,
si tienes estabilidad emocional y eres separada y eres un ejemplo con tus hijos, eres
un ejemplo en tu familia, no tienen por donde te van agarrar” (Entrevista).
Un tercer requisito es el ser consecuente y responsable, romper el círculo de la
corrupción: “La conciencia no se debe hacer contraria ¿no? Es uno de los aspectos,
porque si un dirigente se hace comprar con alguien, con algún político sobre todo,
y recibe algunas coimas y no sé cuántas cosas… Ahí no más” (Entrevista).
Acompaña esta característica, la necesidad de ser constante en lo que una hace: “Ser
constante en todo y creer, creer en lo que quieres hacer” (Entrevista); así como
escuchar al otro: “Capacidad de escuchar, analizar y leer las inquietudes de la gente
y sus interlocutores en general” (Entrevista).
Siendo la falta de tiempo uno de los principales problemas, para ser dirigenta
se debe además saber manejar bien los tiempos lo que se hace si se quiere realmente
ser dirigenta: “Lo primero es querer ser dirigenta; tienes que querer asumir este rol.
Tiene que, al margen de la decisión de querer, tiene que estar muy relacionado con
la disponibilidad que tenga, lo que generalmente creo que influye para que no
quiera, es su disponibilidad de tiempo. Esa es una de las razones para que no haya
más mujeres dirigentas” (Entrevista).

110
Lo que supone: “Que tenga una buena posición, que sepa lo que va a decir, que no se salga del
punto. Tener la fortaleza para enfrentar si no te dan la palabra o si se te han reído, hacer respetar
lo que tú has hablado y no discutir boca a boca, porque tenemos esa costumbre las mujeres”
(Entrevista).

184
Además de existir similitudes en cuanto a ciertos obstáculos, características en
común así como consenso respecto a las pautas básicas que permiten desplegar un rol
dirigencial, las mujeres coinciden en evaluar de manera positiva el papel que su agencia
ciudadana juega en la construcción de calidad de vida a niveles locales: “Son varios años
que trabajo, sobre todo en la zona sur, donde tal vez el tema dirigencial es más visible;
ello me ha ayudado a ver con más claridad cómo la mujer es esencial en la organización,
sobre todo en lo territorial. Muchas veces las mujeres no tienen claro qué es ciudadanía,
o el ejercicio de su ciudadanía, de repente no saben el concepto, o no lo entienden, pero
lo están ejerciendo” (Entrevista) ¿Por qué? otra entrevistada ofrece una explicación:
“Siempre se ha dicho que la mujer es el eje de la familia, entonces creo que es
fundamental. No sólo porque está más tiempo con los niños, sino por la ternura, por la
sensibilidad que tiene, puede ser un vehículo muy importante para la construcción de
ideas porque creo que es ahí donde se generan los impulsos y después las decisiones”.
Ello no quiere decir que necesariamente la mujer sea mejor dirigenta; es más, los hombres
tienen más práctica y experiencia y eso es importante para conseguir respuesta a
demandas. Sin embargo, las mujeres tienden a ser más consecuentes por lo que no es
casual que se ubiquen en puestos vinculados a comisiones de ética o tesoreras: “Yo creo
que los hombres por su naturaleza de estar vinculado a la vida colectiva, a la vida pública
desempeñan mejor su rol de dirigentes, a las mujeres todavía les cuesta. Pero las pocas
que hay son mucho más consecuentes, en cambio los hombres son más volubles, por
ejemplo en los consejos municipales en el tema de la comisión ética están más mujeres,
el mal manejo, conductas no deseadas, etc. son las mujeres las que están ahí” (Entrevista).
Ahora bien, a pesar de estos rasgos comunes al ‘ser’ mujer, las formas de
agencia ciudadana que despliegan las dirigentas son plurales. Varían desde los
espacios en los que ejercen su ciudadanía, los diferenciales de poder que poseen o,
incluso, las estrategias que eligen y utilizan.
Movilizando agencia
Si en la primera parte de este capítulo se ha buscado identificar los ejes
comunes que movilizan la agencia ciudadana de las mujeres, aquí se examinarán
las diferencias, partiendo de la idea mencionada en el capítulo primero según la
cuál no existe “la ciudadana mujer” ni una sola forma de ejercer ciudadanía, sino
todo lo contrario: existen múltiples y dinámicas formas de hacerlo.
Imaginarios de diferencias
La creciente percepción de diferenciación entre las mujeres comentada en el
capítulo II, también se refleja entre las entrevistadas. Los principales marcadores
de diferencia son: la ubicación geográfica, la posición social, la pertenencia étnica
o, incluso, el color de la piel.

185
La ubicación geográfica se transforma en algunos casos en un elemento de
discriminación: “Nunca he pensado en esa discriminación y ahora veo que sí y noto,
y cuando alguna gente me pregunta ‘y ¿Dónde vives?’ y hay discriminación a esta
zona, hay discriminación a la zona sud” (Entrevista). Y es que, en los imaginarios
de muchas de las personas, la zona norte es sinónimo de servicios, áreas verdes,
bienestar, mientras que la del sur, está vinculada a la ausencia, por ejemplo de agua:
“Tal vez en el centro de la ciudad, en la zona norte, tienen acceso y les cuesta tan
barato, pero en la zona sud ¡Agua de lluvia no perdemos!” (Entrevista). Lo mismo
respecto a las áreas verdes: “[S]e ve en el centro, en la zona norte… Allá en el sur
no hay nada” (Entrevista). De ahí que algunas dirigentas territoriales de otras zonas
del norte promueven obras para que los del sur vengan a disfrutar la naturaleza en
sus días de descanso: “Nuestra ciudad es tan linda pero en la zona sur no tenemos
espacios verdes y eso es lo que me da pena, muchos de ellos vienen a los parque de
la zona norte y pasan sus domingos ahí” (Entrevista).
No obstante, si bien en los imaginarios ciudadanos en las zonas periféricas hay
menos servicios e infraestructura y menos áreas verdes, también es cierto que se
las reconoce como espacios de mayor convivencia colectiva. Líderes que trabajan
con proyectos de desarrollo en general, y desarrollo medioambiental en específico,
plantean que es más fácil trabajar en barrios periféricos, por el nivel de cohesión
social. Con el tema de manejo sustentable de la basura, por ejemplo, una entrevistada
opina que es más difícil trabajar con gente de la zona central ya que “la gente no
tiene cariño por el lugar”. Como señala otra persona, este nivel alto de cohesión
social en zonas más pobres sirve de base para el despliegue de estrategias de
colaboración mutua: “[H]ay una especie también de asumir ciertos roles
comunitariamente y eso de repente aliviana, es más fácil […] decirle a una vecina
mía ‘te dejo a mis hijos, dámelo comida; este mes tu me lo cuidas y el próximo mes
yo me hago cargo’. Entonces estas respuestas comunitarias se han ido construyendo”
(Entrevista). Esa cohesión social es la que hace, en algunos casos, a la calidad de
vida, da arraigo y permite mirar el futuro de manera sustentable: “A mí me
encantaría que mis hijas sigan viviendo en mi barrio, es más tranquilo, tenemos
agua, tenemos todo lo que necesitamos y, además, tener una vinculación territorial
te puede brindar cierta solidez en cuanto a formación personal” (Entrevista).
Respecto a las diferencias sociales éstas han sido mencionadas entre
comerciantes y micro-empresarias. En el primer caso las comerciantes se quejan
de la práctica del regateo de sus clientes, considerándola una forma de menosprecio
hacia ellas: “las highlonas111, para que le voy a mentir, las highlonas, vienen y te

111
Expresión popular para hablar de las personas que provienen de estratos socioeconómicos altos.
Tomado del inglés de la “high-class”.

186
riñen por los precios, como si a ellas deberíamos venderles barato, como si ellas
tendrían derechos y nosotras no” (Entrevista). Desde los sectores ‘highlones’, la
lamentación tiene ver con el desorden entre las comerciantes, su descuido frente a
los otros: “las señoras de la cancha en vez de levantar su basura en el espacio que
les corresponde y agarran y lo meten al del vecino; no respetan al otro” (Entrevista).
Por su parte las microempresarias destacan su diferencia frente a los
empresarios formales: “Nosotros estamos asociados a la Cámara de Comercio y
hemos tenido un ampliado; yo les he dicho: ‘Los grandes empresarios, los medianos
empresarios, son contaditos mientras que a los Micro y Pequeñas Empresas Sociales
(MYPES), a ver, cuéntennos, somos hartos. Si nosotros, los micros, nos unimos y
nos enfrentamos, somos mayoría y les conviene unirse a nosotros’. Lo que no tenía
que decir le he dicho, toda mi rabia se me ha salido” (Entrevista). De ahí que, en
general, el lograr trabajar de manera conjunta microempresarios y empresarios
formales, ha sido un proceso largo y difícil, como relata una dirigenta de la Cámara
Departamental de la Pequeña Industria y Artesanía (CADEPIA): “Construir la
relación, sí ha sido difícil. Hacerles ver la otra cara de lo que es CADEPIA nos ha
costado, pero ya está hecha” (Entrevista). Esta dificultad está asociada al hecho de
que más allá del tamaño de la empresa o el rubro en que funciona, se cruzan
variables relativas a preferencias políticas e incluso diferencias en cuanto a la auto
y hetero-percepción étnica.
Respecto a la auto y hetero-percepción étnica, los imaginarios destacan
divergencias, ya sea vinculadas a emblemas visibles de identidad: “En el concejo
municipal, una vez me han dicho ¡imagínese! ‘Cuidado se le caigan las trenzas’,
haciendo alusión a mis compañeras o a las mujeres” (Entrevista), lo que a su vez
alude a diferencias en torno a pertenencia étnica: las polleras y las trenzas son
emblemas visibles presentes en mujeres originarias y campesinas. En otro grupos
se cuestiona la dificultad para realizar trabajos conjuntos: “Hemos tenido alguna
dificultad con las Bartolinas [Federación Nacional de Mujeres Campesinas Bartolina
Sisa] […] parecen decir ‘ahora nosotras las mujeres campesinas tenemos el poder
y las de la Plataforma no se metan aquí, son de la ciudad’” (Entrevista). Esta
preocupación también tiene que ver con el hecho de que las que están a cargo de
todas las cuestiones de género en la gestión gubernamental nacional, departamental
y municipal, son las Bartolinas, frente a lo cual surgen reclamos: “Estamos viendo
que las leyes y propuestas de decretos están más dirigidos hacia las organizaciones
sociales; que las comunidades tengan que decidir sobre los problemas medio
ambientales […] Pero y ¿Nosotros qué? Parece que ahora solo existen las
organizaciones sociales y nosotros, las personas de la ciudad, que no somos de
organizaciones sociales ¡Prácticamente no existimos!” (Entrevista).

187
En general, en todos los imaginarios de las mujeres dirigentas existe un
sentimiento de diferenciación, aunque algunas de ellas creen que es posible todavía
construir un proyecto común: “Tenemos que trabajar juntos; pero también hay que
condicionarlos a los oligarcas, que ellos no tienen porqué discriminarnos […] Hay
que buscar desarrollo desde nuestros lugares, desde nuestros sectores; el campesino
en el área agrícola, el industrial en el área industrial, el científico, todos en su área”
(Entrevista).
Representando a…
No es lo mismo ser dirigenta de una OTB que de una organización política o
en un ámbito de responsabilidad pública: los énfasis, las actividades desarrolladas,
las estrategias son diferentes, así como lo son los niveles de representación que se
hace de los intereses de género. Además como señalaba una de las entrevistadas, el
reconocimiento al trabajo de las mujeres se hace más visible en arenas locales y no
tanto a nivel nacional; cuanto más local sea el espacio de dirigencia, mayor
reconocimiento de impacto directo existe y, vice-versa. En esta parte, se abordarán
las diferencias de ciudadanía según los espacios en los que se ejercen.
Si bien sólo el 13% de las OTB’s están presididas por mujeres, son espacios
importantes en los que las mismas, ya sea como base o en puestos directivos,
desplieguen sus poderes agenciales, transformándose, en muchas ocasiones, en
verdaderas guerreras: “[C]uando hay problemas nosotros hablamos con los
dirigentes; pero la mayoría que va son mujeres. Son aguerridas realmente. Sin ir
más lejos una vez nosotros hemos bloqueado en mi calle para que nos pongan una
pasarela. Te juro que los hombres a dos kilómetros y las mujeres adelante pidiendo
la renuncia del alcalde. Yo creo que la mujer necesita un empujoncito no más”
(Entrevista). En estos espacios, es que las mujeres caminan más, se mueven más y
pelean más por los derechos ciudadanos de acceso al agua, luz, seguridad, defensa
de áreas verdes, etc. incluso haciéndose en muchos casos de enemigos y juicios:
“Ahorita tengo fuerzas para seguir en esta lucha, pero quisiera darme una pausa para
descansar pero no puedo porque estoy enfrentando 3 juicios: 2 juicios civiles y uno
penal ¡Cuál si fuese una delincuente! ¡Por no dejar lotear estas áreas verdes!”
(Entrevista).
En estos espacios más locales, las preocupaciones ciudadanas de las mujeres
tienden a tener mayor co-relación con las necesidades del hogar y en general con
sus roles reproductivos y de gestión comunitaria: “No teníamos caminos y no
teníamos nada y teníamos que traer de abajo incluso la verdura para comer y yo me
cansaba de cargar y mis hijos tambien estaban estudiando y era peligroso […] y de
eso me he animado a caminar y a buscar” (Entrevista). Los temas de gestión

188
comunitaria, legalizar papeles, sacar personerías jurídicas, etc. son una constante
entre las tareas de las dirigentas de OTB’s.
¿Qué es lo que hace de las OTB’s espacios privilegiados para el ejercicio
ciudadano de las mujeres? Además de presentarse como una suerte de continuidad
de los trabajos del hogar —entre otros porque una realiza el trabajo desde su ámbito
privado, sea su casa o su calle beneficiando directamente a su hogar, lo que hace
que las parejas no se molesten como en otros casos— las OTB’s son también
organizaciones desde las cuales las dirigentas pueden provocar procesos de
identificación y solidaridad con mayor facilidad: “Yo he tenido más facilidad con
las OTB‘s, con los grupos de mujeres, grupos de jóvenes por mi misma vivencia en
el barrio, porque también hablo el mismo lenguaje, hablo de las mismas necesidades,
por todo eso” (Entrevista). Cuánto más cerrado es el barrio y mayor cohesión tiene,
más las mujeres dirigentas se involucran en temas que hacen específicamente a las
relaciones de género, incluso temas de violencia intra-familiar, violaciones u otros.
En esos casos asumen el papel de concejeras matrimoniales realizando actividades
de defensa de derechos de mujeres concretos: “Yo hacía llamadas para que remitan
los casos de violencia física y agresiones física, y era, como te digo ¡El terror de los
hombres agresivos!: ‘No le toques a tu mujer por que doña […] te va hacer cargar’
decían; y ¡Los hacía cargar sin tenerles miedo! Porque me daba rabia lo que las
pegan a sus mujeres, la guaguas traumadas […] También los niños, cuando sus
padres sabían agredirlos a palos, sobre todo, venían ellos a quejarse a mi casa,
tocaban la puerta. Chiquititos de cuatro, cinco años: ‘¿Qué ha pasado?’; ‘Mi mamá
me ha pegado’, ‘Mostrame tu cuerpito ¿cómo te ha pegado?’… Los chiquitos
levantaban sus poleritas y todo flageladitos y: ‘¿Quién es tu mamá?’ y me llevaban
y querían que yo les pegue [Se ríe]” (Entrevista).
Otro espacio importante para el despliegue de ciudadanía son las
organizaciones gremiales. En ellas las preocupaciones son ocupacionales aunque
en gremios donde hay mayoría de mujeres ello conlleva involucrarse en temas que
van desde la defensa de asuntos privados —solución de problemas domésticos—
hasta los más públicos. Las dirigentas comerciantes en muchos casos asumen roles
de madres, dándose relaciones casi familiares al interior del gremio: “También les
dije, que llegó la hora en que tengo que dejar de ser dirigenta, no quisieron por nada,
me dijeron: ‘solamente muerta nos vas a dejar. El día en que vas a morir, igualito tu
cadáver se va a quedar, aquí de dirigenta’… ‘Mami’ me dicen” (Entrevista). Ahí sus
tareas son amplias, consisten en: desde defenderlas, corretear con papeles, hasta
darles información y explicarles las leyes, decretos, ordenanzas: “Yo les explico
todas las leyes; buenas, malas, hasta la nacionalización de este gobierno les he
explicado. Ellas escuchan pero no te dicen [nada], son tímidas” (Entrevista).

189
Entre los problemas que las dirigentas solucionan en estos ámbitos, están los
vinculados a las interrelaciones personales: “Ahora de repente tienen problemas,
por ejemplo este tiempo ¡10 peleas ha habido! […] Yo reúno a todos y empiezo a
explicarles […] Algunas veces no me hacen caso y les digo: ‘Miren compañeras
hasta ahora he sido dirigenta y si ya no me respetan sigan peleándose y chau’. Ese
rato se arrepienten y luego se reconcilian. Hay veces nos comemos un pan, luego
con un aplauso ya estamos todos en paz” (Entrevista). Esta relación estrecha es
común y es la fuente del poder que muchas mujeres comerciantes dirigentas han
empezado a tener en la política local, siendo sostén privilegiado de alcaldes y
concejales.
Por su parte, si bien los gremios empresariales siguen siendo espacios
restringidos para el ejercicio ciudadano de las mujeres: “A nivel de dirigentas y de
ejecutivos seguimos siendo pocas” (Entrevista), ello está empezando a cambiar:
“Dentro de los gremios digamos si bien predominan los hombres, han empezado a
aparecer mujeres. A nivel de directivos hay dos mujeres, en la cámara de comercio
hay tres, en la industria hay mucho más, creo que hay cinco y realmente se hacen
sentir” (Entrevista).
Otro gremio importante, no sólo a nivel local, sino sobre todo a nivel nacional,
en el sentido en que se presenta como uno de los principales soportes del gobierno
actual de Evo Morales, es el de las Bartolinas. Entre ellas sin embargo, el respaldo
al gobierno es más fuerte que la representación de los intereses de las mismas
mujeres. De ahí que, ex bartolinas mencionan fuertes auto-críticas: “Es importante
para el gobierno las Bartolinas ¿Por qué? Por las condiciones políticas que juegan
por el momento; es su sostén las Bartolinas, más bien es su apoyo. Es innegable que
Bartolina Sisa trabajó duro, ha luchado, es una mujer luchadora, es un ejemplo…
pero las actuales ¿Qué han hecho pues?” (Entrevista). Este tipo de gremio, en la
práctica, se ha vuelto un espacio para acceder al poder, habiéndose perdido, para
muchas de las entrevistadas que trabajan con ellas, sus principios básicos, como
los del pluralismo ideológico, equidad y otros: “[A]l interior de las organizaciones
sociales, muchos principios como es el pluralismo ideológico, la equidad, la
tolerancia, cultura democrática, se están perdiendo, porque la organización en este
momento para muchos se constituye en un medio para llegar a un puesto político;
pero no se autoanalizan, ni autocritican” (Entrevista).
Otro espacio que ha empezado a tener mayor importancia en los últimos años
es el de las representaciones políticas tanto a nivel nacional, departamental como
local. Si bien se observa un incremento de la participación de las mujeres (Cf. Supra
Capítulo II) su agencia en ellos no responde necesariamente a intereses de género
sino más bien, tiene fines partidarios, ya que, sobre todo entre las que representan

190
al MAS, la lógica imperante parece ser la necesidad de consolidar el proceso de
cambio. Así, en el discurso de muchas de las mujeres que asumen puestos políticos
públicos oficialistas, prepondera una suerte de relativismo cultural, al hablar de
igualdad de género: “Esto de la valoración de la mujer pasa también por patrones
culturales, eso es innegable. La definición de género nos habla de construcciones
socio culturales, que es lo que menos aplicamos cuando trabajamos en género y
tratamos de diagnosticar relaciones de género, nos olvidamos de la construcción
socio cultural que te define los criterios con los que vas a analizar y vas a diseñar
una estrategia de equidad” (Entrevista). En general, en estos ámbitos el tema
concreto de defensa de intereses de las mujeres es secundario, frente a la agenda
impuesta por las necesidades contextuales o el debate —y rencillas— político en
un momento determinado.
En los partidos políticos es donde las mujeres viven la mayor cantidad de
censura que resulta siendo más fuerte que los lazos o intereses políticos comunes.
Se trata de espacios dónde menos democratización de género parece existir en la
práctica: “Lo más difícil fue lidiar con la competencia intrapartidaria, con los afectos
y desafectos de quienes te consideran adversaria interna o externa, y con la tendencia
de descalificar moralmente y no debatir racional e ideológicamente con el
adversario. Era muy duro lidiar con las presiones orgánicas de la militancia y de
grupos sociales amigos para acceder a cargos en el aparato estatal, cuando se estaba
en gobierno. El clientelismo y la demanda prebendal plantea situaciones muy
complicadas. La falta de recursos económicos, comparativamente con aquellos
manejados por los hombres” (Entrevista).
Por otro lado, a nivel municipal, si bien la preocupación por las cuestiones de
género frente a lo público, aparece como una actividad secundaria, entre las
actividades cotidianas, empieza a tener peso y a sobrepasar las barreras de partidos
políticos. Destaca el trabajo de las concejalas del Municipio de Cercado que, de
manera conjunta con la sociedad civil, han impulsado la comisión de mujeres de la
municipalidad que se presenta como una instancia para transparentar la gestión edil:
“El hecho de que las instituciones de la sociedad civil participen en la alcaldía ayuda
enormemente a la transparencia. La comisión de la mujer se ha creado para trabajar
la temática de mujer y está conformada por concejalas e instituciones de la sociedad
civil que en reuniones con las concejalas tienen la posibilidad de decir ‘queremos
que nos informen esto’ y se lo hace como requerimiento del concejo municipal ya
que la presidenta de la comisión, es una concejala” (Entrevista). Este tipo de
iniciativas, de espacios de trabajo conjunto entre la municipalidad y la sociedad
civil, se presenta como experiencias de redes que sirven para impulsar los intereses
estrictamente de mujeres en el ámbito de las políticas públicas. Lo mismo sucede

191
con el Comité Cívico Femenino112: “Una institución de instituciones que
originalmente fue conformada por instituciones con personería jurídica. Esa era la
base, pero ahora hemos abierto al voluntariado. Así muchas personas han venido
representando a sus OTB‘s. También está el IFFI y la Oficina Jurídica de la Mujer,
y ahora somos parte de la Comisión Municipal de la Mujer” (Entrevista).
En esta parte se ha querido mostrar la diversidad de espacios que existen para
el despliegue de la agencia ciudadana que se constituye en un diferenciador. A
continuación se identificaran los recursos de poder que poseen de manera diferencial
las dirigentas.
Diferenciales de poder
Los diferenciales de poder113 que cada cual posee es otro de los elementos que
va a provocar la diversidad de formas de agencia ciudadana. Éstos son infinitos y a
veces, incluso, dependen del momento y contexto en el que las personas se están
moviendo. Sin embargo, para simplificar esta identificación se ha dividido entre los
diferenciales que devienen de las características individuales de cada una de las
mujeres, los que tienen que ver con el nivel de información y formación que las
personas tienen y los vinculados a la utilización del llamado poder erótico.
Movilizando contactos
Existen ciertos diferenciales de poder que se obtienen en el marco de las
relaciones sociales que una pueda tener, ya sea por familia, por grupos de
socialización o por matrimonio. Del mismo modo recursos que tienen que ver con
la personalidad misma de la mujer: que sea fuerte o sociable, que tenga el don de
comunicación o de convencimiento, etc. Todos conforman un bagaje individual —
pues pertenecen a la dirigenta en sí y no al grupo— que las mujeres utilizan
fuertemente en el despliegue de su agencia.
Entre estos diferenciales destacan: (a) El uso del poder social: “Lo más
importante son los contactos personales. También hay lo que ocurre en la vida
cotidiana. Tenemos poca confianza en las instituciones públicas y todo lo hacemos

112
Entidad perteneciente al Comité Cívico de Cochabamba, conformada por diversas instituciones de la
sociedad civil (Federación de empresarios, Universidad pública, Central Obrera y otros). Es la rama
encargada de los intereses de las mujeres.
113
Se recupera el concepto de Elías, según el cual cualquier proceso de cambio es el resultado del
juego de poder de varios agentes y que no es equilibrado debido a los diferenciales de poder que
cada uno moviliza (<1970>1999). Esta definición es distinta a la de “capital” utilizada por Bourdieu
(1980) que supone una acumulación; mientras que Elías argumenta que el poder es una relación
social que no es acumulativa, se ejerce.

192
a través de lo personal. Como somos sociedad pequeña, siempre tenemos a algún
conocido que puedes contactar para algo que quieras hacer” (Entrevista). Estos
contactos sociales son también claves al momento de realizar el trabajo: “Son los
contactos que me han llevado a conseguir la información ya que, fácilmente, no la
obtienes” (Entrevista) (b) Las características y potencialidades personales que las
dirigentas poseen, tal como la capacidad de resistir las adversidades del entorno: “A
mí que me cuestionen, que me digan que algo estoy haciendo mal, eso me da mayor
fortaleza” (Entrevista). Para ello, otro diferencial importante es: “Tener agallas, uno.
Otro, es la necesidad que tiene una misma en el mismo hogar” (Entrevista).
Asimismo tener independencia en la asunción de definiciones resulta una fortaleza:
“Yo decido mis cosas” (Entrevista) (c) El saber hablar frente al entorno es un
diferencial varias veces mencionado, lo que es normal ya que la dirigencia pasa por
el convencimiento al otro: “La palabra yo creo; porque cuando hablo me sintonizo
con ellas, me da eje, como que me faculta en ciertas cosas; me da poder político y
legal y lo que es representarles” (Entrevista). Como parte del saber hablar, está el
idioma que en países como Bolivia, plurilingües, es importante en el sentido que
permite establecer vínculos sobre todo con las personas de áreas rurales: “Yo hablo
quechua. Este es un lazo fundamental, el idioma es algo que te establece un
verdadero puente para aprender, para entender ese mundo y transmitir lo que quieres
transmitir para, al final, construir planteamientos juntos” (Entrevista).
El cuarto poder
Hay que diferenciar como punto de partida de este punto, la importancia de la
formación frente a la información. Respecto al primero existen discrepancias; para
algunas de las entrevistadas poseer un nivel mínimo de educación es importante en
el sentido en que la falta de la misma es, en la práctica, un obstáculo para el ejercicio
ciudadano: “Si bien la iniciativa, el carisma les ayuda, hay muchas mujeres que por
el hecho de no saber escribir, leer bien o entender muchos conceptos les limita
mucho” (Entrevista). Ello es mucho más importante —argumenta Elsa Suárez, quien
ha trabajado el tema entre las concejalas mujeres (Cf. Suárez y Sánchez 2007)— si
la posición que ocupa la mujer está vinculada a la elaboración de políticas públicas:
“Sobre todo en cargos de control social, de gestión municipal, ahí donde tienes que
elaborar propuestas y políticas públicas, aunque muchos no quieran reconocerlo”
(Entrevista).
No obstante, otras mujeres plantean que el nivel educativo se ha vuelto un
requisito que está perjudicando a las mujeres, ya que sirve para descalificarlas: “Yo
siempre escucho a los hombres como un mecanismo de subestimación, además de
desmerecer a las mujeres el decir ‘les falta la capacitación’. Siempre me he dicho
que eso no es un requisito previo para los hombres pero sí para las mujeres”

193
(Entrevista); siendo un diferenciador de ciudadanos cuando: “Todos somos iguales.
Entonces, uno que sabe leer muy bien, como uno que no sabe, es igual un
ciudadano” (Entrevista). Haciendo un análisis de la relación, Evelyn Ágreda
concluye: “Definitivamente lo que te está demostrando la historia es primero ocupa
los espacios, eso te va a permitir acceder a la educación y encaminar ciertos
procesos; el mismo espacio es el que te permite posibilidades de capacitación”
(Evelyn Ágreda). En todo caso, entre dirigentas de base se reconoce que el tener
formación les facilita su trabajo: “¡Re contra importante! Un líder que no sabe ni
leer ni escribir y si ni siquiera sabe lo que es internet es pérdida de tiempo,
solamente los usan para manejar a las masas, como si fueran ovejas como está
pasando ahorita” (Entrevista).
Respecto a la información, existe mayor consenso en torno al hecho de que
poseerla es un diferencial de poder fundamental para el despliegue de los poderes
agenciales ciudadanos: “Si no estoy informada ¿Con qué voy a plantear? ¿Con qué
me voy a mover? Por eso digo información es poder” (Entrevista); por lo que “para
ser dirigenta si o si te tienes que capacitar, informar, buscar la información porque
no te la van a dar a vos” (Entrevista). También se da la relación inversa: el hecho de
ser dirigenta abre puertas para estar más capacitada. Ello es lo que mueve a muchas
mujeres a asumir puestos dirigenciales: “Yo era presidente del distrito, era presidente
de la OTB y era presidente de no sé qué otra organización. O sea tenía tres cargos
pero también eso mismo me ha retribuido en el tema de capacitación, ha sido mutuo,
yo he dado mis servicios pero he sido beneficiada en varios cursos y que esos cursos
los tenía que replicar en la misma organización” (Entrevista).
Siendo en general la información un recurso de poder importante, gran parte
de las estrategias están dirigidas a conseguirla y procesarla, carrera en la cual se
tropiezan con grandes problemas. Entre ellos destaca la forma en que dirigentes o
funcionarios públicos manejan y rinden información, que no toman en cuenta las
características de las personas con las que están hablando: “¿Qué pasa en las
reuniones? El tema de la información se da, es rápido y es un montón de cosas […]
A veces las señoras van con sus hijitos y las reuniones no son de una o dos horas,
es de más y ahí sí que nos falta un espacio. Incluso las mujeres, muchas veces llevan
a las reuniones, están pelando papita, están pelando maní, están tejiendo, están
atendiendo al bebé, o sea no hay un espacio donde puedas escuchar bien y atender
bien” (Entrevista). Del mismo modo, otro factor mencionado es el del idioma: “Y,
a veces es el tema del idioma, es en castellano y la otra es quechuista o aymarista
entonces es ahí donde se pierden y el esposo es el que se va a enterar” (Entrevista).
Un tercer factor que obstaculiza la obtención de información es la falta de
transparencia en las gestiones públicas lo que es reconocido por las mismas

194
autoridades, como señala una ex-alcaldesa: “Hemos intentado […] incluso que la
gente pueda acceder a todos los procesos desde un inicio, pero hay trabas que están
establecidas incluso desde la ley, como el tema de que las comisiones de calificación
trabajan a puerta cerrada, separada y nadie puede ingresar y cuando tienen el
resultado recién lo pueden hacer público” (Entrevista). Además de la falta de
transparencia está el problema de la tergiversación de la información, no sólo por
parte de autoridades sino, además, por los medios de comunicación: “Lo tergiversan
o llegan tarde a la información, después de que ya ha pasado todo, o es que informan
a mitad o lo que les conviene no más” (Entrevista). Aunque, respecto a los medios
de comunicación, algunas entrevistadas reconocen que algunos de ellos, sobre todo
los alternativos, pueden ser importantes instrumentos de cuestionamiento que además
tienen la ventaja de poder ser trabajados en red, llegando a más personas: “El
Insurgente es un periódico mensual, ahí lo que se saca son las necesidades, los
problemas que están enfrentando, o sea nos invitan a la radio o al periódico ‘sácamelo
esta nota’, ‘esto está pasando’, entonces les sirve del tema informativo” (Entrevista).
Para combatir esos factores que obstaculizan el acceso a la información, todas
las vías y estrategias deben ser utilizadas “sino son las personas las que pierden”
(Entrevista). Algunas dirigentas privilegian la búsqueda de leyes y ordenanzas
mediante solicitudes a entidades responsables: “De repente hay un problema
entonces digo tengo que conocer tal ordenanza o ley para ir a reclamar. Voy a pedir
y me dan, algunos sin contratiempo y otros me dicen: memorial y todo eso. A veces
veo que alguien saca con memorial y me hago fotocopiar” (Entrevista). Otras acuden
a los periódicos: “Leo periódicos, algunas fotocopias de los convenios, algunas cosas
que hacen las leyes. Reviso la Constitución Política del Estado, la Ley de Medio
Ambiente. [Sobre] lo que más me interesa, yo busco información” (Entrevista).
Incluso hay que desarrollar estrategias propias: “[H]ay un total desentendimiento,
no hay interés de dar información. Las dirigentas buscan sus propios mecanismos y
medios de información. Están para eso las ONG‘s, las asociaciones y otras; las
iglesias también pero menos” (Entrevista). Asimismo sirven los contactos
personales: “He tenido la suerte de participar en algunos eventos y reuniones, así,
con personajes que tienen ‘información fidedigna’, como se dice, de primer plano”
(Entrevista). Cuando se habla de contactos personales, el hecho de ir a hablar con
la gente, de estar con ella, de compartir y de desarrollar redes entre la gente y otras
instancias (por ejemplo, Universidad) es una fuente de información muy importante
para muchas líderes, sobre todo políticas.
Hoy en día existen muchos más medios para acceder a información, pero para
ello es necesario darse tiempo y: “Hay mujeres que no quieren darse tiempo para
nada. Ahora hay tanto, tanta oportunidad para que las mujeres puedan orientarse a

195
cualquier nivel. Formarse, tener formación, no siempre política, sino formación de
todo tipo. Pero solitas pienso que se someten” (Entrevista). Una fuente de
información importante para muchas de las dirigentas territoriales, son los talleres
que ofrecen ONG’s, universidades y entidades públicas para quienes: “La
información es importante y todo lo que son las capacitaciones. A veces una tiene
la sensación de que está poniendo una gota de agua en el desierto, pero rinde sus
efectos” (Entrevista).
Una evaluación de todas las estrategias utilizadas para el acceso a información
muestra que las mismas dependen del ámbito y de las personas (grupos, generaciones,
etc.). En las OTB’ se priorizan ciertas fuentes, entre jóvenes otras, y así sucesivamente:
“¿Qué funciona en la OTB? La asamblea, es algo global, una información global, y
después el tema es puerta a puerta. El Internet lo estamos trabajando con otro sector
que son los jóvenes así dentro de dos semanas vamos hacer el primer curso de Blog en
el barrio. […] También con los medios de comunicación por ejemplo, hay una columna
que siempre sale barrios ¿no?” (Entrevista).
En el campo de la información, en los últimos años, el hecho de tener acceso
a las nuevas TIC’s, se ha vuelto un diferencial de poder importante, aunque todavía
no existe plena conciencia en torno a sus utilidades para el fortalecimiento de la
agencia ciudadana de las dirigentas. Si comparamos el uso de TIC’s, vemos que una
gran mayoría, sobre todo las dirigentas territoriales, no las usa porque no tienen
tiempo o por falta de medios —“No tengo mucho tiempo y tampoco a veces
recursos” (Entrevista)— o no saben hacerlo, lo ven como una herramienta para las
nuevas generaciones: “No me gusta mucho el Internet. Mis hijos sí, en la
computadora, yo no” (Entrevista). Otras entrevistadas creen que el uso de las TIC’s
está limitado a una elite: “Estamos hablando de un medio de educación a toda la
población ¿Quiénes tienen acceso a internet? ¿Para qué se está utilizando? Quienes
están utilizando, dentro de mi percepción, son las personas que trabajan en oficina.
Entonces ¿Hasta qué punto lo aprovechas? No sé. Entras a medios de información
para investigar algún tema y hasta ahí llegamos” (Entrevista).
Otras dirigentas, por lo contrario, destacan las potencialidades de esta
herramienta, aunque plantean, no puede competir con la TV o radio: “Sí. Página
Web hay pero más importantes para mí son la radio y televisión. Radio donde sea
llega” (Entrevista). De ahí que es válido siempre y cuando sea complementado con
otros medios de información. Por otro lado, están las dirigentas que ven en el internet
un instrumento con grandes posibilidades, no sólo para informarse, comunicarse
con las bases, sino también para comunicarse con entornos mayores: “Si tengo
alguna duda entro al internet, que es así como un monstruo […] todo puedo estar
monitoreando desde el internet” (Entrevista). Existen dirigentas ya mayores, que lo

196
plantean como un instrumento para hacer más eficientes las reuniones: “Yo estuve
en la asamblea de derechos humanos y, ahí en el mecanismo de control social.
Algunas reuniones las hacíamos así en red, a nivel nacional. Es una forma de
aprovechar el tiempo ya que tenemos que ser concretos y no como en las reuniones
son abiertas que nos volcamos en un tema y no salimos” (Entrevista).
En general las que más uso hacen del internet son las mujeres: académicas
“Claro que si utilizo. Tenemos página web que tiene sus links” (Entrevista);
profesionales: “Tenemos una red de mujeres que funciona con Uruguay, Paraguay
y España a partir de la comunicación virtual” (Entrevista); las representantes
políticas: “Es fundamental. Me ayuda a difundir mis notas de opinión semanales, a
comunicarme con redes y listas amplias de distribución. También tengo un Blog
personal desde hace un año, no lo exploto al máximo, pero es una buena referencia
(Entrevista); y las empresarias: “La Federación tiene dos tipos de comunicación,
que es la comunicación la externa y la interna. A nivel interno hacemos una agenda
empresarial y semanalmente mandamos un boletín donde damos a conocer todas
las actividades de los gremios crucemos y para ello el internet es clave, trabajamos
en red” (Entrevista). Asimismo, muchas dirigentas territoriales han empezado a
utilizarlo y a aprovecharlo al máximo: “Actualmente lo que estoy utilizando son
notas que mando por internet; tengo una página web; tengo facebook. Estoy
entrando a ese ritmo porque tienes que actualizarte” (Entrevista).
En general, las diversas posturas en torno al uso de las TIC’s no dependen de
un tema generacional sino de la disponibilidad del medio, el conocimiento sobre el
tema y el tener tiempo para utilizarlo.
El cuerpo: ¿Poder erótico?
Uno de los temas que surgió cuando se realizaban las entrevistas —muy
vinculado al debate introducido por Hakim (2010) (Cf. Supra capítulo I)— era si en
el caso de las dirigentas su cuerpo puede presentarse como un diferencial de poder
más: el erótico. En ese sentido se preguntó a las entrevistadas si percibían a su cuerpo
como una potencialidad o un obstáculo en el ejercicio de su liderazgo.
Una primera tendencia en las respuestas es la de vincular el cuerpo
directamente con los hijos, es decir, desde su dimensión reproductiva, aunque al
hacerlo, de manera directa o indirecta, abordan el tema del tipo de relaciones que se
establecen con los hombres a partir del cuerpo: “Mire, en estos tiempos hay que
ver lo que es mujer y lo que es madre; lo que es madre es algo muy responsable y
además muy sufrido por cierto, que le cuesta asumir y aceptar que ella existe, que
ella también tiene que vivir para ella. Vive más para los hijos y para él, por eso
acepta y asume todos los golpes, los gritos y todo eso” (Entrevista). Esta idea de

197
falta de posesión del cuerpo hace que el mismo sea visto como un obstáculo: el
embarazo “es un factor que inhibe o al menos disminuye la capacidad de
involucrarse activa y totalmente en la dinámica política y partidaria que es exigente
y no tiene horario” (Entrevista), lo que en muchos casos incluso perjudica el acceso
al trabajo: “Alguna vez he visto el tema de por ser mujer ‘¡Ah es mujer! la mujer se
embaraza, entonces no la contrato” ( Entrevista).
También asociado a la maternidad, pero desde una perspectiva positiva, algunas
personas plantean que el hecho de poder engendrar hijos y de tenerlos es una
potencialidad para la dirigencia, en el sentido en que cambia la perspectiva de
trabajo, la forma de enfocar los problemas y las mismas estrategias: “Una vez que
tienes tus hijos, tú empiezas a pensar en colectivo. Tienes una perspectiva más
amplia de lo que puedes hacer o de lo que puedes necesitar y no solamente en tu
casa, sino en el barrio. Entonces, en este sentido ser madre aporta bastante, incluso
en los procesos, te ayuda a ubicarte, a adecuar tus estrategias” (Entrevista). Los hijos
se vuelven el impulso para seguir adelante: “Yo tengo seis hijos y para mí no es
ningún problema […] más bien me dan más fuerza para seguir […] porque si o si,
por mis hijos, yo tenía que salir adelante” (Entrevista).
Vinculado a esta asociación cuerpo-maternidad, el tema de la planificación
familiar es un tema que ha despertado varias y diferentes reacciones. En general, la
defensa de los derechos sexuales reproductivos es sobre todo una bandera y una
reivindicación de las mujeres urbanas: “Hemos trabajado con la Oficina Jurídica para
la Mujer, nos ha costado mucho con eso entrar a las organizaciones de mujeres
indígenas campesinas […] ¿Cómo te diría? Su cultura es más cerrada no te permite.
En el campo a ver dile a la mujer ‘planificación familiar, derechos sexuales
reproductivo’, ‘¿Iman chairi?’, ‘¿Qué es eso? Marido y mujer trabajamos en el campo
abastecemos, no necesitamos’. Es otro forma de creencia, es otro mundo, te digo”
(Entrevista). No obstante, existen en zonas rurales diferencias generacionales en torno
al tema: “Hay una diferencia con las dirigentas jóvenes de 17 a 28 en el área rural,
quienes, increíblemente manejan el tema de la planificación familiar. El número de
hijos es dos, máximo tres, lo que no se ve en las otras líderes que son mayores y que
tienen diez hijos. En mi opinión este tema de tomar decisiones sobre el cuerpo ha ido
avanzando. Ahora el tema del aborto, si bien no es explícito igual lo van practicando,
ya sea con la medicina natural o con la medicina occidental” (Entrevista).
Respecto al cuerpo como diferencial de poder, las personas que rechazan la
idea, plantean diversos motivos, entre los que destacan: (a) Los hombres creen que
las mujeres solo son cuerpos, por lo tanto no toman en cuenta todas las
potencialidades que tienen: “El hombre nunca mira lo que tiene en la cabeza la mujer
sino mira el cuerpo y eso a mí me molesta. A mí me ha pasado que en la Federación

198
de Juntas Vecinales; yo les decía ‘Piensen en lo que yo tengo aquí, no me importa
lo que soy físicamente” (Entrevista) (b) Ello conlleva generalmente una falta de
respeto a las mujeres: “Yo creo que es una desventaja, porque el cuerpo de la mujer
de entrada lo ven como un territorio en el que se puede avanzar, en cambio el cuerpo
del hombre no. Yo siempre pongo de ejemplo cuando dicen que las mujeres
provocamos, ¿Qué les hace pensar que ellos no nos provocan a nosotras? La
diferencia está en que nosotras no nos ponemos encima de ellos, no les decimos
¡Papacito! Pero también por las cosas del patriarcado, las mismas mujeres sentimos
y vemos en el cuerpo de las otras, una amenaza para nuestra estabilidad sentimental,
afectiva” (Entrevista). En esta misma línea (c) El hecho de asumir una dirigencia
tener mayor contacto con espacios públicos, y todo tipo de personas, despierta los
celos del conyugue así como los de las otras mujeres: “Las mujeres mismas pueden
ser de mucha susceptibilidad. Si tu eres una mujer muy atractiva, que sé yo, puedes
estar dirigiendo o algo y te tienes que relacionar con varones también ¿no? Entonces
la inseguridad viene de la esposa de este varón. Ocurre mucho en el trabajo
dirigencial” (Entrevista). En realidad el problema está en el entorno, concretamente
en ‘el qué dirán’: “Yo te digo que eso nos va a costar un poco más todavía, porqué
por ejemplo yo voy a reuniones a veces sé llegarme a mi casa las once de la noche
y ahí hay vecinos o vecinas que también están con ese tabú. Si un compañero por
gentileza te ha traído en su auto o te ha acercado para evitar que te puedan asaltar o
algo, te dejan en tu puerta y claro al despedirte siempre vas a dar un beso y ‘¡Uy!
lo ha besado’ dicen las mismas mujeres; no tanto los hombres, las mujeres”
(Entrevista). Aunque también: “Hay mujeres que nos hacen quedar mal; hay ciertos
momentos de debilidad cuando se descontrolan. Cuando la mujer es líder hay que
cuidarse de esas cosas y porque los mismos varones, a fin de que caiga tu liderazgo,
pueden invitarte, por decir, a tomar una cervecita o a compartir o querer algo contigo
¿no? Entonces ahí tu bajas la guardia y ya baja también tu liderazgo y hasta ahí no
más le haces y de eso hay que cuidarse” (Entrevista). Por último (d) El peligro que
representa para una mujer tener que salir hasta tarde, asumir los horarios de los
dirigentes, es otro de los grandes obstáculos: “Por los riesgos que puede haber en
salir sola muy tarde o por la violación. El hombre no ha cambiado al ritmo que
hemos cambiado las mujeres, ellos siguen considerándose con derechos de uso y
abuso del cuerpo de la mujer. Para ellos encontrar una mujer tarde en la calle puede
ser una oportunidad más” (Entrevista).
Por otro lado, hay mujeres que sí están conscientes del cuerpo como
diferencial de poder importante: “Para mí ha sido una potencialidad porque bien
honestamente yo cuando tengo que ir a la policía o algún lado, entonces una se
arregla bien: mini; la mujer sabe digamos, creo yo, como se va a vestir y como va
a actuar dependiendo de la circunstancia” (Entrevista). Lo que intelectualmente

199
una feminista explica como: “Como diría Marcela Lagarde somos bilingües ¿no?
Usamos cosas, usas tu feminidad, tu empatía; manejas distintos lenguajes. El ser
mujer no solamente es cuerpo es usarlo y ser mujer también es tener más
sensibilidades que los hombres para sacar temas de la vida privada y politizarlos.
A la violencia no la va a politizar un hombre, la va politizar una mujer y entonces,
claro, lo que tú tienes que hacer es que la política se hace siempre desde algún lado,
no lo hago desde ningún lado, lo hago desde mí” (Entrevista). Por su parte una
dirigenta territorial lo plantea como: “Mira que he tenido experiencias muy gratas;
tal vez pequeñas entradas. Las mujeres tal vez somos más manipuladoras, más
dulces para poder pedir las cosas y bueno te puede ayudar tu aspecto, que vean tu
seguridad, que vean que puedes plantear, entonces te ayuda puedes utilizar como
un arma si sabes utilizarla ¿no?” (Entrevista).
Ahora para que sea un diferencial tiene que ser movilizado, caso contrario es
una oportunidad no utilizada: “Es pues, una potencialidad a todo nivel. El hecho de
ser mujer, mismo. Cuando una está soltera inclusive domina a los hombres ¿no?
¡Desde ahí! Pienso que las mujeres podemos ser, no dominantes, sino tener una
fuerza de decisión, pero somos cobardes no utilizamos así porque tenemos miedo”
(Entrevista). En este sentido: “Más que el cuerpo de la mujer, es como se expresa,
cómo se mueve diría. Tú puedes tener el cuerpo que quieras, la cara que quieras,
pero todo tiene que ver con cómo te mueves” (Entrevista).
De todas maneras se reconoce que, si bien el poder erótico es muy importante,
hay que saber cómo utilizarlo, no confundir las cosas o lanzar mensajes ambigüos:
Hay que saber poner los límites “No es que no sea una potencialidad, porque yo he
visto que cuando una mujer esta así bien irradiando su belleza, entonces en todo
lado la gente se deslumbra. Yo lo utilizo, a mí me gusta estar bien cuando tengo que
ir hablar con personalidades y me arreglo bien, pero también hago y pongo mis
límites, nunca uso esa estrategia de seducir porque quieres conseguir algo, eso no
me gusta” (Entrevista).
Relaciones y realizaciones
Se ha empezado el capítulo describiendo la diversidad de formas de agencia
ciudadana de las mujeres en Cochabamba, a partir de los espacios en los que se llevan
a cabo y los múltiples diferenciales de poder que utilizan; ambos elementos son la
base para la elección de estrategias. Para tener otros elementos de análisis se retoma
de Debuyst (2001) algunas ideas para comprender y diferenciar estrategias114 que, en

114
El texto mencionado busca concretamente sentar las bases para analizar las estrategias que los
agentes despliegan a fin de construir un desarrollo duradero —o sustentable.

