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Cazador Nocturno: Dhampyress Capítulo 4

mar., 30 ago. 2016 08:10:16, theangryantihero, [post_tag: baba-yaga, post_tag: brujeria, post_tag:
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Jefatura de policía, todos los hombres de Quintanilla están siendo interrogados y procesados. Mientras
tanto las familias de las otras niñas desaparecidas esperan noticias, no cabe un alma más en el lugar y la
policía trabaja como puede entre la atención a los padres y los interrogatorios.

Alina y Cate se toman un café afuera de la delegación, Cate se siente aliviada y hasta feliz. Por ahora no
sabe cuál será su destino, si regresa con su familia a vivir una vida normal o si sigue con Alina trabajando
como cazadora, sus planes aún no se concretan del todo, esta podría ser su última misión.

—¿Dónde llevaron a las niñas?


—En Estados Unidos, las llevamos a un hotel en Brooklyn.
—Bien, contacten a las autoridades en Nueva York, hay que decirles a Alina y Cate ¡Rápido! —dice
Suárez

Alina mientras tanto recibe una llamada IEDCP para pedir un informe sobre la misión.

—Definitivamente les pateamos el trasero a esos vampiros y narcos. Solo falta encontrar al resto de las
niñas secuestradas.
—Su misión ha terminado, deben regresar, les tengo otra misión. —dice el señor Maelstrom, Cate lo
escucha ya que Alina lo tiene en altavoz, ella le quita el teléfono.
—No vamos a abandonarlas señor Maelstrom, ya nos hemos comprometido en esta misión y la
terminaremos cuando hayamos salvado a esas niñas.
—Está bien hagan lo que quieran… —seguidamente Maelstrom tira el teléfono.
Suárez sale de la comisaría buscando a las cazadoras y las encuentra. Luego les cuenta sobre la
información que acaba de recibir y resuelven continuar con la investigación en Estados Unidos.

Al día siguiente, Alina y Cate están en el aeropuerto. Luego de avisar a la Agencia Federal de Asuntos
Paranormales en Estados Unidos, ya tienen todo el apoyo necesario de las autoridades en Nueva York
para conducir la investigación. Alina se despide de Suárez con un abrazo y le dice que algún día se
reunirán a tomarse unas “chelas”, el detective solo se ríe. Cate se despide con una sonrisa y un apretón
de manos.

Algunas horas después, las cazadoras están en el hotel donde se quedarán los días que estén en la Gran
Manzana. Alina se pone a ver las novelas mexicanas en el canal latino mientras que Cate se prepara
haciendo ejercicio en el gimnasio del hotel. Los aparatos en realidad no le representan un gran reto a
pesar de tenerlos en la dificultad y peso máximo, pero como distracción le sirve.

Alina mientras ve las novelas recibe una llamada. Ella escucha con atención la voz del otro lado con los
ojos bien abiertos sorprendida por lo que está oyendo. Luego empieza a buscar un bolígrafo y papel
para apuntar algo mientras que con la voz temblorosa trata de contestarle a quién la llama.

Algunas horas más tarde Cate regresa del gimnasio, con una toalla se seca el sudor de su frente y se
dirige a su habitación. Ella abre la puerta y encuentra el cuarto vacío con la televisión encendida, toma
su celular y llama a Alina pero ella no contesta, luego oye un ruido y se da cuenta que el teléfono de su
compañera se quedó en el cuarto. Preocupada mira hacia afuera de la habitación y no encuentra a
nadie, obviamente este no es uno de los juegos de Alina, algo raro está pasando.

Alina está ante una gran mansión que se levanta imponente frente a ella. Ella toca el intercomunicador y
una voz femenina pregunta por la identidad del visitante.

—Mi nombre es Alina Rostova y vengo a ver a mi hermano…

La puerta de hierro se abre de par en par dejando entrar a la cazadora. Por el camino que la lleva hasta
la mansión ella empieza a tener toda una mezcla de sentimientos, su hermano es muy importante para
ella a pesar de la relación distante que siempre han tenido.

