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“Año de la lucha contra la corrupción e impunidad”

POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ


DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN Y DOCTRINA POLICIAL

ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR PNP SAN BARTOLO

CURSO:

TEMA: PSICOLOGIA FORENSE Y CRIMINALISTICA

CATEDRÁTICO:

INTEGRANTES:

SECCIÓN:
DEDICATORIA

A Dios que nos ha dado la vida y


fortaleza para terminar este trabajo
monográfico, A nuestros padres por
estar ahí cuando más los
necesitamos. A quienes nos brindan
su apoyo incondicional y a nuestro
docente por otorgarnos lo mejor de
sus conocimientos.
INDICE

DEDICATORIA ........................................................................................................ 2
INDICE .................................................................................................................... 3
INTRODUCCION .................................................................................................... 4
CAPITULO I: LA PSICOLOGIA FORENSE Y CRIMINALISTICA:
GENERALIDADES .................................................................................................. 5
1.1. Definición ....................................................................................................... 5
1.2. Objeto de estudio .......................................................................................... 6
1.3. Metodología ................................................................................................... 7
1.4. Ámbitos de aplicación .................................................................................... 8
1.5. Antecedentes históricos .............................................................................. 10
CAPITULO II: LA PSICOLOGIA CRIMINAL EN LA PRÁCTICA PERICIAL
FORENSE ............................................................................................................. 12
2.1. La psicología como apoyo a la investigación criminal ................................. 12
2.2. La evaluación del acusado .......................................................................... 16
2.3. La evaluación de la victima ......................................................................... 17
2.4. La predicción del riesgo ............................................................................... 18
2.5. Técnicas de la psicología forense ............................................................... 20
CAPITULO III: LA PSICOLOGIA FORENSE Y CRIMINALISTICA EN EL PERU.. 24
CONCLUSIONES.................................................................................................. 27
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ...................................................................... 28
INTRODUCCION

Actualmente, una conducta criminal genera diversas interrogantes no


sólo en el ámbito penal, sino también con el fin de tratar de explicar por qué
una persona transgrede las normas para cometer un delito. A partir de estas
interrogantes, la psicología forense y criminalística busca generar un
sustento científico que permita establecer las motivaciones y los factores
determinantes que llevaron a la realización del acto criminal.

El presente trabajo monográfico, titulado Psicología forense y


criminalística, tiene como objetivo, desarrollar la importancia que posee esta
rama de la Psicología en la investigación y prevención de la criminalidad en
nuestro país. Asimismo, analizar la historia en nuestro país y su implicancia
en la práctica pericial forense

La estructura de esta monografía consta de tres capítulos, el primero de


ellos se desarrollará las generalidades y dentro de este marco se detallaran
la conceptualización, objeto de estudio, metodología, ámbito de aplicación y
antecedentes históricos. En el segundo capítulo se detalla la implicancia de
la psicología criminal en la práctica pericial, tomando en cuenta la
evaluación del acusado, victima y predicción del delito. Finalmente, en el
tercer capítulo se abarcara el desarrollo de la psicología forense y
criminalística en nuestro país.

Cabe mencionar, que este trabajo será un recurso educativo que


permitirá concientizar sobre la importancia de la psicología forense y
criminalística para la investigación criminal, recolectando sustento teórico
para futuros estudios.
CAPITULO I: LA PSICOLOGIA FORENSE Y CRIMINALISTICA:
GENERALIDADES

