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PEDRO trARRASCO PIZANA

Los Otomíes
Cultura e historia prehispánicas de los pueblos
mesoamericanos de habla otomiana
UNIVERS¡DAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXItrO
INSTITUTO DE HISTORIA
EN COLABORACION CON EL
¡NSTITUTO NAtrIONAL DE ANTRBPOLOGIA E HISTORIA

Los O tomíes
Cultura e hístoria prehispánicas de los pueblos
mesoamericanos de habla otomiana

POR
PEDRO CARRASCO PIZANA

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i.f x':
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&*;;nfrqtts

MEXtCO, t950
PREFACIO

Este trabajo fue presentado en ryqS como tesís prof esional pa-
ra optar al grado d"e Etnólogo en la Escuela Nacional de Antropo-
logía. Debemos hacer patente nuestro agradecimiento aI Dr. de Ia
Borbolla, director de Ia Escuela durante nuestra inuestigacíón, quien
dio todas las facilidades necesarias para su realización, y a nues-
tros consejeros Pro't's. Wigberto Jiménez Moreno y PauI Kirchhoff
sin cuyas enseñanzas y sugestiones no hubiera sido posible hacer
este estudio.
AI publicarse ahora, cinco años después de escrito, no hubo
tiempo de hacer ningún cambio por encontrarse eI autor en el cam-
po al decidirse e iniciarse la impresión. De todas maneras habrían
ido pocos los cambios. Hubiéramos insistido en el papel de los
otomíes dentro de la estratificación étnica del antiguo fuIéxico,
relacionado con eI hecho de ocupar pocas regiones de agricultura
auanzada y no uiuir en cíudades, ocupando un niuel cultural que
aunque típicamente mesoamericano era inf erior al de los naua ur-
banos. Por otra parte, hemos encontrado un dato para localizar
Tlaolan en la frontera occidental del ímperio tarasco, con lo cual
tal uez haya que reuisar lo que decimos sobre los otomíes de Jalis-
co. Tambíén hubiéramos podido incluir los datos de la Relación
de Tequixquiac que recientemente tuuimos ocasíón de consultar.
Algunas de las obras citadas como inéditas o en proceso de
elaboración han sido publicadas. Tales la traducción hecha por
P. F. Velázquez de los Anales de Cuauhtitlan,la Crónica Mexica-
yotl de Tezozomoc, eI estudio de Barlow sobre el imperio mexíca
y el de Monzón sobre la organización social azteca. También se
han publicado estudios de Mendizábal sobre los otomíes modernos
no conocimos al escribír este trabajo- y que contienen im-
-que
portantes datos históricos.
También clebido a nuesira auscncia a.l íníciarse la impresión,
no fue posible clibujar de nucuo los mapas cle Ia parte histórica ní
preparar un mal;a qu"e ccornpañara al capítulo III. La gran nra-
yoría cle los lusarcs ntencionacJo; se localizo.ron con ayuda de los
mapas r: r.ooo.cca cle la America¡z Gcographical Society y con las
hojas I :5oo.ooo de la Sccretaría cle Agricultura.
Las citas en castellano tle lu fuentes aan con ortcgrafía mo-
dernizar!,a para f acilitar la lcciurc; p;íncipio que )ta ha sido usado
por la in(t):or parte cle las ecliciones usadas.
Iien".os escrito las palabras ntexicenas en tipo ordinario (ex-
cepto las de citas en cursiuas) con la ortografía del siglo XVI nor-
malizada; las otomícs y matlatzinca aan en cursiuas y con Ia orto-
grafía cle los textos c¡r"'.c citamos.
Los nontbres tncxicanos de lugar, l.os escribimos en su forma
tastiza nlenos en algun,os cascts en orue Ia forma moderna es n'Llty
clistinta y muy conocicla (por e j. Tcluca). E" el capítulo geoqrá-
fico dcmos entre !;arénte sis ia f orma tnoderna además de Ia antigua
nta¡trlo la di't'erencia Io anterita.
En la trascripción de pa!,abrris otonúes se hubiera necesitado
u,n carácter especial espe cie de e con rebo- que se usó para
-una
uacol central alta. Por dificultades cle intprenta trascribirnos tal
síntbolo con rt, ,i¡or Io cual csta letra alsarecc en esta obra con dos
ualores, el orclinario de consoitante palatal y eI de la mencionada
uocal. En algunos casos hemos podido determinar que este sím-
bolo rcpresenta Ia uocal media central que otras ueces se escribe
con ae. Para las nasales se usó antiguamente un símbolo especial
sobre Ia uoca!. Por haber estudiado el diccionario otomí antes de
co?iocer los alfabetos antigttos del otomí, es probable que híciéra-
nlos errores de trascripción; la nasal se ha trascríto de uarias ma-
neras: á, á, á, etc.
En unos pocos casos en que estamos seguros de la interpreta-
ción f onémica de algunas palabras otomíes (nombres de dioses Tsrin-
cipalmente), cambiamos algunos símbolos equíuocos del alf abcto
tradicional por los fonéticos correspondientes, pero por díficultades
tipográficas no ha sido posible dar trascripciones 't'onámicas ade-
cuaclas. Creemos, sin embargo, que los estudiosos del otomí encon-
trarán aprouechable el material lingüístico aquí incluido.

B
PAR.TE PI{IA,{ER.A

TNTRODUCCION
CAPITULO I

Los Puner,os DE r¡ Feurrre LrNcÜísrrc.r OrouraN.q,

El estudio de la etnografía antigua de México se dificulta por


el carácter de sus fuentes que ofreccn datos casi siempre inconexos,
cuando no ocultos en viejas crónicas que poco o nada tienen que
ver con los intereses del etnólogo. El no especialista se ve limitado
a usar ias pocas fuentes, como Sahagún o Landa, cu)'o material cstá
más o menos organizado, o rcsúrnenes modcrnos sobre aztecas o
mayas la mayor parte insuficientcs. El espccialista que en un mo-
mento busca informes sobre cierta tribu o rama dc la cultura en-
contrará los de las fuentes más conocidas pero no aquellos que sólo
una investigación especial puede revelar. En tal situación es evi-
dente que se impone ante todo una ordenación de datos tan dis-
persos. En lo que se refierc al Centro y Sur de México, no hay más
monografías tribales que la de Seler sobre Michoacán ' y la de
Krickeberg sobre los totonaca 2. El campo para trabajos de ese
tipo es, por lo tanto, inmenso.
Los otomíes y las tribus más directamente rclacionadas lin-
güísticamente a ellos familia otomiana- ofrecen problemas
-la
peculiares que hacen altamente interesante su estudio. Constitu-
yen la única familia lingiiística de }¡Iesoamérica 3 que, ocupando
un territorio continuo y no demasiado extenso, está dividida en dos
grupos culturalmente opuestos: por un lado los otomíes) mazalJa)
matlatzinca y ocuiltcca. dc alta cultura mesoamericana; por otro
los pamc y chichimcca-jonaz, que se afilian con los cazadores reco-
t Seler, Die alten Bervohner.
t Krickeberg, Los totonaca.
' Pa¡a la definición de Mesoamérica y sus problemas, V. Kirchhoff, Mesoamérica.

II
iectoi'es del l{orte de NÍéxico. Después de los naua, los otomíes eran
cl grupo más importante de la altiplanicie y por lo tanto es indis-
pccsablc conoccrlos para comprcnder la fcrrnación de ia cultura
dc los a'j'"enedizos azteca que por ser la mejor conocida es la que
ilíi-r l¿z ha de dar acerca cie cua-lquier problerna que se ncs plan-
tee.
5-lobre los otomíes sehan lanzaCo las ideas más dispares:
I-os prirneros inve,stigadores modelncs de la etnolcgía rnexi-
c:.ira ios consideraron el pLreblo más antig¿io de la altiplanicie al
cu:l se sobreponen los naua toltcca y sus succsores. Esta opinión,
cu.. o mejor exponente encontrarnos en Crozco y Berra o, es la quc
nrás sc ira generalizado enccntránd-ose en casi toCos los te-<tos dc
iiistcria. Basándose en ella y en que los otomíes tenían entre los
azteca farna de "serranos", autcres posteriores atribuyeron a los
otomíes la cultura arqueológica arcaica. llamada cn un princi-
pio "tipc cie los cerros". Ifenclizábal 5, en un trabajo dcstinado
a combatir csta arriesgada identificaciín y cantinuando las ideas de
algunos autores anteriores, considera a los otomíes entre 1os pueblos
más modernos del Centro de Mé¡:ico y picnsa que son cazadores
llegados tras la destrucción de Tula para ser civilizados parcial-
mente por los naua. A estas dos cpinioncs se vino a aÍiadir ia de
!:custelle 6 quien aun admitiendo la antigiiedad de los otomíes en
la altiplanicie, los hace llegar desdc la costa del Golfo de tr4éxico
r' Los cuenta entre los llamados "olmeca".
Salta a la vista la necesidad de estudiar en dctalle el problema
Ce lcs otomíes, y si es posible solucionario de una vez por todas.