Finalmente llega a la puerta, toca el timbre y la atiende el mayordomo de la casa. El señor le indica a
Alina que lo siga y juntos suben las escaleras hasta llegar al tercer piso donde se encuentra una
habitación. Ahí ve a un hombre ya anciano, de más o menos ochenta años leyendo un libro junto con un
hombre negro de la misma edad.

—Es bueno verte Joe...


—El gusto es mío Alina, bueno me retiro Alexei para que puedan conversar.

Alina se sienta al lado del anciano, ambos están frente al fuego en silencio. Alexei se toma un sorbo de
su té y mira a Alina con algo de desaprobación.

-No has dejado de ser vanidosa. ¿Aún te dedicas a beber sangre de esa niña?
—Tú hacías lo mismo con Joe, no tienes derecho a criticarme por eso.
—Y entendí que le estaba drenando su vida, no es correcto vivir como aquellos a quienes odiamos,
como a aquellos que nos quitaron la oportunidad de vivir una vida completa como cualquier humano. Yo
moriré de viejo, como un hombre, envejecer junto a Joe es lo que quise y debes respetarlo.
—Eso es lo que nunca has querido aceptar, no somos humanos, somos diferentes y hay que
reconocerlo. Además en mi línea de trabajo no puedo tomar la misma decisión que tú.

Ambos se quedan en silencio por un momento, solo se escucha el crepitar del fuego de la chimenea.
Alexei le ofrece una taza de té a Alina que ella bebe rápidamente a pesar de estar muy caliente, el
anciano solo le da otro sorbo a su taza y luego la deja en la mesita.

—En fin, no es eso de lo que quería hablar, siempre tenemos la misma discusión.
—Las cosas serían diferentes si respetaras mis decisiones de vida Alexei, te quiero mucho pero eres
aburrido e insoportable la mayoría del tiempo.
—Estoy muriendo, después de cien años sabes que empezamos a envejecer de forma natural a menos
que bebamos sangre. Yo he decidido envejecer con Joe y morir como un hombre, es la única forma en la
que puedo estar en contacto con mi humanidad. Quería que lo supieras.

Alina toma la mano de su hermano, una lágrima rueda por su mejilla. Alexei sigue mirando el fuego
mientras se toma el té, luego mira a su hermana y sonríe.

—No te sientas mal, es parte de la vida. He vivido por mucho tiempo y he sido muy feliz.
—Debí haber venido más seguido a verte hermano, estuvimos tanto tiempo separados al principio de
nuestras vidas y cuando te encontré luego de muchos años sin saber que existías ya no me sentí sola
¿Ahora qué voy a hacer sin ti?
—Vivir y seguir con tu misión, eres buena en lo que haces. Solo te pido que continúes con mi legado y
entrenes a otros cazadores. Hiciste un buen trabajo con Cate pero al igual que yo no estará para siempre
contigo.

Alina y Alexei caminan juntos en los jardines de la mansión. Ella ayuda a su hermano a caminar
tomándolo del brazo. El anciano empieza toser y Alina se preocupa y le pide que regresen adentro pero
Alexei dice que no, que él puede continuar y que quiere mostrarle algo.

Juntos caminan hacia un invernadero, es un enorme domo de cristal por donde se cuela la luz de la luna
a través de un precioso tragaluz. En el centro hay una rosa azul encerrada en un domo de cristal, Alexei
lo abre y una agradable fragancia se escapa impregnando todo el lugar. Alina queda sorprendida al ver la
rosa, hacía mucho tiempo que no veía una de esas.

