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LA MESERA Y EL VAGABUNDO LA MESERA Y EL VAGABUNDO

María es una mesera que vive en Estados Unidos, cuya vida cambiaría radicalmente cuando un viejo vagabundo María es una mesera que vive en Estados Unidos, cuya vida cambiaría radicalmente cuando un viejo vagabundo
entra al restaurante donde ella trabajaba. Este hombre olía mal y apenas podía mantenerse de pie, él se sentó entra al restaurante donde ella trabajaba. Este hombre olía mal y apenas podía mantenerse de pie, él se sentó
en una mesa que estaba ubicada al medio del salón. María se acercó para tomar su orden como cualquier cliente. en una mesa que estaba ubicada al medio del salón. María se acercó para tomar su orden como cualquier cliente.
Ella lo trató amablemente, aunque muchos comensales ya se estaban quejando por la apariencia del hombre y Ella lo trató amablemente, aunque muchos comensales ya se estaban quejando por la apariencia del hombre y
del olor nauseabundo. del olor nauseabundo.
Los compañeros de María le dijeron que no lo atienda ya que por su apariencia no tendría dinero para pagar la Los compañeros de María le dijeron que no lo atienda ya que por su apariencia no tendría dinero para pagar la
cuenta, a ella no le importó y tomó su orden. El vagabundo se sintió muy a gusto que alguien lo trate como un cuenta, a ella no le importó y tomó su orden. El vagabundo se sintió muy a gusto que alguien lo trate como un
humano y no como un estorbo. humano y no como un estorbo.
“Mi nombre es María; si necesita algo estaré aquí para atenderlo”, dijo María al hombre, mientras le daba la carta. “Mi nombre es María; si necesita algo estaré aquí para atenderlo”, dijo María al hombre, mientras le daba la carta.
Las otras meseras la miraban raro e incluso le reclamaron por eso, y pidieron que lo sacara, pero ella lo defendió. Las otras meseras la miraban raro e incluso le reclamaron por eso, y pidieron que lo sacara, pero ella lo defendió.
El gerente del restaurante permitió que se quedara, pero advirtió a María que, si no tenía dinero para pagar, se El gerente del restaurante permitió que se quedara, pero advirtió a María que, si no tenía dinero para pagar, se
lo descontaría a ella. Sin pensarlo mucho ésta dijo que sí, que una comida caliente no se le niega a nadie. lo descontaría a ella. Sin pensarlo mucho ésta dijo que sí, que una comida caliente no se le niega a nadie.
Cuando el vagabundo terminó su orden de panqueques y huevos, María se acercó diciéndole que no se Cuando el vagabundo terminó su orden de panqueques y huevos, María se acercó diciéndole que no se
preocupara por la cuenta que ella invitaba. El hombre se lo agradeció y se retiró. La mesera cuando fue a levantar preocupara por la cuenta que ella invitaba. El hombre se lo agradeció y se retiró. La mesera cuando fue a levantar
los platos, encontró un billete de 100 dólares, una tarjeta de presentación y una nota en una servilleta: “Querida los platos, encontró un billete de 100 dólares, una tarjeta de presentación y una nota en una servilleta: “Querida
María, la respeto mucho y usted se respeta también, es evidente por la manera en que trata a los demás. Usted María, la respeto mucho y usted se respeta también, es evidente por la manera en que trata a los demás. Usted
ha hallado el secreto de la felicidad. Sus gestos bondadosos la guiarán entre quienes la conozcan”. ha hallado el secreto de la felicidad. Sus gestos bondadosos la guiarán entre quienes la conozcan”.

LA MESERA Y EL VAGABUNDO
LA MESERA Y EL VAGABUNDO
María es una mesera que vive en Estados Unidos, cuya vida cambiaría radicalmente cuando un viejo vagabundo
entra al restaurante donde ella trabajaba. Este hombre olía mal y apenas podía mantenerse de pie, él se sentó María es una mesera que vive en Estados Unidos, cuya vida cambiaría radicalmente cuando un viejo vagabundo
en una mesa que estaba ubicada al medio del salón. María se acercó para tomar su orden como cualquier cliente. entra al restaurante donde ella trabajaba. Este hombre olía mal y apenas podía mantenerse de pie, él se sentó
Ella lo trató amablemente, aunque muchos comensales ya se estaban quejando por la apariencia del hombre y en una mesa que estaba ubicada al medio del salón. María se acercó para tomar su orden como cualquier cliente.
del olor nauseabundo. Ella lo trató amablemente, aunque muchos comensales ya se estaban quejando por la apariencia del hombre y
Los compañeros de María le dijeron que no lo atienda ya que por su apariencia no tendría dinero para pagar la del olor nauseabundo.
cuenta, a ella no le importó y tomó su orden. El vagabundo se sintió muy a gusto que alguien lo trate como un Los compañeros de María le dijeron que no lo atienda ya que por su apariencia no tendría dinero para pagar la
humano y no como un estorbo. cuenta, a ella no le importó y tomó su orden. El vagabundo se sintió muy a gusto que alguien lo trate como un
“Mi nombre es María; si necesita algo estaré aquí para atenderlo”, dijo María al hombre, mientras le daba la carta. humano y no como un estorbo.
Las otras meseras la miraban raro e incluso le reclamaron por eso, y pidieron que lo sacara, pero ella lo defendió. “Mi nombre es María; si necesita algo estaré aquí para atenderlo”, dijo María al hombre, mientras le daba la carta.
Las otras meseras la miraban raro e incluso le reclamaron por eso, y pidieron que lo sacara, pero ella lo defendió.
El gerente del restaurante permitió que se quedara, pero advirtió a María que, si no tenía dinero para pagar, se
lo descontaría a ella. Sin pensarlo mucho ésta dijo que sí, que una comida caliente no se le niega a nadie. El gerente del restaurante permitió que se quedara, pero advirtió a María que, si no tenía dinero para pagar, se
lo descontaría a ella. Sin pensarlo mucho ésta dijo que sí, que una comida caliente no se le niega a nadie.
Cuando el vagabundo terminó su orden de panqueques y huevos, María se acercó diciéndole que no se
preocupara por la cuenta que ella invitaba. El hombre se lo agradeció y se retiró. La mesera cuando fue a levantar Cuando el vagabundo terminó su orden de panqueques y huevos, María se acercó diciéndole que no se
los platos, encontró un billete de 100 dólares, una tarjeta de presentación y una nota en una servilleta: “Querida preocupara por la cuenta que ella invitaba. El hombre se lo agradeció y se retiró. La mesera cuando fue a levantar
María, la respeto mucho y usted se respeta también, es evidente por la manera en que trata a los demás. Usted los platos, encontró un billete de 100 dólares, una tarjeta de presentación y una nota en una servilleta: “Querida
ha hallado el secreto de la felicidad. Sus gestos bondadosos la guiarán entre quienes la conozcan”. María, la respeto mucho y usted se respeta también, es evidente por la manera en que trata a los demás. Usted
ha hallado el secreto de la felicidad. Sus gestos bondadosos la guiarán entre quienes la conozcan”.

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