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Daño Responsabilidad y Reparación Ambiental PDF
Daño Responsabilidad y Reparación Ambiental PDF
Es tan cotidiano, tan evidente y tan costoso el daño ambiental por las
actividades industriales y urbanas, que los poderes públicos y las sociedades
mismas han adoptado una actitud conformista y cómplice contra la que el
maestro Peña Chacón se rebela con inteligencia y ofrece la herramienta
deontológica para encontrar soluciones y desfacimiento de entuertos contra la
biodiversidad y la salud humana, vegetal, animal, hídrica, mineral, marina,
atmosférica, edafológica y el equilibrio ecológico.
1
Véanse las obras de Anglés Marisol, González José Juan y Blasco Esteve Avelino sobre estos temas o
de Mercedes Campos Días Barriga.
2
En México tenemos la vergüenza de contar con una Ley de Responsabilidad Civil por Daño Ambiental,
aprobada por unanimidad en una de las Cámaras del Congreso de la Unión y que se halla congelada o
hibernando en la otra, desde hace dos años. En muchos países de la región ni siquiera se han planteado el
asunto.
Veracruz, México, agosto de 2005
3
Premio Elizabeth Haub de Derecho Ambiental 2005. Universidad de Bruselas.
ramon_ojeda-mestre@lycos.com
Introducción.
Ante tales hechos, saltan las siguientes preguntas: ¿Quién o quiénes deben
hacerse cargo del coste del saneamiento de los lugares contaminados y de la
reparación e indemnización de los daños ocasionados?. ¿Será acaso
necesario la socialización de los daños ambientales, en donde el obligado a
reparar el daño lo es la colectividad como un todo?, o bien, ¿Será el
contaminador o degradador ambiental quien deba pagar la factura de los daños
causados, siempre y cuando se logre determinar e identificar claramente al
autor del hecho?, y cuando no es así, ¿A quién le correspondería costear la
restauración?.
I. CONCEPTUALIZACION
Por su parte, por ambiente debe entenderse todos los elementos que
rodean al ser humano, elementos geológicos (rocas y minerales); sistema
atmosférico (aire); hídrico (agua superficial y subterránea); edafológico
(suelos); bióticos (organismos vivos); recursos naturales, paisaje y recursos
culturales, así como los elementos socioeconómicos que afectan los seres
humanos mismos y sus interrelaciones.5
4
Al respecto puede consultarse la sentencia número 66 de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia
de Costa Rica de las 14 horas 15 minutos del 12 de febrero de 1999.
5
Definición extraída del artículo 3 inciso 5 del Reglamento General de Procedimientos de Evaluación de
Impacto Ambiental (EIA) de Costa Rica, decreto 31849-MINAE-MOPT-MAG-MEIC. A pesar de lo
anterior, la Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica en su artículo primero, deja por fuera de la
definición de ambiente los elementos culturales. Por ello debe recurrirse a otras normas como el citado
decreto, a la doctrina y jurisprudencia, con el fin de poder integrar el componente cultural a su definición.
6
El “paisaje” se encuentra compuesto de dos elementos fundamentales, uno natural y otro cultural,
mismos que se pueden encontrar separados, o bien yuxtapuestos en un mismo espacio físico. Por paisaje
natural se entiende un conjunto estable de componentes naturales socialmente percibido como relevante
y jurídicamente tutelado, puede estar integrado por formaciones físicas, biológicas, geológicas y
fisiográficas, así como las zonas estrictamente delimitadas que constituyan el hábitat de especies animales
y vegetales, o bien zonas naturales, todas con algún tipo de valor estético o científico. Mientras tanto, el
paisaje cultural sería aquel conjunto igualmente estable, pero conformado por elementos creados por la
interacción humano, percibidos como significativos y por tanto, resguardados por el ordenamiento
Por último es relevante recordar la existencia de dos clases de bienes
ambientales, por una parte los denominados macrobienes constituidos por el
medio ambiente global, y por otro, los microbienes los cuales representan
partes o extractos de ese medio ambiente global, como lo son la atmósfera,
aguas, fauna y la flora. Los microbienes pueden ser apropiados parcialmente y
ser objeto de propiedad privada. En este caso, la contaminación también
representa una lesión a un derecho subjetivo. 7
jurídico, pudiendo estar conformado por obras arquitectónicas, de escultura, pintura, elementos de
carácter arqueológicos, inscripciones, cavernas, grupos de construcciones, obras del hombre u obras
conjuntas del hombre y la naturaleza que posean algún valor desde la perspectiva histórica, estética,
etnológico o antropológico. Tanto el Convenio de Lugano sobre Responsabilidad Civil por daños
derivados de actividades peligrosas en el medio ambiente suscrita en marzo de 1993, como la Directiva
Comunitaria sobre Evaluación de Impacto Ambiental de junio de 1985, incluyen al paisaje como un
elemento integrante del concepto medio ambiente. Sobre el tema se puede consultar el artículo de este
mismo autor denominado “La tutela jurídica del paisaje” publicado en la Revista Lex Difusión y Análisis,
Edición Especial Décimo Aniversario, año X, junio 2005, número 120, México, y en Revista Electrónica
de Derecho Ambiental “Medio Ambiente & Derecho”, Universidad de Sevilla, número 12-13, diciembre
2005, España, www.cica.es/aliens/gimadus/
7
Lorenzetti, R., “6 Congresso Internacional de Direito Ambiental – 10 anos da Eco-92: o direito e o
desenvolvimento sustentável – Teoria geral do dano ambiental moral” en Revista de Direito Ambiental
número 28 edición octubre - diciembre 2002, Brasil. // En el caso costarricense las aguas territoriales, las
costas, el espacio aéreo, la plataforma continental, el zócalo insular, los recursos y riquezas naturales del
agua del suelo y del subsuelo, las bellezas naturales, la fauna y los recursos genéticos y bioquímicos, así
como la biodiversidad, el patrimonio histórico y artístico de la Nación, las fuerzas que puedan obtenerse
de las aguas de dominio público, los yacimientos de carbón, las fuentes o yacimientos de petróleo,
sustancias hidrocarburadas, depósitos de minerales radioactivos, y el espacio electromagnético, son
bienes de dominio público. Por su parte, la flora y los recursos forestales son de interés público.
8
Artículo 2 inciso 2 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo del 21 de abril de
2004 sobre responsabilidad medioambiental en relación con la prevención y reparación de daños
ambientales.
9
Artículo 27 Ley General del Ambiente de Argentina.
En el derecho colombiana, el concepto daño ecológico comprende
aquellos eventos en los que se afecte el normal funcionamiento de los
ecosistemas o la renovabilidad de sus recursos y componentes.10
10
Artículo 42.C de la Ley 99 de 1993.
11
Artículo 142 de la Ley General del Ambiente de Perú promulgada el 13 de octubre de 2005.
12
Artículo 2, inciso e) de la Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica.
13
González, R., “Recomendaciones para la caracterización del daño ambiental” en Temas de Derecho
Ambiental, Editorial Investigaciones Jurídicas, 2001. //
14
Briceño, M., “El daño ecológico. Presupuestos para su definición”, artículo presentado en el V
Congreso de Derecho Ambiental Español, marzo de 2004, celebrado en Pamplona.
de las implicaciones ecológicas y económicas relacionadas con los daños
ambientales 15
15
Gómez-Orea, D., “Evaluación de Impacto Ambiental”. Editorial Agrícola Española S.A., 1994, España.
16
Al respecto puede consultarse el voto 1304-93 de las doce horas del siete de setiembre de 1993 de la
Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. // El artículo 4.2.a de la ley 3/1998
del 27 de febrero de 1998, de la intervención integral de la Administración Ambiental de Cataluña define
contaminación como “la introducción directa o indirecta, mediante la actividad humana, de sustancias,
vibraciones, radiaciones, calor o ruidos en la atmósfera, en el agua o en el suelo que puedan tener efectos
perjudiciales para la salud humana o para el medio ambiente, o que pueden causar daños a los bienes
materiales o deteriorar o perjudicar el disfrute u otros usos legítimos del medio ambiente”// Por su parte,
el Consejo de Europa en su Declaración de 8 de marzo de 1968 estableció que existe contaminación
cuando la presencia de substancias extrañas o una variación importante en la proporción de sus
constituyentes es susceptible de provocar un efecto perjudicial, teniendo en cuenta los conocimientos del
momento, o de crear una incomodidad.
17
“Cuando se identifica a la contaminación con todas las formas de deterioro ambiental, debe
comprenderse que se sujeta a aquellas que en tiempo vayan siendo reconocidas científica y técnicamente
como productoras de perjuicios tanto a las personas como al entorno ambiental en conjunto” Briceño, M.,
“El daño ecológico. Presupuestos para su definición”, artículo presentado en el V Congreso de Derecho
Ambiental Español, marzo de 2004, celebrado en Pamplona.
Existen dos tipos de contaminación, por una parte la contaminación que
afecta de los elementos naturales del ambiente, y por otra, la contaminación
que menoscaba sus elementos culturales. Dentro de la primera clasificación se
encuentra la contaminación de las aguas, aire, suelo y subsuelo, paisaje,
sonórica o acústica, térmica, radioactiva y electromagnética. Dentro de la
contaminación que afecta los elementos culturales se haya: contaminación
paisajística (belleza escénica), la que degrada o destruye creaciones
científicas, artísticas o tecnológicas, o aquella que afecta patrimonio cultural y
arqueológico.18
18
Manavella, C., “Responsabilidad Civil Ambiental”, recopilación contenida en el texto base del curso
Responsabilidad Civil Ambiental de la Universidad para la Cooperación Internacional, Costa Rica, 2000.
19
Por ejemplo el rayo que quema un bosque, inundación que afecta a una plantación.
20
“No será realista postular que toda alteración de un recurso natural para el hombre constituye ya un
daño ecológico. El hombre ha siempre alterado su ambiente, y aquello que nos parece como natural, es
en realidad con frecuencia una naturaleza cultivada. El daño ambiental supone un deterioro sustancial o
durable del funcionamiento ecológico del recurso natural en cuestión, por ejemplo la pérdida para un
ecosistema de servicios ecológicos suministrados por una especie destruida o maltratada o la pérdida de
capacidad de regeneración” Briceño, M., “El daño ecológico. Presupuestos para su definición”, artículo
presentado en el V Congreso de Derecho Ambiental Español, marzo de 2004, celebrado en Pamplona.
21
Al respecto el numeral 98 de la Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica establece “El daño o
contaminación al ambiente puede producirse por conductas de acción u omisión y le son imputables a
todas las personas físicas o jurídicas que la realicen.”
activa para actuar en su defensa, al verse vulnerarse un interés de naturaleza
difusa.22
22
Los intereses difusos no entran en la categoría de los intereses legítimos o en los derechos subjetivos,
tampoco encajan en la categoría de intereses colectivos o corporativos. No son ni enteramente públicos,
ni enteramente privados, sino que se encuentran compuestos de ambas manifestaciones. Son de todos y
de ninguno, pues a todos compete su defensa y tutela, sin que pueda pretenderse su monopolio procesal.
Los intereses difusos pertenecen a todos y a cada uno de los miembros de grupo, clase, comunidad, sin
que medie la existencia de un vínculo jurídico determinado. Se diferencian de los intereses colectivos en
que estos últimos son típicos intereses de grupos organizados, imputables por tanto a colectividades
organizadas como un todo, sea mediante asociaciones, organizaciones o grupos organizados, mientras que
los intereses difusos no se encuentren unificados en una colectividad organizada, sino que se encuentren
diseminados en una generalidad heterogénea e indeterminada de sujetos. Sobre el tema puede consultarse
el artículo de este mismo autor denominado “La Legitimación Procesal en el Derecho Ambiental”
publicado en Revista Jurídica Lex difusión y análisis, año VII, marzo 2003, número 93, Editora Laguna,
México y en Revista de Direito Ambiental, año 8, enero-marzo 2003, número 29, Editorial Dos Tribunais,
Brasil.
23
De conformidad con el numeral 1 de la Ley General de Administración Pública de Costa Rica la
Administración Pública se encuentra constituida por el Estado y los demás entes públicos, cada uno con
personalidad jurídica y capacidad de derecho público y privado.
24
“El Estado debe asumir un doble comportamiento de hacer y no hacer; por un lado, debe abstenerse de
atentar él mismo contra el derecho a contar con un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, y por
otro lado, debe asumir la tarea de dictar las medidas que permitan cumplir con los requerimientos
constitucionales” Sentencia número 644-99 de las once horas veinticuatro minutos del veintinueve de
enero de mil novecientos noventa y nueve, de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de
Costa Rica.
25
Al respecto puede consultarse el voto 10466-2000 de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia de Costa Rica.
26
Así lo establece el Artículo 1 de la Ley Forestal de Costa Rica y el numeral 3 de la Ley de
Conservación de la vida silvestre.
La conducta degradante o contaminante del ambiente puede ser tanto
lícita como ilícita. La licitud o ilicitud depende de su conformidad o no con el
ordenamiento jurídico. Se considera lícita, la conducta activa u omisiva, que se
encuentra en concordancia con el bloque de legalidad imperante, y por tanto,
cuenta con el aval o permiso de las autoridades correspondientes, pero que a
pesar de ello, es generadora de daños, aún cuando no se sobrepasan los
límites establecido por la normativa administrativa o por la autorización. Por
otro lado, se considera ilícita aquella actuación que violente el ordenamiento, y
por tanto, no cuente con los permisos de rigor otorgados por las autoridades
administrativas o judiciales, o bien, sobrepase los estándares mínimos de
tolerabilidad. 27
27
“De ahí que se vincule cada vez más la definición del daño ecológico a la determinación de umbrales
de tolerancia. En cuanto a estos últimos, el autor Rehbinder ha dicho: “umbral puede determinarse a lo
mínimo por referencia a los estándares de calidad y a las prohibiciones fijadas para la protección de un
espacio o de una especie. Estas reglas de derecho administrativo señalan la sustancia incontestable del
daño ecológico y pueden considerarse como suficientes en los pequeños casos de rutina, si no se pierde
de vista el objetivo de prevención, ellas no deberían impedir más lejos” Briceño, M., “El daño ecológico.
Presupuestos para su definición”, artículo presentado en el V Congreso de Derecho Ambiental Español,
marzo de 2004, celebrado en Pamplona.
28
“La ley no ampara el abuso del derecho o el ejercicio antisocial de éste. Todo acto u omisión en un
contrato, que por la intención de su autor, por su objeto o por las circunstancias en que se realice,
sobrepase manifiestamente los límites normales del ejercicio de un derecho, con daño para tercero o para
la contraparte, dará lugar a la correspondiente indemnización y a la adopción de las medidas judiciales o
administrativas que impidan la persistencia del abuso” Artículo 22 del Código Civil de Costa Rica.
29
La jurisprudencia argentina refiriéndose al tema ha manifestado “Tales actos emanados de la autoridad
pública competente (autorización), se otorgan condicionalmente, en la medida que en la actividad que se
desempeña no sea dañosa, recurriendo a su sustento la clara regla contenida en el artículo 2618 del
Código Civil. Por lo demás, aún las conductas lícitas dañosas son posibles de generar responsabilidad.”
Texto extraído del caso Subterráneos de Buenos Aires S.E. versus Propietario de la Estación de Servicio
Shell calle Lima entre Estados Unidos e Independencia, Cámara Nacional Civil, Sala H, del primero de
octubre de 1999, J.A. 1999-IV-309; “Corresponde hacer lugar a la demanda por daños y perjuicios
promovida toda vez que el carácter ininterrumpido y no natural que revisten los ruidos y el polvillo
expedido por la emplazada – en el caso del establecimiento industrial ubicado en un predio vecino al
reclamante – superan las incomodidades normales de la vecindad, pudiendo reputarse que su inmisión
excede la normal tolerancia, aun teniendo en cuenta la autorización con que cuenta la emplazada y la
impronta de la civilización moderna” texto extraído del caso Pinto, Martha contra Molinos Balcarce S.A.
