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FERNANDO CASTILLO CADENA

Magistrado ponente

SL1525-2017
Radicación n.° 37897
Acta 02

Bogotá, D. C., veinticinco (25) de enero de dos mil


diecisiete (2017).

Decide la Sala sendos recursos de casación


interpuestos por JOSÉ LEONEL MORALES HENAO, la
llamada en garantía LA PREVISORA S.A. COMPAÑÍA DE
SEGUROS y la demandada EMPRESAS MUNICIPALES DE
CALI – EMCALI- E.I.C.E., en contra de la sentencia
proferida por la Sala Laboral del Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Cali, el 30 de julio de 2008, en el
proceso ordinario que instauró el actor, contra las pasivas
recurrentes.

I. ANTECEDENTES

El señor JOSÉ LEONEL MORALES HENAO llamó a


juicio a las EMPRESAS MUNICIPALES DE CALI – EMCALI
E.I.C.E. - ESP, para que se declare la culpa probada, de
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aquellas, en el accidente laboral que padeció el 12 de


diciembre de 1998 y se profieran las condenas por la
indemnización total y ordinaria de perjuicios: 1). Por lucro
cesante pasado o consolidado desde la fecha del accidente,
hasta la fecha de la presentación de la demanda, la suma
de $36.000.000, más $1.200.000 por mes adicional que
transcurra hasta cuando se profiera la sentencia, con los
reajustes anuales efectuados a los trabajadores linieros L1,
junto con la indexación hasta el pago. 2). Por lucro cesante
pasado o consolidado desde la fecha del accidente hasta la
fecha de la demanda, la suma de $12.000.000 por concepto
del mayor valor de las primas semestrales, legales y
extralegales y convencionales que no ha recibido y el
reajuste igual que resulte hasta la sentencia. 3). Por el lucro
cesante futuro, entre la fecha de la sentencia y el
cumplimiento de los 65 años el 9 de enero de 2023,
aplicado sobre los salarios, primas semestrales legales,
extralegales y convencionales que devengan los linieros L1.
Además, el lucro cesante futuro sobre el mayor valor de la
pensión de jubilación, que deja de recibir por causa de la
incapacidad permanente parcial, liquidado desde cuando
cumpla los 65 años, hasta los 70 años de vida útil; junto
con la indexación hasta el pago 4). Por los perjuicios
morales en cuantía equivalente a 1.000 gramos oro con el
valor fijado por el Banco de la República en la fecha del
pago.

Las pretensiones anteriores se sustentaron en, i) que


el actor ocupaba el cargo de Liniero 1 Red Aérea de Energía

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desde el 16 de julio de 1993, realizando funciones


relacionadas con redes de alta, media y baja tensión
energizadas o no, para su limpieza, mantenimiento
preventivo y correctivo, construcción de redes, así como el
cambio o instalación de transformadores y demás equipos
para el funcionamiento de las redes, entre otras; ii) que el
12 de diciembre de 1998, en cumplimiento de la labores
propias del contrato de trabajo, ocurrió el accidente de
trabajo por «la mala calidad y el estado de deterioro en que se
encontraban los elementos de seguridad que le suministró a mi
poderdante la empresa a la cual presta sus servicios», trayendo

consigo la fractura de la columna lumbar, con


aplastamiento de la vértebra L1 que compromete el 60% del
cuerpo vertebral, presentando el 22,30% de discapacidad
laboral dictaminada por la Junta Regional de Calificación
de Invalidez; iii) a la fecha del accidente devengaba la suma
de $1.097.750 de salario mensual y un promedio mensual
de $1.647.910 con prestaciones sociales, horas extras,
nocturnas, dominicales y festivos, en los seis meses
anteriores al accidente; iv) la empleadora contrató con
Seguros de Vida Colpatria S.A., los riesgos profesionales, en
el riesgo máximo y v) presentada la reclamación
administrativa, le fue negado el derecho pretendido.

La demandada EMCALI E.I.C.E. ESP se opuso a las


pretensiones y, en cuanto a los hechos aceptó los
relacionados con la vinculación laboral por contrato de
trabajo, las funciones asignadas, la contratación de los
riesgos laborales y la reclamación administrativa; aclaró
que el riesgo contratado era el alto y no el máximo; indicó

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que la lesión sufrida por el actor solo le generó una


disminución del 30% de su capacidad motriz al momento
del accidente y que fue la empresa quien lo reportó a la
ARL; que la pérdida de capacidad laboral fue calificada por
la Junta Regional de Calificación de Invalidez en el 22.3%.

En su defensa propuso las excepciones de fondo bajo


la denominación de prejudicialidad laboral, culpa grave de
la víctima, inexistencia de la obligación, buena fe y la
innominada.

Llamó en garantía a la Compañía Aseguradora La


Previsora S.A., vinculada por auto del 22 de octubre de
2001.

La Previsora S.A. Compañía de Seguros también


contestó la demanda. En su escrito refutó todas las
pretensiones declarativas y condenatorias formuladas en la
demanda; dio por ciertos los hechos que tienen que ver con
la vinculación laboral por contrato de trabajo, las funciones
asignadas, la contratación de los riesgos laborales y las
circunstancias de tiempo, modo y lugar del accidente
laboral, respectivamente; aceptó el hecho del accidente y
consideró la decisión de EMCALI ajustada a derecho.

Respecto de la demanda inicial, alegó en su defensa


las excepciones de mérito de inexistencia de la obligación
del ente demandado EMCALI, culpa de la víctima y la
innominada, y por otra parte, como llamado en garantía,
formuló las excepciones de fondo que denominó:

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inexistencia de obligación por pago total de la suma


asegurada en responsabilidad civil, existencia de riesgo no
cubierto, prescripción e igualmente la innominada.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Noveno Laboral del Circuito de Cali, al que


correspondió el trámite de la primera instancia, mediante
fallo del 19 de julio 2007, absolvió a la demandada EMCALI
y a la llamada en garantía LA PREVISORA S.A., de todas las
pretensiones planteadas en su contra y condenó en costas a
la parte demandante.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Por apelación del actor, la Sala Laboral del Tribunal


Superior del Distrito Judicial de Cali, mediante fallo del 30
de julio de 2008, revocó la sentencia de primer grado,
declaró la culpa probada de la empleadora EMCALI en el
accidente laboral padecido por el trabajador demandante el
12 de diciembre de 1998 y la condenó a pagar la suma de
$153.657.528 por el lucro cesante desde diciembre de 1998
a julio de 2008; además, condenó a la llamada en garantía
La Previsora S.A. a responder a favor de la empleadora por
el valor de la condena en su contra, garantizada con la
póliza 274086, condenó en costas de primera instancia a
EMCALI y se abstuvo de imponerlas en la segunda.

