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Asiria

imperio

Asiria es una antigua región del norte de Mesopotamia,


que toma su nombre de la ciudad de Aššur —del mismo
nombre que Assur, su deidad tutelar—, que data de
2600 a. C. Fundada a orillas del río Tigris, originalmente
era una serie de ciudades de habla acadia en la región. En
los siglos XXV y XXIV a. C., los reyes asirios fueron líderes
pastorales. Desde finales del siglo XXIV a. C., los asirios
se convirtieron en súbditos de Sargón de Acad, que unió
a todos los pueblos acadios y sumerios de Mesopotamia
bajo el Imperio acadio, que duró desde ca. 2334 hasta
2154 a. C.[1] A partir de esa región se formó, en el II
milenio a. C., un poderoso reino que luego se convirtió en
un imperio, que por antonomasia se asocia con Asiria.
También fue conocido como Subartu y, tras su declive,
como Athura, Syria (en griego antiguo), Assyria (en latín)
y Asuristán. En el momento de máxima expansión, en los
siglos VIII y VII  a. C., Asiria controlaba un territorio que
hoy son, en todo o en parte, los países de Siria, Líbano,
Turquía, Irak e Irán.

La asiriología —disciplina que estudia la Asiria antigua y


más ampliamente la Mesopotamia antigua—, distingue
tres fases en la historia asiria, sabiendo que antes de
alrededor del 700 a. C. las fechas son aproximadas: el
período paleoasirio, desde el siglo XX a principios del
siglo XIV a. C.; el período medioasirio, hasta 911 a. C.; y el
período neoasirio, hasta 612-609 a. C., fecha del final del
reino asirio. Esquemáticamente, durante el primer
período, Asiria se resume a la ciudad-estado de Aššur,
conocida principalmente por el dinamismo de sus
mercaderes. El segundo período vio el nacimiento del
reino asirio como tal, un poderoso estado territorial, que,
sin embargo, se debilitó significativamente en el cambio
del II al I milenio a. C.. El tercer período vio a Asiria
convertirse gradualmente en un imperio, gracias en
particular a su formidable ejército. Fue este período por el
que Asiria es más conocida, gracias a los
descubrimientos del siglo XIX en las capitales sucesivas,
Aššur, Kalkhu (Nimrud), Dur-Sharrukin (Jorsabad) y Nínive
(destruida en 612 a. C.; sobre gran parte de sus ruinas se
asienta Mosul). Fue también el poderío de este Imperio y
de sus soberanos lo que permitió que la memoria de
Asiría continuara a través de la
Asiria
tradición de la Biblia hebrea y de Región histórica
los autores griegos clásicos.

La gran cantidad de
documentación epigráfica y
     Corazón del imperio
arqueológica recogida del período asirio, con las
asirio durante casi dos siglos principales ciudades
asirias.
permite conocer muchos
     Extensión máxima del
aspectos de este reino, que fue un imperio bajo el reinado
componente esencial de la de Assurbanipal (668-
627 aC).
civilización mesopotámica
Localización
antigua, al igual que el que se geográfica
convirtió en su rival al sur, el reino Continent Asia
de Babilonia. Esta fue la última e Occidental

fase del reino que, sin embargo, es Región Medio


Oriente
con mucho la más conocida. Se
Coordena 36°00′N
puede dibujar una imagen das 43°18′E /
importante de varios aspectos de 36, 43.3
la administración del reino, de las Localización
actividades económicas, de los administrativa

componentes de la sociedad, de la País  Siria


 Líbano
cultura asiria, incluida la religión y  Turquía
el arte. Muchas áreas grises  Irak
 Irán
permanecen porque la
Características
documentación no se distribuye geográficas
Tipo Región
homogéneamente según los
histórica
lugares, los períodos y los
Límites Armenia (N);
aspectos de la vida de los geográ Caldea (S);
antiguos asirios, debido tanto a la ficos Media y los
montes
desaparición de muchas fuentes Zagros (E);
desde la Antigüedad, como Siria y la
llanura de
también porque que los
Mesopotamia
descubrimientos se refieren (O)
principalmente al medio de las Ciudades Aššur,
élites. Nínive,
Kalkhu
(Nimrud),
La región de Asiria cayó luego
Dur-
bajo el control sucesivo de los Sharrukin
y
imperios medo, aqueménida,
(Jorsabad)
macedonio, seléucida, parto,
Hechos y evolución
romano y sasánida. Entre histórica
mediados del siglo II a. C. y finales  •  siglo período
del siglo  surgió un mosaico de XX - paleoasirio
principio (ciudad-
pequeños reinos asirios s del estado)
independientes en la forma de siglo
XIV a. C.
Ashur, Adiabene, Osroene, Beth
 •  hasta período
Nuhadra, Beth Garmai y Hatra. La
911 a. C. Imperio
conquista islámica árabe a Asirio
mediados del siglo VII finalmente Medio
disolvió Asiria (Asuristán) como (Imperio
 •  hasta asirio)
período
una entidad única, después de lo
612- neoasirio
cual los restos del pueblo asirio 609 a. C. (Imperio
(ya entonces cristianos) Neoasirio)

gradualmente se convirtieron en
una minoría étnica, lingüística, cultural y religiosa en la
tierra asiria, sobreviviendo hasta el día de hoy como un
pueblo nativo de la región.[2][3]

Véase también: pueblo asirio

Redescubrimiento de Asiria
La memoria de los asirios antes de las
excavaciones del siglo XIX

La muerte de Sardanápalo, obra de Eugène Delacroix, 1827, que


representa una leyenda de la antigua tradición griega informada por
Ctesias e inspirada por un evento del rey asirio Assurbanipal.

La memoria del reino asirio perduró en la tradición


occidental antes de las primeras excavaciones en los
sitios de Asiria a través de varias fuentes antiguas.[4] El
primer documento que se refiere al Imperio asirio es la
Biblia, que proporcionaba información sobre la historia de
las relaciones entre los reinos de Israel y de Judá con
Asiria, así como referencias a Nínive donde el profeta
Jonás habría sido exiliado. De esas referencias surgió
una visión negativa de Asiria, percibida como un potencia
brutal y opresiva. Los escritores griegos clásicos también
evocaron el reino asirio, como Heródoto, Jenofonte,
Ctesias y Diodoro de Sicilia. Estos testimonios indirectos
a menudo son vagos o confusos. A partir de esas
fuentes, varios viajeros europeos ya habían intentado
encontrar las capitales de la antigua Mesopotamia en los
siglos XVII y XVIII. Las descripciones y los objetos que
trajeron de sus peregrinaciones abrieron el camino para
las primeras excavaciones en Asiria.[5]

Los descubrimientos de las capitales asirias en el


siglo XIX

Grabado que representa las excavaciones de Layard en el sitio


arqueológico de Nimrud.
Asiria tuvo el privilegio de ser la primera región del
Antiguo Oriente Próximo en ser objeto de excavaciones,
que fueron rápidamente coronadas por el éxito, lo que le
valió dar el nombre a la disciplina relacionada con la
historia de la Mesopotamia antigua, la asiriología.[6] El
primer palacio descubierto fue en el sitio de Jorsabad, el
antiguo Dur-Sharrukin, capital de Sargón II, desenterrado
por el cónsul francés en Mosul, Paul-Émile Botta, desde
1843. El inglés Austen Henry Layard le siguió los pasos
en Nimrud, el antiguo Kalkhu, y luego en el tell de
Kuyunjik, el centro de la antigua Nínive.[7] Los
descubrimientos de los impresionantes bajorrelieves de
estos edificios tuvieron una cierta resonancia en el medio
académico, y esos hallazgos tuvieron su lugar en varios
museos europeos. Fue en ese momento cuando se
descubrieron decenas de miles de tablillas cuneiformes
que constituyen todavía la mayor parte de nuestras
fuentes sobre el reino neoasirio, y que permitieron
descifrar esa escritura y la lengua acadia. En 1903, fue el
turno de los alemanes que excavaron la última capital
asiria no descubierta, Aššur, en el tell de Qala'at Shergat ,
con métodos arqueológicos científicos, y no con los más
rudimentarios e improvisados que se usaron antes.[8]
El estudio de la documentación sobre Asiria

Tablillas cuneiformes de un fondo de archivos privado de una residencia


de Aššur (siglo VIII), conservadas en un vaso (reproducción). Museo de
Pérgamo de Berlín.

Las excavaciones de las capitales asirias continuaron


durante la mayor parte del siglo XX,[9] mientras que se
descubrieron nuevos sitios del antiguo reino asirio,
especialmente en el oeste de la Asiria propiamente dicha,
en el Djézireh, entre el Tigris y el Éufrates (Tell Rimah, Tell
Ahmar, Arslan Tash).[10] En la parte siria de esta región
era donde las excavaciones se concentran —ahora
también suspendidas— porque la situación política de
Irak dificulta las operaciones en ese país.[11] Los
descubrimientos recientes se refieren especialmente al
período medioasirio, por ejemplo en Tell Sheikh
Hamad[12] o Tell Sabi Abyad.[13] En estos sitios, son los
edificios administrativos (palacios reales o provinciales) y
los templos los que se excavan primero, y pocas
residencias se han descubierto en Asiria. Un caso
especial entre los sitios que nos documentan sobre la
asirios es Kültepe, que se encuentra en Turquía, lejos del
centro de Asiria, donde fueron descubiertas desde 1924
las residencias que los comerciantes de Aššur instalados
en el lugar al inicio de II milenio a. C. y que
proporcionaron una abundante documentación
cuneiforme.[14] Además de las operaciones de
prospección en tierra, más recientemente se ha hecho
uso de campañas de prospección satelitales.[15]

Las excavaciones realizadas en muchos de estos sitios,


sobre todo en las grandes capitales pero también en los
centros administrativos provinciales, permitieron el
descubrimiento de un gran número de tablillas de arcilla
inscritas en cuneiforme que han permitido conocer
muchos aspectos de la vida de los antiguos asirios.[16]
Consisten en textos de prácticas, de lejos los más
numerosos porque hay decenas de miles. Se trata de
textos administrativos que registran las operaciones de
una gran organización o familia, o de documentos
jurídicos, como contratos de venta, de préstamo, de
correspondencia, etc. Se distribuyen de forma desigual en
el espacio y el tiempo, de modo que ciertos períodos,
lugares y actividades determinados están bien
documentados, como el comercio internacional asirio del
siglo XIX (atestiguado en los archivos de Kültepe),
mientras que de otros nada se sabe, como de las
actividades agrícolas alrededor de Aššur en el mismo
periodo. Los textos salidos de los círculos académicos,
que se movían en el entorno de los palacios reales y de
los templos, son muy abundantes en el período neoasirio
gracias a los documentos de los palacios reales. Existen
textos llamados «históricos» (crónicas, anales,
inscripciones reales), así como textos conocidos como
«bibliotecas», con información sobre la vida religiosa y
los conocimientos científicos.

Recientemente, el estudio de la historia asiria se ha


dotado de una serie de publicaciones de textos
procedentes de sitios asirios: las inscripciones reales han
sido el tema de varios volúmenes de la serie Royal
Inscriptions of Mesopotamia[17] y los textos de los
archivos reales neoasirios de Nínive son publicados o
republicados y estudiados en la serie State Archives of
Assyria (SAA) del Neo-Assyrian Text Corpus Project de la
Universidad de Helsinki.[18] Los textos de la época
neoasiria también se publican en Internet a partir de los
sitios Assyrian empire builders[19] y Knowledge and Power
in the Neo-Assyrian Empire,[20] que presentan documentos
ya traducidos por el proyecto SAA. También está The
Geography of Knowledge in Assyria and Babylonia,[21] que
trata de los archivos de las bibliotecas de Nimrud y
Sultantepe.

Geografía
El territorio donde se asentaron los asirios era una
extensa llanura aparentemente lisa pero interrumpida en
algunas zonas por terrenos ondulados y por el
afloramiento de algunas rocas grises. Tenían tierra fértil
en las riberas de los ríos pero además consiguieron
mantener huertos y sembrados gracias a un sistema de
riego por canales que derivaba el agua de los cursos de
agua.[22] Ocupaba el norte de la antigua Mesopotamia, en
el valle del río Tigris, mientras Babilonia ocupaba la parte
sur. Sus límites fueron: al norte, una extensión de terreno
en terrazas hasta llegar a la región armenia; al sur,
Caldea; al este, la región de Media y los montes Zagros; y
al oeste, Siria y la llanura de Mesopotamia.[23]

El clima de la parte baja de esta región era (y es) seco y


agobiante. En la comarca se producía cereal (sobre todo
trigo); no había árboles. En los valles de los afluentes del
Tigris crecían los bosques de nogales, plátanos, encinas
y sicomoros. Durante tres meses había lluvia abundante y
a veces incluso nieve en las montañas. En el zona se
encontraban magníficas canteras de arenisca blanda, de
alabastro fácil de trabajar y de extraer en lajas, y de
mármol. En las montañas del noreste se encontraban
minas de hierro, cobre, plomo y plata. Contaban con una
abundante fauna de animales salvajes en las llanuras del
desierto: leones, leopardos, avestruces, gacelas; y en las
montañas se podían encontrase osos, gamos y
rebecos.[22]

Historia
Antecedentes históricos

Oriente Próximo hacia 2300 a. C.

Entre las cuencas fluviales de los ríos Éufrates y Tigris


fueron apareciendo los primeros asentamientos de
nómadas semíticos que conquistaron la región y
desarrollaron una gran cultura. Por los años 3000 a. C.
surgieron muchas poblaciones pequeñas que fueron
evolucionando a ciudades estado, establecidas en una
tierra fértil que con el tiempo se conocería como
Mesopotamia. La historia de estas ciudades estado se
desarrolló formando dos nuevos imperios: Babilonia en el
sur y Asiria en el norte junto al río Tigris y en su centro la
ciudad de Aššur. Durante el III milenio a. C., la región de
Asia Occidental estuvo bajo la influencia de la civilización
sumeria establecida en la llanura sur de Mesopotamia.
Con los sumerios se inició la escritura sobre tablillas de
barro que se cocían y se conservaban como un registro
que comprendía diversos temas. Al crear la escritura los
sumerios crearon el concepto de Historia.[24]

Gracias al gran invento de la escritura y a sus


consecuencias Sumeria adquirió un gran poder y las
regiones del norte de Mesopotamia quedaron más
atrasadas en cuanto a cultura y civilización y tuvieron que
someterse a los sumerios.[25] Es posible que algunos
colonos sumerios se desplazaran hacia el norte del río
Tigris tras un hipotético desastre climatológico y que allí
fundaran la ciudad de Aššur, que con el tiempo dará
sunombre a toda la región. Fue entonces el nacimiento de
Asiria.[26]
Con la llegada del pueblo nómada de los acadios por el
sur de Mesopotamia y con el gobierno de su rey llamado
Sargón ambos pueblos (sumerios y acadios) se
fusionaron. Los acadios adoptaron la cultura sumeria
dando lugar a una cultura sumero-acadia. Después el
prestigio de la lengua acadia empezó a tomar
importancia mientras se iniciaba la decadencia de la
lengua sumeria.[27]

Sargón I de Acad murió c. 2215 a. C.; llegó a dominar


Sumeria, Acadia y Asiria. Su nieto Naram-Sin, llamado
«rey de las cuatro partes del mundo» continuó la labor de
su abuelo y llevó a su pueblo hasta lo más alto. Después
de su muerte se fue sucediendo la llegada de los
nómadas conquistadores, pueblos que habían estado
siempre a la expectativa hasta encontrar el momento
propicio de irrumpir y guerrear.[28] Así sucedió la
embestida de los guti, llegados desde los montes Zagros;
la supremacía de los elamitas, más tarde, hacia el año
2000 a.C.; y la de los semitas llamados amurro o
amorreos, procedentes de Siria que conquistaron casi
todo el territorio de Mesopotamia, incluida Asiria.[29]

Muchos de estos pueblos nómadas del norte de


Mesopotamia, conquistadores, se fueron uniendo hacia el
1500 a. C. hasta constituir un reino llamado Mitani (o
Mitanni) que llegó a ser una gran potencia.[30] Incluso
Asiria se vio obligada a rendirle tributo a pesar de que su
vieja monarquía se seguía sosteniéndo. Tal situación se
prolongó hasta que accedió al trono el asirio Ashur-uballit
I (1365 a. C.-1330 a. C.) que invadió y saqueó la capital
del reino mitani en un momento de su historia en que ya
se encontraba debilitado. Con este rey se inició la fuerza
y el poderío de Asiria.[31] Entre 1318 y 1050 a. C. los
asirios organizaron su propio imperio, el llamado en la
historiografía «Imperio Asirio Medio».[32]

Los comienzos de Asiria: la ciudad de Aššur

El primer período de la historia asiria es el período


llamado «paleoasirio» (antiguo asirio).[33][34] A diferencia
de períodos posteriores, no hubo entonces pujanza
política o militar asiria. El reino se limitaba a la propia
ciudad de Aššur y a sus alrededores, y es por esta razón
que se le puede llamar «ciudad-estado». Sin embargo,
aunque no desempeñó un papel político notable, tuvo un
lugar especial en el Medio Oriente en ese momento
debido al dinamismo de sus mercaderes.
La Lista real asiria,[35] un texto escrito a partir del siglo
XVIII a. C., completada hasta el final del reino asirio y que
supuestamente lista los reyes de ese estado desde sus
orígenes,[36] comienza con la enumeración de «reyes que
viven bajo la carpa», sugiriendo que los orígenes del
estado asirio se encontrarian en el mundo nómada. De
los hechos, esta ascendencia parece ser una pura
construcción historiográfica, incluyendo antepasados
nómadas amorreos del rey Shamshiadad I de Ekallatum
(que integró Assur en su reino en el siglo XVIII) junto a los
reyes que realmente dirigieron Assur. Los orígenes de la
realeza asiria son, por lo tanto, poco conocidos. Con toda
probabilidad se desarrollaría en un entorno urbano, el de
la ciudad de Aššur.

Una ciudad-estado

La ciudad de Aššur era un antiguo centro urbano,


habitado al menos desde el comienzo del III
milenio a. C..[37] Aparece en las fuentes del Imperio
acadio y de la Tercera Dinastía de Ur, que la dominaron
temporalmente. Pero su posición excéntrica en relación
con los principales centros políticos le permitió preservar
su independencia, y su rey Puzur-Assur recuperó su
autonomía durante el colapso del reino de Ur alrededor de
2010 a. C., fundando luego una nueva dinastía . En la
época amorrita (siglos XIX-XVII a. C.) aparece como un
potencia política bastante débil, pero era ya una ciudad
comercial muy importante, con un papel que se podría
comparar con el de las repúblicas mercantiles de la Italia
del Renacimiento.

El Estado del período paleoasirio tenía una organización


particular. El título de rey (šarrum) estaba reservado para
el único dios Assur.[38] El gobernante que dirigía la ciudad
era llamado «vicario del dios Ashu» (išši'ak aššur), ya que
era considerado como su representante en la tierra, no
debiendo su poder más que a la voluntad de Dios.
Todavía a veces se le llamaba «jefe» (waklum) o «gran»
(rubā'um),[39] títulos que indican su papel de primus inter
pares entre los notables de la ciudad. Debía compartir el
poder con la oligarquía local representada por una
institución importante, la «Ciudad» (ālum): el centro
político de Asiria era de hecho el «Edificio de la Ciudad» o
«Ayuntamiento» (bēt alim), y no el palacio real. Estas dos
partes compartían el poder político y judicial, y las
órdenes oficiales se proclamaban en nombre de ambas.
La Ciudad se reunía en asamblea (puhrum),
aparentemente frente al templo del dios Assur.[40] No se
sabe si se trataba más específicamente de un grupo de
notables, de ancianos (este término a menudo aparece
en los textos), o incluso de todas las personas de la
ciudad, y tampoco si había una o dos cámaras. La
asamblea tenía, con el soberano, un papel de tribunal
supremo de justicia, pero también de organismo que
daba órdenes e instrucciones a los ciudadanos de
Assur.[41] En asuntos económicos, el Ayuntamiento era el
responsable de la recaudación de tasas y regalías, y de
cobrar las deudas sobre las tasas no pagadas. Estas
tareas fueron llevadas a cabo por una figura prominente,
el līmum, designado por sorteo para un periodo de un
año, que dirigía su propia oficina administrativa, la «Casa
del līmum» (bīt līmim), asistido por inspectores (bērū).[42]
Es él quien daba el nombre al año en el que desempeña
esa función, por lo que a menudo se habla de él como
«epónimo (del año)»[43]

Una ciudad mercante

Ruinas del kārum de Kültepe.

Véase también: Kültepe


La ciudad de Aššur era el hogar de una comunidad de
comerciantes particularmente activa en el período
paleoasirio, conocida principalmente por las más de
20 000 tablillas exhumadas en las residencias de su
establecimiento comercial (karūm) situado en la ciudad
de Kanesh (el actual sitio de Kültepe), en Capadocia.[44]
Así se sabe que los comerciantes de Aššur mantuvieron
una red comercial muy extensa, contando con varias
factorias en Anatolia (entre ellas Hattusha,
Purushkhanda, etc., además de Kanesh).[45] Este
comercio floreció a lo largo del siglo XIX a. C., se detuvo
al comienzo del siglo XVIII a. C., antes de reanudarse
momentáneamente bajo el reinado de Shamshiadad I, y
finalmente desaparecer cuando la ciudad de Kanesh fue
incendiada, probablemente durante las guerras que
enfrentaron a los reinos antiguos de Anatolia.

Diagrama que muestra los circuitos comerciales entre Aššur y Kanesh.