Cámara Primera C y C Mar del Plata, Sala II, del 18 de noviembre de 1999, LLBA, 200-896, en
“Jurisprudencia Ambiental del Siglo XXI” Néstor A. Cafferatta.; // De igual forma se ha pronunciado la
jurisprudencia constitucional colombiana “... considera que el daño al ecosistema, así ello se haga en
Por último, el daño ambiental puede ser producto de una única conducta,
o bien, de un conjunto de comportamientos efectuadas en varios o muchos
puntos en el tiempo. De esta forma, podemos calificar al daño como de
continuado cuando es obra de un conjunto o sucesión de actos, de un mismo o
varios autores, en épocas diversas. Si los efectos del daño ambiental
continúan en el tiempo, estaríamos en presencia de un daño permanente.
Sería progresivo aquel que es fruto de una serie de actos sucesivos, de una
misma persona o de distintas, cuyo conjunto produce un daño mayor que la
suma de cada uno de los daños individualmente ocasionados; es lo que los
científicos denominan procesos de saturación.
III.1. Incertidumbre
desarrollo de una explotación lícita desde el punto de vista constitucional, tiene carácter de conducta
antijurídica” Sentencia C-535/95 de octubre 16 de 1996, de la Corte Constitucional de Colombia. // Por
último, el tópico ha sido tratado también por la jurisprudencia costarricense que al respecto manifestó “En
la responsabilidad objetiva la simple existencia del daño reputa la responsabilidad en el agente dañino de
haber sido el causante del daño, y por consiguiente el responsable de indemnizar los daños y perjuicios
causados con su conducta. Quien asume un riesgo donde exista peligrosidad, debe responder por todos lo
daños causados por dicha peligrosidad, incluyendo si la conducta es lícita. El ordenamiento parte de la
culpabilidad de quien asumió el riesgo y la peligrosidad, siendo las únicas causas eximentes de
responsabilidad la fuerza mayor, la culpa de la víctima o el hecho de un tercero.” Sentencia de las 16:00
horas del 06 de junio de 2001 de la Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia.
30
Suscrita en la ciudad de Alcalá en el mes de mayo de 2002.
31
El principio precautorio fue incluido por primera vez en la Ley contra la Contaminación Atmosférica
de la República Federal Alemana del año 1974, para luego ser incorporada en instrumentos
internacionales como la Conferencia Internacional sobre la Protección del Mar del Norte, Protocolo de
Montreal sobre sustancias que debilitan la capa de ozono, Declaración Ministerial de Bergen sobre
desarrollo sostenible en la Comunidad Europea, Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo,
Convenio Marco de Cambio Climático, Tratado de Maastrich y Amsterdan en los que se constituye la
Unión Europea, Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología del Convenio sobre
Biodiversidad, la Convención de Estocolmo para la eliminación de contaminantes orgánicos persistentes
y el Acuerdo sobre la Aplicación de las Disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el
Derecho del Mar relativas a la Conservación y Ordenación de las poblaciones de Peces Tranzonales y las
Poblaciones de Peces Altamente Migratorias.
De esta forma, se rompe con una de los elementos característicos del
derecho de daños, por el cual, éste debe ser siempre cierto y no puramente
eventual o hipotético32, pues, tratándose del daño ambiental, es necesario
únicamente la probabilidad futura en grado de verosimilitud para determinar su
existencia y tomar las medidas necesarias con el fin de impedir sus efectos
nocivos.33
natural en cuestión, por ejemplo la pérdida para un ecosistema de servicios ecológicos suministrados por
una especie destruida o maltratada o la pérdida de capacidad de regeneración” Briceño, M., “El daño
ecológico. Presupuestos para su definición”, artículo presentado en el V Congreso de Derecho Ambiental
Español, marzo de 2004, celebrado en Pamplona. // El tema de normal tolerancia ha sido ampliamente
desarrollado por la jurisprudencia argentina “Si ambas partes efectuaron verificaciones respecto de los
niveles de presión sonora y coincidieron que el sonido producido por los aparatos de aire acondicionado
excedía el nivel de decibeles permitido por las ordenanzas municipales, corresponde hacer lugar a la
demanda – intimando el reemplazo de los aparatos o la reducción de su sonido – ya que las molestias
ocasionadas exceden la normal tolerancia que la actora está obligada a soportar como consecuencia de las
relaciones de vecindad” texto extraído del caso Piaggi, Ana Isabel contra Embajada de la República
Islámica del Irán, Corte Suprema de Justicia de la Nación, 10/02/1998, en “Jurisprudencia Ambiental del
Siglo XXI” del autor Néstor A. Cafferatta; “Determinar si las molestias ocasionadas por el
funcionamiento de un establecimiento industrial o comercial excede la normal tolerancia, teniendo en
cuenta las condiciones del lugar, según las previsiones del artículo 2618 del Código Civil en su redacción
actual, es una cuestión de hecho librada a la apreciación judicial, y la autorización municipal para el
funcionamiento de aquél no significa un impedimento para el progreso del a acción prevista en el
mencionado artículo.”, texto extraído del caso Luqui contra Los inmortales, Cámara Nacional Civil, Sala
Primera, del 25 de abril de 1996, en “Jurisprudencia Ambiental del Siglo XXI del autor Néstor A.
Cafferatta.
36
De Angelis, D.L. y White, P.S., “Ecosystems as products of spatially and temporally varying driving
forces, ecological processes and landscapes: a theoretical perspective” 1994
37
Capacidad intrínseca limitada de los ecosistemas de asimilar, soportar y adaptare a las distintas
perturbaciones a que se ve sometido.
38
Características únicas, propias, singulares e individuales de los recursos afectados.
39
Cantidad de interacciones en las que participa cada uno de los elementos afectados y a las que afecta.
40
Estadio anterior a la afectación ambiental. El término daño ambiental representa la diferencia entre la
situación con intervención y sin ella, lo que obliga a conocer la condición del factor antes y después de
que ocurre la afectación.
41
Sobre este aspecto, el artículo 50 del Constitución Política de Costa Rica establece un criterio de
legitimación sumamente amplio en donde, toda persona se encuentra legitimada para denunciar los actos
Por otro parte, el daño ambiental puede llegar a ser expansivo en el
tanto su hecho generador crea efectos de tipo negativo, y en ocasiones estos
llegan a convertirse en nuevas causas generadoras de otro tipo de daños,
ocasionándose por tanto, una cadena que a la postre, podría llegar a ser
interminable, afectando de esta forma una multiplicidad de recursos.42
que infrinjan derecho a gozar de un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, así como para
reclamar la reparación del daño causado.
42
González, R., “Recomendaciones para la caracterización del daño ambiental” en Temas de Derecho
Ambiental, Editorial Investigaciones Jurídicas S.A., 2001, Costa Rica.
43
Vega, E., “Evaluación Económica del daño ambiental causado por incendios forestales en Costa Rica”,
documento extraído de la red mundial de la información,
www.fire.uni.freiburg.de/GlobalNetworks/Panamerica/Oct%2004%20Network%20Meeting/PAWFC-
Net-04-Vega-Barrantes-Paper-Paper-22-Oct-2004.pdf
III.7. El daño moral ambiental de tipo colectivo
44
Galdós, J.M., “Derecho ambiental y daño moral colectivo, algunas aproximaciones” 1998.
45
Lorenzetti, R.L., “Responsabilidad colectiva, grupos y bienes colectivos” 1996. “Daño ambiental
colectivo: su reconocimiento jurisprudencial”, 1997.
46
El daño moral colectivo no inhibe la coexistencia del daño moral ambiental individual, entendiendo
por este último aquella disminución o minoración en la tranquilidad anímica y espiritual que sufre un
sujeto debido a la alteración, menoscabo, trastorno, disminución del medio ambiente en el cual se
desarrolla. Es así como la destrucción de un hábitat no solo comporta daños patrimoniales (pecuniary
damages), sino también y de manera frecuente, daños estrictamente morales, como lo es, el sentimiento
que el deterioro causado al ambiente produce en los afectados y en especial en la esfera de derechos
subjetivos de los mismos. Los daños a la salud de las personas, generados por causa del menoscabo
ambiental, son un claro ejemplo de daños corporales o personales que acarrean necesariamente una
partida de daños morales basados en el dolor y la angustia sufrida. Al respecto la jurisprudencia argentina
se ha pronunciado de la siguiente forma: “La producción de ruidos intolerables y polvillo en suspensión –
en el caso producidos por un establecimiento industrial ubicado en un predio vecino al del demandante –
constituye una molestia con aptitud suficiente como para provocar en la víctima un padecimiento
espiritual, una mortificación de ánimo y pérdida de tranquilidad, factores reparables desde la óptica del
daño moral, y que, en cuanto tal, no requiere de la prueba directa de su existencia, bastando para su
configuración la demostración del hecho jurídico” Caso Pinto, Martha contra Molinos Balcarce S.A.,
Cámara primera CyC Mar del Plata, Sala II, del 18 de noviembre de 1999, LLBA, 200-896, extraído de la
obra recopilatoria “Jurisprudencia ambiental del Siglo XXI” del autor Néstor A.Cafferatta; “Dado que los
ruidos molestos – que turban el descanso, uno de los bienes más preciados para el ser humano – tienen
aptitud de provocar en sus víctimas una verdadera mortificación del ánimo y la pérdida de su tranquilidad,
atacado en sus derechos e intereses vitales como la paz y la tranquilidad,
debido al menoscabo sufrido en el ambiente en que se desarrollan.
47
Sentencia extraída del libro “Jurisprudencia Ambiental” del autor Mario Valls, Ugerman Editor, 2000,
Argentina.
CAPITULO II. RESPONSABILIDAD CIVIL AMBIENTAL.
Antecedentes históricos.
48
Manavella C., “Responsabilidad Civil Ambiental”, recopilación contenida en el texto base del curso
Responsabilidad Civil Ambiental de la Universidad para la Cooperación Internacional, Costa Rica, 2000.
No existe a lo largo de la historia, un fundamento unánimemente
aceptado para resolver los conflictos vecinales. Si bien la doctrina actual ha
sentando como regla de principio que el propietario o titular de la explotación,
no puede realizar actos que excedan el goce ordinariamente admitidos de su
derecho, según los usos locales, los dictados de la buena fe y los criterios de
equidad. En todo caso, no podrá ejecutar actos que, aun siendo lícitos y
normales, generen inmisiones perturbadoras por encima de la tolerancia
normal.49
49
Manavella C., “Responsabilidad Civil Ambiental”, recopilación contenida en el texto base del curso
Responsabilidad Civil Ambiental de la Universidad para la Cooperación Internacional, Costa Rica, 2000.r
50
“Es la indeterminabilidad de un titular exclusivo del bien dañado en materia ecológica, lo que impide la
aplicación plena de las reglas de responsabilidad civil al daño de ese género. La naturaleza general e
indivisible de los valores ecológicos, excluye la titularidad de los derechos subjetivos sobre los mismos,
siguiéndose que la trasgresión al ordenamiento relativo constituye en principio una violación del derecho
objetivo. Podría considerarse entonces que el orden ecológico es una modalidad calificada del orden
público en que está interesada la sociedad, y que por lo tanto, en su propia objetividad no encuentra frente
a si una víctima determinada, lo que confirma en principio la inaplicabilidad de la responsabilidad del
Código Civil en esta materia” Ortiz Reyes, G., Petróleos Mexicanos ante el daño ecológico. Pemex lex,
10 aniversario, marzo 1998. // “Los nuevos derechos que están en juego, no pueden protegerse a través
del sistema clásico – tradicional – del proceso de dos partes, donde cada uno busca solucionar su
problema particular: es necesario concebir tutelas adecuadas para que los titulares de tales intereses
difusos – por ahora poco organizados – puedan estar en pie de igualdad con su contraparte, los centros de
poder político-económico. Las soluciones para esta temática no encajan en esquemas ortodoxos, ni
fueron contemplados por los Códigos ni leyes individualistas del siglo XIX; para recomponer el rumbo se
impone revisar los conceptos clásicos: 1) cosa juzgada (en cuanto a los efectos vinculantes); 2) reparación
del perjuicio (teniendo en cuenta no tanto el daño producido sino el daño sufrido); 3) de responsabilidad
civil (buscando prevenir más que curar)” Cafferatta, N., “Daño ambiental/Jurisprudencia” en Revista
Jurídica La Ley, año LXIII, número 131, Buenos Aires, 2003.
51
“Las reglas clásicas de la responsabilidad, contenidas en la legislación civil, no brindan en la actualidad
suficiente protección a quienes resultan víctimas de daños ambientales. Así como en un pasado reciente
aparece en el mundo jurídico la idea del riesgo creado, en el momento actual se está produciendo un
fenómeno novedoso consecuencia de la noción moral y legal respecto a la vida general y el ambiente en
particular”. Pigretti, Eduardo, La responsabilidad por daño ambiental, Centro de Publicaciones Jurídicas
y Sociales, Buenos Aires, 1986.
I.1 Características generales.
52
“Las autoridades nacionales deberían procurar fomentar la internalización de los costos ambientales y
el uso de instrumentos económicos, teniendo en cuenta el criterio que el que contamina debería, en
principio, cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en cuenta el interés público y
sin distorsionar el comercio ni las inversiones internacionales” principio 16 de la Declaración de Río de
Janeiro de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo de 1992.
53
“El derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda equitativamente a las necesidades de
desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras”, principio 3 de la Declaración de Río de
Janeiro de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo de 1992. “Los recursos naturales de
la Tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas
de los ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras
mediante una cuidadosa planificación u ordenación, según convenga” Principio 2 de la Declaración de
Estocolmo de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972.
54
“Con el fin de proteger el ambiente, los Estados deberían aplicar ampliamente el criterio de precaución
conforme a sus capacidades. Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza
científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en
función de los costos para impedir la degradación del ambiente” principio 14 de la Declaración de Río de
Janeiro de las Naciones Unidos sobre Ambiente y Desarrollo de 1992. El principio precautorio fue
incluido por primera vez en la Ley contra la Contaminación Atmosférica de la República Federal
Alemana del año 1974, para luego ser incorporada en instrumentos internacionales como la Conferencia
Internacional sobre la Protección del Mar del Norte, Protocolo de Montreal sobre sustancias que debilitan
la capa de ozono, Declaración Ministerial de Bergen sobre desarrollo sostenible en la Comunidad
Europea, Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Convenio Marco de Cambio
Climático, Tratado de Maastrich y Amsterdam en los que se constituye la Unión Europea, Protocolo de
Cartagena sobre seguridad de la biotecnología del Convenio sobre Biodiversidad, la Convención de
Estocolmo para la eliminación de contaminantes orgánicos persistentes y el Acuerdo sobre la Aplicación
de las Disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar relativas a la
Conservación y Ordenación de las poblaciones de Peces Tranzonales y las Poblaciones de Peces
Altamente Migratorias.
55
El principio de corrección de los atentados al medio ambiente, preferentemente a la fuente misma se
encuentra contenido en el apartado segundo del artículo 174 del Tratado de la Comunidad Europea
El objetivo siempre será asegurar la descontaminación del ambiente
dañado, la restauración en la medida de lo posible a la situación anterior al
hecho dañoso, y la indemnización a los sujetos que sufran menoscabo tanto
patrimonial como extrapatrimonial en sus derechos subjetivos.
56
La nueva directiva número 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo del 21 de abril de 2004
sobre responsabilidad medioambiental en relación con la prevención y reparación de daños ambientales
deja por fuera de su rango de acción aquellos daños ambientales que cuentan con un régimen de
responsabilidad regulado en Convenios Internacionales, tales como los causados por contaminación de
hidrocarburos y daños nucleares. De igual forma, no es de aplicación en los casos de contaminación de
carácter amplio y difuso cuando sea imposible establecer un vínculo causal entre los daños y las
actividades de ciertos operadores individuales, tampoco a las actividades cuya única finalidad sea servir a
la defensa nacional, ni concede facultades a las partes particulares de reclamar indemnizaciones por
pérdidas económicas como consecuencia de daños ambientales o de una amenaza inminente de los
mismos.