200
sí, son diversas y cambiantes: las estrategias utilizadas en un inicio pueden ir variando
a medida en que se van negociando — y logrando o no— los objetivos buscados.
De ahí que no sólo hay diversidad de estrategias de una agente a otra, sino que una
misma persona va desplegando distintas estrategias a la vez y en el tiempo.
Por otro lado, Debuyst plantea que las estrategias pueden ser relacionales y de
realización115 y se mueven de acuerdo a distintos elementos como: las identidades de
los agentes, sus condiciones socio-económicas; su “know how” —cantidad de
información— y otros aspectos que tienen que ver con factores demográficos, su
entorno biofísico, sus diferenciales de poder y las organizaciones sociales y públicas
que se involucran en el proceso. Por último el autor plantea que también juegan un rol
las representaciones, a saber los modos de figuración y las lógicas sociales —sentido
y coherencia con modos de pensar y sentir— que tienen (Cf. 2001: 119-122 —TP).
Para comprender y describir la diversidad de estrategias, así como las lógicas
y otros elementos que se movilizan detrás de ellas, se las va a analizar según los
espacios en los que se despliegan y los otros agentes con los que se interrelacionan:
(1) Sus hogares —y miembros de su familia (2) Las distintas organizaciones de la
sociedad civil en las que se movilizan y específicamente las estrategias que
establecen con sus bases y el entorno inmediato (3) Las organizaciones públicas en
las que participan.
“Ustedes ensucian ¡ahora laven!”: Relaciones familiares
Para poder ser dirigentas, las estrategias que las mujeres eligen inician en la
negociación de sus relaciones dentro de hogares: En ellos se dan diferentes
situaciones: (a) En contextos conflictivos y de violencia y maltrato familiar, los
obstáculos para ejercer su agencia ciudadana son mayores y el divorcio constituye
una salida. Si posteriormente se vuelven a casar, se dan cambios importantes en las
relaciones de pareja, construyendo hogares más democráticos en cuanto a roles de
género. En todo caso, muchas dirigentas argumentan que es mejor no ser casada:
“¡Felizmente no! [Ríe]. Porque hubiera sido una traba. Justamente por eso he
decidido quedarme sola. Yo pienso que una se casa y tiene que depender. Yo necesito
realizarme como mujer, necesito hacer lo que yo pienso, por tanto preferible estar
sola” (Entrevista).
(b) Hogares en los que estar casada es más bien una estrategia de
relacionamiento con el entorno, en el sentido en que no solo se muestra mayor
estabilidad sino que se presenta como una suerte de escudo contra críticas
115
Las primeras responden a las alianzas y oposiciones que se construyen; y las segundas a las vías y
contenidos de realización elegidas para conseguir objetivos (huelgas, audiencias, movilizar a su
gente, etc.).

201
provenientes del entorno: “Cuando yo era soltera, y cuando estaba mal con mi
primera pareja, los varones te ven como propio ¿no? Primero si tu liderizas una cosa
es porque estás amargada o estas resentida o ¡qué sé yo! […] Con mi otro esposo ya
he tenido otro tipo de acogida aquí porque ya no era la persona que tenía sus
propios conflictos emocionales y familiares y que por eso estaba atribuyendo en los
hechos a otros, si no que ahora he demostrado que sí puedo manejar mi familia y
que sí tengo un marido ejemplar” (Entrevista). Ello supone contar con el apoyo del
esposo: “Es difícil ser autoridad política, tiene que haber esa coordinación con la
pareja porque muchas mujeres han tenido que separarse incluso, para ser concejala”
(Entrevista).
(c) Familias en las que incluso se dan cambios en los roles de género dentro
del hogar: “Mi esposo crió a mis hijos […] yo trabajaba y él los cuidaba”
(Entrevista), aunque ello conlleve la crítica de entorno, desde las propias madres y
suegras hasta la sociedad: “Se enojó mi mamá, y lo adora a mi esposo ¿no? Pero:
‘¿Y tu mantenido?’ […] Mi suegra estaba en Italia, se traumatizó, nos mandaban
plata cada mes, como que es el aporte de mi hijo al hogar” (Entrevista). Asimismo
conlleva un cambio, no exento de luchas, en la división de las tareas domésticas:
“Ha sido realmente una lucha terrible ¿no? Porque el machismo imperante. Pero
desde un principio hice respetar lo que yo quería. Antes de casarme le dije ‘yo tengo
que estudiar y voy a trabajar y espero que tú no te opongas sino hasta ahí llegamos’”
(Entrevista).
En esta línea, actualmente muchas mujeres desde ONG’s están realizando
campañas y talleres de capitación para promover la corresponsabilidad doméstica,
y muchas mujeres de organizaciones territoriales se están sumando al proceso. Este
desafío requiere de políticas públicas: “Hace poquito hemos terminado una campaña
sobre valoración y corresponsabilidad doméstica, que es avanzar primero en esta
suerte de redistribución más equitativa de las tareas en la casa, reconocimiento no
sólo social sino reconocimiento del aporte económico del trabajo doméstico. Es un
tema de política pública” (Entrevista). Por otro lado, también pasa por empezar a
cuantificar las actividades de cuidado e incluso que el Estado se ocupe de las
mismas: “Afortunadamente en la nueva Constitución está la cuantificación del
trabajo domestico y para mi ese es un paso para definir políticas públicas. Hay
experiencias interesantes en que el Estado va haciéndose cargo de estos cuidados
que a las mujeres nos han absorbido demasiado tiempo, el cuidado de los niños, de
los adultos mayores, de los enfermos, etc.” (Entrevista).
¿Qué influye en la elección de estrategias dentro del hogar? Entre los
principales factores destacan la formación, la integración a una corriente
determinada —el feminismo, por ejemplo—y la escuela de vida que se ha tenido:

202
“Ya se han acostumbrado, si desde Kami era así. Todos ayudan en las tareas de la
casa y yo me doy tiempo para todo. Cuando lavamos la ropa yo jabono y él tiene
que enjuagar. Antes la ropa de las guaguas lavábamos así pero una vez que han
entrado al colegio: ‘¡A lavar su ropa! Ustedes ensucian y ¡ahora lávense!116”
(Entrevista). Por otro lado, el contar con el respaldo de la familia ampliada es, en
muchos casos, un factor determinante en la elección de estrategias familiares. El
apoyo de madres, hermanas e incluso de la familia política, permite a las mujeres
organizarse mejor: “Bueno toda la familia tiene que funcionar. Mi hija, la mujer,
está con sus abuelos paternos. Mis papas también me ayudan bastante, igual mis
hermanos” (Entrevista).
“Mejor me quedo hasta el final”: Estrategias en las organizaciones
Las estrategias desplegadas en el marco de las organizaciones de la sociedad
civil a las que pertenecen dependen del espacio en que la aplica y de las personas
con las que una se relaciona. Aquí primero se analizará las tácticas privilegiadas en
el marco de organizaciones: territoriales (OTB’s, juntas escolares, asociaciones
deportivas), de control social, gremiales, ONG’s, Iglesias y partidos políticos, para
luego identificar aquellas asumidas en relación a las personas con las que se
interactúa.
Una estrategia que destaca en las organizaciones territoriales pasa por asumir
varios puestos o a la vez: “He sido dirigenta de varias organizaciones a la vez: de
una OTB, de tres juntas escolares en tres colegios, presidenta de una organización
de mujeres. También he coadyuvado y tenido representación en lo que ha sido en el
Comité de Vigilancia en el área de salud y después he sido presidenta del mecanismo
departamental de control social de Cochabamba” (Entrevista). Entre todas estas
organizaciones, la dirigencia de juntas escolares destaca entre las más importantes,
pues: “Enseña a actuar como dirigenta” (Entrevista) impulsando a que las mujeres
asuman, casi inmediatamente, otros puestos. Además permite desarrollar contactos
personales que se pueden, luego, utilizar: “Ese escenario de haberme desarrollado
por ejemplo ya sea en las juntas escolares o en la OTB me permitió ser visibilizada
por las organizaciones políticas y me invitaron a ser parte de un partido político”
(Entrevista).
Por otro lado, desde el espacio deportivo también se forman dirigentas,
teniendo, además la ventaja de que en él, la participación es voluntaria e involucra
emociones y subjetividades: “Conozco muchas mujeres que son terribles, luchonas
y todo eso, en el plano deportivo, pero trasladas al ámbito formal ¡Nada! De repente

116
Esta frase ha sido subrayada debido a que ha sido utilizada para dar título a esta parte.

203
porque el futbol no te exige especialización, capacidades, estudios, etc. y es algo
que cómo es recreativo te apasiona y dices un fin de semana, descanso y juego, me
distraigo y recargo las pilas. La gente va a las asambleas porque es obligatorio, por
la multa, se hacen anotar y escapan, mientras que en el deporte: ‘mejor me quedo
hasta el final del partido, veo quién gana’” (Entrevista). Estas agallas mostradas en
el deporte, son las que, en algunos casos han marcado el inicio y desarrollo de
carreras dirigenciales.
En OTB’s las estrategias deben afinarse ya que el panorama se vuelve más
complejo. Muchas de las dirigentas entrevistadas han señalado diversas dificultades,
entre ellas la cooptación de líderes, problema frente al cual se debe trabajar y
establecer alianzas con los jóvenes y las bases: “[H]ay que informar a la gente y
hacer un trabajo especial con la población joven, prepararlos para un ejercicio de
liderazgo” (Entrevista). Otra dirigenta territorial parte de otro razonamiento y acaba
con una propuesta estratégica distinta: “¿Por qué estos dirigentes quieren este cargo?
¡Tienen que acomodar a sus familiares, ya sea en la alcaldía o la sub alcaldía! Yo he
visto, yo he palpado. Entonces ¿cómo voy a poder yo controlar?” (Entrevista). La
solución puede centrarse en que la representación por distrito sea múltiple —basada
en varias organizaciones— y rotatoria: “Debería haber un comité de control social
en el que cada organización del distrito, tenga su representante. Para entrar al comité
tendrían que ser elegidos desde las bases y este comité de control social tendría que
decidir las políticas y necesidades del barrio. Además los cargos deberían ser
rotatorios como en el los pueblos, por turnos” (Entrevista).
Uno de los espacios donde mayor cooptación existe es el de los Comités de
Vigilancia. Para hacer frente al problema se ha propuesto armar redes y encuentros
que permitan generar una suerte de control mutuo: “Hemos organizado como tres
eventos en Cochabamba, reuniendo a todos los Comités de Vigilancia de las
ciudades capitales e intermedias junto con otras organizaciones de la sociedad civil,
por ejemplo las ONG’s que nos han apoyado mucho, nos mandaban información
podíamos leer todos los avances que habían acerca de control social en otros
departamentos o en otros lugares” (Entrevista).
El trabajo en redes también ha servido para solucionar problemas que surgen
de la falta de coordinación entre las distintas organizaciones territoriales. Se trata
de una estrategia basada en: “Hacer un intercambio entre OTB’s, para que cada una
que tenga ejemplos de organización en ciertas áreas compartir con otras; espacios
donde OTB’s de varios distritos se juntan todos, hablan, reclaman, intercambian
información, se dan ideas. Esas cosas integran la ciudadanía” (Entrevista) y
obviamente sirven para combatir la cooptación. Para que esas redes funcionen es
necesario mandar a los encuentros personas con buena formación ya que se reconoce

204
que, sobre todo en estos espacios, a mayores niveles educativos, mayores
conocimientos y mayor consciencia acerca de hacer respetar el control social.
Otro de los problemas mencionados es que muchos dirigentes utilizan las
OTB’s para beneficios propios, lo que desvirtúa su trabajo. Si bien se trata de una
práctica más común entre hombres, cada vez más mujeres lo hacen: “Era una
persona intachable, con 10 años de dirigencia […] pero bueno, la señora ve sus
intereses, ella es ahora funcionaria pública” (Entrevista). Frente a ello, una
estrategia es la denuncia: “Yo trabajo en un periódico ‘El insurgente’ y hemos sacado
la noticia” (Entrevista). Otra dirigenta, plantea que hay que trabajar con “objetivos
concretos y estar siempre encima de ellos; hacerles recuerdo que hay que hacer esto,
o qué no hay que hacer” (Entrevista).
En las organizaciones gremiales las estrategias dependen del gremio. Entre
empresarios son más formales se basan en trabajo en reuniones, en redes virtuales,
circulación de boletines, etc. es decir, en programas de comunicación corporativa:
“Cada día circulan cinco o seis boletines mínimo, circulares y boletines informativos
de lo que se va haciendo la institución […] además sacamos resúmenes de prensa
cotidianos y hacemos una agenda empresarial” (Entrevista).
Por su parte en el gremio de comerciantes las estrategias son más informales.
Un aspecto interesante a destacar es la utilización de los espacios de socialización,
las fiestas, los padrinazgos y compadrazgos que no sólo sirven para generar redes,
sino para compartir inquietudes, información y definir actividades conjuntas: “Hay
momentos en los que una está pasando por ahí y me dicen ‘doña Angélica este
problemita hay’ […] y nos sentamos y hablamos o, sino, a veces compartimos un
rato cuando nos reuniones en algún lugar a comer. Casi la mayoría los lunes vamos
a comer algún escabeche o si no hacen en el mismo puesto su mote con k’allu117 y
comemos y ahí empezamos a hablar y ahí nos comunicamos” (Entrevista). Las
fiestas son también importantes: “Nosotras por ejemplo hacemos en carnaval
comadres […] una vez al año nos reunimos y compartimos, nos sentamos, tomamos,
hablamos, y hasta a veces nos reñimos, como decimos, pero nos volvemos a abuenar
[…] es fuerte porque también invitamos a las autoridades ¿no? hasta el Comando
también viene” (Entrevista). Aunque reconocen que este tipo de estrategias se está
perdiendo o cambiando, en algunos casos debido a pugnas políticas internas. En
efecto, siendo las comerciantes un grupo con mucho poder económico y simbólico
en Cochabamba, las autoridades gubernamentales a nivel local, buscan aliarse con
ellas, de ahí que las redes y estrategias relacionales que antes se daban a partir de
las fiestas, hoy en día adquieren otras connotaciones: “Últimamente hasta eso la

117
Ensalada típica de Cochabamba, realizada en base a cebolla, tomate y, a veces, quesillo.

205
política la ha dividido, ahorita en la Calatayud por ejemplo, hay otra dirigenta que
por hacer política la ha dividido y ahora de este lado parecería las que más tienen y
en este lado están las más pobres, y hasta eso ha ocurrido y eso es por lo político”
(Entrevista).
Respecto a las estrategias relacionales con las ONG’s, las dirigentas reconocen
problemas y potencialidades. Entre los primeros destaca: la gran injerencia que tienen:
“Nunca me han buscado ni yo a ellos […] Alguna vez las IFFI me invitaron, ellas
quieren someter, lo que ellas dicen quiere que se haga. Demasiado verticalista […]
Hay veces quieren ser las mamás y no quieren que las wawas empiecen a pensar por
sí sola. En el momento en que piensan ya no les toman en cuenta” (Entrevista). Esta
práctica ha provocado que se destruyan otras organizaciones importantes que las
mujeres construyeron a partir de su agencia y que se presentaban como espacios para
el despliegue de la misma: “Antes en el campo, eran los sindicatos los que
organizaban, pero hoy en día son ONG’s que manejan a los sindicatos. Porque grande
ha sido mi sorpresa, cuando he ido, no hace mucho, y he preguntado donde está el
sindicato de mujeres, ya no eran ellas las que estaban manejando sino una ONG de
producción […] Anteriormente era el verdadero sindicato donde, a través de las
necesidades que los compañeros decían, se elegían sin ningún otro financiamiento”
(Entrevista), de ahí que, según la entrevistada, es momento de denunciar
públicamente, reflexionar y re-encauzar las relaciones: “Yo pienso que no es bueno
el sometimiento, aunque hayan ONG’s se tiene que hacer un propio análisis”
(Entrevista).
La misma injerencia es destacada en ámbitos urbanos: “Yo empecé a trabajar
bien con ellas (IFFI), porque las conozco a toditas […] hasta que hubo un paro
cívico que convocó el Comité Cívico donde todas la instituciones de salud apoyaron
para pedir ítems para Cochabamba entonces yo también me sumé y fui y estuve en
las reuniones y apoyé y ¿Sabes? cuando las llamé me dijeron ‘Tú te has definido
políticamente y ya no te vamos apoyar’” (Entrevista), en este caso la estrategia es
de ir relacionándose para algunas cosas y no para otras: “Sigo trabajando con ellos
cuando me llaman para que dé algunas charlas y voy encantada de la vida, pero
después ya no” (Entrevista).
Otro de los problemas vinculados a las ONG’s es que: “Malcrían a la gente.
No hay una ONG con visión así más de cambio donde involucren a hombres y
mujeres; fomentan con muchas cosas y eso quiere decir malcriar ¿no? Y no ha hecho
desarrollar ni a los dirigentes mineros ni a las amas de casa. Ahísito nomás nos
tienen” (Entrevista). Aunque visto desde la perspectiva contraria: “La relación es
muy oportunista y en algunos casos asistencialista; cuando las OTB’s quieren
alguito, siempre es ‘vamos a hacer esto pero nos da esto’. Es una relación utilitaria.

206
Y realmente estamos para eso, para dar medios para que ellos desarrollen o potencien
sus capacidades. Es bien interesante porque las OTB’s dominan a las organizaciones
con las que trabajan” (Entrevista). El celo institucional que existe entre las mismas
ONG’s es, otro problema: “Se puede tener grandes iniciativas, grandes ideas y para
ello yo valoro mucho el trabajo en alianza, y todo esto que se dice, muy bonito en
discurso pero en la práctica es muy difícil y peor si son instituciones de la misma
línea; siempre hay celo institucional” (Entrevista).
Por otro lado, en lo que se refiere a las potencialidades, destaca el
aprovechamiento por parte de las mujeres, principalmente en términos de: (a)
Capacitación y proporción de información: “Han entrado al Distrito, nos ofrecieron
información. Yo agradecí mucho que me hayan dado un maletín con mis leyes”
(Entrevista) (b) Apoyo en financiamiento para algunas actividades específicas:
“Ahorita estamos trabajando con el IFFI, nos dan el apoyo logístico, también con
refrigerios. Y también con una parte de la comisión de la Red Social de Salud, está
en la Plataforma de Mujeres” (Entrevista) (c) Por último, en algunas casos son la
ONG’s las que han abierto la posibilidad misma de ejercer ciudadanía activa: “Las
ONG’s son importantes cuando requieren tener líderes mujeres, como en el caso de
las campañas electorales. Nos guste o no, son las ONG’s las que han ido impulsando
eso” (Entrevista).
Por su parte, las iglesias y organizaciones vinculadas a la religión, son espacios
priorizados por algunas mujeres para ejercer su agencia ciudadana: “Si te das cuenta
las parroquias han congregado a grupos a veces difíciles de congregar. Mi mamá,
por ejemplo, nunca ha ido a reuniones de colegio, nunca ha asistido a la OTB, pero
a misa sí va siempre. Tienen además contactos, entonces abren mucho las puertas
si te sabes acercar de la manera correcta sí ayuda a estas mujeres a conocer a gente
con las que usualmente no tendrían contacto” (Entrevista). En algunos casos, es
desde ahí que se dan los primeros impulsos para el surgimiento de líderes: “Yo tengo
una formación de líder desde mis 15 años. Estaba en colegio de monjitas y vino un
sacerdote, allá al colegio, a darnos unas charlas de orientación y cómo podríamos
ser jóvenes líderes representando a nuestros cursos; ahí empecé a formarme y
después me invitaron hacer catequista y empecé el liderazgo trabajando en
comunidades pequeñas y me gustó” (Entrevista).
Respecto a la iglesia destaca la confianza que despierta, sobre todo en las
generaciones mayores, logrando que éstas se involucren más fácilmente, movilizando
incluso sus propios poderes agenciales económicos: “La capilla también es producto
de un grupo que nos hemos organizado. La hemos hecho construir así, con una y otra
ayuda. Todas nosotras hemos puesto material de construcción, también hemos hecho
kermese y así hemos sacado la capilla” (Entrevista).

207
Vinculado a las actividades religiosas, las fiestas patronales barriales también
impulsan la participación ciudadana, presentándose como momentos y espacios de
socialización, creencia, pero también de relacionamiento político. A partir de ellas se
embellece el barrio, se lo limpia, se consigue, a veces, financiamiento para alguna
infraestructura y se refuerza la cohesión social. En barrios con un gran porcentaje de
poblaciones migrantes, son ocasiones en las que además se reproducen lazos con las
comunidades de origen. No en vano en Sebastián Pagador, el santo celebrado sea el mismo
que en Oruro, o en Barrio San Rafael sea el de los migrantes que se vinieron de esa zona
Orureña: “Nuestro aniversario es el 4 de octubre […] y las primeras veces nos hemos
organizado entre vecinos, hemos pasado la fiesta del Señor San Rafael. Allá en Distrito
Santa Fe [Oruro] siempre era San Rafael, de ahí han comprado estos lotes de una
cooperativa; todos los del barrio somos de Santa Fe […] Entonces esta fiesta la pasamos
nosotros y nuestros residentes en Oruro, que vienen así a hacer la fiesta” (Entrevista).
Por otro lado, la incursión de la iglesia evangélica a niveles locales ha sido
importante e influye en las estrategias elegidas por las mujeres, incidiendo
específicamente en sus valores y percepciones: “En la mayoría de las organizaciones
de mujeres están los evangélicos; fuerte están apoyando en capacitación”
(Entrevista). Estas iglesias están aportando con diversos beneficios118, sobre todo
intangibles, a nivel barrial: “Han empezado a trabajar en valorarse y en quererse
más. Gracias a estas organizaciones han salido muchas familias de la violencia, del
alcoholismo y aprenden a vivir más en familia” (Entrevista), lo que da mayor
seguridad a la mujer para la elección de sus estrategias. Aunque también tienen un
lado negativo: “Lo malo es que se dan mensajes manejados desde arriba además se
vive de los seguidores pidiendo diezmos. Muchas personas están abusando de esto
¿no?” (Entrevista).
Para las militantes activas, los partidos políticos son los principales
instrumentos para incidir con mayor fuerza en las políticas públicas, al constituirse
en la forma más directa de participar en la toma de decisiones y, por lo tanto, la
forma más activa para el ejercicio ciudadano político: “Ratifico la importancia y
función clave de la gestión política para encarar estructuralmente problemas
sociales, económicos, de salud, etc. de la sociedad” (Entrevista). No obstante,
dirigentas que pertenecen a otros rubros cuestionan las relaciones condicionantes
y corruptas que los partidos conllevan: “Yo creo que los partidos desestructuran;
tengo una visión más crítica de algunas cosas y si hubiera entrado a un partido ahí
me hubieran condicionado” (Entrevista). Ello lleva a muchas mujeres a evitar
contactos con los mismos: “Yo tengo la percepción que la gente que trabaja en los

118
Para un estudio de caso sobre el tema, Cf. Tapia 2003.

208
partidos políticos no es consciente, no tienen principios, no hay una ideología;
entonces si están ahí es porque les están ofreciendo un cargo. Alguna vez que he
asistido por curiosidad y me han dicho ‘queremos que pertenezcas, arrastras gente’
les he dicho: ‘no puedo mezclar lo que hago con la política’” (Entrevista).
Por otro lado, muchas mujeres aprovechan conscientemente esta faceta
interesada de los partidos para lograr resolver sus demandas: “En la época apareció
la Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y me fui de dirigenta para que me ayuden a
construir una biblioteca comprometiendo mi apoyo al Ucesismo y me han dicho:
‘muy bien señora le vamos a construir su biblioteca’ y la UCS me ha dado 50 bolsas
de cemento. Después otros dirigentes han conseguido del MNR con Gonzalo
Hermosa que esa vez estaba candidateando, nos ha traído ocho mil ladrillos”
(Entrevista). En la misma línea, otras los ven como instrumentos mediante los
cuáles pueden incidir en la realidad: “En estas elecciones yo me he postulado para
concejala por el CIU. Mi objetivo era llegar a la concejalía y desde la concejalía
hacer más por lo que es salud, porque al final de cuentas ahí es donde se decide más
las cosas” (Entrevista).
Hasta ahora se ha descrito las estrategias elegidas por las mujeres en el
marco de las organizaciones en que despliegan su agencia, a continuación se
mostraran, concretamente, la diversidad de interrelaciones que las dirigentas
establecen con sus bases, otros dirigentes y personeros de las organizaciones
públicas con las que se relacionan.
Respecto a sus bases, hay que distinguir distintos momentos en este
relacionamiento. En el primero, el de la elección, las estrategias dependen de las
organizaciones en que una se mueve. En los ámbitos políticos las formas de elección
dependen del interés político y las decisiones se toman de una manera vertical
aunque actualmente las mujeres se ven beneficiadas por la ley de cuotas y la
exigencia de paridad. En el gremial, hay que diferenciar entre las organizaciones
vinculadas al comercio, en las cuáles se elige en términos de relaciones personales
y de confianza —son las otras mujeres las que viendo quien tiene mayor contactos,
experiencia, o capacidad de expresión le van a ofrecer el puesto de dirigencia— de
las empresariales y/o profesionales, donde ello se realiza mediante acuerdos inter-
organizacionales y votación.
Es en las organizaciones territoriales donde existe mayor diversidad interna.
Una primera estrategia es elegir de acuerdo a las características de las mujeres; en
este caso es importante que tenga: (a) Más ‘arrastre’: “Vinieron los de la OTB
invitarme: ‘queremos que tú entres, tienes arrastre y tatataa’” (Entrevista); o ‘más
agalla’: “En esa gestión dijimos ‘Como los hombres eran corruptos, vamos a tomar

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el mando las mujeres’. Recién llegadita de las minas: ‘¡Huaca! el que no quiera
dinamita’, les hacía asustar con dinamita a todos: ‘A ver que me digan algo
¡Dinamita a su casa le voy a ir a meter!’ les decía. Y ya mujeres de las diferentes
calles nos hemos organizado y a las más habladoritas de cada calle se la ha nombrado
representante, o las más valientes, y así ya teníamos un bloque de mujeres”
(Entrevista) (b) En otros barrios se pondera el nivel profesional de las dirigentas,
independientemente de su edad; o las acciones previas que han realizado: “Ha sido
una casualidad había una pelea en mi barrio, varias OTB’s estaban de acuerdo en
realizar su puente otras no, entonces yo tuve la chispa de buscar a mis vecinos, no
conocía quienes eran mis dirigentes y de esa manera fui investigando, cuando iba a
donde los vecinos a hacer las encuestas me decían que no había presidente o que
nunca cumplía con su función. De esa manera yo me he organizado con unos vecinos
más y así comenzó. He tenido la chispa de moverlos a los vecinos de esa manera
me hecho conocer” (Entrevista) (c) La disponibilidad y predisposición a moverse
sin sueldo es otro de los elementos que incide en la elección de las dirigentas: “Había
solo una señora que se ocupaba directamente de todo y la señora ya es mayor
entonces ya no podía ir a caminar porque en estas cuestiones siempre hay que ir
andando que si a la alcaldía o en las casas comunales y siempre requiere tiempo y
paciencia también ¿no? Y bueno de esa forma yo me involucré” (Entrevista). Las
elecciones que se basan en las características de las personas, generalmente se
realizan en reuniones o en asambleas: “Yo estaba así correteando, la gente ya me
conocía. Y la primera asamblea que había en la comunidad me han elegido como
OTB” (Entrevista).
Actualmente hay una tendencia cada vez más fuerte hacia la elección por terna
como forma de acceder a la dirigencia: “Antes se convocaba para elegir a quien
elegimos, ya que sea sutano o fulano, votan por él y listo. En cambio ahora se ha
hecho por plancha, y que un grupo se organice e invite a personas para que sea, o
no, parte de la plancha y que elaboren una propuesta de trabajo para el barrio. El
día de las elecciones tal grupo presenta su propuesta y trata de distribuir y explicar
cómo vea conveniente, por igual entre los grupos que hayan” (Entrevista).
Un vez elegidas ¿Cuáles son formas en que se toman las decisiones? Depende
del contexto, del barrio y sobre todo de las necesidades. En un principio,
generalmente las dirigencias empiezan moviéndose de acuerdo a ciertas necesidades
concretas: solucionar el problema del agua, consolidar una urbanización u otros,
por lo que las que más se mueven, son las que van tomando las decisiones. Sin
embargo, una vez establecida la OTB, dos factores inciden en la toma de decisiones.
Por un lado, los imaginarios, visiones, ofertas y perspectivas de calidad de vida del
grupo que compone la directiva de la OTB’s: “No hemos solicitado nada más de

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asfalto; teníamos recursos y vimos como una prioridad defender la serranía de San
Pedro para que sea un pulmón no solamente para nosotros sino para toda la ciudad.
Así empezamos a luchar por eso, ahora estamos haciendo un parque ecológico”
(Entrevista). Alguna vez esta toma de decisiones depende del dirigente máximo,
muchas veces limitado por el presupuesto con el que la OTB cuenta: “Escucho a
todos y todas las cosas que se van hacer, y en base a eso un presidente tiene que ver
en su OTB qué es lo que falta y, entonces, según el dinero que nos dan nosotros ya
hacemos los proyectos para presentar” (Entrevista).
En general, las dirigentas coinciden en que el contacto y la comunicación con
las bases es esencial para realizar el trabajo dirigencial: “Te ayuda a contextualizarte,
a ponerte de acuerdo, a enterarte e informar a tus contactos” (Entrevista). De ahí
que son importantes las estrategias elegidas para ello. A nivel de OTB’s, las mismas
se basan en: (a) La comunicación “de boca a boca. Bueno en la zona sur, con los
problemas que tienen de que la gente no leía, o sea que no servía las citaciones por
escrito; entonces en este caso tener agentes claves por bloques funciona” (Entrevista)
(b) Las citaciones escritas (c) El perifoneo: “Tenemos un megáfono y con eso ¿no?
Le dejo la notita a la señora y lo perifonea en la noche y avisa y llama y a qué hora
va ser la reunión” (Entrevista) (d) Las asambleas en áreas peri-urbanas: “Bueno,
nuestras asambleas, casi siempre hacemos quincenal aquí en la plazuela Sebastián”
(Entrevista) (e) Un instrumento de comunicación que ha empezado a tener mucho
importancia no solamente a nivel de OTB’s sino en general es el celular, ya que es
cada vez más común entre las dirigentas. En otros espacios de dirigencia, destacan:
el internet en grupos profesionales y empresariales: “Usamos mucho el Internet, el
teléfono y el celular ¿no?” (Entrevista); el contacto personal en gremios comerciales:
“Me llegan y me dicen tengo el problema y yo busco resolver” (Entrevista).
Respecto a esta comunicación con las bases uno de los problemas de los que
se quejan las dirigentas es la constante crítica de las bases: “La verdad que hay gente
que reconoce y hay gente que no reconoce. Aquellas personas que no pueden hacer
nada son las que más nos critican” (Entrevista). Aunque ello varía según el sexo de
las personas. Así, para algunas dirigentas es más fácil trabajar con hombres porque:
“A veces dicen que la mujer es enemiga de la mujer, y es cierto, yo lo he vivido”
(Entrevista); también hay la noción de que por ser del mismo sexo, hay menos
respeto: “La mujer que está a tu lado un poco te ve un poco como del mismo género
y digamos con tu misma condición no es necesariamente que le falte al respeto ¿no?
Pero sí que te tratan con un poco más de confianza y se aprovechan más de ti”
(Entrevista). Para otras dirigentas, entre mujeres es más fácil reunirse, compartir y
desarrollar sistemas de ayuda mutua: “Cuando hacemos encuentros nacionales,
departamentales, nos encontramos con toda clase de mujeres y ahí nos contamos

211
todas las situaciones y ahí aprovecho para empezar a difundir lo que sé y lo que he
aprendido, o si la otra persona está mejor su propuesta, entonces yo le digo:
‘Ayúdanos, te vamos a buscar’. Y así, una ayuda recíproca” (Entrevista). Además,
como planteaba otra entrevistada, el tener intereses en común facilita que las mujeres
se movilicen de manera conjunta: “Yo pienso que somos las que más nos quedamos
en la casa y las que más conocemos las necesidades. Mi marido por ejemplo
imposible que se dé cuenta de la contaminación del agua. Yo le decía: ‘el agua huele
mal’; ‘¡Ay! son tus nervios’” (Entrevista).
En cuanto a las relaciones que establecen con los hombres, muchas mujeres
manifiestan que si bien en un principio tienen problemas logran de a poco, ir
consensuando: “Me invitaron a Aguirre a un sindicato de varones, y yo les dije a las
mujeres: ¿Por qué no se organizan? Y se reían los hombres: ‘china sindicato,
sindicato de hembras’ decían. Uno de los compañeros vino y me aviso lo que decían
‘¿No te sientes ofendida?’ me dijo. ‘¡Ni te preocupes de mí!’ le dije. Y le llame y
dije: ‘A tal compañero que venga aquí adelante’. Vino ante mí, porque respetan al
dirigente, no te voy a decir lo contrario, es como el papá, y le hice criticar con sus
compañeros 50 veces. Él no sabía qué hacer, ni nada. Y ahora dime, le dije: ‘¿Qué
soy?’‘¡Dirigente!’ me dijo ‘¿No soy hembra?’‘No, dirigente eres’ me dijo, y ‘soy
mujer’ le dije ‘que te sirva de lección para no criticar a las mujeres ¿Qué tienen las
mujeres? Si gracias a las hembras, ustedes los machos tienen sus crías y todo’. Y
cuando le dije eso se avergonzó. Hace un año, faltando dos meses el propio dirigente
me invitó y me dijo: ‘hay dirigentas mujeres, se han organizado’, le dije: ‘¿Ya no
somos chinas?’‘No’ me dijo ‘son mujeres’” (Entrevista).
Muchas estrategias para relacionarse con los hombres destacan por su
ingeniosidad: “El tema de salud, educación queríamos reclamar, pero los hombres
no más se ponían de acuerdo y no nos dejaban hablar. Por eso nos hemos organizado
las mujeres, hemos hecho masitas, cafecito y en la casa de una de nosotras los hemos
invitado uno por uno a los más habladores, a los más machistas: ‘Señor fulano de
tal, queremos que venga a mi casa un ratito por favor’ ‘Estoy apuradito’ ‘Cinco
minutos vamos, no se va a poner celosa tu mujer’. Les invitábamos sus masitas y
ahí les explicábamos: ‘Mira tenemos estos pedidos y estos cronogramas de trabajos.
Las mujeres nos estamos organizando así, así’ y ‘¿Las mujeres para qué se
organizan? Las mujeres sirven para hacer wawas y cocinar y nada más’ nos decía
‘A tu mujer tu le debes tener encerrada en tu casa ¿no? ¡Debe ser Warmi Chalpa!’
‘maltratador de mujeres’, les decíamos, mientras ellos se estaban comiendo, se
estaban tomando. ¡Había sido bien ganarse por el estómago! Al final nos decían:
‘Sí pues les voy a apoyar’” (Entrevista). Con esta estrategia es que lograron
introducir sus demandas: “En la asamblea ya fue la cosa, al último nos ponían pero

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hemos entrado, escuchábamos toda la reunión y opinábamos también y de ahí ya
también el segundo punto ya éramos en el orden del día y estábamos trabajándoles
a los machistas con calmas ¡Cómo nos ha costado!” (Entrevista).
Las estrategias de relacionamiento con agentes de las organizaciones públicas
dependen del trato que reciben en ellas. Un primer tipo de situación se caracteriza
por la lentitud y la burocracia; frente a ella destaca como estrategia privilegiada: la
movilización de contactos: “Una va construyendo contactos a lo largo del tiempo
con personas que están en algunos puestos claves del ámbito público que luego se
puede utilizar” (Entrevista) lo que permite a las personas que las utilizan: “entrada
libre a todo lado” (Entrevista).
Cuando tal contacto no existe o es esporádico, la principal queja es la de la
falta transparencia de información: “Ocultan pues la verdad, sacan a la luz lo que
les conviene no más, y tienen un as guardadito bajo la manga que tarde o temprano
uno se entera ¿no?” (Entrevista); por ello conocer muy bien sus derechos y las leyes,
es otra estrategia asumida: “Eso depende de que uno conozca muy bien sus derechos.
Yo los conozco y les digo ‘A mí no me vas a tratar como autoridad, me vas a tratar
como una ciudadana como dice la ley’” (Entrevista). Insistir constantemente, aunque
ello implica estar todo el tiempo detrás de los funcionarios es otra opción: “Caminar
y perder mi tiempo hasta que me digan si” (Entrevista). Por otro lado, al tratarse
de organizaciones burocráticas lo mejor es trabajar siempre por escrito: “Entonces
es mejor escrito, aunque sea en un papelito y que te lo firme recibido, entonces si
no te va a dar tu respuesta, con eso vamos a ir al defensor del pueblo, vamos a ir al
consejo, no sé, vamos a tomar esas instancias” (Entrevista). Ahora, debido a la
ineficiencia y la incapacidad de resolver los problemas, la presión siempre es una
estrategia que se guarda en reserva: “Recién vamos a ir a consultar para ver qué ha
pasado, bueno estamos esperando que pasen las elecciones, porque ahorita no se
puede hacer nada. Entonces veremos, qué es lo que pasa y nos movilizaremos,
seguramente” (Entrevista)
Otra situación a la que las dirigentas se enfrentan es la del maltrato, a una la
hacen esperar, la ignoran o, incluso: “El mismo comportamiento de las autoridades,
el mismo trato es feo. A mí me tocó ver eso una vez que fui a la comuna. Había una
señora de pollera esperando, a mí me citaron a las 2:30; yo fui a esa hora y no había
nadie. Después vinieron y nos reunimos. Cuando salí, a las 5 de la tarde, la señora
seguía sentada, yo me acerco y le digo: ‘¿Qué ha pasado? ¿Sigues esperando?’ Y
me responde que ‘me han citado y tengo que esperar al abogado’. Y, mire, estaba
con su bebé, hasta esas horas y el trato ¡Cómo le daban!” (Entrevista). La única
forma de combatir este problema es: “Conocer los derechos y en algunas
oportunidades también me fui a quejar al defensor del pueblo” (Entrevista).

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Por otro lado, para introducir demandas a las organizaciones públicas, depende
de las instituciones y de los temas de trabajo. Así para el tema de la vivienda, el
acceso es más fácil: “Coordinamos actividades, nos relacionamos en alguna
actividad que estamos organizando, entonces hay un contacto con ellos” (Entrevista),
aunque reconoce que “Tiene que haber un mayor control y seguimiento a estas
instancias porque no creo que ninguna esté, hasta ahora, haciendo un buen trabajo”
por lo que se trata de aportar: “Sea como institución, como persona, como
organización, ahí es donde hay que apuntar y [hacia] el control permanente, en el
sentido de que haya un cumplimiento a todo lo que has descrito ¿no?” (Antonieta
Terrazas). Para temas culturales, que no son prioridad de las instancias
gubernamentales, trabajar con instituciones públicas es: “¡Imposible! Hace años que
tocamos las puertas del ministerio de educación, de alcaldía, de municipios. ¡Nunca
he conseguido apoyo de ningún tipo!” (Entrevista), de ahí que se priorizan
estrategias que se basan en redes organizacionales de la sociedad civil o, incluso,
redes internacionales.
La falta de seriedad y dejadez de los funcionarios públicos es otra situación
que enfrentan las dirigentas: “En la empresa pública yo he visto mucha dejadez,
como que dicen ‘estoy de paso’” (Entrevista). Aunque también algunas empresarias
reconocen importantes cambios: “Para mí se me ha hecho más fácil ahora. O sea se
han implementado políticas en el Ministerio de productividad y la que está cargo es
otra mujer con la que hacemos el trabajo. Estamos trabajando bien, ya tenemos
varios proyectos” (Entrevista).
Por último, los procesos de descentralización que se han dado dentro del mismo
municipio sin un acompañamiento en capacitación y formación de los funcionarios,
ocasiona que las dirigentas tengan que soportar: “Un juego de ping-pong , voy allá
y me dicen ‘Nos hemos descentralizado, ellos manejan’; vengo acá pero nunca hay
presupuesto… Lo triste es que los proyectos que presento siempre terminan en el
cajón” (Entrevista). Nuevamente la estrategia frente a ello, pasa por obviar
relaciones con el sector público y armar redes de trabajo al interior de la misma
sociedad civil.
Por último, destaca como estrategia de trabajo con agentes de organizaciones
públicas, el de formar redes de presión, buscando aliadas entre las mujeres que son
autoridades: “Acá en Cochabamba hemos tenido apertura con Clemencia Orellana,
que se formó acá en la oficina, como promotora legal, y en el resto de los municipios
ha sido a través de estas mujeres líderes” (Entrevista). Otra vía pasa por consolidar
movimientos que presionen constantemente al ejecutivo, es el caso de la Plataforma
de las Mujeres.

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“¡Otra cosa es con charango!”: Agencia entre autoridades
¿Qué sucede cuando una ocupa puestos públicos? Para empezar ¿Es fácil
llegar a serlo?: “Es difícil pero hay que luchar para estar ahí adentro, para aportar
algo en beneficio de nuestras compañeras” (Entrevista). Y para poder influir más:
“[El] Estado es algo que te amplifica al infinito las posibilidades de influir, eso es
lo interesante” (Entrevista).
Ello no está exento de muchas dificultades que van, desde solucionar
problemas personales de convivencia con el compañero: “Cuando ocupé un cargo
público de dirección, yo en la testera y él, abajo esperando ¡Se sentía muy mal!
Entrar a ese mundo de trabajo que también tiene su propia dinámica, la gente me
decía pobrecito pero hazle subir… Fue un fuerte cuestionamiento” (Entrevista). Los
peores problemas, no obstante, tienen que ver con los hijos; ello desde el embarazo
y no sólo debido a las dinámicas propias de las instituciones en las que ejercen: “El
requisito es ser soltera para ser policía; y el hecho de que una dama haya tenido
hijos, eso se ve en el mismo cuerpo, es difícil ocultar” (Entrevista); sino por la
reacción de los funcionarios cuando una autoridad se embaraza: “El primer asenso
que recibí fue de auditor junior a auditor sénior; estaba embarazada. Yo me presenté
para el ascenso porque pensé que me correspondía y un Oficial Mayor había dicho
‘No ella está gorda, va a salirse y además es un problema’. Entonces yo tuve que
encarar esta situación, entré donde el Oficial Mayor: ‘yo quiero que usted me
explique porque no me quiere dar el puesto, si usted me explica lógicamente y en
términos técnicos que mi embarazo afecta a mi capacidad mental yo le acepto, sino
yo voy hacer un problema. No supo que responderme, me dieron el ascenso”
(Entrevista).
Cuando una mujer asume un puesto de autoridad pública está, además, sujeta
a las insinuaciones y el escrutinio público: “El otro tema es que las mujeres somos
más vulnerables a los malos comentarios y rumores. A las mujeres se las puede
ensuciar y manchar más fácilmente y una tiene que cuidarse adicionalmente de no
provocar ese tipo de cosas” (Entrevista). Lo cual resulta muy difícil ya que muchas
de las decisiones que se toman en puestos públicos: “Se resuelven fuera de la oficina,
en un bar con un par de tragos, con un par de cervezas” (Entrevista). Frente a ello
algunas mujeres asumen el reto: “Para posesionarme y para hacerme notar en este
círculo en el que era la única mujer en una recepción comencé a desafiar a tomar
trago y sí pasé la prueba. Yo les decía ‘No te metas conmigo ¡Salud!’ Entonces ahí
me han empezado a temer y a respetar” (Entrevista).
Por otro lado están los problemas que devienen de la misma gestión pública.
Como argumentaba una entrevistada: “Cuando uno está afuera es otra cosa ¿no?

