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Dicen los estudiosos del lenguaje corporal, que las manos sujetas a la
altura de la pelvis, mandan un mensaje corporal de inseguridad, pues
inconscientemente se está protegiendo la parte externa más
vulnerable del cuerpo humano. Los brazos cruzados a la altura del
pecho, se interpretan igual. Claro que esto debe analizarse e
interpretarse en el contexto adecuado, pues una persona que esté
padeciendo mucho frío, cruzará los brazos, pero no por inseguridad,
sino porque tiene frío; pero en un contexto como el que se analiza,
en el que la persona pasa a hablar frente a un público, lo más
probable es que ese público le dé a dicho ademán, la interpretación
de inseguridad. No importa que el público no haya estudiado nunca
lenguaje corporal pues, al tratarse de un lenguaje universal,
inconscientemente el público lo está interpretando todo el tiempo.
El gesto de tomarse una mano con la otra, sea que éstas se pongan
adelante, sea que se pongan atrás le permite, a la persona que así
lo hace frente a un público, revivir la sensación de seguridad
emocional que experimentaba cuando era niño y sus padres lo
llevaban de la mano en situaciones de temor.
Por otra parte, cuando una mano sujeta la otra muñeca o el otro
brazo, atrás, el gesto se puede interpretar como una señal de
frustración o un intento de autocontrolarse. En este último caso una
mano toma la otra muñeca o el brazo para evitar, simbólicamente,
que con ese brazo se dé un golpe a alguien.
ELE MACÍAS