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El mural efímero, la obra de Cuevas que paralizó la Ciudad de México y desafió a Siqueiros

A José Luis Cuevas le tomó solo una semana ver terminada una de sus obras más famosas y polémicas: el
mural efímero que durante un mes en 1967 se convirtió en una de las atracciones de la Zona Rosa, en la
Ciudad de México.

Decenas de personas, sobre todo jóvenes, según muestra un video de la época, llegaron a la esquina de
Génova y Londres, para ver la obra del artista de 33 años.

La tarde del jueves 8 de junio de ese año Cuevas reveló en una azotea el mural que un pintor de brocha
gorda realizó bajo sus instrucciones y supervisión en el taller de Calafell, donde se hacían los grandes
anuncios comerciales de la época.

Con esta obra Cuevas – quien murió este lunes 3 de julio a los 83 años -protestó contra artistas de su
tiempo como David Alfaro Siqueiros que aspiraban a que sus creaciones fueran eternas.

“Como Siqueiros ha dicho que su obra resistirá el paso del tiempo se me ocurre que mi mural debe
llamarse “efímero”. Sólo existirá durante un mes y después será destruido. ¿No es acaso un acto de
modestia frente a la soberbia de Siqueiros?”, escribe Cuevas en la revista Letras Libres.

En la obra destaca un autorretrato del autor y su firma. En un principio Cuevas concibió al mural como
una pieza de humor, pero luego de la guerra de los Seis Días – que enfrentó a Israel con Egipto, Jordania,
Irak y Siria la misma semana del estreno del mural- decidió integrar figuras más sombrías.

“El tema del mural surgió en el momento de su ejecución. Es una alusión a la defensa del heroico pueblo
de Israel”, señala.

Tres meses antes, en su cuarto del hotel Westbury en Nueva York, Cuevas concibió la idea del mural
efímero gracias a la película “Born Yesterday”.

En la cinta una secretaria que quiere ser famosa usa todos sus ahorros para rentar un espacio
publicitario en Nueva York en el que solo coloca su foto y su nombre, despertando la curiosidad de la
gente.

“La idea me parece espléndida y se me ocurre hacer lo mismo: reproducir un dibujo mío. Pienso que el
mejor sitio es Times Square”, escribe Cuevas sobre cómo se gestó la idea.

Después de contarle su idea a Grace Borgenicht, en cuya galería Cuevas había expuesto con gran éxito,
ésta comienza la búsqueda de un espacio en Times Square.

“Las respuestas son frustrantes. Todos los espacios están comprometidos para los próximos siete años.
Ni modo. Desisto de mi idea. Yo quería llevarla a cabo lo más pronto posible”, dice Cuevas a Letras Libres.

Entonces piensa hacerlo en México, una azotea, la Zona Rosa.


Cuevas debe caminar y abrirse paso entre las decenas de asistentes a la revelación de la obra. Incluso
contrató a un guardaespaldas, Alfonso López, “El Silveti”.

“Hubo aplausos, besos de muchachas pero también escuché injurias. Así llegué a la azotea donde el
mural fue develado. Hubo actos de vandalismo y los comercios tuvieron que cerrar sus puertas”,
recuerda el artista en Letras Libres.

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