El comercio de los mercaderes asirios se desarrolló


según un circuito comercial de larga distancia que
involucraba a varias regiones del Medio Oriente y giraba
en torno a las ciudades de Aššur y de Kanesh, el principal
establecimiento comercial asirio en Anatolia.[46] Vendían
en Anatolia el estaño procedente de la meseta iraní, del
que se desconoce cómo se obtenía, y que se utilizaba
para hacer bronce una vez aleado con el cobre de
extracción local. Los comerciantes importaban también
en Anatolia piezas de tela hechas por sus familias que se
quedaban en Aššur (sobre todo mujeres[47]) o que eran
importadas del sur de Mesopotamia.[48] Para este
propósito, organizaban caravanas varias veces al año,
siguiendo rutas específicas, y obtenían ganancias
significativas al vender los productos importados a
cambio de plata o de oro. Para financiar el comercio,
podían recurrir a préstamos comerciales para la gran
aventura, o a asociaciones que involucraban a varios
comerciantes por un corto o largo plazo.[49]

Los establecimientos de los comerciantes paleoasirios


establecidos en los países extranjeros eran
administrados por una autoridad especial, también
llamada karūm (literalmente «barrio», el nombre del barrio
comercial de las ciudades de ese período). El de Kanesh
fue el más grande de Anatolia y dirigía a las otras
factorias.[50] Disponía de un escriba en jefe y de archivos,
así como de una asamblea que desempeñaba el mismo
papel que la de la ciudad madre. Sus atribuciones eran
esencialmente jurídicas, pero es seguro orientadas
principalmente al comercio, para resolver disputas entre
asirios expatriados.[51] Esto también aparece en su
actividad diplomática, ya que el karūm aprobaba
acuerdos comerciales (en forma de tratados
internacionales, māmītum) con reinos extranjeros.[52]
Permanecía siempre sujeto al poder central de Aššur,
representado por el rey y por la Ciudad, que actúaban
como instituciones jurídicas supremas, y se mantenían
en contacto con los asentamientos asirios del exterior.

Una ciudad poco pujante, varias veces dominada por


reinos extranjeros

Extensión aproximada del reino de la Alta Mesopotamía a la muerte de


Shamshiadad I hacia 1775 a. C..

La ciudad de Aššur siguió siendo independiente hasta


1800 a. C., cuando el rey Shamshiadad I de Ekallatum
(1815-1775 a. C.) se apoderó de ella y la incorporó en su
reino (el reino de la Alta Mesopotamia con su capital
Shubat-Enlil en el valle del Jabur).[53] Después de su
muerte, su hijo Ishme-Dagan continuó reinando sobre
Assur durante una cuarentena de años. La situación
después de su muerte no es bien conocida: Assur puede
haber sido nuevamente dirigida por soberanos de origen
local, a menos que la dinastía de Shamshiadad I no
continuase gobernando la ciudad. En cualquier caso,
parece que la experiencia de la integración en el reino de
la Alta Mesopotamia siguió siendo importante para la
historia de Asiria, y Shamshiadad I es siempre
considerado un rey asirio por la tradición historiográfica
de ese país, bajo el nombre asirio de Shamshi-Adad I, y
esto debido a su gran prestigio. Sus antepasados se
cuentan entre los primeros reyes de la ciudad en la Lista
real asiria, en la que pueden haber sido introducidos por
iniciativa de ese rey.[54] La vida política de Assur al final
de la época amorrita no se conoce. El prólogo del Código
de Hammurabi menciona la ciudad entre las posesiones
de ese rey de Babilonia alrededor de 1750 a. C.,[55] pero la
dominación babilónica de la Alta Mesopotamia no
sobrevivió al hijo de este rey, Samsu-iluna.

Los siglos XVII y XVI están mal documentados y su


cronología es debatida. La historia de Assur en esa época
debe ser reconstruida a partir de unas pocas
inscripciones reales fragmentarias, de las fuentes de
otros reinos y de textos no contemporáneos, como la
Lista real asiria y la crónica histórica del siglo VII llamada
Histoire synchronique, que relata las relaciones entre
Babilonia y Asiria en un sentido proasirio.[56] La lista real
asiria menciona una sucesión de reyes, varios de ellos del
tipo «hijo de persona», entre ellos usurpadores, antes de
una primera estabilización dinástica después de la
usurpación de un tal Adasi.[57] El nombre de uno de los
siguientes gobernantes, Kidin-Ninua, hace referencia a la
ciudad de Nínive (Ninua), lo que puede significar que
entonces formaría parte del mismo conjunto político que
Assur. Sea como fuere, son los siguientes soberanos, a
partir de Ishma-Dagan II, quienes son conocidos por
inscripciones y por la Histoire synchronique. Puzur-Assur
III renovó las murallas de Aššur, y suscribió un acuerdo
político con Burna-Buriash I, rey de la dinastía casita de
Babilonia, fijando la frontera entre ambos reinos en el
curso medio del Tigris, lo que indicaría que el poder asirio
habría crecido.
Extensión aproximada del reino de Mitanni en su apogeo en la primera
mitad del siglo XV a. C..

Pero Assur debió hacer frente entonces a la expansión de


un reino cuyo centro se encuentra más al oeste, en el
valle del Jabur, Mitani dominado por los hurritas, un
pueblo no semítico que estaba muy presente en la Alta
Mesopotamia hasta las proximidades de Assur. Según el
prólogo histórico del tratado suscrito entre un rey hitita y
un rey de Mitanni en el siglo XIV a. C., Assur estaría entre
los vasallos de Mitani alrededor de 1440-1430, pero se
habría beneficiado de la debilidad de este último para no
pagar ningún tributo, lo que habría llevado al rey mitanio,
Shaushtatar a saquearla.[58] Pero la historia y la
organización de Mitani siguen siendo poco conocidas, y
no se sabe muy bien el lugar que desempeñó Assur en
relación con este conjunto político.[59] Suponerlo un
vasallo de ese reino durante todo el período es difícil,
incluso si las fuentes exteriores a la Alta Mesopotamia
muestran que Mitani era la potencia dominante de la
región, y que Shaushtatar extendía su autoridad hasta
Nuzi, bien al este de Assur.[60] En los textos
contemporáneos que conmemoran las campañas del rey
egipcio Thutmosis III en Siria contra Mitani, los asirios
aparecen como donantes de presentes a este,[61] quizás
un medio de buscar apoyo contra el reino hurrita. Más
tarde, alrededor de 1400 a. C., el rey asirio Assur-bel-
nisheshu, también conocido por haber tenido contactos
con Egipto, concluyó un nuevo acuerdo fronterizo con un
rey de Babilonia, Karaindash.[62] Tal actividad sería
normalmente imposible si Assur todavía fuese un vasallo
de Mitani, y este acto testimoniaría el debilitamiento o
detención del sometimiento a Mitani en Asiria. También
podría ser que este último no reemplazase una
dominación babilónica. Las raras actividades
diplomáticas de los reyes asirios que se conocen parecen
en cualquier caso reflejar un lento aumento del poder de
este reino, pero que probablemente se enfrentaba a
vecinos demasiado poderosos para tener relaciones de
igualdad con ellos

Imperio antiguo. Dinastía Amorrea

Entre los años 1814 y 1781 a. C., Asiria alcanzó la


categoría de imperio. Fue el primer Imperio asirio, de la
mano del amorreo Shamshiadad I hasta que en el año
1760 a. C., Hammurabi de Babilonia derrotó y conquistó a
los asirios que pasaron a formar parte del Imperio de
Babilonia.
Los amorreos fueron unos nuevos invasores que llegaron
del oeste y del sur. Hablaban una lengua semítica tan
parecida a la acadia que no les costó nada asimilar esta
cuando se asentaron en Mesopotamia; esta cuestión
lingüística fue uno de los motivos para que los amorreos
fueran aceptados en lugar de considerarlos
extranjeros.[63]

El amorreo Shamshiadad I (1813-1781 a. C.) se hizo con


el poder y creó una dinastía que se mantuvo hasta c.
1726 a. C. Su mandato dio lugar a la formación de una
Asiria muy fuerte y temida y su dominio se extendió por
toda la Mesopotamia septentrional.[64][65] Pero a la
muerte de este rey subió al trono su hijo Ishme-Dagan
(1780-1741 a. C.) que fue derrotado por el rey Hammurabi
de Babilonia en 1760 a. C. y tuvo que someterse y pagar
tributo.[64][66] Aun así conservó el trono y la dinastía de
Shamshiadad se salvaguardó hasta Asinum
(c.1726 a. C.).

Imperio medio asirio o Periodo medio asirio

El siglo   a. C. fue un periodo de invasiones y gran


confusión por toda Mesopotamia. Asiria se vio bajo el
control de unos y otros invasores (los mitani y los hititas
sobre
todo); Imperio asirio
pero en
Imperio
el
siglo   

a. C. (1270 a. C.)
apareció
← 1813 a. C.-609 a. C. (609 a. C.)
otra →
(1595 a. C.)
figura de
gran
empuje,
el rey
Ashur-
En rojo, la región original de Asiria. En
uballit I naranja, en tiempos de Assurbanipal (668-
que 627 a. C.)
reinó Capital Assur, Nínive
entre
Idioma principal El acadio, con sus
1364 y dos variantes: el
1328 a.  asirio y el
babilonio.
C. se
liberó de Otros idiomas Arameo, Cananeo,
Neoegipcio
sus
opresore Religión Politeísta, siendo
Assur su dios
se principal.
incluso
llegó a Gobierno Monarquía

agrandar Historia
los  • Establecido 1813 a. C.
 • Disolución 609 a. C.
límites
de sus
tierras.[67] Los sucesores de este rey, en especial su nieto
Salmanasar I —o Sulmanu-Asarid— (1274-1245 a. C.)
ampliaron más las fronteras y supieron enfrentarse a los
pueblos de alrededor: urarteos, hititas, babilonios y
lullubis.[64] Bajo el mandato de Salmanasar (casi treinta
años de reinado) Asiria recuperó todo el territorio que
había llegado a poseer en tiempos del primer rey
amorreo. Las conquistas fueron grandiosas y los botines
cuantiosos así como la captura de esclavos que se
empleaban en obras de embellecimiento de las dos
ciudades importantes: Asur y Nínive. No conforme con la
grandiosidad de estas ciudades, Salmanasar fundó a
orillas del río Tigris una más que la hizo capital y que
recibió el nombre de Calach.[68][69]

Oriente Próximo hacia 1400 a. C.


Tukultininurta I (1244-1208 a. C.) fue su sucesor con
cuarenta años de reinado. Sus campañas guerreras
llegaron hasta los montes Zagros, hasta las estribaciones
del Cáucaso. Por el sur derrotó a los casitas
sometiéndoles a tributo, se hizo con el territorio de Elam y
debilitó el poder de los hititas. Fue un rey muy prestigioso
y afamado en su época, protagonista de poemas
épicos.[70] A Tukultininurta se le ha llegado a relacionar
con Nemrod, el robusto cazador que se menciona en los
relatos bíblicos (Génesis 10, 8-11). Murió asesinado por
su propio hijo en 1208 a. C.[71]

Los pueblos del mar

Hacia el año 1200 a. C., una oleada de pueblos


procedentes de la península balcánica, conocidos como
los pueblos del mar fueron los causantes del final del
Imperio hitita y del debilitamiento del Imperio egipcio.
Uno de estos pueblos, llamado mushki, se asentó al este
de Anatolia y fue una constante amenaza para Asiria.
Otro pueblo nómada y semita, el arameo, hostigaba
continuamente a los asirios por el oeste. Asiria se hizo
fuerte y resistió el empuje de estos pueblos, y endureció
su ejército que a partir de entonces fue famoso por su
crueldad y temido por sus enemigos, de tal manera que al
verse amenazados y ante su proximidad no les quedaba
más remedio que huir; la gente que quedaba en las
aldeas o las ciudades atacadas era masacrada o llevada
a Asiria como esclavos. Las ciudades eran saqueadas y
después arrasadas, pero no se anexionaban al Estado
asirio.[72][64]

Imperio Nuevo Asirio o Neoasirio

Este sistema de lucha y conquista fue variando con el


tiempo. A finales del siglo   a. C. los reyes asirios ya
anexionaron varios territorios de los arameos que
estaban situados al este del río Jabur (en el valle central
del Éufrates) y de los de la región de los ríos Gran Zab y
Pequeño Zab.[73][64]

A comienzos de este siglo  , en 911 a. C. y bajo el


mandato de Adad-nirari II, (911 a. C.-891 a. C.) Asiria
anexionó para sí el estado arameo con todos sus
principados creados en la Media Luna Fértil.[74] Durante
este periodo los asirios contaron con más suministros de
hierro lo que favoreció en gran medida la fabricación de
armas y por tanto el fortalecimiento del ejército. El
empleo del hierro fue acrecentando y cuando subió al
trono el hijo de Adad-nirari llamado Tukultininurta II (891-
883 a. C.) con la ayuda del ejército que estaba muy bien
equipado con esas armas de hierro consiguió una gran
fama guerrera. Asiria fue desde entonces y durante dos
siglos el terror de sus enemigos.[73][64]

Fragmentos de las puertas de Balawat del Walters Art Museum.

Tan importante como el uso el hierro fue para los asirios


el cambio de táctica de guerra y asedio de ciudades.
Hasta el momento era muy difícil tomar una ciudad por
asalto y por eso el sistema preferido era aislar e impedir
la admisión de alimentos lo cual suponía una larguísima
espera y el consiguiente debilitamiento por ambas partes.
El nuevo sistema de ataque consistió en la invención de
nuevas máquinas pesadas y con ruedas, blindadas y
protegidas y equipadas con arietes. Los soldados
aprendieron su manejo y eran capaces de abrir grandes
fisuras en las murallas dando paso a la entrada del resto
del ejército. Los sitiados caían así en una trampa de la
que no podían salir victoriosos, añadiendo además la
imposibilidad de huir. A continuación se desataba el
pillaje, el abuso, el saqueo y todo tipo de crueldades. Con
Asurnasirpal II (883-859 a. C.), hijo del anterior se
emplearon estos métodos de guerra con gran éxito.[75]
Este rey reconstruyó la ciudad de Kalhu y la nombró su
capital, en sustitución de la antigua Aššur. La arqueología
llevada a cabo en este lugar ha dado un verdadero tesoro
en inscripciones halladas en los monumentos, sobre el
devenir de este rey. Se sabe de él entre otras cosas que
sus campañas bélicas fueron numerosas, devastadoras y
brutales.[76][64]

Su sucesor fue su hijo Salmanasar III (858-824 a. C.) cuyo


reinado duró treinta y cinco años a lo largo de los cuales
llegó a realizar treinta y dos batallas. Venció a Siria e
Israel que se habían aliado contra su enemiga Asiria y les
obligó a pagar tributo. Existe como testimonio un
obelisco negro encontrado en las ruinas de Calach; en él
se representa a Jehú de Israel besando los pies de
Salmanasar; también se encontraron unas placas de
bronce batido que se conocen como Puertas de
Balawat[77][78]
Emisario del rey Jehu u Oseas del antiguo y norteño Reino de Israel, o
acaso uno de ellos, rinde tributo ante Salmanasar III. Reconstrucción del
segundo registro del Obelisco Negro.

Siglo VIII a. C. y fin del imperio

Expansión del Imperio asirio entre 824 a. C. y 671 a. C.

Hasta mediados del siglo  Asiria se vio envuelta en una


guerra civil que junto con la peste estaban devastando el
país, y muchas de las colonias más septentrionales de
Asiria en Asia Menor habían sido arrebatadas por Urartu.
Asiria se debilitaba pero en 746 a. C. el general asirio que
se hizo llamar Tiglatpileser III (744-727 a. C.) se hizo con
el poder y la situación cambió de tal manera que el país
llegó a alcanzar la categoría de imperio mundial. El nuevo
rey no pertenecía a la realeza pero supo ejercer muy bien
como tal empezando por adoptar el nombre de
Tiglatpileser en recuerdo de aquel que había sido un
antiguo conquistador.[79][80]

Comenzó su gobierno con mucho ímpetu llevando a cabo


importantes reformas en la administración y en la
política. Uno de los cambios más importantes y que tuvo
mayor repercusión fue la renovación del ejército que se
nutrió con soldados profesionales mercenarios tanto
asirios como extranjeros y que vino a sustituir las levas
del campesinado. Consiguió así que el ejército se
mantuviera siempre en forma y a la espera de ser
requerido. Esto supuso un encarecimiento para la
economía pero lo solventó haciendo que recayera sobre
los tributos de los territorios sometidos.[79] En sus
campañas consiguió dominar a Israel, haciéndolo país
tributario, expulsó a los urarteos que nunca más
recuperaron su poder; puso fin y anexionó los estados de
Arpad y Damasco y él mismo llegó ser el gobernante de
Babilonia.[80]

Deportación de israelitas por el imperio asirio.


Una característica del gobierno de este rey fue su política
de deportaciones que consistió en exiliar a los líderes de
las naciones sometidas y reemplazar a estos con
repobladores llegados de otros lugares.[81] Este sistema
hizo que quedara anulado el sentimiento de identidad y
nacionalidad además del debilitamiento del individuo
debido a la colonización forzada de pueblos
conquistados en el imperio.[82] Las deportaciones trajeron
consigo el fenómeno de las lenguas: los arameos
exiliados llevaron consigo su propia lengua aramea que
poco a poco sustituyó a la lengua acadia de la misma
manera que un siglo atrás el acadio había sustituido al
sumerio.[79]

A Tiglatpileser III le sucedió su hijo Salmanasar V que


reinó cinco años débilmente pero en estos momentos de
crisis apareció un personaje de origen desconocido que
usurpó el poder y se hizo llamar Sargón II. Con él se
fundó la dinastía de los Sargónidas. Trasladó su séquito a
una nueva ciudad llamada Dur Sharrukin (Fuerte de
Sargón, al norte de Nínive). Las ciudades se
embellecieron con magníficos monumentos a costa de
los cuantiosos tributos cobrados a los pueblos
sometidos.[83] Sargón aplicó la política de deportaciones
comenzada por Tiglatpileser III en la que fueron incluidos
los líderes israelitas que representaban las Diez Tribus.
Las campañas de este rey fueron fructuosas
consiguiendo que Asiria se extendiera desde la frontera
de Egipto a los montes Zagros y desde los montes Tauro
al golfo Pérsico. Todo el territorio de la Media Luna Fértil
fue incorporado a Asiria. Los pueblos de Asia Menor, la
isla de Chipre y el pequeño reino de Judá pagaban
tributo.[84] Al norte del mar Negro vivían unas tribus
nómadas llamadas cimerios. En uno de sus recorridos
llegaron a invadir Asia Menor. Sargón organizó entonces
una campaña en su contra y murió en combate
(705 a. C.).[83]

Organización territorial Asiria a la muerte de Asurbanipal, en verde


oscuro se muestran los pahitu/pahutu (provincias), en amarillo los matu
(reinos sujetos), en color crema el reino de Babilonia, los puntos
amarillos muestran otros reinos sujetos, los puntos negros las provincias
de Babilonia, y las letras café provincias que existieron anteriormente.

A Sargón II le sucedió Senaquerib (705-681 a. C.),


(célebre por el relato bíblico). Hizo de Nínive la última
capital oficial del imperio y allí trasladó todo el aparato
administrativo; se construyó un nuevo palacio. En el 689
a. C. consiguió la caída de Babilonia. Le sucedió
Asarhaddón (681-669 a. C.), quien reinó en los primeros
años del siglo   a. C., y llegó hasta Egipto y tomó la
capital, Menfis. Su hijo Asurbanipal (668-627 a. C., cuarto
rey de la dinastía sargónida) llegó más lejos, hasta Tebas,
ciudad que saqueó, e hizo campañas militares en Susa
(Shush, en Irán) que por entonces era la capital de los
elamitas; trasladó la corte a Harrán en Siria. Asurbanipal
fue un gran rey y un general incansable. Además fue un
hombre de gran cultura que amaba la lectura y la
escritura.[85] Sargón II había comenzado la instalación de
una biblioteca con una buena colección de tablillas de
arcilla en las que se escribió parte de la Historia de Asiria.
Asurbanipal fue el continuador de esta gran obra y llegó a
reunir hasta 22 000 tablillas que se encontraron en las
excavaciones del palacio de Nínive. Son tratados de
religión y temas científicos y literarios; entre esas obras
estaba el poema épico de Gilgamés.[86]

A la muerte de este rey hubo una revolución interna.


Después de estos acontecimientos hay pocas noticias
históricas.[87]
Asiria después del imperio

Asiria meda, Osroene, Asuristán, Athura y Hatra

Asiria fue gobernada inicialmente por el efímero Imperio


medo (609-549 a. C.) después de su caída. En un giro del
destino, Nabonido el último rey de Babilonia (junto con su
hijo y corregente Belsasar) era él mismo un asirio de
Harran. Había derrocado a la dinastía caldea de breve
duración en Babilonia, después de lo cual los caldeos
desaparecieron de la historia, siendo totalmente
absorbidos por la población nativa de Babilonia. Sin
embargo, aparte de los planes para dedicar los templos
religiosos en la ciudad de Harran, Nabonido mostró poco
interés en la reconstrucción de Asiria. Nínive y Kalhu
permanecieron en ruinas y solo un pequeño número de
asirios vivían en ellas; por contra, una cantidad de
ciudades como Arrapkha, Guzana, Nohadra y Harran
permanecieron intactas; Assur y Arbela (hoy Erbil) no
fueron completamente destruidas, como certifica su
posterior reactivación. Sin embargo, Asiria pasó gran
parte de ese corto período en un grado de devastación
después de su caída

Asiria aqueménida (549–330 BC)


El Imperio aqueménida ca. 500 a. C., donde aparece Asiria en una
posición central

Después de que los medos fueran derrocados por los


persas como fuerza dominante en el antiguo Irán, Asiria
fue gobernada por el Imperio aqueménida persa (como
Athura) desde 549 a. C. hasta 330 a. C.. Entre 546 y
545 a. C., Asiria se rebeló contra la nueva dinastía persa,
que había usurpado la dinastía meda anterior. La rebelión
centrada en torno a los tyareh fue finalmente sofocada
por Ciro el Grande.