La familia lingüística otomiana (u otomí-pame) ha sido de-


finida por Soustelle ?. La forman seis idiomas que se pueden agru-
o Orozco y Berra, Historia Antigua; y especialmente Geografia de las Lenguas,
pes. 9!-3, 140, 143, 217 donde coincide en gran parte con nuestras conclusiones.
' \fendizábal, Los otomíes.
6 Soustelle, La Famille.
' Ibid.

T2
par en tres sub-familias cada cada una de las cuales presenta rela-
ciones internas particularmente estrechas: otorní y mazaua; matla-
tzinca y ocuilteca; pame y chichimeca-jonaz. Los dos prirncros
grupos de cultura mesoarnericana, el terccro nortemexicana.
Los nombres de uso corriente para designar los cuatro prime-
ros idiornas vienen del mexicano t. Otomí u otornite se derivan de
otornitl, nombre de etimología oscura que Jiménez N{oreno deduce
de totomitl (flechaCor de pájaros) Los otomíes llaman a su
propio idioma nhiü.
l''4.azat-ta es una palabra naua que quiere clecir 'gente del ve-
nado'.
lVfatlatzinca significa en mexicano 'gente de la red'. Se ha
casteilanizado en formas .Jistintas, la más modificada de las cuales
es matalcinso. Ctro nombre de los rnatlatzinca era quatatl (pl.
quaguata). Los cle Charo se conocen adcmás con ei nombre de
pirinda y a los de Uetamo llamaban los tarascos uetátnccha.
Saha.gún da al nombre rnatlatzinca la ctimología indicada,
pero otomí y mazeüa los deriva de los prirneros caudillos de esas tri-
10.
bns Otonteuctli y Nlazatl teuctli respectivarnente
El idioma de Ocuillan ('lugar de gusanos') se conocía por el
gentilicio ocuilteca. h{odernamente ya no se habla en Ocuiilan
pero sí en el prieblo cercano de San Juan Atzinco (Acingo) por io
que Soustclic lo llama también atzinca.

Casi todos los grupcs indígenas se conocían por el nombre de


str idioma (oiomí, matlatzinca) r.tc.) y pot gentilicios del lugar
quc habitaban (xiquipilca, xaltocameca) etc.) cuyo idioma casi
siempre sabcrnos cuál era.
Fero de algunos grupos étnicos no se dice nunca el nombre de
su idioma sino que se les designa por gentilicios poco precisos o
por nombres de otro origen y su filiación lingüística es a veces difí-
" Para la cuesiión de los nombres, V. Soustelle, op. cit., 3'10,
0 Jiménez Moreno, Origen y significación.
'o Sahagún, IIÍ, 121,129.

r3
cil de determinar. Entre ellos se cuentan los tepaneca, acolhua,
chichimeca de Xolotl, teochichimeca y las sicte tribus chichimeca
de la Historia tolteca-chichimeca. En todos estos grupos se puede
suponcr, con más o menos fundamento, influencias otomíes, sobre
todo en cl aspccto lingüístico. pero los tepaneca tt son los únicos
que también posccn elementos culturales otomíes. Por lo tanto
estudiaremos su cultura y su historia de la misma manera que la de
los dcmás otornianos mientras que para las otras tribus citadas no
hacemos más quc señalar su situación dentro de la historia en cuan-
to a sus relaciones con los otorníes, pues creemos que aunque acep-
taron elementos otomíes su filiación original es distinta, y por
oti"a parte ocuparon regioncs como el Acolhuacan, Tlaxcallan y el
Valle de Puebla que merecen estudios especiales como el presente.

Conviene reunir aquí todas las evidcncias en favor de la filia-


ción otcmiana de los tepaneca.
En primer lugar, tenemos los idiomas que se hablaban en su
región: naua, otomí, matlatzinca) mazau4 chocho y chichimeca,
predominando cl naua y el otomí que se nombran repetidas veces,
rnientras que para los tres últimos sólo hay una mención (en Tla-
copan) ; el matlatzinca se cita en dos fuentes, una sobre Tlacopan
y otra sobre Azcapotzalco, esta últirna de interés especial porque
nos indica que era el cacique el que hablaba matlatzinca. En el
capítulo tercero estudiamos con detalle la distribución de los idio-
mas.
Como veremos en la parte histórica, los tepaneca ocupan el
occidente del Valle de México procedentes del !V. y sobreponién-
dose a poblaciones más antiguas: toltecas, tal vez con restos teoti-
huacanos, y chichimecas (de Xolotl). A estas poblaciones prete-
paneca se ligan los idiomas chocho y chichimeca y, en parte, el
naua. Quedan por lo tanto los idiomas otomianos y el naua como
posibles idiomas tepaneca.

" Habitantes del pedregal (tepan), por vivir cerca del de San Angel.

t+
En cuanto a elementos culturales el más importante es que
los tepaneca tenían por dios y antepasado tribal a Otonteuctii 12
'Señor de los otomíes', dios de otomíes, matlatzinca v mazaua. El
proceso contr:a indios de Azcapotzalco.la fuente que nos dice que
se hablaba matlatzinca cn csa ciuclad, nornbra como uno de los
dioses teiraneca a Tlamatzincatl, según Torquemada dios matlat-
zlnca t3. Chimalpain dice que Moteuczorxa hizo preso a un oton-
tlamacazqui (sacerdote otomí) cuando guerreaba contra los tepa-
ncca dc Coyoacan 'o; y en los Analcs de Cuauhtitian, cuando los
enemigos dc los tepancca (uexotzinca. tlaxcaltec\ tetzcocanos, tla-
telolca, cuauhtitlantlaca y tliliuhquitepeca) se preparan a destruir-
los, los seiralan como de linaje diferente al suyo porque en vez de
llevar arco y adorar a Nfixcoatl se tocan con la honda y veneran a
Cuecuex t5. Por Sahagún sabemos quc el arma típica de los ma-
tlatzinca era la honda y quc la llcvaban cn la cabe za tu; Cuecuex
es el mismo Otontcuctli y bajo ese nom'Dre se cita como dios de los
matlatzinca dc Temazcaltepec t?. Por lo tanto parece que las seme-
janzas culturales nos llevan al Valle de Toluca. Otro tanto indica
la historia puesto que los tepanecas llegan al Valle de México
desde el Occidente tt y en el mismo Valle de Toluca es donde se
hablan los mismos tres idiomas que entre los tepanecas: otomí, ma-
tlatzinca y rnazaua. Podemos concluir entonces que los tepanecas
procedían del Valle de Toluca y comprendían gente de habla oto-
mí, matlatzinca, mazaua y naua. Cuando más tarde, en la época
azteca) gente de la región de Toluca va a Michoacán encontramos
el mismo caso de que matlatzinca y otomíes emigran juntos te.

" V. pg. 138 ss.


" Proceso. .. Azcapotzalco, 100; Torquemada, II, 151.
" Chimalpain, 100.
to Lehman,22l-27. Ya Lehman hizo notar que la honda relaciona a los tepa-
neca con los matiatzinca y sugiere que Tezozomoc rey de Azcapotz.alco fr¡era matlat-
zinca.
'u Sahagún, lII, 127.
" Relación de Temazcaltepec, 11.
t" V. pg. 249 ss.
" V. pg. 277 ss.

r5
CAPITULO II

Les FunNrrs SonRB ros OrouIANos ANncuos

En este trabajo reunimos todos los datos sobre la cultura e


historia de los otomianos de cultura mesoamericana) es decir, de
otomí, mazau4 matlatzinca y ocuilteca; según las fuentes escritas
después de la conquista.
Los pame y chichimeca-jonaz, por pertenecer a otra área cul-
tural, plantean problemas distintos y sólo los mencionaremos en lo
que atañe a sus relaciones con Mesoamérica.
Los datos de la arqueología o la etnografía moderna los usamos
en muy pequeira escala porque son muy escasos y todavía no se
pueden relacionar satisfactoriamente a los de las fuentes.
En cuanto a la arqueología sólo se ha explorado la zona ma-
tlatzinca de Calixtlauaca y la de Tula, un enclave naua en región
otomí, conservándose inéditos parte de los resultados. Hasta aho-
ra los arqueólogos no han llamado otomí a ninguna cerárnica pero
esto no quiere decir que los otomíes no la usaran. Por el contrario
en los principales centros antiguos de los otomíes hay restos cerá-
micos y los datos de la cultura otomí nos indican que se usaban
vasijas de barro. Sin embargo, no hemos de esperar que haya una
cerámica exclusivamente otomí; los límitcs de las cerámicas rara
vez coinciden con los de los idiomas, la llamada matlatzinca por
ejemplo es la característica del Valle de Toluca y por lo tanto tan
matlatzinca como otomí o mazava.
En la etnografía moderna casi todo está por hacer. La cul-
tura actual de los indios de México es fundamentalmente distinta
a la precortesiana y pafa encontrar en cantidad apreciable restos
r7
Oroní¿s.-2
de lo antiguo hacen falta estudios intensos que no existen. Los da-
tos modernos que usamos son principalmente de hechicería; los de
cultura material ofrecen también muchos caracteres prehispánicos
pero se puede encontrar fácilmente en el libro cle Soustelle, el traba-
jo más completo sobre este punto. Una de las regiones más consen/a-
doras en lo que a elementos prehispánicos sc rcfiere es la Sierra
de Puebla, pero casi no usamos los datos modernos de esa región
porque los otomíes están allí en muy estrecho contacto con naua,
totonaca y tepeua, y tal vez no se puedan considerar sucesores cul-
turalmente de los antieuos otomíes.