Para los fines del presente recurso importa destacar,


que el Juez colegiado consignó los hechos primordiales que

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encontró debidamente probados sobre i) la relación laboral


entre las partes, por contrato de trabajo, que otorgó al
demandante la condición de trabajador oficial desde el 16
de julio de 1993, realizando labores en el cargo de Liniero
Red Aérea de Energía; ii) el accidente laboral acaecido el 12
de diciembre de 1998, cuando el trabajador subido en una
grúa, al amarrar un transformador con una manila se
rompió, cayendo al piso, con lesiones generadoras del
44,25% de pérdida de capacidad laboral haciendo eco del
dictamen expedido por la Junta Nacional de Calificación al
resolver el recurso de apelación interpuesto contra el
proferido por la Junta Regional. Enseguida, definió el
asunto a resolver sobre la culpa patronal en el accidente y
consideró aplicables al caso las reglas del artículo 12 de la
Ley 6 de 1945, con las modificaciones introducidas por el
artículo 4 de la ley 64 de 1946, haciendo las salvedades
respecto de los riesgos profesionales regulados por medio
del Decreto 1295 de 1994.

Luego, a partir del estudio de los testimonios concluyó


que la demandada incumplió las obligaciones de protección
y cuidado de la salud del actor, calificadas como culpa leve,
por i) no suministrar periódicamente las manilas utilizadas
por los Linieros, ii) obligar a los trabajadores a comprarlas
de su propio peculio y a usarlas más allá de la resistencia
normal, iii) no exigir el cumplimiento de las medidas de
seguridad, iv) no adelantar las investigaciones disciplinarias
por tales omisiones, y v) que las labores ejecutadas son de
alto riesgo.

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Limitó la condena al lucro cesante consolidado y


futuro, cuantificándola por medio de la prueba pericial
ordenada, con el salario devengado para el año de 1998,
actualizado y extendido hasta la fecha del otorgamiento de
la pensión convencional en julio de 2008. Negó los
perjuicios morales porque no los encontró probados.
Condenó a la llamada en garantía La Previsora S.A., a
responder en los términos de la póliza de seguros 274086,
vigente al momento de los hechos, en favor de la tomadora
EMCALI EICE ESP.

IV. DEMANDA DE CASACIÓN DE LA PASIVA


EMCALI E.I.C.E.- ESP

Concedida por el Tribunal y admitida por la Corte, se


procede a resolver en primer lugar, por razones de método.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Dirigida a que la Corte case totalmente la sentencia del


Tribunal y, en sede de instancia, confirme íntegramente el
fallo de primer grado, definiendo sobre costas.

VI. CARGO ÚNICO

Por la causal primera de casación, acusa la sentencia


impugnada «…de ser violatoria por vía indirecta, en la modalidad de
aplicación indebida de los artículos 12 de la Ley 6a de 1945,
modificado por el artículo 4o de la ley 64 de 1946, en relación con los
artículos 11 y 19 del decreto 1848 de 1969, 9, 10 y 11 del decreto

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1295 de 1994, 1614 y 2314 del C.C., 216 del GS.T., 61 y l45 del
C.P.L.S.S.»

Sostiene que tal violación se generó por haber


incurrido en los siguientes yerros fácticos.

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que EMCALI fue "... negligente
en su actuar porque omitió entregar los más elementales
medios de trabajo...
2. No dar por demostrado, estándolo, que EMCALI adoptó las
medidas conducentes, necesarias y pertinentes para evitar o
disminuir el alto riesgo de peligrosidad que acarrea la actividad
desplegada por el señor MORALES HENAO.
3. No dar por demostrado, estándolo, que el señor MORALES
HENAO fue negligente al no constatar que los elementos de
trabajo, entre ellos la manila, supuestamente estaba
deteriorada y en mal estado de conservación.
4. Dar por demostrado, sin estarlo, que EMCALI no fue diligente y
cuidadosa para evitar el accidente de trabajo ocurrido el 12 de
diciembre de 1998, en el que resultó afectado el señor JOSE
LEONEL MORALES HENAO.

Los vicios anteriores, aseguró, provienen de la


incorrecta valoración de la demanda (fls. 28 a 37), el
manual de procedimiento seguro en Red Aérea (fls. 393 a
410) y los testimonios de Jaime Hernández Ayala, Moisés
Median Rubiano y Arley Antonio Ramírez Báquiro (fls. 171
a 172, 181 a 183, 185 a 188 del cuaderno 1).

Admite por probado: i) la relación laboral iniciada el


16 de julio de 1993; ii) el cargo ejecutado por el actor como
Liniero I Red Aérea de Energía; iii) el accidente laboral del
12 de diciembre de 1998, a las 7.00 p.m.; iv) la vinculación
del actor en la ARP que asumió las contingencias a su
cargo; y v) la reubicación en puesto de trabajo conforme a
lo ordenado por la ARP.

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La oposición a la declaración de la culpa probada del


artículo 12 de la Ley 6 de 1945, está centrada en i) mostrar
que el Tribunal incurre en el primer error de hecho, porque
no tuvo en cuenta que el actor confesó en los hechos 6 y 16
de la demanda la entrega de la manila por la empleadora,
en aparente mal estado, pero en la parte motiva de la
sentencia impugnada se afirma que la demandada no
entregó los elementos de trabajo; ii) luego, si la empresa
entregó la manila y estaba en mal estado como lo afirmó el
demandante, la negligencia debe predicarse del trabajador
al inobservar el Manual de Procedimiento Seguro en Red
Aérea, que contiene el protocolo de seguridad cuando se
retiran o instalan transformadores, entre otros, «Alistar los
materiales y herramientas a utilizar» y si hubiese advertido a sus
superiores del mal estado de la manila, se habría evitado el
accidente, quedando en consecuencia evidente una causal
de exoneración de responsabilidad a la luz del mencionado
artículo 12 de la Ley 6. Además, no existe prueba del mal
estado de la manila; iii) a partir de las versiones
testimoniales concluye que la empresa sí tenía provisión de
manilas en el almacén de «Arroyohondo» para entregar a los
trabajadores y que la manila entregada estaba en aparente
buen estado como lo atestiguaron dos de los declarantes,
poniendo en entredicho la versión de Arley Antonio Ramírez
Baquiro, por sus contradicciones.

VII. OPOSICIÓN DEL DEMANDANTE

Aduce, en síntesis, que el Tribunal no incurrió en los

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yerros enrostrados, toda vez que la sentencia se ajustó, en


estricto rigor, a lo que dice el elenco probatorio.

