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ENSAYO ARGUMENTATIVO

La televisión cultural, un debate sobre calidad de contenidos

y apropiación gubernamental

DAVID BECERRA

MARÍA CAMILA PUERTA MARTÍNEZ

ANA MARÍA ISAZA

POLITÉCNICO JAIME ISAZA CADAVID

PROFESOR(A): JUAN CARLOS RESTREPO

ARTE Y CULTURA

2019
¿LA TELEVISIÓN ES CULTURAL?

Al pensar en la televisión o en el caso puntual, ver televisión, muy pocas veces se piensa en
ver contenidos culturales o que por lo menos tengan una carga cultural que ayude a
reflexionar, aprender o entender aspectos de nuestro contexto más próximo. Para poder
comprender esto debemos iniciar explicando ¿qué es la televisión? La televisión es un medio
de transmisión remota de contenidos audiovisuales (culturales o no) a un público en general
que puede o no gustarle el contenido que se está transmitiendo en ese momento.
Coloquialmente se considera a la televisión y otros medios masivos como “medios de
comunicación” dicho término se ha refutado por varios académicos ya que para completar
un ciclo de comunicación no solo debe haber transmisión de información, sino también,
retroalimentación de la misma. Teniendo en cuenta lo anterior se puede asegurar que al ser
la televisión un medio de transmisión de información es natural pensar que se pueden
transmitir contenidos culturales, educativos y de entretenimiento, pero, a la hora de la verdad
¿qué tipo de contenido es el que más se consume?

En Colombia, desde hace más de 7 años el acceso a nuevas tecnologías y por ende a las
telecomunicaciones se ha hecho cada vez más fácil para casi todas las personas, tanto que en
7 de cada 10 hogares colombianos existe por lo menos un televisor, razón suficiente para
pensar que estamos en un país medianamente globalizado o en teoría debería ser así.
(BETANCUR, 2014) Partiendo de esta idea ¿qué clase contenido ven los colombianos? y
¿por qué razón? la primera pregunta es fácil responder, pues estadísticas de la ANTV
(autoridad nacional de televisión) evidencian que más del 80% del contenido consumido es
de entretenimiento, es decir, contenido en el cual no importa mucho el mensaje sino la
permanencia del público, buscando así generar un mercado publicitario debido al alto alcance
que tienen éstos contenidos. (ANTV, 2018) Por otra parte, los contenidos culturales y
educativos no cuentan con un alto flujo de consumidores, a pesar de tener un mensaje y una
finalidad definida. Una de las razones por las cuales ocurre esto, es por la manera de abordar
y mostrar el tema al público, ya que en muchas ocasiones el contenido se torna aburrido o no
es tan claro para la mayoría del público, generando así un impacto demasiado bajo o
desfavorable en la población, inclusive en muchos casos hay un desconocimiento total por
parte del público a cerca de la oferta cultural, televisivamente hablando que existe en el país.

Pero es que la televisión, (esa cajita mágica como lo llamaban nuestros abuelos) es lo que es,
o sea, un medio masivo de información eficaz para el entretenimiento de la sociedad, por lo
que al hablar de entretenimiento tenemos que mencionar su elemento principal: la diversión.
Es decir, es la diversión una actividad netamente productora de sentimiento de saciedad y
alegría, por lo que genera ese placer anhelado aislándonos de las preocupaciones, pero, sobre
todo, del aburrimiento. Y es aquí, donde la televisión penetra a las audiencias, fenómeno que
descubrieron los americanos y lo convirtieron en un modelo impositivo demostrando que es
la televisión un negocio, donde su meta es conseguir el mayor beneficio de todo esto,
convirtiendo a los programas televisivos en una especie de mercancía del espectáculo. Por
esto mismo se ha decidido limitar, la intervención pública y cultural de sus producciones
televisivas, para dejar el mayor espacio de contenido a las empresas privadas, que por obvias
razones producen más rentabilidad en aspectos económicos, abandonando así los temas
sociales y culturales.

El medio televisivo ha estructurado programas de ritmo acelerado, para vidas vertiginosas en


consecuencia de la posmodernidad, esto difiere de la reflexividad y serenidad que demanda
los contenidos culturales, generando un rechazo irrefutable por las audiencias mayoritarias,
pues como mencionábamos anteriormente, es el tipo de contenido en los que estamos
inmersos, esto quiere decir que es la televisión cultural la que carece de contenidos
dinámicos. En efecto, un canal que opte por programación cultural sin buscar caminos en
preferencia al público, puede llevarlos lastimosamente a perder audiencia y dinero.
(Hernández & Robles, 1995)

Si el contenido de televisivo tuviera una mayor inversión estatal y estímulos a formatos


consecuentes con el hecho de que la mayoría de las personas usan este aparato como
distracción y que posee una cuota alta de inversión de tiempo libre por parte de la sociedad,
podríamos repensar como hacer llegar ese contenido informativo, educativo, artístico y
cultural de calidad. Podríamos entender este concepto de calidad; el hecho de plantearse
como objetivo el desarrollo de contenidos diversos, “respetar la pluralidad de creencias y
opiniones, y fomentar el intercambio cultural, etc, estimular la imaginación y creatividad de
los espectadores, profesionalidad, motivación, independencia y acceso a medios materiales
adecuados del equipo humano que realiza estos programas, buscar innovación, explorar
nuevas formas para sorprender el espectador y mantener su atención...” (Téllez & Cuenca
García) entre otros aspectos que indican que la calidad de un programa televisivo cultural no
puede resumirse en un solo ítem. Sin embargo, esta calidad depende de los intereses
gubernamentales en la formación de la sociedad, una desventaja de la televisión pública que
se evidencia desde la normatividad, que no permiten generar nuevas estrategias de difusión.

“Lo cierto es que los medios públicos son el último refugio, en especial en América Latina,
del tele-vidente-ciudadano por oposición al televidente-consumidor. La homogeneidad de
la oferta comercial solo se ve interrumpida por la oferta de diversidad de los medios
públicos, que en Colombia es débil y necesita la intervención del Estado para su
fortalecimiento. La indiferencia del ente regulador ante esta realidad y la falta de
profundización en la lógica de la programación de la televisión públi-ca, hacen un
inmenso daño frente a las posibles estrategias para contrarrestar el impacto arrollador
de los canales privados” (Arenas, 2015)

En últimas, podríamos decir que para los entes reguladores y la máxima entidad estatal no
les interesa promover proyectos de contenidos culturales de calidad, una condición que nos
lleva al deterioro de construcciones óptimas de la intelectualidad, de la información y demás
elementos innatos de una sociedad educada. Es decir, la cultura no es una cuestión de
prioridad, por lo que la televisión tiene el contenido que se le invierta, sería cultural o no si
la formación de contenidos fuera una exigencia masiva.
Bibliografía

ANTV. (2018). Obtenido de ANTV: https://www.antv.gov.co/index.php/informacion-


sectorial/cifras-y-estadisticas-antv
Arenas, P. (2015). El futuro de la televisión pública educativa y cultural.El caso de Señal
Colombia. Obtenido de Boletín Cultural y Bibliográfico :
https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/7390/7732
BETANCUR, J. R. (11 de Junio de 2014). La TV Invisible I: Tv pública colombiana de calidad. El
Nuevo Siglo.
Hernández, M., & Robles, M. (1995). Televisión y Cultura. Comunicar, 95-98.
Téllez, A. L., & Cuenca García, F. A. (s.f.). Televisión e información: análisis de los criterios de
televisión de calidad en los informativos de las cadenas nacionales . La televisión que
queremos .

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