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En la sociedad de la información y
de la disrupción tecnológica, el ciudadano es el nuevo protagonista de la vida
pública. La protesta social que se ha tomado las calles es hoy la expresión de una
clase media empoderada, informada y conectada, y tiene a los gobernantes contra
la pared y a los empresarios, nerviosos.
Hoy, las compañías y los empresarios están llamados a jugar un papel más
protagónico en la sociedad. Un liderazgo que se apalanca en su generación de
riqueza y de empleo, y en su capacidad de innovación, pero que debe proyectarse
hacia la sociedad por medio de su sensibilidad social, lectura del entorno, defensa
de grandes causas y generosidad.
Desde hace varios años las empresas han venido interiorizando conceptos como
el valor compartido, el compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad
social. Y sin duda ha habido importantes avances en estos temas. Sin embargo,
frente al cambio de paradigma que estamos viviendo, son esfuerzos insuficientes.
Pero los nuevos vientos del posconflicto han traído consigo nuevos desafíos: el
desarrollo territorial, la conciencia ambiental, la posverdad, la ideología, la
ilegalidad y la concentración de riqueza, entre otros, los cuales han ido
alimentando un discurso antiempresarial –no ajeno al sentimiento
antiestablecimiento–, el cual debe apaciguarse con un nuevo liderazgo
empresarial que encarne unos valores y causas que sean reconocidas por la
sociedad.
Cada una de las 25 empresas escogidas tiene una historia que nos deja grandes
lecciones. Por ejemplo, que para aportar a la construcción de un mejor país, no
importa el tamaño. Puede ser Ecopetrol, de lejos la compañía más grande de
Colombia; o Guía Industrial de Colombia, que desarrolla productos ecológicos
para el sector industrial. O que las empresas que se destacan están conectadas
con las necesidades del país y de su comunidad, donde la aproximación al
territorio se volvió fundamental.
Se trata, en el fondo, de un llamado de alerta a la clase dirigente, tanto política
como empresarial, para renovar un liderazgo que se sintonice más con la gente.