VIII. CONSIDERACIONES

EMCALI E.I.C.E. ESP acepta expresamente en el


recurso presentado la relación laboral por contrato de
trabajo con el actor desde el 16 de julio de 1993 y de paso
la condición de trabajador oficial, en el cargo como Liniero I
Red Aérea de Energía; igualmente el hecho del accidente
laboral ocurrido el 12 de diciembre de 1998, a las 7.00 p.m;
hechos probados con los cuales la controversia queda
sometida a las reglas del artículo 12 de la Ley 6 de 1945,
con las modificaciones introducidas por el artículo 4 de la
Ley 64 de 1946.

Hechas las anteriores precisiones, corresponde a la


Corte establecer si se configuran los vicios de hecho
imputados al Tribunal que condujeron a la declaración de
la culpa probada de la empleadora o si el accidente laboral
se produjo por culpa grave del trabajador.

La Sala considera que el Juzgador de alzada no


cometió los yerros endilgados por el censor, como pasa a
explicarse:

1). Inicialmente conviene rememorar la doctrina de la


Sala sobre el tema objeto de controversia, reiterada en la
sentencia de la CSJ-SL del 30 de jul. 2014, rad. N º 42532,
en la que textualmente se dijo:

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[…] para que se cause la indemnización ordinaria y plena de


perjuicios consagrada en el lit. b), art. 12 de la Ley 6ª de 1945
(sector oficia) y en el Art. 216 CST (sector particular), debe
encontrarse suficientemente comprobada la culpa del empleador
en la ocurrencia del accidente de trabajo o la enfermedad
profesional, de modo que su establecimiento amerita, además de
la demostración del daño originado en una actividad
relacionada con el trabajo, la prueba de que la afectación a la
integridad o salud fue consecuencia o efecto de la negligencia o
culpa del empleador en el acatamiento de los deberes que le
corresponden de velar por la seguridad y protección de sus
trabajadores (num. 1º y 2º art. 26 Decreto 2127 de 1945)».

La causalidad, es decir, la relación de causa-efecto que debe


existir entre la culpa patronal y el daño, además de ser un
elemento sine qua non de la responsabilidad plena y ordinaria
de perjuicios del empleador, es una pauta de justicia, en la
medida que, nadie está obligado a resarcir un daño sino cuando
ha dado causa o contribuido a él. De allí que la culpa exclusiva
de la víctima o de un tercero, y el caso fortuito y la fuerza mayor
(denominados por la doctrina causas ajenas), sean considerados
en el derecho común como eximentes de responsabilidad, en
tanto que, con su establecimiento, el nexo causal se rompe o
quiebra, ante la imposibilidad de imputar el resultado dañino a
quien se afirma lo cometió por acción u omisión culposa.

Con estas precisiones conceptuales, se aborda en su


orden, cada uno de los errores de hecho alegados.

2). Respecto del primer vicio fáctico, en cuanto que el


Tribunal no valoró correctamente la demanda inicial, ni la
contestación, concretamente las confesiones del demandante
contenidas en los hechos 6 y 16 del escrito de demanda
sobre la entrega de la manila por parte de la empleadora, lo
que llevó al sentenciador a realizar pronunciamientos en
contrario al sostener que la demandada «fue ... negligente en su
actuar porque omitió entregar los más elementales medios de trabajo...»,
la Sala no avizora tal incoherencia que estructure el primer
error de hecho, puesto que, si bien la confesión de la
entrega de la manila beneficia a la empleadora y se acepta

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en la contestación de aquellos hechos, sin embargo, se


observa que las afirmaciones tienen el componente
adicional del mal estado de las manilas, desmentido por la
pasiva inmediatamente cuando se pronuncia, por lo tanto
los hechos 6 y 16 deben mirarse en su integridad, no
fraccionadamente; además, la deducción del Juez de la
alzada, constituye una conclusión que no se puede tomar
en forma aislada, dejando de lado el contexto que la
antecede en punto a: i) la valoración de las versiones
testimoniales sobre la compra de manilas por los
trabajadores a falta de renovación de tales elementos en
forma permanente; ii) junto con su reutilización inevitable a
causa de aquel descuido; iii) la omisión de la empleadora de
adelantar la investigación disciplinaria en contra del
trabajador por haber utilizado un elemento en mal estado,
desatendiendo el deber de abstenerse de ejecutar la labor
ante tal circunstancia, como era su deber; y iv) tratarse de
una actividad riesgosa para la integridad del trabajador.
Con estas premisas el Juez colegiado coligió que la pasiva
tenía la obligación de «… …prevenir, era deber evitar su ocurrencia
que es latente, y por eso es que se afirma que se descuidó ese deber,
fue negligente en su actuar porque omitió entregar los más elementales
medios de trabajo, y como si fuera poco, que los que se tenían, si
cumplían las funciones que les competía, para así evadir el riesgo». Al
tenor de lo dicho, del discurso del sentenciador no aparece
evidente o manifiesto el primer yerro endilgado.

3). El tercer error de hecho está cimentado en la


evaluación inapropiada del Manual de Procedimiento
Seguro en Red Aérea, que contiene las instrucciones para
las labores de retiro o instalación de transformadores de

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distribución, incluidas las de «Alistar los materiales y


herramienta a utilizar», entre otras, «manilas» y que de haber
observado el trabajador el mal estado de la manila, habría
advertido e informado al superior en su momento, por lo
tanto, en el evento de no suministrar otro elemento en
óptimas condiciones, le permitía negarse a cumplir las
labores, pero que en el proceso no existe prueba de
aquellas actuaciones ineludibles del trabajador, ni del mal
estado del utensilio y surge probada la culpa del actor en el
infortunio, propuesta como excepción de mérito.

Por su parte, el Tribunal si bien no acometió el estudio


en particular de la excepción de culpa grave de la víctima
alegada por EMCALI, en la parte motiva (fls. 57 y 58) si hizo
algunas referencias a ella dando a entender que no
prosperaba, al decir «…mírese que sobre esos aspectos existe un
total silencio (de la empleadora), sólo se hizo referencia a que el
trabajador no atendió las normas mínimas de seguridad porque no
revisó con antelación la manila, pero no advirtió si se las había
entregado ni tampoco cual era el procedimiento para corregir esos
defectos encontrados en los elementos de trabajo que se tenían a
disposición en ese momento…”; y en líneas más adelante agregar
“… …ninguno (de los testigos) corroboró las afirmaciones de la
entidad demandada en cuanto a su diligente proceder, o lo que es lo
mismo el negligente proceder de su compañero de labores y
accidentado porque no revisó la manila que iba a utilizar en ese
momento, ninguno observó condiciones de eficiencia y cantidad de los
elementos suministrados para cumplir sus funciones, sobre todo de
esas manilas indispensables para asir y sujetar los transformadores
que se transportaban, …» y para apuntalar la conclusión de la
culpa de la pasiva en el siniestro sostuvo que ella debía

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«…en segundo lugar, disponiendo y exigiendo que se cumplieran las


previsiones de seguridad personal, porque si hay disposición que
impone la desatención de las órdenes de trabajo por defectos de los
elementos de trabajo que se deben emplear, entonces debió y debe
adelantar la investigación del caso para determinar si el trabajador y
demás involucrados en esa tarea efectivamente revisaron los
materiales antes de su uso y cuál la actitud asumida en el momento de
ese hecho, porque de antemano, se repite, se sabía que esas
actividades entrañaban, en su ejecución, un riesgo inminente para la
salud de quien las cumpliera (sic), era una situación de peligro que se
advertía existía, así que se tenía que prevenir, era deber de evitar su
ocurrencia que es latente, y por eso es que se afirma que se descuidó
ese deber, fue negligente en su actuar porque omitió entregar los más
elementales medios de trabajo y, como si fuera poco, que los que se
tenían si cumplían la función que les competía para así evadir el
riesgo».

