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UN COMENTARIO DEL CAPÍTULO 6 DEL LIBRO DE NEHEMÍAS CORRESPONDIENTE AL DÍA 5 DE

DICIEMBRE DE 2019

INTRODUCCIÓN. En el capítulo 6 de Nehemías se registran las maquinaciones de los adversarios


del pueblo de Israel y de Nehemías, para impedir la obra de la reconstrucción del muro.

BOSQUEJO. La Biblia dice que cuando Sanbalat el horonita, Tobías el amonita y Gesem el árabe
oyeron que se edificaba el muro quisieron detener la obra. Para ello mandaron llamar a Nehemías
en el campo de Ono. Más, como dice Nehemías, “ellos habían pensado hacerme mal”.

La razón verdadera por la cual ellos querían detener la reconstrucción era porque una vez terminada
la muralla el pueblo de Israel quedaría protegido en contra de sus enemigos y de esa manera se
convertía en un pueblo peligroso. La respuesta de Nehemías al mensaje de Sanbalat y sus seguidores
fue: “Yo hago una gran obra”. Y aquí tenemos la primera lección de este capítulo. Nehemías estaba
empeñado en una gran obra. Aunque él tenía un cargo importante como copero del rey de Persia,
consideraba aún más transcendental la obra que el Señor le había asignado en la reconstrucción de
la arruinada ciudad de Jerusalén. Nehemías tenía un objetivo claro y no retrocedería hasta lograrlo.
El escritor José Ingenieros en su libro El hombre mediocre dice:

Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud
inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso
de un Ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala; si la
dejas apagar no se reenciende jamás.
Hoy en la mañana escuche a una persona decir: “Más hace él que quiere que él que puede”. Este
dicho popular describe claramente que cuando alguien tiene un objetivo definido y quiere
alcanzarlo lo logrará. Aquí se encuentra una gran lección para nosotros. Conozco a una persona
que decidió aprender inglés y se encerró todo un verano estudiando esa lengua, al final de ese
verano había logrado su meta. Hoy es catedrático en la Universidad de Andrews. Y tú ¿ya tienes tu
objetivo?

Cuando Jesús vino a esta tierra su objetivo era la salvación del hombre y a pesar de las numerosas
pruebas triunfo en la cruz. Su muerte fue una rotunda victoria. La Biblia dice: “Porque el Hijo del
Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” y lo logró.

Cuando Nehemías no accedió a reunirse con sus enemigos, éstos convencieron a Semaías, quien
en algún tiempo había sido leal a Nehemías, para que ambos se reunirse en una de las cámaras del
templo con el pretexto de salvar sus vidas, pero Nehemías se dio cuenta que era una trampa para
quietarle la vida. Había por lo menos dos razones para dudar de la propuesta de Semaías.

1. En el santuario podían oficiar únicamente los sacerdotes. Ellos eran los únicos autorizados
para entrar en los recintos del templo. Él como laico no tenía ese privilegio, hacerlo era
violar el orden divino.
2. Si Nehemías se refugiaba en el templo y dejaba al pueblo seguir trabajando estaría dando
mal ejemplo. El pueblo se desanimaría y peligraba la reconstrucción. El pueblo fácilmente
diría: “Si él que es nuestro líder tiene miedo, entonces qué se puede esperar de nosotros”.
Nehemías percibió el peligro y declaró: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que
fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré.
La Biblia dice en Proverbios catorce quince: Él simple todo lo cree; Mas el avisado mira bien sus
pasos. Jesús nos aconseja: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues,
prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”. El apóstol Pablo declara en Romanos
dieciséis diecinueve: “quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.

Aquí se encuentra otra lección para nosotros.

CONCLUSIÓN: Varias enseñanzas se pueden extraer de este capítulo, pero mencionemos dos:

1. Fíjate una meta y trata de alcanzarla. “Yo hago una gran obra y nadie me puede distraer
de ello”.
2. El hecho de ser cristiano no quiere decir que debes creer todo lo que te digan. Actúa con
sensatez, sentido común y sobre todo dirigido por el Espíritu Santo.

DANIEL ACEVEDO BUTRÓN

VILLAHERMOSA, TABASCO

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