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Al - Alexandria
Marcos Iniesta
Marcos Iniesta
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Al- alexandría
de talla mediana,
más bien torpe y por lo tanto
también flaco.
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y también novia,
y a veces amantes y hasta puedo darme el
lujo burgués de comer dos veces al día
y criar un perro.
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Y bajo sábanas,
nos sinceramos a nivel de piel,
escuchando el cuclillo,
haciendo pares con el semen
haciendo de la vida un temblor hojas
y si beso cerrando los ojos,
llegan a mis oídos,
diminutos latidos,
– ese tiritar de mi cama que aún vive
recordando tus besos –
de ese tiempo de vida que gastamos has-
ta el hastío.
Hombre,
doméstico,
personal,
intransferible,
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tengo
verdaderos motivos donde todo esto
entre tus ojos y en los míos,
toman adecuada distancia
y versan uno a otro sobre charlas de aquí
y allá, a destiempo,
de un paraíso que vamos formando
por dentro de nuestras alas
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de ladrillos a ladrillos,
de pilares a pilares,
la ciudad de Alejandra
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Porque,
cualquier día,
cualquier mes,
cualquier hora,
pongamos a ritmo los pulsos
plantemos una flor,
sembremos un árbol,
pongamos a punto un motor,
encendamos la radio,
y toda esa chatarra divertida que nos
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Porque tarde,
todos nos dimos cuenta que existe,
un gusano,
al fondo
allá a lo lejos,
allá donde el mundo es simple y llano,
y también partículas de millones de
cuerpos
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o quizás
ella está escondida en una esquina de mi
casa,
escondida por menuda, al costado del
polvo,
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de vaho
de la mugre de los muros.
Los he visto
clavar murallas aquí y en el centro, un
gran faro de millares de maderos,
Otros héroes saltan de edificios,
alimentan al hambriento sin preguntar
por tales o cuales o quienes.
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Y muertos.
–conocí a un héroe luchando
solitario,
entre burlas,
entre encantamientos,
juntos terminamos llorando bajo las
castañas,
y el fuego que se enciende con el llanto–
Pero…
–Siendo sinceros,
me asustan tanto los micos,
aquellos micos parlanchines de las
academías,
aquellos que hacen aritmética con las
manos y escriben desafios deliciosos con
los huevos–
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Esa explosión,
esa savia pequeña
que es tan nuestra arropándonos
maternalmente,
en un diminuto silencio,
inventando el silencio de las ostras.
El silencio es una flor,
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tiritando
dentro
un amor ya germinado:
gotísimamente de silencio.
–trino de la tarde,
virtud de ave canaria,
salpicando sobre la lluvia del verano.
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Esto es incontrolable:
Palabras desesperadas
mismas que con papel y lápiz no logré
anclar
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I
¿QUÉ cosa que es la mariposa?
Un bichito raro, con alitas de colores
atadas a la espalda
Me hablan de la saliva,
de cuerpos tallados
a cada vuelta y en cada ezquina.
II
III
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IV
y las calles...
¡Ay! Las calles son otra cosa:
es que no te atrapen los semáforos
ni te detengan los segundos.
Tropezamos imbécilmente
gracias a compartir
una insuperable miopía.
Yo vivo en un acuario,
no tengo porqué saber
que cualquier pez
tiene un plástico sentir sobre mi almo-
hada.
Extraño mi casa
vuelvo a mi casa...
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–Llora inefable,
su suerte de sirena,
pensando que al caer,
se romperá la centella–
–pecesillos traviezos,
borran en la espuma sus huellas–
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Ya juegan a bordar
entre los cabellos
de un inmarcesible mar
un enredo de sardinas
los ostiones con sus huellas.
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Biografía……............................13
Verso primero….......................27
Verso segundo……..................33
Al – Alexandría……................41
Fragmentos..….....................59