De lo narrado aparecen tesis totalmente contrarias;


por tanto, al desatar el conflicto, la Sala estima que el Juez
colegiado no cometió el tercer desacierto de hecho, es decir,
no valoró incorrectamente la prueba documental en que se
funda, aún sin mencionarla expresamente, dado que al
tenor de los apartes reseñados atrás, simple y llanamente
dedujo que no bastaba afirmar que el trabajador incumplió
el deber de revisar el estado de la manila antes de usarla,
para exonerar de responsabilidad a la empleadora; que
además, la pasiva debió probar que utilizó los medios para
hacer cumplir tal reglamento. Entonces, desde esta óptica
del Juez acusado, no aparece manifiesto el desacierto
imputado, por cuanto la lectura es razonable.
Efectivamente, al pretender la exoneración del compromiso

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de reparación únicamente por el hecho de no estar probado


que el trabajador acató la regla de la revisión previa de la
manila como lo exige el mencionado manual, se torna
contrario al principio de la carga de la prueba, a sabiendas
que a la demandada le competía demostrar, no sólo que el
actor olvidó, sino también que se rehusó a cumplir los
protocolos, pues no de otra manera se hubiera evidenciado
la conducta negligente del trabajador. No basta entonces
extraer deducciones dirigidas a la atribución de la conducta
descuidada por el trabajador, a partir de la existencia y
desobediencia del ritual mismo, según se desprende de la
demostración del yerro en estudio, cuando se infiere que de
haberse acatado el reglamento, se hubiera enterado del mal
estado de la manila y evitado el accidente.

Lo dicho encuentra sustento en la línea


jurisprudencial de la Sala, reiterada en la sentencia del 16
de abril de 2016, Radicado 47907, que a la letra indica:

La prueba suficiente de la culpa del empleador, corresponde


asumirla al trabajador demandante, según las reglas de la carga
de la prueba, lo que significa que demostrada en concreto la
omisión del empleador en el cumplimiento de sus deberes de
protección y seguridad, se genera la obligación de indemnizar al
trabajador los perjuicios causados, y teniendo en cuenta que de
conformidad con lo consagrado en el art. 1604 del Código Civil la
prueba de la «diligencia o cuidado incumbe al que ha debido
emplearlo», si el empleador pretende cesar o desvirtuar su
responsabilidad debe asumir la carga de probar la causa de la
extinción de aquélla, tal como lo dispone el art. 1757 ibídem.

Frente a este aspecto puntual de la carga de la prueba en


procesos dirigidos a indagar por la culpa patronal en la
ocurrencia de accidentes de trabajo, en sentencia de la CSJ
SL13653-2015 del 7 oct. 2015, se puntualizó que «esta Sala de la
Corte ha dicho insistentemente que “…la parte demandante tiene
la carga de probar la culpa o negligencia del empleador que da
origen a la indemnización contemplada en el artículo 216 del

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Código Sustantivo del Trabajo, además de que el empleador


puede desligarse de ella demostrando diligencia y cuidado en
realización del trabajo…” (CSJ SL2799-2014)». Adicionalmente, …
ha dicho que a pesar de lo anterior “…cuando se imputa al
patrono una actitud omisiva como causante del accidente o la
enfermedad profesional, a éste le corresponde demostrar que no
incurrió en la negligencia que se le endilga, aportando las
pruebas de que sí adoptó las medidas pertinentes en dirección a
proteger la salud y la integridad física de sus trabajadores” (CSJ
SL7181-2015)», lo que quiere decir que al trabajador le atañe
probar las circunstancias de hecho que dan cuenta de la culpa
del empleador en la ocurrencia del infortunio, pero que por
excepción con arreglo a lo previsto en los arts. 177 C.P.C. hoy 167
CGP y 1604 C. C., cuando se denuncia el incumplimiento de las
obligaciones de cuidado y protección se invierte la carga de la
prueba y es «el empleador el que asume la obligación de
demostrar que actuó con diligencia y precaución, a la hora de
resguardar la salud y la integridad de sus servidores».

De conformidad con lo expuesto se concluye que el


Tribunal no se equivocó.

4). En los errores de hecho segundo y cuarto, que se


abordan por su similitud, se endilga al Tribunal la
inadecuada apreciación de las tres versiones testimoniales
recaudadas, junto con las pruebas documentales
calificadas que sirvieron de sustento de los otros dos yerros
despachados desfavorablemente.

Sin embargo, en la medida que no se demostró con las


pruebas documentales calificadas la diligencia y cuidado de
la demandada para proteger la integridad física del actor,
está vedado analizar la prueba testimonial a la luz de la
restricción legal contenida en el art. 7º de la Ley 16 de
1969.

En resumen, a falta de la estructuración de alguno de


los cuatro errores asignados al Juez de la alzada, la

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acusación no sale avante.

Procede la condena en costas a la recurrente, a favor


del demandante y se impone la suma de $6.500.000 como
agencias en derecho, que deben ser tenidas en cuenta por
el Juez de conocimiento en los términos del artículo 366 del
C.G.P.

IX. DEMANDA DE CASACIÓN DE LA PREVISORA


S.A. COMPAÑÍA DE SEGUROS, LLAMADA EN GARANTÍA

Concedida por el Tribunal y admitida por la Corte, se


procede a resolver.

X. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La recurrente demanda de la Corte que «case la sentencia


Impugnada, en cuanto revocó el fallo del a-quo, con el fin de que, una
vez constituida en sede de instancia, revoque lo decidido por el
Tribunal y, en su lugar, absuelva a EMCALI y a LA PREVISORA S.A.
COMPAÑÍA DE SEGUROS, declarando probadas las excepciones de
inexistencia de obligación del ente demandado, EMPRESAS
MUNICIPALES DE CALI; así como la de riesgo no cubierto, propuesta
por la llamada en garantía».