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Dices ¿Por qué no hacen esto? O ¿Por qué hacen esto? Pero ¡Otra cosa es con
charango! Como se dice, estando ahí adentro es difícil” (Entrevista). De hecho en
el entorno hay una tendencia fuerte a criticar: “Yo les doy razón hay veces porque
no conocen bien las normas y las reglas. Lo hacen por falta de conocimiento”
(Entrevista). Además está el chantaje de las OTB’s: “A mí me duele que se chantajee
permanentemente a nuestra alcaldía, por ejemplo, una obra de agua potable en la
zona sur, una OTB donde va pasar esa instalación exige que se le construya una
sede social. ¿Cómo es posible que se chantajee así a las instituciones?” (Entrevista).
Para hacer frente a estas dificultades, las mujeres autoridades despliegan
diferentes tipos de estrategias. Entre ellas: (a) Establecer contactos directos con la
población: “Bueno llegué a la Comisión de Trabajo [del parlamento] [lo primero
que hice fue decir a la secretaria: ‘Mira de ahora en adelante todas las personas que
vengan aquí ¡Tengo que atenderlas!’” (Entrevista) (b) Sacar la información hacia
afuera, buscando apoyo de los ciudadanos. “¡Gracias a Dios! he conseguido por lo
menos el apoyo de la prensa, que es lo más mediático ¿no? Demostrar y probar. Lo
que quiero provocar es que el ciudadano de a pie, que las instituciones reaccionen
y empiecen a defender sus derechos” (Entrevista) (c) En la misma línea, priorizar
la descentralización en la toma de decisiones es una vía elegida por otras autoridades
mujeres como es el caso de Rocio Luque, ex-alcaldesa: “Durante el tiempo que yo
estuve de alcaldesa se efectivizó la independencia de las sub-alcaldías en el 2004.
De hecho, Cochabamba fue la primera alcaldía municipal de Bolivia en los ’90 que
tuvo planes de desarrollo por distritos, y yo estaba ahí como técnica” (Entrevista).
Esta misma modalidad ha sido adoptada también en otros ámbitos, como el de la
policía, como una forma de combatir, desde la misma organización, el problema de
la burocracia y de la ineficiencia en la atención a los ciudadanos. Relata una coronela
de la policía: “Hemos descentralizado a varios barrios, a varias provincias. Ya ha
llegado la tecnología sólo falta que se operativice en todas las instituciones”
(Entrevista).
En todo caso, asumir un puesto de autoridad es un desafío difícil: “¿Sabes qué
sucede en Bolivia? ¡Que te estigmatizan! Cuando yo hablo con mis hijas u otras
mujeres de mi familia les pido que no vayan a trabajar en el sector público, porque
hasta ahora tengo que afrontar muchos problemas Cuando tú estás en la autoridad,
puedes decir ‘yo no robo, yo lo hago bien’, pero no puedes garantizar que tu director,
o el que cobra en los bares, no sea un corrupto. No lo puedes hacer, es difícil. Por
eso digo hay que empezar a formar gente y los sistemas de control” (Entrevista).

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¿Estrategias colectivas o individuales?
¿Cuál es el peso de la estrategia colectiva versus la individual en la agencia
ciudadana de las mujeres en espacios urbanos? Es sobre todo en barrios periféricos
y en grupos con menos recursos económicos, donde la estrategia colectiva aparece
como más eficiente, dando mejores resultados. A falta de otros diferenciales de
poder, el trabajo en grupo, permite presionar mejor para conseguir satisfacer las
demandas: “Entre diez personas hemos conseguido, organizándonos ya que
individualmente no se consigue nada ¡No se puede!” (Entrevista), siendo además
visto como una forma más democrática de ejercer ciudadanía. Aunque se reconoce
que en la práctica surgen problemas y que en nombre de lo colectivo unos cuantos
dirigentes van tomando las decisiones. Ello podría controlarse si hubiese mayor
información: “Las mismas dirigencias no hacen funcionar a todos los afiliados por
igual. En los distritos, algunos toman el monopolio y ellos nomás, y se olvidan del
resto. Si es colectivo deberíamos hacerlo con todos pero para esto el tema
informativo es importante” (Entrevista).
Por otro lado, para otras dirigentas resulta más eficiente trabajar de manera
individual: “Yo trabajo con mis cosas y todo me va bien. Ahora el tema de redes,
por ejemplo he participado pero tampoco ha funcionado. Lo que hago yo es armar
mi propia red que me ayude con el trabajo” (Entrevista). Además, las estrategias
colectivas, pueden ser abusivas y obstaculizar —junto con otros factores— el mismo
ejercicio ciudadano: “La exacerbación de lógicas colectivas y corporativas
subordinan y someten a los ciudadanos a renunciar de algunas prerrogativas
ciudadanas. Se trata de un Estado y una sociedad que aún no tienen capacidad de
respuestas a las demandas ciudadanas propiamente dichas, haciendo que la
movilización corporativa o colectiva sea más eficaz, aunque implique sacrificar el
ejercicio individual de derechos y deberes ciudadanos” (Entrevista).
En general cuando se observa la pluralidad de agencia ciudadana, existe un
uso combinado, intercalado o paralelo de ambas formas de enfrentar los retos,
dependiendo del momento y los aliados, las demandas y las vías elegidas. Así,
muchas mujeres a la vez que eligen estrategias individuales están participando en
acciones colectivas.
Entre los principales movimientos impulsados como estrategias colectivas de
mujeres en Cochabamba, se pueden identificar a: (1) Las Bartolinas, que están cada
vez más presentes en la ciudad de Cochabamba, ya que están asumiendo además
posiciones ejecutivas en los gobiernos departamental y municipal (2) La Plataforma
de la Mujer que reúne a mujeres de los barrios urbanos y periurbano (3) Otro
movimiento que está empezando a conformarse es el de las mujeres ex mineras —

217
ex dirigentas del Comité de Amas de Casa, migrantes en todo el país—, que se están
organizando a nivel nacional como una alternativa distinta a las bartolinas, con sus
propias reivindicaciones (Cf. Infra, capítulo IV). Por último, (4) También se pueden
distinguir movimientos esporádicos vinculados a la protesta contra hechos de
violencia intrafamiliar e inseguridad ciudadana (violaciones a niñas, asesinatos de
jóvenes, trata y tráfico de niños y adolescentes, etc.) que surgen con mucha fuerza
en ciertos contextos determinados para luego, rápidamente desaparecer.
Imaginarios de ciudadanía
Hasta ahora se ha analizado la pluralidad de ejercicios ciudadanos desde la
diversidad de las motivaciones, diferenciales de poder y estrategias. En esta parte
se focalizará la atención sobre los imaginarios que las movilizan analizando las
percepciones que tienen del mismo concepto de ciudadanía y, luego, la evaluación
que realizan de las diferentes formas de ejercicio ciudadano que existen en Bolivia.
sueños de ciudadanía
Todas las dirigentas tienen una idea de lo que es ciudadanía. De las 76
entrevistadas sólo una no ha sabido —o no ha querido—responder a la pregunta. El
resto ha elaborado sus propias definiciones, aunque con distintos énfasis y miradas.
Para la mayoría, la ciudadanía se basa en el ejercicio de derechos: “Para mí es
el derecho que toda persona tiene para desarrollarse en diferentes lugares. Derecho
de hablar de escuchar de estudiar ¿no? Todos nuestros derechos salud, educación”
(Entrevista). Algunas dirigentas enfatizan además en la necesidad de reconocer como
parte de los derechos ciudadanos a aquellos vinculados a prácticas de los indígenas
originarios campesinos: “Otras formas de vida organizada que responden al mundo
de la diversidad étnica” (Entrevista). Por su parte, dirigentas empresariales ponen
mayor énfasis en el cumplimento de obligaciones: “Yo creo que es contribuir, entrar
a la tributación […] la ciudadanía para mí es oficio que tiene que ser responsable,
y ello debe traducirse en aportes, tributación, una vida un poquito más ordenada”
(Entrevista).
Para poder ejercer los derechos y obligaciones, es necesario tener información,
plantea otra dirigenta: “Para mí es que tengas toda la información, que tengas todos
sus derechos y que los haga respetar. Para mí es eso el ser ciudadano” (Entrevista).
En esta misma línea otras posturas enfatizan en la idea republicana de ciudadanía
en tanto participación: “Mira, ser ciudadano es participar activa y positivamente;
porque hay dos tipos de participación: una en la que tú vas negativa, donde
solamente es crítica, pero no critiques si es que no vas a criticar dando una
alternativa. Por eso es necesaria la participación positiva” (Entrevista). En esta

218
misma línea, la ciudadanía es actuar o, como plantea una dirigenta joven: “Ejercer
una función” (Entrevista) en la que se debe incluir acciones de protección al medio
ambiente: “Por decir, portarse bien, tener buenas relaciones, colaborarse y ver si su
medio ambiente está bien, y proteger y tratar de ayudar a la gente y decir ‘esto no
se hace’ o decirle ‘no ensucies, hay un basurero’, eso es ciudadanía” (Entrevista).
Desde perspectivas más comunitaristas, muchas entrevistadas de
organizaciones territoriales conciben a la ciudadanía como el hecho de poseer una
nacionalidad y de pertenecer a una colectividad común: “Ser un buen ciudadano,
no es tener para mí todo, sino yo creo que es dar por lo menos un granito de arena
en donde estás, donde vives” (Entrevista). Ello conlleva la necesidad de que todos
los miembros de la comunidad tengan los mismos derechos, independientemente
de dónde se vive o de la clase social a la que se pertenece: “Por vivir en la periferia
no quiere decir que dejamos de ser ciudadanas; no tenemos por qué ser relegadas,
tenemos los mismísimos derechos que todos los que tienen plata” (Entrevista).
Por último, el énfasis en la ciudadanía como autodeterminación ha sido puesto
por dirigentas académicas y profesionales que trabajan con la formación y el
desarrollo: “Hace rato estamos tratando que la gente entienda que todos somos
ciudadanos aunque las oportunidades de ejercer ciudadanía son muy escasas. Para
mí esa idea de liderazgo es opuesto a ciudadanía. Cuando a uno lo llevan no está
ejerciendo su ciudadanía, hay que preguntarle si quiere ir” (Entrevista). En esta
línea, la importancia y la capacidad de decidir —es decir la agencia— es lo que hace
a la ciudadanía, sólo así, argumentan otras dirigentas, se puede incidir en la
construcción del propio bienestar: “Tener la posibilidad de decidir por diferentes
mecanismos en tus condiciones de vida, en el desarrollo de tu ciudad, en compartir
derechos y obligaciones, definir qué tipo de desarrollo quieres y los mecanismos de
desarrollo necesarios” (Entrevista); o, incluso, alcanzar los sueños que una tiene:
“Para mí es la capacidad de poder ejercer ¿no? Cumplir tus sueños sin molestar al
otro. No quiero hablarte de deberes y derechos. Es: yo puedo cumplir estos mis
sueños, sin perjudicar al otro” (Entrevista).
Estos últimos imaginarios de ciudadanía coinciden plenamente con la idea de
agencia ciudadana que se está manejando en esta investigación; en tanto la misma
se basa en la capacidad de influir en la toma de decisiones, para alcanzar justamente
los propios sueños. Cuánto más éstos coincidan con el resto de la sociedad y de las
generaciones futuras, más impacto se podrá tener en la construcción de una calidad
de vida sustentable a nivel local.
Ahora bien ¿Cómo perciben las mujeres las distintas formas de ejercicio
ciudadano que se dan en la prácticas? ¿Cuáles de ellas priorizan para fortalecer su
agencia?

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Acciones ciudadanas de doble filo
Se ha identificado, recuperando parte de la propuesta del equipo dirigido por
Moreno (2008), seis formas de ejercicio ciudadano que se dan en Cochabamba.
Éstos son: el voto, las audiencias en los concejos municipales, las manifestaciones,
marchas y bloqueos, la justicia por mano propia, el avasallamiento de tierras como
forma para acceder al derecho a la tierra y a la vivienda y las prácticas de economía
solidaria.
Respecto al voto, hay una tendencia generalizada a considerarlo como
instrumento válido en democracia aunque insuficiente: “Es importante desde la
perspectiva de ejercicio de derechos políticos y para la legitimación democrática de
las autoridades. Pero, por otra parte, es importante darse cuenta que el ritual electoral
es insuficiente, no necesariamente garantiza procesos virtuosos sostenibles respecto
a calidad democrática” (Entrevista). En este sentido, si bien el ejercicio del voto
entre mujeres se ha ido fortaleciendo: “Las mujeres cada vez van tomando más
conciencia de la importancia en su participación a través del voto, se van
empoderando de su voto” (Entrevista); no es un instrumento que garantice el derecho
ciudadano de elegir, de ahí una gran desconfianza hacia el mismo: “Yo siempre voy
a votar, pero ¿Qué uso hacen de mi voto? Eso ya no depende de mí. El rato de votar
uno tiene el derecho de elegir, el problema es el destino que le dan a los votos, por
la forma en que lo manejan” (Entrevista). Aunque el problema no sólo está en la
manipulación posterior sino también en la falta de consciencia de los ciudadanos:
“Quizás cuando todos somos conscientes vale la pena, cuando todos conocemos
quiénes son quiénes, qué van a hacer, cómo van a actuar. Mientras no haya eso, a
veces lo hacemos automáticamente” (Entrevista). Esta idea es la que lleva a plantear
que el voto puede presentarse como un instrumento de doble filo: “El voto es un
derecho de doble filo119 como se podría decir. Porque bien que se puede utilizar esta
acción para sus fines, pagando, engañando como hasta hace años han hecho; pero
cuando la gente está consciente no se utiliza el voto” (Entrevista). No obstante, hay
que diferenciar por ámbitos en que se emite el voto cuanto más cerca de la vida
cotidiana se ubica el ejercio, mayor control: “Yo creo que si hay un voto por
consigna, no tiene sentido de que se vote pero un voto en la junta escolar, o en algo
más chiquito y más decisivo para nosotros, funciona” (Entrevista).
Por su parte la práctica de solicitud de audiencias como espacios para la
negociación y conciliación es vista como un deber ser ya que se trata de:
“Mecanismos y herramientas de negociación preventivas de conflictos inevitables
en cualquier ámbito de la actividad de interés público que contribuyen a la

119
Se subraya la expresión porque en base a ella se ha colocado el título a esta parte.

220
gobernabilidad democrática y al buen gobierno” (Entrevista). Es una forma de
ejercicio ciudadano que desde la LPP se ha ido consolidando permitiendo un mayor
acercamiento entre electores y elegidos: “Yo creo que es eficiente en la medida que
los ciudadanos se van a sentir representados, la cercanía con las autoridades debería
ser lo más importante” (Entrevista). Sin embargo, según muchas entrevistadas en la
práctica este tipo de ejercicio no forma parte de la cultura ciudadana: “Yo creo que
no tiene mucha fuerza, por el tema de la burocracia y porque hemos sido un estado
muy centralista. Esto no es parte de la cultura de los bolivianos, lo último que hacen
es pedir una audiencia al concejo municipal para el asfaltado de una calle, lo primero
que hacen es amarrase a la calle” (Entrevista). Este descreimiento es sobre todo
fuerte entre dirigentas de zonas periféricas: “No da resultados; dicen una cosa en
una reunión y la siguiente semana dicen otra cosa, porque entre autoridades se
protegen” (Entrevista).
El asumir medidas de presión es la forma de ejercicio ciudadano privilegiado
aunque su éxito depende de las modalidades con que se maneja: “Depende si las
trabajas. Porque hay algo que no comparto y se está haciendo, eso de manejar a la
gente, de obligarlas a moverse sin dar información, sin nada. El tema de la marcha
funciona porque les das presión, pero si se mal maneja pierden también”
(Entrevista); teniendo en algunos casos efectos más bien negativos: “Tienen un
efecto Boomerang, se han convertido en una demostración de fuerza para algunos
caudillos sin importarles lo que siente esa base a la que manejan” (Entrevista).
Así, si bien las entrevistadas coinciden en que son las mujeres las que más
participan en manifestaciones: “Son las más osadas y van en representación del
núcleo familiar” (Entrevista), no son ellas las que deciden, llegando a ser utilizadas
por los dirigentes pero sin participar en las definiciones del conflicto: “En los
bloqueos y marchas siempre las mujeres están perdiendo; si bien están haciendo
masa son usadas en factores de disuasión en gestiones que terminan fortaleciendo a
los lideratos de varones. Porque el correlato de todo esto son las negociaciones y
las mujeres no están en las negociaciones. Yo creo más bien que es una forma
bastante masculina de sumisión política o ciudadana” (Entrevista). Sin embargo,
este argumento quita agencia a las mismas mujeres, planteándolas como
manipulables. En la actual lectura, se recupera más bien la idea de otra entrevistada,
que ha sido expresada por muchas mujeres de barrios periféricos; en general si la
mujer tiene información acerca de sus objetivos, su movilización es consciente y
obtiene resultados. En los otros casos, no se trata de manipulación, si no de cálculo
de ganancias —la multa puede resultar más cara para ellas.
Ahora bien, más que entrar a la disyuntiva si es mejor el proceso de
conciliación, negociación o presión, una de las dirigentas entrevistadas planteó que

221
lo que funciona para generar procesos de calidad de vida desde la agencia ciudadana
es conformar redes de trabajo ciudadano: “Ejercer ciudadanía es ver cuáles son tus
derechos y obligaciones, una de las cosas que tienes que hacer es reclamar, no dejar
pasar, participar en tu comunidad, armar redes de ciudadanos. Esto de las redes es
importante porque ahí encuentras gente con intereses comunes y eso te hace fuerte”
(Entrevista)
Respecto a formas más violentas de ejercicio ciudadano tales como la justicia
por mano propia, se trata de acciones que los ciudadanos realizan para resolver de
manera individual o barrial, robos, asaltos, incluso asesinatos que no han sido
condenados por la justicia ordinaria. Las alternativas abarcan desde chicotear —
pegar— en conjunto al/la acusado/a hasta ahorcar, quemar, disparar contra el/la
mismo/a. Lo más común son la quema o los linchamientos de los acusados en los
barrios periféricos120. Frente a estas prácticas, las percepciones de las entrevistadas
varían según su cercanía con eventos de este tipo. De hecho, algunas entrevistadas
relatan haber participado en un acto de justicia por mano propia: “Lo han cogido al
muchacho arriba y era de 15 años que había tenido antecedentes y lo han traído y a
las 5 de la mañana lo han amarrado en un Molle y mí me dice ‘tiene que ir al canal’
y amarrado lo tenían y al estar amarrado una señora, una cholita que evidentemente
lo conocía al ladrón, dice que había asesinado a su esposo en el Puente Pinto, y
seguramente con la rabia que hizo le había echado con gasolina y lo ha incendiado.
Y ¡Ahí estábamos nosotros!” (Entrevista). La inseguridad que viven muchas de estas
dirigentas, sobre todo de barrios periféricos, las lleva a opinar: “Hay veces, le
prometo, tienen razón algunos de hacer, porque al final nosotros vemos que la policía
no hace nada. A veces agarramos a uno lo dejamos en la policía y al día siguiente
ya no hay, lo sueltan” (Entrevista), aunque también plantean que los castigos no
deberían ser tan fuertes: “Nosotros no permitimos linchamientos. Sí que lo chicoteen
y ya, ahí tiene que acabar. Pero siempre se nos va de la mano, alguno que agarra
palo y que incita a matar” (Entrevista).
Otras mujeres, si bien no están de acuerdo justifican estos actos ya sea porque
son acciones vinculadas a la pobreza y a la desprotección en la que viven muchos
ciudadanos: “Jóvenes con padres alcohólicos, huérfanos, sobre todo es esto y la
gente en vez de apoyar les hacemos a un lado y no se les da oportunidad”
(Entrevista); o porque son producto de un procesos de pérdida de institucionalidad:
“¡Para eso están las leyes! Y desgraciadamente culpo a las autoridades, porque les
han dado pie a que pierdan el control” (Entrevista).

120
No es raro encontrar en algunos barrios periféricos de Cochabamba un muñeco colgado en la calle,
que se presenta como un aviso a los ladrones para que sepan que en el barrio se linchan a los que
quieren entrar a robar.

222
Por último, un tercer grupo de mujeres manifiesta su absoluto desacuerdo: “Eso
sí que no estoy de acuerdo. Una vez en Sebastián Pagador agarraron a una familia,
era la mamá, el hijo y la hija, supuestamente habían robado, cosa que a mí no me
consta; y entonces, ahí arriba los subieron al cerro y quisieron quemarles. Yo me fui
a la casa corriendo y llamé por teléfono el 110 para decirles que por favor hagan
algo porque al final de cuentas, yo siempre digo ‘¿Quién eres tú para
juzgar?’¡Solamente Dios nos puede juzgar! Pero vinieron muy tarde. Al final el hijo
falleció, la mamá quedó con varios problemas ¿no? ¡Una pena!” (Entrevista). Otro
motivo por el que este tipo de prácticas son repudiadas es porque pueden haber
equivocaciones o pueden responder a venganzas: “A mí me parece que es muy
peligroso; no se ponen a pensar las mujeres a veces que mañana puede ser su hijo o
su hija y ¿En qué queda esa mujer? Ver a su hijo muerto quemado ¿no? Yo pienso
que si debe ser la justicia y darle una justicia pero siguiendo los pasos que realmente
haya cometido ese hombre pero no de esa manera. En el día de hoy inclusive por
venganza, o qué sé yo, hasta por política, pueden agarrar un inocente” (Entrevista);
mucho más cuando se es madre, argumenta la entrevistada: “Nadie está libre de
nuestros hijos y de nada que puede ocurrir ¡Hay tanta droga! Y usted sabe que
cuando los jóvenes están así ¿Qué puede pasar? ¡Hasta con nuestros propios hijos!”
(Entrevista). Por último, para algunas entrevistadas, se trata de simples crímenes y
no tienen nada que ver con justicia: “No tiene que ver nada con justicia, son crímenes
puros y duros” (Entrevista).
Respecto al avasallamiento de tierras es interesante destacar que, en general,
hay un consenso acerca de censurar este tipo de prácticas. La única persona que no
se ha opuesto directamente a este tipo de práctica, argumenta que: “Está ligada a la
crisis, por un lado de la parcela campesina en el mundo andino de los valles que
provoca que muchas personas deban migrar y no encuentran acomodo ni en el sector
obrero, ni en el industrial, ni en el empleo del Estado […] y por otro de la
concentración de tierras enorme, el latifundio, la gran empresa agropecuaria del
oriente ¿no? Entonces, Bolivia tiene esas dos caras y esto también en un momento
en el que se reivindica el derecho al acceso a la tierra” (Entrevista).
¿Por qué se ha fortalecido este tipo de ejercicio ilegal de ciudadanía? Algunas
personas argumentan que ello está vinculado a: (a) La mala gestión gubernamental
—local, y en algunos casos nacional— que no da solución a la falta de tierras y de
viviendas (b) Una falta de información entre los avasalladores de tierras: “La gente
que está asentándose si le explicas qué están haciendo, no haría esas cosas, pero
piensan que con eso ya es dueño, asentándose, estando ahí le van a legalizar; sin
embargo, no es así” (Entrevista) (c) Un manejo inescrupuloso que tienen algunos
dirigentes loteadores: “Son organizaciones delincuenciales, no tiene que ver con

223
organizaciones de necesitados ni nada, este trabajo a mí me lleva a percibir que éstos
que son “sin casa”, “sin techo”, van por la quinta o sexta toma y en cada una son
cinco seis lotes que se apropian. Y lo venden tan rápido como logran la urbanización;
se ha convertido en una forma de vida, lo mismo entre los que van haciendo tomas
en el área rural” (Entrevista).
Más allá de las reacciones, tres elementos llaman la atención respecto a esta
‘práctica’ ciudadana: Por un lado, hay una consciencia clara entre las dirigentas que
esta práctica afecta al medio ambiente y frente a ello no existe voluntad política para
combatirlo: “No hay muchas áreas verdes en la zona porque se ha fomentado el
tema de los loteamientos, pero ahí ¿De quién era el rol? del gobierno municipal,
pero ¿Qué ha pasado? Que por política los dejan” (Entrevista). De ahí que algunas
dirigentas empiecen a establecer un vínculo entre avasallamiento de tierras,
destrucción del medio ambiente y migración, bajo la lógica de que los que se
asientan son migrantes: “El problema es que los cochabambinos somos y estamos
avasallados por inmigraciones de otros departamentos, que no les importa y no les
interesa lo que es Cochabamba” (Entrevista). Este tipo de discurso, es cada vez más
fuerte y está abriendo brechas para futuros conflictos en la ciudad.
Por otro lado, debido a la ausencia de acción de los distintos niveles
gubernamentales para solucionar el problema del avasallamiento de tierras, son los
mismos vecinos que se están organizando para sacar, de manera violenta a los
“asentados ilegales”. Ello se observa no sólo en el registro hemerográfico, sino en
algunas de las entrevistas realizadas: “Nosotros no queríamos que vengan loteadores,
gente mañuda, como los de aquí abajo del barrio minero. Entonces desde Tirani los
dirigentas nos organizamos y entonces entre toditos fuimos a botarlos y ahí hay
peleas como guerra. Yo metida ahí estaba, no tengo miedo, yo adelante siempre y
hemos logrado botar entonces a los avasalladores” (Entrevista).
Por último, vinculado a lo planteado en las dos anteriores reflexiones, las
antiguas zonas rurales de Cercado-Cochabamba, que eran las abastecedoras de los
productos agrícolas a nivel municipal, están perdiendo su característica agraria y se
están rápidamente urbanizando sin ninguna planificación. El argumento para el
avasallamiento de esas tierras es que son de pastoreo, de propiedad colectiva y no
tienen títulos, lo que lleva —a las personas que llegan a asentarse ahí— a
cuestionarse sobre por qué el Estado no las distribuye. Ello ha ocasionado rencillas
como las que relata la cita, en el párrafo anterior y que tiene su propio argumento
desde la perspectiva de los que se están asentando. Como narra una dirigenta de
OTB del Distrito 9, migrante que ha trabajado para conseguir servicios en la zona,
y que hace notar los conflictos con los sindicatos agrarios de la zona: “Hay una
cuestión de agrarios aquí ¿no? La reforma agraria les ha dado esa parte de arriba;

224
pero no sé si tanto, no sé cómo se puede hacer. Esta pampa de aquí dice que no
tiene títulos, pero ahí los agrarios vienen y a costilla de nosotros viven; nosotros
hemos sufrido bien harto para hacer callecitas y todo, y ellos aprovechan”
(Entrevista).
Respecto a la economía solidaria ¿Puede ser considerada una forma de agencia
ciudadana entre las mujeres que viven en Cochabamba? Comprendiendo a la misma
como la puesta en marcha de diferentes estrategias colectivas de sobrevivencia que
parten del aprovechamiento de los lazos sociales y estructuras domésticas existentes
a nivel local (Cf. Razeto 1990; 1997), para responder a esta pregunta se empezará
recuperando algunas de las formas identificadas en el trabajo de campo que podrían
ser catalogadas como base para generar economías solidarias en Cochabamba;
posteriormente se revisaran experiencias concretas impulsadas por mujeres o desde
las ONG’s y por último se mencionaran algunas limitaciones de estas formas de
agencia ciudadana, según las opiniones emitidas por las entrevistadas.
Tres tipos de estrategias propias a las mujeres que habitan en Cochabamba
pueden ser consideradas como base de una agencia de economía solidaria: (a) El
compadrazgo en todas dimensiones —ser padrinos o ahijados de bautizos,
matrimonios, fiestas, u otros eventos— se presenta como una forma de contribución
mutua entre los hogares con los que se construye esta “red de alianza de
compromisos” (Entrevista). Este tipo de práctica es común sobre todo en hogares
con mayor escasez de recursos económicos, en zonas rurales y periféricas, y se
constituye en un sostén fundamental del fortalecimiento familiar: “Había una mujer
casada que no tuvo hijos, pero si era comadre y madrina de un montón de niños.
Ella vivía cerca a la escuela del pueblo y todos sus ahijados llegaban el domingo en
la tarde trayendo papas, maíz y se quedaban viviendo ahí durante la semana”
(Entrevista) (b) El pasanaku, estrategia común entre comerciantes, gremios y
oficinistas, es un sistema de préstamo colectivo en el que se junta un grupo de
personas que mensualmente van entregando un monto determinado —en efectivo o
en bien— que llega a cada uno por turno. Si bien su práctica “permite facilitar un
proceso a varias familias” (Entrevista); requiere como principio de funcionamiento
que exista una confianza entre los que participan, si la misma se rompe los efectos
son negativos: “Antes se hacía jugar pasanakus. Normalmente agarrábamos
mercadería a plazos para de a un pesito al día así pagar, pero últimamente han ido
engañándonos y hay mucha gente que saca en grupo y muchas se pierden y las que
tienen que pagar son las cinco o las seis que quedan. Entonces de esa manera eso
también ya vamos a anular” (Entrevista) (c) El trabajo comunitario —para limpieza
de las calles y canales por ejemplo— es otra forma de economía solidaria que se
practica en la ciudad, sobre todo en barrios periféricos: “El problema es que siempre
son las mismas personas que vienen a las reuniones, son las mismas que apoyan y

225
trabajan, y nunca pasan de veinte personas” (Entrevista) de ahí que su
funcionamiento solidario depende mucho “de la gente, de la OTB, de la vida que
tienen, de lo económico de las personas para ver y poder iniciar con el trabajo. Yo
sí creo que se puede, particularmente con las mujeres, que están en las casas”
(Entrevista).
Además de estas estrategias, en los barrios se realizan ciertas actividades
espontáneas solidarias para recaudar fondos para temas concretos, sin embargo no
son sustentables y son muy puntuales: “Se llama trabajo social comunitario y está
a cargo de la cartera de secretaria social de la OTB que se centra en bienestar social;
una mujer se hace cargo. Por decir se ha muerto alguien en el barrio con bajos
recursos económicos y no tiene a nadie, esa secretaria se moviliza casa por casa
para recaudar fondos para el entierro y yo como presidente voy al municipio para
pedir que nos done el ataúd. También hacemos kermes y ese tipo de actividades
coordinando con las del mercado, para captar recursos para su organización; y así
cosas pequeñas” (Entrevista).
En cuanto a experiencias de economía solidaria como tal, impulsadas por
dirigentas de base o, generalmente, por ONG’s, destaca el barrio María Auxiliadora
que aparece más bien como una experiencia de vivienda solidaria dirigida sobre
todo hacia mujeres solas. Se trata de “Una propuesta de las mujeres, entonces las
cabezas siempre son mujeres. Busca hacer posible viviendas para mujeres jefas de
hogar, especialmente y, para familias con recursos bajos” (Entrevista). El conjunto
de viviendas conforman un barrio regido por reglas muy estrictas que deben
cumplirse: “Para empezar la propiedad es colectiva; no debe haber ningún bar,
chichería, ningún expendio de bebidas alcohólicas. Ellas y ellos tienen que hacer lo
posible de portarse muy bien, sin peleas, sin violencia de ningún lado. Si no cumplen
tienen que salirse” (Entrevista). Consolidado el aspecto habitacional, se están
generando ahora, iniciativas de actividades económicas colectivas: “Es habitacional
pero también tenemos grupos de mujeres en el barrio que están produciendo
shampoos y cremas y otro grupo prepara comida, masitas para vender” (Entrevista).
Si bien puede ser tipificado como un proceso exitoso, cuesta construirlo. Entre
los principales problemas destaca la dificultad de posicionar un imaginario de
propiedad colectiva en las ciudades, lo que resulta aún más difícil entre los hombres:
“Es bien difícil, los varones por ejemplo, ahora no aceptan el derecho colectivo
porque dice que les perjudica para sacar créditos. Además hay el problema de la
herencia ¿Quién se queda con la casa si mueren los padres? Nosotras les decimos
que los hijos que tienen menos oportunidad, ellos tendrían que quedarse con la casa”.
(Entrevista). Para enfrentar el problema, en el mismo barrio: “Estamos haciendo
también el trabajo de concientización con los jóvenes” (Entrevista).

226
Tomando en cuenta que lo que moviliza a las mujeres son los réditos, sobre
todo económicos, que beneficien a la familia, otra estrategia identificada para
promover formas de economía solidaria es impulsar temas que hacen a estos
intereses, y que se desarrollan desde organizaciones de mujeres: “He conseguido
un proyecto y hay 10 familias más aseguradas. Sí tú les das algo de lo que le interesa,
está contigo militantemente y lo que les interesa son los proyectos productivos, que
les ingrese dinero, la mayoría quiere trabajo, quiere progresar a nivel económico.
El tema económico es muy importante en una organización de mujeres; ya no puede
haber organización como antes, con ideas o con sueños. Quieren concreto porque
son mujeres que tienen hijos y no pueden estar ahí por sueños” (Entrevista). La
misma estrategia se aplica en gremios empresariales de pequeñas empresarias; en
CADEPIA por ejemplo: “Tenemos tres componentes: plan de negocios,
participación en ferias121, capacitación. También tenemos nuestra propia plata para
prestar a nuestros asociados y prestamos hasta 4000 $us. con garantías prendarías,
más fácil que el banco. El comité somos cuatro locos que definen y así. Nuestro
interés es altito pero la garantía es nada y esa es la ventaja; y pagan eso es el único
fondo del que estamos viviendo ahorita” (Entrevista).
Asimismo, también algunos clubs de madres han empezado a tener iniciativas
de Economía Solidaria. Es el caso un club del Distrito 8 que ha conformado una
cooperativa de huertos familiares que tiene como objetivo “Generar fuentes de
trabajo pero a través de desarrollo productivo que beneficie a la gente generando
recursos. Cada una trabaja en el terreno que tenga, ahora si tienen más grande mejor
y si no, pueden asociarse” (Entrevista). Las mujeres de este proyecto además han
empezado a tejer redes internacionales, ya que trabajan también con migrantes
fuera122: “Están los residentes de Estados Unidos, mandan remesas y con eso
trabajamos. Pero no solamente con remesas, tenemos también al candidato a alcalde
que es Nelson Escobar [migrante de retorno] que lo estamos llevando a él como
candidato. Desde su candidatura el va a buscar mejoras allá, va a buscar

121
De hecho, las ferias juegan un rol fundamental como base para el surgimiento de economías
solidarias: “Tenemos un grupo de ferias especiales, tenemos los que están empezando recién, los
que su producción está mal y que no tienen una oferta constante y entonces van a la feria y tejen.
Digamos: de aquí a un mes hay una feria, hace frío y hay que tejer qué sé yo, chalecos más gruesos;
en períodos de calor, cositas más delgaditas. Entonces vas a la gente o a los artesanos que van a
ferias interprovincial, interdepartamental, ahora internacional y se les avisa. Por ejemplo a Chile
estamos yendo en mayo, a nivel Bolivia, llevando de todo y todo el que sea micro empresario, el
que quiera ir. Tampoco por ser chiquito lo vamos a relegar ¿no? Aquí es incluido” (Entrevista).
122
La zona de Arbieto con la que colinda el Distrito 8, es una zona con fuertes flujos migratorios hacia
EEUU, habiéndose conformado una población de residentes, allá en Norteamérica, que
constantemente apoya a su comunidad de origen. Para más información sobre el tema Cf. De la
Torre (2006) y De la Torre y Alfaro (2007).

227
financiamiento y es lo que queremos” (Entrevista). Así, a raíz de una organización
barrial, destinada a cubrir expectativas de índole privado de las mujeres, se están
generando economías que incluso traspasan fronteras.
Además de estas experiencias surgidas desde las bases, existen otras que
responden a iniciativas de ONG’s. Uno de los casos más importantes es: “Ricomida,
una cadena de pensiones que ahorita está conformada por 40 emprendedoras que
son dueñas de su propia pensión. Estamos en el área metropolitana. ¿Qué comparten
ellas? Es un modelo asociativo mixto que es individual o familiar y asociativo,
comparten la imagen corporativa, comparten todo lo que es el menú, los principios
de la cadena que es nutritivo, económicamente accesible e higiénicamente elaborado
y en total ahora las 40 están sobrepasando las 20 mil raciones mes porque atienden
al medio día a las familias con pensión. La condición es que sean barrios peri-
urbanos. La ganancia es individual, dan una cuota chiquita para el funcionamiento
de su caja chica como red, pero ahora autogestionarias totales. Nosotros apostamos
al asesoramiento técnico” (Entrevista).
A pesar de estos ejemplos exitosos, muchas entrevistadas tienden a señalar los
límites de la economía solidaria, entre ellos, la creciente pérdida en la ciudad del
sentido de vivir en comunidad: “Yo creo que lo que hemos perdido en Cochabamba
es ese sentido de solidaridad y ese sentido de vivir en comunidad” (Entrevista). Por
ello, argumentan algunas dirigentes: “Este tipo de actividad funciona más en
provincias y no tanto en la ciudad” (Entrevista).
Por otro lado, para otras dirigentas la economía solidaria está siendo utilizada
como un concepto de moda cuyo significado aún no está claro: “Nos invitaron a un
evento y nos encontramos en medio de micro financieras que hablaban de economía
solidaria como de micro créditos. Hay conceptos que son muy mal entendidos, muy
mal aplicados y aun así dan réditos para los que los están asumiendo, para los
bancos, por ejemplo” (Entrevista). Está lógica está provocando que a la larga: “la
gente no se interesa salvo si les apoyamos con algunos micro-créditos para
financiamiento” (Entrevista) y, además, tal como es usado no llega a superar varios
obstáculos como, por ejemplo: “Conozco un intento de hacer economía solidaria,
es un grupo de mujeres que hacen bordados y con el apoyo de unas hermanas y
curas los llevan y los venden en Alemania, en mercaditos barriales, a precio justo.
Pero realmente no ha logrado ser economía solidaria, porque si bien es un trabajo
colectivo que beneficia al conjunto del grupo de mujeres, no hay el otro componente,
el social y sobre todo el laboral. Una mujer dice, si yo hago 20 bordados gano más,
entonces lo que se da es la auto-explotación” (Entrevista). De ahí que en algunos
casos sus efectos son más bien negativos: “En el momento en que ya hay intereses
económicos y ganancias, hay problemas. En el área más urbana, las famosas

228
asociaciones u Organizaciones Económicas Campesinas (OECA’s), al principio se
constituyen en un tema que las aglutina, y a medida que se va evolucionando se
transforma en un tema de comercialización y ahí se marcan las diferencias: donde
hay dinero hay fuentes de conflicto” (Entrevista). Así este tipo de emprendimientos
sirven: “Como un primer impulso, pero de larga duración no. Son muy concretos,
para el momento, pero dudo que después tengan sostenibilidad” (Entrevista).
Por último, otra limitación mencionada para el desarrollo de la economía
solidaria tiene que ver con el imaginario de ciudad predominante entre los gestores
públicos quienes, cada vez que surge una experiencia de este tipo desde las mismas
bases, ponen trabas: “No hemos podido, no nos han dado oportunidad. Dicen que
el municipio es de servicio y no es productivo y ¡Mentira que no es productivo!
¡Podría ser productivo!” (Entrevista).
Resumiendo, al momento de ejercer ciudadanía, las dirigentas optan por
distintas alternativas que perciben de manera más o menos positiva, y frente a las
cuales están conscientes de las limitaciones. Ahora bien ¿Cómo evalúan el resultado
de ese ejercicio?
Evaluando el ejercicio ciudadano en el tiempo
Destacan miradas positivas y negativas. El avance en el orden discursivo y
normativo en cuanto a la equidad de género es el aspecto más resaltado, ya que ello
ha repercutido en el imaginario de la gente: “El tema está en agenda y es parte del
sentido común. No queda bien que un político te diga que las mujeres deberían
volver a su casa y que no tienen que gobernar junto con él. En el imaginario ya está
instalado” (Entrevista). Ello lleva a que: “Hoy ya no es tan difícil ser dirigenta; si
una mujer quiere hacerlo tiene toda la base y el respaldo legal” (Entrevista), aunque
la práctica sigue: “Teñida de prejuicios y se nos hace más difícil” (Entrevista);
debido a que, en muchos casos, existe una suerte de contradicción respecto al
empoderamiento del ciudadano en general: “En teoría sí hay avances, pero como lo
están manejando en la ley por ejemplo de autonomía y descentralización no. Más
bien te están poniendo muchos candados, hay artículos que te dan pero también te
condicionan, te dicen la autodeterminación pero al mismo tiempo te dicen sin
olvidarte de esto” (Entrevista).
Entre los problemas principales, destacan cuatro: Una primera tiene que ver
con la continua sobre posición de las rencillas e intereses de los políticos encima de
los de los ciudadanos que provoca: (a) Cooptación de líderes barriales: “¡Uy! los
problemas son los políticos; siempre que está surgiendo un buen líder, los políticos
se ocupan de absorberlo, lo malcrían, se lo captan, ya lo tuercen su mentalidad. A
través de eso, la ciudadanía pierde” (Entrevista) (b) Se desanima el ejercicio

229
ciudadano consciente y crítico: “¡Fregado es! En teoría es otra cosa. Nos llamamos
ciudadanos con derechos, con obligaciones y yo creo que esos derechos hasta por
ahí no más, mientras no te involucres mucho y no seas una persona visible y no seas
una persona contestataria, puedes ser ciudadano” (Entrevista) (c) El corporativismo
y la sobre posición de intereses de algunos grupos sobre la mayoría socava una
agencia ciudadana autónoma: “Tenemos problemas, porque hay mucha gente que
ha sido formada en el sindicalismo y es la que dirige casi toda la zona sud. El
aprendizaje del sindicalismo no es siempre lo más óptimo para manejar una ciudad”
(Entrevista). En efecto, si bien ello es positivo en tanto “ha posibilitado que
colectivamente e individualmente podamos ejercer la ciudadanía, también lleva a
la falta del diálogo, a la conflictividad, complicando las cosas y más bien resulta en
retroceso” (Entrevista).
Una segunda dificultad, varias veces subrayada, tiene que ver con la actitud
de los mismos ciudadanos que se caracteriza por: “un no importismo muy grande”
(Entrevista) y una actitud muy apática: “Somos muy cómodas y panchas. No les
importa las cosas de la ciudad” (Entrevista), aunque ello también tiene que ver con
el miedo a no ser capaz de hacerlo: “No se sienten capaces de afrontar aquellos
problemas que se puedan presentar. Yo misma he estado en ese caso al no querer
ser presidente” (Entrevista). En términos económico esta apatía se refleja en la
evasión de impuestos conllevando una actitud de permanente vulnerabilidad: “Hay
evasión, se pide un proteccionismo a cualquier nivel, nos gusta ser protegidos, y
falta una responsabilidad civil” (Entrevista), repercutiendo en la imposibilidad de
solucionar las demandas ciudadanas: “Si tu no vas y no sabes cuánto tienes y qué
es el POA de tu OTB y no sabes cuánto puedes hacer con esto y no participas y si
no exiges, no se hace nada y llega fin de año y el presupuesto está ahí dormido y,
claro, en obras que podrían haberse hecho. El gobierno ve esto y dice ¿Para qué les
vamos a dar más?” (Entrevista).
El excesivo individualismo es otro problema: “Somos muy individualistas
a veces y pensamos más desde el punto de vista familiar, o de tu entorno inmediato
solamente. La mayor parte de la población no tiene una visión de compromiso con
su barrio y eso lo ves con el manejo de la basura. Realmente somos cómodos y me
incluyo” (Entrevista). Ello conlleva una gran “falta de civismo” (Entrevista) y
“mucho egoísmo” lo que se complica con el hecho de que “las cosas se han
politizado. No piensan igualito a la mayoría, ya estás al margen de todo”
(Entrevista). A ello hay que añadir el problema de la ausencia de información: “El
obstáculo más grande es la información que no nos llega a una cantidad de personas;
y también las personas si reciben no dicen nada y cuando ya reaccionan ya es tarde”
(Entrevista).