Asiria parece haberse recuperado mucho y haber


florecido durante este período. Se convirtió en un
importante centro agrícola y administrativo del Imperio
aqueménida, y sus soldados fueron un pilar del ejército
persa.[88] De hecho, Asiria llegó a ser lo suficientemente
poderosa como para lanzar otra revuelta a gran escala
contra el imperio persa en 520- 519 a. C.. Los persas
habían pasado siglos bajo la dominación asiria (su primer
gobernante Aquémenes y sus sucesores, habían sido
vasallos de Asiria), y la influencia asiria se puede ver en el
arte aqueménida, en las infraestructuras y en la
administración. Los primeros gobernantes persas se
vieron a sí mismos como sucesores de Ashurbanipal, y el
arameo mesopotámico se conservó como la lingua franca
del imperio durante más de doscientos años; los
escritores griegos como Tucídides todavía se referían a él
como el idioma asirio.[89] Sin embargo, Nínive nunca fue
reconstruida, y 200 años después de su saqueo,
Jenofonte informó de que solo había un pequeño número
de asirios viviendo entre sus ruinas. Por el contrario, la
antigua ciudad de Aššur se convirtió una vez más en una
entidad rica y próspera.[90]

Fue en el siglo V a. C. cuando evolucionaron en Asiria el


idioma siríaco y la escritura siríaca. Cinco siglos más
tarde, ambos tuvieron una influencia global como el
lenguaje litúrgico y los textos escritos para el
cristianismo siríaco y la literatura siríaca acompañante,
que también surgió en Asiria, antes de extenderse por
Oriente Próximo, Asia menor, el Cáucaso, Asia Central, el
subcontinente indio y China.

Asiria macedonia y seléucida

En 332 a. C., Asiria cayó en manos de Alejandro Magno, el


emperador macedonio, que llamó a los habitantes que
encontró assyrioi. El Imperio macedonio (332- 312 a. C.)
fue dividido en 312 a. C. y desde entonces la región se
convirtió en parte del Imperio seléucida. Es a partir de
este período cuando surge la posterior controversia entre
Siria vs Asiria, ya que los seléucidas aplicaron el nombre
de 'Syria' —que era una derivación indoanatoliana de
'Asiria' del siglo IX a. C.; ver etimología de Siria — no solo
a Asiria, si no también a las tierras levantinas del oeste
(históricamente conocidas como Aram y Eber Nari), que
habían sido parte del imperio asirio, pero que al margen
del noreste, nunca habían formado parte de Asiria
propiamente dicha ni habitada por asirios. Esto
conduciría a que tanto a los asirios del norte de
Mesopotamia como a los arameos y fenicios del Levante
se les denominara colectivamente sirios (y luego también
siriacos) en la cultura grecorromana y más tarde en la
europea, independientemente de su origen étnico, historia
o geografía.

Durante la dominación seléucida, los asirios dejaron de


ostentar los altos cargos militares, económicos y civiles
de los que habían disfrutado bajo los aqueménidas,
siendo en gran parte reemplazados por los griegos. El
idioma griego también reemplazó al arameo oriental de
Mesopotamia como lingua franca del imperio, aunque
esto no afectó a la población asiria misma, que no fue
helenizada durante la era seléucida. Durante el período
seléucida en el sur de Mesopotamia la ciudad de
Babilonia fue abandonada gradualmente en favor de una
nueva capital llamada Seleucia del Tigris, lo que
efectivamente puso fin a Babilonia como entidad
geopolítica.

Asiria parta (150 a.C. – 225 d.C.)

Adiabene dentro del Imperio armenio bajo el reinado de Tigranes el


grande, que existió entre el colapso final de los seléucidas y la conquista
romana del Mediterráneo oriental.

Ya en 150 a. C., Asiria estaba en gran medida bajo el


control del Imperio parto. Los partos parecen haber
ejercido solo un control laso sobre Asiria, y entre
mediados del siglo II a. C. y el siglo IV d. C. surgieron
varios estados neoasirios, como la antigua capital de
Assur, Adiabene con su capital Arbela (moderna Irbil);
Beth Nuhadra, con su capital Nohadra (moderna Dohuk);
Osroene, con sus capitales de Edessa y Amid (modernas
Sanliurfa y Diyarbakir); Hatra, y (Beth Garmai),
con su capital en Arrapha (moderna Kirkuk).[91] Los
gobernantes adiabianos se convirtieron al judaísmo
desde el paganismo en el siglo I.[92] Después del año 115
CE, no hay rastros históricos de la realeza judía en
Adiabene.

Estas libertades fueron acompañadas por un gran


avivamiento cultural asirio, y se dedicaron una vez más
templos a los dioses nacionales asirios Assur, Sin,
Hadad, Ishtar, Ninurta, Tammuz y Shamash a través de
Asiria y de la Alta Mesopotamia durante este período.[93]
Además, el cristianismo llegó a Asiria poco después de la
muerte de Cristo y los asirios comenzaron a convertirse
gradualmente al cristianismo desde la antigua religión de
Mesopotamia durante el período comprendido entre los
siglos I y III. Asiria se convirtió en un importante centro
del cristianismo siríaco y de la literatura siríaca, con la
Iglesia Oriental evolucionando en Asiria, y la Iglesia
Ortodoxa Siriaca en parte también, convirtiéndose
Osroene en el primer estado cristiano independiente de la
historia.[94]
Asiria romana (116–118)

Localización de la provincia de Asiria

Sin embargo, en 116, bajo Trajano, Asiria y sus estados


independientes fueron tomados brevemente por Roma
que organizó la región como la provincia de Asiria. El
reino asirio de Adiabene fue destruido como estado
independiente en ese momento. El dominio romano duró
solo unos pocos años, y los partos recuperaron una vez
más el control con la ayuda de los asirios, quienes fueron
incitados a derrocar a las guarniciones romanas por el
rey parto. Sin embargo, varios asirios fueron reclutados
en el ejército romano, sirviendo muchos en la región del
muro de Adriano en la Britania romana, y se han
descubierto inscripciones en arameo hechas por
soldados en el norte de Inglaterra que datan del siglo
II.[95]

Con el restablecimiento del régimen parto perdido, Asiria


y su mosaico de estados continuaron como lo habían
hecho antes del interregno romano, aunque Asiria y
Mesopotamia en su conjunto se convirtieron en una
primera línea de frente entre los imperios romano y parto.
Otros movimientos religiosos nuevos también emergieron
en la forma de sectas gnósticas como el mandeanismo y
la extinta religión maniquea.

El control del territorio asirio

El rey Tiglatpileser III (745-727 a. C.) recibiendo el homenaje de sus


súbditos. Bajorrelieve de Kalkhu. Instituto de Artes de Detroit.

Desde el período medioasirio, Asiria se convirtió en un


estado territorial que adquirió una importancia creciente,
una evolución que culminó en el imperio de los
Sargónidas al final del período neoasirio. Esto entrañó
una afirmación de la figura real cuyo poder fue cada vez
más absoluto a pesar de algunas debilidades recurrentes
ligadas a las disputas dinásticas, y al desarrollo de un
grupo que puede ser considerado como la «nobleza»
asiria, que proporcionaba los cuadros de la
administración y del ejército del reino. Este último fue
también un elemento esencial del poder asirio, desde
Assurnasirpal II hasta Senaquerib, la guerra tuvo un lugar
central en la sociedad, y las grandes batallas fueron
verdaderas calamidades que agotaron los recursos
económicos y demográficos.[96] Si el reino aparece en
relación a sus vasallos como un Estado depredador que
se enriquecía sobre las espaldas de los dominados que
eran tratados con dureza en caso de revuelta, el período
neoasirio vio una temprana implementación de un estado
imperial que buscaba integrar cada vez más a las
regiones dominadas, lo que podría ir acompañado de un
reequilibrio de las relaciones y permitir que las regiones
dominadas florecieran en el marco del Imperio.

El poder real

Ideología y funciones reales

Las cualidades físicas del rey: Assurbanipal ejecutando a un león durante


una cacería real, según un bajorrelieve de Nínive.
Según la tradición mesopotámica, el rey de Asiria era
considerado el representante del dios Assur en la Tierra,
indicado por su título «vicario» (iššiakku) y de «rey del
país del dios Assur» (šar māt Daššur).[97] Por ello el texto
considerado como el himno de la coronación de
Assurbanipal proclamaba: «¡Assur es el rey!»[98][99] El
soberano también se consideraba el «sumo sacerdote»
(šangû) del dios, lo que también implicaba que él era el
administrador de sus dominios.[100] Durante el ritual de
las fiestas del akītu, en el Año Nuevo, conocido tanto por
un texto de la época de Tiglatpileser I como por diversas
inscripciones reales, estaba estipulado que el deber del
soberano terrenal era expandir las fronteras del país del
dios Assur. Los países vecinos debían por lo tanto ser
llevados a reconocer la supremacía del dios. El rey
también debía participar en varias otras ceremonias
religiosas.

Para estar a la altura de su función, el rey debía


desarrollar cualidades del guerrero, lo que explica porque
se destaca en las historias e imágenes de las campañas,
sino también en las cacerías reales.[101] Él era el jefe de
los ejércitos, aunque no siempre lideraba a sus tropas en
campaña.[102] También debía ser moralmente
irreprochable,[101] seguir las decisiones de los dioses por
adivinación, dirigirles sus plegarías, restaurar sus
templos. El rey finalmente era el juez supremo del reino, a
quien se supone que todos los súbditos podían apelar
como último recurso. La «palabra del rey» (abat šarri)
primaba sobre cualquier otra decisión.[98] Debía proteger
a sus súbditos, garantizar que reinase la armonía entre
ellos y contribuir a su bienestar material.

Un personaje en la charnela de los mundos divino y


humano

Situado en la unión entre el mundo de los humanos y el


de los dioses, el rey llevaba una vida muy ritualizada
marcada por la naturaleza particular que le daba su
posición.[103] A partir del período medioasirio, la vida de la
corte real estaba muy codificada, el acceso al rey era
limitado. Las audiencias y los banquetes seguían un
desarrollo preciso. Pero lo más importante era el
conjunto de rituales que marcaban la vida del rey, como
vicario y sumo sacerdote del dios Assur. Dado que el rey
no podía estar presente en todas las ceremonias que
normalmente él debía dirigir, podía estar representado
por su manto (kuzippu) o por un sacerdote delegado.
Entre las ceremonias más importantes relacionadas con
la realeza asiria, a menudo conocidas por textos
fragmentarios, se conocen el bīt rimkī, un baño ritual de
purificación, el tâkultu, comida ofrecida a los dioses, o la
celebración de akītu del Año Nuevo.[104]

Además, en su toma de decisiones, el rey debía buscar


constantemente el consejo y el acuerdo de los dioses, y
también estar informado de los presagios con respecto a
la situación de su reino o de su propia vida.[105] Con el fin
de conocer la voluntad divina, estaba rodeado de
adivinos, que se involucraban en rituales de adivinación, o
bien observaban los presagios, en especial astrológicos,
y se mantenían al tanto de las profecías de los profetas
de ciertas deidades como Ishtar de Arbeles. Cuando se
anunciaba un infortunio, se debían hacer rituales para
burlarlos, que era el papel de los exorcistas y de los
plañideros. Siguiendo el mismo principio, las figuras de
los genios protectores que adornaban los palacios reales
debían alejar al mal de la residencia real.

El ritual más característico de los relacionados con la


protección del rey era el del «sustituto real», que tenía su
origen en un presagio funesto que anunciaba la muerte
del soberano, a menudo un eclipse de sol o la luna, o la
ocultación de un planeta asociado a una deidad
específica.[106] Los exorcistas que llevaban a cabo el
ritual a continuación utilizaban un método alternativo
común en la magia de Mesopotamia: transferir el mal a
una persona que era entronizada ficticiamente, mientras
que el rey se convertía un «labrador», es decir, en un
simple mortal. La transferencia se podía hacer en un
individuo considerado irrelevante (prisionero, condenado,
tonto) o bien en un rebelde o en una población insumisa
que se trataba entonces de castigar o incluso en algunos
casos en un dignatario que se consagraba al rey. Una vez
que el sustituto desaparecía, el rey retomaba su lugar a
salvo.

La afirmación creciente de la figura real

Si bien el rey asirio conservó a lo largo de la historia sus


títulos de «vicario» y de «sumo sacerdote» del dios Assur,
adquirió otros títulos que marcaban su creciente poder.
Desde principios del período medioasirio, Ashur-uballit I
se llamaba a sí mismo «gran rey» (šarru rabû), de la
misma manera que otros grandes gobernantes de la
época como los de Babilonia y los de los hititas a los que
él buscaba igualar.[107] Arik-den-ili añadió el título de «rey
poderoso» (šarru dannu) y Tukultininurta I, el de «rey de
las cuatro regiones del mundo» (šar kibrat erbetti), y bajo
sus sucesores aparece la frase «rey del universo» (šar
kiššati), los dos últimos mostrando la ambición de
dominar el mundo, la preeminencia sobre todos los otros
soberanos.[97]La literatura y el arte producidos por el
medio de la corte asiria tienden a elevar cada vez más a
la figura real, a destacar sus hazañas, inflándolas e
idealizándolas. Cada soberano asirio tuvo la ambición de
exceder la gloria de sus predecesores por el tamaño de
los monumentos que hizo construir y por los combates
que promovió y los países que recorrió y sometió con sus
ejércitos.

Durante el período neoasirio, el rey puede ser considerado


como un monarca absoluto, muy alejado de los
gobernantes paleoasirios que habían tenido que lidiar con
la oligarquía de Assur.[108] Todos sus súbditos le debían
obediencia, dependían de su voluntad y de sus favores,
que eran la principal fuente de enriquecimiento en el
reino. Los juramentos colectivos (adê) se podían
organizar en varias ocasiones durante las cuales los
súbditos del imperio reafirmaban su lealtad al soberano.
En caso de traición, conspiración, rebelión, la sentencia
era la muerte. En particular, se llevaron a cabo dos veces
juramentos colectivos para proclamar la legitimidad de
Assurbanipal como heredero del trono, porque era en las
disputas de sucesión cuando la debilidad del poder real
asirio era más visible.
La cuestión de la sucesión real

La sucesión dinástica fue el principal factor de


inestabilidad en la cabeza del reino asirio. Durante mucho
tiempo sin embargo los problemas graves fueron
causados por la nobleza y las ciudades de Asiria,
especialmente en los siglos IX y VIII, pero aún se
presentan después del reinado de Tiglatpileser III.[104]
Esto explica la importancia de los juramentos de lealtad
(adê) de los dignatarios bajo los Sargónidas. Los
problemas sucesorios, por otro lado, fueron constantes e
incluso aumentaron durante la historia del reino,
especialmente durante el período neoasirio. Sin embargo,
se trataba de disputas dinásticas, ya que los únicos
casos probables de cambio de dinastía fueron
observados en los últimos días del período medioasirio,
especialmente con la llegada al poder en 1192 a. C. de
Ninurta-apil-Ekur, hijo del «rey de los Hanigalbat» Ili-pada
y no del anterior rey Ashur-nirari III[109] A partir de
entonces, los golpes de Estado llevaron al trono a
príncipes de la misma familia real, incluso en los casos
de Tiglatpileser III o Sargón II para los que ha habido
durante mucho tiempo dudas.[110] Se respetaba al menos
la sucesión dinástica.
Si es posible que la primogenitura fuera la regla de la
sucesión teórica,[111] de hecho el nombramiento del
sucesor dependió cada vez más de la voluntad del
soberano en el período neoasirio. El príncipe heredero
tenía un rango particular, especialmente bajo los
Sargónidas.[112] Disponía de varias dominios, incluyendo
los palacios llamados «casa de sucesión» (bīt redūt), de
los que se conocen ejemplos en Tarbisu, cerca de Nínive,
y en este último (el «palacio del norte»), donde dirigía una
administración encargada de la recolección de
información procedente de las regiones fronterizas del
imperio. Era una forma de iniciarlo en sus futuros deberes
como rey. Cuando su padre moría, él ascendía al trono.
Un texto del período medioasirio, del que no se sabe sí
todavía estaba de actualidad en el primer milenio,
describe lo que parece ser una ceremonia de coronación
(a menos que sea un ritual de la fiesta de Año Nuevo), de
un desarrollo simple, y que tuvo lugar en Assur.[113] Está
marcado por el simbolismo de la preeminencia del dios
Assur, recordado por la repetición de la fórmula «¡Assur
es rey!» por un sacerdote siguiendo al soberano.
Culminaba con la coronación en sí, que se llevaba a cabo
en el templo del gran dios frente a la estatua del que el
futuro rey se inclinaba ante la promesa de extender las
fronteras de su reino. A pesar de la designación
sistemática de un sucesor, los problemas dinásticos
fueron comunes.[114] Salmanasar III eligió a Shamshi-
Adad V para sucederlo en 824 a. C., contra el anciano
Assur-da''in-aplu, quien luego se rebeló. Tiglatpileser III y
Sargón II ascendieron al trono después de eliminar al rey
designado como heredero legítimo. Los problemas se
acentuaron bajo los sargónidas, ya que los tres últimos
herederos designados se convirtieron en reyes hicieron
frente todos a guerras fratricidas, y que fueron los
problemas sucesorios entre dos hijos de Assurbanipal los
que condujeron en parte a la caída de Asiria.

El entorno del rey

Los altos dignatarios y la administración real

Assurnasirpal II y un dignatario, bajorrelieve del palacio noroccidental de


Kalkhu.
El estudio de la administración del Imperio asirio se hace
más complejo por el hecho de que los cargos que se
conocen son de la administración central y de la
administración palaciega, pero que a menudo iríaan
acompañados de otros cargos de la administración
provincial o militar desconocidos, y que las atribuciones
precisas de cada cargo no siempre son bien conocidas.

Desde el punto de vista administrativo, el período


medioasirio vio el fortalecimiento del poder real, que ya
no era contrarrestado por las autoridades municipales,
siendo Asiria entonces un verdadero estado territorial y
no una mera ciudad-estado. El más alto dignatario era el
«visir» (šukkallu), una especie de primer ministro, que
tenía atribuciones militares, civiles y judiciales.[115] Al
organizar las conquistas, la parte occidental del territorio
se confió a un «gran visir» (šukkallu rabiu). La intendencia
del palacio era administrada por el «alcalde del palacio»
(rab ekalli). Otras funciones palaciegas se confiaban a los
eunucos (ša rēši). El antiguo título de limmu subsiste,
pero solo era honorario, y su titular, elegido entre los
personajes más importantes del reino, daba siempre su
nombre al año en el que ocupaba ese cargo según una
tradición típicamente asiria.[43] Esto fue muy importante
en la vida del reino ya que los actos administrativos se
dataron de acuerdo con la fórmula «limmu + nombre del
epónimo del año», y no por un recuento de los años de
reinado del soberano como ocurría en Babilonia. Las
listas de epónimos, a menudo incompletas, han permitido
reconstruir su secuencia cronológica de una manera más
o menos satisfactoria.[116]

Bajo los reyes neoasirios, se conocen varios grandes


dignatarios.[117] El jefe de cocina (rab nuhhatimi) estaba a
cargo de recibir los mensajes reales. También existía el
visir (šukkallu), el gran copero (rab šaqē), el gran
intendente (mašennu), el heraldo del palacio ((nāgiru
ekalli), el jefe de los eunucos (rab rēšē) y el mayordomo
del palacio (ša pān ekalli), que gestionaba la
administración del palacio real. El gran general (turtanu) a
menudo tenía un papel considerable. Este cargo también
se desdoblaba para evitar que compitiera con el rey. En la
época de los Sargónidas, el delfín, instalado en la Casa de
sucesión (bīt redūti), ejercía cargos importantes,
especialmente en la vigilancia de las fronteras.

Desde el comienzo del reino asirio, fue por lo tanto esta


nobleza asiria, cuya base de fortuna era esencialmente
territorial y después financiera, la que proporcionaba los
cuadros administrativos estatales, funciones de las que
derivaban su poder.[118] Un caso ejemplar es el de Urad-
Sherua, que vivió a finales del siglo XIII, miembro de una
familia de altos dignatarios que, a su vez, heredó esos
altos cargos, ligado por matrimonio con otras grandes
familias y que fortaleció su riqueza al hacer préstamos y
recibir donaciones de personas a quienes ayudó en sus
asuntos jurídicos.[119] La separación entre asuntos
públicos y privados, por lo tanto, no siempre estaba clara.
Durante las fases de expansión (medioasirio y el inicio
del periodo neoasirio), algunos personajes adquirieron un
poder considerable en el reino, obteniendo cargos muy
importantes y un dominio de tierras que iba con ellos.
Representaron luego una amenaza potencial para la
autoridad real. Los casos más representativos son los de
la dinastía de los «reyes del Hanigalbat» en el período
medioasirio, uno de cuyos descendientes, Ninurta-apil-
Ekur, finalmente acabó tomando el poder en Asiria, y el de
Shamshi-ilu, gran general de Asiria en la primera mitad
del siglo VIII a. C., que constituyó casi su propio reino
alrededor de Til Barsip.[120]

Por otra parte, otro aspecto del entorno de la corte era el


de ser cosmopolita, ya que incorporaba desde el
medioasirio a antiguos dignatarios mitanios o casitas.
Esta «internacionalización» fue aún más marcada en el
periodo neoasirio, especialmente con la integración de
elementos semíticos occidentales, principalmente
arameos. A pesar de estos variados orígenes, el entorno
de las élites gobernantes del Imperio asirio era
relativamente homogéneo, identificándose por una
cultura común fuertemente marcada por el servicio al
Estado.[121]

Las fuentes de las capitales neoasirias también destacan


las complejas relaciones entre los altos dignatarios y los
reyes Sargónidas. Los primeros debían regularmente
prestar a los segundos juramentos de fidelidad (adê). Su
lugar tendía a depender completamente de la voluntad
real.[122] Los soberanos se preocupaban tanto (si no más)
por la lealtad de sus siervos como por sus habilidades,
mientras que los segundos buscaban asegurarse la
cercanía del rey para fortalecer o al menos mantener su
posición y, en una lógica patrimonial, aumentar su riqueza
y transmitir una buena situación a sus herederos, si era
posible con un puesto equivalente al suyo en la corte.
Esto fortalecía la competencia y la rivalidad dentro de la
corte asiria.[123] Finalmente, el aspecto religioso del poder
real implicaba que el soberano también tenía consejeros
religiosos además de asesores políticos: adivinos,
exorcistas y plañideros.[124] Los más importante de estos
sacerdotes constituían un colegio que residía en la corte,
encargado de organizar los principales rituales.[106] Su
presencia en la corte aumentó bajo los últimos
Sargónidas, lo que no significa que se les deba considerar
como un grupo que ejercía una gran influencia sobre el
rey, ya que había varias facciones, y que las desgracias
fueron habituales.[125]

Las esposas reales y el harén

Placa de bronce con una representación de la reina madre Naqi'a/Zakutu,


detrás su hijo Asarhaddón.