1.1. Definición
El estudio de la criminalidad humana es un fenómeno complejo
sobre el cual distintas ciencias han ido aportando conocimientos y
teorías explicativas respecto a su comprensión, evaluación y
tratamiento. La relación entre ellas no ha sido fácil y muchas veces ha
representado una oposición en un intento de clarificar el propio campo
de estudio. En la actualidad se reconoce la necesidad de observar el
comportamiento humano como la consecuencia de factores
biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, y por tanto la
obligada necesidad de abordar su comprensión desde una
perspectiva pluridisciplinar e integradora. La Psicología como ciencia
comparte con numerosas disciplinas el estudio del comportamiento
humano, así la Criminología, la Psiquiatría, la Antropología, el
Derecho, la Sociología, la Medicina forense, etc. coinciden en su
objeto de análisis de la conducta criminal, pero lo hacen desde
perspectivas radicalmente diferentes, lo que genera en consecuencia
métodos y técnicas de estudio diferentes
Aristizabal y amar (2010) refieren que desde lo forense, el delito es
entendido como producto de una debilidad biológica o psicológica, o
como alteraciones del comportamiento que resultan de un ambiente
social malsano que impide la formación en el criminal de las barreras
que garantizan la sujeción a las normas sociales que rigen cada
cultura humana; la psicología forense trata entonces de entender
tanto el delito como a quien delinque.
La Criminología puede definirse como la ciencia que estudia el
crimen, su génesis, desarrollo y configuración, pero, según se defina
éste, su campo de actuación muestra grandes diferencias, si se sigue
la conceptualización legal del delito (legalismo) o por el contrario si
incluye cualquier conducta violenta o antisocial (anti-legalismo). Pero
dicho conflicto respecto de la norma jurídica se ha extendido más allá
de la propia criminología y ha afectado de forma significativa a
concepciones sociológicas del delito y sus autores. Las diferentes
escuelas criminológicas aportan numerosas visiones contrapuestas al
estudio del fenómeno, al tiempo que se vinculan más o menos
abiertamente a corrientes teóricas afines en el campo de la sociología
y/o la psicología
El propósito de la criminología es la reducción de los crímenes; el
derecho positivista reconoce en el criminal la existencia de una
inclinación a la perpetración de acciones delictivas que evidencian
una tendencia a la maldad, que debe ser sancionada, corregida y
evitada mediante el castigo.
Así mismo, se considera que la psicología forense y criminal es la
disciplina originada en la psicología clínica, resultado de la necesidad
de una evaluación psicológica de la criminalidad, y que es producto
de la unión de la psicología con el derecho. La psicología forense es
la aplicación de principios científicos en el proceso judicial.
Por otro lado, Soria y Sáiz (2005) señalan que la Psicología
forense y criminal es aquella vertiente de la Psicología jurídica que
agrupando diversas áreas de la misma intenta abordar la
comprensión del fenómeno de la delincuencia, sus causas, efectos y
tratamiento, con la finalidad de ayudar a su reducción mediante
métodos preventivos o interventivos.

1.2. Objeto de estudio


El objeto de estudio de la psicología criminal es el estudio científico
de los determinantes psicológicos del comportamiento antisocial y
delictivo. Para este fin se formulan hipótesis y teorías psicológicas
para la descripción y explicación del comportamiento delictivo,
además de cuestiones asociadas a la prevención, resocialización y
medidas pertinentes de terapéutica.

1.3. Metodología
Según Merchiori (2007) el estudio y elaboración de cualquier
disciplina precisa de un método que lleve al investigador al logro de la
verdad. Normalmente, nos encontrarnos enfrentados a dos clases de
métodos:
 El lógico abstracto o deductivo
 El inductivo o experimental
En el método lógico abstracto o deductivo, se toma como punto de
partida un principio general y de él saca las consecuencias lógicas
pertinentes. Por su modo de formular una proposición determinada, el
método deductivo debe admitir necesariamente un “a priori”, es decir,
un presupuesto del que hace derivar las proposiciones sucesivas.
En el método inductivo o experimental, se parte de la observación
de los datos particulares y de ellos se remonta a una proposición
general que comprende los supuestos observados y todos los demás
que están en relación con aquellos. El método inductivo parte de los
datos objetivos que la experiencia ofrece, extrayendo conclusiones,
por inducción, de la generalización de los hechos observados.
Mediante este método solo es posible formular proposiciones a
posteriori.
Para la Psicología criminal, como ciencia empírica, (experimental)
su método es el inductivo, pues se basa en la observación, en la
experimentación y en la cuantificación.
Respecto a su metodología, y siguiendo el método científico, se
basa en:
 La observación del fenómeno objeto de estudio.
 El planteamiento de hipótesis.
 La confrontación/refutación de las mismas
Las estrategias metodológicas utilizadas son de carácter:
 Experimental, crea las condiciones para manipularlas variables
que inciden en el comportamiento, basándose en la premisa de
causa-efecto.
 Correlacional es la estrategia metodológica más utilizada en las
investigaciones realizadas dentro del campo de la Psicología
Criminal y representa la variación o asociación que se produce
entre distintas variables. La correlación existente entre dos o
más variables puede ser de distinto signo:
 Positivo: cuando aparece una variable tiende a aparecer
otra.
 Negativa: cuando aparece una variable tiende a
desaparecer la otra.

1.4. Ámbitos de aplicación


Los ámbitos de aplicación de la Psicología criminal son los siguientes:
 Elaboración de las teorías sobre el conflicto: Que son
estudiadas fundamentalmente a través de las teorías
integrativas y las teorías predictivas del riesgo. Las teorías
predictivas del riesgo se basan en los estudios predictivos del
comportamiento humano, así como en aquellas teorías
elaboradas sobre la criminalidad que intentan establecer el
comportamiento ulterior de reincidencia o no de una
determinada persona ante un hecho criminal. Estas teorías
estudian el comportamiento criminal como algo estático y
procesal a la vez, donde el sujeto puede modificar su
comportamiento a través de las experiencias vividas.

 Elaboración de técnicas especificas: El conocimiento del


delincuente nos ha permitido desarrollar toda una serie de
técnicas para los profesionales implicados en la Psicología
criminal. Especial importancia tienen la entrevista o la
profundización en los trabajos del interrogatorio.