—Hace mucho que no voy a Ucrania ¿Sabes? La última vez que vi una rosa azul era una jovencita que
apenas aprendía a cazar vampiros con los Gill, recuerdo que fuimos a visitar a una Baba Yaga que
tomaba una infusión de esta rosa para convertirse en una bella mujer, era una cosa de cuento de hadas
¿Todavía existen verdad?
—No lo sé, dicen que desparecieron hace mucho tiempo. Lo único que queda de su leyenda es esta rosa
azul, la única en el mundo. Me costó mucho cultivarla y cuidarla.

Alina extiende su mano pero la quita de inmediato, tiene miedo de destruirla con su toque. Luego se
acerca y la huele, su dulce fragancia le trae recuerdos buenos y malos al mismo tiempo. La muerte y la
destrucción que causaron los vampiros que la criaron y la vida llena de esperanza que vivió mientras
entrenaba con los Gill.

Alina recuerda algo de repente, empieza a buscar su celular en sus bolsillos pero no lo encuentra. Se da
cuenta que lo dejó en el hotel y le indica a su hermano que tiene que llamar a Cate que debe estar
preocupada por ella.

Minutos más tarde ya han regresado a la casa y Alina va directo al teléfono. Marca y suena el tono, Cate
contesta:

—¿Dónde estás? Casi salgo a buscarte, no puedo dejarte sola ni cinco minutos porque alguna ocurrencia
estás haciendo.
—Estoy donde mi hermano, necesitaba hablar conmigo.
—Oh en ese caso no he dicho nada. Trata de no quedarte mucho tiempo por allá, tenemos reunión con
la policía de Nueva York ahora en la mañana.
—Me voy a quedar aquí Cate, mañana nos encontramos en la jefatura.

Alina cierra la llamada y le sonríe a su hermano, luego ella toma su mano y juntos se sientan a seguir
conversando. Tienen que ponerse al día con muchas cosas.
Al día siguiente Cate se levanta muy temprano para ir a la reunión en el departamento de policía. Se
baña, se viste con su traje táctico y minutos después toma un taxi. Justo al llegar ve una limosina
estacionada frente a la jefatura, de ahí sale Alina que se despide con un beso de su hermano. Cate se
acerca y saluda a Alexei que sonríe al verla.

Las cazadoras suben por las escaleras hasta llegar a la puerta de entrada. Cientos de policías están
trabajando dentro del recinto para la seguridad de la ciudad, uno de ellos al verlas guía a Alina y a Cate
hasta donde está el capitán de la unidad que las está esperando junto al agente de AFAP.

—Hemos estado vigilando el hotel que nos describieron las autoridades mexicanas, vimos actividad
sospechosa en el lugar. Nuestros informantes nos dicen que desde hace 5 meses han estado llegando
grandes cantidades de droga al país pero no han podido averiguar cómo. —dice el capitán.
—Ha sido a través de esas niñas, la obligaban a tragar la droga en cápsulas e impregnaban la ropa con
cocaína, la mayoría de las chicas que salvamos tuvieron que ser llevadas al hospital. —dice Cate.
—Estamos planeando hacer la incursión hoy en la noche, ya por lo menos sabemos que varias de las
niñas han sido identificadas entrando al hotel. Ahora hay que investigar quién es la persona detrás de
sus secuestros y para qué otra actividad son requeridas estas muchachitas. —dice el agente de la AFAP.

Juntos revisan el mapa de la ciudad y marcan la ubicación del hotel donde van a hacer el operativo.
Acuerdan hacerla en la noche para sorprender a los secuestradores y así acabar con la red de tráfico
humano.

Cae la noche en la ciudad de Nueva York, varios carros de la policía y una unidad de swat acompañan a
Alina y Cate por las calles de Brooklyn hacia el hotel donde están las niñas. En orden se van bajando los
policías y cercan el lugar, el grupo de swat entra y ve que el hotel se encuentra a oscuras.

Al ver hacia arriba se ven varios pares de ojos brillando en la oscuridad, Cate prepara su Ak-47 y Alina
saca una espada que tiene envainada en la espalda. Cate grita que es una trampa y varios vampiros
bajan del techo a atacar al grupo policial.