Con tales fines formula tres cargos, por la causal


primera de casación, por la misma senda indirecta, con
oposición del demandante. El primer cargo se resuelve por
aparte y el segundo y tercero conjuntamente, en vista de la

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afinidad de normativas que integran la proposición jurídica,


con similar propósito.

XI. CARGO PRIMERO

Impugna la sentencia del Tribunal, «por vía Indirecta, en el


concepto de interpretación errónea, el Artículo 12 de la Ley 6 de 1945
modificado por el artículo 4o de la Ley 64 de 1946 y el artículo 216 del
C.S.T., como consecuencia de los evidentes errores de hecho en que
incurrió el tallador de segunda Instancia, originados en la apreciación
errónea de unas pruebas».

Indica la apreciación indebida de los testimonios de


«ARLEY ANTONIO RAMÍREZ (F.185 y siguientes del cuaderno 1), de
JAIME HERNÁNDEZ AYALA (F.171 y 172 del cuaderno 1), y de MOISES
MEDINA RUBIANO (F.181 y siguientes del cuaderno 1)».

Y enuncia los errores manifiestos de hecho:

1. Dar por demostrado, sin estarlo, que EMCALI fue negligente y


culpable en su proceder respecto de la seguridad integral y
salud ocupacional que le compete respecto de sus
trabajadores.
2. Dar por demostrado, sin estarlo, que fue el desgaste de las
manilas lo que generó que éstas se rompieran.
3. No dar por demostrado, estándolo, que los trabajadores de
EMCALI tenían las herramientas de seguridad industrial y
salud ocupacional necesarias para adelantar sus funciones.

A continuación reproduce apartes del fallo refutado,


para concluir que no hay prueba de la causa del
rompimiento de la manila, de su mal estado, por el
contrario, los testigos JAIME HERNÁNDEZ y MOISÉS

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MEDINA dan fe de su «aparente buen estado»; controvierte que


se hubiera exigido a la demandada la demostración de «las
fechas y el número de manilas que había entregado a sus trabajadores
y no encontrando esta prueba, concluir que existió culpa del
empleador».

XII. RÉPLICA DEL DEMANDANTE

En lo relevante, contradice el primer cargo resaltando


que los hechos ocurrieron de noche, la manila entregada
para realizar la labor la facilitó el encargado de la operación,
que no se guardó el utensilio después del accidente para su
examen, estando a cargo de la demandada probar el buen
estado; y según las versiones testimoniales había morosidad
en la renovación de implementos, por inexistencias en el
almacén. Repite apartes del fallo relacionados con el tema
en discusión, con el cual finaliza su disertación diciendo
que

Aparece claro de acuerdo a las consideraciones señaladas que el


Tribunal acogiendo las declaraciones de los testigos y analizando
la posible causa del rompimiento de la manila, llegó a la
conclusión de imputar a EMCALI como responsable del accidente
del demandante MORALES HENAO.

De ninguna manera se puede aceptar lo que dice la casacionista


de que el Tribunal incurrió en claros errores de hecho en la
sentencia recurrida y que por lo tanto debe prosperar su
pretensión de que se case la sentencia para ser en sede de
instancia, revocada.

XIII. CONSIDERACIONES

Al rompe se percata la Sala que la demostración del


cargo se basa únicamente en la prueba testimonial, lo que

19
Radicación n.° 37897

impide su análisis de fondo por las restricciones del artículo


7º de la Ley 16 de 1969, que modificó el artículo 23 de la
Ley 16 de 1968, al disponer que «El error de hecho será motivo de
casación laboral solamente cuando provenga de falta de apreciación o
de apreciación errónea de un documento auténtico, de una confesión
judicial o de una inspección ocular»; normativa declarada
exequible por la Corte Constitucional en sentencia C-140 de
29 de marzo de 1995. En consecuencia, la acreditación de
los errores de hecho procede exclusivamente con alguna de
las tres pruebas calificadas en casación y en el evento de
estar demostrados con aquellas, cabe la posibilidad de traer
los testimonios como refuerzo probatorio. Esta previsión se
explica por la potestad legal otorgada al sentenciador de
instancia de apreciar libremente las pruebas, incluidos los
testimonios, para formar su convencimiento con base en el
principio de la sana crítica, acerca de los hechos
controvertidos, acudiendo a los elementos probatorios que
más lo induzcan a hallar la verdad real y no la simplemente
formal que aparezca en el proceso, como lo dispone el citado
artículo 61 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, lo que traduce en que si las inferencias
del juzgador son lógicas y aceptables, quedan abrigadas por
la presunción de legalidad.

En los términos anteriores, la declaración de la culpa


probada de la demandada EMCALI en el accidente laboral,
efectuada por el Tribunal y atacada con el presente cargo en
forma inapropiada, sigue gozando de total legalidad.

20
Radicación n.° 37897

XIV. CARGO SEGUNDO

Sostiene que el sentenciador de segundo grado “…


…viola por vía indirecta, en el concepto de aplicación indebida, el
artículo 1056 del Código de Comercio, el Artículo 12 de la Ley 6 de
1945 modificado por el artículo 4° de la Ley 64 de 1946 y el artículo
216 del C.S.T., como consecuencia de los evidentes errores de hecho en
que incurrió el fallador de segunda instancia, originados en la
apreciación errónea de la póliza de seguros.”

Hace mención de la «…póliza de seguros No. 274086


(13U0274086, a folio 38 y siguientes del cuaderno 1)…”, y asegura
que de ella el Tribunal extrajo su valoración inadecuada,
llevando al error manifiesto de hecho al “Dar por demostrado,
sin estarlo que los daños sufridos por JOSÉ LEONEL MORALES
estaban cubiertos por el contrato de seguro contenido en la póliza No.
274086 y consecuencia de ello, condenar a La Previsora S.A. Compañía
de Seguros a responder por la condena impuesta a la entidad
empleadora».

De la cita de la sentencia recurrida en el aparte


pertinente, deduce que el Juzgador no examinó las
exclusiones previstas en el contrato de seguro incluidas en
la «…póliza No. 274086 aunque amparaba a EMCALI por la
responsabilidad civil patronal (folio 71 cuaderno 1)…», entre otras, la
responsabilidad civil contractual que incluye las
reparaciones con culpa probada, en detrimento del artículo
1056 del Código de Comercio. Hace alusión a la
jurisprudencia de la CSJ-SL del 16 de marzo de 2005,
radicado 23489.