 Victimización y reacción social: Un mejor conocimiento del


delincuente ha revertido en una mayor preocupación y
comprensión de la víctima y sus procesos. En primer lugar,
sobre los efectos psicológicos del acto criminal sobre la víctima,
al conocer más a fondo las secuelas provocadas por el agresor,
al centrarse en gran medida el trauma de la víctima en las
demandas a la satisfacción de la motivación del autor de la
agresión. En segundo lugar, encontramos los estudios sobre la
reacción social ante la victimización. Al analizar a fondo la
conducta criminal y sus efectos individuales y sociales.

 Testimonio: La información relativa a ellos nos va a permitir


poder realizar investigaciones acerca de la evaluación,
credibilidad y fiabilidad del testimonio.
 Investigación criminal: La investigación policial trata de perfilar
los siguientes temas:
 Perfiles criminales
 Negociación con criminales.
 Trabajos sobre el contenido psicológico de pruebas o
actos criminales.
Del mismo modo, se realizarán estudios sobre la estructura de
grupos organizados criminales, para así, poder conocer su
sistema organizativo, y también, estudios sobre
geocriminalidad, lo que va a permitir establecer una
comprensión del papel jugado por el espacio en la ejecución del
acto criminal.

 Prevención del delito: En la actualidad se tiende a


complementar el conocimiento más preciso de la delincuencia
con su aplicación más práctica. Los estudios sobre la
elaboración social del delito demuestran cómo no siempre la
visión social que se posee del delito y del delincuente
coinciden, es mas divergen significativamente en cuanto a las
formas criminales, el autor del delito y el riesgo para la víctima.

1.5. Antecedentes históricos


La Psicología Forense no es una ciencia nueva. Podemos
encontrar sus antecedentes en los siglos XVII y XVIII, en tratados de
psiquiatría legal y criminología, pero como ciencia moderna, en
Europa tiene sus orígenes entre mediados del siglo XIX y principios
del XX, de la mano del italiano C. Lombroso, fundador de la primera
escuela de antropología criminal y autor de L’uomo delinquente
(1876); del francés A. Binet que publicó el libro La suggestibilité
(1900), donde se recogen los primeros trabajos aplicados a la
Psicología del Testimonio; y de los alemanes H. Gross, autor del libro
Kriminalpsychologie (1897), H. Münsterberg, que publicó el primer
manual específico sobre Psicología Forense titulado On the Witness
Stand (1908) y L. W. Stern, que editó la primera revista especializada
en el área titulada Beitrage zur Psychologie der Aussage (1903-1906).
En España, podría considerarse a Pedro Mata (1811-1877) el
primer gran impulsor de las especialidades forenses (medicina y
psiquiatría) y de la primera cátedra de Medicina Legal, y el primero en
interesarse en la Psicología Forense, aunque desde una perspectiva
fundamentalmente organicista. Relevante también fue su discípulo
José María Esquerdo (1842-1912), que estudió casos tan famosos
como el de Francisco Otero (que atentó contra en rey Alfonso XII) o el
de El Sacamantecas (que le llevó a defender ante la Comisión de
Reforma del Código Penal del Senado la falta de responsabilidad
criminal del enajenado mental). Impartió docencia en la Facultad de
Medicina del Hospital San Carlos de Madrid sobre Patología General
y Enfermedades Mentales, y entre otras cosas fue presidente de la
sección de Neuropathies, Maladies Mentales et Anthropologie
Criminelle del XIV Congres International de Medecine, celebrado en
Madrid en 1903. Asimismo, cabe destacar a autores e investigadores
como Rafael Salillas (1854-1923), fundador de la Escuela de
Criminología; Luis Simarro (1851-1921), primer catedrático de
Psicología Experimental en la universidad española; Francisco
Santamaría (1866-1925), autor del primer estudio experimental sobre
psicología del testimonio (1909); Quintiliano Saldaña (1878-1938),
con interesantes trabajos sobre atribución de responsabilidad (1936);
Gregorio Marañón (1887-1960) con excelentes trabajos sobre las
bases psicobiológicas del comportamiento, la personalidad y las
emociones (1936); Gonzalo Rodríguez Lafora (1886-1971), pionero
en la evaluación psicológica forense; y Emilio Mira (1896-1964), autor
del Manual de Psicología Jurídica (1932), fueron algunos de los que
más contribuyeron al desarrollo de la Psicología Forense española
(Carpintero y Rechea, 1995).
Desde un punto de vista formal, los Psicólogos Forenses
comienzan su andadura con la Ley de Sanidad Española de 1885 que
crea el cuerpo de Facultativos Forenses, organizado en tres
secciones: 1) Sección de Medicina y Cirugía, 2) Sección de
Toxicología y Psicología, y 3) Sección de Medicina Mental y
Antropología. Ya avanzado el s. XX, algunos hitos marcarán la
situación actual de la psicología jurídica española, fundamentalmente
la creación en 1965 del primer Gabinete Psicológico de la Prisión de
Madrid y en 1968 de la Central de Observación Penitenciaria. Durante
la década de los setenta, se funda la Sección de Sociología y
Psicología Jurídica del Colegio de Abogados de Barcelona en 1971, y
se publica la reglamentación penitenciaria que recoge la figura del
Psicólogo como técnico en rehabilitación social en 1979. Y en los
ochenta el recién fundado Colegio Oficial de Psicólogos crea las
distintas comisiones de Psicología Jurídica.