No vamos a discutir extensamente el carácter de las fuentes


en que ncs basamos: las cscritas durante el siglo que siguió a la
conquista española. En general son las mismas que las de la his-
toria azteca, que a veces dicen algo de los otomianos, y por lo
tanto no nos corresponde hacer un estudio detallado de ellas. In-
sistimos solamente en el carácter fragmentario de los datos que
suministran y quc hacen imposible obtener una visión completa de
la cultura o historia de los pueblos de la familia otomiana. En con-
secuencia nuestra presentación del material se verá determinada,
no sólo por el ordcnamiento lógico de los hechos y la impcrtancia
relativa de los mismos sino por el accidente de que las fuentes nos
ofrecen regular información sobre unos temas y escasa o nuia sobre
otros.
Examinaremos principalmente aquellas fuentes que necesitan
discusión a fin de que se pueda comprender el uso que hacemos de
ellas.
Tal vez la división más importante de las fuentes sca la de
fuentes locales que contienen datos obtenidos en lugares otomianos
de gentes otomianas, y las fuentes extrairas con datos de gentes no
otomianas (naua) sobre los otomianos.
Las del primer grupc son casi todas informes de civiles o reli-
giosos españoles escritos con otros fines que los puramente históri-
cos o etnográficos.

rB
Entre las escritas por civiles tenemos la Suma de visitas; la
obra de Zorita sobre el gobierno de los indios escrita con fines de
política colonial que contiene datos muy importantes sobre el \/alle
de Toluca; y, sobre todo, las Relaciones Geográficas I del siglo
XVI. Estas se escribieron en contestación a un cuestionario 2 en-
viado hacia IqBo a todos los corregidores y alcaldcs mayores de
las Indias. Desgraciadamente en los corregimicntos y alcaldías más
importantcs de las regiones otcmianas no se escribieron las Rela-
ciones o se pcrdieron posteriormente. Tal es el caso para Xillote-
pec, Ixtlauaca, Tollocan e Itzmiquilpan. La única Relación con
clatos numerosos sobrc un lugar típicamente otcmí es la de Que-
rétaro, lugar fundado después de la conquista por otorníes de Xillo-
tepcc y quc por lo tanto en sus informes etnográficos dcscribe la
cultura de ese importante seirorío. Las demás Relacioncs sobre
pueblcs otomíes son muy pobres o se refieren a lugares donde la
influcncia azteLa cra importante. Tenemos las de Zrmapan, Za-
yula, Atlitlalacyan, Atenco (con Mizquiyaualian y Tezontepec), y
la dcl partido de Tolnacochtla que comprcncle relaciones particula-
res aunque por el mismo autor de Axocopan, Yctecomac, Tolna-
cochtla, Ueypochtla, Tezcatepec y Tecpatepec.
Para la región matlatzinca hay las relaciones de Temazcalte-
pec, Teotenanco, Zultepec y Atlatlauhca.
Tarnbién hay relaciones sobre algunos lugares otomianos de
Michoacán pcro co¡l pocos datos etnográficos aunque los históricos
son imoortantcs. Son las de Acámbaro, Taimeo, Necotlan, Cuseo
y Tuzantla.
En Texas se conserva una Relación de Tequixquiac de la colec-
ción García Icazbalceta que no hcmos podido consultar.
Finalrncnte hay Relacioncs para lugarcs donde había algunos
otomíes pero cn los cuales la inmensa mavoría de la población y la
que dorninaba pclíticamente cra naua de modo que los datos de
estas relacionc.s rcfleian la cultura de esos naua v no la de los oto-
t A veces tas Relaciones llevan cl título de Descripción. A fin de facilitar las
citas, usamos el término Relación para todas ellas.
' V. el cuestionario en las páginas 1-9 de la Descripción de Querétaro, o en
P¡iE, IV, 1-7.

r9
míes oue vir'ían entre ellos. Sin embargo hay en ellas algunos
datos de interés. Son las de Chiucnauhtlan, Coatepec-Chalco, Te-
pepulco, Quauhquilpan, Quauhchinanco, las del partido de Tec-
ciztlan que comprende las de Acolman, Teotiuacan, Tecciztlan y
Tepechpan; y las de Cempoallan, Epazoyocan y Tetliztaca las tres
también de un mismo autor y partido.
De obras escritas por religiosos tenemos crónicas de las órde-
nes que misionaron entre los otomianos, las más importantes las
agustinas de Grijalva y Garcia. Entre las relaciones y visitas de
conventos y curatos son irnportantes la Relación del Arzobispado
de México, la Relación de los viaies de Alonso Ponce y alsunas
otras.
Merece especial mención el Manual de Ministros de Indios
del P. Serna. Pertencce a ese grupo de obras escritas cn el siglo
XVII para extirpar de entre los indios los restos de su religión anti-
gua, principalmente hechicerías. La mayor parte de esta obra es
copia de la de Ruiz de Alarcón sobre las supersticiones, y copia
también otros autores como un calendario de Fr. Martín de León,
obras que no se ocupan de los otomianos. Pero en el material que
Serna pone de su propia experiencia hay datos que se rcfieren sin
duda a otomíes y matlatzinca del E. del Valle de Toluca y que
obtuvo por haber sido cura de esa región. En el primer capítulo
Del estado que tenían las idolatrías antes de las contregaciones de
los indios a poblados, habla en general de toda la l\ueva España y
aunquc contiene datos que no conocemos de otras fuentes no pode-
mos determinar la región exacta a que pertenecen y por lo tanto
casi no las tendrcrnos en cuenta aunque es probable que algunos
casos sean del Valle de Toluca. Los capítulos segundo a quinto tra-
tan de las idolatrías de los indios después de las congregaciones y cita
casos de su experiencia que son claramente matlatzinca-otcmí pues-
to que dicc los pueblos en que sucedieron. Las idolatrías más im-
portantes fueron denunciadas en r6ro por un indio de Zumpaua-
can v tenían lugar en Teotenanco, Texcal'¡acac, Xallatlauhco y
Callimal.an, pueblos que sabemos contenían naua, otomíes y ma-
tlatzinca. lll mismo Serna dice que por allí corrían las lenguas

20
otomí y matlatzinca y que el beneficiado de Xallatlauhco fue en-
viado a las averiguaciones por conocer la lengua matlatzinca, Io que
nos indica que en las idolatrías descubiertas participaban matlat-
zinca, y otomíes aunque seguramente también los naua. A par-
tir del capítulo tercero empieza a citar a Ruiz de Alarcón y del
sexto en adelante no tiene de su propia experiencia entre los
otomianos más que unos datos de Ocoyacac y Texcalyacac en el
capítulo quince.
La obra de Ponce de León tiene muy poco que se refiera
explícitamente al Valle de Toluca. Probablernente muchas noticias
de las contcnidas en ella provienen de esa rcgión puesto que Ponce
fue cura en ella, pero como al mismo tiempo copia a otros autores
no hay manera de usar con entera conlianza más que lo que se se-
ñala como característico del Valle de Toluca.
Otros libros rcligiosos con datos de interés son scrmonarios,
catecismos, etc. Aunque muy tardíos usamos el Catecismo de Ló-
pez Yepes y el Manualito de Pérez. En la Biblioteca Gómez de
Orozco hay un serrnonario en otomí proceclentc de Tcpctzotlan y
que, a juzgar por las anotaciones marginalcs cn castellano nos dará
informes interesantes el día que se traduzca. Por ejemplo en el f.
3 v. dice una nota; lo que hacían los antiguos cn seruicio del de-
monio, en el IB v.: ídolatrías antiguas de los inclios, en el 47 v.:
lo que ofrecían a los demonios se Io ofrecen todauía algunos el día
de hoy, etc.
Muy importantes son algunos procesos dc la Inquisición con-
tra indios idólatras, hechiceros y amancebados. El más intcresante
es uno contra indios de Tlaluacp?tr
3, pueblo otomí de la Teotlal-
pan, los cuales fueron sorprcndidos celebrando una de las ceremo-
nias de los meses. El carácter otomí de todos los datos de esta fuente
se deduce, además de por la región, del hccho de que los procesa-
dos declararon mediante intérprete otomí. Otros procesos también
importantes son: uno contra indios idólatras de Azcapotzalco, otro

s Lindaba con Mizquiyauallan, Atocpan y Axocopan, Suma de Visitas, 219. El


nombre de este pueblo se escribe también Talguacpa, Talnacopan (Suma de Visitas) ;
Talnacop (Proceso, 1), Tancopan (Proceso, 15).

