Está en la página 1de 7

MEDIDAS DE MINIMIZACION DE IMPACTOS

En el ámbito del cuidado del medio ambiente se denominan medidas correctoras o


medidas de atenuación a una serie de acciones las cuales han sido concebidas para
corregir aquellos impactos o efectos ambientales negativos producto de la implementación
de diversos proyectos o práctica de actividades. En general estas medidas suelen abarcar
también a aquellas medidas protectoras que han sido concebidas para prevenir o
minimizar los impactos ambientales negativos producto de la ejecución de obras.

Las regulaciones y legislaciones sobre el medio ambiente, de cada país o región, por lo
general exigen que si durante las etapas de establecimiento u operación de una
determinada actividad (como por ejemplo: una fábrica, una carretera, un aeropuerto)
pueden producir efectos ambientales con consecuencias negativas (como por ejemplo:
perturbación de hábitats, generación de polvo, liberación de residuos sólidos, líquidos o
gaseosos, degradación del paisaje), el estudio de impacto ambiental debe identificar las
diversas medidas y planes que deben ser implementadas para mitigar estos efectos
negativos.

Las medidas correctoras dependen del tipo de obra o de la acción que se tenga
planificado llevar a cabo

Ante el creciente y preocupante incremento del impacto al medio ambiente por al accionar
de la humanidad, se hace indispensable la realización de construcciones civiles
sustentables para garantizar el desarrollo social y económico de los países

Cada vez cobra mayor importancia y se manifiesta una mayor necesidad del cuidado del
medio ambiente natural y construido.

Existe una contradicción evidente entre el desarrollo y el medio ambiente, pues para
desarrollarse generalmente hay que impactar varios o todos los factores que conforman el
medio ambiente (la atmósfera, el agua, los suelos, la vegetación, la fauna, el paisaje, el
hábitat y las costumbres de pobladores autóctonos de una región o zona.

En nuestros días, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades. Las


poblaciones urbanas consumen el 75% de los recursos naturales del mundo y generan el
75% de los residuos. Las ciudades se han convertido en consumidoras de enormes
cantidades de recursos naturales y generadoras de impactos ambientales masivos.
Ante estos hechos Greenpeace propone un decálogo que convertiría nuestras actuales
ciudades en urbes verdes y sostenibles. Entre sus medidas contempla:

1.- Ahorro energético: La utilización eficiente y el ahorro energético son el recurso


energético con mayor potencial en las ciudades. Con adecuado aislamiento y criterios
bioclimáticos en el diseño de edificios y en el planeamiento urbanístico se podría evitar el
uso de aires acondicionados. La demanda de energía para climatización en edificios
existentes se puede reducir en un 30-50% y en edificios nuevos en un 90-95%.

2.- Impulso a la energía solar: Los tejados de nuestras ciudades son excelentes
lugares para la ubicación a gran escala de centrales de energía solar fotovoltaica para
producir electricidad y captadores solares térmicos para producir agua caliente. Deben
generalizarse las ordenanzas solares que hagan obligatorios estos dispositivos.

3.- Construcción sostenible: El diseño de los barrios debe tener en cuenta el entorno.
Debe potenciarse la utilización de materiales en cuya extracción no se haya producido un
deterioro del medio ambiente, como la madera certificada FSC.

4.- Menos agua, ríos más limpios: El problema no es la sequía, es el aumento sin
límites del consumo de agua. Por ello debe detenerse la promoción de actividades muy
intensivas en el uso del agua y promoverse un uso mucho más racional de este recurso
basándose en el ahorro, la eficiencia y la reutilización.

5.- Consumo responsable: La mayor parte de la producción de alimentos termina en


las ciudades. Los habitantes de la mismas pueden influir en las formas de producción
agraria y pesquera rechazando los productos transgénicos, el pescado que proviene de
artes de pesca destructivas o demandando alimentos y productos (limpieza, juguetes,
textiles,) sin sustancias químicas tóxicas y utilizando papel y productos de madera
respetuosos con los bosques.