CAPITULO II: LA PSICOLOGIA CRIMINAL EN LA PRÁCTICA PERICIAL


FORENSE

2.1. La psicología como apoyo a la investigación criminal


La ayuda del psicólogo forense se realiza en dos grandes
ámbitos: el interrogatorio de los acusados y la declaración de los
testimonios.
 Interrogatorio de acusados: La técnica busca la persuasión
como mecanismo básico para lograr:
 La identificación del culpable.
 Autoconvencerse el interrogador de la culpabilidad del
sospechoso.
 Obtener pruebas irrefutables que dificulten la negación de
su participación en los hechos.
Soria (2001) distingue dos enfoques diferentes:
 Persuasivo: utiliza procedimientos no destructivos y es
ejercido por agentes sociales legitimados para su
realización.
 Destructivo: utiliza procedimientos de ataque directo al
sujeto que puede o no finalizar con su muerte. Puede
realizarse por agentes de la autoridad o por individuos o
grupos situados al margen de la ley.
El psicólogo forense por cuestiones ético-deontológicas sólo
podría participar asesorando en el primer caso.

 Hipnosis: Técnica utilizada fundamentalmente con testigos que


han sufrido una situación de gran impacto traumático y cuya
memoria ha quedado afectada de forma grave, por lo que son
incapaces de recordar lo sucedido y/o el autor de los hechos.

 Polígrafo: La técnica poligráfica no es utilizada en nuestro país,


pero sí en diversos países, como USA. Se le ha criticado su
falta de fiabilidad en los resultados obtenidos, y por ello resulta
fundamental su utilización de forma combinada con la hipnosis.
Respecto al apoyo a la investigación en delitos violentos, Se
utilizan los conocimientos procedentes de la Psicología para ayudar al
profesional policía en la investigación criminal de determinados
delitos, generalmente de tipo violentos: abuso sexual infantil y adulto,
violencia doméstica, incendios y homicidios. La técnica más conocida
es el perfil criminal de Holmes, y se define como la detección de los
agresores mediante la extrapolación de los atributos personales de la
información obtenida a través de la escena del crimen.
Los perfiles criminales sirven para describir un tipo general de
persona que puede cometer un acto criminal, no para señalar a un
individuo determinado. La estrategia para generar un perfil se basa en
un proceso de seis etapas:
 Entrada de perfiles
En este primer paso se debe recoger toda la información
disponible sobre el crimen. Análisis in situ de los hechos,
fotografías de la escena del crimen, informes y fotos sobre
la autopsia, relatos de los testigos, así como un extensivo
fondo de información sobre la víctima y los expedientes e
informes policiales que haya sobre el caso.

 Modelo de toma de decisiones


Se organiza la información compilada en patrones y
cuestiones significativas con relación a las dimensiones de
la actividad criminal:
 Qué tipo de homicidio se ha cometido.
 Cuál ha sido el posible motivo primario.
 Qué nivel de riesgo tenía la víctima.
 Riesgo para el agresor.
 La secuencia de actos. Esta violencia permite al
agresor expresarse, representa su personalidad e
incluye su estilo personal de la ejecución del delito
(Garrido, 2000).

 Evaluación del crimen


Aquí se reconstruye la secuencia de sucesos y el
comportamiento del autor y de la víctima; además, se indica
cómo pasaron las cosas, cómo se comportaron las
personas y cómo se planificó y organizó el encuentro. Esta
reconstrucción se basa en las decisiones tomadas en la
etapa anterior.

 Perfil criminal
En este momento los profesionales elaboran una
descripción inicial de los sospechosos más probables. El
perfil típico incluye: raza, sexo, edad aproximada, estado
civil, ocupación, respuesta ante el interrogatorio policial,
grado de madurez sexual, si el individuo fuese capaz de
cometer otro crimen, la posibilidad de que haya cometido un
delito similar en el pasado, posibles antecedentes policiales.
Esta etapa es fundamental, pues sirve para validar
continuamente los perfiles existentes.

