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El comentario de este día 18 de octubre del 2019 está basado en 2 Crónicas 4, que hemos titulado:

Lo mejor para nuestro Señor

I. INTRODUCCIÓN
Hasta el capítulo 4, 2 Crónicas nos da un informe de todas las cosas que Salomón hizo para dejar
en condiciones el Templo del Señor.
Este capítulo da más detalles sobre el mueblaje del templo que se dividen entre:
1. Objetos de bronce. El altar de los holocaustos (v. 1), el estanque, o mar de agua, y las fuentes
(o pilas) para las abluciones (vv. 2–6), el revestimiento de las puertas del atrio (v. 9), los
utensilios del altar de bronce y otros accesorios (vv. 10–18).
2. Objetos de oro. Diez candeleros (v. 7) y cien tazones (v. 8), el altar del incienso (v. 19) y los
accesorios de cada uno de estos objetos (vv. 20–22).

II. DESARROLLO
Objetos del atrio que estaban a la vista de todo el pueblo, y que tenían un significado muy
importante.
1. El altar de bronce. Sobre él se ofrecían los sacrificios, y él santificaba las ofrendas. Este altar
era mucho mayor que el que había hecho Moisés para el tabernáculo que era de cinco codos
en cuadro, mientras que el del templo era de veinte codos en cuadro. Dios había ampliado
considerablemente las fronteras de la nación; estaba, pues, muy puesto en razón que ellos
ampliasen los altares de Dios. Nuestra gratitud ha de ser a la medida de los beneficios que
Dios nos otorga. Tenía diez codos de alto (unos 4.50 m), a fin de que el pueblo que adoraba
en los atrios pudiese ver cómo se quemaban los sacrificios, y la vista pudiese infundir al
corazón arrepentimiento por el pecado. Con el humo de los sacrificios podía elevarse
también el corazón en oración a Dios y gratitud por sus favores. En todas nuestras
devociones hemos de poner nuestra vista en Jesús (He. 12:2), la gran propiciación por
nuestros pecados (1 Jn. 2:1–2).
2. El estanque, o mar, de bronce fundido y de forma redonda, para que los sacerdotes se
lavaran en él (vv. 2, 6).
a. Hay abundancia plena de méritos en la obra de Jesucristo para todos cuantos se
acerquen por fe a purificar su conciencia para servir al Dios vivo (He. 9:14).
b. Y nosotros tenemos el deber de purificarnos por medio de un bautismo sincero. Nuestro
corazón ha de ser santificado para poder santificar el nombre de Dios. Para ver el Reino
de Dios debemos nacer de agua y del Espíritu (Jn. 3.5).
3. Había también diez fuentes, o pilas, para lavar y limpiar en ellas lo que se ofrecía en
holocausto (v. 6). Así como los sacerdotes tenían que lavarse, también tenían que lavarse los
sacrificios. Todo lo que le entreguemos al Señor debe estar limpio, sin mancha de pecado.
4. Las puertas del atrio estaban cubiertas de bronce (v. 9), tanto para embellecerlas como para
fortalecerlas y protegerlas de la acción corrosiva de los elementos atmosféricos.
Objetos de la casa de Dios, o Tabernáculo (en donde sólo los sacerdotes podían entrar a oficiar),
son objetos de significado aún más importante. Todo era de oro allí.
1. Había allí diez candeleros de oro de la misma forma que el del tabernáculo (v. 7). La Palabra
de Dios es una luz (Sal. 119:105) que alumbra en un lugar oscuro (2 P. 1:19). En tiempo de
Moisés sólo tenían un candelero. Los candeleros representan a la iglesia en su totalidad a lo
largo de la historia de este mundo (Ap. 1:20) y lo que llena de esperanza el corazón es que en
medio de los candeleros siempre ha caminado el Hijo del Hombre (Ap. 1:13).
2. Había diez mesas para los panes de la proposición, las cuales habían de ser de oro como la
primera (vv. 8, 19). A estas esas pertenecían cien tazones de oro (v. 8). Los 12 panes puestos
en la mesa del Santuario que Moisés hizo en el desierto nos enseña que Dios sustentó a las
12 tribus de Israel con el Pan que todos los días (con excepción del sábado) descendía del
cielo. Jesús mismo dijo que él es el Pan que había descendido del Cielo (Jn. 6.41)
3. Y estaba el altar de oro (v. 19), donde se quemaba el incienso. El incienso representa las
oraciones de los santos (Ap. 5:8; 8:3-4)

III. CONCLUSIÓN:
En conclusión, podemos decir:
1. Huram fue muy puntual, pues acabó a tiempo toda la obra que tenía que hacerle al rey (vv.
11, 16). Moisés en el desierto también siguió al pie de la letra las indicaciones del Señor para
construir el Santuario (Ex. 25.40). Del mismo modo, nuestra obediencia al Señor debe ser
completa y siguiendo las indicaciones que se nos ha mostrado en la Palabra de Dios.
2. Salomón no escatimó dinero ni materiales, pues hizo todos los enseres en número tan grande
que no pudo saberse el peso del bronce (v. 18), a fin de que pudieran reponerse los que se
fuesen desgastando con el uso. Moisés en el desierto tampoco escatimó recursos, pues el
pueblo al igual que Abel trajeron lo mejor para ofrendar al Señor (Gn. 4.4) y con todas esas
ofrendas construir el Tabernáculo. En ocasiones somos egoístas con el Señor y le damos lo
que nos sobra, debemos seguir estos ejemplos en nuestra adoración al Señor.
Este comentario es responsabilidad del sistema educativo adventista, planteles Tuxtla Gutiérrez,
departamento de Capellanía, y agradecemos a Esteban Chuc Jiménez pastor del Distrito Rayón en la
Asociación Norte de Chiapas por compartir esta reflexión.

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