Está en la página 1de 15

El proceso político del Frente Amplio:

De Revolución Democrática a Democracia Dictatorial

Por Alexis López Tapia

1.- La ausencia de verdadera Oposición


Es un dato de la causa que comencemos señalando el hecho de que en Chile no existe la llamada
“derecha”, y por ende, tampoco una verdadera oposición.

Más allá de que la división entre izquierda y derecha es politológicamente impropia, analíticamente
estéril y políticamente confusa, el hecho es que la llamada “izquierda” –parlamentaria,
extraparlamentaria, antisistémica y, sobre todo, asistémica-, constituye más del 80% de las fuerzas
políticas del país, y sus ideas han logrado tal nivel de dominio hegemónico, que el restante 20% del
espectro político no sólo las comparte, sino que ha llegado a “entenderlas como propias”, y a
proponerlas y defenderlas como principios activos de sus propuestas.

De este modo, la llamada “centroderecha”, es decir, los partidos que forman la coalición “Chile
Vamos” (UDI, RN, PRI, EVOPOLI), los que se suman AMPLITUD y otros, son en realidad partidos
(neo) liberales, que únicamente se diferencian de la “centro-izquierda” en algunos de los aspectos
económicos de sus propuestas, ya que en términos filosóficos, ideológicos y valóricos, muchos de
sus dirigentes y militantes han sido totalmente colonizados por las tesis más vanguardistas de la
lucha-cultural del Neo-Comunismo, precisamente por vía del Neo-Liberalismo.

1
Para este breve análisis, consideremos las tesis del “proceso constituyente”, el “multiculturalismo”,
el llamado “matrimonio homosexual con adopción homoparental”, y la categoría de “democracia
participativa” (Marx, 1871; Habermas, 1989; Dusel, 2006; Goldfrank, 2007; Atria, 2017, etc. Etc.).

En la UDI, notorios militantes como Joaquín Lavín León, o la diputada Marisol Turres se han
manifestado abiertamente a favor del “matrimonio homosexual con adopción homoparental”;
mientras que el diputado Issa Kort señaló que decidiría al respecto “cuando se produzca la discusión
parlamentaria”, o sea, no tiene un planteamiento ideológico y valórico establecido. De igual modo,
la UDI asumió la categoría de “Democracia Participativa”, sosteniendo respecto a sus elecciones
internas que: “La voluntad de la UDI es organizar un proceso democrático, participativo y moderno”.

Por su parte, Renovación Nacional propone directamente una nueva Constitución, postulando un
“régimen semi-presidencial”, una “nación multicultural” y un “mecanismo de iniciativa popular de
leyes”. En mayo de 2015, Rolando Jiménez del MOHVIL, acudió a la sede de RN para izar la llamada
“bandera de la diversidad sexual”, junto a los miembros de la directiva Graciela Ortúzar y Tomás
Fuentes, además de la ex ministra, Cecilia Pérez. En su Declaración de Principios, el partido adhiere
a la categoría de “Democracia Participativa” sosteniendo: “El espacio público de una sociedad
democrática se fortalece al configurarse conforme a los principios de participación, transparencia y
probidad. La participación permite que la ciudadanía intervenga en la toma de decisiones públicas,
contribuyendo a la adecuada elaboración e implementación de las mismas y reafirmando su
legitimidad social. Por lo mismo, debe ser promovida en todos los niveles”. Por su parte, un grupo
de sus parlamentarios, propuso avanzar hacia una nueva Constitución, considerando cinco puntos:
“La propuesta de derechos sociales, el rol del Estado subsidiario o solidario, la familia y los derechos
reproductivos, el quórum de reforma constitucional, y la democracia participativa”.

En el PRI, su presidenta y vocera de Chile Vamos, Alejandra Bravo, señaló que siente “una profunda
admiración hacia la comunidad homosexual por la lucha que han dado frente a la discriminación que
por décadas han tenido que vivir”, y aclaró que su postura contraria al matrimonio entre personas
del mismo sexo “sería la única diferencia con la comunidad homosexual. Yo he apoyado las otras
iniciativas como la Ley Zamudio”. En su 2007, el partido firmó el “Manifiesto del Movimiento
Nacional y Popular”, donde sostuvo que: “Nuestro llamado es que las bases ejerzan el derecho a
proponer y elegir a sus propios candidatos en todas y cada una de las instancias ciudadanas, para
recuperar una democracia participativa, multicultural y regionalizada para todos los chilenos”.

Al respecto, el presidente de EVOPOLIS, Jorge Saint Jean afirmó: “En Evópoli reconocemos y
valoramos la diversidad, pues enriquece la sociedad”. En el programa del partido se propone un
sistema semipresidencial, y se apoya el “matrimonio homosexual”, sosteniendo en su primer
principio que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad “y toda forma de ella merece respeto
y reconocimiento”. Adicionalmente el postulado 12, señala que “debe existir horizontalidad en el
ejercicio del poder”, y en sus “130 propuestas de gobierno” sostienen: “Privilegiamos el rol central
e irremplazable del Congreso Nacional en este debate, propio de una democracia representativa, a
la vez que dosis altas de participación ciudadana, y “Por otra parte, y estrechamente vinculado a la
distribución del poder en nuestras regiones, es necesario que enriquezcamos e impulsemos procesos
más efectivos de participación ciudadana, y de fortalecimiento de la sociedad civil en cuanto motor
de lo público”. Por su parte, AMPLITUD está a favor del aborto, el “matrimonio homosexual con
adopción homoparental”, y –junto al Partido Liberal–, apoyó el proyecto del MOHVIL al respecto.