 Investigación
Una vez que el perfil criminal tiene congruencia, se remite
un informe por escrito a la agencia que lo solicitó y este
informe es incorporado a la investigación. Habiendo
obtenido la información de la víctima y de los testigos, se
reúne a los sospechosos que encajan en el perfil y son
evaluados. Si este proceso termina con la identificación,
detención y confesión del asesino, el perfil ha cumplido su
objetivo. Si salen nuevas pruebas o no se identifica a ningún
sospechoso, entonces tiene lugar una reevaluación; toda la
información es examinada otra vez y se vuelve a validar el
perfil al tiempo que mejora su estructura interna.

 Detención
El arresto del sospechoso correcto es el destino final de
todos los procedimientos. Entonces entran en marcha las
técnicas relacionadas con la entrevista. Lo ideal es que éste
confiese o que al menos se disponga a hablar
extendidamente sobre algunos de sus crímenes. Cuando se
logra una detención o una sentencia condenatoria, se
comparan los datos reales con el perfil elaborado; si el
sospechoso confiesa, es importante hacerle una entrevista
detallada para controlar que todo el proceso del perfil haya
sido válido. A través de la entrevista podemos ayudar a
evaluar las influencias de todo el conjunto de características
y variables psicológicas que han ayudado en la construcción
del perfil.

2.2. La evaluación del acusado


En Psicología forense a veces no resulta fácil conocer las causas
y/o motivos por los cuales un sujeto comete un delito. Por ello, se
debe investigar la historia vital del acusado y las circunstancias de
naturaleza ambiental en las que se ha desarrollado su vida para, de
esa forma, poder determinar las causas que llevaron al acusado a
delinquir y los mecanismos utilizados para realizar el hecho.
Como consecuencia de ese conocimiento, podemos llegar a
diferenciar una conducta delictiva en una personalidad psíquicamente
normal, o con anormalidades psíquicas menores, de las conductas
delictivas de los sujetos con profundas alteraciones o perturbaciones
de la personalidad. Ante un delito, primero se estudia al delincuente y
luego el acto delictivo; cuando el delincuente no se encuentra, se
estudia el delito y se infiere la personalidad del delincuente que lo
pudo cometer.
Habitualmente han sido los médicos forenses adscritos a los
juzgados y los psiquiatras los expertos llamados a declarar cuando se
intuía que podía existir un trastorno mental. Desde hace ya algunos
años, cada vez es más frecuente recurrir a los psicólogos como
expertos a la hora de valorar actos criminales. La función en estos
casos, se centra en:
 La evaluación de la existencia de determinados déficit básicos
(del desarrollo; episódicos o crónicos): neurobiológicos y
psicofisiológicos, intelectuales, de personalidad, motores.
 La evaluación de procesos cognitivos y afectivos, con el
objetivo de valorar la capacidad que el sujeto tiene de
reconocer y comprender la significación de las propias acciones
(Consciencia), lo que supone la evaluación de todas las
alteraciones del procesamiento cognitivo, determinadas por:
alteraciones de la percepción, alteraciones de la atención
(déficits atencionales), alteraciones de la memoria, alteraciones
del razonamiento, alteraciones del pensamiento (Juicio de
Realidad), alteraciones del lenguaje, trastornos psicóticos,
trastornos de la personalidad.

2.3. La evaluación de la victima


A diferencia de cuando se evalúa a los acusados, en este caso los
trastornos con los que se enfrentan los peritos psicológicos
pertenecen al espectro de los trastornos de estado de ánimo o los
trastornos de ansiedad, donde la sintomatología relevante se refiere
al espectro de las emociones y la afectividad. El trabajo se centrará
en valorar a las personas para determinar, primero, si existe algún
trastorno psicopatológico y, segundo, si dicho trastorno está
relacionado con el delito que se está sometiendo a juicio. El interés de
las partes estará en determinar si hay secuelas, entiendo por tales
aquellas que van a perdurar en el tiempo. A diferencia de las secuelas
físicas, las cuales pueden ser fácilmente objetivables, las secuelas a
nivel psicológico no lo son tanto.
Por ello, en muchas ocasiones el informe pericial psicológico tiene
como objetivo el servir para probar la existencia de un delito, en
ausencia por ejemplo de indicadores físicos. En otras ocasiones, el
objetivo será reparar el daño que se le ha causado a la víctima. En
estos casos, el enfoque de la exploración psicológica se centrara en
valorar:
 El nivel de adaptación previa de la víctima en todos los
niveles: familiar, social, laboral y emocional.
 El nivel de adaptación existente en la actualidad.
 Cómo se ha readaptado después del suceso: procesos de
afrontamiento y su resultado.
 Correlación entre la inadaptación actual y el delito sufrido.
 Pronóstico de futuro.