21
Radicación n.° 37897

XIII. CARGO TERCERO

Insiste en la misma proposición jurídica del anterior: «La


sentencia impugnada viola por vía indirecta, en el concepto de
aplicación indebida, el artículo 1056 del Código de Comercio, el Artículo
12 de la Ley 6 de 1945 modificado por el artículo 4° de la Ley 64 de
1946 y el artículo 216 del C.S.T., como consecuencia de los evidentes
errores de hecho en que incurrió el fallador de segunda instancia,
originados en la interpretación errónea de la póliza de seguros…»
número 274086, con igual error manifiesto de hecho, que
colige del mismo párrafo de la sentencia objetada, con la
diferencia de que al dirigir su demostración, parte del
supuesto de que el mencionado contrato de seguros número
274086 cubre los riesgos del artículo 216 del CST, pero que
el Tribunal no lo consideró así, en cambio se rige por el
artículo 12 de la Ley 6 de 1945.

XIV. RÉPLICA

Manifestó estarse a lo que resuelva la Corte.

XV. CONSIDERACIONES

Resulta pertinente reiterar que la recurrente fue


vinculada al proceso en legal forma, a través de la figura del
llamamiento en garantía que le hiciera EMCALI en virtud de
la vinculación jurídica surgida del contrato de seguros
representado en la póliza número 274086 que obra de
folios 42 a 87, renovada y vigente al 31 de diciembre de

22
Radicación n.° 37897

1998 (fl. 38) hechos que no fueron discutidos y por los que
se la condenó a «…responder, frente a la condena impuesta a la
entidad empleadora y quien está asegurada, por el valor
correspondiente a la suma garantizada en la póliza 274086 a favor de
EMCALI EICE ESP, como se precisó precedentemente».

Las dos impugnaciones están llamadas al fracaso, por


cuanto:

1) Del documento obrante a folio 71, se observa que


el «amparo de responsabilidad patronal» no solo cobija la
responsabilidad civil extracontractual por muerte o lesiones
corporales a empleados derivados de accidente de trabajo
en cuanto excedan las prestaciones laborales señaladas
para tales eventos, de conformidad con el artículo 216 del
Código Sustantivo del Trabajo, sino también las de
naturaleza contractual, pues no otra cosa se puede
entender de lo expresado claramente en dicho documento
en cuanto a que «este anexo cubre igualmente la
responsabilidad civil del asegurado por demandas que
sus empleados le presenten bajo el artículo 216 arriba
citado y teniendo en cuenta que cualquier indemnización se
hará en exceso de las prestaciones establecidas en el código
sustantivo del trabajo y/o cualquier otra indemnización que
haya sido tomada para el mismo fin» (resaltado y subrayas
fuera de texto).

Por otro lado, las exclusiones taxativas y efectivas del


contrato de seguros son las del folio 43 respecto de daños,
reclamaciones, enfermedades y responsabilidad civil,
totalmente ajenas a la responsabilidad del artículo 216 del
CST. Aquí se aprecia una lectura particular del apéndice

23
Radicación n.° 37897

contractual por parte del recurrente, señalando una


exclusión inexistente, ajena al tenor literal del contrato de
seguros y sus anexos, que, se reitera, es totalmente diáfano
en la cobertura por daños derivados de accidentes de
trabajo con culpa del empleador.

2). En la tercera acusación se parte de la premisa de


que la póliza ampara exclusivamente la responsabilidad
patronal del artículo 216 del CST y el sentenciador erró al
extenderla a otras normativas aplicadas al caso.

Esta objeción corre igual suerte que las anteriores, por


estar construida sobre un artilugio que no soporta su
propio peso, a sabiendas que corresponde al Juzgador
resolver los conflictos con las reglas propias del asunto,
desechando las demás. Entonces, no basta que la norma
contractual haga alusión al artículo 216 del CST y de paso
el sentenciador quede apuntalado a aquella, puesto que,
por la vinculación laboral del actor con el estatus de
trabajador oficial, la reparación de los perjuicios derivados
del accidente laboral está gobernada por el artículo 12 de la
ley 6 ya mencionado. Luego, vista la parte motiva del fallo,
la colegiatura resolvió con lo fundamental, es decir, el
objeto de la obligación de la llamada en garantía,
conformado con los riesgos contratados y resguardados
provenientes de accidentes laborales, padecidos por los
trabajadores, con culpa probada de la tomadora, como bien
lo dice la condena «…por el valor correspondiente a la suma
garantizada en la póliza 274086 a favor de EMCALI EICE ESP, como se

24
Radicación n.° 37897

precisó precedentemente». En conclusión, no se configura


ningún error manifiesto por parte del sentenciador de
segundo grado.

Desechados los tres cargos, se impone la condena en


costas a la recurrente y a favor del actor opositor, dentro
de las cuales se tasarán por el Juez de conocimiento, en los
términos del artículo 366 del C.G.P, la suma de $7.000.000
como agencias en derecho.

XVI. RECURSO DE CASACIÓN DEL DEMANDANTE

Concedido por el Tribunal y admitido por la Corte, con


oposición, se decide.

XVII. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

Persigue que la Corte case parcialmente la sentencia


proferida por el Juez colegiado y en sede de instancia

la corrija y adicione en dos aspectos: El primero en el sentido de


condenar también a la demandada y a su llamada en garantía, al
reconocimiento y pago de los perjuicios morales que el accidente
de trabajo sufrido por el recurrente demandante le ocasionó, y en
segundo lugar, para que la suma de $153.657.528 que en la
sentencia recurrida se ordenó a las mismas reconocerle y pagarle
como lucro cesante consolidado y futuro, se adicione con la
totalidad de las cantidades de dinero que conforman el lucro
cesante futuro, en la parte que no le fuera reconocida. Además
deberá la Honorable Corte en Sede de Instancia, revocar la
sentencia número 095 de primera instancia proferida por el
Juzgado Noveno Laboral de Cali el día 19 de Julio de 2007.

25
Radicación n.° 37897

Con tal propósito formula dos (2) cargos por la causal


primera de casación, con oposición de la llamada en
garantía LA PREVISORA S.A. COMPAÑÍA DE SEGUROS.

XVIII. CARGO PRIMERO

Acusa la sentencia de segundo grado, de violación


directa del artículo 216 del CST, por la omisión de la
condena de los perjuicios morales ocasionados con el
accidente laboral con culpa de la empleadora, pedidos con
la demanda, que forman parte de la reparación integral, con
lo cual se desconoce el alcance de la normativa sustancial;
que tales perjuicios no requieren probanza y deben ser
tasados a buen juicio del Juez, como lo tiene dicho la
jurisprudencia de la Corte.

XIX. LA RÉPLICA DE LA PREVISORA S.A. COMPAÑÍA DE


SEGUROS

LLAMADA EN GARANTÍA POR EMCALI.