Como era tradición en el Oriente antiguo , el rey


practicaba la poliginia. Sus esposas también eran hijas
de reyes de igual rango (cuando las había) o de vasallos,
de muchachas de nobles asirios o incluso de mujeres
secuestradas durante las conquistas. Como resultado, el
harén del rey crecía en proporción al poder del rey.
El harén real ocupaba una gran parte del sector privado
de los palacios reales. Se regía por un conjunto de
principios, que estaban codificadas en los edictos bajo
Tiglatpileser I, llamado «edictos del harén», que en
realidad concernían a muchos aspectos de la vida
palaciega.[126] Por ellos se sabe que las esposas estaban
clasificadas jerárquicamente. A la vanguardia estaban la
reina madre, y las «esposas reales» (aššat šarri) entre las
cuales el rey tenía una favorita, que a menudo era la
madre del presunto heredero. Después se encontraban
las esposas o concubinas que ocupaban una posición
secundaria, en el primer lugar las llamadas «damas de
palacio» (sinnišāti ša ekalli), y luego un conjunto de
servidores. Los niños pequeños también estaban en el
harén. Las reglas de los edictos del harén debían ser
aplicadas por el alcalde o el mayordomo del palacio.

Las reglas del harén eran muy estrictas, y su objetivo era


limitar el contacto de las mujeres del rey con el exterior,
así que las querellas intestinas perturbaban el harén,
excelente lugar para las intrigas.[127] A menudo, las reinas
podían ver su posición amenazada por otras que
buscaban obtener favores del rey. Las mujeres mayores a
veces podían salir del harén e incluso viajaban lejos del
palacio, mientras que las esposas secundarias estaban
allí visiblemente recluidas en el período neoasirio, siendo
las reglas de los edictos medioasirios menos
restrictivas.[128] En cualquier caso, se trataba de evitar
que tuvieran contacto físico con los otros miembros de la
corte real. Las grandes esposas reales tenían a menudo
sus propias tierras, a veces importantes, que
administraban con su propio servicio administrativo,
compuesto principalmente por eunucos. El harén también
dependía en el período neoasirio de la autoridad del jefe
de los eunucos. La riqueza de la que disponían las
esposas reales también es perceptible en las tumbas de
tres de ellas descubiertas bajo un palacio de Kalkhu[129] y
que han entregado un material muy opulento, más
notable ya que solo se trataba de esposas secundarias.

Algunas reinas habrían desempeñado un papel muy


importante en la corte asiria, especialmente como reinas-
madre. Los dos casos más conocidos son los de
Sammuramat, madre de Adad-Nirari III, conocida en la
posteridad con el nombre de Semíramis, y el de Zakutu,
esposa de origen arameo de Senaquerib, que consiguió
hacer de su hijo Esarhadón el heredero de su esposo real,
antes de permitir que su nieto Assurbanipal asciendese al
trono.[130]
Los palacios reales: marcos del poder central
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—Inscripción que
conmemora la
construcción del
palacio de Kalkhu por
Assurnasirpal II[131].

Planta del palacio noroeste de Kalkhu. En amarillo, el patio principal de la


zona privada, en azul, el patio principal de la zona pública, y en rojo la
sala del trono.

El escenario de la vida del rey, de su entorno y séquito y


de la administración central del reino fue el palacio de la
ciudad asiria que servía como capital bajo su reinado. El
palacio asirio más antiguo fue el «Viejo Palacio» de la
capital histórica, Assur, construido en tiempos
paleoasirios.[132] Este edificio se presenta siguiendo la
misma planta que una residencia normal, solo que su
tamaño confirma su función de residencia real. En el
período medioasirio, Tukultininurta I hizo construir en
Assur el «Nuevo Palacio», que se encuentra en la esquina
noroeste de la ciudadela. No se pudo excavar, porque
solo queda la terraza que servía para sus cimientos.[132]

En el período neoasirio, los reyes trasladaron


repetidamente su palacio real, a veces manteniendo la
misma capital, a veces cambiándola.[133] Los palacios
reales se convirtieron en los principales monumentos
erigidos por los asirios, conservándose relatos detallados
de la construcción de varios de ellos.[134] Fueron las
excavaciones de estos edificios, que se hicieron desde el
siglo XIX, las que permitieron redescubrir y conocer la
historia y el funcionamiento del Imperio asirio.
El primer gran palacio real del período neoasirio fue
construido en Kalkhu por Assurnasirpal II.[135] Después de
él, otros soberanos construyeron o restauraron sus
palacios en la ciudadela de esta ciudad: Adad-Nerari III,
Tiglatpileser III, Sargón II y Assarhaddon. Sargón II
construyó un gran palacio en su capital, Dur-Sharrukin.
Esta construcción fue rápidamente reemplazada por el
gran «Palacio del Nordeste» construido por Senaquerib
en la nueva capital asiria, Nínive. Es, sin duda, el mayor
palacio real neoasirio. Assurbanipal, a su vez, restauró un
palacio en la esquina opuesta de la ciudadela de Nínive.
En la región de Khabur, en Til Barsip, se encontró un
ejemplo de palacio provincial.

Los palacios reales neoasirios siguen todas el mismo


esquema de planta.[136] Se entra por una puerta
monumental que conduce a un primer patio alrededor del
cual se organiza el espacio público palaciego (babānu):
tiendas, talleres, oficinas de la administración palacial. La
sala del trono separaba esta zona del área privada
(bītānu), incluidos los apartamentos reales y el harén,
también organizados alrededor de un gran espacio
central. La decoración de los palacios reales consistía en
largos bajorrelieves tallados sobre ortostatos. En Til
Barsip, en el palacio provincial, habían sido reemplazados
por frescos pintados. De una manera general, los temas
tenían un objetivo idéntico: glorificar a la persona del rey.
El complejo palaciego también podía incluir edificios
religiosos, bibliotecas y jardines.[137].

Los asirios: los hombres y sus


actividades
La sociedad de la Asiria antigua estaba marcada por las
importantes desigualdades que no se reflejan
necesariamente en la terminología atestiguada en los
textos que muestran sobre todo una concepción legal o
administrativa de los grupos sociales. La mayoría de la
población vivía de la agricultura, en un espacio de
transición entre la zona donde las precipitaciones eran
suficientes para cultivar cereales y donde no lo eran. La
sociedad rural parece haber estado dominada por un gran
número de dependientes sometidos a los grandes
terratenientes salidos de la administración real, y se
enfrentó en el periodo neoasirio al crecimiento de las
grandes ciudades, entre ellas las capitales a veces
creadas ex nihilo por los gobernantes, lo que podría haber
tenido como consecuencia la desestabilización de las
estructuras económicas y sociales de Asiria. Sea como
fuere, parece que el estado jugó un papel cada vez más
importante a lo largo del tiempo en la evolución de la
economía y de la sociedad.

Estructuras y dinámicas sociales

Categorías sociales

Las Leyes asirias, el corpus de las leyes compiladas en el


siglo XII, pero que reflejaban un derecho más antiguo,
proporcionan información sobre las categorías que
componían la sociedad medioasiria tales como se
percibían en un marco jurídico.[138] Se pueden cruzar con
los documentos de la práctica del mismo período. Las
personas podían ser clasificadas de diferentes maneras,
dependiendo del grado de libertad que tenían, de su
función económica e incluso de su origen geográfico.[139]
Para retomar el criterio más simple, la sociedad asiria se
dividía tradicionalmente entre los hombres libres (a'īlu),
esclavos (ardu, que en realidad significa «servidor» en el
sentido amplio y que en otros casos puede designar a
personas libres) y una categoría intermedia de la gente
llamada «asirios» (aššurāiu), cuya situación exacta está
mal definida, pero que dispondrían de un estatus inferior
al de la primera categoría y, probablemente, un menor
grado de libertad.[140]
El término «asirio» todavía se usa en el período neoasirio,
pero en cierto sentido significando la pertenencia al
grupo de sujetos de Asiria. También se les llama mār
aššur, literalmente «hijo de Assur».[141] Esto refleja una
característica de este período, a saber, el hecho de que se
designan a las personas del reino con palabras sin
connotación legal específica: se habla de «pueblo» (nišê),
de «individuos» (napšāti), o incluso de «tropas» (ṣābê).
Estos términos vagos pueden significar tanto personas
libres como no libres. La única cosa que parece importar
es su vocación de servir a la administración.[142] Para
este período, como para el anterior, es la posición en, y
con respecto a, la administración real la que mejor
determina el lugar en la sociedad. Además, esta
terminología también era reflejo de la voluntad de acoger
en el imperio a personas que no eran asirias en sentido
étnico del término, pero que estaban ocupando un lugar
creciente también, tanto en los centros urbanos y en los
rurales del reino tras las numerosas deportaciones
organizadas por los reyes neoasirios, que tendían a
aumentar la diversidad etnolingüística de esta región, y a
entrañar la «arameización» progresiva de la población de
la Alta Mesopotamia.[143]
Entre las personas que no eran asirias en un sentido
étnico, una parte constituía un grupo que se distinguía
por su estilo de vida: los nómadas o seminómadas,
reagrupados en tribus y que evolucionaron especialmente
en la zona de las estepas de la Jazira donde pastaban
sus rebaños, mientras que otra parte del grupo podía
establecerse en las aldeas para practicar la agricultura.
Esta forma de vida es poco conocida por las fuentes de la
época, que la documentan siempre de forma indirecta y
probablemente sesgada, y que se reconstruye mediante
los modelos actuales basados en las evidencias
recientes sobre el seminomadismo en la Alta
Mesopotamia, dejando así algo de incertidumbre.[144]
Estas comunidades pudieron vivir en simbiosis con los
grupos de sedentarios agrícolas a quienes les llevarían
los productos ganaderos en los que estaban
especializados, y algunas veces suministrarían una
fuerza de trabajo suplementaria y también tropas
auxiliares apreciadas por el ejército en razón de su
movilidad y buen conocimiento de las regiones
semidesérticas. Los nómadas, sin embargo, a menudo
aparecen en las fuentes como alborotadores,
saqueadores potenciales difíciles de entender. En el
período medioasirio, los textos mencionan
principalmente a los suteanos, los ya'ureanos del Éufrates
medio,[145] y luego cada vez más al grupo de los ahlamu,
que más tarde se asociaron con el de los
arameos.[146][147] El ejército neoasirio incluía cuerpos de
grupos nómadas, como los Itueenos, que servían para
misiones de patrullaje. Después de la caída del imperio,
fueron las tribus árabes las que se establecieron cada vez
más en la región del Éufrates Medio, que a veces se
denomina «Arabia» en los textos de los autores
griegos.[146][148]

Una sociedad patriarcal


§ A5: S

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§ A53: S

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—Condición de la mujer
en las Leyes asirias[149].

La unidad básica de la sociedad asiria era el hogar, al


frente del cual estaba el cabeza de familia, que era en la
mayoría de los casos, un hombre.[150] Las Leyes asirias
aseguraban su preeminencia en el seno del hogar en el
período medioasirio. Disponía en algunos casos
extremos, del derecho de prenda de los miembros de su
familia durante un préstamo (esposa, hijos o
esclavos),[151] o incluso de vender a sus hijos
(especialmente a sus hijas) en caso de hambruna.[152] En
el caso de crímenes cometidos por o contra un miembro
de la familia, el jefe de la casa, a menudo tenía la
falcultad de ejecutar el castigo: si una mujer robaba un
bien, el dueño de la casa lesionado podía cortarle la nariz
a menos que su propio esposo le cortase la oreja. Se nota
en este pasaje la severidad característica de este corpus
de leyes. La mujer estaba sistemáticamente en una
posición de inferioridad: si una mujer golpeaba a un
hombre, la pena era una multa y veinte golpes,[153]
mientras que el jefe de la familia podía golpear a su
esposa o hija, sin exceder el límite de las penas prescritas
por las leyes (por lo tanto, no podía decidir ejecutarla o
mutilarla).[154]

Las Leyes asirias revelan mucho sobre la ley del


matrimonio;[155] era negociado por los jefes de familia y
daba lugar a intercambios de dotes y contradotes. Los
asirios practicaban el levirato, es decir, una viuda podía
verse obligada a casarse con el hermano de su difunto
esposo. El marido podía disolver el matrimonio por su
cuenta sin compensar necesariamente a la esposa
repudiada. En la época neoasiria, a veces se preveía en
los contratos matrimoniales que la esposa pudiese
romper la unión por su propia cuenta.[156] Las
propiedades personales de la esposa, incluyendo su dote,
no eran de su libre disposición en teoría, ya que el marido
las debía gestionar, aunque parece que en la práctica
algunas esposas tenían un grado de autonomía en la
gestión de sus bienes. Un hombre podía tomar dos o más
esposas, incluso si debía establecer una jerarquía entre la
primera y la segunda. Pero la poligamia está poco
certificada fuera del círculo de las élites. En el Censo de
Harran, del período neoasirio (ver abajo), las familias de
dependientes rurales que se cuentan son de estructura
nuclear, monógama y patriarcal.[157]

Las instituciones, el poder real y las evoluciones


sociales en la era imperial

Al igual que las otras sociedades del Antiguo Oriente


Próximo, la sociedad asiria estaba dominada por
instituciones que A. Oppenheim describió como «grandes
organizaciones».[158] Se trata concretamente de los
palacios, organismos dependientes del poder real, de los
cuales los más importantes eran los palacios reales y que
también incluían palacios y templos provinciales, que han
tenido tradicionalmente un papel más difuso en la Alta
Mesopotamia que en la Baja Mesopotamia, y que están
encuadrados muy de cerca por el poder real. Eran actores
clave de la vida econónica, que eran dueños de tierras, de
talleres, que montaban expediciones comerciales, y
empleaban a un personal diverso y numeroso (escribas
administradores, trabajadores libres o no libres)
retribuidos por las raciones o la asignación de tierras en
beneficio. La administración del palacio se gestionaba en
la época neoasiria por el alcalde o el mayordomo del
palacio (ša pān ekalli).[159] El de los templos estaba a
cargo de un sumo sacerdote (šangû) asistido por un
escriba principal (ṭupšar bīt ili).[160] Los dominios de los
altos dignatarios del reino, así como los de las mujeres
que ocupaban los puestos más altos en la corte, se
gestionaban de manera similar al de las grandes
organizaciones, como se constata por ejemplo en la
administración de la gran propiedad de Tell Sabi Abyad en
el período medioasirio (ver abajo).[161]

En tal sistema, era el lugar en estas grandes


organizaciones el que determinaba el lugar en la
sociedad. Cada vez más, y especialmente en la época
neoasiria y sobre todo en la de los Sargónidas, era el
hecho de estar al servicio del rey lo que permitía hacerse
rico lo más rápido y construirse un patrimonio
importante. El rey asignaba así muchas tierras a
personas que le habían prestado servicios o bien a los
templos, y también concedía exenciones de las taxas y
servidumbres.[162] Al considerar a más y más personas
como meros sujetos al servicio del reino sin ninguna
distinción legal precisa, el poder real hacía que la fortuna
y el poder dependiesen cada vez más de las funciones y
favores que les concedía. Cuanto más cerca se estaba
del poder, mayor sería el rango en la sociedad. Como
resultado, la élite de la sociedad asiria podría describirse
como de «nobleza de cargo».[163]

El impacto del poder real en la sociedad era más amplio:


a través de su política de deportaciones, la construcción
de nuevas ciudades y el desarrollo de nuevos terruños
rurales, contribuyó a cambiar la vida de sus súbditos de
manera significativa. El peso de las movilizaciones para
el ejército, de los impuestos y de las servidumbres
también pudieron haber desempeñado un papel en la
evolución de las sociedades, haciendo que los súbditos
asirios que estuviesen sujetos a ellas fuesen más
vulnerables. Los estratos sociales más bajos de la
sociedad asiria parecen en cualquier caso experimentar
un marcado debilitamiento demográfico al final del
período imperial.[164] El estado económico y demográfico
de la población asiria al final del imperio, sin embargo,
debe determinarse con más certeza, y la responsabilidad
de la política real en estos desarrollos es difícil de
establecer porque las fuentes son demasiado limitadas.

El ejército asirio

Un gran ariete asirio de ruedas con una torrecilla de observación ataca


las paredes derrumbadas de una ciudad sitiada, mientras que los
arqueros de ambos lados intercambian flechas.

Grabado del ejército asirio durante el reinado de Tiglatpileser II.


Los asirios supieron organizar un gran ejército
compuesto por infantería y caballería. Estaba nutrido por
militares que se habían educado para la guerra y que se
habían especializado en diversos grupos de buenos
profesionales: soldados de infantería, arqueros, soldados
con espadas (todos estos protegidos por un escudo,
casco cónico, coraza de metal), caballeros con lanza y
espada corta, zapadores, artilleros con sus máquinas de
guerra (carros y arietes). El jefe máximo del ejército era el
propio rey que mandaba al frente del Estado Mayor.[165]

Fue el primer ejército conocido que utilizó armas de


hierro que tenían siempre preparadas para sus campañas
y que eran muy numerosas. En las excavaciones se
llegaron a encontrar en una sola habitación de un edificio
de Sargón veinte toneladas de estas armas de hierro.[166]

La infantería estaba integrada por arqueros y piqueros


que vestían protegiendo el cuerpo con una coraza hecha
con trozos de cuero; la cabeza estaba defendida por un
casco o yelmo de metal coronado por una cimera (se
llama así a la cima del yelmo, generalmente adornada de
plumas u otros ornamentos). El escudo era redondo.
Empleaban como armas un arco curvado, flechas cortas,
lanza y espada también corta.[167][168] La caballería
contaba con unos caballos de poca alzada y cola ancha.
No usaban estribo, ni silla, aunque a veces ponían una
manta especial sobre el animal.[169] Fue Assurnasirpal II
(883-859 a. C.) el primero en introducir en el ejército la
caballería que poco a poco fue sustituyendo a los carros,
no solo por ser un caballo más fácil de manejar sino por
cuestión económica.[170] Introdujo además las dos
máquinas de guerra las torres de asedio y los arietes
móviles.[171] Los guerreros más ricos peleaban sobre un
carro de guerra de dos ruedas, tirado por dos o tres
caballos que iban espléndidamente enjaezados. El carro
era muy ligero y estaba cerrado por delante.[169]
Empleaban también algunas máquinas de guerra como el
ariete, que consistía en una viga gruesa que terminaba en
una figura de cabeza de ser fantástico y monstruoso. Se
daba a la viga un movimiento de vaivén para que la
cabeza diese contra el pie de la muralla con el fin de abrir
una perforación. Otra máquina era la torre cuadrada,
hecha de madera y muy alta para poder dominar la cerca
enemiga; los guerreros se trasladaban dentro de este
artefacto, que se deslizaba sobre una plataforma con
ruedas. Abrían galerías subterráneas que llegaban hasta
los muros defensivos y trincheras que situaban frente a la
fortaleza.[172] Cuando estaba bien definido el
campamento militar lo rodeaban y protegían con un muro
construido con tierra. En este recinto se organizaban las
tiendas de tela sostenidas por un palo. Se saben todos
estos detalles y más gracias a los bajorrelieves
encontrados en las excavaciones, en que se pueden ver
escenas cotidianas: los soldados dentro de sus tiendas,
un soldado preparándose la cama y otro que coloca
objetos sobre una mesa.[169]

Cada año por primavera el rey al frente de su ejército


emprendía una campaña guerrera que consistía en la
invasión de un pequeño reino el entorno. Como primera
medida procedían a talar los campos. Si los asirios salían
triunfadores demostraban su fiereza y crueldad con una
serie de actos que se convirtieron en costumbre por lo
que los reyezuelos de estos pequeños reinos optaron por
no pelear y en su lugar pagar un tributo. Por lo pronto
decapitaban a los enemigos muertos y encadenaban a
los prisioneros; algunos llevaban colgadas de su cuello
las cabezas decapitadas de sus jefes. La mayoría de
estos prisioneros se convertían en esclavos o
sencillamente eran ejecutados. Una vez terminada la
batalla campal los hombres asirios vencedores entraban
en la capital y se dedicaban al pillaje en templos, palacios
y casas. Reunían a los ciudadanos junto con los animales
y los llevaban al paso de los prisioneros. Recogían el
botín de enseres, incendiaban lo que quedaba de la
ciudad y emprendían el regreso a casa. A su alrededor
solo quedaban campos yermos y desolación. En Asiria
repartían el pillaje entre el rey y los guerreros.[86]

Este gran ejército contribuyó a que entre los años


1318 a. C. y 1050 a. C., el Imperio asirio se convirtiera en
el primer gran imperio militar de Mesopotamia. Con su
gran profesionalidad consiguieron llegar hasta el lago
Van en Armenia y por el oeste hasta el mar Mediterráneo.