57
A nivel mundial la primera ley que consagró la reparación por daño ambiental fue la Trans-Alaska
Pipeline Autorization Act 1973 de los Estados Unidos en cuyo artículo 254 se estableció un régimen de
responsabilidad objetiva por los daños causados a los peces, a la vida salvaje, a los recursos bióticos o a
otros recursos naturales de las poblaciones autóctonas o de las organizaciones autóctonas de Alaska o de
otras personas que dependan de ellas para su subsistencia o su actividad económica.
58
Sobre el tema la jurisprudencia argentina ha manifestado: “Cabe condenar a la mencionada empresa a
realizar las obras necesarias para hacer cesar las aludidas molestias, pues si ella se beneficia con su
actividad lucrativa, debe asumir el costo de cumplirla sin causar daños a terceros. Decidir lo contrario
implicaría no solo desentender el complejo de patrones que brinda el artículo 2618 del Código Civil, sino
conculcar el derecho de usar su propiedad, a la salud y a un ambiente sano, garantizado a los accionantes,
como a cualquier habitante del país, por la Constitución Política” , caso Paez de Tezanos Pinto, Julio y
riesgo donde exista peligrosidad, debe responder por todos lo daños causados
por dicha peligrosidad, incluyendo si la conducta es lícita, de esta forma, la
asunción de riesgo de una actividad intrínsecamente peligrosa no podría bajo
ninguna circunstancia corresponder a la víctima ni a la sociedad, sino a los
responsables de la misma.
I.1.4. Solidaridad.
otros contra Edenor S.A. sobre daños y perjuicios, Cámara Nacional Civil y de Comercio, Federal, Sala
Segunda, del 30 de marzo de 2000; “La circunstancia de haber generado la demandada un factor de
potencialidad riesgosa, debido a la explotación que realizaba, le crea una obligación de resultado,
debiendo realizar las obras necesarias para eliminar el riesgo. Quien crea riesgos si bien no asume el
deber de garantizar la eficacia absoluta de las prevenciones, debe al menos disminuir al máximo posible
las potencialidades riesgosas”, texto extraído del a sentencia emanada del Juzgado Civil y de Comercio de
Morón, Argentina del caso Altamirano contra Cerámica Martín, de fecha siete de agosto de 1986.
daños, respondan por igual a la hora de compensar e indemnizar el daño
acontecido. 59
Es importante señalar que gran parte de las agresiones que sufre el medio
ambiente las provoca el mismo Estado a través de la Administración Pública,
tanto en su accionar, como en el omitir controlar y vigilar las actividades
sometidas a licencia y concesión. Por ello, todo sistema de responsabilidad
civil ambiental debe de contemplar conjuntamente con los particulares, la
responsabilidad solidaria de las administraciones públicas.60
59
“Aún cuando se acepte in abstracto que otros establecimientos industriales de la zona concurrieron a
contaminar el medio ambiente en modo similar a la demandada, ello nos situaría ante un claro supuesto
de causalidad acumulativa o concurrente con alcance de atribuir a todos y cada uno el resultado final, o
bien, de responsabilidad colectiva, anónima o de grupos, en que se llega a idéntico resultado imputativo,
cuando el autor del daño que guarda relación causal con la actividad de cualquiera de los integrantes del
grupo, queda sin individualizar y el imputado no prueba que él, pese a desplegar o participar de dicha
actividad, no causó el daño”, extracto de sentencia emanada por la Cámara Primera de Apelaciones Civil
y Comercial de La Plata, Argentina del 23 de abril de 1991, tomado de la obra recopilatoria denominada
“Jurisprudencia ambiental Siglo XXI, del autor Néstor Cafferatta; // “No se aportó prueba que demuestre
que la contaminación tuvo su origen en el hecho de tercero –interrupción o ruptura del nexo causal -. No
obsta a la responsabilidad de las accionadas la circunstancia de que existan posibilidades de que mediante
las redes de desagües operadas por OSN, hoy Aguas Argentinas S.A., pudieran filtrarse combustibles
pertenecientes a otras estaciones de servicios o que los desechos cloacales contribuyan a la generación de
mayor contaminación, pues en todo caso puede llegar a existir una responsabilidad plural” extracto de la
sentencia emanada de la Cámara Nacional Civil de Argentina, Sala H, del primero de octubre de 1999,
tomado de de la obra recopilatoria denominada “Jurisprudencia ambiental Siglo XXI, del autor Néstor
Cafferatta.
60
La responsabilidad de la Administración por daño ambiental puede devenir de un comportamiento
activo u omisivo. Por acción, la administración es responsable: i) Por su actividad de prestación de
servicios en forma directa, ya sea prestado por funcionarios o por cualquier agente o empleado, ii) Por su
actividad jurídica consistente en emisión de normas y concesiones de autorizaciones, por un lado cuando
la regulación que desarrolla conforme a la potestad normativa reglamentaria no es la adecuada, por el
I.1.5. Legitimación activa amplia.
otro, bien cuando autoriza una actividad que sobrepasa los niveles previstos en la normativa, o desde otro
punto de vista, cuando la Administración concede una licencia ilícita o sin que se haya verificado el
cumplimiento de las medidas correctoras a una actividad y ello suponga la causación de un daño
ambiental; iii) Responsabilidad del Estado y demás entes públicos por los delitos o faltas que cometan las
autoridades o funcionarios, de conformidad con lo prevenido en el Código Penal; iv) Por su actividad de
prestación de servicios en forma indirecta, es decir, cuando la Administración actúa a través de empresas
intermediarias por medio de concesiones de servicios públicos. Por omisión la Administración debe
responder en los siguientes supuestos: i) Cuando se ocasione un daño ambiental por omisión de un
servicio obligatorio a cargo de la misma Administración; ii) Daño ambiental por omisión de su deber
normativo cuando ello es preciso, o sea cuando no haga uso de su potestad reglamentaria para producir
esa normativa protectora que tiene obligación de dictar; iii) Cuando la Administración no inste judicial o
administrativamente la restauración del ambiente degradado cuando proceda; iv) Cuando se causen daños
por actividades prohibidas o que sobrepasen lo dispuesto en la autorización administrativa, en el caso que
la Administración competente haya omitido su deber de vigilancia (responsabilidad por hecho ilícito), v)
Cuando se causen daños por actividades permitidas que no sobrepasen los límites establecidos por la
normativa administrativa o por la autorización, por no haber prevenido suficientemente la causación del
daño mediante una regulación adecuada (responsabilidad por hecho lícito); vi) cuando se produzcan
daños ambientales a causa de accidentes de gran magnitud y la Administración no actúe con carácter de
urgencia que impone su deber de protección de la salubridad pública y del medio ambiente para impedir
el incremento del daño causado inicialmente, lo anterior debido a que cualquier daño ambiental de gran
intensidad o trascendencia ecológica, social y colectiva, con incidencia en la salud pública y el medio
ambiente, requiere de una actuación de la Administración, con fundamento en la configuración del Estado
como Estado social y en el principio de solidaridad. Al respecto puede consultarse el artículo “La
responsabilidad de la Administración por daños al medio ambiente” de Conde Antequera, J., contenido en
la Revista Electrónica Medio Ambiente y Derecho número 11, diciembre 2004, de la Universidad de
Sevilla, España, www.cica.es/aliens/gimadus/
61
Así lo establece el principio diez de la Declaración de Río de Janeiro de las Naciones Unidas sobre
Medio Ambiente y Desarrollo de 1992 “Deberá proporcionarse acceso efectivo a los procedimientos
judiciales y administrativos, entre éstos el resarcimiento de daños y los recursos pertinentes”.
62
“El artículo 50 de la Constitución Política señala claramente que el Estado debe garantizar, defender y
preservar el derecho de los habitantes del país a gozar de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado.
La acción garantizadora que debe llevar adelante el Estado implica velar por la existencia de condiciones
que permitan el surgimiento de espacios vitales ambientalmente puros, la acción preservadora conlleva el
impedir que las actividades que habitual y normalmente se desarrollan en esos espacios vitales
desmejoren las condiciones ambientales de los mismos, la acción defensora implica impedir toda
actividad que, realizada más allá de los parámetros de normalidad de la vida cotidiana, afecte
decisivamente la calidad del ambiente. La acción que la Constitución Política impone al Estado frente a
los focos de contaminación ambiental es multidireccional y definitivamente activa, absolutamente
intolerable frente a situaciones que amenacen o afecten las condiciones ambientales óptimas que están
garantizadas por ella misma a los habitantes. Desde esta perspectiva no es permitido a la autoridad
pública hacer concesiones o conceder prórrogas para que se continúe afectando al medio ambiente, aún y
cuando ello se haga con miras a traer beneficios económicos a una zona geográfica determinada”.
Sentencia 5906-99 de las 16:15 horas del 28 de julio de 1999, Sala Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia de Costa Rica.
que infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado” 63.
De igual forma, deben tener acceso a la justicia ambiental los grupos de
interés que velen por los intereses de las colectividades. De suma importancia
es que las Organizaciones No gubernamentales cuenten con acceso directo a
los procesos por responsabilidad ambiental, pues no solo representan los
intereses de sus agremiados y de la colectividad, sino que por lo general
cuentan con suficiente sustento económico, técnico, científico y jurídico, con el
fin de llevar este tipo de procesos hasta sus últimas consecuencias.64
63
“En el derecho ambiental, el presupuesto procesal de la legitimación tiende a extenderse y ampliarse a
una dimensión tal, que lleva necesariamente al abandono del concepto tradicional, debiendo entender que
en términos generales, toda persona puede ser parte y que su derecho no emana de títulos de propiedad,
derechos o acciones concretas que pudiera ejercer según las reglas del derecho convencional, sino que por
su actuación procesal responde a lo que los modernos tratadistas denominan el interés difuso, mediante el
cual la legitimación original del interesado legítimo o aún del simple interesado, se difunde entre todos
los miembros de una determinada categoría de personas que resulten así igualmente afectadas por los
actos ilegales que los vulneran.” Sentencia número 2233-93, de la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de Costa Rica. //La jurisprudencia argentina sobre el tema ha manifestado ”Son
intereses difusos los que pertenecen a una pluralidad de sujetos, en cuanto integrantes de grupos, clases o
categorías de personas, ligadas en virtud de la pretensión de goce, por parte de cada uno de ellas, de una
misma prerrogativa, de modo tal que la satisfacción del fragmento o porción de interés que atañe a cada
individuo, se extiende por naturaleza a todos. En igual sentido la lesión a cada uno afecta, simultánea y
globalmente a los integrantes del conjunto comunitario” extracto de sentencia extraído del ensayo “Daño
ambiental/Jurisprudencia” del autor Cafferrata, N., publicado, en Revista Jurídica La Ley, Año LXIII,
número 131, Buenos Aires, 2003.
64
El Convenio de Lugano sobre responsabilidad Civil por daños causados por actividades peligrosas para
el medio ambiente concede a las asociaciones ecologistas el derecho de ejercitar acciones legales para
garantizar la aplicación de medidas preventivas o correctoras. Caso contrario, la directiva 2004/35/CE
del Parlamento Europeo y del Consejo del 21 de abril de 2004 sobre responsabilidad medioambiental en
relación con la prevención y reparación de daños ambientales no otorga legitimación activa ni a los
particulares ni a las Organizaciones No Gubernamentales con fines ecologistas, para interponer acciones
de responsabilidad por daños ambientales sufridos. En su lugar, los faculta a ejercer un control de
legalidad, sea ante la autoridad administrativa competente, o bien ante la autoridad judicial superior, con
el fin de impulsar o bien enderezar los procedimientos.
Los juzgadores deben gozar de amplias facultades para adoptar todo tipo
de medidas de carácter general y urgente, para garantizar la protección y
conservación de la naturaleza, la belleza escénica y los recursos naturales en
general, incluso promovidos a través de grupos organizados, tomando en
cuenta el interés de la colectividad y el derecho al ambiente sano y
ecológicamente equilibrado.
65
“El que encarga a una persona del cumplimiento de uno o muchos actos, está obligado a escoger una
persona apta para ejecutarlos y a vigilar la ejecución en los límites de la diligencia de un buen padre de
familia; y su descuidare esos deberes, será responsable solidariamente de los perjuicios que su encargado
causare a un tercero con una acción violatoria del derecho ajeno, cometida con mala intención o por
negligencia en el desempeño de sus funciones, a no ser que esa acción no se hubiere podido evitar con
todo y la debida diligencia en vigilar” Artículo 1048 párrafo tercero del Código Civil de Costa Rica.
conformidad con los artículos 190 y siguientes de la Ley General de
Administración Pública, ésta responde por todos los daños que cause su
funcionamiento legítimo o ilegítimo, normal o anormal, salvo fuerza mayor,
culpa de la víctima o hecho de un tercero.
66
De conformidad con el artículo primero de la Ley General de la Administración Pública de Costa Rica
la Administración Pública se encuentra constituida por el Estado y los demás entes públicos, cada uno con
personalidad jurídica y capacidad de derecho público y privado.
sufrido sea efectivo, evaluable e individualizable en relación con una persona o
grupo – artículo 196 - . Estableció que la Administración sería responsable por
todos los daños que causara su funcionamiento legítimo o ilegítimo, normal o
anormal, salvo fuerza mayor, culpa de la víctima o hecho de un tercero –
artículo 190 -, y la obligación de reparar todo daño causado a los derechos
subjetivos ajenos por faltas de sus servidores cometidas durante el desempeño
de los deberes del cargo o con ocasión del mismo, utilizando las oportunidades
o medios que ofrece, aún cuando sea para fines o actividades extrañas a dicha
misión – artículo 191-“.
67
Ley número 7788 del 30 de abril de 1998.
68
Ley número 7779 de 30 de abril de 1998.
69
“La carga de la prueba de la ausencia de contaminación, degradación o afectación no permitidas,
corresponde a quien solicite la aprobación, el permiso o acceso a la biodiversidad o a quien se le acuse de
haber ocasionado el daño ambiental”, artículo 109 Ley de Biodiversidad de Costa Rica.
70
“Quien contamine o deteriore el recurso suelo, independientemente de la existencia de culpa o dolo o
del grado de participación, será responsable de indemnizar, en la vía judicial que corresponda, y de
reparar los daños causados al ambiente y a terceros afectados” Artículo 52 de la Ley de uso, manejo y
conservación de suelos de Costa Rica.
71
“Quienes realicen investigación, experimentación, movilización, liberación al ambiente, importación,
exportación, multiplicación y comercialización de vegetales o de los organismos o productos referidos al
artículo 41, serán responsables de los daños y perjuicios que ocasionen a la agricultura, el ambiente y la
salud” Artículo 31 Ley de Protección Fitosanitaria de Costa Rica. “Quienes importen, fabriquen,
formulen, reenvasen, reempaquen, distribuyan, almacenen, transporten, vendan y apliquen sustancias
químicas, biológicas o afines para uso agrícola, estarán obligados a resarcir los daños y perjuicios que,
con sus acciones u omisiones, ocasionen a la agricultura, la ganadería, la salud humana y el ambiente”.
Artículo 32 Ley de Protección Fitosanitaria de Costa Rica.
“En todo caso, no obstante la apertura doctrinaria y legislativa hacia la
responsabilidad objetiva, sobre todo si a ello se une un sistema de prevención y
seguridad social, no es posible afirmar, como principio general el resarcimiento
objetivo del daño en nuestro medio. Por el contrario, nuestro sistema de
responsabilidad civil, el cual gira en torno al artículo 1045 del Código Civil,
prevé como figura primaria la responsabilidad por culpa. Sólo en casos
excepcionales, expresamente previstos por ley, es reconocido el resarcimiento
del daño, independientemente del elemento subjetivo del causante”.