Se opone a los cargos en forma conjunta, advirtiendo


inicialmente que la Corte no es una tercera instancia a la
cual se acude para «…intentar superar falencias probatorias, o
procesales del recurrente…» y se apoya en precedentes
jurisprudenciales de la CSJ-SL del 10 de febrero de 2009,
radicado 34239, que transcribe parcialmente; igualmente
considera que los cargos formulados por la vía directa,
carecen de la exégesis indicativa de los yerros en la
interpretación de las normativas impugnadas y que en todo

26
Radicación n.° 37897

caso, el Juez de la apelación no incurrió en dislates de


interpretación de las mismas. Cita apartes de la sentencia
de la CSJ-SL del 27 de enero de 2000, radicado 12930,
sobre la técnica en casación.

En punto al primer cargo, indica que el Tribunal


resolvió la pretensión de los perjuicios morales con
fundamento en el grado de afectación probado y hacia este
aspecto debió dirigirse la casación, no respecto de la
cuantía, quedando sin controversia la decisión del Juez de
la alzada

XX. CONSIDERACIONES

En relación con los vicios formales puestos de presente


por la parte opositora, en particular para esta acusación, se
desestiman, porque el cargo contiene los aspectos
esenciales, tales como la vía y modalidad de violación, la
norma sustantiva y así aparezca en forma concisa la
demostración del dislate jurídico del Tribunal que condujo
a la afectación directa de la normativa invocada, es
suficiente para entender tal enjuiciamiento y contrastarlo
con la exposición del Juez de la alzada, como se verá a
continuación.

La acusación tiene vocación de prosperidad, por saltar


a la vista la equivocación jurídica del Juez colegiado
cuando negó la condena por los perjuicios morales en el
entendido «…pese a que se pidieron no fueron demostrados, porque
si bien es cierto que se entiende que ellos surgen por el daño mismo,

27
Radicación n.° 37897

igualmente lo es que ellos deben cuantificarse y eso solo se logra en la


medida en que se perciba ese grado de afectación, de daño psicológico
y espiritual que pudo haber sufrido el lesionado…».

Con esta sustentación, el Juez de la apelación deja de


lado el alcance del artículo 12 de la Ley 6 de 1945 en
cuanto a la reparación integral del demandante, no
fallecido, que involucra también los perjuicios morales
directamente padecidos por aquel a consecuencia de las
lesiones corporales que se generaron con el accidente
laboral acaecido el 12 de diciembre de 1998, que le trajo
consigo, no sólo el dolor físico, también los padecimientos
sicológicos derivados del estado de postración que ha
soportado durante la recuperación y con posterioridad,
dadas las secuelas, los más relevantes, al perder su
capacidad laboral inicialmente en un 22.30 % de acuerdo a
la experticia de la Junta Regional y finalmente en un
44,25% según dictamen de la Junta Nacional de
Calificación de Invalidez y tener que someterse a la
reubicación de su puesto de trabajo, hechos aceptados por
los sujetos procesales, en la demanda, su contestación y
determinado por el a quo, con lo cual queda sin soporte la
decisión del sentenciador enjuiciado. Aún con estos
sufrimientos que ha tenido que soportar el actor, sin estar
obligado, el colegiado desconoce además, sin la debida
argumentación, los criterios de la CSJ-SL referidos en la
sentencia del 27 de agosto de 2014, radicado 36306, en la
que se replica lo dicho en la sentencia CSJ SL del 6 de jul.
2011, rad. 39867, al referirse a la tasación del daño moral:

28
Radicación n.° 37897

e) La tasación del perjuicio extrapatrimonial (Arbitrio juris). Viene


al caso memorar lo asentado por la Corte Suprema de Justicia en
sentencia del 15 de octubre de 2008, radicación 32.720 en cuanto
a que en realidad, el pretium doloris o precio del dolor, como desde
antiguo lo identifica la doctrina, queda a discreción del Juzgador,
siguiendo la jurisprudencia nacional y teniendo en cuenta la
consideración humana y con ella su dignidad, al amparo de los
artículos 1º y 5º de la Carta Política, con el fin no sólo de
garantizarle al afectado sus derechos, sino también de
satisfacerlos de alguna manera. Para ello deberán evaluarse las
consecuencias sicológicas y personales, así como las posibles
angustias o trastornos emocionales que las personas sufran como
consecuencia del daño padecido por el accidente de trabajo.

«Aunque la ley le otorga a los juzgadores la facultad de cuantificar


los perjuicios morales, ello no se traduce en que sea caprichosa;
puesto que el director del proceso debe observar para su
determinación la sana crítica y las reglas de la experiencia, y entre
otros factores, el vínculo afectivo. Dicho en breve: entre mayor,
fuerte y estrecho sea el lazo afectivo y de familiaridad con la
víctima, mayor debe ser el precio del perjuicio».

Esta doctrina, relativa a que la tasación del perjuicio


moral queda al arbitrio del Juez con fundamento en su
buen juicio y el análisis de las particularidades de cada
caso, ha sido reiterada por la Sala, entre otras, en las
sentencias del 2 de oct. de 2007, Rad. 29644; del 15 de oct.
de 2008, rad. 32.720 y del 16 de oct. 2013, rad.42433, para
citar solo algunas.

Así las cosas, como el Tribunal no siguió el derrotero


jurisprudencial referido, incurrió en la violación directa
denunciada y, por lo tanto, el cargo prospera.

XXI. CARGO SEGUNDO

Alega que el Tribunal realizó una «…interpretación errónea


de disposiciones del Código Civil y del Código Sustantivo del Trabajo.

29
Radicación n.° 37897

En el primero de estos Códigos, los artículos 1614, 2341 y demás


concordantes, y en el segundo de dichos códigos el señalado artículo
216».
Insiste en el alcance indemnizatorio según las voces
del artículo 216 del C.S.T. a favor del trabajador en los
eventos de accidente laboral por culpa probada de
empleador, que comprende el lucro cesante presente y el
futuro, por lo que esta en desacuerdo con el fallo recurrido
en tanto la condena lo limitó a julio de 2008, desconociendo
la pretensión tal cual se formuló en el libelo.

Precisa que el valor de la condena por $153.657.527


por concepto del lucro cesante consolidado y futuro, no
concuerda con el dictamen pericial rendido por el perito
Ricardo Muriel R., ordenado, practicado y sujeto a
contradicción con aclaraciones y en firme, que asciende a la
suma de $531.522.860, por cuanto el Tribunal lo limitó
hasta el mes de julio de 2008 basándose en un memorial
que no tiene valor probatorio; aduce que además no es
cierto que desde esa fecha reciba la pensión especial de
jubilación, prestación que la convención colectiva la
consagra para cuando cumpla los 65 años de edad, es
decir en el 2023, fecha que ha de tenerse en cuenta para
efectos de liquidar el lucro cesante.

XXII. RÉPLICA DE LA PREVISORA S.A. COMPAÑÍA DE


SEGUROS.

LLAMADA EN GARANTÍA POR EMCALI.