230
Por último, algunas entrevistadas coinciden en que la fuerte inmigración hacia
la zona, al ser muchas veces solo temporal, ocasiona sus propios problemas —más
allá del crecimiento descontrolado de la urbe— como la falta de un sentimiento de
pertenencia que provoca: “Un no importismo frente a lo que pasa a la ciudad”
(Entrevista). Asimismo, la misma dinámica de la vida en Cochabamba ha
incrementado: “La falta de cohesión social y de afectividad. Uno lo ve inclusive en
las relaciones de amistad y enamoramiento; son relaciones muy fugaces, ya no son
los amigos del alma que son sus cómplices, ya no, la competencia hace tanto”
(Entrevista).
“¿qué más en la vida?”
Se ha empezado el capítulo analizando las motivaciones en la asunción del rol
dirigencial, para terminar surge la pregunta: ¿Qué sueños de futuro están moviendo
sus poderes agenciales actualmente? Generalmente, en las expectativas de las
mujeres, las respuestas cruzan todas las variables, sobre todo la de los hijos, las
necesidades barriales y la formación de futuras generaciones —y es que todas están
interrelacionadas, se complementan, y en muchos casos una no funciona sin la otra
en el imaginario de las mujeres. Para el análisis, se han clasificado las respuestas de
las dirigentas, según el énfasis puesto en las distintas dimensiones: los hijos como
el centro de expectativas futuras; las motivaciones políticas o profesionales; los
proyectos vecinales y sociales y para algunas de ellas, el tema de la sustentabilidad
ambiental.
Así como uno de los principales obstáculos para las dirigentas es el sentimiento
de culpa que tienen frente a los hijos (Cf. Supra), también éstos representan uno de
los motores que impulsa al despliegue de su agencia ciudadana. Los hijos están
generalmente vinculados a la continuidad del trabajo dirigencial: “Seguir trabajando
cuando me jubile por los chicos, quisiera seguir teniendo fuerzas; y tal vez
dedicarme un poquito a mis hijos, lo que no les he dedicado mucho; tal vez abrir
una empresa con ellos, orientarles si es que ellos me permiten” (Entrevista). Para
otras dirigentas, la consolidación del barrio a partir de la formación de nuevos
líderes, es el otro camino que complementa el impulso a los hijos: “En términos de
barrio que se formen líderes; es necesario que haya otras personas jóvenes que
puedan ejercer con una mirada sana de desarrollo o algo integral. También quisiera
tener algo propio que me permita no depender tanto laboralmente de otra institución
y que al mismo tiempo te permita enseñar a trabajar a los hijos que les permita tener
seguridad y estabilidad” (Entrevista).
Al ver el dilema en torno a los hijos que la dirigencia ocasiona para muchas
mujeres, se indagó acerca de si su agencia ciudadana representaba un ejemplo en
sí, para la formación de ciudadanos que en el futuro construyan una calidad de vida

231
sustentable. Al respecto, la opinión es que a la par de construir ciudad se van
construyendo ciudadanos, en el sentido en que heredan la sensibilidad: “Los cuatro
han heredado, y yo me siento muy feliz de ello, la sensibilidad; el activismo
¡Ninguno!” (Entrevista). Otra dirigenta plantea que el ejemplo convierte a los hijos
en ciudadanos responsables: “Ellos trabajaban en el barrio porque tenían distintas
comisiones y estaban involucrados” (Entrevista). La dirigencia es un ejemplo para
transmitir valores a los hijos, ya que muchas veces se los lleva consigo: “Ellos han
sido parte de todo lo que se ha hecho en María Auxiliadora, y ellos también
entienden que vale la pena” (Entrevista). Aunque también se reconoce que si bien
se los forma, se los hace madurar muy rápido: “Yo creo que de por sí está, de alguna
forma, aprendiendo. Las cosas que comento se le quedan en la mente y ya, por lo
menos, ya sabe discriminar lo positivo y lo negativo que existe en la comunidad, en
la televisión, las críticas que se hacen entre políticos. Creo que la estoy haciendo
madurar tal vez muy rápido por las cosas que estoy haciendo” (Entrevista).
Una segunda motivación fuerte hacia el futuro, son las expectativas políticas
y profesionales. Entre mujeres profesionales que han trabajado formando líderes o
en proyectos de desarrollo, la dirigencia política se abre como una vía hacia el futuro:
“Mira si me hablas de sueños en algún momento, cuando me hicieron docente de la
contraloría, me preguntaron ‘¿Cuál es su sueño?’; ‘¡Ser presidente de este país!’.
Es la era de las mujeres y creo que las mujeres lo podemos hacer mejor porque
somos las gerentes de la empresa más importante del planeta tierra: que es el hogar
y la familia” (Entrevista). Para algunas dirigentas de base, el camino es al revés, las
expectativas de formación profesional se presentan como la base para después
ingresar en el ámbito político a nivel nacional: “En lo personal es terminar esto de
mi licenciatura, quiero profundizar y estoy haciendo el tema de la gestión municipal
para ir aportando también, no solo para mí sino que también para contribuir. Varias
personas me han dicho: ‘¿Por qué no candidateas a esto?’, pero no es el momento,
tengo que seguir aprendiendo” (Entrevista).
Por otro lado, para muchas dirigentas barriales, el campo de política nacional
no les mueve, pero sí la dirigencia en su barrio: “Quisiera seguir ahí no más para
seguir mejorando el lugar donde vivo y una vez que ya tengamos todo lo que se
requiere quedarme ahí y seguir colaborando” (Entrevista); o la dirigencia en sí, en
el sentido en que ser dirigenta para muchas mujeres se ha hecho parte de su vida:
“Yo lo veo como una rutina diaria. Toda mi vida he estado en esta situación, en esta
clase de actividades; dejarlo para mí sería fatal, me puedo enfermar como dicen mis
hijos, porque es otra parte de mi vida, otro pedazo de mi cuerpo, sería como si me
sacaran algo de mi cuerpo, me faltaría algo ¿No?” (Entrevista).

232
Para las dirigentas de partidos, seguir vigente en la política como forma de
incidir en la toma decisiones públicas es lo que las mueve hacia el futuro:
“Incursionar en actividades políticas y académicas, sistematizar y compartir mi
experiencia con otras generaciones políticas. Luchar contra los fundamentalismos
y las actitudes maniqueas y maximalistas. Me gustaría seguir incidiendo en el ámbito
de las políticas públicas” (Entrevista).
Aportar a la sociedad es otro de los ejes que moviliza a muchas mujeres
dirigentas, y ello gira muchas veces en torno al apoyo a los niños: “Yo quisiera que
esto se organice mucho mejor y tener una y otra cosita y la guardería más que todo
porque yo veo que a los niños los echan llave en su casa solitos y están así llorando”
(Entrevista); y a los jóvenes: “Yo quisiera apoyarlos; se necesita hacer algo por la
juventud” (Entrevista). En muchos casos las expectativas frente a los jóvenes son
planteadas en términos de ida y vuelta: enseñar y aprender a la vez. Una frase
expresada por una dirigenta de 81 años refleja la idea y prueba de que la edad no es
una limitación para los sueños ni para el despliegue de agencia ciudadana: “Sigo
aprendiendo, sigo pensando que puedo enseñar y sigo pensando que puedo aprender,
hasta donde mis facultades puedan dar. Ahora ¡No hago planes ni para septiembre!
[Se ríe] Pero si estoy, voy a seguir como hasta ahora, trabajando, apoyando a la
gente que sea necesario apoyar, aprendiendo de las personas que trabajan conmigo
y siempre, averiguando qué más hay de nuevo en la vida” (Entrevista).
El impulso específico a la mujer también está presente entre las motivaciones
identificadas ya sea entre dirigentas de base: “Voy a seguir haciendo esta actividad,
seguir empujando sobre todo a la mujer” (Entrevista), o representantes políticas:
“Tenemos un programa de gobierno que es interesante, que busca que realmente
haya más presencia de mujeres en todos los niveles” (Entrevista). En la misma línea,
muchas mujeres plantean que en sus proyecciones está el de formar líderes mujeres:
“Voy a hacer respetar mis ideas por defender a la ciudadanía de Cochabamba y
seguir formando líderes. Justamente estábamos pensando cómo hacer un proyecto
para organizar como una escuela de líderes para mujeres” (Entrevista); aunque para
ello haya que gritar: “Pues wawa que no llora, no mama ¿no? Y es a lo que nosotros
nos preocupa. Por eso nosotros buscamos líderes que puedan hablar fuerte y tener
una buena posición, no doblegar porque: ¿De qué te sirve tener un líder dócil, si en
un grito se va a estar asustándose? ¿Para qué la vas a mandar? Estas perdiendo su
tiempo ¿no? y es por eso que estamos buscando líderes que vayan así con esa
fortaleza” (Entrevista)
Es destacable ver que entre muchas de las respuestas de las mujeres se ubican
expectativas en torno al medio ambiente, ya sea planteadas como proyectos
concretos a nivel barrial: “Poder continuar con los objetivos de la OTB; soñamos

233
con tener un cerro de San Pedro arborizado, nuestro parque ecológico en el Río
Rocha, seguridad ciudadana, nuestros puestitos de salud” (Entrevista), o en ámbitos
gremiales: “Como en el mercado tenemos muchos desechos orgánicos, plátanos,
naranjas y un montón de basura ahí mezclado, y eso hemos dicho no botarlo por
ahí, hemos pensado criar hacer lombricultura y producir hummus de la lombriz,
abono orgánico” (Entrevista).
Se ha ido mostrando la diversidad de formas de agencia ciudadana,
diferenciales de poder, estrategias asumidas e imaginarios existentes en torno a
ciudadanía de las distintas dirigentas que habitan en Cochabamba, la que a su vez
es utilizada, como se mostrará en el capítulo seis, como motor para construir, o
entorpecer, procesos de calidad de vida sustentable a niveles locales. Antes de
analizar específicamente esta relación, se enfoca la atención a continuación, hacia
el tema de la migración, ya que se trata de un diferencial de poder básico que, desde
diferentes entradas, impulsa, motiva y sienta las bases para el despliegue de poderes
agenciales ciudadanos entre las dirigentas.

234
CAPÍTuLO v

IDAs y vEnIDAs
El objetivo de este capítulo es contribuir al debate internacional sobre la relación
entre la variable migratoria y el ejercicio ciudadano a partir del estudio de caso entre
mujeres cochabambinas. Se parte de la idea según la cual migrar genera un diferencial
de poder para el despliegue de agencia ciudadana y permite, incluso, construir nuevas
formas ciudadanas que replantean las fronteras de los Estados-nación, tales como: las
ciudadanías cosmopolitas, transnacionales o trans-locales. Migrar, en general, viene
acompañado de nuevas exigencias y demandas que tienen su propio impacto sobre la
calidad de vida sustentable.
Un dato de inicio refleja la importancia del tema en Cochabamba: de todas las
entrevistadas, 36% son inmigrantes: Entre las dirigentas territoriales, el porcentaje sube:
67% lo son. Así, parte del crecimiento urbano de Cochabamba es producto del correteo
y del despliegue de estrategias que mujeres que han nacido en otras regiones han decidido
volcar hacia esta ciudad, movilizadas a veces por un sueño proactivo hacia el futuro:
‘quiero consolidarme aquí’, ‘quiero que mis hijos tengan arraigo aquí’; y otras como
acciones reactivas: ‘estoy aquí y me faltan cosas para vivir bien, aunque sea solo por un
tiempo’; pero en ambos casos incidiendo en el cambio —positivo o negativo— y
crecimiento de la ciudad.
Por otro lado, 26% de las dirigentas entrevistadas han vivido en otro país y evalúan
de manera positiva el peso que esa experiencia de migración internacional tiene sobre su
agencia ciudadana. Para profundizar el tema, se recuperan entrevistas realizadas en el
marco del proyecto CIUF-UMSS: Migración Internacional, inserción laboral y
ciudadanía, cuya parte referente a agencia ciudadana, fue diseñada en base a la estructura
de la entrevista de la tesis doctoral que sustenta este libro. En ese caso, se han entrevistado
a 23 migrantes de retorno mujeres.
A partir de ambas bases de datos en este capítulo se ha querido comprobar dos
hipótesis específicas: (1) Migrar cambia la vida: una se establece en los lugares más
inhóspitos y debe asumir la lucha por acceder a una mejor calidad de vida. En ese afán,
no es lo mismo haber migrado del área rural que haberlo hecho de zonas urbanas o de
las minas. Los antecedentes migratorios tienen, así, su propio impacto en las formas
de agencia ciudadana priorizadas (2) Por otro lado, el hecho de haber salido del país y
vuelto, da otra perspectiva sobre ciudadanía y ciudades, da mayor autoestima e impulsa
una más activa participación. De ahí que la relación entre migración internacional y
ejercicio ciudadano debe ser analizada; para lo que se priorizará el análisis del ejercicio
ciudadano de las migrantes de retorno.

235
Construyendo la ciudad de acogida
El sólo hecho de trasladarse de casa conlleva la necesidad de integrarse a una
nueva situación, vecindario, relaciones sociales, así como a nuevos sistemas
clasificatorios. Trae consigue desafíos desde los más cotidianos, como
acostumbrarse a la “casera” del barrio, ver la forma en que se gestiona la basura;
hasta los más formales —identificar las dinámicas de funcionamiento de la OTB’s,
las costumbres y ritos de las reuniones, etc.— y esporádicos: participar en las fiestas
del barrio y en los espacios de socialización. Incluso puede requerir de una
(re)negociación de identidades. Moverse geográficamente despierta la necesidad
del despliegue de poderes agenciales para acomodarse a una nueva situación,
entorno o contexto. Si ello es así para un cambio de domicilio, el hacerlo de una
región a otra es mucho más complejo y requiere de la movilización de múltiples
estrategias y diferenciales de poder.
En el capítulo III se mostró cómo barrios enteros de la ciudad están
conformados por poblaciones migrantes que no despliegan el mismo tipo de agencia,
ni tienen los mismos resultados. Y es que sus patrones de comportamiento, niveles
de conocimiento de la gestión pública, diferenciales de poder y estrategias, también
varían. Durante la realización de las entrevistas, se pudo identificar tres grupos de
migrantes mujeres que provienen de: (a) Las minas, quienes poseen todo un bagaje
de conocimientos, niveles organizativos, historia política, que las vuelve agentes
privilegiadas para influir en la toma de decisiones a niveles locales, por lo que sus
incidencias en la construcción de calidad de vida sustentable a nivel local es mucho
más fuerte (b) Áreas rurales, cuya formación está muy ligada al papel de las ONG’s
y sindicatos y cuyos ejercicios ciudadanos asumen sus propias características (c)
Aquellas que han migrado de otras áreas urbanas y que poseen por lo tanto un
conocimiento básico de la gestión urbana y territorial. A continuación se describirá
a cada uno de los grupos de manera a comprender su impacto en la construcción de
calidad de vida local.
“¡fregados éramos los mineros!”
Dos elementos destacan respecto a la migración proveniente de las minas: Es
relativamente antigua: se da entre 1985 y 1990, por lo que sus asentamientos están
bien consolidados y en muchos casos llegan a Cochabamba a terrenos que ya eran
de su propiedad, adquiridos a partir de gestiones realizadas por sus organizaciones
o cooperativas.
En general la mayor parte de los ex mineros se viene a Cochabamba, ya sea a
raíz de la re-localización producto del D.S. 21060 y el consecuente cierre de la
empresa estatal minera en 1985 (Cf. Supra capítulo II) y/o debido al quiebre de las

236
cooperativas: “Yo me vine porque, justamente, la cooperativa entró en quiebre, el
89 cerca a los 90. No teníamos compradores, China nos estaba haciendo bajar el
precio del mineral, y era en vano hacer explotar el mineral allá. Mucha gente se
vino ¡Ha quedado vacío allá!” (Entrevista).
Al llegar a terrenos previamente adquiridos, se asientan por grupos en
determinados barrios, llegando a tener, cada uno de ellos, su propia especificidad e
identidad visibilizada a partir del nombre: “Barrio Minero Colquiri”, “Barrio Minero
Alalay”, etc. El proceso de construcción de cada uno de ellos fue lento ya que se
trataban en un inicio de terrenos sin servicios: “Mi papa era de los centros mineros
el me regala la casa. Este barrio es de gente minera […] ¡Era como una zona rural!
¡No había nada!” (Entrevista).
¿Cómo llegan a construir esos barrios, que hoy en día cuentan con todos los
servicios? Un primer elemento que destaca es el alto grado de organización existente
entre mujeres de estos barrios que, de hecho, no es gratuito. Es indudable el impacto
de ‘la escuela de las minas’ en la agencia ciudadana de las mujeres, que está
vinculada, por un lado, a la dirigencia que las mujeres asumieron en las minas, en
tanto líderes que trabajan directa o indirectamente en el trabajo minero: “Yo me fui
a Potosí a mis 15 años. Me fui a la mina a trabajar como secretaria ejecutiva en las
oficinas de la Corporación Minera Boliviana (COMIBOL), ahí fue donde me
fortalecí como líder. Desde las minas yo he sido líder, desde los años 80, desde la
dictadura. En los golpes de Estado era dirigenta minera de la organización de
mujeres mineras de allá” (Entrevista). O, debido al papel que jugaron en los Comités
de Amas de Casa Mineras: “Yo me vine en 1994 de Huanuni. Llegué a esta
comunidad donde no había ni agua potable […] En eso ya nos hicimos dirigentas,
nos invitaron. Yo ya era dirigenta, a partir del 82, en el Comité de Amas de Casa”
(Entrevista).
Uno de los factores que hace a la fuerza de las mineras es, como una de ellas
mismas relata, su capacidad de hacer frente a los conflictos y a las incertidumbres:
‘¡Fregados éramos los mineros!’123: “Durante la dictadura, allá en las minas, no
entraba nadie; el que entraba lo hacían desaparecer a dinamitazos ¡Fregados son los
mineros! y mejor era no salir de allá, como teníamos todo también. Cuando la
democracia se ha consolidado, recién hemos salido y hemos empezado a conocer
nuestros derechos y poder decir algo” (Entrevista).
Otra de sus fortalezas es su capacidad organizativa ampliamente desarrollada
y que hoy les está permitiendo construir nuevos movimientos que pueden ser, a la

123
Se subraya la frase porque ha servido como título del acápite.

237
larga, alternativas a los que ahora están hegemonizando el poder: “Ahora estamos
reorganizándonos. Estoy en el comité impulsor de las mujeres mineras como
representante a nivel de todo el departamento aquí en Cochabamba. Hemos visto
con mucha pena que el gobierno no mira más allá de las Bartolinas. Nosotras como
mujeres que hemos luchado por el proceso de cambio de nuestro país, por la
democracia de este país, estamos invisibles, no pasa nada. Las mujeres siempre
hemos salido al frente y vamos a estar como un bastón más para este gobierno. No
nos queda otra alternativa, además no nos quieren. Entonces queremos doblegar un
poco, antes que la lucha vuelva otra vez” (Entrevista).
Esta capacidad de organización fue incluso transmitida a los hijos, que, en
muchos casos fueron los que, ya que los padres estaban trabajando, lograron tramitar
el agua y otros servicios para su barrio. Destaca en este sentido, el relato efectuado
por una hija de migrantes de las minas, sobre cómo los mayores organizaban a los
jóvenes, para ir a pelear por la satisfacción de sus demandas: “Muchos mineros de
Catavi, Uncía, Huanuni, nos vinimos ahí. Entonces, queríamos agua y fuimos a
SEMAPA. Contratamos micros e íbamos cada día: uno por familia. Los que íbamos
a estas movilizaciones éramos los jóvenes, porque el papá o la mamá estaban
trabajando entonces los que quedábamos éramos nosotros. Entonces decíamos: ‘¿A
qué hora vamos?’; ‘A las 8 de la mañana’ y ¡Ahí estábamos! Yo tenía 14 años”
(Entrevista). Estas acciones no sólo dieron resultado sino que ayudaron a crear una
nueva camada de dirigentes ya en las tierras de adopción: “Después que esos viejitos
mineros dejaron la dirigencia, muchos de los jóvenes que en esa entonces iban a
bloquear, dijeron ‘¿por qué nosotros no nos lanzamos para la junta vecinal?’; ‘¡ya
pues!’. Esa vez yo no participé, pero si mis amigos que eran un poquito más grandes
que yo, y salieron” (Entrevista).
Otro elemento que hace a la fuerza de los migrantes de las minas, es la
identidad minera, que no se rompe, ni aunque se hayan venido desde jóvenes: “[¿Tú
te consideras cochabambina?] ¡No! Siempre voy a ser potosina, incluso en el futbol
cuando mis cuñados y mi marido se van con su polera roja (del Wilster) yo con la
mía no más [Ríe] Aunque pierda ¡No importa!” (Entrevista). Este arraigo identitario
las diferencia de otras migrantes de sectores populares y pone en cuestión la supuesta
existencia de un solo grupo popular contrapuesto al de las feministas, clase medieras,
urbanas y mestizas124 (Rousseau 2009).

124
En realidad esa supuesta identidad indígena-originaria-campesina es un constructo que: “Surge
como una herramienta simbólica de identidad étnica, es decir, básicamente como la antítesis a las
categorías de indio, mestizo y cholo […]. Actualmente se presenta políticamente y simbólicamente
como una postura contra el modelo de nación mestiza que fue la mayor expresión del proceso de
la Revolución del 52” (Velasco 2011: 69).

238
Esta dicotomía que hegemoniza a las mujeres de sectores populares no permite
comprender la complejidad y diversidad de su agencia ciudadana. Si bien pueden
tener rasgos comunes —pertenecer a sectores económicamente excluidos o hablar
quechua como segundo idioma—, no sólo varía sus niveles educativos, su forma de
ver la lucha por los derechos ciudadanos y humanos, sus estrategias para ejercerlos,
sino también las formas en que se diferencian y se ven entre sí: “Yo peleaba, allá en
la mina, por la comida de los mineros porque todo lo traían aquí los campesinos:
Once de la noche salíamos las mujeres del campamento minero, a subirnos a los
volvos que transportaban mineral, los llevábamos a Chaupikasa —se llamaba ese
sector, un cruce que salía de Independencia y se cruzaba con el centro minero— y
ahí nos parapetábamos. Cada vez que salían con cargas de papa, directamente
teníamos que cargar a nuestros carros y los ganados también ¡Huay que los
campesinos nos digan que no! Como si nada prendíamos dinamitas y hacíamos
reventar ahí. Por eso los campesinos me buscaban con mandamiento de apremio a
mí” (Entrevista). Incluso hoy, esas rencillas del pasado resurgen, principalmente
en el marco de organizaciones de mujeres: “Cuando yo llegue me invitaron para
organizar en Sipe Sipe un grupo de Bartolinas. Pero será que la gente no está
preparada políticamente y menos consciencialmente: ¡No hay consciencia de clase!
se han hecho a un lado muchos, pocos hemos quedado. Se tratan así de hermana,
hermano ¡de dónde pues ‘compañeras’!” (Entrevista).
La formación política, capacidad de organización, consciencia ciudadana de
las mujeres migrantes de las minas, es lo que se presenta como su gran potencialidad
para la construcción de calidad de vida sustentable incluso en localidades adoptadas:
“Muchos dirigentes, los que han renunciado a la vida política y han asumido un
accionar más fuerte en las OTB’s, han sido mineros; cambia la dirigencia pero a
ellos no los cambian, porque ellos tienen los contactos y la experiencia. No sólo se
trata de las formas de relacionamiento con las organizaciones sino sobre todo las
personas. Sobre todo donde hay mineros con experiencia sindical” (Entrevista). Lo
mismo no ocurre con migrantes de áreas rurales, que tienen otras formaciones y
experiencias.
Con facilidad para desplazarse
Si las migrantes de las minas, llegaron temprano en la etapa de crecimiento de
la ciudad de Cochabamba, las de zonas rurales lo hicieron más tarde, durante el
segundo período neoliberal, a fines de los 90’s. Su asentamiento fue más conflictivo,
pasando algunas veces por toma de tierras forzadas, asentamientos ilegales
posteriormente legalizados por los gobiernos municipales. Se distingue tres grupos
de migrantes campesinas: (a) Las que se formaron con el apoyo de las ONG’s en
sus lugares de origen y para quienes este vínculo ha sido un diferencial de poder

239
importante para su inserción en la ciudad: “Yo estaba sin trabajo y de esa forma he
emigrado a Cochabamba con toda mi familia; conocía más antes al Lic. [...], de la
Universidad Católica, y lo busqué a él e inmediatamente me hizo conocer, conseguir
un trabajo” (Entrevista). En general, las dirigentas vinculadas a las ONG’s, se han
ido consolidando en diferentes campos, entre ellos el de los medios de
comunicación, las dirigencias territoriales y el de la vida política.
(b) Mujeres migrantes de áreas rurales para quienes el sindicato fue la principal
escuela: “Ocurre que de los testimonios que he podido levantar en las cinco regiones
de Cochabamba, para el caso de las mujeres concejalas, ellas habían entrado a
participar de los sindicatos a través de la secretaría de vinculación femenina.
Posteriormente ya en algunos sindicatos de mayor trayectoria ocuparon cargos de
hacienda y de manejo de la parte económica, en sentido que la mujer es menos sujeta
a hacer malversación de sus pequeños recursos. Ya se puede ver subcentrales y
centrales de mujeres a la par de las de los hombres” (Entrevista). Muchas de estas
mujeres están llegando ahora a Cochabamba a raíz de actividades políticas, como
el caso de algunas dirigentas de las Bartolinas o de la Federación de los cocaleros y
están desplegando fuertemente su agencia ciudadana en el marco de entidades
públicas y representaciones políticas.
(c) Una tercera forma en que las mujeres de áreas rurales llegan a la ciudad es
en tanto trabajadora del hogar, puesto conseguido a partir de redes de paisanos y/o
amigos. Estas mujeres se han ido organizando logrando la promulgación de
normativas estatales que las favorece, por ejemplo la Ley de la trabajadora del Hogar
(2003). Muchas de ellas se han asentado definitivamente en Cochabamba,
consiguiendo viviendas, casándose —con paisanos generalmente— e incorporando
a sus hijos a la sociedad local, a la par de cumplir labores dirigenciales, sobre todo en
las juntas escolares. Para este grupo de mujeres, los ámbitos de socialización y
recreación son también espacios de construcción de agencia ciudadana. En efecto,
muchas conforman grupos de cantantes que graban cassettes, viajan a distintos lugares
para animar fiestas haciéndose conocer en el ámbito público a partir de afiches con
sus fotos y sus nombres, grabaciones en CD’s, videos que incluso llegan, por redes
de migrantes, a traspasar fronteras. Pero, en algunos casos entre ellas, existen fuertes
diferencias por lugar de origen, formas de vestir y peinar, estilos de hablar, etc. 125
Este tema está empezando a ser estudiado como un fenómeno de construcción de
ciudadanía, incluso transnacional, desde la música (Cf. Sánchez 2011).
Como rasgo común entre las migrantes de origen campesino destaca su amplia
facilidad para migrar. Una vez que han salido de sus pueblos se arriesgan
125
Por ejemplo, una de las diferenciaciones registradas entre ellas mismas es el de “cholitas vs.
señoritas” (Cf. Sánchez 2011).

240
constantemente a seguir migrando a otras ciudades o incluso otros países. El caso
de Silvia Lazarte126 es ejemplar: del campo Cochabambino a la ciudad, de ahí a
Santa Cruz, para acabar siendo representante de Santa Cruz en la Asamblea
Constituyente. Otro relato que da cuenta de esa facilidad de movilización, es el
siguiente: “Llegando de Pocona a Cochabamba yo trabajé en radio... desde el 96
hasta el 2004. Después estaba en radio..., también he estado en radio del..., en el
Chapare, poco tiempo, por el calor no pude y me he vuelto a venir. Después he ido
también a Santa Cruz a la radio.... El trabajo estaba bien todo, pero mi familia estaba
partida en tres lugares y era un problema para mí. He tenido que dejar y he vuelto”
(Entrevista).
Esta capacidad de movilización y adaptación—que les permite generar redes
más amplias— así como la importancia política que han ido adquiriendo en el marco
del Estado Plurinacional, son diferenciales de poder importantes que utilizan para
el despliegue de su agencia ciudadana, aunque deben superar ciertos obstáculos
claves: “Las mujeres dirigentas que vienen de una carrera más sindical tienen
experiencia, tienen capacidad de convocatoria, conocen la problemática. La
diferencia es cuando pasan del mundo sindical a, por ejemplo, la gestión municipal,
la exigencia es diferente. A nivel municipal tienes que enmarcarte en normas
administrativas, en acciones técnicas y responder a lo que es la demanda colectiva
del municipio. Para ello son dos los elementos que necesitas: Uno, leer y escribir e
interpretar las normas, y el otro es saber plantear y sustentar informes técnicos vía
escrito. Y las compañeras tienen bajo el nivel de lectoescritura y apenas tienen
conocimiento básico de la suma. Esa es su mayor dificultad” (Entrevista).
Con terrenos y carencias dónde llegar
Las dirigentes migrantes de áreas urbanas tienen otras características. Todas
ellas traen un bagaje de conocimiento urbano que mujeres de otros orígenes no
poseían y que muchas veces está además acompañado de una estadía previa en otro
país: “Tenía un hermano que se vino el 84, a estudiar. Yo trabajaba, en el magisterio
pero como era la mayor de la familia, tenía siete hermanos, me vi obligada a ir Chile
para ayudar en casa, después me vine a Cochabamba” (Entrevista). Esta experiencia
de viaje al exterior, constituye un diferencial de poder importante que movilizan
una vez instaladas en esta nueva tierra.
Otra característica de este grupo es que tienen un nivel de escolaridad más alto
vinculado a la formación en magisterio, enfermería u otra profesión técnica, que es
la que, además, les ha permitido tener en Cochabamba un terreno al que llegar:

126
Presidenta de la Asamblea Constituyente en el periodo de su funcionamiento.

241
“todos los maestros hemos adquirido poco a poco este terreno. Teníamos los papeles
en fin de todo y algunos no teníamos ni casa. Veníamos cada cierto tiempo y hemos
hecho la apertura de calles” (Entrevista). Sin embargo, fruto de su ausencia inicial
—ya que seguían ejerciendo sus profesiones en su lugar de origen— tuvieron que
lidiar con varios problemas al llegar: “Veníamos a ver y en una de esas vemos ya la
gente que se había entrado ¡Los loteadores!; se habían levantado carpas y entonces
¡Una pelea campal! Pero nosotros teníamos papeles y evidentemente todo eso pasó
y entramos al litigio; y en el litigio también yo estuve y como soy de Oruro y ya
estuve jubilada, por entonces tenía tiempo y me dieron los maestros un poder y
como que la dueña también confiaba en mí. He estado así 14 años en demanda y se
ha ganado porque teníamos todos los papeles legales” (Entrevista). Así la agencia
ciudadana de estas mujeres migrantes, se inicia con la lucha por los trámites legales
de sus viviendas debiendo posteriormente cubrir todas las dificultades que conlleva
el desfío de abrir nuevos barrios.
El hecho de haber llegado a terrenos adquiridos previamente a partir de sus
lazos organizacionales u ocupacionales, se refleja en, al igual que en el caso de los
mineros, la existencia de barrios enteros de migrantes por profesiones y orígenes
migratorios: “San Rafael, allá en Distrito Santa Fe [Oruro] siempre era San Rafael,
de ahí han comprado estos lotes de una cooperativa. Todos los del barrio son de
Santa Fe o de otros barrios de Oruro” (Entrevista).
Una vez instalados, la falta de servicios con los que se topan, es el elemento
detonador para el despliegue de su agencia ciudadana: “El barrio donde yo vivo es
la Chimba, un sector que cuando llegue de La Paz, estaba bastante olvidado, pura
tierra, bastante lama y había aéreas todavía de cultivo” (Entrevista). Estas carencias
las empiezan a mover independientemente si eran dueñas o inquilinas: “Éramos
puros inquilinos. En esos tiempos los dueños de casa, los mineros no se querían
venir, era auge de la minería. Nos agrupamos las mujeres porque no había
electricidad, no había agua, habían solo pilas públicas y era pues un desastre hacer
fila, tras fila por una, dos, tres latas de agua, ¿no? Entonces, nos agrupamos para
mejorar el barrio. No éramos dueñas pero si inquilinas” (Entrevista). Y, de esta
manera, movilizando sus diferenciales de poder, sus relaciones sociales, y en muchos
casos manteniendo activamente lazos con sus lugares de origen, muchas de estas
mujeres fueron creando los barrios que hoy en día hacen a Cochabamba.
El plus de la migración
Ahora bien, a pesar de las diferencias, en general sean de origen minero, rural
o urbano, las inmigrantes muestran una ciudadanía más activa. De hecho, la idea
según la cual en los barrios en los que se asienta un mayor porcentaje de inmigrantes,

242
el ejercicio ciudadano es más activo es recurrente no sólo entre las mismas dirigentas
de origen migrante, sino entre personas que trabajan con el tema de fortalecimiento
ciudadano desde distintas perspectivas. Así, una de las entrevistadas que trabaja con
el tema de la vivienda y es además dirigenta de OTB e inmigrante de las minas de
Colquiri, comparaba: “En el Distrito 14 dónde hay más personas que no son
kochalos, están preocupados y esmerados en querer dar condiciones de desarrollo
urbano para que los pobladores ejerzan sus derechos, a diferencia del Distrito 8,
que es ahícito; en el 8 hay más kochalos y ahí no pasa nada, entonces yo veo eso
como algo negativo de los kochalos, no hay una mirada de organizarse, de trabajar
para mejorar todo el barrio. Hay una mirada más individual y tampoco se preocupan
mucho de conocer las cosas que pueden lograr como OTB. Es bien difícil trabajar
en lugar donde hay predominancia de k’ochalos” (Entrevista).
Lo mismo opina una Cochabambina que trabaja con el tema del manejo de la
basura. Para ella, de acuerdo a su experiencia, es más fácil trabajar en barrios donde
hay migrantes, sobre todo los orureños y los de la mina: “Más fácil, por ejemplo
hay mucha gente que ha venido de Oruro, la organización de ellos es mucho más
fuerte, más controlada incluso y realmente es como cuando nos vamos a otro país y
se arma la comunidad boliviana. Entonces ahí están como la comunidad orureña y
sí se organizan mucho mejor, claro que tienen poco presupuesto, pocas posibilidades,
pero su organización es fuerte” (Entrevista).
Más allá del nivel de organización, formación política sindical o capacidad de
hacer frente a las contingencias, lo cierto es que al migrar, las personas se topan con
otras formas de vida que enriquecen su misma agencia y abren sus mentalidades, lo
cual les da ventaja frente a aquellos que no han viajado. Además, al insertarse en
condiciones sociales y habitacionales adversas se ven obligadas a asumir el desafío
de desplegar su agencia para cubrir las necesidades de calidad de vida de los suyos,
aunque la intención de una no sea quedarse aquí:“Mi intención era viajar al exterior
y dejarles a mis hijos cómodos; ya teníamos un red de agua pero no agua, yo quería
buscar ayuda para volver a iniciar el proyecto y ese era mi objetivo de mi OTB, no
más” (Entrevista) y ahí empieza su involucramiento con la dirigencia territorial.
volviendo con nuevos bagajes
Si trasladarse al interior de un mismo país provoca cambios en los imaginarios,
en los diferenciales de poder e, incluso, en el ajuste de estrategias ¿Qué sucede
cuando uno viaja a otro país? ¿Qué impacto tiene al retorno? En esta parte se
analizarán las formas en que la migración, en su dimensión transnacional, influye en
la agencia ciudadana de las migrantes de retorno, describiendo los cambios que se
dan en las estrategias, imaginarios y relaciones que se establecen a partir de la misma.

243
brechas para asumirse como protagonistas
La migración transnacional no solo afecta a la agencia ciudadana de las mujeres
que migraron y retornaron, sino también a las personas que viven la experiencia de
manera indirecta, ya sea porque los esposos se fueron y ahora asumen la jefatura
del hogar o porque los hijos lo hicieron y deben encargarse de los nietos debiendo
reintegrarse nuevamente a espacios ya abandonados como las juntas escolares, a la
par de seguir ejecutando sus actividades habituales.
En el caso de las mujeres que se quedan asumiendo la jefatura del hogar, éstas:
“Han empezado a, no descubrir, sino a asumirse como protagonistas que pueden
participar en su comunidad ¿no? Ha sido la migración la que ha ocasionado que la
mujer que estaba en su casa y que esperaba que su marido le cuente qué había pasado
en la asamblea, ha decidido ir y ha dejado esa actitud pasiva, o, ha dejado atrás el
no ser reconocida y ha decidido participar ¿no? Son muchas mujeres las que han
reconocido: ‘desde que se ha ido mi marido soy yo la que voy. Yo voy a luchar por
el agua, yo hago esto, yo participo en bloqueos por los basureros’ ¿no?” (Entrevista).
Por otro lado, la migración también impacta cuando se tienen contactos
cercanos fuera, abriendo posibilidades para el fortalecimiento de la ciudadanía
económica: “Llegaron de allá, de Argentina, de España, de Estados Unidos y me
dijeron: ‘Ponte en contacto con nosotros para que puedas vender tus productos allá’”
(Entrevista).
Por último, el hecho de tener parientes fuera también influye en imaginarios,
permite abrirse a nuevas formas de concebir a los bolivianos y al país frente a los
que migraron. “Mis hermanos, primos, tíos, están en Argentina, en España, en
Brasil… Ellos, me dicen: ‘allá todo es esclavitud, tenemos que entrar así a trabajar’,
pero ellos ya se han acostumbrado, y además tienen más retribución. Muchos se van
a quedar allá, ya tienen papeles. Ellos, los que se van a quedar, dicen: ‘Que aquí es
un lío, que aquí somos flojos!’. No sé, evidentemente en algunas cosas sí nos
descuidamos” (Entrevista).
Ahora bien ¿Qué sucede cuando es una la que ha emigrado y retornado?
El impacto de haber migrado
El haber migrado transforma las relaciones que las mujeres establecen en sus
lugares de origen al retorno. Los cambios se visibilizan en las relaciones de hogar,
los imaginarios y prácticas ciudadanas concretas y los imaginarios mismos que
existen respecto a calidad de vida. Para abordar estos impactos se utilizarán tres
tipos de fuentes: Las entrevistas realizadas en el marco de la tesis doctoral, que es
la base de este libro, a dirigentas mujeres; las entrevistas que se han hecho en el

244
marco de un proyecto sobre Migración internacional, inserción laboral y ciudadanía
y una encuesta a 421 migrantes de retorno realizada en el marco del mismo proyecto.
“Aprendí a tener autonomía en mi hogar”
Una idea destaca de las entrevistas realizadas a dirigentas migrantes de retorno,
y es que el hecho de haber salido y retornado da lugar a un empoderamiento
individual que permite replantear las relaciones de poder y de toma de decisiones
dentro del mismo hogar (Cf. Ramírez y Camacho 2011). La mayoría de las mujeres
en esta situación reconocen tener una mayor capacidad para la toma individual de
decisiones: “Antes de irme era muy sumisa a mi esposo y ahora que he vuelto he
visto cómo es allá la vida, y también aprendí a tener autonomía127, entonces las
decisiones no me las imponen, sino, dialogamos” (Entrevista). Ello está relacionado
con la idea de que el viaje ha permitido adquirir mayor seguridad para el manejo de
las relaciones dentro del hogar, no sólo con la pareja o con los otros miembros de la
misma, sino en general: “No sólo yo, creo que la mayoría de las mujeres, si tú te
das cuenta, vuelve con una seguridad de lo que quiere y de lo que tiene y de lo que
tiene que hacer. O sea que, como que tu autoestima se mejora en España. Hasta tu
misma cambias, hasta tu piel, todo. Vas a mejorar allá y cuando vuelves siempre
estás diferente” (Entrevista). Entre los cambios más importantes las mujeres valoran:
“Pierdes lo que aquí, un poco, no podías hacer, pero ya viajando a otro país ya tienes
que perder lo que es la timidez. Estás más preparada para todo” (Entrevista), y así
se vuelve más entradora: “Sí porque cuando estuve yo era bien tímida pero cuando
vas a algún lugar la vida misma enseña a ser dura, más entradora. Tienes que serlo,
al menos en el trabajo mismo” (Entrevista); y ello te permite participar más
activamente en el reclamo y defensa de los derechos.
Otro diferencial de poder que se adquiere o fortalece con la migración, es la
generación de redes de colaboración y de información que impulsan tanto al
emprendimiento como al desarrollo de la aventura. En ella hermanos, paisanos,
amigos, juegan desde el inicio un papel fundamental para el empoderamiento de las
migrantes: “Mi hermana estaba allá y entonces mi padre sacó un préstamo de la
cooperativa para ayudarme a viajar. Entre familia y hermanos siempre nos
apoyamos” (Entrevista).
Si bien la inserción en la sociedad de acogida es difícil: “Cuando me fui a Italia
no estaba preparada, sufrí harto, lloraba, decía ‘siendo profesional, estoy lavando
baños’” (Entrevista), el hecho de migrar abre posibilidades de contacto y de acumular
otro tipo de conocimientos que, principalmente a las que han vuelto y son dirigentas,

127
Se subraya la frase por que sirvió como título de esta parte.

245
les sirve ya sea como base del trabajo que se realiza: “Sí, siempre nos estamos viendo
en el Internet y me cuentan cómo está la embajada y en el consulado; incluso he hecho
algunos trabajos legales para ellos, estoy queriendo, ahorita, enganchar algunos
trámites para bolivianos que están en España y que quieren alguna asesoría jurídica;
entonces, me llaman desde España para consultarme” (Entrevista). También esos
contactos son utilizados como parte de la agencia ciudadana al retorno: “Otra
influencia tiene que ver con mi estadía en el Canadá, allí tuve contacto con el
movimiento y pensamiento feminista de la segunda ola que me inspiró y motivó a
involucrarme activamente en la política aquí” (Entrevista). Por último resulta
importante, la capacidad que se ha tenido de adquirir conocimientos en el país de
destino y utilizarlos al retorno: “Ahora soy más abierta que antes, y todo lo que he
aprendido allá lo implementé en mi empresa” (Entrevista).
Un gran problema que desequilibra este proceso de empoderamiento de las
mujeres migrantes en su hogar, es el tema de las tensiones creadas con los hijos:
“Alguna vez ellos me levantan, por decir yo les reclamo algo y alguno de mis hijos
me dice: ‘¡Mamá! ¡Tú no estabas cuando yo te necesitaba entonces tú ya no me
puedes reformar!’” (Entrevista). Se trata de un tema que se repite de manera reiterada.
Por último la migración cambia las perspectivas en cuanto a las relaciones de
género que existen en Bolivia: “La experiencia me ha ayudado mucho porque en
Europa hay otro tipo de varón. Mi esposo, el actual, es profesional, viene de una
sociedad bien diferente, respeta a la mujer. No es boliviano y con él me siento bien,
así, feliz” (Entrevista). En la misma línea, el hecho de conocer otro tipo de relaciones
de género, permite a las mujeres tomar consciencia sobre el maltrato que a veces
sufren las mujeres acá: “El trato a la mujer es diferente que acá; allá la mujer es más
valorizada. Aquí, estamos un poquito descuidadas por los policías; nos golpean y a
los maridos encierran un ratito y nada más” (Entrevista).
“Me siento un ser más global”
Uno de los aspectos en los que definitivamente incide la migración es en el
cambio de imaginarios. Si asumimos que los mismos, tanto los comunes como los
radicales son elementos importantes en la movilización la agencia social (Cf. Supra
capítulo I), entonces, comprendemos la importancia que un trastoque de los mismos
genera a nivel de las prácticas ciudadanas y de su incidencia en la construcción de
calidad de vida local. Para abordar el tema, después de visibilizar el impacto que el
trato recibido allá puede generar en la agencia ciudadana de las mujeres, se
describirán los cambios respecto a: la misma visión de país que se tiene; los
imaginarios de ciudadanía; las prácticas ciudadanas y las nociones respecto a calidad
de vida.