El control de los territorios sometidos

La organización de las provincias y de los reinos


vasallos

A partir del siglo XIV a. C., Asiria se convirtió en un


potencia política que se constituyó en un vasto Estado
territorial en pocas décadas, organizado de manera
flexible alrededor de las provincias controladas de
maneras más o menos directas, de reinos vasallos, a
veces separados por regiones poco ocupadas.[173] El
reino medioasirio fue un poder que operó
aproximadamente según el modelo de los otros grandes
reinos de la época, como el de los hititas, que dominaban
varios reinos vasallos y se consideraban iguales entre
ellos. J. N. Postgate ha señalado la división entre el
centro del reino y sus periferias dominadas: el «país de
Assur (el Dios)», llamado māt Daššur en los textos asirios,
Asiria propiamente dicha, era el corazón del reino, más
firmemente mantenido y dividido en provincias desde el
principio, constituido alrededor de la capital, territorio que
en la ideología política pertenecía al dios Assur,
verdadero señor del reino cuyos temas deben participar
en el culto, mientras que las regiones periféricas
sometidas al «yugo de Asiria», eran reinos clientes de
Asiria que debían pagarle un tributo.[174] Por lo tanto, se
estaría en presencia de una forma de expansión en
«mancha de aceite» a partir de un centro. Por su parte, M.
Liverani ha propuesto considerar la expansión asiria
como el establecimiento de una red compuesta por
puntos de mando o puestos de avanzada que formaban
«islotes» asirios en el territorio sometido, incluso con
discontinuidades.[175]

El sistema de división provincial se estableció durante el


período medioasirio, siguiendo principios que persistieron
a partir de entonces.[176] Se crearonn las provincias
(pāhutu), administradas por los gobernadores (bēl pāhāti,
más tarde también llamado šaknu). Su papel es bien
conocido en el período neoasirio a través de la
correspondencia entre muchos de estos personajes y los
soberanos, descubierta en Nínive: se encargaban de la
recaudación de impuestos y tributos, de los que
conservaban una parte para sus propias necesidades y
las de las tropas a su disposición, y enviaban el resto al
poder central; y debían garantizar la seguridad de la
provincia, informar al rey sobre lo que estaba sucediendo
y también garantizar que las poblaciones deportadas
estaban bien establecidas y, más ampliamente, que sus
provincias estaban bien desarrolladas. Algunas veces, un
cargo de la administración central entrañaba la
administración de una provincia precisa. Las provincias
se dividieron a su vez en distritos (halṣu), que también
tenían sus administradores (hassihlu). Todo este sistema
fue, sin duda, objeto de una vigilancia por parte del poder
central, llevada a cabo por un dignatario llamado qēpu. A
nivel local, había otros agentes reales: los «alcaldes»
(hāzānu) y los «inspectores» (rab ālāni) responsables de
recaudar impuestos. Algunas ciudades tenían situaciones
privilegiadas: el rey les había otorgado
franquicias(zakūtu).[177] Este fue el caso de las grandes
ciudades de Asiria, como Assur, de algunas en Babilonia
como Nippur o Babilonia. El rey otorgaba este privilegio
en agradecimiento por el apoyo que le habían dado esas
ciudades durante las revueltas, o para evitar que se
rebelasen.

El rey Jéhu del reino de Israel presentando su sumisión a Salmanasar III,


detalle del "Obelisco negro" hallado en Kalkhu.

Además de las provincias administradas directamente


por los gobernadores asirios, había una serie de reinos
vasallos. Sus reyes habían jurado lealtad al rey asirio
(māmītu en el período medioasirio, adê en el período
neoasirio), a cambio de su «protección».[178] Debían pagar
un tributo. Muchos textos de tales tratados que datan del
período neoasirio han sido descubiertos en las capitales
asirias.[179]

Progresivamente, las ambiciones de los reyes neoasirios


se inclinaron hacia la dominación universal, por lo tanto
hacia un proyecto «imperial». Fue a partir de Tiglatpileser
III o de Sargón II cuando se puede hablar de un verdadero
imperio:[180] con estos reyes, los estados vasallos
estuvieron cada vez más controlados y a menudo se
incorporaron al reino asirio, y se buscaba de una manera
general un control más fuerte y más directo de los
territorios sometidos.[181] Los asirios eliminaban a sus
élites o las deportaban para reemplazarlas con un
gobernador proasirio, incluso él mismo asirio. Una
tendencia hacia la subdivisión de las provincias estaba
tomando forma al mismo tiempo, una manera de evitar
que algunos gobernadores obtuvieran demasiado poder.
Los costos de administración de las provincias cruciales,
incluidas las marcas fronterizas, eran confiadas a altos
dignatarios que ocupaban cargos en la administración
central. Al mismo tiempo, se estaba estableciendo una
red de comunicación más eficiente a nivel del Imperio,
que era esencial para garantizar la cohesión del proyecto
imperial.[182]

La relación entre el centro y la periferia: la depredación


y emulación

Porque son sus aspectos más arbitrarios y brutales los


que son los más visibles en las fuentes, la dominación
asiria de los territorios sometidos parece ser en gran
parte a expensas de estos últimos, sobre todo en la
época neoasiria. El centro del imperio,[183] el corazón
tradicional de Asiria, se enriqueció con los tributos que
gravaban a las periferias dominadas, y con los flujos de
los pueblos deportados, especialmente de las élites y de
los mejores artesanos, que sangraba a los países
derrotados y a menudo asolados por el violento saqueo y
destrucción por parte de los ejércitos asirios. Los sitios
de construcción de las capitales sucesivas y los campos
circundantes ilustran esta acaparamiento de las riquezas
materiales y humanas de los países vencidos, para
demostrar en un solo lugar la capacidad de los reyes
asirios para dominar y organizar el mundo que habían
sometido, reuniendo en ellas poblaciones llegadas de
todos los horizontes, y construyendo edificios siguiendo
el modelo de los países vencidos (los bīt hilāni de origen
sirio) y jardines que tenían todas las especies de los
países conquistados.

Las relaciones entre el centro y la periferia son


particularmente evidentes a partir de la política de
deportación practicada por los asirios. Aquí nuevamente,
los objetivos combinaban la política y la planificación del
territorio imperial: el objetivo era debilitar a los países
vencidos, sofocar las veleidades de revuelta, pero
también reorganizar el imperio, reabasteciendo a ciertas
regiones que carecían de población, especialmente para
poner en valor sus tierras o para obtener una mano de
obra especializada en ciertas especialidades artesanales.
En algunos casos, se llevaron a cabo deportaciones
«cruzadas», con poblaciones de un país desplazadas a
otros cuyas poblaciones volvían a ocupar su país de
origen. El costo humano de estas prácticas podría ser
considerable, ya que muchas personas no sobrevivieron
al desplazamiento que estaba teniendo lugar en
condiciones difíciles. Estas prácticas habrían conducido
a una considerable mezcla de poblaciones: se ha
estimado que 4.5 millones de personas fueron
deportadas durante el período neoasirio al extrapolar los
datos de las inscripciones reales que parecen fiables (y
documentan al menos a 1 320 000 deportados), de los
cuales casi 400 000 lo fueron bajo Tiglatpileser III y casi
470 000 bajo Senaquerib.[184]

El imperio asirio pudo así ser definido como una «vasta


empresa de explotación de los recursos de los
vencidos».[185] Por lo tanto, bajo un aspecto depredador
puede aparecer la dominación asiria.[186] Esta impresión
se ve reforzada por la imagen muy negativa que la Biblia
hebrea ha dejado de los asirios.

Sin embargo, la visión negra de la dominación neoasiria


puede ser matizada.[173] Los asirios habrían buscado
reiteradamente reorganizar las regiones que dominaban,
en lo que parecen ser proyectos coloniales; así,
desarrollaron algunas áreas periféricas, como el sudeste
de Anatolia alrededor de la actual ciudad de Diyarbakır
donde establecieron guarniciones y colonos agrícolas
deportados.[187] Por otro lado, el desarrollo de una
demanda de productos por parte de los asirios, ya fuesen
tributos o comercio, puede haber tenido el efecto de
estimular la economía de las regiones vasallas, como la
de Fenicia, cuyos artesanos fabricaban muchos
productos de lujo muy populares entre las élites asirias.

Además, el sistema de tributo no era totalmente arbitrario


porque tenía en cuenta las especialidades y capacidades
de los países que habían sometido, y probablemente no
tenía el efecto de desangrar la economía de estos
últimos.[188] En el país de los medos, el dominio asirio y la
demanda de tributos en caballos necesarios para el
ejército, probablemente, se hicieron sin afectar
significativamente a las élites locales, que probablemente
se beneficiaron jugando un papel en el desarrollo de las
entidades políticas en la región que irónicamente tuvo
una consecuencia funesta para los asirios.[189] Por lo
tanto, se puede considerar que en muchos casos las
élites locales, o algunas de ellas, se adhirieron a la
dominación asiria si les servía. El arte de las regiones
periféricas a veces se inspiró en el de los asirios.[190]
Asiria misma se abrió a las influencias externas, visibles
en el arte o en la arquitectura. Además se observa que
incorporó en la administración central un número
creciente de elementos no asirios, principalmente
arameos: las transferencias culturales se hicieron por lo
tanto en varios sentidos. Así pues, el Imperio Asirio sentó
las bases de las construcciones imperiales posteriores,
multiétnicas, multiculturales, con relaciones centro-
periferia no fueron ya de sentido único.

La industria
Los pueblos de Oriente comenzaron a utilizar el bronce
hacia el año 2000 a. C. Fabricaron sus armas con esta
aleación, haciéndolas mucho más eficaces. Los hititas
propagaron el hierro hacia el siglo   a. C., así es que los
asirios en su época de apogeo del siglo   a. C. estaban
ya bien abastecidos con las nuevas y destructoras armas
hechas con este metal que eran más duraderas y
proporcionaban mejores resultados.[166]

El algodón o árbol de la lana, se conocía en la India desde


tiempos remotos. Fue introducido en Asiria por el rey
Senaquerib (hijo de Sargón II), que reinó desde el
705 a. C. al 681 a. C.[166]
Las ciudades asirias
Evolución de la urbanización en la Alta
Mesopotamia asiria

Ubicación de las principales ciudades asirias.

El reino asirio se desarrolló a partir del siglo XIV a. C. al


hacerse cargo del marco urbano desarrollado en períodos
anteriores en la Alta Mesopotamia. Varias ciudades
existentes se convirtieron en centros administrativos,
como Nínive, Shibaniba (Tell Billa), Qattara (Tell Rimah),
Dur-Katlimmu (Tell Sheikh Hamad), Harbe (Tell Chuera) y
otras. El muy antiguo sitio de Tell Brak, ocupado un
tiempo al comienzo del período medioasirio, fue
abandonado poco después. Esta primera fase puede
haber modificado la red urbana, pero no su organización
general, jerarquizada entre centros administrativos,
pueblos y aldeas. La capital de Asiria fue la ciudad de
Aššur durante la mayor parte de este período. La
innovación más significativa fue la nueva ciudad que se
creó en suelo virgen Tukulti-Ninurta I (1233-1197 a. C.)
para que fuese su capital, y que llamó Kar-Tukulti-Ninurta
(«Fuerte Tukulti-Ninurta»).[191] Esta tentativa no excedió la
duración de su reinado, pero fue un precedente que quizá
inspiró las creaciones urbanas del período neoasirio.

La crisis en la que se sumergió el reino asirio al final del II


milenio a. C. cambió las estructuras del hábitat de la Alta
Mesopotamia, y muchas ciudades antiguas
experimentaron un fuerte declive o incluso el abandono.
Los arameos fundaron principados a partir de algunos
sitios de la Djézireh como Guzana (Tell Halaf). La fase de
reconquista asiria que comenzó en el año 911 a. C. llevó
a la creación de nuevos centros administrativos, en
muchos casos en sitios más antiguos, como Zamahe (el
nuevo nombre de Tell Rimah) o Hard-Katlimmu. Los
asirios erigieron ahí varios palacios y probablemente
también contribuyeron al desarrollo de otros sitios, como
se ve en Til Barsip (Tell Ahmar) o Hadatu (Arslan Tash), y
como era de esperar, en el centro religioso y comercial de
Harran que tomó una importancia creciente durante la
última fase del reino.[192]
H

(D -
S )

(
S [S ])

A , ,

.P

,
.
—Inscripción de
Sargon II:
deportación e
instalación de
poblaciones en el
momento de la
fundación de Dur-
Sharrukin.[193]

El fenómeno más sorprendente de la urbanización de la


Alta Mesopotamia durante el período neoasirio fue la
creación de nuevas capitales por varios gobernantes en
el corazón del país asirio.[183] Assurnasirpal II (883-859)
trasladó la capital desde Aššur a Kalkhu (Nimrud), más al
norte, una antigua ciudad secundaria que fue
completamente rediseñada, con alrededor de
350 hectáreas y poblada con al menos 63 000 residentes.
Alrededor de 713 a. C., Sargón II ordenó construir ex-
nihilo, una ciudad amurallada que sería la nueva capital
de Asiria, Dur Sharrukin (Jorsabad). El lugar, situado 15
km al noreste de Mosul y 20 km al norte de Nínive, tenía
unas dimensiones aproximadas de 1760×1635 metros —
la longitud de las murallas era de 16280 unidades asirias,
cifra que correspondía con el valor numérico del nombre
de Sargón— y fue la capital más pequeña de Asiria. Pasó
a ser la capital del reino en 717 a. C. Las obras de
construcción duraron diez años. La ciudad se rodeó con
una muralla defendida por 150 torres y contaba con ocho
puertas. En el sector norte se edificó una ciudadela sobre
una plataforma de entre 14 y 18 metros, que contenía un
ziggurat y un grandioso templo con seis santuarios,
además del palacio real, un complejo conjunto de patios,
salones y almacenes, con más de doscientas
dependencias.

Dur Sharrukin no tuvo tiempo de establecerse ya que el


siguiente gobernante Senaquerib trasladó la capital a la
antigua ciudad de Nínive, que fue renovada por completo,
y cuyo tamaño paso de 150 a 750 hectáreas. Por tanto,
se esta en presencia de un fenómeno sin precedentes en
la historia de Mesopotamia, a saber, las creaciones
sucesivas de varias capitales, entre ellas alguna de la
nada, pero que implicaban cada vez la planificación de un
importante espacio urbano, el traslado de una población
muy grande (se estima que la población de Nínive era de
al menos 75 000, en comparación con los 15 000 de
antes de la construcción), a menudo desplazada allí por
la fuerza. Estos programas de construcción y la aparición
de ciudades de un tamaño sin precedentes en una región
previamente no urbanizada, habrían alterado su equilibrio:
era necesario alimentar a los residentes de estas
ciudades que no producían sus propios alimentos,[194] lo
que creaba una demanda creciente de los campos
vecinos cuya productividad se buscaba aumentar.[195] Es
posible que esas ciudades hayan estado hipertrofiadas
en comparación con la región donde se encontraban, y
hayan creado un desequilibrio que contribuyó a debilitar
los campos vecinos debido al crecimiento de las
extracciones necesarias para alimentar a su población
creciente.[196] La caída del imperio asirio puso fin a esta
red urbana, fin que pudo ser debido a las matanzas y
deportaciones posteriores al período de las guerras que
llevaron a dicho fin, y/o bien a las consecuencias de la
propia caída del imperio que ya no permitía el
mantenimiento de tales aglomeraciones. Los centros
urbanos conocidos durante los siglos posteriores al final
del imperio son muy pocos, incluso en la escala de toda
la Alta Mesopotamia: en Asiria misma, no se encuentran
en los textos más que menciones ciertas (pero raras) de
Aššur y especialmente de Arbèles que se convirtió en el
principal centro administrativo, pero excéntrico en
comparación con el viejo corazón del reino asirio.[197]
La urbanización no se reanudó con certeza hasta el siglo
I a. C., bajo el dominio de los partos, antes del desarrollo
de nuevos centros como Hatra. En Jazira, los principales
centros conocidos para el período posasirio están en la
región del valle del Jabur, Harran y Nísibis, a las que que
se podría añadir Tapsaco en el Medio Éufrates sirio.

El espacio urbano de las ciudades asirias

El urbanismo asirio es difícil de estudiar dada la larga


historia de las ciudades de la región y la complejidad de
las estratigrafías. Las excavaciones se han centrado
principalmente en los barrios centrales de las principales
capitales, y casi ninguna en los espacios residenciales.
En los últimos años, sin embargo, las excavaciones de la
Alta Mesopotamia siria han aportado nuevos elementos
al conocimiento de las ciudades del reino asirio, aunque
nuevamente la documentación se refiere principalmente
a edificios administrativos.

Tradicionalmente, el hábitat urbano de la Alta


Mesopotamia, incluida Asiria, se organizaba alrededor de
una ciudad alta situada en un tell (montículo, colina) que
dominaba una extensión más reciente, la ciudad baja.[198]
Cada una de estas dos partes generalmente estaba
rodeada por una muralla. La ciudad de Aššur responde a
este modelo: el centro político y religioso fue construido
sobre un promontorio rocoso que domina el río Tigris, y
que era llamado libbi āli, literalmente 'el corazón de la
ciudad', mientras que el área predominantemente
residencial se situaba debajo, al sur del viejo centro,
aunque las dos no estaban separadas por una muralla,
pero sí había una separación intraurbana que aislaba la
«ciudad nueva» más reciente.[199] Nínive y Kalkhu también
siguieron esta organización. Probablemente a partir del
ejemplo de Aššur, la nueva ciudad de Kar-Tukulti-Ninurta,
seguía el patrón de una división entre un centro político-
religioso, lejos del resto de la ciudad, pero esta vez el el
límite entre los dos se materializaba en una muralla. No
hay una distinción topográfica entre los dos ya que la
ciudad está construida sobre un terreno llano.[200] Las
nuevas capitales neoasirias Kalkhu, Dur Sharrukin y
Nínive, confirman y amplían el triunfo de esta concepción
del espacio urbano: el centro político y religioso se
convierte en una verdadera ciudadela rodeada de
murallas, que dominanal resto de la ciudad.[201] Hay uno o
más palacios reales, residencias de las élites del reino y
templos a menudo asociados con un ziggurat.[202] A
diferencia de las ciudades tradicionales de Mesopotamia,
el edificio principal es el palacio, el que recibe la mayor
atención, y no los edificios religiosos. En estas ciudades
incluso hay otra ciudadela bien distinta del centro, que
constituye un arsenal (ekal mašarti), cuyo caso más
conocido es el «fuerte Salmanazar» de Kalkhu. Con el
desarrollo de esta última aparece otro elemento
característico de las nuevas capitales asirias, precedido
por experiencias en el período medioasirio: los jardines
reales, a veces utilizados como verderos zoológicos
reales, a los que el rey Senaquerib prestó gran atención
en Nínive.[203]

Plantas esquemáticas de capitales neoasirias

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Las excavaciones de Aššur descubrieron alrededor de 80


casas del período neoasirio, mientras que solo alrededor
de diez residencias han sido excavadas en el conjunto de
los otros sitios asirios.[204] Se distinguen dos tipos de
casas dependiendo de la organización de las piezas. El
primero consiste en residencias con organización lineal,
más pequeñas (78 m2 de suelo de media), constituidas
por una sucesión de piezas alineadas, en número de 4 a 6
de media. El segundo tipo consiste en casas con patio,
más grandes (192 m2 de suelo de medio), que
generalmente comprenden al menos una decena de
piezas, dispuestas alrededor de un patio central que
organiza la circulación interna. Los contratos de venta
dan el nombre y la función de algunos de los espacios o
salas de ciertas residencias, que no siempre son obvios
de comprender: hay tiendas, áreas de recepción, talleres,
salas de agua y habitaciones donde se duerme que
probablemente estuvieron en una planta superior.[205] Las
prospecciones en la ciudad baja de Nínive, al norte del tell
de Kuyunjik, revelaron la presencia de un barrio
residencial de las élites, con casas construidas alrededor
de patios centrales,[206] así como amplias calles de las
que se encuentra eco en los textos de Senaquerib
conmemorando la construcción de su capital, donde
atraviesa grandes avenidas que incluyen un «vía real» de
31 m de anchura.[207]

Las actividades y la sociedad urbanas

Las grandes ciudades asirias fueron el escenario de


actividades específicas. Mientras que la mayoría de la
población rural parece haber vivido en un régimen semi-
autárquico, la de las ciudades participaría en los circuitos
de intercambios más vastos, animados principalmente
por el palacio.[208] Los campesinos tenían que entrar en
contacto con las ciudades y los palacios provinciales
principalmente para obtener artículos raros, incluido el
metal, y para pagar sus impuestos.[209] Estos gravámenes
y tributos drenaron muchos productos, incluidos los más
lujosos, hacia los principales centros administrativos, en
primer lugar hacia la capital. Del mismo modo, el
comercio de larga distancia se utilizaba principalmente
para llevar productos de lujo a las ciudades (ver más
abajo).

El desarrollo de las instituciones palaciegas en las


ciudades condujo a la instalación en estas de una
población conformada por administradores, sirvientes
palaciegos, comerciantes y numerosos artesanos.[194] Se
estima que el personal de los palacios de Nínive en el
reinado de Assurbanipal ascendía a 13 000 personas
divididas entre sirvientes, cortesanos, escribas de la
administración, sacerdotes o guardias.[210]

Los artesanos generalmente estaban empleados por el


palacio. En el periodo neoasirio, trabajaban de acuerdo
con el sistema llamado iškâru: el palacio suministraba la
materia prima al artesano, que luego le devolvía el
producto terminado. Los palacios concentraban los
principales talleres de las ciudades, que a menudo eran
de un tamaño reducido.[211] Se pudo identificar un barrio
artesanal de ceramistas y herreros después de la
prospección al noreste de Nínive, en particular gracias a
los numerosos restos hallados de fragmentos de
cerámica y hornos de cerámica,[212] pero todavía no se ha
excavado ningún taller en una ciudad asiria. Se sabe por
los textos que los arsenales militares en las capitales
incluían talleres donde se fabricaban y reparaban las
armas y el equipamiento militar. Los templos también
empleaban artesanos, como el de Assur, en la ciudad del
mismo nombre, que tenía un taller especializado en el
trabajo de objetos para el culto, llamado bīt mummê.[213]
Un estudio concerniente a un grupo de orfebres de este
santuario sugirió la hipótesis de que podrían haber
estado organizados en «gremios», un tipo de institución
cuya existencia en la antigua Mesopotamia aun se
debate.[214]

Los intercambios

Las modalidades de circulación de los productos

Los movimientos de los productos de los que se tiene


información en el período medio, y especialmente
neoesirio, son, por encima de todo, de los gravámenes
forzosos, resultantes de un equilibrio de poder: se
trataria, pues, de intercambios no libres. Tomaron la
forma de un tributo recaudado por el poder real asirio en
tiempos de paz, o después de una guerra, y que se
redirigían hacia el centro de Asiria.[215] El tributo era
evaluado de acuerdo con las especialidades y las
potencialidades de la región que debía pagarlo, lo que
explica por qué cruza los circuitos comerciales.
Concernía sobre todo a productos estratégicos como los
árboles, y servia como una demostración de prestigio
para el poder real.