o7
contra el cacique de Tlapanaloa por denuncias varias, otro contra
unos amancebados de Tecualoya y, por fin, un fragmento de otro
proceso contra indios de Ocuillan, por idolatría.
Que sepamos, no han quedado códices pictóricos precortesia-
nos de origen otomiano. Postcortesianos se conser/an unos cuan-
tos. trl de carácter rnás indígena es el de Uamantla, procedente del
pueblo ctcmí tlaxcalteca de ese nombre. Pintado en un lienzo de
gran tamaño, se conservan 6 fragmentos en el Museo Nacional de
tr{éxico y tres, que son parte de la colección Humboldt, en Berlíi'r.
Seler tiene un pequeño estudio de é1, principalmente de los frag-
mentos de Berlín. Surnamente importante es el códice de Ueychia-
pan estudiado por Caso quc contiene un calendario otomí y una
gran cantidad de páginas con materia histórica en forma de ana-
les pintados al estilo indígena y con explicaciones manuscritas en
otorní que todavía no se han traCucido.
Los dos códices anteriores son los que más usamos. El de Ua-
mantla para una migración y unos dioses que se representan en un
fragmento, y para el vestido de guerreros otomícs reprcsentados
en otros varios; el de Ueychiapan para lo referente al calendario.
De ambos se puede sacar todar'ía r¡ucha información y merecen
estudios especiales.
Los clemás códices son títulos de ticrras o listas de tributos
de los primeros años clc la colonia y casi tro lo. tenernos en cucnta
cn este trabajo. Contienen pocos datos relacionados a nuestro
propósito y necesitan aderaás estudios especialcs. Son: el códice
de Quauhximalpan n, cl de Techialoyan u, el \.{ariano Jiménez
(dc Tepexic y Otlazpan) y el de N{izquiyauallan 6. Hay otro lla-
mado Códice de N{izquiyauallan clre es el mapa que debía acom-
pañar a la rclación geográfica de esc pucblo; se conserva en el
\,'luseo Nacional de N{éxico. Los antcriores los hemos visto, en
original o en publicación. Además tencmos noticia de otros tres
que no conoccmos: Hl Altcpcarnatl de Ocoyacac publicado en

' Public.:rdo en parte por Schmicder.


u Córccz de C-)rozco, El códice.
o Dn Seler, Die mexikanischen Bilderhandschriften, fragmentos, 7, 12, 13, lB.

90
Londres según Lehman ?; un códice de Ozolotepec 8 y unos títulos
de Callimayan e.
Fuentes de especial importancia son los diccionarios y artes
escritos por los misioneros que estudiaron los idiomas otomí y ma-
tlatzinca. Desgraciadamente los que existen no han sido publica-
dos y algunos no los hemos podido consultar. En los trabajos de
Schuller y García Pay6n t0 se encucntran referencia.s de los escri-
tos en matlatzinca, para los otomíes existe una bibliografía inédita
de Jiménez N{oreno. En este trabajo usamos los vocabularios ma-
tlatzinca-castellano y castellano-matlatzinca de Basalenque que se
conservan en la Biblioteca del lVluseo Nacional de México, y utr
diccionario español-otomí anónimo de la Biblioteca Nacional de
México. Este último es una copia: al fin del f. 47o se lee acabó-
se este bocautilario de trasladar Lunes 30 de ene tiqo años. },l.ás
tarde fué corregido por otra mano que en el f. 468 v. escribió:
Acabe de corregír este dicíonario jueues qzLinze de enero de úgg
años. Las correcciones consisten casi exclusivamente en cambiar
algunas t en d según cambios fonéticos que habrían ocurrido en el
otomí, añadir diacríticos a algunas vocales y separar mediante dos
puntos las distintas traducciogres de las palabras españolas. A ve-
ces se añaden palabras enteras.
Al usar los diccionarios como fuentes etnográficas, pensamos
que cuando un elemento cultural tienc en un idioma palabra para
desi-enarlo es porque ese elemento existe entre la gente que habla
ese idioma. Claro está que siemprc cabe la posibilidad de que sea
únicamente conocido por perteneccr a otro pucblo con el que se
tiencn relaciones. En nuestro caso tenemcs la dificultad adicional
de que tanto el Vocabulario de Basalenque como el otomí están
hechos sobre el modelo dc la parte cspañol-mexicano del Molina
y algunas formas pueden ser iraduccioncs puestas para seguir. el
modelo.

' Lchrnan,316 (nota).


8 R. H. 8., 161-2.
" Mencionados en el catálogo de la Ayer Collection en la Nervbery Library de
Chicago, según me comunica el Sr. Earlow.
t0 García Pai'ón, La zona arqueológica.

23

ffint'"
El Vocabulario de Basalenque, por ser de una época muy tar-
día (164o), no conticne datos de gran valor y muchos de elros
probablemente reflej an la cultura colonial más que la indígena
(por ej. palabras como infierno, rey, mayordomo, etc.). por este
motivo, y por existir ya un trabajo de García Payón t1 en que se
trata de obtener el máximo de información posible de estos voca-
bular:ios, nosotros los usamos solamente en los puntos que reflejan
con toda seguridad la cultura indígena.
Por el contrario, en cl diccionario otomí hay muchos d,atos de
gran interés sobre la cultura otomí antigua, principalmente sobre
la religión, y los más interesantes están en forma de comentario
o explicación a algunas palabras otomíes y en artículos que no pa-
recen en el Molina. Por tal motivo se pueden usar esos informes
con toda seguridad. Aunque la copia que tenemos data de 164o,
el haber tantos datos sobre la cultura prehispánica, nos hace pen-
sar que el original debió ser escrito en época temprana. Desgra-
ciadamente no sabemos en qué región fué escrito el diccionario. Es
probable que fuera obra de un franciscano pues se encuentra la
palabra
fraile o rreligioso de S. Francisco... et sic de aliis y entonces
sus datos se referirán a una región evangelizada por esa orden, tal
vez la Provincia de Xillotepec puesto que el Oriente de la zona
otomí fué evangelizada por agustinos.
Para fines únicamente lingüísticos usamos el diccionario cas-
tellano-mexicano de Molina de la Biblioteca Gómez de Orozco que
contiene traducciones otomíes manuscritas en letra del siglo XVI
al lado de las mexicanas. Con el mismo objeto usamos obras más
modernas como las Luces del Otomí y L6pez Yepes.
De las fuentes no locales la más importante desde el punto
de vista etnográfico es Sahagún quien nos presenta la visión que
los mexicanos tcnían de los otomíes, matlatzinca y mazava El prin-
cipal problema que nos presenta es que no sabemos de qué oto-
míes habla, dado que la región otomí es muy extensa. De sus pro-
pios datos se deduce que no trata los otomíes más cercanos a
" Ga¡cía Payón, Interpretación de la vida.

2+
México pues dice de los que describe que tenían sus propios se-
ñores y caciques, y por lo tanto debe tratar una región poco domi-
nada por los naua como la Provincia de Xiliotcpec, la Teotlalpan
o el valle del xtlezquital; el que mencione la caza y los productos
del maguey como de gran importancia sugieren una región seca co-
mo la Teotlalpan y el Mezquital; y el haber en su descripción
tantos elementos de la cultura de la costa del Golfo de México hace
pensar también en una región que como el Mezquital se encuentra
en el camino de la Huaxteca.
Las fuentes históricas que tratan de los otomíes son también
de origen no otomí. Ixtlilxochitl, Los Anales de Cuauhtitlan, Te-
zozor¡,oq Durán, Chimalpain, representan la tradición de Tetzcoco,
cuauhtitlan, Tenochtitlan y chalco, y todas ellas son manifiesta-
mente anti-otomíes y sobre todo anti-tepaneca.
Finalmente advertiremos que algunas fuentes, importanres para
el Centro de México, no contienen datos sobre los otomianos y
por lo tanto no las incluimos en la Bibliografía. Herrera, por ejem-
plo, no tiene nada que no se encuentre en fuentes anteriores. Sus
datos sobre los matlatzinca están tomados de Zorita y los relativos
a los otomíes, de la Relación de Querétaro.