6.- Menos basura: Casi tres cuartas partes de lo consumido por la sociedad industrial
tarda menos de un año en convertirse directamente en residuo. Hay que impulsar
definitivamente la recuperación de los materiales que hoy se convierten en basura a
través de medidas que impulsen las tres erres: reducción, reutilización y reciclaje.
7.- Compostaje: La materia orgánica debe volver a la tierra para evitar su progresivo
empobrecimiento y el uso de abonos artificiales. Por ello la parte orgánica de nuestras
basuras puede recuperarse a través de un impulso al compostaje.

8.- Transporte: Greenpeace propone una limitación del uso del coche en las ciudades
y que se promueva de manera preferente al peatón, el uso de la bicicleta y el transporte
público. En la actualidad la mitad de los desplazamientos en coche se realizan a menos
de 3 km. de distancia, y un 10% son para trayectos de menos de 500 metros.

9.- Contra la especulación del suelo: La financiación de los ayuntamientos españoles


no puede seguir dependiendo de la expansión constante y sin freno de la especulación
urbana. Debe analizarse en profundidad la insostenibilidad del actual modelo, para
ponerle freno.

10.- Participación ecologista: La presencia activa de ciudadanos ecologistas en las


ciudades es un beneficio para ellas. Por ello es importante que las administraciones
municipales impulsen la participación de la sociedad en la defensa del medio ambiente.

JERARQUIZACIÓN AMBIENTAL DE ALTERNATIVAS

En esta segunda etapa, cada una de las alternativas generadas en la primera, se las evalúa
y se efectúa una jerarquización de las mismas, de la mejor a la peor en función de algún
indicador. No debemos perder de vista, que para poder efectuar esta etapa
adecuadamente, las alternativas a ser evaluadas deben ser comparables, es decir deben
brindar a los usuarios del proyecto, el mismo nivel de satisfacción. Así, por ejemplo, si el
proceso tecnológico en una de las alternativas (alternativa A), impacta negativamente al
medio ambiente, frente a otras que no lo hacen (alternativas B y C), para hacer comparables
las tres, será necesario proponer medidas de mitigación para la alternativa A, e incorporar
dichas medidas, en el costo ya sea de inversión u operación de dicha alternativa. En lo
posible, la evaluación de las alternativas deberá efectuarse a través del Análisis Costo
Eficiencia (ACE), o Análisis Costo Beneficio (ACB), siempre y cuando se puedan cuantificar
los costos para el primer indicador, y costos y beneficios para el segundo. Estos coeficientes
se utilizan principalmente para evaluar alternativas tecnológicas; lo cual conduce en el
primer caso, al denominado Análisis de Mínimo Costo.
La valoración de los costos y beneficios para la evaluación de las alternativas en el caso de
Proyectos de Desarrollo Local, deberá efectuarse siempre a precios sociales, en el caso de
proyectos del sector privado (evaluación financiera), se utilizarán precios de mercado. Sin
embargo, las alternativas de localización y de impacto ambiental, podrán evaluarse
utilizando, La jerarquización de las alternativas y posterior elección de la alternativa óptima,
deberá tomar en consideración la evaluación de las diferentes alternativas, en cuanto a
localización, tecnología e impacto ambiental, principalmente.

¿Qué es el plan de vigilancia ambiental?

El plan de vigilancia ambiental, también llamado programa de vigilancia ambiental es un


sistema que se establece para el estudio de impacto ambiental con la finalidad de
garantizar que se cumplan algunas medidas correctivas y preventivas establecidas en el
estudio. Por tanto, el plan de vigilancia ambiental se exige como paso posterior al
desarrollo de estudios de impacto ambiental y de otros informes siempre de índole
medioambiental.

Para qué sirve el Plan de vigilancia ambiental

La función de tener un plan de vigilancia ambiental es justamente la de servir para