2.4. La predicción del riesgo


La peligrosidad es un concepto legal muy aceptado y que motiva,
en muchos países, recibir un tratamiento no voluntario. La valoración
de la peligrosidad tiene consecuencias para el interno en instituciones
penitenciarias, pues es uno de los factores principales a la hora de
decidir su régimen de salidas.
Pueyo y Redondo (2004) señalan que la predicción del riesgo de
conductas violentas debe efectuarse sobre la base de analizar
conjuntamente varias facetas propias del comportamiento violento:
 Naturaleza específica de la conducta violenta: qué tipos de
violencia ocurren
 Gravedad de la conducta violenta: intensidad de los efectos
de la violencia
 Frecuencia: cuántas veces aparecen estos
comportamientos
 Inminencia: en qué momento suceden los comportamientos
violentos
 Probabilidad: indicación acerca del ajuste de la predicción
del riesgo de aparición del comportamiento violento.
La evaluación del riesgo de violencia consiste en identificar el
riesgo de que los individuos cometan actos violentos en el futuro. La
finalidad de esta evaluación puede ser muy diversa; abarca desde el
ámbito clínico, con la intención de intervenir, prevenir o tomar
medidas de urgencia, hasta el jurídico donde se contemplaría el tomar
las decisiones sobre la puesta en libertad de delincuentes, medidas
de alejamiento, etc. Esta predicción se puede hacer de forma fiable y
válida si la fundamentamos en procedimientos técnicos, Pueyo y
Redondo (2004) recomiendan los siguientes:
 La evaluación del riesgo debe realizarse de manera
científica, profesional y de acuerdo a las consideraciones
legales propias de cada marco jurídico concreto.
 El riesgo puede y debe ser evaluado de distintos modos y
procedimientos.
Por otro lado, Ávila (2004) recoge los siguientes marcadores de
riesgo a tener en cuenta cuando tratamos de valorar el riesgo futuro
de violencia:
 Cantidad y tipo de apoyo social disponible para la persona.
 Impulsividad.
 Reacciones a la provocación (ira).
 Una incapacidad para empatizar con los otros
(«psicopatía»).
 La naturaleza de los delirios y alucinaciones que a veces
acompañan a los trastornos mentales
La relación entre alteración mental y delito es un asunto
tremendamente debatido, así nos encontramos con los que opinan
que los delitos, sobre todo violentos, son más frecuentes en enfermos
mentales que en la población general, sobre todo si se acompaña del
abuso de drogas. En este sentido, las evidencias mostradas por los
medios de comunicación indicarían que los esquizofrénicos tienen un
riesgo ligeramente mayor que otros enfermos mentales y que la
población general de cometer delitos violentos, especialmente bajo un
brote psicótico. Pero la realidad es que la mayoría de los
esquizofrénicos nunca cometen delitos violentos y que la mayoría de
los delincuentes violentos no son esquizofrénicos. Sí es cierto que,
cuando lo hacen, suelen ser delitos exentos de motivación aparente y
donde el grado de violencia puede llegar a ser sumamente elevado,
por otro lado, propio de un acto impulsivo.

2.5. Técnicas de la psicología forense


En la Psicología Forense Clínica las principales técnicas utilizadas
consisten en las propias de la psicología clínica, esto es, de la
metodología de entrevistas y de los instrumentos de evaluación
utilizados habitualmente en esta área para la valoración de estado
mental o de la personalidad. No obstante, para algunas actuaciones
no existen instrumentos que midan las variables específicas
consideradas en psicología forense, como ocurre en los casos de
custodias disputadas, donde no existe por el momento un instrumento
que permita concluir quién es el progenitor más adecuado para
ostentar la custodia de los hijos. En estos casos, la combinación de
varias técnicas y procedimientos facilitarán la labor del psicólogo
forense.
En cualquier caso, no debe olvidarse que los informes periciales
no tienen un objetivo terapéutico sino jurídico, y que el origen de la
petición pericial no es el sujeto evaluado sino la necesidad del
sistema.
Respecto a ellos Zaldivar (2000) señala que una evaluación
adecuada implica ineludiblemente considerar para qué se va a
evaluar, qué se va a evaluar y cómo se va a evaluar. La respuesta a
la primera pregunta procede de la petición realizada en el ámbito
jurídico, que puede proceder del juez o de cualquiera de las partes
(acusación y defensa). Por ello, será fundamental una primera
entrevista con los actores origen de la demanda (jueces o abogados)
para especificar la petición, recoger la información necesaria para la
planificación de la actuación y poder contestar a qué y cómo, y
solicitar los medios necesarios para llevarla a la práctica. Así, por
ejemplo, será el propio juez quien facilite el acceso a los sujetos
objeto de la pericia, fundamentalmente si la petición se realiza de una
parte e implica la valoración de un sujeto de la otra.
 La entrevista psicológica forense:
Es sin duda el procedimiento más utilizado en psicología
forense. En general, la entrevista psicológica forense debe
permitir obtener datos para el informe pericial y la
formulación de hipótesis, así como para la planificación de
pruebas posteriores para la verificación de las mismas.
Podemos distinguir dos tipos de entrevistas: semi
estructuradas y estructuradas. Las primeras son aquellas
que permiten al peritado expresarse libremente, aunque sin
perder el control ni el objetivo de la entrevista. Las
entrevistas estructuradas son aquellas específicamente
diseñadas con un propósito y por lo tanto con un guión más
o menos definido. Se utilizan principalmente en casos de
violencia de género, agresiones sexuales, actitudes
parentales, trastorno de estrés post traumático, déficit
neuropsicológicos o toxicomanías, entre otras.