2
Por si lo anterior fuera poco, en términos simbólicos todos los partidos de “centro-derecha”, han
adoptado diseños gráficos que tienen fundamentos categoriales originados en la “izquierda”:

Entre los más evidentes podemos mencionar: el uso de cuadriculados y transiciones de colores,
propios de las nociones progresivas de “diferencia”, “diversidad”, “no-discriminación” e
“indiferenciación”, un patrón gráfico establecido por la “izquierda” ya en 1988, con el arcoíris del
“No”, que partiendo del estructuralismo, pasa por el deconstruccionismo y llega a indeterminación.
Este estilo gráfico en emblemas, logotipos y textos, es compartido tanto por el movimiento
homosexual, por grupos indigenistas, y por el propio “Frente Amplio”, entre otros.

El uso de letras minúsculas, o mezclas entre mayúsculas y minúsculas (RNace; evópoli; amplitud,
HORiZOnTaL), incluso para el nombre propio “Chile” (en “chile VAMOS”), cuyo fundamento
ideológico –en plena coherencia (y probable inconsciencia) con su uso por parte de la “derecha”–,
es “confusión de valores” (Viñals y Puente, 2006), en términos psicológicos, un claro indicativo de
esquizofrenia (Ibíd., 2009), y como código político, marca distintiva en la escritura de diversos
grupos anti y asistémicos (junto a códigos como x, @, #). De igual modo, la “estrella roja” (PRI).

Lo mismo ocurre con el uso de códigos ecopesimistas, nihilistas y escatológicos, como las tres barras
horizontales llamadas “efecto esténcil”: utilizadas en incontables logotipos como la marca ,
diseñada por John Casado, que suele entenderse como E, aunque su significado y fundamento
ideológico es muy diferente. Ese código resulta equivalente al logotipo del partido “amplitud” (en
hebreo “Rehobot” “lugar amplio, ancho”: el “tercer pozo” abierto por Isaac, Génesis 26:22), que
evoca la bendición sacerdotal hebrea Birkat Kohaním (en hebreo kohen ‫ןהּכ‬, "sacerdote", pl. ‫יםןה הנ‬,
"kohanim") y que, simbólicamente, corresponde al “Tercer Templo”, el del “fin de los tiempos”.

El concepto amplitud es también el significado de la “estrella abierta”, en “chile VAMOS”: “La


estrella en cierta forma está abrazando a “chile VAMOS” como una señal de que este es un nuevo
referente que quiere incorporar a muchas más fuerzas políticas de las que han habido en el pasado,
hemos reflexionado sobre el logo y es muy simbólico de lo que queremos hacer, una coalición
amplia", sostuvo Guillermo Ramírez, secretario general de la UDI (Qué Pasa, 2015). No debería
sorprender entonces, que la principal coalición emergente de izquierda sea el “Frente Amplio”.

3
Como vemos, las categorías, códigos y símbolos de la “izquierda” hoy son hegemónicos en Chile,
y por eso, en estricto rigor, no puede hablarse de una “oposición” política, ya que para existir y
ser efectiva, debería poseer fundamentos filosóficos, doctrinarios, valóricos y políticos propios,
capaces de establecer un contra-discurso que determine un contra-proceso.

Ni lo uno ni lo otro existe hoy en día en la “centro-derecha”.

Cabe señalar que, en términos politológicos, las elecciones constituyen un mero trámite legal que
puede determinar la institucionalización –o no–, de postulados que, mucho antes de ello, ya han
sido introducidos, diseminados, irradiados, socializados, validados y legitimados políticamente.

De allí que para efectos del proceso en curso, sea irrelevante que en determinada elección pueda
ganar la “derecha”. Incluso aunque sea una elección Presidencial. Incluso aunque nuevamente gane
Piñera. E incluso aunque la “derecha” pueda obstruir o detener temporalmente –como lo ha venido
haciendo o intentando hacer–, la formalización, consolidación y proyección de determinadas leyes.

El hecho es que las Leyes sólo reflejan un cambio ya establecido en la forma de pensar de los
electores, de acuerdo a postulados políticos ya socialmente dominantes, y por ende,
hegemónicos. Lo único que la “derecha” ha venido haciendo, es intentar moderar los alcances y
profundidad de la legitimación jurídica de esos cambios. Pero eso no altera el proceso ideológico.

Por eso, mientras no exista contra-discurso, no habrá contra-proceso y no existirá oposición real.

De este modo, el “mapa” del “continuo izquierda-derecha”, queda resumido como en su momento
lo señalamos en “¿Existe el centro político en Chile?” (López, 2015).

“El somero análisis cuantitativo, cualitativo y topológico realizado, nos permite señalar que se trata
de un debate superado por los hechos. La verdadera representación política hoy no está en los
Partidos Institucionalizados –que están siendo desplazados y reemplazados por los “movimientos
ciudadanos” –, y además, ninguno de ellos es realmente de “Centro””.

“La polarización “hacia los extremos” que ha venido instalándose en la política chilena, es en
realidad, la expresión de Fuerza y Transferencia de Poder hacia sectores de la “Izquierda
Extraparlamentaria” y “No Institucionalizada”, y también hacia el Antisistemismo y Asistemismo.

Por su parte, la “Derecha” ha visto desplazadas sus coordenadas ideológicas, no hacia un supuesto
“Centro”, sino directamente a categorías propias del Neo-Comunismo, por la vía del Neo-Liberalismo
en términos valóricos”.

“A partir de este diagnóstico, es posible pronosticar una polarización creciente e incremento de uso
de la fuerza en las demandas políticas y sociales, surgidas desde sectores no institucionalizados,
horizontales, en desmedro de soluciones institucionales, verticales”.

Es a partir de este diagnóstico que analizaremos la radicalización del proceso en curso.

