Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Personajes e ideas
en el virreinato dei Perú
5
holgura- se descendió en la realidad al comprometido ambiente de lo
práctico y de lo concreto, para cumplimentar rigurosa y ajustadamente
las pautas enunciadas por Las Casas, que colocaron a los conquistadores
y a los encomenderos, estremecidos por un angustioso sobresalto, ante un
decisivo problema moral y casi cara a cara frente a la desesperanza.
El hidalgo espaííol dei siglo XVI, llegada su hora dei tránsito, debe
velar por su alma, dei mismo modo que durante su vida terrena! había
combatido por su fe, su honra y por ganar fama y nombradía. En ese
instante, sus disposiciones de postrera voluntad constituyen una lección
teológica de contrici?n y de cómo ganar, con el dolor dei arrepentimiento,
la esperanza dei perdon y de la paz eterna. Leídos hasta ahora los testamentos
d~ lo~ conquistad~res y los ~ncom~~deros únicamente en pos dei dato
b1ografic~, ~e las ctrcunstanc1as f~tl1ares o de los gestos heroicos, poco o
nada hab1a mteresado recobrar su 1magen moral, transida de virtudes que ya
2 Cf. Vacant, Mangenot y Amann 1903-1950, XIII: cols. 2431-2435 (s. v. Reparation) y cols
2466-2501 (s. v. Restitution). ·
6
en s~ ~isma época les f½er_on ~scatimadas. Aun en el más empedernido, en
el mas aspero, o en el mas 1nd1ferente hallamos ese mínimo de sensibilidad
que redime a un hombre.
7
reducidos a la más estrecha indigencia, a despecho de su pasado bienestar y
de lo que la leyenda ha forjado después, escasamente poseían algo más q:1e
el lecho en que iban a exhalar el último aliento. Como las c?n~ecuencias
económicas de la deuda repercutían con carácter de imprescnpubles hasta
los herederos del causante, tampoco faltó el caso de los suc~sores _r,enuentes
o distraídos en observar las disposiciones relativas a la sat1sfacc10n de los
3
perjuicios infligidos en comarcas remotas o deceni~s .~trás. ~as, por
encima de todo, hubo a las claras un estado de opm10n ampliamente
difundido en los diversos estratos sociales indianos, conforme se deduce de
las pruebas documentales de que aquí hacemos caudal.
8
extractamos, cuyo número no será difícil incrementar en nuevas búsquedas
en los archivos.
6 El investigador norteamericano Bertram _T· Lee, que revisá duran~e largos anos y con
asiduidad los archivos peruanos, confirmo en 1935 ai profesor Lewis Hanke haber leído
muchos testamentos con disposiciones dei tenor que nos ocupa. Cf. Hanke 1949: 528.
7 Conservada en d ACBPL.
8 Vargas Ugarce 1953a: 103-113. -
9 Memorial dei Licenciado Melchor Calderón en nombre de los vecinos de Chile, 1564. En
CDIHCH, XXI.X: 400.
9
<
10
Complejidad dei problema y sus implicaciones
11
eclesiástico, ya que la responsabilidad inherente era compartida por los
predicadores y confesores. Si aquellos no exhortaban y persuadían a cuantos
retenían lo injustamente adquirido a efectuar su devolución o a indemnizar
los estragos causados, y los segundos exoneraban de culpa a quienes se
hallaban en esa situación irregular, se convertían en encubridores o en
cooperadores por negligencia. Aún más. El confesor que en su aturdimiento
absolvía a un penitente a sabiendas de que éste no había restituido, se
subrogaba en la satisfacción a que aquél había estado obligado. Júzguese
pues cuán confusos debían de hallarse en general los tonsurados ante
tan delicado compromiso, si no procedían con el ceio apropiado. 16 Esta
afectaba sobre todo a los que recibían su estipendio de los encomenderos,
reputados meros usurpadores dentro dei catoniano concepto de Las
Casas, y planteó en consecuencia casos morales de ardua solución, pues
a su turno el confesor que se excedía en e1 rigor de la penitencia, venía
también obligado por el mismo principio de la restitución, a reparar el
dano ocasionado al confesando.