 La pruebas psicológicas:
Estas pruebas son habitualmente utilizadas después de las
entrevistas para la evaluación específica de determinados
parámetros. Se aplican sobre todo para la evaluación de la
inteligencia, de la personalidad normal y patológica, y del
estado neuropsicológico. Y, en general, puede distinguirse
entre pruebas psicométricas y pruebas proyectivas. Las
pruebas psicométricas constituyen fundamentalmente una
medida objetiva y tipificada de una muestra de conducta, lo
que supone uniformidad en el procedimiento de aplicación y
puntuación, y una interpretación de los resultados conforme
a unas normas establecidas. Los más utilizados son los test
de inteligencia, las pruebas de personalidad y las pruebas
neuropsicológicas. Las pruebas proyectivas se basan en la
evaluación del comportamiento dinámico de los sujetos ante
diferentes estímulos, por ejemplo dibujos o juegos. En el
diseño y posterior aplicación de todo test se consideran dos
criterios de obligado cumplimiento: validez y fiabilidad. La
validez de un test indica si cumple realmente con la función
para la que está diseñado, esto es, si mide lo que pretende
medir. La fiabilidad indica la estabilidad o consistencia de
las medidas proporcionadas por el test en repeticiones
sucesivas

 Pruebas y técnicas especificas:


Para algunas de las evaluaciones periciales se utilizan
pruebas específicas según el tipo de delito de que se trata.
Las más utilizadas se circunscriben a la evaluación de las
agresiones sexuales, a la conducta violenta, a las víctimas
de agresiones, a las toxicomanías, y a la evaluación en
guarda y custodia.
 Evaluación de la conducta violenta. (ECHEBURÚA,
(1998)) Propone para la evaluación de posibles
maltratadores el uso de una Entrevista General
Estructurada de Maltratadores, el Cuestionario de
Variables Dependientes del Maltrato y el Inventario de
Pensamientos Distorsionados sobre la Mujer y sobre
el Uso de la Violencia. Además existen diferentes
cuestionarios como el PCLR, Psychopathology
Checklist, y autoinformes como el Cuestionario de
conductas antisociales/delictivas, para menores a
partir de ocho años, entre otros.
 Evaluación de víctimas de agresiones. En general las
pruebas utilizadas para la evaluación de víctimas de
agresiones miden la ansiedad y la depresión. Además
se cuenta con otras técnicas como el Inventario de
miedos, el Cuestionario de evaluación del
autoconcepto, el Inventario de cogniciones
postraumáticas, la Escala de gravedad de síntomas, o
la Entrevista de valoración de peligrosidad.
 Evaluación de toxicomanías. Existen diferentes
técnicas que pueden utilizarse para su evaluación;
entre las más utilizadas se encuentran el Cuestionario
de alcoholismo (AUDIT), el Índice de severidad de la
adicción (ASI) o el Protocolo para la evaluación
psicológica de las drogodependencias.
 Evaluación en guarda y custodia disputada. Además
de las entrevistas estructuradas, se utilizan diferentes
cuestionarios y escalas como el TAMAI (Test
Autoevaluativo Multifactorial de Adaptación Infantil), el
Cuestionario de conductas infantiles para padres, o la
Escala de comunicación padres adolescentes.