4
2.- El conflicto intra-izquierda
La ausencia de oposición, ha trasladado el verdadero conflicto político hacia la lucha intra-
izquierda, representado por dos conglomerados clave: la “Nueva Mayoría”, y el “Frente Amplio”.

Partidos integrantes de la Nueva Mayoría: Partido Socialista; Partidos y Movimientos Integrantes del Frente Amplio:
Partido Demócrata Cristiano; Partido por la Democracia; Izquierda Libertaria; Nueva Democracia; Revolución
Partido Radical Social Demócrata; Partido Comunista; Izquierda Democrática; Poder Ciudadano; Movimiento Autonomista;
Ciudadana*; Movimiento Amplio Social* (* Los presidentes de Partido Igualdad; Convergencia de Izquierdas; Partido Liberal;
la Izquierda Ciudadana y el MAS, intentaron retirarse de la Partido Ecologista Verde; Movimiento Democrático
coalición en Agosto de 2016, pero no fueron apoyados por sus Progresista; Izquierda Autónoma; Partido Pirata; Partido
respectivas directivas, por lo cual permanecen en el pacto). Humanista.

Una primera constatación básica al comparar ambas agrupaciones, es que la “Nueva Mayoría” es
una pacto electoral –esto es, operacional–, básicamente creado para sumar el Partido Comunista a
los anteriores integrantes de la “Concertación”, que era una alianza programática, electoral y
política de largo plazo (gobernó por 20 años), es decir, estratégica.

Por su parte, el “Frente Amplio”, inspirado por su homólogo de Uruguay, sostiene que “es una
invitación a construir un país para todos y todas, donde los derechos sociales sean la base de una
sociedad democrática”, para “generar una fuerza política y social transformadora que sea una
alternativa al duopolio conformado por la derecha y la Nueva Mayoría”, afirmando que creen “en
la democracia participativa, por ello construiremos nuestro programa de forma abierta y
vinculante” (“Nuestros Principios”).

El “Frente Amplio” es entonces, consistentemente, una alianza estratégica, cuyo primer desafío
explícito es enfrentar y lograr vencer, paralelamente, a las dos coaliciones actualmente
mayoritarias, y posteriormente, cuando haya ampliado y consolidado su base electoral, acelerar y
radicalizar el proceso en curso.

En este escenario, el papel de la “centro-derecha”, en el evento de que en la próxima elección


presidencial gane Sebastián Piñera, será actuar de catalizador en el traspaso de fuerza y
transferencia de poder, de la “Nueva Mayoría” al “Frente Amplio”.

5
A ello también contribuirá, significativamente, la total ausencia de un proyecto estratégico en la
“Nueva Mayoría”: lo único que le permitiría sobrevivir a la próxima contingencia electoral de
resultar perdedores, e incluso también de llegar a ganar.

En efecto, como ya lo ha evidenciado la última resolución del Partido Socialista sobre la elección de
su candidato “por secretaría”, para favorecer la designación cupular de Ricardo Lagos o de Alejandro
Guiller (según quién marque más en las encuestas) lo que determinó la renuncia de los pre-
candidatos José Miguel Insulza y Fernando Atria; a lo que se suma la intención de la Democracia
Cristiana de llegar a primera vuelta con su propia candidata, Carolina Goic; y las conversaciones
extra coalición del Partido Comunista, con el Partido Progresista de Marco Henríquez Ominami,
quienes –según éste afirmó–, estarían “avanzando en un esfuerzo conjunto en materia
parlamentaria", es posible pronosticar fundadamente que la “Nueva Mayoría” no sobrevivirá la
próxima elección, independientemente de sus resultados electorales.

De hecho, el ahora ex pre-candidato Fernando Atria, sostuvo que su sector dentro del PS, se siente
“en total libertad de acción” para no apoyar al candidato que el partido termine designando, en
particular si se llega a tratar de Ricardo Lagos, a quien ya había calificado de “restauración
conservadora” (El Mostrador, 2016), señalando que la decisión del comité central fue “vergonzosa”.

Y aún más, apenas renunciado, Atria invitó a la directiva del “Movimiento Autonomista” –del
diputado Gabriel Boric–, de “Revolución Democrática” –del diputado Giorgo Jackson–, y a otros
movimientos que participan en el “Frente Amplio”, a una cena que originalmente estaba planificada
para reunir fondos para su campaña.

Y pese a que lo pueda parecer, lo cierto es que la actitud de Atria no es una reacción oportunista,
sino la evidencia más directa del conflicto intra-izquierda que estamos analizando.

En efecto, Atria representa al sector ideológicamente más “duro” y a la vez “vanguardista” del
Partido Socialista: ese sector que integró completamente los fundamentos del deconstruccionismo
a sus postulados, pasando entonces a ser parte de un neo-socialismo que, ideológicamente, no sólo
es más cercano a los postulados del “Frente Amplio”, sino que incluso ha fundamentado
argumentalmente muchos de los postulados de sus representantes.

Y es que, ante muchos de los postulados de Atria –independientemente del valor político y
argumental que posean–, el propio Partido Comunista parece y, en muchos casos, es “conservador”.

Este ejemplo podemos verlo como parte de un proceso mayor: Atria es sólo el más reciente
paradigma de lo que sistemáticamente ha venido ocurriendo al interior de la “izquierda” desde el
llamado “retorno a la democracia”.

Fue lo que sucedió inicialmente en la primitiva Concertación, con la salida del Partido Humanista y
el Partido Los Verdes, hoy ambos integrantes del “Frente Amplio”.