246
Si bien es cierto, que la mayor parte de las personas no argumentan retornar
por la discriminación vivida en el país de destino, sino por razones sentimentales
—extrañan a los hijos—, el trato recibido allá va a marcar el tipo de imaginario
de ciudadanía que se adquiere. El hecho de no haber tenido papeles que legalicen
su situación allá, tiene implicancias en la importancia que estos empiezan adquirir
en la mentalidad de las migrantes de retorno que toman consciencia de que el
poseer documento de identificación personal, es la base para acceder a los
derechos fundamentales128 y poder salir más allá de los ámbitos meramente
privado: “Como era indocumentada mis trabajos eran cama adentro y no salía
mucho” (Entrevista).
Por otro lado, el hecho de haber salido provoca: “Más que todo tener amor a
la Patria y a valorar la familia. También cuando uno está lejos, recién como que
boliviano que ve, lo ve uno como un hermano” (Entrevista). Se valoran más las
costumbres, la diversidad cultural que existe en el país: “Cuando estás afuera creo
que te vuelves diez veces más boliviana. Cuando había la entrada de un carnaval en
Barcelona ¡Una nostalgia terrible al ver tu Diablada ¡Tus Tinkus! Como que recién
te pones la camiseta de tu país cuando estás afuera” (Entrevista). También el hecho
de salir fortalece el arraigo en la familia: “Vivir fuera te enseña a ver cuán importante
es la familia” (Entrevista).
Pero por otra parte, el hecho de salir a otro país también visibiliza los
problemas existentes en el nuestro, como por ejemplo, la incapacidad de mirar hacia
el futuro: “Ahora lo que intento con mi trabajo, es que las personas no nos quedemos
en el pasado, ya que aquí no vemos el futuro. En los países primer mundistas piensan
qué va a pasar de aquí a diez años; el pasado lo dejan atrás porque no vale la pena
volver. Aquí no hacemos eso” (Entrevista). En este sentido, muchas personas que
vivieron fuera, opinan que falta mucho por recorrer todavía en Bolivia: “Mira yo
creo que en el exterior hay más respeto a las normas. El tema de la basura, de los
servicios médicos, producción, la institución. Fundamentalmente lo que yo he
rescatado ha sido que en las concepciones de desarrollo en nuestro país había mucho
que recorrer ¿Cómo poder plantear propuestas de desarrollo en las condiciones en
las que estamos?” (Entrevista). Ello lleva en muchos casos a involucrarse de manera
más decidida en acciones que repercutan en una mayor calidad de vida en el país:
“Nuestro país realmente no tiene el desarrollo que uno esperaba. Vos ves que mucha
gente está sufriendo, que tienen necesidades. Por ello creo que es importante que

128
Comparando por sexo, son los hombres que más sufren la consecuencia de no tener papeles ya que
son los que más contacto tienen con el ámbito público en los países de destino. Un entrevistado
planteaba por ejemplo: “Pues como no tienes papeles, no puedes ejercer tus derechos y te pagaban
menos de lo que te decían y te amenazaban por ser ilegal” (Entrevista).

247
luchemos. Sé que no lo voy a cambiar sola pero sé que poniendo por lo menos un
granito podemos cambiar el país” (Entrevista).
Entre los principales problemas que se distinguen en comparación a otros
países es que las cosas funcionan mejor allá porque hay mayor apoyo a las empresas
y mejor planificación: “Aquí a nivel municipal o a nivel del Estado todavía no se
confía en las empresas grandes que podrían generar fuentes de trabajo. No hay
planificación, no hay seguridad, no hay orden. Lo más grave: no hay confianza
entonces eso no te permite avanzar. Allá todo está bien organizado el sistema
funciona. Aunque hay obstáculos como el estar ilegal. Si yo hubiera tenido mis
papeles allá, ya mínimo hacía crecer una empresa así, porque te ayudan a que tengas
tu pequeña empresa” (Entrevista). Otra dificultad que observan es que aquí existe
mucha: “¡Desorganización! Me gustaba allá; todas las personas estaban
empadronados, sabían dónde vivían, cuánta gente tenían. Aquí no saben ni cuántos
somos, ni si tienen necesidades; no hay comunicación entre el gobierno y alcaldía;
no hay sanciones para la gente por las cosas malas que hacen; no hay una buen
aspecto policial, buen control ¡No hay control! En el país hay bastante burocracia,
bastantes intereses propios ¡Sólo velan sus intereses propios! ¡Su conveniencia!
Pero no para el país sino para ellos mismos” (Entrevista). Por el contrario allá hay
mayor civismo y disciplina: “Cuando voy allá me olvido de todo; es un sistema al
que no me ha costado para nada ambientarme; una vez que estoy allá sigo el sistema
y las leyes. He aprendido mucho de allá especialmente la disciplina, lo que es el
civismo y a respetar, darte cuenta que no es solamente exigir de tu gobierno y tu
país. Aquí trato de implementar lo que he aprendido allá” (Entrevista). Aunque
resulta difícil y a veces casi imposible: “Allá todo es limpio, todo es ordenado, tienes
reglas que tienes que cumplir te guste o no. Me gustaría que eso mismo sea aquí.
Entonces llegas y tratas de cambiar a la gente pero es difícil, a uno puedes cambiar
pero a todo ¡No se puede!” (Entrevista).
Tal vez, el impacto más importante ocasionado por la migración es el cambio
que provoca en las nociones de ciudadanía así como sobre las formas de ejercerla.
Comparando países, las entrevistadas tienden a resaltar las interrelaciones entre
ciudadanos que se dan en otros países en las cuales existe mayor respecto: “Allá el
tipo de vida que se lleva para ser ciudadano es muy diferente al de aquí; los
ciudadanos tienen más respeto entre ellos mismos” (Entrevista) y menor
discriminación. Así algunas mujeres narran como es la migración internacional y
el consecuente retorno y re-inserción en la sociedad local, la que les ha permitido
tomar conciencia de la discriminación sufrida antes de migrar: “Tú sabes, yo soy
de Huanuni, pero nunca antes me di cuenta de cómo me trataba la gente aquí. Ahora
que he vuelto recién veo, como he vuelto diferente ¡Desde mi forma de hablar es

248
diferente! La gente me trata bien, en el micro, en las tiendas, en los bancos. Pero
cuando voy con mi mamá, que no ha cambiado, veo como la tratan. Hasta una vez
un taxista, creyendo que éramos dos personas que no íbamos juntas, me lo paro a
mí, en vez de a mi mamá, y se rayó cuando se dio cuenta que las dos íbamos juntas.
Pero ese trato yo no me daba cuenta antes, recién ahora que he vuelto, me fijo”
(Entrevista).
Por otro lado, también destacan cambios en la noción de pertenencia ciudadana
en relación a un Estado-Nación. Una migrante de retorno explicaba como en su
ciudadanía, no se siente tan arraigada a lo local, sino una pertenencia más
globalizada: “¿Sabes? yo creo que soy una mujer globalizada porque, al principio,
cuando estaba en España me sentía muy boliviana pero eso de boliviana me ha
salido cuando estaba en España, porque aquí nunca me ha había cuestionado
siquiera. Creo que tengo una lectura global porque esto de marcar frontera nunca
ha sido parte de mí. Me siento un ser más global129” (Entrevista).
En definitiva, vivir en otros países permite comparar, ampliar horizontes y ello
repercute en las formas de ejercer y crecer como ciudadana: “Me ha ayudado mucho
a crecer. En España yo he tenido un entorno donde estaba liderizando y ahí me he
contactado con otros inmigrantes, con españoles que me han llevado a conocer su
país ¡Hasta Italia he llegado! O sea me he metido en la sociedad y no me sentía ni
discriminada ni menos y más bien ellos, fascinados con lo que yo les podía comentar
de mi país, de mi cultura y yo alucinaba con las cosas que ellos tenían” (Entrevista).
En cuanto a los imaginarios de ciudadanía, migrar amplía la visión en distintos
aspectos: Respecto a las formas en que otros Estados satisfacen los derechos, sobre
todo sociales, de la población: “Salir es absolutamente importante; te amplía la
visión, te muestra otras experiencias que son interesantes y que pueden ayudar si
las incorporas en tu práctica cotidiana. En Argentina yo estaba embarazada y nació
mi hijo allá, algo que yo vi y me gustó muchísimo primero fue su servicio de salud
que era de lo mejor; también otra cosa que vi y que fue interesantísimo fueron los
establecimientos públicos para la atención de niños, de la mejor calidad, con gente
formada con grado universitario ¡Increíble! Estas son cosas que a mí me
impresionaron mucho, además de las otras que tienen estos países realmente más
avanzados” (Entrevista).
También las áreas verdes, el cuidado con la naturaleza que tienen allá es otro
tema que impacta: “Además del avance científico, el gran avance urbano que es lo
que nos asombra, las ventajas del transporte, todas esas cosas que admiramos, algo

129
Se subraya la frase por haber sido utilizada en el título de este acápite.

249
que a mí me gustó mucho son sus áreas verdes naturales donde va la gente a manejar
bicicleta, a pasear, a encontrarse, estas cosas son tan lindas” (Entrevista).
Por otro lado, la disciplina de los ciudadanos allá, también ha sido contrapuesta
con lo ocurre a nivel local: “La gente es más disciplinada. Desde niños están
acostumbrados a hacer filas. Tú sabes que si vas a un lugar donde hay mucha gente,
automáticamente a medida que va llegando se va poniendo en línea, jamás se les va
a ocurrir pasarte o tratar de llegar primero. Igual, le tienen mucho respeto a la ley,
allí nadie se pasa la luz roja, la gente se para y da prioridad al peatón. Es decir que
son cosas que están dentro de la gente” (Entrevista).
Por último, las entrevistadas destacan el orden: “Allá hay mucho orden tienes
que ser muy cumplido con la hora, porque allá no te esperan un rato. La misma
movilidad llega al minuto exacto a la parada que allá llaman “fermata”; tú no estás
en esa hora y automáticamente se cierra la puerta, no puedes subir. En cambio acá
es diferente puedes hacer lo que quieras acá, sales solo a la puerta y ya tomas taxi;
o el trufi te lo para en la puerta” (Entrevista) y la limpieza: “Todo está limpio, no
botas dónde sea, y hay que saber reciclar” (Entrevista).
La incorporación de estos aprendizajes ciudadanos influye en las prácticas
ciudadanas una vez que se retorna. Entre ellas, sobre todo a nivel de vivencia
cotidiana, destacan los cambios que se producen en el ejercicio ciudadano de la
compras. Si tomamos en cuenta que no es lo mismo, en términos de cumplir con
obligaciones ciudadanas, comprar en la cancha que comprar en un supermercado
—ya que este último, implica pagar impuestos y respetar ciertos órdenes—; es
interesante ver cómo el hecho de haber vivido fuera, provoca entre las migrantes de
retorno un cambio en sus hábitos de adquisición de bienes: “El supermercado antes
no lo conocíamos, pensábamos que el supermercado era una cosa muy lujosa. En
cambio en España tienes que entrar a un supermercado para todo, porque no hay
esos mercaditos como aquí y porque también son productos mucho más
conservados, más de calidad, más higiénicos” (Entrevista). El hecho de haber
migrado en algunos casos ha influido para abrir su propio negocio aquí: “Ahora que
he vuelto he formado mi propio supermercado” (Entrevista), lo que obviamente
influye en términos de ejercicio mismo ciudadano.
Para el caso de las dirigentas, el haber vivido en otros países es, a veces, el
motivo por el que iniciaron su dirigencia, ello porque se tiene una nueva perspectiva
de ejercicio ciudadano: “La verdad que no, nunca he tenido ambiciones de ser
dirigenta, honestamente, pero si he sido muy activa. Siempre he estado participando
a nivel de grupo social digamos, yo me fui del país cuando tenía 33 años, estuve 25
años afuera en Estados Unidos, país al que le tengo el respeto máximo porque es un
país que me ha enseñado a conocer las responsabilidades que tengo como ciudadana.

250
Allá el ciudadano participa y es básico y yo siempre he tenido el carácter un poco
impulsivo y activo no soy de las de asiento, entonces me involucré mucho en
trabajos de barrio y también en política porque me gusta y me interesaba la política
allá” (Entrevista). Este involucramiento en el civic agency, en términos de Boyt
(2009), norteamericana sentó las bases para su trabajo dirigencial aquí, a su retorno:
“Una de las cosas que admiro de ese país es que una vez que las elecciones terminan
y la política se acaba, el ciudadano trabaja para el desarrollo y no le importa ya,
quién sea el presidente. Lo que tú buscas ya es el desarrollo, ir adelante y avanzar.
Cuando llegué a mi país hace unos cinco años ya, mi esposo se retiró; yo no tengo
pasta de retirada y entonces comencé a averiguar del nuevo sistema, me enteré de
las OTB’s y dije: voy a hacer todo lo que he practicado allá, en tierra extranjera
¿Cómo no lo voy a poner a nivel mío? Entonces fui y busqué quienes eran los de
mi OTB” (Entrevista). Aunque hay conciencia de que no se puede replicar el
ejercicio ciudadano que se realiza en otras ciudades. Aquí existen las propias
limitaciones y características y de ellas hay que partir: “No, no se puede replicar
lamentablemente porque el sistema allá es distinto: la responsabilidad ¡Ya quisiera
que haya la misma responsabilidad! La situación económica es distinta; aquí no
podemos exigir digamos a muchas personas en mi barrio que pongan dinero porque
no tienen y esa es la diferencia ¿no? Y como idea básica es de tratar de que nuestra
gente participe y quisiera inyectarles el espíritu cívico para que se den cuenta lo
importante que es la participación ciudadana” (Entrevista).
Más allá de estas prácticas concretas que tienen que ver con acciones
cotidianas, el hecho de haber migrado y vuelto cambia también el tipo de relaciones
que se establece con otras organizaciones, por ejemplo las de la sociedad civil. Para
comprender estas transformaciones es necesario comparar el antes, el durante y el
después del proceso migratorio. Respecto a antes, las organizaciones en las que las
mujeres entrevistadas manifiestan haber participado activamente son sobre todo las
deportivas: “Antes jugaba voleibol en la costanera; pertenecía al Club de los Leones
pero no he participado activamente con ningún partido político ni nada” (Entrevista);
y las escuelas en calidad de representantes de padres de familia en los cursos de sus
hijos: “Sólo en la escuela de mi hija, era representante de su curso” (Entrevista).
Durante su estadía en el extranjero, la participación se restringe más. Tomando
en cuenta que las políticas actuales bolivianas en torno a migrantes buscan basarse
en la participación activa de los movimientos/asociaciones de migrantes130 es

130
En una ponencia presentada en el Seminario Bi-Nacional Ecuador y Bolivia sobre “Migración,
Plan de Retorno y Políticas Públicas: Nuevas identidades y ciudadanía”, llevado a cabo en
Cochabamba en el CESU-UMSS, los días 28 y 29 de abril del 2011, Alfonso Hinojosa planteó que
una de las medidas más exitosas del actual gobierno de Evo Morales sobre el tema de migración,

251
preocupante que de 31 personas —8 hombres y 23 mujeres— entrevistadas, solo
una, plantee haber participado en una asociación de migrantes durante su estadía
fuera: “En la Asociación de bolivianos en Barcelona y Madrid; ahí dan cursos,
apoyo, hay abogados” (Entrevista). En se explica por varios motivos: Por un lado,
porque gran parte de los migrantes de retorno entrevistados estaban en condiciones
irregulares; por otro debido a la falta de información y/o por último, porque
consideraban que su estadía afuera era sólo de paso: “¿Organización de migrantes?
He escuchado pero el relacionarte con las organizaciones o hacerte parte activa de
algo es comprometerte para quedarte allá; y la verdad, como te dije, mi intención
no era quedarme” (Entrevista).
Si bien la participación en organizaciones formales de bolivianos en el exterior
era débil, muchas migrantes de retorno destacan espacios informales de socialización
entre bolivianos, como ámbitos en que sí participaban como ciudadanos que
pertenecen a una misma comunidad131: “Siempre ha habido reunión entre bolivianos
en Murcia; había agrupación de bolivianos, por ejemplo cuando había algún festejo
del 6 de agosto, se hacía algunas danzas” (Entrevista).
La relación con entidades públicas bolivianas allá es prácticamente inexistente
por distintas razones: (a) Mala atención: “Confiar en el consulado es pues una
desgracia total; lo único para que da la cosa es para que te saquen plata, después de
nada sirve” (Entrevista) (b) Las distancias geográficas: “He querido un par de veces
ir al consulado por razones de poderes a mi madre que vivía aquí, en Cochabamba.
Estaba un poco molesta porque los horarios de los consulados allá eran muy
especiales y el problema de que las distancias son horrorosas y, a veces tienes que ir
tres horas para llegar al consulado porque vives muy lejos” (Entrevista) (c) El
(pre)juicio que los ciudadanos tienen de las organizaciones estatales desde aquí: se
las acusa de mal trato: “No quieren que vayamos en migración te tratan mal”
(Entrevista); falta de interés frente a la población que se va: “No se recibe ayuda, al
contrario ¡No hacen nada! Debería haber algo para que ayuden a los que quieren
migrar y a los que retornan para que encuentren un trabajo aquí, tal vez, o tengan

además de posicionar el discurso sobre la necesidad de generar políticas públicas para el rubro,
fue la creación de un mecanismo de coordinación interinstitucional para la migración, que
funcionando desde el 2008, ha ido generando vínculos horizontales entre el gobierno nacional y
diversas instancias de la sociedad civil, entre ellos los movimientos de migrantes representados
por las asociaciones de migrantes en el exterior. Es en base a este mecanismo que se promulga el
“Pacto por el boliviano en el exterior” y que sirve de base para la “X Conferencias de Migración”
que se llevó a cabo en Cochabamba el 2010.
131
Es interesante ver que en el caso de los hombres, el espacio deportivo aparece como otro ámbito
de participación e interrelación ciudadana: “Bueno, mis amigos me llegaban a un campeonato de
bolivianos y como espectador iba allí; conocía a peruanos, chilenos, bolivianos” (Arnold).

252
apoyo allá” (Entrevista); son corruptas, sobre todo la aduana: “¡La corrupción es
fatal! Entonces no creo que ayudan; no hay autoridad que le importan las leyes,
porque las leyes están ahí y la corrupción es por la pobreza y la falta de oportunidades
de trabajo que existen, que está hasta al nivel de la policía” (Entrevista).
Por el contrario, entre algunos migrantes las relaciones se establecían más bien
con organizaciones del lugar de destino que aparecen como espacios para que las
mujeres desplieguen su agencia ciudadana allá. Entre ellas destacan: las iglesias,
sobre todo evangélicas: “Ahí si me han ayudado” (Entrevista), ciertas ONG’s como
CARITAS que: “Ayuda a personas que no consiguen trabajo” (Entrevista) y algunos
centros de capacitación: “Hay centro que apoyan a migrantes, los capacitan. Ahí yo
me capacité en hostelería, o sea que me dieron un título y con eso ya era más fácil
conseguir trabajo” (Entrevista).
¿Qué sucede al retorno? Destacan varios aspectos: (a) El hecho de haber salido
otorga mayor seguridad en el momento de participar en organizaciones acá:
“Participo con más seguridad viendo que hay muchas cosas posibles y tengo más
posibilidades de orientar. Es importante conocer experiencias afuera porque tienes
convivencia. Una cosa son los libros que te cuentan pero eso es abstracto pero si tú
vas y ves cómo funciona el sistema, cómo es, cómo se ha hecho, tienes ese esquema”
(Entrevista) (b) Se crean organizaciones y empresas a partir del conocimiento que
se ha adquirido fuera reforzando la dimensión económica de la ciudadanía: “Hay
mucha gente que manda dinero a Bolivia a su familia y se malgasta; trabajan y
trabajan y cuando llega el dinero no está. Lo que estamos queriendo hacer es:
nosotros tenemos contactos en Italia es que manden dinero de allá pero directamente
a la empresa que queremos fundar para que se invierta en productos acá” (Entrevista)
(c) Se puede participar con ideas más concretas en organizaciones barriales a partir
de lo visto en otros países: “Yo por eso, he asumido la dirección de nuestra OTB
con el fin de cambiar, de buscar la forma de desarrollar y traer el progreso como
allá” (Entrevista).
Ahora bien, no necesariamente la migración en sí conlleva una participación
más activa en “lo público” al retorno: “La que ha vuelto de migrante no está, pues,
con su cabeza: ‘Me voy a meter a un grupo de mujeres’; llega a hacer su casa, sus
cosas y otra vez vuelva a su vida normal. No todos los que se han ido se vuelven
líderes. Algunos sí, pero la mayoría vuelve hacer su vida normal” (Entrevista). Lo
que aporta la migración son diferenciales de poder que son movilizados entre los
que se vuelven líderes. Además, que permite acceder a ciertos derechos ciudadanos
básicos que antes no se ejercían: “La estrategia migratoria les ha permitido alcanzar
derechos ciudadanos, algunos básicos como el acceso a la vivienda y otros […]
derechos que quizá no hubiesen adquirido sin mediar el sacrificio de dejar a los

253
suyos y vivir en otros países en condiciones generalmente adversas, donde eran
tratados como ciudadanos de segunda (sin papeles, en situación irregular, etc.)”
(Ramírez y Camacho 2011: 86). Por otro lado, la migración permite también
acercarse a lo que Pozo llama: “la ciudadanía de la buena vida” (2010b), vinculada
sobre todo a la adquisición de mayores derechos educativos para los hijos —“Ha
mejorado bastante porque he podido darle a mis hijos estudios en una universidad
particular y casi están por terminar su carrera” (Entrevista)—; o el derecho al
consumo de bienes suntuarios:
En el tema de las mujeres proveedoras es necesario rescatar la práctica
democrática específica que se articula a la búsqueda de la buena vida, no
precisamente desde lo superfluo […] sino desde la libertad de elegir. La
práctica del consumo, por tanto, va mucho más allá de la pura trivialización
[…] Frente a la mayor desigualdad económica y una mayor integración
simbólica, la movilidad social pareciera que se expresa en un consumo
‘adscriptivo’, buscando en los imaginarios bienestar material y
posibilidades reales de inserción social. En este sentido las miradas
despectivas al ejercicio de la ciudadanía de consumo […] [no toman] en
cuenta que [la misma] está relacionada con los procesos de construcción
de sentido y de vida cotidiana (2010b: 174-176)
Así, para las mujeres migrantes de retorno, el estar mejor se refleja en el
incremento del consumo adscriptivo: “Tener lujos por lo menos poder sobrevivir,
mejorar sus condiciones” (Entrevista) o, directamente “Mejorar el status”
(Entrevista). Todos ellos están vinculados a nuevos imaginarios que se construyen
en torno a calidad de vida entre los que destacan: Por un lado, cambios en las
percepciones acerca de la limpieza y su relación con el bienestar. El haber migrado
ha permitido tomar consciencia de la suciedad existente en la ciudad en
contraposición a los países dónde residieron: “He valorado más allá y he comparado
lo que es la limpieza y el orden y aquí veo que los años han logrado una crisis en
cuanto a limpieza ¡Es un país muy sucio!” (Entrevista). Ello lleva a muchas
migrantes de retorno a vincular calidad de vida al ejercicio ciudadano responsable
y limpio: “Ser ciudadano es tener responsabilidad; no significa que te caiga del cielo
y que tu gobierno te ponga la mano: el ciudadano tiene la obligación de involucrarse
sobre todo en el manejo de la basura” (Entrevista), lo que incide en un
medioambiente sano: “Calidad de vida es medio ambiente; las alcaldías deberían
hacer algo con la basura. Seleccionarla: en contenedores todo lo que es
biodegradable debería estar separada” (Entrevista).
Las diferencias educacionales también han sido destacadas por las
entrevistadas; existe una percepción generalizada que en los otros países la gente es
más educada, ejerce mejor su ciudadanía y así tienen mayor calidad de vida: “Sí.

254
Allá yo veo que todo está uniformado; deben prepararse, ser más educados. Ahí
también tratan bien a la gente, de buena forma, con educación, y así yo creo que la
gente misma puede mejorar” (Entrevista). Vinculado al tema, las oportunidades que
el medio en otros países ofrece a las mujeres es también valorado: “Muchas
oportunidades para la mujer. Aquí hay mucha discriminación, la mujer no puede
salir adelante ni mejorar su calidad de vida” (Entrevista), lo que lleva a plantear a
una de ellas, que la vía para mejorar la calidad de vida en Bolivia pasa por
“Fortalecer a la mujer creando nuevas fuentes de ingresos; y políticas que apoyen
para que participe en el mercado laboral” (Entrevista).
Todos estos ejemplos, muestran como la migración transnacional impacta
fuertemente en la agencia ciudadana de las mujeres en tanto, no sólo les otorga
mayores recursos de poder, sino que influye en sus imaginarios sobre sus derechos
y sus obligaciones, así como en relación a cómo debería ser la calidad de vida
sustentable a nivel local. Pero como todo acontecimiento conlleva también su
dimensión negativa con los consecuentes problemas que provoca para la calidad de
vida sustentable.
familias destrozadas, incertidumbres y pesares.
Son varios los problemas que surgen a raíz de la migración. Entre ellos destaca
la desestructuración familiar: “La calidad de vida no es el hecho de que tengas dinero
sino ambiente para vivir, estar bien con los demás y que la familia esté toda junta.
Conozco a alguien que ha dejado a sus hijos ¡Están un desastre! ¡Una familia
destrozada!” (Entrevista). Ello a la vez tiene múltiples consecuencias aún no
medidas hacia el futuro: “Hay pues mucha gente, se han ido a la Argentina, a España,
han dejado a sus hijos a su suerte, los han dejado con la abuela, con el tío. Y no
pues, el control ha escapado de todo. Solo el papá y la mamá pueden hacer el
control” (Entrevista); provocando inseguridad ciudadana, jóvenes con mucho dinero
y sin control, crecimiento de las pandillas, etc.: “En algunos barrios cuando
convocan a reuniones van los hijos, los papás están en otro país trabajando. Son
jovencitos que se hacen cargo de sus familias; chicos que están asumiendo algo,
muy rápido. Tienen la responsabilidad de cuidar la casa y a sus hermanos y tiene
que ver incluso hasta con la violencia, porque estos chicos reciben dinero de España
y hacen fiestas, hacen reuniones; y la gente se molesta; pero cuando tú ves el
trasfondo de eso ¿Qué están haciendo? Lo que están haciendo es vivir su juventud,
y necesitan a alguien que les oriente” (Entrevista).
Otro problema apuntado tiene que ver con la dimensión económica de la
ciudadanía, en tanto se produce en muchos casos, un malgasto o desviación de
fondos de las remesas de las mujeres: “Con la migración hay una desestructuración

255
familiar. Raro es el caso en el que el adolescente que se quedó para cuidar a sus
hermanos asuma ese rol, generalmente ha hecho que la remesa se dispare cada cual
por su lado” (Entrevista). Aunque no es sólo desviación de la remesa, o
desestructuración de los hijos, sino que también implica una ruptura de parejas
“Algunas vienen, porque sus maridos cuando ellas vuelven, tienen otra mujer y están
disfrutando de lo que ella mandó. Mujeres que han mandado para construir casas
pero la casa no está a nombre de ellas, ni del marido porque él lo ha puesto a nombre
de sus familiares o de la nueva esposa. Yo creo que la calidad de vida no se ha
resuelto con la migración” (Entrevista).
Se recupera, para terminar el capítulo esta última idea: la emigración no ha
resuelto el tema de calidad de vida; si bien, otorga mayores diferenciales de poder
para ejercer la agencia ciudadana, a la vez provoca varios problemas. Da soluciones
al vacío e insatisfacción de ciertos derechos ciudadanos pero de por sí no construye
calidad de vida sustentable a nivel local. ¿Qué es concretamente calidad de vida
sustentable para las mujeres que habitan en Cochabamba? Se ha analizado en este
capítulo el imaginario de las mujeres migrantes de retorno frente al tema, pero ¿Qué
pasa con las mujeres dirigentas en general? Para responder a esta pregunta, en el
capítulo que sigue, se focalizará la atención al análisis del papel que juega la calidad
de vida sustentable en la agencia ciudadana de las mujeres.

256
CAPÍTuLO vI

CIuDADAnÍA y CALIDAD DE vIDA susTEnTAbLE


Este capítulo busca específicamente contribuir con información que permita
potenciar las ventajas que las mujeres tienen en la promoción de los procesos de
construcción de calidad de vida sustentable. Retomando el debate teórico (Cf. Supra
capítulo I) se parte del supuesto que las mujeres juegan un papel fundamental en la
construcción de calidad de vida sustentable, sobre todo a niveles locales. El desafío
consiste en analizar cómo las mujeres lo promueven desde el despliegue de su
agencia ciudadana y cuáles son las limitaciones —propias o del entorno— con las
que se enfrentan en este proceso. De ahí que el objetivo concreto de este capítulo es
el analizar la prioridad que las mujeres otorgan a la problemática de calidad de vida
sustentable en el despliegue de sus poderes agenciales ciudadanos y las estrategias
que priorizan para este fin.
Para ello se ha organizado el acápite de la siguiente forma: En una primera
parte se analiza, diferenciando por respuestas, las formas en que las mujeres que
habitan en Cochabamba conceptualizan la calidad de vida así como las evaluaciones
que hacen de la misma. Posteriormente, luego de ubicar la importancia del medio
ambiente en las preocupaciones ciudadanas de las mujeres, se presentan los
principales problemas ambientales que identifican y las acciones emprendidas en
torno al tema para, en una tercera parte, evaluar las potencialidades que tienen así
como los obstáculos que enfrentan.
Calidad de vida sustentable: ¿qué es?
A continuación, luego de analizar y clasificar las distintas definiciones de
calidad de vida que movilizan a las mujeres, se presentan las evaluaciones que hacen
de la misma en Cochabamba y se termina puntualizando los obstáculos que
identifican.
“Para mi calidad de vida es…”
Existe conciencia entre las dirigentas de que el concepto calidad de vida puede
tener diversos significados, según las subjetividades de cada una; de ahí el énfasis
con las que muchas iniciaban sus respuestas: ‘Para mí calidad de vida es’. En
general, se identifican tres grupos de comprensiones sobre calidad de vida: aquellas
que la explican a partir de factores tangibles; las que ponen énfasis en cuestiones
intangibles y la que la vinculan directamente con ciudadanía. Que se asuma una u

257
otra postura está vinculado a los barrios en los que viven, el nivel de satisfacción de
necesidades y servicios básicos que tienen, el nivel de formación, sus patrones de
comportamientos heredados, sus intereses y sus imaginarios.
Las personas que vinculan calidad de vida a la cobertura de necesidades básicas
son, generalmente, aquellas que no las tienen satisfechas. En estos casos el
imaginario privilegia: “Tener una casita que sea tuya”; “El pan del día”;
“Alcantarilla”; y “Una situación económica regular, entonces una puede vivir
tranquila” (Entrevista), resumiendo: “Vivir como Dios manda ¿no?” (Entrevista).
Es decir, se la asemeja con el acceso a todos los derechos básicos que en la práctica,
en muchos barrios, no se cumplen (Cf. Supra capítulo III). Ello lleva a las dirigentas
a tomar consciencia de diferencias sociales existentes respecto a la misma: “Siempre
hay peros pareciera que unos no más tienen derecho a tener todo eso pero otros
estamos olvidados en las zonas marginales” (Entrevista).
Un segundo grupo de definiciones hacen mayor referencia a lo intangible en
el que un núcleo central es la felicidad, idea vinculada, en la mayor parte de los
casos, a la familia: “Mi papa cuando hace brindis dice: ‘Para que nunca nos falte
pero que tampoco nos sobre’, y es verdad, la felicidad es que tú puedas tener a tu
familia junta, en que puedas tener amigos o vecinos, en que puedas ayudar”
(Entrevista). La idea de convivencia familiar, también se amplía, para otras
entrevistadas, a la participación en la comunidad, barrio, familia o lugar en que se
vive: “No estar al margen como familia aquí sola también, sino ser solidario con
los demás y participar también” (Entrevista); y al sentimiento de pertenencia a un
lugar: “Es un concepto global que va desde, primero, el que tú puedas pertenecer a
un lugar, a una región donde seas querido, donde seas bienvenido” (Entrevista).
Un motor que hace a la unión familiar y comunitaria es, en el imaginario de
algunas dirigentas, el tener cultura y saber compartir: “Tener una sociedad de paz,
de gente culta y que esté satisfecha sobre todo; ser gente segura, gente que sabe
relacionarse y no que se estén peleando, gente que no sea rencorosa, que esté
odiando a medio mundo” (Entrevista). Todas estas dimensiones juntas, son las que
una entrevistada resume como: “Tener un lugar digno donde puedas desarrollar tus
cosas; Tiene que ver con las cosas que dignifiquen la vida. Un día lleve a su casa a
una señora que vende dulces en la escuela de mis hijos, y ‘gracias señora ¿cuánto te
debo?’; ‘¡No! ¡Cómo! […]. Entonces: ‘tomen esto —trae sus empanaditas— para
que tomen su cafecito’. Eso es muestra que la señora se esmera por vivir
dignamente” (Entrevista). Y es que parte de la calidad de vida es aprovechar las
propias potencialidades y compartirlas: “Para la calidad de vida hay recursos
internos y externos. Los internos están en la manera de pensar de la persona ¿Qué
es a lo que aspira? Y está en ese pensamiento traducido en acción. Los recursos

258
externos dependen un poco del ser y del tener. El ser es la autoestima, es decir cómo
me estoy sintiendo por el trato que me da la gente. Finalmente es el tener y en cuanto
a tener, para mi es por encima de todo compartir” (Entrevista).
Muchas dirigentas van más allá y asocian calidad de vida a la capacidad de
alcanzar los sueños propios: “Nuevamente, yo creo que está relacionado con los
sueños. Es el grado en que estás o no alcanzando tus sueños. Entonces la calidad de
vida la define muchas veces la misma persona. ¿Cuál es su sueño? ¿Qué es lo que
espera alcanzar no sólo colectivamente sino individualmente, en ese pequeño
colectivo que es tu familia? ¿Primero como hija, como madre, o luego tal vez como
dirigenta? Eso es calidad de vida” (Entrevista). En esta misma línea una entrevistada,
de 74 años, incorpora la idea de que los sueños cambian y que la calidad de vida se
adapta a los mismos: “La calidad de vida se la define según la edad. Está la edad de
la aventura, está la edad de la disciplina, de cumplimiento y después está la edad
del sosiego, de documentar un poco lo que ha hecho, lo que ha dicho ¿No? Yo creo
que son etapas” (Entrevista).
Por último, algunas dirigentas han planteado —y es el análisis que se privilegia
en este documento— un vínculo directo con el ejercicio ciudadano a partir del momento
en que el mismo permite acceder a los derechos: “Bueno yo creo que es cumplir con
los derechos humanos, tener el espacio, la atmosfera, las circunstancias propicias para
cumplir efectivamente con los derechos humanos” (Entrevista). En esta línea surge
una pregunta importante: ¿Cuál es el papel de las ciudadanas para incrementar la
calidad de vida a nivel local? Siguiendo con el desarrollo de este vínculo conceptual,
‘calidad de vida-ciudadanía’, algunas entrevistadas sugieren que son las mujeres las
que juegan el rol más importante en la integración de ambos procesos; ya sea por su
sensibilidad, su estrecha relación con la creación de la vida: “Una vez una dirigenta me
cuenta el testimonio de que en su barrio habían detenido a un joven y estaban dispuestos
a lincharlo, ella dice que se levantó, se vistió y estaba la multitud dispuesta a quemarlo
a cierta hora de la noche y ‘fui y le abrace’ dice, ‘le tape con mi manta, ¡cállense! Puede
ser el hijo de cualquiera del otro barrio y que solo está de paso’. ‘Al final’ dice, ‘pude
yo sola apaciguar a la gente’. Me gustó mucho ese testimonio y ahí pudimos ver un rol
bien importante de las mujeres en la defensa de la vida, de esa sensibilidad de la que te
hablaba hace rato porque yo digo, las mujeres estamos más cerca de la vida y eso hace
precisamente que tengamos otro prisma en todo lo que podemos hacer. A los hombres
les falta acercarse a la vida por eso también su lenguaje es tan, yo diría tan duro, hacen
arengas a la muerte y uno se asusta” (Entrevista). La mujer da vida, concluye otra
entrevistada, por lo tanto su papel es fundamental: “Las mujeres damos la vida, las
mujeres trabajamos por la vida, trabajamos por el bienestar de los otros que también es
parte del bienestar nuestro” (Entrevista).

259
Pero así como la mujer da vida y se ocupa de la crianza de esa vida, también
es cierto que puede ser, por defender a los suyos, muy dañina con la vida de otros y
de las futuras generaciones, como se verá posteriormente. Antes, se mencionará
cuáles son los principales problemas que las mujeres mencionan respecto a la
situación de calidad de vida hoy en día.
¿sumaj q’amaña?132: Evaluando la calidad de vida
En las evaluaciones sobre calidad de vida también se visibilizan diferencias
aunque hay una mayor tendencia hacia un pesimismo generalizado: no hay trabajo,
no hay infraestructura, no hay áreas verdes, el tráfico es un caos, la inseguridad
ciudadana está cada vez más grande, etc. Es decir, todas las dirigentas mencionan
una serie de problemas que hacen a su vida cotidiana y que deben enfrentar. A
continuación se presentan las percepciones narradas sobre el tema, sobre todo en lo
referido a la dimensión social.
En general, las personas que apuntan hacia una mejora de la calidad de vida
en Cochabamba destacan el impacto de las políticas sociales desarrolladas en los
últimos años (Cf. Supra capítulo II). Entre los programas más alabados mencionan:
el “Yo sí puedo” que, según las entrevistadas, más que tener impacto real en términos
de lectura-escritura, ha influido sobretodo en la autoestima133: “Para los vecinos les
ha ayudado algo les ha llegado el programa. Ahora yo no he tenido la oportunidad
de verlos leer y escribir ni ver como lo usan, pero sí he visto cómo la autoestima
crece: ‘Ya sé leer’ y eso para ellos es un gran éxito. En ese sentido, si ha tenido
resultados; ahora el que lo apliquen, lo usen, en qué momentos y cómo ¡Habría que
ver! (Entrevista).
Más allá de este programa, existe un pesimismo generalizado respecto a la
educación y ello en varios aspectos. En términos cualitativos a pesar de todas las
reformas, las entrevistadas opinan que “La educación se mantiene exactamente
igual” (Entrevista) y ello porque la mayor parte de los “profesores que no tienen
vocación; terminan sus clases y van a vender a la cancha, o sacan sus taxis, o tienen
que correr a dar clases a otros colegios. Es decir, hay cosas que influyen en la calidad
de vida de todos, que pasan por decisiones públicas y que no están siendo priorizadas
ni discutidas a fondo” (Entrevista). Esto se ve en la gestión de la educación en la

132
¿Vivir bien? en aymara.
133
Respecto al programa “Yo sí puedo” en sí, una experta en educación plantea: “Es una frase
demagógica porque el haber asimilado ciertas prácticas de decodificación de un texto, eso no
significa saber leer y no ha sido acompañado de un proceso de, con textos sencillos que hayan
mantenido la expectativa de seguir leyendo. Eso sería recién una verdadera alfabetización entonces
creo que ha sido un proyecto que se va a minimizar o anular a medida que pase el tiempo y la gente
sigue, no más, en su analfabetismo” (Gaby Vallejo).

260
cual, por un lado no se recuperan las experiencias pasadas, y ello hace que se pierda
el know how acumulado, potencialidades que se podrían aprovechar: “Están
haciendo como si las cosas fueran por primera vez en la vida, desconociendo
absolutamente todo lo que ya se ha hecho” (Entrevista). Por otro lado, en cuanto a
las innovaciones que actualmente se buscan introducir tendientes hacia la educación
productiva, las mismas, plantea una dirigente de magisterio, no toman en cuenta la
realidad infraestructural y económica nacional y local por lo que están destinadas
al fracaso: “La infraestructura que tenemos no da, porque tienes que hacer de
acuerdo con las necesidades. Entonces hay tres turnos y claro mañana, tarde y noche
en cada infraestructura, si haces productivo ¿Cómo lo haces? Les hemos preguntado
eso ¿no? ‘Va a ser de acuerdo a las necesidades’ dicen pero eso significa ítems y
eso significa carga horaria y plata” (Entrevista) y si bien, desde la participación
popular hay más inversión, a nivel municipal, en educación —lo que se refleja
principalmente en mayor infraestructura escolar— no hay lo suficiente como para
responder a los retos de la nueva propuesta educativa.
Respecto a las políticas en salud se reconocen mayores avances; una ex
ministra de salud opina: “En salud hemos avanzado un poco. El SUMI por ejemplo
es muy importante, es una gran ayuda que la atención pre natal, el parto y el período
postparto sean gratis. Y este SUMI se ha hecho extensivo para las operaciones
ginecológicas también de las mujeres. El niño desde vientre materno está protegido
también hasta los cinco primeros años de vida. En lo que se ha avanzado también
es en la cuestión de las enfermedades: la erradicación de la viruela que ha sido a
nivel mundial, la erradicación de la poliomielitis” (Entrevista). A pesar de estos
avances, algunas dirigentas perciben dos grandes problemas: la baja calidad de los
alimentos: “La salud empieza desde comer bien, calidad de alimentos. Mientras no
haya una calidad de alimentos no va a haber la seguridad de salud” (Entrevista). Y,
principalmente, el maltrato y la discriminación que las mujeres viven en ámbitos de
atención a la salud: “¡Otra pena! Mire, una experiencia bien triste, fuimos al centro
de salud de Alalay con una señora que estuvo a punto de dar a luz, llegamos, la
llevamos ahí. Cierto, la señora no se había aseado, pero ya estaba y el médico le
dijo ‘¿Cómo va venir así?’. No la quiso atender y nosotros quisimos llevarle aquí a
la maternidad y ella ya no quiso ir, dijo ‘me voy a ir a bañar’, entonces decidió ir a
su casa a bañarse, fue se bañó, le esperamos y no pues, murió el niño. Fuimos a
quejarnos, pero nadie nos hizo caso. Era una señora quechua ¡Era una discriminación
total!” (Entrevista).
Frente a los problemas identificados las mujeres han ido agenciando iniciativas
importantes tales como la Red Social de Salud, conformada por “Los comités de
salud de cada centro de los 14 distritos. Nos juntamos en un grupo y formamos lo

261
que es la red social a nivel de Cercado. Ahora yo, por el momento estoy dirigiendo
como presidenta” (Entrevista). Esta red tiene como objetivo controlar el trato hacia
las personas y mejorar, si es preciso, la infraestructura: “Nosotros no vamos a ver si
el doctor tiene problemas o no tiene problemas, si el doctor está trabajando o no
está trabajando; lo que queremos más que todo es que en ese centro de salud haya
calidez de atención, y si falta infraestructura, entonces nosotros hacemos la gestión
con la prefectura o donde haya que hacerlo” (Entrevista). Evaluando esta iniciativa
ciudadana, la entrevistada plantea que hay algunos avances concretos: “Por lo menos
del 2000 al 2010, se ha hecho algo, porque antes no había ni infraestructura. En
Sebastián Pagador, yo le puedo decir, la primera vez que se ha hecho el centro de
salud, incluso los vecinos traíamos una mesita para que pueda atender, una guardería
se ha hecho también. Ahora casi todos los distritos tienen su posta. Yo estoy haciendo
esas gestiones con la Alcaldía, porque por ejemplo si a un centro de salud no le
cumple lo que ha pedido el comité social, nosotros como Red ya lo hacemos”
(Entrevista). Aunque siguen existiendo grandes obstáculos: “El año pasado no se
ha cumplido ni el POA, no se ha hecho nada. ¡Mucha tranca! ¡Mucha burocracia!”
(Entrevista); de ahí que algunas dirigentas demandan: “Tiene que descentralizarse.
Eso es lo que estamos pidiendo y exigiendo a las autoridades ahorita” (Entrevista)
Resumiendo la evaluación global frente a la calidad de vida sustentable en
términos sociales: Por un lado, se considera que los avances son, sobre todo,
discursivos: “En el discurso está la mejora ¿no? En querer mejorar pero cuando vas
viendo la práctica hay fallas” (Entrevista). En estos casos, la gestión municipal es
vista como la responsable ya que, en el imaginario de la gente al estar más cerca de
ellos, debería ser la encargada de resolver los problemas cotidianos y, por ende, los
más sentidos: “¿De qué desarrollo humano hablan? El artículo 17 de la CPE dice
que toda persona tiene derecho a vivir en un ambiente sano y saludable y ¿Dónde
está lo sano y saludable? ¡No hay!” (Entrevista). Así frente al discurso de que
vivimos un proceso de cambio, otra entrevistada plantea: “¿Sumaj q’amaña? ¡Sumaj
llulla dirás!134 Quizás esa sea la idea ¿no? Tenemos esa esperanza de que lleguemos
a esto; todavía tenemos esa esperanza. Pero por ahora sumaj q’amaña para los
diputados, los dirigentes y concejales” (Entrevista); mostrando una suerte de
decepción frente a las contradicciones que existen entre un discurso de avance, de
construcción de una realidad alternativa de proceso de cambio y una práctica que

134
El artículo 8.1 de la CPE plantea: “El Estado asume y promueve como principios ético-morales de
la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama sua (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón)
suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), tekokavi (vida buena), ivimaraein (tierra
sin mal) y ahapajñan (Camino o vida noble)” (República de Bolivia 2009: 4). El juego de palabras
hecho por la entrevistada se refiere a este artículo: ¿Suma q’amaña? (¿vivir bien?) ¡Sumaj Llulla
será! (¡Gran mentira será!).