CAPITULO III: LA PSICOLOGIA FORENSE Y CRIMINALISTICA EN


EL PERU

La preocupación por descubrir el delito y, establecer la participación


individualizada de autores y cómplices con las pruebas respectivas, ha
generado la innovación de la criminalística, máxime cuando los delincuentes
se ingenian para evitar ser identificados y procurar llegar al "Delito perfecto"
o "delito impunible".
La historia de la psicología forense en el Perú se realizó con el primer
curso de especialización en el año 1987 en la policía de investigaciones del
Perú (PIP), en el Instituto de Criminalística, con la finalidad de especializar a
los psicólogos de iban a laborar en la División de Psicología Forense de la
Dirección de Criminalística, realizando peritajes psicológicos forenses, es
así que un 16 de junio de 1988 comienza a funcionar oficialmente la División
de psicología forense, realizando peritajes, convirtiéndose en la 2da
institución en América Latina en realizar estos trabajos para la correcta
administración de justicia.
Después se nombra a los primeros jefes y personal que labora en el
departamento de psicología forense del laboratorio central de criminalística.
Ellos son los policías y psicólogos: Eloy Castillo Castillo y Roberto Gutiérrez
Jibaja, todos ellos pioneros entre los principales tenemos a Jorge Pinzas
Tarazona, Ezequiel Refulio P, Silvia Rojas Regalado, Katia Paz Zavaleta,
Lino Huamán Gutiérrez, Juan José Danielli Rocca entre otros, también hay
otras áreas criminalísticas de las Direcciones Especializadas tuvieron jefes
de los dptos. De psicología forense y personal de peritos; al Cmdate PNP
Jorge Saldarriaga Ruiz, Cmdate PNP Humberto Hidalgo Jiménez y además
Ingrid Merizalde Damián Fernández Hoyos, Isabel Huamán del Pino, Liber
Neyra Alvarado, Rosario Atuncar Sueng, Luis Álamo Guerrero y muchos
otros. Cabe recordar que la creación de los Departamentos de Psicología
Forense en el Ministerio Público es de aproximadamente un poco más de
una década. Sobre la escasa capacitación, la psicología forense en el
mundo tiene una data de aproximadamente 100 años (Perles, 2002), en el
Perú no más de 25 (Hidalgo, 1994). Sobre esto último si un revisa por
ejemplo el libro de Reynaldo Alarcón, “Historia de la psicología en el Perú,
publicado en el año 2000, prácticamente no se hace mención alguna a
estudios o avances en psicología forense, en tal sentido, nos atrevemos a
decir que antes de los iniciadores de la especialidad en la policía, caso de
Luis Muñoz Marín, Nelly Nicho Villar, Hernán Paima Olivares, el mismo
Humberto Hidalgo Jiménez (Hidalgo 1993) no hay otros significativos
antecedentes. Ya posteriormente a los nombrados vinieron nuevas
generaciones de psicólogos forenses tanto en la policía como en el Instituto
de Medicina Legal. Aun esta psicología forense en proceso de construcción,
por tanto, consideramos que la psicología en el Perú está en proceso de
construcción, que no existen por tanto supuestos peritos “sobre
capacitados”, aquellos que harían gran o absoluta diferencia respecto de los
otros. Entonces, cuando se introducen temas como credibilidad del
testimonio estudios psicológicos retrospectivos de personas fallecidas
(necropsia psicológica para quienes les cuesta trabajo apartarse de los
términos médicos), alienación parental, perfiles psicológicos – criminales,
etc. se tiene que proceder con cautela y prudencia dado que son temas
precisamente en proceso de desarrollo y definición. Solo a modo de ejemplo
respecto de la credibilidad existen posiciones a favor y posiciones en contra,
estudios que demuestran efectividad y estudios que revelan lo contrario,
claro pero siempre hay algunos apurados que por alcanzar seguramente
algún fugaz prestigio o fama o llevados tal vez por algún impulso narcisista
ofrecen cualquier cosa y esto nos obliga a aludir a todos aquellos
promotores u organizadores informales de diplomados y cursos de la
especialidad que vienen ayudando a generar el caos y la confusión entre
operadores judiciales y los propios psicólogos.
CONCLUSIONES

 La psicología forense y criminal es la disciplina originada en la


psicología clínica, resultado de la necesidad de una evaluación
psicológica de la criminalidad, y que es producto de la unión de la
psicología con el derecho. La psicología forense es la aplicación de
principios científicos en el proceso judicial.
 El objeto de estudio de la psicología criminal es el estudio científico
de los determinantes psicológicos del comportamiento antisocial y
delictivo.
 En la Psicología criminal, como ciencia empírica, (experimental) su
método es el inductivo, pues se basa en la observación, en la
experimentación y en la cuantificación.
 Se debe investigar la historia vital del acusado y las circunstancias
de naturaleza ambiental en las que se ha desarrollado su vida
para, de esa forma, poder determinar las causas que llevaron al
acusado a delinquir y los mecanismos utilizados para realizar el
hecho.
 La evaluación de la victima se centrará en valorar a las personas
para determinar, primero, si existe algún trastorno psicopatológico
y, segundo, si dicho trastorno está relacionado con el delito que se
está sometiendo a juicio. El interés de las partes estará en
determinar si hay secuelas, entiendo por tales aquellas que van a
perdurar en el tiempo.
 La evaluación del riesgo de violencia consiste en identificar el
riesgo de que los individuos cometan actos violentos en el futuro.
La finalidad de esta evaluación puede ser muy diversa; abarca
desde el ámbito clínico, con la intención de intervenir, prevenir o
tomar medidas de urgencia
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Aristizabal, E. & Amar J. (2010). Psicología forense. Estudio de la mente


criminal. Recuperado de:
http://www.bibliopsi.org/docs/carreras/obligatorias/CFP/juridica/ghiso/Psicologia%20fore
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Marchiori, H. (2007). Psicología criminal. (12° ed). Mexico DF.: Porrua.

Soria, M. & Sáiz, D. (2005). Psicología criminal. Recuperado de:


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