Los intercambios libres, comerciales, están mal


documentados en estos períodos, en comparación con
las miles de tablillas paleoasirias de la correspondencia
comercial de Kültepe. Los palacios y santuarios
montaban expediciones comerciales.[216] El poder real
podía detentar monopolios en el comercio de bienes
estratégicos, como el del hierro o de los caballos. Las
instituciones usaban a los mercaderes (tamkāru) en las
expediciones que organizaban.[217] Estos comerciantes,
cuyo estatuto exacto es debatido, también podían realizar
actividades privadas, pero están poco documentadas, y
no se puede saber cuál era la participación respectiva en
el comercio de las grandes organizaciones y del comercio
privado. Dependiendo del producto en cuestión, los
actores y las modalidades de intercambio podían variar:
para los cedros, solo el Estado parece haber estado
capacitado para organizar la tala y el transporte del
producto como parte del tributo; el palacio también
parece ser el único en demandar el marfil; pero la mayoría
de los productos podían transitar por los circuitos
comerciales. Además, los movimientos de productos de
larga distancia estaban reservados para una élite
pequeña, independientemente de los medios por los que
transitasen, y era a menudo el palacio o su entorno el que
los captaba, con la posibilidad de redistribuirlos. Por lo
tanto, la institución jugaba un papel importante en los
intercambios locales, especialmente en la ciudad, porque
el campo probablemente evolucionara hacia una
situación de autarquía, salvo para obtener las
herramientas necesarias que tenía que proporcionar el
entorno del palacio.[218]

Los circuitos de intercambios

Varios pueblos estaba muy activos en los intercambios


de larga distancia en el primer milenio, en primer lugar los
fenicios, y luego cada vez más los árabes, que
establecieron rutas de caravanas a través de las áreas
desérticas de Siria y de Arabia gracias a los dromedarios
que lograban domesticar. Pero poco a poco casi todas
las regiones se involucraron en el comercio de larga
distancia, aunque los intercambios locales y regionales
serían mayores en volumen pero están menos
documentados. Muchos productos transitaron por las
carreteras del Medio Oriente asirio, y solo se pueden
saber algunos de los más importantes.[219] Entre las
maderas, el cedro de las montañas del Líbano o de Siria
era muy apreciado por el poder real y se importaban
también la madera del ciprés o del boj. Se intercambiaron
varios metales: cobre, estaño, oro, plata, hierro. Se debate
su procedencia original: el estaño llegaría de Uzbekistán
o de Irán; el oro, de Egipto o quizás de la India. Pero, de
hecho, las regiones donde esos metales se
intercambiaban mucho no eran aquellas de las que se
extraían: el aprovisionamiento de estaño se hacía mucho
en el Levante o en la Alta Mesopotamia. La cornalina, el
lapislázuli y el alumbre eran apreciados por las
instituciones y las élites. El marfil llegaría de los elefantes
africanos, pero cada vez más de la India, y cada vez
menos del elefante sirio que estaba desapareciendo ya
en el primer milenio. Las áreas donde Asiria se abastecía
de caballos estaban en el Irán actual, entre los medos, los
persas, en Elam, o en Urartu, en Anatolia y el norte de
Siria. Diferentes textiles, teñidos o no, también circularon.
Entre los productos alimenticios, el vino se
comercializaba a larga distancia, pero la mayoría de los
productos perecederos transitaron más bien a nivel local
o incluso regional.
La cultura asiria
Asiria es parte de la antigua civilización mesopotámica,
de la que ocupa la parte norte, y que domina en su
totalidad durante los últimos días del período neoasirio.
Se encuentran así en ella dos las características de esa
civilización: la escritura cuneiforme, escrita en un dialecto
del acadio, y una religión politeísta, pero dominada por la
deidad tutelar del reino, el dios Assur: la práctica religiosa
tenía lugar sobre todo en los lugares de culto urbanos
bajo el patrocinio de los soberanos, y en la que los
sacerdotes eran los principales eruditos, que disponían
de bibliotecas que catalogaban gran parte del
conocimiento de la antigua Mesopotamia. La cultura
asiria presenta sin embargo algunas especificidades, en
particular debidas a la herencia de las tradiciones de la
Alta Mesopotamia —que eran distintas de las de la Baja
Mesopotamia a pesar de la abrumadora influencia de
esta última en todos los períodos—, y también a los
préstamos crecientes de los pueblos sometidos por el
reino asirio. Nada refleja mejor esta particularidad que el
arte neoasirio, ilustración del poderío del reino, de las
influencias exteriores que asimila, pero también de su
capacidad de innovación.
Lenguas y escrituras

La escritura cuneiforme en Asiria

Inscripción real en cuneiforme sobre piedra, del período neoasirio con


una grafía muy regularizada.

La escritura practicada en Asiria desde el comienzo del


milenio II a. C. es la escritura cuneiforme, como en el
resto de Mesopotamia y en el norte de Siria en ese
momento. Su nombre deriva del hecho de que
generalmente está inscrita con la ayuda de un cálamo de
caña, cuyo extremo estaba biselado, sobre una tablilla de
arcilla, lo que dejaba caracteres compuestos de
incisiones en forma de «cuñas» (en latín, cuneus, de ahí
su nombre). Esta escritura se transponía en otros
soportes, en especial en piedra, que se utilizó para
muchas inscripciones reales, o incluso en tablillas de
cera cuyo contenido se ha perdido ya que este material
no sobrevive al paso del tiempo, pero del que hay
constancia de su existencia por los restos de marcos
hechos de materiales no perecederos.[220] Aunque estaba
reservada para un pequeño segmento de la población, la
práctica de la escritura y su comprensión no se limitaba a
una sola élite, y más personas de lo que comúnmente se
cree podían usarla.[221]

La escritura cuneiforme es un sistema que combina


fonogramas —signos que representan sonidos,
generalmente una sílaba: [i], [tu], [šar], etc.— y logogramas
—signos que significan algo—, que generalmente se
califican de ideogramas —signos que significan una idea,
incluso si son más que eso porque también se
encuentran pictogramas que representan cosas
concretas—. Los logogramas son un legado de la era
remota (en el III milenio a. C.) donde el sistema
cuneiforme se usaba para señalar sobre todo el sumerio,
un idioma que nunca se habló en Asiria pero cuyos
fundamentos debían ser dominados por la mayoría de los
escribas que querían usar la escritura cuneiforme. Cada
región que practicaba este sistema de escritura
desarrolló sus propios hábitos en el valor otorgado a los
signos, habiendo definido un corpus de signos comunes
más o menos extendido, y una forma especial de
representarlos, incluso si eso modificaba el sistema.
También hay cambios en función del tiempo: el corpus
del período paleoasirio es limitado en número (150 a
200), sobre todo porque tiene muy pocos ideogramas,
favoreciendo la escritura fonética, y con signos
sobrecargado de cuñas,[222] mientras que el período
neoasirio muestra un número de signos creciente (unos
300 [223]) con una grafía ya regularizada
considerablemente.[224]

La lengua asiria

La gran mayoría de los textos cuneiformes exhumados


en Asiria transcriben la lengua «asiria», que es un dialecto
del acadio, término con el que se designa la lengua del
grupo occidental de las lenguas semíticas habladas en
Mesopotamia en la Antigüedad.[225] La lengua asiria en
general se opone al dialecto que se encuentra en los
tablillas de la mitad meridional de Mesopotamia en la
misma época, llamado «Babilonio», siendo ambos
conocidos por los textos de los milenios II y I a.C. Se
distinguen tres fases de la lengua asiria, que
corresponden a las tres principales fases de su historia:
la paleoasiria o antiguo asirio (siglos XX-XVIII), la
medioasiria (siglos XIV-XII) y la neoasiria (siglos X-VII). Si
retoma las estructuras generales del acadio, la lengua
asiria se diferencia de la babilonia en varios puntos: el
subjuntivo está marcado por el sufijo -ni en lugar de -u, el
wa- inicial se vuelve más y más como en u-, como en
wardu/urdu ('sirviente'), algunos aspectos gramaticales
no se conjugan de la misma manera, etc.[226] El dialecto
neoasirio estuvo cada vez más marcado por la influencia
del arameo, lo que anticipa el hecho de que los asirios se
estaban convirtiendo gradualmente en hablantes del
arameo. En la mayoría de los textos literarios, los asirios
utilizan sin embargo el «babilonio estándar», forma
literaria del acadio desarrollado en Babilonia[224].

La «arameización» de los asirios en el I milenio

Bajorrelieve neoasirio representando un escriba escribiendo en asirio


cuneiforme sobre una tablilla de arcilla y otro escribiendo en arameo
alfabético sobre un papiro o pergamino.

Tableta jurídica en alfabeto arameo procedente del Djézireh de Siria,


período neoasirio (635 a. C.). Museo del Louvre.
Los primeros arameos aparecen en Jazira y en Asiria
hacia el final del II milenio, y constituyen una parte
notable de la población de esas regiones al comienzo del
I milenio. Una vez que los reinos arameos fueron
definitivamente eliminados después del reinado de
Sargón II a fines del siglo VIII, esa población se integró
gradualmente: la administración real incluyó a más y más
arameos, y hasta tenían miembros en la familia real con
la reina Naqi'a/Zakutu; mientras, las deportaciones
llevaban un mayor número de arameos a la Alta
Mesopotamia y a la misma Asiria. Es de este fenómeno
del que da testimonio El relato de Ahikar, un relato arameo
escrito en el siglo VI y que narra los problemas de un
arameo en la corte de Asarhaddón. Los resultados de
esta evolución fueron la adopción gradual del arameo
como la lingua franca del imperio, y el uso creciente de su
escritura alfabética en la administración junto con la
escritua cuneiforme tradicional asiria, como ilustran
varias representaciones de dos escribas escribiendo uno
en escritura cuneiforme en una tablilla y el otro en
arameo en un pergamino. Puesto que el arameo era
escrito en un material perecedero, hesos registros hayan
desaparecido, aunque se conocen algunas inscripciones
en arameo en tabletas de arcilla. En el siglo VII a. C. se
puede considerar que la lengua aramea ya estaba en una
posición dominante: se llama a esta evolución
«arameización» del Imperio.[227] Todo esto contribuyó a
una homogeneización cultural del imperio asirio, dado
que el arameo era el único idioma que tenía hablantes en
cada parte del territorio dominado por los asirios. Esto
explica por qué el arameo es subsecuentemente el
lenguaje administrativo del Imperio persa aqueménida.
Después de la caída del imperio asirio, Asiria se convirtió
en un país donde la población hablaba en su mayoría o
totalmente en arameo, lo que es el origen del hecho de
que los aramófonos de la Alta Mesopotamia fuesen
nombrados desde la Antigüedad «asirios» o «sirios» (hoy
siríacos), derivando estos dos términos claramente de la
palabra acadia aššurāiu utilizada para designar a los
habitantes de Asiria.[228]

Religión
Toro alado androcéfalo del palacio de Dur Sharrukin en Asiria.

Los dioses eran muy numerosos en todo el territorio de


Asiria. Eran muy parecidos a los hombres en muchos
aspectos, pero tenían una autoridad ilimitada. Era común
a todos los pueblos de esta región el temor a los dioses.
Asiria estaba llena de grandes templos donde los
sacerdotes ofrecían sacrificios. Había siempre una
construcción mayor, un templo que sobrepasaba en
altura a los demás, con forma de torre escalonada; es lo
que se conoce como zigurat.La religión en general en
toda Asiria no era como la de Egipto, optimista y con
esperanza en el más allá. Por el contrario se vivía con un
temor permanente y miedo a los espíritus malignos y la
muerte era muy temida pues el espíritu del hombre se
marchaba a una penumbra eterna donde de ningún modo
era feliz.[229]

En Asiria el dios principal era Assur que dio nombre a la


región, a la tribu y a una ciudad. El símbolo de Assur era
el árbol de la vida, pues él era el dios de la vida vegetal.
Más tarde cuando Asiria fue ya un imperio militar, Assur
se convirtió en un dios guerrero y se le identificó con el
Sol. Su símbolo fue entonces un disco con alas, el mismo
que tenían los hititas y que a su vez habían recibido de
Egipto. La diosa principal era Ishtar, diosa del amor, de la
guerra y la fecundidad. Se le daban las advocaciones de
«Primera entre los dioses», «Señora de los pueblos», y
«Reina del cielo y la tierra» entre otras.[230][86]

En la ciudad asiria de Nínive se encontraron unas listas


pertenecientes a la biblioteca de Asurbanipal en que se
podían contar hasta 2500 nombres de divinidades, entre
las que había pequeñas deidades locales. Los dioses
mayores que se adoraban en las ciudades eran: Anu dios
del cielo, Enlil señor de los vientos y tempestades, Ea
señor de las aguas. El dios-sol Shamash era señor de la
luz que asegura la vida y permite juzgar las acciones
humanas con claridad. Era por tanto el dios de la justicia.
Marduk era un dios de Babilonia, pero fue adoptado y
adorado en toda Mesopotamia. Llegó a ser un dios
universal, dueño del mundo y primero entre los dioses.

Existían además unas criaturas al servicio de los dioses:


los genios y los demonios que podían ser tanto
benefactores como maléficos. Su misión era proteger o
castigar a los hombres. Estos demonios cuando
castigaban lo hacían de manera cruel y atormentadora.
Podían golpear a los hombres convirtiéndose en
fantasmas, hombres de la noche, devoradores de niños,
etc.

Las principales deidades adoradas en Asiria fueron:

Adad (Hadad) – tormenta y dios de la lluvia.


Anu o An – dios de los cielos y del cielo, señor de las
constelaciones y padre de los dioses. El nombre deriva
de sumero-acadio/ano, que significa cielo; Es
considerado el padre de los grandes dioses. En las
historias, es mencionado como un padre, creador y
dios; y se cree que era el ser supremo.[231]
Dagan o Dagón – dios de la fertilidad.
Enki o Ea – dios del Abzu, artesanías, agua,
inteligencia, travesura y creación y gobernante divino
de la Tierra y sus humanos.
Ereshkigal – diosa de Irkalla, el Inframundo.
Ishtar o Inanna/Astarte – diosa de la fertilidad, el amor
y la guerra.
Marduk – deidad patrona de Babilonia ue finalmente
llegó a ser considerada como la cabeza del panteón
babilónico.
Nabu – dios de la sabiduría y la escritura.
Nanshe – diosa de la profecía, la fertilidad y la pesca.
Nergal – dios de la plaga, la guerra y el sol en su
capacidad destructiva; más tarde marido de Ereshkigal.
Ninhursag o Mami, Belet-Ili, Ki, Ninmah, Nintu, o Aruru –
diosa de la tierra y diosa madre.
Ninlil – diosa del aire; consorte de Enlil.
Ninurta – campeón de los dioses, el epítome del vigor
juvenil y dios de la agricultura.
Nisroch - dios de la agricultura. Algunas otras
religiones también lo consideran el ángel o demonio
caído.[231]
Nusku - el mensajero de los dioses. «La descendencia
del abismo, la creación de Êa» y «la semejanza de su
padre, el primogénito de Bel». Nusku también fue
considerado un gran comandante, consejero de los
dioses y protector de los dioses en el cielo. Los reyes
asirios mencionan a Nusku muchas veces,
especialmente antes de las guerras; Nusku no tenía
miedo en la batalla.[231]
Shamash o Utu – dios del sol, árbitro de la justicia y
mecenas de los viajeros.
Sin o Nanna – dios de la luna. Considerado como el
príncipe de los dioses. Descrito como dueño de un
cuerpo perfecto: todo, desde la barba hasta los
cuernos, era perfecto. Se cree que el nombre proviene
de "Zu-ena" pero fue cambiado en algún momento. Zu-
ena significa "señor del conocimiento". El pecado
también se menciona en otras religiones en
Babilonia.[231]
Tammuz o Dumuzi – dios de la comida y la vegetación.
Tiamat – el principio femenino, el mar, representación
de las potencialidades del caos prístino.

El medio alfabetizado

Entre las decenas de miles de tablillas descubiertas a


mediados del siglo XIX en los sitios de las capitales
asirias, los textos literarios y científicos rápidamente
atrajeron mucho atención, y es a través de ellos que un
segmento importante de la cultura de la élite de la
antigua Mesopotamia ha llegado a nuestros días. Estos
documentos concentraban en verdad los conocimientos
adquiridos durante los milenios anteriores a lo largo del
«país de los dos ríos», especialmente en su parte sur
cuyos grandes centros intelectuales tuvieron que ser
excavados más tarde (Nippur, Ur, Babilonia, Sippar, etc.).
La definición de obras llamadas «literarias» plantea un
problema porque tal noción realmente no existía en la
antigua Mesopotamia.[232] Debido al predominio
numérico de textos técnicos y científicos, serán
estudiados junto con los himnos, la mitología y las
epopeyas.

Especialistas y bibliotecas

Primera tablilla del Poema del diluvio universal (Epopeya de Atrahasis)


(British Museum)

Las obras exhumadas en los sitios asirios fueron


producidas principalmente por un grupo de personas que
se puede llamar «letrados» (o alfabetizados, eruditos
osabios). Se trata de personas que habrían recibido una
formación básica de escriba (ṭupšarru) para dominar el
cuneiforme y sus diferentes lenguas, completada a
continuación con la realización de estudios adicionales
que podrían incluir una especialización particular. En
concreto, esos especialistas llegaban todos del mundo
de los sacerdotes de los templos, donde probablemente
recibieron una buena parte de su educación superior, que
también podría ser proporcionada en las dependencias
del palacio. Los «letrados» asirios se convirtieron así en
especialistas en hepatoscopia (barû), en astrólogos
(ṭupšar enūma anu enlil), en lamentantes (kalû), en
exorcistas (āšipu) o incluso en especialistas en medicina
(asû).[233] Los que se conocen mejor se desempeñaron en
el entorno real, en el que se encargaban de la
interpretación para los soberanos de las fuerzas
sobrenaturales y de las voluntades divinas que presidían
el destino del reino, y a los que protegían por procesos
mágicos. Los letrados disponían de fondos de textos que
se podrían considerar como «bibliotecas». Se pueden
distinguir varios tipos de estos corpus de textos:

las bibliotecas de palacio representadas en Asiria por


la «Biblioteca de Asurbanipal» de Nínive,[234] en realidad
compuesta de tres fondos distintos, de los cuales dos
estaban realmente situados en un palacio, y que había
empezado a ser constituida antes del reinado al que se
atribuye normalmente, aunque Asurbanipal jugó un
papel decisivo en engrandecerla organizando la
confiscación o la copia de numerosas tablillas
contenidas en otras bibliotecas de Mesopotamia;
las bibliotecas de los templos, constituidas en los
templos del dios de la sabiduría, Nabu, donde se
encontraron numerosas tablillas que formarían un
depósito votivo al dios mismo, incluso si no tenían un
papel real de biblioteca, y de las cuales se conoce un
caso en Kalkhu[235] y otro en Nínive (incluida en la
Biblioteca de Assurbanipal);[236]
las bibliotecas «privadas» encontradas en las
residencias de los sacerdotes, que tal vez se puedan
considerar más como colecciones de manuscritos,[237]
y de las que se sabe de algunos ejemplos en Aššur con
las tablillas del exorcista Kisir-Assur, y en Sultantepe
(en la región del Khabur cerca de Harran) en la
residencia del sacerdote Qurdi-Nergal.[238]

El contenido de las obras «literarias»

Los textos de las bibliotecas constituyen una fuente


esencial del actual conocimiento sobre las prácticas
científicas y religiosas de la antigua Mesopotamia. Los
textos técnicos para el uso de especialistas estaban
divididos en dos grandes categorías: las listas lexicales —
obras lexicográficas que podían tomar el aspecto de los
diccionarios bilingües o trilingües— y las colecciones
constituidas por párrafos que servían tanto para la
medicina y el exorcismo, como para la adivinación o el
derecho.[239] En la segunda categoría, destacan las
compilaciones de presagios adivinatorios (alrededor de
una cuarta parte de los textos de la biblioteca de
Asurbanipal), que servían tanto para la práctica de la
hepatoscopia (tablillas de la serie llamadaBārûtu) como
de la astrología (serie Enūma anu enlil), o incluso de la
oniromancia, los «manuales» de exorcismo, los textos
que describían rituales, oraciones y cantos para entonar
en las ceremonias por los sacerdotes-lamentadores, las
colecciones medicinales, las observaciones
astronómicas, los problemas matemáticos, etc. Por
último, los textos literarios más famosos, como la
Epopeya de Gilgamesh —descifrada una primera vez
gracias a su versión de Nínive—, son sólo una pequeña
minoría del contenido de las bibliotecas de palacio o de
los templos.[240] Esto confirma el hecho de que esos
fondos de textos se constituyeron con un propósito
esencialmente religioso, especialmente para poder
asegurar las relaciones entre el rey y el mundo divino
gracias a un grupo de sacerdotes suficientemente bien
formado para poder cumplir con esa tarea juzgada crucial
para la supervivencia del reino.

Tablillas de la «Biblioteca de Asurbanipal» de Nínive,


Museo Británico
Lista Tablill Tablilla
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Nínive.