16 De estas congojas se hace eco FrayToribio de Benavente en su famosa carta impugnativa de las
reformas lascasianas (Tlaxcala, 2-I-1555). Juzga por falto de toda razón que sin hacer mérito
de la ingente obra apostólica «por haber confesado diez o doce conquistadores, ellos y nos nos
hemos de ir al infierno» (CDIAO, VII: 259).
17 Vitoria 1532a: Relect. I, Sect. II, § 7, y III, § 2.
18 Vitoria 15326: § 33.
19 Vitoria s/f 1532a: Relect. I, Sect. Ili, § 17. Un cómodo resumen de la doctrina esencial sobre
la guerra justa, en Diego Carro 1944, I: 217-228 (Cap. II, núm. 5).
20 Busto 1966: 133-135.
12
por habido sin escrúpulo. Se abre aquí un ancho campo a la especulación
teorética.
13
Cartagena24 fueron cuestionados, pero bastó que Hernando Pizarro pasara
por Santo Domingo con las piezas más selectas del botín de Cajamarca,
que llevaba para presentadas también al rey, 25 para que saltara la chispa que
iba a encender la agria controversia. Es de veras curioso que en ningún otro
lugar de las Indias se promoviera tanto revuelo en derredor de semejante
problema, o que en todo caso alcanzara la virulencia que acusa por lo que
al Perú concierne. 26
24 Cfr. Jiménez de la Espada 1877: XLVII-LIX. Verdades que el cronista Herrera (1601-1615:
Década Quinta, Libra Quinto, Capítulo VIII), al historiar los eventos desarrollados en el
Cenú recuerda que al promoverse una polémica sobre los tesoros hallados en las sepulturas,
los teólogos dictaminaron que era ilícito echar mano de ellos, pero salta a la vista que el debate
especulativo sobre la materia no fue coetáneo de los episodios narrados y que la referencia a su
planteamiento entrafia un injerto tardío.
25 V. los inventarios de los objetos depositados en Sevilla en febrero y marzo de 1534 (AGI,
Contratación, 4675). Publicados por Medina 1904-1907, 1: 163-170; y en la Revista dei
Archivo Histórico dei Cuzco (Cuzco), 1954, núm. 5: 255-267.
26 Puesto que no desconocemos las páginas que Giménez Fernández dedica a rastrear las raíces de
los postulados doctrinarios lascasianos en punto a la restitución, hacemos la salvedad de que
aquí se trata de la aplicación de este acto de justicia conmutativa al fruto del botín habido en
Cajamarca, y no a las posteriores derivaciones del problema. Cf. Giménez Fernández 1953-
1960, II: 522-536.
27 AJonso Getino 1930: 144-146.
28 Porras Barrenechea 1944-1948, II: 185-186. Nada pudo atreverse a hacer Valverde, según lo
confiesa en su extenso informe ai Monarca, datado en el Cuzco, el 20-111-1539. En Lissón
l 943-1956, I: 125-126.
14
Reconforta advertir asimismo que en las insrrucciones al
gobe~nad_or yaca de Castro (15 de junio de 1540) se hace hincapié en
qu~ sin dilac10~ de?~ª acopiar informes acerca de quienes se encontrasen
?bl~gados a rest1tuc10n por lo que injustamente hubiesen arrebatado a los
indws, Y los c~n_minara a cumplir su compromiso, sin perjuicio de seguir
por el fuero civil proceso contra los mismos en razón de los atropellos
causados. 29
29 AGI Lima 566, Lib. 4, foi. 1v. En CDIAO, XXIII: 470. Complemento de este precepto, ai
' · a'rte alcance general, es la Provisión dicrada cuatro días después, en la que se regulan
1que se tmp que habían de observarse en 1a d istn'b uc10n
. , d e 1os tesoros h ab'd
1 os tanto en guerra
c:;~r;~rescare, clara alusión esta última al caso dei Perú (AGI, Lima, 566, Lib. 4, foi. 27).