controlar que los impactos ambientales que se estiman los informes de sostenibilidad
ambiental y en los estudios de impacto ambiental, se han como se habían estimado al
principio. Algunas veces, cuando se realizan los estudios de impacto ambiental y se
aprueban las licencias medioambientales, se puede creer que no es necesario cumplir
con lo preestablecido.
Para poder dar un seguimiento correcto a estos estudios de impacto ambiental, se crean
los planes de vigilancia. De esta forma, y por escrito, se establece una forma de llevar a
cabo inspecciones y controles, lo que servirá para poder asegurar que la protección
medioambiental se lleve a cabo de manera adecuada.
Es una forma de hacer realidad aquello que se había decidido durante el estudio de
impacto ambiental. Por otro lado, el programa de vigilancia ambiental es también una
fuente de datos empírica; que ayuda a que el contenido de los futuros estudios de impacto
ambiental sea mejor, por qué puede llegar a evaluar de qué forma las predicciones que se
hacen el estudio de impacto ambiental luego se cumplen.
Con la información que arroja un programa de vigilancia ambiental, se pueden detectar
alteraciones que no bien estado previstas en el estudio de impacto ambiental. En dicho
caso, es importante corregir las de la manera más adecuada utilizando algunas medidas
correctoras y por supuesto, a modo de aprendizaje de cara al futuro. Por tanto, el plan de
vigilancia ambiental sirve para retroalimentar los resultados del estudio de impacto
ambiental.
También es muy importante tener este plan ya que permite interpretar la información
recogida; para saber cuál ha sido el cambio de la situación ambiental tras la puesta en
marcha de aquello que se describió en el estudio. Digamos que, una pequeña desviación
entre la situación previa y la posterior a una obra, no es algo totalmente válido. Por lo
tanto, las técnicas para interpretar los cambios, serán una parte muy importante del plan
la retroalimentación que ofrece
El plan de vigilancia ambiental, no debería servir para modificar los objetivos iniciales que
se habían establecido desde el estudio de impacto ambiental pero sí tiene que ser flexible;
por este motivo, cuando mandes a hacer el plan de vigilancia, intenta que este sea
siempre flexible y que busque un punto de equilibrio entre la necesidad de modificar el
EIA para reflejar una problemática ambiental y la aceptación de no cambiar nada en el
plan.

En estos estudios se comprenden todos los aspectos ambientales afectados por el


proyecto de estudio, tales como la calidad de aguas, suelos, afecciones a flora y fauna,
emisiones de contaminantes o de ruidos… de cada actuación y desarrollo del proyecto.
Los objetivos básicos de un Programa de Vigilancia Ambiental son los siguientes:
1. Comprobar que las medidas protectoras, correctoras, así como compensatorias derivadas
del estudio de impacto ambiental se han desarrollado según lo previsto.
2. Verificar que las medidas tomadas son realmente eficaces y en qué grado. En caso
negativo estas deberán rediseñarse.
3. Determinar impactos no previstos y proponer medidas adecuadas para contrarrestar los
perjuicios ambientales.
4. Proporcionar información de aspectos medioambientales a los organismos y
administraciones públicas.

Para lograr el adecuado cumplimiento de estos objetivos se debe de plantear un plan de


seguimiento ambiental en que se declare de forma conciso todas las medidas que se van
a implementar para el correcto seguimiento de las medidas correctoras, compensatorias
determinadas en el documento de Declaración de Impacto Ambiental.
Bibliografía

 Bejermin, Norberto Jorge y otros Pliego General de Especificaciones Técnicas de


Impacto Ambiental para Obras Viales. Una herramienta de gestión ambiental,
Argentina, 2002.

 Evaluación de Impacto Ambiental para Obras Viales. Banco Mundial, 2000.

 Ley 81 Medio Ambiente, CITMA, La Habana, Cuba, 1997

 Orta Amaro, Pedro Andrés, Tecnología de Construcción de Explanaciones, Editorial


Félix Varela, La Habana, 2013, --236 p.

 ARROYO ILERA Y COLABORADORES (1997): «Análisis de los problemas


medioambientales». En Sociedad y Medio Ambiente. Ed. Trotta. 2, Madrid.
 BALLESTEROS, J. (1997): «Identidad planetaria». En Sociedad y Medio Ambiente
Editorial Trotta. Madrid.
 BELLVER CAPELLA, V. (1997): «Las ecofilosofías». En Sociedad y Medio Ambiente.
Ed Trotta.
 DOBSON, A. (1997): Pensamiento político verde. Una nueva ideología para el siglo
XXI. Paraidós Estado y Sociedad. Barcelona.
 CAIRNCROSS, F. (1996): Ecología S. A: «Hacer negocios respetando el medio
ambiente». Ecoespeaña editorial. Madrid,.

También podría gustarte