Arte y urbanismo
Los asirios cultivaron la belleza de sus ciudades y dentro
de ellas consiguieron que sus palacios estuvieran
decorados y labrados con delicados y elegantes relieves.
La azulejería de vidrio policromado tuvo una primordial
calidad, así como las grandes esculturas. Pusieron así
mismo mucho cuidado en la construcción de muebles
que a menudo decoraban con marfiles.[81]

El arte asirio (escultura, arquitectura, pintura y cerámica)


se conoce a través de las excavaciones y posteriores
estudios hechos en Nínive (Mossul) y otras ciudades del
norte de Mesopotamia, que formaron parte de la
civilización del pueblo asirio. Los arqueólogos que
trabajaron en Mesopotamia estudiaron antes las
antigüedades asirias que las babilónicas por razones de
simple facilidad. Les era más sencillo acceder y seguir el
rastro de las excavaciones de la ciudad de Nínive, donde
se conservaban los cimientos en piedra casi intactos que
en Babilonia, donde abundaba el adobe muy destruido
por el paso de los siglos. Después de los estudios
exhaustivos de los palacios, templos y trazados de las
ciudades asirias fue más fácil para ellos seguir un plan
practicado de antemano en ciudades mesopotámicas
demolidas y casi totalmente destruidas.[241]

Sargón II construyó al nordeste de Nínive su residencia


llamada Dur-Sarrukín donde vivían 80 000 personas. La
ciudad estuvo protegida por una muralla de cinco km de
extensión a lo largo del río Tigris. Los palacios eran
grandes edificios con triple entrada guardada por toros
con cabeza humana, de alabastro. El frente estaba
decorado con azulejos esmaltados en colores y los
zócalos mostraban las hazañas guerreras o de caza. En
cuanto a la representación de figuras de animales
salvajes, los asirios demostraron ser unos verdaderos
artistas.[86]

Los verdaderos creadores del arte mesopotámico fueron


los antiguos sumerios (pueblo del que tan solo se sabe
que su origen no es ni semita (ni siquiera pertenecen a la
macrofamilia afroasiática) ni tampoco indoeuropeo ni
tampoco elamo-drávida (grupo, este último, al que
pertenecían los elamitas, por ejemplo)), quienes poblaron
estas tierras hacia el año 4000 a. C. El estilo de estas
gentes fue asimilado después (desde el año 3000 al
1500 a. C.) por el pueblo semita de los acadios que
también llegó a habitar esta región y se fundió con los
habitantes anteriores y fue asimilado igualmente por los
babilonios. Entre los siglos y  a. C. el estilo sumerio
adquiere pleno desarrollo con la civilización asiria y la
neobabilónica.[242]

Cinturón ceremonial en bronce, decorado con grabado y repujado,


periodo neoasirio. Detroit Institute of Arts.

En la encrucijada de influencias del sur y del norte de


Mesopotamia, pero también de las procedentes de Siria o
de Anatolia, el arte asirio ha conocido un periodo muy
floreciente bajo el efecto del crecimiento del poder real
durante el período neoasirio, que comenzó a patrocinar
realizaciones cada vez más grandiosas en sus capitales,
sobre todo para el palacio real y para los cortesanos que
vivían allí. Debido a que estos fueron los lugares de poder
que más se han excavado, nuestra visión del arte asirio
es parcial e ignora el arte profano. Además, se conocen
muy pocos logros artísticos de los períodos paleo y
medioasirios porque solo el sitio de Aššur presenta una
importante documentación arqueológica para este
período,[243] mientras que en Kültepe la cultura material
de las residencias de los mercaderes asirios es del tipo
anatolio, y solo sus sellos cilíndricos pueden
caracterizarse como asirios.[244] El arte asirio del que se
puede hablar es, por lo tanto, el de un arte imperial,
esencialmente al servicio del poder, marcado por las
influencias cosmopolitas que se nutrieron de las
tradiciones de las diferentes regiones del imperio de
donde provendrían probablemente algunos de los
artesanos con obras conocidas, cuando no serían sino
simples importaciones de las elites asirias que
desarrollaron el gusto por algunos productos exóticos
como los marfiles sirio-fenicios.

Los relieves de los palacios asirios

Escena de la toma de una ciudad fortificada por el ejército asirio,


bajorrelieve de Nínive, Museo Británico.
Asurbanipal a caballo clavando una lanza en la cabeza de un león.
Bajorrelieve de alabastro del Palacio del Norte en Nínive, Museo
Británico.

Los mayores logros arquitectónicos de los monarcas


asirios fueron, con mucho, sus palacios reales, que
servían como símbolo de su dominación, de pretensión
universal. Los bajorrelieves que decoraban muchas salas,
pasillos y patios de estos edificios derivan de la misma
lógica.[245] Se trata de decoraciones realizadas sobre
placas cálcareas yesíferas o de mármol local (conocido
como «de Mosul»), llamados «ortostatos» y fijados a la
base de los muros construidos con ladrillos de arcilla.
Probablemente tuvieron su origen en los bajorrelieves de
los palacios sirios del II milenio a. C. o incluso en los
realizadas en los reinos del sureste de Anatolia en el
comienzo del II milenio a. C., ejemplo de la capacidad de
Asiria de captar las tradiciones de los países a los que
sometía, sin dejar por ello de tener motivos iconográficos
de origen mesopotámico.[246] Los bajorrelieves asirios
más antiguos conocidos son los del palacio
noroccidental de Assurnasirpal II en Kalkhu (Nimrud), de
mediados del siglo IX a. C.. Su apogeo se encuentra entre
el final de los siglos VIII y VII en el palacio Sargón II en
Dur-Sharrukin (Jorsabad) y los de Senaquerib y de
Assurbanipal en Nínive.

Los temas de estos bajorrelieves son ante todo los


destacados logros militares del rey que los encargó, al
igual que hacen por escrito los Anales reales, un género
literario que se desarrolla en paralelo.[247] Esto servía
tanto para conmemorar la gloria del rey y para preservar
su memoria, como también para despertar el temor de
los embajadores extranjeros que llegaban a visitar el
palacio.

Assurnasirpal II hizo así realizar bajorrelieves


conmemorativos de sus victorias en Siria en su sala del
trono,[248] mientras que desde Sargón II cada sala del
palacio conmemoraba una campaña completa, una
práctica que se refleja en el palacio de Nínive, con
ejemplos espectaculares del sitio de Laquis por
Senaquerib (sala n.º XXXVI del «palacio suroeste») y de la
campaña de Elam de Asurbanipal (sala n.º XXXIII del
mismo edificio). Las leyendas escritas completan estas
representaciones. Los temas evolucionaron también, lo
que refleja una cierta inventiva por parte de los artistas,
ya que retomaban los temas de textos e imágenes de
glorificación real existentes desde hacía milenios en
Mesopotamia. Así, en los palacios de Nínive, Senaquerib
hizo representar la escultura y el encaminamiento de los
toros androcéfalos alados desde su palacio, en
conmemoración de su trabajo como constructor. Los
bajorrelieves de su reinado prestan especial atención a
los paisajes. Por su parte, Assurbanipal hizo representar
un ciclo de esculturas sobre las cacerías durante las
cuales él vencía en especial a leones, simbolizando su
papel como rey que dominaba las fuerzas de la
naturaleza salvaje portadoras del caos.[249] Aunque los
bajorrelieves aún representan siempre a los personajes
de perfil, los artistas podían usar recursos como las
líneas oblicuas que dinamizaban el ataque contra Lakish
o los muchos vacíos que muestran la libertad espacial de
los animales durante las cacerías de Assurbanipal.

Bajorrelieves de los palacios reales neoasirios


Escena de caza Barco que Transporte
de leones del rey transport de toros
Assurnasirpal II, a cedros androcefal
palacio noroeste del os alados
de Kalkhu, Líbano, hacia el
Museo Británico. detalle de palacio de
un Nínive,
bajorrelie copia de un
ve del bajorrelieve
palacio del palacio
de Sargón surocciden
II en Dur- tal de la
Sharrukin, misma
Museo ciudad,
del reinado de
Louvre. Senaquerib
.

Otra parte de los bajorrelieves de los palacios asirios


tenía una función sagrada y religiosa además de la
arquitectónica; así, las representaciones de los genios
protectores, en primer lugar los toros y los leones
androcéfalos alados colocados en las puertas de varias
salas de los palacios, y que también tenían la función
arquitectónica de sostener la bóveda que sobresalía por
encima de la puerta. Llamados lamassu o šêdu, son las
esculturas colosales más impresionantes de los palacios
asirios. Su cabeza está hecha en busto redondo, mientras
que el resto de su cuerpo estaba en alto relieve. Los otros
personajes protectores esculpidos de los palacios asirios
eran los genios alados en bajorrelieves, los apkallu,
generalmente con cabeza humana pero a veces con
cabeza de ave y portando objetos sagrados.[250]

Genios protectores de los palacios neoasirios


Toros Geni Geni Toros
androcéfa o o androcéfalo
los alados prot prote s en el
procedent ecto ctor Palacio del
es de una r alado Noroeste
puerta del alad con de
palacio de o, cabe Ashurnasir
Kalkhu, pala za de pal
Museo cio pájar
Metropolit de o,
ano de Dur- Muse
Arte. Shar o de
rukin Pérg
, amo.
Mus
eo
del
Louv
re.

Otras formas de escultura


Otras esculturas de piedra habían sido encargadas por
los gobernantes asirios. Los inicios del arte del
bajorrelieve asirio son perceptibles en algunas obras
medioasirias, entre ellas un altar de alabastro en el que
está esculpido el rey Tukulti-Ninurta I frente a un altar
similar al que se usa en la misma escena. El rey está
representado en dos posiciones sucesivas, de pie y
después de rodillas, sosteniendo un cetro y vestido con la
túnica de flecos que todavía llevaban sus sucesores
neoasirios. En el mismo periodo, un bajorrelieve
descubierto en un pozo de Assur representa al dios Assur
sosteniendo dos ramas de las que pastan cabras, entre
dos divinidades que ssurgen de los floreros.[251]

Muchas estelas representan a los reyes asirios y a


menudo conmemoran sus victorias. También son
conocidos algunos bajorrelieves rupestres, como los de
Bavian en el Kurdistán que conmemoraban las obras
hidráulicas realizadas por Senaquerib para la
construcción de Nínive, los de Máltai que representan una
procesión divina o incluso los de Nahr el-Kelb, en el
Líbano, que se remontan al reinado de Assarhaddon.
Estelas esculpidas también se llevaron a Asiria como el
«obelisco negro» de Salmanasar III, de cuatro caras, en el
que hay bajorrelieves conmemorativos de victorias
militares, con temas idénticos a los bajorrelieves
palaciegos.[252]

Hay casos de esculturas asirias en bulto redondo, como


las estatuas de Assurnasirpal II y Salmanasar III, que son
casi de tamaño real.[253][254] Los reyes están
representados de una manera fija, inexpresiva, que
simboliza más el cargo que el ser humano. Están
vestidos con un atuendo de mangas cortas alrededor del
cual está envuelto un chal con flecos, característico de
los reyes asirios. El primero está en una posición de
oración, el segundo tiene una apariencia más marcial,
incluso aunque los atributos que lleva, incluidas las
armas, se refieran a su papel como sumo sacerdote,
como la masa de armas que simbolizan su función como
vicario del dios Assur.

Esculturas neoasirias datadas en el reinado de


Salmanasar III (858-824)

Est «Obe Est Estel


ela lisco atu a que
pro negr a repre
pro negr a repre
cla o», del senta
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nd olito pro Asar
o de ven hadd
la piedr ien ón
vict a te desp
ori caliz de ués
a a la de su
del negr ciu victor
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la pida de phis,
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de o en Mu Pérg
Qar Kalkh seo amo.
qar u Arq
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3), rud), oló
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ad nico. Est
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en bul.
Kur
kh
kh,
Mu
se
o
Brit
áni
co.

Al lado de la escultura en piedra, se sabe de un notable


ejemplo de escultura de metal repujado con placas de
bronce que fueron clavadas sobre una puerta del templo
de Balawat (la antigua Imgur-Enlil) y que están datadas
de los reinados de Assurnasirpal II y de Salmanasar
III.[255] Se trata de varias placas horizontales que
representan cada una una campaña militar diferente,
acompañadas de una leyenda, siguiendo una disposición
similar que comienza con la salida de las tropas del
campamento, seguida de la batalla, la captura de la
ciudad enemiga, la deportación de los vencidos y
finalmente la celebración de la victoria con las ofrendas a
los dioses y la erección de las estelas de victoria. Por lo
tanto, nuevamente son temas similares a los que se
encuentran en las paredes de los palacios reales.
Placa de bronce esculpida de las puertas de Balawat, reinado de
Salmanasar III.

Se conoce a través de varios relatos de construcción


neoasirios que los palacios reales y templos estaban
decorados con estatuas monumentales en metal (cobre,
bronce especialmente) como grandes columnas o
incluso de toros y leones que pesaban cientos de
toneladas.[256] Pero ninguno se ha conservado. Por
contra, son conocidas algunas esculturas de metal de
pequeña talla destinadas a un contexto más personal,
objetos de uso como protección, como la estatuilla del
demonio protector Pazuzu,[257] o la placa de conjuro
contra los males del demonio Lamashtu,[258] que datan
del periodo neoasirio, o diversos amuletos con una
función similar.

Esculturas en metal con un propósito protector del


período neoasirio
Plac Esta
a de tuill
bron a
ce prot
de ecto
prot ra
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ón bron
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ra el del
dem dem
onio onio
Lam Paz
asht uzu,
u, Mus
Mus eo
eo del
del Lou
Louv vre.
re.

Pintura
Fragmento de ladrillo à glaçure pintado representando al rey
Assurnasirpal II y sus guerreros. Kalkhu, British Museum.

Los bajorrelieves de los palacios asirios estuvieron


pintados, pero han perdido todos sus colores a lo largo de
los siglos. Sin embargo, se han encontrado algunos
ejemplos de muros pintados en sitios medioasirios (Kar-
Tukulti-Ninurta) pero especialmente neoasirios, como en
Aššur o Kalkhu. Pero la serie más impresionante de
pinturas asirias se encontró en el palacio provincial de Til
Barsip en la década de 1930.[259] Fechadas en los siglos
VIII-VII, una gran parte se ha degradado y ha
desaparecido, y solo se conocen a partir de las copias
realizadas en el momento de su excavación. El estilo y el
tema eran los mismos que los de los bajorrelieves de los
grandes palacios reales: el friso más largo (de 22 metros
de largo), en los aposentos reales, representa una escena
de audiencia presidida por el rey Tiglatpileser III frente al
cual aparecen guerreros y dignatarios. También había
frisos más pequeños que representaban motivos
geométricos o rosetas, palmetas, flores, a veces
decoradas con animales, o genios. El uso de la pintura
debería haber sido preferido porque esta técnica era
menos costosa que la escultura sobre ortostatos.

Glíptica

Al igual que en otros períodos de la historia de la antigua


Mesopotamia, los asirios usaron mayoritariamente el
sello cilíndrico para sellar y autenticar las tablillas y otras
piezas de arcilla colocadas en objetos o puertas. Muchos
particulares lo tenían, incluso para el dios Assur mismo,
cuyo sello estaba adherido a las tablillas del tratado de
paz, recordando así su condición de verdadero rey de
Asiria. Estos cilindros estaban tallados en diferentes
tipos de piedra, y la decoración y las inscripciones
grabadas en ellos podían transferirse una y otra vez a la
arcilla. El repertorio iconográfico de estos sellos es
variado. El surgimiento de un arte de la glíptica
propiamente asirio se hizo en el periodo medioasirio bajo
influencias llegadas de varios lugares. El estilo neoasirio
es muy similar al de Babilonia del mismo período hasta el
punto de ser difíciles de discernir.[260] Pero los temas no
necesariamente recuerdan los grabados en bajorrelieves
de los palacios o de los objetos de marfil. Muchos sellos
cilíndricos representan escenas de caza, dirigidas por un
arquero triunfante sobre presas salvajes. Desde el
período medioasirio, la glíptica de este país gustaba de
representar animales salvajes o imaginarios luchando o
en círculo, en un estilo muy animado, y, a veces con
muchos detalles. Otros temas habituales eran de
inspiración religiosa: hay escenas de culto rendido a una
deidad, a veces sentada en un trono en la más pura
tradición de Mesopotamia, pero también se encuentran
escenas mitológicas que representan una lucha de la
deidad, o incluso escenas de veneración de un árbol
sagrado por genios similares a los de los bajorrelieves
palaciegos.

Galería
Sellos cilíndricos de temas religiosos del periodo
neoasirio con sus impresiones.
Combate Comba Banquete Veneració
mitológico: el te religioso. n de un
dios Assur, mitoló árbol
atacando a un gico: sagrado
monstruo. héroe por
amaest genios.
rando a
dos
demoni
os
alados.

Marfiles

Elemento de mobiliario en marfil de estilo fenicio que representa a un


hombre asido por la garganta por una leona, Nimrud, Museo Británico.
Muchos objetos de marfil tallado se han encontrado en
las grandes capitales asirias, del período medioasirio en
las tumbas de Aššur,[261] y especialmente en Nimrud del
siglo VII a. C.,[262] así como en la «construcción de los
marfiles» del palacio provincial de Arslan Tash, la antigua
Hadatu.[263] El marfil procedía de los dientes de
hipopótamo o de los colmillos de elefante. Los objetos
presentan en su mayoría características artísticas
propias de Siria y de Fenicia, ya sea por su estilo o por los
temas representados. Así que se trataría de realizaciones
de artistas de esos países, que pueden haber trabajado
en los talleres reales de Asiria, o haber sido importados o
saqueados, lo que parece probable por los objetos de
Nimrud encontrados especialmente en las salas de
almacén del arsenal. Los objetos de marfil son de varios
tipos: elementos de mobiliario sobre todo, pero también
cajas de maquillaje y placas decorativas. Se atestigua un
arte de marfil de estilo estrictamente asirio, cuyo
repertorio iconográfico es similar al de los bajorrelieves
palaciegos o glípticos, pero en menor cantidad en el
corpus de Nimrud.

Vestimentas y adornos
La mayor parte de nuestro conocimiento sobre las joyas y
las vestimentas usadas por los antiguos asirios proviene
de las representaciones de estos en los bajorrelieves de
palacios o en estelas y estatuas, ya que los objetos de
metales preciosos en general han sido reciclados desde
la Antigüedad, mientras que aquellos de materias
perecederas, especialmente los tejidos, han
desaparecido; se pueden completar mediante las fuentes
textuales, sabiendo que los términos que hacen
referencia a las diferentes tipos de prendas de vestir son
difíciles de relacionar con los de las representaciones
figurativas.[264] Las vestimentas y adornos más preciosos
estaban destinados al rey, a su familia, y a los cortesanos,
así como a las estatuas de los dioses entronizados en los
templos. Las grandes ceremonias y festivales religiosos
fueron una oportunidad para vestirse de la manera más
lujosa posible.[265] El tipo de material textil más utilizado
por los antiguos asirios fue, con mucho, la lana de oveja,
el más fácilmente accesible, luego vino el pelo de cabra,
el lino, el algodón que se introdujo bajo los sargónidas y
también el biso hecho a partir de las fibras secretadas
por moluscos.[266] De acuerdo con el método de tejido, se
obtenía un material de calidad variable, que luego podía
ser blanqueado o teñido con diferentes productos,
incluyendo el alumbre y la púrpura extraída del murex
pescado en Fenicia, que tuvo un gran éxito en la Corte
asiria.[267] El atuendo (generalmente masculino) que se
muestra en los bajorrelieves de los palacios neoasirios
consta típicamente de una prenda interior que es una
especie de túnica de manga corta, cubierta por una
especie de abrigo o chal con bandas designado por el
término genérico de kusîtu. Los bajorrelieves muestran
que las franjas de la ropa fueron objeto de gran atención:
están decoradas con bandas, rosetas que son quizás
símbolos de la diosa Ishtar, así como escenas con
figuras.[268]

Collar en oro y lapislázuli encontrado en una tumba de Assur, siglos XIV-


XIII, Vorderasiatisches Museum de Berlin.

El lujo de la ropa se realzaba con joyas y otros adornos


igualmente suntuosos, en oro, plata, piedras y tejidos
preciosos coloreados o incluso en vidrio. Los personajes
representados en los bajorrelieves a menudo usan
brazaletes, que pueden adornarse con una roseta,
pendientes o collares que a veces llevan símbolos
divinos, así como tiaras, coronas y turbantes decorados.
Algunas armas y otros objetos ceremoniales podrían
unirse a estos adornos. Esta documentación ha sido
felizmente completada por varios descubrimientos en las
tumbas. Primero, algunas tumbas paleo y medioasirias
de Aššur con ricas joyas de oro y piedras preciosas o
peinetas incisas y alfileres decorados.[269] Pero el
hallazgo más notable fue realizado por arqueólogos
iraquíes en el sitio de Kalkhu (Nimrud) en 1988-1989: se
trata del descubrimiento de un grupo de sepulturas de
varias reinas secundarias de la segunda mitad del siglo
VIII a. C. que habrían escapado al pillaje.[270] Se han
encontrado una notable cantidad de objetos de oro (más
de 50 kg en total) y en piedras preciosas (lapislázuli,
cornalina, ágata, amatista), incluidos collares, pendientes
y una corona de oro. Se pueden agregar jarrones en
piedra y en bronce. Lo que es más notable, más allá de
esta opulencia, tanto más sorprendente ya que se trataría
de reinas de segunda rango, es la calidad de la ejecución
y la belleza de los objetos que combinan materiales de
diferentes colores para obtener una apariencia visual
armoniosa.