Cf RLI, VIII, XII, ii.
30 AGI, Patronato, 185, Ramo, 24. Capítulos 30 y 75.
31 PérezdeTudelayLópezOto 1957-1958, V: 59-68.
15
habían sido ganadas. En recompensa por su gesto de desprendimiento, se
, · d 32
le hizo merced de un juro perpetuo, vincu1ad o en regimen e mayorazgo.
16
que Dias alumbre sus entendimientos». 36 Por el estilo, otro tonsurado,
natural de Villa escusa de Haro, Cristóbal de Montalvo, deja dispuesta
la celebración de cincuenta misas «por la conversión de los yndios destas
Reynos», rezadas según el rito de la misa de conversión inserta al final
de los misales sevillanos «nuevamente afiidida». Asimismo, encarga a sus
al~aceas que si se predicare en el Perú una bula de composición, ofrecieran
mil pesos «por algunos Cargos que podré tener en Esta tierra del tiempo
que fuy seglar y después que me hordené de sacerdote a espafioles y a
yndios». 37
36 AGNP, Ambrosio de Moscoso, 1550- 1553, reg. 1553, fol. 236. Testamento otorgado en
Lima, 24-1- 1553.
37 AGNP, Bartolomé de Quifiones, 1555-1557, foi. 50. Testamento otorgado en Lima, 30 de
marzo de 1555.
38 AGI, Patronato, 187, Ramo 7. Documento extendido por el arzobispo Loaysa en Lima, 20 de
julio de 1554.
39 AGNP, Juan Cristóbal de Frías, 1558 (sic)-1560, foi. 4.
40 Revista dei Archivo Nacional dei Perú (Lima) 1938, XI: 99-11 O.
17
dhos. cargos» cede al citado hospital el 25 o/o de la renta de unos inmuebles
de su propiedad, sitos en la plaza mayor de Lima. 41
18
suma, p.aentender a la letra la manera q. se tubo en la conquista y poblazón
destos rreynos, ~ p.ªentender con quánto dano y perjuizio se hizo de todos
los na~urales umversalmente desta tierra, y cómo por la mala costumbre de
los pnmeros se ha continuado hasta oy la grand vexación y destruiçión de
la t~erra; por donde ebidentemente paresce que faltan más de [sobrescrito
encima de: ~ytaa'J las tres partes de los naturales de la ti erra, y si N ro. Sr. no
trae rremedio, presto se acabarán los más de los que quedan; por man.ª que
1~ que aq~í tr!tare más se podrá decir destruiçión del Pirú, que conquista
m poblazon». Es muy fácil comprobar por su lectura que este documento
ostenta el sello de las actas de acusación de la escuela lascasiana: la perfidia
de l~s conquistadores, la ingénita moralidad de los nativos, las hiperbólicas
cant1dades de aborígenes exterminados ... en suma, todas las muletillas
extraídas del arsenal ya conocido. 1
46 AGI, Patronato, 28, Ramo 12. Ha sido publicada varias veces en Chile y en e! Perú. Carriazo
ha hecho notar la raíz medieval de la idea implícita en e! vocablo 'destruición', con origen en
las arcaicas crónicas castellanas. V. Hanke 1951: LXXIY, nota 13.
47 Pérez de Tudela y López Oro 1957-1958, V: 235-249. Análisis de este escrito lascasiano, en
Menéndez Pidal 1963: 166-171.
48 Remesal 1620: Lib. VII, Cap. XVII, núm. 1, y Lib. VIII, Cap. V, núm. 2.
49 Manzano 1948: 166.
50 Epístola ai Príncipe Felipe, de 23-I.X-1549, en CDIHE, II: 130.
51 Friede 1952: 379, nota 28, y en especial 394-405 (capítulos VI y VII).
19
muchos espa.fioles estuvieron apartados dei sacramento de la confesión por
espacio de cinco o seis a.fios e inclusive algunos fallecieron implorando
en vano los auxilios espirituales. 52 También en el Perú fueron divulgadas
entre los elementos dei clero las consignas impartidas por Las Casas,
53
acomodándolas por cierto a las necesidades locales.