De esta forma, la misma Sala Primera en uno de sus fallos concluyó que
los principios generales del Derecho Ambiental deben orientarse hacia la
preservación de la naturaleza para permitir un desarrollo sostenible, aún
cuando no exista suficiente legislación encargada de resolver tan grave
problema. Así la jurisprudencia se empezó a encargar de aplicar el sistema
de responsabilidad de carácter objetivo en materia de quemas, y en la
sentencia más reciente concluyó que la responsabilidad objetiva es un principio
general del derecho ambiental el cual encuentra asidero en el numeral 50
constitucional.
72
Ley número 7554 del 4 de octubre de 1995.
73
El término desconcentración implica la atribución exclusiva e independiente de competencia en el
desempeño de sus funciones, es por tanto una excepción al principio de jerarquía. Para el caso que nos
atañe, la competencia atribuida al Tribunal Ambiental Administrativo lo es el conocimiento y
juzgamiento en la vía administrativa de las transgresiones a la normativa ambiental. De conformidad con
la ley General de la Administración Pública de Costa Rica existen dos tipos de desconcentración, la
mínima y la máxima. Al respecto el artículo 83 de la citada ley establece: “Todo órgano distinto del
jerarca estará plenamente subordinado a éste y al superior jerárquico inmediato, salvo desconcentración
operada por ley o por reglamento. La desconcentración mínima se dará cuando el superior no pueda: a)
avocar competencias del inferior, y b) revisar o sustituir la conducta del inferior, de oficio o a instancia de
parte. La desconcentración será máxima cuando el superior esté sustraído además de órdenes,
instrucciones o circulares del superior. La imposibilidad de revisar o sustituir la conducta del inferior
hará presumir la potestad de avocar la misma y a la inversa. Las normas que crean la desconcentración
mínima será de aplicación restrictiva en contra de la competencia del órgano desconcentrado y las que
crean la desconcentración máxima será de aplicación extensiva a su favor”.
74
Artículo 111 de Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica.
miembros que conforman el Tribunal, deberán ser profesionales con
experiencia en materia ambiental, un miembro propietario y su respectivo
suplente deberán ser abogados. Los miembros deben trabajar tiempo
completo y ser personas que en razón de sus antecedentes, títulos
profesionales y reconocida competencia en la materia, sean garantía de
imparcialidad y acierto en el desempeño de sus funciones75.
75
Artículos 104 y 105 de la Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica.
76
Artículo 106 de Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica.
77
Artículo 108 de Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica y artículo 12 del Manual de Procedimientos
del Tribunal Ambiental Administrativo de Costa Rica. En cuanto al tema del derecho a la información
ambiental es importante tener en cuenta lo siguiente: “En materia del medio ambiental debemos trasladar
este concepto sobre el derecho a la información a una nueva perspectiva que tiene todo individuo o
colectividad de solicitar información y de ser informado por cualquier ente estatal que no puede ser
obstruida por las instituciones estatales referentes a cualquier proyecto que pueda afectar el goce de su
derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Es entonces ésta, la garantía que le permitirá
participar a cualquier individuo o colectividad, haciendo uso de los intereses difusos del acceso a la
participación, dentro de los procesos de toma de decisiones que afecten ese derecho, pues de lo contrario
sería ilusoria y la norma constitucional resultaría superflua. Es en consecuencia obligación del Estado
democrático, preservar esa libre comunicación formadora de la voluntad política del pueblo, y es a través
de esa interrelación entre los receptores pasivos de la información o de quienes la demanden, que se
realiza no solo el pluralismo político, sino la intervención de un pueblo en la formación de proyectos que
puedan afectar sus derechos fundamentales”. Sentencia 2231-96 del catorce de mayo de mil novecientos
noventa y seis de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica.
cargos, lo anterior en estricto cumplimiento de los principios que rigen el debido
proceso.78
78
Al respecto la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica ha manifestado “Esta
Sala ha señalado los elementos del derecho al debido proceso, aplicables a cualquier procedimiento
sancionatorio o que pueda tener por resultado la pérdida de derechos subjetivos. La Administración debe,
en atención al derecho de defensa del administrado: a) Hacer traslado de cargos al afectado, lo cual
implica comunicar en forma individualizada, concreta y oportuna, los hechos que se imputan, b)
permitirle el acceso irrestricto al expediente administrativo, c) concederle un plazo razonable para la
preparación de su defensa, d) Concederle la audiencia y permitirle aportar toda prueba que considere
oportuna para respaldar su defensa, e) fundamentar las resoluciones que pongan fin al procedimiento, f)
reconocer su derecho a recurrir contra la resolución sancionatoria” (Sentencia número 5469-95 de las
18:03 horas del 4 de octubre de 1995).
79
Artículo 99 de la Ley Orgánica del Ambiente de Costa Rica y el numeral 9 del Manual de
Procedimientos del Tribunal Ambiental Administrativo, decreto ejecutivo número 28054-MINAE del 26
de julio de 1999.
80
Artículo 8 del Manual de Procedimientos del Tribunal Ambiental Administrativo.
B) Amonestación acorde con la gravedad de los hechos violatorios y
una vez comprobados.
C) Ejecución de la garantía de cumplimiento, otorgada en la evaluación
de impacto ambiental.
D) Restricciones, parciales o totales, u orden de paralización inmediata
de los actos o hechos que provocan la denuncia.
E) Clausura, total o parcial, temporal o definitiva, de los actos o hechos
que provocan la denuncia
F) Cancelación parcial, total, permanente o temporal, de los permisos,
patentes, locales o las empresas que provocan la denuncia, el acto o
el hecho contaminante o destructivo.
G) Imposición de las obligaciones compensatorias o estabilizadoras del
ambiente o la diversidad biológica.
H) Modificación o demolición de construcciones u obras que dañen el
ambiente.
I) Alternativas de compensación de la sanción, como recibir cursos
educativos oficiales en materia ambiental, además, trabajar en obras
comunales en el área del ambiente.
81
Los artículos 149, 150 y 151 de la Ley General de Administración Pública de Costa Rica establecen
que el acto administrativo es ejecutorio por naturaleza, es decir que la administración los puede ejecutar
aún en contra de la voluntad del administrado.
82
Al respecto cabe aclarar que el único recurso que se admite contra la resolución final del Tribunal
Ambiental lo es el de revocatoria. Una vez resuelto recurso se da por agotada la vía administrativa
obligando a la parte disconforme con el fallo, si así lo tiene a bien, a entablar proceso judicial contencioso
administrativo con el fin de anular el fallo acaecido. Es importante aclarar que la interposición de un
proceso contencioso administrativo no suspende la ejecución del acto administrativo impugnado, para lo
cual el interesado debe interponer formal incidente de suspensión de acto administrativo
concomitantemente con el proceso contencioso iniciado.
tal, que lleva necesariamente al abandono del concepto tradicional, debiendo
entender que en términos generales, toda persona puede ser parte y que su
derecho no emana de títulos de propiedad, derechos o acciones concretas que
pudiera ejercer según las reglas del derecho convencional, sino que por su
actuación procesal responde a lo que los modernos tratadistas denominan el
interés difuso, mediante el cual la legitimación original del interesado legítimo o
aún del simple interesado, se difunde entre todos los miembros de una
determinada categoría de personas que resulten así igualmente afectadas por
los actos ilegales que los vulneran.” Sentencia número 2233-93, de la Sala
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica.
83
Sobre el tema se puede consultar el artículo de este mismo autor denominado “La Legitimación
procesal en el Derecho Ambiental” Revista Jurídica Lex difusión y análisis, año VII, marzo 2003, número
93, México y en Revista de Direito Ambiental, año 8, enero-marzo 2003, número 29, Brasil.
84
Artículo 105 de la Ley de Biodiversidad de Costa Rica.
verdad real de los hechos denunciados. De hecho, el Tribunal una vez que
conoce por sus propios medios de un acto o hecho que perturbe o dañe el bien
jurídico medio ambiente, debe actuar de oficio e iniciar una investigación con el
fin de sancionar a los sujetos responsables de tales hechos.
87
“El objeto material en el derecho ambiental es la salud y el equilibrio ecológico, lo cual es HECHO
pero a la vez es VALOR, el fin (de la salud y el equilibrio ecológico) o sea el objeto material, tiene un
sentido social pero a la vez técnico y científico y es evidente que es susceptible de tratamiento axiológico.
El objeto formal del derecho ambiental está en las normas y en este aspecto adquiere importancia el hecho
técnico y el hecho político que ayudan al proceso de interpretación de las mismas” González Ballar, R.,
La interpretación en el Derecho Ambiental, en el libro colectivo: Derecho Ambiental y Desarrollo
Sostenible, San José, Oficina de publicaciones de la Universidad de Costa Rica, 1996.
88
“Criterios para aplicar esta ley: 1) Criterio preventivo: Se reconoce que es de vital importancia
anticipar, prevenir y atacar las causas de la pérdida de la biodiversidad o sus amenazas. 2) Criterio
precautorio o indubio pro natura: Cuando exista peligro o amenaza de daños graves o inminentes a los
elementos de la biodiversidad y al conocimiento asociado con estos, la ausencia de certeza científica no
deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces de protección. “ Artículo 11
Ley de Biodiversidad de Costa Rica. “Responsabilidad en materia de seguridad ambiental. El Estado
tiene la obligación de evitar cualquier riesgo o peligro que amenace la permanencia de los ecosistemas.
También deberá prevenir, mitigar o restaurar los daños ambientales que amenacen la vida o deterioren su
calidad.” Artículo 45 Ley de Biodiversidad de Costa Rica.
número 136-02-TAA de las 15:52 horas del 20 de febrero de 2002, el Tribunal
dictó una medida cautelar para que la sociedad Esquina de las Copias S.R.L.,
se abstuviera de afectar con tala ilegal la zona de manglar y el bosque
secundario mediante la construcción de edificaciones, además se apercibió a la
empresa para que se abstuviera de talar árboles, palmas, desrame de árboles,
zocola de manglar y recolección de propágalos de mangle.
89
Sobre el tema es de suma importancia la resolución número 2000-216 del Tribunal de Casación Penal
de Costa Rica del diecisiete de marzo de dos mil, en aplicación de las de las Reglas Vigentes sobre
Responsabilidad Civil del Código Penal de 1941 de Costa Rica , artículo 135, limitó porcentualmente la
responsabilidad del Estado por la actuación de dos de sus servidores, estableciendo. “El Tribunal de
Juicio al resolver determina la responsabilidad para el Estado estimando que la “... responsabilidad se
origina, conforme a lo dispuesto por el artículo 191 antedicho, que nos dice que la Administración deberá
reparar todo daño causado a los derechos subjetivos ajenos por falta de sus servidores, cometidas durante
el desempeño de los deberes del cargo o con ocasión del mismo, utilizando las oportunidades o medios
que ofrece, aún cuando sea para fines o actividades o actos extraños a dicha misión...” Y si bien es cierto
los señores Carvajal Angulo y Vega Cruz fueron eximidos de responsabilidad penal y civil, también lo es
que el Estado deber responder por el daño que ellos causaron, pues es innegable que con su actuar
causaron daños y perjuicios al actor civil, pero de ello no son responsables dado que no fueron originados
por dolo o culpa; no así el Estado, que si debe responder por los mismos al tenor del artículo 191 citado,
ya que Don José Francisco sufrió un daño especial y anormal, producto de los funcionarios dichos,
quienes quizá, si hubieran recibido instrucción por parte del Estado, no habrían actuado como lo hicieron,
de ahí que tal ente debe responder en forma proporcional por los daños y perjuicios sufridos por Don José
Francisco Rojas Fernández; pero, como ya se dijo, dicha responsabilidad debe ser limitada hasta en un
máximo del veinticinco por ciento de tales extremos...”
90
El tema de la responsabilidad solidaria ha sido abordado por varias leyes ambientales. A manera de
ejemplo se encuentra el artículo 57 de la Ley Forestal de Costa Rica que al efecto establece “En el caso de
los actos ilícitos comprendidos en esta ley, cuando se trate de personas jurídicas, la responsabilidad civil
se extenderá a sus representantes legales. Asimismo, tanto las personas físicas como jurídicas serán
responsables, civilmente, por el daño causado, de acuerdo a lo que establece el artículo 1045 del Código
Civil.” En un mismo sentido se expresa el artículo 384 de la Ley General de Salud “En todo caso la
entidad jurídica responderá solidariamente con quien resultare responsable, por la indemnización civil que
se derive de la infracción cometida en el establecimiento que sea de su propiedad o que explote o
administre a cualquier título”. Por otra parte, el artículo 67 de la Ley de Protección Fitosanitaria establece
un criterio de responsabilidad civil solidaria derivada de delitos o contravenciones, entre la persona
jurídica y sus representantes legales. Por último la nueva Ley de Pesca establece en los artículos 116 y
149 reglas de solidaridad, considerando en un primer término al armador, el patrón de pesca y el capitán,
en materia civil y administrativa, solidariamente responsables por el incumplimiento de la legislación
pesquera, cuando se cause un daño efectivo; además se considerarán civilmente responsables el patrón de
pesca y el propietario o permisionario de la embarcación por los daños ocasionados por la destrucción de
nidos de tortugas marinas, por la utilización de artes de pesca que impidan la navegación, por la no
utilización del dispositivo excluidor de tortugas.
de su representante de construir un camino de acceso y tres terrazas sin los
correspondientes permisos de construcción y como consecuencia de ello la
erosión, por cárcavas y escorrentía en perjuicio del recurso suelo. Por este
motivo, se le ordena proceder a depositar por concepto de indemnización la
suma de Quinientos cincuenta y dos mil trescientos noventa colones....”
91
Es importante recordar que además de la jurisprudencia citada existen normas ambientales que
contemplan criterios de responsabilidad objetivo como lo son el artículo 52 de la ley de Uso, manejo y
Conservación de Suelos, y el numeral 7 de la Ley de Cercas Divisorias y Quemas de Costa Rica.
92
El tema de la inversión de la carga probatoria se encuentra regulado tanto en el artículo 109 de la Ley
de Biodiversidad como en el numeral 5 de la Ley de Cercas Divisorias y Quemas de Costa Rica.
a la vez de los derechos fundamentales del debido proceso como corolario del
derecho de defensa”.93
93
Si bien, mediante esta resolución reconoce el principio procesal de inversión en la carga de la prueba,
lo cierto del caso es que el criterio esbozado acerca de achacarle, directa y exclusivamente a la parte
denunciante, la carga de la prueba al no estar individualizado el agente contaminante es errado. Lo
anterior, debido a que de conformidad con el principio de oficiosidad y verdad real de los hechos, una vez
presentada la denuncia el Tribunal debió continuar con la investigación del caso y solicitar la ayuda de
órganos consultivos que le permitieren determinar quien fue el agente contaminante, y en el eventual de
no encontrarlo, debió tomar las medidas necesarias para evitar la continuación del daño y la reparación
del mismo, lo anterior debido al deber estatal de recomponer el medio ambiente degradado.
94
Artículo 149 de la Ley General de Administración Pública de Costa Rica.
evaluación de impacto ambiental, d) Restricciones, parciales o totales, u orden
de paralización inmediata de los actos que origina la denuncia, e) Clausura
total o parcial, temporal o definitiva, de los permisos, las patentes, los locales o
las empresas que provocan la denuncia, el acto o el hecho contaminante o
destructivo, g) Imposición de las obligaciones compensatorias o estabilizadoras
del ambiente o la diversidad biológica, h) Modificación o demolición de
construcciones u obras que dañen el ambiente, i) Alternativas de sanción de la
sanción, como recibir cursos educativos oficiales en materia ambiental,
además, trabajar en obras comunales en el área del ambiente. Estas
sanciones podrán imponerse a particulares o funcionarios públicos, por
acciones u omisiones violatorias de las normas de esta ley, de otras
disposiciones de protección ambiental o de la diversidad biológica”.95
Este tipo de reprensión, por su misma naturaleza, es muy débil, por ello
debe quedar únicamente como sanción para casos de contaminación o
degradación ambiental con efectos mínimos, o bien, hacerla acompañar de otro
tipo de sanciones con eficacia coercitiva o pecuniaria como lo son: la
recomposición in natura del daño ocasionados, indemnización por los daños y
perjuicios acaecidos, cierre o suspensión de patentes o concesiones o la
ejecución de la garantía de cumplimiento, o la demolición de obras que
contaminen o degraden el bien jurídico ambiental.