30
Radicación n.° 37897

Persevera en los vicios de técnica reseñados en el


primer cargo y de otro lado se opone a la prosperidad del
segundo ataque por pretender que se apliquen normas
convencionales en la tasación de perjuicios, hecho que
considera es nuevo, por cuanto no se alegó en la demanda
inicial, y además a sabiendas que ya el Tribunal se había
pronunciado sobre su improcedencia.

XXIII. CONSIDERACIONES

Los descuidos de técnica atribuidos en la réplica


resultan fundados, en particular, el de la omisión en la
disertación estrictamente jurídica que es la propia cuando
se acude a la vía directa, en la modalidad de interpretación
errónea de las normativas sustantivas que conforman la
proposición jurídica. Como lo anota la opositora y
efectivamente la Sala lo constata, los desvaríos jurídicos
endosados al Juez colegiado se construyen a partir de lo
que se considera una valoración equivocada de: i) la
demanda, al desatenderse la forma como se pretenden las
condenas por el lucro cesante; ii) el dictamen pericial
ordenado y practicado para determinar el lucro cesante
consolidado pasado y futuro, al estimarse un valor inferior
al rendido por el perito; y iii) el memorial aportado por la
abogada de EMCALI dirigido al Juez Noveno laboral del
Distrito Judicial de Cali, con el cual se informa que el
demandante obtiene la pensión especial de jubilación desde
julio de 2008 y que fue utilizado por el sentenciador de

31
Radicación n.° 37897

segundo grado para fijar la fecha tope en la liquidación del


lucro cesante en disputa.

Planteado de esa forma el cargo, se evidencia que los


quebrantos de los mandatos sustantivos se erigen sobre
elementos de convicción, no sobre disposiciones
normativas, lo que impide a la Sala su examen y de paso,
procede la desestimación del cargo.

Por el resultado favorable de uno de los dos cargos, se


exonera al recurrente de la condena en costas.

XXIV. SENTENCIA DE INSTANCIA

El demandante pretendió la condena de la empleadora


en cuanto al pago de los perjuicios morales que estimó
equivalentes a 1000 gramos oro, súplica que fuera
denegada por el Juez en la medida que no halló probada la
culpa patronal, supuesto fáctico que por el contrario fue
plenamente advertido por el Tribunal y respaldado por la
Sala, como atrás se avizoró al desatar el recurso
extraordinario.

En sede casacional quedaron plenamente definidos los


siguientes supuestos fácticos: i) el accidente laboral
ocurrido el 12 de diciembre de 1998, cuando en la ejecución
de las labores de “Liniero 1” el demandante se cayó de una
grúa al piso; ii) que el insuceso le generó lesiones en la

32
Radicación n.° 37897

columna a nivel de la vértebra L1, lo que a la postré


significó la pérdida de capacidad laboral del 44.25%, según
la sumatoria de las deficiencias, discapacidades y
minusvalías, determinada por la Junta Nacional de
Calificación de Invalidez, que obra en el expediente de folio
132 a 137 del cuaderno de primera instancia. iii) la
necesidad especifica de que el trabajador use corsé, como
estableció en la prueba documental antes reseñada y iv) que
la empleadora reubicó al trabajador en otro puesto de
trabajo, como lo confesó al responder el hecho décimo de la
demanda.

Así las cosas hay prueba del accidente, de las


deficiencias físicas del trabajador, las limitaciones en el
desarrollo laboral y del nexo casual del primero respecto de
estas, las que indudablemente provocan de manera objetivo
el daño moral, cuyo resarcimiento se pretende.

Esta Sala en sentencia del 6 de julio de 2011, radicado


39867, precisó que los perjuicios morales se delimitan a
aquellos subjetivados, o precio del dolor físico y afecciones
psicológicas padecidas por el actor, caracterizados, al
afirmar:

la Corte sostuvo que los perjuicios morales se dividen en


objetivados y subjetivados. Los primeros, son aquellos daños
resultantes de las repercusiones económicas de las angustias o
trastornos síquicos que se sufren a consecuencia de un hecho
dañoso; y, los segundos, los que exclusivamente lesionan
aspectos sentimentales, afectivos, y emocionales que originan

33
Radicación n.° 37897

angustias, dolores internos, síquicos, que lógicamente no son


fáciles de describir o de definir.

Por consiguiente, dadas las características especiales


del caso bajo examen, la pretensión saldrá avante en la
suma de $25.000.000 con los que resarcirán, en alguna
medida, el dolor físico, la aflicción, angustia, incomodidad,
padecimiento, entre otras secuelas que ha tenido que
soportar el actor luego de la afectación de su columna
vertebral, sumados a la necesidad de usar permanente
corsé y las limitaciones de movilidad que tal circunstancia
trae consigo.

Por lo tanto se revocará la sentencia de primera


instancia en cuanto absolvió a la empleadora del pago de
los perjuicios morales y a la llamada en garantía para que
igualmente responda en tal condición.

Las costas en las instancias correrán a cargo de la


demandada empleadora y de la llamada en garantía.

XXV. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la ley, CASA la sentencia proferida el treinta (30) de julio de
dos mil ocho (2008) por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cali, dentro del proceso

34
Radicación n.° 37897

ordinario laboral seguido por JOSÉ LEONEL MORALES


HENAO, en contra de las EMPRESAS MUNICIPALES DE
CALI- EMCALI EICE – ESP y LA PREVISORA S.A.
COMPAÑÍA DE SEGUROS, únicamente en relación con la
decisión absolutoria a las demandadas de la pretensión
condenatoria por los perjuicios morales.

En sede de instancia, REVOCA el fallo de primer grado


en cuanto se abstuvo de acceder al pago de los perjuicios
morales y en su lugar CONDENA a la demandada
EMPRESAS MUNICIPALES DE CALI- EMCALI EICE – ESP
en su condición de empleadora y como principal obligada, a
pagar al demandante la suma de Veinticinco Millones de
Pesos ($25.000.000) M/cte, a título de reparación de los
perjuicios morales padecidos por aquel con ocasión del
accidente laboral con culpa probada, ocurrido el 12 de
diciembre de 1998, de conformidad con lo expuesto en la
parte motiva. Por su parte, LA PREVISORA S.A.
COMPAÑÍA DE SEGUROS llamada en garantía, deberá
responder frente a la pasiva EMCALI EICE-ESP por la
condena proferida, en los términos del contrato de seguros
representado en la póliza número 274086.

Las condenas en costas, de conformidad con lo


mencionado en la parte motiva.

Cópiese, notifíquese, publíquese, cúmplase y


devuélvase el expediente al tribunal de origen.

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Radicación n.° 37897

GERARDO BOTERO ZULUAGA


Presidente de la Sala

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN

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