262
reproduce las mismos vicios que anteriores sistemas135: “Hay mucha gente que está
jodida y ¡bien jodida! Entonces, algunos grupos si pueden y otros no. De repente el
tema productivo no es la apuesta principal de cambio, al menos hasta ahorita no se
ve” (Entrevista).
Lo más positivo de todo el proceso iniciado en los últimos años, es que ha
provocado un incremento del sentido de dignidad entre algunos grupos que antes
eran socialmente excluidos, sobre todo los de las áreas rurales y ello es lo más
rescatable: “¿La calidad de vida? Hemos bajado, porque antes si bien tenías el valor
adquisitivo como para poder acceder a lo más básico, ahora en una familia no sólo
tiene que estar trabajando el esposo, la esposa, los hijos, todos. Pero hay otro
elemento que es el reconocimiento de la dignidad, ya es otro tema, que no pasa solo
por lo económico sino también por el reconocimiento a la persona. Una persona del
área rural cuando venía aquí había una actitud de discriminación, ahora al contrario,
está llegando a extremos de que hay una soberbia sobre todo de los dirigentes de
las organizaciones” (Entrevista).
Por último, algunas dirigentas ven el surgimiento de otro tipo de problemas,
sobre todo entre las nuevas generaciones, entre quienes se vive una crisis,
principalmente emocional, muy grande: “En el trabajo que realizamos con jóvenes,
encontramos una soledad muy grande. En general hay una ruptura entre los jóvenes
y los padres, la falta de modelos a quiénes seguir genera un vacío muy grande, sus
padres tampoco son un modelo por la violencia, por el alcoholismo, la búsqueda
permanente del bienestar económico, conseguir cuatro, cinco trabajos para satisfacer
las necesidades de la familia, eso genera una ruptura de los adolescentes de los
jóvenes con sus padres. Eso baja la calidad de vida” (Entrevista); y esa crisis se
manifiesta en distintos obstáculos que, según las mujeres, son los que hay que
enfrentar si se quiere construir calidad de vida sustentable.
“siempre hay peros”: Los obstáculos que hay que enfrentar
Se ha clasificado los obstáculos que las mujeres identifican para una mayor
calidad de vida, en cuatro grupos: (a) Los que devienen de la falta de ingresos
económicos que constituyen un triángulo que entorpece cualquier intento de
construcción de calidad de vida y que está conformado por la falta de trabajo, las
diferencias sociales y la inseguridad ciudadana, las tres estrechamente ligados (b)

135
Una antigua luchadora por el cambio, confesaba que como se están dando las cosas, se puede ir al
desastre, frente a lo cual se indignaba: “Sería un retroceso imperdonable y ¡Carajo! ¡Yo volver de
nuevo a la camada de los frustrados! Y lo digo por todo lo que me he roto la cresta. Ya por lo menos
esta Constitución refleja el 90% de lo que he luchado, hemos luchado por la igualdad de
condiciones ¡Ahí está la cosa! Pero ahora falta el ejercicio” (Entrevista).

263
La falta de infraestructura y servicios básicos es otro elemento que impide a las
personas vivir mejor (c) La corrupción política y la ineficacia de las autoridades de
los distintos niveles gubernamentales que socava el impacto de la agencia ciudadana
de las mujeres. Por último (d) Problemas que provienen de la misma población.
Muchas dirigentas coinciden en que la falta de trabajo es uno de los principales
obstáculos que la gente siente para vivir bien y, directamente asociado al tema están
las diferencia sociales: “Tenemos una ciudad marcada por grandes diferencias entre
la zona norte y la zona sur. No es que la gente de la zona sur sea floja, hay gente
que trabaja de albañil o son comerciantes y es sobre explotada. Todos pagamos
impuestos y no es retribuido. En mi calle nosotros nos hemos hecho todo y el valor
catastral ha subido. ¡Tú te has hecho! Pero igual ha subido” (Entrevista). Estas
diferencias sociales son las que provocan conflictos, incapacidad de conciliar
intereses y también inseguridad ciudadana, que es otro de los problemas comunes
que, además, está cambiando las dinámicas de interacción social en la ciudad: “Ya
no se puede transitar tranquilamente. Incluso hay un riesgo tremendo sobre los niños;
los padres no dejan que los niños salgan solos por el riesgo de la droga, la violación,
los asesinatos, los raptos. Todo eso supone que ha cambiado tanto la ciudad
comparando con la infancia que tuvimos con una tranquila felicidad” (Entrevista).
Algunas dirigentas relacionan el tema de la inseguridad ciudadana con el
incremento del narcotráfico y consumo de drogas en la ciudad: “¡Uy! No hay
seguridad ciudadana. En todas las comunidades hay pandilleros y hay el problema
de narcotráfico en todo lado. ¡Es un peligro bárbaro! Y no hay control de nadie.
Nadie dice nada, nadie dice esta boca es mía. Y la policía, bien gracias ¡Amén!”
(Entrevista); y es que la gente percibe que la actividad del narcotráfico se ha
incrementado, ya está en todo lado, desestructurando y socavando de a poco a la
sociedad cochabambina, especialmente a la juventud: “Tenemos algo, los
cochabambinos lo decimos en voz muy baja, el tema del narcotráfico que va a
cambiar totalmente la estructura, la composición de esta sociedad, lamentablemente
para mal. En el Chapare hay dos problemas muy serios, por un lado en términos
generales no hay perspectiva de futuro para los jóvenes, no hay un proyecto de vida,
de ilusiones. Parecería que les hubiera castrado las ilusiones a estos chicos. El otro
problema es el consumo de droga y alcohol desde muy temprana edad” (Entrevista).
Este problema ha empezado a generar un movimiento de madres en la zona que está
empezando a preocuparse, aunque todavía no de manera organizada: “Las madres
y padres ya empiezan a preocuparse” (Entrevista). Se trata además de un problema
que está afectando al medioambiente: “La última información que tenemos de un
ingeniero agrónomo es que los desechos de la droga están siendo utilizados como
abono para la producción de la papa” (Entrevista) afectando los cultivos. A pesar

264
de la integralidad del problema, estas voces aisladas no reciben apoyo de ningún
lado, ya que no sólo hay un control sindical que define quién entra y quién no, sino
que los mismos jóvenes no muestran interés: “En el Chapare es bien difícil convocar
si uno no tiene estos contactos, el sindicato es el que acepta o no, todo. Pero además
encontramos en los chicos un desinterés total y nos frustra” (Entrevista).
Nuevamente, la forma de hacer frente a este triángulo de obstáculos, surge a
partir de iniciativas de la misma agencia ciudadana en base a, en algunos barrios, el
reforzamiento de la cohesión colectiva: “Tenemos un control absoluto sí. Yo creo
que es importante el trabajo comunitario, no es tanto para hacerlos trabajar, aunque
a algunos les parece así, el trabajo comunitario es para relacionarse, para conocerse,
para comunicar. Hace que todos se conozcan y esta relación hace que cada uno,
cuando ve algo extraño pregunte ‘¿A quién busca?’ Si es pariente de alguien dirá a
fulano” (Entrevista); caso contrario será controlado por todos los vecinos que se
presentan como una suerte de big brothers que van haciendo el seguimiento de los
movimientos de los que se introducen a un sistema dado: el barrio. Para otras
dirigentas el tema de la inseguridad ciudadana tiene que ver con una pérdida de
valores comunales en la ciudad; el egoísmo, la falta de tiempo para compartir, vuelve
a las personas más apáticas y desinteresadas del entorno: “Hemos perdido el sentido
humano a la vida, la capacidad de sonreír, de preocuparse de los vecinos. Estamos
encerrados en nosotros mismos, y nos hemos acostumbrado a ver lo malo de la vida”
(Entrevista). Frente a ello, otra propuesta ciudadana para contrarrestar este obstáculo
es el de iniciar proyectos de sustentabilidad ambiental: “Te cuento que estamos
apoyando a consolidar un punto verde que es un barrio agradable, no solamente en
lo estético, sino en el sentido de conocerse y seguro” (Entrevista).
Respecto al tema de infraestructura y servicios básicos, entre las principales
quejas destacan: el caos vehicular, el tema de la insatisfacción de los servicios
básicos en muchos barrios, el crecimiento urbano no planificado, la incapacidad de
solucionar los problemas urgentes. Como planteaba una entrevistada, en las políticas
públicas municipales: “Lo espectacular tiene prioridad sobre lo cotidiano”
provocando una falta de atención a las necesidades básicas que existen en la ciudad.
Las acciones desde los gestores municipales son: “Muy proselitista, porque es lo
más visual. En realidad lo que necesitamos en Cochabamba es cambiar todo el
sistema de agua y el alcantarillado cambiarlo también. Y ¡nada! Porque esa inversión
se va a enterrar, no es visible. Nos hace falta una planta de tratamiento de aguas
pero efectiva, de gran capacidad. Necesitamos un botadero que tenga todas las
condiciones previas: preparar el terreno, impermealizarlo ¡Tantas cosas que hay que
hacer! Pero en eso no se invierte” (Entrevista).

265
El tema de la corrupción política es otro de los grandes obstáculos
mencionados y que refleja: “El uso que se hace de los seres humanos, de los partidos
políticos, de las instituciones. Se da una distorsión del ser humano en sentido en
que se aprovecha de las situaciones oportunas para más bien enriquecerse o
apropiarse del poder, pero no para viabilizar el vivir bien” (Entrevista). Ello va
además acompañado de una ausencia de gestión que se visibiliza en: “Incapacidad
de realizar un pacto metropolitano en torno a decisiones complejas que se deben
adoptar por el bien común y para ello lograr doblegar el localismo y particularismo
de las demandas e intereses corporativos [y políticos]” (Entrevista). Es decir, pueden
haber muchas propuestas de cambio pero en la práctica la corrupción, la ineficiencia
y la falta de valores siguen marcando el ritmo de los que toman decisiones, lo que
lleva a algunas dirigentas a manifestar: “Para mí no hay proceso de cambio, para
mí hay cambio de corruptos, simplemente” (Entrevista).
Por último, la misma gente se constituye en un obstáculo para mejorar la
calidad de vida por los siguientes motivos: (a) La falta de autoestima de las personas:
“No sé si mi experiencia ha sido muy negativa, pero yo veo que no cuidamos ya ni
nuestra propia auto-estima, es decir, ni nosotros mismos nos aceptamos. Tratamos
de ser otra persona, mostrarnos como no somos y eso no es calidad de vida. Esa
incoherencia de vida, eso es lo que hace sufrir” (Entrevista) (b) La “Falta de
educación número uno, y con la falta de educación la falta de respeto al vecino y la
falta de respeto al aire que respiramos; la falta de respeto a tu tierra porque botas la
basura como si fuera tu propio basurero ese es el gran problema” (Entrevista).
Desde otras perspectivas, todos los problemas mencionados no estan
aislados sino que se cruzan constantemente, son multidimensionales y ocurren de
manera paralela y entrelazada, formando parte de un mismo proceso. Aparecen como
un listado que hay que empezar a enfrentar de manera integral, en el cuál la falta de
sustentabilidad ambiental es un tema clave. Ahora bien ¿Cuál es el rol que las
mujeres otorgan al medio ambiente en su imaginario de calidad de vida? ¿Cuáles
son los problemas que identifican en torno al mismo? ¿Qué acciones emprenden?
se analizarán las respuestas a estas preguntas en el siguiente acápite.
¿Respeto al medio ambiente?
Para algunas dirigentas, el imaginario de calidad de vida sustentable está
directamente vinculado con el tema ambiental, mostrando una conciencia cada vez
más grande acerca del papel que este último juega. A continuación se analizará
primero la relación directa que algunas dirigentas hacen entre medioambiente y
calidad de vida, para posteriormente describir los principales obstáculos que las
mujeres observan en el tema y terminar identificando las acciones positivas y
negativas que manifiestan haber desarrollado en relación a esta problemática. Se

266
concluirá recuperando opiniones sobre el imaginario acerca de lo que significa un
ejercicio ciudadano sustentable.
Estar bien conmigo y con la naturaleza
Entre las relaciones que las mujeres dirigentas establecen entre medioambiente
y calidad de vida, destacan: el énfasis puesto a que el mismo constituye el entorno
en el que uno(a) despliega sus actividades por lo que hay que cuidarlo: “Yo no vivo
bien solo por estar acomodada económicamente o por vivir holgadamente. Para
tener una calidad de vida tengo que estar bien conmigo y con mi entorno que llegaría
a ser el medio ambiente” (Entrevista). Por otro lado, el hecho de que la
contaminación ambiental provoca problemas en la salud implicando una deficiente
calidad de vida hace que las personas empiecen a asociarlos: “Para esto de la
calidad de vida tiene que ver bastante el medio ambiente. Imagínese yo, por ejemplo,
no voy a tener una mejor calidad de vida, es decir saludable si por decir yo soy
delicada y en las calles hay mucho polvo, humo, es lleno de movilidades, el smog
¿No es cierto? ¡Es terrible! No estamos haciendo nada para tener una mejor calidad
de vida y seguimos contaminando el ambiente” (Entrevista). Asimismo otras
entrevistadas mencionan la necesidad de tener una armonía entre plantas, animales
y vida cotidiana para lograr construir calidad de vida. Ella permite: “El equilibrio
emocional. Si tú no tienes ni una planta en tu casa pero supuestamente tienes todos
los servicios entre comillas; si no haces un equilibrio con la naturaleza, no es calidad
de vida” (Entrevista). Esta perspectiva, lleva a algunas dirigentas a opinar que para
tener calidad de vida se debe empezar respetando la naturaleza: “El medio ambiente
es importante y no sólo importante para ti sino para el resto del mundo; por eso
respetar la naturaleza, respetar a tu vecino y respetarte a ti mismo es la base para
construir calidad de vida” (Entrevista).
En general, sea porque se trata del entorno en el que uno vive y va a criar a sus
hijos, porque la contaminación ha llegado a provocar problemas de salud o porque
hay una mayor consciencia de que se necesita cuidar la naturaleza y desarrollar una
relación más armónica con ella, lo cierto es que el hecho de que se empiece a asociar
calidad de vida con medio ambiente muestra mayores niveles de información y
consciencia acerca del papel que juega la sustentabilidad ambiental en el bienestar
propio y de las futuras generaciones. De ahí que se agudiza la percepción acerca de
los problemas referidos al tema, sobre todo aquellos que afectan la cotidianidad
vivencial.
Prepotencia contra el medioambiente
No es casual que entre los principales problemas ambientales y vivenciales
identificados por las mujeres, la basura esté como la más importante ya que el botadero

267
de basura (K’ara K’ara) ha resultado demasiado céntrico y poblado por lo que se está
buscando cambiarlo hacia otra zona. A ello se suma el hecho de que las mujeres están
tomando consciencia de la existencia de una falta de educación respecto al manejo de
la basura doméstica: “El tema del botadero es el problema; además el tratamiento de la
basura que debería hacerse y que viene de la educación desde el colegio, ahí deberíamos
empezar, saber bien reciclar. Aunque algunas familias lo hacemos aquí los orgánicos y
aquí los inorgánicos pero igualito en el basurero se junta todo, así que ¿De qué te sirve?”
(Entrevista). A las falencias en la gestión de este elemento se añade la profusión del
uso de plásticos de todo tipo, desde bolsas, que se regalan en los mercados para
cualquier compra, hasta botellas que no se reciclan: “Manejamos mucho esa bolsa
polietileno plástico y eso afecta mucho en el tema de medio ambiente” (Entrevista).
La contaminación es el segundo problema mencionado y para muchas dirigentas
está directamente asociado con el mal manejo de la basura y la falta de agua: “La
contaminación y la falta del agua. Es eso. No hay una cobertura de servicio de agua a
todos los barrios y sin agua lamentablemente no podemos hacer nada. En los barrios
donde no hay agua, está pura tierra, la gente no tiene con qué cocinar, las movilidades
transitan, etc. es increíble. Y sobre todo, la gestión de los residuos sólidos desde el
hogar. Mucha gente está acostumbrada a bolsa, bolsa, bolsa. Y nosotros somos los que
estamos generando gran cantidad de basura. Entonces el tema de la contaminación es
muy fuerte, pero no sólo por la alta cantidad de basura que generamos sino por la falta
de conciencia” (Entrevista). Otras dirigentas hacen referencia a la contaminación
ambiental: “Yo creo que es la contaminación, no sé de dónde se está generando pero,
por ejemplo en Cochabamba, hay mucho smog. Parece que es de los autos y es algo
que está saliendo y no hay aire sano y tu sabes que el aire es clave para el humano”
(Entrevista).
Otro tema mencionado es el de la deforestación que también es otra causa de
la contaminación: “En medio ambiente, al menos en Cochabamba pues estamos bien
contaminados. Hay que forestar, tenemos que tener más áreas forestales porque por
eso también agua ya no hay” (Entrevista). La deforestación está generalmente
asociada a los asentamientos ilegales que de alguna forma están permitidos por las
autoridades. Una de las principales áreas de deforestación identificadas últimamente
es la del Parque Nacional Tunari136: “Hemos identificado la problemática del Parque
Tunari porque nadie le da bola. ¡Imagínate que es la zona de mayor recarga acuífera
a nivel nacional! y ¡Están loteando! Ayer precisamente nos hemos encontrado con
el viceministro y le hemos dicho que un poco de ubicatex al alcalde porque está

136
Al inicio del mismo es donde está ubicado el Distrito 13, recientemente aprobado como tal. El hecho
de que haya sido reconocido por el municipio estando ubicado en un Parque Nacional, muestra bien
esta actitud condescendiente de las autoridades municipales frente a la destrucción del medioambiente.

268
ofreciendo loteamiento ¡Hasta la última casa! Hacemos capacitaciones, hemos hecho
reforestaciones, hemos hecho notificaciones a urbanizaciones ilegales con la policía
y la fiscalía” (Entrevista).
Por último, otro de los problemas mencionados tiene que ver con la actitud de
las personas, que está marcada en general por las siguientes características: (a) El
individualismo: “Estamos muy mal acostumbrados a no cuidar la tierra, a no tener
plantas y tener una mirada muy individualista” (Entrevista) (b) La falta de
educación: “¡No tenemos educación! Donde sea estamos botando y tampoco
tenemos contenedores y todos le echan la culpa a todos y nadie le da la solución, y
no cuidamos nuestro medio ambiente” (Entrevista) (c) La ausencia de consciencia
sobre el tema: “La falta de consciencia ¿Cómo no plantar un árbol en tu casa?¿Cómo
no tener árboles ahí afuera? ¿Cómo no tener árboles frutales en una OTB? Pero
además, se ha perdido el sentido de la importancia de la vida” (Entrevista).
Por último otro problema mencionado es el de la falta de equidad social. Según
algunas entrevistadas los problemas medioambientales están de cierta manera
provocados por una clase social capitalista que busca reproducir sus privilegios sin
importar las consecuencias sobre el medio ambiente: “Yo hago una comparación
con el rey Midas cuando tratamos este problema de medio ambiente ¿no? Porque
aquí en nuestro país están haciendo sembrar soya, maíz y todo eso para dar
combustible a las movilidades; y la movilidad ¿Qué hace? está dañando también.
Mira al rico no le importa dañar el medio ambiente y la tierra con tal de obtener
más ganancia. Que la tierra está agonizando y entonces cualquier rato puede llegar
a destruirse tanto sacar los minerales, petróleo, sacar agua, sacar todo, y eso
solamente para la ganancia de unos cuantos ¿no?” (Entrevista). Contraponiéndose
a esa posición, otra dirigenta plantea que el problema para una mayor sustentabilidad
está en: “La basura, la polución de los despidos de los carros y yo creo que las pocas
practicas de higiene de los migrantes en general que se ubican al sur, que no tienen
servicios básicos; entonces toda la necesidad humana se deposita en las calles, en
los cerros y con los vientos, con la lluvia aquello viene a ser una polución terrible”
(Entrevista). En realidad, argumenta otra dirigenta, es la actitud de la gente en
general: “Ya ni siquiera es una cuestión de clase, es una cuestión de prepotencia:
pobre o rico es prepotente y como tal actúa137. No respeta al otro, todo es violencia
contra el otro y violencia contra la naturaleza. Tocamos muy poco este tema cuando
hablamos de derechos aunque está dentro el conjunto de derechos humanos”
(Entrevista).

137
Se subraya la idea porque dio lugar al tírulo de este acápite.

269
En general, más allá de problemas de manera aislada, algunas entrevistadas
tienen consciencia que se trata de un tema integral y complejo, que además tiene
que ver con varios municipios a la vez: “El medioambiente está pues mal. Problema
principal no hay pues, todo está junto: la contaminación de las fábricas, el tema de
la basura, el aire. Pero además, las fábricas están casi ya dentro de la ciudad, entre
Quillacollo y Cochabamba están unidas, ya no separa nada y frente a ello hay un
‘nomeimportismo’ de las autoridades” (Entrevista). En este panorama complejo,
juega un rol central la actitud ciudadana: “No existen emprendimientos sistemáticos
y efectivos de educación ciudadana para resolver los problemas municipales y
metropolitanos vinculados a la calidad ambiental y limpieza urbana” (Entrevista).
Es decir, se trata de varios temas interconectados que se cruzan y que vuelven poco
sustentable la calidad de vida. De ahí la necesidad de: “Un manejo integral de las
problemáticas principales: lo social, lo político y lo medio ambiental. Hay que tener
una mirada más integral que en el área rural sí la tienen, pero acá en la ciudad son
más temas específicos” (Entrevista). Frente a este desafío, las mujeres en su rol de
madres, juegan un papel esencial ya que, como planteaba una entrevistada: “La
mujer tiene más conciencia medio ambiental; además se podría hacer mejor trabajo
con ellas porque no te olvides que la gestión de basura es desde la casa. Ella como
es madre siempre ve desde esa óptica, qué es lo mejor para sus hijos y entonces
concientizas así y ellas pueden ser mejores luchadoras, si tú la sabes apoyar, la
capacitas” (Entrevista).
Experiencias positivas y negativas
Si bien se argumenta en este trabajo que la mujer es un agente principal para
trabajar el vínculo entre calidad de vida y medio ambiente, siendo responsable de la
gestión de la basura, del agua, de la comida, incluso, del aire que respiran sus hijos No
obstante, debido a diversos motivos, entre ellos el bajo nivel de conocimiento sobre la
temática de sustentabilidad, los intereses que tienen o las situaciones adversas que viven
—falta de servicios de recojo de basura, de agua, de alcantarilla o incluso de vivienda—
muchas veces su agencia ciudadana repercute en contra de la sustentabilidad. A
continuación para redondear la idea, se recuperarán algunas experiencias positivas de
la práctica ciudadana de las mujeres en relación al medio ambiente, para,
posteriormente, mencionar las debilidades observadas y de esa manera, identificar las
bases sobre las cuales, hacia el futuro hay que empezar a actuar.
El medioambiente en las tareas dirigenciales
Se han agrupado las acciones positivas en tres grupos: aquellas destinadas a
resolver problemas específicos; las que se emprenden desde las organizaciones
públicas y acciones más integrales, en las que se trata la problemática del medio
ambiente desde diferentes entradas y de manera coordinada entre distintas instancias.

270
En el primer caso se trata de acciones destinadas a resolver problemas
concretos que enfrentan las mujeres en su vida cotidiana entre las que destaca las
alternativas para enfrentar el problema de la basura. Se recuperan dos ejemplos de
iniciativas; la primera incide en el reciclaje de basura como forma para generar
ingresos extras: “Primero los japoneses nos dieron un poquito de orientación en una
asamblea magna; nos mostraron cómo estamos perdiendo plata al botar nuestra
basura y la necesidad que tenemos de educarnos, agarrar diferentes bolsitas, aquí
los nylones, aquí los vidrios aquí, así. Entonces tuvimos la idea de vender esas
botellas de plástico a las recicladoras a fábricas, por ejemplo los metales del aluminio
y todo eso, y de trabajar en una cooperativa. Han debido pasar unos dos o tres meses
que todos han ido educándose; a las escuelas hemos llevado el proyecto, nos han
dado unos yutes la sub alcaldía y ahí los chiquitos ponían los papeles a un yute
donde decía papeles, las botellitas de plástico, las bolsitas nylon en otro yute donde
decía plástico y así. Hemos vendido lo reciclado y eso es ingreso para el colegio.
Hasta ahora sigue funcionando” (Entrevista). La otra, tiene que ver con la
producción casera y barrial de tierra orgánica a partir de la basura: “Hablé con mis
vecinos porque hay espacio, lugar para hacer los pozos de un metro de ancho para
botar sólo verduras para hacer tierra fertilizante y todo eso pero no les interesa. Yo
hago en batea, pero algunas veces mis hijos, en época de lluvia se moja porque se
pudre y me dicen ‘¡Esa tu hediondera!’ pero igual yo sigo, y así se hizo tierra negra
y como a mí me gustan las plantas” (Entrevista).
Respecto a otros acciones ambientales frente a las cuales las mujeres han
desplegado acciones concretas, están algunas iniciativas innovadoras para recuperar
el agua, sobre todo en zonas donde ésta escasea: “Recupero el agua de lluvia
conectando una manguera de mis canaletas a mis tanques de agua. En mi barrio la
mayoría que tienen tanques hacen esto. Yo creo que he sido la que ha creado ese
sistema hace casi 10 años atrás ya y cuando la gente viene a mi casa ve esto dice:
‘Yo también voy hacer esto’. Creo que es una buena solución porque no sólo
utilizamos para lavar sino también para nuestra alimentación.” (Entrevista). Aunque
ello no toma en cuenta, la contaminación del agua por el ambiente.
Otro tipo de acciones que se han identificado son las que buscan la protección
de áreas verdes; en estos casos ello es más fácil cuando hay control y todo el proceso
de urbanización está previamente planificado: “En el Barrio María Auxiliadora
hemos previsto áreas verdes y de equipamiento. La gente sabe, les mostramos el
plano y les dijimos, ustedes tiene que cuidar toda es parte, por ahora está todavía
pendientes, estamos haciendo la guardería y ya vamos a ir acomodándolo, pero ellos
saben qué lugares son y que eso es de la comunidad y nadie tiene que tocar”
(Entrevista). También se han encontrado otras experiencias de mujeres que enfatizan

271
en la creación o mejoramiento de parques, sin ningún objetivo ambiental en
específico: “Mire son áreas que están definidas y solo quiero mejorarlas nada más
y que las utilicen bien y bueno las disfruten y nada más. Y ¡claro que la gente está
de acuerdo! Por ejemplo con el parque Lincoln […] le he dado vida a mucha gente
que sale y vende ahí y tiene su recurso un domingo y entonces eso para uno es una
satisfacción” (Entrevista). Asimismo, otras dirigentas, que han promovido que los
vecinos planten árboles, aunque el problema de la escasez del agua es un obstáculo.
Por otro lado, muchas dirigentas territoriales están esperando jubilarse para
dedicarse al tema, ya que mientras tanto no tienen tiempo. Una dirigenta mayor nos
contaba de sus sueños: “Cuando ya me retire voy a seguir caminando; quiero que
se llene de árbol ahí arriba; sería pino, tara, y k’ewiña también los molles porque
agarra. Aquí, en este lugar, en la mañanita gotas caen del techo, como si hubiera
llovido, el rocío del molle, y un sabor a eucalipto, así, que vienen con el viento”
(Entrevista). Es interesante este relato pues permite ver cómo, si bien está entre sus
intereses, las mujeres dirigentas a veces no consideran al tema ambiental como parte
de sus tareas dirigenciales, aunque el mismo se halla intrínsecamente relacionado
con su imaginario de calidad de vida sustentable.
Por último, se han identificado acciones de sensibilización desde la
construcción del hábitat: “Nosotros tratamos de fomentar y de sensibilizar mucho
acerca de que es importante no llenar las calles de cemento y de asfalto, sino que
tiene que haber un lugar donde la gente se haga cargo y no esperar que el municipio
venga a cortar los árboles; sino que la gente se haga cargo del cuidado de las áreas
verdes” (Entrevista).
Analizando el conjunto de acciones identificadas, existen varios aciertos; sin
embargo o bien los resultados son muy a nivel micro —aunque también es cierto
que es un punto de partida— o resulta difícil implantarlas, porque son caras e
incómodas, incluso para personas informadas: “Hay muchas cosas que nosotros
como intelectuales sabemos que no se deben hacer, o actitudes o prácticas que si
sabemos que debemos hacer pero la pregunta es ¿Está en nuestras manos hacerlo?
¿Está en nuestro alcance no solamente económico? ¿Está en nuestra posibilidad?
Por ejemplo sabemos que no tenemos que comprar comida en bolsas plásticas pero
no tenemos tiempo para traer y llevar ollas. Entonces tenemos conciencia, entre
comillas, de las cosas que se deben y no deben hacer, pero no podemos hacerlo”
(Entrevista).
Otro obstáculo para que este tipo de experiencias se traduzca en resultados con
mayor incidencia en la sustentabilidad es la falta de coordinación de acciones de
este tipo entre varias OTB’s: “¿Qué está pasando ahora? Todo está en pedazos: yo

272
quiero asfalto, yo quiero empedrado, yo quiero mi plaza, yo quiero una canchita y
ahí se pierde, no hay una actividad que realmente sea productiva, y es una pena”
(Entrevista). Hasta no superar esta visión fragmentada de la ciudad, va a ser difícil
lograr generar procesos más sustentables. Por último, las acciones fracasan en
muchos casos por una falta de consciencia de la población involucrada sobre los
beneficios que las mismas pueden traer. Beneficios que son a largo plazo y poco
visibles en términos monetarios, de ahí la necesidad de un proceso de
concientización previo: “En el barrio ya estamos aprendiendo un poco. Queríamos
hacer como una micro empresa de reciclado de basura pero nos ha faltado apoyo
para enseñar cómo se hace y para qué sirve. La gente dice ¿Para qué vamos a hacer
si no vamos a sacar nada? Entonces hacemos campañas, en las asambleas se llama
la atención, se reflexiona y todo eso” (Entrevista).
Hasta ahora hemos visto iniciativas que provienen desde los mismos poderes
agenciales de las mujeres. Frente a ellos, o complementándolos hay acciones que
se hacen desde los espacios públicos donde ciertas organizaciones se están
involucrando con el tema ambiental. Un ejemplo es el Comité Cívico Femenino:
“Mira, en este momento nosotros estamos participando en varios sectores: en la
defensa del parque Tunari donde peleamos por recuperar ese parque porque si o si
es el pulmón y además todas la aguas del Tunari y de sus torrenteras es la que llega
a Cochabamba; aún así se ha permitido que se den asentamiento ilegales
básicamente sobre la cota 2750.También tenemos la Laguna Alalay, tenemos la
recuperación del Río Rocha que es también un problema muy serio. Hemos
conformado la plataforma de recuperación del Río Rocha, pero se trata de una
cuenca enorme porque abarca a toda la ciudad y los alrededores. También Kara Kara
(el botadero) que es otro de los grandes problemas” (Entrevista). Ahora bien, es
interesante destacar que algunas funcionarias y autoridades públicas, reconocen
que es más fácil trabajar en el tema desde el ámbito de la sociedad civil —sobre
todo desde la comunicación— que desde el público, como en el caso del Concejo:
“Nosotros hemos exigido desde el Concejo Municipal forestar la zona sur, incluso
hemos ido a los lugares pero ha sido muy difícil, porque el ejecutivo es el que
maneja. Mientras cuanto estaba en la radio hemos hecho muchos debates,
sugerencias con otras empresas, hemos invitado a algunos profesionales. Desde el
municipio se firman convenios, todo, pero lo que se necesita es la obra pues. Los
papeles aguantan todo pero lo que tiene que avanzar es la obra” (Entrevista).
En esta misma línea, algunas dirigentas denuncian que, respecto al tema
medioambiental, la inter-relación entre OTB’s y municipio está marcada por la falta
de información y desconocimiento, el resultado es que los funcionarios municipales
acaban dirigiendo a las OTB’s hacia POA’s destinadas a infraestructura de avenidas,

273
incluso canchas de futbol, pero no hacia la creación de espacios de socialización de
mujeres, y muchos menos de temas vinculados a la sustentabilidad ambiental:
“Siendo líderes, siendo representantes de toda una comunidad, se podría influir para
trabajar el desarrollo humano incluyendo lo ambiental ¿no? Pero desde el municipio
les direccionan, o les dicen: ‘Hagan canchas deportivas’; se promueve y les inculcan
hacia dónde invertir sus fondos; y ello está enfocado simplemente a varones que
van a jugar ¿Qué hay para las mujeres? Necesitamos parquecitos porque nos gusta
hablar, sentarnos, entonces esas cosas” (Entrevista).
Respecto a acciones más integrales, éstas son de dos tipos: Aquellas que surgen
a partir de un problema concreto y se transforman por la dinámica, en acciones y
demandas más integrales: “Teníamos el Comité para el Cierre del Botadero, como
hemos conseguido nuestro objetivo de cerrar —aunque lo sigan incumpliendo— ya
hemos pasado a construir otra organización a nivel de Cochabamba; ya más grande
‘Yacupacha: Asociación de Defensa y Protección Ambiental de Cochabamba’. Ya
no solamente estamos por el botadero de K’ara K’ara, continuamos con K’ara K’ara
pero también estamos tomando en cuenta la laguna Alalay, el Río Rocha, el Parque
Tunari, los parques del Chapare” (Entrevista). En esta ampliación de intereses se
van creando redes, que les posibilita mayor impacto: “Estamos ahí con ONG’s, con
el Centro Vicente Cañas, Agua Sustentable, Colectivo Sur, el Periódico CENDA y
como organizaciones de base están los sindicatos agrarios y las OTB’s a nivel de
Cochabamba” (Entrevista).
Otras acciones integrales son aquellas que desde el inicio parten con este
objetivo aunque se enfocan, para empezar, en un tema. Entre ellas destaca el trabajo
realizado por Swiss Contact. Una de las personas que dirige este trabajo, Carola
Ortuño, relata: “Al inicio la idea del proyecto era que en los hospitales no se
acostumbraba separar lo que es la basura patógena de la común. ¿Por qué? Porque
el municipio estaba recogiendo mezclada toda la basura con el sistema de
recolección domiciliaria y, cuando iba al relleno la gente que escarba la basura se
encontraba con esto ¿no? Jeringas, agujas. Entonces hemos empezado a trabajar
desde el 2000 al 2008 y desde el 2007, antes de que termine el proyecto hospitalario,
Swiss-Contact ha empezado probando con dos OTB’s, el trabajo en los barrios;
entonces el mismo sistema que hemos aplicado, la metodología de trabajo en los
hospitales les ha servido para hacer una analogía digamos, en los barrios. Así como
hemos creado Comités de Bioseguridad en los hospitales, en los barrios hemos
apoyado a los Comités Ambientales Vecinales” (Entrevista). Una vez iniciado el
trabajo, se han ido perfeccionando sus modalidades: “En principio hacíamos un
contacto con los líderes, los presidentes de OTB’s, ellos deben mandar una carta a
Swiss-Contact que quieren ser parte, entonces eso ya nos da, digamos una noción

274
de que quieren trabajar, que quieren mejorar. Además trabajamos con el principio
de ‘ayuda para la autoayuda’ y solamente intervenimos donde la gente quiere hacer
algo, una vez que nos contactamos les entregamos unos términos de referencia que
nos ayudan elaborar una ficha de la OTB respecto a sus datos generales: qué distrito
es, cuántos habitantes, qué actividades colectivas realizan, cuáles son sus problemas,
así a la vista ¿no? que tienen en el barrio, y qué programas ambientales les gustaría
trabajar. Eso nos permite hacer una ficha y además tener una fotografía de la OTB”.
A partir de ello, es que empieza a volverse más integral la propuesta: “También
preguntamos, si ellos estarían en condiciones de generar empleo ¿Por qué? Porque
este proyecto, si bien tiene un enfoque ambiental, también tiene un trasfondo de
generación de empleo, de ingresos” (Entrevista). Concretamente: “Trabajamos
gestión ambiental comunitaria, es decir lo que la comunidad puede gestionar sin
necesidad de coordinar con la alcaldía y que esté en sus manos en cuestiones de
basura, de forestación, de señalización en el barrio. En términos de reforestación
una de las cosas que hemos hechos es distribuir veinte mil plantines. Para repartir
hemos organizado a los eco vecindarios y ellos los han acomodado en las diferentes
OTB’s, arbolitos de diferentes tipos, para aceras o para parques”. Pero además de
un trabajo cada vez más integral, también hay un proceso de ampliación de zonas
de trabajo; de ahí que se ha empezado a pasar de ‘eco-vecindarios’ a ‘eco-distritos’:
“Ahora que estamos haciendo intervenciones a nivel de barrios, de distrito,
estaríamos hablando de un eco distrito” (Entrevista).
Ahora bien, el éxito del programa Eco-Vecindarios depende también de que
se concretice una alianza entre ONG, vecinos y empresa privada. Al respecto, una
crítica que hace una dirigenta empresarial es: “¿Sabes qué pasa? El que gana es el
intermediario y eso estamos queriendo corregir. Que el intermediario gane es lo
legítimo pero ¡Lo que corresponde! Estamos viendo que se le ponga un precio de
manera a que a todo el mundo le interese reciclar. Entonces es también el factor
económico ¿no? Pero habría que cambiar la forma de trabajo: cada dos barrios o
cuatro barrios hacer un centro de acopio único” (Entrevista). La misma promotora
de ‘eco-vecindarios’ reconoce el problema, por lo que ahora ha empezado a trabajar
con otras organizaciones de manera a fortalecer el tema del empleo.
Paralelamente al trabajo que realiza eco-vecindarios, hay también otras
iniciativas que están impulsando formas innovadoras de trabajar el tema ambiental,
una de ellas es, a partir de la lectura: “A los treinta mejores lectores de Cochabamba
les hacemos un día de visita por Cochabamba gratis totalmente. Parte de la visita
ha sido llegar a la laguna Alalay, leerles un texto relacionados con ecología y que
ellos mismos hagan sus diálogos, dibujos sobre el tema” (Entrevista).

275
En general, estos dos proyectos, cada uno con su particularidad —y la acogida
que han recibido ya sea en los barrios o con los niños— muestran que sí existe una
mayor conciencia sobre la necesidad de acciones medioambientales más integrales.
Ello es más visible entre grupos con mayor vulnerabilidad a los problemas
ambientales, lo que los desafía a buscar soluciones a los mismos: “Tenemos un
alcantarillado especial con un proyecto con cámaras. Nuestra ilusión era reciclar el
agua para regar, las eses para abono, incluso estábamos mirando las matas que sirven
para otras cosas pero para eso necesitamos apoyo técnico. Nuestra ilusión es comprar
un terreno que hay en la parte plana y hacer una pequeña empresa de flores para
regar con esas aguas, pero nos falta plata” (Entrevista).
Todas estas iniciativas parten de la capacidad innovadora de las mujeres, sin
tener eco en la municipalidad. Ello es un problema que hay que enfrentar ya que
muchas veces al fallar la parte de gestión pública, fallan las acciones y decaen las
iniciativas, sobre todo si no hay financiamiento: “La planificación a nivel municipal
aquí es bien importante, pero cómo están viendo ahora los que están en el municipio,
esto no es sustentable. Ahí lo único que hay es oposición y obstaculización y no te
da ganas de participar” (Entrevista). Aunque paulatinamente, entre las autoridades,
se está empezando a dar un cambio: “La propuesta es un trabajo integral de
educación y concientización. Pedir a los medios de comunicación que por programa
nos regalen 30 segundos, y podamos meter un spot que diga ‘Cuida tu medio
ambiente de forma bonita, regálenle eso a ustedes mismos y a su ciudad’. Pero hay
que hacer un trabajo en red de todos y además continuo” (Entrevista).
De hecho, muchas dirigentas coinciden, que no sólo se trata de una acción
integral que tome en cuenta las distintas dimensiones de calidad de vida y del mismo
medio ambiente, sino también de un trabajo en red, donde se involucren distintas
organizaciones de la sociedad cochabambina, tanto públicas, como privadas. Entre
ellas la Universidad juega un papel fundamental: “Hemos visto que en los barrios
necesitan asesoramiento técnico básico, cosas pequeñas pero que necesitan un
enfoque técnico; entonces, estamos vinculando a los estudiantes de la Universidad
a las OTB’s. Lo que quisiéramos como proyecto es que se acostumbren a contactarse
con la universidad, donde allí hay una masa de personas que pueden asesorar,
jóvenes briosos y con muchas ideas para apoyar. Por ejemplo han diseñado una
compostela para un señor del Distrito 14, que recoge la basura” (Entrevista). Hay
que destacar esta idea de vincular a las universidades con las OTB’s ya que puede
ser la base para generar acciones ciudadanas que hagan a una calidad de vida
sustentable.

276
Perjudicando a la sustentabilidad
Así como se pueden identificar acciones positivas, existen también prácticas
que repercuten de manera negativa en el medio ambiente y que se deben a distintos
motivos, desde la falta de información, desconocimiento, falta de medios o, incluso,
que están vinculadas a la búsqueda de bienestar de los suyos inmediatos sin importar
entornos más alejados o futuros. En este trabajo, se ha identificado tres tipos de
ejercicios ciudadanos que son nocivos para la calidad de vida sustentable: los que
tienen que ver con el manejo de la basura; los que devienen de un desconocimiento
de prácticas sustentables y los que son provocados por la búsqueda de bienestar de
los suyos a través de prácticas que destruyen futuros sustentable de calidad de vida
a nivel local.
El mal manejo de la basura es un ejemplo que se repite constantemente: “¡Ay
basura! Dice que viene de la alcaldía un día ‘x’ a recoger, pero nunca he tenido la
oportunidad de verlo. Al río, no nos queda otra alternativa. ¡Qué vamos a hacer!
Algunas cosas que se pueden quemar, quemamos” (Entrevista). De esta manera es
que se ha generado un problema grande con los ríos cuyas aguas —donde se
acumula basura de todo tipo: desde pilas hasta desechos orgánicos—van a regar los
cultivos de hortalizas y maíz que alimentan a los hogares de la ciudad cochabambina.
En segundo lugar, se ubican acciones que como punto de partida están
impulsadas con intenciones ecológicas, pero que por falta de asesoramiento y
seguimiento por parte de aquellas organizaciones que las implementan estallan como
nocivas para la sustentabilidad ambiental, constituyéndose en el típico ejemplo de
cómo el accionar de ONG’s, alcaldías u otras fundaciones si no tienen el respaldo
de la gente y no concientizan previamente, pueden ser contraproducentes. El relato
que se presenta a continuación es un ejemplo concreto: “Yo también acepté mi baño
ecológico pero un poquito complicado es, yo no más estoy y mucho polvo es, a
veces hace viento aquí y a veces levanta el polvo y se llena de tierra y hay que
limpiar todos los días y hay que cambiar el tanque y la que limpia pues soy yo, ni
mi esposo quiere hacer ‘¿Acaso yo entro al baño?’ Entonces yo sola hago. Antes,
aquí hemos cavado un pozo para las heces pero ya se ha llenado también; ahora al
río lo llevo, pero no tienen ningún olor, el orín si tiene fuerte, es fuerte, trasmina.
Pero todo al río. Si no fueran los chanchos ¡Qué serían de los ríos!” (Entrevista).
Es decir, el río se vuelve el lugar de acogida también de los deshechos de los baños
secos, sin previo tratamiento.
Por último respecto a acciones guiadas por la búsqueda de bienestar de los
suyos sin importar el medio ambiente o el entorno social más amplio, éstas tienen
que ver con, entre otros, los asentamientos ilegales en áreas verdes, y parques

277
naturales, muchas veces encabezados por mujeres ya sea que han sido engañadas
por loteadores o impulsadas por sus propios intereses. Si bien no se ha encontrado
entre las entrevistadas ninguna que reconozca haber procedido de esta manera, lo
cierto es que es un tema que se lo puede ver en el seguimiento hemerográfico o en
medios audiovisuales. Son las mujeres las que están enfrentándose con otras mujeres
vecinas (Cf. Supra capítulo IV), por lograr asentarse y construir espacios para sus
hijos.
Las mujeres como el soporte de la sustentabilidad
¿Qué nos dice esta revisión sobre el tipo de ejercicio ciudadano requerido para
construir una calidad de vida sustentable? Son tres los elementos que hay que
destacar. Por un lado, en la práctica existe una mayor conciencia de la importancia
del tema, sobre todo, entre las mujeres. De hecho, personas que trabajan en
organizaciones que desarrollan acciones en pos de la sustentabilidad ambiental
plantean que es mejor trabajar directamente con ellas ya que son las que mayor
preocupación muestran por temas como la basura, agua, u otros ambientales: “En
cualquier proyecto ambiental, que es nuestro enfoque, las mujeres siempre han sido
la base, el soporte. Porque las mujeres tenemos la capacidad de asumir varias cosas,
sin ningún ‘pero’, porque creo que está en nuestra naturaleza mejorar las cosas,
organizar y manejar muchas cosas, pero no a corto plazo, sino con una visión ¿No?
Igual en cuanto a los Comités Ambientales Vecinales casi todas son mujeres y eso
es lo que vemos” (Entrevista). Además mucho mayor eficiencia se logra si se
coordina con aquellas que tienen peso en la toma de decisiones, es decir, con gente
adulta: “Muchas personas dicen que la base para construir algo está en los niños y
niñas; y me parece bien hay que formarlos, pero si queremos cambiar algo ahora
debemos hablar con personas que ahora deciden, que es jefa o jefe de hogar, que es
líder representando a una sociedad” (Entrevista); aunque otras dirigentas manifiestan
que con los niños/as se puede tener mayor incidencia en términos de sustentabilidad
ambiental.
Por otro lado, el trabajo en redes surge como una de las principales estrategias
que dan resultados positivos en términos de despliegue de una agencia ciudadana
sustentable, ya que supone un esfuerzo integral y complejo que involucra a varios
individuos y organizaciones de la sociedad tanto civil como política. En este sentido,
es gracias a las redes que se puede conformar una suerte de collares de agencia
ciudadana sustentable inter-cruzada en términos geográficos —que partiendo de las
OTB’s barriales, involucren distritos, trabajos interdistritales e incluso traspasen
fronteras municipales, para lograr construir acciones mancomunales capaces de
enfrentar desafíos de sustentabilidad ambiental, social y económica— y
organizacionales —redes constituidas por ONG’s, organizaciones privadas, públicas,

278
iglesias y sobre todo universidades. Es a partir de la acción en red, que se puede,
desde el individuo, generar ciudadanías constructoras de calidad de vida sustentable
a niveles locales.
Por último, entre las prácticas ciudadanas que han dado resultados positivos y
que hay que empezar a fortalecer, destaca la capacitación y formación ciudadana,
de ahí que las mujeres ponen énfasis en la necesidad de desarrollar programas y
políticas de formación y toma de consciencia ciudadana que puedan, desde la
práctica, fortalecer el vínculo entre agencia ciudadana y calidad de vida sustentable.
Estos programas, argumentan las dirigentas, deben partir de propuestas que
provengan de las ellas mismas, a partir de su inter-relación con entidades
académicas, políticas y la conformación de redes propias. Ello constituye la base
del gran desafío percibido por las mujeres cuando se les pregunta acerca de cómo
fortalecer la relación ciudadanía y calidad de vida sustentable, como se verá en el
siguiente capítulo.