Cabe destacar que a criterio del autor, además de las medidas tomadas
por el Tribunal en ambas resoluciones, debió ordenar a los condenados a
realizar medidas compensatorias o estabilizadoras del ambiente que
degradaron con sus construcciones ilegales, medidas tales como la limpieza
del cauce y la siembra de árboles y especies nativas en la ribera del río o zona
de protección, tal y como lo correctamente lo hizo el Tribunal en la resolución
293-99-TAA de las trece horas del veinticinco de agosto de 1999.
Por otra parte, tal y como lo prevé el inciso g) del artículo 99 de ley
Orgánica del Ambiente, tanto el Tribunal Ambiental Administrativo así como
cualquier órgano jurisdiccional, se encuentra facultado en establecer como
sanción, la imposición de obligaciones compensatorias o estabilizadoras del
ambiente o la diversidad biológica.
Tal y como lo prevé el artículo 111 de Ley Orgánica del Ambiente, dentro
de las competencias y facultades que posee el Tribunal Ambiental
Administrativo, se encuentra la de establecer, en vía administrativa, las
indemnizaciones que puedan originarse en relación con los daños producidos
por violaciones a la legislación tutelar del ambiente y los recursos naturales.
100
La suspensión del acto administrativo en la vía jurisdiccional contenciosa administrativo es la
excepción y no la regla, el juzgador puede otorgarla únicamente cuando el administrado demuestre que
con la ejecución del acto se le causen daños y perjuicios de difícil o imposible reparación. Es importante
comentar que siendo el ambiente un bien de naturaleza común y colectiva, el juzgador debe ponderar a la
hora de suspender o no el acto administrativo, los intereses colectivos y el interés individual del afectado,
analizando si su por su decisión los daños de difícil o imposible reparación lo irían a sufrir el impugnante
o la colectividad, pues si es el segundo debe rechazar el incidente.
101
Resolución 248-99-TAA de las diez horas con veinte minutos del 3 de agosto de 1999 y resolución 35-
01-TAA de las trece horas con cincuenta y nueve minutos del 16 de enero del 2001.
102
Resolución 369-01-TAA de las ocho horas del cuatro de junio de 2001.
IV. LA RESPONSABILIDAD CIVIL AMBIENTAL EN EL DERECHO
COMPARADO. LA NUEVA DIRECTIVA COMUNITARIA SOBRE
RESPONSABILIDAD AMBIENTAL Y SU RELACION CON LOS REGÍMENES
LATINOAMERICANOS DE RESPONSABILIDAD AMBIENTAL.
También recoge lo establecido por el apartado 2 del artículo 174 del Tratado de
la Comunidad Europea, el cual establece los principios en que debe estar
basada la política de la Comunidad en el ámbito del medio ambiente, siendo los
mismos los de cautela y de acción preventiva, corrección de los atentados al
medio ambiente preferiblemente a la fuente misma, y en el principio de quien
contamina paga.
103
Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo.
104
De conformidad con el artículo 189 del tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea “La
directiva obligará al Estado miembro destinatario en cuanto al resultado que debe conseguirse, dejando,
sin embargo, a las autoridades nacionales la elección de la forma y los medios”.
105
Presentado por la Comisión de la Unión Europea el 9 de febrero de 2000.
106
Santos, M.J., “Notas a la propuesta de Directiva sobre responsabilidad ambiental en relación con la
prevención y reparación de daños ambientales”, artículo extraído de la red mundial de la información en
la siguiente dirección: www.lapaginadelmedioambiente.com
107
El artículo 130 inciso T del Acta Única Europea prescribe que las medidas de protección adoptadas
conjuntamente no serán obstáculo para que cada Estado pueda adoptar y mantener medidas de mayor
protección, siempre que sean compatibles con el propio Tratado.
acontecidos con posterioridad de su fecha de transposición, sea el 30 de junio
de 2005.
- Daños a las Aguas, que serían aquellos que afecten adversamente el estado
ecológico, el potencial ecológico y el estado químico de las aguas en cuestión,
en tal grado que este se deteriore o pueda deteriorarse a partir de una de las
categorías definidas en la Directiva 2000/60/CE, con excepción de los efectos
adversos en que se aplica el apartado 7 del artículo 4 de la Directiva
200/60/CE;
108
Es importante aclarar que el concepto biodiversidad utilizado por la Directiva no es aquel definido por
el artículo 2 del Convenio sobre Diversidad Biológica que al efecto reza “Por diversidad biológica se
entiende la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras causas, los
ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que
forman parte; comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los ecosistemas”;
sino más bien, únicamente abarca los hábitats naturales y las especies relacionadas en el Anexo I de la
Directiva 79/409/CEE o en los Anexos I, II y IV de la Directiva 92/43/CEE, o los hábitats y las especies
no contemplados en dichas Directivas, cuyas áreas de protección o conservación se hayan designado de
conformidad con la legislación de los Estados miembros correspondientes sobre la conservación de la
naturaleza, tal y como se encuentra establecido por el artículo 2 inciso 2 de la Directiva, dejando por fuera
por tanto, la idea de variabilidad contemplada en la definición que da el Convenio de Diversidad
Biológica, excluyendo la responsabilidad derivada de los organismos modificados genéticamente y por
consiguiente el régimen contemplado en el Protocolo sobre Bioseguridad de Cartagena de Indias. Las
Directivas 79/409/CEE y 92/43/CEE carecen de disposiciones en materia de responsabilidad que
fomenten un comportamiento preventivo y disuasorio, por tanto el régimen de responsabilidad propuesto
viene a llenar tal vacío.
- Daños del Suelo, siendo estos aquellos que ocasionan graves daños posibles
o reales contra la salud pública a raíz de la contaminación del suelo o del
subsuelo
que utilizarían los sujetos involucrados en actividades que degradan o contaminación el medio ambiente
en su defensa. Parece que los redactores del proyecto quisieron equiparar el término “incidencia
ambiental” con el de “afectación ambiental”. Cualquier actividad humana, conlleva algún tipo de
incidencia sobre el ambiente, la cual puede ser tanto positiva como negativa. Debido a lo anterior, las
actividades y conductas que deben ser objeto del régimen de responsabilidad civil ambiental son
únicamente aquellas que afecten negativamente el bien jurídico tutelado medio ambiente, y no todas
aquellas que causen algún tipo de incidencias o afectaciones insignificantes o mínimas. Es por ello que es
conveniente que el término “incidencia ambiental” debería ser sustituido por “afectación negativa al
ambiente”. Al efecto puede consultarse el ensayo escrito en coautoría por este autor junto con el Dr.
Ramón Ojeda Mestre denominado “Análisis crítico del proyecto de ley de responsabilidad civil por el daño
el deterioro ambiental”, Revista Lex difusión y análisis, año VIII, enero 2004, número ciento tres, México.
114
“Hay que hacer notar la gran diferencia que existe entre el artículo 41 de la Constitución de Argentina y
el mexicano que es el 4° y que se halla trunco. El mexicano señala solamente que “toda persona tiene
derecho a un ambiente sano para su desarrollo y bienestar” en tanto que el argentino es más completo y
determina que “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará
prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley. Las autoridades proveerán a la
protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del
patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales.
Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las
provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las jurisdicciones locales. Se
prohíbe el ingreso al territorio de residuos actual o potencialmente peligrosos, y de los radiactivos.” Ojeda
Mestre, R., y Peña Chacón, M., “Análisis crítico del proyecto de ley de responsabilidad civil por el daño y
el deterioro ambiental”, Revista Lex difusión y análisis, año VIII, enero 2004, número ciento tres, México.
115
Artículo 4 inciso 1 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
hayan llevado a cabo las medidas preventivas o reparadoras, para exigir la
acción de reembolso.116
116
Artículo 7 en relación con el artículo 12 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del
Consejo de Europa.
117
Artículo 2 inciso 9 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
118
Artículo 2 inciso 10 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
119
Notas a la propuesta de Directiva sobre responsabilidad ambiental en relación con la prevención y
reparación de daños ambientales, en www.lapaginadelmedioambiente.com
120
Artículo 11 inciso 1 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa..
calidad de vida de las personas, o a la salud humana o al patrimonio, estando
obligado a asumir los costos que se deriven de las medidas de prevención y
mitigación de daño, así como los relativos a la vigilancia y monitoreo de la
actividad y de las medidas de prevención y mitigación adoptadas.121
121
Artículo 140 de la Ley General del Ambiente de Perú.
122
El tema de la responsabilidad solidaria ha sido abordado por varias leyes ambientales costarricenses.
A manera de ejemplo se encuentra el artículo 57 de la Ley Forestal de Costa Rica que al efecto establece
“En el caso de los actos ilícitos comprendidos en esta ley, cuando se trate de personas jurídicas, la
responsabilidad civil se extenderá a sus representantes legales. Asimismo, tanto las personas físicas como
jurídicas serán responsables, civilmente, por el daño causado, de acuerdo a lo que establece el artículo
1045 del Código Civil.” En un mismo sentido se expresa el artículo 384 de la Ley General de Salud “En
todo caso la entidad jurídica responderá solidariamente con quien resultare responsable, por la
indemnización civil que se derive de la infracción cometida en el establecimiento que sea de su propiedad
o que explote o administre a cualquier título”. Por otra parte, el artículo 67 de la Ley de Protección
Fitosanitaria establece un criterio de responsabilidad civil solidaria derivada de delitos o contravenciones,
entre la persona jurídica y sus representantes legales. Por último la recientmente promulgada Ley de
Pesca establece en los artículos 116 y 149 reglas de solidaridad, considerando en un primer término al
armador, el patrón de pesca y el capitán, en materia civil y administrativa, solidariamente responsables
por el incumplimiento de la legislación pesquera, cuando se cause un daño efectivo; además se
considerarán civilmente responsables el patrón de pesca y el propietario o permisionario de la
embarcación por los daños ocasionados por la destrucción de nidos de tortugas marinas, por la utilización
de artes de pesca que impidan la navegación, por la no utilización del dispositivo excluidor de tortugas.
técnicos responsables de la mala elaboración o la inadecuada aplicación de
instrumentos de gestión ambiental de los proyectos, obras o actividades que
causaron el daño”.
123
El tema ha sido abordado por la jurisprudencia argentina que al respecto ha expresado “... Aún cuando
se acepte “in abstracto” que otros establecimientos industriales de la zona concurrieron a contaminar el
medio ambiente en modo similar a la demandada, ello nos situaría ante un claro supuesto de causalidad
acumulativa o concurrente con el alcance de atribuir a todos y cada uno el resultado final, o bien, de
responsabilidad colectiva, anónima o de grupos, en que se llega a idéntico resultado imputativo, cuando el
autor del daño que guarda relación causal con la actividad de cualquiera de los integrantes del grupo,
queda sin individualizar y el imputado no prueba que él, pese a desplegar o participar de dicha actividad,
no causó el daño... No se aportó prueba que demuestre que la contaminación tuvo su origen en el hecho
de tercero –interrupción o ruptura del nexo causal-. No basta a la responsabilidad de las accionadas la
circunstancia de que existan responsabilidades de que mediante las redes de desagüe operadas por OSN,
hay Aguas Argentinas S.A., pudieran filtrarse combustibles pertenecientes a otras estaciones de servicios
o que los desechos cloacales contribuyan a la generación de mayor contaminación, pues en todo caso
puede llegar a existir una responsabilidad plural...”, texto de sentencia extraído del ensayo “Daño
ambiental/Jurisprudencia” del autor Cafferrata, N., publicado, en Revista Jurídica La Ley, Año LXIII,
número 131, Buenos Aires, 2003.
de mínimos, nada obsta para que los Estados miembros la contemplen a la
hora de realizar la respectiva transposición de la Directiva a sus
ordenamientos internos.
124
Artículo 13 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
125
Artículo 14 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
126
Por entidades cualificadas a la luz de la Directiva debe entenderse “una persona que, de acuerdo con
unos criterios, establecidos en la legislación nacional, esté interesada en garantizar que los daños
ambientales se reparen, incluyendo a órganos y organizaciones cuya finalidad, tal y como queda reflejado
en los artículos de sus estatutos, sea proteger el medio ambiente y que cumplan los requisitos
especificados por la legislación nacional”. Artículo 2 inciso 14 de la Directiva 2004/35/CE del
Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
127
Artículo 30 de la Ley General del Ambiente de Argentina.
Siguiendo esa misma línea, el artículo 50 de la Constitución Política de
Costa Rica establece “Toda persona tiene el derecho a un ambiente sano y
ecológicamente equilibrado. Por ello está legitimada para denunciar los actos
que infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado”.128
A la vez, el artículo 105 de la ley de Biodiversidad legitima a toda persona para
actuar en sede administrativa o jurisdiccional, en defensa y protección de la
biodiversidad. El mismo corte lleva el proyecto de ley Código Procesal
General de Costa Rica en su numeral 17.1 por medio del cual establece que la
defensa de los intereses difusos podrá ser ejercida indistintamente por
cualquiera en interés de la colectividad. Las organizaciones no
gubernamentales o ONG´s, las vecinales, cívicas o de índole similar podrán
coadyuvar en los procesos donde existan intereses difusos, o bien, intereses
colectivos, sin afectar su marcha y pretensión.129
128
La legitimación activa para la defensa del ambiente corresponde al ser humano como tal, pues la lesión
a ese derecho fundamental la sufre tanto la comunidad como el individuo en particular, así lo estableció el
voto 80-1-96 del veintitrés de febrero de 1996 de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
de Costa Rica.
129
De conformidad con el mismo artículo citado, esta tutela servirá para dar protección general a la salud,
al medio ambiente, a la conservación y equilibrio ecológico, la prevención de desastres, conservación de
especies, valores históricos, arquitectónicos, arqueológicos, los bienes y zonas públicas, los recursos
naturales, la belleza escénica, el desarrollo urbano, los consumidores y en general la calidad de vida de
grupos o categorías de personas o de bienes y servicios que interesen a tales grupos. Tendrán como
objeto la prevención de daños, la cesación de perjuicios actuales, la reposición de las cosas al estado
anterior al menoscabo, el resarcimiento económico del daño producido, suprimir las irregularidades en las
prácticas comerciales, proteger y resarcir a los consumidores e invalidar condiciones generales o abusivas
de los contratos.
130
Comentarios de la maestra Leyva Ortiz, T., a la Ley de Responsabilidad Civil por el Daño y el
Deterioro Ambiental, octubre 2003, Segundo Encuentro Internacional de Derecho Ambiental. Seminario
de Responsabilidad. UNAM-INE. México.
produjo el daño, las personas jurídicas que no tengan como objeto social la
protección del ambiente en general, de constitución menor a tres años a la
fecha del daño, los gobiernos estatales o dependencias públicas que no sean
la Procuraduría Federal de Protección del Ambiente.