56 Despacho dei oidor de los Charcas, López de Haro, desde La Placa, 4-1-1564, en Levillier
I 922a, 1: 124.
57 Maticorena Estrada 1955: 666 y 670.
58 RAH, Colección Muftoz, LXXXVI, fois. 31 -41.
59 El 30-Xl-1553 escribe desde ella una carta al Emperador. En CDIHCH, XIII: 343-344.
60 AGI, Patronato, 252, Ramo 21. Parecer de fray Matías [sic] de San Martín, Obispo de
Charcas, sobre si son bien ganados los bienes adquiridos por los conquistadores, pobladores
y encomenderos de Indias. Publicado en la CDIAO, VII: 348-362; y en Fabié 1879, II:
649-659.
21
lo adquirido por los conquistadores y descubridores había sido ganado por
modo injusto. Consecuentemente, la culpa de quienes se hallaban entales
condiciones era «irremediable humanamente» y sin objeción alguna debían
resarcir el dano causado. Los encomenderos podían percibir los tributos
con tranquilidad de conciencia siempre que dispensaran buen tratamiento
a sus encomendados y observaran los requisitos inherentes al disfrute de
un repartimiento. Todo lo obtenido injustamente o cualquier exacción
supererogatoria reclamaba su inmediata satisfacción. Es congruente hacer
hincapié sobre el trato de favor concedido a los encomenderos, que difiere
del radicalismo con que Las Casas los anatematizaba. En efecto: el criterio
realista de Fray Tomás de San Martín introduce una distinción favorable
a los mismos, pues mientras los conquistadores habían ganado sus presas
basados en el derecho de guerra, injusta de suyo, los encomenderos obraban
bona fide en cuanto disfrutaban concesiones dispensadas por el monarca.
Comparados
. con el caudal inmenso de la obra de Las easas, 1os
contados escntos que se conservan del prelado perua
h"l d . no son apenas un
1 o e agua, pero r~v1s~en singular valor como índice de la influencia de
su clntor, cuyo es_ulo: ideas fijas Y vaticinios agoreros reaparecen en esas
truc entas comumcac1ones. Arrastrado por su intransi encia de moralista
en una carta fechada el l.º de julio de 1550 llega al e!t d 1· d'
hacer extensiva al l bl. . , remo e Irante e
detrayendo d 1 mon:irca a o 1gac1on de restituir por vía subsidiaria,
e os qmntos reales t'd
1 d • .
·
fund ac10nes bene'ficas o a obr , 61. can P a es eqmtattvas destinadas a
hace hincap · ' ?-5 pu icas. ara sustentar tan insólita opinión
del patrimo:i~ndqeule esos qm~tosdprocedían de lo incautado por La Gasca
os conqmsta ores mal h b ·d .
fruto de la rapina, y de los tributos er 'd a I ? e~ su ongen p~r ser
oga os por los md1os, cuya cuantta era
61 Vargas 1937· Capítul Vl p
62 Hanke 1941.: 204-20~ ; y orras Barrenechea 1951 : v-x:xiv.
63 Pérez de Tudela y Lóp~z Oco 1957-1958, V: 465-468.
22
injusta y exagerada. 64 De regreso en el Perú, continuá facilitando informes
a Las Casas sobre la aflictiva situación de los indios y las perspectivas de
remediarla. 65
Con el paso de los anos, se van haciendo cada vez más perceptibles
los indicias del influjo de la ráfaga inquietante lanzada por el dominico
sevillano. De una parte el impacto de los escritos que diera a las prensas en
1552, y de otra la acción tenaz de quienes acogían y divulgaban sus ideas
con igual calor que él, contribuyeron a crear un atmósfera que envuelve
con su criticismo y preocupación a cuantos querían estar en paz con su
conciencia.