279
CAPÍTuLO vII

PARA COnsTRuIR unA CIuDAD susTEnTAbLE


La conclusión del anterior capítulo, se presenta como el punto de partida de
este último. Siguiendo la preocupación de algunas de las entrevistadas se ha buscado
recuperar las propuestas que ellas tienen para que, mediante el fortalecimiento de
su agencia ciudadana, se pueda coadyuvar a la construcción de calidad de vida
sustentable a niveles locales. Para ello se ha priorizado, una investigación trans-
disciplinaria en base a dos actividades: (a) La recuperación de las narrativas e
imaginarios de las dirigentas que sirven como pautas para construir posiciones frente
a los temas que hacen a este estudio y (b) La recopilación de sus propuestas de
solución a los problemas identificados para que sirvan como guías destinadas a los
que toman decisiones políticas. En general, la adopción de la perspectiva trans-
disciplinaria incluye dos grandes desafíos: vincular la tarea de investigación
académica con el mundo de la toma de decisiones y recuperar el saber y las
propuestas de las dirigentas de Cochabamba como base para generar procesos
sustentables de construcción de calidad de vida a niveles locales.
Para lograr enfrentar esos dos desafíos, además del énfasis dado a las entrevistas,
se organizó, en el marco del convenio entre el Centro de Estudios Superiores
Universitarios (CESU-UMSS), la Oficina Jurídica de la Mujer y Ciudadanía, un taller
que reunió a más de 130 mujeres dirigentas, representantes de la pluralidad de mujeres
urbanas, indígenas y campesinas, que habitan en Cochabamba. Estuvieron presentes
líderes de OTB’s, gremios comerciales, empresariales, organizaciones políticas;
diversas organizaciones sociales y territoriales de Cercado, representantes de
magisterio, de colegios profesionales, líderes intelectuales, concejalas municipales de
Cercado y de otros municipios vecinos, así como asambleístas departamentales. Los
resultados de ese taller son importantes en el sentido en que presentan preocupaciones,
expectativas y saberes locales de las mismas mujeres sobre cómo construir un proceso
de calidad de vida sustentable. Para poder recuperar todos estos elementos se dividió
la metodología en tres etapas: (a) Elaboración de diagnóstico propio sobre la situación
de las mujeres respecto a cuatro dimensiones de ciudadanía: ambiental, económica,
social y política, a partir de la conformación de cuatro mesas de trabajo de acuerdo a
preocupaciones o afinidades (b) Construcción de visión conjunta y compartida de
una situación ideal para cada dimensión de ciudadanía y (c) Definición de acciones a
seguir, de manera conjunta, desde la sociedad civil, organizaciones de apoyo y las
entidades públicas (Cf. Anexo3).

281
A partir de la información recopilada se divide el capítulo en dos partes: en la
primera se recupera el debate sobre la importancia de la trans-disciplinariedad como
estrategia para el logro del desarrollo sustentable, mencionando algunas de sus
debilidades y sus principales desafíos, para posteriormente, en una segunda parte,
presentar las propuestas recuperadas y construidas de manera conjunta en el taller
trans-disciplinario “Construyendo calidad de vida sustentable desde el ejercicio
ciudadano de las mujeres”138.
La trans-disciplinariedad
Para abordar el tema de la trans-disciplinariedad, se empezará planteando qué
es y porque se considera que es importante para esta investigación, para
posteriormente, mencionar algunas de sus debilidades y desafíos.
Realizando una historia de los antecedentes de la emergencia de la misma,
Hirsh Hadorn y otros (2008) recuerdan que el nacimiento de la ciencia está
vinculado a una estricta ruptura entre el conocimiento científico y los diversos
aspectos del conocimiento práctico, mucho más cuando en el siglo XVII, Newton
reduce la pluralidad de fenómenos de la naturaleza a leyes básicas139; así la ciencia
moderna surge como una ruptura entre la complejidad de vida real respecto a los
conocimientos científicos. Es recién a fines del siglo XX, en que emerge la
perspectiva de trans-disciplinariedad, sobre todo, según los autores mencionados,
en el campo de las investigaciones vinculadas a políticas públicas, donde, debido a
los altos grados de contingencias en las decisiones, se plantea que la ciencia debe
dialogar con todos los involucrados en las decisiones para que el impacto científico
en el proceso político sea de calidad. En otras palabras, surge la necesidad de un
proceso de aprendizaje mutuo con agentes sociales que se presentan como una
comunidad de pares.
Desde entonces, la trans-disciplinariedad busca llenar el vacío que existe entre
la producción de conocimiento académico y los requerimientos de los agentes
sociales, en la resolución de problemas específicos, lo que lleva a transgredir
fronteras entre diferentes culturas académicas además de asumir los desafíos de
aprendizaje mutuo con personas de la realidad vivencial. Concretamente, se asume

138
Una observación de partida. El lenguaje utilizado tanto en la primera como en la segunda parte, es
más personal en tanto me asumo como una mujer más de esta ciudad, comprometida con la
construcción de una calidad de vida sustentable en Cochabamba. Por ello, mi participación, así
como la de las responsables de las otras organizaciones involucradas, fue activa —aunque se tendió
a actuar más como facilitadora— y no de simple observadora. Sin embargo, estoy consciente que
involucré mi agencia, mis expectativas y mis ideas, en el proceso.
139
En las ciencias sociales Comte hace lo mismo a fines del siglo XIX al argumentar acerca de las
leyes sociales.

282
para esta investigación la definición planteada por Hirsch Hadorn y otros, según la
cual, la trans-disciplinariedad es una forma de investigación llevada a cabo para
buscar soluciones a problemas de la realidad vivencial que tiene cuatro grandes
desafíos: (a) Aprehender la complejidad de los problemas (b) Tomar en cuenta la
diversidad de las perspectivas societales y científicas sobre los mismos (c) Vincular
el conocimiento abstracto a estudios de caso específicos (d) Construir el
conocimiento enfocando hacia la solución de problemas percibidos como el bien
común (2008: 30). Para ello, debe focalizar su atención en problemas de la realidad
vivencial, trascender e integrar los paradigmas disciplinarios, basarse en
investigaciones participativas y buscar la unidad de los conocimientos140 más allá
de las disciplinas.
¿Por qué se considera importante adoptar una perspectiva trans-disciplinaria?
Para responder, se recupera nuevamente a los autores mencionados, cuando plantean
que:
El desarrollo sustentable es un modelo sociopolítico global para cambiar
prácticas e instituciones de manera a lograr más oportunidades equitativas
dentro y entre generaciones. Tome en cuenta las limitaciones impuestas por
el estado de la tecnología y de las organizaciones sociales en el marco de
las habilidades del medioambiente para responder a las necesidades
presentes y futuras […] Por lo tanto es necesario ir más allá de las
inquietudes estrechas y preocupaciones compartamentalizadas e involucrar
a la gente de la sociedad civil, al sector privado, a la agencia pública como
actores de deliberación participativa y de toma de decisiones (Ob.cit: 26-
27 —TP).
En este contexto: “La ciencia se vuelve no sólo un recurso pero un agente de
cambio […] la sociedad no solo integra conocimiento científico sino que adopta a
la investigación científica para resolver e innovar problemas sociales” (Ob.Cit.: 27).
De esta manera, al querer incidir desde esta investigación en el fortalecimiento de
la agencia ciudadana de las mujeres como medio para la construcción de calidad de
vida sustentable a nivel local, se ha optado por asumir este desafío, aún en debate,
dialogando no sólo con otras disciplinas141 sino con agentes sociales representantes
de las distintas organizaciones de la sociedad civil.
Ahora bien, hay que estar consciente de ciertas debilidades del enfoque trans-
disciplinario que vale la pena mencionar. Entre ellos, siguiendo a Latour (1983), la

140
Los autores citados identifican tres tipos de conocimientos, el de sistema, el focalizado y el
transformador. Los tres conocimientos están inter-relacionados.
141
En el taller armado, hemos participado investigadoras con distintas disciplinas científicas: abogadas,
economistas, sociólogas, auditoras, administradoras, contadoras e incluso ingenieras.

283
realidad es una construcción de los mismos cientistas. Este autor analiza, a partir de
una perspectiva que proviene de la antropología de las ciencias, que la realidad se
construye, en muchos casos desde los laboratorios —también sociales— que inciden
en los agentes sociales mediante desplazamientos, lo que le lleva a decir: “¿Por qué
es el laboratorio una sólida palanca y no una débil caña? […] el laboratorio es la
causa de la fuerza que el científico tiene sobre la sociedad” (1983: 15). Mediante
esa construcción, los laboratorios sociales van influyendo en los saberes locales,
creando imaginarios y percepciones respecto a un problema.
Esta constatación lleva a preguntarse: ¿Hasta qué punto, a nombre de la trans-
disciplinariedad, los cientistas no vamos creando saberes locales? ¿No será que, a
nombre de basarnos en el diálogo de los saberes, estamos realizando desplazamientos
para crear los mismos? Se asume en esta investigación la crítica. Desde el momento
en que se ha ideado el taller para discutir la relación ejercicio ciudadano de mujeres
—y no, por ejemplo, de hombres— y calidad de vida sustentable, ya se ha incidido
en la creación de un imaginario local, y por lo tanto desplazado ciertas ideas para ir
creando realidades y soluciones. Sin embargo, a pesar de esos desplazamientos, el
ceder la palabra a las agentes sociales, no sólo en el taller sino a lo largo de la
investigación, ha permitido conocer otras perspectivas de abordar el tema y sacar
conclusiones a las que no se hubiese llegado sin mediar esta metodología.
Por otro lado, también siguiendo a Latour (2001), se coincide con la idea de que
la creación de realidades pasa por relaciones previas donde se van consensuando
objetivos y percepciones con organizaciones de la sociedad civil y política. Por
ejemplo, con los financiadores —influir para que quieran abordar un tema—, con las
universidades —influir en los intereses—, con los gobiernos locales y nacionales, etc.
Es decir, la trans-disciplinariedad, va más allá de diagnosticar y trabajar un problema
de manera inter y trans-disciplinaria, conlleva negociar intereses con instancias
involucradas de manera indirecta con el problema de diagnóstico —desde entidades
gubernamentales, hasta universitarias, pasando, sobre todo por financiadores. Las
redes se amplían hacia una multitud de personas, objetos142 e intereses. Son esas redes
—en que los cientistas jugamos un papel fundamental— las que construyen el
problema y la misma realidad y hay que estar conscientes de ello.
Más allá de estas críticas, otros autores definen ciertos desafíos básicos que
hay que enfrentar cuando se aspira a desarrollar una metodología trans-disciplinaria.
Entre ellos, Wiesmann Urs y otros (2008) destacan algunos como base para el debate

142
Se rescata la idea de Latour (2008), según la cual los objetos también tienen capacidad de agencia,
no en vano se he incidido en, por ejemplo, la importancia de los objetos de comunicación como
movilizadores de la agencia ciudadana de las mujeres.

284
de esta investigación en particular: (a) Siendo la trans-disciplinariedad una forma
de investigación que busca generar un interface entre ciencia y sociedad para
desarrollar contribuciones basadas en el conocimiento destinadas a resolver
problemas de la realidad vivencial y enraizadas en disciplinas participativas; debe
existir un esfuerzo de construcción de redes de pares y otras colaborativas que logren
edificar el puente entre la trans-disciplinariedad, la referencia disciplinaria y los
sistemas de control de calidad. Ello se puede lograr siempre y cuando (b) Se plantee
a la investigación como un proceso circular y negociable, según intereses,
percepciones, imaginarios de los agentes, tanto científicos como sociales, que juegan
un papel importante en esta secuencia, siempre dinámica. Ello supone que se debe
partir del reconocimiento de que la secuencia tradicional que llevaba de la
perspectiva y aportes científicos a la puesta en práctica mediante la acción, no es
automática ni mucho menos lineal. Los resultados y las propuestas conseguidas en
esta investigación y en el taller realizado no van a ser sujetos de una puesta en
acción inmediata una vez que sean difundidos, sin embargo su difusión va influir
en tender un puente hacia su efectivización a largo plazo. Las percepciones sobre
los problemas y soluciones pueden ir cambiando dando lugar a nuevos imaginarios
y nuevas propuestas que forman parte del proceso que sigue a esta investigación.
Por otra parte, un tercer desafío planteado por los autores supone que (c)
“Lidiar con valores e incertidumbres es una de las dificultades centrales en la
investigación trans-disciplinaria. Existen diferentes valores e intereses, así como
constelaciones de relaciones de poder, que no se pueden negar, por ello es necesario
que la colaboración y negociación esté dominada por una actitud de aprendizaje
mutuo y no por posiciones” (Wiesmann y otros 2008: 438), lo que conlleva un
proceso de reflexividad propia constante, como herramienta de análisis
fundamental143. Para ello, otra propuestas de los autores citadas es la de (d) La
necesidad de encontrar un balance satisfactorio entre períodos de intensa
colaboración con agentes sociales y otros destinados a profundizar contribuciones
disciplinarias y multidisciplinarias. Por último, los autores mencionan (e) El desafío
social implícito que pasa por incorporar un debate social sobre el rol de la ciencia
en la sociedad. En este sentido surge la pregunta ¿Cuál es el papel de investigaciones
de este tipo para incidir en la construcción de calidad de vida sustentable a niveles
locales? Se considera que el hecho de reunir en torno a este estudio a dirigentas
tanto de organizaciones de la sociedad civil como representantes de instancias de
toma de decisiones políticas, junto con investigadoras académicas provenientes de
distintas disciplinas, ha sido importante para la interacción y la construcción de una
visión conjunta —y de propuestas consensuadas— en la diversidad.

143
Cuestionar las propuestas, las perspectivas de análisis, la influencia de los objetivos en las mismas
y en las relaciones establecidas, ha sido constante en todo el proceso de esta investigación.

285
El taller “Construyendo desde el ejercicio ciudadano de las mujeres, una
calidad de vida sustentable para Cochabamba” fue entonces desarrollado con este
afán de trans-disciplinariedad. En su hoja de presentación, se planteaba lo siguiente:
La importancia de la agencia ciudadana de las mujeres en la construcción
de la calidad de vida sustentable a nivel local, ha sido durante mucho
tiempo invisibilizada y poco apreciada. Sin embargo, una investigación
doctoral que se está realizando sobre este tema144, así como otros estudios,
están demostrando que la participación activa de la mujer en la vida pública
tanto barrial, como política a nivel municipal, departamental, o incluso
nacional, es un pilar estratégico para la construcción de una calidad de vida
en Cochabamba. Sin esa participación, no se puede pensar en ninguna
acción sustentable que busque mejorar las condiciones de vida de las
poblaciones locales. Hablar de desarrollo sustentable, conlleva pensar en
la ciudad como espacio de múltiples formas de agencia ciudadana en las
que las de las mujeres son fundamentales. Este taller […] busca visibilizar
la importancia del papel de la mujer y forjarse como un espacio de
construcción de redes, desde las cuales las mujeres puedan, no sólo
pensar/reflexionar en una Cochabamba sustentable, sino lanzar propuestas
de acciones hacia el futuro.

En base a esos antecedentes, se planteaba en la misma hoja de presentación,


como objetivos concretos del taller, los siguientes: “Abrir un espacio de encuentro
entre mujeres en Cochabamba, que permita (1) Visibilizar y reconocer a las mujeres
como agentes políticos y ciudadanas activas (2) Crear redes de trabajo, intercambio,
conocimiento entre mujeres de distintos gremios, organizaciones políticas,
funcionales y territoriales, así como mujeres líderes en diferentes áreas de la
sociedad civil (3) Elaborar e impulsar propuestas, desde las mujeres, para la
construcción de una calidad de vida sustentable basada en el ejercicio ciudadano
activo, consciente e informado de las mujeres en el departamento de Cochabamba”.
En base a estos objetivos es que se llevó a cabo este importante encuentro, cuyos
resultados se resumen a continuación.
Pautas para soñar y construir de manera conjunta
Cuatro dimensiones básicas de ciudadanía de las mujeres deben ser fortalecidas
para generar poderes agenciales que repercutan con mayor intensidad en la
construcción de calidad de vida a niveles locales: la política, la social, la económica
y la ambiental. En torno a esas tres dimensiones las mujeres presentes en el taller
elaboraron un diagnóstico, esbozaron una situación y propusieron ciertas acciones

144
Se hace referencia a este trabajo: Warmis valientes: Agencia Ciudadana de Mujeres y Calidad de
Vida Sustentable en la Ciudad de Cochabamba (Bolivia). Es sobre la base del mismo que surge la
idea de este taller.

286
de partida. Antes de presentar las propuestas concretas, se empezará mencionando
los cinco mensajes generales que emergieron de la reunión y que pueden presentarse
como pilares básicos para propuestas futuras.
Cinco mensajes principales
Los cinco mensajes básicos que emergieron pueden ser resumidos en las
siguientes frases: (a) Somos diversas pero tenemos la posibilidad de soñar juntas;
mucho más en (b) El escenario actual de puesta en marcha de gobiernos
autonómicos, sobre todo a nivel departamental y municipal, que se presenta como
un momento ideal para intervenir en la construcción de nuestro propio futuro (c) La
calidad de vida sustentable se constituye como un desafío inmediato que debe ser
edificado desde abajo (d) En este proceso las mujeres juegan un papel fundamental;
siendo (e) Un instrumento básico, el fortalecimiento de su agencia ciudadana.
Concretamente respecto al primer punto, el taller demostró la posibilidad
de construir una agenda común en la diversidad. Frente al énfasis puesto por diversos
laboratorios sociales desde principios del milenio sobre la diversidad de intereses,
de imaginarios, percepciones etc., de las mujeres, que en muchos casos se constituye
en una traba para soñar en proyectos conjuntos (Cf. supra capítulo II), el taller
demostró que la puesta en marcha de una agenda común es posible, sobre todo
cuando se trata de la construcción de calidad de vida sustentable. Las coincidencias
que se dan en las prácticas ciudadanas de las mujeres para alcanzar este anhelo, así
como en partes de sus imaginarios respecto al tema, han permitido que las mujeres
coordinen y consensuen en torno a ilusiones comunes. Asimismo, el escenario
actual, se presenta como una oportunidad para acordar propuestas; pensar de manera
conjunta en base al diálogo y sobre todo trabajar en forma colectiva.
Por otro lado, durante el taller se ha dado un proceso de concientización
sobre la importancia de la temática de sustentabilidad que puede resumirse en la
noción de la ciudad de Cochabamba como un punto verde, es decir, como un espacio
de equilibrio entre lo ambiental, lo cultural, social y económico que genere una
sensación de libertad y armonía y que debe constituirse en el núcleo central de
cualquier proceso de construcción de calidad de vida sustentable a nivel local. En
esta construcción, la reacción de los agentes sociales es fundamental para lograr el
éxito o estancar los procesos, y ello requiere de mayor conocimiento, información
pero también de cambios de actitudes básicas, como se verá posteriormente.
En ese cambio, las mujeres reconocieron ser agentes fundamentales por sus
relaciones con las futuras generaciones, con sus barrios y su influencia en las
dinámicas de toma de decisiones a niveles locales, pero ello supone anular los
obstáculos a los que se enfrentan en la cotidianidad. Para ello, argumentan, es

287
necesario un diseño conjunto de políticas públicas, tanto entre hombres y mujeres
como en un esfuerzo colectivo entre instancias gubernamentales y organizaciones
de la sociedad civil, sin que ello quiera decir que la elaboración de políticas públicas
—y su respectiva puesta en práctica— en sí, sea el motor para conseguir los
objetivos buscados. Las mismas son solo parte de dinámicas más amplias, donde el
ejercicio de ciudadanía se presenta como una herramienta fundamental. Pero para
ello hay que fortalecerlo ¿Cómo? A continuación se presentan las respuestas dadas
por las mujeres en cada una de las mesas de trabajo.
Las cuatro dimensiones de la agencia ciudadana145
Respecto a la dimensión política, en el diagnóstico las mujeres destacaron
aspectos positivos y negativos de su ejercicio ciudadano. En el primer caso
reconocieron que existen cada vez más espacios para su participación política,
aunque la misma se realiza principalmente en OTB’s, Clubes de madres, unidades
educativas, organizaciones de artesanías, es decir, en los espacios más cercanos a
su vida cotidiana. No obstante en los últimos años han empezado a tomar impulso,
importantes organizaciones de mujeres, sobre todo para mujeres campesinas, como
las Bartolinas: “Se comenzó con clubes de madres y artesanía, ahora hay
asociaciones de mujeres, por ejemplo el de las Bartolinas” (Exposición de la mesa
en la plenaria). Explicaron esta multiplicación de espacios para el ejercicio de
ciudadanía política de las mujeres como consecuencia de la LPP que ha permitido
un proceso de divulgación sobre los derechos de las mujeres abriendo brechas para
la generación de propuestas en torno al tema: “En la situación de las mujeres hay
avance desde la participación popular que hizo reconocer los derechos de las mujeres
y desde ahí nosotros vemos lo que es el presupuesto dentro de los municipios y los
espacios que tenemos para participar en esos ambientes” (Exposición de la mesa en
la plenaria). Es decir, se reconoce que los procesos de descentralización estatal han
sido fuertes dinamizadores no sólo para su participación política en las esferas
públicas sino para el (re)conocimiento de sus derechos ciudadanos.
Existen diferencias en esta participación política ciudadana entre las mismas
mujeres. Entre ellas, las participantes en la mesa destacaron: las diferencias
generacionales, no sólo en términos de espacios de participación —las jóvenes
participan en distintos ámbitos que las mujeres adultas o de edad media— sino
respecto al acceso a información sobre todo entre las mujeres jóvenes: “Falta una

145
La información que se presenta a continuación se basa en las transcripciones realizadas por Erika
Higueras (dimensión política); Diana Manrique (dimensión económica); Gabriela Gutiérrez
(dimensión ambiental) y el equipo de CIUDADANÍA dirigido por Olivia Román (dimensión
social).

288
mayor información para que las jóvenes mujeres ingresen en otros niveles de
participación” (Exposición de la mesa en la plenaria).
Entre los principales problemas mencionados por las mujeres dirigentas
destacan: (a) Las mujeres se auto relegan porque la participación exige demasiado
tiempo, cosa que ellas no poseen (b) Existen muchos celos entre las mismas mujeres
lo que impide una mejor y más amplia participación de las mismas, y, además falta,
por lo general, apoyo de las familias (c) El machismo es otro obstáculo para la
participación de la mujer (d) La misma es generalmente en calidad de base: “Las
mujeres participamos pero no en niveles de decisión y eso tenemos que también
hacerlo respetar nosotras, como mujeres” (Exposición de la mesa en la plenaria).
Incluso en los trabajos “Trabajamos en obras comunales o como mano de obra barata
de los municipios, pero es difícil acceder a espacios de decisión” (Exposición de la
mesa en la plenaria) (e) Aún cuando existen posibilidades para acceder a espacios
de poder “las mujeres nos negamos a asumir ese rol aunque nos hacemos respetar
cada vez más en la práctica. La base se deslegitimiza si no hay equidad” (Exposición
de la mesa en la plenaria). Es decir, incluso los hombres reconocen que hay una
necesidad de que las mujeres participen, aunque sea solamente para cumplir con lo
que dicta la normativa.
A partir de este diagnóstico, la visión consensuada de futuro que tienen incluye
los siguientes aspectos: (a) Los cambios de mentalidad empiezan en las familias y
por lo tanto las mismas ya tienen asumido la necesidad de que las mujeres participen
cada vez más en la vida pública (b) Incluso en los reglamentos de las mismas OTB’s
rige la obligatoriedad de 50% de mujeres y 50% de hombres146 (c) Hay una difusión
constante de información, socialización y capacitación en todas las OTB’s no sólo
para líderes sino también para las bases147 (d) Las mujeres están mucho más
capacitadas y conocen todos los medios para utilizar el presupuesto que les
corresponde de la Municipalidad, así funcionan de manera adecuada y con éxito los
Presupuestos Sensibles a Género (e) Los avances en términos de equidad de género
—alternancia y paridad— que existen en la CPE se han traducido en los estatutos
autonómicos del departamento y en las cartas orgánicas de los municipios a partir
de una participación activa de las mujeres y (f) Todas las experiencias exitosas en

146
Hasta la fecha la obligatoriedad del 50% de participación de mujeres se restringe a espacios de
representación política pública: gestión gubernamental, asambleas nacionales, departamentales y
concejos municipales. La normativa no llega a imponer la regla en espacios más locales como las
OTB’s (Cf. Ley Andrés Ibañez).
147
Es interesante ver cómo las mujeres reconocen la importancia de la información como herramienta
para ejercer su ciudadanía. La divulgación de la misma se presenta como un verdadero motor para
la construcción de un proceso de desarrollo sustentable, particularmente a nivel local.

289
tanto formación de líderes y fortalecimiento de ejercicio ciudadano de las mujeres
son difundidas y son utilizadas como ejemplo.
Para lograr estos sueños, las participantes en esta mesa propusieron: (a) Una
capacitación política sistemática de las mujeres, especialmente de las jóvenes, en
las OTB’s y organizaciones de base, que debería ser producto de un trabajo conjunto
y organizado entre las organizaciones públicas, las ONG’s, universidades y otras
organizaciones de la sociedad civil (b) Conformar mesas de trabajo sólo de mujeres
en el proceso de redacción de las cartas orgánicas de las municipalidades (c)
Elaborar una estrategia de incidencia política con participación equitativa de 50%
de mujeres y hombres (d) Concertar una estrategia de comunicación para socializar
la importancia de la elaboración de las cartas orgánicas (e) Concertar las estrategias
con todos los grupos sociales incluyendo la clase media148 (f) Conformar y/o
fortalecer las organizaciones de mujeres en áreas rurales y urbanas (g) Conocer,
estudiar y socializar la CPE y todas las leyes que se están promulgando y (h) Trabajar
de manera concertada con los hombres.
Resumiendo, en los que se refiere a la dimensión política, entre los principales
planteamientos de las mujeres destaca que la paridad determinada en la CPE debe
llegar al mundo de las OTB’s, que son espacios privilegiados —no sólo para los
líderes sino también para las bases— para la información, formación y socialización
de cualquier propuesta de calidad de vida. Es desde ese espacio local que las mujeres
deben participar activamente en la redacción de las cartas orgánicas de la
municipalidad y en el planteamiento de sus propuestas para los Estatutos
Autonómicos. Así se puede llegar a concertar estrategias entre todos los grupos
sociales —incluyendo la clase media— recuperando la idea de una agenda específica
de mujeres, que deba ser concertada también con la de los hombres.
Por su parte, las mujeres que participaron en la Mesa de Trabajo sobre
Ciudadanía Económica partieron de una idea principal: la dimensión económica
del ejercicio ciudadano de las mujeres es la base de las otras dimensiones: “no
hacemos nada sin eso, no hay salud, no hay educación ¿Qué se hace sin plata?”
(Exposición de la mesa en la plenaria). Ahora bien, las dificultades y los obstáculos
que las mujeres enfrentan, justamente en esta dimensión de su ejercicio ciudadano,
son importantes. Entre ellos: (a) La edad es un factor determinante en la consecución
de trabajo: si se es demasiado joven o se ha pasado los 40 años, menores
posibilidades para ello existen (b) La poca experiencia en mujeres jóvenes
profesionales y en mujeres adultas que dejan el rol de amas de casa porque tienen

148
Las mismas mujeres están conscientes acerca de la necesidad de romper barreras de clase social o
de diferencias étnicas, tan difundidas y manejadas en los últimos años.

290
que ingresar al mercado laboral, se presenta como otro obstáculo (c) La falta de
capacitación que —paradójicamente— en caso de tenerla no es una garantía si no
se cuenta con documentación de respaldo (certificaciones) como parte de una
tradición burocrática instituida en espacios públicos y privados. Este problema es
aún más grande para mujeres indígenas y campesinas: “Tenemos compañeras
indígenas y campesinas, que por falta del factor económico no han podido estudiar,
seguir la escuela, la parte académica; por lo tanto, les imposibilita conseguir con
facilidad una fuente de trabajo. Cuando vienen nuestras compañeras del campo,
buscando una calidad de vida para su hogar, migran hacia las ciudades y no tienen
la certificación, carnet de identidad, eso hace que cuando quieren entrar a una fuente
de trabajo como trabajadoras del hogar, no pueden porque no portan su carnet de
identidad” (Exposición de la mesa en el panel) (d) Además, ser madre (adolescente
o adulta) y el estado civil (toda vez que una mujer casada puede embarazarse) son
posibles argumentos que el(la) empleador(a) usa para el rechazo laboral.
Por otro lado, también se mencionó que (e) Es cada vez más difícil contar con
ingresos suficientes, de manera que la mujer se ve obligada no sólo a dejar el hogar
para trabajar, sino a buscar varias alternativas de empleo y diversificación de
actividades simultáneas como recursos para incrementar sus ingresos e, incluso,
asumir situaciones extremas como la migración o la prostitución: “También puedo
recalcar con mucha tristeza, con mucho dolor y con el respeto que se merecen cada
una de ustedes y también algunos varones, las mujeres por llevar el pan de cada día
a nuestros hijos, por la irresponsabilidad de muchos hombres que nos han
abandonado, han entrado a la prostitución. Crean o no crean señoras, en el periódico
tenemos una hoja, donde los universitarios, las señoritas están ofreciendo sus
cuerpos por treinta, veinte bolivianos, cien, doscientos, doscientos cincuenta
bolivianos. Veamos y pisemos nuestra realidad. Así vivimos las mujeres para llevar
el pan de cada día a la casa” (Exposición de la mesa en el panel).
A pesar de los problemas, las participantes en la mesa reconocieron que
también existen ciertas facilidades para el ejercicio de esta dimensión de la
ciudadanía de las mujeres. Entre éstas: (a) La existencia de un marco normativo
protector para las mujeres, aunque también es cierto, que en muchos casos no se
aplica en la realidad (b) Se han dado ciertos cambios generacionales a partir de los
cuales las jóvenes cuentan actualmente con mayor preparación (c) Se han abierto
ciertas oportunidades de trabajo para mujeres en el país (d) La migración
internacional se abre también como una oportunidad aunque puede ser también una
obligación —“no queda otra”— y en ese sentido es negativo por el costo emocional
y social que se tiene que pagar (e) La presencia de otras mujeres en el ámbito de la
gestión y producción de empleo es un aliciente y también un ejemplo y aunque

291
también puede presentarse como condición negativa (f) La pertenencia a grupos
políticos en el poder permite el acceso a puestos de trabajo.
Frente a la situación diagnosticada, las participantes indicaron como estado
deseado para Cochabamba: “Una sociedad con una participación de las mujeres
como gobernantes, cuyo ejercicio del poder sea real y efectivo y no sólo figurativo
de modo que favorezca a las mujeres en general” (Exposición de la mesa en la
plenaria). De igual manera, enfatizaron la participación femenina colectiva
(“mujeres agrupadas”) como un mecanismo de poder con influencia en la política y
decisiones gubernamentales. Para ello, resulta imprescindible que las mujeres se
unan: “Y si las mujeres no nos unimos a pesar del color político, estas mujeres por
las que hemos votado y que están en un espacio de poder, ellas son las que tienen
que llevar nuestras propuestas para mejorar la calidad de vida de cada uno de los
habitantes de Bolivia; pero sin embargo, están en lucha de poder, se olvidan. Deben
haber aquí muchas representantes, yo les ruego que ellas, a pesar del color político
que tienen, digan ‘No jefe, ésta es nuestra propuesta, estas son las necesidades de
las mujeres y por lo tanto esto se tiene que cumplir’; yo creo que estos seminarios,
talleres, encuentros es para que realmente estas propuestas que hoy estamos
proponiendo realmente lleguen a los estratos altos, para que realmente puedan ser
cumplidas” (Exposición de la mesa en la plenaria).
Para alcanzar ese estado, las participantes propusieron las siguientes acciones:
(a) La necesidad de elaborar políticas propias por y para las mujeres y hacer respetar
las mismas (b) La creación de fuentes de trabajo por las mismas mujeres para evitar
situaciones de explotación y maltrato (c) La adquisición de poder de influencia a
partir de la conformación de una agrupación ciudadana femenina (d) Un trabajo
sostenido para mejorar la independencia económica como mujeres.
Es interesante ver que no existen ni propuestas, ni preocupaciones en torno a
la economía solidaria. Las iniciativas planteadas son más individuales y se da un
papel fundamental a las mismas mujeres como creadoras de empleo y gestoras
públicas. La idea de crear una agrupación ciudadana femenina también sobresale,
en el sentido en que se establece una interrelación estrecha entre la dimensión
política y económica como base para un ejercicio ciudadano óptimo de las mujeres.
La independencia económica de las mujeres como motor de su ejercicio ciudadano,
destaca también y se presenta como una estrategia importante para incidir en otros
aspectos del ejercicio ciudadano y así poder impulsar de manera eficiente la calidad
de vida sustentable.
En lo que se refiere a la dimensión ambiental, las dirigentas que participaron
en la mesa destinada al tema, empezaron reconociendo que la dimensión ambiental

292
era esencial —aunque poco trabajada— ya que hace a la calidad de vida inmediata:
“La primera y gran respuesta que nos hicimos es que, podemos hablar de todos los
temas, pero el tema que es más importante y vital para el ser humano en la actualidad
es el de la contaminación ambiental. Podremos haber hecho mil discursos pero no
van a servir de nada sino cuidamos el medio ambiente, el aire, el árbol, el agua, que
son los seres y las circunstancias que habitan con nosotros” (Exposición de la mesa
en la plenaria). De ahí que, en el diagnóstico sobre los principales problemas con
los que las mujeres se enfrentan al momento de ejercer su ciudadanía ambiental,
destacan aquellos aspectos que les tocan directamente en su diario vivir: (a) La
carencia de servicios básicos en muchas zonas de Cochabamba, tales como falta de
agua, alcantarilla, hasta de servicio de recojo de basura, es un elemento que
incrementa la contaminación de la ciudad. Las personas y sobre todo las mujeres
—ya que ellas están a cargo de sus hogares— tienen que desarrollar sus propias
estrategias para solucionar esos vacíos: desde botar la basura a los ríos, o las aguas
servidas a la calle. Mientras no se logre resolver el tema de servicios va a ser más
difícil desarrollar un ejercicio ciudadano ambientalmente sustentable (b) El mal
manejo de la basura, un segundo problema percibido, está ligado a una mala y
deficiente gestión pública pero también a una falta de educación ambiental de la
población, un desconocimiento sobre formas de reciclaje y un incumplimiento de
las normativas ya existentes pero totalmente desconocidas por los ciudadanos e,
incluso, por las autoridades (c) Vinculado a la urbanización, a los asentamientos
ilegales, a la llegada continua de contingentes poblacionales que provienen tanto
del área rural como de otras zonas urbanas, así como a políticas públicas deficientes
del gobierno local y departamental, se está dando una, cada vez más grande,
destrucción de árboles, áreas verdes y parques nacionales. Ello también está ligado
a una falta de planificación y capacidad institucional —sobre todo de las
organizaciones públicas pero también privadas—para responder a la presión de esta
dinámica demográfica, siendo respetuoso con los parques nacionales, las áreas
verdes y los sectores forestales y resolviendo a la par las necesidades de los sectores
vulnerables.
Además de estos tres problemas fundamentales, las participantes de la mesa
identificaron otros, que son de orden secundario, pero que también hacen a la calidad
de vida sustentable. Entre ellos: (d) La contaminación acústica, vinculada al ruido
producido por talleres mecánicos y carpinterías, el caos vehicular que no se logra
solucionar, las fiestas y ferias abierta, la falta de respeto de los ciudadanos frente al
derecho a una acústica sana en la ciudad —bocinazos, música a todo volumen en
los autos, etc.— (e) La contaminación acuífera debido a la existencia de pozos
sépticos y contaminación de las aguas del río rocha (f) Un problema ambiental
específico, fuertemente mencionado es el tipo de manejo que se está dando desde

293
la gestión pública del Parque Nacional Tunari, donde se encuentran gran parte de
los lechos de aguas subterráneas que llegan a la ciudad (g) La contaminación del
aire en la ciudad debido al parque automotor y a las prácticas de chaqueos, fogatas,
quemas ilegales de basura, quema del Parque Tunari, etc. es otro problema que pone
en cuestión su sustentabilidad,
Por último, las mujeres identificaron otro principal problema que es, en parte,
una importante raíz —aunque sea de manera indirecta— de todos los otros temas
mencionados, y es el de la falta de espacios y de ganas para una genuina y activa
participación ciudadana que logre un impacto en la mejora ambiental y en la
construcción de una cultura ambiental ciudadana. Si bien se han conseguido
importantes avances, en términos de ciudadanía, sobre todo política, social y
económica, respecto a lo ambiental no se han desarrollado estrategias ni ámbitos
para su impulso, de ahí que las mujeres hasta ahora no ven la verdadera importancia
de su activo ejercicio ciudadano ambiental.
Frente a ese diagnóstico, y luego de una larga discusión sobre el tema, el
escenario futuro deseado se resume a: “Una ciudad ambientalmente sustentable, con
una fuerte conciencia y educación ambiental entre las y los ciudadanas(os) que
participan activamente y de manera coordinada con diferentes instancias
gubernamentales —en sus distintos niveles— y organizacionales de la sociedad civil
—Universidades, organizaciones barriales, ONG’s, gremios, etc.— y que construyen
una ciudad sin problemas de carencias de servicios, con un buen manejo sustentable
de la basura, con áreas verdes y parques fortalecidos, sin contaminación acústica ni
acuífera ni de aire”. En este proceso, la participación ciudadana es la clave, ya que:
“No nos olvidemos que las agentes de cambio somos todas y cada una de nosotras
y, que si no fortalecemos el cambio para cuidar el medio ambiente, de nada nos sirve
estar en cuatrocientas o quinientas mesas de diálogo, porque no va existir el ser
humano cuando no haya medio ambiente” (Exposición de la mesa en la plenaria).
Para alcanzar este reto, las participantes en la mesa propusieron: (a) Crear una
red de mujeres por el medio ambiente que actúe de forma coordinada con instancias
gubernamentales, departamentales y municipales, y organizaciones de la sociedad
civil: “Estos problemas nos han llevado a pensar en algunas soluciones y una de las
soluciones que creemos que tenemos que hacer es ponerle el pecho al problema; es
decir, participar nosotras, no esperar a que los otros resuelvan el problema. Por lo
tanto, la primera solución que creemos nosotros importante, es la creación de una
Red de Mujeres Defensoras del Medio Ambiente. Creemos que las mujeres nos
caracterizamos porque no esperamos de otros la solución de nuestros problemas.
Entonces empecemos a poner el hombro para solucionar este problema, nosotras,
porque los demás van a tardar demasiado. Nosotras podemos hacerlo” (Exposición

294
de la mesa en la plenaria) (b) Esta red estaría encargada de promover campañas para
fortalecer liderazgos de mujeres; impulsar el cumplimiento de la ley por parte de
los medios de comunicación para la socialización y sensibilización de temas
ambientales; impulsar el plan de ordenamiento territorial sustentable de acuerdo a
necesidades de las poblaciones locales; promover campañas de educación para
adultos en los barrios coordinando con los municipios y los mismos líderes barriales;
impulsar el reciclaje de basura desde las mismas casas; impulsar la realización de
auditorías ambientales (c) En el caso concreto del Parque Nacional Tunari, la Red
debería promover su defensa: “Las mujeres tenemos que liderar la defensa del
parque Tunari y los parques nacionales y bosques en general. Esto porque si nos
vamos quedando sin estas áreas, sin estos respiraderos, sin estos pulmones de la
ciudad y de los pueblos vamos a tener consecuencias funestas a muy corto plazo”
(Exposición de la mesa en la plenaria) (d) Asimismo, otras acciones de la red,
deberían estar vinculadas a iniciar recursos constitucionales a autoridades que no
cumplan ni hagan cumplir la normativa medio ambiental —acción popular y acción
de cumplimiento— e involucrar a las empresas y fábricas en campañas de medio
ambiente.
Por su parte los municipios deberían coordinar con la Red y otras
organizaciones sociales y territoriales para: instalar puntos verdes de información
que sirvan de referencia en los distintos distritos de la ciudad y que también sirvan
de recepción de basura clasificada; implementar en las escuelas una educación
transversal en la temática medio ambiental; promover el tema de huertos urbanos;
difundir experiencias exitosas ambientales privadas y públicas para que sirvan de
ejemplo y guía; fomentar una agenda ambiental barrial con presupuesto de la
alcaldía en las OTB’s; desarrollar un transporte masivo con control desde el
municipio para que llegue a todos, sin contaminación ambiental —ello pasa también
por recuperar ideas de metros, trolebuses, etc.— concientizar e impulsar usos de
baños secos y manejo sostenible y reciclable de agua en nuevos asentamientos;
impulsar iniciativas ciudadanas por medio de concursos distritales para proyectos
con temáticas ambientales; implementar ciclo vías de uso diario; impulsar el traslado
de ladrilleras y curtiembres al parque industrial. Por último, la gobernación y las
municipalidades deberían empezar a coordinar para: desarrollar todas sus políticas
con una perspectiva de calidad de vida sustentable; planificar el crecimiento urbano
sustentable y, como medida específica, implementar centros de control de emisión
de gases.
Resumiendo, en cuanto a la ciudadanía ambiental, ante la falta de información
que las personas poseen respecto al tema y a las prácticas poco sustentables de
ciudadanía, el fortalecimiento de la ciudadanía pasa por la conformación de una “Red

295
de Mujeres Defensoras por el Medio Ambiente”, que de forma coordinada con
instancias gubernamentales promueva una serie de actividades y campañas, que
socialicen, sensibilicen y logren acciones concretas para una ciudad ambientalmente
sustentable, con una fuerte conciencia y educación ambiental entre las/los
ciudadanas/os, y que repercuta en la consolidación de una ciudad sin problemas de
carencias de servicios, con un buen manejo sustentable de la basura, con áreas verdes
y parques fortalecidos, sin contaminación acústica, acuífera o de aire.
Por último, en la mesa dedicada a abordar la dimensión social de ciudadanía,
las mujeres que participaron en ella priorizaron la definición de acciones en torno a
tres temas básicos: la educación, la salud y la vivienda. Respecto a educación se
propuso que existiendo grandes limitaciones y problemas respecto a la
infraestructura educativa en la región, una política básica debería estar dirigida a
mejorar e incrementar la misma. Para ello resulta imprescindible que los padres de
familia a través de las juntas escolares soliciten a los alcaldes y al Ministerio de
Educación la dotación de agua para los baños que es el principal problema; y además
realicen la refacción general de los colegios comenzando por los más abandonados
en las zonas periurbanas, trabajo que debe ser realizado con materiales de buena
calidad para que sea durable. Yendo más allá de la infraestructura, también existen
problemas con la parte cualitativa de la educación, por lo que se requiere un
mejoramiento integral del sistema educativo. Para ello es necesario un activo
involucramiento de los maestros y el Ministerio de Educación de manera a que la
educación que se imparte no sólo responda a la realidad sino que sea de mejor
calidad y responda a una filosofía educativa compartida. Entre las principales
innovaciones que deben darse se mencionaron: Inclusión en el eje troncal del
currículo escolar de las transversales de: salud sexual y reproductiva, equidad de
género, violencia de género, medio ambiente y democracia. Asimismo insistir en la
capacitación permanente a los maestros, la dotación de material y recursos y la
difusión de la ley Avelino Siñani, así como en la reestructuración del sistema
educativo con incremento de ítems, optimización de los ya existentes, mejor
distribución del presupuesto general y mejoramiento de salarios a los maestros. Para
esto se requiere realizar acciones de incidencia en el Congreso y los ministerios de
Educación y Finanzas, para lo que debe involucrarse el Servicio Departamental de
Educación (SEDUCA) y las juntas escolares.
Como un tema importante se planteó que se debe incentivar a la lectura no sólo
como medio educativo, de esparcimiento, de creación de identidad, sino también
como una forma de incrementar el acceso a la información por parte de los(as)
niños(as), jóvenes, adolescentes y adultos(as). Para ello se requiere una política de
incentivo a la lectura a nivel nacional, en la que interactúen SEDUCA, Ministerio
de Educación, medios de comunicación, direcciones distritales de educación.