131
El ordenamiento jurídico, tratándose de cierto tipo de bienes jurídicos de naturaleza colectiva, faculta a
cualquier persona física o jurídica, a apersonarse a interponer acciones, con el fin de tutelar y proteger ese
bien jurídico violentado. La legitimación de recurrir en la acción popular deriva de la misma norma
jurídica y no de la existencia de un derecho subjetivo o un interés legítimo. De esta forma, en la acción
popular existe un interés legítimo objetivo, no así subjetivo. Siguiendo la definición dada por los
tratadista Trujillo, Quintana y Bolea, la acción popular es la acción jurisdiccional potencialmente
concedida para todos y cada uno de los sujetos con capacidad procesal, donde el grado de interés no se
califica o dosifica, porque cualquiera puede impugnar el acto lesivo. Se trata entonces de una
legitimación derivada del propio ordenamiento jurídico para la tutela de cierto tipo de bienes comunes o
colectivos, cuyo disfrute y protección es de la generalidad de individuos y no de uno o varios en
particular. De esta forma, la posibilidad del ejercicio de la acción para su tutela se encuentra diseminada
o esparcida en una generalidad de sujetos, pudiendo actuar cualquiera de ellos en representación propia y
de los demás individuos afectados. La acción popular es para todos los ciudadanos, tanto nacionales como
extranjeros, sean personas físicas o jurídicas, sin que deba existir necesariamente una afectación previa
individualizada. Los únicos requisitos para actuar al amparo de la acción popular en defensa de esos
bienes comunes o colectivos, lo serían la tenencia de capacidad jurídica, la existencia de una norma
jurídica que lo habilite a accionar, y la violación o menoscabo al bien jurídico tutelado expresamente por
el ordenamiento jurídico en forma objetiva. La acción popular es concurrente y no excluyente con los
demás modos de legitimación para recurrir. Por esto, una misma persona puede invocar conjuntamente
un interés legítimo o la titularidad de un derecho conculcado junto a la acción popular. La acción popular
permite solamente el ejercicio de anulación y la declaratoria de ilegalidad, sin que proceda la pretensión
de la restitución jurídica individualizada. La posibilidad que un sujeto pueda plantear correlativamente
tanto una acción popular como una acción individual por afectación de un derecho subjetivo propio o un
interés legítimo, lo facultaría para actuar en esa doble condición tanto individual como de ciudadano al
que el ordenamiento ha facultado procesalmente para la protección de bienes comunes o colectivos.
Dicho de otra forma, el sujeto poseería una doble legitimación para actuar dentro del proceso tanto
subjetiva como objetiva. Ambas acciones coexisten sin que una pueda invalidar a la otra, aunque ambas
tengan causas e implicaciones diferentes.
132
Con el fin de tutelar este tipo de intereses fueron creadas las acciones colectivas, ampliamente
desarrolladas en los Estados Unidos desde 1938. Mediante las “class actions” uno o varios sujetos,
debidamente seleccionados, ejercen una acción judicial masiva en representación de un grupo mayor, ya
sea para impedir violaciones a determinados derechos humanos, o bien, para reclamar indemnizaciones
económicas por daños y perjuicios ocasionados al grupo. Esto ocurre cuando el grupo de sujetos
afectados es tan grande que resulta impráctico y oneroso que la totalidad de los sujetos que forman parte
del mismo actúen directamente dentro del proceso, a la vez debe existir un hecho o un derecho común al
grupo, así como comunes deben ser las excepciones y defensas de la totalidad del grupo. Como bien lo
expone el profesor Lucio Cabrera Acevedo en su obra “El Amparo Colectivo protector del derecho al
ambiente y de otros derechos humanos”, este tipo de acciones colectivas han sido desarrolladas de
distintas formas por el common law anglosajón, así como por países de tradición romano – germánica. El
indemnizaciones masivas, el daño moral ambiental de tipo colectivo134 , y la
prescripción de la acción de reclamo.135
sistema anglosajón en especial, el de los Estados Unidos, permite las denominadas “damage class
actions” o acciones colectivas para la reclamación de daños y perjuicios producidos por la destrucción o
envenenamiento del ambiente. Por su parte, los ordenamientos europeos de tradición romano-germánica,
no han visto como buenos ojos este tipo de procesos, por lo que se han limitado a desarrollar únicamente
“injuctive class actions” por medio de las cuales no se buscan indemnizaciones económicas por los daños
y perjuicios sufridos a raíz de la perturbación ambiental, sino que se limitan únicamente a prevenir los
daños ambientales sin exigir pago por ello.
133
En los procesos en donde se discuten intereses difusos por su naturaleza de indivisibles, producirán
como consecuencia lógica que la satisfacción de un sujeto implicará necesariamente la satisfacción de
todos aquellos con los que comparte tal interés, y la vez, el agravio de uno produce el agravio de toda la
colectividad. Este aspecto ha sido desarrollado tanto en las “class actions” norteamericanas como por
legislaciones latinoamericanas dentro de las que se encuentran la brasileña, la argentina y la costarricense.
En el caso de los Estados Unidos, la sentencia de una “class action” afecta a la totalidad de sujetos
debidamente representados en el proceso; esto implica que si la sentencia es condenatoria beneficiará a
todos, de igual manera, si es desfavorable afectará a la totalidad de sujetos representados. Caso contrario,
en el Código de Defensa del Consumidor de Brasil, la eficacia de la sentencia en este tipo de procesos
difiere del resultado del juicio. De esta forma, si la sentencia es favorable al grupo adquiere efectos para
todos los involucrados en la acción, o sea su efecto es erga omnes, pero en el eventual que la sentencia
sea desfavorable produce únicamente cosa juzgada ultra partes, lo anterior para obligar a la comunidad
actora a no repetir la misma acción colectiva, excepto por falta de pruebas supuesto en el cual se podría
volver a plantear la acción, quedando intacto las acciones en defensa de los intereses individuales. Por su
parte, la ley General del Ambiente de Argentina establece que la sentencia hará cosa juzgada y tendrá
efectos erga omnes, a excepción de que sea rechazada, aunque sea parcialmente, por cuestiones
probatorias. De lo anterior se extrae que si la acción es favorable produce efectos erga omnes, mientras
que si es desfavorable por cuestiones probatorias no llega a producir tal efecto, no existiendo limitación
alguno en volver a plantea la misma acción fundamentado en un nuevo marco probatorio. Por último, el
proyecto de ley de Código Procesal General de Costa Rica establece que las sentencias de intereses de
grupo tendrán eficacia de cosa juzgada material si fuere desestimatoria y con carácter general en beneficio
de quienes se encuentren en idénticas condiciones, con la excepción si hubieren sido absolutorios en
ausencia de pruebas, pudiéndose, en éste último caso, volver a plantear la misma cuestión en un nuevo
proceso, siempre que sea otro sujeto procesal legitimado.
134
Al respecto véase en esta misma obra el capítulo primero, apartado III.3.
135
Es importante acotar que la incertidumbre es inherente a los problemas ambientales. Los efectos
sobre la salud y el medio ambiente causados por las alteraciones realizadas por el ser humano son
generalmente desconocidas y en algunas ocasiones imposibles de conocer, pudiendo ser producto de un
proceso dilatado en tiempo, generado por un único acto o bien por una serie de actos sucesivos cuya
conflagración provoca un daño mayor a aquel que se produciría por cada una de los hechos
individualmente tomados. Por ello, y en aplicación de los principios tanto preventivo como precautorio, lo
correcto es extender lo máximo posible cualquier plazo de prescripción, dándole por tanto la oportunidad
a los sujetos afectados, ya sea directa o indirectamente, de interponer acciones judiciales tendientes a
resarcir el daño acontecido, con el fin que el tiempo no se convierta en una barrera procesal que coarte el
derecho de cualquier sujeto de reclamar la recomposición del ambiente. De hecho, y siguiendo el criterio
utilizado para los delitos de lesa humanidad, podría pensarse en la implementación de la
imprescriptibilidad de las acciones dañinas al medio ambiente, sustentado en el hecho de formar parte de
los derechos humanos de tercera generación.
carácter objetivo. En los supuestos de responsabilidad objetiva, la simple
existencia del daño reputa la responsabilidad en el agente de haber sido el
causante del mismo, y por consiguiente la responsabilidad de indemnizar los
daños y perjuicios causados con su conducta. En este tipo de responsabilidad
no es necesario probar la culpa del causante, sino, sólo el hecho de que la
acción u omisión causó el daño. De esta forma, el agente dañino asume todos
los daños derivados de su actividad, cumpla o no, con el estándar de diligencia.
136
Una consecuencia lógica de los sistemas de responsabilidad de carácter objetivo es la inversión de la
carga de la prueba. Al respecto al artículo 4 del proyecto de ley de responsabilidad civil ambiental de
México expone “La responsabilidad por daño o deterioro ambiental con motivo de los actos u omisiones
en la realización de las actividades con incidencia ambiental, se presume siempre a cargo de quien o
quienes realizan tales actividades, salvo prueba en contrario, siempre y cuando se acredite la relación de
causalidad física entre la acción u omisión productora del daño, y el daño o parte del daño o deterioro al
ambiente causado”. Esto significa que existe una presunción que admite prueba en contrario, siempre que
se cumpla el requisito que dicho numeral establece en cuanto a la acreditación de la relación de
causalidad física entre la acción u omisión productora del daño, y el daño o parte del daño o deterioro
ambiental causado. Por su parte el párrafo segundo del artículo 29 de la Ley General del Ambiente de
Argentina expresa “Se presume juris tantum la responsabilidad del autor del daño ambiental, si existen
infracciones a las normas ambientales administrativas”. La ley de Biodiversidad de Costa Rica en su
numeral 109 estipula “La carga de la prueba, de la ausencia de contaminación, degradación o afectación
no permitidas, corresponderá a quien solicite la aprobación, el permiso de acceso a la biodiversidad o a
quien se le acuse de haber ocasionado daño ambiental”.
137
Es importante recordar que de conformidad con la definición de daño ambiental contenida en la
Directiva los daños a la biodiversidad son considerados uno de los tres tipos de daños contemplados,
siendo los otro dos los daños a las aguas y a los suelos.
138
Idéntico sistema adopta Perú en la Ley General del Ambiente en sus artículos 144 y 145, por una parte
establece responsabilidad de tipo objetivo para aquellas actividades riesgosas o peligrosas, y un régimen
de responsabilidad subjetivo para todos los demás supuestos. Lastimosamente a diferencia de la Directiva
Comunitaria, no enumera una lista taxativa de actividades riesgosas, por lo que se deja al arbitrio del
juzgador su determinación.
Sobre el tema, la Ley General del Ambiente de Argentina estipula en su
artículo 28: “El que cause el daño ambiental será objetivamente responsable de
su restablecimiento al estado anterior a su producción”. 139
139
La jurisprudencia se ha encargado de desarrollar el tema, al respecto cabe destacar”... En la perspectiva
del sistema de responsabilidad objetiva, para liberarse el ofensor deber probar que la culpa de la víctima
lo ha excluido. El nexo causal, a su vez, solo requiere de mero contacto. Los cuidados que se observan
en el proceso industrial resultan irrelevantes si, en definitiva, el daño se produce... Puede atribuirse a la
demandada responsabilidad objetiva en la producción del daño ambiental, tanto si se considera que el
mismo fue ocasionado por la “cosa” en el caso arsénico de propiedad de la accionada – como si se estima
el complejo industrial como cosa o actividad riesgosa... Puede estimarse el abandono de desechos
contaminantes como conducta riesgosa, generadora de responsabilidad. También se ha señalado que
quien debe responder es el dueño o guardián en el momento de la introducción del riesgo. Nuestro actual
derecho positivo recoge la idea. Según el artículo 46 de la ley 24051, en el ámbito de la responsabilidad
extracontractual, no es oponible a terceros la transmisión o abandono voluntario del dominio de los
residuos peligrosos”, texto de sentencia extraído del ensayo “Daño ambiental/Jurisprudencia” del autor
Cafferrata, N., publicado, en Revista Jurídica La Ley, Año LXIII, número 131, Buenos Aires, 2003.
140
“Este tipo de responsabilidad, se precisa en el artículo 1913 del Código Civil de México, que establece
que cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o sustancias peligrosas por si
mismos, por la velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la energía de la
corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a responder del daño que
cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por culpa o
negligencia inexcusable de la víctima. La Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los
Residuos recientemente promulgada en México, maneja criterios diferentes al del proyecto. En su
Artículo 42 determina que: …La responsabilidad del manejo y disposición final de los residuos peligrosos
corresponde a quien los genera. En el caso de que se contraten los servicios de manejo y disposición final
de residuos peligrosos por empresas autorizadas por la Secretaría y los residuos sean entregados a dichas
empresas, la responsabilidad por las operaciones será de éstas, independientemente de la responsabilidad
que tiene el generador. Los generadores de residuos peligrosos que transfieran éstos a empresas o gestores
que presten los servicios de manejo, deberán cerciorarse ante la Secretaría que cuentan con las
autorizaciones respectivas y vigentes, en caso contrario serán responsables de los daños que ocasione su
manejo. En su artículo 68 prescribe que: Quienes resulten responsables de la contaminación de un sitio,
así como de daños a la salud como consecuencia de ésta, estarán obligados a reparar el daño causado,
conforme a las disposiciones legales correspondientes. En el siguiente que: Las personas responsables de
actividades relacionadas con la generación y manejo de materiales y residuos peligrosos que hayan
ocasionado la contaminación de sitios con éstos, están obligadas a llevar a cabo las acciones de
remediación conforme a lo dispuesto en la presente Ley y demás disposiciones aplicables. También
señala que: Los propietarios o poseedores de predios de dominio privado y los titulares de áreas
concesionadas, cuyos suelos se encuentren contaminados, serán responsables solidarios de llevar a cabo
las acciones de remediación que resulten necesarias, sin perjuicio del derecho a repetir en contra del
causante de la contaminación. Además de la remediación, quienes resulten responsables de la
contaminación de un sitio se harán acreedores a las sanciones penales y administrativas correspondientes.
Indica asimismo que: En el caso de abandono de sitios contaminados con residuos peligrosos o que se
IV.5. Causas eximentes de responsabilidad.
desconozca el propietario o poseedor del inmueble, la Secretaría, en coordinación con las entidades
federativas y los municipios, podrá formular y ejecutar programas de remediación, con el propósito de
que se lleven a cabo las acciones necesarias para su recuperación y restablecimiento y, de ser posible, su
incorporación a procesos productivos. La Secretaría (de Medio Ambiente) estará facultada para hacer
efectivas las garantías que hubieren sido otorgadas por los responsables que hayan abandonado el sitio.
En aquellos casos en que la contaminación del sitio amerite la intervención de la Federación, el titular del
Ejecutivo Federal podrá expedir la declaratoria de remediación de sitios contaminados. Para tal efecto,
elaborará previamente los estudios que los justifiquen. La Secretaría y las autoridades locales
competentes, según corresponda, serán responsables de llevar a cabo acciones para identificar,
inventariar, registrar y categorizar los sitios contaminados con residuos peligrosos, con objeto de
determinar si procede su remediación, de conformidad con los criterios que para tal fin se establezcan en
el Reglamento. Por último, dicha nueva Ley de residuos establece que: Las empresas que importen o
exporten residuos peligrosos serán responsables de los daños que ocasionen a la salud, al ambiente o a los
bienes como consecuencia del movimiento de los mismos entre la fuente generadora y el destinatario
final, independientemente de las sanciones y penas a que haya lugar”. Ojeda Mestre, R., y Peña Chacón,
M., “Análisis crítico del proyecto de ley de responsabilidad por el daño y el deterioro ambiental” en
Revista Lex difusión y análisis, año VIII, enero 2004, número ciento tres, México
141
El tema ha sido abordado por la jurisprudencia argentina y a manera de ejemplo se muestran los
siguientes extractos de sentencias “... No se aportó prueba que demuestre que la contaminación tuvo su
También, la jurisprudencia de la Sala Primera de Casación de Costa
Rica estableció “Quien asume un riesgo donde exista peligrosidad, debe
responder por todos lo daños causados por dicha peligrosidad, incluyendo si la
conducta es lícita. El ordenamiento parte de la culpabilidad de quien asumió el
riesgo y la peligrosidad, siendo las únicas causas eximentes de responsabilidad
la fuerza mayor, la culpa de la víctima o el hecho de un tercero”142
origen en el hecho de tercero –interrupción o ruptura del nexo causal-. No basta a la responsabilidad de
las accionadas la circunstancia de que existan responsabilidades de que mediante las redes de desagüe
operadas por OSN, hay Aguas Argentinas S.A., pudieran filtrarse combustibles pertenecientes a otras
estaciones de servicios o que los desechos cloacales contribuyan a la generación de mayor contaminación,
pues en todo caso puede llegar a existir una responsabilidad plural... En la perspectiva del sistema de
responsabilidad objetiva, para liberarse el ofensor deber probar que la culpa de la víctima lo ha excluido”,
texto extraído del ensayo “Daño ambiental/Jurisprudencia” del autor Cafferrata, N., publicado, en
Revista Jurídica La Ley, Año LXIII, número 131, Buenos Aires, 2003.