Fue lo que sucedió con las renuncias de Alejandro Navarro (2008), Marco Henríquez Ominami
(2009), y posteriormente, de Alejandro Martner (2016) al PS, a quien este último acusó de
"privilegiar la estabilidad en posiciones de gobierno por sobre su rol histórico, que es impulsar
transformaciones", afirmando:

6
"En este momento es bastante claro que al interior de la Nueva Mayoría y del gobierno hay dos
posiciones, una postura conservadora, anti reformas, y una posición progresista, pro reformas. Y
mi partido ha permanecido en silencio, sin liderar la posición de los que están a favor de las
reformas. Cuando me refiero a reformas hablo a la Asamblea Constituyente, a terminar con el
abuso de las AFP, me refiero a terminar con el abuso de las Isapres, me refiero a una reforma
laboral que extienda la negociación colectiva", (Teletrece, 2016).

Además, Martner sostuvo: “El diseño de Burgos –con rasgos bastante burdos– es que Ricardo Lagos
se imponga en la DC con ayuda de su sector conservador, en el PS con ayuda de Camilo Escalona,
y en el PPD con la bendición de todos, como restaurador del orden frente a una supuesta crisis de
las instituciones y descarrilamiento del país que requiere de un salvador de la patria por encima de
los partidos” (El Mostrador, 2016).

En su propio contexto histórico, las palabras de Martner, evocan curiosamente las de Lenin (1918):

“Les explicaré, estimadísimos, por qué les ha ocurrido esa desgracia: porque ustedes, en vez de
reflexionar sobre las consignas de la revolución, se dedican más a aprendérselas de memoria”.

Y es que en efecto, parafraseando a Lenin, la Concertación se aprendió de memoria –durante


décadas debemos decir–, las consignas que sistemáticamente la llevaron al poder. Y luego, la
Nueva Mayoría quiso aplicarlas… sin reflexión. Ellos mismos llamaron a eso, la “retroexcavadora”.

El resultado fue que lo uno y lo otro provocaron una crisis que se proyectó en ambas coaliciones, la
que sistemáticamente les restó fuerza y transfirió poder hacia los sectores no institucionalizados,
antisistémicos y asistémicos de la Izquierda. Esos sectores –aproximadamente desde el año 2000–,
comenzaron lentamente a estructurar diversos grupos, movimientos y finalmente partidos, que
terminaron por originar el actual “Frente Amplio”.

Así, de la crisis larvada, se pasó al abierto conflicto intra-izquierda que se encuentra en desarrollo,
cuyo resultado será un clivaje, un traspaso de fuerza y transferencia de poder, desde la “Nueva
Mayoría” hacia el “Frente Amplio”.

Sin embargo, dado que el “costo político” de saltar la valla de la “Nueva Mayoría” al “Frente
Amplio”, es aún muy alto –sin dejar de mencionar los potenciales y más directos costos laborales y
económicos–, es difícil que antes de las próximas elecciones se produzca una estampida
generalizada.

Pero, después de las elecciones, en el escenario probable de una “derecha” victoriosa, con una
“Nueva Mayoría” derrotada y un “Frente Amplio” en ascenso –por poco relevante que este sea–, la
valla disminuirá su tamaño lo suficiente, para que algunos o muchos militantes desencantados,
defraudados, desilusionados, y deprimidos; molestos, enojados o airados; calculadores, ambiciosos
o simplemente desleales; se atrevan a dar el pequeño paso que los lleve a integrarse en la nueva
gran coalición.

Es lo que suele suceder cuando un barco se hunde. Sobre todo cuando era un barco grande, lujoso,
repleto de alimento y comodidades… usted sabe.

7
3.- Matar al Padre
Como hemos visto, el conflicto intra-izquierda que se ha venido desarrollando desde la llamada
“transición a la democracia”, ha sido, básicamente, entre los sectores “conservadores y
reformistas”, versus los sectores “progresistas y revolucionarios”.

La diferencia actual, es que los sectores “progresistas y revolucionarios” terminaron por cuajar en
la actual generación de dirigentes “Millennials” del “Frente Amplio”, que fueron totalmente
concebidos (algunos vía probeta), e incubados al amparo de las políticas de la Concertación, y
eclosionaron durante los dos gobiernos de la “Nueva Mayoría”.

En efecto, la mayoría de los líderes más notorios de la nueva coalición, como Guillermo González
(1981); Jorge Sharp (1985), Gabriel Boric (1986), Giorgio Jackson (1987), Andrés Fielbaum (1987),
Karina Oliva (1988), y Felipe Ramírez (1988), Constanza Schönhaut (1989) por nombrar a algunos,
pertenecen a la llamada “Generación Y” o “Millennials”, mientras que los “más viejos” de la coalición
son Cristián Cuevas (1969); Beatriz Sánchez (1970); Félix González (1972); Claudia Sanhueza (1974);
Alberto Mayol (1976); Carlos Ruiz (1965); y como excepción, el “tata” Luis Mesina (1956). Por
supuesto, ninguno de ellos siquiera se asoma a la venerable edad del mayor parlamentario en
ejercicio de la DC, Andrés Zaldívar (1936), por sólo mencionar un ejemplo.

Para hacer un justo paralelo, mencionemos que en la UDI existe la corriente de los llamados
“iluminados”, que –entre otros–, integran el antes mencionado diputado Issa Kort (1980), el
diputado Jaime Bellolio (1980), el secretario general Guillermo Ramírez (1981), el diputado Ernesto
Silva (1975) y el vicepresidente, Javier Macaya (1978), quienes no sólo comparten una identidad
etaria con sus pares del “Frente Amplio”, sino además, el mismo dilema psicológico y existencial:

Como Edipo, o Luke Skywalker: ambos sectores deben “matar a su padre”.