25
CAPITULO III

DrsrmsucróN ur r-os'Inroues OrolrrANos EN


MEsoarrÉnrcA EN ¡r S¡cro XVI

La siguiente descripción se basa principalmente en fuentes co-


mo las Relacioncs Geográficas y la Relación del Arzobispado de
México, posteriores en algunos años a la conquista. Sin embargo
la situación lingüística que reflejan es fundamentalmcntc la rnisma
que había a la llegada de los espairoles, con excepción de la ex-
tensión de los otomíes hacia ticiras antcs chichimccas. sobrc la cual
hay datos que permitcn fijar la frontcra primitiva dc }{esoamé-
rica.
En general mencionarnos solamente los pueblos que eran ca-
beza de señorío. Cada uno de ellos estaba formado por varics pc-
blados (barrios o estancias) que sólo nombramos cuando tienen
importancia especial. En el caso de que en un señorío se hablaban
varios idiomas, se dcbe entendcr que la división lingiiística iba por
barrios (clanes localizados). (V. cap. V).

Alredcdores del Ncuado de Tolz¿ca.

Los tres idiomas principales de la familia otomiana quc se


encuentran en territcrio mesoamcricano Ínazaüa y ma-
-otomí,
tlatzinca- tienen una zona de con{acto situada en el \¡alle dc To-
luca, doncle se mczclan de tai marlera quc es impcsible fijar linde-
ros c:rtre eilcs. La situación sc ccrnplica además por la presen-
cia icl mcx-,calio qr-rc era lcngua matcl'na cie parte cie la población
a La ,,'ez que lengua franca de todos.
Esa mezcla de gente de diferentes idiomas era más notable en
los pueblos del NE. del Nevado en los que se hablaba conjuntamente
matlatzinca, otomí, rrrazava y mexicano. Tal era el caso de To-
Iuca (Tollocan), centro principal de los matlatzinca', y de Me-
tepec y Calimayan'.
Al E. del Nevado había una región donde vivían otorníes, me-
xicanos y matlatzinca predominando los dos primeros. Componían-
la los pueblos de Atlapulco, Capulhuac, Ocoyacaq Tcpeuexoyocan,
3; Xallatlauhco (Jalatlaco) n y Coatepec 5.
Quauhpanoayan
Más al S., en Teotenanco (Tenango del Valle), Xochiacan,
Xoquitzinco, Atlatlauhca, Ciuhtepec y Cepayauhtla la mayoriaha-
blaba matlatzinca, aunquc algunos también sabían mexicano 6.
El ocuilteca se hablaba únicamente en el pueblo de Ocuila
con sus estancias una de las cuales era Chalman, hoy famosa por su
santuario 7.
El importante señorío de Malinalco era de habla mexicana 8
y tal vez tarnbién el de Tenantzinco aun cuando es probable que
en este último hubiera matiatzinca o.
Nos faltan datos para determinar con exactitud la lengua de
la región comprendida entre los pueblos anteriores y los chontal
de Gucrrero. En ella hay lugares importantes como Iztapan de la
Sal y Tonatico. Desde luego el elemento naua debía ser importante
pues ese es el idioma que prevaleció hasta nuestros días. Los natu-

' Sahagún, III, l2B; Relación breve y verdadera, I, 31. Los datos más precisos
sobre Tollocan son de \ictancurt, III, 192, pero en su época es posible que la situación
precortesiana ya hubiera cambiado algo. Da la lista de visitas del convento de Tollocan
distinguiendo las matlatzinca de las otomíes o mexicanas. Entre las matlatzinca está
Calixtlauaca. No habla de mazau¿. '
: Relación brcve y verdadera, I, 33; Vetancurt, III, 222 s61o habla de otomíes,
matlatzinca y naua.
¡ Relación del Arzobispado, 227-32.
' Ibid., 114; Relación breve y verdadera, I, 512.
o Reiación del Arzobispado, 114.
u Ibid., 161-4. Para Atlatlauhca y Teotenanco, véanse también sus relaciones res-
pectivas.
' Sahagún, III, 128: Grijalva, T5 v. En la Suma de visitas se dan los nombres
mexicanos de 9 estancias.
E Grijalva, 60 v.
' Carta-Relación, 212: el cura de Tenantzinco hablaba mexicano y matlatzinca.
En el siglo XVIII (Villaseñor, I,203) eran administrados en mexicano.

2B
rales de Zumpauacan, sabemos que eran de los 'meros mexicanos'
probablemente llegados como resultado de alguna conquista 10.
Al SW. del Nevado dominaba el matlatzinca en los pueblos de
Texcaltitlan y Texupilco, donde además conia la lengua mexica-
na tt.
Más al S., en la comarca de Zultepec, Almoloya, Amatepec y
Tlatlaya se hablaba matlatzinca, mexicano y maz teca; los datos
no permiten precisar en qué lugares se hablaba cada una de estas
lenguas t2. Igualmente vagos son los datos sobre Zacualpan Xaual-
tzinco, Cuitlapilco y Coatepec pues sólo sabemos que en la zona
abarcada por esos pueblos se hablaba medcano, mazateca, chontal
y matlatzinca tt.
En Temazcaltepec se hablaba matlatzinca y maza:ua; además
el mexicano era lengua franca. El idioma dominante debía ser el
matlatzinca pues de las dos fuentes que nos informan sobre este
punto sólo una de ellas menciona eI mazaua tn.
Zinacantepec estaba poblado por mayoría de otomíes y tenía
unos pocos mexicanos to. Almoloya al N. de,Zinacantepec era de
mexicanos to.
Hacia el N. y NW. de Toluca dominaba elmazaua aunque mez-
clado a los otros idiomas:
Eran pueblos de Mazaua Tlalchichilpd t',Ixtlauacan tt y Xo-
cotitlan tn pero también había en ellos algunos mexicanos.

'o Serna, 287.


't Rclación de Temazcaltepec, 20; Relación del Arzobispado, 222.
'r Relación de Zultepec,9. Los tarascos que había al hacerse la Relación (1582)
eran probablemente trabajadores de l¿s minas llegados después de la conquista.
13 Relación del Arzobispado, 135.
" Según la Relación de Temazcaltepec se hablaban los tres idiomas. Según Ia Re-
lacióo del Arzobispado, 222, s6lo matlatzinca y mexicano.
tt Relación breve y verdadera, I, 32.
1" Ibid., I, 515.
tt Relación del Arzobispado, 153 ss.
!r Ibid., 101.
ro Sahagún, III, 129; Relación breve y verdadera, II, 152.

29
Se hablaba mazava y otomí en Malacatepec 20, Atlacomul-
co t', Ozolotepec, Temazcaltzinco 2t, y Xiquipilco '3.
El Valle de Toluca -.y aun zonas vecinas- se conocía por
el nombre de 1\{atlatzinco, comprendiéndose en la rcgión así lla-
mada pueblos quc no eran de matlatzinca como Xiquipilco que en
el códice Telleriano Remensis tiene junto a su jeroglífico el de Ma-
tlatzinco indicando sin duda la provincia donde estaba (fig. to).
El mismo nombre se aplicaba más en particular a la ciudad de To-
luca, o por lo menos a una parcialidad dentro de ella 'n. Adeiante
diremos el significado de la palabra en Michoacán.
El nombre Mazauacan puede haberse aplicado al país de Ios
mazaua pero parece ser que cra el nombre de una importante
ciudad m zaua hoy desaparecida 25.

Prouincia de Xíllotebec.

Al N. del Valle de Toluca se encontraba el riñón a" to, oro-


míes: la región de Xillotepec y Chiapan.
La llamada "proviniia de Xillotepec" tenía por centro el pue-
blo del mismo nombre habitado por gran mayoría de otomíes 20.
En tiempos de Vetancurt eran visitas del convento de Xillotepec,
pobladas también de otomíes, Amealco, Cimapantonco y Calpu-
lalpan 2?.
La Provincia de Xillotepec lindaba con los chichimeca, los
pueblos de frontera que tenían guarnición eran Teuczauhtla, IJey-
chiapan, Atlan, Tleculutl ycatzia (sic), Acaueltzinco, Tlechatitla
2o Mazaua según Relación del Ar¿obispado, 153 ss.; otomí según Relación breve
y verdadera. I, 34.
" Soustelle, La Famille, 482 cita un mapa del siglo XVII. Relación breve y ver-
dadera, II, 152, se cita un pueblo de mazaua Tlaxomulco, posiblemente el mismo
Atlacomulco.
': Orozco y Berra, Geografía, 256.
" Relación del Arzobispado, 236. También mexicano.
1' Durán, I, 272.
tt Se cita como uno de los pueblos sujetos a Xaltocan. Carta al Rey.
'o Según la Relación breve y verdadera, I,220, había 40 mexicanos en la cabe-
cera, todos los demás otomíes.
tt Vetancurt,. III, 198.

3o
(sic) y Titlmepa (Timilpan) ". Otros pueblos de la misma pro-
to' Tam-
vincia eran Nopallan ee y probablemente Chiapantonco
bién perten ecía a la provincia, el pueblo de Zimapan, frontera de
tt.
chichimeca, poblado de otomíes y chichimeca

Tula.