296
Asimismo se enfatizó en que es necesario empezar a utilizar los medios de
comunicación como instrumentos a partir de los cuales se implementen programas
educativos, para lo que debe exigirse el cumplimiento de las leyes existentes
referidas a la obligatoriedad de que los medios de comunicación emitan programas
nacionales educativos gratuitamente. Para que se efectivice su ejecución, debería
ponerse en pie un proyecto para que los maestros preparen los programas educativos
para los medios. Un grupo de mujeres planteó la necesidad de que exista una promoción
del uso de internet por parte del Estado, quien debe responsabilizarse de hacer un
seguimiento a los sitios públicos y los centros de internet de los colegios, de manera a
que se de un acceso y uso adecuado de este medio por parte de los estudiantes.
Respecto a políticas públicas en educación, reconociendo el valor del bono
Juancito Pinto, las mujeres plantearon que para ser más eficiente, se lo debería
entregar a principio de año y no a fin de año como sucede en la actualidad, y en
especie, en forma de materiales escolares y uniformes. Por último, al igual que en
la mesa de ciudadanía ambiental, se discutió en torno a la responsabilidad de los
ciudadanos, argumentándose que cualquier acción que toque al campo de la
educación debe involucrar a todos los ciudadanos. Para ello, debe realizarse una
campaña de sensibilización dirigida a los padres, desde los colegios, OTB‘s y
medios de comunicación.
En el ámbito de la salud, reconociendo los grandes problemas y obstáculos
para un ejercicio de derechos de salud, se planteó que para superarlos es necesaria
una acción coordinada entre el Ministerio de Salud y los Servicios Departamentales
de Salud (SEDES), que se base en: La descentralización; la reestructuración de la
seguridad social con la ampliación o creación de ítems para nuevos médicos a
tiempo completo; la universalización de la salud pública; el mejoramiento del seguro
de vejez que está desatendido; la reorganización de los tres niveles de atención en
salud, para que no se sature el tercer nivel; y la implementación de hospitales de
tercer nivel en los distintos municipios de Cochabamba. Por otro lado, frente a la
escasez de recursos financieros se planteó que debían buscarse estrategias
alternativas que den lugar a una atención preventiva de salud, como por ejemplo la
implementación de medicina familiar comunitaria, mediante la cual estudiantes de
último año de medicina y odontología presten servicio de atención en salud
preventiva en los barrios y las comunidades, visitando los distintos hogares y
colegios. Para ello, las OTB’s podrían apoyar en la organización y la dotación de
un ambiente para el consultorio.
Otro gran problema en lo que se refiere al derecho a la salud como derecho
ciudadano, tiene que ver con la deficiente atención existente en este rubro. Para
enfrentar este problema se propusieron varias acciones que pasan principalmente

297
por introducir calidad en los servicios de salud, para los que se requiere sensibilizar
y capacitar al personal médico y paramédico, tarea en la que deben involucrarse el
Ministerio de Salud, el SEDES, los medios de comunicación, la Red de Salud
Popular y las OTB’s en el seguimiento y control social del servicio.
Por último, otro problema percibido por todas las mujeres que participaron en
la mesa es la grande tasa de embarazo adolescente. Frente al tema se requiere una
atención prioritaria a partir de la implementación de programas de difusión y
capacitación en salud sexual y reproductiva, implementación de hogares de acogida,
difusión de derechos y otras acciones donde se involucre los colegios, el Ministerio
de Educación, el Ministerio de Salud, los medios de comunicación y la población
en general.
Afectando directamente el problema de salud y la falta de bienestar de la
familia, se ubica la falta de servicios básicos y saneamiento ambiental. Éstos deben
mejorarse para que la accesibilidad de la población a estos servicios sea adecuada.
Para ello, los gobiernos municipales y las OTB’s deberían participar activamente
en la gestión de estos servicios.
En lo que se refiere a la temática de la vivienda, frente al déficit habitacional
en la ciudad se propuso el desarrollo de programas de vivienda con enfoque de
equidad de género, para lo cual se requiere la firma de convenios internacionales
que permitan adquirir bases de financiamiento. Asimismo se mencionó la necesidad
de promover la conjugación, entre el conocimiento producido en las universidades
y las políticas públicas, por ejemplo impulsar que las tesis de arquitectura sean útiles
para la implementación de programas de dotación y construcción de viviendas para
mujeres jefas de hogar. También se planteó la necesidad de implementar políticas
públicas de discriminación positiva para el acceso de mujeres a crédito para
vivienda.
Otros dos temas específicos que se abordaron en la mesa sobre ciudadanía
social, y que surgen de los grandes problemas que las mujeres identifican en este
rubro, fueron prostitución y explotación infantil. Respecto al primer punto, las
mujeres plantearon que se trataba de un problema que debe superarse desde el
Estado priorizando a esta población en las políticas sociales. Cualquier atención a
este problema debe ser interinstitucional involucrando acciones conjuntas entre el
Ministerio de Salud, Policía, Universidad, SEDES, Gobernación, defensorías de la
niñez y adolescencia, Dirección Nacional de la Niñez y Adolescencia del Ministerio
de Desarrollo Humano, los SLIM’s, también, la ciudadanía en general a través de
las OTB’s y los medios de comunicación para la sensibilización y concientización
de los padres de familia.

298
Respecto al problema de explotación infantil, es la ciudadanía en general y
particularmente las OTB’s y las mujeres organizadas las que deben involucrarse
activamente denunciando esta situación. Adicionalmente deben existir campañas de
sensibilización y de concientización a la ciudadanía a través de los medios de
comunicación, además de un trabajo institucional, es decir de una política y acciones
activas por parte de la Policía, la Brigada, las defensorías la Dirección Nacional de
la Niñez y Adolescencia del Ministerio de Desarrollo Humano.
Por último, al igual que en la mesa de ciudadanía ambiental, una propuesta
mencionada reiterativamente fue la necesidad de una participación ciudadana más
activa sobre todo de las mujeres. Para ello, se debe exigir seguir la ruta de
exigibilidad contenida en la CPE.
Resumiendo lo discutido en la mesa sobre la dimensión social de ciudadanía,
las mujeres identificaron problemas en torno a tres ejes fundamentales para la
calidad de vida como son: educación, salud y vivienda. Respecto a educación, se
planteó que los ejercicios ciudadanos no sólo deben pelear por infraestructura, sino,
sobre todo por el mejoramiento integral del sistema educativo, con inclusión de
temas transversales como medio ambiente y educación sexual —que hace a un
derecho fundamental de las mujeres. Asimismo se enfatizó en la necesidad de
fortalecer la lectura como herramienta para incrementar el poder agencial pero
también de creatividad personal. Respecto a salud, las mujeres coincidieron en la
necesidad de reestructuración del sistema de salud que conlleve, entre otros, su
descentralización administrativa, la reestructuración de la seguridad social y la
implementación de medicina familiar comunitaria. Por último respecto a la vivienda
se planteó la necesidad de desarrollar programas de vivienda con enfoque de equidad
de género.
En general, las mujeres concluyeron que sólo abordando de manera integral
todas estas dimensiones en el ejercicio ciudadano, es que se puede llegar a construir
una calidad de vida sustentable para Cochabamba, pasando del avance discursivo
que ha marcado los últimos años, a un avance en la práctica. Para ello, el énfasis
puesto en la agencia de los ciudadanos en sí —y no sólo en la acción de los diferentes
niveles gubernamentales— es de suma importancia, y ello parte de una auto-
reflexividad y auto-evaluación sobre sus mismas acciones como ciudadanas.
Mediante este proceso se puede iniciar el cambio de actitud ciudadana requerido
para iniciar el proceso.

299
300
COnCLusIón
Se dividirá la conclusión en dos partes: se empezará presentando un
resumen ejecutivo del contenido de la tesis para posteriormente agrupar ciertas ideas
finales a las que se ha llegado en el transcurso del estudio.
Resumiendo
¿Cuál es el rol de los agentes sociales? ¿Cuál el papel específico de la mujer?
¿Mediante qué mecanismos? Son preguntas que sirvieron de punto de partida para
la presente investigación. En esta tesis se ha argumentado que no se puede hablar
de calidad de vida sustentable si no es como producto de la agencia de las personas,
principalmente de las mujeres, ya que éstas al estar vinculadas con las tareas del
hogar, salud de los hijos, vivencias cotidianas en sus barrios, son las que más
fácilmente se dan cuenta de los problemas y mejor —y más rápidamente— pueden
solucionarlos. Es decir, la calidad de vida sustentable no se construye sola, ni es el
producto de programas gubernamentales de desarrollo sustentable, medidas de
transformación y perfeccionamiento de la economía, o de proyectos agroecológicos
o ecológicos. Ni siquiera es el resultado de las disposiciones asumidas para el
fortalecimiento de economías solidarias o acciones desde el ámbito educativo. La
calidad de vida sustentable no se la edifica en abstracto, son las personas de carne
y hueso, las que la hacen o la obstaculizan, y a ellas las mueven una multi-
dimensionalidad de elementos que incluyen desde sus patrones de formación, sus
sueños e imaginarios, los conocimientos que tienen, sus amores y odios, los
diferenciales de poder que poseen, las condiciones y oportunidades del momento;
hasta las contingencias que viven y las estrategias de realización y de relación que
despliegan para hacerles frente. Es decir, lo que mueve a las personas es su agencia,
que se ha definido como la capacidad que poseen todos los agentes sociales de
movilizar sus diferenciales de poder y desplegar estrategias para intervenir en la
construcción de su propio destino e influir en la de los otros, o como diría Sen
(1996), de tener impacto en sus mundos.
Ahora bien ¿Cuál es la agencia que más influye en la construcción de calidad
de vida sustentable? Se argumenta en este trabajo que es la agencia ciudadana la que
lo hace, definida como ‘todas las diferentes estrategias, vías o expresiones que las
personas despliegan para ejercer sus derechos y obligaciones ciudadanas, mediante
las cuales intervienen directa o indirectamente en la definición de medidas públicas
que hacen a la construcción sustentable de su calidad de vida’. En general, la agencia
ciudadana responde a la elección de ciertos patrones heredados del pasado, los
diferenciales y recursos de poder que cada uno(a) posee —y que pueden basarse
desde el uso del conocimiento e información hasta del poder social o erótico—, los

301
proyectos, imaginarios y/o utopías de futuro que cada persona tiene, así como a la
necesidad de hacer frente a las contingencias que el presente les plantea.
En base a esta idea, en el transcurso de la tesis se demuestra la hipótesis de
que al ser el acceso de ‘los suyos’ —familiares, amigos, vecinos—, a una calidad
de vida creciente y sustentable en el tiempo uno de los objetivos básicos que
moviliza a la agencia ciudadana de las mujeres, ésta puede presentarse como una
gran potencialidad para la construcción de calidad de vida sustentable a nivel local;
aunque debido a diversos motivos como la falta de información, el desconocimiento,
la sobre posición del interés inmediato a uno de largo plazo, también puede ser un
obstáculo que debe ser superado. Para hacerlo hay que identificar ambas facetas de
la relación y ello constituye el objeto de los capítulos centrales de esta investigación.
Partiendo de la premisa de que las mujeres en Cochabamba siempre han
desplegado sus poderes agenciales ciudadanos, aunque en muchos casos de manera
invisibilizada, se propone una (re)construcción de la historia desde sus miradas y
sus recuerdos. Se demuestra que es a partir de la movilización de sus distintas formas
de agencia ciudadana en diversos ámbitos —que van desde sus hogares hasta sus
barrios o a instancias de toma de decisiones públicas—, que las mujeres han ido
construyendo su lugar en lo que hoy constituye Cochabamba y, en general, Bolivia.
Las historias recopiladas parten del reconocimiento de la agencia ciudadana de las
mujeres en el episodio de la batalla de la Coronilla y terminan con el análisis de los
impactos que tienen en los procesos actuales de implementación del Estado
Plurinacional. En esta (re)construcción histórica se va mostrando cuáles son los
imaginarios y expectativas que las han movilizado, cuales son las interrelaciones
con entidades públicas y privadas que han establecido, cómo han ido construyendo
agendas comunes entre mujeres y cómo se han ido dando los desencuentros. Las
historias y contra-historias recopiladas, cuentan que las mujeres no deben a nadie
su lugar actual en la historia; es a partir de su propia lucha y del despliegue constante
de sus poderes agenciales en condiciones generalmente adversas que, desde su
pluralidad, fueron consolidando, visibilizando y formalizando el papel que ahora
les toca jugar.
No obstante, cuando se habla de agencia ciudadana de mujeres, hay que estar
consciente que las mismas no constituyen un grupo homogéneo, al contrario se trata
de una pluralidad de personas que no sólo poseen distintos intereses, estrategias,
expectativas sino que viven en diferentes realidades socioeconómicas, en las cuales
el acceso a los derechos ciudadanos básicos económicos, sociales y culturales varía.
Para mostrar esa diversidad, en el capítulo tres se empieza identificando las
diferencias de los hogares cochabambinos respecto a los derechos ciudadanos
consignados en la CPE, de manera espacializada por distritos. Esta diversidad de

302
hogares tiene su correlato en una pluralidad de mujeres que son las que deben
desarrollar sus propias estrategias para acceder a sus derechos ciudadanos
individuales. En efecto, la ciudadanía comprendida desde una perspectiva más
liberal —en tanto satisfacción universal de derechos y cumplimiento de obligaciones
por parte del Estado— es desigualmente ejercida, conllevando un necesario
despliegue de poderes agenciales, que muchas veces están al margen de la relación
con el Estado y van más allá de una dimensión simplemente política.
Posteriormente, se ha focalizado la atención en las dirigentas de distintas
organizaciones y movimientos, por ser ellas las que influyen de manera más directa
en la toma de decisiones públicas respecto a la construcción de su calidad de vida.
Partiendo de la idea de que sus formas de agencia ciudadana son diversas, complejas
y multidimensionales y que, a la vez, pueden permitir u obstaculizar los procesos
de desarrollo sustentable, se ha priorizado el análisis de sus tres dimensiones: la
reiterativa, la proyectiva y la práctica evaluativa. Respecto a la primera dimensión,
la reiterativa, en base al estudio de la tensión existente entre lo individual-específico
de cada mujer y el peso de lo colectivo-estructural, se identifica que si bien existen
elementos individuales y personales en la construcción de la dirigencia o liderazgo
—entre ellos, sus historias personales ligadas a impulsos familiares concretos; los
contextos sociales y políticos en los que se han formado; las necesidades inmediatas
barriales que deben enfrentar y los desafíos que surgen de la formación y de la
práctica profesional— hay elementos vinculados a los contextos socio-culturales en
los que desarrollan sus actividades, que se presentan como factores que permiten
identificar ciertas características y rasgos comunes al ‘ser mujer’ en Cochabamba.
Los mismos tienen que ver, por un lado, con los obstáculos que mujeres —de diversa
clase social, origen migratorio, color de piel— deben vivir; por otro, con ciertas
prácticas que se repiten continuamente entre las dirigentas.
No obstante, más allá de esas coincidencias, cuando analizamos los ejercicios
ciudadanos de las mujeres en sí, vemos que son heterogéneos. En sus mismas auto y
hetero-percepciones, las mujeres se perciben como diferentes, en términos de
ubicación geográfica, de posición social, de pertenencia étnica o, incluso de color de
la piel. Lo mismo sucede en sus prácticas ciudadanas que varían de acuerdo a distintos
elementos, tales como: espacios en los que ejercen su dirigencia —no es lo mismo
hacerlo en una OTB, en un gremio de comerciantes, en un círculo de empresarias, en
un club de madres, o en el Concejo Municipal o en la Asamblea Departamental—;
los diferenciales de poder con los que cuentan o las estrategias que eligen. Entre los
recursos que las mujeres utilizan, destacan aquellos que devienen de sus características
propias —en los que se incluyen los recursos sociales—, la información y la
formación y el cuerpo mismo de la mujer, que para algunas es un poder agencial más
—la agencia erótica— y para otras es más bien un obstáculo.

303
Respecto a las estrategias, éstas difieren desde las elegidas para combinar tareas
del hogar, con actividades dirigenciales, hasta aquellas que se utilizan para
relacionarse con los diferentes niveles gubernamentales, pasando por las que se
priorizan para relacionarse con las bases o con los entornos inmediatos. Hay una
multiplicidad de estrategias tanto relacionales como de realización que, además, van
variando en el tiempo y en los contextos, y que pueden asumir tanto formas
individuales como colectivas. Esas dinámicas y diversidades son las que hacen a la
forma en que las mujeres movilizan sus poderes agenciales para lograr satisfacer
sus demandas y coadyuvar a la construcción de calidad de vida sustentable en sus
entornos.
Los imaginarios que tienen sobre ciudadanía, son también magmas importantes
que movilizan su agencia permitiéndoles en algunos casos el despliegue de
estrategias colectivas, de empatías, emociones y agendas comunes de lucha en la
construcción de calidad de vida sustentable. Se ha identificado, por un lado,
diferentes concepciones sobre ciudadanía, desde aquellas que la vinculan con el
ejercicio de derechos, las obligaciones, o la participación en la vida pública, hasta
las que la plantean como un proceso de autodeterminación olas que la ven como
una forma de contribuir a la construcción de un desarrollo, o —en términos de otras
entrevistadas— de calidad de vida.
Más allá de las diferentes concepciones con la que ellas se identifican, el
imaginario que tienen de ciudadanía se presenta como un dispositivo central en sus
agencialidades, así como juega un papel importante la evaluación que hacen de la
misma en Cochabamba, entre las que destacan miradas positivas y negativas. Entre
los aspectos positivos, las dirigentas están conscientes de que existe un avance
importante en términos de impulsos a los ejercicios ciudadanos de las mujeres,
aunque siguen existiendo varias dificultades: el tema de la sobreposición de los
intereses políticos de muchos dirigentes por encima de los factores que impulsan a
la calidad de vida sustentable, es un obstáculo que socava y entorpece al ejercicio
ciudadano. La actitud pasiva y de ‘noimportismo’ de muchos ciudadanos/as, es otro
problema mencionado, así como lo es el excesivo individualismo de las personas.
Otros imaginarios importantes identificados para el despliegue de sus poderes
agenciales ciudadanos son las percepciones que tienen sobre las diferentes formas
de ejercer ciudadanía, identificando desde la importancia relativa que por lo general
le dan al voto, hasta el descreimiento —aunque no invalidación— en las
interacciones formales y de negociación con entidades públicas, concibiéndose, en
algunos casos, como más eficientes a las manifestaciones y otras estrategias de
ejercicio ciudadano más conflictivas. En cada caso, las miradas y las prácticas varían
presentando un abanico amplio de bases para la agencia ciudadana. En este mismo

304
afán, se preguntó acerca de los imaginarios sobre: la justicia por mano propia —
encontrando experiencias de participación directa en algunos casos— y el
avasallamiento de tierras, observando que la lucha contra los mismos se ha
desplazado de un enfrentamiento Estado-ciudadano hacia conflictos inter-vecinales.
¿Cuál es el papel de la economía solidaria en el despliegue de la agencia
ciudadana de las mujeres? La investigación ha mostrado que sí existen algunos
ejemplos positivos, sobre todo en barrios peri-urbanos, que poseen particularidades
más locales —el compadrazgo, el pasanaku, el trabajo comunitario— y que habría
que buscar como potencializar. Las que sí han tenido mayor éxito son las impulsadas
ya sea por organizaciones de mujeres movilizadas con un objetivo productivo
concreto —que reúne solamente a personas involucradas con las ganancias
económicas de ese objetivo— o por ONG’s. Alguna experiencia de económica
solidaria entorno a la satisfacción de un derecho ciudadano social como la vivienda
también ha sido desarrollada con éxito. Sin embargo, hay una tendencia entre las
mujeres a señalar que existen limitaciones importantes para este tipo de
emprendimientos, tales como la pérdida de sentido de vivir en comunidad que
caracteriza a la Cochabamba de hoy, y la poca claridad que existe entre las mujeres
y las organizaciones que trabajan con el tema respecto al mismo concepto de
economía solidaria, lo que lleva a su desviación, pasando de ser un tema que aglutina
y moviliza, a ser objeto de pugnas entorno a lo económico. Estos límites son lo que
dan lugar, entre las mismas entrevistadas a preguntarse: ¿Hasta qué punto son
actividades sustentables? En todo caso, son un primer impulso para construir una
sociedad más cohesionada y con mayores impactos en la calidad de vida. Habría
que trabajar de manera conjunta la forma en que la economía solidaria pueda
constituirse, como parte de la agencia ciudadana de las mujeres, en un pilar
permanente para la construcción de una calidad de vida sustentable.
En el análisis realizado sobre la diversidad de formas de agencia ciudadana de
las mujeres, la variable migratoria aparece como un elemento que influye fuertemente.
Por ello, se argumenta la hipótesis según la cual el hecho de migrar permite construir
otras formas de ejercer la ciudadanía con su consecuente impacto en la construcción
de calidad de vida sustentable. Ello desde dos entradas: por un lado, el hecho de migrar
de un lugar a otro al interior del país, con todo el bagaje que se transporta, influye en
el poder agencial ciudadano desplegado en el lugar de recepción —en este caso la
Ciudad de Cochabamba—; por otro lado, el haber salido a otros países, entrado en
contacto con otras formas de ejercer ciudadanía, así como toparse con otro tipo de
realidades y dificultades, incide en el ejercicio ciudadano al retorno.
Respecto a la primera dimensión, 36% de las dirigentas entrevistadas son
migrantes, y en organizaciones territoriales, 67% lo son. Es decir, que el hecho de

305
haber migrado, de insertarse en nuevos sistemas sociales, de desarrollar nuevas
relaciones y negociaciones identitarias, aprender nuevas formas de socialización,
apropiarse de distintos espacios para ello y enfrentar otro tipo de necesidades,
impulsa a las mujeres a asumir una actitud ciudadana más activa. Ahora bien, en la
misma, hay varios elementos que intervienen y que tienen que ver con, desde todo
un bagaje particular que se trae, hasta las expectativas que las mueven, lo que hace
que incluso entre estas migrantes no se pueda pensar en términos homogéneos. Así,
distinguiendo por tipo de migrantes, no es lo mismo una dirigenta que proviene de
las minas de una que lo hace de áreas rurales o aquella que se ha trasladado de otra
zona urbana. Las formas en las que todas ellas se insertan en la sociedad
cochabambina y contribuyen a construcción de calidad de vida sustentable a nivel
local, varía.
Tal vez las migrantes que más peso tienen en el crecimiento de la ciudad de
Cochabamba y la construcción de su calidad de vida sustentable, son las que
encuentran sus orígenes en las minas. Éstas han sido verdaderos espacios de
formación ciudadana y consolidación de liderazgos. Se trata, para empezar, de una
migración relativamente antigua —data del período de la relocalización (1985)—
por lo que su asentamiento es mucho más estable. La mayor parte llegó a terrenos
anteriormente y legalmente adquiridos y que se constituyen como barrios mineros.
Desde ya, tienen una fuerte etiquetación positiva de identidad, que les permite
negociar con su entorno en base a mayores diferenciales de poder. Otros factores
que influyen en su poder agencial son: su capacidad organizativa, su formación
política, su habilidad para movilizarse, elementos que además han sido transmitidos
a las generaciones más jóvenes quienes, en muchos casos, son las que se han
ocupado de la gestión destinada a mejorar la calidad de vida sustentable de sus
barrios. Estas características hacen que en ningún momento se pueda homogenizar
a estos agentes con otras migrantes como las que provienen del área rural. Es más,
las dirigentas entrevistadas, se auto-perciben como diferentes, aunque no invalidan
la posibilidad de tener proyectos políticos comunes.
En el segundo caso, entre las migrantes que provienen de áreas rurales, cuyo
arribo a la ciudad es más reciente y en muchos casos su asentamiento geográfico es
mucho más precario. En este grupo, se ha identificado a tres grupos de mujeres
dirigentas: (a) Aquellas que se han formado en áreas rurales con apoyo de algunas
ONG’s, por lo que tienen una formación profesional básica fuerte y se insertan más
fácilmente en la ciudad mediante el despliegue de estrategias políticas (b) Mujeres
formadas en sindicatos agrarios, con menor nivel profesional, pero mayor habilidad
política. Éstas llegan a la ciudad con vínculos político-partidarios y su inserción en
la misma pasa por la utilización de estos recursos. Su consolidación en el espacio

306
cochabambino, está muy vinculado al gobierno actual (c) Mujeres trabajadoras del
hogar, que se han ido independizándo formando familia y asumiendo liderazgos
barriales o en juntas escolares. En este caso, su poder agencial ciudadano se basa
en otro tipo de estrategias, entre las cuales, llama la atención, la utilización de los
espacios de recreación. Muchas de ellas integran agrupaciones de cantoras que
amenizan fiestas dentro de la ciudad o de las provincias, desarrollando sus propias
redes y vínculos con entidades gubernamentales y de la sociedad civil.
Por su parte lo que mueve a las migrantes de áreas urbanas es, generalmente,
la insatisfacción de las necesidades básicas, sobre todo en lo que se refiere a los
servicios públicos. Se trata de mujeres que traen un bagaje de conocimiento urbano
que les permite comparar, pero también, movilizarse más fácilmente en relación a
las entidades públicas. Además de ese capital de conocimiento citadino, otra
característica de estas mujeres es que tienen un nivel de escolaridad más alto,
vinculado en muchos casos al magisterio, y a profesiones de servicio. Es más, esa
relación profesional es la que les ha permitido tener en Cochabamba un terreno al
cual llegar, adquirido en el marco de la organización gremial a la que pertenecían.
El poder agencial ciudadano de estas mujeres, se basa en la utilización de múltiples
estrategias para relacionarse con el gobierno municipal y lograr que éste satisfaga
sus demandas y carencias.
En lo que se refiere al impacto de la migración internacional en las migrantes
de retorno, es interesante observar que en todas ellas, el haber salido al exterior,
haberse enfrentado con otras sociedades, otros idiomas, otras dificultades y otras
formas de ejercer ciudadanía, ha influido fuertemente en un cambio de imaginarios
respecto a los derechos y obligaciones ciudadanas, y también sobre los retos que
supone construir una calidad de vida sustentable desde el ejercicio ciudadano. Se
demuestra en el trabajo que este impacto abarca desde las relaciones —se entiende
también relaciones de poder— de hogar hasta las percepciones que tienen sobre
calidad de vida sustentable pasando por los imaginarios y prácticas ciudadanas
concretas. Ahora bien, la migración transnacional no sólo afecta a la agencia
ciudadana de las mujeres que han migrado y retornado, sino también en aquellas
personas que viven la experiencia de manera indirecta, ya sea porque los esposos
han salido —y deben asumir la jefatura del hogar— o porque los hijos lo han hecho.
En ambos casos, el hecho migratorio las obliga a (re)desplegar sus poderes
agenciales ciudadanos con su consecuente impacto en la construcción de calidad de
vida sustentable a nivel local.
En esa movilización de diferenciales de poder y estrategias que hacen a las
diversas formas de agencia ciudadana que se ha descrito anteriormente ¿Cuál es el
papel que ocupa el tema de calidad de vida sustentable? Se ha sostenido la hipótesis

307
de que las mujeres por estar más directamente relacionadas con las tareas
reproductivas del hogar, las necesidades de los hijos y las vivencias barriales, son
las que más pueden influir, mediante el despliegue de sus agencialidades en la
construcción de calidad de vida sustentable a niveles locales. De ahí que, resulta
importante comprender sus imaginarios respecto a calidad de vida. Estos van desde
tener necesidades básicas cubiertas hasta basarse en aspectos más intangibles como
la felicidad, la familia, la dignidad o, en algunos casos, pasa por la homologación
con la capacidad de alcanzar los sueños propios. Asimismo, se han encontrado
conceptualizaciones de calidad de vida, que la vinculan directamente con el ejercicio
efectivo de ciudadanía y la capacidad de coadyuvar en la construcción de la felicidad
de la comunidad.
En base a esas diferentes miradas sobre lo que es calidad de vida, es que las
mujeres evalúan a la misma, en la que prevalece una perspectiva generalizada
negativa, donde destacan problemas que hay que enfrentar, a pesar de que algunas
reconocen avances positivos vinculados a las políticas sociales desarrolladas en los
últimos años.
Entre los principales problemas de calidad de vida que las mujeres plantean
como desafíos para enfrentar a partir del ejercicio ciudadano, destacan: las
diferencias sociales y la falta de ingresos económicos que derivan en una creciente
inseguridad ciudadana, empeorada además por el incremento del narcotráfico en la
ciudad; la falta de infraestructura y servicios básicos, que impide a las personas vivir
mejor; la corrupción política y la ineficacia de las autoridades en los distintos niveles
gubernamentales para dar respuestas a las demandas y derechos ciudadanos de las
mujeres y la poca auto-estima que tienen ciudadanos/as lo que, vinculada a los bajos
niveles de escolaridad, les imposibilita influir de manera más activa en la mejora
de su calidad de vida. Más que identificar obstáculos por separado, otras dirigentas
plantean que los problemas se cruzan, son multidimensionales y tienen que ver con
distintos elementos inter-relacionados, por lo que para enfrentarlos hay que pensar
y actuar de manera integral.
En ese listado, la falta de sustentabilidad ambiental aparece como tema clave
que hay que empezar a considerar. Respecto al mismo, es importante destacar que
para algunas dirigentas, el imaginario de calidad de vida sustentable está
directamente vinculado con el tema medio ambiental, ya sea porque consideran que
el medioambiente es el entorno en el que están construyendo su calidad de vida y la
de sus hijos y si está contaminado ello repercute en la salud, la educación y la vida
misma; o porque consideran que la protección de la naturaleza, la armonía con
árboles y plantas debe ser la base para vivir bien. Frente a ello ¿Cuáles son los
principales problemas que las mujeres identifican? Tienen que ver con temas

308
puntuales que hacen a sus vidas cotidianas, como: las fallas en la gestión de la
basura; la falta de agua o la baja calidad de la misma; la deforestación creciente,
muchas veces vinculada con el avasallamiento de tierras por parte de asentamientos
ilegales. Haciendo una evaluación general, las mujeres tienen, no obstante,
consciencia que se trata de problemas complejos muy relacionados con la pobreza
y las desigualdades sociales, de ahí que las acciones deben partir de un
reconocimiento de todas las dimensiones que hacen a los mismos. De hecho los
proyectos que han tenido éxito en el tema, como el de ‘eco-vecindarios’ han partido
de una perspectiva integral del manejo del medio ambiente, en el cual, para hacer
frente al tema de la basura, al reciclaje y al aprovechamiento de la basura orgánica,
paralelamente se trabaja con generación de empleo, huertos urbanos, y un sin fin de
actividades similares.
Si bien la mujer es un agente principal para trabajar el vínculo entre calidad de
vida y medio ambiente, siendo responsable de la gestión de la basura, del agua, de
la comida, incluso, del aire que respiran sus hijos; también se analizan casos que
muestran que, debido a su nivel de desconocimiento frente al tema u otros factores,
sus acciones pueden provocar efectos no deseados: son muchas veces las mujeres,
las que queman basura, la manejan mal, contaminan el agua, o incluso destruyen
áreas verdes. De ahí que se concluye que es necesario desarrollar programas y
políticas de capacitación, formación y toma de consciencia ciudadana que puedan,
desde la práctica, fortalecer el vínculo existente entre agencia ciudadana y calidad
de vida sustentable. Estos programas deben partir de propuestas que provengan de
las mismas mujeres, a partir de su inter-relación con entidades académicas, políticas
y la conformación de redes propias.
Esta conclusión, es la que lleva a plantear la necesidad de recuperar, en base a
una metodología trans-disciplinaria —aunque reconociendo las limitaciones de la
misma— propuestas que provengan de las mismas mujeres para hacer del despliegue
de la agencia ciudadana el motor principal para la construcción de calidad de vida
sustentable a niveles locales. Éstas son detalladas en el último capítulo de la tesis.
En general son cinco los grandes mensajes que se rescatan y que giran en torno a:
(a) La posibilidad de construir una agenda común de mujeres a partir de nuestra
diversidad (b) La necesidad de aprovechar el escenario actual de construcción de
gobiernos autonómicos (c) La calidad de vida sustentable se constituye como un
desafío inmediato que debe ser construido desde abajo (d) En esta construcción las
mujeres juegan un papel fundamental que (e) Encuentran en la agencia ciudadana
un instrumento importante que pueden y deben utilizar, fortaleciéndolo en sus
múltiples dimensiones y aprovechando las potencialidades que conlleva y que ellas
mismas le dan.

309
Algunas ideas importantes
Se agruparan las conclusiones a las que se ha llegado en cuatro párrafos: El
primero deviene de reflexiones que tienen ver con el contexto actual que
atravesamos, a saber la construcción de autonomías de gobiernos locales; el segundo
busca redondear la posición reiteradamente argumentada, acerca de la importancia
de la mujer y de su agencia ciudadana en la construcción de calidad de vida a nivel
local; el tercero insiste en la posibilidad de construir agendas comunes para el
fortalecimiento ciudadano entre la pluralidad de mujeres que habitan en
Cochabamba y, por último, el cuarto grupo de conclusiones plantea algunas ideas
en torno al desafío que supone poner en pie las propuestas encontradas en el marco
del trabajo realizado en esta investigación.
Uno de los debates más importantes identificados en torno al tema de
ciudadanía es el que plantea la relación entre descentralización estatal y ejercicio
ciudadano. En esta investigación se ha argumentado desde la introducción, que un
modelo descentralizado, en este caso autonómico, abre posibilidades para una
interacción más cercana y activa entre los ciudadanos y sus representantes, y por lo
tanto una inter-penetración más fuerte entre las decisiones y las vidas de unos y
otros. Ello diluye las fronteras entre la sociedad civil y la política —lo que lleva a
cuestionar esa dicotomía clásica— formalizando la capacidad de los agentes sociales
de intervenir en la construcción de su propia calidad de vida sustentable, es decir
fortaleciendo sus poderes agenciales ciudadanos. En este proceso descentralizador
lo local se presenta como espacio privilegiado para la definición y la gestión de
políticas públicas de una manera concertada —en todo caso más discutida— entre
autoridades, funcionarios públicos y agentes sociales en general, colectivos o
individuales. En este sentido, el hecho de que en Bolivia, estemos en una etapa de
constitución de un Estado autonómico se presenta como un escenario óptimo en el
cuál se puede incidir en propuestas efectivas para la construcción de una calidad de
vida sustentable. Para ello un instrumento fundamental recae en el ejercicio
ciudadano que debe ser fortalecido en todas sus dimensiones —políticas, sociales,
económicas, medio ambientales.
En este ejercicio ciudadano, el realizado por las mujeres resulta principal y ello
no sólo ahora sino que ha sido una constante en toda la historia regional y nacional.
Recuperando sus narraciones, se ha demostrado que las mujeres construyeron
historia —de manera, dependiendo de los períodos, más o menos reconocida y/o
formalizada— antes, hoy y lo seguirán haciendo hacia el futuro, y ello desde el
despliegue de sus diversos poderes agenciales. El hecho de reunirse, armar redes,
analizar realidades, y proponer medidas —prácticas que marcan una constante en
sus formas de agencia ciudadana— demuestra su capacidad de desplegar estrategias

310
individuales y colectivas, para incidir en una realidad que les interesa porque toca
a los suyos. En este sentido, se constituyen en un agente clave y privilegiado para
la construcción de sustentabilidad social, política, económica y medioambiental de
la calidad de vida. De ahí que, el desconocimiento que puedan tener respecto a los
desafíos que la sustentabilidad supone, así como las prácticas negativas que puedan
ejercer, tiene mayores repercusiones en la construcción o no de una calidad de vida
sustentable a nivel local.
Las mujeres reconocen esa su importancia así como el peligro que puede
derivar de sus acciones. Partiendo de un análisis del momento que vivimos, y que
por sus características —al menos discursivas— abre mayores posibilidades para
un relacionamiento más directo entre la gestión gubernamental y los ciudadanos,
así como para una participación más eficiente en la toma de decisiones públicas, las
mujeres coinciden en que existen cuatro dimensiones básicas de ciudadanía que
deben ser fortalecidas para generar poderes agenciales que repercutan con mayor
intensidad en la construcción de calidad de vida a niveles locales: la política, la
económica, la ambiental y la social. A grosso modo, las mujeres argumentan que la
redacción de los Estatutos Autonómicos y las cartas orgánicas municipales son los
momentos y escenarios claves para poder introducir propuestas que hagan a una
agenda específica de fortalecimiento y potenciamiento de las diversas formas de
agencia ciudadana, que debe incluir a toda la pluralidad identificada, y que a la vez
debe ser concertada con los hombres, en una sociedad en la que todos conviven.
Sólo abordando todas estas dimensiones en el conjunto de los ejercicios ciudadanos
—de todas las mujeres y hombres—, es que se puede llegar a construir una calidad
de vida sustentable para Cochabamba, pasando del avance discursivo que ha
marcado los últimos años, a un cambio en la práctica.
Para concluir, se considera que esta investigación debe servir para que,
retomando uno de los problemas planteados tempranamente en la sociología por
Elias: “la historia [no sea hoy] un cementerio de los sueños humanos” (1999: 32).
Las mujeres, se ha visto, no sólo han hecho la historia sino que la proyectan hacia
el futuro, y en ese futuro sus imaginarios —magmas importantes de transformación
de la realidad— coinciden. Al dar rienda a sueños comunes, se han puesto de
acuerdo en que necesitan una calidad de vida sustentable en armonía con la
naturaleza que contenga espacios e impulsos verdaderos para el aprovechamiento
de las potencialidades creativas existentes a niveles locales, donde los derechos
ciudadanos que siendo plenamente adquiridos y ejercidos, no inviabilicen los futuros
derechos ciudadanos de los agentes sociales por venir. Es decir más allá de las
diferencias, una agenda de construcción de calidad de vida sustentable común a la
pluralidad de mujeres y hombres que habitan Cochabamba, sus alrededores

311
geográficos y virtuales —ya que la migración cambia incluso las familias y el
territorio—, es posible. Para ello hay que fortalecer las distintas formas de agencia
ciudadana identificadas, que se despliegan tanto desde abajo como con el apoyo que
provenga desde arriba, abordando cada una de las dimensiones de las mismas, de
manera a transformarlas en agencias donde lo imaginario y la práctica se vuelvan
motores creativos y transformadores de la realidad actual. Un punto de partida es
esta investigación; queda hacia el futuro, el desafío de cruzar los puentes entre
academia y práctica, ciencia y política, y seguir coadyuvando para tornar las
propuestas y los esfuerzos involucrados en las agencias ciudadanas de las mujeres
en las bases de una calidad de vida sustentable consciente y volcada hacia las futuras
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AnExOs
AnExO 1.
CuEsTIOnARIO PARA EnTREvIsTA EsTRuCTuRADA
DIRIGIDA A MuJEREs DIRIGEnTEs quE EJERCEn su
AGEnCIA CIuDADAnA

Objetivos entrevista:
La información de esta entrevista es para una tesis doctoral que trata sobre el
ejercicio ciudadano de las mujeres dirigentes de diferentes organizaciones en
Cochabamba y su relación con el mejoramiento de calidad de vida de su gente.
Para eso hemos dividido la entrevista en ocho partes: (1) Una relativa a su
historia como dirigente, sus expectativas, sueños, lo que la mueve a ser dirigente
(2) Otra que busca tener elementos para describir las formas en que las mujeres
dirigen una organización, las relaciones que establecen con sus bases, los
instrumentos y recursos que movilizan (3) Una tercera que busca comprender los
obstáculos con los que las mujeres se enfrentan al momento de ejercer su dirigencia
así como (4) Los efectos de ser dirigente para las relaciones de género en general
(de pareja, con la familia, etc.) (5) Una quinta donde se busca analizar las relaciones
que establecen con organizaciones, públicas, privadas, ONG’s y organizaciones
religiosas (6) Una sexta donde se busca indagar acerca de las formas en que las
mujeres dirigentes conciben la ciudadanía (7) Una séptima dirigida a describir los
diferenciales de poder que las mujeres dirigentes movilizan (8) Una octava parte
donde se busca comprender la percepción de calidad de vida que tienen las dirigentes
que se entrevistan así como las acciones que efectúan en relación a este tema y, por
último (9) Una parte donde se busca conocer las expectativas que las dirigentes
tienen hacia el futuro.
AnExO 2. fICHA TÉCnICA DE LAs EnTREvIsTAs
de

Administrativa/
Docente UMSS

Todas las entrevistas han sido efectuadas (elaboración de cuestionario y realización de las
entrevistas) por Alejandra Ramírez y transcritas por:
(1) Alba Rojas
(2) Gabriela Gutiérrez
(3) Joaquín Camacho
(4) Alina Caballero
(5) Alejandra Ramírez
AnExO 3. TALLER TRAnsDIsCIPLInARIO

TALLER
“Construyendo, desde el ejercicio ciudadano de las mujeres, una calidad de
vida sustentable para Cochabamba”
AnTECEDEnTEs:
La importancia de la agencia ciudadana de las mujeres en la construcción de
la calidad de vida sustentable a nivel local, ha sido durante mucho tiempo
invisibilizada y poco apreciada. Sin embargo, una investigación doctoral que se está
realizando sobre este tema149, así como otros –pocos- estudios, están demostrando
que la participación activa de la mujer en la vida pública tanto barrial, como política
a nivel municipal, departamental, o incluso nacional, es un pilar estratégico para la
construcción de una calidad de vida en Cochabamba. Sin esa participación, no se
puede pensar en ninguna acción sustentable que busque mejorar las condiciones de
vida de las poblaciones locales. Hablar de desarrollo sustentable, conlleva pensar
en la ciudad como espacio de múltiples agencias ciudadanas entre las que las de las
mujeres son esenciales.
Este taller, organizado de manera conjunta entre el Centro de Estudios
Superiores Universitarios de la Universidad Mayor de San Simón, la Oficina Jurídica
de la Mujer y Ciudadanía, busca visibilizar la importancia del papel de la mujer y
forjarse como un espacio de construcción de redes, desde las cuales las mujeres
puedan no sólo pensar/reflexionar en una Cochabamba sustentable sino lanzar
propuestas de acciones hacia el futuro.
ObJETIvO:
Abrir un espacio de encuentro entre mujeres en Cochabamba, que permita (1)
Visibilizar y reconocer a las mujeres como agentes políticos y ciudadanas activas
(2) Crear redes de trabajo, intercambio, conocimiento entre mujeres de distintos
gremios, organizaciones políticas, funcionales y territoriales, así como mujeres
líderes en diferentes áreas de la sociedad civil (3) Elaborar e impulsar propuestas,
desde las mujeres, para la construcción de una calidad de vida sustentable basada
en el ejercicio ciudadano activo, consciente e informado de las mujeres en el
departamento de Cochabamba.

149
Agencia Ciudadana de Mujeres y Calidad de Vida Sustentable en la Ciudad de Cochabamba
(Bolivia). Es sobre la base de la misma que surge la idea de este taller.
fECHA:
Miércoles 8 de diciembre 2010, de 8:00 a 18:00
LuGAR:
Casa Campestre
PROGRAMA:

PARTICIPAn:
Autoridades
Mujeres dirigentes de:
Organizaciones públicas de apoyo a la mujeres
Organizaciones que apoyan liderazgos de mujeres
Organizaciones políticas
Organizaciones de mujeres
Organizaciones sociales
Organizaciones territoriales
Organizaciones gremiales
METODOLOGÍA PARA MEsAs DEL TALLER
“Construyendo, desde el ejercicio ciudadano de las mujeres, una calidad de
vida sustentable para Cochabamba”

ObJETIvOs DEL TALLER:


Abrir un espacio de encuentro entre mujeres en Cochabamba, que permita
(1) Visibilizar y reconocer a las mujeres como agentes políticos y ciudadanas
activas.
(2) Crear redes de trabajo, intercambio, conocimiento entre mujeres de
distintos gremios, organizaciones políticas, funcionales y territoriales, así
como mujeres líderes en diferentes áreas de la sociedad civil.
(3) Elaborar e impulsar propuestas, en diferentes ámbitos, para la construcción
de una calidad de vida sustentable basada en el ejercicio ciudadano activo,
consciente e informado de las mujeres en el departamento de Cochabamba.
Las mesas de trabajo están dirigidas a cumplir concretamente con el tercer objetivo
específico. Para ello se propone organizar cuatro mesas que tienen que ver con las
distintas dimensiones de ejercicio ciudadano de las mujeres.
- Ciudadanía Ambiental
- Ciudadanía Política
- Ciudadanía Social
- Ciudadanía Económica
METODOLOGÍA:
Se propone utilizar la metodología de “Evaluación de Impacto” de Arlette Pichardo
(1996). El modelo parte del diagnóstico de tres elementos:
1. Un EsTADO ACTuAL frente al tema
2. Un EsTADO fuTuRO. Es decir un posible escenario hacia el futuro si no
se realizan ningunas intervenciones para fortalecer ciudadanía y combatir
problemas del área, a partir de un análisis de las tendencias
3. Un EsTADO DEsEADO del tema hacia el FUTURO (VISION) donde
prime la intervención de políticas, programas y proyectos planificados.
La Brecha entre el ESTADO FUTURO y el ESTADO DESEADO constituirá el
espacio de intervención planificada.

EsquEMA DE TRAbAJO:
La presente edición se terminó
de imprimir el mes de octubre de 2012
en Talleres Gráficos “KIPUS”
c. Hamiraya 127 • Telf./Fax.: 591- 4 - 4582716 / 4237448

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