8
Es conocida la anécdota del viaje que Sigmund Freud y su discípulo, Carl Gustav Jung, emprendieron
en barco hacia Nueva York en 1909. Durante el viaje, Jung tuvo un sueño en el cual descendía varios
subterráneos de una casa, hasta que en el más profundo y antiguo encontró con dos cráneos, lo que
interesó particularmente a Freud. “Naturalmente –escribió Jung–, yo sabía exactamente por dónde
iba Freud: pensaba que en ellos se ocultaban deseos de muerte”. Y en efecto, Sigmund Freud,
valiéndose de una metáfora, basado en el mito griego definió el “Complejo de Edipo”, afirmando
que el joven –enamorado de su madre–, debía, simbólicamente, matar a su padre para alcanzar la
madurez.

Mito o no, el hecho es que tanto el “Frente Amplio”, como los “Iluminados” de la UDI, y los
“horizontalistas” (Díaz, 2016) de RN, enfrentan a un dilema similar al del hijo de Layo o Darth Vader.

La principal tensión interna que la UDI y RN han venido soportando, es que las autoridades nacidas
al amparo del Gobierno Militar que fundaron ambos partidos, están perdiendo una larga y
silenciosa batalla con las nuevas generaciones, que han decidido “ganar esperando”. Dado que
los “iluminados” y los “horizontalistas”, son jóvenes absolutamente democráticos, pacifistas y
humanistas, o sea, completamente incapaces de “matar políticamente” a sus padres ideológicos
“por propia mano”, han seguido los dictados de un viejo axioma: se han sentado a la puerta de la
casa esperando pacientemente hasta “ver pasar el cadáver de sus enemigos”. En efecto, carecen del
valor del combatiente, pero tienen la astucia del cortesano.

Sin embargo, estos cortesanos no han sido capaces de solucionar un “molesto” problema recurrente
en la base de ambos partidos, que se reflejó notoria y mediáticamente en el acto de proclamación
de Sebastián Piñera cuando, espontáneamente, los asistentes añadieron al ¡Viva Chile!, el conocido
“Pinochet”. Porque así como los dirigentes históricos de ambos partidos crecieron a su sombra, más
importante aún, las bases partidarias provienen esencialmente de sectores pinochetistas populares.

Al respecto, un hecho revelador que ha quedado de manifiesto durante el reciente proceso de


reinscripción, es que muchos militantes registrados a los que se fue a refichar, indicaron que no
tenían idea de que militaban hace años en uno o el otro partido. Ellos recordaban que mucho tiempo
atrás, lo único que alguna vez firmaron, fueron sus planillas de pago del PEM y el POJH. Por
supuesto, los cortesanos son demasiado jóvenes para saber que el PEM, “Programa de Empleo
Mínimo”, y el POJH, “Programa de Ocupación para Jefes de Hogar”, fueron sistemas de empleo
municipal implementados en la década de los ’80 por Pinochet, para acudir en ayuda de las familias
más afectadas por la crisis económica, dando trabajo a cientos de miles de desempleados.

Así, la resolución del “Complejo de Edipo” de los “iluminados” y los “horizontalistas”, no se superará
sólo sentándose a esperar pacientemente en la puerta de Suecia 286 y de Antonio Varas 454…
porque al interior de ambas casas, aún vive el “fantasma de Darth Vader”. Este hecho tiene, además,
un segundo efecto: “chile Vamos” será incapaz de acoger a los sectores de la “Nueva Mayoría” que
jamás saltarán la valla hacia el “Frente Amplio”. Darth Vader es un obstáculo terrorífico insalvable,
incluso para el más derechista y valiente hijo de la “centro-izquierda”. Y ese terror no se supera con
la presidencia de figuras como la “princesa”, Jaqueline van Rysselberghe.

Así, el único que posiblemente captará a los viudos de “centro-izquierda” de la “Nueva Mayoría”,
será el ex estudiante de economía marxista y sociología, de la universidad de la Habana, Felipe Kast.

9
La situación en la “izquierda” es similar, pero el pronóstico es muy diferente.

La “Nueva Mayoría” está formada por partidos verticales tradicionales, y por dirigentes viejos.

El “Frente Amplio”, está formado por partidos y movimientos horizontales, y dirigentes jóvenes.

¿Puede usted adivinar cuáles tienen más esperanzas de vida?

En efecto, en el conflicto intra-izquierda hay una cierta inevitabilidad de triunfo generacional del
“Frente Amplio” sobre la “Nueva Mayoría”: no sólo porque sus dirigentes son mucho más jóvenes
–más jóvenes incluso que el propio Marco Henríquez Ominami, quien ya se refirió a sus canas
(teñidas o naturales, ¿qué importa?)–, sino porque ideológicamente, y esto es lo fundamental,
están mucho más avanzados que sus predecesores.

Además, el “Frente Amplio” no se sentará a esperar en ninguna puerta… Irá “casa a casa”
directamente a disputarle el poder a la “Nueva Mayoría”.

Es que ni Boric ni Jackson (ni todos los demás), le tienen asco alguno a ensuciarse las manos
matando políticamente, aunque sea de a pedazos y pedacitos, a sus padres ideológicos.

Tal como lo señalan expresamente en su declaración de principios, ellos saben que necesitan
“generar una fuerza política y social transformadora que sea una alternativa al duopolio conformado
por la derecha y la Nueva Mayoría”, y que para eso necesitan ante todo “sumar voluntades de los
miles de chilenos y chilenas que quieren cambios y que no se sienten representados por las
coaliciones de hoy”.

Señalado lo anterior, en cualquier escenario probable, el “Frente Amplio” sólo puede ganar,
aunque electoralmente no lo haga en esta elección, porque eso, por ahora, no tiene ninguna
importancia.