En Tula vivían otomíes y mexicanos 3'. Estaba en el límite


de la región llamada Teotlalpan pero no sabemos si quedaba dentro
de ella. Lo mismo sucede con pueblos vecinos como Tepetitlan
y Zayula, también otomíes con algunos mexicanos 3'. El límite
oriental de la Provincia de Xillotepec no se puede fijar con pre-
cisión pero desde luego estos pueblos ya quedaban fuera de ella
pues se dice que zayula lindaba con el pueblo y provincia de Xillo-
34.
tepec

Sierra de las Cruces. Quauhtlalpan.

Durán cita repetidamente una provincia de otomíes' la Quauh-


tlalpan, para la cual, no se saca de sus datos una localización exac-
ta aunque sí se desprende de ellos que comprendía la región de
Chiapan. Probablemente la Quauhtlalpan ("Tierra de bosques")
era toda la región boscosa de las sierras que separan los válles de
México y Toluca.
3". Según datos pos-
En Chiapan vivían otomíes y mexicanos
30.
teriores había además algunos mazava en sus cercanías
En Tepexic había otomíes y mexicanos. Los mismos con ma-
zaüa en Otlazpan y su sujeto Tlauhtlan
tt'
s Descripción de Querétaro, 13.
Ibid., 12.
s Descripción del Arzobispado, 62; Grijalva, 135'
¡!
Relación de Zimapán, l, 3.
Descripción del ArzobisPado, 59.
Relación de Zayula, 180; Descripción del Arzobispado, 60'
8a
Relación de Zayula, 179.
Relación del Arzobispado, 139-42.
il
Orozco y Berra, Geografía, 255.
Suma de visitas,292; Vetancurt, III,2l5; Códice Mariano Jiménez,3'

3r
Más al S. vivían únicamente otomíes. Nos han llegado datos
en tal sentido sobre los pueblos de Quauac?r ut, Uitzitzilap?r tn,
Tlallachco (Atarasquillo) n0, Uitzquillocan n' y un gran número de
lugares visitas del convento de Tlalnepantla, entre ellos, Azcapot-
zaltonco, Atizapan, Xillotzinco, Mazatlan, Tecpan, etc. 42.

Región tepaneca.

La región tepaneca, el W. del lago de Tetzcoco, tenía una


numerosa población otomiana, aunque los principales centros po-
líticos contenían también elementos de habla naua.
En Azcapotzalco hablaban mexicano, los más, y matlatzin-
n3.
ca
En Tlacopan (Tacuba) la mayoria era otomí y mexicana an.
Según Cervantes de Salazar nt, el mexicano era corrupto y se ha-
blaba además matlatzinca n6, mazaua, chocho y chichimeca. En
la lista de visitas del convento de Tlacopan que da Vetancurt a?
hay 14 de otomíes y 5 de mexicanos.
El lugar que hoy ocupa el Santuario de los Remedios era un
poblado otomí llamado Otoncalpulco n8.
Atlacuiuayan (Tacubaya) era pueblo de mexicanos ae pero
datos posteriores señalan además otomíes 50. También había oto-
míes en la región comprendida entre Tacubaya y Coyoacán 61. En
s Lehman, 137-8.
t Suma de visitas. 292.
'o Relación del Arzobispado, 325.
r1 Alegre, I, 153.
€ Vetancurt, TIl,223-+.
" Mexicano según Dávila Padilla, 64, Relación breve y verdadera, II, 154. Ma-
tlatzinca según Proceso... Azcapotzalco, 100.
s Relación breve y verdadera, I, 228.
'o Cervantes de Salazar, I, 38.
rc Este autor da el nomb¡e guata (sic pro quata); quata es otro nombre del
matlatzinca (Sahagún, III, 127).
" \¡etancurt, III, 218.
' Sahagún, lV, 73.
s Relación breve y verdadera, I, 57.
* Orozco y Berra, Geografía, 255.
o' Memorial que dió. . . Jerónimo López, 187: aecinos de Tacubaya y otomles lasta
Cuyuacan.

32
este último pueblo las fuentes no señalan más que mexicanos 5t
aunque Quauhximalpan, pueblo de otomíes ot, era según Durán,
estancia de Coyoacán ón.
Había también otomíes en las montañas cercanas a Xochimil-
co 55 probablemente el Axochco (Ajusco) qr. pertenecía a los
tepaneca de Coyoacán 56.
Otro lugar tepaneca era Tepanouayan que algunas fuentes
dan como sobrenombre de Azcapotzalco o Tlacopan tt pero que
también aparece como pueblo aparte 58.
Cercano a Tlalnepantla estaba el pueblo otomí de Teocalhue-
yacan, tal vez fuera ya de la región tepaneca 5e.

México.

En la misma ciudad de México había algunos otomíes. Ve-


tancurt nos da noticia de tres barrios de ese idioma: Chichimeca-
pan, Copolco y Tezcatzonco 60.

Norte del Valle de México.

Al N. de la Sierra de Guadalupe predominaba el otomí aún


cuando también había mexicanos. Coexistían ambos idiomas en
Cuauhtitlan o' y Tultitlan 6'.
Al N. de Cuauhtitlan sobrepasaban los otomíes a los mexica-
o' Dávila Padiila, 64.
!3 Historia de los mexicanos. 229.
ot Durán, I, 279.
¡o Relación breve y verdadera, I, 173.
" lezozomoc. 2ól,
o' Lehman, 2'97.
* Memorial de los pueblos, 119.
!e Vetancurt, lII,223; Sahagún, IV, 75.
'o Vetancurt, III, 132.
G1 Vetancurt, III, 189-90; Relación breve y vcrdadera, I, 219.
' Reiación breve y verdadera, I, 218.

33
Oron¡íus.-3
nos cn Tepotzotlan 63, Teuilo)¡ocan 6a, Coyotepec ot y l]euetocan 66

así como en Tzompanco, Xaltocan y Citlaltepec 67.

Teotlalban.

En el extremo N. del \¡alle de N4éxico ccmcnzaba ,u ,.*rU,,


llamada Teotlalpan (Tierra de Dios). Este nombre tenía el signi-
ficado más amplio de Norte, igual a Mictlampan, pero en sentido
más estricto designaba una región bien determinada.
En su parte más meridional, la Teotlalpan estaba habitada por
mexicanos y otomíes. A-sí era en Tizavocan u8 con nurnerosa po-
blación mexicana y en Ueypochtla 0e 1' Xillotzinco ?0 donde los
otomíes eran mayoría.
Pero la Teotlalpan era predominantemente otomí, a pesar
de que habia algunos mexicanos, llegados casi todos tras la con-
quista azteca.
Los pueblos con enorme ma;'oría otomí eran Tequixquiac,
Apazco, Tetlapanaloyan ?t Atlitlalacyan) Atotonilco, Tlemaco ;
?s
' t* 75;
Atenco, L{izqui,vauallan, Tezontepec 73; Axocopan ; Yctecomac
Tolnacochtla ?6; Tecpatepec "; Tezcatepec ?8. En Pachyocan
(Pachuca) y Acayocan la gran mayoría era otorní pero también
había algunos mexicanos v chichimeca ?e.
u' Relación del Arzobispado, 81 ss.
* Ibid.,263.
uu Dcscripción del Arzobispado, 38.
6u Relación del Arzobispado, 258-60.
' Ibid.,91.
ff Ibid., 53-5.
u' Relación de Ueypochtla, 24; Rclación del Arzobispado, 8B-9.
?o Relación del Arzobispado, 91.
" Ibid., 69.
4 lbid., 48 I Relación de .A.tlitlalacyan, 203.
?' Relación del Arzobispado, 186; Relación de Atenco (inéd.).
1' Relación de Axocopan, 15; Descripción del Arzobispado, 57.
'o Relación de Yetecomac, 20.
ro Relación de Tolnacochtla, 21.
i' Relación de Tecpatepec, 35; Relación del Arzobispado, 186.
r3 Relación de Tezcatepec, 32; Relación del Arzobispado, 191.
f Relación del Arzobispado, 200-206.

34
Mezquital.

Todos los pueblos mencionados pertenecían segírn las fuentes


a la Teotlalpan. Más al N. había otros igualmente otomíes pero
no se dice que pertenecieran a la mencionada provincia.
Itzcuincuitlapilco probablemente quedaba dentro de ella, por
su posición geográfica 80. Tlaluacpan estaba entre Mizquiyauallan,
Axocopan y Atocpan (V. pág. zr).
Otros lugares igualmente otomíes eran Atocpan *t; Itzmiquil-
pan y Tlatzintla, donde además había chichimeca E:; Tlalcuitla-
pilco, Chilquauhtla 83; Alhuexoyocan (Alfajavuca) u..

Metztitlan.

