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Albert Caraco Bios
Albert Caraco Bios
1
Caraco Albert, Post mortem, p. 9.
2
Una de las dos únicas obras que poseen traducción al español en la editorial Sexto Piso.
Para 1971, el 7 de septiembre moriría su padre y como había prometido a su editor,
horas más tarde se suicidará: Si una mañana no se despertara mi padre lo seguiría
de buen grado.
Dos obras son factibles de conseguir en español, la antes mencionada, Post Mortem,
y el monstruoso Breviario del caos. En estos dos textos Caraco se reconoce como
filósofo y expone con vehemencia toda su animadversión contra la humanidad y
sus costumbres.
La filosofía de Caraco encierra en su médula el fenómeno de la muerte.
o Todos tendemos hacia ella sostiene.
o La única certeza es la muerte que acaece a todo cuanto vive.
o Cosa no del todo triste toda vez que para Caraco esta vida no ha sido sino
impuesta.
o El que muere se desembaraza de la vida y lo hace solo, completa y
absolutamente solo.
o Aplicando a Caraco lo que Onfray apunta sobre la filosofía de Sade 3, somos
una mónada cerrada (a diferencia de lo que pensara el amable Leibniz) que
nada permite introducir.
o No nos es posible compenetrarnos con el otro: alteridad y otredad son
eufemismos de una desesperada ansiedad humana que no quiere reconocerse
a sí misma en completa soledad.
o Esta constitución ontológica mortuoria sostiene que el ser del ser humano es
un átomo incomunicado e incomunicable, inhábil de relación intrínseca ni
íntima.
o Amar es imposible, e intentarlo, es poner en marcha una máquina de
sufrimientos infinitos.
o El agente que muere desmenuza su ser en el morir perdiéndose en la nada y
sólo éste experimenta el fenómeno.
o Nadie le acompaña en el proceso aunque rodeado esté de los que ama (u
odia). Nadie puede morir por el individuo que muere.
3
Confróntese Los Ultras de las Luces. Contrahistoria de la filosofía, de Michael Onfray.
o Es probable que la recalcitrante exhortación de Caraco de relegarse al
silencio y el aislamiento no deba entenderse como un solipsismo que niega
la existencia de los otros entiendo así un intelecto que confabula entidades
humanas sin capacidad de demostraciones fehacientes que comprueben su
existencia. De otro modo sería absurda la invitación a la soledad, más bien
habría que exhortar a ejercicios espirituales o mentales para poder disolver
en la experiencia mística a la otredad.
o Así, al parecer Caraco ve claramente que el otro existe de hecho y de suyo.
o Los seres humanos están ahí afuera creyendo comunicarse entre ellos, seres
humanos que gestan imaginarios sobre cómo logran experiencias personales
que los unen cada vez que “pueden” compenetrarse.
Los humanos, especie rarísima, vive libre y atada; paradojas propias de Caraco,
paradojas que no necesariamente se resuelven dialécticamente.
Los hombres están libres y atados, más libres de lo que desean, más
atados de lo que notan, compuesta de sonámbulos la muchedumbre de
mortales, y el orden que no tiene nunca interés en que ellos salgan del
sueño, porque se volverían ingobernables.4
El sueño de la interacción entre los humanos facultada por el sopor del dormir de las
masas.
Estos sonámbulos sueñan bastante y con muchísimas cosas.
o Entre ellas anhelan oníricamente amar al que tienen enfrente, confabulan en
su cabeza somnolienta sociedades ordenadas y civilizadas, plenas en ciencia
y filosofía, vías para el progreso inefable, sueñan con orden político y moral.
La sociedad.
o La sociedad es una escuela de muerte, son inhumanas.
o Estamos en el Infierno, o somos víctimas o victimarios.
Este fenómeno sólo acontece en lo social.
o Ciudades = Infierno = Contenidos mentales.
4
Caraco Albert, Breviario del caos, p. 13.
Fantasmagorías hórridas que generan más dolor que el Caos
originario.
o La demencia es fruto de vivir en sociedad.
o La génesis de la ciudad es el orden.
Que, como ha sido visto ya, no es sino una elucubración terrible en
contra del ser humano.
o La sociedad es nada, es molde de la masa de perdición. La familia debe
desaparecer en tanto perpetúa humanos.
El orden.
o El orden es una ilusión en un universo caótico.
o Ante el caos, el ser humano crea un orden que conlleva, a su vez, más caos.
Pareciera que Caraco entiende, de algún modo, que el universo
caótico es la constitución cosmológica primigenia; el ser humano,
apabullado ante esto, crea un orden, esto es, genera algo ilusorio,
aparente, para contrarrestar el caos, sin embargo:
1.- Este orden provoca más caos, un caos más pernicioso
porque aunar caos al Caos.
2.- Con esto pareciera denotar que el Caos es imperante en
todo momento porque aun queriendo orden se logra caos.
o El orden se resuelve como moral, política, religión y concepciones de Dios.
o Se obliga al ser humano a ser gobernado.
Asimismo es provechoso, en apariencia, porque enriquece y acredita
a algunos pocos.
Sin embargo este “provecho” resulta igualmente caótico y doloroso,
para quien lo procura, faculta y posee.
o Dicho orden no civiliza ni humaniza, sino todo lo contrario.
o El orden del mundo, no humano, lleva al acabose.
Este es el orden del Caos. El orden del Universo es la entropía de
todo lo que existe, o sea, la reducción al acabose en el abismo del
Caos.
o Lo justo e injusto no es más que delirio procurado por conveniencia.
Toda vez que aquello que se reconoce como justo está bajo
paradigmas de legitimización.
El Caos.
o La naturaleza del mundo es la indiferencia.
Preciso es, para el filósofo, parecerse a ella. Ser indiferente.
La coherencia, la mesura y la objetividad, vienen de esta
indiferencia.
o La Guerra repara las faltas del orden, es decir, la permanencia del ser
humano como especie. El orden busca mantener vivo al ser humano. El
orden figura en la concepción humana un horizonte de sentido en un mundo
que no lo tiene, de aquí el sufrimiento.
Sin embargo el orden genera guerras. (Círculo vicioso)
La guerra acaba con el ser humano y esto nos degrada al caos, por
tanto que ésta sea un mecanismo natural del Caos para contrarrestar
la humanidad.
Caraco no toma en cuenta el fenómeno del Baby Boom.
o Nuestros dioses son la Locura y la Muerte.
Claro ejemplo es el cristianismo.
Preciso es vivir sin amor.
o Si hubiera dios, el caos y la muerte serían sus atributos. Si no hay dios,
tampoco importa porque los atributos del caos y la muerte de hecho existen.
Santos y pecadores, caen el abismo.
o La masa de perdición es obra del caos también y a ella regresa.
La acepción sería que el ilusorio orden legitima, apoya y faculta La
masa de perdición, igualmente en apariencia.
o La catástrofe es necesaria.