Finalmente, una descripción de la apariencia de los


cortesanos asirios sería incompleta si no se mencionara
el uso que hacían de diferentes perfumes de esencias de
varias plantas (cedro, ciprés, mirra) y de productos
cosméticos, siendo el más a menudo citado en los textos
el gulhu, el khôl, que servía para perfilar y destacar el
contorno de los ojos.[271]

Véase también
Cronología de reyes de Asiria
Arquitectura asiria
Asiria (provincia romana)
Asiria aqueménida
Asiriología
Biblioteca de Asurbanipal

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40. Veenhof, 2003, p. 435-436
41. Veenhof, 2003, p. 438-440
42. Veenhof, 2003, p. 438
43. C. Michel et P. Villard, «Éponyme», en Joannès (dir.),
2001, p. 292-294
44. Michel, 2001 constituye una síntesis reciente sobre el
tema, con la traducción de numerosos textos de la
correspondencia de los mercaderes paleoasirios.
45. Michel, 2001, p. 95-114
46. Michel, 2001, p. 171-231 para una presentación del
circuito de intercambio. Varios trabajos
fundamentales describen el funcionamiento del
comercio paleo-asirio: P. Garelli, Les Assyriens en
Cappadoce, Estambul, 1963 ; (en inglés) M. T. Larsen,
Old Assyrian Caravan Procedures, Estambul, 1967 ;
(en inglés) K. R. Veenhof, Aspects of Old-Assyrian
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Anatolia, Estambul, 1996
47. Michel, 2001, p. 419-511
48. Los mercaderes asirios están atestiguados en textos
contemporáneos de Sippar: (en inglés) C. Walker,
«Some Assyrians at Sippar in the Old Babylonian
Period», en Anatolian Studies 30, 1980, p. 15-22.
49. Veenhof, 2003, p. 474-476 ; Michel, 2001, p. 303-355.
50. Veenhof, 2003, p. 436-437 y 440-441; Michel, 2001,
p. 79-95
51. Por ejemplo Michel, 2001, p. 231-301 y Ead. «Les
litiges commerciaux paléo-assyriens», en F. Joannès
(dir.), Rendre la Justice en Mésopotamie, Saint-Denis,
2000, p. 113-139.
52. Michel, 2001, p. 119 ; Veenhof, 2003, p. 477-478
53. C. Michel, «Paléo-assyriens (rois)», en Joannès (dir.),
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estricta.
112. Fales, 2001, p. 50-51
113. Ver por ejemplo (en inglés) H. Francfort, Kingship and
the Gods, Chicago, 1948, p. 243-248.
114. Fales, 2001, p. 51-53 Joannès, 2000, p. 66
115. Lafont, 2003, p. 523
116. Ejemplos en J.-J. Glassner, Chroniques
mésopotamiennes, París, 2004, p. 157-170.
117. Garelli et al., 2001, p. 130-133. F. Joannès,
«Administration royale», en Joannès (dir.), 2001, p. 15-
16
118. Garelli et al., 1997, p. 208-209
119. (en inglés) J. N. Postgate, The Archive of Urad-Šerūa
and his Family, A Middle Assyrian Household in
Government Service, Roma, 1988.
120. Garelli et al., 2001, p. 100-102. P. Villard, «Šamšî-ilu»,
en Joannès (dir.), 2001, p. 817-818
121. (en inglés) S. Parpola, «The Neo-Assyrian Ruling
Class», en T. R. Kämmerer (dir.), Studien zur Ritual und
Sozialgeschichte im Alten Orient / Studies on Ritual
and Society in the Ancient Near East, Berlin, 2007, p.
257-274.
122. Joannès, 2000, p. 67-68
123. P. Villard, «Esprit de cour», en Joannès (dir.), 2001,
p. 311-314
124. Fales, 2001, p. 39-43
125. Fales, 2001, p. 43-45
126. (en inglés) M. Roth, Law Collections from
Mesopotamia and Asia Minor, Atlanta, 1997, p. 195-
209
127. Joannès, 2000, p. 67
128. Lafont, 2003, p. 534
129. Fales, 2001, p. 46-47
130. Fales, 2001, p. 47-49
131. (en inglés) A. K. Grayson, The Royal inscriptions of
Mesopotamia. Assyrian periods. Assyrian Rulers of
the First Millennium B.C. (1114-859 B.C.), Toronto,
1991, p. 276 (I sank (the foundation pit) down to a
depth of 120 layers of brick. I founded therein a
palace of cedar, cypress, daprānu-juniper, boxwood,
meskannuwood, terebinth, and tamarisk as my royal
residence (and) for my lordly leisure for eternity. I
made (replicas of) beasts of mountains and seas in
white limestone and parūtu-alabaster (and) stationed
(them) at its doors. I decorated it in a splendid
fashion; I surrounded it with knobbed nails of bronze. I
hung doors of cedar, cypress, daprānu-juniper, (and)
meskannu-wood in its doorways. I took in great
quantities and put therein silver, gold, tin, bronze, iron,
booty from the lands over which I gained dominion. )
132. L. Battini et P. Villard, «Aššur (ville)», en Joannès (dir.),
2001, p. 101
133. Benoit, 2003, p. 138-141. Para un enfoque más
completo: Palais, 1992.
134. S. Lackenbacher, «Le récit de construction du palais»,
en Palais, 1992, p. 20-23
135. Joannès, 2000, p. 63-64
136. L. Bachelot, «Les palais assyriens : vue d'ensemble»,
enPalais, 1992, p. 10-17. C. Castel, «L'organisation de
l'espace dans les palais néo-assyriens», en Palais,
1992, p. 18-19
137. B. Lion, «Jardins et zoos royaux», en Palais, 1992,
p. 72-79
138. G. Cardacia, Les Lois assyriennes, París, 1969. (en
inglés) M. Roth, Law Collections from Mesopotamia
and Asia Minor, Atlanta, 1997, p. 153-194
139. Lafont, 2003, p. 530
140. Lafont, 2003, p. 531-532
141. Radner, 2003, p. 892
142. Garelli et al., 2001, p. 143-144
143. Fales, 2001, p. 73-80
144. M.-G. Masetti-Rouault, Cultures locales du Moyen-
Euphrate, Modèles et événements, IIe-Ier mill. av. J.-C.,
Turnhout, 2001, p. 25-38
145. Ibid., p. 67-70 et 82-87
146. F. Joannès et N. Ziegler, «Nomades», en Joannès
(dir.), 2001, p. 59
147. (en inglés) J. N. Postgate, «Nomads and Sedentaries
in the Middle Assyrian Sources», en Postgate, 2007,
p. 61-70
148. P. Briant, État et pasteurs au Moyen-Orient ancien,
París, 1982, p. 120-123.
149. M.-J. Seux, Lois de l'Ancien Orient, París, 1986, p. 77 et
80 ; (en inglés) M. Roth, Law Collections from
Mesopotamia and Asia Minor, Atlanta, 1995, p. 156,
166-167 et 174. («§ A5 : Si l'épouse de quelqu'un a
volé quelque chose de valeur, plus de 5 mines d'étain,
dans la maison de quelqu'un d'autre, le propriétaire
des biens volés devra prononcer un serment, disant
«Je ne l'ai pas incitée, en lui disant : Commets un vol
dans ma maison ! » Si le mari est d'accord, il (le mari)
restituera les biens volés et il la retiendra ; il lui
coupera les oreilles. Si le mari ne souhaite pas la
retenir, le propriétaire des biens volés la prendra et lui
coupera le nez.
§ A7 : Si une femme a porté la main sur un homme et
si on le lui a prouvé, elle donnera 30 mines d'étain et
on la frappera de 20 coups de bâton.
§ A37 : Si quelqu'un répudie son épouse, si cela lui
plaît il lui donnera quelque chose ; si cela ne lui plaît
pas, il ne lui donnera rien ; elle s'en ira (les mains)
vides.
§ A53 : Si une femme avorte son fœtus de son propre
fait et qu'on prouve les charges pesant sur elle et
qu'on établit sa culpabilité, elle sera empalée, on ne
l'enterrera pas. Si elle meurt des conséquences de
l'avortement de son fœtus, elle sera empalée, elle ne
sera pas enterrée. »)
150. Radner, 2003, p. 894
151. Lafont, 2003, p. 550
152. Lafont, 2003, p. 539
153. Lafont, 2003, p. 557
154. Lafont, 2003, p. 559
155. Lafont, 2003, p. 535-538 et 541-542
156. Radner, 2003, p. 896-897
157. Fales, 2001, p. 175
158. A. L. Oppenheim, La Mésopotamie, Portrait d'une
civilisation, París, 1970, p. 108-122.
159. Joannès, 2000, p. 66
160. F. Joannès, «Administration des temples», en Joannès
(dir.), 2001, p. 10
161. (en inglés) F. A. M. Wiggermann, «Agriculture in the
Northern Balikh Valley, The Case of Middle Assyrian
Tell Sabi Abyad», en R. M. Jas (dir.), Rainfall and
agriculture in Northern Mesopotamia, Estambul, 2000,
p. 171-231
162. Joannès, 2000, p. 61
163. Garelli et al., 2001, p. 144-145
164. Ver las reflexiones de Joannès, 2000, p. 45-46, Fales,
2001, p. 178, o incluso Glassner, 2002, p. 119 y (en
inglés) G. Galil, The Lower Stratum Families in the
Neo-Assyrian Period, Leyde, 2007, p. 346-352.
165. Meuleau, 1963, p. 73.
166. Aguado Bleye, 1935, p. 84.
167. Seignobos, 1930, p. 108.
168. Sáez Abad, 2004-2005, p. 21.
169. Seignobos, 1930, p. 109.
170. Sáez Abad, 2004-2005, p. 20.
171. Sáez Abad, 2004-2005, p. 13.
172. Seignobos, 1930, p. 110-111.
173. Ver de manera general (en inglés) B. J. Parker, «The
Assyrians Abroad», en D. T. Potts (dir.), A Companion
to the Archaeology of the Ancient Near East, Malden y
Oxford, 2012, p. 867-876 para un análisis recente de
las estrategias de dominación asirias. Más detalles en
(en inglés) J. MacGinnis, D. Wicke et T. Greenfield
(dir.), The provincial archaeology of the Assyrian
empire, Cambridge, 2016 (p. 177-384).
174. (en inglés) J. N. Postgate, «The Land of Assur and the
Yoke of Assur», en Postgate, 2007, p. 199-215
175. (en inglés) M. Liverani, «The growth of the Assyrian
Empire in the Habur/Middle Euphrates area: a new
paradigm», en State Archives of Assyria Bulletin II,
1988, p. 81-98.
176. Lafont, 2003, p. 522-523
177. S. Lafont, «Franchises», en Joannès (dir.), 2001,
p. 343-344
178. (en italiano) M. Liverani, «Terminologia e ideologia del
patto nelle iscrizioni reali assire», en L. Canfora, M.
Liverani, et C. Zaccagnini (dir.), I trattati nel mundo
antico : forma, ideologia, funzione, Roma, 1990, p.
113-147.
179. (en inglés) S. Parpola et K. Watanabe, Neo-Assyrian
Treaties and Loyalty Oaths, Helsinki, 1988.
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2000, p. 50-51
181. Joannès, 2000, p. 47-49
182. (en inglés) K. Kessler, «"Royal Roads" and Other
Questions of the Neo-Assyrian Communication
System», en S. Parpola et R. M. Whiting (dir.), Assyria
1995: Proceedings of the 10th Anniversary
Symposium of the Neo-Assyrian Text Corpus Project,
Helsinki, 1997, p. 129-136.
183. (en inglés) M. Novák, «From Ashur to Nineveh: The
Assyrian Town-Planning Programme», en Iraq 66,
Nineveh, Papers of the 49th Rencontre Assriologique
Internationale, Part One, 2004,p. 178-183 ; (en inglés)
F. Pedde, «The Assyrian Heartland», en D. T. Potts
(dir.), A Companion to the Archaeology of the Ancient
Near East, Malden et Oxford, 2012, p. 851-866}}. (en
inglés) J. MacGinnis, D. Wicke et T. Greenfield (dir.),
The provincial archaeology of the Assyrian empire,
Cambridge, 2016 (p. 97-174)
184. P. Villard, «Déportations», en Joannès (dir.), 2001,
p. 227-230
185. Glassner, 2002, p. 42
186. Joannès, 2000, p. 49
187. (en inglés) B. J. Parker, The Mechanics of Empire: The
Northern Frontier of Assyria as a Case Study in
Imperial Dynamics, Helsinki, 2001
188. Joannès, 2000, p. 50-51
189. (en inglés) G. B. Lanfranchi, «The Assyrian expansion
in the Zagros and the local ruling elites», en G. B.
Lanfranchi, M. Roaf et R. Rollinger (éds.), Continuity of
Empire (?) Assyria, Media, Persia, Padoue, 2003,p. 79-
118
190. (en inglés) J. N. Postgate, «The Land of Assur and the
Yoke of Assur», en Postgate, 2007, p. 210-212
191. (en alemán) T. Eickhoff, Kār-Tukulti-Ninurta, Eine
mittelassyrische Kult- und Rezidenzstadt, Berlin, 1985
192. Joannès, 2000, p. 47
193. S. Lackenbacher, Le palais sans rival : Le récit de
construction en Assyrie, París, 1990, p. 156 («Je fis
fondre et j'installai dans cette ville (Dur-Sharrukin) des
populations des quatre coins du monde, de langues
étrangères, aux parlers différents, originaires de la
montagne et du plat pays, autant qu'en fait paître la
lumière des dieux (le Soleil) et dont je me suis emparé
sur l'ordre d'Assur, mon seigneur, par le pouvoir de
mon sceptre. Pour les surveiller et les diriger, je leur
mandai de vrais Assyriens d'une compétence
universelle afin de leur apprendre comment se
conduire et la révérence due à la divinité et au roi. »
194. Joannès, 2000, p. 44-45
195. (en inglés) T. J. Wilkinson, J. Ur, E. Barbanes Wilkinson
et M. Altaweel, op. cit., p. 26-27
196. Joannès, 2000, p. 45-46
197. Joannès, 2000, p. 166-167
198. (en inglés) E. C. Stone, «The Development of Cities in
Ancient Mesopotamia», en J. M. Sasson (dir.),
Civilization of the Ancient Near East, Nueva York,
1995, p. 243-244.
199. (en inglés) M. Novák, op. cit., p. 177-178
200. Ibid., p. 178
201. Ibid., p. 180-182
202. (en inglés) E. C. Stone, op. cit., p. 244-246
203. B. Lion, «Jardin et parc», en Joannès (dir.), 2001,
p. 343-344, p. 429-431.
204. L. Battini, «Les maisons néo-assyriennes», en Maisons
urbaines au Proche-Orient ancien, Dossier
d'archéologie 332, 2009, p. 33
205. P. Villard, «Les descriptions des maisons néo-
assyriennes», en P. Butterlin, M. Lebeau et P. Béatrice
(dir.), Les espaces syro-mésopotamiens, Dimensions
de l'expérience humaine au Proche-Orient ancien,
Volume d'hommage offert à Jean-Claude Margueron,
Turnhout, 2006, p. 521-528.
206. (en inglés) D. Stronach et S. Lumsden, «UC Berkeley's
Excavations at Nineveh», en The Biblical
Archaeologist 55/4, 1992, p. 228
207. S. Lackenbacher, Le palais sans rival, Le récit de
construction en Assyrie, París, 1990, p. 96
208. Garelli et al., 2001, p. 260-261
209. Joannès, 2000, p. 44
210. Joannès, 2000, p. 65
211. Garelli et al., 2001, p. 141
212. (en inglés) D. Stronach et S. Lumsden, op. cit. 55/4,
1992, p. 228-229
213. Joannès, 2000, p. 68
214. (en alemán) K. Radner, Ein neuassyrisches
Privatarchiv der Tempelgoldschmiede von Assur,
Sarrebruck, 1999, quien considera que en Assur los
qinnu, usualmente «familia», «clan», son gremios.
215. L. Graslin-Thomé, Les échanges à longue distance en
Mésopotamie au Ier millénaire : une approche
économique, París, 2009, especialmente p. 372-376
216. Ibid.,p. 276-283, conclusiones sobre la organización
del comercio en Asiria.
217. Ibid.,p. 384-393
218. Garelli et al., 2001, p. 261
219. L. Graslin-Thomé, op. cit.,p. 179-276 para una visión
general de los productos comercializados, a escala
internacional sobre todo.
220. (en inglés) D. J. Wiseman, «Assyrian Writing-Boards»,
en Iraq 17, 1955, p. 3-13 et (en inglés) M. Howard,
«Technical Description of the Ivory Writing-Boards
from Nimrud», en Iraq 17, 1955, p. 14-20.
221. Charpin, 2008, p. 31-60
222. C. Michel, «Paléo-assyrien», en Joannès (dir.), 2001,
p. 617 ; Michel, 2001, p. 39.
223. B. Lion et C. Michel, «Cunéiforme», en Joannès (dir.),
2001, p. 216
224. P. Villard, «Néo-assyrien», en Joannès (dir.), 2001,
p. 563
225. Sobre las bases de esta lengua, ver (en alemán) W.
von Soden, Grundiss der Akkadischen Grammatik,
Roma, 1995 y (en inglés) J. Huehnergard, A Grammar
of Akkadian, Atlanta, 2000.
226. (en inglés) J. Huehnergard, A Grammar of Akkadian,
Winona Lake, 2000, p. 599-603
227. (en inglés) H. Tadmor, «The Aramaisation of Assyria:
Aspect of Western Impact», en H.-J. Nissen et J.
Renger (dir.), Mesopotamia und Seine Nachbarn,
Politische une kulturelle Wechselgeziehungen im
Alten Voderasien vom 4. bis 1. Jahrtausend v. chr.,
Berlin, 1982, p. 449-470. P.-E. Dion, Les Araméens à
l'âge du Fer : histoire politique et structure sociale,
París, 1997, p. 217-220. Ver también C. Kepinski et A.
Tenu (dir.), Interaction entre Assyriens et Araméens,
Syria 86, 2009
228. (en inglés) R. N. Frye, «Assyria and Syria: Synonyms»,
en Journal of Near Eastern Studies 51/4, 1992, p.
281–285. P.-E. Dion, op. cit., p. 220-221. (en inglés) S.
Parpola, «National and Ethnic Identity in the Neo-
Assyrian Empire and Assyrian Identity in Post-Empire
Times», en Journal of Assyrian Academic Studies
18/2, 2004, p. 16-21
229. Pijoán, 1931, p. 207.
230. Pijoán, 1931, p. 205.
231. Pinches, Theophilus G.. The Religion of Babylonia and
Assyria .
232. Para una discusión de la naturaleza de la «literatura»
mesopotámica, véase en particular (en inglés) J.
Goodnick-Westenholz, «In the Shadow of the Muses: A
View of Akkadian Literature», en Journal of the
American Oriental Society 119/1, 1999,p. 81-83 ;
Charpin, 2008, p. 199-201
233. Fales, 2001, p. 39-41
234. Charpin, 2008, p. 201-215
235. Charpin, 2008, p. 220-223
236. Charpin, 2008, p. 212-213
237. Charpin, 2008, p. 215
238. Charpin, 2008, p. 218
239. Charpin, 2008, p. 197-201
240. Charpin, 2008, p. 207 et 222
241. Pijoán, 1931, p. 201.
242. Pijoán, 1931, p. 204.
243. Ver especialmente (en inglés) P. O. Harper, E. Klengel-
Brandt, J. Aruz et K. Benzel (dir.), Assyrian origins:
Discoveries at Ashur on the Tigris, New-York, 1995
244. Michel, 2001, p. 29 ; Huot, 2004, p. 50-53
245. G. Sence, Les bas-reliefs des palais assyriens,
Portraits de rois du Ier millénaire av. J.-C., Rennes,
2014
246. (en inglés) I. Winter, «Art as Evidence for Interaction:
Relations between the Neo-Assyrian Empire and North
Syria as seen from the Monuments», en H.-J. Nissen
et J. Renger (dir.), Mesopotamien und seine Nachbarn
—XXVe Recontre Assyriologique Internationale (Berlin,
2–7 de julio de 1978), Berlín, 1982, p. 355–382.
247. Huot, 2004, p. 160-161. P. Villard, «Texte et image
dans les bas-reliefs», en Palais, 1992, p. 32-37
248. Benoit, 2003, p. 374-377
249. Benoit, 2003, p. 406-407
250. Benoit, 2003, p. 396-399
251. Huot, 2004, p. 82
252. Huot, 2004, p. 162
253. Huot, 2004, p. 163-164
254. Benoit, 2003, p. 372-373
255. Benoit, 2003, p. 378-381
256. S. Lackenbacher, Le Palais sans rival, Le récit de
construction en Assyrie, París, 1990, p. 120-121.
257. Patricia Kalensky. «Statuette inscrite du démon
Pazuzu» . Louvre.fr. Consultado el 25 de febrero de
2016..
258. Marie-José Castor. «Plaque de conjuration contre la
démone Lamashtudite "plaque des Enfers" » .
Louvre.fr. Consultado el 26 de febrero der 2016..
259. Benoit, 2003, p. 382-385. (en inglés) P. Albenda,
Ornamental wall painting in the art of the Assyrian
Empire, Leyde, 2005.
260. Ver por ejemplo los comentarios de (en inglés) B.
Teissier, Ancient Near Eastern Cylinder Seals from the
Marcopoli Collection, Berkeley, 1984, p. 33-44.
261. Harper, Klengel-Brandt y Aruz (dir.), 1995, p. 83-88
262. Aruz y al. (dir.), 2014, p. 141-151
263. Benoit, 2003, p. 386-389; Aruz y al. (dir.), 2014, p. 152-
156
264. F. Joannès, «Habillement», en Joannès (dir.), 2001,
p. 357
265. D. Parayre, «Fastes et splendeurs des cours
assyriennes», en Palais, 1992, p. 38-43
266. (en inglés) S. Dalley, «Ancient Assyrian Textiles and
the Origins of Carpet Design», en Iran 29, 1991, p. 120-
123.
267. Ibid., p. 123-124
268. Ibid., p. 123-126. No se sabe si estos motivos eran
textiles multicolores bordados o partes metálicas
cosidas en la tela como ha propuesto (en inglés) A. L.
Oppenheim «The Golden Garments of the Gods», en
Journal of Near Eastern Studies 8/3, 1949, p. 172-193.
269. Harper, Klengel-Brandt y Aruz (dir.), 1995, p. 44-47 et
sq. et 81-82 et sq.
270. Huot, 2004, p. 166-168; Aruz y al. (dir.), 2014, p. 125-
131
271. F. Joannès, «Parfums et maquillage», en Joannès
(dir.), 2001, p. 632-634

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