En el señorío de Metztitlan se hablaba un dialecto naua muy


diferenciado so pero había tarnbién algunos otomíes en varios de
sus sujetos 86.
Más al N. entre l\4etztitlan y la Huaxteca había mexicanos
v otomíes en frontera de chichimeca: Xilitla 87, Chapulhuacan 88
v Tzitzicaztla 80.

La Huaxteca.

Algunos otomíes se extendían hacia la Huaxteca. Los había


en Nlacuilxochitl no, y con mexicanos en Chicontepec e1. Fuentes
'o Descripción del Arzobispado, 66-8.
* Ibid., 66-8; Grijaiva, 78.
" Descripción del Arzobispado, 98-100; Suma de visitas, 125.
" Descripción del Arzobispado, 98-100.
" Grijalva, 49 v.; Descripción del Arzobispado, 63; Vetancurt, III, 250-51.
^' Relación de Metztitlan 530 ss.; Garcia, 191; Descripción del Arzobispado, 128.
'u Descripción del Arzobispado, 102; La Relación de Metztitlan dice que se ha-
:-:'ca naua, pero en el calendario que da hay dos nombres de meses cn otomí (".pág.

" Descripción del Arzobispado, 142; Grijalva, 94.


" Descripción del Arzobispado, 140; Grijalva 94.
" Grijalva, 94.
'' Suma de visitas, 69, 146.
" Doct¡inas. .. clérigos, 219.

35
más tardías mencionan otomíes junto con mexicanos en Ixhuacan
y Tepeua, lugares de la alcaldía de Chicontepec o'y se nombra un
lugar Otontepec sujeto a Tantoyuca c3.

Sierra de Puebla.

Al N. y NW. de Pachyocan también predominaba el otomí en


Atotonilco en y Cuachquetzaloyan eó. Acatlan era de otomíes y
mexicanos e6. \¿tás al E. Tototepec era totalmente de otomíes
e7

e8.
y lo mismo lJayacocotla, excepto unas pocas estancias de tepeua
Los mapas publicados sobre distribución de idiomas ponen un
corredor de habla naua que une Tlaxcallan con Metztitlan y separa
los otomíes de Pachyocan y Atotonilco de los de Tototepec y lu-
garcs cercanos 0'. En realidad esas dos zonas otomíes estaban en
contacto y los separados eran los naua. Grijalva dice que de Ato-
too. Además no sabemos
tonilco a Tototepec corre la lengua otomí
de ningún pueblo naua entre Atotonilco o Cuachquetzaloyan y
Tototepec.
Siguiendo hacia el S. el límite oriental del otomí encontramos
núcleos de este idioma junto a población mexicana, totonaca y
tepeua.
101. Tla-
En Pauatlan se hablaba otomí, mexicano y totonaca
cuiloltepec, en su mayor parte totonaca, tenia también mexicanos
y otomíes 10'. Xicotepec, Papaloticpac y Caxitlantonco eran de
103. Los mismos
mexicanos y totonaca con algunas pocos otomíes

s2
Indice, 225.
!3
Villaseñor, I, 123.
94
Descripción del Arzobispado, 90; Grijalva, 63.
06
Garcia, 37.
9A
Suma de visitas, 27; Descripción del Arzobispado, 89.
9?
Doctrinas... Agustinos, 284; Grijalva, 94.
!8
Relación del ArzobisPado, 248-50.
09
Orozco y Berra, Geografía, mapa; Mendizábal y Jiménez Moreno'
1@
Grijalva, 43 v.
t01
Doctrinas... Agustinos, 278'81 ; Grijalva, 79
109
Doctrinas. . . Agustinos, 281 ss.
103
Relación dc los Obispados, 3-4; Doctrinas... clérigos, 222-3.

36
tres idiomas se hablaban en Xalpantepec y Quauhtlapeualco 104.
En Quauhchinanco (Huauchinango) había mexicanos, totonacos
y otomíes; estos últimos debían ser pocos pues sólo una fuente los
menciona ro5. En Acaxochitlan predominaban los otomíes pero
también había totonaca y mexicanos 106.
Tollantzinco (Tulancingo) estaba dividido en dos barrios:
Tlaixpan, al N., era de otomícs, y Tlahtocan, al S., de mexicanos;
las estancias de hacia el N. eran de otomíes y dependían de Tlaix-
pan, las de hacia el S. mexicanos y depcndían de Tlahtocan 10?.

Acolhuacan.

Era la región que va de Tetzcoco a Tollantzinco 108. En ella


predominaba el elemento naua pero había una numerosa pobla-
ción otomí dispersa en estancias y ausente de las cabeceras.
En el límite con la Tcotlalpan, Tolquauhyocan era cn su ma-
yor parte otomí 10e. En Zapotlan estaban mediados naua y oro-
míes tto y en Quauhquilpan predominaban los naua ttt. En Te-
zontepec se hablaba naua y otomí 112.
El Valle de Teotiuacan estaba poblado por gran mayoría de
mexicanos pero había unos pocús otomíes en Tepechpáfl ttt, Acol-
man tto y Teotiuacan, lugar este último donde también había
algunos popoloca tt5.

lG Mota, Memoriales (inéd.).


105 Relación de
Quauhchinanco, 123; Grijalva 60 v. sólo cita mcxicanos y toronaca;
ia Descripción delArzobispado, 94 ss. dice que confcsaban y predicaban en mexicano.
¡06 Relación del Arzobispado, 3; Doctrinas. . . clérigos,
270 ss.
to? Torquemada, I, 261.
¡04 lxtlilxochitl, II, 103-4; Torquemada, I, 261.
1@ Relación del Arzobispado, 55.
Ibid., 56; Suma de visitas, 65.
!1r Relación del Arzobispado, 56; Relación de
Quauhquilpan. 309.
772 Grijalva, 87.
r:3 Relación de Tepechpan, 232, 233.
114 Relación de Acolman, 211, 212.
r15 Relación de Teotiuacan. 220.

37
También vivían otomíes en algunas estancias de Otompan
'Otumba) ttu y Calpulalpan 117.
En la Sierra, al E. de Uexotla 118 y Tetzcoco 110 había lugares
otomíes uno de los cuales nombra Ixtlilxochitl como Pinolco lla-
mado después Quaxoco tto.
Más al S., eran otomíes Tepetlapa y'Ietitlan, pueblos de Coa-
tepec-Chalco 121.
En los pueblos que van desde el S. de Pachyocan a los llanos
de Apan, se unían a la población mexicana, la más numerosa,
núcleos de otomíes y chichimeca. Tal era el caso de Epazoyocanr"",
Cempoala 1t3, Tepepulco t'o y Apan t'0. Tetliztaca era todo de
otomíes 126.

Tlaxcallan.

La República de Tlaxcallan estaba dominada políticamente


por los naua pero había en ella una buena cantidad de otomíes.
Muchos eran inmigrantes recientes, huídos de los aztecas) que vi-
vían en pueblos de frontera: pero ya en ocasiones anteriores habían
llegado a Tlaxcallan grupos otomíes, siendo la situación bastante
compleja. Sobre este punto remitimos a la parte histórica.
La zoma más otomí era la del Oriente de la Malinche: Ua-
'16 Relación breve y verdalera, 112.
11¡ Ibid., 1 13-4.
t1E Ibid., 1g+.
11e lbid., 110.
u0 lxtlilxochitl, I, 215. Probablemente también e¡a otomi Zacaxochltla, lugar cer-
cano a Pinolco,
72t Relación de Coatepec-Chalco, 49.
122 Relación de Epazoyocan (inéd.); Descripción
del Arzobispado, 86 ss. (da cifras
de la población mexicana y otomí).
lxs Relación de Cempoala (inéd.); Relación breve y verdadera, I, 212 (mexicano
y otomí).
1:4 Relación de Tepepulco, 29.1; Relación breve y verdadera, I,
2i2 (mexicano y
otomí).
115 Relación de Tepepuico,29.l; Relación brevc y verdadera, I, 114 (mexicano y
otomí).
1!6 Relación de Tctliztaca, 126.

3B
mantla (o Quauhmanco) t27, Tecoac t" (o Tecoactzinco) t", No-
pallocan t3o, eran pueblos otomíes. Una fuente más tardía cita
t3t.
además como lugares otomíes Ixtenco y Quapiaztla
t32
Según Orozco y Berra había otomíes en lztac imaztitlan
pero todas las fuentes antiguas hablan sólo de mexicanos en ese
lugar t33.
ttu,
Otros pueblos otomíes eran Texcallan t3a, Tliliuhquitepec
Ueyotlipan t3o y Atlancatepec 137.
En otros iugares de Tlaxcallan, principalmente en el interior,
la población se componía de naua y otomíes, estos últimos en estan-
cias fuera de las cabeceras. Así sucedía en Atliuetza t", Sta. Ana
donde había un santuario de Tonantzin t're, Topoyanco 1n0, Sta.
Maria Nativitas tnt, Cuixtla lu" y Amozoc tnt.
La ciudad de Tlaxcallan estaba habitada por naua, pero con
algunos otomíes en los alrededores. También tenía un barrio de
pinome llegados desde Tepexic taa.