Reiteremos de paso, que aquí la “derecha” –fantasma de por medio–, no tiene nada que hacer. A lo
sumo, puede ganar las próximas elecciones con Piñera, y con ello ayudará a consolidar más rápido
el triunfo del “Frente Amplio” sobre la “Nueva Mayoría”. Además, si Piñera efectivamente gana,
terminará por fracturar irremediablemente tanto a la UDI como a RN, porque en ese escenario, los
“iluminados” y los “horizontalistas”, envalentonados, quizá sean capaces de ensuciarse las manos al
menos una vez en su vida, para matar definitivamente a sus padres políticos, reemplazándolos con
“El Padrino” que les abrirá las puertas de La Moneda.

De ser así, el resultado del proceso en la “derecha”, será también un clivaje definitivo:

Los (neo) liberales encabezados por “El Padrino”, aprobarán todas las leyes de la llamada “agenda
valórica” –“matrimonio homosexual con adopción homoparental”, “equidad y pedagogía de
género”, “aborto en tres causales”, etc. –, en un intento pueril y desesperado por obtener respaldo
para las contrarreformas de las reformas económicas, que es lo único que realmente les importa,
y paradojalmente, lo que tiene menos importancia para el proceso. Ello terminará por fracturar a
los sectores de base y los antiguos dirigentes, que únicamente podrán extremar sus posiciones. Se
trata de la crónica anunciada de un quiebre y polarización creciente en ese sector.

Finalmente veamos por qué el “Frente Amplio” está ideológicamente tan adelante de la “Nueva
Mayoría”, que en cualquier escenario actual, su triunfo en el futuro está asegurado.

10
3.- De Revolución Democrática a Democracia Dictatorial
Una de las primeras cuestiones a considerar en este análisis, es el nombre de la nueva coalición, que
de nuevo no tiene nada: en efecto, se trata de un “Frente… Amplio”, lo que en nuestra historia
política inmediatamente remite al “Frente Popular” (1936-1941), que estuvo integrado por los
partidos Radical, Comunista, Socialista, Democrático y Radical Socialista. Además, en él participaron
“organizaciones sociales” (los actuales “movimientos ciudadanos”) como la “Confederación de
Trabajadores de Chile (CTCH)”, el “Frente Único Araucano” y el “Movimiento Pro-Emancipación de
las Mujeres de Chile (MEMCh)”.

El primer presidente del “Comité Ejecutivo Nacional del Frente Popular”, fue el radical Gabriel
González Videla que llegaría a la presidencia en 1946, sucediendo a los gobiernos de Pedro Aguirre
Cerda y Juan Antonio Ríos, en lo que se conoció como el período de los Gobiernos Radicales, que
duró 15 años, y dio paso al segundo gobierno del general Carlos Ibáñez del Campo, al que sucedió
el único gobierno de “derecha” –Liberal–, del Siglo XX en Chile: Jorge Alessandri Rodríguez.

Los “Frentes Populares”, fueron una estrategia diseñada por la Internacional Comunista –el
Komintern– en 1935, para enfrentar la emergencia de los fascismos europeos, permitiendo que
los partidos comunistas a nivel mundial, que hasta entonces no podían formar alianzas con
organizaciones reformistas o burguesas, cambiaran su línea de acción, propiciando una postura
más flexible y de acercamiento a todas las fuerzas democráticas antifascistas.

Esto tuvo dos consecuencias determinantes:

1) Que los “Frentes Populares” pudieran agrupar desde Comunistas, Sindicalistas


Revolucionarios y Socialdemócratas, hasta liberales progresistas, como los Radicales, e
incluso obtener el apoyo de anarcosindicalistas, en el caso del “Frente Popular” español.

2) Que la “derecha” no pudiera calificar, consistentemente, a los “Frentes” de marxistas,


comunistas, o simplemente “de extrema izquierda”, precisamente por la diversidad de
corrientes que los integraban.

Consecuentemente, la primera definición ideológica del “Frente Amplio”, en su acto de fundación


oficial, el pasado 21 de enero, fue que no se definiría como un movimiento o coalición de izquierda,
argumentando que actualmente: “en la política mundial el debate está por sobre las discusiones de
izquierda y derecha. Son otras las motivaciones, más transversales contra el sistema y allí caben
desde liberales hasta ecologistas” (Qué Pasa, 2017).

De hecho, en su portal, el “Frente Amplio” sostiene: “Nuestro desafío es conformar un movimiento


político y social amplio que permita hacer converger, en su diversidad, todos los esfuerzos y las
voluntades que permitan cambiar democráticamente la estructuras desiguales de poder en Chile.
Una fuerza política con opción real de gobernar y de legislar en beneficio de las mayorías”.

Y agregan: “Construir convergencia y unidad es probablemente uno de los desafíos más relevantes
que tenemos las fuerzas transformadoras para el futuro inmediato. Se trata de conformar un
referente que supere el estrecho margen de una coalición electoral, con una identidad propia, en
el que conviva la más amplia gama de visiones y organizaciones políticas, sociales e independientes”.

11
¿Qué quiere decir el “Frente Amplio” cuando afirma que están “contra el sistema”?

Una primera lectura obvia es la que señalan en el segundo punto de sus principios: “Creemos que
una sociedad de derechos sólo es posible superando el actual modelo económico neoliberal”

Entonces, ¿es el “modelo económico neoliberal” equivalente al “sistema”?

Salvo que los postulados ideológicos básicos del “Frente Amplio” sean extremadamente
reduccionistas –y en muchos casos lo son–, intentar reducir “el sistema” sólo al “modelo económico
neoliberal imperante”, es a todas luces tratar de “pasar gato por liebre”.

Primero: porque quienes están “contra el sistema” son, por definición, antisistémicos, y si bien el
“Frente Amplio” está integrado por movimientos que efectivamente podrían reclamar plena
pertenencia a esa categoría –como el “Partido Pirata” –, lo cierto es que se trata de una definición
ambigua. ¿Son “antisistema” los Diputados de la República, Giorgio Jackson y Gabriel Boric? Por sus
dichos intentan serlo, pero los diputados de 30 años suelen decir muchas cosas.