Uno de los no muertos se le abalanza a un policía y le destruye el cuello con los dientes. Cate comienza a
disparar mientras que Alina corre en dirección de los vampiros contando cabezas y clavando la espada
en los pechos de los no muertos.

Cate grita que disparen a la cabeza, los agentes hacen caso y ellos apuntan sus fusiles hacia los vampiros
cuyas cabezas explotan al contacto con las balas. Alina patea a un vampiro y le atraviesa la espada en el
pecho, otro la agarra por atrás pero ella se mueve hacia atrás y lo estrella varias veces contra la pared
hasta que la suelta, luego ella se vira y le corta la cabeza.

Los policías logran superar a los vampiros ya que su número es mayor, Cate saca su estaca y se la clava a
una buena cantidad de vampiros mientras sube a los pisos superiores a buscar a las niñas. Alina se
queda destruyendo más vampiros con su espada en la planta baja. Cate busca en los cuartos y encuentra
a varias niñas gritando, ella las calma y la policía se las lleva afuera.

Sin embargo los agentes se encuentran con más vampiros reptando sobre el techo. Los no muertos
bajan y atacan a los oficiales, Cate dispara a la cabeza y varios son destruidos al instante logrando así
abrir paso para que los policías saquen a las niñas del lugar.

Alina explora el hotel en busca de más niñas, ella encuentra un grupo en otro de los cuartos y sale con
ellas del lugar rápidamente por las escaleras. Mientras Cate clava la estaca en el último vampiro que
queda, Alina va bajando y su compañera ayuda a organizar a las niñas.

La policía empieza a contar a las niñas, solo hay treinta y siete. Las cazadoras van junto a otros agentes a
revisar todo el edificio y no encuentran a nadie más, sin embargo antes de salir Cate siente que hay
alguien escondido bajo el mostrador. Con gran fuerza lo arranca del piso y le da vuelta para descubrir al
dueño del hotel. Ella lo toma del cuello de la camisa y lo arrastra hacia afuera.

Jefatura de policía, los detectives están interrogando al dueño del edificio en presencia de los agentes
de la AFAP. Le preguntan dónde está el resto de las niñas y el hombre le responde que no puede decirlo
porque lo matarían, los policías lo amenazan con condenas tan largas que no saldría en toda su vida de
la cárcel pero aun así no responde.

Cate está viendo el interrogatorio y pide que la dejen entrar sin embargo no se lo permiten, Alina se está
tomando un café afuera mientras se ríe de los tweets de la doctora Verka. En otra habitación tratan de
sacar información de las niñas haciéndole preguntas sobre sus captores. Ellas dicen que unos hombres
se llevaron a varias niñas pero nunca les dijeron a qué lugar, además ellos hablaban un idioma raro que
no era inglés. Uno de los policías les habla en ruso a ver si así se oía lo que hablaban y una de las niñas
dice que sí, así mismo sonaban.

Mientras tanto Alina habla ahora con su hermano por teléfono y lo mantiene enterado de lo que está
pasando en el caso. En ese momento entra Cate y le avisa a Alina que el dueño del hotel acaba de
hablar. El hombre dice que lo contrató una mujer rusa llamada Babeth Yagatov y que ella se llevó a
muchas de las niñas a Rusia pero no sabe a qué parte.

Alina le cuenta todo a su hermano y este se sorprende, con los ojos bien abiertos el anciano se queda
mirando su rosa azul.

—¿Babeth Yagatov dijiste? Ese nombre me suena, pero no sé de qué…


—Vamos hermano piensa, ahora mismo estamos en un callejón sin salida, si puedes aportar algo hazlo
rápido. —dice Alina ante la atenta mirada de Cate.
—Baba Yaga, esas chicas están con una Baba Yaga. Espérenme, tengo cierta información entre mis libros
que les puede servir de ayuda. —dice Alexei cerrando la llamada y encaminándose lo más rápido que
puede hacia su biblioteca.

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