142
Sentencia dictada a las dieciséis horas del seis de junio de dos mil uno por la Sala Primera de la Corte
Suprema de Justicia de Costa Rica
143
Artículo 27 Ley General del Ambiente de Argentina: “El presente capítulo establece las normas que
regirán los hechos o actos jurídicos, lícitos o ilícitos que, por acción u omisión, causen daño ambiental de
incidencia colectiva...”
144
Sentencia dictada a las dieciséis horas del seis de junio de dos mil uno por la Sala Primera de la Corte
Suprema de Justicia de Costa Rica
actuado con negligencia145. Y es que, si el causante del daño actuó
negligentemente, llevando a cabo por ejemplo una emisión de sustancias sin
contar con la debida autorización, por encima de lo permitido legalmente, o sin
adoptar las precauciones exigidas en la ley o la autorización concedida, o a las
necesarias según el estado de los conocimientos científicos y técnicos
existentes, lo normal será que no se esté ante ninguno de los mencionados
casos de exención de responsabilidad”.146
145
Sobre el tema de los riesgos del desarrollo la jurisprudencia argentina ha expresado “Resulta
improcedente para excusar de responsabilidad de la demandada por ruidos molestos – en el caso,
producidos por maquinarias-, el hecho que todas las personas que habitan grandes ciudades padezcan de
un alto grado de ruido ambiental e incluso “socioacusia”, pues la generalidad del padecimiento no puede
beneficiar a un demandado específico que ha transgredido disposiciones reglamentarias y que, además,
produjo daños (de la invasión inmaterial, sonora y vibratoria).
146
Notas a la propuesta de Directiva sobre responsabilidad ambiental en relación con la prevención y
reparación de daños ambientales, en www.lapaginadelmedioambiente.com
147
Artículo 13 inciso 4 de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
Además de la autoridad competente administrativa, cada Estado deberá
designar una autoridad judicial, cuya función se limitará a hacer cumplir la
decisión adoptada por el órgano administrativo.
148
Las personas adversamente afectadas o que puedan verse adversamente afectadas por daños
ambientales y entidades cualificadas podrán formular a la autoridad competente observaciones relativas a
incidentes de daños ambientales de los cuales tenga conocimiento y podrán solicitar que la autoridad
competente adopte medidas al amparo de la presente Directiva. Artículo 14 de la Directiva 2004/35/CE
del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
149
Ley número 7554 del 4 de octubre de 1995.
150
Artículo 7 de la Ley General del Ambiente de Argentina.
competente requerirá al operador que adopte las medidas necesarias o
adaptará ella misma dichas medidas.151
158
Como medidas cautelares previstas en la Ley General del Ambiente de Perú se encuentran las
siguientes: decomiso de los objetos, artefactos o sustancias empleados para la comisión de la infracción;
paralización o restricción de la actividad causante de la infracción; suspensión del permiso, licencia u
autorización; clausura temporal, parcial o total, del local o establecimiento donde se lleva a cabo la
actividad que ha generado la infracción.
159
En franca contraposición con lo aquí establecido el numeral 137.4 de la misma norma establece como
regla la imposibilidad de dictar medidas cautelares que puedan causar perjuicio de imposible reparación a
los administrados. De esta forma los bienes jurídicos de carácter subjetivo como la propiedad, empresa,
etc., prevalecen sobre los bienes colectivos y de interés general como lo son la tutela de la salud y el
medio ambiente.
CAPITULO III
160
Sánchez, A.J, La “restitutio in pristinum” como mecanismo deseable para la reparación de los daños
causados al medio ambiente, Medio Ambiente y Derecho, Revista Electrónica de la Universidad de
Sevilla, 2002., www.cica.es/aliens/gimadus/ // Sobre el tema de la reparación la jurisprudencia argentina
ha resuelto “El fallo recurrido en este aspecto, no ha hecho pues sino aplicar expresas directivas
constitucionales. El artículo 41 establece el poder-deber de todo individuo de gozar de un ambiente sano,
y deja expresamente establecido que lo fundamental en esta materia es la obligación de recomponer, es
decir retornar las cosas a su estado anterior. El artículo 43 reconoce acción de amparo al individuo
concretamente afectado, al defensor del pueblo y a las asociaciones que tengan interés en la protección
del medio ambiente”, jurisprudencia extraída del ensayo “Daño ambiental/Jurisprudencia” del autor
Cafferrata N., publicado en Revista Jurídica La Ley, Año LXIII, número 131, Buenos Aires, 2003.
reparación, y por último y la más importante, la dificultad que acarrea cualquier
recomposición al estado anterior de las cosas, por la falta en muchas
ocasiones, de conocimientos científicos acerca de cómo era el entorno antes
del hecho acaecido. Es así como, bajo ciertas circunstancias donde los daños
no son excesivos, el criterio técnico y científico establece que es mejor dejar
que la misma naturaleza se encargue de su regeneración, y aplicar otras
formas de reparación del ambiente.
161
En cuanto al excesivo costo económico por la reparación a realizar, es importante recalcar que en
estos casos, el principio de proporcionalidad debe relajarse un poco, y únicamente cuando el costo
económico de la reparación sea realmente exorbitante, se procederá a otro sistema de reparación que no
sea en la recomposición ambiental en la fuente donde aconteció el daño.
162
“En cuanto a la restauración equivalente, la recuperación de los bienes dañados puede en ocasiones
sortear ciertos obstáculos, mediante la creación en otro lugar próximo o remoto, de las condiciones que
hicieron posible el éxito de la vida en el ecosistema dañado, reconstruyendo por ejemplo habitats,
repoblando tierras, o soltando alevines en cauces ”. Martín Mateo, R., Valoración de los daños
ambientales, en Seminario sobre Daño Ambiental, recopilación realizada por la Procuraduría General de
la República, 1999.
163
“Para la doctrina alemana la valoración del daño ambiental requiere dos análisis: en primer lugar
establecer el tipo y el grado de efectos negativos sobre el ambiente; es necesario determinar si una
particular mutación del ambiente, causado por la actividad humana, tendría efectos contrarios sobre el
ambiente y debe por esto considerarse un daño ambiental en el que consista tal daño. En segundo lugar la
entidad daño debe ser valorada en términos económicos. El daño comprende los costos de saneamiento,
costos para la cesación de cierta actividad, costos de sustitución; la propuesta a pagar por un informe de
mejoramiento de tipo ambiental; la propuesta a vender los propios derechos, esto es aceptar una
indemnización a cambio de tolerar hasta un cierto deterioro ambiental” Rehbinder, E., “Il danno
ambiental come danno economico e giuridico”.
perdido, al tiempo que hay que medir el deterioro sufrido y evaluar los recursos
dañados.164
Sucede en muchas ocasiones, que por las dificultades que entrañan las
reparaciones in natura, el sujeto culpable no cuenta con capacidades técnicas,
científicas y económicas para recomponer el ambiente a su estado natural.
Debido a ello, cobra importancia tanto la participación estatal como la
ciudadana en la reparación del ambiente, de esta forma, si bien el sujeto actor
del daño no cuenta con capacidad técnica-científica para recomponer el daño
acontecido, se le debe cobrar los costos de reparación, llamando a realizar la
labor a científicos, técnicos y vecinos del lugar donde aconteció el menoscabo
ambiental. De esta forma tanto los particulares, el Estado y Organizaciones No
Gubernamentales ambientalistas se convierten en los sujetos ideales para
llevar a cabo la recomposición de los daños ambientales, al poseer recursos
técnicos, científicos y económicos necesarios para una verdadera labor de
restitución.
164
“Dado que las técnicas indemnizatorias no son por sí solas suficientes para suplir la ausencia de
controles directos sobre la actividad dañosa destinadas a detener en forma inmediata sus efectos nocivos,
propiciando una postura afín a la función preventiva de daños, que hoy se le atribuye a los jueces,
corresponde aplicar analógicamente el Código de Minería en cuanto faculta al juez en caso de sobrevenir
algún accidente que ocasiones muerte, heridas o lesiones y otros daños a adoptar las medidas necesarias
para hacer desaparecer el peligro”, jurisprudencia extraída del ensayo “Daño ambiental/Jurisprudencia”
del autor Cafferrata, N., publicado, en Revista Jurídica La Ley, Año LXIII, número 131, Buenos Aires,
2003.
165
Esta postura encuentra detractores en cierto sector de la doctrina “... desde ya se objeta que el Estado
no puede convertirse en el asegurador universal de todo daño ecológico que se produzca en el territorio
nacional, porque sería trasladar la carga de los costes de protección de la naturaleza de los directos
implicados, empresas, al Estado, y al final a los ciudadanos por medio de sus contribuciones fiscales con
las que será necesario financiar buena parte de tales costes ...” Briceño Chaves, M., “El daño ecológico.
Presupuestos para su definición” artículo presentado en el V Congreso de Derecho Ambiental Español, en
marzo de 2004, celebrado en Pamplona.
debe llevarse a la práctica se encuentra prácticamente a la libre, no existiendo
por tanto, normativa que fije los lineamientos básicos al respecto.166
168
Ley número 276 del 27 de agosto de 1942.
169
Este artículo debe interpretarse en armonía con normativa de más reciente promulgación como lo son:
el artículo 33 de la Ley Forestal, artículo 2 del Reglamento a la Ley Forestal, artículo 16 de Ley de Agua
Potable, artículo 7 del Reglamento sobre Rellenos Sanitarios, artículo 7 del decreto sobre Granjas
Porcinas, artículo 52 del Reglamento sobre derecho de vías y publicidad exterior, artículo 7 de la Ley de
Tierras y Colonización, sobre todo en lo referente a las zonas de protección especial.
supeditado a realizar por si mismo la restauración del ambiente, quedando
claro que, de uno u otra forma, el ambiente siempre debe ser recompuesto.
173
Resolución 356-02-TAA de las ocho horas con cincuenta y siete minutos del 23 de mayo de 2002 del
Tribunal Ambiental Administrativo.
174
Artículo 2.1 del Anexo II de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de
Europa.
informaciones apropiadas. Además, la autoridad competente incitará a las
personas en cuyas tierras hayan de aplicarse las medidas de reparación a
presentar sus observaciones y las tendrán en cuenta.175
175
Artículos 3.2.4 y 3.2.5. del Anexo II de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del
Consejo de Europa.
176
Artículo 3.1.1. y 3.1.2. del Anexo II de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo
de Europa.
177
Artículo 3.1.5, 3.1.6 y 3.1.7. del Anexo II de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del
Consejo de Europa.
178
Artículo 3.1.8 del Anexo II de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de
Europa.
179
Artículo 3.2. del Anexo II de la Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de
Europa.
Las reglas y parámetros anteriormente expuestos, serán de gran utilidad
a los operadores del derecho a la hora de fijar las medidas necesarias para
reparar los parajes dañados.
A todo esto cabe aclarar, que lo ideal es que los fondos de reparación
ambiental sean de naturaleza subsidiaria, lo cual implica que entrarán en
ejecución únicamente cuando sea imposible determinar e individualizar a los
agentes dañinos del medio ambiente. De esta forma y a pesar de todo lo que
se diga sobre ellos, cumplen una importantísima labor en la restauración del
ambiente y la indemnización de particulares, que de otra forma verían negados
sus derechos a ser recompensados.
180
Artículos 28 y 34 de la Ley General del Ambiente de Argentina
Como bien lo señala las autoras Mariana Valls y Rossana Bril181 “el
principal obstáculo que registra la aseguración de la responsabilidad por daño
ambiental consiste en la dificultad que encierra este tipo de siniestros para
dimensionar el daño, las probabilidades y frecuencia de que este ocurra, así
como estimar el costo de su reparación. Estas particularidades que dificultan
seriamente el cálculo de la tasa de siniestralidad, generan un alto grado de
incertidumbre que lleva a las compañías aseguradoras a retirarse del mercado
del seguro ambiental, o bien, permanecer en él pero fijando primas muy
elevadas en el afán de cubrir el alto grado de incertidumbre predominante. Por
ello la efectiva implementación de un contrato de seguro por daño ambiental,
dependerá fundamentalmente en la obtención de una fórmula económica que
haga atractiva la contratación del seguro respecto de ambas partes –
asegurador y asegurado-. De modo que el gran desafío consistirá en la
obtención de una ecuación que refleje el equilibrio justo entre la prima y el
interés asegurable que haga conveniente la celebración del contrato para
ambas partes, a la vez que se opere una adecuada protección del ambiente”.
181
“Prevención y compensación frente al daño ambiental – El seguro Ambiental”
Otro problema a analizar es el alto costo de las primas y tratándose de
la reparación ambiental in pristinum, podría darse la situación que no todos los
daños puedan verse cubiertos por el seguro, lo que desmeritaría la correcta
recomposición del ambiente. Este problema ya ha sido estudiado y resuelto
por el derecho de seguros de los Estados Unidos, donde priva la cláusula “all
risks” para los seguros ambientales, por medio de la cual se entienden
cubiertos todos los riesgos que no estén expresamente excluidos.
182
“Los Estados miembros fomentarán la utilización de seguros u otras garantías financieras adecuadas
por parte de los operadores. Los Estados miembros fomentarán asimismo el desarrollo de seguros
adecuados u otros instrumentos y mercados de garantía financiera por parte de los operadores económicos
y financieros adecuados, incluidos los servicios financieros”. Artículo 16 de la Directiva 2004/35/CE del
Parlamento Europeo y del Consejo de Europa.
183
Artículo 22 de la Ley General del Ambiente de Argentina.
Ya desde 1976 el economista ambiental David Pearce184 había
establecido las funciones positivas que aporta el medio ambiente al sistema
económico y a la sociedad como un todo, las cuales enumera de la siguiente
manera:
184
Pearce, D. W., Environmental economics, Longman, Londres, 1976
185
Serrano, J.L., Ecología y Derecho, Granada, 1992.
186
Clark, C. W. Mathematical Bioeconomics, The Optimal Control of Renewable Resources, 1990.
187
Hardin, G., Tragedy of the Commons, Science vol 192 (1968)
beneficios a futuro que generaría el bien y se compara con el valor presente de
utilización, lo que permite al inversionista determinar la rentabilidad actual de
utilización contra su rentabilidad a futuro. El inversionista antes de decidir
sobre la utilización de un recurso ambiental deberá considerar por una parte, la
rentabilidad que le proporciona la explotación actual del recurso, y por otra, el
costo de oportunidad del capital inmovilizado en el mismo, o sea, la rentabilidad
que obtendría vendiéndolo e invirtiendo lo obtenido. Esto nos lleva a que una
tasa de descuento elevada supone sacrificar el bienestar de las generaciones
futuras en aras del bienestar o beneficio presente. Al contrario, una tasa de
descuento baja supone el sacrificio presente en rentabilidad en aras de
satisfacer las necesidades de generaciones futuras. Lastimosamente,
tratándose de bienes ambientales, las tasas de descuento siempre son
elevadas, lo que incentiva al inversionista a explotar actualmente sus bienes
ambientales con el fin de sacar una rentabilidad mucho mayor a la que
obtendría si conservara su recurso a futuro para el goce de generaciones
posteriores, esto implica necesariamente el aprovechamiento y utilización
actual del recurso, lo cual casi siempre se realiza de una manera irracional, con
el fin de sacar el máximo de rentabilidad.