Segundo: porque pese al claro llamado a sectores anti y asistémicos para integrarse al “Frente
Amplio”, el problema fundamental es el Poder, y mientras no lo tengan, todos ellos estarán
obligados –vocatus atque non vocatus–, a competir, trabajar y vivir en “el sistema”.

¿Es equivalente entonces, el “Frente Amplio”, al histórico período de los gobiernos radicales y el
“Frente Popular”?

En el nombre sí, pero en sus fundamentos para nada.

Quien efectivamente podría representar a uno de esos gobiernos –particularmente al del


presidente Juan Antonio Ríos–, sería Alejandro Guiller… de llegar a ganar.

El de Guiller sería un “gobierno republicano”, al menos en apariencia; del orden y la continuación


de las reformas con menos adrenalina y más colesterol. No solucionaría nada, pero tampoco
agravaría demasiado el estado de las cosas. Lograría incluir –no en la ya para entonces “Vieja
Mayoría”, por supuesto–, a los sectores más “izquierdistas” de la “centro-derecha”, como Evopolis
y Amplitud, logrando de modo inédito aglutinar desde algunos representantes del “Frente Ampio”,
y los Comunistas, hasta los (Neo) Liberales deconstruidos. Ese sí sería un gobierno equivalente a los
del “Frente Popular”.

Así, sin alterar para nada el proceso en curso, permitiría por un tiempo una cierta sensación de
normalidad y retorno a los modos políticos tradicionales.

Pero eso sólo ocurriría en el escenario de una primaria de la “Nueva Mayoría”, donde el periodista
gane por paliza al verdadero candidato in pectore, tanto del gobierno como de los grupos
empresariales “progresistas”: Ricardo Lagos. Sobre esto volveremos más adelante.

Retomando las definiciones del “Frente Amplio”, y aquí volvemos al comienzo, se suma la
declaración de principios y programática respecto a la “Democracia Participativa”.

¿Qué significa esto? ¿Por qué la “derecha” integró la “Democracia Participativa” a sus postulados?
¿No es obvio que la democracia supone y exige participación para existir? ¿Por qué reiterarlo
explícitamente entonces?

12
Como indicamos al comienzo, la lista de autores que han establecido el concepto de “Democracia
Participativa” no sólo es extensa, sino además compuesta por destacados personajes, partiendo
por Karl Marx; Jurgen Habermas; Erique Dusel; Benjamín Goldfrank… y el propio Fernando Atria.

Si usted recurre –como lo hacen la mayoría de nuestros parlamentarios al redactar proyectos de


Ley–, a la sacrosanta Wikipedia, allí encontrará la siguiente definición: “Democracia participativa es
una expresión amplia que se suele referir a formas de democracia en las que los ciudadanos tienen
una mayor participación en la toma de las decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente
la democracia representativa”.

A continuación, encontrara un verdadero panegírico de sus mecanismos y características favorables


(las desfavorables no se mencionan). Pero nada de lo que allí dice es lo que el concepto realmente
significa, al menos cuando no se trata de una definición de Wikipedia, sino de sus fundamentos
ideológicos, doctrinarios y políticos reales.

Para los teóricos marxistas:

“La libertad de las democracias capitalistas es puramente formal. La desigualdad mina de


forma fundamental la libertad y deja a la mayoría de los ciudadanos libres sólo de nombre.
Por lo tanto, solo removiendo la estructura capitalista se podrá llegar a la democracia real,
la comunista” (Simon, 2015).

¿Recuerda lo que postula el “Frente Amplio”?:

“[…] converger, en su diversidad, todos los esfuerzos y las voluntades que permitan cambiar
democráticamente la estructuras desiguales de poder”, porque “una sociedad de derechos
sólo es posible superando el actual modelo económico neoliberal”

Fue en “La guerra civil en Francia” de 1871; donde Marx estableció la contraposición dialéctica
fundamental entre “democracia representativa liberal burguesa” y “democracia obrera,
participativa y directa”.

Sí… el concepto de “Democracia Participativa” es, fundamentalmente, una tesis teórica marxista,
para que tomen nota –si es que realmente les interesa–, los partidos de “chile Vamos”.

Comenta Pablo Simon:

“La Comuna de París habría sido, a juicio de Marx y Engels, el primer exponente histórico de
la dictadura revolucionaria del proletariado. Tras destruir el viejo aparato represivo del
Estado burgués —ejército, policía y burocracia—, la Comuna se proponía instaurar una
verdadera república democrática y social. Todos los miembros del gobierno y los
funcionarios del Estado —desde el policía al magistrado— eran responsables ante sus
electores y permanentemente revocables por ellos. En realidad, aquí Marx (como antes
Rousseau) está renunciando al principio de la representación política. […] El quid de este
tipo de democracia basada en el principio de la elección no representativa está,
naturalmente, en el mecanismo de la “revocabilidad permanente”. Esto exige un incesante
control por parte de la ciudadanía electora. Si uno revisa las ideas de determinados viejos
y nuevos partidos en España esta idea les resultará familiar”.

13
“Por lo demás, esta democracia participativa en la que piensa Marx es sólo directa en la
base, en el núcleo de la sociedad, en el nivel de la “comuna rural” o del “consejo obrero”. A
partir de ahí todo el edificio político se construye mediante la explicación de mecanismos
estrictamente indirectos de elección, desde las asambleas de distrito hasta la cúspide, la
Asamblea Nacional. Estas son en esencia las ideas centrales —planificación central,
propiedad colectiva de los medios de producción y democracia directa— que conforman
la noción marxiana de socialismo, luego también de democracia”.