Valle de Puebla.

Al SE. de lJamantla había más pueblos de otomíes, ya fuera


de territorio tlaxcalteca. Eran Quauhyaualulco (S. Salvador el
727 Reiación breve y verdadera, I, 146.
724 Sahagún, IV, 149-50; Mazihcatzin, 70.
12e Muñoz Caurargo, 185; Motolinía, Memoriales, 19,
¡30 Relación de los obispados, 5-6; Nfota, Memoriales (inéd.).
131 Indice, 224.
rs Orozco y Bcrra, Geografía, 217.
133 Relación de los Obispados, 6; Mota, Memoriales (inéd.).
1s Según la Relación breve y verdadera, I, 208, Tiaxcaila o Tlaxcalleque. Pro-
bablemente es Texcala de hoy.
¡35 Sahagún, IV, 184. Este lugar ha desaparecido. Su localización aproxirnada sc
ve en D'rrán, I, 298.
ls Relación brcve y vcrdadera, I, i1'1-15.
13' Ibid., I, 148.
1s Ibid., I, 133-4.
13' Ibid., I, 133.
t4o lbid., I, 131.
r{t Ibid., I, 149.
74 Ibid., I, 115-6.
143 lbid., I, 138.
144 Motolinía, Memoriaies, 191 Zorita, Historia, 272-3.
;

39
Seco) sujeto de Tecamachalco y Quechollac to5; Quauhtlatlauh-
ca 146 y San Hipólito Zoltepec 147.
Varias fuentes hablan en general de otomíes en la región de
Tepeyacac (Tepeaca) pero no precisan los lugares tns. Sólo sa-
bemos el nombre de uno de ellos. Sto. Tomás de Acatzinco o de
Tepeaca t'c.
Finalmente había unos pocos otomíes en lJexotzinco t50, Te-
calli 15t, y Quauhtinchan tt', lugares poblados por mayoría de
naua.
El punto más meridional alcanzado por los otomíes era una
153.
estancia de Cozcatlan llamada Otontepetl

Michoacán.

En el Oriente del reino de N{ichoacán se encontraban mezcla-


dos a los tarascos, otomíes, mazaua y matlatzinca. Parte de ellos
eran inmigrantes recientes acogidos por los tarascos quienes pu-
sieron a casi todos ellos de guarnición cn sus fronteras.
Los lugares cuya población otomiana era reciente son:
Acámbaro, donde junto a tarascos y chichimeca, había ma-
zaua y otomíes procedentes de Ueychiapan
t5o. Taimeo y Tlalpu-
xaua eran de otomíes que también hablaban tarasco como lengua
franca tot.
145 Doctrinas... clérigos, 234; Relación de los Obispados, 13-4.\
140 Doctrinas. . . agustinos, 284.
1{? Índice, 224; Villaseñor, I, 255; Orozco y Berra, Geografia, 217.
l{E Relación breve y vcrdadera, 1, l4l; Relación de Tepeaca, 20. En los datos
de esta última fuente se incluyen los ¡eferentes a Tecamachalco y Qucchollac de manera
que es posible que los otomíes de que habla sean los de los lugares ya citados-
r's Relación breve y verdadera, Il, l4+.
1il V. la cita en Soustelle, 476; Otras fuentes como la Relación breve y verda-
dena no citan más que ntexicanos. (I, 151).
t51 Relación brcve y verdadera, I, 139-40.
752 lbid., I, 139.
163 Otontepetl en nuestro común ro¡nance quiere decir "bárbaros o silztestres en ¿I
pueblo" cuyo orígen fue uiuir indios oto¡níes en una fuente de un cerro de esta dichd
estancia. Reiación de Cozcatlan, 50.
164 Relación de Acámbaro, (inéd.).
16 Relación de Taimeo, (inéd.).

+o
'El principal núcleo de matlatzinca en Michoacán procedía
de Tollocan y ocupaba la región comprendida entre Andaparapeo
(Indaparapeo) y Tiripitio pero sin incluir esos pueblos. Sus cen-
tros principales eran Charo l4atlatzinco y Undameo t56. Junto
con los matlatzinca llegaron algunos otomíes pues encontramos
gente de ese idioma en Necotlan o Necotlantonco, sujeto de Cha-
ro t5t.
Cerca del Río de las Balsas, el pueblo tarasco de Cuseo tenía
un sujeto, Uetamo, de matiatzinca y otro, cuyo nombre se ha per-
dido, de otomíes t58. Como los de Charo, procedían de Tollocan.
Dentro de Michoacán, se llamaba matlatzinca a los naturales
de Charo Matlatzinco, mientras que a los de lJetamo, siendo del
mismo idioma, se les llamaba uetámecha 15o.
Cuando las conquistas de los mexicanos en el Valle de Toluca,
emigró a l\{ichoacán gente de Tzinacantepec estableciéndose en
t60.
Tlaolan
Además había en Michoacán otomianos anteriores a la expan-
sión tarasca hacia el Oriente:
Tenemos noticia segura de población otomí antigua cn Tla-
ximaloyan (Taximaroa, Ciudad Hidalgo) donde después de la con-
quista había tarascos, otomíes y mazaüa t"t; así como de la región
de Etúcuaro en la que los tarascos encontraron otomíes 16e.
En otros lugares no sabemos si los tarascos era autóctonos o
advenedizos:
En Tuzantla se hablaba tarasco y mazaúa 163. T'enemos tam-
!56 Basalenquc, Historia, I, 304.
r5r Relación de Necotlan, (inéd.).
ta Rclación de Cuseo, (inéd.), para matlatzinca en {Jetamo. La Relación de los
Obispados cita como barrios de Cuseo el de los quetamas y eI de los oto¡níes. La Relación
de Taimeo dice que había otomíes en ia tierra caliente; probablemente se refiere a los
de Cuseo.
15s Rclación . . .de Michoacán, 94.
160 Zotita, Bteve, 200; Historia de los mexicanos, 231.
'6r Relación breve y verdadera, I,5221' Relación de los Obispados, 45; Relación...
de Michoacán, 2BB.
162 Relación. . . de Michoacán, 237.
163 Relación de Tuzantla,21l.

+r
i/

bién noticia de mazaua en lJcareo (junto con tarascos) toa y en


IVIaravatío (con mexicanos) t65. La guardianía de Zitácr:aro com-
prendía pueblos de tarascos, otomíes, mazaua y aun matlatzincarB6.
Finalmente la tradición actual guarda recuerdo de haber habido
otomíes en l{uacao al N. de Cuitzeo 16?.

Couixco.

Hemos visto que en la parte más surrña dc su zona principal,


el matlatzinca se mezcla al chontal v al mazateca de Guerrero,
idiomas de filiación desconocida. Al SE. de la región puramente
chontal v )'a en la provincia de Couixco, cerca del Río Ce las Balsas
había algunos islotes dc habla matlatzinca.
Eran éstos, dos estancias, de las quc sólo nos ha llegado el nom-
bre de una, Teuaxtitlan, perteneciente al pueblo cle Tepotztlan,
sujetas dc Tlacozauhtitlan 'nt y .1 pueblo de Cocula donde los
matlatzinca vivían junto a couixca t6e.
Aclemás se cita un idioma matlarne que junto con el chontal,
el tuzteca, el texome y el mexicano se hablaba en territorio de
Tepecuacuilco tto. Este idioma debe ser el mismo matlatzinca.
Matlatzinco donde el gentilicio matlatzincatl- se interpreta
-de de 7a misma manera que Yopitzinco es país
país de los matlante
de los yopime.

Colima.

La región más occidental ocupada por otomíes estaba en cl


¡s' Villaseíior, II, 67-8,
¡!6 lbid., II, 60.
¡66 Relación brer.e y verdadera, I, 56.
1d7 Comunicación del Prof.
José Corona Núñez.
¡06 Docirinas. . . clérigos, 249,25+.
roe Rclación de lg;uala, 222.
¡70 Rclación dcl Arzobispado, 192, El territorio de Tepecuacuilco era muy extcnso;
se extendía hasta 15 leguas al W. y 10 al S. dc la cabccera abarcando Xochipala y Chi-
chiualco.

42
SE. de Jalisco y en Colima r?t. Como no vamos a estuciiar esos
otomíes no tratarnos con detalle su localización.
tr-os otomíes quc en el siglo XVI, había cerca de Culiacán "'
eran probablemente otomíes tlaxcalteca llegados con el conciuista-
dor l{uño de Guzmán.

1i1 Dcscripciri cle Zapotitlan, Tuscacuesco y Cusalapa; Suma c1¡ r'isiils, 35, 82,
63, 1i1, 2:2, 3;'r3. \-éasc tar::l¡iún Dávila Garibi.
riz Su;r:a Ce risitzs, 272,

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