190
Serrano, J.L, Ecología y Derecho, Granada, 1992
II.4. Formas de valorar el ambiente
191
Pape Yalibat, E, e Ixcot Gándara, L., “Economía Ambiental y Desarrollo Sostenible: Valoración
económica del lago Amatitlán”, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO – Programa
Guatemala, 1998.
192
Castro, R, y Cordero, S., “Evaluación de Impacto Ambiental y Sostenibilidad del Desarrollo. Editorial
Universidad Estatal a Distancia, Costa Rica, 1998.
Cambio de productividad193, enfoque de Pérdida de Ingresos, Costo
Preventivo194.
193
“En el caso de la valoración mediante cambios en la producción, el bien ambiental puede ser la fuente
originaria de la producción o bien un insumo para ciertos bienes privados los cuales pueden ser afectados
por externalidades tecnológicas o por cambios internos del propio bien ambiental. Por ejemplo los
efluentes de una empresa vertidos sobre un río o un lago afectan la función de producción de un agente
económico (pescador, agricultor). La medición valoraría la forma en que la contaminación del agua
afecta a la producción pesquera o el costo de abastecer de agua potable a la población. En el caso de una
erosión, este método consistiría en medir los efectos de esta en los costos de una cosecha agrícola”.
Edgar Pape Yalibat y Luis Ixcot Gándara “Economía Ambiental y Desarrollo Sostenible: Valoración
económica del lago Amatitlán”, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO – Programa
Guatemala, 1998.
194
“En la valoración de gastos preventivos o de conducta evasiva, se explota la sustituibilidad entre la
contaminación y los insumos de producción (tomar precauciones y gastos para mitigar la contaminación,
compra de medicinas, agua pura embotellada, etc.) La gente reduce su exposición al riesgo gastando
dinero, por ejemplo en aparatos de filtración para evitar el riesgo que representa el agua de tubería o el
uso en oficinas y viviendas de materiales de aislamiento contra el ruido. Estos gastos preventivos se
pueden considerar como la disposición a pagar por la reducción del riesgo personal y el valor de los
beneficios puede calcularse como la diferencia entre el efecto esperado de la exposición al riesgo
ambiental con estos gastos y sin ellos”. Edgar Pape Yalibat y Luis Ixcot Gándara “Economía Ambiental y
Desarrollo Sostenible: Valoración económica del lago Amatitlán”, Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales –FLACSO – Programa Guatemala, 1998.
195
“Este enfoque parte de la idea de que el precio del bien ambiental depende directamente de todos sus
atributos, los cuales son inseparables. El precio de la tierra agrícola o urbana, por ejemplo. Aquí se trata
de evaluar los desincentivos ambientales en las áreas urbanas (contaminación, basura,
congestionamientos) que se reflejan en el precio de vivienda y fijación de salarios. Por ejemplo precios
más bajos de vivienda y salarios más altos por vivir en ciudades poco atractivas”. Edgar Pape Yalibat y
Luis Ixcot Gándara “Economía Ambiental y Desarrollo Sostenible: Valoración económica del lago
Amatitlán”, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO – Programa Guatemala, 1998.
196
“El método de costo de viaje o de desplazamiento, se utiliza en casos en que para disfrutar de un bien
ambiental es preciso consumir un bien privado, que para estos casos es generalmente el gasto de
transporte. El disfrute de un sitio recreativo que generalmente es gratuito, implica el costo de viaje para
llegar al lugar. La demanda de ese bien ambiental se mide en el número de visitas y el precio es el costo
de viaje, por consiguiente se trata de internalizar el tipo de efectos que se darían en el excedente del
consumidor si cambian las condiciones del sitio” Edgar Pape Yalibat y Luis Ixcot Gándara “Economía
Ambiental y Desarrollo Sostenible: Valoración económica del lago Amatitlán”, Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales –FLACSO – Programa Guatemala, 1998.
197
“Estos se refieren a crear una situación de mercado hipotético, por medio del cual se pueden medir las
preferencias individuales por servicios ambientales, que de otro modo no podrían ser evaluadas. Se trata
de un tipo de valoración contingente, con el que se intenta, por ejemplo, cambiar la oferta de un bien
ambiental, mediante la entrega de un subsidio al propietario, por un monto semejante al comercial y que
tiene como fin garantizar la permanencia de un paisaje agrario, que incorpore valores ambientales y
antropológicos. La valoración contingente intenta averiguar la valoración individual que se otorga a los
cambios en el bienestar que produce la modificación en las condiciones de la oferta de un bien ambiental.
Afirma el autor Edwin Vega199 que los métodos desarrollados a partir del
punto c) capturan valores de uso y no uso, pero son relativamente caros y de
alta dificultad técnica para aplicar; y los métodos de los punto a) y b) se
enfocan en un recurso natural en particular o en un aspecto de estos valores.
Por tanto, para obtener un valor de daño total deben aplicarse varios de ellos al
mismo tiempo.
Autores como Edgar Pape Yalibat y Luis Ixcot Gándara, clasifican los
métodos de valoración ambiental de la siguiente forma:
La valoración se hace en forma directa preguntando a los individuos, mediante una encuesta o
cuestionario, en la que se presenta una serie de informaciones sobre la situación actual y la alternativa de
que se dispone. Se intenta averiguar, bajo el supuesto de cambios en la calidad ambiental cuánto pagaría
el entrevistado antes de que se prescinda del bien, por ejemplo, la visibilidad en caso de contaminación.
Se busca también informarse acerca de la disposición al pago o disposición a compensar. La cantidad de
dinero que se estaría dispuesto a pagar por visitar un parque nacional, o cuánto debería compensarse por
la pérdida de la posibilidad de acceso a dicho parque”. Edgar Pape Yalibat y Luis Ixcot Gándara
“Economía Ambiental y Desarrollo Sostenible: Valoración económica del lago Amatitlán”, Facultad
Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO – Programa Guatemala, 1998.
198
“La valoración mediante bienes sustitutivos o de reemplazo alude por ejemplo a que los nutrientes
naturales del suelo pueden reemplazarse con abonos orgánicos o sea que la función de producción de un
bien ambiental puede depender de procesos naturales pero también de procesos artificiales privados que
lo sustituyan. Se refiere a costos de reposición, por ejemplo, sembrar diez árboles por uno botado. En
otras palabras, el método de reemplazo permite obtener un valor representativo de la pérdida de bienestar
en que se ha incurrido y refleja una disposición a pagar por una mejora ambiental o para evitar la pérdida
del bien”. Edgar Pape Yalibat y Luis Ixcot Gándara “Economía Ambiental y Desarrollo Sostenible:
Valoración económica del lago Amatitlán”, Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –FLACSO –
Programa Guatemala, 1998.
199
Vega, E. “Evaluación Económica del daño ambiental causado por incendios forestales en Costa Rica”
documento extraído de la red mundial de la información:
http//.www.FIRE.uni.freiburg.de/GlobalNetworks/Panamericana/Oct%2004%20Network%20Meeting/PA
WFC-Net-04-Vega-Barrantes-Paper-22-Oct-2004.pdf.
Mediante esta metodología la valoración se realiza en función de la
estimación de los costos o gastos necesarios para reemplazar o reponer el bien
ambiental afectado o deteriorado. Se trata pues de una metodología que
pretende la inversión de la indemnización en la fuente misma, con el fin de
reparar in natura el bien ambiental afectado o degradado.
200
Esta metodología fue expuesta y aplicada parcialmente en la resolución 369-01-TAA de las ocho horas
del cuatro de junio de 2001, la cual en lo que interesa estableció: “....En tesis de principio, estimamos
oportuno aceptar la Ecuación del Modelo planteado a folios 233 a 236, únicamente en cuanto al costo de
Tratamiento, lo dicho por cuanto la valoración efectuada, da una aproximación del costo adicional que
debió hacer la empresa tal que las emisiones no sobrepasaran el nivel permitido, que en cierta forma se
aproximaría al Costo de Reposición en el sentido que da una aproximación a un valor que debe tomarse
en cuenta a la hora también de reponer un activo ambiental deteriorado, pero en este último caso, teniendo
en cuenta que los costos de reposición pueden incluso ser más altos que el evitar el daño bajo esta
metodología, pero a nuestro juicio dan una muestra aproximada y equitativa de lo que implica el Daño
Ambiental en sí en un bien no patrimonial. En cuanto a las ecuaciones del Costo Social del Daño
Ambiental y Costo de Gestión, este Tribunal estima que esas valoraciones no son de aceptación. En
cuanto al primer caso, Costo social del daño ambiental, la fórmula empleada de asimilar el Valor de los
daños sociales al valor del costo de tratamiento, por no tener certeza de la magnitud de los daños sociales
ocurridos y no existir valoración de otros impactos, tal y como lo manifestaron los peritos del Instituto de
Políticas para la Sostenibilidad en la audiencia, estima este Tribunal que esta metodología atenta contra el
Principio de Equidad que rige la materia y contra el Principio de Causalidad. .....Además tampoco es de
recibo el Cálculo de Costo de Gestión Comunal, referido a los gastos y facturas incurridos por la
denunciante y la comunidad, de los cuales nos han planteado liquidación por facturas y uno un simple
desglose de gastos sin justificación alguna, por cuanto esta se consideran costas, lo cual no está permitido
por el artículo 298 de la Ley General de la Administración Pública, a parte que dichos gastos de vigilancia
o monitoreo de la problemática, técnicamente no se consideran como parte del daño ambiental y mal se
haría en incluirlos por cuanto ¿Qué nexo de causalidad aplica en gastos de este tipo con respecto a los
impactos sobre el medio ambiente?....... Por todo lo anterior, bajo una razón de equidad, este Tribunal
II.5.3. Valor de uso directo e indirecto del bien ambiental afectado
estima oportuna acoger la valoración del daño ambiental efectuada únicamente bajo la Ecuación de Costo
de Tratamiento, debiendo pagar la Cooperativa de Productores de Leche Dos Pinos R.L. la suma por
concepto de daño ambiental de U.S.D $92.189,00. Así mismo dado que la valoración efectuada
comprende solo el periodo contable de agosto del año 2000 al 17 de enero de 2001, se ordena a la
Secretaría Técnica Nacional Ambiental una valoración adicional del periodo comprendido entre el 17 de
febrero de 2001 hasta el momento que la Cooperativa de Productores de Leche Dos Pinos R.L., cumpla
con los niveles de vertidos establecidos en el Decreto Ejecutivo 20042-S-MINAE, esta valoración deberá
efectuarse, tomando en cuenta las consideraciones dadas por este Tribunal en la presente resolución........”
Es importante señalar que para el caso de comentario (daño ambiental
por tala de dos mil trescientos ochenta metros cuadrados de mangle) estimó
como daño directo sobre el bien ambiental mangle su valor de uso como leña, y
como valor de uso indirecto los valores establecidos para el Bosque Primario
en los servicios ambientales de secuestro de carbono, protección de aguas,
protección de biodiversidad y ecoturismo, todo lo anterior aplicado sobre un
valor actual neto por un periodo de 18 años con una tasa de descuento del 5%,
ajustado al área afectada de manglar, para un total de Seis millones doscientos
diecisiete mil doscientos cincuenta colones con veinte céntimos.
II.5.4. Valoración del daño tomando como referencia el valor del terreno
degradado.
201
Entre los casos donde se ha aplicado esta metodología se encuentra: 1) Contaminación por parte de la
empresa Dos Pinos al Río Siquiares, en donde la cuantificación económica del daño fue base para el
proceso de conciliación; 2) Contaminación del Ingenio Taboga a los Ríos Bebedero y Tempisque, en
donde mediante acuerdo económico se llegó a un arreglo conciliatorio; 3) Contaminación de la Standart
Fruit Company en los Canales de Bataan, Madre de Dios, en donde también se llegó a un arreglo
económico satisfactorio; 4) Tala de Palmeros en Ecuador que derivó en una resolución ministerial que
establece el costo económico de restauración de bosques nativos del trópico húmedo de Ecuador; 5)
Incendios Forestales en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Caño Negro y Palo Verde.
202
Según el autor Vega, el daño biofísico se refiere a las afectaciones hechas en el medio natural que
ocasionan un deterioro de las características del recurso natural. El daño social está relacionado con las
afectaciones a la sociedad manifiestas en la pérdida de beneficios derivados del recurso natural afectado.
Los recursos naturales producen bienes y servicios que son disfrutados por la sociedad, y el daño social se
refiere a la pérdida del disfrute de esos bienes y servicios en la medida que el daño destruyó o degradó el
recurso que los origina. Para establecer el daño biofísico es necesario determinar el tipo de alteración
ocasionado y su relación con los recursos naturales afectados, considerando la composición de recursos
tanto en el sitio del proyecto como en la zona de influencia (área fuera del proyecto que es alterada por la
metodología de estudio consiste en dos fases: la primera en identificar y
determinar el alcance del daño ambiental, y la segunda en estimar el valor
económico de ese mismo daño.
acción). Para ello se requiere de la identificación de los recursos naturales afectados con la alteración,
como punto de partida para la evaluación antes y después de la actuación. El causante del daño será
responsable por el cambio ocasionado al recurso natural, en lo que sea atribuible a su actividad. Por su
parte, para determinar el daño social se requiere conocer los beneficios sociales que se dejaron de percibir
con la afectación del recurso natural y la evaluación. También es necesario identificar actividades de
restauración necesarias para llevar a dicho recurso natural a su estado de conservación inicial y los costos
asociados. Los beneficios pueden ser agrupados en siete grandes componentes: materia prima, consumo
final de bienes y servicios ambientales, seguridad, esparcimiento, desarrollo espiritual, protección a
desastres naturales y protección a la salud. La compensación social asociada a la pérdida de beneficios,
se justifica debido a que la afectación de los flujos que aporta el capital natural, hace que la población
enfrente una de las siguientes alternativas: Seguir disponiendo de los flujos en una menor cantidad y
calidad, sustituir la oferta de flujos con otros bienes y servicios afectados, o perder definitivamente la
oportunidad de aprovechar esos flujos, ya sea temporal o permanentemente.
203
“Puede que antes de la intervención ya existiera un daño ambiental, el cual no se podría atribuir a la
intervención que se esté evaluando. La responsabilidad por daños preexistentes no se atribuirá a la
actividad bajo evaluación. Por tanto, se evaluarían únicamente las características directamente
relacionados al daño que se está evaluando”
204
Vega, E. “Evaluación Económica del daño ambiental causado por incendios forestales en Costa Rica”
documento extraído de la red mundial de la información:
http//.www.FIRE.uni.freiburg.de/GlobalNetworks/Panamericana/Oct%2004%20Network%20Meeting/PA
WFC-Net-04-Vega-Barrantes-Paper-22-Oct-2004.pdf
diferencia entre el estado de conservación final y el inicial es el nivel de daño
ocasionado.205
205
Vega, E. “Evaluación Económica del daño ambiental causado por incendios forestales en Costa Rica”
documento extraído de la red mundial de la información:
http//.www.FIRE.uni.freiburg.de/GlobalNetworks/Panamericana/Oct%2004%20Network%20Meeting/PA
WFC-Net-04-Vega-Barrantes-Paper-22-Oct-2004.pdf
206
Barrantes , G., “Evaluación económica –ecológica, la doble dimensión del daño ambiental” en la
Revista Gerente Número VI, Costa Rica.
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Barrantes , G., “Evaluación económica –ecológica, la doble dimensión del daño ambiental” en la
Revista Gerente Número VI, Costa Rica.
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Consiste en el valor monetario de las materias primas y bienes de consumo final perdidos.
seguridad en el abastecimiento de bienes y servicios finales209, protección a la
salud210, y esparcimiento y desarrollo espiritual211.
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www.fire.uni.freiburg.de/GlobalNetworks/Panamerica/Oct%2004%20Network%
20Meeting/PAWFC-Net-04-Vega-Barrantes-Paper-Paper-22-Oct-2004.pdf