Lo más importante es que todos los autores de “izquierda” que han utilizado el término con
posterioridad a Marx, siempre lo hacen en referencia al significado que él dejó establecido, y que
como hemos visto, no se trata exactamente de “mayor participación”, como ingenuamente parecen
creerlo los redactores políticos de la UDI y RN al utilizar reiteradamente el concepto en sus escritos.

¿Entiende ahora lo que los muchachos del “Frente Amplio” realmente están diciendo cuando
hablan de “Democracia Participativa”?

Se trata en suma, de un paso fundamental en la “Revolución Democrática”: reemplazar la


“Democracia Representativa” (liberal y burguesa) –que es vertical y basada en partidos políticos–
por la “Democracia Participativa”: horizontal y basada en consejos. Y esto es exactamente lo que los
muchachos del “Frente Amplio” han venido haciendo desde que eran estudiantes secundarios,
alrededor del año 2000, cuando lograron, por la vía de “Consejos”, desplazar y reemplazar a los
Presidentes de los “Centros de Alumnos” de la FESES, por “Delegados”, que podían ser revocados
en cualquier momento.

Así, gracias a los “consejos estudiantiles” fue como comenzó lo que después se llamaría el
“Movimiento Secundario”. De allí nacieron la ACES y la CONES. Y a partir de eso “consejos” fue
como Boric y Jackson llegaron a ser Diputados.

¿Sabe usted cómo se dice “consejo” en ruso?: Se dice Sóviet. Y¿Sabe cuántos Sóviets hay en Chile?

Si no lo sabe, puede googlear esa pregunta, y encontrará la respuesta inmediatamente.

En síntesis, la llamada “Revolución Democrática” requiere el reemplazo de la “Democracia


Representativa” por la “Democracia Participativa”, que transformará a Chile en una “República de
Consejos”… traduzca al ruso usted mismo.

Esa “República de Consejos”, será gobernada –según afirma el “Frente Amplio”–, con “un programa
de gobierno radicalmente democrático y participativo”, que están desarrollando ahora mismo.

En la terminología que hemos venido comentando, un “gobierno radicalmente democrático y


participativo”, es otra manera de decir “Democracia Dictatorial”.

Cuando el “Frente Amplio” llegue al poder –y tienen tiempo más que suficiente para lograrlo–,
mediante el Proceso que aquí hemos expuesto resumidamente, será como pasaremos de la
“Revolución Democrática”, a la “Democracia Dictatorial”.

No importa quien gane en la próxima elección.

Mientras no haya verdadera oposición, contra-discurso y contra-proceso, el “Frente Amplio”


terminará por ganar... y les sobra tiempo para hacerlo.

14
Bibliografía
1871; Marx, Carlos [Kissel Mordechai]; “La guerra civil en Francia”; Ediciones de Cultura Popular, Barcelona.

1918; Lenin, Vladimir Ilich [Vladímir Ilich Uliánov]; “Acerca del infantilismo “izquierdista” y del espíritu pequeñoburgués”;
Pravda; N° 88, 89 y 90 del 9, 10 y 11 de mayo de 1918. V. I. Lenin. Obras Completas, tomo 36, pp. 283-314

1960; Biblia Reina Valera; Génesis, 26:2 “Y se apartó de allí, y abrió otro pozo, y no riñeron sobre él; y llamó su nombre
Rehobot*, y dijo: Porque ahora Jehová nos ha prosperado, y fructificaremos en la tierra”. * Esto es, Lugares
amplios o espaciosos.

1989; Habermas, Jurgen; “Teoría de la acción comunicativa”, l, Ed. Taurus, Buenos Aires.

2006; Dussel, Enrique; “Política de la Liberación. Historia mundial y crítica”, Vol. 1, Editorial Trotta, Madrid.

2006; Viñals, F., Puente, Mª Luz; “Psicodiagnóstico por la Escritura, Grafoanálisis Transaccional”, Ed. Herder, Barcelona, y,
2009, “Grafología Criminal”, Editorial Herder.

2007; Goldfrank, Benjamín; “¿De la ciudad a la nación? La democracia participativa y la izquierda latinoamericana”;
Revista NUEVA SOCIEDAD N° 212, noviembre-diciembre de 2007.

2013; Atria, Fernando et al; “El otro modelo: de lo neoliberal al régimen de lo público”, editorial Random House. 2017, “Un
gobierno de izquierda debe ser capaz de construir una gobernabilidad participativa”, en El Mostrador, “Intervención de
Fernando Atria ante el Comité Central” del PS.

2015; López Tapia, Alexis; “¿Existe el “Centro” político en Chile?”.

2015; López Tapia, Alexis; “¿Cuántos Sóviets hay en Chile?”.

2015; “La nueva controversia por el logo de “Chile Vamos”; Revista Qué Pasa; Octubre 5.

2015; Simon, Pablo; “La democracia según Karl Marx”; JotDown, contemporary culture magazine.

2016; “Fernando Atria sobre Ricardo Lagos: “Personifica la restauración conservadora”, El Mostrador, 3 de Noviembre.

2016; “Gonzalo Martner formaliza renuncia al PS y acusa "boicot" a reformas”, Teletrece, 11 de Agosto.

2016; “Burgos y el éxito de los boicoteadores”, por Gonzalo Martner. El Mostrador, 10 de Agosto.

2016; Díaz, Nicolás; “Una travesía inconclusa: Divisiones en Renovación Nacional durante el gobierno de Sebastián Piñera”;
Pontificia Universidad Católica de Chile, Revista de Ciencia Política / Volumen 36 / Nº 2 / 2016 / 481 – 502

2017; “Se acerca un frente”, Por Víctor Hugo Moreno. Qué Pasa, 24 de Marzo.

15

También podría gustarte