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SÍNDROME MOTORES

Bajo esta denominación se incluyen diversas alteraciones del sistema nervioso,


músculos y su conexión anatomofuncional (placa motora). Desde el punto de vista
clínico, los síndromes motores se clasifican según las modalidades que, en cada
uno de ellos, adoptan los diversos signos y síntomas neurológicos de tipo motor
(disminución –paresia- o pérdida –parálisis- de la motilidad voluntaria; movimientos
anormales, déficit de coordinación y metría; tonus, reflejos, trofismo, etc.) Con
frecuencia, se acompañan de síntomas y signos de otra naturaleza: sensitivos,
mentales y autonómicos, por ejemplo, lo que unido a otros elementos clínicos, como
antecedentes mórbidos, perfil temporal, otras patologías concomitantes y exámenes
de laboratorio, permiten avanzar a diagnósticos, no sólo de localización sino
etiológicos.

Síndrome Piramidal
Se trata de las manifestaciones clínicas derivadas del daño –destructivo,
compresivo o metabólico- de la así llamada primera neurona motora, cuyos axones,
naciendo de las células de tipo piramidal de la cuarta capa cortical de regiones
prerrolándicas, se extienden en haces compactos hasta los núcleos motores de
tronco o el asta anterior de la médula.
En cualquier punto de este largo trayecto que se produzca una alteración, sea de la
neurona o sus axones, las manifestaciones semiológicas serán idénticas. Ellas
consisten en:
Paresia o parálisis. Su intensidad y evolución dependerá de la etiología rrspectiva
(compresión por un proceso expansivo, destrucción por una hemorragia capsular,
sección por un traumatismo raquimedular, alteración metabólica, etc.). La
localización de la paresia o parálisis se relaciona, en cambio, con el lugar en que se
ha producido el daño, pudiendo entonces existir hemiplejías o hemiparesias en
lesiones ubicadas en cerebro y tronco, es decir, más arriba de la decusación de las
pirámides; paraparesias por lesiones medulares bilaterales, etc. La extensión de la
paresia o parálisis dependerá de las relaciones entre los segmentos piramidales
dañados y sus correspondencias topográficas periféricas.

Hiperreflexia profunda. En la lesión piramidal, los reflejos osteotendinosos están


alterados: exaltados, con aumento de zona reflexógena, policinéticos o con difusión
anormal.
Ocasionalmente, sin embargo, sólo presentan una de estas alteraciones, aun
cuando exista una alteración piramidal y, más rara vez, no tienen alteraciones, aun
cuando por otras vías se puede afirmar la existencia de un daño piramidal
(presencia de extensor plantar, por ejemplo). Del mismo modo, puede darse la
circunstancia de anormalidad de reflejos sin paresia o hipertonía importantes.
En las primeras 2 ó 3 semanas de una lesión piramidal aguda (Ej.: accidente
vascular cerebral o traumatismo medular), los signos piramidales no aparecen,
debido a hiperfunción secundaria del arco reflejo periférico (reflejos osteotendíneos
y espasticidad), permaneciendo sólo los signos de déficit central (paresias y reflejos
superficiales alterados).
Reflejos superficiales. En el síndrome piramidal, los reflejos cutáneos
abdominales y cremasterianos están abolidos, manteniendo su alteración cierta
relación con los niveles de daños del sistema piramidal. En lesiones medulares a la
altura de DI, por ejemplo, estará abolido el reflejo cutáneo abdominal inferior y el
cremasteriano, pero preservado el superior.
El reflejo plantar extensor es el más importante indicio de alteración piramidal. Su
presencia repetida, en exámenes bien hechos, casi siempre asegura la existencia
de este síndrome. Sin embargo, su ausencia no lo descarta.
Espasticidad. Esta forma de hipertonía es característica del síndrome piramidal y
puede significar una importante contribución a la incapacidad de pacientes con
paresia moderada. En Examen neurológico (Tonus muscular) se describen sus
características.
Trofismo. En el síndrome piramidal no existen alteraciones tróficas directas, es
decir, originadas en la disfunción de primera neurona motora propiamente tal. Existe
cierta hipotrofia, debido al desuso del miembro o segmento parético.
Otros signos piramidales. Se han descrito otros diversos signos clínicos que
indican lesión piramidal, aunque ellos tienen mucho menos valor diagnóstico que
los indicados más arriba. Entre ellos, deben mencionarse los así llamados
sucedáneos del Babinski, en los que la extensión del ortejo mayor se obtiene al
frotar con intensidad el borde anterior de la tibia, partiendo desde su parte superior
(Oppenheim) o frotando la piel del borde externo y dorsal del pie (Chaddock).
Asimismo, en lesiones piramidales puede obtenerse extensión del ortejo mayor al
resistir la elevación de la rodilla con la pierna extendida.
Los automatismos medulares son contracciones involuntarias de los miembros
inferiores en pacientes parapléjicos, con estímulos diversos (táctiles, dolorosos,
térmicos, etc.). Representan, también, lesión piramidal, aun cuando son de
naturaleza polisináptica.
Las sincinesias son movimientos involuntarios de tipo tónico que aparecen en
miembros con parálisis de origen piramidal, cuando los miembros sanos realizan
ciertos movimientos voluntarios de importante intensidad.
OBJETIVOS:
 Describir semiológicamente al síndrome piramidal.
 Identificar las manifestaciones semiológicas del síndrome piramidal.
CONCLUSIONES:
 El síndrome piramidal se trata de manifestaciones clínicas derivadas del daño
de la así llamada primera neurona motora.
 Las manifestaciones semiológicas serán idénticas, ellas consisten en:
paresia o parálisis, hiperreflexia profunda, reflejos superficiales, espasticidad,
trofismo, etc.

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