23
~bera (o de su director espiritual) de que lo que por derecho se toma en
Justa guerra no constituye robo ni hay obligación de restituído, es opinión
que asimismo se halla en Santo Tomás (II.a, II/, q. 66, art. 8). Por otra
parte, este conquistador entiende haber obrado de buena fe y descarga
legítimamente su conciencia en las de aquellos de quienes provenían las
órdenes. Tal norma de conducta es aprobable y exime, en consecuencia, a
quien la usa, de responsabilidades ulteriores.
por quanto yo vine con el Marqués don Francisco Piçarro e con los demás
esparíoles que vinieron al principio a descobrir, conqu~star e poblar este
Reyno del Pirú e ponello debajo de la ouidiençia e seru1ç10 de Su Magesrad
e de su Real Corona de Esparía e ayudé con mi persona, armas y caballos,
como los demás, a conquistar y poblar este dho. Reyno, e lleué parte del
oro e piara de Caxamalca e otros despojos que se houieron en la dha.
conquista, e rresciuí e tomé del dho. Marqués los yndios que en nombre
de Su Magesrad me encomendó y he renido y tengo en el valle de Ica,
términos desta dha. ciudad, de los quales he rresceuido, cobrado e Ileuado
los tributos, seruicios personales e otros aprouechamientos que me han
hecho y dado conforme a la rassa después que se hiço, y antes sin ella, e
no embargante que en lo susodho. entendí con buena fee, creyendo ser
permitidos por la dha. conquista, e que justa e lícitamente se podía hacer
guerra a los narurales deste Reyno por ser ynfieles, ansí para que dexassen
la gentilidad en que vivían e se les predicasse el sagrado Euangelio de
N.o Redemptor Iesuxpo. e fuessen ensefiados en nra. sancta fee carholica,
como por hauer Su Magestad dado faculrad y licencia al dho. Marqués
P·ª hacer la dha. conquista e predicación del dho. Euangelio, segund a
Su Magesrad le fue cometido e encomendado por nro. muy sancro Padre
el Sumo Pontífice de la sancra Yglesia de Roma, y creyendo assimismo
que por las dhas. causas podía justa y lícitamente haber parte en los
dhos. despojos e lleuar los dhos. tributos e los demás aprouechamientos,
e rodo lo demás que he hauido e lleuado, e aprouechádome así de los
dhos. yndios de Ica que he tenido e tengo encomendados, como de
orros qualesquyera yndios deste Reyno, con la qual dha. buena fee lo
he Ileuado e hecho e entendido en la dha. conquista e población e en
rodo lo demás que desuso se condene; pero, porque a causa de no haber
enteramente guardado el orden e lo demás que para la jusrificación de
la dha. conquista era necessario, e por hauer cometido algunos excessos,
así en el maltratar a los yndios como en hauerles tomado algunas cosas
yndebidamente, e por hauer cobrado e rresceuido dellos algunos tributos
demasiados e fuera de lo que honesta e buenamente, sin mucho rrabajo
ni fatiga de sus personas, me podían e deuían tributar, o por hauer yo
dexado de complir con ellos lo que en recompensa de los dhos. tributos
e seruicios soy obligado, o por no les hauer dado tan bastante e complida
dorrina como deuía, e por otras causas e cosas hechas en la dha. conquista
e población podía e puedo hauer ynCurrido en algund cargo o cargos
de conçiençia, e sería posible que esté obligado a rrestiruir E pagar a los
dhos. yndios e1 cal dano, o parte dél, e porque deseo e cengo volunrad de
24
salir dei dho. cargo e satisfacer a todos e qualesquyer yndios que juzguen
Pº: las ~as. caus~s o por alguna dellas esté obligado por tiempo, para
sat1sfacc1on e enm1end~ de lo susodho. e por vía de cargo de rrestitució~
E descargo, e como mas conuenga a la seguridad e saneamiento de mt
ánima e conçiençia e mejor pueda hauer e haya lugar en derecho. 67
25
o
Espana,n en Bogotá, 73 en Popayán, cuya diócesis regenta un ferviente
lascasista, 74 y en Chile. 75
26
previamente no indemnizaban en cuantía • 1
había cabido en concepto de presas de guerequiv.fi endte ª 1~ parte_ que les
a obras de caridad. ra, ª n e ap11car su importe
27